lecturas en la escuela clase 1

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  Clase 1  Lecturas, deseos, caminos y experiencias.  1. La lectura y el lector Esta clase compila, concentra y sintetiza ideas surgidas de conversaciones, jornadas, cursos y encuentros realizados dentro de las acciones del Plan Nacional de Lectura en los últimos años en todo el país. En ellas damos cuenta de nosotros mismos como lectores, mediadores y docentes. Para hablar de la lectura proponemos partir de nosotros mismos en tanto lectores. Desde esa perspectiva es posible reflexionar sobre los sentidos personales, pedagógicos, políticos y socio-culturales de la lectura. La lectura está necesaria e ineludiblemente asociada a los vínculos, la identidad, el encuentro, el placer, la duda y a veces el dolor. Atraviesa la intimidad de la vida e invita a desmontar prejuicios y a revisar textos e ideas, relacionando los mismos con la propia existencia. La lectura crea un tiempo y un espacio simbólicos, profundamente subjetivos, en los que el autor y los lectores nos encontramos cara a cara, cuerpo a cuerpo, para construir sentido, pensar y vivir nuevos mundos y recrear lo cotidiano con una nueva mirada. Nos interesa que cada docente construya una visión propia de la lectura, conociendo los diferentes sentidos de esta práctica cul tural a través de la historia y cruzando estas experiencias con los discursos pedagógicos vigentes en las escuelas, bibli otecas y otros contextos no formales. Los libros tienden redes entre las personas y sus subjetividades, a veces de manera invisible y tácita. Convocan a un primer encuentro con nosotros mismos, o sea con lo que cada uno porta dentro de sí al asumir la tarea de leer. Leemos desde nuestros saberes, afectos, vacíos, dolores . En tal sentido, l eer es despojarse, verse. Y es habitar un espacio de libertad y ejercicio de l a democracia. “Se comprende que la lectura los ayude a soñar, a encontrar un sentido, a encontrar movilidad en el tablero de la sociedad, a encontrar la distancia que da el sentido del humor, y a pensar, en estos tiempos en que escasea el pensamiento (...) Asimismo, la lectura de libros puede ayudar a los  jóvenes a ser un poco más sujetos de su propia vida, y no solamente objetos d e discursos represivos o paternalistas” . (Petit, 18).1 1  Petit, Michèle (1999): Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura . FCE, México:

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Clase sobre la lectura en la EscuelaSecundaria

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  • Clase 1 Lecturas, deseos, caminos y experiencias.

    1. La lectura y el lector Esta clase compila, concentra y sintetiza ideas surgidas de conversaciones, jornadas,

    cursos y encuentros realizados dentro de las acciones del Plan Nacional de Lectura en

    los ltimos aos en todo el pas. En ellas damos cuenta de nosotros mismos como

    lectores, mediadores y docentes.

    Para hablar de la lectura proponemos partir de nosotros mismos en tanto lectores.

    Desde esa perspectiva es posible reflexionar sobre los sentidos personales,

    pedaggicos, polticos y socio-culturales de la lectura.

    La lectura est necesaria e ineludiblemente asociada a los vnculos, la identidad, el

    encuentro, el placer, la duda y a veces el dolor. Atraviesa la intimidad de la vida e

    invita a desmontar prejuicios y a revisar textos e ideas, relacionando los mismos con la

    propia existencia.

    La lectura crea un tiempo y un espacio simblicos, profundamente subjetivos, en los

    que el autor y los lectores nos encontramos cara a cara, cuerpo a cuerpo, para

    construir sentido, pensar y vivir nuevos mundos y recrear lo cotidiano con una nueva

    mirada.

    Nos interesa que cada docente construya una visin propia de la lectura, conociendo

    los diferentes sentidos de esta prctica cultural a travs de la historia y cruzando estas

    experiencias con los discursos pedaggicos vigentes en las escuelas, bibliotecas y otros

    contextos no formales.

    Los libros tienden redes entre las personas y sus subjetividades, a veces de manera

    invisible y tcita. Convocan a un primer encuentro con nosotros mismos, o sea con lo

    que cada uno porta dentro de s al asumir la tarea de leer. Leemos desde nuestros

    saberes, afectos, vacos, dolores. En tal sentido, leer es despojarse, verse. Y es habitar

    un espacio de libertad y ejercicio de la democracia.

    Se comprende que la lectura los ayude a soar, a encontrar un sentido, a encontrar movilidad en el tablero de la sociedad, a encontrar la distancia

    que da el sentido del humor, y a pensar, en estos tiempos en que escasea

    el pensamiento (...) Asimismo, la lectura de libros puede ayudar a los

    jvenes a ser un poco ms sujetos de su propia vida, y no solamente

    objetos de discursos represivos o paternalistas. (Petit, 18).1

    1 Petit, Michle (1999): Nuevos acercamientos a los jvenes y la lectura. FCE, Mxico:

  • En este sentido, entendemos a la lectura como un derecho ciudadano mucho ms

    complejo que lo que parece. En su libro Volver a leer2 Mempo Giardinelli sostiene que:

    "La educacin y la lectura son derechos que el Estado debe garantizar a

    todos sus ciudadanos. En general hay acuerdo respecto de lo primero; pero

    no hay conciencia respecto del derecho a la lectura. Por consiguiente, la

    lectura no es algo que los educadores, padres o bibliotecarios puedan

    resolver de modo individual ni aun colectivo. Y por resolver entiendo no

    slo una provisin de lectura que llegue a toda la sociedad sino tambin

    una docencia formadora, de manera que podamos hacer de la nuestra una

    nacin de lectores".

    Luego cita a Michle Petit:

    El lenguaje nos construye. Tener acceso a obras cuyos autores han intentado transcribir lo ms profundo de la experiencia humana,

    desempolvando la lengua, no es un lujo: es un derecho, un derecho

    cultural, como lo es el acceso al saber. Porque quizs no hay mayor

    sufrimiento que estar privado de palabras para darle sentido a lo que

    vivimos3.

    Y concluye acordando con Silvia Castrilln, quien en su libro El derecho a leer y a

    escribir4 establece:

    La lectura es un derecho; no es un lujo, ni una obligacin. No es un lujo de elites que pueda asociarse con el placer y la recreacin, ni es una obligacin

    impuesta por la escuela. Es un derecho de todos que, adems, permite un

    ejercicio pleno de la democracia.

    En la Argentina, el Estado es el garante de este derecho a travs de polticas

    educativas que ofrecen programas, dotaciones de libros, estrategias, recursos,

    mediaciones y propuestas variadas para construir lectores. Son en esencia polticas

    culturales nacionales destinadas a los nios, los jvenes y los docentes, para ayudarlos

    a ser lectores de lecturas de calidad. Todo ello en el marco de la Ley Nacional de

    Educacin, el Plan de Educacin Obligatoria, los Ncleos de Aprendizaje Prioritarios y

    los diseos curriculares elaborados por las diversas jurisdicciones del pas en los

    diferentes niveles del sistema educativo.

    2 Giardinelli, Mempo (2006): Volver a leer. Propuestas para ser una nacin de lectores.

    Editorial Edhasa, Buenos Aires. 3 Petit, Michle (2001): Lecturas: del espacio ntimo al espacio pblico. FCE, Mxico.

    En (2006): Escuelas Centro de Cambios. Ministerio de Educacin - Crdoba - Argentina 4 Castrilln, Silvia (2004): El derecho a leer y a escribir. Ed. Conaculta, Mxico y

    Asolectura, Bogot, Colombia.

  • La lectura nace como un deseo, a veces sumiso, sencillo y en voz baja, deseo desigual

    para unos y otros. Surge en cualquier momento y ocasin de la vida, en la casa, en la

    escuela, en el barrio, con la familia; es un deseo titubeante que va creciendo hasta ser

    parte de uno mismo, de sus decisiones, de su territorio simblico, de sus afirmaciones

    y negaciones en voz alta, en el ejercicio personal y social de los derechos personales y

    sociales.

    No leemos solamente para dominar la informacin y el lenguaje no puede reducirse a una herramienta de comunicacin. () Muchas mujeres y muchos hombres leen por el gusto de descubrir, para darle sentido a su

    vida, para salir del tiempo, del espacio cotidiano y entrar en un mundo ms

    amplio, para abrirse a lo desconocido, transportarse a universos

    extranjeros, deslizarse a la experiencia de otro u otra que vive en uno

    mismo, domesticarlo, perderle el miedo. Para conocer las soluciones que

    otros le han dado al problema de estar de paso por la Tierra. Para habitar el

    mundo poticamente y no estar nicamente adaptado a un universo

    productivista. (Petit, 2001)5

    Por ello la lectura va de la mano de la idea de justicia, de inclusin, de participacin,

    ya que constituye un modo de ejercer la libertad y las responsabilidades sociales y

    polticas que un sujeto posee.

    No existen lectores sin camino y existen pocas personas que no tengan un camino empezado aunque no lo sepan. Es importante reconocer la

    existencia de los textos internos: todo lo que uno percibi, escuch, recibi

    por distintos medios, cant, copi en cuadernos, garabate. La mayora de

    las veces por diversas circunstancias de la vida llmense falta de memoria,

    prejuicio, falta de espritu ldico, o porque simplemente la cultura en la que

    vivimos no estimula esa manera de leerse, dejamos ese bagaje interno sin considerar. (Devetach, 2008)6

    Les proponemos recordar momentos, personas, relatos, textos, autores,

    aromas, lugares y situaciones importantes de la propia historia lectora y

    compilar los mismos en una breve biografa lectora7 para compartir en el

    foro Biografa lectora con los compaeros del curso (mximo 500 caracteres

    con espacios).

    5 Petit, Michle (2001): Elogio del encuentro. En: Lecturas: del espacio ntimo al

    espacio pblico. Mxico, FCE.

    6 Devetach, Laura (2009): La construccin del camino lector, Comunicarte Editorial. 7 Por biografa lectora entendemos la creacin de un relato que d cuenta de la historia

    personal respecto de la lectura, los libros y los textos.

  • Si un lector es, a priori, el sujeto que construye un vnculo placentero con los textos,

    entonces no es, como bien seala Elba Rosa Amado de Nieva, un consumidor pasivo de los textos y significados de otros.8 Y es por eso que importa, sostiene Giardinelli, "inventar esa contraparte imprescindible de la literatura que son los lectores, sin los

    cuales nada tiene sentido". La funcin del lector es "revivir la palabra, darle sentido y

    fuerza y trascendencia" porque "la lectura conduce hacia la libertad". De ah que "la

    invencin de todo tipo de cmputos, clasificaciones, fichas, tablas y fragmentaciones

    textuales (...) so pretexto de orientar a los jvenes lectores extraviados, o de desarrollar sus habilidades, o de estimular la comprensin lectora y muchos etcteras (...) lo nico que buscan, y muchas veces logran, es la limitacin o anulacin

    de la libre interpretacin del lector y del mero placer de leer por leer".9

    Por eso los mediadores, segn Graciela Montes, deben ser esa hermosa especie de

    casamenteros entre el lector y el texto (...) La voz de quien lee un cuento en voz alta, su presencia, el libro que sostiene en la mano, las ilustraciones que se espan o

    adivinan, el lugar en que se desarrolla la escena, los olores y sonidos circunstanciales

    forman parte de la experiencia y llaman la atencin sobre ella.10

    Cavallo y Chartier11 afirman que es necesario identificar las disposiciones para

    diferenciar la comunidad de lectores, las tradiciones de lectura y los modos de leer, ya

    que en cada comunidad no todos leen de igual manera ni comparten las mismas

    tcnicas intelectuales ni les otorgan el mismo significado. As, plantean que en cada

    comunidad de lectores se delimitan los usos legtimos del libro, los modos de leer, y

    tambin los procedimientos de interpretacin.

    Es conveniente, entonces, que los docentes y bibliotecarios, en tanto mediadores de

    lectura, generen la aproximacin a materiales variados tanto de ficcin como no

    ficcin. As pueden abordar una gran diversidad de temas, estilos, autores, con lo que

    podrn atraer a los estudiantes desde la comprensin de sus apetencias, diferencias,

    contradicciones y deseos ms profundos.

    2- Hitos importantes en la historia de la lectura.

    Si nos centramos en una dimensin de la lectura como prctica histrica podemos

    apreciar que el acto de leer es uno de los grandes recursos que la humanidad ha

    tenido para su evolucin y crecimiento intelectual.

    8 Amado de Nieva, Elba Rosa. Dossier PNL, Escuela de Verano para Docentes,

    Corrientes, Febrero de 2004, pp. 11-13.

    9 Giardinelli, Mempo. Volver a leer, op.cit. 10 Graciela Montes (2006): La gran ocasin. La escuela como sociedad de lectura. Plan Nacional de Lectura. MECyT.

    11 Cavallo, Guglielmo; Chartier, Roger (directores) (1998): Historia de la lectura en el mundo occidental, Madrid, Santillana-Taurus.

  • La lectura en este sentido es una herramienta socio-cultural al servicio del

    pensamiento y del lenguaje. Las diversas culturas y pueblos, motivados por el deseo

    de dejar testimonios de vida, se expresaron mediante smbolos, lenguajes, danzas y

    textos profundamente relacionados con la vida intelectual y emocional de su tiempo,

    su identidad y sus culturas.

    El acto de leer acompa las alegras, los conflictos polticos, las historias de amor y de

    guerra, las ceremonias y los ritos, y la evolucin de los rasgos de identidad de cada

    pueblo.

    La lectura, antes de ser territorio de opinin y debate de fillogos, pedagogos y

    lingistas, fue un relato que a lo largo de la historia expres la necesidad de hombres y

    mujeres de trascender sus lmites. Por lo tanto, leer es y ha sido siempre comunicar.

    Una obra importante para entender las transformaciones de la lectura y el libro a

    travs de los siglos es Una historia de la lectura de Alberto Manguel (2014)12. Este

    autor, viajando por diversos pueblos, recuerda los momentos memorables de lectores

    clebres, as como acontecimientos histricos que marcaron el mundo del libro. All

    apunta citas, ancdotas, cuadros de poca, que construyen la idea de la importancia

    central que tiene la lectura en la historia de las culturas.

    Sin detenernos en las escenas de cada poca de la historia rescataremos algunos de

    sus sentidos generales y sus aportes a la actualidad. Queremos entender la lectura en

    sus profundidades y encrucijadas, superando el estigma nico de objeto escolarizado.

    Tanto en Oriente como en Occidente, y tomando tambin las escenas que nos llegan

    de los primeros pueblos a travs de los aportes de la antropologa lingstica y cultural,

    la historia de la lengua y las literaturas, los relatos de viajeros, el arte en sus diversas

    manifestaciones, sabemos que la lectura no fue siempre sinnimo de libros en el

    sentido convencional y actual.

    Se comenz leyendo en tabletas de arcilla, pergaminos y papiros, rollos y piedras, y

    todo tipo de pictogramas, cartas, barajas, mapas, ceremonias, cantos sagrados e

    invocaciones rituales. Esos fueron algunos de los primeros formatos usados para dejar

    y recibir testimonios y para satisfacer distintos deseos:

    - Amar y ser amado, transmitir historias, poner en comn, es decir, comunicar,

    conocer el mundo.

    - Dominar la naturaleza y sus fenmenos desconocidos, extender las propias

    fronteras de dominio social y poltico, comerciar, trocar e intercambiar, luchar

    por intereses del propio grupo.

    - Celebrar y transmitir sentidos profundamente culturales.

    Hasta que lleg el papel y sobre todo la reproduccin masiva que fue posible a partir

    de la genial invencin de Johannes Gutenberg: la imprenta, tecnologa e industria que

    desde mediados del Siglo XV revolucion el conocimiento y sobre todo la transmisin y

    democratizacin del saber y de las ideas.

    12 Manguel, Alberto (2014): Una historia del a lectura. Ed. S XXI, Buenos Aires.

  • De aquella tradicin oral, que dependa de la lectura en voz alta porque el

    conocimiento estaba reservado a los muy pocos que saban leer y escribir, se pas

    gracias a la imprenta y su poder reproductor a un ejercicio ms democrtico de la

    lectura, a la vez que tambin a una prctica ms ntima, personal y silenciosa.

    Como acto cultural y forma de sociabilidad, la lectura en la historia de la humanidad

    fue forjando distintas escenas que es importante repasar para comprender su profunda

    relacin con la vida, las culturas, la memoria, la identidad, la sociedad, la emocin, el

    pensamiento y el conocimiento. Lejos y antes de la escena escolar, previo a que los

    especialistas se detuvieran a indagar las teoras que confluyen o contrastan para

    fundamentar el acto de leer, la lectura ya era vida hecha relato, siempre diversa,

    mutante y configuradora de la historia de los pueblos.

    Repasemos algunas escenas, slo algunas de las muchas disponibles en la memoria de

    la humanidad.

    La escena silenciosa: la lectura como dialogo con uno mismo El hombre o la mujer a solas con el libro en un dialogo ntimo, donde el tercer lugar

    surge de la interpretacin, de los modos profundos de sentir y transforma a veces la

    corporeidad sin emitir sonido alguno. Escena transformadora donde la lectura nos

    abstrae para regresar transformados. Esta suerte de intimidad reservada, esta escena

    de lectura silenciosa, en algunos momentos de la historia fue privilegio de pocos. La

    lectura en Grecia antigua es un ejemplo de ello. Un gran desafo hoy es pensar modos

    de democratizarla, desafo sostenido en que todo lector y ciudadano tiene derecho a la

    intimidad de la lectura, al leer por leer.

    La escena colectiva: la lectura como modo de compartir.

    El hombre o la mujer en ronda, junto al fuego, haciendo de la lectura un acto de

    encuentro, poniendo el cuerpo y la voz a unos textos, creando polifonas para

  • compartir modos de decir y sentir un relato. La palabra en esta escena circula y

    configura una comunidad de lectura e interpretacin, y en este sentido leer pasa ser un

    modo de estar con otros, de compartir y comprender, de inclusin grupal.

    Desde la escuela necesitamos refundar esta escena colectiva que crea formas de

    sociabilidad y colectividad, porque permite leer con otros, para otros, en contraste con

    otros y de ese modo saber que la lectura tiene escuchas crticas, argumentos que

    resisten y apoyan, ideas que es necesario poner en dialogo una y otra vez.

    La escena furtiva e inquietante: la lectura como smbolo de poder, conquista, lucha El hombre o la mujer asombrados frente al texto que modifica el curso de la historia,

    revela lo desconocido, ampla fronteras, interroga y causa profundos desafos en la

    relacin social y poltica de los grupos humanos. Los manuscritos no son slo papel:

    son pasado y futuro y por ello la lectura tiene, tuvo y tendr una profunda dimensin

    poltica y ciudadana. Por la lectura algunos somos incluidos y otros quedan a la espera

    de una oportunidad de decir y ser dichos.

    Los jvenes lectores de hoy necesitan reconocer en la lectura un ardid social

    fundamental, ya que desde sus lecturas del mundo irn configurando modos de

    participacin en sus comunidades. Desde la escena escolar necesitamos demostrar que

    los textos delinean escenarios de poder, participacin y distribucin de los bienes

    simblicos y culturales.

    La escena festiva la lectura como celebracin El hombre o la mujer unidos frente al texto para comunicar mediante sonidos, colores,

    movimientos, ritmos, los mltiples sentidos de una historia. Modos particulares de unir

    la lectura con la fiesta, como espacios de reunin que en la historia de la humanidad

    marcaron hitos fundamentales de encuentro. Leer es un modo de festejar y esto no

    debe perderse an cuando la escena escolar impone formalidades y lmites propios de

    su contexto.

    La escena ritual y sacra: la lectura y el ms all El hombre o la mujer y la lectura como puente para vincularse con un ser supremo

    explican que para muchas cosmovisiones, en misas, invocaciones y otros rituales, la

    lectura sea un modo de comunicacin con el ms all, o con la divinidad. Pedir, rogar,

    rezar, exigen modos de leer las palabras sagradas y tambin modos de poner en la

    Tierra la voz de una divinidad.

    El sentido sagrado de la lectura fue tambin reforzado en las escenas heroicas de la

    historia de los pueblos, donde el canto de un himno o cancin patria impone silencios y

    formas particulares de corporeidad que consolidan cdigos nacionales y valores

    socialmente legitimados. Hoy, aunque nos proponemos desacralizar la escena lectora,

    tambin sabemos que es un desafo contagiar a nios y jvenes el valor mgico de la

    palabra en funcin de la resonancia que la misma provoca en el universo de cada uno

    y en la relacin con los otros. An sin dioses ni rituales, la lectura puede y debe seguir

    manteniendo su contenido mgico.

  • La escena jurdica y regulatoria: la lectura como regulacin El hombre y la mujer leyendo para legitimar derechos y obligaciones, condenar,

    defender, juzgar. Los pueblos necesitaron siempre de la lectura para consolidar un

    Estado de derecho, sistematizando y socializando sus normas. Leemos para regular

    nuestra estada en el mundo que compartimos con los otros; por ello los cdices y

    escritos jurdicos fueron considerados valiosos siempre, y de hecho estamos enlazados

    y organizados por y con todo tipo de textos, modos simblicos de ordenar los vnculos

    que construimos en lo cotidiano.

    La escena cientfica: la lectura como conocimiento No hay modo de construir ciencia sin leer y escribir. El hombre y la mujer leen para

    conocer e influir sobre los saberes de un mundo cambiante y para as producir

    transformaciones haciendo uso de los saberes socialmente consensuados. Desde los

    primeros filsofos hasta hoy, y pasando por diversas escenas de las culturas de los

    diferentes pueblos, la lectura fue un modo de entender los avances de la ciencia y de

    dejar testimonio de ellos por escrito, para as crear un cuerpo cientfico capaz de

    transmitirse y legarse en la Historia. No hay Ciencia sin Historia, ni lectura sin

    subjetividad. Esta dimensin cognitiva de la lectura merece ser recuperada,

    entendiendo el valor que tuvieron y tendrn ciertos textos como explicaciones del

    mundo, hiptesis abiertas que las nuevas generaciones a travs del trabajo de los

    mediadores y de la escuela pueden seguir desentraando, modificando y discutiendo.

    La escena escolar en las aulas de secundaria

    A lo largo de la Historia la lectura estuvo directamente asociada a la escuela y a las

    prcticas escolares. En la Argentina la escuela nace para formar lectores y ciudadanos,

    para crear un ser nacional que se configuraba desde la diversidad y complejidad de

    una inmigracin masiva a la que era urgente integrar. Desde las primeras lecturas y

    mtodos de alfabetizacin hasta los clsicos en la secundaria, los alumnos en las

    escuelas recorran un camino lector asociado a valores nacionales y morales. Hoy

    comprobamos que en las aulas de secundaria se viven procesos mucho ms variados,

    que van desde la desacralizacin al desinters, a la vez que se viven y revelan valiosas

    experiencias que van consolidando nuevas lecturas, nuevos lectores y nuevos modos

    de leer.

    La escena virtual: la lectura como red Las nuevas generaciones, enredadas en la web, viven nuevos modos de leer,

    descorporeizando los textos, considerando nuevos territorios multinacionales y

    multiculturales. Esto es, la lectura en otros formatos, soportes, en laberintos que

    pueden recorrerse con atajos, seales y mediaciones. Se diversifican los lectores, los

    textos, los gneros, tambin los formatos y si una palabra nos une es la idea de una

    especie de convergencia digital e hibridacin en constante cambio.

    El paisaje contemporneo muestra adultos que se resisten, jvenes que se hipnotizan

    y la necesidad generalizada de construir balances, puntos medios, descansos crticos

    para aceptar y capitalizar estas nuevas escenas sin profetizar el fin del libro y augurar

    futuros ingenuos. Quizs vivimos hoy uno de los momentos ms difciles en esta larga

    historia de la lectura, porque estamos ante un enorme desafo y eso provoca miedos,

    resistencias, cambios inesperados y sobre todo desencadena la necesidad que tenemos

  • los adultos de pensar para nosotros un lugar en esta escena, sin competir con los que

    nacieron dentro de ella y poniendo seales motivadoras en el camino.

    Criterios fundamentales para revisar las propias prcticas como mediadores.

    Conocer al lector sin generar prejuicios sobre sus configuraciones y consumos

    culturales: no todos los adolescentes llegan a la escuela con modelos lectores y

    esto no nos habilita a descalificar sus saberes respecto a la lectura y escritura o sus

    experiencias significantes. Iniciar a un joven en el mundo de la literatura requiere

    escucharlo, conocer sus preferencias y dialogar sin descalificar sus lecturas previas.

    Partir de la familia: animarlos a traer a la escuela y compartir los libros que

    atesoran, las obras que dejaron marcas y que crean seguridad y puntos de anclaje

    a nuevas lecturas.

    Recuperar la tradicin oral y culturas familiares como espacios conducentes al libro.

    Revisar la propia biblioteca como docentes. Ofrezcamos textos que nos conmueven

    y nos ponen en situacin de lectura placentera. Mostrmonos como lectores y no

    slo como profesores. Ver nuestras emociones con un texto puede ser potente para

    un grupo.

    Organizar la biblioteca del aula y el espacio de lectura entre todos, ordenndola de

    modo que est disponible y accesible y a la vez generar proyectos de circulacin

    del material.

    Convidar lecturas a cambio de nada: leamos en voz alta da a da, creando un

    espacio sostenido y placentero. Dejemos fluir emociones, opiniones, frases al fin

    del relato. Promovamos el debate sobre lo ledo, generemos preguntas,

    promovamos anticipaciones de sentido, desvos, regresos, hiptesis sobre los

    textos. Hablemos de nosotros a travs de los libros.

    Compartir la exploracin de materiales diversos para enriquecer y diversificar las

    elecciones. Ayudemos a que decidan cmo mirar y con quin conversar sobre

    libros. Alentemos a conversar sobre los textos seleccionados, los descubrimientos y

    las sensaciones que provocan.

    Narrar historias sin temor a que no comprendan partes importantes del relato. La narracin educa en el ritmo y la sonoridad del texto y tambin por los datos del

    relato que se va sucediendo.

    Usar la msica: partir de canciones que narran historias, sonorizar relatos. El

    descubrimiento de la sonoridad del lenguaje vincula afectivamente al mismo.

    Visitar libreras locales e ir conociendo los rituales propios del lector: cuidar el libro,

    prestar, devolver, circular, recomendar, buscar en bibliotecas.

  • Leer fuera de la escuela organizando una campaa pblica de lectura para leer en

    hogares, plazas, clubes. Mostremos a la lectura como espacio de encuentro social

    con otras personas, incluso alejadas generacionalmente.

    Elegir libros con los adolescentes: animmoslos a contar por qu eligen o descartan

    un libro, hagamos explcitas estas decisiones, recomendemos y mostremos

    recorridos posibles: por personajes, lugares, tiempos, motivos literarios. Estos

    caminos pueden parecerse ms a un viaje que a un canon cerrado, pero necesitan

    garantizar tambin la presencia de obras de calidad literaria, tarea que el mediador

    ir haciendo paso a paso y equilibrando las elecciones de los chicos con las obras

    seleccionadas por su calidad.

    Invitar a la comunidad a la escuela. Incluir a autores de la zona para que traigan

    nuevos relatos y los chicos compartan con ellos sus lecturas. Cuando los lectores se

    donan mutuamente un texto y se reconocen, se generan nuevas formas de

    sociabilidad en torno al libro.

    Experimentar la relacin de la lectura con otros lenguajes artsticos y

    comunicacionales. Generar talleres de lectura en la escuela, espacios donde los

    adolescentes sientan la lectura como experiencia, puedan ser exploradores en el relato y reconstruyan historias usando el cuerpo, la voz, la msica, el teatro, la plstica. Una historia que queda dentro de nosotros puede fluir por mltiples

    medios cuando asume la voz de un lector en particular.

    A partir del artculo Qu tiene que ver la promocin de la lectura con la escuela? de Cecilia Bajour, disponible en Revista Imaginaria N 259, www.imaginaria.com.ar, 10/11/09, les proponemos trabajar en un texto

    de no ms de 1100 caracteres con espacios una sugerencia para

    organizar una prctica de lectura ligada a su trabajo docente. El texto

    deber tener en consideracin: metas, alcances y problemas que puedan surgir en la

    implementacin.

    El texto debe entregarlo por mensajera interna a su tutor/a.

    3-La lectura como poltica de Estado en la Argentina Como venimos viendo, la lectura a lo largo de la historia se configur en diferentes

    escenas. Si bien son diversas las condiciones en las cuales cada sujeto llega a la

    lectura, es responsabilidad del Estado garantizar el acceso de todos los ciudadanos de

    manera equitativa y considerando que la experiencia de la lectura es siempre

  • asimtrica, variada y capaz de generar grandes brechas entre sectores socialmente

    diferentes.

    Hay quienes llegan a la escuela con muchas horas de lectura recibidas en la voz

    narrativa de sus padres, abuelos, hermanos mayores, y hay tambin -y suelen ser

    mayora-, quienes nunca han tenido la posibilidad de andar entre libros, ni han

    probado el goce de una lectura en voz alta. Estas diferencias de base complejizan el

    proceso de aprendizaje creando andamiajes diferentes para la construccin del camino

    lector personal. Es misin del Estado garantizar para todos y todas estos accesos

    proponiendo adems estrategias mltiples ajustadas a los diferentes niveles del

    sistema educativo y a los espacios no convencionales.

    El Estado argentino asumi posturas diversas para gestionar las polticas pbicas de

    lectura a lo largo del tiempo. Nos referiremos aqu sintticamente a algunos hitos

    centrales de la segunda mitad del Siglo XX, que no agotan la complejidad del tema ni

    su vastedad.

    -El terrorismo de Estado de los`70 conden la lectura y sus prcticas, favoreciendo la

    censura y la quema de libros, el exilio, la desaparicin forzada y el asesinato de toda

    una generacin de autores, periodistas e intelectuales. En paralelo, la cancelacin y

    ausencia de prcticas sostenidas de lectura de ficcin en los programas escolares, as

    como la reduccin del corpus de lecturas a temas neutralizados y previamente

    censurados, ms el cierre de las carreras universitarias afines, provocaron un vaco y

    un quiebre fundamental en la transmisin de los sentidos de la lectura y su agenda en

    las polticas pblicas.

    -Los aos 80 y la Guerra de Malvinas propusieron primero al libro y a la escuela como un factor de unificacin patritica de ciudadana. El normalismo y los libros de lectura,

    los modos de leer, los corpus habilitados con sentido moralizante y antipoltico

    marcaron fuertemente la voluntad de ese Estado autoritario que deseaba configurar el

    siempre indefinido "ser nacional" desde una perspectiva de asimilacin cultural. En ese

    contexto, la lectura continu sometida a censuras e intereses sectarios. Slo despus,

    con la recuperacin de la democracia, se dieron aunque muy tmidamente los primeros

    pasos hacia la recuperacin lectora. Expresin de ello fue el primer plan de lectura,

    coordinado por Hebe Clementi y con el ttulo "Leer es crecer", durante el gobierno de

    Ral Alfonsn.

    -Las polticas neoliberales de los 90, que generaron en el pas el surgimiento anrquico e inconexo de fundaciones, planes, cursos y redes, no slo no recuperaron el

    prestigio y el rol de la lectura como constructora de ciudadana, sino que los espacios

    de lectura de esa dcada, as como las diversas modas pedaggicas para las

    capacitaciones de docentes, imposibilitaron consolidar una poltica de lectura

    coordinada, articulada y sostenida desde el Estado.

    -Las lgicas de atencin a la diversidad y el afianzamiento de las polticas pblicas de

    lectura esbozadas a partir de 2000 y fortalecidas desde 2003 comenzaron a desarrollar

    planes, equipos y propuestas que s modificaron el panorama revirtiendo el

    desmoronamiento y recuperando el paradigma lector que histricamente caracteriz a

  • nuestro pas. Desde el Ministerio de Educacin de la Nacin y sus equivalentes

    provinciales se fue consolidando poco a poco la red que actualmente expresa sus

    sentidos ms profundos en la idea del federalismo, la restitucin del derecho a la

    lectura, la seleccin y compra de colecciones de libros para todas las escuelas del pas,

    el fortalecimiento del Plan Nacional de Lectura como poltica pblica nacional

    enmarcada en el Plan Nacional de Educacin Obligatoria, la nueva Ley Nacional de

    Educacin, la de Financiamiento Educativo y una vasta red de Leyes Provinciales de

    Educacin.

    Cabe mencionar tambin la propuesta Leer con Todo, que desde su organizacin

    propone la instalacin cotidiana y sostenida de las prcticas de lectura en la escuela

    mediante la graduacin de textos y propuestas de complejidad creciente.

    En este marco, a comienzos del ciclo lectivo 2015 el Consejo Federal de Educacin, con

    la participacin de los ministros de Educacin de las provincias, aprob el documento

    "Prcticas Diarias de Lectura en la Escuela", actualmente disponible en

    http://www.educ.ar/sitios/educar/recursos/ver?id=125508

    En el nivel secundario, desde 2013 se conformaron las Mesas de Fortalecimiento de la

    Enseanza, a nivel nacional y jurisdiccional, que se centran en la materia Lengua a

    partir de 2014. Estas herramientas de gestin de una poltica de enseanza de la

    lectura se constituyen con los equipos de las Direcciones de nivel secundario de cada

    jurisdiccin, sus referentes del rea de Lengua, los responsables jurisdiccionales de

    Conectar Igualdad, Educ.Ar y el Plan Nacional de Lectura. Este colectivo define y

    coordina dispositivos de formacin docente que permiten afianzar mejores prcticas en

    torno a la enseanza de la lectura en las aulas. La lectura se propone como una

    prctica diaria a travs de diversas vertientes didcticas que incluyen las TIC.

    La poltica educativa de lectura diaria en voz alta, en las aulas de todo el pas, se

    condensa en el antedicho documento titulado "Prcticas Diarias de Lectura en la

    Escuela". El material fue elaborado para la totalidad de niveles educativos como un

    espacio de articulacin y convergencia de las polticas educativas vinculadas a la

    lectura y permitir sistematizar los esfuerzos aislados de quienes desde hace aos

    vienen desarrollando proyectos institucionales de lectura en las diversas escuelas del

    pas.

    La lectura diaria y sus tareas convocan a compartir en la escuela variadas experiencias

    de lectura con maestros, padres, alumnos y alumnas, y con abuelos/as y miembros de

    la comunidad. No se trata slo de aplicar estas tareas sino que se propone que cada

    escuela en sus espacios institucionales pueda debatir el material, crear acuerdos

    polticos y pedaggicos en torno al mismo, flexibilizando espacios, tiempos, roles y

    funciones para darle sentido de continuidad a la lectura desde la recuperacin genuina

    de los lenguajes y culturas de cada contexto. Los invitamos a bajar, leer y analizar el

    material, disponible en:

    http://www.educ.ar/sitios/educar/seccion/?ir=practica_de_lectura

    Para acompaar la puesta en prctica de estos lineamientos, desde 2003 el Ministerio

    de Educacin de la Nacin produjo y distribuye materiales para que en las aulas se

  • concreten ms y mejores lecturas desde diversas iniciativas. As, excelentes

    colecciones literarias llegaron a las escuelas a partir de ese ao y de manera sostenida.

    Primero fueron las colecciones Leer X Leer (5 tomos de literatura universal para nios

    y jvenes, editada en 2003); Leer la Argentina (290 cuentos de autores/as

    argentinos del Siglo XX, en 7 tomos, editada en 2004); y El libro de lecturas del

    Bicentenario (5 tomos anteolgicos de Literatura Argentina, editados en 2010). A

    esas obras precursoras se sumaron Las 100 mejores obras de la literatura

    universal y numerosos textos de autores seleccionados por una Comisin Nacional

    Federal en 2014; las cajas conmemorativas de los 100 aos de Julio Cortzar y los

    50 aos de Mafalda, con ejemplares para cada alumno. Todo esto ha venido

    fomentando primeros acercamientos a cada uno de los autores, siendo a la vez un

    aporte para el inicio de la biblioteca personal de cada ciudadano.

    La Coleccin Juan Gelman brinda a los docentes modos de abordar la poesa. Est

    conformada por 80 libros de poesa y ms de 500 autores de todas las pocas y

    diferentes culturas. Incluye un cuadernillo que desarrolla la historia de la poesa,

    reseas de todos los libros y diversos itinerarios lectores.

    En 2015 las escuelas secundarias reciben Lecturas grabadas, una caja que contiene un

    cuadernillo para docentes y 30 cuadernillos para alumnos, con 36 cuentos y una novela

    breve13. Se le suma un espacio en Educ.Ar para que los alumnos tengan en sus

    netbooks las lecturas grabadas de esos cuentos. Diversas experiencias permitieron

    constatar que la comprensin lectora aumenta cuando se escucha lo que se lee en

    simultneo.

    Tambin se entrega el Archivo Flmico Pedaggico: 36 pelculas que abordan temas

    ligados a la identidad, la trata de personas, la violencia, la cotidianeidad en la escuela

    entre otros. Se acompaan con abordajes pedaggicos de 38 especialistas del mundo

    acadmico y tambin fichas tcnicas de cada pelcula.

    13 El material puede descargarse en http://repositoriorecursos-

    download.educ.ar/repositorio/Download/file?file_id=2a5f1738-985e-40ae-8cc9-

    232d38f6df28

  • Adems de estos y otros materiales que se entregarn en 2015, el Consejo Federal de

    Educacin sostiene desde 2013 las Jornadas Escuela, Familias y Comunidad en dos versiones anuales, para involucrar a las familias en el alcance de una educacin de

    calidad para todos. En ellas la lectura se transforma en la oportunidad para el

    encuentro, el dilogo y la construccin de ciudadana en pos de una sociedad mejor,

    ms justa e inclusiva.

    Ingresar en la pgina del Plan Nacional de Lectura

    (www.planlectura.educ.ar) y recorrerla. Considerando el material de esta

    web y el de

    http://www.educ.ar/sitios/educar/seccion/?ir=practica_de_lectura ya visitada antes

    elaborar un texto propio de hasta 2000 caracteres con espacios que exprese por qu la

    lectura debe ser parte de la agenda de las polticas pblicas en el contexto actual. El

    mismo debe compartirlo en el Foro de la Clase 1.