lettieri

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 Capítulo 3: La infeliz experiencia La batalla de Cepeda demostró tanto el poder de veto de los caudillos federales del Litoral sobre el  proyecto de centralización política porteño, como su incapacidad para impulsar una alternativa exitosa en clave confederal. El Tratado del Pilar, fi rmado el 23 de febrero de 1820 entre López, Ramírez y el primer gobernador del nuevo Estado de Buenos Aires, Manuel de Sarratea, permitió acordar la paz y la convocatoria a un nuevo congreso que debería sesionar en la localidad de San Lorenzo (Santa Fe). Respaldado por los caudillos del Litoral, la situación de Sarratea se debilitó cuando estos retornaron a sus provincias. Luego de varias asonadas, el 1 de mayo Sarratea renunció y fue reemplazado por el presidente de la Sala de Representantes, Ildefonso Ramos Mejía. La anarquía porteña parecía no tener solución, pero los federales tampoco conseguían articular una alternativa sólida. A la llegada de Ramírez a Entre Ríos se produjeron desencuentros con Artigas que terminaron en un enfrentamiento armado que puso fi n a la vida política del oriental. Ramírez dispuso la fundación de la República de Entre Ríos, que incluía además a Corrientes y Misiones. En Santa Fe, López estaba inquieto tanto por la expansión territorial de su aliado cuanto  por la situación de Buenos Aires, ya que una vez depuesto Sarratea no había designado delegados  para el Congreso de San Lorenzo. Por esa razón, marchó una vez más sobre Buenos Aires, en compañía de Alvear y Carreras, quienes habían sido desplazados de la política porteña. La Sala de Representantes designó como gobernador a Manuel Dorrego, quien reorganizó las fuerzas y consiguió rechazar a los invasores, persiguiéndolos hasta la provincia de Santa Fe, donde venció a López en la batalla de Pavón, el 12 de agosto de 1820, con el apoyo de los caudillos  bonaerenses Martín Rodríguez y Juan Manuel de Rosas. Ya que la victoria no había sido concluyente, Dorrego dispuso perseguir a López para derrotarlo defi nitivamente, pero Rosas y Rodríguez no estuvieron de acuerdo. Dorrego continuó de todos modos y el 2 de septiembre sus tropas fueron masacradas en la batalla de Gamonal. La consolidación del Estado de Buenos Aires Tras la derrota de Dorrego, Martín Rodríguez accedió a la gobernación, en medio de una gran confus ión . El nue vo Est ado de Bue nos Air es hab ía sid o articulado en tor no a un a Sala de Representantes unicameral de 21 miembros: 11 designados por la campaña y 10 por la ciudad, composición que demostraba el protagonismo que el espacio rural había adquirido a partir de la Revolución. El nuevo gobernador porteño concertó con Estanislao López un acuerdo de paz, el Tratado de Benegas, el 24 de noviembre, ofi ciando como mediadores Rosas y el gobernador cordobés Juan Bautista Bustos. Allí se disponía la convocatoria a un Congreso Federal a realizarse en la ciudad de Córdoba. Además Buenos Aires efectuaría un resarcimiento monetario y la entrega de 25.000 cabezas de ganado a Santa Fe. La dirigencia porteña pudo ocuparse entonces de la reorganizació n política de la provincia. En el marco de una política de concertación facciosa, Rodríguez designó como ministro de Gobierno a Rivadavia, quien puso en marcha una serie de reformas que incrementaron su protagonismo. Esas políticas apuntaron a garantizar la paz, desmovilizando a las tropas y desplazándolas hacia tareas productivas. Los cabildos fueron suprimidos y se organizó la administración de justicia. También se implementó la división de poderes y una ley de ministerios. La Ley de Sufragio Universal de 1821 habilitó cierta competencia en las candidaturas, pero era sumamente restrictiva, ya que solo permitía las candidaturas de los mayores de 25 años “que poseyeran alguna propiedad inmueble o industrial”. Asalariados y desocupados quedaban excluidos. La vida pública se secularizó. Se eliminaron los privilegios de la Iglesia, se suprimió el diezmo y se prohibió el ordenamiento de sacerdotes menores de 25 años. También se crearon el Archivo General y el Registro Público. En 1821 se creó la Universidad de Buenos Aires y se implementaron importantes cambios en la enseñanza elemental y media, incluyendo la enseñanza mixta y el sistema lancasteriano.

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  • Captulo 3: La infeliz experiencia La batalla de Cepeda demostr tanto el poder de veto de los caudillos federales del Litoral sobre elproyecto de centralizacin poltica porteo, como su incapacidad para impulsar una alternativaexitosa en clave confederal. El Tratado del Pilar, fi rmado el 23 de febrero de 1820 entre Lpez,Ramrez y el primer gobernador del nuevo Estado de Buenos Aires, Manuel de Sarratea, permitiacordar la paz y la convocatoria a un nuevo congreso que debera sesionar en la localidad de SanLorenzo (Santa Fe). Respaldado por los caudillos del Litoral, la situacin de Sarratea se debilitcuando estos retornaron a sus provincias. Luego de varias asonadas, el 1 de mayo Sarratea renunciy fue reemplazado por el presidente de la Sala de Representantes, Ildefonso Ramos Meja.

    La anarqua portea pareca no tener solucin, pero los federales tampoco conseguan articularuna alternativa slida. A la llegada de Ramrez a Entre Ros se produjeron desencuentros conArtigas que terminaron en un enfrentamiento armado que puso fi n a la vida poltica del oriental.Ramrez dispuso la fundacin de la Repblica de Entre Ros, que inclua adems a Corrientes yMisiones. En Santa Fe, Lpez estaba inquieto tanto por la expansin territorial de su aliado cuantopor la situacin de Buenos Aires, ya que una vez depuesto Sarratea no haba designado delegadospara el Congreso de San Lorenzo. Por esa razn, march una vez ms sobre Buenos Aires, encompaa de Alvear y Carreras, quienes haban sido desplazados de la poltica portea.

    La Sala de Representantes design como gobernador a Manuel Dorrego, quien reorganiz lasfuerzas y consigui rechazar a los invasores, persiguindolos hasta la provincia de Santa Fe, dondevenci a Lpez en la batalla de Pavn, el 12 de agosto de 1820, con el apoyo de los caudillosbonaerenses Martn Rodrguez y Juan Manuel de Rosas. Ya que la victoria no haba sidoconcluyente, Dorrego dispuso perseguir a Lpez para derrotarlo defi nitivamente, pero Rosas yRodrguez no estuvieron de acuerdo. Dorrego continu de todos modos y el 2 de septiembre sustropas fueron masacradas en la batalla de Gamonal. La consolidacin del Estado de Buenos Aires

    Tras la derrota de Dorrego, Martn Rodrguez accedi a la gobernacin, en medio de una granconfusin. El nuevo Estado de Buenos Aires haba sido articulado en torno a una Sala deRepresentantes unicameral de 21 miembros: 11 designados por la campaa y 10 por la ciudad,composicin que demostraba el protagonismo que el espacio rural haba adquirido a partir de laRevolucin.

    El nuevo gobernador porteo concert con Estanislao Lpez un acuerdo de paz, el Tratado deBenegas, el 24 de noviembre, ofi ciando como mediadores Rosas y el gobernador cordobs JuanBautista Bustos. All se dispona la convocatoria a un Congreso Federal a realizarse en la ciudad deCrdoba. Adems Buenos Aires efectuara un resarcimiento monetario y la entrega de 25.000cabezas de ganado a Santa Fe.

    La dirigencia portea pudo ocuparse entonces de la reorganizacin poltica de la provincia. En elmarco de una poltica de concertacin facciosa, Rodrguez design como ministro de Gobierno aRivadavia, quien puso en marcha una serie de reformas que incrementaron su protagonismo.

    Esas polticas apuntaron a garantizar la paz, desmovilizando a las tropas y desplazndolas haciatareas productivas. Los cabildos fueron suprimidos y se organiz la administracin de justicia.Tambin se implement la divisin de poderes y una ley de ministerios. La Ley de SufragioUniversal de 1821 habilit cierta competencia en las candidaturas, pero era sumamente restrictiva,ya que solo permita las candidaturas de los mayores de 25 aos que poseyeran alguna propiedadinmueble o industrial. Asalariados y desocupados quedaban excluidos.

    La vida pblica se seculariz. Se eliminaron los privilegios de la Iglesia, se suprimi el diezmo yse prohibi el ordenamiento de sacerdotes menores de 25 aos. Tambin se crearon el ArchivoGeneral y el Registro Pblico. En 1821 se cre la Universidad de Buenos Aires y se implementaronimportantes cambios en la enseanza elemental y media, incluyendo la enseanza mixta y elsistema lancasteriano.

  • En materia econmica, se dispuso la creacin del Banco de Descuento, se instal la BolsaMercantil, se fund la Caja de Ahorro y se cre una Comisin de Inmigracin, con el fi n de atraerartesanos europeos al pas.

    Las medidas ms controvertidas, por sus consecuencias y su infl uencia en el proceso deconsolidacin de la oligarqua bonaerense, fueron el emprstito gestionado por Rivadavia en 1822con la Baring Brothers y la sancin de la Ley de Enfi teusis. Dicho emprstito, por 1 milln,deba aplicarse a la construccin de un puerto, pueblos y ciudades en el interior de la provincia y unsistema de aguas corrientes. Ninguno de estos objetivos se concret y el dinero se esfum.Para grafi car la magnitud de la estafa basta con sealar que solo llegaron al pas 570.000 en notasde crdito y sus negociadores embolsaron una comisin de 120.000. Al momento de cancelarselos pagos, en 1904, se haban abonado 23.734.766 pesos fuertes.

    A travs de la Ley de Enfi teusis, las tierras pblicas, hipotecadas como garanta de pago delemprstito Baring, fueron asignadas en posesin a personajes relevantes de la poltica y la sociedadporteas, tanto unitarios como federales. Los benefi ciarios deban fi jarse a s mismos un canon dearrendamiento, por lo cual los ingresos del Estado fueron prcticamente nulos. Guerras civiles y redefi niciones poltico-institucionales en las provincias

    La dilacin del proceso de organizacin nacional caus estragos dentro del federalismo delLitoral. A mediados de 1821, el caudillo entrerriano Francisco Ramrez, que aspiraba a desempearun liderazgo nacional, decidi confrontar militarmente con las tres provincias signatarias delTratado de Benegas. Si bien logr algunos xitos iniciales en la provincia de Santa Fe, le resultimposible resistir la accin conjunta de los ejrcitos de Buenos Aires, Santa Fe y Crdoba, siendoderrotado defi nitivamente en la batalla de Ro Seco, el 10 de julio de 1821.

    La situacin explosiva se reproduca a lo largo del territorio nacional, donde la cada delDirectorio provoc una serie de redefi niciones poltico-institucionales en un marco de guerra ydestruccin. En la regin de Cuyo, la partida de San Martn gener un vaco de poder que deriv enuna guerra civil. En San Juan, el Cabildo se hizo cargo del gobierno provincial y abundaron lasconmociones internas. En San Luis no se constataron movimientos revolucionarios, y el Cabildoaccedi al control provincial.

    La Rioja obtuvo su autonoma en 1820, al separarse de la Intendencia de Crdoba, pero lasdisputas facciosas impidieron la consolidacin institucional durante tres aos. Entonces fuedesignado gobernador Facundo Quiroga, quien decret una amplia amnista y puso fi n alpredominio de la oligarqua provincial. Facundo renunci poco despus, pero desde su condicin decomandante de Armas domin la poltica provincial a lo largo de la dcada.

    El gobernador tucumano Bernab Aroz consigui incorporar a Santiago del Estero dentro de laRepblica del Tucumn. Si bien los notables reclamaban la autonoma, su fracaso en dosmovimientos armados los haba aplacado. La ayuda vendra de extramuros. El comandante de laFrontera del Chaco, Juan Felipe Ibarra, luego de tomar conocimiento de la cada del Directorio,avanz hacia Santiago con el visto bueno del Cabildo, que lo ascendi a general y lo designgobernador el 31 de marzo de 1820. Ibarra se mantuvo en el poder durante tres dcadas, con brevesinterrupciones, hasta su muerte. Un caso similar al de Estanislao Lpez en Santa Fe. Los unitarios porteos y un nuevo intento de centralizacin poltica

    La dirigencia portea apost a desactivar la convocatoria del Congreso Constituyente de laCiudad de Crdoba dispuesta por el Tratado de Benegas, ya que no poda ejercer su control a ladistancia. Por esa razn, tras la derrota del caudillo entrerriano Ramrez promovi la fi rma delTratado del Cuadriltero, entre Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ros y Corrientes (25 de enero de1822), que inclua una declaracin de paz y amistad, una alianza defensiva-ofensiva, el librecomercio entre las provincias fi rmantes y el derecho compartido a convocar un congreso. De estemodo, las pretensiones de liderazgo nacional del cordobs Bustos quedaban neutralizadas.

    En 1824 lleg a Buenos Aires el nuevo cnsul ingls, Woodbine Parish, con la misin defi rmar un tratado de libre comercio y amistad, como precondicin para el reconocimiento de laindependencia. Sellado el 2 de febrero de 1825, signifi c la inclusin de la Argentina como pas

  • dependiente dentro del sistema de divisin internacional del trabajo, asumiendo el rol de productorde alimentos y materias primas y comprador de servicios y manufacturas.

    En cumplimiento del Tratado del Cuadriltero, en 1824 se reuni en Buenos Aires un congresoconstitucional. La convocatoria fue aceptada por todas las provincias, la Banda Oriental, Misionesy Tarija. Por entonces se produjo el desembarco en la costa uruguaya de Juan A. Lavalleja y sus 33Orientales, con el objetivo de liberar a la Banda Oriental de la dominacin brasilea. Los orientalespusieron sitio a los invasores en Montevideo y reunieron un congreso que declar lareincorporacin de la Banda Oriental a las Provincias Unidas. Esta iniciativa fue aprobada por elCongreso Nacional el 25 de octubre de 1825. Dos meses despus, el emperador del Brasil declarla guerra.

    La necesidad de contar con un gobierno nacional que hiciera frente a la guerra motiv ladesignacin de Rivadavia como presidente, en febrero de 1826. An no se haba sancionado unaconstitucin, por lo que este cargo careca de un marco normativo preciso. Sus ministros fueronJulin Segundo de Agero en Gobierno, Carlos Mara de Alvear en Guerra y Marina, FranciscoFernndez de la Cruz en Relaciones Exteriores y Salvador Mara del Carril en Hacienda. La noticiano fue bien recibida en las provincias, y la Constitucin, que fi nalmente se aprob tres mesesdespus, fue rechazada inmediatamente en casi todas.

    Rivadavia aceler el proceso de centralizacin poltica. Hizo aprobar una Ley de Capitalizacinque dispuso la federalizacin de la Ciudad de Buenos Aires y parte de su ejido rural, lanacionalizacin de la Aduana y la creacin de un Banco Nacional, que no consigui consolidarse.Tambin se nacionalizaron tierras provinciales, disponindose su incorporacin al sistemade enfi teusis. Sus decisiones le valieron la oposicin de terratenientes y comerciantes, que sesumaron a las resistencias del interior. La oligarqua portea le quit su apoyo y reconoci elliderazgo de Manuel Dorrego y Manuel Moreno, quienes hasta entonces haban sido ignorados porsus posiciones federales ortodoxas.

    El otro gran eje de la accin de Rivadavia fue la guerra con el Brasil, que a pesar de susresultados militares favorables no pudo sostenerse econmicamente debido al dbil estado de lasfi nanzas nacionales y los desaciertos polticos del presidente.

    La Constitucin argentina sancionada el 24 de diciembre de 1826 proclam el sistemarepresentativo, republicano, bajo un rgimen unitario. El Estado nacional se organizaba de acuerdocon el principio de divisin de poderes, con un Legislativo bicameral. El Poder Judicial secompona de una Alta Corte de Justicia, tribunales inferiores y juzgados. Las provincias estarangobernadas por gobernadores, designados por el presidente con acuerdo del Senado, a partir de unaterna propuesta por Consejos de Administracin provinciales elegidos por el pueblo. LaConstitucin, una vez ms, iba a contramano de la opinin de la mayora de las provincias, queexpresaron su repudio a lo largo del pas. Nuevos episodios de las guerras civiles

    La situacin en el interior era de extrema inestabilidad. En San Juan estall una guerra civil en1825, que fue controlada poco despus. A principios de 1826, el presidente Rivadavia envi aGregorio Aroz de Lamadrid, hroe de la Independencia, a reclutar efectivos para la guerra con elBrasil. Sin embargo, Aroz se desvi de su misin inicial y apunt a disciplinar a las fuerzasopositoras a Rivadavia. El 26 de noviembre de 1826 Lamadrid se hizo designar gobernador deTucumn, y expres su respaldo a la Constitucin unitaria. Sus acciones fueron avaladas porRivadavia, pero los federales opositores, Bustos, Ibarra y Quiroga, se manifestaron dispuestos aconfrontar. En octubre de 1826 Quiroga invadi Catamarca y depuso al unitario Gutirrez, paraluego derrotar a Aroz de Lamadrid, que haba acudido en su ayuda.

    En Mendoza, el coronel Aldao se rebel contra los unitarios, y puso a uno de sus hombres en lagobernacin. Quiroga invadi San Juan, y la Legislatura design como gobernador a uno de susparientes. En Salta, luego de una compleja lucha facciosa, los unitarios consiguieron mantener elpoder, mientras Lamadrid era derrotado nuevamente por Quiroga, quien lo oblig a escapar aBolivia.

  • La posicin de Rivadavia se deterioraba sin remedio. Su error principal haba consistido en abrir,de manera simultnea, demasiados frentes que exigan atencin preponderante y podan causar elcolapso de su autoridad poltica. Para fi nes de 1827 los federales controlaban casi todas lasprovincias, con las excepciones de Buenos Aires y Salta. El bloqueo brasileo del puerto de BuenosAires colm la paciencia de ganaderos y comerciantes, mientras se incrementaba la presin inglesapara restablecer la paz y reiniciar el librecambio.

    El Presidente acept por fi n la cruda realidad y encomend a Manuel Garca la gestin de unacuerdo de paz. Las condiciones acordadas cesin de la Banda Oriental al Brasil, unaindemnizacin en metlico y el desarme de la isla Martn Garca fueron consideradas deshonrosas,por lo que Rivadavia renunci el 27 de junio de 1827. A continuacin el Congreso se disolvi y laprovincia de Buenos Aires recuper su autonoma e instituciones. Rivadavia dejaba como herenciaun pas fracturado, en una situacin blica desesperante y con sus fi nanzas en rojo. De este modo,anticipaba una pauta comn para las administraciones de signo liberal hasta el presente. Los unitarios y el fusilamiento de Dorrego

    La Sala de Representantes portea design como gobernador a Manuel Dorrego, en el mes deagosto de 1827. A diferencia de la mayora de los caudillos federales, Dorrego proceda del mbitocomercial urbano. Su proyecto era el de un pas republicano y federal, donde se respetasen laseconomas regionales, e incluso lleg a concebir una federacin republicana con inclusin de laBanda Oriental, el Brasil, el Paraguay y Bolivia.

    La calamitosa herencia fi nanciera que le haba dejado Rivadavia ti su gestin de una drsticaestrechez econmica. Para peor, el Banco Nacional, compuesto por capitales de britnicos yopositores, le neg su apoyo para solventar la continuidad de la guerra con el Brasil. Dorrego debirecurrir a una salida negociada. Inglaterra ofi ci como mediadora, y as fi nalmente impuso suproyecto de creacin de un estado tapn: la Banda Oriental. Esta solucin, que inclua el pago depesados resarcimientos al Brasil, debilit a Dorrego y aliment la voracidad de los unitarios, queconcibieron entonces un plan macabro, consistente en la designacin de Lavalle como gobernadorpor parte de una asamblea de vecinos porteos adinerados, en abierta contraposicin con lalegislacin vigente, y la destitucin y ejecucin de Dorrego y de Juan Manuel de Rosas. Lavalleobjet nicamente este segundo crimen, ya que Rosas haba sido su hermano de lactancia.

    Rosas, alarmado por el grave cariz que estaban tomando los hechos, aconsej sin xito aDorrego refugiarse en la provincia de Santa Fe, para organizar sus fuerzas y contraatacar. El 1 dediciembre de 1828, Lavalle depuso a Dorrego y lo fusil el 13 de diciembre, siguiendo las terriblesinstrucciones redactadas por Salvador Mara del Carril un da antes: La prisin del generalDorrego es una circunstancia desagradable, lo conozco; ella lo pone a usted en un confl icto difcil.La disimulacin en este caso despus de ser injuriosa ser perfectamente intil al objeto que mepropongo. Hablo del fusilamiento de Dorrego. Hemos estado de acuerdo en ella antes de ahora. Hallegado el momento de ejecutarla.

    La anarqua se profundiz. Lavalle invadi la provincia de Santa Fe, en persecucin de Rosas,que se haba refugiado all, al tiempo que orden la matanza de ms de mil federales en el surbonaerense. Su ministro de Guerra, el general Jos Mara Paz, lo abandon en su campaasantafesina y march con su ejrcito hacia Crdoba para deponer al gobernador Bustos. Sincaballada y escasas de vveres, las tropas de Lavalle fueron derrotadas por Rosas y el gobernadorEstanislao Lpez en la batalla de Puente de Mrquez, el 26 de abril de 1829. A continuacin, losvencedores marcharon hacia Buenos Aires y le pusieron sitio.

    Aislado, Lavalle intent convencer a San Martn, quien haba retornado y se encontraba deincgnito en el puerto a bordo de un barco, disgustado con el curso de la poltica criolla. Lanegativa fue rotunda: El general San Martn jams desenvainar su espada para combatir a suspaisanos. A cambio, le sugiri rendirse para ahorrar nuevas vctimas a la sociedad argentina. Acontinuacin, el hroe de los Andes retorn defi nitivamente al exilio.

    Lavalle decidi entonces negociar la pacifi cacin con Rosas, acordndose en el Pacto deCauelas el 24 de junio de 1829 una convocatoria a elecciones, en las que se presentara una lista

  • de unidad entre federales y unitarios. Desconociendo el acuerdo, el general Alvear present unalista unitaria y obtuvo la victoria por medio de un grosero fraude, tras perpetrar 43 asesinatos.Rosas reclam airadamente y Lavalle anul los comicios. El nuevo acuerdo Pacto de Barracasdispuso la designacin como gobernador del federal Juan Jos Viamonte, quien asumi el 26 deagosto. Lavalle se retir entonces a territorio uruguayo y, en el mes de diciembre, la Sala deRepresentantes design a Rosas como gobernador.

    Captulo 4 Rosas y la Confederacin Rosas: proyecto, fundamentos y poltica provincial (1829-1831)

    El 6 de diciembre de 1829, la Sala de Representantes design a Rosas como gobernador con lasuma del poder pblico y le asign el ttulo de Restaurador de las Leyes. Rosas tena una opininmuy favorable sobre la monarqua, tanto en su capacidad para garantizar el orden social como paraconstruir una legitimidad incuestionable. Consideraba, al igual que San Martn, que el granproblema del Ro de la Plata era la indisciplina de las clases acomodadas y su voluntad irracional deimponer sus intereses a cualquier costo. Crtico de la poltica facciosa, Rosas fue delineando unestilo poltico, el unicato, que consideraba que la paz y el orden solo podran alcanzarse a travs dela consolidacin de un rgimen poltico slido, expulsando a la oposicin que no aceptarasubordinarse al orden legal. Rosas observ un estricto cumplimiento de la ley y garantiz unejercicio transparente de la justicia, asegurando los derechos de las clases subalternas. Tambinimplement un estricto equilibrio en las fi nanzas y combati la ancestral corrupcinadministrativa.

    Admirador del orden colonial, consideraba que las reformas rivadavianas haban impuesto unmarco normativo extico, que poco tena que ver con la realidad del Ro de la Plata. Frente a laactitud cosmopolita y la vocacin de dependencia del unitarismo, Rosas sostena la importancia derespetar las caractersticas histricas y las tradiciones como fundamento del orden social. Rosasestableci acuerdos con la mayora de los pueblos originarios de la pampa y se rode de grupostnicos discriminados por la sociedad blanca, como negros, mulatos y pardos, tratando de resolversus demandas. Durante su primera gestin se reformaron los Cdigos de Comercio y de DisciplinaMilitar, se fundaron pueblos en la campaa, se reglament la autoridad de los jueces de paz y sefi rmaron acuerdos de paz con varios jefes indgenas, posibilitando una cierta pacifi cacin de lasreas fronterizas.

    Rosas estaba convencido de que la pacifi cacin y organizacin internas de las provincias eranrequisitos previos a la sancin de una Constitucin. A diferencia de los unitarios, consideraba que laconstruccin deba realizarse en sentido ascendente, organizando cada uno de los engranajes antesde acometer la institucionalizacin defi nitiva de la Repblica. Un nuevo captulo en la disputa por la hegemona: la Liga del Interior contra el Pacto Federal

    A mediados de 1828, se reuni una Convencin Nacional en la provincia de Santa Fe. Lainiciativa, bajo el liderazgo de Estanislao Lpez, solo cont con la participacin de cincoprovincias: las tres del Litoral, Buenos Aires y Crdoba. Los confl ictos entre los gobernadoresDorrego y Bustos Crdoba, que insistan en dar a la futura organizacin una impronta acorde conlos intereses de sus provincias, difi cult las negociaciones. La Convencin aprob lasnegociaciones de paz con el Brasil y la independencia de la Banda Oriental. Sin embargo, elfusilamiento de Dorrego, el desplazamiento del gobernador Bustos por el unitario Paz (22 de abrilde 1829) y la victoria de Rosas y Lpez sobre Lavalle en Puente de Mrquez (26 de abril de1829) modifi caron decididamente el tablero poltico. Paz se dispuso a consolidar su autoridad en elinterior, aislando la infl uencia de Buenos Aires. Con ese fi n cre la Liga del Interior, integrada porlas provincias de Crdoba, Tucumn, Salta, La Rioja, Santiago del Estero, Catamarca, Mendoza,San Juan y San Luis, y asumi el cargo de director supremo militar. La guerra nuevamente seadue de la escena y la Convencin de Santa Fe se disolvi a fi nes de 1829.

  • La victoria de Paz sobre Facundo Quiroga en Laguna Larga (25 de febrero de1830) le permiticonsolidar su hegemona en el interior. Sin embargo, Facundo no se dio por vencido y se traslad aBuenos Aires. Con el respaldo de Rosas recompuso sus fuerzas y retom su ofensiva sobreCrdoba. Mientras tanto, Rosas empezaba a desplegar su poltica nacional, y el 4 de enero de 1831las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Corrientes fi rmaban el Pacto Federal.

    Con Quiroga instalado en Cuyo y el federalismo del Litoral reunido y dispuesto a recuperar suprimaca a nivel nacional, Paz solamente poda apelar a la guerra preventiva, antes de que eladversario se volviera incontenible. Sin embargo, fue capturado por una partida de reconocimientode las fuerzas del santafesino Lpez, lo que hizo naufragar su proyecto. Paz permaneci en prisinhasta 1839. Las consecuencias fueron inmediatas. Los hermanos Reynaf se hicieron con el controlde Crdoba y, para sostenerse, adhirieron al Pacto Federal, al que se sumaran en breve lapso lamayora de las provincias. De este modo, el pas quedo repartido bajo tres liderazgos: el deQuiroga, que inclua la zona de Cuyo y el NOA; el de Lpez, en el Litoral y Crdoba; y el deRosas, en Buenos Aires. Un alto en el camino: Rosas fuera de la gobernacin (1832-1834)

    En 1832 concluy el mandato de Rosas como gobernador provincial. Al proponrsele sucontinuidad por un nuevo perodo, aunque despojado de las facultades extraordinarias debido a quela provincia estaba pacifi cada, el Restaurador se neg, argumentando que justamente la clave delorden radicaba en la concentracin del poder pblico. La Sala, entonces, design como gobernadora Juan Ramn Balcarce, el 17 de diciembre de 1832.

    Rosas imagin una estrategia elptica para imponer defi nitivamente su liderazgo y retornar a lagobernacin, consistente en la resolucin de un problema endmico: la cuestin de la frontera conlos pueblos nativos. El incremento de la actividad econmica exiga una ampliacin sustancial delos territorios, as como la supresin de los frecuentes malones. Rosas sum a su iniciativa a SanLuis, Crdoba y Mendoza, con desafos similares, y ofreci la conduccin a Facundo Quiroga. Antesu negativa, decidi tomarla en sus manos.

    La campaa se realiz durante los aos 1833 y 1834, y combin transacciones y enfrentamientosarmados. La columna oeste, comandada por Jos Flix Aldao, no tuvo complicaciones en llegar alro Colorado. La columna central consigui vencer a los ranqueles y concluy rpidamente susoperaciones. La tarea mayor fue asumida por Rosas, quien se estableci en el ro Colorado y alldividi a sus tropas en cinco columnas que se internaron hacia el Oeste y hacia el Sur, dondeobtuvo reiteradas victorias sobre los caciques ms poderosos, sin descartar la negociacin, en casode que fuera posible.

    Los acuerdos consistan en entregas anuales de ganado y alimentos a cambio de territorios y dela pacifi cacin total de la zona. Entre los denominados indios amigos, que aceptaron lascondiciones impuestas por Rosas, se destacaron los caciques Catriel (ranqueles), Cachul (pampas)y Kowepan (boronas, rama de los mapuches). Sin embargo los boronas (originarios de Chile), quese haban instalado en la pampa recin en 1826, rompieron los acuerdos y sufrieron una durarepresin del cuerpo de blandengues, en 1834. Los mapuches desestabilizaron el equilibriopreexistente entre los pueblos originarios del sur argentino, al recurrir de manera sistemtica a laagresin armada para apropiarse de sus tierras y bienes. No obstante, Rosas consigui disciplinar asu jefe Calfucur, obligndolo a fi rmar un acuerdo de paz.

    La gestin de Balcarce fue breve e inefi caz. Buenos Aires perdi protagonismo a nivel nacionaly en su transcurso se produjo la ocupacin inglesa de las islas Malvinas, el 3 de enero de 1833.Balcarce no reaccion frente a la agresin, y el nico intento de reconquista pas por la iniciativade ocho patriotas, encabezados por el gaucho entrerriano Antonio Rivero, quienes se sublevaron el26 de agosto de 1834, provistos nicamente de facones y armas obsoletas. Los sublevados izaron elestandarte nacional e impidieron que por cinco meses fl ameara la bandera inglesa. La represin fuebrutal: cinco de ellos fueron asesinados y los dems sometidos a juicio, condenados yfi nalmente liberados en Montevideo.

  • Durante la ausencia de Rosas, Encarnacin Ezcurra asumi el liderazgo poltico del rosismo yorganiz la Sociedad Popular Restauradora con el objetivo de propiciar el retorno de su marido a lagobernacin. Cuando el gobierno decidi procesar al peridico El Restaurador de las Leyes, laSociedad Popular hizo empapelar la ciudad con volantes cuya redaccin sugera que el enjuiciado,en realidad, sera el propio Juan Manuel y convoc a una multitudinaria movilizacin, acompaadade tropas de lnea, que forz la renuncia del aristocrtico Balcarce.

    La Sala de Representantes intent, una vez ms, poner un freno a Rosas, designando comogobernador a Juan Jos Viamonte el 4 de noviembre de 1833. Su gobierno fue dbil y, tras elheroico regreso de Rosas de la Campaa del Desierto, decidi renunciar. Para congraciarse con laopinin pblica, la Sala ofreci la gobernacin a Rosas, sin facultades extraordinarias, a sabiendasde que el ofrecimiento sera rechazado, y el 27 de junio de 1834 asumi un colaborador cercano deRosas, Manuel Maza, quien se desempeaba como presidente de la Legislatura. El segundo gobierno de Rosas (1835-1852)

    A principios de 1835 estall un confl icto entre las provincias de Salta y Tucumn. Rosasintercedi ante el gobernador Manuel Maza para que Facundo Quiroga, quien resida por entoncesen Buenos Aires, ofi ciara como mediador. Durante su trayecto sera asesinado en la provincia deCrdoba por encargo de los hermanos Reynaf el 16 de febrero de 1835. El clima poltico nacionalse volvi explosivo. Maza renunci el 7 de marzo de 1835 y la Sala de Representantes no tuvo otraopcin que ofrecer la gobernacin a Rosas, con la suma del poder pblico durante todo el tiempoque considerase necesario. Rosas condicion su aceptacin a la realizacin de un plebiscito, yaque no quera deber favores polticos a la Sala. La consulta se celebr en marzo de 1835y signifi c un acto de verdadera aclamacin popular, ya que obtuvo 9.713 votos a favor contraapenas 7.

    El asesinato de Facundo coloc al Partido Federal en estado deliberativo. Los Reynaf perdierontodo apoyo externo y fueron desplazados de la gobernacin. Rosas, ya repuesto en la gobernacin,exigi su traslado a Buenos Aires, donde fueron juzgados y condenados a muerte en 1837. ElRestaurador haba decidido catapultarse en la escena nacional, y propici la designacin de sualiado Manuel Lpez Quebracho como gobernador cordobs. Las muertes de Quiroga en 1835y de Estanislao Lpez en 1838 eliminaron toda competencia. Incluso los caudillos msconsolidados, como Juan Felipe Ibarra, de Santiago del Estero, y Jos Flix Aldao, de Mendoza,aceptaron su jefatura, y lo designaron encargado de las relaciones exteriores, poniendo en susmanos las negociaciones con el extranjero.

    El presidente boliviano Andrs de Santa Cruz, apoyado por la monarqua francesa, impulsabauna poltica expansionista. Tras incorporar al Per, se aprestaba a sumar territorios en disputa conChile y a las provincias del NOA. Por esta razn, Rosas declar la guerra a la ConfederacinPeruano-Boliviana el 19 de mayo de 1837, y puso a su cargo al gobernador tucumano AlejandroHeredia. Rosas tena particular inters en controlar la regin, habida cuenta de que Bolivia era unode los focos desde donde los unitarios exiliados organizaban invasiones con ayuda de lasautoridades.

    Heredia utiliz el arsenal que envi Rosas para controlar el NOA, reemplazando a losgobernadores de Salta, Catamarca y Jujuy por sicarios militares que le respondan y, en un intentode distanciarse de la autoridad de Rosas, busc seducir a los unitarios. Sin embargo, estos no loconsideraban sufi cientemente confi able y, tal como era su costumbre, encargaron su asesinato aun ofi cial descontento. Tambin alentaron una invasin de Santa Cruz sobre Jujuy y Salta, sinevidenciar viso alguno de patriotismo. Sus expectativas se vieron frustradas cuando un ejrcitocompuesto por tropas chilenas y peruanas derrot defi nitivamente al dictador boliviano en labatalla de Yungay (20 de enero de 1839).

    El 28 de marzo de 1838 la fl ota francesa bloque el puerto de Buenos Aires durante dos aos ymedio, y ocup la isla Martn Garca, con el dbil argumento de que Rosas se negaba a exceptuar asus sbditos del servicio militar y asignarle a Francia el trato de nacin ms favorecida, como lohaca con Inglaterra. La accin francesa signifi c un acto de intervencionismo explcito ya que

  • trat de aglutinar a los adversarios de Rosas en una fabulosa conspiracin, sumando al Uruguay, laConfederacin Peruano-Boliviana y varias provincias argentinas.

    El bloqueo del puerto de Buenos Aires suspendi las exportaciones y trajo aparejadoscuestionamientos a la autoridad de Rosas de parte de una oligarqua ganadera siempre dispuesta aprivilegiar sus intereses materiales. Sin embargo, el Restaurador mantuvo el control de la situaciny, para equilibrar la recaudacin, decidi vender tierra pblica, que en su mayor parte se encontrabaen situacin de arrendamiento bajo el sistema de enfi teusis. Rosas suspendi los contratos yofreci a los enfi teutas la alternativa de devolucin o compra de las tierras. Para los ganaderos mspoderosos, esta decisin signifi c la posibilidad de acceder a la propiedad de las tierras a bajocosto, e incluso incrementar su extensin. Los medianos hacendados, sin capital sufi ciente paracomprar, debieron malvender sus animales. Este grupo, que haba sido el principal apoyo de lagestin de Rosas, se volvi en su contra y se uni a la conspiracin de los denominados Libres delSur, dirigidos por el teniente coronel Ramn Maza, hijo del presidente de la Legislatura.

    Ante la crisis poltica portea, Lavalle se instal en la isla Martn Garca para organizar unaaccin militar coordinada con los Libres del Sur, las tropas francesas y el ejrcito del orientalRivera, a quien haba ayudado a deponer al presiente Oribe. El proyecto de atacar al Restauradorsimultneamente y desde diversos puntos fracas al ser descubierta la conspiracin de Maza, quienfue juzgado y ejecutado el 27 de junio de 1839. Los Libres del Sur fueron derrotados por las fuerzasprovinciales en Chascoms el 7 de noviembre de 1839, al quedar aislados de sus aliados. Lavalleno tendra mejor suerte: tras conquistar el Litoral fue cercado por las tropas de Rosas, por lo quedecidi retirarse del territorio bonaerense.

    La conspiracin de los Libres del Sur encontr cierto eco en la ciudad de Buenos Aires. LaAsociacin de Mayo, fundada en 1837 por Esteban Echeverra con el fi n de impulsar la ideasromnticas y el debate literario, contaba entre sus jvenes intelectuales a Vicente Fidel Lpez, JuanBautista Alberdi y Juan Mara Gutirrez, que conformaron la denominada Generacin del 37. Lasreuniones tenan lugar en el Saln Literario de Marcos Sastre, y fueron el origen de la produccinde estos autores, caracterizados por su pensamiento europeizante y colonialista, que alcanzara unagran infl uencia tras la cada de Rosas. Naturalmente tomaron partido por el bloqueo y laintervencin franceses, ya que consideraban que la derrota de la Patria a manos del invasoreuropeo signifi caba el triunfo de la civilizacin. Si bien Rosas toler durante bastante tiempo suscrticas, el clima conspirativo que imperaba en Buenos Aires lo llev a impedir su continuidad,razn por la cual los jvenes de Mayo decidieron emprender el camino del exilio.

    En 1840, los unitarios consiguieron derrotar al gobernador cordobs Manuel Lpez eincorporaron a la provincia a la Coalicin del Norte, creada a inicios de 1840 por las provincias deTucumn, Salta, Catamarca, Jujuy y la Rioja. A ellas se sum Corrientes, debido al enfrentamientopersonal que su gobernador, Pedro Ferr, mantena con Rosas. Solo el santiagueo Felipe Ibarramantuvo su lealtad al Restaurador. La convencin se propona destituir a Rosas y convocar a unCongreso Constituyente. Su ejrcito fue encomendado a Lavalle, quien se propuso atacar desdediversos frentes el litoral argentino. Sin embargo, las disidencias internas minaron su capacidad deaccin. El 29 de octubre de 1840, la fi rma del Tratado Mackau-Arana puso fi n al bloqueo francs,dejando manos libres a Rosas para intervenir en el frente interno.

    Lavalle fue derrotado por Oribe y el general ngel Pacheco en la batalla de Quebracho Herrado(Crdoba) el 28 de noviembre de 1840 y Lpez fue repuesto en la gobernacin. En las tropasfederales revistaron alrededor de mil indgenas. El asesino de Dorrego intent entonces coordinaracciones con el general Aroz de Lamadrid, aunque ambos resultaron derrotados por las tropasfederales. Condenado a una eterna huida, Lavalle muri en una redada en Jujuy el 9 de octubre de1841. Para entonces, la Coalicin haba desaparecido, Rosas recuper su control sobre el Litoral yOribe, vuelto al Uruguay, consigui controlar la mayor parte del territorio, a excepcin deMontevideo.

    En 1845 reinaba la paz en la Argentina, hasta que, sbitamente, el 2 de agosto, unafabulosa fl ota anglo-francesa impuso un bloqueo sobre los puertos argentinos y uruguayos, con

  • excepcin del de Montevideo, ciudad gobernada por su aliado Fructuoso Rivera. Los invasoresdenunciaban la intromisin de Rosas en los asuntos internos uruguayos, argumento muy pococreble al ser esgrimido por las dos potencias que ms se involucraban en las cuestiones ajenas a lolargo del planeta. Tambin se formulaban exigencias econmicas, como la libre navegacin de losros interiores, medida que Rosas haba descartado de plano para proteger los intereses de loscomerciantes y los productores locales de la competencia fornea y el retraso en el pago de losintereses de la deuda pblica a los acreedores britnicos.

    A las pretensiones econmicas y polticas anglo-francesas en la regin se sumaba una causaadicional para la intervencin: la instigacin de los exiliados unitarios, cuya prensa, editada enMontevideo, no cesaba de publicar informaciones falaces, que generaban preocupacin por laseguridad de personas y capitales radicados en el Ro de la Plata entre sus lectores parisinos ylondinenses. Ya que la incursin se demoraba, el jefe de los unitarios, Florencio Varela, se trasladpersonalmente al Viejo Continente para conseguir el apoyo de diplomticos y comerciantes.

    Una vez establecido el bloqueo, los gobernadores de Corrientes, Joaqun Madariaga, y de SantaFe, Juan Pablo Lpez, se aliaron con los invasores, y a ellos se sum el gobierno paraguayo deCarlos Antonio Lpez, que envi una fuerza de 4.000 hombres, al mando de su hijo FranciscoSolano Lpez, para respaldar por tierra a los atacantes. A ellos se sum un ejrcito correntino de5.000 hombres, a las rdenes del general Paz, quien a similitud de su colega Lavalle en tiemposdel bloqueo francs (1838-1840) se manifestaba orgulloso de ser el escogido para poner a lanacin de rodillas ante la civilizada Europa.

    El 17 de noviembre de 1845 una fl ota anglo-francesa compuesta por varias decenas de buquesde vapor y 113 poderosos caones parti de Montevideo con la misin de apoderarse del ro Parane imponer la libre navegacin. La acompaaban ms de un centenar de navos comerciales cargadosde mercancas. Anoticiado de la expedicin, el gobernador Juan Manuel de Rosas encarg alcoronel Lucio Victorio Mansilla la defensa del territorio nacional. Mansilla escogi un estrechopaso, a la altura de la localidad de Vuelta de Obligado, para montar una batera, al tiempo quecoloc una serie de botes encadenados sobre el ro, para impedir el trnsito de los atacantes. Apenasse contaba con 35 caones de pequeo calibre, lo cual impeda abrigar cualquier esperanza dealcanzar una victoria. La accin signifi caba una clara seal para los invasores: la ConfederacinArgentina estaba dispuesta a llegar hasta las ltimas consecuencias para defender su soberana.

    El 20 de noviembre se produjo el combate. Los defensores consiguieron causar importantesdaos en las embarcaciones enemigas y rechazar un intento de desembarco, con grandes prdidaspara los agresores. Cuando los patriotas se quedaron sin municiones, los anglo-franceses cortaron

    las cadenas y remontaron el ro hacia el Norte. Inmediatamente un decreto de Rosas declar a lainvasin como acto de piratera.

    La batalla de Vuelta de Obligado no fue un hecho aislado, sino un movimiento tctico en elmarco de la estrategia diseada por Rosas para expulsar al invasor y garantizar la soberananacional. En vista de la disparidad de fuerzas existentes, el Restaurador descart un enfrentamientofrontal, inclinndose por presentar combates puntuales y desgastantes a lo largo del Paran,organizando pequeos emplazamientos armados en sus costas. El 2 de enero de 1846 se registr unnuevo combate en Vuelta de Obligado, replicado en los das sucesivos en Ramallo, San Nicols,San Lorenzo y la Angostura del Quebracho, con graves daos para la fl ota invasora. El 10 defebrero fue gravemente daado el vapor ingls Gordon y resultaron aniquilados los refuerzostransportados por los navos Firebrand y Alecto, en El Tonelero. Entre marzo y abril, los anglo-franceses sufrieron graves prdidas en Quebracho y El Tonelero. Los resultados, cada vez msfavorables a los patriotas, confi rmaban el compromiso de los defensores y el acierto de laestrategia diseada.

    Si bien los invasores consiguieron llegar al puerto de Corrientes, las operaciones comercialesfueron mnimas. En tanto, las victorias nacionales se reiteraban. Mansilla triunf en Quebracho el10 de junio, y los invasores fueron puestos en fuga al atacar los puertos de Ensenada y Atalaya.

  • Las noticias que llegaban a Europa sobre el desenvolvimiento de la guerra en el Paran causarondesazn y preocupacin. El Parlamento ingls conden la operacin, sobre la que no haba sidoconsultado, ya que adems haba provocado la paralizacin del comercio con Buenos Aires,generando grandes prdidas. Las autoridades inglesas ordenaron que su escuadra abandonara elParan, a mediados de 1848, y enviaron un representante para negociar un acuerdo de paz, encondiciones muy benefi ciosas para Buenos Aires, segn sus instrucciones.

    Ante la defeccin britnica, los franceses suspendieron la ofensiva sobre el Paran. Sin embargo,las negociaciones se dilataron, por lo que el bloqueo se mantuvo por varios meses. Finalmente, El24 de noviembre de 1849 se fi rm el Tratado Southern-Arana, por el cual Gran Bretaa aceptabasu derrota, reconoca la soberana plena de la Confederacin sobre los ros interiores, devolvatodos los bienes y territorios requisados y se comprometa a realizar un desagravio a la banderaargentina. Un ao despus, el 31 de agosto de 1850 se fi rm el Tratado Arana-Lepredour, entrminos similares.

    La batalla de Vuelta de Obligado marc un hito en la reivindicacin de la soberana nacional ydemostr el compromiso asumido por el pueblo argentino, liderado por Rosas, en defensa denuestra tierra, de nuestras tradiciones y del derecho a ser libres. Y tambin permiti identifi car alverdadero enemigo del proyecto de construccin de una Nacin independiente y soberana en lasacciones y los lamentos de unitarios y liberales, que sindicaban a la gesta como un triunfo de labarbarie sobre la civilizacin.

    Durante la gestin de Rosas se sancion, en 1835, una Ley de Aduanas de carcterproteccionista que puso fi n al libre comercio que rega desde su implementacin por BernardinoRivadavia. Los aranceles implementados limitaron las importaciones de manufacturas textiles ymadereras e impulsaron la produccin de trigo y maz, el crecimiento de la industria vitivincola enMendoza y la produccin de alimentos elaborados en Crdoba.

    En 1827, el marco del confl icto con la Confederacin PeruanoBoliviana, Rosas debi aumentarlos aranceles, provocando una reaccin externa que se tradujo en el bloqueo francs de 1838. En1845, el bloqueo anglo-francs motiv que Rosas declarase el default de la deuda externa. Losagresores trataron de invadir el Paran para imponer su comercio, pero fracasaron en ambosobjetivos. El fi n de una poca

    La victoria de Rosas pareca terminante. Tena un amplio consenso interno, contaba con manoslibres para resolver la situacin uruguaya y haba fi rmado tratados de paz en condiciones inditascon las dos principales potencias europeas, que lo haba provisto de un fabuloso prestigio a nivelinternacional. El restablecimiento de la paz, en tanto, auspiciaba una rpida recuperacin de lasprdidas generadas por los aos de bloqueo y de guerra interior, y el reconocimiento de la soberanasobre los ros interiores le permita aplicar a voluntad las polticas proteccionistas que benefi ciabana productores y comerciantes nacionales.

    Sin embargo, el confl icto incesante pareca ser la clave de la poltica en Amrica del Sur, y a ello no escapaba nuestro pas. Algunos das despus de la fi rma del TratadoArana-Lepredour, una serie de actitudes provocativas del gobierno del Brasil obligaron a Rosas adisponer la ruptura de relaciones. Adems, durante los aos del bloqueo anglofrancs, losestancieros entrerrianos se haban enriquecido considerablemente y el poder del gobernador JustoJos de Urquiza se haba incrementado de manera exponencial. Urquiza no estaba dispuesto aresignar su relacin comercial con Montevideo, ni mucho menos a aceptar el monopolio del puertode Buenos Aires exigido por Rosas.

    A fi nes de 1851, el confl icto estall. Urquiza se neg a renovar la delegacin de las relacionesexteriores a Rosas, y formul un pronunciamiento que implicaba una declaracin de guerra. Lasituacin era particularmente grave, ya que Urquiza estaba al mando del Ejrcito de laConfederacin. A continuacin se traslad a territorio uruguayo para conformar el denominadoEjrcito Grande, compuesto por tropas entrerrianas y correntinas, batallones brasileos, voluntarios

  • orientales y exiliados argentinos. Alentado por la diplomacia britnica y ambicioso en extremo,Urquiza no dud en traicionar a Rosas, levantando un programa de organizacin constitucional queinclua la sancin de la libre navegacin de los ros interiores, cuando la tinta con que se habanfi rmado los tratados que documentaban el reconocimiento de la soberana fl uvial argentina porparte de Inglaterra y de Francia an no se haba secado.

    El 3 de febrero de 1852, la batalla de Caseros puso fi n a una poca. Rosas tom el camino delexilio con la misma desilusin con que lo haba emprendido algunos aos antes su admiradogeneral San Martn.

    Tercera parte: La organizacin nacional bajo el signo dela dependencia (1852-1916)

    Captulo 5: Buenos Aires contra la Confederacin Argentina El perodo comprendido entre 1852 y 1916 estuvo marcado por contradicciones, rupturas ytensiones mientras se asista a la construccin de un rgimen poltico en clave liberal-oligrquica, ya profundas transformaciones demogrfi cas y sociales que incluyeron el extermino de la mayorparte de la poblacin nativa, de los gauchos y de las etnias de negros y mulatos, y su reemplazo porinmigrantes, en su mayora pobres y analfabetos, del sur de Europa. En lo econmico se concret laincorporacin de la Argentina al Sistema de Divisin Internacional del Trabajo, articulado por GranBretaa, lo cual profundiz su dependencia econmica. Esto implic, por un lado, la consolidacinde la economa primaria de la Pampa Hmeda en detrimento de las del resto del pas, como larenuncia a cualquier alternativa de industrializacin, ya que el nuevo pacto colonial asign a laArgentina el rol de productor especializado en cereales y carnes, mientras lo converta enconsumidor de manufacturas importadas del Imperio.

    Durante esta etapa, las diferencias sociales, la desigualdad y la exclusin social crecieronconsiderablemente, as como la explotacin de los trabajadores, tanto urbanos como rurales,quienes se vieron desprovistos en la prctica de la proteccin y los derechos que les haba asignadola Constitucin de 1853, gracias a la implementacin asimtrica de su normativa segn la clasesocial de pertenencia del trabajador. Esta diferenciacin entre un segmento minoritario deciudadanos que disfrutaban de educacin, propiedades y protagonismo poltico, y una inmensamayora privada de ellos o que a lo sumo tenan una insercin ocasional y marginal como claquedentro del juego poltico, fue defi nida por su arquitecto, Juan Bautista Alberdi, como RepblicaPosible. Ya llegara el momento de la Repblica Verdadera, en que los trabajadores pudieranacceder al pleno goce de sus derechos, una vez que la profunda transformacin econmica y socialde la Argentina estuviese concretada; mientras tanto, el nico horizonte posible de los asalariadosdeba ser la sobreexplotacin.

    Llamativamente, el texto constitucional que hoy en da es considerado por las minoras privilegiadas como modelo de Constitucin inamovible, fue presentado por su creador en el marco de numerosas recomendaciones de aplicacin solo parcial o de su violacin lisa en lo referido a la libertad de prensa y a la aplicacin de derechos y garantas. Esto se debi a que Alberdi considerabaque cada reapertura del debate constitucional podra exponer a nuestro pas a un nuevo colapso poltico, razn por la cual prefi ri disear una Constitucin que era ante todo un programa de accin para impulsar el denominado progreso argentino, en trminos instrumentales al nuevo orden internacional articulado por Gran Bretaa. Fue as que dise un sistema de propiedad, en clave capitalista, que desconoca cualquier alternativa comunitaria o cultural, negando de ese modo los derechos de los pueblos originarios. Se trat de un modelo para el individuo blanco y urbano, que encontraba escasa correspondencia con la matriz tnica preponderante en el territorio nacional.

    Esta mirada conllevaba la necesaria resignacin de la soberana nacional, en tanto Alberdiimaginaba una Argentina complementaria y dependiente de la economa britnica, una especie decolonia agrcola sin capacidad de desarrollo autnomo futuro.

  • Caseros y el nuevo armado institucional La batalla de Caseros signifi c no solo el derrumbe de la Confederacin rosista, sino tambin la

    clausura de la hegemona de Buenos Aires. Sin embargo, las palabras de Urquiza no hayvencedores ni vencidos no bastaron para que la dirigencia portea que haba celebrado la cada deRosas avalara la fi rma del Pacto de San Nicols (31/5/1852), por el cual se convoc a una nuevaConvencin Constituyente. Los meses transcurridos desde la batalla de Caseros, en febrero de1852, haban servido para demostrar a las elites porteas que el proyecto poltico del caudilloentrerriano iba mucho ms all de la deposicin de su antiguo aliado. Cada vez se evidenciaba conms claridad que Urquiza apostaba a construir un nuevo armado poltico en torno a su fuerzamilitar, utilizando en benefi cio propio los resortes que haban posibilitado la construccin de lahegemona de Buenos Aires en las dcadas precedentes. Fue por esa razn que se apoder de laAduana portea y utiliz sus recursos para solidifi car sus alianzas a lo largo del territorio nacional,designando como gobernador porteo a Vicente Lpez y Planes, de edad avanzada y propenso a lasubordinacin.

    Urquiza convoc a Alberdi, Vicente Fidel Lpez y Juan Mara Gutirrez, miembros fundadoresde la Generacin del 37, y a intelectuales como Mariano Fragueiro. Sarmiento qued a un lado:Urquiza desconfi aba de su ambicin.

    Alberdi dedic a Urquiza el texto Bases y puntos de partida para la organizacin poltica de laRepblica Argentina, que habra de constituirse en gua y paradigma del proyecto oligrquiconacional hasta nuestros das. All recomendaba el exterminio recproco del gaucho y del indio;desestim la educacin popular que dara conciencia de su condicin de explotados y de susderechos a los trabajadores prefi riendo la enseanza de prcticas laborales a travs de laimitacin; asign el control de las comunicaciones, los servicios y la conduccin econmica alcapital ingls y preserv el derecho a la propiedad latifundista. Si bien Alberdi era contrario alotorgamiento del sufragio universal, como su prctica estaba instalada desde haca dcadas en lasociedad argentina, se limit a consagrarla al tiempo que recomendaba difi cultar su aplicacin. Deeste modo, dispuso la creacin de colegios electorales para alejar la designacin del presidente y delos senadores del voto directo de las mayoras. En el caso de los senadores, las Legislaturasprovinciales se constituiran como colegios electorales, sin necesidad de una nueva votacin.Siguiendo el modelo norteamericano, el imperio de la democracia se reduca as a la Cmara deDiputados, elegida por sufragio universal directo. De este modo, los hilos del poder quedaban enmanos de la oligarqua.

    Las propuestas de Alberdi fueron traducidas al texto constitucional por el Congreso GeneralConstituyente reunido en Santa Fe en 1853. All estuvieron presentes las 13 provincias que habanfi rmado en mayo el Pacto de San Nicols, con la excepcin de Buenos Aires, cuya Legislatura sehaba negado a refrendarlo, al considerarlo perjudicial para los intereses provinciales.

    La Constitucin de1853 estableci la divisin de poderes, el sistema bicameral y la creacin deun Poder Judicial encabezado por la Corte Suprema. En tanto, los jueces seran designados poracuerdo entre el Ejecutivo y el Senado, excluyendo a la Cmara de Diputados. Qued asconsagrada la estructura oligrquica recomendada por Alberdi. Tambin se consagr la librenavegacin de los ros, la jurisdiccin del Estado nacional sobre la Aduana y el establecimientoprovisorio de la capital en Paran, ante la defeccin de Buenos Aires. Si bien la nueva Constitucinasignaba una mayor participacin a las provincias que las de 1819 y 1826, la matriz unitaria ycentralizadora se reiteraba.

    Disconformes con la sancin del nuevo orden institucional, federales, unitarios y liberalesporteos se aliaron para conspirar. La rebelin portea comenz en la prensa, en el marco de lafi rma del Pacto de San Nicols, e incluy crticas y descalifi caciones al cacique Urquiza y sustrece miserables tribus, publicadas por Bartolom Mitre (Los Debates)y Dalmacio Vlez Sarsfi eld (El Nacional). Tras impugnar los trminos del Pacto, que eliminaba lostradicionales privilegios de Buenos Aires, ya que todas las provincias designaran dos

  • constituyentes, los liberales porteos organizaron la Logia Juan-Juan, con el fi n de asesinar aUrquiza remedando lo sucedido en 1828, con el asesinato de Dorrego, aunque sin xito. Elexterminio del enemigo a fi n de neutralizarlo se convertira en una prctica habitual del liberalismoargentino. El prximo paso sera la rebelin directa. La Repblica de la Opinin en Buenos Aires

    Si bien Buenos Aires no tena tropas propias, contaba con el dinero que ganaderos ycomerciantes estaban dispuestos a invertir con tal de no perder la Aduana ni verse sometidos a ladirigencia del interior. Para inicios de septiembre de 1852, Urquiza se traslad a Santa Fe parainaugurar las sesiones del Congreso Constituyente. Sus aliados correntinos recibieron la orden demantener la ciudad a raya. La ocasin era apropiada para que unitarios, liberales yex rosistas resolvieran olvidar sus antiguos confl ictos y se aplicaran a la causa comn de recuperarel control de la provincia. Nicols Anchorena recolect entre los ganaderos porteos una importantesuma equivalente a unos noventa kilos de oro para sobornar a los correntinos. Estos se sumaron aguardias nacionales porteos y el 11 de septiembre tomaron el control de la plaza de la Victoria. LaSala de Representantes volvi a reunirse, celebrando el xito de la revolucin incruenta. Laparticipacin popular fue escasa y el herosmo no pas de los encendidos discursos.

    En vano trat Urquiza de revertir lo sucedido. El sitio terrestre y fl uvial que impuso a BuenosAires a partir del 6 de diciembre de 1852 culmin en una nueva decepcin. Cinco mil onzas de oro(alrededor de 155 kilos) convencieron al almirante norteamericano John Coe de la conveniencia deentregar la fl ota de la Confederacin bajo su mando a las autoridades porteas, el 20 de junio de1853. Al tomar conocimiento de lo sucedido, la voluntad de los ofi ciales a cargo de la invasin dela provincia, comandada por Hilario Lagos, se diluy bajo una nube de papel moneda, pocos dasdespus, el 13 de julio.

    La Revolucin de Septiembre permite comprobar que los enfrentamientos facciosos entrefederales y unitarios disimulaban la cuestin de fondo en la poltica argentina: la relacin entreBuenos Aires y el interior. En tal sentido, todo el arco dirigencial porteo coincida en su inters deincorporarse a un orden nacional exclusivamente en caso de tener una posicin hegemnica. De noser as, la secesin era la alternativa preferida.

    Una vez recuperada la autonoma portea, esa heterognea alianza dirigencial dio vida a unrgimen poltico original: la Repblica de la Opinin. En su seno, un grupo de notables liberales,federales y unitarios se reparta las bancas de la Sala de Representantes, adoptando una estructuracolegiada de gobierno, con un gobernador que serva como articulador. A principios de 1854 sesancion una Constitucin provincial revolucin codifi cada, en trminos de Alberdi, queproclam la soberana provincial y cre una Legislatura bicameral, para permitir el ingreso denuevos intereses y crculos. La proclamacin de la soberana territorial era la respuesta a la decisinde Urquiza de hipotecar la tierra pblica bonaerense como garanta de los crditos que estabatomando generosamente de la banca Mau (brasilea) y de la banca inglesa, para sostener lasdbiles fi nanzas de la Confederacin.

    El retorno de liberales y unitarios a funciones de gobierno, se acompa de la prcticasistemtica del fraude electoral, a fi n de mantener el control institucional excluyendo laparticipacin de las mayoras. Violencia, manipulacin de los resultados, reemplazo de boletasTodo era vlido. Un liberal de raza, Hctor Varela, publicaba una enriquecedora refl exin en LaTribuna en 1862: El seor Bartolom Mitre, nuestro compaero poltico, ponindose al frente delas necesidades supremas de aquel momento solemne, comprendiendo la necesidad de vencer aUrquiza en los comicios, desenterr a los muertos del cementerio, llev sus nombres a los registrosy venci a Urquiza en la contienda electoral, sin que a naides se le ocurriese entonces ni despus,en nombre de eso que se ha llamado la pureza del sufragio, espantarse ante la aparicin de losmuertos que venan a dar vida a las instituciones y la libertad amenazadas La Confederacin y sus avatares

  • Tras la secesin portea, la Confederacin debi emprender en solitario el proyecto deconstruccin institucional. Lo cierto es que contaba con escasos recursos, falta de presupuesto, unestado defectuoso de caminos y carreteras que impedan la conexin entre las economas, y debaresistir, adems, el ataque de los temidos malones. Los acuerdos de Derechos Diferenciales,concertados entre Buenos Aires y la Confederacin, posibilitaron que la mayor parte del comerciodel interior siguiera desarrollndose en la rbita del puerto porteo. Era de por s un reconocimientode la incapacidad de Urquiza para someter a la provincia rebelde, as como de la imposibilidad dearticular un sistema econmico autnomo por parte de la Confederacin.

    La Confederacin pareca ser un proyecto econmicamente inviable. Los antagonismos ymarcados desequilibrios regionales potenciaban la confl ictividad interna. Aun cuando Urquizademostr habilidad para fi rmar tratados comerciales con potencias europeas y con los EstadosUnidos, los impuestos que deban pagar los productos al pasar por la Aduana eran muy altos yafectaban la rentabilidad de los negocios. La libre navegacin de los ros interiores perjudic a loscomerciantes locales, en benefi cio del comercio internacional, y solo en las provincias del Litoral Corrientes, Entre Ros y Santa Fe se constat un auspicioso crecimiento econmico, gracias alincremento de las exportaciones de ganado y al establecimiento de inmigrantes, que propici eldesarrollo de la actividad agrcola. Asimismo se inici la exploracin de los ros Bermejo y Salado,a fi n de estimular las comunicaciones y el comercio interior.

    Si bien Urquiza se esforzaba por fomentar la estabilidad y el bienestar econmico de laConfederacin, de manera indirecta tambin benefi ciaba al sector comercial porteo, queacaparaba el comercio internacional de exportacin e importacin. La situacin se volvi an mstensa cuando Valentn Alsina, designado gobernador en 1857, rompi la alianza con los federalesporteos e impidi el paso por Buenos Aires de los productos de la Confederacin.Simultneamente aument los efectivos militares, ejerci espionaje contra los opositores e impusouna restrictiva ley de prensa redactada por el senador provincial Domingo Faustino Sarmiento,catalogada en su momento como ley mordaza. Una vez ms, el liberalismo argentino desnudabasu matriz autoritaria y dejaba ver la contradiccin entre el discurso de la libertad y sus prcticascoactivas.

    La situacin poltica nacional se deterior cada vez ms. La recesin imperaba en laConfederacin, a punto tal que no pudo organizarse el Poder Judicial por falta de recursos. Laguerra entre Santiago del Estero y Tucumn, o bien las rebeliones en Santa Fe y San Juan,debilitaron su dbil andamiaje institucional. En esas condiciones se llegaba al decisivo 1859, ao derecambio presidencial. Pese a las sospechas, Urquiza no intent hacer caer la clusula que impedala reeleccin y se content con tratar de reintegrar por la fuerza a Buenos Aires dentro de laorganizacin nacional. El Pacto de San Jos de Flores y la reforma constitucional de 1860

    Urquiza venci a las tropas de Buenos Aires conducidas por el ministro de Gobierno porteo,Bartolom Mitre, en la batalla de Cepeda (23/10/1859). Sin embargo, las fuerzas bonaerenses nofueron aniquiladas, por lo que pudo organizarse la defensa del territorio provincial ante elinminente ataque del caudillo entrerriano. Sin embargo, inesperadamente el presidente se establecicon sus tropas en San Jos de Flores y, en lugar de atacar, acept negociar una pazmuy benefi ciosa para Buenos Aires, que quedo plasmada en el Pacto de San Jos de Flores(11/11/1859). All se incluy la reinsercin portea a la unin nacional y el traspaso de la Aduana alEstado nacional, aunque por cinco aos se le garantizaba a la provincia la transferencia de unmonto equivalente al recaudado durante el ltimo ao. Como contrapartida, se garantizaba que nopodra federalizarse ninguna parte del territorio provincial sin consentimiento de la Legislatura; seordenaba el retiro del ejrcito de Urquiza de Buenos Aires y se sancionaba una amnista generalpara los participantes en las luchas anteriores. Finalmente, se prevea que el gobierno de BuenosAires convocase a una convencin provincial para revisar la Constitucin y proponer reformas queseran luego discutidas en una Convencin Nacional Constituyente.

  • El Pacto de San Jos de Flores implic la reversin del resultado alcanzado en el terreno militar,al convertir a Buenos Aires en fi scal de la Constitucin. La Convencin Constituyente se reuni enSanta Fe el 14 de septiembre de 1860, con Santiago Derqui como nuevo presidente. Buenos Airespropuso reemplazar la denominacin Confederacin por Nacin Argentina, restringir lasatribuciones de las autoridades nacionales, eliminar el requisito de aprobacin de las Constitucionesprovinciales por el Congreso Nacional, eximir de impuestos nacionales al Banco de la Provincia,cambiar el captulo de las intervenciones federales y anular el artculo que dispona lafederalizacin de Buenos Aires.

    Los historiadores han pasado por alto un tem esencial de las reformas propuestas por BuenosAires y que quedara consagrado en el artculo 31 de la Constitucin: El Congreso Federal nodictar leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdiccin federal.La regulacin de la prensa quedaba as dentro de la rbita de la provincia, al amparo de cualquierintervencin de las autoridades nacionales. Este artculo refi rmaba que ese liberalismo oligrquicode polticos-periodistas consideraba a la prensa como el espacio vital para garantizar el controlsobre el poder poltico, marcarles el rumbo a los gobernantes o impulsar conspiraciones y golpes deEstado.

    Las reformas propuestas por Buenos Aires se aprobaron a libro cerrado, a instancias del diputadoBenjamn Victorica, yerno de Urquiza, quien afi rm: La integridad de la Nacin Argentina no sediscute entre argentinos: se hace!. El fi n de la experiencia de la Confederacin

    La dirigencia portea se aboc a organizar una unidad nacional a su medida dentro del nuevomarco institucional que le brindaba la Constitucin reformada. Mitre, nuevo gobernador desdemayo de 1860, recurri a la presin y los recursos fi nancieros para sembrar la discordiaentre Derqui y Urquiza, quien haba reasumido la gobernacin de Entre Ros. Mitre obtuvo laaprobacin presidencial para la apertura de sucursales del Banco de la Provincia de Buenos Airesen el interior y tambin para el uso de la moneda portea en la Aduana rosarina. La prensa deBuenos Aires comenz a operar, acusando a Urquiza de conspirar contra el gobierno nacional. El expresidente, mientras tanto, buscaba competir con Derqui por el favor de Mitre, quien comenzaba aconvertirse en una fi gura rectora a nivel nacional.

    La unidad se complicaba cada vez ms, ante la certeza de la dirigencia portea de que laConfederacin no podra resistir por mucho tiempo el asedio porteo. El 16 de noviembre de 1860,Sarmiento, por entonces ministro de Gobierno de Mitre, organiz el asesinato del gobernador deSan Juan, Antonio Virasoro, para reemplazarlo por el liberal Antonio Aberastain. El generalJuan Sa, designado interventor por el presidente Derqui, invadi la provincia cuyana y derrota Aberastain, quien, antes de ser ajusticiado, incrimin gravemente a Sarmiento. Casisimultneamente, y en cumplimiento del Pacto de San Jos de Flores, Buenos Aires design a susdiputados nacionales, utilizando en la eleccin la ley provincial en lugar de la nacional. Este nuevodesplante a los poderes nacionales motiv su rechazo por parte del Congreso Nacional.Inmediatamente el gobernador Mitre repudi el Pacto de San Jos de Flores, desconoci alpresidente Derqui y al Congreso Nacional y se neg a entregar la Aduana.

    La guerra era inminente. El 17 de septiembre de 1861, se enfrentaron en las proximidades delarroyo de Pavn el Ejrcito nacional, conducido por Urquiza, y el provincial, por Bartolom Mitre.El inicio de la batalla permita augurar una nueva derrota portea, por lo que Mitre decidi repetirsu conducta de Cepeda, abandonando el campo para regresar y organizar la defensa de BuenosAires. Sin embargo, Urquiza tambin emprendi la retirada. Los hombres de Buenos Aires seenteraron das despus de que la batalla no haba tenido defi nicin. Urquiza pareca habercomprendido que solo sera posible la organizacin nacional bajo la conduccin portea y se limita hacer una demostracin de fuerzas para negociar ms adelante un arreglo que le satisfi ciese.

    En efecto, mediante un intercambio de correspondencia y el envo de mediadores se cerr untrato por el cual se proclamaba la victoria portea en la batalla de Pavn y Urquiza dejaba manoslibres a Mitre para organizar la Nacin, a cambio de no verse afectado en sus bienes ni en su

  • integridad personal. Adems, se garantizaba la autonoma de Entre Ros y se le permita mantenersu ejrcito de 40 mil hombres. De este modo, el vencedor de Caseros se desentenda de sus aliadosa nivel nacional, a los que dejaba indefensos frente a eventuales represiones impulsadas por lasautoridades porteas. Antes le haba tocado a Rosas, ahora era el Partido Federal quien sufra lasconsecuencias de la deslealtad de Urquiza.

    En cumplimiento del plan acordado, el presidente Derqui renunci. El vicepresidente, JuanEsteban Pedernera, declar acfalo el Poder Ejecutivo Nacional y la caducidad de los poderesfederales. Mitre, como gobernador de Buenos Aires, y por pedido de las dems provinciasargentinas, qued a cargo de las relaciones exteriores y del Ejecutivo Nacional hasta que lanormalizacin institucional del pas llegase. La economa en la dcada de 1850

    En la dcada de 1850 comenz a expandirse la produccin lanera, que llegara a adquirir unagran importancia en la ocupacin del territorio, desplazando a la produccin vacuna hacia lasregiones del sur de la provincia de Buenos Aires y la Patagonia. El incremento del proceso deindustrializacin europeo vinculado con el crecimiento de la industria textil presion sobre laproduccin ovina, y para 1850 se exportaron 7.000 toneladas de lana. Si bien para 1852representaba un valor equivalente a un 25% de las exportaciones vacunas, esos montos se habanigualado para 1862. Los cueros fueron, de todos modos, la mercanca preponderante de lasexportaciones a lo largo de la dcada. Para 1850 alcanzaban los 2,5 millones de unidades,continundose con las exportaciones de tasajo a las economas esclavistas.

    Las tcnicas productivas aplicadas a la ganadera incluyeron la incorporacin del cercamiento delos campos (alambrado) a partir de 1850, la crianza de animales en rodeo y la importacin de losprimeros reproductores para mejorar la calidad de la hacienda criolla. A partir de los acuerdoscelebrados con Mitre despus de Pavn, se estableci una especie de alianza estratgica entre losganaderos bonaerenses y entrerrianos, que permiti mejorar sustancialmente la calidad de laganadera del Litoral argentino.

    Tambin se registr un incremento de la produccin agrcola, consecuencia del establecimientode colonias de inmigrantes del norte de Europa en las provincias del Litoral, que complementaron alas antiguas explotaciones ubicadas en los tejidos urbanos. Se trataba todava de una actividadorientada a abastecer el mercado interno, y hasta 1874 la importacin de trigo continu.

    Captulo 6: La formacin del Estado nacional oligrquico (1861-1880) Durante las presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda se conform en nuestro pas un Estadonacional oligrquico, en el marco de un proceso de agresiva expansin de la Revolucin Industrial,que impuso la Divisin Internacional del Trabajo (DIT) y la difusin de las relaciones de trabajoasalariadas. Fuertemente condicionada por las exigencias britnicas, la Argentina adquiri unamatriz colonial, dependiente y agroexportadora, consolidando una alianza desigual con el Imperio. Bartolom Mitre y el proyecto de la repblica institucional

    La victoria negociada de Pavn abra un inmenso campo de accin para los intereses delliberalismo oligrquico porteo. Si bien la alianza con Urquiza fue objetada por los sectores msradicales del liberalismo de Buenos Aires, en la prctica le franque el terreno para implementar elextermino de las montoneras federales a lo largo del territorio. Para Mitre, la Repblica de laOpinin portea era un captulo cerrado. Ahora se deba institucionalizar la Nacin en clave liberal-oligrquica, y para ello la alta poltica deba sepultar al debate popular. Entonces, haba quedesmovilizar a la sociedad y construir una verdadera repblica institucional.

    Mitre dispuso la creacin de un diario, La Nacin Argentina, a los fi nes de adoctrinar a lapoblacin en los trminos de su proyecto nacional, que combinaba concentracin del poder,hegemona portea y desmovilizacin popular. A esto sum una herramienta poltica fundamental:la invencin de un pasado en el cual legitimarlo. Su visin de la Historia argentina, unahistoria ofi cial e institucional, quedara fuertemente arraigada en el mbito escolar hasta nuestrosdas. Su canon de lectura se bas en sostener la preexistencia de la Nacin y el liderazgo natural de

  • Buenos Aires. Su odio hacia Rosas lo llev a desconocer su importancia en la construccin de laNacin, operacin que repiti con Martn Miguel de Gemes, Manuel Dorrego, Facundo Quiroga,Chacho Pealoza, Felipe Varela y todos aquellos que imaginaron un pas federal y autnomo.Belgrano y San Martin fueron despojados de sus ideas y convertidos en mitos a la medidadel proyecto liberal-oligrquico. Sus evidentes falsifi caciones del pasado solo seran denunciadas apartir de la dcada de 1930, por la corriente revisionista.

    Durante la gestin de Mitre se teji una compleja trama institucional y social, que sirvi comobase para la formacin del Estado nacional y de la sociedad argentina moderna. Se impuls unaamplia poltica de comunicaciones y obras pblicas, que incluy la nacionalizacin del Correo deBuenos Aires, el tendido de los principales tramos de los Ferrocarriles del Sud, del Oeste y delNorte, y diversas obras de infraestructura, con el aporte de capitales europeos. Se reorganizarony diversifi caron el sistema tributario y el aparato recaudador, crendose el Crdito PblicoNacional. Se dispuso tambin la realizacin de un censo nacional de poblacin y se establecieronlas primeras colonias de inmigrantes como, por ejemplo, la colonia galesa en la actual provinciadel Chubut, en el marco de una agresiva poltica inmigratoria que dara sus frutos en las dcadassiguientes. La enseanza pblica recibi un poderoso estmulo, ya que fueron creados los colegiosnacionales (secundarios), con el fi n de formar los recursos humanos indispensables para elfuncionamiento del Estado nacional y de la burocracia privada en una sociedad en transformacin.Tambin se subsidi la enseanza primaria en las provincias y se reorganiz la educacinuniversitaria. Adems, se institucionaliz el Poder Judicial, se cre la Corte Suprema (1863) y seencarg la redaccin de los cdigos Civil y Penal a dos juristas caracterizados del tronco liberaloligrquico: Dalmacio Vlez Sarsfi eld y Carlos Tejedor, respectivamente. En 1864 se organiz elEjrcito nacional, sobre la base de las fuerzas militares de Buenos Aires, y se crearon cuerpos delnea, distribuidos, de manera estratgica, a lo largo del interior del pas. En sntesis, el Estadoincrement considerablemente sus funciones y su trama institucional.

    La presencia internacional del pas fue consolidada mediante diversos tratados y acuerdos, entrelos que se destac el reconocimiento por parte de Espaa de la independencia argentina (21 de juliode 1864) y la participacin del Estado nacional argentino en la guerra de la Triple Alianza..

    La ocupacin de la provincia de Corrientes por los ejrcitos paraguayos, en abril de 1865,motiv el ingreso de la Argentina en la Triple Alianza, compuesta adems por el Brasil y el PartidoColorado (liberal) uruguayo. La invasin se produjo ante la falta de respuesta de Mitre a la solicitudde paso formulada por el dictador paraguayo Francisco Solano Lpez, para que sus tropas pudierandirigirse a territorio uruguayo para auxiliar a sus aliados del Partido Blanco (federal), en el marcode una guerra civil. Paraguay se haba negado a conceder la libre navegacin de los ros interiores,por lo que Inglaterra exigi el servicio de sus serviles aliados americanos.

    En el marco de una guerra de exterminio y rapia, la nacin guaran fue despojada de las dosterceras partes de su territorio y sufri el genocidio del 95% de la poblacin masculina mayor de 14aos. Para el Estado nacional mitrista implic la ocasin deseada para poner cepo a la prensaopositora, o directamente clausurarla mediante la aplicacin del estado de sitio, al tiempo que serealizaron fabulosas razias de simpatizantes del Partido Federal en todo el pas, para ser conducidosal exterminio en el frente paraguayo. La aristocracia portea don a su personal domstico alEjrcito nacional, como venganza por su antiguo respaldo a Rosas. Entre la llegada de inmigranteseuropeos y el genocidio de la poblacin negra, la Buenos Aires oligrquica fue ms blanca a partirde entonces

    Mitre se vali de las facultades extraordinarias que le fueron conferidas con motivo de la guerray de la adhesin de Urquiza, quien canje una vez ms su lealtad porsuculentos benefi cios econmicos, al ser contratado como proveedor privilegiado de las tropasaliadas. No sera el nico en benefi ciarse. En 1866 Natalicio Talavera denunci en el frenteparaguayo: (Anacarsis) Lans, socio del presidente Mitre, es proveedor general del ejrcito, yque haba acumulado fabulosas fortunas. El 23 de de enero de 1869, tres meses despus deabandonar la presidencia, Mitre recibi un revelador homenaje de los agradecidos

  • proveedores benefi ciados por su gestin: el regalo de una propiedad destinada a vivienda personaly sede editorial e imprenta de su peridico La Nacin Argentina. Los donantes aseguraban que erael premio merecido por quien haba posibilitado a los hombres industriosos dar impulso a sustrabajos y vuelo a sus operaciones.

    En medio de las denuncias sobre los oscuros negociados urdidos alrededor de la guerra queencendan a la opinin pblica, Mitre, su asociado Rufi no de Elizalde y los enriquecidosproveedores Anacarsis Lans, Cndido Galvn y Ambrosio Lezica crearon una sociedad annimaque se hizo cargo del diario, que pasara a denominarse La Nacin a partir del 4 de enero de 1870.Segn El Mosquito se trataba solo de un sinceramiento, porque, de la mano de Mitre, la Nacinnunca haba sido argentina, sino britnica. Varias dcadas despus, Homero Manzi sealaba: Mitrese dej un diario de guardaespaldas para custodiar su memoria y su obra. Solo eso le permitaentender que siguiera siendo un prcer

    Las medidas impulsadas para alcanzar los objetivos polticos que se haba propuesto Mitre secristalizaron de manera limitada. Desde un principio el nuevo presidente debi afrontar la oposicinde la opinin pblica y de la porcin mayoritaria de la dirigencia portea a las exigencias de sualta poltica. La iniciativa del Senado de federalizar la provincia de Buenos Aires para convertirlaen capital de la repblica, que contaba con el respaldo de Mitre, provoc la fractura del liberalismoporteo. Adolfo Alsina encabez la ruptura y cre el Partido Autonomista, en oposicin alfederalismo hegemnico de Mitre.

    La solucin provisoria consisti en declarar a la ciudad de Buenos Aires como residencia de lasautoridades nacionales, con jurisdiccin en su municipio, por el trmino de cinco aos, hasta tantoel Congreso designase la capital permanente de la Nacin. Qued as conformado un curiososistema federal, compuesto por tres Estados que compartan la hegemona: Buenos Aires, EntreRos y el Estado nacional con el resto de las provincias bajo su rbita. La connivencia de Urquizapermiti que Mitre ordenara, entre 1862 y 1864, un verdadero genocidio de las masas federales delinterior, que se sintetiz en las caractersticas del perverso asesinato del caudillo Jos ngelPealoza, el Chacho, diseado por Sarmiento: una vez atrapado, fue vestido con ropas de mujer,montado de espaldas sobre un burro, obligndolo a asirle la cola con sus manos, luego atado acuatro caballos y fi nalmente degollado, exhibindose su cabeza en una pica en la plaza pblica,para que esos brbaros entendieran en palabras del padre del aula que por fi n haba llegado lacivilizacin a estos pueblos brbaros.

    Entre 1864 y 1866 se registraron en las provincias del interior diversos alzamientos contra elgobierno nacional y contra el reclutamiento forzoso de gauchos para proveer de soldados al Ejrcitoen el frente paraguayo. En 1866 estall la rebelin de los colorados en Mendoza, bajo laconduccin de Juan Sa, y al ao siguiente Juan de Dios Videla se hizo con el control de San Juan.La rebelin continu y Sa tom San Luis, en tanto Aurelio Zalazar avanz sobre La Rioja. FelipeVarela, lugarteniente del Chacho, regres de su exilio chileno en 1867 y organiz un fallidolevantamiento contra el Estado nacional.

    Urquiza se mantuvo impasible ante la accin de las fuerzas porteas, mientras incrementaba sus ingresos como ganadero y proveedor estatal. Jos Hernndez, un miembro selecto de su crculo, le pronostic en 1865 la muerte a que se hacan acreedores los traidores: por la espalda y bajo pual federal. Su pronstico se cumplira en 1870. Hernndez solo haba fallado en la prediccin del arma, que sera una pistola en lugar de un pual

    En su discurso presidencial de 1864, Mitre refl exionaba: Si los gobiernos, no satisfechos congobernar y a ttulo de ser los ms capaces, se empean en constituirse en poderes electorales, qufuncin le dejamos al pueblo en el rgimen representativo? En realidad, se trataba de una preguntaretrica, ya que el proyecto oligrquico, segn haba advertido Alberdi, requera de una repblicasin pueblo. Mientras tanto, su estrella no cesaba de oscurecerse. En 1866, el autonomismo obtuvola gobernacin portea y el vicepresidente en funciones, Marcos Paz, comenzaba a entenderse conAlsina.

  • Los dos aos fi nales de la gestin de Mitre estuvieron teidos por sus desaciertos en el frente debatalla y por la inminente disputa por la sucesin presidencial. Las fuerzas opositoras levantaron lascandidaturas de sus jefes, Urquiza y Alsina, en tanto Mitre otorg su respaldo a su ministro Rufi node Elizalde. Desde el frente paraguayo, un grupo de ofi ciales propuso la candidatura de Sarmiento,cuyo hijo Dominguito haba fallecido en el frente de batalla. Luego de complejas negociaciones,qued constituida la frmula vencedora, Sarmiento-Alsina. El fraude hizo el resto. La presidencia de Sarmiento (1868-1874)

    La disputa por la sucesin presidencial haba revelado la debilidad del andamiaje institucional.Excluido el pueblo, el rgimen poltico solo expresaba las ambiciones e intereses de actores,crculos y corporaciones, dispuestos a poner en juego la propia estabilidad republicana, alprivilegiar sus intereses particulares. El nuevo presidente no tena un partido propio que le sirvieracomo respaldo legislativo y las alianzas tramadas con diversas fuerzas polticas, en especial conel alsinismo, no pasaban de un mero e inestable acuerdo electoral.

    Sarmiento no era un demcrata, y solo se manifestaba dispuesto a aceptar las normasrepublicanas en la medida en que le resultaran de utilidad. Por esa razn, durante su gestin decidiprivilegiar la alianza con el Ejrcito nacional, al que confi la tarea de subordinar las fuerzaspolticas provinciales a la autoridad presidencial y de producir resultados electorales favorables.Esto fue complementado con la asignacin de subsidios y cargos pblicos a cambio de votosparlamentarios, que no excluy ni siquiera a su tradicional adversario, Urquiza.

    La resistencia a esta poltica gener varias revoluciones y naturalmente se reiteraron lasintervenciones federales. El 11 de abril de 1870 fue asesinado Urquiza, con lo que se inici larebelin de Ricardo Lpez Jordn contra el gobierno nacional, derrotada tras una larga campaaen Naemb (26 de enero de 1871). Varela hizo un ltimo intento en enero de 1869, sin xito, por loque debi exiliarse en Chile. En Jujuy dos gobernadores fueron depuestos en 1870 y 1874. EnCorrientes se registr una revuelta en 1872 y un nuevo alzamiento infructuoso de Lpez Jordn en1873. En 1873 se realizaron motines en San Juan y Mendoza. Finalmente, la revolucin de 1874aquej a las provincias de Buenos Aires, San Luis, Crdoba, Mendoza y Corrientes, para serderrotada a fi nes de ao, ya durante la gestin de Nicols Avellaneda.

    Como consecuencia de esta grave confl ictividad interna, el Estado nacional abandon la TripleAlianza en 1870, para concentrarse en el disciplinamiento interno. Ese mismo ao, el asesinato deUrquiza y la intervencin militar de la provincia provocaron cambios en la arquitectura poltica, yaque Entre Ros dej de pertenecer al segmento de los tres Estados hegemnicos, para pasar aintegrar el grupo de provincias tributarias del Estado nacional.

    Por entonces, alejado de la presidencia y debilitado su predicamento en la poltica partidaria,Mitre adopt un cambio de estrategia, y en el primer editorial de su nuevo peridico anunci laadopcin de un estilo ms sereno y refl exivo. Su diario deba ser una tribuna de doctrina, que seconstituyese en brjula de las polticas del Estado nacional. El cambio se redujo por entonces a unasimple declaracin de principios, pero marcaba la pretensin de Mitre de administrar las polticaspblicas desde su despacho editorial. Lamentablemente, tendra varios emuladores hasta el da dehoy.

    Durante el gobierno de Sarmiento, el tejido institucional no ces de expandirse. En 1869 serealiz el primer Censo Nacional, dispuesto por el gobierno de Bartolom Mitre. La educacin tuvoun respaldo signifi cativo. Se crearon las primeras escuelas normales, los subsidios a las provinciasaumentaron, se dio notable impulso a las escuelas de ofi cios y la educacin primaria y seinauguraron establecimientos para adultos. Tambin se organiz una Comisin de BibliotecasPopulares, con fi liales en el interior, destinada a difundir libros y otros instrumentos de cultura entodo el pas. Los aportes en la enseanza superior fueron escasos, ya que se limitaron a la creacinde una facultad de Ciencias Exactas en Crdoba. Sin embargo, se verifi caron algunos avances en elterreno de las ciencias, como, por ejemplo, la construccin del Observatorio Astronmico deCrdoba. Asimismo se cre el Colegio Militar de la Nacin, la Escuela de Nutica y la escuadranacional, y se construy el arsenal de Zrate. En materia legislativa, se aprob el Cdigo Civil. En

  • el campo fi nanciero, se cre el Banco Nacional y se tom un cuantioso emprstito con la bancalondinense, en condiciones muy perjudiciales para las rentas nacionales.

    Las comunicaciones recibieron tambin una atencin preferencial por parte de Sarmiento: semultiplicaron las vas frreas, se extendi la red de lneas telegrfi cas, se ampli la red de tranvasy se tendieron los cables subfl uvial y marino. Se cre el Departamento de Agricultura y se auspicila navegacin por los ros interiores Bermejo, Salado y Negro. A lo largo del perodo continu, demanera creciente, la llegada de inmigrantes y se obtuvieron algunos avances en la colonizacin detierras.

    En 1871, una feroz epidemia de fi ebre amarilla arras Buenos Aires. La trgica situacinfavoreci un fortalecimiento del patriciado oligrquico, que se puso a la cabeza de las tareassanitarias. Por el contrario, Sarmiento pens solo en ponerse a salvo, argumentando los riesgos queentraara para la vida institucional cualquier dao que sufriese su salud. Los porteos locaratularon como simple cobarda. Era el preludio para los fatales ltimos dos aos de gobierno queya haba debido soportar Mitre.

    Lo temas centrales en el retroceso de la autoridad de Sarmiento fueron su manejo de lasrelaciones exteriores y la sucesin presidencial. En el primer caso, el abandono de la guerra de laTriple Alianza dej al Paraguay a merced del Brasil, que increment considerablemente suterritorio. Poco despus, el liberalismo chileno, que haba accedido al gobierno, exigi ladevolucin de la Patagonia y del estrecho de Magallanes, presentando, entre otros elementosprobatorios de sus pretensiones, los editoriales publicados por el presidente argentino durante sudesempeo en la prensa trasandina, en los que justifi caba las pretensiones chilenas, y lapertenencia inglesa de las Malvinas. En este caso, el debate alcanz una violencia tal que elsanjuanino lleg a ofrecer su renuncia, para bajar a la liza de la prensa y ejercer su propia defensa.Aunque su renuncia no se materializ, su situacin poltica qued dramticamente debilitada. Conel fi n de consolidar su autoridad, Sarmiento solicit en 1872 el otorgamiento de la suma del poderpblico, atribucin que l mismo haba asociado con la barbarie en el caso de Rosas. Pese a sudenegacin por las Cmaras nacionales, el Presidente insisti con su requerimiento en su mensajedel ao 1873 pero solo cosech crticas y diatribas encendidas.

    La cuestin de la sucesin presidencial alcanz ribetes an ms preocupantes. Sarmientodenunci que la inminente renovacin presidencial era riesgosa y que no era posible descartar unaeventual impugnacin revolucionaria. Pese a ello, el sanjuanino insisti en ejercer la funcin degran elector, tal como haban hecho sus antecesores Urquiza y Mitre. Su candidato era su ministrode Educacin, el tucumano Nicols Avellaneda, quien contaba con el apoyo de su propio espacio, elPartido Nacional, que haca su debut en el terreno poltico. Su compaero de frmula eraun alsinista porteo, Mariano Acosta.

    En 1874, un nuevo fraude electoral permiti la victoria de la frmula Avellaneda-Acosta. Comoconsecuencia de su doble derrota en las elecciones nacionales y provinciales de ese ao,el mitrismo haba quedado prcticamente excluido de toda representacin institucional. Mitreareng entonces a sus seguidores, instndolos a defender la vigencia de la Constitucin por mediode una revolucin. As, el gestor del Estado liberal oligrquico reconoca que su obra se le habaescapado de las manos.

    Sin embargo, la Revolucin de Septiembre de 1874 fue derrotada con facilidad, debido a sumala organizacin y a la decisin de Mitre de reducirla a una simple protesta cvica, por lo que nodud en rendirse en el primer enfrentamiento armado. Pese a ello, sus peridicos msimportantes, La Nacin y La Prensa, fueron clausurados, y muchos revolucionarios, condenados apenas de reclusin o destinados a la frontera.

    La debilidad del mitrismo no favoreci el fortalecimiento de su adversario tradicional,el alsinismo, ya que la juventud partidaria, liderada por Aristbulo del Valle y Leandro Alem,exigi una mayor participacin institucional, que no tard en conseguir al demostrar una llamativahabilidad en la prctica del fraude. Los jvenes autonomistas entre los que tambin se contabanMiguel Can, Carlos

  • Pellegrini y Lucio Vicente Lpez reconocan el liderazgo moral e intelectual de Vicente FidelLpez, su profesor en la Universidad de Buenos Aires, y adoptaron su pensamiento proteccionista.

    Este incremento del papel de la juventud d