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    Narrativa cubana: el cuento y el relato. La novela de los cubanosJos Abreu Felippe, Luis de la Paz y Uva de Aragn

    El cuento y el relato cubanoJos Abreu Felippe y Luis de la Paz

    Arte de contar y sus primeras manifestacionesEl arte define el alma de un pas. Independientemente de la forma en que se expresen lasideas o los sentimientos, y se recoja el acontecer cotidiano con sus tribulaciones y sus me-jores instantes, este va configurando, como si se tratase de la mejor savia, un legado que setransforma, casi espontneamente, en historia vivida, en historia narrada pintada, can-tada, representada, en historia recreada por su gente.Poco a poco, con el esfuerzo mental y fsico de esa misma gente, de los criollos en este caso,se va forjando su literatura y va naciendo adems ese espacio tan frecuentado por los es-critores cubanos, La Habana, con sus problemas y necesidades, con sus esclavos y aquel no-table grupo de exiliados que recogan en papel sus quejas y sus dolores, como Jos Mart,Flix Varela, Juan Clemente Zenea, Cirilo Villaverde y Jos Mara Heredia. Ah quedan Petro-na y Rosala, de Flix Tanco; la Autobiografa de un esclavo, de Juan Francisco Manzano;Francisco: el ingenio o las delicias del campo, de Anselmo Surez y Romero; Sab, de GertrudisGmez de Avellaneda; El Ranchador, de Pedro Jos Morillas, y la ms conocida obra sobre laesclavitud, Cecilia Valds, de Cirilo Villaverde, las huellas ms slidas sobre el tema.Pero todo lugar habitable suele a veces ser un sitio terrible, y ese espanto, ese sentir se re-coge tambin en su literatura. En la colonia, Ramn de Palma (1812-1860) escribe las prime-ras narraciones indianistas y Anselmo Surez y Romero (1818-1878) la obra citada, que se hacatalogado como la primera novela negrista del continente (Fornet, 1967). Un exiliado a losEstados Unidos, Esteban Borrero (1849-1906), escribe Lectura de Pascuas (La Habana, 1899),considerado el primer libro de cuentos de la literatura cubana. Este ltimo, hijo de un hom-bre distinguido, Esteban Borrero Echeverra, aprendi las primeras letras en una escuelaque abri su propia madre, la misma donde aos ms tarde ejercera como profesor. Al es-tallar la guerra de 1868 se alza en armas con sus alumnos y en el monte llega a fundar dosescuelas. Cae prisionero y sufre prisin. En 1879 publica, en compaa de Enrique Jos Varo-na y otros amigos y poetas, Arpas amigas. A las tertulias de su hogar asistan, entre otros,Julin del Casal y los hermanos Uhrbach. En 1895 se ve forzado a emigrar a Cayo Hueso,donde dirige la escuela del Club San Carlos. En 1902, al proclamarse la Repblica, regresa a Cuba, donde ocupa importante cargos, funda revistas, publica varios libros y deja otrosinditos, entre ellos un tomo de poesa. Se suicida a los 57 aos en una habitacin de hotelen San Diego de los Baos. Haba nacido en Puerto Prncipe, Camagey.

    El quehacer literario de los exiliados de Cuba El quehacer literario durante la etapa colonial haba sido bastante limitado y una parte desus autores haba realizado su obra en el destierro. Y este es uno de los componentes mscuriosos en la literatura cubana, la sombra del exilio siempre rondando a sus creadores. Des-de sus fundadores, pues los primeros textos literarios, incluidos los escritos en la isla, los hi-cieron gentes desarraigadas, en este caso conquistadores. Luego, la guerra de los diez aos y

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    la de 1895 provocaron una avalancha de intelectuales al exilio. Alcanzada la independencia,an cuando el pas no era gobernado enteramente por cubanos, pues la Enmienda Platt es-tableca una desagradable huella en la estructura del naciente poder poltico, muchos de es-tos escritores exiliados regresaron a la isla, fomentndose una creciente creatividad artstica.

    Al pas regresan Miguel de Carrin y Carlos Loveira, dos de los ms conocidos escritores cu-banos de finales del siglo XIX, que se haban establecido en los Estados Unidos. Por el veci-no del norte pasaron figuras como Luis Rodrguez Embil y Juana Borrero hija de Este-ban, joven y bella, que dej su vida en Cayo Hueso. Otro notable creador, Ramn Meza,autor de Mi to el empleado, pas por Canad y los Estados Unidos, mientras que Jess Cas-tellanos vivi en Mxico, donde adems trabaj, como algunos de los anteriores, por la cau-sa de la libertad de Cuba.

    El vivir fuera de la patria por motivos polticos es lo que permite apuntar que la literatura cubana est marcada profundamente por el exilio de sus escritores, y aunque para algu-nos la expresin resulte una aseveracin innumerables veces escuchada, la realidad de esapoderosa palabra, exilio, se impone y ha acompaado durante toda su historia a los escri-tores cubanos.

    El exilio desde 1959A finales de los aos cincuenta ocurre en Cuba un proceso de transformacin poltica e ideolgica denominado Revolucin encabezado por Fidel Castro. El proceso revolucionariotena la peculiaridad de politizar y polarizar la sociedad cubana. Eran cambios radica-les, dictatoriales y ms que antidemocrticos, dirigidos en contra del individuo, en el senti-do de que obligaban al ciudadano a participar forzosamente del proceso revolucionario, yquien no se sometiera pagara las consecuencias, como prdida del trabajo, la posibilidadde realizar estudios superiores, etc. El estado contra el individuo. En el aspecto intelectualesa poltica despach al exilio a muchos escritores y artistas, y el futuro de la intelectuali-dad cubana qued marcado con una frase lapidaria pronunciada por el dictador Castro el30 de junio de 1961 en la Biblioteca Nacional, dentro de un discurso que ha pasado a ser co-nocido como Palabras a los intelectuales: Dentro de la Revolucin, todo; contra la Revolu-cin nada. La suerte del quehacer literario quedaba de esa manera sellada.

    Contrariamente a las etapas sociales anteriores, donde los preceptos constitucionales nose respetaban del todo, pero s se permita y toleraba la oposicin poltica, con peridicosindependientes, imprentas privadas y libre circulacin de las personas, el nuevo rgimenreprimi de inmediato a la clase intelectual, interviniendo los peridicos, nacionalizandolas imprentas y cerrando las fronteras. De repente el mundo civilizado y capitalista era elenemigo de la sociedad cubana, y la rbita comunista, de economa centralizada y rgidoscontroles sobre el ciudadano, el aliado incondicional. Toda esta involucin social envi alexilio a miles de cubanos de todos los estratos sociales. Se estima que en casi cinco dca-das ms de un milln y medio de cubanos han abandonado el pas como exiliados.

    Los libros que se publicaban en la isla tenan que ser, con alguna que otra excepcin, canta-tas al rgimen, redactadas en el ms riguroso y latoso estilo del realismo socialista, siendotal vez La ltima mujer y el prximo combate, de Manuel Cofio Lpez, el ms triste ejem-plo de esa etapa. Quienes no funcionaran en esos cnones eran enemigos de la Revolucin.

    Los escritores que haban nacido en los aos treinta y principios de los cuarenta, y que ha-ban publicado sus obras antes de la llegada del castrismo al poder, tenan la memoria deun pasado, una cultura universal y amplia, mientras que los nuevos escritores, los que na-cieron en los cincuenta, se convertan en fruto de la nueva realidad denominada el hombrenuevo. Esas personas se hicieron adultos y escritores en una realidad delirante, en una

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    suerte de realidad virtual. Lo ms turbador sufrido por esas generaciones fue la falta de in-formacin, el cierre prcticamente de las fronteras cubanas, la maldicin insular y la repre-sin creciente del rgimen.

    Narradores cubanos en los Estados Unidos. Despus de 1959El nuevo exilio, el que huye del castrismo, lo encabezan figuras como Lydia Cabrera (La Ha-bana, 1900-Miami, 1991)1, que se haba dado a conocer con sus Cuentos negros de Cuba (LaHabana, 1940) aparecido primero en francs en 1936, bajo el sello Gallimard y queabandona Cuba muy al principio del nuevo rgimen. En el destierro, comienza a publicar suextensa obra, siendo Ayap: cuentos de jicotea (1971) su primer libro de relatos publicado enMiami. La cuantiosa obra de esta autora se prolonga hasta su muerte. Otros libros suyosincluidos en esta categora son: Por qu?: cuentos de negros de Cuba (La Habana, 1948), Iti-nerario del insomnio, Trinidad de Cuba (Miami, 1977) y Cuentos para adultos, nios y retrasa-dos mentales (Miami, 1983). Es imprescindible destacar que la obra de Cabrera se nutretambin de numerosos diccionarios y estudios de temas afrocubanos y no puede dejar demencionarse su obra monumental, El monte. La escritora y antroploga Lydia Cabrera, au-tora de ms de veinte libros, es una de las figuras centrales de la cultura cubana que supocombinar como nadie el rigor de la investigacin con la belleza de su prosa. De ella, el escri-tor Reinaldo Arenas dijo:Tocada por una dimensin trascendente, Lydia Cabrera encarna elespritu renacentista en nuestras letras: la curiosidad incesante (Arenas, 1986).

    Si la figura literaria de Lydia Cabrera tuvo un peso determinante en el inicio del exilio, otroscreadores, como Lino Novs Calvo (Man, La Corua, 1905-Nueva York, 1983), uno de los tresgrandes cubanos nacidos en Espaa, junto a Carlos Montenegro y ngel Gaztelu, tambinsentaron pautas. Novs Calvo se estableci en Nueva York, ejerciendo el periodismo y el ma-gisterio. En la Babel de Hierro public Maneras de contar (Nueva York, 1970), un texto anto-lgico de su narrativa que inclua relatos aparecidos en otros libros suyos, as como textosnuevos. Novs Calvo es considerado un precursor del realismo mgico y del lenguaje colo-quial. Entre sus relatos particularmente conmovedores se encuentran La noche de RamnYenda, Long Island y Trnquenme ah a ese hombre. El escritor es tambin autor de una nicanovela, por dems excelente, El negrero, vida novelada de Pedro Blanco Fernndez de Trava,sobre la trata de negros en las Antillas, reeditada en Espaa por Tusquets en 1999. En Espaahan aparecido tambin antologas de sus cuentos como El comisario ciego y otros relatos(2003), en la coleccin Biblioteca del Exilio, y Otras maneras de contar (2005).

    De enorme y abarcadora se puede definir la obra de Jos Snchez-Boudy (La Habana, 1928).Este escritor ha sido un incansable estudioso de la lengua y del habla populares. Su legado in-cluye diccionarios, ensayos y abundante narrativa. Destaca en su cuentstica Cuentos grises(1966), su primer libro de cuentos, publicado en Barcelona por la editorial Bosch. En Miami pu-blica Cuentos del hombre (1969), casa con la que posteriormente editar la mayor parte de suobra literaria, que se aproxima a un centenar de libros, entre ellos, Cuentos a luna llena (1971),Cuentos blancos y negros (1983), Cuentos de la niez (1983), Cuentos de una vida vivida (2007) yCuentos del camino de la vida (2007). En un aparte se recogern algunos de los libros sobre es-tampas y folclor cubano publicados en el exilio, donde Snchez-Boudy encabeza la lista.

    La produccin literaria de Celedonio Gonzlez (1923-2006) es tambin amplia, con novelascomo El espesor del pellejo de un gato ya cadver (1978), Que veinte aos no es nada (1987) yFontainebleau Park (1998). Adems, public La soledad es una amiga que vendr (1971), con-siderado por su editor Juan Manuel Salvat, de Ediciones Universal, uno de los primeros li-bros de cuentos publicados en el exilio. Haba nacido en Esperanza, antigua provincia deLas Villas (hoy Cienfuegos), vivi unos aos en la ciudad de Washington D.C., donde trabajcomo escritor para la emisora Radio Mart, y regres a Miami, donde falleci.

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    Esas figuras resultan las iniciadoras, literariamente hablando, del destierro castrista, lo quelas convierte de alguna manera en smbolos de esta etapa. Poco a poco, a medida que mscubanos abandonaban la isla, creca tambin el nmero de escritores. Entre ellos, el yamencionado Carlos Montenegro (Puebla de Caramial, Galicia, 1900-Miami, 1981), que sehaba dado a conocer en Cuba con los libros de relatos El renuevo y otros cuentos (1929), Dosbarcos (1934) y Los hroes (1941), y que al igual que Lino Novs Calvo escribi una nica no-vela, Hombres sin mujer (1937), con varias reediciones en Espaa y Cuba. Esta pieza, junto aEl ngel de Sodoma (1929) de Alfonso Hernndez Cat (1885-1940), es precursora del temadel homosexualismo en la literatura cubana. Montenegro no public en vida ningn librofuera de la isla, aunque s cuentos en revistas y otras publicaciones. Un estudio importantesobre el autor es el de Enrique J. Pujals, La obra narrativa de Carlos Montenegro, aparecidoen Ediciones Universal en 1979.Como ya se apunt, algunos autores formados literariamente durante la Repblica marchanal exilio cuando comienza a recrudecerse la censura y la represin a los intelectuales. Esteperodo, iniciado en 1959, ha sido el ms extenso desde la fundacin de la nacin cubana, yabarca casi cinco dcadas. Enrique Labrador Ruiz (Sagua La Grande, Cuba, 1902-Miami, 1991)es uno de esos exiliados. Labrador cre un rico mundo expresivo a travs de sus novelas ga-seiformes y novelines neblinosos. El laberinto de s mismo (La Habana, 1933) ya marcaba lapauta. La sangre hambrienta (La Habana, 1950) le vali el Premio Nacional de Novela. En suproduccin cuentstica aparecen Conejito Uln por el que recibi en 1946 el Premio Nacio-nal de Cuento Hernndez Cat, Carne de quimera (La Habana, 1947), Trailer de sueos (LaHabana, 1949) y El gallo en el espejo (La Habana, 1953). En Miami publica Cartas a la Carte(1991), que fue su ltimo libro y al que el autor haba llamado, con esa gracia y esa irona quelo caracterizaban, pre-pstumo. Es un texto, dentro de la laberntica narrativa de este granconversador que fue Labrador Ruiz, escrito como un epistolario 46 cartas en total don-de prevalece el tono meditativo, ensaystico, a partir de la prdida y la soledad.En 1960 aparece en Mxico Enterrado vivo, de Andrs Rivero Collado (La Habana, 1936), con-siderada por algunos estudiosos la primera novela del exilio cubano despus de Castro. Esun libro que aborda los acontecimientos de la llegada al poder y la represin contra los ri-cos y los oficiales del ejrcito de Batista. Aos despus public Rojo y negro: cuentos sobre latragedia cubana (Carolina del Sur, 1964), Cuentos para entender (Miami, 1979), 49 cuentosmnimos y una triste leyenda (1979), Recuerdos (1980), Sorpresivamente (1981) y Somos comosomos (1982), estos tres ltimos publicados por Cruzada Spanish Publications, en Miami. Lalista de autores y ttulos aparecidos en la primera dcada de los sesenta y los primerosaos de la siguiente en el exilio incluye a Gerardo E. Martnez Solanas (La Habana, 1940),Dos cuentos y dos leyendas (Argentina, 1964) y Bernardo Viera Trejo con Militantes de odio yotros relatos de la Revolucin cubana (Miami, 1964). Tambin a Salvador Daz Versn (1905-1982), Ya el mundo oscurece (Mxico, 1961); Emilio Fernndez Camus, Caminos llenos de bo-rrascas (1962), y Manuel Cobo Sousa, El cielo ser nuestro (1965). Siguen otras obras queabordan la nueva problemtica cubana como El grito de Orlando Nez Prez, aparecidaen 1966; De buena cepa (1967), de Ren G. Landa; Los desposedos, publicada en 1972 por Ra-miro Gmez Kemp, as como El viaje ms largo (1974), de Humberto J. Pea, para mencionaralgunos libros de narrativa que marcaron el impulso de la literatura cubana de los exilia-dos cubanos en los Estados Unidos.Libros de cuentos publicados en el exilio por escritores cubanos en esos aos son: Ya no ha-br ms domingos (1971) y Espinas al viento (1983), de Humberto J. Pea. El ya mencionado Lasoledad es una amiga que vendr, de Celedonio Gonzlez (1971); Las piraas y otros cuentoscubanos (1972), de Asela Gutirrez Kann (1916-2003); Chirrinero (1975) y Capodigruppo: relatoseuropeos (1989), de Raoul Garca Iglesias; Cuentos de aqu y de all (1977), de Manuel Cachn(La Habana, 1942). Este autor tiene una larga lista de ttulos publicados, incluido Solamenteun sueo, cuentos, aparecidos bajo el sello Letras Cubanas en 2004, la editorial oficial de la

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    dictadura castrista. Alberto Fibla (La Habana, 1928) da a conocer Cuentos (1984), en su impor-tante coleccin Biblioteca Cubana Contempornea y Gustavo Arencibia, Cuentos del barriomo (Mxico, 2005). Sin olvidar Races al viento (1974) y Cuentos del Caribe (1992), de AnitaArroyo, escritora cubana nacida en Miln, Italia, en 1914, y que muere en Puerto Rico en 1994.

    El destierro cubano ampla sus horizontes literarios con otras publicaciones que tambindejaron huellas en el panorama literario como Selima y otros cuentos (1976), de Manuel Ro-drguez Mancebo (cuentos de misterio). Este autor public en Cuba dos libros de relatos: Lacara y La corbata prpura. Algunos narradores cubanos escriben sobre su nueva circuns-tancia, como ngel Castro Martnez (Matanzas, Cuba, 1930), que en 1972 da a conocerCuentos Yanquis y al ao siguiente Cuentos de Nueva York, ambos publicados por EdicionesUniversal. Sin embargo, su primer libro es Cuentos del exilio cubano (Nueva York, 1970).Tambin podra incluirse en ese grupo a Enrique J. Ventura (Sagua La Grande, 1933), conPancho Canoa y otros relatos (1973) y a Ren A. Jimnez, con las narraciones histricas Remi-niscencias cubanas (1977) y Siete cuentos cubanos (Miami, 1982).

    El relato breve escrito por mujeres tiene a la cabeza a la escritora Uva de Aragn (La Haba-na, 1944), que en otras oportunidades ha firmado como Uva A. Clavijo. Valga sealar queesta situacin es debida al uso del apellido de soltera y de casada indistintamente, y no aun seudnimo. Firmando como Clavijo, la escritora public Eternidad (Madrid, 1972), su pri-mer libro, una recopilacin de vietas. Aos despus, con Ediciones Universal, da a conocerNi verdad ni mentira y otros cuentos (1976) y No puedo ms y otros cuentos (1989). En su pro-duccin narrativa hay que mencionar la novela, Memoria del silencio (2002). La escritoratambin ha abordado otros gneros como la poesa, el periodismo y el ensayo. Otros auto-res de relatos y cuentos, aunque no publicados en forma de libro, han sido los poetas RitaGeada y Orlando Rossardi, ambos pertenecientes a la llamada Generacin del Sesenta.

    La dcada del setenta incluye, asimismo, a otros autores con libros que dejaron una mayoro menor huella: Roberto G. Fernndez (Las Villas, Cuba, 1949), con Cuentos sin rumbo (1975)y La vida es un especial (1983), una noveleta; Alberto Acosta Tijero, con La pierna artificial yotros cuentos (Nueva York, 1971), relatos de temas rurales y costumbristas; Oscar Gmez Vi-dal (Cienfuegos, Cuba, 1923-California, 1995), autor de Diez cuentos de Ciudad amarga (Ma-drid, 1975) y Sabes la noticia...? Dios llega maana! (Nueva York, 1978); Ana Alom Velilla,con Una luz en el camino (1976); Joaqun de Len, con Sin reproche y otros cuentos (Mxico,1970); Leopoldo Hernndez (1921-1994), con Eric (1971) y Cuentos viejos, breves, minsculos(1977); Ignacio R. M. Galbis, con Trece relatos sombros (1979); Lourdes Casal, con Los funda-dores: Alfonso y otros cuentos (1973); Jos Antonio Arcocha (1938), con El esplendor de la en-trada (1975); Pablo Le Riverend (1907-1991), con Jaula de sombras (Barcelona, 1977), y LuisAguilar Len (Manzanillo, Cuba, 1925), brillante periodista, profesor y ensayista de larga tra-yectoria, con Cmo se me murieron las palabras y otros cuentos (1984). Finalmente, CarlosAlberto Montaner, que en la actualidad comparte su residencia entre Madrid y Miami, conPker de brujas y otros cuentos (1968) e Instantneas al borde del abismo (1970), los dos pu-blicados por la editorial San Juan en Puerto Rico.

    Poeta de larga trayectoria que de repente publica un libro de cuentos es Amelia del Castillo(Matanzas, 1923), que en 2001 da a conocer De trampas y fantasas, donde rene su produc-cin narrativa de varios aos. Entre las cuentistas tambin figuran Ofelia Martn Hudson(La Habana, 1938), autora de Contar otras hazaas (1996) y Ana Mara Alvarado, con Crnicade una tierra en la distancia (Miami, 1989). nfasis requiere la escritora Hilda Perera (La Ha-bana, 1926), que ha publicado novelas, cuentos y literatura para nios y jvenes. Entre loscuentos destacan Cuentos para chicos y grandes (1975) y Cuentos de Apolo (Nueva York,2000). Otros libros de relatos suyos son De encuentros y despedidas (Espaa, 1997) y Elduende del mar (Mxico, 1995). Sus excelentes novelas, tal vez lo ms sobresaliente de suobra, son Plantado, Los Robledal y El sitio de nadie.

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    La cuentstica cubana se ha enriquecido con La vieja furia de los fusiles (1990) y La memoriadel olvido (Puerto Rico, 1996), ambos de Andrs Candelario (1934); Veinte cuentos breves dela revolucin cubana y un juicio final (1987), de Ricardo J. Aguiar; El ltimo de la brigada(1994), escrito por Eugenio Cuevas, un relato novelado sobre la lucha en Playa Girn; Todosheridos por el norte y por el sur (1981), de Alberto Mller (La Habana, 1939), y El ngulo desco-nocido, de Luis Amador Chamizo (Argentina, 1988), cuentos testimoniales donde el autornarra hechos del presidio poltico cubano. Estos ltimos libros, en general, toman la guerray la lucha por la libertad como eje central de los relatos. Sobre temas ms generales versanlos cuentos de Ral Tpanes Estrella (Matanzas, 1938), autor de Enigmas (1987) y Nivel infe-rior y otros cuentos (1996).El dramaturgo Ramn Ferreira (Chantada, Galicia, 1921-Miami, 2007), autor de El hombre in-maculado, su ms celebrada pieza, tambin ha cultivado exitosamente la narrativa con Losmalos olores de este mundo (1969), Pap cuntame un cuento (1989), Ms all la isla (1991) yTiburn y otros cuentos, este ltimo publicado en La Habana en 1952 y por el que recibi elPremio Nacional de Literatura.Tambin con una larga tradicin iniciada con el teatro se encuentra Matas Montes Huido-bro (Sagua La Grande, 1931), que ha incursionado con gran xito como novelista, poeta, en-sayista y narrador. Su novela, Esa fuente de dolor (1999), recibi el Premio Caf Gijn 1997.Ha publicado los volmenes de cuentos: La anunciacin y otros cuentos cubanos (1967), Ra-tas en la isla (2004) y El hijo noveno y otros cuentos (2007). Un tercer dramaturgo que hahecho su aporte a la narrativa y el cuento es Julio Matas (La Habana, 1931), que ya en 1963,en Cuba, public en las Ediciones R que diriga Virgilio Piera el libro Catlogo de imprevis-tos. En el exilio dio a conocer las colecciones de relatos Erinias (1971) y Transiciones, migra-ciones (1993), ambas con Ediciones Universal en Miami.Otros escritores con volmenes de relatos son Rafael Ferrer Luque, autor de El vuelo de lagolondrina: narraciones de un exiliado (Nueva York-Nueva Jersey, 1983); Luis ngel Casas (LaHabana, 1928), con Trece cuentos nerviosos: narraciones burlescas y diablicas (1990) y Cuen-tos para la medianoche (1992). Ral Garca Huerta (La Habana, 1929) ha publicado una reco-pilacin de sus cuentos, con el ttulo Cuentos. Alberto Andino dio a conocer Frutos de mitrasplante (1980), as como Diosdado Consuegra (Camagey, Cuba, 1944), autor de Lo que lepas al espantapjaros: narraciones animistas y otros cuentos (1988) y El emperador frenteal espejo (cuentos animistas), tambin en Ediciones Universal, 1990. Y Ondina Ybarra Behar,con Cuentos del recuerdo (Puerto Rico, 1989).

    Los escritores del Mariel: un necesario aparteEl xodo del Mariel, en 1980, llev a las costas de la Florida en apenas unos meses a 125.000cubanos de todos los estratos sociales y niveles culturales. Escritores, pintores, escultores,msicos, actores, nutrieron el exilio de Miami con su experiencia y talento. La figura litera-ria ms notable de ese xodo fue Reinaldo Arenas (Holgun, Cuba, 1943-Nueva York, 1990),quien ya era conocido en el exterior por su exitosa novela El mundo alucinante (1969), undelirante canto a la libertad individual, que haba ganado en Francia el premio a la mejornovela extranjera ese mismo ao. Reinaldo Arenas sirvi como aglutinador y enlace entrelos escritores ya establecidos en el exilio y los otros escritores recin llegados, la mayora deellos sin haber publicado nada en Cuba.La explosin artstica del Mariel se extendi por prcticamente todo el espectro creativo.Actores como Evelio Taillacq y Mara Montoya y novelistas como Nicols Abreu (El lago,Miami en brumas y La mujer sin tetas), su hermano Juan (Orln veinticinco, Cinco cervezas yDiosa), Roberto Madrigal (Zona congelada) y Roberto Valero (1955-1994), con Este viento decuaresma, que fue fundamentalmente un excelente poeta y un agudo ensayista, como

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    tambin los poetas Leandro Eduardo Campa (Little Havana Memorial Park), quien dej indito un magnfico libro de relatos (Curso para estafar y otras historias), Rafael Bordao,Jess Barquet, Reinaldo Garca Ramos, Andrs Reynaldo e Ismael Lorenzo, entre muchosotros. Para estos y los novelistas vanse las secciones correspondientes en este trabajo. Portratarse tambin en estos prrafos del uso de la lengua espaola en las manifestacionesartsticas, no mencionamos aqu la extensa contribucin de un buen grupo de artistasplsticos y de bailarines integrantes de este grupo.Entre los escritores del Mariel hay varios autores que han publicado libros de cuentos. Rei-naldo Arenas public Con los ojos cerrados (1972), La vieja Rosa (1980), Termina el desfile(1981), la noveleta Arturo la estrella ms brillante (1984), Viaje a La Habana (1991) y Adis amam (1996). Otro de los ms destacados autores de ese grupo es Carlos Victoria (Cama-gey, 1950-Miami, 2007), quien dio a conocer Las sombras en la playa (1992), El resbaloso yotros cuentos (1997) y El saln del ciego (2004), todos publicados por Ediciones Universal,as como Cuentos 1992-2004 (2004), una antologa personal que incluye nuevos textos. Suobra ha sido traducida al francs y al ingls. En 1993 recibi el Premio Letras de Oro por su novela Puente en la oscuridad. El conjunto de su obra aborda la relacin del individuo an-te la soledad y el desamparo. Destaca, asimismo, Luis de la Paz (La Habana, 1956), autor deUn verano incesante (1996) y El otro lado (1999), ambos publicados por Ediciones Universal.A este grupo se integra Rolando D. H. Morelli (Dinamarca, 1953) con los libros Algo est pa-sando (1992), Coral Reef, voces a la deriva (2001) y Lo que te cuente es poco (2007). Este escri-tor lleg a Cuba con cinco aos de edad.Otras voces del Mariel son Luis Marcelino Gmez (Holgun, 1950), que form parte, en cali-dad de mdico, de las tropas cubanas que intervinieron en la guerra de Angola en los aossetenta. De esas experiencias surgieron Memorias de Angola, cuentos africanos (Bogot,Colombia, 2003) y Donde el sol es ms rojo (1994). Otro libro suyo de cuentos es Oneiros(2002). Una escritora, tambin poeta, del mismo grupo es Rina Lastres (Manzanillo, 1946),autora de Soledad para tres y una vaca (2006).Tambin lleg a los Estados Unidos, durante el xodo del Mariel, Carlos A. Daz Barrios (Ca-magey, 1950). Poeta, narrador y editor, ha sido distinguido con varios premios literarios enEspaa y el Letras de Oro en Miami. Sus libros de cuentos son La bella durmiente, Los char-cos de la memoria, Historia de un plido transente y Un domingo en el mercado, todos pu-blicados por La Torre de Papel en 2004. Como agua profunda apareci en 2005, por la mis-ma editorial, y en 2006, Los dulces boleros del infierno.

    En torno al grupo del Mariel: otro necesario aparte La llamada Generacin del Mariel la componen, por tradicin, aquellos artistas que llega-ron a las costas norteamericanas en barcos desde el puerto del Mariel, al oeste de La Haba-na, en 1980. El fenmeno Mariel fue una coyuntura poltica y social que se present de ma-nera inesperada tras el asilo de ms de 10.000 personas en la Embajada del Per en lacapital cubana. El Gobierno cubano, buscndole una vlvula de escape, inst a los cubanosresidentes en los Estados Unidos a que fueran a buscar a sus familiares a la isla. El resulta-do fue un desafo a las autoridades migratorias y la poltica de los Estados Unidos y el arri-bo a Cayo Hueso de 125.000 personas en unos pocos meses.Antes de los sucesos del Mariel, ya estaban saliendo de Cuba algunos escritores que ha-ban estado presos por razones polticas, como Nstor Daz de Villegas (Cumanayagua, Cu-ba, 1956), Esteban Luis Crdenas (Ciego de vila, Cuba, 1945) y Ren Ariza (La Habana, 1940-San Francisco, California, 1994). Esos autores, de no haberse ido de una manera ordenada,muy bien hubieran formado parte del xodo martimo del Mariel. Este contexto cubretambin a otros creadores que, al cerrarse las salidas por mar, quedaron atrapados en la

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    isla y no salieron hasta aos despus. De manera que la Generacin del Mariel es ms ex-tensa y abarca tambin a un grupo de escritores que salieron un tiempo antes y un tiempodespus de 1980. La llamada Generacin del Mariel es un fenmeno muy complejo cuyoanlisis escapa a los propsitos de este trabajo; sin embargo, es necesario apuntar que enella se aglutina una plyade de creadores unidos por circunstancias y afinidades muy par-ticulares que van ms all de una fecha y un punto de salida.

    En el grupo de los antes de se encuentra, como ya se mencion, Esteban Luis Crdenas,destacado poeta y autor del libro de cuentos Un caf exquisito (2001), cuyo relato titular esimprescindible en cualquier antologa sobre el cuento cubano. Tambin Manuel C. Daz (LaHabana, 1942), con El ao del ras de mar (1993), Subasta de sueos (2001), ambas novelas,y el libro de cuentos Un paraso bajo las estrellas (1995). Rozando el mtico ao 1980 lleg Vicente Echerri (Trinidad, Cuba, 1948), quien ha publicado Historia de la otra revolucin(1998), relatos sobre la lucha en las montaas del Escambray.

    Uno de los autores ms extraordinarios de ese grupo fue Guillermo Rosales (La Habana,1946-Miami, 1993), Premio Letras de Oro con Boarding Home (Barcelona, 1987), una de lasms brillantes novelas del exilio, publicada tambin como La casa de los nufragos (2003).Pstumamente apareci El juego de la viola (1994), que puede considerarse un volumen derelatos. Otro escritor ya fallecido, Reinaldo Bragado Bretaa (La Habana, 1953-Miami, 2005),dio a conocer novelas, poesa, ensayos y artculos periodsticos, as como los libros de cuen-tos Bajo el sombrero y En torno al cero, publicados por el sello Editorial Outsider en 1994,editorial creada por el propio autor.

    Otras dos figuras destacadas de este perodo anterior y posterior al Mariel son el ya men-cionado Ren Ariza, dramaturgo, pintor, actor y narrador, y Jos Abreu Felippe. Ariza obtuvoel Premio de Teatro de la Unin de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, con su pieza Lavuelta a la manzana. Posteriormente fue perseguido en la isla por sus ideas, encarcelado ycondenado a 8 aos de prisin por intentar sacar un manuscrito al extranjero. Sali al exi-lio en 1979, muy afectado emocionalmente. Sus ltimos meses de vida quedaron refleja-dos en el documental Retrato inconcluso de Ren Ariza del realizador Rubn Lavernia. En elexilio public poesa y el libro de relatos pstumo Cuentos breves y brevsimos (1997).

    Jos Abreu Felippe (La Habana, 1947), dramaturgo, poeta y narrador, forma parte de una fa-milia de escritores. Sus hermanos Juan y Nicols s abandonaron Cuba durante el xododel Mariel. Jos sali de la isla va Espaa en 1983. Su obra principal es la pentaloga El olvi-do y la calma, de la que ha publicado Sabanalamar, Siempre la lluvia y Dile adis a la Virgen.El autor tiene dos libros de cuentos, Cuentos mortales (2003) y Yo no soy vegetariano(2006). En conjunto los hermanos Abreu dieron a conocer Habanera fue (1998), tres relatoslargos o noveletas en homenaje a la madre de los escritores, muerta en un accidente.

    Parte del legado del grupo del Mariel, incluidos los antes de y los despus de, se rene en laimportante antologa Cuentos desde Miami (Barcelona, 2004), compilada por Juan Abreu.

    Otros cuentistasA lo largo del exilio cubano se han publicado numerosos libros en distintos gneros, dondehay que destacar, de manera especial, el testimonial. El hecho de dejar una huella de lo su-frido ha producido una literatura de autores que, en algunos casos, publicaron un solo libroy de otros que han continuado con solidez una obra literaria: Los unos, los otros y el ceibo(1971) y La otra cara de la moneda (1984, de Beltrn de Quirs, seudnimo de Jorge Luis Ro-meu, La Habana, 1945); Cuentos polticos (Nueva York, 1971), de Manuel Cachn, al que ya he-mos citado; Yo vengo de los Arabos (1986), Descargas de un matancero de pueblo chiquito(1990) y Vietas y puetas (2004), de Esteban J. Palacios Hoyos, todos publicados bajo el

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    sello Ediciones Universal de Miami; De mujeres y perros (1989), de Flix Rizo Morgan (Ma-tanzas, 1954); Un sitio en el corazn (1990), de Arnaldo Salas, y Sin tiempo ni distancia (1990),de la escritora Isabel Rodrguez, una serie de relatos histricos. Ediciones Universal, funda-da en 1965, es la casa ms importante y de mayor tradicin en Miami y, por su extenso fon-do editorial en espaol, probablemente la ms grande en los Estados Unidos.Sobre la cuentstica cubana en el exilio, el escritor y crtico literario Manuel C. Daz ha sea-lado que: Uno de los rasgos fundamentales de la cuentstica cubana en el exilio al me-nos, la de los primeros aos ha sido su virtual condicin de literatura comprometida. Enla mejor aceptacin del trmino, claro. Al igual que en la novelstica, aqu tambin persisteel tema de lo cubano; luego aade: Los primeros cuentos eran contundentes denunciaspolticas presentadas en forma de ficcin, y reflejaban las experiencias de la lucha contra elcastrismo y el horror del presidio poltico (vid. Manuel C. Daz, en AA.VV., La literatura cuba-na del exilio, 2001).Otros autores cubanos con libros de cuentos son: Jos Manuel lvarez, Cuentos y crnicascubanas (1990); Mercedes Muriedas, Aos de Ofn (1993); Humberto Delgado Jenkins (Ma-tanzas, 1939), Cuentos de tierra, aire y mar (1995); Alberto Hernndez Chiroldes (Pinar delRo, Cuba, 1943), A diez pasos del paraso (1996); Carlos Rubio Albet (Pinar del Ro, 1944), Ca-leidoscopio (Miami, 1980); Lourdes Toms (La Habana, 1956), Las dos caras de D (1985), y Al-berto Martnez Herrera (1923-1995), Retahla (1994). De este mismo escritor es Los coleccio-nistas, publicado en La Habana en 1957.

    Ms libros y autoresFrank Rivera (1938) tiene una produccin narrativa que incluye Cuentos cubanos, (1992) y Varadero y otros cuentos cubanos (1998). Tambin con varios libros tenemos a Pablo Lpez Capestany, autor de Arco y flecha: cuentos cubanos (1986), La via del seor (1997) y Cuentos sencillos (1998). Alberto Romero (La Habana, 1936), con Cuentos del Cerro (2003) y Cuentosmilitares: historia de soldados y rebeldes (2004), ambos publicados por Editorial Nosotros.Esta misma editorial dio a conocer Historias para dormir al insomnio (2005), de Francisco E.Feito (La Habana, 1931), escritor cubano residente en Nueva Jersey, que ha publicado algu-nos libros de poesa y recibido un accsit en el Premio Internacional de Poesa Luys Santa-marina-Ciudad de Cieza, 1999, en Espaa. Una cubana que tiene residencia entre NuevaYork y Madrid es Rosario Hiriart (La Habana), quien public el libro de cuentos Tu ojo, coco-drilo verde (Madrid, 1984). A los anteriores se suman Luis Martnez Fernndez, con Histo-ria de un oscuro amor y otros cuentos (1987) y Manuel Matas Serpa (La Habana, 1941), conDa de yo y noches de vino y rosa (Barcelona, 1989), libro ganador del Concurso Letras de Oro(1987-1988) en el gnero de cuento.Un escritor con una obra slida es Fernando Villaverde (La Habana, 1938), autor de Crnicasdel Mariel (1992), Las tetas europeas (1997) y Los labios pintados de Diderot y otros viajes algoimaginarios (1993). Con este libro gan el Concurso Letras de Oro en el gnero de cuento.Dana Chaviano (La Habana, 1957) es, tal vez, la ms conocida y traducida escritora cubanaen la actualidad junto a Zo Valds, que vive en Francia desde su salida de Cuba. Chaviano,que reside en Miami, ha recibido el Premio Azorn de Novela. Su trayectoria se inici en Cubacon libros de temas de ciencia ficcin. En el exilio ha continuado su carrera de una maneraascendente. Ha publicado La isla de los amores infinitos, El hombre, la hembra y el hambre,Gata encerrada y Casa de juegos, entre otras novelas. En cuento dio a conocer, antes de su sa-lida de la isla, Los mundos que amo (La Habana, 1980), Historias de hadas para adultos (1986),El abrevadero de los dinosaurios (1990), Amoroso planeta (1990) y, ms tarde, Pas de drago-nes (Caracas, 1997). Se han citado las primeras ediciones, pero algunos de estos libros han sido reeditados en Espaa despus del ao 2000. Un poeta y ensayista que tambin ha

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    incursionado en el relato es Armando lvarez Bravo (La Habana, 1938) con Las traiciones del recuerdo (Francia, 1996) y El da ms memorable (1999).

    Los cuentistas ms recientes en el exilioLa literatura cubana en los Estados Unidos se nutre continuamente de nuevas voces, quevan enriqueciendo el panorama literario de los cubanos exiliados. Este acpite lo encabezael escritor Armando de Armas (Cienfuegos, 1958), autor de Mala jugada (1996) y Carga de lacaballera (2006), dos libros de relatos de peso. Un autor que, por el tiempo que lleva en eldestierro, no clasifica como recin llegado es Jos M. Gonzlez Llorente (La Habana, 1939).El caso de este escritor es particularmente interesante, pues ha comenzado a publicar suslibros tras la edad del retiro, lo cual lo integra entre los creadores ms recientes. Ha dado aconocer las novelas La odisea de Obalunko y Tierra elegida, y los libros de cuentos Reloj desangre y otros relatos (2005) y La confesin del comandante y otros relatos (2005). GonzlezLlorente ha sido una revelacin por el poder narrativo que posee. Otra autora que tampococlasifica como recin llegada, pero que publica su primer libro en el nuevo milenio, es la ha-banera Olga Connor, quien dio a conocer Palabras de mujer (Parables of woman) (2006), unlibro bilinge y muy singular en su estructura, que recoge cartas, poemas, vietas y cuen-tos, lo que lo hace difcil de clasificar.Otros cuentistas de la ltima hornada son: Jorge Luis Llpiz (La Habana, 1960), autor deJuego de intenciones (2000); Antonio Conte (La Habana, 1944), que ha dado a conocer losvolmenes de cuentos Agua del recuerdo (1985) y, al ao siguiente, Y vendr la maana. Doscuentistas talentosos son Santiago Rodrguez Chago (Guantnamo, Cuba, 1940), con La vida en pedazos (1999) y Una tarde con Lezama Lima y otros cuentos (1999), ambos con Tr-mino Editorial en Cincinnati, Ohio; y Rodolfo Martnez Sotomayor (La Habana, 1966), conContrastes (1996) y Claustrofobia y otros encierros (2005). Destacan, asimismo, Jos M. Hen-rquez (Unin de Reyes, Matanzas), con la noveleta, La mujer culebra (Miami, 1990) y Alejan-dro Lorenzo (La Habana, 1943), con Los cuentos de Mateo (Los ngeles, 2004).Juan Cueto Roig, natural de Caibarin, es otro escritor que lleva muchos aos residiendo enlos Estados Unidos. Se dio a conocer como poeta, pero tambin ha publicado cuentos. Susrelatos, que destilan un constante y exquisito humor, estn recogidos en Ex-cuetos (2002),Hallars lobregueces (2004) y Verycuetos (2007), un libro inclasificable, que recoge ancdo-tas, traducciones, comentarios, reseas, relatos y crnicas. Tambin haciendo uso del hu-mor en la literatura se encuentra Enrique del Risco Enrisco (La Habana, 1967), con su libroEl comandante ya tiene quien le escriba (2003), una coleccin de artculos. Del Risco, que re-side en Nueva Jersey, tiene en su haber varias colecciones de cuentos publicadas en Cuba,entre ellas, Prdida y recuperacin de la memoria y Lgrimas de cocodrilo. Rita Martn (La

    La isla de los amoresinfinitos, Dana Chaviano.

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    Habana, 1963) ha publicado Sin perro y sin Penlope (2003). Entre los cuentistas ms desta-cados se encuentra, adems, Alejandro Armengol (Camagey, 1949), autor de La galera in-visible (2000) y Miamenses y ms (2002).En el citado texto de Manuel C. Daz, el ensayista seala: Con el tiempo, la temtica de loscuentos fue cambiando y aparecieron narraciones que intentaban reflejar la realidad delexilio en sus distintas facetas: las frustraciones iniciales, el proceso de adaptacin y final-mente la asimilacin. Este cambio temtico, aunque introduce en las obras elementos con-siderados universales, no logra que desaparezca la angustia del exilio poltico. En realidad,lo que hace es transformarla. As vemos cmo los escritores, a pesar de triunfar en otrasprofesiones, siguen escribiendo sobre Cuba (vid. Manuel C. Daz, en AA.VV., La literatura cu-bana del exilio, 2001).Aqu es necesario hacer un aparte para un joven notable creador desaparecido demasiadotemprano. Con Mario in the Heavens Gate y otros cuentos suicidas (Pinar del Ro, 1999), elescritor Juan Francisco Pulido (Cienfuegos, 1978- Minnesota, 2001) dej una huella imbo-rrable en la narrativa cubana. Su nico libro fue ganador del Premio Vitral de Narrativa con-vocado por la Revista Vitral, relacionada con la Arquidicesis de Pinar del Ro.Mario in the Heavens Gate y otros cuentos suicidas rene cinco cuentos escritos con una pro-sa gil y segura. Si se considera que el libro fue editado en 1999, cuando el autor contaba 21aos de edad, es de suponer que los cuentos los escribi entre uno y dos aos antes, cuandotena entre 19 y 20 aos. En cada relato, el tema central es la muerte, con toda la carga quetal situacin representa. La obsesin por la muerte, especficamente el suicidio, fue tan per-sistente en su vida que finalmente se la quit en Minnesota el 27 de febrero de 2001.Antes de venir a los Estados Unidos, Pulido fue encarcelado por sus ideas y por hacer recla-mos de libertad y democracia para Cuba. Su rebelda y su postura cercana a la Iglesia cat-lica le causaron muchos problemas en la isla, lo que lo forz a marchar al exilio.El crculo de amigos con los que comparti en Miami le hizo un homenaje pstumo con lapublicacin de Palabras por un joven suicida (2006), libro al cuidado de Rodolfo MartnezSotomayor que recoge, entre otros materiales, tres de los cuentos de su nico libro, as co-mo una muestra de su poesa y algunos artculos.

    El cuento breve en torno al folclor y las leyendasEn cualquier exilio los temas que evoquen el pas de origen constituyen un marco de inte-rs para el pblico, que por razones obvias intenta estar en contacto con sus races. Entrelos escritores cubanos exiliados, algunos han profundizado, de una manera seria y profe-sional, en el rescate del folclor y las leyendas nacionales. Como ya se ha apuntado, una delas figuras que con ms dedicacin ha trabajado en recoger ese legado, incluido el hablapopular, las estampas y leyendas cubanas es Jos Snchez-Boudy. Junto a l otros escrito-res de mucho prestigio, como Concepcin T. Alzola, Anita Arroyo y la propia etnloga LydiaCabrera, han abordado el tema. Entre los libros de Snchez-Boudy todos publicados porEdiciones Universal, estn: El pico, el fisto, el barrio y otras estampas (1977), Fulastres y fulastrones y otras estampas cubanas (1987), Potaje y otro mazote de estampas cubanas(1988), Dile a Catalina que te compre un guayo (estampas costumbristas) y Partiendo el jon(1991), otro libro de estampas de este prolfero autor.La ms fermosa (1975) es un hermoso libro de leyendas preparado por Concepcin T. Alzola,al igual que Habla tradicional de Cuba: refranero familiar (1987). La leyenda aparece tam-bin reflejada en De Guacamaya a la Sierra de Rafael Rasco (1972); Estampillas de colores(1985), de Jorge A. Pedraza; Pinceladas criollas (1987), de Jorge R. Placencia; Otra pelambre dela juta: estampas y leyendas de la isla grande (Miami, 2006), de Severino Puente (Pinar del Ro,

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    1930) y Ancdotas cubanas (1996), de Ana Mara Alvarado. Estampas humorsticas se re-cogen en Mis cuentos picantes (1979), de Rosendo Rosell (Las Villas, 1918), un libro sobre elhumor y la picarda del criollo, escrito por una respetada figura del periodismo cubano. Picagallo (1989), de Emilio Santana, es tambin una serie de estampas humorsticas del exiliocubano y Folcloreano (2005), cuentos de Roberto Cruzamora (1939-2007). Reconocimientoespecial merecen Eladio Secades (1908-1976) y Fausto Miranda (Puerto Padre, Cuba, 1914-Miami, 2006), verdaderos maestros reconocidos por sus estampas y crnicas cubanas.Secades publica en 1969 Las mejores estampas de Secades: la Cuba de antes y la Cuba comu-nista (Mxico). En 1983 Ediciones Universal edit Las mejores estampas de Secades: estam-pas costumbristas cubanas de ayer y de hoy. Por su parte, Miranda recogi una seleccin desu columna periodstica Usted es viejo, pero viejo de verdad en un libro, publicado en 1997por The Miami Herald Publishing Co.

    El relato en otros autores Otros cubanos exiliados que han hecho su aporte a la literatura en el gnero del cuentoson Jos Lpez Heredia con A rey muerto, rey puesto y unos relatos ms (1989); Manuel Dor-ta Duque con Charada: cuentos sencillos (Puerto Rico, 1982); Berta Savariego, autora de Lamandolina y otros cuentos (1988); Jos Manuel lvarez, con Cuentos y crnicas cubanas(1990); Maruxa Nez de Villavicencio, autora de Cuentos (1987); Salvador E. Subir-Turr(1938), con Tiempo de viajar (2005), y Olga Rosado (La Habana, 1926), autora de Ms all delrecuerdo (1996) y Un rostro inolvidable (1997), ambos libros con tres relatos cada uno, publi-cados por Ediciones Universal.Tambin se podran agregar: Balseros cubanos (1999), de la escritora cubana residente enNueva Jersey Carmen Vzquez Fernndez; Astillas, fugas, eclipses (2001), de Mirza L. Gonz-lez; Cuentos, simplemente cuentos (2004), de Alicia G. Barrionuevo, y Cuentos de mi Cuba(2007), de Enriqueta Piedra del Pino.

    De los maestros del cuento Los maestros del cuento cubano en el exilio, como ya se ha mencionado, son Lino NovsCalvo, Enrique Labrador Ruiz, Carlos Montenegro, Lydia Cabrera y Calvert Casey (Baltimore,Maryland, 1924-Roma, 1969). Sin olvidar a dos escritores de primera categora que vivieronfuera de los Estados Unidos como lo son Guillermo Cabrera Infante (Gibara, Cuba, 1929-Londres, 2005) y Severo Sarduy (Camagey, 1937-Pars, 1993) y que, claro, no son parte delcuerpo de este trabajo. Uno de los ms eficaces cuentistas tambin lo fue Antonio BentezRojo (La Habana, 1931-Northampton, Massachusetts, 2005). En la edicin de Paso de losvientos (1999), el autor apunta: Con esta coleccin de cuentos doy fin a un viejo proyecto:escribir una triloga sobre el Caribe... Preceden al presente libro la novela El mar de las lente-jas y los ensayos de La isla que se repite. Bentez Rojo es autor de Estatuas sepultadas, otrode los cuentos antolgicos de la literatura cubana, que est recogido en su libro Estatuassepultadas y otros relatos (1984). Es preciso mencionar una vez ms a Jos Lorenzo Fuentes(Santa Clara, Cuba, 1928), Premio Internacional de Cuento Hernndez Cat, 1952, y PremioNacional de Novela, 1967, autor del volumen de cuentos Despus de la gaviota (La Habana,1968) y de varias novelas.

    Estudios crticos de autores cubanosUn buen nmero de estudiosos cubanos residentes fuera de Cuba se ha dado a la tarea deadentrarse en la obra de los narradores cubanos y, en especial, el cuento y el relato. Entre di-chos estudios citamos solo algunos ttulos como Panorama del cuento cubano, de Berardo

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    Valds (Miami, 1976); El cuento cubano; panormica y antologa, de Pedro Izquierdo Tejido(San Jos, Costa Rica, 1983); Diccionario biogrfico de escritores cubanos en el exilio (contem-porneos), de Pablo Le Riverend (Newark, Nueva Jersey, 1990); Narrativa y Libertad: cuentoscubanos de la dispora, de Julio Hernndez-Miyares (Miami, 1996); Cuentos cubanos contem-porneos (1966-1990), de Madeline Cmara (Mxico, 1989); 20 cuentistas cubanos, de Leo-nardo Fernndez Marcan (ed.) (Miami, 1978); El cuento cubano del exilio: un enfoque, de Ro-berto G. Fernndez (Miami, 1977), y La literatura cubana del exilio, del Pen Club de EscritoresCubanos en el Exilio, (2001).

    A manera de resumenEntre los escritores del exilio en los Estados Unidos existe una tendencia o inclinacin mayora la novela y la poesafenmeno que probablemente no tenga nada de particular, puesparece repetirse con demasiada frecuencia en muchos otros lugares, que al cuento o el re-lato breve. Incluso algunas editoriales sealan que, en la actualidad, el cuento no es muy fa-vorecido desde el punto de vista econmico, aunque, al parecer, esta tendencia ha cambiadoalgo en los ltimos aos. En el marco de la literatura de autores cubanos residentes en losEstados Unidos, el cuento tampoco ha sido muy acogido por los escritores. Es cierto que unnmero considerable de autores, en algn que otro momento de su carrera, ha escrito y pu-blicado cuentos, pero escapa al marco de este breve trabajo referirnos a piezas aisladas apa-recidas en antologas o revistas especializadas y solo hemos considerado autores con al me-nos un libro publicado en espaol.Lo que s queda claro es que los cubanos, viviendo en un pas donde la lengua es el ingls,han seguido escribiendo y publicando en su idioma, el espaol, prcticamente para un p-blico local y minoritario, algo que resulta ms que interesante.La literatura cubana sigue su paso firme en los Estados Unidos y cada da nuevas voces sur-gen y se integran al exilio literario cubano.

    La novela de los cubanosUva de Aragn

    AntecedentesGran parte de la literatura cubana del siglo XIX, en el que cuaj la formacin de la naciona-lidad cubana, se produjo fuera de Cuba, y muy en especial en los Estados Unidos. La novelano fue una excepcin. Se destacan tres obras claves. La primera es Sab de Gertrudis Gmezde Avellaneda, publicada en Espaa en 1841, narracin romntica de gran valor por su pers-pectiva feminista y su tema antiesclavista, que se adelanta por una dcada a la famosa Un-cle Toms Cabin, de la autora estadounidense Harriet Beecher Stowe. Esta obra de juventudde doa Tula exhibe una de las caractersticas que marcara gran parte de la novelstica cu-bana, la protesta social.La segunda cronolgicamente, pero sin duda la ms importante de las novelas cubanas dela centuria decimonnica, es Cecilia Valds o la Loma del ngel de Cirilo Villaverde, publica-da en su totalidad en Nueva York en 1879, aunque la primera parte haba visto ya la luz enLa Habana en 1839. Se destaca la obra de Villaverde por sus cuadros costumbristas, su tesisantiesclavista y su visin realista, segn el propio criterio del autor. Cecilia Valds trasciendelos lmites de la narrativa cubana para convertirse en uno de los clsicos del romanticismohispanoamericano.

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    Amistad Funesta o Luca Jrez, la breve novela de Jos Mart escrita y publicada en NuevaYork en 1885, sobresale por su estilo modernista y coloca a la novelstica cubana en la con-temporaneidad.El 20 de mayo de 1902 se inaugura la Repblica de Cuba. Aunque el pas ha contado condos figuras claves del modernismo Mart y Julin del Casal, y aunque ese movimientotiene una robusta representacin en la poesa de principios del siglo XX en autores comoRegino Boti, Agustn Acosta, Jos Manuel Poveda, Mariano Brull y Mara Luisa Milans, nosucedi lo mismo con la narrativa.El clima sociopoltico de la isla llev a muchos escritores de la primera y segunda genera-cin republicana a concentrar su creacin en temas nacionales, con un marcado nfasis enlo social, tendencia que ya se observaba en la literatura cubana desde el siglo anterior. Lasobras de Jess Castellanos (1879-1912), Jos Antonio Ramos (1882-1928), Miguel de Carrin(1882-1928) y Carlos Loveira (1882-1928), todos escritores de la primera generacin republi-cana, reflejan, satirizan y critican el ambiente de la poca. Hubo excepciones. Alfonso Her-nndez Cat (1885-1940), quizs porque como diplomtico vivi gran parte de su vida fuerade Cuba, produjo una obra con el preciosismo estilstico del modernismo y un mayor afnuniversalista. En todos ellos hay influencia del naturalismo de mile Zola.Aun en autores de la segunda generacin como Enrique Serpa (1900-1968) y Carlos Mon-tenegro (1900-1981) encontramos huellas del naturalismo. Las novelas ms destacadas decada autor son Contrabando y Hombres sin mujer, respectivamente, ambas publicadas en1938, la primera en La Habana y la segunda en Mxico.En los aos treinta va a producirse cierta renovacin en la esttica narrativa cubana conobras como Ecu-Yamba-O (1933) de Alejo Carpentier (1904-1980), en que plantea la proble-mtica social del negro ya en la Repblica, pero con una tmida huella, en el orden tcnico, delos movimientos de vanguardia. Vale sealar que Carpentier, quien llegara a ser uno de losnovelistas cubanos ms destacados del siglo XX, escribi esta obra fuera de Cuba y la publi-c en Madrid. Ya fuera por razones polticas o por ocupar puestos diplomticos, Carpentiervivi largas temporadas en el extranjero, donde se public la mayor parte de su obra, unejemplo ms del gran aporte a las letras cubanas desde el exterior. Dentro del tema negris-ta, tan presente en las letras cubanas, se coloca otro gran aporte a la novelstica cubana, Elnegrero, vida novelada de Pedro Blanco Fernndez de Trava (Madrid, 1933) de Lino Novs Calvo(1903-1983), reeditada en La Habana en 1973 bajo el ttulo, Pedro Blanco, el Negrero.El intento ms serio de sacar a la novelstica cubana de su estancamiento lo consigue Enri-que Labrador Ruiz (1902-1991) con la triloga de sus novelas gaseiformes publicadas entre1936 y 1940. Labrador Ruiz se consagra como novelista con La sangre hambrienta (1950).En la dcada del cincuenta el Grupo Orgenes alcanza una altsima calidad en la poesa, pe-ro en la narrativa solo produce La carne de Ren (1952) de Virgilio Piera (1912-1979), obra decorte kafkiano. No sera hasta 1966 cuando Jos Lezama Lima (1910-1976) publicara su mo-numental novela Paradiso, una de las obras maestras de la narrativa cubana.Otra novela que merece atencin durante la primera mitad del siglo XX es Jardn, de DulceMara Loynaz (1902-1997), publicada en Madrid en 1951, una muestra ms de que autorescubanos continuaron publicando en el extranjero. Loynaz, quien mereci el Premio Cervan-tes en 1992, naci y muri en Cuba.

    Ruptura y continuidadCon el fin de la Repblica y la toma del poder de la Revolucin cubana el 1 de enero de 1959,se produce una innegable ruptura en casi todos los renglones de la vida nacional. Muypronto no caben medias tintas. Los cubanos se sienten forzados a escoger entre la lealtad

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    al castrocomunismo o tomar el camino del exilio, o de la oposicin poltica, la que llevabamuchas veces al paredn de fusilamiento, la crcel o el ostracismo. De la generacin ya ma-dura, con una obra de peso en su haber, entre los novelistas mencionados quedaron en la is-la, por una razn u otra, Carpentier, Serpa, Piera, Lezama Lima y Loynaz. Salieron al destierroNovs Calvo, Montenegro y Labrador Ruiz. Aunque produjeron cuentos, ensayos y colabora-ciones periodsticas, ninguno de los tres aport nuevas novelas a la bibliografa cubana.La divisin en generaciones de los novelistas que han escrito fuera de Cuba presenta nopocas dificultades. Por una parte, es un gnero, contrario a lo que sucede con la poesa, loscuentos, e incluso los ensayos, que no se presta para antologas. La falta de comunicacinentre los escritores durante los primeros aos de exilio muy anteriores al correo electr-nico e Internet no hizo propicio que surgieran grupos literarios, especialmente entre losnovelistas, tal vez porque la necesidad de crear un mundo cerrado en la novela requiere demayor soledad.Otra dificultad reside en que algunos novelistas escribieron parte de su obra en Cuba y otra en el destierro. Debemos dividir la obra de Reinaldo Arenas o Dana Chaviano, porejemplo, segn su lugar de residencia al momento de escribirla? Incluso en el presenteexisten escritores en condiciones ambiguas, que viven y publican en el exterior, pero si-guen vinculados al rgimen de La Habana. Naturalmente que esta problemtica se resol-ver fcilmente con el paso del tiempo, pues al igual que las obras escritas en el exterior enel siglo XIX forman parte indiscutible de la literatura cubana, las que se han publicado en espaol en distintas partes del mundo en las ltimas cinco dcadas regresarn a for-mar parte del patrimonio nacional cubano. Pese a la ruptura, a nuestro juicio, la literaturacubana es una, independiente de su lugar de creacin.La continuidad de lo que llegara a ser una extensa produccin novelstica en el destierrofue la labor de una generacin que comenzaba a destacarse en su pas cuando tomaron elcamino del exilio, como Guillermo Cabrera Infante (1929-2005), Hilda Perera (1926), Luis Ricardo Alonso (1929) y Matas Montes Huidobro (1931), entre otros. Menos Cabrera Infante,que lo hizo desde Londres, todos escribiran el resto de su obra desde territorio estadouni-dense.Como todo acontecimiento de gran impacto en un pas, la Revolucin cubana produjo asi-mismo una serie de escritores que publican textos muchas veces autobiogrficos, testimo-niales, que quizs no se hubieran escrito si no hubiera sido por el peso de los acontecimien-tos polticos en personas cuya profesin principal no era la literatura. En esta categora seencuentran, por ejemplo, Salvador Daz Versn y Raoul A. Fowler, ambos nacidos en 1905, consus respectivas novelas Ya el mundo oscurece (1961) y En las garras de la paloma (1967).Surge otra generacin nacida en los treinta y los cuarenta que va a publicar sus primerasobras fuera de Cuba y mantener una produccin sostenida, como Severo Sarduy, MireyaRobles, Juan Arcocha, Mayra Montero, Carlos Alberto Montaner y otros. En esta generacinse encuentran, asimismo, muchos que llegaron muy jvenes a los Estados Unidos y, sin em-bargo, se empearon en escribir en espaol, como Omar Torres (1945) y Uva de Aragn (1944). Otro grupo literario de indiscutible cohesin es el denominado Mariel, marcado porhaber salido por ese puerto de la isla en 1980 en unos de los mayores xodos de la historiacontempornea, de ms de 125.000 cubanos en apenas seis meses. Sin embargo, este gru-po, en el que sobresalen Reinaldo Arenas, Roberto Valero, Miguel Correa, Carlos Victoria ylos hermanos Juan y Nicols Abreu Felippe, entre otros, lo componen escritores de distintasedades, y, a mi entender, ninguna o muy pocas mujeres, pues la experiencia de venir en esadifcil situacin creada despus de la entrada de 10.000 cubanos en la Embajada del Peren abril de 1980 tuvo en su mayora protagonistas masculinos. Estos escritores renovaronla narrativa cubana del destierro, aportando una temtica nueva, la de la vida dentro deCuba de 1960 a 1980. En los noventa, surgi en la dispora la Generacin de los Ochenta, as

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    llamada porque empezaron a irrumpir en la vida cultural en Cuba en esa dcada. Luegomuchos salieron de Cuba con becas y residieron, y en algunos casos an lo hacen, princi-palmente en Mxico, pero mantuvieron o an mantienen vnculos con la isla. Entre los no-velistas, se destacan Eliseo Alberto (Lichi) (1951), ganador del primer premio de novela Alfa-guara, con Caracol Beach, y Andrs Jorge (1960), merecedor del Premio Primera Novela de laeditorial Joaqun Mortiz, con Pan de mi cuerpo, ambos residentes en Mxico.Ha habido una tendencia entre algunos autores que llegaron muy pequeos a los EstadosUnidos a escribir en ingls. Ese corpus literario, que incluye novelas traducidas al espaol,desborda los parmetros de este estudio. Sin embargo, es interesante notar que algunosde estos escritores tambin han escrito parte de su obra en la lengua de Cervantes, comoson los casos de Roberto G. Fernndez con La vida es un special (1981) y Elas Miguel Muozcon Los viajes de Orlando Cachumbamb (1984) y Vida ma (2006).En las ltimas dcadas, existen novelistas de todas las edades que publican en diversas ciuda-des fuera de Cuba.De Barcelona a Mxico,de Miami a Caracas,de Nueva York a Madrid, la nove-la en manos de autores cubanos se ha convertido, en los albores del siglo XXI, en un gnero deprimera categora en comparacin con la produccin de cualquier otro pas hispanoamericano.Es necesario insistir en que cualquier agrupacin generacional o cronolgica ser siemprediscutible y necesariamente abierta a revisin. Por ejemplo, pueden encontrarse tres escrito-res nacidos en Cuba el mismo ao y si uno sali de Cuba en 1960, otro en 1980 y otro perma-nece en la isla, su ubicacin en estos momentos podr ser diferente, pero no ser as cuandopuedan reconciliarse en las bibliotecas cubanas las obras escritas en todas las orillas.Estas pginas no pretenden ofrecer un panorama crtico de la novela cubana escrita en es-paol fuera de Cuba despus de 1959, sino simplemente apuntar algunas caractersticasgenerales de distintas etapas y presentar una bibliografa lo ms completa posible sobre loescrito en espaol por autores que residen en los Estados Unidos, en la que habr ausen-cias inevitables e involuntarias. Ser suficiente para mostrar su sorprendente volumen, yojal inspire a otros a estudios ms profundos.

    Los comienzosSi se piensa en los aires de fervor revolucionario que recorrieron el mundo en la dcada delsesenta, si se rememora el apoyo que recibi la Revolucin de enero entre los intelectualeseuropeos e hispanoamericanos, y si se conoce la condicin de orfandad en que se encon-traban los cubanos desterrados cuando salieron de la isla, no puede dejar de producirasombro que en la primera dcada de exilio se hayan publicado una veintena de novelasen distintas ciudades del mundo.Uno de los objetivos primordiales de los exiliados era entonces denunciar la situacin ensu pas, con la que estaban en desacuerdo. Esa es la intencin principal de las primeras no-velas de que tenemos conocimiento, Ya el mundo oscurece, novela histrica de la revolucinde Cuba de Salvador Daz Versn (1905-1982), publicada en Mxico en 1961, y Caminos lle-nos de borrascas de E. F. Camus, que aparece en Madrid en 1962. Ambos autores, a nuestroentender, residan en los Estados Unidos en esas fechas2.En 1965 Eugenio Snchez Torrent publica Francisco Manduley: la historia de un pescador deranas en Miami. En esa misma ciudad salen a la luz en 1967 En las garras de la paloma deRaoul A. Fowler y De buena cepa, de Ren G. Landa. El profesor de Luis Ricardo Alonso ve Te-rritorio Libre, editada en Oviedo, Espaa. En 1967 el humorista Rolando lvarez de Villa, resi-dente de Miami, gana el Premio de Novela Ciudad de Oviedo con una obra seria, El olor dela muerte que viene, que se publica en Madrid al ao siguiente. En 1969 Pablo A. Lpez pu-blica Ayer sin maana (Miami)3.

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    El despegueLa dcada del setenta sienta una base slida de la literatura cubana del exilio. Los cubanoscomienzan a dirigir editoriales. Aunque an saldrn a la luz obras cuya publicacin costeansus autores y son de dudosa calidad, se van distinguiendo los escritores de oficio de los dedomingo. En el mismo 1970 El candidato, de Luis Ricardo Alonso, queda finalista del PremioNadal 1969 (Barcelona).En Miami, que pronto se convertir en un lugar clave de publicaciones cubanas, especial-mente debido a las Ediciones Universal, en 1971 Celedonio Gonzlez publica su primera no-vela, Los primos, y Jos Snchez-Boudy, Lilayando: antinovela. Pero como en estos aos noabundan editoriales en los Estados Unidos que publiquen en espaol, los autores tambinrecurren a editoriales espaolas, que adems brindan un especial prestigio. En Barcelonaaparece Los dioses ajenos, de Luis Ricardo Alonso. Al ao siguiente Ramiro Gmez Kempmerece el Premio Caf Gijn con Los desposedos (Miami) e Hilda Perera queda finalista delPremio Planeta con El sitio de nadie (Barcelona).Arturo Alfonso Rosell, residente en Nueva York, publica en 1972 dos novelas: El pantano enla cima y Tres dimensiones, en Barcelona, donde tambin se edita No hay aceras (finalistaPremio Planeta 1968), de Pedro Entenza, muerto a edad temprana en un trgico accidenteen Washington D.C., en 1969. En Miami aparecen Un obrero de vanguardia, de FranciscoChao Hermida y La sacudida violenta, de Cipriano F. Eduardo Gonzlez. Miguel F. Mrquez yde la Cerra publica El gallo cant (San Juan, Puerto Rico). Ramiro Gmez Kemp da a luz tresnovelas en 1973: El turpial (Mxico), La garra y la carne (Barcelona) y Los aos verdes (Mia-mi). Tambin en Miami se publica Los cuatro embajadores, de Celedonio Gonzlez.Anita Arroyo, que hasta el momento haba publicado literatura infantil, nos da la novela Races al viento (San Juan) en 1974, fecha en que tambin aparecen Ventana al infinito de Ral Tpanes Estrella (Nueva York), Orbus Terrarum: la ciudad de Humanitas de Jos Snchez-Boudy (Miami) y la primera novela de Humberto J. Pea, El viaje ms largo (Miami). En 1975 venla luz Desterrados al fuego de Matas Montes Huidobro (Mxico), Los pobrecitos pobres (novelahumorstica) de lvaro de Villa (Miami) y El prncipe ermitao de Mario Galeote, Jr. (Miami).Cada vez la narrativa cubana es ms fecunda, con cerca de una decena de novelas publica-das en 1976: Carlos de Ral Tpanes Estrella (Nueva York); Ha muerto la humanidad? (Mia-mi), de Manuel Linares Lanuez; El Palacio y la furia, de Luis Ricardo Alonso (Barcelona); Entreel todo y la nada, de Ren G. Landa (Miami); Quiquirib mandinga, de Ral Acosta Rubio(Miami); Anecdotario del comandante, de Arturo A. Fox (Miami), y El corredor Kresto (Miami)y Los cruzados de la aurora (Miami), de Jos Snchez-Boudy. Dos mujeres publican sus nove-las en 1977: aparecen Felices Pascuas, de Hilda Perera (Barcelona) y Sentado sobre una maleta(Miami) y Tres veces amor (Miami), de Olga Rosado.Contina aumentando el corpus narrativo de la dispora con la publicacin de El espeso delpellejo de un gato ya cadver, de Celedonio Gonzlez (Miami); Lilayando pal tu: mojito y pi-carda cubana: antinovela, de Jos Snchez-Boudy (Miami); La triste historia de mi vida os-cura, de Armando Couto (Miami), y Los intrusos, de Mariana Adelstein (Miami). El siguienteao de 1979 se aaden a la nmina de novelas cubanas Aventuras de amor del doctor Fon-da, de Nicols Puente Duany (Miami); Donde termina la noche, de Olga Rosado (Miami); Ni-qun el cesante, de Jos Snchez-Boudy (Miami), y Rumbo al punto cierto, de Rosario Rexach(Nueva York)4.

    El Mariel y la dcada del ochentaA partir de 1980 se puede observar una creciente cantidad y calidad en la novelstica de ladispora. En primer trmino, los autores que llevan escribiendo varios aos fuera de Cuba

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    van madurando en el oficio de narrar. A ello se suma que en 1980 se produce el xodo dems de 125.000 cubanos por el puerto del Mariel, entre los cuales se encuentran un nme-ro significativo de escritores y pintores. Poco o ningn equipaje los acompaa, pero traencon ellos dolorosas vivencias y un irrefrenable deseo de poder contar. Las experiencias vivi-das en la isla, sumado a nuevos usos del lenguaje, renovarn la novelstica de la disporacon la llegada de los escritores de la Generacin del Mariel, entre los que se destacan en lanarrativa: Reinaldo Arenas, Roberto Valero, Carlos Victoria, Miguel Correa y los hermanosJuan y Nicols Abreu Felippe.

    Los escritores de la Generacin del Mariel editaron una revista literaria con el mismo nom-bre. Aos despus, reflexiona Miguel Correa sobre su contenido y razn de ser:

    Los ocho nmeros de la revista Mariel (1983-1985) fueron un viaje por la tradicin cubana. El pri-mer nmero estuvo dedicado a Jos Lezama Lima, el ltimo a Mart, tambin hubo nmeros dedi-cados a Virgilio Piera, a Enrique Labrador Ruiz, a Carlos Montenegro, a Jos Manuel Poveda y aGastn Baquero. Creo que esta preocupacin del grupo del Mariel por la tradicin literaria nacio-nal cubana responde a la necesidad, siempre presente en autores noveles (incluso mayor en el casode autores condenados a un exilio literario), de apropiarse y reescribir la tradicin. La apropiacinde zonas del canon nacional tiene como objetivo la creacin de un espacio propio, de un territoriodesde donde sea posible escribir y ser ledo, pero esta apropiacin implica una desterritorializacinde la tradicin (El Ateje, 2003: II, 6, 2/5).

    Los escritores mencionados por Correa haban sido prohibidos, convenientemente olvida-dos o manipulados, por diversas razones, y fue necesario para estos escritores salir al exte-rior para reclamar las figuras del canon literario nacional. En 1980 no se nota an la pre-sencia editorial de los escritores del Mariel. Las novelas publicadas ese ao son Segar a losmuertos, de Matas Montes Huidobro (Miami) y Frutos de mi transplante, de Alberto Antino(Miami).Otro de esos momentos prolficos de la novelstica cubana en el exterior se produce en 1981 con ms de una docena de publicaciones, como Caa roja, de Eutimio Alonso (Mia-mi); El domin azul, de Manuel Rodrguez Mancebo (Miami); Guaim, de Genaro Marn(Miami); A noventa millas, de Aurstela Soler (Miami); Fiesta de abril, de Berta Savariego(Miami); Apenas un bolero, de Omar Torres (Miami) y La vida es un especial, de Roberto G.Fernndez (Miami). En Nueva York aparecen Una mujer difcil, de Ral Tpanes Estrella y Das cratas, sin ley ni Dios, de Alberto Guigou. Dos novelistas de larga trayectoria ofrecennuevas entregas: Hilda Perera, con Plantados (Barcelona), sobre el presidio poltico cubano,y Luis Ricardo Alonso, con El Supremsimo (Barcelona), ficcin que se inscribe en la tradicinhispanoamericana de obras sobre la figura del dictador.Heberto Padilla (1932-2000), protagonista en Cuba del clebre Caso Padilla en 1971, cuandosu arresto y autocrtica causaron un escndalo internacional por la falta de libertad y la re-presin que sufran los intelectuales en Cuba, lleg a los Estados Unidos en 1980, no por elpuerto del Mariel, sino por una gestin del senador de Massachusetts Edward Kennedy. En1981 su novela sobre la situacin de los escritores en la isla, En mi jardn pastan los hroes, sepublica en Barcelona. En esa misma ciudad aparecen al ao siguiente dos novelas de Reinal-do Arenas, Otra vez el mar y Cantando en el puertas giratorias o los reveses de las slabas depozo, publicada anteriormente como Celestino antes del alba en La Habana. En Miami ven laluz, de Enrique Alfonso Fernndez, Operacin Elefante; y de Ricardo R. Sardia, Cuando el ver-de olivo se torn rojo. La hostera del tesoro, de Ismael Lorenzo sale en Nueva York.

    Sigue enriquecindose la bibliografa de novelas cubanas publicadas en el extranjero conla publicacin en 1983 de El palacio de las blanqusimas mofetas, de Reinaldo Arenas (Barce-lona); Al norte del infierno, de Miguel Correa (Miami); Tierra de extraos, de Jos Antonio Al-bertini (Miami); Los otros marielitos, de Milton Martnez (Nueva Orleans), y La conversacin,de Juan Arcocha (Milburn, Nueva Jersey). Tambin los lectores pueden disfrutar de El labe-

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    rinto de s mismo, de Enrique Labrador Ruiz (Nueva York), edicin facsmile de su primeranovela, publicada en La Habana en 1933.En 1984 aparecen nuevas novelas: de Reinaldo Arenas, Arturo, la estrella ms brillante, edi-tada en Barcelona, as como El mar de las lentejas de Antonio Bentez Rojo (1931-2005), no-vela publicada en La Habana en 1979, donde tambin el autor public la novela Los inquili-nos en 1976 y otros libros de cuentos. Bentez Rojo lleg a los Estados Unidos en 1980,despus de abandonar una delegacin de su pas con la que viaj a Pars. En 1984 hay quesumar los ttulos Los viajes de Orlando Cachumbamb de Elas Miguel Muoz, Cicerone deDiosdado Consuegra y La otra cara de la moneda: los nuevos patitos, de Beltrn de Quirs,publicados en Miami. Tambin, en 1984 y 1985, respectivamente, Ismael Lorenzo saca suAlicia en el pas de las mil camas y La ciudad maravillosa, en Cincinnati, Ohio.Carlos A. Daz Barrios, escritor de la generacin del Mariel y director de la editorial Torres dePapel en Miami, publica en 1985 El jardn del tiempo. Otras novelas de ese ao son La resu-rreccin de las tataguayas, de Diosdado Consuegra (Madrid); Ricardo Bofill, El tiempo es eldiablo (Madrid), que caus gran escndalo porque se acus al autor de plagio; y Hagiogra-fa de Narcisa la bella, de Mireya Robles (Hanover, Nuevo Hampshire), reeditada en La Haba-na en 2002 en uno de los pocos casos, pero no el nico, en que se han publicado en Cubaobras de escritores exiliados que no han fallecido. En 1986 Omar Torres publica en Hous-ton, Texas, Al partir, una novela histrica basada en la vida de Evangelina Cosso, quien seescapa de una prisin espaola en Cuba durante la guerra de independencia de 1895-1898.Miami contina siendo un centro importante para los cubanos de la dispora. Se publicanen esa ciudad, en 1986, Las sbanas y el tiempo, de Frank Rivera; El crculo de la muerte, deWaldo de Castroverde; Adis a la paz, de Daniel Habana; El rumbo, de Joaqun Delgado-Sn-chez, y Balada gregoriana, de Carlos A. Daz Barrios. Y en 1987, El diario de un cubanito: el dia-rio de Frank Rodrguez, de Ralph Rewes; Sitio de mscaras, de Milton Martnez; Que 20 aosno es nada, de Celedonio Gonzlez, y Boarding Home, de Guillermo Rosales, ganador delprestigioso Premio Letras de Oro en su primera convocatoria bajo el patrocinio de la Uni-versidad de Miami y la compaa American Express. En 1987 Hilda Perera, escritora de sli-da trayectoria, da a luz Los Robledal (Mxico), la historia de una familia cubana, y La trenzade la hermosa luna de Mayra Montero, residente en San Juan, queda finalista del PremioHerralde de Novela en Espaa. El consagrado Reinaldo Arenas publica La loma del ngel(Barcelona).La dcada termina con un considerable nmero de novelas publicadas. En 1988, Florisardo,el sptimo elegido, de Armando Couto; Los baos de canela, de Juan Arcocha, y Donde nacela corriente, de Alexander Aznarez ven la luz en Miami. Al ao siguiente, aparecen en esaciudad La estacin equivocada, de Reinaldo Bragado Bretaa; Un golondrino no componeprimavera, de Eloy Gonzlez-Arguelles, y Los fieles amantes, de Susy Soriano5.

    Otra vez el mar,Reinaldo Arenas.

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    La dcada del noventa: postmodernismo y transnacionalismoVarias circunstancias van a afectar favorablemente a la expansin de publicaciones de au-tores cubanos fuera de la isla. En primer trmino, con la cada del muro de Berln en 1989,se produce en Cuba una severa crisis econmica, denominada por el Gobierno como pero-do especial. Al mismo tiempo, crecen las inquietudes de la generacin que haba comenza-do a despuntar en los ochenta, armados de lecturas postmodernas, teoras feministas y vi-siones transnacionales. El rgimen de Cuba permite a un abundante nmero de pintores yescritores residir en otros pases, especialmente Mxico, sin tener que romper nexos conCuba. Apodados los exiliados de terciopelo, estos intelectuales van hacindose ms crti-cos del rgimen con el tiempo. De un modo u otro, se trata de una nueva generacin quepronto comenzar a publicar en diversos gneros.El perodo especial dificulta extraordinariamente las ediciones en Cuba, debido a la esca-sez de papel, por lo que los escritores intentarn publicar en el extranjero, que si antes eraprcticamente prohibido, se hace ahora con el beneplcito del Gobierno. La situacin eco-nmica provoca que aumente el nmero de cubanos que huyen por balsa, lo cual llega alnivel de crisis en 1994, ao en que el rgimen permite la salida por mar libremente y se vanms de 35.000 cubanos en pocas semanas. Se encuentran en este grupo pocos escritores,pero el tema de los balseros se intensifica en las novelas de los noventa. Naturalmenteque los escritores que llevan aos escribiendo en la dispora tambin continan publican-do, de modo que, sobre todo en la primera mitad de la dcada, va a ser ms lo que los cuba-nos publican fuera de Cuba que dentro6.

    De todos modos, en los primeros aos de la dcada estos fenmenos no se reflejan an enlas editoriales, aunque ya puede notarse la riqueza de la narrativa cubana. En 1990, porejemplo, se publica de Carlos Rubio Albet, Quadrivium, Premio Internacional Nuevo Len1989 (Mxico). En Miami, ese mismo ao, ven la luz Hondo corre el cauto, novela de trasfon-do histrico de Manuel Mrquez Sterling; Un sitio en el corazn, de Arnaldo Salas; Rompien-do cadenas, de Juan G. Gonzlez; Pecadores por amor, de Mercedes Acosta Snchez, as co-mo tres obras de Reinaldo Arenas: Viaje a La Habana (novela en tres viajes), El portero y Elasalto, que tendrn en aos subsiguientes mltiples ediciones.

    El 7 de diciembre de 1990, Reinaldo Arenas, enfermo de SIDA, se suicida en Nueva York. Uni-versal y criollo, buen amigo y mal enemigo, tierno y amargo, barroco y sencillo en su estilo,homosexual fuera de todo clset o disfraz, escribi febrilmente en la dcada que vivi enlos Estados Unidos. Sus colegas y amigos recibieron con tristeza la noticia de su trgico fa-llecimiento. Dej varias obras inditas, duras y agrias como sus ltimos das. Muchas de lasobras de Arenas han sido traducidas a varios idiomas y merecido mltiples ediciones. Sufama logr, asimismo, un mayor reconocimiento de la literatura cubana de la dispora.

    En 1991 sigue en ascenso el nmero de novelas publicadas. En Miami solamente, aparecenTraicin a la sangre, de Ral Tpanes Estrella; Las chilenas, de Manuel Matas; La Habana1995, de Ileana Gonzlez Monserrat; Una cita con el diablo, de Francisco Quintana; La maes-tra normal, de Manuel Glvez; Ni tiempo para pedir auxilio, de Fausto Canel; Espacio y albe-dro, de Milton Martnez; El fulgor de las estrellas, de Miriam Morell; Pajarito castao, de Ni-cols Prez Dez-Argelles; Ms all la isla, de Ramn Ferreira; Los ojos del paraso, de DarciaMoretti, Premio Letras de Oro 1989-1990, y una de las obras pstumas de Reinaldo Arenas,El color del verano7. Norberto Fuentes, tambin de reconocida trayectoria en la isla, publicaEl ltimo santuario: una novela de campaa (Mxico) cuando ya est viviendo en los Esta-dos Unidos.

    En Miami, el ao 1992 es fecundo con la publicacin de Senderos de roco y sal, de ManuelPrieres; Entrelazos, de Julia Miranda y Mara Lpez; La escapada, de Mercedes Acosta Sn-chez; El Lago, de Nicols Abreu Felippe; Las pequeas muertes, de Anita Arroyo; Los balseros

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    de la libertad, de Josefina Leyva; La casa vaca, de May Betancourt; El sol tiene manchas, de Re-n Reyna; La escapada, de Ral Tpanes; Estrella y Un da Tal vez un viernes, de Carlos Deupi.

    El acontecimiento literario ms notorio de 1992 es la publicacin pstuma en Barcelona dela autobiografa de Reinaldo Arenas, Antes que anochezca. Con el mismo ttulo, el filme eningls sobre la vida de Arenas del realizador Julian Schnabel, Before Night Falls (2000), arra-sara con los premios internacionales de cine, de los cuales cabe mencionar el Premio delGran Jurado del Festival Internacional de Cine de Venecia, que otorga la Coppa Volpi al me-jor actor al espaol Javier Bardem, cuya interpretacin de Reinaldo Arenas tambin le gananominaciones a los premios Oscar y Globo de Oro, entre otros.

    Contina en 1993 la copiosa bibliografa de novelas publicadas en Miami con El ao del rasde mar, de Manuel C. Daz; Graciela, de Ignacio Hugo Prez-Cruz; Operacin Judas, de CarlosBerenguer; Sin previo aviso, de Adolfo Len Sousa; El tamarindo (The Tamarind Tree), de Ma-ra Vega de Febles; En tierra extraa, de Martha Yanes y Ondina Pino, y Operacin Pedro Pan:el xodo de los nios cubanos, Historia novelada, de Josefina Leyva. Tambin aparece en Ma-drid La noche de Ina, de Hilda Perera, quien vive en Miami. Es preciso mencionar que HildaPerera, quien ha cultivado asimismo la literatura infantil, ha publicado varias novelas parajvenes tituladas Mai (1983), Kike (1984), Mumu (Madrid, 1990) y La jaula del unicornio (Bar-celona, 1991). Y salieron del humo, de Leopoldo Hernndez, se publica en Honolul, Hawi,prueba de que los cubanos estn disgregados por el mundo entero. En 1993 otro cubano,Carlos Victoria, es galardonado con el Premio Letras de Oro por su novela Puente en la oscu-ridad, mientras que Jos Abreu Felippe queda finalista con Siempre la lluvia, ambas publica-das en Miami en 1994 al igual que otra novela de Carlos Victoria, La travesa secreta, y El l-timo de la Brigada (relato novelado sobre la lucha de Playa Girn), de Eugenio Cuevas; Elmundo, gigantesco manicomio, de Mario Galeote, Jr.; Este viento de cuaresma, de RobertoValero; El juego de la viola, de Guillermo Rosales; El tiempo inagotado de Irene Marquina, deJosefina Leyva, y Pensar es un pecado, de Exora Renteros.

    Miami, llamada por algunos la capital del exilio, ofrece nuevos ttulos de novelas: Conspira-cin, de May Betancourt; Monlogo con Yolanda, de Alberto Mller; Elena Varela, de MarthaM. Bueno; La pelcula de Polo Moro y La estrella que cay una noche en el mar, de Luis Ricar-do Alonso, esta ltima inscrita en el grupo de novelas sobre balseros. La lista de novelasque ven la luz en 1995 incluye tambin Amor de mis amores, de Alfredo F. Fernndez (Mxi-co) y una primera edicin de Donde t eres mi sol (Miami), de Jorge Luis Seco, traducida alingls en 1999 bajo el ttulo The Only Sun I Need. La piel y la mscara, de Mayra Montero sepublica en 1996 (Barcelona) y Lina, de Martha M. Bueno; La cpula, de Manuel MrquezSterling; A flote de Pablo Moro y La casa del moralista, de Humberto J. Pea, en Miami.Todosestos autores residen en los Estados Unidos.

    En 1997 se publican tambin Saga de Carlos Rubio Albet (Nueva York), La Seguridad llamados veces; y los orichas, tambin de Ricardo Menndez; Descenso al abismo, de R. Fasco; Elmundo sin Clara, de Flix Rizo; La ruta del mago, de Carlos Victoria, y El juego de la viola, deGuillermo Rosales (novela pstuma), publicadas todas en Miami.

    Para las novelistas cubanas, 1998 es un buen ao. Dana Chaviano gana el Premio Azorncon El hombre, la hembra y el hambre (Barcelona). Marcia Morgado se une a la nmina demujeres escritoras con, 69: Memorias erticas de una cubanoamericana (Barcelona). Lamuerte definitiva de Pedro el largo, de Mireya Robles se publica en Mxico. En Miami vernla luz Rut, la que huy de la Biblia, de Josefina Leyva; Calle Ocho, de Mara Luisa Orihuela,adems de Retrato de una pesadilla, de Jess E. Garca, y Fontainebleau Park, de CeledonioGonzlez. En los finales del siglo XX, de Alberto Fibla aparece sin lugar de publicacin.

    El ao 1999 es tambin exitoso para la novelstica cubana de la dispora. Matas MontesHuidobro publica Esa fuente de dolor (Madrid), merecedora del Premio de Novela Caf Gijn

    Antes que anochezca, JulianSchnabel.

  • Narrativa cubana: el cuento y el relato. La novela de los cubanos Jos Abreu Felippe, Luis de la Paz y Uva de Aragn

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    en 1997. Aparecen tambin Casa de juegos, de Dana Chaviano (Barcelona) y, de Reinaldo Bra-gado Bretaa (1953-2005), La noche vigilada, en Tempe, Arizona, que se publicara en inglsen 2004 bajo el ttulo de Night Watch8.

    La actualidadEn la actualidad existe un verdadero boom en la novelstica cubana y una mayor dificultaden cualquier intento de clasificacin en grupos o generaciones. Se plantean, por ejemplo,los siguientes interrogantes: debe colocarse a un autor nacido en los cuarenta con otronacido en los veinte porque ambos han escrito desde hace aos fuera de Cuba? Sera me-jor agrupar a los nacidos en el cuarenta en un mismo rengln, independientemente de sufecha de salida de Cuba? Indudablemente que hay argumentos a favor o en contra de losdos planteamientos. Los escritores del llamado exilio histrico, especialmente si han resi-dido en los Estados Unidos y no haban publicado en Cuba, han confrontado los mismosproblemas de luchar contra la injerencia del ingls en la escritura y de tener solo oportu-nidades de publicar sus obras en ediciones de poca circulacin, casi siempre para el con-sumo de sus compatriotas. Es muy raro que el escritor llegado a los Estados Unidos antesdel Mariel haya logrado la atencin de las grandes casas editoras de Espaa u otros pa-ses hispnicos.Por el contrario, los autores que salieron despus de 1980, cuando el rostro feo de la Revolu-cin cubana comenz a hacerse ms visible en el mundo, y que con sus publicaciones en laisla se haban beneficiado de la caja de resonancia de la Revolucin, encontraron ms faci-lidades para publicar. Esto es independiente de que haya buenos y malos escritores en am-bos grupos. Otras diferencias son las vivencias distintas en los primeros aos de desarrollode cada escritor. Sin embargo, hay races histricas y lecturas comunes que unen a los es-critores, que en definitiva se han ido encontrando en ese mundo sin fronteras que formanla dispora y el texto. Por eso repetimos que cualquier clasificacin es temporal y abierta afuturas rectificaciones.En la actualidad, publican escritores que forman parte de la dispora en distintos mo-mentos, desde los sesenta hasta antes de ayer. Sus estilos y temas son de gran variedad,aunque la presencia de Cuba es recurrente en casi todos. Sin duda son en su mayora no-velistas marcados por la Revolucin y la dispora, de una forma u otra. Sus voces no sonmonocordes, aunque si se escuchan con cuidado hay un acento doloroso en casi todas, unpunto desgarrado, una herida abierta, en algunos casos oculta, en otros, claramente visi-ble. De un modo u otro, se trata de un momento en alza de la novelstica de la disporacubana.

    Mujer en traje debatalla, AntonioBentez Rojo.

  • X LA PRODUCCIN LITERARIA EN ESPAOL

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    Entre otras publicaciones se inaugura el milenio9 con la novela El patio de mi casa (Barcelo-na), de Rosario Hiriart, profesora y ensayista, que vive entre Madrid y Nueva York, y en Mia-mi aparecen Labios sellados, de Carmen Alea Paz; Leyenda de amor, de Alexander Aznarez, yMiami en brumas, del ya consagrado novelista Nicols Abreu Felippe. En Nueva Orleans vela luz Domingo, el abuelo astral: novela ectoplasmtica, de Milton Martnez y en CaliforniaLas siete estaciones de una bsqueda, de Josefina Leyva.En 2001 novelistas de reconocida trayectoria aportan nuevos ttulos: Dana Chaviano, Gataencerrada (Barcelona); Antonio Bentez Rojo, Mujer en traje de batalla (Madrid); MatasMontes Huidobro, Concierto para sordos (Tempe, Arizona), y Reinaldo Bragado Bretaa, Laciudad hechizada (Miami). Tambin salen a la luz en Miami la novela testimonio de MaraElena Cruz Varela, Dios en las crceles cubanas; Subasta de sueos, de Manuel C. Daz, y Lafundacin de Santa Elena de Yaray, de Carmen Navarro (1912). Fernando Velsquez Medinapublica ltima rumba en La Habana (Nueva York)10.En 2002 se conmemora el centenario de la Repblica de Cuba y sus autores parecen cele-brarlo con una explosin de nuevas novelas. En Miami solamente, se publican Sabanalamar,de Jos Abreu Felippe, y Memoria del silencio, de Uva de Aragn, que aspira a insertarse enuna nueva corriente de textos de reconciliacin, as como Alquimia Magna, de Daniel Fer-nndez; Vuelta al gnesis, de Onilda A. Jimnez; El entierro del enterrador, de J. A. Albertini; Eloro de Manny Plaza: Operacin Carnero, de Juan Alborn Salado y la primera novela de JosM. Gonzlez Llorente, La odisea del Obalunko. Escritores de categora continan ampliandosu obra con ms novelas, muchas veces publicadas por editoriales fuera de los Estados Uni-dos. As, Matas Montes Huidobro, profesor por muchos aos en Hawi, y residente desde sujubilacin en Miami, publica Parto en el cosmos (Madrid); Dana Chaviano, Fbulas de unaabuela extraterrestre (Mxico), y Juan Abreu Felippe, Gimnasio (Barcelona)11.Las mujeres van a ocupar un lugar crecientemente significativo en la novelstica de la dispora.En 2003 Mara Elena Cruz Varela obtiene el premio de novela histrica Alfonso X el Sabio conJuana de Arco: el corazn del verdugo (Madrid), mientras que Mayra Montero publica Vana ilu-sin: las memorias noveladas de Narciso Figueroa (San Juan). El fecundo Juan Abreu Felippe fir-ma Orln Veinticinco, en Barcelona. En San Juan aparecen El xito del tigre, de Luis Manuel Gar-ca Mndez; Un ciervo herido, de Flix Luis Viera, y La desobediencia, de Alejandro F. Aguilar. Dosnovelas de Csar Leante, Pan negro y Muelle de caballera, se publican en Miami, as como Entredos luces (modelo de un destino antillano),de Julio Matas y la segunda novela de Jos M. Gonz-lez Llorente, Tierra elegida. En California Jorge Luis Seco da a luz Cuba: Solo para turistas12.Las novedades de 2004 incluyen Una mujer y otras cuatro, de Mireya Robles (San Juan), ins-crita en la temtica de la literatura gay y lesbiana; la novela juvenil de Dana Chaviano, Losmundos que amo (Bogot); Ratas en la isla, de Matas Montes Huidobro (Cdiz), y Cinco cer-vezas, de Juan Abreu Felippe (Barcelona). En 2004 aparecen tambin El instrumento deChang, de Emilio Sur (Cdiz); Estatuas de carne, de Ral Tpanes Estrella (Miami); La ciu-dad de las magnolias, de May Betancourt (Madrid); Casino azul, de Carmen Alea Paz (Cali-fornia); Entre los rostros de Tailandia, de Josefina Leyva (Miami); Posesas de La Habana, deTere