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UNA APROXIMACIÓN CONSTRUCTIVISTA A LA POLÍTICA EXTERIOR COLOMBIANA1
Por: Javier Garay2
“Colombia encuentra `un socio estratégico para combatir los problemas del
país, un socio fundamental en la lucha contra la pobreza, un socio fundamental
en la lucha contra la exclusión y que nos apoya mucho en todos los procesos
de cohesión social en los cuales estamos comprometidos el Gobierno
colombiano y toda la sociedad`”3 Las anteriores son las palabras del canciller
colombiano, Fernando Araújo, durante una visita protocolaria por parte de una
Comisaria europea. Más allá de las declaraciones políticas, estas palabras son
un fiel reflejo de lo que se considera es la política exterior en Colombia.
Esta disertación explora el tema de la política exterior colombiana (PEC) desde
una visión diferente a la tradicional como una contribución al conocimiento
sobre los temas internacionales en el país. A pesar de la poca investigación
realizada por académicos respecto de la política exterior colombiana como una
política pública más, se ha llegado a un consenso generalizado sobre las
características de la misma.
Desde los análisis fundadores de Drekonja4 y Ardila5, se ha entendido la PEC
bajo unos supuestos dicotómicos que la han explicado de manera
generalizada. Primero, se asume como una política de alianza irrestricta con
1 Este artículo es una adaptación de mi libro ¿Política exterior o política de cooperación?, publicado por la Universidad Externado
de Colombia, 2010. 2. Javier Garay es profesional en gobierno y relaciones internacionales de la misma universidad. Actualmente se desempeña como
investigador y profesor de la facultad en las áreas de Colombia en el Mundo, Análisis de Política Internacional y Estados Unidos. 3 Palabras del canciller Araújo por la visita de la Comisaria de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, Benita Ferrero-Waldner,
a Bogotá el 16 de abril de 2007. En: http://www.cancilleria.gov.co/wps/portal, consultada el 19 de abril de 2007. 4 Ver: Drekonja, Gerhard, 1983, Retos de la política exterior colombiana, Bogotá, FESCOL/ CEREC.
los Estados Unidos en desmedro de una deseable diversificación en las
relaciones. Segundo, se asume como una política de cumplimiento y apego al
derecho internacional. Tercero, se entiende como una política fragmentada, de
gobierno y con un alto carácter personalista en la toma de decisiones.
A partir de allí, se han hecho múltiples análisis sobre las prioridades
geográficas y temáticas de la agenda internacional del país. En suma, los
análisis al respecto se han encontrado repitiendo, cada ciertos años cuando se
publican nuevas obras, las conclusiones de sus antecesores. Frente a las
prioridades geográficas, se ha criticado hasta el cansancio la supuesta
subordinación a los Estados Unidos y un desdén permanente por las relaciones
con los vecinos, la Unión Europea y las regiones de desarrollo similar al del
país.
En el plano de las prioridades temáticas de la agenda, se ha hablado de una
narcotización de las mismas y, en los últimos años, de la internacionalización
del conflicto armado. Se ha criticado, por su parte, la actitud del Estado
colombiano para concentrarse en otros temas, supuestamente vitales para el
país, como lo son el medio ambiente y los derechos humanos.
Frente a esta unanimidad en los análisis, es importante para la evolución de los
estudios sobre la PEC, contar con una contribución, así sea mínima, que
incluya en la discusión y el debate académicos una perspectiva diferente en la
5 Ver: Ardila, Martha, 1991, ¿Cambio de norte? Momentos críticos de la política exterior colombiana, Colombia, Tercer Mundo
Editores/IEPRI.
que se proponga un análisis desde una perspectiva constructivista para la
priorización geográfica y temática.
De acuerdo con lo dicho anteriormente, el presente estudio parte del siguiente
problema: ¿Cúal es la mejor teoría que explique las características actuales de
la política exterior colombiana y, por lo tanto, devele la existencia de ideas que
son aceptadas en general pero que pueden estar erradas o no ser totalmente
determinantes?
A primera vista, este interrogante parece ser sencillo. Sin embargo, de acuerdo
con los análisis hechos hasta el momento, ningún análisis de esta naturaleza
ha dado la explicación a, por ejemplo, esa alianza irrestricta del país con
Estados Unidos o la fragmentación y personalismo en la toma de decisiones.
De esta manera, adoptar una postura específica a la luz de la teoría
constructivista permitirá dar, por lo menos, unas respuestas tentativas a la
pregunta planteada. En general, estas respuestas son relevantes para la
comunidad académica en tanto permitirán profundizar en el estudio de la PEC
y, a su vez, relativizar ciertas afirmaciones que, en la actualidad, parecen ser
lugares comunes de la mayoría de estudiosos del tema en cuestión. En
realidad, ¿la Agenda colombiana es interméstica? ¿Es cierto que existe una
relación de subordinación de Colombia frente a los Estados Unidos? ¿Sería
deseable una relación con la Unión Europea por encima de la que se tiene
actualmente con la potencia del norte? Estas, entre muchas otras cuestiones,
se podrían analizar si se tiene una explicación más profunda sobre el
comportamiento del Estado colombiano en el plano internacional.
En este sentido, responder este interrogante contribuye no sólo a los estudios
académicos sino que puede permitir recomendaciones de política y/u opciones
de formulación de PEC novedosos que mejoren las decisiones adoptadas en
esta materia en el futuro.
La hipótesis que se intenta demostrar en este documento es que la mejor teoría
que puede explicar la política exterior colombiana es la del constructivismo
pues permite entender que la creación de ciertas ideas que han sido reificadas
no sólo en los tomadores de decisiones, sino en la comunidad académica y en
la sociedad en general han sido construidas a partir de supuestos que han
creado una imagen de país cuya actuación en el plano internacional se centra
en la búsqueda de cooperación.
Lo que se pretende con este ensayo es, entre otros:
- Determinar teoría que mejor explica la política exterior colombiana.
- Identificar las formas como se ha construido la agenda internacional del
país.
Un contexto de la PEC en los últimos años
A parte de los estudios referenciados hasta el momento, en la práctica de la
política exterior colombiana de los últimos años se encuentran varios aspectos
que vale la pena resaltar como relevantes en los análisis y sus conclusiones:
1. Cada vez son más los temas de agenda doméstica que se elevan a la
categoría de internacionales.
2. Cada vez existe una mayor discusión sobre los asuntos de política exterior
en el plano doméstico. Ejemplos de estos son el Tratado de Libre Comercio
– TLC – Colombia – Estados Unidos y/o el nombramiento de los
representantes en el exterior como han sido los casos de Carlos Moreno de
Caro o Ernesto Samper.
3. En los últimos dos gobiernos6 se ha tendido hacia una alineación cada vez
más rígida con los Estados Unidos.
4. La agenda exterior cada vez se politiza más en desmedro de los asuntos
económicos. Por ejemplo, el Plan Colombia, el conflicto armado, las drogas
ilícitas o eventos coyunturales como el caso Granda resultan siendo más
importantes que un Acuerdo de Alcance Parcial con Chile.
5. El interés internacional por Colombia cada vez crece más. Este es el caso
de la Organización de Naciones Unidas, los países vecinos, la Unión
Europea y otros escenarios en los que el “caso colombiano” se debate
permanentemente y genera mucho interés7.
6 Se excluye el segundo mandato de Álvaro Uribe Vélez.
7 Sin embargo, esto no se debe confundir con que Colombia sea un país relevante en el sistema
internacional. De hecho en esta investigación se pudo constatar que en la mayoría de publicaciones
internacionales, el tema colombiano no se trata con regularidad y, cuando se hace, son autores
colombianos o que viven en el país los que se encargan del análisis. Esto contrasta con la situación de
regiones como el Medio Oriente o de países como, recientemente, Venezuela.
I. La construcción de una idea de país
Una discusión sobre teoría de relaciones internacionales
En los estudios sobre política exterior colombiana existen diversas
caracterizaciones que se han convertido casi en lugares comunes. Sin
embargo, es importante que se establezcan planteamientos alternativos que
evalúen los aportes generados por, entre otros, académicos como Gherard
Drekonja, Martha Ardila, Rodrigo Pardo y Leonardo Carvajal con el fin de
avanzar en la teoría sobre PEC, contribuir al debate y crear nuevas fuentes que
se aparten un poco del mainstream académico, con un valor científico similar al
desarrollado hasta el momento.
Por esta razón, resulta de vital importancia comenzar por establecer puntos de
encuentro y desencuentro entra las prácticas, actores, agenda, herramientas y
decisiones de la PEC a la luz de las teorías de las relaciones internacionales.
No se debe olvidar que las teorías son modelos de la realidad que buscan
explicarla a partir de la fragmentación de la misma, por medio del
establecimiento de afirmaciones y “normas” que se ciñan a lo observado en la
práctica. En este sentido, no se puede pretender que una sola teoría sea igual
a los fenómenos que busca entender.
De esta manera, vale la pena preguntarse, ¿Cuál es el aporte de cada uno de
los cuerpos teóricos de las relaciones internacionales para la comprensión de
la PEC? ¿Existe alguna teoría que no se aplique al caso colombiano? ¿Cuál es
la que más se enmarca en el mismo?
Para entender la PEC, es necesario centrarse en el constructivismo y apoyarse
en elementos proporcionados por la interdependencia y, en ciertos casos, en el
neorrealismo. A su vez, se plantea que el neoidealismo periférico, aunque
deseable para ese mainstream académico y, en muchos casos, evidente en
algunas de las políticas, no responde a las necesidades del país en contraste
con el realismo periférico.
El constructivismo es una teoría surgida de la explosión académica originada
por el posmodernismo8. Ésta afirma que la realidad no es independiente de las
creencias, valores y cultura, tanto de los individuos como de las sociedades y
que, por lo tanto, dependiendo de esos factores psicológicos y sociológicos se
crean formas específicas – y múltiples - de comprender y actuar en la realidad
por parte de las sociedades y de los individuos. Por ello, las realidades
reificadas (que aparentemente son autónomas y existen per se) pueden ser
cambiadas. El principal teórico de esta línea en relaciones internacionales es
Alexander Wendt, quien en su artículo Anarchy is What States Make of It de
1992, afirma que la anarquía, aunque una característica del sistema
internacional, no conlleva conflicto de por sí9. En realidad, existen muchas otras
8 Ver: Waever, Ole, 1997, “Figures of International Though: Introducing Persons Instead of Paradigms”,
en: Neumann, Iver B. y Waever Ole (eds.), The Future of International Relations. Master in the Making,
Estados Unidos, Routledge, pp. 1 – 37. 9 Es importante nombrar este primer aporte de Wendt. Sin embargo, este documento se hizo basado en un
desarrollo posterior: Wendt, Alexander, 2001, Social Theory of International Politics, Reino Unido,
Cambridge University Press..
formas de entender y de actuar en esa anarquía (como la cooperación), lo que
depende, en últimas del actor (sus valores, ideas y cultura).
Si se analiza con detenimiento, la PEC puede ser comprendida como tal en su
totalidad a partir de esta teoría, como han demostrado, para algunos casos,
académicos como Arlene Tickner10 y Sandra Borda11. Los temas que
componen la agenda internacional colombiana (drogas ilícitas, derechos
humanos, medio ambiente, comercio, o conflicto armado siendo los más
relevantes) no se pueden entender si no se tiene una visión constructivista de
los mismos. Por ejemplo ¿Por qué el problema de las drogas ilícitas se ha
abordado desde una perspectiva prohibicionista como enuncia Borda o
Thoumi12? ¿Es en realidad este asunto un “problema” de agenda pública o se
ha construido como tal en uno?
De igual forma, la concentración de la PEC en Estados Unidos como principal
aliado se debe, en parte, a la necesidad del país para recibir recursos de
cooperación y, en parte, a la posibilidad de insertarse en el sistema
internacional como interlocutor válido, legitimado de cierta manera por la
potencia mundial. Esto se entiende desde el constructivismo como un proceso
en el que a un espacio geográfico se le atribuyen características, basadas en la
realidad, pero sustentadas en imaginarios, con el fin de establecer una manera
10
Tickner, Arlene, 2002, “’Colombia’ es lo que los actores estatales hacen de ella: una (re)lectura de la
política exterior colombiana hacia los Estados Unidos”, en: Ardila, Martha, Cardona, Diego y Tickner,
Arlene (eds.), Prioridades y desafíos de la política exterior colombiana, Bogotá, FESCOL/Hanns Seidel
Stiftung, pp. 353 – 397. Colombia es lo q los actores estatales quieren q sea….una (re)lectura 11
Borda Guzmán, Sandra, 2002, “La política exterior colombiana antidrogas o cómo se reproduce el
ritual realista desde el tercer mundo”, en: Ibíd., pp. 283 – 311. 12
Thoumi, Francisco E., 2005, “Conflictos institucionales y culturales en la formulación y evaluación de
las políticas contra las drogas. Algunas referencias al caso colombiano”, en: Ardila, Martha, et. al.,
Colombia y su política exterior en el siglo XXI, Bogotá, Fescol/Cerec, pp. 271 – 300.
de actuar frente al mismo. Eso ha sucedido no sólo con Estados Unidos, sino
también con la Unión Europea (esto podría explicar las diferencias de los
“Planes Colombia” presentados por la administración Pastrana) y con los
países vecinos. A su vez, esto explica el por qué de la limitada actuación del
país en regiones con tanto potencial como África.
Por su parte, el realismo es la primera teoría propiamente aplicada a las
relaciones internacionales. Su principal exponente, Hans Morgenthau, a través
de su libro Politics Among Nations13 señaló que la principal característica del
sistema internacional es la anarquía y que, por lo tanto, los actores que actúan
en el mismo (entiéndase los Estados) luchan entre sí por incrementar su poder
en el sistema. De esta manera, el realismo se concentró en el análisis de
estrategia militar, el poder nacional y el interés nacional para explicar la
estabilidad en el plano internacional como resultado del establecimiento de un
equilibrio de poder. En una evolución posterior del realismo, el neorrealismo14
conservó un análisis estatista en cuanto a los actores del sistema pero aceptó
la existencia de otros actores que, según esta corriente, no tenían una
importancia comparable con la de los Estados. A su vez, el neorrealismo
incluyó en sus análisis la existencia e interacción de otros temas, como la
economía, que tenían importancia en la preservación del poder internacional de
los Estados.
13
Morgenthau, Hans, 1986, Política entre las naciones. La lucha por el poder y la paz, Buenos Aires,
Argentina, Grupo Editor Latinoamericano. 14
Waltz, Kenneth, 1988, Teoría de la política internacional, Buenos Aires Argentina, Grupo Editor
Latinoamericano.
Para la PEC el realismo se limita en explicar cómo la preferencia del país por el
tema militar no tiene un enfoque internacional sino nacional. Esto es, no explica
cómo las decisiones de política doméstica en lo militar tienden a estar
fuertemente influidas por la política exterior. Asimismo, no permite entender la
acción dinámica y continua de múltiples actores para la conformación de la
PEC en momentos determinados. No es el Estado colombiano el único que
toma decisiones…es más no es el Estado, como actor unitario y racional15 el
único que, en momentos específicos, ha representado al país en el plano
internacional.
Por su parte, el neorrealismo puede explicar de cierta manera la razón por la
cual Colombia, en los últimos años, con el fin de incrementar su poder en lo
internacional, se ha decidido por la adopción de una política comercial que se
podría considerar ofensiva al menos en la retórica. Sin embargo, no hay que
perder de vista que esta teoría también se queda corta en la explicación de la
diferenciación en la jerarquía de los temas en momentos específicos, en la
participación de actores diferentes al Estado en algunas decisiones de política
y en la preferencia del país por el tema militar pero con un enfoque netamente
interno.
En contraste con los anteriores, la interdependencia16 también aceptó la
naturaleza anárquica del sistema internacional pero señaló que, debido a la
15
Como lo mencionan en: Ardila, Martha, Cardona, Diego y Tickner, Arlene, 2002, “El análisis de la
política exterior colombiana: lugares comunes y grandes silencios”, en: Ardila, Martha, Cardona, Diego y
Tickner, Arlene (eds.), Prioridades y desafíos de la política exterior colombiana, Bogotá,
FESCOL/Hanns Seidel Stiftung, pp. 17 – 44. 16
Ver: Keohane, Robert y Nye, Joseph S. (eds.), 1981, Transnational Relations and World Politics,
Estados Unidos.
existencia de múltiples actores y temas que tienen una importancia relativa en
el mismo, la cooperación es posible, puesto que no son sólo las
consideraciones militares las que definen las interacciones complejas entre los
agentes. A su vez, el institucionalismo liberal afirmó que es la economía y no la
política la que mayor importancia tiene en el actuar internacional de los actores
y, por ello, entiende las organizaciones internacionales como aquellas que
pueden incrementar los niveles de cooperación entre los actores.
La interdependencia puede complementar la visión realista en el sentido que
explicaría la actuación de esos otros actores diferentes al Estado en la
actuación internacional del país. Sin embargo, no hay que perder de vista que
esto no implica que esos otros actores hayan remplazado la actuación casi
absoluta de los gobiernos en la toma de decisiones. Esto es, aunque otros
actores tanto domésticos como externos han influido y presionado en las
decisiones de política en momentos específicos (como en el caso de los
derechos humanos), esto no quiere decir que hayan remplazado al Estado y,
en particular, a los gobiernos de turno en la toma de decisiones. De igual
forma, esta teoría se quedaría corta en explicar el por qué algunos temas de la
agenda del país, como las drogas o el conflicto armado, no han sido
comprendidas desde un enfoque de corresponsabilidad en el plano
internacional, a pesar de los múltiples esfuerzos hechos por diferentes
gobiernos.
El institucionalismo liberal se asemeja al neorrealismo17 en tanto permite
comprender la importancia que ha recibido el tema comercial en la agenda
internacional del país. Sin embargo, su optimismo en las organizaciones
internacionales no permite observar que son la realpolitik y la transacción de
intereses y no la cooperación los factores que movilizan la actuación de un país
en el plano multilateral. Esto es cierto si se ve la participación de Colombia en
organismos como la OMC, la ONU, la OEA, entre otras. De allí que el papel de
María Ángela Holguín durante la pasada Asamblea General de la ONU en
Nueva York se haya concentrado en aliarse, no con Estados Unidos, sino con
países violadores de derechos humanos para lograr sacar los índices de
desplazamiento forzado o de secuestro de la resolución sobre intervención
humanitaria. Finalmente, la resolución, gracias a las transacciones políticas
hechas, eliminó la parte de secuestro18.
Dentro de las teorías internacionales, el marxismo entendió el sistema
internacional como la división internacional del trabajo en el que algunos países
son explotados por su producción basada en bienes primarios – periferia – y
unas naciones explotadoras que se encargan de la producción manufacturera –
centro19. De esta manera, rezaba el marxismo, en el sistema internacional no
predominaba una lucha por el poder sino una lucha entre clases tanto entre
países como dentro de los mismos.
17
Esto lo afirma Waever. Ver: Waever, Op. Cit. . 18
Se hace referencia al lobby realizado por Colombia con otros países en el Marco de la Asamblea
General de Naciones Unidas para evitar ser un futuro objeto de acción como resultado de la promulgación
de la resolución “El deber de proteger”. 19
Ver: Cohn, Theodore H., 2003, Global Political Economy. Theory and practice, segunda edición,
Estados Unidos, Longman.
Una variante latinoamericana de esta teoría fue la de la dependencia,
defendida por Fernando Enrique Cardoso20 antes de llegar a ser presidente de
Brasil. Esta teoría afirmaba que esa estructura internacional del sistema
destinaba a los países periferia a ser siempre los dependientes puesto que,
para incrementar sus niveles de vida, debían comprar eternamente la
producción del centro en tanto sus exportaciones tenían términos de
intercambio desventajosos. De allí, Raúl Prebisch diseñó su estrategia para
eliminar la dependencia que seguiría empobreciendo a los países del sur: el
modelo de Sustitución de Importaciones.
Estas dos teorías, como demostró la realidad, son las que menos pueden
explicar el sistema internacional y, por extensión, la PEC. Una política externa
concentrada en estas consideraciones no permitiría una actuación como la que
ha adelantado el país hasta el momento. Aunque algunas voces aisladas que
así lo quisieran, estas teorías son las que menos explican la actualidad en la
práctica de la PEC y, menos aun, sería deseable que así lo hicieran. Ni el
funcionamiento de la economía ni del sistema internacional tiene nada que ver
con una división entre explotados y explotadores a pesar de que así lo entienda
una gran parte de lo que se ha conocido como movimiento antiglobalización.
20
Cardoso, F.H. y Faletto, Enzo, 2002, Dependencia y desarrollo en América Latina, México, Siglo
Veintiuno Editores.
Siguiendo con las teorías desarrolladas en el sur, vale la pena destacar dos: el
Neoidealismo periférico21 y el realismo periférico22. La primera cuenta con las
siguientes características:
- Historicidad dependiendo de coyunturas y racionalidad limitada.
- Interés nacional en desarrollo y principios. La lucha por el poder y la paz es
contraria al interés nacional y es extemporánea. La democracia es el
régimen por excelencia de esta teoría.
- Diferenciación entre lo deseable y lo posible en política exterior. Relación
con los recursos disponibles.
- Importancia de los principios. Compromiso y negociación para redimir
conflictos, Derechos Humanos, no-intervención y autodeterminación de los
pueblos.
- Privilegio del tema económico por necesidades y disminución de
vulnerabilidad.
- Orienta la totalidad de la política exterior y no debe ser un marco de acción
frente a un sólo Estado.
- Variedad temática, geográfica y de amenazas y desafíos. Fragmentada,
compleja y dinámica.
- Diferencias objetivas y de intereses entre potencias y periferia.
- No tener conflicto con la potencia dominante a menos que sea en términos
económicos y/o de interés nacional.
- Los intereses deben definir los compromisos.
21
Ver: Russell, Roberto, “El neoidealismo periférico: un esquema para orientar la política exterior de los
países del Cono Sur en la postguerra fría”, en: Relaciones Internacionales de América Latina, Vol. 8, No.
29, julio – septiembre 1991, pp. 440 - 445. 22
Ver: Escudé, Carlos, 1995, El realismo de los Estados débiles, Buenos Aires, GEL.
Esta teoría, aunque busca estar en contraposición con el realismo periférico
que se explicará después, tiene algunos aspectos que lo complementan. Desde
este punto de vista, en el caso de la PEC, el neoidealismo periférico daría un
marco para explicar la variada agenda colombiana y pondría en entredicho la
cercanía política que se ha privilegiado con los Estados Unidos. A su vez, daría
un marco de comprensión al tema económico y a la característica de este país
como, en general, apegado al derecho internacional. Sin embargo, se queda
corta en explicar esas diferencias de intereses entre el centro y periferia
(sobretodo en un mundo en proceso de globalización) y en darle sentido a esa
supuesta dignidad nacional que debe defenderse.
Por su parte, el Realismo periférico tiene los siguientes presupuestos:
- La confrontación con las potencias debe ser por cuestiones materiales, de
desarrollo.
- Decisiones deben tener en cuenta costos y beneficios materiales y posibles
costos en riesgos.
- Autonomía debe estar en función de capacidad de confrontación del Estado
y costos relativos de la confrontación. No importa tener autonomía sino el
uso que se le da.
- El Estado sirve a los derechos de los individuos y por lo tanto estos no se
deben sacrificar por una supuesta dignidad nacional. Eso es elitismo.
Esta última teoría no aportaría mucho a la PEC en tanto incluye en el análisis
una supuesta racionalidad que no existe en la realidad y que nunca ha sido
utilizada en un país caracterizado por adoptar decisiones coyunturales y, en
muchos casos, improvisadas. Sin embargo, es claro que el pragmatismo
aportado por el realismo periférico tiene mucho para explicar del
comportamiento, sobretodo, de las últimas dos administraciones (desde
Pastrana) puesto que añade una explicación, desde la política, para la
construcción de esa alianza con los Estados Unidos. En realidad, el análisis se
podría ampliar desde el mismo gobierno de José Vicente Concha en el cual
comienza a presentarse una alianza cercana producto de lo se ha conocido en
PEC como de respice polum23.
Como se puede ver la importancia del constructivismo para explicar el todo de
la política exterior colombiana, sus herramientas, agenda y enfoque geográfico.
Sin embargo queda claro que otras teorías pueden aportar al análisis con
elementos que el mismo constructivismo pasa por alto. A su vez, se señaló que
las teorías “revolucionarias” de los años sesenta sobran, por decir lo menos, en
el estudio de la inserción internacional actual de Colombia. Por último, aquellas
teorías desarrolladas por latinoamericanos pueden aportar elementos
interesantes24 que, sin embargo, resultan teniendo una relación directa con el
análisis constructivista en tanto que han sido producto de la construcción de un
lenguaje específico como expresión de un conjunto de ideas, sobretodo de
ideas, desarrolladas dentro de la institucionalidad gubernamental para defender
23
Ver: Drekonja, Op. Cit.. 24
Sobre una opinión que considera que ese tipo de teorías, sí es funcional para América Latina, ver:
Tomassini, Luciano, 1989, Teoría y práctica de la política internacional, Santiago de Chile, Chile,
Ediciones Universidad Católica de Chile.
ciertas coyunturas, actuaciones o decisiones. Allí es donde se debe concentrar
la investigación en el futuro.
¿Qué tipo de constructivismo?
Como rescato en el apartado anterior, la teoría que mejor puede explicar la
PEC es la constructivista. En este apartado, amplío la discusión sobre esta
teoría y, además, señalo los supuestos con las que yo mismo me aproximo a
esta teoría.
El constructivismo forma parte del conjunto de teorías consideradas
“reflectivas” que se enmarcan dentro del cuarto debate, según Waever25. Este
tipo de teorías buscan develar la realidad a partir de la auto-reflexión en la
ciencia social. Esto es, buscan identificar los aspectos formativos de la ciencia
y explicar, de esta manera, los resultados. Así, estas teorías plantean una
visión en la que la objetividad de la ciencia no existe. Todas las explicaciones
de fenómenos sociales tienen una intención específica. En el caso de las
teorías postmodernas, como las aproximaciones de género, generalmente
identifican esa intención con la necesidad de mantener el control por parte de
una élite sobre los subordinados.
De esta manera, el “mundo académico” resulta siendo un constructor de
realidad cuyo valor principal es el de la generación de conocimiento a partir de
la construcción de significados, el uso del lenguaje y la producción de
conceptos que no sólo crean una realidad y su explicación, sino que además la
institucionalizan. En este cuarto debate, entonces, existen dos objetivos para
los que pertenecen al “bando” de los reflectivos:
1. El primero es de carácter epistemológico y se trata de identificar el “cómo
sabemos que sabemos los que sabemos”26. En últimas, este objetivo busca
develar en realidad la forma social de construcción del conocimiento.
2. El segundo, de carácter ontológico, busca determinar la existencia real de
“las unidades de estudio que aparentemente existen en y por sí mismas”27.
En este caso, se trata de mirar más allá los aspectos que parecen
incuestionables de por sí.
En el marco de este debate, el constructivismo aporta unos aspectos que
permiten cumplir con los dos objetivos planteados:
1. Reconoce que la realidad es un fenómeno de carácter intersubjetivo28. Esto
es, que se construye a partir de la interrelación entre individuos y que el
resultado de esa interacción parte no de aspectos concretos, objetivos sino
de la psicología, valores, creencias, percepciones, y un largo etcétera que
conforman la subjetividad individual.
2. Se plantea que las instituciones y los actores se constituyen mutuamente29.
En este sentido, las instituciones resultan siendo un resultado de la visión
que de ellas tengan los actores y, al adquirir unos valores específicos, esas
25
Waever, Op. Cit. 26
Ibíd. 27
Ibíd. 28
Ver: Tickner, Arlene, 2002, Los estudios internacionales en América Latina: ¿Subordinación
intelectual o pensamiento emancipatorio?, Colombia, Alfaomega.
mismas instituciones determinan la actuación de los actores y su forma de
entender el mundo y los fenómenos.
3. Las estructuras sociales son producidas y re-producidas constantemente
por lo que los actores hacen de ellas.
4. En el análisis de la política internacional, los actores y sus causas son
aspectos que se aplican a casos específicos30, pero no quiere decir que esa
explicación tenga una validez universal y que no pueda ser contestada por
otros actores.
5. Sobre la anarquía, es interesante el planteamiento originado en los escritos
sobre Alexander Wendt, que pueden explicar esa determinación del
accionar internacional de uno u otro actor: “En realidad, no es lo que existe
lo que disuade (deters) a los dirigentes de ir a la guerra, sino lo que en
realidad toman como existente”31.
6. El constructivismo asume que el conocimiento tiene tres características: Es
social, está organizado y estructurado32.
7. Un Estado tiene identidad sólo hasta el punto en el que es reconocido por
otros Estados33.
Otros aspectos se deben tener en cuenta:
1. Según Mannheim34, la ideología es la que determina el conocimiento.
29
Este se refiere al tema de la agencia, abordado en: Ringmar, Erik, 1997, “Alexander Wendt: A Social
Scientist Struggling with History”, en: Neumann, Iver B. y Waever Ole (eds.), The Future of
International Relations. Master in the Making, Estados Unidos, Routledge, pp. 269 – 289. 30
Waever, Op. Cit. 31
Citado por Waever en: Ibíd. 32
Ibíd.. 33
Ibíd.. 34
Citado por Arlene Tickner en: Tickner, Op. Cit.
2. Para la corriente intertextual35, la realidad se convierte en lo que está escrito
en los textos. Así, el conocimiento resulta siendo socialmente impuesto.
Frente a lo dicho, vale la pena resaltar dos aspectos en los cuales no se hace
énfasis en el presente escrito y que son parte importante de este cuarto debate
y del constructivismo:
1. Un tipo de objeto de estudio del constructivismo es la identificación de las
normas y reglas que construyen realidad. Este estudio se enfoca más en el
análisis discursivo de los planteamientos de actores36.
2. La idea de dominación e imposición de ideas a partir de las élites como una
forma de dominación es una premisa que para este escrito no existe. Por
ello, el estudio abarcó actores que no pueden ser considerados parte de las
“élites” y que, sin embargo, crean realidad y ésta es compartida
socialmente.
La subjetividad de la ciencia
Un aspecto que no se estudia, sino que se asume en el presente documento es
el de la falta de objetividad en cualquier escrito de ciencia social. Por ello, como
mencioné en la introducción, dejé un apartado para explicar el sesgo que
determina este estudio, no con fines de objetividad, sino por ética y honestidad
académicas.
35
Ibíd. 36
En últimas, el uso repetitivo y sin cuestionamientos de ciertas ideas, de cierto lenguaje y de ciertos
discursos contribuyen a la creación de normas sociales de comportamiento, así como de instituciones.
El documento parte de un conjunto de supuestos que conforman un
movimiento ideológico conocido como “libertarianismo” (libertarianism)37. Ésta
visión del mundo parte de una concepción del mundo a partir del liberalismo
clásico tanto en términos políticos, como económicos y sociales. Se considera,
en últimas, que lo planteado desde esa perspectiva del liberalismo tradicional
es una mejor explicación y conocimiento de la naturaleza del ser humano y su
interrelación social que cualquier otra38.
Así, el documento parte de la creencia en el individualismo39. También se
asume como real el funcionamiento de la “mano invisible”40 como motor de
crecimiento y desarrollo social. Se considera, por ello, que el Estado no debe
intervenir en todos los aspectos sino dedicarse, de acuerdo con lo planteado
por John Locke41, a proteger los derechos de los ciudadanos, puesto que esos
derechos son inalienables, imprescriptibles, universales y simultáneos42 y, por
lo tanto, previos a la creación del Estado a través de un “contrato social”.
También por ello, el Estado debe ser limitado.
En el libertarianismo existen cinco pilares que son la base de análisis de este
escrito:
37
Sobre una explicación en conjunto de este pensamiento, ver: Boaz, David, 1997, Libertarianism: A
Primer, Nueva York, The Free Press. También, para establecer diferencias con otros movimientos que
podrían llevar a confusión, referirse a: Valenzuela, Luis Carlos y Arregocés, Alejandro, “Liberales versus
libertarios”, en: Revista de Economía Institucional, vol. 6, núm. 10, primer semestre 2004, pp. 241 – 249. 38
Ver: Boaz, Ibíd. 39
Una creencia también extendida es ver el individualismo en términos peyorativos y en oposición a la
vida en comunidad. Esta idea es totalmente falsa. Sobre una discusión al respecto, ver: Boaz, David (ed.),
1998, The Libertarian Reader, Nueva York, Free Press, pp. 53 - 111. 40
Es necesario revisar lo planteado por Adam Smith al respecto, puesto que se ha tendido a ridiculizar la
expresión sin comprenderla. 41
Locke, John, “Of Property and Government”, en: Boaz, David, The Libertarian...Op. Cit., pp. 123 –
134. 42
Estas características parten de una teoría de los derechos humanos específica. Ver: Boaz, David,
Libertarianism…Op. Cit.
- Iniciativa individual: El Estado no debe imponer obstáculos innecesarios a la
iniciativa individual.
- Paz y armonía internacional: El Estado no debe hacer la guerra o intervenir
internacionalmente a menos que la seguridad de los derechos de sus
ciudadanos esté siendo amenazada.
- Derechos individuales: En una sociedad libre, deben primar los derechos
individuales tanto políticos, como económicos y netamente individuales. El
Estado debe garantizar su protección.
- Libertad económica: El Estado debe abstenerse de ser un obstáculo en la
libertad que tienen los individuos de intercambiar con quien quieran sus
productos o con quien decidan cubrir sus necesidades. Esto incluye el resto
del mundo.
- Estado limitado: El Estado debe dedicarse a lo que puede hacer, para lo
que fue creado: garantizar los derechos (él no los otorga) a través de la
prestación de los servicios públicos de seguridad y justicia.
II. Las verdades reificadas43
Para iniciar un estudio de la PEC como el que se pretende en este documento,
es importante tener de presente la existencia de algunas conclusiones44 que,
después de los pocos estudios que sobre ésta se han hecho en Colombia, han
43
Con esta expresión me refiero a aquellas ideas que no son cuestionadas, sino que pareciera adquirieron
una vida propia y son repetidas por todos los actores, como sucede en un proceso de reificación.
Agradezco la idea del doctor Bernardo Vela quien me sugirió el uso de esta expresión en una discusión
que tuvimos sobre este documento. 44
Diego Cardona y Martha Ardila, 2005, “Colombia y su mundo externo: Dinámica y tendencias”, en:
Ardila, Martha, et. al., Colombia y su política exterior en el siglo XXI, Bogotá, Fescol/Cerec, pp. xi – xix.
sido repetidas tanto en el ámbito académico (en los estudios, clases, etc.)
como en el gubernamental y en la opinión pública. Esta es la primera fase para
evidenciar el tipo de país que se ha creado conjuntamente y el tipo de PEC que
se pretende tener de acuerdo con esa idea de país.
Así, en resumidas cuentas, las características principales que se han
enunciado sobre la PEC son45:
- Alineación irrestricta con los Estados Unidos.
- Tiene un carácter presidencialista; esto es, no es una política de Estado
sino de gobierno.
- Tiene un carácter personalista.
- Existen altos niveles de fragmentación.
- Por lo anterior, también existe un alto grado de descoordinación.
- Existen diplomacias paralelas.
- Se ha presentado un apego al respeto por el Derecho Internacional Público.
- Ausencia de interés y participación por parte de la sociedad civil.
- Existen problemas en los niveles de profesionalización y especialización de
la carrera diplomática.
Todas estas características, algunas más que otras, son evidentes en muchas
de las decisiones de la PEC. Sin embargo, algunas de ellas plantean
problemas de contradicción entre sí. Por ejemplo, si existe una tradición en el
comportamiento internacional de Colombia de seguir los lineamientos del
Derecho Internacional Público y, a su vez, de conservar una alianza irrestricta
con los Estados Unidos, estamos hablando de bases sobre las cuales todos los
gobiernos trabajan, lógicamente, cada uno desde su perspectiva. En este
sentido, hablaríamos de una política exterior de Estado y no de gobierno, en
contraposición a lo que se afirma en los espacios académicos y se repite en
otros escenarios.
Lo mismo sucede con la participación de la sociedad civil. Por un lado, se
afirma que ni interés ni participación pero, por el otro, también se habla de la
existencia de diplomacias paralelas; esto es, dirigidas por actores de la
sociedad civil. De igual manera, si se pretende una mayor participación de la
sociedad en las decisiones de PEC, ¿Será deseable que todas las decisiones
sean controladas por el Ministerio de Relaciones Exteriores que es, en últimas,
a lo que apunta cuando se habla de altos niveles de fragmentación y
descoordinación?
Otros razonamientos de este tipo se podrían formular con el fin de demostrar
que existen falencias en los estudios sobre la PEC y que partir de estas
presunciones puede ser errado o, por lo menos, no tiene un carácter explicativo
de los eventos internacionales, por ejemplo, del actual gobierno de Álvaro Uribe
Vélez. No obstante, para efectos de la presente investigación, he decidido
concentrarme en tres aspectos que han sido repetidos hasta la saciedad y que
no permiten ver más allá de lo que sucede con nuestra política exterior.
Los asuntos en referencia son:
45
Estas están consignadas en: Ardila, Ibíd.
- Subordinación a los Estados Unidos.
- Es mejor lo político que lo económico.
- Una política exterior que defienda el interés nacional.
Subordinación a los Estados Unidos
Desde la aparición de las doctrinas de los estudiosos de las relaciones
exteriores del país, respice polum y respice similia46, la mayoría de los autores
ha coincidido en que Colombia ha mantenido una relación de alianza irrestricta
con los Estados Unidos, en señal de dependencia, subordinación o de una
suerte de admiración por este país. En este sentido, se ha caracterizado la
relación bilateral, en la mayor parte de los análisis, como de respice polum.
Esta creencia generalizada ha permitido que los análisis tengan un sesgo
natural que siempre entiende los hechos en materia de política exterior como
un ejemplo de esa alianza que no es una decisión racional de las autoridades
colombianas, sino que es producto de una situación de desventaja en la
relación con los Estados Unidos.
Es claro, que la creencia en este tipo de relación tiene su asiento en las teorías
predominantes en los años 1960 en América Latina, como variantes esenciales
de la teoría marxista, que entiende al sistema internacional como una expresión
más de explotación capitalista en la que los países subordinados, periferia,
tienen una situación de inferioridad frente a los países élite, el centro. En
América Latina, la Teoría de la Dependencia fue la que más desarrolló este
modelo de acuerdo con las tendencias de la teoría cepalina del momento y con
las características propias del sistema internacional de su momento47. Así, la
intención, en materia política, de identificar situaciones de subordinación tiene
como objeto acabar con esas relaciones por razones de dignidad nacional,
recuperación de la soberanía y, en teoría, la consecución de los objetivos
nacionales.
No obstante, las razones por las cuales se denuncia la existencia de relaciones
de subordinación están erradas y nunca promoverán el desarrollo ni la
inserción de los países auto-considerados como periféricos, en el caso
colombiano, esta situación ni siquiera se presenta, así los hechos parecieran
demostrar lo contrario. En realidad, este documento parte de la idea que la
alianza con los Estados Unidos subyace a la creación de una idea de país que
es construida desde el interior mismo de Colombia, sus instituciones,
tomadores de decisiones, la academia y la opinión pública. En últimas, la
alianza es reflejo de una visión de Colombia como un país que debe tener una
imagen positiva en el exterior, pero con un objetivo claro: la cooperación. Para
ello, es necesario crear y fortalecer problemas internos que sean susceptibles
de ser solucionados a través de recursos provenientes del exterior.
Así las cosas, las explicaciones sobre esta relación han sido erradas. Tan sólo
unos ejemplos concretos:
46
El uso de estos términos surgió en los estudios de Drekonja. 47
Esto lo explica: Tickner, Los estudios…Op. Cit.
- El Plan Colombia no fue una imposición de los Estados Unidos. En realidad,
esta estrategia era perfectamente conveniente a los intereses de Colombia
y su carácter militarista no responde a las imposiciones de Washington sino
a la existencia de una Fuerzas Armadas colombianas que necesitaban
recuperar la iniciativa en el conflicto armado48.
- El Tratado de Libre Comercio no es una forma más de intervención política
o de “neocolonialismo” económico por parte de los Estados Unidos. En
primer lugar, es un simple instrumento comercial que serviría a los intereses
de Colombia así como a los de los Estados Unidos. Segundo, de acuerdo
con la forma como se ha vendido este instrumento por parte del gobierno
colombiano, se puede concluir que también sirve a otros intereses,
supuestamente importantes para el país como es la recepción de
cooperación para la sustitución de cultivos ilícitos.
- La inserción del conflicto armado colombiano como un frente más de la
Guerra Contra el Terrorismo, no sólo responde a la necesidad de canalizar
más recursos por este medio, sino a la convicción, errada definitivamente,
del actual mandatario colombiano sobre la naturaleza del conflicto. Esto lo
demuestra su posición desde la campaña presidencial mucho antes de los
atentados terroristas en Nueva York y Washington.
De esta manera, en lugar de subordinación, la relación de alianza presenta un
fuerte componente de pragmatismo, al menos como se entiende en Colombia,
que consiste en conseguir más y más recursos para solucionar los problemas
que, al parecer, los colombianos somos incapaces de solucionar.
48
Ver: Echandía, Camilo, 2006, Dos décadas de escalamiento del conflicto armado en Colombia (1986 –
2006),Bogotá, CIPE/FIGRI, Universidad Externado de Colombia.
Una cosa para terminar este apartado. Que existen condiciones en los recursos
que son donados a Colombia y que, por ejemplo, estos recursos deben ser
utilizados sólo en armamento en Estados Unidos y con empresas
estadounidenses es otra de las críticas que se hace para demostrar la
subordinación a este país. Algo de verdad tiene esta visión. No obstante, si se
mira con atención y sin pensar en lo políticamente correcto, se puede concluir
que cuando los recursos no son propios, lo mínimo es que existan intereses
para otorgarlos. Como se afirma en economía: “No hay almuerzo gratis”…Y
sobre economía versa el siguiente apartado.
La disyuntiva entre lo político y lo económico
En los análisis de PEC, incluso en aquellos que buscan ofrecer luces sobre el
aspecto comercial o sobre la inserción económica del país en las lógicas de la
globalización, es predominante una fuerte crítica frente a los aspectos
económicos de las relaciones exteriores del país, que son considerados
“impuros”, mientras que los aspectos políticos son idealizados como la mejor
forma de alcanzarle solución a todos los problemas49, incluyendo los que tienen
sus raíces en elementos de carácter económico.
Esta percepción negativa del “economicismo” no es propia de los análisis en
Colombia. De hecho, la academia y, en general, la sociedad del mundo actual
49
Incluso analistas expertos en temas económicos caen en este error. Dos ejemplos son claros: Vieira
Posada, Edgar, 2005, “Integración y tratados de libre comercio”, en: Ardila, Martha, et. al., Colombia y su
política exterior en el siglo XXI, Bogotá, Fescol/Cerec, pp. 99 – 144. Herrera Valencia, Beethoven, 2001,
tiende a sentir rechazo por las consideraciones económicas en tanto que las
políticas se consideran como positivas y deseables. Bajo esta lógica es que
imperan los mismos sentimientos en el caso colombiano.
Sin embargo, cuando se piensa en la PEC como una política pública que debe
promover el bienestar de la sociedad, de la mayoría de los colombianos, de
todos los colombianos tanto en Colombia como en el resto del mundo, se está
ante un aspecto económico. En realidad, la economía y sus lógicas, bajo los
supuestos capitalistas, forman parte de la naturaleza misma del ser humano,
del individuo. Por ello, separar la economía de la PEC es limitar esta política
pública a un aspecto inútil que no permitirá cumplir con los objetivos de su
naturaleza.
Y es que la economía no hace referencia únicamente a la explotación del
proletariado por parte de los poseedores de los medios de producción (en
términos marxistas) que sólo quieren sacar para su beneficio incrementos
marginales por medio de la plusvalía que se genera al alienar al trabajador
indefenso de su sociedad y habilidades. La verdad es que la economía tiene
que ver con la supervivencia de cualquier ser humano. Tiene que ver con la
actividad que cualquiera desarrolla. Tiene que ver con la libertad: con la
búsqueda de la felicidad y el uso de las habilidades propias para alcanzar
metas, sueños, intereses y demás. La cuestión no es de multinacionales
explotadoras, sino del bienestar del individuo. Por ello, es importante tenerla en
cuenta y reconocer sus beneficios.
Colombia, inserción en la globalización, Pretextos No 14, Bogotá, FIGRI/ Universidad Externado de
Colombia.
En este sentido, resultan injustas las críticas que se le hacen a esquemas de
integración que, como la Comunidad Andina de Naciones – CAN, no han
profundizado en aspectos políticos50. La verdad es que los beneficios de tal
esquema de integración es que ha permitido explotar algunas ventajas
competitivas (sí, las que se desarrollan en el comercio intra-industrial) entre
Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y, en menor medida, Bolivia51.
También por ello resulta ilógica la resistencia generalizada frente al TLC
Colombia – Estados Unidos y la complacencia y casi actitud de obligatoriedad
que se tiene frente a las preferencias arancelarias unilaterales ATPDEA o SGP
de Estados Unidos y de la Unión Europea, respectivamente.
Sin embargo, esta visión también sirve a un objetivo: alimentar la visión de
necesidad de cooperación. Si no existe el libre comercio, que es una de las
fuentes de creación de crecimiento, no existe riqueza. Si no existe riqueza, la
pobreza se mantiene o crece. Si la pobreza crece o se mantiene, siempre
habrá una necesidad de más recursos con carácter altruista que vengan de “los
que tienen” a los que “el sistema internacional ha obligado a no tener”.
Así, cuando se considera como negativa la política económica internacional de
Colombia y sólo se considera importante la parte política, se cometen dos
errores: Primero, se limita la PEC como se había mencionado. Segundo, se
50
Vieira, Ibíd. 51
Lo mismo se puede decir del G-3, ahora G-2, que también ha profundizado las relaciones comerciales
entre los países miembros. Un ejemplo de críticas de este tipo se encuentra en: Ramírez, Socorro, “El
impide que su objetivo se logre a cabalidad. La cooperación es política y como
tal tiene algunas características que impiden que genere riqueza, como se verá
en el último capítulo de este documento. Entretanto, la economía, el mercado,
la competencia, el libre comercio son operaciones, espacios, creaciones
impersonales que permiten que todos los agentes actúen en simultáneo y nadie
se vea beneficiado por encima del otro, sino que depende de sus propios
deseos, objetivos y habilidades. Eso sí crea riqueza52.
Una política exterior que defienda el interés nacional
Como se mencionó más atrás, la crítica sobre la supuesta subordinación a los
Estados Unidos tiene sus raíces en la Teoría de la Dependencia. Sin embargo,
otra visión muy importante en todos los sectores a ser estudiados tiene su raíz
en la teoría de las relaciones internacionales que precisamente buscan criticar:
El realismo. Y es que la noción de interés nacional parte de la visión anárquica,
unitaria y en defensa de sí mismo que planteaban los realistas
morgenthanianos cuando se referían al Estado.
Sin embargo, para apartarse de esa visión con la que ya casi ningún analista
internacional está de acuerdo, se creó una noción más “desarrollada”. Ahora, el
interés nacional no tiene que ver con la búsqueda de poder, sino que puede
tener elementos de desarrollo económico, de política social, de lucha en contra
Grupo de los Tres: quince años de vida y pocos resultados (1989 – 2003)”, en: Colombia Internacional,
núm. 54, enero – abril 2002, pp. 39 – 72. 52
Sobre el funcionamiento del mercado, ver: Hayek, Friedrich A., 1997, Los fundamentos de la libertad,
España, Folio Hayek. Sobre los peligros de las consideraciones políticas por encima de las económicas,
ver: Von Mises, Ludwig, 1996, Sobre liberalismo y capitalismo, España, Folio.
de la subordinación o lo que se considere que sea el interés de todos los
ciudadanos de un país, representados por sus instituciones y dirigentes53.
La visión de la que se parte en el presente documento es que cualquier noción
de interés nacional, sea el realista o el políticamente correcto de la actualidad
latinoamericana, es imposible de determinar y, por lo tanto, de defender. Lo
que es peor, cuando se parte de ese objetivo para una política pública, se le
está dejando la responsabilidad de su definición a los tomadores de decisiones
que también son individuos, con intereses, necesidades, sueños, deseos y
demás que les impiden conocer toda la información para saber qué es lo que
necesitan todos los habitantes de un país o, incluso, de una región54. En este
sentido, esos tomadores de decisiones deben priorizar necesidades y,
generalmente, lo hacen por medio de los insumos que reciben. Esos insumos,
las más de las veces, están representados por aquellos sectores que pueden
llegar a ser escuchados a través del lobby. En últimas, cuando se habla de
interés nacional, se habla de interés de unos nacionales55.
Por ello, el presente documento parte de la visión que el verdadero objetivo de
la PEC debe ser el de la generación de bienestar para los colombianos, en
Colombia y en el exterior. Así, una forma perfecta de generación de bienestar
es la apertura comercial, puesto que ayuda a la creación de riqueza. De igual
53
Sobre una discusión del interés nacional en Colombia, ver: Álvarez, José Manuel, 2003, El interés
nacional en Colombia. Fundamentos político – filosóficos para su formación y defensa, Colombia,
Universidad Externado de Colombia. 54
Además, como son individuos, como cualquier otro, a pesar de trabajar en el sector público, eso no
implica que no piensen en sí mismos y que sean totalmente altruistas. 55
Esto lo explica Henry Hazlitt: Hazlitt, Henry, La economía en una lección, España, Ediciones Folio
Economía en una lección. Un ejemplo concreto de esto se puede encontrar en: Garay, Javier, “Gremios:
¿Intereses comerciales, interés general? El caso de la negociación del TLC con Estados Unidos”, en:
forma, lo posibilidad para que cualquier colombiano pueda establecer contactos
del tipo que quiera con cualquier individuo en cualquier parte del mundo. Eso
es bienestar. En este sentido, la cooperación no es bienestar, puesto que
padece de la misma discrecionalidad de la que padece la definición del
indefinible interés nacional.
Cuadernos de Estudios Latinoamericanos, Instituto de Altos Estudios para el desarrollo, No. 1, enero –
junio 2007, pp. 134 – 138.