leon, irene .-. alba, el horizonte latinoamericano del siglo xxi

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Alianza Bolivariana. Irene León, coordinadora.

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  • Irene LenCoord.

  • La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXIIrene Len, Comp.

    Quito, mayo de 2013ISBN.978-9942-943-01-9FEDAEPS

    Edicin: FEDAEPS / ALAICorreccin de textos: Julio Csar GuancheDiseo de la portada: Vernica LenBurchImpresin: Artes Grficas SILVA

    La Corua N28-26 y Bello Horizonte, Quito, EcuadorTelfono: (593 2) 290 4242 Fax: (593 2) 252 4481E-mail: [email protected]

    12 de Octubre N18-24 y Patria, Quito, EcuadorTelfono: (+593 2) 250 5074E-mail: [email protected]

  • Contenido

    Presentacin 7

    La ALBA como horizonte 9Irene Len, Ecuador

    Cumplir el sueo de Chvez 15Elas Jaua, Canciller de Venezuela, en intercambio con Sally Burch

    La Ruta del ALBA 23Judith Valencia

    ALBA: una propuesta medular de la integracin 43Rodolfo Sanz, Secretario Ejecutivo del ALBA, entrevistado por ALAI

    ECOALBA en el contexto econmico mundial 55Viceministerio de Relaciones Exteriores e Integracin Polticade Ecuador

    TCP: Bajo el principio de la complementariedad 59 Pablo Guzmn y Enrique Ramos entrevistados por ALAI

    La propuesta ALBA en los espacios internacionales 67Miguel dEscoto Brockmann entrevistado por Osvaldo Len

    El ALBA cultural en los procesos de descolonizacine interculturalidad 77Ismael Gonzlez, Cuba

  • La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    El ALBA de los pueblos: los Consejos de Movimientos Sociales 87Ambar Garca, Venezuela

    La Integracin desde los pueblos 131Joao Pedro Stedile, Joaquin Piero y Manuel Bertoldi

    Anexos:

    Principios del ALBA 143

    Estructura del ALBA (organigrama) 147

    Principios fundamentales del TCP 149

    Declaracin poltica de Tintorero 155

    Tratado energtico del ALBA 161

    Declaracin sobre cambio climtico 167

    Declaracin Universal por los Derechos de la Madre Tierra 171

    Acuerdo para la constitucin del espacio econmico del ALBA 175

    Declaracin de Estados latinoamericanos afectados 185por intereses transnacionales

  • Para Hugo Chvez Fras,pensamiento y corazn

    de Latinoamrica.

  • 7Presentacin

    Cuando despunt la ALBA -2004- eran tiempos de neoliberalismo re-cio y omnipresente. Las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) asuman la conduccin econmica y poltica de la regin, su influencia se extenda a todos los campos. Las transnacionales y otros intereses privados cosechaban los privilegios que resultaban del achicamiento del Estado. El endeudamiento de los pases era punto obligatorio e incontestable. El empobrecimiento y la falta de soberana espesaban en sentido proporcional a los privilegios para el capital.

    Estaba en el orden del da la creacin del rea de Libre Comercio de las Amricas (ALCA), un proyecto ampliamente ventajoso para su pro-ponente, Estados Unidos, mientras para Amrica Latina y el Caribe marcaba el signo de una variante de neocolonialismo. Para pautar las prioridades hemisfricas, Estados Unidos convocaba a unas Cumbres de las Amricas sin Cuba ( fueron cuatro), con resoluciones mandato-rias. Eran tiempos de resistencias en los que las alternativas se perci-ban como una posibilidad remota.

    La represin golpeaba a las movilizaciones contra el libre comercio que se multiplicaban en las calles, pero estas lograron permear los mismos escenarios de esas Cumbres, florecieron alianzas multisecto-riales, y se desentraaron los contenidos del neoliberalismo en los En-cuentros Hemisfricos de Lucha contra el ALCA, celebrados en Cuba. Los pueblos resistieron y los imaginarios socialistas resurgieron.

    El hito simblico de las resistencias triunfantes y del nuevo momen-to latinoamericano, se revel en Mar del Plata (Argentina) en 2005,

  • 8La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    cuando el ex presidente argentino Nstor Kirchner, expres a su ho-mlogo George Bush, que la regin poda perfectamente prescindir de las orientaciones estadounidenses en materia de integracin, que no los necesitbamos. Se refrend, desde all, el desplome del ALCA, y sali a la luz que las relaciones de poder se haban modificado y Amrica Latina y el Caribe contaban ya con Hugo Chvez, con Luis Incio Lula da Silva, con Evo Morales Ayma, con Tabar Vsquez, con una nueva ola de gobernantes y unos pueblos demandantes de so-berana.

    Pero ms an, la regin contaba ya con una propuesta: la Alternati-va Bolivariana para las Amricas (ALBA), una iniciativa de integracin de los pueblos, que se fundamentaba en principios de solidaridad, complementariedad y cooperacin. Con el devenir de los tiempos, la ALBA se conceptualiz como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra Amrica, una perspectiva de cambios estructurales que involucra ahora a ocho pases.

    La visin ALBA marc la pauta para los nuevos enfoques de la inte-gracin en general, pues no solo las iniciativas preexistentes tuvieron que redefinir sus planteos, sino que se ha posicionado la postura es-tratgica de que nadie puede volver atrs y a la luz de la ALBA, nuevas versiones de integracin, que hablan de proyecto propio, de referen-tes histricos y contextuales propios, de nuevas institucionalidades en emergencia, disputan al capitalismo el porvenir de la regin. La ALBA es una propuesta de porvenir compartido, con una agenda de cambios estructurales, es una provocacin de Patria Grande en disputa y construccin. Para contribuir con ese proceso y sus deba-tes, ponemos a consideracin este punteo de algunas ideas fuerza y elementos de proceso, con el agradecimiento a las autoras/es y pro-tagonistas de las ideas y prcticas, con las que generosamente con-tribuyeron a esta publicacin.

  • 9La ALBA como horizonte

    Por Irene Len1

    La ALBA despunt en diciembre de 2004, con enunciados de solida-ridad y complementariedades, con agendas de integracin desde los pueblos, poniendo a la luz prcticas soberanas de cooperacin, que surgieron al calor de la creatividad bolivariana y socialista que est a la raz de sus sustentos. Cuba y Venezuela tomaron la iniciativa de germinar el planteo de pensar la patria grande, proyecto histrico largamente anhelado, que se est fortaleciendo con el desarrollo de nuevas propuestas polticas para Latinoamrica y el Caribe.

    Segn el presidente Hugo Chvez, se trata de una plataforma polti-ca, geopoltica y econmica, fundamentada en una visin integral, con una agenda explcita de cambios estructurales, que apunta a crear un territorio interrelacionado en el que el intercambio entre los pases constituya una fortaleza para todos y para cada uno.

    Ocho pases: Cuba, la Repblica Bolivariana de Venezuela, Ecuador, el Estado Plurinacional de Bolivia, Nicaragua, San Vicente y las Granadi-nas, Antigua y Barbuda, y Dominica, son miembros de este espacio interrelacionado, levantado con fundamentos de cogestin sobera-na, que se produce a travs de la procura de consensos, del dilogo, de la cooperacin, de la igualdad en el trato.

    1 Irene Len, Ecuador, Sociloga especializada en asuntos internacionales, miembro de FEDAEPS

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    La agenda inmediata, es una de potenciacin del bien comn y de resolucin de desigualdades histricas, dentro de los pases y entre ellos, con lneas de accin solidaria, articuladas en torno al potencia-miento de los puntos fuertes de cada pas y a la transmisin de estos a los dems, e incluso de la creacin de fondos compensatorios para eliminar las asimetras entre pases, en funcin de vigorizar las venta-jas cooperativas entre ellos.

    El ms conocido ejemplo de concrecin de estas lneas de accin solidaria es la ya lograda eliminacin del analfabetismo en cuatro pases: la Repblica Bolivariana de Venezuela, Ecuador, el Estado Plu-rinacional de Bolivia y Nicaragua, de los cuales los tres ltimos, junto con Hait, eran catalogados como los de mayor persistencia y masivi-dad del analfabetismo en la regin. El clebre mtodo cubano Yo s puedo y la experticia desarrollada en ese pas, puesta al servicio del conjunto, fue la clave para culminar tamao reto.

    Se trata de intercambios en especie y/o conocimientos a gran escala, cuya proyeccin podra visualizarse al infinito, en tanto la produccin de conocimientos como, por ejemplo, los vinculados a la sostenibili-dad de la vida, tienen una potencialidad inagotable.

    Esta visin y prcticas que se realizan de modo alternativo, no solo amplifican la capacidad de los intercambios, abriendo posibilidades al resurgimiento de prcticas no mercantiles, cuya existencia hist-rica es extensa en la regin, sino que constituyen puentes para la transicin hacia el socialismo del siglo XXI, caracterizado por visiones propias de la organizacin social, de la gestin del territorio, de la relacin con la Madre Tierra. El reconocimiento constitucional de la diversidad y/o la pluralidad econmica2 y productiva, un innovador concepto que resulta de la vertiente del socialismo del Buen Vivir /

    2 Constitucin de la Repblica Bolivariana de Venezuela -1999, http://www.tsj.gov.ve/legislacion/constitucion1999.htm Constitucin de la Repblica del Ecuador -2008, http://www.asambleanacional.gov.ec/documentos/constitucion_de_bolsillo.pdf Constitucin del Estado Plurinacional de Bolivia, 2009, http://www.uasb.edu.ec/padh/revista19/documentos/Constitucionbolivia.pdf

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    Vivir Bien, es una de las innovaciones de esta propuesta de nuevo perfil.

    La ALBA es sin duda el primer planteo de un socialismo latinoame-ricano y caribeo vernculo en este siglo naciente, pues recoge la experiencia nica de medio siglo de construccin del socialismo en Cuba, dialoga con principios originarios, como los de complemen-tariedad y reciprocidades, y se proyecta hacia el futuro con una pro-puesta integral de sociedad, entre cuyos aspectos figuran resignifica-ciones de los modos de intercambio a gran escala, como plantea la propuesta del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) (Ver Anexo p. 149), un planteo que, ms que de comercio, habla de intercambios basados en los cimientos de una alternativa civilizatoria, signada por los fundamentos del Vivir Bien/ Buen Vivir.

    Con esos ingredientes, la ALBA deviene tambin un referente inelu-dible para los nuevos enfoques de integracin. De hecho su vigencia y propuesta concit la renovacin de todo lo preexistente en la ma-teria. Una breve mirada al proceso latinoamericano recorrido desde 2004, arroja elocuentes informaciones sobre el antes y el despus de la integracin.

    Antes: el rea de Libre Comercio de las Amricas (ALCA), un proyecto capitalista hemisfrico de liberalizacin mercantil, liderado por los Estados Unidos; la Iniciativa para la Integracin de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA), una propuesta capitalista para facilitar los flujos de mercancas; el Mercado Comn del Sur (MERCOSUR) un espacio subregional libre de aranceles, pensado en funcin de la li-bre circulacin de bienes, servicios, capitales y mercancas; para men-cionar solo unos ejemplos.

    El lapso post 2004 es el de la Unin de Naciones del Sur (UNASUR) que visualiza un espacio soberano para sus doce pases, con sus doce consejos sectoriales, y sus planes de integracin cultural, econmica, social, de defensa, y sus iniciativas polticas tambin soberanas. Es el tiempo de la emergencia de la Comunidad de Estados Latinoame-

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    ricanos y Caribeos (CELAC) , actualmente presidida por Cuba, una institucin regional propia con sus treinta y tres Estados miembros, su territorio de ms de veinte millones de kilmetros y sus 590 millo-nes de habitantes, creada para precautelar los intereses de la regin latinoamericana y caribea, desde una perspectiva endgena.

    Con ese mismo tono, estn en redefinicin instancias subregionales como la Comunidad Andina de Naciones (CAN), o la Asociacin de Pases del Caribe (AEC), y otras. Mientras la emergencia de Petrocari-be, una propuesta de soberana energtica, que involucra a diecisis pases, es, por su parte, la ms tangible afirmacin de la viabilidad de intercambios multilaterales solidarios en esa materia. El enfoque integral y los nuevos conceptos erosionaron la perspectiva neoliberal predominante, que confunde integracin con intercambio mercantil y la reduce apenas a comercio de productos y servicios. La ALBA despunt para posicionar una perspectiva transformadora, que interpela al Sur y lo nombra como territorio endgeno, con signifi-cativas posibilidades de constituirse en el eslabn indefectible para la deconstruccin del dominio geopoltico imperialista y devenir el propulsor de la construccin del mundo multipolar y pluricntrico, sustentado por Hugo Chvez como el vector de la nica posibilidad de sobrevivencia planetaria, ante el inminente agotamiento de las condiciones de vida a esa misma escala.

    Pero si todas estas resignificaciones y reconceptualizaciones atraen las miradas del mundo en tiempos de crisis del capitalismo, llama la atencin el diseo de una nueva arquitectura financiera y de una nueva institucionalidad financiera regional, que resultan ya en inicia-tivas concretas tales como el Banco del ALBA, una institucin pbli-ca regional de carcter solidario, soberano y cooperativo, que tiene como objetivo la promocin del intercambio econmico con justicia, para impulsar el desarrollo de los pases miembros.

    Este enfoque marca un hito en materia financiera, no solo porque coloca a la solidaridad por encima del lucro en los intercambios inter-

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    nacionales -pues hasta aqu lo solidario se reconoca ms bien a pe-quea escala y en escenarios locales-, sino tambin porque su diseo es el de un mecanismo pblico, de vocacin humanista, distinto de la visin capitalista de lucro privado. Desde esa perspectiva, tambin el mecanismo de intercambio monetario internacional propio, el Su-cre, una moneda virtual emitida por el Banco del ALBA para facilitar el intercambio entre los pases, apunta a responder a la necesidad de incrementar las ventajas cooperativas.

    La ALBA sustenta el fortalecimiento del Estado como base para las prcticas redistributivas, identificadas como camino ineludible para lograr la igualdad y el bien comn. Pero esa nocin de bien comn es internacional, pues a ms de sus miembros apunta a la procura de desarrollo de toda Amrica Latina y el Caribe, es decir que encara en prctica y en propuesta una disputa de poder y de sentidos con el capitalismo regional dominante. Para hacerlo establece mltiples mecanismos: las alianzas estratgicas entre pases, el desarrollo de iniciativas innovadoras y complementarias de produccin y distribu-cin, tales como Albatel, Albanisa o Transalba, el impulso a nuevos proyectos de investigacin tecnolgica y cientfica. En todos los ca-sos el punto de partida es lo pblico, como se expresa en la propues-ta de las empresas grannacionales, que se sustenta en alianzas de empresas pblicas de varios pases para enfrentar los poderes eco-nmicos de las corporaciones transnacionales.

    Es conocido que la ALBA tiene el potencial de convertirse en la tercera economa de Amrica Latina y el Caribe, como tambin que el Espa-cio Econmico del ALBA (EcoALBA) abre posibilidades para estimu-lar las ventajas cooperativas endgenas, con proyeccin exgena, en reas relacionadas con recursos estratgicos y con sectores de punta, tales como el alimentario, las telecomunicaciones, y otros. Es tambin cierto que la ALBA ha crecido vertiginosamente y su influen-cia ha tenido un impacto significativo en un corto tiempo, y por eso mismo sus retos son desafiantes, pues la validez de su influencia radi-ca justamente en su propuesta de cambio estructural, de transforma-cin integral, en sus ticas distintas del capitalismo.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    La ALBA se levanta como propuesta de transformacin poltica, de creatividades revolucionarias y miradas amplias, de compromisos fundamentales con los cambios locales, regionales y mundiales, en unos pueblos con un sentido de urgencia, de que el tiempo de los cambios es ahora y que los tiempos de la ALBA son impostergables!

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    Cumplir el sueo de Chvez

    Elas Jaua1 en intercambio con Sally Burch

    El ALBA naci en una madrugada en la Isla Margarita en Venezuela, en una larga conversacin entre Fidel y el comandante Chvez. Era diciembre del ao 2001, exactamente en el comienzo de la conspi-racin que culmin con el golpe de Estado contra el comandante Chvez de abril del ao 2002. Y el presidente Chvez le plante al comandante Fidel la idea de conformar una propuesta alternativa al ALCA (o sea, el rea de Libre Comercio de las Amricas); que no bas-taba con que los pueblos de Amrica Latina y los movimientos socia-les se mantuviesen en una consigna de decir solamente NO al ALCA, sino que haba que proponer una alternativa. As relata Elas Jaua, actual Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de la Repblica Bolivariana de Venezuela, al referirse al impulso inicial de la actual Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Amrica.

    En aquel momento, los dos presidentes comenzaron a darle vuelta a esa idea de un espacio econmico justo para los pases, de un es-pacio para el impulso de polticas sociales, un espacio para la unin poltica de nuestros pueblos Y les agarr la maana, y salieron al sitio donde estaban y estaba amaneciendo el alba. Y entonces el presidente Chvez deca: el alba, vamos a buscar, Fidel, qu iniciati-vas o qu cosas tienen las letras que nos pueda dar alba; y surgi la

    1 Elas Jaua, Venezuela, Canciller de la Repblica Bolivariana de Venezuela

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    Alternativa Bolivariana para las Amricas. As surgi el ALBA, acota el canciller venezolano en el dilogo que sostuvimos en Guayaquil, Ecuador, el 23 de abril de 2013.

    Jaua, socilogo y ex profesor universitario, considerado el hijo de Chvez, quien anteriormente ocup el cargo de Primer Vicepresi-dente (a partir de enero 2010), puntualiza que, sin embargo, hubo que esperar ms de dos aos antes de darle forma a este sueo, debi-do al golpe de Estado fracasado del ao 2002 y a los intentos de des-estabilizacin. Es as que en el ao 2004, una vez lograda la victoria revolucionaria democrtica en Venezuela contra el fascismo, que se comenz a darle forma a la Alternativa Bolivariana para las Amricas, constituida finalmente en la Habana, dice.

    Por lo mismo, recalca, si antes ya haba razones para fortalecer el ALBA, ahora tenemos una razn muy poderosa: cumplir el sueo del comandante Hugo Chvez.

    El gran reto actual del ALBA

    Al abordar la trayectoria de este proceso de integracin, el canciller venezolano seala: el ALBA naci fundamentalmente como un ins-trumento de combate poltico contra la pretensin hegemnica de ocupar todos nuestros mercados y de desmantelar lo poco que que-daba de Estados nacionales en nuestra Amrica Latina y Caribea, y as se convirti en el primer instrumento que tuvimos los pueblos latinoamericanos y caribeos para defendernos frente al avance de un sistema neocolonial que se nos quiso imponer, a travs del ALCA.

    Si naci como espacio poltico, luego trascendi a lo social, con un conjunto de iniciativas que Jaua considera inditas en el mundo: la historia del mundo recoger las iniciativas que en lo social ha desa-rrollado el ALBA, como las polticas humanitarias ms audaces, masi-vas y creativas que se hayan dado a favor de los hombres y mujeres

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    de una regin, destac, citando en particular el apoyo decidido, heroico y digno de Cuba en la formacin de salud y presencia de personal mdico. Adems, afirma: desde el ALBA se han impulsado, sin duda alguna, las misiones ms importantes en cada uno de nues-tro pases, apoyndonos en nuestras experiencias y desarrollando las propias particularidades de cada pas. Como ejemplos, menciona Pe-trocaribe, que suministra petrleo a pases caribeos que carecen de recursos energticos, en condiciones especiales, para saldar la factu-ra petrolera; las iniciativas en materia de alfabetizacin, de atencin a las personas con discapacidad.

    Ms recientemente, a las dimensiones poltica y social se aade la econmica, que Elas Jaua ubica como el gran reto actual del ALBA. Fue en la ltima cumbre de presidentes donde estuvo presente el presidente Chvez, el 4 de febrero de 2012, que se tom la deci-sin de avanzar en una etapa que no haba sido bien desarrollada en el ALBA, que es el rea econmica. El canciller recuerda que el presidente Chvez expres all con mucha claridad que era la hora de avanzar hacia una ofensiva econmica productiva en el espacio que hemos creado los pases integrantes del ALBA, aclarando que, si bien eso incluye el comercio, lo transciende. Por ello dice Chvez insista en que no se puede quedar solo en el comercio de lo que producimos. La iniciativa econmica del ALBA debe estar fundamen-talmente orientada a la creacin de valor agregado en cada uno de nuestros pases, al desarrollo agrcola y agroindustrial, al desarrollo cientfico y tecnolgico, y a la complementacin de las actividades econmicas productivas de cada uno de nuestros pases de acuerdo a las necesidades de nuestras poblaciones. Y centrada en las necesi-dades fundamentales para la vida: los alimentos, los insumos para la construccin de vivienda, el vestido y el calzado, las medicinas, los desarrollos cientfico-tecnolgicos, en telecomunicaciones, el acceso a las tecnologas de informacin, el desarrollo petroqumico, entre algunos de los aspectos fundamentales que el presidente Chvez siempre nos plante que debamos impulsar, tomando en cuenta las potencialidades de cada uno de nosotros, los pases que integramos el ALBA.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    Se tratara de producir para satisfacer, en primer lugar, las necesida-des de nuestros pueblos, no para la acumulacin de capital de las empresas previamente establecidas, o de las transnacionales que operan en nuestros pases. Jaua aclara que esto no quiere decir que tales empresas no tengan un espacio dentro de lo que se est cons-truyendo, al contrario, seala, es bienvenido el sector privado nacio-nal, en primer lugar, y tambin las empresas internacionales que quieran sumarse a este esfuerzo de los pases que integran el ALBA para elevar nuestra capacidad de produccin, para industrializar a nuestros pases, para un desarrollo agrcola moderno. Eso s, siem-pre entendiendo que la prioridad fundamental de este espacio no es la acumulacin de capital sino la satisfaccin de las necesidades de nuestro pueblo, acota. Pueblos que hoy, insiste, tienen ms de-rechos, ms acceso a alimentos, ms capacidad adquisitiva que hace 10 o 15 aos, para poder acceder a los bienes y servicios que son fundamentales para la vida plena, para el buen vivir o el vivir bien una vida que valga la pena de ser vivida, donde los pueblos tengan derecho a la felicidad, felicidad que consistira ante todo en la segu-ridad de ofrecer alimento, educacin y salud a los hijos.

    Desarrollar el rea econmica del ALBA implica, entonces, pensar cmo hacer sustentables las polticas sociales que hemos venido construyendo, lo que solo se puede lograr si nuestros pases avanzan hacia un proceso acelerado de industrializacin para satisfacer las necesidades de nuestro pueblo y crear un espacio de intercambio de mercancas en condiciones preferenciales dentro de los pases que integran el ALBA.

    En esta lnea, Jaua recalca que el nuevo presidente venezolano, Ni-cols Maduro, como heredero del legado poltico, econmico y geopoltico de Chvez, ha ratificado su decisin de fortalecer el ALBA, ms que nunca. Como ejemplos menciona la reciente designacin del nuevo presidente del Banco del ALBA, Rafael Isea, (ex ministro de Finanzas y ex presidente del Banco de Desarrollo de Venezuela); el fortalecimiento del SUCRE, con la reciente incorporacin de Uruguay, pas que no es miembro del ALBA; y el avance para la ratificacin del

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    tratado EcoAlba-TCP, como espacio econmico de los pases inte-grantes del ALBA.

    ALBA y el impulso a la integracin regional

    El ALBA y los pases que lo integran, en particular Venezuela, han te-nido un papel clave en el impulso de otras instancias de integracin regional, como son la UNASUR (Unin de Naciones Suramericanas) y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeos). Preguntamos a Elas Jaua sobre la relacin e interaccin entre estos diferentes procesos.

    En estos espacios, dice, los pases del ALBA siempre hemos actuado bajo una poltica comn; en primer lugar, de defender la unin lati-noamericana y caribea. Desde el ALBA no encontrarn nunca una poltica destinada a fragmentar ese gran esfuerzo unitario que han venido haciendo los pases de la regin, independientemente de su posicin ideolgica. El ALBA comprende y promueve la diversidad ideolgica dentro de la unin latinoamericana y caribea. Esa es una lnea clara de los pases del ALBA. En tal sentido, el canciller enumera cuatro aspectos de esta poltica comn: en primer lugar, luchar con toda nuestra voluntad poltica por que estos espacios se mantengan y se preserven y no sean torpedeados por nadie. En segundo lugar, lograr que estos espacios avancen hacia el fortalecimiento de las ins-tituciones que se han ido creando en el marco de la Unin Surame-ricana, para que sea irreversible este proceso, en busca de darle una institucionalidad a esos espacios, cosa que podemos hacer por pri-mera vez en 200 aos sin el tutelaje imperial de los Estados Unidos. En tercer lugar, compartir las experiencias que en materia de polticas sociales ha adelantado el ALBA; entusiasmar y convocar al resto de los pases de UNASUR y de CELAC a tomar iniciativas en este sentido, para que la regin latinoamericana y caribea sea una regin libre de hambre y de pobreza en las prximas dcadas.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    Como cuarto aspecto est el tema econmico. Venezuela, cuando asuma la presidencia del Mercado Comn del Sur (Mercosur), en ju-nio de 2013, tendr como una prioridad promover el acercamiento del Mercosur con EcoAlba, con miras a una mayor integracin de los pases del Sur del continente con Centroamrica y el Caribe.

    En suma, Jaua destaca que hoy Amrica Latina y el Caribe cuentan con organizaciones propias para dirimir, acompaar, facilitar y cons-truir espacios en lo poltico, en lo econmico y en lo social.

    Relacin con los movimientos sociales

    En su proceso de construccin de la integracin regional, el ALBA ha asumido como un componente indispensable fortalecer la relacin con los movimientos sociales. Fue el propio presidente Chvez quien propuso la creacin de un Consejo de Movimientos Sociales, en la Cumbre del ALBA en Tintorero, en 2007. No obstante, como proce-so continental, hasta ahora ha avanzado poco y ha enfrentado difi-cultades para acoplar la dinmica propia de los movimientos con la institucionalidad que caracteriza un proceso intergubernamental.2 En paralelo, diversos movimientos a nivel continental se han venido articulando en forma autnoma bajo el nombre de Movimientos So-ciales hacia el ALBA, por su identificacin con los principios de ste, quienes han convocado la Asamblea Continental de Movimientos Sociales a celebrarse del 16 al 20 de mayo de 2013.3

    Consultamos a Elas Jaua sobre la relacin del gobierno venezolano con esos procesos, en el marco del ALBA, y el impulso que se les est dando. Nosotros creemos fundamental y as siempre lo solicit el presidente Hugo Chvez que estos espacios [de integracin] no tie-nen sentido sin la participacin del pueblo organizado. Para noso-

    2 Al respecto, ver el artculo El ALBA de los pueblos de esta publicacin.3 Ver el artculo La integracin desde los pueblos de esta publicacin.

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    tros, el ALBA en este caso, pero tambin UNASUR y la CELAC, deben crear mecanismos para que los pueblos participen, opinen y sientan que esas cumbres, esos espacios, no son una repeticin de los vie-jos modelos, donde las lites polticas y econmicas de los pases se ponan de acuerdo de espaldas muchas veces a los intereses de los pueblos. Estos organismos tendrn vida, y tendrn sustancia real si estn llenos de los pueblos, de las propuestas de los pueblos, de la opinin de los pueblos, e incluso en algunos casos, de la decisin de los pueblos, seal el canciller.

    En tal sentido, reafirm el compromiso de su gobierno de potenciar activamente ambos procesos de participacin social. Asimismo, re-cord que en conversaciones recientes con lderes del Movimiento Sin Tierra de Brasil (uno de los principales impulsores de la articula-cin de movimientos sociales hacia el ALBA), se revisaron un conjun-to de acuerdos realizados hace aproximadamente dos aos, entre el presidente Chvez y algunos movimientos sociales importantes de la regin, con miras a ir avanzando hacia la constitucin de un gran frente de movimientos sociales para Amrica Latina y el Caribe.

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    La ruta del ALBA

    Judith Valencia1

    Ser el ALBA un ms all del ALCA?Ser a la misma vez del ALCA?Ser en vez del ALCA? Como punto de partida al tiempo de 2002 / 2003 respondamos:El ALBA esA la misma vezEn vez deY un ms all del ALCAComenz siendo todo a la misma vez.

    El ALBA2 promueve otro modo de vivir. Pregona un modo de abordar la vida, una manera de vivir. Pregona el renacer de los proyectos de vida que quedaron inconclusos, que fueron abortados, reprimidos, por siglos, por dcadas.

    Es deseo de todos que en el ALBA renazcan y se unan los sueos re-tenidos, suspendidos en el tiempo por las fuerzas de las polticas in-

    1 Judith Valencia, Venezuela, economista, profesora titular de la Universidad Central de Venezuela. Acompa el proceso revolucionario (2002-2007) junto a un equipo en el Ministerio de Produccin.

    2 NdE: El ALBA, en su creacin, se denomin Alternativa Bolivariana para las Amricas. A partir de 2009, su nombre cambi a Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Amrica.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    vasoras y explotadoras, expansionistas y anexionistas, defensoras y permisivas a los inversionistas.

    No es novedad. Ha sido una estrategia poltica de los dos ltimos si-glos y en tiempos recientes ha sido anunciada con precisin. Tanto en el rea de Libre Comercio de las Amricas ALCA, como en los Tratados de Libre Comercio TLCs la negociacin propone derogar la soberana, la autodeterminacin de los pueblos, restringiendo o prohibiendo la autonoma en el diseo y ejecucin de polticas de gobierno, en la potestad legislativa y en la jurisdiccin de las leyes y tribunales vulnerando los derechos y deberes ciudadanos.

    El ALBA va tomando cauce en los aos 2003 / 2004, con una visin de mundo desde nuestra Amrica, visin que no comulga con la lgica imperial del ALCA.

    El ALBA desde un comienzo propone integrar las capacidades de los pobladores y sus territorios, buscando satisfacer las necesidades de los pueblos habitantes de estas tierras, poniendo en tensin los po-deres creadores de los pueblos.

    Necesidades de alimentacinDe abrigoDe ocioDel cuerpoDel esprituDe los deseos por-venir.

    De la propuesta derivamos que el ALBA no es ALCA. Tambin toma distancia y no se asemeja a los esquemas de integracin econmi-ca desarrollistas de los 1960 acoplados a las exigencias del capital transnacional por mandato de la ofensiva neoliberal del capitalismo de los 1990.

    El ALBA promueve ir diluyendo por sustitucin todos los proyectos anteriores hasta vaciarlos de sentido. Ir forjando colectivos que con el trabajo creador, dignifiquen la vida. Explorar vas posibles, entre

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    quienes reconocemos en la relacin respetuosa con la madre tierra y en el despliegue del don creador del trabajo, la posibilidad de (re) fundar la patria, la patria grande. Convencidos en que no se resiste esperando cambios en el sistema contra el que se resiste. Se resiste rescatando terreno donde cultivar la insurgencia. Se resiste y se in-surge a la misma vez.

    El ALBA no es un algo hecho para implementar o copiar, el ALBA es un invento emancipatorio que programa el cada da en la ruta del Buen Vivir, anotando necesidades y organizando capacidades. La ruta des-taca el hecho cierto de que la felicidad es una construccin cultural. Al ALBA lo elaboramos todos y cada uno.

    El ALBA rene proyectos mltiples y diversos, as como somos de di-versos los pobladores de los pueblos que habitamos este continente. Marchar juntos respetndonos los ritmos. Todos y cada sujeto social planteando lo suyo sin sujetar a los otros, siendo y permaneciendo soberanos.

    Con certeza, el capitalismo en su andar perverso, achic el mundo de los pueblos. La multitud, habitantes de los territorios invadidos, son pobladores no-tiles para los parmetros contemporneos de la ren-tabilidad de los grandes capitales y de las empresas transnacionales. Tan simple, como que econmicamente hablando, al capitalista no le es rentable asalariar, educar ni alimentar a pobladores innecesarios, intiles, no rentables.

    En este contexto (de fines del XX e inicios del XXI) delimitado por el dominio perverso del capitalismo, los pueblos rugen; contra el rugi-do, el imperio militariza el espacio social: prohbe, reprime, encarcela, suelta a Tnatos, empobrece cuerpos y espritus. Envilece. El terror atmico de Hiroshima y Nagasaki (el 6 y 9 de agosto de 1945) lo in-yectan a travs del tejido capilar del poder.

    A pesar de toda la arremetida, los pueblos siguen rugiendo. En la Ve-nezuela bolivariana, el rugido mundial y continental de la rebelin de

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    los pueblos, deviene en voluntad y deseo de hacer posible lo pensa-damente imposible.

    Los antecedentes

    Los venezolanos en 1999 nos sumergimos en un proceso constitu-yente que nos permiti irnos zafando del entramado capitalista con-tinental. Fuimos tramando vas para salirnos del encierro imperial hemisfrico o continental.

    Con audacia y liderazgo, Venezuela fue agrietando el espacio conti-nental, estructurado desde siglos bajo el dominio de la estrategia de expansin del capital, estructura poltico-militar que dieron por eter-na los 34 mandatarios de los pases americanos, cuando en Miami, diciembre de 1994, acordaron la reestructuracin del Sistema Inte-ramericano, signado por todos al firmar la Declaracin de la I Cum-bre de las Amricas y el Plan de Accin de Denver (Colorado). Los gobernantes se creyeron con fuerzas suficientes para ahogar el eco del grito de alerta lanzado por los pueblos de Chiapas, en Mxico, el 1 de enero de 1994.

    Histrico grito que revivi la esperanza en la lucha, al tiempo que el tejido del poder del capitalismo mundial y su coalicin continental de gobernantes cipayos, ajustaba el amarre final: el rea de Libre Co-mercio de las Amricas sostenido sobre el despliegue militar. La resistencia de los movimientos sociales y los pueblos ancestrales vena abriendo boquetes al tejido del poder, cuando Venezuela elige presidente a Hugo Chvez, quien propone el proceso constituyente que encauza la revolucin bolivariana.

    En la Tercera Cumbre de las Amricas, en Quebec (Canad), del 20 al 22 de abril de 2001, el Presidente Hugo Chvez firma la declaracin final dejando constancia de dos reservas: muestra su desacuerdo con

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    el carcter representativo de la democracia y no aprueba concluir las negociaciones del ALCA para enero de 2005. Avanzando en su inten-cin soberana y denunciando las negociaciones del ALCA, entre abril de 2003 y febrero de 2004 Venezuela entrega varios documentos: Memorando Comit de Negociaciones Comerciales (CNC) Puebla, (lvarez, 2003a), Memorando CNC San Salvador, (dem, 2003b), Me-morando CNC Miami, (Venezuela, 2003), y Conjunto Comn de dere-chos y obligaciones, (FTAA-TNC, 2004).

    Desde mediados de 2003, en las sesiones de negociacin, las dele-gaciones de los 34 pases sometan a revisin la versin original. En enero de 2003, Luis Incio Lula da Silva asume la Presidencia de Brasil. Las intenciones de las transnacionales, de Washington, el Pentgono y sus aliados en los gobiernos latinoamericanos son las de impulsar los TLCs bilaterales. Chile, Centroamrica (el Sistema de la Integracin Centroamericana (SICA)), Repblica Dominicana, Panam y los pa-ses andinos: Colombia, Per y Ecuador con Bolivia de observador. Los procesos constituyentes de Bolivia, en 2006-8, y Ecuador, en 2007-8, los borra de la lista. Venezuela denuncia la Comunidad Andina de Na-ciones (CAN), el 22 de abril de 2006, marcando el rumbo de su diso-lucin e impidiendo filtrar los compromisos de los TLCs a travs de la supranacionalidad de la CAN.

    El 5 de noviembre de 2005 en la Declaracin final de la IV Cumbre de las Amricas, en el prrafo 19 queda certificada la muerte del ALCA original (Secretariado CDA, 2005; 4, 5). Dos redacciones sobre un mis-mo tema dan prueba de las discrepancias entre gobernantes.

    De septiembre a noviembre de 2005, los pueblos se anotan puntos a favor. En Brasilia y Mar del Plata se va abriendo una brecha entre el antes y el despus.

    En Brasilia, el 30 de septiembre, los gobernantes sudamericanos abren un debate sobre el destino de la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN), proyecto iniciado en la presidencia de Fernando Henrique Cardoso de Brasil en 2000. Los presidentes Tabar Vsquez

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    y Chvez (de Uruguay y Venezuela, respectivamente), entregan una carta exponiendo razones para debatir. Todo el 2006 delibera una Comisin de Reflexin, entregando un documento de trabajo en la I Cumbre de la CSN, en Cochabamba (Bolivia), el 6 de diciembre de 2006. Haba comenzado la conversin de la CSN en la Unin de Na-ciones Suramericanas (UNASUR), que nacer en enero de 2007, en la reunin sobre energa que tuvo lugar en Isla Margarita (Venezuela). En el seno del debate siempre estuvo presente la filosofa del ALBA.

    En Mar del Plata (Argentina), en la IV Cumbre de las Amricas (el 5 de noviembre de 2005), Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela dejan huella al estampar su desacuerdo con el ALCA, en el prrafo 19.

    A estos puntos a favor se suman los triunfos electorales de Evo Mora-les en Bolivia, Daniel Ortega en Nicaragua y Rafael Correa en Ecuador. Pero tambin se aceleran las acciones de la contrarrevolucin. Para el ao 2005, solo Cuba y Venezuela caminan en el ALBA. Para abril de 2007 se incorporan Bolivia y Nicaragua. Ecuador y el Caribe oriental se mantendrn atentos para unirse en 2008 y 2009. Las organizacio-nes sociales populares y los pueblos originarios prestan atencin al desarrollo de los acontecimientos y tienen propuestas concretas que son entregadas en Cochabamba, en octubre de 2009.

    El ALBA arranca y toma impulso

    Ciertamente, el ALBA tiene como punto de partida el deseo anti-ALCA manifestado por el Comandante Presidente Hugo Chvez en una reu-nin de la Asociacin de Estados del Caribe, en Isla Margarita, en di-ciembre de 2001. En ms de una ocasin, el Presidente Chvez ha na-rrado que en un comienzo fue una ocurrencia suya, en presencia de Fidel, como respuesta anti-ALCA. Es el ltigo de la contrarrevolucin que, buscando interrumpir el proceso constituyente, impulsa la con-figuracin del ALBA en el pueblo venezolano al armarse en Misiones. As, el deseo del lder toma cuerpo entre abril y diciembre de 2002.

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    El golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y el sabotaje petrolero que arranca el 2 de diciembre de 2002, son momentos aleccionadores. Fuimos aprendiendo que no hay que esperar que el capitalismo y su estrategia sucumban para sembrar la cosecha. Aprendimos que a la misma vez que el Imperio arremete, podemos ir liberando terreno humano y geogrfico, demarcando espacios de accin y contagio de las fuerzas de la insurgencia, de lo indito, de la novedad. El ALBA amaneci socialmente en los combates del 2003 y reconocimos su existencia en el 2004.

    En Venezuela, entre abril y diciembre de 2002, la mayora del pueblo, acosado y en la calle, da cuenta de sus carencias, siente sus fuerzas y se percata de la urgencia. Sin disolver el Estado capitalista, va asu-miendo, en su espacio social, misiones de gobierno. Un colectivo en tensin, reconociendo la Constitucin refrendada el 15 de diciembre de 1999, sabiendo el alcance de las Leyes Habilitantes del 13 de no-viembre de 2001, asalta la posibilidad de convertir planes de gobier-no en tareas de pueblo protagnico.

    La reconquista de Miraflores con el contragolpe del 13 de abril de 2002, y de la produccin y del ingreso petrolero con el rescate de la empresa Petrleos de Venezuela Pdvsa, en marzo de 2003, ha-cen realidad la voluntad poltica presidencial de darle poder a los pobres comprometidos en las misiones.

    En el 2004, en Venezuela se escucha decir que la mayora del pueblo, su lder y gobernantes han abierto las compuertas hacia otro mun-do posible. La multitud est tentada a recorrer experiencias de vida novedosas. En agosto de 2004, Chvez gana el referendo revocatorio. Fuerza y voluntad se conjugan. En enero de 2005, en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, Chvez abrir el debate sobre el socialismo del siglo XXI.

    Los movimientos sociales y los pueblos ancestrales a la escucha cu-riosa, revisan y ponen atencin en el acontecer de la revolucin bo-livariana. Desde all todos nombrarn el ALBA en sus deliberaciones.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    Durante los meses de 2003 y 2004, Fidel y Chvez venan proponien-do tareas. Tiempos en que nacen dos misiones emblemticas: Robin-son y Barrio Adentro, en alfabetizacin y salud, en comunin con la Operacin Milagro: ver para leer. Se abren los ojos hacia el porvenir.

    La unin de Cuba y Venezuela formaliza el primer acuerdo ALBA. El ALBA, como alternativa bolivariana y/o como amanecer o alborada, encauza esa ocasin, el ALBA se crece y hace cuerpo con la unin del esfuerzo consciente de dos pueblos como de dos lderes. La lectura del Acuerdo da muestras del carcter especial de lo convenido. El 14 de diciembre de 2004, estos dos pases consideran ampliar y modi-ficar el Convenio Integral de Cooperacin entre Cuba y Venezuela, suscrito el 30 de octubre de 20003.

    Una breve anotacin da cuenta del carcter especial de lo convenido:

    Habindose consolidado el proceso bolivariano tras la decisiva vic-toria en el Referendo Revocatorio del 15 de agosto de 2004 y estando Cuba en posibilidades la cooperacin se basar no slo en prin-cipios de solidaridad sino tambin en el intercambio de bienes y servicios que resulten ms beneficiosos para las necesidades econmi-cas y sociales de ambos pases para garantizar complementacin productiva ahorro de recursos; trabajarn en conjunto, en coordina-cin con otros pases latinoamericanos, para eliminar el analfabetismo en terceros pases y en programas de salud; admiten la posibilidad de practicar el comercio compensado; petrleo becas actividades deportivas (Repblica de Cuba y Repblica Bolivariana de Venezuela, 2004).

    El Acuerdo, en su Declaracin Conjunta, inaugura el lenguaje del ALBA. La conversin del Convenio del ao 2000 entre Cuba y Vene-zuela, en el Acuerdo de 2004, viene acompaada de un texto titulado Declaracin Conjunta, en la cual leemos:

    3 NdE: Este convenio puede ser consultado en: http://www.cubadebate.cu/especiales/2010/11/07/convenio-integral-de-cooperacion-venezuela-cuba/

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    rechazamos con firmeza el contenido y los propsitos del ALCA si bien la integracin es, para los pases de la Amrica Latina y el Caribe, una condicin imprescindible para aspirar al desarrollo solo una inte-gracin basada en la cooperacin, la solidaridad y la voluntad comn de avanzar. Coincidimos en que la Alternativa Bolivariana para las Am-ricas/ALBA, propuesta por el presidente Hugo Chvez Fras en ocasin de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociacin de Estados del Caribe, celebrada en Isla Margarita en diciembre de 2001, traza los principios rectores de la integracin basada en la justicia. Afirmamos que el principio cardinal que debe guiar el ALBA es la so-lidaridad que se sustenta en el pensamiento de Bolvar, Mart, Sucre, OHiggins, San Martn, Hidalgo, Petin, Morazn, Sandino y otros tantos prceres, sin nacionalismos egostas, ni polticas nacionales restrictivas que nieguen el objetivo de construir una Patria Grande en la Amrica Latina. Expresamos asimismo que el ALBA tiene por objetivo la trans-formacin de las sociedades latinoamericanas, hacindolas ms justas, cultas, participativas y solidarias concebida como un proceso integral que asegure la eliminacin de las desigualdades sociales y fomente la calidad de vida y una participacin efectiva de los pueblos en la confor-macin de su propio destino (Castro y Chvez, 2004).

    Quedan trazadas las coordenadas polticas del ALBA. En el Acuerdo y la Declaracin Conjunta quedan afirmados los lineamientos para el porvenir en 2005 / 2006.

    Acorde con el espritu del ALBA, el 29 de junio de 2005 se suscribe el Acuerdo de Cooperacin Energtica Petrocaribe, que incluye el Fondo ALBA-Caribe. En la ciudad de Puerto La Cruz, (Venezuela), lo firman Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Rep-blica Dominicana, Granada, Guyana, Jamaica, San Vicente y las Gra-nadinas, Santa Luca, San Cristbal y Nieves, Surinam y Venezuela. Alianzas estratgicas, con el petrleo como centro, estn fundadas en la conservacin de los recursos naturales no renovables, en la so-lidaridad compartida y la corresponsabilidad social entre pueblos, aseguran el acceso democrtico a la energa a precios razonables y concretan esfuerzos en la complementariedad de las capacidades de las empresas estatales de energa.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    Sigue Bolivia como el prximo pueblo miembro. El 28 y 29 de abril de 2006, en La Habana (Cuba), Venezuela y Bolivia suscriben un Acuerdo tomando para s los principios contenidos de la Declaracin Conjunta comentada, y adjuntan la propuesta boliviana del Tratado de Comercio entre los Pueblos (TCP), instrumento de intercambio solidario y com-plementario opuesto al mandato de los Tratados de Libre Comercio.

    Inicialmente son diez los principios que rigen el TCP4, entre ellos:

    Limita y regula los derechos de los inversionistas extranjeros y de las transnacionales fomenta la industrializacin protegiendo las reas del mercado interno reconoce el derecho de los pueblos a definir sus pro-pias polticas agrcolas y alimentarias los servicios vitales dependen de empresas pblicas, reguladas por el Estado postula la complementa-riedad frente a la competencia da prioridad a las empresas nacionales como proveedoras exclusivas de los entes pblicos plantea otra lgica de relaciones comerciales entre los seres humanos (Caminos, 2006).

    El TCP blinda los derechos de los humanos hasta ahora sin derechos. Se enriquece el ALBA; cada vez es ms difundido y compartido en los debates entre los pueblos de Nuestra Amrica.

    Nicaragua se adhiere al ALBA haciendo suyo el camino andado, asu-me la Declaracin Conjunta del 14 de diciembre de 2004 y el aporte de Bolivia de los TCP de 2006. Para el 11 de enero de 2007, en Mana-gua (Nicaragua), cuatro son los gobiernos miembros del ALBA. Ellos concluyen que:

    ...tanto el ALBA como los TCP deben ser piezas fundamentales para la construccin de una unin de Pueblos y Repblicas de Amrica Latina y del Caribe, fundamentados en principios de respeto a la soberana de las naciones, la cooperacin, el desarrollo sustentable y la justicia social (ALBA-TCP, 2007).

    4 NdE: El nombre oficial es ahora Tratado de Comercio de los Pueblos. En 2009 se amplan los principios del TCP a 23. Ver el texto en los anexos de este libro.

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    As el proceso, el ALBA llega a su V Cumbre el 29 de abril de 2007 en Tintorero (Estado Lara, Venezuela). Los presentes en Tintorero reci-bieron con regocijo el contenido de la Declaracin Poltica firmada el 17 de febrero de 2007 por San Vicente y las Granadinas, Dominica, Antigua y Barbuda y la Repblica Bolivariana de Venezuela, en la que manifiestan su voluntad de propiciar la ms profunda cooperacin y unidad entre la Comunidad del Caribe (CARICOM) y los Estados signa-tarios de la Alternativa Bolivariana para las Amricas y el Tratado de Comercio de los Pueblos.

    Desde la V Cumbre de Tintorero viene pendiente la constitucin del Consejo de Movimientos Sociales. En el marco de la VI Cumbre, en enero de 2008, en la Declaracin Poltica ALBA-TCP, los representantes de los movimientos sociales de Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela dejan sentado que:

    nos incorporamos al proceso de unidad latinoamericana y caribea a travs del Consejo de los Movimientos Sociales del ALBA-TCP, en igual-dad de responsabilidad y compromiso para el impulso, despliegue y de-sarrollo orgnico; buscando la concrecin de lo acordado en el marco de los proyectos grannacionales, para que no se diluya entre laberintos bu-rocrticos, afanes protagnicos o se queden en lo declarativo y asumen el compromiso de trabajar para incorporar a corto plazo al conjunto de movimientos sociales de los pases de Amrica Latina y el Caribe que apuesten por esta alternativa humana de unidad; con el firme propsito de que este esfuerzo sea una alternativa cierta, eficaz, tica y revolucio-naria de unidad y liberacin de los pueblos de nuestra Amrica (ALBA-TCP, 2008).

    Transcurre el 2008. Sern tres las Cumbres Extraordinarias realizadas ese ao. Sabemos del esfuerzo hecho y por hacer. En el Foro Social Mundial, en enero de 2009, circula el proyecto Carta de los Movi-mientos Sociales de las Amricas: construyendo la integracin desde abajo e impulsando el ALBA y la solidaridad de los pueblos, frente al proyecto del imperialismo. Se renen centenares de movimien-tos que se identifican con el proceso de construccin del ALBA, pro-

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    poniendo encontrarse en octubre en Cochabamba, sin interrumpir acciones concretas como los programas de la Escuela Latinoameri-cana de Medicina (ELAM), de alfabetizacin de adultos, el Instituto Agroecolgico Latinoamericano (IALA) o la Operacin Milagro, entre otros esfuerzos conjuntos. El 26 de enero de 2008, queda formalizada la adhesin de la Manco-munidad de Dominica. El 23 de abril de 2008, en Caracas, se realiza la I Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP, en la que, ante la crisis alimen-taria mundial, se suscribe un Acuerdo para la Implementacin de Programas de Cooperacin en Materia de Soberana y Seguridad Ali-mentaria. Se acuerda crear una red de comercializacin alimentaria del ALBA, aprovechando las fortalezas de las cadenas productivas de cada pas, y se establece el compromiso de implementar programas integrales de desarrollo agroindustrial en: arroz, maz, oleaginosas, frijoles, carnes, leche y en la disposicin de agua para riego.

    Una II Cumbre Extraordinaria tiene lugar en Tegucigalpa (Honduras), el 25 de agosto de 2008, en ella el Presidente Manuel Zelaya firma la Declaracin de Adhesin. El ALBA se compromete a apoyar a Hondu-ras en el desarrollo agrcola, la produccin petrolera y la asistencia mdica y educativa. La III Cumbre Extraordinaria en Caracas, realizada el 26 de noviembre de 2008, cuenta con la presencia de Ecuador como invitado, pas que queda electo como coordinador del proyecto denominado Sistema Unitario de Compensacin Regional de Pagos Sucre. Cuba, Nicara-gua, Bolivia, Ecuador y Venezuela se comprometieron a colaborar en el diseo e implementacin, y ratifican su propsito de alcanzar una mayor independencia y soberana monetaria y financiera, teniendo como consecuencia el desacoplamiento progresivo del dlar esta-dounidense.

    Estos pases vuelven a encontrarse en Caracas en la IV Cumbre Ex-traordinaria, el 2 de febrero de 2009, en la que revisan los compromi-sos prioritarios, a saber: alfabetizacin, salud, alimentos, energa, me-

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    dio ambiente, telecomunicaciones y cultura e impulsan la iniciativa agroalimentaria con la Grannacional de Alimentos, constituida entre los seis pases del bloque y los once de Petrocaribe.

    La V Cumbre Extraordinaria se desarrolla entre el 16 y 17 de abril de 2009 en Cuman (Estado Sucre, Venezuela). sta reviste gran importancia ante la proximidad de la V Cumbre de las Amricas convocada para Trinidad y Tobago, los das 18 y 19 de abril del mismo ao. En Cuman se da la bienvenida a San Vicente y las Granadinas como miembro pleno, adems asisten como invitados Fernando Lugo, Presidente de Paraguay, y el Padre Miguel DEscoto Brockman, Presidente del 63 Periodo de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).

    Los mandatarios reunidos en Cuman preparan una postura comn sobre aspectos de debate mundial: la crisis del capital/ capitalismo, las medidas adoptadas en el G-20, los migrantes, el bloqueo de Esta-dos Unidos contra Cuba, la Declaracin final de Trinidad y Tobago y la propuesta de reunin de cancilleres de la Organizacin de Estados Americanos OEA para el caso de Cuba. Celebran la puesta en mar-cha de los proyectos grannacionales: el Fondo Cultural del ALBA, el de Energa, Gas y Petrleo y la creacin del Centro Regulatorio que elabore el Registro Sanitario del ALBA. Acuerdan la asignacin de recursos solidarios con Hait para los programas de alfabetizacin y de desarrollo agrcola; as como los proyectos de ALBA Alimentos en Honduras, Surinam, Guyana, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, Nicaragua y Belice.

    Desde abril de 2009, los presidentes y jefes de gobierno de los pases del ALBA, en ruta hacia la VII Cumbre (17 de octubre, en Cochabam-ba, Bolivia) cumplen importantes acciones polticas en el seno de la OEA, ONU, Grupo de Rio y UNASUR, al impulsar debates y precisar de-cisiones. A Cochabamba asisten todos los miembros del ALBA y como observadores invitados: la Federacin Rusa, Hait, Guyana, Guatema-la, Repblica Dominicana y Uruguay.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    En Cochabamba, al conmemorar los cinco aos de la fundacin del ALBA, se confirma la transformacin de la Alternativa en Alianza po-ltica, econmica y social en defensa de la soberana, la autodetermi-nacin, la identidad de los pueblos, teniendo como referente la frase de que Un mundo mejor es posible. Se destaca la defensa de los principios del derecho internacional, la promocin de la solidaridad, la cooperacin, la complementariedad en la produccin y el inter-cambio, el respeto mutuo a la diversidad cultural y la armona con la naturaleza. Por la paz y en rechazo a la agresin, a la amenaza y uso de la fuerza, a la injerencia extranjera y a las medidas de coercin uni-lateral contra los pases en desarrollo. El ALBA declara sus diferencias con el capitalismo, considerando que la solucin a la crtica situacin mundial solo es posible en el G-192. Especial referencia se hace a los derechos de la Madre Tierra.

    Tambin se trata el caso de Honduras y el de las bases militares, re-chazando en forma unnime al golpe y a las bases estadounidenses. Dos decisiones aprobadas cuentan con la reserva de los miembros del Caribe oriental, por tener impedimentos constitucionales: el Sis-tema Unitario de Compensacin Regional de Pagos Sucre y la con-formacin del Consejo Permanente de Soberana y Defensa, como parte del Consejo Poltico, cuyo objetivo principal ser la definicin de una Estrategia de Defensa Integral Popular Conjunta y la constitu-cin de una Escuela de Dignidad y Soberana de las Fuerzas Armadas de los pases del ALBA-TCP. Todos aprobaron participar juntos y coor-dinados en las instancias multilaterales.

    A la VII Cumbre se invit a los movimientos sociales y pueblos ori-ginarios para que participen en el I Encuentro con los presidentes y jefes de gobierno del ALBA. Gobiernos y movimientos confluyeron en un espacio conjunto denominado I Cumbre Social. En las delibera-ciones de los pueblos con el ALBA, se elige un Comit Promotor para impulsar la conformacin de los Captulos por pas, y para concluir la compleja tarea de fundar el Consejo de Movimientos Sociales, se entrega a los presidentes y jefes de gobierno un documento con las conclusiones de las mesas de trabajo. Esta dimensin, que incorpora

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    a los pueblos, dotar al ALBA de una plataforma social de seguridad, blindando el espacio geopoltico del ALBA, haciendo irreversible la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Amrica ante las ofensivas contrarrevolucionarias. En esas estamos, en 2011 / 2012, construyendo el sentido de redes sociales de productores que con-soliden los espacios liberados.

    El ALBA arranca y toma impulso convirtindose en un espacio geopo-ltico al que se puede dejar de pertenecer si el gobierno miembro cambia de ruta y se hace aliado de la contrarrevolucin; sin temor, unos entran y otros salen. Sern la plataforma social de seguridad y la unin de los pueblos, que, al escoger lderes revolucionarios que los gobiernen, le den vigencia temporal.

    La accin poltica de las fuerzas del ALBA

    Apreciar una foto de los presidentes y jefes de gobiernos miembros del ALBA-TCP es prueba de la presencia multicultural y multitnica. No es de extraar la defensa radical del territorio. El ALBA viene actuando como ncleo en UNASUR, en la OEA, en el Grupo de Ro, en la ONU, en el SICA, en CARICOM, en la Cumbre de Latinoamrica y del Caribe. Y as ocurre en la V Cumbre de las Amricas. Una tarea pendiente es actuar en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeos (CELAC). El ALBA no puede permitir que la CELAC diluya el poder de UNASUR al impulsar la convergencia de los esquemas comerciales.

    Cierto, es historia que el 5 de noviembre de 2005, en la IV Cumbre de las Amricas, la Declaracin final da cuenta de las disidencias hemis-fricas sobre el ALCA. El eje inicial Cuba-Venezuela se convierte en el espacio geopoltico del ALBA-TCP con posturas precisas y que toma forma en los aos 2006, 2007, 2008 y 2009, potenciando fuerzas con los procesos constituyentes de Bolivia y Ecuador, con la solidaridad de Petrocaribe hacia los hermanos del Caribe, el retorno de Daniel Ortega en Nicaragua y la decisin del Presidente Zelaya de incorpo-rar a Honduras.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    Es cierto tambin que el Presidente Chvez marca diferencias, unido a Cuba, en las tribunas compartidas, hasta que llegan lderes electos como gobernantes por sus pueblos, quienes impulsan con decisin el ALBA-TCP. La acumulacin de fuerzas en los espacios del ALBA lo ir convirtiendo de Alternativa (2001) en Alianza (2009). Los sujetos sociales forjadores de la poltica transnacional y del despliegue mi-litar del imperialismo mundial venan acechando y a partir de 2005 refuerzan los dispositivos contrarrevolucionarios. Podemos decir, que, de entre todos, lvaro Uribe actu como el gobernante de la contrarrevolucin.

    Uribe activ, al mes siguiente de Mar del Plata, el mismo 9 de diciem-bre, la plataforma petrolera mesoamericana proyectada por el Plan Puebla Panam (PPP), hoy Plan Mesoamrica. A paso seguido, dos cumbres de la plataforma tendrn lugar: en Cancn, el 14 de diciem-bre de 2005, y en Repblica Dominicana, el 3 de junio de 2006. En fe-brero 2006, Uribe anuncia haber concluido las negociaciones del TLC con Estados Unidos, pretendiendo inyectarlo a Suramrica a travs de la CAN. Venezuela denuncia la CAN el 22 de abril de 2006, decisin poltica comprendida por Bolivia y Ecuador al tiempo.

    La reeleccin del Presidente Chvez en diciembre de 2006 fortalece la revolucin bolivariana y con ello al ALBA e impulsa la construccin del socialismo bolivariano como contribucin al socialismo del siglo XXI. El ALBA celebra con Morales y Correa los avances de los procesos constituyentes en el 2007. Ese ao, Uribe arremete y, con intencin de buscar confusin, compromete a Chvez en el canje humanitario.

    La ofensiva contrarrevolucionaria repunta en el 2008. Comienza la escalada con el ataque de Colombia a Ecuador el 1 de marzo. A pesar del apoyo que recibe Ecuador, el descaro de la injerencia norteame-ricana se manifiesta en Bolivia apoyando la poltica secesionista de la oposicin a Morales, llegando al extremo con la masacre en Pando del 11 de septiembre. Ante el repunte de la arremetida, las respuestas polticas denotan el comportamiento preciso y a tiempo del ncleo del ALBA, que ejerce su fuerza denunciando la violacin de la sobera-

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    na de Ecuador, el 8 de marzo en la OEA, y el 15 de marzo en el Grupo de Ro. Cuando el caso de Pando, la UNASUR convoc de urgencia a una reunin en apoyo al gobierno de Bolivia, reunin que tuvo lugar el 15 de septiembre en Santiago de Chile. Sera esta la primera accin poltica de UNASUR contra la injerencia poltica extranjera en un pas miembro.

    Desde septiembre de 2008 a junio de 2009 la contrarrevolucin, con Estados Unidos al mando, juega a resentir a UNASUR y poner a prueba al ALBA. George W. Bush convoca a tres miembros de UNASUR (Co-lombia, Per y Chile) y a Mxico, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panam, Repblica Dominicana, Canad y Honduras (recin con un mes en el ALBA), a una reunin que tiene lugar en Nueva York el 24 de septiembre de 2008, resultando de ella una Declaracin titulada Caminos hacia la Prosperidad en las Amricas. El texto y los trmi-nos pretenden retomar las Cumbres de las Amricas. Muestra de ello, es la conjuncin de fuerzas que se dan cita en 2011, en Cartagena, durante la VI Cumbre, en la que se persigue perforar el ALBA y resentir los avances constitutivos de UNASUR.

    Brasil convoca a Latinoamrica y el Caribe a Salvador de Baha, los das 14 y 15 de diciembre, rejuntando al SICA, el CARICOM, MERCO-SUR (Mercado Comn del Sur), la CAN y la AEC (Asociacin de Estados del Caribe). Llegamos al final del ao 2008. Es responsable pensar que esta rejunta invisibiliza las coordenadas fundacionales de UNA-SUR, expresamente anunciada como proyecto suramericano alterno a los esquemas de integracin econmica subregionales: MERCOSUR (1991) y CAN (1996). La tensin es dando y dando. UNASUR vuelve a la carga y su Tratado Constitutivo entra en vigencia el 11 de marzo de 2011. Desde enero de 2007 a marzo de 2011, pasaron cuatro aos.

    Esta arremetida prspera y progresista de finales del ao 2008, se produce al mismo tiempo que el ALBA despliega sus acciones ms audaces. Justo el ALBA, en sus III y IV Cumbres Extraordinarias, entre los meses de noviembre de 2008 y febrero de 2009, extiende su es-pacio, consolida polticas sociales e inicia el experimento del SUCRE.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    Chvez gana la enmienda electoral, Correa es ratificado y Morales ca-mina con buen pie a las elecciones de diciembre 2009. Sin embargo, no conformes con perfilar, para fines de 2008, una estrategia de relo-calizacin de fuerzas en el hemisferio, complementan su ofensiva al inventar un grupo mixto de pases progresistas: Chile, Reino Unido, Noruega, Espaa, Argentina, Uruguay, Estados Unidos y Brasil, que se renen en Via del Mar (Chile), el 28 de marzo de 2009. Con este grupo, pretenden resquebrajar a UNASUR, comprometer a MERCOSUR e introducir a Estados Unidos y a la Unin Europea en el tablero de juego.

    El mapa de reuniones relocalizadoras de fuerzas sirve de prembulo para la puesta en escena de Barack Obama en la V Cumbre de las Amricas, el 18 y 19 de abril, en Trinidad y Tobago, Cumbre a la que llega el ALBA con una postura de bloque inconvencible de aceptar ms-de-lo-mismo, despus de su encuentro en Cuman. La V Cum-bre de las Amricas concluy sin Declaracin final.

    Antes de finalizar junio, el da 28 se da un golpe de Estado al Presi-dente Manuel Zelaya y se le saca de Honduras. Todos los organismos multilaterales defendern la democracia y exigirn la restitucin de Zelaya. Son prueba de la crisis estructural de la poltica, de las graves violaciones del derecho internacional y de los compromisos adquiri-dos en resoluciones aprobadas en organismos regionales. El Imperio enva un mensaje: la fuerza militar manda por sobre todos y en de-fensa de los intereses de la hegemona imperialista de la economa mundial capitalista, utilizando cualquier medio hasta derrotar a sus oponentes, an siendo ms y/o siendo mayora.

    Prueba de que solo vale lo que la fuerza militar valida, es que en ple-no desarrollo del caso Honduras, el territorio colombiano es declara-do plataforma de movilizacin del ejrcito gringo, y, ante el rechazo casi general, Colombia esgrime que es accin soberana su decisin de convertirse en patria arrendada. En 150 aos de imperialismo, el capitalismo no ha logrado crear el stado del sistema del capital-en-s. La incapacidad del capitalismo para crearlo afirma su lmite insupera-

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    ble, en el siglo XXI, sus gendarmes han decidido asumir formas ms agresivas contra los pueblos y los gobiernos soberanos que le impi-den su expansin ilimitada.

    El proceso contina: se inventa la frmula del golpe parlamentario en Paraguay. No se detiene. De todo ello derivamos que el ALBA tiene un amplio trecho por andar, firme y sin pausa. No resulta nada fcil entender las maneras de hacer y deshacer en multitud con intencio-nes de ser libres para el bien vivir. Si somos todos, significa juntos respetndonos los ritmos. Eso s, sin pausa ni improvisacin, protago-nizando con sentido e intencin, siempre manteniendo la pulsin de la emancipacin. Hasta la victoria siempre. Viviremos y Venceremos.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

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    Venezuela, Repblica Bolivariana de. 2003. 17 de noviembre de 2003 http://www.ftaa-alca.org/TNC/tni139r1_s.asp

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    ALBA: una propuestamedular de la integracin

    Rodolfo Sanz1 entrevistado por ALAI

    En la dinmica de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Amrica - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), la Secreta-ra Ejecutiva es el rgano coordinador de la ejecucin y seguimiento de las decisiones y mandatos emanados del Consejo Presidencial y de los otros consejos y comits que hacen parte de su institucionalidad. A la cabeza de esta instancia se encuentra el abogado y diplomtico venezolano Rodolfo Sanz, designado el 16 de febrero de 2012, quien, anteriormente fue Viceministro para Amrica Latina y el Caribe de la Cancillera venezolana y Ministro de Industrias Bsicas y Minera. Es-tas son sus respuestas a los interrogantes que le planteamos.

    Cules fueron los factores que gravitaron para que la propuesta del ALBA se torne una realidad?

    El contexto en que naci el ALBA es bien conocido. Estados Unidos haba sido derrotado en Mar del Plata en su intento por imponer el ALCA, que a juicio de los presidentes Hugo Chvez, Fidel Castro, Ns-tor Kirchner y Lula da Silva era un nuevo intento de anexionismo eco-nmico de la gran economa norteamericana respecto a las econo-mas de los pases subdesarrollados o de las economas emergentes.

    1 Rodolfo Sanz, Venezuela, Secretario Ejecutivo del ALBA

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    Era la vieja lgica del mercado mundial, prevaleciendo por encima de las asimetras cientficas y tecnolgicas, por encima de las poten-cialidades de desarrollo de nuestras naciones, cabalgando sobre un comercio total y absolutamente injusto por las formas que limitan el intercambio de los pases en vas de desarrollo con los pases desa-rrollados industrial y tecnolgicamente.

    Frente a la derrota del ALCA, los comandantes Fidel Castro y Hugo Chvez se plantearon y ahora qu hacemos?, hacia dnde avan-zamos?, cmo sustituimos esas pretensiones del ALCA? Y surge la idea de crear la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Amrica. Parte, en primer lugar, de esa visin geopoltica de nuestro libertador Simn Bolvar de formar una gran nacin de repblicas; yo creo que Simn Bolvar tiene un pensamiento geopoltico que an hoy en nuestro tiempo moderno tiene perfecta vigencia.

    En segundo lugar, se propusieron que avanzase a la construccin de un bloque econmico, que basado en los principios de la comple-mentariedad econmica (no en la vieja complementariedad de los tratados de libre comercio o de los viejos procesos de integracin) permita una integracin productiva, una reduccin de las asimetras. Yo tengo un ejemplo concreto: Ecuador no produce acero con hierro, produce acero con hojalata y con chatarra, ese es un acero mucho ms costoso, un acero ms impuro que si se produjera con mineral de hierro. Hoy estamos desarrollando un proyecto que detect unas arenas ferrosas en la parte norte del Ecuador. Ese proyecto se est desarrollando a partir de una empresa venezolana-ecuatoriana que ha permitido el desarrollo de un proceso industrial para la separacin del mineral de hierro de esas arenas y para la separacin del titanio, de tal manera que Ecuador, con toda la experiencia que ha desarrolla-do Venezuela en la produccin de hierro y acero, pueda comenzar a producir en una siderrgica propia su acero a partir de la explotacin del mineral y hierro. He ah una complementacin econmica total-mente distinta. Y cul es el mercado de ese acero? Pues Ecuador y Venezuela. Venezuela es un pas que importa gran cantidad de ace-ros especiales que permitan la fabricacin de tubos para la industria

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    petrolera y para el transporte de gas en Venezuela, de tal manera que resulta en integracin y en complementacin productiva, basada en la explotacin conjunta de nuestros recursos naturales por empresas del Estado donde puede participar perfectamente el sector privado, en asocio con esas empresas.

    El ALBA se basa igualmente en el principio de solidaridad entre nues-tras naciones, en el principio de vincular el desarrollo econmico con el desarrollo social. Y esto lo ha dicho la CEPAL, quiz como en nin-gn otro tiempo histrico, Amrica Latina es un continente que ha venido creciendo a una tasa promedio de tres y cuatro por ciento interanual con disminucin de la desigualdad y de la pobreza. Pongo otro ejemplo concreto: en Venezuela, en la poca del boom petrole-ro, ao 1977, la desigualdad econmica indicaba que 20 por ciento ms rico de la poblacin se apropiaba de 76 por ciento de la riqueza nacional y 20 por ciento ms pobre solamente sobreviva con 2,6 por ciento de apropiacin de esa riqueza nacional. Hoy, despus de 13 aos de revolucin bolivariana y una poltica sostenida para golpear la desigualdad, la exclusin social y la pobreza, cerca de 43 por ciento queda en manos de los ms ricos, y los pobres se apropian de ms de ms de 32 por ciento de la riqueza nacional a travs de los diver-sos programas estructurales y coyunturales que ha desarrollado la revolucin bolivariana para reducir significativamente de 54 a 20 por ciento la pobreza general y de 20 a 7 por ciento la pobreza crtica. El ALBA nace con todos estos principios.

    Si miras la configuracin de los bloques econmicos del mundo, el arco del Pacfico, los BRICS, el bloque asitico, el nico proyecto real-mente contrahegemnico que hay hoy en el mundo, es el ALBA. Un proyecto distinto a la vieja lgica del mercado mundial, de la domi-nacin econmica, que algunos creen que es una ficcin, pero no-sotros lo vemos cuando los fallos que se producen por parte de los centros que dirimen controversias generalmente favorecen a las cor-poraciones transnacionales, con bufetes de abogados especialistas en generar los conflictos y en arbitrar tambin estos conflictos, es de-cir que esa vieja lgica existe y sigue imponindose. El nico modelo, el nico bloque que pretende zafarse de esa vieja lgica es el ALBA.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    En est perspectiva, qu mecanismos han implementado o estn implementando?

    En este plano un primer instrumento que consideramos fue la crea-cin de una moneda virtual que nos permita compensar nuestro co-mercio, y creamos el Sistema Unitario de Compensacin Regional, el Sucre. Se pensaba que era una locura, pero ya el Sucre ha transado en cuatro aos 1800 millones de dlares entre nuestras naciones y este ao vamos a superar los 2000 millones de dlares; un mecanis-mo que ahora est tratando de ser imitado entre Rusia y Bielorrusia, entre China y Rusia, entre Brasil y otras naciones para tratar de hacer su comercio en moneda local, zafndose del dominio de las monedas fuertes, en este caso del dlar y el euro.

    Luego dijimos: requerimos de instrumentos comerciales, industria-les, y pasamos a crear las empresas grannacionales, empresas comu-nes conformadas por cuatro, cinco pases del ALBA. Tenemos la em-presa ALBATEL, la empresa ALBA Alimentos, ALBA Medicamentos, que ha identificado 460 medicamentos que pueden ser comercializados entre nuestras naciones y algunos producidos en los centros cientfi-cos que tiene la repblica socialista de Cuba.

    Dijimos tambin: necesitamos un instrumento financiero y creamos el Banco del ALBA que va a funcionar como un banco de desarro-llo para financiar los proyectos de las empresas grannacionales, con tasas de intereses preferenciales y con plazos cmodos, y que en el caso de Bolivia, por ejemplo, ha venido otorgando crditos rotativos para la produccin textil de Bolivia que fue bloqueada en Estados Unidos con la eliminacin de las preferencias arancelarias, y que ha podido ser colocada, en estos dos aos, en Venezuela por un mon-to cercano a los 200 millones de dlares. Eso lo hemos hecho con nuestro instrumento financiero que es el Banco del ALBA, tambin lo hemos hecho con las empresas grannacionales, en un franco pro-ceso de crecimiento permanente con el Sucre. De manera que no es una utopa, no es una idea que anda flotando, el ALBA, desde el punto de vista econmico, pues tiene instrumentos en pleno pro-

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    ceso de desarrollo, ha alcanzado determinados objetivos, y sobre todo, lo ms importante, con una lgica radicalmente distinta a la que haban establecido las grandes corporaciones transnacionales con nuestras naciones. De tal manera que estamos probando que es posible mirar la economa desde otro ngulo, que es posible hacer comercio justo desde otra perspectiva, que es posible tener instru-mentos financieros que tengan rentabilidad, que puedan sostenerse econmicamente pero que no sean una guillotina para las pequeas y medianas empresas que producen y generan trabajo y economa productiva en nuestras naciones.

    Cmo se plantea las relaciones e interacciones entre el ALBA y UNASUR, CELAC?

    Nosotros hemos dicho que el ALBA es una especie de ncleo duro del resto de los procesos de integracin, es como la semilla del durazno, la pepa fuerte del durazno, y la pulpa vendra a ser el resto de me-canismos de integracin, porque nosotros hemos superado aquella vieja creencia de la izquierda latinoamericana de que es posible la construccin de un pensamiento nico o modelo nico desde la iz-quierda.

    Nosotros criticbamos el intento de imponer un pensamiento nico desde la derecha, pero a veces incurramos en el mismo concepto desde el lado de la izquierda. No es posible pensamiento nico en el campo de la derecha ni pensamiento nico en el campo de la izquier-da. El ALBA es un bloque en el cual los pases que participan tienen una mayor afinidad de naturaleza ideolgica y poltica, que otros que participan en otros procesos de integracin, y por eso hemos dicho que el ALBA debe respetar la diversidad, la heterogeneidad que hay en otros bloques de integracin como MERCOSUR, UNASUR y la CELAC.

    Al final yo creo que todos estos procesos tendrn que converger en una gran integracin de los pases de la Amrica Latina y el Caribe. El mundo ha ido, en los ltimos aos, a la configuracin de grandes bloques econmicos donde se respeta la diversidad ideolgica y la

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    diversidad poltica, pero donde nos une, nos integra las necesidades mutuas de sobrevivir a una realidad econmica mundial impuesta por los grandes centros industriales del mundo que para nada toma en cuenta los factores que ya he sealado: la asimetra, la pobreza y todas las limitaciones que por diversas causas histricas han tenido nuestras naciones. De manera que el ALBA permite convivir, en una relacin de respeto mutuo, de reconocimiento mutuo con el resto de procesos de integracin que hay, apostando a que en algn mo-mento tendrn que converger en un marco que nos plantee una ra-cionalidad econmica, social y poltica distinta a la que ha permitido la configuracin de este mundo medio infame, como dira Saramago, en el que hemos estado viviendo los seres humanos en los ltimos 300 aos por lo menos.

    El ALBA tambin ha estado actuando como bloque en algunos espacios mundiales como, por ejemplo, las conferencias mundiales de medio ambiente de la ONU. Qu balance hace de esto, qu logros han alcanzado?

    Hemos estado participando en los temas de cambio climtico, en los mecanismos como Ro +20, hemos tenido posiciones comunes en los procesos de la Organizacin Mundial del Comercio, hemos plan-teado, de manera conjunta, la democratizacin de Naciones Unidas, sobre todo del llamado Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que es una instancia que decide la suerte, la vida y la muerte de los pases del mundo. Cinco naciones prcticamente se arrogan el de-recho de decidir cundo y cmo se invade a los pases, por una sola razn: ellos son propietarios y dueos de las armas de destruccin masiva, hay pases cuya fortaleza consiste en es ser dueos de la po-sibilidad de acabar con el planeta, y como desarrollaron la energa nuclear y otras armas de destruccin masiva, qumicas y biolgicas, pueden sentarse a discutir cundo se invade, cundo no se invade, cundo se mata y cundo no se mata, una cosa infame, algo sobre lo cual los seres humanos, atrapados en esta dinmica de la cultura de masas, de la gran industria cultural de masas, no nos detenemos a pensar, pero es realmente as.

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    El ALBA, adems, ha tenido posiciones comunes frente a las agresio-nes que los pases desarrollados generan permanentemente contra los pases en vas de desarrollo, como el caso de las Malvinas en Ar-gentina, la pretensin del Reino Unido de seguir ejerciendo sobera-na, a ms de 14.000 kilmetros de distancia, sobre un territorio que es de Argentina.

    Hemos tenido una posicin comn frente a los procesos de recupera-cin de la soberana sobre sus recursos naturales, en el caso de Bolivia con las expropiaciones que se han producido en ese pas, como parte de la reivindicacin del Estado boliviano de manejar soberanamente sus recursos naturales. Frente a las agresiones polticas, como el caso, por ejemplo, de Gran Bretaa de pretender asaltar la embajada de Ecuador (en Londres) para llevarse a Julian Assange, creador de Wiki-leaks, para enjuiciarlo por la revelacin de lo que ellos han hecho, y a eso nos oponemos en el ALBA.

    Estados Unidos, cada 20 aos, desclasifica documentos, dicen cmo mataron a un presidente, cmo invadieron pases, cmo prepararon el golpe contra Allende, y no pasa nada. Vivimos en un mundo como anestesiado por la cultura de masas, ellos dicen cmo matan presi-dentes, cmo tumban gobiernos, y no hay nadie que los enjuicie. Y entonces Wikileaks simplemente revela la informacin escrita de lo que ellos dicen que hicieron, y entonces al fundador de Wikileaks lo quieren encarcelar.

    Contra todo eso, el ALBA ha tenido posiciones firmes y va a seguir siendo un bloque poltico para enfrentar lo que, para nosotros, son las barbaridades del mundo infame que dirigen las grandes corpo-raciones transnacionales, el complejo industrial-militar norteameri-cano y todos quienes se creen los dueos del mundo y del planeta hasta donde nuestra vitalidad y nuestras fuerzas lo permitan, o sea que el ALBA va a seguir actuando como un bloque poltico para frenar los desmanes que estos pases pretenden seguir cometiendo contra las naciones latinoamericanas, caribeas y del Tercer Mundo.

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    Has hecho referencia al tema de la cultura de masas, de la comunicacin. Est contemplado este tema en la agenda del ALBA, por ejemplo, respecto a la democratizacin de la comunicacin, a la apropiacin de las TICs y cmo lograr una mayor soberana, etc.?

    El presidente Chvez fue uno de los impulsores de Telesur, de la Radio del Sur, como mecanismos alternativos a la comunicacin de los mass media. Yo tengo una opinin personal, sostengo que los pases que queremos un mundo distinto, llmese socialismo o como t lo quie-ras llamar, si no oponemos a la gran industria cultural del capitalismo, como decan Adorno y la escuela de Frankfurt, una industria cultural del socialismo, pudiramos tener la pelea perdida, en el mediano y largo plazo. Para m, la comunicacin no es solo un tema estratgi-co, es un tema vital. Muchas veces se ha dicho que las revoluciones son grandes cambios culturales, las revoluciones tienen que tocar la dimensin humana de los cambios que se producen en la sociedad, no solamente la dimensin material. Si la dimensin material, como dira Marx, no tiene un reflejo en la dimensin cultural, espiritual, del ser humano, estos cambios, que pueden ser reversibles, tienden a perderse en el horizonte. De manera que para m la comunicacin es tan vital como el desarrollo de una industria productiva, como el desarrollo de productos que puedan satisfacer las necesidades hu-manas en cuanto a alimentacin, a salud, a calzado.

    El hombre no solo debe alimentar el estmago, tambin debe ali-mentar el cerebro, porque el hombre es, en definitiva, lo que el cere-bro es. Y yo creo que la cultura, la comunicacin, es un tema crucial, es un tema en donde se decide realmente la posibilidad de consoli-dar, en el largo plazo, un modo de vida distinto al que hemos tenido en estos 200, 300 aos, un modo de vida infame, vuelvo a usar la frase, un modo de vida como el norteamericano que, como dice Jo-seph Stiglitz, menos mal que no fue imitado por el resto de pases del mundo. Estamos realmente al borde de un cataclismo, si todos los pases del mundo hubiesen seguido el patrn civilizatorio norteame-ricano al pie de la letra muchos no lo han seguido, estaramos al borde de una catstrofe universal.

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    El ALBA tiene un Consejo Cultural pero todava no tiene uno de Comunicacin. Est en agenda? Lo han considerado?

    Tenemos una empresa: ALBA Cultura, que ha venido desarrollando polticas sociales. Hemos avanzado en el tema de la alfabetizacin, hemos avanzado en el tema de la elaboracin de contenidos a travs del desarrollo del cine, de la Radio del Sur, pero creo que nos falta, te soy sincero, uno, tomar conciencia vital de ese tema; dos, em-pujar con fuerza una poltica que permita avanzar hacia una indus-tria cultural del ALBA, una industria cultural del socialismo, que no sean polticas coyunturales, que cada avance material est asociado a un avance cultural, a un avance comunicativo, a un avance de la comunicacin, porque ah creo que tenemos una enorme debilidad y estamos obligados, por la sobrevivencia en el largo plazo de este proyecto de esencia contrahegemnica, a desarrollar el rea de la co-municacin y el rea de la cultura, entendida como la visin global del mundo, del arte, del cine, de la comunicacin, la cultura en el sen-tido amplio del concepto, del trmino.

    Uno de los pilares del ALBA, propuesto por el propio presidente Chvez, es el del Consejo de Movimientos Sociales, pero como que no termina de cuajar. Qu nos puedes decir al respecto?

    Estamos retomando el Consejo de Movimientos Sociales del ALBA. Re-cuerda que la izquierda siempre fue muy crtica del hecho de que las cumbres del G20, de la Organizacin Mundial del Comercio (OMC), se desarrollaban sin calor de pueblo, y ms bien iban los granjeros, los que estn opuestos a los transgnicos, a sabotear las cumbres, a me-terle candela a las ciudades; recuerda Seattle, las cumbres del G20, de la OMC, que han sido correctamente perturbadas por los movimien-tos contestatarios, anti-globalizacin en todo el mundo. Y nosotros acordamos, en la Cumbre de Tintorero (abril 2007), la conformacin del Consejo de Movimientos Sociales para darle calor de pueblo a las cumbres del ALBA, para marcar un punto de diferenciacin sustan-cial frente a las reuniones de los pases industrializados. Lo creamos y dejamos que con el tiempo se enfriara, dejamos que se fuese debi-

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    La ALBA: horizonte latinoamericano del Siglo XXI

    litando. Ahora estamos en camino de retomarlo, de reimpulsarlo. La prxima reunin de este Consejo va a ser en Cochabamba, Bolivia, en el mes de mayo. Ah pensamos relanzarlo invitando a movimientos contestatarios del mundo, anti-globalizacin, a los representantes de los indignados, para que el ALBA se ponga en contacto y comunica-cin con todos esos movimientos irreverentes y contestatarios del mundo, para que los Estados no se aslen y puedan responder a los intereses de lo que genricamente se llama la sociedad civil, que es para nosotros los movimientos sociales organizados contrahegem-nicos, irreverentes a este sistema que vivimos en el mundo. De ma-nera que, reconociendo que hemos dejado que se debilitara el Con-sejo de Movimientos Sociales, vamos a retomarlo con fuerza y con impulso, porque es un tema tan importante, tan estratgico como la posicin poltica de los Estados miembros del ALBA en la defensa de los intereses nacionales de cada uno de nuestros pases. El ALBA sin los movimientos sociales es como el cuerpo sin alma, el alma son los movimientos sociales, el cuerpo son los Estados.

    Cmo ven la relacin de esa instancia con los procesos ms autnomos que vienen impulsando movimientos sociales del continente que comparten los principios del ALBA, y que precisamente han convocado a la Asamblea Continental de Movimientos Sociales que se realizar en el mes de mayo, en la Escuela de Formacin del MST de Brasil?

    Que florezcan mil flores, los movimientos sociales deben ser aut-nomos, deben ser crticos, deben ser contrahegemnicos, si no hay calor de pueblo, y si el pueblo no produce ese calor de una visin alternativa, los procesos tienden a morirse en los Estados, en los go-biernos.

    Una de las cosas positivas que ocurri en Amrica Latina, en los lti-mos diez aos, es que hubo un cambio en la correlacin de fuerzas polticas y sociales. El presidente Hugo Chvez, no tengo la menor duda, fue un factor fundamental en todo este proceso, un factor de-terminante, porque adems, el presidente Chvez rompi con viejos paradigmas.

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    El presidente no era un hombre que vena de la izquierda, vena de la academia militar, y pudo dotarse de un pensamiento que no solo trascendi la academia sino que trascendi incluso el viejo marco li-mitativo en el cual se haba movido la izquierda latinoamericana, de pensar que no era posible llegar al poder por la va electoral y soste-nerse, sin ver que la correlacin de fuerzas estaba cambiando y que el pas, que haba emergido como el hegemn de la guerra fra, no poda invadir, con tanta facilidad, los pases y las naciones para evitar la consolidacin de gobiernos de izquierda como lo haba hecho en la dcada del 60 y parte de la dcada del 70, de que no era posible dictaduras como las del Cono Sur en la dcada del 70. Chvez lo en-tendi y se atrevi a plantear, en un pas como Venezuela, un proceso de la magnitud de la revolucin bolivariana e influenciar hacia Amri-ca Latina y sobre todo hacia Amrica del Sur.

    Chvez logr influenciar de tal forma que los pases caribeos, que haban estado a espaldas de Amrica Latina y eran tributarios de la Corona inglesa, se atrevieron a dar el salto de vincularse a un proce-so como el ALBA, que no es cualquier salto. A m me toc dirigir ese proceso, yo fui Vicecanciller de Venezuela, cuando la incorporacin de Antigua y Barbuda, San Vicente de las Granadinas y de la man-com