liberalizaciÓn, riesgo regulatorio e inversiones en el
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XXI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santiago, Chile, 8 - 11 nov. 2016 Documento libre
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Análisis comparado de los mercados de electricidad y telecomunicaciones:
desempeño de los países en un entorno con incertidumbre y cambios estructurales
Adolfo Arturo Dávalos Yoshida
1. Hacia la liberalización de las economías
Los programas de ajuste estructural y liberalización de mercados en Latinoamérica de los años 90 y
principios del presente siglo, dieron paso a la construcción de modelos desarrollo, en los cuales se
transfiere de manera muy importante al sector privado el motor del desarrollo económico, el Estado
reduce su accionar en los mercados y sede esos espacios tanto a los capitales nacionales como extranjeros.
El sector público fue achicándose, con un rol del estado reorientado hacia una participación como
regulador, principalmente en sectores de industrias de red e infraestructura (telecomunicaciones,
electricidad, saneamiento básico, transporte e hidrocarburos), tal como refieren, por ejemplo, Oscar
Oszlak (2004), Chong y Benavides (2007).
Los criterios de eficiencia económica y competencia debían estar presentes en los mercados y la
participación de los gobiernos como prestador de servicios, se debía equiparar a la participación privada.
Es decir, la de los primeros debía estar sujeta a las mismas obligaciones y derechos que cualquier privado.
En este sentido, las reformas estuvieron alineadas a lo que dicta la teoría económica, tomando el primer
y segundo teorema del bienestar como los argumentos para fundamentar la participación del estado. Para
un análisis más profundo del teorema del bienestar, se sugiere Stiglitz, Joseph: La economía del sector
público (2000), y, Ferguson y J.P. Gould: Teoría microeconómica (1990).
Todo el arsenal de literatura económica que tomó auge las dos últimas décadas del siglo pasado, muestra
de manera contundente que la administración estatal de las empresas productivas luce para ese momento
histórico, no recomendable para sanear una economía frente a la profunda crisis económica de la región.
Así que, junto con la necesidad de volver a atraer capitales extranjeros hacia la región, se plantearon
reformas estructurales bajo la denominada corriente neoliberal. Además, los países durante el periodo
que va de mediados de los 80 y la década de los 90 fueron realizando ajustes económicos basados en
reformas estructurales (Oszlak 2004).
En el sentido de las reformas, destacan dos características particulares para los sectores de infraestructura
e industrias de red como el de telecomunicaciones: 1) procesos de privatización cuyo resultado fue un
importante fortalecimiento de la participación privada, cuando no, hasta una salida total del Estado en la
actividad productiva de estos sectores y 2) el surgimiento de nuevas entidades estatales con ciertas
características comunes en cuanto a su mandato e independencia del poder político. Se resaltan por
ejemplo, los casos de Chile, Argentina, Bolivia y Perú (Oszlak 2004).
Luego de la crisis generalizada de los años 80, se pone en tela de juicio las bondades del modelo
económico preponderante hasta entonces. La crisis de la deuda externa, cerró un ciclo para las economías
latinoamericanas, muchas de ellas saliendo de largos periodos de dictadura militares, que promovieron
un modelo de sustitución de importaciones, en el cual los esfuerzos estaban orientados a generar grandes
inversiones comandadas por los estados y respaldadas por un sustancial endeudamiento externo que
acentuó las causas de la crisis, a principios de los años 80.
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Este fuerte impulso a la inversión estatal, principalmente en sectores de infraestructura e industrias de
red, pero también en otros sectores en los cuales la participación privada había sido muy importante, dio
como resultado una importante participación estatal en los diferentes sectores de la economía real. Chong
y Benavides (2007), muestran que hasta antes de la crisis de la década de los 80, los gobiernos
latinoamericanos favorecieron la propiedad estatal y la administración de empresas en industrias
“estratégicas”, basados en la idea de que fallas en el mercado ameritaban dicha decisión. Estos autores
señalan que, en general, las empresas de propiedad del Estado se desempeñaron, en forma deficiente con
producción de bienes y servicios de baja calidad y alto costo. De acuerdo con esto, la salud financiera de
las empresas estatales o con mayoría de participación estatal, fue minándose hasta convertirlas en fuertes
cargas estatales que conjuntamente con otros aspectos de la política económica de corte asistencialista
predominante, fueron la causa de los importantes desequilibrios fiscales que caracterizaron a la crisis de
aquellos años. Protegidas de la competencia, estas empresas de propiedad del Estado, por lo general,
cumplían un mandato: mantener los precios sin considerar los niveles de recuperación de costos, aspecto
que a decir de Chong y Benavides (2007), habría llegado a acarrear crecientes pérdidas financieras, que
en algunos casos llegaron a ser equivalentes hasta un 5 o 6% del PIB.
Por su parte, el fuerte influjo de recursos de la década de los 70 había llevado, según los criterios del
Banco Mundial, a que América Latina sea considerada como una región severamente endeudada durante
los años 1982-1988. La magnitud de la deuda externa referida a los ingresos vía exportaciones alcanzaba,
ya en la segunda mitad de la década de los 70, magnitudes alarmantes, las obligaciones de pagos,
derivadas del endeudamiento externo, comenzaban a superar los ingresos de las exportaciones (Pérez S.,
1995).
Dado el gravísimo problema de endeudamiento y de desequilibrio interno, la crisis dejó de ser un
problema de incapacidad temporal de pago. Se requerían estrategias de solución orientadas a combatir
las causas y permitan retomas los equilibrios macroeconómicos. Con el apoyo de organismos
internacionales (Ej. BID, BM, FMI), los diferentes estados sumidos en crisis, diseñaron programas
macroeconómicos de ajuste estructural orientados a mejorar la productividad y promover el crecimiento
económico. Es el caso de la Argentina, bajo los Gobiernos de Raúl Alfonsín (1983 – 1989) y Carlos
Menem (1989 – 1995), o de Bolivia bajo los Gobiernos de Paz Estenssoro (1985 – 1989) y Sánchez de
Lozada (1993 – 1997). Frente a esto, de acuerdo con Del Bufalo (2002) en los años 80, se puso de moda
comparar el fracaso latinoamericano con el éxito de los países del sudeste asiático, como un instrumento
para promocionar la apertura de los mercados, al punto de convertir a los países del Sureste asiático, en
ejemplos de las bondades de una economía de mercado no intervenida, en oposición a los vicios de
economías intervenidas como las latinoamericanas.
En este contexto, numerosos autores han demostrado que la incorporación de competencia en los
mercados, junto con una regulación eficaz y eficiente, resulta ser claramente ventajosa comparada con la
estrategia de propiedad del Estado (Kikeri y Nellis 2004). De acuerdo con la literatura (Arrow 1996),
(Dembe y Boden, 2000), en las empresas públicas está presente un problema de riesgo moral (“Moral
Hazard”), así el deficiente historial de la propiedad estatal, resulta de un problema de dilución de la
responsabilidad Agente – Principal1, que se traduce en un control imperfecto que ejerce el Estado como
propietario de la empresa (Principal) y por la existencia de deficientes incentivos para los gerentes de
dichas empresas (Agente), lo que se traducen en un desempeño inferior.
1 Desde la perspectiva de la teoría económica, el problema del agente-principal designa un conjunto de situaciones que surgen
cuando un actor económico (el principal o mandante), depende de la acción de otro actor (el agente), sobre el cual no tiene
perfecta información. Dembe, Allard E. and Boden, Leslie I. (2000). "Moral Hazard: A Question of Morality)
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De igual forma, dado que las acciones de las empresas de propiedad del Estado no se negocian en los
mercados, no existe amenaza de que sean tomadas por la competencia, lo cual constituye otro incentivo
negativo a la mejora de eficiencia. De igual forma, dado que el Estado es el que financia a la empresa
estatal tanto para sus inversiones como para la cobertura de sus eventuales pérdidas, la existencia de
acreedores no juega ningún papel disciplinador, como sería el caso actuando bajo libre competencia. Las
pérdidas se cubren típicamente con subsidios o transferencias fiscales. Adicionalmente, los consejos
directivos son nombrados por razones no necesariamente relacionadas con la experiencia en el manejo
empresarial, rara vez implementan buenas prácticas de gobernabilidad corporativa, aspecto que es
ampliamente debatido por Vickers y Yarrow (1990).
Otra corriente considera que el interés de capitalizar políticamente las decisiones empresariales lleva a
tomar resultados ineficientes, por ejemplo, las entidades productivas son solo centros de generación de
empleo y mecanismos para retribuir u otorgar favores a través de la compra de insumos o venta de los
productos y/o servicios. La Porta et al (1999), muestran que el paquete controlador de las grandes
empresas, en el caso de las economías latinoamericanas típicamente el Estado, ejercen con frecuencia su
poder de control más allá de sus derechos en aporte de capital, como consecuencia, en las empresas
públicas se produce un problema de propiedad y control. Finalmente, Sheshinski y López-Calva (2003)
muestran que las empresas estatales tienen restricciones presupuestales que son laxas, por lo que no están
forzadas a buscar prácticas eficientes; esto debido a que la alternativa de una quiebra implicaría un costo
político que se debe evitar, en ese contexto, el financiamiento de la empresa en problemas por parte del
Estado resulta ser una práctica observada con frecuencia.
Por otra parte, la necesidad de reencauzar los capitales financieros que habían dejado de fluir hacia la
región, hizo mirar a la privatización como una alternativa altamente atractiva y necesaria. De esta forma,
los procesos de privatización en América Latina se iniciaron a mediados de los años setenta en Chile,
donde las primeras privatizaciones fueron una reacción a las expropiaciones realizadas por el gobierno
del Presidente Salvador Allende (1970 - 1973). En los demás países de América Latina, las
privatizaciones se iniciaron de una manera masiva y exitosa a finales de la década de los años ochenta,
como un elemento más de un nuevo modelo económico, que surgió para dar respuesta a los problemas
de estancamiento económico y de deuda externa que tenía la región. No obstante, los sectores y las
particularidades de los procesos de privatización fueron distintos en los países de la región.
De hecho, Bolivia, Chile, México y Nicaragua privatizaron primero las empresas de propiedad estatal de
los sectores competitivos, como manufactura y finanzas, y posteriormente los monopolios y empresas de
servicios públicos. Argentina, Brasil, Colombia y Perú vendieron ambos tipos de empresas
simultáneamente. En Argentina y Bolivia, se mantuvo la estructura monopolista de algunos sectores, con
el fin de maximizar ingresos, inclusive en sectores como el de telecomunicaciones en el que la tecnología
permitía mayor competencia. De igual forma, se utilizaron distintas modalidades para incorporar la
participación privada en las empresas estatales: ventas a través de opciones internacionales abiertas,
ofertas públicas de acciones, contratos de concesión, transferencia directa y otros. La intensidad de uso
de cada estrategia fue diferente en los distintos países; por ejemplo, Argentina, Chile, México y Perú
emplearon ventas directas, pero en Bolivia se diseñaron esquemas de capitalización para las empresas de
sectores estratégicos. Los contratos de concesión se utilizaron principalmente para otorgar derechos de
operación en saneamiento básico, infraestructura de transporte y exploración y producción de petróleo
(Chong y Benavides, 2007).
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Ilustración 1: Ingresos provenientes de privatización de los países en desarrollo, 199099 (Chong y
LópezdeSilanes, 2005).
Este nuevo modelo para la fecha, contemplaba una fuerte apertura de la economía al exterior y un
creciente papel del mercado en la economía. Para ello, una mayor eficiencia de las empresas, era una
condición necesaria, de esta forma, los programas de reformas fueron complementado por el
establecimiento de regulaciones y nuevos marcos normativos en los sectores de infraestructura e industria
de red privatizados, como la industria electricidad y las telecomunicaciones cuyos modelos de
participación privada resultantes, tienen rasgos comunes muy fuertes en Sudamérica (Oszlak, 2004),
(Chong y Benavides, 2007).
Las reformas estructurales realizadas en América Latina estuvieron acompañadas de amplios programas
de privatizaciones, que, por ejemplo, en el período 1990-99, implicaron ingresos en las arcas públicas de
casi 180.000 millones de dólares, representando algo así como el 1% del PIB regional, el doble que el
promedio de otras regiones (Chong y LópezdeSilanes, 2005). Por ejemplo, en la Ilustración 1, se puede
observar el fuerte impacto que ha tenido, en América Latina y el Caribe, el ingreso de capitales como
resultado de las privatizaciones.
2. La regulación bajo el modelo de mercado
En teoría económica, ya en el siglo XVIII la escuela del pensamiento fundada por François Quesnay,
Anne Robert Jacques Turgot y Pierre Samuel du Pont de Nemours postulaban la existencia de una ley
natural que garantiza el buen funcionamiento del sistema económico sin la intervención del estado, esta
doctrina quedó resumida en la expresión “laissez faire, laissez passer le monde va de lui meme” (dejar
hacer, dejar pasar, el mundo para sí mismo), esta escuela denominada la de los fisiócratas (fisiocracia =
gobierno de la naturaleza), consideraba que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de
la naturaleza (Gide y Rist, 2000).
En esta línea, de libertad de acción desde el punto de vista de la economía, Adam Smith, considerado por
muchos especialistas el padre de la Economía Política, en 1776, publicó su obra conocida universalmente
como La Riqueza de las Naciones, cuya tesis central establece que la clave del bienestar social está en el
crecimiento económico, que se potencia a través de la división del trabajo y la libre competencia. Adam
Smith considera que la libre competencia es el medio más idóneo de la economía, puesto que las
desviaciones del mercado se corregirían por lo que él denominó "la mano invisible" del sistema (Smith,
1776).
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No obstante, ambos postulados parecen apuntar a un mundo que actúa en competencia perfecta. La
realidad muestra que esto rara vez se cumple, o más bien, algunos mercados distan de mostrar
condiciones competitivas. Puesto de manera simple, en materia de competencia, se puede distinguir dos
extremos: competencia perfecta y monopolio. Ambos se diferencian fundamentalmente por la presencia
o ausencia de poder para fijar precios. El monopolista tiene el poder de fijar el precio en su propio
beneficio, en la competencia perfecta la empresa es tomadora de precios. De hecho, la competencia
perfecta, ocurre si: i) se tienen consumidores perfectamente informados ceca de la calidad de los
productos y de los precios fijados por los competidores, ii) no existen barreras a la entrada por lo que el
número de los actuales y potenciales competidores es infinitamente grande.
Ilustración 2: Curvas de Demanda y de Oferta para un oferente en competencia perfecta y en
monopolio (Elaboracion Propia)
La parte izquierda de la Ilustración 2, muestra que la curva de demanda que enfrenta un competidor en
competencia perfecta, es perfectamente horizontal demostrando que no importa la cantidad de
producción que lleve al mercado, ésta no afectará al precio. En este caso, los precios están dados y las
firmas eligen el nivel de producción que hace maximizar sus beneficios, esto ocurre cuando los precios
son iguales a los ingresos marginales y estos a los costos marginales. En competencia perfecta, en el
largo plazo el precio no excede del costo medio de producción, pues de otro modo, la existencia de
beneficios incentiva la entrada de nuevas empresas que al aumentar la oferta y presionan a una caída de
los precios hasta que las utilidades se hacen cero (Neuman, 2001), esto es, la competencia auto-regula el
comportamiento y los resultados del mercado.
En el otro extremo el monopolio - existencia de una sola empresa en el mercado -, denota su poder de
control de los precios y las cantidades al enfrentar una curva de demanda con pendiente negativa. Debido
al control de la única empresa en el mercado, el monopolista puede ejercer poder de mercado, es decir,
puede determinar la cantidad que es ofrecida en el mercado y, por este medio, puede influir en el precio
del bien (ver parte derecha de la Ilustración 2). Produciendo poca cantidad de bienes el monopolista logra
precios altos y ganancias importantes, es decir, el mercado actuando sin regulación, produce
transferencias de riqueza en favor del monopolista y en perjuicio de los consumidores y la sociedad en
su conjunto.
Como se ilustra en la Ilustración 3, en un mercado de competencia perfecta, las curvas de oferta y
demanda se cortan en el punto E, para el cual la cantidad y precio de equilibrio del mercado son QE y
PE, respectivamente.
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Ilustración 3: Equilibrio de mercado en Competencia Perfecta y Monopolio (Elaboracion Propia)
En un mercado monopólico, la empresa monopolista, al ser la única oferente del bien, puede reducir la
cantidad ofertada, por ejemplo hasta QM (punto M sobre la curva de demanda). Esa cantidad de producto,
puede ser vendida por el monopolista al precio PM. Como se puede ver, por la forma de la curva de
demanda, el precio al que puede vender el monopolista es superior al precio de competencia perfecta y
la cantidad vendida menor. De esta forma, el monopolista se apropia de una porción del excedente del
consumidor, generando una renta monopólica y a su vez una pérdida de bienestar social pues se produce
menos de lo socialmente deseable y se comercializa a un precio mayor al que regiría en competencia
perfecta.
En general, el alejamiento de la situación de competencia perfecta puede deberse a las denominadas fallas
de mercado. En esta situación en la que falla la generalidad de los dos teoremas básicos de la economía
del bienestar, surge la necesidad de intervención pública mediante la imposición de restricciones a las
decisiones de los agentes económicos. Estas fallas de mercado vienen dadas por problemas de
información y mercados. Stiglitz (1992), pone en duda la generalidad los dos teoremas fundamentales de
la economía del bienestar, señala que los fallos de mercado no son excepciones, sino la regla, por tanto
la defensa de los mercados mediante la intervención pública resulta ser apropiada.
Uno de los fundamentos para la regulación se encuentra entonces, en la necesidad de corregir las fallas
de mercado que pueden presentarse en actividades consideradas de interés público en las que participa
el sector privado. En el caso específico del mercado de servicios públicos, esta necesidad es
particularmente significativa, ya que las decisiones sobre la prestación de este tipo de servicios tienen
efectos sobre el conjunto de la sociedad y sobre el bienestar público, en otras palabras, las decisiones
privadas tienen una dimensión pública. Basado en esta realidad Manfred Neuman (2001) señala que las
políticas de competencia, son la piedra angular de la política económica en una economía orientada al
mercado; una política económica que procura garantizar derechos de propiedad bien definidos, libertad
de contratación, políticas que apuntalan la estabilidad monetaria, altos niveles de empleo y seguridad
social.
Como señala Neuman, los objetivos y significado de las políticas de competencia han sido objeto de
mucha controversia, por un lado están quienes pregonan, siguiendo a Adam Smith y al pensamiento
fisiocrático, el dejar hacer (“laissez faire”), dejar pasar como el mecanismo para corregir los desvíos.
Por otra parte, están los –autores- que consideran que la política de competencia, es parte constituyente
de una política industrial intervencionista orientada al establecimiento de estructuras de mercado que
generen incentivos para las empresas a comportarse de manera de garantizar el bienestar económico. En
este sentido, Lasheras (1999), afirma que la regulación es una de las formas de intervención pública,
junto a la política macroeconómica y la producción directa de bienes y servicios que son necesarios para
la actividad económica.
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La actividad regulatoria consiste esencialmente en definir, un marco de actuación para los agentes
económicos: las empresas reguladas y los consumidores, y en hacer que este marco se cumpla. Shugart
(1990) define “la regulación como la actividad pública de control de precios y de imposición de
restricciones en el ejercicio de ciertas actividades económicas”.
Dado el tipo de traspaso de propiedad (del Estado a manos privadas), no es casual que durante los años
de la experiencia privatizadora en América Latina, se hubiera generado una nutrida literatura sobre el
tema de la regulación. Parte de ella se refiere, en general, al rol regulador del estado o a la regulación
como problema teórico, sin referencia específica a su papel en la regulación de las empresas privatizadas.
Sin embargo, no es casual que esto hubiera ocurrido así, puesto que los procesos de ajuste estructural
realizados en América Latina y en el mundo, han tenido como un componente esencial la privatización
de empresas estatales, muchas de ellas de servicios públicos, las cuales tenían características monopólicas
en el mercado o se trataba de industrias de red como en el caso de las telecomunicaciones y la electricidad.
En este orden, Chong y Benavides (2007) afirman que dos instancias prominentes como las citadas,
demandan un análisis cuidadoso de la regulación en el contexto de un proceso privatizador: los
monopolios naturales y oligopolios, y las industrias en las que el gobierno tiene un porcentaje alto de la
propiedad de los activos, aun en el caso en el que ninguna firma individual tiene poder para controlar el
mercado.
Por otra parte, tanto Allen y Gale, (1999) como Yarrow, (1986), advierten sobre la necesidad de
comprender el contexto del proceso postprivatización, la adopción de una regulación efectiva para evitar
abusos, producto de una desregulación sin contrapesos que podría poner en riesgos el bienestar social,
en particular al permitir ganancias extraordinarias a expensas de los consumidores. En otras palabras, la
competencia y la regulación deben considerarse cuidadosamente como parte del proceso de privatización.
En este sentido, Winston (1993) argumenta que con regulación adecuada es posible producir mejoras en
eficiencia que beneficien a consumidores y productores. La regulación de sectores oligopólicos se
complica por la debilidad de la autoridad reguladora. En dichos sectores, se necesita complementar el
esfuerzo regulador con nuevas reglas y requerimientos de divulgación, para mejorar la supervisión y
reducir el abuso del poder de mercado (Chong y Benavides, 2007).
3. Crisis del modelo privatizador
En el contexto de una política económica pro mercado, un reto clave para los gobiernos es el desarrollo
de un marco regulador apropiado después de la privatización, sobre todo para proveer de servicios básicos
a la población más pobre. Con base en la evidencia, un elemento común en muchos ejemplos de
privatización fallida es la regulación inadecuada, que lleva a niveles de competencia por debajo del
óptimo y permite a los productores apropiarse de rentas que no son compartidas con los consumidores.
Aunque la posición clásica de los críticos es argumentar en contra de la privatización adicional, la amplia
evidencia empírica muestra que la privatización puede realizarse correctamente y producir ganancias
sociales (Chong y Benavides, 2007).
Un buen diseño regulatorio implica la presencia de un marco regulatorio completo, un esquema
institucional sólido con un regulador imparcial y equidistante entre el Estado, la sociedad y la empresa,
lejos de la posibilidad de captura por estos actores, como se muestra gráficamente en la Ilustración 4.
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Ilustración 4: Regulador Equidistante (Elaboracion Propia)
La calidad del desempeño estatal a través de entes reguladores, depende de diseños institucionales que
induzcan a que la intervención del Estado sea más favorable que su prescindencia. Se trata de que los
diseños institucionales contribuyan a resolver el tipo de problemas de asimetrías de información conocido
como de principal-agente que caracterizan a las relaciones entre el Estado y los agentes económicos
privados. Estas asimetrías de información restan transparencia al funcionamiento de los mercados e
impiden que los agentes tomen decisiones con suficiente conocimiento. En consecuencia, se requiere una
trama institucional que garantice la “accountability”: La definición de reglas de juego y sistemas de
incentivos para la expansión de los mercados requieren una institucionalidad política y económica, que
incluye la regulación estatal (Dávalos, A (2012), “Estudio y Propuesta de Regulación de Servicios
Prestados por las Empresas Públicas - Segundo Informe (p.p. 4-10), PNUD – UMEP – Paraguay.
El Estado regulador no suple al mercado sino que atiende a la prosecución de ciertos resultados a través
de un instrumento particular: el establecimiento y la aplicación de reglas jurídicas de conducta con su
correspondiente sanción. Un esquema de regulación que constituya un incentivo para el funcionamiento
del mercado, tiende a focalizarse en los diseños institucionales adecuados para desarrollar las
capacidades estatales necesarias para el cumplimiento de los objetivos de la política reguladora (Dávalos,
A (2012), “Estudio y Propuesta de Regulación de Servicios Prestados por las Empresas Públicas -
Segundo Informe (p.p. 4-10), PNUD – UMEP – Paraguay.
De acuerdo con las “mejores prácticas”, los entes reguladores deben crearse una vez dispuesto el marco
regulatorio para las actividades del respectivo sector, y antes de la firma de los contratos de concesión.
De esta manera, se asegura que los contratos que en definitiva suscribe el gobierno no se aparten de la
letra y el espíritu de ese marco regulatorio, extremo que precisamente el ente debe impedir. La
experiencia demuestra, no obstante, que muchos entes fueron creados después de que se hubiere
aprobado el marco regulatorio y adjudicada contractualmente la concesión de los servicios, Oscar Oslak
(2004)
Chong y Benavides (2007) establecen que, en general la evidencia empírica muestra que la privatización
ha conducido no sólo a mayor rentabilidad, sino también a mayor crecimiento de la producción, a
mayores beneficios fiscales y a mejoras de calidad y acceso para los pobres. En telecomunicaciones y
electricidad, la participación privada cambió la naturaleza de la prestación de servicios.
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De acuerdo con su estudio hasta sólo el 3% de los clientes de teléfonos y electricidad eran servidos por
empresas privadas; en 2003, la proporción pasó a ser del 86% y el 60% en telecomunicaciones y
electricidad, respectivamente; además la privatización habría aumentado la cobertura, reducido precios
incorporado nuevos servicios.
En su miso trabajo Chong y Benavides (2007) muestran que en otros sectores de infraestructura, se
observó lo siguiente:
• En electricidad se evidenciaron ganancias en eficiencia, aunque distribuidas en forma desigual. Los
clientes gozan de una oferta más segura pero las empresas gozan de una participación mayor aun de los
beneficios totales.
• En agua potable y saneamiento básico, existe riesgo de expropiación, porque se perciben como un
derecho y un punto de fácil negociación en política local.
Dávalos y Espinoza (2005) buscando explicar el porqué del malestar frente a la privatización en el caso
de Bolivia, después de analizar los grandes movimientos de descontento con la privatización en sectores
de saneamiento y electricidad concluyen que el Estado no debe olvidar que es un actor directo en el
desarrollo de infraestructura para la provisión de los servicios básicos, su intervención debe estar
orientada a facilitar y promover la viabilidad del capital privado en este tipo de proyectos. El Estado al
tener como función objetivo la maximización del bienestar de la sociedad debe garantizar las condiciones
de estabilidad y seguridad jurídica para contar con la inversión en infraestructura necesaria.
La dinámica del mercado en ausencia de fallas, garantiza resultados eficientes aunque no necesariamente
equitativos, en tal sentido la regulación debe orientarse tanto a la simulación de las condiciones de
competencia como a la búsqueda de mecanismos que permitan mayor acceso a los servicios básicos. Los
beneficios que brinda la participación privada deben ser de conocimiento de la población a fin de evitar
descontentos que a través de medidas de presión social limiten no solo la actividad reguladora sino que
manden señales de inestabilidad e inseguridad jurídica a las empresas privadas que operan en el mercado.
La participación del regulador y del Estado no implica descuidar los elementos que incentiven la
competencia ex-ante. Dejar al mercado como el único mecanismo de asignación descuidando temas de
acceso podría representar que en un corto plazo los beneficios que conlleva la introducción de
competencia en los mercados se perciba más bien como un elemento negativo antes que como algo
positivo.
Estos aspectos que fueron muy evidentes en el caso boliviano, han sido también parte de las razones que
han dado lugar a una percepción de crisis del modelo en algunos países, que no pudieron o no supieron
atender anticipadamente las señales de malestar que se percibían. Dávalos y Espinoza (2005).
Esta percepción de sectores populares en América Latina y el Caribe, unido a un fuertemente arraigado
sentimiento anti-mercado, fue capitalizado por corrientes políticas, que bajo el influjo del denominado
“socialismo del Siglo XXI”, dieron lugar a la reversión de la privatización y el fortalecimiento del Estado
como productor, particularmente en los Estados que conforman la Alianza Bolivariana para América
(ALBA). Dávalos y Espinoza (2005).
Como señala Elayne (2011), La gestión pública constituye un medio para orientar las políticas públicas,
en consecuencia, las instituciones de gobierno deben disponer de los instrumentos adecuados para el
control y evaluación de las acciones públicas. En el caso boliviano se dotó al sistema regulatorio de este
instrumental, pero la percepción de que el regulador debía ser neutral e invisible hizo que su accionar
pase desapercibido para la sociedad.
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En este sentido, siguiendo a Elayne (2011), frente al creciente descontento respecto del desempeño del
gobierno, el control de la gestión pública marca una importancia creciente en la administración de los
entes públicos, como proceso que consiste en controlar las acciones, a través de las cuales se alcanzarán
los objetivos planteados por la institución; es el proceso de verificación de los resultados, para demostrar
que las políticas o acciones tomadas se corresponden con los objetivos, y en caso contrario aplicar las
medidas correctivas necesarias. Esta tarea de control y la de informar acerca del accionar de los entes
reguladores bolivianos, no fue eficazmente cumplida y esto tuvo como resultado el rompimiento del
modelo regulatorio.
Como consecuencia de estos grandes movimientos sociales, en general, ha vuelto a tomar vigencia el
debate en relación al crecimiento económico y desarrollo humano, en este sentido Gámez Gutiérrez, J.
(2014), señala que se requiere de crecimiento económico, a partir de ciertas condiciones de inversión
(dinero que crea empresas y empleo), para que los países actúen en el concierto internacional con
innovación, logren mayores niveles de desarrollo y de bienestar, que permita la existencia de los recursos
para solucionar los problemas de equidad. Pero el crecimiento en sí mismo no basta, si este no promueve
el desarrollo humano y que es importante el disfrute y no solo el ingreso; por ello, es posible encontrar
sociedades con ingresos bajos, pero con altos niveles de desarrollo humano. En todos los casos, el
objetivo central del desarrollo debe centrarse en el ser humano. Precisamente son estos razonamientos
los que han servido para el desarrollo de programas y ofertas por los nuevos actores en la política de
varios países en Sud América, que se han visto en procesos políticos que cuestionan el modelo vigente y
promueven un cambio y reconducción estructurales. Un rápido análisis de los países que han estado
involucrados en estos procesos permitirá contextualizar la existencia o no de elementos comunes y de las
fuertes demandas por cambios estructurales en los países.
3.1. Venezuela: la Revolución Bolivariana y el “Socialismo del Siglo XXI”
Corredor C. y Díaz G. ("Políticas económicas aplicadas en Venezuela durante el período 1959-2007" en
Observatorio de la Economía Latinoamericana No. 105, Noviembre 2008), hacen una reseña de la
política economía del periodo previo al Chavismo y de los primeros 9 años del Gobierno de Hugo
Chávez. Estos autores señalan que desde la década del 50 hasta la década de los 90, las políticas
económicas en Venezuela fueron guiadas por el estructuralismo y el neoliberalismo. Así, las políticas
económicas, caracterizaron la economía venezolana, con gran influencia del modelo neoliberal. Este
modelo económico habría generado una desigual distribución de la riqueza.
De acuerdo con estos autores, el modelo sustentado entre otros factores, en la naturaleza rentista petrolera
preponderante hasta 1999, daba para la década de los ochenta señales de descrédito y deterioro, producto
de la insatisfacción de las demandas populares, de los amplios márgenes de corrupción y de la
significativa penetración en el país de intereses extranjeros. Esto conllevó a un cambio en la dirección
política del país, así, el plan de gobierno del Presidente Hugo Chávez (1999 - 2013, sentó las bases de
un modelo económico, a decir de estos autores, de carácter humanista, autogestionario y competitivo. El
triunfo de Hugo Chávez en la contienda electoral del 1998 fue el resultado, por una parte del agotamiento
del modelo económico-social reflejado en el cansancio popular, la decepción del electorado con respecto
a los resultados del período democrático representativo y la ausencia de liderazgos alternativos. Por otra
parte Chávez fue capaz de transmitir un mensaje atractivo y de cambio, arremetiendo contra las llamadas
cúpulas de los partidos tradicionales y canalizando las insatisfacciones populares. Su programa apareció
como una alternativa radical y como una verdadera revolución popular: La Revolución Bolivariana. Bajo
la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente y la reorganización del Estado, Hugo Chávez caló
en el sentimiento popular apelando a un discurso de justicia social, profundización democrática y rechazo
al modelo impuesto por el neoliberalismo.
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Desde los primeros meses de su gobierno, Chávez comenzó planteando la necesidad de combatir el
neoliberalismo. El proceso y el propio discurso del mandatario venezolano, fueron evolucionando y
radicalizándose hasta desembocar en la declaración pública en la que se plantea la necesidad de crear el
Socialismo del Siglo XXI. El programa “De Transición” (1999-2000), establecía entre sus pilares, la
planificación de la economía con un alto componente social y participación estatal y la nacionalización
de las empresas de telecomunicaciones y electricidad, entre otras. Sentadas así las bases del Plan
Nacional de Desarrollo Económico y Social de la Nación y aplicadas durante la etapa 2001-2006, se
tuvieron entre otros, los siguientes pilares: tránsito del modelo económico de mercado hacia uno de
economía social sostenible y expandir nuevas formas asociativas de propiedad y control. Bajo este
modelo la participación privada, más en empresas y sectores estratégicos, estaba altamente subordinada
a los fines y control del Estado (Corredor y Díaz, 2008).
3.2. Bolivia: un Presidente de extracción indígena
Entre el 2000 y el 2004 Bolivia vivió una etapa de profunda inestabilidad política y convulsión interna
creciente, basta con señalar que en esta etapa se produjeron cuatro sucesiones presidenciales. Primero el
Presidente Hugo Banzer Suarez dejó su cargo a su vicepresidente Jorge Quiroga Ramírez, a raíz de una
enfermedad terminal. En el 2002 se realizaron las elecciones generales nacionales que culminaron con
la victoria de Gonzalo Sánchez de Lozada y que posteriormente fue sucedido constitucionalmente por su
Vicepresidente Carlos Mesa Gisbert, a causa de una renuncia forzada por la convulsión interna que estalló
en el mes de octubre de 2003.
En el corto periodo de Mesa, el país alcanzó un nivel de conflictividad nunca antes visto. De los
aproximadamente 10 conflictos sociales por mes que se producían en el anterior periodo, en la época del
Presidente Mesa el nivel de conflictos alcanzó un record histórico: 107 conflictos por mes. Estos
conflictos estaban impulsados por un sentimiento muy profundo de la necesidad de reformas radicales al
sistema político y económico del país. En esta etapa se hizo latente el clamor popular de reversión de las
reformas de la capitalización.
La situación de inestabilidad del país alcanzó su desenlace final, en esta etapa. Entre 2004 y 2005 se
suceden dos gobiernos de transición y se confrontan dos visiones de país. Aquella que respalda las
reformas liberales, aunque con criterios de mayor inclusión social y la visión contestataria que asume un
discurso radical y contrario al modelo económico imperante.
En diciembre de 2005, los resultados electorales dan la victoria, de forma contundente como nunca antes
en la historia democrática reciente del país, a la corriente indigenista comandada por el Movimiento al
Socialismo (MAS), que entre sus promesas electorales asumió la denominada “agenda de octubre”,
incorporando de manera expresa la eliminación del sistema regulatorio y la reversión de la capitalización
(Espinoza y Dávalos 2009).
El concepto de gobierno de Evo Morales rompe con el modelo político de gobiernos anteriores. No
obstante, es inapropiado afirmar que los militantes del MAS son revolucionarios marxistas, pese a que
esta fuerza política haya aglutinado a una mayoría de los partidos de izquierda. Por lo tanto, a diferencia
de la filosofía de los movimientos sociales e indígenas que llevaron a Evo Morales al poder —y que
exigían una nacionalización de los hidrocarburos bolivianos sin ningún tipo de indemnización—, el
Gobierno del MAS se proclamó defensor de la propiedad privada y promotor de una nacionalización
responsable, así, su diferencia con los anteriores gobiernos radicaría en la composición social, dirección
de su política y orientación ideológica de sus reformas.
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Por ejemplo, la inclusión de dirigentes sociales en el gabinete ministerial, la nacionalización parcial del
sector de hidrocarburos y el cambio ideológico en reformas que se venían implementando desde los años
noventa, como las reformas de salud, de educación, de comunicaciones y de vivienda.
El Gobierno de Morales se propone redistribuir los excedentes de las empresas transnacionales y del
propio Estado a los sectores de clases medias e indígenas. La tesis del capitalismo andino-amazónico,
por tanto, actualiza aquella antigua narrativa burguesa que promovía la transformación del pequeño
productor en capitalista y la transformación de una sociedad de pequeños productores en una sociedad
capitalista, ideas ciertamente legitimadas por un fuerte discurso indigenista de identidad cultural, que se
ha convertido en el elemento distintivo de “lo nacional” y “lo popular” en Bolivia durante los últimos
años. En resumen, el programa político del MAS apunta a la industrialización mediante la transformación
de los recursos naturales, al desarrollo del mercado interno y a la exportación de materias primas y
productos industriales.
Por otro lado, el MAS buscó acabar, por medio de la constitución de una Asamblea Constituyente que se
llevó acabo entre agosto de 2006 y diciembre de 2007, con un Estado que, según dicha fuerza política,
continúa replicando los abusos que en el período colonial se infligía en contra los pueblos indígenas
(Mogrovejo, Revista de Estudios Jurídicos nº 10/2010).
A pesar de lo sostenido en sus postulados en relación con el respeto a la participación privada en los
mercados, este proceso no dejo de estar acompañado con un alto grado de incertidumbre, producto de la
evidente contradicción entre el discurso y el programa. El Gobierno de Morales no solo está y estuvo
altamente alineado a los postulados de la revolución bolivariana y de los países del ALBA y la presencia
de los gobiernos de Cuba y Venezuela muy evidente inclusive en posiciones clave de inteligencia interna,
fueron señales percibidas como de alto riesgo para la propiedad privada, percepción que parecía
ratificarse con la toma de las empresas privatizadas del sector hidrocarburos primero, luego los sectores
de telecomunicaciones, electricidad y aeropuertos.
3.3. Ecuador: un nuevo modelo de corte humanista
Rafael Correa emerge como un crítico de la economía capitalista y del pensamiento liberal y su política
de gobierno se enmarca en el modelo de la economía de solidaridad. Correa, economista de profesión,
fue elegido presidente de los ecuatorianos el 26 de noviembre de 2006, con el 56.4%3 de los votos,
derrotando en segunda vuelta al empresario Álvaro Noboa. A diferencia de otros mandatarios, no contaba
con una larga trayectoria política, la mayor parte de su vida profesional la pasó en el sector privado y en
el medio académico. Sus publicaciones ponen en evidencia un rechazo al neoliberalismo y las políticas
económicas de buena parte de sus antecesores en la presidencia, en especial las de Jamil Mahuad y Lucio
Gutiérrez (Jaramillo-Jassir 2008),
De acuerdo con este autor, uno de los fenómenos económicos que más determinó el pensamiento de
Correa fue la dolarización, consistente en reemplazar la moneda nacional, por el dólar, decretada por
Jamil Mahuad en 1999, como respuesta a la peor crisis económica en la historia de Ecuador. La crisis se
habría desatado según el artículo de este investigador, por tres factores externos: i) La crisis asiática de
1997 que generó pérdida de confianza de inversionistas y prestamistas extranjeros en países emergentes
e inestables como Ecuador; ii) La caída de los precios del petróleo, que impactó negativamente la
economía de Ecuador en la medida en que el crudo representa el 40% del total de ingresos del país por
concepto de exportaciones; y, iii) El fenómeno del Niño que afectó a los principales productos de
exportación (banano, cacao, café, atún y camarones) que a finales de 1999 provocaron una crisis
humanitaria derivada de las inundaciones causadas por las lluvias.
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Alianza PAÍS (el partido de Correa), se configuró en torno al líder más que a un proyecto político,
fenómeno que pone en evidencia el mesianismo y personalismo característicos de la vida política del
Ecuador a lo largo del siglo XX. Aunque el proyecto político de Correa tiene raíces profundas en la
izquierda, el socialismo que preconiza tiene asidero en el cristianismo y no en el marxismo, pero se
declara abiertamente adepto al llamado socialismo del siglo XXI, pregonado por Hugo Chávez.
Para las elecciones presidenciales de 2006, algunos sectores independientes se mostraban partidarios de
la conformación de una asamblea constitucional que pudiese remediar de raíz las imperfecciones del
marco jurídico-político ecuatoriano. Correa hizo de la asamblea su propuesta de gobierno más visible y
su discurso se tornó cada vez más virulento en contra de los partidos tradicionales, a los que acusaba de
ser los responsables de los grandes males del país con la denominada partidocracia: los partidos habían
dejado de ser los canales de participación de la sociedad en política, para concentrar el poder con un
efecto nefasto sobre el espíritu democrático de Ecuador. En virtud de esto, el movimiento de Correa,
Alianza PAÍS, no presentó listas para las elecciones legislativas, ya que su propósito era disolver el
Congreso una vez en el poder. La nueva constitución propuesta determinaría que, entre otras: i) La
economía solidaria tenga un mandato constitucional y, ii) la prohibición a la privatización de los recursos
naturales.
Jácome (2007), señala que la política económica del gobierno de Correa busca revertir la tendencia del
modelo económico liberal y las prácticas rentistas que lejos de contribuir a un crecimiento económico
estable y redistributivo, se caracterizó por ser volátil, dependiente del sector petrolero, con altas tasas de
desempleo y subempleo, y con elevados niveles de desigualdad. La política económica de Correa busca
cinco objetivos fundamentales: (a) Desarrollar la producción y la productividad nacional potenciando
tanto la economía familiar, comunitaria, asociativa, de base local y territorial, como las micro, pequeñas
y medianas empresas e industrias; (b) Generar empleo digno y estimular el reconocimiento social del
trabajo productivo y reproductivo como la base de la economía y del bienestar de la población; (c) El
posicionamiento estratégico del país en los procesos de integración regional y de la Cuenca del Pacífico;
(d) Alcanzar la inclusión productiva y la redistribución del ingreso y la riqueza modificando las
tendencias concentradoras, reparando injusticias y reduciendo las desigualdades económicas y sociales
vigentes; (e) Crear confianza en las políticas de gobierno a través de la cohesión social, la participación
ciudadana y la transparencia.
Como consecuencia, el Gobierno ha tomado una fuerte participación en la economía y la inversión
pública se ha constituido en el pilar fundamental del crecimiento en estos años.
3.4. Argentina: el Liderazgo Kirchnerista
Por su magnitud e importancia histórica, la crisis es fundamental para la comprensión del kirchnerismo.
Tuvo que ver con las secuelas del neoliberalismo peronista de Menen y su experimento económico de
paridad fija peso-dólar. Las consecuencias sociales del colapso fueron enormes, el desempleo abierto
pasó de 15% en 1998, a 21.5% en 2002. El salario real medio cayó más de 23% y la clase obrera redujo
su tamaño en más de un tercio.
La clase media fue devastada por la caída del ingreso de empleados y jubilados, la quiebra del pequeño
negocio, el despojo de los ahorros bancarios por el "corralito" y la pesificación de los depósitos. La parte
de la población situada por debajo de la línea de pobreza, subió encima de 50%. Argentina pasó, de ser
una de las sociedades más igualitarias de América Latina, a una de los más desiguales (Dabat, 2003).
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Bajo el gobierno de Duhalde (2002 – 2003) comenzó un proceso de recuperación económica
nacionalista-heterodoxa y rasgos keynesianos sui generis, con congelación de los precios de los servicios
públicos, política monetaria expansiva y plan de asistencia al desempleo. En el plano internacional, la
moratoria de la deuda, interiormente favorecida por la subida de los precios internacionales de las
exportaciones y los saldos comerciales y fiscales favorables, también constituyeron el punto de partida
de la recuperación. Pero aún lejos de recuperar el nivel pre-crisis de 1998 (Dabat 2012).
Al momento de asumir el presidente Kirchner se enfrentaba a un dilema: llevar a cabo inmediatamente
un ajuste de tarifas, con lo que se arriesgaba a lastimar la recuperación, o dejarlo para más adelante,
exponiéndose a provocar algún racionamiento en la provisión de los servicios. Si puede afirmarse sin
margen de error que la aproximación del gobierno al problema se ha inclinado hacia la segunda postura,
esa estrategia permitió suavizar en algún grado el impacto del cambio de régimen macroeconómico sobre
el poder adquisitivo (Gerchunoff y Aguirre 2004).
A partir del ascenso al poder de Néstor Kirchner el país vivió un proceso muy dinámico de crecimiento
económico, el PIB creció a una tasa anual del orden de 8 a 9% y tuvo lugar un proceso de
reindustrialización. El surgimiento de un gobierno de amplio sustento popular bajo el liderazgo de Nestor
Kirchner, fue el resultado de un proceso social y político muy complejo y dinámico, que pasó del "¡que
se vayan todos!" voceado por las multitudes policlasistas del país en diciembre del 2001, a las elecciones
presidenciales en dos vueltas de abril-mayo de 2003. Gracias a la popularidad y audacia de sus primeras
medidas de gobierno (renovación completa de las cúpulas miliares y policiales y de la Suprema Corte de
Justicia, desconocimiento de las leyes de impunidad de los militares genocidas, intervención de la entidad
más corrupta del sindicalismo menemista (el PAMI), Kirchner pudo alcanzar casi de inmediato uno de
los mayores índices de aceptación popular que ha tenido un presidente en Argentina (Dabat 2012).
Al asumir su mandato a mediados de 2003, Kirchner ratificará a Lavagna como ministro de economía,
continuando y profundizando la estrategia económica previa y vinculándola al cambio socio-
institucional. En el plano social, se amplía la cobertura del sistema jubilatorio y el subsidio asistencial al
desempleo. En 2004 vuelve a convocarse a la Comisión tripartita de Salario Mínimo para su fijación
consensual, ya que hasta entonces las actualizaciones salariales se habían decretado por el gobierno. El
gobierno se opone a la criminalización y represión de las protestas piqueteras, anteponiendo la
negociación sobre la represión. A nivel internacional lo más importante en este momento fue el
reconocimiento diplomático de Cuba, la revitalización del Mercosur y el rechazo al alca. Este paso
implica también, el fin de la luna de miel inicial con el gobierno de Estados Unidos (Dabat 2012).
3.5. Brasil: el ascenso de un obrero al poder
Luiz Inácio Lula da Silva, Presidente de la República Federativa del Brasil (2003 - 2010) comenzó su
actividad sindical en 1969, es en este marco donde se convenció de que además de contar con un sindicato
que defienda sus derechos, los trabajadores debían tener sus propios representantes en la esfera política,
así en febrero de 1980, junto con otros sindicalistas, intelectuales de izquierda, católicos ligados a la
Teología de la Liberación, y otros movimientos populares, fundó el Partido de los Trabajadores (PT),
como un partido vinculado a la defensa de los intereses de las clases trabajadoras y de aquellos que se
encontraban marginados de la participación política.
El 27 de octubre de 2002 Luíz Inácio Lula da Silva, se presentó por cuarta vez a las elecciones para la
Presidencia de la República de Brasil y derrotó en segunda vuelta al candidato del Partido de la Social
Democracia Brasileña, José Serra, con el mayor número de votos de la historia del país (61,3 % de los
votos válidos).
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Para lograr esto, Lula propuso un pacto social con lo que denominó “fuerzas vivas de la Nación”.
Uniendo al Partido de los Trabajadores con el Partido Liberal, creó una alianza capital-trabajo en una
fórmula más movida hacia el centro que en las elecciones anteriores. Esto sucedió en el marco de una
moderación ideológica del PT.
Luego de su victoria en las elecciones de 2002, existía una gran incertidumbre respecto del tipo de política
económica que iba a adoptar su gobierno, pues aunque durante la campaña Lula había subrayado su
compromiso en mantener la estabilidad económica del país, existía la posibilidad de que no resistiera la
presión de los sectores de izquierda del Partido de los Trabajadores para que realice cambios económicos
que la pusieran en riesgo. Sin embargo, en el momento de conformar el equipo económico, Lula optó por
hombres capaces de enviar señales a los mercados financieros de que se mantendría el statu quo. Para
enfrentar la crisis de credibilidad, se llevó a cabo una política monetaria y fiscal austera, la política
económica ortodoxa adoptada por el equipo económico, permitió en los años subsiguientes lograr el
control en la inflación, una reducción de la tasa de cambio se reduzca y limitar el nivel de deuda pública.
No obstante, durante estos años se impulsaron cambios mediante una política pública de inserción social,
con la participación de la sociedad civil con el objetivo de crear las condiciones para que la gente pueda
salir de las condiciones extremas de pobreza: la reforma agraria, la capacitación laboral, el
cooperativismo, la agricultura familiar. Las reformas de Previsión Social y del Sistema Tributarios
Nacional fueron consideradas fundamentales por el gobierno de Lula.
De acuerdo con el Programa de Gobierno presentado para el período 2007-2010, durante este segundo
mandato de Lula, el crecimiento económico constituía (junto con la democracia y el bienestar social) uno
de los pilares del desarrollo sustentable del país a largo plazo, que se había iniciado, luego de la crisis
macroeconómica de 2002. En este sentido, se planteaba la necesidad de lograr un crecimiento más
acelerado de la economía que posibilite una mayor distribución de la renta, aunque sin dejar de lado la
estabilidad de los precios, el equilibrio fiscal y la reducción de la vulnerabilidad externa. De esta manera,
se volvió fundamental el mantenimiento de los planes sociales incluidos en Plan de Hambre Cero
(especialmente el de Bolsa Familia) y continuar con la reforma agraria y tributaria. (García 2009)
4. Análisis comparado
El breve repaso de los cinco casos en los que la crisis del modelo de mercado, ha derivado en salidas
marcadamente condicionadas por la historia política, económica y social propia de cada uno de los países.
No obstante, se encuentran en todos ellos rasgos comunes que son los que en el presente caso motivan el
análisis y permiten justificar un análisis comparativo apelando al agrupamiento de estos cinco países en
una categoría y al resto de los países de Sud América (aquellos que han persistido con el modelo de
mercado a ultranza), en otro.
Un elemento común de estos cinco países en el periodo coyuntural analizado (2000 – 2015) es que la
ascensión de cada uno de los gobiernos, a su turno, constituyó una respuesta a la crisis y a la ausencia o
incapacidad de atención del Estado a la población de menores ingresos. Los nuevos gobiernos, en general
llegan a tomar el poder, con grandes anuncios de cambios que ponen en tela de juicio las bondades del
modelo pro-capitalista y con promesas de mejor redistribución del ingreso y modificaciones estructurales
importantes. Esta situación amenaza la estabilidad y status quo de la forma en la que venía fluyendo la
economía y una importante percepción de profundos cambios en el modelo hacia un Estado más
intervencionista en el mercado y de afectación a los intereses privados, especialmente de las grandes
corporaciones con capitales internacionales.
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En todos los casos, analizado esto desde una perspectiva de la Teoría de Contratos2, los mercados han
sufrido periodos de incertidumbre, en varios casos concretados en cambios regulatorios y
cuestionamiento de la propiedad, por ejemplo, en Bolivia con las denominadas nacionalizaciones y
cambio del modelo regulatorio, en la Argentina con el congelamiento de precios y tarifas, etc.
En este orden, a continuación se pretende indagar acerca de los efectos que esta incertidumbre y/o
amenazas de cambios en el contrato vigente han provocado en los resultados del mercado. En particular,
nuestro interés se centra en los efectos sobre los sectores regulados, considerando que la privatización y
reformas estructurales del periodo previo (1980 – 1990), han venido acompañados de un importante
compromiso con la inversión privada y la forma de intervención estatal, como prestador de servicios o
productor de bienes en igualdad de condiciones con los agentes privados, o, como regulador imparcial e
independiente, en casi todos los casos, con intervención ex - post3.
El análisis se realizará por comparación entre aquellos países que no han sufrido (o no han mostrado
señales creíbles) de cambios estructurales en la economía y/o cambios en las reglas del juego a las que
han estado sometidos los inversionistas, principalmente en sectores de infraestructura de
telecomunicaciones y electricidad, en el periodo previo que en su momento fue la base para las decisiones
de inversión y aquellos, los cinco descritos en el numeral precedente, que estuvieron sometidos a un
cambio o amenazaron, ya sea de manera expresa o implícita en la ideología o mensajes de quienes
tomaron los mandos del Estado.
Con esta comparación se pretende conocer el efecto que estas medidas pudieron haber tenido en los
resultados económicos del país en general y de los sectores bajo análisis en particular. Se han
seleccionado estos dos sectores porque: i) el sector telecomunicaciones es un pilar del desarrollo y un
muy eficiente medio para lograr mayor equilibrio en el bienestar de la sociedad, ii) el acceso a la
electricidad constituye una condición sine qua non para la equidad, y iii) ambos servicios son hoy por
hoy considerados como parte de los derechos humanos de tercera y cuarta generación.
Por una parte, se podría presumir que la amenaza de rompimiento o el rompimiento unilateral de las
reglas del juego al crear inestabilidad e incertidumbre en el futuro y al afectar derechos pre-existentes,
tendrá incidencia en las futuras inversiones en el sector afectado (electricidad o telecomunicaciones) no
es menos cierto que si estas son suplidas plenamente por el Estado en cantidad y calidad, no debería
haber un efecto en los sectores.
Por otra parte, dado que la inversión privada privilegia la eficiencia económica de la inversión, no es
menos cierto que desde una perspectiva social esta puede llevar a grandes inequidades como ha sido el
caso o, al menos así se ha percibido, para los grandes movimientos sociales que han promovido los
cambios en prácticamente los cinco países analizados los numerales precedentes.
2 En la Teoría de Contratos o Economía de la Información, se estudia las consecuencias de la presencia de asimetría en la
información entre los diversos agentes económicos. En estas situaciones, los agentes intentan cubrirse de los riesgos de esa
ausencia de información, tomando decisiones para obtenerla de alguna forma o para evitar que su ignorancia les provoque
costos, ver por ejemplo, Arrow 1999. 3 La regulación del comportamiento de los agentes, puede ser, de dos tipos: ex – ante y ex – post. Bajo la primera, cuyo mayor
exponente es Estados Unidos de Norteamérica (EEUU), la norma condena determinada conducta de los agentes, por ejemplo,
en EEUU, el monopolio está prohibido. Bajo la segunda, la normativa condena conductas sólo en la medida en que las mismas
se constituyan en lesivas de la competencia, ver por ejemplo Newman 2001.
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Dada la similitud de los procesos políticos y económicos internos de los países, en el primer grupo (Grupo
1) se han incluido a Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Venezuela, por cuanto todos ellos con mayor
o menor intensidad tuvieron cambios estructurales que afectaron el entorno económico, particularmente
en los sectores de infraestructura. En el segundo grupo se han incluido a los otros cinco países de Sud
América, a pesar de que en tres de ellos el juego democrático dio como resultado gobiernos con
orientación socialista [Chile con los gobernante que sucedieron A. Pinochet – (1990 adelante), Uruguay
con J. Mujica (2010 – 2015) y Perú con O. Humala (2011 – 2016)], ninguno de estos tuvo un discurso
de modificación radical de las reglas de juego.
4.1. Indicadores de la economía en general
Un primer análisis, realizado a partir de tres indicadores económicos básicos (Crecimiento del Producto
Interno Bruto - PIB, Inflación - IPC y formación Bruta de Capital - FBK), muestra algunos resultados
interesantes, se podría a priori esperar que el crecimiento económico en una economía dirigida más
centralmente, tenga un comportamiento menos volátil, aspecto que no se verifica en el presente caso, así,
entre 2000 y 2014, como se aprecia en la parte izquierda superior de la Ilustración 5, los países del Grupo
1 han visto oscilaciones más pronunciadas en la tasa de crecimiento de la economía. Asimismo, la línea
de tendencia muestra que los países del Grupo 2 tendrían en perspectiva tasas de crecimiento más altas.
De igual forma, en materia de la inflación se aprecia que los países del Grupo 1, han tenido a lo largo del
periodo una inflación más alta que los del Grupo 2, con oscilaciones también más pronunciadas y en el
último año, particularmente bajo el influjo de la economía venezolana.
Ilustración 5: Indicadores Económicos Seleccionados
(Elaboracion Propia, con información estadística obtenida del sitio web del Banco Mundial)
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Como es sabido, la inflación es una variable altamente delicada a la hora de evaluar la realización de
nuevos emprendimientos y para dar mayor certeza a los agentes económicos, en este caso debería
esperarse que esta mayor volatilidad de los precios en los países del Grupo 1, se traduzca también en una
menor inversión, lo cual se ha pretendido verificar a partir de mirar el comportamiento de la formación
bruta de capital (ver parte inferior de la Ilustración 5). No obstante, los resultados no permiten tal
conclusión, aunque es muy probable que este indicador sea resultado de los fuertes niveles de inversión
pública, especialmente en infraestructura vial. En este caso, la línea de tendencia muestra también que
los países del grupo 2 tienen una perspectiva de mayores niveles de FBK.
4.2. El comportamiento del sector telecomunicaciones
El sector telecomunicaciones, gracias al explosivo desarrollo de la tecnología, se ha convertido en uno
de los que en la actualidad es visto con particular interés y preocupación por los estados. Hoy en día es
innegable que se le asigna un estratégico rol como promotor del desarrollo económico.
Se ha observado que los países donde la penetración de la Banda Ancha ha crecido en un 10%, que han
experimentado un incremento del 3,19% en el PIB; aumento de 2.61% en la productividad y una
generación neta de más de 67.000 puestos de trabajo (García Zaballos, 2012). McKinsey & Company
(2011), establece que las pequeñas y medianas empresas (PYME) que participan en el uso intensivo de
Internet mejoran su productividad en un 10% en términos de ventas y ahorro de costes, y las PYME que
utilizan Internet intensamente en sus relaciones de negocios crecieron dos veces más rápido.
Estos análisis se basan en los diversos beneficios potenciales que la Banda Ancha aporta a la economía
en términos de mejora en la prestación de la educación y el acceso a la formación, la promoción de la
igualdad y la inclusión de las comunidades rurales o vulnerables, el apoyo a las operaciones de socorro
civil, la asistencia médica a distancia (conocido como 'telemedicina'), el aumento de la competencia, la
competitividad y la productividad; y la cohesión y la interacción social , entre otros. Estas ventajas llevan
a los gobiernos a implementar programas de desarrollo de Banda Ancha significativa con el fin de
aprovechar las nuevas y diferentes tecnologías que están disponibles.
Si bien el desarrollo de planes nacionales es hoy una práctica de los gobiernos que ha sido promovida
por los organismos internacionales (Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial, Corporación
Andina de Fomento, etc.), este es un mercado donde tradicionalmente la presencia de inversión y gestión
privada ha sido muy importante, aunque países como Ecuador, Bolivia y Venezuela, tienen
diferencialmente un operador estatal con importante presencia en el mercado.
Ilustración 6: Cobertura de Telefonía
(Elaboracion Propia, con información obtenida del sitio web del Banco Mundial y otras fuentes)
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Con la aparición de nuevas tecnologías y, en particular, con el surgimiento de la comunicación móvil, la
telefonía fija ha ido estancándose y los operadores han ido mudando su oferta de servicios, para dar
mayor uso a su infraestructura mediante la oferta de servicios de internet de banda ancha. Por sus altos
costos de desarrollo y limitaciones propias de una industria que requiere el despliegue de infraestructura
física para ampliar la cobertura, en Sud América la telefonía fija nunca pudo alcanzar altos niveles de
penetración y cobertura, en particular el área rural ha sido la menos favorecida. No obstante, a partir de
la irrupción de la telefonía móvil, ésta ha ido alcanzando niveles de cobertura que superan el 100%
convirtiéndose en un sustituto para el déficit de oferta de internet de banda ancha mediante el par de
cobres.
En la Ilustración 6, se muestra en la parte izquierda, como la telefonía fija en ambos grupos de países se
ha mantenido prácticamente sin grandes cambios, no obstante resulta llamativo que, en los países del
Grupo 1, contradiciendo a la tendencia generalizada del resto de países, todavía exista un ascenso en el
porcentaje de personas que acceden a una línea fija durante la década de 2000 a 2010, aunque luego
también se verifica una tendencia decreciente. Es importante además observar que los países del Grupo
2 tienen, aunque sólo ligeramente, un porcentaje más alto de líneas fijas que los del Grupo 1.
Por otra parte, en la parte derecha de la misma Ilustración 6, se muestra cual ha sido el comportamiento
de las líneas fijas, este gráfico muestra lo que ya se advirtió, la telefonía móvil va irrumpiendo con mucha
dinámica en los mercados así a principios del 2000 se tenía no más de un 20% de penetración, en tanto
que a 2014, todos los países presentan un índice superior al 100%, es decir que muchas personas tienen
más de un teléfono celular o móvil. Resalta en este caso también, el hecho de que el mayor porcentaje de
penetración lo tienen los países del Grupo 2. Asimismo, el hecho de que más del 100% de las personas
tengan una línea móvil estaría mostrando, por una parte, que el costo de acceder a una línea es
relativamente bajo y por otra parte, que las compañías en el mercado tienen una variedad de ofertas de
servicios que para ser aprovechadas los usuarios adquieren más de una línea móvil.
Ilustración 7: Cobertura de Telefonía
(Elaboracion Propia, con información estadística obtenida del sitio web del Banco Mundial y otras
fuentes)
Como se ha dejado entrever del trabajo García-Zaballos (2012), existe evidencia para afirmar que le
internet es una herramienta poderosa para apuntalar el crecimiento económico y para mejorar la
distribución de ingresos en una economía, por ello es particularmente importante observar con
detenimiento que es lo que ha venido pasado con el internet en los dos grupos de países a lo largo del
periodo analizado. En la Ilustración 7 se muestran algunos indicadores al respecto.
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Tanto las conexiones a internet mediante dispositivos móviles como la conexión a banda ancha tiene
indicadores favorables al Grupo 2, ambos indicadores a 2014 habían ampliado la brecha entre grupo de
países. Es necesario tomar en cuenta que el acceso a internet móvil si bien permite estar conectado
electrónicamente, tiene un uso mayormente social antes que económico. En el mundo de los negocios, la
conexión a banda ancha aproxima mercados, ayuda a identificar oportunidades y a cerrar ventas /
compras en una economía globalizada. Por ello, sería de esperar que un gobierno que busca fomentar la
mayor inclusión social y reducir las brechas, deba hacer un énfasis en mejorar el acceso a banda ancha,
aspecto en el cual luce más eficaz la mano del mercado como se muestra el desempeño del Grupo 2.
Ilustración 8: Cobertura de Telefonía
(Elaboracion Propia, con información estadística obtenida del sitio web del Banco Mundial)
De acuerdo con la Ilustración 8, el número de personas que han accedido al internet durante los últimos
12 meses (sin importar si fue mediante una computadora, un teléfono móvil, TV, etc.) es bastante similar
entre ambos grupos, lo cual indica que en términos de la población ésta independientemente del modelo
económico y/o político ha tenido similares posibilidades de hacer uso de la nueva tecnología. Sin
embargo este indicador es restrictivo, en cuanto a indicar referencialmente alguna pauta o patrón a priori,
acerca de mejora en las perspectivas de futuro.
Ilustración 9: Cobertura de Telefonía
(Elaboracion Propia, con información estadística obtenida del sitio web del Banco Mundial)
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Finalmente, es interesante observar que la tendencia de las inversiones en telecomunicaciones con
participación privada ha ido declinando en el Grupo 1, y comparativamente, se han mantenido casi
invariables en los países del Grupo 2. Esto puede deberse a que efectivamente el peso mayor de las
inversiones en el sector lo han venido asumiendo las empresas de propiedad estatal, este por ejemplo, es
el caso de Bolivia.
4.3. El comportamiento del sector eléctrico
La total cobertura con electricidad a la población del país, se constituye hoy en día en uno de los desafíos
mayores que se imponen las agendas de gobierno. Es innegable la relación íntima entre bienestar social
y dotación de energía eléctrica.
Las reformas del sector eléctrico practicadas en la década de los 90 principalmente, implicaron entre
otras, la desintegración vertical del sector, con un mercado competitivo en la generación y mercados
regulados tanto en transmisión como en distribución y la presencia de un regulador independiente. A
diferencia del sector telecomunicaciones, el sector eléctrico se ha caracterizado por ser más bien más
estático y sin grandes cambios, excepto los cambios tecnológicos para el aprovechamiento de energías
renovables ante el agotamiento de las fuentes energéticas convencionales, los altos precios de petróleo y
la cada vez más extendida búsqueda de fuentes de energía más limpias, todo esto relacionado con el
componente de generación, pero tanto en transmisión como en distribución, se aprecia, desde la
perspectiva técnica un mercado maduro y sin grandes cambios. Este sector se caracteriza asimismo, en
transmisión como en distribución, por ser de bajo riesgo y en el que la participación privada está
fuertemente regulada.
Ilustración 10: Cobertura de Electricidad y Evolución del Consumo pér-capita
(Elaboracion Propia, con información estadística obtenida del sitio web del Banco Mundial)
La Ilustración 10 muestra que la cobertura en ambos casos está por encima del 92%, aunque ligeramente
más alta en los países del Grupo 2 (ver gráfico de la izquierda), lo que indica que por el momento en
estos países la población goza de una más extendida dotación de energía. Por su parte, el Gráfico de la
derecha en la Ilustración 10, muestra también que el consumo per-cápita ha ido incrementándose de
manera sostenida y que al 2013 ambos grupos tienen un consumo bastante similar.
Sin embargo, cuando se analizan indicadores cualitativos empiezan a aflorar las diferencias. En el
Gráfico de la izquierda (ver Ilustración 11), las pérdidas del sistema son notablemente mayores en los
países del Grupo 1, dado que las pérdidas son una medida típica de la eficiencia en las operaciones, un
mayor nivel de pérdidas denota una más débil gestión de la actividad con el consecuente derroche de
recursos vía pérdidas.
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A su vez, el Gráfico de la derecha, muestra también una notoria diferencia entre lo que ocurre en el Grupo
1 y el Grupo 2. Se puede apreciar que las inversiones privadas en el Grupo 1 prácticamente han
desaparecido, en tanto que en el Grupo 2 son la principal fuente de financiamiento de la expansión del
sector.
Países como Bolivia y Venezuela, a través de las señales de política, decisiones regulatorias, y/o emisión
de nuevas normativas, prácticamente han eliminado la posibilidad de que el sector privado pueda realizar
nuevos emprendimientos en el sector eléctrico, y, la agenda de gestión del sector, suele estar altamente
influenciada no por los indicadores de eficiencia, sino por la necesidad de la agenda política. Por ejemplo,
en el caso de Bolivia el programa de gobierno establece como meta que al 2025, debe alcanzarse
cobertura del 100%, pero para alcanzar este objetivo, cada empresa de distribución debe realizar
inversiones en expansión a comunidades rurales cada vez más alejadas, aunque el retorno económico de
los proyectos redunden en tasas de retorno negativas.
El análisis de los dos indicadores en su conjunto, podrían estar indicando que las inversiones, en el Grupo
2 son más eficientes, desde el punto de vista técnico que en las del Grupo 1.
Ilustración 11: Pérdidas del Sistema e Inversiones Privadas en Electricidad
(Elaboracion Propia, con información estadística obtenida del sitio web del Banco Mundial)
5. Conclusiones
A lo largo del presente trabajo, en primera instancia se ha realizado un recuento del contexto económico
de la región sudamericana en las décadas de 1980 a 1990, y cómo la profunda crisis de capitales primero
se ha traducido en crisis económica generalizada con un alto déficit fiscal e inflación elevada. La salida
o receta promovida por los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional fue la
realización de ajustes estructurales que entre sus medidas contemplaba la atracción de capitales a la
región por la vía de las privatizaciones de las grandes corporaciones estatales principalmente en los
sectores de infraestructura. Estos procesos de ajuste, estaban acompañados de una nueva visión
económica que privilegiaba al mercado y restringía la participación estatal hacia aspectos regulatorios.
Para ello, en los sectores estratégicos y de infraestructura e industrias de redes (Telecomunicaciones,
Electricidad, Saneamiento Básico, etc.), se promovió la emisión de nuevas normativas y la constitución
de entes reguladores independientes, encargados de monitorear el cumplimiento de las obligaciones de
prestación del servicio.
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Este modelo, por diversas razones mostró síntomas de agotamiento en muchos casos como lo demuestran
numerosos trabajos de investigación, debido a que grandes núcleos poblacionales percibían que el nuevo
modelo lejos de beneficiarlos sólo contribuía a generar excedentes en favor de los grandes capitales que
se apoderaron de las empresas privatizadas. De esta forma, en varios países se gestaron movimientos
políticos que dieron lugar al surgimiento de gobiernos con promesas de cambio, orientado hacia la
revisión, cuando no reversión, de las medidas del proceso privatizador previo. Particularmente en el
grupo de países conformado por Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Venezuela, este clima se tradujo
en la asunción de gobiernos de corte populista, que al mando de Venezuela fueron declaradamente
militantes del denominado Socialismo del Siglo XXI. Venezuela, Bolivia y Ecuador van más a fondo en
los cambios radicales y realizan reformas constitucionales profundas a partir de la realización de sendas
Asambleas constituyentes que, en Bolivia y Venezuela, dieron lugar inclusive al cambio del nombre del
país.
Chile, Colombia, Paraguay, Perú, y Uruguay, a pesar de en algunos de ellos como Chile, Uruguay y Perú
tuvieron gobiernos socialistas, los modelos económicos no fueron modificados y las señales enviadas al
mercado fueron siempre de estabilidad en las estas del juego.
Estas dos realidades hacen emerger la interrogante de hasta dónde, el desempeño de sectores de
infraestructura como telecomunicaciones o el sector eléctrico, considerados parte no solo de los pilares
del desarrollo, sino del bienestar económico y hasta considerados derechos humanos de tercera y cuarta
generación, se ha visto afectado por la incertidumbre y las modificaciones estructurales en un caso y, en
el segundo, favorecido por el sostenimiento del modelo y persistencia de las reglas del juego. A priori,
se podría pensar que ambos sectores por las connotaciones sociales ya expresadas, deberían ser una
prioridad nacional y por ende los resultados del mercado deberían mostrar avances mayores que los
obtenidos por países en los cuales es el mercado el que decide qué y cómo invertir.
Para corroborar esta idea, hemos realizado la comparación del desempeño de las economías de ambos
tipos de países, agrupándolos y tomando indicadores promedio, para el periodo 2000 – 2015, tiempo en
el cual los cambios de gobierno llevaron a los países de ambos grupos a las decisiones de revisión por
una parte (Grupo 1) y de estabilidad de reglas por otra (Grupo 2).
La realidad mostrada en esta investigación, da indicios, de que contrariamente a lo esperado, la
performance de la economía en general no ha sido tan promisoria como se había prometido en los países
del Grupo 1, los cuales efectivamente tienen un primer momento de resultados de crecimiento muy
importantes, probablemente sostenidos por un auge de precios de materias primas sin precedentes, sin
embargo, en la medida en que el contexto internacional comienza a cambiar, los resultados internos
también comienzan a entrar en retroceso, observándose oscilaciones en el crecimiento del PIB y niveles
inflacionarios, mucho mayores en los países del Grupo 1, esto indudablemente genera un clima menos
favorable a la planificación y a las decisiones de inversión privadas.
De igual forma, en el análisis de los dos sectores de infraestructura seleccionados, los resultados son
menos favorables a los países del Grupo 1. La inversión privada en el sector eléctrico prácticamente ha
desaparecido en el Grupo 1 y se aprecian indicios de mayores ineficiencias, por su parte si bien en el
sector de las telecomunicaciones la presencia privada es todavía importante, las inversiones privadas
también han ido en franca declinación en los países del Grupo 1, el cual sufre asimismo de niveles de
acceso a banda ancha muy limitados, lo cual como demuestran varios estudios, genera mayores
dificultades para el crecimiento económico de esos países.
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A la luz de los resultados encontrados, es posible señalar que existe una duda razonable acerca de las
bondades del modelo (o modelos) propugnado por los países del Grupo 1, al menos en cuanto a los
resultados de los mercados de Electricidad y Telecomunicaciones, aspecto que para ser corroborado
deberá ser más profundamente investigado con base a los indicadores aquí incluidos y otros que amplíen
el escenario de análisis.
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Reseña
Adolfo Arturo Dávalos Yoshida
Economista y abogado. Experto en macroeconomía, regulación económica y en Administración de
Negocios. Maestría en Dirección y Administración de Empresas en la Universidad de Santiago de Chile
– Universidad Privada Bolivia, 2005 (Graduado con distinción); Maestría en Economía y Regulación de
los Servicios Públicos (especialidad Telecomunicaciones), Universitat de Barcelona, España, 2003
(titulado con el premio extraordinario de la promoción). Maestría en Economía Aplicada en el Instituto
de Economía de la Universidad Católica de Chile, República de Chile; 1991 – 1992. Especialidad en
Macroeconomía Aplicada en el Instituto de Economía de la Universidad Católica de Chile, República de
Chile; 1992, Segundo Semestre. Maestría en Derecho Constitucional y Derecho Procesal Constitucional
en la Universidad de Aquino Bolivia (2012). Actualmente (2015), cursando el Doctorado en Proyectos
de la Universidad Americana de Europa (UNADE). Consultor internacional desde hace más de 20 años,
en temas de reformas estructurales, regulación y competencia en sectores de infraestructura e industrias
de red.
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Cuadros
APENDICE: INDICADORES ECONOMICOS SELECCIONADOS
INDICADORES SELECCIONADOS – SECTOR ELECTRICO
Crecimiento PIB
AÑO Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 -0,80% 2,50% 4,10% 1,10% 3,70% 2,12% 4,50% 4,40% -2,30% 2,70% -1,90% 1,48%
2001 -4,40% 1,70% 1,70% 4,00% 3,40% 1,28% 3,30% 1,70% -0,80% 0,60% -3,80% 0,20%
2002 -10,90% 2,50% 3,10% 4,10% -8,90% -2,02% 2,20% 2,50% 0,00% 5,50% -7,70% 0,50%
2003 8,80% 2,70% 1,10% 2,70% -7,80% 1,50% 4,00% 3,90% 4,30% 4,20% 0,80% 3,44%
2004 9,00% 4,20% 5,80% 8,20% 18,30% 9,10% 6,00% 5,30% 4,10% 5,00% 5,00% 5,08%
2005 9,20% 4,40% 3,20% 5,30% 10,30% 6,48% 5,60% 4,70% 2,10% 6,30% 7,50% 5,24%
2006 8,40% 4,80% 4,00% 4,40% 9,90% 6,30% 4,40% 6,70% 4,80% 7,50% 4,10% 5,50%
2007 8,00% 4,60% 6,10% 2,20% 8,80% 5,94% 5,20% 6,90% 5,40% 8,50% 6,50% 6,50%
2008 3,10% 6,10% 5,10% 6,40% 5,30% 5,20% 3,30% 3,50% 6,40% 9,10% 7,20% 5,90%
2009 0,10% 3,40% -0,10% 0,60% -3,20% 0,16% -1,00% 1,70% -4,00% 1,00% 4,20% 0,38%
2010 9,50% 4,10% 7,50% 3,50% -1,50% 4,62% 5,80% 4,00% 13,10% 8,50% 7,80% 7,84%
2011 8,40% 5,20% 3,90% 7,90% 4,20% 5,92% 5,80% 6,60% 4,30% 6,50% 5,20% 5,68%
2012 0,80% 5,10% 1,90% 5,60% 5,60% 3,80% 5,50% 4,00% -1,20% 6,00% 3,30% 3,52%
2013 2,90% 6,80% 3,00% 4,60% 1,30% 3,72% 4,20% 4,90% 14,00% 5,80% 5,10% 6,80%
2014 0,50% 5,50% 0,10% 3,70% -4,00% 1,16% 1,90% 4,60% 4,70% 2,40% 3,50% 3,42%
2015
Fuente: Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
Año Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 -0,90% 4,60% 7,00% 96,10% 16,20% 24,60% 3,80% 9,20% 9,00% 3,80% 4,80% 6,12%
2001 -1,10% 1,60% 6,80% 37,70% 12,50% 11,50% 3,60% 8,00% 7,30% 2,00% 4,40% 5,06%
2002 25,90% 0,90% 8,50% 12,50% 22,40% 14,04% 2,50% 6,40% 10,50% 0,20% 14,00% 6,72%
2003 13,40% 3,30% 14,70% 7,90% 31,10% 14,08% 2,80% 7,10% 14,20% 2,30% 19,40% 9,16%
2004 4,40% 4,40% 6,60% 2,70% 21,70% 7,96% 1,10% 5,90% 4,30% 3,70% 9,20% 4,84%
2005 9,60% 5,40% 6,90% 2,40% 16,00% 8,06% 3,10% 5,00% 6,80% 1,60% 4,70% 4,24%
2006 3,40% 4,30% 4,20% 3,00% 13,70% 5,72% 3,40% 4,30% 9,60% 2,00% 6,40% 5,14%
2007 8,80% 8,70% 3,60% 2,30% 18,70% 8,42% 4,40% 5,50% 8,10% 1,80% 8,10% 5,58%
2008 8,60% 14,00% 5,70% 8,40% 31,40% 13,62% 8,70% 7,00% 10,20% 5,80% 7,90% 7,92%
2009 6,30% 3,30% 4,90% 5,20% 27,10% 9,36% 0,10% 4,20% 2,60% 2,90% 7,10% 3,38%
2010 10,80% 2,50% 5,00% 3,60% 28,20% 10,02% 1,40% 2,30% 4,70% 1,50% 6,70% 3,32%
2011 9,50% 9,80% 6,60% 4,50% 26,10% 11,30% 3,30% 3,40% 8,30% 3,40% 8,10% 5,30%
2012 10,00% 4,60% 5,40% 5,10% 21,10% 9,24% 3,00% 3,20% 3,70% 3,70% 8,10% 4,34%
2013 10,60% 5,70% 6,20% 2,70% 40,60% 13,16% 1,80% 2,00% 2,70% 2,80% 8,60% 3,58%
2014 0,00% 5,80% 6,30% 3,60% 62,20% 15,58% 4,40% 2,90% 5,00% 3,20% 8,90% 4,88%
2015 0,00% 4,10% 9,00% 4,00% 121,70% 27,76% 4,30% 5,00% 3,10% 3,60% 8,70% 4,94%
Fuente: Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
Formación Bruta de Capital
AÑO Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 16,00% 18,00% 19,00% 21,00% 24,00% 19,60% 23,00% 15,00% 16,00% 18,00% 14,00% 17,20%
2001 14,00% 14,00% 19,00% 22,00% 28,00% 19,40% 22,00% 16,00% 16,00% 17,00% 14,00% 17,00%
2002 12,00% 16,00% 17,00% 24,00% 21,00% 18,00% 21,00% 17,00% 15,00% 17,00% 13,00% 16,60%
2003 15,00% 13,00% 17,00% 20,00% 15,00% 16,00% 22,00% 19,00% 17,00% 18,00% 15,00% 18,20%
2004 18,00% 11,00% 18,00% 20,00% 22,00% 17,80% 21,00% 19,00% 17,00% 17,00% 17,00% 18,20%
2005 19,00% 14,00% 17,00% 22,00% 23,00% 19,00% 23,00% 20,00% 17,00% 16,00% 18,00% 18,80%
2006 21,00% 14,00% 18,00% 22,00% 27,00% 20,40% 21,00% 22,00% 17,00% 19,00% 19,00% 19,60%
2007 22,00% 15,00% 20,00% 23,00% 30,00% 22,00% 21,00% 23,00% 16,00% 22,00% 20,00% 20,40%
2008 21,00% 18,00% 22,00% 26,00% 27,00% 22,80% 26,00% 23,00% 16,00% 27,00% 23,00% 23,00%
2009 16,00% 17,00% 19,00% 26,00% 26,00% 20,80% 20,00% 22,00% 14,00% 21,00% 20,00% 19,40%
2010 19,00% 17,00% 22,00% 28,00% 22,00% 21,60% 22,00% 22,00% 16,00% 25,00% 19,00% 20,80%
2011 21,00% 20,00% 22,00% 28,00% 23,00% 22,80% 24,00% 24,00% 17,00% 26,00% 21,00% 22,40%
2012 22,00% 18,00% 21,00% 28,00% 27,00% 23,20% 26,00% 24,00% 15,00% 26,00% 23,00% 22,80%
2013 23,00% 19,00% 22,00% 29,00% 27,00% 24,00% 24,00% 24,00% 15,00% 28,00% 23,00% 22,80%
2014 26,00% 21,00% 21,00% 29,00% 0,00% 19,40% 21,00% 26,00% 16,00% 26,00% 21,00% 22,00%
2015
Fuente: Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
XXI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santiago, Chile, 8 - 11 nov. 2016 Documento libre
27
Cobertura Electricidad
AÑO Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 95,27% 55,27% 94,50% 88,19% 93,90% 85,43% 94,20% 90,26% 82,08% 63,78% 96,26% 85,32%
2001 94,43% 56,54% 94,92% 89,67% 96,05% 86,32% 94,70% 90,92% 85,54% 65,16% 96,39% 86,54%
2002 94,60% 58,53% 95,33% 90,07% 96,88% 87,08% 95,21% 91,58% 89,14% 66,57% 96,41% 87,78%
2003 94,78% 60,58% 95,75% 90,47% 96,45% 87,61% 95,35% 92,25% 93,28% 68,01% 96,84% 89,15%
2004 94,95% 62,71% 96,17% 90,88% 96,26% 88,19% 95,39% 92,92% 96,49% 69,48% 97,18% 90,29%
2005 95,12% 64,91% 96,59% 91,29% 96,29% 88,84% 95,77% 93,60% 97,75% 70,98% 97,40% 91,10%
2006 95,30% 67,18% 97,02% 91,70% 96,51% 89,54% 96,37% 94,28% 98,50% 72,52% 98,52% 92,04%
2007 95,47% 69,54% 97,44% 92,11% 96,88% 90,29% 97,04% 94,83% 98,79% 74,09% 99,40% 92,83%
2008 95,65% 71,98% 97,87% 92,52% 97,37% 91,08% 97,64% 95,20% 98,86% 75,62% 99,74% 93,41%
2009 95,82% 74,51% 98,30% 92,94% 97,90% 91,89% 97,99% 95,39% 98,95% 77,48% 99,74% 93,91%
2010 96,00% 77,10% 98,73% 93,35% 98,42% 92,72% 98,00% 95,41% 98,97% 79,31% 99,75% 94,29%
Fuente: Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
Consumo individual de Electricidad
AÑO Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 2.078,29 419,81 1.886,60 637,52 2.636,12 1.531,67 2.527,62 829,40 887,47 680,19 2.030,26 1.390,99
2001 2.109,49 420,77 1.735,95 649,98 2.700,22 1.523,28 2.655,68 850,43 873,93 706,06 2.000,24 1.417,26
2002 2.003,43 434,40 1.791,62 692,24 2.726,12 1.529,56 2.752,41 858,62 884,80 740,82 1.997,73 1.446,88
2003 2.167,71 441,98 1.863,63 720,11 2.633,20 1.565,33 2.919,97 862,52 839,52 764,99 1.884,45 1.454,29
2004 2.279,29 452,18 1.933,98 829,11 2.762,93 1.651,50 3.084,06 898,34 828,23 802,84 1.928,95 1.508,48
2005 2.392,89 482,17 1.990,64 799,77 2.850,19 1.703,13 3.112,22 895,82 863,77 837,29 1.999,63 1.541,75
2006 2.357,96 513,07 2.044,86 868,16 2.958,43 1.748,49 3.237,22 947,13 920,82 887,62 2.220,93 1.642,74
2007 2.438,01 545,36 2.137,76 958,93 2.973,00 1.810,61 3.353,16 974,39 984,05 968,13 2.413,35 1.738,61
2008 2.752,13 534,48 2.198,48 1.083,99 3.071,80 1.928,18 3.350,79 974,22 1.033,55 1.039,45 2.586,22 1.796,85
2009 2.708,99 553,65 2.165,68 1.111,20 3.033,87 1.914,68 3.307,55 1.049,98 1.092,88 1.040,63 2.659,72 1.830,15
2010 2.847,33 604,34 2.339,44 1.143,78 3.134,43 2.013,86 3.316,18 1.077,98 1.178,61 1.094,31 2.803,15 1.894,05
2011 2.901,36 637,31 2.394,40 1.217,35 3.196,89 2.069,46 3.590,31 1.121,40 1.282,54 1.241,67 2.808,36 2.008,85
2012 2.954,54 663,36 2.463,28 1.281,56 3.249,79 2.122,51 3.810,12 1.149,95 1.368,05 1.211,32 2.931,03 2.094,10
2013 3.093,35 705,29 2.529,30 1.333,16 3.245,07 2.181,24 3.878,91 1.177,11 1.473,01 1.269,77 2.985,06 2.156,77
2014
2015
Fuente: Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
Inversiones Privadas en Electricidad
AÑO Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 0,45% 1,96% 1,18% 0,00% 0,03% 0,72% 0,77% 0,08% 0,00% 0,00682805 0,72901913 14,89%
2001 0,35% 0,79% 0,71% 0,00% 0,00% 0,37% 0,26% 0,05% 0,00% 0,00589816 0,43132261 8,81%
2002 0,11% 6,00% 0,77% 0,00% 0,00% 1,38% 0,00% 0,05% 0,00% 0,00634315 0,67127062 13,56%
2003 0,08% 0,36% 0,65% 0,93% 0,01% 0,41% 0,30% 0,05% 0,00% 0,01722836 1,28013135 26,02%
2004 0,15% 0,30% 0,30% 0,00% 0,00% 0,15% 0,05% 0,05% 0,00% 0,00458204 0,54990126 11,11%
2005 0,11% 1,33% 0,47% 0,00% 0,00% 0,38% 0,25% 0,04% 0,00% 0,00211614 0,78386233 15,78%
2006 0,73% 0,47% 0,54% 0,28% 0,00% 0,40% 0,08% 0,09% 0,00% 0,00143748 0,65882467 13,24%
2007 0,15% 0,49% 0,61% 0,00% 0,00% 0,25% 0,26% 0,24% 0,00% 0,00459328 0,72694676 14,73%
2008 0,18% 0,12% 0,56% 0,00% 0,00% 0,17% 0,05% 0,07% 0,00% 0,00269963 0,6808004 13,69%
2009 0,09% 0,00% 1,41% 0,00% 0,00% 0,30% 0,42% 0,06% 0,00% 0,00359982 1,17320533 23,63%
2010 0,07% 0,00% 0,48% 0,00% 0,00% 0,11% 0,13% 0,08% 0,00% 0,00799949 0,52640894 10,73%
2011 0,10% 0,00% 0,68% 0,00% 0,00% 0,16% 0,08% 0,20% 0,00% 0,00384899 0,79642551 16,06%
2012 0,10% 0,00% 1,24% 0,00% 0,00% 0,27% 0,47% 0,00% 0,00% 0,01079979 0,99650752 20,24%
2013 0,13% 0,00% 0,39% 0,12% 0,00% 0,13% 2,22% 0,37% 0,00% 0,01344226 0,71827117 15,15%
Fuente: Elaboración propia con informacion del Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
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28
Perdidas Electricidad % de Generación
AÑO Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 14,83% 10,18% 17,66% 24,13% 24,26% 18,21% 7,29% 22,39% 11,48% 18,53% 14,92%
2001 14,26% 10,40% 17,24% 24,60% 25,24% 18,35% 7,36% 19,37% 10,76% 15,98% 13,37%
2002 17,17% 10,37% 16,74% 24,35% 24,76% 18,68% 6,18% 19,40% 10,35% 16,73% 13,17%
2003 15,27% 10,32% 16,27% 26,23% 25,49% 18,72% 6,09% 19,49% 10,11% 20,89% 14,14%
2004 15,42% 10,35% 16,75% 25,48% 26,62% 18,92% 7,88% 19,52% 9,73% 30,73% 16,96%
2005 15,13% 10,13% 16,59% 26,80% 27,05% 19,14% 8,65% 19,51% 9,34% 23,33% 15,21%
2006 15,12% 10,13% 16,82% 24,99% 26,57% 18,73% 8,86% 19,45% 9,32% 18,43% 14,01%
2007 16,72% 10,20% 16,14% 21,82% 27,50% 18,48% 8,43% 20,19% 8,49% 12,20% 12,33%
2008 13,38% 11,79% 16,65% 19,23% 27,21% 17,65% 8,51% 19,30% 8,20% 11,79% 11,95%
2009 14,75% 11,73% 17,19% 18,00% 27,23% 17,78% 10,55% 14,71% 8,16% 12,77% 11,55%
2010 13,43% 11,55% 16,63% 16,86% 20,11% 15,72% 8,22% 15,38% 10,13% 11,02% 11,19%
2011 14,43% 11,03% 16,46% 16,30% 20,46% 15,74% 7,13% 12,18% 5,81% 12,44% 9,39%
2012 13,69% 11,34% 17,07% 14,50% 20,64% 15,45% 5,02% 12,38% 8,47% 12,19% 9,51%
2013 16,01% 9,03% 16,40% 12,95% 20,81% 15,04% 6,69% 11,77% 10,51% 10,99% 9,99%
Fuente: Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
Crecimiento PIB
AÑO Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 -0,80% 2,50% 4,10% 1,10% 3,70% 2,12% 4,50% 4,40% -2,30% 2,70% -1,90% 1,48%
2001 -4,40% 1,70% 1,70% 4,00% 3,40% 1,28% 3,30% 1,70% -0,80% 0,60% -3,80% 0,20%
2002 -10,90% 2,50% 3,10% 4,10% -8,90% -2,02% 2,20% 2,50% 0,00% 5,50% -7,70% 0,50%
2003 8,80% 2,70% 1,10% 2,70% -7,80% 1,50% 4,00% 3,90% 4,30% 4,20% 0,80% 3,44%
2004 9,00% 4,20% 5,80% 8,20% 18,30% 9,10% 6,00% 5,30% 4,10% 5,00% 5,00% 5,08%
2005 9,20% 4,40% 3,20% 5,30% 10,30% 6,48% 5,60% 4,70% 2,10% 6,30% 7,50% 5,24%
2006 8,40% 4,80% 4,00% 4,40% 9,90% 6,30% 4,40% 6,70% 4,80% 7,50% 4,10% 5,50%
2007 8,00% 4,60% 6,10% 2,20% 8,80% 5,94% 5,20% 6,90% 5,40% 8,50% 6,50% 6,50%
2008 3,10% 6,10% 5,10% 6,40% 5,30% 5,20% 3,30% 3,50% 6,40% 9,10% 7,20% 5,90%
2009 0,10% 3,40% -0,10% 0,60% -3,20% 0,16% -1,00% 1,70% -4,00% 1,00% 4,20% 0,38%
2010 9,50% 4,10% 7,50% 3,50% -1,50% 4,62% 5,80% 4,00% 13,10% 8,50% 7,80% 7,84%
2011 8,40% 5,20% 3,90% 7,90% 4,20% 5,92% 5,80% 6,60% 4,30% 6,50% 5,20% 5,68%
2012 0,80% 5,10% 1,90% 5,60% 5,60% 3,80% 5,50% 4,00% -1,20% 6,00% 3,30% 3,52%
2013 2,90% 6,80% 3,00% 4,60% 1,30% 3,72% 4,20% 4,90% 14,00% 5,80% 5,10% 6,80%
2014 0,50% 5,50% 0,10% 3,70% -4,00% 1,16% 1,90% 4,60% 4,70% 2,40% 3,50% 3,42%
Fuente: Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
Formación Bruta de Capital
AÑO Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 16,00% 18,00% 19,00% 21,00% 24,00% 19,60% 23,00% 15,00% 16,00% 18,00% 14,00% 17,20%
2001 14,00% 14,00% 19,00% 22,00% 28,00% 19,40% 22,00% 16,00% 16,00% 17,00% 14,00% 17,00%
2002 12,00% 16,00% 17,00% 24,00% 21,00% 18,00% 21,00% 17,00% 15,00% 17,00% 13,00% 16,60%
2003 15,00% 13,00% 17,00% 20,00% 15,00% 16,00% 22,00% 19,00% 17,00% 18,00% 15,00% 18,20%
2004 18,00% 11,00% 18,00% 20,00% 22,00% 17,80% 21,00% 19,00% 17,00% 17,00% 17,00% 18,20%
2005 19,00% 14,00% 17,00% 22,00% 23,00% 19,00% 23,00% 20,00% 17,00% 16,00% 18,00% 18,80%
2006 21,00% 14,00% 18,00% 22,00% 27,00% 20,40% 21,00% 22,00% 17,00% 19,00% 19,00% 19,60%
2007 22,00% 15,00% 20,00% 23,00% 30,00% 22,00% 21,00% 23,00% 16,00% 22,00% 20,00% 20,40%
2008 21,00% 18,00% 22,00% 26,00% 27,00% 22,80% 26,00% 23,00% 16,00% 27,00% 23,00% 23,00%
2009 16,00% 17,00% 19,00% 26,00% 26,00% 20,80% 20,00% 22,00% 14,00% 21,00% 20,00% 19,40%
2010 19,00% 17,00% 22,00% 28,00% 22,00% 21,60% 22,00% 22,00% 16,00% 25,00% 19,00% 20,80%
2011 21,00% 20,00% 22,00% 28,00% 23,00% 22,80% 24,00% 24,00% 17,00% 26,00% 21,00% 22,40%
2012 22,00% 18,00% 21,00% 28,00% 27,00% 23,20% 26,00% 24,00% 15,00% 26,00% 23,00% 22,80%
2013 23,00% 19,00% 22,00% 29,00% 27,00% 24,00% 24,00% 24,00% 15,00% 28,00% 23,00% 22,80%
2014 26,00% 21,00% 21,00% 29,00% 0,00% 19,40% 21,00% 26,00% 16,00% 26,00% 21,00% 22,00%
2015
Fuente: Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
XXI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santiago, Chile, 8 - 11 nov. 2016 Documento libre
29
INDICADORES SELECCIONADOS – SECTOR TELECOMUNICACIONES
TELEFONIA FIJA: líneas por 100 personas
Año Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 21,46% 6,17% 17,83% 9,77% 10,54% 13,15% 21,45% 57,40% 5,29% 6,81% 28,15% 23,82%
2001 21,88% 6,36% 21,28% 10,42% 11,02% 14,19% 22,26% 57,52% 5,29% 6,14% 28,74% 23,99%
2002 20,55% 6,91% 21,77% 10,78% 11,36% 14,27% 22,13% 59,31% 4,91% 6,37% 28,60% 24,26%
2003 22,72% 6,68% 21,71% 11,49% 11,59% 14,84% 20,53% 58,92% 4,95% 6,97% 28,40% 23,95%
2004 22,92% 6,74% 21,64% 11,74% 12,88% 15,18% 20,74% 56,00% 5,24% 8,18% 30,18% 24,07%
2005 24,47% 6,87% 21,52% 12,24% 13,79% 15,78% 21,26% 55,96% 5,43% 8,83% 30,43% 24,38%
2006 24,27% 6,92% 20,71% 12,71% 15,71% 16,07% 20,72% 56,29% 5,51% 9,26% 29,78% 24,31%
2007 24,14% 6,85% 20,80% 12,83% 19,04% 16,73% 20,96% 55,74% 6,44% 10,08% 29,04% 24,45%
2008 24,51% 7,87% 21,53% 13,17% 23,14% 18,04% 21,15% 54,78% 5,95% 10,73% 28,77% 24,28%
2009 24,34% 7,81% 21,44% 13,66% 24,37% 18,32% 21,12% 50,71% 6,11% 12,19% 28,51% 23,73%
2010 24,31% 8,10% 21,56% 13,89% 24,74% 18,52% 20,26% 47,87% 5,63% 10,69% 28,66% 22,62%
2011 23,56% 8,20% 21,80% 14,48% 24,92% 18,59% 19,51% 46,68% 5,62% 10,83% 28,64% 22,26%
2012 22,66% 8,10% 22,24% 14,87% 25,62% 18,70% 18,81% 45,53% 6,16% 11,21% 29,90% 22,32%
2013 22,89% 8,41% 22,40% 15,18% 25,68% 18,91% 18,17% 45,27% 6,45% 10,36% 30,91% 22,23%
2014 22,34% 8,30% 21,76% 15,23% 25,44% 18,61% 19,12% 44,81% 5,40% 9,65% 31,81% 22,16%
Fuente: Elaboración propia con información del Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
TELEFONIA MOVIL: líneas por 100 personas
Año Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 17,64% 7,04% 13,37% 3,85% 22,64% 12,91% 22,09% 18,01% 15,35% 5,05% 12,44% 14,59%
2001 18,14% 9,46% 16,34% 6,70% 26,37% 15,40% 32,76% 25,48% 21,08% 7,01% 15,72% 20,41%
2002 17,50% 11,97% 19,57% 11,92% 26,15% 17,42% 39,85% 35,10% 29,94% 8,88% 15,52% 25,86%
2003 20,71% 13,99% 25,67% 18,00% 27,50% 21,18% 45,89% 46,44% 31,18% 11,10% 15,06% 29,94%
2004 35,35% 19,42% 35,87% 26,15% 32,40% 29,84% 57,88% 76,75% 30,22% 15,27% 18,16% 39,65%
2005 57,41% 25,74% 46,56% 45,52% 47,19% 44,48% 65,39% 159,24% 31,99% 20,51% 34,93% 62,41%
2006 80,86% 29,88% 53,34% 60,76% 70,02% 58,97% 76,24% 213,12% 53,80% 33,00% 70,31% 89,29%
2007 102,66% 32,86% 63,85% 69,93% 87,30% 71,32% 84,55% 238,77% 76,71% 54,63% 90,38% 109,01%
2008 117,01% 50,25% 78,65% 80,73% 98,85% 85,10% 88,67% 285,81% 92,95% 73,11% 105,21% 129,15%
2009 130,77% 62,75% 87,52% 89,85% 99,79% 94,14% 97,47% 286,06% 88,61% 84,88% 122,92% 135,99%
2010 139,95% 68,33% 100,73% 98,46% 97,38% 100,97% 116,33% 296,28% 91,78% 98,52% 132,18% 147,02%
2011 147,17% 77,98% 118,72% 100,44% 97,81% 108,42% 129,32% 302,64% 99,50% 108,17% 141,21% 156,17%
2012 154,14% 87,29% 124,63% 106,03% 102,39% 114,90% 137,24% 316,13% 101,81% 96,44% 147,75% 159,87%
2013 159,61% 100,25% 134,85% 105,40% 102,05% 120,43% 134,20% 318,83% 103,97% 96,28% 155,31% 161,71%
2014 154,45% 98,94% 138,45% 103,61% 99,46% 118,98% 132,91% 345,23% 106,00% 101,45% 161,49% 169,42%
Fuente: Elaboración propia con información del Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
INTERNET BANDA ANCHA: Conexiones por 100 personas
Año Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 0,00% 0,00% 0,06% 0,00% 0,02% 0,02% 0,05% 0,07% 0,00% 0,00% 0,00% 0,03%
2001 0,25% 0,00% 0,19% 0,02% 0,15% 0,12% 0,43% 0,11% 0,01% 0,00% 0,00% 0,11%
2002 0,39% 0,04% 0,41% 0,05% 0,31% 0,24% 1,20% 0,27% 0,01% 0,14% 0,00% 0,32%
2003 0,68% 0,06% 0,53% 0,05% 0,46% 0,36% 2,22% 0,48% 0,01% 0,36% 0,00% 0,61%
2004 1,42% 0,09% 1,73% 0,09% 0,81% 0,83% 2,99% 0,94% 0,05% 0,85% 0,82% 1,13%
2005 2,40% 0,14% 1,75% 0,20% 1,35% 1,17% 4,38% 2,32% 0,09% 1,30% 1,47% 1,91%
2006 4,06% 0,18% 2,54% 0,33% 2,00% 1,82% 6,24% 4,50% 0,10% 1,75% 3,22% 3,16%
2007 6,61% 0,34% 4,02% 0,70% 3,14% 2,96% 7,80% 8,49% 0,14% 2,02% 4,96% 4,68%
2008 7,84% 0,79% 5,23% 1,08% 4,02% 3,79% 8,55% 12,24% 0,21% 2,53% 7,33% 6,17%
2009 8,75% 0,93% 6,06% 1,64% 4,97% 4,47% 9,80% 14,35% 1,22% 2,84% 9,49% 7,54%
2010 9,88% 0,91% 7,21% 1,47% 5,84% 5,06% 10,48% 17,61% 1,39% 3,16% 11,43% 8,81%
2011 11,08% 0,69% 9,03% 4,32% 6,17% 6,26% 11,66% 21,93% 1,83% 4,04% 14,04% 10,70%
2012 12,34% 1,07% 9,60% 5,44% 6,82% 7,05% 12,42% 25,38% 2,04% 4,73% 17,17% 12,35%
2013 14,81% 1,48% 10,63% 6,71% 7,38% 8,20% 13,10% 28,76% 2,31% 5,21% 21,73% 14,22%
2014 15,15% 1,64% 11,63% 8,23% 7,82% 8,89% 14,05% 31,36% 2,44% 5,62% 24,68% 15,63%
Fuente: Elaboración propia con información del Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
XXI Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santiago, Chile, 8 - 11 nov. 2016 Documento libre
30
INTERNET MOVIL: líneas por 100 personas
Año Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2009 0,00% 0,00% 0,00% 0,00% 2,00% 0,40% 3,79% 0,00% 1,97% 0,00% 0,00% 1,15%
2010 0,00% 0,00% 0,00% 2,21% 3,09% 1,06% 8,47% 66,91% 3,38% 0,00% 0,00% 15,75%
2011 0,00% 0,00% 0,00% 9,91% 4,19% 2,82% 18,28% 81,71% 4,38% 0,00% 21,55% 25,19%
2012 0,00% 0,00% 0,00% 21,26% 4,76% 5,20% 28,57% 95,12% 4,90% 0,00% 32,08% 32,13%
2013 0,00% 0,00% 0,00% 26,66% 3,75% 6,08% 36,10% 109,77% 0,00% 0,00% 45,74% 38,32%
2014 0,00% 0,00% 0,00% 30,79% 3,32% 6,82% 50,42% 121,06% 0,00% 0,00% 60,10% 46,32%
Fuente: Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
Año Argentina Bolivia Brasil Ecuador VenezuelaPromedio
Grupo 1Chile Colombia Paraguay Perú Uruguay
Promedio
Grupo 2
2000 7,00% 1,40% 2,90% 1,50% 3,40% 3,24% 16,60% 2,20% 0,70% 3,10% 10,50% 6,62%
2001 9,80% 2,10% 4,50% 2,70% 4,60% 4,74% 19,10% 2,90% 1,10% 7,60% 11,10% 8,36%
2002 10,90% 3,10% 9,10% 4,30% 4,90% 6,46% 22,10% 4,60% 1,80% 9,00% 11,40% 9,78%
2003 11,90% 3,50% 13,20% 4,50% 7,50% 8,12% 25,50% 7,40% 2,10% 11,60% 15,90% 12,50%
2004 16,00% 4,40% 19,10% 4,80% 8,40% 10,54% 28,20% 9,10% 3,50% 14,10% 17,10% 14,40%
2005 17,70% 5,20% 21,00% 6,00% 12,60% 12,50% 31,20% 11,00% 7,90% 17,10% 20,10% 17,46%
2006 20,90% 6,20% 28,20% 7,20% 15,20% 15,54% 3,00% 15,30% 8,00% 20,70% 29,40% 15,28%
2007 25,90% 10,50% 30,90% 10,80% 20,80% 19,78% 35,90% 21,80% 11,20% 25,20% 34,00% 25,62%
2008 28,10% 12,50% 33,80% 18,80% 25,90% 23,82% 37,30% 25,60% 14,30% 30,60% 39,30% 29,42%
2009 34,00% 16,80% 39,20% 24,60% 32,70% 29,46% 41,60% 30,00% 18,90% 31,40% 41,80% 32,74%
2010 45,00% 22,40% 40,70% 29,00% 37,40% 34,90% 45,00% 36,50% 19,80% 34,80% 46,40% 36,50%
2011 51,00% 30,00% 45,70% 31,40% 40,20% 39,66% 52,20% 40,40% 24,80% 36,00% 51,40% 40,96%
2012 55,80% 35,30% 48,60% 35,10% 49,10% 44,78% 61,40% 49,00% 29,30% 38,20% 54,50% 46,48%
2013 59,90% 36,90% 51,00% 40,40% 54,90% 48,62% 66,50% 51,70% 36,90% 39,20% 57,70% 50,40%
2014 64,70% 39,00% 57,60% 43,00% 57,00% 52,26% 72,40% 52,60% 43,00% 40,20% 61,50% 53,94%
Fuente: Banco Mundial: http://data.worldbank.org/indicator
USO DE INTERNET