lippa 2002 diferencias entre sistemas nerviosos de mujer y varón

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Richard Lippa, 2002 DIFERENCIAS ESTRUCTURALES ENTRE LOS SISTEMAS NERVIOSOS DE MUJER Y VARÓN. Fragmento de pp. 84 a 86 del libro Gender, Nature and Nurture, Lawrence Erlbaum Associates Publishers, 2002, Nueva Jersey. Traducido por Rafael Freda La idea de que las hormonas sexuales prenatales tienen efectos organizacionales implica que las hormonas pueden conducir a diferencias estructurales en los sistemas nerviosos de mujer y varón. ¿Acaso los cerebros y los sistemas nerviosos de los hombres y de las mujeres difieren en realidad? Éste es un tópico altamente controversial y disputado. 1 Aunque el debate continúa (véase la evidencia adicional presentada en el Capítulo 4), la investigación reciente sugiere que algunas diferencias de promedio significativas existen probablemente entre partes de los cerebros de la mujer y del varón. Es importante enfatizar, sin embargo, que mostrar una diferencia sexual en estructural cerebral no nos dice por qué existe la diferencia (Breedlove, 1994). Las estructuras cerebrales son moldeadas por influencias ambientales así como por genes y hormonas. Además, el hecho de que los cerebros de hombres y mujeres difieran en algunos respectos no debe oscurecer el hecho 1 En los años posteriores al 2002, fecha en que apareció este libro de Lippa, la investigación reveló y confirmó las diferencias de estructura cerebral. Véase Why sex matters for neuroscience, de Larry Cahill, aparecido en Nature el 10 de mayo del 2006, cuyo Resumen dice: Una literatura que crece rápidamente documenta copiosas influencias del sexo en la anatomía, química y función cerebrales. Este artículo resalta algunos de los más recientes e intrigantes descubrimientos y sus implicaciones. Considerar los efectos del sexo puede ayudar a explicar resultados aparentemente contradictorios. La investigación de las influencias del sexo es mandatoria para entender plenamente una hueste de desórdenes cerebrales con diferencias de sexo en su incidencia y/o naturaleza. La asombrosa cantidad y diversidad de las influencias relacionadas con el sexo sobre la función cerebral indican que la todavía muy difundida presunción de que las diferencias de sexo son poco importantes no puede ser justificada, y probablemente retarda el progreso en nuestro campo. [N. del T.]

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DIFERENCIAS ESTRUCTURALES ENTRE LOS SISTEMAS NERVIOSOS DE MUJER Y VARÓN - Richard Lippa, 2002Fragmento de pp. 84 a 86 del libro Gender, Nature and Nurture, Lawrence Erlbaum Associates Publishers, 2002, Nueva Jersey.Traducido por Rafael Freda

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Richard Lippa, 2002

DIFERENCIAS ESTRUCTURALES ENTRE LOS SISTEMAS NERVIOSOS DE MUJER Y VARÓN.

Fragmento de pp. 84 a 86 del libro Gender, Nature and Nurture, Lawrence Erlbaum Associates Publishers, 2002, Nueva Jersey.

Traducido por Rafael Freda

La idea de que las hormonas sexuales prenatales tienen efectos organizacionales implica que las hormonas pueden conducir a diferencias estructurales en los sistemas nerviosos de mujer y varón. ¿Acaso los cerebros y los sistemas nerviosos de los hombres y de las mujeres difieren en realidad? Éste es un tópico altamente controversial y disputado. 1Aunque el debate continúa (véase la evidencia adicional presentada en el Capítulo 4), la investigación reciente sugiere que algunas diferencias de promedio significativas existen probablemente entre partes de los cerebros de la mujer y del varón. Es importante enfatizar, sin embargo, que mostrar una diferencia sexual en estructural cerebral no nos dice por qué existe la diferencia (Breedlove, 1994). Las estructuras cerebrales son moldeadas por influencias ambientales así como por genes y hormonas. Además, el hecho de que los cerebros de hombres y mujeres difieran en algunos respectos no debe oscurecer el hecho de que los cerebros de hombres y de mujeres son mucho más similares que diferentes. En promedio, los hombres tienen cerebros más grandes que las mujeres, pero inversamente, las mujeres pueden tener neuronas (células nerviosas) almacenadas con mayor densidad en partes de su cerebro (Janowsky, 1989). Sea cual sea la diferencia en tamaño de cerebro, la mayoría de los expertos han llegado a la conclusión de que los hombres y las mujeres no difieren mucho en su inteligencia general promedio (véase Capítulo 1). Sin embargo, los hombres y las mujeres sí muestran diferencias de promedio en algunas capacidades mentales específicas (tales como la rotación mental o la fluidez verbal) que pueden estar relacionadas con diferencias cerebrales.

Algunos investigadores han sugerido que los hombres tienen cerebros más lateralizados que las mujeres (Annett, 1985; Hellige, 1993). La lateralización se refiere a las diferencias entre los hemisferios derecho e izquierdo (o mitades) del cerebro. La lateralización del cerebro humano

1 En los años posteriores al 2002, fecha en que apareció este libro de Lippa, la investigación reveló y confirmó las diferencias de estructura cerebral. Véase Why sex matters for neuroscience, de Larry Cahill, aparecido en Nature el 10 de mayo del 2006, cuyo Resumen dice: Una literatura que crece rápidamente documenta copiosas influencias del sexo en la anatomía, química y función cerebrales. Este artículo resalta algunos de los más recientes e intrigantes descubrimientos y sus implicaciones. Considerar los efectos del sexo puede ayudar a explicar resultados aparentemente contradictorios. La investigación de las influencias del sexo es mandatoria para entender plenamente una hueste de desórdenes cerebrales con diferencias de sexo en su incidencia y/o naturaleza. La asombrosa cantidad y diversidad de las influencias relacionadas con el sexo sobre la función cerebral indican que la todavía muy difundida presunción de que las diferencias de sexo son poco importantes no puede ser justificada, y probablemente retarda el progreso en nuestro campo. [N. del T.]

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está vinculada al lenguaje y a las capacidades visuoespaciales. Para la mayoría de las personas, las áreas cerebrales responsables de producir y comprender el lenguaje está localizadas más en el lado izquierdo del cerebro, en tanto que las áreas del cerebro responsables por ciertas clases de tareas de resolución de problemas visuoespaciales y geométricos y tareas de reconocimiento de patrones se encuentran más en el lado derecho del cerebro. Los cerebros de los hombres parecen estar más lateralizados que los de las mujeres en dos sentidos: (a) la compartamentalización respectiva del lenguaje y del procesamiento visuoespacial en los hemisferios izquierdo y derecho parece ser más extrema en hombres que en mujeres (Fitch, Miller y Tallal, 1997; Geschwind y Levitsky, 1968).

La mayor lateralización de los cerebros de los hombres sugiere que los hemisferios derechos de los hombres pueden estar más exclusivamente dedicados a tareas visuoespaciales y los hemisferios derechos a tareas lingüísticas, en tanto que las mujeres pueden tener áreas más difusas dedicadas a ambos tipos de tareas (e.g., partes tanto de los hemisferios derechos como de los izquierdos parece estar dedicadas a tareas de lenguaje en las mujeres). Los cerebros de hombres y mujeres pueden no solamente mostrar diferentes grados de lateralización pero también pueden estar funcionalmente organizados de un modo algo diferente dentro de cada hemisferio (Pugh et al, 1996) Por ejemplo, las funciones de lenguaje de las mujeres parecen estar localizadas en la porción anterior (de adelante) del hemisferio izquierdo, en tanto que las de los hombres parecen estar difundidas sobre el hemisferio izquierdo íntegro (Kimura, 1987, 1999).

Una teoría sostiene que la mayor lateralización del cerebro del varón se debe a los efectos tempranos de la testosterona (Geschwind y Galaburda, 1987). La investigación sugiere que el hemisferio izquierdo es más lento en desarrollarse que el hemisferio derecho. Como es más lento para desarrollarse, el hemisferio izquierdo es más vulnerable a factores que podrían interferir con su desarrollo. La testosterona es uno de esos factores; tiene el efecto de disminuir la velocidad de crecimiento de las neuronas. El resultado neto es que los varones (que tienen altos niveles de testosterona) pueden experimentar menos desarrollo del hemisferio izquierdo que las mujeres. Hay que recordar que en la mayoría de las personas el hemisferio izquierdo es más responsable de las capacidades de lenguaje. En contraste, las mujeres (que tienen niveles bajos de testosterona) pueden experimentar un desarrollo relativo mayor del hemisferio izquierdo. Una predicción de la teoría de Gescwind y Galaburda es que la zurdera debería ser más común en hombres que en mujeres. La zurdera refleja un hemisferio derecho más dominante. Como el hemisferio derecho controla los músculos del lado izquierdo del cuerpo, el desarrollo incrementado del hemisferio derecho produce más zurdera. Una cantidad de estudios han apoyado esta predicción (para una reseña véase Halpern, 2000).

Los dos hemisferios del cerebros están unidos por un gran “cable conector”, una gran banda de fibras nerviosas en forma de media luna denominada el corpus callosum. Una cantidad de estudios recientes sugieren que el corpus callosum (después de corregir tomando en cuenta el tamaño del cerebro) es más grande en mujeres que en varones (Allen y Goski, 1992; Bishop y Wahisten, 1997; Holloway, 1998; Holloway, Anderson, Defendini y Harper, 1993). Si alguna investigación adicional diera apoyo al tamaño mayor del corpus callosum de las mujeres2, esto puede sugerir que los dos lados del cerebro tienen comunicación más fluida en mujeres que en

2 La investigación adicional apareció con el correr de los años, confirmando todas las hipótesis aquí consignadas. Véanse entre otros Chura et al 2009, Organizational effects of fetal testosterone on human corpus callosum size and asymmetry; Welcome, Chiarello et al 2009, Behavioral correlates of corpus callosum size: Anatomical / behavioral relationships vary across sex/handedness groups; Leonardt, Towler et al, 2008, Size Matters: Cerebral Volume Influences Sex Differences in Neuroanatomy. [N. del T.]

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varones. Esto puede ayudar a explicar los hallazgos de investigación que indican que las mujeres tienen más fluidez verbal que los varones (véase Capítulo 1).

Otra región cerebral que ha recibido considerable escrutinio investigativo es el hipotálamo ( una pequeña estructura adosada a la glándula pituitaria, ubicada en lo profundo del cerebro), que es responsable de muchas motivaciones esenciales como el hambre, la sed, la agresión y el sexo. Algunas regiones del área preóptica del hipotálamo o muestran diferencias entre sexos: por ejemplo, son más grandes en hombres que en mujeres. La investigación en animales inferioressugiere que las áreas correspondientes del hipotálamo en animales están relacionadas con los comportamiento sexuales, tales como la monta sexual en las ratas macho y asumir la postura de recibir sexualmente (que se denomina lordosis) en ratas hembra. Alguna investigación reciente ha sugerido que el tamaño de ciertas estructuras preópticas del hipotálamo puede estar relacionado con la orientación sexual en los hombres (LeVay, 1991; véase Capítulo 4). Los hombres gays parecen tener áreas preópticas más parecidas a las de las mujeres que los hombres heterosexuales. Un estudio reciente adicionalmente encontró que otra región del hipotálamo (llamada núcleo del lecho de la estría terminalis) demuestran una diferencia de tamaño entre transexuales de varón-a-mujer y hombres normales (i.e. no transexuales); los núcleos de lecho de los transexuales fueron más parecidos en tamaño a los de las mujeres que a los de los varones (Zhou, Hofman, Gooren y Swaab, 1995).3

Para decirlo brevemente, una cantidad de estudios sugiere que hay diferencias de sexo en algunas partes del cerebro humano. A medida que los estudios cerebrales continúan y que sus métodos se vuelven cada vez más sofisticados, parece probable que sean identificadas diferencias sexuales adicionales de la estructura y función cerebrales- Sin embargo, la tarea más difícil será demostrar cómo tales diferencias cerebrales llegan a existir y cómo están relacionadas con las diferencias sexuales comportamentales.

Hasta ahora hemos considerado brevemente tres perspectivas biológicas interrelacionadas que intentan explicar diferencias sexuales y variaciones en masculinidad y femineidad: la teoría evolucionaria, la investigación y teoría de los efectos de las hormonas sexuales y la investigación y teoría de las diferencias de los sistemas nerviosos de hombres y mujeres. La teorías biológicas del género argumentan que los hombres y las mujeres han evolucionado difiriendo en ciertos rasgos comportamentales (e.g. estrategias de emparejamiento, agresividad).

¿Cómo hace la evolución para producir estas diferencias entre sexos? Las teorías biológicas proponen que los varones las mujeres siguen diferentes senderos de desarrollo fetal, y que experimentan diferentes niveles de hormonas sexuales en estadios críticos de desarrollo. Estas diferencias en última instancia conducen a diferentes estructuras y patrones cerebrales de funcionamiento cerebral en los dos sexos. De modo similar, las diferencias individuales en masculinidad y femineidad pueden depender de variaciones en la exposición a hormonas sexuales prenatales y de la variaciones en los modos en que se desarrollan los fetos de varón y de mujer. Estas diferencias individuales pueden en parte ser debidas a variaciones genéticas entre las personas y en parte ser debidas a las variaciones similares al ruido que inevitablemente se producen cuando complejas recetas de ADN producen cuerpos vivientes.

3 También esta línea de investigación fue confirmada del 2002 al 2011. Véase Eileen Luders, Francisco J. Sánchez et al, 2009, Regional gray matter variation in male-to-female transsexualism; Alicia Garcia-Falgueras y Dick F. Swaab, 2008, A sex difference in the hypothalamic uncinate nucleus: relationship to gender identity, [N. del T.]