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de la Murcia Medieval

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Baraja

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Antes de jugar, tienes que saber unas cuantas cosas sobre esta baraja.

Son 40 cartas. Al igual que en una baraja española tradicional, el mazo está compuesto por 4 palos de 10 naipes cada uno, lo que hacen un total de 40. Hasta aquí todo igual, pero ahora vienen las diferencias. No vas a encontrar bastos, oros, copas o espadas. Y lo mismo te va a pasar con las figuras, no hay sotas ni caballos, aunque sí reyes.

Te lo explicamos rápidamente: tienes en tus manos una baraja ilustrada con personajes históricos —las figuras— y patrimonio —los palos— de la Edad Media de la ciudad de Murcia. Vas a descubrir reyes, reinas, poetas, jurisconsultos y adelantados… Calma, todo lo tendrás explicado en esta pequeña guía. Y no te vas a liar con los palos porque pronto te darás cuenta de que vas a poder asociar cada nuevo palo a uno de los cuatro tradicionales.

Además de contarte quiénes son o qué representa lo que aparece en las cartas, vamos a situarlas en un lugar de referencia de la ciudad de Murcia, ya sea un museo, un monumento, una calle o cualquier otro lugar de interés; y si te animas podrás darte un paseo y hacer una ruta para ver con tus propios ojos lo que te estamos contando. Esta información la encontrarás siempre después de la pregunta «¿Por qué aquí?». Te ayudamos: al final encontrarás un plano orientativo.

Una cosa queremos dejar clara, no pretendemos hacer un manual de historia medieval murciana, sino que te damos unas pequeñas pinceladas. Eso sí, hemos intentado ser muy rigurosos en todo lo que contamos. Pero es que, además, somos conscientes de que las investigaciones más exhaustivas deben hacerse por profesionales preparados y cualificados, para los que pedimos humildemente más recursos. Porque nunca debemos olvidar nuestra historia.

Tenemos que agradecer enormemente la ayuda que nos han prestado Clara Alarcón, Sacra Cantero, Pilar Garrido, Trini Marín y Pedro Rojo. Sin su guía y consejo esto habría sido mucho más complicado. Gracias por vuestro entusiasmo y vuestra generosidad hacia nosotros y nuestra baraja. Gracias al Museo de la Ciudad y, por supuesto, gracias al Ayuntamiento de Murcia y su programa Reactivos Culturales que nos dio el empujón para llevar a cabo este proyecto.

Una última cosa, las ilustraciones las ha hecho Diego Lizán. Los textos, Fran Bermejo.

Y ahora… mezcla y reparte.

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Sello del Concejo

Que una ciudad tuviera un sello suponía poder validar documentos, marcar propiedades, acreditar a mensajeros… En resumen, otorgaba poder y entidad a la ciudad. Por eso, el 14 de mayo de 1266 fue un día importante para Murcia. El Rey Alfonso X otorgó a la ciudad el Fuero de Sevilla mediante Privilegio Rodado, por el cual se establecía el Concejo de la Ciudad, y concedió el uso de enseña y sello. Alfonso X, con este privilegio, daba el pistoletazo de salida a una nueva etapa en Murcia.

El sello es como una moneda y tiene dos tablas o lados:

• Una tabla con la ciudad amurallada, con una palmera en su interior y el alminar o torre de la Mezquita Mayor consagrada ya al culto cristiano, y las ondas que representan el río Segura con una noria. La sección de la muralla que aparece en el sello cuenta con 8 torres; la más alta de ellas sería la Torre de Caramajul.

• Otra cara con cinco coronas, que representan privilegios reales que otorgó Alfonso X a la ciudad. Las otras dos coronas que puedes ver en el escudo de Murcia son privilegios otorgados por los reyes Pedro I la sexta y Felipe V la séptima y última.

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Además, hay en el sello una inscripción: «CIVITAS MURCIE INCLITA ET HONORATA DOMINIO ILLUSTRIS REGNIS CASTELLE». O lo que es lo mismo: «CIUDAD DE MURCIA, DOMINIO NOBLE Y HONORABLE DE LOS ILUSTRES REINOS DE CASTILLA».

¿Por qué aquí? Centro de Visitantes Muralla de Murcia

Aunque el Sello del Concejo se encuentra en el Archivo Municipal de Murcia, creemos que una visita al Centro de Visitantes Muralla de Murcia es muy interesante para conocer más sobre la muralla que aparece representada en él. Aquí podrás descubrir cómo se construyó, su recorrido, las distintas puertas que existían…

Y si te quedas con ganas de más, hay otros lugares donde ver la muralla, como Verónicas, así como en los bajos de muchos edificios.

¿Y la torre de Caramajul? Ya no existe. Estaría situada en el lugar donde se encuentra el actual edificio de la Delegación del Gobierno.

+info: www.turismodemurcia.es/es/centros-interpretacion

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Rey Alfonso X

Alfonso X (1221 - 1284) es, quizá, el rey más conocido en la ciudad de Murcia, no solo por la preciosa avenida que lleva su nombre en el centro de la ciudad sino por su gran legado.

Fue rey de Castilla entre 1252 y 1284, aunque su relación con Murcia empezó bastantes años antes siendo infante del reino y luchando junto a su padre, Fernando III el Santo, en la conquista castellana del Reino de Murcia, firmando con señores musulmanes del emirato murciano el tratado de Alcaraz (1243).

Es apodado el Sabio por su enorme aportación en diferentes ámbitos como el literario, el científico, el histórico, el jurídico o el recreativo. Hablar de toda su obra haría que esta pequeña guía no fuera tan pequeña por lo que vamos a destacar algunas de sus obras de las cuales es autor o promotor.

Las Cantigas de Santa María es una de sus obras más conocidas donde, además de las loas a María, podemos destacar su aporte a la lírica castellana. La 169 está dedicada a la Virgen de la Arrixaca, antigua patrona de la ciudad de Murcia y, desde la época de Alfonso X, patrona del Reino de Murcia, nombramiento que nunca ha sido revocado.

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Las Siete Partidas o Libro de las Leyes, es un texto jurídico que estuvo vigente hasta el siglo XIX. Una parte de este libro se escribió en Murcia, y el redactor del mismo fue Jacobo de las Leyes, otra de las figuras de esta baraja.

El Libro de los juegos o Libro del ajedrez, dados y tablas, es un tratado sobre diferentes juegos de mesa. Una curiosidad: este libro fue el que inspiró la realización de este proyecto.

Si tuviéramos que hablar de todos los privilegios que Alfonso X otorgó a la ciudad y las actuaciones que tuvo aquí correríamos otra vez el riesgo de alargarnos en exceso, por lo que nos quedamos con dos. La concesión de una feria anual en septiembre —fecha en la que se sigue celebrando la Feria de Murcia—, en la que los comerciantes podían vender sus productos sin pagar impuestos. Y una cosa más; en 1257, Alfonso X fundó la madrasa de Murcia, un centro de estudios donde eruditos de las tres culturas del Libro —cristiana, musulmana y judía— compartían sus conocimientos. Se fundó en Monteagudo, en el antiguo palacio de recreo de Ibn Mardanish.

¿Por qué aquí? Catedral de Murcia

Podríamos haber elegido muchos lugares, pero es en la Catedral donde reposan el corazón y las entrañas de este rey. Exactamente dentro de una urna, en una hornacina en la Capilla Mayor. Aunque resulte algo escatológico, el hecho es que el rey quería que sus entrañas reposaran en Murcia, lo que daba cuenta del aprecio que tenía el rey por esta ciudad, y su corazón en Tierra Santa, aunque esta última voluntad nunca se llevó a cabo y se decidió enterrar el uno junto a las otras.

+info: www.catedralmurcia.com

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Jacobo de las Leyes

Además de otro nombre en el callejero de Murcia, Jacobo de las Leyes (¿1220? - 1294) fue un jurisconsulto al servicio del rey Alfonso X. ¿Jurisconsulto? Aunque suene complicado podemos resumirlo en que es una persona dedicada al estudio del derecho desde un plano teórico. Y creemos no equivocarnos si decimos que Jacobo de las Leyes ha sido uno de los más importantes.

Aunque los historiadores no se ponen de acuerdo ni en el año de nacimiento ni en su procedencia ni incluso en su apellido, sabemos con certeza que formó parte de la corte de Alfonso X, que fue el autor de diversos textos jurídicos, redactor de las Siete Partidas (recuerda que ya comentamos que ese texto ha estado vigente hasta el S. XIX y cuya autoría formal pertenece a Alfonso X) y de otros textos.

Es posible que viviera en Sevilla unos años, pero se trasladó a Murcia sobre el año 1267 y vivió aquí hasta su muerte. Tan ilustre residente nos da un dato a tener en cuenta: la importancia que tenía Murcia para el propio rey Alfonso X.

¿Y qué hizo en Murcia? Uno de sus cometidos fue hacer el repartimiento de las tierras de la ciudad de Murcia y se recoge en el Libro del Repartimiento a los pobladores de Murcia. También se cree que influyó en el traslado de la Sede de la Diócesis de Cartagena a la ciudad de Murcia.

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Si visitas la Catedral, verás una capilla, concretamente la de San Antonio, donde está enterrado junto a su esposa y otros familiares, aunque no hay referencia del enterramiento en ella. Y es que la capilla donde estaban enterrados originariamente desapareció para poder construir la actual torre de la Catedral, por lo que sus restos fueron trasladados a esa nueva ubicación.

¿Por qué aquí? Archivo Municipal de Murcia

¿Dónde si no? En el archivo se encuentran los documentos del Concejo, el propio sello y, por supuesto, el Libro del Repartimiento. Quizá no puedas tenerlo en tus manos, pero puedes verlo en casa ya que muchos de los fondos del archivo están digitalizados.

Y aunque quizá no tengas tiempo para entrar a investigar al Archivo Municipal, te recomendamos que te acerques hasta allí, ya que se sitúa en la segunda planta del Palacio Almudí, un edificio que suele albergar exposiciones de diversa índole.

+info: http://www.archivodemurcia.es/Inicio

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Reina Violante de Aragón

Está claro que se puede ser hija de un rey tan importante como Jaime I y esposa de otro rey igual de importante, Alfonso X, y pasar por la historia de puntillas. Y es que la figura de Violante de Aragón (1236 - 1300/01), infanta de Aragón y reina consorte de Castilla, ha sido si no olvida sí apartada de las grandes crónicas.

Historiadores la tachan de enérgica y de tener mal carácter. Incluso Don Juan Manuel dijo de ella que era una asesina. Todo ello por ser, quizá, una mujer no muy común para su época. No se dedicó solo a ser esposa y madre, sino que se interesó por la política y el poder y grande fue su papel mediador en diferentes conflictos que podrían haber desestabilizado el reinado de su marido ya que, aunque sabio, parece ser que Alfonso X tenía problemas con la nobleza, los reyes de Granada e incluso con su suegro.

Violante pensaba por sí misma hasta el punto que, por cuestiones sucesorias, llegó a enfrentarse al mismo rey, del cual se separó no formalmente pero sí de hecho.

Según parece, fue Violante de Aragón la primera que se enamoró de Murcia y la que hizo que su esposo amara igualmente esta ciudad. Fue la que escribió a su padre para pedirle ayuda tras la revuelta de los mudéjares en 1264. Ella fue la primera propietaria cristiana de los castillos y palacios de Monteagudo, además de poseer innumerables propiedades en el antiguo Reino de Murcia;

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propiedades que, en gran parte, pasaron a manos de su nuera, María de Molina, reina consorte de Castilla, esposa de Sancho IV, y también olvidada en la historia de Murcia.

¿Por qué aquí? Sin ubicación.

Digámoslo claro: quizá ya sea hora de que se la reconozca en la ciudad y Murcia le muestre su respeto con algún tipo de monumento. Cierto es que en el callejero encontrarás una calle con su nombre, pero no vamos a pedir a nadie que vaya a visitar una placa en la esquina de un edificio.

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La seda

Hablemos de botánica. ¿Sabías que el moral y la morera son dos árboles de la misma familia, pero que no son iguales? Entre otras diferencias, la hoja de uno es más gruesa y áspera que la de la otra, diferencia que debes tener en cuenta si quieres criar gusanos de seda ya que se alimentan de estas hojas.

¿Y por qué hablamos de moreras y gusanos de seda? Porque la sericicultura —la fabricación y producción de la seda— fue una industria relevante en todo el territorio murciano.

Aunque existen documentos que certifican que desde el siglo X hubo telares en zonas urbanas y rurales, pocos son los restos que se han encontrado en excavaciones arqueológicas: piezas construidas en hueso que formaban parte de husos y ruecas. La fama de la seda murciana también queda atestiguada en diferentes escritos.

En los siglos de la Murcia andalusí comenzó la industria de la seda a aflorar en Murcia, pero fue a finales de la Edad Media —segunda mitad del siglo XV— cuando tuvo su auge. Varias fueron las razones: la sustitución del moral por la morera, la regulación de salarios y una nueva normativa técnica. Y esta industria fue un motor de crecimiento en Murcia hasta mitad del siglo XIX, aunque no fue hasta finales del XX cuando desapareció por completo.

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Una curiosidad: tal era la importancia de la seda que hay referencias en las actas del concejo que acreditan el robo de hojas de morera.

¿Por qué aquí? Calles Platería y Trapería

Como ya hemos dicho, pocos son los vestigios que nos han quedado de la industria de la seda en época medieval. La decisión de hablar de estas calles no se basa tanto en la localización de telares sino en comentar la importancia de los gremios en la Edad Media.

Los gremios medievales eran grupos de personas con un mismo oficio o profesión que regulaban lo relativo a su trabajo y defendían sus intereses profesionales. Los talleres de un mismo gremio solían situarse en la misma calle, así estas eran denominadas por la gente en función de la actividad.

Ejemplos de esto son las calles Platería y Trapería, en las cuales se encontraban los joyeros o plateros y los comerciantes de telas y tejidos. En el callejero de Murcia podemos encontrar otros ejemplos: Jabonerías, Frenería, Vidrieros…

Las calles Trapería y Platería son dos vías peatonales del centro de Murcia por las que puedes pasear, tomar algo, comprar y descubrir otras maravillas del patrimonio murciano de otras épocas. Como dato curioso os podemos contar que Trapería es una calle que, en origen, ordenó abrir el mismo Alfonso X.

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Rey Jaime I

Si pensamos en la Edad Media y en los diferentes reinos de la península quizá se nos vengan a la cabeza batallas, guerras, conquistas, alianzas y traiciones al más puro estilo Juego de tronos. Algo de verdad hay en todo esto. Los reinos luchaban y conquistaban. Y si hay en la historia un rey que merezca llevar el sobrenombre de Conquistador este es sin duda Jaime I (1208 - 1276), rey de Aragón, entre otros muchos títulos.

Sus conquistas fueron muchas: Mallorca, el Reino de Valencia hasta la frontera que establecía el Tratado de Almizra —firmado en 1244 con Alfonso X cuando todavía era infante— e incluso el Reino de Murcia.

Puntualicemos. El Reino de Murcia pertenecía a la Corona de Castilla. Entonces, ¿qué hacía el rey de Aragón participando en la conquista de Murcia? Lo intentamos resumir: el infante Alfonso firmó el Tratado de Alcaraz con el emir de Murcia por lo que el emirato pasaba a ser un protectorado del Reino de Castilla y evitaba, por una parte, ser reconquistado por los aragoneses y, por otra, poder repeler a los granadinos. Pero en 1264, ya siendo rey Alfonso X, los mudéjares —musulmán que vivía en territorio cristiano— murcianos se sublevaron, cansados de los múltiples incumplimientos del tratado. Doña Violante escribió a su padre para solicitar su intervención, por lo que a finales de 1265 las tropas

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de Aragón, aliadas a las de Castilla, entraron en el Reino de Murcia y, unos meses más tarde, lograron sofocar la revuelta. A causa de la rebelión, los términos del tratado ya no tenían que respetarse lo que supuso que los habitantes de la ciudad de Murcia perdieran sus derechos en favor de los conquistadores.

Cuando Jaime I se retiró de la ciudad más de 10000 aragoneses se establecieron en el reino, lo que ha dejado unas raíces que conectan Murcia con Aragón. Bailamos jotas y decimos bonico, incluso también explicaría esas palabras arraigadas en nosotros que provienen del aragonés y el catalán —no olvidemos que la actual Cataluña era parte de la Corona de Aragón—. Por eso comemos pésoles —guisantes—, damos jetazos —guantazos— y tenemos días con boria —niebla—.

¿Por qué aquí? Plaza de Santo Domingo y Plaza de Romea

Tras la revuelta mudéjar, y gracias a la intervención de Jaime I, los dominicos se establecieron en Murcia y fundaron en unas casas cercanas al Alcázar Seguir —ya hablaremos de él—, una escuela académica para estudios menores. Años más tarde se trasladaron a unos terrenos entre las actuales plazas de Santo Domingo y Romea.

No queda nada del complejo monacal de esa época, pero puedes aprovechar y pasear por ambas plazas, incluso caminar por el paseo Alfonso X hasta la calle que lleva el nombre de su suegro. Muy recomendable.

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Don Juan Manuel

Lo primero que debemos decir es que Don Juan Manuel (1282 - 1348) ostentó multitud de títulos, pero nunca fue Infante. Entonces ¿por qué el barrio del sur de Murcia, a la margen derecha del río Segura, se llamó así? ¿Hemos estado engañados los murcianos desde su creación, allá por los años 70 del pasado siglo? Bueno, dejemos esta cuestión y centrémonos en él.

Don Juan Manuel fue sobrino de Alfonso X y es conocido, principalmente, por su obra literaria entre la que destaca el Libro del conde Lucanor, que son unos cuentos con un fin moralizante, al estilo de lo que serían las fábulas de Esopo. Pero vamos a destacar otra obra, el Libro de la caza, un tratado de cetrería donde, además de explicar cómo se debe cazar, incluye anécdotas y lugares donde es mejor esta práctica. Entre esos lugares encontramos distintos parajes de la Región y más concretamente en la ciudad, la laguna cercana a la puerta de las Menoretas —situada al final de la calle de la Aurora— o el Almarjal de Monteagudo.

Si su papel como escritor fue muy importante no lo fue menos su papel en la vida política, con tanto poder que tenía un ejército propio y hasta acuñó moneda. Centrándonos en nuestra región, hemos de decir que fue Adelantado Mayor de Murcia, lo que se traduce a que era el representante del rey. ¿Y por qué

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adelantado? Porque era el que llevaba adelante empresas en nombre del rey, en el caso de Don Juan Manuel, de los reyes Fernando IV y Alfonso XI durante diferentes periodos en sus reinados.

¿Por qué aquí? Claustro - Museo Catedral de Murcia

Don Juan Manuel se casó tres veces y tuvo siete hijos. De su tercer matrimonio con Blanca Núñez de Lara nacieron Fernando Manuel y Juana Manuel. Nos vamos a quedar con Juana Manuel, la que posteriormente se convertiría en reina consorte de Castilla al casarse con Enrique II. Ella fue patrocinadora de una capilla en la catedral de Murcia, la llamada capilla de los Manuel. Esta capilla del siglo XIV estaba situada en el claustro, la parte más antigua de la misma, ahora reconvertido en museo.

Una de las piezas que podemos ver en el museo y que en su origen estaba destinada a esta capilla es el políptico de la Virgen de la Leche, de Bernabé de Módena, donde se puede ver representados a Juana Manuel y a su padre a derecha e izquierda de la Virgen. Para no faltar a la verdad, algunos autores piensan que no es su padre, Don Juan Manuel, si no un primo de ella también patrocinador de la capilla.

Sea como fuere, si visitas el museo podrás disfrutar de grandes obras de arte, parte del claustro gótico con frescos pintados en sus paredes, visitar algunas de las capillas más antiguas de la Catedral y ver los cimientos de la antigua Aljama o Mezquita Mayor de Murcia.

+info: www.catedralmurcia.com

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Luisa Fajardo

Entramos en los últimos compases de la Edad Media y nos encontramos con Luisa Fajardo (1457? - ¿?) una mujer con una estirpe digna de un capítulo aparte en la historia de Murcia. Los Fajardo fueron una familia que acumuló tanto poder que incluso los reyes del momento se sintieron intimidados y ninguneados por ellos. Varios de sus miembros ostentaron el cargo de Adelantado Mayor del Reino de Murcia casi ininterrumpidamente desde finales del siglo XIV hasta finales del siglo XVII. Luisa no, por si hay dudas; pero sí su padre, Pedro Yáñez Fajardo, y su esposo, Juan Chacón.

Luisa, al morir su único hermano varón, heredó los títulos del mayorazgo —sistema por el cual los títulos los hereda el hijo mayor—, pero como era mujer no pudó ejercer ninguno; sí quien se casase con ella. Y era tal la autoridad de esta casa que los propios Reyes Católicos, para poder recuperar el poder político en Murcia, intervinieron en el casamiento para que la heredera contrajera matrimonio con alguien de una familia afín a sus intereses. Ambos ganaban, los Católicos recobraron el control en el Reino de Murcia, y una salida al mar en el Reino de Castilla al recuperar Cartagena, y la familia Fajardo ganó territorios, prestigio y hasta un nuevo marquesado creado para ellos: el marquesado de los Vélez, siendo el primer marqués el hijo de la pareja.

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Luisa se casó con Juan Chacón, matrimonio bendecido por los Reyes Católicos, que establecieron por escrito el mayorazgo para la familia y que los hijos de la pareja se apellidaran Fajardo Chacón y no la revés. Curioso. El poder y el prestigio de la familia no hizo más que aumentar.

¿Por qué aquí? Capilla de los Vélez - Catedral de Murcia

Se puede leer en el friso de la Capilla de los Vélez: «ESTA OBRA MANDO HACER EL MUI MAGNIFICO SEÑOR DON JUAN CHACÓN, ADELANTADO DE MURCIA, SEÑOR DE CARTAGENA. ACABOLA SU HIJO, DON PEDRO FAJARDO, MARQUES DE VELEZ, ADELANTADO DE MURCIA, AÑO DE MIL E QUINIENTOS SIETE A QUINZE DE OCTUBRE».

Sin embargo, Luisa Fajardo dispuso en su testamento que cada año dejaría 30000 maravedís —moneda de la época— para la construcción de la capilla, por lo que podríamos suponer que es ella la principal patrocinadora de la misma y que la iniciativa de construirla también es de ella.

Quizá sin su empeño no podríamos disfrutar de una obra maestra del gótico flamígero que te cautiva siempre, por muchas veces que la hayas visto.

Por cierto, existe el mito de que la cadena de la fachada está hecha de una sola pieza y de que al escultor que la hizo le sacaron los ojos y le cortaron las manos para que no pudiera hacer otra igual. No sabemos las barbaridades que se pudieran cometer en la época, pero sí que podemos asegurar que cada eslabón está tallado por separado y que el mito es eso, un mito.

+info: www.catedralmurcia.com

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Mizmar La Flautista

Hagamos un ejercicio de imaginación: pensemos en una velada en el palacio del emir de Murcia, con altos dignatarios, música y danza. ¿Ya? Quizás lo primero que se nos dibuje en la mente sea una escena al estilo de Las mil y una noches. Es cierto que hablamos de Al-Ándalus y no del Oriente islámico, pero algo de razón podemos llevar: han llegado hasta hoy algunos documentos y restos arqueológicos que confirmarían, en cierta medida, nuestro dibujo mental.

Nosotros queremos poner nuestra atención en la música, más concretamente en un instrumento, el mizmar. Es un instrumento de viento, de doble lengüeta, con un tubo cónico acabado en campana. Como suponemos que es difícil que tengas uno a mano para oírlo o tocarlo, te sugerimos que lo busques en internet y lo oigas. Verás como te ayuda a ponerte en contexto.

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¿Por qué aquí? Museo de Santa Clara

A esta pregunta podemos añadir otra: ¿por qué un mizmar? Vamos a contestar a las dos.

El Museo de Santa Clara se sitúa en el ala norte del Monasterio de Santa Clara la Real en lo que podríamos denominar una superposición de edificios. Lo primero que se construyó fue un palacio de recreo extramuros en época almorávide, ampliado y engrandecido para Ibn Mardanish, al que conocemos como Rey Lobo: el palacio de Al-Dar al-Sugra. Este palacio fue ocupado y transformado cuando los almohades asediaron la ciudad. Unos 50 años más tarde, Ibn Hud construyó el Al-Qasr al-Sagir —Alcázar Seguir o menor—, pasando a ser residencia de los reyes cristianos tras la conquista de Murcia. A finales del siglo XIV se cede la finca a las clarisas y la acondicionan, construyen la iglesia y el claustro. El conjunto sufre diferentes remodelaciones hasta llegar a lo que es hoy.

Lo increíble es que perduran hoy en día restos de los dos palacios islámicos, lo que hace que este museo se convierta en imprescindible. En la visita puedes ver el pórtico, un salón del Alcázar Seguir y el patio; también podrás ver una parte del palacio de almorávide-mardanisí —un gran patio de crucero— excavado a tres metros de profundidad en una de las salas, y una maravillosa colección de piezas de la Murcia islámica. Y es aquí donde entra el mizmar.

Una de las piezas más famosas es La flautista, una pintura al temple sobre estuco que formaba parte de la cúpula de mocárabes o muqarnas —cúpulas con prismas yuxtapuestos— que se encontraba en la estancia principal del palacio de recreo de Ibn Mardanish. Representa, como su nombre indica, a una mujer tocando un mizmar. Al no estar completa, no se puede decir mucho más de ella, solo que sería un símbolo del poder y generosidad del emir.

Una cosa a tener en cuenta: aunque no abunde, existe representación figurativa en el arte islámico en toda época y lugar; ni en el Corán ni en el Hadiz —dichos y hechos del profeta Mahoma— se prohíbe la representación figurativa, aunque sí que hay textos que previenen la idolatría.

+info: www.museosregiondemurcia.es/web/museosdemurcia/museo-santa-clara-de-murcia

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Ibn Mardanish

Para entender bien a este personaje, antes tenemos que hablar de los mozárabes, así llamados por los habitantes de los reinos cristianos del norte de la península. Eran aquellas personas de religión cristiana que vivían en los territorios de Al-Ándalus y que gozaban de cierta protección sin tener que convertirse al islam. Si lo hacían gozaban de mayores privilegios y se les denominaba muladíes.

Pues Muhammad Ibn Mardanish (1124/25 - 1172) era muladí y descendiente de mozárabes. Hay historiadores que creen que su apellido viene de islamizar el apellido Martínez. Aunque es una explicación que nos gusta y nos parece muy castiza, estudios más recientes lo relacionan con un río de Nájera, Merdanix, localidad que se encontraba en la frontera entre los reinos cristianos y musulmanes y de la que podría provenir su familia.

Aunque emprendió su carrera militar años antes, es en 1147 cuando se hizo con el poder de Murcia y Valencia, proclamándose emir, y estableció la capital en nuestra ciudad. Ibn Mardanish dominó todo el levante y el sureste, llegando incluso a las puertas de Sevilla. El reino vivió una época de cierta tranquilidad durante varios años, gracias al vasallaje de Ibn Mardanish hacia Alfonso VII, rey de Castilla, y de prosperidad económica por los pactos que estableció con los

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reinos cristianos y las repúblicas de Pisa y Génova. Tanto era su poder que acuñó su propia moneda, los morabetinos lupinos, muy apreciados en la época.

Ibn Mardanish tenía a su principal enemigo no en los reinos cristianos sino en los almohades, musulmanes poco aperturistas y fundamentalistas, invasores procedentes del norte de África. Pero llegó un momento en el que todos se pusieron contra él. El imperio almohade poco a poco se hizo con el poder y con las diferentes ciudades que componían el reino de Ibn Mardanish en el sur. Por el norte, el Reino de Aragón rompió sus pactos con él y conquistaron las tierras del este de la península. Y el Reino de Castilla decidió no entrar en el juego. Se vio acorralado hasta tal punto que solo la ciudad de Murcia permaneció siéndole fiel. Y, aunque los almohades la asediaron dos veces, nunca pudieron penetrar dentro de sus murallas. Antes de morir recomendó a su hijo entregar la ciudad para que esta no fuera masacrada. Hizo que Murcia viviera una época de máximo esplendor y son muchas las edificaciones que se hicieron en su época: el conocido como Castillejo de Monteagudo, el castillo de Larache, la nueva disposición del Castillo de Monteagudo, el palacio Al-Dar al-Sugra y el Alcázar Nasir.

¿Por qué aquí? Iglesia de San Juan de Dios

Aunque pueda parecer raro, tiene una explicación. La iglesia de San Juan de Dios, de por sí una joya del rococó de planta elíptica museizada con obras de imaginería religiosa, oculta en la planta baja una auténtica maravilla que la une a Ibn Mardanish: una parte del Al-Qasr al-Kabir —Alcázar Nasir o Alcázar Mayor—, concretamente el arco del mihrab —oratorio—, un panteón real y parte de la muralla de la ciudad. Observar los colores y decoración originales en una localización tan especial como esta merece una hora de tu tiempo.

+info: www.museosregiondemurcia.es/conjunto-monumental-san-juan-de-dios

La mala prensa del Rey Lobo

La verdad es que Ibn Mardanish no ha pasado a la historia como un buen gobernante; hay crónicas que lo tachan de cruel, déspota, violento… Las fuentes islámicas que hablan sobre él son, la mayoría, almohades o proalmohades y, evidentemente, siendo su enemigo, no lo pintan bien. Es un mal musulmán porque mantuvo alianzas con los cristianos, adoptó su lengua, su forma de vestir, sus costumbres… No deja de ser una visión sesgada ya que la historia la escriben los vencedores. Y las fuentes cristianas tampoco lo dejan en muy buen lugar. Interesado, astuto… De ahí que ya en vida lo apodaran el Rey Lobo.

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Ibn Arabí

La mayoría de personajes de los que hacemos referencia en esta baraja no han nacido en Murcia, pero han tenido una estrecha vinculación con la ciudad por uno u otro motivo. Con Ibn Arabí (1165 - 1240) ocurre al contrario: nació en Murcia y su vinculación con ella es prácticamente nula. Entonces, ¿por qué lo incluimos en esta baraja? Pues muy sencillo, porque este poeta, místico sufí, filósofo y sabio musulmán andalusí es considerado como uno de los más grandes maestros de todos los tiempos.

Como hemos dicho, nació en Murcia, pero muy pronto se trasladó a Sevilla con su familia y todo indicaba que haría carrera en la corte califal. Allí aprendió leyes, poesía, y es fácil que tuviera conocimiento de la mística sufí ya que, en esa época, hubo un gran florecimiento espiritual. Pero esa posible carrera se vio truncada porque, según narra él mismo, tuvo una experiencia mística que lo alejó de la corte y lo llevó por el camino del saber y la espiritualidad. Damos un apunte para entender un poco mejor a nuestro personaje: el sufí no vive aislado del mundo; hace sus retiros y tiene una gran espiritualidad, pero viaja, se casa, tiene hijos…

Ibn Arabí viajó por Al -Ándalus en busca de maestros que lo guiaran, pero muy pronto fue considerado uno de ellos; y cuando necesitó ampliar su conocimiento, emprendió sus viajes por todo el mundo árabe encontrando, según donde se

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hallara, reconocimiento o rechazo, así fuera la zona más o menos fundamentalista ya que sus ideas podrían considerarse aperturistas y renovadoras. Eso sí, antes de marcharse, visitó una última vez Murcia.

Hablar aquí de sus escritos sería una obra ingente que nos llevaría muchas páginas, ya que se cuentan en más de doscientas obras, algunos autores llegan a decir que son cuatrocientas e incluso mil. Destaquemos tres: Las iluminaciones de La Meca, su gran obra, un tratado de más de 3000 páginas sobre metafísica y otras ciencias; Los engarces de la Sabiduría, donde cuenta las enseñanzas dadas por Dios a los 26 profetas y, según cuenta en su prólogo, transmitido en un sueño por el mismo Profeta Mahoma, y El intérprete de los deseos, un libro de poesía amorosa inspirada en Nizam —Armonía—, hija del Imán de la Meca.

¿Por qué aquí? Murcia

«Absolutamente todo, incluidas las piedras, está imbuido de vida». Así, según esta cita de Ibn Arabí, podríamos situar al sabio en cualquier lugar porque todo estaría imbuido de esa vida de la que habla. Y, aunque pueda parecer que nos hemos dejado llevar por el espíritu del personaje, la realidad es más banal: no encontramos un lugar para hacerlo. Porque, además de una avenida en Murcia sin mucho interés turístico, no existe ningún monumento que lo homenajee.

Nuestra propuesta: si tienes ganas de un paseo agradable, te recomendamos el jardín y el paseo del Malecón. ¿Relación con Ibn Arabí? Ninguna. ¿Entonces? Es bonito y, si te sientes con ganas de caminar, puedes adentrarte en una parte de la huerta de Murcia que aun conservamos e, incluso, llegar a la noria de La Ñora.

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Al-Fadilah

Os proponemos un reto: encontrar referencias históricas de mujeres musulmanas de la Edad Media murciana. Te destripamos el final del mismo: te va a resultar tan difícil como lograr hacer uno de los doce trabajos de Heracles.

Son muy pocas las fuentes en las que se menciona a una mujer musulmana de la época y quizá no conoceríamos tampoco a al-Fadilah (¿? - 1162) si no se hubiera encontrado una lápida funeraria de ella. Eso sí, tenemos que aclarar que posiblemente Fadilah no sea su nombre real, sino un título que se podría traducir como «la excelente».

Aunque se sabe poco de ella, podemos afirmar que es de la familia de Ibn Mardanish, posiblemente su hermana, y probablemente tuviera un papel de cierta relevancia en la corte mardanisí.

Poco más podemos decir.

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¿Por qué aquí? Plaza de Santa Catalina y alrededores

Aunque la lápida se puede ver en el Museo de Santa Clara, fue en esta plaza donde se encontró, formando parte del suelo de la iglesia de Santa Catalina. Esto indica que cerca de la mezquita que se situaba en el mismo emplazamiento que la iglesia debía existir un cementerio.

Esta plaza fue el centro del concejo de Murcia en la época y, aunque se quiso ampliar para convertirla en plaza mayor, no se pudo llevar a cabo porque los intereses inmobiliarios de la familia Fajardo impidieron que así se hiciera. Vamos, la prueba de que la especulación urbanística es una tradición de siglos.

En esta plaza podrás encontrar, entre otras cosas, la ya mencionada iglesia, ecléctica con elementos en el interior y en la fachada de distintas épocas y estilos. También podrás visitar el Museo de Ramón Gaya, dedicado a la obra de este gran pintor. Muy cerca están la Plaza de las Flores, donde tomar un tentempié —aprovecha para comer una marinera o un pastel de carne—, y la Plaza de Santa Isabel.

También podrías haber visitado, muy cerca de esta plaza, los baños árabes (siglos XI-XII), declarados monumento nacional, pero que se derribaron sin contemplaciones por parte de la municipalidad para construir la Gran Vía en los años 50 del pasado siglo.

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Cerámica Esgrafiada

Trabajar el barro con las manos, cocerlo, pintarlo… es un ritual que se repite desde hace miles y miles de años. Y si hay unos restos que se encuentran en casi cualquier excavación arqueológica son los cerámicos. Además, si tenemos en cuenta que, en la Murcia andalusí, la industria cerámica fue importante, es normal que nos queramos detener en ella, concretamente en un tipo de cerámica con la que se comerció y que se exportó a otros rincones de Al-Ándalus: la cerámica esgrafiada, concretamente con la técnica del manganeso esgrafiado.

Vamos a explicar de forma muy breve esta técnica. Sería hacer dibujos con un buril u otro utensilio en el barro ya torneado al que se le ha dado una capa de óxido de manganeso en las partes que se pretenden decorar; al arañar esta capa de óxido se deja ver el barro de la capa inferior. Por último, se hace una sola cocción.

Solía utilizarse esta técnica en jarras, copas, tazas, cántaros, tinajas… Siempre en cerámicas utilizadas para contener líquidos. Y los motivos que se realizaban eran muy variados: geométricos, vegetales, zoomórfos o epigráficos —caligráficos—, siendo utilizadas expresiones como «la gloria para Allah», «la felicidad» o «la

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prosperidad». Esto hace suponer que podría ser utilizada como vajilla ritual. Además de ser una vajilla escasa y de lujo.

¿Por qué aquí? Museo de la Ciudad

Es evidente que, llamándose así, este museo nos hará un recorrido por la historia local y el patrimonio de Murcia. Tiene piezas muy interesantes de todas las épocas. Centrándonos en la Edad Media, podemos encontrar una colección de restos cerámicos muy atractivos, con ejemplos magníficos de cerámica esgrafiada murciana únicos. Pero también cerámica estampillada y piezas de vidrio soplado que son una maravilla.

Además, y aprovechando que estás ahí, puedes pasear por los grandes jardines de la zona: La Seda, La Pólvora y El Salitre, o por uno de nuestros rincones favoritos de Murcia, el Huerto Cadenas, un jardín de origen hispano-musulmán donde puedes ver magnolios, palmeras, higueras…y una canalización de agua que proviene de la acequia Caravija. Esta, junto con la acequia de la Aljufía, son las dos acequias principales con las que se vertebró el sistema de riego en la Murcia andalusí que a día de hoy sigue siendo fundamental.

+info: http://museodelaciudad.murcia.es/

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Ibn Hud

La historia de Al-Ándalus abarca cerca de ocho siglos, con distintas dinastías ostentando el poder. Haciendo un muy somero resumen, la dinastía Omeya sería la principal durante los primeros tres siglos, hasta que hubo una guerra civil y se dividió el Califato de Córdoba en los primeros reinos de taifas. Los almorávides, provenientes del Magreb, unificaron de nuevo todo el territorio, pero la población andalusí, descontenta con la ocupación, se enfrentó a ellos de nuevo y muchos reinos se independizaron, formando los segundos reinos de taifas. En esta época, Ibn Mardanish se hizo con el poder en la taifa de Murcia y, como hemos contado, su poder se extendió hasta casi conquistar todo Al-Ándalus. Solo pudo frenarlo el avance de los almohades, que consiguieron, durante poco más de 70 años, unificar de nuevo las taifas y resistir el avance cristiano. Cuando cayó el imperio Almohade, surgieron los terceros reinos de taifas y es en esta época donde nos centramos.

Ibn Hud (¿? - 1238) fue el último gran rey musulmán de Murcia. Combatió contra los almohades y consiguió, como también lo hizo años atrás Ibn Mardanish, unificar la mayor parte de los territorios de Al-Ándalus, empezando su revolución en el hermoso valle de Ricote.

El éxito no le duró mucho tiempo. Además de las diferentes luchas internas, tuvo que hacer frente al avance de los cristianos con los que, después de perder Córdoba, tuvo que pactar.

El malestar y descontento que produjo esta pérdida provocó que, dos años después, lo asesinaran en Almería.

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¿Por qué aquí? Patio del Alcázar Seguir. Museo de Santa Clara

Ya hemos comentado que en el actual museo de Santa Clara se encuentran restos del Alcázar Seguir. De todas las cosas que podemos ver queremos detenernos en una: el patio.

Aunque no siempre se puede visitar —hay que tener en cuenta que se encuentra dentro del monasterio de Santa Clara—, se puede contemplar a través de unas grandes cristaleras en el museo.

Lo primero que llama la atención es una gran alberca. Es la primera vez que aparece en un palacio una alberca de estas características por lo que se puede considerar un eslabón entre los patios de crucero y los patios nazaríes. A ambos lados verás cuatro arriates en los que hay plantados árboles frutales similares a los que había en época medieval, confirmado por estudios de los restos arqueológicos por parte de la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia. Para la museización, se decidió plantar los árboles según la estación en la que daban fruto; así, encontramos en verano albaricoqueros, ciruelos, melocotoneros y almendros; granados, membrilleros, jinjoleros y manzanos en otoño; un parterre para invierno y primavera con cítricos y nispereros; y un cuarto parterre más simbólico con los tres árboles que representan las Tres Culturas del Libro: el ciprés para el cristianismo, la palmera para el islam y el olivo para el judaísmo, acompañados de un cedro del Líbano, que representa la Inmortalidad.

Una última cosa que tenemos que decir es que los arriates están rodeados de mirto o arrayán, palabra que proviene del árabe al-rayán, el aromático. El mirto es un arbusto muy común en Murcia y puede estar relacionado con el origen del nombre de esta ciudad, aunque ese es un misterio que sigue sin estar desvelado.

+info: www.museosregiondemurcia.es/web/museosdemurcia/museo-santa-clara-de-murcia

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Házim al-Cartayánni

Antes de hablar de este gran poeta y filólogo, hablemos muy brevemente de un aspecto de la onomástica árabe, el nisba —la partícula al- que acompaña a los nombres—, que es un patronímico que hace referencia, normalmente, al lugar de nacimiento o asentamiento. De esta manera sabemos que Házim al-Cartayánni (1211/12 - 1284) nació en Cartagena, así como que Abu Abbás al-Mursi —maestro sufí del que también tendríamos mucho que contar— nació en Murcia.

Házim al-Cartayánni vivió durante treinta años entre Cartagena y Murcia, lugares en los que estudió en primera instancia, aunque completó su formación en otras ciudades de Al-Ándalus. Hacia 1240, y previendo la futura conquista cristiana, se exilió en Túnez donde entró al servicio del emir como secretario y poeta, y del que llegó a ser amigo personal.

De todas sus obras vamos a centrarnos en una, la Casida macsura, un poema dedicado al emir, pero en el que habla en más de 300 versos, de los 1006 que lo componen, de su querida tierra, que para él era tanto Cartagena como Murcia. Mejor que nosotros, dejemos que sea él el que nos cuente:

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«¿Adónde ha ido aquel tiempo lozano y apacible en el que todo lo que veía me llenaba de alegría?regalando mis oídos con lo que anhelara de canto, colmándome con cuanto quisiera de bienes, en un país como el Jardín del Paraíso, en el que cada corazón encuentra cuanto desea, donde los ríos corren con agua clara, vino, leche y miel…»

Una curiosidad. Según él mismo cuenta en el poema, los inviernos los pasaba cerca del mar —Cartagena— y los veranos cerca del río —Murcia—, justo al contrario de lo que se suele hacer hoy en día.

De cualquier manera, una lectura recomendadísima.

¿Por qué aquí? Arrabal de la Arrixaca

Házim al-Cartayánni, en la Casida macsura, nombra muchos lugares de toda la región, entre ellos este barrio de la ciudad andalusí de Murcia. Este barrio se encontraba extramuros y, según nos dice él mismo, repleto de casas blancas.

Se descubrió en una excavación en 2009, en lo que era el jardín de San Esteban. De momento se han realizado muy pocas actuaciones sobre este yacimiento y no es visitable, pero esperamos de todo corazón que se realicen todas las intervenciones que sean necesarias para su conservación y museización y así podamos disfrutarlo murcianos y visitantes.

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Muhammad al-Ricotí

Si has leído lo que hemos contado del anterior personaje y conoces algo de la geografía murciana, habrás adivinado que Muhammad al-Ricotí nació en Ricote, en el siglo XIII. En aquella época, esta zona gozaba de una gran importancia ya que años atrás se estableció allí una comunidad de ulemas —literalmente los que saben— con los que al-Ricotí pudo estudiar en sus primeros años.

Llegó a ser un gran maestro que dominó las ciencias árabes, la aritmética, geometría, música, medicina, filosofía, derecho… además de dominar el árabe, castellano, hebreo y latín. Con Murcia ya bajo el protectorado de Castilla, la fama de al-Ricotí llegó a oídos del infante Alfonso de Castilla. Como ya hemos mencionado, el futuro rey Sabio, estaba interesado en el conocimiento y la cultura, por lo que lo trasladó a la capital y fundó una madrasa donde el sabio musulmán pudo enseñar a discípulos de las tres culturas en cualquiera de las lenguas que dominaba, lo que garantizaba un rico intercambio cultural. Para él, la religión no debía ser un impedimento para logar el saber.

Alfonso X y al-Ricotí llegaron a tener una relación de amistad y muchas fueron las veces que el rey pidió al maestro que se convirtiera al cristianismo, pero nunca lo hizo. Esta negativa pudo ser parte de la razón de su exilio al Reino de Granada ya que, tras la revuelta mudéjar de 1266, como ya hemos comentado, el Reino

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de Murcia pasó de ser un protectorado a formar parte de la Corona de Castilla, lo que provocó que la presión contra los no cristianos fuera en aumento. En Granada, el rey Muhammad II fundó una madrasa para al-Ricotí al estilo de la de Murcia.

¿Por qué aquí? Universidad de Murcia

Aunque el precedente medieval de la Universidad de Murcia, según recoge la misma institución en su escudo, sería 1272, año en el que Alfonso X entrega unas tierras a los dominicos para su monasterio y escuela, no podemos obviar que al-Ricotí es un precedente muy a tener en cuenta por los estudios que se realizaban en su madrasa, así por la diversidad en sus estudiantes.

Dado que no queda ningún resto de la Madrasa de Murcia, decidimos situar a al-Ricotí en el Claustro de la Merced, donde se encuentra la facultad de Derecho, la más antigua de toda la Universidad de Murcia, un lugar donde en ocasiones se programan conciertos y otras actividades culturales. Aunque se construyó terminada ya la Edad Media unos 200 años, creemos que es un lugar digno de una visita seas o no estudiante de nuestra universidad.

+info: https://www.um.es

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Unos pequeños apuntes finales.

Después de leer muchos estudios, tener conversaciones muy interesantes con personas maravillosas que conocen muy bien esta época y visitar los diferentes lugares que mencionamos, solo podemos decir que hubiéramos necesitado que la baraja tuviera algunos palos más para poder dar cabida en ella a todas las personalidades de las que nos hubiera gustado hablar, cristianas, musulmanas y judías, porque somos conscientes de que en la baraja no se menciona más que de paso la sociedad judía, tercer eje de la Murcia de las Tres Culturas.

Lo que sí tenemos claro es que Mucia tiene una gran historia y la mayor parte nos es desconocida. Podríamos discutir durante horas sobre esto y quizá debamos asumir que en, en mayor o menor medida, todos y todas somos un poco responsables, pero sería un gran acierto remediarlo. Del mismo modo, conocer y cuidar nuestro patrimonio debería ser una asignatura primordial para evitar que se pierda el legado de nuestros antepasados.

Por último, queremos agradecer el trabajo de tantas y tantos investigadores, historiadores, arqueólogos, lingüistas, arabistas, divulgadores científicos…: Victoria Aguilar, Clara Alarcón, Mª Luisa Ávila, Cristóbal Belda, Carlos Berbell, Sacra Cantero, Almudena Crespo, Miguel Cruz, Jorge Eiroa, José María Escalante, Juan Espinosa, María Jesús Fuente, Pilar Garrido, Sol Genafo, Eduardo Gil, Mariángeles Gómez, Julián Gómez de Maya, Elías Hernández, Juan Hernández, José Emilio Iniesta, Luis Lisón, Joaquín Martínez, María Martínez, Emilio Molina, Julio Navarro, Robert Pocklington, José Miguel Puerta, Raimundo Rodríguez, Juan Torres, María J. Viguera, José Miguel Vilar-Bou.*

Sin su trabajo, nunca hubiéramos podido conocer esta parte de nuestra historia ni hacer nuestra baraja.

*Somos conscientes de que esto no es una bibliografía como mandan los cánones. Sed indulgentes y disculpadnos si nos hemos equivocado.

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Plano de Murcia

1 Centro de Visitantes Muralla de Murcia2 Catedral de Murcia3 Archivo Municipal de Murcia5 Calles Platería y Trapería

6 Plaza de Santo Domingo y Plaza de Romea7 Claustro - Museo Catedral de Murcia8 Capilla de los Vélez - Catedral de Murcia9 Museo de Santa Clara

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10 Iglesia de San Juan de Dios12 Plaza de Santa Catalina y alrededores13 Museo de la Ciudad14 Patio del Alcázar Seguir. Museo de Santa Clara

15 Arrabal de la Arrixaca16 Universidad de Murcia

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Textos: Fran BermejoDiseño gráfico e Ilustración: Diego Lizán

Colabora:Ayuntamiento de Murcia

Programa Reactivos CulturalesMuseo de la Ciudad

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