libros proféticos del antiguo testamento

144
LOS LIBROS PROFÉTICOS DEL A. T. Compilación realizada y comentada por el Dr. Denis Arana. LAS COLECCIONES PROFÉTICAS Hacia el 750 a.C, se abre una nueva etapa y comienza la edad de oro en la historia del profetismo bíblico. Hasta ese momento, se habían conservado numerosas tradiciones sobre la vida y la actividad de los Profetas. Esas tradiciones –muchas de las cuales fueron luego incorporadas a los libros de Samuel y de los Reyes– atestiguan la extraordinaria vitalidad del movimiento profético en Israel, pero sólo ocasionalmente y como de paso hacen referencia al mensaje de estos enviados del Señor. A partir del siglo VIII, en cambio, el interés se centra más bien en la "palabra" misma de los Profetas, y así comienzan a formarse las "colecciones" que conservan su predicación fijada por escrito. La forma más frecuente de transmisión del mensaje profético es el "oráculo" o declaración solemne hecha en nombre del Señor. Pero también se encuentran otros géneros literarios, a saber, la parábola, la alegoría, la exhortación, e incluso el monólogo, como en el caso de las "Confesiones" de Jeremías. Por lo general, los Profetas recurren al lenguaje poético. Poesía vibrante, construida rítmicamente, plagada de expresiones simbólicas, a fin de impresionar la imaginación de los oyentes y hacer que las palabras queden bien grabadas en la memoria. Los oráculos proféticos comienzan casi siempre con esta frase: "Así habla el Señor". En dicha fórmula está resumida la esencia misma del profetismo bíblico. El profeta se

Upload: jorge-acevedo

Post on 01-Feb-2016

25 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

comentario muy bien hecho y compilado acerca de los libros proféticos del A.T.

TRANSCRIPT

Page 1: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

LOS LIBROS PROFÉTICOS DEL A. T.

Compilación realizada y comentada por el Dr. Denis Arana.

LAS COLECCIONES PROFÉTICAS

Hacia el 750 a.C, se abre una nueva etapa y comienza la edad de oro en la historia del profetismo bíblico. Hasta ese momento, se habían conservado numerosas tradiciones sobre la vida y la actividad de los Profetas. Esas tradiciones –muchas de las cuales fueron luego incorporadas a los libros de Samuel y de los Reyes– atestiguan la extraordinaria vitalidad del movimiento profético en Israel, pero sólo ocasionalmente y como de paso hacen referencia al mensaje de estos enviados del Señor. A partir del siglo VIII, en cambio, el interés se centra más bien en la "palabra" misma de los Profetas, y así comienzan a formarse las "colecciones" que conservan su predicación fijada por escrito.

La forma más frecuente de transmisión del mensaje profético es el "oráculo" o declaración solemne hecha en nombre del Señor. Pero también se encuentran otros géneros literarios, a saber, la parábola, la alegoría, la exhortación, e incluso el monólogo, como en el caso de las "Confesiones" de Jeremías. Por lo general, los Profetas recurren al lenguaje poético. Poesía vibrante, construida rítmicamente, plagada de expresiones simbólicas, a fin de impresionar la imaginación de los oyentes y hacer que las palabras queden bien grabadas en la memoria.

Los oráculos proféticos comienzan casi siempre con esta frase: "Así habla el Señor". En dicha fórmula está resumida la esencia misma del profetismo bíblico. El profeta se presenta como el mensajero y el portavoz del Señor. En su boca está la Palabra de Dios (Jer. 1:9; Ez. 31:1). Él tiene la firme convicción de que ha recibido un mensaje del Señor y que debe comunicarlo necesariamente (Jer. 20:9; Am. 3:8). Esto implica que el profeta no dispone a su antojo del mensaje divino. Depende total y enteramente de Dios, que no sólo habla cuando quiere, sino que a veces parece guardar silencio y mantiene a su enviado en una actitud de espera (Jer. 42:4-7).

Pero los Profetas no sólo hablan con "palabras". Cuando el lenguaje resulta insuficiente y poco eficaz, suelen valerse de acciones simbólicas, muchas veces desconcertantes, pero llenas de significado. Lo que pretenden con esos gestos es provocar extrañeza y llamar la atención, con el fin de sacudir la inercia de sus contemporáneos y llevarlos a la conversión. En algunas

Page 2: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

ocasiones, como en la experiencia matrimonial de Oseas, es la vida misma del profeta la que se convierte en símbolo viviente del mensaje que él anuncia.

Los Profetas eran hombres de acción. Si bien algunas veces recibieron del Señor la orden de poner por escrito una visión determinada (Is. 8:1; 30:8; Hab. 2:2) o una serie de oráculos (Jeremías 36:2), sin embargo, ninguno de ellos pensó en escribir un libro. Fueron sus discípulos los que recogieron el mensaje profético, lo fijaron por escrito y formaron las colecciones incorporadas posteriormente al canon de los Libros sagrados. Esta formación progresiva de los Libros proféticos explica el "desorden" y la falta de continuidad que se advierte con frecuencia en la recopilación de los diversos oráculos.

Los Profetas aparecen siempre que Dios quiere comunicar su Palabra. Cada uno de ellos tiene su personalidad propia y su mensaje característico. Amós y Miqueas reivindican la justicia social. Isaías insiste en la importancia de la fe. Oseas proclama el inagotable amor del Señor hacia su Pueblo. Sofonías anuncia la salvación como un bien reservado a los humildes y a los pobres. Jeremías descubre y valoriza la religión del corazón. Ezequiel pone de relieve la responsabilidad personal en la relación del hombre con Dios. Pero más allá de estas diferencias, el mensaje fundamental de los Profetas es siempre el mismo: todos ellos denuncian la idolatría, la corrupción moral, el formalismo y la hipocresía; desenmascaran las falsas seguridades, defienden apasionadamente al débil y al oprimido, y por encima de todo, reclaman la fidelidad a la Alianza.

Con frecuencia, los Profetas predicen tremendos castigos, pero a la vez infunden con su palabra una inquebrantable esperanza. Al interpretar los acontecimientos a la luz de Dios, que se manifiesta por medio de los "signos de los tiempos", ellos abarcan con su mirada el pasado, el presente y el futuro. Esto les hace comprender que la meta final de la historia humana no puede ser otra que la plena manifestación del designio salvador de Dios. Pero los oráculos proféticos no son, como se piensa con demasiada frecuencia, una predicción detallada y casi fotográfica de los acontecimientos futuros. Son más bien una promesa, expresada por lo general en forma simbólica, lo suficientemente concreta como para suscitar la esperanza de Israel y lo bastante flexible como para dejar siempre abierto el desarrollo de la historia futura a la imprevisible acción de Dios. De esta manera, los Profetas prepararon la instauración del Reino mesiánico y anunciaron de una u otra forma el advenimiento de Cristo.

Page 3: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

LA PROFECÍA DE ISAÍASEL PERSONAJE Y SU TIEMPO

Isaías, cuyo nombre significa “Jehová es salvación” o “Salvación de Jehová”, era originario de Jerusalén y pertenecía a una familia de elevada posición social. Nacido entre los años 770 y 760 a.C y muerto alrededor del 681 a. C., tenía una profetisa por mujer y por lo menos dos hijos a quienes puso nombres simbólicos, el primero “Sear-jasub” (un remanente volverá), el segundo “Maher-salal-hasbaz” (muy pronto llegará el despojo o saqueo).

Por su maestría en el uso del lenguaje poético y por su sensibilidad para los asuntos políticos y dinásticos, se puede pensar que recibió una educación esmerada, en estrecho contacto con las escuelas de escribas y "sabios" donde se formaban los funcionarios de la corte real. Comenzó su actividad profética cuando aún era relativamente joven, y continuó ejerciéndola, con períodos intermitentes, durante no menos de cuarenta años.

Hacia el año 740 a.C, una grandiosa visión en el Templo cambió por completo el curso de su vida. En ese momento se le manifestó con toda su fuerza estremecedora la "santidad" del Dios viviente. Anonadado por esta visión, Isaías tomó conciencia de su propia indignidad y comprendió hasta qué punto sus compatriotas se habían alejado del Señor. Esta experiencia es la "clave" para entender toda su misión profética.

El mensaje de Isaías está íntimamente ligado con los acontecimientos de su época. Asiria había reafirmado su poderío y trataba de formar un vasto imperio, extendiendo su dominación hasta la costa oriental del Mediterráneo. Este intento chocaba contra las ambiciones de Egipto, que no quería perder su influencia sobre Siria y Palestina. Al verse entre dos fuegos, el reino de Judá trató de conjurar el peligro mediante una política fluctuante, inclinándose alternativamente hacia uno y otro lado.

Con una tenacidad inquebrantable, Isaías se opuso a todas estas maniobras políticas. Para él, la única actitud debida ante el Dios santo que habita en Sion, es la renuncia a toda seguridad fundada en la astucia política o en la fuerza de las armas. Sólo la fe en el Señor –una fe que por momentos puede parecer absurda– puede salvar a Judá. Nada de lo que acontece en el mundo escapa a la soberanía de Dios, que dirige el destino de los pueblos conforme a un "plan" oculto, muchas veces desconcertante, pero siempre más sabio que la sagacidad de los hombres. Aún en los momentos de mayor peligro, Isaías promete a Jerusalén la liberación, con tal de que ponga toda su confianza en el Señor.

Page 4: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Isaías es el gran "clásico" de la poesía bíblica. Su expresión es clara, sobria y vigorosa. Pero él es, sobre todo, el más grande de los profetas mesiánicos. Su fe está profundamente arraigada en la tradición davídica. La dinastía de David ha sido establecida para siempre en Jerusalén, que no sólo es el centro de Judá y de Israel, sino el punto hacia el que convergerán todas las naciones de la tierra (2:1-6). El Mesías anunciado por Isaías es un descendiente de David, que hará reinar la justicia y la paz sobre la tierra (7: 10-17; 9: 1-6; 11:1-9). Sin embargo, antes de interpretar estos textos en la plenitud del sentido que les confiere el Nuevo Testamento, es preciso comprenderlos en el sentido más modesto que tuvieron en su origen, cuando Israel sólo podía vislumbrar oscuramente el imprevisible cumplimiento de estos oráculos mesiánicos en la persona y en la obra de Jesús.

La tradición judía asegura que Isaías murió aserrado por la mitad cuando ya era muy anciano por no ceder a las amenazas del rey Manasés. Esta historia se recoge en dos libros apócrifos conocidos como Vida de los Profetas (1:1) y Ascensión de Isaías (5:11-14). Dicen las tradiciones que fue condenado a morir por haber osado asegurar que había visto a Dios, por comparar a Jerusalén con Sodoma y Gomorra e incluso por haber contradicho la ley de Moisés con sus oráculos.

PROPÓSITO DEL LIBRO

El libro tiene como propósito mostrar al pueblo que Jehová juzga y castiga pero también salva a los que se arrepienten (el remanente). De ahí el énfasis del profeta en la santidad de Jehová, la ofensa de los pecados del hombre, la certeza del juicio, la salvación por fe y la certidumbre de la redención para un remanente arrepentido.

ANÁLISIS DE LA PROFECÍA DE ISAÍAS

El libro de Isaías es el más extenso de los escritos proféticos. En él se encuentran reunidos los oráculos que pronunció aquel gran profeta del siglo VIII a.C, y algunos relatos referentes a su actividad. Pero también contiene muchos otros escritos provenientes de épocas posteriores. A lo largo de varios siglos, los discípulos y continuadores del profeta trabajaron en la redacción de esta obra densa y compleja, que lleva el nombre de Isaías. En líneas generales, la obra consta de tres grandes partes, que corresponden a tres etapas distintas de la historia de Israel.

La primera sección (caps. 1-39) proviene en su mayor parte del mismo profeta Isaías, aunque también contiene algunos fragmentos de origen diverso, en especial, el llamado "Apocalipsis de Isaías" (caps. 24-27) y el epílogo sobre la actividad del profeta en tiempos del rey Ezequías (caps. 36-39).

La segunda sección (caps. 40-55) tiene un trasfondo histórico muy distinto. Cuando el Pueblo judío estaba desterrado en Babilonia, un profeta anónimo dirigió un mensaje de esperanza a los exiliados, anunciándoles su próxima liberación. Los oráculos de este profeta fueron luego incorporados al libro de Isaías, y a su autor se lo designa habitualmente con el nombre de "Déutero Isaías" o "Segundo Isaías".

Page 5: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

La tercera sección (caps. 56-66) reúne una colección de oráculos pronunciados por varios profetas de la escuela de Isaías, cuando el "Remanente" de Israel ya había regresado del exilio y trataba de instalarse nuevamente en la Tierra de sus antepasados.

A pesar de su enorme complejidad literaria, el libro de Isaías es mucho más que una simple recopilación de oráculos provenientes de épocas y autores diversos. Hay en él ciertos temas que se repiten con insistencia: la santidad de Dios, la necesidad de la fe, el "Remanente" de Israel, la esperanza mesiánica, la gloria futura de Jerusalén. El hecho de que escritos tan variados hayan sido puestos bajo el nombre de Isaías atestigua la gran influencia ejercida por este profeta y la importancia de su obra. Dicha influencia se extiende incluso hasta el Nuevo Testamento. Ningún otro libro del Antiguo Testamento es tan citado como este, para mostrar que Jesús es el Mesías prometido y esperado.

ORÁCULOS SOBRE JUDÁ Y JERUSALÉN

En los primeros años de su actividad profética, la principal preocupación de Isaías es la situación moral, social y religiosa de Judá y de Jerusalén. En medio de la indiferencia generalizada, que vino como resultado de la prosperidad momentánea que vivía el país, el profeta luchó por disipar la ceguera de sus habitantes. El Señor había plantado a su Pueblo como una "viña" y lo había cuidado con solicitud paternal. Pero esa viña no produjo los frutos que él esperaba, sino las uvas amargas de la rebeldía y la injusticia (5:1-7). Judá se ha convertido en una "nación pecadora", en un "pueblo cargado de iniquidad" (1:4). Sus hombres se consideran sabios e inteligentes (5:21), pero son incapaces de reconocer "la obra de las manos del Señor" (5:12). Son arrogantes y orgullosos, pero "se postran ante la obra de sus manos" (2:8). Los poderosos sólo piensan en acrecentar sus riquezas, conculcando el derecho de los pobres (5:8).

Sin embargo, el Señor es "el Santo de Israel" y no puede soportar la injusticia y la soberbia. Por eso, ya se percibe a lo lejos la amenaza del ejército asirio, que será un instrumento en las manos de Dios para el juicio purificador (5:26-30). Mientras tanto, la sentencia divina queda en suspenso. Frente al inminente Juicio de Dios, sólo hay una posibilidad de salvación: cambiar de vida, practicar la justicia y hacer el bien (1:16-17).

EL CONTEXTO HISTORICO

Isaías vivió en un período trascendental de la historia de su país, la segunda mitad del siglo VIII a.C, que vio el nacimiento de la profecía escrita en la obra de Amós, Oseas, Miqueas y de él mismo, pero también la caída y desaparición de la mayor parte de Israel (las diez tribus del reino del norte).

Page 6: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

En el año 740 a.C, la muerte del rey Uzías (6:1) puso término a una época de bonanza en que tanto Judá como Israel había disfrutado de unos 50 años de respiro al verse libres de agresiones en gran escala. Pronto sería sólo un recuerdo. El resto del siglo estaría dominado por la voracidad de los reyes asirios: Tiglat-Pileser III (745-727), Salmanasar (727-722), Sargón II (722- 705) y Senaquerib (705-681). Sus ambiciones no se reducían a simples saqueos sino a formar imperios; y para la consecución de sus fines sacaron de cuajo poblaciones enteras llevándolas cautivas y castigando el más mínimo signo de rebelión con inmediatas y espantosas represalias.

En el año 735 a.C, Jerusalén sintió la sacudida de su acercamiento, cuando llegaron los ejércitos de Israel y Siria para obligar al rey Acaz a integrar una coalición anti Asiria. El enfrentamiento de Isaías con el rey (cap. 7) puso al descubierto cuál era el verdadero problema de este período, es decir, la elección entre una fe sin sobresaltos, y alianzas nacidas de la desesperación; y la decisión del rey de jugar el todo por el todo depositando su confianza no en Dios sino en Asiria, significó implícitamente ser rechazado, tanto él como sus partidarios, y la emisión de la profecía de un rey perfecto, Emanuel, que surgiría del derruido linaje de la dinastía davídica.

Israel pagó su rebelión con la pérdida de sus regiones del norte (“Galilea”, Isaías 9:1) hacia 734 a.C, y de su existencia como nación en 722 a.C. En cuanto a Judá, colindando con una cosmopolita provincia asiria (2 Reyes 17:24 ss.) en el territorio antes ocupado por Israel, no estaba para gestos patrióticos.

Pero fue un patriota el que sucedió al rey Acaz. Ezequías (para cuya cronología ver 2 Reyes 18:1) era un tizón en quien se turnaban la fe y la impaciencia para reavivar la llama. Gran parte de la energía de Israel fue dedicada a mantenerlo al margen de intrigas contra Asiria (ver sobre Isaías 14:28-32; 18:1-7; 20:1-6). Finalmente la pugna hizo crisis en un amargo conflicto entre el profeta y la facción pro egipcia de la corte, implícita en los caps. 28-31. El resultado de la misma fue la revuelta de Ezequías contra Asiria (caps. 36, 37), que atrajo contra él el poderío de Senaquerib en el año 701 a.C y dejó casi postrado al pequeño reino de Judá, pese a que Jerusalén se vio milagrosamente librada del desastre.

Los tratos de Isaías con Ezequías no se limitaban únicamente a asuntos pertinentes a estrategia política ni al futuro inmediato; su último encuentro con él señaló con precisión la diferencia entre estos dos hombres de fe. En Isaías 39:5-7 Isaías mira con gran anticipación a la cautividad en Babilonia, fruto de la desobediencia del rey; pero la única reacción del rey es una sensación de alivio: “¡En mis días habrá paz y estabilidad!” Era una perspectiva comprensible para un monarca pero inaceptable para un profeta. De modo que la profecía sigue su curso hasta su consumación en la sección final.

Page 7: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

A los acontecimientos implícitos en los caps. 40-55 se los identifica, sin lugar a dudas, con el nombre de Ciro (Isaías 44:28; 45:1), lo que nos introduce de golpe al mundo del siglo VI. Este rey de Anzán, de la región sur de Persia, tomó control del Imperio Medo en el año 550 a.C, y procedió a conquistar la mayoría de Asia Menor en el 547 a.C. Esto le significó una posición dominante contra el Imperio Babilónico (donde los judíos sufrían la cautividad desde antes de la caída de Jerusalén, en el 587 a.C). A todo esto el Imperio Babilónico estaba debilitado y dividido; y el rey Nabónido, ausente de la capital (donde su hijo Belsasar funcionaba por delegación), estaba en pugna con los sacerdotes. En el año 539 a.C, Ciro derrotó al ejército babilónico en el campo de batalla y sus fuerzas entraron en Babilonia sin resistencia. Fiel a la profecía en Isaías 44:28, repatrió a los judíos (además de otros pueblos subyugados) con instrucciones de reedificar su templo (Esdras 1:2-4; 6:2-5). Su propia inscripción en el “Cilindro de Ciro” (ahora en el Museo Británico), revela que esa fue su política general, para lograr los buenos oficios de los dioses a quienes devolvía sus santuarios (ver sobre Isaías 41:25).

Un considerable número de judíos retornaron, pero pronto chocaron con “el pueblo de la tierra” al rehusar éstos su ayuda para reedificar el templo (Esdras 4:4). El trabajo se paralizó por casi 20 años, hasta que Hageo y Zacarías impulsaron un nuevo intento en el año 520 a.C, y la obra fue concluida en el 516 a.C. Muchos comentaristas ven esta situación, con sus tensiones humanas y su preocupación en cuanto a Jerusalén y al templo, como el trasfondo presupuesto en los caps. 56-66. En este comentario, sin embargo, la hebra que mantiene unidos los últimos capítulos se considera como temática más que histórica, no más preocupada con Babilonia sino con la tierra natal y la ciudad-madre, ambas tales cuales eran en su imperfección y en la medida que transcendían lo terrenal y miraban a los cielos nuevos y a la tierra nueva, y a la “Jerusalén celestial”.

PATERNIDAD LITERARIA

Existen dos puntos de vista respecto de la composición del libro de Isaías: los que consideran que lo escribió un solo autor y los que lo consideran como resultado de una paternidad múltiple. A continuación vamos a estudiarlos brevemente.

El punto de vista tradicional y del Nuevo Testamento: Paternidad Única

Hasta los tiempos modernos el libro de Isaías era universalmente considerado como una unidad, producto del profeta de su nombre del siglo VIII. Un solo manuscrito contenía la totalidad de la obra, hecho que conocemos no sólo por los descubrimientos de Qumrán sino también por Lucas 4:17 (donde la lectura escogida fue de uno de los últimos capítulos); esa presunción se ve corroborada por Eclesiástico 48:22-25, escrito 200 años antes. El NT coincide plenamente: ver por ejemplo Juan 12:37-41; Romanos 9:27-29; 10:20, 21.

Page 8: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

CRÍTICA MODERNA

Aparte de las averiguaciones tentativas del exégeta judío medieval Ibn Ezra (cuyas observaciones en otros escritos apoyan al punto de vista tradicional), la idea de una paternidad literaria múltiple de Isaías vio la luz solamente en los dos últimos siglos. Su forma más simple y persuasiva es adjudicarle a Isaías los capítulos 1-39, y los capítulos 40-66 a un profeta anónimo que vivió entre los exiliados de Babilonia en el siglo VI. Se sugirió que, como una secuencia apropiada de Isaías, esa obra fue agregada como un apéndice de Isaías y, siendo anónima, finalmente perdió su identidad separada.

Los principales argumentos en favor de esta tesis y de sus principales variantes son, en primer lugar, lo que se ha llamado la “analogía profética”; es decir, el hecho de que los profetas habitualmente se dirigían a sus contemporáneos (y los destinatarios de los caps. 40-66, eran predominantemente los exiliados); y, en segundo lugar, el estilo y vocabulario distintos y el énfasis teológico particular de los caps. 40-66. De esto nos ocuparemos más adelante.

Pero ningún erudito sostiene esta teoría en esta manera sencilla, pues por sus propios principios exige mayor elaboración. Un somero análisis muestra que los caps. 1-39 pertenecen a Isaías, subdivididos en una colección básica de oráculos del profeta que se remontan al siglo VIII, suplementada con posterioridad por discípulos en distintos períodos (peor ejemplo los caps. 13, 14 del exilio babilónico en el siglo VI; los caps. 24-27 probablemente al finalizar el régimen pérsico, en el siglo IV). Este material añadido, incluyendo numerosas contribuciones menores, suma alrededor de 250 versículos de los caps. 1-39 (es decir, alrededor de un tercio), y algunas de las unidades mayores serán analizadas como formadas de varias partes, con su propia historia de crecimiento.

A los capítulos 40-66 se los divide generalmente en dos partes principales: Deutero- (es decir, segundo) Isaías (40-55; exílico; digamos alrededor de 545 a.C) y Trito (tercero) Isaías 56-66; postexílico; digamos alrededor de 520 a.C). A la primera sección (capítulos 40-55) se la considera habitualmente como una unidad, la obra de un “gran desconocido” discípulo de Isaías; en cuanto a la última parte (capítulos 56-66), muchos creen que es obra de los seguidores del segundo profeta (Deutero-Isaías), de distintas escuelas de pensamiento, que interpretaron su mensaje a la siguiente generación. Los comentaristas discrepan sobre el número de situaciones históricas y de partidos (por ejemplo moralista, institucionalista, patriótico, universalista) que aquí se descubren, y, consecuentemente, en su análisis del Trito-Isaías; pero al menos se detectan por lo general cuatro fuentes en estos 11 capítulos.

Es importante tener en cuenta que esta supuesta galaxia de autores y suplementos no es totalmente arbitraria. Una vez aceptado el criterio inicial de dividir el libro, no se lo puede descartar así como así; debe ser aplicado en

Page 9: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

forma consistente (con los resultados que hemos visto) o no aplicarlo en absoluto. De modo que, a pesar de la atractiva simplicidad de una obra supuestamente compuesta por dos volúmenes (por Isaías y un sucesor), la única alternativa viable a un solo autor no es pensar en dos autores sino en algo así como una docena.

Es de justicia añadir que recientemente el acento de los eruditos críticos ha sido puesto en la unidad de esta diversidad. Los suplementadores son considerados como una escuela de discípulos impregnados del pensamiento de Isaías y profetizando en su espíritu a las nuevas generaciones. De modo que sus enseñanzas, según este punto de vista, generaron vástagos durante siglos después de su muerte, y su nombre fue unido, con toda propiedad, a la familia de escritores surgida de sus oráculos.

Evaluación de los Argumentos en Favor de la Autoría Múltiple

En vista de la fuerte tradición en favor de la unidad de la paternidad literaria, la carga de la responsabilidad de probar lo contrario descansa sobre los que dividen el libro. Los principales criterios sustentados por ellos no son invulnerables.

1. ANALOGÍA DE LA PROFECÍA. Si los caps. 40-66 son de Isaías, es innegable que la profundidad y extensión de su inmersión en una época distante hacen que su experiencia sea altamente excepcional. Pero, en primer lugar, rechazar aquello que trasciende las analogías conocidas es exaltar la analogía sobre la razón, e incidentalmente no estar de acuerdo con el Dios innovador de estos caps. (Isaías 43:18). En segundo lugar, exagera en esta instancia lo que es una diferencia de grado más bien que de clase entre estos caps. y el resto. Los caps. 1-39 contienen muchas excursiones hacia un futuro reconocible, las que han sido en la mayoría de los casos atribuidas por los críticos a editores posteriores más que a Isaías, basándose en la misma “analogía de la profecía” (la que entonces pasa a estar basada en textos adoptados para apoyarla). Además, algunas de estas profecías hablan (como lo hacen los capítulos 40-66) como desde dentro del futuro que describen, por ejemplo en los tiempos perfectos del bien conocido oráculo del nacimiento en Isaías 9:2-6, o en la visión de la cautividad y juicio en Isaías 5:13-16. Con un alcance más grande, Jeremías celebra la condenación de Babilonia como estando en el punto de vista de la generación final de cautivos, urgiéndoles a escapar (Jeremías 50:8; 51:45; cf. Isaías 48:20), aunque él había prohibido tales pensamientos a sus contemporáneos literales en su época y papel diferentes (Jeremías 29:4-14).

Aún más adecuado a nuestro punto, Isaías 13:1-14:23 (un oráculo atribuido a “Isaías hijo de Amoz”) ve a Babilonia como la ven los caps. 40-66, no como la anárquica provincia asiria de la época de Isaías sino como un poder mundial cuya caída inminente significará el fin del exilio de Israel. A este oráculo

Page 10: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

debemos agregar la visión tipo sueño de Isaías 21:1-10, donde el informe de la caída de Babilonia pone a Isaías en estado de perplejidad.

A la luz de todo esto, el involucramiento intenso de los caps. 40-66 con el exilio babilónico, sus enseñanza y su secuela, puede trascender las expectativas del lector, pero difícilmente las de Isaías. Para él podía bien ser el florecimiento final de su preocupación con la interacción entre aquellos opuestos, Babilonia e Israel, en los propósitos de Dios a largo plazo, y representar el cumplimiento de su ministerio.

Puede ser valioso agregar que aun la anomalía más grande, el mencionar a Ciro un siglo y medio antes de su época (Isaías 44:28; 45:1), no le faltan paralelos (ver la predicción sobre Josías, el doble de este intervalo, en 1 Reyes 13:2). En segundo lugar, el poder para predecir es precisamente la prueba anunciada aquí de que Jehová solo es Dios (cf. Isaías 41:21-23, 26-29; 44:7, 8, 25-28; 46:10, 11; 48:3-8. Note que 48:8 culpa a la sordera de Israel, no al silencio de Dios, por la ignorancia de la nación de las nuevas cosas que han sucedido al final del exilio).

2. ESTILO. El estilo característico de los caps. 40-66. Este sería un argumento válido contra la paternidad literaria de Isaías, solamente en el caso de que estos capítulos estuvieran dirigidos a una situación y a destinatarios comparables a los de 1-39. Pero si de veras son de Isaías, son el producto de su ancianidad; un mensaje escrito, no predicado; preocupado por consolar y no para advertir; dirigido a las futuras generaciones con apenas un vistazo al presente. Se trata de circunstancias inmensamente diferentes. Tales profecías pueden parecer una improbabilidad intrínseca (ver lo anterior), pero las objeciones no se pueden hacer tanto al anverso como al reverso. En realidad lo extraordinario sería (aceptado, en favor del argumento, que Isaías fuera el autor) que un cambio tan radical de situación, método y objeto no produjera ningún cambio apreciable de pensamiento y expresión.

Por cierto que habría de esperarse en los caps. 1-39, si todo el libro fuera de Isaías, ocasionales anticipos de los caps. 40-66, cuando se anticipaban momentáneamente los temas de este último capítulo y eso es lo que ocurre. Se le expresa a Senaquerib en Isaías 37:26 (701 a. de J.C.), la soberanía de Dios en la historia, tema principal de los caps. 40-66. Parece que Jehová está diciendo: “¿No lo has sabido? ¿No has oído (cf. Isaías 40:28), que desde tiempos antiguos, yo lo hice (confrontar Isaías 41:4, en hebreo), que desde los días de la antigüedad (cf. Isaías 45:21; 46:10) lo dispuse (cf. Isaías 46:11; 48:3)?” Un lenguaje similar sobre este tema se descubre en Isaías 22:11. Sobre el “gran éxodo” el cap. 35 no sólo compite exitosamente con la más refinada elocuencia de los caps. 40-66 (con los que tiene que agruparse si se quiere mantener la teoría de la múltiple paternidad literaria), sino que también, y en casi todos sus versículos, utiliza los giros idiomáticos especiales de los

Page 11: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

caps. 1-39. Además, en las visiones referidas a la armonía final, difícilmente puede separarse pasajes tales como Isaías 11:6-9 y 65:25. Puede que se trate de rarezas comparativas, pero son las primicias reconocibles de una cosecha posterior.

3. VOCABULARIO. Las denuncias iniciales de Isaías exigían términos tales como “zarzas y ortigas”, “azote”, “turbión”, “remanente”; pero la última parte del libro cuyo tema es la confianza restablecida y la vocación, pone el acento en la iniciativa de Dios para “crear”, “elegir” y “redimir”. Sus “propósitos” parecieran abarcar lejanas “riberas”, el “fin de la tierra” y “toda carne”; esto, por supuesto, da lugar a una invitación a la “alabanza”, la “alegría” y “cantar alabanzas”. Aun las partes subsidiarias de la oración reflejan el cambio de sujeto, puesto que los últimos capítulos abundan en vocablos que ponen énfasis y calidez a una aseveración.

Sin embargo, junto a las variaciones, debemos mencionar la cantidad significativa de vocablos que son comunes a ambas partes de Isaías, y que rara vez, o nunca, se los encuentra en otros pasajes del AT. “El Santo de Israel” (12 veces en 1-39, 13 veces en 40-66) es el ejemplo mejor conocido, pero varias otras expresiones para Dios añaden su más pequeño testimonio: por ejemplo el término yoser (el que forma o proyecta) usado con un pronombre posesivo (Isaías 22:11; 29:16; 44:2); “el Fuerte de Israel (Jacob)” (Isaías 1:24; 49:26; 60:16). También hay algunos vocablos únicos en su género, para designar a Israel que ocurren en ambas secciones, tales como “ciegos” (Isaías 29:18; 35:5; 42:16-18), “sordos” (Isaías 29:18; 35:5; 42:18; 43:8), “los que abandonan a Jehovah” (Isaías 1:28; cf. 65:11), “rescatados de Jehová” (Isaías 35:10; 51:11), “la obra de mis manos” (Isaías 29:23; 60:21). (Estos ejemplos han sido tomados de una lista de R. Margoliath, The Indivisible Isaiah, 1964.) Es el gran repertorio de expresiones isaíticas que ha originado la teoría (que se apoya en muy escasa evidencia) de que un grupo de discípulos perpetuaron las formas de pensamiento de Isaías a lo largo de los siglos. Es más fácil imaginar una sola mentalidad.

4. TEOLOGÍA. Debería estar claro, a esta altura de nuestro estudio, que estas dos partes principales del libro enfrentan situaciones diferentes y se complementan en sus enseñanzas. Pero hay más que esto. El comentarista J. A. Motyer sugiere que las profecías de los caps. 1-39 predicen un devastador castigo histórico que plantea serios problemas teológicos en vista de las doctrinas y promesas establecidas en otras partes de esos caps. Por lo tanto, los caps. 40-66 son más que una consumación: son una solución sin la cual los caps. 1-39 terminarían en una discordancia irresoluble. Y “si un profeta puede ser inspirado para declarar la verdad de Dios en el contexto de la historia,... no es pedir mucho que también fuera inspirado para hallar las soluciones a los problemas teológicos planteados por esas revelaciones...”

Page 12: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Para resumir: la teoría de la paternidad literaria múltiple (desde que la paternidad dual se reduce necesariamente a esto) crea por lo menos tantas dificultades como las que trata de evitar. (También plantea interrogantes en otras partes del AT, donde los profetas pre exílicos utilizan material de este libro; pero no vamos a detenernos en este punto aquí.) La teoría hace de Isaías el autor de un torso; admite un criterio de análisis por el cual muy pocos de los profetas serían los autores de sus escritos; supone siglos de actividad creadora no solamente de una escuela isaítica sino de grupos similares reverentes de otros profetas, cuya libertad para desarrollar o adaptar la obra de su maestro se compara, notablemente, con la prolijidad y el cuidado, en una fecha no muy posterior, de transmitirla en forma inalterada, y cuya existencia no pasa de ser una inferencia. También está obligada a responder a la primitiva e inalterada tradición sobre la unidad de Isaías, y resolver el problema que le crea el hecho de que, aparentemente al menos, el NT apoya este punto de vista.

Por cierto, puede argüirse que el NT no se pronuncia sobre estos problemas, sino que se reduce a citar sin digresiones; esta es la opinión de muchos que aceptan su autoridad sin reservas. No obstante, es una exégesis más directa, a menos que las objeciones sean aplastantes, considerar que “Isaías” ahí significa “Isaías”; y en todo sentido esta hipótesis pareciera ofrecer una simplicidad similar. Las alternativas (de las cuales hay más que las que hemos mencionado) tienden a hacerse más elaboradas mientras más se las estudia; y esto no constituye un síntoma tranquilizador. Cuando esto ocurre, es tiempo de buscar un centro diferente y un esquema más integrado y más ajustado a la realidad.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. Una situación de crisis (1:1-31)a) El profeta y su tiempo (1:1)b) La gran acusación (1:2-4)c) La devastación de Judá (1:5-9)d) Corrupción pietista y su limpieza (1:10-20)e) El lamento de Dios y su determinación (1:21-31)

2. La Jerusalén de Dios y la Jerusalén del hombre (2:1—4:6)a) La ciudad de Dios (2:2-5)b) La ciudad de Mamón (2:6-9)c) El terror del Señor (2:10-22)d) Juicio por decadencia (3:1-15)e) De la seda al cilicio (3:16-4:1)f) La gloria por venir (4:2-6)

3. La amarga vendimia (5:1-30)a) La parábola (5:1-7)b) Los seis ayes (5:8-23)c) Los depredadores de Dios (5:24-30)

Page 13: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

4. El llamado del profeta (6:1-13)5. Tormenta y sol: Asiria y Emanuel (7:1-12:6)

a) Isaías enfrenta al rey Acaz (7:1-17)b) Explicación de la elección (7:18-8:22)c) El amanecer mesiánico (9:1-7)d) La sombra sobre Samaria (9:8-10:4)e) El hacha de Dios sobre Judá (10:5-34)f) El reinado mesiánico (11:1-12:6)

6. Mensajes para las naciones (13:1-23:18)a) Babilonia (13:1-14:23)b) Asiria (14:24-27)c) Filistea (14:28-32)d) Moab (15:1-16:14)e) Damasco e Israel del norte (17:1-14)f) Etiopía (18:1-7)g) Egipto (19:1-25)h) La crisis de Asdod (20:1-6)i) Babilonia, “Desierto del Mar” (21:1-10)j) Edom (21:11-12)k) Arabia (21:13-17)l) Jerusalén (22:1-25)m) Tiro (23:1-18)

7. La victoria final de Dios (24:1-27:13)a) La tierra y el cielo son juzgados (24:1-23)b) La gran liberación (25:1-12)c) Triunfo después de aflicción (26:1-27:1)d) Un pueblo para Dios (27:2-13)

8. La crisis asiria: ¿La ayuda de Dios o de los hombres? (28:1-31:9)a) Un desafío a los escarnecedores (28:1-29)b) La liberación de último minuto para Ariel (29:1-8)c) La oscuridad interior de Israel: profundizada y desvanecida (29:9-24)d) Egipto y Asiria en perspectiva (30:1-31:9)

9. La salvación y su oscuro preludio (32:1-35:10)a) Un reino de verdaderos hombres (32:1-8)b) No es llano el camino a la paz (32:9-20)c) El anhelo de ser libres (33:1-24)d) El juicio universal (34:1-17)e) El desierto floreciente (35:1-10)

10.Las pruebas supremas para Ezequías (36:1-39:8)a) La matanza asiria (36:1-37:38)b) La enfermedad de Ezequías (38:1-22)c) Los enviados de Babilonia (39:1-8)

11.La larga noche en Babilonia (40:1-48:22)a) El Señor largamente esperado (40:1-11)

Page 14: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

b) Dios el incomparable (40:12-31)c) Dios y la historia (41:1-29)d) Luz para las naciones (42:1-17)e) Siervo inconstante e inmutable Señor (42:18-48:22)

12.La alborada de la redención (49:1-55:13)a) El segundo “cántico del Siervo” (49:1-13)b) Consuelo para Jerusalén (49:14-23)c) Consuelo para los cautivos (49:24-50:3)d) El tercer “cántico del Siervo” (50:4-9)e) Un epílogo al cántico (50:10-11)f) Más sustento para la fe (51:1-8)g) Expectativa creciente (51:9-52:12)h) El cuarto “cántico del Siervo” (52:13-53:12)i) La fecunda ciudad madre (54:1-17)j) Gracia abundante (55:1-13)

13.Gloria y vergüenza de Sion (56:1-66:24)a) Bienvenida a los proscritos (56:1-8)b) La vergüenza de Sion (56:9-59:15a)c) El libertador solitario (59:15b-21)d) La gloria de Sion (60:1-62:12)e) El vengador solitario (63:1-6)f) Las necesidades urgentes de Sion (63:7-64:12)g) La gran divisoria (65:1-66:24)

Page 15: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

LA PROFECÍA DE JEREMÍAS

Jeremías es uno de los profetas cuyo mensaje tiene que ver con el castigo del pueblo de Judá al destierro por causa de sus pecados. Su mensaje principal podría resumirse de la siguiente manera: “Ya es demasiado tarde para evitar la disciplina de Dios, por tanto acéptenla y aléjense de sus pecados. Sin embargo, después del castigo, Dios restaurará a Judá en la Tierra prometida”.

EL PERSONAJE Y SU TIEMPO

Jeremías profetizó al reino de Judá durante los reinos de Josías (640-609 a.C), Joacaz (609 a.C), Joacim (609-597 a.C), Joaquín (597 a.C) y Sedequías (597-587 a.C). Su ministerio comenzó el año 627 a.C y se prolongó más o menos hasta el 580 a.C., un ministerio largo de casi 50 años.

Por el tiempo en que vivió, Jeremías fue testigo de las atribuladas últimas décadas de existencia del reino de Judá. Cien años antes, el rey Ezequías había sabido aprovechar y comprender las enseñanzas del profeta Isaías. Al morir el Ezequías (687 a.C) sus sucesores Manasés y Amón, doblegados por sus problemas políticos y diplomáticos, se vieron forzados a olvidar a Isaías, aceptando tratados perjudiciales para su pueblo y permitiendo incluso la idolatría en el interior del Templo de Jerusalén.

Los asirios habían conquistado Egipto en 663 a.C, y los reyes hebreos debieron cobijarse bajo las alas de esta nueva potencia que crecía en la región. Pero para el tiempo en que nació Jeremías los egipcios eran libres de nuevo. A la muerte de Asurbanipal, el gobernador asirio de Caldea, Nabopolassar, se autoproclamó rey y fundó el imperio caldeo sobre una nueva Babilonia. Aliado con medos y escitas atacó a los asirios y les propinó una resonante derrota, destruyendo la capital Nínive en 612.

Los egipcios, temerosos de esta nueva amenaza, se aliaron con sus antiguos enemigos asirios para enfrentar a los caldeos, pero esta unión fue infructuosa. Nada podía detener al rey de Babilonia: Asur cayó en 614 a.C., seguida por la capital dos años después y por Harán, última ciudad asiria que resistía, en 610. Los asirios fueron borrados de la faz de la tierra en la batalla de Karkemish en 605 a.C.  A partir de allí, Babilonia fue la nueva dueña de Mesopotamia y también aspiraba a serlo del Levante, región que controlaba el acceso al Mar Mediterráneo.

Debido a esta circunstancia, los egipcios intentarán negociar con los caldeos, y todos los pequeños estados del Asia Anterior (como Israel y Judá) se encontrarán una vez más en la incómoda situación de estados "tapones" entre las dos esferas enfrentadas.

Page 16: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Intentando buscar una salida a la disyuntiva, muchos judíos de Jerusalén se volverían en favor del faraón y organizarían un muy fuerte y disciplinado partido proegipcio. En estas circunstancias, y caídos los asirios bajo la espada caldea, murió el rey de Judá, y el nuevo soberano sería Josías, un niño de apenas ocho años de edad.

Hombre piadoso, Josías gobernó durante tres décadas y reconvirtió el reino de Judá a la más pura adoración a Jehová que había sido casi olvidada. Para ello debió rodearse de colaboradores competentes y respetados, que lo ayudaran en su cometido: Sofonías, la profetisa Hulda y, a partir de 628 a.C, Jeremías.

La emancipación religiosa y política de Josías se concretó el año 627 a.C, la caída de Nínive pareció una gracia del Señor hacia su pueblo, pero el faraón Necao II, intentando salvar a los asirios de la destrucción, invadió Judá y cruzó con un gran ejército intentando auxiliarlos.

Josías no deseaba permitirlo, se opuso a los egipcios y los enfrentó en la batalla de Meggido, donde fue derrotado y asesinado en 609 a. C. La muerte del monarca desanimó a todos aquellos que habían luchado por el retorno victorioso de Dios al Templo, lo que determinó más tarde que se abandonaran todos los planes de reforma religiosa y el retorno a los dos grandes males de Judá e Israel: la esperanza en las salidas supersticiosas y las alianzas oscilantes de uno a otro de los dos dominadores de la región. Más de veinte años duraron las luchas intestinas entre judíos pro asirios y pro egipcios, y esta dicotomía desgarraría hasta las raíces mismas del pueblo judío.

El rey siguiente, Joaquín, inaugura cuatro años de pleitesía hebrea hacia el faraón, pero el hijo de Nabopolassar, Nabucodonosor II, derrota a los egipcios y obliga a Joaquín a someterse como vasallo de Babilonia. Los del partido egipcio, disconformes con el estado de cosas, fuerzan al rey hebreo a rebelarse, lo que determina una invasión caldea en toda regla contra Judá e Israel, uno de cuyos episodios se relata con lujo de detalles en el Libro de Judit.

Jerusalén cayó definitivamente en manos de Nabucodonosor en 585 a. C y el rey junto con los más señalados de los judíos son deportados al país del conquistador en lo que se conoce como Exilio en Babilonia. A partir de allí, los reyes judíos no serán más que marionetas colocadas en el trono por el jefe caldeo, obligados a actuar como se les dice y asesinados sin miramientos a la menor sospecha de desobediencia.

La religión hebrea se estaba corrompiendo desde tiempos del rey Manasés: se adoraba al dios Baal en las cimas de las colinas, las prostitutas sagradas recibían a sus clientes en el Templo y los sacrificios de bebés y niños en honor a los dioses paganos era un espantoso ritual casi diario.

Josías derribó las estatuas de Ishtar, reina de los cielos, y de Marduk, señor de los dioses, y reprimió severamente la nigromancia y la magia. Se cree que Jeremías tomó parte importante en este retorno a la fe de Jehová. Pero la llegada al trono de Joaquín precipitó un nuevo auge del paganismo, como el propio profeta registra (44:17-18), acusando como responsables a las clases dirigentes (5:4-31) con duros y severos epítetos.

Page 17: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

PROPÓSITO DEL LIBRO

El propósito del libro es hacer volver al pueblo a la fe de Jehová su Dios. Dado que el pueblo oscilaba entre la fe a los dioses de los pueblos dominantes y su fe en Jehová el Dios de sus padres.

Para ello, el profeta irá a contracorriente de las enseñanzas religiosas de la clase dominante, la misma que andaba recostándose a la fe del reino que los dominara sea Egipto o Asiria.

El mensaje de Jeremías: “Ya es demasiado tarde para evitar la disciplina de Dios, por tanto acéptenla y aléjense de sus pecados. Sin embargo, después del castigo, Dios restaurará a Judá en la Tierra prometida”. Si tomamos en cuenta este mensaje, y el cuidado que puso el profeta Daniel para ver la cantidad de años que el pueblo estaría en cautiverio, podríamos decir que Jeremías logró su propósito porque, una vez vueltos a su tierra, los judíos jamás volvieron a ser idólatras.

EL LLANTO INTERCESOR DE JEREMÍAS

Jeremías es conocido como el profeta llorón principalmente por su llanto intercesor por la apostasía del pueblo de Sion entre los capítulos 8 a 10.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. Jeremías (1:1-19)

2. La acusación del Señor a su pueblo (2:1—4:4)

a. Un amor abandonado (2:1-8)

b. La acusación (2:9-28)

c. La sentencia (2:29-37)

d. ¿Puede Judá volverse a Dios (3:1—4:4)

3. Figuras de juicio contra Judá Jeremías (4:5—6:30)

a. El enemigo se acerca (4:5-31)

b. El castigo debido por la falsedad de Judá (5:1-31)

c. “La depuración continúa en vano” (6:1-30)

4. Adoración falsa y confianza falsa (7:1—8:3)

a. Un sermón en el templo (7:1-15)

b. ¿Más allá de redención? (7:16-29)

c. Abominación al Señor (7:30—8:3)

5. Llanto por la apóstata Sion (8:4—10:25)

a. No hay verdadera sanidad (8:4-22)

b. Un pueblo completamente falso (9:1-11)

c. Lamento por el pueblo que debe sufrir (9:12-26)

Page 18: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

d. Ninguno como el Señor (10:1-25)

6. El pacto quebrantado (11:1—13:27)

a. Jeremías pone al descubierto la rebelión del pueblo (11:1-17)

b. “Confesiones” (11:18—12:6)

c. Dios y su “casa” (12:7-13)

d. Un plan para las naciones (12:14-17)

e. Señales de juicio (13:1-27)

7. Hambre, espada y plaga (14:1—15:21)

a. Sequía (14:1-10)

b. Demasiado tarde para orar (14:11-22)

c. Demasiado tarde para compasión (15:1-9)

d. Una confesión y la respuesta amorosa de Dios (15:10-21)

8. Cuadros de exilio y salvación (16:1—17:27)

a. El exilio prefigurado (16:1-21)

b. Confianza en recursos humanos, confianza en el Señor (17:1-13)

c. Una confesión (17:14-18)

d. Guardando el sábado (17:19-27)

9. Dos vasos rotos y una confesión (18:1—19:13)

a. Un vaso roto rehecho (18:1-18)

b. Una confesión (18:19-23)

c. Una vasija quebrada y no rehecha (19:1-13)

10.Jeremías maldice su nacimiento (19:14—20:18)

a. Jeremías en el templo (19:14—20:6)

b. Una última confesión (20:7-18)

11. Salvación sólo a través del exilio (21:1—24:10)

a. No habrá liberación para Babilonia (21:1-14)

b. Reyes indignos (22:1-30)

c. Un nuevo rey davídico (23:1-8)

d. Sobre falsos profetas 24:1-10 Dos canastas de higos (23:9-40)

12.Dios juzga a todas las naciones (25:1-38)

a. La hora de Babilonia (25:1-14)

b. La copa de la ira de Dios (25:15-38)

13.Jeremías llega a ser un profeta de salvación (26:1—29:32)

Page 19: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

a. Jeremías apenas escapa de morir (26:1-24)

b. ¡Servid a Nabucodonosor! (27:1-22)

c. El mensaje de Jeremías vindicado (28:1-17)

d. “Edificad casas en Babilonia” (29:1-14)

e. Profetas en Babilonia (29:15-32)

14 Se promete un nuevo pacto (30:1—33:26)

a. Sanidad restaurada (30:1-24)

b. Un remanente regresa (31:1-26)

c. El nuevo pacto (31:27-40)

d. Jeremías compra un campo (32:1-15)

e. ¿Demasiado difícil para el Señor? (32:16-44)

f. Las voces de gozo y alegría (33:1-13)

g. Un pacto sin fin (33:14-26)

14.El mensaje de Jeremías es resistido(34:1—36:32)

a. Perdón para los esclavos (34:1-22)

b. Los fieles recabitas (35:1-19)

c. Joacim rechaza las palabras de Jeremías (36:1-32)

15.Los últimos días de Judá (37:1—39:18)

a. ¿Ayuda de Egipto? (37:1-10)

b. Jeremías encarcelado (37:11-21)

c. Jeremías arrojado a una cisterna (38:1-13)

d. Una última entrevista con Sedequías (38:14-28)

e. La caída de Jerusalén (39:1-18)

16.Un remanente huye a Egipto (40:1—45:5)

a. Gedalías como gobernador (40:1-12)b. El asesinato de Gedalías (40:13—41:18)c. “No entréis en Egipto” (42:1-21)d. A Egipto (43:1-13)e. Un último llamado (44:1-14)f. “No escucharemos” (44:15-30)g. Una palabra para Baruc (45:1-5)

17.Oráculos contra las naciones (46:1—51:64)

a. Contra Egipto (46:1-28)b. Contra los filisteos (47:1-7)c. Contra Moab (48:1-47)d. Oráculos más breves (49:1-39)e. Contra Babilonia (50:1—51:64)

Page 20: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

18.La caída de Jerusalén (52:1-34)

LA PROFECÍA DE EZEQUIEL

INTRODUCCIÓN

Ezequiel fue un profeta del exilio. Fue un sacerdote, hijo de Buzi, que perteneció a la clase noble y dominante de Israel. El nombre Ezequiel en hebreo significa “Dios fortalece”. El nombre parece estar en armonía con el mensaje o pensamiento clave del libro: “Yo soy el Señor soberano”.

EL HOMBRE Y SU TIEMPO

“Joaquín tenía dieciocho años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses” (2 Reyes 24:8). Este breve reinado terminó cuando el rey Nabucodonosor invadió Jerusalén y despojó de todas las riquezas la ciudad, luego deportó a Babilonia a gran parte de sus habitantes. Entre los deportados se encontraba Joaquín, los aristócratas, los militares y los artesanos calificados y sus respectivas familias. Es probable que entre aquellos deportados fuera también el sacerdote Ezequiel. Luego lo encontramos entre los cautivos, morando a orillas del río Quebar, allí fue donde el Señor lo llamó al ministerio de profeta.

Todo lo que sabemos acerca de Ezequiel viene de su libro de profecías. Aun allí la información es escasa. Ezequiel era sacerdote (Ezequiel 1:3) tanto como profeta. Su fondo sacerdotal se muestra en su preocupación por la pureza ceremonial (Ezequiel 4:14) y el énfasis sobre el templo (40-48). Estaba casado, pero su esposa murió durante el curso de su ministerio (Ezequiel 24:15-18). A diferencia de su contemporáneo Jeremías, Ezequiel pasó su carrera profética en Babilonia. Muchos de sus primeros oráculos tratan de eventos en Jerusalén y Judá. Este hecho, y los detalles de los oráculos mismos, han llevado a muchos comentaristas a sugerir que Ezequiel pasó por lo menos parte de su carrera profética en Palestina. Sin embargo, no hay en el libro ninguna declaración directa para apoyar esta opinión. Como un exiliado, que profetizó a otros exiliados, Ezequiel indudablemente habría estado preocupado acerca de las catástrofes que aguardaban a su patria. Sus oyentes también habrán estado muy ansiosos de escuchar acerca del destino de su país. Debemos por lo menos esperar que los eventos en Israel Y Judá ocuparan parte sustancial de su labor profética. Ser capaz de percibir lo que estaba sucediendo en tierras distantes de donde él vivía, era una habilidad necesaria para un profeta exiliado en Babilonia.

Como profeta, se requería que Ezequiel relatara sus percepciones al pueblo. Algunas veces utilizó más que meras palabras. En varios casos él dramatizó

Page 21: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

parte de la profecía. Las ayudas visuales no son nada nuevo. Estas profecías dramatizadas incluyeron estar acostado atado con cuerdas (Ezequiel 4:1-8), afeitarse la cabeza y golpear con una espada algo del cabello (Ezequiel 5:1-2), cubrirse el rostro y perforar un muro (Ezequiel 12:3-7), temblar (Ezequiel 12:18) y evitar todos los ritos de duelo por su fallecida esposa (Ezequiel 24:16-24). No es de extrañar que su salud mental haya sido cuestionada. No obstante, lo extraño mismo de sus actos, y a veces sus oráculos también, sirvieron para llamar la atención a su mensaje. Parece también que durante una parte de su carrera profética él sufrió una pérdida parcial del habla. Su capacidad completa para hablar regresó cuando Jerusalén cayó (Ezequiel 33:21-22).

A pesar de sus extrañas acciones, Ezequiel fue altamente respetado como profeta. A los 18 meses de su visión inaugural los ancianos de su pueblo habían comenzado a visitarle para consultas (Ezequiel 8:1; también 14:1; 20:1; 33:30, 31). Parece, no obstante, que aunque apreciado no siempre se le hacía caso (Ezequiel 33:30-33). Es fácil admirar a un líder moral o espiritual, pero no siempre es fácil poner en práctica los requerimientos que hace. El ejemplo supremo es el de Jesús (ver Mateo 7:24-29).

Ezequiel no era esclavo de los convencionalismos sociales. Él no vivía una vida cómoda en una sociedad cómoda. Pertenecía a un grupo minoritario, forzosamente trasplantados como resultado de la guerra en su país de origen. Su religión era bastante minoritaria, luchando para sobrevivir en una sociedad pluralista multicultural. El poderoso país donde estaba exiliado tenía muchos dioses y él tenía sólo uno. Sin embargo, él proclamó firmemente el mensaje que había un Dios, quien finalmente salvaría a su pueblo, sin importar lo que pudieran hacer otras naciones.

El libro se relaciona con uno de los períodos más críticos en la historia de Israel. Los oráculos en el libro cubren un período de 22 años, de 593 a 571 a.C. Durante este tiempo la ciudad de Jerusalén fue sitiada y destruida. El templo fue incendiado y la monarquía llevada a su fin. La población de Judá sufrió las privaciones más crueles de la guerra, previstas por Moisés en las maldiciones relatadas en el libro de Deuteronomio, especialmente en el capítulo 28. Muchos fueron al exilio.

Desde un punto de vista humano mucho de la contienda del período radicó en la inestabilidad política del Medio Oriente en esa época. Palestina era una región pequeña pero afectada constantemente por los cambios en el equilibrio de poder en toda la región. Egipto era una súper potencia que envejecía. Asiria había comenzado a desmoronarse, pero Babilonia estaba haciéndose cada vez más fuerte. El reino del norte de Israel había sido destruido por los asirios en 722-721 a.C. Las alianzas del reino de Judá habían oscilado entre Egipto y Babilonia. Cuando el rey Joacim intentó rebelarse contra Babilonia alrededor de 601-600 a.C, Nabucodonosor respondió poniendo sitio a Jerusalén y

Page 22: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

sometiéndola en 597 a.C. Unos 10.000 de sus habitantes (2 Reyes 24:14) fueron llevados al exilio. Uno de esos exiliados era un sacerdote llamado Ezequiel.

EL LIBRO DE EZEQUIEL

A pesar de una reputación de oscuridad y dificultades textuales, el libro de Ezequiel tiene una estructura claramente definida. Es una colección de 52 oráculos, mensajes o visiones divinamente entregados, descritos por el profeta Ezequiel. Hay apenas un escaso mínimo de narrativa proporcionada para dar un contexto a cada uno de los oráculos. Sin embargo, el principio de cada oráculo está indicado claramente por una de dos frases: “Vino a mí la palabra de Jehová” o “la mano de Jehová vino sobre mí”.

Estas dos expresiones no son intercambiables. Ellas dan una indicación del tipo de profecía que seguirá. La primera expresión es por mucho la más frecuente. Indica el comienzo de un mensaje verbal de Dios que generalmente debe ser entregado al pueblo de Israel. La segunda expresión se usa para indicar una experiencia más intensa, donde el profeta es afectado físicamente. Se usa en todos los grandes oráculos visuales donde Ezequiel mismo se siente transportado dentro de la visión misma.

Los oráculos se agrupan de acuerdo con el tema y no están siempre en estricto orden cronológico. Cada oráculo es independiente de sus vecinos. Algunas veces los oráculos vecinos están separados uno del otro por un período de años. La construcción del libro en general lleva la marca de una mente claramente organizada. Esta impresión es reforzada por el uso repetido de frases fijas y la casi rítmica naturaleza de muchas parte del texto.

La naturaleza del tema significa que los primeros 32 capítulos consisten en advertencias de desastre, y los últimos 16 consisten en promesas de esperanza. El punto decisivo en el libro es la caída de Jerusalén, como se da en Ezequiel 33:21-22. Colocó el cimiento de lo que ha sido llamado literatura “apocalíptica”. Ciertamente su más fuerte influencia ha de verse en el libro de Apocalipsis, donde mucho del simbolismo es similar al de Ezequiel

EL MENSAJE DEL LIBRO

En conjunto el libro de Ezequiel consiste en advertencias iniciales de calamidad seguidas por promesas de restauración. Así como las calamidades que fueron pronosticadas se cumplieron, así se cumplirán las promesas de restauración. El pueblo de Dios, habiendo soportado tanto en el pasado, sería últimamente salvado de su miseria. Israel se volvería a su Dios y a su tierra prometida. Ellos serían su pueblo y él sería el Dios de ellos.

Varios otros temas aparecen a través de los oráculos. El asunto de la responsabilidad humana ocurre en varias formas. La destrucción que caería

Page 23: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

sobre Israel vino como un resultado de su propia indocilidad. Fue por causa de su idolatría que fue castigada. Sin embargo, en este caso la culpa no era un asunto puramente comunal. Los individuos no eran castigados simplemente debido a los pecados de sus antepasados (cap. 18). Fueron considerados culpables por lo que cada uno de ellos como individuo había hecho, pero este tema se clarifica aún más. Ser tenido por justo no era asunto de acumular puntos a favor para compensar los desfavorables (un punto de vista comúnmente sostenido aún hoy). Era menester un cambio fundamental, duradero, del corazón del individuo (Ezequiel 18:30-32).

Otro tema importante es la relación de Dios con su pueblo. Una frase que ocurre muy frecuentemente por todo el libro es que los hechos pronosticados ocurrirían “para que ellos sepan” que él era su Señor. Las calamidades no eran sólo castigo. Eran también un medio de llevar al pueblo al conocimiento de Dios. Esta relación especial se recalca por todo el libro. El los juntaría y protegería tal como un pastor cuida de sus ovejas. Un Pastor vendría a cuidarles y gobernar sobre ellos (Ezequiel 34:1-31; 36:24-28).

Sin embargo, la estrecha relación entre el Señor y el pueblo de Israel no significaba que otras naciones y tierras estaban fuera de la esfera de su autoridad y control. Los oráculos de Ezequiel a las naciones extranjeras hacen claro que Dios no era simplemente una deidad parroquial gobernando a Jerusalén y sus cerros alrededor. En algunas maneras una nación pagana podría ser instrumento de Dios, aun hasta el punto de castigar a Israel.

Las figuras gráficas en el libro de Ezequiel pueden ser inquietantes. Los oráculos de Ezequiel tienen relación con uno de los períodos más oscuros en la historia de Israel. Durante su carrera profética su pueblo sería dispersado y la ciudad de Jerusalén y el templo destruidos. Sin embargo, el libro concluye con mensajes de esperanza. Al final del tiempo el Pastor vendría a juntar sus ovejas.

EL MENSAJE PARA HOY

El libro de Ezequiel tiene pasajes que son difíciles de interpretar y aun más difíciles de aplicar. Puede ser de consuelo para el lector moderno saber que los antiguos rabinos tenían que estudiar largo y duro el contenido del libro. Hay también una tendencia infortunada a ser atraído a los pasajes más oscuros a expensas de los más directos. Sin embargo, hay varios puntos útiles al abordar el libro. Primero, es importante recordar que el libro es una colección de oráculos independientes. Estos están siempre identificados por las expresiones “vino a mí la palabra de Jehová” o “La mano de Jehová fue sobre mí [Ezequiel]”. Los oráculos se agrupan temáticamente, aunque no siempre en estricto orden cronológico, y pueden variar en tamaño de unos pocos versículos a varios capítulos. Sabemos por aquellos que están fechados que

Page 24: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

algunas veces puede separarlos un lapso de varios años, de modo que es mejor escoger un oráculo solo, leerlo totalmente, y considerarlo por sí solo.

Segundo, Ezequiel tiende a ser escrito según una fórmula, casi prosa poética. Hay temas y expresiones que aparecen por todo el libro. Una frase que puede ser misteriosa en una sección puede ser más clara en otra. Es útil, por lo tanto, comenzar con algunos de los pasajes menos “excitantes” para captar el sentido del lenguaje y pensamiento del libro. Por este motivo es mejor no comenzar con los capítulos iniciales. Los oráculos más extensos de Ezequiel 1:1- 3:15; 8:1-11:25; 38:1-39:29 y 40:1-48:35 deben ser estudiados al fin. El principio del cap. 12 puede ser un punto posible de entrada.

Tercero, es también útil tener en mente los temas generales que unen los oráculos. Los caps. 4-24 contienen advertencias acerca de la inminente destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor. Los caps. 25-32 contienen advertencias a los vecinos de Israel acerca de la actitud de ellos en la hora de necesidad de él, y los caps. 33-48 contienen mensajes de esperanza para el pueblo de Israel después de la caída de Jerusalén.

La situación política del pueblo de Israel en aquel entonces era obviamente bastante distinta de la de hoy. Sin embargo, detrás de las cosas específicamente políticas, vemos a una sociedad complicada, cargada de asuntos familiares desordenados: incertidumbre acerca del futuro; cataclismos internacionales; pluralismo religioso; corrupción institucional; fe en desorden. La sociedad moderna tiene sus propios ídolos, falsos profetas, santuarios corrompidos, instituciones decadentes y fanatismos nacionales. Tienen nombres distintos, pero las palabras de Ezequiel pueden todavía aplicarse a ellas.

Hay un peligro en aplicar demasiado precisamente a la actualidad lo que ocurrió hace dos milenios y medio, especialmente cuando ocurren nombres similares de lugares (particularmente Israel). No obstante, el contorno general de los problemas de la sociedad es tan similar hoy que los principios pueden fácilmente ser aplicados. La sociedad y Dios no cambian.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. La comisión de Ezequiel (1:1-3:21)a) 1:1-3:15 El llamado de Ezequiel b) 3:16-21 La responsabilidad del centinela

2. Advertencia sobre la inminente destrucción de Jerusalén (3:22-24:27)a) Mensajes dramatizados: el sitio de Jerusalén pronosticado (3:22-

5:17)b) Profecía contra la idolatría en Israel (6:1-14)c) Advertencia de desastre inminente para Israel (7:1-27)d) La idolatría de Jerusalén y su castigo (8:1—11:25)

Page 25: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

e) Un mensaje dramatizado: el exilio pronosticado (12:1-16)f) Un mensaje dramatizado: Israel temblará (12:17-20)g) La profecía se cumplirá (12:21-25) h) Y se cumplirá pronto (12:26-28)i) Condenación de los falsos profetas y profetisas (13:1-23)j) Condenación de la idolatría (14:1-11)k) El juicio sobre Israel no será conjurado por los pocos justos (14:12-

23)l) Jerusalén, la vid inútil (15:1-8)m) Jerusalén, la esposa infiel y promiscua (16:1-63)n) Águilas, cedros y la vid: una parábola política (17:1-24)o) La responsabilidad del individuo (18:1-32)p) Lamento por los gobernantes de Israel (19:1-14)q) La persistente rebeldía de Israel 20:45-49 Juicio por fuego (20:1-44)r) Juicio por la espada (21:1-7)s) La espada está afilada (21:8-17)t) La espada del rey de Babilonia (21:18-32)u) Los pecados de Jerusalén (22:1-16)v) La fundición de Israel (22:17-22)w) Injusticia en la ciudad. Corrupción en todos los niveles (22:23-31)x) Ahola y Aholiba, hermanas adúlteras (23:1-49)y) La parábola de la olla: Jerusalén sitiada (24:1-14)z) La muerte de la esposa de Ezequiel y el significado de su duelo

(24:15-27)3. Profecías contra naciones vecinas (25:1-17)4. Profecías contra Tiro (26:1—28:19)

a) La denunciada satisfacción propia (26:1-21)b) Un lamento (27:1-36)c) Contra la arrogancia (28:1-10)d) Expulsión del “paraíso” (28:11-19)

5. Profecía contra Sidón: “Conoce a Jehová” (28:20-26)6. Los oráculos egipcios (29:1—32:32)

a) Egipto: declinación y caída (29:1-16)b) La recompensa de Nabucodonosor (29:17-21)c) Un día oscuro para Egipto (30:1-19)d) Los brazos rotos del faraón (30:20-26)e) La lección para Egipto del cedro cortado (31:1-18)f) Lamento por el faraón (32:1-16)g) El descenso de Egipto al dominio de la muerte (32:17-32)

7. El alcance de la responsabilidad (33:1-20)8. Ezequiel recupera su habla (33:21, 22)9. Las posesiones ilegales de Israel (33:23-33)

Page 26: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

10.Profecías de restauración (34:1-48:35)a) Los pastores de Israel denunciados (34:1-31)b) Profecías y montes: advertencias a Edom y aliento para Israel (35:1-

36:15)c) La restauración de Israel (36:16-38)d) El valle de los huesos secos (37:1-14)e) La reunión de Israel (37:15-28)f) Profecías contra los que se oponen a Israel (38:1-39:29)g) Visiones del templo nuevo y la tierra nueva (40:1-48:35)

Page 27: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

LA PROFECÍA DE DANIEL

El libro de Daniel relata la historia de un joven israelita llevado cautivo de Jerusalén en los días de Nabucodonosor, rey de Babilonia (605-562 a.C.). A pesar de un exilio de toda una vida y de mucha oposición, él permaneció fiel a su Dios. A semejanza de José que vivió antes que él (Génesis 37—50), estaba dotado de la capacidad de entender sueños y visiones (Daniel 1:17). Se elevó a la prominencia en una corte extranjera y tuvo el privilegio de recibir visión de los propósitos futuros de Dios en la historia.

Aunque narrado generalmente en tercera persona, toda la segunda parte del libro (Daniel 7:2-12:13), con una serie de visiones dramáticas, se presenta en una manera autobiográfica. Aunque en nuestras Biblias en castellano está incluido entre los profetas, en la Biblia hebrea se encuentra entre los Escritos. En ese contexto ilustra la naturaleza y las bendiciones de una vida vivida en fidelidad al pacto de Dios, bajo condiciones inhospitalarias (caps. 1-6), y revela los conflictos en los que el pueblo del Dios del pacto estará comprometido y guardado divinamente (caps. 7-12).

TIPO DE LITERATURA

De inmediato se hace evidente que el libro de Daniel es una clase de literatura diferente de la mayoría de la historia y profecía del AT. A diferencia de la primera, está dominada por visiones; a diferencia de la última, sus visiones son a menudo surrealistas y describen un mundo en el que estatuas gigantescas son demolidas por piedras misteriosas y bestias extrañas surgen para luchar unas con otras.

Aunque algunos elementos como estos se encuentran en los profetas (por ejemplo Ezequiel 1), es claro que aquí tenemos un tipo diferente de literatura. En un sentido, las impresiones creadas en el lector son tan importantes como la comprensión de los detalles. Teóricamente es posible entender estos últimos y dejar de experimentar el impacto que el libro pretende producir.

En vista de esto, Daniel comúnmente se clasifica como literatura apocalíptica, como el libro de Apocalipsis. Sin embargo, probablemente es sabio no tratar de definir demasiado rígidamente lo que esto implica para Daniel A semejanza de la relativamente moderna forma literaria de la novela (que normalmente se considera que empezó a principios del siglo dieciocho), no surgió de la noche a la mañana en una forma completa con características cuidadosamente definidas. Lo que es característico de los escritos apocalípticos, sin embargo, es que su mensaje involucra un “develar” (gr. apokalypsis) el orden trascendente y cómo esto se relaciona con la historia conforme avanza hacia la

Page 28: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

consumación. Tal como un “develar”, esta clase de literatura lleva el aviso de “ven y mira” y también “escucha y entiende”.

ESTRUCTURA DEL LIBRO

Daniel se divide en dos secciones y está escrito en dos idiomas: hebreo (Daniel 1:1-2:4a; 8:1-13:13) y en su idioma relacionado, arameo (Daniel 2:4b-7:28). Los caps. 1 al 6 son biográficos, más los 7 al 12 apocalípticos. La textura de la obra es, sin embargo, más sutil que esto, señalado por el uso del arameo en 2:4-7:28 (es decir, en partes de ambas secciones). Se ha sugerido que estos son capítulos que habrían tenido significado especial para los que no eran hebreos (de aquí el uso del idioma internacional). Además, en vez de separar radicalmente las dos secciones, este arreglo tiene el efecto de vincularlas mientras sugiere que los caps. 2-7 contienen el corazón del libro. Si este es el caso, el cap. 1 sirve como una introducción explicativa, mientras que los caps. 8-12 se extienden sobre el diseño de la historia mundial ya establecido antes en el libro. La manera en que el uso del arameo atraviesa tanto la sección biográfica como la visionaria es también un argumento importante a favor de la unidad literaria del libro.

Dentro de la sección central (caps. 2-7) se puede detectar un diseño adicional, común en la narrativa del AT. Los caps. 2 y 7 presentan visiones de cuatro reinos mundiales opuestos al reino de Dios; los caps. 3 y 6 son narraciones de liberaciones milagrosas divinas; los caps. 4 y 5 describen el juicio de Dios sobre los gobernantes mundiales. De esta manera, los temas empleados en los caps. 2, 3 y 4 reaparecen en orden inverso en los caps. 5, 6 y 7. El efecto es el de una narración refleja que tiene el propósito de intensificar ciertas expectaciones en el lector que está familiarizado con el mecanismo, así como el de proveer mayor disfrute.

Los lectores contemporáneos están acostumbrados generalmente a libros que siguen un orden cronológico recto. Aun si se escriben en la forma de reminiscencias narradas mucho tiempo después de los eventos, los temas tienden a ser desarrollados en un tiempo lineal. El libro de Daniel no sigue esta forma. Las experiencias de los caps. 1-6 sí siguen ciertamente una secuencia cronológica en su ambientación, pero las revelaciones a lo largo del libro tienen la forma de paralelismo progresivo que cubre el mismo período. La estructura literaria es semejante a la de una escalera espiral que gira en torno al mismo punto una y otra vez, pero nos lleva a un punto más elevado desde el cual podemos obtener una vista más clara y completa de las cosas. De aquí que el material cubre el mismo terreno en más de una ocasión, pero lo desarrolla en una manera más completa cada vez. El mismo arreglo puede verse en las enseñanzas de Jesús en Marcos 13 y en el mismo libro de Apocalipsis.

MENSAJE

Page 29: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

El contexto en el que la vida de Daniel se presenta se resume en la pregunta hecha por los exiliados en Babilonia en el Salmo 137:4: “¿Cómo cantaremos las canciones de Jehová en tierra de extraños?” Todo el libro, biografía y visiones, nos enseña que este mundo será siempre “tierra de extraños” para el pueblo de Dios (cf. Juan 17:6; Filipenses 3:20a). Los del pueblo de Dios son extranjeros en el mundo (1 Pedro 1:1, 17), rodeados de enemigos malignos y destructores (1 Pedro 5:8, 9). Sin embargo, es posible vivir de una manera que traiga alabanza y honra a Dios, así como Daniel lo hizo. Él es la encarnación de la enseñanza del Salmo 1.

Tal vida de fe (cf. Hebreos 11:33, 34) se nutre del conocimiento de Dios (11:32b), de la consagración a él (Daniel 1:8; 3:17, 18; 6:6-10), y de la comunión con él en oración (Daniel 2:17, 18; 6:10; 9:3; 10:2, 3, 12). Obtiene su confianza del conocimiento de que Dios es soberano sobre todos los asuntos humanos (Daniel 2:19, 20; 3:17; 4:34, 35), y que él está edificando su propio reino (Daniel 2:44, 45; 4:34; 6:26; 7:14). Nuestros tiempos están en sus manos (Daniel 1:2; 5:26), puesto que los asuntos de la tierra no están desconectados de los del cielo (Daniel 10:12-14, 20). Él es un Dios que se revela a sí mismo y da a conocer sus propósitos, de modo que su pueblo pueda conocerlo y confiar en su palabra (Daniel 1:7b; 2:19, 28- 30, 47). Tal conocimiento capacita al pueblo de Dios a resistir la presión sabiendo que participarán de la realización de su reino (Daniel 7:22, 26, 27; 12:2, 3).

AUTOR Y FECHA

No se hace una declaración explícita de la autoría en el libro de Daniel, aunque aprox. la mitad de él está en forma autobiográfica. Los eruditos contemporáneos del AT, en forma general (pero de ninguna manera universal), adoptan el punto de vista (primero sustentado por Porfirio, neoplatonista del siglo III y oponente de la fe cristiana) de que el libro fue compuesto, no en el siglo VI a. de J.C. (su ambiente literario), sino en el siglo II a.C, en los días de Antíoco Epífanes (ver sobre Daniel 8:9-14, 23-27; 11:4-35).

De acuerdo con esta opinión, las historias de los caps. 1 al 6 indudablemente tienen sus orígenes en las tradiciones del pueblo hebreo. Se presenta a Daniel como una figura heroica, fiel a la ley de Dios ante toda oposición. Las visiones son en gran parte interpretaciones del pasado más bien que revelaciones sobrenaturales del futuro. En vez de proveer un relato histórico, la autobiografía y las visiones de Daniel en varias maneras emplean, exponen y aplican otros pasajes bíblicos para fortalecer y alentar a los judíos del siglo II a.C. Así, por ejemplo su propia experiencia se ve como modelada en la de José (el exiliado que se elevó al poder en una nación extranjera y, sin embargo, permaneció fiel a Dios); su oración en el cap. 9 se ve como dependiente de las oraciones en Nehemías; aunque partes de las visiones se ven como exposiciones sutiles de pasajes bíblicos (Daniel 11:33; 12:3 se consideran como una exposición de

Page 30: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Isaías 52:13-53:12). El autor estaba escribiendo su libro en 160 a. de J.C. cuando el pueblo de Dios estaba sufriendo la fiera persecución de Antíoco Epífanes y desesperadamente necesitado de saber que había significado en la vida, que la fidelidad a Dios tenía significado, que el sufrimiento no era permanente, que Dios reinaba y que su pueblo triunfaría. La pregunta que se hace en Daniel 12:6 (“¿Cuándo será el final?”) hace eco en los clamores del pueblo de Dios. Las profecías ocultas tienen la respuesta: No será para siempre.

Esta opinión también sugiere que puede fijarse la fecha del libro de Daniel con mayor precisión que cualquier otro libro del AT. El autor estaba consciente de la profanación del templo (que puede fijarse con exactitud en diciembre 167 a. de J.C, cf. Daniel 11:31) y de la resistencia heroica dirigida por Judas Macabeo en 166 (Daniel 11:33-35), pero él aparentemente no sabía de la muerte de Antíoco en 164 (Daniel 11:40-45 se considera como un intento profético genuino, pero equivocado). Los críticos sugieren que, cualesquiera que hayan sido los primeros períodos de composición y revisión por los que el libro pueda haber pasado, a la edición final puede ponérsele más exactamente la fecha alrededor de 165/164 a.C. Esto, a la vez, se convierte en un argumento principal para creer que el cuarto reino en los caps. 2 y 7 es Grecia.

Por eso, de acuerdo con los críticos eruditos, Daniel es un libro de leyendas edificantes y de visiones dramáticas, una poderosa obra de la literatura de la resistencia del segundo siglo a. de J.C. Porque fue escrita de tal manera que ninguno de sus primeros lectores la confundiera con historia del pasado o con profecía del futuro, la habrían aceptado por lo que era, hubieran sido desafiados por ella y obtenido fuerza a través de su mensaje, de la misma manera que un lector actual podría ser impresionado al leer Hamlet de Shakespeare o Los Hermanos Karamazov de Dostoievsky.

Al buscar confirmar este criterio, a menudo se ha apelado a la evidencia en el libro mismo, es decir, al uso de los términos gr. para algunos de los instrumentos musicales de Daniel 3:5; a la falta de evidencia sólida de la locura de Nabucodonosor o de sus decretos en el cap. 4; a las referencias no corroboradas de Darío el Medo en los caps. 5 y 6 y a la falta de adecuación histórica de la descripción del fin de Antíoco Epífanes. Aunque se discute brevemente en el comentario, una consideración más detallada de estos asuntos se encuentra en los comentarios de J. G. Baldwin y de E. J. Young.

Esta opinión, primero sostenida solamente por eruditos teológicos liberales, más recientemente ha llegado a ser compartida por otros de tradiciones más conservadoras. Se argumenta que el mismo libro indica que los relatos no tienen la intención de ser entendidos como historia literal, y que las visiones son obviamente interpretaciones del pasado (no revelaciones del futuro). Un pasaje tal como Daniel 11:4-12:3 tiene apariencia de profecía, pero no habría

Page 31: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

sido leído como una verdadera predicción por la audiencia para la cual el libro estaba originalmente dirigido. Al procurar fortalecer esta posición teológicamente, se ha dicho que aunque Dios podría, si así lo deseara, salvar a hombres del fuego ardiendo mientras que otros mueren, y dar predicciones detalladas de los eventos futuros, éstas no son la clase de cosas que el Dios de la Escritura realmente hace.

Aunque esta opinión en los siglos pasados virtualmente ha abrumado la opinión conservadora, enfrenta considerables dificultades, de las cuales se mencionan aquí solamente unas cuantas.

1. Si el libro fuera tan obviamente ficticio de carácter esperaríamos encontrar los primeros indicios de esto en la tradición de la interpretación, previa al ataque de Porfirio contra el cristianismo, e independiente de él, pero éstos están ausentes. Si el libro está compuesto “obviamente” de leyenda, es difícil entender la aparentemente continua forma tradicional de interpretarla como historia teológica y autobiográfica y como visión.

2. Los escritores del NT consideraban el libro de Daniel como histórico. Jesús consideraba a Daniel como un profeta (Mateo 24:15) y, por eso, el contenido de su libro como genuinamente profético del futuro. El autor de la carta a los Hebreos se refiere a dos eventos del libro en el contexto de otros eventos y personajes históricos (Hebreos 11:33, 34). Es difícil resistir la conclusión de que Jesús y los escritores del NT consideraran el libro de Daniel como historia y profecía verdaderas. Si es así, el hecho de señalar una fecha posterior al libro sería poner en duda el conocimiento y la autoridad de Cristo como Señor de las Escrituras. Pondría en duda también la capacidad de los escritores del NT para detectar la ficción dos siglos después de que fuera escrita, una falla notable, semejante a que alguien hoy en día leyera Cumbres Borrascosas de Emily Brontë y pensara que es historia.

3. Hay una falla teológica y sicológica en la noción de que una obra de ficción conocida y obvia es bien adecuada para inspirar a los lectores a ser fieles hasta la muerte. De acuerdo con la teoría de la fecha del siglo II, éste no es meramente un posible efecto sino la verdadera función del libro. Pero esto es pedirle a la gente que confíe en el poder, conocimiento y sabiduría de Dios cuando de hecho la evidencia de esos atributos fuera una invención de la imaginación del autor, no la verdadera revelación y actividad de Dios. A pesar de las protestas de que Dios podría obrar los milagros de Daniel y revelar el futuro en detalle aunque no lo hubiera hecho, nos quedamos sin base para creer que él puede o quiere hacer tales cosas. Aquí la lógica de Pablo respecto a otro milagro no es inapropiada (ver. 1 Corintios 15:15-17).

4. Un cierto número de rasgos incidentales del libro señalan un origen babilonio y un conocimiento de la vida babilonia que difícilmente podría esperarse de un hebreo palestino del siglo II a.C. Estos incluyen el uso del sistema babilonio

Page 32: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

para fechar (Daniel 1:1); familiaridad con el gusto babilonio por el número seis y sus múltiplos (Daniel 3:1); la implicación de que el título de “rey” de Belsasar implicara su actuación como regente (Daniel 5:7); y la referencia a la costumbre persa de castigar a los parientes de un culpable (Daniel 6:24). Hasta la referencia al “yeso de la pared” (Daniel 5:5) es impresionante puesto que sabemos por los descubrimientos arqueológicos que las paredes del palacio de Babilonia estaban cubiertas de yeso blanco.

5. La teoría de la fecha del siglo II asume que Daniel fue escrito en 165/164 a. C. y que estaba equivocado en su genuino intento por profetizar la caída de Antíoco Epífanes. Dada la autoridad del canon del AT es inexplicable (en cuanto a esta opinión) por qué el libro no fue revisado para lograr exactitud o cómo el libro fue aceptado como canónico con el pleno conocimiento de que contenía errores.

El enfoque adoptado en este comentario sigue el concepto mucho tiempo sustentado por la iglesia cristiana de que el libro de Daniel tuvo su origen en el siglo sexto a.C en Babilonia. Esto no significa que no haya dificultades en relación con el contenido histórico del libro, o en creer sus profecías y milagros. Lo primero sigue requiriendo la investigación de los eruditos; lo segundo, sin embargo, está relacionado con nuestro concepto de Dios. Parte del mensaje del libro de Daniel es que Dios puede hacer lo que sus criaturas no pueden hacer, y lo hace (Daniel 2:10-11). Ningún intérprete de este libro puede evitar el desafío que éste presenta para confiar en un Dios que apaga fuegos y cierra la boca de leones (Hebreos 11:33- 34), o, más aun, en un Dios que levanta a los muertos (Daniel 12:2; cf. Marcos 12:18-27).

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. El reinado de Dios y la fidelidad de sus siervos (1:1-21)a) El hombre propone, Dios dispone (1:1, 2)b) Reprogramación en Babilonia (1:3-7)c) Salvando la primera prueba (1:8-21)

2. El reinado de Dios al someter a los reinos (2:1-49)a) Los sueños perturbadores de Nabucodonosor (2:1-13)b) Daniel recibe iluminación (2:14-23)c) La explicación del sueño (2:24-49)

3. El reinado de Dios en las pruebas difíciles (3:1-30)a) Idolatría o muerte (3:1-18)b) “Las llamas no te tocarán” (3:19-30)

4. El reinado de Dios humilla a Nabucodonosor (4:1-37)a) El sueño del árbol cósmico (4:1-18)b) Una advertencia de juicio (4:19-27)c) Humillado y sanado (4:28-37)

5. El reinado de Dios al quitar a Belsasar (5:1-30)

Page 33: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

a) La escritura en la pared (5:1-9)b) Daniel es recordado (5:10-17)c) Un rey pesado en la balanza de Dios (5:18-31)

6. El reinado de Dios sobre las bestias salvajes (6:1-28)a) Darío engañado (6:1-9) b) Obedecer a Dios en vez de a los hombres (6:10-17)c) Amparado por el poder de Dios por la fe (6:18-28)

7. El reinado de Dios sobre los reinos bestiales (7:1-28)a) Cuatro bestias, un hombre (7:1-14) b) El cuerno que hizo la guerra (7:15-28)

8. El reinado de Dios dura para siempre (8:1-27)a) El carnero de dos cuernos (8:1-4, 15-20)b) El macho cabrío de un cuerno (8:5-8, 21, 22)c) El pequeño cuerno que creció (8:9-14, 23-27)

9. El reinado de Dios fortaleciendo la profecía y la oración (9:1-27)a) Daniel escudriña las Escrituras (9:1-3)b) La oración: un convenio de trabajo (9:4-19)c) Otros “setenta” (9:20-27)

10. El reinado de Dios sobre toda la historia (10:1-12:4)a) En duelo espiritual (10:1-3)b) Una visión gloriosa (10:4-9)c) “Espíritus de maldad en los lugares celestiales” (10:10-11:1)d) Los reyes del norte y del sur (11:2-45)e) Las últimas cosas (12:1-4)

11.El reinado de Dios y el reposo de sus siervos (12:5-13)

Page 34: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

LA PROFECÍA DE OSEAS

INTRODUCCIÓN

Oseas hijo de Beeri ejerció su actividad profética aproximadamente entre los años 750 y 730 a.C., durante los reinados “de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel” (Os 1.1). Inició su ministerio público poco después de Amós, aunque lo desempeñó durante bastante más tiempo que él (cf. Os 1.1; Am 1.1) y predicando en el mismo escenario: Israel (cf. Am 7.12), de donde Oseas procedía.

El largo y próspero gobierno de Jeroboam II (783–743) aún no había finalizado cuando este profeta comenzó a actuar. En su discurso hace frecuentes alusiones a la situación política del reino del norte. Tales alusiones, a veces difíciles de interpretar, son en otros momentos un claro anuncio del desastre al que se dirigía el país, del inevitable final que había de llegarle con la caída de Samaria, arrasada en el 721 a.C. por el furor del ejército asirio (2 R 17.1–6). Respecto a si el propio profeta fue o no testigo presencial de aquellos trágicos acontecimientos que determinaron el final de la independencia política de Israel, nada dice el libro.

Oseas fue uno de los cuatro “profetas escritores” (profetas cuyas profecías fueron escritas y preservadas para nosotros en la Biblia) que vivieron en el siglo VIII a.C. Esos cuatro fueron (en orden aprox. cronológico): Amós y Oseas, que profetizaron en Israel, el reino del norte, e Isaías y Miqueas, que profetizaron en Judá, el reino del sur.

Vivieron en tiempos de afluencia comparativa en Israel y en Judá. Esta afluencia, sin embargo, no era compartida. Los ricos y poderosos se hacían más ricos y más poderosos a costa de los pobres y vulnerables. Todos los profetas hablaron de esta situación, pero tenían diferentes énfasis. Mientras que Amós se concentró en las injusticias sociales del pueblo, Oseas hizo hincapié en su infidelidad a Dios y en su idolatría.

OSEAS EL PROFETA

Aunque no sabemos muchos detalles de la vida de Oseas (por ejemplo de dónde vino, o quién era Beeri su padre) sus circunstancias fueron de suprema importancia para hacer comprender el significado de su mensaje. Por ejemplo, se casó con Gomer, una mujer que resultó ser infiel como el pueblo de Israel. Ella lo dejó por otro y al hacerlo, dio un cuadro exacto del pueblo de Israel que dejó a Dios para “ir tras otros dioses”. A Oseas, sin embargo, le ordenaron ir y recibir de nuevo a su esposa, para así proveer una poderosa ayuda visual para el mensaje que Dios tenía para su pueblo: “Has pecado y debes ser castigado,

Page 35: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

pero volveré a tomarte y restauraré nuestra relación” (ver los caps. 1, 3 especialmente).

La esposa del profeta le dio tres hijos, cada uno de los cuales recibió un nombre profético: “Jezreel”, “compasión-no-mostrada” y “no-mi-pueblo” (vea en Oseas 1:4-9). Juntos hablan del juicio de Dios, pero el juicio también es revertido (Oseas 1:10—2:1, 21-23).

Oseas parece haber tenido un ministerio profético de más de treinta años, como podemos ver por los reyes enlistados en Oseas 1:1, y por alusiones a eventos históricos en el libro. Probablemente recibió su llamamiento a profetizar alrededor del 760 a.C, hacia el fin del reinado de Jeroboam II y continuó por cerca de 30 años. En este año tuvo lugar la llamada guerra sirio-efratea. Siria e Israel (el reino del norte, llamado Efraín) trataron de obligar a Judá a unirse a ellos en rebelión contra Asiria. Judá rehusó unirse y apeló a Asiria, que entonces venció a Siria y a Israel sin problema. Oseas puede muy bien haber profetizado casi hasta el tiempo de la caída de Samaria en 722.

Oseas proclamaba su mensaje verbalmente en los lugares naturales de reunión. Estos incluirían santuarios (p. ej. Betel y Gilgal; 4:15) donde la gente venía a adorar y a ofrecer sacrificio, y las puertas de las ciudades, donde los ancianos se reunían a arreglar disputas legales. El probablemente pasó algún tiempo en Samaria, la capital, que aparece en varias profecías (p. ej. Oseas 7:1; 8:5, 6).

En vista de las referencias a Judá en el libro (p. ej. Oseas 1:1, 7, 11; 4:15; 5:10-14), es posible que Oseas se haya refugiado allí en algún punto de su ministerio. Esto explicaría cómo sus profecías llegaron a conservarse cuando el reino del norte fue destruido.

TRASFONDO HISTORICO

Durante la primera parte del siglo VIII a.C los grandes poderes del mundo conocido eran menos dominantes de lo que habían sido: Asiria y Babilonia estaban en lucha en otras partes y Egipto era comparativamente débil. Esto permitía a las naciones más pequeñas de Palestina expandirse y entrar libremente en negocios. Jeroboam II fue un rey malo, según 2 Reyes 14:23-29; logró éxitos militares, pero causó sufrimiento al pueblo de Israel. Fue el cuarto y último en la dinastía de Jehú, quien había sido ungido rey por un representante del profeta Eliseo (2 Reyes 9:1-10) para destruir la línea de Acab. Jehú entonces mató a Joram (2 Reyes 9:24) que había estado recuperándose de sus heridas en Jezreel, y siguió esto con una masacre del resto de su familia (2 Reyes 10:1-8), también en Jezreel. Habiendo probado el sabor de la sangre, aparentemente fue más allá de los mandatos de Dios. Mató a “todos los principales” de Acab, a sus “amigos íntimos” y a “sus sacerdotes” (2 Reyes 10:11) y continuó matando un templo lleno de adoradores de Baal (2 Reyes

Page 36: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

10:18-28). El elogio dado en 2 Reyes 10:30 se modifica severamente por la referencia de Oseas a “los hechos de sangre de Jezreel”, como lo es por la declaración de que “no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel” (2 Reyes 10:29). Jehú fue sucedido por su hijo Joacaz y por su nieto Joás. El tercer rey después de Jehú fue el antes mencionado Jeroboam II, el hijo de Joás.

2 Reyes 15 nos cuenta cómo cuando Jeroboam murió (743) hubo una serie de reinados breves y asesinatos. Zacarías (no el profeta de Judá), hijo de Jeroboam, fue asesinado por Salum, quien a su vez fue asesinado por Menajem. Pecaías, hijo de Menajem, lo sucedió, pero después de dos años fue asesinado por Pécaj, quien después fue asesinado por Oseas. (Este nombre en hebreo se deletrea igual que Oseas el profeta, pero claramente no eran la misma persona.) Oseas 1:1 no se refiere a esos reyes aunque coincidan parcialmente con los reyes de Judá mencionados. Esto es posiblemente porque cada uno era tan significativo.

Los reyes de Judá eran Azarías (también conocido como Uzías 791-7 40), Jotam (750-732), Acaz (744-716) y Ezequías (716-687). Nótese que las fechas se sobreponen. Esto se debe a que ellos adoptaron un sistema de corregencia; el hijo del rey era designado corregente antes que el rey muriera. Esto servía para hacer el cambio más suave y menos vulnerable a levantamientos e intentos de golpes de Estado.

El contexto religioso en el que Oseas profetizó se refleja en muchas partes del libro. Los israelitas bajo Josué habían conquistado la tierra de Canaán, pero habían fracasado en destruir los pueblos ya establecidos allí. Ellos y sus descendientes y su religión continuaron. Los cananeos adoraban muchos dioses, el principal de los cuales era Baal. Se suponía que Baal era el dios que daba fertilidad a la tierra. De acuerdo con un mito muy extendido, él fue matado por Moth, el dios del verano y de la sequía, pero resucitó de los muertos después que la diosa Anath vengara su muerte. Esta muerte y resurrección reflejaba el ciclo anual de las estaciones. La religión cananea tenía el propósito de dar fertilidad a la tierra; no daba un gran valor a la moralidad. En los templos, los hombres podían “adorar” a Baal y estimularlo a actos de fertilidad por medio de tener cópula sexual con prostitutas “sagradas” residentes.

Israel se suponía que debía adorar a un solo Dios, “Jehová”, que no tenía diosa consorte. Él no podía ser manipulado por rituales, en lugar de eso requería estricta obediencia. Claramente las dos religiones eran incompatibles, pero los israelitas trataban de mezclarlas (1 Reyes 18:21).

EL TEXTO DE OSEAS

El texto del libro de Oseas es uno de los más oscuros en el AT. Parece haber sufrido en el proceso de ser copiado por una generación tras otra de escribas.

Page 37: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

A menudo, por eso, no podemos estar seguros del significado detallado de un pasaje particular. No obstante, la enseñanza general raramente está en duda; nosotros simplemente debemos estar satisfechos con menos precisión de la que nos gustaría.

LA TEOLOGIA DE OSEAS

El libro de Oseas está compuesto de dos secciones. La primera (caps. 1-3) se caracteriza por su unidad temática. La segunda, de contenido más heterogéneo, abarca el resto del libro (caps. 4-14).

La literatura de Oseas es apasionada, llena de vehemencia. En ella, más que en la de ningún otro profeta, se revelan intensos y mezclados sentimientos de amor y de ira, de esperanza y desilusión. La indiferencia de Israel y su rebeldía frente a las manifestaciones de la paciencia y la misericordia de Dios se resuelven en un lenguaje sumario, conciso, construido con frases tan cortas y rápidas que a veces resulta oscuro y de traducción difícil e insegura.

El comienzo del mensaje de Oseas es de un extraordinario vigor dramático. Desde la consideración de su propia vida conyugal y de las circunstancias que la rodean, el profeta denuncia la infidelidad de Israel hacia Jehová, quien a pesar de todo sigue teniéndolo por su pueblo escogido. Quizás el rasgo más notable del discurso sea su expresión de las relaciones entre Dios e Israel como una relación de amor y frustración entre marido y mujer. Y ese es también el núcleo de la predicación profética: Israel ha sido infiel a Dios, pero Dios no ha dejado de amar a Israel.

Del cap. 4 en adelante, el profeta pasa revista a la perversión en que se halla sumida la sociedad israelita. Todo en ella está deteriorado o trastocado: el culto, el sacerdocio, la justicia, la moral y la política, e Israel sufrirá las consecuencias de su desvío. Con todo, aún queda lugar para la esperanza, evocada en el cap. 11 con acento emocionado: “Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor” (v. 4), por más que “Mi pueblo está aferrado a la rebelión contra mí” (v. 7). Luego, en el cap. 14, habiendo suplicado: “Vuelve, Israel, a Jehová, tu Dios” (v. 1), el profeta anuncia: “Yo los sanaré de su rebelión, los amaré de pura gracia” (v. 4). Nadie antes había proclamado con tan patética intensidad que es mayor la profundidad del amor divino que los abismos del pecado; que sobre el enojo causado por la ofensa, prevalecen en Dios la compasión y el perdón.

La lucha de Oseas contra la idolatría se desarrolla en un marco bien definido. Los israelitas habían sucumbido a la tentación de ofrecer culto a dioses extraños, especialmente a dioses de la fertilidad propios de otras gentes pobladoras de Canaán (8:4-14). Eran rituales politeístas en súplica de ayuda y protección para los ganados y las cosechas; ceremonias idolátricas que Oseas denuncia y combate.

También caracterizan a este libro el respeto y aun la veneración con que se refiere al ministerio profético, cuyos orígenes se remontan a Moisés, pues por medio de él Dios “hizo subir a Israel de Egipto” (12:13). En Moisés y en el

Page 38: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

ministerio profético, ve Oseas el principal instrumento del que Dios se sirve para hacerse oír de Israel (cf. 6:5; 9:8; 12:10, 13).

En cuanto a temas de orden político, Oseas afirma que Israel no debe buscar salvación en alianzas con Egipto o Asiria (12:1; 14:3; cf. Isaías 30:1–5), sino solamente en Dios.

La profecía de Oseas es, en resumen, un ataque frontal contra los pecados cometidos por el pueblo, que ha pecado siendo infiel a Jehová y ha adorado los ídolos de dioses ajenos. Israel se ha hecho así merecedor de castigo; sin embargo, el Señor no le ha cerrado su corazón, porque sigue amándolo y cuidando de él (2:19–20). Otra vez el Señor lo llevará al desierto (2:14) y le dará por morada tiendas de campaña (12:9), y allí le dirá: “Tú eres mi pueblo”, e Israel le responderá: “Dios mío” (2:23).

ESTILO LITERARIO

El estilo literario de Oseas es muy hermoso, entrecortado, denso y sentencioso, con brillantes figuras léxicas (paronomasias y juegos de palabras, sobre todo) y un nutrido vocabulario. El capítulo 2 es especialmente bello, porque su verba florida le impide reiterarse aunque mencione los mismos temas más de una vez.

MENSAJE DEL LIBRO

El mensaje básico de Oseas es que Dios ama a Israel. Sin embargo, ellos han pecado tan gravemente que él está obligado a castigarlos. No obstante, no los ha abandonado para siempre y los restaurará para sí de nuevo.

Oseas hace uso de un número de imágenes poderosas para capacitar a sus oyentes a comprender lo que está diciendo.

Oseas hace hincapié fuertemente en que hay solamente un Dios para Israel: Jehová. No hay lugar en absoluto para otros dioses. Los israelitas habían apostatado al pensar que los cananeos tenían razón acerca de Baal y de la fertilidad de la tierra. Jehovah bien podía haber hecho algunas cosas para los israelitas, como sacarlos de Egipto, pero ellos pensaban que tal vez necesitaban estar en buenas relaciones con el dios de la tierra también (Oseas 2:5). Oseas señala la seriedad de este error (Oseas 2:8): por causa de éste Dios quitará las bendiciones que él les dio primero, y hará que Israel comprenda la verdadera fuente de sus bendiciones. Ella tendrá un tiempo de privación (Oseas 2:3, 6, 9) pero finalmente regresará a Dios y encontrará restauración.

El pacto de Dios con Israel forma la base del mensaje de Oseas. El escogió a Abraham y a sus descendientes para ser su pueblo. Ellos entraron en una relación exclusiva con él que se expresa varias veces en la Biblia en las palabras: “Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios” (p. ej. Génesis 17:7, 8;

Page 39: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Jeremías 31:31-33; Zacarías 8:8). En Oseas la palabra “pacto” ocurre solamente en Oseas 6:7 y 8:1, pero hay muchas alusiones a él. El nombre del tercer hijo de Oseas: “no-mi-pueblo” significa el juicio más serio posible: el rompimiento del pacto y un rechazamiento de Israel como pueblo de Dios.

Oseas se refiere frecuentemente a eventos de la historia antigua de la nación, cuando Dios sacó a Israel de Egipto e hizo de él su pueblo (p. ej. Oseas 2:15; 9:10; 11:1-4). Es interesante que él no se refiera a los hechos escuetos de la liberación (el éxodo, el cruce del mar Rojo, etc.), sino a las implicaciones personales de esos eventos.

Esto significa una poderosa declaración acerca de la singularidad de Jehová. Sólo él es Dios, y tiene poder para dañar o sanar. Sólo él ha entrado en un pacto con Israel. Por tanto, es sabio y también justo que Israel se someta a él solamente. Las consecuencias de apartarse son lamentables, pero hay una invitación de gracia a volverse a un Dios amoroso que los escogió en primer lugar. Este es claramente el Dios del NT y también del AT.

El profeta usa muchas metáforas y símiles para comunicar su mensaje. Dios es descrito como un esposo (con Israel como la esposa; Oseas 2:2-20); como un padre (con Israel como un hijo; Oseas 11:1-11); como un sanador (sanando al enfermo Israel; Oseas 5:13; 6:1, 2; 7:1; 14:4); y como un cazador de aves (con Israel como las aves atrapadas en su red; Oseas 7:12; 9:11). Él se compara a un león (Oseas 5:14), a un leopardo y a una osa (Oseas 13:7, 8); al rocío (14:5), al invierno y a la lluvia tardía (Oseas 6:3), al ciprés verde (Oseas 14:8), y hasta a la polilla y la carcoma (Oseas 5:12)! Otras figuras usadas de Israel son la de una vaca (Oseas 4:16; 10:11), vid y el vino (Oseas 10:1; 14:7), uvas e higos (9:10), un lirio, el olivo y el cedro de Líbano (Oseas 14:5, 6), un hijo torpe recién nacido (13:13), una torta no volteada (Oseas 7:8), un arco fallido (Oseas 7:16) y niebla de la mañana, tamo y humo (Oseas 13:3).

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

El libro de Oseas es más una antología de sus profecías que un libro con un tema continuo corriendo a través de él. Sin embargo, las profecías han sido agrupadas en dos partes principales. En los caps. 1-3 encontramos detalles biográficos (y autobiográficos) concernientes al matrimonio de Oseas, junto con profecías relacionadas con su significado por la esposa de Jehovah, Israel.

En los caps. 4-14 hay un diseño alternante de juicio y esperanza. Se nos da el cuadro muy fuerte de la lucha de Dios por recuperar a su pueblo infiel. El libro termina con una invitación de gracia y promesa para Israel, y una nota para que el lector aprenda de lo que se ha dicho (cf. las palabras de Jesús en Marcos 4:9, 23; 7:15, 16).

1. Título (1:1)

Page 40: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

2. El matrimonio de Oseas y su mensaje Oseas (1:2—3:5) a) Oseas se casa de acuerdo con las instrucciones de Dios (1:2, 3) b) Tres hijos con nombres proféticos (1:4-9)c) Promesa que sigue al juicio: un vislumbre de un futuro más brillante

(1:10-2:1)d) Profecía de juicio: castigo para Israel, la esposa infiel (2:2-13)e) Promesa que sigue al juicio: cortejo a la esposa infiel para que

regrese (2:14-23)f) Oseas toma “una mujer” para que sea de nuevo su esposa (3:1-5)

3. Profecías de juicio y promesas de restauración (4:1-14:9)a) La controversia del Señor con Israel (4:1-3)b) La ley rechazada: los sacerdotes son especialmente culpables (4:4-

9)c) Un espíritu de prostitución en la adoración (4:10-19)d) Los sacerdotes, los israelitas y la realeza condenados (5:1-7)e) Efraín/Israel será desolada por un enemigo (5:8-12)f) Asiria no puede ayudar a Israel (5:13-15)g) El veleidoso amor de Israel y lo que Dios requiere (6:1-6)h) Israel ha sido infiel al pacto y también Judá (6:7-11a)i) Dios quiere sanar, pero el pecado de Israel lo impide (6:11b-7:2)j) El pecado de Israel descrito por varias metáforas (7:3-12)k) Ellos rehúsan volverse al Señor (7:13-16)l) Sembrar viento y cosechar torbellino (8:1-14)m) Juicio: los festivales religiosos serán cortados (9:1-6)n) Ridículo para los siervos de Dios (9:7-9)o) Más lecciones de la historia: las raíces del pecado de Israel (9:10-17)p) Agricultura, religión equivocada y reyes: un juicio y una elección

(10:1-10)q) Labranza, siembra y batalla: metáforas de juicio (10:11-15)r) Israel como hijo amado de Dios (11:1-11)s) La falsedad de Israel ilustrada y condenada (11:12-12:8)t) Fue traído de Egipto y será juzgado (12:9-14)u) Más descripciones de juicio (13:1-16)v) Un llamado al arrepentimiento y una promesa de bendición (14:1-8)w) Un dicho final de sabiduría (14:9)

Page 41: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

LA PROFECÍA DE JOEL

INTRODUCCIÓN

La introducción en Joel 1:1 no nos da información acerca del profeta fuera del nombre de su padre. El mensaje divino, más que el mensajero, es lo que importa. Por tanto, el conocimiento del trasfondo puede obtenerse solamente de la evidencia interna. Es útil descubrir tanto como sea posible acerca del trasfondo histórico y social de los escritos proféticos. De esa manera podemos entrar inteligentemente en el mensaje del profeta para su propio tiempo, y esto nos ayuda a aplicarlo a nuestra propia situación.

Solía pensarse que el orden de los libros en los profetas menores era significativo para la fecha de Joel. Ciertamente hay una secuencia histórica imprecisa, pero no debemos encerrarnos en una fecha temprana por esa razón.

El indicio más claro para fechar Joel viene de la información histórica provista en las acusaciones de Joel 3:2, 3, 5, 6. Ahora se acepta generalmente que se acomodan mejor a los terribles eventos de la destrucción de Jerusalén en 586 a.C. y sus consecuencias. El templo fue destruido en ese tiempo, pero juntamente con sus rituales está conspicuamente presente en los mensajes de Joel (Joel 1:9, 13, 14, 16; 2:14, 17; cf. 3:18). Por eso, es razonable fijar la fecha no sólo después de regresar los judíos del exilio en Babilonia, sino después de la reconstrucción del templo en 515 a.C. Los sabeos (3:8) fueron desplazados por los mineos como comerciantes árabes importantes para el año 400 a.C. En línea con este cuadro general del tiempo está la impresión de que Joel cita una cantidad de pasajes bíblicos y tradiciones evidentemente escritos antes y bien conocidos por sus oyentes.

OCASION

Sabemos por otros libros posteriores al exilio que este período fue muy difícil política y económicamente para los colonizadores judíos. Hageo menciona una mala cosecha que devastó la comunidad cuando los recursos fueron insuficientes (Hageo 1:6, 10, 11; 2:19). Una crisis agrícola fue la carga del ministerio de Joel, tan grave que amenazaba la supervivencia de los esforzados colonizadores. Experimentaron una severa plaga de langostas que afectó la cosecha más de un año (Joel 1:4; 2:25). Las langostas son todavía una amenaza seria, notablemente en países africanos, aunque la fumigación con pesticidas, especialmente desde el aire, ha disminuido su nocividad matándolas antes de que maduren y se reproduzcan. Para este fin, en una sola semana en septiembre de 1986 cuatro aviones DC-7 fumigaron con malathion cerca de un millón de acres en Senegal. Un enjambre puede contener hasta

Page 42: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

diez mil millones de langostas. En un pie cuadrado pueden caber hasta un millar de saltamontes recién incubados. Una sola langosta puede viajar 5.000 km. durante su vida, y devastar la vegetación donde quiera que aterrice junto con su enjambre. Un enjambre puede devorar en un día lo que 40.000 personas comen en un año. En una invasión de 1958 Etiopía perdió 167.000 metros cúbicos de grano, suficiente para alimentar a un millón de personas por un año. (La mayor parte de estos datos fueron tomados de World Vision, diciembre 1986 - enero 1987.)

Una infestación así significó que había una grande duda respecto a la supervivencia de la comunidad judía. ¿Qué podían hacer? La religión jugaba un papel muy importante en la sociedad antigua, y Judá no era la excepción. Los profetas eran figuras aceptadas en la religión judía. Por eso la función de Joel fue interpretar la plaga de langostas en términos religiosos y dirigir a la comunidad a tomar medidas religiosas adecuadas para enfrentar el problema. Parece que Joel era un profeta oficial del templo. El papel crucial desempeñado por tales profetas en tiempos de crisis nacional lo ilustra la narración de 2 Crónicas 20:1-20. Allí el profeta tenía autoridad para contestar en el nombre de Jehová, el Dios de Israel, una oración nacional de lamento, y prometer liberación de la crisis. Ese mismo poder fue reclamado por Joel. Los Salmos también proveen evidencia del ministerio de los profetas de advertir a la gente para que enderezara sus caminos (Salmo 81:8-16; 95:7-11). Este papel es evidente en la primera parte del libro de Joel.

PROPOSITO

¿Qué significado religioso encontró Joel en la plaga? Él lo interpretó como una advertencia de Dios para regresar a él, así como Amós lo hizo en un período anterior: “La langosta comió vuestros muchos huertos, vuestras viñas, vuestras higueras y vuestros olivos. Pero no os volvisteis a mí, dice Jehová” (Amós 4:9). “Volver” se refiere a la relación de pacto entre Jehová y su pueblo. Este concepto subyace en todo el ministerio profético de Joel. Es evidente en frases tales como “vuestro Dios” (Joel 2:13, 26, 27; 3:17), “mi pueblo” (Joel 2:27; 3:2, 3) y “su pueblo” (Joel 2:18; 3:16). Además, aunque el nombre político de la comunidad era Judá (Joel 3:1, etc.), Joel también usa su nombre de pacto, Israel (Joel 2:27; 3:2, 16).

En el AT el pacto es un concepto trilateral que incluye la tierra. El triángulo se expresa claramente en Joel 2:18: “Entonces Jehová tuvo celo por su tierra y se apiadó de su pueblo” También se revela en la descripción de los judíos como “todos los habitantes de la tierra” (Joel 1:2. 14; 2:1; cf. Oseas 4:3). El don de Dios de la tierra era un instrumento sensible que registraba el estado espiritual del pueblo. Era fértil en tiempos de comunión y obediencia, pero estéril y sin vida en tiempos de deslealtad. Ciertamente las plagas de langosta se presentan como una de las maldiciones del pacto en Deuteronomio 28:38, 42,

Page 43: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

mientras que la prosperidad agrícola se acredita a las bendiciones de Jehová (Deuteronomio 28:4, 8, 11, 12).

Esta dependencia íntima de la fortuna material por hacer la voluntad de Dios subyace en los mensajes de Joel. Otras partes del AT, notablemente el libro de Job, la limitan y en el NT no se apela a menudo a ella (véase Mateo 6:33; 2 Corintios 9:6-11; Filipenses 4:15-19). Sin embargo, permanece una afinidad básica entre la humanidad y el resto de la creación que ignoramos a nuestro riesgo. El ambiente es una preocupación humana y, por tanto, cristiana.

El sistema del pacto, con su delicado equilibrio de bendición y maldición, estaba condicionado (cf. Jeremías 14:21). De hecho, Dios tenía el derecho de anularlo si el pueblo rehusaba cumplir su parte, aunque dependía de él si ejercía ese derecho. Había grados obvios de maldición, cuya intención era tanto castigar como advertir, como en Amós 4:6-11. El último juicio se expresa en Amós 4:12 como “venir al encuentro de tu Dios”, en una siniestra confrontación que trascendería previos castigos providenciales.

Además, la confrontación se describe en Amós 5:18-20 como “el día de Jehová” que irónicamente sería “día de tinieblas y no de luz”. Este concepto, que Amós relacionaba históricamente con la destrucción permanente del reino de Israel en el norte en 721 a.C, tuvo una fuerte influencia en profetas posteriores. Joel hizo gran uso de él, pero mientras que para Amós Dios iba a emplear fuerzas humanas para hacer la guerra a su pueblo, para Joel una fuerza natural iba a ser el instrumento. Él, sorprendentemente, interpretaba la plaga de langosta en términos de “el día de Jehová”, como la primera etapa en la aniquilación del pueblo del pacto (Joel 1:15; 2:1, 11). Él tuvo precedentes en Ezequiel y Abdías, que entendieron la destrucción del estado de Judá, junto con su monarquía y el templo, en 586 a.C, en términos del “día de Jehová” (Ezequiel 7; 34:12; Abdías 1:8—14; cf. Lamentaciones 2:21, 22). Sin embargo, Joel presentó una oportunidad de detener el castigo para el Judá posterior al exilio si se realizaban ritos de servicio público de duelo, sincero arrepentimiento y oración que honraran a Dios (Joel 1:14; 2:16, 17). Evidentemente esos pasos fueron dados, y a través de Joel se comunicó una respuesta favorable. Prometía un fin a la plaga de langosta y también prometía bendiciones agrícolas (Joel 2:18-27).

Allí podría haber terminado el libro, pero no fue así. En el período posexilio había una fuerte expectación de una futura edad de bendiciones finales. El juicio divino del exilio se consideraba como un momento decisivo en la relación del pueblo con Dios. La restauración de la tierra significaba la restauración al favor divino y a la venida de una edad de oro prometida por Jeremías y Ezequiel y en Isaías 40-55. Una tarea principal de los profetas del posexilio fue la de explicar por qué esas esperanzas no se habían materializado todavía. El concepto del día de Jehová estaba entretejido en esas esperanzas, que

Page 44: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

incluían vindicación y por tanto adelanto político para Judá a costa de los vecinos nacionales a cuyas manos había sufrido. Lamentaciones 1:21 y Abdías 1:15-21 son expresiones de este desarrollo que heredó Joel. De esta manera, el día del Señor cubría el juicio y también la salvación para el pueblo de Dios, y esta última significaba juicio para otras naciones (cf. Ezequiel 30:2-4). En su forma más compleja también incluía salvación para otras naciones (Sofonías 3:9; cf. Sofonías 1:14-18; 3:8), pero, como en el caso de Joel, no siempre era pastoralmente sabio pensarlo o decirlo.

Muy lógicamente, entonces, una vez que el tema del día del Señor había sido aplicado a las langostas, se precipitó en Joel 2:28—3:21 para incluir otros aspectos íntimamente asociados con él.

CONTENIDO

El libro de Joel se encuentra dividido en dos partes claramente diferenciadas: La primera trata de que una devastadora plaga de langostas destruye el país, produciendo una celebración penitencial entre las víctimas. El episodio está tratado como una narración histórica.

Jehová se compadece de los judíos y promete poner orden, a cambio de expiación, oración y ayuno. Dios anuncia la llegada del terrible "Día de Jehová", poblado de fenómenos astronómicos horrorosos, la aparición de una prodigiosa fuente de agua en medio del Templo y la fertilización de la tierra azotada por la langosta gracias a esta agua (3:18). En los días de tales episodios, Jehová será, toda ella, un templo. Esta sección está narrada como profecía escatológica.

La segunda parte del texto se eleva por encima de las disquisiciones históricas y se transforma en un texto completamente escatológico. Entre sus anuncios se encuentra la efusión del Espíritu y su derrame sobre la tierra, la restauración del Edén y el enjuiciamiento a que Dios someterá a las naciones humanas.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Pedro explicó por inspiración que el derramamiento del Espíritu de Dios en los discípulos de Cristo era un cumplimiento de la profecía de Joel, (Hechos 2:1-21). Pedro recalcó el significativo profético de las palabras de Joel: "Y todo el que invocare el nombre de Jehová será salvo"(Hechos 2:21) Existen similitudes en Apocalipsis 9, con la plaga de langostas que describe Joel.

La enseñanza primordial de este libro es que el arrepentimiento y la penitencia llevan al hombre a reconciliarse con Dios, él reserva las bendiciones para los tiempos mesiánicos, por eso Judá sufre tanto ahora.

No hay modo de escapar, excepto por la oración, el ayuno y la penitencia, para implorar a Dios perdón y ayuda hasta que lleguen los gloriosos días en que su Espíritu se derrame sobre todos los seres humanos.

POSICION EN EL CANON

Page 45: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

En los Salmo algunas veces hay parejas con temas relacionados, como los Salmos 105 y 106, 111 y 112. Entre los profetas menores, que en el canon judío representan un solo libro, Joel y Amós parecen haber sido colocados juntos por razones literarias. Los vínculos entre los dos libros son los temas compartidos de Joel 3:16 y Amós 1:2, y de Joel 3:18 y Amós 9:13. Un terremoto, mencionado en Joel 2:10 y 3:16, reaparece en Amós 1:1; 8:8; 9:5. Las langostas de Amós 4:9 recuerdan a Joel 1 y 2, mientras que el tema del día de Jehová en Amós 5:18-20 se conecta con el todo de Joel. El colocar los libros juntos sirvió para arrojar luz sobre cada uno, aunque los separaban más de 300 años de historia.

SIGNIFICADO

Necesitamos captar el mensaje que Joel trajo a sus contemporáneos antes de que podamos escucharlo para nosotros. Eso incluye el apreciar la propia espiritualidad del libro. Joel recibió una visión de la experiencia humana que lo capacitó para relacionarla con los propósitos de Dios. Detrás del infortunio humano no siempre está el disgusto de Dios, como en el AT lo muestra claramente el libro de Job. Pero el NT algunas veces ve a Joel relacionando los infortunios de los creyentes con el juicio divino (1 Corintios 11:30-32; Hebreos 12:5-11). Los pasajes de advertencia en Hebreos (p. ej. Hebreos 10:26-31) y las cartas a las iglesias en Apocalipsis, especialmente la de Laodicea (Apocalipsis 2:5; 3:3, 14-22), se parecen a Joel cuando hablan en fuertes términos de los peligros de la traición espiritual. Sin embargo, si Joel tuvo que hablar ásperamente a los pecadores endurecidos, él también supo cuándo hablar elocuentemente del amor de Dios (Joel 2:13), en forma muy parecida al caso de Hebreos 6:9-12 (cf. 2 Pedro 3:9).

Joel funcionaba como maestro, citando pasajes de la Biblia y tradiciones religiosas y aplicándolas a su propio tiempo. Por ejemplo, en 2:13 él citó la hermosa descripción de Dios que se encuentra en la adoración israelita (cf. Éxodo 34:6; Salmo 86:15) y la usó como un incentivo para el arrepentimiento. Él también tuvo cuidado de preparar el camino para los oráculos divinos, como cuando comunicaba sus desafíos a diferentes grupos de gente (Joel 1:2-18) y ofrecía una muestra de oración (Joel 1:19-20) antes que Dios convocara al pueblo a una asamblea para adoración de arrepentimiento en Jerusalén (Joel 2:1). Además, él explicaba oráculos cuando eran dados: en Joel 2:13 (“volved a Jehová”) el llamado divino de Joel 2:12 es reforzado con razones para obedecerlo, y en Joel 2:32 se aclara el significado de la intención de Dios para su pueblo (vv. 30, 31).

El ministerio profético de Joel incluía el papel de pastor. En el nombre de Dios él era sensible a las frustraciones y angustias de una minoría étnica. El remplazaba la desesperación con esperanza, y una pobre autoimagen con confianza en los propósitos positivos de Dios. Dios reconocería y revertiría el

Page 46: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

sufrimiento de su pueblo a manos de las naciones (Joel 3:2, 3, 5, 6, 19), vindicándolos y bendiciéndolos. Siempre que la iglesia se sienta insegura y amenazada por un mundo hostil, puede volverse a Joel en busca de sostén.

El intérprete cristiano de Joel debe preguntar si el NT hizo uso directo del libro. Como veremos en el curso del comentario, había un doble uso del material que mira hacia adelante al fin de los tiempos. Primero, en una manera directa la venida del día de Jehová era relacionada con la segunda venida de Cristo, cuando Dios prepararía un ataque final sobre las fuerzas del mal. Segundo, la promesa del derramamiento del Espíritu en Joel 2:28, 29 y el lenguaje del día de Jehová en Joel 2:30-32 recibieron una interpretación sofisticada en el discurso de Pedro en Pentecostés en Hechos 2:16-21, 33 y 38-40. El uso doble refleja una convicción de que para la iglesia los últimos días ya han comenzado, pero no se han completado, mientras que para el mundo todavía están en el futuro.

Algunos consideran que la bendición nacional y material para Judá en Joel 3:17-21 será un día disfrutada por el pueblo judío. Sin embargo, hay muy poco apoyo en el NT para este reclamo (véase Lucas 21:24). El tenor general de su enseñanza reclama para la iglesia, compuesta de judíos y gentiles, una versión espiritualizada de las promesas del AT. Sin embargo, hay indicios de que una tierra renovada es parte del propósito final de Dios (Romanos 8:21; 2 Pedro 3:13).

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. Introducción (1:1)2. Llamados a la arrepentimiento (1:2—2:17)

a) La seriedad de la situación (1:2-4)b) Desafíos a grupos diferentes (1:5-12)c) Un llamado a la oración pública (1:13-20)d) Predicando por un veredicto (2:1-11)e) La única oportunidad (2:12-17)

3. Respuestas al arrepentimiento (2:18—3:21)a) Victoria sobre las langostas (2:18-27)b) Renovación y protección para el pueblo de Dios (2:28-32)c) Tribulación para las naciones y seguridad para Israel (3:1-17)d) Bendiciones para el pueblo de Dios (3:18-21)

Page 47: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

LA PROFECÍA DE AMÓS

INTRODUCCIÓN

Amós fue uno de los grandes profetas del siglo VIII a.C, aunque él prefería verse a sí mismo como un hombre sencillo, dedicado a sus trabajos campesinos, como «uno de los pastores de Tecoa» (1:1). Así lo manifiesta en su controversia con el sacerdote Amasías, que lo acusa de traicionar al rey de Israel: «No soy profeta ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero y recojo higos silvestres» (7:14). Es por esta razón que algunos lo llaman “el profeta laico”.

Amós se dedicaba al trabajo con sus bueyes en Tecoa, pero un día tuvo lugar el llamado y la transformación de Amós en el mensajero enviado por Dios a profetizar en el reino del norte. Como él mismo dice: «Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo Israel"» (7:15).

A unos 10 km. al sur de Belén, cerca del Mar Muerto y como colgada entre las montañas de Judá, se encontraba la pequeña ciudad de Tecoa. Amós residía en ella, aunque por alguna razón que ignoramos desarrolló en el reino del norte su actividad profética. Debió de hacerlo alrededor del año 750 a.C., «dos años antes del terremoto» (cf. Zacarías 14:5), durante el reinado de Jeroboam II (783–743 a.C.).

Era aquella una época de prosperidad para el reino. Bajo el cetro de Jeroboam, el comercio con otros países enriqueció al estado; Israel recobró el esplendor de los días de David, y por la fuerza de las armas (6:13) logró recuperar territorios que había perdido al oriente del Jordán (2 R 14:25).

Ciertamente, los éxitos militares y el incremento de la riqueza despertaron en el pueblo grandes entusiasmos; pero al propio tiempo fueron causa de que creciera la desigualdad entre los diversos estratos sociales. Los ricos aumentaron sus riquezas, en tanto que los pobres se hundían cada vez más en la miseria. El pueblo humilde sufría la opresión de los poderosos, una opresión agravada por la corrupción de los jueces y de los tribunales de justicia (2:6–7; 5:7–12). Incluso la vida religiosa se había corrompido. El culto se contagió de las prácticas paganas de otras gentes (5:26), y las ceremonias religiosas, externamente espléndidas, perdieron su autenticidad y su piedad sincera (5:21–23).

EL HOMBRE Y SU TIEMPO

La fecha del terremoto (Amós 1:1) no puede ser establecida ahora, y por tanto no sabemos exactamente cuándo profetizó Amós. Uzías de Judá reinó de 767-740 a.C y Jeroboam II de Israel de 782-753 a.C y, dentro de estos límites, una fecha alrededor del 760 a.C es adecuada para Amós.

Page 48: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Jeroboam era un rey enérgico, listo a aprovechar cualquier oportunidad para la expansión de su país. El tiempo lo favoreció: en 805 a.C Adad-Nirari de Asiria había conquistado Siria, eliminando así a un enemigo de Israel de largo tiempo. Entonces, Asiria misma entró en un período de declinación y así se abrió el camino para que Jeroboam restaurara su reino a los límites que había disfrutado bajo Salomón. Esto, a la vez, le dio control de las rutas de comercio, y por tanto la prosperidad comercial que se reflejó en una opulenta clase dominante que vivía con gran lujo. Como a menudo sucede, esto fue mano a mano con la explotación de los pobres (Amós 5:11; 6:6). La profecía de Amós contra los excesos de Israel, el reino del norte, fue aún más mal recibida que en Judá en el sur (Amós 7:10-17).

Por lo tanto, aunque hasta entonces la tierra había conocido sus problemas dentro de esa misma generación (Amós 4:6-11), las perspectivas parecían buenas. Era posible relegar la ansiedad al futuro remoto (Amós 5:18; 6:3), y olvidar que aunque Asiria podría estar dormida, no estaba muerta.

LAS ENSEÑANZAS DE AMOS

Sobre Dios

Aunque Amós insiste en el singular privilegio de Israel (Amós 2:9-11; 3:2) nunca habla de Jehová como “el Dios de Israel”; ni tampoco, ciertamente, usa la palabra “pacto”. El parece evitar cualquier cosa que pueda alentar la complacencia israelita o la falsa seguridad. Sus títulos divinos favoritos son “el Señor Jehová” (p. ej. Amós 1:8; 8:1, 3, 9, 11; 9:8) y “Jehová Dios de los Ejércitos”, eso es, el Dios que es en sí mismo toda la potencialidad y el poder (Amós 4:13; 5:14-16, 27; 6:8, 14). Amós sí usa, por supuesto, el nombre divino “Jehová” (“El Señor”) más que cualquier otro nombre, pero a través de su profecía él acentúa los rasgos del carácter de Dios que subyacen el control y gobierno universal. El ve a Jehová como Creador (Amós 4:13; 5:8; 9:5, 6), el agente en toda la historia (Amós 3:6; 4:6-11; 9:7) y el gobernador o juez moral de todas las naciones (Amós 1:3-2:16). El reconoce un Dios único, pero admite que hay otros objetos de adoración (Amós 5:26 ss.; cf. 1 Corintios 8:5 ss.) a los que la gente puede desviarse.

Sobre el Juicio

El Dios único es el juez de toda la tierra. En todo el mundo los crímenes contra la humanidad, cometidos en cualquier parte, por cualquier razón y de cualquier manera, hayan sido registrados por el hombre o notados solamente por Dios, son aborrecidos por él y recibirán un castigo apropiado. El hecho de ser llevado cerca de tal Dios por el privilegio de ser su pueblo escogido acarrea la consecuencia de un juicio más severo y más seguro (Amós 3:2), porque los pecados del pueblo de Dios no solamente son ofensas contra la conciencia (como en el caso de las naciones), sino rebeliones específicas contra la luz de

Page 49: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

la revelación (Amós 2:3 ss.). Tanto las afrentas a Dios como los ataques contra la humanidad son ofensivos a Dios y su juicio caerá.

Sobre la Sociedad

La presunción de que los delitos (injusticias sociales) son pecados (faltas contra Dios) está en el corazón de la sociología de Amós. En cada aspecto de la sociedad es con el Señor con el que tenemos que tratar, sea que la conducta le agrade y venga bajo su bendición, o lo ofenda y merezca la ira. La sociedad no descansa en principios mecánicos independientes —fuerzas del mercado, provisión de dinero, producto nacional bruto—para su prosperidad. La prosperidad viene con la bendición divina y, no importa lo eficiente que sea la economía, no puede prosperar si está bajo maldición.

El Señor está interesado en la manera en que la guerra se libra (Amós 1:3, 13), en la manera en que el comercio se lleva a cabo (Amós 1:6; 8:5-7) y si se cumplen las obligaciones asumidas solemnemente (Amós 1:9). A él le ofende la codicia que permite que el fin justifique los medios (Amós 4:1-3), cuando las clases gobernantes se vuelven importantes en sí mismas y endurecidas (Amós 4:1; 6:1), y cuando la riqueza es solamente un fin para el lujo de algunos, descuidando a los menos privilegiados (Amós 3:12-15; 4:1; 6:4- 6). La perversión de la justicia en los tribunales levanta su animosidad (Amós 2:6, 7; 5:7, 10, 12, 15), así como también la falta de honradez en el comercio: el fraude pequeño del tendero que falsifica sus balanzas (Amós 8:5-7) y la inhumanidad de los “grandes negocios” cuando trata a la gente como mercancía (Amós 1:6). Sobre todas esas razones, el pueblo de Amós vino bajo juicio y por extensión nuestro mundo moderno industrializado y post bíblico cae bajo el juicio de Dios también. Estos aspectos de la sociedad comercial y materialista, que hacen de la prosperidad un dios, tienen un eco ominosamente familiar.

Sobre la Esperanza

¿Pronunciará el juicio un final completo para Israel, como para el mundo? Amós es un profeta de Jehová, y esto sólo debiera haber sido suficiente para preservarlo de la acusación de que le faltaba un mensaje de esperanza y de que pasajes como Amós 9:11-15 sean contribuciones posteriores de otros escritores. Jehová reveló el significado de su nombre (Éxodo 3:15; 6:6-8) en un solo evento del éxodo que salvó a su pueblo y también derribó a sus enemigos. Predicar acerca de un Dios así no puede excluir la esperanza porque esa es la esencia de su naturaleza. Esto se hace claro en Amós 7:1-6 donde a Amós se le hace enfrentar la consecuencia total del pecado de Israel en grandes juicios que no dejarán sobrevivientes. Cuando él ora contra tales eventualidades se le asegura que “No será así”. El comentario mostrará que las declaraciones negativas de Amós 7:3, 6, negando la destrucción total, se desarrollan en una

Page 50: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

esperanza positiva de Amós 9:11-15: un “David” restaurado, una creación restaurada y un pueblo restaurado.

Sobre la Profecía

Amós 7:14 es clave. En hebreo la omisión del verbo “ser” (literalmente “Yo no profeta”) usualmente implica un tiempo presente (“Yo no soy profeta”). Los que siguen esta interpretación, sugieren que Amós está negando que un oficio o posición oficial tenga algo que ver con el caso, porque lo que importa es la proclamación de la palabra divina. Wolfe debe negar que Amós 2:11 y 3:7, que son positivos acerca el oficio profético, vengan del mismo Amós, y luego declarar que Amós dice “Yo no soy profeta” (Amós 7:14) inmediatamente antes de decir que “Jehová me dijo: ‘Ve y profetiza’” (Amós 7:15).

En cuanto concierne al hebreo, aunque posiblemente en la mayoría de los casos en los que el verbo “ser” se deja sin declarar se necesita un tiempo presente, cada caso debe ser decidido por sus propias necesidades. Así, en el contexto presente, en respuesta al desafío del sacerdote, Amós recurre a un tiempo cuando él no era un profeta ni de hecho ni en perspectiva, hasta que el nombramiento y mandato divino le dieron un puesto y trabajo proféticos, como la RVA lo implica correctamente. Él también está situado dentro de la tradición de la profecía clásica del AT como uno dotado con la palabra divina. Como todos los profetas que hablan en este punto (cf. 1:9; Ezequiel 2:7-3:4) Amós sostiene la identidad exacta entre sus palabras y las palabras del Señor (Amós 1:1, 3).

Este es el hecho único de la inspiración verbal: que el Señor no solamente compartió con los profetas el “sentido” de lo que quería que dijeran, sino que eran personas tan preparadas por Dios que las palabras que eran suyas naturalmente, llevando la impronta de sus tiempos, personalidades y estudios, eran las mismas palabras en las que el Señor tenía el propósito de que su verdad fuera albergada perfectamente.

Sobre la Religión

En los tiempos de Amós Israel era extremadamente religioso, pero era una religión desviada de la ley de Dios (Amós 2:7-8), carente de beneficio espiritual (Amós 4:4, 5), incapaz de proteger a sus devotos (Amós 3:14; 5:5, 6) y falta de justicia moral y social (Amós 5:21-25). ¿Entonces se fue Amós al extremo opuesto, buscando una religión de conducta ética sin expresión de culto ni sacrificio? Su pregunta en Amós 5:25 parece sugerir esto y, ciertamente, a menudo ha sido entendida así. Sin embargo, que un predicador hiciera una pregunta lo haría dependiente de la respuesta que sus oyentes dieran, y no cabe duda de que la congregación de Amós hubiera contestado con sinceridad que ciertamente ellos estaban obedeciendo la ley divina que venía desde los días de Moisés. En cualquier examen de la fecha del Pentateuco, pero

Page 51: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

particularmente si el Pentateuco proviene de Moisés, los sacrificios eran una parte fundamental de la religión de los israelitas como fue recibida de Dios. Esto nos lleva al criterio de que la pregunta de Amós no es si los sacrificios eran correctos, sino qué lugar se pretendía que tuvieran. La prioridad del Señor era que su pueblo debía obedecerlo (Éxodo 19:4, 5; 20:2, 3 ss.), y el código de sacrificio era una provisión para sus lapsos de obediencia. En ese entonces, como ahora, el llamado divino era a la santidad, pero si la gente pecaba tenían un abogado y una propiciación para sus pecados (1 Juan 2:1, 2). La religión de ritos, en ese entonces y ahora, es una reversión de esta prioridad. (Véase sobre Amós 5:24 ss.)

EL LIBRO DE AMOS

El libro de Amós ha venido a nosotros como una pieza de literatura cuidadosamente editada y no hay razón para dudar de que Amós fuera su mismo editor. De hecho, cuando consideramos su convicción de que sus palabras eran palabras de Dios es improbable que él las hubiera dejado al riesgo de la tradición oral o de editores posteriores de dudable responsabilidad (cf. Isaías 8:16-20; Jeremías 36). No obstante, debe hacerse la pregunta de si hay partes del libro como lo tenemos que podrían razonablemente ser vistas como obra de otros.

(i) Los oráculos contra Tiro, Edom y Judá (Amós 1:9-12; 2:4, 5). Estos a menudo son tratados como adiciones porque son más breves que los oráculos contra Damasco (Amós 1:3-5), Gaza (Amós 1:6-8), Amón (Amós 1:13- 15) y Moab (Amós 2:1-3). Pero cuando se suma la evidencia, hay, después de todo, tres oráculos en forma corta y cuatro en la forma larga y, como dice Hubbard (TOTC, p. 97), “la variedad puede ser una evidencia tan fuerte para la autenticidad como lo es la similitud”. Además, como un judío (Amós 1:1), la condenación de Judá es una cosa que Amós no se atreve a dejar fuera a menos que él desee desacreditar su mensaje con parcialidad.

(ii) Los fragmentos, con apariencia de himnos (Amós 4:13; 5:8, 9; 9:5, 6). Hyatt (“Amos”, Peake’s Commentary, 1963, p. 617) insiste en que la doctrina de Dios el Creador, evidente en estos pasajes, requiere una fecha posterior a los tiempos de Amós (cf. H. W. Robinson, Inspiration and Revelation in the Old Testament, OUP, 1946, p. 22). Pero la arqueología ha probado que el concepto de los dioses como creadores es tan viejo como la religión. ¡Sería notable ciertamente si el AT fuera tardo en atribuir esta gloria al Señor! Además, como lo muestra el comentario, los pasajes están cuidadosamente envueltos en sus respectivos contextos. Así que, tal vez Amós estaba citando himnos bien conocidos sobre el tema de Dios el Creador, pero haciéndolo sin perder de vista las necesidades de su mensaje en cada punto.

(iii) Las palabras de Amós 9:11-15 son muy disputadas porque tienen un mensaje muy dorado de esperanza en comparación con la solemnidad del

Page 52: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

resto del libro. Solía considerarse que, en cualquier caso, tal doctrina de esperanza requería una fecha posexilio. Sin embargo, el lenguaje del pasaje se ajusta bien al resto del libro. Además de esto, hay un disparate inherente al pensar que fuera un editor el que añadió la nota de esperanza, presumiblemente cuando la fuerza completa del mensaje de juicio no se efectuó y un pueblo israelita continuó existiendo después del exilio. Porque si Amós es solamente un profeta de condenación, prediciendo solamente el fin del pacto y el fin del pueblo del pacto, la esperanza solamente podría añadirse a expensas de hacer de él un falso profeta. Por otra parte, si Amós realmente creía su propio mensaje acerca del fuego de Judá y Jerusalén (Amós 2:5) es razonable esperar que él buscara del Señor alguna palabra acerca del futuro más allá del fuego y entonces lo expresara en símbolos y motivos familiares en su propio día.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

Las tres secciones principales de Amós están marcadas por lo que es conocido como un inclusio, que significa que cada una principia y termina sobre la misma nota: el león rugiente (Amós 1:2, 3:8), el enemigo rugiente (Amós 3:9- 11; 6:14) y (por contraste) el juicio que no sucederá (Amós 7:1-6) y la esperanza que habrá (Amós 9:11-15). Cada sección tiene un patrón simétrico: el primero (Amós 1:2—3:8) toma la forma de ABBA; el segundo (Amós 3:9—6:14) la forma ABCCBA y el tercero (Amós 7:1—9:15) la forma ABCDCBA.

1. Título Amós (1:1)2. El rugido del león: juicio universal y sus fundamentos (1:2—3:8)

a) El rugido del León: la voz del Señor (1:2) Ab) Contra los pueblos paganos (1:3—2:3) Bc) Contra el pueblo escogido (2:4—3:2) Bd) El rugido del León: la palabra profética (3:3-8) A

3. Un enemigo por todos los lados de la tierra: la ira del Señor (3:9—6:14)a) El reino despedazado (3:9-15) Ab) Las mujeres dominantes (4:1-3) Bc) Religión sin arrepentimiento (4:4-13) Cd) Religión sin reforma (5:1-27) Ce) Los hombres dominantes (6:1-7) Bf) El reino despedazado (6:8-14) A

4. El Señor Dios: juicio y esperanza (7:1—9:15)a) La devastación que no será (7:1-6) Ab) El juicio discriminatorio (7:7-9) Bc) La palabra ineludible (7:10-17) Cd) “En aquel día” (8:1-14) De) El juicio ineludible (9:1-6) Cf) El juicio discriminatorio (9:7-10) Bg) La esperanza que habrá (9:11-15) A

Page 53: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

LA PROFECÍA DE ABDÍAS

INTRODUCCIÓN

Abdías, el libro más corto del Antiguo Testamento, es una declaración de juicio contra esa nación antigua y durante tantos años olvidada, conocida como la tierra de Edom, pero el libro trata de mucho más que esto. Las Escrituras poseen esa maravillosa facultad de causar la apariencia de ser una cosa a primera vista, pero a un nivel mucho más profundo, producen ricos y poderosos tesoros y esto es ciertamente el caso de este asombroso libro de Abdías.

Es muy poco lo que sabemos acerca de Abdías, excepto que fue uno de los profetas menores. Hay una referencia a un profeta Abdías en los días de Elías y Eliseo y se piensa que pueda ser posiblemente el mismo. Sin embargo, el nombre Abdías era un nombre muy corriente entre los hebreos y es muy posible que no se trate del mismo profeta, porque en su libro Abdías menciona el día en que Jerusalén fue destruida, capturada por ejércitos extranjeros y eso es algo que sucedió mucho después de los tiempos de Elías y Eliseo. Por lo que la mayoría de los comentaristas bíblicos creen que el autor de este libro fue contemporáneo del profeta Jeremías, el último de los profetas antes de que Jerusalén fuese llevada cautiva.

El nombre Abdías significa "el siervo de Jehová”, que realiza la tarea de un siervo. Viene, hace su trabajo y desaparece en el trasfondo; se limita a transmitir su mensaje y a desaparecer y eso es prácticamente todo lo que sabemos acerca del hombre que escribió este libro.

ENFOQUE DEVOCIONAL: LA CARNE Y EL ESPÍRITU

El libro de Abdías relata la historia de dos naciones, la nación de Israel y la nación de Edom, el país al sur de Israel, al que normalmente nos referimos como el Negev. Los israelitas marcharon a través de este antiguo país de Edom al dirigirse a la tierra de Israel después de haber estado cautivos y esclavos en Egipto. Al llegar a la tierra tuvieron problemas con los edomitas, que eran enemigos de Israel desde el principio mismo.

Pero tras la historia de estas dos naciones, el libro cuenta el relato de dos hombres. Cada una de las naciones de la Biblia es una sombra prolongada de su fundador y los dos hombres que se ocultan tras las naciones de Israel y de Edom eran hermanos gemelos. Eran Jacob y Esaú. Jacob fue el padre de Israel y Esaú, su hermano gemelo, se convirtió en padre de los edomitas. En la historia de estas dos naciones tenemos además la historia prolongada de estos dos hombres, Jacob y Esaú. En un sentido es como si Dios hubiese hecho una ampliación de estos dos hombres, a tamaño nacional. Al hablar el profeta acerca de esto, vemos que continúa la historia de estos dos hombres: Israel sigue siendo Jacob y Edom sigue siendo Esaú.

Page 54: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Hubo un perpetuo antagonismo entre Jacob y Esaú. En el libro de Génesis leemos que incluso antes de que naciesen, luchaban en el vientre de su madre. Ese antagonismo marcó las vidas de estos dos hombres y, por consiguiente, las vidas de sus descendientes, las dos naciones de Israel y de Edom.

Jacob era el niño preferido de su madre mientras que Esaú el niño pequeño de su padre y había un interminable conflicto entre estos dos hermanos, que no terminó con las vidas de estos hombres. Las naciones continuaron el conflicto y desde el Génesis a Malaquías hubo la amenaza de lucha y un inquebrantable antagonismo entre ellos. En el libro de Malaquías (y recuerde que el Génesis deja constancia del principio de estas naciones), el último libro del Antiguo Testamento, Dios dice: "Yo amé a Jacob y aborrecí a Esaú. (Mal. 1:2) ¿Por qué llega la historia de estos dos hombres a un punto central en esta breve profecía de Abdías? ¿Qué es tan importante sobre estos dos hombres y estas dos naciones?

Esto es lo que deja perfectamente claro el libro de Abdías. Descubrimos en el Nuevo Testamento que existe un antagonismo perpetuo en la naturaleza del cristiano. En Gálatas 5:17 se nos dice que la carne desea lo que es contrario al espíritu y el Espíritu lo que es contrario a la carne y se oponen entre sí.

Abdías se centra primeramente en Esaú, que es el hombre conforme a la carne y Edom, la orgullosa nación que procede de la carne y responde a la pregunta: "¿Por qué aborrece Dios a Esaú? El problema que tiene Esaú, nos dice el profeta, es el siguiente:

"La soberbia de tu corazón te ha engañado a ti que habitas en las hendiduras de la peña, en tu morada elevada; a ti que decías en tu corazón: ¿Quién me hará caer a tierra?" (Versículo 3)

El problema que tiene Esaú es el orgullo. El orgullo es la raíz de todos los males humanos y el orgullo es la característica básica de lo que la Biblia llama la carne que lucha y batalla contra el Espíritu. La carne es un principio que se opone a los propósitos de Dios en la vida humana y desafía continuamente lo que Dios está intentando llevar a cabo. Si somos cristianos todos nosotros luchamos en nuestro interior contra ello y su característica básica se revela aquí como el orgullo. Esa es la principal señal de la carne.

Proverbios 6:16 dice: "Seis cosas aborrece Jehová y aún siete abomina su alma. Una mirada orgullosa y todo lo demás que aparece después de una variación del orgullo. Todos los que se apresuran tras el mal, el que difunde mentiras, el que levanta falso testimonio y siembra la discordia entre hermanos, todas estas cosas son manifestaciones de ese único mal básico, el orgullo. Esta es la naturaleza satánica, que fue implantada en la raza humana; todos los que han nacido de Adán poseen esta desviación congénita del orgullo, el ego independiente que todo lo evalúa en términos de su importancia o su falta de importancia para la persona. El universo gira alrededor del yo, de ese dios rival y eso es orgullo. Eso es Esaú y es Edom. Puede manifestarse en nuestras vidas de mil maneras diferentes, pero hallará usted algunas expresiones comunes de ello en este libro de Abdías.

Page 55: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Una de las maneras de expresarse es por medio de la autosuficiencia:

"...a ti que decías en tu corazón ¿Quién me hará caer? Aunque remontes vuelo como águila y entre las estrellas pongas tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová." (Versículos 3 y 4)

Aquí tenemos el caso de un hombre que dice: "Nadie puede tocarme. ¿Quién se va a meter conmigo? Ya he trazado todos mis planes y puedo ir adelante con lo que me había propuesto hacer. Esta actitud de habilidad autosuficiente es una señal de orgullo y el Señor dice que: "aunque remontes vuelo como águila y entre las estrellas pongas tu nido, de allí te haré descender.

La referencia en este libro a "a ti que habitas en las hendiduras de la peña es una referencia muy literal a la nación de Edom. Si ha tenido usted el privilegio de visitar Tierra Santa, puede que haya estado usted en la región del Negev y haya visitado la ciudad de Petra, la ciudad rosada de los muertos. A esta asombrosa ciudad se puede llegar a través de enormes fisuras de una milla o más a través de la roca, por un estrecho desfiladero de poca anchura que lleva al visitante a un lugar abierto donde habían sido tallados templos de la roca viva, gigantescos templos con puertas de unos 12 o 15 metros de altura y esa era la capital de Edom. Esa era la antigua ciudad, cuyas gentes creían que debido a que poseían estas defensas naturales eran inexpugnables. Por lo que su corazón se llenó de orgullo y, como dice el Señor hablando por boca del profeta, se dejaron engañar por el orgullo de su corazón, pensando que no había nada que les pudiese derrotar, pero Dios dijo que serían derrotados. Justo unos cuantos años después del día del Señor, los romanos llegaron y destruyeron las ciudades de Edom y se apoderaron de esta fortaleza inexpugnable y desde entonces ha estado en ruinas.

Esta clase de autosuficiencia es perfectamente evidente en el hombre que dice: "no necesito a Dios. Puedo ocuparme de mi propia vida sin Dios, gracias a mi propia sabiduría, mi propia fuerza, mis habilidades y mis talentos, y con eso me basta. Eso es todo cuanto necesito para tener éxito en la vida. Pero la autosuficiencia también se encuentra en el cristiano que dice: "bueno, necesito a Dios, sí, le necesito en momentos de peligro, de temor y de presión, pero soy perfectamente capaz, muchas gracias, de tomar mis propias decisiones con respecto a la muchacha con la que me voy a casar o la carrera que voy a estudiar o los amigos que voy a tener o el coche que me voy a comprar o cualquier cosa por el estilo. Es el mismo espíritu de autosuficiencia.

Encontramos también otra forma del orgullo en este breve libro en el versículo 10: "Por la violencia hecha a tu hermano Jacob, te cubrirá la vergüenza, y serás destruido para siempre."

La violencia es una forma de orgullo, el hombre que pega a su mujer, el niño al que le han pegado palizas, un bebé al que le han rotos los huesos y que ha sufrido daños internos. ¿Qué hay tras la violencia del corazón humano? Una personalidad que no se ha quebrantado, un espíritu mimado y cobarde. El orgullo gira solamente alrededor del ego y ataca a todo lo que desafía su reino supremo en la vida.

Page 56: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

He aquí otra forma del orgullo:

"En el día cuando te pusiste firme del lado contrario, en el día cuando su poderío fue llevado cautivo por los extraños, y los extranjeros llegaron hasta sus puertas, y echaron suertes por Jerusalén, tú también te comportaste como uno de ellos. Te limitaste a observar." (Versículo 11)

La indiferencia es una forma de orgullo y creo que esta es una de las principales causas de deterioro de las relaciones humanas y de las dificultades matrimoniales.

Hay otra forma de orgullo acerca de la cual leemos en Abdías (versículos 12, 13):

"No debiste haberte quedado mirando a tu hermano en su día trágico, en el día de su desgracia. No debiste alegrarte de los hijos de Judá en el día de su ruina. No debiste extralimitarte con tu boca en el día de la angustia. No debiste entrar por la puerta de mi pueblo en el día de su ruina. Tampoco debiste mirar su miseria en el día de su ruina. No debiste echar mano de sus bienes en el día de su ruina."

Dios acusa a Edom de cometer el pecado de gozarse maliciosamente como una manifestación de este problema básico del orgullo. ¿Qué es lo que causa esto? ¿Por qué nos gusta regodearnos en la desgracia ajena? ¿Qué se oculta tras este perverso deleite en el fracaso o en las faltas de otros? Es Esaú manifestándose en nosotros. La carne lucha contra el espíritu y el espíritu contra la carne. En nuestro orgullo y falta de interés no nos importa lo que les pase a los demás, siempre que a nosotros nos vaya todo bien.

Otra de las manifestaciones del orgullo es la explotación (versículo 14):

"Tampoco debiste ponerte en las encrucijadas de los caminos para aniquilar a sus fugitivos. No debiste haber entregado a sus sobrevivientes en el día de la desgracia."

Cuando se produjo la calamidad, Edom se aprovechó de ello. Los edomitas se trasladaron y vivieron entre el pueblo, al que habían capturado, aprovechándose del hecho de que eran fugitivos, y usaron sus problemas y su desgracia para su propio beneficio. Entregaron a los supervivientes en el día de la desgracia de Israel y se aprovecharon injustamente. Dios aborrece que usemos la debilidad o la mala suerte de otros para nuestro propio provecho.

Esta es solo una lista parcial de cómo hace las cosas Esaú, el hombre al que Dios abomina. Pero lo peor de todo, la tragedia de Esaú, se encuentra en el versículo 3, donde Dios dice:

"La soberbia de tu corazón te ha engañado... Así es como eres, pero no lo sabes. Ciego ante tus propios problemas, sigues adelante pensando que todo va bien, pero de repente todo se viene abajo, de la misma manera que le sucedió aquí a Edom:

Page 57: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

"¡Cómo fue saqueado Esaú; sus tesoros escondidos fueron saqueados! Hasta la frontera te arrojaron tus propios aliados. Los que comían de tu pan te han puesto trampa. ¡No hay en él discernimiento!" (Versículos 6, 7)

Eso es lo terrible de la soberbia, que nos atrapa y nos engaña, además de despojarnos, sin que nos demos cuenta hasta que es demasiado tarde. Seguimos a trompicones, guiados por nuestro orgullo, arrogancia y vanidad y creemos que nos está yendo estupendamente. El resto de las personas se da cuenta de lo que nos pasa, pero nosotros no, y estamos cavando nuestra propia tumba. Un día se cierne la desgracia sobre nosotros y entonces de repente queda a la vista y entendemos pero es demasiado tarde y debemos cosechar lo que sembramos.

¿Se acuerda usted del relato de la ropa nueva del Emperador? El Emperador anunció por todo su reino, buscando a un sastre que le pudiera hacer un traje que le sentase realmente bien, vino un hombre y le dijo que él le haría el mejor traje que jamás había hecho. Compró la tela necesaria y se la enseñó al emperador, pero el problema consistía en que allí no había nada. "¿Sabe una cosa? Esta tela posee una cualidad extraordinaria. Solo los puros de espíritu pueden verla. Si hay engaño en su corazón, no podrá usted ver esta tela, pero si su corazón es puro, entonces podrá verla. Pero estoy seguro de que usted la ve ¿no es cierto? ¡El emperador no veía nada, pero movió afirmativamente la cabeza y dijo: "¡Qué tela tan preciosa! Qué tela tan estupenda, es exactamente lo que estaba buscando. De modo que aquel hombre le hizo un traje con aquella tela y fue y se la puso y el pobre emperador se encontró desnudo, imaginándose que llevaba puesto un traje. Entonces llamó a sus cortesanos para que le admirasen (y como es natural les habló de la calidad tan especial de aquel tema) y también ellos dijeron: "Caramba, ¡qué traje tan estupendo!

Nadie estaba dispuesto a admitir que no podía ver nada hasta que el emperador, guiado por su orgullo y vanidad, decidió salir a las calles de la ciudad para que todo el mundo le pudiese ver. Allá iba aquel pobre ignorante, paseando su desnudez y toda la ciudad admirándole, menos un niño pequeño que poniendo en pie le dijo: "pero si el emperador no lleva nada puesto”.

¿Qué se puede hacer al respecto? Esa es la situación en la que nos encontramos, ¿no es así? Todos tenemos el problema de la carne en nuestro interior. Pero ese no es el final de la historia

"Cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones. Como tú hiciste, se hará contigo; tu retribución volverá sobre tu cabeza. Porque como bebisteis en mi santo monte, beberán todas las naciones de alrededor. Beberán ruidosamente y quedarán como si nunca hubiesen existido" (versículos 15, 16)

En otras palabras, Dios ha determinado el juicio sobre Edom y es imposible escapar a él. ¿Le suena eso a destrucción? Pues lo es, para Esaú. No hay esperanza para Esaú, no hay salida. Esaú no puede de ninguna manera escapar al juicio de Dios porque siempre está contra él. Uno de los nietos de Esaú era un hombre que se llamaba Amalec, que se opuso a los israelitas

Page 58: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

cuando estos iban de camino a Canaán. En Éxodo 17:14-16 se cuenta que Dios le dijo a Moisés: "yo borraré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo. Y Moisés dice: "Jehová tendrá guerra contra Amalec de generación en generación. Eso es lo que está diciendo Dios con respecto a la carne, que nunca hará las paces con ella.

Pero el día de triunfo es para Jacob:

"Pero en el monte de Sion estarán los libertados (el monte de Sion es Jerusalén o Jacob), y será santo. La casa de Jacob poseerá las posesiones de ellos. La casa de Jacob será fuego y la casa de José será llama. La casa de Edom será estopa y ellos los quemarán y los consumirán. Ni un solo sobreviviente quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha dicho" (versículos 17, 18)

Y finalmente:

"Subirán victoriosos desde el monte Sion para juzgar la región montañosa de Esaú. ¡Y el reino será de Jehová!" (Versículo 21)

Podemos decir que Dios se ha empeñado en su corazón en destruir a Esaú. Después de todo, esa es toda la historia de la venida del Espíritu Santo para morar en el corazón humano, ha venido con el fin de destruir a Esaú y todas estas características de la carne. El las destruirá en todos los que le pertenezcan y hará que Jacob reciba la herencia completa de todas sus posesiones y el arma que usa es el juicio de la cruz.

¿No resulta interesante que al llegar al Nuevo Testamento nos encontremos con estos dos mismos principios personificados en dos personas que se encuentran cara a cara en las páginas de los Evangelios. Durante la última semana de los sufrimientos con los que se tuvo que enfrentar nuestro Señor, se halla ante la presencia de Herodes. Se nos dice que Herodes era idumeo, que es otra manera de decir Edom, es decir es un edomita. Jesús está ante Herodes; el representante de Jacob y el representante de Esaú se encuentran cara a cara. Herodes el edomita, orgulloso, arrogante y rebelde, contempla la cruel burla de los soldados mientras desnudan al Señor y le ponen las vestiduras reales. El escritor del Evangelio dice que Herodes le hizo un montón de preguntas, pero del hijo de Jacob no hay respuesta para el hijo de Esaú. No tiene nada que discutir con él. No puede haber compromiso porque Dios no tiene nada que decirle a la carne, nada aparte del juicio.

¿Y cuál es el tema definitivo de este relato? El prisionero tuvo que ir a la cruz y al sepulcro y de él salió el rey, pero el Rey Herodes acabó cayendo en desgracia, en el exilio y, finalmente, en una tumba en un país extranjero. Más allá de eso, es un prisionero, encadenado por su propia culpa y lo estará eternamente.

CLAVE DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA

Page 59: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Existe una maravillosa clave para el estudio de la Biblia. ¿Ha aprendido usted a reconocer lo que podríamos llamar las constantes interpretativas que aparecen en todas las Escrituras? Existen ciertos nombres y figuras, o metáforas y símiles que, una vez que han sido usados para simbolizar algo mantienen esa característica y esa referencia por toda la Biblia, dondequiera que se usan. Usted sabe de qué modo se aplica esto a ciertos objetos y cosas materiales, como en el caso del aceite. Siempre que se usa el aceite en la Escritura de manera simbólico es una imagen del Espíritu Santo. El vino es siempre la imagen del gozo, la levadura del mal. Estos dos hombres, Jacob y Esaú, así como las naciones de Israel y de Edom, aparecen siempre como una imagen de la lucha entre la carne y el espíritu que tiene lugar en nuestras vidas como creyentes. Esaú codicia lo que tiene Jacob y éste se opone a Esaú. Los dos grandes principios están irreconciliablemente opuestos el uno al otro.

Dios es un gran ilustrador, que se vale continuamente de imágenes que nos muestra a fin de que podamos entender más fácil y más gráficamente la verdad porque en este sentido somos niños. Nos gustan las imágenes, prefiriendo ver a oír algo, por lo que Dios tiene muchas imágenes. Ha tomado a estos dos hombres y posteriormente a las dos naciones que descendieron de ellos y por medio de la Biblia nos ha ofrecido una imagen consistente del conflicto entre la carne y el espíritu, Jacob y Esaú, Israel y Edom.

EL PROFETA Y SU TIEMPO

Se desconoce casi todo acerca del autor del libro. Según ciertos autores, el profeta Abdías habría sido un príncipe enviado por el rey Josafat para adoctrinar al pueblo judío, junto con otros dos príncipes, en la Ley de Jehová. De acuerdo con esta hipótesis, la profecía de Abdías data de entre los años 848 y 841 a.C., Si esto es cierto, entonces el libro de Abdías muy bien puede ser consecuencia de la desastrosa campaña militar del rey Joram contra los edomitas. Esta es una de las fechas que se proponen para el libro de Abdías.

Ya desde tiempos de Esaú y Jacob era evidente la gran rivalidad que existía entre Israel y Edom (Génesis 27:39-40). En tiempos de la monarquía hebrea, Edom ocupaba un lugar estratégico en la ruta hacia el importante puerto de Elat en el Mar Rojo, y ello ocasionó continuas peleas con los judíos, tal como se relata en II Crónicas, II Samuel y I y II Reyes.

La enemistad entre ambos reinos generó una abundante literatura bíblica anti edomita (ejemplos de los cuales pueden leerse en Ezequiel, Salmos, Isaías, Jeremías y Amós), a la que pertenece la primera parte de Abdías. Este odio está marcado por la colaboración que los edomitas prestaron a Nabucodonosor II en la guerra hebreo-caldea, y, tras llevarse cautivos los caldeos a muchos judíos, los del Edom aprovecharon para ocupar sus territorios.

El libro de Abdías profetiza la venganza de Jehová contra Edom, que llegará en 312 a.C. con su conquista por parte de los árabes.

Page 60: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

LUGARES Y PUEBLO

La ubicación de Edom al oriente del Jordán estaba entre los despeñaderos rocosos que se elevaban sobre del mar Muerto. Petra, la famosa ciudad de piedra construida por los nabateos, es un modelo de las defensas naturales de las que Edom podía depender. Su inaccesibilidad a los ataques lo llevó a la arrogancia y a la seguridad egocéntrica de su propia invulnerabilidad, y esto finalmente lo llevó al derrumbe.

La geografía y la historia juegan papeles importantes en esta profecía, con agudas hostilidades evidentes entre Israel y Edom, su vecino del sudeste. Estos malos sentimientos tenían raíces profundas. Esaú, el hijo mayor de Isaac y nieto de Abraham, se sintió engañado por Jacob, su hermano menor, al perder los privilegios que le correspondían como hijo mayor (Génesis 25:27- 34; 27:1-19, véase v. 41), aunque de acuerdo con el escritor de Hebreos, Esaú mismo fue el que hizo mal (Hebreos 12:16). Aunque no exonera a Jacob, el episodio muestra que una persona pecaminosa aún puede recibir las bendiciones de Dios (cf. Hebreos 11:9, 21). Durante su vida ambos hermanos recibieron otros nombres; Esaú también fue conocido como “Edom” (Génesis 36:1, 9) y Jacob como “Israel” (Génesis 32:22-32). Esos nombres fueron adoptados por las naciones de las cuales los dos hombres fueron ancestros. El principio de esta animosidad entre estos dos hermanos continuó también entre las dos naciones.

Después del éxodo de Egipto los edomitas no permitieron que los israelitas pasaran por su territorio en Transjordania (Números 20:14-21; Jueces 11:17, 18). Su propia conquista fue profetizada por Balaam (Números 24:18). El rey Saúl peleó contra Edom (1 Samuel 14:47), y David lo conquistó (2 Samuel 8:13, 14; 1 Reyes 11:15, 16). Salomón hizo lo que quiso en Edom (1 Reyes 9:26-28), aunque sin la aprobación de Edom (11:14-22). Durante el reinado de Josafat (siglo IX a.C), Edom, en una alianza militar, invadió Judá (2 Crónicas 20:1, 2). Se rebelaron contra Joram, liberándose del yugo de Judá por unos cuarenta años, hasta finales de ese siglo (2 Reyes 8:20-22; 2 Crónicas 21:8-10).

A principios del siglo siguiente, Amasías de Judá recuperó Edom con mucho derramamiento de sangre (2 Reyes 14:7; 2 Crónicas 25:11, 12), entrando a su territorio hasta Sela, la capital. Las cosas se invirtieron más tarde en ese siglo cuando Edom invadió Judá, cuando Acaz era rey (2 Crónicas 28:17), tomando prisioneros de guerra y liberándose permanentemente del dominio de Judá.

Edom se convirtió en vasallo de Asiria, y más tarde cayó bajo el dominio de Babilonia, aunque periódicamente consideró la rebelión (Jeremías 27). Las fuentes bíblicas y extra bíblicas guardan relativo silencio respecto a las actividades de Edom durante el tiempo de la destrucción de Judá por los babilonios en 587 a.C, pero 1 Esdras 4:45 echa sobre las espaldas de Edom la culpa por quemar el templo. Esto no ha sido confirmado en otro lugar (cf. Lamentaciones 4:21, 22).

En el siglo sexto a.C, Edom mismo se estaba debilitando, según lo revelan fuentes arqueológicas. Los pueblos eran abandonados y los pobladores se mudaban (cf. 1 Macabeos 5:65). Los árabes obtuvieron el control de esta zona

Page 61: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

geográfica entre los siglos VI y IV a.C (cf. Nehemías 2:19; 4:7; 6:1). Los nabateos, en particular, desplazaron a los edomitas, forzando a algunos a internarse al sur de Judá, que llegó a ser conocida con el nombre helenizado de Idumea (1 Macabeos 4:29), basado en “Edom”, que es hebreo.

Este prolongado antagonismo entre Judá y Edom se hace evidente en Abdías, sirviendo como marco a la profecía.

ABDIAS Y SU LIBRO

La profecía de Abdías es una apasionada diatriba contra Edom, un anuncio del juicio y del castigo que habían de caer sobre aquel pueblo a causa de la violencia con que se volvió contra su “hermano Jacob” (v.1), contra la nación israelita.

Edom primeramente se había unido con otros pueblos a Israel en alianza bélica contra Babilonia; después, traicionando el acuerdo, cuando el ejército de Nabucodonosor sitió a Jerusalén, se pasó al bando de los vencedores, para entrar a saquear la ciudad y repartir con ellos tierras y botín (v. 11–14).

Estos hechos reavivaron la enemistad que ya de antiguo enfrentaba a los descendientes de Esaú con los de Jacob, o sea, a Edom con Israel (Génesis 25.30; 32.28; cf. 25.23); enemistad que se manifiesta especialmente en algunos textos pertenecientes a los períodos exílico y postexílico (cf. Sal 137.7; Isaías 34; Lamentaciones 4.21; Ezequiel 25.12–14; 35).

En la primera sección del escrito (1–14), el pensamiento de Abdías corre parejo con el de ciertos versículos del capítulo 49 de Jeremías: cf. Abdías 1b-4 y Jeremías 49.14–16; Abdías 5 y Jeremías 49.9; Abdías 6 y Jeremías 49.10a. Luego, en la segunda parte (v.15–18), el texto se orienta en sentido escatológico. El profeta contempla entonces la proximidad del “día de Jehová”, el día del juicio que ha de llegar a todas las naciones, el día en que el Señor les dará el pago que hayan merecido sus malas acciones (v.15–16). Israel, en cambio, será restaurado; los que antes fueron cautivos y oprimidos, poseerán la tierra y formarán parte del «reino de Jehová» (v.19–21).

Abdías no es solamente el libro más corto del AT, también tiene uno de los títulos más cortos, proveyendo poca información acerca de su autor. No se indican genealogía, lugar de nacimiento o de residencia. Solamente se nos dice que esta es “la visión de Abdías”. Hasta el nombre del profeta podría ser simplemente un título, puesto que su significado, “siervo de Jehová”, a menudo se usa para describir a los profetas del AT (p. ej. 1 Reyes 14:18). Sin embargo, el nombre propio “Abdías” no es raro en hebreo, de modo que no hay una razón imperiosa para negárselo al autor de esta corta profecía.

Puesto que no tenemos más información provista explícitamente acerca de la identidad del autor, es difícil proveer una fecha exacta para las profecías. Cualquier sugerencia debe basarse sobre la evidencia del libro mismo.

Parecería que el trasfondo para la profecía es un ataque sobre Israel por Edom (10-14) pero, como lo muestra la breve visión panorámica de la historia de las relaciones entre las dos naciones, éste podría haber sido cualquiera de un

Page 62: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

número de ocasiones en la vida nacional de Israel. La referencia más probable de estos versículos en Abdías es la caída y destrucción de Jerusalén en 587 a. C. Este es el evento más claro en que Israel fue derrotado y saqueado (2 Reyes 25; 2 Crónicas 36:17-21) y de la cual hay cuando menos alguna evidencia de la participación edomita (1 Esdras 4:45). Si esta reconstrucción es correcta, la profecía sería un clamor de juicio sobre Edom por sus malas acciones contra Dios y su pueblo, y también un mensaje de esperanza de Dios, de que sus enemigos no quedarían sin castigo.

Aunque es el más corto de los libros proféticos, con solamente 21 versículos, Abdías se divide en dos secciones relacionadas entre sí. El primer oráculo se dirige específicamente contra Edom y está formado por tres oráculos más pequeños: los peligros del orgullo (2-4), conducta traicionera (5-7), un juicio que se aproxima (8, 9), y una lista de razones para el castigo de Edom (10 15). El segundo oráculo más importante en el libro describe cómo la suerte se vuelve en contra de las naciones que se opusieron a Judá (15-18), y la restauración final de su reino (19-21).

Los dos oráculos se unifican al compartir términos clave tales como “día” (8, 11-15), Jehová como el que habla y como actor (1, 4, 8, 15, 18, 21) y el concepto del monte, el de Dios (Sion, vv. 17, 21) que finalmente gana superioridad sobre aquellos en los que los edomitas ponían tanta confianza (8, 9, 19, 21). El concepto teológico de “ojo por ojo” también une el breve libro, ocurriendo cuando menos cinco veces: el orgulloso será humillado (2, 3), los observadores pasivos del pillaje sufrirán ellos mismos ese destino (5 9, 11-14); dado que los sobrevivientes del ataque fueron perseguidos, Edom no tendrá sobrevivientes propios (14, 18); y los que desahuciaron a otros enfrentarán el desahucio (7, 14, 19). El concepto es declarado explícitamente en el v. 15, que es transicional.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. Título (1a)

2. Edom: prototipo de los enemigos de Dios Abdías (1b-15)

a) Condena inminente (1b-9)b) Las malas acciones de Edom Abdías (10-15)

3. Israel y las naciones: juicio y liberación (15-21)

a) La suerte se vuelve en contra de los enemigos de Israel (15-18) b) La restauración de Israel (19-21)

LA PROFECÍA DE JONÁSINTRODUCCIÓN

Jonás es el único libro del Antiguo Testamento que trata exclusivamente de la comisión encargada a un profeta de Jehová de ir a una ciudad pagana, Nínive, a proclamar un mensaje de juicio, lo que resultó en el arrepentimiento de dicha ciudad. Fue Jonás, hijo de Amitai, quien vivió las experiencias que se relatan en este libro. Puesto que es probable que fuese el mismo Jonás que se

Page 63: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

menciona en 2 Reyes 14:25, debió profetizar durante el reinado del rey Jeroboam II de Israel.

Es el mismo Jonás que se menciona en 2 Reyes 14:23–25, por lo que se puede conocer que Jonás vivió en tiempos de Jeroboam II (783–743 a.C). Sin embargo, de un modo diferente al habitual, la narrativa del libro se concentra en el profeta y no en sus profecías. El libro solamente contiene un verso que resume el mensaje de Jonás para Nínive: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida” (3:4). El libro de Jonás, escrito probablemente mucho más tarde, consiste de principio a fin en una especie de relato biográfico. Se trata de las peripecias protagonizadas por el propio profeta que, en contra de sus deseos, es enviado por Dios a cumplir en Nínive, la lejana capital del imperio asirio, el arduo cometido de anunciar a sus habitantes que en el término de cuarenta días la ciudad sería destruida.

La narración sugiere a Nínive como paradigma del pecado. A los ojos de Dios, la maldad ha crecido allí (1:2) hasta el punto de que su inminente castigo ya ha sido decretado. La gravedad del asunto convierte en sumamente delicada la misión del profeta. Este, consciente del problema, busca en la huida la manera de zafarse de su responsabilidad. En lugar de emprender hacia oriente el camino que conducía a la capital de Asiria, se embarca en una nave rumbo a Tarsis, hacia occidente, para escapar “de la presencia de Jehová” (1:3).

Desde la perspectiva de su negativa a cumplir el mandato divino, Jonás puede ser comparado a otros profetas del AT que igualmente se resistieron a aceptar la misión que Dios les encomendaba. Moisés, Elías, Jeremías y otros, apelando a posibles razones de incompetencia, debilidad o temor, trataron, lo mismo que Jonás, de evitar la responsabilidad que Dios cargaba sobre sus hombros.

Pero probablemente fue Jonás el profeta que con mayor tenacidad mantuvo su resistencia. Y cuando se vio forzado a ir a Nínive y comunicar el mensaje de que era portador, lo hizo con enojo, llegando al extremo de lamentar amargamente la salvación de la ciudad a la cual había él anunciado la inminencia del desastre. Le dolió que los ninivitas se convirtieran de su mala conducta, y que Dios se volviera atrás “del mal que había anunciado hacerles, y no lo hizo” (3:10). Porque Jonás, que no había tenido miedo de confesar su nacionalidad y su fe (1:9), e incluso que no había dudado en ofrecer su vida para que otros se salvaran (1:11–12), temía en cambio la pérdida de su prestigio de profeta, temía quedar mal ante los ojos de los demás. Y prefería la muerte a seguir viviendo tras lo que él consideraba el fracaso de su misión (4:1–3).

La figura de Jonás también descubre al israelita estrecho de miras, para quien la salvación es un privilegio otorgado por Dios en forma exclusiva al pueblo judío. Pero precisamente el desarrollo del relato conduce a la conclusión opuesta de que Dios no hace diferencias entre un ser humano y otro. Esta es la actitud que el profeta no entiende en Jehová, en “su Dios”, al que él oraba “desde el vientre del pez” (2:1). Sin embargo, en esa su incapacidad de comprender el valor universal del amor de Dios radica la extraordinaria fuerza

Page 64: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

dramática del libro. Todos, se trate de judíos o de gentiles, son objeto por igual de la misericordia de Dios; y todo pecador que se arrepiente y cambia de conducta tiene la puerta abierta a su perdón (1:16; 3.10; 4:10–11.- Cf. Jeremías 18:8; Ezequiel 18:23, 31–32).

Este libro tiene un notable valor simbólico, recogido por el NT en las palabras de Jesús acerca de la “señal de Jonás”. Al pedirle algunos escribas y fariseos que hiciera una señal milagrosa, Jesús, relacionando su propia muerte con la historia del profeta, les responde que ya no habrá otra señal que la de Jonás (Mt 12:40).

Por otro lado, el libro de Jonás es la historia de un profeta que resentía amargamente el hecho de que Dios amara y cuidara de la gente mala. El libro no enseña que Dios ama a los malos porque son malos, sino más bien porque son humanos, de un valor intrínseco para él a pesar de su conducta y de su desdén por el Dios verdadero. Se enfatiza la manera como Jonás intentó resistir la misión que Dios le dio, que era predicar una advertencia al pueblo de Nínive, una gran ciudad en la antigua Asiria. Jonás sabía que esta advertencia podría llevar al pueblo de Nínive a arrepentirse y ser perdonado.

Este es precisamente el resultado al que él se oponía, puesto que el antiguo gran poder de Asiria era un enemigo cruel de los israelitas, entre muchas otras naciones, y Jonás, un israelita nacionalista, quería que los asirios fueran dañados, no ayudados. No obstante, el Señor obligó a Jonás a cumplir su misión profética, y en el proceso le enseñó, a Jonás y a los lectores del libro, que él es Dios que tiene cuidado de pueblos y naciones más allá de su propio pueblo escogido.

El libro no sugiere universalismo, es decir, que todos los pueblos y naciones son escogidos, pero sí enseña que los pueblos incrédulos todavía pueden beneficiarse de alguna manera de la compasión de Dios. A este respecto el libro de Jonás enseña la doctrina bíblica de la “gracia común” (eso es, que algunas de las bendiciones de Dios en esta vida son dadas a toda la gente en general, no solamente a los creyentes). El libro también representa una de varias anticipaciones del AT acerca de la ampliación del nuevo pacto del reino de Dios, para incluir a los creyentes de los gentiles tanto como a los israelitas. Y más especialmente, es una versión temprana de las enseñanzas radicales de Jesús de que sus seguidores deben amar a sus enemigos.

No hay indicio en el libro de que Jonás hubiera pensado por sí mismo en tratar de presentar al pueblo de Nínive al único y verdadero Dios al que ellos, en su politeísmo equivocado y en su adoración pagana, habían estado tratando todo el tiempo (como Pablo lo hizo con los atenienses en Hechos 17). El libro tampoco nos da una indicación de que los ninivitas pensaran en convertirse ellos mismo a la fe en Jehová en ninguna manera que no fuera el arrepentimiento descrito en el cap. 3. De esta manera, el libro no atribuye a los ninivitas la que comúnmente es llamada “gracia especial”, los beneficios de conocer y obedecer realmente al único Dios verdadero revelado en la Biblia.

LA PERSONA DE JONAS Y LA AUTORIA DEL LIBRO

Page 65: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Aparte del mismo libro de Jonás, Jonás es mencionado solamente en un lugar en el AT (2 Reyes 14:25), allí es identificado como el profeta israelita del norte que profetizó durante los días del rey Jeroboam II diciendo que Israel tomaría posesión de nuevo de territorio de Siria que tradicionalmente era parte de la tierra prometida. Jonás y Jesús eran profetas de Galilea. Jonás era de Gat-jefer (2 Reyes 14:25), una ciudad en el distrito de Zabulón, justo a tres millas al nordeste de Nazaret. Por tanto, no es de sorprender que Jesús, que fue criado en Nazaret, hubiera tomado la historia de este bien conocido profeta para simbolizar su propia resurrección, y utilizar la advertencia de Jonás al pueblo de Nínive para arrepentirse, como símbolo de su propio llamado al arrepentimiento (Mateo 12:38-41; Lucas 11:29-32).

El nombre Jonás significa “paloma” en heb., pero no hay ningún simbolismo en su nombre. Muchos israelitas llevaban nombres similares de animales (cf. Jonás, el padre de Pedro, Mateo 16:17). El nombre de su padre era Amitai (1:1), pero fuera de esto nada se puede conocer de su familia o de su trasfondo personal. Es usual que los libros proféticos den pocos detalles de familia acerca de sus autores. Como virtualmente todos los profetas antiguos, Jonás era un poeta, de modo que su composición o recitación de un poema, aun desde el interior de un gran pez o ballena (cap. 2) difícilmente sorprende. El aparece en el libro como un ardiente nacionalista, y anti extranjeros. Presumiblemente, cualquier cosa que adelantara a Israel y contribuyera a la declinación o caída de sus enemigos, él la hubiera favorecido. Su fuerte nacionalismo lo llevó a pecar al resentir la compasión de Dios hacia un pueblo enemigo y resistir el mandato divino. Su teología también era imperfecta en relación con la soberanía de Dios. Su intento de fuga indica que Jonás puede haber pensado, como muchos pueblos antiguos, que un dios (o diosa) tenía poderes mayores en las regiones donde era conocido y adorado, y que la distancia geográfica de la tierra de Jehová significaba, hasta cierto grado al menos, libertad del control de Jehová. Alternativamente, él puede haber creído que podía resistir mejor el llamado de Dios encaminándose en dirección opuesta a Nínive, que quedaba al oriente. Así, embarcándose, se alejó al occidente tanto como le fue posible (por el mar Mediterráneo), esperando que Dios escogiera entonces a algún otro profeta para predicarle a Nínive y que a él lo dejara en paz. Alejarse de Israel significaba alejarse de la asignación del Señor, según esta perspectiva. Jonás, por supuesto, pronto se dio cuenta de la verdad, pero el libro lo describe honestamente como uno al que Dios perdonó y usó a pesar de sus desatinos y fracasos, como es el caso con todos los seres humanos a los que Dios utiliza. Jonás, en otras palabras, es difícilmente un modelo a seguir para nosotros. Algo de su conducta y algunas de sus creencias eran absolutamente reprensibles, pero él era un profeta israelita genuino e inspirado.

No se identifica al autor del libro. Toda la información del libro podría provenir del autor de dos fuentes humanas: de Jonás mismo, que conocía los detalles de la mayoría de la historia, y de los marineros mencionados en el cap. 1, que supieron que habían ofrecido sacrificios al Señor después de su repentina liberación de la tormenta en el mar (Jonás 1:16). El hecho de que en el libro a menudo se critica a Jonás no significa que él no pudiera haber sido su autor. Por comparación, en los Evangelios en el NT frecuentemente se critica a los

Page 66: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

discípulos, entre los cuales están sus autores. El libro no muestra evidencia de redacción de varios autores o de inserciones o supresiones del texto original.

FECHA Y AMBIENTE

Virtualmente, no hay evidencia que nos diga cuándo fue compuesto el libro. No podemos estar seguros de la fecha exacta, puesto que su lenguaje no delata ningún rasgo conocido de que su composición haya sido particularmente tarde o temprano en el desarrollo del hebreo. Los intentos por discernir supuestos “arameísmos” (formas de palabras hebreas derivadas del arameo después del 600 a.C), o dependencia en Jonás de declaraciones acerca de otros profetas, tales como Jeremías, han sido infructuosos. El salmo en el capítulo 2 sí emplea alguna terminología temprana (por ejemplo nephesh en el sentido de “garganta” [“alma” en la RVR, 1960], en el v. 5 es literalmente lo que traduce la RVA), pero esa característica de la poesía hebrea a menudo es insignificante. Asiria era ampliamente odiada después de 745 a.C, cuando Tiglat Pileser III avivó e institucionalizó su imperialismo y empezó a amenazar a Siria y a Palestina, de modo que uno de los énfasis centrales del libro (que Dios ama hasta a los asirios) ciertamente hubiera sido muy necesitado en Israel en cualquier tiempo después de esa fecha. El libro pudiera haber sido compuesto antes de 745, en anticipación de esa necesidad, o después, en respuesta a ella. El mensaje del libro es virtualmente eterno de cualquier modo, y el lenguaje sencillo y directo, normal del hebreo clásico.

Es más fácil situar los eventos descritos en el libro. Segundo Reyes 14:25 relaciona a Jonás con el período del largo reinado de Jeroboam II en Israel (783-743 a.C). 1:2 se refiere al “problema” de Nínive (maldad es una traducción menos probable, particularmente puesto que a través del libro la actitud de Dios hacia Nínive no es denunciatoria sino misericordiosa, en agudo contraste con la de Jonás). Esto sugiere una fecha en las décadas anteriores a Tiglat-Pileser III, durante las cuales Asiria experimentó un período de torbellino político y declinación económica (eso es, “problema”) bajo una sucesión de reyes débiles. Cualquier fecha entre 800 y alrededor de 750 quedaría bien. Pero todavía es posible ser más preciso. El punto más débil de Asiria durante ese medio siglo vino durante el reinado de Asurdan III (772-756) bajo cuya dirección Asiria sufrió tanto pérdidas militares importantes como reveses económicos. Disturbios contra el gobierno, que obligaron a Asurdan a huir de su residencia real al menos una vez, y un eclipse solar total el 15 de junio del 763 a.C (considerado un presagio de severo disgusto divino por los grandemente supersticiosos asirios) pueden haber provisto la ocasión para la clase de rituales de arrepentimiento popular descritos en Jonás 3:5-9. Hubo probablemente buena razón para que un rey débil se uniera y apoyara oficialmente la efusión popular de arrepentimiento a la predicación de Jonás por parte de una población temerosa de la guerra, azotada por la hambruna y asustada por un eclipse solar. Una fecha para la misión de Jonás a finales de 760 a.C no puede estar muy errada.

MENSAJE Y PROPÓSITO

Page 67: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

El libro de Jonás presenta un contraste entre el odio egocéntrico de Jonás hacia sus enemigos y la compasión de Dios por ellos. Es clara la intención de enseñar a los lectores del libro que no debieran imitar la actitud y práctica de Jonás. Dos veces en el capítulo 4 Dios le pregunta a Jonás qué derecho tiene él de estar enojado, primero acerca del perdón de Nínive por parte de Dios (v. 4) y luego acerca de la pérdida de la planta de ricino que había dado sombra a la enramada de Jonás del ardiente sol (v. 9). Esto último lo había hecho Dios como una lección para el profeta. Si Jonás se preocupaba por la planta, no queriendo verla morir, ¿no debiera Dios preocuparse por la población de toda una ciudad, no queriendo verla morir (v. 11)? ¿No es la gente (y los animales también, v. 11) mucho más valiosa que las plantas? ¿No tienen un valor intrínseco? Aunque fueran nuestros enemigos, eso no debiera significar que pensemos que no merezcan compasión de Dios.

Sin embargo, el contraste de los valores relativos de la planta y la gente en el cap. 4 es solamente una de las dos principales lecciones objetivas en el libro. La otra es el contraste entre la gratitud de Jonás por ser rescatado de una ruina que bien merecía, y su resentimiento por el rescate de los ninivitas de una ruina que ellos bien merecían. En el cap. 1 él confiesa a los marineros que la tormenta divinamente enviada y que amenazaba sus vidas era culpa suya y que su ahogamiento los libraría. A punto de ahogarse, de repente él es tragado, y así rescatado de la muerte, por un gran pez o ballena (Jonás 1:17). El cap. 2 registra la elocuente oración de gratitud de Jonás por su propio rescate, estableciendo así un contraste con su insatisfacción hipócrita por el rescate de la gente de Nínive en el cap. 4.

FORMA Y ESTILO

La forma del libro es narración biográfica, una sub-categoría de la narrativa histórica hebrea similar a la que se encuentra en porciones biográficas de los libros proféticos (más notablemente en Jeremías), y en las historias de Elías y Eliseo en 1 y 2 Reyes. Las construcciones de las oraciones, las transiciones, la descripción de las escenas y el uso prominente del diálogo son todas características normales de la narrativa histórica hebrea del AT. También lo es la presencia de un poema (cap. 2) en medio de lo que es prosa. La inclusión ocasional de la poesía en el curso de la narración histórica es la norma, no la excepción, en los libros históricos del AT. A través del Pentateuco y de los profetas anteriores uno encuentra docenas de ejemplos. El hecho de que el libro sea una narrativa pedagógica tampoco es excepcional; todas las narraciones del AT lo son en algún grado.

Los que se inclinan a considerar el libro como ficticio usualmente lo clasifican como una alegoría, una parábola o una fábula. Sin embargo, no tiene la forma de ninguna de éstas. Las alegorías del AT se caracterizan por grupos de personajes obviamente estilizados ajustados a una trama concebida sencillamente, que juntos simbolizan desarrollos históricos conocidos (por ejemplo Salmo 80:8-19; Ezequiel 19). Las parábolas son historias muy cortas (normalmente unas cuantas oraciones gramaticales) relatadas en un estilo escaso, a manera de ilustrar un solo punto o principio (por ejemplo Isaías 5:1 7; Ezequiel 17:22-24). Las fábulas son historias que incluyen plantas o animales

Page 68: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

que hablan para ilustrar simbólicamente alguna faceta de la historia, cultura o experiencia personal (por ejemplo Jueces 9:7-15). Jonás es demasiado largo, complejo, y detallado en asuntos históricos, pero muy directamente biográfico y narrativo para ser cualquiera de esas.

El estilo del libro es sencillo y normal para la narrativa hebrea. Se lee fácilmente en el original y no contiene humor ni descripciones escandalosas. Los que encuentran el libro humorístico en alguna manera o escandaloso están interpretando la historia de acuerdo con sus propias expectaciones, no analizando el estilo del libro mismo. El lenguaje no es exagerado, los eventos no son absurdos, y el propio comportamiento de Jonás lo menos que tiene es humorismo. El libro contiene ironía (por ejemplo el resentimiento de Jonás por la liberación de Nínive después de su propia complacencia por ser librado personalmente, o de su valoración de una simple planta por encima de muchas vidas humanas), pero es, como mucha de la ironía bíblica, no humorística, sino trágica. Jonás no es un desventurado idiota ni un chapucero del que (o con el que) debemos reírnos, aunque sea por lástima. Él es implacablemente serio en cuanto a su odio por los enemigos de su pueblo, e irracional hasta morir porque Dios estaba dispuesto a librar en vez de aplastar a Nínive. Reírse de Jonás significaría dejar de tomar en serio el sensato propósito del libro, que es el de guardarnos de considerar a nuestros enemigos como Jonás lo hizo. Los que hablan en el libro (Dios, los marineros, Jonás y el rey) lo hacen de manera natural, de acuerdo con las normas del diálogo de la narrativa hebrea. El poema en el cap. 2 es un ejemplo típico de un salmo de acción de gracias, del cual hay varios en el Salterio.

UNIDAD E INTEGRIDAD

La historia de Jonás es completa e independiente y no muestra evidencia de haber perdido algún contenido por razón de corrupción textual o por manipulación deliberada. De hecho, el texto está notablemente bien conservado. Algunos académicos han argumentado que el salmo en el cap. 2 está fuera de lugar, añadido por un editor posterior, puesto que la historia de todas maneras se lee muy bien omitiendo el salmo y las palabras que lo introducen. Sin embargo, virtualmente todas las secciones poéticas de narraciones históricas del AT son similares en este respecto. Más aun, un importante elemento de la historia original se perdería si el salmo fuera dejado fuera: la hipocresía de la elocuente gratitud de Jonás por su propio inmerecido rescate de la muerte (que el salmo refleja claramente) en contaste con su resentimiento por el rescate inmerecido de Nínive de la muerte (cap. 4).

HISTORICIDAD

¿Vivió un hombre por tres días dentro de un gran pez, y una gran ciudad se arrepiente en masa por la predicación de un obscuro profeta extranjero? ¿Creció una gran planta cerca de la enramada de Jonás y luego murió repentinamente para enseñarle a Jonás una lección? ¿Realmente manipuló Dios la naturaleza, desde una poderosa tormenta hasta un pequeño gusano, por amor a un profeta rebelde?

Page 69: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

El libro sostiene que todas estas cosas sí sucedieron. Todo rechazo rígido a considerar lo sobrenatural como una parte de la realidad es, por supuesto, improbable, y la mera negación de que cierta clase de eventos puedan ocurrir es difícilmente un medio de argumentación digno. ¿Podría y lo haría un Creador sobrenatural manipular la naturaleza para sus fines, algunas veces tan intensamente hasta el punto de amenazar o quitar vida humana? La Biblia en general y el libro de Jonás en particular ciertamente describen a Dios exactamente de esta manera.

En cualquier caso el examen cuidadoso de los eventos descritos en el libro revelan que ninguno es especialmente exótico si uno está dispuesto a conceder la posibilidad de los eventos sobrenaturales en un mundo todavía controlado por su Creador divino. Por ejemplo, la tormenta en el cap. 1 no es de ninguna manera inusitada en el Mediterráneo oriental; su encuentro con Jonás y el barco en el que él estaba es más un asunto de sincronización que de cantidad o calidad. Está bien documentado que varias personas (principalmente balleneros) han sobrevivido largos períodos dentro de criaturas marinas. La capacidad del cuerpo de concentrar oxígeno en tejidos críticos, incluido el cerebro, en presencia de agua fría, está tan bien establecido médicamente que se considera un hecho común. Las condiciones necesarias para que los asirios tan supersticiosos respondieran a la predicación de Jonás con un arrepentimiento tan amplio, sin consideración de lo ritual que fuera, estaban de hecho presentes durante las primeras décadas del siglo VIII a.C., dentro y fuera de Nínive. Numerosos ejemplos de períodos nacionales de arrepentimiento de corta duración, como el descrito en el libro, de hecho están registrados en los archivos históricos asirios. En cuanto a la planta que murió rápidamente por el ardiente calor cuando sus raíces fueron consumidas, necesita principalmente la oportunidad y la situación como requisitos principales. Fuera de eso no hay nada especialmente inusitado en cuanto a su crecimiento y muerte.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. La rebelión de Jonás por la misión que Dios le encomendó de darle a Nínive una oportunidad de arrepentirse (1:1-3)

2. Una tormenta de parte de Dios impide a Jonás huir de su misión (1:4-16)3. Gratitud de Jonás a Dios por rescatarlo de la muerte (1:17-2:10) 4. Un segundo principio para la misión de predicar a Nínive Jonás (3:1-3a)5. Arrepentimiento: resultado de la profecía de Jonás en Nínive (3:3b-10)6. Enojo de Jonás con Dios por salvar a Nínive de la muerte (4:1-4)7. Retrospección: Una lección objetiva cuando Jonás todavía estaba

deseando la destrucción de Nínive (4:5-11)

LA PROFECÍA DE MIQUEAS

El profeta y su medio

Miqueas, natural de Moreset (Moreset-gat, cf. 1:14), lugar situado a unos 40 km. al sudoeste de Jerusalén, vivió “en los días de Jotam, Acaz y Ezequías,

Page 70: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

reyes de Judá”. Fue, por tanto, uno de los profetas del siglo VIII a.C., contemporáneo de Isaías (Is. 1:1), Oseas (Os. 1:1) y Amós (Am. 1:1).

Miqueas, lo mismo que Isaías, ejerció su actividad en Judá; pero dirigió también sus proclamas a Israel, el reino del norte. Y su talante, lo mismo que el de Amós de Tecoa, está marcado con el signo de la existencia campesina. En este profeta se descubre un interés inmediato por problemas característicos de la sociedad agrícola. En medio de ella, sin duda, se había desarrollado su personalidad, puesto que las labores del campo eran las propias de la Sefela, región a la que Moreset pertenecía, la zona de monte bajo que se extiende entre las montañas de Judá y las llanuras de la costa del mar Mediterráneo. Una tierra buena, de suaves y fértiles colinas, donde Miqueas vivió desde niño las amarguras del campesino humilde y sometido a la prepotencia de quienes “codician campos..., oprimen al hombre y a su familia, al hombre y a su heredad” (2:2).

EL LIBRO Y SU MENSAJE

El libro de Miqueas consta de tres partes. La primera está formada por los cap. 1–3, y en ella predominan los temas de índole social, con el mismo trasfondo crítico propio del profetismo de aquella época. En la voz de Miqueas se perciben tonos extremadamente duros cuando reprende a “Samaria y a Jerusalén”, es decir, a Israel y a Judá. Porque en ambas se fomenta la maldad de los gobernantes y los poderosos (3:1–3), la injusticia de los jueces (3:9–10) y la corrupción de los sacerdotes y los profetas (3:5–7, 11); de modo que por causa de todos ellos, “Sion será un campo arado, Jerusalén se convertirá en montón de ruinas y el monte de la Casa se cubrirá de bosque” (3:12). Este terrible anuncio de la destrucción de Jerusalén y del Templo impresionó tan profundamente a los habitantes de la ciudad santa, que un siglo después lo recogió íntegramente Jeremías en su profecía (Jer. 26:18).

Los cap. 4–5 componen la segunda sección del libro. Todavía se escucha en ella el eco de las anteriores amenazas, pero en el pensamiento de Miqueas predomina ya la esperanza de un tiempo último (4:1) en el que Judá e Israel andarán “en el nombre de Jehová, nuestro Dios, eternamente y para siempre” (4:5). Entonces habrá salvación, Jerusalén será restaurada y acudirán a ella las naciones, diciendo: “Venid, subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob”. Allí conocerán los caminos del Señor y recibirán la instrucción de su palabra (4:1–2). De Belén, el pequeño pueblo donde nació el rey David, saldrá otro rey, “que será Señor en Israel” y que también “será nuestra paz” (5:2, 5). Entonces se acabarán las guerras, y las armas se transformarán en instrumentos de paz y de trabajo; entonces “convertirán sus espadas en azadones y sus lanzas en hoces. Ninguna nación alzará la espada contra otra nación” (4:3).

El texto de Miqueas, en su tercera sección (cap. 6–7), se dirige particularmente a Israel. Hay un intenso acento de amargura cuando el profeta reprocha la infidelidad con que el pueblo responde a la bondad de Dios: “Pueblo mío, ¿qué te he hecho o en qué te he molestado?” (6:3); porque en Israel triunfa la maldad (6:10–7.6), y es tanta la corrupción moral, que la amistad se

Page 71: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

desvanece, la justicia se compra y se vende, la desconfianza separa incluso a los cónyuges y la recíproca falta de respeto destruye la convivencia familiar (7:1–6). Pero, no obstante, en la profecía prevalece la esperanza sobre todos estos males, la seguridad de que todavía el Señor tendrá misericordia de los suyos, del pequeño “remanente de su heredad” que haya quedado limpio de pecados e infidelidades tras la prueba purificadora que el Señor traerá sobre Israel (7:18; cf. 2:12; 4:6–7; 5:7–8). Miqueas, al fin del libro, expresa su confianza en que el Señor, el cual “se deleita en la misericordia” (7.18), cuidará a Israel también en el futuro, lo pastoreará como ya hizo “en el tiempo pasado”, cuando lo sacó de Egipto y le mostró sus maravillas (7:14–20).

EL HOMBRE MIQUEAS

A diferencia de Isaías, de Jeremías y de Ezequiel, Miqueas no describe su llamamiento inicial al ministerio (cf. Isaías 6; Jeremías 1; Ezequiel 2). La introducción del libro (Miqueas 1:1), sin embargo, declara que “la palabra de Jehová” vino a él en “visión”, convirtiéndolo a él en mensajero del Señor (cf. Isaías 21:10). En su libro el Dios invisible se vuelve audible.

Miqueas vino de Moréset-gat (Miqueas 1:1, 14), la moderna Tell el- Judeidah, un montículo algo imponente que se eleva a 400 m. (1.240 pies) sobre el nivel del mar en las estribaciones del sudoeste de Judea. Daba a la ondulante planicie costera al occidente, salpicada de ciudades fortificadas. A unos 35 km. al sureste de Jerusalén, estaba conectada con una red de fortificaciones levantadas a lo largo de la orilla oriental de la falda de las colinas. Estas fortificaciones protegían a Jerusalén (en el espinazo de la cordillera central de Judea) de los ataques lanzados por invasores del camino costero que conectaba a Egipto y Mesopotamia.

Su nombre significa “¿Quién es como Jehová?”. Con su nombre sus padres celebraban lo incomparable del Dios de Israel. Miqueas añadía al lustre de Dios asociando este nombre con su incomparable perdón y fidelidad (7:18-20), el tema del libro de Miqueas.

SU MENSAJE

La irregularidad de estilo del libro se debe a la compilación de oráculos independientes previos en un todo coherente. Esas profecías originalmente aisladas varían en forma, pero en general pueden ser clasificadas como oráculos de juicio y de esperanza. Miqueas las arregló en tres series (caps. 1, 2, 3-5, 6, 7), y las inició con el imperativo que se traduce como “oíd” (Miqueas 1:2; 6:1) o “escuchad” (Miqueas 3:1), y moviéndose del juicio a la esperanza. Los oráculos de esperanza, todos los cuales se refieren al remanente (cf. Miqueas 2:12, 13; 4:6, 7; 5:6, 7; 7:18), se comparan con los temas de juicio y así resuelven la crisis. Los austeros mensajes de juicio de Miqueas se apoyan en las elevadas leyes éticas del pacto de Dios entregado en el Sinaí (Miqueas 6:1-8); sus mensajes consoladores de esperanza se apoyan en el invariable pacto de Dios con los antepasados de Israel (Miqueas 7:20).

Page 72: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

En la primera serie Israel es enviado al exilio y su tierra santa es dislocada por causa de su pecado (Miqueas 1:2-2:11). El Señor, sin embargo, promete reunir a su remanente escogido en Jerusalén para sobrevivir el asedio asirio y para llegar a ser su rey (Miqueas 2:12, 13). En la segunda serie, después del desmantelamiento de Jerusalén por su liderazgo fracasado (Miqueas 3:1-12), el Señor exaltará a Jerusalén muy por encima de las naciones (Miqueas 4:1-5), y allí reunirá de nuevo al afligido remanente, el que restaurará el dominio de Dios sobre la tierra (Miqueas 4:6-8). Esa profecía encuentra cumplimiento hoy en Jesucristo, quien gobierna corazones humanos desde el monte Sion celestial (Hechos 2:32-36; Hebreos 12:22). Además, en el tiempo de Miqueas Israel era afligido por naciones invasoras y no podía salvarse a sí mismo (Miqueas 4:9-5:1), pero Dios prometió el nacimiento y el reinado del Mesías, el que volvería a reunir al depurado remanente y lo dirigiría a la victoria (Miqueas 5:2-15). Esto también se cumplió en la iglesia de Cristo (cf. 2 Corintios 2:14-16). En la tercera serie, de la nación espiritualmente depravada (Miqueas 6:1-6) y en proceso de desintegración (Miqueas 7:1-7), un remanente elegido del pueblo escogido sería perdonado y salvado por Dios (Miqueas 7:8-20). Ese remanente ahora constituye una parte de la iglesia de Cristo (Romanos 11). No importa lo sucio y harapiento que se vuelva el mundo, prevalecerán los propósitos de Dios de triunfar sobre Satanás y sus esbirros (Romanos 16:20).

En sus oráculos de juicio Miqueas no vuelve atrás en su siempre impopular mensaje de que la paga del pecado es muerte. El simpatizaba intensamente con la clase media de Judá, que era oprimida por la clase alta de Jerusalén (Miqueas 2:1-5, 8, 9). Los terratenientes ricos eran defendidos por magistrados corruptos (Miqueas 3:1-4) y alentados por profetas (Miqueas 2:6-11; 3:5-8) y sacerdotes (Miqueas 3:11) oportunistas. Miqueas, sin embargo, lleno del Espíritu de justicia, no podía ser comprado (Miqueas 3:8). Él no era un poeta moralizador, sino un reformador dinámico que llamaba a la nación a volver a su herencia espiritual (Miqueas 3:8; cf. Jeremías 26:18).

TRASFONDO HISTORICO

Muchos comentaristas atribuyen la mayor parte de los caps. 1-3 a Miqueas y el resto a sucesores anónimos durante los períodos de exilio y posexilio. La inspirada introducción (Miqueas 1:1), sin embargo, identifica a Miqueas como el autor de todas las profecías del libro. El comentario editorial en 3:1 sugiere que Miqueas mismo editó el libro. Ningún dato lingüístico o histórico refuta la propia declaración del libro.

Miqueas profetizó desde el tiempo de Joram (740-732 a.C) hasta el de Ezequías (715-686), un período cuando el imperio neoasirio estaba ascendiendo al poder. Tiglat-Pileser III, el determinado rey asirio (744-727), lanzó a Asiria en una ambiciosa política de expansión imperial. Asaltó la llanura costera de Israel en 734 y anexó el norte de Israel en 733 (2 Reyes 16; 2 Crónicas 28; Isaías 7, 8). Salmanasar V (726- 722) atacó a Samaria de 725 a 722, y ésta cayó ante Sargón II (721-705; 1:2- 7; cf. 2 Reyes 17). Rebeliones periódicas de las naciones en Siria-Palestina contra los tributos imperiales asirios impuestos sobre ellos las mantenían en constante temor de represalias de Asiria. Los invencibles y crueles asirios invadieron la zona en 721-720 y de

Page 73: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

714 a 701. La última resultó más devastadora para Judá. Senaquerib (704-681) se apoderó de todas las fortificaciones en las faldas de las colinas de Judea. Sólo Jerusalén sobrevivió milagrosamente (Miqueas 1:8-16; 2:12, 13; 2 Reyes 18-20; 2 Crónicas 32; Isaías 36-39) porque Ezequías se arrepintió en respuesta a la predicación de Miqueas (Jeremías 26:18).

El lenguaje de Miqueas, aunque derivado de su trasfondo histórico, es poético y abstracto, de manera que el pueblo de Dios bajo circunstancias similares pudiera identificarse con sus mensajes.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

Encabezamiento Miqueas 1:1

1. Primera serie de profecías: Dios reúne el remanente escogido en Jerusalén (1:2-2:13) a) Dios castiga a Samaria y a Judá (1:2-16)b) Ay sobre los opresores(2:1-11) c) Dios preserva a un remanente en Sion (2:12, 13)

2. Segunda serie de profecías: Dios restaura el antiguo dominio de Jerusalén al remanente purificado (3:1-5:15)a) Caída de la antigua Jerusalén y de sus líderes corruptos (3:1-12)b) La nueva Jerusalén exaltada sobre las naciones (4:1-8) c) Los dolores presentes de Sion darán a luz una nueva era (4:9-13) d) El nacimiento y exaltación del Mesías (5:1-6) e) El remanente gobierna a las naciones (5:7-9)f) Dios protege su reino purificado (5:10-15)

3. Tercera serie de profecías: Dios perdona al remanente de su pueblo pecaminoso (6:1-7:20)a) Israel acusado de romper el pacto (6:1-8)b) Las maldiciones del pacto cumplidas sobre Jerusalén (6:9-16)c) Las estructuras sociales de Jerusalén se deshacen (7:1-7)d) Canto de victoria: ¿Quién como el Dios perdonador del remanente?

(7:8-20)

LA PROFECÍA DE NAHUM

INTRODUCCIÓN

Page 74: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

El objetivo de la profecía de Nahum era anunciar el juicio sobre Nínive. Jonás ya había profetizado acerca de Nínive, pero él había vivido 150 años antes que Nahum. En el libro de Jonás la gracia de Jehová triunfa, mientras que en el de Nahum sólo se anuncia la justa ira de Dios y la inevitable destrucción de esta ciudad impía. La visión de Nahum está enfocada sobre este enemigo del pueblo de Dios; es muy sorprendente que no se mencione nada acerca de los pecados de Israel y de Judá. Efectivamente, al tiempo que es anunciada la santa y justa ira de Dios contra los enemigos, el pueblo de Dios recibe palabras reconfortantes (1:12-15). En el capítulo 1 (el cual es similar a un salmo), vemos a Dios celoso y vengador en toda su majestad. Los dos capítulos siguientes profetizan con exactitud la caída y destrucción de Nínive. Nahum profetiza la destrucción de Nínive, que simboliza la liberación de todas las esclavitudes.

NAHUM EL PROFETA

Todo lo que sabemos acerca de Nahum viene del libro mismo. Él era de Elcos, pero no sabemos dónde quedaba ese lugar. Se han sugerido cuando menos cuatro diferentes lugares, desde Judea hasta Siria. La mayoría de los comentaristas asumen que él pronunció sus profecías en Jerusalén (o cuando menos en Judea), pero tal vez él pudo ser uno de los deportados previamente de Israel a Asiria o de los esparcidos entre las naciones (Jeremías 23:1-3; Ezequiel 11:16; Joel 3:2).

Nahum significa “consolación, ánimo”. La raíz tiene el significado de “ser aliviado por la venganza” (Isaías 1:24; 57:6), y esto sería perfectamente adecuado para Nahúm. Cuando Dios se venga de sus enemigos su pueblo recibe ánimo y alivio.

Nahum probablemente vivió poco antes de la destrucción del Imperio Asirio, que se aseguró con la caída de Nínive en 612 a.C, y que es el evento en el que él se concentra. El probablemente profetizó después del saqueo de Tebas en el Nilo en 663, ya que a esto parece referirse en 3:8.

LA SITUACION HISTÓRICA

Nínive era la ciudad capital de Asiria, la nación más implacable y cruel del mundo antiguo. Los asirios aterrorizaban a sus futuras víctimas, no sólo porque destruían y quemaban las ciudades que conquistaban, sino porque también sometían a sus moradores a diversas clases de sufrimientos y humillación.

Un rey, Asurbanipal, se jactaba en los siguientes términos acerca de algunos conspiradores que había frustrado: “En cuanto a esos hombres vulgares que habían dicho cosas despectivas contra mi dios Aser, y que han conspirado contra mí, el príncipe que lo venera, les arranqué la lengua y los humillé. Como una ofrenda póstuma yo aplasté al resto de la gente viva con las mismas estatuas de las deidades protectoras entre las cuales ellos habían aplastado a mi abuelo Senaquerib. Los pedazos cortados de su carne los eché a los perros, a los puercos, a los chacales, a los pájaros, a los buitres, a las aves del cielo y a los peces de los estanques profundos.”

Page 75: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Los asirios eran los que habían destruido a Samaria, y con esta, al reino del norte. En 2 Reyes 17:5 dice: “Después el rey de Asiria... subió contra Samaria y la sitió durante tres años.” Podemos imaginarnos a la gente acosada por el hambre, desesperada e impotente, mientras miraba al ejército asirio, una multitud invencible. También sabían que esos soldados eran completamente implacables. Despellejarían a la gente viva y los arrastrarían con ganchos prendidos de su carne. Y si la gente no sabía todavía de lo que sus enemigos eran capaces, los asirios se lo recordaban cada día (cf. el discurso del comandante de campo asirio a Ezequiel en Isaías 36:4-20). En el museo británico hay esculturas de piedra tomadas de Nínive que muestran la manera en que los asirios trataban a las ciudades conquistadas. Una muestra una pila de cabezas. El cuadro del asedio de Laquis muestra a tres hombres empalados en estacas fuera de la ciudad, una horripilante ayuda visual para los que todavía estaban encerrados adentro. Los cautivos a menudo eran mutilados cortándoles las manos, los pies, las narices, las orejas o las lenguas. Un relieve de Korsabad muestra carros asirios pasando por encima de cuerpos mutilados. Los niños eran a menudo estrellados (Nahum 3:10; cf. Salmo 137:9). Las mujeres podían ser tomadas como despojo y las mujeres embarazadas eran usualmente destripadas.

Habiendo conquistado una ciudad, los asirios tomaban medidas para asegurarse de que no les dieran más problemas en el futuro. Así, cuando Samaria cayó en 721 a.C, 27.000 fueron exiliados y un número comparable de deportados fue traído de otros países. Esto destruía la unidad y hasta la identidad de la nación, lo que hacía muy difícil que organizaran resistencia en el futuro.

Podemos ver por qué la gente estaba (y todavía está) preocupada por la idea de que Dios permitiera a los asirios llevar a cabo el juicio en su nombre. No obstante, la Biblia dice en varios lugares que los asirios fueron instrumentos de juicio.

Nahum llega después de la caída de Samaria. La ciudad de Nínive cayó en 612 a.C., y Nahúm puede ser ubicado poco antes de esto. Noventa años es mucho tiempo para esperar el juicio de una nación malvada. Incidentalmente,

Jonás llevó a cabo su ministerio en Nínive un poco antes de 721. A él se le menciona en 2 Reyes 14:25 (que se refiere al reinado de Jeroboam II, 783-743) como habiendo profetizado previamente.

Aunque el juicio de Dios puede demorarse, nunca se olvida; él tiene mucho cuidado del bien y del mal. El libro de Nahum deja esto bien claro.

EL MENSAJE DE NAHUM

Nahúm es un pequeño libro apasionado con un mensaje principal: Jehová trae castigo sobre Asiria por causa de su grosero pecado. La manera en que Nahum expresa su mensaje ha causado problemas para algunos comentaristas sensitivos. El tono se establece en el encabezado (Nahum 1:2) donde literalmente dice: “¡Dios celoso y vengador es Jehová! Vengador es Jehová, y

Page 76: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

está indignado. Jehová se venga de sus adversarios y guarda su enojo contra sus enemigos.”

La palabra que se traduce como “celoso” viene de una raíz que significa “ardor, celo, envidia”. Puede indicar celos en un sentido malo, o envidia (Génesis 26:14; 30:1; 37:11; Salmo 73:3), pero más a menudo significa estar celoso justificadamente (por ejemplo Números 5:14, 30) o tener un celo justo (por ejemplo Números 11:29; 25:11). Las palabras que se traducen como “vengador, se venga” vienen de una raíz que puede ser usada en un mal sentido, eso es, acariciar sentimientos vengativos contra un vecino. Esto está prohibido en Levítico 19:18 y contrasta con el amor: “no te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Más bien, amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Sin embargo, generalmente como aquí, se habla de la venganza que es correcta y justa (Números 31:2, 3; Deuteronomio 32:43). “Está indignado” indica calor, ira, enojo ardiente y furia (Génesis 27:44, 45; Daniel 8:6).

Entonces, el libro de Nahum es un libro apasionado. El Dios de la Biblia no es frío, remoto e imperturbable como el ideal filosófico griego. Él mira hacia abajo a la humanidad, ve su maldad y en efecto dice: “¿Cómo se atreven a comportarse así en mi mundo? Yo los hice, y ustedes no tienen vida ni derecho de existir sin mí, ningún futuro a menos que estén en armonía conmigo. Lo que sea que esté mal en el mundo tiene que ser enderezado, y yo veré que lo sea.”

Esta clase de idea no va bien con la persona educada promedio de hoy, y el libro de Nahum nos provee un poderoso recordatorio de que Dios cuida de su mundo, y que juzgará el pecado. Por supuesto, necesitamos recordar que la pasión de Dios no es como la nuestra y que su ira no es como la nuestra. Es justa y pura; Nahum 1:3 nos provee el correctivo que necesitamos: “Jehová es lento para la ira y grande en poder.” Luego el profeta regresa, sin embargo, a su énfasis original: “De ninguna manera dará por inocente al culpable.”

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. El título (1:1) 2. Un himno a Jehová (1:2-8) 3. Anuncio de juicio para Asiria y de salvación para Judá(1:9-15)

a) Juicio para los conspiradores (1:9-11)b) Futuros contrastantes de Judá y Asiria (1:12-14)c) El heraldo trae buenas nuevas (1:15)

4. La caída de Nínive: descripción e interpretación (2:1- 3:19)a) La agonía mortal de Nínive (2:1-13)b) ¡Ay de Nínive! (3:1-4)c) “Estoy contra ti”, declara Jehová de los Ejércitos (3:5-19)

LA PROFECÍA DE HABACUCINTRODUCCIÓN

El Libro de Habacuc es un libro profético que toma su nombre de su autor y probablemente significa “uno que abraza” (Hab.1:1; 3:1). Al final de la profecía,

Page 77: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

este nombre se vuelve apropiado conforme el profeta se aferra a Dios independientemente a su confección por los planes de Dios hacia su pueblo.

Como con muchos de los profetas menores, nada se conoce del profeta excepto por lo que puede ser inferido del libro. En el caso de Habacuc, la información interna casi no existe, lo que hace que las conclusiones de su identidad y vida sean conjeturas. Su simple introducción como “el profeta Habacuc” puede implicar que él no necesitaba presentación debido a que era un profeta conocido de sus días.

Fue contemporáneo de Jeremías, Ezequiel, Daniel y Sofonías. La mención de los caldeos (Hab.1:6) sugiere una fecha a finales del siglo VII a.C., poco antes de que Nabucodonosor comenzara su marcha militar a través de Nínive (612 a.C). El amargo lamento de Habacuc (Hab.1:2-4) puede reflejar un período poco después de la muerte de Josías (609 a.C), días en lo que la reforma del rey piadoso (cp. 2 Reyes 23) fueron rápidamente cambiadas por su sucesor, Joacim (Jer. 22:13-19).

TEMAS HISTÓRICOS Y TEOLÓGICOS 

Los versículos de aperturas revelan una situación histórica semejante a los días de Amós y Miqueas. Esencialmente, la justicia había desaparecido de la tierra; la violencia y la impiedad se encontraban por todos lados, existiendo sin freno. En medio de estos días oscuros, el profeta clamó por intervención divina (1:2-4) La respuesta de Dios de que él estaba enviando los caldeos para juzgar a Judá (1:5-11) crea un dilema teológico aún más grande para Habacuc. ¿Por qué Dios no purifico a su pueblo y restauro su justicia? ¿Cómo podía Dios usar a los caldeos para juzgar a un pueblo más justo que ellos (1:12-2:1)? La respuesta de Dios de que también juzgaría a los Caldeos (2:2-20), no satisfizo en su totalidad el dilema teológico del profeta: de hecho, únicamente lo intensificó.

En la mente de Habacuc el asunto que clamaba por resolución ya no era la respuesta justa por parte de Dios hacia el mal (o falta de bien), sino la defensa de la persona y pacto de Dios con su pueblo (1:13). Al igual que Job, el profeta discutió con Dios y a través de esa experiencia alcanzó un entendimiento más profundo de la persona soberana de Dios y su fe se hizo más firme (véase Job 42:5-6; Isaías 55:8-9). Finalmente, Habacuc se dio cuenta que Dios no debía ser adorado simplemente por las bendiciones temporales que él otorga, sino por lo que él es (3:17-19).

Las preguntas del profeta representan unas de las inquietudes fundamentales de toda la vida. Las respuestas de Dios proveen piedras cruciales de fundamento sobre las cuales edificar un entendimiento apropiado de la persona de Dios y sus caminos soberanos en la historia. La esencia en su mensaje yace en el llamado a confiar en Dios (2:4): “el justo por su fe vivirá”.

Las referencias del NT dan teológicamente gran importancia a Habacuc. El escritor de Hebreos cita a Habacuc. (2:4) para aclarar la necesidad del creyente de permanecer fuerte y fiel en medio de la aflicción y las pruebas (Hebreos 10:38). El apóstol Pablo, por otro lado, emplea el versículo dos

Page 78: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

veces (Romanos1:17; Gálatas 3:11) para acentuar la doctrina de la justificación por la fe.

No hay conflicto de interpretación alguna, ya que el énfasis tanto de Habacuc como en las referencias del NT va más allá del acto de la fe para incluir la continuidad de la fe. La fe no es un acto único, sino una manera de vivir. El verdadero creyente, declarado justo por Dios, habitualmente preservara en la fe a lo largo de toda su vida (Colosenses1:22-23; Hebreos 3:12-14). El creyente confiará en Dios soberano que solo hace lo justo.

El término hebreo emunah (fe) tiene el significado de aquel que vive por lo que cree. En otras palabras, la fe sólo puede ser mostrada por lo que uno vive no por lo que uno piensa, de ahí que “el justo por su fe vivirá” o “vivirá de acuerdo a su fe”.

¿QUIEN ERA HABACUC?

Habacuc es una figura vaga, sin parentela ni época indicada en la profecía. Solamente se da su papel como profeta, un intermediario entre Jehová e Israel. Su nombre es aparentemente hebreo, pero refleja la influencia de Mesopotamia, que gobernó sobre Israel del siglo noveno al sexto a.C. En el lenguaje acadio su nombre significa una planta o árbol frutal.

En una posterior tradición judía del libro apócrifo “Daniel, Bel y el Dragón”, Habacuc trae alimento a Daniel en la guarida de los leones. La notación musical y la forma del salmo en Habacuc 3 han sugerido que era un levita, la tribu asociada con la música (Esdras 3:10; Nehemías 12:27). Esto es apoyado por un manuscrito que identifica a su padre como Jesúa, un levita. Otros sugieren que era un funcionario de la corte o profeta del templo. Todas las sugerencias son especulativas, sin ninguna evidencia fuerte para cualquiera de ellas.

Aunque la identidad de Habacuc está en duda, su carácter es claro. Era un seguidor sincero y devoto de Jehová; no solamente se sometía a la voluntad del Señor, sino también se enfrentaba a él cuando pensaba que Dios estaba ignorando sus propias promesas. Como Job, Habacuc no vacila en cuestionar a Dios, en una forma de literatura llamada “teodicea”. Sin embargo, cuestiona a Dios por diferentes razones. Mientras que Job sostiene su inocencia preguntando por qué, a la luz de ella es castigado, Habacuc tiene la pregunta opuesta: puesto que los malvados claramente no son inocentes, ¿por qué no son castigados, a pesar de que están tratando injustamente a los justos? Sin pedir alivio para el sufrimiento (véase Salmo 10; 12, etc.) él pregunta por qué el juicio no se aplica.

El hecho de cuestionar no disminuye la fe de Habacuc en Dios, con el que disfruta de una relación personal (Habacuc 1:12). Él es consciente del asombroso poder del Rey y Creador del universo (Habacuc 3:16), pero también conoce su cuidado para con él (Habacuc 3:17, 18). Habacuc el profeta nos enseña que cuestionar a Dios es aceptable; rehusar confiar en Dios es lo que causa la caída.

LA SITUACION HISTÓRICA

Page 79: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

No se da ninguna fecha para estas profecías, aunque a los eventos a los que se refiere puede fijárseles una fecha. Algunos han sugerido una composición tan tardía como el siglo II a.C., pero la necesidad de modificar el texto de 1:6 para apoyar esta propuesta habla fuertemente en contra de ella. Tal como está, 1:6 anticipa la inminente invasión de los babilonios. La nación que anteriormente regía sobre Israel era Asiria, cuya capital, Nínive, cayó ante los babilonios en 612 a.C. Ellos consolidaron su posición estableciendo el imperio neobabilónico al derrotar una alianza encabezada por Egipto en Carquemish en Siria en 609 a.C. (Jeremías 46:2). Los babilonios finalmente atacaron Jerusalén saqueándola y destruyendo el templo en 587 a.C. Puesto que el profeta anticipa este evento en el texto, aparentemente estaba escrito, o se había dado el mensaje, antes de entonces. La propia caída de Babilonia a manos de Ciro, el rey persa, en 539 a.C, también se anticipa.

EL LIBRO Y SU MENSAJE

La profecía se divide en dos secciones: un diálogo con Dios (caps. 1 y 2) y un himno de alabanza (cap. 3). El diálogo está formado por dos preguntas de Habacuc a Dios, cada una con su respuesta. La primera tiene que ver con la lentitud de Dios para castigar a los malvados entre su pueblo escogido (Habacuc 1:2-4). ¿Permite Dios el pecado? Dios responde que los babilonios pronto van a traer condenación sobre los malhechores (Habacuc 1:5-11), una referencia aparente a la destrucción de Jerusalén y su templo en 587 a.C. Sin embargo, esta respuesta no aquieta la perplejidad de Habacuc, puesto que el remedio parece ser peor que la enfermedad. Aunque los malvados de Israel son malos, los babilonios, ferozmente crueles e inhumanos, son todavía peores. Seguramente hay una desproporción entre las malas acciones de Israel y el castigo de Dios (Habacuc 1:12-17). Sin embargo, Dios muestra que este no es el fin. Su pueblo merece castigo, pero Babilonia no está sin culpa, puesto que su barbarie también caerá bajo el juicio de Dios (Habacuc 2:2- 20), una referencia a la conquista persa de la zona en 539 a.C.

Se traza un agudo contraste entre los babilonios, arrogantes y descarriados y los que dentro de Israel actúan justamente (Habacuc 2:4). Este versículo, especialmente la segunda mitad, es indudablemente el más familiar en el libro. Esto no se debe a la familiaridad con Habacuc, sino más bien a que es muy citado en el NT y de varias maneras en Hebreos (Hebreos 10:38) y por Pablo (Romanos 1:17; Gálatas 3:11). La lucha con la interpretación de este versículo llevó a Martín Lutero a cuestionar la doctrina reinante de la justificación, que precipitó finalmente la Reforma protestante.

Al ver a Dios como justo, contrario a lo que podría ser el caso a primera vista, en el cap. 3, Habacuc lo alaba por su provisión, sabiendo que puede poner su confianza en él (Habacuc 3:17, 18). El lugar del tercer capítulo dentro del libro ha presentado un problema. Tiene su propio encabezado como un salmo y su conclusión (Habacuc 3:1, 19), posiblemente para indicar que en un tiempo tenía una existencia independiente. El comentario del Qumrán sobre Habacuc discute los primeros dos capítulos, pero no el tercero, sugiriendo su inclusión posterior. Sin embargo, el argumento no es fuerte, puesto que el capítulo está incluido en la LXX y en otros textos antiguos. Ya fuera que el profeta haya

Page 80: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

compuesto el himno o lo haya adaptado de alguna fuente anterior, funciona bellamente en su contexto canónico para expresar la relación de Habacuc con su Dios, y el libro solamente puede ser leído y apreciado completamente si queda como está.

En alguna manera el papel de Habacuc y su mensaje es lo opuesto a lo que normalmente se encuentra entre los profetas. En vez de reprobar a Israel en nombre de Dios, él mismo enfrenta a Dios, demandando cuenta de sus acciones, o falta de ellas. El pacto en el Sinaí fue entre dos partes, Dios e Israel, y ninguno puede ignorar sus obligaciones. Habacuc le recuerda a Dios de las maldiciones prometidas si Israel renegara de sus deberes (Deuteronomio 28:15-68), maldiciones que parecen tardarse mucho. El confía en que Dios escuchará sus oraciones y actuará poderosamente hacia Israel y Babilonia. Él también es consciente de la justicia de Dios que, aun sin respuesta, aunque Dios no bendiga a su pueblo en general, o a Habacuc en particular, él todavía es digno de alabanza.

HABACUC PARA HOY

Muchos consideran que cuestionar a Dios es pecaminoso, pero Habacuc y Job muestran que no es así. Etapas difíciles en la vida pueden producir dudas honestas y/o perplejidad, y Dios no condena ni a Job ni a Habacuc por expresar esas dudas. Solamente en un diálogo abierto los malentendidos se resuelven y las diferencias se corrigen. Aun hoy es mejor expresar molestia que dejar que se anide, convirtiéndose en amargura. Aunque la respuesta podría no venir inmediatamente (Habacuc 2:1), o podría causar consternación en sí misma (Habacuc 1:12-17), Dios no prohíbe el cuestionamiento honesto.

Dios ya conoce el principio del fin (Isaías 46:10). El no actúa en secreto, sino que se revela a los creyentes que cuestionan (Amós 3:7). Es importante dirigirse con el debido respeto al grande y asombroso Dios (Habacuc 3:16), pero uno todavía puede dirigirse a él. El consuelo espera al que duda, al que cuestiona o al que sufre, porque parte de lo que Dios es tiene que ver con la salvación y la ayuda a los suyos (Habacuc 3:19). Nosotros también, como Habacuc, esperamos respuestas a nuestras preguntas y necesidades, no solamente porque él cumplió con Habacuc en el primer milenio antes de Cristo (Habacuc 3:3-15), sino que también porque él ya ha cumplido con nuestro propio pasado personal cuando se acerca el tercer milenio después de Cristo, y lo hará de nuevo. Sea que el problema surja de los actos de entidades nacionales, como con Habacuc, o por causa de malas acciones individuales, Dios está allí.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. Título (1:1)

2. Diálogo con Dios (1:2-4) 3. Problema: ¿Por qué queda sin castigo la maldad? (1:5—2:20)

a) Respuesta: El juicio venidero sobre los malvados (1:5-11)b) Problema: ¿No es el remedio peor que la enfermedad? (1:12-17)c) En espera de una respuesta (2:1)d) Respuesta: El juicio viene sobre los malvados (2:2-20)

Page 81: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

4. Salmo de petición y alabanza (3:1-19)

a) Petición por la presencia activa y continuada de Dios (3:1, 2)b) La mano de Dios en la historia (3:3-15)c) Temblando pero confiando (3:16-19)

LA PROFECÍA DE SOFONÍAS

INTRODUCCIÓN

Sofonías, en hebreo Zephanja (צפניה), significa "Dios protege" o "Dios oculta". Kusí, el nombre del padre, significa natural de Etiopía. Según este versículo Sofonías fue tataranieto del rey Ezequías y pudiera ser que al igual que Isaías fuera miembro de la familia real. De este versículo y del análisis del contenido del libro se cree que la actividad del profeta se desarrolló en el reinado de Josías (640-609 a.C). Probablemente Sofonías y Jeremías fueron los profetas que urgieron al rey Josías para que promulgara una Reforma del Culto que posteriormente se llevó a cabo.

El primer versículo indica que la mayor parte del libro fue escrito en tiempos de Josías, y el versículo 4 "Extenderé mi mano contra Judá, y contra todos los habitantes de Jerusalén, y extirparé de este lugar lo que queda de Baal.." sugiere que la fecha de composición es anterior a la Reforma de Josías del año 621 a.C. (Segundo Libro de los Reyes Capítulos 22 y 23).

Page 82: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

El título de este escrito (1:1) incorpora los nombres de los ascendientes de Sofonías hasta su tatarabuelo Ezequías, en el que algunos creen ver al rey de Judá a quien se refiere 2 Reyes 18.1-20.21 (confrontar 2 Cr 29:1-32:33; Is 36:1-39:8). Y ciertamente el nombre es el mismo, y el tiempo en que vivió el antepasado del profeta parece corresponder también al del gobierno de aquel monarca (721–693 a.C). Sin embargo, tales coincidencias no bastan para llegar a la conclusión de que se trata de la misma persona aunque tal vez es lo más probable.

El dato biográfico transmitido por el libro de Sofonías es que el profeta desarrolló su actividad durante el reinado de Josías sobre Judá (640–609 a.C). Fue en aquella época cuando se recuperaron las antiguas tradiciones del pueblo y cuando se puso freno al grave deterioro que la religiosidad judía había sufrido durante los reinados de Manasés y de Amón (2 Reyes 21-25); y fue también entonces cuando, habiéndose descubierto en el 622 a.C el libro de la Ley, Josías emprendió la reforma del culto de Jerusalén (2 Reyes 22:3-23:25; 2 Crónicas 34:8–35:19).

Probablemente a Sofonías le tocó jugar un importante papel en el proceso de reconstrucción moral y espiritual de Judá; pero dado que su proclama encaja más bien en una época de depravación y en una sociedad dominada por el paganismo, y además, dado que no contiene la menor alusión a las reformas de Josías, es fácil suponer que la actividad del profeta corresponde a un tiempo algo anterior a la puesta en marcha de la obra realizada por el rey, quizás a los años 630 a 625 a.C.

EL AUTOR Y SUS TIEMPOS

Sofonías, el autor de la profecía, era de familia piadosa, como lo demuestra su nombre, que significa “guardado por Jehová”. Aunque no es único en el AT (cf. Jeremías 21:1; Zacarías 6:10), muestra la seguridad de sus padres en la providencia del Dios de Israel aun en el nacimiento de su hijo. Aparentemente descendió de Ezequías, el decimocuarto rey de Judá (716-687 a.C.), como lo describe su genealogía (Sofonías 1:1), la más larga encontrada en cualquier libro profético. El mismo versículo identifica la fecha de las profecías durante el reinado de Josías, el decimosexto rey de Judá (640- 609 a.C.), el cual era descendiente de Ezequías.

El período entre los piadosos reyes Ezequías y Josías fue marcado por el decaimiento religioso. La adoración verdadera fue pervertida por el malvado Manasés (2 Reyes 21:1-18) y por su hijo Amón (2 Reyes 21:19-26), abuelo y padre de Josías, respectivamente. Tal vez la preservación de una familia recta y de su hijo durante este período turbulento llevó a sus padres a darle a Sofonías su nombre.

Es asunto de debate cuándo, durante el reinado de Josías, fueron pronunciadas las profecías de Sofonías. Algunos sugieren una fecha antes de que Josías restaurara el culto a Jehová, la respuesta correcta de Israel a Jehová, el Dios al que él había jurado lealtad en el monte Sinaí (Éxodo 19-24). Toda la vida del pueblo, política, social y religiosa, debía ser dirigida por la

Page 83: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

voluntad de Dios como había sido revelada en Sinaí en la ley, como fue registrada en el Pentateuco, pero ellos reiteradamente decidieron ignorarla, viviendo según sus propios deseos. Fue solamente bajo Josías que volvieron a captar la visión del culto a Jehová (2 Reyes 22:1-23:30; 2 Crónicas 34:1-35:27). Se sugiere una fecha anterior a Josías, puesto que todavía existían prácticas paganas (1:4-9). Esto fecha al libro antes de 621 a.C, el principio de sus reformas. El argumento no es convincente, sin embargo, puesto que la reforma nacional religiosa instituida por un rey no fue seguida universalmente por el pueblo, y ni siquiera por futuros gobernantes.

Aunque prohibidas oficialmente por Josías, las prácticas paganas continuaron indudablemente entre el pueblo, lo que no excluye alguna fecha durante su reinado. Jeremías, contemporáneo de Sofonías, condenó algunas de las mismas prácticas (Sofonías 1:4, 5; cf. Jeremías 2:8; 8:2; 19:5, 13: 32:35), y la necesidad que surgió alrededor del mismo período por otros profetas, Nahum y Habacuc, también sugiere que las reformas de Josías no fueron completas ni permanentes.

Los extraordinarios paralelos entre Sofonías y Deuteronomio (ver. Sofonías 1:5, 13, 18; 3:5) apoyan una fecha posterior al principio de las reformas de Josías, que fue iniciada por el descubrimiento de “El libro de la Ley” en el templo (2 Reyes 22:8). Se acepta generalmente que el documento que fue descubierto era una forma de Deuteronomio, que sirvió como base para restablecer el culto a Jehová. Las referencias aparentes de Sofonías a Deuteronomio lo llevan a uno a sugerir que él profetizó después del redescubrimiento del libro.

En los caps. 2 y 3 se mencionan varias naciones, y la referencia a Asiria (Sofonías 2:13-15) en particular ayuda a determinar la fecha del libro. Sofonías predijo la destrucción de Nínive, la capital de Asiria (Sofonías 2:13). Asiria, desde la derrota y deportación de Israel en 722 a.C (2 Reyes 17:4-41; 18:9-12), era la amenaza más importante que se cernía sobre Judá. Aunque aparentemente invencible para Judá, bajo la mano de Dios usando el poder de los vecinos babilonios, los días de Asiria estaban contados. Para el fin del siglo sexto se desvanecía rápidamente. En 612 a.C Nínive cayó ante Babilonia y todo el imperio fue tomado en 605, de modo que la profecía de Sofonías debe ser anterior a 612 a.C.

Otras naciones mencionadas incluyen a los filisteos (Sofonías 2:4-7), a Moab y a Amón (Sofonías 2:8-11) y a Cus (Sofonías 2:12). Los filisteos habían sido antagonistas de Israel desde su regreso de Egipto después del éxodo, y finalmente fueron sometidos, aunque no erradicados, por David. La liga de sus cinco ciudades estados, Asdod, Ascalón, Gaza, Ecrón y Gat, estaba en la orilla del Mediterráneo, al occidente del mar Muerto. Gat aparentemente había declinado para el tiempo de la profecía de Sofonías, puesto que no se incluye en su oráculo de juicio, que no era único en sus advertencias respecto a estos pueblos (confrontar Isaías 14:28-32; Jeremías 47; Amós 1:6-8; Zacarías 9:5-7).

Las dos naciones de Transjordania, Amón y Moab, estaban relacionadas por sus antepasados, los hijos que Lot tuvo con sus hijas (Génesis 19:36-38), y de esta manera (por medio del parentesco de Lot con Abraham; Génesis 12:5)

Page 84: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

también estaban emparentadas con Israel. Esta relación, sin embargo, no era cercana, puesto que había frecuente oposición entre Israel y sus “primos” del otro lado del Jordán (cf. Jueces 3:12-30; 1 Samuel 11:1-11; 2 Reyes 3:4-27).

Cus, o Etiopía, había sido derrotada por los babilonios en 663 a.C. cuando éstos invadieron Egipto, al cual controlaba Etiopía desde el tiempo de la dinastía veinticinco (c. 716-663 a.C.). En 2:12 tenemos lo que podría ser una memoria de esta destrucción, o, más probablemente, Cus se usa como una designación alternativa para todo Egipto (véase Isaías 20:4 y Ezequiel 30:4-9). El juicio de Dios entonces no caería solamente sobre el vecino más pequeño de Judá, sino también sobre los poderes más importantes del mundo, Egipto y Asiria, que estaban más lejanos.

EL LIBRO Y SU MENSAJE

El mensaje profético de Sofonías comienza con el anuncio de un desastre de dimensiones universales. Jehová afirma que, a causa de los pecados de Judá, va a destruir “todas las cosas de sobre la faz de la tierra”, lo mismo a seres humanos que a bestias. Solo se salvarán –quizá- los “humildes de la tierra” y los que de veras buscan actuar con justicia (1:2-2:3). En una segunda sección (2:4-3:8), el oráculo del profeta se proyecta más directamente sobre los enemigos de Judá. El juicio de Dios alcanzará a las naciones paganas, desde los filisteos habitantes de las costas mediterráneas hasta los asirios de la Mesopotamia. En tercer lugar (3:9–20), la voz de Sofonías proclama un mensaje de esperanza dirigido al pequeño resto, al “resto de Israel” (v. 13), al “pueblo humilde y pobre” (v.12) que habrá sobrevivido a la catástrofe. A este le anuncia el profeta “pureza de labios” para invocar el nombre de Jehová (v. 9), y liberación definitiva de toda cautividad (v. 19).

El tema central del mensaje de Sofonías es el anunciado “día grande de Jehová” (1:7, 10,14), tema que ya había despertado el interés de otros profetas (cf. Am 5:18–20). Sofonías lo describe con sombrías pinceladas: “Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla” (1:15). En él habrá clamor, castigo y saqueo, y en él gritarán los valientes (1:8–13). Pero también ese día terrible pondrá fin al dominio de la maldad sobre la tierra y a la indiferencia de quienes piensan que Dios permanece ajeno al drama de la existencia humana (1:12).

Algunos han cuestionado si partes del libro son originales, especialmente Sofonías 3:14-20; sobre la base cuestionable de que la nación descarriada, que enfrentaba el juicio y que se le había advertido que se arrepintiera, no habría recibido un mensaje de esperanza, como se encuentra en estos versículos. Se alega que el juicio era la regla antes del exilio, y que la esperanza entró en los mensajes del profeta sólo después del evento. Esta reconstrucción aparentemente lógica choca con el AT como un todo, que vez tras vez coloca juntos dos aspectos del carácter de Dios: la justicia santa y el amor compasivo, que no se excluyen mutuamente (véase la mezcla en Isaías 1-2; Oseas 2; Amós 9). Esta mezcla de esperanza y juicio no debe ser una sorpresa si uno considera la naturaleza del pacto entre Dios y su pueblo. Parte integral de él eran tanto las bendiciones por la obediencia (por ejemplo Deuteronomio 28:1-

Page 85: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

14) como las maldiciones por la desobediencia (Deuteronomio 28:15-68). Hasta el suceso del éxodo, tan central para la fe del pueblo de Dios, es una combinación de ambos: esperanza para los que obedecían a Dios (Éxodo 12:21-28) y castigo para sus oponentes (12:29, 30; 14:26-28).

Un tema teológico que une el libro es el juicio. La predicación sobre este tema (Sofonías 1:2-6) lleva al profeta al juicio final, el día de Jehová (Sofonías 1:7-3:20), que se precipitará en los “últimos días” por acciones humanas. Aunque Sofonías no es el único que discute el día (cf. Isaías 2; Jeremías 46-51; Ezequiel 7; Joel 2), en ninguna otra parte sirve como tema unificador teológico de un libro como lo hace aquí.

Sofonías muestra la naturaleza doble de este día como un tiempo de juicio punitivo y también de bendita esperanza. El castigo caerá sobre Judá por su fracaso de seguir el pacto. Las prácticas paganas específicas están inscritas para condenación (Sofonías 1:4-6), como lo son las de los líderes de Judá (Sofonías 3:3-4). Su apatía (Sofonías 1:12, 13) y su orgullo (Sofonías 2:3) son condenadas particularmente.

Las naciones tampoco están exentas de juicio (cap. 2); su corrupción es como la citada en Génesis 6:5-7. El orgullo precipita su caída (Sofonías 2:10, 15).

A Israel se le ofrece esperanza si se humilla, revirtiendo su necio orgullo (Sofonías 3:12). Hay esperanza inmediata para Israel (Sofonías 2:3), como también promesas de bendiciones futuras para él (Sofonías 3:13-17) y para las naciones (Sofonías 3:9). La esperanza nacional, social e individual solamente puede florecer en el contexto de la humildad. El orgullo y la esperanza no pueden existir juntos.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

Encabezamiento (Sofonías 1:1)

1. Juicio (1:2-6)2. El día como juicio (1:7—3:8)

a) Judá (1:7-13)b) El día del Señor (1:14—2:3)c) Naciones individuales (2:4—3:8)

3. El día como esperanza (3:9-20)

Page 86: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

LA PROFECÍA DE HAGEO

INTRODUCCIÓN

Se ha dicho que el mejor comentario sobre la Escritura es la Escritura misma. Este es particularmente el caso del libro de Hageo. Los eventos del libro tuvieron lugar durante el segundo año del rey Darío (Hageo 1:1), que es también la ocasión de los primeros capítulos de Zacarías y parte de Esdras (Zacarías 1:1,7; Esdras 4:24-6:15). Por eso, para tener un cuadro más completo podemos leer esos tres pasajes lado a lado. Además, nos ayudará leer acerca de la actitud de Dios ante la desobediencia de su pueblo en Deuteronomio 28 y Amós 4.

No se sabe quién puso por escrito el libro de Hageo. Pudo haber sido Hageo mismo. El interés en la autoría es un concepto moderno; los libros del AT rara vez mencionan quién escribió el texto. En contraste, el nombre de cualquier persona que daba profecías casi siempre era registrado. Todas las profecías de este libro se atribuyen a Hageo (Hageo 1:1, 13, 2:1, 10, 20).

Page 87: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

El texto del libro está en buena condición. Algunos han propuesto que la repetición de la frase “en el día 24” (Hageo 1:15; 2:10) es una señal de que el texto fue adulterado, pero no hay necesidad de crear dificultades. El texto tiene sentido como está.

LOS EVENTOS

El trasfondo de Hageo puede verse en Esdras 1-4. Los desterrados que regresaban habían empezado a reconstruir el templo en 536 a.C. (Esdras 3:8), pero habían detenido el trabajo como resultado de oposición local (Esdras 4:1-5, 24). En el segundo año del rey Darío (520 a.C.) empezaron a construir de nuevo, movidos por la palabra de Dios por medio de Hageo (Hageo 1:14,15). La construcción se terminó en 516 (Esdras 6:15), como 70 años después de que el primer templo había sido destruido en la caída de Jerusalén en 587 (ver Jeremías 25:11, 29:10; Daniel 9:2).

El futuro también está en mente. Dios promete que los cambios ambientales y políticos harán que su templo se llene, y que su dirigente será mantenido seguro en el próximo disturbio (Hageo 2:6, 7, 22, 23).

LA GENTE MENCIONADA EN EL LIBRO

A Hageo simplemente se le menciona como “el profeta”. La idea de que él no conocía los asuntos sacerdotales por sus preguntas a los sacerdotes en Hageo 2:11-13 no es convincente. Dado que su palabra fue puesta por obra prontamente, podemos concluir que él ya había sido aceptado como verdadero profeta.

Darío (Hageo 1:1) es conocido como Darío I, hijo de Histaspes, que gobernó Babilonia de 522-486 a.C. El siguió a Cambises (530-522), que había seguido a su padre Ciro (539-530; ver Esdras 1).

Zorobabel, el gobernador de Judá era un miembro de la línea real. Era descendiente de Joaquín, que fue llevado al exilio en 597 a.C. (2 Reyes 24:15; cf. Mateo 1:11-13). Él era hijo de Salatiel, según Hageo 1:1. No es fácil relacionar esto con 1 Crónicas 3:18, 19, donde dice que era hijo de Pedaías. Tal vez hubo una adopción o hasta un matrimonio de levirato que no ha sido registrado (Deuteronomio 25:5, 6). Tal vez la corona no pasó en línea directa, como sucedió en el Reino Unido en el siglo XVIII.

Josué el sumo sacerdote (también llamado Jesúa en Esdras y Nehemías), era hijo de Josadac, que había sido llevado al destierro en 587 (1 Crónicas 6:15). Él era un sacerdote importante, si no ya el sumo sacerdote, desde 537 en adelante (Esdras 2:2, 36, 40; 3:2). Dios tuvo palabra especial para él en Zacarías 3 y 6:11-13. Su nombre sugiere “Dios salva”, y es la forma hebrea detrás del griego “Jesús”.

Los descritos en el libro como “el pueblo” eran el remanente de los que habían ido al destierro en Babilonia, y que ahora regresaron a Judea (Hageo 1:14;

Page 88: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Esdras 4:1). Su primer intento de reconstruir el templo había encontrado oposición de la gente que entonces vivía en Samaria (Esdras 4:17-24).

Aunque no hay referencia explícita al Mesías venidero, por mucho tiempo se ha pensado que las promesas hechas a Zorobabel (Hageo 2:23) y a Josué (Zacarías 6:11-13) eran de tal naturaleza que encontrarían su cumplimiento final en el Mesías prometido. Ver también el comentario sobre 2:7.

Podemos señalar que además de los breves “sí” y “no” de los sacerdotes, nadie más habla en el libro excepto Hageo. Ellos sencillamente actúan en respuesta a la palabra de Dios mediante Hageo. Esto resalta el hecho de que la palabra de Dios alcanza su propósito (cf. Isaías 55:10,11).

LAS PROFECÍAS

Hubo cinco profecías, en tres días, durante cuatro meses en 520 a.C. Todas ellas vinieron a través de Hageo, y fueron dirigidas a gente específica en cada caso. En esas palabras de profecía, Dios deseaba abrir los ojos del pueblo, alentándolos a arrepentirse y a obedecer, y les prometía que resultaría en bendición.

Un rasgo de la palabra de Dios es su relevancia recurrente en generaciones sucesivas. El cumplimiento de la profecía no está limitado necesariamente a una sola aplicación. Puede compararse a la habilidad de lanzar una piedra plana saltando sobre el agua de un lago. En lugar de hundirse cuando toca por primera vez el agua (como sugeriría la ley de gravedad), la piedra se eleva y toca la superficie del agua en numerosos lugares por causa de la energía giratoria que lleva (cf. 1. Samuel 3:19-20).

Un ejemplo de esto en las Escrituras es el tema recurrente de la liberación por medio del agua. Noé fue salvado en el arca (Génesis 7:1); más tarde Moisés fue preservado en su arquilla (la misma palabra en heb.; Éxodo 2:3); más tarde la gente fue librada en el mar Rojo (Éxodo 14:21-29). Este tema se repite en un número de pasajes y llegó a ser parte del simbolismo del bautismo cristiano (por ejemplo Jueces 5:21; Isaías 43:2; 51:10; 1 Corintios 10:1, 2).

Por eso, en el libro de Hageo podemos esperar que las palabras de Dios tengan más de un nivel de aplicación. También, como un cumplimiento anticipado de las profecías dentro de unos cuantos meses o años, es útil mirar adelante a períodos posteriores, especialmente en la vida de Jesús y de la iglesia y, de hecho, en nuestro propio tiempo también.

Esto nos lleva a la frase “dentro de poco” (Hageo 2:6). Aunque esto puede darnos la impresión de un período corto, cuando es visto desde una perspectiva humana, desde la perspectiva de Dios puede ser un corto tiempo, pues para él mil años son como un día (2 Pedro 3:8). Si este es el caso, discernir entonces cumplimientos adicionales de las palabras de Hageo centenares de años después no sería una dificultad.

Page 89: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Esto nos trae finalmente a la posible aplicación de las palabras de Hageo a nuestro propio tiempo. Algunos encontrarían esperanza para la paz en el monte del templo en Jerusalén, y protección para el moderno Israel en las palabras de Hageo (Hageo 2:9, 21-23). Otros verían una aplicación espiritual de estas promesas en la iglesia, argumentando que el reino de Jesús no es de este mundo (Juan 18:36; véase 1 Corintios 3:26; 6:19; Apocalipsis 21:22). Otros, por su parte, anticiparían el cumplimiento de ambas maneras. Hacemos bien en ser precavidos; pocas personas esperaban que Jesús cumpliera la profecía en la manera en que lo hizo. Es más fácil reconocer el cumplimiento de la profecía después del evento que antes.

LA MALDICIÓN

Aunque la palabra “maldición” no aparece en el libro de Hageo, la descripción de lo que estaba sucediendo al pueblo corresponde muy de cerca a las “maldiciones” del Pentateuco, a lo que Dios había prometido hacer a su pueblo si no obedecían o escuchaban su voz (Deuteronomio 28). El pueblo había estado bajo la maldición de Dios en el destierro (Zacarías 8:13) y evidentemente todavía lo estaban, a pesar del hecho de que habían regresado a la patria (Hageo 1:6, 11).

Tal lenguaje puede parecernos extraño, pero necesitamos tener en mente que en la Escritura Dios no solamente bendice; él también maldice. Esto no terminó con la venida de Cristo, el cual maldijo la higuera. Esta historia se desarrolla antes y después de una visita al templo (Marcos 11:12-21), y la acción de Jesús puede verse como un comentario sobre lo que sucedería después a la comunidad del templo del pueblo de Dios. El templo, que había sido reconstruido desde el tiempo de Hageo (Juan 2:20), fue destruido en 70 d.C, y el pueblo fue dispersado entre las naciones (Marcos 13:1, 2; Lucas 21:24).

La maldición de Dios todavía está en operación hoy en día, puesto que solamente será quitada en el mismo fin, en la era de los nuevos cielos y la nueva tierra (Apocalipsis 22:3). Los creyentes hacemos bien en captar el efecto dañino y continuo que el pecado tiene en nuestras vidas. Podemos ser librados de cualquier maldición ahora por el arrepentimiento verdadero y completo de cualquier cosa que haya permitido que la maldición opere, pidiéndole a Dios que aplique los efectos de la cruz a nuestras vidas (Proverbios 26:2; Gálatas 3:12-14).

REPETICIÓN

El uso de la repetición en los textos del AT es digno a menudo de tomarse en cuenta. En el libro de Hageo las palabras que Dios dice tienden a ser repetidas. A la gente se le pide cuatro veces reflexionar cuidadosamente en sus caminos (Hageo 1:5, 7; 2:15, 18); el estado de la casa de Dios y sus casas se compara dos veces (Hageo 1:4, 9); dos veces se les dice: “Yo estoy con vosotros” (Hageo 1:13; 2:4); y la instrucción de “esforzarse” aparece tres veces (Hageo 2:4). Las listas de desastres que han azotado al país se repiten (Hageo 1:6, 10, 11; 2:16, 17, 19). De igual manera, la profecía acerca de que las naciones serán zarandeadas se repite (Hageo 2:6, 21, 22).

Page 90: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

En vista de la cantidad de repeticiones en tan pocos versículos, podemos preguntar cuál podría ser el propósito. Tal vez fue para añadir énfasis; la gente necesitaba escuchar las cosas más de una vez para que el mensaje pudiera penetrar (2 Pedro 1:12, 13). Otra posibilidad la sugiere la interpretación de José a los sueños del faraón. Los sueños vinieron dos veces para mostrar que Dios estaba firmemente decidido, y que “pronto” haría lo que se había propuesto (Génesis 41:32). Sobre cuánto tiempo podría ser “pronto”, véase bajo “Las profecías” arriba.

ESTRUCTURA Y TEMA

Los contenidos de la primera mitad del libro (1:1-2:9) se repiten en miniatura en la segunda mitad (2:15-22). Hay una secuencia de: dolor (1:1-11), bendición (1:12-2:5) y cataclismo (2:6-9). Luego de esto hay como un paréntesis al que se denomina contaminación (2:10-14); en seguida se repite el ciclo: dolor (2:15-17), bendición (2:18-19) y cataclismo (2:20-22), con un epilogo al que se denomina seguridad (2:23) Un tema que surge de esto es que cuando el pueblo de Dios se arrepiente y se vuelve a Dios, y acepta sus requisitos, Dios no solamente responderá con bendiciones para su pueblo, sino que también habrá efectos tormentosos en la sociedad y más allá.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. El mensaje de Dios a los dirigentes de Judá: “Mi casa y vuestras vidas están en ruinas.” (1:1-11)

2. La respuesta del pueblo: “Empieza la reconstrucción” (1:12-15)3. El mensaje de Dios acerca del nuevo templo: “Yo transformaré vuestras

vidas.” (2:1-9)4. Palabra de Dios sobre la maldición: “La cambiaré en bendición.” (2:10-

19)5. Las promesas de Dios a Zorobabel: “Mantendré seguro a mi dirigente.”

(2:20-23)

LA PROFECÍA DE ZACARÍAS

INTRODUCCIÓN

Como casi todos los libros proféticos del AT, Zacarías también tiene sus problemas a la hora de analizar la profecía. Sin embargo, tales problemas añaden riqueza al estudio y al significado de las profecías. De algún modo hacen notar que comprender las profecías no es una cosa sencilla para los descuidados. La interpretación requiere alto grado de concentración y una mente abierta a la revelación de Dios.

EL LIBRO

El libro de Zacarías se divide naturalmente en dos partes: caps. 1-8 y 9-14. Los primeros ocho capítulos provienen claramente de Zacarías hijo de Berequías, hijo de Ido, fechados entre el octavo mes del segundo año de Darío, lo que

Page 91: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

equivale a decir 520 a.C, y el cuarto día del noveno mes del cuarto año de su reinado (518 a.C).

Los caps. 9-14 son muy diferentes en estilo de la primera parte del libro. A su vez, se dividen en dos partes, 9-11 y 12-14, cada uno con el subtítulo “Un Oráculo”. Este oráculo también es llamado “Carga” y comienza así: “Profecía de la palabra de Jehová”. El libro de Malaquías comienza con la misma palabra.

EL PROFETA

El abuelo de Zacarías probablemente fue el “Iddo” que aparece en la lista de Nehemías 12:4 entre los líderes de los sacerdotes y levitas que volvieron del exilio a Jerusalén. Parece haber sido un hombre de importancia dada la manera de referirse a él en Esdras 5:1 y 6:14, “Zacarías hijo de Ido”. El padre de Zacarías se omite de esta lista, pero el abuelo está incluido. Si esta relación es correcta, entonces Zacarías era tanto sacerdote como profeta.

Mateo hace referencia a “Zacarías hijo de Berequías a quien matasteis entre el santuario y el altar” (Mateo 23:35). Si éste es el mismo Zacarías, entonces aclara el significado de Zacarías 12:10 y 13:7.

El nombre Zacarías significa “Yah recuerda” (“Yah” es una abreviatura de “Yahweh” que se traduce “el Señor”). El nombre era bien conocido; probablemente como 30 individuos diferentes tenían ese nombre en el AT. Sin embargo, era un nombre apropiado para el profeta, ya que él llamaba al pueblo a recordar el pasado y, por ende, a cambiar su conducta (Zacarías 1:2-6; 7:5-14; 8:14-17).

Zacarías probablemente regresó de Babilonia a Jerusalén en 538 a.C. El profetizó desde 520, a la par con Hageo, urgiendo al pueblo a reconstruir el templo, y de esta manera mostrar que habían puesto a Dios primero en sus pensamientos (cf. Hageo 1:9). Dejar el templo como una ruina inútil era mostrar que realmente no les importaba si Dios habitaba en medio de ellos o no.

En los caps. 9-14 no hay datos biográficos concernientes al escritor. Véase más adelante, bajo “La compilación”, una discusión sobre la paternidad de estos capítulos.

FONDO HISTORICO

En 538 a.C. el rey Ciro conquistó Babilonia y lanzó un decreto permitiendo que los exiliados de muchos países, incluyendo Judá, volvieran a sus hogares. Los judíos tenían permiso para reconstruir el templo en Jerusalén (Esdras 1:1-4) y volvieron llenos de regocijo y esperanza, bajo la dirección de Zorobabel (quien puede haber sido llamado Sesbasar; cf. Esdras 3:8; 5:14-16). Pudieron poner los fundamentos del templo, pero fueron estorbados en su trabajo por pueblos vecinos a través de todo el reinado de Ciro (538- 522 a.C; Esdras 4:4, 5).

Page 92: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Zacarías y Hageo animaron al pueblo a volver a reconstruir; Tatnai, gobernador de la provincia de Más Allá del Río, y Setar-Boznai y sus asociados objetaron ante este trabajo y demandaban saber qué autoridad tenían para realizarlo (Esdras 5:3). Las autoridades investigaron los archivos reales en Babilonia y hallaron el decreto de Ciro (Esdras 6:1-5), el cual no sólo permitía a los judíos volver a Jerusalén, sino que detallaba que se debiera dar ayuda financiera del tesoro real (v. 4), y que el oro y la plata del templo debiera devolverse (v. 5). Así que fue Darío mismo quien animó a los judíos, ajustándose al decreto anterior, pagando por la reconstrucción, proveyendo animales para sacrificios (vv. 8-10), y desanimando a otros que querían impedir el trabajo (v. 11).

Zacarías hacía mucho hincapié en que se completara el templo bajo la dirección de Zorobabel (Zacarías 4:9, 10; 6:12). Sería una señal de que Dios habría vuelto a morar entre su pueblo (Zacarías 2:10; 8:8; cf. 1:17; 2:12). Por lo tanto, hubo gran regocijo cuando, en 516 a.C., el templo fue completado (Esdras 6:14-16). El pueblo reanudó su dedicación a Dios y esperaban un tiempo de bendición. Lamentablemente, sus expectativas no fueron satisfechas. Asumieron que la vida sería maravillosa, pero resultó ser muy dura. No amaneció la época dorada, y muchos comenzaron a preguntarse si Dios, después de todo, estaba verdaderamente con ellos.

Nuestro conocimiento de la historia del periodo del posexilio es muy limitado. Algunas de las pocas fuentes de conocimiento que tenemos no pueden ser fechadas con exactitud. Sin embargo, podemos asegurar que a través del periodo cuando Judá formaba parte del Imperio Medopersa permanecieron visiblemente como una población insignificante y débil, encarando la oposición de sus vecinos (por ejemplo Esdras 4:6-24). Esto siguió cuando se estableció el Imperio Griego por medio de Felipe de Macedonia y su hijo Alejandro Magno.

Agregado a esta incertidumbre está el hecho de que no podemos estar seguros de la fecha de los caps. 9-14, y está bien claro que no podemos especificar con mucha precisión el fondo histórico de estos capítulos posteriores. Tenemos que satisfacernos con un conocimiento más bien general de todo el periodo, y recordar que pudo haber habido muchas variantes en la situación, y muchos eventos de los cuales no tenemos ningún dato.

El bosquejo de los eventos puede darse como sigue:

538-536 El decreto de Ciro

a) Muchos exiliados vuelven a Jerusalén. b) Comienzan a reconstruir, pero se ven obligados a cesar y quedan

desanimados.

522 Darío llega al trono.

520 Hageo y Zacarías reaniman al pueblo en la reconstrucción del templo.

516 La reconstrucción del templo completado

Page 93: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

486-465 El reinado de Jerjes Se menciona la oposición en Esdras 4:6

465-424 El reinado de Artajerjes. Se menciona la oposición en Esdras 4:7-23

445 Llega Nehemías a Jerusalén para reedificar los muros de la ciudad

333 El comienzo del Imperio Griego Véase también el esquema de la p. 656.

TEXTO Y CANON

El texto de los caps. 1-8 está generalmente claro y libre de los errores que a menudo resultan del copiado de los manuscritos a lo largo de varios siglos. El sentido gramatical es casi siempre claro, aunque el significado preciso del profeta a veces está oscuro (por ejemplo Zacarías 2:8, 9; 3:8, 9; 4:10b; 5:6).

Los caps. 9-14 son mucho más oscuros (por ejemplo Zacarías 11:13; 12:10) y muchos son los que han sugerido “correcciones” al texto. Algunos estudiosos han propuesto, además, un nuevo arreglo de las secciones del libro para que sea más lógico. Por ejemplo, algunos quitarían la sección del cap. 4 que comienza con “Entonces me explicó diciendo...” (v. 6) y termina con “... la mano de Zorobabel” (v. 10). El efecto de esto sería el de restaurar la conexión entre “Entonces me explicó diciendo...” (v. 6) y la segunda parte del v. 10. Pero dado el arreglo cuidadoso del texto por el autor y/o editor, ésta no parecería ser una acción sabia. Otros cambios se sugieren en los caps. 9-14, y 13:7-9 a veces se coloca al final del cap. 11 como para mantener unidos los pasajes del “pastor”.

En Ecclus. 49:10 (180 a.C.) se hace alusión a “los doce profetas”, lo que sugiere que el canon profético ya estaba fijo para el principio del siglo II a.C. El orden de los llamados profetas “menores” varía entre diferentes mss., pero los caps. 1-14 de Zacarías siempre se hallan juntos en los mss.

LA COMPILACION

El grueso de los caps. 1-6 consiste en una serie de ocho visiones (Zacarías 1:7-6:8) a las que se han agregado otros oráculos (Zacarías 2:6-13; 6:9-15; cf. 4:6-10a).

Los caps. 7 y 8 consisten en una pregunta sobre el ayuno hecha al profeta por algunos varones de Betel. Zacarías responde con una prolongada reprimenda, una orden y una promesa, antes de contestar la pregunta finalmente.

No hay lugar a duda de que el material básico de los caps. 1-8 provengan de Zacarías mismo. Es posible que haya pasajes que provienen de un editor o editores (por ejemplo Zacarías 1:1; 1:6b; 2:6-13; 4:6-10; 6:9-15; y partes de Zacarías 7), aunque la explicación más probable para los agregados de las visiones sea que provinieron del profeta mismo en un tiempo posterior.

Se ha disputado más acaloradamente acerca de los últimos seis capítulos. Los estudiosos conservadores han sostenido, generalmente, que provinieron del mismo autor de los caps. 1-8, Zacarías el profeta. Los estudiosos liberales lo

Page 94: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

han negado universalmente, y con frecuencia arguyen que esta sección del libro es como una labor de retazos de profecías que, con frecuencia, no se relacionan entre sí; y que provienen de un vasto periodo histórico mucho después del año 520 a.C.

Un cambio de ambiente ocurrió con los estudios de P. Lamarche, quien argüía que el todo de Zacarías 9-14 forma una estructura intrincada donde los pasajes “mesiánicos” ocurren en ciertos lugares que se corresponden entre sí y que pueden aceptarse juntos para dar un cuadro del Mesías. Este estudio recibió una aceptación cálida en general, y fue apreciado especialmente por los estudiosos conservadores.

A pesar de que haya razones por las que esto no puede aceptarse en detalle existe una unidad en estos capítulos. Tratan temas recurrentes, como son:

1. juicio y bendición por medio de la acción militar. 2. El liderazgo del pueblo de Dios (se trata bajo los símbolos del “rey

humilde”, “el pastor y el rebaño”, y “el traspasado”).

Hay varios pasajes a los que Jesús se refirió en el NT.

LA TEOLOGIA DE ZACARIAS

En todo el libro de Zacarías existe un énfasis en el poder de Dios sobre todo el mundo. Él ha permitido que las naciones inflijan juicio sobre su pueblo, Judá, pero hay límites estrictos a sus acciones. Judá ha sido y sigue siendo la elegida de Dios y su juicio tiene el fin de restaurarles a una relación pura con él. Aquellas naciones que han sobrepasado la línea ahora serán juzgadas. Dentro de este plan existe un papel importante para ciertos individuos. Los personajes históricos: Zorobabel (el gobernador) y Josué (el sumo sacerdote) se mencionan como restaurando el templo y su culto. Sin embargo, tienen una significación de mayor alcance que esto. Representan a “los ungidos” que “están delante del Señor de toda la tierra” (Zacarías 4:14), y Zorobabel se identifica en algún sentido con “el Retoño” (Zacarías 3:8; 6:12), que es una palabra usada para describir al Mesías en Jeremías 23:5 y 33:15 (cf. Isaías 4:2).

Los caps. 1-8 forman una unidad muy clara con ciertos temas recurrentes importantes:

a) La ira de Dios con “vuestros padres” y el juicio que siguió (Zacarías 1:2-6; 7:7-14).

b) La ira de Dios transferida a las naciones como sus operadoras (se iniciaron de acuerdo con sus intenciones), y su compasión por Judá y Jerusalén (Zacarías 1:12-17, 21; 8:1, 2, 15; cf. 3:2).

c) La intención de Dios, de habitar en medio de su pueblo en Jerusalén nuevamente, y de ser su Dios (Zacarías 2:10-12; 8:3, 8).

d) El interés de que el pueblo sepa que Dios ha enviado un mensajero para ellos (Zacarías 2:8, 9, 11; 4:9; 6:15).

Page 95: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

e) La provisión de líderes civiles y religiosos en armonía autorizados por Dios (Zacarías 3:7-9; 4:6-10; 6:11-14).

f) La purificación del pueblo de Dios, y su futura obediencia (Zacarías 3:3-5; 5:3, 4, 5-11; 6:15b; 8:16, 17).

g) La bendición final de los pueblos no judaicos, los que se unirán a Dios, y llegarán a suplicar su bendición (Zacarías 8:20-23).

En los caps. 9-14 vemos intereses similares, aunque son expresados en forma diferente:

a) La “impaciencia” de Dios con “el rebaño” y su juicio, expresado parcialmente por el ataque de las naciones y en parte relacionado, de alguna manera, a su provisión de malos líderes (Zacarías 11:4-14; 14:2).

b) La victoria que Dios dio a Judá y a Jerusalén (y David) sobre las naciones, aunque al principio tuvieron éxito (Zacarías 9:1-8; 12:1- 9; 14:1-4, 12-15).

c) Su promesa de ser su Dios (Zacarías 13:9; cf. 10:6; 12:5), adorado en Jerusalén (Zacarías 14:16, 20, 21).

d) El interés implícito de que el pueblo reconociera la palabra de Dios (Zacarías 11:11; cf. 10:1, 2).

e) La provisión de un rey/pastor humilde y justo (Zacarías 9:9, 10; 10:2-4; 11:4-17; 13:7-9).

f) La purificación del pueblo de toda impureza, en alguna forma relacionada con la maldición/traspaso de un individuo, que pertenece a Dios, pero que es tratado con hostilidad. Él logra los propósitos de Dios siendo juzgado; como también la purificación del templo (Zacarías 12:10—13:9; 14:21).

g) La bendición final de las naciones, fuera de Judá, que vendrán a adorar a Dios en Jerusalén. Se incluye Egipto (Zacarías 14:16-21).

Los nexos no son lo suficientemente fuertes para establecer la idea de que un solo editor armó todo el libro como una unidad.

ESTRUCTURA

Como ya se ha mencionado, nuestra comprensión del libro de Zacarías ha aumentado por la apreciación de la estructura intrincada que el autor/editor tejió dentro de su material.

Con frecuencia podemos discernir lo que los estudiosos denominan “quiasmos” (o “estructura quiasmática”). La palabra proviene de la letra gr. Xi (X, que tiene forma de una cruz). Esto implica que la primera parte del pasaje está invertida (o cruzada por encima) de la segunda parte. Así, el ABCD se transforma en DCBA. Al centro del quiasmo generalmente hallamos el enfoque principal o idea central del pasaje; a veces es el punto clave de una narración. Con frecuencia la parte final es similar a la primera, pero la situación también ha sido transformada. Se ha progresado, y la estructura del todo llega al lector o al que escucha.

Page 96: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

El análisis de cada una de las secciones principales del libro se da en el momento apropiado dentro del cuerpo del comentario.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. El prólogo a los capítulos 1—8 (1:1-6)2. Zacarías 1:7—6:15 Serie de visiones nocturnas con oráculos adheridos

a) 1:7-17 La primera visión: los caballos que patrullan la tierra c) 1:18-21 La segunda visión: cuatro cuernos y cuatro artesanos d) 2:1-13 La tercera visión: Jerusalén habitada sin murallas e) 3:1-10 La cuarta visión: Josué el sumo sacerdote f) 4:1-14 La quinta visión: dos ungidos g) 5:1-4 La sexta visión h) 5:5-11 La séptima visión i) 6:1-8 La octava y última visión j) 6:9-15 Un oráculo

3. 7:1—8:23 Una pregunta sobre el ayuno a) 7:1-3 Una delegación b) 7:4-14 Un reto para el presentec) 8:1-8 La promesa a la Jerusalén renovada d) 8:9-13 Una promesa renovadae) 8:14-17 Un reto proveniente del pasado f) 8:18-23 Ayunando y festejando

4. 9:1—14:21 Batallas, líderes y la meta de la historia a) 9:1-8 El Señor actúa b) 9:9, 10 El rey humilde llega c) 9:11—11:3 Profecías de juicio y esperanza d) 11:4-17 Pastores y ovejas e) 12:1—13:9 Batalla, victoria y purificación f) 14:1-21 El juicio y la salvación de las naciones

LA PROFECÍA DE MALAQUÍAS

INTRODUCCIÓN

Malaquías es un libro corto pero con un mensaje muy importante. La profecía del libro tiene un significado importante dentro del plan de Dios pero también el significado simbólico del nombre del profeta.

Page 97: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

En este curso hemos tratado de resaltar sobre todo la profecía de cada uno de los profetas estudiados. Sin embargo, debemos reconocer la existencia de un profundo significado simbólico en los nombres de los profetas, e incluso en su vida y su familia.

AUTOR

El nombre hebreo Malaquías significa “mi mensajero” o, si Malaquías es apócope de “Malaquiah”, posiblemente “mensajero de [el Señor]”. En base a la LXX algunos estudiosos han discutido que Malaquías 1:1 debiera considerarse como un título, “mi mensajero”, en vez de un nombre propio. Parece más cierto, sin embargo, que es el nombre de un hombre, ya que así se interpreta en otras fuentes antiguas. Si así es, el libro de Malaquías sigue el modelo de cada uno de los otros 14 profetas escritores, donde se presenta el nombre del autor al principio, usando lenguaje similar al que se ha usado en Malaquías 1:1 (véase especialmente Hageo 1:1). Por consiguiente, Malaquías 3:1 presenta un juego importante de palabras sobre el nombre del profeta: “He aquí yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí.” Lo que se implica de este juego de palabras es que el ministerio de Malaquías tenía la intención de prefigurar al mensajero venidero, al que se identifica en el NT como Juan el Bautista (véase sobre Malaquías 3:1 y 4:5, 6).

FECHA

En contraste con la mayoría de los demás libros proféticos del AT, Malaquías no ofrece indicadores claros a la fecha de su composición. Sin embargo, la mayoría de los estudiosos concuerda en que Malaquías probablemente fue contemporáneo de Nehemías a mediados del siglo V a.C.

La existencia inferida del templo en Malaquías 1:10; 3:1, 8, dando una fecha posterior a la reconstrucción en 515 a.C., apoya esto. La evidencia más convincente para dar fecha a Malaquías, sin embargo, es el paralelo substancial que existe entre los pecados mencionados en Malaquías y los mencionados por Esdras y Nehemías. Hay inquietudes compartidas acerca de la corrupción de los sacerdotes (Malaquías 1:6-2:9; Nehemías 13:4-9, 29, 30); matrimonios de fe mixta (Malaquías 2:10-12; Esdras 9-10; Nehemías 10:30; 13:1-3, 23-27); abuso de los marginados (3:5; Nehemías 5:1-13); y el no pagar los diezmos (3:8-10; Nehemías10:32-39; 13:10-13).

MARCO HISTÓRICO

El ministerio de Malaquías tuvo lugar como 100 años después del fin del cautiverio babilónico y el decreto inspirado de Ciro en 538 a.C, lo que permitió que los judíos volvieran a su patria y reedificaran el templo (2 Crónicas 36:23). Esto ocurrió unos 80 años después de que los profetas Hageo y Zacarías habían animado a reconstruir aquel templo con promesas gloriosas de la bendición de Dios, el injerto de las naciones, la prosperidad, la expansión, la paz y el retorno de la gloriosa presencia de Dios mismo (confrontar por ejemplo Hageo 2; Zacarías 1:16, 17; 2; 8; 9).

Page 98: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

Para los desilusionados contemporáneos de Malaquías, sin embargo, estas predicciones malentendidas debieron haber parecido una burla cruel. En contraste con las promesas halagadoras, la áspera realidad era la de privación económica, el fracaso de las cosechas, la sequía prolongada y la pestilencia (Malaquías 3:10, 11).

Después de regresar del exilio Judá siguió siendo un territorio insignificante con una superficie de 30 x 40 km., habitado por una población de 150.000 más o menos. Aunque disfrutaban los beneficios de una iluminada política persa de tolerancia religiosa y una autodeterminación política limitada, el pueblo sentía la subyugación palpable de un poder extranjero (Nehemías 1:3; 9:36, 37), y sufrieron la persistente oposición y oprobio de las naciones vecinas (Esdras 4:23; Daniel 9:25). Judá ya no era una nación independiente, y de mayor importancia, tampoco era gobernada más por un rey ungido de la línea real de David.

Posiblemente lo peor de todo, a pesar de las promesas del Mesías venidero y de la misma presencia gloriosa de Dios (por ejemplo Zacarías 1:16, 17; 2:4, 5, 10-13; 8:3-17, 23; 9:9-13), Israel experimentó sólo destitución espiritual. A diferencia de los datos históricos de periodos anteriores, Ester, Esdras y Nehemías describen con franqueza el período del posexilio de Judá como desprovisto de las evidencias milagrosas de la presencia de Dios.

En contraste, tanto con el templo de Salomón, como con la promesa profética del templo restaurado (como en Ezequiel 40-43), el templo del posexilio fue física y espiritualmente inferior. Como se revela en 3:1, el lugar santísimo en este segundo templo no contenía ninguna manifestación visible de la gloria de Dios. Aunque Dios ciertamente estaba bien y sano, como revelado, por ejemplo, por sus providencias sobresalientes en el libro de Ester, era definitivamente un periodo de vida “posterior a la dureza de los acontecimientos” (confrontar también Miqueas 5:3). En otras palabras, era un periodo muy parecido al nuestro, en el cual el pueblo de Dios tiene que vivir más por fe que por vista (Juan 20:29; 2 Corintios 5:7; 1 Pedro 1:8; 2 Pedro 3:3-13).

EL MENSAJE DE MALAQUIAS

Los contemporáneos de Malaquías bien pueden haber sido relativamente ortodoxos en sus creencias y libres de una idolatría descarada (aunque hay un reproche en 2:11), pero la ortodoxia de ellos había llegado a estar muerta. Eran muy propensos a hacer acomodos éticos y diluir las demandas exigentes de una verdadera adoración. Respondiendo al cinismo y al malestar de sus compañeros israelitas, la profecía de Malaquías llega como una clarinada para una renovada fidelidad para con el pacto.

La profecía de Malaquías contiene seis “disputas”, es decir contiendas o reproches contenciosos del Señor con su pueblo.

En 1:2-5, la primera disputa, Malaquías comienza defendiendo la realidad del amor electivo de Dios por Israel, un amor que evoca una obediencia robusta

Page 99: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

del pacto y una adoración sincera como respuesta apropiada. Pero lejos de esto, el pueblo estaba deshonrando a Dios con sus ofrendas débiles y el formalismo hipócrita de su adoración.

En 1:6-2:9, la segunda disputa, Malaquías expone estas ofensas y reprende a los sacerdotes por haberlas disculpado y así violado el pacto del Señor con Leví.

En 2:10-16, la tercera disputa, Malaquías condena los casamientos mixtos como una infidelidad en contra del pacto de Israel con el Señor, y el divorcio ilícito como infidelidad contra el pacto matrimonial entre un marido y su esposa, del cual el Señor es testigo. Malaquías advierte que este comportamiento no sólo hace que las ofrendas sean inaceptables, sino que colocan la vida del pecador en peligro ante un Dios santo.

En 2:17-3:5, la cuarta disputa, Malaquías amplía el foco de su acusación mientras que promete que el Señor vindicará su justicia. Esto ocurrirá cuando “el mensajero del pacto” venga para juzgar a los inicuos (cuando el Señor servirá de testigo no sólo en contra de los adúlteros, como en 2:10-16, sino también en contra de otros pecadores) y para purificar a su pueblo para que sus ofrendas sean aceptables al fin.

En 3:6-12, la quinta disputa, Malaquías vuelve al tema de las ofrendas que Israel da de mala gana. El pueblo había experimentado adversidad material y estaba bajo una maldición, no a pesar de su conducta, sino en base a ella. Por lo tanto, Malaquías lo reta al diezmo en conciencia, que será premiado con bendición divina.

En 3:13-4:3, la sexta disputa, Malaquías asegura a sus quejumbrosos contemporáneos que los malhechores, quienes parecen evitar la justicia divina dada su prosperidad, aún serán juzgados, mientras que el Señor libertará a aquellos que le temen.

Finalmente, en 4:4-6. Malaquías hace un resumen de los puntos principales de su profecía: recordar la ley de Moisés (el enfoque de las disputas 1-3) y la promesa de Elías y el día venidero del Señor (el enfoque de las disputas 4-6).

El mensaje de Malaquías tiene el arreglo de un modelo estructurado tipo “imagen y espejo”, ABCCBA, lo que se refleja en las secciones en las cuales el comentario ha sido dividido.

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1. Encabezado (1:1)2. Los buenos y los malos arrogantes: el amor de Dios es vindicado por

juicio (1:2-5) A3. Las ofrendas de Israel, dadas de mala gana, son condenadas (1:6-2:9) B4. El testimonio del Señor en contra de los matrimonios con extranjeros y

los divorcios (2:10-16) C

Page 100: Libros Proféticos Del Antiguo Testamento

5. Testimonio del Señor en contra del adulterio y otros pecados (2:17-3:5) C

6. Las ofrendas de Israel, dadas de mala gana, son condenadas (3:6-12) B7. Los buenos y los malos arrogantes: el amor de Dios es vindicado por

juicio (3:13-4:3) A8. Conclusión (4:4-6)

BIBLIOGRAFÍA

1. Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI, Editorial Mundo Hispano.2. www.wikipedia.Org 3. www.linajeescogido.tripod.com 4. Panorama del Antiguo Testamento; Lasor, Hubbard, Bush; Libros

Desafío.5. Comentario Bíblico; William MacDonald; Editorial Clie.