lina (cuento corto)

1
Lina Por: Omar Estacio Las estrellas lo miraban con pena mientras caminaba por la acera con una botella de whisky en la mano. Se encontraba lo suficientemente ebrio como para perder el equilibrio y caer ocasionalmente, pero aún no alcanzaba ese estado de inconsciencia que le hiciera olvidar todo lo vivido con ella... Lina, ese nombre retumbaba en su mente, le daba vueltas a su cabeza una y otra vez, y una lágrima silenciosa resbalaba por su mejilla con suavidad. Se sentó en el filo de la vereda y tomó otro poco de whisky, no recordaba la última vez que estuvo sobrio, y en su mente se formaban lagunas cada vez que pensaba en su cabello castaño, en sus ojos claros, en su boca escarlata que antes había besado con tanta ternura. Sentía los párpados pesados, como si en cualquier momento fuese a quedarse dormido, cuando vio una sombra a lo lejos que se dirigía hacia el. Al inicio pensó que se trataría de una dama de la noche, una de esas mujeres que alquilan su lascivia a quien sea capaz de pagarles un poco de muerte y locura disfrazada de cocaína, pero a medida que se acercaba, reconoció ese perfume que ella había dejado impregnado en la sábana de su cama... Lina, como un sueño materializado frente a él lo miró con una como mezcla de ternura y lástima, como quien ve a un enfermo a punto de morir, entonces se agachó y lo rodeó con sus brazos, y muy dulcemente le dió un beso en la mejilla. Él no podía creer lo que estaba pasando, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro sucio y desgarbado. Abrió los ojos, y se encontró sólo en la vereda otra vez, sólo entonces decidió ponerse de pie, y tambaleándose bajo la luz de la luna se dirigió, como todas las noches, hacia la soledad de su apartamento.

Upload: omar-alejandro

Post on 01-Feb-2016

213 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Relato corto que narra la locura de un hombre por una mujer.

TRANSCRIPT

Page 1: Lina (Cuento corto)

Lina

Por: Omar Estacio

Las estrellas lo miraban con pena mientras caminaba por la acera con una botella de whisky en la mano. Se encontraba lo suficientemente ebrio como para perder el equilibrio y caer ocasionalmente, pero aún no alcanzaba ese estado de inconsciencia que le hiciera olvidar todo lo vivido con ella... Lina, ese nombre retumbaba en su mente, le daba vueltas a su cabeza una y otra vez, y una lágrima silenciosa resbalaba por su mejilla con suavidad. Se sentó en el filo de la vereda y tomó otro poco de whisky, no recordaba la última vez que estuvo sobrio, y en su mente se formaban lagunas cada vez que pensaba en su cabello castaño, en sus ojos claros, en su boca escarlata que antes había besado con tanta ternura. Sentía los párpados pesados, como si en cualquier momento fuese a quedarse dormido, cuando vio una sombra a lo lejos que se dirigía hacia el. Al inicio pensó que se trataría de una dama de la noche, una de esas mujeres que alquilan su lascivia a quien sea capaz de pagarles un poco de muerte y locura disfrazada de cocaína, pero a medida que se acercaba, reconoció ese perfume que ella había dejado impregnado en la sábana de su cama... Lina, como un sueño materializado frente a él lo miró con una como mezcla de ternura y lástima, como quien ve a un enfermo a punto de morir, entonces se agachó y lo rodeó con sus brazos, y muy dulcemente le dió un beso en la mejilla. Él no podía creer lo que estaba pasando, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro sucio y desgarbado. Abrió los ojos, y se encontró sólo en la vereda otra vez, sólo entonces decidió ponerse de pie, y tambaleándose bajo la luz de la luna se dirigió, como todas las noches, hacia la soledad de su apartamento.