legado ameghino toledo 2011

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121 Revista de la Asociación Geológica Argentina 68 (1): 121 - 167 (2011) artículo invitado el leGado luJanense de aMeGHino: revisión estratiGrÁFica de los dePósitos Pleistocenos- Holocenos del valle del río luJÁn en su sección tiPo. reGistro PaleocliMÁtico en la PaMPa de los estadios ois 4 al ois 1. Marcelo Javier toledo 1 Laboratorio de Tectónica Andina, Buenos Aires FCEN-UBA. Muséum Nationale d’Histoire Naturelle (MNHN), Paris, Francia. Email: [email protected], [email protected] resuMen Entre 1870 y 1884, Florentino Ameghino consagró todos sus esfuerzos en documentar y probar la coexistencia del hombre y la megafauna pampeana en el Valle de Luján. Definió así una decena de sitios en contexto de canal y planicie aluvial en los valles incisos en el loess pampeano. El contexto geoarqueológico de dichos sitios, caracterizados por numerosos restos óseos de megafauna supuestamente modificados, nunca fue integralmente analizado luego de su publicación en La Antigüedad del Hombre en el Plata en 1880-81. Aquí se presentan nuevas evaluaciones e interpretaciones de su “Piso Lujanense” (Ameghino 1884,1889) en base a un análisis secuencial y dataciones AMS, OSL y ESR. Se concluye que los depósitos de relleno de valle pleistocenos comprenden cuatro secuencias fluvio-palustres con límites en 75, 55, 30,17 y 13 ka AP, reflejo en la pampa de los respectivos descensos glacieustáticos correspondientes a los estadios isotópicos OIS 4 al OIS 2. Estos depósitos se en- cuentran generalmente sellados por un horizonte oscuro, rico en materia orgánica, denominados mantos negros (black mats), que indican un cambio climático abrupto con un importante aumento de condiciones húmedas entre 12,5 y 13 ka AP. Los cambios ecológicos asociados habrían iniciado el proceso de extinción de la megafauna. Ameghino, Lujanense, Pampa, LGM, Mantos Negros, OIS. aBstract The Lujanian legacy of Ameghino: A stratigraphic revision of the Pleistocene-Holocene deposits of the Río Luján valley in its type section. The paleoclimatic record in the pampas from OIS 4 to OIS 1. Between 1870 and 1884, Florentino Ameghino consecrated all his efforts to document and to prove the coexistence of man and Pampean megafauna in the Luján valley. He described several sites in channel and alluvial plain settings in valleys incised on Pampean loess. The geoarchaeological context of these sites, characterized by the abundance of megafauna modified bo- nes, were never studied again after the publication of La Antigüedad del Hombre en el Plata in 1880-81. Here we present a stra- tigraphical reevaluation and reinterpretation of his “Piso Lujanense” based on a sequence stratigraphy analysis and AMS, OSL and ESR dating. We conclude that the Pleistocene valley fill spans from OIS 4 to OIS 2 with sequence boundaries at 75, 55, 30, 17 and 13 ky BP, reflecting the OIS 4 to OIS 2 glacioeustatic falls in the pampas valleys. These deposits were sealed by a rich organic matter layer or black mats, indicating an abrupt climatic change with a dramatic increase of humidity starting so- metime between 12.5 and 13 ky BP. The associated ecological changes probably triggered the extinction process. Ameghino, Lujanense, Pampa, LGM, Mats Blacks, OIS. INTRODUCCIóN La producción científica ameghiniana tie- ne su punto de partida en la observación de los estratos aflorantes en el río Luján con el objetivo primero, frecuentemente olvidado, de construir una base estrati- gráfica para sus estudios arqueológicos. La geología, la paleontología y la tafono- mía las cultiva, recrea y elabora, simultá- nea e interactivamente, como instrumen- tos auxiliares, fundamentales y sustenta- 1 Actualmente YPF, Exploración, Buenos Aires.

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Page 1: Legado AMEGHINO Toledo 2011

121Revista de la Asociación Geológica Argentina 68 (1): 121 - 167 (2011)

artículo invitado

el leGado luJanense de aMeGHino: revisiónestratiGrÁFica de los dePósitos Pleistocenos-Holocenos del valle del río luJÁn en su sección tiPo. reGistro PaleocliMÁtico en la PaMPa de los estadios ois 4 al ois 1.

Marcelo Javier toledo1

Laboratorio de Tectónica Andina, Buenos Aires FCEN-UBA.Muséum Nationale d’Histoire Naturelle (MNHN), Paris, Francia.Email: [email protected], [email protected]

resuMen

Entre 1870 y 1884, Florentino Ameghino consagró todos sus esfuerzos en documentar y probar la coexistencia del hombrey la megafauna pampeana en el Valle de Luján. Definió así una decena de sitios en contexto de canal y planicie aluvial en losvalles incisos en el loess pampeano. El contexto geoarqueológico de dichos sitios, caracterizados por numerosos restos óseosde megafauna supuestamente modificados, nunca fue integralmente analizado luego de su publicación en La Antigüedad delHombre en el Plata en 1880-81. Aquí se presentan nuevas evaluaciones e interpretaciones de su “Piso Lujanense” (Ameghino1884,1889) en base a un análisis secuencial y dataciones AMS, OSL y ESR. Se concluye que los depósitos de relleno de vallepleistocenos comprenden cuatro secuencias fluvio-palustres con límites en 75, 55, 30,17 y 13 ka AP, reflejo en la pampa delos respectivos descensos glacieustáticos correspondientes a los estadios isotópicos OIS 4 al OIS 2. Estos depósitos se en-cuentran generalmente sellados por un horizonte oscuro, rico en materia orgánica, denominados mantos negros (black mats),que indican un cambio climático abrupto con un importante aumento de condiciones húmedas entre 12,5 y 13 ka AP. Loscambios ecológicos asociados habrían iniciado el proceso de extinción de la megafauna.

Ameghino, Lujanense, Pampa, LGM, Mantos Negros, OIS.

aBstract

The Lujanian legacy of Ameghino: A stratigraphic revision of the Pleistocene-Holocene deposits of the Río Luján valley in its type section.The paleoclimatic record in the pampas from OIS 4 to OIS 1. Between 1870 and 1884, Florentino Ameghino consecrated all his efforts to document and to prove the coexistence of manand Pampean megafauna in the Luján valley. He described several sites in channel and alluvial plain settings in valleys incisedon Pampean loess. The geoarchaeological context of these sites, characterized by the abundance of megafauna modified bo-nes, were never studied again after the publication of La Antigüedad del Hombre en el Plata in 1880-81. Here we present a stra-tigraphical reevaluation and reinterpretation of his “Piso Lujanense” based on a sequence stratigraphy analysis and AMS, OSLand ESR dating. We conclude that the Pleistocene valley fill spans from OIS 4 to OIS 2 with sequence boundaries at 75, 55,30, 17 and 13 ky BP, reflecting the OIS 4 to OIS 2 glacioeustatic falls in the pampas valleys. These deposits were sealed by arich organic matter layer or black mats, indicating an abrupt climatic change with a dramatic increase of humidity starting so-metime between 12.5 and 13 ky BP. The associated ecological changes probably triggered the extinction process.

Ameghino, Lujanense, Pampa, LGM, Mats Blacks, OIS.

INTRODUCCIóN

La producción científica ameghiniana tie-ne su punto de partida en la observación

de los estratos aflorantes en el río Lujáncon el objetivo primero, frecuentementeolvidado, de construir una base estrati-gráfica para sus estudios arqueológicos.

La geología, la paleontología y la tafono-mía las cultiva, recrea y elabora, simultá-nea e interactivamente, como instrumen-tos auxiliares, fundamentales y sustenta-

1 Actualmente YPF, Exploración, Buenos Aires.

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dores, de sus célebres paraderos neo, me-so y eolíticos. Entre 1869 y 1878 Ame-ghino recorre las barrancas del río Lujány afluentes en el sector comprendido en-tre las actuales ciudades de Luján y Mer-cedes con el propósito de reunir eviden-cias probatorias de la cohabitación delhombre con los megamamíferos pampe-anos. Como él mismo reconociera, el re-cuerdo de las actividades de Muñiz, el con-tacto directo con la prehistoria europeagracias al Profesor Juan Ramorino y losrumores del descubrimiento de FrançoisSeguin lo incentivan a encontrar máspruebas en la cuenca del Luján. El recha-zo frontal de Burmeister y posteriormen-te la indiferencia de la Sociedad CientíficaArgentina sumaron a su curiosidad cien-tífica innata un componente de desafíopersonal que hizo amalgamar sus investi-gaciones a un aura de misión, de obstina-ción, con miras a hacer “triunfar” con-ceptos e ideas generadas en la periferiafrente a un poder y ciencias centrales es-quivas. El descubrimiento fortuito delArroyo Frías consolida sus conviccionesa punto de no dudar en acicatear y aúnprovocar abiertamente a los entonces re-presentantes de la ciencia oficial, Bur-meister y sus discípulos Moreno, Lista yzeballos, quienes nunca accederán a lainvitación, verdadero ruego de Ameghi-no, de que una comisión certificadora sedignara a trasladarse y verificar in situ susdescubrimientos arqueológicos. Cerradasasí las puertas del Museo Público y de laSociedad Científica y perdido el úniconexo con ambos y la Universidad de Bue-nos Aires que fuera su compatriota JuanRamorino, Ameghino expone sus ideas yobjetos en la Exposición Universal de Pa-rís de 1878 (Ameghino 1878), en el Con-greso de Bruselas de 1879 (Ameghino1879) y cristalizará todos los conocimien-tos lujanenses en su invalorable tratado“La Antigüedad del Hombre en el Plata”. Retorna de Paris en Junio de 1881 acucia-do por una mala situación económica,pero con preocupaciones teóricas: la pre-dictibilidad de formas biológicas a partirde conceptos evolutivos, que denomina-rá “zoología matemática” y plasmará en

su celebrada pero nunca analizada Filo-genia. Con los auspicios de la AcademiaNacional de Córdoba retorna una vez mása Luján donde realiza un corte de detalleen el Paso de la Virgen, última actualiza-ción de la sección tipo del “lacustre pam-peano” que en 1889 denominará “Piso Lu-janense”. En este estudio nos proponemos analizarla riquísima información sedimentológicay estratigráfica generada en el entre 1869-1889 y descripta principalmente en susobras de 1880-1881, 1884, y 1889. Esteproyecto iniciado en 2002 tiene tres ejesdirectrices: la historia de la ciencia, la ge-ología de valles del noreste pampeano yla significación actual de las supuestas evi-dencias arqueológicas aportadas por Ame-ghino. Nos concentraremos en el análisisde las primeras observaciones estratigrá-ficas para ponerlas en contexto, revalori-zar la obra ameghiniana y vincularlas connuevas observaciones resultantes del aná-lisis de facies, del análisis secuencial y dedataciones absolutas. Esto permitió porun lado comprender la evolución del co-nocimiento de los sedimentos lujanensesy pampeanos, y por otro, proponer unprimer modelo secuencial de relleno devalles y de correlación con la planicie lo-ésica de interfluvios.

METODOLOGÍA Y ÁREADE ESTUDIO

Todo análisis del relleno del valle pleisto-ceno-holoceno bonaerense debe tener co-mo referencia las secciones del Río Lujánmedio por haber sido allí donde se defi-nieron los depósitos “lujanenses” (Ame-ghino 1881,1884). Si bien actualmente lacalidad de los afloramientos ha desmejo-rado por la actividad humana, sus perfilesson un punto de partida epistemológicoinevitable. Así, para este trabajo, el estu-dio de la estratigrafía de los valles de lapampa ondulada se realizó fundamental-mente en el río Luján entre las localida-des de Luján, localidad tipo, y la ciudadde Mercedes. La cuenca de dicho río dre-na la vertiente NE de la pampa ondulada(Fig. 1) donde sus barrancas poseen entre

2 y 6 metros de altura dejando aflorar se-dimentos fluvio-palustres del Pleistocenoterminal (“Bonaerense” y “Lujanense”) yHoloceno (“Platense”), conocidos litoes-tratigráficamente como Formación Bue-nos Aires (Riggi et al. 1986) y FormaciónLuján (Fidalgo 1973b). El modelo se-cuencial allí establecido se comparó, con-firmó y completó con las excelentes ex-posiciones de Río Salto-Arrecifes, dada lacalidad de sus afloramientos y su desco-nexión geomorfológica con el valle delLuján. Las secciones de Salto poseen ma-yor desarrollo vertical y exposición, sien-do esta área una de las candidatas comoreferente estratigráfico del Pleistocenoterminal-Holoceno en los valles del nor-este pampeano. Otros puntos de obser-vación y control fueron los valles de losríos Areco, Reconquista, Samborombón,Salado y Pavón. Para confrontar los mo-delos obtenidos en el área de pampa on-dulada con los de cuenca del Saldo y elárea interserrana, se visitaron los valles delSalado, Quequén Grande, Quequén Sa-lado, Tapalqué y Claromecó, estos últimoscon cuencas de drenaje independientes alas del noreste pampeano y a su vez cen-tro de las más recientes investigacionesestratigráficas y geoarqueológicas. Se re-levaron más de 150 metros de perfiles es-tratigráficos-sedimentológicos a partir delos cuales se realizaron análisis de facies,secuenciales y cronológicos. Se revisó laestratigrafía de los valles del NE pampe-ano a partir de las secciones tipo del ríoLuján definiendo unidades separadas pordiscontinuidades (Código Argentino deEstratigrafía, 1992) o Secuencias deposi-cionales en contexto no marino (Legarre-ta et al. 1993; Shanley y Mc Cabe 1994;Catuneanu 2007). Se describen Secuen-cias deposicionales de quinto orden (10ka-100 ka, Van Wagoner et al. 1988) entrediscordancias regionales causadas porcambios relativos del nivel de base a par-tir de las observaciones de superficies es-tratigráficas, del análisis de facies, de laevolución de la acomodación, aporte ydataciones absolutas. El modelo secuen-cial derivado fue confrontado y comple-tado con las secciones aflorantes en otros

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valles del área, en particular con el del Re-conquista y el de Salto-Arrecifes. Debedestacarse que se aplican estos conceptosen un contexto particular, al cual debenadaptarse los conceptos clásicos de estra-tigrafía secuencial no marina, caracteriza-do por cotas pre-holocenas mínimas de+10 a +15 m s.n.m, por órdenes de se-cuencias elementales de unos 10 ka de du-ración correspondientes a un ciclo deagradación fluvio-lacustre con cuasi in-disponibilidad de la fracción arena y apor-

te principal eolico, y que hacia el Holo-ceno final interfieren con procesos geo-morfológicos aún actuantes. El terminointerfluvio es utilizado en sentido pura-mente geomorfológico, es decir como elespacio entre dos valles fluviales medios.No es el objetivo de esta revisión estrati-gráfica discutir los modelos derivados pa-ra este contexto particular y confrontar-los con aquellos de erosión y agradaciónfluvial de la literatura (e.g. Blum 1994),que será objeto de otra contribución.

Se utilizó la nomenclatura de facies flu-viales y elementos arquitecturales de Miall(1996). El color de los sedimentos se co-dificó según la carta de colores de sueloedición Munsell (2000). En los valles delrío Luján y Salto se realizaron perfiles la-terales a lo largo de las barrancas y cuan-do la cobertura no lo permitió, en parti-cular en el área de Luján, se practicarontrincheras exploratorias. Se tomaron mues-tras de moluscos (Fig. 9), sedimentos yfragmentos de piezas dentarias de mega-

El legado lujanense de Ameghino: Revisión estratigráfica ... 123

Figura 1: Ubicación del área de estudio. Valle medio del río Luján entre las ciudades de Luján y Mercedes, y catastro histórico de 1866 de la Villade Luján cuando Ameghino tenía 12 años de edad. Obsérvese la posición del arroyo Roque, del Molino harinero, del Puente y de la Quinta deAzpeitia, sitios todos a los que hará referencia en su Antigüedad del Hombre en el Plata.

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mamíferos para dataciones AMS C14, OSL(en cuarzo) y ESR (veáse Cuadro 1), enrelación de las discontinuidades detecta-das en afloramiento con el propósito deacotar temporalmente los límites secuen-ciales y la correlación con eventos climá-tico-eustáticos y neotectónicos. Se utilizóel programa Calib 5.1 para calibración deedades C14 y no se dispone aún, para mo-luscos continentales, un estudio del efec-to reservorio en colecciones anteriores alos ensayos nucleares como el efectuadopara el sector marino de la provincia deBuenos Aires (Gómez et al. 2008). Unejemplar actual de Biomphalaria tenagophilarecogido en el río Luján en Jáuregui arro-jó una edad AMS de 1065 ± 26 AP. Lassecuencias definidas en el campo y data-das se cotejaron con los registros globa-les o regionales de estadios isotópicos deoxigeno (OIS), de Petit et al. (1999), Cutleret al. (2003) y Cavallotto et al. (2004), Cruz(2006) y EPICA Members (2006). El con-texto paleo-geomorfológico, redes de dre-naje, geometría de valles y paleocauces seestudió con la ayuda de las cartas topo-gráficas 1: 50.000 del Instituto Geográ-fico Nacional, modelos numéricos de te-rreno (DEM), las imágenes satelitales dela cobertura Google Earth, imágenes sateli-tales en periodos de inundación (Modis,Nasa 2003) y control de campo integra-dos en un proyecto GIS. Los “Parade-ros” de Ameghino se consideran aquí so-lamente como puntos de hallazgos conuna ubicación estratigráfica y geográfica,que aquí intentamos precisar, a partir delas descripciones de Ameghino, indepen-dientemente de la interpretación de sucontenido.

ANTECEDENTES

Bravard, Muñiz y la pri-mer evidenciade valles incisos en el loessLos depósitos de valle bonaerenses pasa-ron desapercibidos para la mayoría de losinvestigadores y naturalistas de la prime-ra mitad del siglo XIX, quienes se con-centraron principalmente en explicar elorigen de los sedimentos loéssicos o “for-mación pampeana” de interfluvios. D’Or-

bigny y Darwin parecen no haberlos ob-servado en sus rápidos desplazamientos yotros autores los incluyeron sin describir-los, en los aluviones modernos. Es extra-ño que Darwin con su profundo poder deobservación y voluntad de explorar todositio de interés a su alcance, no se detu-viera en Luján, paraje donde se había des-cubierto el famoso megaterio de Cuvier,villorrio que lo sorprende con el únicopuente de madera a peaje entre BahíaBlanca y Paraná (Darwin 1839) al atrave-sar el río en la mañana del 28 de septiem-bre de 1834 en dirección a la Cañada deRocha y Areco, a solo siete kilómetrosdel punto donde Torres exhumara el me-gaterio y donde Muñiz formaba las co-lecciones del incipiente Museo de Bue-nos Aires y las enviadas luego al museode Paris. Exactamente en este mismo pun-to, luego denominado “Paso de La Vir-gen”, ya sin el puente que había sido des-plazado aguas abajo frente a la actual ca-lle Ituzaingó, Ameghino realizará en 1884su último y más detallado perfil de los de-pósitos “lujanenses”. Hay dos excepciones respecto a las pri-meras menciones de los depósitos de va-lle, que son Bravard y Muñiz a quienes suformación científica les permitió distin-guir la presencia de sedimentos litológi-camente diferentes del loess, donde abun-daban los restos fósiles. Bravard (1857)citó también los depósitos holocenos aflo-rantes en las barrancas de los ríos Matan-zas, Salto y Luján que supone, correcta-mente, lacustres y sin fauna extinta. Sinembargo será el doctor Francisco JavierMuñiz, quien gracias a su larga residenciaen Luján y Jáuregui entre 1828 y 1847,tendrá oportunidad de observarlos dete-nidamente (Palcos 1943, Speroni y Alon-so 2001). Es así como Muñiz es el primernaturalista en hacer una descripción deta-llada en 1847 de las capas lujanenses perosus manuscritos serán publicados tardía-mente, en 1888 (Toledo 2005). Como su-giere uno de sus biógrafos, su obra habríapodido ser dada a conocer y comentadacon anterioridad, ya que sus manuscritoseran conocidos:“Ameghino y Juan W. Gez tuvieron en su po-

der una serie de trabajos inéditos del sabio, y noescribieron el amplio estudio que todos habíamosdeseado leer” (Palcos, 1943 :IX).Ameghino era la persona más indicadapara dar valor a las primeras descripcio-nes de la estratigrafía lujanense, pero niél, ni Palcos, ahondan en sus descripcio-nes del “terreno fosilífero”; ambos se de-tienen a comentar solo las hipótesis deMuñiz sobre el origen de los limos pam-peanos, a mitad de camino entre las posi-ciones darwinistas y las de D’Orbigny.Sarmiento recopila y publica finalmentesus manuscritos en 1885 y nos dice:“Parece pues que su interés por aquellos restos lodespertó la abundancia de fósiles que encierra elrío Luján, cuyas barrancas parecen un osario delas razas extintas, y donde aún se conservabanlas hondas excavaciones practicadas para desen-terrar el megaterium enviado a Madrid en 1789[…]. Su residencia durante largos años en Lu-ján, da a sus asertos en cuanto a la composicióndel suelo que removió constantemente, muy granautoridad” (Sarmiento 1901: 199).Lamentablemente en sus “Apuntes topo-gráficos del Departamento del Centro”,no nos deja mayores indicaciones geo-gráficas precisas ni croquis estratigráficosde lo que constituye la primer descrip-ción sedimentológica y estratigráfica porun naturalista argentino. Muñiz no solodescribe sino que intenta también una ex-plicación del origen de dichos sedimen-tos y del loess mismo, que considera for-mado en una fase transgresiva, algo ca-tastrófica, que llegara hasta el pie de losAndes mismos. También realizó observa-ciones de orden tafonómico siendo unode los primeros en deducir los paleoam-bientes fluvio-palustres del “Lujanense”y la preservación de esqueletos enterospor “empantanamiento”. Observa tam-bién e intenta explicaciones de la disposi-ción de moluscos fósiles. En la figura 3 sepresenta un esquema de dicha columnareconstituida con las descripciones apor-tadas por Muñiz (1847). Se propone unaposible correlación a partir de los nivelesde calcretes rodados que se observan cla-ramente hoy en la misma localidad. Mu-ñiz no será nunca citado en la literaturageológica luego de los comentarios ad-

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juntos a la publicación de sus manuscri-tos que hiciera Ameghino en 1888:“El se ocupó de las mismas ciencias que consti-tuyen mis estudios predilectos, vivió quince añosen donde yo pase mi niñez y explotó los mismosyacimientos fosilíferos que yo debía remover trein-ta años después….Y los recuerdos de sus hallaz-gos, vuelto populares en Lujan, no contribuyeronpoco a que me lanzara tras él a las mismas in-vestigaciones” (Sarmiento 1901: 294).Ameghino luego comenta los estudios geo-lógicos de Muñiz y reconoce:“Él distinguió ya en esa época el postpampeanolacustre y su origen al que llama Creta blanca, yel pampeano lacustre que denomina terreno fosi-lífero o marga amarillenta, formaciones que dis-tingue perfectamente del terreno pampeano rojo,lo que no hizo ninguno de los autores que meprecedieron en el estudio de la geología de esos te-rrenos” (Sarmiento 1901: 296).Queda así por señalar que Muñiz (1847)es el primero en determinar con exacti-tud el origen fluvial de estos depósitos ysu posición “inferior” respecto a las lla-nuras, es decir, incisos en el limo pampe-ano que llamará a su vez greda o “forma-ción cretácea”, separándolos claramentedel loess pampeano y por lo tanto po-niendo en evidencia el relleno de valles:“estos dos lechos de guijarros (del terreno fosilí-fero) no se encuentran por todo. Nos ha parecidoque solo existen en cañadas u hondonadas yque se apoyan lateral e inferiormente sobre la

greda que forman las lomadas laterales […]Esta falta de extensión en las bandas de margay su posición sino nos engañamos de ello demues-tran, no solo el efecto de corrientes parciales, sinolo moderno de su formación, respectivamente a lade la greda […] si ella se presentara por lo ge-neral más baja con relación a los terrenos adya-centes (aunque no siempre lo fuera), si nuevas ob-servaciones produjeran el mismo resultado, queda-ría plenamente demostrada la comunidad de ori-gen de esta formación y la anterioridad en estosllanos de la greda sobre ella.” (Sarmiento 1901:44).Es decir que Muñiz no solo reconoce suorigen fluvial encauzado o de “corrientesparciales” sino que predice acertadamen-te que la misma formación se encontraríaen los otros valles pampeanos. Correspon-derá a Ameghino definir la estratigrafíade estos depósitos, quien también comoMuñiz vivió en Luján y allí realizará lasprimeras observaciones aún muy joven,su primer columna estratigráfica tomadafrente a la quinta de Azpeitia data de 1876,a los 22 años de edad (Fig. 2), y el últimoperfil lo realiza ya vuelto de su estadía enFrancia en 1884 (Fig. 4). Extrañamentemuy pocos investigadores entre los quese dedicaban al estudio del “pampeano”contemporáneos a Ameghino, y durantecasi todo el siglo XX a excepción de Fren-guelli y Rovereto, visitaron la localidad,devenida tipo para los rellenos de los va-

lles del Pleistoceno terminal. Buscadoresde fósiles con un fin netamente comer-cial como Bonnement, Seguin y los her-manos Breton, conocían sin duda muybien estos depósitos pero no dejaron des-cripciones de los mismos (Toledo 2009b).Un ejemplo paradójico es Santiago Roth,quien en sus numerosas exploraciones enel valle del Salto-Arrecifes, debería haberreconocido estas formaciones, sin em-bargo, junto a Carl Burckhardt conside-raron que el pampeano lacustre de Ame-ghino no tenía razón de ser y lo confun-den con los limos arcillosos verdosos mu-cho más antiguos intercalados en la For-mación Buenos Aires (Roth 1921, Burc-khardt 1907). Joaquín Frenguelli visita Lu-ján al menos dos veces, secundado porun antiguo peón de Ameghino, y publicasus conclusiones en 1920, 1928, 1936 y1957. Carlos Rusconi acompaña a CarlosAmeghino en su última vista a Luján en1931 pero no realiza observaciones estra-tigráficas de detalle. Los primeros inten-tos de revisiones detalladas de los aflora-mientos de Luján serán las de Mignone(1941a y b) y Bonaparte (1957, 1958) (Fig.5). Hacia los años 1970’s Francisco Fi-dalgo retomó en otras aéreas, el estudiodel “Lujanense” y “Platense”, y de Lujándirá que las modificaciones de las barran-cas del río impedían ver los afloramientoshistóricos. Otros investigadores en su ma-

El legado lujanense de Ameghino: Revisión estratigráfica ... 125

Figura 2: a) Primer di-bujo de la sección de laquinta de Azpeitia queAmeghino presentara ala Sociedad CientíficaArgentina en 1876como ilustración de sumemoria El hombre cua-ternario en la pampa, pu-blicada póstumamenteen su Obras Completas(Torcelli 1915:22-40).b) Sección equivalente,en la misma área (LaLoma) y posible co-rrespondencia estrati-gráfica. Escala 1 metro.

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yoría pertenecientes a instituciones de LaPlata, siguiendo los pasos de Frenguelli,retoman puntualmente estos estudios (e.g.Dangavs y Blasi 1995) y una primera re-visión profunda, con análisis palinológi-cos, sedimentológicos y dataciones C14,solamente de la sección holocena, es rea-lizada por Prieto et al. (2004). Las prime-ras dataciones de la sección inferior, pleis-tocena, o “Lujanense” y una discusióncrítica de la nomenclatura estratigráfica eimplicancias geoarqueológicas son reali-zadas por Toledo (2005). En el presente trabajo se comunican losresultados de la revisión estratigráfica dela sección tipo del “Lujanense” y se ac-tualizan las contribuciones anteriores (To-ledo, 2005, 2006, 2008a, b y c; 2009a, y b;2010a, b, y c).

el “lujanense” de ameghino. Pasode azpeitia y Paso de la virgen, lu-ján 1876-1889Muñiz (1847) reconoció los principaleselementos estratigráficos (Fig. 3): el sus-trato pampeano que llamará “greda” o “de-posito cretáceo”, los “terreno fosilíferos”(creta ferruginosa y creta flavencens), sus dosniveles conglomerádicos basales y la “cre-ta blanca” (“Platense”). Cita incluso una“greda verde” inmediatamente por deba-jo de la “creta blanca” o a mayor profun-didad, haciendo referencia sin duda a losdepósitos verdosos del Lujanense verdesuperior e inferior. zeballos y Reid (1876)comisionados por la Sociedad CientíficaArgentina y creyendo erróneamente estaren cercanías del Arroyo Frías, los deno-minan “tierra parda”, “tierra parda ama-rillosa” y “tierra con infusorios” en lascercanías de la confluencia del arroyo delHaras, antiguo Marcos Díaz, y el río Lu-ján. Ameghino describe los depósitos dela Villa de Luján en sucesivos trabajos en-tre 1875 (Paso de Azpeitia) y 1884 (Pasode la Virgen), y en una carta que enviaraa Eguía en enero de 1875 (Ameghino1879, 1881a, 1884, 1889; Torcelli 1915;Outes 1905) (Fig. 2). Actualmente, sóloun relicto de la sección tipo original pue-de ser observado en la margen izquierda,entre las ruinas del molino Bancalari y el

Puente de las Tropas (34°34'25,37"S 59°7'40,35"O) para la sección holocena, yfrente a la antigua quinta de Azpeitia (34°33'3,88"S 59°7'1,97"O) para la secciónpleistocena (Figs. 1 y 4). Ameghino acu-ña el nombre de “Piso Lujanense” en sucontribución de 1889 a partir de los tra-bajos de su juventud y del perfilado dedetalle que hiciera con los fondos de laAcademia Nacional de Ciencias de Cór-doba en enero de 1884. Estos trabajoslos realizó en la barranca izquierda del ríoLuján donde existía el vado o paso de laVirgen. El sitio corresponde hoy aproxi-madamente al tramo entre la calle Itu-zaingó donde estaba el puente que seña-la Ameghino y el actual puente de la Ave-nida Dr. Muñiz. Con el análisis de docu-mentos históricos hemos podido deter-minar la posición original de las barran-cas, mientras que las ruinas del molinoBancalari y de su tajamar existen todavíaa escasos metros agua arriba por la mar-gen derecha del dicho puente. Ameghinonos dejó cuatro dibujos de perfiles en losque podemos trazar la evolución del suconocimiento de la estratigrafía de su“pampeano lacustre” y por otro lado co-rrelacionarlos con los afloramientos ac-tuales (Figs. 2 y 3). El primero realizado apluma y de propio puño fue adjuntado alinforme que elevara a la Sociedad Cien-tífica Argentina en 1876 y publicado tar-díamente en sus obras completas, ya quehabía sido archivado sin más, por estainstitución (Ameghino 1881) (Fig. 2). Elsegundo y tercer dibujo forman parte delas ilustraciones de su “Antigüedad delHombre en el Plata” (Fig. 3). Consistenen una sección columnar incluida en sulámina XVII levantada frente a la quintade Azpeitia y un perfilado a lo largo de 75metros de barranca, relevado en la mar-gen izquierda, en el paso de la Virgen (Figs.3 y 4a). En este último vemos la preocu-pación por definir la geometría de las ca-pas y diferenciar las facies internas, perola definición de discontinuidades es im-precisa sobretodo en su capa 3 donde con-glomerados basales aparecen flotando enmedio de sedimentos. Los tres perfilespresentan los mismos elementos geológi-

cos y sin duda resumen el conocimientoacumulado en las exploraciones realiza-das en la década de 1870 hasta su parti-da en 1878. Estratigráficamente diferen-cia dentro del relleno de valles, el “pam-peano lacustre” con fauna extinta, del“postpampeano lacustre” con fauna “in-dígena”, los que llamará pisos “Lujanen-se” y “Platense”, respectivamente en 1889(Figs. 3 y 6). El cuarto perfil lo realizó luego de su via-je a Europa, en las excavaciones mencio-nadas de 1884. La influencia de su expe-riencia de campo en la Somme es eviden-te en este último dibujado al estilo “Che-lles” (Fig. 4b). Efectivamente, en el mis-mo sitio del corte publicado en 1881, enpaso de la Virgen, hace perfilar en enerode 1884, con el apoyo de varios obreros,un frente de 145 metros entre el puentede la calle Ituzaingó y el molino. La sec-ción representa un corte de toda la ba-rranca haciendo hincapié en los detallessedimentológicos, discontinuidades y ge-ometría de los cuerpos. Corrige las im-precisiones de 1881, reenumera las capas,reconoce nuevas por debajo del “Luja-nense” y pone en evidencia las erosionesfluviales intrabonaerenses, y las de la basede los depósitos “Lujanense”, “Platenses”y “Aimarenses”. Todos los niveles des-criptos por Ameghino se identificaron enla misma área (Perfil del Paradero II o LaLoma-Azpeitia y Puente de las Tropas) aexcepción de las capas número 11 y 12 desu corte de 1884 por encontrase general-mente cubiertas por el agua, pero que sise reconocieron en la localidad vecina deVilla Flandria y que corresponden al OIS4 (Toledo 2010b). Se perfiló la barrancaen el sitio correspondiente a su “Parad-ero II”, hoy barrio La Loma, frente a laantigua quinta Azpeitia (Fig. 1), dada suimportancia histórica y por presentarsetodavía en condiciones de afloramientonatural no modificado aunque densamen-te cubierto por vegetación (Fig. 2). Las ca-pas observadas son equivalentes a las des-criptas por Ameghino, sin bien las carac-terizaciones litológicas y estratigráficas va-rían en los primeros trabajos de este au-tor (Figs. 3 y 6). Así, recién en 1884, deno-

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Figura 4: Comparación entre los cortes de Ameghino del paso de la Virgen de 1881(a) y 1884, 1889 (b). c) Posición respecto al lecho actual del ríoLuján (línea punteada) de la sección del paso de la Virgen, hoy desaparecida. Vista de la represa del Molino, desde la margen izquierda hacia 1930’s.Se puede observar un relicto de la barranca donde Ameghino realizara los perfilados de paso de la Virgen.

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minará como “capas de arcillas verdosas”a parte del Lujanense, depósitos que ha-bía descripto antes como “blanquizcos”(color dominante en seco).

las investigaciones en el siglo XXRovereto explora el área hacia 1914 y esacompañado por Carlos Ameghino conquien recorre el área entre Luján y el Mo-lino de Jáuregui. El corte que publica pos-teriormente no responde en absoluto a loque se observa en el área ni a lo descrip-to anteriormente por Ameghino. Sin du-da confunde el “Lujanense rojo” (Se-cuencia LR) con el “Bonaerense” y por lotanto atribuye al “Lujanense verde infe-rior” (Secuencia LVi) a un Ensenadenselacustre. Al no comprender bien la estra-tigrafía y seguramente fruto de una rápi-da excursión se ve forzado a dibujar unextraño cambio de facies a mitad de ca-mino entre Luján y Jáuregui. De ello con-cluye que el “Lujanense”, cercano a Lu-ján, es una facies lateral del “Bonaeren-se”:“Inoltre Fiorentino Ameghino ritenne del Lu-janense tutti i sedimenti lacustri, aventi la stessafacies, regularmente ricoperti dal bonaerense, chesi trovano lungo il Río Luján sino presso al mo-lino Jaureguy; ma la verita è, che rimontando ilrío luján, dopo un tratto di circa quattro ocinque chilometri, al lacustre bonaerense succe-de il lacustre ensenadense, di cui ora sará detto(sez. 8ª). Da tutto cio se ne conclude che il lua-janense è una sostituzione laterale del loess delperiodo bonaerense, e quindi una facies lacustredi questo, e non mi piano cronológicamente dis-tinto: per cui, solo si puo continuare ad usarlocome una designazione di facies, pero se ne debelimitare il riferimento, ossia considerarlo basatosui sedimenti lacustri dei pressi di Luján e nonsu quelli di Jaureguy” (Rovereto 1914: 81).Estas correlaciones erróneas inducirán asu vez a otros errores a autores comoFrenguelli (1920), que con criterios pare-cidos, llamara “prebonaerense” al “Luja-nense” de Ameghino en el valle del ríoSalado, cerca de Esperanza, provincia deSanta Fe. Frenguelli estudió el conjuntode rellenos de valles, el “Lujanense” y “Pla-tense”, repetidas veces a lo largo de suextensa carrera científica. A pesar de la im-

portante producción realizada en su afánde reestructurar el modelo estratigráficoameghiniano y forzar modelos climato-estratigráficos (e.g. pluvial-epipluvial), alfinal de su vida académica terminó reco-nociendo la validez de las observacionesde Ameghino, sin nuevos aportes funda-mentales, aparte de las descripciones lito-lógicas más detalladas y la caracterizacióndel contenido en diatomeas de ambasunidades. Frenguelli otorgaba mucha im-portancia al cambio climático como mo-delador principal del paisaje y dejó comoherencia algunos conceptos paradigmáti-cos como el que consideraban que la for-mación de discontinuidades erosivas pam-peanas se debía a la simple implantaciónde un clima lluvioso, concepto que per-dura aún hoy cohabitando con otros co-mo el del cambio de nivel de base. La ten-dencia a explicar conglomerados basalesy las erosiones asociadas por un simplecambio climático retardó así el análisis es-tratigráfico secuencial regional. En 1919,explorando los alrededores de Miramaren la costa atlántica, reconoció arcillas ver-dosas debajo de facies rojizas en vallesque interpreta como “Bonaerense”. Co-mo será explicado más adelante, en el “Lu-janense” se intercalan sedimentos loes-soides rojizos del OIS2, que en algunospuntos muestran considerable espesor yaspecto masivo por lo que fueron siste-máticamente confundidos con el “bonae-rense” o “pampeano”. Las observacionesde Miramar parecen confirmarle su hipó-tesis del “Lujanense” como “Prebonae-rense”:“Si atribuimos estas lentes arcillosas, de facieslacustre, o mejor dicho palustre, al Lujanense deAmeghino, encontraríamos en esta localidad [Mi-ramar] suficientes pruebas para considerar ellujanense de edad anterior y no posterior a ladel bonaerense, como hasta ahora se ha conside-rado. Nos vemos, por lo tanto, obligados a volvera discutir la posición estratigráfica del Lujanenseque ya esbozamos en nuestro breve estudio sobreel pampeano de Esperanza (Santa Fe).” (Fren-guelli 1920a: 385). Ello asestaría un rudo golpe al esquemaAmeghiniano y por lo tanto pondría endudas toda su definición de pisos. Para

confirmar su hipótesis realiza en el mis-mo año un viaje a Luján para aclarar susdudas y con sorpresa constata que el Lu-janense se presenta allí diferente a lo vis-to en otros puntos. Esperaba encontrarcapas verdosas intercaladas con loess. Ob-servó solo los cortes en las inmediacio-nes de la ciudad misma (Frenguelli 1920a), pero si hubiera inspeccionado los alre-dedores de Jáuregui, hubiera encontradolo que buscaba, loess del OIS 2 sobre fa-cies verdosas, que ya habían llevado a errora Rovereto (1914). Sin embargo este via-je permite realizar nuevas observacionesacertadas sobre la sedimentología del “Lu-janense”. Al observar estratificación en-trecruzada y fangolitas con clastos dedu-ce que el origen es fundamentalmentefluvial y no lacustre como generalizabaAmeghino cincuenta años antes. Otra ob-servación importante es el reconocimien-to de conglomerados en la base del “Pla-tense” en el corte del Tiro Federal de Lu-ján. Sin embargo incluye a todo el “Luja-nense” en un solo ciclo “aluvional”, con-cepto que persistirá, parcialmente, aún enla actualidad (e.g. Dangavs y Blasi 1995,Blasi et al. 2007). Paradójicamente Fren-guelli (1920a) continuó afirmando el ca-rácter de facies local del “Lujanense” aúncuando declara no haber nunca visto el“Lujanense” interdigitándose con el “Bo-naerense”. Este autor fue a Luján bus-cando una confirmación de su modelopreconcebido, no la encontró en el terre-no y sorpresivamente concluye:“Por lo que llevamos dicho resulta claramenteque el Lujanense, cuyo significado viene a ser re-ducido al de una simple facies local, equivale es-tratigráficamente al horizonte que, en las demásregiones hemos indicado con la denominación deprebonaerense” (Frenguelli 1920a: 390).Más tarde en 1928 tornará más confusa laestratigrafía del “Lujanense” al creer vercomo “íntimamente” ligados los térmi-nos verdosos superiores del Lujanense ylos depósitos marinos “querandinenses”representantes de la ingresión del holoce-no medio. Eso lo conduce a incluir el“Lujanense” en el “Postpampeano” jun-to al “Platense”, del cual Ameghino loexcluía claramente. Frenguelli había llega-

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do al extremo de proponer la supresióndel término “Lujanense” mismo, víctimade la misma confusión de Buckhardt y Ro-vereto, al considerar que Ameghino lla-maba así a capas verdes de “distinta edad”y, envuelto en su propia confusión, decla-ra que es Ameghino quien no tenia enclaro el significado de dicho horizonte.La eliminación de una denominación noimplica por si misma la desaparición delas confusiones asociadas, pero suprimirel término “Lujanense” se considera aúnhoy parte de la solución (e.g. Blasi et al.2009b). El siguiente pasaje ilustra clara-mente porqué para Frenguelli el términoLujanense ya no tenía razón de ser: si lacapa verde inferior era prebonaerense yla superior pertenecía al querandinense,¿A qué capa entonces, se debe denomi-nar Lujanense?: “[…]Ameghino reunió en un mismo horizontetodos los limos verdosos allí [Luján] existentes.En cambio, estos corresponden a dos niveles di-ferentes aunque a menudo, directamente super-puestos y aparentemente consecutivos: uno infe-rior, sin Littoridina ameghinoi Doer., prebonae-rense; otro superior, con L. Ameghinoi y otromo-luscos fluviales, postbonaerense. este segun-do nivel sobre el cual se ha sostenido una edadpost bonaerense del lujanense de ameghino,había sido interpretado por mi colmo faciesfluvial del querandinense de Doering, con elcual se halla, en realidad, íntimamente vincula-do” (Frenguelli 1928: 21).Esta cita es muy importante porque nosolo deja en claro la existencia ya recono-cida de dos capas verdosas (aquí LVi yLVs) sino también evidencia la incom-prensión que de la sección tipo del Luja-nense tenía Frenguelli, mientras que erró-neamente sienta las bases para desvincu-lar ambas secciones verdosas y asimilar lasuperior con el Holoceno. En la mismaobra, más adelante, Frenguelli remarcaestos conceptos:“….En este caso el lujanense en realidad re-presenta un horizonte postbonaerense, pero en-tonces, por lo que se refiere a las barrancas delrío Luján, este concepto se puede aplicar exclusi-vamente a los sedimentos verdosos que contienenLittoridina Ameghinoi Doer. Y no a los subya-centes, también verdosos, que no contienen res-

tos de moluscos de aguas dulce” (Frenguelli1928: 95).La sección verde inferior (Secuencia LVi)no solo queda entonces erróneamente co-mo “prebonaerense” en su sección tiposino que también dejará de ser tenida encuenta como parte del “Lujanense“, oserá llamada “Belgranense lacustre”. Enotras palabras de ahora en más se llama-rá “Lujanense” solo a la capa verde supe-rior (Secuencia LVs) que se encuentra, engeneral, inmediatamente debajo el “Pla-tense” o el “Querandinense”, a la que Fi-dalgo (1973b) llamará más tarde Miem-bro Guerrero de la Formación Luján. Re-cientemente revisamos estas divergencias,reivindicando en parte el esquema ameg-hiniano para la sección tipo (Toledo 2005).En síntesis, la gran mayoría de las confu-siones actuales y pasadas proviene deatribuir a facies rojizas “lujanenses” al“Bonaerense”, aquí atribuidas a la Se-cuencia Luján Rojo del OIS 2. En 1936 Frenguelli resume su visión delos depósitos “lujanenses”:“[el Lujanense] es el exponente de un nuevoperiodo de lluvias intensas y prolongadas, duran-te el cual se excavan cuencas y cauces profundosy luego se rellenan de espesos depósitos fluviales,fluvio-lacustres y palustres. […] recién al finalde su sedimentación, el carácter de sus materialesacusa un progresivo desecamiento del clima, acom-pañado por una leve intensificación en la veloci-dad del descenso del suelo en las pampas, deter-minando en la costa del mar limitados desplaza-mientos transgresivos de la línea de ribera e in-crementos estuáricos, cuyos sedimentos llevan elnombre de Querandinense” (Frenguelli 1936:109).En este pasaje encontramos otro concep-to sobre el Lujanense que durante muchotiempo contribuyó a que el conocimientode estos depósitos no avanzara y aún re-trocediera: Un simple aumento de lluviasexplicaría el origen de bases erosivas y se-cuencias granodecrecientes; y la ingre-sión marina “querandinense”, como yavimos, pertenecería a la misma secuenciaque el “Lujanense”. Al intervalo verdosoinferior, que llamaba infrabonaerense oprebonaerense, a el belgranense eólico yal prebelgranese ya no los cita y los con-

sidera “geológicamente fugaces” (Fren-guelli 1936: 108). Al ser la geología luja-nense de Ameghino ya no leída en me-dios académicos centrales, o lo poco conprejuicios, los trabajos de Frenguelli de-vienen la referencia respetada y digna deser citada y así, sus inexactitudes se pro-pagaran a través de sus discípulos hasta laactualidad. En 1957 resume la geologíadel Neozoico de Argentina y, como ya lohabía planteado en trabajos anteriores(Frenguelli 1936: 119), hace coincidir elcomienzo de cada ciclo, como el Luja-nense, con una fase tectónica de levanta-miento y una fase húmeda o pluvial. Loscolores verdosos los asimila a climas másfríos y los castaños y rojizos a más cáli-dos. Sus ciclos comienzan así con climasfríos, húmedos y reactivación tectónica yterminan con cálidos y secos (loess), fa-cies que hoy sabemos tienen una signifi-cación opuesta en términos de temperatu-ra. Frenguelli ha contribuido así sustancial-mente a la confusión de la estratigrafíapampeana no solo por sus reinterpreta-ciones incorrectas, sobre las que él mis-mo dará marcha atrás, sino también porhaber sido muy respetado académica-mente, a pesar de ser un medico autodi-dacta en geología, y posiblemente perci-bido como una oportunidad renovadoraal omnipresente Ameghino. Esta oportu-nidad era bienvenida ya que se necesitabaesclarecer la “confusa” estratigrafía pam-peana y por otro lado la comunidad geo-lógica y arqueológica necesitaban de unnuevo referente que hiciera olvidar o almenos permitiera evitar lo “ameghinia-no”. Pero no los liberará del legado máscontrovertido y erróneo: la presencia delhombre en capas de gran antigüedad ge-ológica como el “Chapalmalense”, dadoque Frenguelli aceptó estos hallazgos y sucronología (Frenguelli 1936: 134). Su mo-delo estratigráfico aportará más confu-siones que soluciones, dejando el sinsa-bor que el esquema ameghiniano resistíaaún el embate de toda una vida científicacomo la de Frenguelli entre 1918 y 1957.Luego de las visitas de Rovereto (1914) yFrenguelli, en 1919, no se registran estu-dios estratigráficos publicados para el área

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de Lujan, a excepción de los que aquí de-nominamos neoameghinistas (Toledo2009b). Recién en 1995 Dangavs y Blasi realizanuna revisión preliminar de la localidadclásica de Azpeitia, que denominan Pasode Corro (margen derecha, frente al per-fil La Loma de este trabajo, Fig. 2, 11).Para la sección pleistocena reconocen dosunidades granodecrecientes que llamanU1 y U2. La U1 corresponde a la Secuen-

cia Luján Verde inferior y Luján Rojo, yla U2 corresponde a la Secuencia LujánVerde superior (Fig. 6). Ameghino (1876,1881) realizó su corte en la margen iz-quierda donde si se encuentra el conglo-merado basal de la Secuencia Luján Ver-de superior, ausente según se desprendede las descripciones de estos autores, enla margen derecha. No comparan con loscortes de Ameghino y transportan el mo-delo del Lujanense de la cuenca del Sa-

lado de Fidalgo (1973a y b) lo que lleva ano diferenciar el “Lujanense verde infe-rior” o capas 8 y 9, de las capas 6 y 7 deAmeghino (1884, 1889), y asignarlas to-das al Miembro Guerrero basal o casta-ño. La incisión actual es interpretada co-mo de origen puramente climático, si-guiendo la propuesta de Frenguelli. Es asícomo pasan desapercibidas las capas ver-dosas inferiores y se desnaturaliza la sec-ción tipo del “Lujanense” forzando el mo-

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Figura 5: a) Sección del “Paradero 2” de Mignone (1941b) situado entre Luján y el arroyo Marcos Díaz, donde se observa que este autor había identi-ficado todas las capas del OIS 4 al OIS 1 y señala restos óseos con fractura helicoidal en su capa 7; b) Terrazas “encajadas” en el río Salto segúnBonaparte, 1957; c) perfil del arroyo Muñiz, Jáuregui.

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delo, incompleto, desarrollado en el valledel Salado por Fidalgo (véase discusiónen Toledo 2005, 2009b). Es de destacarque en esta área no se observa el conglo-merado basal de la Secuencia Luján Rojoy los limos rojos masivos de esta secuen-cia apoyan en contacto erosivo neto so-bre arenas de la secuencia Luján Verdeinferior.Rosello et al. (1999, 2001) defienden unaedad de 4.300 C14 AP para fragmentos deuna coraza de Glyptodon extraída en Mer-cedes. Dicho fragmento de coraza se en-contraba en los sedimentos verdosos dela LVs. pero, según se observó al visitar elsitio, el mismo había sido expuesto enparte y sepultado posteriormente porfangolitas negras palustres finiholocenasa históricas, contaminando muy proba-blemente la materia orgánica analizada.La posible edad holocena tardía para eltípico “Lujanense verde” sumó un obstá-culo mas esclarecimiento de su estratigra-fía. Por otro lado, ni los autores ni sus crí-ticos (Cione et al. 2001) analizaron la es-tratigrafía en detalle lo que hubiera pues-to en evidencia la incoherencia de unaúnica datación más allá del protocolo deanálisis seguido. Prieto et al. (2004) pre-sentaron las primeras dataciones de la ba-se de los sedimentos platenses en la loca-lidad de Luján, determinando así el techode los sedimentos “Lujanenses” en >11ka C14 AP., y caracterizaron en detalle lascondiciones ambientales de los cuerposde agua y pantanos platenses. Isla (2002)realizó una síntesis bibliográfica de la pre-sencia de los depósitos lujanenses en lallanura Chaco-pampeana, y concluye queposeen un edad entre 30 y 10 ka con lí-mite inferior impreciso. Dangavs y Blasi(2003) proponen cambiar el nombreMiembro Guerrero por Lobos, unidadque anteriormente (Dangavs y Blasi 1992)habían definido solo a partir de testigosde barreno en la laguna de Lobos, comoholocena y en conexión con influenciamareal de la ingresión querandinense odel Holoceno medio, interpretación quea su vez requiere de movimientos neotec-tónicos superiores a los 15 metros en losúltimos 5 ka. Este último trabajo es inte-

resante desde el punto de vista del análi-sis de las continuas confusiones estrati-gráficas ya que no sólo se propone la eli-minación de un nombre, Miembro Gue-rrero, que para la cuenca del Salado eInterserrana era de uso común, sino tam-bién que aquí se introduce el conceptoerróneo de la existencia de solo un “Lu-janense rojo inferior” y un “Lujanenseverde superior” según Ameghino (1884,1889). Este autor señaló sin embargotambién capas verdosas (capa 8), como locorrobora Frenguelli, debajo de “capasrojizas” (capas 6 y 7). zárate (2005) reali-zó una síntesis del Cenozoico continentalde la provincia de Buenos Aires e incluyólos depósitos lujanenses en su “IntervaloPleistoceno Tardío-Holoceno” con la ba-se en 40 ka y el techo en 3.000 años. Nue-vamente la sección tipo no es tenida encuenta y se interpreta erróneamente aAmeghino ya que incluye el “Piso Luja-nense” (Ameghino 1889) en el “postpam-peano” y considera la edad de la base del“Lujanense” entre 30 y 40 ka, período enel que supone se habrían cavado los va-lles pampeanos, cuyo origen es en reali-dad muchos más antiguo (Toledo 2008a).Cione y Tonni (1999, 2005) atribuyen losdepósitos Lujanenses en la Biozona deEquus (Amerhippus) neogaeus que comienzaen el OIS 5, incluyendo así también enesta biozona la Formación Buenos Aires.Fucks y Deschamps (2008) presentan unacompilación bibliográfica de los depósi-tos cuaternarios del noroeste bonaerense.No diferencian ni formaciones litoestra-tigráficas ni unidades separadas por dis-continuidades en interfluvios, incluyendotodos los sedimentos pampeanos bajo ladenominación simplista de FormaciónPampeano sensu Bonorino (1965). A pe-sar de las notables diferencias entre lasFormaciones Ensenada y Buenos Aires yel hiato singular que las separa, las consi-deran ambas como una sola unidad y seminimiza la importancia del edafocom-plejo cálcico (sensu Hanneman y Wideman2006), que se encuentra entre ambas uni-dades. Se retrotrae así la descripción delpampeano a la época de D’Orbigny yDarwin. Para los sedimentos “lujanen-

ses” Fucks y Deschamps (2008) no anali-zan la sección tipo, incluyen a todos lossedimentos en el Miembro Guerrero yno consideran las dataciones disponiblespara dicha sección. Como hicieran Dan-gavs y Blasi (1995), aplican sin más el mo-delo incompleto generado en la cuencadel Salado y la zona interserrana. Blasi etal. (2007) basados en Toledo (2005) des-criben en la cuenca del Luján medio unasucesión no discordante entre 45 y 18 kaque definen como depositada en cubetasde deflación por tormentas de polvo y fi-nalmente colmatados por depósitos depantanos alcalinos. Según edades ISRLen feldespato, obtenidas posteriormente(Blasi et al. 2009a), estos sedimentos secorresponderían con las Secuencias Bs.As., LVi, LR, confirmando las edades OSLen cuarzo y AMS obtenidas previamente(Schewenninger 2005, 2009; Toledo 2005,2008a, c; 2009b). Blasi et al. (2007) habí-an propuesto el análisis de facies, sin con-siderar discontinuidades, como soluciónmetodológica a las confusiones estrati-graficas, análisis que solo es un primerpaso, básico, en la estratigrafía secuencial.Más tarde, Blasi et al. (2009) adoptan lasproposiciones ya planteadas por Toledoen 2005, comprenden la importancia delas discontinuidades y las incluyen en suanálisis sin fundamentar la base teórica nisu aplicación en valles pampeanos (e.g. es-tratigrafía secuencial, aloestratigrafía, uni-dades genéticas, etc.). La referencia su-cinta a los “ciclos” de zárate (2005) o de“reactivación del paisaje” no suple tal re-quisito ya que tampoco allí se especificanórdenes y origen de secuencias y en par-ticular la edad de la base del último ciclode este autor no se corresponde con loobservado en el campo en el norestepampeano (Toledo 2009b: 393). Estos “ci-clos” corresponderían a clásicas unidadestéctono-sedimentarias. El análisis históri-co es enumerativo y no permite recons-truir la verdadera causalidad de la proble-mática de la nomenclatura y cae en tauto-logías al ubicar nuevas dataciones (Blasi etal. 2009b: 386) respecto a los números onombres de capas definidas por Ame-ghino, Doering o Rovereto, nomenclatu-

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ras que recomiendan abandonar. In-cor-poran nuevas confusiones al amalgamarprincipios de estratigrafía secuencial a só-lo cambios eustáticos, crítica clásica, peroya superada, en el proceso de adaptaciónde esta técnica, consolidada primero en laindustria, por los medios académicos enlos años 80 y 90. Dichos análisis, más alláde un ejercicio académico retrospectivo,y pretendido terminativo, incorporan aúnmás confusiones al no hacérselos una vezconsolidado un modelo regional, y consu columna estratigráfica dibujada, al cualadscribir sin ambigüedades las diferentesdenominaciones y nuevas dataciones. Adicho ordenamiento se arriba luego delanálisis de facies, análisis del patrón deapilamiento y evolución de la acomoda-ción, análisis de discontinuidades, data-ción de las mismas y correlación regional(e.g. estratigrafía secuencial) procedimien-to aplicado y propuesto preliminarmentepara los valles pampeanos por Toledo(2005) y actualizado en este trabajo. En-tre las normas para futuros trabajos en sumayoría tomadas de este último autor,Blasi et al. (2009b) omiten la práctica in-sustituible, de acompañar las descripcio-nes y posiciones de muestreo con perfilesdibujados. Estos autores atribuyen la ma-yoría de las confusiones a la aplicación desucesivos conceptos geológicos a travésdel tiempo, sin embargo no se destacaque la causa principal de las mismas fuela reformulación estratigráfica fuera delárea tipo y sin referencia a ella, violandolos principios de prioridad espacial y deautor (e.g. Fidalgo 1973a y b vs. Ameghi-no 1881, 1884, 1889). Igualmente no semenciona la fuerte influencia de Fren-guelli en sus discípulos, particularmenteen la causa climática, de quien tambiénsistemáticamente se omite citar que luegode examinar las barrancas del QuequénSalado reconoció explícitamente lo acer-tado de las divisiones del Lujanense deAmeghino, reintrodujo el término “Luja-nense” y se contentó con declarar que, almenos, su aporte fue dejarlas “mejor de-finidas” (Frenguelli 1928: 21). El otro fac-tor fundamental de confusiones, no ana-lizado por estos autores, es la asimilación

del “Lujanense rojo” al Bonaerense, arras-trando los términos verdosos inferioresdel Lujanense (Secuencia Luján verde in-ferior) al Belgranense o Prebonaerense(Toledo 2009b). Finalmente consideramos que no es ne-cesario descartar el uso, al menos a finescomunicacionales, de los términos a des-inencia “ense” de Ameghino (1889, 1906,1908), si bien informales, son compo-nentes indisolubles del patrimonio epis-temológico pampeano, mientras se tengaen cuenta sus facies, discontinuidades yedades absolutas. Asimismo las colora-ciones respetan, en la mayoría de los ca-sos, un patrón estratigráfico constatableen toda la región pampeana resultante dela impronta climática de la dupla estadial-interestadial y no de eventos diagenéticosaleatorios inter e intra-secuenciales.

amateurs y “neoameghinistas”En su localidad tipo el “Lujanense” noregistra trabajos académicos de enverga-dura desde la última visita de Frenguelli.Sin embargo, la actividad paleontológicay geológica es intensa por grupos de afi-cionados y autodidactas locales de Mer-cedes, Luján y Areco para quienes la refe-rencia indiscutida es la obra ameghiniana.Sin acceso ni reconocimiento en los me-dios de divulgación académicos, mediosque los consideraban como simples pro-veedores de material o guías de campo,publican sus interesantes observacionesen diarios locales o fascículos editados porellos mismos. La dinámica de investiga-ción es similar a la que Ameghino practi-cara en su juventud junto a sus hermanoscasi un siglo antes y por ello los llamamoslos “neoameghinistas” (1935-1985) (To-ledo 2009b). Esta dinámica se caracteri-zaba por intenso trabajo de campo, lectu-ra de literatura geológico-paleontológicasaltuaria, oportunista, trasmitida de manoen mano, y publicación de resultados enmedios paralelos a los canales de divulga-ción oficiales o académicos. La admira-ción por la obra de Ameghino es el co-mún denominador y la misión de seguirsus pasos, o al menos emularlo, el móvilaglutinador y factor de supervivencia de

estos grupos. Quizás el exponente máscaracterístico de este grupo fue José Mig-none (1941a y b) quien desde fines de losaños 1930’s hasta el fin de su vida en ladécada de 1980’, recorrerá la cuenca delrío Luján, afluentes y otro valles vecinos.Su producción científica se encuentradispersada en diferentes medios y su pro-pio diario inédito:“Por lo que a nosotros respecta guiados por el es-píritu de investigación que caracterizó a Ame-ghino y a Kraglievich, otra figura cumbre denuestra ciencia, hace más de un quinquenio quenos dedicamos entusiastamente a metódicos estu-dios geológicos, paleontológicos y paleoantropoló-gicos a lo largo del curso del río Luján y susafluentes…” (Mignone 1941a: 468).Las descripciones de los cortes en las ve-cindades de Luján y Jáuregui reproducenfielmente los elementos que se puedenobservar actualmente y son más comple-tas aún que las realizadas en las “actuali-zaciones” de geólogos en los 1990’s. AsíMignone describe correctamente secuen-cias fluviales por debajo del “Lujanense”como lo hiciera Ameghino y Frenguelli(Miembro Flandria de la Formación Bue-nos Aires; Toledo 2008a, 2010b) y consi-dera la sucesión sedimentaria como el re-sultado de terrazas encajadas, modelo quesabemos hoy no es correcto pero que se-rá retomado más tarde (Dangavs y Blassi1995). Es de destacar que los neoameghi-nistas habían mal interpretado las des-cripciones de Ameghino del paso de laVirgen ya que, como Franguelli, solo con-sideran “Lujanense” a los sedimentos ver-dosos superiores, mientras que a los depó-sitos verdosos inferiores (Secuencia LVi)los consideran “Bonaerenses” o pre “Bo-naerense”. Este error es común aún ac-tualmente entre geólogos y paleontólo-gos (véase discusión en Toledo 2008c).

los estudios en el área interserrana yla cuenca del salado: redefinición del“lujanense” fuera de la sección tipo.el modelo de Fidalgo et al. (1973a y b)Un análisis aparte merecen los trabajos deFidalgo y colaboradores realizados prin-cipalmente en la década del 1970’s en losdepósitos “lujanenses” y “platenses” ya

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que sentaron las bases de la nomenclatu-ra en uso. Tras treinta años de investiga-ciones de Frenguelli, quien como vimos,no logra imponer un esquema estratigrá-fico más convincente y de mas prácticautilización que el de Ameghino, poco ynada se avanza entre los años 1950’s y1970’s en la comprensión de la estratigra-fía de los valles bonaerenses. Sin embar-go, este periodo marca el inicio del domi-nio de los paleontólogos de vertebradoscomo constructores de la estratigrafíapampeana. Pascual publica en 1964 sus“edades mamífero” con base conceptualen el paradigma evolucionista y cronoes-tratigráfico pero cuyo nexo con la reali-dad, la sucesión de unidades-roca y porende su contenido fósil, sigue denomi-nándose con la nomenclatura informalameghiniana. Las “edades mamífero” po-seen los mismos nombres de las forma-ciones sedimentarias pero con límites di-ferentes. Así la edad mamífero Lujanenseincluye las “edades roca” Lujanense y Bo-naerense de Ameghino (Blasi 2009b, To-ledo 2005, 2009b). Ello introdujo nuevasconfusiones ya que la visión conceptual yvalor del término “Lujanense” no era lamisma para un geólogo o un paleontólo-go. En el ámbito estratigráfico una nuevae interesante vía es señalada por Teruggiet al. (1974) quienes comienzan a investi-gar el valor de los pedocomplejos cálci-cos como marcadores de discontinuida-des en ambiente continental, pero luegode inicios promisorios (e.g. zárate 1989)se cambia de paradigma para ver la suce-sión de loess pampeanos como una sim-ple sucesión de paleosuelos. Las disconti-nuidades, salvo aquellas de alto orden, cla-ramente tectónicas, ya no son la llave delentendimiento de la arquitectura deposi-cional de estos sedimentos, sino que elpaleosuelo toma este lugar acompañadode dataciones OSL. La aplicación de téc-nicas de paleomagnetismo direccional ha-cia 1980 aporta criterios cronológicos ab-solutos, aunque estos trabajos adoleceránde la falta de un modelo geológico inte-gral que, justamente tenga en cuenta dis-continuidades que hacen amalgamar zo-nas magnéticas de edad diferente pero

igual polaridad y/o la falta de registro departes o todo un cron. En este contextoFidalgo y colaboradores, retoman el estu-dio del relleno de valles, en un momentoen que las referencias son fundamental-mente Ameghino y Frenguelli, pero cuen-tan con un elemento nuevo, las datacio-nes radiocarbónicas. Los estudios se con-centraron en el valle inferior del Salado ymás tarde en el área interserrana sin cote-jar con el área tipo y otras conocidas. Loshorizontes geológicos, con la nomencla-tura y sus ambigüedades, de Fidalgo y co-laboradores se incorporan al léxico habi-tual y de pleno uso por arqueólogos decazadores-recolectores pampeanos. ¿Cuáles entonces el origen y estado actual de lanomenclatura estratigráfica de los depó-sitos de valle denominados tradicional-mente e informalmente “Lujanense” y“Platense”? El código argentino de estra-tigrafía en la versión vigente en aquellosaños ni en la actual, reconoce unidadesdenominadas con las desinencias y crite-rios que utilizaron Ameghino y Frengue-lli, mientras que las unidades formales, en-tre otros requisitos, deben referirse a unalocalidad o toponimia cercana de la loca-lidad tipo. En el caso del “Lujanense”, ladenominación aceptada seria FormaciónLuján y debería respetar un historial pordemás rico en calidad y cantidad de estu-dios anteriores en Luján. Sin embargo,Fidalgo et al. (1973a y b) dan rango for-macional, en la zona del río Salado Infe-rior, entre la ruta nacional 2 y la bahía deSamborombón, a los rellenos de valle aflo-rantes e ingresiones marinas asociadas. Co-mo nuevo aporte definen “unidades edá-ficas” o paleosuelos siguiendo las pro-puestas de Tricart (1968). La nomencla-tura así establecida en esta área específicase extendió a casi toda la provincia deBuenos Aires y es la que actualmente seencuentra en uso. Uno de estos trabajosestá consagrado al área continental (Fi-dalgo et al. 1973b). Allí se define la For-mación Luján en las barrancas del río Sa-lado frente a la estancia La Pelada, en lasinmediaciones de la localidad Guerrero. “Los sedimentos correspondientes a la unidad seencuentran principalmente a lo largo del curso

del río Salado, pero con una distribución a ve-ces engorrosa de descifrar con claridad. Esto sevincula con el hecho de que sus espesores, en opor-tunidades, alcanzan solo algunos decímetros,mientras que en otras ocasiones llegan a 2,00 o3,00 m.”[…] “Sobre la margen derecha del ríoSalado en las proximidades de la estancia LaPelada se observa un perfil constituido en susprimeros 20 cm, a partir de la base de la ba-rranca, por sedimentos castaños rojizos pronun-ciadamente compactados pertenecientes a la for-mación Pampiano. Hacia arriba y separadapor una discordancia de erosión, se encuentrala Formación luján, que comienza con unlimo arenoso color castaño claro de unos 20 a30 cm de potencia, que se continua con 40 a50 cm de un limo arcillo-arenoso, verde, encuya parte superior se desarrolla el sueloPuesto callejón v iejo” (Fidalgo et al. 1973b: 32). De este pasaje se deprende que la seccióntipo para el Valle del Salado se reduce aun afloramiento cercano al metro de es-pesor, comportando un sector castañoinferior y otro verdoso superior selladopor un “suelo”. No se acompaña un di-bujo del perfil. Finalmente mencionanuna observación importante: La existen-cia de un nivel verde inferior, en cercaní-as del Puente El Cacique, sobre el cual noarriesgan ninguna interpretación (LVi ?)y con lo que se hubiera dispuesto proba-blemente de una secuencia comparablecon la de la sección tipo de Luján. Luegoconcluye:“los sedimentos de la Formación luján de lamanera considerada por nosotros, puede divi-dirse en dos miembros: Miembro Guerrero yMiembro río salado. El primero de estos com-prende a sedimentos que comienzan, en su base,con arenas muy finas, arenas limosas, de colorcastaño claro, pasando hacia arriba a arenas li-mosas y limos arcillo arenosos de color ver-de”….“en su techo se observa con relativa fre-cuencia un suelo enterrado denominado sueloPuesto callejón v iejo”…“una exposicióntípica de este miembro puede observarse en lamargen derecha del río salado, en las inme-diaciones de la estancia la Pelada” (Fidal-go et al. 1973b: 33).Finalmente en las conclusiones justificadel siguiente modo la inclusión del “Lu-

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janense” y “Platense”, en una sola forma-ción:“Hemos preferido integrar estos dos miembrosen una única formación, ya que las característi-cas macroscópicas de los sedimentos que los com-ponen presentan dificultades para ser diferen-ciados. […] .El color de los sedimentos, si bienmuestra cierta predominancia de los tonos verdesen el Miembro Guerrero y grises en el MiembroRío Salado, en oportunidades alternan, sumán-dose en ocasiones los tonos castaños en cualquie-ra de ellos. Por estas razones, […] creemos con-veniente mantener el criterio aquí señalado, noobstante la presencia esporádica del suelo Pues-to callejón v iejo” (Fidalgo et al. 1973b: 38).Queda así incluido en una misma forma-ción el límite Pleistoceno-Holoceno y dosdepósitos que siempre fueron fácilmenteidentificados litológica y paleontológica-mente desde los primeros trabajos de Mu-ñiz y posteriormente claramente defini-dos por Ameghino (1876-1889). La lec-tura de este trabajo demuestra que del“Lujanense” de Ameghino solo se inclu-ye la mitad superior y que no se realizóninguna comparación con la sección tipode Luján. Si bien en su momento fue untrabajo preliminar, la nomenclatura utili-zada es adoptada rápidamente por la co-munidad geológica, paleontológica y ar-queológica del área pampeana, y de he-cho deviene la denominación vigente enla actualidad. La denominación SueloPuesto Callejón Viejo (SPCV) es amplia-mente utilizada ya que un nivel rico enmateria orgánica fue detectado en toda laregión a pesar de que en la localidad tipono corresponde al suelo al que se le apli-ca normalmente el nombre (Tonni et al.2001, Toledo 2005: 421). PosteriormenteFidalgo et al. (1975) realizan una síntesisde la geología pampeana y si bien citan lasección original de Ameghino y las des-cripciones de Frenguelli, no remarcan lapresencia de un sector superior verde yotro inferior. Recién en 2005 una revisiónde la sección tipo muestra lo acertado delas descripciones de Ameghino y Fren-guelli datando el horizonte verde inferioren > 40 k a AP (Toledo 2005). Fidalgo et al. (1991) extienden la estrati-grafía definida en el Salado al área Inter-

serrana, así es como la nomenclatura deFidalgo y colaboradores, a pesar de lo in-adecuado del nombre de SPCV y la con-sideración incompleta del “Piso Lujanen-se” es definitivamente aceptado por eluso y se establece una nueva visón para-digmática del Lujanense, como formadopor una sola secuencia fluvial granode-creciente sepultada por un suelo de tipoChernozoide, cuando en realidad este úl-timo consiste en depósitos lacustres a pa-lustres y suelos higroscópicos (zárate etal. 2000, Toledo 2008b). Sin embargo unaporte significativo de esta síntesis es ladefinición por primera vez de dos acu-mulaciones de interfluvio, eólicas, con-temporáneas a los Miembro Guerrero yRío Salado, que denomina respectivamen-te Postrera I, con megafauna y Postrera II. El abandono del estudio del noreste de laprovincia de Buenos Aires, en beneficiode las cuencas del Salado e Interserrana,contribuyeron a un estado de confusióncontinuo sobre la estratigrafía de valles.El análisis del contexto histórico, trabajosprevios y su confrontación con las obser-vaciones de campo, permitió detectar losprincipales factores que determinaron di-cho estado, que son: la no comparacióncon la sección tipo de Luján; el uso demetodologías puramente litoestratigráfi-cas y generalmente puntuales; la estrati-grafía definida principalmente por pale-ontólogos de vertebrados; la confusiónde facies loessoides fluviales (LR) con elsustrato “pampeano”; la atribución de lostérminos basales “verdes” del “Lujanen-se” al “pampeano” o al “Belgranense la-custre”; la ausencia de dataciones; la des-estimación del valor estratigráfico de lasdiscontinuidades; la incomprensión de lageometría de depósito y variaciones deespesores asociados y la incorporaciónreciente de términos interpretativos (“Pla-tense lagunar”). Por otro lado el análisisde la evolución nomenclatural permitesustentar una proposición de redefini-ción de la Formación Luján (Fig. 12) y de-finición de la Formación La Plata con-templando y respetando las prioridadeshistóricas, el código vigente, las caracte-rísticas litofaciales, las discontinuidades

regionales, la fauna fósil y la expresión delos eventos pleniglaciares e interestadia-les.

secuencias deposicionales en vallespampeanosEn este estudio se consideran principal-mente los valles que drenan la vertientenoreste de la denominada pampa levanta-da o ondulada (Pasotti y Castellanos 1967,2000a y b), que desaguan en el sistemaParaná-Plata. El aspecto ondulado tienesu origen en la sucesión de valles de dife-rente orden labrados al techo de la For-mación Ensenada. Estos valles tienen di-rección SO-NE y sus nacientes se en-cuentran en el divortium aquarum que co-rre entre la cuenca del Salado y el sistemahídrico mencionado. La edad de los mis-mos es post-ensenadense (Toledo 2008a) yno post-bonaerense como fue propuestoinicialmente por Ameghino. Efectiva-mente a partir de los trabajos de Ameghi-no (1889, 1908, 1910) y aún en la actuali-dad (e.g. zárate 2005) se considera que di-chos valles se labraron posteriormente ala depositación de la Formación Bue-nosAires y que fueron rellenados por los de-pósitos lujanenses y platenses. Las obser-vaciones de campo, las dataciones OSL yconsideraciones de paleogeomorfología yneotectónica permiten inferir que la con-formación de los valles en su configura-ción actual es mucho más antigua que lacontemplada hasta el presente. Se deduceque su formación se llevó a cabo duranteun periodo erosivo y de no depositación,aún no acotado, pero que aquí se estimaentre 300 ka y 600 ka de duración y re-presentado por la discordancia postense-nadense a expensas de los sedimentos dela Formación Ense-nada o Grupo de Se-cuencias Ensenada. El primer relleno de-tectado en la región de estudio corres-ponde a facies fluviales de la FormaciónBuenos Aires de edad OIS 4 (Toledo2009b, 2010b).Los afloramientos del río Luján se toma-ron como base del estudio del relleno devalles ya que allí se definió la secuenciatipo del Lujanense (Ameghino 1881, 1884,1889) y los afloramientos muestran sec-

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ciones condensadas respecto a otros va-lles, que permiten observar todas la se-cuencias desde el substrato Ensenadense.Se estudiaron las secciones entre las loca-lidades de Pilar y Mercedes pero en par-ticular los afloramientos entre Luján yJáuregui (Toledo 2005, 2008a, b y c, 2009b, 2010a, b y c). En esta última localidadse desarrollaron los modelos depositacio-nales y cronológicos que fueron comple-tados y confrontados con las seccionesde otros valles. El estudio de detalle delárea de Jáuregui (Fig. 10) permitió com-prender en particular la relación con elsustrato Ensenadense, descubrir las fa-cies fluviales del OIS 4 y datar por prime-ra vez las facies Lujanenses verdosas in-feriores y asignarlas al OIS 3. Las secciones del río Luján en Pilar (Fig.11) fueron examinadas para observar lainterdigitación de facies estuáricas del Ho-loceno medio descubiertas por CarlosAmeghino en 1883 (Ameghino 1884), da-tadas por Figini (1992) hacia 6 ka C14 AP.Se dató un nivel de Ostrea sp. en matriz li-moarcillosa verde oliva detectado por pri-mera vez por Fucks (2004) en > de 40 kaAP. Las condiciones de afloramiento (34°27'4,01"S - 58°57'42,01"O) no permitie-ron establecer relaciones estratigráficasprecisas pero se correspondería a la in-gresión interglacial del OIS 5e. En Saltose relevaron y dataron los afloramientosen los alrededores del Molino Viejo yPuente al Rincón (34°17'55,66"S - 60°17'22,10"O), agua arriba de la ciudad deSalto y el puente a la Eloísa, agua abajode la ciudad de Arrecifes. En el río Reconquista (Fig. 11) se realiza-ron observaciones en el área entre el Puen-te Cascallares y la represa Roggero (34°41'4,82"S - 58°50'56,59"O), aqui se pre-senta un perfil compuesto del área entreel paraje El Manantial y el perfil LosCiervos. En términos generales se confir-ma el afloramiento de una sucesión tiposemejante a la del río Luján con excep-ción de los sedimentos platenses, que es-tán poco desarrollados o cubiertos poraluvio o modificaciones antrópicas. Re-boredo et al. (1995) y Schreiber (2003) re-conocen los depósitos clásicos del Miem-

bro Guerrero en la parte cuspidal de lasbarrancas, pero asignan al Bonaerense(Reboredo et al. 1995, Pardinas et al. 1995)o al Belgranense (Schreiber 2003) a lossedimentos verdosos (aquí S LVi) que seencuentran en la base de la barranca e in-frayaciendo a limos rojizos de dos a tresmetros de potencia. Estos últimos, comoha sido el caso en Jáuregui, Salto y Arre-cifes son interpretados por estos autorescomo parte de los sedimentos pampea-nos, cuando en realidad corresponde altérmino intermedio del “Lujanense” osecuencia Luján Rojo. Esta confusión es-tratigráfica inducida por el gran espesorque pueden alcanzar estos limos rojizos ymasivos tiene significativa importancia ala hora de caracterizar las faunas locales ydeducir condiciones paleoambientales yaque este sector loessoide corresponde alOIS 2, es decir es contemporáneo al últi-mo pleniglacial (LGM) (Toledo 2008c). Los afloramientos del río Areco se exa-minaron las proximidades del puente Cas-tex donde se estudió el retiro de los es-tuarios de la Secuencia La Plata y las faciesfluviopalustres del “Aymarense” (Ame-ghino 1881, 1889) que están particular-mente desarrollados en el área por lo quese denomina la Secuencia Areco y For-mación Areco. A partir del estudio de es-tos valles, incisos en la Formación Ense-nada, se definen las siguientes secuenciasdeposicionales (Figs. 10, 11 y 12).

SECUENCIASDEPOSICIONALES

Grupo de secuencias deposicionales“ensenada” (> 600? ka aP)Corresponde al “Pampeano inferior” deAmeghino (1881), Piso Ensenadense(Ameghino 1889) y Formacion Ensenada(Riggi et al. 1986). Estas secuencias cons-tituyen el sustrato geomorfológico de losdepósitos de relleno de valle y por elloserá descripta someramente (véase Tonniet al. 1999, Voglino y Pardiñas as 2005,Toledo 2009b: 259). Consisten en depó-sitos loessoides rojizos pálidos muy com-pactos, similares a los descriptos para elárea de interfluvios. Los afloramientos

naturales son muy escasos y pequeños,aflorando por trechos en la parte más ba-sal de las barrancas actuales. Presentanlas mismas características texturales queen las áreas de interfluvio, concrecionesmantiformes y nódulos carbonáticos de-cimétricos aislados. En una trinchera ex-ploratoria realizada desde el nivel delagua en la localidad de Villa Flandria (34°34'54,39"S - 59°10'17,52"O) y en una can-tera cercana (34°34'16,03"S - 59°9'12,63"O) se pudo observar el complejo pedo-cálcico que caracteriza el techo de la For-mación Ensenada en interfluvios, biendesarrollado con espesor cercano al me-tro. Las asociaciones faunísticas son neta-mente diferentes con desaparición de Me-sotherium cristatum (Typotherium, de los au-tores clásicos) marcando su techo el finde la biozona piso edad Ensenadense (Cio-ne y Tonni 2005; Soibeltzon et al. 2008).Ello aporta datos a favor de la hipótesisde la independencia paleoambiental y pa-leogeomorfológica entre la FormaciónEnsenada y los depósitos posteriores. Nose dispone de datos de paleocorrientes dela Formación Ensenada, para la cual sesupone un diseño de drenaje no encauza-do, efímero, discordante y con direccio-nes ortogonales a oblicuas al actual.

la discordancia “post-ensenadense”(ameghino 1889), el evento de 0,8 May el límite Matuyama-Brunhes A pesar que una primera caracterizacióncorrecta había sido esbozada por Ame-ghino en 1880 y en 1881, y completadaen 1889, para separar su Pampeano en in-ferior y superior, este límite será objetode múltiples interpretaciones según la ex-periencia de campo y habilidad de cadaautor para percibir cambios faciales, in-terpretar discordancias, incorporar datospaleontológicos, pedológicos y paleogeo-morfológicos. Los elementos básicos co-mo la desaparición de Mesotherium crista-tum, la mayor compactación y la interca-lación de la ingresión Belgranense, se ad-quieren ya en el último tercio del sigloXIX. Un avance significativo fue deter-minar la presencia del límite Matuyama-Brunhes (MBB) en las cercanías del lími-

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te formacional (Valencio y Orgeira 1983,Bidegain 1991, 1995), más específicamen-te a algunos metros por debajo de la dis-cordancia de su techo (Bobbio et al. 1986,Riggi et al. 1986), dato que será confirma-do en sucesivos estudios posteriores (Bi-degain y Rico 2004, 2007, Nabel et al.1993, 2000; Tonni 1999, 2009). Nabel(1993) denomina Geosol El Tala, a partirde los trabajos de Fidalgo (1973a y b) yLuna et al. (1990), entre otros, al nivelmeteorizado y edafizado que se encuen-tra en el techo de la Formación Ensenadaen el área de Baradero. Las síntesis deTonni et al. (1999) y Nabel (1999) orde-nan los conocimientos adquiridos a la fe-cha, permitiendo dejar como establecidoque ambas formaciones están separadaspor una discordancia erosiva asociadafrecuentemente con un nivel cálcico, quelos 2 a 5 metros finales de la FormaciónEnsenada son de edad Brunhes, que de-be existir un hiato considerable, y que laFormación Buenos Aires es de edad me-nor a 0,78 Ma. El hiato en el área de Lu-ján, y noreste en general, comprende almenos 400 ky AP, y el nivel cálcico conhorizontes relicticos de loess intercaladosestá fuertemente erosionado por canalesfluviales y cárcavas. Se diferencian así dosprocesos durante el hiatus postensena-dense: uno de depósito nulo a residual,erosiones menores y desarrollo de los ni-veles cálcicos y otro, en parte contempo-ráneo pero desfasado en el espacio, dealta erosión y carcavamiento. La paleosu-perficie de erosión se interpreta comoproducida por un levantamiento neotec-tónico (~0,5 Ma? AP) con inversión debloques a lo largo de un corredor asocia-do al alto del Río de la Plata. Es decir noexistiría una falla individual como la “fa-lla del Paraná” de los primeros autoressino una faja de inversión. Esta singulardiscontinuidad puede no ser evidente enciertos afloramientos cuando se amalga-man facies loessoides sin el horizonte cál-cico intermedio. Esta importante discor-dancia es ignorada o no reconocida entrabajos recientes a pesar su conspicuapresencia en el campo, respuesta geoquí-mica y caracteres físicos (e.g. zárate 2005,

Tófalo et al. 2008, Fucks y Deschamps2008). Iriondo y Kröhling (2008) señalanen la cuenca del río Uruguay un largo pe-ríodo, que abarcó la mayor parte delPleistoceno Medio, sin registro sedimen-tario deduciendo una fase de erosión ge-neralizada.La información disponible parece indicarque recién hacia el fin de la TerminaciónII los valles se encontraban configuradoscon un perfil de equilibrio tal que el even-to transgresivo del OIS 5e pudo penetraren los valles. Teniendo en cuenta la com-pleja historia de depositación, no deposi-tación, erosión diferencial, amalgama-mientos, meteorización y pedogénesissobre el techo de la Formación Ensenaday durante al menos 0,4 Ma, el valor cro-noestraigrafico del Geosol El Tala es re-lativo ya que se desarrolló sobre una su-perficie diacrónica.

secuencia deposicional Belgrano (sB), 130?-115 ka aPNo se observaron depósitos de esta se-cuencia en el área de estudio y su descrip-ción escapa al objetivo de este trabajo. Sedebe mencionar las dataciónes de > 40ka AP (Toledo 2009b) del banco de Os-trea sp. con matriz de limos arcillosos ver-dosas de la localidad de Pilar, sitio Aman-cay (34°27'4,01"S - 58°57'42,01"O, For-mación Pilar, Fucks 2004) atribuibles alOIS 5e, y del banco de Ostrea sp. descu-bierto por Mignone (1951) aguas abajode Puente Castex. Tradicionalmente es-tos depósitos se conocen como piso bel-granense o ingresión belgranense. Litoes-tratigraficamente se debería denominarFormación Belgrano, cuyos límites se-cuenciales, cronología, tipo y distribuciónde facies en el noreste pampeano son po-co conocidos (véase Mignone 1951, Isla etal. 2000, González 1986, 1987, 1988, Fucksy Deschamps 2008 y bibliografía allí cita-da). Se debe mencionar que el retrabajode sedimentos y lumaquelas litorales per-tenecientes OIS 5e por los lowstands de75, 50 y 30 ka AP incorporó material ma-rino a residuos de canal de calcretes y ba-rras fluviales loessoides (Formación Pas-cua Superior, base de la Formación Bue-

nos Aires en Hudson, y probablementeconglomerados del Faro de Claromeco yFormación Pilar) atribuidas así errónea-mente al OIS 5e. Queda aún a investigarel efecto de esta erosion y redepositaciónde material marino sobre la dispersión yrejuveneciminto de edades C14 y U-Th demoluscos “Belgranenses”.

Grupo de secuencias Buenos aires (sBa), 115000?-50/55 ka aPLos depósitos rojizos loessoides de laFormación Buenos Aires caracterizan laparte superior de los interfluvios por de-bajo del manto eólico de la FormaciónLa Postrera. Representan los típicos li-mos pampeanos caracterizados por es-tructuración en poliedros, moderada abaja consolidación y calcretes en formasramificadas o pequeños nódulos. Consti-tuyen el primer depósito conocido de va-lles donde rellena cubetas de erosión flu-vial labradas en la Formación Ensenada(Toledo 2008a, 2010b). En el área entreJáuregui y Luján se detectaron por prime-ra vez relictos de esta formación en faciesfluviales y que corresponden al avanceglacial del OIS4. Sobre la discordanciapost-ensenadense se encuentran conglo-merados de calcretes masivos con matrizde limos arenosos rojizos de residuo decanal. Generalmente es solo visible pordebajo del nivel de agua normal del río.Su espesor no excede en los afloramien-tos detectados, los 20-30 cm. Por encimase suceden limos arenosos rojizos con es-tratificación entrecruzada cruda planarde 40 a 60 cm de espesor (Fig. 7b). Losplanos de progradación de las formas delecho solo se evidencian cuando apare-cen en los mismos clastos rodados de cal-crete. Estos últimos poseen tamaño nomayor de sábulo a gravilla. Gradan a li-mos masivos intercalados con limos arci-llosos grises a verdosos y horizontes Btde bloques pequeños (Fig. 7a). El techoha sido fuertemente erosionado, dandoorigen al hiato postbonaerense de Ame-ghino (1889), sobre el que se encuentranlimos y conglomerados de residuo de ca-nal de la Secuencia Luján Verde Inferior,base de todos los sedimentos conocidos

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tradicionalmente como “Lujanenses”(Ameghino 1889, Toledo 2005). En 2005decíamos frente a las primeras evidenciasde afloramientos muy reducidos de con-glomerados rojizos en el lecho del arroyoMuñiz, que probablemente pertenecierana una secuencia Lujanense basal o Bo-naerense terminal. Las dataciones poste-riores prueban esta última hipótesis. Elúnico antecedente es la referencia quehace Ameghino (1881, 1884, 1889) a ho-rizontes de “tosquilla rodada” interestra-tificadas en capas pampeanas por debajode los depósitos lujanenses que encuen-tra en la ciudad de Luján. Estas capas es-tán claramente definidas ya en su cortede la figura 528, lámina XX de 1881, de-nominada capa 4 y 5, descriptas con másdetalle en 1884 como capas número 10de limos rojizos pampeanos y 11 de tos-quilla rodada respectivamente, a las queagrega la capa número 12 capa verdosade terreno lacustre (Fig. 4b). Las atribuyea su Pampeano Superior o Bonaerense.En 1889 cita nuevamente tosquillas en elfondo del río que atribuye al Belgranenseo Pampeano Medio y que Burckhardt(1907) criticara desestimando su presen-cia sin haber visitado Luján. En el mo-mento de su desaparición Ameghino pre-paraba una réplica, y sin bien su muerteen 1911 dejó trunca una obra de síntesisdonde retomaba los sitios y materialesdel valle del Luján que había abandonadoen 1884-1889, la publicación póstuma desus manuscritos preparatorios (Ameghi-no 1935) permite confirmar que Ame-ghino había identificado bien estas faciesindependientes y por debajo del “Luja-nense”:“He discurrido acerca de depósitos lacustres concapas de tosquilla rodada correspondiente alPampeano medioy que no aparecen a descubier-to mas aquí y allá en las partes más profundasdel río (Ameghino 1935: 837).Estas capas no han sido identificadas nireconsideradas por ningún autor poste-rior para el área que nos ocupa a excep-ción de Mignone (1941a y b) y Frenguelli(1920a: 386), quien ya había observadoconglomerados basales en el área de Para-ná y denominado “prebelgranenses”. Es-

te último tal vez fue uno de los últimosinvestigadores, con Rusconi, en observarlos cortes del Molino Bancalari, pero elúnico en publicar una descripción cono-cida (capa “a” prebelgranense en Fig. 6).“En la orilla derecha [el Lujanense], debajo delantiguo molino Bancalari, también presenta elmismo aspecto general pero cambia de color y detextura: forma un banco de arena cuarzosa finay gruesa, cementado por un escaso material arci-lloso, de color pardo rojizo…. …corresponde al“pampeano rojo” de que nos habla Ameghi-no…..y a la “arcilla pampeana roja” que el mis-mo autor atribuye al “pampeano superior o pisobonaerense” (Frenguelli 1920: 387).Si bien no es objeto de nuevos estudiosen los valles de la pampa ondulada, lascapas fluviales rojizas subyacentes al “Bo-naerense lacustre” (LVi) serán denomina-das Belgranense continental por autorescomo Rusconi (1937), Bonaparte (1957)y Mignone (1941a y b). La observaciónde los afloramientos entre Luján y VillaFlandria en las barrancas de la margen iz-quierda del río Luján (Figs. 6, 7 y 8) per-mitió definir su geometría y relacionesestratigráficas respecto a las secuenciasencajantes Ensenada y Luján. En efectola observación más notoria es que las fa-cies fluviales de la Secuencia Buenos Ai-res coinciden con la posición de los vallesde afluentes al río Luján actual, en parti-cular con aquéllos profundamente inci-sos durante el Holoceno más terminal(Figs. 10 y 5c). Entre dos afluentes estasfacies desaparecen y solapan los pedo-complejos cálcicos del techo de la Se-cuencia Ensenada (Fig. 11). Las denomi-namos Miembro Villa Flandria de la For-mación Buenos Aires (Toledo 2008a,2010b) para diferenciarla litoestratigráfi-camente de las extensas facies de inter-fluvio dominada por depósitos loessoi-des edafizados. Edad: Esta sección fue fechada por OSLen 73 ka ± 10 AP y 67 ± 6 ka AP (Schwen-ninger, in Toledo 2009b) en Arroyo Mu-ñiz y zanjón zabaleta respectivamente.La constitución loéssica y las edades OSLobtenidas hasta el momento permitencorrelacionarla con el avance glacial delOIS 4 (Llanquihue I o Nahuel Huapi I) y

probablemente con el Miembro La Chum-biada en la sección tipo. En interfluviosla Formación Buenos Aires puede tenerconsiderable desarrollo entre 2 y 10 m, po-siblemente comprenda secuencias amal-gamadas del OIS 5 con base en 115, 90 y70-75 ka AP. que denominamos prelimi-narmente Buenos Aires 1 (OIS 5 c y d),Buenos Aires 2 (OIS 5 a y b) y BuenosAires 3 (OIS 4), respectivamente (Toledo,2006, 2010b). Blasi et al. (2009b) aportanrecientemente dos dataciones ISRL paraArroyo Muñiz y molino Bancalari de 50,4± 10,2 y 56,4 ± 6,5 ka AP sin referenciasa un perfil, solo a facies, pero posible-mente correspondientes a esta secuenciapor la edad y las referencias a Ameghino.

el “hiatus postbonaerense” de ame-ghino (1889-1910), ~50 a ~60 ka aPAsí como Muñiz fuera el primero en re-conocer que su “terreno fosilífero” esta-ba contenido en incisiones en la “greda”,Ameghino también desde su primerostrabajos científicos observa que los depó-sitos lacustres pampeanos y postpampea-nos de Luján onlapan la discordancia ero-siva labrada sobre el “pampeano” rojizo.Ameghino (1880, 1881) diferencia tres de-pósitos en la formación pampeana, quellama terreno pampeano inferior, terrenopampeano superior y pampeano lacustre.El terreno pampeano inferior (FormaciónEnsenada) lo caracteriza por una mayorcompactación, calcretes masivos y pre-sencia del género Typotherium. El pampe-ano superior (Formación Buenos Aires)es mas friable e incluye los depósitos en-tre el pampeano inferior y el humus ac-tual. El pampeano lacustre se diferenciapor rellenar valles labrados en el pampe-ano superior y tener tosca rodada y colo-ración blanca a verdosas. Si bien la faunafósil es semejante entre su pampeano su-perior y el pampeano lacustre de valles,las relaciones geométricas entre ambas for-maciones lo obligan a considerar un perí-odo de erosión o hiatus que atribuye a unlevantamiento de la Pampa. Lo llamarahiatus “Postbonaerense” en 1889, y de-nomina entonces la fase de levantamien-to como “Postbonaerense”. En 1898 en

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su Sinopsis Geopaleontológica al hablardel Lujanense, precisa nuevamente:“estos depósitos de color blancuzco o verdoso con-tiene numerosas conchas de agua dulce y se for-maron en el fondo de las “depresiones” de ero-sión ocupadas por aguas estancadas que constitu-ían lagunas y pantanos. la excavación de esasdepresiones indica un gran hiato entre el Pam-peano superior y el Pampeano lacustre delPiso lujanense” (Ameghino 1898: 142).Años más tarde Ameghino confirma susobservaciones en los acantilados marpla-tenses:“Por mis estudios sobre la formación pampeanapublicados hace 28 anos, es sabido que el bonae-rense (pampeano superior) fue seguido de un lar-go periodo de denudación que corresponde a unlargo hiato geológico entre el bonaerense y ellujanense. Las nuevas observaciones practica-das en la región de Chapalmalan confirman laexistencia de este periodo de denudación y delhiato correspondiente, el cual puede designarsecon el nombre de postbonaerense” (Ameghi-no 1908: 419).Hacia 1910 Ameghino elabora aún más elmodelo referente a la discordancia pos-tbonaerense y el hiatus que representa,asociándolo a un cambio paleogeográficomayor. Así, para Ameghino no solo los li-mos rojos pampeanos dejan de deposi-tarse en ese momento, sino que tambiénse producen importantes movimientostectónicos y sísmicos con la formaciónde la “hendidura del Paraná”, la conse-cuente elevación del Mioceno marino deEntre Ríos y el modelado del paisaje ac-tual, movimientos que hoy sabemos sonanteriores, es decir post-Puelches y post-Ensenada:“Con el encauzamiento de las aguas en la hen-didura del Paraná ceso la acumulación del limorojo de la formación pampeana y siguió una lar-ga época (hiato postbonaerense) durante la cualla llanura quedo sometida a un largo y lento pro-ceso de denudación,[…], cavando todos los vallesy hondonadas en que corren las aguas actuales.es la época de la formación de la red hidro-gráfica existente en la región que se extiendedesde la sierra de tandil hasta las márgenesdel Plata y del Paraná” (Ameghino 1910:21).Ameghino nos da más precisiones en sus

manuscritos póstumos al replicar a Burck-hardt, Roth y Lehmann-Nitsche sinteti-zando muy bien su modelo estratigráficosostenido desde 1876:“los depósitos lacustres del piso lujanense repo-san sobre el bonaerense (Pampeano superior)siempre en discordancia, rellenando valles, can-das y cauces excavados en la superficie de este ul-timo”….“la discordancia señala un gran hiatogeológico, entre el Bonaerense y el Lujanense,época durante la cual toda la llanura fue someti-da a un largo procesos de denudación durante elcual se excavaron mas tarde los depósitos lacus-tres del Lujanense. este hiato o largo periodode denudación puede ser designado con el nom-bre de postbonaerense” (Ameghino 1935:739).Ameghino atribuye entonces sin ambi-güedad, la creación de los valles actualesal periodo entre su “Bonarense” y su “Lu-janense”. Tal modelo que no ha variadosignificativamente del enunciado por Mu-ñiz en 1847, fue caracterizado en detallepor Ameghino (1880, 1881, 1884, 1889,1898, 1908, 1910), vuelto a describir porFrenguelli, y sigue aún vigente ya que fueaceptado por todos los autores posterio-res y aún hoy se considera, erróneamen-te, que la red hidrográfica actual se formóen ese momento. Así es como reciente-mente zárate (2005) y zárate y Orgueira(2010) no solo reafirman expresamentetal modelo sino que también proponenuna cronología para el mismo. Según di-cho autor los valles actúales se habríansido incisos entre 30 y 40 ka AP lo que lolleva a definir el fin de un “ciclo de reac-tivación del paisaje” (zárate 2005). Encambio, nuestras observaciones de cam-po y dataciones de valles e interfluvioshacen que, atribuyamos la fase neotectó-nica con inversión y creación de vallesconsecuente, a la discordancia preceden-te, es decir la que se encuentra al techo dela Formación Ensenada o postensena-dense de Ameghino (Toledo 2008a). El Piso Lujanense fluvio-palustre es tam-bién erróneamente desvinculado por Ame-ghino de todo intervalo loéssico en losinterfluvios, ya que nunca reconoció lasección terminal de los depósitos pampe-anos, netamente eólica (Formación La

Postrera, Fidalgo 1973b) que en cambiosi fue identificada por Roth y Buckhardtcomo loess amarillo (Formación Barade-ro, Toledo 2008a) y más tarde por Fren-guelli (1936, 1957) como “Bonaerense” osimplemente “loess”. Estos últimos de-pósitos están separados del “Bonaeren-se” infrayacente en interfluvios por unasuperficie erosiva, irregular bien definidapor Burckardt (1907) y canales bien defi-nidos (Toledo 2009b: 289). La separaciónameghiniana lateral y física de los depósi-tos de valle de los de interfluvio, tambiéntiene plena vigencia aún en la mayoría deautores contemporáneos. Una primera ex-cepción es el corte de Schreiber (2003)quien considera el pasaje lateral entre fa-cies de valle y de interfluvio. Schreiber estal vez el primer autor en ilustrar clara-mente, a partir del modelo del río Recon-quista, la incisión postensenadense cu-bierta por facies fluviales de la Forma-ción Buenos Aires. Posteriormente zá-rate (2005) siguiendo las observaciones deFidalgo et al. (1991), quienes habían en-contrado fauna lujanense en las facies lo-éssicas de la Formación La Postrera, y lasdataciones de Toledo (2005), hace inter-digitar facies eólicas de interfluvio con elLujanense fluvio-palustre. Al contrario,Fucks y Deschamps (2008: 338) reivindi-can un esquema simplista, inexacto, don-de se retrocede anacrónicamente al esque-ma de Muñiz (1847) y Ameghino (1881).En una primera aproximación para aco-tar temporalmente el hiatus postbonae-rense se tomaron muestras a la secciónArroyo Muñiz (Figs. 11 y 5c) (34°34'54,39"S - 59°10'17,52"O) de un lado y otro dela discordancia, en la base de la SecuenciaLuján Verde Inferior y al techo de la Se-cuencia Buenos Aires 3. Dichas muestrasarrojaron edades OSL de 33-43 y 61-73ka AP respectivamente (Schwenninger2005, com. pers.). En dicho punto de con-texto de valle, al hiato estudiado puedeasí atribuírsele unos 15 ka de duraciónmínima. En interfluvios la base del loessamarillo de Burckhardt (1907) equivalen-te a la Formación La Postrera (Fidalgo1973b, Dangavs 2005), es transgresiva yaque los mantos eólicos colmataban el re-

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Figura 7: Secuencia Buenos Aires: a) Conglomerados basales y estratificación entrecruzada planar en paleocanales labrados en los complejos pedocálcicosde la Formación Ensenada, Arroyo Pavón; b) conglomerados basales, zanjón zavaleta (Villa Flandria). Secuencia Luján Verde Inferior: c) Facies de arenaslimosas coquinoides con Corbicula sp. (arroyo Cañete, Arrecifes); d) Diplodon sp. (río Arrecifes); e) estratificación entrecruzada tabular planar (río Luján,Jáuregui); f) molde de fruto de Xanthium sp. junto a un resto óseo con fractura en hueso fresco en el conglomerado basal de la Secuencia LVi.(zanjónzabaleta); g) positivo del molde anterior obtenido con resina de alta resolución; h) facies de limos arcillosos con icnitas (Chironomidae?). Secuencia LujánRojo: i) Complejo acrecional, límite superior con la S LVs, nótese canalización colgada de la Secuencia Areco (río Arrecifes y Arroyo del Burro, Salto); j)conglomerados en la base de los cuerpos sigmoidales en contacto erosivo sobre los limos de la secuencia LVi (río Arrecifes, La Eloísa).

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lieve Postensenadense heredado (Toledo2008a y b). Su base arrojó una edad OSLde 30 ka AP en Olivera (34°37' 33,61"S -59°13'58,23"O) y 51 ka AP en San Pedro,Cantera Iglesias (33°42'47,99"S - 59°38'1,61"O) (Schwenninger 2006, com. pers.)(Cuadro 1). Por ello correlacionamos ladiscordancia erosiva que caracteriza labase de dicha unidad eólica en la mayorparte de la provincia de Buenos Airescon la discordancia basal de los depósitoslujanenses de valle. Di-cho hiato de ordenmenor al supuesto históricamente, co-rresponde entonces al límite entre el OIS4 y el OIS 3.

Grupo de secuencias lujánsecuencia deposicional luján verdeinferior (lvi), 50/55-30 ka aP.Presenta un conglomerado basal de cal-cretes rodados que contiene numerososfragmentos óseos rodados y quebrados,moluscos (Diplodon lujanensis, Heleobia sp.,Corbicula sp.) (Fig. 7c, d, f). Rellena micro-relieves erosivos de orden métrico pu-diendo desaparecer lateralmente en for-ma abrupta. El conglomerado basal co-rresponde a las capas 7 de Ameghino(1881) y 9 de Ameghino (1884). Por enci-ma se depositan los sedimentos del “Lu-janense verde inferior” con espesorescercanos al metro, constituido por limosverdosos masivos margosos y lentes dearena fina y gravillas de barras fluviales yplanicie de inundación. Se intercalan len-tes arcillolimosas palustres a lacustres quepueden presentar moldes de vegetales(Fig. 7e, h). Termina en un nivel edafiza-do, generalmente erosionado, denomina-do suelo pre-LGM (Toledo 2005) que so-lo observamos en Jauregui (34°35'4,10"S59°10'18,68"O). Corresponden a las ca-pas 6 (Ameghino 1880) y 8 (Ameghino1884, 1889). Esta secuencia constituye elprimer relleno del paleorelieve generadodurante el hiatus post-bonaerense (Ame-ghino 1880). Litoestratigráficamente se ladenomina Miembro Jáuregui de la For-mación Luján (Toledo 2008a). Se la haasignado erróneamente a un pre-Bonae-rense, Ensenadense lacustre o Belgranen-se continental (Rovereto 1914, Frenguelli

1920, Bonaparte 1957, Mignone 1941,Pardiñas y Lezcano 1995, Pardiñas et al.1995 y Soilbelzon et al. 1999). El origende dicha confusión ha sido el encontrar-se debajo de facies loessoides rojizas muysimilares al pampeano, fluviales y quepertenecen a la Secuencia Luján Rojo. To-ledo (2005) analiza la importancia de esteintervalo como constituyente basal del Lu-janense de Ameghino en la sección tipo.Se correlaciona estratigráficamente conla Formación Arroyo Feliciano que re-presenta un relleno aluvial en los vallesafluentes del Paraná y del Uruguay en laprovincia de Entre Ríos durante parte delOIS 3 (Iriondo y Kröhling 2008). Edad (Cuadro 1 y Figs. 11 y 14): Se dispo-nen numerosas dataciones realizadas altope y base de la unidad por C14 AMS so-bre moluscos, una datación OSL para eltecho del conglomerado basal y una data-ción del conglomerado basal de ESR, quepermiten asignar la secuencia aflorante alOIS 3. El conglomerado basal es datadopor primera vez en arroyo Muñiz en > 40ka AP sobre Diplodon lujanensis. (Toledo,2005). Diversas dataciones C14 posterio-res realizadas en afloramientos de los ríosLuján y Arrecifes sobre Diplodon sp.,Littoridina sp., Corbicula sp. (Toledo 2008a,2009) y por OSL en cuarzo (Schwennin-ger 2005 com. pers.) permiten acotar estosdepósitos entre 32 y 47 ka cal AP (Cuadro1). Una primera edad ESR para pampa,de una pieza dentaria de Macrauquenia sp.procedente del conglomerado basal enzanjón zabaleta (34°34'36,44"S - 59°9'51,23"O) arrojó una edad de 45 ± 4 kaAP. (Kinoshita, A. y Baffa, O. 2010, com.pers.), permitiendo acotar sin dudas el ini-cio de la depositación entre 40 y 50 kaAP. A su vez estas edades serian compa-rables con los conglomerados castañosbasales de la Formación Sopas en Uru-guay datados entre 58 ka AP y 43 ka AP(Ubilla 1985, 2004; Martinez y Rojas,2004). Condiciones ambientales: Los fechados dis-ponibles permiten correlacionar esta se-cuencia con el interestadial OIS 3 o Wis-consin, de condiciones relativamente máshúmedas y menos frías que el estadio

precedente. Bonadonna et al. (1999) su-gieren a partir de isotopos estables delárea de Olavarría, que alrededor de 35 kaAP predominaron condiciones ambien-tales áridas y relativamente menos fríasque las del pleniglacial. De Francesco etal. (2007) reconocen también condicio-nes interestadiales hacia 30-35 ka C14 APen el piedemonte mendocino a partir delanálisis de moluscos. Para la pampa nor-te, Iriondo y Kröhling (1995) evidencianel desarrollo de fajas fluviales datadas en45 k a AP (TL) y deducen un régimen deprecipitaciones mayores de 700 mm anua-les. Kröhling (2010) registra un mejora-miento climático en el OIS 3 evidenciadopor la disipación de las dunas eólicas pre-cedentes, con aplanamiento de las for-mas eólicas y formación de suelo sobrelas mismas. Quade et al. (1995) describendepósitos palustres relacionados con pe-riodos de freática alta con edades en 32ka C14 AP., de colores verde pálido, segúnestos autores debido a la reducción de óxi-dos de hierro en cuerpos someros peroperennes del interestadial Wisconsin. Es-ta secuencia es el único deposito dondese registró el camélido gigante Eulamaopsparallelus, ramoneador mixto con consu-mo de gramíneas y arbustos o arbustosespinosos (Menegaz y Ortiz Jaureguizar1995). La especie Morenelaphus brachycerosseria también característica de esta se-cuencia, si bien varios hallazgos son atri-buidos al bonaerense al encontrarse pordebajo de los espesos mantos loessoidesde la Secuencia Luján Rojo. La presenciade Xanthium sp. que ya fuera señalada porAmeghino (1881) como cepa caballo, delcual hemos encontrado un molde com-pleto (Fig. 7), puede soportar climas tem-plados fríos y requiere un sustrato húme-do la mayor parte del año. Neocorbicula sp.indicaría ambientes lóticos con corrien-tes de media a alta energía (Fig. 7c).

secuencia deposicional luján rojo(lr), 30-16/17 ka aP.: registro enpampa del lGMComienza en la discordancia basal que lasepara de la S LVi o discordancia intralu-janense (Toledo 2005) que marca el inicio

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El legado lujanense de Ameghino: Revisión estratigráfica ... 143

Figura 8: Secuencia Lujan Verde Superior: a) Secuencia completa, obsérvese el conglomerado basal y el paleosuelo al techo (río Salto, MolinoQuemado, Salto); b) base erosiva y conglomerados residuales (río Luján. Molino de Jáuregui). Secuencia La Plata: c) contacto basal sobre el techo edafi-zado del loess del OIS 2 (Arroyo Frías, Mercedes); d) manto negro en el corte de Azpeitia, margen derecha (río Luján); e) evento húmedo de 4 ka(Puente de las Tropas, Luján); f) discordancia entre las Secuencia La Plata y LVs, edafización, ravinement e inundación lacustres (río Salto y Canal delNorte). Secuencia Areco: g) Modelo paleoambiental e inicio de la incisión actual; h) incisión de cordones litorales (río Areco y sitio Cañada Honda).

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del último máximo glaciar (LGM). Estefue definido como el momento en que elfrente glaciar alcanza su máximo avance,durante el estadio isotópico 2, registradopor un mínimo en la curva isotópica deO18 marino y datada en 18 ka años C14 AP(Martinson 1987) o 21 ka AP en edad ca-librada (Ehlers y Gibbard 2007). En losvalles de la pampa ondulada se encuentrarepresentado por los depósitos loessoi-des de la Secuencia Deposicional LujánRojo (LR) con edad entre 30-17/16 kaAP. Sobre la superficie de erosión se pre-senta un conglomerado residual, de espe-sores promedio de 15 cm, con matriz in-filtrada de limos y arenas finas limosasverdosas a rojizos conteniendo restosóseos con fractura concoidal e incisionessimilares a los descriptos por Ameghino(1876, 1880). Corresponde a las capa 5 deAmeghino (1881) y a la capa 7 de Ame-ghino (1884). Sobre estos conglomera-dos, o directamente sobre la superficie deerosión, se depositaron limos-arenosos yarenas finas rojizas de barras limosas derelleno de canal con conspicuas superfi-cies de acreción lateral o frontal de ordendecamétrico que involucran todo el espe-sor de la secuencia y la diferencian de losdemás depósitos fluviales pleistocenospampeanos (Fig. 7i, j) (Toledo 2008c). Es-tos últimos corresponden a las capa 4 deAmeghino (1881) y a la capa 6 de Ame-ghino (1884, 1889). El espesor de estosdepositos es muy variable pudiendo al-canzar 3 a 4 metros. Se interpretan comoresultantes de la acreción de barras limo-sas de relleno de canal. Definen cuerposde forma sigmoidal con ángulos de pro-gradación mayores de 30°, que puedenalcanzar 30 a 50 cm de espesor, >3 m dealtura y > 10 m de longitud (Fig. 7i, Arro-yo El Burro, 34°16'18,31"S - 60°14' 11,18"O). Hacia la parte inferior de estas super-ficies se pueden presentar conglomera-dos finos y lineamientos de sábulos decalcrete rodado evidenciando condicio-nes de alta energía en los períodos de mi-gración. Al techo se presenta un nivel le-vemente edafizado, con rizolitos y es-tructuras prismáticas, o suelo post LGM,generalmente ausente al ser erodado du-

rante la depositación de la Secuencia Lu-ján Verde Superior (LVs) (Toledo 2008c). En la terminología de Miall (2006), lasmacroformas descriptas poseen caracte-res intermedios entre los elementos ar-quitecturales DA (downstream accretion ma-croforms) y LA (lateral acretion macroforms).No se ha podido encontrar formas de le-cho menores para discriminar entre elpredominio de una u otro mecanismo porlo que se describen, como sugiere esteautor, como macroformas DA/LA o com-plejo acrecional. Posiblemente esta for-mas constituyan un caso particular noconsiderado en la literatura ya que el apor-te de granulometrías muy finas, coerciti-vas, es considerable y por otro lado lamorfología de valles, con llanuras de in-undación reducidas o inexistentes, no ha-bría permitido la migración lateral libre.Con los datos disponibles se privilegia unmodelo de barras limo arcillosos con acre-ción frontal a oblicua predominante, enun contexto de baja sinuosidad y cargamixta, pero con predominio de la sus-pensión. Cada foreset correspondería a mi-gración durante inundaciones excepcio-nales. Crowley (1983) y Mc Cabe (1975)describieron macroformas de centro decanal con acreción frontal para cursos debaja sinuosidad y las denominan alternatebars para ríos de baja a moderada sinuosi-dad pero con talwegs sinuosos y acreciónoblicua. Este modelo parece ajustarse alas condiciones hidrodinámicas y geo-morfológicas de los cursos fluviales de lapampa ondulada, ya que estaban encau-zados en valles incididos en los limos lo-essoides compactos de la Formación En-senada y secuencia fluviales posteriores.Ello no permitía la divagación lateral porerosión lateral de finos de llanura de in-undación. Por otro lado la carga detríticadebía ser muy abundante aportada porimportantes y frecuentes tormentas depolvo. En crecidas excepcionales, episó-dicas, este material era removilizado y re-depositado en barras de tipo alternadascon acreción oblicua. Aún es necesariodefinir la arquitectura tridimensional deestos complejos acrecionales y compren-der la interacción entre la alta tasa de

aporte y el tipo de estacionalidad climáti-ca ya que evidencian condiciones de sedi-mentación muy particulares en el que elfactor aporte es una de las variables de-terminantes. En efecto, las condicionesclimáticas extremas fueron favorables a lageneración y movilización de fraccionesfinas en cantidades considerables desdelas áreas periglaciares cuya superficie fueincrementada por la exhondación de laplataforma, claramente documentadas conel incremento de polvo registrado en loshielos de la Antártida (EPICA Members2006). Este incremento sin precedentesdel aporte detrítico aéreo modificó pro-fundamente el paisaje al depositarse enforma de mantos de loess en los interflu-vios, obstruyendo y colmatando cursostributarios de orden mayor, mientras quefue resedimentado en los cursos tronca-les en complejos acrecionales. Este régi-men persistió durante unos 15.000 añoscon un máximo alrededor de 18-20 ka AP.Estas facies, al estar constituidas por li-mos rojizos masivos, la hacen fácilmenteconfundibles con los sedimentos más an-tiguos, genéricamente llamados pampea-nos. Es muy frecuente que la SecuenciaLVi, o Miembro Jáuregui de la Forma-ción Luján, haya sido totalmente erosio-nada por la Secuencia LR en cuyo casoesta última se amalgama con los limos lo-essoides infrayacentes, de iguales caracte-rísticas macroscópicas, pertenecientes alBonaerense. Otro factor de confusión esel espesor y homogeneidad considerablede estos depósitos, que inducen a inter-pretarlos como “pampeanos”, haciendoretrotraer, como vimos, los depósitos ver-des de la Secuencia LVi, a una edad bel-granense. Ello lleva a Ameghino a atri-buir, erróneamente, una gran antigüedada sus paraderos de Frías y Jáuregui al co-rrelacionar las facies rojas loéssicas delyacimiento con el pampeano o bonaeren-se. Igualmente, cuando el conglomeradobasal falta y la erosión ha incorporadomaterial verdoso de la Secuencia LVi el lí-mite entre ambas secuencias no es neto yha llevado a algunos investigadores a con-fundir las secuencias LVi y LR en unasola y atribuir el cambio de coloración y

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litología a simples variaciones faciales deuna misma unidad. En los interfluvios, el material deposita-do por transporte eólico recubre con unmanto continuo las ondulaciones del re-lieve generado por la intensa erosión du-rante el largo hiato post-ensenadense (130/250? ka a 650? ka) y labrado sobre sedi-mentos ensenadenses aflorantes que,profundamente erodados por una red decarcavamiento madura, ofrecían un pai-saje comparable a bad lands. Este microre-lieve será totalmente colmatado por loessdurante el periodo de depositación de laSecuencia LR y accesoriamente durantela Secuencia LVs, entre 30 ka AP y 13 kaAP. Se deduce de los afloramientos que ladesactivación del sistema fluvial LR dejóuna superficie de fondo de valle con irre-gularidades microtopográficas importan-tes, en función de la ubicación de loscomplejos acrecionales como positivos ylas zonas de interbarras como negativosproduciendo depocentros locales, lo queexplica la fuerte variabilidad de espesoresde la Secuencia LVs en reducidas distan-cias. Estos depocentros fueron hereda-dos también en parte por la Secuencia LaPlata, o “platense”, que los colmatará ensu totalidad (Toledo 2008c). Edad (Cuadro 1): Las características pale-oambientales, sistemas fluviales loessoi-des de alta energía, hacen que se conser-ven raramente niveles con materia orgá-nica y moluscos como en las secuenciasencajantes. Las dataciones se basan fun-damentalmente en OSL, más la edad li-mitante de las secuencias infra y supraya-centes, y las correlaciones con curvas iso-tópicas y de polvo en hielos antárticos(Petit et al. 1999). El conglomerado basalarrojó una edad OSL de ~30 ka AP en lalocalidad de Jáuregui (Arroyo Muñiz) y li-mos equivalentes a nivel del pelo de agua,a 3.8 metros de profundidad, en el arro-yo Frías arrojaron una edad OSL entre 30y 34 ka AP (Schwenninger, in Toledo 2009b). La base de la secuencia suprayacente(LVs), sella la Secuencia LR con edad mí-nima a 15,1 ka C14 AP en Salto. Los datosdisponibles permiten acotar así el iniciode la incisión hacia ~30 ka, originada por

la caída del nivel de base causada por elavance glacial patagónico Llanquihue II/Nahuel Huapi II, y terminando hacia ~17/16 ka AP con el inicio del avance Llan-quihue III (edad de avances en Coronatoet al. 1999). Corresponde en otras áreas alo que se ha llamado Miembro Guerreromarrón o castaño. En el paraje La Chum-biada del río Salado, Dillon y Rabassa(1985) reconocen en la base de las ba-rrancas una secuencia fluvial rojiza apo-yando en discordancia sobre sedimentosbonaerenses que pasa transicionalmenteal techo a los limos verdes del MiembroGuerrero. Estos autores la asignan a lacaída del nivel de base de la última glacia-ción. Se correlacionan con la SecuenciaLuján Rojo si se confirma una edad equi-valente, aunque por su posición y faciesen la localidad tipo podría también co-rresponder a los depósitos del OIS 4 (Se-cuencia BA III). En paleovalles de la pro-vincia de Entre Ríos constituye la faciesaluvial de la Formación Tezanos Pinto,datada en 32 ka (Kröhling et al. 2010). Enlos interfluvios se correlaciona con el lo-ess amarillo de Burckhardt (1907) y conla sección pleistocena de la Formación LaPostrera I (Fidalgo 1991, Dangavs 2005,2008). En la pampa norte Iriondo y Gar-cía (1993) e Iriondo y Kröhling (1995) re-gistraron para este intervalo una impor-tante removilización detrítica con forma-ción de campos de dunas y una faja de lo-ess periférica que produjo, según estosautores, cegamientos de cauces y fajas flu-viales del OIS 3. Recientemente Tripaldiy Forman (2007) datan por OSL una re-activación significativa del campo de du-nas de San Luis en 25 y 27 ka AP. La po-sible confusión estratigráfica que resultade asignar los depósitos de esta secuenciaal Bonaerense cuando posee espesoresentre dos y cuatro metros y se presentade forma masiva, tiene consecuencias im-portantes cuando se estudian las faunaslocales y agregados faunísticos de un gru-po de afloramientos. Los sedimentos dela Secuencia LR tiene edades entre 17 y30 ka y se depositaron en condiciones frí-as y áridas mientras que la mayor partelos depósitos bonaerenses se depositaron

en el OIS 5 con climas relativamente másbenignos. Las diferenciaciones fenográfi-cas obtenidas pueden estar indicando eneste caso, variaciones ambientales másque cronológicas. Un indicio de que estopuede ocurrir en algunos análisis recien-tes (Pardinas y Lezcano 1995, Gelfo et al.,1999, Soilbelzon et al. 1999 y Pardiñas etal. 1995) es que se respetan las atribucio-nes estratigráficas de Bonaparte (1958:6), atribuciones que deben actualizarse yaque el análisis de los afloramientos queaquí se presenta permite inferir que lossedimentos verdosos, psefíticos a arcillo-limosos aflorantes en la base de las ba-rrancas del río Luján, Salto y Reconquistapertenecen al Lujanense o Secuencia LViy no al “Bonaerense lacustre” (Toledo2005, 2008b). El hallazgo de anserifor-mes (Chloephaga sp.) en esta secuencia enlas cercanías de Salto (Ramírez J.L., com.pers.) y descriptas por Degrange et al. (2006)como extraídas del “Bonaerense”, es otroclaro ejemplo de otro indicador faunísti-co de clima frío, como Lama gracilis (Ra-mírez J.L., com. pers.) extraído del mismonivel y afloramiento, que caracterizan enpampa al pleniglacial del OIS 2 (Toledo2008c). Se propone la denominación lito-estratigráfica de Miembro La Eloisa de laFormación Luján aquí redefinida con es-tratotipo compuesto por la sección de lamargen derecha de río Arrecifes, aguaabajo del puente a La Eloisa (34°4'33,26"S- 59°53'40,93"O) para su límite inferior yla sección de la margen derecha del mis-mo río, entre la confluencia del ArroyoEl Burro y el puente de la ruta 32 (34°16'18,31"S - 60°14'11,18"O) para su límitesuperior.

secuencia deposicional lujanenseverde superior (lvs), 16/17-13 ka aP Como las secuencias precedentes, repre-senta un evento de erosión y agradaciónfluvial que comienza con conglomeradosde residuo de canal de calcretes rodadostamaño grava a grava fina, arenosas, de-positadas sobre superficies de erosión la-bradas en el “Lujanense rojo” (Fig. 8a, b).Se acomoda en la topografía heredada delas grandes barras de canal de la Secuen-

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cuadro 1: Dataciones C14 (Toledo 2009) y OSL (Schewenninger 2009).

Localidad Nivel Código Método Material Edad ±1∂ C13/C12 C14 Cal. 1∂ Cal. 1∂ e.r.@1000lab. datado CALIB51 CALIB51/OSL

Secuencia Deposicional Areco (SA)

MNLP colec. Beta-220693 AMS Lama sp. 540 40 -16,8 ‰ 510 - 560 511 - 560

Ameghino 677 escapulaMNLP colec. Beta-220695 AMS Lama sp. 560 40 -17,3 ‰ 520 - 640 521 - 640

Ameghino 13033 metapodioMCNM colec. Beta-220780 AMS Homo sapiens 650 40 -21,2 ‰ 670 - 550 670 - 550

Petrochelli humero ♂

Nivel orgánico Beta-243056 AMS sedimento 1.030 40 -19,2 ‰ 910 - 1 050 910 - 1.050

Nivel orgánico Beta-243054 AMS sedimento 1.560 40 -20,6 ‰ 1 360 - 1 540 1.360 - 1.540

Nivel orgánico Beta-254934 AMS sedimento 2.220 40 -21,6 ‰ 2 340 - 2 130 2.340 - 2.130

Nivel orgánico Beta-244290 AMS sedimento 2.550 41 -19,2 ‰ 2 500 - 2 750 2.500 - 2.750

Nivel orgánico Beta-204604 AMS Pomacea sp. 3.350 50 -9,7 ‰ 3.677 - 3.485 -

con Pomacea sp..Base nivel orgánico Beta-254923 AMS materia orgánica 4.130 40 -15,7 ‰ 4.830 - 4.520 4.830 - 4.520

sobre margas «Platenses » sedimento

Base « Platense » AC-1689 Rad Pomacea sp. 4.600 350 -20,1 ‰ 5.709 - 4.831 4.409 - 3.484

sobre arcillas estuaricas

Techo arcillas Beta-251795 AMS Heleobia sp. 5.400 40 -6,6 ‰ 6.120 - 6.290 5.038 - 4.876

estuaricas

Base «Platense negro» Beta-243055 AMS materia orgánica 8.020 50 -17,6 ‰ 8.950 - 9.008 8.950 - 9.008

(MN) sedimento

Base margas X2727 OSL sedimento 8.120 950 - 7.170 - 9.070 7.170 - 9.070

« Platenses»,

Base «Platense negro» Beta-243053 AMS materia orgánica 8.210 50 -19,1 ‰ 9 090 - 9.262 9.090 - 9.262

(MN) sedimento

Base Beta-245904 AMS materia organica 8.130 50 -22,2 ‰ 9.009 - 9.094 9.009 - 9.094

«Platense Blanco» sedimento

Techo Beta-251796 AMS materia orgánica 8.250 50 -21,2 ‰ 9.128 - 9.303 9.128 - 9.303

« Platense negro » sedimento

Base Beta-228142 AMS Heleobia sp. 9.740 40 -5,9 ‰ 11.166 - 11.221 9.601 - 9.777

« Platense Blanco »

Techo Beta-228143 AMS Heleobia sp. 10.300 40 -6,2 ‰ 11.995 - 12.151 10.485 -10.570

«Platense negro»

Base «Platense Beta-201640 AMS Heleobia sp. 10.730 70 -5,0 ‰ 12.730 - 12.837 11.091 - 11.236

negro» (MN)

Base « Platense Beta-212335 AMS Heleobia sp. 11.490 60 -5,0 ‰ 13.277 - 13.389 12.383 - 12641

negro » (MN)

Techo Luján Beta-276622 AMS Heleobia sp. 11.580 70 -6 ‰ 13.490 - 13.313 12.770 - 12403

Verde sup.

Techo Luján X3565 OSL sedimento 12.120 2 100 -- 14.220 - 10.020 14.220 - 10020

Verde sup.

Base Luján OXA-15306 AMS Heleobia sp. 13.865 55 -2,6 ‰ 16.313 - 16.718 15.049 - 15303

Verde sup.

LR, nivel agua, X2726 OSL sedimento 32.360 2 150 34.510 - 30.210 34510 - 30.210

Paradero I

Base LR X2951 OSL sedimento 29.650 3 000 32.650 - 26.650 32.650 - 26.650

Paradero Cañada de Rocha

34°30'51,41"S - 59° 8'42,14"O

Paradero Cañada de Rocha

Sitio Río Lujan

34°17’06,37"S - 58° 53'05,00"O

Puente Castex, Río Areco

34° 8'38,15"S - 59°16'7,69"O

Cantera La Victoria

34°51'10,95"S - 58°37'14,66"O

Puente Castex, Río Areco

34° 8'38,15"S - 59°16'7,69"O

Puente Castex, Río Areco

34° 8'38,15"S - 59°16'7,69"O

Molino Bancalari, Río Luján

34°34'11,18"S - 59° 7'32,41"O

Pte. De LasTropas, Río Luján

34°34'25,37"S - 59° 7'40,35"O

Rio Luján, Pilar, Los Cerrillos

34°27'40,42"S - 58°59'5,65"O

Puente Castex, Río Areco

34° 8'52,03"S - 59°16'34,75"O

Rio Luján, Garcia (FFCC DFS)

34°41'39,03"S - 59°32'1,09"O

Jáuregui,Club El Timon

34°35'31,21"S - 59°11'9,40"O

Ayo. Frías. Mercedes

34°37'3,11"S - 59°25'39,00"O

Rio Salto y Canal del Norte

34°17'55,66"S - 60°17'22,10"O

Rio Salto y Canal del Norte

idem

Rio Salto y Canal del Norte

idem

Rio Salto y Canal del Norte

idem

Rio Luján, Luján. Azpeitia

34°33'1,65"S - 59° 6'59,67"O

Rio Salto y Pte. Canal del Norte

34°17'55,66"S - 60°17'22,10"O

Rio Salado, La Cascada

35°55'32,69"S - 57°44'20,65"O

Arroyo Tapalque, Laborde

37° 0'35,60"S - 60°23'8,04"O

Rio Salto y Canal del Norte

34°17'55,66"S - 60°17'22,10"O

Arroyo Frías, excav. Ameghino

34°36'53,12"S - 59°25'30,78"O

Jáuregui, Arroyo Muñiz

34°34'54,39"S - 59°10'17,52"O

Secuencia Deposicional La Plata (LP)

Secuencia Deposicional Lujan Verde Superior (LVs)

Secuencia Deposicional Lujan Rojo (LR)

Page 27: Legado AMEGHINO Toledo 2011

cia LR. Los conglomerados basales sonlenticulares, de espesor decimétrico y gra-dan a arenas muy finas limosas y limosarcillosos masivos, verdes oliva pálido enhúmedo (5Y 6/3) y amarillo pálidos enseco (2.5 Y 8/2). Este límite muestra unaspecto transicional al techo por edafiza-ción hidromórfica en áreas marginales oterminan abruptamente en la discordan-cia post-lujanense resultado del hiato post-lujanense de Ameghino (1908). Represe-nta el fin del Pleistoceno en la regiónpampeana y de los ecosistemas lujanen-ses con la extinción de la megafauna. Co-rresponde a la capa 3 de Ameghino (1881a) y a la 5 de Ameghino (1884). Aflora enlos ríos y arroyos de toda la provincia deBuenos Aires, bajo los depósitos holoce-nos o Platense y es ampliamente conoci-da como Miembro Guerrero (Fidalgo1973b) “verde” o “superior”. En particu-lar para el área de Luján los afloramien-tos son pequeños y saltuarios a causa delas transformaciones antrópicas o cober-tura arbórea del tercio superior de las ba-

rrancas, situación que mejora entre Mer-cedes y García. Por ello se completo elestudio de esta secuencia con el estudiode los excelentes afloramientos de los al-rededores de Salto. La revisión de la abun-dante bibliografía respecto a sus facies,dataciones y contenido paleontológicoexistente para el área al sur del Río Sa-lado, excede al objetivo de este trabajo.Edad: Este es el nivel más estudiado detodos los depósitos Lujanenses y tam-bién el más datado, ya que aflora en la ba-rranca de casi todos los ríos bonaerensesy se reconoce por su típico color verdeoliva (Carbonari et al. 2003, Tonni et al.2003, zancheta 1995). Corresponde alMiembro Guerrero verde de numerososautores que la estudiaron en la cuenca delSaldo y, principalmente, en el área inter-serrana. Orgeira et al. (2001) proponen uninicio de la depositación hacia 16 ka AP.para el Miembro Guerrero “verde” a par-tir de consideraciones paleoclimáticas glo-bales. El conglomerado basal se dató porAMS en ejemplares de Heleobia sp. extra-

ídos en la localidad de Salto arrojando16,3-16,7 cal C14 AP (34°17'55,66"S - 60°17'22,10"O). El techo queda acotado porlas numerosas dataciones de los nivelesricos en materia orgánica o mantos ne-gros que los sellan en Luján, Mercedes ySalto (Cuadro 1) y una datación AMSproveniente del paraje La Cascada en elrío Salado (35°55'32,69"S - 57°44'20,65"O), área de la sección tipo del MiembroGuerrero, donde una muestra de Heleobiasp. arrojó 13,5-13,3 ka cal C14 AP. Tresdataciones de un maxilar inferior de To-xodon sp. conservado bajo en código PAM1 en el Museo Nacional de Historia Na-tural de Paris (MNHN) proveniente de lazona pampeana y que aun conserva res-tos de limos verdosos similares a los de laSecuencia LVs, arrojaron edades AMSsobre colágeno de 13,2 cal C14 AP. Pro-bablemente el tope de la Secuencia LVsse encuentre entre 12,8 y 13 ka AP te-niendo en cuenta los datos de diversosvalles pero el rango de error de las data-ciones no permiten por el momento aco-

El legado lujanense de Ameghino: Revisión estratigráfica ... 147

Continúa Cuadro 1

Techo Luján Verde Inf. Beta-228141 AMS Heleobia sp. 28.960 280 -6,5 ‰ 34.368 33.323

Techo Luján Verde Inf. LP- 1537 Rad Diplodon lujanesis > 32.000 1.400 n/a -- > 30.000

Base Luján Verde Inf. OXA-15821 AMS Heleobia sp. 44.250 450 -8,7 ‰ 48.383 47.546

Base Luján Verde Inf. Beta-198443 Rad Diplodon lujanensis > 40.900 n/a -11,6 ‰ -- > 40.900

Base Luján Verde Inf. LP- 1505 Rad Diplodon lujanensis > 40.000 n/a n/a -- > 40.900

Base Luján Verde Inf. X2424 OSL sedimento 38.600 5.100 - 33.500 - 43.700 33.500 - 43.700

Base Luján Verde Inf. Beta-242038 AMS Neocurbicula sp. 38.390 930 -10,0 ‰ -- > 37.000

Base Luján Verde Inf. Beta-242039 AMS Diplodon lujanensis 46.500 2.330 -7,3 ‰ -- > 44.000

Base Luján Verde Inf. Zzabaletamau ESR Macrauquenia sp. 45.400 4.000 - 41.400-49.400 41.400-49.400

Seq. Bs. As. fluvial X2425 OSL sedimento 72.500 10.100 -- 82.600 - 62.400 82.600 - 62.400

Seq. Bs. As. fluvial X3273 OSL sedimento 67.000 5.950 -- 61.050 - 72.950 61.050 - 72.950

SD Bs. As. I ? Beta-242042 AMS Ostrea sp. 42.080 1.380 -5,3 ‰ -- >> 42.080

Río Arrecifes y Pte. A la Eloisa

34° 4'33,26"S - 59°53'40,93"O

Jáuregui. Arroyo Muñiz

34°34'54,39"S - 59°10'17,52"O

Jáuregui. Arroyo Muñiz

idem

Jáuregui. Arroyo Muñiz

idem

Jáuregui. Arroyo Muñiz

idem

Jáuregui. Arroyo Muñiz

idem

Arroyo Cañete. Arrecifes

34° 3'35,42"S - 60° 8'28,69"O

Rio Arrecifes et Pte. RP N° 51

34° 4'56,17"S - 60° 5'40,93"O

Jáuregui, Zanjón Zabaleta

34°34'36,44"S - 59° 9'51,23"O

Jáuregui. Arroyo Muñiz

34°34'54,39"S - 59°10'17,52"O

Jáuregui, Zanjón Zabaleta

34°34'36,44"S - 59° 9'51,23"O

Pilar, Frigorífico Amancay

34°27'4,01"S - 58°57'42,01"O

Secuencia Deposicional Buenos Aires III (Bs As III)

Secuencia Deposicional Belgrano (Bel)

Localidad Nivel Código Método Material Edad ±1∂ C13/C12 C14 Cal. 1∂ Cal. 1∂ e.r.@1000lab. datado CALIB51 CALIB51/OSL

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tarlo mejor en pampa. La edad de 8 kaAP propuesta por Fucks et al. (2007) apartir de una sola muestra, probablemen-te contaminada o intrusiva, es inconsis-tente con decenas de dataciones regiona-les de diversos autores para la base delholoceno. Fuera del área que nos ocupaen este trabajo obtuvimos un fechadoOSL del nivel terminal de la S LVs, fuer-temente meteorizado y bioturbado equi-valente al nivel arqueológico del sitio La-borde (Messineo 2008) de 12,1 ± 2,1 APen un afluente del arroyo Tapalqué (37°0'35,60"S - 60°23'8,04"O) a pocos metrosdel sitio citado (Scheweninnger 2009, inToledo 2009b). Concluimos que los fe-chados C14 del techo de la SLVs están fre-cuentemente contaminados por la bio-turbación de comunidades hidrófilas delholoceno basal que percolaron materiaorganica mas joven en capas pleistoce-nas, y así, se rejuvenece en 2 a 4 ka el ma-terial arqueofaunístico allí yacente (Tole-do 2009b, 2010b). En consecuencia seconsidera que no se puede inferir una su-pervivencia de la megafauna en el holo-ceno como sugieren Politis y Messineo(2008). El análisis del historial de las da-taciones del sitio arqueológico ArroyoSeco ilustra una posible situación compa-rable, donde de una primera edad holo-ceno basal, se corrigió a una edad pleisto-

cena terminal, a medida que se dispusode numerosas dataciones. Condiciones ambientales: La discordancia yconglomerado basal se correlaciona conel periodo frío y seco del hemisferio nor-te Older Dryas y evento Heinrich 1, y conel descenso del nivel de base del avancetardiglaciar patagónico de Llanquihue III.Los sedimentos verdosos, fluvio-palus-tres, agradacionales se asocian al mejora-miento del Bolling-Alleroid del hemisferionorte. Representan el inicio de la termi-nación I con características interestadia-les comparables al OIS 3 pero de cortaduración ya que el mejoramiento climáti-co sostenido alcanzo condiciones holoce-nas pocos milenios después. Coincide conel “mystery interval” de Denton et al. (2006).En algunos afloramientos se observa con-creciones de calcita y/o rosetas de yesohacia el techo que indicarían un probablecambio en la estacionalidad hacia condi-ciones más secas. En el hemisferio nortese registra un evento seco contemporá-neo denominado Clovis drought period (Hay-nes et al. 1999)Prado et al. (1987) analizan la fauna localde Paso Otero del área interserrana y com-paran el contenido fósil del sector verde(Miembro Guerrero, LVs) y el sector in-ferior de dicho miembro de coloraciónparda (Miembro La Chumbiada, LR). Ob-

servan que los herbívoros ramonadoresdisminuyen hacia el sector verde, así co-mo también disminuye Lama vicugna y au-menta Equus. Los megaherbívoros (To-xodon platensisis, Macrauchenia patachonica yMeghaterium americanum) solo los encuen-tran en el sector verde superior. Esto po-dría estar evidenciando el pasaje de este-pas áridas y muy frías del pleniglacial (LR)a estepas con mayor cobertura herbácea,semiáridas y menos frías, inmediatamen-te posteriores al pleniglacial. Tonni y Cio-ne (1995) y Tonni et al. (1999) confirmantambién asociaciones de mamíferos dife-rentes para cada miembro, aunque lostrabajos citados correlacionan el Miem-bro Guerrero verde con el pleniglacial.Las dataciones que aquí se presentanmuestran que dicho miembro representael período de 13 a 17 ka AP inmediata-mente posteriores al LGM. Prado y Al-berdi (1999) proponen sin embargo, con-diciones húmedas y cálidas para el Miem-bro La Chumbiada al que correlacionan,sin un criterio en particular, con el inter-valo Sangamon (130-115 ka AP). Irion-do y Kröhling (1995) datan eventos pe-dogenéticos con formación de calcreteshacia 15-16 ka AP. Ello implicaría la exis-tencia de un clima semiárido a subhúme-do con precipitaciones suficientes paraproducir le removilización de carbonatos

M. J. TOLEDO148

Figura 9: Ejemplares de moluscos fósiles característicos de los ambientes fluviales, palustres-lacustres y estuáricos de las secuencias Luján y LaPlata. Pares de Diplodon lujanensis (a) y Anodonta sp. (b) (Unionidea) actuales y fósiles; c) Corbicula sp.; d) Mactra sp.; e) Erodona mactriodes; f) Heleobiasp.; g) Physa sp.; h) Biophalaria peregrina; i) Bulimus sp.; j) Pomacea sp.; k) Tagelus plebeius.

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del suelo pero lo suficientemente áridocomo para permitir procesos de disipa-

ción de dunas previas sin formación im-portante de suelo.

La edafización profunda que sufrió el te-cho de la Secuencia LVs entre 10 k y 13

El legado lujanense de Ameghino: Revisión estratigráfica ... 149

Figura 10: Cortes seriados entre Puente Nuevo, Arroyo Muñiz y zanjón zabaleta (Jauregui); y Azpeitia (Luján). Obsérvese la geometría Deposicio-nal de las Secuencias y de los valles de paleoafluentes heredados. Trayecto explorado por Muñiz, Ameghino, Beniamino, Rovereto, y Mignone entre otros.

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ka obliteró la discordancia que la separade la Secuencia La Plata por erosión, frag-mentación y expulsión edáfica. Esto, másla percolación de coloides, limos y arcillasricos en materia orgánica hacen que losdecímetros terminales de los limos ver-dosos de la Secuencia LVs tomen tonali-dades más oscuras, sean menos compac-tos y se asimilen, erróneamente a la basede los sedimentos platenses o MiembroRío Salado con importantes consecuen-cias geoarqueológicas (Toledo 2010b).

el límite Pleistoceno-Holoceno: el“suelo Puesto callejón viejo” (sPcv)y los mantos negrosFidalgo et al. (1973a y b) describen unsuelo al techo del “Lujanense verde” o,Miembro Guerrero. Este suelo lo definenen dos contextos diferentes del valle infe-rior del río Salado. La sección considera-da tipo, y donde toma el nombre, se en-cuentra en el dominio de las antiguas pla-nicies de marea holocenas, hoy disectadaspor el río Salado y el canal artificial 15.Los autores dicen:“Esta unidad edafoestratigráfica ha sido obser-vada unos trescientos metros aguas abajo delPuente de Pascua en la margen derecha delcanal 15. Tiene un espesor aproximado de 40cm y está constituido fundamentalmente por unlimo arcilloso de color gris muy oscuro a negro,con elevada proporción de materia orgánica.[…]”“también consideramos correspondiente a estaunidad el suelo desarrollado sobre el miembroinferior de la Formación luján que presentacaracterísticas macroscópicas similares al ante-rior, aunque con apariencias de haber sufrido ac-ciones hidromórficas. Su distribución es más am-plia y se lo observa con frecuencia en las barran-cas actuales del río Salado…” “…El SueloPuesto Callejón Viejo lo consideramos por aho-ra como única unidad, aunque no tenemosmayores argumentos para ello ya que tambiénpuede pertenecer a dos unidades edafoestrati-gráficas distintas.” (Fidalgo et al. 1973a:233-234). Posteriormente (Figini et al. 1991: 246) ex-tienden la definición del SPCV para nive-les orgánicos yacentes sobre el MiembroGuerrero para valles medios en pampa yque definen como de tipo chernozoide.

Años más tarde Figini et al. (2003) datanuno de estos suelos en la localidad tipoaguas arriba del puente de Pascua en elrío Salado frente al mismo Puesto Calle-jón Viejo, en < 5 ka C14 AP a partir Tage-lus sp. en posición de vida entre 5,6 y 5,8ka C14 AP. De ello se deduce que en lasección tipo de Fidalgo et al. (1973a), co-mo fue interpretada por Figini et al.(2003), el suelo con acciones hidromórfi-cas de las barrancas del río Salado es enrealidad un depósito de albufera de latransgresión del Holoceno medio con in-vasión del techo del Miembro Guerreropor bivalvos Psammobiidae excavadores.Hemos datado el techo de este miembroen dicho sitio, paraje La Cascada (35°55'32,69"S - 57°44'20,65"O) en 13,4 ka C14

cal AP (Cuadro 1), confirmando que loslimos verdosos corresponden bien a laSecuencia LVs o Miembro Guerrero y noa limos estuáricos existentes en el area,más recientes, de igual coloración. Ac-tualmente esta denominación, SPCV, esampliamente usada tanto para los nivelesorgánicos, palustres a lacustres, que sellanel Miembro Guerrero como para los de-címetros terminales edafizados del mis-mo con numerosas edades alrededor de10 ka C14 AP. Por lo cual esta denomina-ción es impropia si el nivel originalmentedescripto agua abajo del Canal 15 es deedad Holoceno medio, en dicho caso de-bería otorgársele un nuevo nombre, encoherencia con los antecedentes descrip-tos Tonni et al. (2001) quienes lo denomi-nan “suelo sin nombre”. Fidalgo et al.(1973b) lo describen también en el RíoSalado frente a la localidad de Guerrero.Allí observa un horizonte Bt con pocamateria orgánica desarrollado sobre loslimos verdosos del Miembro Guerrero:“Las características principales fueron descriptasen Fidalgo et al. (1972b) [aquí Fidalgo et al.(1973 a)], aunque debemos destacar que existecierta diferencia en las características que posee elSuelo Puesto Callejón Viejo en esta zona. Aquíno se observa un pronunciado contenido de ma-teria orgánica que en la zona vecina confería unacoloración gris oscura a negruzca en húmedo; yaque en esta zona está representado solamente porun típico horizonte B textural…” (Fidalgo et

al. 1973a: 35).En conclusión Fidalgo et al. (1973a y b)exponen resultados preliminares, sin da-taciones, de observaciones que no fueroncompletadas posteriormente y llevaron aconfundir dos horizontes orgánicos, nonecesariamente verdaderos suelos y nocontemporáneos. Queda por analizar endetalle la estratigrafía, edad y engranajede facies en las barrancas del río Salado yCanal 15 en Guerrero, Puente de Pascuay Puesto Callejón Viejo para determinarsi la denominación PCV es apropiada pa-ra los niveles orgánicos de 10 a 12 ka AP.En todo caso no debe incluirse en un so-lo evento pedogenético los depósitos que,si bien presentan características textura-les y de color semejantes, responden ados eventos deposicionales diferentes yanacrónicos: uno, a depósitos palustres-lacustres de 10 a 12,5 ka AP y el otro adepósitos de albúfera de 7 a 6 ka AP. Queambos eventos se amalgamen en interflu-vios en la cobertura húmica actual, y elinferior, si existente, haya sido obliteradopor la generación posterior del horizonteBt, no significa que pertenecen a un mis-mo evento de estabilización o pedogené-tico como lo propusieron Figini et al.(1995), Blasi et al. (2008), Prieto et al. (2009)y Vilanova et al. (2006). En los valles in-feriores las facies orgánicas de albuferalas datamos en 7,9-7,7 ka C14 cal AP so-bre materia orgánica de sedimento en ladesembocadura del Quequén Salado (38°53'30,06"S - 60°31'20,80"O), edades quese suman a las obtenidas por Fidalgo(1975) y Figini et al. (1995) en el Saladoinferior, y Prieto et al. (2006, 2009) enClaromecó. Debe ser tenida en cuenta laposible amalgamación de ambos nivelesoscuros durante el avance de albuferas yestuarios transgresivos en los valles infe-riores, con percolación de materia orgá-nica desde el nivel superior. Teniendo en cuenta lo conspicuo de losniveles más antiguos (~ 9-10 ka C14 AP)en todos los valles medios a superiores ysu importante significación ambiental loshemos reunido bajo la denominación demantos negros (black mats) (Toledo 2008b,2009b, 2010b), cuya singular significación

M. J. TOLEDO150

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El legado lujanense de Ameghino: Revisión estratigráfica ... 151

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climática y geoarqueológica ya fuera se-ñalada por Rex González (1960) a partirde los trabajos de Montes (1957). Losmantos negros caracterizan así la transi-ción Holoceno-Pleistoceno en los vallesde la llanuras y sierras pampeanas seña-lando el fin de los sistemas ecológicos lu-janenses, las extinciones faunísticas entre13 y 12 ka AP y los cambios poblaciona-les consecuentes (Fig. 8d, f). Las facies de centro de valle son arcillas ylimos lacustres de color gris oscuro a ne-gro en húmedo, laminados, con abun-dante restos de moluscos y diatomeas yalto contenido de materia orgánica. Gra-dan lateralmente a facies de planicie deinundación y de laterales de valle consti-tuidos por arcillas y limos oscuros plásti-cos, palustres, desprovistos de moluscosfósiles, y suelos hidromórficos con cons-picua estructuración edáfica en pequeñosbloques (Fig. 8c). El análisis de faciespermite definir disipación y erosión delas facies verdosas lujanenses y transgre-sión sucesiva de ambientes hidromórfi-cos, palustres y lacustres, pudiendo pre-sentar una superficie de ravinement lacus-tre, con sábulos de calcrete. Cada una deestos ambientes se disponían en formaconcéntrica respecto al centro lacustre, yal expandirse hacían superponer la im-pronta de bioturbaciones de cada comu-nidad propia, así en una secuencia idealse sucedieron en un mismo sitio comuni-dades de Cortadera selloana, poáceas hidró-filas, Typha sp. y Scirpus sp. a medida queavanzaba la transgresión lacustre. La per-colación de materia orgánica en el techodel Miembro Guerrero o “Lujanense ver-de superior” facilitada por esta intensabioturbación modifico las característicasde color y textura de los decímetros cus-pidales y así son descriptos como un ni-vel holoceno basal independiente (e.g. Po-litis y Messineo 2008) rejuveneciendo endistinto grado los sitios Laborde, Otero 5y posiblemente también el sitio La Mo-derna (Toledo 2010b). Ameghino no des-cribió este nivel en particular y parecenunca haberlo individualizado en su “la-custre postpamepano” o Piso Platense.Frenguelli (1920) es el primero en descri-

birlo en el área de Luján. Los mantos ne-gros se corresponden con el “estrato ne-gro” de Montes (1955), el nivel “turbo-so” de Frenguelli (1920) y las capas “ricasen materia orgánica” de Tonni (1992). Porcorrelación corresponde al paleosuelo Ca-llejón Puesto Viejo en su definición deuso, impropia como evidenciado por To-nni et al. (2001) quien denomina entoncesal nivel oscuro en el límite Pleistoceno-Holoceno como “suelo sin nombre”, yubica el SPCV hacia 6 ka C14 AP. Toledo(2005) pone en evidencia explícitamenteesta incoherencia nomenclatural, que re-toma Blasi et al. (2009) sin citar estos aná-lisis previos. De todo esto se deduce quelos denominados paleosuelos o geosue-los del límite Pleistoceno-Holoceno pam-peano no poseen una sección tipo defini-da. Edad (Cuadro 1): En el río Luján y Arre-cifes la base de las facies palustres de cen-tro de valle arrojan edades de 10,7 ka y11,5 ka C14 no cal. AP respectivamente,mientras que la materia orgánica de nive-les edafizados se dató en arroyo Frías en9,1 ka 14C cal. AP, edad que se consideramínima. El límite superior con las faciesgrisáceas del platense “blanco” (Fig. 1) sedata en 10 ka C14 cal. AP en Salto (34°17'42,20"S - 60°17'29,25"O). Sobre esta ba-se se datan entonces los mantos negrosentre 13 AP y 10 ka AP. Numerosas da-taciones, análisis palinológicos y sedi-mentarios han sido realizadas por diver-sos autores en Buenos Aires y otras pro-vincias, quienes destacan la instalación decondiciones húmedas, proliferación decuerpos lacustres y palustres y el rempla-zo de comunidades de estepa psamófilas,halófilas y xéricas por poaceas, fungi ycomunidades hidrófilas (Prieto et al. 1994,1996, 2004, 2009, Borromei 1995, Qua-trochio y Borromei 1998, zárate 1995,2000, zavala y Quatrochio 2001, Borel etal. 2001, zech et al. 2009, Martínez y Os-terrieth 2003, Holliday et al. 2003, John-son 1998, Bonadonna et al. 1995, 1999,entre otros). Recientemente obtuvimosuna datación AMS para los mantos ne-gros del Quequén Salado (38°44'21,57"S- 60°34'5,33"O) en fracción orgánica del

sedimento, de 11,3 ky cal C14 AP. Para elárea de Luján Prieto et al. (2004) aporta-ron las primeras dataciones del “Platen-se” basal en el Puente de las Tropas (34°34'25,37"S - 59° 7'40,35"O).Condiciones ambientales: Los mantos negrosse depositaron en valles, bajo condicio-nes de mayor humedad media anual, yconsecuentes freáticas altas. Son respues-ta a un evento de cambio singular de di-námica atmosférica de alcance continen-tal con un desplazamiento de las fajas demayor precipitación asociado a la Termi-nación I pero de origen aún incierto (Fi-restone 2007 y zhou et al. 2001). Se co-rrelacionan con niveles similares (blackmats) que sellan los sitios Clovis en USA(Toledo 2008b) atribuidos al Younger Dryasdel hemisferio norte (Haynes 2008). Sepropone el aumento abrupto y significa-tivo de la humedad anual media comouna de las causas principales de las extin-ciones de megamamíferos (Toledo 2008b,2010a). Para un análisis detallado de losantecedentes, geoarqueología, geología ysignificación de los mantos negros véaseToledo (2009b: 403-436).

la discordancia “lujanense-Platen-se” o “Hiatus Postlujanense” de ame-ghino (1889)Esta discontinuidad merece una atenciónespecial ya que por un lado separa en va-lles sedimentos verdosos lujanenses por-tadores de fauna extinta, depositados enclimas secos y fríos, de los depósitos os-curos a grisáceos conteniendo fauna indí-gena depositados en climas más cálidoscon alternancias húmedas y secas. A suvez, sobre esta superficie se apoyan losmantos negros que la enmascaran. Co-rresponde a lo que Ameghino (1889, 1910)denominó “hiatus postlujanense” y quedescribe e ilustra claramente para el per-fil de Paso de la Virgen. Esta sección estácasi en su totalidad destruida actualmen-te o cubierta, pero esta discordancia seconserva en la margen izquierda, aguaabajo del Puente de las Tropas (34°34'25,37"S - 59° 7'40,35"O). Aquí se obser-van residuos de canal de dos a 5 cm deespesor compuestos por sábulos de cal-

M. J. TOLEDO152

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El legado lujanense de Ameghino: Revisión estratigráfica ... 153

Figura 12:Columna estrati-gráfica tipo pro-puesta para el re-lleno de vallespampeanos.Síntesis de no-menclatura, litofa-cies, cronología yposición estrati-gráfica de supues-tos “Paraderos”.Abajo, correla-ción de las se-cuencias de vallecon los estadiosisotópicos de oxi-geno, contenidode polvo enAntártida y curvaeustática.

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crete y Heleobia sp. trasportados y sin eda-fización. A diferencia de las erosionesfluviales de la base de secuencias previas(LVi y LR) la expresión de esta discor-dancia es sutil, las canalizaciones casi in-existentes o muy localizadas y general-mente destruida por acción de comuni-dades palustres holocenas. Ameghino(1884, 1889) describe en la sección de Pa-so de la Virgen frente al molino de Lujáncanalizaciones importantes en la base del“Piso Platense” y deduce la existencia deun hiato dado el contraste litológico yfaunístico. Frenguelli (1920: 389) defineclaramente la presencia de un conglome-rado basal de calcretes rodados recubier-tos por capas turbáceas para el perfil delTiro Federal en Luján. El conglomeradolo asocia a una fase de excavación y de-positación aluvional previa a los cuerposlacustres. Más tarde, caracteriza en Lujánal Platense como descansando sobre “lasuperficie denudada del Lujanense” lacual estaba “recubierta por capas humífe-ras” (Frenguelli 1945: 121). Dejando delado las claras referencias de Ameghino yFrenguelli para el valle del río Luján, nose encuentran referencias posteriores ca-racterizando dicha discordancia y conglo-merados asociados, a excepción de men-ciones esporádicas de Montes (1955) quiendescribe en Salto “estratos de rodaditosde tosquilla” al techo del “Lujanense ver-de”, por debajo de su “estrato negro”; yBonaparte (1958a) quien cita el hallazgoen el río Arrecifes de una capa de roda-dos en la base del Platense y señala acer-tadamente que solo Ameghino y Montesla habían citado y es ignorada por los de-más investigadores debido a los raros aflo-ramientos en que se presenta. Fidalgo etal. (1991: 246) en Tapalqué y zárate (1995)en el valle del Quequén Grande definenel contacto Lujanense-Platense como dis-cordante. Quatrochio (1988) observa tam-bién una erosión, que supone de origentectónico, para el valle del Napostá. Bo-nadona (1995) indica que el paso entre elMiembro Guerrero y el Miembro Río Sa-lado esta señalado por “la ausencia delsuelo antes citado, por una segunda ero-sión profunda”. Prieto et al. (2004) al con-

trario, no observan ninguna erosión enLuján y describe el Platense como unaunidad que “conformably overlies the Lujanen-se”. Las mayores canalizaciones con clas-tos de calcretes holocenos, poco rodadoslas hemos observados en las cabecerasdel arroyo Tapalqué (37°1'0,73"S - 60°22'12,92"O) y corresponde con la erosióndescripta por Messineo (2008) en el sitioLaborde. Con la información disponibleaquí se modeliza los eventos entre 13 kyy 10 ky AP con la siguiente secuencia: Caí-da del nivel de base y erosión del techode la Secuencia LVs; disipación y edafiza-ción subaérea; ascenso del nivel de basebajo condiciones de clima húmedo, acom-pañada de inundación con facies palus-tres periféricas, edafización hidromórficaintensa; transgresión lacustre, ravinement yfinalmente sedimentación lacustre orgá-nica no carbonática.

secuencia la Plata (“Querandinense-Platense”) (s lP), 13.000 aP-3/2.500aPSuprayacen a la Secuencia LVs facies delimos oscuros, grises y margas gris clarasa blancas del lacustre postpampeano oPiso Platense (Ameghino 1889) o capa 2(Ameghino 1881a) y capa 4 (Ameghino1884). Corresponde al Miembro Río Sa-lado de la Formación Luján (Fidalgo et al.1973a). La base de esta secuencia, en cen-tro de valle, consiste en un intervalo de-cimétrico a métrico de pelita negra conalto contenido orgánico y concentraciónde Heleobia sp. y otros moluscos que in-cluimos en el nivel denominado mantosnegros, arriba descriptos (Platense ne-gro). Según el contenido polínico, y fau-nístico, moluscos y diatomeas, Frenguelli(1920, 1945) y Prieto (2000, 2004) infie-ren un cambio abrupto a condiciones hú-medas con formación de humedales ycuerpos de agua someros, eutróficos. Su-ceden a este intervalo basal, margas blan-quecinas y diatomitas friables que conspi-cuamente caracterizan el Platense (Pla-tense blanco). Representan nuevas condi-ciones climáticas, más cálidas y secas conprecipitación carbonática (Prieto et al.2004). Los primeros horizontes carboná-

ticos los datamos en Salto en ~ 10 ka calAP. (Toledo 2009b). Entre Luján y Merce-des las facies margosas poseen general-mente poco espesor, son friables y a dife-rencia del valle del Salto y otras localida-des pampeanas no presentan bancos ce-mentados. Esta unidad se correlaciona es-tratigráficamente con la Formación Lu-cio López, (Kröhling 1999b, Kröhling eIriondo 2009) en el río Carcarañá y repre-sentativa del relleno holoceno de paleo-valles fluviales de la pampa norte. Se co-rrelaciona también con la Formación Con-cordia, depositada entre 13-10 y 2 ka enel valle del río Uruguay (Iriondo y Kröh-ling 2008).Sobre las margas platenses edafizadas(Fig. 8), se observa un depósito de sueloshidromórficos agradacionales con estruc-turas prismáticas pequeñas constituidopor arcillas limosas oscuras. En Puentede la Tropa, donde mejor se observa esteintervalo, la fracción orgánica de la basearrojo una edad de 4,8-4,5 ka cal C14 AP.Estos últimos son sepultados por limosedafizados rojizos, eólicos y que Fren-guelli (1920a: 391) llamara en la mismaárea Cordobense. Son atribuibles a man-tos eólicos distales, depositados en el pe-riodo seco representado en pampa nortepor la Formación San Guillermo datadoentre 3.500 a 1.400 AP (Iriondo y García1993, Iriondo 1999, Iriondo y Krohling1995, Krohling 1995), con desarrollo decampos de dunas parabólicas, lunetas,mantos de arena y hoyas de deflación(Iriondo y Kröhling 2009), o FormaciónLa Postrera II (Fidalgo 1991). Tripaldi yForman (2007) datan por OSL la reacti-vación de campos de dunas en San Luisentre 2 y 3 ka AP. Evidencian un eventoseco, probablemente neoglacial, con in-cremento de tormentas de polvo hacia~3 ka AP y de los cuales los mantos ob-servados en Luján son la expresión másdistal. El límite superior de esta secuencialo ubicamos en la discordancia contem-poránea al inicio de la erosión retrogra-dante que produjo la profunda incisiónactual, hacia ~2,5 ka AP. Se propone respetando le nomenclaturahistórica y áreas de definición, agrupar

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estos depósitos en la Formación La Plata(Figs. 6 y 12). Se definen los MiembrosSalto (Saltoense (Montes 1955, GonzalezRex 1960), Platense negro), Molino Que-mado (Margas platenses, Platense Blan-co) con estratotipos en la margen dere-cha del río Salto en el paraje del MolinoQuemado (34°17'56,69"S - 60°17'19,94"O); y el miembro Las Tropas con estrato-tipo agua abajo del Puente de las Tropas,margen derecha. En los tramos inferioresde los valles esta secuencia incluye pelitasde estuario pertenecientes a la ingresióndel Holoceno medio y su regresión for-zada de barras litorales, datada hacia 5-6ka AP (Figini 1992, Formación Campana(Fucks 2005) y Querandinense). Edad: (Cuadro 1): Las primeras datacio-nes para el área de estudio más un deta-llado estudio paleoambiental basado enpalinología y moluscos las provee Prietoet al. (2004) con dataciones entre 11 y 3,5ka C14 AP. En este trabajo se suman otrasdataciones (véase Cuadro 1 y Toledo 2005,2009) entre García y Luján efectuadas pa-ra acotar los mantos negros basales y loscambios climáticos que evidencian la apa-rición y fin de facies margosas. El pasajeentre las facies oscuras basales y los pri-meros pulsos margosos bien desarrolla-dos en Salto (34°17'55,66"S - 60°17'22,10"O) fue acotado con cuatro muestras, unade materia orgánica y una de moluscos,respectivamente de cada lado del cambiode facies contrastando los efectos opues-tos de residencia mínima y efecto reser-vorio, hacia ~10 ka AP. La edad de labase de las pelitas oscuras de Puente de laTropa que sellan la margas platenses yque marcan un nuevo pulso húmedo,arriba descripto, más un fechado sobreen Biomphalaria sp. del techo de las mar-gas en Paso Otero (38°12'6,11"S - 59°6'44,18"O ) de 5,9-5,7 ka cal C14 (sin co-rrección efecto reservorio) permiten aco-tar preliminarmente el fin de la deposita-ción de margas platenses hacia ~ 5 ka AP.Blasi et al. (2009) aportan dos nuevas da-taciones para alrededores de Luján conubicación estratigráfica imprecisa en susfacies “lagunar platense”, expresión queincorpora un adjetivo interpretativo de

facies, comunes tanto a la base como altecho, y otro informal, práctica a abando-nar según los mismos autores. Para el to-pe de las arcillas plásticas gris verdosas deestuario (Fig. 11) obtuvimos en Heleobiasp. una edad de 5400 ± 40 ka C14AP AMS(6120 - 6290, sin efecto reservorio) enpuente Castex (34°8'52,03"S - 59°16'34,75"O).

secuencia deposicional areco (“ay-marense”), (3/2,5 ka aP-Presente). saToma su nombre de los afloramientos enel área del Puente Castex en el río Areco.Sobre las margas platenses o sobre lossuelos hidromórficos del episodio húme-do de 4 ka AP o sobre los limos eólicosarriba descriptos, se apoyan en fuerte dis-cordancia los limos grises del “Aymaren-se” de Ameghino (1889). Ameghino (1884)los describe en el Paso de la Virgen comocapa 2. Corresponden sedimentos histó-ricos y actuales. Le suprayacen limos deinundación modernos o una delgada ca-pa de suelo (Fig. 4). Se confunden fácil-mente con facies platenses de limos gri-ses cuando no se puede observar su geo-metría marcadamente lenticular o baseerosiva con la que se distinguen. Se aso-cian a los primeros estadios de la profun-da incisión que producirá el encajona-miento actual por ello actualmente se en-cuentran como rellenos masivos negros agrises de canalizaciones colgadas en lasbarrancas (Figs. 8g, h y 13c, d). Registranalternancias secas y húmedas aun no biencaracterizadas. Las dataciones y observa-ciones preliminares en las localidades deGarcía, Samborombón, río Areco, ríoMatanzas y río Rojas permiten definir unperiodo húmedo (arcillas limosas oscurasmasivas y suelos higroscópicos) entre2100-2700 C14 cal AP y otro entre 900-1500 C14 cal AP (Fucks et al. 2007, Toledo2009b) este último asimilable al máximomedieval. En estos periodos se habríanregistrado las máximas tasas de carcava-miento e incisión con brasilización de labiota. Los depósitos de esta secuencia frecuen-temente poseen material arqueológico re-depositado asociado a restos modifica-

dos de Lama guanicoe, principalmente enlos periodos más secos intercalados conavance de la biota norpatagónica (Salem-me 1983, Toledo 2006, 2009b) incluido elintervalo seco y más frío perteneciente ala Pequeña Edad del Hielo o LIA (Caña-da de Rocha, Toledo 2009b). El descenso del nivel de base relativo quedisparo la incisión actual, cercano a unos5 m, tendría un componente glacio-isos-tático y otro asociado (ver modelizacio-nes de Milne et al. 2008; y Schellmann yRadtke 2010) y produjo un descenso re-lativo del nivel del mar, según se observaen las curvas de nivel del mar para la cos-ta bonaerense de Cavalotto et al. (2004).La búsqueda del nuevo nivel de base pro-vocó erosion retrogradante y el encajona-miento de los ríos afluentes al sistema hí-drico Paraná-Plata y de la pampa en ge-neral, controlado indirectamente por li-neamientos (reactivados?) del basamentocristalino. Este proceso está aún activo.Incluye el último periodo de aridización,asimilado en parte a la pequeña edad delhielo entre 700 AP y 150 AP (Rabassa etal. 1989, Iriondo y Kröhling 1995) conavance de fauna patagónica en Cañada deRocha (Salemme 1983, Toledo 2006, 2009b). Estos depósitos, con materia húmicaproveniente de decapitación del horizon-te A de interfluvios y su evolución geo-morfológica, han sido poco estudiados yde ello depende la comprensión del con-texto de sitios como Cañada de Rocha ositios “mesolíticos” de Ameghino (1880).Aquí presentamos un ordenamiento muypreliminar. Recientemente el término“Aymarense” se ha reducido en el sur dela provincia de Buenos Aires, a un hori-zonte orgánico datado en 1,87 ka C14 AP(Tonni et al. 2002) desvirtuando parcial-mente la definición original en el área tipo. Los sedimentos correspondientes a estasecuencia se han denominado indistinta-mente como aymarense, aluviones mo-dernos o recientes etc. Se propone aquídenominarlos litoestratigráficamente co-mo Formación Areco con estratotipo in-mediatamente agua abajo del Puente Cas-tex, margen derecha (34°8'52,03"S - 59°16'34,75"O).

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REDEFINICIóN DE LAFORMACIóN LUJAN

Se propone aquí relocalizar el estratotipode la Formación Luján entre Luján y Jáu-regui y redefinir sus límites, dados los cri-terios de prioridad (Ameghino 1884, 1889),su definición posterior fuera del área tipo(Fidalgo 1973b) y los nuevos datos paraesta área (Toledo 2005, 2009b). Se man-tiene este nombre, pero respetando lasección tipo del piso Lujanense de Ame-ghino (1884, 1889), aquí redescripta y da-tada, e incluyendo nuevamente la secciónverde basal (secuencia LVi) (Fig. 12). Porlas mismas razones los sedimentos “pla-tenses” aquí asimilados a la Secuencia LP,se excluyen y toman rango formacional,Formación La Plata, incluyendo Miem-bros Salto, Molino Quemado y Puente delas Tropas. Apoya esta propuesta el he-cho que la no diferenciación entre sedi-mentos lujanenses y platenses, aducida porFidalgo (1973b) para reunirlas en una so-la formación, no se verifica ni en la sec-ción tipo, ni en la zona de definición. Porotro lado, el límite entre ambos señala laTerminacion I, la extinción de megafau-na y el límite Pleistoceno-Holoceno (Fig.12). Una de las secciones tipo, Quinta deAzpeitia, se conserva integralmente en lamargen izquierda del río Luján entre lospuentes de la ruta nacional 7 y el puentedel Acceso Oeste (Fig. 2) y sobre la mismamargen, se conserva la sección holocena(Prieto et al. 2004) en las barrancas natu-rales inmediatamente aguas abajo delPuente de las Tropas. Se incorpora elMiembro Jauregui (SLVi), no descriptoanteriormente (véase discusión en Tole-do 2005, 2008a) y se definen los Miem-bros La Eloisa (secuencia LR) y El Rin-cón (secuencia LVs), estos últimos equi-valentes a los sectores castaños y verdedel Miembro Guerrero en la cuenca delSalado (Fig. 12) y con estratotipos en elvalle del Salto-Arrecifes. Se propone, da-do la calidad de afloramientos, como pa-raestratotipo de la Formación Luján elintegrado por los perfiles del río Arreci-fes en la localidad del puente a la Eloisapara los Miembros Jáuregui y La Eloisa

(secuencias Lvi y LR) y el perfil inmedia-tamente aguas arriba del puente del Mo-lino Quemado en Salto para el resto de lacolumna pleistocena.

CORRELACIóN VALLE-INTERFLUVIO Y MODELODE RELLENO DE VALLES

No se ha podido observar una transectacontinua valle-interfluvio ya que no exis-ten afloramientos naturales de ese tipo.El principal criterio de correlación es porun lado la discordancia basal, erosiva, delos limos eólicos de interfluvios (Forma-ción Baradero) datados en 45-57 ka APOSL en San Pedro, cantera Iglesias (33°42'47,99"S - 59°38'1,61"O) y la discor-dancia “post-bonaerense” de valles datadaentre 45 y 55 ka AP. Se correlaciona así elGrupo de Secuencia Lujanenses de va-lles, con la sección de loéssica o LoessJaune de Burckhardt (1907) o FormaciónLa Postrera I. Por otro lado se correlacio-na, las relaciones de campo son claras alrespecto, la discordancia del techo de laFormación Ensenada en interfluvios, y lamisma discordancia aflorante en algunospuntos de los lechos de los curso de pri-mer orden. La Formación Ensenada po-see los mismos caracteres litológicos encontexto de valle e interfluvio, ya que co-rrespondería a un contexto paleogeográ-fico diferente y los relictos de los pedo-complejos cálcicos (sensu Hanneman y Wi-deman 2006) que tapizaron las formas deerosión, se observan tanto en la partemás alta de interfluvios como en el fon-do de los valles actuales. Entre ambas dis-cordancias guías se encuentra la Secuen-cia Buenos Aires. La base de los sedi-mentos platenses o Secuencia La Plata, secorrelaciona con los horizontes cuspida-les de disipación del loess, amalgamadosy obliterados generalmente por el niveledáfico Bt en la base de la cobertura hú-mica, o molisoles pampeanos, caracterís-tico del interfluvio actual. La síntesis delas observaciones estratigráficas, de me-dios deposicionales, paleotopográficas ycronológicas permitieron elaborar el cor-te transversal conceptual (Fig. 13a). El re-

lleno de valle se realiza por agradación desecuencias sin constituir verdaderas te-rrazas, con erosión parcial de cada una deellas. La progradación de barras de espe-sor considerable, de orden métrico, de laSecuencia LR cambió considerablementela microtopografía del fondo de valle cre-ando aéreas locales con mayor potencialde acomodación. Esta sucesión de altos ybajos no fue totalmente disipada y las se-cuencias LVs y LP se vieron obligadas aadaptarse a la misma. Ello explica la co-rrelación inversa entre los espesores de laSecuencia LP respecto de las preceden-tes. Otro aspecto importante es la rela-ción lateral de las secuencias según esténen relación física directa con las facies deinterfluvio o se encuentran separadas poruna superficie de erosión, definiendo asísecuencias de valle attached o detached res-pecto al interfluvio. Reajustes de bloques de basamento cris-talino se reflejaron sutilmente en la co-bertura loéssica a medida que los valleseran excavados durante la inversión tec-tónica postensenadense. Ello determinoáreas de mayor acomodación en la partebaja de los bloques, con subsiguiente pre-dominio de humedales y cubetas de me-nor pendiente. Estas áreas a su vez se ex-pandieron en los periodos secos por de-flación eólica. En la parte alta el encauza-miento fue mayor, con menor acomoda-ción y amalgamación de secuencias. Asíse explica, a lo largo de un valle de un ríoque atraviese sucesivos bloques de este ti-po, la alternancia de zonas de mayor de-sarrollo de bajíos y otras de mayor pen-diente y encauzadas. Esta geometría o pa-leotopografía de valles generó una conca-tenación de humedales en rosario dondezonas anegadizas y de mayor expansiónareal son unidas por zonas de tránsito másestrechas. Dentro de este control geomor-fológico, las geometrías deposicionales yla distribución de facies quedan determi-nadas por las respuestas a dos contextosextremos: uno de baja acomodación y ni-vel de base bajo; contemporáneo con pe-riodos pleniglaciares (OIS 4 y OIS 2) yotro de máxima acomodación y nivel debase alto contemporáneo a periodos in-

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terglaciares. Un contexto intermedio es elde los interestadiales. Las otras variablesquedan determinadas por las variacionesclimáticas en cuanto al nivel de humedad(pelitas orgánicas vs. margas/yeso) y apor-te clástico (eólico) dentro de cada uno delos contextos arriba descriptos. Estos es-quemas ilustran y explican la gran varia-bilidad lateral de las facies de todas lassecuencias respecto a la posición lateraly longitudinal en un valle dado (Fig. 13a,b).

CONTEXTO TECTóNICO.EVIDENCIA DE INVERSIO-NES PLEISTOCENAS ENPAMPA

La revisión del contexto tectónico excedelos objetivos de este trabajo pero las ob-servaciones estratigráficas y geomorfoló-gicas han permitido hacer algunas infe-rencias e hipótesis sobre las evidencias demovimientos neotectónicos. Ameghino yahabía inferido movimientos relativos pa-ra explicar los hiatos estratigráficos y la des-viación a su posición actual del curso in-ferior del paleo-Paraná (Ameghino 1989,1910). Luego Frenguelli (1922) y Groeber(1961) retoman la idea ameghiniana de fa-lla o hendidura del Paraná y creen docu-mentarla en el área del Delta y de Santa Ferespectivamente. Posteriormente Pasottiy discípulos (1967, 1968, 2000a y b) des-criben en la provincia de Santa Fe la exis-tencia de lineamientos y bloques tectóni-cos, y la influencia de los mismos sobrelas redes de drenaje. Recientemente Bru-netto y Iriondo (2007), Brunetto (2008),Marengo (2008a y b) y Iriondo y Kröhling(2009) retoman y ratifican estos concep-tos incorporando cartografía de detalle yperforaciones para la pampa al norte deRosario. Recientemente se observó la pre-sencia de diques clásticos métricos aso-ciados a espejos de fricción en las se-cuencias Buenos Aires con intrusión delimos eólicos lujanenses en el área de Ba-radero. Aquí se propone que dichos mo-vimientos resultaron en una sutil pero ver-dadera inversión tectónica con una posi-ble componente transcurrente de los blo-

ques de basamento y resolución no frágilen la cobertura loéssica a lo ancho de unafaja de inversión y no de un solo plano defalla. Se pueden distinguir dos eventos deinversión tectónica el primero al fin de ladepositación de la Formación Puelches yel segundo que interrumpe la deposita-ción de la Formación Ensenada. Las ma-yores inversiones se produjeron en elárea de Paraná donde parece existir uncontrafuerte regional que produjo la de-flexión de los esfuerzos compresionalesal sur y al norte del área Paraná-Rosario,prolongándose por la actual costa riopla-tense uruguaya donde también aflora elMioceno marino. Al sur de la misma y yaen domino de la pampa ondulada, las zo-nas de fallas tienen rumbos NNO y pa-san a tener rumbos NO entre San Nico-lás y Punta Piedras. Probablemente estaúltimas tienen una pequeña componentetranscurrente. La pampa ondulada seriaasí consecuencia del levantamiento del es-trecho horst del río de La Plata con buza-miento hacia el Atlántico (Toledo 2008).Paralelos a la dirección de compresión sereactivaron lineamientos de basamentopor relajación tensional conformando lasdenominadas paleocañadas de Pasotti(1967) que se caracterizan por atravesarortogonalmente bloques sucesivos y mos-trar un espaciamiento regular. La inter-sección de estos lineamientos principalescon otros menores de diferente rumbo, olos límites mayores de bloques producenlagunas y esteros lineales que recargan losacuíferos. Finalmente en los últimos 5 kase produce una caída relativa del nivel delmar por efectos glacioisostáticos e hi-droisostáticos (Milne et al. 2008, Schell-mann y Radtke 2010), queda a definir siintervino también una componente tec-tónica de levantamiento regional de otroorigen.

LA ESTRATIGRAFÍADE AMEGHINO: UNANTECEDENTE DEANÁLISIS SECUENCIAL

A la nomenclatura de Adolfo Doering(1882), Ameghino (1889) propone rápi-

damente una nueva versión completandodicho cuadro con sus observaciones y lasde su hermano, en Luján, Patagonia yEnsenada. Abandona toda las denomina-ciones antes usadas por él u otros autorespara subdividir a la formación Pampeanaen los Pisos Ensenadense (Pampeano in-ferior), Belgranense (Pampeano medio),Bonaerense (Pampeano superior) y Luja-nense (Pampeano lacustre). Estas unida-des así denominadas permanecerán comoreferentes en la literatura geológica hastael presente. Su vigencia desde 1889 hastala actualidad se debe a la caracterizaciónintegral hecha por Ameghino. ¿Porquélos “Pisos” y sus hiatos asociados tal co-mo fueron definidos en 1889 por Ame-ghino están vigentes más de un siglo des-pués? La respuesta es simple y se encuen-tra en el procedimiento que Ameghinoempleaba para subdividir la columna se-dimentaria. Este procedimiento es en tér-minos prácticos el mismo que se utilizaactualmente para definir Secuencias de-posicionales. Ameghino aplicaba, cuandoera posible, un abordaje holístico al aná-lisis de una sucesión sedimentaria: obser-vaba primero la existencia de discontinui-dades y contrastes litológicos, colores ytexturas, y luego incorporaba en ellos lasvariaciones del contenido faunístico, bus-cando una coherencia de fauna y litologíaen unidades depositadas entre cambios denivel de base representados por sus “le-vantamientos” y “abajamientos” del sus-trato. A pesar de ello se supone, aún en laactualidad, que Ameghino utilizaba solobiozonas o grados evolutivos para definirsu estratigrafía (Tonni 1999a, 2007, zá-rate 2005: 140). Es decir que Ameghinono sólo utilizaba el criterio paleontológi-co, sino que éste era un complemento almomento de definir los límites secuen-ciales. Tales unidades dada su existenciareal sobrevivieron a las nomenclaturas y di-visiones diversas ya que básicamente cons-tituyen Secuencias deposicionales, gru-pos de secuencias y/o unidades tectono-estratigráficas. Es remarcable como Ame-ghino desarrolla con la práctica de cam-po el concepto de secuencias hacia finesde los 1880’s, particularmente revelador

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Figura 13: a) Modelo transversal de relleno de valle medio para el noreste pampeano, principales fechados y correlación con interfluvios; b) detallede la relación geométrica entre secuencias de valle; c) modelo de las incisiones iniciales colgadas de la Secuencia Areco y relación con material ar-queológico; d) ejemplo en las cercanías de la confluencia del arroyo El Burro y el río Salto. Nótese la amalgama entre las margas de la secuencia LaPlata y los limos grises de la secuencia Areco.

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es el esquema conceptual de la figura 14bdonde cada piso está limitado por discor-dancias y contiene en su interior y no enuno de sus límites, el evento de inunda-ción marino. Al incorporar los eventosde ingresión marina al interior de sus pi-sos, Ameghino incluía así discontinuida-des menores como las de ravinement, porello sus pisos no se confunden tampococon otro tipo de unidades como las alo-estratigráficas, que no discriminan el tipoy origen de discontinuidad, o con lasUnidades Genéticas separadas por máxi-mos de inundación. Estos pisos agrupa-dos conformaban a su vez “Formaciones”,como la “Formación Pampeana”, asimi-lables a unidades tectono-estratigráficas.Las consideraciones de índole estratigrá-fica que realiza Ameghino (1908: 365-368)al estudiar la región de Mar del Plata, ilus-tran estos conceptos y su metodología.Primero trata de definir unidades o for-maciones de roca diferenciables por susrelaciones estratigráficas y luego define lafauna al interior de las mismas. No es ex-traño entonces que los pisos de Ameghi-no, definidos a partir de criterios que te-nían en cuenta todos los elementos delregistro roca tangibles (litología, superfi-cies de erosión y fósiles) más los intangi-bles deducidos (biozonas, extinciones, hia-tos y sus causas), mantengan, o se redes-cubra, su vigencia.

CONCLUSIONES

- Se rescata la obra geológica de Muñizquien fuera le primero en describir laexistencia de paleovalles en Luján y admi-tir como posible el hallazgo de restos fó-siles humanos junto a la megafauna.- La calificación de autodidacta para Ame-ghino debe relativizarse. El profesor JuanRamorino le transfiere conocimientos muyespecíficos referentes a criterios tafonó-micos y el debate sobre el hombre tercia-rio.- Los intentos formales o informales delocalizar o reevaluar los sitios o paraderosde Ameghino en el valle de Luján se vie-ron frustrados por la incomprensión delcontexto geológico, el no análisis de “LaAntigüedad” y el prejuicio que Ameghi-no interpretaba los elementos materialesy contextuales incorrectamente, o sim-plemente no poseía formación para ello. - El estudio de planos catastrales históri-cos permitió ubicar precisamente los si-tios definidos por Ameghino y permitióreconstruir el trazo exacto de la barranca,hoy destruida, donde Ameghino realizarael perfil del Paso de La Virgen en 1884.Del mismo modo se puede afirmar quese hallan intactos o levemente cubiertoslos perfiles correspondientes a su Para-dero II o de la quinta de Azpeitia.- Las observaciones geológicas de Ame-

ghino son destacables por su detalle yprecisión. De esta revisión se desprendecomo únicas falencias haber confundidoen Jáuregui y Frías la Secuencia LR consu pampeano superior; el haber dado ex-cesiva importancia a su hiatus posbonae-rense y no haber diferenciado el mantoloéssico o Formación Postrera en inter-fluvios. Todas las capas definidas por esteautor se reconocen entre las localidadesde Mercedes, Jáuregui y Luján. - El sistema hidrográfico actual resulta dela erosión de valles en la Formación En-senada luego de la reactivación tectónicapor inversión. Esta inversión es posterioral límite Bhrunes- Matuyama (MBB) (0,78Ma) y probablemente tuvo lugar entre 0,4- 0,7 Ma. Indujo un extenso periodo deerosión y no depositación con formaciónde complejos pedocálcicos en áreas deinterfluvio y en centro de valles. Ello de-muestra que aún los valles actuales fue-ron áreas de erosión y no sedimentacióndurante extensos periodos de tiempo. - El primer relleno registrado en el valledel Luján medio son las facies fluvialesrojizas correlativas a la Formación Bue-nos Aires (S BA III) y que correspondenal OIS 4. La base de los canales más pro-fundos detectados no aflora y quedaabierta la cuestión sobre las primeras se-cuencias de relleno. - Se concluye que los depósitos fluvio-pa-

El legado lujanense de Ameghino: Revisión estratigráfica ... 159

Figura 14: a) Curvas de cambio relativo del nivel del mar (Ameghino 1889: 42); b) esquema de los pisos definidos en 1889 y sus correspondientesingresiones marinas (Ameghino 1935: 739). Nótese que la relación entre discontinuidades e ingresiones permiten asignarlos conceptualmente a ver-daderas secuencias deposicionales.

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lustres llamados “lujanenses”, poseen ensu sección tipo edades comprendidas en-tre 13.000 AP y 50.000 AP. Están consti-tuidos por una sucesión de tres secuen-cias fluviales comportando cada una unresiduo de canal conglomerádico en labase y limos y arenas finas de relleno decanal que gradan hacia el techo a limospalustres y suelos. Se las denomina LujánVerde Inferior (OIS 3), Luján Rojo (OIS2) y Luján Verde Superior (OIS 2 termi-nal) con bases en 50/55.000 AP, 30.000AP y 17/16.000 AP. El grupo de Secuen-cias Luján termina hacia 13.000 AP, lue-go de un breve período de erosión sonsellados por los mantos negros. Se infie-re un control glacioeustático para las dis-continuidades lujanenses, ya, que crono-lógicamente coinciden con el inicio delos eventos de avance glaciar y con lascurvas isotópicas y de contenido de pol-vo de Antártida.- Se proponen denominaciones litoestra-tigráficas para unidades no reconocidaspreviamente, en particular los términosinferiores de la Formación Luján corres-pondientes a la Secuencia Luján Verdeinferior y a las facies fluviales de la For-mación Buenos Aires o capas 10 y 11 res-pectivamente de Ameghino (1884). Al pri-mero se los denomina Miembro Jáureguide la Formación Luján y a las segundasMiembro Flandria de la Formación Bue-nos Aires. Se redefine la Formación Lu-ján y La Plata para mantener la coheren-cia con las observaciones estratigráficas yambientales e históricas, haciéndolas equi-valentes a los depósitos de los Pisos Lu-janense y Platense/Querandinense (Ame-ghino 1889) respectivamente.- Las observaciones preliminares sobre elcontexto tectónico permiten inferir unainversión leve con posible componentetranscurrente de los bloques de basamen-to post-Puelches y una reactivación post-Ensenada. Los valles de rumbo facilita-ron el anegamiento en los periodos de ni-vel de base alto y/o húmedos mientrasque en los transversales predomino la in-cisión. En los periodos más secos las cu-betas de los valles fueron deflacionadasacentuado el arreglo geomorfológico de

depresiones alternadas con altos a lo lar-go de un valle y obliteraron la improntatectónica inicial.- La incisión actual estaría causada por unlevantamiento regional (± 5m) con unacomponente glacioisostática. En el áreade Luján la incisión retrogradante habríallegado entre 2,5 y 3 ka AP, a expensas delos sedimentos holocenos no consolida-dos, hacia 4 ka AP se registran todavíadepósitos palustres bien desarrollados. - Se detectaron complejos progradantesdecamétricos de la Secuencia Luján Rojo(LR) del pleniglacial, se dató su base yidentifican los factores por la cual se laconfunde con el sustrato pampeano. Ellopermitió comprender porque Ameghinoatribuyó gran antigüedad a los sedimen-tos portantes del material exhumado enFrías, ya que está compuesta por loess re-depositado y es así fácilmente confundi-ble con el “pampeano”. - Se identifican los mantos negros (blackmats) como indicadores de un cambio cli-mático dramático en el límite PleistocenoHoloceno. Se lo asocia a las extincionesde megafauna y se destaca la profundaedafización hidromórfica como agentede contaminación de dataciones C14 paramaterial perteneciente al techo de la Se-cuencia Luján Verde superior (e.g. SitiosLaborde y la Moderna).- Se identifica la discordancia erosiva a labase de la Secuencia La Plata en Puentede Las Tropas (Luján), Salto y Tapalqué.Se aporta un modelo estratigráfico parael pasaje entre los depósitos lujanenses yplatenses. - Se aportan más de 30 nuevas datacionesAMS, OSL y ESR que sumadas a las yaexistentes permitieron construir un es-quema cronoestratigráfico confiable paravalles desde 75 ka AP a la actualidad. Porprimera vez se dispone de dataciones se-riadas para toda la columna de relleno devalles aflorante en el noreste pampeano. - El origen de las confusiones estratigrá-ficas puede acotarse a que las áreas de va-lle e interfluvio fueron estudiadas de for-ma separada, a que se confundió la posi-ción estratigráfica de los dos sectoresverdosos lujanenses y se ignoró el infe-

rior, a que se atribuyó la Secuencia LujánRojo al Bonaerense, a que se redefinió laFormación Luján fuera del área tipo, enuna secuencia incompleta, y a que se con-fundieron niveles orgánicos palustres, la-custres o de albuferas con paleosueloschernozoides de distinta edad. - Entre los aportes originales se destaca ladatación de la Secuencia Luján VerdeInferior y de la Secuencia Buenos Airesfluvial. Se actualiza modelos previos(Toledo 2005, 2006, 2008) fundamental-mente con el reconocimiento del conglo-merado basal de la Secuencia Luján Ver-de superior, la confirmación de la Secuen-cia Buenos Aires en facies fluviales y dela base erosiva de la Secuencia La Plata.

AGRADECIMIENTOS

Por diversas contribuciones se desea agra-decer a la siguientes personas: Dra. MariaAntonieta Peltrin, Dr. Jean-Luc Schewen-ninger (RLAHA, Oxford University), Sr.José Luis Ramírez (Museo de Salto), Dr .Augusto Mangini (Universidad d'Heidel-berg), Dres. Angela Kinoshita y OswaldoBaffa (Universidad de San Pablo), Lic.Román Segovia (Museo de La Plata), Sr.José Luis Aguilar (Museo de San Pedro),Lic. César Schreiber (Museo de Moreno),Sr. Jorge Petrochelli (Mercedes), DanielaKröhling (UNL), Dr. Eduardo Tonni(MNLP), Sr. José Bonaparte (MACN),Sita Mariana Luchetti (Archivo de biblio-teca zeballos, Luján), Sra. Etelvina Furt(biblioteca de archivo Furt, Los Talas),Sra. Lia zelu (Biblioteca M. Belgrano, Are-co), Profesor Alfredo Triana (Direcciónde Geodesia, La Plata), Abad P. Fernan-do Rivas (Abadía San Benito, Jauregui),Sr. Claudio Tuis (UNLU), Sr. Juan CarlosRusconi (Mendoza) y Sr. Eric Ramos (Jau-regui). A Inès Lecuona de Prat, Sofia yMaría Pouysségur. Al Dr. Víctor Ramos (UBA) por haber-me invitado a participar en el homenaje aFlorentino Ameghino en el centenario desu desaparición y la revisión crítica de losDres. M. Iriondo, P. Kress, L. Legarreta,D. Kröhling, y P. Pazos que permitieronmejorar la presentación de este trabajo.

M. J. TOLEDO160

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