literatura oral sept 6-2012

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NARRADORAS Y NARRADORES ORALES VOCES PARA LA PERMANENCIA CULTURAL María Elcina Valencia Córdoba Generar un espacio para la literatura oral del Pacífico es contribuir al fortalecimiento identitario en perspectiva diferencial; es juntar voces maestras de sabedores que recogen el mundo en la memoria y la entregan con la magia de la palabra, con el arte implícito en un sistema comunicativo que involucra el cuerpo en toda su expresión. Sin las voces de las narradoras y los narradores las culturas perderían movilidad en el tiempo. Ellas y ellos, caminan sobre palabras, como en un tablao de chonta que dura y perdura; pero también llevan las palabras en los hombros, protegidas en las manos, tiernas en las sonrisas y en las miradas. Con la palabra vivifican las culturas. Narradores y narradoras, con sus modos y estilos propios de expresión, ya sea en forma de relato, décimas, coplas, trovas, cuentos y romances, guardan en la memoria la sabiduría milenaria de culturas particulares. Son artistas, maestros y maestras de la palabra, escultores y escultoras de la historia; y aunque existen otros modos de contar la vida de los pueblos, el dinamismo que se imprime en la palabra hablada es particular; es el cuerpo entero en armonía que se convierte en un sistema de comunicación; una voz acompañada de gestos, de toques, de movimientos cadenciosos y a veces hasta cuestionamientos a quienes les escuchan. Mediante la narración el cuerpo de las narradoras y los narradores en su conjunto expresa estados de ánimo, formas de ser y de pensar, contribuyendo no solo con el disfrute de la manifestación sino que además genera aprendizajes, provoca emociones, cuestionamientos, críticas, análisis y debates. Mientras narran, comunican, intentan involucrar al público y esperan respuesta en los aplausos, en las ovaciones y en posteriores abrazos a la salida del escenario que les ha visto transformarse y transformar las prácticas populares en obras de arte y en actos de sabiduría renovadores del conocimiento

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Page 1: Literatura oral sept 6-2012

NARRADORAS Y NARRADORES ORALESVOCES PARA LA PERMANENCIA CULTURAL

María Elcina Valencia Córdoba

Generar un espacio para la literatura oral del Pacífico es contribuir al fortalecimiento identitario en perspectiva diferencial; es juntar voces maestras de sabedores que recogen el mundo en la memoria y la entregan con la magia de la palabra, con el arte implícito en un sistema comunicativo que involucra el cuerpo en toda su expresión. Sin las voces de las narradoras y los narradores las culturas perderían movilidad en el tiempo. Ellas y ellos, caminan sobre palabras, como en un tablao de chonta que dura y perdura; pero también llevan las palabras en los hombros, protegidas en las manos, tiernas en las sonrisas y en las miradas. Con la palabra vivifican las culturas.

Narradores y narradoras, con sus modos y estilos propios de expresión, ya sea en forma de relato, décimas, coplas, trovas, cuentos y romances, guardan en la memoria la sabiduría milenaria de culturas particulares. Son artistas, maestros y maestras de la palabra, escultores y escultoras de la historia; y aunque existen otros modos de contar la vida de los pueblos, el dinamismo que se imprime en la palabra hablada es particular; es el cuerpo entero en armonía que se convierte en un sistema de comunicación; una voz acompañada de gestos, de toques, de movimientos cadenciosos y a veces hasta cuestionamientos a quienes les escuchan.

Mediante la narración el cuerpo de las narradoras y los narradores en su conjunto expresa estados de ánimo, formas de ser y de pensar, contribuyendo no solo con el disfrute de la manifestación sino que además genera aprendizajes, provoca emociones, cuestionamientos, críticas, análisis y debates.

Mientras narran, comunican, intentan involucrar al público y esperan respuesta en los aplausos, en las ovaciones y en posteriores abrazos a la salida del escenario que les ha visto transformarse y transformar las prácticas populares en obras de arte y en actos de sabiduría renovadores del conocimiento implícito en la herencia generacional que se conserva en la memoria colectiva.

Es un arte recoger todo este acervo cultural en la memoria y entregarlo con gran maestría en diversos escenarios ya sea en el seno de la familia como en pequeños grupos sociales y en escenarios multitudinarios donde les toca vencer el miedo ante los ojos maliciosos, oídos de singular sordera y bocas movedizas.

La literatura oral por su parte, ha permitido la transmisión de culturas milenarias que han considerado esta herramienta como un vehículo fundamental que guarda y comunica su esencia por medio del lenguaje oral.

En la literatura oral del Pacífico colombiano las memorias africanas recreadas en territorio americano permanecen en el tiempo. Estas literaturas conservan un legado ancestral de valores que aluden al ser individual y colectivo, que narradores y narradoras fortalecen a diario, formando a las nuevas generaciones.

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Este proceso comunicativo se sitúa en el presente, recrea las culturas recogiendo el pasado y las proyecta al futuro con actos creativos que develan la personalidad del narrador o narradora así como la de los personajes que encarnan. Es un medio no solo de expresión sino también de transmisión del conocimiento, tradiciones e historias de los pueblos. Los valores que transmiten a diario con sus actuaciones son pilares fundamentales para la convivencia y para el fortalecimiento de identidades.

Porque “este era un hombre casado con su mujer y una mujer casada con su marido, tuvieron viviendo, tuvieron viviendo hasta que tuvieron tres hijos”; en cada hijo permanece un valor, el valor de la palabra, el respeto a los mayores, la familiaridad y muchos otros, porque “el compadre rico y el compadre pobre” se convirtieron en ejemplos frente a la honestidad, la humildad, el no rotundo a la avaricia y a la envidia, porque “el tío conejo, el tío guatín, la tórtola, la liebre y la lechuza”, dejaron grandes enseñanzas, porque “andaban y andaban y andaban y les parecía que no iba andando y andando iban”, hasta que llegaron al nuevo siglo y las nuevas generaciones aprendieron a vivir de manera solidaria, en el reconocimiento a la diversidad, en el respeto de lo ajeno, y todo eso, gracias a narradoras y a narradores que siguen entregándole a sus hijos e hijas, la herencia que recibieron de sus mayores.

Por eso, es fundamental el papel de estos hombres y mujeres que nos dejan la vida del pueblo en un juego de palabras arregladas a su ingenio y deben ser escuchados y escuchadas, y después leídos y leídas, porque educan, concientizan, se revelan, protestan e incitan a la participación consciente para la toma de decisiones necesarias en transformación social de esta región de palabras duras como la chonta.

Narradoras y narradores orales, son voces con autoridad para la permanencia cultural.

6-09-12

María Elcina Valencia CórdobaMagíster en Educación

Especialista en pedagogía del folclorPoeta y escritora