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Conferencia General de Octubre de 1997 publicada en Español

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Page 2: LIAHONA Enero 1998

Informe de la Conferencia GeneralSemestral número 167 de La Iglesia

de Jesucristo de los Santos de losÚltimos Días

Discursos y acontecimientos que tuvieron lugar los días 4 y 5 de octubre de 1997,en el Tabernáculo de la Manzana del Templo, en Salt Lake City, Utah.

"C reo", dijo el pre-sidente GordonB. Hinckley en

la sesión general del sa-cerdocio, el sábado 4 deoctubre por la tarde,"que ningún miembro dela Iglesia recibe lo funda-mental que esta Iglesiatiene para dar mientras no recibasus bendiciones del templo en lacasa del Señor. Por consiguiente, es-tamos haciendo todo lo que sabe-mos hacer para acelerar la obra dela construcción de estos sagradosedificios y poner las bendicionesque allí se reciben al alcance de máspersonas".

Tras haber anunciado en la reu-nión el plan de edificar templos enHouston, Texas y en Porto Alegre,Brasil, el presidente Hinckley dijo:"Sin embargo, hay muchas áreas dis-tantes y aisladas de la Iglesia, dondeel número de miembros es pequeñoy donde no es probable que éste au-mente mucho en el futuro cercano.¿Se han de negar a los que viven enesos lugares las bendiciones de lasordenanzas del templo? Mientras vi-sitábamos una de esas áreas haceunos pocos meses, meditamos en esapregunta y oramos al respecto.

Creemos que recibimos la respuestacon toda claridad.

"En algunas de esas áreas cons-truiremos templos pequeños, edifi-cios que cuenten con todas lasinstalaciones necesarias para admi-nistrar todas las ordenanzas".

El anuncio constituyó un aconte-cimiento de importancia en estaconferencia general de octubre.

En la sesión del domingo por lamañana el presidente Hinckley serefirió a las celebraciones de los pio-neros de la Iglesia durante 1997 y dijo: "Ha llegado el momento dedejar de mirar al pasado y ver el fu-turo. Esta es una época con miles deoportunidades... Si avanzamos sinperder la visión de nuestra meta, sinhablar mal de nadie, viviendo losgrandes principios que sabemos queson verdaderos, la causa delEvangelio avanzará en majestad y poder para llenar la tierra".

Pero, "la clave deléxito de la obra será lafe de todos los que sellamen a sí mismosSantos de los ÚltimosDías", declaró el presi-dente Hinckley. "Dichoen forma simple, debe-mos ser mejores Santos

de los Últimos Días".Condujeron las sesiones de la

conferencia general el presidenteHinckley y sus dos Consejeros dela Primera Presidencia, el presidenteThomas S. Monson, PrimerConsejero y el presidente James E.Faust, Segundo Consejero.

Entre las medidas administrativasque se incluyeron durante la sesióndel sábado por la tarde, se dio el es-tado de emérito a tres miembros delPrimer Quorum de los Setenta, serelevó a siete miembros del SegundoQuorum de los Setenta y se relevó a la presidencia general de las MujeresJóvenes. Se hicieron nuevos llama-mientos a tres Setenta Autoridadesde Área, a una nueva presidenciageneral de las Mujeres Jóvenes y a consejeros de las presidencias gene-rales de los Hombres Jóvenes y de laEscuela Dominical.

—Los editores

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LIAHONA, ENERO DE 1998VOL 22, NÚMERO 1 98981 002Publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos delos Últimos Días, en el idioma español.

La Primera Presidencia:Gordon B. Hinckley,Thomas S. Monson, James E. Faust

El Quorum de los Doce Apóstoles:Boyd K. Packer, L. Tom Perry, David B. Haight,Neal A. Maxwell, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks,M. Russell Ballard, Joseph B. Wirfhlin, Richard G. Scott,Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring

Editor:Jack H Goaslind

Asesores:Jay E. Jensen, John M. Madsen

Administradores del Departamento de Cursosde Estudio:Director administrativo: Ronald L. KnightonDirector de redacción y planeamiento: Brian K. KellyDirector de artes gráficas: Alian R. Loyborg

Personal de redacción:Editor administrativo: Marvin K. GardnerAyudante del editor administrativo: R. Val JohnsonEditores asociados: David Mitchell, DeAnne WalkerEditora ayudante: Jenifer GreenwoodCoordinadora de redacción/producción: Maryann MartindaleAyudante de publicaciones: Beth Dayley

Personal de diseño:Gerente de artes gráficas: M.M. KawasakiDiseño artístico: Scott Van KampenDiseñadora: Sharri CookGerente de producción: Jane Ann PetersProducción: Reginald J. Christensen, Denise Kirby,Tadd R. Peterson

Personal de subscripción:Director de circulación: Kay W. BriggsGerente de distribución: Kris ChristensenGerente de ventas: Joyce Hansen

Coordinación de Liahona:W. Kent Ethington

La Liahona, ISSN 1 080-9554, es una publicación de LaIglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. © 1 998 por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ÚltimosDías. Todos los derechos reservados.

Las colaboraciones y los manuscritos deben enviarse a International Magazines, 50 East North Temple, Floor 25,Salt Lake City, UT 84150-3223, USA.

Send USA and Canadá subscriptions and inquines toSalt Lake Distribution Center, Church Magazines,P. O. Box 26368, Salt Lake City, UT 84126-0368, USA.Subscription help line: 1-800-453-3860, USAext. 2947; Canadá ext. 2031. Credit card orders(Visa, MasterCard, American Express) may be takenby phone. USA subscription price is $ 10.00 per year;Canadá, $14.00. Sixty days' nofice required for change ofaddress. Include address label from a recent issue; changescannot be made unless both oíd and new address are inclu-ded. Periodicals postage paid at Salt Lake City, Ufah.

La Revista Internacional de La Iglesia de Jesucristode los Santos de los Últimos Días se publica mensualmenteen alemán, coreano, chino, español, francés, holandés, in-glés, italiano, japonés, portugués, samoano y tongano; cadados meses en danés, finlandés, indonesio, noruego, sueco y tailandés; y cada tres meses en búlgaro, cebuano, checo,fidji, gilbertiano, húngaro, polaco, rumano, ruso, tagalo,ucraniano y vietnamita.

POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, P. O. Box 26368,Salt Lake City, UT 84126-0368, USA.

98981 002 Impreso en Chile por Cochrane

ÍNDICE DE TEMASAdversidad 25Albedrío 92; 9 Amor 12; 112Arrepentimiento 92Bendiciones Patriarcales 31Caridad 94Dedicación 66Educación 70Ejemplo 4; 106; 16Enseñanza 89; 73Escuela Dominical 73Esperanza 75Espíritu Santo 37; 6; 98Espiritualidad 75Ester 103Estudio de las Escrituras 89Evangelio 96Expiación 28; 25Familia 33; 37; 79Fe 49; 14; 89; 19; 85; 82Gratitud 96Hermanamiento 40; 98; 37; 57; 12; 53Hermandad 94Hinckley, Presidente Gordon B. (acerca

de) 16Hogar 33; 106Hombres Jóvenes 35; 82; 47Integridad 101; 9 Jesucristo 75; 109; 28Liderazgo 16Llamamientos 6 Maestros Orientadores 53Medios de comunicación 4; 73Metas 35Misericordia 66, 21Mujeres Jóvenes 35Mujeres 94Niños 19

Obediencia 85; 79; 101Obra Misional 40; 98; 79, 57Padres 106; 33; 19; 112Perdón 66, 21Perseverar 14; 25Pioneros 85; 50; 82; 14Plan de Salvación 92

Preparación 35Revelación 31Sacerdocio 43; 47Servicio 53; 43; 6; 40Sistema Educativo de la Iglesia 70Sociedad de Socorro 109; 112; 103Templos 57Tentación 43Testimonio 109Verdad 9; 70

Los discursantes de la conferencia

por orden alfabético

Allred, Richard D. 31

Ballard, M. Russell 43

Beckham, Janette Hales 89

Cali, Eran A. 33

Dew, SheriL. 109

Eyring, Henry B. 98

Faust, James E. 23, 50, 66

Gerrard, Duane B. 92

Haight, David B. 82

Hales, Robert D. 28

Hancock, Wayne M. 94

Hillam, Harold G 73

Hinckley, Gordon B. 4, 57, 79, 101

Holland, Jeffrey R. 75

Jensen, Virginia U. 106

Jolley, J. Kent 96

Maxwell, Neal A. 25

Maynes, Richard J. 35

McMullin, Keith B. 47

Monson, Thomas S. 19, 53, 112

Nelson, Russell M. 16

Oaks, Dallin H. 85

Packer, Boyd K. 6

Perry, L. Tom 70

Pratt, CarlB. 12

Scott, Richard G 40

Smoot, Mary Ellen 14,103

Wirthlin, Joseph B. 37

Wirthlin, Richard B. 9

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ÍNDICEInforme de la Conferencia General Semestralnúmero 167 de La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días 1

Sesión del sábado por la mañana

Acerquémonos más al SeñorPresidente Gordon B. Hinckley 4

Llamados a servirPresidente Boyd K. Packer 6

Cuatro verdades absolutas que proveen unabrújula infalible de la moralÉlder Richard B. Wirthlin 9

Cuidemos de los nuevos conversosÉlder Cari B. Pratt 12

Zapatos pioneros a través de las edadesPresidenta Mary Ellen Smoot 14

Capacidad espiritualÉlder Russell M. Nelson 16

Enseñemos a los hijosPresidente Thomas S. Monson 19

Sesión del sábado por la tarde

Sostenimiento de oficiales de la IglesiaPresidente James E. Faust 23

"Aplica la sangre expiatoria de Cristo"Élder Neal A. Maxwell 25

En memoria de JesúsÉlder Robert D. Hales 28

El Señor bendice a Sus hijos mediantebendiciones patriarcalesÉlder Richard D. Allred 31

El hogar: refugio y santuarioÉlder Eran A. Cali 33

Una conexión celestial en la adolescenciaÉlder Richard J. Maynes 35

Los compañeros que valenÉlder Joseph B. Wirthlin 37

¿Por qué cada miembro un misionero?Élder Richard G. Scott 40

Sesión del sacerdocio

En defensa de la verdad y la rectitudÉlder M. Russell Ballard 43

¡He aquí el hombre!Obispo Keith B. McMullin 47

Pionero del futuro: "No temas, cree solamente"Presidente James E. Faust 50

La orientación familiar: un servicio divinoPresidente Thomas S. Monson 53

Pensamientos sobre los templos, la retención deconversos y el servicio misionalPresidente Gordon B. Hinckley 57

Sesión del domingo por la mañana

Lo más importante de la ley: la justicia, lamisericordia y la fePresidente James E. Faust 66

Reciban la verdadÉlder L. Tom Perry 70

Los maestros son la clave eternaÉlder Harold G. Hillam 73

"A los hambrientos colmó de bienes"Élder Jeffrey R. Holland 75

Miren hacia el futuroPresidente Gordon B. Hinckley 79

Sesión del domingo por la tarde

El himno de los obedientes: "¡Oh, está todo bien!"Élder David B. Haight 82

Sigamos a los pionerosÉlder Dallin H. Oaks 85

Hagamos que la fe se convierta en realidadJanette Hales Beckham 89

El Plan de Salvación: un plan de vuelopara la vidaÉlder Duane B. Gerrard 92

Ten ánimo, hijaÉlder Wayne M. Hancock 94

La aplicación universal del EvangelioÉlder J. Kent Jolley 96

"Apacienta mis corderos"Élder Henry B. Eyring 98

Santos de los Últimos Días en toda la extensiónde la palabraPresidente Gordon B. Hinckley 101

Reunión General de la Sociedad de Socorro

"Para esta hora"Presidenta Mary Ellen Smoot 103

Edifiquemos plazas fuertesVirginia U. Jensen 106

"¿Es usted quien me imagino que es?"Sheri L. Dew 109

La fortaleza extraordinaria de laSociedad de SocorroPresidente Thomas S. Monson 112

Autoridades Generales de La Iglesia de Jesucristo

de los Santos de los Últimos Días 60

También se dirigen a nosotros 117

Noticias de la Iglesia 118

Las fotografías que aparecen en este número soncortesía de Jed Clark, Craig Dimond, John Luke,Tamra Hamblin, Matt Reier, Greg Frei, Don Thorce v Bryant Livingston.

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Sesión del sábado por la m a ñ a n a4 de octubre de 1 997

Acerquémonos másal SeñorPresidente Gordon B. Hinckley

"Dios es nuestro Padre y vela por Su reino. Jesús es el Cristo cuyo nombre

lleva esta Iglesia. Él la encabeza . "

prometido que estará terminado a tiempo para la conferencia de abrildel año 2000. Tendremos entoncesun magnífico edificio nuevo parainaugurar un siglo maravilloso.

Nos reunimos hoy bajo circuns-tancias muy favorables. En su mayorparte, el mundo está en paz, y québendición tan valiosa es ésta. Por logeneral, andamos en un ambientede buena voluntad. Es cierto que a muchos no les caemos muy bien, y aun algunos nos odian y aprovechancualquier oportunidad para criticar-nos duramente. Pero en realidad sonmuy pocos los que hacen eso y raravez tienen éxito con sus críticas.Jamás ha gozado la Iglesia de unamejor reputación que ahora, graciasa todos ustedes, mis hermanos y hermanas. La opinión que la gentetiene de nosotros deriva, en granparte, de sus experiencias personalese individuales. Es la amistad que us-tedes brindan, el interés que sientenpor los demás y el buen ejemplo desu vida lo que resulta en las opinio-nes que la gente tiene con respectoa los Santos de los Últimos Días.

Los medios de comunicación hansido cordiales y generosos con noso-tros. Este año de celebraciones pio-neras ha resultado en una coberturaextensa y favorable por parte de laprensa. Ha habido algunas cosas quequisiéramos que hubieran sido

Mis amados hermanos y her-manas, es un verdaderoplacer darles una vez más

la bienvenida a una conferencia ge-neral de la Iglesia. Ustedes han veni-do de lugares muy diversos con laesperanza de ser inspirados y bendeci-dos, y de acercarse más al Señor. Eltabernáculo está totalmente lleno.Me complace informarles que el pasa-do 24 de julio se dio comienzo a laconstrucción del nuevo y amplio edi-ficio de asambleas que estamos edifi-cando en la cuadra ubicada al nortede donde hoy nos encontramos. Darácabida a 21.000 personas, o sea, apro-ximadamente tres veces y media elcupo de este tabernáculo. Nos han

diferentes. En lo personal, mis pala-bras han sido citadas con mucha fre-cuencia, en algunos casos errónea-mente o dándoseles una malainterpretación. Creo que eso es deesperarse. Ninguno de ustedes tienepor qué preocuparse al leer algo quehaya resultado ser un reportaje in-completo; no se preocupen si mehan presentado como que no com-prendo algunos puntos de doctrina.Los entiendo perfectamente, y es la-mentable que el reportaje no lo hayaaclarado. Espero que ustedes jamásconsideren a los medios de prensacomo una autoridad en cuanto a lasdoctrinas de la Iglesia.

No obstante los malentendidosque a veces ocurren, se nos ha trata-do muy bien y estamos agradecidosa los periodistas y a los editores quese han comportado con nosotros demanera honrada y generosa.

Hace precisamente dos semanas,tuve la oportunidad de hablar ante

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El interior del Tabernáculo durante una sesión de la conferencia.

la Asociación de Periodistas deReligión. Fueron muy amables y re-ceptivos; no hubo ninguna clase decontención o debate y siento granrespeto y estima hacia esas personas.

Se acerca ahora el final de nues-tra celebración del sesquicentena-rio, y aún queda bastante trabajopor hacer. Tengo pensado hablarmás en cuanto a esto mañana porla mañana.

En esta conferencia relevaremosa varios de los Setenta y también a la presidencia de las MujeresJóvenes de la Iglesia, de acuerdocon la norma que establece cincoaños de servicio.

Estos fieles y capaces hermanos y hermanas han servido eficazmente.Sin quejas de ninguna clase, han idoa dondequiera que se les envió; hanbrindado diligentemente sus talen-tos y su devoción para llevar adelan-te la obra del Señor, tanto aquí

como en el extranjero. Esta obra esmucho más fuerte gracias a sus es-fuerzos personales.

Tanto a sus cónyuges como a susfamilias, particularmente en el casode la presidencia de las MujeresJóvenes, expresamos nuestro agra-decimiento por haber sabido sopor-tar inconveniencias al tener quecompartir a sus esposas y madrescon toda la Iglesia.

Extendemos nuestro amor y nuestra bendición a cada uno de losque están siendo relevados y desea-mos que continúen sintiéndose sa-tisfechos por el servicio que hanprestado y sean muy felices donde-quiera que vayan.

En esta ocasión sólo deseo invitaral Espíritu del Señor para que nosacompañe a medida que seguimosadelante con otra gran conferencia.Que todos los que tomen la palabrasean inspirados en lo que vayan a

decir; que las oraciones enaltezcannuestros pensamientos a lugares altosy sagrados; que la música nos brindea todos belleza y sustento espiritual.

Quisiera que todas las AutoridadesGenerales pudieran dirigirnos hoy lapalabra. Lamentablemente, eso noserá posible, pero todos nos uniremosen propósito, a medida que con nues-tro corazón nos acerquemos a todosustedes, nuestros amados hermanos y hermanas, en el testimonio de estagran obra. Dios es nuestro Padre y vela por Su reino. Jesús es el Cristocuyo nombre lleva esta Iglesia. El laencabeza. El Evangelio ha sido res-taurado y se está extendiendo conpoder por toda la tierra. Nuestra fe sefortalece con lo que sabemos que esverdadero.

Que las bendiciones del Señorestén con nosotros, lo ruego humil-demente en el nombre de Jesucristo.Amén. D

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Llamados a servirPresidente Boyd K. PackerPresidente en Funciones del Quorum de los Doce Apóstoles

"No es apropiado que nosotros decidamos dónde habremos de servir nidónde no lo haremos. Servimos donde se nos llame. No importa cuál seael llamamiento."

Alabamos Su divino nombre; damos gracias por Su ley.

Prestos, todos prestos, cantaremos en unión...

Dios nos da poder; luchemos en la causa celestial2.

La buena voluntad de los Santosde los Últimos Días para aceptarlos llamamientos para servir es unamuestra de su deseo de hacer lavoluntad del Señor. Deriva del tes-t imonio personal de que elEvangelio de Jesucristo, restauradopor medio del profeta José Smith y contenido en el Libro de Mormón,es verdadero.

Nuestro bautismo es un llama-miento a servir a Cristo por toda lavida. Tal como aquellos en las aguasde Mormón, nosotros somos "bauti-zados en el nombre del Señor, comotestimonio ante él de que [hemos]concertado un convenio con él deque lo [serviremos y guardaremos]sus mandamientos, para que él de-rrame su Espíritu más abundante-mente sobre [nosotros] "3.

Pero el aceptar los llamamientos,los cargos, es sólo una pequeñaparte del servicio que ofrecen losmiembros de la Iglesia.

Yo percibo dos tipos de servicio:uno es el que prestamos cuando senos llama a servir en la Iglesia; el otroes el servicio que voluntariamentedamos a quienes nos rodean porquese nos ha enseñado a ser caritativos.

Durante varios años, he venidoobservando a una querida hermana

prestar un servicio mucho mayorque el de cualquier llamamientopara enseñar o dirigir en la Iglesia.Si alguien necesita algo, ella respon-de; no dice: "Si necesita ayuda, llá-meme", sino: "Aquí estoy; ¿quépuedo hacer por usted?". Hace mu-chas cosas sencillas tales comotomar en brazos a una criatura enuna reunión o llevar a la escuela a un niño que no haya alcanzado a tomar el autobús. Siempre estáatenta para recibir a la gente nuevaen la Iglesia y se adelanta a darle labienvenida.

Su esposo sabe bien que cuandoasistan a una actividad en el barrio,ella por lo general le dirá: "Mejor re-gresas solo a casa. Veo que necesitanayuda en la cocina para lavar losplatos".

El regresó a casa una noche y laencontró poniendo los muebles denuevo en su lugar. Esa mañana habíatenido el presentimiento de quedebía visitar a una hermana ancianaque sufría del corazón, para ver cómole iba con los preparativos para undesayuno nupcial en el que se festeja-ría a uno de sus nietos que había ve-nido de otro estado para casarse en eltemplo, y a los amigos de éste.

Fue entonces a la Iglesia y halló a esa hermana sola, desconsoladajunto a todo lo que había llevadopara preparar. Parece que al salón deactividades lo habían reservado paraotro acontecimiento y dentro deunas pocas horas empezarían a lle-gar sus invitados. ¿Qué podía hacer?

Nuestra buena hermana llevó a la anciana a su hogar y le hizo sen-tarse a descansar. Entonces empezóa acomodar los muebles. Cuandollegaron los invitados, un hermosodesayuno nupcial estaba ya listopara servirse.

Ella obtuvo de su madre ese espí-ritu de servicio. El espíritu de servi-cio se aprende mejor en el hogar.Debemos enseñar a nuestros hijosmediante el ejemplo y decirles queel espíritu generoso es esencial parala felicidad.

"...Dios ungió con el Espíritu

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h soles y cielos y nubes dejunio,

y flores de junio todasno podéis competir una horaal radiante y azul clima de

octubre"1.Hace varios años nos hallábamos

buscando algo que sirviera de inspi-ración para una conferencia de presi-dentes de misión. De una maneramuy interesante, lo encontramos enun viejo himnario de la Primaria.Con unas pocas y simples palabras, elhimno "Llamados a servir" nos ense-ña el mensaje que les traigo hoy día:

Somos hoy llamados al servicio, a dar testimonio de Jesús. Vamos a un mundo en tinieblas para proclamar la luz.

Dios nos da Sus ricas bendiciones; somos hijos del eterno Rey.

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Santo y con poder a Jesús deNazaret", y El "anduvo haciendobienes"4. Todo aquel que haya sidoconfirmado miembro de la Iglesiatiene ese mismo don y esa mismaobligación.

El Señor ha dicho: "...porque heaquí, no conviene que yo mande entodas las cosas; porque el que escompelido en todo es un siervo pe-rezoso y no sabio; por tanto, no reci-be galardón alguno"5.

El Señor declaró a la Iglesia: "Decierto digo que los hombres debenestar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchascosas de su propia voluntad y efec-tuar mucha justicia;

"porque el poder está en ellos, y en esto vienen a ser sus propiosagentes. Y en tanto que los hombreshagan lo bueno, de ninguna maneraperderán su recompensa.

"Mas el que no hace nada hastaque se le mande, y recibe un man-damiento con corazón dudoso, y lo cumple desidiosamente, ya escondenado"6.

A veces, debido a nuestra edad,nuestra salud o las necesidades denuestra familia, quizás no se nosllame a servir. John Milton, un poetaciego, escribió: "También sirven losque sólo permanecen y esperan"7. Elasistir a las reuniones, el pagar diez-mos y el aprender equivalen a servir,

y con frecuencia hablamos de servircon el buen ejemplo.

Ningún servicio en la Iglesia o enla comunidad es más importanteque el que se presta en el hogar; loslíderes deben asegurarse de que elllamamiento a servir en la Iglesia nodebilite a la familia.

La pauta a seguir al hacer llama-mientos oficiales se estableció en losprimeros días de la Iglesia. El quintoArtículo de Fe enseña "que el hom-bre [y, en este caso, también lamujer] debe ser llamado por Dios,por profecía y la imposición demanos, por aquellos que tienen laautoridad, a fin de que pueda predi-car el Evangelio y administrar susordenanzas".

No es apropiado que nosotros de-cidamos dónde habremos de servirni dónde no lo haremos. Servimosdonde se nos llame. No importacuál sea el llamamiento.

Yo me encontraba presente enaquella solemne asamblea en la quese sostuvo a David O. McKay comoPresidente de la Iglesia. El presiden-te J. Reuben Clark, hijo, quien habíaservido como primer consejero dedos presidentes, fue entonces soste-nido como segundo consejero delpresidente McKay. Considerando laposibilidad de que alguien pudierapensar que se le había reducido a una jerarquía menor, el presidente

Clark dijo: "Cuando servimos alSeñor, no interesa dónde sino cómolo hacemos. En La Iglesia deJesucristo de los Santos de los Últi-mos Días, uno debe aceptar el lugarque se le haya llamado a ocupar y no debe ni procurarlo nirechazarlo"8.

Cuando se necesita a alguienpara prestar servicio, los líderes ha-blan al respecto y oran sobre el par-ticular, con frecuencia más de unavez. Procuran la confirmación delEspíritu porque los llamamientosdeben hacerse con oración y acep-tarse con el mismo espíritu.

Entonces se realiza una entrevis-ta para determinar la dignidad delcandidato y para evaluar sus cir-cunstancias personales. Ningún lla-mamiento es más importante ni nin-gún servicio más perseverante queel de la paternidad. Por lo generallos llamamientos en la Iglesia ayu-dan a los padres a ser mejores; sinembargo, los líderes deben usar sujuicio y su inspiración para asegurar-se de que un llamamiento no harádemasiado difícil a los padres el ser-vir a sus hijos.

Quien tenga la autoridad paraimpartir un llamamiento debe con-fiar en la inspiración para evitar so-brecargar a aquellos que están siem-pre dispuestos a servir.

Se le debe dar a la persona untiempo para orar acerca del llama-miento a fin de que, aunque se con-sidere incapaz, pueda decidirse concalma. Y también podría pedírseleque consulte a su cónyuge.

Hay otra parte de un llamamientoque se requiere por revelación: "...aninguno le será permitido salir a pre-dicar mi evangelio ni a edificar miiglesia, a menos que sea ordenadopor alguien que tenga autoridad, y sepa la iglesia que tiene autoridad y que ha sido debidamente ordenadopor las autoridades de la iglesia"9. Y para que la Iglesia sepa a quién se hallamado a servir, sus nombres debenpresentarse en una reunión apropia-da para un voto de sostenimiento.Dicho voto no es sólo de aprobación,

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sino de compromiso para apoyar a quien haya sido llamado.

Después del sostenimiento, se or-dena y aparta a esa persona. Estapauta fue establecida en los prime-ros días de la Iglesia cuando elSeñor prometió: "...pondré sobre timi mano por conducto de las de misiervo". Y también prometió: "...re-cibirás mi Espíritu, el Espíritu Santo,sí, el Consolador, que te enseñarálas cosas apacibles del reino"10.

Cuando los líderes apartan a al-guien, hacen más que autorizar elservicio, pronuncian una bendición.Es algo maravilloso recibir una ben-dición del Señor Jesucristo por con-ducto de las manos de Sus siervos;esa bendición puede producir trans-formaciones en la vida del que hayasido llamado o en la de su familia.

Los líderes tienen que aprendercómo hacer llamamientos. Cuandoyo era joven, escuché al élderSpencer W. Kimball hablar en unaconferencia de estaca. Contó que,siendo un nuevo presidente de esta-ca en Arizona, salió de su oficina delbanco a fin de llamar a cierto hom-bre para que fuera el presidente delos Hombres Jóvenes de la estaca.

Le dijo: "Jack, ¿te agradaría ser elpresidente de los Hombres Jóvenesde la estaca?".

Jack le respondió: "Oh, no,Spencer, no yo. Yo no podría haceralgo así".

Trató de persuadirlo, pero Jackrechazó el llamamiento.

El hermano Kimball regresó a suoficina para meditar sobre su fraca-so. Sabía que la presidencia de la es-taca había sido inspirada para hacerese llamamiento. Finalmente, se diocuenta de su terrible error. Por su-puesto que Jack no aceptaría.

Quizás recordó lo que el profetaJacob había dicho "mientras les en-señaba en el templo, habiendo prime-ramente obtenido mi mandato del Señor"11.

El presidente Kimball hizo enton-ces lo que Jacob había hecho en laantigüedad: Obtuvo su "mandatodel Señor".

Volvió a hablar con Jack, pidién-dole que lo perdonara por no haberhecho bien las cosas y comenzó nue-vamente: "El domingo pasado lapresidencia de la estaca considerócon oración quién había de dirigir a los jóvenes de la estaca. Se propu-sieron varios nombres; uno de ellosera el tuyo. Todos sentimos que túeras la persona indicada. Nos arrodi-llamos para orar y el Señor nos con-firmó a los tres, por revelación, quedebíamos llamarte a ti para elcargo".

Entonces agregó: "Como siervodel Señor, he venido a traerte esellamamiento".

Y Jack dijo entonces: "Y bueno,Spencer, si has de decírmelo de esemodo...".

El presidente Kimball respondió:"¡Sí, te lo estoy diciendo de esemodo!".

Por supuesto, Jack no iba a acep-tar una invitación informal deSpencer, pero no podía rechazar unllamamiento del Señor por medio desu presidente Kimball, de la estaca,y sirvió con fidelidad e inspiración.

Aunque no pedimos que se nosreleve de un llamamiento, si nues-tras circunstancias cambian, esapropiado consultar con aquellosque nos hayan dado el llamamientoy permitir que ellos tomen una deci-sión al respecto. Tampoco debemossentirnos rechazados cuando se nosreleva por la misma autoridad y conla misma inspiración con que fuimosllamados.

Una de las mayores influenciasen mi vida fue trabajar personal-mente durante varios años con lahermana Belle S. Spafford, laPresidenta General de la Sociedadde Socorro, quien sin duda fue unade las más notables mujeres de estadispensación.

Un día ella me contó que, cuan-do era joven, le comentó a su obispoque estaba dispuesta a servir peroque preferiría ser llamada para ense-ñar. A la semana siguiente fue lla-mada a servir como consejera de lapresidenta de la Sociedad de

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Socorro de su barrio. "No me atraíaese llamamiento", dijo. "El obispono me había entendido"; entoncesle dijo con firmeza que la Sociedadde Socorro era para mujeres adultas.Si no hubiera sido por el consejo desu esposo, ella habría rechazado elllamamiento.

Ella pidió varias veces que la re-levaran y cada vez el obispo le res-pondió que iba a orar al respecto.

Una noche, resultó seriamenteherida en un accidente de automó-vil. Después de permanecer por untiempo en el hospital, fue recupe-rándose en su hogar; su rostro se leinfectó a raíz de una grave herida y,preocupado, el doctor le dijo: "Nopodemos operarla porque la heridaestá muy cerca del nervio principalen su cara".

Ese domingo por la noche, al re-tirarse el médico del hogar de losSpafford, el obispo, regresando a sucasa después de una reunión, perci-bió las luces y les hizo una visita.

Tiempo después la hermanaSpafford me contó: "En esa condi-ción tan patética, sollozando le dijeal obispo: 'Obispo, ahora sí que merelevará'".

El, otra vez, respondió: "Voy a orar al respecto".

Cuando llegó el momento de larespuesta, ésta fue: "HermanaSpafford, todavía no siento queusted debiera ser relevada de laSociedad de Socorro".

Belle S. Spafford sirvió durante46 años en la Sociedad de Socorro,casi treinta de ellos como PresidentaGeneral. Ella fue una benéfica in-fluencia en la Iglesia y respetada pordirigentes femeninas en todo elmundo.

En una reunión con el ConsejoMundial de Mujeres en Surinam,mencionando su edad y su debilita-da salud, presentó una carta de re-nuncia como oficial de ese consejo;ella me mostró la carta con la querechazaron su renuncia, porque ne-cesitaban su sabiduría, su fuerza decarácter.

Con frecuencia decía estar siendo

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Cuatro verdadesabsolutas que proveenuna brújula infaliblede la moralÉlder Richard B. Wirthlinde los Setenta

"Hay un Padre Celestial amoroso y Su Hijo Jesucristo; existe unadversario, Satanás; por medio del albedrío todos nosotros elegimosnuestro propio camino; las tentaciones del diablo siempre pueden servencidas."

probada en su llamamiento. Quizássu prueba mayor fue cuando, comomujer joven, aprendió a respetar elpoder y la autor idad inherentes alsacerdocio y que un hombre comúny corr iente que sirva como obispopuede recibir la dirección del Señoral llamar a los miembros para quesirvan.

El espíritu del servicio no se reci-be por designación. Es un sentimien-to que acompaña a un tes t imoniode l E v a n g e l i o r e s t a u r a d o deJesucristo.

El Señor dijo: "Si alguno me sirve,sígame; y donde yo estuviere, allítambién estará mi servidor. Si algunome sirviere, mi Padre le honrará"12.

"Porque así dice el Señor: Yo, elSeñor, soy misericordioso y benignopara con los que me temen, y me de-leito en honrar a los que me sirvenen rectitud y en verdad hasta el fin.

"Grande será su galardón y eternaserá su gloria"13.

Doy testimonio de que el poder y la inspiración de los l lamamientoses tán presentes en la Iglesia. Doytest imonio de que el Evangelio esverdadero y digo: ¡Que Dios bendigaa ustedes que sirven, que les bendigapor lo que hacen, que les bendigapor lo que son! En el n o m b r e deJesucristo. Amén. D

NOTAS1. Helen Hunt Jackson, "October's

Bright Blue Weather", en The Best Loved Poems of the American People, seleccionesde Hazel Felleman (1936), pág. 566.

2. Himnos, Ne 161.3.Mosíahl8:10.4. Hechos 10:38.5. D. y C. 58:26.6. D. y C. 58:27-29.7. John Milton, "On His Blindness", en

The Complete Poems ofjohn Milton, editadopor Charles W. Eliot (1909), pág. 84.

8. En Conference Report, abril de1951, pág. 154.

9. D. y C. 42:11.10. D. y C. 36:2.11. Jacob 1:17; cursiva agregada.12. Juan 12:26.13. D. y O 76:5-6.

Siendo un joven misionero enSuiza, me impresionó sobre-manera el poder que tiene el

Evangelio de Jesucristo para cambiardrás t icamente la vida de la gentepara mejorarla, al conceder a los quesiguen los preceptos del Evangeliorestaurado la paz mental, la propiaestimación y el gozo.

Sentimientos como ésos no siem-pre son fáciles de alcanzar; despuésde todo, vivimos en un mundo que a menudo es malo y brutal; nuestrassociedades reflejan con demasiada

frecuencia la violencia, el odio y lainmoralidad.

SE PREVIO NUESTRO DÍA

El apóstol Pablo describió nuestrodía con precisión en una carta queescribió a Timoteo: "...en los postre-ros días", expresó, "vendrán tiempospeligrosos. Porque habrá hombresamadores de sí mismos... aborrece-dores de lo bueno... amadores de losdeleites más que de Dios... siempreestán aprendiendo, y nunca puedenl legar a l c o n o c i m i e n t o de laverdad"1.

INFORMACIÓN Y NO SABIDURÍA

Es evidente que las tensiones y dificultades que nos afligen no pue-den atribuirse a la carencia de cono-cimiento. De hecho, en una publica-ción reciente del periódico New York Times hay más información que laque una persona común y corrientepodía encontrar en toda una vida enla Inglaterra del siglo diecisiete2.

L a m e n t a b l e m e n t e , e l a u m e n t oexplosivo de la información no hac o n d u c i d o a que se produzca una u m e n t o similar de la v e r d a d e r a

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sabiduría; por ejemplo Medicare(programa de cuidados médicos delgobierno estadounidense, en espe-cial para los ancianos) tiene uno delos bancos de datos más grandes delmundo; a pesar de ello, envió unacarta oficial a un ama de casa jubila-da en la que explicaba las razonespor las que se le suspenderían losbeneficios, la cual decía: "Usted norecibirá más beneficios debido a sufallecimiento; si considera que estainformación es incorrecta, sírvasecomunicarse con la Administraciónde la Seguridad Social"3.

ÉTICA SITUACIONISTA

Mucha gente se ha referido a esta era como a la era de la infor-mación; pero es irónico que en unaépoca tan rica en información, laamenaza más grande a las socieda-des de nuestro mundo, rico o pobre,así como para nosotros en formapersonal, sea la ausencia de propó-sito y de claridad moral. Si, porejemplo, analizamos a los EstadosUnidos, donde el 96% de la genteexpresa creer en Dios4, aun así, el79% también cree que "hay muypocas verdades morales absolutas:lo que está bien o mal (ellos dicen),por lo general varía de una situa-ción a otra"5.

Las sociedades estructuradas poréticas situacionistas —la creenciade que toda verdad es relativa—crea un entorno moral determinadopor tonos grises indefinidos.

UNA NECESIDADIMPERATIVA: UNA BRÚJULA

DE MORAL INFALIBLE

No podemos enfrentarnos con laconfusión y los desafíos de estemundo a menos que utilicemos unabrújula de moral clara e infalible quenos guíe inequívocamente en mediode nuestras pruebas personales y delas influencias de nuestras propiastentaciones; una brújula que nos in-dique la manera de lograr la paz men-tal, la propia estimación y el gozo.

CUATRO VERDADES ABSOLUTAS

Esta brújula de la moral se basaen cuatro verdades absolutas:

La primera verdad absoluta esque hay un Padre Celestial amorosoy que Su Hijo Jesucristo es nuestroSalvador personal, una verdad máscierta que cualquier hecho munda-no; este concepto se expresa conelocuencia sin igual en Juan: "Enesto hemos conocido el amor, enque él puso su vida por nosotros;también nosotros debemos ponernuestras vidas por los hermanos"6;no hay nada que pueda proporcio-nar un norte más fidedigno para labrújula de la moral de cada persona.

La segunda verdad absoluta esque existe un adversario, Satanás, eltentador, quien desea apartarnos deDios y de Su paz infinita.

Nótese que la traducción hebreade diablo es "expoliador"7; Satanáses el expoliador porque confundenuestra brújula de la moral y arruinanuestro viaje de regreso a nuestroamoroso Padre Celestial.

Satanás, "el padre de todas lasmentiras"8, aumenta el uso de diver-sos dispositivos, antiguos y moder-nos, para confundirnos; él nos con-vence de que no hay gozo donde lohay y, por el contrario, nos hacecreer que hay gozo donde no lo hay. Una de las mentiras de Satanás quemás daño causa espiritualmente y que socava nuestro sentido de lapropia estimación y de la esperanzaes la de que no se nos pueden per-donar nuestros pecados.

La tercera verdad absoluta es quetodos nosotros elegimos nuestropropio camino, investidos por elalbedrío.

Esta verdad se expresa con clari-dad en el Libro de Mormón: "Asípues, los hombres son libres... son li-bres para escoger la libertad y lavida eterna... o escoger la cautividady la muerte... pues [el diablo] buscaque todos los hombres sean misera-bles como él"9.

Sí, lo que somos es el resultadode todo lo que escogemos hacer.Siempre debemos recordar que lo

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que escogemos hacer no comienzacon el acto en sí, sino en la mente,con un pensamiento; y como elpoeta lo declaró: "Siembra un pen-samiento y cosecharás un acto;siembra un acto y cosecharás un há-bito; siembra un hábito y cosecharásun carácter; siembra un carácter y cosecharás un destino"10.

Ya que se nos ha dado nuestro al-bedrío, somos individualmente res-ponsables de nuestros pensamientos,de nuestros actos, de nuestros hábi-tos, de nuestro carácter e incluso denuestro destino.

La cuarta verdad absoluta esque las ten tac iones del diablosiempre pueden ser vencidas conuna fe renovada en Dios y con elarrepentimiento.

Sí, si nos desviamos de la víarecta y angosta que nos señala nues-tra brújula de la moral, podemos enefecto regresar al camino que noslleva en forma segura a la salvacióny a la vida eterna.

Cuando Cristo fue al Jardín deGetsemaní, sabiendo con claridadde su inminente crucifixión, oró a

Su Padre por Sus Apóstoles, asícomo también por cada uno de no-sotros. En esa oración, El nos mandaevitar lo malo; pero, en Su infinitacompasión, también ruega al Padreque "[nos] guard[e] del mal"11.

LA LUZ RESPLANDECERÁDE LAS TINIEBLAS

La vida nos dará, a todos, desafí-os y contratiempos, días obscuros y días mejores; pero recuerden estaspalabras de Pablo: "Porque Dios,que mandó que de las tinieblas res-plandeciese la luz, es el que resplan-deció en nuestros corazones, parailuminación del conocimiento de lagloria de Dios en la faz deJesucristo... estamos atribulados entodo, mas no angustiados; en apu-ros, mas no desesperados... derriba-dos, pero no destruidos"12. Pablotambién nos recuerda con suavidad,en palabras que se ajustan a la erade la información: "...lo insensato deDios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte quelos hombres"13.

CONCLUSIÓN

Sí, podemos experimentar sabi-duría, paz mental, propia estimacióny gozo, no sólo en la vida venidera,sino en la vida que cada uno de no-sotros vive hoy al seguir los pasosdel Salvador, guiados por una brúju-la infalible calibrada en esas cuatroverdades eternas y absolutas.

Para concluir, me gustaría ex-presar mi gratitud sincera a nues-tro Profeta, el presidente GordonB. Hinckley, a sus Consejeros, alQuorum de los Doce Apóstoles, a mis hermanos de los Quórumesde los Se ten ta y al ObispadoPresidente. Les agradezco la inspi-ración que he visto traducida entantas obras que edifican y fortale-cen a los miembros de la Iglesia y también a los que no son miembrosde ella. Expreso de todo corazóngratitud a mi familia, que me otor-ga apoyo ilimitado, y por la graciasanadora de la oración y de lasbendiciones del sacerdocio, las quehace poco he sentido en forma po-derosa y personal. Doy gracias pornuestro amoroso y viviente PadreCelestial, por Su Hijo Unigénito,así como por la paz y el gozo quetrae este conocimiento; en el nom-bre de Jesucristo. Amén. D

NOTAS

1. 2 Timoteo 3:1-4,7.

2. Richard S. Wurman, Information

Anxiety, 1989, pág. 32.

3. 1997 Page a Day Notes: The 365

Stupidest Things Ever Said, 1996.

4- 1997 Gallup study, en Emerging

Trenas, Abril 1997, pág. 1.

5. 1990 Wirthlin Worldwide study.

6. 1 Juan 3:16; cursiva agregada.

7. Bible Dictionary, "Devil" (diablo).

Véase también Robert Young, Analytical

Concordance to the Bible, 1972, pág. 252.

8. 2 Nefi 2:18, véase también Éter 8:25.

9. 2 Nefi 2:27.

10. Anónimo, citado en Bartlett, John,

ed. Familiar Quotations, 1968, pág. 1100.

11. Juan 17:15.

12. 2 Corintios 4:6, 8-9

13. 1 Corintios 1:25.

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Cuidemos de los nuevosconversosÉlder Cari B. Prattde los Setenta

"En la edificación del reino de Dios, todo hecho positivo, todo saludoamigable, toda sonrisa cálida, toda muestra de consideración contribuyea la fortaleza colectiva."

Mis hermanos y hermanas,les traigo el saludo de lossantos del sur de México.

Yo nací en ese país, al igual que mipadre y mi abuelo. Aun cuando mecrié y me eduqué en los EstadosUnidos desde que tenía unos seisaños de edad, conservé a lo largo demi vida un gran cariño y fascinaciónhacia Latinoamérica, su gente mara-villosa y su amplia gama de culturas.Aun cuando de niño siempre fuiconsciente de mis raíces en Méxicoy del papel que desempeñó mi fami-lia en el establecimiento del reinodel Señor allí, mi verdadero apegoempezó cuando, de joven misioneroen Argentina, vi a muchas personas,preparadas por el Espíritu, abrazarcon entusiasmo el Evangelio, el cualllenaba su vida de paz y de dicha.

Mi creciente amor no fue solamentehacia Latinoamérica, sino hacia laobra del Señor entre la gente de allí.

Por eso, en 1975, con menos decuatro años de haberme recibido deabogado, no vacilé en absolutocuando me ofrecieron un puestocomo asesor legal de la Iglesia enSudamérica. Acompañados de nues-tros tres hijos pequeños, mi esposa y yo nos mudamos a Montevideo,Uruguay. Fuimos bendecidos concinco hijos más en los años que si-guieron, los cuales nacieron en di-versos países de América del Sur.Nuestros hijos se criaron en paísesde habla hispana y cada uno de ellostiene un profundo respeto hacia ladiversidad de su patrimonio culturale idiomático.

En los pasados 22 años, hemossido espectadores directos del diná-mico despliegue de la obra del Señoren la América Latina. Literalmente,millones de personas se han unido a la Iglesia en estos años, y nosotros lahemos visto crecer de un puñado deestacas a más de 700 en la actuali-dad. Tenemos seis templos en fun-cionamiento y cinco más en cons-trucción en esos países. Qué épocatan maravillosa en la cual vivir y tomar parte en esta gran obra de seruna bendición para los hijos denuestro Padre.

Sí, todos estos años han sido in-creíblemente fascinantes, desafian-tes e inmensamente robustecedorespara nosotros como familia; pero

hemos aprendido mucho más quegeografía, cultura e idioma. Hemosganado una comprensión renovaday más profunda de palabras talescomo amor, dicha, servicio y sacrificio. Por ejemplo, hemos sido testigos dela forma en la que algunas familiashan ahorrado durante años, paraluego viajar hasta 72 horas, conhijos pequeños, en un autobús re-pleto y por caminos en pésimo esta-do, tan sólo para recibir las bendi-ciones de las sagradas ordenanzasdel templo. Hemos visto a humildesy dedicados líderes del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares lu-char a brazo partido para edificar elreino, así como para ser una bendi-ción en la vida de los santos, y sinlas ventajas de un teléfono ni de unmedio de transporte propio.

También hemos aprendido queninguna cultura, pueblo ni paístiene el monopolio del amor, de lacalidez y de la bondad. Al regresarperiódicamente a los EstadosUnidos para visitar a familiares y a amigos, teníamos el privilegio deasistir a diferentes barrios en distin-tos estados. No fue sino hasta quenuestros hijos entraron en la adoles-cencia que empezamos a notar lasdiferencias que había en el espíritude los diversos barrios. A nuestroshijos les encantaba visitar algunosde ellos porque en seguida hacíanamigos y se nos recibía con los bra-zos abiertos. Pero había otros a losque nuestros hijos regresaban sintanto entusiasmo, pues se notaba laausencia de la calidez que caracteri-zaba a los demás.

Entonces empezamos a advertirque en algunas de las unidades quevisitábamos en los Estados Unidos y también en Latinoamérica, si hubié-ramos sido investigadores o miem-bros nuevos, no nos habríamos sen-tido bien acogidos. El apóstol Pabloenseñó a los efesios: "Así que ya nosois extranjeros ni advenedizos, sinoconciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios"(Efesios 2:19). Sin embargo, huboocasiones en las que nos sentimos

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como "extranjeros y advenedizos"en la misma Iglesia de Jesucristo a laque pertenecemos.

Estas experiencias nos ayudarona comprender lo incómodos que sesentirán a veces quienes visitannuestras capillas por primera vez y nos hicieron ganar conciencia de lanecesidad que todos tenemos de me-jorar lo que llamamos nuestra capa-cidad de hermanamiento. De vez encuando, hemos observado en algu-nos barrios de la Iglesia tanto deAmérica Latina como de España y de los Estados Unidos que humildesnuevos conversos no han sido recibi-dos con el corazón y los brazosabiertos; es por eso que todos noso-tros hemos visto la necesidad queexiste de mejorar la retención de los

nuevos conversos.Hermanos y hermanas, tenemos

las bendiciones más ricas que Dios puede dar a Sus hijos. Tenemos laplenitud del Evangelio de Jesucristo.Debemos ser la gente más hospitala-ria, más amigable, más feliz, másbondadosa, más considerada y másamorosa del mundo entero.Cumplimos bastante bien con nues-tros llamamientos, con el asistir a lasreuniones, con el pago de nuestrodiezmo; pero, ¿hemos'aprendidoverdaderamente a vivir el segundogran mandamiento: "Amarás a tuprójimo como a ti mismo?" (Mateo22:39). Esto no es algo que se puedesimplemente asignar al quorum deélderes o a las maestras visitantes;esto tiene que emanar del corazón

de todo verdadero discípulo deCristo: una persona que, en formanatural y sin que se le pida, busqueoportunidades de servir, de elevar y de fortalecer a su prójimo.

Recordemos las palabras delSalvador: "En esto conocerántodos que sois mis discípulos, si tu-viereis amor los unos con los otros"(Juan 13:35). ¿Nos reconoceránquienes no son miembros de laIglesia, los nuevos conversos y quienes visiten nuestras capillascomo discípulos de Cristo por lacalidez de nuestro saludo, por lasinceridad de nuestra sonrisa y porla bondad y el interés genuino quereflejan nuestros ojos?

Prestemos más atención a aque-llos que son nuevos en nuestrascongregaciones. En el Sermón delmonte Jesús enseñó: "Porque siamáis a los que os aman, ¿qué re-compensa tendréis?... Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿quéhacéis de más?..." (Mateo 5:46-47).

En la edificación del reino deDios, todo hecho positivo, todo sa-ludo amigable, toda sonrisa cálida,toda muestra de consideración con-tribuye a la fortaleza colectiva.Ruego que seamos hospitalarios, so-ciables, amigables y serviciales contodos los que se acerquen a noso-tros. Pero prestemos particular aten-ción y brindemos especial interés a los nuevos conversos. Cuando note-mos algún tropiezo o vacilación enellos al comenzar su nueva jornadapor el sendero del Evangelio, este-mos dispuestos a levantarlos y a apoyarlos con palabras de bondad e interés genuino; estemos prestospara dar consejos amorosos que for-talezcan y sostengan. Busquemosconcienzudamente oportunidadesde demostrar ese amor que elSalvador nos pidió que tuviéramoscuando nos dijo: "Un mandamientonuevo os doy: Que os améis unos a otros..." (Juan 13:34).

Testifico que ésta es la Iglesia denuestro Señor Jesucristo, que Elvive y dirige esta gran obra, en elnombre de Jesucristo. Amén. D

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Zapatos pioneros a través de las edadesMary Ellen SmootPresidenta General de la Sociedad de Socorro

"Cuando nos fortalecemos espiritualmente el uno al otro, al desarrollar lafe y el hermanamiento, nos calzamos con los zapatos de los pioneros."

Smith: "Y de cierto te digo que de-secharás las cosas de este mundo y buscarás las de uno mejor"1.

¿Cuáles son las cosas "de unomejor"? Los pioneros, tanto los delpasado como los de hoy, nos lo hanmostrado. Caminen junto conmigoen los zapatos de varios pioneros y se darán cuenta, como yo lo hehecho, de cómo los santos han dese-chado las cosas de este mundo y hanencontrado "las de uno mejor".

Tengo en la mano un par de za-patos pioneros hechos por un pione-ro moderno, el hermano RobertKing, mientras servía como misione-ro en Nauvoo. Él fue el primermiembro de su familia que se unió a la Iglesia, o al menos eso es lo quepensaba. El hermano King y su es-posa sirven actualmente como mi-sioneros de historia familiar y, en elcurso de su investigación, él descu-brió que su bisabuelo Reed y su tíoabuelo Abraham se unieron a laIglesia en 1835. Pero Reed perdió lafe; anduvo errante por senderos des-conocidos, y el tierno vastago de lafe murió dentro de él.

Esta actitud de abandonar la feme preocupa. Al viajar y conocernuevos conversos, con los ojos ra-diantes de gozo y de paz que les habrindado su nueva fe, los he vistorealizar grandes sacrificios paraunirse al redil. Debemos reconocersu sacrificio demostrándoles amor y fortaleciéndolos. Quisiera suplicar a nuestras hermanas que dejen de

Hermanos y hermanas, gra-cias por el tremendo apoyoque prestaron a la reunión

general de la Sociedad de Socorro.Una hermana se me acercó y medijo: "¡Me siento tan emocionada]Estoy esperando sus órdenes; listapara trabajar".

No estoy aquí para dar órdenes;ésas las podemos recibir al encon-trarnos de rodillas. Pero con el entu-siasmo que detecté en su voz, ellapodía abordar y resolver cualquierproblema familiar, en el barrio o enel vecindario. En todas las organiza-ciones auxiliares es preciso queaprestemos en círculo los carroma-tos y nos preparemos para el aumen-to en el número de miembros.

En la sección 25 de Doctrina y Convenios el Señor le dijo a Emma

preocuparse de si una llamada porteléfono o una visita trimestral o mensual son suficientes, y que, envez de ello, se concentren en brin-dar cuidado amoroso a esas almastiernas. Tenemos la responsabilidadde asegurarnos de que la llama delEvangelio continúe viva en el cora'zón de esas personas. Se nos hamandado buscar a las ovejas perdi-das y ayudarlas a sentir el amor denuestro Salvador. Tal como dice elélder Neal A. Maxwell: "Es másfácil buscar y ayudar a una ovejacuando las noventa y nueve estánseguras en el redil"2.

Cuando nos fortalecemos espiri-tualmente el uno al otro, al desarro-llar la fe y el hermanamiento, nos cal-zamos con los zapatos de los pioneros.

Permítanme contarles el resto dela historia del hermano King.Recordarán que la semilla de la fese había plantado tanto en la vidade su bisabuelo Reed como en la desu tío abuelo Abraham. ¿Qué fuede Abraham? Él guardó la fe. Alsentirse parte de esta gran causa,Abraham soportó las persecucionesy las tribulaciones de la migraciónpionera hacia el oeste. Debido a sudedicación a la causa de Sión, suposteridad cuenta con más de2.000 miembros de la Iglesia en laactualidad.

Así como Abraham se ganó elamor y el respeto de su familia porser un valiente pionero, lo mismoocurrirá con mi amigo RobertKing. Él fue el primero en buscaruna línea perdida de historia fami-lia hasta que por fin encontró a subisabuelo Reed. Debido a que elhermano King eligió buscar lascosas de un mundo mejor y calzarsus zapatos de pionero, él es unconducto mediante el cual las ge-neraciones, tanto pasadas como fu-turas, recibirán las bendiciones delEvangelio de Jesucristo.

Al llegar a percibir ese espíritupionero y al llegar a saber y a com-prender nuestro pasado, obtendre-mos fortaleza para el futuro.Hermanos y hermanas, calcemos

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nuestros zapatos pioneros; busque-mos nuestro pasado; escribamosnuestra historia familiar.

De una de las paredes de mi casacuelga una placa que cada día meinvita a recordar de dónde vine.Dice: "No importa si un árbol al-canza una estatura de más de tres-cientos metros, cada hoja, todos losdías, tiene que extraer el sustentode la raíz"3.

No importa cuál sea nuestra his-toria familiar, todos podemos arrai-garnos en el Evangelio de Jesucristoy recibir diariamente sustento espiri-tual. Este año nos hemos fortalecidoal aprender acerca de la vida de lospioneros del pasado. Sigamos ade-lante, fortaleciéndonos espiritual-mente y de esa forma brindar sus-tento a la fe de aquellos a quienesservimos.

Una mañana en que viajaba en suauto, la hermana Carol Petranek,presidenta de la Sociedad de Socorrode estaca de Silver Springs,Maryland, recibió inspiración encuanto a su próxima conferencia delas mujeres. Sintió que a cada una delas hermanas debería pedírsele queescribiera una breve composiciónsobre la primera mujer de su familiaque se unió a la Iglesia. Más tarde,esas hermanas recopilaron esas histo-rias en el libro que tengo en la manointitulado A Heritage of Sisterhood (Un patrimonio de hermandad),

que está repleto de historias de fe y dedicación.

La hermana Donna Packer, espo-sa del presidente Boyd K. Packer, re-cibió impresiones similares. Despuésde una investigación diligente, ellaescribió la historia de la familiaPacker, convirtiéndola en un relatopintoresco y conmovedor que se leemás bien como una novela histórica.El libro detalla un rico patrimoniode espíritu y de fe pioneros.

Durante el curso de la investiga-ción que llevó a cabo, la hermanaPacker se familiarizó con los propie-tarios de Groombridge Place, las tie-rras que pertenecieron a la familiaen Inglaterra. Al presidente y a lahermana Packer se les invitó hospe-darse en ese lugar. El presidentePacker volcó sus pensamientos y sentimientos en la poesía; me gusta-ría compartir el último verso de esepoema:

"Nuestro legado, así como la vida, a otros damos, y lo conservamos

nuestro.Pagamos así la deuda habida a los seres que ya han muerto. Lo que ellos ahora nos legan perdurará para siempre atesorado. Como el terruño, nuestras vidas se

edificanen cimientos del pasado"4.

Cuanto más fuertes sean nuestroscimientos espirituales, tanto mayorserá nuestra capacidad para edificarel reino, y tanto mayor será nuestrogozo. A medida que escriban su his-toria familiar, que estén al cuidadode las ovejas perdidas y que dentierno cuidado a las semillas de la fede los demás, se encontrarán dicién-dose a sí mismos: "¿Ya se acabó eldía?", en vez de "¿Cuándo se acaba-rá este día?". Las mujeres pionerasno tenían tiempo para desperdiciar-lo en el desánimo; se encontrabandemasiado ocupadas en camino a Sión.

Siento el mismo optimismo queel presidente Hinckley al haber vistopioneras contemporáneas que viven

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en los lugares donde la Iglesia ape-nas empieza a florecer, así como enestacas y barrios bien establecidos.La misma clase de fe que emana dela historia de los primeros días de laIglesia la experimenté en Mendoza,Argentina,

Nunca olvidaré a la hermanaElda Nelly Sánchez. Ella es una pio-nera aun en su lecho de enferme-dad. Esta valiente mujer ha criadouna familia recta y ha servido fiel-mente desde que la Iglesia se inicióen Argentina. Pero hoy ella sufre losestragos del cáncer. Cuando me lle-varon a su dormitorio, el rostro lebrillaba con sabiduría y testimonio.Expresó su gratitud por el Evangeliode Jesucristo y dijo de su enferme-dad: "Estoy agradecida por estardonde estoy y por lo que estoy pa-sando porque sé que mi PadreCelestial me ama"5.

Al igual que la hermana Sánchez,nosotros podemos sentir el amor denuestro Padre Celestial; El conocenuestras circunstancias y nuestrospesares, y no nos dejará desconsola-dos. Tan sólo debemos buscar lascosas de un mundo mejor, y podre-mos sentir Su amor perfecto.

Una de las primeras mujeres pio-neras llamada Eliza Cheney fuecapaz de desechar las cosas delmundo debido a que había dado sus-tento a la semilla de la fe que lleva-ba en su interior. Al estar en WinterQuarters, Eliza recibió una carta desus padres en la que le ofrecíancualquier cantidad de dinero a finde que negara su nueva religión y volviera a casa. Ella ajustó más fir-memente los cordones de sus zapa-tos pioneros. Aun en esas pésimascondiciones, la fe de Eliza permane-ció viva y escribió a sus padres lo si-guiente:

"No tengo la menor intención deregresar, ni tampoco Nathan... nues-tra causa es justa y debe seguir ade-lante... no abracé esta obra precipi-tadamente: vine a ella con plenoconocimiento. Analicé el asunto conmucho cuidado, tomé en cuenta losriesgos y sabía las consecuencias de

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cada paso que tomaría."Si pudiera estar entre las multi-

tudes que Juan vio, cuyas túnicas ha-bían sido emblanquecidas con lasangre del Cordero, yo, al igual queellos, debo pasar muchas tribulacio-nes y, en vez de pensar que es muydifícil pasar por estas dificultades, loconsidero sumo gozo el haber sidotenida por digna de padecer afrentapor causa de Su Nombre"6.

Hermanos y hermanas, ya sea enlas planicies de Nebraska, enArgent ina, en las carreteras deMaryland, o dentro de las paredes denuestro hogar, la fe sencilla de unverdadero pionero es poderosa y eterna. Como dijo el élder Neal A.Maxwell: "Recordemos... que ningu-no de los pioneros de la Iglesia seinactivo durante su penosa travesíaporque sentían profundamente quese les necesitaba"7.

¿Sienten nuestros estimados con-versos, los miembros que han vueltoa la actividad o los que lo han sidodurante mucho tiempo que se les ne-cesita? Sí no es así, entonces debe-mos cuidar con amor sus tiernasalmas. Surtió el efecto deseado parael tío abuelo del hermano King,Abraham Owen Smoot, y lo harátambién para ustedes y para mí.

Doy gracias a mi Padre Celestialpor todos los pioneros del pasado y del presente, quienes han desechadolas cosas del mundo. A medida queemulemos la fe y las virtudes senci-llas de ellos, encontraremos la paz.Que nos calcemos con zapatos pio-neros y elijamos lo mejor, es mi hu-milde oración, en el nombre deJesucristo. Amén. Q

NOTASl.D.yC. 25:10.2. "Disposition of a Disciple", 1976,

pág. 35.3. Pensamiento de Rosemary Nelson.4. "Ancestral Home", de Donna

Packer, Footings ofthe Past, 1988, pág. 402.5. Utilizado con permiso.6. "The City In-Between", History of

Centerville, Utah, pág. 379.7. Liahona, julio de 1982, pág. 77.

Capacidad espiritualÉlder Russell M. Nelsondel Quorum de los Doce Apóstoles

"Necesitamos un ejemplo, alguien que nos demuestre cómo se cultiva lacapacidad espiritual... he escogido como modelo al presidente Gordon B.Hinckley."

sino para emularlo. Todos podemosaprovechar su ejemplo a fin de me-jorar nuestros propios atributosespirituales.

Este año, mi esposa y yo hemostenido el privilegio de acompañar alpresidente Hinckley y a su esposa a 11 países3 en los cuales he tenido al-gunas responsabilidades. Ello nos hadado la oportunidad excepcional deobservarlo de cerca en diversas cir-cunstancias. Sus enseñanzas sonsiempre inspiradoras y oportunas, y deberían estudiarse cuidadosamentey emplearse en forma individual.Ellas representan la palabra delSeñor a Su pueblo4.

Pero mi intención no es repasar elcontenido de los mensajes del presi-dente Hinckley, sino concentrarmeen sus aptitudes espirituales. Él hadesarrollado muchas, incluso "la fe,la virtud, el conocimiento, la tem-planza, la paciencia, la bondad fra-ternal, piedad, caridad, humildad,[y] diligencia"5.

Su humildad, por ejemplo, es tansincera que él me haría señalar sola-mente al Señor Jesucristo comonuestro gran ejemplo6, i Por supuestoque lo es! El Maestro dijo:"...Ejemplo os he dado, para quecomo yo os he hecho, vosotros tam-bién hagáis"7. Nunca debemos olvi-darnos de que la norma constantedel Salvador es fundamental paracada uno de nosotros.

Pero también podemos aprendermucho de un hombre que ha dedi-cado toda su vida a parecerse másal Señor. Hace más de 87 años,

La Primera Presidencia no lesasigna tema alguno a quienesinvita para que hablen en la

Conferencia General; cada discur-sante ora en procura de inspiracióny se prepara según la luz espiritualque recibe. Yo he tenido la impre-sión de que debo hablar acerca de la"capacidad espiritual".

Un versículo de las Escriturasnos abre el camino de la oportuni-dad. Job dijo: "...Espíritu hay en elhombre, y el soplo del Omnipotentele hace que entienda"1. Para aprove-char esa oportunidad, necesitamosmucho más que un simple consejoverbal. Necesitamos un ejemplo, al-guien que nos demuestre cómo secultiva la capacidad espiritual. Parami mensaje he escogido como mo-delo al presidente Gordon B.Hinckley2. Espero que él me discul-pe, ya que no lo hago para adularlo,

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Gordon B. Hinckley era una cria-tura en brazos de padres amorosose imagino que sería un recién naci-do como todos los demás. El cuer-po de una criatura es diminuto y sus aptitudes espirituales no se handesarrollado aún. En tanto que sucuerpo puede alcanzar la cumbrede su madurez en pocos años, eldesarrollo de su espíritu podría nolograr jamás el máximo de su capa-cidad, porque no hay límite para elprogreso.

La personalidad, los modales y lainteligencia innata del presidenteHinckley han sido siempre sus ca-racterísticas personales. Sin embar-go, a tales atributos ha sabido agre-garles capacidades espirituales quecontinúan en aumento.

Tanto sus padres como él mismocomprendían cuan importante eranla educación y el llamamiento mi-sional. Después de graduarse en launiversidad, en 1933, debió encararuna seria decisión cuando se lollamó a servir como misionero. Enesa época, la mayoría de los jóvenesde la Iglesia no podían servir comotales debido a una depresión econó-mica mundial que privó de dineroen efectivo a casi todos. Tiempoantes, su maravillosa madre habíaestablecido, con previsión y fe, unapequeña cuenta de ahorros para sumisión. Aunque ella falleció antesde que lo llamaran, pudo entonces irgracias a esos ahorros.

Poco después de comenzar sulabor misional en Inglaterra, el élderHinckley se sintió desalentado y leescribió a su padre. Después de leerla carta, su padre le contestó con sa-biduría: "Olvídate de ti mismo y salea trabajar"8. Gracias a sus nobles pa-dres y a la firme decisión de quedar-se, el élder Hinckley completó conhonor su misión. En la actualidad, élsuele comentar que todo lo buenoque le ha sucedido desde entoncesse debe a aquella decisión de que-darse. Durante la misión, cultivó losbuenos hábitos de estudiar, trabajar,comunicarse, preparar su presupues-to, organizar su tiempo y otras cosas.

Allí aprendió que "nada hay imposi-ble para Dios"9.

Hace mucho tiempo, el presiden-te Hinckley reconoció el poder de laoración. Yo lo he visto orar en cuan-to a importantes asuntos y recibirinspiradas respuestas. La oraciónacoge esos ennoblecedores atributosdel espíritu que son finalmente otor-gados "a todos los que son discípulosverdaderos de... Jesucristo"10.

Los pasatiempos pueden ayudaral desarrollo espiritual. Cuando sonsaludables, la música, la danza, lasartes y la literatura son algunas delas actividades creativas que pue-den enriquecer el alma. Un buenpasatiempo puede disipar las penasy llenar de placer la vida11. A travésde los años, uno de los pasatiemposfavoritos del presidente Hinckley hasido su hogar. Cuando era un padrejoven, aprendió a construir y adqui-rió las habilidades requeridas pararemodelar una casa y hacer las re-paraciones necesarias; y aún másimportante, ha sabido edificar y mantener la confianza de su esposa y de sus hijos. Juntos han cultiva-do—y continúan haciéndolo—mag-níficos recuerdos con sus hijos y nietos, quienes saben que son partede un "linaje escogido... [llamado]de las tinieblas a [la] luzadmirable"12 del Señor. Del ejemplopaternal de los Hinckley podemosaprender una gran lección: el amoren el hogar se manifiesta cuando losesposos se esfuerzan por cumplir sucometido de guardar los manda-mientos de Dios.

El amor que el presidenteHinckley siente por aprender se veestimulado por su curiosidad. El tratade aprovechar todas las oportunida-des que se le presentan de aprenderde otras personas. En cierta ocasiónle escuché interrogar por casi unahora a un agente de seguridad acercadel control del crimen en una granciudad. Le he escuchado hablar conconstructores, con reporteros y congente experta en artes, arquitectura,negocios, gobierno, leyes, medicina y otras especialidades. El conoce el

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vocabulario, los problemas y las habi-lidades de cada uno de ellos.

Al vivir en comunión con elEspíritu, ha logrado enriquecer sunotable habilidad como escritor.Esas habilidades también las pue-den obtener otras personas, ya quelas Escrituras declaran que "acuantos invoca[n] a Dios les [es]concedido escribir por el espíritude inspiración"13.

Con el transcurso de los años, elpresidente Hinckley ha cultivado unnotable sentido del humor. Todos lehemos oído decir: "La hermanaHinckley y yo estamos aprendiendoque los llamados años de oro estánmezclados con plomo"14. Yo quisieraagregar, presidente, que estamosagradecidos de ser dirigidos por unapersona de tanto peso, porque ellonos ayuda a equilibrar nuestrorumbo. Y da estabilidad a nuestrocarácter.

Al concentrarme en el presidenteHinckley, también debo incluir a lahermana Hinckley. Ambos han esta-do casados por 60 años y, aunqueconservan su individualidad, pormucho tiempo han sido uno en espí-ritu. No pierden el tiempo pensandoen el pasado o inquietándose por elfuturo. Ellos perseveran a pesar delas adversidades.

Encontrándonos de viaje desdeuna capilla hacia un aeropuerto enCentroamérica, su vehículo se vioenvuelto en un accidente. Mi espo-sa y yo viajábamos detrás de su au-tomóvil y vimos lo que aconteció.Al llegar a una esquina, un camióncargado con varillas de metal, quese encontraban sin asegurar, se lesvino encima. Para evitar el choque,el conductor del camión aplicó losfrenos y las varillas de metal se dis-pararon como jabalinas y golpearonel auto en que iban los Hinckley.Las ventanillas se destrozaron y losguardabarros y las puertas se abolla-ron. El accidente podría haber sidomucho más grave. Mientras se leextraían las astillas de vidrio de laropa y de la piel, el presidenteHinckley dijo: "Gracias al Señor por

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Su bendición. Sigamos ahora enotro automóvil".

Uno de los atributos espiritualesdel presidente Hinckley es la com-pasión. El se preocupa por la gentey siente el fuerte deseo de ayudar-la. Yo lo he visto llorar con los quelloran y regocijarse cuando losmiembros son bendecidos. Todoaquel cuyo corazón ha sentido lainfluencia del Espíritu del Señorpuede experimentar esos mismossentimientos.

El pres idente y la hermanaHinckley han demostrado que lacapacidad para entender aumentaa medida que una persona aprendey luego enseña diligentemente15. A menos que haya una enfermedadde por medio, la edad no disminu-ye —sino que aumenta— nuestracapacidad para desarrol larnosespiritualmente.

Cada uno de los Presidentes dela Iglesia, ten iendo al EspírituSanto como su constante compa-ñero, hereda una enorme tareacuando llega a una edad en que lamayoría de los hombres se jubila.El presidente Hinckley estableceun ejemplo sin precedentes. En1996 visitó a misioneros, miembrosy amigos de la Iglesia en 23 nacio-nes de cuat ro con t inen tes .Durante ese año pronunció mas de200 discursos. Su marcha en 1997continúa por ese mismo rumbo. Suagotador programa obedece a sudeterminación de estar "anhelosa-mente consagrado"16 a la edifica-ción del Reino de Dios. Con fre-cuencia le he oído decir: "No meimagino cómo llevar algo a buentérmino sin antes arrodillarme y suplicar ayuda, y entonces levan-tarme y poner manos a la obra".Nuestro Profeta es todo un ejem-plo de fe inquebrantable, trabajointenso y contagioso optimismo.

Yo he observado que el presiden-te Hinckley, al hablar ante numero-sas congregaciones, depende delEspíritu Santo, quien sirve "para ilu-minar y ennoblecer la mente, purifi-car y santificar el alma, impulsar a

las buenas obras y revelar las cosasde Dios"17.

El presidente Hinckley ha logra-do una supremacía espiritual sobrelo que siente físicamente. Aun te-niendo a veces el derecho de quejar-se por cansancio o fatiga, siempreconserva su amabilidad. Yo creo quesu antídoto personal contra la fatigaes su entusiasmo18 por la obra. Loagiliza el Señor, quien ha dicho: "Tedaré de mi Espíritu, el cual ilumina-rá tu mente y llenará tu alma degozo"19.

Una de nuestras experienciasmás memorables ocurrió cuandovisitamos el terreno donde se cons-truiría el templo en Guayaquil,Ecuador. Allí , el pres identeHinckley nos relató cómo se habíaescogido esa propiedad. En una vi-sita anterior le habían mostradovarios lugares probables, pero nin-guno le pareció satisfactorio.Mientras continuaban buscando,inquirió acerca de un terreno quehabía en una colina cerca del aero-puerto, pero le dijeron que no sehallaba para la venta. El presidenteHinckley indicó que visi taríanla propiedad de todos modos.Allí recibió la inspiración delTodopoderoso de que ése era ellugar apropiado para el templo. Y ese día nosotros tuvimos el privile-gio de encontrarnos en el puntoreservado por el Señor y que sehabía obtenido para tan sagradopropósi to . Nues t ro gozo fueindescriptible.

El Profeta toma a diario extraor-dinarias decisiones, y lo hace connotable habilidad. A su vez, nosalienta a cada uno de nosotros paraque escojamos todo aquello que nosdará nuestro "galardón, ...la paz eneste mundo y la vida eterna en elmundo venidero"20.

Este Presidente de la Iglesiallama a mucha gente para prestarservicio, sabiendo que es mucho loque de ellos se requiere. Está cons-ciente de las oportunidades y de losriesgos de cada uno. "Si, esta obrarequiere sacrificio", ha d icho.

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"Requiere esfuerzo, implica valorpara declararlo y fe para intentar-lo... Necesita hombres y mujeres depropósito solemne"21. "Sabemos quehay algunos límites para lo quepueden hacer, pero también sabe-mos que no deben existir límitespara el entusiasmo, el planeamien-to, una cuidadosa consideración y el esfuerzo"22.

Hermanos y hermanas: el espírituque mora en cada uno de nosotrospuede enriquecerse con el entusias-mo y ser i luminado por elTodopoderoso. El proceso del desa-rrollo espiritual está revelado en lasEscrituras: "La inteligencia se allegaa la inteligencia; la sabiduría recibea la sabiduría; la verdad abraza a laverdad; ...[y] la luz se allega a laluz"23. "Lo que es de Dios es luz; y elque recibe luz y persevera en Dios,recibe más luz, y esa luz se hace másy más resplandeciente hasta el díaperfecto"24.

Con agradecimiento seguimos a los Profetas que han recibido unamisión divina: "...lo que hablencuando sean inspirados por elEspíritu Santo será Escritura, será lavoluntad del Señor, será la inten-ción del Señor, será la palabra delSeñor, será la voz del Señor y elpoder de Dios para salvación"25.

A medida que seguimos las ense-ñanzas proféticas, podemos desarro-llar nuestras aptitudes espirituales siemulamos a alguien como el presi-dente Gordon B. Hinckley. Yo agra-dezco a Dios por este Profeta. El esel ungido del Señor. Yo lo sigo vo-luntariamente. Lo amo y lo sosten-go. Y así lo testifico en el nombre deJesucristo. Amén. •

N O T A S :

1. Job 32:8. La palabra espíritu en este

versículo fue traducida del sustantivo he-

breo ruwach, que significa viento, aire,

aliento, mente o espíritu. El sustantivo

griego para espíritu es pneuma. Es la raíz

para palabras como neumático o neumonía.

Pneuma significa también "aire, aliento,

mente o espíritu". Se utiliza 385 veces en

el Nuevo Testamento en Griego.

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2. Hace veinticuatro años, el

élder Gordon B. Hinckley sintió la impre-

sión de hablar de sus experiencias mien-

tras acompañó al presidente Harold B.

Lee a otros países. Véase Conference

Report de octubre de 1973, págs.

164-165; "We Thank Thee, O God,

for a Prophet", Ensign de enero de 1974,

págs. 124-125.

3. Estados Unidos, Panamá, Nicaragua,

Costa Rica, Honduras, El Salvador,

Guatemala, Uruguay, Paraguay, Ecuador

y Venezuela.

4. Véase Amos 3:7; D. y C. 68:4.

5 . D . y C 4 : 6 .

6. Entre muchos mandamientos de las

Escrituras, véase 3 Nefi 27:27; Mormón

7:10.

7. Juan 13:15; y si le amamos guardare-

mos Sus mandamientos (véase Éxodo

20:6; Deuteronomio 5:10; Juan 14:15;

D . y C . 124:87).

8. Véase Sheri L. Dew, Go Forward

with Faith: The Biography of Gordon B.

Hinckley (1996), pág. 64.

9. Véase Jeremías 32:17; Lucas 1:37.

10. Moroni 7:48.

11. Véase Richard G. Scott, Liahona de

julio de 1996, pág. 28.

12. 1 Pedro 2:9.

13. Moisés 6:5; véase también TJS

Génesis 6:5.

14. Véase Gordon B. Hinckley, Liahona

de Julio de 1995, pág. 80.

15. Véase D . y C . 88:78.

16. D . y C . 58:27.

17. James E. Talmage, Los Artículos de

Fe (1962), pág. 186; véase también D. y C.

121:26.

18. Entusiasmo viene de la raíz griega

en- que significa "en" y theos que significa

"Dios"—"Dios dentro de nosotros".

19. D. y C. 11:13; véase también

D . y C . 124:88.

20. "Cesar, Circus or Christ?", Brigham

Young University Speeches ofthe Year, 26 de

octubre de 1965, pág. 8.

21. En Conference Report, octubre de

1969, pág. 115.

22. Bonneville International

Corporation Management Seminary,

23 de febrero de 1992.

23. D . y C . 88:40.

24. D . y C . 50:24.

25. D . y C . 68:4.

Enseñemos a los hijosPresidente Thomas S. MonsonPrimer Consejero de la Primera Presidencia

"El niño ap rende por medio de la guía paciente y de la enseñanza

persuasiva; busca modelos para imitar, conocimiento qué adquirir, cosas

qué hacer y maestros qué complacer."

de los relatos de Su niñez. Nos lle-namos de maravilla ante la sabiamadurez del niño que, alejándose deJosé y de María, se le encontró en eltemplo "sentado en medio de losdoctores"1, enseñándoles elEvangelio. Cuando María y José ex-presaron la preocupación que leshabía causado Su ausencia, Él leshizo la perspicaz pregunta: "¿No sa-bíais que en los negocios de miPadre me es necesario estar?"2.

El Registro sagrado dice en cuan-to a El: "...Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para conDios y los hombres"3. Un pequeñopasaje describe Su transición deniño a hombre: Él "anduvo hacien-do bienes"4.

El mundo ha cambiado debido a Jesucristo; la Expiación divina se hallevado a cabo, el precio del pecado seha pagado y el temible espectáculo dela muerte cede ante la luz de la ver-dad y la seguridad de la resurrección.

Aunque pasen los años, Su naci-miento, Su ministerio y Su legadocontinúan guiando el destino detodos aquellos que lo siguen, talcomo Él tan tiernamente nos exhor-tó a hacerlo.

Todos los días nacen niños —in-cluso cada hora— a madres que, to-madas de la mano de Dios, entraronen valle de sombra de la muerte, a fin de dar a luz a un hijo o a una hijapara que bendijera una familia, unhogar y, en cierta manera, una por-ción de la tierra.

Esos inapreciables días de la in-fancia unen a la madre y al padre al

En Salt Lake City se percibenen el aire los indicios delotoño; las horas de la luz del

día se van acortando y el clima em-pieza a enfriar, recordándonos a todos que el invierno está a la vueltade la esquina. Muy pronto estaráaquí la época de la Navidad.

Inevitablemente, el espíritu de laNavidad inspira actos de bondad,conmueve los corazones y remontanuestros pensamientos a ese humil-de establo del distante Belén, a unaépoca en que las profecías de losProfetas, tanto en aquella regióncomo aquí en el continente ameri-cano, se convirtieron en realidad.Cristo el Señor había nacido.

Muy poco es lo que se ha escritoen cuanto a la niñez de Jesús. Es desuponer que por haber sido Su naci-miento algo de tan excepcionalmagnitud, éste haya tomado el lugar

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hijo o a la hija; se le advierte cadasonrisa, se le apacigua todo temor y se le satisface el hambre. Paso a paso, el niño crece. El poeta escribióque toda criatura "es una dulce y nueva flor de Humanidad, reciéncaída de la morada de Dios para flo-recer en la tierra"5.

El niño crece en sabiduría y en es-tatura. El obtener conocimiento y elaprender a hacer las cosas son priori-dades que se tienen que atender.

Hay personas que hacen a unlado estas responsabilidades, ya quepiensan que éstas se pueden pospo-ner hasta que el niño crezca. La evi-dencia revela que no es así. El mo-mento óptimo para la enseñanza seesfuma; las oportunidades son cadavez más limitadas. El padre que des-cuida el desempeño de su responsa-bilidad como maestro tal vez, enaños venideros, logre captar unaamarga perspectiva de las palabrasde Whittier: "De todas las palabras,habladas o escritas, son éstas las mástristes: Podría yo haber sido"6.

El Dr. Glenn Doman, notableautor y afamado científico, revelótoda una vida de investigación enestas palabras: "El recién nacido escasi una copia exacta de una com-putadora vacía, aunque superior a ésta en casi todo sentido... Lo que seponga en el cerebro de un niño, du-rante los primeros ocho años de suvida, probablemente permaneceráahí. Si durante este período se lepone información incorrecta en elcerebro, será muy difícil borrarla"7.

Esta evidencia deberá persuadir a todo padre a efectuar una renova-ción de propósito: "En los negociosde mi Padre me es necesario estar".El niño aprende por medio de laguía paciente y de la enseñanza per-suasiva; busca modelos para imitar,conocimiento que adquirir, cosasque hacer y maestros que complacer.

Los padres y los abuelos desem-peñan la función de un maestro, asícomo también lo hacen los herma-nos mayores del pequeño. A esterespecto, presento cuatro sugeren-cias sencillas para su consideración:

1. Enseñen la oración,2. Inspiren fe,3. Vivan la verdad, y 4. Rindan honor a Dios.Primeramente, enseñen la oración.

"La oración sencilla es de boca in-fantil, sublime coro en unión detodo el redil"8.

Aprendemos a orar orando.Podríamos dedicar innumerableshoras a analizar las experiencias delos demás, pero no hay nada que pe-netre el corazón humano como laoración personal y ferviente, y larespuesta que se recibe de los cielos.

Tal como lo fue el ejemplo deljoven Samuel, la experiencia deljoven Nefi, la trascendental oracióndel joven José Smith, así tambiénpuede ser la bendición del que ora.Enseñen la oración.

En seguida, inspiren fe. Este año, elsesquicentenario del legendario tra-yecto pionero al Valle del Gran LagoSalado ha inspirado más música, másobras dramáticas, más participaciónpor parte de jóvenes y de adultoscomo quizás en ninguna otra ocasiónde nuestra historia. Todos, como fa-milias, hemos aprendido más sobre lahistoria de la Iglesia, la gloria y el su-frimiento, las tribulaciones y laspenas —y la victoria posterior al arri-bar al Valle— que lo que se puedeestimar. Hace algunos años, Bryant

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S. Hinckley, el padre de nuestroPresidente, preparó un libro intitula-do The Faith of Our Pioneer Fathers (La fe de nuestros antepasados pioneros); los relatos que aparecen eneste tomo están muy bien escritos y presentados. Durante todo este añose han repetido una y otra vez.Muchos miembros reflexionaronacerca de su propio patrimonio pio-nero; cientos de jóvenes —inclusomiles por todo el mundo— tiraron y empujaron carros de mano y reco-rrieron su propio sendero pionero.

Creo que no hay ningún miem-bro de la Iglesia hoy en día que nose haya sentido conmovido por elaño que está por llegar a su fin.Aquellos que tanto contribuyeronpara el beneficio de todos cierta-mente tenían este objetivo: inspirar fe; iy lo lograron espléndidamente!

Tercero, vivan la verdad. A veces lalección más eficaz acerca de vivir laverdad se encuentra cerca del hogar y de aquellos a quienes amamos.

Durante el servicio fúnebre deuna noble Autoridad General, H.Verían Andersen, uno de sus hijos lerindió un tributo, el cual podemosponer en práctica en dondequieraque estemos o en lo que estemos ha-ciendo. Es el ejemplo de la experien-cia personal.

El hijo del élder Andersen relatóque hacía algunos años, él pensabasalir un sábado por la noche conuna chica de su escuela; y por esemotivo, le pidió a su padre que leprestara el auto. Cuando tuvo lasllaves en su poder y se disponía a salir, su padre le dijo: "El auto va a necesitar gasolina para mañana; ase-gúrate de llenarle el tanque antes deregresar a casa".

El hijo del élder Andersen relatóque las actividades de esa noche ha-bían sido maravillosas: los amigos sereunieron, se sirvió un refrigerio y todos se divirtieron mucho. Sin em-bargo, con todo el alboroto, se le ol-vidó seguir las instrucciones de supadre de ponerle gasolina al autoantes de volver a casa.

Llegó la mañana del domingo. El

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élder Andersen descubrió que laaguja del gas marcaba que el tanqueestaba vacío. El hijo vio a su padreponer las llaves sobre la mesa. En lacasa de la familia Andersen el día dereposo era un día para adorar y dargracias y no para hacer compras.

A medida que continuaba sumensaje durante el funeral, el hijodel élder Andersen dijo: "Vi a mipadre ponerse el abrigo, decirnosadiós y caminar el largo recorridohasta la capilla, a fin de asistir a unareunión que tenía esa mañana tem-prano". El deber llamaba; la verdadno se sacrificó por la conveniencia.

Al concluir su postumo mensaje,el hijo del élder Andersen dijo:"Ningún hijo jamás ha recibido unamejor instrucción de su padre queyo en aquella ocasión. Mi padre nosólo conocía la verdad, sino quetambién la vivía". Vivan la verdad.

Por último, rindan honor a Dios. Al vivir esa meta, nadie puede supe-rar el ejemplo del Señor Jesucristo.El fervor de Su oración enGetsemaní lo dice todo: "Padre, siquieres, pasa de mí esta copa; perono se haga mi voluntad, sino latuya"9. Su ejemplo en la cruel cruzdel Gólgota dice mucho: "Padre,perdónalos, porque no saben lo quehacen"10.

El Maestro siempre enseñó a todos los que estuvieran dispuestosa escuchar una simple pero a la vezeterna y profunda verdad, según seencuentra registrado en Mateo.Aprendemos que después de queJesús y Sus discípulos descendierondel Monte de la Transfiguración, sedetuvieron en Galilea y luego fuerona Capernaum. Los discípulos le dije-ron a Jesús: "¿Quién es el mayor enel reino de los cielos?

"Y llamando Jesús a un niño, lopuso en medio de ellos,

"y dijo: De cierto os digo, que sino os volvéis y os hacéis comoniños, no entraréis en el reino de loscielos.

"Así que, cualquiera que se humi-lle como este niño, ése es el mayoren el reino de los cielos.

"Y cualquiera que reciba en minombre a un niño como este, a míme recibe"11.

Considero muy significativo elhecho de que Jesús amara tanto a estos pequeñitos que hacía poco ha-bían salido de la preexistencia paravenir a la tierra. Los niños, en aquelentonces, como ahora, bendicennuestra vida, despiertan nuestroamor e inspiran buenas obras.

Con razón el poeta Wordsworthse expresa así de nuestro nacimien-to: "Al salir de Dios, que fue nuestramorada, con destellos celestiales seha vestido, iy en su infancia delcielo está rodeada!"12.

Es en el hogar en donde forma-mos nuestra actitud, nuestras creen-cias arraigadas en lo profundo; esallí donde se fomenta o se destruyela esperanza. El Dr. Stuart E.Rosenberg escribió en su libro inti-tulado The Road to Confidence (Elcamino a la confianza): "A pesar detodas las nuevas invenciones y dise-ños, la moda y los caprichos moder-nos, nadie ha inventado, o jamás in-ventará, un buen substituto para lapropia familia"13.

Nosotros mismos podemos apren-der de nuestros hijos y de nuestrosnietos: ellos no tienen temor; no tie-nen ninguna duda concerniente alamor que nuestro Padre Celestialsiente por ellos; ellos aman a Jesús y desean ser como El.

Nuestro nieto de seis años,Jeffrey Monson Dibb, acompañadode su amiguita también de seis años,se detuvieron frente a una mesitaque hay en su casa en la cual habíauna fotografía del élder Jeffrey R.Holland. La niña señaló la fotografíay preguntó: "¿Quién es ese señor?".

Jeff le contestó: "Ah, es el élderJeffrey Holland, del Quorum de losDoce Apóstoles. ¡Le pusieron minombre!"

Este tocayo del élder Holland,junto con su amiguita, se fueron undía de paseo; caminaron confiadoshasta la entrada de una casa, sinsaber quién vivía ahí o la afiliaciónque esas personas tendrían con la

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Iglesia. Llamaron a la puerta y con-testó una señora. Sin la menor vaci-lación, Jeff Dibb le dijo: "Somos susmaestros orientadores. ¿Podemospasar?". La señora los pasó a la salay les ofreció asiento. Llenos de fe,los niños se dirigieron a la señora:"¿Tiene alguna golosina para dar-nos?". ¿Qué podía hacer ella? Fue y les trajo una golosina y luego con-versaron amigablemente. Los impro-visados maestros se fueron, expre-sando un sincero "gracias".

"Vuelvan otro día", escucharonque la señora decía sonriendo.

"Lo haremos", fue la respuesta.Los padres de estos jovencitos se

enteraron del incidente. Estoy segu-ro de que no castigaron a los peque-ños, quizás porque recordaron laspalabras de las Escrituras: "...y unniño los pastoreará"14.

El sonido de la risa de los niñosque juegan felices juntos podría darla impresión de que la niñez estálibre de problemas y congojas. Perono es así. Los niños tienen un cora-zón tierno; añoran la compañía deotros niños. En un famoso museo deLondres se encuentra una obra dearte en lienzo intitulada simplemen-te Enfermedad y Salud. Representa a una niña en una silla de ruedas;cuyo pálido rostro refleja una expre-sión de tristeza. Observa a un orga-nillero tocar su instrumento mien-tras dos niñas, despreocupadas y felices, juguetean y bailan.

La tristeza y los pesares nos lleganalgún día a todos, incluso a losniños; pero éstos son resistentes;ellos soportan con entereza la cargaque tal vez tengan que llevar sobresí. Quizás el bello Salmo describa esavirtud: "Por la noche durará el lloro,y a la mañana vendrá la alegría"15.

Quisiera describirles una de esassituaciones: En el alejado Bucarest,Rumania, el doctor Lynn Oborn, queprestaba servicio voluntario en unorfanato, intentaba enseñarle al pe-queño Raymundo, que nunca habíacaminado, cómo usar las piernas.Raymundo había nacido con pies de-formes, y estaba totalmente ciego. La

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reciente cirugía ortopédica que el Dr.Oborn le había efectuado había co-rregido el problema de los pies, peroRaymundo todavía no tenía uso delas piernas. El doctor sabía que conu n a n d a d o r e spec ia l p a r a n i ñ o sRaymundo podría ponerse de pie,pero ese tipo de andador no se con-seguía en ningún lugar de Rumania.Estoy seguro de que este doctor ofre-ció fervientes plegarias, después dehacer todo lo que estaba a su alcan-ce, sin contar con el apara to queayudaría a caminar al niño. La ce-guera puede limitar a un niño, peroel no poder caminar, correr o jugarpuede dañar su preciado espíritu.

Volvamos ahora a la c iudad deProvo, Utah. La familia de RichardHeadlee, al enterarse del sufrimientoy de las difíciles c o n d i c i o n e s enRumania, se unieron a otras perso-nas con el fin de ensamblar un con-tenedor de 15 metros de largo y lle-n a r l o c o n 18 ,000 t o n e l a d a s deabastecimientos, que incluían ali-mentos, ropa, medicina, mantas y ju-guetes. Se llegó la fecha de venci-miento del proyecto y el contenedordeb ía e n v i a r s e ese m i s m o día .Ninguno de los que estaban partici-pando en la actividad sabía nada encuanto a la necesidad particular deun andador para niño. Sin embargo,a último momento, llegó una familiacon un andador para niño y lo metióen el contenedor.

C u a n d o el con tenedor que tanansiosamente esperaban llegó al or-fanato de Bucarest, el doctor Obornse encont raba presente cuando loabrieron. Cada uno de los artículosque se habían recibido se utilizaríande i n m e d i a t o en e l o r f a n a t o .Cuando la familia Headlee se pre-sentó al doctor Oborn, él les dijo:"Espero que me hayan traído un an-dador para Raymundo".

Uno de los miembros de la fami-lia Headlee respondió: "Recuerdovagamente algo que parecía un an-dador, pero no sé de qué t amañoera". Enviaron a otro de los familia-res a donde estaba el con tenedorpara buscar el andador entre todas

los montones de ropa y las cajas decomida. Cuando lo encontró, lo le-vantó en alto y exclamó: "¡Es paraniño!". Estallaron los aplausos, querápidamente se convirtieron en lá-grimas, porque todos sabían que ha-bían tomado par te en un milagromoderno.

Tal vez haya algunos que digan:"Hoy día no t e n e m o s mi lagros" .Pero el doctor cuyas oraciones fue-ron contestadas, respondería: "Claroque los tenemos, iy Raymundo yacamina!". La persona que fue inspi-rada para donar el andador fue unvaso escog ido , y por c i e r t o quetodos estamos de acuerdo.

¿Quién fue el ángel misericordio-so a quien el Señor inspiró para de-sempeñar un papel tan importanteen este d rama humano? Se llamaKr i s t i n ; el la es hi ja de Kur t y Melodie Bestor. Kristin nació conespina bífida, así como también suhermanita Erika. Las dos pequeñashan pasado largos días y noches deinquietud en el hospital. La medici-na moderna, practicada con amor,así como la ayuda de nuestro PadreCelestial, les han dado cierta movili-dad a cada una de ellas. Ninguna delas dos está desalentada; ambas ins-piran a los demás a seguir adelantecon fe. El mes pasado , Kr is t in y Erika estuvieron presentes para lacelebración del 75 aniversario delC e n t r o M é d i c o de N i ñ o s de laPrimaria. Ellas cantaron con sus pa-dres, y luego las dos niñas cantaronemotivamente a dúo. Todos los pre-sentes ten ían los ojos enrojecidospor las lágrimas; por dondequiera seveían personas usando pañue los .Estas niñas, esta familia, habían su-perado la tribulación y habían lleva-do gozo a la vida de los demás.

El padre de Kristin me dijo esanoche: "Presidente Monson, quieroque conozca a Kristin; ella es la quese sintió inspirada a enviar el anda-dor a Rumania, con la esperanza deque algún niño pudiera usarlo".

Hablé con Kristin mientras esta-ba sen tada en su silla de ruedas ."Gracias por escuchar al Espíritu del

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Señor. Tú has sido el ins t rumentoen las manos del Señor para dar res-puesta a las oraciones de un doctory al deseo de un niño".

Más tarde, al salir de aquella ce-lebración efectuada para beneficiara los niños, elevé la mirada a los cie-los y ofrecí mis propias "gracias" a Dios por los niños, por las familias,por los milagros de nuestros días.

Sigamos con diligencia Su direc-ción: "Dejad a los niños venir a mí,y no se lo impidáis; porque de lostales es el reino de Dios"16.

U n a c o n o c i d a c a n c i ó n d i c e :"Entre nosotros hay ángeles". Estosángeles son con frecuencia los pre-ciosos pequeñitos que Dios, nues-tro Padre, nos ha confiado para sucuidado en la tierra. Que por ellosenseñemos la oración, inspiremos fe, vivamos la verdad, y rindamos honor a Dios. Es entonces que ten-dremos hogares celestiales y fami-lias eternas. ¿Qué otro don de másvalor podríamos desear? ¿Por quémayor bendic ión podríamos orar?¡Ninguna!

En e l n o m b r e de J e s u c r i s t o .Amén. D

NOTAS1. Lucas 2:46.2. Lucas 2:49.3. Lucas 2:52.4. Hechos 10:38.5. Gerald Massey, en The Home Book

of Quotations, sel. Burton Stevenson,1952, pág. 121.

6. John Greenleaf Whittier, "MaudMuller", "The Complete Poetical Works ofWhittier, 1892, pág. 48.

7. Glenn Doman, How to Teach Your Baby to Read, 1979, págs. 43, 45.

8. Himnos, Ng 79.9. Lucas 22:42.10. Lucas 23:34.11. Mateo 18:1-5.12. "Una invitación a la exaltación",

Liahona, julio de 1988, pág. 52.13. The Road to Confidence, 1959,

pág. 121.14. Isaías 11:6.15. Salmos 30:5.16. Marcos 10:14.

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Sesión del sábado por la tarde4 de octubre de 1997

Sostenimiento deoficiales de la IglesiaPresidente James E. FaustSegundo Consejero de la Primera Presidencia

Hermanos y hermanas, elpresidente Hinckley me hapedido que presente a las

Autoridades Generales, a los SetentaAutoridades de Área y a las presi-dencias de las organizaciones auxi-liares de la Iglesia para su voto desostenimiento.

Se propone que sostengamos a Gordon Bitner Hinckley comoProfeta, Vidente y Revelador, y Presidente de La Iglesia de Jesucristode los Santos de los Últimos Días;a Thomas Spencer Monson comoPrimer Consejero de la PrimeraPresidencia y a James Esdras Faustcomo Segundo Consejero dela Primera Presidencia. Los queestén a favor pueden manifestarlo.Los opuestos, si los hay, puedenmanifestarlo.

Se propone que sostengamos a Thomas Spencer Monson comoPresidente del Quorum de los DoceApóstoles, a Boyd Kenneth Packercomo Presidente en Funciones delQuorum de los Doce Apóstoles y a los siguientes hermanos comomiembros de ese quorum: Boyd K.Packer, L. Tom Perry, David B.Haight, Neal A. Maxwell, RussellM. Nelson, Dallin H. Oaks, M.Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin,Richard G. Scott, Robert D. Hales,Jeffrey R. Holland y Henry B.Eyring. Los que estén a favor, sírvan-se manifestarlo. Los que se opongan,pueden manifestarlo.

Se propone que sostengamos a losConsejeros de la Primera Presidenciay a los Doce Apóstoles comoProfetas, Videntes y Reveladores.Todos los que estén a favor pueden

manifestarlo. Los contrarios, si hubie-se alguno, con la misma señal.

Se propone que demos un votooficial de agradecimiento a los élde-res J. Richard Clarke, Dean L.Larsen y Robert E. Wells; que se lesdé el estado de Autoridad GeneralEmérita del Primer Quorum de losSetenta; y que el élder Larsen searelevado de su llamamiento de his-toriador y registrador de la Iglesia.Los que deseen unirse en un voto deagradecimiento por su servicio, sír-vanse manifestarlo.

Con nuestro agradecimiento porel servicio prestado en el SegundoQuorum de los Setenta, relevamosen forma honorable a los élderesLino Álvarez, C. Max Caldwell,John E. Fowler, Augusto A. Lim, V.Dallas Merrell, F. David Stanley y Kwok Yuen Tai. Los que deseenunirse en una expresión de agrade-cimiento, sírvanse indicarlo levan-tando la mano.

Se propone que sostengamos a los élderes John A. Grinceri, DavidW. Eka [y Patrick C. H. Wong, cuyonombre en forma inadvertida seomitió de la lista a leer] comoSetenta Autoridades de Área. Losque estén a favor, manifiéstenlo. Losopuestos pueden manifestarlo.

Después de la conferencia gene-ral de abril, el élder E David Stanleyfue llamado para ocupar el cargo delélder Vaughn J. Featherstone comoprimer consejero de la presidencia

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Miembros de la Primera Pr<a los oficiales de la Iglesia.

jórum de los Doce Apóstoles y otras Autoridades Generales levantan la mano para sostener

general de los Hombres Jóvenes.Se propone que relevemos con un

voto de agradecimiento al élder F.Burton Howard, como primer conse-jero y al élder Glenn L. Pace, comosegundo consejero de la presidenciageneral de la Escuela Dominical; y en la presidencia general de losHombres Jóvenes al élder E DavidStanley, como primer consejero y alélder Robert K. Dellenbach comosegundo consejero. Los que deseenunirse en una expresión de agradeci-miento a todos estos hermanos, sír-vanse manifestarlo.

Se propone que sostengamos alélder Glenn L. Pace como primerconsejero de la presidencia generalde la Escuela Dominical y al élderNeil L. Andersen como segundoconsejero; al élder Robert K.Dellenbach como primer consejero

de la presidencia general de losHombres Jóvenes y al élder F.Melvin Hammond como segundoconsejero. Los que estén a favor, sír-vanse manifestarlo. Los opuestos,con la misma señal.

Se propone que relevemos conun voto de agradecimiento y connuestro sincero aprecio a las herma-nas Janet te Hales Beckman,Virginia H. Pearce y Carol B.Thomas como presidencia generalde las Mujeres Jóvenes. También re-levamos a todos los miembros de lamesa general de las MujeresJóvenes. Todos los que deseen unir-se en una expresión de gratitud porel excelente servicio de estas mara-villosas hermanas, pueden hacerlo.

Se propone que sostengamos a las hermanas Margaret DyrengNadauld, Carol Burdett Thomas y

Sharon Greene Larsen como presi-dencia general de las MujeresJóvenes. Los que estén a favor, sír-vanse manifestarlo. Los que seopongan, con la misma señal.

Se propone que sostengamos a las demás Autoridades Generales,Setenta Autoridades de Área y a laspresidencias generales de las organi-zaciones auxiliares como están cons-tituidas en la actualidad. Los queestén a favor, sírvanse manifestarlo.Si hay alguien que se oponga, con lamisma señal.

Todo parece indicar que el soste-nimiento ha sido unánime y afirma-tivo. Gracias, hermanos y hermanas,por su fe y por sus oraciones.

Le pedimos ahora a la nueva pre-sidencia general de las MujeresJóvenes que pasen a tomar su lugaren el estrado. D

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"Aplica la sangreexpiatoria de Cristo"Élder Neal A. Maxwelldel Quorum de los Doce Apóstoles

"Hermanos y he rmanas , Cristo pagó un precio tan enorme y habil i tador

por nosotros. ¿Aplicaremos Su expiación a fin de paga r el ínfimo precio

requerido para nuestro progreso pe rsona l? "

divina. Y así, debemos seguir ade-lante, por cerca o lejos que esténuestro horizonte, mientras nos re-gocijamos por lo que allí nos espera.

Al llevar a cabo la caritativaExpiación, ciertas cosas fueron to-talmente singulares en cuanto a Jesús. Nosotros, los beneficiarios dela gloriosa Expiación con su dádivade la resurrección universal y tam-bién su oferta de vida eterna, no po-demos duplicar estas cosas (véaseMoisés 6:57-62). Es obvio que, a di-ferencia de nuestro preciadoSalvador, ¡de seguro no podemos ex-piar los pecados de la humanidad!Más aún, ciertamente no podemospadecer todas las enfermedades,aflicciones y dolores mortales (véaseAlma 7:11-12).

No obstante, en nuestra menorescala, tal como Jesús nos ha invita-do a hacerlo, podemos, en verdad,esforzarnos por ser "aun como [Eles]" (3 Nefi 27:27). Este proceso dearrepentimiento progresivo ocurrecuando realmente tomamos sobrenosotros Su yugo y así nos hacemosmerecedores del mayor de los donesde Dios: la vida eterna (véaseMateo 11:29; D. y C. 6:13; 14:7). Esesta última dimensión de laExpiación —más apreciada ahorapor mí— sobre la cual me concen-traré brevemente.

La vida terrenal nos ofrece innu-merables oportunidades de llegar a ser más semejantes a Cristo: primero,

Hermanos y hermanas,deseo reiterar y tambiénampliar y expresar con

mayor profundidad los sentimientosde eterna gratitud que expresé en laconferencia de abril.

Con misericordia se me ha con-cedido lo que podría llamarse "unademora en la ruta". Ya sea breve o prolongada, es una maravillosa ben-dición del Señor. Esto me ha ense-ñado, sin embargo, que hay otro as-pecto de la pregunta "¿por qué a mí?", puesto que hay algunos a quie-nes no se les concede "ninguna de-mora en la ruta". No importa cuálsea el aspecto de esa pregunta, loque necesitamos es una sumisión te-rrenal, aun cuando no obtengamosde inmediato una explicación

al tener que hacer frente satisfacto-r iamente a esas dificultades dela vida que son "humanas"(1 Corintios 10:13). Asimismo, exis-ten también nuestras tribulacionesindividuales tales como las enferme-dades, la soledad, las persecuciones,las traiciones, las contradicciones, lapobreza, la calumnia y el amor nocorrespondido, etc. Si las sobrelleva-mos bien ahora, "todas estas cosas"serán para nuestro bien y "ennoble-cerá [n] grandemente el alma", e in-cluso aumentarán nuestra capacidadpara sentir regocijo (D. y C. 122:7;121:42). ¡El sufrir con humildadsuele excavar el alma para aumentaresa capacidad! Siento gran admira-ción por las muchas personas queson espiritualmente superiores a míy que son ejemplos de esto paratodos nosotros. En el mundo veni-dero, ellos, los más fieles, recibiránde nuestro Padre generoso "todo loque [Él] tiene" (D. y C. 84:38). Y,hermanos y hermanas, ¡no hay másque esto!

Los siguientes ejemplos de laExpiación no se aplican sólo a Jesússino a todos nosotros, y en Sus pro-pias palabras instructivas y persona-lizadas sobre la Expiación se en-cuentra una orientación especial.

Cuando comenzó a sentir el pesoenorme de la inminente Expiación,Jesús reconoció: "para esto hevenido al mundo" (Juan 18:37).También nosotros, hermanos y her-manas, hemos venido "al mundo" a fin de pasar por nuestra porción par-ticular de la existencia terrenal.Aunque nuestras experiencias no secomparan en absoluto con las denuestro Maestro, sin embargo, ¡no-sotros también estamos aquí parasometernos a la experiencia terre-nal! El dedicarnos diligentemente a esta "causa" da un significado fun-damental a nuestra vida mortal y nos ayuda en gran manera a entrarcon fe en ese pabellón de perspecti-va: el plan de salvación. Entoncesfinalizará toda búsqueda del signifi-cado de nuestra vida, aun cuandomayores y gloriosos descubrimientos

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nos esperan. ¡Qué lástima que losmiembros de la Iglesia a veces noscomportemos como apresurados tu-ristas y nos aventuremos apenas a irun poco más allá de la entrada!

Ahora bien, a medida que en-frentemos nuestras pruebas y tribu-laciones menores, también nosotrospodemos suplicarle al Padre, talcomo lo hizo Jesús, que no tengamosque "desmayar", es decir, retrocedero rehuir. (Véase D. y C. 19:18.) ¡Nodesmayar es mucho más importanteque sobrevivir! Más aún, el beber deuna amarga copa sin amargarse esasimismo parte del emular a Jesús.

Para continuar, también nosotrospodemos experimentar momentosde soledad en esta vida. Esos mo-mentos no son nada comparadoscon lo que Jesús experimentó. Noobstante, puesto que de vez encuando nuestras oraciones conten-drán algunos "por qué", también no-sotros podríamos experimentar el si-lencio inicial de Dios (véase Mateo27:46).

Ciertos "por qué" terrenales noson en realidad preguntas, sino ex-presiones de resentimiento. Otros"por qué" denotan que la prueba po-dría ser aceptable más adelante perono ahora, como si la fe en el Señorexcluyera la fe en Su regulación deltiempo. Algunas preguntas de "porqué a mí", formuladas en momentosde tensión, serían mucho mejores sifueran preguntas que comenzarancon "qué", tales como: "¿Qué se re-quiere de mí ahora?" O parafrasean-do las palabras de Moroni: "Si soysuficientemente humilde, ¿qué debi-lidad personal podría convertirse enfortaleza?" (véase Éter 12:27).

El presidente Brigham Young serefirió a lo que suscitó el "por qué"de Jesús al indicar que durante losmomentos cruciales de los padeci-mientos del Señor en Getsemaní y enel Calvario, el Padre retiró de Jesústanto Su Presencia como Su Espíritu(véase Journal of Discourses, tomo 3,págs. 205 y 206). De ese modo, eltriunfo personal de Jesús fue total y se perfeccionó Su compenetración.

Habiendo "descendido debajo detodo", El "comprende", perfecta y personalmente, la gama completa delos sufrimientos humanos (véaseD. y C. 88:6; 122:8). Una tonada es-piritual afroamericana que se canta-ba en otros años contenía estas pala-bras emotivas e inspiradas: "Nadieconoce los problemas que yo hevisto, nadie, sino Jesús" (véase tam-bién Alma 7:11-12). En verdad,Jesús era intensamente "experimen-tado en quebranto", como ningúnotro (Isaías 53:3).

Cuando hacemos lo mejor quepodemos por intentar comprenderlos sufrimientos y las enfermedadesde los demás, también nosotros po-demos cultivar nuestra compenetra-ción, esa virtud eternamente tras-cendente y esencial. Asimismo,podemos cultivar nuestra sumisión a la voluntad de Dios de modo que enmedio de nuestros simples aunquegenuinos momentos de angustiatambién nosotros podamos decir:"pero no se haga mi voluntad, sinola tuya" (Lucas 22:42). Cuando essincera, esta expresión de obedien-cia constituye una auténtica súplicaseguida de una verdadera sumisión.Es mucho más que una cortés defe-rencia. Es, más bien, un profundoacatamiento mediante el cual nues-tra momentánea incertidumbre sesomete a la certidumbre del amorrescatador y a la misericordia delPadre, atributos que colman Su plande felicidad.

También nosotros podemosaprender mayor humildad si damosuna mayor "gloria al Padre", en vezde tratar de llamar la atención o ex-poner ideas arrogantes en cuanto aléxito personal, tales como "mí podery la fuerza de mi mano me han traí-do esta riqueza" (Deuteronomio8:17). Jesús, que llevó a cabo lo su-

premo, también sintió regocijo su-premo al dar toda la gloria al Padre.¡Qué lamentable es que, aun cuan-do hacemos una ofrenda a Dios, a veces nos quedemos a la espera deun recibo!

En medio de todo lo que tenemosque aprender aquí, también debe-mos esforzarnos por "acabar [nues-tros] preparativos" para el tercer y sempiterno estado que nos esperagracias a la gloriosa expiación deJesús (D. y C. 19:19). Al hacerlo,también podemos llegar a ser "com-pletos" y "perfeccionados", habien-do alcanzado finalmente nuestrosdiversos potenciales individuales(véase Mateo 5:48).

Aunque en mucho menor escala,también nosotros podríamos sufrir eldolor simultáneo en "cuerpo y enespíritu": la angustia física y mental(D. y C. 19:18). Cualesquiera quehayan sido los intensos dolores físi-cos de la crucifixión de Jesús, Sustotalmente excepcionales afliccionesen el "espíritu" fueron absolutamen-te enormes al sobrellevar nuestrospecados para expiarlos y nuestrasenfermedades para entenderlas

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Visitas a la conferencia esperan su turno para entrar a una sesión de la conferencia en elTabernáculo.

"según la carne" (Alma 7:11-12).La intensificación de nuestras prue-bas puede formar parte de nuestroaprendizaje. De no ser así, podemosser como estudiantes superficialesque nos dejamos llevar por la como-didad del asistir a un curso sólocomo oyentes. Después llega el mo-mento de intensificación: de súbitonos encontramos inscritos en elcurso, i y sólo podemos aprobarlo o reprobarlo!

Periódicamente, también noso-tros experimentaremos una ciertamedida de contradicción, esa duracorteza del pan de la adversidad.Jesús hizo frente de forma constantea las contradicciones cada vez quelas circunstancias lo provocaban.Por ejemplo, esta tierra es el estradode Sus pies, pero en Belén no había"lugar... en el mesón" ni cuna paraacostarse, y las "zorras tienen guari-das, y las aves de los cielos nidos;mas el Hijo del Hombre no tienedónde recostar la cabeza" (Lucas2:7; véase Himnos, Ns 125; Lucas9:58; véase también Hechos7:49-50). El Más Inocente es el quemás ha sufrido al hacer algunos deSus subditos con El "como quisie-ron" (D. y C. 49:6). Aunque posee-dor del único nombre por el cualviene la salvación, el Señor delUniverso vivió modestamente des-pojándose a sí mismo, tomando

forma de siervo (Filipenses 2:7;véase también Hechos 4:12; 2 Nefi25:20; Abraham 3:27). Cristo"construyó" el universo; sin embar-go, en la pequeña Galilea se le co-nocía simplemente como "el hijo delcarpintero" (Mateo 13:55).

Ustedes y yo, al ser afectados porcontradicciones más pequeñas,somos mucho más frágiles y con fre-cuencia olvidamos que, por su natu-raleza misma, algunas pruebas soninjustas, en especial cuando soncontradicciones ásperas.

Por tanto, hermanos y hermanas,junto con el grandioso y gratuitodon de la resurrección universal y personal existe también la posibili-dad personal de merecer la vidaeterna. Aunque pasemos las pruebasque nos hacen progresar, si vivimoscon rectitud y perseveramos bienpodremos al fin llegar a ser suficien-temente más como Jesús en nuestrascualidades y atributos, para que undía podamos morar por siemprejamás en la presencia del Padre. Sivivimos así ahora, entonces nuestraconfianza "se fortalecerá en la pre-sencia de Dios" (D. y C. 121:45). Enconfirmación de esto, el profeta Josédeclaró: "Si deseáis ir a donde Diosestá, debéis ser semejantes a Dios o poseer los principios que Diosposee" (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 263).

Ahora bien, es cierto que nues-tras experiencias no se comparan a las de Jesús, pero sí se aplican a no-sotros los mismos principios y proce-dimientos. Los perfeccionados atri-butos del Señor ejemplifican lomucho que aún podemos cultivar.En verdad, no carecemos de perti-nentes experiencias en la vida, ¿noes así? Aunque parezca extraño, a veces reaccionamos mejor ante losproblemas mayores que ante los in-cesantes problemas menores. Porejemplo, puede surgir la impacienciacon el cónyuge en tanto que se en-care bastante bien un problema enpúblico. Uno puede estar sincera-mente agradecido por sus grandesbendiciones y quejarse con regulari-dad por molestias pequeñas. Unopuede tener una humildad de natu-raleza jerárquica: ser humilde antelos superiores pero no ante los demenor jerarquía. El sobrellevar laspruebas mayores y al mismo tiempono poder sobrellevar las menores noes aceptable en modo alguno.Debemos encarar nuestras imperfec-ciones si realmente queremos sermás como Jesús.

Mientras nos esforcemos diaria-mente por progresar, fallaremoshasta cierto punto; por lo tanto, esmuy importante no dejarse abatir.Así que, ¿dónde hemos de encon-trar esa capacidad para salir adelan-te que tanto y tan frecuentementenecesitamos? Una vez más, ¡en lagloriosa Expiación! Por medio deella conoceremos el sentimientoedificante que proviene del perdón.

Además, si aplicamos laExpiación, podremos continuar reci-biendo los otros dones nutritivos delEspíritu Santo, cada uno de elloscon su propio y generoso poder paraayudarnos a hacer frente a las prue-bas. Con frecuencia, el EspírituSanto nos predicará sermones desdeel pulpito de la memoria. Nos con-solará y nos tranquilizará. Las cargasde las que no nos alivie, El nos ayu-dará a soportarlas y de ese modo noscapacitará, aun después de cometererrores, para que continuemos

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con gozo la enaltecedora jornadade nuestra calidad de discípulos. Alfin y al cabo, en tanto que el adver-sario abiertamente procura nuestraeterna miseria, el Padre y el Hijoverdadera y constantemente deseannuestra felicidad sempiterna (véase2Nefi2:27).

Hermanos y hermanas, Cristopagó un precio tan enorme y habili-tador por nosotros. ¿Aplicaremos Suexpiación a fin de pagar el ínfimoprecio requerido para nuestro pro-greso personal? (Véase Mosíah 4:2.)El ser valientes en el testimonio deJesús, por tanto, comprende el servalientes en nuestro esfuerzo porvivir más como Él vivió (véaseD. y C. 76:79). Realmente no podre-mos entrar en Su reino sin haber re-cibido las ordenanzas restauradas nisin haber cumplido con sus corres-pondientes convenios, pero tampocopodremos entrar en él sin haber de-sarrollado considerablemente nues-tra caridad y los demás atributosfundamentales (véase Éter 12:34).Sí, necesitamos las ordenanzas esen-ciales, pero también los atributosesenciales. Sí, debemos cumplir losconvenios, pero también debemosperfeccionar nuestro carácter. ¿Nocantamos, acaso,"más santidaddame", implorando ser "más como elSeñor"? (Himnos, NQ 71).

Durante este proceso especial,¿cómo podemos, ustedes y yo, asegu-rarnos de recibir plenamente las pre-ciosas bendiciones que Dios nos da?Por mi parte, deseo que mis bendicio-nes, incluida la reciente "demora enla ruta", ocasionen mi necesario y mayor refinamiento espiritual ade-más de mi agradecido reconocimien-to. Sí, ustedes y yo debemos contarnuestras bendiciones, pero tambiéndebemos hacerlas valer. Además,puesto que, en la adversidad, elpunto central de nuestra mira se fijaen las cosas de la eternidad, ése debeser el centro de nuestra atención enlo que nos quede de vida en la tierra.Ésta es mi ferviente oración, tantopor ustedes como por mí, en el SantoNombre de Jesucristo. Amén. D

En memoria de JesúsÉlder Robert D. Halesdel Quorum de los Doce Apóstoles

"Jesús es el gran mediador. Aun cuando es omnipotente y omnisciente,teniendo todo poder y conocimiento, Él es nuestro amigo."

sacrificio expiatorio. Por Él y pormedio de Él, todos los hombres resu-citarían. La misericordia se sobre-pondría a la justicia. Se proveyó laforma para que nos arrepintiéramosde nuestros pecados, obedeciéramoslos mandamientos y pudiéramos re-gresar a Su presencia. Ésa era unadoctrina difícil de entender para losque vivían en Su época. Al caer latarde, Él instituyó la Santa Cena.

Leemos: "...Que el Señor Jesús, lanoche que fue entregado, tomó pan;y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es micuerpo que por vosotros es partido;haced esto en memoria de mí" (1Corintios 11:23-24).

Tomó la copa diciendo: "...Estacopa es el nuevo pacto en mi sangre;haced esto todas las veces que la be-biereis, en memoria de mí. Así,pues, todas las veces que comiereiseste pan, y bebiereis esta copa, lamuerte del Señor anunciáis hastaque él venga" (1 Corintios11:25-26). Él dijo que esta SantaCena se haría en memoria de Él. Suspalabras fueron: "Haced esto en me-moria de mí" (Lucas 22:19).

En consecuencia, todos aquellosque vienen a Cristo y toman sobre síSu nombre por medio del bautismo,tienen la gran responsabilidad de serdignos de recibir la Santa Cena se-manalmente con el propósito de re-novar su convenio bautismal y tomar sobre sí Su nombre; para re-novar su promesa de guardar todosSus mandamientos, recordarlo, co-nocerlo y comprender Su grandeza.

Recordar y conocer a Jesucristo es

La Última Cena, poco antes dela muerte de Jesucristo, fuede gran importancia en varios

aspectos. La cena de Pascua es unacelebración de la misericordia deDios a través de los siglos, la cual,declaró Jesús, contenía una promesaaún mayor por venir: Su sacrificioexpiatorio.

Había llegado el momento de laconclusión del ministerio de Cristoen la tierra. Era la temporada dePascua, y la gente celebraba y se re-gocijaba en la bondad de Dios porhaber salvado a sus antepasados.Jesús había reunido a Sus Apóstolesen el aposento alto para la UltimaCena. Les dio una idea de los acon-tecimientos que seguirían: Su sacri-ficio expiatorio para que toda la hu-manidad —aquellos que habíanvivido, los que vivían en ese enton-ces y los que vivirían sobre la faz dela tierra— se beneficiaran de Su

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saber que Él es el Jehová delAntiguo Testamento y Jesús el Cristodel Nuevo Testamento. Fue el Hijoespiritual Primogénito de nuestroPadre Celestial y Su Hijo Unigénitoen la carne. A Moisés se le dijo: "Ylas he creado por la palabra de mipoder, que es mi Hijo Unigénito,lleno de gracia y de verdad.

"Y he creado incontables mun-dos, y también los he creado para mipropio fin; y por medio del Hijo, quees mi Unigénito..."

"...Y hay muchos que hoy exis-ten, y son incontables para el hom-bre; pero para mí todas las cosasestán contadas, porque son mías y las conozco"

"Y Dios el Señor habló a Moisés,diciendo: Los cielos son muchos, y son innumerables para el hombre;pero para mí están contados, porqueson míos. "Y así como dejará deexistir una tierra con sus cielos, asíaparecerá otra; y no tienen fin misobras, ni tampoco mis palabras"(Moisés 1:32-33, 35, 37-38).

Piensen solamente en lo que laciencia y la astronomía dicen sobrela inmensidad del sistema solar y deluniverso. Nuestro sistema solar está

centrado en el sol y es uno de losgrupos estelares de aproximadamen-te 100 mil millones de estrellas querotan alrededor de una masa circu-lar llamada la Galaxia de la VíaLáctea, que tiene un diámetro deunos 100.000 años luz. Los astróno-mos no pueden ver el extremo deluniverso, pero las evidencias sugie-ren que la inmensidad del espaciocontiene miles de millones de gala-xias a lo largo de unos 5 a 15 milmillones de años luz de distancia delsol. Comparado con esas distancias,nuestro sistema solar ocupa unaparte mínima del espacio. El univer-so es virtualmente incomprensiblepara el hombre (véase, Comptorís Living Encyclopedia, "Solar System").

En alabanza cantamos:

Señor mi Dios, al contemplar los cielos,

el firmamento y las estrellas mil; al oír tu voz en los potentes truenos y ver brillar el sol en su cénit; Mi alma canta a mi Señor y Dios: ¡Grande eres tú! ¡Grande eres tul

(Himnos, N2 41)

Dios sabe todas estas cosas. SuHijo Jesucristo estaba a Su derechay participó con El en la creación deeste mundo y de muchos otros mun-dos. Éste es el mismo Jesús que vinoa la tierra como un bebé en Belén.Esto es lo que quieren decir lasEscrituras cuando hablan de la con-descendencia de Dios.

Jesucristo es un miembro de laTrinidad, la cual se compone delPadre, del Hijo y del Espíritu Santo.Jesús participó en el gran concilio delos cielos, en el que se decidió quese crearía la tierra, un mundo mor-tal, y que nuestros espíritus morarí-an en un cuerpo físico. Como seresmortales, tenemos la oportunidadde aceptar a Jesucristo y de apren-der a guardar Sus mandamientos.

Jesús sabía que después de Supermanencia aquí en la vida terre-nal y una vez terminada Su misión y Su sacrificio expiatorio, Él regresaríaa Su reino celestial para sentarse a

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la diestra de Dios. Cuando entende-mos Su carácter divino y Su grande-za, lo recordamos con reverencia y con humildad. Cuando leemos encuanto al nacimiento del niño enBelén, sobre los años de Su creci-miento en Nazaret, Su misión en losalrededores de Galilea, Capernaumy Cana, y luego sobre Sus días fina-les en Jerusalén y Su sacrificio, ha-cemos memoria de Él. Todas esascosas nos vienen a la mente.

Podemos hablar de varios mila-gros durante el ministerio de Cristoque demuestran que Él podía domi-nar los elementos de la tierra hastacalmar el mar, transformar el aguaen vino y alimentar a las multitudescon una pequeña cantidad de pan y pescado, al igual que en los hechosindividuales de sanar al cojo, alciego, al mudo; de expulsar demo-nios y de restaurarle la vida a Lázarodespués de cuatro días. Todos estosmilagros fueron manifestaciones deSu poder divino, que culminaroncon Su Expiación y Resurrección.

En la época de Jesús, la gente deJerusalén vivía según la ley deMoisés, "ojo por ojo", una ley prepa-ratoria que se encontraba en elAntiguo Testamento. Jesús trató deprepararlos para vivir una ley mayor.Cuando resucitó, dijo: "...En mí seha cumplido la ley de Moisés"(3 Nefi 9:17). Jesús enseñó la formade progresar más allá de la ley mo-saica de conducta cuando pronun-ció las Bienaventuranzas y elPadrenuestro. Enseñó una ley deamor, de perdón mutuo; enseñó quedeberíamos hacer con los demás loque esperamos que los demás hagancon nosotros. Enseñó que debemosamar al Señor con todo nuestro co-razón, y a nuestros semejantes comoa nosotros mismos. Cuando lagente, pensando todavía en los tér-minos de la ley de Moisés, preguntó:"¿Quién es nuestro prójimo?", Él lesdio la parábola del buen samaritano,demostrando que la compasión queÉl estaba enseñando debía pasar porsobre toda frontera cultural y étnicay se aplica a todos. Muchos de los

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que habían estado guardando la leyde Moisés rechazaron Su Evangeliode amor.

¿Cómo sabemos si hemos progre-sado desde el concepto de "ojo porojo" y aceptado Su Evangelio deperdonar y amar a nuestros seme-jantes? La forma en que tratamos a los miembros de nuestra familia, a nuestros vecinos, a aquellos conquienes nos relacionamos y a nues-tros conocidos revelará si hemos to-mado Su nombre y lo recordamossiempre. La forma en que conduci-mos nuestra vida y todo lo que ha-cemos y todo lo que decimos reflejacómo lo recordamos. Si en realidadlo amamos, guardaremos Sus man-damientos tal como Él lo pidió.Muy simplemente, El dijo: "Si meamáis, guardad mis mandamientos"(Juan 14:15).

Oramos a nuestro Padre en losCielos en el nombre de Jesucristo.Jesús es el gran mediador. Auncuando es omnipotente y omnis-ciente, teniendo todo poder y cono-cimiento, El es nuestro amigo.Después de aconsejar a los primerosmiembros de la Iglesia que pusieransu "propia casa en orden", El dijo:"...os llamaré amigos, porque soismis amigos..." (D. y C. 93:43, 45).Con toda Su grandeza, nos dice queEl es nuestro amigo. Se nos ha pedi-do que seamos amigos de nuestrosvecinos y les enseñemos elEvangelio y que seamos amigos delos nuevos conversos para que elfruto de nuestras obras permanezca(véase Juan 15:16). Nuestro Profetanos ha pedido que seamos amigos.¿Puede nuestro Profeta esperarmenos que eso?

Cuando nos bautizamos en Sunombre y lo recordamos siempre y guardamos Sus mandamientos, Élnos da la mayor bendición que nospuede dar, esto es, que tengamossiempre con nosotros Su espíritu. ElEspíritu del Señor es Luz. "He aquí,soy Jesucristo, el Hijo de Dios. Soyla vida y la luz del mundo" (D. y C.11:28; véase también 3 Nefi 9:18)."Otra vez les habió Jesús, diciendo:

Yo soy la luz del mundo; el que mesigue, no andará en tinieblas, sinoque tendrá la luz de la vida" (Juan8:12). Ésta es "la luz que existe entodas las cosas, que da vida a todaslas cosas, que es la ley por la cual segobiernan todas las cosas" (D. y C.88:13). La luz y la obscuridad nopueden ocupar el mismo espacio almismo tiempo. Donde se encuentrela luz de Cristo, la obscuridad deLucifer, Satanás, debe retirarse, de-rrotada. Ruego que sigamos la luz y elijamos la rectitud.

Lo que debemos recordar encuanto al Salvador es que Él y sólo Éltenía el poder de poner Su vida y volverla a tomar. Él tenía la aptitudpara morir debido a Su madre mor-tal, María, y la capacidad para sobre-ponerse a la muerte debido a SuPadre inmortal. Nuestro Salvador,Jesucristo, fue en forma voluntaria y deliberada hacia Su muerte, habien-do dicho a Sus discípulos que así su-cedería. ¿Y para qué?, se podría pre-guntar alguien. La respuesta es: Paraproveer la inmortalidad a todo el gé-nero humano y la promesa de unavida eterna a quienes creyeren en Él(véase Juan 3:15), para dar Su propiavida en rescate de otros (véaseMateo 20:28), para vencer a Satanásy su poder, y para hacer posible queel pecador sea perdonado. Sin la ex-piación de Jesús, existiría una barrerainfranqueable entre Dios y los hom-bres y mujeres mortales. Cuandocomprendemos la Expiación, lo re-cordamos a Él con respetuosa reve-rencia y agradecimiento.

Temprano en aquel primer día dela semana, María Magdalena fue a la tumba y vio que la piedra habíasido movida y la tumba estaba vacía.Se volvió y vio a Jesús que estabaallí, pero no lo reconoció. Pensandoque era el hortelano, le dijo:"...Señor, si tú lo has llevado, dimedónde lo has puesto, y yo lo llevaré".Y Jesús le dijo: "íMaría!" MaríaMagdalena fue entonces con la no-ticia a donde se hallaban los discí-pulos: "He visto al Señor" (véaseJuan 20:15-16; 18).

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Cuando recordamos al Salvador,recordamos una tumba vacía, sím-bolo de que el Señor ha resucitado y de una promesa de resurrecciónpara todos y de vida después de lamuerte.

Gracias a la expiación de nuestroSeñor, en la tiniebla de la muerte nohay aguijón; en el abatimiento de lamuerte no hay victoria. Su luz resu-citada disipa la obscuridad, derro-tando al príncipe de las tinieblascon un fulgor de esperanza eterna.

Cristo en verdad se levantó de lamuerte; fue primicias de los quedurmieron; "...por cuanto la muerteentró por un hombre, también porun hombre la resurrección de losmuertos. Porque así como en Adántodos mueren, también en Cristotodos serán vivificados" (1 Corintios15:20-22).

Isaías nos dijo que nuestroSalvador Jesucristo nos guiaría siem-pre. Él saciará nuestras necesidadesen tierras de sequía y dará vigor a nuestros huesos. Seremos como unhuerto de riego, como un manantialde aguas cuyas aguas nunca faltan(véase Isaías 58:11).

Recordamos a Jesús como el pande la vida, como el agua viva, comola luz y la vida del mundo, a medidaque lo conocemos y lo seguimospara que, por Él y por medio de Él,seamos salvos. "Porque de tal mane-ra amó Dios al mundo, que ha dadoa su Hijo unigénito, para que todoaquél que en él cree, no se pierda,más tenga vida eterna" (Juan 3:16).

Cuando se acercaba la hora de laExpiación, los discípulos se pregun-taban por cuánto tiempo permane-cería Jesús con ellos. Él les dijo queno permanecería con ellos pormucho tiempo, pero que les dejaríaun consolador, el Espíritu Santo(véase Juan 14:26). Tanto ustedescomo yo, debemos entender la natu-raleza amorosa de nuestro Salvador.No se nos ha dejado solos. Pormedio del profeta José Smith, nosha dado una restauración delEvangelio en estos últimos días. Nosha proporcionado otro testamento

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El Señor bendice a Sushijos mediantebendiciones patriarcalesÉlder Richard D. Allredde los Setenta

"Las bendiciones patriarcales son... similares al mapa de un camino queindica la trayectoria en la que se pueda viajar y los lugares a los quellegaremos si permanecemos en ella."

de Jesucristo: el Libro de Mormón.Ha restaurado el sacerdocio y las lla-ves que les dio a Pedro, a Santiago y a Juan cuando El estuvo con elloscuando eran Sus Apóstoles. Ellos vi-nieron a José Smith y restauraronesas mismas llaves en 1829. Elias,Moisés y Elias el Profeta trajeron lla-ves adicionales del sacerdocio des-pués de la aparición del Señor en elTemplo de Kirtland el 3 de abril de1836. Estas llaves fueron dadas paralas ordenanzas del templo (véaseD.yC. 110).

No se nos ha dejado solos.Tenemos la luz de Cristo y el EspírituSanto para guiarnos en un mundoque de otra forma sería desierto y triste. Se han restaurado las llavesdel sacerdocio para poner a nuestradisposición todas las ordenanzas ne-cesarias a fin de que podamos regre-sar a Su presencia.

Ruego que sigamos a nuestroSalvador Jesucristo y le recordemossiempre en todo lo que hagamos y digamos, y en todos nuestros actosde caridad mutua, y que sepamosque estas cosas se hacen en memoriade Él.

Testifico que nuestro Señor vive y guía y dirige Su Iglesia por revela-ción mediante Su Profeta, en estedía y a esta hora. "...Hablamos deCristo, nos regocijamos en Cristo,predicamos de Cristo, profetizamosde Cristo" (2 Nefi 25:26). Creemosen Cristo, lo recordamos y testifica-mos de Jesucristo, nuestro Señor y Redentor, con el conocimiento deque El vendrá otra vez a la tierra a reinar en gloria como Rey de Reyes.

Ruego que todos aquellos queprofesan ser cristianos, todos los queconocen y testifican de Jesús, ven-gan a El y sigan Sus enseñanzas y Suejemplo, siendo todos uno comonuestro Padre Celestial y Jesús sonuno en propósito, para que nos una-mos y nos edifiquemos y nos fortalez-camos unos con otros, y llevemos lascargas, los unos de los otros, como elSalvador ha tomado nuestras cargassobre El, en el nombre de Jesucristo.Amén. •

• ^ * e han preguntado alguna vez

¿ ^^ qué es lo que el Señor deseaV^X que hagan con su vida? ¿Han

contemplado alguna vez lo que seríade mayor valor para ustedes? ¿Hanmeditado en lo que la vida tiene re-servado para ustedes? Si lo hanhecho, no están solos; el preguntarsecuál es el propósito de la vida y loque harán con ella es algo natural.

La Biblia expresa que los patriar-cas, bajo inspiración y por la imposi-ción de manos, revelaban a ciertaspersonas la voluntad del Señor y loque la vida tenía reservado paraellas.

¿No hay patriarcas en esta época?

¿Están los cielos cerrados? ¿Ha cesa-do la revelación y se limita la comu-nicación entre el Señor y Sus hijos a los escritos de los Profetas de la anti-güedad, tal como se encuentran enla Biblia? ¿Existe la posibilidad de larevelación? ¿Hay alguna fuente divi-na que dé respuesta a las preguntasimportantes de la vida?

Atestiguo que tal fuente existe y que está disponible para ustedes.

Les testifico que hoy en día loscielos están abiertos y que desde laprimavera del año 1820, cuando eljoven profeta José Smith, hijo, vio alPadre y al Hijo y recibió respuesta a su oración sincera, siempre ha habi-do uno de los ungidos del Señor enla tierra a través de quien el Señorha revelado y revela Su palabra.

Les doy testimonio de que elProfeta del Señor para todo elmundo, quien posee todas las llavespertenecientes a la última dispensa-ción, en la actualidad, es Gordon B.Hinckley, Profeta, Vidente y Revelador, y Presidente del reino delSeñor aquí en la tierra, es decir, LaIglesia de Jesucristo de los Santos delos Últimos Días.

Fue por conducto del profeta JoséSmith que el Señor restauró el sa-cerdocio y la plenitud del Evangelio,y que "la misma organización queexistió en la Iglesia primitiva, esto

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es, apóstoles, profetas, pastores, ma-estros, evangelistas, etc.", se restau-ró en estos últimos días (Artículo deFeNQ6).

Los patriarcas tienen el deber debendecir a los miembros de laIglesia: "Las bendiciones patriarcalestienen como fin hacer llegar al reci-piente una declaración inspirada desu linaje. También contienen unamanifestación inspirada y proféticade las posibilidades y misión en lavida de quienes la reciben. Ademáspueden incluir otras bendiciones,promesas, consejos, amonestacionesy advertencias que el patriarca sesienta inspirado a dar. Debe siempredejarse bien en claro que la cristali-zación de todas las bendiciones pro-metidas depende de la fidelidad dela persona y de los designios eternosdel Señor" (Información y sugerencias para patriarcas, 1985, pág. 5).

Las bendiciones patriarcales lasobtienen los miembros dignos de laIglesia, a quienes el obispo recomien-da: "Todo miembro digno tiene dere-cho y debe recibir una bendición pa-triarcal" (Información, pág. 3).

Tal vez piensen que no son im-portantes, que están ya entrados enaños y que el Señor no tiene bendi-ciones para ustedes, o quizás hayancometido un pecado y, a pesar deque se hayan arrepentido, se consi-deran indignos de una bendición o de recibir una bendición. Si es así,les sugiero que tengan una entrevis-ta con el obispo, que busquen suconsejo y que en forma activa y hu-milde soliciten las bendiciones delcielo.

Les testifico que esas bendicionesson inspiradas y que son revelacio-nes personales para el recipiente; lasbendiciones patriarcales son unaguía y son similares al mapa de uncamino que indica la trayectoria enla que se pueda viajar y los lugares a los que llegaremos si permanecemosen ella; brindan consuelo, gozo y aliento cuando tenemos la necesi-dad de mirar, de escuchar y de sentirlo que se encuentra en esas bendi-ciones a fin de que sigamos adelante

Con la ayuda de audífonos, los visitantes de otros países escuchan los pormenores de la confe-rencia en sus propios idiomas, a medida que los traductores proporcionan interpretación enforma simultánea en 34 idiomas.

en el viaje de la vida, no solos, sinocon la compañía del Espíritu denuestro Padre Celestial.

Una tarde, un patriarca recibióuna llamada de una joven madrepreocupada por su hija que teníaproblemas físicos desde su nacimien-to. Esta querida madre le preguntósi sería posible que su hija recibierauna bendición patriarcal, a lo que élcontestó que si su hija podía obteneruna recomendación del obispo, esta-ba seguro de que el Señor tenía unabendición para ella. Poco tiempodespués, se le dijo al patriarca que elobispo había dado a esta encantado-ra jovencita la recomendación pararecibir la bendición patriarcal.

Se hizo una cita y se dio la bendi-ción, la cual se recibió con agradeci-miento. Se le reveló su linaje y reci-bió una bendición que se adaptaba a sus necesidades y a su singular con-dición. La vida, los planes y las acti-tudes cambiaron; se le dijo que al

aceptar con alegría los esfuerzos y sacrificios de aquellos que la ama-ban y que estaban a cargo de su cui-dado, ella bendeciría sus vidas, y que aceptara la ofrenda de ellos conamabilidad y buena disposición.

El Señor ama a Sus hijos y deseabendecirles, tal como desea quetodos ellos regresen a El y moren enSu presencia por tiempo y toda laeternidad (Moisés 1:39). El Señorestá dispuesto a pronunciar Sus ben-diciones sobre aquellos que lo amany que guardan Sus mandamientos.

Es mi sincera oración que todoslos que deseen una bendición de lamano del Señor vivan dignos a finde que la obtengan y que nosotros,que hemos recibido una bendiciónpatriarcal, vivamos de tal maneraque seamos dignos de las bendicio-nes que nos han sido reveladas porconducto del siervo del Señor, el pa-triarca. Lo ruego humildemente, enel nombre de Jesucristo. Amén. •

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El hogar: refugio y santuarioÉlder Eran A. Calide los Setenta

"Que 'La Familia: Una Proclamación para el mundo' se convierta en laguía y la norma por la que vivamos en nuestro hogar y criemos a nuestros hijos."

milagrosa, hoy veo por mi ojo iz-quierdo. Mi padre estaba de viaje y yo me quemé severamente la pupiladel ojo con la palanca de metal paralevantar las tapaderas de nuestra co-cina de leña. Mi madre ejercitó la fey oró con fervor a nuestro PadreCelestial mientras me sostenía amo-rosamente entre sus brazos; sus ora-ciones se escucharon y mi ojo sanó.Estoy muy agradecido por habersido criado por buenos padres en unhogar de amor.

Hoy el hogar se halla amenazadoy desafiado más que nunca; hoymenos de la mitad de los niños naci-dos en los Estados Unidos y en mu-chos otros países del mundo pasarántoda su niñez en una familia con unpadre y una madre3. La infidelidad,el divorcio, el aborto y los hogaresabandonados están en aumento; elpadre está rápidamente perdiendosu papel tradicional de encargado,de proveedor, de protector, de edu-cador moral y de cabeza de familia.

Durante el periodo de 1960 a 1990, los nacimientos fuera del ma-trimonio se han incrementado enun quinientos por ciento y el divor-cio ha aumentado un cuatrocientospor ciento4. Como miembros de laIglesia, no estamos al margen deestas prácticas pecaminosas.

El hogar y la familia son la uni-dad fundamental de la sociedad: asícomo son los hogares y las familias,así serán la comunidad, la ciudad, la

Ruego con humildad que elEspíritu de verdad nosacompañe a fin de que po-

damos "comprendernos el uno alotro, ser edificados y regocijarnosjuntamente"1.

Tal como Nefi, yo también "nacíde buenos padres y recibí, por tanto,alguna instrucción en la ciencia demi padre y he sido altamente favore-cido del Señor todos mis días"2.

Mi padre fue un maravillosoejemplo de amor, de fe, de integri-dad y de dedicación al Evangelio.Mi madre murió cuando yo teníasiete años; pero en mis primerosaños, ella me enseñó las verdadesdel Evangelio; era una mujer degran fe. Debido a su fe y a sus ora-ciones, así como a una curación

provincia y la nación. No existe lamoralidad pública sin la virtud pri-vada. Como Santos de los ÚltimosDías se nos ha dado mucho, y mucho se espera de nosotros; se nosha enseñado lo que es correcto y verdadero; "por lo tanto, seamos ha-cedores de la palabra, y no tan sola-mente oidores, engañándonos a no-sotros mismos"5.

Como marido y mujer y como pa-dres, ¿cómo podemos evitar los peli-gros y las tentaciones del atribuladomundo en que vivimos? Ofrezcounas pocas maneras que han resisti-do la prueba del tiempo y que, a lavez, demuestran cómo podemos serhacedores y no solamente oidores.

• Los padres y los miembros de lafamilia deben amarse, honrarse y respetarse el uno al otro.

• Asistan juntos a las reunionesde la Iglesia regularmente.

• Lean las Escrituras y oren jun-tos a diario.

• Realicen la Noche de Hogar y diviértanse juntos.

• Vivan vidas de virtud e integri-dad para que al llegar la noche duer-man bien sabiendo que han hecholo mejor, con una conciencia sinofensa ante ninguno; una vida devirtud se construye paso a paso, la-drillo tras ladrillo. Estén al tanto delos pequeños pecados que erosionanla integridad.

• Comuniqúense, hablen, dedi-quen tiempo el uno al otro. Cuandoun adolescente llega a casa despuésde una cita y parece estar preocupa-do, ¡es una gran oportunidad paraque los padres amorosos escuchen y ayuden!

• Paguen sus diezmos y sus ofren-das con fidelidad.

• Eviten las deudas innecesarias.• Nunca hagan compras de gran

envergadura ni tomen decisiones sinorar y sin acuerdo mutuo, comocompañeros iguales, es decir comomarido y mujer.

Los Profetas de la antigüedad y los Profetas modernos nos han ense-ñado que: "El establecimiento de unhogar no es sólo un privilegio, sino

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Vista del Templo de Salt Lake con el Valle del Lago Salado y las montañas Oquirrh al oeste.

que el matrimonio y la capacitaciónapropiada de los niños es un deberdel más alto orden"6.

Los Profetas de Israel enseñaron:"Y les enseñaréis a vuestros hijos losmandamientos cuando te sientes entu casa"7.

Isaías enseñó: "Y todos tus hijosserán enseñados por Jehová; y semultiplicará la paz de tus hijos"8.

"Te doy el mandamiento de ense-ñar estas cosas a tus hijos"9.

"Lehi exhortó a su familia contodo el amor de un tierno padre"10.

El presidente Harold B. Lee dijo:La mejor obra del Señor que ustedesy yo podemos realizar será la queefectuemos dentro de las paredes denuestro propio hogar."11.

Siempre debemos recordar la ad-vertencia que, desde este pulpito,dio el presidente David O McKayhace treinta y tres años: "Ningúnotro éxito puede compensar el fra-caso en el hogar. La choza más hu-milde donde el amor prevalecesobre la unidad familiar es de mayorvalor para Dios y la futura humani-

dad que cualquier otra riqueza. Ental hogar, Dios puede obrar mila-gros, y obrará milagros"12.

La Primera Presidencia y elQuorum de los Doce Apóstoles, a quienes sostenemos como Profetas,Videntes y Reveladores, hace dosaños proclamaron solemnemente almundo nuestras creencias concer-nientes al matrimonio, a los padresy a la familia. Desafío a cada unode ustedes a leer, a estudiar y a vivir bajo esa proclamación inspira-da; que se convierta en la pautay en el modelo por los que vivamosen nuest ro hogar y criemos a nuestros hijos.

Nuestro hogar puede y debe serun refugio y un santuario que nosproteja del mundo atribulado enque vivimos; que se convierta en tal,merced a nuestro diario esfuerzo porguardar sagrados los santos conve-nios que hemos hecho.

Que nos unamos al Juan de anta-ño, quien dijo: "No tengo yo mayorgozo que este, el oír que mis hijosandan en la verdad"13. Lo ruego

humildemente en el nombre deJesucristo. Amén. •

NOTAS

I. Véase Doctrina y Convenios 50:22.

2 . V é a s e l N e f i l : l .

3. Barbara Dafoe Whitehead, "Dan

Quayle Was Right", Atlantic Monthly, abril

de 1993, pág. 47.

4. Alexander B. Morrison, Zion: A

Light in The Darkness, 1997, pág. 15.

5. Véase Santiago 1:22.

6. Ezra Taft Benson, The Teachings of

Ezra Taft Benson, 1988, pág. 496.

7. Véase Deuteronomio 11:19.

8. Isaías 54:13.

9. Moisés 6:58.

10. Véase INefi 8:37.

I I . En Conference Report, abril de

1973, pág. 130; véase de Joseph B.

Wirthlin, "El sacerdocio de Dios",

Liahona, enero de 1989, pág. 42.

12. Cita de J. E. McCulloch, Home:

The Savior of Civilization, 1924, pág. 42;

véase de Rex D. Pinegar, "Primero el

hogar", Liahona, julio de 1990, págs.

13-14.

13. 3 Juan 1:4.

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Una conexión celestialen la adolescenciaÉlder Richard J. Maynesde los Setenta

"Si desean llegar a ser la persona que el Señor quiere que s e a n , es

preciso que trabajen en ello hoy mismo, porque un principio verdadero

afirma que lo que hacemos hoy determina lo que l legaremos a se r . "

que se encuentran la música, elbaile, los deportes, la participaciónen diversos clubes y, por cierto, mu-chos de ustedes trabajan media jor-nada. Entrelazadas con estos hora-rios tan ocupados también están lasactividades del fin de semana, comopartidos, bailes, actividades de es-cultismo y fiestas; adondequiera quevan enfrentan la tentación que pro-viene de sus compañeros, de la tele-visión, de las películas y de la músi-ca. ¡Caramba! ¡Qué aventura!

El verdadero problema es tratarde mantener un equilibrio entre loque sucederá el próximo viernes porla noche con lo que acontecerá endos, cinco o diez años. Tal vez sepregunten: "¿Qué tiene que ver lanoche del viernes con lo que suce-derá en dos años?". Pues bien, qui-zás tenga mucho que ver, según ellugar donde ustedes estén y lo queestén haciendo.

Si quieren alcanzar su potencialen el futuro, si desean llegar a ser lapersona que el Señor quiere quesean, es preciso que trabajen en ellohoy mismo, porque un principio ver-dadero afirma que lo que hacemoshoy determina lo que llegaremos a ser en el mañana. Si queremos serbuenos estudiantes en la universidad,debemos serlo en la escuela secunda-ria. Si deseamos vivir una vida celes-tial en la vida venidera, es menesterque la vivamos aquí en la tierra.Nuestro futuro está inexorablemente

Hermanos y hermanas, estatarde me gustaría dirigir mimensaje a los jóvenes y a

las señoritas que crecen en estaépoca tan difícil.

Jóvenes, muchos de ustedes hanestablecido, por lo menos en sumente, metas elevadas que proba-blemente incluyan cumplir una mi-sión, estudiar, casarse en el templo,obtener una profesión y, por cierto,regresar a salvo a la presencia de suPadre en el reino celestial.

Uno de los grandes desafíos deladolescente es conectar con éxitoesas metas celestiales con la vidadiaria, y eso es difícil, porque nues-tra vida está tan repleta con lascosas del mundo como la escuela y docenas de actividades, entre las

conectado con nuestro pasado.Uno de los sublimes propósitos

del Evangelio de Jesucristo es ense-ñarnos en cuanto a nuestro poten-cial eterno, y la finalidad de la orga-nización de la Iglesia de Jesucristo esayudarnos a alcanzar ese potencial.

Es importante que ustedes, los jó-venes, reconozcan que la base de suéxito futuro, tanto en lo temporalcomo en lo espiritual, la están esta-bleciendo en su adolescencia. Siesos años llevan las fracturas del pe-cado, y no se reparan, entonces laestructura de su vida la edificaránsobre un cimiento débil; su futuroserá menos seguro y a la vez máslleno de tensión.

Todos nos damos cuenta de queen la sociedad actual, la familia, y en especial los jóvenes, enfrentangran oposición en todo el mundo. Elprofeta Isaías vio nuestros días y dijoque sería una época de confusión.Esa profecía y amonestación se en-cuentra en Isaías 5:20-21:

"¡Ay de los que a lo malo dicenbueno, y a lo bueno malo; quehacen de la luz tinieblas, y de las ti-nieblas luz; que ponen lo amargopor dulce, y lo dulce por amargo!

"¡Ay de los sabios en sus propiosojos, y de los que son prudentes de-lante de sí mismos!".

Como jóvenes que crecen en estemundo de confusión, ustedes tienenun gran desafío al enfrentar las di-versas presiones de la vida moderna.¿Cómo se las arreglarán durante suadolescencia a fin de estar prepara-dos espiritualmente para su futurocelestial? ¿Cómo conectarán susmetas celestiales con su diario vivir?

Aún no he conocido a ningúnadministrador, educador, artista o atleta que haya alcanzado un altonivel de excelencia en su profesiónque no haya conectado con éxito suvisión del futuro con su vida diaria.Es muy probable que una meta o visión que no se conecte a la vidadiaria con hechos específicos se con-vierta tan sólo en otro sueño sinrealizar, cuyo único sostén sea laesperanza.

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Entonces, ¿cómo se hace? ¿Cómohacemos una conexión de nuestraocupada vida diaria con esas eleva-das metas celestiales? La respuestaes sencilla.

Veamos un ejemplo que todospodamos comprender: supongamosque en dos semanas tienen un exa-men trimestral de geometría. Unade sus metas es sacar la nota o califi-cación más alta en esa clase. ¿Quépueden hacer para alcanzar esameta? ¿Esperan hasta el último mo-mento y se preparan apresurada-mente la noche anterior? Esta técni-ca es muy riesgosa, porque en lugarde lograr una verdadera compren-sión de los temas, lo que hacenes aprender lo mínimo para pasarde alguna manera el examen.Desafortunadamente, en lugar deestar totalmente preparados y con-fiados en el tema, entran en el salónde clase un tanto nerviosos, con laesperanza de que el maestro les pre-gunte sólo lo que hayan estudiado.Tengo la impresión de que no soy elúnico de los presentes que haya ex-perimentado ese sentimiento deinseguridad.

Ahora veamos a otro estudiante

que, al tener la misma meta de obte-ner la nota o calificación más altaen geometría, se da cuenta de queno quiere depender de los factoresintangibles de la suerte y la esperan-za; de modo que en vez de estudiara última hora, dedica un poco detiempo cada día para estudiar eltema con calma y a fondo. Eso le dael tiempo necesario para asimilar y comprender correctamente el mate-rial; si se siente confundido en cual-quiera de los temas, tiene suficientetiempo para pedir la ayuda del ma-estro. ¿Cuál es el resultado de estasegunda técnica? ¿Una comprensiónmás profunda del material? ¿Másconfianza al entrar y tomar el exa-men? ¿El depender menos de la es-peranza? Así lo creo.

¿Es posible entrar en el salón declase sabiendo de antemano quevan a sacar la calificación más altaen el examen debido a su prepara-ción? Yo sé que sí porque lo he visto.

Por tanto, si quieren obtener lacalificación más alta en la materia,la respuesta es la constante dedica-ción diaria. Si desean la nota másalta en sus metas celestiales, debenaplicar la misma técnica diaria.

Jóvenes amigos, es muy difícilprepararse a última hora para unamisión, así como para el matrimonioen el templo. No se arriesguen; seanprudentes; prepárense día a día; es-tudien las Escrituras; comuniqúensecon su Padre Celestial mediante laoración; asistan a Seminario; con-sérvense moralmente limpios y pre-parados. Comprendan que lo quesucede el viernes por la noche ten-drá al final un impacto en su futurocelestial.

Si les parece que estas cosas apa-rentemente pequeñas son pesadas o tediosas o que toman demasiadotiempo, ísigan adelante! Las cosaspequeñas que confunden a los sabiostambién confunden a Satanás.Recuerden que las bendiciones ce-lestiales están al alcance de la mano.

¿De qué otra manera puedenprotegerse de las presiones e iniqui-dades del mundo? ¿Con tres horasde reuniones los domingos? No locreo probable. Tal como en los estu-dios, la única manera segura de salirvictoriosos es hacer un diligente es-fuerzo diario. El Señor desea quetengan éxito y El estará con ustedes.Les ayudará, les apoyará y les sos-tendrá en su hora de necesidad sison fieles a Su plan. Si diariamentese mantienen cerca de El, estarásiempre cerca, y ustedes recibiránbendiciones incontables en todos losaspectos de la vida, y especialmenteen el más importante: el espiritual.

Y cuando llegue el día en que ha-brán de entrar por la puerta del auladel templo tendrán paz, su concien-cia estará limpia, tendrán gran con-fianza y sabrán en su corazón querecibirán la calificación más alta enla materia más importante de todas:su futuro celestial.

Jóvenes hermanos y hermanas, a fin de cuentas, lo que les ayudará a comprometerse y a mantenerse fie-les a su plan celestial diario será suamor por el Señor. Sé que el Señorvive y que es Su deseo y esperanzaque todos obtengamos un futuro ce-lestial. En el nombre de Jesucristo.Amén. D

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Los compañerosque valenÉlder Joseph B. Wirthlindel Quorum de los Doce Apóstoles

"Asistimos a las... reuniones de la Iglesia a través del mundo en busca de

compañer ismo, de la buena compañía de los hermanos y de las

he rmanas en el Evangelio y del consuelo de la dulce comunión con el

Espíritu de Dios."

prestaban servicio militar enAlemania. Muchos de nuestros bue-nos hermanos y hermanas viajabangrandes distancias para asistir a lasreuniones. Muchos de ellos llegabanla noche anterior y dormían en elpiso del salón de recreo. Sin importarel sacrificio, llegaban con corazonesalegres en busca de la compañía delos Santos de los Últimos Días y de laoportunidad de ser instruidos y edifi-cados por los líderes de la Iglesia.Cuando nos reunimos, "ya no[somos] extranjeros ni advenedizos,sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios"1.

Nuestro es el mandamiento y labendición de "reun [irnos] a menudopara ayunar y orar, y para hablarunos con otros concerniente al bie-nestar de [nuestras] almas"2.Asistimos a las conferencias genera-les y a otras reuniones de la Iglesia a través del mundo en busca de com-pañerismo, de la buena compañía delos hermanos y de las hermanas en el Evangelio y del consuelo de la dulcecomunión con el Espíritu de Dios.En nuestros servicios de adoración,la presencia de ese Espíritu llenanuestros corazones de amor haciaDios y hacia nuestros hermanos.

LA COMPAÑÍA DE LA FAMILIA

Mis queridos hermanos y hermanas, es un privilegiopara mí el reunirme con

ustedes en otra conferencia generalde la Iglesia. En estas maravillosasreuniones me encanta oír la voz delSeñor y sentir la presencia de SuEspíritu. Se regocija mi corazón antela hermandad que compartimoscomo Santos de los Últimos Días.

EN COMPAÑÍA DE LOS SANTOS

Uno de los muchos beneficios delser miembros de la Iglesia es el de lacompañía de los santos. Durante eltiempo de mi asignación en Europallevamos a cabo conferencias de esta-ca memorables para los soldados que

Por supuesto, nuestros mejoresamigos son aquellos con los que

vivimos como miembros de nuestrafamilia. Amorosos padres, hermanosy hermanas, hijos y otros miembrosde la familia ayudan a moldear nues-tro destino. Mi mejor amiga es Elisa,mi compañera eterna; ella es el cora-zón de nuestro hogar y nos ha inspi-rado a acercarnos más al Señor. "Lamaternidad se acerca a lo divino. Esel servicio más sublime y más sagradoque podemos llevar a cabo. Coloca a la mujer que honra su sagrado llama-miento y servicio a la altura de losángeles"3. Su servicio se manifiestaen las palabras de un himno familiar:

Quienes nos brindan su amor reflejan tu bondad, Señor. Tú nos envías luz y paz con la bondad de los demás.

Nuestros amigos buenos son un rico y divino don; su vida un ejemplo es, que fortalece nuestra fe4.

El dulce compañerismo del matri-monio eterno es una de las bendicio-nes más grandes que Dios ha conce-dido a Sus hijos. Ciertamente, losmuchos años que he compartido conmi hermosa compañera me han pro-porcionado los gozos más profundosde mi vida. Desde el principio de lostiempos, la compañía conyugal hasido fundamental en el gran plan defelicidad de nuestro Padre Celestial.

Nuestras vidas reciben una in-fluencia benéfica y somos edificadosy ennoblecidos al saborear las dulcesbendiciones al relacionarnos conseres queridos en el núcleo familiar.

LA COMPAÑÍA DE LOS AMIGOS

La compasión de los amigos queviven las enseñanzas de Cristo influ-ye profundamente en nuestra vida y la cambia. Debemos recordar que elSeñor a menudo envía "bendicionesde lo alto, por medio de las palabrasy los actos de las personas queaman". El amor es la esencia delEvangelio de Jesucristo. En estaIglesia, muchas veces las oraciones

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en las que se pide ayuda el Señor lascontesta por medio del simple servi-cio diario de hermanos y hermanasque se preocupan por los demás. Enla bondad de los amigos genuinos,he visto reflejada la bondad delSeñor mismo. Siempre me he senti-do humilde al reconocer que elSalvador nos considera a todos Susamigos cuando decidimos seguirlo y guardar Sus mandamientos5.

EN COMPAÑÍADE LOS PIONEROS

Este año, las celebraciones delsesquicentenario de la llegada de lospioneros nos han recordado la forta-leza que encontraron nuestros ante-pasados al trabajar juntos. Teníanun gran espíritu de cooperación. Senecesitó gran compañerismo paratirar de los carros de mano. Estascaravanas de carromatos y las com-pañías de carros de mano eran co-munidades sobre ruedas. Por desig-nio revelado, los pioneros viajaronen compañías bien organizadas conlíneas de responsabilidades bien de-finidas. El fuerte ayudaba a llevar lacarga del débil. Por medio del espíri-tu de cooperación se sobrepusierona grandes dificultades y establecie-ron Sión en el Oeste.

EL COMPAÑERISMO EN ELSERVICIO EN LA IGLESIA

Muchas de nuestras asignacionesen la Iglesia las llevamos a cabo concompañeros. Desde que el Señorenvió a Sus discípulos de dos en dos,el compañerismo ha hecho avanzarla obra del reino. La ley de testigosdel Señor requiere que "por boca dedos o de tres testigos se decid [a]todo asunto"6. Cuando las angustia-das mujeres llegaron al sepulcrovacío esa primera gloriosa mañanade Pascua, fueron dos mensajeroscelestiales quienes declararon: "Noestá aquí, sino que ha resucitado"7.

Después de la ascensión delSeñor del Monte de los Olivos, dosmensajeros dieron testimonio del

Señor resucitado. Y ambos, el Padrey el Hijo, visitaron juntos a JoséSmith para dar comienzo a la glorio-sa obra de la Restauración. Para dartestimonio y establecer la verdad,dos son mejores que uno.

Para edificar sobre este modelodivino, se han organizado para esepropósito los programas de la orien-tación familiar y el de las maestrasvisitantes. Se han llamado a compa-ñeros para "velar siempre por losmiembros de la iglesia, y estar conellos y fortalecerlos"8. Esperamosque se dé especial atención a losnuevos conversos por medio de losmaestros orientadores y de las maes-tras visitantes. Todos los hermanos y las hermanas asignados puedenmagnificar sus responsabilidades decuidar y nutrir a aquellos a quieneshan sido llamados a servir. Los líde-res locales, en espíritu de oración,llevan a cabo esas asignaciones bajola dirección de la autoridad del sa-cerdocio y del espíritu de revela-ción. De manera que cuando sus lí-deres les pidan prestar servicio,esperamos que respondan como si elSeñor mismo se los estuviera pidien-do, porque El dijo: "...sea por mipropia voz o por la voz de mis sier-vos, es lo mismo"9.

Al visitar a los miembros que seles hayan asignado, ustedes llevanconsigo la luz del Evangelio, el amory el Espíritu del Señor. Aquellos queson fuertes, "debe[n] soportar lasflaquezas de los débiles"10. Trabajenestrechamente con el compañeroque les haya sido asignado para lle-var a cabo las visitas con toda dili-gencia, y recuerden que los compa-ñeros pueden bendecirse y fortalecerse mutuamente, así comoministrar a aquellos a quienes visi-ten. El presidente Hinckley nos hasuplicado que hagamos todo lo posi-ble por dar consuelo a nuestros her-manos y hermanas que "claman dedolor y de sufrimiento, de soledad y de temor. Levántenlos, con el espíri-tu de amor, hasta ser recibidos enlos brazos de la Iglesia"11.

Los compañerismos constituyen

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también la organización básica delas 318 misiones de la Iglesia. Aligual que los discípulos de la anti-güedad, nuestros más de 56.000 mi-sioneros van de dos en dos "portodo el mundo"12 a proclamar lasbuenas nuevas del Evangelio. Enesta obra maravillosa de salvaralmas, existe una tremenda herman-dad y camaradería. Cuando Alma sereunió con los hijos de Mosíah des-pués de catorce años de servicio mi-sional, "se alegró muchísimo de vera sus hermanos; y lo que aumentómás su gozo fue que aún eran sushermanos en el Señor"13. Las reu-niones misionales todavía son ungran momento de regocijo.

Una vez que la gente haya "en-trado en esta estrecha y angostasenda... [debe] seguir adelante confirmeza en Cristo"14. El presidenteHinckley nos ha pedido en repetidasocasiones que extendamos la manode hermandad a los miembros re-cién bautizados. Nos recuerda que"no es cosa fácil convertirse enmiembro de esta Iglesia"15. Los nue-vos conversos necesitan nuevasamistades; necesitan compañerosconstantes que les alienten, contes-ten sus preguntas y los "guarden enel camino recto"16.

LA COMPAÑÍADEL ESPÍRITU SANTO

En nuestras reuniones sacramen-tales semanales nos reunimos para"participar del pan y del [agua], enmemoria del Señor Jesucristo"17,para guardar Sus mandamientos a fin de ser dignos de la compañíaconstante del Espíritu Santo. Es unade las bendiciones más grandes quepodamos recibir. La fe en Cristo, elarrepentimiento, el bautismo y laconfirmación, seguidos de una vidavirtuosa nos califican para recibir lacompañía guiadora del Espíritu deDios. Es por medio del poder y de lainfluencia del Espíritu Santo que elSeñor cumple Su promesa de estarsiempre con nosotros y "no [nos]dejará huérfanos"18. De la misma

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forma que una caricia consuela porla noche a una criatura asustada, lacalidez del Espíritu Santo puede lle-gar a nuestro corazón y calmar nues-tros temores. Así como la dulce vozde un padre [o madre] amorosopuede calmar a un bebé que llora,los susurros del Espíritu pueden aca-llar las persistentes preocupacionesde nuestra vida.

Cuando los nuevos conversos re-ciben el don del Espíritu Santo, ex-perimentan "un gran cambio... ensus corazones"19. Como el gran mi-sionero que es, el presidenteHinckley encuentra su mayor satis-facción en la transformación que re-sulta de la conversión. Al respondera un reportero en una entrevista, elpresidente Hinckley dijo: "La expe-riencia más grata para mí es ver loque este Evangelio hace por lagente; les brinda una nueva dimen-sión de la vida; les brinda una pers-pectiva que jamás habían tenido;eleva sus aspiraciones hacia lo nobley lo divino. Algo milagroso les suce-de, algo digno de contemplar.Acuden a Cristo para vivir"20.

EL SER UN BUEN COMPAÑERO

Un buen compañerismo empiezacon un cometido personal de ser uncompañero ejemplar. Hace muchosaños, en la Manzana del Templo, seme enseñó la importancia de esetipo de atención y acerca de la amo-rosa influencia personal. Cuandoera joven, un día me dirigía a unasesión de la conferencia general,cuando alguien me tomó del codo.Era el presidente David O. McKay."Ven conmigo, Joseph", dijo el presi-dente McKay. "Yo te ayudaré a en-contrar un buen asiento".

Durante esos momentos en quecaminábamos hacia el Tabernáculo,el presidente McKay parecía con-centrar toda su atención en mí.Habló en forma reverente de suamor por el Señor y de su amor porlos miembros de la Iglesia. Me miródirectamente a los ojos mientras meexpresaba con firmeza su testimonio.

"Quiero que sepas, Joseph", medijo, "que el Presidente de la Iglesiadel Señor recibe inspiración y reve-lación del Señor Jesucristo". En esemomento, el Espíritu le susurró a micorazón que el presidente David O.McKay me estaba diciendo la ver-dad. Supe entonces que él era enverdad un Profeta de Dios. Ese testi-monio ha permanecido conmigo du-rante toda mi vida, llenándome dereverencia y respeto por el oficio denuestro Profeta.

Sentí su amor y me sentí enrique-cido por su humilde acto de bondaden esos pocos minutos que estuvi-mos juntos. Creo que jamás volví a ser el mismo después de eso. Decidíque trataría de ser un buen compa-ñero para los demás como él lohabía sido conmigo.

EVITEMOS A LOSCOMPAÑEROS FALSOS

No obstante la bendición detener compañeros justos, tambiénexisten los peligros y las desgraciascuando se cae en malas compañías.Sabemos que debe haber "oposiciónen todas las cosas"21. El hijo pródigoanduvo en malas compañías; concompañeros indeseables "desperdi-ció sus bienes viviendo perdidamen-te"22 . Alma hijo y los hijos deMosíah fueron "revelándose contraDios"23 y se "[ocupaban] en destruirla iglesia"24.

Sabemos que a menudo se nosjuzga por el tipo de compañías con

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las que andamos. Sabemos cuántainfluencia pueden tener los compa-ñeros de clase, los amigos y los gru-pos de nuestra edad. Si algunos denuestros compañeros se inclinanhacia lo que no es bueno, es preferi-ble que de inmediato empecemos a buscar mejores amistades. Nuestrosamigos deben ser compañeros quenos inspiren, que nos ayuden a serlo mejor que podamos ser.

Cuando los verdaderos amigoscantan ese conocido himno "Parasiempre Dios esté con vos",25 ofrece-mos una oración para que el EspírituSanto acompañe a nuestros seresqueridos una vez que nos hayamosseparado. Este himno es una expre-sión profundamente conmovedorade la necesidad que tenemos de lacompañía mutua y del Espíritu deDios.

Nuestra expresión más común enespañol al despedirnos es "adiós",que viene de una contracción de laexpresión "Vaya con Dios". En unaépoca en que la gente reconocíamás abiertamente nuestra depen-dencia de Dios, esa maravillosa frasese usaba en momentos de despedidapara expresar amor. Todavía es unadulce expresión que invoca la com-pañía de Dios en períodos de sepa-ración. Entonces, la palabra "adiós",cuando se entiende en su plenitud,significa: "Si no podemos estar jun-tos, si debemos separarnos, si nopuedo estar contigo, entonces queDios te acompañe".

Mañana por la tarde nos diremos

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¿Por qué cada miembroun misionero?Élder Richard G. Scottdel Quorum de los Doce Apóstoles

"¿Cuan en serio han tomado ustedes, personalmente, el pedido del Señor

de dar a conocer Su Evangelio? Se trata de una responsabil idad para

toda la vida... se aplica de diferentes maneras de acuerdo con los

distintos períodos de su v ida."

tiernos adioses unos a otros. Dios losacompañe, mis queridos hermanos y hermanas; que den y reciban lasbendiciones de una buena compa-ñía; que cada uno de ustedes sea al-guien que influya en la vida de losdemás para bien.

Les doy mi testimonio de queDios vive; que ama a Sus hijos. Séque Dios ha llamado a un Profeta ennuestros días, el presidente GordonB. Hinckley. Por medio de JoséSmith, nuestro Padre Celestial y SuHijo Jesucristo restauraron Su Iglesiaverdadera para bendecir a Sus hijos.En Su Iglesia hay consuelo, gozo y seguridad en la compañía de buenoscompañeros. Testifico de estas ver-dades, en el nombre de Jesucristo.Amén. D

NOTASl.Efesios2:19.2. Moroni 6:5.3. D. y C. 121:37; véase también Gordon

B. Hinckley, "Las mujeres de la Iglesia", enLiahona de enero de 1997, pág. 75.

4. Himnos, N2 188.5. Véase Juan 15:14; D. y C. 84:63,

93:45.6. 2 Corintios 13:1; D. y C. 6:28.

7. Lucas 24:6.

8. D. y C. 20:53.

9 . D . y C . 1:38.

10. Romanos 15:1.

11. "Una mano extendida para resca-

tar", Liahona de enero de 1997, pág. 96.

12. Marcos 16:15.

13. Alma 17:2.

14. 2 Nefi 31:19-20.

15. "Los conversos y los hombres jóve-

nes", Liahona de julio de 1997, pág. 53.

16. Moroni 6:4.

17. Moroni 6:6; véase también D. y C.

20:75.

18. Juan 14:18.

19. Véase Alma 5:13; véase también el

versículo 12, 14; Mosíah 5:2.

20. "Los conversos y los hombres jóve-

nes", Liahona de julio de 1997, pág. 53.

21. Véase 2 Nefi 2:11.

22. Véase Lucas 15:13.

23. Véase Mosíah 27:11.

24. Véase Mosíah 27:10.

25. Himnos, N2 89.

Muy pocas cosas en la vidaofrecen tanta dicha comola que se recibe al ayudar

a una persona a mejorar su vida; esadicha crece cuando esos esfuerzoshacen que alguien entienda las ense-ñanzas del Señor y se decida a obe-decerlas, se convierta y se una a SuIglesia. A eso sigue una gran felici-dad cuando ese nuevo converso sefortalece durante la transición haciauna nueva vida, cuando se afirmasólidamente en la verdad y recibetodas las ordenanzas del templo conla promesa de la vida eterna. El pre-sidente McKay nos demostró cómoobtener ese gozo mediante una pro-funda aclaración acerca de la res-ponsabilidad que tenemos de dar a

conocer el Evangelio: "Cada miem-bro un misionero"1. Sé que seríanmuchos más los que seguirían esa ad-monición si comprendieran que haymuchas maneras de cumplir con esaresponsabilidad; pero ante todo, ¿porqué se nos ha pedido a cada uno denosotros que seamos misioneros?

El Salvador recalcó la importan-cia vital de dar a conocer elEvangelio cuando dijo a Sus discípu-los: "Id por todo el mundo y predi-cad el evangelio a toda criatura. Elque creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será con-denado"1. Él mandó a Sus siervos:"...no busquéis las cosas de estemundo, mas buscad... edificar el reino de Dios..."3.

Lehi enseñó a su hijo Jacob:"...la redención viene en el Santo

Mesías... él se ofrece a sí mismo en sa-crificio por el pecado... por todos losde corazón quebrantado y de espíritucontrito; y por nadie más se puedensatisfacer las demandas de la ley".

"Por lo tanto, cuan grande es la im-portancia de. dar a conocer estas cosas a los habitantes de la tierra, para quesepan que ninguna carne puedemorar en la presencia de Dios, sinopor medio de los méritos, y miseri-cordia, y gracia del SantoMesías..."4.

José Smith entendió el pedido deDios de compartir la verdad con elmundo. Durante los momentos más

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difíciles de su vida, él envió a susfieles compañeros a proclamar elEvangelio en otras partes, aun cuan-do se necesitaba urgentemente quele apoyaran y, en medio de esasduras pruebas y las terribles condi-ciones de la cárcel de Liberty, dijo:

"Porque todavía hay muchos enla tierra... que son cegados por lasutil astucia de los hombres que...no llegan a la verdad sólo porque nosaben dónde hallarla.

"Por tanto... hagamos con buenánimo cuanta cosa esté a nuestro al-cance; y entonces podremos perma-necer tranquilos, con la más comple-ta seguridad, para ver la salvación deDios y que se revele su brazo"5.

¿Cuan en serio han tomado uste-des, personalmente, el pedido delSeñor de dar a conocer Su Evangelio?Se trata de una responsabilidad detoda la vida, la cual se aplica de dife-rentes maneras de acuerdo con losdistintos períodos de su vida. Notodos pueden ser misioneros regula-res; si ustedes pueden, háganlo, de locontrario, busquen otras maneras deprestar servicio que se ajusten a suspresentes circunstancias.

Mientras piensan cómo servir,consideren dónde participar mejoren los pasos que debe seguir una fa-milia o una persona para recibir unaconversión perdurable y las bendi-ciones plenas del Evangelio.Primero, se debe encontrar a la per-sona o a la familia y se les debe pre-parar para recibir el Evangelio; des-pués sigue la conversión doctrinal, o sea, el proceso de comprender lasnuevas doctrinas y de orar para reci-bir la confirmación de su veracidad.A medida que las verdades se ponenen práctica y se viven los manda-mientos, se gana un testimonio, y deél derivan la conversión y el bautis-mo. Este esfuerzo es más productivocuando lo llevan a cabo los misio-neros regulares en combinación conlos misioneros de estaca y con elapoyo de miembros que se interesande verdad; los misioneros presentansistemáticamente los principiosdoctrinales y están debidamente

capacitados para enseñar y testificaren cuanto a estas verdades.

De manera simultánea con laconversión doctrinal, debe haberuna transición social. Las amistades,los hábitos, las costumbres y las tra-diciones que no estén en armoníacon la vida de un Santo de los Últi-mos Días, deben abandonarse y re-emplazarse por nuevas amistades y actividades que den apoyo a unanueva vida. De los dos cambios im-portantes que deben ocurrir en lavida de un converso —la obtenciónde un testimonio o la conversióndoctrinal, y el aprender a vivir comoun Santo de los Últimos Días o latransición social— este último es elmás difícil de lograr, pero se alcanzamejor con el amor y el apoyo de losmiembros. Los dignos ejemplos y elinterés de ustedes pueden conducir-los por cada uno de los pasos que senecesitan para aprender a vivircomo Santos de los Últimos Días.

Esta transición social requiereque se les brinde a los nuevos con-versos una enseñanza cuidadosa y ayuda con el fin de enseñarles unnuevo estilo de vida, de presentarlesnuevas amistades y de ayudarlos a ser obedientes y comenzar a prestarservicio en la Iglesia. El presidenteHinckley, en el mensaje que dio enla conferencia general anterior y ensu calidad de representante delSeñor, hizo hincapié en esta funciónvital de esfuerzo mutuo entre miem-bros y líderes a fin de que cada con-verso se sienta cómodo y respaldadoal vivir de acuerdo con los requisitosde una nueva vida. El dijo: "Con unnúmero de conversos cada vezmayor, debemos incrementar de ma-nera substancial nuestros esfuerzospara ayudarlos a integrarse"6.

Al pensar y orar en cuanto a laforma en que ustedes pueden pres-tar servicio como miembros misio-neros, tengan en cuenta las tres si-guientes categorías de serviciodisponibles y determinen cuál deellas se ajusta mejor a sus circuns-tancias actuales. Haré un repasobreve de cada categoría:

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EL SERVIR SIN UNLLAMAMIENTO OFICIAL

Al procurar y cultivar por mediode la oración oportunidades misio-nales, hallarán muchas maneras deservir; entre otras, las de ayudar a encontrar, convertir y retener nue-vos miembros; los misioneros de es-taca o los regulares pueden enseñar-les cómo hacerlo.

Ustedes pueden ayudar a los mi-sioneros regulares y de estaca a traernuevos investigadores a la Iglesia,hacerles sentirse cómodos y hacerlessaber que tienen un nuevo amigo.Fortalezcan esa amistad invitándolesa su hogar o a asistir a las activida-des de la Iglesia con usted. Puedenapoyarles para que obedezcan losmandamientos; ese valioso serviciomisional no es difícil de llevar a cabo, pues puede integrarse a la ru-tina normal de su vida diaria.

Hay otras maneras que tal vez noconsideren como servicio misional.Por ejemplo, una joven madrepuede enseñar a cada uno de sushijos varones a prepararse para sermisioneros a fin de predicar elEvangelio y compartir sus testimo-nios de la verdad. Si los padres culti-van ese proceder a lo largo de la in-fancia y la adolescencia de sus hijos,llegarán a ser misioneros; ése es unexcelente servicio misional.

También pueden identificar a susantepasados y hacer los arreglospara realizar la obra vicaria por ellosen el templo. O si vivieran cerca deun templo, pueden tener la bendi-ción de llevar a cabo las ordenanzasustedes mismos. El presidenteKimball dijo:

"...esta obra no se limita a procla-mar el Evangelio a [las personas]...que actualmente se encuentren vi-viendo sobre la tierra; la obra misio-nal también continúa más allá delvelo entre [aquellos] que han muer-to, ya sea sin haber escuchado elEvangelio, y sin haberlo aceptadomientras moraron en la tierra.Nuestra participación importante... esefectuar en esta tierra las ordenanzas

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requeridas para aquellos que aceptenel Evangelio en el otro lado...¡Anhelo ver el día en que disolvamosla imaginaria línea divisoria que...existe entre la obra misional y la obragenealógica del templo porque estoda la misma gran obra redentora!"7.

Ustedes que viven en los EstadosUnidos o Canadá pueden usar losmensajes que la Iglesia transmitepor la televisión y la radio para crearun posible interés de aprender mássobre el Evangelio en un familiar, unvecino, un amigo o un conocido.Pregúntenles sencillamente si hanvisto o escuchado los mensajes de laIglesia; estos mensajes son unaayuda de gran valor para el fortale-cimiento de la familia. Los mensajesque se transmiten por televisión conofertas de videos o casetes informa-tivos sin costo, un ejemplar delLibro de Mormón o de la Biblia, hananimado a muchas personas a bus-car una solución a los problemas dela vida. Inviten a aquellos quehayan escuchado esos mensajes a participar en una noche de hogar, a asistir a una actividad o a una reu-nión de la Iglesia, y después presén-tenles a los misioneros.

Empiecen hoy a encontrar ladicha que se recibe al buscar lasoportunidades misionales que sepresenten a su alrededor.

EL SERVIR EN UNA MISIÓNDE TIEMPO PARCIAL

Los llamamientos misionales detiempo parcial son por un total decuatro a treinta horas semanalesmientras el misionero sigue viviendoen su casa; estos comprenden el ser-vicio tradicional como misionero deestaca o líder misional de barrio.Hay también una amplia variedadde otras oportunidades de tiempo li-mitado en casi todas las ramas de laIglesia, como por ejemplo en lostemplos, en la historia familiar, en elprograma de bienestar, en la educa-ción y en los asuntos públicos. Siusted tiene un talento particular,póngase en contacto con su obispo;

con toda seguridad que habrá unaoportunidad para que se utilicen sushabilidades.

EL SERVIR ENUNA MISIÓN REGULAR

El presidente Hinckley es quienextiende el llamamiento de misionesde cuarenta horas semanales o más,tanto locales como en otras partes delmundo. Si eres un joven físicamentecapacitado y emocionalmente esta-ble, te ruego que reconozcas la opor-tunidad y la responsabilidad que tie-nes para con el Señor de preparartepara ser un misionero regular. La pre-paración abarca el estudio de lasEscrituras, el ser obediente, el mante-nerse limpio, puro y digno de recibirlas investiduras en el templo. Si tie-nes la edad, acepta el llamamientodel Presidente de la Iglesia para servirpor dos años como emisario delSeñor. Con toda la fuerza interior queposeo, te insto a orar en cuanto a unamisión regular para que comprendasla realización que traerá a tu vida elayudar a otros a encontrar la verdad y recibir las ordenanzas de salvación.Todo lo que atesoro en mi vida hoytuvo su origen en mi sagrada expe-riencia como misionero regular.

Hoy, la Iglesia tiene gran necesi-dad de matrimonios misioneros, nopara ir a golpear puertas ni enseñarlas charlas, a no ser que deseen ha-cerlo, sino para ofrecer un valioso ser-vicio misional en todas las actividadesde la Iglesia en todo el mundo; la fle-xibilidad de oportunidades de servicioen los matrimonios misioneros esmucho mayor que la de los élderes o de las hermanas. Ustedes pueden reu-nirse con el obispo para hacerle sabersu preferencia en cuanto al serviciomisional. Debemos capacitar a un nú-mero cada vez mayor de padres y ma-dres, y líderes del sacerdocio y de lasorganizaciones auxiliares en todo elmundo, personas que desean servir alSeñor, pero que simplemente nosaben cómo hacerlo y ustedes puedenayudarlas como matrimonios misio-neros de liderazgo; pueden servir en

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los templos, en la historia familiar, enlas actividades educativas y médicas,en los proyectos de bienestar, en losasuntos públicos y en los centros devisitantes; a ustedes se les necesita encasi todas las especialidades; sin duda,en alguna parte del mundo hay nece-sidad de su capacidad y de su talentoen particular. Con frecuencia, el lla-mamiento se adapta a las necesidadesespeciales de salud y aquello que us-tedes expresen a su obispo se comuni-cará en la recomendación del llama-miento. El Presidente de la Iglesia hahecho posible que esos llamamientossean inspirados por el Señor tomandoen consideración sus necesidades y deseos particulares como matrimonio.Tanto a los obispos como a los presi-dentes de estaca se les mantiene altanto de las necesidades actuales deservicio misional; si no puede encon-trar a nadie localmente que puedaprecisar cuáles son las oportunidadesmisionales, escriba al DepartamentoMisional de las Oficinas Generales dela Iglesia [en Salt Lake City], y le en-viaremos una lista de las necesidadespresentes. Insto a todo matrimonioque disponga de tiempo, que conside-re, por medio de la oración, aceptarun llamamiento misional regular.Ustedes serán bendecidos por el valorque han tenido de aceptarlo; sus hijosy nietos se verán grandemente bene-ficiados, tal como lo testifican mu-chos matrimonios que han servidohonorablemente, muchos de ellos entres, cuatro y hasta en cinco misiones.

No esperen a que se les pida.Invito a cada uno de ustedes a par-ticipar de alguna manera en las

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gloriosas y variadas oportunidadesdel servicio misional y en el fortale-cimiento y apoyo de aquellos queabrazan el Evangelio como nuevosmiembros.

Ustedes, presidentes de estaca y obispos, tienen el privilegio de bus-car la guía inspirada para identificary llamar a personas a fin de que sepreparen para servir en una misiónregular o parcial. Aun cuando algu-nos tomarán la iniciativa, se puedeidentificar a un gran número de per-sonas e instarlas a presentar sus pa-peles por medio de la inspirada laborde ustedes; el servicio en la Iglesiasiempre se ha basado en un llama-miento inspirado más bien que enlos ofrecimientos voluntarios.

¿Por qué cada miembro un misio-nero? Porque eso es lo que el Señornos ha pedido hacer. Considérenlopor medio de la oración; habrá quie-nes eternamente lo reconoceráncomo el ángel de la compasión queles guió a la verdad, que les fortale-ció en su fe y les ayudó a aprender a servir al Señor. Háganlo. Hablen consu obispo para que él les muestre lasposibilidades de recibir una dicha ili-mitada en algún aspecto de: "Cadamiembro un misionero". Al tener elvalor de aceptar el llamamiento demisionero, hallará renovación en suvida, entusiasmo y un profundo sen-timiento de realización personal. Séque el Señor le ayudará a proclamarSu palabra. En el nombre deJesucristo. Amén. D

NOTAS

1. En Conference Report, abril de

1959, págs. 121-122.

2. Marcos 16:15-16; cursiva agregada.

3. TJS, Mateo 6:38, cursiva agregada.

Véase también D. y C. 84:106; 108:7.

4. 2 Nefi 2:6—8, cursiva agregada.

Véase también Alma 29:2.

5. D. y C. 123:12, 17.

6. Presidente Gordon B. Hinckley, "Los

conversos y los hombres jóvenes", Liahona,

julio de 1997, pág. 53.

7. Presidente Spencer W. Kimball, "¿Y

por qué peligramos?", Liahona, julio de

1977, pág. 2.

Sesión del Sacerdocio4 de octubre de 1 997

En defensa de la verdady la rectitudÉlder M. Russell Ballarddel Quorum de los Doce Apóstoles

"El defender la verdad y la rectitud no es algo que hacemos sólo los

domingos. Día tras día, nuestros vecindarios y comunidades necesitan

desesperadamente nuestro respaldo y nuestra contribución a la

seguridad, la ley y el orden."

tiempo, y en todas las cosas y entodo lugar"2.

Cuando en las aguas del bautis-mo hacemos convenio de "ser testi-gos de Dios en todo tiempo, y entodas las cosas y en todo lugar", nonos referimos solamente a las reu-niones de testimonio. Tal vez nosiempre sea fácil, conveniente o so-cialmente aceptable asumir la defen-sa de la verdad y la rectitud, pero essiempre lo que debemos hacer;siempre.

Joseph E Smith tenía 19 años deedad cuando regresó de su misión enHawai. Una mañana, mientras via-jaba desde California hacia su hogaren Utah, le cortó el paso "una carre-ta llena de hombres borrachos dispa-rando al aire y vociferando insultoscontra los mormones". Uno de ellos"con revólver en mano", caminóhacia él. Pese a estar aterrorizado,Joseph "consideró que sería impru-dente e inútil salir corriendo... asíque avanzó hacia el sujeto como sino encontrara nada fuera de lo nor-mal en su conducta. '¿Eres un mor-món tal por cualV, preguntó airada-mente el extraño. Armándose con elmayor valor posible, Joseph miró alhombre en los ojos y respondió concalma: 'Sí, señor; cien por ciento y

Es un privilegio, hermanos, di-rigirme a ustedes esta noche.

Hermanos, poseer el sacer-docio es más que una gran bendi-ción; lo acompañan enormes res-ponsabilidades tales como velar porla Iglesia; honrar a todas las muje-res, especialmente a nuestra esposa,a nuestra madre, a nuestras hijas y a nuestras hermanas; visitar el hogarde cada miembro, exhortando a cada uno de ellos a "orar vocalmen-te, así como en secreto, y a cumplircon todos los deberes familiares"1 y a "ser testigos de Dios en todo

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de pura cepa, de pies a cabeza'. Casiperplejo por la inesperada respuestadel joven, el hombre se detuvo, dejócaer las manos y, tras echar una mi-rada incrédula a Joseph, le dijo enun tono amigable: 'Bueno, ¡eres eltal por cual más cordial que he cono-cido! ¡Venga esa mano! Me alegraconocer a alguien que defiende susconvicciones'. Y sin más, dio vueltay se fue"3.

Como poseedores del sacerdocio,tenemos el sagrado deber de siempredefender la verdad y la rectitud. Elsacerdocio, según se le define, es laautoridad de Dios dada al hombrepara hacer las cosas que Dios haríasi estuviera aquí. Eso quiere decirque somos no sólo Sus testigos, sinoSus representantes.

El defender la verdad y la recti-tud no es algo que hacemos sólo losdomingos. Día tras día, nuestros ve-cindarios y comunidades necesitandesesperadamente nuestro respaldoy nuestra contribución a la seguri-dad, la ley y el orden. El delito, entodas sus manifestaciones, es un malde proporciones mundiales y ungran problema moral el cual inquie-ta enormemente a los líderes de laIglesia. El precio social, económico y moral del delito es incalculable. Eldelito no hace distinción de raza, re-ligión, nacionalidad, edad ni clasesocial.

El Libro de Mormón nos enseñaque las combinaciones secretas en-tregadas al delito presentan un seriodesafío, no solamente a las personasy a las familias, sino a civilizacionesenteras. Entre las combinacionessecretas de nuestra época se en-cuentran las pandillas, las organiza-ciones de narcotraficantes y las ma-fias. Las organizaciones secretas denuestros días funcionan tal cual lohicieron los ladrones de Gadiantónen la época del Libro de Mormón;tienen señas y contraseñas secretas;participan en ritos secretos y llevana cabo ceremonias de iniciación.Entre otras, tienen la finalidad de"asesinar, y robar, y hurtar, y come-ter fornicaciones y toda clase de

Al ingresar al Tabernáculo antes de una sesión de la conferencia, los miembros de la PrimeraPresidencia —el presidente Gordon B. Hinckley, el presidente Thomas S. Monson y el presiden-te James E. Faust— saludan a miembros del Quorum de los Doce Apóstoles.

iniquidades en oposición a las leyesde su patria, así como a las leyes desu Dios"4.

Si no tenemos cuidado, las com-binaciones secretas de la actualidadpueden cobrar poder e influenciatan rápida y completamente comolo hicieron las de los días del Librode Mormón. ¿Recuerdan los ciclos?Las combinaciones secretas empeza-ban entre "los más perversos" de lasociedad, pero terminaban "sedu-ciendo a la mayor parte de los jus-tos" hasta contaminar a la sociedadentera5.

La juventud actual, así comoaquellos de la "nueva generación"6

en el Libro de Mormón, son los máspropensos a caer bajo la influenciade las pandillas. Nuestros jóvenes seven rodeados por esta realidad.Existe un cierto grupo social que sesuscribe a la conducta criminal delos pandilleros por medio de música,estilos de vestimenta, lenguaje, acti-tudes y conducta. Muchos de uste-des han observado a muchos de susamigos abrazar ese estilo por consi-derarlo "de moda" o "de buenaonda", para ser de a poco absorbidospor ese grupo social debido a su

identificación con las pandillas.Todos estamos enterados de casostrágicos de jóvenes que, sin sospe-charlo, fueron atacados por pandi-lleros por el simple hecho de vestirprendas con los colores de pandillasrivales y de estar en vecindarios des-conocidos.

El Libro de Mormón enseña queel diablo es "el autor de todo peca-do" y el fundador de estas combina-ciones secretas7. El se vale de com-binaciones secretas, tales como laspandillas, "de generación en genera-ción, de acuerdo con el dominio quelogre en el corazón de los hijos delos hombres"8. Su propósito es des-truir a las personas, a las familias, a las comunidades y a las naciones9.Hasta cierto punto, tuvo éxito enlas épocas del Libro de Mormón, y está teniendo demasiado éxito hoy.Por esa razón es tan importante quenosotros, como poseedores del sa-cerdocio, tomemos la determinaciónde defender la verdad y la rectitudhaciendo lo que esté a nuestro al-cance por la salvaguardia de núes-,tras comunidades.

Varios años antes de la visita deCristo a lo que hoy son las

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Américas, los lamanitas demostra-ron tanta fe y tan grande valor quedestruyeron completamente la in-fluencia de los ladrones deGadiantón en su sociedad, predi-cando "la palabra de Dios entre...ellos"10. Hermanos, nosotros esta-mos ahora en una posición similarde actuar como testigos de Dios,dando el ejemplo, observando lasnormas de la Iglesia y expresandonuestro testimonio a quienes nosrodean.

El Salvador ha prometido que si"[guardamos] todos los mandamien-tos y convenios que [nos] ligan... [Elhará] estremecer los cielos para[nuestro] beneficio, y Satanás tem-blará, y Sión se regocijará sobre loscollados y florecerá"11. Incluso ha pro-metido que llegará el día en que, "...acausa de la rectitud del pueblo delSeñor, Satanás no [tendrá] poder"sobre el corazón de los hombres12.

Como Iglesia, reconocemos queel Evangelio de Jesucristo, con susverdades y enseñanzas salvadoras,ofrece la ayuda preventiva y de re-habilitación más eficaz para superarla conducta criminal. Sobre los pa-dres descansa la mayor responsabili-dad de enseñar a sus hijos los princi-pios del vivir el Evangelio y las basesde un buen comportamiento social.Lamentablemente, hay quienescuentan con muy poco respaldo enel hogar o que carecen totalmentede él. Es preciso que estemos altanto de ellos y hagamos cuanto po-damos para ser una bendición en suvida. Tales jóvenes necesitan buenosejemplos que les demuestren su in-tegridad al guardar sus convenios y cumplir sus promesas.

A ustedes, hermanos, que son pa-dres, miembros de un obispado y lí-deres de los jóvenes: por favor re-cuerden que todo joven y todajovencita tiene la gran necesidad desentir que se le ama, que se le respe-ta y que se le valora, así como detener éxito en las cosas que le haganganar confianza y propia estimación.Se deben planear actividades apro-piadas y edificantes dentro de un

ambiente seguro y sano en el cualnuestros jóvenes y sus amigos queno sean miembros puedan fortale-cerse mutuamente y acercarse másal Salvador.

También debemos dar nuestroapoyo a personas, organizaciones,comunidades y gobiernos en sus es-fuerzos por prevenir el delito.Debemos trabajar dentro de nues-tros sistemas legales y judiciales paraimplantar y asegurar el cumplimien-to de leyes que provean la protec-ción necesaria contra criminales y que al mismo tiempo garanticen losderechos y las libertades esenciales.Y debemos brindar nuestro apoyo y ayuda a los líderes gubernamentalesen la promoción de programas desti-nados a proteger y a fortalecer a fa-milias y comunidades.

Muchos de ustedes, jóvenes delSacerdocio Aarónico, tal vez se en-cuentren en el frente de batalla con-tra aquellos que tratan de hacercosas que están moralmente equivo-cadas. No creo que ni ustedes ni yopodamos defender la verdad y larectitud si nos vestimos de ropa ina-propiada para alguien que posee elsacerdocio de Dios. Para mí, es im-posible mantener el Espíritu delSeñor mientras escuchamos músicao vemos películas o videos que con-tengan pensamientos malsanos y lenguaje vulgar.

Reconozco que a veces es difícildefender la verdad y la rectitud.Sin embargo, tenemos que serejemplos positivos si hemos de ayu-dar a otras personas a encontrar unmejor camino. Afortunadamente,podemos beneficiarnos con el ejem-plo que nos dejaron nuestros ante-cesores. Aun cuando el camino queellos siguieron haya sido distinto alque seguimos nosotros hoy, el valorque se requirió de ellos para ser fie-les es similar, y sus experiencias soninstructivas.

En su infancia en Nauvoo,George Q. Cannon aprendió a lidiarcon aquellos que dañaban a otraspersonas. El mismo cuenta cómo,junto con un grupo de muchachos

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de su misma edad, hicieron su partepara defender a los santos contraposibles buscapleitos:

"Era... algo común... en conver-saciones o al hacer tratos entre dospartes, esgrimir... navajas y empezara tallar en un trozo de madera...acompañando el tallado con un sil-bido. Nadie podía oponerse, enton-ces, a la práctica de tallar y silbar.Muchos de los muchachos de la ciu-dad habían mandado hacer una es-pecie de cuchillo de caza, y cuandollegaba al pueblo algún individuo a quien se le tenía por persona de malvivir y de fines perversos, se juntabaun grupo de muchachos, iban adon-de él estaba y empezaban a tallar unpedazo de madera de pino que pre-viamente había conseguido cadauno. La presencia de un número dejóvenes, cada uno de ellos tallando[sin hacer mal a nadie]... no escapa-ba a la atención del forastero... Suprimera [reacción]... era... preguntarqué significado tenía aquello. Losmuchachos no respondían nada,pero con caras serias, continuabancon su tallado... ¿Qué podía hacer elhombre? Si estaba armado, tenía laopción de disparar, pero la firme ex-presión en el rostro de aquellos mu-chachos y las destellantes hojas delos cuchillos... le convencían de queera preferible ser cauteloso antesque valentón... Lo máximo que se-pamos que jamás hayan hecho fueponerse de pie para proferir insultosy amenazas... y después se iban, se-guidos por una legión de muchachi-tos que tallaban y silbaban"13.

Ahora bien, no estoy sugiriendoque empecemos a distribuir cuchi-llos para tallar entre nuestros diáco-nos. Sin embargo, ésta es una de-mostración del valor y de la fe queGeorge Q. Cannon y sus amigos de-mostraron mediante sus hechos.Ellos identificaron algo que se debíahacer y lo hicieron con prudenciadentro de lo que era apropiado enaquella época. Me conmueve su dis-posición de asumir una posiciónfirme contra las malvadas intensio-nes de otras personas.

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El hacer frente al delito es algocomplejo. Sin embargo, hay cosassencillas que podemos hacer hoy díapara evitar que otros se dejen arras-trar por la influencia de las pandillasy del delito. Podemos evitar la ten-tación de formar círculos cerradosde compañeros en el colegio o en laIglesia. Todos podemos refrenarnosde juzgar o de excluir a otras perso-nas por medio de palabras o hechos.Nada duele más que el sentirse re-chazado y ridiculizado. Por lo tanto,jamás debemos hacer nada que llevea otros jóvenes a sentirse aceptadospor una pandilla al sentirse rechaza-dos por nosotros. Muchas nuevas fa-milias se están mudando a nuestrosvecindarios. Hermanos, extiéndan-les una mano de amistad y háganlessentirse bienvenidos y seguros ennuestros vecindarios y en la Iglesia.Nunca hagan correr rumores, nidigan cosas crueles, ni permitan quenada ocurra que pueda dañar a otrapersona. Hagan amistad con sus ve-cinos, velen los unos por los otros y contribuyan a crear un espíritu deunidad, paz y amor entre ellos. Estaspueden aparentar ser cosas peque-ñas, pero les aseguro que si haceneste tipo de cosas, pueden ser taneficaces en mantener a la genteapartada del mal y del delito comoel tallar y silbar lo fue en los días deNauvoo. La verdadera amistad pro-bablemente sea lo mejor que poda-mos hacer para llegar a aquellos quetal vez vayan a la deriva hacia pro-cederes inseguros y moralmente da-ñinos y en pos de un falso sentido deaceptación.

Son innumerables las historiasque se podrían contar de poseedoresdel sacerdocio brillantes y talentososque han ejercido una influencia po-sitiva en la vida de otras personas.Lamentablemente, también las hayde aquellos que no alcanzaron supotencial por no estar dispuestos a defender la verdad y la rectitud.Algunos jóvenes y jovencitas tratande justificar sus malas decisiones di-ciendo que "todos cometemos erro-res". Pero se debe entender que hay

una gran diferencia entre un errorcometido en un momento de debili-dad espiritual y una decisión preme-ditada de desobedecer persistente-mente los mandamientos de Dios.Aquellos que en forma intencionalescogen violar los mandamientos deDios y no hacer caso a las normasde la Iglesia, aun cuando se prome-tan a sí mismos y a otros que un díatendrán las fuerzas necesarias paraarrepentirse, están aventurándosepor senderos escabrosos en los cua-les muchos han perdido su equili-brio espiritual. Aun cuando es ver-dad que algunos jóvenes se hanrecobrado extraordinariamente delpecado por medio del difícil procesodel arrepentimiento, la triste reali-dad nos muestra que otros se hanextraviado debido a los caminos quedecidieron tomar.

Vivimos tiempos difíciles. Enciertos aspectos tal vez sea la épocamás desafiante de todas. Queremosque ustedes, nuestros jóvenes, sepanque somos conscientes de ello. Perotambién sabemos que Dios ha reser-vado a algunos de Sus hijos espiri-tuales más fuertes para estos días pe-ligrosos. Aunque las leyes de Dios y las normas de buena conducta estánsiendo acometidas por todos los

ángulos, constituimos un gran ejér-cito de poseedores del sacerdocioque está preparado para defendercon valor la verdad y la rectitud.Hermanos, avancemos hombro a hombro como poseedores del sacer-docio de Dios y como seguidores deCristo, y hagamos todo cuanto po-damos para que éste sea un mundomejor y más seguro. Seamos "testi-gos de Dios en todo tiempo, y entodas las cosas y en todo lugar", loruego humildemente, en el nombrede Jesucristo. Amén. •

N O T A S

l . D . y C . 20:47.

2. Mosíah 18:9.

3. Francis M. Gibbons, Joseph F. Smith:

Patriarch and Preacher, Prophet of God,

1984, pág. 43-44.

4. Helamán 6:23.

5. Helamán 6:38.

6. 3Nef i l :30 .

7. Helamán 6:30; véase 2 Nefi 26:22.

8. Helamán 6:30.

9. Véase 2 Nefi 9:9.

10. Helamán 6:37.

11. D. y C. 35:24-

12. 1 Nefi 22:26.

13. "History of the Church", Juvenile

Instructor, 30 de septiembre de 1871,

pág. 158.

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¡He aquí el hombre!Obispo Keith B. McMullinSegundo Consejero del Obispado Presidente

"Nuestra visión de ustedes y de su trabajo va más allá de las aparienciasexternas de un ¡oven y vemos, en cambio, a un poseedor del SantoSacerdocio revestido con sus poderes, sus deberes y sus bendicionesconcomitantes."

convertirse y bautizarse, de reavivarla fe de los que se han apartado y deproteger el desarrollo de la fe denuestra juventud.

Los nuevos conversos que se bau-tizan realizan un abrupto abandonode sus hábitos y cursos pasados; confrecuencia se hallan solos en laIglesia, sin el apoyo de la familia ni derostros familiares. Se encuentran enel verdadero, estrecho y angosto ca-mino, que es también nuevo y puedeser un tanto desconcertante.

Están aquellos que una vez estu-vieron en ese mismo camino y que sehan apartado; su fe se ha debilitado.Para ellos, la posibilidad de un herma-namiento completo parece algo re-moto y tal vez no lo deseen; se "es-conden" de la Iglesia y se sientenescondidos de Dios.

Amamos y admiramos a cada unode ustedes, hombres jóvenes delSacerdocio Aarónico; la vitalidad deustedes es contagiosa; sus habilidades,asombrosas; su asociación, vigorizan-te. Pero sabemos que otras fuerzasestán interesadas en ustedes: son obs-curas y amenazantes; hombres y mu-jeres inicuos desfilan ante ustedes conferoces tentaciones y decepciones. Suintención es destruirlos y pueden exi-girles un alto costo espiritual.

Para escapar de estos peligros,nuestro Padre Celestial nos proveyóun Salvador2. El sacrificio expiatoriode nuestro Señor es el acontecimien-to más importante en la historia detodo lo creado; esto, entonces, es elEvangelio: que Dios vive y que es

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Esta vasta asamblea de herma-nos nos recuerda que el propó-sito y el destino de la Iglesia re-

caen en gran medida sobre loshombros de quienes poseen elSacerdocio de Aarón y el deMelquisedec. A pesar de que elSacerdocio Aarónico es el menor y un apéndice del mayor, o deMelquisedec, cada uno es sempiternoy esencial en la obra del Señor. El pre-sidente John Taylor dijo: "Cuandoestos dos Sacerdocios se unen y se lle-van a cabo sus responsabilidades ensu pureza, la gloria del Señor se mani-festará sobre el monte de Sión, en lacasa del Señor, ambos operando deacuerdo con sus llamamientos, sucargo y su autoridad"1.

Con este objetivo en mente,se despliega ante nosotros el deberde retener a quienes acaban de

nuestro Padre, que Cristo es el amadoHijo de Dios y que Su expiación esreal, que Su reino terrenal se ha esta-blecido y que una herencia celestialespera a los que abracen y se ajustena los principios eternos sobre los queel Evangelio se basa3.

El Evangelio se imparte y se recibede dos maneras: una viene antes quela otra. La primera contiene una por-ción menor, que prepara; le sigueluego la porción mayor, que trae laplenitud. La sustancia de cada una seencuentra en las ordenanzas y en lasobras del Santo Sacerdocio, comen-zando con el Sacerdocio Aarónico y culminando con el de Melquisedec.Aquellos que sean "fieles hasta obte-ner estos dos sacerdocios... y magnifi-can su llamamiento... llegan a ser... laiglesia y reino, y los elegidos deDios"4.

La porción menor del Evangeliocomprende verdades vitales y salva-doras, y se basa en la piedra angularde la obediencia y el sacrificio. Estasverdades enseñan a los hombres, a lasmujeres, a los jóvenes y a las señoritaslos fundamentos de la rectitud, losque consisten en el arrepentimiento,el bautismo y la observancia de la leyde los mandamientos carnales para laremisión de los pecados. Los manda-mientos carnales son los que nos per-miten sobreponernos a la lujuria, a laspasiones y a los deseos de nuestrocuerpo y mente naturales o mortales;entre éstos, los más importantes sonlos Diez Mandamientos5. Esta porciónmenor del Evangelio dará sustento a los que son nuevos en la Iglesia, guia-rá de regreso a los que se hayan apar-tado, ayudará a los jóvenes a recono-cer y a sobreponerse a las tentacionesy decepciones del mundo. Sin estapreparación, la plenitud de las bendi-ciones del Evangelio no se pueden re-alizar ni gozar.

La responsabilidad de administraresta porción preparatoria delEvangelio se le confía al SacerdocioAarónico.

"y... el sacerdocio menor [oAarónico]... tiene la llave del... evan-gelio preparatorio,

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"el cual es el evangelio de arrepen-timiento y de bautismo, y la remisiónde pecados, y la ley de los manda-mientos carnales"6.

Bienaventurado es el hombre asíllamado y ordenado, pues su serviciofiel en el Sacerdocio Aarónico nosólo salvará a otras personas, sinotambién a él mismo7. No importa si elhombre es nuevo en la Iglesia, si re-gresa después de una larga ausencia o si es joven, al administrar estos prin-cipios, ordenanzas y mandamientos,él mismo es instruido. El prestar servi-cio en el Sacerdocio Aarónico prepa-ra al hombre para la plenitud delEvangelio sempiterno, para el jura-mento y el convenio y para las bendi-ciones espirituales "que correspondena este sacerdocio [de Melquisedec] "8.En todo sentido, el SacerdocioAarónico es, ciertamente, preparato-rio; y para ustedes, hombres jóvenes,hay oportunidades adicionales.

El mundo utiliza la edad comomedio para definir cuándo uno estápreparado para ser hombre; por ejem-plo, la edad se usa para determinarcuándo una persona es bastante ma-dura y responsable para conducir unautomóvil. Para la juventud, el ansia-do momento llega; y para los padres,esa hora es de terror absoluto.

El mundo también hace uso de laedad para establecer cuándo un hom-bre es suficientemente sabio y respon-sable como para votar, para realizarcontratos, para ser totalmente res-ponsable de sus actos bajo la ley. A ésta la llamamos la edad de la madu-rez, el tiempo en que uno cesa de serun menor.

Debido a que la juventud y la edadson tan evidentes en el SacerdocioAarónico, podemos pensar errónea-mente que eso determina de algúnmodo los poderes y la eficacia de estesacerdocio. Recuerden, por favor, re-cuerden: En la Iglesia, la dignidad y el poder de Dios califican a los hombres para la obra. Lo que se espera de uno, las oportunidades que se le presenten y el servicio que preste contribuyen más al crecimiento individual que lo que lo hacen los cumpleaños. En el Reino de

Dios, la edad de la madurez comienza con la ordenación.

Piensen en las poderosas obras deSamuel, de Juan el Bautista, deMormón y de José Smith. Cada unode ellos fue llamado en su juventud;cada uno fue calificado por Dios paralas grandes tareas que debían reali-zarse; cada uno realizó sus deberespara la bendición sempiterna detodos nosotros.

Hoy, tales obras pueden constituirel sello distintivo del SacerdocioAarónico; es, en alguna medida,cuestión de cómo vemos las cosas. Alcontemplar a un joven poseedor delSacerdocio Aarónico, ¿vemos a unjoven o a un hombre "llamado porDios, por profecía y la imposición demanos"9? La forma en que lo vemosafecta la forma en que él se ve a símismo. Permítanme ilustrarlo:

Supongan por un momento quemi mano representa la autoridad delSacerdocio Aarónico. Estos cuatrodedos representan sus cuatro oficios:

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diácono, maestro, presbítero y obispo.Seleccionemos uno de estos oficios;por ejemplo, el de diácono. Al ladode los otros, se ve un poco más corto,un tanto menos robusto; pero asícomo la mano se perjudica seriamen-te ante la pérdida del dedo meñique,así se perjudica el sacerdocio si vemosa un diácono meramente como unjoven.

En los ojos de Dios, existe máspoder y autoridad en la mano de unposeedor del Sacerdocio Aarónicoque entre todas las personas ricas,famosas e influyentes del mundo.Las obras de esta gente se termina-rán; pero las de él no. Ellos no pue-den hacer nada en el nombre delSeñor; él puede hacer cualquiercosa que el Señor requiera de él,pues él está embarcado en la obradel Señor. Él puede fortalecer alnuevo converso, hacer que se pro-duzca un cambio de corazón en losque parecen perdidos y fortalecer a otra gente joven en su fe.

Al actuar en su oficio delSacerdocio Aarónico, él:

• Extiende la mano de la herman-dad y de la amistad.

• Enseña, declara y da testimoniode la verdad.

• Ve que los miembros se reúnancon frecuencia y que nadie sea pasa-do por alto.

• Recoge las ofrendas de ayunopara cuidar de los pobres.

• Administra la sagrada SantaCena.

• Visita a los miembros en sus ho-gares y los envuelve en la seguridadde la Iglesia.

• Busca los datos de sus antepasa-dos, envía los nombres de ellos al ar-chivo familiar y se presenta en el tem-plo para ser bautizado y confirmadopor aquellos que no recibieron esasordenanzas durante su estadía en latierra.

•Como presbítero lleva a cabobautismos y ordena por la imposiciónde manos a otros presbíteros, maes-tros y diáconos.

• ¡Es un ejemplo de virtud, de va-lentía moral y de completa hombría

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en su familia, entre sus amigos, y enla comunidad y la nación en dondevive10.

En mi mente puedo sentirlos a us-tedes, los del Sacerdocio Aarónico,decir, con el fervor y la convicción ca-racterísticas de hombres tales comoMormón y José Smith:

"Somos hijos de nuestro PadreCelestial y discípulos de Jesucristo.

Actuamos con 'fe, esperanza, cari-dad y amor, con la mira puesta única-mente en la gloria de Dios'11. Comoposeedor del Sacerdocio Aarónico:

• Viviré el Evangelio deJesucristo12.

• Magnificaré mis llamamientosdel sacerdocio13.

• Prestaré servicio significativo14.• Me prepararé para recibir el

Sacerdocio de Melquisedec15.• Me comprometeré, me prepa-

raré y serviré en una misión regularhonorable16.

• Viviré dignamente para recibirlos convenios del templo y preparar-me para llegar a ser un padre y esposodigno17.

Nuestra visión de ustedes y de sutrabajo va más allá de las aparien-cias externas de un joven y vemos,en cambio, a un poseedor del SantoSacerdocio revestido con sus pode-res, sus deberes y sus bendicionesconcomitantes.

A los hombres de antaño a tiempo llegó

el sacerdocio llamado de harán. Por los levitas, sacerdotes y Profetas

también,a los hijos de Dios para bendecir

sirvió.

Luego el Salvador del mundo arribó y a uno llamado Juan buscó, para que con ese mismo poder se

bautizaray las puertas de la salvación marcara.

En los últimos días, ese mismo poder otra vez a la tierra se restauró, para que las primeras y últimas ver-

dades del Evangelio en el alma otra vez nacieran.

¡Sacerdocio Aarónico, verdad sublime,

ven en preparación para que ocurra la redención a través del amado Hijo de Dios!

Y aquel que ministra esos poderes un niño ya no es. Con el manto del sacerdocio sobre él decimos: "¡He aquí el hombre!"18.

Dios les bendiga, hombres noblesdel Sacerdocio Aarónico, en el nom-bre de Jesucristo. Amén. D

NOTAS1. ítems on Priesthood, 1969, pág. 24.2. Véase Moisés 6:57-68.3. Véase D. y C. 76:40-44; 3 Nefi

27:13-21; D. y C. 39:5-6; véase ademásEnseñanzas del Profeta José Smith, págs. 141-142.

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4. D. y C. 84: 33-34; véase además

D. y C. 84:32-41.

5. Véase JST, Éxodo 34:1-2; D. y C.

84:27; Éxodo 20.

6. D. y C. 84:26-27.

7. Véase Santiago 5:19-20.

8. D. y C. 84:39; véase también D. y C.

107:18-19.

9. Artículo de Fe NQ 5; véase también

Hebreos 5:4.

10. Véase D. y C. 20:46-60; 84:106-110.

11. D. y C. 4:5.

12. Véase 1 Corintios 9:14.

13. Véase D. y C. 107:99.

14. Véase D. y C. 4:2-3.

15. D. y C. 84:33-39.

16. Véase 3 Nefi 5:13.

17. Véase D. y C. 110:7-9. Adaptado

del texto "La misión del Sacerdocio

Aarónico", del Manual para líderes del

Sacerdocio Aarónico, 1991, pág. 6.

18. Poema por Keith B. McMullin.

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Pionero del futuro: "Notemas, cree solamente"Presidente James E. FaustSegundo Consejero de la Primera Presidencia

"Somos parte de la causa más grande sobre la faz de la tierra; somos lospioneros del futuro. Avancemos como el ejército de Helamán y edifiquemos el Reino de Dios."

Es importante reconocer que todasesas actividades estuvieron bajo elprofético liderazgo de nuestro inspira-do presidente Gordon B. Hinckley.Ahora él nos dirige para que llegue-mos a ser pioneros del futuro, contodas las maravillosas oportunidadesque eso encierra. La fe en cada futuropaso cumplirá la visión profética conrespecto al glorioso destino de estaIglesia.

Jamás ha habido una época másmaravillosa en la historia de estaIglesia. Hay más templos en construc-ción y en planificación que nuncaantes; como un paso importante eneste trabajo de pionero del futuro, elpresidente Hinckley ha dado la pala-da inicial para un nuevo e inmensosalón de asambleas que se construirácerca del Templo, en Salt Lake City.Desde allí, será posible transmitir lavoz del Señor durante la conferenciageneral a más hijos de Dios, tanto enel salón, como a través de satélite o de otros medios electrónicos.

Esta noche hablo con énfasis espe-cial a ustedes, jóvenes poseedores delsacerdocio, quienes serán los encarga-dos de sacar la Iglesia adelante en elfuturo. Ustedes no siguen los sende-ros del mundo involucrándose en ac-tividades indeseables o usando ropasy adornos extraños. Estamos orgullo-sos de ustedes; tenemos gran confian-za en ustedes.

Basaré mi discurso en el profundopero simple mensaje del Salvador al

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Mis queridos hermanos, lessaludo con amor y gratitudpor su fidelidad y devo-

ción. Hemos tenido un gran día deconferencia: la música ha sido gran-diosa, los mensajes han sido inspira-dores, inclusive el del élder Maxwell;le he pedido al élder Maxwell que ha-blara en mi funeral, pero no tengo in-tenciones de dejar este mundo tanpronto.

Estamos terminando un año mara-villoso en el que celebramos el heroís-mo y el esfuerzo que desplegaron lospioneros que llegaron al Valle delLago Salado hace 150 años.Agradecemos mucho a los cientos demiles de fieles miembros de la Iglesiaen todo el mundo que contribuyerona esta gran celebración.

principal de la sinagoga. Recordaránque se le había dicho al principalque su hija había muerto y que nodebía molestar al Maestro por eso.Cuando el Salvador fue a la casa delapenado padre, El dijo: "¿Por qué al-borotáis y lloráis? La niña no estámuerta, sino duerme". Y tomando a la niña de la mano, dijo: "Niña, a tite digo, levántate. Y luego la niña selevantó y andaba... Y se espantarongrandemente"1.

Las palabras del Salvador al líderde la sinagoga captan la esencia deesta historia: "No temas, cree sola-mente"2. Estas cuatro palabras en-cierran el mensaje que tengo paraustedes.

Debemos creer en Dios, el EternoPadre, en Su hijo Jesucristo y en elEspíritu Santo3. Debemos creer en laExpiación y en la resurrección delSalvador. Debemos creer en las pala-bras de los Profetas, tanto antiguoscomo modernos; así como tambiéndebemos creer en nosotros mismos.

El creer requiere acción. Si sepreparan para enfrentar esta vida,recibirán un galardón que va másallá de sus sueños y de sus expectati-vas; pero para lograrlo, deben traba-jar mucho, ahorrar, ser prudentes y estar alertas. Deben alejarse de todolo que sea gratificación mundana;ser fieles en el pago de sus diezmos;guardar la Palabra de Sabiduría; y permanecer libres de toda clase deadicción. Deben ser castos y moral-mente limpios en todos los aspectos;aceptar todos los llamamientos quereciban y ser fieles a ellos; lograránmás por medio del trabajo arduo y constante que por ser extremada-mente inteligentes.

El temor impide los hechos.Ustedes jóvenes, junto con las señori-tas, son el futuro de la Iglesia y, encierta medida, del mundo. Se preocu-pan con razón por ser bien mirados y por encontrar su lugar en la vida, y lamayoría de las veces reconocen mássus debilidades que sus fortalezas.

Algunos de ustedes se preocupanante la idea de salir del hogar a lodesconocido, como es el caso del

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campo misional. Hay también quie-nes, entre los veinte y los treintaaños, temen ante la responsabilidadque implica el matrimonio y la fami-lia. Se preocupan con razón de adqui-rir una educación —una capacita-ción— para aprender a usar la mentey las manos. Es necesario adquirir ha-bilidades para competir en el mundode hoy.

Temen no ser aceptados; les inte-resa ser populares en el grupo de jó-venes de su misma edad; y es naturaltener el deseo de pertenecer a ungrupo.

Hace poco escuché sobre un buenhombre que, después de haberse ca-sado en el templo y de haber tenidocuatro hijos, se alejó de la Iglesia; suapariencia física se empobreció juntocon su conducta, se convirtió en un adicto a las drogas, en un alcohólico y en un fumador empedernido. Siguióen ese estado de vida destructiva pormuchos años. Sin embargo, con laayuda de una buena esposa, de losmaestros orientadores, de un buenobispo y de nuestro amoroso PadreCelestial, finalmente empezó el largocamino de regreso. Uno de los días demayor orgullo en su vida fue cuandonuevamente fue digno de obtener surecomendación para el templo. Mástarde, al mirar hacia esos obscurosdías, reconoció: "Lo único que yo de-seaba era el hecho de pertenecer". Elbuscar ser aceptado en el lugar equi-vocado, le trajo amargura y dolor in-descriptibles.

Hermanos, estén seguros de quetodos pertenecemos; nada es más im-portante y preciado para cada uno denosotros que el pertenecer a LaIglesia de Jesucristo de los Santos delos Últimos Días. Pertenecemos a lamejor causa sobre la tierra: la denuestro Señor y Salvador, Jesucristo.Hemos sido investidos con el mayorpoder en la tierra: el SantoSacerdocio.

Si enfrentan cada desafío con feen cada paso, aumentará su fortalezay su entendimiento. No pueden pre-ver todas las vueltas que tendrá lavida, pero mi consejo es que sigan la

dirección que da el Salvador delmundo: "No temas, cree solamente"4.

No estamos solos en nuestros pro-blemas mortales. Como lo enseña elprofeta Elíseo, huestes invisibles nosprotegen. En esa época, Siria estabaen guerra contra Israel y el profetaElíseo aconsejó al rey de Israel laforma de evitar caer en las trampas.El rey de Israel siguió su consejo y deesa forma se salvó una y otra vez, loque exasperó al rey de Siria, quien denoche envió "...gente de a caballo, y carros, y un gran ejército", y rodearonla ciudad. "Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada laciudad, con gente de a caballo y ca-rros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah,señor mío! ¿Qué haremos?".

Luego el Profeta contestó dicien-do: "No tengas miedo, porque másson los que están con nosotros quelos que están con ellos.

"Y oró Elíseo, y dijo: Te ruego, ohJehová, que abras sus ojos para quevea. Entonces Jehová abrió los ojosdel criado, y miró; y he aquí que elmonte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuegoalrededor de Elíseo"5. Con la ayuda

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del Señor, el profeta Elíseo pudo sal-var a Israel6.

Podemos sobreponernos a todosnuestros temores, pero uno a la vez; a medida que lo hagamos, aumentaránuestra confianza. La siguiente es lahistoria de un joven que se encontróante un temor que cada uno de noso-tros ha enfrentado o enfrentará enalgún momento de la vida.

Era una calurosa tarde de verano y la capilla estaba llena para la reunióndel sacerdocio de la estaca. En el es-trado, se encontraba sentado unjoven presbítero terriblemente ner-vioso; después del himno, el presiden-te de la estaca anunció que él sería elpróximo discursante.

El joven dispuso sus notas, y al ha-cerlo, el temblor de las manos delatósu temor. Empezó a hablar, pero casien seguida su habla se transformó ensonidos inarticulados, pronunciandopalabras insensatas y repetitivas. Lasituación empeoró cuando empezó a tartamudear y luego enmudeció porcompleto.

Un pesado silencio llenó el salón.¿Quién no ha sentido alguna vez te-rror de estar frente a una impresio-nante congregación? Todos creyeronque se sentaría, pero no, se mantuvode pie con la cabeza inclinada.Pasaron unos inquietantes segundos,luego se enderezó y abruptamentedijo: "Hermanos, les ruego que ten-gan fe y oren por mí para que puedahablar con seguridad".

Luego regresó hasta donde habíaquedado y habló bajo pero en formaclara. Pronto su voz llegó al nivel nor-mal y dio su mensaje completo. Nofue tanto su mensaje lo que emocionóa los que estaban allí, sino la imagende ese joven, resuelto, a pesar de sen-tirse al borde de un precipicio detemor, enarbolando el galardón de lavalentía y fortaleciéndose por la causade la verdad7.

Cada uno de ustedes ha sido in-vestido con talentos y habilidades es-peciales. Eso, además de algunos po-deres especiales que provienen delsacerdocio, les ayudará tremenda-mente en cualquier empresa. Será un

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gran desafío el pertenecer al ejércitoreal que lleva a la Iglesia hacia el fu-turo bajo la guía del Señor y de Sus lí-deres. Además, será una experienciaprovechosa y emocionante, que re-querirá de gran fe, sacrificio, discipli-na, cometido y esfuerzo. Tengo granconfianza de que ustedes son merece-dores de ella.

El creer incluye fe y confianza enel Salvador y en los principios delEvangelio, además de una gran con-fianza en que el presidente de laIglesia, la Primera Presidencia , elQuorum de los Doce Apóstoles y lasdemás Autoridades Generales son lossiervos del Señor. Significa tambiéncreer que ellos reciben inspiraciónpara dirigir los asuntos de la Iglesia;esa creencia fue una de las fortalezasde los pioneros.

Al recordar la gran fe de ese grupode primeros santos, el élder Ben E.Rich dijo: "Este territorio les era des-conocido. Creían que Dios habíadado al presidente Brigham Younguna visión del lugar donde se estable-cerían los Santos de los Últimos Días,tenían fe en su líder y estaban dis-puestos a seguirlo a lo desconocido...¿Quién puede olvidar la fe... la valen-tía de aquellos que tuvieron una con-fianza tal en Brigham Young comopara seguirlo hasta estos valles entrelas montañas?"8. Como pioneros mo-dernos que miran hacia el futuro, de-bemos estar dispuestos a avanzarhacia lo desconocido, teniendo lamisma confianza y el mismo compro-miso al seguir al presidente Hinckleyy a las demás autoridades establecidasen la Iglesia.

El creer incluye la fe y las buenasobras. No podemos tener una actitudpasiva; sino que, en forma activa, de-bemos evitar lo inicuo. Esto quieredecir no tratar con liviandad las cosassagradas. Las familias de hoy día nosólo deben evitar la maldad, sino quedeben evitar hasta la apariencia delmal. Para combatir esas influencias,las familias deben realizar la oraciónfamiliar, la noche de hogar y elestudio familiar de las Escrituras.

¡Cuan corrosiva es la dieta diaria

de la pornografía, la inmoralidad, lafalta de honradez, la falta de respeto,el abuso y la violencia que se recibede tantas fuentes. Si no somos cuida-dosos sacudirán nuestras amarras es-pirituales; una vez que nos compene-tramos en esa iniquidad, es muydifícil poder desligarnos de ella.

El élder Dallin fi. Oaks dio unconsejo muy sabio cuando prestabaservicio como presidente de laUniversidad Brigham Young. Dijo:

"Estamos rodeados por la literatu-ra que aconseja las relaciones sexua-les ilícitas, ya sea por escrito o en lapantalla. Evítenla por su propio bien.La pornografía y las historias y foto-grafías eróticas son peores que la co-mida inmunda o contaminada. Elcuerpo tiene recursos para defendersede las comidas insalubres. Salvo algu-nas pocas experiencias fatales, la co-mida en mal estado sólo los hará sen-tirse enfermos, pero desaparece elpeligro. Por el contrario, la personaque se alimenta con historias sucias,láminas y literatura pornográfica o erótica, la registra en su maravillososistema de almacenamiento que lla-mamos cerebro. El cerebro no vomitala inmundicia; una vez almacenadaqueda sujeta para siempre a los re-cuerdos y trae sus imágenes perverti-das a la memoria, alejándolos a uste-des de las cosas valiosas de la vida9.

En cierto sentido somos la genera-ción con más desafíos en la historiadel mundo. Parecería que estuviéra-mos viviendo en los tiempos que pre-vio el Rey Benjamín, que dijo: "Y porúltimo, no puedo deciros todas lascosas mediante las cuales podéis co-meter pecado; porque hay variosmodos y medios, tantos que no puedoenumerarlos". Y ahora viene su pode-rosa advertencia: "Pero esto puedodeciros, que si no os cuidáis a voso-tros mismos, y vuestros pensamientos,y vuestras palabras y vuestras obras, y si no observáis los mandamientos deDios ni perseveráis en la fe de lo quehabéis oído concerniente a la venidade nuestro Señor, aun hasta el fin devuestras vidas, debéis perecer"10.

Quisiera decir algo a ustedes,

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hermanos, que son un poco mayores.El presidente J. Reuben Clark, conse-jero de la Primera Presidencia, acos-tumbraba a decir desde este pulpito:"Hermanos, espero que yo pueda per-manecer fiel hasta el fin". En esaépoca el presidente Clark teníaochenta años.

En mi juventud, yo no podía en-tender cómo ese Apóstol del SeñorJesucristo, sabio, educado, experi-mentado y justo podía preocuparsepor su propio bienestar espiritual. Alacercarme a su edad, lo entiendo.Tengo la misma preocupación por mímismo, por mi familia y por todos mishermanos del sacerdocio. A lo largode mi vida, he visto a algunos de loshombres más escogidos, capaces y justos tambalearse y caer, han sidofieles por muchos años y luego caenen las redes de estupideces y tonteríasque les lleva vergüenza a ellos y trai-ciona la confianza de sus inocentesfamilias, dejando a sus seres queridosun legado de pena y dolor.

Mis queridos hermanos, todos no-sotros, viejos y jóvenes, debemosguardarnos constantemente de lasseducciones de Satanás. Esas in-fluencias malignas nos azotan comoolas bravias. Debemos escoger consabiduría los libros y las revistas queleemos, las películas que miramos y la forma en que utilizamos la tecno-logía moderna, como es el caso delInternet.

Los grandes poderes del sacerdocioestán más allá de nuestro entendi-miento; son imperecederos; por inter-medio de ese poder se dispuso el uni-verso. Hermanos, les prometobendiciones trascendentales a medidaque viven en rectitud. Digo esto sinvacilación ni incertidumbre debido a las promesas que da el Señor en el ju-ramento y el convenio de sacerdocioque se encuentra en la sección 84 deDoctrina y Convenios:

"Porque quienes son fieles hastaobtener estos dos sacerdocio de loscuales he hablado, y magnifican sullamamiento, son santificados porel Espíritu para la renovación desus cuerpos.

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"Llegan a ser los hijos de Moisés y de Aarón, y la descendencia deAbraham, y la iglesia y reino, y los ele-gidos de Dios.

"Y también todos los que recibeneste sacerdocio, a mí me reciben, diceel Señor; porque el que recibe a missiervos, me recibe a mí;

"Y el que me recibe a mí, recibe a mi Padre;

"Y el que recibe a mi Padre, recibeel reino de mi Padre; por tanto, todolo que mi Padre tiene le será dado"11.

Si creemos y somos fieles, se nospromete todo lo que el Padre tiene. Sirecibimos todo lo que el Padre tiene,no hay nada más por recibir en estavida o en la venidera. Debemos recor-darlo al enfrentarnos a desafíos y con-tiendas en contra de los poderes de lamaldad y de las tinieblas, "más son losque están con nosotros que los queestán con ellos"12. Somos parte de lacausa más grande sobre la faz de latierra; somos los pioneros del futuro.Avancemos como el ejército deHelamán y edifiquemos el Reino deDios. Al igual que las reales huestes,que nuestras "filas rebosen con hom-bres de valor que marchen con armasy banderas, el mal a conquistar"13.Recibiremos todas esas esperanzas,bendiciones y oportunidades si sólocreemos y no tememos. De esto testi-fico en el nombre de Jesucristo.Amén. •

NOTASÍ.Marcos 5:39-42.2. Marcos 5:36.3. Artículo de Fe Ne 1; véase también

Mosíah 4:9.4. Marcos 5:36.5. 2 Reyes 6:14-17.6. Véase 2 Reyes 6:18-23.7. Véase Wayne Lynn, Lessons from Life,

1987, págs. 51-52.8. Ben E. Rich en Conferencie Report,

abril de 1911, pág. 104-9. Citado en "Things They're saying",

The New Era, febrero de 1974, pág. 18.10. Mosíah 4:29-30.11. D. y C 84:33-38.12. 2 Reyes 6:16.13. Véase Himnos, NQ 163.

La orientación familiar:un servicio divinoPresidente Thomas S. MonsonPrimer Consejero de la Primera Presidencia

"¿Podemos acaso.. . llegar hasta aquellos de los que somos responsables

y traerlos a la mesa del Señor para deleitarse en Su palabra, así como

para gozar de la compañía de Su espíritu?"

sabilidades, el Presidente de laIglesia recibe mucha corresponden-cia todos los días; recuerdo una deesas cartas y la comparto con uste-des. He cambiado el nombre deljovencito que escribe estas líneas,que dicen así:

"Estimado Presidente:"Hola. Me llamo David Smith y

vivo en un lugar donde los estorni-nos son muy malos; hacen nidos enel bote de mi abuelo y en todo elestablo de papá y en todas partes.El abuelo y papá piensan que debomatarlos, pero mamá opina que no.Sé que la ley dice que está bienmatarlos, pero no le pido su opi-nión de cazador, sino de líder de laIglesia.

"Atentamente, David Smith. "P.D.: Un estornino es un ave

negra que come los huevos de otrasaves y hace otras cosas malas".

Toda carta que llega se contesta.La respuesta, a ésta en particular, laenvió el Secretario de la PrimeraPresidencia, F. Michael Watson:

"Estimado David:"Se me ha solicitado acusar reci-

bo de tu carta del 30 de abril dirigi-da al Presidente de la Iglesia referidaa los problemas que has tenido conlos estorninos.

"La Iglesia no tiene una norma ofi-cial en cuanto al asunto; la PrimeraPresidencia opina que tus padresdeben decidir y brindarte la guíaapropiada.

Esta ha sido una sesión de laconferencia caracterizada porla espiritualidad y sé que uste-

des y yo hemos sido edificados. Se hadeclarado: "Donde está el Presidente hay fortaleza; y el saber que él estácon nosotros y que está presidiendoinfunde fortaleza en toda la Iglesia"1.

El presidente Hinckley ha tenidoun programa exhaustivo el año pa-sado y ha dado su testimonio a milesde miembros y a otras personas entodas partes del mundo. Para mu-chos, la experiencia fue única, algoque nunca antes disfrutaron losmiembros devotos de lugares lejanoscon nombres difíciles de pronunciar;él agradece nuestras oraciones a sufavor.

Además de tantas otras respon-

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"Espero que esta información tesea de ayuda.

"Atentamente, F. MichaelWatson".

No le es posible al presidenteHinckley contestar personalmentecada carta, ni tampoco puede estaren todas partes; tampoco podemosaquellos que le ayudamos llegar a cada miembro de toda nación; sinembargo, por sabiduría del Señor senos han dado pautas por las cuales losque poseemos el sacerdocio de Diospodemos servir, enseñar y testificar a las familias de la Iglesia. Sí, hablo dela orientación familiar.

Repasemos el consejo del Señor y de Sus Profetas con respecto a estaempresa vital.

El obispo de cada barrio de LaIglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días asigna a poseedoresdel sacerdocio como maestros orien-tadores con objeto de visitar cadames las casas de los miembros. Vanen pareja; con frecuencia un jovendel Sacerdocio Aarónico acompañaa un adulto del Sacerdocio deMelquisedec.

El programa de la orientación fa-miliar es una consecuencia de la re-velación moderna y comisiona a losordenados al sacerdocio a "...enseñar,exponer, exhortar, bautizar y velar porla Iglesia... y visitar la casa de todoslos miembros, y exhortarlos a orar vo-calmente, así como en secreto, y a cumplir con todos los deberes familia-res... velar siempre por los miembrosde la iglesia, y estar con ellos y forta-lecerlos; y cuidar de que no haya ini-quidad en la iglesia, ni aspereza entreuno y otro, ni mentiras, ni difamacio-nes, ni calumnias"2.

El presidente David O. McKayamonestó: "La orientación familiar esuna de nuestras oportunidades másurgentes y compensadoras para criar,inspirar, aconsejar y guiar a los hijosde nuestro Padre... Es un servicio di-vino, un llamamiento divino. Comomaestros orientadores, es nuestrodeber llevar el espíritu divino a cadahogar y corazón. El amor por la obra y el mejor esfuerzo por llevarla a cabo

le brindarán un gran gozo, paz y satis-facción al maestro noble y dedicadode los hijos de Dios"3.

En el Libro de Mormón leemosque Alma consagraba "a todos lossacerdotes y a todos los maestros deellos; y nadie era consagrado a menos que fuera hombre justo. Portanto, velaban por su pueblo, y losustentaban con cosas pertenecien-tes a la rectitud"4.

Al cumplir con nuestras responsa-bilidades en la orientación familiar,seremos sabios si aprendemos a com-prender los desafíos de los miembrosde cada familia; además, una visita deorientación familiar tendrá más pro-babilidad de éxito si se realiza unacita de antemano.

El fallecido John R. Burt, conquien serví muchos años en cargos debarrio y de estaca, me narró una ex-periencia en la que, siendo un joven-cito, acompañó a un sumo sacerdote,que era fiel y no tenía pelos en la len-gua, a hacer la orientación familiarsin previo aviso a una familia menosactiva. Llegaron en un mal momento;se estaba jugando al póquer en unasala llena de humo y cuando los ma-estros orientadores contemplaron lahabitación, el compañero mayorsumo sacerdote se dirigió al jovenhermano Burt y exclamó: "iEsta con-gregación tiene que arrepentirse!Dirige el himno por favor".

En cambio, el compañero menordijo: "Creo que mejor nos vamos y re-gresamos otro día".

Hace algunos años, cuando el

Comité Ejecutivo Misional estabaconstituido por Spencer W Kimball,Gordon B. Hinckley y Thomas S.Monson, el hermano y la hermanaHinckley auspiciaron una cena paralos miembros del comité y sus espo-sas. Apenas habíamos terminado unacena deliciosa en la hermosa casa — la que el hermano Hinckley constru-yó y en la que hizo la mayor parte deltrabajo de construcción— cuando sú-bitamente se escuchó un golpe a lapuerta. El presidente Hinckley laabrió y vio a su maestro orientador,quien expresó: "No está mi compañe-ro pero pensé que debía venir a verlosesta noche; no sabía que tenían invi-tados".

El presidente Hinckley invitó ama-blemente al maestro orientador a pasar y sentarse y a instruir a los tresApóstoles y a sus esposas con respec-to a nuestros deberes como miem-bros. Con un poco de temor, el maes-tro orientador hizo lo mejor quepudo; el presidente Hinckley le agra-deció el haber venido, después de locual el maestro orientador, conmucha rapidez, se retiró.

Abraham Lincoln ofreció estesabio consejo, el cual se aplica a losmaestros orientadores: "Si deseas queun hombre esté a tu favor, primeroconvéncelo de que eres su amigo sin-cero". El presidente Ezra Taft Bensonexhortó: "Más que todo, sean un ver-dadero amigo de las personas y de lasfamilias que visitan"5.

Tal como el Salvador nos declaró:"...os llamaré amigos, porque sois mis

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amigos"6. Un amigo hace más queuna visita por compromiso cada mes;un amigo se preocupa más acerca dela gente que de recibir méritos porhaber cumplido con su obligación; unamigo demuestra interés; un amigoama; un amigo escucha y un amigohace lo posible por ayudar.

Algunos de los aquí presentes re-cordarán el relato que el presidenteRomney solía contar sobre un supues-to maestro orientador que una vezfue a su casa en una noche fría. Conel sombrero todavía en la mano y me-ciéndose un tanto nervioso cuando loinvitaron a tomar asiento y dar elmensaje, respondió: "Verá usted, her-mano Romney, afuera hace frío y dejéel motor en marcha para que no sedetenga; sólo vine para poder decirleal obispo que hice mis visitas".

El hermano Romney, luego de re-latar esta experiencia en una reuniónde poseedores del sacerdocio, dijo:"¡Podemos hacerlo mejor que eso,hermanos, mucho mejor que eso!".

La orientación familiar contestamuchas oraciones y nos permite versituaciones con milagros vivientes.Permítanme ilustrarlo utilizando oca-siones en las que he estado íntima-mente relacionado en los años pasa-dos, así como en el presente.

El propietario del café Dick, enSaint George, Utah, es un ejemplo.Dick Hammer vino a Utah durantelos años de la Gran Depresión con elCuerpo Civil de Conservación.Durante ese período, conoció a unajoven Santo de los Últimos Días y secasó con ella, y abrió un café que seconvirtió en un popular lugar de reu-niones. El maestro orientador de lafamilia Hammer era Willard Milne;yo conocía a Dick Hammer y habíaimpreso sus menús, tan es así quecuando iba a Saint George le pregun-taba a mi amigo, el hermano Milne:"¿Cómo está progresando nuestroamigo Dick?".

A lo que generalmente contesta-ba: "Despacio".

Los años pasaron y apenas haceuno o dos años, Willard me dijo:"Hermano Monson, Dick Hammer se

convirtió y se va a bautizar. Tiene 90años y hemos sido amigos durantetoda nuestra vida adulta. Su decisiónme hace sentir tan bien; he sido sumaestro orientador por muchos años,creo que quince años".

El hermano Hammer en verdad sebautizó y un año después entró en elhermoso Templo de Saint Georgepara recibir las bendiciones de la in-vestidura y del sellamiento.

Le pregunté a Willard: "¿Algunavez se desalentó por haberle enseña-do por tanto tiempo?".

El dijo: "No. El esfuerzo valió lapena. Me siento feliz".

Hace algunos años, antes de partirpara presidir la Misión Canadá, consede en Toronto, Ontario, me habíahecho amigo de un señor llamadoShelley, quien vivía en el barrio peroque no había abrazado el Evangelio, a pesar de que su esposa e hijos sí lo ha-bían hecho. Mientras servía comopresidente de misión, si se me hubierapedido que nombrara a alguien quetal vez nunca llegaría a ser miembrode la Iglesia, creo que habría pensadoen Shelley.

Después de que se me llamó alQuorum de los Doce, recibí un llama-do de Shelley; él dijo: "Obispo, ¿po-dría sellar a mi esposa, a mis hijos y a mí en el Templo de Salt Lake?".

Vacilante, contesté: "Pero, Shelley,primero tiene que bautizarse para sermiembro de la Iglesia".

Se rió y dijo: "Ya me hice cargo deeso cuando usted estaba en Canadá.Mi maestro orientador era el guardapeatonal escolar y todos los días, alencontrarnos en el cruce peatonal,hablábamos del Evangelio".

Tuve el privilegio de ver este mila-gro con mis propios ojos y sentir elgozo con el alma y el corazón. Se rea-lizaron los sellamientos y una familiase unió. Shelley murió poco despuésde eso, pero no sin antes agradecerpúblicamente a sus maestros orienta-dores su fiel servicio.

El élder Mark E. Petersen, al ha-blar de la activación de los miembros,decía con frecuencia: "El problema esque la gente no está convertida a la

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Iglesia". Nosotros, el sacerdocio de laIglesia, no podemos permitirnos elabandonar a las familias en sus capu-llos, aisladas del cuerpo de la Iglesia.

Hace muchos años Joseph Lyon,de Salt Lake City, me expresó lo queaprendió en una conferencia que dioun ministro de otra religión al dirigir-se a una asociación de evaluacióncrediticia de Salt Lake City. El minis-tro audazmente proclamó: "El mor-monismo es la filosofía más importan-te del mundo de hoy. La prueba másgrande para la Iglesia será el adveni-miento de la televisión y de la radio,las que tienden a mantener a la gentealejada de la Iglesia", y procedió a re-latar lo que yo he llamado el relato de la "brasa caliente": describió una ca-lurosa chimenea, en donde los peda-zos de leña se habían avivado, quetenía rescoldos todavía brillantes, delos que emanaba el calor; luego ob-servó que con una manija de broncepodía remover uno de los rescoldoscalientes. El rescoldo lentamente seapagaría y se volvería negro; no brilla-ría más ni daría más calor; despuésañadió que si se ponía otra vez el res-coldo negro y frío donde estaban lospedazos encendidos de carbón, elobscuro rescoldo volvería a encender-se, a brillar y a dar calor, y finalizó deesta manera: "La gente es como loscarbones de una fogata. Si se ausen-tan de la calidez y del espíritu de laparticipación activa en la Iglesia, nocontribuirán al todo, sino que en suaislamiento, cambiarán. Así comocon los rescoldos que se apartan delcalor de la fogata, cuando ellos seaparten de la intensidad del espírituque genera el ser miembros activos,perderán esa calidez y ese espíritu".

El reverendo concluyó sus comen-tarios expresando: "La gente es másimportante que los rescoldos de unafogata".

A medida que los años vienen y van y los desafios de la vida se hacenmás difíciles, las visitas de los maes-tros orientadores a los que se han au-sentado de la actividad en la Iglesiapueden ser la llave que, con el tiem-po, abrirá las puertas de su regreso.

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Con esto en mente... ¿podemosacaso, hermanos, llegar hasta aquellosde los que somos responsables y traer'los a la mesa del Señor para deleitarseen Su palabra, así como para gozar dela compañía de Su Espíritu, y así noser "extranjeros ni advenedizos, sinoconciudadanos de los santos, y miem-bros de la familia de Dios"?7.

El presidente Ezra Taft Benson dijoque la orientación familiar es el "ser-vicio caritativo del sacerdocio"8. Nohace mucho recibí una carta conmo-vedora de la hermana Mori Farmer, laque habla de dos maestros orientado-res y del servicio amoroso que propor-cionaron a la familia Farmer duranteuna época en que la familia estabaexperimentando circunstancias eco-nómicas desfavorables. Cuando seotorgó el servicio, la familia Farmerhabía viajado a otra ciudad para ir a una reunión familiar.

Primero comparto con ustedes lacarta que escribieron los maestrosorientadores a la familia Farmer, laque la familia encontró pegada concinta en la puerta del garaje cuandovolvieron a casa, y comienza así:"Esperamos que hayan tenido unagran reunión de familia. Mientras us-tedes estaban ausentes, nosotros,junto con más o menos cincuenta denuestros amigos, tuvimos una 'granfiesta en su casa'. Queremos agrade-cerles, desde lo profundo de nuestrocorazón, los años de servicio desinte-resado que ustedes dos nos han dado.Ustedes han sido como Cristo, ejem-plos de servicio incansable hacia losdemás; nunca podremos pagarles porello y pensamos que sería bueno de-cirles gracias. Firmado: Sus maestrosorientadores".

Cito ahora de la carta que meenvió la hermana Mori Farmer:

"[Después de haber leído la cartade nuestros maestros orientadores]entramos en la casa con grandes ex-pectativas. Lo que encontramos nossorprendió de tal manera que no pu-dimos decir palabra; me quedé levan-tada toda la noche llorando debido a la generosidad de la gente de nuestrobarrio.

"Nuestros maestros orientadoreshabían decidido que iban a repararnuestras alfombras mientras estuvié-ramos ausentes; habían dejado losmuebles en el patio de enfrente decasa mientras las alfombras se estira-ban y se terminaban de colocar; unhombre del barrio se detuvo y pre-guntó qué ocurría; luego regresó conpintura que valía cientos de dólares y dijo: 'Podríamos aprovechar para pin-tar la casa mientras todo está afuera';otras personas vieron los autos en elfrente y se detuvieron a ver qué pasa-ba y, para cuando la semana finalizó,cincuenta personas habían estadoocupadas reparando, pintando, lim-piando y cosiendo.

"Nuestros amigos y los miembrosdel barrio habían reparado nuestrasalfombras mal puestas, pintado todala casa, reparado los hoyos de las pa-redes, habían aceitado y barnizado losarmarios de la cocina, puesto cortinasen las tres ventanas de la cocina y dela sala familiar, habían lavado la ropa,limpiado todas las habitaciones de lacasa y las alfombras, arreglado los pes-tillos rotos y muchas otras cosas más.Tratando de hacer una lista de lascosas maravillosas que hicieron pornosotros, llenamos tres páginas; todoello se llevó a cabo entre el miércolesy el domingo, día en que llegamos.

"Casi toda persona con la que ha-blamos nos dijo, con lágrimas en losojos, qué experiencia espiritual habíasido el participar en eso; nos hemossentido en verdad humildes por la ex-periencia. Al contemplar nuestracasa, recordamos la gentileza y el gransacrificio que hicieron al dar de sutiempo, de sus talentos y de su dineroa nuestra familia. Los maestros orien-tadores han sido verdaderos ángelesen nuestra vida; nunca los olvidare-mos, ni nos olvidaremos de lo que hi-cieron por nosotros".

Otros ejemplos podrían citarsetambién. Sin embargo, me referiré a un ejemplo para describir qué tipo demaestros orientadores debemos ser."Hay un Maestro, cuya vida sobrepa-sa a todas las demás. El enseñó sobrela vida y la muerte, sobre el deber y el

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destino; vivió para servir y no para serservido; no para recibir, sino para dar;no para salvar Su vida, sino para sa-crificarla por los demás. Describió unamor más hermoso que la lujuria, unapobreza más rica que el tesoro. Sedijo de este Maestro que El enseñabacomo quien tiene autoridad, y nocomo los escribas. En el mundo dehoy, cuando muchos hombres tienenavaricia de oro y de gloria y los domi-nan las filosofías de los hombres, re-cuerden que ese Maestro nunca escri-bió nada; sólo una vez, escribió sobrela arena y el viento destruyó parasiempre Su escrito. Sus leyes no seinscribieron sobre la roca, sino en elcorazón de los hombres"9. Hablo delMaestro de maestros, Jesucristo, elHijo de Dios, el Salvador y Redentorde la humanidad. El relato bíblicodice de El: "...anduvo haciendo bie-nes"10. Con El como nuestro Guía y Ejemplo infalible, estaremos capacita-dos para recibir Su ayuda divina ennuestra orientación familiar. Se ben-decirán las vidas; se consolarán loscorazones; las almas se salvarán.

En el nombre de Jesucristo.Amén. D

NOTAS1. Harold B. Lee, "Meeting the Needs of

a Growing Church", Improvement Era,, junio de 1968, pág. 26.

2. Doctrina y Convenios 20:42, 47,53-54.

3. David O. McKay, prólogo del libro deinstrucción de la orientación familiar: A Divine Service, 1963; citado por Ezra TaftBenson en "Para los maestros orientadoresde la Iglesia", Liahona, julio de 1987, págs.48-49.

4.Mosíah23:17,18.5. Ezra Taft Benson, "Para los maestros

orientadores de la Iglesia", Liahona, julio de1987, pág. 50.

6. Doctrina y Convenios 93:45.7.Efesios2:19.8. Ezra Taft Benson, The Teachings of

Ezra Taft Benson, 1988, pág. 225.9. Véase Thomas S. Monson, "Only a

Teacher", Improvement Era, junio de 1970,pág. 91.

10. Hechos 10:38.

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Pensamientos sobre lostemplos, la retención deconversos y el serviciomisionalPresidente Gordon B. Hinckley

"Que consideren la Iglesia como su gran y buena amiga, su refugiocuando el mundo parezca cerrarse a su alrededor, su esperanza cuandolas cosas se vuelvan tenebrosas, su columna de fuego."

templo en la casa del Señor. Porconsiguiente, estamos haciendotodo lo que sabemos hacer para ace-lerar la obra de la construcción deestos sagrados edificios y poner lasbendiciones que allí se reciben alalcance de más personas.

Tras la dedicación del Templo deSt. Louis, que tuvo lugar en junio deeste año, tenemos 50 templos enfuncionamiento. Pronto dedicare-mos el Templo de Vernal, Utah. Lapróxima dedicación de un temploestá programada para junio de 1998y será el Templo de Preston,Inglaterra.

Me complace comunicarles quelos templos de Colombia; deEcuador; de la RepúblicaDominicana; de Bolivia; de España;de Recife y de Campiñas, Brasil; deMéxico; de Boston; de Nueva Yorky de Albuquerque siguen adelanteya sea en planificación o en diversasetapas de construcción. El plan deconstruir un templo en Venezuela,lo cual anunciamos antes, tambiénsigue adelante y tenemos esperanzasde adquirir un terreno en un futuromuy cercano. Y seguimos en la tareade conseguir los diversos tipos depermisos, contra alguna oposición,

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Hermanos, ahora que tengoel privilegio de dirigirles lapalabra, repetiré algunas

de las cosas que se han dicho duran-te esta conferencia con la esperanzade hacer hincapié en la importanciade ellas. Esta ha sido una reuniónmaravillosa; si prestamos oído y obe-decemos los consejos que hemos re-cibido, nos beneficiaremos mucho.

Creo que ningún miembro de laIglesia recibe lo fundamental queesta Iglesia tiene para dar mientrasno reciba sus bendiciones del

para la construcción de los templosde Billings, Montana y de Nashville,Tennessee.

En esta ocasión tengo el placerde anunciar que hemos resuelto edi-ficar un templo en Houston, Texas,y uno en Porto Alegre, Brasil. Todoesto pone de manifiesto el gran inte-rés que tenemos en hacer avanzarcon vigor esta importante obra.Pienso que en total tenemos unos17 templos en alguna etapa de suconstrucción, lo cual es una tareaprodigiosa.

Sin embargo, hay muchas áreasdistantes y aisladas de la Iglesia,donde el número de miembros espequeño y donde no es probable queéste aumente mucho en el futurocercano. ¿Se han de negar a los queviven en esos lugares las bendicio-nes de las ordenanzas del templo?Mientras visitábamos una de esasáreas hace unos pocos meses, medi-tamos en esa pregunta y oramos alrespecto. Creemos que recibimos larespuesta con toda claridad.

En algunas de esas áreas cons-truiremos templos pequeños, edifi-cios que cuenten con todas lasinstalaciones necesarias para admi-nistrar todas las ordenanzas. Se edi-ficarían de acuerdo con el nivel quecorresponde a los templos, el cual esmucho más elevado que el de loscentros de reuniones. Contendríantodo lo necesario para efectuar bau-tismos por los muertos, el serviciode la investidura, los sellamientos y todas las demás ordenanzas que sedeben realizar en la casa del Señortanto para los vivos como por losmuertos.

Presidirían esos templos, cuandoello fuera posible, hombres de la lo-calidad que serían llamados comopresidentes de templo, del mismomodo que son llamados los presi-dentes de estaca, y tendrían un perí-odo indefinido de designación deservicio en el cargo; vivirían en elárea, en su propia casa. Uno de losconsejeros sería el registrador deltemplo y el otro, el ingeniero o téc-nico del templo. Todos los obreros

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de las ordenanzas serían personaslocales que ocuparían otros cargosen sus respectivos barrios y estacas.

Se esperaría que los participantestuvieran su propia ropa del templo,y de ese modo no haría falta cons-truir lavaderos muy costosos. Un la-vadero sencillo podría encargarse dela ropa bautismal. No habría instala-ciones para comer.

Esos edificios se abrirían deacuerdo con lo que fuese necesario,quizá uno o dos días a la semana, locual quedaría a criterio del presi-dente del templo. Cuando fuera po-sible, construiríamos el edificio en elmismo terreno de un centro de esta-ca y los dos edificios utilizarían elmismo estacionamiento, con lo cualse ahorraría mucho dinero.

Uno de esos templos pequeños sepuede construir casi por lo mismoque cuesta mantener un templogrande en un solo año; se puede edi-ficar en un tiempo relativamentebreve, o sea, en varios meses. Repitoque no faltaría ninguno de los ele-mentos esenciales y podrían efec-tuarse en él todas las ordenanzas dela casa del Señor. Esos edificios pe-queños tendrían por lo menos lamitad de la capacidad que tienen al-gunos de nuestros templos muchomás grandes, y podrían ampliarsecuando fuera preciso.

Ahora bien, creo que, al oírmeustedes decir esto, los presidentes deestaca de muchas áreas dirán queeso es exactamente lo que necesi-tan. Y bien, hágannos saber de loque necesiten y nosotros lo tomare-mos en consideración con detencióny con oración; pero les ruego que noesperen que todo ocurra de inme-diato, puesto que nos hace faltaganar un poco de experiencia paraesta empresa.

El funcionamiento de esos tem-plos requerirá cierta medida de sa-crificio de parte de los fieles santoslocales a los que sirvan; ellos no sóloprestarán servicio como obreros delas ordenanzas, sino que se esperaráque limpien los edificios y cuiden deellos. Pero la carga no será pesada; si

se tienen en cuenta las bendiciones,la tarea será en verdad liviana. Nohabrá empleados remunerados: todoel trabajo del funcionamiento repre-sentará fe, devoción y dedicación.

Estamos proyectando esos edifi-cios ahora mismo para Anchorage,Alaska; para las colonias SUD delnorte de México y para Monticello,Utah. En las áreas donde el númerode miembros de la Iglesia es mayor,construiremos más de los templostradicionales; sin embargo, estamoselaborando planes encaminados a reducir los gastos sin que se reduzcala obra que en ellos se llevará a cabo. Hemos tomado la resolución,hermanos, de hacer llegar los tem-plos a las personas y brindarles asítodas las oportunidades de recibirlas valiosísimas bendiciones quebrinda la adoración en el templo.

Por ahora, baste con eso sobreese tema. Lo que diré en seguida yame lo han oído decir antes y hanoído a otras personas hablar de ello.Espero que sigamos hablando deltema y que hagamos algo al respec-to. Lo hago porque es algo que mepreocupa muchísimo.

Junto con el aumento de la obramisional en todo el mundo, debe

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haber un aumento comparable en lalabor de hacer que cada converso seencuentre a gusto en su barrio o rama. Llegará a la Iglesia este añoun número suficiente de personaspara constituir más de 100 nuevasestacas de un tamaño promedio.Lamentablemente, junto con estaaceleración en la tarea de la conver-sión, estamos descuidando a algunosde estos miembros nuevos. Confíoen que se despliegue un gran esfuer-zo en toda la Iglesia, en todo elmundo, para retener a cada conver-so que llegue a la Iglesia.

Esto es asunto serio. No hayrazón para realizar la obra misionalsi no conservamos los frutos de esalabor; ambas tareas deben ser inse-parables.

Quisiera leerles una carta, que esde las que recibimos de vez en cuan-do. Es de un hombre y dice:

"Me siento obligado a escribirledespués de haber leído los comenta-rios que usted hizo en la conferenciageneral de abril. Me conmovió par-ticularmente lo que decía con res-pecto a los 'conversos y hombres jó-venes ' . Leí el artículo en la redInternet y me enternecieron sus pala-bras. Su percepción de los conversos

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y de las necesidades especiales deellos me emocionó de un modomuy hondo puesto que yo fui con-verso a la Iglesia. He querido escri-birle para decirle que estoy deacuerdo con todo lo que usted se-ñalaba y que, si más miembros de laIglesia hubiesen sido conscientes delas necesidades de un converso,probablemente yo habría permane-cido en la Iglesia.

"Me convertí a La Iglesia deJesucristo de los Santos de los Últi-mos Días en 1994. Eso ocurrió des-pués de un largo tiempo en el queyo había estado buscando la Iglesiaverdadera. Había investigado casitodas las religiones e iglesias peronunca había hallado lo que buscaba.Desde el primer contacto que tuvecon los misioneros, supe que me en-señaban algo que cambiaría mi vida.Al escucharlos, oí lo que había esta-do buscando durante todos esosaños. No sé si habrá palabras paradescribir lo que sentí después dehaber oído el mensaje de ellos. Porfin me sentí en paz. Todo ello teníasentido. De todo corazón estudié laIglesia y sentí como si hubiese halla-do un 'hogar'. Resolví ser bautizadoel 8 de octubre de 1994. Fue uno delos días más grandes de mi vida.

"Sin embargo, después de mibautismo, las cosas con respecto a laIglesia cambiaron. De pronto me vilanzado a un ambiente en el que sesuponía que yo supiera todos los de-talles. Dejé de ser el centro de aten-ción para ser tan sólo un miembromás. Me trataron como si yo hubie-se estado en la Iglesia desde hacíaaños.

"Me habían dicho que se me da-rían seis charlas después de que meuniera a la Iglesia, pero eso nunca sellevó a cabo. En ese mismo tiempo,mi prometida me presionaba inten-samente para que no estuviera en laIglesia; era sumamente antimormo-na [en sus] creencias y no queríaque yo fuese parte de ella. A menu-do nos peleábamos por la Iglesia.Pensé que podría hacerla compren-der mis creencias. Pensé que si tan

sólo tuviese más tiempo para parti-cipar en la Iglesia, ella no la consi-deraría como algo tan malo ni comouna secta. Pensé que vería por miejemplo que ésta era la Iglesia ver-dadera y que llegaría a aceptarla.

"Me valí de los misioneros queme apoyaron mucho; ellos me ayu-daron... a pensar en las formas deconvencer a mi novia de que yohabía tomado la decisión acertada.Todo eso anduvo bien hasta que a los misioneros los trasladaron a otrositio; se fueron y yo me quedé bási-camente solo. Al menos, eso fue loque pensé. Busqué apoyo en losmiembros, pero no lo encontré. Elobispo me ayudó, pero no le era po-sible hacer más. Poco a poco fui per-diendo mi 'cálida sensación' con res-pecto a la Iglesia. Me sentí como unextraño y comencé a dudar de laIglesia y de su mensaje. Con el tiem-po, empecé a prestarle más oído a mi novia. Entonces concluí quequizá me había apresurado demasia-do en unirme a la Iglesia. Le escribíal obispo y le pedí que se quitara minombre de los registros de la Iglesia.Permití que eso se hiciera. Ese fueun tiempo de desesperación en mivida.

"Ya han pasado dos años desdeque dejé la Iglesia. He vuelto a [miantigua Iglesia] y no he tenido nadaque ver con La Iglesia de Jesucristode los Santos de los Últimos Díasdesde entonces. Constantemente lepido a Dios en oración que me guíe.Sé muy dentro de mí que El meguiará a Su Iglesia verdadera. Noobstante, no sé si ésa es La Iglesia deJesucristo de los Santos de los Últi-mos Días ni siquiera si existirá.Lamento haber dejado la Iglesia y haber solicitado que se quitara minombre de los registros, pero cuan-do lo hice, pensaba que no me que-daba otro camino. El haberlo hechome produjo una mala impresión quesería difícil borrar.

"Al prepararse la Iglesia paraponer en marcha un programa deretención de nuevos conversos, hedeseado hacerle saber a usted... que

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es probable que muchos conversosnuevos tengan experiencias seme-jantes a la mía. Sé que hay personasque se están uniendo a la Iglesia encontra del consejo de amigos y defamiliares. Ese es un gran paso queellos dan y se les debe apoyar en esaocasión crítica. Sé por lo que a míme ocurrió que si hubiera recibido elapoyo que me hacía falta no estaríaahora escribiéndole esta carta.

"Gracias por el tiempo dedicadoa leerla", y firma la carta.

¡Qué tragedia! ¡Qué terrible tra-gedia! Creo que el autor de esa misi-va todavía tiene un testimonio deesta obra. Ese testimonio lo ha teni-do desde que se bautizó, pero se sin-tió solo y pensó que no tenía impor-tancia para nadie.

Alguien falló y falló de maneralamentable. Digo a los obispos detodo el mundo que, pese a todo loque ustedes tienen que hacer —yreconocemos que es mucho— nopueden hacer caso omiso de losconversos. La mayoría de ellos nonecesitan mucho; como ya lo he se-ñalado, necesitan un amigo, necesi-tan algo que hacer, una responsabi-lidad. Ellos necesitan ser nutridospor la buena palabra de Dios.Llegan a la Iglesia con entusiasmopor lo que han encont rado .Debemos valemos de inmediato deese entusiasmo para fortalecerlos.Ustedes tienen personas en sus res-pectivos barrios que pueden seramigas de todos los conversos; pue-den escucharlos, guiarlos, contestara sus preguntas y estar cerca deellos para prestarles ayuda en todaslas circunstancias y en todas lascondiciones. Hermanos, esta pérdi-da debe parar; es innecesaria. Estoyconvencido de que el Señor no estácomplacido con nosotros. Los invi-to, a todos y a cada uno de ustedes,a hacer de esto un asunto de prime-ra prioridad en su trabajo adminis-trativo. Invito a todos los miembrosa acercarse con amistad y con afec-to a los que lleguen a la Iglesia encalidad de conversos.

Van a oír mucho acerca de esto

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en los meses que vienen. Lo mencio-no ahora sólo para destacar que lorespaldo con el mayor entusiasmo.

Permítanme hablar en seguida deotro asunto. Deseo dirigirme a todoslos muchachos que me estén escu-chando en esta oportunidad.Expreso agradecimiento por lo quelas demás Autoridades Generales leshan dicho.

Primero, deseo puntualizar quelos honramos y los respetamos a us-tedes, los hombres jóvenes. Ustedesrepresentan una generación porten-tosa en esta Iglesia. He indicado unay otra vez que creo que ésta es lamejor generación que hemos tenido.Ustedes y las mujeres jóvenes sonformidables. Estudian las Escrituras.Oran. Asisten a seminario a costade sacrificios. Procuran hacer lo co-rrecto. Tienen un testimonio de estaobra, y la mayoría de ustedes vivende acuerdo con él. ¡Los felicito detodo corazón! Les expreso el granamor que les tenemos. Sólo deseoespecificar una o dos cosas, comoañadidura a lo que he dicho ante-riormente, lo cual espero sea alenta-dor para ustedes al seguir adelanteen la vida.

No podría desear nada mejorpara ustedes que el que sean total-mente leales a la Iglesia, que tenganfe absoluta en la divina misión deella, un amor total por la obra delSeñor con el deseo de sacarla ade-lante y una dedicación total al cum-plir con sus deberes como miembrosdel Sacerdocio Aarónico.

Viven ustedes en un mundo deespantosas tentaciones. La porno-grafía con su sórdida inmundiciaazota la tierra como una horrorosay pavorosa marejada. Es veneno.No la vean ni la lean. Los destruirási lo hacen. Les quitará el respetopor ustedes mismos. Les robará lasensación de las bellezas de la vida.Los derribará y los arrastrará al lo-dazal de los malos pensamientos y posiblemente de los malos actos.Manténganse alejados de ella.Evítenla como rehuirían una enfer-medad horrorosa, puesto que es

igual de mortal. Sean virtuosos depensamiento y de obra. Dios haplantado en ustedes, por un propó-sito, un instinto divino que puedeser fácilmente trastrocado a finesmalignos y destructivos. Mientrasson jóvenes, no salgan con una solaseñorita como novios. Cuando lle-guen a la edad en que piensen encasarse, entonces podrán hacerlo.Pero ustedes, los jóvenes que estánen la escuela secundaria, no debenhacerlo ni tampoco las jóvenes.

Constantemente recibimos cartasque tienen que ver con personasque, bajo las presiones de la vida, secasan cuando todavía son muy jóve-nes. Hay un antiguo adagio quedice: "Cásate de prisa y tendrásmucho tiempo para lamentarlo".Eso es muy cierto.

Pasen ratos agradables con las jó-venes. Realicen actividades juntos,pero no piensen en algo demasiadoserio demasiado pronto. Tienen pordelante el campo misional y no pue-den permitirse el correr el riesgo deperder esa gran oportunidad y res-ponsabilidad.

El Señor ha dicho: "...deja que lavirtud engalane tus pensamientosincesantemente..." (D. y C. 121:45).

Aléjense del alcohol. La gradua-ción de la escuela secundaria no esmotivo para celebrar con cerveza. Espreferible mantenerse alejados y quelos demás piensen que son mojigatosa ir a tales celebraciones y pasarse lavida lamentándolo después.Aléjense de las drogas. No se pue-den permitir tocarlas, pues si lohacen, éstas los destruirán total-mente. La euforia pasará pronto y los estranguladores tentáculos deeste mal los atraparán. Llegarán a ser esclavos, esclavos del vicio.Perderán el control de su vida y desus actos. No experimenten conellas. ¡Manténganse libres de ellas!

Anden en la luz del sol, de la for-taleza y de la virtud del autodominioy de la integridad absoluta.

Cursen todos los estudios quepuedan. La instrucción académicaes la llave que abre la puerta de las

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oportunidades. Dios ha mandado a los de este pueblo adquirir conoci-miento "tanto por el estudio comopor la fe" (D. y C. 88:118; véasetambién 109:7, 14).

Ustedes son un pueblo adquiridopor Dios. Desde luego que lo son.Ustedes han evitado las cosas delmundo y se hallan en el camino queconduce a algo más elevado y mejor.Tienen que adquirir instrucción.Tienen por delante el matrimoniocomo una gran y sagrada oportuni-dad en la casa del Señor.

Tienen que ir al campo misional.Cada uno de ustedes debe pensarprestar servicio misional. Tal veztengan dudas. Quizás tengan temo-res. Enfrenten sus dudas y sus temo-res con fe. Prepárense para ir a lamisión, pues no sólo tienen la opor-tunidad; tienen la responsabilidad.El Señor los ha bendecido y los hafavorecido de un modo notable y asombroso. ¿Es pedirles demasiadoque dediquen totalmente dos añosde su vida al Señor?

Mis jóvenes hermanos, ustedesson algo especial. Deben elevarsepor encima de lo común. Debenvestirse de toda la armadura de Diosy vivir con virtud. Ustedes saben loque es el bien y saben lo que es elmal; saben cuándo y cómo escogerel bien. Saben que hay un poder enel cielo al cual pueden acudir en losmomentos de extrema necesidad.Oren con fervor y con fe. Oren alDios del cielo que les ama y al queustedes aman. Oren en el nombrede Jesucristo, que dio Su vida porustedes. Levántense y vivan comocorresponde a los hijos de Dios.

Los queremos mucho. Oramospor ustedes. Contamos mucho conustedes, muchísimo. Que el Señorlos cuide, los proteja y los bendiga.

En seguida quisiera decir algo a los obispos y a los presidentes de es-taca con respecto al servicio misio-nal. Se trata de un asunto delicado.Parece estar creciendo en la Iglesiala idea de que todas las mujeres jó-venes al igual que todos los hombresjóvenes deben ir a la misión.

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Necesitamos a algunas jóvenes; ellasrealizan un trabajo extraordinario y pueden llegar a los hogares a los quelos élderes no pueden llegar.

Confieso que tengo dos nietas enel campo misional. Son jóvenes in-teligentes y bellas; trabajan ardua-mente y realizan mucho bien. Porsus obispos y sus padres, se sabe queellas mismas tomaron la decisión deir a la misión. A mí no me lo dijeronsino hasta después de haber enviadolos formularios para la misión. Yo notuve nada que ver con esa decisiónde ellas.

Ahora bien, tras haber hechoesa confesión, deseo decir que losmiembros de la Primera Presidenciay del Consejo de los Doce estamosunidos al indicar a nuestras herma-nas jóvenes que no tienen la obli-gación de ir al campo misional.Confío en que pueda decir lo quetengo que decir de tal manera queno sea insultante para nadie. Lasmujeres jóvenes no deben pensarque tienen un deber comparable alde los hombres jóvenes. Algunastendrán muchos deseos de ir a lamisión. De ser así, deben consultarcon su obispo y con sus padres. Sila idea persiste, el obispo sabrá loque ha de hacer.

Digo lo que ya se ha dicho antes,que la obra misional es esencialmen-te una responsabilidad del sacerdo-cio, por lo que nuestros hombres jó-venes deben llevar el peso principal.Ésta es la responsabilidad y la obli-gación de ellos.

No pedimos que las mujeres jóve-nes consideren la misión como parteesencial del programa de su vida. A lo largo de muchos años, hemosconservado un nivel de edad mayorpara que las hermanas vayan a lamisión a fin de mantener el númerorelativamente bajo. De nuevo digo a las hermanas que se les respetarámucho, se les considerará que cum-plen con su deber y sus esfuerzosserán aceptables para el Señor y para la Iglesia ya sea que vayan o noa la misión.

De continuo recibimos cartas de

mujeres jóvenes en las que nos pre-guntan por qué la edad de las misio-neras no es la misma que la de losélderes. Sencillamente les explica-mos las razones de ello. Sabemosque se sienten desilusionadas.Sabemos que muchas han puesto elcorazón en el servir en una misión.Sabemos que muchas de ellas dese-an vivir esa experiencia antes de ca-sarse y de seguir adelante en su vidade personas adultas. Ciertamente nodeseo decir ni insinuar que los servi-cios de ellas no se necesitan; senci-llamente digo que la misión no esnecesaria como parte de la vida deellas.

Quizás parezca un tanto extrañoespecificar eso en una reunión delsacerdocio, pero lo digo aquí porqueno sé en qué otro lugar decirlo. Los

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obispos y los presidentes de estacade la Iglesia han oído ahora esto y ellos deben ser los que juzguen eneste asunto.

Con eso es suficiente sobre eseasunto.

Para terminar, simplemente deseoexpresar mi amor hacia cada uno deustedes. Ustedes, los hombres y losmuchachos proporcionan el lideraz-go de esta gran organización, queavanza por el mundo de un modoprodigioso y milagroso. No tengo nila más mínima preocupación acercadel futuro. Esta Iglesia ha llegado a ser una gran formadora de líderes.Se les ve por todas partes.Conversos que llevan sólo unospocos años en la Iglesia sirven encalidad de obispos y de presidentesde estaca, así como en otros cargos.Es magnífico lo que están llevando a cabo, mis hermanos.

Maridos, vivan el Evangelio, seanbondadosos con su esposa. No po-drán servir de un modo aceptable enla Iglesia si hay conflicto en el hogar.Padres de familia, sean bondadososcon sus hijos. Sean compañeros deellos. Por mucho que trabajen poradquirir lo indispensable de estemundo, ningún bien material podrácompararse con el amor y la lealtadde la mujer cuya mano estrecharonsobre el altar del templo ni con elafecto y el respeto de sus hijos.

Que cada uno de ustedes seabendecido en sus actividades labora-les cualesquiera éstas sean, en tantosean honorables. Que consideren laIglesia como su gran y buena amiga,su refugio cuando el mundo parezcacerrarse a su alrededor, su esperanzacuando las cosas se vuelvan tene-brosas, su columna de fuego denoche y su columna de nube de díaal seguir el camino de la vida. Queel Señor los tenga presentes y seamisericordioso y bondadoso con us-tedes. Que hallen mucho regocijoen lo que hagan al servicio delSeñor es mi humilde oración, juntocon mi expresión de cariño y deafecto para cada uno de ustedes, enel nombre de Jesucristo. Amén. •

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Sesión del domingo por la m a ñ a n a5 de octubre de 1997

Lo más importantede la ley: la justicia, lamisericordia y la fePresidente James E. FaustSegundo Consejero de la Primera Presidencia

"Debemos concentrarnos en las cosas internas del corazón, las que

intuitivamente conocemos y va loramos, y que no obstante muchas veces

dejamos a un lado por lo que es trivial, superficial o a r rogan te . "

por medio de Su Evangelio, el cualconlleva la marca distintiva delSalvador mismo. Humildemente,deseo hablar de la esencia delEvangelio. El Salvador enseñó quela justicia, la misericordia y la fe son"lo más importante de la ley"2.

Deseo declarar manifiestamenteque los mandamientos de Diosdeben observarse a fin de recibir lasbendiciones y las promesas delSalvador. Los Diez Mandamientossiguen siendo parte primordial delEvangelio de Cristo; con Su venida,llegaron nueva luz y vida que brin-dan una mayor medida de regocijo y de felicidad. Jesús introdujo unanorma más elevada y más difícil deconducta humana, la cual es mássencilla así como también más difícilpor motivo de que se centra en re-quisitos internos en lugar de exter-nos: Haz con los demás lo que quie-ras que los demás hagan contigo3.Ama a tu prójimo como a ti mismo4.Al que te hiera en una mejilla, pre-séntale también la otra5. Al quequiera quitarte la túnica, déjaletambién la capa6. Perdona, no sólouna vez, sino aun hasta setentaveces siete7. Esa era la esencia del

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Mis amados hermanos y hermanas, y amigos. Herogado con fervor que us-

tedes entiendan las palabras que lesdirigiré en esta ocasión con el espíri-tu con el que tengo la intención dehacerlo. Por tanto, busco su fe y susoraciones en mi favor.

Jesús de Nazaret describió Suobra fundamental al decir: "...ésta esmi obra y mi gloria: Llevar a cabo lainmortalidad y la vida eterna delhombre"1. Su obra se lleva a cabo

nuevo Evangelio, con más énfasis enel harás que en el no harás. Se le diomás albedrío moral a cada uno.

José Smith, el Profeta de la dis-pensación del cumplimiento de lostiempos, estableció la Iglesiamediante la revelación como el re-ceptáculo de la verdad delEvangelio. El trajo a la Iglesia másluz, más calidez y más regocijo porconducto de las numerosas y subli-mes revelaciones que recibió, comopor ejemplo, la forma en la que debeejercerse el sacerdocio: "Ningúnpoder o influencia se puede ni sedebe mantener en virtud del sacer-docio, sino por persuasión, por lon-ganimidad, benignidad, mansedum-bre y por amor sincero"8. Si se viveesta elevada norma de conducta, secumplirá la promesa: "...existen loshombres para que tengan gozo"9.

"A lo largo de los siglos, el dog-matismo, la coacción y la intoleran-cia han contaminado con demasiadafrecuencia el agua viva delEvangelio que nos sacia eternamen-te la sed espiritual10. El Salvador ex-clamó en Sus tiempos: "¡Ay de vo-sotros, escribas y fariseos, hipócritas!porque diezmáis la menta y el enel-do y el comino, y dejáis lo más im-portante de la ley: la justicia, la mi-sericordia y la fe. Esto era necesariohacer, sin dejar de hacer aquello.

"iGuías ciegos, que coláis el mos-quito, y tragáis el camello!"11

Del mismo modo, Pablo dijo:"...porque la letra mata, mas el espí-ritu vivifica"12.

No sólo debemos evitar el mal y no sólo debemos hacer el bien, sinolo más importante es que debemoshacer lo que es de mayor valor.Debemos concentrarnos en las cosasinternas del corazón, las que intuiti-vamente conocemos y valoramos, y que no obstante muchas veces deja-mos a un lado por lo que es trivial,superficial o arrogante.

Los principios salvadores y lasdoctrinas de la Iglesia están estable-cidos, son fijos e inmutables. La obe-diencia a ellos es indispensable paratener "la paz en este mundo y la vida

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eterna en el mundo venidero"13. Sinembargo, la forma en que la Iglesiaadministra los complejos y variadosretos por todo el mundo cambia devez en cuando. Bajo la guía deProfetas vivientes, se instituyennuevas pautas y nuevos procedi-mientos. Acojo encantado esos ins-pirados cambios, puesto que consti-tuyen una prueba de la veracidad delEvangelio restaurado.

Pero tengo mis temores de que al-gunos miembros consideren que laspautas y los procedimientos son tanimportantes como las leyes eternas e inmutables del Evangelio tales como:"No cometerás adulterio"14. En lugarde alguna definición legalista deladulterio, la indicación más esclareci-da del Salvador es que el pensamien-to engendra la acción: el "que mira a una mujer para codiciarla, ya adulterócon ella en su corazón"15.

¿Quién decide lo que es correctoy lo que es incorrecto en determina-das circunstancias? ¿Quién tiene laresponsabilidad de emitir un fallomoral? Cuando se trata de personasmaduras, desde luego, ésta descansasobre cada persona. En el caso delos niños, la responsabilidad de darorientación moral descansa sobre lospadres; ellos conocen el modo deser, el entendimiento y la inteligen-cia de cada hijo. Los padres pasantoda una vida procurando establecery mantener una buena comunica-ción con cada uno de sus hijos. Ellosse encuentran en el lugar más ven-tajoso para tomar las decisiones mo-rales fundamentales con respecto albienestar de sus vastagos. Los prin-cipios más elevados del Evangelio—la justicia, la misericordia y lafe— son muy importantes en todaslas relaciones familiares.

Hace muchos años, cuando yo eraobispo, un concienzudo padre de fa-milia fue a pedirme consejo; pensabaque las muchas y frecuentes activida-des de la Iglesia dificultaban el reunir-se en familia tan a menudo como él y su esposa lo consideraban necesario, y los hijos tenían la idea de que no eranleales a la Iglesia si no participaban

plenamente en todas las actividadesrecreativas. Le dije que las activida-des de la Iglesia existían para ayudar-les a él y a su esposa a criar a sushijos y que ellos, los padres, teníanno sólo el derecho sino también eldeber de determinar la medida de laparticipación de sus hijos en las acti-vidades sociales. La unidad, la solida-ridad y la armonía de la familiadeben conservarse. Después de todo,la familia es la unidad básica y per-manente de la Iglesia.

Hay tres fuentes de orientaciónpara emitir juicios morales. La pri-mera es la orientación del EspírituSanto. Esta es siempre una guía in-falible para los que se han bautizadoy han recibido este don divino. Lasegunda fuente es el sabio consejode los líderes del sacerdocio a losque el Señor ha instituido paraguiarnos. La tercera es que la cons-tante demostración de amor debetemplar todos nuestros fallos. A veces, eso significa disciplina.

Una vez le preguntaron al profetaJosé Smith cómo gobernaba a tandiversas personas, a lo que él res-pondió: "Les enseño principios

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correctos y ellas se gobiernan a símismas"16. Esa declaración es tan vi-gente hoy en día como lo fue en laépoca de José. Debemos escuchar y obedecer al Profeta viviente de laIglesia. El presidente Romney lo ex-presó con elocuencia:

"Es fácil creer en los Profetas quehan muerto, pero es más importantecreer en los Profetas vivientes. Lesdaré un ejemplo.

"Un día, cuando vivía el presi-dente Grant, me hallaba en mi des-pacho, al otro lado de la calle, des-pués de una conferencia general, y fue a verme un hermano, un hom-bre de edad; se encontraba muy dis-gustado por lo que en esa conferen-cia habían dicho algunas de lasAutoridades Generales, incluso yomismo. Por su forma de hablar, medi cuenta de que provenía de unpaís extranjero. Tras haberle tran-quilizado lo suficiente para que meescuchara, le pregunté: "¿Por quévino usted a este país?"

" 'Vine porque un Profeta de Diosme dijo que viniera.

"'¿'Quién fue el Profeta?', proseguí."'WilfordWoodruff." '¿Cree usted que Wilford

Woodruff fue un Profeta de Dios?'"'Sí', contestó.'"¿Cree que el sucesor de él, el

presidente Lorenzo Snow, fue unProfeta de Dios?'

"'Sí, claro que sí'.'"¿Cree que el presidente Joseph

F. Smith fue un Profeta de Dios?'"'Sí, señor'."Entonces le hice la pregunta

más importante. '¿Cree que Heber J.Grant es un Profeta de Dios?'

"Él contestó: 'Creo que debe ca-llarse la boca con respecto a laayuda a la gente de edad'"17.

Hoy día tenemos un Profeta vi-viente, el presidente Gordon B.Hinckley, al que sostenemos comoel Profeta de nuestros días. Él nosha amonestado a "defender pública-mente las normas morales enun mundo en el que la indecencia,lo sórdido y vulgar, la pornografíay toda la maldad que de éstos se

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desprende nos azota como unatempestad". Nos ha aconsejado:"Defiendan la integridad en sus ne-gocios, en su profesión, en el hogar,en la sociedad de la que son parte"18.

En efecto, las normas moralesdeben guardarse. En gran medida,los que son desobedientes se casti-gan a sí mismos. Como lo dijo elSeñor por medio de Jeremías: "Tumaldad te castigará, y tus rebeldíaste condenarán..."19.

Aquellos a los que se les ha con-fiado la responsabilidad de juzgar a otras personas en el Reino de Diosdeben asegurarse de que la Iglesiapermanezca limpia a fin de que lasaguas vivas de la vida fluyan libre-mente, sin obstáculos.

No obstante, la verdadera reli-gión no anda principalmente enbusca de debilidades, de faltas y errores sino que es el espíritu de for-talecer y de pasar por alto las faltasde los demás tal como quisiéramosque nuestras propias faltas fueranpasadas por alto. Si concentramostoda nuestra atención en lo quepueda estar mal en lugar de en loque pueda estar bien, perdemos labelleza sublime y la esencia del agra-dable Evangelio del Maestro.

La justicia, lo más importante dela ley, que mencionó el Salvador, nopuede separarse de las otras dos: lamisericordia y la fe. Shakespeare es-cribió de "la cualidad de la clemencia[o misericordia]". Hablando pormedio de Porcia, dijo: "...rogamospara solicitar clemencia, y este mismoruego, mediante el cual la solicita-mos, nos enseña a todos que debemosmostrarnos clementes con nosotrosmismos"20. Soy franco al admitir que,cuando digo mis oraciones, no pidojusticia; pido misericordia.

Uno de los grandes ejemplos demisericordia de nuestra época fue laque el profeta José Smith manifestóa W. W. Phelps durante las dificul-tades que pasaban los santos en elestado de Misuri. El élder Phelpscayó en la apostasía. Tras haber re-cibido los bofetones de Satanás, el29 de junio de 1840, mientras se

encontraba en Dayton, Ohio, W. W.Phelps escribió al profeta JoséSmith:

"He llegado a ver la insensatez demi proceder, y tiemblo al compren-der que he estado al borde del abis-mo espiritual... Deseo arrepentirmey vivir, y pido a mis antiguos herma-nos que me perdonen, y aunque mecastiguen hasta la muerte, aun asímoriré con ellos, porque su Dios esmi Dios. El lugar más pequeño conellos basta para mí, sí, éste es másgrande y mejor que toda Babilonia...

"...He hecho mal y lo lamento...No he andado junto con mis ami-gos según mi santa unción. Pidoperdón en el nombre de Jesucristoa todos los santos, porque haré locorrecto con la ayuda de Dios.Deseo su fraternidad; si no puedenconcedérmela, denme su paz y suamistad, porque somos hermanos, y nuestro compañerismo era muyplacentero"21.

A esa carta, el profeta Josérespondió:

"Cierto es que hemos padecidomucho a causa de su comporta-miento. La copa de hiél, ya colma-da... de cierto rebosaba ya cuandousted se volvió contra nosotros;usted, con quien tantas veces noshemos sentado en afable consejo, y

disfrutado del sustento del Señor: 'sihubiera sido un enemigo, lo habría-mos soportado...'

"Sin embargo, la copa se ha bebi-do, la voluntad de nuestro Padre seha cumplido, y todavía estamos convida... Y habiendo sido librados demanos de hombres inicuos por lamisericordia de nuestro Dios, deci-mos que es el privilegio de usted serlibrado de los poderes del adversa-rio... y ocupar de nuevo su lugarentre los santos del Altísimo, y me-diante la diligencia, la humildad y elamor sincero, encomiéndese usted a nuestro Dios, y su Dios, y a la Iglesiade Jesucristo.

"Creyendo que su confesión esreal y su arrepentimiento, sincero,me sentiré feliz de extenderle denuevo nuestra mano de hermandady de regocijarme con el regreso delhijo pródigo...

"Venga, querido hermano, puestoque la guerra ha terminado,

" 'y los que fueron amigos una vezvuelven a serlo al final'.

"Su amigo de siempre, JoséSmith, hijo"22.

W. W. Phelps permaneció leal y fiel, y escribió la letra del maravillosohimno "Loor al Profeta", con lo quemanifestó públicamente su gran afec-to y admiración por el profeta José:

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Al gran Profeta rindamos honores. Fue ordenado por Cristo Jesús a restaurar la verdad a los hombres y entregar a los pueblos la luz23.

La fe de niño de un seguidor deldivino Cristo es un don espiritualsuperlativo que pueden poseer tantolos jóvenes como los mayores. En losprimeros días de la Iglesia, un niñode diez años llamado Will Cluff, quevivía en Nauvoo y que tenía una fenotable y pura, tuvo una experien-cia que a muchos de nosotros nostocará muy de cerca:

Su familia era pobre y tenían tansólo una vaca de la que dependíanpara su sustento. En la primavera de1842, la vaca se alejó y se perdió.Una noche de agosto el padre llegóa casa muy cansado y desalentado.Tanto él como los hermanos de Willhabían pasado gran parte del veranob u s c a n d o la v a c a . Wi l l le d i jo :" P a d r e , si me dejas q u e l l eve a Charley (un viejo caballo), iré a bus-car la vaca y la encontraré". El, a re-gañadientes, se lo permitió.

Temprano a la mañana siguiente,Will partió rumbo a "Big Mound",que se hallaba como a cuatro kiló-metros y medio hacia el este, en lal lanura . Al l í había a r reado vacasmuchas veces con otros chicos deN a u v o o . Se bajó de l c a b a l l o y ,mientras lo sostenía de la brida, searrodilló y le pidió fervientementeal Señor que le indicara qué caminodebía tomar para ha l la r la vaca .Volvió a montar y se dirigió hacia elsur, el rumbo que había sentido laimpresión de seguir aun cuando porahí había numerosas manadas deganado por todos lados.

Después de haber recorrido unospocos kilómetros por la pradera y dehaber pasado junto a cientos de ca-bezas de ganado, Will llegó a unacerca; desmontó, bajó la empaliza-da, hizo pasar el caballo, volvió a subir la empalizada y siguió cabal-gando unos tres kilómetros más porla campiña. Otra vez se encontró enuna llanura abierta con numerosasm a n a d a s d e g a n a d o por t o d a s

partes. Tras haber recorrido ciertadistancia por allí, llegó directamentea donde estaba la vaca de la familia,p a s t a n d o sola , s e p a r a d a de losdemás animales.

E n t o n c e s , e l n i ñ o c o m e n z ó a arrearla en dirección a la ciudad, a la que llegó ya e n t r a d a la n o c h elleno de alegría y de agradecimientoa su Padre Celestial24.

Me temo que algunos de nuestrosmayores pecados sean pecados deomisión. Estas son algunas de lascosas más importantes de la ley queel Salvador dijo que no podíamosdejar sin hacer2 5 . Se t r a t a de losactos de consideración y de bondadque no realizamos y que nos hacensentir culpables por no haberlos lle-vado a cabo.

Recuerdo que cuando yo era pe-queño y estaba en la granja durantelos días más calurosos del verano, miabuela Mary Finlinson cocinaba de-liciosas comidas en la coc ina deleña. Cuando se vaciaba la caja delos leños que estaba junto a la coci-na, la abuela, sin decir palabra, lallevaba afuera hasta el mon tón demaderos de cedro, la llenaba, y vol-vía a la casa con la pesada caja. Yoera tan insensible y me interesabatanto en la conversación de los queestaban en la cocina, que me queda-ba allí sentado mientras mi queridaabuela iba en busca de la leña. Meavergüenzo de mí mismo y he la-men tado aquella omisión duran tetoda mi vida. Espero pedirle perdóna la abuela algún día.

Nos indican el camino al reino deDios las p rop ia s p a l a b r a s delSalvador. El dijo: "Se ha acercado a vosotros el re ino de Dios"26 y "elreino de los cielos se ha acercado"27.De la misma forma se nos indica elcamino al reino de Dios en la tierra.

Los que manifiestan justicia, mise-ricordia, fe y perdón exteriorizan unagrandeza de alma y de men te queestá en armonía con el espíritu de lasenseñanzas y del ejemplo del Señor.Este Evangelio más e levado hacepreciso el que escudriñemos dentrode nuestra propia alma, porque no

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podemos engañar al Señor. Se nosdice que "el guardián de la puerta esel Santo de Israel; y allí él no empleaningún sirviente"28. Los que posee-mos el Santo Apostolado siempre de-seamos cumplir nuestra responsabili-dad al testificar de la divinidad delSalvador. Me siento impelido a ha-cerlo. He tenido un testimonio todami vida. Sin embargo, últimamente,ha llegado a mi alma un potentísimotestimonio de la divinidad de estasanta obra. Este testimonio irrefuta-ble es más firme que nunca antes enmi vida. De esto testifico en el nom-bre de Jesucristo. Amén. •

NOTAS1. Moisés 1:39.2. Mateo 23:23.3. Véase Mateo 7:12.4. Véase Mateo 22:37-39.5. Véase Lucas 6:29.6. Véase Mateo 5:40.7. Véase Mateo 18:21-22.

8. D. y C. 121:41.9. 2 Nefi 2:25.10. Véase Juan 4:14-11. Mateo 23:23-24.12. 2 Corintios 3:6.13. D. y C. 59:23.14. Éxodo 20:14.15. Mateo 5:28.16. Citado en Journal ofDiscourses

10:57-58.17. En "Conference Report", abril de

1953, pág. 125.18. "Stand Up for Truth", BYU

Devotional, "Marriott Center", 17 de sep-tiembre de 1996.

19. Jeremías 2:19.20. "El mercader de Venecia", Acto

IV, Escena primera, Aguilar, S. A. deEdiciones, Madrid, 1967, pág. 1079.

21. History ofthe Church, 4:142.22. History ofthe Church, 4:163-164-23. Himnos, W 15.24. Adaptado de W. W. Cluff, "Boy's

Faith", en Especially for Mormons, comp.Stan y Sharon Miller, 5 volúmenes 197:2:115-116.

25. Véase Mateo 23:23.26. Lucas 10:9.27. Mateo 4:17.28. 2 Nefi 9:41.

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Reciban la verdadÉlder L. Tom Perrydel Quorum de los Doce Apóstoles

"Adquirir un conocimiento de Él es primordial en nuestro aprendizajeterrenal. También es preciso que sintamos el vivo deseo defamiliarizarnos con la doctrina del reino."

En las Escrituras se hace cons-tar: "Y si en esta vida unapersona adquiere más conoci-

miento e inteligencia que otra, pormedio de su diligencia y obediencia,hasta ese grado le llevará la ventajaen el mundo venidero" (D. y C.130:19).

El adquirir conocimiento es partefundamental del eterno plan delSeñor para Sus hijos. Para asegurar-se de que hubiese medios al alcancede los que buscasen este conoci-miento, el Señor ha mandado a SusProfetas a lo largo de las etapas de lahistoria llevar un registro de Sus tra-tos con ellos. La primera familia te-rrenal, o sea, la familia de Adán, si-guió las siguientes instrucciones:

"Entonces empezaron estos hom-bres a invocar el nombre del Señor,y el Señor los bendijo;

"y se llevaba un libro de memorias,

en el cual se escribía en el lenguaje deAdán, porque a cuantos invocaban a Dios les era concedido escribir por elespíritu de inspiración;

"Y poseyendo un lenguaje puro y sin mezcla, enseñaban a sus hijos a leer y a escribir" (Moisés 6:4-6).

Al estudiar el Antiguo y elNuevo Testamento, el Libro deMormón y Doctrina y Convenios,hallamos reiteradas instrucciones deestudiar el Evangelio de nuestroSeñor y Salvador. El Señor nos com-prende perfectamente. El sabe quepara convertirnos de verdad tene-mos que comprender la forma enque Él trata con Sus hijos aquí en latierra. Adquirir un conocimiento deÉl es primordial en nuestro aprendi-zaje terrenal. También es precisoque sintamos el vivo deseo de fami-liarizarnos con las doctrinas delreino.

El presidente Spencer W. Kimballnos dio algunos preceptos referentesal conocimiento que debemos bus-car y a la secuencia con la cual ha-cerlo. Valiéndose de los ejemplos dePedro y de Juan, enseñó:

"Pedro y Juan tenían poca ins-trucción secular; se les calificabade ignorantes. Pero los dos sabíanlas cosas importantes de la vida:que Dios vive y que el Señor cruci-ficado y resucitado es el Hijo deDios. Conocían el camino queconduce a la vida eterna, lo cualaprendieron en unas pocas décadasde su vida terrenal. La rectitud desu vida les abrió las puertas a la di-vinidad y a la creación de mundos

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con aumento eterno. Para eso pro-bablemente necesitarían, con elpaso del tiempo, adquirir un cono-cimiento total de las ciencias. Peromientras que Pedro y Juan tuvieronsólo unas décadas en la tierra paraaprender y realizar lo que es espiri-tual, ya han tenido diecinueve si-glos para aprender lo que es secu-lar, o sea, la geología de la tierra, lazoología, la fisiología y la sicologíade las criaturas de este mundo. Lavida ter renal es la etapa paraaprender primero de Dios y elEvangelio, así como para efectuarlas ordenanzas. Una vez que haya-mos aprendido lo necesario paraobtener la vida eterna, podremosadquirir más conocimiento de lascosas seculares (President Kimball Speaks Out, 1981, págs. 90-92).

Basándome en esas explicacionesde un Profeta de Dios, quisiera ha-blarles a ustedes, la extraordinariagente joven de la Iglesia, que todavíatienen toda una vida por delante.

La Iglesia ha reconocido desdesus inicios la necesidad de que uste-des tengan la oportunidad de adqui-rir el conocimiento más básico queles hace falta para obtener la vidaeterna.

A principios de la historia de laIglesia, se establecieron escuelas deenseñanza primaria y secundaria. Seinstituyó una universidad cuando laIglesia se hallaba en Nauvoo. Tresaños después de que los santos llega-ron a Utah, se abrió la Universidadde Deseret.

Al aumentar el número de jóve-nes SUD que llegaban a los plante-les de instrucción secundaria, los lí-deres de la Iglesia vieron lanecesidad de proporcionar cursos deestudio de religión para complemen-tar los estudios seculares de ellos.En 1912, la Iglesia comenzó a cons-truir edificios para seminario en te-rrenos de la Iglesia adyacentes a lasescuelas de enseñanza secundariadonde los alumnos pudieran tomarclases diarias de religión.

Aprendemos sobre la dedicaciónque se brindó a este programa en sus

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comienzos al leer el diario personalde John M. Whitaker, que fue unode los primeros instructores del pro-grama de seminario. En abril de1915, lo contrataron como instruc-tor en el Seminario Granite con unsueldo de US$1.500 al año. Al ha-cerse cargo de su nuevo puesto, con-taba con muy poco material con elcual trabajar. En su diario, escribió:

"Tuve que comenzar sin reseñaalguna; había pensado mucho endiversos modos de abordar el pro-blema que tenía por delante. Habíaenseñado varios años en laUniversidad de Deseret, y allí cono-cía bien el curso. Pero tener que di-señar un nuevo curso de estudio te-niendo en cuenta que hastaentonces sólo se había utilizado laBiblia, tener que satisfacer las nece-sidades de alumnos que ya tenían laedad para la enseñanza secundaria y que estaban acostumbrados a traba-jar con estrictos cursos de estudio y estricta supervisión, y que tenían alalcance muchos materiales didácti-cos, tener que enseñar a alumnos dela escuela secundaria a la que se lesrequería asistir para tomar una clasede religión a la que podrían asistir silo deseaban o no, y estudiar religión,una materia que no se aprobabapara estudiar entre semana, sinosólo el domingo, era una empresademasiado grande para emprenderlasolo. Por tanto , hice lo que hehecho siempre al enfrentarme a algoasí: me dirigí humildemente a miPadre Celestial en oración y consencillez le hablé de la dificultadque tenía y le pedí inspiración, guía,sabiduría y valor para abordarla... Lamayor parte del profesorado y de losalumnos de la Escuela Granite nome conocían, por lo que durante elverano pensé muy detenidamenteen la mejor forma de comenzar elcurso".

Se sintió entusiasmado ante laperspectiva del nuevo año escolaren el que enseñaría en la escuela se-cundaria Granite y esperó con anhe-lo que llegara el día de la matrícula,que era el 3 de septiembre de 1915.

Acudió una multitud de alumnos, y una entrada que hizo en su diariopersonal describe el acontecimientoasí: "Ha comenzado un período muyimportante de mi vida, el cual, nome cabe duda, influirá en el destinode miles de jóvenes de Sión si losplanes que han madurado en mimente florecen y dan fruto" (citadoen Lyman Clarence Pederson Jr.,"John Mills Whitaker: Diarist,Educator, Churchman", [tesis parala maestría, Universidad de Utah,1960] pág. 167).

Anotó en su diario personal lossucesos que paso a paso llegaron a tener un éxito enorme en la labor desacar adelante ese programa a lolargo de los años. Son elocuentes laspalabras del fallecido S. DilworthYoung, de los Setenta, que fue unode los primeros alumnos de semina-rio del hermano Whitaker: "Si elélder A. Theodore Tuttle hubiesesido clarividente, habría visto en elaño 1914 a un chico de catorce añosy medio que ingresaba al primer se-minario instituido por la Iglesia. Alotro lado de la calle de la escuela se-cundaria Granite se había construi-do un edificio —de una sola sala—,se había contratado a un maestro y la escuela abrió sus puertas a los

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alumnos. Yo era aquel chico. Ayerfalleció el tercer maestro de ese se-minario especial. Ese maestro eraJohn M. Whitaker.

"Quisiera rendir un breve home-naje al hermano Whitaker. El proba-blemente nunca supo la profundainfluencia que produjo en mí cuan-do yo era muchacho al estudiar congran aplicación bajo su magisterio y el de Guy C. Wilson, antes de él, lospormenores de la Biblia, del Librode Mormón y de Doctrina y Convenios. Al mirar hoy hacia elpasado, comprendo que allí fuedonde obtuve mi primer conoci-miento minucioso de los libros ca-nónicos. Si tan sólo pudiera yo ejer-cer la influencia suficiente, haríaque todo joven y toda joven de laIglesia tuviese una experiencia simi-lar bajo la dirección de un hombrede fe" (en "Conference Report",abril de 1960, pág. 80).

El servicio que prestó John M.Whitaker es un ejemplo de los milesde instructores que a través de losaños han dedicado su vida a forjarun testimonio en el alma de cientosde miles de jóvenes que han aprove-chado la oportunidad de beneficiar-se de las clases de seminario.

A fin de facilitar la enseñanza re-ligiosa de los estudiantes que asistena colegios universitarios y universi-dades que no son SUD, la Iglesia haestablecido institutos de religión ad-yacentes a los recintos universita-rios, lo cual se inició en 1926. Eléxito de los seminarios y de los insti-tutos redundó en que dichos progra-mas se llevaran a muchísimas partesdel mundo.

La Iglesia mide periódicamente elprogreso de los programas de insti-tuto. Durante el pasado año, un es-tudio sobre los institutos reveló losiguiente: de los que se han gradua-do de instituto, el 96 por ciento harecibido la investidura del templo; el98 por ciento de los que recibieronla investidura se casaron en el tem-plo; el 96 por ciento de los hombresgraduados de instituto cumplieronuna misión.

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Se oye el testimonio de alumnosde seminario por todo el mundo.Escuchen lo que dice una página deun diario personal proveniente deRusia:

"La de hoy ha sido la mañanamás feliz de este año, porque hasido el primer día del seminariomatutino.

"El seminario matutino diario seoriginó así: Recuerdo una lecciónque enseñaron nuestros maestrosdel SEI en la que se mencionaba elprograma diario de seminario en losEstados Unidos y en Europa, lo cualno pude apartar de mi mente. Sentíel poder del Espíritu Santo que meinculcó la idea de que debíamostener el seminario aquí. Entoncessentí que el Señor lo concede todopara esta obra: posibilidades, fortale-za y ayuda. Sólo tenemos que teneruna buena disposición para aceptaruna dádiva como ésa.

"Después de esa reunión sentíuna gran inspiración. Algunas ma-dres de familia se atemorizaron unpoco ante la idea por motivo de quelos hijos tendrían que levantarsemuy temprano por la mañana y depor sí el trabajo escolar es muy re-cargado; y algunos, después de esteaño escolar, ingresarán a planteleseducacionales superiores. Pero lospadres de familia que poseen el sa-cerdocio me dieron su apoyo total aladucir que el estudio diario de lasEscrituras es muy necesario para losjóvenes, que les enseñará la discipli-na y además les ayudará a obtener elEspíritu Santo, el que durante el díay al recibir las lecciones escolares lesayudará a resistir las tentaciones deSatanás" (comentarios de maestrosde seminario matutino de Vyborg,Rusia, otoño de 1996).

Ese testimonio y muchísimos másque hemos recibido de los cuatrocabos de la tierra nos hacen captarel espíritu de esos dos extraordina-rios programas. Estos les ofrecen a ustedes, jóvenes, un camino especialque los llevará a la vida eterna, quees el mayor de todos los dones queDios ha dado a Sus hijos.

El presidente Gordon B.Hinckley ha dicho lo siguiente conrespecto a los programas de semina-rio e instituto:

"No desperdicien ninguna opor-tunidad de adquirir un entendi-miento más profundo del Evangelio.Con este fin, los programas de semi-narios e institutos constituyen unafuente invalorable; participen enellos" (véase "Tres asuntos vitales",Liahona, julio de 1982, pág. 88).

"El programa educativo de laIglesia sigue adelante. La obra de en-señar a los alumnos en el programade seminarios e institutos aumentaconstantemente.. . Exhortamos a todos los que puedan a hacer uso delprograma. No dudamos en prome-terles que su conocimiento delEvangelio aumentará, su fe se forta-lecerá y establecerán maravillosasamistades..." (véase "Un milagrohecho posible por la fe", Liahona, julio de 1984, pág. 85).

Quisiera añadir mi testimonio alde nuestro gran Profeta líder.Conozco el poder que proviene de laasociación con los programas de se-minario e instituto. Éstos han robus-tecido mi vida y sé que harán lomismo para ustedes: les pondrá unescudo de protección a su alrededorpara mantenerlos libres de las tenta-ciones y de las pruebas del mundo.Es una gran bendición tener un co-nocimiento del Evangelio. Y sé queno hay un lugar mejor en donde losjóvenes de la Iglesia puedan adquirirun conocimiento especial de lascosas sagradas que en los programasde instituto y de seminario de laIglesia.

Hace muchos años tuve el privi-legio de enseñar el seminario ma-tutino. La clase se realizaba desdelas 6:30 hasta las 7:30 de la maña-na todos los días escolares.Durante dos años, vi a adormiladosalumnos llegar a tropezones a laclase desafiando al instructor a despertarlos. Se ofrecía una ora-ción y se daba un pensamiento es-piritual, y veía despertar las mentesinteligentes deseosas de aumentar

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su conocimiento de las Escrituras.La parte más difícil de la clase eraterminar la lección a tiempo paraque los alumnos acudiesen a susclases regulares de la escuela se-cundaria. A medida que avanzabael año escolar, observaba que cadauno de los alumnos iba adquirien-do más confianza, así como más es-trechas amistades y un crecientetestimonio del Evangelio.

Hace unos pocos años, me en-contraba en un supermercado enuna ciudad que se encuentra cercade aquí cuando oí que alguien mellamaba por mi nombre. Al volver-me, me saludaron dos de mis exalumnos de seminario. Eran maridoy mujer, y me presentaron a sus cua-tro hermosos hijos. Mientras charlá-bamos, me asombró enterarme delnúmero de compañeros de semina-rio con los que todavía manteníancontacto, aun después de todos esosaños. Aquello fue una evidencia delvínculo de afecto especial que sehabía creado en esa clase de semina-rio matutino. Tras despedirnos, acu-dió a mi mente un pasaje de lasEscrituras: "...os llamaré amigos,porque sois mis amigos, y tendréisuna herencia conmigo" (D. y C.93:45). Adquirimos una fortaleza es-pecial los unos de los otros cuandonos relacionamos especialmente enun medio que tenga que ver con elEvangelio.

Proyecten llevar a cabo los cuatroaños completos de seminario.Ustedes saben que el instituto estádisponible para todos los que seanestudiantes y para los que no lo seany que tengan de 18 a 30 años deedad. ¿Se han inscrito? Si no lo hanhecho, los invito a aprovechar estamagnífica oportunidad. Y a ustedes,los que están inscritos, les digo: estu-dien con diligencia para aprender elEvangelio. Les prometo que la baseque obtendrán en estos dos excelen-tes programas será una bendiciónpara ustedes a lo largo de toda suvida. Este es mi testimonio a ustedesen el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén. D

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Los maestros son laclave eternaÉlder Harold G. Hillamde la Presidencia de los Setenta

"En esencia, somos una Iglesia de maestros. A pesar de las circunstanciasde la vida o de la naturaleza del llamamiento que tengamos, todos losmiembros de la Iglesia tienen la oportunidad de enseñar y de testificar."

una vez que hubieran pasado otroscincuenta años.

Por consiguiente, en 1949, lacápsula del tiempo se abrió y entreotras cosas de valor histórico se en-contró esta carta dirigida a las"Autoridades Generales de laEscuela Dominical, del año de nues-tro Señor de 1949". Esta carta dicelo siguiente:

"El establecimiento de la prime-ras Escuelas Dominicales en lasMontañas Rocosas estuvo acompa-ñado de penurias y desánimo. Lagente se encontraba en una tierraseca y árida, y expuesta a muchasprivaciones. Era necesario que dedi-caran todo el tiempo y la fortalezadisponibles para conseguir las cosasmás indispensables; sin embargo,aún en medio de todo eso y con re-cursos sumamente limitados, co-menzaron la educación de sushijos".

La carta sigue diciendo: "Ahorabien, hermanos, apenas podemosvislumbrar lo que sucederá con lajuventud de Sión durante los próxi-mos cincuenta años. Los métodosdidácticos que utilizamos en la ac-tualidad puede que sean abandona-dos por otros más nuevos que sedescubran en el futuro.

Es posible que cuando ustedes re-ciban esta caja de jubileo, muchosde los que firmamos esta misiva ha-yamos pasado al otro lado junto conquienes en el momento integran el

Esta carta histórica que tengoen la mano fue escrita hacenoventa y ocho años. Cada

página está dentro de un sobre plás-tico sellado para protegerlas. Pero sibien fue escrita hace casi ya unsiglo, las palabras que contienenestas páginas tienen un gran signifi-cado para todos nosotros hoy día.

El año 1899 fue una celebraciónde jubileo: el aniversario númerocincuenta de la organización de laprimera Escuela Dominical de laIglesia. Como culminación de eseaño de jubileo, una cápsula deltiempo, representada por una her-mosa caja labrada a mano, se llenócon objetos que se pensó tendríanalgún significado para quienes estu-vieran presentes cuando se abriera

grandioso ejército de los que partici-pan en la obra de la EscuelaDominical y por consiguiente el sa-ludo de nosotros que hemos traspa-sado los umbrales de la muerte serápara ustedes como la voz que clamadesde el polvo.

"La obra de la Escuela Dominicalha sido para nosotros una labor deamor y nuestro interés en ella no so-lamente se centra en el día de hoysino que se extiende hacia el futuro.

"...les suplicamos que, sean cua-les sean los métodos de enseñanzaque empleen y los cambios que seefectúen en los cincuenta años veni-deros, nunca se olviden ni por uninstante del propósito de la granobra de la Escuela Dominical, elcual es: Enseñar a los niños los prin-cipios del Evangelio de Jesucristo;hacer de ellos Santos de los ÚltimosDías".

Esta carta la firmó la PresidenciaGeneral de la Escuela Dominical,además de veintiún miembros de lamesa directiva, entre los que se en-contraban Joseph F. Smith y HeberJ. Grant, quienes más tarde presta-ron servicio como presidentes de laIglesia.

Fue una carta profética. En ver-dad, los firmantes sólo pudieronapenas vislumbrar lo que sucederíacon la juventud de Sión en los pró-ximos cincuenta años. Durante esetiempo, los métodos de comunica-ción de los últimos años del siglodiecinueve fueron totalmente reem-plazados por un tremendo avanceen lo que se refiere a la propagaciónde información. Aún la máquina deescribir que se utilizó para preparareste documento, en el año 1899, eraen esa época una novedad y repre-sentaba ilo último en la tecnologíade la comunicación! Faltaban toda-vía dos años para que tuviera lugarla primera transmisión radial de lavoz humana; y pasarían todavíaveintiún años antes de que se trans-mitiera por una cadena de radio; laConferencia General tardaría aúnveinticinco años en trasmitirse.

Si las personas que escribieron

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esta carta en 1899 hubieran podidoimaginarse, aunque fuera vagamen-te, los avances tecnológicos —laradio, la televisión a color, las com-putadoras [los ordenadores] , elInternet o la programación que exis-te en la actualidad— se quedaríanasombradas de saber que en un pe-queño diskete de computadora sepueden archivar vastas coleccionesde los libros y los discursos másgrandiosos conocidos por la huma-nidad. Verían que, con sólo pulsarunas cuantas teclas en una compu-tadora, una persona puede abrir lasEscrituras y con facilidad correlacio-narlas con otros grandes discursos y escritos de los Profetas, los cualescontienen la luz y el conocimientoque provienen de Dios.

Con tristeza, también verían quelos mismos instrumentos que ense-ñan luz y verdad pueden, con lamisma facilidad, pero al pulsar otrasteclas, poner a la vista algunos delos materiales más viles, más sórdi-dos, malvados e inmorales.

No hay duda de que hemos sidobendecidos con instrumentos y mé-todos magníficos que pueden ayu-darnos en la enseñanza; pero comopasa con todos ellos, deben utilizar-se con sabiduría y discreción paraque sean una bendición en nuestravida y nos ayuden a simplificarla. Dela misma forma que el fuego, cuan-do está bajo control, nos brinda tan-tas comodidades y beneficios, unfuego que se utiliza en forma inapro-piada o que está fuera de controlcausa devastación y destrucción.

Al prepararnos para otros cin-cuenta o cien años, quizás nosotrostambién podamos apenas vislumbrarqué nos depara el futuro. Debemosaprender a hacer buen uso de losinstrumentos y de la tecnología queposeemos.

El utilizar la tecnología con sabi-duría implica el tener cuidado conlo que dejemos entrar a nuestracasa, en lo que se refiere a la televi-sión, los videos, las computadoras,incluso el Internet. Hay mucho debueno y edificante en los medios de

comunicación, pero hay tambiénmucho que es grosero e inmoral,que nos quita el tiempo y que nosincita a estar "siempre aprendiendo,y nunca [poder] llegar al conoci-miento de la verdad" (2 Timoteo3:7). Durante la Segunda GuerraMundial, cuando había poca gasoli-na y la racionaban, recuerdo quehabía carteles con la inscripción:"¿Necesito hacer este viaje?". Hoyen día, en que las demandas detodos van en aumento y estamos tanescasos de tiempo, deberíamos ha-cernos la siguiente pregunta antesde comenzar un juego de video o encender la televisión o la computa-dora, o entrar en los muchos progra-mas que hay disponibles: "¿Necesitohacer este viaje?".

Quizás toda persona que me estéescuchando pudiera hacerse la si-guiente pregunta y contestárselahonradamente: "¿Es la informaciónque recibo de este instrumento deenseñanza edificante y verídica?¿Son las horas que paso utilizándoloun uso eficaz de mi valioso tiempo?¿Me ayuda este juego de computa-dora a cumplir con mis responsabili-dades y mis metas?". Si la respuestano es un sí rotundo, entonces debe-mos tener la valentía y la determi-nación de apagarlo y guiar nuestra

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vida hacia labores más importantes.A pesar de los asombrosos avan-

ces tecnológicos de los últimos cienaños, uno de los elementos de estacarta escrita en 1899 todavía semantiene constante: la importanciade maestros bien capacitados, hu-mildes, dedicados y cariñosos.

Todos recuerdan a un maestro es-pecial que haya tenido un gran im-pacto en su vida. Siempre sentiré ungran agradecimiento hacia la señori-ta Hamilton, mi maestra de segundogrado, quien a la vez era mi maestrade la Escuela Dominical. Todavía re-cuerdo cuando decía: "¡Ahora bien,recuerda que siempre debes ser unbuen muchacho!" y "me siento muyorgullosa de ti". Siempre me hizosentir muy importante. Aprendí a quererla y estaba seguro que ellatambién me quería. Ese año escolarfue maravilloso y no me sentí con-tento cuando terminó. Las noticiascorrían rápidamente en el pequeñopueblo de Sugar City, en Idaho, y undía de verano mi mamá me llamó a la casa para darme las malas nuevas:i mi querida señorita Hamilton sehabía ido y se había casado! ¡Y ni si-quiera me pidió su opinión!

Nuestra nuera, que es maestra,recibió una cartita a fin del año es-colar que le envió uno de sus alum-nos de tercer grado. Le decía:"Señorita Scoresby, la voy a extra-ñar más que a mi ratoncito, que erami mascota y se murió".

En esencia, somos una Iglesia demaestros. A pesar de las circunstan-cias de la vida o de la naturaleza delllamamiento que tengamos, todoslos miembros de la Iglesia tienen laoportunidad de enseñar y de testifi-car. La forma en que vivimos da tes-timonio de lo que creemos y enseñaa todos los que entran dentro denuestra esfera de influencia.

Sin embargo muchos, quizás lamayoría, de los miembros adultos dela Iglesia tienen la oportunidad deenseñar de una manera más directa.Los líderes, los padres y los maestrosque han sido llamados tienen la res-ponsabilidad específica constante de

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mejorar su enseñanza para que pue-dan preparar, capacitar y edificar a quienes estén dentro de su mayordo-mía. El presidente David O. McKaynos recordó que "la capacitaciónapropiada de la niñez es el deber másimportante y sagrado del hombre"("Gospel Ideáis", pág. 220). El Señorha dejado bien claro que los padres"...enseñarán a sus hijos a orar y a andar rectamente delante del Señor"(D. y C. 68:28).

En las doctrinas de la Iglesia hayfortaleza, por lo que todos necesita-mos aprender siempre y constante-mente a fortificarnos espiritualmen-te. El presidente Hinckley a dicho:"Las fuerzas contra las cuales obra-mos son tremendas. Necesitamosmás que nuestra fortaleza propiapara enfrentarnos a ellas. Para todoslos que poseen llamamientos de lide-razgo, desde los numerosos grupos demaestros y misioneros hasta las cabe-zas de familia, quisiera extenderlesuna súplica: En todo lo que hagan,alimenten el espíritu —nutran elalma... Estoy convencido de que elmundo está hambriento de alimentoespiritual" ("Feed the Spirit—Nourish the Soul", lmprovement Era, diciembre de 1969, pág. 85-86).

El presidente Hinckley hizo esadeclaración hace casi treinta años enuna conferencia general. Entonces,¿cuánta más necesidad tenemos defortificación espiritual en la actuali-dad? En efecto, la enseñanza inspira-da del Evangelio entre todos losmiembros de la Iglesia es esencialpara la estabilidad y el progreso espi-rituales de los miembros de todas lasedades.

La tecnología seguirá por ciertoavanzando y los métodos con seguri-dad van a cambiar, pero el toquepersonal de un dedicado y cariñosomaestro que irradia el Espíritu es laclave de la realización de los deseosde los escritores de este documentode 1899, de enseñar a los niños y a las demás personas los "principiosdel Evangelio de Jesucristo; hacer deellos Santos de los Últimos Días". Enel nombre de Jesucristo. Amén. D

"A los hambrientoscolmó de bienes"Élder Jeffrey R. Hollariddel Quorum de los Doce Apóstoles

"Todo en el Evangelio nos enseña que podemos cambiar si es necesarioque lo hagamos, que podemos recibir ayuda si en verdad la deseamos,que podemos ser sanados cualesquiera que hayan sido los problemas delpasado."

espiritual, la escasez de alimento es-piritual, era incluso un hambre máshorrendo en el mundo de hoy.

Esas observaciones me hicieronrecordar la temible profecía del pro-feta Amos, quien dijo hace tiempo:"He aquí vienen días, dice Jehová elSeñor, en los cuales enviaré hambrea la tierra, no hambre de pan, ni sedde agua, sino de oír la palabra deJehová"2.

A medida que el mundo avanzaperezosamente hacia el siglo vein-tiuno, muchos añoran algo y a veceslo piden a gritos, pero con demasia-da frecuencia no saben con certezalo que quieren. La situación econó-mica del mundo, hablando en senti-do general y no específico, probable-mente sea mejor que en cualquierotra época de la historia, pero el co-razón humano aún está intranquiloy muchas veces agobiado con dema-siado estrés. Vivimos en la "era de lainformación", en la cual tenemos, li-teralmente al alcance de la mano,un mundo lleno de datos; no obs-tante, para muchas personas, el sig-nificado de esa información y la sa-tisfacción que viene de utilizar elconocimiento en algún contextomoral parecen estar cada vez másalejados que nunca.

El precio de edificar en cimientostan inciertos es demasiado alto: mu-chas vidas se están derrumbandocuando llegan las tormentas y rugen

Hace un tiempo, leí unacomposición que hablabadel "hambre metafísico"1

que hay en el mundo. El autor insi-nuaba que el alma del hombre y dela mujer se estaba muriendo, por asídecirlo, debido a la carencia de ali-mento espiritual en la actualidad.Esa frase, "hambre metafísico", acu-dió otra vez a mi mente el mes pasa-do al leer los numerosos y bien me-recidos tributos otorgados a laMadre Teresa, de Calcuta. Un co-rresponsal aludió a la ocasión en queella dijo que no obstante lo severo y doloroso que era el hambre físico ennuestros días —habiendo dedicadocasi toda su vida a mitigarlo— aúnasí, ella creía que la falta de fortaleza

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los vientos3. Casi por todos ladosvemos a aquellos que no están satis-fechos con las comodidades que tie-nen debido al temor constante deque otros, en alguna parte, tenganmás que ellos. En un mundo que tandesesperadamente necesita un lide-razgo moral, con demasiada fre-cuencia vemos a lo que Pablo se re-firió como la maldad espiritual enlugares elevados4. De manera abso-lutamente aterradora, vemos a mu-chos que dicen que están aburridosde sus cónyuges, de sus hijos y decualquier sentido de responsabilidadmatrimonial o paternal que tenganhacia ellos. Y hay otros que, yendo a toda velocidad por el camino sin sa-lida de los placeres físicos, exclamanque ellos de verdad vivirán sólo depan, y que cuanto más tengan,mejor. Lo sabemos por una fuente fi-dedigna, de hecho, del Verbomismo, que el pan solo —aunquesea mucho— no es suficiente5.

Durante el ministerio delSalvador en Galilea, Él reprendió a aquellos que se habían enterado deque Él había dado de comer a loscinco mil con sólo cinco hogazas depan y dos pescados, y que ahoraacudían a Él para que también lesdiera de comer gratis. Ese alimento,no obstante que era esencial, era se-cundario en comparación con laverdadera nutrición que Él tratabade darles.

"Vuestros padres comieron elmaná en el desierto, y murieron", lesexhortó. "Yo soy el pan vivo que des-cendió del cielo; si alguno comierede este pan, vivirá para siempre".

Pero ésa no era la comida por laque habían venido, y el registrodice: "Desde entonces muchos desus discípulos volvieron atrás, y yano andaban con él"6.

Ese breve relato expresa hastacierto grado el peligro de nuestrosdías. Y es que con nuestro actualéxito y conocimiento avanzado, no-sotros, también, quizás nos alejemosdel vitalmente crucial pan de vidaeterna; tal vez en realidad elijamos estar espiritualmente mal nutridos,

entregándonos intencionalmente a cierta clase de anorexia espiritual.Quizás, al igual que los pueriles gali-leos de antaño, le hagamos el desai-re al sustento divino que ponganfrente a nosotros. Naturalmente, latragedia de aquel entonces, como lade ahora, es que un día, tal como elSeñor mismo lo ha dicho, "a la horaen que menos lo penséis, el veranohabrá pasado y la siega habrá termi-nado", sólo para descubrir que"[nuestras] almas [están] sinsalvar"7.

Me he preguntado esta mañanasi entre los que me escuchan hay al-guno que piense que él o ella o susseres queridos están demasiado ocu-pados en las cosas triviales, están enbusca de algo más substancial y pre-guntan, junto con el joven prósperode las Escrituras: "¿Qué más mefalta?"8. Me he preguntado si estamañana alguien ha estado "errantede mar a mar", corriendo "desde elnorte hasta el oriente"9 como dijo elprofeta Amos, fatigado por el acele-rado ritmo de la vida o por tratar deigualar el nivel de vida que llevanlos vecinos antes de que éstos ten-gan que sacar otro préstamo parapagar sus deudas. Me pregunto sipersonas como éstas están escu-chando la conferencia con la espe-ranza de encontrar la respuesta a unproblema sumamente personal o para recibir esclarecimiento con res-pecto a las dudas más serias de sucorazón. Tales problemas o pregun-tas tal vez tengan que ver con elmatrimonio, la familia, los amigos,la salud, la paz o la obvia carenciade esas preciadas posesiones.

Es a esas personas que buscan so-luciones a sus problemas a quienesdeseo dirigirme esta mañana. Sinimportar dónde vivan, la edad quetengan o la situación en que se en-cuentren, les declaro que medianteSu Hijo Unigénito, Dios ha quitadoel hambre al que Amos hizo referen-cia. Testifico que el Señor Jesucristoes el Pan de Vida y la Fuente deAgua Viva que salta para vida eter-na. Declaro a aquellos que son

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miembros de La Iglesia de Jesucristode los Santos de los Últimos Días, y especialmente a aquellos que no loson, que nuestro Padre Celestial y Su^amado Hijo Primogénito sí apa-recieron al joven profeta José Smithy restauraron la luz y la vida, la es-peranza y la dirección a un mundoextraviado, un mundo lleno de per-sonas que se preguntan: "¿Dóndeestá la esperanza? ¿Dónde está lapaz? ¿Cuál sendero debo seguir?¿Qué camino he de seguir?".

A pesar de los caminos que sehayan tomado o no se hayan toma-do, esta mañana deseamos ofrecer-les "el camino, y la verdad, y lavida"10. Los invitamos a experimen-tar la aventura de los primeros discí-pulos de Cristo, quienes tambiénañoraban el pan de vida, de aquellosque no se alejaron de Él, sino quepermanecieron con Él, y quienes re-conocieron que, para tener seguri-dad y salvación, no había ningúnotro a quien pudieran ir jamás11.

Recordarán que cuando Andrés y otro discípulo, probablemente Juan,oyeron por primera vez a Cristo, sesintieron tan conmovidos y atraídoshacia Jesús que lo siguieron cuandoÉl se alejó de la multitud. Al darsecuenta de que le seguían, Cristo sevolvió y les preguntó: "¿Qué bus-cáis?"12. Otras traducciones lo haninterpretado simplemente como"¿Qué deseáis?" Ellos respondieron:"¿Dónde moras?" o "¿Dóndevives?". Cristo sólo dijo: "Venid y ved"13. En breve, Él formalmentellamó a Pedro y a otros Apóstolesnuevos extendiéndoles la misma in-vitación y diciéndoles: "Venid enpos de mí"14.

Parecería que la esencia de nues-tra jornada terrenal y que las respues-tas a las preguntas más importantesde la vida quedan comprendidas enestos dos breves elementos de los pri-meros acontecimientos del ministerioterrenal del Salvador. Uno de ellos esla pregunta que se hace a cada unode los que vivimos en esta tierra:"¿Qué buscáis? ¿Qué deseáis?". El se-gundo elemento es la forma en que

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Cristo responde a nuestra respuesta,no importa cómo hayamos respondido. Quienquiera que seamos y cualquierasea nuestra contestación, la respuestade Él es siempre la misma: "Venia",dice con amor. "Venid en pos de mí".A dondequiera que vayas, primera-mente ven y ve lo que yo hago, endónde y cómo paso mi tiempo;aprende de Mí, camina conmigo,habla conmigo y cree. Escúchameorar, y encontrarás respuesta a tuspropias oraciones. Dios dará descan-so a tu alma. Ven, sigúeme.

Al unísono y de común acuerdo,nosotros testificamos que elEvangelio de Jesucristo es el únicomedio para satisfacer el monumen-tal hambre espiritual y saciar laenorme sed espiritual. ÚnicamenteAquel que fue mortalmente heridosabe cómo sanar nuestras heridas de

Siempre me ha gustado que cuan-do Mateo registra el gran mandatode Jesús: "Sed, pues, vosotros per-fectos, como vuestro Padre queestá en los cielos es perfecto"18,Lucas añade el comentario adicio-nal del Salvador: "Sed, pues, mise-ricordiosos, como también vuestroPadre es misericordioso"19, comopara insinuar que la misericordia espor lo menos un sinónimo de laperfección que Dios tiene y la cualdebemos esforzarnos por lograr. Lamisericordia, con la virtud herma-na del perdón, es el núcleo mismode la expiación de Jesucristo y deleterno plan de salvación. Todo enel Evangelio nos enseña que pode-mos cambiar si es necesario que lohagamos, que podemos recibirayuda si en verdad la deseamos,que podemos ser sanados cuales-quiera que hayan sido los proble-mas del pasado.

Ahora bien, si se sienten dema-siado débiles espiritualmente paraparticipar del manjar del Señor, porfavor recuerden que la Iglesia no esun monasterio para personas perfec-tas, aunque todos deberíamos esfor-zarnos por ir por el camino de larectitud. No, por lo menos un as-pecto de la Iglesia se parece más a un hospital o a una estación de au-xilio, provisto para aquellos queestán enfermos y quieren recuperar-se, donde uno puede recibir una in-fusión de alimento espiritual y unabastecimiento de agua viva a fin deseguir adelante.

A pesar de las tribulaciones de lavida y de cuan alarmante nos parez-ca el futuro, testifico que contamoscon ayuda para el trayecto: tenemosel Pan de Vida Eterna y la Fuente deAgua Viva. Cristo ha vencido almundo —nuestro mundo— y Sudon para nosotros es la paz ahora y la exaltación en el mundovenidero20. El requisito fundamentales tener fe en El y seguirle... parasiempre. Cuando nos exhorta a andar en Sus caminos y en Su luz, esporque El ha andado por ellos antes,haciendo que sean seguros para

hoy; sólo Aquel que estaba conDios, y que era Dios15, puede darrespuesta a las preguntas más seriasy urgentes de nuestra alma. SóloSus brazos todopoderosos habríanpodido abrir las puertas de la pri-sión de la muer te , que de otromodo nos habrían tenido cautivospara siempre. Únicamente sobreSus hombros triunfantes podremosentrar en la gloria celestial, si tansólo elegimos hacerlo a través denuestra fidelidad.

A aquellos que tal vez piensenque de alguna forma hayan perdidosu lugar a la mesa del Señor, les de-cimos otra vez, junto con el profetaJosé Smith, que Dios tiene "unadisposición para perdonar"16, queCristo es "misericordioso y piado-so, lento para la ira, lleno de lon-ganimidad y comprensión"1 7.

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nosotros. Él sabe dónde están laspiedras afiladas y de tropiezo, dondeestán los peores cardos y espinos. Elsabe dónde es peligroso el camino y qué rumbo debemos seguir cuandohaya una bifurcación y caiga lanoche. El sabe todo eso, como diceAlma en el Libro de Mormón, por-que ha sufrido "dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases... paraque... sepa cómo socorrer a los de supueblo, de acuerdo con las enferme-dades de ellos"21. "Socorrer" signifi-ca l i teralmente "correr hacia".Testifico que en mis temores y debi-lidades, el Salvador por cierto hacorrido hacia mí. Nunca podré agra-decerle lo suficiente Su misericordiay cuidado.

El presidente George Q. Cannondijo en una ocasión: "No importacuan duras sean las pruebas, cuanprofunda la congoja, cuan grande laaflicción, [Dios] jamás nos desam-parará; nunca lo ha hecho y nuncalo hará. No puede hacerlo, ya queva en contra de Su naturaleza. Es unSer inmutable... El nos sostendrá.Tal vez pasemos por el fuego purifi-cador, por aguas profundas, pero noseremos consumidos ni vencidos.De todas estas pruebas y dificultadessaldremos mejores y más puros, sitan sólo confiamos en nuestro Diosy guardamos Sus mandamientos"22.

Aquellos que reciban al SeñorJesucristo como la fuente de su sal-vación siempre descansarán en deli-cados pastos no importa cuan árido y desolado haya sido el invierno. Y lasaguas que los refresquen siempreserán aguas de reposo no importacuan turbulentas sean las tormentasde la vida. Al andar por Sus sende-ros de justicia, confortará para siem-pre nuestras almas, y aunque esesendero nos lleve, tal como a El, porel valle mismo de la sombra demuerte, aún así no temeremos malalguno. La vara de Su sacerdocio y elcayado de Su espíritu siempre nosconsolarán. Y cuando, durante nues-tros esfuerzos, nos dé hambre y sed,El nos preparará un verdadero man-jar, aun en presencia de nuestros

enemigos —enemigos contemporá-neos entre los cuales podrían contar-se el temor o los problemas familia-res, enfermedad o penas personalesde cientos de clases diferentes. Enun acto culminante de compasión,en esa cena El unge nuestra cabezacon aceite y pronuncia una bendi-ción de fortaleza para nuestra alma.Nuestra copa rebosa con Su bondady nuestras lágrimas rebosan de gozo.Lloramos al saber que tal bondad y misericordia nos seguirán todos losdías de nuestra vida, y que, si así lodeseamos, moraremos en la casa delSeñor para siempre23.

Esta mañana ruego que todos losque tengan esta clase de hambre y sed, y que a veces anden errantes,oigan esta invitación de Aquel quees el Pan de Vida, la Fuente deAgua Viva, el Buen Pastor de todosnosotros, el Hijo de Dios: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados... y hallaréis descanso paravuestras almas"24. En verdad a "loshambrientos colm[a] de bienes", talcomo lo testificó María, su propiamadre25. Vengan a saciarse a la mesadel Señor en lo que testifico es SuIglesia verdadera y viviente, dirigidapor un Profeta verdadero y viviente,el presidente Gordon B. Hinckley,a quien tendremos ahora el placerde escuchar. Ruego por estas

bendiciones y doy testimonio de estasverdades en el sagrado y santo nom-bre del Señor Jesucristo. Amén. D

N O T A S

1. Arthur Hertzberg, citado por Harold

B. Lee en Stand Ye in Holy Places, 1975,

pág. 349.

2. Amos 8:11.

3. Véase Mateo 7:24-29.

4. Efesios 6:12.

5. Véase Mateo 4:4; Juan 1:1.

6. Véase Juan 6:26, 49, 51,66.

7. D. y C. 45:2. Véase también

Jeremías 8:20.

8. Mateo 19:20.

9. Amos 8:12.

10. Juan 14:6.

11. Véase Juan 6:68.

12. Juan 1:38.

13. Juan 1:39.

14. Mateo 4:19.

15. Véase Juan 1:1.

16. Lectures on Faith, pág. 42.

17. Ibíd., pág. 42.

18. Mateo 5:48.

19. Lucas 6:36.

20. Véase D. y C. 59:23.

21. Alma 7:11-12.

22. "Freedom of the Saints", en Brian

H. Stuy, compilación, Collected Discourses,

5 tomos. (1987-92), tomo 2, pág. 185.

23. Véase Salmos 23.

24. Mateo 11:28-29.

25. Véase Lucas 1:53.

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Miren hacia el futuroPresidente Gordon B. Hinckley

"La clave del éxito de la obra será la

mismos Santos de los Últimos Días."

Las celebraciones de 1997 casihan terminado; el último ca-rromato se ha detenido; el úl-

timo carro de manos descansa.Hemos tenido un año maravillosoen el que hemos conmemorado lagran migración de nuestros antepa-sados hacia estos valles del oeste.

Nos hemos inclinado en señal dereverencia al recordar los sacrificiosde los muchos que murieron en elcamino y que tiernamente fueronenterrados en tumbas cuya ubica^ción desconocemos.

Hemos compartido, en muy pe-queña escala, los terribles sufrimien-tos de los que estuvieron atrapadosen las nieves de Wyoming en 1856.

Hemos visto el cumplimiento dela profecía de Isaías: "Se alegrarán eldesierto y la soledad; el yermo se go-zará y florecerá como la rosa" (Isaías35:1).

No podemos subestimar sus lo-gros; no podemos agregar a su gloria;

de todos los que se llamen a sí

sólo podemos mirar hacia el pasadocon reverencia, aprecio, respeto y re-solución de edificar sobre lo queellos hicieron.

Ha llegado el momento de dejarde mirar al pasado y ver el futuro.Esta es una época con miles deoportunidades; depende de nosotrosel utilizarlas y avanzar, i Qué maravi-lloso es el que cada uno de nosotroshaga su pequeña parte para haceravanzar la obra del Señor hacia sumagnífico destino.

"Y será predicado este evangeliodel reino en todo el mundo, paratestimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mateo24:14).

Hermanos y hermanas, algo ma-ravilloso está sucediendo en estaIglesia. Al desenvolvernos en el pe-queño mundo de nuestros barrios y ramas respectivos casi no lo adverti-mos; sin embargo, es real y grandio-so. Estamos creciendo; nos estamosexpandiendo; este año ingresará a laIglesia suficiente gente como paracrear más de 600 nuevos barrios y ramas.

Dentro de un mes alcanzaremoslos diez millones de miembros.Tomó más de un siglo, 117 años,desde la organización de la Iglesiaen 1830 hasta 1947, para llegar a unmillón. La mayoría de nuestrosmiembros ahora residen fuera de losEstados Unidos. Hemos andadoentre nuestra gente y ha sido mara-villoso reunimos con ellos, hablarcon ellos y compartir testimonios;están llenos de entusiasmo.

Hace poco estuvimos con laNación Navajo, en Window Rock,

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Arizona. Era la primera vez que unPresidente de la Iglesia se reunía y hablaba con ellos en su propia capi-tal. Fue difícil contener las lágrimasal reunimos con esos hijos e hijasdel Padre Lehi. En mi imaginación,lo he visto llorar por su progenie quepor tanto tiempo ha vivido en la po-breza y el dolor.

Pero las cadenas de las tinieblasse están acabando; algunos de ellosson hombres y mujeres prósperos;han participado de los frutos de laeducación; han llegado a conocer y a amar el Evangelio; han llegado a ser una gente pura y deleitable.

Pero queda tanto por hacer entreellos. El alcohol y las drogas literal-mente destruyen a muchos de ellos;debemos hacer más por ayudarlos.Al mirar hacia el futuro, veo que elEspíritu del Señor se derramarásobre ese pueblo. La educación abri-rá las puertas de la oportunidad y elEvangelio llevará más luz y mayorentendimiento a sus vidas.

Hemos estado con miles de esabuena gente en América del Sur.Hace poco volamos desde Asunción,Paraguay hasta Guayaquil, Ecuador,sobre los altos y prohibidos picachosy los estrechos valles de esa vasta re-gión. Por doquiera había pobladosindígenas y pueblos pequeños.Nuestros misioneros están trabajan-do con esa buena gente, llevándolesla luz del Evangelio sempiterno a susvidas. Hace muchos años, mi esposay yo abordamos el pequeño tren queviaja desde Cuzco, Perú, hasta elLago Titicaca. En Puno nos reuni-mos con un puñado de miembrosnativos del lugar; era la primera vezque una Autoridad General hacíaeso. Hoy día tenemos dos estacas deSión en Puno, con presidentes de es-taca y obispos llamados de entre supueblo.

Ahora ya hemos estado en todaslas naciones de América del Sur y de América Central y hemos vistomilagros con reuniones de 30.000,40.000 y 50.000 miembros en esta-dios de fútbol; todos ellos Santos delos Últimos Días. En cada caso, al

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retirarnos nos rodeaba una granmultitud que agitaba pañuelos en elaire, y había lágrimas en los ojos deellos y en los nuestros.

Sólo en Brasil se unirán a laIglesia aproximadamente 50.000personas este año. Eso es el equiva-lente a dieciséis o diecisiete estacasnuevas en sólo doce meses. ElTemplo de Sao Paulo ya no puededar cabida a todos los que deseanasistir, por lo que estamos constru-yendo tres nuevos templos en esepaís y tendremos que construir otros.

Esos son Santos de los ÚltimosDías firmes y maravillosos en cuyoscorazones late el mismo testimoniode Jesucristo y de esta obra que elque late en el de ustedes.

Debemos de construir cientos decentros de reuniones para acomodarlas necesidades de este creciente nú-mero de miembros.

Me maravillo al familiarizarmecon la historia de esta Iglesia, aldarme cuenta de que no hay ningu-na ciudad importante de los EstadosUnidos o Canadá donde no hayancongregaciones de Santos de losÚltimos Días. Es lo mismo enMéxico, en América Central y enAmérica del Sur; igual sucede enNueva Zelanda y Australia, en lasislas del mar y en Japón, Corea,Taiwán y las Filipinas.

En Europa nuestras congregacio-nes están en todas partes. ¡Cuan ad-mirable es contemplar que cada díade reposo hay más de 24.000 barriosy ramas en el mundo en los cuales seenseñan las mismas lecciones y seexpresan los mismos testimonios.

Ahora bien, ¿qué será del futuro?,¿qué sucederá en los años que estánpor delante? Se ve prometedor. Lagente está empezando a vernos por loque somos y por los valores que pro-fesamos. Por lo general, los medios decomunicación nos tratan bien; dis-frutamos de buena reputación, por locual estamos agradecidos.

Si avanzamos sin perder la visiónde nuestra meta, sin hablar mal denadie, viviendo los grandes principiosque sabemos que son verdaderos, la

causa del Evangelio avanzará en ma-jestad y poder para llenar la tierra. Seabrirán las puertas que hoy están ce-rradas para la prédica del Evangelio.El Todopoderoso, si es necesario,hará estremecer a las naciones parahumillarlas y hacerlas escuchar a lossiervos del Dios viviente. Lo que seanecesario se llevará a cabo.

Los granes desafíos que enfren-tamos y la clave del éxito de la obraserá la fe de todos los que se llamena sí mismos Santos de los ÚltimosDías. Nuestras normas son claras e inequívocas; no es necesario queles pongamos peros; no es precisoque las analicemos por la razón.Están establecidas en el Decálogoescrito por el dedo del Señor en elMonte Sinaí; se encuentran en elSermón del Monte en las palabrasdel Señor mismo; las encontramosen otras partes de Sus enseñanzas y se encuentran claramente estable-cidas en las palabras de las revela-ciones modernas. Desde el princi-pio nos han servido como nuestrocódigo de conducta, y deben seguirhaciéndolo.

El futuro será esencialmenteigual al pasado, sólo que más bri-l lante y mucho más grande.Debemos seguir tratando de llegar a

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todo el mundo, enseñando elEvangelio en el hogar y en el ex-tranjero. Un mandato divino des-cansa pesadamente sobre nuestroshombros; no podemos escapar de él;no podemos evitarlo.

El Señor resucitado declaró a losque amaba: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.

"El que creyere y fuere bautiza-do, será salvo; más el que no creye-re, será condenado" (Marcos16:15-16).

La figura de Moroni en lo alto demuchos de nuestros templos, es unrecordatorio constante de la visiónde Juan el ReveladorV^Vi volar poren medio del cielo a otro ángel, quetenía el evangelio eterno para predi-carlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,

"diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la horade su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, elmar y las fuentes de las aguas"(Apocalipsis 14:6-7).

No deben disminuir nuestros es-fuerzos de llevar el Evangelio a lagente de la tierra. En el futuro sedeben preparar aún más hombres jó-venes para salir a servir al Señor.Nuestros actos cristianos deben pre-cederlos y acompañarlos dondequie-ra que sea necesario. Estoy agradeci-do por la ayuda humanitaria quehemos podido hacer llegar a los po-bres y a los desafortunados. Hoymismo, hay niños hambrientos queestán comiendo en Corea del Nortegracias a la ayuda que ustedes hanenviado. En un mundo donde existetanto hambre y sufrimiento, dondela muerte va de la mano con losniños, debemos continuar y aumen-tar nuestros esfuerzos, sin permitirque la política u otros factores de-tengan la mano benefactora.

Al mirar hacia el futuro, debemosextender la gran obra que se lleva a cabo en los templos, tanto para losvivos como para los muertos. Si estepueblo no se puede salvar sin susmuertos, como lo declaró el ProfetaJosé, debemos entonces hacer

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posible que muchos más cumplanesta obra. En la actualidad tenemoscincuenta templos en funcionamien-to; necesitamos el doble de esa can-tidad y, como lo expliqué anoche, te-nemos un plan para alcanzar esameta y satisfacer las necesidades dela gente. Aquellos que están en elotro lado, que no están muertos sinovivos en espíritu, se regocijarán y complacerán al despertar y avanzarhacia la "inmortalidad y la vida eter-na" (Moisés 1:39).

Pero hay muchas otras cosas quedebemos hacer mientras hacemosavanzar la obra a un nuevo y prome-tedor siglo. Dicho en forma simple,debemos ser mejores Santos de losÚltimos Días. Debemos ser mejoresvecinos; no debemos vivir una exis-tencia aislada en este mundo.Somos parte de toda la humanidad.

Vino un intérprete de la ley a Jesús, preguntado: "Maestro, ¿cuáles el gran mandamiento en la ley?

"Jesús le dijo: Amarás al Señor tuDios con todo tu corazón, y contoda tu alma, y con toda tu mente.

"Este es el primero y grande man-damiento.

"Y el segundo es semejante:Amarás a tu prójimo como a timismo.

"De estos dos mandamientos de-pende toda la ley y los profetas"(Mateo 22:36-40).

Amemos al Señor, sí, con todanuestra fuerza y poder; y amemostambién a nuestro prójimo.Desterremos de nuestra vida cual-quiejr elemento de superioridadsobre los demás. Muchos nos mirancon sospechas pensando que sólo es-tamos interesados en convertirlos.La conversión tiende a ser más el re-sultado del amor. Seamos amigables;seamos serviciales; vivamos la reglade oro. Seamos vecinos de quienesse diga: "El o ella era el mejor veci-no que he tenido".

Y a medida que avancemos haciaun futuro maravilloso, existen loque algunos considerarán comomandamientos menores, pero queson también de suma importancia.

Menciono el Día de Reposo. ElDía de reposo del Señor se está con-virtiendo en el día de diversión de lagente. Es un día de golf y de fútbolen televisión, de comprar y de ven-der en nuestras tiendas y mercados.¿Nos estamos uniendo a la mayoríade los norteamericanos como algu-nos observadores lo indican? Metemo que así es. ¡Cuan revelador esver llenos los estacionamientos delas tiendas en domingo en las comu-nidades en las que predomina la po-blación Santo de los Últimos Días!

Nuestra fortaleza para el futuro,nuestra resolución de hacer crecerla Iglesia en todo el mundo se debi-litará si violamos la voluntad delSeñor en este importante asunto. Éllo ha afirmado muy claramente enla antigüedad y nuevamente en lasrevelaciones modernas. No pode-mos desentender impunemente loque El ha dicho.

Debemos observar la Palabra deSabiduría. Al leer nuestros periódi-cos, al mirar las noticias en televi-sión, estas importantes palabras pro-nunciadas por primera vez en 1833cobran vida ante nuestros ojos: "Pormotivo de las maldades y designiosque existen y que existirán en el co-razón de hombres conspiradores enlos últimos días, os he amonestado y os prevengo" (D. y C. 89:4). Cadavez más, la gente se interesa en lasalud. Nosotros nos hemos adelan-tado al mundo con un código desalud tan simple y fácil de entender.No hace mucho, conocí al doctorJames E. Enstrom, de la Universidadde California, en Los Angeles; no esmiembro de la Iglesia. El habla contotal objetividad; sus estudios indi-can que, desde el punto de vista delas estadísticas, los Santos de losÚltimos Días viven aproximada-mente diez años más que la gente desu mismo grupo [de edad].

¿Quién puede poner un precio a diez años de vida? ¡Qué bendicióntan extraordinaria y maravillosa esla Palabra de Sabiduría!

Los reporteros que he conocidosimplemente no pueden creer que

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paguemos el diez por ciento denuestros ingresos como diezmo. Lesexplico que es un fenómeno espiri-tual. Pagamos porque somos obe-dientes al mandamiento del Señor;pagamos porque tenemos fe en Susgenerosas promesas. Enseñemos a nuestros hijos, mientras aún seanpequeños, sobre la gran oportunidady responsabilidad de pagar los diez-mos. Si lo hacemos, habrá otra ge-neración, y luego otra, que caminarápor los senderos del Señor y queserá merecedora de la gran bendi-ción que promete.

Quizás nuestra mayor preocupa-ción se centre en las familias. La fa-milia se está desmoronando en todoel mundo. En todas partes se estánrompiendo los vínculos tradicionalesque unen al padre, a la madre y a loshijos. Tenemos que hacer frente a esto en nuestro propio medio. Haydemasiados hogares destrozadosentre los nuestros. El amor que llevóal matrimonio de algún modo seevapora y el odio ocupa su lugar; sequebrantan corazones, los hijos su-fren. ¿No podemos mejorar? Por su-puesto que sí. Es el egoísmo lo quecausa la mayoría de estas tragedias.Si existe la paciencia, si con ahíncose procura la felicidad de nuestrocompañero, entonces el amor flore-cerá y se fortalecerá.

Al mirar hacia el futuro, veo pocode qué entusiasmarme con respecto a la familia tanto en los Estados Unidoscomo en el mundo. Las drogas y el al-cohol están causando grandes estra-gos que no parecen disminuir. El len-guaje áspero del uno para con el otro,la indiferencia ante las necesidadesajenas, todo parece ir en aumento.Hay tanto abuso infantil; hay tantoabuso del cónyuge; el creciente abusode los ancianos; todo esto seguirá su-cediendo y empeorará a menos queexista un reconocimiento serio, unaconvicción fuerte y ferviente con res-pecto al hecho de que la familia es uninstrumento del Todopoderoso. Es Sucreación; es también la unidad básicade la sociedad.

Levanto una voz de amonestación

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a nuestro pueblo. Nos hemos acerca-do demasiado a la forma de ser denuestra sociedad en este asunto. Porsupuesto que hay buenas familias; lashay en todas partes, pero tambiénexisten muchas que están en proble-mas. Esta es una enfermedad quetiene remedio. La receta es simple y maravillosamente eficaz: Es amor; esamor y respeto diario claro y simple.Es una planta tierna que necesitaabono, pero que vale todo el esfuerzoque podamos ponerle.

Ahora, para terminar, veo un ma-ravilloso futuro en un mundo muyincierto. Si nos aferramos a nuestrosvalores, si edificamos sobre nuestrolegado, si caminamos en obedienciaante el Señor, si tan sólo vivimos elEvangelio, seremos bendecidos enforma magnífica y maravillosa. Senos contemplará como un pueblopeculiar que ha encontrado la clavepara una felicidad peculiar.

"Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte deJehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y camina-remos por sus sendas. Porque deSion saldrá la ley, y de Jerusalén lapalabra de Jehová" (Isaías 2:3).

Nuestro pasado ha sido grandio-so; maravilloso es nuestro presente y glorioso puede ser nuestro futuro.

¡Resplandeced en gloria, Sión, lugar de paz!

De miles la morada divina tu serás; arroja tus destellos al mundo en

error,pues entre las tinieblas, Dios es tu

protector.(Himnos de Sión, Ns 122)

Hemos vislumbrado el futuro, co-nocemos el camino, tenemos la ver-dad. Dios nos ayude a avanzar parallegar a ser un pueblo grande y pode-roso esparcido sobre la tierra, cuyonúmero ascienda a millones, perotodos de una fe, de un testimonio y de una convicción, lo ruego humil-demente en el nombre de nuestrogran Redentor y Salvador, aúnJesucristo. Amén. D

Sesión del domingo por la tarde5 de octubre de 1997

El himno de losobedientes: "¡Oh,está todo bien!"Élder David B. Haightdel Quorum de los Doce Apóstoles

"Qué maravilloso futuro le espera a la Iglesia...Todas esas cosasdependen de... cómo aceptemos las verdades que conocemos, de cómovivamos los principios del Evangelio."

imaginar y visualizar lo que nos es-pera; y sé que todo lo que él dice esverdad. Al haber tenido la oportuni-dad de trabajar con él durante algu-nos años y de sentir su espíritu, suentendimiento, sus deseos, su pro-funda fe y la inspiración que recibeen ese oficio, esta mañana me dicuenta de que estábamos escuchan-do palabras referentes al futuro queprovenían del Profeta.

Al reflexionar ahora sobre elciclo de la vida y a medida que elciclo avanza y al pensar en lo que ledepara a la Iglesia, me siento unpoco como un amigo inglés que dijo:"¿No sería maravilloso retroceder elciclo de la vida 50 años y que se nospermitiera vivirlos de nuevo?". Y aun cuando he tenido la oportuni-dad de declarar, de enseñar, de pre-dicar y de dar testimonio delSalvador en todo el mundo, atesoroel tiempo que todavía se me conce-de para estar aquí.

Acaban de escuchar los compasesde "Santos, venid..." (Himnos NQ

17). La primera oportunidad quetuve de familiarizarme de verdadcon el himno "iOh, está todo bien!"fue en un pequeño tabernáculo de

He orado para recibir elEspíritu del Señor y toda lafe que necesito para decir

algunas palabras que llevo en el co-razón; para que de algún modo lessirva de aliento en sus creencias y enla forma en que viven los principiosdel Evangelio.

Esta mañana el presidenteHinckley nos presentó una de las re-señas más alentadoras para nuestrofuturo que yo recuerde haber escu-chado; me sentí conmovido al sólo

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piedra en el sur de Idaho, donde mecrié. Dentro de aquel pequeño ta-bernáculo construido con roca delava por los miembros de la Iglesiadel lugar, a fines de 1880, había unestrado, un podio similar a éste y unórgano de tubos al fondo, como estehermoso órgano que tenemos aquí,pero más pequeño. Esto era antes dela electricidad y de los motores, y tenía un sistema de bombas. Parahacer llegar el aire a los tubos de unórgano se utiliza un sistema de fue-lles. Alguien se tenía que sentar enun taburete y bombear la palancaque estaba detrás del órgano.Siempre era un gran privilegio paraun jovencito el ser seleccionadopara sentarse en ese taburete y bom-bear el órgano.

En ese pequeño tabernáculo,cuando cantábamos "Santos,venid...", sentía que el espíritu y elpoder de la música levantaban eltecho. Se podía sentir debido alpoder, a la fe y al testimonio de losmiembros. En ese pequeño taberná-culo teníamos coros del SacerdocioAarónico para aprender a cantar.Fue allí donde cantábamos "Unniño mormón". Ya no escuchamosmás esa canción; me gustaría que lapudiéramos escuchar. "Un niñomormón, un niño mormón, yo soyun niño mormón. La envidia de unrey puedo ser porque soy un niñomormón" (Evan Stephens, en Best-Loved Poems of the LDS People, com-pilación de Jack M. Lyon y otros,1996, pág. 296).

Eso me dejó grabada una granimpresión. Piensen en ello por unmomento: "La envidia de un reypuedo ser". He allí a un rey contodo el poder, toda la pompa, todala riqueza que un rey puede tener;pero yo estaba empezando a apren-der que, como miembros de laIglesia, teníamos bendiciones, ben-diciones del sacerdocio, conoci-miento e información que un rey noconocía ni tenía. "La envidia de unrey puedo ser porque soy un niñomormón".

Mientras ustedes escuchaban la

hermosa interpretación del coro, yopensaba en William Clayton. Supadre era maestro y William habíarecibido una buena educación.Tenía apti tud para escribir, erabueno con los números así comopara escribir y llevar registros. Elgrupo de misioneros de Heber C.Kimball le enseñaron el Evangelio y lo bautizaron durante los primerosdías de la Iglesia en Inglaterra. Loentendieron y lo aceptaron de inme-diato debido a su educación y a suhabilidad para escribir. Era un jovenbrillante, de 23 años de edad. Alpoco tiempo empezó a prestar servi-cio como secretario, escribiente o tenedor de libros de la pequeña or-ganización que formaba la Iglesia enese entonces.

Cuando tenía 24 años, él y su es-posa deseaban viajar a Nauvoo, porlo que se embarcaron con destino a América. En Nauvoo conoció alProfeta y a otros líderes de la Iglesia.Otra vez se le utilizó en formas inte-resantes por su hermosa caligrafía y buena ortografía. Hacía falta unjoven de esa clase. Poco después delmartirio del Profeta, él se unió a Brigham Young y a los Doce y llegóa ser uno de sus escribientes y elsecretario.

Después del martirio del Profeta,se fue con la compañía de BrighamYoung y pasó por la experiencia deIowa que inspiró la creación de esemaravilloso himno que escuchamos

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hoy día. Se fueron en febrero; era yaabril. Atravesaron los campos deIowa con los carromatos, los caba-llos, las yuntas, la lluvia y el barro;estaban desalentados. La jornadaera difícil; la gente moría y niños na-cían. Avanzaban lentamente, ape-nas unos pocos kilómetros al día. Ensu desaliento, William Clayton es-cribió en su diario que se sentó enun lado del carromato y escribió unacanción, con la esperanza de quediera aliento y renovado ánimo y fea los santos.

Y así escribió: "Santos venid, sinmiedo, sin temor". Era difícil.Estaban desalentados. "Mas congozo andad. Aunque cruel jornadaesta es, Dios nos da Su bondad". Elles infunde valor para seguir adelan-te, para que la situación mejore.

Entonces escribió esas líneasmaravillosas: "Hacia el sol, do Dioslo preparó, buscaremos lugar". Auncuando estemos atascados en elbarro y desalentados, todo cambia-rá. Si tenemos el valor y la fe deque el Señor contestará nuestrasoraciones, todo saldrá bien. Les dioesperanza y aliento. "Hacia el sol,do Dios lo preparó, buscaremoslugar do, libres ya de miedo y dolor"... palabras muy conmovedo-ras e inspiradas.

Y luego la última estrofa quecantó en forma tan hermosa el coroesta mañana: "Aunque morir nostoque sin llegar, ¡oh, qué gozo y paz!" Así que, si morimos, habremoshecho lo mejor que pudimos. Comosabemos, todos vamos a morir algúndía; de modo que: "¡Oh, qué gozo y paz!".

"Mas si la vida Dios nos da, paravivir en paz allá". Veremos si las rue-das permanecen en los carromatos,y si las de los pequeños carros demano resisten, y si mantenemos esavalentía y fortaleza por medio denuestras oraciones, llegaremos allá."Mas si la vida Dios nos da, paravivir en paz allá". Si llegamos allá,diremos: "¡Oh, está todo bien!", sisomos capaces de llegar allá y si te-nemos el valor para salir adelante.

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Y en su diario escribió: "He com-puesto una nueva canción:'¡Oh, está todo bien!'" (WilliamClayton's Journal, 1921, pág. 19).Me gusta ese título original: "iOh,está todo bien!" que explica nuestravida, si la vivimos como debemos.Tenemos el bosquejo, tenemos losprocedimientos, tenemos la infor-mación y si llegamos allá, y si la vidaDios nos da, entonces podremoscantar "¡Oh, está todo bien!". Estehimno ha llegado a convertirse en el"himno nacional" de la Iglesia.

Así es que en este aniversario nú-mero 150 del gran acontecimiento a que aludió el presidente Hinckleyesta mañana, yo deseo agregar misfelicitaciones al comité que, pornombramiento de la PrimeraPresidencia, hizo posible que semontara esta maravillosa celebra-ción. Los barrios y las ramas de todoel mundo han encontrado formasmaravillosas y poco usuales de cele-brar este sesquicentenario.

Mi abuelo, Horton David Haight,tenía 15 años cuando la segundacompañía llegó al valle, la compañíaque siguió a la de Brigham Young,así es que él tuvo que haber camina-do a través de las praderas. Demodo que cuando cantamos sobrecaminar "con fe en cada paso", séque tengo un abuelo que lo hizo.Cuando uno tenía 15 años, no ibasentado en los carromatos, sino quetenía que estar donde había acción,animando a los caballos o a los bue-yes y haciendo todo lo que fuera ne-cesario. Y la jovencita con la quemás tarde contrajo matrimonio,Louisa Leavitt, cumplió once añoscuando su familia llegó al valle, demanera que mi abuela también tuvoque haber caminado a través de laspraderas.

Y así, con esa gran herencia, lesdigo a todos ustedes: Qué año másmaravilloso hemos tenido y qué ma-ravilloso futuro le espera a la Iglesia,como lo comentó nuestro Profetaesta mañana. Pero todas esas cosasdependen de la forma en la que vi-vamos, de cómo aceptemos las

Miembros de la Primera Presidencia durante la conferencia, desde la izquierda: presidenteThomas S. Monson, Primer Consejero; presidente Gordon B. Hinckley; y el presidente James E.Faust, Segundo Consejero.

verdades que conocemos, de cómovivamos los principios del Evangelioy de la clase de ejemplos que seamospara la gente con la que trabajamoso con la que nos asociamos.

Cuando yo era un jovencito deunos doce años me encantaba jugaral béisbol. El único artículo de de-portes que había en mi casa era unviejo guante de béisbol. En esostiempos no teníamos pelotas de fút-bol; había muchas otras cosas queno teníamos. Yo pensaba que el mo-mento más grande de mi vida seríacuando yo jugara al béisbol para losYankees de Nueva York, y eso era enel tiempo en que los Yankees eranun gran equipo. Yo estaría jugandopara ellos en las series mundiales, laserie empatada a tres, y ahora, en elpartido decisivo, ¿a quién se imagi-nan que le toca batear? Mientras es-peraba la pelota, el "pitcher" la lan-zaría exactamente donde yo ladeseaba; yo le pegaría con tantafuerza que la pelota saldría del esta-dio de los Yankees y me convertiríaen el héroe de las series mundiales.Yo pensaba que ése sería el momen-to más memorable de mi vida, peroquiero que sepan que no es así.

Hace algunos años me encontra-ba sentado con mi esposa Ruby enun pequeño cuarto de sellamientosdel Templo de Los Angeles.Nuestros hijos estaban allí con sus

respectivas esposas; ellos habían es-tado casados desde hacía cortotiempo, y nuestra querida hija esta-ba arrodillada ante el altar, tomadade la mano con el joven al que iba a ser sellada. Al mirar alrededor deesa habitación, me di cuenta de queése era el gran momento de mi vidaporque tenía en ese cuarto todo loque era precioso para mí: todo. Miesposa estaba allí, mi eterna y dulcecompañera. Nuestros tres hijos consus compañeras eternas estaban allí.Y pensé: David, estabas totalmenteequivocado cuando eras joven; creí-as que algún acontecimiento mun-dano podría ser lo mejor que te su-cediera en la vida. Sin embargo,ahora yo estaba siendo testigo de esegran evento. Yo estaba allí, lo estabasintiendo, sentía que era parte de ély supe en ese pequeño cuarto blan-co de sellamientos —limpio, dulce,puro— con toda mi familia allí, queése era el gran momento de mi vida.

Les dejo mi amor, mi testimoniode que esta obra es verdadera.Como Santos de los Últimos Díasdebemos ser leales a la fe que profe-samos; debemos ser fieles; fieles a los conmovedores testimonios quese nos han dado; fieles a El cuyonombre hemos tomado, vivir en ladebida forma, declarar la palabra deesta obra y ayudar en ella. En elnombre de Jesucristo. Amén. D

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Sigamos a los pionerosÉlder Dallin H. Oaksdel Quorum de los Doce Apóstoles

"Al igual que los pioneros, ¿tienen el valor y la constancia de ser firmesen la fe y perseverar hasta el fin?"

las huellas de carretas de treinta y uno de mis antepasados pionerospor las sierras de Wyoming llamadasRocky Ridge y unos ocho kilómetrospor el camino que tres de ellos si-guieron más tarde a través del desfi-ladero El Cajón para establecerse enSan Bernardino, California.

Ahora, después de tales estudiosy actividades, corresponde que nospreguntemos: "Entonces, ¿qué?".¿Son estas celebraciones pionerassólo académicas, simplemente paraaumentar nuestro caudal de expe-riencias y de conocimiento? ¿O ha-brán de tener una gran influenciasobre cómo vivimos la vida?

Esta pregunta nos corresponde a todos. Como nos recordó el presi-dente Hinckley en el pasado abril:"Ya sea que se encuentren ustedesentre los descendientes de los pio-neros o que se hayan bautizado tansólo ayer, todos somos beneficiariosde la gran hazaña de ellos"1. Todosdisfrutamos de las bendiciones detales esfuerzos y todos tenemos lasresponsabilidades que acompañan a ese legado.

No basta con estudiar o represen-tar las realizaciones de nuestros pio-neros. Es necesario que identifique-mos los grandes principios eternosque ellos emplearon para lograr todolo que lograron para nuestro benefi-cio y que luego empleemos entoncesdichos principios en los problemasde nuestros días. De ese modo hon-raremos sus esfuerzos colonizadoresy asimismo reafirmaremos nuestropatrimonio y fortaleceremos la capa-cidad para bendecir a nuestra propia

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Hace algunos años le mostréa uno de mis colegas ma-yores un discurso que

había preparado para una ocasiónfutura. Él me lo devolvió con unalentador comentario en dos pala-bras: "Entonces, ¿qué?". El discursoestaba incompleto porque omitía unelemento esencial: lo que el oyentedebería hacer. Yo no había seguido elconsejo del rey Benjamín, quienconcluyó un importante mensaje di-ciendo: "...y ahora bien, si creéistodas estas cosas, mirad que las ha-gáis" (Mosíah4.T0).

Durante muchos meses hemosestudiado en cuanto a la vida y lasrealizaciones de nuestros pioneros,tanto los antiguos como los moder-nos. Nos han emocionado algunasrepresentaciones en las que muchoshan tenido la bendición de partici-par. Yo me sentí humilde al caminarveinte kilómetros en las sendas y en

posteridad y a los millones de loshijos de nuestro Padre Celestial queaún no han escuchado ni aceptadoel Evangelio de Jesucristo2. Todossomos pioneros al hacerlo.

Muchas de nuestras dificultadesson diferentes de las que los pionerosanteriores enfrentaron, pero quizássean tan peligrosas como lo fueronpara ellos y por cierto tan significati-vas para nuestra propia salvación y la salvación de aquellos que siguennuestros pasos3. Por ejemplo, encuanto a obstáculos fatales, los lobosque amenazaban las colonias pione-ras no eran más peligrosos para sushijos que los traficantes de drogas o los pornógrafos que amenazan a losnuestros; asimismo, el hambre quesufrieron los antiguos pioneros no lesplanteaba una amenaza mayor parasu bienestar que el hambre espiritualque muchos experimentan en nues-tros días. Los hijos de los antiguospioneros tenían que realizar tareas fí-sicas increíblemente difíciles para su-perar su medio ambiente; eso no eraun problema mucho mayor que elque nuestros jóvenes encaran hoy alno tener que trabajar arduamente, locual trae consigo desafíos espiritual-mente destructores en cuanto a dis-ciplina, responsabilidad y dignidad.Jesús enseñó:

"Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no puedenmatar; temed más bien a aquel quepuede destruir el alma y el cuerpoen el infierno" (Mateo 10:28).

La principal cualidad de nuestrospioneros era la/e. Con su fe en Dios,hicieron lo que todo pionero hace,avanzaron hacia lo desconocido:una nueva religión, una tierranueva, una nueva manera de hacerlas cosas. Con fe.en sus líderes y ensí mismos, soportaron una oposiciónenorme. Cuando su líder dijo: "Estees el lugar indicado", confiaron y sequedaron. Cuando otros líderes di-jeron: "Háganlo de este modo", losapoyaron con fe.

Otras dos cualidades comple-mentarias que fueron evidentes enla vida de nuestros pioneros —

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antiguos y modernos— son la gene-rosidad y el sacrificio. Los pionerosde Utah se destacaron por poner"el bienestar general y los objetivosde la comunidad por encima delprovecho individual y la ambiciónpersonal"4. Esa misma cualidad seevidencia en los relatos de la con-versión de pioneros en la actuali-dad. Después de recibir un testimo-nio de la veracidad del Evangeliorestaurado, han sacrificado sin va-cilar todo lo que se les ha requeridopara asegurar que sus hijos y las ge-neraciones por nacer reciban lasbendiciones del Evangelio: algunoshan vendido todas sus pertenenciaspara viajar a un templo. Algunoshan perdido su empleo; muchoshan perdido a sus amigos; aun algu-nos han perdido a sus padres y fa-miliares cuando al convertirse hansido repudiados a causa de su fe.Éste debe ser el más grande de lossacrificios. Aquí recordamos la en-señanza del Salvador:

"Porque he venido para poner endisensión al hombre contra supadre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra...

El que ama a padre o madre másque a mí, no es digno de mí; el queama a hijo o hija más que a mí, noes digno de mí;

y el que no toma su cruz y sigueen pos de mí, no es digno de mí"(Mateo 10:35,37-38).

Elogiamos lo que la generosidad y el sacrifico de los pioneros hanhecho por nosotros, pero eso no essuficiente. También debemos asegu-rarnos de que esas mismas cualida-des sean principios orientadorespara cada uno de nosotros a medidaque tengamos oportunidades parasacrificarnos por nuestros países,nuestras familias, nuestros quóru-mes, nuestros miembros y nuestraIglesia. Esto es particularmente im-portante en las sociedades que hanenaltecido el interés y los derechosdel individuo a tal grado que estosvalores parecen suprimir los princi-pios de la responsabilidad y el sacri-ficio personales.

Otras cualidades notables denuestros antiguos pioneros fueron laobediencia, la unión y la cooperación. Nos ha conmovido a todos el ejem-plo de los santos que respondieronal llamado del presidente BrighamYoung de ir a rescatar las compañíasde carros de mano extraviadas o deabandonar una comunidad ya esta-blecida para emplear sus talentos y su tiempo para colonizar nuevasáreas.

Nuestra gente se ha caracterizadosiempre por su lealtad y obedienciaa las instrucciones de sus líderes, porsu unión y por su extraordinaria ca-pacidad para cooperar en una em-presa mancomunada. Actualmentepodemos ver manifestadas estascualidades pioneras en las enormescontribuciones que nuestros herma-nos y hermanas hacen en una granvariedad de programas privados y esfuerzos en común que requierenarmonía y cooperación. Otra mani-festación actual de la obediencia, launión y la cooperación mormona esnuestro singular programa misional,desde la preparación y el servicio dejóvenes misioneros a las notable-mente diversas actividades de matri-monios mayores en todo el mundo.

Nuestro reciente Día de Servicio Mundial del Legado Pionero, cuandolos miembros de la Iglesia contribu-yeron más de dos millones de horas

de servicio a sus comunidades loca-les, constituye una palpable eviden-cia de que las cualidades pionerasde obediencia, armonía y coopera-ción continúan en vigencia. Enéste y en los demás ejemplos quehemos dado, espero que no nos sin-tamos tan complacidos con una de-mostración anual, sino que ejerza-mos estos principios pioneros todoslos días de nuestra vida como indi-viduos, como familias, como orga-nizaciones auxiliares de la Iglesia y como ciudadanos.

En estos días en que nuestroProfeta nos ha dado el cometido deextender la mano para recibir y her-manar a los miembros nuevos y revi-vir la fe y el hermanamiento deaquellos que se han alejado del ca-mino, podemos fortalecernos con elejemplo de los pioneros. El legado delos pioneros es un legado de inclu-sión. Cuando los santos fueron ex-pulsados de Misuri, muchos eran tanpobres que carecían de animales detiro y de carromatos para viajar. Loslíderes de la Iglesia habían insistidoen que ninguno de entre los pobreshabía de ser dejado atrás. La reac-ción fue igual con el éxodo deNauvoo. En una conferencia de laIglesia en octubre de 1845, losmiembros establecieron el conveniode llevar consigo a todos los santos5.Por eso, en el extraordinario esfuerzo

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inicial a través del estado de Iowa,las compañías que llegaron primeroal campamento a orillas del ríoMisuri enviaron carromatos de res-cate de regreso a Nauvoo en buscade los que, por ser muy pobres, nohabían podido salir antes6. La revela-ción que guió su siguiente éxodohacia el oeste indicó que "cada com-pañía, en proporción al valor de suspropiedades, ayude a llevar a los po-bres, a las viudas, a los huérfanos y a las familias de los que han ingresadoal ejército" (D. y C. 136:8). Cuandolas carretas y los carromatos viajaronhacia el oeste, su movimiento fueuno de inclusión y la jornada no ter-minaba si no se contaba con la pre-sencia de todos, incluso de los que seatrasaban.

Cuando los santos se establecie-ron en los valles de las montañas,no demoraron en establecer unFondo Perpetuo de Emigración paraayudar a los pobres a salir de WinterQuarters y más tarde de las nacio-nes de Europa. Por lo menos lamitad de los que viajaron para unir-se con los santos no podrían haberlohecho sin la ayuda de los líderes y miembros que habían decidido in-cluir a todos los que desearan con-gregarse en Sión. Nosotros necesita-mos ese mismo espíritu de inclusiónpara cumplir con el fuerte y clarollamamiento de retención y de reac-tivación que nos ha dado nuestroprofeta.

Otra gran virtud de los pionerosfue la dedicación mutua, a sus líderesy a su fe. Rendimos honores a esacualidad con las palabras de estoshimnos predilectos:

Constantes cual firmes montañas, unidos con gran valor, en la Roca nos fundamos, la Roca del Salvador, en honor y virtud plantada y fe en nuestro Dios; Su bandera desplegamos sobre la creación. El desierto está cantando: ¡A vencer, a vencer, a vencer! (Himnos, NQ167)

Firmes creced en la fe que guardamos;

por la verdad y justicia luchamos. A Dios honrad, por El luchad, y por Su causa siempre velad. (Himnos, Ne 166)

¿Qué significa ser firmes en la fe?La palabra firme sugiere dedicación, integridad, perseverancia y valor. Nosrecuerda la descripción que el Librode Mormón hace de los dos mil jó-venes guerreros:

"Y todos ellos eran... sumamentevalientes en cuanto a intrepidez, y también en cuanto a vigor y activi-dad; mas he aquí, esto no era todo;eran hombres que en todo momentose mantenían fieles a cualquier cosaque les fuera confiada.

Sí, eran hombres verídicos y se-rios, pues se les había enseñado a guardar los mandamientos de Dios y a andar rectamente ante él" (Alma53:20-21).

En el sentido de tal descripciónquiero preguntar a nuestros exmi-sioneros —esos hombres y mujeresque han hecho un convenio de ser-vir al Señor y que ya lo han hechoen la gran obra de proclamar elEvangelio y perfeccionar a los san-tos— ¿son ahora firmes en la fe?¿Tienen la fe y la continua dedica-ción para demostrar los principiosdel Evangelio en su propia vida, con

constancia? Ustedes han servidobien, pero —al igual que los pione-ros— ¿tienen el valor y la constan-cia de ser firmes en la fe y perseve-rar hasta el fin?

Aquí deseo referirme a un ejem-plo pionero de fe, dedicación y valorde algunos jóvenes de edadescomparables a las de nuestrosmisioneros7.

Unos meses antes de que el pro-feta José Smith fuera asesinado enCarthage, algunos de sus enemigosplaneaban matarlo. Como parte desus planes, trataron de reclutar a otros en su conspiración. Entreaquellos que invitaron a una reu-nión en Nauvoo había dos jóvenesadolescentes, Robert Scott y Dennison L. Harris. El padre de esteúltimo, Emer, era el hermano mayorde Martin Harris, uno de los TresTestigos del Libro de Mormón.Siendo leales al Profeta, estos jóve-nes le informaron al padre deDennison en cuanto a dicha invita-ción y [Emer] se.lo comunicó al pro-feta José y le pidió su consejo. Joséle pidió a Emer Harris que a su vezles pidiera a los jóvenes que asistie-ran a esa reunión, prestaran cuida-dosa atención a lo que se dijera, nose comprometieran en nada y le in-formaran de todo al Profeta.

Conforme a las circunstancias, seefectuaron tres reuniones. [Los

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conspiradores] comenzaron por de-nunciar a José como un profeta fra-casado, consideraron cómo habríande hacer para derrocarlo y termina-ron con un plan específico de cómomatarlo. Los dos jóvenes informaronal Profeta sobre lo acontecido encada reunión.

Antes de la tercera reunión, elProfeta predijo lo que sucedería y les informó a los jóvenes que ésasería la última reunión. Les advirtióque los conspiradores podrían ma-tarlos cuando se negaran a prestarel juramento requerido para partici-par en el complot asesino. Tambiénles dijo que no creía que los matarí-an debido a que eran tan jóvenes,pero los exhortó a ser leales y va-lientes con estas palabras: "Noteman. Si tienen que morir, muerancomo hombres; serían mártires porcausa del Evangelio y sus coronasno podrían ser mejores"8. Una vezmás les recomendó que tuvierancuidado y que no hicieran ningunapromesa ni entraran en convenioalguno con los conspiradores.Entonces les bendijo y les manifestósu amor por estar dispuestos a arriesgar la vida por él.

Tal como José lo había previsto,la tercera y última reunión requirióque todos los allí presentes se unie-ran en juramento solemne para des-truir a José Smith. Cuando los dosjóvenes rehusaron hacerlo, expli-cando que José nunca los había per-judicado y que no querían participaren matarlo, los cabecillas declararonque, siendo que ya conocían los pla-nes del grupo, los jóvenes teníanque consentir en unirse a ellos o selos mataría en el acto. Algunos sa-caron a relucir sus cuchillos.

Algunos se opusieron a que sematara a los jóvenes, en especialporque sus padres sabían dónde es-taban y si no regresaban a la casamucha gente sospecharía la conspi-ración. Con el voto de una simplemayoría, se decidió por la cautela y se aprobó la decisión de quienes seoponían a matarlos. Se amenazó a los jóvenes de una muerte segura si

llegaran a revelar lo que se habíatratado en esas reuniones o encuanto a quiénes habían participadoen ellas; finalmente les permitieronque salieran ilesos.

Después de que se alejaran de losque vigilaban el lugar, los jóvenes seencontraron con el Profeta quien leshabía estado esperando y orandopara que no se les dañara. Los jóve-nes le informaron todo detallada-mente. El les agradeció y los elogió y luego, para que no tuvieran másproblemas, les aconsejó que no se locomentaran a nadie durante veinteaños por lo menos.

La fe, la dedicación y el valor deestos jóvenes adolescentes es unejemplo para todos nosotros. Estascualidades pioneras y otras que hemencionado: la integridad, la inclu-sión, la cooperación, la unión, la ge-nerosidad, el sacrificio y la obedien-cia son tan esenciales hoy comocuando sirvieron de guía a las accio-nes de nuestros antepasados pione-ros, antiguos y actuales. Para honrara esos pioneros, debemos honrarlos eternos principios que guiaronsus acciones y proceder de confor-midad. Como nos lo recordó elpresidente Hinckley en abril:"Honraremos de la mejor forma a los que nos han precedido si servi-mos bien en la causa de la verdad"9.Esa causa de la verdad es la causa de

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nuestro Señor y Salvador Jesucristo,a quien ellos sirvieron y a quien no-sotros debemos esforzarnos por ser-vir. Testifico sobre esto y ruego quetambién nosotros podamos "crecerfirmes en la fe que guardamos", enel nombre de Jesucristo. Amén. •

NOTES

1. "Leales a la fe", Liahona, julio de

1997, pág. 73.

2. Nuestro legado, Una breve historia de

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los

Últimos Días, 1996, pág. 143.

3. Véase M. Russell Ballard, "Nada

deben temer de la jornada", Liahona, julio

de 1997, págs. 67-69.

4. Carol Cornwall Madsen, Journey to

Zion: Voices from the Mormon Traill (Salt

Lake City: Deseret Book, 1997), pág. 6.

5. William G. Hartley, "How Shall I

Gather?", Ensign, octubre de 1997,

págs. 6-7.

6. William G. Hartley, "The Pioneer

Trek: Nauvoo to Winter Quarters",

Ensign, junio de 1997, págs. 31-43.

7. Este relato fue tomado de The Martin

Harris Story (1883), una obra de Madge

Harris Tucket y Belle Harris Wilson

(Provo, Utah: Vintage Books, 1983), págs.

142-169, citando una parte de su publica-

ción original de "Conspiracy of Nauvoo",

de Horace Cummings, The Contributor 5:7,

abril de 1884, págs. 251-260.

8. íbid, pág. 147.

9. Liahona, julio de 1997, pág. 76.

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Hagamos que la fe seconvierta en realidadJanette Hales BeckhamPresidenta General de las Mujeres Jóvenes, recién relevada

"Las cosas fundamentales del diario vivir —la lectura de las Escrituras, laoración, la noche de hogar, la conversación a la hora de la comida—proporcionan las experiencias que hacen de la fe una realidad."

que ella no comprende.Nuestra charla me hizo conside-

rar con renovada gratitud las expe-riencias que ayudan a que la fe seconvierta en una realidad en la vidade una persona. Para tener fe o saber que tenemos fe, necesitamostenerla junto con la experiencia.Para el pequeño Benjamín, esa ex-periencia ha comenzado ya al orarjuntos su madre, su padre y su her-mano mayor antes de que lo arropenen la cama. Ya desde su tierna infan-cia, él es testigo de la fe de su fami-lia y va adquiriendo experiencia.

Hace unas pocas semanas, des-pués de la Primaria, nuestro peque-ño nieto Michael de cuatro años lesdijo a sus padres: "Cuando oro, seme ablanda el corazón y parece quese me prende fuego". El ya reconoceel sentimiento que va asociado conla fe. ¡Qué afortunado es al poderdarse cuenta de sus sentimientos y estar dispuesto a hablar de ellos consus padres!

El profeta Alma describió esossentimientos cuando dijo: "...puessabéis que la palabra ha henchidovuestras almas... que vuestro enten-dimiento empieza a iluminarse...Luego, ¿no es esto verdadero? Osdigo que sí, porque es luz; y lo quees luz, es bueno, porque se puedediscernir..." (Alma 32:34-35).

El aprender a discernir las ense-ñanzas del Espíritu es una parte im-por tante del hacer que la fe se

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Sería difícil imaginar un ejemplomás puro y perfecto de inocen-cia que un niño recién nacido.

Acabamos de regresar de darle labienvenida a un nieto nuevo.Mientras tenía al pequeño Benjamínen los brazos, recordé una preguntaque me hizo la directora de una re-vista nacional. Durante una entrevis-ta, ella me preguntó: "¿Cómo prepa-ran a sus jóvenes para que vivan enel mundo real?". La conversaciónque tuvimos me recordó que la per-cepción que tenemos del mundo realdepende hasta cierto punto de nues-tra experiencia. La editora y yo estu-vimos en seguida de acuerdo en losproblemas que hay en el mundo,pero para mí, la preparación para elmundo real tiene un elemento de fe

convierta en una realidad. Mi hijaKaren habló sobre su experiencia y dijo: "Cuando era muy pequeña, co-mencé por primera vez a leer elLibro de Mormón. Después de mu-chos días de leerlo, una noche, lle-gué a 1 Nefi 3:7: 'Iré y haré lo que elSeñor ha mandado, porque sé que élnunca da mandamientos a los hijosde los hombres sin prepararles la víapara que cumplan lo que les hamandado'". Karen siguió diciendo:"Yo no sabía que era un versículo fa-moso; sin embargo, al leerlo, mesentí profundamente impresionada.Me impresionó el mensaje de quenuestro Padre Celestial nos ayudaráa guardar Sus mandamientos, perola impresión más profunda fue comouna especie de sentimiento. Habíavisto a mis padres marcar versículosen las Escrituras con lápiz rojo; porconsiguiente, me levanté y busquépor toda la casa hasta que encontréuno y, con gran solemnidad y sin-tiéndome importante, marqué eseversículo en mi ejemplar del Librode Mormón". Karen prosiguió: "A lolargo de los años, al leer lasEscrituras, esa experiencia de leerun versículo y sentirme profunda-mente impresionada se repitió una y otra vez. Con el tiempo, me di cuen-ta de que ese sentimiento era elEspíritu Santo. De misionera... hevisto a otras personas leer versículosy sentirse profundamente impresio-nadas, hasta el punto de haber esta-do dispuestas a cambiar su vida y aceptar el Evangelio, y de haber po-dido hacerlo".

A medida que aprendemos a dis-cernir la inspiración del Espíritu,hay tanto que nos distrae. Una vezel presidente Ezra Taft Benson nosrecordó que "la voz del mundo re-suena más fuerte que los susurrosdel Espíritu Santo" ("Cuidaos delorgullo", Liahona, julio de 1989, pág.6). Cada uno de nosotros tiene queaprender a ser sensible y a escucharesos susurros.

Años atrás, una amiga se sintiódesafiada al ver que el mundo trata-ba de influir en su familia. Dijo:

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Algunos de los miembros del Quorum de los Doce Apóstoles, desde la izquierda: el presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones delQuorum; y los élderes L. Tom Perry, David B. Haight, Neal A. Maxwell, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard y Joseph.B. Wirthlin.

"Ojalá pudiéramos encerrar a nues-tros hijos en el templo hasta quecumplan 21 años". Esa solución po-dría quizás mantenerlos inocentes,pero ése no es el plan. De la mismaforma en que Adán y Eva tuvieronque dejar el Jardín de Edén, es nece-sario adquirir experiencia en estemundo para obtener madurez espiri-tual. Es e-sa experiencia la que nosayuda a diferenciar el bien del mal;es esa experiencia la que nos hacereconocer los susurros del Espíritu.

La experiencia también nos sirvepara reconocer la falta de buenos sentimientos. En el folleto La forta-leza de la juventud, leemos lo siguien-te: "No se puede hacer el mal y sen-tirse bien, i Es imposible!" (La fortaleza de la juventud, 34285 002,pág. 4). Una joven dijo: "Durantelas últimas semanas he regresado a la Iglesia. Fui a ver a mi obispo, mearrepentí y he tratado de vivir deacuerdo con el Evangelio". Luegoagregó: "He aprendido algo: cuandohago las cosas bien, me siento bien".

"Nuestro Padre Celestial sabíaque íbamos a cometer errores al

aprender a escoger, y Él nos propor-cionó un Salvador. El élder Bruce C.Hafen dijo que gracias a "laExpiación de Jesucristo [podemos]aprender de nuestras experiencias sinser condenados por ellas" ("EveHeard All These Things and WasGlad", de Women in the Covenant ofGrace, ed. Dawn Hall Fletcher andSusette Fletcher Green, 1994, pág.32; cursiva agregada). Necesitamossaber de qué forma la Expiaciónobra en nuestra vida y cómo se pue-den recuperar y retener los buenossentimientos cuando se han cometi-do errores.

A medida que obtenemos expe-riencia en este demandante "mundoreal", en ocasiones no vemos la na-turaleza sagrada de la aparente ruti-na de nuestras tareas diarias. Lascosas fundamentales del diario vivir—la lectura de las Escrituras, la ora-ción, la noche de hogar, la conversa-ción a la hora de la comida— pro-,porcionan las experiencias quehacen de la fe una realidad.

Arthur Henry King, al analizar laimportancia que tiene el leer las

Escrituras, escribió:"Algunos pensarán que el lenguaje

de las Escrituras es muy difícil paralos niños, pero... es preciso recordarque el Señor les ha dado facultadespara aprender el lenguaje mucho másgrandes que a los adultos...

"Es bueno que los niños escu-chen sus pasajes preferidos de lasEscrituras, y también sus relatos fa-voritos, una y otra vez... No debe-mos acostumbrar a nuestros niños a sentir interés en las cosas que sondemasiado impresionantes y emo-cionantes... [ellas] son estimulantesdel sistema nervioso. El ser conmovi-dos por el Espíritu es una cosa; peroel estímulo meramente físico o men-tal es algo muy diferente. Si acos-tumbramos a nuestros hijos a desearsiempre algo nuevo... ellos tendránla necesidad cada vez más imperiosade sentir constantemente ese estí-mulo hasta que finalmente no seconformen con nada. Pero si encambio los acostumbramos a la esta-bilidad, a la repetición, a una vidanormal... entonces llevarán una vidadecente" (The Abundance of the

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Heart, 1986, págs. 222-223; cursivaagregada).

El tiempo que pasamos con losniños y con los jóvenes durante susaños de crecimiento les proporcionala experiencia que los prepararápara el mundo real.

Un joven que regresó de su mi-sión habla de la experiencia quetuvo relacionada con la fe. El laconsidera como un milagro en suvida. Dijo: "Fui el mayor de los seishijos que tuvieron mis padres.Desde pequeño, ellos me enseñaronlos principios del Evangelio. La fe seme enseñó por medio del ejemploque me dieron mi mamá y mi papá.Cuando tenía diez años, mi padre,ese gran ejemplo de confianza en elSeñor, murió en un accidente. Eramuy jovencito todavía y tuve queenfrentar muchos sentimientos nue-vos para mí". Ese joven se dio cuen-ta de que tenía dos opciones: "Podíahaberme vuelto un amargado encontra del Señor y haber perdidotodo lo que tengo ahora, o podíaconfiar en El. Debido al ejemplo queme habían dado mis padres, escogíconfiar en Él. El escoger la fe cam-bió totalmente el rumbo las cosas".

El ser testigo de la fe de los jóve-nes ha aumentado mi fe. Una jovenmadre escribió:

"Cuando tenía trece años supeque no tenía sentido seguir vivien-do. Vivía en un hogar donde impe-raban los abusos y el maltrato,donde parecía no haber nunca feli-cidad perdurable. Mis dos mejoresamigas me dijeron que no queríancontinuar siéndolo porque yo pensa-ba que era mejor que ellas, lo cualno tenía sentido, pero que de todosmodos me hizo sentirme completa-mente sola.

"Al seguir en casa las riñas conmás furor, me fui a mi dormitorio.Tenía tanto miedo. Me arrodillé en-tonces y llamé a la única personaque sabía que tenía. Le rogué a miPadre Celestial que me llevara. Ledije: 'Padre, necesito estar contigo.Necesito sentir Tus brazos alrededorde mí'. Mientras me encontraba

sentada llorando y esperando sinmoverme que en ese momento dedesesperación los brazos del PadreCelestial me rodearan, escuché unavoz que me decía: 'Pon los brazos al-rededor de tu cuerpo y Yo estarécontigo'. Al hacer caso al susurroque había recibido, sentí que elamor de nuestro Padre Celestial medaba la seguridad de que podía se-guir adelante, y seguí adelante y noestuve sola".

En ese momento difícil de suvida, esa jovencita recurrió a nues-tro Padre Celestial. Su experienciafortaleció su fe y la hizo más real. Larecompensa que tuvo por su fe se re-fleja en su matrimonio en el temploy en su vida familiar de la actualidad(véase Alma 32:42-43).

Me siento muy agradecida por loslíderes que fomentan en nosotros ex-periencias que nos ayudan a edificarla fe. Las organizaciones auxiliaresde la Iglesia son para las familias unafuente que ayuda a fortalecer la fe desus miembros. El programa "Mi pro-greso personal" alienta a las jóvenesa hacer cometidos que harán que lafe se convierta en una realidad. Loque una joven escoja hacer la llevaráa hacer un cometido, a llevarlo a cabo y a presentar un informe deello a otra persona. Es el proceso delprogreso. Es muy parecido al proceso

por el que pasamos al aceptar llama-mientos en la Iglesia: hacemos uncometido, lo llevamos a cabo e infor-mamos de él a otra persona. Uno delos milagros de la restauración delEvangelio y de la organización de laIglesia en estos últimos días es que elplan nos permite a los miembros pro-gresar y cambiar. Todos tenemos a nuestro alcance la experiencia quenos hará cambiar, que nos hará espi-ritualmente más maduros. Por mediode nuestros esfuerzos continuos,nuestra fe se puede convertir en unarealidad.

Al finalizar mi servicio [en la or-ganización de las Mujeres Jóvenes],quiero expresar mi amor y mi agra-decimiento a todos los que me hanaconsejado y apoyado: La PrimeraPresidencia, los líderes del sacerdo-cio y los demás líderes de las organi-zaciones auxiliares. Mis consejeras,las presentes y las anteriores, laMesa Directiva General de lasMujeres Jóvenes y el personal admi-nistrativo de las Mujeres Jóvenesson mujeres extraordinarias: muje-res de fe. Dondequiera que ellaspresten servicio, sus nombres se to-marán para bien. Le doy las graciasa mi Padre Celestial por la experien-cia que he tenido [en este llama-miento], en el nombre de Su HijoJesucristo. Amén. D

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El Plan de Salvación:un plan de vuelopara la vidaÉlder Duane B. Gerrardde los Setenta

"Qué grande y maravilloso es el Plan de Salvación, el cual... enseñaprincipios verdaderos para permitir que llevemos a cabo nuestra ¡ornadapor la vida."

Hace poco me jubilé como pilotode aviación y, como tal, tracé mu-chos planes de vuelo, planes que mehan guiado a salvo hasta mi destino.Las aerolíneas también tienen leyes,procedimientos, principios y regla-mentos. Los pilotos siguen de cercaesos estrictos procedimientos y listasde verificación que se agrupan entres áreas específicas. Primero, tene-mos procedimientos normales; éstoslos seguimos con regularidad y cons-tancia, en todo vuelo, para asegurarnuestra protección. En seguida, te-nemos los procedimientos anorma-les; éstos se usan cuando sucede algofuera de lo común, como una falladel sistema hidráulico o del eléctri-co. Los procedimientos anormalesdeben realizarse con precisión y en ladebida secuencia para restaurartodos los sistemas a la normalidad.Finalmente, tenemos los procedi-mientos de emergencia, que se usansólo en las circunstancias más deses-peradas y críticas, como una averíaen un motor, la despresurización re-pentina o fuertes turbulencias.

En esos procedimientos encuen-tro ciertos paralelos con el Plan deSalvación. Primero, el Señor hacreado una bella tierra en dondevivan Sus hijos, y cuerpos mortalesque son templos para nuestro espíri-tu. Nuestros cuerpos son de verdad

El Señor nos ha proporcionadocuidadosamente un plan devida llamado el Plan de

Salvación. Este comprende todas lasleyes, las ordenanzas, los principios y las doctrinas necesarios para llevar a cabo nuestra jornada terrenal y pro-gresar hasta alcanzar el estado deexaltación de nuestro PadreCelestial. El Señor le habló a Moisésy le dijo: "Porque, he aquí, ésta esmi obra y mi gloria: Llevar a cabo lainmortalidad y la vida eterna delhombre"1. Por medio de Su obra di-vina —la Creación, la Caída y laExpiación—, Él pone este plan a disposición de todos.

una alegría y un placer durantenuestro trayecto por la vida. ElLibro de Mormón nos dice que"existen los hombres para que ten-gan gozo"2. No debemos corromperni emplear mal nuestros maravillo-sos cuerpos; son un don de Dios,son sagrados y han sido diseñadospor el Señor: un ejemplo perfecto dela belleza de Sus creaciones.

Somos criados por padres terre-nales, cuyo amoroso y bondadosocuidado nos enseña principios co-rrectos, o sea, procedimientos nor-males, los cuales, si los seguimos a diario, ciertamente nos ayudarán a continuar el plan de vuelo de lavida. Se nos enseñan principios talescomo el amor, la honradez, la bon-dad, la paciencia, la confianza, elcompartir, el arrepentimiento, laobediencia, la fe, el bautismo, laoración y un sinfín de otros princi-pios eternos; los enseñan padres di-ligentes y amorosos en el seno fami-liar, y los refuerzan hermanos,hermanas y amigos bondadosos.Estos procedimientos normales soncomo el adiestramiento básico en elPlan de Salvación del Señor.

El Señor nos dice: "Honra a tupadre y a tu madre, para que tusdías se alarguen en la tierra queJehová tu Dios te da"3. Exterioricenamor y respeto a sus padres, puestoque ellos, en sociedad con el Señor,son responsables de sus cuerpos te-rrenales y de su adiestramiento bási-co. Cuan agradecido estoy por pa-dres amorosos y bondadosos, queme enseñaron estos principios ver-daderos de la vida.

En seguida tenemos los procedi-mientos anormales, los cuales yocomparo con los sucesos anormalesde nuestra vida diaria, como porejemplo, la desilusión de reprobaruna clase en la escuela debido a nuestra flojera o apatía, lesiones o unaccidente producidos por nuestrodescuido o el pecado grave ocasiona-do por nuestra desobediencia; un pe-cado que requiere el arrepentimientoabsoluto seguido del perdón. Estoshechos anormales a veces forman

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parte de nuestra vida y debemos su-perarlos. Una vez le pregunté a unexperto piloto que se jubilaba cómohabía logrado volar casi cuarentaaños sin tener ningún accidente nipercance.

Él respondió: "Decisionescorrectas".

"¿Y qué hace para tomar siempredecisiones correctas?", le pregunté.

El contestó: "La experiencia"."¿Y cómo adquiere experiencia?",

insistí."Decisiones incorrectas", fue su

respuesta.Pero mi amigo piloto estaba equi-

vocado; no hay necesidad de tomardecisiones incorrectas. El presidenteMarión G. Romney declaró una vez:"Ahora bien, les digo que puedentomar correctamente toda decisiónen la vida si aprenden a seguir laguía del Santo Espíritu"4. Esto, juntocon el estudio frecuente de lasEscrituras, nos permite aprendermucho de las experiencias de losdemás. No obstante, si cometemoserrores, el Señor espera que apren-damos de nuestras decisiones inco-rrectas, y nuestros procedimientosnormales y anormales requieren queconfesemos, que nos arrepintamos y que busquemos el perdón. Y si así lohacemos, aun el fracaso puede con-vertirse en éxito. El plan del Señornos ha proporcionado personas quenos aman y nos consuelan en épocasde fracaso y de pecado: nuestros pa-dres, nuestros obispos, nuestros líde-res de quorum y nuestros asesores.¡Me siento agradecido por el planque nos proporcionan estos maravi-llosos padres, líderes y maestros quede verdad nos aman! En especialestoy agradecido por nuestroSalvador, cuya Expiación hace posi-ble el arrepentimiento y el perdón.

Aunque en ocasiones debemosusar nuestros procedimientos anor-males, si somos humildes y pruden-tes y aplicamos buen criterio,siempre nos arrepentiremos y res-tauraremos todos los sistemas a lanormalidad. En la aviación, se diceque un piloto superior es el que

aplica un criterio superior para evi-tar situaciones que requieran unahabilidad superior y un esfuerzo ex-traordinario para superarlas. El pro-ceso del arrepentimiento debe llegara ser un procedimiento normal fre-cuente que nos enseñe a enfrentarlos infrecuentes sucesos anormalesde la vida: ah, íqué gran diferenciaexiste entre estar casi en lo correcto y estar exactamente en lo correcto!

Afortunadamente, en el curso demi carrera de aviador pocas vecestuve que usar los procedimientos deemergencia, aunque con frecuenciame adiestraba y me preparaba paraellos. Estos procedimientos de emer-gencia brindan ayuda y guía en lascircunstancias más críticas. Algunasde ellas debemos enfrentarlas todosal experimentar las fuertes turbulen-cias de la vida, como por ejemplo, lapérdida de un ser querido, el descu-brimiento de una enfermedad grave,la separación emocional o el desas-tre económico. Los procedimientosde emergencia se usan en los tiem-pos de mayor peligro cuando sepone a prueba nuestro testimonio.

Entonces debemos depender denuestra fortaleza interior, del cono-cimiento del Evangelio que nos re-cuerda los principios que valoramos,así como del consuelo que recibimoscuando soportamos todas las cosas,cuando dependemos del Salvador y permitimos que Su Espíritu nos abri-gue con Su manto de amor.Hallamos solaz al escudriñar lasEscrituras, al meditar en los mensa-jes de los Profetas y al sentir el pro-fundo amor y lealtad de nuestrocónyuge, de nuestros familiares y amigos. Con el uso de los procedi-mientos de emergencia, mantene-mos en forma cuidadosa pero segurael plan de vuelo hacia nuestro desti-no eterno.

¿Están ustedes familiarizados consu plan de vuelo de la vida, o sea, elPlan de Salvación del Señor?¿Pueden usar con eficacia los proce-dimientos normales, los anormales y los de emergencia, o, en otras pala-bras, los principios que el Señor nosha dado? ¿Estudian, practican, capa-citan y ensayan estos principios divi-nos? ¿Están preparados en todo

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"Ten ánimo, hija"Élder Wayne M. Hancockde los Setenta

"Son muchas las historias que podrían y debieran relatarse de mujeresvalientes en el testimonio de Jesucristo que son heroínas entre nosotrospero que no reciben ningún reconocimiento."

sentido para seguir este gran Plan deSalvación?

Si no es así, hagan lo que se haceen las aerolíneas: inscríbanse en uncurso de repaso: el adiestramientorepetitivo del Señor:

• Absorban más profundamentelas enseñanzas de Cristo.

• Asistan siempre a la reunión sa-cramental y santifiquen el día dereposo.

• Paguen los diezmos y las ofren-das con más fidelidad.

• Sean moralmente limpios.• Oren con regularidad y con más

sinceridad de propósito.• Efectúen la noche de hogar.• Estudien las Escrituras.• Den más de sí mismos a los

demás.• Expresen más amor a la familia

y a los amigos.• Sean un ejemplo de bondad, de

compasión y de caridad.El profeta José Smith nos dijo: "El

hombre que se siente lleno del amorde Dios no se conforma con bende-cir solamente a su familia, sino queva a todo el mundo, con el deseo debendecir a toda la raza humana"5.Todos debemos hacer lo mismo.

Qué grande y maravilloso es elPlan de Salvación, el cual, a seme-janza de los muchos planes de vueloque he trazado, enseña principiosverdaderos para permitir que lleve-mos a cabo nuestra jornada por lavida.

Sé que Dios vive y testifico deJesucristo; El es el Hijo Unigénito deDios, nuestro Salvador y Redentor,que nos ama a todos. Estoy agradeci-do por Su maravilloso Plan deSalvación, nuestro plan de vuelopara la vida. En el nombre deJesucristo. Amén. D

NOTAS1. Moisés 1:39.2. 2Nefi2:25.3. Éxodo 20:12.4. En "Conference Report", octubre de

1961.5. Enseñanzas del Profeta José Smith,

pág. 208.

El avión comenzó la carrerapara el despegue que nos tra-ería de regreso a los Estados

Unidos después de haber cumplidocon un contrato empresarial de cua-tro años en Suiza. Al acelerar frenteal Sector B del Aeropuer toInternacional de Zurich, forcé lavista para ver si los fieles miembrosdel Barrio 2 estaban ahí para despe-dirnos. Y tal como lo esperaba, depie en el mirador se hallaban la her-mana Gráub y la hermana Kappes.Habían hecho el enorme esfuerzode viajar en autobús, en tranvía y en tren para despedirse de la familiaHancock. La emoción que habíapodido contener hasta ese momen-to brotó en lágrimas que corrieronpor mis mejillas. Uno de nuestroscuatro hijos le preguntó a su madrepor qué estaba llorando su papá, a lo cual mi esposa, Connie, le res-

pondió: "Porque quiere tanto a lagente de aquí".

Estas queridas hermanas suizassimbolizan a muchas hijas fieles denuestro Padre Celestial que hacentanto bien. La falta de un auto paratransportarse, de un esposo que lasame y las proteja, de una familia quelas apoye, o de una amiga que lascomprenda, no disminuye su entu-siasmo por el Evangelio de Jesucristoni su participación en las reunionesy actividades de la Iglesia.

Nos conmueven la lealtad y elamor de la recién enviudada Rut porsu suegra Noemí, que también habíaperdido a su esposo. Aquella moabi-ta escogió abandonar su tierra natalpara acompañar a Noemí y cuidar deella; y, a través de los siglos, las her-mosas palabras de esa hija fiel y deci-dida, que con Booz llegaría a ser laprogenitora de Isaí, de David y deJesucristo, nos inspiran sentimientosde ternura y de compasión: "...Nome ruegues que te deje, y me apartede ti; porque a dondequiera que túfueres, iré yo, y dondequiera que vi-vieres, viviré. Tu pueblo será mi pue-blo, y tu Dios mi Dios" (Rut 1:16).

Son muchas las historias que po-drían y debieran relatarse de muje-res valientes en el testimonio deJesucristo que son heroínas entrenosotros pero que no reciben nin-gún reconocimiento.

Entre estas magníficas mujeres seencuentran las que debido a la trage-dia del divorcio o a la muerte prema-tura de su marido se ven en la necesi-dad de asumir el desafío adicional de

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trabajar para mantener a sus hijos y a sí mismas. Aunque se encuentren ex-tenuadas física y emocionalmente alregresar a su hogar cada día, continú-an su labor más importante de ali-mentar, enseñar, animar, corregir y amar a sus hijos a fin de nutrir sumente y su espíritu para que lleguen a ser socialmente responsables, econó-micamente autosuficientes y dedica-dos al servicio del Señor. Aquellosque han sido bendecidos con una fa-milia que cuenta con ambos padressuelen pasar por alto las cargas quelas agobian y no las comprenden.Sabios son el obispo, el líder del sa-cerdocio y la presidenta de laSociedad de Socorro que se asegurande que ella tenga maestros orientado-res y maestras visitantes, selecciona-dos con sumo cuidado, y de que éstostengan la oportunidad de ayudarlesen lo que tenga que ver con las nece-sidades de sus hijos y con el manteni-miento de su casa. Los mensajes y lasvisitas regulares que ellos proporcio-nan les dan esperanza y ánimo, mu-chas veces cuando más lo necesitan.

Hay mujeres —ya sean casadas o solteras— que, aunque los desean,no han podido tener hijos propiosen esta vida. Su instinto maternalles hace extender la mano y cuidar a los niños de los demás como si fue-ran los suyos propios. Qué magníficoregalo es tener a una tía así de espe-cial cuya morada humilde y cuyoamoroso interés personal proporcio-nan un segundo hogar feliz.

Hay mujeres, tanto jóvenes comomayores, que tienen una sensibili-dad especial al Espíritu y que pare-cen responder sin esfuerzo alguno almensaje de los misioneros y que,aun sin el apoyo de la familia, seunen a la Iglesia. Allí encuentranamor, respeto y la oportunidad deservir, lo cual con frecuencia les pro-porciona el alivio que necesitan des-pués de la contención, el abuso o ladesesperanza. La siguiente semanala vida se les hace más fácil despuésde un día de reposo en el que están:"...contad[a]s entre los del pueblode la iglesia de Cristo" y "se [ha

hecho] memoria de ell[a]s y [hansido] nutrid [a] s por la buena pala-bra de Dios, para guardarl[a]s en elcamino recto, para conservad [a] s continuamente atent[a]s a orar,confiando solamente en los méritosde Cristo" (Moroni 6:4).

Hay aquellas mujeres que pade-cen desventura y están agobiadaspor la desesperación, el pesar, lafalta de amor en el hogar o la culpa-bilidad y las consecuencias del habercaminado por senderos prohibidos.Alejadas de la comunidad de lossantos, donde pueden recibir ayuda,esperan recibir la amistad de alguienen quien puedan confiar y quepueda restablecer su propia estima-ción y acompañarlas con ternura deregreso a la luz y a la verdad.

Existe la mujer paciente cuyo es-poso es un hombre bueno, pero quetodavía no ha compartido la necesi-dad que ella tiene de que él regresea la Iglesia o se una a ella y lleve alhogar y a la familia las bendicionesdel sacerdocio. Ella ora en silencio,pero con fervor, para que haya unbuen samaritano en la Iglesia queextienda la mano y comprenda a suesposo en una forma cristiana que loguíe a la Iglesia, en donde se sientabienvenido, necesitado y amado.Las acciones pasadas de esa persona,acompañadas de sentimientos deculpabilidad e indignidad, se disipa-rán gracias a la calidez de aquellosque junto con ella ven la bondad desu alma.

En tanto que los empacadores

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preparaban en Suiza nuestras perte-nencias para el regreso a los EstadosUnidos, sonó el timbre de la casa.Era el cartero, que nos llevaba unpaquete por correo expreso; cuandolo abrimos, encontramos un cojínverde con un mensaje de amor bor-dado, labor de la hermana AliceRusterholz. Nuestro corazón y nues-tras emociones rebosaron al pensaren esta maravillosa hermana.Durante cuatro años, cada domingohabía honrado nuestra mesa con supresencia y con su dulce espíritu y animado sentido del humor. Desdehacía muchos años, siendo una her-mana soltera y el único miembro dela Iglesia de su familia, había asisti-do a la Iglesia con gran dificultad.Muy temprano por la mañana salíael domingo de su humilde aparta-mento en un segundo piso y, congran esfuerzo, debido a una piernalisiada, bajaba las escaleras del edifi-cio y caminaba hasta la estación detren de Küsnacht para comenzar elviaje de más de una hora en tren, entranvía y en autobús, y nuevamentecaminaba hasta el centro de reunio-nes. Qué bendición había sido paranosotros en ese hermoso país el ir a buscar a la hermana Rusterholzcada domingo por la mañana, acom-pañarla a la Iglesia y concluir con lacena en nuestro hogar antes de lle-varla de nuevo a su apartamento.

Muchas son las dulces y fieleshijas de nuestro Padre Celestial quebendicen nuestra vida. Es mi ora-ción que podamos entenderlasmejor y que seamos tan sensibles a sus necesidades como el Salvador lofue cuando instintivamente sintióque alguien había tocado el bordede Su manto y percibió la fe de lamujer que había estado enfermadesde hacía largo tiempo. Que nues-tros hechos, al igual que las palabrasde Jesús, testifiquen a nuestras mag-níficas hermanas: "Ten ánimo, hija"(Mateo 9:22).

Testifico de El y de Su invitacióna amarnos los unos a los otros comoEl nos ama, en el nombre deJesucristo. Amén. •

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La aplicación universaldel EvangelioÉlder J. Kent Jolleyde los Setenta

"El Evangelio de Jesucristo tiene una aplicación universal. Desde elprincipio fue establecido para bendecir la vida de todos, sin excepción.

Sería desagradecido si en estaocasión no expresara mi pro-fundo agradecimiento por las

bendiciones que disfruto debido a lo que otras personas han hechopor mí.

Todos los días, mis oracionespersonales no parecen estar com-pletas sin las expresiones sincerasde gratitud hacia mi Padre Celestialpor mi Salvador: el Salvador detoda la humanidad, quien venció almundo y dio Su vida a fin de quepudiésemos vivir y labrar nuestrasalvación individual.

También estoy agradecido porJosé Smith, quien nunca dio pasoatrás a su llamamiento como elProfeta de la Restauración y todo loque ésta implicaba. John Taylor es-cribió: "José Smith, el Profeta y

Vidente del Señor, ha hecho máspor la salvación del hombre en estemundo, que cualquier otro que havivido en él" (D. y C. 135:3).

También he sido bendecido me-diante los esfuerzos de muchas otraspersonas. Estoy agradecido por misantepasados, sin cuya fe y sacrificioyo no estaría aquí. Estoy agradecidopor mi madre, quien es mi heroína.Ahora, a sus 88 años, ella continúasiendo un ejemplo de industriosidady de tenacidad en el Evangelio.Durante los años de mi adolescencia,me crié en un hogar con sólo uno delos padres. Que el Señor los bendigay sostenga a ustedes, maravillosos pa-dres y madres solos, que tienen quellevar tan pesada carga. Sus nombresserán bendecidos para siempre.

Además, estoy agradecido por midulce compañera Jill, a quien tantoquiero. Ella siempre ha sido unejemplo de fe inquebrantable que hapermanecido a mi lado como com-pañera igual, así como una influen-cia de apoyo. De igual manera,nuestros siete hijos nos han traídogozo y alegría por medio de su ejem-plo y constante unidad familiar.

EL EVANGELIO SE APLICA A TODAS LAS PERSONAS

El Evangelio de Jesucristo tieneuna aplicación universal. Desde elprincipio, fue establecido para ben-decir la vida de todos, sin excep-ción. Con relación a esto, el apóstol

Pedro dijo: "En verdad comprendoque Dios no hace acepción de per-sonas, sino que en toda nación seagrada del que le teme y hace justi-cia" (Hechos 10:34-35).

El presidente N. Eldon Tanner,quien fue miembro de la PrimeraPresidencia, enseñó: "No importa elpaís, el clima ni las condiciones, elEvangelio de Jesucristo se aplica a todos de la misma manera. Es un es-tilo de vida que cada uno puedeaceptar y, si se lo vive, traerá másgozo, éxito y felicidad que cualquierotra cosa del mundo" ("Christ'sWorldwide Church", Ensign, julio de1974, pág. 6).

Estoy agradecido porque elEvangelio se aplica a todas las per-sonas no importa dónde vivan o dequé nivel provengan. Yo serví en lamisión en Sudamérica hace más de40 años, cuando la obra era lenta y a veces desalentadora. Ahora, alvolver a esa gran parte del conti-nente a cumplir con mi actual asig-nación, me maravillo de la forma enque el Señor la ha bendecido y de loque El está haciendo para poner elEvangelio al alcance de todos, sinimportar sus circunstancias.Sudamérica está llenándose de esta-cas y templos.

TODOS PUEDENCOMPRENDER EL EVANGELIO

La sencillez del Evangelio se rela-ciona con su aplicación universal.Con la ayuda del Espíritu Santo,cualquier persona sincera puedecomprender el Evangelio fácilmentey recibir, en forma personal, susgrandes bendiciones. El Salvadorenseñó: "...el Consolador, el EspírituSanto, a quien el Padre enviará enmi nombre, él os enseñará todas lascosas, y os recordará todo lo que yoos he dicho" (Juan 14:26).

Hace algunos años, la hermanaJolley y yo concluimos la asignaciónen la que yo presidía una misión enel sur de Texas. Los misioneros quetuvimos allá adoptaron de todo co-razón el concepto del "esfuerzo

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equilibrado" de la obra misional, elcual consiste en encontrar, enseñar,bautizar y hacer todo lo posible porretener a los nuevos conversos, y dedicar varias horas a la semana a trabajar entre los miembros menosactivos. Nuestros misioneros, comolos demás misioneros de todo elmundo, fueron grandes obreros enla edificación del reino.

Cuando mi esposa y yo regresa-mos a nuestro barrio de Idaho, yoiba resuelto a poner en práctica loque había predicado mientras estuveen el campo misional. Por lo tanto,le pedí al obispo que me diera laasignación de ser el maestro orienta-dor de algunas maravillosas familiasque no gozaban de las bendicionesde la plena actividad en la Iglesia. Élrespondió rápidamente al asignarmea seis de esas familias especiales.

Después de varias visitas a una

de esas familias, le hice un desafío alpadre —quien había estado menosactivo durante casi 40 años— devolver a participar activamente enla Iglesia y participar en las clases depreparación para el templo. Él res-pondió: "Esa clase de cosas me sonmuy difíciles de comprender". Mesentí frustrado por la respuesta y mesentí mal de que creyera que nopodía abrazar el Evangelio porqueera muy difícil de entender; pero yosabía que las verdades del Evangelioson para todos y que todos podemosentenderlas por medio de la oraciónsincera y del estudio de lasEscrituras. De modo que las visitassubsiguientes las pasamos hablandoacerca de las cosas sencillas y her-mosas del Evangelio.

Con paciencia y perseverancia,nuestras visitas se hicieron más pla-centeras y más espirituales.

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Desarrollamos una amistad genuina.A medida que pasó el tiempo, eraobvio que él sí podía entender losprincipios del Evangelio, lo cual hizomuy feliz a su esposa, y fortaleció launidad de su matrimonio. Hoy día,ellos asisten a la Iglesia con regulari-dad, han entablado amistad contodos los miembros y están preparán-dose para ir al templo. Tuvimos expe-riencias similares con otras familias.El Señor nos bendice como a esasmaravillosas familias cuando hacemosel esfuerzo adicional por compartiresas sencillas verdades con ellos.

Nuestro propio estudio dedicadodel Evangelio nos demostrará cuansencillos, puros y universales sonsus preceptos. Santiago escribió:"Pero la sabiduría que es de lo altoes primeramente pura, después pa-cífica, amable, benigna, llena demisericordia y de buenos frutos, sinincer t idumbre ni hipocresía"(Santiago 3:17).

EL TESTIMONIO DEL EVANGELIO

Estoy agradecido por la belleza y la sencillez del Evangelio y les testi-fico que es verdadero y fácil decomprender.

Testifico que el Evangelio se apli-ca a todas las personas: el sabiocomo el inculto; el rico y el pobre; elanciano y el joven, no importadónde se encuentren en la tierra.

Testifico solemnemente que elEvangelio trae paz en un mundolleno de dificultades. Como elSalvador enseñó: "La paz os dejo,mi paz os doy; yo no os la doycomo el mundo la da. No se turbevuestro corazón ni tenga miedo"(Juan 14:27).

Testifico también que Jesucristo esel autor y la fuente de origen delEvangelio. Él está a la cabeza de estaIglesia, la cual es para todos; no seexcluye a nadie. El presidenteGordon B. Hinckley es en la actuali-dad el Profeta del Señor para guiar-nos. No hay duda en mi mente encuanto a la veracidad de estas cosas.En el nombre de Jesucristo. Amén. •

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Apacienta mis corderos"Élder Henry B. Eyringdel Quorum de los Doce Apóstoles

"Los Santos de Dios han estado siempre bajo el convenio de nutrirseespiritualmente los unos a los otros, y de nutrir en forma especial a losmás débiles en el Evangelio."

El Salvador enseñó a Pedro y a Sus otros Apóstoles y discí-pulos por qué y cómo tenían

que nutrir a los demás. Ustedes re-cordarán que en el relato de laBiblia, El los alimentó antes de en-señarles. El había sido crucificado y luego resucitado; sus siervos habíanido a Galilea; habían pescado du-rante toda la noche sin lograr nada.Al rayar el alba, cuando se acerca-ron a la orilla, al principio no lo re-conocieron. El los llamó y les dijodónde echar las redes y cuando lohicieron éstas se llenaron; entoncesse apresuraron a ir a la orilla a Suencuentro.

Allí encontraron una hoguera,un pez asándose y pan. Con fre-cuencia me he preguntado, como sehabrán preguntado ustedes, quiénencendió el fuego, quién pescó elpez y quién cocinó la comida, mas

fue el Maestro quien preparó a Susdiscípulos para ser alimentados conalgo más que pescado y pan.Primero les dejó comer y luego lesenseñó acerca del alimento espiri-tual y El les dio un mandamientoque todavía se aplica a cada uno denosotros.

"Cuando hubieron comido, Jesúsdijo a Simón Pedro: Simón, hijo deJonás, ¿me amas más que éstos? Lerespondió: Sí, Señor; tú sabes que teamo. El le dijo: Apacienta mis cor-deros" (Juan 21:15).

Los Santos de Dios han estadosiempre bajo el convenio de nutrirseespiritualmente los unos a los otros,y de nutrir en forma especial a losmás débiles en el Evangelio. Somosbendecidos al vivir en una época enque un gran aumento de esa capaci-dad de nutrir a los nuevos miembrosde la Iglesia debe y, por lo tanto,será derramada sobre los santos fie-les. Ese poder se ha dado antesentre el pueblo del Señor. He aquí ladescripción de cómo el pueblo delSeñor lo hizo una vez, en una épocaregistrada en el Libro de Mormón.En un pasaje de las Escrituras quehemos escuchado hoy, recordaránque "...eran contados... a fin de quese hiciese memoria de ellos y fuesennutridos por la buena palabra deDios, para guardarlos en el caminorecto, para conservarlos continua-mente atentos a orar, confiando so-lamente en los méritos de Cristo,que era el autor y perfeccionador desu fe" (Moroni6:4).

En algún momento, todos hemos

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tratado de nutrir la fe de otra perso-na; la mayoría de nosotros ha senti-do la preocupación de los demás pornuestra propia fe y, con ello, hemossentido su amor. Muchos de noso-tros hemos tenido un hijo que hapuesto los ojos en nosotros y nos hadicho: "¿Quieres ir a la Iglesia con-migo?" o "¿Quieres orar conmigo?".Y hemos tenido también nuestrasdesilusiones. Tal vez alguien a quienamamos no haya aceptado nuestrosintentos de nutrir su fe. Por mediode dolorosas experiencias, sabemosque Dios respeta la decisión de Sushijos de no permitir que se les nutra.Sin embargo, éste es un momentode sentir renovados optimismo y es-peranza de que aumentará nuestropoder para nutrir.

Por medio de Su Profeta viviente,el Señor nos ha dicho que El preser-vará la abundante cosecha de losnuevos conversos que están entran-do por todo el mundo en las aguasdel bautismo. Y el Señor lo hará pormedio de nosotros. A fin de tenerconfianza de que al hacer cosas sen-cillas, cosas que hasta un niño laspuede hacer, pronto se nos otorgaráun poder más grande para nutrir lasensible fe.

El lugar para comenzar es nuestropropio corazón. Lo que deseemoscon todo nuestro corazón determi-nará en alto grado si podemos recla-mar el derecho de tener la compa-ñía del Espíritu Santo, sin la cual nopuede haber una nutrición espiri-tual. Podemos comenzar hoy mismoa tratar de ver a quienes vamos a nutrir, de la misma forma en quenuestro Padre Celestial los ve y, así,sentir algo de lo que El siente porellos.

Esos nuevos miembros de laIglesia son Sus hijos; Él los ha cono-cido y ellos le han conocido a El enel mundo anterior a éste. Su propó-sito y el de Su Hijo, el SeñorJesucristo, es hacer que vuelvan a El y darles la vida eterna sólo si ellosasí lo escogen. El ha guiado y haapoyado a Sus misioneros por mediodel Espíritu Santo para que los

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encuentren, los enseñen y bauticen.Él permitió que Su Hijo pagara elprecio de los pecados de ellos.Nuestro Padre y el Salvador ven a esos conversos como tiernos corde-ritos, comprados a un precio que nonos podemos imaginar.

Un padre terrenal podrá apreciar,en ínfimo grado, los sentimientos deun amoroso Padre Celestial. Cuandonuestros hijos llegan a la edad enque deben dejar nuestro cuidado di-recto, sentimos inquietud por su se-guridad y preocupación de queaquellos que les vayan a brindarayuda no les vayan a fallar. Podemosexperimentar por lo menos una por-ción del amor que el Padre Celestialy el Salvador sienten por los miem-bros nuevos de la Iglesia y la con-fianza que ellos depositan en noso-tros para que los nutramos.

Los sentimientos que tengamoshacia los nuevos miembros nos ser-virán para hacernos merecedores dela ayuda del Espíritu y, de ese modo,vencer los temores que nos impidancumplir nuestra sagrada responsabi-lidad. Es prudente sentir temor deque nuestra habilidad sea inadecua-da para cumplir con el mandato quese nos ha hecho de nutrir la fe de losdemás. Nuestras habilidades, noobstante cuan buenas sean, no seránsuficientes; sin embargo, el ver enforma realista nuestras limitacionescrea un sentimiento de humildadque nos puede hacer depender delEspíritu y, de ese modo, del poder.

Brigham Young nos dijo que tu-viéramos valor a pesar de nuestrasdebilidades, y lo hizo con el lenguajeque le caracteriza:

"Cuando un orador se dirige a una congregación, aunque sea inca-paz de pronunciar más que una do-cena de frases, y las construya torpe-mente, si su corazón es puro anteDios, esas pocas frases entrecortadasson de mucho más mérito que lamás grande elocuencia carente delEspíritu del Señor, y de más valorverdadero a la vista de Dios, de án-geles y de toda buena persona. Alorar, aunque las palabras de una

persona sean pocas y torpementeexpresadas, si el corazón es puroante Dios, esa oración será muchomás benéfica que la elocuencia deun Cicerón [orador romano del pri-mer siglo a. de J.C.]. ¿Por qué le pre-ocupa al Señor, el Padre de todosnosotros, nuestro modo de expresar-nos? El corazón simple y honradotiene más valor para el Señor quetoda la pompa, el orgullo, el esplen-dor y la elocuencia que produzcanlos hombres. Cuando El percibe uncorazón que está lleno de sinceri-dad, integridad e inocente sencillez,ve un principio que perdurará parasiempre: 'Ese es el espíritu de mipropio reino, el espíritu que he dadoa mis hijos'" (en Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, pág. 159).

Un niño puede hacer las cosasque nos habilitarán para nutrir la fede los demás. Los niños pueden in-vitar a un recién converso a asistircon ellos a una reunión; puedensonreír y dar la bienvenida a unnuevo miembro que llega a la capillao a una clase. Nosotros también po-demos hacerlo. Y, tan ciertamentecomo lo hagamos, el Espíritu Santoserá nuestro compañero; el miedode no saber qué decir y el de ser re-chazado desaparecerá de nosotros.Esa persona no nos parecerá másuna extraña y el Espíritu Santo co-menzará a nutrirlas aun antes deque les hayamos hablado sobre lasverdades del Evangelio.

No se requiere ningún otro llama-miento más que el de ser un miem-bro para nutrir por medio de unacercamiento bondadoso. E inclusoaquellos que no tengan un llama-miento para enseñar o para predicarpueden nutrir por la buena palabrade Dios si nos preparamos para ello.Podemos hacerlo cada vez que ha-blemos con un nuevo miembro y cada vez que participemos en unanálisis en clase. Cada palabra quepronunciemos puede fortalecer o de-bilitar la fe; necesitamos la ayuda delEspíritu para hablar las palabras quenutran y que fortalezcan.

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Hay dos grandes claves para invi-tar a que el Espíritu dirija las pala-bras que vayamos a pronunciar albrindar alimento espiritual a losdemás; ellas son el estudio diario delas Escrituras y la oración de fe.

El Espíritu Santo dirigirá lo quedigamos si estudiamos las Escriturasy las meditamos a diario. Las pala-bras de las Escrituras invitan alEspíritu Santo. El Señor lo dijo deesta manera: "No intentes declararmi palabra, sino primero procura ob-tenerla, y entonces será desatada tulengua; luego, si lo deseas, tendrásmi Espíritu y mi palabra, sí, el poderde Dios para convencer a los hom-bres" (D. y C. 11:21). Por medio delestudio de las Escrituras podemoscontar con esa bendición aun enlas conversaciones casuales o enuna clase cuando el maestro nospida responder a una pregunta.Experimentaremos el poder que elSeñor prometió: "Ni os preocupéistampoco de antemano por lo quehabéis de decir; mas atesorad cons-tantemente en vuestras mentes laspalabras de vida, y os será dado enla hora precisa la porción que le serámedida a cada hombre" (D. y C.84:85).

No sólo atesoramos la palabra deDios por medio de la lectura de lasEscrituras, sino también al estudiar-las. Quizás nos nutramos más al me-ditar unas cuantas palabras y al per-mitir que el Espíritu Santo lasconvierta en tesoros para nosotros,que al leer en forma rápida y super-ficial capítulos enteros de lasEscrituras.

De la misma forma en que la medi-tación de las Escrituras invita alEspíritu Santo, también lo hace la sú-plica diaria en oración. Si no lo implo-ramos mediante la oración, El rara-mente vendrá a nosotros y, si no se lopedimos, es posible que no permanez-ca con nosotros: "Y se os dará elEspíritu por la oración de fe; y si no re-cibís el Espíritu, no enseñaréis"(D. y C. 42:14). La plegaria sincera y constante por la compañía del EspírituSanto, con la intención verdadera de

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nutrir a los hijos de nuestro Padre, sinduda traerá bendiciones sobre noso-tros y sobre aquellos a quienes ama-mos y prestamos servicio.

La buena palabra de Dios pormedio de la cual debemos nutrir, esla sencilla doctrina del Evangelio.No debemos temer a la sencillez ni a la repetición. El Señor mismo des-cribió cómo esa doctrina se introdu-ce en el corazón del hombre y de lamujer para nutrirlos: "He aquí, enverdad, en verdad os digo que os de-clararé mi doctrina.

"Y ésta es mi doctrina, y es ladoctrina que el Padre me ha dado; y yo doy testimonio del Padre, y elPadre da testimonio de mí, y elEspíritu Santo da testimonio delPadre y de mí; y yo testifico que elPadre manda a todos los hombres,en todo lugar, que se arrepientan y crean en mí.

"Y cualquiera que crea en mí, y sea bautizado, éste será salvo; y sonellos los que heredarán el reino deDios.

"Y quien no crea en mí, ni seabautizado, será condenado.

"De cierto, de cierto os digo queésta es mi doctrina, y del Padre yodoy testimonio de ella; y quien enmí cree, también cree en el Padre; y el Padre le testificará a él de mí, por-que lo visitará con fuego y con elEspíritu Santo" (3 Nefi 11:31-35).

El Señor siguió describiendo a losque serían nutridos por esa sencilladoctrina y de ese modo perseverar, a quellos que heredarían el reino ce-lestial, como a aquellos que fuerancomo niños. Es preciso tener el co-razón como el de un niño para sen-tir los susurros del Espíritu, para so-meterse a esas órdenes y paraobedecer. Eso es lo que se requierepara ser nutrido por la buena pala-bra de Dios.

Y esa es la razón por la cual po-demos ser tan optimistas en la res-ponsabilidad que tenemos de nutrira los miembros nuevos de la Iglesia.No obstante lo mucho o lo poco quesepan de la doctrina, ellos acabande someterse con humildad a la

ordenanza del bautismo y han reci-bido el derecho de tener la compa-ñía del Espíritu Santo. De modo quela sensibilidad misma de la fe queposeen, que hace que el Salvador serefiriera a ellos como corderos, llegaen un momento en el cual han pro-bado que están dispuestos a hacer loque el Salvador les pida.

Si se les han explicado todos losrequisitos de su nuevo estado demiembros con claridad y amor, si seles da la oportunidad de prestar ser-vicio en la Iglesia en forma prudentey su actuación en ese servicio sejuzga con caridad y se nutre con pa-ciente aliento, ellos serán fortaleci-dos por medio de la compañía delEspíritu Santo y serán nutridos porun poder que va más allá del nues-tro. A medida que perseveren, in-cluso las puertas del infierno no pre-valecerán en contra de ellos

Brigham Young hizo la promesade cómo crecería la fortaleza de lapostura de ellos, con las siguientespalabras:

"Quienes se humillen ante elSeñor y le sirvan con corazón per-fecto y una mente dispuesta, recibi-rán poco a poco, línea por línea,precepto por precepto, un poco aquí

y un poco allí. 'Un poco ahora y unpoco después', como dice el herma-no John Taylor, hasta que recibanuna cierta cantidad. Entonces, ten-drán que nutrir y cuidar lo que reci-ban y hacer que se convierta en sucompañero constante, fomentandotodo buen pensamiento, doctrina y principio y haciendo toda obrabuena que puedan llevar a cabo,hasta que después de un tiempo, elSeñor sea en ellos una fuente deagua que salte para vida eterna"(Journal of Discourses, Tomo IV,págs. 286-287).

Eso es lo que quiere decir enMoroni al expresar: "...confiando so-lamente en los méritos de Cristo,que era el autor y perfeccionador desu fe" (6:4). Es el Salvador quienhizo posible que fuéramos purifica-dos por medio de Su Expiación y denuestra obediencia a Sus manda-mientos. Es el Salvador el que nutri-rá a los que desciendan con fe a lasaguas del bautismo y reciban el dondel Espíritu Santo. Cuando siemprese acuerden de El y continúen obe-deciendo como niños, El se asegura-rá de que siempre tengan SuEspíritu consigo.

Por medio de pequeños medios,

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Santos de los ÚltimosDías en toda laextensión de la palabraPresidente Gordon B. Hinckley

"Les amo. Amo a la gente de esta Iglesia. Amo a todos los que son fieles;amo a todos los que siguen las sendas del Señor."

ustedes y yo podemos ser parte deuna grandiosa obra y llegaremos a serlo. Estudiaremos, oraremos y pres-taremos servicio para ser merecedoresde la compañía del Espíritu Santo;entonces, se nos permitirá contem-plar a los nuevos miembros como va-liosos y queridos hijos de nuestroPadre Celestial y seremos guiadospara nutrirlos con amor, dándoles laoportunidad de prestar servicio y conla buena palabra de Dios. Y entoncespodremos ver, en nuestra propiaépoca, lo que el gran misioneroAmmón describió a sus compañerosmisionales, tal como ahora nosotrossomos compañeros de los misionerosque trabajan en todo el mundo:

"He aquí, el campo estaba madu-ro, y benditos sois vosotros, porquemetisteis la hoz y segasteis con vues-tra fuerza; sí, trabajasteis todo el día;íy he aquí el número de vuestras ga-villas! Y serán recogidas en los gra-neros para que no se desperdicien.

"Sí, las tormentas no las abatiránen el postrer día; sí, ni serán pertur-badas por los torbellinos; mas cuan-do venga la tempestad, serán reuni-das en su lugar para que latempestad no penetre hasta dondeestén; sí, ni serán impelidas por losfuertes vientos a donde el enemigoquiera llevarlas.

"Mas he aquí, se hallan en manosdel Señor de la cosecha, y son suyas,y las levantará en el postrer día"(Alma 26:5-7.)

Por medio de la sencilla obedien-cia, podemos ayudar al Señor a lle-var a los corderos, a Sus corderos, a Sus manos y llevarlos en Sus brazos a la morada del Padre de ellos, denuestro Padre. Sé que Dios derrama-rá sobre nosotros los poderes delcielo mientras participamos en lapreservación de esa sagrada cosechade almas.

Sé que Jesús es el Cristo. Sé queEl vive. Y sé también que El dirige a Sus misioneros y que nos guía enesta obra, Su obra, para llevar a cabola vida eterna de los hijos de SuPadre. En el nombre de Jesucristo.Amén. •

Creo que me apartaré deltexto que he preparado parasimplemente hablar un poco

con ustedes y expresarles mi profun-do agradecimiento.

Necesitamos estas conferencias.Las necesitamos para que nos re-cuerden nuestras responsabilidadesy obligaciones. Jamás debemos olvi-dar que la espiritualidad debe ser lacaracterística preponderante de laIglesia.

Un artículo reciente de una revis-ta nos alababa como una eficienteinstitución financiera bastante prós-pera; exageraba terriblemente lascantidades.

El dinero que la Iglesia recibe delos miembros fieles es consagrado.

Ese dinero pertenece al Señor. Lasentidades de la Iglesia consumenmás dinero que el que producen. Nosomos una institución financiera;somos La Iglesia de Jesucristo. Losfondos de los que somos responsa-bles encierran una sagrada responsa-bilidad que debe administrarse conabsoluta honradez e integridad y con gran prudencia, por tratarse delas consagraciones dedicadas de lagente.

Sentimos una gran responsabili-dad para con ustedes, los que hacenesas aportaciones; sentimos una res-ponsabilidad aún más grande paracon el Señor, de Quien es el dinero.

Ahora, hermanos y hermanas, ro-gamos que todos regresen con seguri-dad a sus hogares. Tengan cuidado;conduzcan con mucho cuidado.Reflexionen en las cosas que han es-cuchado. Que la experiencia que hanvivido sea semejante a la del pueblodel rey Benjamín que clamó a unavoz, diciendo: "Sí, creemos todas laspalabras que nos has hablado; y ade-más, sabemos de su certeza y verdadpor el Espíritu del SeñorOmnipotente, el cual ha efectuadoun potente cambio en nosotros... porlo que ya no tenemos más disposicióna obrar mal, sino a hacer lo buenocontinuamente" (Mosíah 5:2).

Busquemos la guía del Señor entodas nuestras empresas. Seamosmejores vecinos; seamos mejores

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Desde temprano por la mañana, cientos de visitantes forman fila para lograr acceso al Tabernáculo y presenciar una de lassesiones de la conferencia.

patrones y empleados; seamos hom-bres y mujeres íntegros y honradosen nuestros tratos, en nuestros estu-dios, en el gobierno, en nuestrasprofesiones, cualquiera que seanuestro lugar en la vida.

Mis hermanos y hermanas, tengoalgo que confesarles, y es simple-mente esto: les amo. Amo a la gentede esta Iglesia. Amo a todos los queson fieles; amo a todos los que si-guen las sendas del Señor. El presi-dir la Iglesia es algo que me llena dehumildad. Nunca olvido las palabrasde Jesús: el que quiera ser el primerode todos, será el servidor de todos(véase Marcos 9:35; D. y C. 50:26).

Gracias por sus oraciones, por suconfianza y aliento. Agradezco pro-fundamente a todos aquellos que tandesinteresadamente nos han ayuda-do a llevar a cabo nuestro deber.

Para terminar, quisiera leer una o dos palabras de Mormón, de esasmaravillosas palabras:

"Mas he aquí, lo que es de Diosinvita e induce a hacer lo buenocontinuamente; de manera que todoaquello que invita e induce a hacerlo bueno, y a amar a Dios y a servir-le, es inspirado por Dios...

"Pues he aquí, a todo hombre seda el Espíritu de Cristo para quesepa discernir el bien del mal; portanto, os muestro la manera de juz-gar; porque toda cosa que invita a hacer lo bueno, y persuade a creeren Cristo, es enviada por el poder y el don de Cristo, por lo que sabréis,con un conocimiento perfecto, quees de Dios" (Moroni 7:13, 16).

Y luego estas grandiosas pala-bras, que se convierten en el sum-mum bonum de todo ello: "Cuanto

le pidáis al Padre en mi nombre,que sea bueno, con fe creyendo querecibiréis, he aquí os será concedi-do" (Moroni 7:26). Yo creo en esaspalabras.

Nos sentimos orgullosos de unir-nos a ustedes en la labor de adelan-tar esta obra grandiosa. En esto es-tamos todos juntos. Cada hombre y cada mujer tiene una función quecumplir. Dios nos dé la fortaleza y lavoluntad de realizarla bien.

"Para siempre Dios esté con vos"(Himnos, No. 89), mis queridos her-manos. He cantado esas sencillaspalabras en miles de lugares de todoel mundo desde que comencé miministerio hace treinta y nueveaños. Las canto otra vez hoy conamor y cariño. Dios los bendiga, misqueridos amigos, ruego en el nom-bre de Jesucristo. Amén. D

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Reunión General de la Sociedad de Socorrosábado, 27 de septiembre de 1 997

"Para esta hora"Mary Ellen SmootPresidenta General de la Sociedad de Socorro

"Nuestra hora ha llegado. Tenemos que poseer la fortaleza espiritualindispensable para superar nuestros problemas, abandonar nuestrasfaltas y ofrecer nuestra vida al Señor."

Mardoqueo porque éste no se incli-naba delante de él. Por tanto, Amanconspiró para destruir a Mardoqueoy a todos los judíos.

Al darse cuenta del grave peligroque se cernía sobre su pueblo,Mardoqueo le suplicó a Ester queacudiera al rey para pedirle ayuda:

"Porque si callas absolutamenteen este tiempo, respiro y liberaciónvendrá de alguna otra parte para losjudíos; mas tú y la casa de tu padrepereceréis. ¿Y quién sabe si paraesta hora has llegado al reino?"(Ester 4:14).

Pensemos en el dilema en el queestaba Ester. Estaba prohibido entrara ver al rey sin haber sido llamado y el castigo por esa infracción era lapena de muerte. Si se quedaba calla-da, probablemente llevaría una vidadesahogada y rodeada de lujos; po-dría llevar la vida de una reina o arriesgar la vida para salvar tanto a su familia como a su pueblo.Reflexionó en lo que aquello podríacostarle y resolvió prestar oído a losdeseos de su pueblo y de su corazón.

Le pidió a Mardoqueo que reu-niera a todos los judíos de Susa y que ayunaran por ella tres días, e in-dicó que ella y sus doncellas tam-bién lo harían. En seguida, dijo:"...entonces entraré a ver al rey,aunque no sea conforme a la ley; y siperezco, que perezca" (Ester 4:16).

Preparada espiritualmente, Ester

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Me encuentro ante ustedesesta noche, llena de entu-siasmo y de fervor con

respecto al futuro. El Señor me hahecho saber el magnífico potencialde los miembros de ésta, laOrganización de la Sociedad deSocorro de La Iglesia de Jesucristode los Santos de los Últimos Días.

En el Antiguo Testamento lee-mos de Ester y de Mardoqueo, elcual trabajaba para el rey Asuero.Mardoqueo crió a Ester como a supropia hija después de la muerte delos padres de ella y la llevó al pala-cio. Ester agradó al rey y él la hizoreina (véase Ester 2:17).

Mientras tanto, Aman, líder de lacorte del rey, se llenó de ira para con

entró a ver al rey y él la recibió; en-tonces ella invitó al rey y a Aman a un banquete que había preparado.Durante el banquete, la conspira-ción de Aman se dio a conocer y Mardoqueo recibió grandes honores.Ester, que para esa hora había nacido, salvó una nación.

En todos los sitios a los que heviajado, haya sido Finlandia; Idaho;Brasil; Washington, D.C., o Rusia,he visto el Evangelio de Jesucristoen acción y la luz radiante delEvangelio brillar en el rostro de va-lerosas y fieles hermanas. El Espíritume ha testificado que cada una hanacido "para esta hora" (Ester 4:14).

A cada una de ustedes, sea cualfuere su nacionalidad, su raza, su es-tatus social o sus talentos persona-les, sea casada, soltera o viuda, hayanacido en la Iglesia o sea nuevaconversa y el único miembro de laIglesia de su familia, le digo:"¡Bienvenida a casa!". La Sociedadde Socorro es su casa y cada una esparte esencial de una hermandadmundial con una misión divina.

El profeta José Smith enseñó quela Iglesia no estuvo plenamente or-ganizada sino hasta que se estable-ció la Sociedad de Socorro: el sacer-docio para los hombres y laSociedad de Socorro para las muje-res. El dijo: "...y ahora, en el nombredel Señor, doy vuelta a la llave... y esta Sociedad se alegrará, y desdeahora en adelante descenderánsobre ella conocimiento e inteligen-cia..."1. Además, dijo:

"Si cumplís con vuestros privile-gios, no se podrá impedir que os aso-ciéis con los ángeles"2.

Cuando se organizó la Sociedadde Socorro en 1842, hubo presentesdieciocho hermanas. De ese grupode dieciocho, la Sociedad deSocorro creció hasta llegar a más decien mil para la conmemoración desu centenario en 1942. La Iglesiacalcula que hacia fines de 1997, losmiembros de la Sociedad de Socorroexcederán a los cuatro millones cienmil, en ciento sesenta países. ¿Seimaginan el crecimiento de la

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Sociedad de Socorro en los próxi-mos diez o cincuenta años?

Al pensar en los miles de millo-nes de personas que han nacido a lolargo de la historia del mundo, ¿sehan preguntado alguna vez por quéhabrán nacido en esta época en par-ticular? Pese a los grandes retos queindividual y colectivamente enfren-tamos hoy en día, no dudo en queestarán de acuerdo conmigo en queésta es una época espléndida en lacual vivir. A lo largo de toda la his-toria del mundo, nunca ha habidouna época más emocionante paravivir en la tierra. ¿Creen que fueronescogidas para nacer para esta hora,o sea, para esta época?

Lo más importante en nuestroorden de prioridades como laPresidencia General de la Sociedadde Socorro es fortalecer a nuestras hermanas espiritualmente, tanto en forma individual como colectiva.

Hermanas, al igual que Ester, de-bemos prepararnos para nuestra hora, porque ésta ha llegado. Tenemos queposeer la fortaleza espiritual indis-pensable para superar nuestros pro-blemas, abandonar nuestras faltas y ofrecer nuestra vida al Señor.Debemos dar prioridad a la tarea deaportar, en la medida de lo que po-damos, a la edificación del Reino deDios por medio del servicio en laSociedad de Socorro.

Les leeré una carta que recibíhace unas semanas3.

Dice: "Escribo tan sólo para de-cirle que me siento agradecida pormi Padre Celestial; le estoy agrade-cida por la organización de laSociedad de Socorro. La razón esque he estado procurando arrepen-tirme y dejar que el Señor me guíe,pero aun así me parecía como si uncierto deseo mío, muy profundo,nunca se iba a cumplir; por muchoque me esforzara, no me era posible ejercer control alguno sobre las cir-cunstancias ni sobre las demás perso-nas. Creía que el Salvador compren-dería y haría que esas necesidadesmías se satisficieran si tan sólo meapoyaba en Él. Ocurrió que, al leer,

hallé las siguientes palabras del pre-sidente Boyd K. Packer:

"'Todas vuestras necesidadespueden verse satisfechas ahora, y enla eternidad; toda negligencia seráborrada; todo abuso será corregido.Podéis recibir todas estas cosascuando os dedicáis por completo a la Sociedad de Socorro' "4.

La carta continúa: "¿Podría serésa la respuesta? ¿Que quizá elSalvador me ayudara por medio demi [servicio] a los demás? Sé sinduda que hay muchas hermanas de-salentadas. Hermanas, ¿estaban altanto de esa promesa? ¿Tendrán fe,junto conmigo, en esa promesa? Nosé cuándo recibiremos las respues-tas, pero sí creo que las recibiremos.Mis oraciones ya están siendo con-testadas de formas que nunca mehubiese imaginado; sé que el Señorme tiene presente y ruego que Élcontinúe guiándome, para que, sinningún percance (y con felicidad)llegue a morar de nuevo con Él.Ruego que estas palabras le brindenesperanza a cualquier persona quenecesite tenerla".

Quisiera ilustrar el cumplimientode la promesa del presidente Packeren la vida de una hermanade la Sociedad de Socorro deFredericksburg, Virginia. Esta her-mana era muy fiel; se había unido a la Iglesia hacía dieciocho años y creía de todo corazón que tendría

una familia unida en el Evangelio deJesucristo. Sin embargo, su maridono estaba preparado para hacer loscambios necesarios en su estilo devida; si bien respaldó la decisión deella, él no se unió a la Iglesia. Ellatenía dos hijos en los que influían lasdecisiones de su marido. Mientrasenfrentaba esta dificultad, unabuena hermana le dio una cinta gra-bada con un discurso del élder M.Russell Ballard, en el cual ella apren-dió que la fe y la duda no tienen ca-bida en la mente al mismo tiempo.Entonces se aferró con firmeza a laesperanza de que el Señor la apoya-ría en sus deseos justos si era fiel. Sindecírselo a nadie, se fijó una metapara el bautismo de su marido y lareactivación de sus dos hijos.Nuevas ideas se le fueron ocurriendocon respecto a lo que había de hacerpara hacer realidad esa gran prome-sa. En forma lenta pero segura, co-menzó a ver un progreso. Su maridoaceptó la invitación a recibir de nuevo las charlas, sus hijos sintieron un nuevo espíritu en casa y empezaron a reaccio-nar favorablemente. Primero, los dosmuchachos se reactivaron en laIglesia y, finalmente, su marido fuebautizado y recibió el sacerdocio. Nofue coincidencia que el bautismo desu marido hubiese tenido lugar den-tro de las tres semanas de la fecha enla que esa fiel hermana se había fija-do la meta de unir a su familia en el

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Evangelio de Jesucristo5.Hermanas, si viven de acuerdo

con ese consejo [del presidentePacker], desempeñarán un papel de-cisivo en la obra del Señor de lamisma forma en que lo hicieron lasgrandes mujeres de los tiempos bí-blicos y las hermanas pioneras de laRestauración. Esto ocurrirá en lamedida que obtengamos fe en elSeñor Jesucristo y vivamos para rea-lizar Su obra mientras vivamos sobreesta tierra.

Como Presidencia General y Mesa Directiva General de laSociedad de Socorro, hemos esta-blecido los objetivos guías de estaorganización, los cuales son:

1. Desarrollar la fe en el SeñorJesucristo y enseñar las doctrinas delReino de Dios.

2. Hacer hincapié en el valor di-vino de cada persona.

3. Servir y apoyar a cada herma-na y ayudarle a superarse.

4. Ejercer la caridad y atendercon amor a los necesitados.

5. Fortalecer y proteger a la fami-lia y honrar nuestro patrimonio.

6. Llegar a ser plenas participantesen las bendiciones del sacerdocio.

También estamos llenas de entu-siasmo con respecto a los nuevoscursos de estudio del Sacerdocio deMelquisedec y de la Sociedad deSocorro.

La presidencia de la Sociedad deSocorro se valdrá de la reunión delprimer domingo para instruir a lashermanas acerca de los objetivos dela Sociedad de Socorro, así comopara comunicarles las instruccionesde los líderes del sacerdocio que sehayan recibido en las reuniones debienestar y de consejo de barrio. Lapresidencia podrá programar brevesanálisis acerca de principios delEvangelio e incluir ejemplos que sir-van a las hermanas para desarrollarsu testimonio, fortalecer su matri-monio y su familia, acrecentar loslazos de hermandad, adquirir cono-cimientos prácticos para prestarseservicio las unas a las otras y respal-dar la misión de la Iglesia. Además,

a las hermanas se les dará la oportu-nidad de expresar su testimonio.

El segundo y el tercer domingo losquórumes del Sacerdocio deMelquisedec y la Sociedad de Socorroestudiarán Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia, comenzandocon el presidente Brigham Youngen 1998 y 1999. Las lecciones soninspiradas para nuestra época.Aprenderemos las doctrinas, las ver-dades y las promesas que se nos hanhecho si vivimos dignos de recibirlas.

El cuarto domingo de cada mes,tendremos lecciones extraídas delcuadernillo titulado Enseñanzas para nuestra época, el cual contiene temasescogidos por la Primera Presidencia.Nos sentimos muy contentas por lafe, la unidad y la visión [o entendi-miento] que se desprenderán de esteinspirado material de estudio.

La Sociedad de Socorro nos hacegrandes promesas y se nos hacenpromesas a medida que nos esforza-mos por hacer la voluntad de nues-tro Padre Celestial. Si captamos lavisión de esta organización, su po-tencial influencia puede alcanzar elmundo. Todas tenemos problemasen la vida, los cuales son tan varia-dos como las hermanas de laSociedad de Socorro. Pero una cosaes segura: las verdades del Evangelio de Jesucristo se aplican perfectamente tanto a los problemas y a las circuns-tancias de ustedes como a los míos, si tenemos paciencia y fe. Cada una denosotras ha nacido para enfrentar y superar los problemas de esta época.

Para terminar, quisiera contarlesla historia de una mujer en cuyavida hubo tribulaciones, promesas y dedicación a la Sociedad deSocorro.

Hace varios años, un fiel matri-monio viajaba [en automóvil] contres de sus seis hijas desde Utahhasta el estado de Washington.Como a veintiún kilómetros deBaker, Oregón, el coche empezó a dar vueltas sin control, se salió de lacarretera y dio dos vueltas y mediade campana. A la segunda vuelta decampana, la madre, que iba condu-

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ciendo, y la hija menor, que entoncestenía diez años, salieron despedidasdel auto. Debido a que el vehículono llevaba ímpetu suficiente para daruna tercera vuelta completa, quedócon las ruedas hacia arriba dejandoinmovilizadas a madre e hija bajo supeso. El padre, tras hacer un rápidoreconocimiento de la situación, y,comprendiendo que si no movíapronto el auto su esposa moriría, in-clinó la cabeza en humilde oración y de inmediato comenzó a intentar le-vantar el enorme coche marca'Buick', cuyas ruedas todavía giraban.La niña menor salió a gatas de debajodel auto mientras la hija de doceaños tiraba de su madre para sacarlade allí, quien resultó estar gravemen-te herida y padeciendo un intensodolor. Mientras el padre atendía a lasdemás, la hija de doce años se arrodi-lló junto a su madre para reconfor-tarla. La madre alargó la mano paratomar la de la niña y le dijo:"Recuerda siempre quién eres y sésiempre una niña buena".

La ambulancia no tardó en llegary se llevó a la madre al hospital máscercano. En los momentos críticosde aquella noche mientras esa madreluchaba entre la vida y la muerte, lerogó al Padre Celestial que le permi-tiera vivir lo suficiente para ver a susseis hijas casarse con hombres dignosen la Casa del Señor; le prometióque si Él le concedía ese justo deseo,ella estaría lista para partir y que lededicaría su vida a El.

Milagrosamente, esa mujer co-menzó a mejorar más y más a lolargo de los días y de las semanasque siguieron hasta que se recuperódel todo de las lesiones casi fatalesque había recibido. Con mayor dedi-cación que nunca, sirvió fielmenteal Señor y concentró su atención enel empeño de criar a sus seis hijascon rectitud.

Años después, cuando era presi-denta de la Sociedad de Socorro deestaca en Clearfield, Utah, su hijamenor se casó por esta vida y portoda la eternidad. Aquel día seconcretó el cumplimiento de un

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Edifiquemos plazasfuertesVirginia U. JensenPrimera Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro

"Hermanas, reciban todas ustedes mis saludos. Hemos esperado con

anhelo el poder reunimos con ustedes esta noche."

convenio sagrado hecho entre unaamada hija de Dios y su amorosoPadre Celestial. Tanto esa madrecomo su marido, sus seis hijas y loscompañeros eternos de ellas estuvie-ron juntos en la Casa del Señor. Lasúplica ferviente que había elevadodesde una cama de hospital añosantes había sido oída y concedida.

Desde ese día en adelante, lasalud de esa mujer comenzó a empe-orar debido a los estragos del cáncer,y se debilitó hasta el punto de nopoder seguir en su llamamiento depresidenta de la Sociedad de Socorrode estaca; por consiguiente, a supesar, tuvo que aceptar el relevo deese cargo tan sólo semanas antes deque con serenidad y con gratitud sefuera de esta vida a las eternidadespara volver al Padre Celestial que latenía presente.

Hermanas, aquella niña de doceaños que se arrodilló a un costado dela carretera junto a su madre hace yatantos años, está hoy ante ustedespara testificarles que:

"Todas vuestras necesidades pue-den verse satisfechas ahora, y en laeternidad; toda negligencia será bo-rrada; todo abuso será corregido.Podéis recibir todas estas cosas cuan-do os dedicáis por completo a laSociedad de Socorro."6

Nuestro Padre Celestial nos hadado una orientación perfecta. Quetengamos la fe y la previsión que noshagan falta para recibir las bendicio-nes que aligerarán nuestra carga esmi oración en el nombre deJesucristo. Amén. D

N O T A S

1. Enseñanzas del Profeta José Smith,

pág. 279.

2. Enseñanzas del Profeta José Smith,

pág. 276.

3. Usado con el correspondiente

permiso.

4. "Una hermandad sin fronteras",

Liahona, marzo de 1981, pág. 68.

5. Usado con el correspondiente

permiso.

6. "Una hermandad sin fronteras",

Liahona, marzo de 1981, pág. 68.

Deseo agradecerles las mu-chas tarjetas y cartas quenos han enviado, pero más

que nada, quiero darles las graciaspor sus oraciones en favor de noso-tras. Con agradecimiento y humil-dad reconocemos la guía y la ense-ñanza que nos brindan los grandeslíderes del sacerdocio y la de nuestroPadre Celestial.

Recientemente llevé a mi nietade tres años a una reunión sacra-mental en la que iba a hablar unjoven antes de irse a la misión. Yohabía llevado los acostumbrados li-bros y cosas a fin de ayudarla a serreverente, pero ella es una pequeñalista y vivaracha, de modo que enun momento dado la subí al banco,a un lado mío, para que pudiera veral misionero que dirigía la palabra.

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Entonces le susurré al oído: "Estejoven va a ir a la misión, y eso signi-fica que va a vivir lejos de su casa y les hablará a las personas en cuantoa Jesús". Ella miró alrededor de lacapilla llena de gente y dijo: "¿Ydónde está Jesús?". Ella había vistouna pintura de El en la Primaria,pero no podía encontrarlo entre losque estaban presentes.

No se imaginan qué gusto me dioel poder decirle dónde está Jesús. A medida que la capacidad de ella paraentender aumente, le diré quién esÉl, lo que El ha hecho por ella y pormí, y lo que puede significar en suvida. En esa ocasión, volví a darmecuenta de la gran oportunidad quenosotras las mujeres tenemos de seruna influencia en la vida de las per-sonas que nos rodean. Quiero a mishijos y a mis nietos y queseo proteger-los. A veces este mundo es un lugaratemorizante; sin embargo, creo quelas mujeres tienen oportunidadessingulares y dones y talentos especia-les para proteger, para cuidar conamor y para influir en los demás.Podemos edificar plazas fuertes endonde los matrimonios, los hijos y lasfamilias puedan prosperar y evitar lamaldad de este mundo.

En 1978, mientras dirigía la pala-bra en una reunión general de lasmujeres, el presidente Spencer W.Kimball dijo: "El ser una mujer justaes algo glorioso a cualquier edad; elser una mujer justa durante estas cru-ciales y finales etapas de la historia de

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la tierra, antes de la segunda venidadel Salvador, es en verdad un llama-miento noble y especial. La fortalezae influencia actual de una mujerjusta puede tener un valor muy supe-rior al que tendría en tiempos máspacíficos. Ella fue puesta aquí paraayudar a enriquecer, proteger y salva-guardar el hogar, que es sin lugar a dudas la institución básica y másnoble de la sociedad. Otras institu-ciones sociales pueden flaquear y hasta fracasar, pero la mujer justapuede ayudar a salvar el hogar, quepuede llegar a ser el último y únicorefugio que algunos mortales conoz-can en medio de la tempestad y lacontienda" ("Privilegios y responsabi-lidades de la mujer", Liahona, febrerode 1979, pág. 139).

En 1996, el presidente Gordon B.Hinckley dijo: "Hermanas, donde-quiera que ustedes vivan, son las ver-daderas arquitectas de su nación,porque han edificado hogares fuertes,donde hay paz y seguridad, que cons-tituyen la fortaleza misma de todapatria" ("Las mujeres de la Iglesia",Liahona, enero de 1997, pág. 75).

Este es un tiempo maravillosopara vivir en la tierra. Nuestros díaslos han visto en visión muchos delos Profetas a través de las edades.Se llamaría la dispensación del cum-plimiento de los tiempos porque elEvangelio se habría de restaurar ensu plenitud a fin de que fuera unabendición en la vida de los quevivan en esta época. Todos los queoigan las buenas nuevas tendrán elprivilegio de recibir todas las orde-nanzas salvadoras y exaltadoras delEvangelio de Jesucristo y la paz y lafelicidad que éstas brindan a las per-sonas y a las familias.

No obstante, tal como el padreLehi enseñó: "porque es preciso quehaya una oposición en todas lascosas" (2 Nefi 2:11). Cuando losProfetas vieron y profetizaron con-cerniente a este día de regocijo,también amonestaron que sería undía de iniquidad (véase 2 Timoteo3:1-19, 13), un día de tribulación(Mateo 24:21) y un día de maldad

(véase D. y C. 27:15) cuando "todaslas cosas estarán en conmoción"(D. y C. 88:91).

Hermanas, no creo que ustedes y yo estemos aquí en este tiempo par-ticular por accidente. Creo que, aligual que Ester de antaño, "...paraesta hora [hemos] llegado al reino"(Ester 4:14), en que nuestra influen-cia, nuestro ejemplo, nuestra fuerzay nuestra fe servirán de baluartecontra la creciente ola de maldadque amenaza destruir nuestros hoga-res, nuestras familias y nuestrosseres amados.

En el Libro de Mormón hay unahistoria emocionante que comienzaen el capítulo 48 de Alma. Era unaépoca de peligro y conmoción parala nación nefita; sus enemigos hanjurado derrotarlos y llevarlos al cau-tiverio. A pesar de aparentementetenerlo todo en contra, el capitánMoroni debía buscar la manera dedefender a su pueblo, de prepararplazas fuertes para ellos. Hizo que lagente cavara fosos profundos y luegolevantara montones de tierra alrede-dor de las ciudades. Más tarde,Moroni mejora las tácticas de defen-sa previas, añadiendo obras de ma-deros con una cerca de estacadas, y luego erigen torres más altas queéstas para poder ver. La estrategiaresulta tan eficaz que los ejércitos delos lamanitas son sorprendidos y de-rrotados, no obstante que eranmucho más numerosos que los neri-tas. Los nefitas se encuentran segu-ros dentro de sus ciudades y contie-nen los ataques de los lamanitas.

Mientras que sus enemigos obtu-vieron su poder mediante el fraude y el engaño, Moroni facultó a los nefi-tas enseñándoles a ser fieles a Dios(véase Alma 48:7). ¿Cómo podría-mos nosotras, al igual que el capitánMoroni, crear plazas fuertes para losque nos rodean, en estos tiempos a veces atemorizantes y peligrosos?Podemos comenzar siguiendo la ex-hortación que se encuentra en1 Timoteo 4:12: "...sé ejemplo de loscreyentes en palabra, conducta,amor, espíritu, fe y pureza".

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Cuando yo tenía diez años deedad, estaba en una reunión sacra-mental y vi a mi bella madre de pieante el pulpito relatar sus experienciasde cuando era una joven misionera enla Misión de los Estados del Sur.Comparó el llevar a alguien al bautis-mo a la emoción de dar a luz y detraer a una nueva criatura al mundo.Ella dio su testimonio con fortaleza y convicción; no era necesario que medijera que la obra misional era impor-tante, ya que su ejemplo lo decíatodo; no era necesario que me dijeralo que era un testimonio, ya que yo losentí ese día cuando la escuché expre-sar el de ella con los miembros del ba-rrio y conmigo. A todo nuestro derre-dor hay personas que necesitan elbeneficio de nuestro buen ejemplo. Elpresidente Gordon B. Hinckley dijo:"La prédica más persuasiva delEvangelio está en la vida ejemplar deun fiel Santo de los Últimos Días"("No hemos llegado a la cima",Liahona, julio de 1982, pág. 91).

En la Primaria cantamos"Siempre obedece los mandamien-tos, tendrás gran consuelo y sentiráspaz" (Canciones para los niños, pág.68). Y más que todo, el capitánMoroni le demostró a su pueblo queel Señor los guiaría si seguían Susmandamientos. La mujer que guar-da los mandamientos utiliza los pla-nos de nuestro Padre Celestial paraedificar una plaza fuerte para símisma y para su familia. Los que larodean saben que pueden confiar enella; pueden sentir la seguridad y lapaz que emanan de su persona. Laobservancia de los mandamientosdel Señor son los cimientos de lafortificación de ella.

Con el fin de proporcionar seguri-dad para los que nos rodean, noso-tras, como hermanas, debemos am-pliar nuestro conocimiento de todaslas cosas espirituales; debemos apren-der y obtener conocimiento y enseñara nuestros hijos aquellas cosas que losharán menos sensibles al engaño y a los designios de los que conspirancontra la rectitud. La ignorancia noes felicidad; es peligrosa.

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En la sección 68 de Doctrina y Convenios, se ha mandado a los pa-dres a enseñar a sus hijos las verda-des sencillas y salvadoras delEvangelio restaurado. Nuestros ho-gares deben ser centros maravillososdonde se aprenda el Evangelio. Elélder Neal A. Maxwell dijo:"Cuando los padres no se preocupanpor enseñar el testimonio y la teolo-gía junto con la decencia, esa fami-lia estará sujeta, una generacióndespués, a un serio deterioro moralal perder sus inquietudes espiritua-les. En ningún otro lugar se mani-fiesta la ley de la cosecha con másfuerza ni en forma más despiadadaque en la familia misma" (véaseLiahona, julio de 1994, pág. 103). Aligual que los jóvenes guerreros delLibro de Mormón, a los hijos se lespuede estimular, bendecir y, más quenada, proteger mediante la fe y elsabio consejo de madres rectas.

La oración sincera puede ser máseficaz para proteger a nuestras fami-lias que los muros de tierra queMoroni levantó alrededor de las ciu-dades nefitas. Es imposible arrodi-llarse y explicarle al Señor los pro-blemas que tenga, sin que se leablande el corazón. Los cambios quela oración realiza en nuestros hoga-res son innumerables: devuelve lapaz y da esperanza; anima los cora-zones afligidos y sana las heridas delpecado; restablece la perspectiva,permitiéndonos reconocer nuestrasbendiciones aun en medio de nues-tras tribulaciones. Por último, nosguía al tomar decisiones. Fue me-diante la oración que el profeta JoséSmith dio comienzo a la gloriosarestauración del Evangelio verdade-ro en estos últimos días. Él habíaaprendido a orar por medio del granejemplo de su madre Lucy MackSmith.

Un lunes por la tarde, no hacemucho tiempo, caminaba por unparque en donde una joven familiase dividía en equipos para jugar unjuego. Escuché a uno de los niñosexclamar: "Mamá, escógeme a mí".Esas palabras resonaron en mi

mente mientras iba caminando. Lavida en el mundo de hoy pone mu-chas demandas en los recursos detiempo y energías de la mujer.Podemos elegir emplear nuestros ta-lentos en muchos más campos quenunca antes, pero son muy pocos loslugares en los que nuestra influenciaes irremplazable. Me puedo imagi-nar a los niños de todo el mundodecir: "Mamá, cuando decidasdónde vas a utilizar el tiempo y losdones que Dios te ha dado, escóge-me a mí". Pensé luego en las abuelasancianas que quizás se sientan solaso estén demasiado débiles paraaventurarse a salir solas y tal vezdigan: "Nieta, cuando estés buscan-do a una amiga a quien llevar alcine o para salir a almorzar, escóge-me a mí". Pensé en las madres solasque agradecerían la oportunidad deque sus hijos recibiesen la influenciade un justo poseedor del sacerdocioy que dirían: "Vecino, cuando estébuscando a alguien para invitarlo a participar en la noche de hogar, es-cójame a mí y a mis hijos". Estaselecciones, hermanas, proporcionanplazas fuertes no sólo en nuestrospropios hogares, sino en nuestro ve-cindario, en nuestro barrio y ennuestra comunidad.

José Smith comparó la vida a unarueda alrededor de la cual giramos.El dijo: "Hay ocasiones en que noso-tros estamos en la parte superior de

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la rueda, y otra persona está abajo.Pero dentro de poco, será al revés"(citado por Truman G. Madsen, The Highest in Us, pág. 26). Ésa es larazón por la que nos necesitamosmutuamente. Hay veces en que es-tamos arriba y podemos levantar a otros, pero el turno para que alguiennos levante a nosotros inevitable-mente llegará.

Hace un año, durante la confe-rencia de octubre, el presidenteHinckley nos exhortó, diciendo:"Hay viudas que ansian escucharuna voz amiga y ser recipientes deesa actitud de interés real que habladel amor. Además, están aquellosque una vez fueron fervientes en lafe, una fe que ahora se ha enfriado,muchos de ellos querrían volverpero no saben cómo y necesitanmanos amigas que se extiendanhacia ellos. Con un poco de esfuerzosería posible traer a muchos paraque se deleitaran otra vez en la mesadel Señor" ("Una mano extendidapara rescatar", Liahona, enero de1997, pág. 97).

Cada vez que elevamos a alguienestamos, esencialmente, edificandoplazas fuertes para ellos. El presiden-te Kimball tenía razón. La fortalezay la influencia de una mujer rectason grandiosas; son muchas lasoportunidades que ella tiene paracrear refugios seguros para las almasafligidas.

Quiero que sepan cjue yo sé quenuestro Padre Celestial es real; Élvive y nos ama más allá de nuestracapacidad para comprenderlo. Élenvió a Su Hijo Jesucristo a expiarnuestros pecados. Mediante JoséSmith, Él restauró en la tierra elEvangelio verdadero. Él guía y dirigea nuestro Profeta hoy día. Seamoscomo el capitán Moroni y utilice-mos todos los recursos que están a nuestro alcance para proteger aque-llo que es de más valor para noso-tros y para nuestro Padre Celestial.Que podamos hacerlo con sabiduría,devoción y renovada dedicación, esmi oración, en el nombre deJesucristo. Amén. D

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¿Es usted quien meimagino que es?"Sheri L. DewSegunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro

"¿Soy... la persona que deseo ser? Pero más importante, ¿soy la personaque el Salvador requiere que sea?"

Me crié en una granja deKansas, que estaba veci-na a la casa de mi abuela

Dew, de quien yo era su sombra.Solíamos ir juntas a todas partes: albanco, al doctor, al club de jardine-ros, así como a una procesión inter-minable de reuniones de la Iglesia.En lo referente al Evangelio, laabuela lo defendía con fervor; ellahablaba acerca de la Iglesia a cual-quier hora y con cualquiera, inclusocon su nieta mayor.

Jamás olvidaré la conversaciónque tuvimos una noche en que re-gresábamos de una de las tantas reu-niones. Comenzó cuando de prontohice una pregunta que acudió a lamente de aquella niña de ocho añosque era yo: "Abuela, ¿que pasaría siel Evangelio no fuera verdadero, y

nosotros fuéramos a todas estas reu-niones para nada?". ¡Bonita niña deocho años era yo! "Sheri, no tienesque preocuparte por ello", me con-testó, "porque sé que el Evangelio esverdadero". Yo insistí: "Pero, ¿cómo puedes estar segura?".

Transcurrieron varios segundosmientras elegía sus palabras con cui-dado: "Sé con certeza que elEvangelio es verdadero porque elEspíritu Santo me ha hecho saberque Jesucristo es nuestro Salvador y que ésta es Su Iglesia". Hizo unabreve pausa y luego añadió algo quejamás olvidaré: "Y Sheri, Él te lohará saber a ti también, y cuandoeso suceda, tu vida no volverá a serla misma".

Aún tengo un recuerdo vivido delo que ocurrió después; una sensa-ción como la que jamás había expe-rimentado me corrió por el cuerpo,y empecé a llorar. A pesar de que nocomprendí la razón por la que llora-ba, estoy segura de que mi abuelasabía exactamente lo que estaba su-cediendo: el Espíritu me estaba tes-tificando que lo que ella había dichoera verdad.

Esta noche, estoy agradecida depoder testificar que durante los añossubsiguientes, he llegado a saber pormí misma que Jesús es el Cristo,nuestro Salvador y Redentor; y conese conocimiento, mi vida ha cam-biado para siempre.

Los Profetas, tanto los antiguoscomo los actuales, nos han exhortado

a venir a Cristo (véase Moroni10:30). El presidente Gordon B.Hinckley dijo que "[Jesucristo] es lafigura central de nuestra teología y nuestra fe. Todos los Santos de losÚltimos Días tienen la responsabili-dad de llegar a saber por sí mismos y con certeza, sin lugar a dudas, queJesús es el Hijo resucitado y vivientedel Dios viviente" ("No tengáismiedo... de hacer lo bueno", Liahona, julio de 1983, pág. 122).

La exhortación de "venir a Cristo" es el eje alrededor del cualgira todo en La Iglesia de Jesucristode los Santos de los Últimos Días y,por ende, la Sociedad de Socorro, y por una muy buena razón: el verbovenir implica acción por parte de no-sotros. En el conocido pasaje delNuevo Testamento acerca del másallá, tiempo en el que muchos im-ploran clemencia al Señor mencio-nando todas sus buenas obras,Cristo responde: "Nunca os conocí"(Mateo 7:23); sin embargo, la tra-ducción inspirada que José Smithhizo en inglés de ese mismo pasajeseñala una marcada distinción:"Nunca me conocisteis", poniendoespecíficamente sobre nuestroshombros la responsabilidad de veniral Salvador. Jesucristo mismo haprometido: "Allegaos a mí, y yo meallegaré a vosotros; buscadme dili-gentemente, y me hallaréis; pedid, y recibiréis; llamad, y se os abrirá"(D. y C. 88:63).

En Su invitación no hay exclusio-nes ni tampoco excepciones. Somosnosotras las que determinamos si ha-bremos de venir a El o no; el alle-garnos, el buscar, el pedir y el llamardependen de nosotras. Y cuantomás sepamos acerca del Señor, o seaque, cuanto más lleguemos a sentirSu misericordia, Su devoción y Suvoluntad para guiarnos, inclusocuando quizás no nos sintamos dig-nas de recibir Su guía, tanto más se-guras estaremos de que El responderá a nuestras súplicas.

A medida que aumentamos la ac-ción recíproca entre nosotras y El,descubrimos por nosotras mismas

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que jamás nos traicionará, quenunca nos dará la espalda, ni cam-biará sus condiciones para que ven-gamos a Él. Su atención está fija ennosotros, Sus hermanos y hermanas.

Existen muchas maneras de alle-garnos, de buscar, de pedir y de lla-mar. Si, por ejemplo, las oracionesque ustedes ofrecen a nuestro PadreCelestial en el nombre de Cristo sehan vuelto algo casuales, ¿cambiarí-an su forma de orar, haciéndolo demanera más significativa, a solas y sin prisa, y con un corazón arrepen-tido? Si ustedes aún no han llegadoa reconocer la paz y el poder de laadoración en el templo, ¿tomarán ladeterminación de participar en lasordenanzas de la Casa del Señor tana menudo como sus circunstanciasse lo permitan? Si ustedes aún nohan descubierto que el enfrascarseen las Escrituras hace que seamosmás susceptibles al Espíritu, ¿se es-forzarán por incorporar la palabra deDios a su vida en forma más regular?Esta noche sería un momento estu-pendo para empezar a hacerlo.

Estos esfuerzos, al igual que mu-chos otros, fortalecen nuestra rela-ción con Jesucristo. A medida queel testimonio que tenemos de El au-menta y se hace más profundo, em-pezamos a preocuparnos más por lavida eterna que por la vida de hoy, y no tenemos otra al ternativa nideseo que hacer lo que El requiereque hagamos y de vivir de la formaque nos ha pedido que vivamos. Elpresidente Ezra Taft Benson enseñó:"Cuando uno decide seguir a Cristo,decide también cambiar" ("Nacidosde Dios", Liahona, enero de 1986,pág. 2). Es como me lo dijo la abue-la: "Cuando se tiene un testimoniode Jesucristo, la vida jamás vuelve a ser la misma".

Hace poco visité un barrio en labella costa del estado de Oregón; alfinalizar la reunión sacramental, mesorprendí un poco cuando una her-mana se me acercó y me preguntó:"¿Es usted quien me imagino quees?". La pregunta se refería a miidentidad, pero me ha dado mucho

en qué pensar. ¿Soy la persona quecreo ser, la persona que deseo ser?Pero aún más importante, ¿soy lapersona que el Salvador requiereque sea?

Existe una relación entre la pre-gunta que me hizo la hermana deOregón y la lección que aprendí demi abuela, ya que existe una rela-ción directa entre lo que sentimosen cuanto a Jesucristo y la forma enque nos vemos a nosotras mismas:no podemos aumentar nuestra de-voción hacia el Salvador sin obte-ner, al mismo tiempo, un mayor sen-tido de propósito, de identidad y deconvicción.

Me encanta Nauvoo. Cada vezque voy a la ciudad de José me dirijohasta el final de la calle Parley, endonde los santos alinearon sus ca-rromatos mientras se preparabanpara evacuar la ciudad. Al estar ahí,trato de imaginar lo que nuestrashermanas pioneras han de habersentido al cargar lo poco que pudie-ron en un carromato, darse vueltapara mirar por última vez su casa y luego partir hacia el desierto en posde su fe.

En la calle Parley me emocionosiempre profundamente pues pien-so: ¿Habría yo alistado ese carroma-to? ¿Habría sido mi testimonio de

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un Profeta contemporáneo y deJesucristo tan fuerte como paraabandonarlo todo e ir adonde fuera?

Tal vez a ninguna de, las que nosencontramos en esta congregaciónnos sea requerido sufrir privacionespor motivo de nuestras creencias.Pero hemos sido llamadas para viviren una época en que se acentúancada vez más las diferencias queexisten entre las filosofías de loshombres y las enseñanzas delMaestro.

Es una época en que el adversa-rio ha desatado un ataque implaca-ble contra el sexo femenino, porqueél sabe —lo sabe a ciencia cierta—que la influencia de una mujer rectaes enorme y trasciende generacio-nes. Él quiere que perdamos el inte-rés en el matrimonio y en la mater-nidad; que sigamos confundidasante la opinión del mundo en cuan-to al hombre y a la mujer; que siga-mos demasiado preocupadas por elacelerado ritmo de la vida comopara realmente vivir el Evangelio y permitir que penetre nuestra alma.A toda costa, desea distanciarnos deJesucristo, porque si no venimos a Cristo, significa que nunca le entre-garemos nuestra vida, que pasare-mos solas por el período probatorioaquí en la tierra en vez de experi-mentar lo que prometió el Salvadorcuando dijo: "Venid a mí todos losque estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mateo11:28).

Cada día nos encontramos alfinal de nuestra propia calle Parley.El Señor requería la fortaleza de lasmujeres de esta Iglesia a medidaque se plantaban y se nutrían las se-millas de la Restauración. Y Él nosnecesita hoy en día; Él desea queverbalmente defendamos lo correc-to, aunque no esté de moda el ha-cerlo; Él desea que desarrollemos lamadurez espiritual para escuchar lavoz del Señor y percibir los engañosdel adversario. Él está complacidocon las mujeres que guardan fiel-mente los convenios, con las quedemuestran reverencia por el poder

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del sacerdocio; mujeres que esténdispuestas a desechar las cosas deeste mundo y buscar las de unomejor (véase D. y C. 25:10). Éldesea que seamos todo lo que poda-mos ser; que nos "levant[emos] y brill[emos], para que [nuestra] luzsea un estandarte a las naciones"(D.yC. 115:5).

¿Somos las mujeres que el Señordesea que seamos? ¿Hemos recibidoun testimonio de Jesucristo de talmodo que nuestra vida sencillamen-te jamás vuelva a ser la misma?

Hace algunas semanas tuve laoportunidad de reunirme brevementecon el presidente Hinckley. En res-puesta a una pregunta que surgió encuanto a mi llamamiento, dije: "Meencanta visitar a las mujeres de laIglesia; ellas son tan buenas". El inme-diatamente me corrigió: "No, Sheri;no son buenas: ¡son maravillosasl".

Creo en lo que dicen los Profetas;y nuestro Profeta cree en nosotras.El cree en nuestra fortaleza espiritualy resistencia, en nuestra fe así comoen nuestra fidelidad. No importacuál sea tu estado civil, la edad quetengas o el idioma que hables, eresuna hija espiritual de nuestro PadreCelestial que está destinada a jugaruna parte muy importante en el pro-greso del reino del Evangelio. ElizaR. Snow proclamó que "el deber decada una de nosotras es ser una

mujer santa... Ninguna hermana seencuentra tan aislada ni su in-fluencia es tan limitada que nopueda lograr mucho en el estable-cimiento del Reino de Dios aquí enla tierra" (Woman's Exponent, 15 deseptiembre de 1873, pág. 62; cursi-va agregada).

¿Recuerdan a mi abuela? Ellavivió una vida sencilla en un rincónobscuro de la viña; sólo queda unpuñado de personas que todavía seacuerdan de ella.

Pero yo la recuerdo. Aunque ellamurió cuando yo tenía sólo onceaños, esta fiel mujer fue una profun-da influencia en mi vida. De igualmanera, cada una de nosotras es degran importancia en la causa delSeñor. ¿Cuánto bueno podríamos lo-grar si en este preciso momento rea-nudáramos nuestra dedicación a Elque es nuestro Redentor y nuestroRescatador? ¿Cuánta buena influen-cia podríamos lograr si nos uniéra-mos a las Mujeres Jóvenes en supromesa de "ser testigos de Dios entodo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar" (Mosíah 18:9.)?

Felizmente, todas nos esforzamosjuntas por lograr esa tarea. No im-porta dónde sirvamos en estaIglesia, hermanas, ustedes sonmiembros de la Sociedad deSocorro, la organización del Señorpara la mujer. ¿Somos las mujeres

que el Señor desea que seamos?¿Seríamos capaces de comprome-

ternos a hacer un poco mejor lo queestábamos haciendo, y de paso,aprestar nuestras fuerzas para dirigira las mujeres del mundo en todo loque es divino y ennoblecedor?

Mi abuela tenía razón: cuandollegamos a saber que Jesús es elCristo, nuestra vida jamás vuelve a ser las misma. Junto con ella, testifi-co que el Salvador es la fuente defortaleza y de consuelo en Quienpodemos confiar. El vino a socorrer-nos en nuestras debilidades y a sanar nuestros corazones quebranta-dos; El está dispuesto a darnosánimo, si tan sólo venimos a Él.

Esto lo sé por experiencia propia.Las respuestas a las oraciones nosiempre se han recibido con facili-dad o rapidez, pero siempre han ve-nido. Una y otra vez, he sido la be-neficiaría de la mano misericordiosa,paciente y guiadora del Señor.Jesucristo conoce el camino porqueÉl es el camino, "...porque iré delan-te de vuestra faz", prometió. "Estaréa vuestra diestra y a vuestra sinies-tra, y mi Espíritu estará en vuestrocorazón, y mis ángeles alrededor devosotros, para sosteneros" (D. y C.84:88).

El testimonio final de Moronitraza nuestro trayecto: "¡Y despiertay levántate del polvo, oh Jerusalén;sí, y vístete tus ropas hermosas, ohhija de Sión... Sí, venid a Cristo, y perfeccionaos en él, y absteneos detoda impiedad, y si os abstenéis detoda impiedad, y amáis a Dios contoda vuestra alma, mente y fuerza,entonces su gracia os es suficiente,para que por su gracia seáis perfec-tos en Cristo" (Moroni 10:31-32).

Que en este misma hora nos le-vantemos y fortalezcamos nuestradeterminación de seguir a nuestroSalvador y ser la clase de mujeresque Él desea que seamos. Doy testi-monio de Su misericordia y fuerza,de Su omnipotencia y gloria; y conla seguridad de que Él vive, lo testi-fico en el sagrado y santo nombre deJesucristo. Amén. •

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La fortalezaextraordinaria de laSociedad de SocorroPresidente Thomas S. MonsonPrimer Consejero de la Primera Presidencia

"Obtengamos conocimiento por medio del estudio, hagamos de nuestrohogar un cielo y encontremos gozo en el servicio."

Hermanas, esta noche se en-cuentran reunidas en unade las asambleas más nu-

merosas que las hermanas de laSociedad de Socorro hayan tenido;su conferencia ha sido edificante e inspiradora.

Cabe notar que ésta es la primerareunión general que dirige su nuevapresidencia: la presidenta MaryEllen Smoot, y sus consejerasVirginia Jensen y Sheri Dew. Laspresidencias anteriores también hanservido con distinción; esta nochenos sentimos honrados por su pre-sencia y por su servicio.

Al prepararme para esta ocasión,me vino a la mente un pensamiento

que voy a expresarlo de esta forma:Recuerden el pasado; aprendan deél. Contemplen el futuro; prepáren-se para él. Vivan el presente; sirvanen él. En eso radica la fortaleza po-derosa de la Sociedad de Socorro deesta Iglesia.

Desde los tempranos días de laRestauración, los Profetas de Dioshan recalcado la importancia de laorganización a la que ustedes perte-necen; el presidente Brigham Youngaconsejó: "Ahora bien obispos, uste-des tienen por esposas a mujeres in-teligentes... dispongan que ellas or-ganicen Sociedades de Socorro deDamas en los diversos barrios.Contamos con muchas mujeres ta-lentosas y deseamos que nos ayudenen esto. Algunos podrían pensar queesto es algo trivial, pero no lo es; y descubrirán que las hermanas seránla parte esencial de esta causa"1.

El presidente Lorenzo Snow ense-ñó que la Sociedad de Socorro ejem-plifica la religión pura: "El apóstolSantiago dijo: 'La religión pura y sinmácula delante de Dios el Padre esesta: Visitar a los huérfanos y a lasviudas en sus tribulaciones, y guar-darse sin mancha del mundo...'2. Losmiembros de la Sociedad de Socorrociertamente han ejemplificado en suvida la religión pura y sin mácula,porque ellas han ministrado a losque padecen aflicción, han

extendido sus brazos de amor a loshuérfanos y a las viudas y se hanmantenido sin mancha del mundo.Testifico que no hay mujeres máspuras ni más temerosas de Dios en elmundo que las que se encuentran enlas filas de la Sociedad de Socorro"3.

Puedo atestiguar de la verdad dela declaración del presidente Snow.La Sociedad de Socorro siempre haestado compuesta por hermanas queponen en primer lugar a los demás, y en último a sí mismas. Recuerdoque cuando era un jovencito, du-rante la Gran Depresión, mi madreera secretaria tesorera de laSociedad de Socorro de nuestro ba-rrio; en ese entonces se pagaba unapequeña contribución para asistir a los necesitados; mi madre no era enrealidad una contadora, por lotanto, mi papá le ayudaba. Los apor-tes individuales no sobrepasaban undólar; más bien eran de veinticinco,de diez, de cinco y de unos pocoscentavos.

Aprendí muchas lecciones de mimadre; debo de haber sido un jo-vencito muy activo porque ellasiempre me decía: "¡Sosiégate,Tommy, sosiégate, que te va a dar elmal de San Vito!". Nunca supe quéera el mal de San Vito; todo lo quesabía era que estaba a punto de con-traerlo y, por la forma en que ella lodecía, me imaginaba que era una se-vera enfermedad.

Debido a que viyíamos a unacuadra o dos de las vías del ferroca-rril, con frecuencia los hombres sinempleo y sin dinero para compraralimentos, se bajaban del tren e ibana nuestra casa a pedir algo decomer; eran hombres corteses, quie-nes ofrecían hacer algún trabajo a cambio de alimento. En mi menteestá grabada la nítida imagen de unhombre delgado y hambriento, depie, a la puerta de nuestra cocina,con su sombrero en la mano, supli-cando por comida. Mamá recibía alvisitante y le indicaba que fuera a lapila [pileta] de la cocina para lavar-se mientras ella preparaba losalimentos para que él comiera. Ella

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nunca escatimó la calidad ni la can-tidad: el visitante comía exactamen-te el mismo almuerzo que mi padre.Mientras devoraba la comida, mimadre aprovechaba la oportunidadpara aconsejarle que regresara a suhogar y a su familia. Cuando se reti-raba de la mesa, había sido nutridofísica y espiritualmente. Estos hom-bres nunca se olvidaban de decir"gracias"; las lágrimas de sus ojos re-velaban, en silencio, la gratitud desu corazón.

Pero, ¿qué con respecto a hoy?¿No hay más almas para alimentar?¿No hay más bienvenidas que ofre-cer? ¿No hay más visitas que reali-zar? Al contemplar la Sociedad deSocorro de hoy, me siento humildepor el privilegio que tengo de ha-blarles y recurro a nuestro PadreCelestial en busca de Su divina guía.

Con ese espíritu, he sentido laimpresión de proporcionar a todomiembro de la Sociedad de Socorroalrededor del mundo tres metas paracumplir:

1. Obtengan conocimiento por medio del estudio.

2. Hagan de su hogar un cielo. 3. Encuentren gozo en el servicio. Consideremos cada una de estas

metas. Primero: Obtengan conoci-miento por medio del estudio. En unarevelación esencial que tiene im-pacto universal, el Señor declara:"Y por cuanto no todos tienen fe,buscad diligentemente y enseñaosel uno al otro palabras de sabiduría;sí, buscad palabras de sabiduría delos mejores libros; buscad conoci-miento, tanto por el estudio comopor la fe"4.

El élder Adam S. Bennion, quienfue miembro del Consejo de losDoce hace varias décadas, y maestroy líder de amplio conocimiento, ex-hortó: "Dios nos ayude a apreciar elvalor de la verdadera educación. Siestuviéramos en este edificio y hu-biera sólo una ventana, veríamostan sólo un rincón del universo; elhombre al que no se le ha instruidove la vida por la pequeña ventanade la experiencia estrecha. El propó-

sito de la educación es llenar el edi-ficio de la vida con ventanas paraque podamos ver el universo desdetodos los ángulos.

"Al partir de este mundo, entra-remos en el cielo, la escuela másgrande; espero que todos pasemos a ese campo más grande con una ins-cripción que lleve estas palabras:'En la escuela de la vida, este hom-bre o esta mujer aprovechó todas lasoportunidades que estuvieron a sualcance'"5.

Hace varios años, en el aeropuer-to de Monroe, Luisiana, se llevó a cabo un ejemplo en el que una ven-tana de estrecha visión fue reempla-zada por una de visión ilimitada. Aldirigirme a casa después de una con-ferencia regional, conocí a una en-cantadora hermana afro-americanaquien se me acercó y dijo con rego-cijo: "Presidente Monson, antes deunirme a la Iglesia y de ser miembrode la Sociedad de Socorro, no sabíaleer ni escribir; nadie de mi familiapodía hacerlo; todos éramos aparce-ros pobres. Presidente, mis herma-nas blancas de la Sociedad deSocorro me enseñaron a leer; meenseñaron a escribir. Ahora yo ense-ño a otras hermanas blancas a leer y a escribir". Reflexioné en la supremafelicidad que habrá sentido cuandoabrió la Biblia y leyó por primera vezlas palabras del Señor: "Venid a mí

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todos los que estáis trabajados y car-gados, y yo os haré descansar.Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis des-canso para vuestras almas; porquemi yugo es fácil, y ligera mi carga"6.

Aquel día en Monroe, Luisiana,recibí una confirmación del Espírituacerca del objetivo exaltado de uste-des de mejorar la alfabetizaciónentre sus hermanas.

Cada una de ustedes, sola o casa-da, no importa la edad que tenga,posee la oportunidad de aprender y de progresar. Expandan su conoci-miento, tanto intelectual como espi-ritual, hasta la medida completa desu divino potencial.

El Espíritu Santo será su guíaconstante cuando tengan que tomardecisiones difíciles: "Porque aquellosque son prudentes... han tomado alSanto Espíritu por guía"7.

Sean fieles a sus ideales, porquelos "ideales son como las estrellas;no lograrás tocarlas con las manos,pero... al seguirlas, alcanzarás tudestino"8. Hay ayuda espiritual a sólo una oración de distancia.

Como lo declaró la hermanaSmoot, durante los próximos dosaños, los miembros de la Sociedadde Socorro y los poseedores delSacerdocio de Melquisedec estudia-rán las enseñanzas del profetaBrigham Young. El manual se hapreparado con gran esfuerzo; estáhermosamente impreso y encuader-nado, y presenta temas de gran rele-vancia para analizar. El material dela lección se enseñará durante el pe-ríodo de la Sociedad de Socorro dosdomingos por mes; los hermanos delSacerdocio de Melquisedec tendránun período similar de enseñanza du-rante dos domingos. En los domin-gos restantes, los asuntos conven-cionales de la obra de la Sociedadde Socorro y del Sacerdocio deMelquisedec seguirán adelante.

Hace varios años vi una fotogra-fía de una clase de la EscuelaDominical del Barrio Seis, de laEstaca Pioneer, de Salt Lake City,

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el barrio al que mi familia pertene-cía. La fotografía había sido tomadaen 1905 y en ella aparecía en la filade adelante una dulce niña con elpelo recogido en dos colitas: sunombre era Belle Smith. Más tarde,ahora como Belle Smith Spafford,Presidenta General de la Sociedadde Socorro, escribió: "Nunca ha te-nido la mujer una influencia tangrande como en el mundo de hoy;nunca han estado tan abiertas laspuertas de la oportunidad para ella.Éste es un período atractivo, emo-cionante, desafiante y exigentepara la mujer; es un tiempo rico enrecompensas si mantenemos unequilibrio, si aprendemos los verda-deros valores de la vida y si deter-minamos nuestras prioridades consabiduría"9.

Mis queridas hermanas, éste es sudía, este es su tiempo. Las SantasEscrituras adornan nuestros estan-tes; asegúrense de que proporcionennutrición a nuestra mente y guía a nuestra vida. Nuestra meta es obte-ner conocimiento por medio delestudio.

Segundo: Hagan de su hogar uncielo.

Al dar un discurso en una sesióngeneral de la Conferencia en 1945,más o menos un día después de laConferencia de la Sociedad deSocorro, el presidente GeorgeAlbert Smith expresó: "Ayer, estacasa estaba repleta de las hijas deSión y digo, sin reservas, que no sepodría encontrar una escena máshermosa de la calidad de la mujeren todo el mundo que la que huboaquí ayer por la tarde en laConferencia de la Sociedad deSocorro de las mujeres de la Iglesia.Esas fieles esposas, esas devotashijas, asumen la porción de la res-ponsabilidad que tienen y la llevan a cabo. Ellas hacen de su hogar uncielo"10.

Mis queridas hermanas, el hogar—ese lugar maravilloso —se dispusopara que fuera un refugio llamadocielo, donde el espíritu del Señorpueda morar.

Con demasiada frecuencia, lasmujeres subestiman la influenciaque tienen para hacer lo bueno.Harían bien en seguir la fórmuladada por el Señor: "... estableceduna casa, sí, una casa de oración,una casa de ayuno, una casa de fe,una casa de instrucción, una casa degloria, una casa de orden, una casade Dios"11.

En tal casa se hallará a niños feli-ces y sonrientes a quienes se leshaya enseñado la verdad por el pre-cepto y por el ejemplo. En un hogarSanto de los Últimos Días los niñosno simplemente se toleran, sino queson bienvenidos; no se les manda,sino que se les alienta; no se les do-mina, sino que se les guía; no se lesdescuida, sino que se les ama.

Los años pasan y los niños sevuelven más independientes; se vandel cuidado protector de la madre,pero para siempre llevan la influen-cia de sus enseñanzas, de su ejemploy de su amor. Algunos, debido a susacciones, parecen haber olvidado lainfluencia de ella; sin embargo, sinimportar cuan lejos del corazón delhogar se halle el peregrino, la pala-bra madre, tanto mental como emo-cionalmente, lo lleva de regreso a casa; y ella, como siempre, esperacon los brazos abiertos.

El presidente Stephen L Richardsdeclaró: "Las diversas organizacio-nes de la Iglesia... a pesar de todo lobueno que logren, no pueden, enningún sentido, tomar el lugar delhogar; ellas no pueden substituir a los padres...

"Creo que el hogar es el cimientode la sociedad, la piedra angular dela nación y la institución principalde la Iglesia. No puedo concebir a personas eminentes sin un hogarbueno y maravilloso... Creo que elprimer llamamiento de un hombre y de una mujer es el de formar unbuen hogar"12.

Al dirigir la palabra durante laConferencia de la Sociedad deSocorro de 1953, la hermana BelleSpafford afirmó: "Madre, tú debessentir tu testimonio antes de quepuedas influir en tus hijos o incul-cárselo a ellos"13.

Hay muchas mujeres de laSociedad de Socorro que no estáncasadas. La muerte, el divorcio y,en efecto, la carencia de oportuni-dades para casarse han hecho ne-cesario, en muchas oportunidades,que la mujer permanezca sola. Enrealidad, ella no tiene por qué per-manecer sola, puesto que un PadreCelestial amoroso estará a su ladopara darle dirección a su vida y

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para otorgarle paz y seguridad enlos momentos de quietud, dondehaya soledad y donde se necesite lacompasión.

El presidente Joseph FieldingSmith, al dirigirse a las hermanassolteras, que nunca han tenido laoportunidad de casarse, prometió:"Si en vuestro corazón sentís que elEvangelio es verdadero, que podréisrecibir estas ordenanzas y bendicio-nes de sellamiento en el templo delSeñor bajos condiciones correctas; y si esa es vuestra fe, esperanza y deseo, aunque esas cosas no os ven-gan por ahora, el Señor os recom-pensará por ejlo, y seréis altamentebendecidas, porque ninguna bendición os será retenida"1*.

Hagamos un cielo de nuestrohogar.

Meta número tres: Encuentrengozo en el servicio

El profeta José Smith registró queel 24 de marzo de 1842 aceptó unainvitación para asistir a la Sociedadde Socorro, "cuyo objeto es el de ali-viar al pobre, al destituido, a laviuda y al huérfano, y el de ejercitartodo propósito benevolente... [Lashermanas de la Sociedad deSocorro] aliviarán de inmediato alextranjero... enjugarán las lágrimasde los huérfanos y harán regocijar elcorazón de la viuda"15.

A veces, el llamamiento para ser-vir que se extiende a un miembro dela Sociedad de Socorro es un tantoinusual y, para concluir, me gustaríarelatarles acerca de tal asignación.

Cuando era obispo del BarrioSesenta y Siete de Salt Lake City,en la época en que teníamos laRevista de la Sociedad de Socorro, medi cuenta de que nuestro registro desuscripciones de esa publicación erabajo. Con oración, mis consejeros y yo analizamos a quién podríamosllamar para ser la representante dela revista, y la inspiración nos dictóque se le diera la asignación a Elizabeth Keachie; ella respondióafirmativamente al llamamiento.Ella y su cuñada Helen Ivory, queera también miembro de nuestro

barrio, comenzaron a ponerse encontacto con todo el barrio, casapor casa, calle por calle, cuadra porcuadra. El resultado fue fenomenal:tuvimos más subscripciones para laRevista de la Sociedad de Socorro quelas registradas por todas las demásunidades de nuestra estaca combi-nadas.

Un domingo por la tarde felicitéa Elizabeth Keachie y le dije: "Sutarea ha terminado".

Ella me contestó: "Todavía no,obispo; hay dos cuadras que todavíano hemos cubierto".

Cuando me dijo cuáles eran lascuadras, le dije: "Hermana Keachie,nadie vive en esas cuadras; esa esuna zona industrial".

"No importa", dijo, "me sentirémejor si voy y lo verifico por mímisma".

En un día lluvioso, la hermanaKeachie y la hermana Ivory cubrie-ron esas dos cuadras finales y novieron ninguna casa. Mientras sepreparaban para dar por finalizadasu búsqueda, notaron la entrada deun garaje cubierto con charcos debarro debido a una tormenta recien-te. Estaba al lado de una fundición.La hermana Keachie miró hacia esaentrada, quizás a una distancia deunos 18 metros, y sólo pudo divisarel garaje que tenía una ventana concortinas.

Decididas a investigar, las queri-das hermanas caminaron entre elbarro hacia un lugar desde donde sepodía ver todo el garaje. Ahora dis-tinguían una puerta que no se divi-saba desde la calle por uno de loscostados del garaje, y además, vierona una chimenea que despedía humo.

Golpearon a la puerta y un hom-bre de aproximadamente sesenta y cinco años, William Ringwood, lasatendió; ellas le hablaron en cuantoa la necesidad de que cada hogartuviera la Revista de la Sociedad deSocorro. William Ringwood contes-tó: "Mejor pregúntenle a mi padre".Entonces Charles Ringwood, de no-venta y cinco años, se acercó a la puerta y también escuchó el

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mensaje; i y se suscribió!Elizabeth Keachie me informó

de la presencia de estos dos hombresen nuestro barrio. Cuando solicitésus cédulas de miembro alDepartamento de Miembros de laOficina del Obispado Presidente, seme dijo que durante muchos años,los certificados habían permanecidoen el archivo de la Oficina delObispado Presidente para miembrosextraviados.

El domingo por la mañana,Elizabeth Keachie llevó a Charles y a William Ringwood a nuestra reu-nión del sacerdocio; era la primeravez que ponían un pie en una capillaen mucho tiempo. CharlesRingwood era el diácono de másedad que había conocido en mi viday su hijo era el miembro varón demás edad que no poseía el sacerdo-cio que yo había conocido.

El hermano Ringwood de edadmás avanzada fue ordenado presbí-tero y luego élder. Nunca olvidaré laentrevista para la recomendacióndel templo que tuve con él. Me dioun dólar de plata que extrajo de unacartera de cuero vieja y gastada y me dijo: "Esta es mi ofrenda deayuno".

Le contesté: "Hermano Ringwood,usted no debe ninguna ofrenda deayuno; usted es el que la necesita".

"No quiero guardar el dinero,sino que deseo recibir las bendicio-nes", respondió.

Mía fue la oportunidad de llevara Charles Ringwood al Templo deSalt Lake City y de asistir con él a lasesión de la investidura; esa tarde,Elizabeth Keachie obró de represen-tante para la fallecida hermanaRingwood.

Al finalizar- la ceremonia ,Charles Ringwood me dijo: "Ledije a mi esposa, antes de que falle-ciera hace dieciséis años, que nome demoraría en realizar esta obra;me siento feliz de que esto se hayallevado a cabo".

En dos meses, Charles W.Ringwood falleció. Durante los ser-vicios fúnebres, noté que su familia

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estaba sentada en el banco de en-frente de la capilla de la funeraria;pero también vi a dos dulces damassentadas en la parte de atrás de lacapilla: Elizabeth Keachie y HelenIvory. Al contemplar a esas dos bue-nas mujeres, pensé en la sección 76de Doct r ina y Convenios : "Yo, elSeñor, soy misericordioso y benignopara con los que me temen, y medeleito en honrar a los que me sir-ven en rectitud y en verdad hasta elfin. Grande será su galardón y eter-na será su gloria"16. Testifico que po-demos encontrar gozo en el servicio.

Hermanas, que obtengamos co-nocimiento por medio del estudio;que hagamos un cielo de nues t ro

hogar; que hallemos gozo en el ser-vicio. Al hacerlo, experimentaremosel cumplimiento de la promesa delSeñor: "...yo, el Señor, estoy biencomplac ido" 1 7 . En el n o m b r e deJesucristo. Amén. D

NOTAS1. Deseret News Weekly, 18 de diciem-

bre de 1867, pág. 358.2. Santiago 1:27.3. The Teachings of Lorenzo Snow,

pág. 143.4. Doctrina y Convenios 88:118.5. Revista de la Sociedad de Socorro,

Junio de 1920, pág. 338.6. Mateo 11:28-30.7. Doctrina y Convenios 45:57

8. Cari Schurz, 1859, en Bartlett's Familiar Quotations, 1980, pág. 602.

9. A Woman's Reach, 1974, pág. 21.10. En Conference Report, octubre de

1945, pág. 23.11. Doctrina y Convenios 88:11912. En Conference Report, octubre de

1921, págs. 197-198.13. Citado en David O. McKay,

"Woman's Influence", Revista de laSociedad de Socorro, diciembre de 1953,pág. 791.

14. Doctrina de Salvación, tres tomos,1979, Tomo II, pág. 71.

15. History ofthe Church, Tomo IV,págs. 567.

16. Doctrina y Convenios 76:5-6.17. Doctrina y Convenios 1:30.

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También se dirigen a nosotros

Informe de la Conferencia General semestral número 1674 y 5 de octubre de 1997

Presidente Gordon B.Hinckley: Amemos al Señor,sí, con toda nuestra fuerza y

poder; y amemos también a nuestroprójimo... Seamos amigables; sea-mos serviciales; vivamos la regla deoro. Seamos vecinos de quienes sediga: "El o ella era el mejor vecinoque he tenido".

Presidente Thomas S. Monson,Primer Consejero de la Primera Presidencia: Tal como el Salvadornos declaró: "...os llamaré amigos,porque sois mis amigos..." Un amigose preocupa más acerca de la genteque de recibir méritos por habercumplido con su obligación; unamigo demuestra interés; un amigoama; un amigo escucha y un amigohace lo posible por ayudar.

Presidente James E. Faust,Segundo Consejero de la Primera Presidencia: Somos parte de lacausa más grande sobre la faz de latierra; somos los pioneros del futuro.

Avancemos como el ejército deHelamán y edifiquemos el Reino deDios.

Élder Boyd K. Packer, Presidente en Funciones del Quorum de los Doce Apóstoles: Nuestro bautismoes un llamamiento a servir a Cristopor toda la vida. Tal como aquellosen las aguas de Mormón, nosotrossomos "...bautizados en el nombredel Señor, como testimonio ante él...de que lo [serviremos y guardare-mos] sus mandamientos

Élder Neal A. Maxwell, del Quorum de los Doce Apóstoles: Elser valientes en el testimonio deJesús... comprende el ser valientesen nuestro esfuerzo por vivir máscomo El vivió.

Élder M. Russell Ballard, del Quorum de los Doce Apóstoles: Talvez no siempre sea fácil... asumir ladefensa de la verdad y la rectitud,pero es siempre lo que debemoshacer; siempre.

Élder Robert D. Hales, del Quorum de los Doce Apóstoles: [Jesús] enseñó una ley de amor, deperdón mutuo; enseñó que debería-mos hacer con los demás lo que es-peramos que los demás hagan connosotros. Enseñó que debemos amaral Señor con todo nuestro corazón,y a nuestros semejantes como a no-sotros mismos.

Élder Jeffrey R. Holland, del Quorum de los Doce Apóstoles: Elrequisito fundamental es tener feen Cristo y seguirle... para siempre.Cuando nos exhorta a andar enSus caminos y en Su luz, es porqueEl ha andado por ellos antes, ha-ciendo que sean seguros para noso-tros. El sabe dónde están las pie-dras afiladas y de tropiezo, dondeestán los peores cardos y espinos.El sabe dónde es peligroso el cami-no y qué rumbo debemos seguircuando haya una bifurcación y caiga la noche.

Élder Cari B. Pratt, de los Setenta: En la edificación del reinode Dios, todo hecho positivo, todosaludo amigable, toda sonrisa cálida,toda muestra de consideración con-tribuye a la fuerza colectiva.

Élder Richard B. Wirthlin, delos Setenta: Podemos experimentarsabiduría, paz mental, propia esti-mación y gozo, no sólo en la vidavenidera, sino en la vida que cadauno de nosotros vive hoy al seguirlos pasos del Salvador. D

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Noticias de laconferencia

CAMBIOS EN LIDERAZGO

Los miembros de la Iglesia sostu-vieron una cantidad de cambios

importantes en el liderazgo durantela sesión del sábado por la tarde dela conferencia general semestral nú-mero 167. Se concedió el estado deAutoridad General emérita a tresmiembros del Primer Quorum de losSetenta; se relevó honorablementea siete miembros del SegundoQuorum de los Setenta después decompletar cinco años en sus asigna-ciones; se llamó a tres SetentaAutoridades de Área al TercerQuorum de los Setenta; se reorgani-zaron las presidencias generales delos Hombres Jóvenes y de la EscuelaDominical, se relevó a la presidenciageneral de las Mujeres Jóvenes y sellamó a una nueva.

Como miembros eméritos delPrimer Quorum de los Setenta sedesignó a los élderes J. RichardClarke, Dean L. Larsen y Robert E.Wells. El élder Clarke, oriundo deRexburg, Idaho, sirvió recientemen-te en el cargo de primer consejerode la Presidencia del Área Centralde América del Norte. Se le sostuvoel le de octubre de 1976 como se-gundo consejero del ObispadoPresidente y ha servido comoAutoridad General durante los últi-mos 21 años. El cargo más recientedel élder Larsen, de Hyrum, Utah,fue de presidente del Área Surestede América del Norte y de historia-dor y registrador de la Iglesia. Se lesostuvo el 1Q de octubre de 1976 enel Primer Quorum de los Setenta,donde ha servido durante los últi-mos 21 años. Nativo de Las Vegas,el cargo más reciente en el que

sirvió el élder Wells fue en el de pri-mer consejero de la Presidencia delÁrea Norte de Utah. El élder Wellstambién fue llamado al PrimerQuorum el 1Q de octubre de 1976,donde ha servido desde entonces.

Luego de completar cinco añosen sus asignaciones, se relevó delSegundo Quorum de los Setenta a los élderes Lino Álvarez, C. MaxCaldwell, John E. Fowler, AugustoA. Lim, V. Dallas Merrell, F. DavidStanley y Kwok Yuen Tai. Los pri-meros seis sirvieron recientementecomo consejeros de distintas presi-dencias de áreas en el mundo. (Elélder Stanley también sirvió comoprimer consejero de la PresidenciaGeneral de la Escuela Dominical.)El cargo más reciente del séptimohermano, el élder Tai, fue comoPresidente del Área de Asia.

Se llamó al élder John A.Grinceri, de Perth, Australia, paraservir como Setenta Autoridad deÁrea en el Área del Pacífico. Elélder David W. Eka, de PortHarcourt , Nigeria, fue llamadocomo Setenta Autoridad de Áreapara servir en el Área de África. Elélder Patrick O H. Wong, de HongKong, cuyo nombre inadvertida-mente se omitió de la lista de laconferencia, fue llamado comoSetenta Autoridad de Área para ser-vir en el Área de Asia. Todos estoshermanos fueron asignados al TercerQuorum de los Setenta.

Se relevó al élder David Stanley,de los Setenta, como primer conse-jero de la presidencia general de losHombres Jóvenes y al élder RobertK. Dellenbach como segundo con-sejero. Luego se llamó al élderDellenbach como primer consejero

y al élder F. Melvin Hammond, delos Setenta, como segundo conseje-ro. El élder Jack H Goaslind, de laPresidencia de los Setenta, sigue sir-viendo en su cargo de presidente ge-neral de los Hombres Jóvenes.

En la presidencia general de laEscuela Dominical se relevó al élderF. Burton Howard, de los Setenta,como primer consejero, y al élderGlenn L. Pace, de los Setenta, comosegundo consejero. Luego se llamóal élder Pace como primer consejerode la presidencia general de laEscuela Dominical y al élder Neil L.Andersen, también de los Setenta,como segundo consejero. El élderHarold G. Hillam, de la Presidenciade los Setenta, continúa sirviendoen el cargo de presidente general dela Escuela Dominical.

En la presidencia de las MujeresJóvenes, se relevó a la hermanaJanette H. Beckham como presiden-ta y se llamó a la hermana MargaretD. Nadauld para ocupar su lugar. Lahermana Carol B. Thomas, quien haservido como segunda consejera, fuellamada como primera consejera, re-emplazando así a la hermanaVirginia H. Pearce. Se sostuvo a lahermana Sharon G. Larsen como se-gunda consejera. En esta ediciónaparecen artículos sobre la vida delas hermanas Nadauld y Larsen. Enla edición de julio de 1997 aparecióuna biografía de la hermanaThomas. ,

AVISO SOBRE TEMPLOSEN LA CONFERENCIA

En la sesión general del sacerdo-cio del sábado, el presidente

Gordon B. Hinckley hizo un impor-tante anuncio con respecto a lostemplos. Dijo que la Iglesia edificará"pequeños templos" en algunas re-giones remotas donde "el número demiembros sea pequeño y donde nose espera que aumente mucho en unfuturo cercano". Luego agregó quetres de esos templos estaban en unaetapa de planificación paraAnchorage, Alaska; para el lugar

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Margaret D. NadauldPresidenta General de las MujeresJóvenes

Avanzan las excavaciones para el nuevo salón de asambleas que darácabida a 21.000 personas y que se construye en un predio al norte de laManzana del Templo. El edificio, anunciado por el presidente Gordon B.Hinckley en la conferencia general de abril de 1996, será el lugar paralas conferencias a partir del año 2000. En el centro de la fotografía se venlas agujas del Templo de Salt Lake; las Oficinas Generales de la Iglesia seven a la distancia, a la izquierda.

donde se establecieron las coloniasoriginales de los Santos de losÚltimos Días en el noroestede Chihuahua, México; y enMonticello, Utah.

Haciendo notar que se construi-ría un templo pequeño dentro devarios meses, el presidente Hinckleydijo que tales templos serán presidi-dos por un presidente de templo lla-mado de la localidad y que miem-bros locales servirán como obrerosde las ordenanzas y estarán a cargodel cuidado y de la limpieza de lostemplos.

También anunció que se cons-truirán templos grandes enHouston, Texas y en Porto Alegre,Brasil. "En las regiones donde hayagrandes cantidades de miembrosedificaremos más templos de los tra-dicionales", dijo.

El anuncio de los tres pequeñostemplos y de dos grandes aumenta a 71 los templos que tiene ahora laIglesia en funcionamiento (50), enconstrucción (9) y anunciados enetapa de planificación pero en cuyospredios no se haya dado la paladainicial (12). •

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iempre he amado a las mujeresjóvenes por su naturaleza espiri-

tual sensible, su gentileza y su bellezaespecial" dice Margaret DyrengNadauld, quien ha servido en la mesageneral de la Sociedad de Socorro y en cinco presidencias de las MujeresJóvenes de barrio, entre las cuales tresveces fue la presidenta. "Espero conansias el verme más relacionada conla vida de nuestras jovencitas en laIglesia de todo el mundo y espero en-contrar formas de ser una bendiciónpara ellas y servirles".

Margaret nació en Manti, Utah,el 21 de noviembre de 1944, y fue lahija mayor de R. Morgan y HelenBailey Dyreng. "Observé a mis pa-dres en sus llamamientos de lideraz-go en la Iglesia y en la comunidad",dice de sus padres, quienes ayuda-ron a montar el espectáculo "El mi-lagro mormón", en Manti hace ya30 años. "Simplemente crecimos sa-biendo que serviríamos y que haría-mos lo posible por progresar".

La hermana Nadauld recibióoportunidades para desarrollar sushabilidades de liderazgo tempranoen la vida y la han acompañadosiempre. Además de servir en el pro-grama de las Mujeres Jóvenes, haservido como presidenta y consejerade la Sociedad de Socorro y comoconsejera en la presidencia de laPrimaria de estaca y de barrio. "Hetratado de mantenerme activa en

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organizaciones cívicas además de la Iglesia", dice la hermana Nadauld,quien ha servido como presidenta enla sección de Utah de FreedomsFoundation at Valley Forge y ademáscomo vicepresidenta de la secciónde Utah de American Mother, Inc.

Asistió a Snow College duranteun año, se graduó en oratoria e in-glés en la Universidad BrighamYoung en 1967 y más tarde enseñóinglés en educación secundaria enSalt Lake City y en Boston.Margaret se casó el 11 de julio de1968 en el Templo de Manti, conStephen D. Nadauld, quien serviríadesde 1991 a 1996 en el SegundoQuorum de los Setenta. Ahora sonlos padres de siete hijos y han vividoen Boston, la ciudad de Nueva York,en la bahía de San Francisco y tam-bién en Utah. Aun cuando le gustatocar el piano y es una lectora ávida,la hermana Nadauld dice que lo quemás disfruta son las cosas que hacejunto con su familia, tales como de-porte o actividades al aire libre.

"Sé que debo depender delSeñor", dice. "Trataré de hacer loque Él desea para las MujeresJóvenes y ser una sierva receptivaen los asuntos del Señor". •

Sharon G. LarsenSegunda Consejera, PresidenciaGeneral de las Mujeres Jóvenes

Sharon G. Larsen acababa de cum-plir 25 años de edad y estaba re-

cién casada cuando recibió el

llamamiento para servir en el cargode presidenta de las Mujeres Jóvenesde su estaca. Dado que nunca habíasido presidenta de las MujeresJóvenes de barrio, se sintió abrumadaante el llamamiento. "Todas lasdemás presidentas de las MujeresJóvenes eran mayores que yo", re-cuerda, "pero fueron muy buenas y tolerantes con esta joven e inexpertalíder, y aprendí mucho de ellas". Esesería uno de muchos llamamientosque le ayudarían en la preparación desus responsabilidades actuales comosegunda consejera de la presidenciageneral de las Mujeres Jóvenes.

La hermana Larsen nació enCardson, Alberta, Canadá, el 6 defebrero de 1939, y se crió en el pe-queño pueblo de Glenwood,Alberta. "Fue el lugar más maravi-lloso y mágico en donde criarse",dice. "Casi todos en ese pueblo eranparientes y todos tenían los mismosvalores que mis padres. Nunca escu-chábamos mensajes contradictoriosy, como resultado, mi infancia fuemuy segura y sana".

La hermana Larsen asistió a laUniversidad de Alberta, enEdmonton y luego a la UniversidadBrigham Young, donde obtuvo su li-cenciatura en educación primaria y

en donde conoció a Ralph ThomasLarsen. Se casaron el 2 de julio de1964 en el Templo de Alberta. En laactualidad el matrimonio vive enFarmington, Utah y tienen dos hijos y un nieto.

La hermana Larsen enseñó edu-cación primaria durante varios añosen Utah y en Misuri y condujo unaserie semanal sobre educación en latelevisión, también en Utah. Entresus llamamientos en la Iglesia secuentan los de presidenta de laSociedad de Socorro de barrio y deestaca, miembro de la mesa generalde las Mujeres Jóvenes y presidentanacional de la hermandad de muje-res SUD "Lambda Delta Sigma". Haenseñado también en seminario ma-tutino y en instituto.

"Amo a las mujeres jóvenes y considero un gran honor cuandoellas me consideran una amiga",dice la hermana Larsen. "Las muje-res jóvenes nunca han estado mejorpreparadas para enfrentar los desafí-os que les esperan. Son tan buenas,valientes y fuertes". Con su nuevollamamiento, la hermana Larsenpodrá ser amiga de una infinidad demujeres jóvenes de la Iglesia en todoel mundo, además de una influenciapositiva. D

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Templo de la Ciudad de México

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emplo de Santiago, Chile

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