literatura compendio general - 5- hispanoamerica

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130 j[email protected] www.correccion-gramatical.blogspot.com LITERATURA LATINOAMERICANA LITERATURA HISPANOAMERICANA En la Literatura Hispanoamericana tratamos con el habla de los países americanos donde sus residentes practican el idioma español. Tenemos dos países excep- cionales: el Paraguay donde junto con el español se reco- noce un idioma verdaderamente americano, el guaraní, como lengua oficial. El otro caso es los Estados Unidos de América. A pesar de ser el inglés la lengua oficial, residen en él más hablantes de la lengua española que en la ma- yoría de las otras naciones y también es donde muchos de los más notables escritores de América Hispana en algún momento de su vida han radicado. La Literatura Hispanoamericana tiene sus comienzos con la llegada de las tres carabelas de Colón. Cierto que en el Nuevo Mundo existían civilizaciones con culturas propias bien definidas. Desafortunadamente la mayoría de éstas fueron erradicadas. Aunque algunas han logrado sobrevi- vir, con las que trataremos en la literatura americana. Y todas, de una forma u otra, han influenciado las literaturas de nuestra América Hispana. Común entre estas literaturas hispanas en América son sus comienzos en las crónicas de los conquistadores y los catecismos de los evangelizadores. Avanzan a un período de transformación, afectado por la influencia española, donde la conciencia criolla se desarrolla en identidad na- cional. Y de ahí en adelante es donde se ponen interesan- tes. Volverán a ocurrir transformaciones, de reflexión cul- tural, pero cada una de ellas, con cierta influencia de sus vecinos, toma su propio camino. Se vuelven a consolidar en el Modernismo, para sólo después retornar de nuevo a sus rumbos ya trazados. Las circunstancias y estímulos que contribuyeron al desa- rrollo de estas literaturas son tan variados como las tierras del Nuevo Mundo, y tan numerosos como su población. COLONIA (SIGLOS XVI, XVII, XVIII) ALONSO DE ERCILLA Y ZÚÑIGA (España, 1533 - 1594) Don Alonso de Erci- lla y Zúñiga nació en Madrid el 7 de agosto de 1533, li- gado a la nobleza y hombre culto, fue paje del futuro Rey Felipe II y acompa- ñando a éste rea- lizó diversos viajes por Europa. En 1555, el joven Alonso se embarcó rumbo al Perú con Jerónimo de Alde- rete, quien falleció en las cercanías de Panamá, y poste- riormente llegó a Chile en 1557, formando parte de la ex- pedición del nuevo gobernador García Hurtado de Men- doza. Luego, el 26 de junio de aquel año, los españoles desembarcaron en la Isla Quiriquina, desde donde pasa- ron a la destruida ciudad de Concepción (hoy Penco) donde construyeron un fuerte para repeler los constantes ataques de los araucanos. Tras sangrientos combates siguieron hacia el sur, hasta finalmente llegar a la isla grande de Chiloé, desde donde comenzó el retorno. El propio Ercilla puntualiza haber sido el primero en llegar a las costas chilotas, y es exacto en señalar la hora y la fecha (28-II-1558): "Aquí llegó, donde otro no ha llegado, don Alonso de Ercilla, que el primero en un pequeño barco deslastrado, con solos diez pasó el desaguadero el año de cincuenta y ocho entrado sobre mil y quinientos, por Hebrero, a las dos de la tarde, el postrer día, volviendo a la dejada compañía". (Estrofa XXIX, Canto XXXVI de "La Araucana")

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LITERATURA LATINOAMERICANA

LITERATURA HISPANOAMERICANA En la Literatura Hispanoamericana tratamos con el habla de los países americanos donde sus residentes practican el idioma español. Tenemos dos países excep-cionales: el Paraguay donde junto con el español se reco-noce un idioma verdaderamente americano, el guaraní, como lengua oficial. El otro caso es los Estados Unidos de América. A pesar de ser el inglés la lengua oficial, residen en él más hablantes de la lengua española que en la ma-yoría de las otras naciones y también es donde muchos de los más notables escritores de América Hispana en algún momento de su vida han radicado. La Literatura Hispanoamericana tiene sus comienzos con la llegada de las tres carabelas de Colón. Cierto que en el Nuevo Mundo existían civilizaciones con culturas propias bien definidas. Desafortunadamente la mayoría de éstas fueron erradicadas. Aunque algunas han logrado sobrevi-vir, con las que trataremos en la literatura americana. Y todas, de una forma u otra, han influenciado las literaturas de nuestra América Hispana. Común entre estas literaturas hispanas en América son sus comienzos en las crónicas de los conquistadores y los catecismos de los evangelizadores. Avanzan a un período de transformación, afectado por la influencia española, donde la conciencia criolla se desarrolla en identidad na-cional. Y de ahí en adelante es donde se ponen interesan-tes. Volverán a ocurrir transformaciones, de reflexión cul-tural, pero cada una de ellas, con cierta influencia de sus vecinos, toma su propio camino. Se vuelven a consolidar en el Modernismo, para sólo después retornar de nuevo a sus rumbos ya trazados. Las circunstancias y estímulos que contribuyeron al desa-rrollo de estas literaturas son tan variados como las tierras del Nuevo Mundo, y tan numerosos como su población.

COLONIA (SIGLOS XVI, XVII, XVIII)

ALONSO DE ERCILLA Y ZÚÑIGA

(España, 1533 - 1594)

Don Alonso de Erci-lla y Zúñiga nació en Madrid el 7 de agosto de 1533, li-gado a la nobleza y hombre culto, fue paje del futuro Rey Felipe II y acompa-ñando a éste rea-lizó diversos viajes por Europa. En 1555, el joven Alonso se embarcó rumbo al Perú con Jerónimo de Alde-rete, quien falleció en las cercanías de Panamá, y poste-riormente llegó a Chile en 1557, formando parte de la ex-pedición del nuevo gobernador García Hurtado de Men-doza. Luego, el 26 de junio de aquel año, los españoles desembarcaron en la Isla Quiriquina, desde donde pasa-ron a la destruida ciudad de Concepción (hoy Penco) donde construyeron un fuerte para repeler los constantes ataques de los araucanos. Tras sangrientos combates siguieron hacia el sur, hasta finalmente llegar a la isla grande de Chiloé, desde donde comenzó el retorno. El propio Ercilla puntualiza haber sido el primero en llegar a las costas chilotas, y es exacto en señalar la hora y la fecha (28-II-1558):

"Aquí llegó, donde otro no ha llegado, don Alonso de Ercilla, que el primero en un pequeño barco deslastrado, con solos diez pasó el desaguadero el año de cincuenta y ocho entrado sobre mil y quinientos, por Hebrero, a las dos de la tarde, el postrer día, volviendo a la dejada compañía".

(Estrofa XXIX, Canto XXXVI de "La Araucana")

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De este modo, el poeta y soldado Ercilla estuvo en el tea-tro de operaciones de la Guerra de Arauco en 1557 hasta finales del año siguiente, luego que un incidente ocurrido en la ciudad de La Imperial fuera la causa de su destierro al Perú, ordenado por el gobernador García Hurtado de Mendoza. Como hemos visto arriba, compuesta en octavas reales y dividida en Tres Partes con un total de XXXVII cantos, "La Araucana" de don Alonso de Ercilla y Zúñiga, es el primer gran poema épico dedicado a la conquista de América y el mejor en lengua castellana. La Primera Parte del poema consta de 15 cantos, y na-rra, como se ha dicho, los comienzos de la conquista de Chile. Con una visión renacentista del paisaje y del hom-bre americanos, y con singular acierto, Ercilla describe las hazañas bélicas que protagonizan españoles y arauca-nos, exaltando la bravura de estos últimos en la defensa de su tierra y su libertad. Careciendo de este modo de un sólo héroe, la obra fue así inicialmente escrita en el esce-nario de los hechos que canta: "... muchas veces en cuero por falta de papel, y en peda-zos de cartas, algunos tan pequeños que apenas cabían seis versos, que no me costó después poco trabajo juntar-los; y por esto, y por la humildad con que va la obra, como criada en tan pobres pañales; acompañándola el celo y la intención con que se hizo, espero será parte para poder sufrir quien la leyere las faltas que lleva...". (Del Prólogo de don Alonso de Ercilla y Zúñiga) Desde su aparición, en 1569, "La Araucana", costeada por su propio autor, obtuvo éxito, lo que obligó a Ercilla a preparar la Segunda Parte en 1578 y, más tarde, en 1589, la Tercera. El poema completo, con sus Tres Par-tes, se publicó en Madrid, por primera vez, en 1590. Valo-rada desde sus inicios, esta pieza clave del Siglo de Oro español, aparece ya distinguida en el escrutinio de los li-bros del Quijote de Miguel de Cervantes, donde es desta-cada conjuntamente con "La Austriada" de Juan Rufo y "El Monserrat" de Cristóbal de Virués. Ya casado con doña María de Bazán y habiendo sido nombrado gentilhombre de la Corte y Caballero de la Or-den de Santiago, don Alonso de Ercilla y Zúñiga, que desde 1580 ejerció como censor de libros por encargo del Consejo de Castilla, falleció en Madrid el 29 de noviembre de 1594. Obras: “La Araucana” Características: - Notoria influencia de Homero y Virgilio. - Admiró el valor de los araucanos, haciendo que su na-

cionalismo no arruine su obra. - Estilo elegante y vibrante. “LA ARAUCANA” “La Araucana” consta de 37 cantos distribuidos en tres partes y escrita en octavas reales (estrofas de ocho ver-sos endecasílabos, que rima ABABABCC). Toda la pri-mera parte y parte de la segunda y tercera fue redactada en el mismo campo de batalla, según manifiesta el propio Ercilla: “Muchas veces en cuero, por falta de papel, y en pedazos de cartas, algunas tan pequeñas que apenas

cabían seis versos, que no costó después poco trabajo juntarlos”. Empieza el poema con la descripción del terreno de esta na-ción, y en particular, el valle del Arauco, la vida y costumbre de los araucanos. “El fin, el hado y clima de esta tierra,/ si su estrella y pronósticos se miran,/ es contienda, furor, discordia, guerra,/ y a sólo esto los ánimos aspiran;/ todo su bien y mal aquí se encierra;/ son hombres que de súbito se miran/ de condición feroces, impacientes,/ amigos de domar extrañas gentes. “Se convoca el consejo de Caciques, que a propues-ta de Colocolo, elegirán por caudillo al que sostenga por más tiempo un enorme tronco: “En virtud de vuestro brazo espero/ que puede en breve tiempo remediarse;/ más ha de haber un capitán primero,/ que todos por él quieran gobernarse ;/ éste será quien más un gran madero/ sustentarse en el hombro sin pararse;/ y pues que sois iguales en la suerte procura ca-da cual ser el más fuerte”. Resulta vencedor el valeroso Cau-policán: “... ya a los marchitos campos restauraba/ la frescu-ra perdida y sin colores,/ calando aquel valle la luz nueva,/ cuando Caupolicán viene a la prueba”. Los primeros comba-tes son desfavorables para los españoles; derrotados por Lautaro y muerto Valdivia, se retiran a Santiago. La ciudad de Concepción es destruida por los araucanos y la imperial se ve amenazada y fiestas de estos por los triunfos. El Marqués de Cañete envía entonces refuerzos por mar y tierra. Villagrán sorprende a los araucanos y derrota a Lautaro que es muerto en la batalla. En la segunda parte, los españoles llegan al puerto de Concepción y reconocen la isla de Talcahua-no. Los caudillos Tucapel y Peterguelen zanjan sus discu-siones mientras los españoles se repliegan para levantar un fuerte en Penco. Los araucanos atacan el fuerte de Penco y los navíos españoles, pero se retiran con pérdida de mucha gente. Tucapel escapa malherido y Tegualda refiere a Ercilla el lastimoso proceso de su historia. Con los refuerzos recibi-dos desde Santiago y la Imperial, los peninsulares entran en el Estado de Arauco. Después de sangrientos ataques en que descuellan por su bravura Tucapel, Rengo y Galvariño en la quebrada de Purén, retíranse los araucanos, contentos aunque desbarata-dos, luego de saquear el bagaje. La tercera parte refiere cómo Caupolicán, engañado por Andresillo, acomete el fuerte creyendo sorprender dormidos a los españoles. Caupolicán, hecho prisionero, es condenado a muerte y antes de ser ajus-ticiado se hace cristiano. Los españoles prosiguen su marcha hacia el sur; “Quedó abierto los ojos y de suerte/ que por vivo llegaban a mirarle;/ que la amarilla y afeada muerte/ no pudo aún puesto allí desfigurarle...” El nuevo caudillo indígena los ataja en el desaguadero del archipiélago de Chiloé y los de-cide a retornar a la ciudad Imperial. Don Alonso se embarca para España y termina su poema con una fundamentación de la guerra como derecho de la gente, a propósito de las pre-tensiones de Felipe II sobre el reino de Portugal.

PRIMERA PARTE CANTO I

El cual declara el asiento y descripción de la Provincia de Chile y Estado de Arauco, con las costumbres y modos de guerra que los naturales tienen; y asimismo trata en suma la entrada y conquista que los españoles hicieron hasta que Arauco se comenzó a rebelar. No las damas, amor, no gentilezas de caballeros canto enamorados; ni las muestras, regalos y ternezas de amorosos efectos y cuidados; mas el valor, los hechos, las proezas de aquellos españoles esforzados, que a la cerviz de Arauco no domada pusieron duro yugo por la espada.

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Cosas diré también harto notables de gente que a ningún rey obedecen, temerarias empresas memorables que celebrarse con razón merecen; raras industrias, términos loables que más los españoles engrandecen: pues no es el vencedor más estimado de aquello en que el vencido es reputado.

Suplícoos, gran Felipe, que mirada esta labor, de vos sea recibida, que, de todo favor necesitada, queda con darse a vos favorecida: es relación sin corromper, sacada de la verdad, cortada a su medida; no despreciés el don, aunque tan pobre, para que autoridad mi verso cobre.

Quiero a Señor tan alto dedicarlo, porque este atrevimiento lo sostenga, tomando esta manera de ilustrarlo, para que quien lo viere en más lo tenga: y si esto no bastare a no tacharlo, a lo menos confuso se detenga pensando que, pues va a vos dirigido, que debe de llevar algo escondido.

Y haberme en vuestra casa yo criado, que crédito me da por otra parte, hará mi torpe estilo delicado, y lo que va sin orden, lleno de arte; así de tantas cosas animado, la pluma entregaré al furor de Marte; dad orejas, señor, a lo que digo, que soy de parte de ello buen testigo.

Chile, fértil provincia y señalada en la región Antártica famosa, de remotas naciones respetada por fuerte, principal y poderosa; la gente que produce es tan granada, tan soberbia, gallarda y belicosa, que no ha sido por rey jamás regida ni a extranjero dominio sometida.

Es Chile norte sur de gran longura, costa del nuevo mar, del Sur llamado; tendrá del este a oeste de angostura cien millas, por lo más ancho tomado; bajo del polo Antártico en altura de veinte y siete grados, prolongado hasta do el mar océano y chileno mezclan sus aguas por angosto seno.

Y estos dos anchos mares, que pretenden, pasando de sus términos, juntarse, baten las rocas y sus olas tienden, mas es les impedido al allegarse; por esta parte al fin la tierra hienden y pueden por aquí comunicarse: Magallanes, señor, fue el primer hombre que, abriendo este camino, le dio nombre. Por falta de piloto, o encubierta causa, quizá importante y no sabida, esta secreta senda descubierta quedo para nosotros escondida; ora sea yerro de la altura cierta, ora que alguna isleta removida del tempestuoso mar y viento encallando en la boca, la ha cerrado.

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ (1651 - 1695)

Juana Inés de Asbaje y Ramí-rez de Santilla-na, nació en 12 de noviembre de 1651 en San Miguel de Nepantla, Amecameca. Fue hija de pa-dre vasco y madre mexi-cana. Tocóle en suerte vivir una época en que la literatura nacional era copia, más o menos fiel, de la española; culteranisrno, estilo que se agudiza en gongorismo; y la tendencia de los escritores de ese tiempo a escribir únicamente en verso, la cual, por la estilización que preferían, cuajaba en composiciones que constituían verdaderos logogríficos del intelecto: se vestía a la idea con un ropaje enfarragoso, para luego gozar en desnudarla. Al respecto ha dicho un autor que "en tal época hablar claro era un pecado". La producción de Sor Juana en su gran mayoría poética, con todo y ser presa de la misma afectación, por su sinceridad y fuerza alcanza tonos desconocidos de sus contemporáneos, en grado tal, que hay quienes piensan que ella, y Juan Ruiz de Alarcón, integran "la mayor gloria de México virreinal"; más aún: que únicamente por Sor Juana se salva la literatura del siglo XVII, que era cultivada por "poetas sin condiciones de cultura ni talento". Su genio manifestóse bien temprano, pues a los tres de edad ardía ya en deseos de saber leer y escribir; a los ocho compuso una loa al Santísimo Sacramento, y a los diecisiete, ya cumplidos aún, domina --dice Karl Vossler-- "el difícil estilo culterano y está igualmente bien versada en todos los géneros y métricas de la literatura española". Bastáronle veinte lecciones, que le dictó en bachiller Martín de Olivas, para dominar el latín con absoluta maestría. Su cultura, enciclopédica, era vastísima. Religiosa desde las dieciséis años (inicialmente en el Convento de Santa Teresa la Antigua y posteriormente en el de San Gerónimo) en el claustro vio cristalizar la mayor parte de su obra, no obstante lo cual buena parte de ella tiene como motivos asuntos profanos. Tuvo a su cargo la Tesorería del Con-vento y declinó dos veces el puesto de Abadesa, que le fue ofrecido. Antes de profesar, fue dama de la esposa del virrey Man-cera.

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En plena madurez literaria, criticó al P. Vieyra, portugués de origen, jesuita, un sermón, y lo impugnó sosteniendo lo relativo a los límites entre lo humano y lo divino, entre el amor de Dios y el de los hombres, lo que dio motivo a que el Obispo de Puebla, D. Manuel Fernández de Santa Cruz (Sor Filotea), le escribiera pidiéndole que se alejara de las letras profa-nas y se dedicara por entero a la religión. Sor Juana se defendió en una larga misiva autobiográfica, en la cual abogó por las derechos culturales de la mujer y afirmó su derecho a criticar y a impugnar el tal sermón. No obstante, obedeció, y al efecto entregó para su venta los cuatro mil volúmenes de su biblioteca ("quita pesares", como la lla-maba), sus útiles científicos y sus instrumentos musicales, para dedicar el producto de ellos a fines piadosos. Cuatro años mas tarde, atendiendo a sus hermanas enfermas de fiebre, se contagió y murió el 17 de abril de 1695. Las obras de Sor Juana no se han editado completas. Al-gunas piezas: Los Empeños de una Casa, Sonetos, Poesías Escogidas, Autos Sacramentales, etc., han circulado intermitentemente, aisladas del grueso de su producción, algunas otras se han perdido. Un Compendio de Armonía Musical. "El Caracol". Su obra no tiene exclusivamente reflejos gongorinos, pues particularmente a su teatro se le señalan notables influencias del dramaturgo Calderón de la Barca, y aún de Moreto. De ella ha dicho Marcelino Menéndez y Pelayo "No se juzgue a Sor Juana por sus símbolos y jeroglíficos, por su Neptuno Alegórico ... por los innumerables rasgos de po-esía trivial y casera de que están llenos los romances décimas con que amenizaba los saraos de los virreyes Marqués de Mancera y Conde de Paredes. Todo esto no es más que un curioso documento para la historia de las costumbres coloniales y un claro testimonio de cómo la ti-ranía del medio ambiente puede llegar a pervertir las natu-ralezas más privilegiadas"... "lo que más interesa en sus obras es el rarísimo fenómeno psicológico que ofrece la persona de su autora"..."hay acentos de sus versos que no pueden venir de la imitación literaria"... "los versos de amor profa-no de Sor Juana son de los más suaves y delicados que han salido de pluma de mujer". Ha pasado a la Historia con los significativos nombres con que la critica la ha bautizado: 'La Décima Musa", "Fénix de México" y "La Monja Mexicana". Tomado de: Armas y Letras. Año I Núm. 4. Abril de 1944 Obras: “El sueño”, “Los empeños de una casa”, “El

cerco de José”, “Contra las injusticias de los hombres al hablar de las mujeres”

Características: - Su estilo tenía elementos conceptistas y culteranos, pero

tendió más hacia el primero. - Es la máxima representante del barroco latinoamericano. - Gran sensibilidad y notable inspiración. - Religiosidad en su obra.

REDONDILLAS Hombres necios que acusáis

a la mujer, sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual solicitáis su desdén, por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco, al niño que pone el coco y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis para pretendida, Thais, y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana, pues la que más se recata, si no os admite, es ingrata, y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por cruel y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende?, ¿si la que es ingrata ofende, y la que es fácil enfada?

Mas, entre el enfado y la pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído?

¿O cuál es de más culpar, aunque cualquiera mal haga; la que peca por la paga o el que paga por pecar?

¿Pues, para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.

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PUES ESTOY CONDENADA Pues estoy condenada, Fabio, a la muerte, por decreto tuyo, y la sentencia airada ni la apelo, resisto ni la huyo, óyeme, que no hay reo tan culpado a quien el confesar le sea negado.

Porque te han informado, dices, de que mi pecho te ha ofendido, me has, fiero, condenado. ¿Y pueden, en tu pecho endurecido más la noticia incierta, que no es ciencia, que de tantas verdades la experiencia?

Si a otros crédito has dado, Fabio, ¿por qué a tus ojos se lo niegas, y el sentido trocado de la ley, al cordel mi cuello entregas, pues liberal me amplías los rigores y avaro me restringes los favores?

Si a otros ojos he visto, mátenme, Fabio, tus airados ojos; si a otro cariño asisto, asístanme implacables tus enojos; y si otro amor del tuyo me divierte, tú, que has sido mi vida, me des muerte.

Si a otro, alegre, he mirado, nunca alegre me mires ni te vea; si le hablé con agrado, eterno desagrado en ti posea; y si otro amor inquieta mi sentido, sáqueseme el alma tú, que mi alma has sido.

Mas, supuesto que muero, sin resistir a mi infeliz suerte, que me des sólo quiero licencia de que escoja yo mi muerte; deja la muerte a mi elección medida, pues en la tuya pongo yo la vida.

VERDE EMBELESO Verde embeleso de la vida humana, loca esperanza, frenesí dorado, sueño de los despiertos intrincado, como de sueños, de tesoros vana;

alma del mundo, senectud lozana, decrépito verdor imaginado; el hoy de los dichosos esperado, y de los desdichados el mañana:

sigan tu sombra en busca de tu día los que, con verdes vidrios por anteojos, todo lo ven pintado a su deseo;

que yo, más cuerda en la fortuna mía, tengo en entrambas manos ambos ojos

EMANCIPACIÓN (SIGLO XIX)

ANDRÉS BELLO LÓPEZ (1781 - 1865)

Nació en Cara-cas, Venezuela, el 30 de noviem-bre de 1780. Sus padres fueron Bartolomé Bello, abogado y com-positor musical, y Ana Antonia López. Estudió en el colegio Aca-demia del con-vento de la Mer-ced y en el Semi-nario de Santa Rosa. Desde niño se distinguió en Latín, Francés e Inglés. En 1797 ingresó a la Universidad Real y Pontificia de Caracas, al curso de Filosofía, y en 1800 obtuvo el grado de bachiller de Artes, siguiendo después los cursos de Derecho y de Medicina. En su juventud conoció a Ale-jandro Humboldt y a Simón Bolívar. Inició su vida pública en 1802, en la secretaría de la go-bernación de Caracas. Tras la captura del Rey Fernando VII (1808) en España, participó en la Junta de Gobierno que formaron los criollos venezolanos en 1810. Ese mis-mo año viajó a Londres, donde se encontraba cuando se produjo la Reconquista española (1812) en América. De-bió quedarse en Inglaterra, donde se casó con la inglesa María Ana Boyland (1813) con quien tuvo 3 hijos; enviudó en 1821. En esa misma ciudad conoció (1822) a José de Irisarri, ministro plenipotenciario de Chile, quien lo contrató como secretario de la legación chilena en Inglaterra. En 1824 se casó con Isabel Antonia Dunn, con la cual tuvo en Lon-dres 3 hijos, a los que en Chile se agregaron 12 más. Bello llegó al país el 25 de junio de 1829. A partir de en-tonces desarrolló una vasta labor intelectual y política desde diversos cargos públicos: sus mayores hitos fueron la creación de la Universidad de Chile (1842) y la redac-ción del Código Civil. En octubre de 1832 se le concedió la ciudadanía chilena. Fue senador por Santiago durante varios períodos a partir de 1837 y miembro de la Real Academia Española de la Lengua desde 1851. Murió en Santiago el 15 de octubre de 1865. Esforzada juventud Como oficial 2o. en la secretaría de la gobernación de Ca-racas, Bello se encargó de los asuntos administrativos y las relaciones exteriores con las autoridades de las Anti-llas inglesas y francesas. Su buen desempeño le hizo me-recedor en 1807 del título honorífico de comisario de gue-rra. La muerte de su padre (1807) dejó a su familia en estre-chez económica, por lo cual Andrés volcó sus capacida-des literarias en la traducción de escritos latinos y france-

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ses, de autores como Virgilio, Horacio y Voltaire. Asimis-mo escribió, recitó y vendió versos con ocasión de naci-mientos y matrimonios. En 1808 el Gobernador de Cara-cas lo nombró secretario de la Junta Central de Vacuna. La emancipación en Venezuela Andrés Bello fue protagonista de los acontecimientos de Caracas luego de las noticias de la invasión francesa a España y la captura del Rey: se le encargó traducir las in-formaciones que llegaban en francés o en inglés desde Europa. Participó como secretario en la Junta de Gobier-no provisorio que formaron los criollos el 19 de abril de 1810 en Caracas. La Junta acordó pedir protección y reconocimiento a In-glaterra, por lo que en junio de 1810 envió a Londres una comisión formada por Simón Bolívar, Luis López Méndez y Andrés Bello como secretario. El grupo se reunió en Londres con Francisco Miranda, quien con sus casi se-senta años todavía estaba proscrito por la gobernación de Venezuela, por los intentos de emancipación que sin éxito había impulsado años antes. Permanencia en Londres Bolívar y Miranda decidieron volver a Venezuela a partici-par en un nuevo intento revolucionario, que se concretaría el 5 de junio de 1811. Bello y López quedaron en Londres en comisión, pero la Reconquista española de su país (1812) cortó el envío de dinero para su sustento. En total, Bello pasó 14 años en la capital inglesa, retenido por la fascinación que le producía la principal urbe del mundo de la época y por la imposibilidad económica de regresar a América. Allí se casó con la inglesa María Ana Boyland con quien tuvo 3 hijos, aunque el último falleció antes de cumplir un año, casi simultáneamente con su madre (1821). Para mantenerse, el venezolano hizo clases de Castella-no, corrigió la Biblia y comentó poemas españoles como El Cid. Incansable en el estudio, se integró a diversos cur-sos en el Museo Británico. Conoce a José de Irisarri En 1822 conoció al ministro plenipotenciario de Chile José de Irisarri, quien lo contrató como secretario de la legación chilena, cargo en el que se desempeñó hasta la llegada de Mariano Egaña en 1824. Simultáneamente, en 1823 había fundado la revista Biblio-teca Americana, donde escribió artículos literarios sobre la necesidad de uniformar la ortografía castellana. Fue un período difícil en lo económico, aunque profundo en su formación intelectual. Durante él, en compañía de José García del Río creó la revista El Repertorio Araucano (1826). Unido en compadrazgo con Mariano Egaña, este lo convenció de viajar a Chile en busca de la solvencia económica que hasta entonces le había sido esquiva. En Chile, profesor de hombres ilustres Andrés Bello llegó a Valparaíso con su familia el 25 de ju-nio de 1829. Un mes después el Presidente Francisco Antonio Pinto, a quien había conocido en Londres, lo nombró oficial mayor del Ministerio de Hacienda, con un sueldo de 2 mil pesos anuales. Bello detectó inmediata-mente la necesidad de ampliar las actividades educativas en Chile y fomentar la cultura, sobre todo en lo relativo al manejo del idioma. En ese tiempo dirigió el Colegio de Santiago, que políticos conservadores habían creado para contrarrestar el Liceo de Chile, fundado por el liberal José Joaquín de Mora. Con este, Bello tuvo una lucha de declaraciones a través

de los periódicos santiaguinos. Dificultades económicas hicieron cerrar el colegio en 1831, sin embargo, él conti-nuó haciendo clases de Derecho Natural y de Gentes, y Derecho Romano en su propia casa, hasta 1843. Entre sus alumnos estuvieron José Victorino Lastarria, Salva-dor Sanfuentes y Manuel Antonio Tocornal; toda una generación de hombres ilustres. El trabajo con el gobierno Bello se ganó el innegable prestigio de conocer del mejor modo la gramática y ser capaz de producir artículos y tra-ducciones de calidad. Durante casi 20 años fue la figura

intelectual del país. A partir de 1830 se integró a colaborar en el pe-riódico del gobier-no El Araucano, en el cual se en-cargaría de temas como la política exterior y la litera-tura. Además, asumió la traduc-ción de artículos, comentarios de li-bros, la corrección de las pruebas del diario. Por otra parte, redactó los Mensajes Presi-

denciales entre 1831 y 1860, casi sin excepción. Distintas publicaciones Como profesor, Andrés Bello sintió la necesidad de que sus alumnos contaran con un texto que les sirviera de gu-ía para sus estudios de Derecho. En 1831 publicó Princi-pios de Derecho de Gentes, que fue recibido con gran admiración y éxito en la sociedad santiaguina. Lo reactua-lizó en 1844 y 1864 bajo el título de Principios de Dere-cho Internacional. Ediciones en Colombia y España sig-nificaron gran repercusión de su nombre y obra, siendo propuesto en varias ocasiones como árbitro en disputas entre distintas naciones americanas. Preocupado por la lengua castellana Su mayor inquietud era la pésima forma de hablar y escri-bir de los chilenos, bastante deficiente entre los políticos y dirigentes de la época. En 1835 publicó Principios de Ortografía y Métrica de la Lengua Castellana; en 1841, Análisis Ideológico de los Tiempos de la Conjugación Castellana; y en 1847, Gramática de la Lengua Castellana, donde dice que debe conservarse la lengua española como medio de comuni-cación y vínculo de fraternidad entre americanos. Por los éxitos de sus obras la Real Academia Española de la Lengua lo nombró en 1851 miembro honorario, y diez años más tarde lo incorporó como miembro correspon-diente. Creación de la Universidad de Chile Los largos períodos que Bello permanecía en la magnífica mansión rodeada de un espectacular parque con escultu-ras traídas desde Europa, que poseía su compadre Ma-riano Egaña en las laderas de Peñalolén, crearon el am-biente propicio para que entre ambos concibieran la idea de reemplazar la Real Universidad de San Felipe.

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Investido de poderes extraordinarios con motivo de la guerra de Chile contra la Confederación Perú-Boliviana, Egaña -a la sazón ministro de Instrucción-determinó en 1837 el cierre de la Universidad de San Felipe y que se formara una comisión a cargo de Bello para redactar la ley que daría vida a un nuevo centro de estudios. El 19 de noviembre de 1842 fue aprobado por el Congre-so el cuerpo legal que dio nacimiento a la Universidad de Chile. Andrés Bello fue su primer rector y la dirigió hasta 1865. El Código Civil Entre los múltiples cargos a los que Bello accedió en Chi-le, también estuvo el de senador por Santiago. Desde 1837 formó parte del Congreso Nacional, por varios per-íodos, hasta 1864. Su conocimiento de distintos idiomas lo mantuvo en la secretaría del Ministerio de Relaciones Exteriores. Continuó como redactor cultural de El Arau-cano hasta 1853. En 1840 inició la tarea de codificar el Derecho Civil, ya que en Chile continuaban usándose las leyes hispanas. Terminó la obra en noviembre de 1855 y el Congreso la aprobó el 14 de diciembre del mismo año. El Código Civil se aplicó a partir de enero de 1857. Los últimos años Andrés Bello vivió sus últimos años de vida semiparaliza-do. Aunque debía apoyarse en un bastón, continuó traba-jando en su casa para la Universidad y sus investigacio-nes. Se enfermó de bronquitis en septiembre de 1865 y esta se agravó con una tifoidea. En su delirio recitaba párrafos de la Eneida. Andrés Bello falleció en Santiago el 15 de octubre de 1865. Obras: Poesía: “Alocución a la Poesía” o “América” , “Silva a

la agricultura de la zona tórrida” Ensayos: “Filosofía del entendimiento”, “Principios

del derecho de gentes”

Características : - Tuvo influencia de Virgilio. - Tuvo orientación neoclásica, pero con alguna tendencia

romántica. - Escribió silvas, que significaron un paso más en la inde-

pendencia literaria hispanoamericana. - Escribió una nueva “Gramática Castellana”.

SIGLO XIX

ROMANTICISMO Contexto Histórico - Efervescencia literaria en América Latina . - Influencia de las ideas de la revolución francesa y la in-

dependencia de los Estados Unidos .

DOMINGO FAUSTINO

SARMIENTO (1811 - 1888)

Educador, hombre de estado y escritor, Domingo Faustino Sarmiento nació el 14 de Febrero de 1811 en la provincia de San Juan. Sus padres fueron José Clemente Sarmiento y Paula Albarracín. Fue ma-estro rural y culminó sien-do Presidente de la Argen-tina (1868-74). Como Pre-sidente, fundó las bases para un futuro progreso en la educación, estimuló el crecimiento del comercio y la agricultura así como también empujó el creci-miento del transporte rápi-do y la comunicación. Como escritor, es mayor-mente recordado por su estudio biográfico-sociológico Civilización y barbarie: vida de Juan Fa-cundo Quiroga, y aspecto físico, costumbres, y hábitos de la República Argentina. Entre 1816 y 1822 asistió a la Escuela de la Patria donde aprendió las primeras letras con Fermín Rodríguez, admi-rado posteriormente por Sarmiento. A los diez años viajó con su padre a Córdoba para ingresar al seminario de Lo-reto con una beca "para pobres", pero esto no tuvo éxito. Un segundo intento de beca fracasó en 1823, cuando el Gobernador Martín Rodríguez desestimó su admisión en el colegio d Ciencias Morales de Buenos Aires. Sarmiento comenzó su carrera como maestro rural a la edad de 15 años y pronto se convirtió en legislador pro-vincial. En 1831, ante la derrota de la Liga Unitaria, Sar-miento emigró a Chile. Sus actividades políticas y su for-ma de hablar, provocaron la furia Juan Manuel de Ro-sas, quien se encontraba exiliado en Chile. En 1839, tras fundar el primer Colegio para Niñas de San Juan, publicó el diario El Zonda. Aunque el Gobernador federal Nazario Benavides respetó sus actividades, un frustrado complot unitario lo envió a la cárcel. Benavides lo salvó de ser fusilado, pero el 19 de Noviembre de 1840 fue llevado por un pelotón hasta la frontera con Chile. Du-rante el camino, los soldados le concedieron un capricho: grabar en una piedra una frase en francés que los solda-dos no entendieron: "Las ideas no se matan". Sarmiento fue muy activo en la política y se convirtió en una importante figura del periodismo a través de sus artí-culos en el diario de Valparaíso El Mercurio. En 1842 fue designado Director del primer colegio normal en Sur Amé-rica y comenzó a darle efecto a un concepto que tenía acerca del cual la enseñanza primaria significaba un de-sarrollo y esto tenía que darse a través de un sistema de educación pública.

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Durante ese período en Chile, Sarmiento escribió Facun-do, un apasionada denuncia contra la dictadura de Rosas a través de la biografía de Juan Facundo Quiroga, Te-niente gaucho de Rosas. El libro fue criticado por su estilo errático y simplificaciones, pero ha sido nombrado como el libro más importante producido en la América Española. En 1845 el gobierno chileno envió a Sarmiento a Europa y Estados Unidos para estudiar métodos educacionales. Luego de tres años regresó, convencido de que Estados Unidos tenía el modelo a seguir por Latinoamérica para su desarrollo. Sarmiento regresó a la Argentina para ayudar a derrocar a Rosas el 3 de Febrero de 1852; continuó es-cribiendo y con actividades educacionales y reingresó en la política argentina. Si bien había ayudado a derrocar a Rosas, Sarmiento no se entendió con Urquiza y volvió a Chile desde donde criticó la Constitución de 1853. Y en la pugna entre Bue-nos Aires y la Confederación Argentina, se inclinó por el bando porteño, aunque sin compartir el porteñismo mitris-ta. Volvió a Argentina y el 13 de Octubre de 1859, estuvo en la batalla de Cepeda. El 17 de Septiembre de 1861, buenos Aires y la Confede-ración vuelven a luchar en Pavón. Esta vez el triunfo co-rrespondió a los porteños. Tras el retiro de Urquiza, Mitre se hizo cargo del Poder Ejecutivo Nacional y, bajo la hegemonía del puerto, consumó la unificación nacional. Para pacificar las provincias fueron unidos varios interven-tores y Sarmiento acompañó la expedición comandada por Wenceslao Paunero y fue elegido Gobernador de San Juan. En 1848, en Chile, Sarmiento se casó con Benita Martínez Pastoriza, viuda de Domingo Castro y adoptó a su hijo, Domingo Fidel Castro, pasando a la historia como "do-minguito", quien murió en 1866 en el combate de Curu-paytí. También tuvo una hija natural llamada Faustina Sarmiento. En Abril de 1864, Sarmiento aceptó la propuesta de Mitre de viajar a los Estados Unidos y viaja en 1865 poco des-pués del asesinato de Abraham Lincoln. Permaneció tres años en ese país, participando de congresos pedagógi-cos, conoció al pensador Ralph W. Emerson y logró un título universitario, el de doctor de leyes, en la universidad de Michigan. Entre tanto, Argentina, aliada de Brasil y Uruguay, entraba en la guerra del Paraguay. Al aproxi-marse el fin del mandato de Mitre, a través de Lucio Man-silla, surge el nombre de Sarmiento como candidato pre-sidencial. Las elecciones se realizan el 12 de Abril de 1868. el 16 de Agosto se reunió el Congreso para realizar el escrutinio y el resultado fue que de 156 electores, hab-ían votado 131. Sarmiento recibió 79 votos para Presiden-te y Alsina recibió 82 para Vicepresidente. El 30 de Agos-to, Sarmiento volvió a Buenos Aires jurando como Presi-dente el 12 de Octubre de 1868. Inmediatamente comenzó a aplicar sus ideas liberales - principios democráticos, derechos civiles y su oposición contra los regímenes dictatoriales - para construir una nueva Argentina. Terminó con la guerra contra el Para-guay heredada por su administración y se concentró en asuntos del país. A un país altamente analfabetizado, construyó escuelas primarias y secundarias, escuelas normales y colegios para entrenamiento profesional y técnico, también construyó bibliotecas y museos.

Desde el 15 al 17 de Septiembre de 1869, se llevó a cabo el primer censo nacional, registrando 1,830,214 habitan-tes. La escasez de población llevó a Sarmiento a fomentar la inmigración y un 71 % de analfabetismo, a desarrollar la educación pública. Desde Enero de 1871 hasta mediados de Junio e ese año, se produce un brote de fiebre amarilla en Buenos Ai-res. El flagelo mato cerca de 20,000 personas. Sarmiento mandó a habilitar el cementerio de la Chacarita. El 22 de Agosto de 1873, Sarmiento sufrió un atentado. Iba a bordo de su carruaje volviendo de una sesión del Congreso y fue interceptado en Maipú y Corrientes por tres hombres. Uno de ellos le disparó, pero la pistola le explotó en las manos. Los agresores habían sido los her-manos Pedro y Francisco Guerri y Luis Casimiro, inmi-grantes italianos contratados por Aquiles Seagrugo para cometer el asesinato. Ese mismo año, para reivindicar la soberanía, Sarmiento hizo recorrer las costas patagónicas por las goletas Brown y Rosales. A bordo de ésta viajó el joven Francisco P. Mo-reno, conocido posteriormente como el perito Moreno. Cuando terminó su mandato en 1874, Sarmiento continuó activo en la vida pública. Muchos de los 52 libros que pu-blicó tuvieron temas educativos. Sarmiento también creó la Escuela Naval. El primer buque escuela, construido entre 1896 y 1897 llevó su nombre. En 1885 fundó El Censor y se opuso a la candidatura de Miguel Juárez Celman. En 1886 publicó La vida de Do-minguito, dedicado a su hijo muerto en la Guerra del Pa-raguay. Falleció el 11 de Septiembre de 1888 en la ciudad de Asunción, en Paraguay. Obras: “Facundo o civilización y barbarie”, “Recuerdo

de provincia”, “De la educación popular”, “Conflictos y armonías de las razas en Améri-ca”.

Características: - “Facundo representa un libro significativo para el nuevo

pensamiento americano. - Se enfrentó a la tiranía de Rosas . - Su estilo es didáctico y sencillo .

JORGE ISAACS

(1867 - 1895)

En un escritor de 1937, Jorge Luis Borges objeta la opinión extendida de que «ya nadie puede tole-rar la María de Jorge Isa-acs; «ya nadie es tan romántico, tan ingenuo». En su vindicación arguye -Borges haber leído «sin dolor» las trescientas se-tenta páginas que la inte-gran, aligeradas por gra-

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bados al zinc. «Ayer, dice, el día 24 de abril de 1937, de dos y cuarto de la tarde a nueve menos diez de la noche, la novela Mafia era muy legible». A los escépticos Borges los invita a probar que él no ha agotado esa virtud de la novela. En cuanto a su autor, Borges se propone demos-trar que «Jorge Isaacs no era más romántico que noso-tros», afirmando en su estilo peculiar: «No en vano lo sa-bemos criollo y judio, hijo de dos sangres incrédulas» y, como lo señalan las páginas de cierta enciclopedia, «fue un servidor laborioso de su país», es decir, agrega Bor-ges, «un político; es decir, un desengañado... un hombre, en suma, que no se lleva mal con la realidad. Su obra -he aquí lo capital- confirma este fallo». (Jorge Luis Borges, «Vindicación de la María de Jorge Isaacs », revista El Hogar, Buenos Aires, 1937. Reproducido en ECO, Bo-gotá, mayo de 1980). Las siguientes líneas quieren am-pliar este aserto. Jorge Ricardo Isaacs nació en Cali el 1° de abril de 1837, hijo del ciudadano inglés de ascendencia judía George Henry Isaacs Adolfus y de la colombiana Manuela Ferrer Scarpetta, hija de un militar catalán. El padre de Jorge Isaacs había llegado a Colombia en 1822 proveniente de Jamaica, con el propósito de explotar yacimientos de oro en el Chocó. En 1827 se establece como comerciante en Quibdó y el año siguiente se convierte al catolicismo para desposarse. Obtiene del Libertador la carta de naturaleza colombiana en 1829. Como un hombre bastante rico lo encontramos radicado en Cali hacia 1833, donde se vin-cula a la vida política de la región. De 1840 es la adquisi-ción de dos enormes haciendas azucareras en las cercan-ías de Palmira, La Manuelita, llamada así en honor de su esposa, y La Santa Rita. En 1854 compra la hacienda El Paraíso, en las vecindades de Buga, ámbito en el que se desenvuelve la novela que le diera fama a Jorge Isaacs y donde pasa su adolescencia. Isaacs asistió al colegio primero en Cali y luego en Po-payán en la escuela del maestro Manuel Luna. En 1848, de once años, es enviado a Bogotá para estudiar en el Colegio del Espíritu Santo, regentado por el notable pe-dagogo Lorenzo María Lleras. Según una carta autobio-gráfica, Isaacs también estudió en los colegios de San Bartolomé y de San Buenaventura, sin haberse graduado, al parecer, a su regreso a Cali en 1853. Su deseo era se-guir estudios de medicina. Su familia había planeado en-viarlo a Londres, como sucede con el Efraín de María, pe-ro las circunstancias económicas no hicieron posible la realización de este proyecto. A los 17 años se enrola en el ejército del coronel Manuel Tejada, defensor del gobierno contra el golpe del general José María Meló. Es alférez y toma parte en algunas bata-llas. La rebelión duró siete meses, al cabo de los cuales Isaacs intentó sin éxito montar un negocio en Cali. Al igual que su padre, se casa a los 19 años con Felisa González Umaña, en 1856. En 1860 vuelve al campo de batalla, es-ta vez a combatir infructuosamente contra la revolución comandada por Tomás Cipriano de Mosquera. Este servi-cio militar lo presta en Antioquia, donde conoce al poeta Gregorio Gutiérrez González. Es la época en que comien-za a escribir poesía. Muchos de sus poemas, incluido el aplaudido «Río Moro», fueron escritos durante sus cam-pañas militares.

Regresó al Cauca en 1861 con motivo de la muerte de su padre, por cuya decisión testamentaria debe hacerse car-go de sus intereses, ya bastante comprometidos. El Joven inexperto incrementó las ya altas hipotecas sin lograr una mejoría de los negocios familiares. Se dice que su dedi-cación a la literatura fue en parte responsable de su fra-caso, pues de estos años datan algunas de sus obras dramáticas y poéticas. A fines de 1863 deja en manos de su hermano Alcides el manejo del patrimonio familiar y se traslada a Bogotá. En abril de 1864, más de treinta acree-dores entablan pleito ante las cortes. Para responder a los compromisos, son vendidas La Manuelita y la Santa Rita en remate público. El norteamericano James Eder las ad-quiere por las dos terceras partes de su valor. El Paraíso ya había sido vendida en vida del padre. El enérgico Eder puso a producir en poco tiempo los ingenios que Jorge Isaacs no logró sacar adelante. Durante la estadía de Isaacs en Bogotá no faltaron las acusaciones de sus acreedores. El 20 de abril ha de com-parecer ante el Juzgado Segundo del Circuito. Para de-fender su causa, el poeta utilizó los servicios de Aníbal Galindo y de José María Vergara y Vergara, abogados conocidos como sobresalientes literatos del país y miem-bros del círculo literario El Mosaico, que publicaba una re-vista quincenal. Ellos lo invitaron a leer sus manuscritos en una de las veladas del mes de mayo del año 64, en casa de José María Samper. Los contertulios recibieron con aplausos los poemas del joven escritor y lo editaron en un pequeño volumen donde lo presentaban como «una novedad literaria». Este encuentro fue vital para la activi-dad literaria del poeta, pues su visión artística se enrique-ció con la mirada descriptiva y atenta de la realidad en la que los «mosaicos» incursionaban, con sus cuadros de costumbres, apuntes de viaje y relatos ambientados en el espíritu científico y la pintura detallada de las regiones y sus pobladores legados por la Comisión Corográfica, en la que tomaron parte algunos de sus miembros más conspi-cuos.

Obras: Narrativa: “María” (Primera novela moderna de América

Latina) Poesía: “Mosaico” Características : - Su obra maestra combina el romanticismo con el realis-

mo. - “María”, es el gran grito de la naturaleza americana, lle-

na de sabor local. - Estilo emocionado y poético. - Se le considera el padre de la novelística latinoamerica-

na.

MARÍA, (Fragmento. A los hermanos de Efraín He aquí, caros amigos míos, la historia de la adolescencia de aquel a quien tanto amasteis y que ya no existe. Mu-cho tiempo os he hecho esperar estas páginas. Después de escritas me han parecido pálidas e indignas de ser ofrecidas como un testimonio de mi gratitud y de mi afec-to. Vosotros no ignoráis las palabras que pronunció aque-lla noche terrible, al poner en mis manos el libro de sus recuerdos: «Lo que ahí falta tú lo sabes: podrás leer hasta lo que mis lágrimas han borrado». ¡Dulce y triste misión!

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Leedlas, pues, y si suspendéis la lectura para llorar, ese llanto me probará que la he cumplido fielmente. I Era yo niño aún cuando me alejaron de la casa paterna para que diera principio a mis estudios en el colegio del doctor Lo-renzo María Lleras, establecido en Bogotá hacía pocos años, y famoso en toda la República por aquel tiempo. En la noche víspera de mi viaje, después de la velada, entró a mi cuarto una de mis hermanas, y sin decirme una sola pa-labra cariñosa, porque los sollozos le embargaban la voz, cortó de mi cabeza unos cabellos: cuando salió, habían roda-do por mi cuello algunas lágrimas suyas. Me dormí llorando y experimenté como un vago presentimien-to de muchos pesares que debía sufrir después. Esos cabe-llos quitados a una cabeza infantil; aquella precaución del amor contra la muerte delante de tanta vida, hicieron que du-rante el sueño vagase mi alma por todos los sitios donde hab-ía pasado, sin comprenderlo, las horas más felices de mi existencia. A la mañana siguiente mi padre desató de mi cabeza, hume-decida por tantas lágrimas, los brazos de mi madre. Mis her-manas al decirme sus adioses las enjugaron con besos. Mar-ía esperó humildemente su turno, y balbuciendo su despedi-da, juntó su mejilla sonrosada a la mía, helada por la primera sensación de dolor.

Pocos momentos después seguía yo a mi padre, que ocultaba el rostro a mis miradas. Las pisadas de nues-tros caballos en el sendero guijarroso ahogaban mis últimos sollozos. El rumor del Zabaletas, cuyas vegas quedaban a nuestra derecha, se aminoraba por instan-tes. Dábamos ya la vuelta a una de las colinas de la ve-reda, en las que solían divisarse desde la casa viajeros deseados; volví la vista hacia ella buscando uno de tan-tos seres queridos: María estaba bajo las enredaderas que adornaban las ventanas del aposento de mi madre.

JOSÉ HERNÁNDEZ (1834 - 1866)

Hernández nació en la chacra de Pueyrredón (an-tiguo caserío de Pedriel), propie-dad de su tía materna Victoria Pueyrredón en el actual partido bonaerense de San Martín, el 10 de noviembre de 1834. Fueron sus pa-dres don Rafael Hernández y do-ña Isabel Puey-rredón. Recibió el bautismo con el nombre de José Rafael en la parroquia de la Catedral del Norte, hoy Basílica de la Merced, en la ciudad de Buenos Aires, el 27 de julio de 1835. «La madre pertenecía a una familia de filiación unitaria y era prima hermana de Juan Martín de Pueyrredón, por lo cual José resulta primo segundo del pintor Prilidiano

Pueyrredón. El padre, en cambio, militaba en el partido federal, al igual que sus hermanos Eugenio y Juan José Hernández, este último muerto durante la batalla de Case-ros.» A los seis años José Hernández comenzó sus estudios en el Liceo Argentino de San Telmo, dirigido por Pedro Sánchez. Desde 1841 hasta 1845 se formaría conforme a los hábitos y reglamentos de la época, en lectura y escri-tura, doctrina cristiana, historia antigua, romana y de Es-paña, aritmética, dibujo y gramática castellana. Falleció la madre de José Hernández en 1843 y debido a que él estaba afectado por una dolencia física, al parecer del pecho, por la que le fue prescripto un cambio de clima, debió abandonar las aulas hacia 1846 y fue llevado por su padre, que trabajaba como mayordomo en establecimien-tos ganaderos de Rosas, a la pampa bonaerense donde se recuperó. A los 19 años de edad, en 1853, ingresó en las filas del ejército e intervino en la represión del levantamiento del coronel Hilario Lagos contra el gobierno de Valentín Alsi-na, estando bajo las órdenes de los coroneles Pedro Ro-sas y Belgrano y Faustino Velazco y resultó vencido en San Gregorio, el 22 de enero de ese año. A1 año siguien-te actuó nuevamente, esta vez como teniente, contra las fuerzas de Lagos en la batalla de El Tala, donde su bando resultó victorioso. Después de haberse batido a duelo con otro oficial, por razones políticas, abandonó las filas de la milicia y emigró a Entre Ríos, en 1858. Dos años antes había iniciado su labor periodística en «La Reforma Pacífica», órgano del Partido Federal Reformista al que adhirió. «Testigos de la época lo describen sencillo y conservador, hablando con voz estentórea, arrebatado por los avatares de la política pero con tiempo para detenerse en el mer-cado, donde se pasaba escuchando los dichos y chistes gauchescos de los carniceros, que entonces eran todos criollos de pura cepa y de indumentaria campera» Gran poeta argentino, vivió en u na estancia pampera, por lo que su obra se nutrió de estas experiencias. Obras: “Martín Fierro”, “Instrucción del estanciero” Características: - Martín Fierro como personaje es una mezcla del Quijote

y del Cid. - Lugones sostuvo que era el gran poema popular argen-

tino. - Imitó a pesar de su cultura, el modo de expresarse de

los gauchos con gran perfección. FRAGMENTO DE MARTÍN FIERRO

PRIMERA PARTE: CANTARES

Aquí me pongo a cantar al compás de la vigüela; que el hombre que lo desvela una pena extraordinaria como la ave solitaria con el cantar se consuela. ido a los santos del cielo ue ayuden mi pensamiento;

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es pido en este momento ue voy a cantar mi historia, e refresquen la memoria aclaren mi entendimiento. Vengan, santos milagrosos, vengan todos en mi ayuda que la lengua se me anuda y se me turba la vista. Pido a mi Dios que me asista en una ocasión tan ruda. Soy gaucho, y entiéndalo como mi lengua lo explica. ara mí la tierra es chica pudiera ser mayor; i la víbora me pica i quema mi frente el sol. Nací como nace el peje en el fondo de la mar; nadIe me puede quitar aquello que Dios me dio; lo que el mundo traje yo del mundo lo he de llevar. i gloria es vivir tan libre como el pájaro del cielo; no hago nido en este suelo ande hay tanto que sufrir; y nadIe me ha de seguir cuando yo remonte el vuelo. Yo no tengo en el amor quien me venga con querellas; como esas aves tan bellas que saltan de rama en rama, yo hago en el trébol de mi cama, y me cubren las estrellas.

Y sepan cuantos escuchan de mis penas el relato, que nunca peleo ni mato sino por necesidad y a que tanta adversidad solo me arrojó el mal trato. Y atiendan la relación que hace un gaucho perseguido, que padre y marido ha sido empeñoso y diligente, y sin embargo la gente lo tiene por un bandido.

ESTEBAN ECHEVARRÍA (1805 - 1851)

Esteban Echeverr-ía nació en la ciu-dad de Buenos Ai-res el 2 de sep-tiembre de 1805. Era hijo de la Ar-gentina doña María Espinosa y del vasco español José Domingo Echeverría. A tem-prana edad perdió a su padre y fue

iniciado en sus primeras letras por su madre y comenzó la escuela primaria, pero al perder a ésta, quien falleció en 1822, hizo que, huérfano, comenzara una vida adolescen-te de joven mujeriego y guitarrero, lo que agravó ciertos problemas cardíacos que lo aquejaban. Esto lo obligó a cambiar de vida y asentarse. Esa ausencia de la patria (1825-1830) le fue provechosa; en París se interesó por las Letras, se familiarizó con las tendencias literarias ideológicas de la época, y estudió con afán ejemplar, logrando una sólida cultura. En junio de 1930, regresó a Buenos Aires, e introdujo en la zona del Río de la Plata el romanticismo literario, participó acti-vamente en las reuniones de los Salones Literarios y logró una renovación. Publicó sus primeros versos en periódi-cos porteños, en 1931, y al año siguiente, en 1932, editó en forma de folleto, "Elvira o la Novia del Plata" conside-rada la primera obra romántica en lengua castellana. Posteriormente publicó "Los Consuelos", (1834) y sus "Rimas" (1837), donde se incluye su obra más importante en verso: "La Cautiva". En 1837 participó activamente en el Salón Literario en la librería de don Marco Sastre. Juan Manuel de Rosas ordenó la clausura del Salón, y Echeverría funda una sociedad secreta, la Asociación de Mayo, alrededor de 1838. Y publicó las ideas de su gene-ración en el "Credo de esta Asociación", y que servirán de base para la publicación posterior de "El Dogma Socialis-ta" en 1846. En este tiempo (1839) Echeverría residía en su estancia "Los Talas", cerca de Luján. Pero los problemas políticos y las persecuciones a los "unitarios" por parte de los "fe-derales" en la época de Rosas, hicieron que emigrara a Montevideo a finales de 1840, adonde vivió dedicado a la literatura hasta su muerte, ocurrida en 1851. Fue quien utilizó la temática del indio y del desierto en la manifestación poética, y es considerado el autor del pri-mer cuento argentino "El matadero", aunque críticos pos-teriores señalan que este escrito tiene dos temáticas o nudos paralelos que no condicen con el decálogo del cuento, por ejemplo, planteado por Horacio Quiroga, de que un cuento debe tener una única unidad temática. Para interpretar "El matadero" se debe tener una visión de la situación histórico-socio-política que se produce en Buenos Aires. Narrativa: “El matadero” Poesía: “Elvira o la novia del Plata” Ensayo: “Dogma socialista” Características: - Lenguaje crudo y desgarrador . - Cultivó el romanticismo social . - Atacó a la doctrina de Rosas “El Matadero”. - Combinación de romanticismo y realismo .

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MODERNISMO ( Fines del XIX , comienzos del XX )

Contexto Histórico - Avance industrial, refinamiento : “Belle époque” .

JOSÉ MARTÍ (1853 - 1895)

Patriota y escritor cubano, apóstol de la indepen-dencia de Cuba, última colonia es-pañola en Améri-ca. El hecho de haber muerto en la batalla lo trans-formó en el mártir de las aspiracio-nes cubanas a la independencia. Nació en el seno de una modesta familia española en la Habana, el

28 de enero de 1853, donde recibió su educación prima-ria. Fue discípulo de Mendive y de Luz y Caballero. A los 16 años por sus ideas revolucionarias fue condenado a seis años de prisión. Con la salud quebrantada, fue indul-tado y confinado en la isla de Pinos. Deportado a España en 1871, publicó El presidio político en Cuba, el primero de muchos folletos que abogaban por la independencia cubana de España y La República Española ante la Revo-lución Cubana. Terminó su educación en la Universidad de Zaragoza; donde en 1874 se licenció en Derecho y Fi-losofía y Letras. Años más tarde, vivió su destierro en Francia, en 1875 se trasladó a México donde se casó con Carmen Zayas Bazón, y en 1877 fue a Guatemala, donde enseñó por un tiempo en la Universidad Nacional. Volvió a Cuba en 1878 pero fue desterrado nuevamente en 1879 por sus continuas actividades revolucionarias. . Se trasladó a EE.UU. donde vivió entre 1881 y 1895 en Nueva York, ejerció el periodismo y fundó en 1892 el Par-tido Revolucionario Cubano, del que fue elegido delegado para la organización de la lucha independentista. Fue ese año cuando fundó su diario, "Patria". En 1895 en la isla de Santo Domingo redactó el Manifies-to de Montecristi, en el que predicó la guerra sin odio, y que firmó con Máximo General Gómez y Baez, el héroe de la independencia cubana. Desembarcó con éste en Playitas, en el este de Cuba, donde murió un mes más tarde, el 19 de mayo de 1895, durante una escaramuza con tropas españoles en Dos Ríos. Como escritor Martí fue un precursor del modernismo ibe-roamericano. Sus escrituras incluyen numerosos poemas, "Ismaelillo" (1882), "Versos sencillos" (1891) y "Versos libres" (1892), la novela "Amistad funesta" (1885) y en-sayos.

. En 1889 fundó y dirigió la revista para niños "La edad de oro" donde publicó un texto sobre San Martín. Se destacó por su estilo fluido, simple y su vívidas imáge-nes personales. Sus Obras Completas, formadas por 73 volúmenes, se publicaron desde 1936 a 1953 Obras: “Versos sencillos”, “Ismaelillo”, “Versos li-

bres”, “La edad de oro”, “Nuestra América” Características: - Premodernista. - Estilo elegante pero sobrio . - Gran fuerza en sus imágenes. - Musicalidad y sencillez . - Puente entre realismo y modernismo. - Equilibrio entre fondo y forma .

“ CULTIVO UNA ROSA BLANCA ”

Cultivo una rosa blanca en junio como en enero para el amigo sincero que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo cardo ni ortiga cultivo cultivo una rosa blanca .

( De “Versos Sencillos” )

“ YO SOY UN HOMBRE SINCERO” (Fragmento) José Martí

Yo soy un hombre sincero de donde crece la palma , y antes de morirme quiero echar mis versos del alma Yo vengo de todas partes y hacia todas partes voy ; arte soy entre las artes , en los montes, montes soy . Yo sé los nombres extraños de las yerbas y las flores, y de mortales engaños, y de sublimes dolores. Yo he visto en la noche oscura llover sobre mi cabeza los rayos de lumbre pura de la divina belleza. Alas nacer vi en los hombros de las mujeres hermosas ; y salir de los escombros , volando , las mariposas. He visto vivir a un hombre con el puñal al costado, sin decir jamás el nombre de aquella que lo ha matado.

(De “Versos Sencillos”)

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JOSÉ ENRIQUE RODÓ (1871 - 1917)

Una de las men-tes más universa-les en la Literatu-ra Hispana la en-contramos en el uruguayo José Enrique Rodó. El autor de Ariel, se le puede conside-rar el ensayista de mayor influen-cia del Modernis-mo. Sus obras causaron gran repercusión en la juventud de toda la sociedad hispana del Nuevo Mundo, tanto así que surgieron muchos llamados "arielitos" inspirados en su filosofía. Nacido en Montevideo, José Enrique Rodó llegó a formar parte de aquella revolución literaria, y política, que co-menzó a finales del siglo XIX en el Uruguay. Su exposi-ción fue tan aceptada que es considerado, con excepción de Rubén Darío, el modernista de mayor popularidad. Además de ser reconocido como un distinguido escritor desde su juventud, Rodó también tomó parte activa en la sociedad. Por varios años sirvió como delegado en la Cámara de Diputados de su país, fue director de la Biblio-teca Nacional, y profesor de la Universidad. Junto con otros talentos uruguayos editó publicaciones de alto valor literario y sirvió de corresponsal en varias revistas y perió-dicos, entre ellos La Nación de Buenos Aires.

Ariel, José Enrique Rodó I Aquella tarde, el viejo y venerado maestro, a quien solían llamar Próspero, por alusión al sabio mago de La Tem-pestad shakespeariana, se despedía de sus jóvenes discípulos, pasado un año de tareas, congregándolos una vez más a su alrededor. Ya habían llegado a la amplia sala de estudio, en la que un gusto delicado y severo esmerábase por todas partes en honrar la noble presencia de los libros, fieles compañe-ros de Próspero. Dominaba en la sala —como numen de su ambiente sereno— un bronce primoroso, que figuraba al ARIEL de La Tempestad. Junto a este bronce, se sen-taba habitualmente el maestro, y por ello le llamaban con el nombre del mago a quien sirve y favorece en el drama el fantástico personaje que había interpretado el escultor. Quizá en su enseñanza y su carácter había, para el nom-bre, una razón y un sentido más profundos. Ariel, genio del aire, representa, en el simbolismo de la obra de Shakespeare, la parte noble y alada del espíritu. Ariel es el imperio de la razón y el sentimiento sobre los bajos estímulos de la irracionalidad; es el entusiasmo ge-neroso, el móvil alto y desinteresado en la acción, la espi-ritualidad de la cultura, la vivacidad y la gracia de la inteli-

gencia, —el término ideal a que asciende la selección humana, rectificando en el hombre superior los tenaces vestigios de Calibán, símbolo de sensualidad y de torpe-za, con el cincel perseverante de la vida. La estatua, de real arte, reproducía al genio aéreo en el instante en que, libertado por la magia de Próspero, va a lanzarse a los aires para desvanecerse en un lampo. Desplegadas las alas; suelta y flotante la leve vestidura, que la caricia de la luz en el bronce damasquinaba de oro; erguida la amplia frente; entreabiertos los labios por sere-na sonrisa, todo en la actitud de Ariel acusaba admira-blemente el gracioso arranque del vuelo; y con inspiración dichosa, el arte que había dado firmeza escultural a su imagen había acertado a conservar en ella, al mismo tiempo, la apariencia seráfica y la levedad ideal. Próspero acarició, meditando, la frente de la estatua; dis-puso luego al grupo juvenil en torno suyo; y con su firme voz —voz magistral, que tenía para fijar la idea e insinuar-se en las profundidades del espíritu, bien la esclarecedora penetración del rayo de luz, bien el golpe incisivo del cin-cel en el mármol, bien el toque impregnante del pincel en el lienzo o de la onda en la arena,—comenzó a decir, fren-te a una atención afectuosa. Obras: “Ariel” ( ensayo ) , “Los motivos de Proteo” ,

“El mirador de Próspero” Características: - El más grande prosista del modernismo . - Mantuvo una gran influencia en los escritores contem-

poráneos suyos, y aún posteriores. - Combinó narrativa y ensayo.

RUBÉN DARÍO (1867 - 1916 )

Eran días de Diciembre de 1866. Una carreta había salido de León, con dos mujeres, Josefa Sarmiento y su joven so-brina Rosa Sarmiento de García Darío. La tía era en viaje para motivos de comercio, mientras la sobrina esperaba el na-cimiento de su primer hijo. Aires de Navidad harían frío a los caminos, y Rosa, muy pensativa, soñaba con Belén, el pueblecito donde nació el Mesías. Rosa había dejado la gran ciudad, León, iba a esperar a su propio niño en otro pueblo pinto-resco: Metapa. Que paz, como la paz de que habla el Evangelio como señal del nacimiento divino. ¿Qué clase de niño era que iba a nacer en días pascuales? Félix Rubén García Sarmiento conocido como Rubén Dar-ío, nació el 18 de enero en Metapa, Nicaragua pero su familia se mudó a León un mes después de su nacimien-to. A la edad de doce años Rubén Darío publico sus pri-

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mos poemas "La Fe", "Una Lágrima" y "El Desengaño" . En 1882 cuando Rubén tenía solamente quince años se presentó antes del Presidente Joaquín Zavala. Preguntó al Presidente si el pudiera ir a estudiar en Europa. Pero Darío le preguntó este después de haberle presentado un poema muy en contra de su patria y la religión de su pa-tria. Después de haber oído este poema el Presidente le dijo; una respuesta muy única a Rubén Darío. Le dijo, " Hijo mío, si así escribes ahora contra la religión de tus pa-dres y de tu patria, que será si te vas a Europa a aprender cosas peores?". Y por esto Darío no fue a Europa. Des-pués se casó con Rosario Murillo, y se mudaron a El Sal-vador donde encontré a Francisco Gavidia. Gavidia le presentó la poesía Castileña. En 1883, volvió a Nicaragua. Rubén Darío tenía muchos trabajos en su vida, pero una cosa que puede ser proba-blemente la más importante es que Darío es considerado el padre del modernismo. El modernismo es un movimien-to muy importante en la historia de la literatura española. El Modernismo fue hecho por el simbolismo de los france-ses y la escuela parnasiana. Pero mucho más viene de los franceses porque el modernismo es muy espontáneo, pero mucho del modernismo viene de los clásicos espa-ñoles también. Rubén Darío participó con, o fue el líder de, muchos movimientos literarios en Chile, España, Ar-gentina, y Nicaragua. El movimiento modernista era una recopilación de tres movimientos de Europa: romanticis-mo, simbolismo, y el parnasianismo. Estas ideas expresan pasión, arte visual, y armonías y ritmos como música. Darío fue un genio de este movimiento. Su estilo es exóti-co y muy colorado. Sus poemas especialmente contienen todos estos sentimientos. En su poema "Canción de Otoño en Primavera." hay mucha evidencia de pasión y emociones fuertes. Pronto muchos literarios comenzaron a usar su estilo en una forma muy elegante, y cuidadosa, usando su estilo y sus palabras para hacer música con la poesía. Su talento fue reconocido y por eso empezó a escribirás y mejor. Luego, viajó a España donde sucumbió a mucha influen-cia de Europa, una influencia muy liberal. Sus ideas nue-vas fueron reflejadas en su poesía de romanticismo y amor. En 1888 publicó la primera recopilación de sus poemas que se llama Epístolas y poemas (1885) y des-pués vino Azul que es recordado por su "simbolismo y sus imágenes exóticas". Otras obras famosas de Rubén Darío son Prosas Profanas y Otros Poemas (1892), Los raros (1896), y Cantos de Vida y Esperanza (1905). Probablemente, el poema más famoso de Rubén Darío es "Canción de Otoño en Primavera." Sus sentimientos son expresados en toda su literatura. Rubén Darío es considerado ser el poeta más importante que escribió en español afuera de la España y es fácilmente unos de los personajes más reverenciados en Nicaragua. Es el Padre del Modernismo. Obras: “Azul”, “Las rosas andinas”, “Los raros”,

“Prosas profanas y otros poemas”, “España contemporánea”, “Peregrinaciones”, “Parisi-na”, “La caravana pasa”, “Tierras solares”, “Cantos de vida y esperanza”, “El canto errante”, “Poemas de otoño”

Características: - Ambientes exóticos y misteriosos.

- Uso del ritmo y de imágenes y figuras bellísimas de gran colorido.

- Es influenciado por el Parnasianismo y Simbolismo francés.

- Estilo elegante y ornamentado. “SONATINA” La princesa está triste ... ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonora; y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. El jardín puebla el triunfo de los pavos reales, Parlanchina la dueña dice cosas banales, y vestido de rojo piruetea el bufón. La princesa no ríe, la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión. ¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China, o en el que ha detenido su carroza Argentina para ver de sus ojos la dulzura de luz, o en el rey de las islas de las rosas fragantes, o en el que es soberano de los claros diamantes, o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? ¡Ay! pobre princesa de la boca de rosa quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar; ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo, o perderse en el viento sobre el trueno del mar. Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, ni el halcón encantado ni el bufón escarlata, ni los cisnes unánimes en el algo de azur. Y están tristes las flores por la flor de la corte; los jazmines de Oriente, los melumbos del norte, de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules! Está presa en su oro, está presa en sus tules en la jaula de mármol del palacio real. El palacio soberbio que vigilan los guardas que custodian cien negros con sus cien alabardas un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! (La princesa está triste, la princesa está pálida) ¡Oh, visión adorada de oro, rosa y marfil! ¿Quién volará a la tierra donde un príncipe existe (La princesa está pálida, la princesa está triste más brillante que el alba, más hermosa que abril?

¡Calla, calla princesa -dice el hada madrina-; en caballo con alas hacia acá se encamina, en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te adora sin verte; y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, a encenderte los labios con un beso de amor.

(“De Prosas Profanas”)

“LO FATAL” A René Pérez Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y más la piedra dura, porque esa ya no se siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro terror... y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por

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Lo que no conocemos y apenas sospechamos, y la carne que tienta con sus frescos racimos, y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, ¡y no saber adónde vamos, ni de donde venimos! (De “Cantos de vida y esperanza”) LOS MOTIVOS DEL LOBO El varón que tiene corazón de lis, alma de querube, lengua celestial, el mínimo y dulce Francisco de Asís, esta con un rudo y torvo animal, bestia temerosa, de sangre y de robo, las fauces de furia, los ojos de mal. El lobo de Gubbia, el terrible lobo, rabioso, ha asolado los alrededores, cruel, ha deshecho todos los rebaños; devoro corderos, devoro pastores, y son incontables sus muertos y danos. Fuertes cazadores armados de hierros fueron destrozados. Los duros colmillos dieron cuenta de los mas bravos perros, como de cabritos y de corderillos. Francisco salió. Al lobo busco en su madriguera. Cerca de la cueva encontró a la fiera enorme, que al verle se lanzo feroz contra el. Francisco, con su dulce voz, alzando la mano, al lobo furioso dijo: - Paz hermano lobo! El animal contemplo al varón de tosco sayal; dejo su aire arisco, cerro las abiertas fauces agresivas, y dijo: - Esta bien, hermano Francisco! - Como! exclamo el santo -. Es ley que tu vivas de horror y de muerte? La sangre que vierte tu hocico diabólico, el duelo y espanto que esparces, el llanto de los campesinos, el grito, el dolor de tanta criatura de Nuestro Señor, no han de contener tu encono infernal? Vienes del infierno? Te ha infundido acaso su rencor eterno Luzbel o Belial? Y el gran lobo, humilde: - Es duro el invierno, y es horrible el hambre! En el bosque helado no halle que comer, y busque el ganado, y en veces comí ganado y pastor. La sangre? Yo vi mas de un cazador sobre su caballo, llevando el azor al puno; o correr tras el jabalí, el oso o el ciervo; y a mas de uno vi mancharse de sangre, herir, torturar, de las roncas trompas al sordo clamor, a los animales de Nuestro Señor. Y no era por hambre, que iban a cazar. Francisco responde: - En el hombre existe mala levadura. Cuando nace, viene con pecado. Es triste. Mas el alma simple de la bestia es pura.

Tu vas a tener desde hoy que comer. Dejaras en paz rebaños y gente en este país. Que Dios melifique tu ser montaraz! - Esta bien, hermano Francisco de Asís. - Ante el Señor, que toda ata y desata, en fe de promesa tiéndeme la pata. El lobo tendió la pata al Hermano de Asís, que a su vez le alargo la mano. Fueron a la aldea. La gente veía y lo que miraba casi no creía. Tras el religioso iba el lobo fiero, y, bajo la testa, quieto le seguía como un can de casa, o como un cordero. Francisco llamo la gente a la plaza y allí predico: Y dijo: He aquí una amable caza. El hermano lobo se viene conmigo; me juro no ser ya vuestro enemigo, y no repetir su ataque sangriento. Vosotros, en cambio, daréis su alimento a la pobre bestia de Dios, - Así sea! contesto la gente toda de la aldea, Y luego, en señal de contentamiento, movió la testa y cola el buen animal, y entro con Francisco de Asís al convento. Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo en el santo asilo. Sus bastas orejas los salmos oían y los claros ojos se le humedecían. Aprendió mil gracias y hacia mil juegos cuando a la cocina iba con los legos, y cuando Francisco su oración hacia, el lobo las pobres sandalias lamía. Salía a la calle, iba por el monte, descendía al valle, entraba a las casas y le daban algo de comer. Mirábanle como a un manso galgo. Un día, Francisco se ausento. Y el lobo dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo, desapareció, torno a la montaña y recomenzaron su aullido y su sana. Otra vez sintióse el temor, la alarma entre los vecinos y entre los pastores; colmaba el espanto en los alrededores, de nada servían el valor y el arma pues la bestia fiera no dio treguas a su furor jamás, como si estuviera fuegos de Moloch y de Satanás. Cuando volvió al pueblo el divino santo, todos los buscaron con quejas y llanto, y con mil querellas dieron testimonio de lo que sufrían y perdían tanto por aquel infame lobo del demonio. Francisco de Asís se puso severo. Se fue a la montaña a buscar al falso lobo carnicero. Y junto a su cueva hallo a la alimaña. - En nombre del Padre del sacro Universo, conjurote - dijo - oh lobo perverso! a que me respondas: - Por que has vuelto al mal? Contesta. Te escucho.

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Como en sorda lucha, hablo el animal, la boca espumosa y el ojo fatal: - Hermano Francisco, no te acerques mucho... yo estaba tranquilo, allá en el convento, al pueblo salía, y si algo me daban estaba contento, y manso comía. Mas empecé a ver que en todas las casas estaban la Envidia, la Sana, la Ira, y en todos los rostros ardían las brasas de odio, de lujuria, de infamia y mentira. Hermanos a hermanos hacían la guerra, perdían los débiles, ganaban los malos, hembra y macho eran como perro y perra, y un buen día todos me dieron de palos. Me vieron humilde, lamía las manos y los pies. Seguía tus sagradas leyes, todas las criaturas eran mis hermanos, los hermanos hombres, los hermanos bueyes, hermanas estrellas y hermanos gusanos. Y así, me apalearon y me echaron fuera, y su risa fue como un agua hirviente, y entre mis entrañas revivió la fiera, y me sentí lobo malo de repente; mas siempre mejor que esa mala gente. Y recomencé a luchar aquí, a me defender y a me alimentar, como el oso hace, como el jabalí, que para vivir, tienen que matar. Déjame en el monte, déjame en el risco, déjame existir en mi libertad; vete a tu convento, hermano Francisco, sigue tu camino y tu santidad. El santo de Asís no le dijo nada. Le miro con una profunda mirada, y partió con lagrimas y con desconsuelos, y hablo al Dios Eterno con su corazón. El viento del bosque llevo su oración. Que era: Padre nuestro, que estas en los cielos...!

HORACIO QUIROGA (1879 - 1937)

Horacio Quiroga nace el 31 de diciembre de 1878 en Salto, Uruguay. En 1897 hace sus prime-ras colaboraciones en me-dios periodísticos. En 1900 viaja a París. En 1902 mata accidental-mente, con una pistola, a su amigo Federico Ferran-do. Se muda a Buenos Ai-res, Argentina. En 1903 trabaja como profesor de castellano y acompaña, como fotógrafo, a Leopoldo Lugones en una expedición a la provincia de Misiones. En 1906 publica su relato Los perseguidos, un adelanto de lo que después se conocer-ía como literatura psicológica.

En 1909 se casa con Ana María Cirés y se van a vivir a San Ignacio. En 1911 es nombrado juez de Paz. En 1915 se suicida su mujer. Regresa a Buenos Aires en 1916. En 1917 publica Cuentos de amor de locura y de muer-te y en 1919, Cuentos de la selva, libro escrito para sus hijos. En 1927 se casa con María Bravo. En 1932 se traslada a Misiones. En 1936 su mujer lo deja y vuelve a Buenos Ai-res. El 19 de febrero de 1937, aparece muerto por ingestión de cianuro poco después de enterarse que sufre de cáncer gástrico. Obras: “Los desterrados”, “Anaconda”, “Cuentos de

amor de locura y muerte”, “Cuentos de la sel-va”, “La gallina degollada y otros cuentos”

Características: - Es uno de los más grandes cuentistas de América . - Tuvo influencia realista en algunos cuentos . - Lo llamaron el “Kipling americano” . - Influencia de Edgar Allan Poe . - Creó un decálogo del cuentista . Historia de dos cachorros de coatí y de

dos cachorros de hombre Había una vez un coatí que tenía tres hijos. Vivían en el mon-te comiendo frutas, raíces y huevos de pajaritos. Cuando es-taban arriba de los árboles y sentían un gran ruido, se tiraban al suela de cabeza y salían corriendo con la cola levantada. Una vez que los coaticitos fueron un poco grandes, su madre los reunió un día arriba de un naranjo y les habló así: —Coaticitos: ustedes son bastante grandes para buscarse la comida solos. Deben aprenderlo, porque cuando sean viejos andarán siempre solos, como todos los coatís. El mayor de ustedes, que es muy amigo de cazar cascarudos, puede en-contrarlos entre los palos podridos, porque allí hay muchos cascarudos y cucarachas. El segundo, que es gran comedor de frutas, puede encontrarlas en este naranjal; hasta diciem-bre habrá naranjas. El tercero, que no quiere comer sino hue-vos de pájaros, puede ir a todas partes, porque en todas par-tes hay nidos de pájaros. Pero que no vaya nunca a buscar nidos al campo, porque es peligroso. "Coaticitos hay una sola cosa a la cual deben tener gran mie-do. Son los perros. Yo peleé una vez con ellos, y sé lo que les digo; por eso tengo un diente roto. Detrás de los perros vienen siempre los hombres con un gran ruido, que mata. Cuando oigan cerca este ruido, tírense de cabeza al suelo, por alto que sea el árbol. Si no lo hacen así, los matarán con seguridad de un tiro". Así habló la madre. Todos se bajaron entonces y se separa-ron, caminando de derecha a izquierda y de izquierda a dere-cha, como si hubieran perdido algo, porque así caminan los coatís. El mayor, que quería comer cascarudos, buscó entre los pa-los podridos y las hojas de los yuyos, y encontró tantos, que comió hasta quedarse dormido. El segundo, que prefería las frutas a cualquier cosa, comió cuantas naranjas quiso, porque aquel naranjal estaba dentro del monte, como pasa en el Pa-raguay y Misiones, y ningún hombre vino a incomodarlo. El tercero, que era loco por los huevos de pájaros, tuvo que an-dar todo el día para encontrar únicamente dos nidos; uno de tucán, que tenía tres huevos, y uno de tórtolas, que tenia sólo

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dos. Total, cinco huevos chiquitos, que era muy poca comida; de modo que al caer la tarde el coaticito tenia tanta hambre como de mañana, y se sentó muy triste a la orilla del monte. Desde allí veía el campo, y pensó en la recomendación de su madre. —¿Por qué no querrá mamá —se dijo— que vaya a buscar nidos en el campo? Estaba pensando así cuando oyó, muy lejos, el canto de un pájaro. . —¡Qué canto tan fuerte! —dijo admirado—. ¡qué huevos tan grandes debe tener ese pájaro! El canto se repitió. Y entonces el coatí se puso a correr por entre el monte, cortando camino, porque el canto había so-nado muy a su derecha. El sol caía ya, pero el coatí volaba con la cola levantada. Llegó a la orilla del monte, por fin, y miró al campo. Lejos vio la casa de los hombres, y vio a un hombre con botas que llevaba un caballo de la soga. Vio también un pájaro muy grande que cantaba y entonces el coaticito se golpeó la frente y dijo: —¡Qué zonzo soy! Ahora ya sé qué pájaro es ése. Es un ga-llo; mamá me lo mostró un día de arriba de un árbol. Los ga-llos tienen un canto lindísimo, y tienen muchas gallinas que ponen huevos. ¡Si yo pudiera comer huevos de gallina!... Es sabido que nada gusta tanto a los bichos chicos de monte como los huevos de gallina. Durante un rato el coaticito se acordó de la recomendación de su madre. Pero el deseo pu-do más, y se sentó a la orilla del monte, esperando que cerra-ra bien la noche para ir al gallinero. La noche cerró por fin, y entonces, en puntas de pie y paso a paso, se encaminó a la casa. Llegó allá y escuchó atenta-mente: no se sentía el menor ruido. El coaticito, loco de alegr-ía porque iba a comer cien, mil, dos mil huevos de gallina, entró en el gallinero, y lo primero que vio bien en la entrada fue un huevo que estaba solo en el suelo. Pensó un instante en dejarlo para el final, como postre, porque era un huevo muy grande, pero la boca se le hizo agua, y clavó los dientes en el huevo. Apenas lo mordió, ¡TRAC!, un terrible golpe en la cara y un inmenso dolor en el hocico. —¡Mamá, mamá! —gritó, loco de dolor, saltando a todos la-dos. Pero estaba sujeto, y en ese momento oyó el ronco la-drido de un perro. Mientras el coatí esperaba en la orilla del monte que cerrara bien la noche para ir al gallinero, el hombre de la casa juga-ban sobre la gramilla con sus hijos, dos criaturas rubias de cinco y seis años, que corrían riendo, se caían, se levantaban riendo otra vez, y volvían a caerse. El padre se caía también, con gran alegría de los chicos. Dejaron por fin de jugar por-que ya era de noche, y el hombre dijo entonces: —Voy a poner la trampa para cazar a la comadreja que viene a matar los pollos y robar los huevos. Y fue y armó la trampa. Después comieron y se acostaron. Pero las criaturas no tenían sueño, y saltaban de la cama del uno a la del otro y se enredaban en el camisón. El padre, que leía en el comedor, los dejaba hacer. Pero los chicos de re-pente se detuvieron en sus saltos y gritaron: —¡Papá! ¡Ha caído la comadreja en la trampa! ¡Tuké esta la-drando! ¡Nosotros también queremos ir, papá! El padre consintió, pero no sin que las criaturas se pusieran las sandalias, pues nunca los dejaba andar descalzos de no-che, por temor a las víboras. Fueron. ¿Qué vieron allí? Vieron a su padre que se agacha-ba, teniendo al perro con una mano, mientras con la otra le-vantaba por la cola a un coatí, un coaticito chico aún, que gri-taba con un chillido rapidísimo y estridente, como un grillo. —¡Papá, no lo mates! —dijeron las criaturas—. ¡Es muy chi-quito! ¡Dánoslo para nosotros!

—Bueno, se los voy a dar —respondió el padre—. Pero cuí-denlo bien, y sobre todo no se olviden de que los coatís to-man agua como ustedes. Esto lo decía porque los chicos habían tenido una vez un ga-tito montés al cual a cada rato le llevaban carne, que sacaban de la fiambrera pero nunca le dieron agua, y se murió. En consecuencia, pusieron al coatí en la misma jaula del gato montés, que estaba cerca del gallinero, y se acostaron todos otra vez. Y cuando era más de medianoche y había un gran silencio, el coaticito, que sufría mucho por los dientes de la trampa, vio, a la luz de la luna, tres sombras que se acercaban con gran si-gilo. El corazón le dio un vuelco al pobre coaticito al recono-cer a su madre y sus dos hermanos que lo estaban buscan-do. —¡Mamá, mamá! —murmuró el prisionero en voz muy baja para no hacer ruido—. ¡Estoy aquí! ¡Sáquenme de aquí! ¡No quiero quedarme, ma... má! —y lloraba desconsolado. Pero a pesar de todo estaban contentos porque se habían encontrado, y se hacían mil caricias en el hocico. Se trató en seguida de hacer salir al prisionero. Probaron primero cortar el alambre tejido, y los cuatro se pusieron a trabajar con los dientes; mas no conseguían nada. Entonces a la madre se le ocurrió de repente una idea, y dijo: —¡Vamos a buscar las herramientas del hombre! Los hom-bres tienen herramientas para cortar fierro. Se llaman limas. Tienen tres lados como las víboras de cascabel. Se empuja y se retira. ¡Vamos a buscarla! Fueron al taller del hombre y volvieron con la lima. Creyendo que uno solo no tendría fuerzas bastantes, sujetaron la lima entre los tres y empezaron el trabajo. Y se entusiasmaron tanto, que al rato la jaula entera temblaba con las sacudidas y hacía un terrible ruido. Tal ruido hacía, que el perro se des-pertó, lanzando un ronco ladrido. Mas los coatís no esperaron a que el perro les pidiera cuenta de ese escándalo y dispara-ron al monte, dejando la lima tirada. Al día siguiente, los chicos fueron temprano a ver a su nuevo huésped, que estaba muy triste. —¿Qué nombre le pondremos? —preguntó la nena a su hermano. —¡Ya sé! —respondió el varoncito—. ¡Le pondremos Dieci-siete! ¿Por qué Diecisiete? Nunca hubo bicho del monte con nom-bre más raro. Pero el varoncito estaba aprendiendo a contar, y tal vez le había llamado la atención aquel número. El caso es que se llamó Diecisiete. Le dieron pan, uvas, cho-colate, carne, langostas, huevos, riquísimos huevos de galli-na, lograron que en un solo día se dejara rascar la cabeza; y tan grande es la sinceridad del cariño de las criaturas, que, al llegar la noche, el coatí estaba casi resignado con su cautive-rio. Pensaba a cada momento en las cosas ricas que había para comer allí, y pensaba en aquellos rubios cachorritos de hombre que tan alegres y buenos eran. Durante dos noches seguidas, el perro durmió tan cerca de la jaula, que la familia del prisionero no se atrevió a acercarse, con gran sentimiento. Cuando a la tercera noche llegaron de nuevo a buscar la lima para dar libertad al coaticito, éste les dijo: —Mamá: yo no quiero irme más de aquí. Me dan huevos y son muy buenos conmigo. Hoy me dijeron que si me portaba bien me iban a dejar suelto muy pronto. son como nosotros son cachorritos también, y jugamos juntos. Los coatís salvajes quedaron muy tristes, pero se resignaron, prometiendo al coaticito venir todas las noches a visitarlo. Efectivamente, todas las noches, lloviera o no, su madre y sus hermanos iban a pasar un rato con él. El coaticito les da-ba pan por entre el tejido de alambre, y los coatís salvajes se sentaban a comer frente a la jaula.

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Al cabo de quince días, el coaticito andaba suelto y él mismo se iba de noche a su jaula. Salvo algunos tirones de orejas que se llevaba por andar muy cerca del gallinero, todo mar-chaba bien. Él y las criaturas se querían mucho, y los mismos coatís salvajes, al ver lo buenos que eran aquellos cachorri-tos de hombre, habían concluido por tomar cariño a las dos criaturas. Hasta que una noche muy oscura, en que hacía mucho calor y tronaba, los coatís salvajes llamaron al coaticito y nadie les respondió. Se acercaron muy inquietos y vieron entonces, en el momento en que casi la pisaban, una enorme víbora que estaba enroscada en la entrada de la jaula. Los coatís com-prendieron en seguida que el coaticito había sido mordido al entrar, y no había respondido a su llamado porque acaso es-taba ya muerto. Pero lo iban a vengar bien. En un segundo, entre los tres, enloquecieron a la serpiente de cascabel, sal-tando de aquí para allá, y en otro segundo, cayeron sobre ella, deshaciéndole la cabeza a mordiscones. Corrieron entonces adentro, y allí estaba en efecto el coatici-to, tendido, hinchado, con las patas temblando y muriéndose. En balde los coatís salvajes lo movieron; lo lamieron en balde por todo el cuerpo durante un cuarto de hora. El coaticito abrió por fin la boca y dejó de respirar, porque estaba muerto. Los coatís son casi refractarios como se dice, al veneno de las víboras. No les hace casi nada el veneno, y hay otros animales, como la mangosta que resisten muy bien el veneno de las víboras. Con toda seguridad el coaticito había sido mordido en una arteria o una vena porque entonces la sangre se envenena en seguida, y el animal muere. Esto le había pasado al coaticito. Al verlo así, su madre y sus hermanos lloraron un largo rato. Después, como nada más tenían que hacer allí, salieron de la jaula, se dieron vuelta para mirar por última vez la casa don-de tan feliz había sido el coaticito, y se fueron otra vez al monte. Pero los tres coatís, sin embargo, iban muy preocupados, y su preocupación era ésta: ¿qué iban a decir los chicos, cuan-do, al día siguiente, vieran muerto a su querido coaticito? Los chicos le querían muchísimo, y ellos, los coatís, querían tam-bién a los cachorritos rubios. Así es que los tres coatís tenían el mismo pensamiento, y era evitarles ese gran dolor a los chicos. Hablaron un largo rato y al fin decidieron lo siguiente: el se-gundo de los coatís, que se parecía muchísimo al menor en cuerpo y en modo de ser, iba a quedarse en la jaula en vez del difunto. Como estaban enterados de muchos secretos de la casa, por los cuentos del coaticito, los chicos no descono-cerían nada; extrañarían un poco algunas cosas, pero nada más. Y así pasó en efecto. Volvieron a la casa, y un nuevo coaticito , reemplazó al primero, mientras la madre y el otro hermano se llevaban sujetos a los dientes el cadáver del menor. Lo lle-varon despacio al monte, y la cabeza colgaba, balanceándo-se, y la cola iba arrastrando por el suelo. Al día siguiente los chicos extrañaron, efectivamente, algunas costumbres raras del coaticito. Pero como éste era tan bueno y cariñoso como el otro, las criaturas no tuvieron la menor sospecha. Formaron la misma familia de cachorritos de ante-s, y, como antes, los coatís salvajes venían noche a noche a visitar al coaticito civilizado, y se sentaban a su lado a comer pedacitos de huevos duros que él les guardaba, mientras ellos le contaban la vida de la selva.

LITERATURA LATINOAMERICANA ACTUAL (SIGLO XX)

Características : - Se busca una visión histórico-universal, alejada de idea-

lismos .

- Preocupación por la condición social del hombre y su existencia .

- Renovación técnica sobre todo en la novela y el teatro .

VANGUARDISMO ( 3 primeras décadas del siglo XX )

- Primera postguerra mundial . - Desazón, dolor y amargura por la gran hecatombe . - Reconstrucción de Europa, campo de batalla de la gue-

rra . - Revolución rusa . Características : - Uso de símbolos . - División en varias escuelas. - Utilización de la línea, el color y el sonido . - Corriente experimental . ESCUELAS DEL VANGUARDISMO Ver capítulo e Literatura UNIVERSAL

PABLO NERUDA (1904 - 1973)

Neftalí Ricardo Reyes Basoalto (quien escribiría posteriormente con el seudónimo de Pablo Neruda) nació en Parral el año 1904, hijo de don José del Carmen Reyes Morales, obrero ferroviario y doña Rosa Basoalto Opazo, maestra de escuela, falle-cida poco años después del na-cimiento del poe-ta. En 1906 la familia se traslada a Temuco donde su padre se casa con Trinidad Candia Marverde, a quién el poeta menciona en diversos textos como Confieso que he vivido y Memorial de Isla Negra con el nombre de Mamadre. Realiza sus estudios en el Liceo de Hombres de esta ciu-dad, donde también publica sus primeros poemas en el periódico regional La Mañana. En 1919 obtiene el tercer premio en los Juegos Florales de Maule con su poema Nocturno ideal.

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En 1921 se radica en Santiago y estudia pedagogía en francés en la Universidad de Chile, donde obtiene el pri-mer premio de la fiesta de la primavera con el poema La canción de fiesta, publicado posteriormente en la revista Juventud. En 1923, publica Crepusculario, que es recono-cido por escritores como Alone, Raúl Silva Castro y Pedro Prado. Al año siguiente aparece en Editorial Nacimiento sus Veinte poemas de amor y una canción desesperada, en el que todavía se nota una influencia del modernismo. Posteriormente se manifiesta un propósito de renovación formal de intención vanguardista en tres breves libros pu-blicados en 1926: El habitante y su esperanza ; Anillos (en colaboración con Tomás Lagos) y Tentativa del hombre infinito. En 1927 comienza su larga carrera diplomática cuando es nombrado cónsul en Rangún, Birmania. En sus múltiples viajes conoce en Buenos Aires a Federico García Lorca y en Barcelona a Rafael Alberti. En 1935, Manuel Altolaguirre le entrega la dirección a Ne-ruda de la revista Caballo verde para la poesía en la cual es compañero de los poetas de la generación del 27. Ese mismo año aparece la edición madrileña de Residencia en la tierra. En 1936 al estallar la guerra civil española, muere García Lorca, Neruda es destituido de su cargo consular, y escri-be España en el corazón. En 1945 obtiene el premio Nacional de Literatura. En 1950 publica Canto General, texto en que su poesía adopta una intención social, ética y política. En 1952 pu-blica Los versos del capitán y en 1954 Las uvas y el vien-to y Odas elementales. En 1958 aparece Estravagario con un nuevo cambio en su poesía. En 1965 se le otorga el título de doctor honoris causa en la Universidad de Oxford , Gran Bretaña. En octubre de 1971 recibe el Premio No-bel de Literatura. Muere en Santiago el 23 de septiembre de 1973 . Póstu-mamente se publicaron sus memorias en 1974, con el título Confieso que he vivido. Ganó el Premio Nóbel en 1971. Admirador de Jean Neru-da (escritor) Obras: “Crepúsculo”, “Veinte poemas de amor y una

canción desesperada”, “Anillos”, “El habitan-te y su esperanza” (novela), “El hondero entu-siasta”, “Residencia en la tierra”, “España en el corazón”, “Las furias y las penas”, “Canto de amor a Stalingrado”, “Confieso que he vi-vido” (memorias), “Canto general”, “Odas ele-mentales”, “Las uvas y el viento”, “Cien sone-tos de amor”, “Canción de gesta”, “Cantos ce-remoniales”, “Comiendo en Hungría” (con M. A. Asturias), “Fulgor y muerte de Joaquín Mu-rieta”, “Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena”, “Los versos del ca-pitán”.

Características : - Surrealista . - Sus grandes temas fueron el amor y la sociedad . - Es junto a Vallejo, el más grande poeta de América Lati-

na . - Fundador de la poesía latinoamericana junto con Huido-

bro y Vallejo . - Tema en sus obras: “El Amor” POEMA XV Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma, emerges de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante. Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras muerto. Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. Poema 20 Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

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La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. UNA CANCIÓN DESESPERADA Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy. El río anuda al mar su lamento obstinado. Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir; oh abandonado! Sobre mi corazón llueven frías corolas. Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos! En ti se acumularon las guerras y los vuelos. De ti alzaron las alas los pájaros del canto. Todo te lo tragaste, como la lejanía. Como el mar; como el tiempo. Todo en ti fue naufragio! Era la alegre hora del asalto y el beso. la hora del estupor que ardía como un faro. Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio! En la infancia de niebla mi alma alada y herida. Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo. Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio! Hice retroceder la muralla de sombra, anduve más allá del deseo y del acto. Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí, a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto. Como un vaso albergaste la infinita ternura, y el infinito olvido te trizó como a un vaso. Era la negra, negra soledad de las islas, y allí, mujer de amor; me acogieron tus brazos. Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta. Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro. Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos! Mi deseo de ti fue el más terrible y corto, el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido. Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas, aún los racimos arden picoteados de pájaros. Oh la boca mordida, oh los besados miembros,

oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados. Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo en que nos anudamos y nos desesperamos. Y la ternura, leve como el agua y la harina. Y la palabra apenas comenzada en los labios. Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo, y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio! Oh sentina de escombros, en ti todo caía, qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron. De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste de pie como un marino en la proa de un barco. Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes. Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo. Pálido buzo ciego, desventurado hondero, descubridor perdido, todo en ti fue naufragio! Es la hora de partir, la dura y fría hora que la noche sujeta a todo horario. El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa. Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros. Abandonado como los muelles en el alba. Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos. Ah más allá de todo. Ah más allá de todo. Es la hora de partir. Oh abandonado!

CRIOLLISMO o REGIONALISMO

RÓMULO GALLEGOS (1884 - 1969)

Después de aban-donar sus estudios de Derecho, se ini-cia en el periodis-mo y la literatura en 1909, cuando fun-da en unión de va-rios intelectuales la revista La Albora-da, sus inquietudes literarias afloran in-cipientes. En 1913 publica su primer libro de cuentos: Los Aventureros. En este mismo año escribe también su primera novela ti-tulada El último solar, pero no la publica sino en 1920; cuando publicó La Trepadora (1925), el novelista de la tierra natal y el político liberal de oposición ya iban de la mano, diez años más tarde aparece con el nombre de Re-inaldo Solar, título definitivo. Es electo Senador por el Estado Apure, pero Gallegos de-cide no concurrir al Congreso y renuncia desde Nueva York el 24 de junio de 1931, dimitió como acto de protesta contra la dictadura del General Juan Vicente Gómez. Permaneció en España de 1932 a 1935. En este período fue publicada su obra cumbre: Doña Bárbara (1929), que es saludada con aplausos por la crítica general, es un li-

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bro que coloca como protagonista a la naturaleza misma, expresada en el indómito paisaje de los llanos venezola-nos. Luego va a seguir su incansable producción: Canta-claro (1934); Pobre Negro (1937); Sobre la misma tie-rra (1943); La brizna de paja en el viento (1952). En 1948, en que asume la Presidencia de la República tras haber ganado las elecciones por amplia mayoría. El período de Gallegos que debía durar hasta 1952, se redu-jo a sólo unos meses, ya que fue derrocado por un golpe militar el 24 de noviembre de 1948. Vivió en Cuba y en México hasta su regreso, en 1958. Gallegos escribió también cuentos y dramas, e hizo cine. Fue Premio Nacional de Literatura. La Academia Venezo-lana de la Lengua lo eligió miembro, pero no se recibió. Murió en Caracas, el 5 de abril de 1969 pero su obra con-tinúa siendo hoy en día, un punto de referencia sobre Ve-nezuela y el mundo iberoamericano. Novelas: Los Aventureros (1913), Los lnmigrantes (1913), Rein-aldo Solar(1920), Doña Bárbara (1929), Cantaclaro (1934), Canaima (1935), Pobre Negro (1937), El Foras-tero (1942), Sobre la misma tierra (1943), La Brizna de paja en el viento (1952), Una posición en la vida (1954), El Ultimo Patriota (1957), Cuentos: - La rebelión y otros cuentos (1922), Cuentos Venezo-lanos Drama: El milagro del año (1911) DOÑA BÁRBARA Esta novela, la obra maestra de Rómulo Gallegos, consti-tuye un estudio psicológico de los habitantes de los llanos venezolanos. El paisaje, por su importancia en el desen-volvimiento de los conflictos humanos, toma carácter de protagonista. Hay un equilibrio entre el drama interior de los personajes y la acción. Como el drama personal es muy intenso, a veces sustituye a la acción. Ejemplo claro de esto es el predominio de la introspección en algunos pasajes de la obra. Por su carácter, puede decirse que es una novela realista, en el sentido de que hay en ella una observación profunda del mundo, hay una marcada descripción, procedimiento éste afín a los escritores del realismo; tiene una intención más allá de lo literario, es decir, un fin social y sus perso-najes no se mueven sólo por su propia voluntad, sino que están condicionados por el medio. Su sustancia, es el pai-saje de los llanos de Apure. Algunos críticos observan que el llano enloquece al igual que la monotonía de la selva; otros en cambio dicen que su función no es igual a la de la selva, sino que es sólo el marco en que se desarrollan las luchas de los hombres entre sí. Los Personajes Los personajes también tienen un carácter simbólico: Santos Luzardo, representa a la civilización, el progreso. Doña Bárbara es el atraso y la crueldad. El conflicto está

planteado en términos de civilización contra barbarie, y se resuelve con la desaparición de Doña Bárbara. Santos Luzardo es un llanero adelantado, abogado gra-duado en la Universidad Central de Venezuela. Su meta es el bien, no obstante lo cual, ciertos impulsos de su al-ma lo hacen cambiar momentáneamente en sus decisio-nes. Es un personaje de variabilidad en el ámbito psicoló-gico. Doña Bárbara es su antítesis. Encarna fuerzas primitivas, es arbitraria y violenta, sin embargo, en su espíritu se re-mueven oscuras corrientes sentimentales. Su ternura es-condida aflora frente a Santos Luzardo. Su misterio y su forma de ser contradictoria reflejan las características del medio en que se desenvuelven. Marisela representa un terreno propicio para la obra del progreso. Mister Danger es antipático, cómplice de manejos tur-bios. En su actitud se sintetizaba el desprecio con que muchos extranjeros miraban al venezolano. Ño Pernalete y su inefable secretario "Mujiquita" reflejan la tragedia política del país y el atraso de la sociedad, que es proporcional a los que la dirigen. Juan Primito es un personaje que representa la supersti-ción. La originalidad de la novela regional frente a la novela eu-ropea es haber rescatado para la literatura el ámbito de América. Este hecho contribuyó a una revalorización de lo americano. En eso va el deseo implícito de elevar al habi-tante de esta región del mundo a un plano universal, sin desnaturalizarlo. Hay en esta novela, la actualización de un conflicto frecuente en la literatura hispanoamericana desde la época de la colonia, como es la denodada lucha del hombre con la naturaleza. PREMIO INTERNACIONAL DE NOVELA "ROMU-LO GALLEGOS" Premio Internacional de Novela "Rómulo Gallegos", crea-do en 1964, está considerado como uno de los reconoci-mientos literarios de mayor prestigio del continente. Los integrantes de llamado boom latinoamericano vieron fortalecidas sus aspiraciones con este galardón, que además de llevar el nombre del más destacado novelista venezolano, se prestigia aún mas debido a la minuciosa escogencia del jurado. Características : - Reflejó las costumbres e idiosincracia de su país . - Busca lo cotidiano, lo común . - Lenguaje crudo y directo . - Reaccionó como todos los criollistas contra el moder-

nismo .

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RICARDO GÜIRALDES (1886 - 1927)

El 13 de febrero de 1886,en la casa de los Guerrico (sus bisabuelos) (fotos), nace el autor de Don segundo sombra. Era el sgundo hijo de Ma-nuel Güiraldes y Dolores Goñi y lleva los nombres de los médicos que lo ayudaron a nacer.

En 1905 conoce a Adelina del Carril. Cambia de facultad e ingresa en derecho, mientras trabaja como escribiente en una secretaria de juzgado; lo que le hace abandonar sus estudios. Hay profundos cambios sociales y nuevas fuerzas políti-cas (radicalismo, socialismo, anarquismo). Realiza un viaje por la India y el Oriente, acompañado por Adán Deihl, futuro cuñado; pasa por: Italia, Grecia, Cons-tantinopla, Egipto, Ceylán, Rusia, Japón, China, Alemania. A su regreso a Francia la situación se hace difícil. Su padre se resiste a costear la vagancia de su hijo, que se ve obligado a refugiarse en el taller del escultor Alberto Lagos, de la dedicatoria de Xaimaca. En París se decide de ser escritor; encuentro consigo mismo que le permite un retorno a la Argentina. En 1912 está en Buenos Aires integrando un grupo de ar-tistas y escritores en el taller de Alejandro Bustillo. En ese ambiente Güiraldes conoce a Adelina del Carril un tipo de mujer moderna, deportista y artista, termina por casarse con el poeta, luego de una temporada en la estancia de las Polvaderas, el casamiento se realizó el 20 de octubre de 1913 y la pareja viaja a la Porteña. El estallido de la guerra, lo sobrecoge. En 1915 decide publicar lo que lleva escrito y se presenta ante Lugones con los manuscritos de El cencerro de cris-tal y cuentos de muerte y sangre. Este lo aconseja y le exige más trabajo, el cual solo obtiene burlas por su cen-cerro. Algunos de sus libros habían sido publicados por Horacio Quiroga . En 1916 él, su esposa y amigos emprenden un viaje a las Antillas y en Jamaica culmina el viaje. Güiraldes era anti-rradical. Cuando viaja al Caribe escribe Capricho teatral titulado El reloj, que no lo publica. En 1918 publica Un idilio de estación en El cuento ilus-trado, revista dirigida por Horacio Quiroga. Posteriormente tituló esta historia con el nombre de Ro-saura, dedicándola a su hermana Lolita. La guerra ha terminado y Güiraldes viaja a Europa. En París, en otoño, escribe los diez primeros capítulos de Don segundo Sombra. En 1920 está de regreso en la Argentina. Entre 1921 y 1922 escribe los Poemas solitarios . En 1922 viaja a París nuevamente y aparece Rosaura . En marzo de 1926 está terminado el Don Segundo

Sombra. Güiraldes lucha escribiendo El sendero. Muere asistido por Adelina. Sus restos llegan a Buenos Aires el 27 de noviembre, son recibidos por El presidente Alvear, y trasladados a San Antonio de Areco. Muy cerca de su tumba yacen también los restos de Don Segundo Ramírez, el resero que inspiró su célebre personaje. Obras: El cencerro de cristal. Cuentos de muerte y sangre. Aventuras grotescas. Trilogía cristiana. Rau-cho.Rosaura. Un idilio de estación. Rosaura y siete cuentos con notas preliminar de Adelina del Carril. Xaimaca. Don segundo sombra. Poemas místicos. Poemas solitarios. Seia relatos. El sendero. El libro bravo. Pampa. El pajaro blanco. Características: - Idealizó al gaucho argentino . - Describe la vida, costumbres y paisajes argentinos . - Toma ambientes rurales, incorrecciones y giros popula-

res . - Su estilo se ubica entre el criollismo, modernismo y van-

guardismo . - Completa el ciclo gauchesco .

JORGE ICAZA

(1906 - 1978) Nacido en Quito (Ecuador), estudió en la Universidad Central de esa ciu-dad y en el Conser-vatorio Nacional. Tras licenciarse, fue actor teatral y dra-maturgo, y sobrevi-vió trabajando para el departamento de Hacienda de su país. En 1933, su obra teatral El dictador recibió duras críticas de las autoridades, por lo que comenzó a escribir novelas y, aunque abrió una librería, nunca abandonó su cargo gubernamental. La publicación de su primera novela, Huasipungo (1934), hizo que las autoridades ecuatorianas se arrepintieran de haber censurado su anterior obra teatral, pues el libro constituyó no sólo una salvaje crítica a la actitud de los te-rratenientes respecto de los indígenas, sino que, además, tuvo un enorme éxito de público y fue traducida a varios idiomas. Está considerada como la obra ecuatoriana más famosa y es la novela indigenista por excelencia. En ella se describe cómo las pequeñas propiedades que los te-rratenientes entregaban a los indígenas como compensa-ción por su trabajo, les eran robadas más tarde por los mismos terratenientes y, cuando aquéllos protestaban por el atropello, eran asesinados. Crítica despiadada de los abusos del capitalismo y de la explotación de los indíge-nas, el libro fue recibido con desagrado por las clases más pudientes de la sociedad ecuatoriana y por la Iglesia, y muchos lo criticaron afirmando que era un libro pobre-mente construido y escasamente interesante, mientras que otros alabaron la fuerza y la belleza del lenguaje, y su

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maestría a la hora de describir los ultrajes a los que eran sometidos los pueblos indígenas. De estructura tradicio-nal, utiliza abundante léxico indígena, lo que obliga a leer la obra con ayuda de un vocabulario. Tras esta novela, Icaza continuó escribiendo relatos bre-ves y otras novelas, y retomó el teatro. Entre sus novelas destacan En las calles (1935) y El chulla Romero y Flo-res (1958). Toda su obra se caracteriza por un estilo so-brecargado: los personajes quedan esbozados, más que retratados, y los acontecimientos se desarrollan a gran ve-locidad. Numerosas instituciones académicas han reco-nocido su eminencia, como lo demuestra el hecho de que fue invitado a impartir numerosos seminarios y conferen-cias por todo el mundo. Ocupó numerosos cargos di-plomáticos y entre 1973 y 1977 fue embajador en la Unión Soviética, Polonia y la República Democrática Alemana. Obras: “Huasipungo”, “Barro de la sierra”, “En las ca-

lles”, “Media vida “deslumbrados”, “Seis ve-ces la muerte”, “El intruso”, “Flagelo”, “Cho-los”

Características: - Tiene características indigenistas (reivindicación del in-

dio) - Toma temas de provincias; descuida el lenguaje para re-

flejar la forma de expresarse del indio ecuatoriano. - En su obra máxima, nos presenta al indio explotado, que

acaba rebelándose al grito de “¡El huasipungo es nues-tro”! .

POST MODERNISMO

GABRIELA MISTRAL (1889 - 1957)

Seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga, poe-tisa y diplomáti-ca chilena, que con su seudóni-mo literario qui-so demostrar su admiración por los poetas Ga-briel de Anunz-zio (italiano) y Federic Mistral (francés) Hija de un profesor rural, Gabriela Mistral, que mostró una temprana vocación por el magisterio, llegó a ser directora de varios liceos. Fue una destacada educadora y visitó México (donde cooperó en la reforma educacional con José Vasconcelos), Estados Unidos y Europa, estudiando las escuelas y métodos educativos de estos países. A partir de 1933, y durante veinte años, desempeñó el cargo de cónsul de su país en ciudades como Madrid, Lisboa y Los Ángeles, entre otras.

PRIMER PREMIO NOBEL DE LATINOAMÉRICA Sus poemas escritos para niños se recitan y cantan en muy diversos países. En 1945 se convirtió en el primer escritor latinoamericano en recibir el Premio Nobel de Li-teratura. Posteriormente, en 1951, se le concedió el Pre-mio Nacional de Literatura de su país. Su fama como poe-tisa (aunque ella prefería llamarse “poeta”) comenzó en 1914 luego de haber sido premiada en los Juegos Flora-les de Santiago por sus Sonetos de la muerte, inspirados en el suicidio de su gran amor, el joven Romelio Ureta. A este concurso se presentó con el seudónimo que desde entonces la acompañaría toda su vida. A su primer libro de poemas, Desolación (1922), le si-guieron Ternura (1924), Tala (1938), Lagar (1954) y otros. Su poesía, llena de calidez, emoción y marcado misticismo, ha sido traducida al inglés, francés, italiano, alemán y sueco, e influyó en la obra de muchos escritores latinoamericanos posteriores, como Pablo Neruda y Octa-vio Paz. Considerada como una escritora modernista, su moder-nismo no es el de Rubén Darío o Amado Nervo, ya que ella no canta ambientes exóticos de lejanos lugares, sino que se sirve de su estética y musicalidad para poetizar la vida cotidiana, para “hacer sentir el hogar”, en palabras de la autora. Obras: “Desolación”, “Lagar”, “Tala”, “Recados” (en-

sayo) Características: - A pesar de la influencia rubendariana, desarrolló una

poesía tierna y simple. - Lenguaje simple y vigoroso. - Amor por los niños. - Embajadora mundial de la UNICEF. Ausencia del ser amado. NOCTURNO Padre Nuestro que estás en los cielos, ¡por qué te has olvidado de mí! Te acordaste del fruto en febrero, al llegar su pulpa rubí. ¡Llevo abierto también mi costado, y no quieres mirar hacia mí!

Te acordaste del negro racismo, y lo diste al lagar carmesí; y aventaste las hojas del álamos, con tu aliento, en el aire sutil.

¡Y en el ancho lagar de la muerte aún no quieres mi pecho oprimir! Caminando vi abrir las violetas; el falerno del viento bebí, y he bajado, amarillos, mis párpados, por no ver más enero ni abril. Y he apretado la boca, anegada

de la estrofa que no he de exprimir. ¡Has herido la nube de Otoño y no quieres volverte hacia mí!

Me vendió el que besó mi mejilla; me negó por la túnica ruin. Yo en mis versos el rostro con sangre, como Tú sobre el paño, le di. Y en mi noche del Huerto, me han sido: Juan, cobarde, y el Ángel, hostil.

Ha venido el cansancio infinito a clavarse en mis ojos, al fin: el cansancio del día que muere

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y el del alba que debe venir; ¡el cansancio del cielo de estaño y el cansancio del cielo de añil!

Ahora suelto la mártir sandalia y las trenzas pidiendo dormir. Y perdida en la noche, levanto el clamor aprendido de Ti: Padre Nuestro que estás en los cielos, ¿por qué te has olvidado de mí? EL RUEGO Señor, tú sabes cómo, con encendido brío, por los seres extraños mi palabra te invoca. Vengo ahora a pedirte por uno que era mío, Mi vaso de frescura, el panal de mi boca,

cal de mis huesos, dulce razón de la jornada, gorjeos de mi oído, ceñidor de mi veste. Me cuido hasta de aquellos en que no puse nada; ¡no tengas ojo torvo si te pido por éste!

Te digo que era bueno, te digo que tenía el corazón entero a flor de pecho, que era suave de índole, franco como la luz del día, henchido de milagro como la primavera.

Me replicas, severo, que es de plegarias indigno el que no untó de preces sus dos labios febriles, y se fue aquella tarde sin esperar tu signo, trisándose las sienes como vasos sutiles.

Pero yo, mi Señor, te arguyo que he tocado, de la misma manera que el nardo de su frente, todo su corazón dulce y atormentado, ¡y tenía la seda del capullo naciente!

¿Qué fue cruel? Olvidas, Señor, que le quería, y él sabía suya la entraña que llagaba. ¿Qué enturbió para siempre mis linfas de alegría? ¡No importa! Tú comprende: ¡yo le amaba, le amaba!

Y amar (bien sabes de eso) es amargo ejercicio; un mantener los párpados de lágrimas mojados, un refrescar de besos las trenzas del cilicio, conservando, bajo ellas, los ojos extasiados.

El hierro que taladra tiene un gustoso frío, cuando abre, cual gavillas, las carnes amorosas. Y la cruz (Tú te acuerdas ¡oh Rey de los judíos!) se lleva con blandura, como un gajo de rosas.

Aquí me estoy, Señor, con la cara caída sobre el polvo, parlándote un crepúsculo entero, o todos los crepúsculo a que alcanza la vida, si tardas en decirme la palabra que espero.

Fatigaré tu oído de preces y sollozos, Lamiendo, lebrel tímido, los bordes de tu manto, y ni pueden huirme tus ojos amorosos ni esquivar tu pie del riego caliente de mi llanto.

¡Di el perdón, dilo al fin! Va a esparcir en el viento la palabra el perfume de cien pomos de olores al vaciarse; toda agua será deslumbramiento; el yermo echará flor y el guijarro esplendores. Se mojarán los ojos oscuros de las fieras, y, comprendiendo, el monte que de piedra forjaste llorará por los párpados blancos de sus neveras: ¡toda la tierra tuya sabrá que perdonaste! VERGÜENZA Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa como la hierba a que bajó el rocío, y desconocerán mi faz gloriosa las altas cañas cuando baje al río.

Tengo vergüenza de mi boca triste, de mi voz rota y mis rodillas rudas; ahora que me miraste y que viniste, me encontré pobre y me palpé desnuda.

Ninguna piedra en el camino hallaste más desnuda de luz en la alborada

que esta mujer a la que levantaste, porque oíste su canto, la mirada.

Yo callaré para que no conozcan mi dicha los que pasan por el llano, en el fulgor que da a mi frente tosca y en la tremolación que hay en mi mano...

Es noche y baja a la hierba el rocío; mírame largo y habla con ternura, ¡que ya mañana, al descender al río, la que besaste llevará hermosura! PALABRAS SERENAS Ya en la mitad de mis días espigo esta verdad con frescura de flor: la vida es oro y dulzura de trigo, es breve el odio e inmenso el amor. Mudemos ya por el verso sonriente aquel listado de sangre con hiel. Abren violetas divinas, y el viento desprende al valle un aliento de miel. Ahora no sólo comprendo al que reza; ahora comprendo al que rompe a cantar. La sed es larga, la cuesta es avisa; pero en un lirio se enreda el mirar. Grávidos van nuestros ojos de llanto y un arroyuelo nos hace sonreír; por una alondra que erige su canto nos olvidamos que es duro morir. No hay nada ya que mis carnes taladre. Con el amor acabóse el hervir. Aún me apacienta el mira de mi madre. ¡Siento que Dios me va haciendo dormir! EL NIÑO SOLO Como escuchase un llanto, me paré en el repecho y me acerqué a la puerta del Rancho del camino. Un niño de ojos dulces me miró desde el lecho y una ternura inmensa me embargó como un vino. La madre se tardó, curvada en el barbecho; el niño al despertar buscó el pezón de rosa y rompió en llanto... yo le estreché contra el pecho y una canción de cuna me su vio temblorosa... Por la ventana abierta la luna nos miraba. El niño ya dormía, y la canción bañaba, como otro resplandor, mi pecho enriquecido... Y cuando la mujer, trémula abrió la puerta, me vería en el rostro tanta ventura cierta, que me dejó el infante en los brazos dormido.

JUANA DE IBARBOUROU

(1895 - 1979) Su verdadero nombre es Juana Fernández de Ibarbourou, de naciona-lidad uruguaya. Formó parte, junto a Delmira Agustini, Alfonsina Storni y Gabriela Mistral, un grupo de poetisas que destacaron en su época . Es el símbolo de la mujer poeta de América Latina.

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Nació en Melo (Cerro Largo), en 1892, y no en 1895 como ella decía en vida. Sus dos primeras colecciones de poe-mas, de estilo modernista, fueron Las lenguas de diaman-te (1919) y El cántaro fresco (1920), que le procuraron una gran popularidad y tuvieron repercusión internacional. La originalidad de su estilo consistió en unir al rico croma-tismo e imágenes modernistas un sentido optimista de la vida, pero con un lenguaje sencillo, sin complejidades conceptuales, que redunda en una expresividad fresca y natural. A partir de entonces publicaría más de treinta li-bros, la mayoría de los cuales fueron colecciones de po-esía, aunque escribió también unas memorias, Chico Carlo (1944), y un libro para niños. Mientras que sus primeras obras estaban marcadas por una sana sensualidad, sus últimos libros de poemas pier-den el tono festivo para adentrarse en temas universales y circunspectos, como la brevedad de la vida, la soledad o la muerte. Entre estos se encuentran Estampas de la Bi-blia (1935) y Perdida (1950), en los que muestra una sólida madurez y un carácter reflexivo. En Azor (1953), Oro y tormenta (1956) y La pasajera (1967), la obra se hace más apesadumbrada todavía y en ella se percibe la actitud de su autora a la hora de enfrentarse a la vejez y a la enfermedad. Ibarbourou alcanzó su gran éxito con sus primeras obras, en las que se incluían sencillos poemas de ritmos conta-giosos, que celebraban el amor y la naturaleza. Su amplia popularidad la hizo merecedora del sobrenombre de Jua-na de América, al que ella contribuyó declarándose “hija de la naturaleza”. Obras: “Epistolario” , “Chico Carlo” , “El cántaro

fresco” Características: - Poesía muy íntima ( bastante subjetiva ) . - Gran amor hacia los niños, hacia quienes está dirigida

gran parte de su literatura . - Ganó en 1 957 el Gran Premio de la Literatura Urugua-

ya .

LA CITA Me he ceñido toda con un manto negro. Estoy toda pálida, la mirada extática. Y en los ojos tengo partida una estrella. ¡Dos triángulos rojos en mi faz hierática!

Ya ves que no luzco siquiera una joya, ni un lazo rosado, ni un ramo de dalias. Y hasta me he quitado las hebillas ricas de las correhuelas de mis dos sandalias.

Mas soy esta noche, sin oros ni sedas, esbelta y morena como un lirio vivo. Y estoy toda ungida de esencias de nardos, y soy toda suave bajo el manto esquivo.

Y en mi boca pálida florece ya el trémulo clavel de mi beso que aguarda tu boca. Y a mis manos largas se enrosca el deseo como una invisible serpentina loca.

¡Descíñeme, amante! ¡Descíñeme, amante!

Bajo tu mirada surgiré como una estatua vibrante sobre un plinto negro hasta el que se arrastra, como un can, la luna. TE DOY MI ALMA TE doy mi alma desnuda, como estatua a la cual ningún cendal escuda. Desnuda con el puro impudor de un fruto, de una estrella o una flor; de todas esas cosas que tienen la infinita serenidad de Eva antes de ser maldita. De todas esas cosas, frutos, astros y rosas, que no sienten vergüenza del sexo sin celajes y a quienes nadie osara fabricarles ropajes.

Sin velos, como el cuerpo de una diosa serena ¡que tuviera una intensa blancura de azucena!

¡Desnuda, y toda abierta de par en par por el ansia de amar!

EL DULCE MILAGRO ¿Que es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen. Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen. Mi amante besóme las manos, y en ellas ¡oh gracia!, brotaron rosas como estrellas.

Y voy por la senda voceando el encanto y de dicha alterno sonrisa con llanto y bajo el milagro de mi encantamiento se aroman de rosas las alas del viento.

Y murmura al verme la gente que pasa: "¿No veis que está loca? Tornadla a su casa. ¡Dice que en las manos le han nacido rosas y las va agitando como mariposas!"

¡Ah, pobre la gente que nunca comprende un milagro de éstos y que sólo entiende que no nacen rosas más que en los rosales y que no hay más trigo que el de los trigales!

Que requiere líneas y color y forma, y que sólo admite realidad por norma. Que cuando uno dice: "Voy con la dulzura", de inmediato buscan a la criatura.

Que me digan loca, que en celda me encierren, que con siete llaves la puerta me cierren, que junto a la puerta pongan un lebrel, carcelero rudo, carcelero fiel.

Cantaré lo mismo: "Mis manos florecen, rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen". ¡Y toda mi celda tendrá la fragancia de un inmenso ramos de rosas de Erancia! ALFONSINA STORNI

(1892 - 1938) Escritora Argentina, una de las poetas más conocidas del mundo iberoamericano. Nacida en Sala Capriasca (Suiza), a muy temprana edad se trasladó con su familia a la Argentina. Fue maestra de la Escuela Normal, profesora de arte dramático y colaboró con varios grupos de teatro juvenil. Sin embargo, lo más conocido

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de su obra son sus libros de poesía. Comenzó su carrera literaria en 1916 con La inquietud del rosal, que recoge las sugestiones intimistas y sentimentales de un nuevo ro-manticismo, desprendiéndose de la poderosa influencia del modernismo. En esta línea publicó El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919) y Languidez (1920). Sus viajes a Europa en 1930 y 1934 influyeron en un cambio de rumbo poético, que se refleja en sus libros de madurez, los más logrados, donde la experiencia amorosa se torna confidencia dramática, reflexión sobre la condi-ción femenina y una audaz, para la época, sinceridad eró-tica: Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938). Formalmente, su expresión se hace más libre y se evade de los anteriores moldes del clasicismo. Aquejada de cáncer, se suicidó en Mar del Plata. Obras: “Mundo de siete pozos: Poemas”, “Blanco...

negro... blanco” (teatro para niños) Características: - Evolucionó desde el Post Modernismo hasta el Van-

guardismo (interpreta el modernismo a su manera). - Escribe también, poemas de amor en prosa. - Gran amor por los niños. MELANCOLÍA Oh muerte, yo te amo, pero te adoro, vida... cuando vaya en mi caja para siempre dormida, haz que por vez postrera penetre mis pupilas el sol de primavera.

Déjame algún momento bajo el calor del cielo, deja que el sol fecundo se estremezca en mi hielo... era tan bueno el astro que en la aurora salía a decirme: buen día.

No me asusta el descanso, hace bien el reposo, pero antes que me bese el viajero piadoso que todas las mañanas, alegre como un niño, llegaba a mis ventanas Versos otoñales Al mirar mis mejillas, que ayer estaban rojas, he sentido el otoño; sus achaques de viejo me han llenado de miedo; me ha contado el espejo que nieva en mis cabellos mientras caen las hojas...

!Que curioso destino! Me ha golpeado a las puertas en plena primavera para brindarme nieve y mis manos se hielan bajo la presión leve de cien rosas azules sobre sus dedos muertas

Ya me siento invadida totalmente de hielo; castañean mis dientes mientras el sol, afuera, pone manchas de oro, tal como en primavera, y ríe en la ensondada profundidad del cielo.

Y lloro lentamente, con un dolor maldito... con un dolor que pesa sobre mis fibras todas, !Oh, la pálida muerte que me ofrece sus bodas y el borroso misterio cargado de infinito!

!Pero yo me rebelo!...?Cómo esta forma humana que costó a la materia tantas transformaciones me mata, pecho adentro, todas las ilusiones y me brinda la noche casi en plena mañana?

UN SOL Mi corazón es como un dios sin lengua, mudo se está a la espera del milagro, he amado mucho, todo amor fue magro, que todo amor lo conocí con mengua.

He amado hasta llorar, hasta morirme. Amé hasta odiar, amé hasta la locura, pero yo espero algún amor natura

capaz de renovarme y redimirme. Amor que fructifique mi desierto y me haga brotar ramas sensitivas, soy una selva de raíces vivas, sólo el follaje suele estarse muerto.

¿En dónde está quien mi deseo alienta? ¿Me empobreció a sus ojos el ramaje? Vulgar estorbo, pálido follaje distinto al tronco fiel que lo alimenta.

¿En dónde está el espíritu sombrío de cuya opacidad brote la llama? Ah, si mis mundos con su amor inflama yo seré incontenible como un río.

¿En dónde está el que con su amor me envuelva? Ha de traer su gran verdad sabida... hielo y más hielo recogí en la vida: yo necesito un sol que me disuelva.

¡VEN, DOLOR! ¡Golpéame, dolor! Tu ala de cuervo bate sobre mi frente y la azucena de mi alma estremece, que más buena me sentiré bajo tu golpe acerbo.

Derrámate en mi ser, ponte en mi verbo, dilúyete en el cauce de mi vena y arrástrame impasible a la condena de atarme a tu cadalso como un siervo.

No tengas compasión. ¡Clava tu dardo! De la sangre que brote yo haré un bardo que cantará a tu dardo una elegía.

Mi alma será el cantor y tu aletazo será el germen caído en el regazo de la tierra en que brota mi poesía

LOS FORJADORES DE LA NUEVA NARRATIVA LATINOA-

MERICANA CONTEXTO HISTÓRICO (1930 - 1960) - Agrarismo . - Migraciones . - Surgimiento de las metrópolis .

MIGUEL ANGEL ASTURIAS (1899 - 1974)

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Autor, diplomático y premio Nobel guatemalteco, nacido en Ciudad de Guatemala. Miguel Ángel Asturias El escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1899-1974) indaga en las leyendas y mito-logías precolombinas para entender la realidad de la vida indígena. Su novela Viento fuerte fue citada en el discurso de entrega del Premio Nobel, que le fue concedido por "sus coloridos escritos profundamente arraigados en la in-dividualidad nacional y en las tradiciones indígenas de América". Estudió Derecho en universidades de su país y Antropo-logía en la Sorbona de París, ciudad en la que recibió la influencia del poeta surrealista francés André Breton. En 1942 fue elegido diputado en su país y, a partir de 1946, fue embajador en México, Argentina y El Salvador, hasta que, en 1954, se exilió de Guatemala. Posteriormente, fue embajador en Francia, entre 1966 y 1970. Sus poemas y novelas, de contenido fuertemente antiimperialista, le va-lieron el Premio Lenin de la Paz en 1966 y el Premio No-bel de Literatura en 1967. La muerte le sobrevino, tras una penosa enfermedad, en 1974, cuando se encontraba en Madrid (España). Obra En su obra, al igual que en la del escritor cubano Alejo Carpentier, el mito se hace presente, pero a diferencia del cubano, organiza sus novelas en torno a los mitos preco-lombinos. Su primera obra Leyendas de Guatemala (1930) es una colección de cuentos y leyendas mayas (ver Mitología maya). La novela que le ha dado fama in-ternacional es El señor Presidente (1946) en la que traza el retrato de un dictador de una manera caricaturesca y esperpéntica pero siguiendo una estructura regida por la lucha entre las fuerzas de la luz (el Bien, el pueblo) y las fuerzas de las tinieblas (el Mal, el dictador) según los mi-tos latinoamericanos. Es también un libro de protesta mili-tante: la descripción de un régimen dictatorial en términos de terror, maldad y muerte. En las cuatro cadenas de epi-sodios que integran la trama predominan el miedo y la crueldad. Este tema mítico vuelve a aparecer en Hom-bres de maíz (1949) aunque ahora la luz está represen-tada por los indígenas y las tinieblas por los hombres de maíz, los colonizadores que llegan a explotar las tierras de los campesinos en beneficio propio. En esta obra, As-turias logra hermanar armoniosamente lo mítico-maravilloso con la dura realidad de la vida indígena. Después escribió novelas y relatos entre las que destaca la trilogía formada por Viento fuerte (1950), El Papa ver-de (1954) y Los ojos de los enterrados (1960). Otras novelas son Mulata de tal (1963), Malandrón (1969) y Viernes de Dolores (1972). Su producción teatral es po-co conocida y trata más o menos los mismos temas, como Chantaje o Dique seco ambas de 1964. Su novela Viento fuerte fue citada en el discurso de entrega del Premio No-bel, que le fue concedido por "sus coloridos escritos pro-fundamente arraigados en la individualidad nacional y en las tradiciones indígenas de América". Obras: “El Señor Presidente” (1946),, “El papa ver-

de”, “Hombres de maíz” (1949), “Leyendas de Guatemala” (1930), “Rayito de estrella”,

“Con el rehén en los dientes”, “Alelazsán”, “Sien de alondra” (poesía).

“Trilogía novelesca bananera contra el imperialismo norteamericano”: “Viento Fuerte” (1950), “El Papa Verde” (1954), “Los Ojos de los Enterrados” (1960). “Soluna” Obra teatral 1955 “Welkend en Guatemala” Cuentos 1957. “Mulata de Tal”, “Charco de Mendigo”. Características: - Tiende a utilizar el realismo mágico (mitos históricos). - Lenguaje de gran fuerza y realismo. - Temas nativos y algunas veces costumbristas. “EL SEÑOR PRESIDENTE” Es una novela amarga, de lenguaje recio, de tema univer-sal y cuajado de metáforas. Personajes: - El Señor Presidente (El gobernante tirano Manuel Es-

trada Cabrera). - El Coronel Parrales (Asesinado por el mendigo pelele). - El General Condes (Enemigo del Señor Presidente y

acusado del crimen para reprimirlo. - Miguel “Cara de Angel” (Hombre de confianza del Pre-

sidente , se enamora y casa con la hija de Canales. - Camila (Hija de Canales, queda abandonada al morir

Miguel y su hijo nace en el campo). Temas: - La dictadura como fuerza del terror que degrada al ser

humano y a la sociedad. - La soledad de los indefensos. - El amor como fuerza que cambia la conducta de las

personas.

JORGE LUIS BORGES (1899 - 1986)

Escritor ar-gentino cu-yos desa-fiantes poemas y cuentos vanguardis-tas lo con-sagraron como una de las figu-ras promi-nentes de las literatu-ras lati-noamerica-na y uni-versal. Jorge Luis Borges El

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escritor, poeta y ensayista Jorge Luis Borges es una de las figuras literarias más importantes e innovadoras del siglo XX. En sus obras creó un mundo ficticio intenso y subjetivo a través de una simbología personal que se ale-jaba de la tradicional. En sus relatos cortos, recopilados en libros como Ficciones (1945), examinaba la condición humana en toda su complejidad. El autor lee un fragmento de su obra poética "Milonga de dos hermanos". Nacido el 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires, e hijo de un profesor, estudió en Ginebra y vivió durante una breve temporada en España relacionándose con los escri-tores ultraístas (véase Ultraísmo). En 1921 regresó a Ar-gentina, donde participó en la fundación de varias publi-caciones literarias y filosóficas, como Prisma (1921-1922), Proa (1922-1926) y Martín Fierro, en las que publicó es-porádicamente; escribió poesía lírica centrada en temas históricos de su país, que quedó recopilada en volúmenes como Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929). De esta época da-tan sus relaciones con Ricardo Güiraldes, Macedonio Fernández, Alfonso Reyes y Oliverio Girondo. En la década de 1930, a causa de una herida en la cabe-za, comenzó a perder la visión, hasta quedar completa-mente ciego. A pesar de ello, desde 1938 a 1947 trabajó en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires y, más tarde, llegó a convertirse en su director (1955-1973). Conoció a Adolfo Bioy Casares y publicó con él Antología de la litera-tura fantástica (1940). A partir de 1955 fue profesor de Literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires. Durante esos años, fue abandonando la poesía en favor del cuento, género litera-rio que recreó y por el que ha pasado a la historia. Sin embargo, se inició en la literatura con ensayos filosófi-cos y literarios, algunos de los cuales se encuentran re-unidos en Inquisiciones (1925). Historia universal de la in-famia (1935) es una colección de cuentos basados en criminales reales. En 1955 fue nombrado académico de su país y hacia 1960 su obra era valorada universalmente como una de las más originales de la literatura hispanoa-mericana. A partir de entonces se sucedieron los premios y los reconocimientos. En 1961 compartió el Premio For-mentor con Samuel Beckett, y en 1980 el Cervantes con Gerardo Diego. Murió en Ginebra, el 14 de junio de 1986. Sus posturas políticas evolucionaron desde el izquierdis-mo juvenil al nacionalismo y después a un liberalismo escéptico, desde el que se opuso al fascismo y al pero-nismo. Fue censurado por permanecer en Argentina du-rante las dictaduras militares de la década de 1970, aun-que jamás apoyó a la Junta militar. Con la restauración democrática en 1983 se volvió más escéptico. Los cuentos A lo largo de toda su producción, Borges creó un mundo fantástico, metafísico y totalmente subjetivo. Su obra, exi-gente con el lector y de no fácil comprensión, debido a la simbología personal del autor, ha despertado la admira-ción de numerosos escritores y críticos literarios de todo el mundo. Describiendo su producción literaria, el propio autor escribió: “No soy ni un pensador ni un moralista, si-no sencillamente un hombre de letras que refleja en sus escritos su propia confusión y el respetado sistema de confusiones que llamamos filosofía, en forma de literatu-ra”.

Ficciones (1944) está considerado como un hito en el re-lato corto y un ejemplo perfecto de la obra borgiana. Los cuentos son en realidad una suerte de ensayo literario con un solo tema en el que el autor fantasea desde la subjeti-vidad sobre temas, autores u obras; se trata, pues, de una ficción presentada con la forma del cuento en el que las palabras son importantísimas por la falsificación (ficción) con que Borges trata los hechos reales. Cada uno de los cuentos de Ficciones es, a decir de la crítica, una joya, una diminuta obra maestra. Además, sucede que el libro presenta una estructura lineal que hace pensar al lector que el conjunto de los cuentos conducirán a un final con sentido, cuando en realidad llevan a la nada absoluta. Otros libros importantes del mismo género son El Aleph (1949) y El hacedor (1960). Obras: Narrativa: “Ficciones”, “El Aleph”, “Narraciones”,

“Historia Universal de la Infamia”, “El Do-blaje”, “El Tiempo”

Poesía: “Fervor de Buenos Aires”, “Luna de enfren-

te”, “Cuaderno de San Martín” Ensayo: “La historia de la eternidad”, “El tamaño de

mi esperanza”, “Nueva refutación del tiem-po”, “Inquisiciones”, “El idioma de los argen-tinos”, “Evaristo Carriego”

Características: - Influencia de la filosofía idealista . - Se inició como ultraísta hasta que fue encontrando su

propio y original estilo . - Sus cuentos tienen una temática fantástica .

ALEJO CARPENTIER

(1904 - 1980) Nació en La Habana el 26 de diciem bre de 1904, hijo de un arquitecto francés y de una cubana de refinada edu-cación. Estudió los primeros años en La Habana y a la edad de doce años, como la familia se trasladó a París durante unos años, asistió al liceo de Jeanson de Sailly, y se inició en los estudios musicales con su madre, desarrollando una intensa vocación musical. Ya de regre-so a Cuba comenzó a estudiar arquitectura, pero no acabó la carrera. Empezó a trabajar como periodista y a participar en movimientos políticos izquierdistas. Fue en-carcelado y a su salida se exilió en Francia. Volvió a Cuba donde trabajó en la radio y llevó a cabo importantes inves-tigaciones sobre la música popular cubana. Viajó por México y Haití donde se interesó por las revueltas de los esclavos del siglo XVIII. Marchó a vivir a Caracas en 1945 y no volvió a Cuba hasta 1958, año en el que se produjo el triunfo de la Revolución castrista. Desempeñó diversos

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cargos diplomáticos para el gobierno revolucionario, murió en 1980 en París, donde era embajador de Cuba. Obra Carpentier recibió la influencia directa del surrealismo, y escribió para la revista Révolution surréaliste, por encargo expreso del poeta y crítico literario francés André Breton. Sin embargo, mantuvo una posición crítica respecto a la poco reflexiva aplicación de las teorías del surrealismo e intentó incorporar a toda su obra la maravilla, una forma de ver la realidad que, mantenía, era propia y exclusiva de América. Entre sus novelas cabe citar El reino de este mundo (1949), escrita tras un viaje a Haití, centrada en la revolución haitiana y el tirano del siglo XIX Henri Chris-tophe, y Los pasos perdidos (1953), el diario ficticio de un músico cubano en el Amazonas, que trata de definir la re-lación real entre España y América siguiendo la conquista española. Se considera que es su obra maestra, un inten-to de llevar a cabo su idea de construir una novela que llegue más allá de la narración, que no sólo exprese su época sino que la interprete. Guerra del tiempo (1958) se centra en la violencia y en la naturaleza represiva del go-bierno cubano durante la década de 1950. En 1962 pu-blicó El siglo de las luces, en la que narra la vida de tres personajes arrastrados por el vendaval de la Revolución Francesa. Más que una novela histórica, o una novela de ideas es, en la interpretación de algunos críticos, una ca-bal novela filosófica. Concierto Barroco (1974) es una novela en la que expone sus visiones acerca de la mezcla de culturas en Hispanoamérica. Finalmente El recurso del método (1974) y La consagración de la primavera (1978), obras complementarias y difíciles; la primera suele “considerarse como la historia de la destrucción de un mundo”, la caída del mito del hombre de orden, mientras que la segunda representa la larga crónica del triunfo en Cuba de un nuevo mito, que Carpentier trata de explicar desde su imposible papel de espectador: el autor trata de explicar el inconciliable desajuste entre el tiempo del hombre y el tiempo de la historia. Obras: “El siglo de las luces”, “El reino de este mun-

do”, “Ecue - yamba - o”, “Los pasos perdi-dos”, “El acoso”, “Viaje a la semilla”, “Guerra del tiempo”, “El recurso del método”, “Con-cierto barroco”, “La consagración de la pri-mavera”.

Características - Sistematizó lo real maravilloso . - Usó en gran medida la descripción . - Lenguaje ornamentado y barroco . - Brinda una visión mágica de América Latina . - Fue un gran admirador de la música. - Real Maravilloso: mezcla de realidad, fantasía; mitos y

creencias básicamente actuales.

JUAN RULFO (1918 - 1986 )

Novelista y cuentista mexi-cano, nacido en Apul-co (Jalisco), escenario de la Guerra Cristera (1926-1929) que hab-ía de influir tanto en su vida y en su obra.

En 1924, entró en la escue-la primaria y ese mismo año murió su padre, y en 1930, su madre, por lo que quedó bajo la custodia de su abuela y entró en un

fanato de Guadalajara. Se trasladó a México en 1934 y en 1938 empezó a escribir su novela Los hijos del desaliento, y a colaborar en la revista América; en 1942, publicó dos cuentos en la revista Pan, que formarían parte de El llano en llamas (1953) junto con otros que fueron apareciendo en revistas. Comenzó a trabajar para la Goodrich Euzkadi en 1946 como agente viajero y allí inició su notable labor fotográfica. Se casó en 1947 con Clara Aparicio con la cual tendría cuatro hijos. Pasó a trabajar en el departamento de publicidad de la Goodrich y dos capítulos de su novela Pedro Páramo (1955) se publicaron en revistas y, luego el libro, traducido casi de inmediato al alemán por Mariana Frenk (1958), en breve y, sucesivamente, a varios idiomas; inglés, francés, sueco, polaco, italiano, noruego o finlandés. Muchos de sus cuentos han sido llevados al cine y tam-bién él escribió guiones, como El despojo, sobre una idea original suya; El gallo de oro (1964) basado en una idea del novelista con guión de Carlos Fuentes y Gabriel Garc-ía Márquez; La fórmula secreta (1965), de Rubén Gámez con textos de Rulfo. En 1967, se hizo una película de Pe-dro Páramo, dirigida por Carlos Velo, y en 1973, El rincón de las vírgenes, largometraje de Alberto Isaac, sobre dos cuentos de Rulfo. Siempre ha sido un gran viajero y ha participado en varios encuentros internacionales. En 1970 recibió el Premio Nacional de Literatura en México y en 1983 el Premio Príncipe de Asturias en España (véase Premios literarios). Murió en 1986 en la ciudad de México. Obras: “El llano en llamas” (cuentos) , “Pedro Pára-

mo” (novela) Características - La revolución mexicana influyó en la temática de sus

obras. - Es otro de los maestros de lo real maravilloso. - Lenguaje simple y directo. - Ciudad Arquetipo: “Comala”.

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ARTURO USLAR - PIETRI

(1906 - 2001) novelista venezo-lano cuyo interés p or su país queda claramente refleja-do en su obra na-rrativa y en su acti-vidad política. Doctor en Ciencias Políticas en 1929, fue ministro de Educación (1939-1941); secretario de la Presidencia de la República (1941-1943); mi-nistro de Hacienda (1943); ministro de Relaciones Interiores (1945). Fue además redactor de la Ley de Educación de su país conocida como “Ley Uslar Pietri” (1940). Con el derrocamiento del presidente Medi-na fue encarcelado y desterrado a Estados Unidos. A su regreso a Venezuela, en 1958, de nuevo fue detenido por el dictador Pérez Jiménez. En 1963 fue candidato a presi-dente de la República. Era miembro numerario de diver-sas Academias, como la de la Lengua, y obtuvo importan-tes galardones, entre ellos, el Premio Nacional de su país en 1954 y el Príncipe de Asturias de las Letras en 1990. La novela histórica Las lanzas coloradas (1931) repre-senta a la perfección sus primeras obras. En ella, con el fondo de la guerra de independencia de Venezuela, des-cribe los acontecimientos de ese periodo a través de las experiencias de un propietario agrícola simpatizante de Simón Bolívar y de un capataz que apoya la causa de los españoles. El rechazo del autor venezolano a transmitir mensajes sencillos y a estructurar su obra con fines didác-ticos, la hace especialmente poco convencional. Una no-vela posterior, Un retrato en la geografía (1962), es un original retrato de la sociedad venezolana que consigue transmitir al lector la alienación humana a través de las impresiones que un prisionero político recién liberado va haciendo del nuevo paisaje social que encuentra a su sa-lida de la cárcel. Publicó también una colección de relatos breves, Treinta hombres y sus sombras, en 1949. Uslar Pietri cultivó también el ensayo literario, como Breve historia de la novela hispanoamericana (1955), En busca del Nuevo Mundo (1968), Fachas, fechas y fichas (1985), Godos, insurgentes y visionarios (1986), Los venezolanos y el petróleo (1990), Golpe y estado en Venezuela (1992) y Del Cerro de Plata a los caminos extraviados (1994), entre otros textos. En El hombre que voy siendo, de 1986, recopiló gran parte de su obra poéti-ca. Falleció en 2001 en su ciudad natal, Caracas. Obras: Narrativa: “Las lanzas coloradas”, “El camino de El

Dorado”, “Barrabás”, “Treinta hombres y sus sombras”, “Red”

Ensayo y crítica : “Letras y hombres de Venezuela”,

“Apuntes para retratos”, “Valores

humanos”, “Un retrato en la geo-grafía”

Ensayo: “Adagio” Características - Introduce elementos históricos en su obra .

JUAN CARLOS ONETTI (1909 - 1994)

Novelista uruguayo, galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 1963 y el Premio Cervantes en 1980. Además de escribir narrativa, ha contribuido con nu-merosas e interesan-tes obras a la crítica literaria. Onetti comenzó a es-cribir relativamente tarde y, después de publicar su primera novela, El pozo (1939), "cifra de toda su obra posterior", desempeñó una gran variedad de trabajos en la Universidad en Buenos Ai-res. Ejerció como periodista durante años, entre otros medios para la agencia Reuter y el diario Acción de Mon-tevideo, ciudad en la que residió desde 1955 y en la que ocupó el cargo de director de las bibliotecas municipales. Cuando se instauró la dictadura militar en 1974 fue encar-celado. Este hecho transformó su vida, y a la salida de la cárcel marchó al exilió en España, donde vivió hasta su muerte. El tema unificador de toda su obra es la corrupción de la sociedad, sus efectos sobre el individuo y las dificultades para encontrar una respuesta adecuada a ella. Dos gran-des escritores, el mexicano Carlos Fuentes y el peruano Mario Vargas Llosa, le consideran el iniciador de la novela contemporánea latinoamericana. En El pozo, el narrador queda efectivamente separado de su ambiente corrupto y predominantemente burocrático por una generalizada in-capacidad de comunicación. Tierra de nadie (1942) pre-senta de nuevo el depresivo y pesimista retrato del paisa-je urbano. La vida breve (1950) es su libro más famoso y el primero que el autor sitúa en la imaginaria ciudad de Santa María, donde la respuesta del protagonista a su presente consiste en imaginarse a sí mismo como otra persona. En El astillero (1960) regresa al tema del caos producido en Uruguay por una desmesurada burocracia, y Juntacadáveres (1964) trata de la prostitución y la pérdida de la inocencia. Estas dos últimas obras desarrollan el tema único de Onetti: el del hombre que persigue una ilu-sión a sabiendas de que lo es y que además es absurda. En 1979 publicó Dejemos hablar al viento, una novela por la que recibió el Premio de la Crítica. Obras posteriores de Onetti son Cuando entonces (1987), Para esta noche (1986) o Cuando ya no importe (1993). A Onetti se le considera el escritor de la angustia, con cla-ras influencias de Dostoievski, Conrad, Faulkner e incluso

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Roberto Arlt. Su lenguaje es opaco, denso e indirecto. Con estos antecedentes crea un mundo propio con unos personajes que retoma una y otra vez siempre empeña-dos en proyectos sin sentido. Obras: “El pozo”, “Tiempo de abrazar”, “Junta cadá-

veres”, “El astillero”, “La vida breve”, “Para esta noche”, “Una tumba sin nombre”. “El po-zo”: es considerada la primera fundación de la nueva narrativa latinoamericana (1939)

Características: - Estilo descriptivo, sicologista y pesimista . - Creó una ciudad arquetipo “Santa María” con su obra

“La vida breve”.

EL BOOM LATINOAMERICANO (1960 – 1972)

CONTEXTO HISTÓRICO - Revolución cubana . - Desprestigio estadounidense . - Desarrollo del mercado editorial español . Boom de la Literatura latinoamericana, núcleo de escrito-res hispanoamericanos que en la década de 1960 adqui-rieron notoriedad o fueron lanzados como novedades por diversas editoriales, sobre todo de Barcelona (España). En torno a estos escritores, casi todos ellos narradores y mayoritariamente novelistas, actuaron algunos críticos de España y América (Carlos Barral, José María Castellet, Emir Rodríguez Monegal, Ángel Rama), premios literarios como los de Biblioteca Breve y Formentor, revistas como Mundo Nuevo y Libre (ambas de París), y la coincidencia inicial, luego muy cuestionada, de apoyar la Revolución Cubana. Otro rasgo interesante es que estos escritores, por razones de exilio político o de distanciamiento cultural, vivieron largas temporadas en Europa, sobre todo en París y Barcelona. En general, y sin tratarse de una generación ni de un mo-vimiento literario, se observan en estos escritores algunas reformas técnicas provenientes del surrealismo y de la li-teratura estadounidense del siglo XX, así como del llama-do realismo mágico y de la literatura fantástica. También cabe anotar que se deja atrás todo rastro de regionalismo, costumbrismo y neoindigenismo. Las obras y autores que suelen considerarse señeras del “boom” son: Rayuela (1963) de Julio Cortázar, La muerte de Artemio Cruz (1962) de Carlos Fuentes, La ciudad y los perros (1962) de Mario Vargas Llosa y Cien años de soledad (1967) de Gabriel García Márquez. Novelistas que también pertenecen a este núcleo, aunque publicaron en la década de 1950 o durante la primera mi-tad de la de 1970, son: Juan Rulfo con El llano en llamas (1953), José Lezama Lima con Paradiso (1966), Guillermo Cabrera Infante con Tres tristes tigres (1967), José Dono-so con El obsceno pájaro de la noche (1970) y Augusto Roa Bastos con Yo, el Supremo (1974).

A la sombra del “boom” se crea una nueva promoción de escritores que se incorporan también a la notoriedad de la literatura hispanoamericana con obras que traspasarán las fronteras de sus respectivos países y que serían con-sideradas innovadoras en el arte de narrar: Severo Sar-duy, Fernando del Paso, Manuel Puig, Augusto Monterro-so, Alfredo Bryce Echenique o Reinaldo Arenas.

JULIO CORTÁZAR (1914-1984)

Escritor argentino que fue un reno-vador del género narrativo, espe-cialmente del cuento breve, tan-to en la estructura como en el uso del lenguaje. Aun-que nació en Bru-selas, vivió en París la mayor parte de su vida —ciudad en la que murió— y en 1981 se naciona-lizó francés, como protesta ante la toma del poder de

las diferentes juntas militares en Argentina, es un autor argentino plenamente integrado en la literatura hispanoa-mericana. Nació en Bruselas, pero sus padres se trasladaron pronto a Buenos Aires. En 1951 consiguió una beca para realizar estudios en París y ya en esta ciudad pasó a ser traductor de la UNESCO, trabajo que desempeñó hasta su jubila-ción. Un rasgo importante de su vida es que a raíz de un viaje que realizó a Cuba, invitado por Fidel Castro, se convirtió en gran defensor y divulgador de la causa revo-lucionaria cubana, como años más tarde haría con la Ni-caragua sandinista. Mantuvo, a lo largo de su vida, un compromiso político activo, sobre todo en defensa de los derechos humanos. Formó parte del Tribunal Russell II que, en 1973, juzgó en Roma los crímenes llevados a ca-bo por las dictaduras latinoamericanas. Resultado de esta actividad fue su libro Dossier Chile: el libro negro. Viajero impenitente e intelectual abierto, fue uno de los protagonistas del boom de la literatura latinoamericana. Estos escritores consiguieron, a través de sus encuentros literarios y conferencias en diversos foros tanto de Esta-dos Unidos como de Europa, sus relaciones con editoria-les, sus colaboraciones con la prensa europea, un reco-nocimiento internacional para su obra, que, sin renunciar a sus raíces culturales, se universalizó tanto en temas como en estilos. Así, lo que empezó siendo un lanzamien-to editorial de una nueva narrativa se convirtió en una presencia renovadora constante de la literatura, debido, por supuesto, a la calidad de las obras.

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Obra Gran parte de su obra constituye un retrato, en clave su-rrealista, del mundo exterior, al que considera como un laberinto fantasmal del que el ser humano ha de intentar escapar. Una de sus primeras obras, Los reyes (1949), es un poema en prosa centrado en la leyenda del Mino-tauro. El tema del laberinto reaparece en Los premios (1960), una novela que gira alrededor del crucero que ga-na un grupo de jugadores en un sorteo, y que se va con-virtiendo a lo largo del relato en una auténtica pesadilla. Entre las colecciones de cuentos más conocidas se en-cuentran Bestiario (1951), Las armas secretas (1959), uno de cuyos relatos, “El perseguidor”, se ha convertido en un referente obligado de su obra; Todos los fuegos el fuego (1966); Octaedro (1974), y Queremos tanto a Glenda (1981). Entre el relato y el ensayo imaginativo de difícil clasificación se encuentran Historias de cronopios y de famas (1962), breves narraciones que insisten des-de el humor en la necesidad imperiosa de “ablandar un poco el ladrillo todos los días”, es decir, romper la dureza del lugar común, abrir resquicios hacia un mundo, el de lo fantástico, que las convenciones ocultan o se resisten a admitir; La vuelta al día en ochenta mundos (1967) o Último round (1969), estos últimos concebidos como li-bros de miscelánea, en los que se entrecruzan poemas, cuentos, recortes periodísticos, citas, textos recogidos de la calle, como es el caso de las pintadas del mayo francés comentadas en Último round. También escribió algunos poemarios como Presencia (1938), Pameos y meopas (1971) o Salvo el crepúsculo (póstumo, 1985). Siguiendo la tradición inaugurada por Edgar Allan Poe, Cortázar ha escrito breves ensayos, como Algunos as-pectos del cuento, en el que establece las diferencias entre novela, que implica varios acontecimientos en suce-sión, y cuento, un acontecimiento principal que sirve de núcleo alrededor del cual se articulan las acciones del personaje y todos aquellos elementos significativos que, como la metáfora, el símbolo o las referencias a determi-nados objetos o situaciones, anuncian al mismo tiempo que, creando pistas inciertas o ambiguas (origen de la tensión del relato o intriga), ocultan el desenlace. Aplican-do la terminología del boxeo, Rayuela (1963), la obra que despertó la curiosidad por su autor en todo el mundo, compromete al lector para que él mismo pueda elegir el orden en el que leerá los capítulos: de manera sucesiva o siguiendo un esquema de saltos que el autor ofrece en el comienzo del libro, pero que no excluye –al menos hipotéticamente- otras alternancias posibles. Rompiendo de este modo con toda pauta con-vencional de linealidad narrativa y sugiriendo que el lector haga una incursión personal en el libro, Cortázar propone lo que la investigación lingüística y literaria ha llamado desconstrucción del texto. Al mismo tiempo, los discursos literarios, filosóficos, políticos y hasta eróticos que se in-sertan en la novela se corresponden en gran medida con cuestiones heredadas de la literatura del absurdo, concre-tamente de autores como Franz Kafka y Albert Camus. Se trata de representar el absurdo, el caos y el problema existencial mediante una técnica nueva. El autor pretende echar abajo las formas usuales de la novela para crear una narración basada en una especie de ars combinatoria infinita por la cual se generan las múltiples lecturas capa-ces de articular la trama, la intriga, los personajes, el des-doblamiento autor-narrador (dualidad que, sin duda, remi-

te una vez más a Cervantes como creador de la novela moderna) y hasta la reconstrucción de la cronología. Él mismo ha declarado que quería superar el falso dualismo entre razón e intuición, materia y espíritu, acción y con-templación, para alcanzar la visión de una nueva realidad, más mágica y más humana. Al final de la novela, en opo-sición a la novela clásica o tradicional, quedan interrogan-tes sin resolver: nada se cierra, todo está abierto a múlti-ples mundos. Son muchas las influencias que se han encontrado en Rayuela. La idea de que la literatura es la falsificación de un modelo inexistente o imposible fue desarrollada tanto por Macedonio Fernández como por Ramón Gómez de la Serna. El cuestionamiento de los géneros literarios o desmontaje del cuerpo narrativo aparece, entre otros, en el cuentista uruguayo Felisberto Hernández. La función metaliteraria, es decir, la literatura que se sirve de sí mis-ma como referencia, también aparece en Jorge Luis Bor-ges. Preocupaciones literarias parecidas las tuvo el mis-mo Miguel de Cervantes al presentir la realidad como una ilusión. Cortázar llevó después estos planteamientos esté-ticos a su novela 62 / modelo para armar (1968), obra que toma su nombre del capitulo 62 de Rayuela, que no se lee si se sigue el orden fijado por el autor. Con el trasfondo político de la situación latinoamericana y de la vida de unos exiliados en París, pero con las mismas inquietudes literarias, publicó en 1973 El libro de Manuel. Cuento: “Bestiario”, “Deshoras”, “Final de juego”,

“Las armas secretas”, “Historias de crono-pios y de famas”, “Todos los fuegos el fue-go”, “Octaedro”, “Alguien que anda por ahí”, “Queremos tanto a Glenda”.

Novela: “Rayuela” (gran novela experimental de América

Latina), “Los premios”, “62, modelo para ar-mar”.

Características - Lenguaje experimental y renovador. - Original visión del mundo. - Rompe la estructura clásica del cuento y la novela. - Sus cuentos tienen una temática fantástica. - Discípulo de Borges en los temas fantásticos. - El absurdo y la incomunicación fueron sus temas.

MARIO VARGAS LLOSA (ver literatura peruana)

CARLOS FUENTES (1928)

Escritor mexi-cano, cosmopo-lita y polígloto, es uno de los grandes narra-dores y pensa-dores de su país. Nacido en la ciudad de México, se educó en diver-

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sos países americanos a causa de la profesión diplomáti-ca de su padre. Estudió en Suiza y Estados Unidos, aun-que la carrera de abogado la realizó en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde conoció al profesor exiliado español Manuel Pedroso, que ejerció una gran in-fluencia en su vocación literaria. Empezó a publicar en la revista Medio Siglo con sus compañeros de generación, Salvador Elizondo, Flores Olea, González Pedrero y Ser-gio Pitol. Fundó y dirigió con Emanuel Carballo la Revista Mexicana de Literatura (1955-1958) y fue codirector con Luis Villoro, Francisco López Cámara y Jaime García Terrés de El Espectador (1959-1960), una importante re-vista política. También ha colaborado en los principales suplementos culturales y periódicos de México y del extranjero. Ocupó cargos administrativos y diplomáticos, y fue embajador de México en Francia de 1975 a 1977. Ha vivido en Europa y Estados Unidos, dictando cursos o representando a Méxi-co, y ha sido profesor en las más prestigiosas institucio-nes de México y de otros países: universidades de Co-lumbia, Harvard, Princeton, Brown, Pennsylvania (Estados Unidos) y ocupó la cátedra Simón Bolívar en la Universi-dad de Cambridge. Obras: “Los días enmascarados”, “La región más

transparente”, “La muerte de Artemio Cruz”, “Las buenas conciencias”, “Aura”, “Zona sa-grada”, “Cantar de ciego”, “Cambio de Piel”, “Terra Nostra”, “La cabeza de Hidra”, “Cristóbal Nonato”.

Características - Reflexiona sobre la identidad social, racial y ritual de

México, analizando la historia de su país (temas históri-cos - culturales).

- Gran renovador de la narrativa: experimentador. - Utiliza técnicas nuevas contemporáneas: simultaneidad,

fragmentación, monólogo interior, etc. FRAGMENTO DE LA REGIÓN MÁS TRANSPARENTE. Con la mirada brillante, un rictus de orgullo en la boca, Juan Morales abrió de par en par las puertas de la fonda. —Pásale vieja, anden chamacos. Rosa ajustó al pecho su vestido de algodón. Los niños corrie-ron hacia una mesa desocupada. Juan, contoneándose, pasó por entre los demás clientes. Tiró de su bigotillo recto. Un mesero se inclinó: —Pasen ustedes, señores. Por aquí. Pepe y Juanito y Jorge apoyaban las barbas en el mantel, le-yendo el menú grasoso, mientras su madre se ajustaba el vestido. Juan tomó asiento y comenzó a juguetear con un pa-lillo de dientes. —Juan, estos chamacos ya debían estar en la cama. Mañana

tienen escuela y... —Hoy es un día especial, vieja. A ver muchachos, ¿qué se

les antoja? Juan Morales se rascaba la cicatriz rojiza en la frente no es fácil, veinte años de ruletear de noche –si lo sabré yo. Ahí está mi bandera en la frente, como quien dice. Cuánto borra-cho, cuánto hijo de su pelona: que a Azcapotzalco, que a la Buenos Aires, tres cuatro de la mañana. Y de repente, le so-rrajan a uno la cabeza, o hay que bajarse y bajar al cliente, y

se acaba con las costillas rotas. Todo por veinte pesos dia-rios. Pero ya se acabó. —Bueno, ¿se deciden? —Mira papá. A esos niños les llevan un pastel. Eso. —Juan... —No te preocupes vieja. Hoy es un día especial. y luego aquellos que tomaron el coche para llevarlo a una emboscada, para robárselo. Ahí sí que anduve abusado; ahí sí casi me despachan, Rosita. ¿Y de qué me ando azorando? No me lo decía mi padre: “Ay Juan, tú naciste para burro de los demás, para fregarte y cargar con los fardos ajenos. No te olvides de vacilar de cuando en cuando. Haz tu gusto, pero no te hagas tonto: nadie nos pide cuentas de la vida, y se ol-vidan muy pronto de nosotros”. Pero eso era en la tierra chi-ca; aquí en la capital, hay que andar abusado, o nos comen el mandado. —A ver mozo: un pollito entero, bien dorado, para la familia. Y pastelitos, de esos de fresa, y con su cremita. Y que ven-gan a tocarnos los mariachis. Rosa, siempre sola la pobre. Ni cuando andaba pariendo es-tuve con ella. Siempre lista, con el café a las siete de la no-che, agua para la rasurada a las siete de la mañana (Y las sábanas siempre frías, cuando me metía a dormir en la ma-ñana. Siempre heladas. Como si en vez de gente sólo la no-che y la escarcha hubieran dormido ahí. Como si Rosa no tu-viera su carne pesada, y su sangre, y su vientre lleno de hombre. Nunca los veía. Ahora sí, ahora ya cambia la cosa). —¿Qué nos tocan, Rosa? —Ahí que escojan los niños... —Juan Charrasqueado, Juan Charrasqueado... La fonda rumiaba un pequeño olor de chilpotles y de tortilla recién calentada y sedimentos de grasa y aguas frescas. Juan se acarició la barriga. Miró alrededor, las mesas de manteles floreados y sillas de mimbre y los hombres morenos y vestidos de casimir peinado y gabardina aceituna que hablaban de viejas y toros y las mujeres con melenas negras y encrespadas, acabadas de salir del cine, con labios violeta y pestañas postizas. ¿Quién no los estaba mirando, a él y a la familia? de aquellos campos no quedaba ni una flor —Juan, no podemos... —¿Cómo que no? Esto sí lo quise siempre. Una botella de vino, de ese de la etiqueta dorada, ya sabe... ¿qué tal si no voy con el gringo hoy? ¿qué tal si no estoy en el sitio cuando me piden del hotel para todo el día? ¿qué tal si el gringo no me lleva al Hipódromo y me regala esos cua-renta pesos de boletos? “—Oye mano, ganaste, ándale a cobrar “—¿Cómo que gané? ¿Qué pasó? Oye, ¿y dónde? “—Cómo se ve la suerte del principiante “—Cómo se ve que en tu pinche vida has visto tanto junto... “—A tu salud, viejecita. pistola en mano se le echaron de a montón Rosa dejó caer su gran sonrisa mestiza y se chupó la fresa de los dedos. Ochocientos pesos. “—Tuvo usted la suerte del principiante. Pero no vuelva por aquí o le pelan hasta la camisa”. ¡Qué iba a volver! Pero iba a ser chófer de día, se iba a acostar a las once y levantarse a las seis, como la gente. Ahora tenía

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ochocientos pesos, para empezar con suerte, para que le to-caran los mariachis, para calentarle la cama a Rosa.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ (1928- )

Escritor, periodista y premio Nobel colombiano, conside-rado una de las figuras más representativas de la narrati-va del siglo XX. Nacido en Aracataca (departamento de Magdalena), muy pronto su familia abandonó esta población atlántica para trasladarse a Bogotá. Allí se formó inicialmente en el te-rreno del periodismo, aunque también estudió derecho. A mediados de la década de 1940 comenzó a publicar en varios periódicos sus primeros artículos, cuentos y cróni-cas de cine; en 1946 trabajó como redactor de El Univer-sal, periódico de Cartagena de Indias; entre 1948 y 1952 en El Heraldo de Barranquilla y a partir de 1952 en El Es-pectador de Bogotá. Entre 1959 y 1961 fue representante de la agencia cubana de noticias La Prensa en Bogotá, La Habana y Nueva York. Debido a sus ideas políticas, se enfrentó con el dictador Laureano Gómez y con su suce-sor, el general Gustavo Rojas Pinilla, y hubo de pasar las décadas de 1960 y 1970 en un exilio voluntario en México y España. El compromiso político de García Márquez está integrado en su obra y se originó en el marco histórico de la Colom-bia del Bogotazo y todo el periodo de violencia que le si-guió. Como otros escritores del boom de la Literatura lati-noamericana defendió la Revolución Cubana pero, a dife-rencia de muchos de ellos, continúa apoyando a Fidel Castro y mantiene polémicas en la prensa y en encuen-tros con otros escritores sobre la actual situación de ese país, especialmente en lo que respecta a los derechos humanos. En 1986, ya premio Nobel, y precisamente por la repercu-sión internacional que tiene cualquiera de sus actividades, promovió la fundación de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba) junto

con el cineasta argentino Fernando Birri, participando en varios guiones cinematográficos, tanto de obras propias como en colaboración con otros escritores. Esta escuela, que impulsa la formación de realizadores del llamado Ter-cer Mundo, forma parte de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, que también impulsó y de la cual es presidente. Sus primeras novelas reflejan el ambiente de violencia e intolerancia que Colombia vivía en el momento en que las escribió: La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961) y Los funerales de la Mamá Grande (1962). En estas obras ya se percibe una evolución estilís-tica que va desde la prosa barroca y elaborada de La hojarasca y de algunos de los cuentos de Los funerales de la Mamá Grande, hasta el laconismo y la frase desnu-da —al estilo de Graham Greene o de Hemingway— de otros relatos del mismo libro y de El coronel no tiene quien le escriba, una dramática historia en la que ya aparecen algunos de los personajes que intervendrán en su obra más conocida: Cien años de soledad. Cien años de soledad (1967), escrita durante su exilio en México, narra en tono épico la historia de Macondo, pue-blo que acaba sepultado y destruido por las guerras y el progreso, y la de sus fundadores, la familia Buendía, a lo largo de cien años. El nombre de Macondo era el de una hacienda próxima a Aracataca, que García Márquez con-virtió en uno de los referentes geográficos literarios más inolvidables, como el escritor estadounidense Faulkner había hecho con su condado de Yoknapatawpha (Missis-sippi). Esta novela, que escribió en dieciocho meses, muestra ya el estilo consolidado del autor, en el que están presentes sus mundos y obsesiones, y que, con pequeños matices, constituye el núcleo principal de toda su obra. Al parecer, el mundo mágico de García Márquez proviene de las le-yendas y relatos fantásticos que leyó en su infancia y que le permitieron desarrollar una imaginación desbordada cargada de imágenes obsesivas. Por otro lado, su forma-ción literaria le llevó a escribir historias lineales (con prin-cipio y final secuencial) sobre situaciones comprensibles y reales, y personajes identificables, situando como fondo la historia de Colombia y la denuncia de la injusticia social, es decir, el mundo real. De la combinación de estos dos mundos surge el realismo mágico, término que aunque no agrade a muchos autores y críticos, sirve perfectamente para explicar este género literario. Otras obras narrativas son: El otoño del patriarca (1975), en torno al poder y la corrupción política; Crónica de una muerte anunciada (1981), historia de un asesina-to cometido en una pequeña ciudad latinoamericana; El amor en los tiempos del cólera (1985), historia de amor que sigue las pautas clásicas del género pero con un tras-fondo de sabia pasión, y El general en su laberinto (1989), narración ficticia de los últimos días de vida de Simón Bolívar, enfermo y despojado de su poder. García Márquez también es autor de los libros de cuentos La in-creíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972) y Doce cuentos peregrinos (1992). Después de obtener este galardón fue formalmente invi-tado por el gobierno colombiano a regresar a su país, donde ejerció de intermediario entre aquél y la guerrilla. García Márquez ha despertado admiración en numerosos

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países por la personalísima mezcla de realidad y fantasía de sus textos periodísticos, como en Noticia de un se-cuestro (1996), un reportaje novelado sobre el narcoterro-rismo colombiano. En 1998 publicó La bendita manía de contar y su autobiografía Gabriel García Márquez, y de-cidió comprar la mitad de las acciones de la revista co-lombiana Cambio para poder hacer realidad sus ideas sobre el periodismo. En octubre de 2002 vio la luz la pri-mera parte de sus memorias, Vivir para contarla, cuyas páginas repasan sus años de infancia y juventud, desde los recuerdos de su Aracataca natal hasta 1955. Obras: Cuento: “Los funerales de la mamá grande”, “Ojos de

perro azul”, “La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y de su abuela desalma-da”, “Doce cuentos Peregrinos”.

Novelas: “La Hojarasca”, “El coronel no tiene quien le escriba”, “La mala hora”, “El otoño del Pa-triarca”, “Crónica de una muerte anuncia-da”, “El amor en los tiempos del cólera”, “Del amor y otros demonios”, “Cien Años de Soledad”, “Noticia de un secuestro”.

Características - Desarrolló lo Real Maravilloso . - Refleja el espíritu de América Latina . - Ciudad arquetipo “Macondo” Argumento “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y caña bra-va construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enor-mes como huevos prehistóricos”; así comienza la novela más importante del escritor colombiano Gabriel García Márquez, nacido en Aracataca el 8 de marzo de 1928, y que fuera lau-reado con el Premio Nóbel de Literatura 1982, sumándose así como el cuarto escritor latinoamericano ganador del Nóbel; y el octavo de habla hispana. Con Cien Años de Sole-dad, vamos a conocer ese pueblo creado por García Márquez llamado Macondo. La historia de ese pueblo va a ser conoci-da en función de la familia fundadora: los Buendía, que enre-dan un tanto con su tradicional costumbre de repetir los nom-bres propios. Para aquel país “el mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre y para mencionarlas hab-ía que señalarlas con el dedo”; pero pronto llegan los gitanos errabundos con fantásticos objetos; imanes poderosos, lupas gigantes y un pedazo de hilo en medio de aquel ambiente tropical. Poco después se organizará una expedición para buscar un galeón hallado en plena selva, a doce kilómetros del mar. A partir de este hecho, la acción se convierte en una gran crónica de un lugar donde ocurren cosas fabulosas. El surrealismo aflora en muchas partes de la novela: lo tenemos en el galeón irguiéndose en medio de la selva; en el mundo de los gitanos irrumpiendo en la primitiva vida de Macondo; en la cola cartilaginosa en forma de tirabuzón con una escobi-lla de pelos en la punta de uno de los José Arcadio Buendía; en la peste del insomnio, con la amnesia suficiente que obliga a marcar con su nombre objetos y seros; y aún a ponerles carteles para memorizar los objetos y su utilización; en la llu-via de los pájaros muertos que inunda el pueblo; en el mons-truo híbrido macho cabrío y ángel; en el burdel zoológico, etc. En los cien años de historia hay cuatro José Arcadio Buendía y tres Aureliano Buendía. De los José Arcadio, el más impor-

tante fue el primero, el fundador de Macondo, un joven pa-triarca que en su época llegó al lugar a través de la sierra con su briosa mujer, y con la vida de un hombre en la conciencia. Era amante de los pájaros; construía trampas y jaulas para llenar el pueblo de sus amigos emplumados. También tenía algo de científico e inventor loco y había trabado amistad im-perecedera con la banda de gitanos ambulantes capitaneada por el visionario Melquíades, un mago, trotamundos, que en sus diversas transformaciones había sufrido todas las plagas del universo -el escorbuto, la pelagra, el beriberi- y sobrevi-vido milagrosamente. Melquíades y los suyos y sus descendientes, herederos de secretos alquímicos, llevan maravillas al pueblo, tales como el imán que arranca clavos de las paredes: “Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la de-sesperación de los clavos y los tornillos tratando de descla-varse, y aún los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arras-traban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mági-cos de Melquíades”; una lupa que concentra los rayos sola-res, un telescopio, una alfombra voladora. Su mujer, Ursula Iguarán, llegó a los ciento quince años de edad, y él en su ve-jez se vuelve loco y muere atado a un castaño en el patio, de-lirando en latín y discutiendo de teología con el cura. Su hijo, el coronela Aureliano Buendía, “el miembro más des-tacado de la segunda generación, que hizo treinta y dos gue-rras civiles y las perdió todas”. En el curso de su vida aventu-rera, Aureliano Buendía engendró diecisiete hijos naturales que murieron todos en una masacre política. Él se salvó in-explicablemente del pelotón de fusilamiento y murió orinando orgullosamente en su patio. García Márquez da en esta nove-la vida a una ciudad mito, como Comala de Juan Rulfo en Pedro Páramo, o Yacnapatawah de Faulkner, quien fue la gran fuerza impulsora de la obra de García Márquez (García Márquez lo llama su maestro en la ceremonia de la entrega del Nóbel). Dos obsesivas notas predominan en Cien Años de Soledad: la soledad del hombre; y la crítica social que bro-ta entre jocosa y seria, entre burla escéptica y afirmativa es-peranza. Aureliano, el primer ser que nació en macondo lloró en el vientre de su madre y, luego, cuando al nacer le corta-ban el ombligo, él miraba fijamente al techo de palma que pa-recía iba a derrumbarse bajo la lluvia. Esto está en la condi-ción triste del hombre. En cuanto a la condición de la socie-dad, hallaríamos la patética escena de la matanza, cuando José Arcadio Segundo grita a los soldados: “Cabrones: les regalamos el minuto que falta”... y el capitán ordena fuego. Miles de trabajadores morirían. Esta obra, la más grande de Gabriel García Márquez, donde se da el tiempo ficción y el mundo ficción mereció en 1972 el premio Rómulo Gallegos.

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POESÍA Y NARRATIVA

AUGUSTO ROA BASTOS (1917)

Augusto Roa Bastos (1917- ), escritor paraguayo, uno de los grandes narrado res latinoamericanos contemporáne-os. Fue testigo de la revolución de 1928, trabajó como vo-luntario en el servicio de enfermería durante la etapa final de la guerra del Chaco (1932-1935) contra Bolivia, y, sin afiliarse a partido alguno, fue poniéndose al lado de las clases oprimidas de su país. En 1947 tuvo que abandonar Asunción, amenazado por la represión que el gobierno desataba contra los derrotados en un intento de golpe de Estado, y se estableció en Buenos Aires, donde sobrevi-vió con trabajos muy diversos y dio a conocer buena parte de su obra. Otra dictadura lo obligó en 1976 a abandonar Argentina para trasladarse a Francia y enseñar literatura y guaraní en la Universidad de Toulouse le Mirail. En 1982, tras un breve viaje a su país, fue privado de la ciudadanía paraguaya, y se le concedió la española en 1983. En 1989 obtuvo el Premio Cervantes. Obra: El estreno de su pieza teatral La carcajada, en 1930, se-ñala el comienzo de su carrera literaria. Sólo o en colabo-ración, escribiría después otras piezas, como La residen-ta y El niño del rocío, fechadas en 1942, o Mientras lle-gue el día, estrenada en 1946, a la vez que trabajaba como administrativo de banca o como periodista para El País, diario de Asunción que le facilitaría los primeros via-jes a Europa. En 1937 tenía escrita la novela Fulgencio Miranda, nunca publicada, y en 1942 apareció El ruise-ñor de la aurora y otros poemas. En 1944 Roa Bastos formó parte del grupo Vy'a Raity (El nido de la alegría), decisivo para la renovación de la poesía y la plástica en Paraguay. Con esos antecedentes llegó a Buenos Aires, donde dio a conocer un nuevo poemario en 1960, El na-ranjal ardiente (Nocturno paraguayo), pero sobre todo consolidó su condición de narrador con los relatos El trueno entre las hojas (1953) y El baldío (1966), que se acercaron a los problemas sociales y políticos de su país, y con sus novelas Hijo de hombre (1960) y Yo el Su-premo (1974), que le permitieron el análisis de episodios decisivos de la historia paraguaya, desde la dictadura ini-cial de José Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840), de quien se ocupó en la segunda, hasta la guerra del Chaco y los tiempos más recientes.

Diversas colecciones de relatos conocidos y nuevos com-pletan la producción de Roa Bastos: Los pies sobre el agua (1967), Madera quemada (1967), Moriencia (1969), Cuerpo presente y otros cuentos (1971), Anto-logía personal (1980), Contar un cuento y otros relatos (1984). También ha dado a conocer una nueva pieza tea-tral, Yo el Supremo (1985), que aprovecha un episodio de la novela del mismo título. En 1992, con ocasión del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, dio a conocer Vigilia del Almirante, novela sobre Cristóbal Colón, iniciando un nuevo periodo de gran creatividad que ya ha dado las novelas El fiscal (1993), Contravida (1994) y Madama Sui (1996). Con ellas Roa Bastos ha insistido en la recreación de momentos y personajes de la historia de su país, enriquecidos a veces con ingredientes autobiográficos y —como ya había hecho en obras ante-riores— referencias complejas a la condición del propio discurso narrativo. Desde los artículos reunidos en La In-glaterra que yo vi (1946), fruto de su primer viaje a Euro-pa, son numerosos los ensayos que ha publicado. Tam-bién ha escrito varios guiones cinematográficos. Características : - Utiliza una “prosa mestiza” ( mezcla entre español y

guaraní ) . - Profundiza en las raíces del español en busca de una

“oralidad “El escrita” . - Crea neologismos, deformaciones y juegos léxicos y

sintácticos .

OCTAVIO PAZ (1914 - 1998)

Poeta y ensayista mexicano galardonado con el Premio Nobel de Literatura, conside-rado “el más grande pensa-dor y poeta de México”. Nacido en Mixcoac, ciudad de México, pasó su niñez en la biblioteca de su abuelo, Ireneo Paz. A los 17 años publicó su primer poema “Cabellera” y fundó la revis-ta Barandal, con la que inició su actividad relacionada con la creación y difusión de re-

vistas literarias. En 1933 apareció su primer poemario Lu-na silvestre y fundó la revista Cuadernos del Valle de México. En 1937 se trasladó a Yucatán como profesor ru-ral y poco después se casó con la escritora Elena Garro, con quien asistió ese mismo año al Congreso de Escrito-res Antifascistas celebrado en Valencia (España). En esta última ciudad publicó Bajo tu clara sombra y otros poemas sobre España (1937) y entró en contacto con los intelectuales de la II República y con el poeta chileno Pablo Neruda. Ya de regreso a México se acercó a Jorge Cuesta y Xavier Villaurrutia y publicó ¡No pasarán! y Raíz del hombre. Con Efraín Huerta y Rafael Solana, entre otros, fundó la revista Taller en 1938, en la que participaron los

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escritores españoles de su generación exiliados en Méxi-co. Un año después publicó A la orilla del mundo y No-che de resurrecciones. En 1942, a instancias de José Bergamín, dio la conferencia titulada “Poesía de soledad, poesía de comunión”, en la que estableció sus diferen-cias con la generación anterior y trató de conciliar en una sola voz las poéticas de Villaurrutia y Neruda. Durante la década de 1950 publicó cuatro obras funda-mentales: Libertad bajo palabra (1949), que incluye el primero de sus poemas largos, “Piedra de sol”, una de las grandes composiciones de la modernidad hispanoa-mericana; El laberinto de la soledad (1950), ensayo que retrata de forma muy personal la sociedad y la idiosincra-sia del pueblo mexicano; ¿Águila o sol? (1951), de in-fluencia surrealista, y El arco y la lira (1956), su esfuerzo más riguroso por elaborar una poética. En 1951 viajó a la India y en 1952 a Japón, países que influirán de forma decisiva en su obra. Un año después regresó a México, donde hasta 1959 desarrolló una intensa labor literaria. En 1956 le fue concedido el Premio Xavier Villaurrutia. En 1960 volvió a Francia y en 1962 a la India como emba-jador de su país. Conoció a Marie-Jose Tramini, con quien contrajo matrimonio en 1964. Publicó los libros de poemas Salamandra (1961) y Ladera Este (1962), que recoge su producción de la India y que incluye su segundo poema largo “Blanco”. En 1963 obtuvo el Gran Premio Interna-cional de Poesía. Publicó el ensayo Cuadrivio (1965), es-critos sobre poesía dedicados al español Luis Cernuda, al portugués Fernando Pessoa, al mexicano Ramón López Velarde y al nicaragüense Rubén Darío. Más tarde verían la luz Puertas al campo (1966) y Corriente alterna (1967), en los que muestra el crisol de sus intereses: la poesía experimental, la antropología, Japón y la India, el arte de Mesoamérica, la política y el Estado contemporá-neos. En 1968 renunció al cargo de embajador en la India a raíz de los sucesos de Tlatelolco y en 1971 fundó en México la revista Plural, en la que colaboraron algunos de los escritores más importantes de la generación posterior a él. Ese mismo año publicó El mono gramático, poema en prosa en el que funde reflexiones filosóficas, poéticas y amorosas; en 1974 Los hijos del limo, recapitulación de la poesía moderna, y en 1975, Pasado en claro, otro de sus largos poemas, que fue recogido al año siguiente en Vuelta, obra con la que obtuvo el Premio de la Crítica en Barcelona, España. En 1977 Octavio Paz abandonó Plural e inició Vuelta, re-vista literaria que dirigió hasta el final de su vida y que fue cerrada unos meses después de su muerte. Continuó con sus reflexiones políticas en su obra El ogro filantrópico (1979) y en 1981 obtuvo el Premio Cervantes. En 1982 se editó Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe, retrato de sor Juana y la sociedad mexicana del siglo XVII; en 1987, Árbol adentro, último volumen de poesía. En 1990 se le concedió el Premio Nobel de Literatura y publicó La otra voz y Poesía de fin de siglo, que recoge sus últimas reflexiones sobre el fenómeno poético. En 1993, La llama doble: amor y erotismo, y en 1995, Vis-lumbres de la India.

Obras: Lírica: “Raíz del hombre”, “Entre la piedra y la flor”,

“Piedra de sol”, “La estación violenta”, “Sa-lamandra”, “Viento eterno”.

Ensayo: “El arco y la lira” , “Los hijos del limo” ,

“Vuelta”, “El Ogro Filantrópico” “Piedra de sol” de Libertad bajo palabra. (fragmento). La treizième revient... c’est encor la première; et c’est toujours la seule —ou c’est le seul moment; car es-tu reine, ô toi, la première ou dernière? es-tu roi, toi le seul ou le dernier amant? GÉRARD DE NERVAL, «Arthémis». un sauce de cristal, un chopo de agua, un alto surtidor que el viento arquea, un árbol bien plantado mas danzante, un caminar de río que se curva, avanza, retrocede, da un rodeo y llega siempre: un caminar tranquilo de estrella o primavera sin premura, agua que con los párpados cerrados mana toda la noche profecías, unánime presencia en oleaje, ola tras ola hasta cubrirlo todo, verde soberanía sin ocaso como el deslumbramiento de las alas cuando se abren en mitad del cielo, un caminar entre las espesuras de los días futuros y el aciago fulgor de la desdicha como un ave petrificando el bosque con su canto y las felicidades inminentes entre las ramas que se desvanecen, horas de luz que pican ya los pájaros, presagios que se escapan de la mano, una presencia como un canto súbito, como el viento cantando en el incendio, una mirada que sostiene en vilo al mundo con sus mares y sus montes, cuerpo de luz filtrada por un ágata, piernas de luz, vientre de luz, bahías, roca solar, cuerpo color de nube, color de día rápido que salta, la hora centellea y tiene cuerpo, el mundo ya es visible por tu cuerpo, es transparente por tu transparencia, voy entre galerías de sonidos, fluyo entre las presencias resonantes, voy por las transparencias como un ciego, un reflejo me borra, nazco en otro, oh bosque de pilares encantados, bajo los arcos de la luz penetro los corredores de un otoño diáfano, .......................

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