libro tema espeo interior

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El espejo interior JORGE ÁNGEL LIVRAGA Hoy, en que el mito de la igualdad se tambalea, se puede apreciar más libremente la sabiduría de los antiguos, que afirmaban que todas las cosas y los seres tienen existencias diferentes. Es más: dentro de una misma persona es difícil registrar dos estados de ánimo iguales a lo largo de un día, un mes o un año. Lo malo es que, salvo las excepciones que confirman la regla, estos estados de ánimo tienen frecuentemente un común denominador pernicioso, que es el de observar con preferencia la parte negativa de todo y todas las cosas. A su manera, cada cual se siente un “mártir”, un incomprendido o una víctima de los demás, que no lo aman ni valoran como merece, más un largo etcétera que sería imposible describir aquí. Es notable cómo el egocentrismo, con tendencia más o menos acusada hacia el egoísmo, modifica las actitudes y procederes, convirtiendo en necios a los inteligentes, en ociosos a los trabajadores y en débiles a los potencialmente fuertes. El exceso de individualismo es tan malo como su contrario. Todos creen tener, de alguna manera, las llaves del éxito, pero puestos a prueba fracasan, echando la culpa siempre a los demás y asumiendo posiciones psicológicas sombrías. No es raro encontrar que individuos que son verdaderos déspotas para con sus subordinados, sean extremadamente sensibles cuando es a ellos a quienes les toca obedecer o escuchar un correctivo. Entonces decae la alegría y una niebla gris se abate sobre la torturada conciencia, que cree ser víctima de una injusticia, a la vez que proclama sus propias bondades y los errores del prójimo. Esta actitud pesimista y negativa me ha llamado profundamente la atención al observarla a lo largo de los años en cientos de personas que bien podrían experimentar una actitud mucho más auténtica, positiva y humilde ante la vida.

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El espejo interior

JORGE NGEL LIVRAGA

Hoy, en que el mito de la igualdad se tambalea, se puede apreciar ms libremente la sabidura de los antiguos, que afirmaban que todas las cosas y los seres tienen existencias diferentes.Es ms: dentro de una misma persona es difcil registrar dos estados de nimo iguales a lo largo de un da, un mes o un ao. Lo malo es que, salvo las excepciones que confirman la regla, estos estados de nimo tienen frecuentemente un comn denominador pernicioso, que es el de observar con preferencia la parte negativa de todo y todas las cosas.A su manera, cada cual se siente un mrtir, un incomprendido o una vctima de los dems, que no lo aman ni valoran como merece, ms un largo etctera que sera imposible describir aqu.Es notable cmo el egocentrismo, con tendencia ms o menos acusada hacia el egosmo, modifica las actitudes y procederes, convirtiendo en necios a los inteligentes, en ociosos a los trabajadores y en dbiles a los potencialmente fuertes. El exceso de individualismo es tan malo como su contrario.Todos creen tener, de alguna manera, las llaves del xito, pero puestos a prueba fracasan, echando la culpa siempre a los dems y asumiendo posiciones psicolgicas sombras. No es raro encontrar que individuos que son verdaderos dspotas para con sus subordinados, sean extremadamente sensibles cuando es a ellos a quienes les toca obedecer o escuchar un correctivo. Entonces decae la alegra y una niebla gris se abate sobre la torturada conciencia, que cree ser vctima de una injusticia, a la vez que proclama sus propias bondades y los errores del prjimo.Esta actitud pesimista y negativa me ha llamado profundamente la atencin al observarla a lo largo de los aos en cientos de personas que bien podran experimentar una actitud mucho ms autntica, positiva y humilde ante la vida.He recordado la parbola de Platn sobre el ojo del alma, ese que segn hacia dnde se dirige, ve panoramas diferentes y comunica visiones oscuras, grises o francamente luminosas. Y he imaginado que tenemos dentro algo as como un espejo de posicin variable. Y en l se refleja aquello hacia lo cual est dirigido. Si se lo deja flojo, laxo, cado hacia lo bajo del mundo, tan solo reflejar sombras, peligros, adversidades. Si con un poco de esfuerzo logramos levantarlo, aunque sea hasta la horizontal, su campo de visin se ampliar considerablemente y, sin despojarse de tinieblas, abarcar tambin horizontes luminosos y pluralidad de seres y cosas interesantes y dignas de tenerse en cuenta, y el alma ampliar su posibilidad de percibir y, por lo tanto, de discernir, decidir y actuar.Si con firme voluntad levantamos ms an el espejo, veremos borrosas las cosas adversas del mundo y un cielo de luz llevar belleza y alegra a nuestro corazn. Estaremos naturalmente predispuestos al xito, a la alegra, y la sabidura se desarrollar descubriendo para nosotros verdaderas maravillas y los escondidos motores de las cosas visibles. Percibiremos las manos de Dios en cada obra y su Pensamiento inconmensurable rigiendo todas las ideas y todas las formas.

UN SABIO MENSAJE POR SCRATESEn la Antigua Grecia hubo una plyade conocida como los siete sabios; de entre ellos, al lacedemonio Quilln se le imputa la proverbial sentencia concete a ti mismo. Los acadmicos discuten sobre quin le dio origen: Quilln, Herclito o el orculo de Delfos. De lo que no cabe duda es que Scrates fue quien populariz la mxima y la leg a los siglos por venir.Concete a ti mismo se engarza con otra frase mundialmente famosa que es la aristotlica todos deseamos por naturaleza saber. Entre ambas se alimenta el amor por el conocimiento, un amor que cumple a la vez con dos condiciones: motiva y nunca se sacia. Nos motiva a continuar hurgando en las arcas del saber al tiempo que cuando lo obtenemos nos percatamos de lo vasta que es la verdad. Parte importante de dicho conocimiento es el propio. Aunque debera ser el primero y quiz sencillo por tratarse de nosotros mismos, es la tarea ms complicada e ineludible que tenemos entre manos.Responder a la pregunta quin soy conlleva un cmulo de ejercicios mentales que con frecuencia se ven mermados por atajos que no necesariamente dan con la respuesta. Dado que el objeto del conocimiento soy yo, y yo soy quien realiza dicho ejercicio, es inevitable caer en el subjetivismo. La mejor ayuda en este caso es la presencia del otro. Aceptarlo es, adems, un acto de humildad.