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A la de una, a la de dos, a la de tres... ¡Un cuento te contaré! Ayuntamiento de Benalmádena Área de Educación y Cultura

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A la de una, a la de dos, a la de tres...

¡Un cuento te contaré!Ayuntamiento deBenalmádenaÁrea de Educacióny Cultura

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Nuestro agradecimiento a todos los que han hechoposible la publicación de este libro:Al Área de Cultura y Educación del Ayuntamientode Benalmádena.A Encarnación González y Salvador Rodríguez, porsu aportación e implicación personal.Y por supuesto, a todos los escritores eilustradores de este libro de cuentos.

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Trozos de cristales

Es la luz del cuar to de baño,la que me muestra la verdad,tan blanca y tan pura,resaltando cada mancha,cada lágrima.Me hace sentir mal pensarque quiero que desaparezca.

He roto el espejoque muestra las sombras de la envidia,he atado la cadenaque se traga mi estima,he tirado cada frascoque contiene mis penas,he sellado la puer taque abre paso al dolor.

Hoy me he vestido de blanco, he lavado mis heridas,he cerrado la ventanaal viento que destroza mi casa,me puse mis taconespara mirar de frente a las nubes,me quité el maquillajeque escondía mi rostro,y he abier to la puer ta principal,cerrándola sin llaves en la manopara nunca mirar atrás.

Hoy dejo a la espaldamomentos ante el reflejode pecados no cometidos,pero sentidos y llorados.

Hoy apago para siemprela luz del cuar to de baño.

Inés Ramos García

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Imprime: Ayuntamiento de Benalmádena.Edita:

Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mentalde la Costa del Sol

Textos: “El calcetín perdido”, Pedro Núñez.“Navidad en Marte”, Álvaro José Doña.“La estrella y Candela”, Pilar Estorch Martín.“Juan y la Navidad”, Antonia Villar Torres.“Cuento de Navidad”, David Fernández Rodríguez.“Inquilinos por Navidad”, Mª Ángeles Corvillo.“El cuento de Juan”, Pilar Estorch Martín.“Por segunda vez”, Nerea Saura Parra.“Las Navidades de Joe”, Fabian Pavez Reyes.“El paraguas viejo”, Juan Torres Barranco.“Yo mataré monstruos por ti”, Adaptación, Santi Balmes.“La abuela”, Erika Saura Parra.“El niño pobre”, Juan Carlos Moyano Ruiz y Eva Rodríguez Pérez.“La biblioteca de los Reyes Magos”, Mercedes Montero Martín.“A Elena no le gusta la Navidad”, Lula Rojas Núñez.“Epílogo”, Sara Torres López.

Ilustraciones: Portada: Loreto Padial Castillo y Manuel Herrera MedinaCuentos: Bianka Gazo Fernández, 4 años.Antonia Villar Torres, Margarita Novillo Jiménez, Alberto Domínguez Mohamed,Gabriel Escalona Fernández, Karmen Perea Rodríguez, Gema Merchán Paredes,Javier García Melero, Juan Carlos Moyano Ruiz, Eva María Rodríguez Pérez, DavidFernández Rodríguez, Miguel Pedraza, Raquel Pedrosa Carvajal y Sara TorresLópez.Diseño y Maquetación: Pilar Estorch Martín y Sara Torres LópezDistribución: Excmo. Ayuntamiento de Benalmádena y AFESOL

Diciembre de 2013

Queridos niños y niñas El primer librito de cuentos que editó AFESOL se repartió entre todos los par-ticipantes del certamen de cuentos de navidad para escolares del municipiode Benalmádena y este año hemos esperado a editarlo para hacerlo coincidircon esta época del año y este certamen.En él, se incluyen una vez más, cuentos escritos para todos vosotros conmucha ilusión y dibujos realizados en los talleres de AFESOL por personasafectadas por enfermedades mentales.

Uno de los cuentos, escrito por mí, lo dedico a seis estrellas que hacen quemi vida sea mejor, más bonita, más bella. Esparcen cariño, amor y un brilloespecial.Cada una de ellas tiene un color, un aroma y un sabor.

Una de ellas me regala su enorme corazón, suave como el algodón, otrahuele a lavanda y teje conmigo cuentos de escarcha, otra tiene el frescor deun limonero lunero, su alegría llena mi universo entero, otra, la más calla-dita me regala sonrisas y flores de papel siempre que me ve, la siguiente esuna centellita brillante que hace magia con su chistera azul y una larga capade tul, y otra, siempre está conmigo, sabe a menta y canela en rama, recogemadroños y castañas, guarda para mí caramelos de avellana.

También tengo una luna, rellena de azúcar y miel, que pone su luz de plataen muchos atardeceres mezclados con sonrisas y aroma a café.

Las estrellas brillan cuando oscurece, las mías siempre lo hacenaunque el sol esté alto,aunque el viento las arrastre lejos,aunque una nube incómoda las cubra.A mí no me importa, porque de una u otra manera me llega su resplandorSé que están ahí.

Vosotros también podéis tener estrellas y reír con ellas.

A mis estrellas A una luna tímida y bohemia, les dedico el cuento “La estrella y Candela”.

PILAR ESTORCH MARTÍN

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El calcetín perdido

No es una buena época para ser unCalcetín Perdido… Hoy mismo me crucécon… Esperad, ¿Y esas caras? ¿Cómo?¿Que no sabéis lo que es un calcetínperdido? ¿De verdad? Pues sólo tenéisque preguntar a vuestro padre, avuestra madre, o a vuestro hermano o

hermana mayor… ¿Por qué siem-pre desaparece un calcetín

cuando terminan dehacer la colada? ¡Conlo fácil que pareceese trabajo! La ropasucia a la lavadora, de

la lavadora al tend-edero y luego, doblarlo todo y al cajón. Y a pesar deello, siempre, siempre, queda un calcetín sin su par, uncalcetín perdido: Ya sea el de rayas de colores vivos.Ya sea el negro ejecutivo. Ya sea el pequeño, pequeño, ese que sólo alcanza hasta el tobillo O incluso el del agujero en el dedito gordo que da pena tirar porque nos gusta mucho…

Y si no me creéis, preguntad en casa y me contáis. Como decía, es una mala época para ser un calcetínperdido. Sí, es Navidad, una fecha muy bonita, perotambién fría, muy fría… Hoy me crucé con uno de ellos,tan negro, tan fino y refinado que se notaba su proce-dencia de los barrios más ricos de la ciudad a pesar deestar un poco viejo, roto y desprender mal olor.Estaba tirado en la acera, mojado por la lluvia y sindudarlo me contó su gran aventura. Todo empezó un día de esos en los que el viento soplamuy, muy fuerte. Él estaba feliz, balanceándose en lacuerda de tender con su pareja, colgado de una pinzaroja que no aguantó el fuerte embiste del viento. Lapinza se quebró y el calcetín acabó volando y volandopor la ciudad hasta caer al suelo suavemente. Allí estu-vo un buen rato, mientras muchas personas pasaban asu alrededor, algunos incluso pisoteándolo sin com-pasión, ¡qué crueles! Nadie reparó en nuestro calcetínhasta bien llegada la madrugada. Fue entonces cuandoun barrendero se agachó para recogerlo y ponerlosobre su carrito de limpieza. Era un buen hombre, queconocía a muchas personas que dormían en la calle, enel interior de coches o dentro de oficinas de bancos…A nuestro calcetín le dio un poco de miedo, pero tantofrío tenía, que cualquier cosa le parecía mejor queestar allí tirado toda la noche. El barrendero se acer-có a un hombre que dormía en la calle, con una

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enorme barba y una tripa aún más grande. Estabaadormilado, y su pie derecho estaba desnudo, mien-tras que el otro vestía un calcetín deteriorado demúltiples colores… ¡Qué raro! Pensó nuestro calcetín del barrio rico… Ypor un momento le dio un poco de tembleque al pensarque iba a estar en el pie de ese hombre… Seguro queolería fatal, que no estaría suave y cuidado con cremi-tas, que lo trataría sin cariño. Pero se sorprendió alver la cara de alegría que puso el hombre de la barba… Le dio las gracias al barrendero, y rápidamente se lopuso en su pie... Es verdad que no estaba suave, y olía

un poco mal… pero le gustó estar de nuevo en un pie…Y bueno… También le pareció simpático el calcetín devivos colores que tenía como pareja. Lo que pensó que iba a ser una vida aburrida, se con-virtió en una vida llena de aventuras. El vagabundo, sunuevo dueño, era muy culto. Leía mucho, hablabamuchísimo y siempre con una sonrisa y buenas pa-labras a todo el mundo. Sabía de historia, de filosofía,de geografía… ¡Y tenía muchos amigos! Durante esosmeses, viajó a muchas ciudades, siempre durmiendobajo las estrellas, conociendo a personas de muchospaíses diferentes: de Marruecos, de Rumanía, deFrancia… Todos los calcetines de estas personas eranmuy cultos. De todos ellos aprendía muchas cosas,porque todos habían tenido muchísimas aventuras,como él. Poco a poco él también iba contando sus anéc-dotas y cantando las canciones que había aprendido ensus visitas a ciudades desconocidas. Pero una noche,sin quererlo ni recordar cómo, volvió a ser un calcetínperdido y su buen amigo desapareció de su vida… Una vez nuestro amigo pensó que ser un calcetín per-dido era algo bastante malo y que no era una buenaépoca para ello… Pero después de todas sus aven-turas, nuestro calcetín no cambiaría nada de lo quehabía vivido, ni a ninguna de las personas que habíaconocido. Se sentía muy, muy feliz, a pesar de estarde nuevo perdido. Y yo también. ¡Mirad qué bien me queda en este pie!

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- Papá, eso de laNavidad, ¿qué es?Era una pregunta impor-tante si tenemos encuenta que Albertoera el primer niñonacido en Marte y que enlas últimas semanas la base espacial que les servía dehogar estaba inmersa en una actividad frenética. Losrobots de limpieza estaban adornados con gorrosrojos, de las paredes se habían colgado inmensas bolasde colores y en un rincón pequeño del comedor habíanmontado un escenario con pequeñas figuras de un niño,unos animales y unos pastores.El padre sonrió. No recordaba cuando a él se lo habíanexplicado por primera vez. Miró al infinito a través dela cúpula transparente que los mantenía con vida sobreel paisaje rojo, y recordó su país natal, en la Tierra,con la nieve, los bosques, los puestecillos del parque yla comida especial que su madre siempre hacía. Echabade menos los colores y sabores de la Tierra.Esta era la primera Navidad que se iba a celebrar enMarte y había sido por una orden que él había dado.Era la orden que más feliz le había hecho sentir.- La Navidad, Alberto, es una fiesta en la que

Navidad en Marte

celebramos el nacimiento del niño Jesús. Cuando vivía-mos en casa, nos juntábamos toda la familia, la abuelahacia una carne muy buena, cantábamos villancicos…- ¿Villancicos, papá?- ¡Jajaja! – El padre tomó aire y entonó “A BelénPastores”, con un vozarrón impresionante ante lamirada perpleja de su hijo que nunca le había vistocantar – Deberías mirarlo en los videos de la Intrared,ya que en la cena de mañana los cantaremos antes deque venga Papá Noel.- ¿Quién es Papá Noel? ¿Viene otra nave desde laTierra? ¿Vienen más niños?El padre comprendió que su hijo allí estaba solo. Era elúnico niño que recorría la base a diario, con sus juegosy carreras. Nunca había podido jugar con nadie más desu edad.

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Por eso él había pensado comenzar acelebrar la Navidad en aquella

base remota, para queel personal pudiera sen-tirse como niños otra vez

y darle a su hijo una nocheque no olvidara.- No hijo. No viene otra nave.

Papa Noel es un ancianoque vive en el polo Nortey recorre el mundo en su

trineo mágico tirado por renosrepartiendo juguetes a los niños que se han portadobien ese año.- ¿Y sabe donde está Marte?- Por supuesto.- ¿Y podrá sobrevivir en elespacio sin aire?- Claro, es mágico.- ¿Y qué tipo de renostiene? – Alberto conocíatodos los animales de la tie-rra, porque pasaba horas mirandolos videos de la Intrared.- Mágicos, por supuesto.- ¿Y pueden respirar sin aire?- ¡Jajaja! ¡Claro!- ¿Yo he sido bueno, papá?- Si, has sido un niño muy bueno este año, así que PapaNoel vendrá seguro.

- No me lo creo… la Tierra está tan lejos….- Ya lo verás – dijo el padre- ahora vamos ayudar a losrobots a adornar la base.Alberto pudo disfrutar ese día de las primeras navi-dades marcianas, con su padre, su madre y las otraspersonas que vinieron desde las otras bases que colo-nizaban Marte. Cantó los villancicos esos que ponían asu padre contento y sobretodo pudo jugar con otraspersonas. Posiblemente fue de los mejores días de sucorta vida.Cuando se levantó al día siguiente, en su habitaciónencontró las señales del paso de Papa Noel, en formade dos robots nuevos, un objeto redondo que su padrellamaba balón de futbol y un sobre cerrado…Intrigado, lo miró un par de veces y lo abrió con rece-lo, encontrando dentro posiblemente el mejor regalo:dentro de 8 meses tendría un hermano, el segundoniño marciano.Él le explicaría lo que es la Navidad.

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- Mamá – es Navidad, ¿crees que Papa Noel me traerá lo quehe pedido?- ¿Y qué has pedido?- ¡Ah! ¡Eso es secreto!

Las estrellas en el cielo están revolucionadas, les cuesta ir adormir porque esa noche es navidad, la más importante delaño para ellas. Tienen que brillar mucho.Una de ellas, esa a la que los niños piden deseos y además unpoco más revoltosa que el resto, quiere hacer un experimen-to.…Cuando todas duermen ella se marcha al laboratorio y muycalladita coge sabores, olores, colores… fresa, limón, lavan-da, romero,… chocolate, turrón, miel, vainilla y canela,...verde, azul, rosa y violeta… frishh, frishhhh,… a todas rocía,por las puntas, por el centro, un poquito de verde, una mijitade romero, por aquí lavanda, por allí canela… Cuando acaba se marcha a su nube y cierra los ojos para dor-mir un poquito, pronto se irá el sol y tendrán que levantarsepara alumbrar en el cielo... una noche grande, ¡la más impor-tante! Ya anochece, las estrellas se desperezan, se miransorprendidas, se huelen se tocan... umm ¿qué pasa aquí? – ¡Es un secreto! – contesta la estrella revoltosa.Abajo en la tierra, los niños emocionados esperan a PapáNoel.En todas las casas los peques ya han colgado sus calcetinesen la chimenea, ilusionados se acuestan… todos, menosCandela que mira por la ventana de su habitación hacia elcielo. Una gran sonrisa ilumina su rostro, allá arriba en eluniverso destellos de colores, suben, bajan, llegan hasta

La estrella y Candela ella, si vuelve la carapara un lado huele alimón y si la vuelvepara el otro huele aturrón.. Y si alarga subrazo puede alcanzarun trocito de choco-late... Desde la ramadel árbol más cercano,una estrellita blancacomo la espuma la salu-da, en la mano lleva unaespecie de varita mág-ica… Un, dos, tres... Lasacude sobre sucabeza,Chass... Candela ater-riza sobre ella... Y así

vuelan por todo el cielo, tocando estrellas de colores yrozando nubes hechas de algodón de azúcar.Candela despierta, es navidad – mira en tu calcetín, ¿quéte habrá dejado Papa Noel? Candela sonríe y todavía adormilada baja hasta la chime-nea. La estrellita blanca, esa a la que los niños pidendeseos, descansa ya en su nube satisfecha y contenta. Candela en su habitación mira por la ventana, en sus manosla cajita hallada en el calcetín, la rama del árbol todavíabrilla. Su carita feliz guiña un ojo mientras mira hacia arri-ba.En la cajita, su secreto: puntas de estrellas, de miel y avel-lanas, de mazapán y vainilla, de fresa y lavanda, de colorrosa, violeta y hasta anaranjadas.

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Todos los niños en el colegio emanaban alegríaporque se acercaba la Navidad, pero Juan estabatriste; todos le preguntaban qué le pasaba y élcontestaba:- Es que en mi casa nunca se ha celebrado la navi-dad, mis padres no tienen dinero para eso.Los demás compañeros se quedaron pensativos ydecidieron entre todos recolectar dinero para queellos pudieran celebrar la Navidad.Ahora había que hablar con Papá Noel para que seacercara también a su casa. El padre de uno de suscompañeros lo hizo y esa Navidad Juan tuvo rega-los como todos sus compañeros.

Juan y la Navidad

Era una familia muy pobre, y llegaba la Navidad, todosestaban preocupados porque no tenían apenas dinero paraun árbol de navidad y varios detalles. Eran una niña, un niño,el padre y la madre. Los padres no tenían trabajo y losniños eran pequeños. A pesar de todo, era una familia ale-gre y vivían en armonía. El padre buscaba trabajo y noencontraba. Todos empezaban a preocuparse un poco, peroen fin…Un día, venían los dos niños del colegio caminando, entoncesla niña, que se llamaba Irene, le dijo a su hermano:- ¡Mira Carlos! ¡Es un billete! - ¿Será mucho o poco, Carlos?- No sé, vamos a llevárselo a papi y a mami.Entonces iban los dos contentos pero intrigados… al llegara casa:- Mira mamá lo que nos hemos encontrado.- ¡Ay va, son doscientos euros! Niños con esto podemospasar una buena Navidad. ¡Es un milagro!Al llegar el padre se llevó una grata sorpresa. Salieron jun-tos a comprar el árbol de navidad, detalles y regalos.Pasaron una gran y feliz Navidad.

Moraleja: ¡No pierdas la esperanza!

Cuento de Navidad

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Érase una vez una familia que pese a tener una casa gran-de, tenían como inquilinos a una comunidad de cucarachas.Pero éstas no eran cucarachas normales, eran ocupas arabiar: se comían la comida, le cogían al padre la espumade afeitar, utilizaban el albornoz de la madre, se tumba-ban en el sofá con los pies encima de la mesa. Cuando lafamilia llegaba a casa, no tenían sitio donde sentarse…Cuando venía visita a casa, la comunidad de cucarachasdespachaba a los invitados diciendo que los dueños noestaban. ¡Se habían apoderado de su casa!Cuando llegó la Noche Buena, después de haberse comidolas gambas y todas las chocolatinas, turrones, y demásdulces de Navidad, las cucarachas volcaron el árbol deNavidad ¡dos veces! Se colocaron en el portal de Belén…Era el momento de que viniera Papá Noel con los regalosy la familia preparó el tentempié que le dejarían para quese recuperara un poco después de dejar tantos regalosen tantas casas, y el árbol sólo se aguantaba con dos alam-bres… después del estropicio de la comunidad de cucara-chas. Entonces, toda la familia, la verdadera dueña de lacasa, se fue a dormir. Y mientras, la comunidad de cuca-rachas se zampó todos los dulces que la familia le habíadejado a Papá Noel, con gran disgusto para él…

Inquilinos por Navidad

A la mañana siguiente al despertarse, los niños las encon-traron, a las cucarachas, jugando con sus cochecitos,usando el perfume de mamá, con el pijama y la corbata depapá, y un gran letrero de Papá Noel que decía “A estacasa yo no vuelvo”.

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A Juan no le gustaba mucho ir alcole, sin embargo un día aparecióuna seño nueva. Su nueva seño secolocó un gorro gigante, de tercio-pelo de colores y en las puntas cas-cabeles, dio golpecitos con un trián-gulo y empezó su clase. Lo hizo con-

tando un cuento, la seño pusomúsica, cogió el cuento de lámi-nas muy bonitas y empezó anarrar…

La melodía y la voz dulce de la señoenseguida captó la atención de Juan.Contaba la historia de un dragón

mágico, Puff, que vivía en una tierralejana llamada Honalee, en la callede las cerezas, era amigo de un niño

que se llamaba Juan como él.… Eramágico ver las láminas del cuento al son de la cancióny descubrir como Juan llevaba ceras y cuerdas parajugar con su amigo... como se convertía en pirata mon-tado en la cola del dragón... o como les visitaban reyesy princesas.Un día Juan creció, se hizo mayor y no volvió, sinembargo el dragón en su cueva seguía esperando aotros niños... a todos los que querían conocerle y jugarcon él.

El cuento de Juan

Así acababa el cuento dePuff. Juan nuestro protago-nista, creció, se hizo adulto,pasaba mucho tiempo durmiendoya no leía, ni escuchaba música,verdaderos dragones, estavez sin magia y si muy fero-ces, se apoderaban de él, losque inventaba su cabeza,solo en su mundo, era inca-paz de comunicarse con otraspersonas, si salía de su cuartoamenazantes voces le asustaban,si miraba la tele sus ojos veíanfiguras que se deformaban ysalían de la pantalla, si hablaba por teléfono la voz desus seres queridos se transformaba en gritos, enpalabras que él no entendía… era un suplicio. Juancada vez más solo se aislaba para no recibir amenazasni insultos.Una navidad cualquiera, ante la insistencia de sumadre se levantó. Allí encima de la mesa un regaloenvuelto en papel celofán brillante y un gran lazo deraso. Al desliarlo su corazón empezó a latir fuerte,recordó su cuento preferido de niño, ya olvidado, elque le cautivó por la dulzura y la magia que desperta-ron en él.

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La historia de Puff, el dragón mágico. Lo abrió, descu-brió una dedicatoria:“Los dragones pueden ser tus amigos, vuelve a pisar latierra de Honalee, donde la magia y la emoción semezclan, donde la amistad y la fantasía se alían paravencer batallas poderosas, vuelve a la calle de lascerezas donde un día fuiste feliz junto a Puff, tuamigo”.Volvió a su habitación, cogió sus pinturas y empezó adibujar, cuando lo terminó colgó el dibujo en la pared.Un dragón grande y verde lo miraba sonriente, un niñopequeño le tiraba cuerdas. Juan se emocionó. Recordósu niñez y como una seño peculiar sacó lo mejor de él,su sensibilidad. Juan esbozó una sonrisa por primeravez en mucho tiempo.El cuento en su escritorio, abierto justo dondecomienza la calle de las cerezas, sintió alivio, se leocurrió que podría hacer magia y transformar susmiedos, alejar los dragones fieros creados en sumente, vencer batallas si se preparaba para ello, nosería fácil pero lo intentaría. La casualidad hizo que una seño peculiar un día cual-quiera le mostrara un cuento.La casualidad hizo que una navidad cualquiera desper-tara en su memoria,Puff, el dragón mágico, su amigo.

Una vez más, la parlanchina Noa narra alpequeño Nico la increíble historia decómo se hicieron hermanos. La niñaconfiesa al bebé, que la mira fija-mente sin pestañear, con los ojosatónitos y la boca entreabierta, queaquel es el mejor regalo queha recibido en su vida.<<Era Navidad, comoahora. Había deseadotanto tener una familia que nopodía creer que hubiese unapara mí. Antes tenía otrospadres que no podían cui-darme bien y aunque vivícon otros niños me sentíun poco sola.Cuando llegué a nuestra casa por primera vez me detuvefrente al estante de la colección de muñecas de trapo dela abuela. Mamá me dijo que eligiese una, que sería para mí.Señalé la de la esquina, que estaba medio escondida. "Esano, hija, mira, está rota", susurró con dulzura. Mientras lasujetaba cuidadosamente entre mis manos rompí mi silen-cio: "¿Yo también estoy rota?".Al día siguiente mamá y papá me preguntaron si queríatener un hermanito. Ya llevaban tiempo esperándote, y amí también. Podría decirse que los dos nacimos casi almismo tiempo, yo por segunda vez.Toma, Nico, ya puedes jugar con ella. Ahora que está comonueva puede que ya no se rompa>>.

Por segunda vez

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Pese a que iba a cruzar el charco, noechó muchas cosas en lamaleta: un muñeco denieve no tiene muchas

pertenencias y sólo seviste con lo que le regalan losniños. No cabía en sí de feli-cidad, Santiago de Chileera su destino y por finse encontraría con lafamilia de "Monos denieve"(*) a la que noveía desde hacemuchos, muchos, muchos

inviernos. Esta navidad porfin se reencontrarían.

Sin embargo, nada más llegar, Joe pudo contemplarcon tristeza la desolación de esas cumbres. Nadie leesperaba.Poco tardó en darse cuenta que él mismo ya era unalágrima, mientras se derretía pensando en el error dequerer celebrar una navidad en verano.

Las Navidades de Joe

Suspiró resignado, mientras corría con la alegría can-tora del agua fresca, por entre las rocas de LosAndes.Cuando ya creía que todo había terminado, el solcalentó más fuerte, y el alma de Joe empezó a ascen-der hacia el cielo liviana como el vapor. Comprendióentonces que todos los muñecos de nieve se van alcielo y que cuando el cielo llora, llega la hora de volvera las montañas… desde donde aguardan impacientes aque los niños con su alegría los devuelvan a la vida.(*) En Chile, se llama Mono de nieve a los Muñecos denieve...

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El paraguas viejo

¡Feliz Navidad! ¡Feliz Navidad!.... Todos los chicos al salirdel colegio repiten esta frase despidiéndose de sus com-pañeros, porque por fin comienzan las esperadas vacacio-nes de Navidad. Las sonrisas se dibujan en sus caras, lafelicidad de pasar unas jornadas de descanso escolar yunas fiestas familiares tan peculiares, les hacen brincarde alegría mientras abandonan el edificio escolar.El pequeño Pablo con cara de felicidad les va diciendo a susamigos al despedirse:- ¡Espero que lo paséis bien con vuestra familia, y que PapáNoel o los Reyes Magos os traigan muchos regalos!- ¡A ti también te deseamos lo mismo!- ¡Nos veremos a la vuelta al cole en el mes de Enero!Pero al volver la esquina cuando sus amigos ya no puedenverle, la cara de Pablo se transforma, sus ojos comienzana brillar y por su cara angelical resbalan dos gotas de aguaque caen al suelo, salpicando con un destello de luz que le

produce el sol del mediodía. Pablo llega a su casa, deja lamochila en el suelo y corre a besar a su mamá, después lepropina un fuerte abrazo que casi la deja sin respiración.La mamá de Pablo se extraña del gesto tan cariñoso, y lepregunta:- ¿Te ha pasado hoy algo en el Colegio?- No, es que me da pena que nosotros no podamos pasarunas navidades como mis amigos del cole.- No te preocupes, papá o yo encontraremos trabajo mástarde o más temprano.- A mi me gustaría ayudar pero soy muy pequeño.- Por eso mismo, como eres aún pequeño tendrás tiempo dedisfrutar de unas fabulosas vacaciones de Navidad algúnaño.Pablo se sienta en un rincón y con un paraguas viejo amedio abrir intenta fabricar su árbol de Navidad, le pegabolas hechas de papel de colores que recorta de la publi-cidad que echan al buzón. Cuando más entusiasmado seencuentra con su tarea oye el sonido de la llave en lacerradura, es su padre que llega y al entrar ve la obra dePablo diciendo:- ¡Que árbol de Navidad tan precioso! - Gracias papá, pero aún no lo he terminado.- Lo vamos a poner en el centro del salón para que losReyes Magos coloquen sus regalos en él, porque a mí ya mehan dado mi regalo en forma de trabajo.Al oír esto la madre de Pablo sale de la cocina y los tresse funden en un abrazo. La Navidad en la vida real no siempre acaba como estecuento, pero seguro que Pablo con su familia y su improvi-sado árbol pasarían una gran velada familiar, aunque nohubiese tenido este final feliz.

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Afuera llovía mucho, Lucas tenía miedo, había llegado lanoche. Era hora de ir a dormir y Lucas sabía que tenía queirse a la cama y que pronto todos los ruidos se dormirían.Nadie, menos él, escuchaba al MONSTRUO... Lucas estabaconvencido de que por debajo de su habitación había unacivilización de MONSTRUOS, que vivían cabeza abajo.Lucas pensaba que todo el mundo tiene su reflejo al revés,y que era... ¡MONSTRUOSO! Y esa idea hacía que Lucas aveces tuviese pesadillas con un mundo de MONSTRUOS.Aquella noche Lucas no podía dormir, temía que si dejabacaer el brazo de la cama, el monstruo que vivía bajo suhabitación, haría un agujero, lo agarraría con fuerza y qui-zás se lo llevaría a su mundo de MONTRUOS, donde ten-dría que aprender a vivir cabeza abajo. Tenía tanto miedoque se quedó muy quieto en su cama, intentando no moverninguna parte de su cuerpo, y llamó a su papá.- ¿Cómo serán los monstruos de grandes? ¿Y si son tangrandes como tú, papá? ¿Qué podría hacer yo?- Llámame -le dijo su padre- Escúchame. Yo mataré mons-truos por tí.- ¿Cómo?- Dándote una idea para que no tengas miedo, Lucas. Eltamaño de los monstruos dependerá del miedo que les ten-gas. Si te sientes valiente verás el monstruo pequeño.Y aquella noche, Lucas dio un largo bostezo y le llegó elsueño... ZZZZZZZEntonces Lucas soñó con un niño MONSTRUO. Estabarecubierto de pelo y era bastante rechoncho. El niño

Yo mataré monstruos por ti

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monstruo se llamaba Sacul.Afuera, en el mundo de los monstruos, también llovía.Sacul tenía miedo, había llegado la noche. Era hora de ir adormir, y Sacul sabía que tenía que irse a la cama y quepronto todos los ruidos se dormirían. Nadie, menos él,escuchaba al HUMANO.Sacul estaba convencido de que debajo de su habitaciónhabía una civilización de HUMANOS, que vivían cabezaabajo. Todo lo que él conocía tenía su reflejo al revés.Sacul también tenía su reflejo al revés. Por debajo de sucama, imaginaba a un niño HUMANO. Tenía su misma edad.Aquella noche Sacul no pudo dormir. Estaba convencido deque el niño humano haría un agujero y se lo llevaría almundo de los HUMANOS. Allí tendría que aprender a vivircabeza abajo.Sacul tuvo tanto miedo que se quedó muy quieto en su camapeluda, intentando que ninguna parte de su cuerpo quedaracolgando fuera de la sábana. Como no podía dormir, Saculllamó a su padre monstruo y le explicó por primera vez susmiedos.- Escucho a ese niño, pero no sé cómo es. ¿Y si fuera tangrande como tú? ¿Qué podría hacer?- Llámame -le contestó su padre-. Escucha. Yo mataréMIEDOS por ti. ¿Sabes? El miedo es elástico, como un chi-cle. Se hace pequeño, hasta desaparecer, cuando tú tecreces. Y, sin que nadie se diera cuenta, se durmió y su brazo salióde la sábana y quedó colgando al aire.Lo mismo le pasó a Lucas, y a la misma hora de la noche subrazo salió de la sábana y cayó hacia el suelo. Entonces

se hizo un enorme agujero. Nadie sabe cómo ocurrió, sonese tipo de cosas mágicas que suceden por la noche, cuan-do soñamos. Y por aquel agujero, la punta de los dedos deLucas pudo asomarse al otro mundo, el que tanto temía, nimás ni menos que el mundo de los MONSTRUOS.Al pequeño monstruo le sucedió lo mismo. Ambas manos setocaron. Y los dos se dieron cuenta de que habían tenidomiedo el uno del otro porque aún no se conocían. Y a partirde entonces, los dos dejaban caer su brazo, cada noche.Cada noche.BUENAS NOCHES.

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Papá, mamá y yo llevábamos todala vida ahorrando para eldinero necesario para via-jar en avión y que yopudiera conocer a nues-tra familia. Ellos vivenen otro país que tambiénera mi país, aunque yo no loconocía.Aquella Navidad yo ya teníaocho años. Rompimos micerdo y contamos un mon-tón de dinero. ¡Papa dijoque sí!, que sí se puede.Nosotras saltábamos y gritá-bamos por encima del sofá. No me podía creer que,por fin, lo habíamos conseguido. Pero la alegría duró poco. Dos semanas más tarde, enel telediario, vimos la terrible noticia: la compañíade aviones había cerrado porque estaba en banca-rrota y nuestros billetes ya no servían. Se lo pregun-té cien veces a mis padres.Al principio no podía parar de llorar. Era la cosa másinjusta que me había pasado. Tenía ganas de pegarleal director ese, el de la compañía que nos estabarobando nuestros ahorros de toda la vida.

La Abuela

En la tele, lasfamilias gritaban y

protestaban. Pero mamáy papá estaban demasiado

tristes. Me parecían comomuñecos de trapo, desinflados

y rendidos.Entonces entendí qué es lo que yo

podía hacer: luchar. “Es imposible, Marierta”-merepetía mamá. Y papá erre que erre con eso de queasí era el mundo de las empresas.Sin entender nada, yo no podía creer que aquel direc-tor no tuviera corazón. Le conté todo en una carta:que cuando quería una bolsa de patatas me aguantabaporque había que ahorrar, que nunca íbamos al cineporque había que ahorrar, cómo eran nuestras navida-des los tres solos en la mesa. Y también le conté lo dela enfermedad de la abuela, que ya está viejita. Estaba segura de que funcionaría. El padre de mimejor amiga envió mi carta al periódico y la publica-ron. Llegué a casa dando saltos de contenta, pero nosé por qué mi madre después de leerla se puso a llorarcomo nunca. Eso me dio muchísima pena. Semanas después, la Navidad estaba a punto de llegary yo estaba impaciente. No perdía la fe.

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El día antes de Nochebuena sonó el teléfono. Mimadre pegó un salto y yo hasta rezaba… ¡LO HABÍACONSEGUIDO!Y el 25 de Diciembre de 2008, día de Navidad, fuecuando abracé a mi abuela. Entre sus brazos me dicuenta de algo: todos los años de mi vida luchando porllegar hasta allí, por viajar, por conocerla… todos esosmismos años, ella me estaba esperando.Tengo que confesaros algo más. No me dio pena cuan-do mi prima me contó toda la verdad. Lo que mispadres me habían ocultado. El director de la compañíano tenía buen corazón, era mi abuela. Ella recorriótodas las casas, las iglesias y llamó a todas las puer-tas. Los primos, tíos, los vecinos juntaron todo sudinero para que nosotros pudiéramos venir. La abuelaluchó por lo imposible. No me dio pena. Me llenó deorgullo darme cuenta de que si había alguien a quien yome parecía, esa era mi gran abuela.

Érase una vez un niño que no tenía calcetines, dormía debajo de unpuente, y pasaba mucho frío, porque no tenía dinero para comprar-se calcetines. Una noche, mientras dormía, apareció Papá Noel y lepreguntó porqué dormía debajo de un puente; y lo más curioso fueque le vio que no tenía calcetines. A lo que el niño respondió que notenía dinero para calcetines. Entonces, Papá Noel le dijo al niño quese fuera con él, lo montó en el trineo y lo llevó a una casa muy lujosa.Entraron por la chimenea y vieron cómo los niños de esa casa deja-ban calcetines colgados en la chimenea para que Papá Noel les deja-ra los regalos. Papá Noel cogió los calcetines y se los dio al niño. Élse los puso y le dijo a Papá Noel que lo último que le faltaría seríatener una familia.

Entonces Papá Noel le puso una cinta de regalo al niño y le dijo quese quedara junto a la chimenea durmiendo. A la mañana siguientecuando se levantaron los niños de la casa y vieron que su regalo eraun niño, todos se pusieron muy contentos, porque ya tenían otrohermanito nuevo para jugar. Y la familia al completo lo acogió comosi fuera uno más de ellos, y todos fueron felices y se comieron elpavo de Navidad. Y el niño ya no tuvo que pasar más frío en los pies.

El niño pobre

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La biblioteca de los ReyesMagos

En la gran biblioteca mágica de susMajestades los Reyes Magos los librosestán nerviosos, por eso han decididotener una reunión. Librote expuso lapreocupación generalizada: losniños y niñas ya no nos quieren,cada año nos piden menos contodo lo que somos capaces deofrecer. Librito reflexionó envoz alta… necesitamos unabuena propaganda para quetodos los peques nos vuelvan a querer…Todos los allí reunidos empezaron a dar ideas para lapropaganda. Podemos darles chuches con los libros…Noooooo que se les pican los dientes… dijeron unos cuan-tos… mmmm, pues podemos darles dulces… Noooooo que

si comen mucho también se les picanlos dientes… mmmmm. Todos los librosmuy concentrados movían sus hojasmientras pensaban en otra solución…pero no se les ocurría ninguna ideasugerente para los pequeños.Al rato, Libro salto cerrando sus pági-nas con un gran estruendo… ¡¡¡¡ya lotengooooo!!!! Todos atendieron muyconcentrados, ya que cuando Librohablaba, solía tener muy buenas ideas…

Podemos relagarles MAGIA.¿MAGIA? Preguntarontodos asombrados… Siiiiiy las portadas tendránun aire de misterio,con mucha purpurina ydentro con las ilustra-ciones les meteremoscolores, muchos yvariados olores.A todos los libros les pareció genial la idea de Libro,nunca les había defraudado a la hora de pensar solucio-nes.Así que todos los libros se pusieron a trabajar parahacerlos más atractivos a los niños. Mientras trabaja-ban todos contentos se divirtieron mucho, teníanvarias piscinas de purpurina de distintos colores,muchos olores agradables en los que restregarse… ytodo regado con mucha ilusión y amor a los niños que esla verdadera receta de la MAGIA.Así éste año muchos niños pidieron entre otras cosaslibros, los cuales miraban, olían y leían con mucha ilu-sión porque todos ellos estaban llenos de MAGIA.Y colorín colorado este cuento… se ha acabadoooooooooooo.

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A Elena no le gusta la Navidad

Aunque parezca mentira y siendo unaniña de unos siete u ochoaños, a Elena no le gusta laNavidad y así se lo decía a

su mamá.Pasear por las calles de su pueblo o

ciudad en esos días previos la poníamuy nerviosa, tanta gente sin parar deandar y comprar, música estridente que

no cesa de sonar y las luces,muchas luces y luces brillantes

que no dejaban de molestarla. Paracolmo los saludos de todos los cono-cidos, familiares y vecinos con sus

besos y abrazos, no lo podía comprender y sin remedio seponía muy agitada, tanto que le gustaría gritar o salircorriendo a una esquina de puntillas y aleteando sus manos,para apoyarse en la pared y quedarse allí resguardada con lamirada perdida. Mamá con mucho cariño la trata de acariciar,sabe que a Elena no le gusta que la toquen, y menos en esosmomentos en donde no encuentra un refugio oscuro y segurodonde serenarse. Mamá y papá la llevan de la mano y ella se siente más segura,es como estar en su hogar, como si todo estuviera en sulugar y con ello llega la paz. Balanceo, tras balanceo se ter-mina de tranquilizar.En la escuela la seño Carmen les enseña qué es la Navidad, yen casa otra vez con mamá o con papá hacen manualidades

sin parar. Árboles con revistas de papel, bolas de lana oretal o figuritas de masa tierna

que luego se secarán, todosirve para decorar ennavidad. Esas cosas sí legustan a Elena y le encan-

ta colaborar.Llega la noche de Navidad, todo queda deco-

rado con las cosas que han hecho y habrá una comidaespecial. Mamá va a preparar una muy buena cena y los dulcesque a ella le gustan. Hay velas por todas partes y suenanvillancicos de música suave, esos que le gusta escuchar.Más tarde vienen los abuelos que tambiéntraen pasteles hechos con mucho cariño porlas abuelas de Elena, como saben quele gusta a ella. Tras los postres ven-drán los regalos con la ilusiónde los abuelos por ver a sunieta abrirlos.Elena arropada en su mantita preferida, aquella que mamá lehizo cuando era una bebecita, suave y calentita, se quedadormida en el sofá al calor de la lumbre de la chimenea, quésueños en su cabecita anidarán.

Por la mañana despierta y en su habita-ción permanece acostada. Papá con muchocariño la noche anterior la subió, la acostóy muchos besitos le dieron sus queridospapá y mamá, mientras dormía sin querer-la molestar.

Elena esta Navidad no la podrá olvidar y a lahabitación de sus padres se encamina sin parar, y con unavocecita casi en susurros les dice: “Ya me gusta la Navidad”.

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Epílogo

“Había una vez un principito que habitaba un país apenas másgrande que él y que tenía necesidad de un amigo...”

A veces confunde los aviones con estrellas, o quizá sólo quierehacerme creer que son estrellas fugaces para que pueda pedirun deseo. No piensa que el agua pueda agotarse mientras hayamares y océanos. Cree en cuentos de hadas, en príncipes y rei-nas imposibles, en vueltas al mundo, más allá de la China, por tie-rra y mar, sobre caballos blancos. En finales felices, porque algosiempre tiene que salir bien. Te hace sentir especial cuando susojos de niño brillan y nace una sonrisa. Sabe contar cuentos demagia, de magia y aventura, y cantar canciones que te ayudan adormir. Puede entrar en mis sueños y hacer que todo sea menosraro; y es que a veces las personas mayores olvidamos a losniños que fuimos, y nunca comprendemos nada por nosotras mis-mas. Y siempre, siempre, consigue estar en todo sin estar ennada.Te arrastra a lugares desconocidos, para estar en la naturaleza,ver los arbolitos y escuchar a los pajaritos. Siempre se acuerdade las cosas importantes y pronuncia tu nombre en el momentojusto. Inventa canciones en idiomas que sólo los sabios conocenpara decirte lo que importa. Le gusta reir y bailar, celebrar delo lindo. Pero a veces, cuando está verdaderamente triste otiene miedo, se asoma a su ventana para ver las puestas de sol.No tiene miedo a decir lo que siente. Es bromista y travieso,dulce y calentito. Para conocerte, siempre tiene en cuenta lo esencial, cómo es eltimbre de tu voz, cuáles son los juegos que prefieres o si tefijas en las mariposas.

Tiene un secreto que es muy simple, él sabe que lo esencial esinvisible a los ojos, no se ve bien sino con el corazón.Cuando pienso en él, me pregunto si las estrellas están encendidas para que cada uno pueda encontrar la suya algún día.Yo econtré la mía, ¿y tú?Cuando la miro, a veces, sonrío y pienso: Sí, las estrellas siempre me hacen reír.

A mi principito

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Este libro de cuentos se terminó de imprimir por el Área deCultura y Educación el día 19 de Diciembre de 2013, en coincidencia con el Certamen de Cuentos de Navidad.

COLOFÓN

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