lenicov

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L a economía Argentina no va a recupe- rar el alto crecimiento que tuvo hasta el 2011. Este año va a alcanzar el 1,5 % y el año que viene, si la cosecha viene mejor y Brasil también, podrá crecer un 3 %, que es muy poco en función del potencial que tie- ne el país y el buen contexto internacional. A esto hay que sumarle altos índices de in- flación como los que hay ahora o más, debido a que la estrategia de crecer a través del con- sumo ya llegó a su limite. Para crecer a tasas sostenidas se requiere, además del consumo, que se incentiven la inversión y las exporta- ciones, sobre todo, las de mayor valor agrega- do, y esto no se está dando para nada. Este año va a terminar con una inflación del 24 %, y ese será el piso para el 2013. La manera en que viene creciendo la base mo- netaria para financiar el déficit fiscal, más las negociaciones colectivas y el aumento de costos hacen pensar en una inflación algo superior para el año que viene. La estrategia de focalizar el crecimiento en el consumo llevó a que el Gobierno vaya perdiendo los cuatro pilares macroeconó- micos que se establecieron a principios del 2002: equilibrio fiscal, superávit en cuenta corriente, baja inflación y tipo de cambio competitivo. La situación actual es la consecuencia de algunas decisiones que se vienen to- mando dentro de una estrategia errónea Jorge Remes Lenicov, economista desde hace varios años. A partir del 2007, comenzaron a crecer la inflación y el déficit fiscal, y empezó a aumentar fuertemente la expansión de la base monetaria y a re- trasarse el tipo de cambio. Todo eso más una estrategia basada en el consumo, sin tener en cuenta los otros dos agregados macroeconómicos centrales, como son las exportaciones y las inversiones, llevó a un escenario de estanflación. La estanflación (estancamiento + infla- ción) es un término que surgió a fines de los setenta, principios de los ochenta, a raíz de un fenómeno muy particular que se dio en Estados Unidos y en Europa, donde dejó de crecer la economía y la inflación aumen- tó. Fue un caso extraño porque, siempre que aumentaba la inflación en el mundo desarrollado, era debido a un aumento de la actividad. Pero, en ese momento, se dio lo contrario. El Gobierno está en condiciones de mo- dificar esta tendencia, pero no creo que lo haga porque para eso tendría que cambiar su estrategia económica y volver a pensar en los cuatro pilares de la macroeconomía que mencioné antes. Un cambio de estrategia supondría dejar de lado esta política centrada en el con- sumo y darle impulso a las exportaciones industriales, regionales y a las que tienen mayor valor agregado, por un lado, y a las inversiones, tanto en infraestructura como en energía y transporte, por el otro. Sin em- bargo, por el contrario, todo parece indicar que el Gobierno se va a inclinar por lo que llama la profundización del modelo, que no es ni más ni menos que ir reemplazando la actividad privada por la pública. La economía funciona con incentivos para la inversión: la inversión genera em- pleo y el empleo genera consumo. El Go- bierno razona de una manera inversa: pien- sa que el consumo genera inversión y la inversión genera empleo. Eso vale para el muy corto plazo, pero no para el mediano plazo. De esta visión equivocada surgen los problemas que hoy está teniendo. A pesar de esto, la Argentina tiene mu- chísimo potencial. Para aprovechar este potencial, además de respetar los cuatro pilares de la macroeconomía, habría que profundizar en políticas que generen un aumento de las inversiones y las exporta- ciones, y hacer reformas en el Estado, por- que el gasto público ha crecido mucho, pero los servicios a nivel municipal, provin- cial y nacional están cada vez peor. Hay que empezar a pensar en una transformación porque, para que la economía y la sociedad funcionen, haya más equidad y se reduzca la exclusión social, se necesita tener buena educación, buena salud, buena justicia y buena seguridad. Políticas que incentiven la inversión y las exportaciones

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Page 1: Lenicov

La economía Argentina no va a recupe-rar el alto crecimiento que tuvo hasta el 2011. Este año va a alcanzar el 1,5 %

y el año que viene, si la cosecha viene mejor y Brasil también, podrá crecer un 3 %, que es muy poco en función del potencial que tie-ne el país y el buen contexto internacional.

A esto hay que sumarle altos índices de in-flación como los que hay ahora o más, debido a que la estrategia de crecer a través del con-sumo ya llegó a su limite. Para crecer a tasas sostenidas se requiere, además del consumo, que se incentiven la inversión y las exporta-ciones, sobre todo, las de mayor valor agrega-do, y esto no se está dando para nada.

Este año va a terminar con una inflación del 24 %, y ese será el piso para el 2013. La manera en que viene creciendo la base mo-netaria para financiar el déficit fiscal, más las negociaciones colectivas y el aumento de costos hacen pensar en una inflación algo superior para el año que viene. La estrategia de focalizar el crecimiento en el consumo llevó a que el Gobierno vaya perdiendo los cuatro pilares macroeconó-micos que se establecieron a principios del 2002: equilibrio fiscal, superávit en cuenta corriente, baja inflación y tipo de cambio competitivo.

La situación actual es la consecuencia de algunas decisiones que se vienen to-mando dentro de una estrategia errónea

Jorge Remes Lenicov, economista

desde hace varios años. A partir del 2007, comenzaron a crecer la inflación y el déficit fiscal, y empezó a aumentar fuertemente la expansión de la base monetaria y a re-trasarse el tipo de cambio. Todo eso más una estrategia basada en el consumo, sin tener en cuenta los otros dos agregados macroeconómicos centrales, como son las exportaciones y las inversiones, llevó a un escenario de estanflación.

La estanflación (estancamiento + infla-ción) es un término que surgió a fines de los setenta, principios de los ochenta, a raíz de un fenómeno muy particular que se dio en Estados Unidos y en Europa, donde dejó de crecer la economía y la inflación aumen-tó. Fue un caso extraño porque, siempre que aumentaba la inflación en el mundo desarrollado, era debido a un aumento de la actividad. Pero, en ese momento, se dio lo contrario.

El Gobierno está en condiciones de mo-dificar esta tendencia, pero no creo que lo haga porque para eso tendría que cambiar su estrategia económica y volver a pensar en los cuatro pilares de la macroeconomía que mencioné antes.

Un cambio de estrategia supondría dejar de lado esta política centrada en el con-sumo y darle impulso a las exportaciones industriales, regionales y a las que tienen mayor valor agregado, por un lado, y a las

inversiones, tanto en infraestructura como en energía y transporte, por el otro. Sin em-bargo, por el contrario, todo parece indicar que el Gobierno se va a inclinar por lo que llama la profundización del modelo, que no es ni más ni menos que ir reemplazando la actividad privada por la pública.

La economía funciona con incentivos para la inversión: la inversión genera em-pleo y el empleo genera consumo. El Go-bierno razona de una manera inversa: pien-sa que el consumo genera inversión y la inversión genera empleo. Eso vale para el muy corto plazo, pero no para el mediano plazo. De esta visión equivocada surgen los problemas que hoy está teniendo.

A pesar de esto, la Argentina tiene mu-chísimo potencial. Para aprovechar este potencial, además de respetar los cuatro pilares de la macroeconomía, habría que profundizar en políticas que generen un aumento de las inversiones y las exporta-ciones, y hacer reformas en el Estado, por-que el gasto público ha crecido mucho, pero los servicios a nivel municipal, provin-cial y nacional están cada vez peor. Hay que empezar a pensar en una transformación porque, para que la economía y la sociedad funcionen, haya más equidad y se reduzca la exclusión social, se necesita tener buena educación, buena salud, buena justicia y buena seguridad.

Políticas que incentiven la inversión y las exportaciones