literatura y escritores

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SáBADO 7 DE NOVIEMBRE DEL 2015 EL COMERCIO .A37 Uno de los momentos más impresio- nantes de mi vida fue cuando pude darme cuenta que dominaba el len- guaje y convertía en mi cabeza las pa- labras en imágenes. Incluso antes de aprender a escribir, ya sabía que iba a ser escri- tor y esperaba el momento de aprender a ha- cerlo”, recuerda. —¿Es un buen momento para ser es- critor? Yo creo que sí porque nunca es- tuvo más en contra el mundo de la literatura. Allí hay dos actitudes: o te deprimes o di- ces “no hay nada que perder”. Un autor de mis características puede permitirse ciertas actitu- des frente a sus editores que antes no se podía y un editor también. Si todos vendieran muchísimo y algunos muy poco, esos serían rápidamente descar- tados. Pero, como todo está deprimido, es el momento para que la literatura pueda plantar cara y bandera. —Entonces, nos estamos acostumbrando a hablar solo de libros… Claro, y un libro como “La parte inventada” lo puedes escribir desde el éxito y la comodidad financiera absoluta o desde un lugar como es- toy yo. Tal vez desde una posición intermedia, sería más costoso. “La literatura nos sirve para viajar a otro lado y volver a casa” ALBERTO RINCóN EFFIO Desde Barcelona Hay escritores que viven encadenando pre- mios pero a Rodrigo Fresán no le importan. Lo que sí quisiera es ganar el Euromillón para dejar de escribir dos años y volver a la literatura con la sensación de quien sale de un coma. POSDATA Nací en Buenos Aires, Argentina, tengo 52 años, soy escritor y periodista. Vivo en Barcelona desde 1999. He publicado los libros “Historia argentina”, “Vidas de santos”, “Esperanto”, “La velocidad de las cosas”, “Jardines de Kensington”, “El fondo del cielo” y “La parte inventada”. Escribo columnas de opinión en la revista “Letras libres” y el diario “Página/12”. Soy admirador de Bob Dylan. No he leído “Rayuela” de Cortázar ni “Ada o el ardor” de Nabokov. Si fuese la Academia Sueca de Literatura, le daría el Premio Nobel a John Banville. Rodrigo Fresán Escritor LEONARDO FACCIO Me parece bien que lo hagan ellos. Yo, si pu- diera quedarme en mi casa y no salir, firmaría encantado. —¿Hay una crisis de concentración en los lectores de libros? Sí, cada vez hay menos lectores, pero con esa reducción de la masa lectora, van quedando los lectores buenos. Lo decía Charles Darwin: “The survival of the fittest”, pero creo que Joy- ce, Proust, Faulkner siguen teniendo el mis- mo número de lectores. Lo que sí me parece es que los ‘best sellers’ son cada vez peores. —¿Por qué crees que la rueda y el libro sean dos inventos que no han cambiado nada? Creo que por la permanencia y el empecinar- se en una cierta forma. Desde un punto de vista de diseño, serán siempre lo mismo. Por ejemplo, para mí, el libro electrónico es otra cosa, me caería más simpático si se llamara distinto. No tiene gracia leer en pantallas y guardar dos mil libros en una máquina que nunca podrás leer. —Dices que las novelas importan menos por- que ahora importa más la propia novela… Sí, pero me parece que eso va a acabar. Este momento de exhibicionismo y de ex- posición impúdica va a acabar y vamos a volver a la timidez. Volveremos a las épo- cas de Jane Austen y a leer a Jane Austen. —¿Hoy en día es más complicado ser un buen lector? No sé, pero estoy seguro de que en el si- glo XIX, en la época dorada de la novela, también había mucho ruido. Más acús- tico, menos electrónico pero mucho ruido. Es cierto también que la gran fun- ción social de la novela ya no es necesa- ria, por eso es un buen momento. —¿El escritor nunca termina diciendo lo que realmente quería? Es que no te alcanzan los años para leer todo lo que tendrías que leer, imagí- nate para escribirlo. Escribes mucho menos de lo que lees, comparativamente. No terminas nunca ninguno de los dos viajes; simplemente te hundes, el tema es ver con qué gracia y elegancia. —¿Para qué nos servirá finalmente la litera- tura? Para lo que sirvió siempre: para viajar a otro lado y volver a casa. Además es una disciplina muy económica, que la puedes hacer desde muy joven. Con leer y escribir, un lápiz y un cuaderno, puedes hacer una obra maestra. -- EN EL COMERCIO -- Rodrigo Fresán escribe en suplemento El Dominical de este Diario. -“Matadero cinco” de Kurt Vonnegut. -“Los infinitos”de John Banville. -“Estrella distante”de Roberto Bolaño. -“Los diarios de Emilio Renzi”de Ricardo Piglia. -“Cartas a Véra”de Vladimir Nabokov. Colecciones El Comercio @elcomercio elcomercio.pe (51) 947-031-286 —¿Crees que esto durará? ¿O volveremos a llamar ‘boom’ a otra cosa? No, yo creo que el ‘boom’ es una etiqueta dis- cutible, en perspectiva. Lo que yo sí creo es que el libro permanece porque hay una cues- tión muy de fondo que es la necesidad de contar historias y de que te las cuenten. —¿Cuándo empezaste a escribir sentiste algún peso de esa generación pasada? Yo empecé a escribir en Argentina y siem- pre estuve muy en margen del ‘boom’. Yo no recuerdo a nadie de mi generación que dijera: “quiero escribir la gran novela ar- gentina”. Para empezar, el género rey de Argentina es el cuento, eso marca una di- ferencia importante. Puedo disfrutar de leer “Conversación en La Catedral” pero si me pones un revólver en la nuca y me dices “escríbela”, digo “dispara”. Con toda la admiración y respeto, me encan- ta que ese libro lo haya escrito otro. —¿Eres un escritor con pocos temas pero con mucho que de- cir? No sé si soy eso, pero estoy se- guro de que esos son los escri- tores que más me gustan: Na- bokov, Proust, Banville, Borges, Bioy Casares. Me gusta la idea de la especialización. Y mi tema es el tema más transgresor que hay actualmente, y que no es la droga, ni el sexo ni la política, sino leer y es- cribir. No creo que haya actitud más transgre- sora que escribir sobre eso. —Dices que te gusta cada vez más escribir y menos ser escritor… Sí, no me gusta mucho la parte pública del es- critor. La idea del escritor como personaje que debe acompañar a su obra casi satelitalmen- te no me interesa mucho. Me parece que hay escritores a los que les gusta mucho hacer eso. RECOMENDADOS DE FRESÁN

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Page 1: Literatura y Escritores

sábado 7 de noviembre del 2015 el comercio .A37

“ Uno de los momentos más impresio-nantes de mi vida fue cuando pude darme cuenta que dominaba el len-guaje y convertía en mi cabeza las pa-labras en imágenes. Incluso antes de

aprender a escribir, ya sabía que iba a ser escri-tor y esperaba el momento de aprender a ha-cerlo”, recuerda. —¿Es un buen momento para ser es-critor?Yo creo que sí porque nunca es-tuvo más en contra el mundo de la literatura. Allí hay dos actitudes: o te deprimes o di-ces “no hay nada que perder”. Un autor de mis características puede permitirse ciertas actitu-des frente a sus editores que antes no se podía y un editor también. Si todos vendieran muchísimo y algunos muy poco, esos serían rápidamente descar-tados. Pero, como todo está deprimido, es el momento para que la literatura pueda plantar cara y bandera. —Entonces, nos estamos acostumbrando a hablar solo de libros…Claro, y un libro como “La parte inventada” lo puedes escribir desde el éxito y la comodidad financiera absoluta o desde un lugar como es-toy yo. Tal vez desde una posición intermedia, sería más costoso.

“La literatura nos sirve para viajar a otro

lado y volver a casa”ALberTo rInCón effIo

Desde Barcelona

Hay escritores que viven encadenando pre-mios pero a Rodrigo Fresán no le importan. Lo que sí quisiera es ganar el Euromillón para dejar de escribir dos años y volver a la literatura con la sensación de quien sale de un coma.

posdata

Nací en Buenos Aires, Argentina, tengo 52 años, soy escritor y periodista. Vivo en Barcelona desde 1999. He publicado los libros “Historia argentina”, “Vidas de santos”, “Esperanto”, “La velocidad de las cosas”, “Jardines de Kensington”, “El fondo del cielo” y “La parte inventada”. Escribo columnas de opinión en la revista “Letras libres” y el diario “Página/12”. Soy admirador de Bob Dylan. No he leído “Rayuela” de Cortázar ni “Ada o el ardor” de Nabokov. Si fuese la Academia Sueca de Literatura, le daría el Premio Nobel a John Banville.

Rodrigo FresánEscritor

leonardo faccio

Me parece bien que lo hagan ellos. Yo, si pu-diera quedarme en mi casa y no salir, firmaría encantado.—¿Hay una crisis de concentración en los lectores de libros?Sí, cada vez hay menos lectores, pero con esa reducción de la masa lectora, van quedando los lectores buenos. Lo decía Charles Darwin: “The survival of the fittest”, pero creo que Joy-ce, Proust, faulkner siguen teniendo el mis-mo número de lectores. Lo que sí me parece es que los ‘best sellers’ son cada vez peores. —¿Por qué crees que la rueda y el libro sean dos inventos que no han cambiado nada?Creo que por la permanencia y el empecinar-se en una cierta forma. Desde un punto de vista de diseño, serán siempre lo mismo. Por ejemplo, para mí, el libro electrónico es otra cosa, me caería más simpático si se llamara distinto. no tiene gracia leer en pantallas y guardar dos mil libros en una máquina que nunca podrás leer.—Dices que las novelas importan menos por-

que ahora importa más la propia novela…Sí, pero me parece que eso va a acabar. este momento de exhibicionismo y de ex-posición impúdica va a acabar y vamos a volver a la timidez. Volveremos a las épo-cas de Jane Austen y a leer a Jane Austen.—¿Hoy en día es más complicado ser un buen lector?no sé, pero estoy seguro de que en el si-glo XIX, en la época dorada de la novela, también había mucho ruido. Más acús-tico, menos electrónico pero mucho ruido. es cierto también que la gran fun-ción social de la novela ya no es necesa-ria, por eso es un buen momento.—¿El escritor nunca termina diciendo lo que realmente quería?es que no te alcanzan los años para leer todo lo que tendrías que leer, imagí-nate para escribirlo. escribes mucho

menos de lo que lees, comparativamente. no terminas nunca ninguno de los dos viajes; simplemente te hundes, el tema es ver con qué gracia y elegancia.—¿Para qué nos servirá finalmente la litera-tura?Para lo que sirvió siempre: para viajar a otro lado y volver a casa. Además es una disciplina muy económica, que la puedes hacer desde muy joven. Con leer y escribir, un lápiz y un cuaderno, puedes hacer una obra maestra.

--En El

comErcio--

Rodrigo Fresán escribe en

suplemento El Dominical de

este Diario.

-“Matadero cinco” de Kurt Vonnegut.-“Los infinitos”de John Banville.-“Estrella distante”de Roberto Bolaño.-“Los diarios de Emilio Renzi”de Ricardo Piglia.-“Cartas a Véra”de Vladimir Nabokov.

Colecciones El Comercio

@elcomercio elcomercio.pe (51) 947-031-286

—¿Crees que esto durará? ¿O volveremos a llamar ‘boom’ a otra cosa?no, yo creo que el ‘boom’ es una etiqueta dis-cutible, en perspectiva. Lo que yo sí creo es que el libro permanece porque hay una cues-tión muy de fondo que es la necesidad de contar historias y de que te las cuenten.—¿Cuándo empezaste a escribir sentiste algún peso de esa generación pasada?Yo empecé a escribir en Argentina y siem-pre estuve muy en margen del ‘boom’. Yo no recuerdo a nadie de mi generación que dijera: “quiero escribir la gran novela ar-gentina”. Para empezar, el género rey de Argentina es el cuento, eso marca una di-ferencia importante. Puedo disfrutar de leer “Conversación en La Catedral” pero si me pones un revólver en la nuca y me dices

“escríbela”, digo “dispara”. Con toda la admiración y respeto, me encan-

ta que ese libro lo haya escrito otro.

—¿Eres un escritor con pocos temas pero con mucho que de-cir?no sé si soy eso, pero estoy se-guro de que esos son los escri-

tores que más me gustan: na-bokov, Proust, banville, borges,

bioy Casares. Me gusta la idea de la especialización. Y mi tema es el tema más

transgresor que hay actualmente, y que no es la droga, ni el sexo ni la política, sino leer y es-cribir. no creo que haya actitud más transgre-sora que escribir sobre eso.—Dices que te gusta cada vez más escribir y menos ser escritor…Sí, no me gusta mucho la parte pública del es-critor. La idea del escritor como personaje que debe acompañar a su obra casi satelitalmen-te no me interesa mucho. Me parece que hay escritores a los que les gusta mucho hacer eso.

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