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ElpeligroaumentaparalosCazadoresdeSombrasahoraqueestatrilogía,bestellerdelNewYorkTimes,llegaasufin.Silaúnicamaneradesalvarelmundo fuera destruyendo a quienmás amás, ¿lo harías?El tiempo corre.Debes elegir. Pasión. Poder. Secretos. Magia. El peligro acecha a losCazadoresdeSombrasenlaentregafinaldeLosOrígenes.

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CassandraClare

PrincesamecánicaCazadoresdesombras.Losorígenes-3

ePubr1.0Edusav27.08.13

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Títulooriginal:ClockworkPrincessCassandraClare,2013Traducción:PatriciaNunesRetoquedeportada:Edusav

Editordigital:EdusavePubbaser1.0

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ParalafamiliaLewis:Melanie,JonathanyHelen

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Considerocierto,aligualqueaquelquecantaentonosdiversosconunaclaraarpa,que los hombres pueden alzarse, pisando sobre sus cuerpos muertos, hacia cosassuperiores.

ALFRED,LORDTENNYSON,InMemoriamA.H.H.

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PRÓLOGO

York,1847

—Tengo miedo —confesó la niña sentada en la cama—. Abuelo, ¿puedesquedarteconmigo?

AloysiusStarkweatheremitióunsonidoguturaldeimpacienciamientrasacercabaunasillaalacamaysesentaba.Esamuestradeintranquilidadibasóloparcialmenteenserio.Legustabaquesunietaconfiaratantoenél,queamenudofueraélelúnicocapazdecalmarla.Suhoscaactitudnuncalehabíaimportadoalaniña,apesardesudelicadocarácter.

—Nohaynadadeloquetenermiedo,Adele—repusoél—.Yaloverás.Lapequeñalomiróconlosojosmuyabiertos.Normalmente,laceremoniadela

primerarunasehabríacelebradoenunodelossalonesmásseñorialesdelInstitutodeYork,perodebidoalafragilidaddelasaludylosnerviosdeAdele,sehabíaacordadoquepodíarealizarseenlaseguridaddesudormitorio.Sehallabasentadaenelbordedelacama,conlaespaldamuyrecta.Suvestidoceremonialerarojo,conunacintaasimismo roja sujetándole el fino cabello rubio.Los ojos resultaban enormes en eldelgadorostro;losbrazos,delgados.Todaellaerafrágilcomounatazadeporcelana.

—LosHermanosSilenciosos—dijoella—,¿quémevanahacer?—Dameelbrazo—lepidió él, y laniña se lo tendió confiada.El abuelo se lo

volvióyviolasazulesvenasbajolapiel—.Emplearánsusestelas…,yasabesloquees una estela, para dibujarte una Marca. Normalmente empiezan por la runa deVidencia,queyaconocespor tusestudios,peroentucasocomenzaránporladelaFuerza.

—Porquenosoymuyfuerte.—Paramejorartuconstitución.—Comoelcaldodecarne.—Adelearrugólanariz.Élrió.—Esperemos que no tan desagradable. Notarás un pequeño pinchazo, así que

debes servalienteynogritar, porque los cazadoresde sombrasnogritandedolor.Luego el pinchazo desaparecerá, y te sentirásmejor ymuchomás fuerte.Y así seacabarálaceremonia,eiremosabajoparacelebrarloconpasteleshelados.

Adelechocólostalones.—¡Yunafiesta!—Sí,una fiesta.Y regalos.—Sepalmeóelbolsillo,donde tenía escondidauna

pequeña caja envuelta en elegante papel azul, que contenía unminúsculo anillo defamiliaaúnmáspequeño—.Aquítengounoparati.Telodaréencuantoseacabela

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ceremoniadelasMarcas.—Nuncaantesmehanhechounafiesta.—Esporquetevasaconvertirenunacazadoradesombras—explicóAloysius—.

Sabesqueesoesmuyimportante,¿verdad?TusprimerasMarcassignificanqueeresnefilim, como yo, y como tumadre y tu padre. Significan que formas parte de laClave, parte de nuestra familia guerrera. Alguien diferente y mejor que todos losdemás.

—Mejor que todos los demás—repitió la niña lentamentemientras se abría lapuertadelcuartoyentrabandosHermanosSilenciosos.

AloysiusvioundestellodetemorenlosojosdeAdele,queapartóelbrazoqueélle sujetaba. Aloysius frunció el cejo; no le gustaba ver el miedo en su progenie,aunquenopodíanegarquelosHermanosresultabaninquietantes,consusilencioysupeculiarmanera de deslizarse al andar. Fueron hacia el lado de la cama donde sehallabalapequeñamientraslapuertavolvíaaabrirseyentrabanelpadreylamadredelaniña;supadre,elhijodeAloysius,conuntrajeescarlata,ysuesposaconunvestidorojoqueseacampanabaenlacinturayuncollardoradodelquecolgabaunaruna enkeli. Sonrieron a su hija, que les correspondió con una trémula sonrisa,mientraslosHermanosSilenciososlarodeaban.

Adele Lucinda Starkweather. Era la voz del primer Hermano Silencioso, elhermanoCimon. Ya has cumplido la edad. Es elmomento de que recibas en ti laprimeradelasMarcasdelÁngel.¿Conoceselhonorqueseteotorgayharástodoloqueestéentupoderparasermerecedoradeél?

—Sí—contestóAdele,asintiendoobediente.¿YaceptasesasMarcasdelÁngel,queestaránparasiempresobretucuerpo,un

recordatoriodetodoloqueledebesalÁngelydetusagradodeberconelmundo?Adeleasintiódenuevo.AAloysiusselellenóelcorazóndeorgullo.—Lasacepto—dijolaniña.Entonces,comencemos.Unaesteladestelló,sujetaenlalargayblancamanodelHermanoSilencioso.Le

cogió el tembloroso brazo aAdele, le colocó la punta de la estela sobre la piel ycomenzóadibujar.

Líneas negras surgían ondeantes de dicha punta, y Adele fue observandomaravilladacómoelsímbolodelaFuerzaibatomandoformasobrelapálidapieldelaparteinteriordelbrazo,undelicadodibujodelíneasquesecortaban,cruzandolasvenas, envolviéndoleelbrazo.Teníael cuerpo tenso, losdientecitosclavadosenellabioinferior.LanzóunarápidamiradaaAloysius,yélsequedóparadoanteloquevioenlosojosdesunieta.

Dolor.EranormalnotaralgodedoloralrecibirunaMarca,peroloqueveíaenlosojosdeAdeleera…puraagonía.

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Aloysius se incorporó de golpe, y la silla en la que había estado sentado saliódisparadahaciaatrás.

—¡Detente!—gritó,peroerademasiadotarde.Larunaestabacompleta.ElHermanoSilencioso seapartó,mirando fijamente.Había sangreen laestela.

Adele estaba gimiendo, recordando la advertencia de su abuelo de que no debíallorar,peroenseguida,lapiellaceradayensangrentadacomenzóalevantárseledeloshuesos,ennegrecida,ardiendobajolarunacomosiéstafueradefuego,yAdelenopudoevitarecharlacabezaatrásygritar,gritar…

Londres,1873

—¿Will?—CharlotteFairchild entreabrió la puerta de la sala de entrenamientodelInstituto—.Will,¿estásahí?

Unapagadogruñidofuelaúnicarespuesta.Lapuertaseabriódeltodoymostróla amplia sala de altos techos que había al otro lado. Charlotte había crecidoentrenándoseahíyconocíacadairregularidaddelasmaderasdelsuelo;laviejadianapintadaen laparednorte; lasventanasdehojascuadradas, tanviejasqueeranmásgruesas en la base que en lo alto. En el centro de la estancia se hallaba WillHerondale,conuncuchilloenlamanoderecha.

Éstevolvió la cabezaparamirar aCharlotte, y ellapensódenuevoque eraunniño muy raro, aunque con doce años ya no era tan pequeño. Era guapo, con elcabello oscuro y espeso que se le ondulaba levemente a la altura del cuello de lacamisa;enesemomentoloteníamojadodesudorypegadoalafrente.HabíallegadoalInstitutoconlapielbronceadaporelaireyelsoldelcampo,peroseismesesenlaciudad lo habían dejado sin color, y eso hacía que el rubor le destacara sobre lospómulos. Tenía los ojos de un azul extrañamente luminoso. Algún día sería unhombremuyapuesto,silograbahaceralgoconlaexpresióndeenfadoqueleretorcíalosrasgospermanentemente.

—¿Quépasa,Charlotte?—soltóél.Aúnhablabaconunligeroacentogalés,unaformadepronunciarlasvocalesque

habríaresultadoencantadorasisu tononofuera tanagrio.Sepasó lamangapor lafrentemientraslachicaentrabaamediasporlapuertaysedetenía.

—Llevohoras buscándote—contestó ella con cierta aspereza; aunque ese tonoteníapocoefectoconWill.NohabíamuchoqueafectaraaWillcuandoestabademalhumor,ycasisiempreestabademalhumor—.¿Notehasacordadodeloquetedijeayer,quehoyíbamosarecibiraunnuevomiembroenelInstituto?

—Oh,síquemeheacordado.—Will lanzóelcuchillo.Seclavójustofueradelcírculodeladiana,loqueaúnlehizoponerpeorcara—.Peronomeimporta.

El chico que estaba detrás de Charlotte ahogó un ruido. Una carcajada, habría

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pensadoella,pero, sinduda,nopodíaestar riendo,¿no?Ya lehabíanadvertidodequeelchicoquellegabaalInstitutodesdeShangháinoestababienpero,aunasí,sehabíasorprendidoalverlobajardelcarruaje,pálidoyagitándosecomounacañabajoelviento,conelrizadocabellooscurosalpicadodecanascomosifueraunhombredeochentaañosynounchicodedoce.Teníalosojosgrandesydeunnegroplateado,extrañamentebellos,peroinquietantesenunrostrotandelicado.

—Will,vasasereducado—dijoCharlotte,ycogióalchicodedetrásyloempujóparaqueentraraenlaestancia—.NotepreocupesporWill,sóloestádemalhumor.WillHerondale,tepresentoaJamesCarstairs,delInstitutodeShanghái.

—Jem—puntualizóelchico—.TodoelmundomellamaJem.—DiootropasohaciaelinteriordelasalamientrasmirabaaWillconamistosacuriosidad.Hablabasinningúnrastrodeacento,loquesorprendióaCharlotte,peroclaro,supadreera…habíasido…británico—.Tútambiénpuedesllamarmeasí.

—Bien,sitodoelmundotellamaasí,noesningúnfavorespecialparamí,¿no?—EltonodeWilleraácido;eracapazdesersorprendentementedesagradable,algoinusualenalguientanjoven—.JamesCarstairs,yairásviendoquesiteocupasdetusasuntosymedejasenpaz,serálomejorparalosdos.

Charlottesuspirópordentro.Habíaesperadoquelapresenciadeesechico,delamisma edad queWill, sirviera para que éste perdiera su rabia y su maldad, peroparecíaevidentequehabíahabladoenserioaldecirquenoleimportabasiotrochicocazador de sombras llegaba al Instituto. No quería amigos, ni los necesitaba.Charlottemiró a Jem, esperando que su semblante reflejara sorpresa o dolor, perosólosonreíaligeramente,comosiWillfueraungatitoquehubieratratadodearañarle.

—NomeheentrenadodesdequesalídeShanghái—señalóJem—.Meiríabienuncompañero,alguienconquienpracticar.

—Yamítambién—repusoWill—.Peronecesitoaalguienqueestéaminivel,no auna criatura enfermizaqueparece estar arrastrándosehacia la tumba.Aunquesupongoquepodríasservirdedianaparahacerprácticasdepuntería.

Charlotte,sabiendoloquesabíadeJamesCarstairsyloquenohabíacompartidoconWill,sintióunhorrorquelerevolvióelestómago.

«“Arrastrándose hacia la tumba”, ¡oh, Dios santo! —¿Qué le había dicho supadre? Que Jem dependía de una droga para vivir, alguna clase de medicina queprolongabasuvida,peronolocuraba—.Oh,Will».

Ibaacolocarseentrelosdoschicos,comoparaprotegeraJemdelacrueldaddeWill, terriblementemás punzante de lo habitual dada la naturaleza de a quién ibadirigida,perosedetuvo.

Jemnisiquierahabíacambiadodeexpresión.—Si por «arrastrándose hacia la tumba» te refieres a que estoy muriéndome,

entonces,aciertas—repuso—.Mequedanunosdosañosdevida,tressitengosuerte,

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oesomedicen.InclusoWillnopudoocultarsuimpresión;selecolorearonlasmejillas.—Yo…PeroJemhabíacomenzadoacaminarhacialadianapintadaenlapared;cuando

llegóallí,arrancóelcuchillodelamadera.LuegosevolvióyfuedirectohastaWill.Aunquemásdelicado,teníasumismaaltura;asólounoscentímetrosdedistanciasemiraronalosojosyseaguantaronlamirada.

—Puedesusarmeparapracticarpuntería,silodeseas—dijoJemcontantacalmacomosiestuvierahablandodeltiempo—.Meparecequetengopocoquetemerdeeseejercicio, ya que no pareces tenermucha puntería.—Se volvió, apuntó y lanzó elcuchillo, que se clavó en el corazón de la diana, temblando levemente—. O —continuó Jem, volviéndose hacia Will— podrías dejarme que te enseñara. Porquetengounagranpuntería.

Charlotteseloquedómirandosorprendida.DurantemedioañohabíaobservadoaWillapartaracualquieraquetratabadeacercarseaél(tutores,supadre,suprometidoHenry o los dos hermanos Lightwood) sirviéndose de una actitud aborreciblecombinadaconunacrueldadmordaz.Suponíaque,denohabersidolaúnicapersonaquelohabíavisto llorar, tambiénhabríaperdidolaesperanza,hacía tiempo,dequeWill pudiera servir de algo a alguien. Y, sin embargo, ahí estaba, mirando a JemCarstairs,unchicoconaspectotanfrágilqueparecíahechodecristal,yladurezadesuexpresiónseestabatransformandoenunaincertidumbretentativa.

—Noteestásmuriendodeverdad—dijoWill,coneltonomásextrañoenlavoz—,¿no?

Jemasintió.—Esomedicen.—Losiento—selamentóWill.—No—contestóJemamediavoz.Dejólachaquetaaunladoysacóuncuchillo

del cinturón—. No seas así de vulgar. No me digas que lo sientes. Di que teentrenarásconmigo.

Le tendió el cuchillo a Will con el mango por delante. Charlotte contuvo larespiración,temíamoverse.Sesentíacomosiestuvierasiendotestigodeunmomentocrucial,aunquenohabríapodidodecirporqué.

WillcogióelcuchilloaúnsinapartarlosojosdelrostrodeJemylerozólamanoal hacerlo. Charlotte pensó que era la primera vez que lo había visto tocar a otrapersonavoluntariamente.

—Meentrenarécontigo—afirmóWill.

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1

UNABRONCAESPANTOSAEnmartes,nitecases,niteembarques.

Dichopopular

—Diciembre es unmes venturoso para una boda—dijo la costurera, entre losalfileresquellevabaenlaboca,conlafacilidaddeañosdepráctica—.Comodicen:«Sitecasasendiciembre,elamorduraráparasiempre».—Colocóunúltimoalfilerenelvestidoydiounpasoatrás—.Yaestá.¿Quéleparece?EstádiseñadoapartirdeunodelosmodelosdelpropioWorth.

Tessa miró su reflejo en el espejo de cuerpo entero colocado entre las dosventanasdesuhabitación.Eraunvestidodeunasedadecolordoradooscuro,comoera costumbre entre los cazadores de sombras, que consideraban al blanco comosímbolode lutoy senegabanacasarsedeesecolorapesardeque lapropia reinaVictoriahabíaintroducidoesamoda.ElajustadocuerpoestababordeadodeencajedeBruselas,quetambiénrecorríalasmangas.

—¡Es precioso! —Charlotte aplaudió y se inclinó hacia adelante, con lo ojoscastañosbrillándoledeentusiasmo—.Tessa,esecolortequedamuybien.

Éstasevolviódeunladoalotroanteelespejo.Eldoradoleponíaelcolorquetantonecesitabaenlasmejillas.Elcorséconformaderelojdearenalamoldeabaylaredondeabadondesesuponíaquedebíahacerlo,yelángelmecánicoquelecolgabadel cuello la calmabacon su tictac.Bajo él sebalanceaba elmedallónde jadequeJemlehabíaregalado.Habíaalargadolacadenaparapoderllevarambosadornosalmismotiempo,yaquenoqueríasepararsedeninguno.

—¿Noopinasquequizáelencajeesunadornounpocoexcesivo?—¡Enabsoluto!—Charlotteserecostóensuasientoy,sindarsecuenta,secolocó

una mano protectora sobre el vientre. Siempre había sido demasiado delgada,escuálida,adecirverdad,paranecesitaruncorsé,yahoraqueestabaembarazada,lehabíadadoporponersevestidosde té,ajustadosporencimade lacinturaysueltospordebajodeésta,conlosqueparecíaunpajarito—.Esparaeldíadetuboda,Tessa.Si alguna vez hay excusa para ir demasiado adornada, es justamente ese día.Imagínatelo.

Tessa se había pasadomuchas noches haciendo justamente eso.Aún no estabaseguradedóndesecasaríanJemyella,porqueelConsejoseguíadeliberandosobresusituación.Perocuandoseimaginabalaboda,siempreeraenunaiglesia,conellarecorriendoelpasillohastaelaltar,quizádelbrazodeHenry,sinmirarniaderechaniaizquierda,sinohaciaadelante,asuprometido,comodebíahacerunanovia.Jem

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vestiríaununiforme,nocomolosquellevabacuandoluchaba,sinocomodemilitar,diseñado especialmente para la ocasión: negro con bandas doradas en los puños yrunasdoradasenrelievesobreelcuelloylassolapas.

Se le vería muy joven… Ambos eran muy jóvenes. Tessa sabía que no eracorriente casarse a los diecisiete y dieciocho años, respectivamente, pero tenían elrelojencontra.

ElrelojdelavidadeJem,prestoapararse.Sellevólamanoalcuelloynotólafamiliarvibracióndesuángelmecánico,que

lerascabalapalmaconlasalas.Lacostureralamiróinquieta.Eraunamundana,nonefilim,peroteníalaVisión,comotodoslosqueservíanaloscazadoresdesombras.

—¿Quierequelequiteelencaje,señorita?AntesdequeTessapudieracontestar,llamaronalapuerta.—SoyJem,Tessa,¿estásahí?—dijounavozconocida.Charlotteseincorporódegolpeensuasiento.—¡Oh!¡Nodebeverteconelvestido!Tessalamiróperpleja.—¿Yporquéno?—Esotracostumbredeloscazadoresdesombras…¡Damalasuerte!—Charlotte

sepusoenpie—.¡Rápido!¡Escóndetedetrásdelarmario!—¿Elarmario?Pero…—Tessasoltóungrititocuandosuamigalacogióporla

cinturaylaempujódetrásdelmueblecomohabríahechounpolicíaconuncriminalqueleopusieraresistencia.CuandoCharlottelaliberó,Tessasesacudióelvestidoylehizounamueca;ambasmiraronagazapadas traselmueblemientras lacosturera,despuésdelanzarlesunamiradadeasombro,abríalapuerta.

LaplateadacabezadeJemaparecióenlaabertura.Parecíaunpocodespeinado,conlachaquetatorcida.Miróalrededor,confuso,antesdevislumbraraCharlotteyaTessa,apesardesusintentosdequenolasviera.

—Gracias a Dios—exclamó—. No tenía ni idea de dónde os habíais metido.GabrielLightwoodestáabajo,yestáarmandounabroncaespantosa.

—Escríbeles,Will—dijoCecilyHerondale—.Porfavor.Sólounacarta.Willseechóhaciaatráselcabellonegro,empapadodesudor,ylamiróenfadado.—Ponlospiesenposición—fuetodoloquedijo.Señalóconlapuntadeladaga

—.Ahíyahí.Cecily suspiró ymovió los pies. Ya sabía que no estaba en posición; lo había

estado haciendo a posta para picarlo. Era fácil picarlo. Eso sí que lo recordaba decuandoWillteníadoceaños.Inclusoentonces,retarleahaceralgo,comoescalarelmuyinclinadotejadodesumansión,habíallevadoalomismo:unafuriosallamaazulen susojos, lamandíbula tensay, aveces al final,Will conunapiernaounbrazo

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roto.Claroqueesehermano,elWillcasiadulto,noeraelhermanoqueellarecordaba

desuinfancia.Sehabíavueltomásexplosivoymásreservado.Teníatodalabellezadesumadreytodalaterquedaddesupadre,ysetemíaquetambiénhabíaheredadodeesteúltimolapropensiónalosvicios,aunqueesosólolohabíasupuestoapartirdealgunosmurmullosdelosocupantesdelInstituto.

—Alzaelcuchillo—leordenóWill.Suvozeratanfríayprofesionalcomoladeunainstitutriz.

Cecilyloalzó.Habíatardadounpocoenacostumbrarsealasensacióndeltrajedecombate contra la piel: la túnica suelta, los pantalones y el cinturón rodeándole lacintura.Peroyasemovíavestidaasícontantasolturacomolohabíahechoconloscamisonesmásholgados.

—Noentiendoporquénoquieresnipensarenescribirlesunacarta.Unaúnicacarta.

—Yyonoentiendoporquénoquieresnipensarenvolveracasa—replicóWill—.SitúaceptarasregresaraYorkshire,dejaríasdepreocupartepornuestrospadresyyopodríaarreglar…

Ellalointerrumpió;yahabíaoídomilvecesesediscurso.—¿Quétepareceríaunaapuesta,Will?Sesintiócomplacidayunpocodecepcionadaalverqueasuhermanolebrillaban

los ojos, igual que hacían los de su padre cuando se le sugería una apuesta entrecaballeros.Loshombreserantanpredecibles…

—¿Quéclasedeapuesta?—Élavanzóunpaso.Ibacontrajedecombate;CecilyveíalasMarcasquelerodeabanlasmuñecasylarunamnemosyneenelcuello.Lehabía costadobastante tiempodejar de ver lasMarcas como algo que desfiguraba,peroya sehabíaacostumbradoaellas, igualque sehabíaacostumbradoal trajedecombate,alossólidosmurosresonantesdelInstitutoyasuspeculiareshabitantes.

Señalólaparedqueteníanenfrente.Habíaunaviejadiananegrapintadaenella:uncírculogranderodeandounpuntonegro.

—Siledoyalcentrotresveces,tendrásqueescribirunacartaamamáyapapáydecirlescómoestás.Lesexplicaráslodelamaldiciónyporquétefuiste.

LaexpresióndelrostrodeWillsevolvióimperturbable,igualquepasabasiemprequelepedíaeso.

—Nuncaledarástresvecesseguidas,Cecy—contestó,sinembargo.—Bien, entonces no te importará apostar, William. —Empleó su nombre

completoapropósito.Sabíaquelemolestabasilodecíaella,aunquecuandosumejoramigo…,no,suparabatai(desdesullegadaalInstitutohabíaaprendidoqueerandoscosasmuydiferentes),Jem,lohacía,Willparecíaconsiderarlounamuestradeafecto.Seguramente sería porque aún la recordaba corriendo torpemente tras él sobre sus

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gordezuelas piernecitas y llamándole «Will,Will», en un galés jadeante. Nunca lehabíallamadoWilliam,sóloWillosunombreengalés,Gwilym.

Él entrecerró los ojos, esos ojos azul oscuro del mismo color que los suyos.Cuandosumadredecíacariñosamenteque,demayor,Willseríaunrompecorazones,Cecily siempre la habíamirado sin acabar de creérselo. En aquel tiempo,Will eratodobrazosypiernas,delgaducho,desaliñadoysiempresucio.Noobstante,yaveíaque su madre tenía razón; lo había visto la primera vez que había entrado en elcomedordelInstituto,cuandoélsehabíalevantadosorprendidoyellahabíapensado:«ÉsenopuedeserWill».

Élhabíavueltoesosojoshaciaella, losojosdesumadre,yella loshabíavistocargados de rabia. No se había alegrado de verla, en absoluto. Y aunque en susrecuerdoshabíahabidounchicoflacoconunarevueltamatadepelonegro,comolade un gitano, y con hojas en la ropa, en aquelmomento veía a un hombre alto einquietante.Laspalabrasquelehabíaqueridodecirselehabíanfundidoenlalengua,ylohabíaretadoconlamirada.Yasíhabíasidodesdeentonces,conWillsoportandoaduraspenassupresenciacomosiellafueraunapiedraensuzapato,unamolestiamenor,peroconstante.

Cecilyrespiróhondo,alzólabarbillaysepreparóparalanzarelprimercuchillo.Will no sabía, ni sabría nunca, las horas que ella había pasado en esa sala, sola,practicando,aprendiendoaequilibrarelpesodelcuchilloenlamano,descubriendoque un buen lanzamiento comenzaba desde detrás del cuerpo. Primero bajó ambosbrazos, y luego alzó el derecho, por detrás de la cabeza, antes de lanzarlo haciaadelante,acompañadodelpesodelcuerpo.Lapuntadelcuchilloestabaenlíneaconladiana.Losoltóyechólamanohaciaatrás,ahogandoungrito.

Lapuntadelcuchilloseclavóenlapared,justoenelcentrodeladiana.—Uno—dijoCecily,mientraslanzabaasuhermanounamiradadesuperioridad.Éllamiróimpasible,arrancóelcuchillodelaparedyseloentregó.Ella lo lanzó de nuevo. El segundo lanzamiento, al igual que el primero, voló

directamentehacialadianayseclavóallí,vibrandocomoundedoburlón.—Dos—contóCecilyenuntonosepulcral.Willapretólosdientesmientrasarrancabadenuevoelcuchilloyselotendía.Ella

lo cogió sonriendo. Sentía la confianza fluyéndole por las venas como una sangrenueva. Sabía que podía hacerlo. Siempre había sido capaz de trepar tan alto comoWill,corrertanrápido,aguantarlarespiraciónelmismorato…

Lanzóelcuchillo.Seclavóenelcentrodeladiana,yCecilypegóunbrincoenelaire,aplaudióysedejóllevarduranteuninstanteporlaexcitacióndelavictoria.Elcabelloselesoltódelashorquillasylecayósobreelrostro;seloapartóysonrióaWill.

—Ahoratendrásqueescribirlacarta.¡Hasaceptadolaapuesta!

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Éllasorprendiósonriendo.—Oh,síquelaescribiré—aceptóél—.Laescribiréyluegolatiraréalfuego.—

Alzóunamanoparadetenerlasmuestrasdeindignacióndelachica—.Hedichoquelaescribiría,noquelaenviaría.

Cecilyahogóungrito.—¿Cómoteatrevesaengañarmeasí?—Ya tehedichoqueno tienesmaderadecazadorade sombras,ono tehabría

engañadocontantafacilidad.Novoyaenviarlesunacarta,Cecy.VacontralaLey,ynohaynadamásquediscutir.

—¡CómosiatiteimportaramucholaLey…!—Cecilypataleósobreelsuelo,einmediatamenteseenfadómásquenunca;odiabalaschicasquepataleaban.

Willlamiróconojosentornados.—Yatitedalomismoseronounacazadoradesombras.¿Quétepareceesto?

Escribiréunacartayteladaréatisimeprometesllevarlapersonalmenteacasaynovolver.

Cecily retrocedió. Tenía muchos recuerdos de peleas a gritos conWill, de lasmuñecas de porcelana que había tenido y que él le había roto tirándolas desde laventana del desván, pero también tenía buenos recuerdos: el hermanoque le habíavendadouncorteenlarodilla,olehabíavueltoaatarlascintasdelpelocuandoselehabíansoltado.PeroesabondadestabaausenteenelWillqueestabaanteellaenesemomento.Sumadrehabíaestadollorandoduranteunañoodosdespuésdequeélsemarchara; le había dicho, mientras la abrazaba, que los cazadores de sombras le«arrebataríanelcariñodedentro».Unagentefría,lehabíadichoaCecily,unagentequelehabíaprohibidocasarseconsumarido.¿PorquéibaaquererestarconellossuWill,supequeño?

—Nomemarcharé—aseguró ella, mirando con dureza a su hermano—. Y sisiguesinsistiendoenquelohaga,iréy…

La puerta del desván se abrió, y se vio a Jem recortado contra elmarco de lapuerta.

—Ah—dijo éste—, amenazándoosmutuamente, yaveo. ¿Lleváis toda la tardeasíoacabáisdeempezar?

—Haempezadoél—acusóCecily,apuntandoaWillconlabarbilla,aunquesabíaquenoservíadenada.Jem,elparabataideWill,latratabaconlaamabilidaddistanteydulcereservadaparalashermanitasdelosamigos,perosiempreseponíadelladodeWill.Con amabilidad, pero con igual firmeza, Jemponía aWill por encima decualquierotracosa.

Bueno,casicualquierotracosa.CecilysehabíaquedadomuyimpresionadaconJemcuandohabíallegadoalInstituto;teníaunabellezaextrañayfantasmal,consucabelloyojosplateadosysusdelicadosrasgos.Parecíaelpríncipedeuncuentode

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hadas,yCecilysehabríaplanteadolaposibilidaddeestableceralgúntipoderelaciónconéldenohabersidoabsolutamenteevidentequeestabaperdidamenteenamoradode Tessa Gray. La seguía con la mirada allá adonde fuera, y le cambiaba la vozcuandohablaba conella.Unavez,Cecilyhabíaoídobromear a sumadrediciendoqueunodeloshijosdelosvecinosmirabaaunachicacomosifuera«laúnicaestrellaenelcielo»,yasíeracomoJemmirabaaTessa.

ACecilynoleimportaba:Tessaeraagradableyamableconella,aunqueunpocotímida,yconlanarizsiempremetidaenunlibro,comoWill.SiésaeralaclasedechicaqueJemquería,élyellanoestabanhechoselunoparaelotro,ycuantomástiempo pasaba en el Instituto más cuenta se daba de lo mucho que eso habríacomplicado las cosas conWill.Éste era ferozmente protector con Jem, y la habríaestadovigilandoconstantementeporsialgunavezlohacíaenfadarolehacíadañodealgunamanera.No,lociertoeraqueestabamuchomejornometiéndoseeneselío.

—EstabapensandoenenvolveraCecilyyechárselaalospatosdeHydePark—dijoWillmientrasseapartabaelsudadocabellodelacara;dedicóaJemunadesusrarassonrisas—.Meiríabientuayuda.

—Por desgracia, tendrás que dejar tus planes de fratricidio para más tarde.GabrielLightwoodestáabajo,ytengoquedecirtedospalabras.Dosdetuspalabrasfavoritas,almenoscuandolasponesjuntas.

—¿Cazurrototal?—aventuróWill—.¿Advenedizoinútil?Jemsonrió.—Viruelademoníaca—contestó.

Sophiesujetólabandejaconunamano,conlafacilidadquedaunalargapráctica,mientrasllamabaalapuertadeGideonLightwoodconlaotra.

Oyóunrápidoroceylapuertaseabrió.Ésteestabaenpantalones,tirantesyunacamisablancaremangadahastaelcodo.Teníalasmanosmojadas,comosiacabaradepasarselosdedosporelcabello,quetambiénestabahúmedo.ASophieelcorazónledio un salto dentro del pecho antes de calmarse. Se obligó a mirarlo con el cejofruncido.

—SeñorLightwood—dijo—,lehetraídolospastelillosquehapedido,yBridgettambiénlehapreparadounabandejadesándwiches.

Élretrocedióparadejarlaentrarenlahabitación.Eracomotodaslashabitacionesdel Instituto: pesados muebles oscuros, una gran cama con dosel, una ampliachimeneayaltasventanas,queenestecasodabanalpatio.SophienotabalamiradadeGideon sobre ellamientras cruzaba la habitación para dejar la bandeja sobre lamesa ante el fuego. Se irguió y se volvió hacia él, con lasmanos cogidas ante eldelantal.

—Sophie…—comenzóél.

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—SeñorLightwood—leinterrumpióella—.¿Necesitaalgunaotracosa?Éllamirómedioenfadado,mediotriste.—MegustaríaquemellamarasGideon.—Yaselohedicho,nolepuedollamarporsunombredepila.—Soyuncazadordesombras;notengonombredepila.Sophie,porfavor.—Dio

unpasohaciaella—.AntesdequevinieraaresidirenelInstituto,habíapensadoquenos estábamoshaciendo amigos.Perodesde el día que llegué, has estadomuy fríaconmigo.

Sindarsecuenta,Sophiesellevólamanoalrostro.RecordóalseñoritoTeddy,elhijode suantiguo señor,y lahorriblemanera enque la acorralabaen los rinconesoscuros;laapretabacontralaparedylemetíalasmanosbajoelcanesú,mientraslemurmuraba al oído que era mejor que fuera cariñosa con él si sabía lo que leconvenía.Eserecuerdoleprovocabanáuseas,inclusodespuésdetantotiempo.

—Sophie.—LosojosdeGideonsearrugaronenlascomisuras,preocupados—.¿Quétepasa?Sihehechoalgoinapropiado,tehedesairadodealgunaforma,dimequées,porfavor,paraquepuedaenmendarlo…

—Nohaynadainapropiado,ningúndesaire.Ustedesuncaballeroyyosoyunacriada;algomásseríaunafamiliaridad.Porfavor,nohagaquemesientaincómoda,señorLightwood.

Gideon, que había alzado la mano a medias, la dejó caer. Parecía tandesconsoladoqueaSophieseleenternecióelcorazón.

«Yo tengo todoqueperder, y él, nada», se recordó.Sedecía esopor la noche,acostada en su estrecha cama, con el recuerdo de un par de ojos del color de lastormentasrondándoleporlacabeza.

—Pensabaqueéramosamigos—repusoél.—Nopuedosersuamiga.Gideondiounpasohaciaella.—¿Ysiyotepidiera…?—¡Gideon!—EraHenry,enlapuertaabierta,sinaliento,vestidoconunodesus

horribleschalecosarayasverdesynaranja—.Tuhermanoestáaquí.Abajo…—¿Gabrielestáaquí?—preguntóGideonsorprendido.—Sí.Gritandoalgosobretupadre,peronoquieredecirnosnadamásanoserque

estéstú.Lojura.Venconmigo.Gideon vaciló, alternando la mirada entre Henry y Sophie, que trató de ser

invisible.—Esque…—Venahoramismo,Gideon.—Henrypocasveceshablabaenuntonotajantey,

cuandolohacía,elefectoeraasombroso—.Estácubiertodesangre.Gideonpalideció,yfueacogerlaespadaquependíadeuncolgadordoblejuntoa

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lapuerta.—Yavoy.

GabrielLightwoodestabaapoyadocontralaparedjustoalaentradadelInstituto,sinchaqueta,conlacamisaylospantalonesempapadosdesangreescarlata.Fuera,atravésdelaspuertasabiertas,TessavioelcarruajedelosLightwood,consublasóndellamasenelcostado,paradoalpiedelaescalera.DebíadehaberloconducidoelmismoGabriel.

—Gabriel—dijo Charlotte en un tono calmado, como si estuviera tratando detranquilizarauncaballosalvaje—,dinosquéhapasado,porfavor.

Gabriel,altoydelgado,conelcabellocastañoemplastadodesangre,sefrotóelrostroconojosdesorbitados.Lasmanostambiénlasteníaensangrentadas.

—¿Dóndeestámihermano?Tengoquehablarconmihermano.—Ahorabaja.HeenviadoaHenryabuscarle,yCyrilestápreparandoelcarruaje

delInstituto.Gabriel,¿estásherido?¿Necesitasuniratze?—preguntóCharlotteenuntonomaternal,comosiesechiconuncasehubieraenfrentadoaelladesdedetrásdelasilla deBenedict Lightwood, como si nunca hubiera conspirado con su padre paraarrebatarleelInstituto.

—Ésa esmucha sangre—observóTessa, avanzando hacia él—.Gabriel, no estuya,¿verdad?

Gabriellamiró.Tessapensóqueeralaprimeravezqueloveíacomportarsesinningún tipo de afectación. Sólo había un aturdido terror en sus ojos, miedo y…confusión.

—No…esde…ellos…—¿Deellos?¿Quiénessonellos?—preguntóGideon,quebajabaatodaprisala

escaleraconunaespadaenlamanoderecha.HenryllegabaconélyJem,ydetrásdeéste,WillyCecily.Jemsedetuvoamediaescalera,asombrado,yTessasediocuentadequelaacababadeverconelvestidodenovia.Jemabriómucholosojos,perolosdemásyaloempujaban,yterminóbajandolaescaleracomounahojallevadaporelviento.

—¿Está herido padre? —continuó Gideon, mientras se detenía ante el reciénllegado—.¿Y tú?—Alzó lamano, se la pusobajo labarbilla y le volvió el rostrohaciaél.AunqueGabrieleramásalto,enelrostroseleviolaexpresióndehermanopequeño:aliviodequesuhermanoestuvieraahí,yundestelloderencorporeltonoperentoriodeéste.

—Padre…—comentóGabriel—.Padreesungusano.Will soltóuna seca carcajada.Llevaba el traje de combate, como si acabarade

salirdelasaladeentrenamiento,yelcabelloselerizabahúmedocontralassienes.NomirabaaTessa,peroellayasehabíaacostumbradoaeso.Élcasinuncalamiraba

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anoserquefueraimprescindible.—Mealegrodeverquehas aceptadonuestraperspectiva,Gabriel, peroésta es

unamaneramuyraradecomunicárnoslo.Gideon miró a Will con reproche antes de volver a fijar su atención en su

hermano.—¿Quéquieresdecir,Gabriel?¿Quéhahechopadre?Gabrielsacudiólacabeza.—Esungusano—repitióconvozinexpresiva.—Losé.HacubiertodevergüenzaelnombredelosLightwood,ynoshamentido

aambos.Avergonzóydestruyóanuestramadre.Peronotenemosporquésercomoél.

Gabrielsesoltódesuhermanoylosdientesledestellaronalesbozarunamuecadefuria.

—Nomeestásescuchando—afirmó—.Esungusano.Ungusano.Algoparecidoa una serpiente. Desde que Mortmain dejó de enviarle la medicina, se ha idoponiendo peor. Cambiando. Las llagas que tenía en los brazos comenzaron aextenderse.Por lasmanos,elcuello,e…el rostro…—GabrielbuscóaWillcon lamirada—. Era la viruela, ¿verdad? Tú lo sabías, ¿cierto? ¿No eres una especie deexperto?

—Bueno, tampoco hace falta que hagas como si yo la hubiera inventado —replicóWill—. Sólo porque creía en su existencia.Hay registros sobre ella, viejashistoriasenlabiblioteca…

—¿Viruela demoníaca?—preguntó Cecily, con una mueca de confusión en elrostro—.Will,¿dequéestáhablando?

Éste abrió laboca,y lospómulos se le sonrojaron levemente.Tessaocultóunasonrisa. Hacía semanas que Cecily había llegado al Instituto, y su presencia aúnmolestaba y ponía nervioso a Will. No parecía saber cómo comportarse cuandoestaba cerca suhermanita, quenoera laniñaque él recordabay cuyapresencia, atodas luces, le resultabamolesta.Sinembargo,Tessa lohabíavistoseguiraCecilyconlamiradaportodaunasala,conelmismoamorprotectorenlosojosqueavecesdedicabaaJem.Sinduda,laexistenciadelaviruelademoníaca,ycómosecontraía,eraloúltimoquequerríaexplicarleaella.

—Denadaqueteimporte—masculló.LamiradadeGabrieltopóconCecily,yésteabrióloslabios,sorprendido.Tessa

loviofijarseenlachica.LospadresdeWilldebíandesermuyguapos,pensóTessa,porque Cecily era tan hermosa como atractivo era Will; también compartían elcabello negro y brillante, y los deslumbrantes ojos azules. Cecily le devolvió lamirada con descaro y una expresión de curiosidad; debía de haberse estadopreguntandoquiénseríaesechicoquetantamaníaparecíatenerleasuhermano.

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—¿Hamuertopadre?—inquirióGideonconunavozmásagudadelonormal—.¿Lohamatadolaviruelademoníaca?

—Nolohamatado—contestóGabriel—.Cambiado.Lohacambiado.HaceunassemanasnostrasladamosaChiswick.Nomequisodecirporqué.Luego,haceunosdías,seencerróensuestudio.Noqueríasalir,nisiquieracomer.Estamañanaheidoal estudiopara tratardeanimarlo.Lapuerta estabaarrancadade losgoznes.Habíaun… un rastro de algo pegajoso que llevaba hacia el vestíbulo. Lo he seguidoescalerasabajoyluegoporeljardín.—Miróalrededordelvestíbulo,dondesehabíahechoelsilencio—.Sehaconvertidoenungusano.Esoesloquetedigo.

—¿Y supongo que no será posible—preguntóHenry enmedio del silencio—,er…,pisarlo?

Gabriellomirómolesto.—Lehebuscadoporeljardín.Heencontradopartedeloscriados.Ycuandodigo

queheencontrado«parte»,quierodecirexactamenteeso.Estabandespedazados…atrozos.—Tragósalivay semiró la ropaensangrentada—.Luegoheoídoun ruido,comounaullidomuyagudo.Yalvolverme,lohevistoviniendohaciamí.Ungusanograndeyciego,comoundragónsalidodeunaleyenda.Teníalabocaabierta,plagadade afilados dientes. He salido corriendo hacia los establos. Me ha perseguidoreptando,perohesaltadoalcarruajeyhecruzadolaverjaatodaprisa.Lacriatura…,padre,nomehaseguido.Creoquetemequelovealagentecomún.

—Ah—repusoHenry—.Entoncesesdemasiadograndeparapisarlo.—No debería haber huido —se reprochó Gabriel, mirando a su hermano—.

Deberíahabermequedadoyluchadocontraesacriatura.Quizáhabríapodidorazonarconél.Talvezpadreestédentrodealgunamanera.

—Ytalvez tehabríapartidopor lamitaddeunmordisco—replicóWill—.Loqueestásdescribiendo,latransformaciónendemonio,eslaúltimafasedelaviruela.

—¡Will!—Charlottealzólasmanosalcielo—.¿Porquénolohasdichoantes?—¿Sabes?,loslibrossobrelaviruelademoníacaestánenlabiblioteca—repuso

Willofendido—.Noheimpedidoquenadielosleyera.—Sí, pero si Benedict iba a convertirse en una serpiente enorme, creo que, al

menos, podrías haberlo mencionado—le espetó Charlotte—. Como un asunto deinterésgeneral.

—Primero—contraatacóWill—, no sabía que iba a convertirse en un gusanogigante. La última fase de la viruela demoníaca es la transformación en demonio.Podría haber sido de cualquier tipo. Segundo, el proceso tarda semanas.Creía quehasta un idiota certificado como Gabriel se habría dado cuenta y se lo habríanotificadoaalguien.

—¿Notificárselo a quién? —preguntó Jem, no carente de razón. Se habíaacercadoaTessamientrasprogresabalaconversación.Unojuntoalaotra,serozaban

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eldorsodelamano.—A laClave.Al cartero.A nosotros.A quien fuera—respondióWill con una

mirada irritada hacia Gabriel, que estaba recuperando parte del color y parecíafurioso.

—Nosoyunidiotacertificado…—Lafaltadecertificaciónnodemuestralainteligencia—mascullóWill.—Comohedicho,padrellevabaunasemanaencerradoensuestudio…—¿Ynoteparecióniunpocoraro?—quisosaberWill.—Noconocesanuestropadre—intervinoGideonenel tonodevozneutroque

empleabacuandolaconversaciónsobresufamiliaeraineludible.Miróasuhermanoylepusolasmanossobreloshombros;lehablóenvozbaja,conunmatizapagadoqueningunodelosotrospudooír.

Jem, aún al lado de Tessa, enganchó el meñique con el de ella. Era un gestocorrientedeafecto,alqueéstasehabíaidoacostumbrandodurantelosúltimosmeses,tantoqueavecesletendíalamanosinpensarcuandoloteníaallado.

—¿Ésteestuvestidodenovia?—preguntóélenvozbaja.Tessa se ahorró la respuesta por la aparición de Bridget, que traía equipo de

combate,ydeGideon,quederepentesevolvióhaciatodosellos.—Chiswick—dijo—.Debemosirallí.AlmenosGabrielyyo.—¿Irsolos?—preguntóTessa,losuficientementeasombradaparahablarcuando

noletocaba—.Pero¿porquénopidesaotrosquevayancontigo…?—LaClave—respondióWill, conunamiradade penetrante azul—.Noquiere

quelaClavesepalodesupadre.—¿Yquerríastú?—inquirióGabrielacalorado—.¿Sifueratufamilia?—Torció

el gesto—. No importa. Tampoco es que conozcas el significado de la palabra«lealtad»…

—Gabriel—leriñóGideon—.NolehablesasíaWill.Suhermanolomirósorprendido,yTessanopudoculparle.Gideonsabíalodela

maldicióndeWill,quesuequivocadacreenciahabíasidoelmotivodesuhostilidadysusmalasmaneras,comolosabíatodoelInstituto,peroeraunahistoriaprivadaentreellos,ynoselahabíanexplicadoanadiedefuera.

—Iremos contigo. Claro que iremos contigo—afirmó Jem mientras soltaba aTessaydabaunpasoalfrente—.Gideonnosayudó.Nolohemosolvidado,¿verdadqueno,Charlotte?

—Claroqueno—contestóésta—.Bridget,losequipos…—Yo ya estoy adecuadamente equipado —anunció Will mientras Henry se

quitabalachaquetayseponíaladeluniformeyuncinturóndearmas;Jemhizolomismoy,derepente,laentradaseconvirtióenunherviderodeactividad:CharlottehablabaenvozbajaconHenry,conlamanocubriéndoseelestómago.Tessaapartóla

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mirada para que tuvieran un momento privado y vio una cabeza oscura inclinadasobreunaclara.JemestabaalladodeWillconlaestelaenlamano,dibujándoleunarunaenelcuello.Cecilymiróasuhermanoyfruncióelcejo.

—Yoyaestoyconvenientementeequipada—anunció.Willalzólacabezadegolpe,provocandounaprotestadeJem.—Cecily,rotundamenteno.—Notienesderechoadecirmesíono.—Losojoslellamearon—.Yovoy.WillmiróhaciaHenry,queseencogiódehombrosamododedisculpa.—Tienederecho.Llevacasidosmesesentrenando…—¡Esunaniña!—Túhacíaslomismoalosquince—repusoJemconcalma,yWillsevolvióal

instantehaciaél.Por un momento pareció como si todos contuvieran la respiración, incluso

Gabriel.JemlesostuvolamiradaaWill,sinvacilar,ynoporprimeravez,Tessatuvolasensacióndequeintercambiabanpalabrasensilencio.

Willsuspiróyentornólosojos.—Tessaserálasiguienteenquerervenir.—Claroquevoy—repusoésta—.Quizánoseaunacazadoradesombras,pero

tambiénestoyentrenada.Jemnovaairsinmí.—Llevaselvestidodenovia—protestóWill.—Bueno, ahora que todos lo habéis visto, no lo puedo llevar para casarme—

argumentólachica—.Damalasuerte,yasabéis.Willmascullóalgoengalés, ininteligible,peroconunclarotonodederrota.Al

otro ladode la sala, Jem lanzó aTessauna leve sonrisapreocupada.Lapuerta delInstituto se abrió entonces, y el sol del otoño penetró hasta el vestíbulo. Cyril sehallabaenelumbral,sinresuello.

—Elsegundocarruajeyaestálisto—anunció—.Entonces¿quiénviene?

Para:CónsulJosiahWaylandDe:ElConsejo

Queridoseñor:Comosindudayasabe,superíododeserviciocomoCónsul,pasadosdiezaños,estállegandoasufin.

Hallegadoelmomentodenombraraunsucesor.Pornuestraparte, estamosconsiderandoseriamentenombraraCharlotteBranwell,nacidaFairchild.

Ha hecho un gran trabajo como directora del Instituto de Londres, y creemos que tiene su sello deaprobación,yaquefueustedquienlanombródespuésdelamuertedesupadre.

Como tenemos en un alto valor su opinión y su aprecio, le agradeceríamos que nos comunicaracualquierconsideraciónquetengasobreesteasunto.

Atentamentesuyo,VictorWhitelaw,Inquisidor,enrepresentacióndelConsejo

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2

ELGUSANOVENCEDORYmuchalocura,ymáspecado,yelhorror,elalmadelatrama.

EDGARDALLANPOE,Elgusanovencedor

Mientras el carruaje del Instituto atravesaba la verja de la casa Lightwood enChiswick,Tessapudoverellugarcomonohabíapodidohacerlolaprimeravezquehabíaestadoallí,enplenanoche.Unlargocaminodegravillaflanqueadodeárbolesconducíaaunainmensamansiónblancaconunaespeciedeplacitadelante.Éstaseparecía mucho a los dibujos que había visto de los templos clásicos de Grecia yRoma, con sus líneas rotundas y simétricas, y lisas columnas. Había un carruajeparadoante la escalera,y senderosdegravilla serpenteabana travésdeuna reddejardines.

Eranunosjardinesmuybonitos.Inclusoenoctubre,estabaninundadosdeflores:rosasdetardíafloraciónycrisantemosdecolorbronceanaranjado,amarilloydoradooscurobordeabanlosdespejadoscaminosquesedeslizabanentrelosárboles.CuandoHenrydetuvoelcarruaje,Tessabajó,ayudadaporJem,yoyóelsonidodelagua:unarroyo, supuso,conelcursodesviadoparaatravesar los jardines.Eraunparaje tanencantador que le costaba asociarlo con el lugar dondeBenedict había ofrecido subailedemoníaco,aunqueveíaelsenderoquetorcíaporelcostadodelacasaqueellahabía tomado aquella noche. Llevaba a una ala de la casa que parecía un añadidoreciente…

ElcarruajedelosLightwoodllegótrasellos,conducidoporGideon.Gabriel,WillyCecilyseapearondeél.LoshermanosHerondaleseguíandiscutiendoentreelloscuandoGideon abandonó el vehículo;Will acompañaba sus argumentos con secosmovimientosde losbrazos;Cecily lomirabaceñuda,y la expresiónde furiade surostro la hacía parecerse tanto a su hermano que, en otras circunstancias, habríaresultadodivertido.

Gideon, más pálido incluso que antes, se volvió en redondo, con la espadadesenfundada.

—ElcarruajedeTatiana—informósecamentecuandoJemyTessaseunieronaél. Señaló el vehículo detenido al pie de la escalera. Ambas portezuelas estabanabiertas—.Debedehaberdecididohacerunavisita.

—Justoahora…—Gabrielparecíafurioso,perosusojosverdesestabannubladosdemiedo.

Tatiana era su hermana, recién casada. El escudo de armas del carruaje, una

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corona de espinas, debía de ser el símbolo de la familia de su marido. El grupopermaneció inmóvil, observando aGabriel ir al carruajemientras desenfundaba unlargosable.Seinclinóenlapuertaysoltóunamaldición.

SeapartóymiróaGideon.—Hay sangre en los asientos—informó—.Y…esta cosa.—Pasó lapuntadel

sableporunarueda;cuandoloretiró,unlargohilodebabaapestosacolgabadeél.Willsacóuncuchilloserafíndesuchaqueta.—¡Eremiel!—dijoenvozalta.Cuandoelcuchillocomenzóabrillar,unapálida

estrellablancabajolaluzdeotoño,Willapuntóconélprimeroalnorteyluegoalsur—.Los jardines rodean la casa, hasta el río—explicó—.Lo sébien;mepaséunanoche persiguiendo al demonioMarbas por todo esto. Esté donde esté, dudo queBenedictsalgadeestastierras.Esdemasiadoprobablequelovean.

—Nosotrosiremosalladooestedelacasa.Vosotrosaleste—dispusoGabriel—.Gritadsiveisalgoynosreuniremos.

Gabriel limpió su sable en la gravilla del camino, se incorporó y siguió a suhermanohaciaelladodelacasa.Willsedirigióalotrolado,seguidodeJem,yconTessayCecily justodetrás.Will se detuvo en la esquinade la casa, y recorrió losjardines con la mirada, en busca de cualquier ruido o cosa extraña. Un momentodespués,hizoungestoalosdemásparaquelosiguieran.

Mientrasavanzaban,aTessaseleenganchóeltacónconunodelosguijarrosdelosbordesdelcamino.Se tambaleó,aunque inmediatamente recuperóelequilibrio,peroWilllamiróyfruncióelcejo.

—Tessa —dijo. Hubo un tiempo en que la llamaba Tess, pero ya no—. Nodeberíasvenirconnosotros.Noestáspreparada.Almenos,espéranosenelcarruaje.

—No—replicóésta,rebelde.ÉlsevolvióhaciaJem,queparecíaestardisimulandounasonrisa.—Tessaestuprometida.Hazqueentreenrazón.Jem,consuespadabastónenunamano,seacercóaella.—Tessa,hazlocomounfavorparamí.¿Quieres?—No crees que pueda luchar —repuso ella, deteniéndose y devolviéndole la

mirada—porquesoyunachica.—No creo que puedas luchar porque llevas un vestido de novia —replicó su

prometido—.Adecirverdad,nocreoniqueWillpudieralucharconesevestido.—Quizáno—intervinoéste,queteníaeloídodeunmurciélago—.Peroseríauna

noviaradiante.Cecilyalzólamanoyseñalóhacialadistancia.—¿Quéeseso?Los cuatro sevolvieronyvieron algo corriendohacia ellos.Tenían el sol justo

delante,yporunmomento,mientraslosojosdeTessaseadaptabanalaluz, lovio

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todocomounamancha.Enseguida,lamanchaseconvirtióenunachicaquecorría.Había perdido el sombrero y su cabello castaño claro volaba al viento. Era alta yhuesuda,vestidaconunbrillantevestidofucsiaqueseguramentehabríasidoelegante,peroqueestaba rotoymanchadodesangre.Continuógritandomientrasse lanzabahaciaellosyseechabaalosbrazosdeWill.

ÉstesetambaleóyapuntoestuvodedejarcaeraEremiel.—Tatiana…TessanopudoversiWilllaapartóolohizoella,perodecualquiermodoTatiana

seseparóunoscentímetrosdelchico,yTessapudoversurostroporprimeravez.Erauna chica esbelta y angulosa. Tenía el cabello castaño claro de Gabriel, los ojosverdesdeGideonyhabríasidobonitasiensurostronoestuvieradibujadaunamuecadedesagrado.Aunque lo teníasurcadode lágrimasy jadeaba,habíaalgo teatralentodoello,comosifueraconscientedequetodoslosojoslamiraban,especialmentelosdeWill.

—Unmonstruoenorme—gimió—.Unacriatura…¡hacogidoalqueridoRupertdelcarruajeyhaescapadoconél!

Willlaapartóunpocomás.—¿Quéquieresdecircon«haescapadoconél»?Tatianaseñalóconeldedo.—A… allí—sollozó—. Se lo ha llevado a rastras hasta el jardín italiano. Al

principio, Rupert ha conseguido esquivar sus fauces, pero lo ha arrastrado por loscaminos.Pormuchoquehegritado, ¡nohaquerido soltarlo!—Rompióa llorardenuevo.

—Hasgritado—repitióWill—.¿Esoestodoloquehashecho?—Hegritadomucho.—Tatiana parecía herida. Se apartó del todo deWill y le

clavó la mirada—. Ya veo que eres tan poco amable como siempre. —Sus ojospasaron aTessa, aCecily y a Jem—.SeñorCarstairs—dijo con remilgo, como siestuvieranenunafiesta.EntrecerrólosojosalmiraraCecily—.Ytú…

—¡Oh,ennombredelÁngel!—Willlaapartóparaseguiradelante;JemsonrióaTessaylosiguió.

—No puedes ser otra que la hermana de Will —comentó Tatiana a Cecilymientras los chicos desaparecían en la distancia. A Tessa no le hizo casodeliberadamente.

Cecilylamiróincrédula.—Losoy,aunquenopuedoimaginarquéimportaeso.Tessa,¿vienes?—Sí—contestóésta,ysefueconella;conindependenciadeloquequisieransu

hermanoysuprometido,nopodíaquedarseviendocómolosdosavanzabanhaciaelpeligrosinirconellos.Pasadouninstante,oyólosindecisospasosdeTatianasobrelagravilla.

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Estaban alejándose de la casa, hacia los jardines medio escondidos tras altossetos.Enladistancia,elsolrelucíasobreuninvernaderodemaderaycristalconunacúpulaeneltecho.Eraunagradabledíadeotoño;soplabaunvientofrescoyelaireolíaahierba.Tessaoyóunruidoymiróhacialacasaasuespalda.Unosbalconesenformadearcorecortabanlauniformidaddelablancafachada.

—«Will—susurró ella mientras él le cogía las manos y se las apartaba de sucuello.Lequitólosguantes,queseunieronalamáscarayalashorquillasdeJessieenelsuelodepiedradelbalcón.Luego,Willsedesprendiódesupropiamáscaraylatiróaunlado;sepasólasmanosporelhúmedocabellonegropararetirárselodelafrente.Elbordeinferiordelamáscaralehabíadejadomarcasensusaltospómulos,comoligerascicatrices,perocuandoellafuea tocárselas,él le tomólasmanosconsuavidadyselashizobajar.

»No—repusoél—.Déjamequetetoqueprimero.Hequerido…»

Tessasesonrojóprofundamenteyapartólamiradadelacasaydelosrecuerdosqueleevocaba.Elgrupohabíallegadoaunaaberturaentrelossetosdeladerecha.Atravésde ella seveía loque, sinduda, era el jardín italiano, rodeadode follaje.Eljardínconteníaunaseriedeestatuasdehéroesclásicosymitológicos.Venusvertíaelagua de una jarra en la fuente central, mientras que las estatuas de grandeshistoriadoresyestadistas,comoCésar,HerodotoyTucídides,semirabanentresíconojos vacíos a través de los senderos que, cual radios, surgían del punto central.También había poetas y dramaturgos. Tessa, apresurándose, pasó ante Aristóteles;Ovidio;Homero, con losojos cubiertos conunamáscaradepiedrapara indicar suceguera;Virgilio,ySófocles,antesdequeungritodesgarradorcortaraelaire.

Sevolvióen redondo.Avariospasospordetrás,Tatianaestabaparalizada, conlos ojos desorbitados. Tessa corrió hacia ella, seguida de los demás; ésta llegóprimero junto a la chica, y Tatiana se agarró a ella ciegamente, olvidando por unmomentoquiéneraTessa.

—Rupert—gimióTatiana,mirandohaciaelfrente.Tessasiguiósumiradayviolabotadeunhombresaliendopordebajodeunseto.

Porunmomentopensóquedebíadeestardesmayadosobreelsuelo,conelrestodelcuerpocubiertoporlavegetación,peroalinclinarsehaciaadelantesediocuentadeque la bota, junto con varios centímetros de carnemasticada y ensangrentada quesalíandeella,eratodoloquehabía.

—¿Un gusano de doce metros? —masculló Will dirigiéndose a Jem mientrasavanzabanporeljardínitaliano,sinhacerningúnruidoalpisarlagravilla,graciasaunparderunasdeSilencio—.Imagínateeltamañodelpezquepodríamospescarcon

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él.Jemnollegóasonreír.—Notieneningunagracia,¿sabes?—Unpocosí.—Nopuedesreducirestasituaciónaunpardechistesdegusanos,Will.Estamos

hablandodelpadredeGabrielydeGideon.—Noestamoshablandodeél;estamospersiguiéndoleporunjardínconestatuas

ornamentalesporquesehaconvertidoenungusano.—Un gusano demoníaco —puntualizó Jem, mientras se detenía para mirar

cautelosamente desde el borde de un seto—.Una gran serpiente. ¿Contiene eso tuinadecuadohumor?

—Hubo un tiempo en que mi inadecuado humor te reportaba cierto grado dediversión—suspiróWill—.Comohaacabadoelgusano.

—Will…Jemse interrumpióaloírungrito ensordecedor.Amboschicos sevolvieronen

redondo a tiempodever aTatianaBlackthorn caer hacia atrás enbrazosdeTessa.ÉstasujetóalaotrachicamientrasCecilyseacercabaaunaaberturaentrelossetosysacaba del cinturón un cuchillo serafín con la facilidad de un cazador de sombrasexperimentado.Willnolaoyódecirnada,peroelcuchilloresplandecióensumano,leiluminóelrostroyencendióunallamaradadetemorenelestómagodeWill.

Éste comenzó a correr, y Jem lo siguió. Tatiana estaba caída desmadejada enbrazosdeTessa,conelrostroretorcidoenunamuecadedolor.

—¡Rupert!¡Rupert!Tessatratabadesoportarelpesodelaotrachica,yWillqueríapararseaayudarla,

pero Jem ya lo había hecho, poniendo la mano en el brazo de la chica. Era lorazonable.Erasulugar,comosuprometido.

Will apartó bruscamente la mirada y centró su atención en su hermana, queavanzaba por la abertura entre los setos, cuchillo en alto, mientras bordeaba losmacabrosrestosdeRupertBlackthorn.

—¡Cecily!—lallamó,exasperado,yellacomenzóavolverse…Yelmundoestalló.Unchorrodetierraylodosurtióanteellos,comoungéiser

hacia el cielo. Terrones de grava y barro cayeron como granizo. En el centro delgéiser, una enorme serpiente ciega, de un color gris blanquecino. «El color de lacarnemuerta»,pensóWill.Elgusanoemanabaelhedordelastumbas.Tatianagimióysedejócaersinfuerzas,arrastrandoconsigoaTessa.

Elgusanocomenzóaagitarsedeunladoalotroparasacudirselatierra.Abriólaboca,aunque,másqueunabocaeraunenormecortequelebiseccionabalacabezarodeadodedientesdetiburón.Emitióunagudosiseo.

—¡Detente!—gritóCecily.Alzóelcuchilloserafínanteella;parecíanotenerel

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másmínimomiedo—.¡Retrocede,criaturamaldita!Elgusanoselanzócontraella.Lachicapermanecióquieta,conelcuchilloenla

mano,mientras lasgrandesfaucessecerraban…YWillsaltósobreellay laapartódelcamino.Ambosrodaronporelsuelohastaunseto;lasfaucesdelmonstruodieroncontraelsuelo,justodondeCecilyhabíaestado,yformaronunconsiderablehoyo.

—¡Will! —Cecily se soltó de él, pero no a tiempo. El cuchillo serafín quesujetabacortóasuhermanoenelantebrazoyledejóunarojaquemadura—.Esonoeranecesario.

—¡Notienesentrenamiento!—gritóWill,medioenloquecidodefuriayterror—.¡Harásquetematen!¡Quédateaquí!—Fueaquitarleelcuchillo,peroellaseapartódeélysepusoenpie.Alcabodeuninstante,elgusanovolvíaaatacarconlabocaabierta.Willhabíadejadocaerelarmaalabalanzarsesobresuhermana;sehallabaaunos pasos. Saltó hacia un lado y esquivó las fauces de la criatura sólo porcentímetros,yentoncesJemyaestabaallí,enarbolandosuespadabastón.Laclavócon fuerza, en el costadodelgusano.Ésteprofirióungrito infernaly se tiróhaciaatrás,salpicandosangrenegra.Conunfuertesiseo,desapareciódetrásdeunseto.

Willsevolvióenredondo.CasinoveíaaCecily;JemsehabíapuestoentreellayBenedict, y estaba regado de sangre negra y lodo. A su espalda, Tessa habíaarrastradoaTatianahastasuregazo,lateladesusropashechaunamaraña:lavistosafaldarosadeTatianaseenredabaconelestropeadodoradodelvestidodenoviadeTessa.Éstaestabainclinadasobrelaotraparaevitarquevieraasupadre,yteníaelcabelloylaropacubiertosdesangrededemonio.Muypálida,alzólamirada,ysusojosseencontraronconlosdeWill.

Durante unos segundos, el jardín, el ruido, el hedor a sangre y a demoniosdesaparecieron,yélestuvosóloconTessaenunlugarsilencioso.Queríacorrerhaciaella,rodearlaconlosbrazos.Protegerla.

PerolecorrespondíaaJemhaceresascosas,noaél.Noaél.Elinstantepasó,yTessayaestabaenpie.LevantóaTatiana,medioinconsciente,

ehizoquelepasaraunbrazoporencimadesuspropioshombros.—Tienes que llevártela de aquí. La matará —dijo Will, mientras paseaba la

miradaporeljardín—.Noestáentrenada.La boca de Tessa comenzó a cerrarse en esa línea de obstinación queWill ya

conocía.—Noquierodejaros.Cecilyparecíahorrorizada.—Nocrees…¿Esacriaturanosecontendría?Essuhija.Siaesa…siaél…le

quedaalgúnsentimiento…—Se ha comido a su yerno, Cecy —soltó Will—. Tessa, vete con Tatiana si

quieres salvarle la vida. Y quédate con ella junto a la casa. Sería un desastre si

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volvieraaquícorriendo.—Gracias,Will—murmuróJemmientras suprometidase llevabaa laaturdida

joven todo lo rápido que podía.Will sintió que esas palabras se le clavaban comoagujasenelcorazón.SiemprequeWillprotegíaaTessa,Jempensabaqueeraporélynoporsímismo.Ysiempre,WilldeseabaqueJemestuvieraenlocierto.Cadaagujaqueseleclavabateníaunsentimiento:culpa,vergüenza,amor.

Cecilygritó.Unasombracubrióelsol,yelsetoquehabíaanteWillsaltóporlosaires.Seencontrómirandoelesófagodelenormegusano.Hilosdebabacolgabandelosenormesdientes.Willfueasacarlaespadadelcinturón,perolacriaturayaestabaretrocediendo, con elmango de una daga visible en el costado del cuello.Will lareconoció sin volverse. Era la de Jem. Oyó a su parabatai gritar advirtiéndole, yluegoelgusanovolvióaircontraWill,queleatravesólamandíbulainferiorconlaespada. De entre los dientes del monstruo se escaparon chorros de sangre quesalpicaron,silbando,eluniformedeWill.Derepente,elchicosintióunimpactoy,alnoesperárselo,sefuealsueloysegolpeóconfuerzaloshombros.

Se quedó sin aliento. Tenía la fina cola anillada del gusano enrollada en lasrodillas.Pateó,viendolasestrellas,elrostroansiosodeJem,elcieloazulenloalto…

Tunc.Unaflechaseclavóen lacoladelgusano, justobajo las rodillasdeWill.Benedictlosoltó,yWillrodósobreelsueloysemedioincorporócomopudo,justoatiempodeveraGideonyaGabrielLightwoodcorriendohaciaellosporelcamino.Esteúltimosujetabaunarco.Estabacolocandootraflechamientrascorría,yWillfueconscientealmomento,conunavagasensacióndesorpresa,queGabrielLightwoodhabíadisparadoasupadreparasalvarlelavida.

Elgusanosearqueóhaciaatrás,yunasmanoscogieronaWillporlasaxilasylopusieronenpie.Jem.ÉstesoltóaWill,quesevolvióyvioasuparabataiqueblandíalaespadabastónymirabahaciaadelantefijamente.Elgusanodemonioparecíaestarretorciéndose de agonía; se ondeaba mientras sacudía la enorme cabeza ciega,arrancandolosarbustosconsusmovimientos.Lashojasllenabanelaire,yelgrupodecazadoresdesombrasseatragantóconelpolvo.WilloyótoseraCecilyyquisodecirlequecorrieradevueltaalacasa,perosabíaqueellanoleharíacaso.

De alguna manera, moviendo con violencia la mandíbula, el gusano habíaconseguido que se soltara la espada; el arma cayó ruidosamente al suelo entre losrosales, manchada de secreciones negras. El gusano comenzó a retrocederarrastrándose,dejandounrastrodeespumarajosysangre.Gideonhizounamuecadeascoycorrióarecogerlaespadacaídaconunamanoenguantada.

Derepente,Benedictsealzócomounacobra,conlasfaucesabiertasybabeantes.Gideon alzó la espada, que parecía minúscula ante el gigantesco tamaño de lacriatura.

—¡Gideon!—Gabriel,pálido,estabaalzandoelarco;Willseapartóhaciaunlado

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mientraslaflechapasabajuntoaélysehundíaenelcuerpodelgusano.Éstesoltóungañido y se alejó a una velocidad increíble, arqueando el cuerpo. Mientras sedeslizaba,unasacudidadelacolaimpactócontraunaestatua,cuyosañicoscayeronenlafuenteornamental.

—PorelÁngel,hachafadoaSófocles—señalóirónicoWillmientraselgusanodesaparecíatrasunaestructuragrandeconlaformadeuntemplodegriego—.Hoyendía,nadierespetaalosclásicos.

Gabriel,jadeando,bajóelarco.—Estúpido—le soltó furioso a su hermano—. ¿En qué estabas pensando para

correrasíhaciaél?GideonsevolvióenredondoyapuntóaGabrielconlaespadaensangrentada.—Noes«él».Esoyanoesnuestropadre,Gabriel.Sinopuedesaceptarlo…—¡Le he disparado una flecha! —gritó Gabriel—. ¿Qué más quieres de mí,

Gideon?Gideonmeneó la cabezacomosi estuvieradisgustadocon suhermano; incluso

Will,aquiennolecaíabienGabriel,sintióunapunzadadecompasiónporél.Síquehabíadisparadoalabestia.

—Debemosperseguirlo—propusoGideon—.Sehaidodetrásdelcenador…—¿Delqué?—preguntóWill.—Uncenador,Will—explicóJem—.Esunaestructuradecorativa.Supongoque

nohaynadadentro.Gideonnegóconlacabeza.—Sóloesyeso.Sinosotrosvamosporunlado,yJemytúporelotro…—Cecily,¿quéestáshaciendo?—quisosaberWill, interrumpiendoalmayorde

losLightwood;sabíaquesonabacomounpadrepreocupado,peronole importaba.Cecilysehabíametidoelcuchilloenelcinturónyparecíaestartratandodetreparunode lospequeños tejosquehabía en la primera fila de setos—. ¡Noesmomentodesubirsealosárboles!

Ellalomiróenfadada,conelnegrocabellosobreelrostroporelviento.Abriólaboca para contestar, pero antes de que pudiera hablar, se oyó algo parecido a unterremoto,yelcenadorestallóenañicosdeyeso.Elgusanoselanzóhaciaadelante,directamentecontraellos,conlaterriblevelocidaddeuntrendescarrilado.

CuandollegaronalpatiodelanterodelamansiónLightwood,aTessayaledolíaelcuelloylaespalda.Bajoelpesadovestidodenovia,llevabaelapretadocorsé,yelpesodelasollozanteTatianaletirabadolorosamentedelhombroizquierdo.

Sintióungranalivioalverelcarruaje,alivioperotambiénsorpresa.Elpanoramadel patio era tan tranquilo… los carruajes donde los habían dejado, los caballospastando hierba, la fachada de la casa intacta. Después de medio cargar, medio

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arrastraraTatianaalprimercarruaje,Tessaabriólapuertaylaayudóaentrar;hizounamuecadedolorcuandolasafiladasuñasdeladesfallecidachicaseleclavaronenlaespaldamientrassubían,ellasysusfaldas,alespaciointerior.

—¡Oh,Dios!—gimióTatiana—.¡Quévergüenza,quéterriblevergüenza!QuelaClavellegueasaberloquelehaocurridoamipadre.PorelamordeDios,¿esquenopodríahaberpensadoenmí,aunquefuerasólounmomento?

Tessaparpadeósorprendida.—Esa cosa —repuso—. No creo que fuera capaz de pensar en nadie, señora

Blackthorn.Tatianalamirócomoatontaday,porunmomento,Tessaseavergonzódelatirria

que le tenía.No le había gustado que la hicieran irse de los jardines, donde quizápudierahaber ayudado,peroTatiana acababadever a sumaridodespedazadoantesus ojos por su propio padre.Merecía un pocomás de compasión de la queTessahabíaestadosintiendo.

—Séquehasufridounaimpresiónmuyfuerte—ledijoconvozmásamable—.Sisetumbara…

—Eresmuyalta—observóTatiana—.¿Setequejanloscaballerosdeeso?Tessaselaquedómirando.—Yvasvestidadenovia—continuó—.¿Noesraro?¿Notehabríaidomejorun

traje de combate?Ya sé que no sienta nada bien, y hay que hacer lo que hay quehacer,pero…

Se oyó un golpe estruendoso.Tessa se apartó del carruaje ymiró alrededor; elruidoprocedíadelinteriordelacasa.«Henry»,pensóTessa.Henryhabíaentradoenlacasa, solo.Claroque lacriaturaestabaenel jardínpero,de todas formas, era lacasadeBenedict.Recordóelbaile,llenodedemonios,laúltimavezquehabíaestadoallí.Sealzólasfaldasconambasmanos.

—Permanezcaaquí,señoraBlackthorn—dijo—.Deboaveriguarlacausadeeseruido.

—¡No!—Tatianaseincorporódegolpe—.¡Nomedejes!—Lo siento.—Tessa se fue alejando, negando con la cabeza—.Debo hacerlo.

¡Porfavor,quédesedentrodelcarruaje!Tatiana le gritó algo, pero ella ya se había vuelto y corría hacia la escalera de

entrada.Empujó lapuertaprincipalyentróenelgranvestíbulopavimentadocomoun tablerodeajedrez,con losasdemármolblancasynegras.Unaenormearañadeluz colgaba del techo, aunque ninguna de sus velas estaba encendida; la únicailuminación procedía del sol que entraba a raudales por los altos ventanales. Unaseñorialescaleracurvadaascendíaalpisosiguiente.

—¡Henry!—gritóTessa—.Henry,¿dóndeestás?Ungritoderespuestayotrofuertegolpellegarondelpisodearriba.Tessasubió

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corriendo por la escalera; tropezó al pisarse el bajo del vestido y lo desgarró. Seapartó la faldaconungesto impacienteysiguiócorriendoporun largopasilloconparedespintadasdeestucoazul,dedondecolgabandocenasdegrabadosenmarcosdorados;atravesóunapuertadobleyentróenotrasala.

Sindudaeralahabitacióndeunhombre,unabibliotecaounaoficina;lascortinasdepesadatela,óleosdegrandesnavíosdeguerracolgadosdelasparedes.Unpapeldeunverdeintensocubríalosmuros,aunqueparecíasalpicadodeextrañasmanchasnegras. Se notaba un extraño olor, un olor semejante al de las orillas delTámesis,donde cosas raras se pudrían bajo la tenue luz del día. Y por encima de éste, elpenetranteolordelasangre.Habíaunaestanteríavolcada,unamezcolanzadevidrioroto ymadera astillada, y sobre la alfombra persa, junto a ella, se hallaba Henry,forcejeando contra una criatura informe de piel gris y un inquietante número debrazos.Henrygritabaydabapatadasconsuslargaspiernas,yelengendro,sindudaundemonio,leestabarasgandoeltrajeconlasgarras,mientrasleintentabaalcanzarconsusfaucesdelobo.

Tessa miró alrededor desesperada, agarró el atizador que se hallaba junto a laapagadachimeneaycargó.Tratóderecordarsuadiestramiento,todasesashorasdedetalladasexplicacionesporpartedeGideonsobrecalibrado,velocidady sujeción,pero al final, pareció puro instinto clavar el largo palo de acero en el torso de lacriatura, donde habría habido una caja torácica de haber sido un animal real yterrenal.

Oyóalgocrujircuandoelarmaentró.Eldemoniolanzóunaullidocomoeldeunperro herido y rodó apartándose deHenry; el atizador cayó ruidosamente sobre elsuelo.Unicornegrosalióachorroyllenólasaladelhedorahumoypodredumbre.Tessa retrocedió tambaleanteysepisóelbajo rotodelvestido.Cayóal suelo justocuandoHenry,conunacalladamaldición,selanzabasobreeldemonioylecortabaelcuelloconunahojasemejanteaunadagadondebrillabanrunas.Eldemoniosoltóungritoborboteanteyseplegócomounpapel.

Henrysepusoenpie,sucabellodecolorjengibreestabapegadoporlasangreyelicor.Teníaeltrajerasgadoenelhombro,yunfluidorojolemanabadelaherida.

—Tessa—exclamó,yalinstanteestuvojuntoaella,ayudándolaalevantarse—.Por el Ángel, vaya par que estamos hechos —dijo de esa triste forma tan suya,mientraslamirabapreocupado—.Noestásherida,¿verdad?

Ellasemiróyvioloqueélqueríadecir:teníaelvestidoempapadoporlarociadadeicor,ytambiénunfeocorteenelbrazo,porhabercaídosobreunvidrioroto.Noledolíamucho,perosangraba.

—Estoy perfectamente —respondió—. ¿Qué ha pasado, Henry? ¿Qué era esacosayporquéestabaaquí?

—Undemonioguardián.EstababuscandoenelescritoriodeBenedict,ydebode

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habermovidootocadoalgoquelohadespertado.Hasalidounhumonegrodelcajón,ysehaconvertidoeneso.Sehalanzadosobremí…

—Ytehaarañado—concluyóTessa,preocupada—.Estássangrando.—No, eso me lo he hecho yo. He caído sobre mi daga —reconoció Henry

avergonzado,mientrassacabalaesteladelcinturón—.NoselodigasaCharlotte.Tessa casi sonrió; luego, al recordar, atravesó la estancia corriendo y abrió las

cortinas de uno de los altos ventanales. Podía ver los jardines, pero no,lamentablemente,eljardínitaliano;estabanenelotroladodelacasa.Anteellasóloviosetosverdesycésped,quecomenzabaaoscurecerseporelinvierno.

—Debo irme—le anunció a Henry—.Will, Jem y Cecily están combatiendocontra la criatura. Ha matado al marido de Tatiana, Blackthorn. He tenido queacompañarlaalcarruajeporqueestabaapuntodedesmayarse.

Hubounsilencio.—Tessa—dijoHenrydespuésconunavozrara;ellasevolvióparamirarlo,ylo

encontrósuspendidoenelactodedibujarseun iratzeen laparte interiordelbrazo.Estabamirando hacia la pared que tenía enfrente, en la que Tessa había reparadoantes,laqueestabaextrañamentesalpicadademanchas.Enesemomentovioquenoera tales: eran letras de casi dos palmos que se extendían sobre el papel pintado,dibujadasconloqueparecíasangrenegraseca.

LOSARTEFACTOSINFERNALESCARECENDEPIEDAD.LOSARTEFACTOSINFERNALESCARECENDEREMORDIMIENTOS.

LOSARTEFACTOSINFERNALESCARECENDENÚMERO.LOSARTEFACTOSINFERNALESNUNCADEJARÁNDELLEGAR.

Y allí, bajo las letras, una última frase, casi ilegible, como si quien la hubieraescritoestuvieraperdiendoelusodelasmanos.SeimaginóaBenedictencerradoenesasala,enloqueciendolentamentemientrassetransformaba,ytrazandolaspalabrasenlaparedconsupropiasangrecargadadeicor.

QUEDIOSTENGAPIEDADDENUESTRAALMA.

Elgusanoatacó.Willsetiróhaciendounavolteretahaciaadelanteyescapóporpocodelasfaucesquesecerraban.Sequedóagachado,luegoseincorporóycorriótoda la longitud de la criatura hasta llegar a la cola. Se volvió y vio al demoniocerniéndose como una cobra sobre Gideon y Gabriel, aunque, para su sorpresa,parecíahabersequedadoparalizado,siseando,perosinatacar.¿Acasoreconocíaasushijos?¿Sentíaalgoporellos?Eraimposibledecirlo.

Cecily estaba a mitad del tejo, colgada de una rama. Will esperó que fuerarazonableysequedaraahí;asíquesevolvióhaciaJemyalzóunamanoparaquesuparabatai pudiera verlo. Hacía tiempo que habían ideado una serie de gestos que

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empleabanparacomunicarseenplenabatalla,encasodequenopudieranoírse.LosojosdeJemmostraronquelohabíaentendido,ylelanzósuespadabastóncontantaperfecciónquefuerodandohastaqueWilllacogióconunamanoyapretóelresortedelmango.Lahojasalióal instante,yelchico labajóconfuerzaparaatravesar lagruesa piel de la criatura. El gusano se echó hacia atrás y aulló mientras él logolpeaba de nuevo y le seccionaba la cola. Benedict se sacudió salvajemente porambosextremos,yelicorsaliódisparadoenunpegajosochorro,quecubrióaWill.Ésteseapartógritando,conlapielardiéndole.

—¡Will!—Jemcorrióhaciaél.GideonyGabrielestabanacuchillandoalgusanoenlacabeza,haciendotodoloposibleporconcentrarenellossuatención.MientrasWill se limpiabaelardiente icorde losojoscon lamano libre,Cecily sedejócaerdesdeeltejoyaterrizólimpiamentesobreellomodelgusano.

Willdejócaerlaespadabastóndelsusto.Nuncahabíahechoesoantes:dejarcaerunaarmaenplenabatalla,peroerasuhermanapequeñalaqueseaferrabaconunatorva determinación al lomo de un enorme gusano demonio, igual que una pulgapegadaalpelodeunperro.Mientraslamirabahorrorizado,Cecilysacóunadagadelcinturónylaclavóconsañaenlacarnedeldemonio.

«¿Quécreequeestáhaciendo?¡Comosiesecuchillitopudieramataraunacosadeesetamaño!»,pensóWill.

—Will,Will—ledecíaJemaloído,convozurgente,yWillsediocuentadequehabíahabladoenvozalta,yque,ennombredelÁngel,elgusanoestabavolviendolacabezahaciaCecily,conlabocaabiertayllenadedientes…

Cecilysoltóelmangodelcuchilloyrodódelado,saltandodelcuerpodelgusano.Las fauces no la atraparon por los pelos, y se cerraron con fuerza sobre su propiocuerpo.Saltóicornegro,yelmonstruoechólacabezahaciaatrás,conunaullidoqueparecíaelgritodeunabanshee.Teníaunaenormeheridaenelcostado,ytrozosdesupropiapiellecolgabandelosdientes.MientrasWilllomirababoquiabierto,Gabrielalzóelarcoylanzóunaflecha.

Éstadioensublancoyseclavóprofundamenteenunodelosojossinpárpadosdelgusano,quesealzóhaciaatrás; luego, lacabezase lecayóhaciaadelantey seplegó sobre sí misma, deshaciéndose, desapareciendo como les pasaba a losdemonioscuandoperdíanlavida.

ElarcodeGabrielcayóalsueloconunruidoqueWillcasinioyó.Elpisoteadosuelo estaba empapado en la sangre que había manado del cuerpo mutilado delgusano. Enmedio de todo, Cecily se ponía lentamente en pie, con unamueca dedolorylamuñecaderechatorcidaenunánguloraro.

Willnisiquieranotóqueechabaacorrerhaciaella;sólosepercatódequeJemlehabíacogidoyseloimpedía.Sevolviófuriosohaciasuparabatai.

—Mihermana…

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—Turostro—replicóJem,conunacalmaencomiable,considerandolasituación—.Estáscubiertodesangrededemonio,William,yteestáquemando.Deboponerteuniratzeantesdequeeldañoseairreversible.

—Suéltame—insistióWill,ytratódeapartarse,perolafríamanodeJemloteníaagarradoporlanuca,yluegoWillnotóelardordeunaestelaenlamuñeca,yeldolorque ni siquiera había notado que sentía comenzó a aliviarse. Jem lo soltó con unpequeñogemidodedolorporsuparte;lehabíacaídounpocodeicorenlosdedos.Willsedetuvo,indeciso,peroJemleindicóquesemarcharaconungesto,mientrassecolocabalaestelasobresupropiamano.

Sólofueunmomentoderetraso,perocuandoWill llegójuntoaCecily,Gabrielyaestabaallí.Lehabíapuestolamanobajolabarbillaylerecorríaelrostroconsusojosverdes.Ellalomirabaatónita,cuandosuhermanollegóylacogiódelhombro.

—Aléjatedeella—ladró,yGabrielseapartómientrasapretabaloslabios.Gideonloseguíadecerca,yambosse inclinaronsobreCecily,mientrasWill la

inmovilizaba con unamano y desenfundaba la estela con la otra.Ella lomiró conojosquedestellabanmientrasél legrababaunnegro iratze enun ladodelcuelloyluegounmendelinenelotro.Elnegrocabelloseleescapódelatrenza,ylepareciólaniñatraviesaqueélrecordaba,ferozysinmiedoanada.

—¿Estásherida,cariad?—Lapalabrasaliódeloslabiosdelchicoantesdequesedieracuenta;unapalabracariñosadesuinfancia,quecasihabíaolvidado.

—¿Cariad?—repitióella,conlosojoscargadosdeincredulidad—.Noestoycasiherida.

—Casi—indicóWill,y leseñaló lamuñecatorciday loscortesqueteníaenlacaraylasmanos,quehabíancomenzadoacerrarsegraciasaliratze.Notóquelafuriacrecíaensuinterior,tantoquenooyóaJem,asuespalda,comenzaratoser;porlogeneraleraunsonidoquelohacíareaccionarcomounachispacayendosobreyescaseca—.Cecily,¿enquéestabas…?

—Esohasidounadelascosasmásvalientesquehevistohacerauncazadordesombras—lointerrumpióGabriel.NomirabaaWill,sinoaCecily,conunamezcladesorpresayalgomásensuexpresión.Teníabarroysangreenelcabello,igualquetodos,loquehacíaquesusojosverdesrelucieranmásaún.

Ellasesonrojó.—Sólohasido…Secallódegolpe,conlamiradaalarmada,mirandomásalládeWill.Jemvolvióa

toser,yesavezWill leoyó;sevolvió justoa tiempodeverasuparabataicaerderodillassobreelsuelo.

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3

HASTALAÚLTIMAHORANo,noloharé,consuelocarroñero.Desesperación,nogozarédeti;nodesataré,pordébilesquesean,lasúltimas

hebrasdehombrequehayenmí,o,cansado,gritaré:«Nopuedomás».Sípuedo;puedoalgo,laesperanza,lallegadadeldíavenidero,noelegirelnoser.

GERARDMANLEYHOPKINS,«Consuelodelacarroña»

Jem estaba apoyado contra el carruaje del Instituto, con los ojos cerrados y elrostroblanco comoel papel.Will estaba a su ladoy lo agarraba con fuerzapor elhombro.Tessasabía,mientrascorríahaciaellos,quenoerasóloungestocariñoso.EraloquemanteníaaJemenpie.

Henry y ella habían oído el grito de agonía del gusano. Gabriel los habíaencontrado,pocodespués,corriendoporlaescaleradeentrada.Leshabíaexplicadosinalientolamuertedelacriatura,yloqueluegolehabíapasadoaJem,yaTessatodoselehabíavueltoblanco,comosiderepentelehubierancruzadolacaradeunbofetón.

Eran palabras que no había oído en mucho tiempo, pero que siempre estabamedio esperando, y a veces le aparecían en pesadillas que la hacían incorporarseasustada, tratandode respirar: «Jem», «desmayo», «respiración», «sangre», «Will»,«Willestáconél»,«Will…».

ClaroqueWillestabaconél.Losotrosestabanalrededor;loshermanosLightwoodconsuhermana,eincluso

Tatianaguardabasilencio,oquizáTessanollegabaaoírsuspalabrashistéricas.Tessatambién sabía que Cecily estaba cerca, y Henry se hallaba torpemente a su lado,comosidesearaconsolarla,peronosupieracómohacerlo.

Will miró a Tessa a los ojos cuando está se acercó, casi tropezándose con suvestidoroto.Porunmomento,seentendieronalaperfección.Jemeraporloqueaúnpodían mirarse directamente a los ojos. Tratándose de él, ambos eran feroces eimplacables.TessavioqueWillapretabalamanosobreelbrazodesuparabatai.

—Estáaquí—ledijo.Jem abrió los ojos lentamente. Tessa se esforzó por evitar una expresión

horrorizada. Jem tenía las pupilas dilatadas, los iris eran un fino anillo plateadoalrededordelnegro.

—Nishousahnglema,quinaide?—susurróél.JemhabíaestadoenseñandomandarínaTessa,porqueellalehabíainsistido.Ésta

entendió«quin ai de», almenos, aunque no el resto. «Mi cariño,mi querida». Lebuscólamanoyselaapretó.

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—Jem…—¿Estásherida,miamor?—lepreguntóWill.Suvoztanfirmecomosusojos,y

porunmomentoTessanotóquelasangrelesubíaa lasmejillasysemirólamanoquesujetabaladesuprometido;losdedosdeéleranaúnmáspálidosquelossuyos,comolosdeunamuñecadeporcelana.¿Cómonohabíavistoqueestabatanenfermo?

—Graciasporlatraducción,Will—contestó,sinapartar lavistadeJem.ÉsteyWillestabancubiertosdesalpicadurasdeicornegro,peroenlabarbillayelcuellodeJemtambiénhabíagotasdesangreroja.Supropiasangre.

—No estoy herida —susurró Tessa, y luego pensó: «No, esto no sirve, enabsoluto.Debesserfuerteporél».

Seirguióysiguióapretándolelamano.—¿Dóndeestásumedicina?—lepreguntóaWill—.¿Nolacogióantesdedejar

elInstituto?—Nohabléisdemícomosinoestuvieraaquí—sequejóJem,perolodecíasin

enfado.VolviólacabezayledijoalgoenvozbajaaWill.TessanotólatensiónenlaposturadeWill;estabapreparado,comoungato,parasujetaraJemsiseresbalabaocaía,peroelchicopermanecióenpie—.SoymásfuertecuandoTessaestáconmigo,loves.Yatelohedicho—explicó,aúnenelmismotonodevoz.

Yentonces,WillbajólacabezaparaqueTessanopudieraverlelosojos.—Ya —contestó—. Tessa, aquí no tenemos su medicina. Creo que salió del

Institutosintomarlasuficiente,aunquenoquieraadmitirlo.VuelvealInstitutoconélenelcarruaje,yvigílale;alguiendebehacerlo.

Jemcogióairetrabajosamente.—Losotros…—Yoconduciré por ti.No será ningúnproblema;Balios yXanthos se sabenel

camino. Henry puede guiar el de los Lightwood. —Will era rápido y eficiente,demasiadorápidoyeficientehastaparaquese ledieranlasgracias;noparecíaquelasnecesitara.AyudóaTessaameteraJemenelcarruaje,conmuchocuidadoparanorozarlanienelhombronielbrazo.Luegofueadeciralosotrosloqueocurría.Tessa oyó parte de lo que Henry explicaba sobre tener que recoger los libros einformes de Benedict de la casa, mientras se inclinaba para cerrar la puerta delcarruajeyquedarseconJemenmediodeunsilencioquefuebienvenido.

—¿Quéhabíadentrodelacasa?—preguntóJemmientraspasabantraqueteandoporlaverjaabiertaquelimitabalapropiedaddelosLightwood.Aúnteníamuymalaspecto,conlacabezarecostadacontraloscojinesdelcarruaje,losojosentrecerradosy las mejillas brillantes de fiebre—. He oído a Henry hablar del estudio deBenedict…

—Se volvió loco allí dentro—contestó ella,mientras le cogía las fríasmanos

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entre las suyas—. En los días antes de transformarse, cuandoGabriel dijo que nosalía de esa habitación, se le fue la cabeza. Había escrito en la pared con lo queparecía sangre, frases sobre«losArtefactos Infernales».Queno teníanpiedad, quenuncadejaríandellegar…

—Debedehabersereferidoalejércitodeautómatas.—Seguramente. —Tessa se estremeció levemente, y se acercó más a Jem—.

Supongoquehasidounatonteríamía…,peroestosdosúltimosmeseshansidotantranquilos…

—¿TehasolvidadodeMortmain?—No.Olvidado,nunca.—Miróhacialaventana,aunquenopodíaverelexterior;

habíacerradolascortinascuandolaluzparecióheriraJemenlosojos—.Esperaba,talvez,quesehubieradedicadoaotracosa.

—No sabemos si ha sido así. —Jem cerró los dedos sobre los de ella—. LamuertedeBenedictesquizáunatragedia,peroesasruedascomenzaronagirarhacemuchotiempo.Estonotienenadaquevercontigo.

—Habíaotrascosasenlabiblioteca.NotasylibrosdeBenedict.Diarios.HenrylollevaráalInstitutoparaestudiarlos.Minombresalíaenellos.—Tessasedetuvo;¿cómopodíapreocuparaJemconesascosascuandoestabatanenfermo?

Comosiéllehubieraleídoelpensamiento,lepasólosdedosporlamuñecaylosapoyóligeramentesobreelpulso.

—Tessa, sólo es un ataque pasajero. No durará. Preferiría que me contaras laverdad,todalaverdad,yaseaamargaoespantosa,parapodercompartirlacontigo.Yonuncapermitiréquesufrasdañoalguno,nitampoconadiedelInstituto.—Sonrió—.Seteaceleraelpulso.

«Laverdad,todalaverdad,yaseaamargaoespantosa».—Teamo—ledijoTessa.Éllamiróconunaluzensudelicadorostroquelohacíaaúnmáshermoso.—WoxiWangnimingtiankeyijiageiwo.—Tú… —Tessa arrugó la frente—. ¿Quieres casarte? Pero ya estamos

prometidos.Nocreoquenadiepuedaprometersedosveces.Élsoltóunacarcajada,queseconvirtióenunatos;Tessasetensó,perolatosno

eraprofunda,ynohabíasangre.—Hedichoquemecasaríacontigomañanasipudiera—explicóél.Tessaalzólacabezaenbroma.—Mañananomeresultaconveniente,caballero.—Peroyaestásadecuadamenteataviada—repusoélsonriendo.Tessasemiróelestropeadodoradodesuvestidodenovia.—Sí,sinosfuéramosacasarenunmatadero…—reconoció—.Ah,bueno.Éste

nomegustabamucho.Demasiadoostentoso.

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—Amímeparecíaqueestabasmuyhermosa—reconocióélconvozsuave.Tessaleapoyólacabezaenelhombro.—Yahabráotromomento—repusoella—.Otrodía,otrovestido.Unmomento

enquetúestésbienytodoseaperfecto.LavozdeJemseguíasiendoamable,peroconteníaunterriblecansancio.—Laperfecciónnoexiste,Tessa.

Sophiesehallaba juntoa laventanadesupequeñodormitorio,con lascortinasabiertas, los ojos fijos en el patio. Hacía horas que los carruajes habían partidotraqueteando,yellatendríaqueestarlimpiandolasrejillasdelaschimeneas,peroelcepilloyelcubopermanecíanintactosasuspies.

OíalavozdeBridgetqueascendíatenuedesdelacocina:

ElcondeRichard teníaunahija;Unamuchachahermosa,Y entregó suamoralDulceWilliam,Aunquenoeradesuestado.

A veces, cuando Bridget estaba de un humor especialmente cantarín, Sophiepensabaenbajarsigilosamentealacocinaymeterlaenelhorno,comoalabrujadeHansel yGretel. Pero, sin duda,Charlotte no lo aprobaría. Incluso aunqueBridgetestuvieracantandosobreelamorprohibidoentrediferentesclasessocialesjustoenelmomentoenqueSophiesemaldecíaasímismaporapretartantolateladelacortinaenlamano,viendounosojosverdegrisáceosmientrassepreocupabaysepreguntabasiGideonestaríabien.¿Habríaresultadoherido?¿Podríalucharcontrasupadre?Yquéterribleteníaqueser…

La verja del Instituto se abrió, y un carruaje entró; Will conducía. Sophie loreconoció:sinsombrero,elcabellonegroondeandoalviento.Saltódelpescantedelcochero y corrió a ayudar aTessa a salir del carruaje (incluso desde esa distancia,Sophievioquéestropiciohabíahechoconsuvestidodorado)yluegoaJem,queseapoyabapesadamentesobreelhombrodesuparabatai.

Sophie contuvo el aliento. Aunque ya no estuviera enamorada de Jem, aún leapreciaba mucho. No era difícil, considerando su sinceridad, su dulzura y sugentileza. Con ella siempre había sido extraordinariamente amable. Durante losúltimos meses, se había sentido aliviada de que él no padeciera ninguno de sus«malos momentos», como los llamaba Charlotte; aunque la felicidad no lo habíasanado,parecíaestarmásfuerte,mejor…

Lostresdesaparecierondentrodel Instituto.Cyrilhabíasalidode losestablosy

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estabaocupándosedelosrelinchantesBaliosyXanthos.Sophierespiróhondoydejócaerlacortina.Charlottequizálanecesitara,talvezquisieraquelaayudaraconJem.Si había algo que ella pudiera hacer…Se apartó de la ventana, se apresuró por elpasilloybajólaestrechaescaleradeservicio.

EnlaplantabajaseencontróconTessa,conlatezcenicientayvacilandoantelapuertadeldormitoriodeJem.Atravésdelapuertaparcialmenteabierta,SophievioaCharlotte inclinada sobre el chico, que estaba sentado en la cama; Will estabaapoyadoen lachimenea,con losbrazoscruzadosymostrandouna tensiónclaraencadalíneadesucuerpo.TessaalzólacabezaalveraSophie,yrecuperóunpocoelcolor.

—Sophie—llamó amedia voz—, Sophie, Jem no está bien.Ha tenido otro…otroataquedesuenfermedad.

—Nopasaránada,señoritaTessa.Lohevistomuyenfermoenotrasocasiones,ysiempreserecupera,despuésestásanocomounamanzana.

Tessacerrólosojos.Teníaojerasgrises.Noeranecesarioquedijeraloqueambasestaban pensando, que llegaría un día en que Jem tendría un ataque y ya no serecuperaría.

—Deberíairabuscaraguacaliente—añadiólasirvienta—,ytrapos…—Soy yo quien debería ir a buscarlos —repuso Tessa—. Y lo haría, pero

Charlotteme ha dicho que debo cambiarme de vestido, que la sangre de demoniopuede ser peligrosa si toca la piel en grandes cantidades.Ha enviado aBridget enbuscadetraposyungüentos,yelhermanoEnochllegaráencualquiermomento.YJemnoquiereoírlo,pero…

—Yabasta—lacortóSophieconfirmeza—.Noleservirádenadasisepermiteenfermar también.Laayudaréconelvestido.Vamos,nosocuparemosdeeso,yenseguida.

Tessaabriólosojosparpadeando.—MiqueridaysensataSophie.Claroquetienesrazón.—Comenzóaandarporel

pasillohaciasuhabitación.Sedetuvoenlapuerta,ysevolvióparamiraralachica.Escrutósurostroconsusgrandesojosgrises,yparecióasentirparasímisma,comosihubieraacertadoenalgunasuposición—.Estáperfectamente.Noharesultadoherido.

—¿ElseñoritoJem?Tessanegóconlacabeza.—GideonLightwood.Sophiesesonrojó.

Gabriel no estaba muy seguro de por qué se hallaba en el salón del Instituto,exceptoquesuhermanolehabíadichoqueentraraallíyesperara,einclusodespuésdetodoloquehabíapasado,aúnconservabalacostumbredeobedeceraGideon.Le

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sorprendiólosencillaqueeralasala,nadaqueverconlosgrandessalonesdelacasadelosLightwoodenPimlicoodeladeChiswick.Lasparedesestabancubiertasconun desgastado papel decorado con rosas de Alejandría, la superficie del escritorioestabamanchadadetintayarañadaporlosabrecartasylasplumillas,ylarejilladelachimeneateníahollín.Sobrelachimeneahabíaunespejoempañado,conunmarcodorado.

Gabrielmiró su reflejo.Teníaunamarca roja en elmentón, donde se le estabacurandounlargoarañazoyeltraje,rasgadoenelcuello,manchadodesangre.«¿Tupropiasangreolasangredetupadre?»

Apartórápidamenteesaideadesumente.Eraextraño,pensó,queélfueraelquese pareciera a su madre, Barbara. Había sido alta y tendente a la delgadez, concabello castaño rizadoyojosqueél recordabadelmáspuroverde, como lahierbaquecubríalaladeraquebajabahaciaelríodetrásdelacasa.Gideonseparecíaasupadre:anchoyrobusto,conlosojosmásgrisesqueverdes.Loqueresultabairónico,porqueGabrielhabíaheredadoeltemperamentodesupadre:obstinado,rápidoparaenfadarseylentoparaperdonar.GideonyBarbaraeranmásconciliadores,tranquilosyconstantes,lealesasuscreencias.Ambosseparecíanmuchomása…

CharlotteBranwellentrópor lapuertaabiertadel salónataviadaconunampliovestido, y los ojos tan brillantes como los de un pajarillo. Siempre queGabriel laveía,lesorprendíalomenudaqueera,lomuchomásaltoqueeraél.¿EnquéhabríaestadopensandoelcónsulWaylandparadaraesaminúsculacriaturaelpodersobreelInstitutoysobretodosloscazadoresdesombrasdeLondres?

—Gabriel —lo saludó, inclinando la cabeza—. Tu hermano dice que no hasresultadoherido.

—Estoy perfectamente —contestó él, algo seco, y al instante supo que habíasonadogrosero.Nohabíasidoésasuintenciónprecisamente.Duranteaños,supadrelehabía idometiendoenlacabezalo tontaqueeraCharlotte,cuáninútilyfácildeinfluenciar,yaunquesabíaquesuhermanonoestabadeacuerdo,ynoloestabahastaelpuntodeiraviviralInstitutoydejarasufamilia,eraunaadvertenciaquecostabaolvidar—.PensabaqueestaríasconCarstairs.

—El hermano Enoch ha llegado, acompañado de otro de los HermanosSilenciosos. Nos han prohibido la entrada a la habitación de Jem.Will está en lapuerta, yendo de un lado para otro como una pantera enjaulada. ¡Pobre chico!—CharlottemiróunmomentoaGabrielyluegoseacercóalachimenea.Ensumiradahabía una penetrante inteligencia, que ocultó rápidamente al bajar las pestañas—.Perobastadeesto.TengoentendidoqueyahandevueltoatuhermanaalaresidenciadelosBlackthornenKensington.¿Hayalguienaquienquerríasenviarunmensajeentunombre?

—¿Un…mensaje?

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Charlottesedetuvoanteelhogarysecogiólasmanosalaespalda.—Tienesqueiraalgunaparte,Gabriel,anoserquequierasquetesaqueporla

puertaconsólolasllavesdelascallesenelbolsillo.«¿Sacarmeporlapuerta?»¿Acaso esa horriblemujer lo estaba echando del Instituto? Pensó en lo que su

padre siempre le había dicho: «A los Fairchild no les importa nadie excepto ellosmismosylaLey».

—Yo…lacasaenPimlico…—Enbreve,seinformaráalCónsuldeloquehapasadoenLightwoodHouse—

explicóCharlotte—.Ambas residenciasde tu familia enLondres seránconfiscadasennombredelaClave,almenoshastaqueseregistrenysedeterminequetupadrenodejónadaquepuedaproporcionarpistasalConsejo.

—¿Pistasdequé?—Delosplanesde tupadre—contestóCharlotte, impasible—.Desuconexión

conMortmainydelconocimientodesusplanes.DelosArtefactosInfernales.—NuncaheoídohablardelosmalditosArtefactosInfernales—protestóGabriel,

y luego se sonrojó.Habíamaldecido,ydelantedeunadama.Aunque tampocoeraqueCharlottefueracomocualquierotradama.

—Tecreo—repusoella—.PeronosésielcónsulWaylandlohará,peroestoesloquetienespordelante.Simedasunadirección…

—No tengo ninguna —protestó Gabriel, desesperado—. ¿Adónde crees quepuedoir?

Ellalomiróconunacejaalzada.—Quiero quedarme con mi hermano—reconoció él finalmente, sabiendo que

sonabapetulanteyenfadado,perosinsabermuybienquéhacerparaevitarlo.—Perotuhermanoviveaquí—lerecordóCharlotte—.Ytúhasdejadomuyclaro

loqueopinasdelInstitutoydemiposición.Jemmecontóloquecrees.Quemipadrellevó a tu tío al suicidio.No es cierto, ¿sabes?, pero no espero queme creas. Sinembargo,mehacepreguntarmeporquédesearíasquedarteaquí.

—ElInstitutoesunrefugio.—¿Planeabatupadredirigirlocomounrefugio?—¡Nolosé!Nosécuálessonsusplanes…¡cuáleseran!—Entonces ¿por qué le seguiste? —La voz de Charlotte era suave pero

despiadada.—¡Porqueeramipadre!—gritóGabriel.Sealejódelamujerconlarespiración

entrecortada. Sólo medio consciente de lo que hacía, se envolvió en sus propiosbrazos,apretándoseconfuerza,comosiasípudieraevitardesmoronarse.

Recuerdosdelasúltimassemanas,recuerdosqueGabrielhabíaestadohaciendotodoloposibleporenterrarenlomásrecónditodesumente,amenazaronconsalira

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la luz: semanas en la casa después de que despacharan a los criados; ruidos quellegaban de las habitaciones del piso de arriba; gritos por las noches; sangre en laescaleraporlamañana;supadregritandopalabrasininteligiblesdesdeelotroladodelapuertacerradadelabiblioteca,comosiyanopudierahablarcorrectamente…

—Si me vas a echar a la calle —continuó Gabriel, con una especie dedesesperaciónterrible—,entonceshazloahora.Noquieropensarquetengounhogarcuandonolotengo.Noquieropensarquevolveréaveramihermanosinovaaserasí.

—¿Creesqueélnoiríaabuscarte?¿Quenoteencontrarádondeseaqueestés?—Creoquehademostradoaquiénapreciamás—contestóGabriel—,ynosoy

yo.—Lentamenteseirguióysefueenvalentonando—.Échameodéjamequedarme.Novoyarogarte.

Charlottesuspiró.—No tendrás que hacerlo—repuso—.Nunca antes he echado a nadie queme

dijeraquenoteníaadóndeir,ynoempezaréahora.Sólo tepidounacosa.PermitirquealguienvivaenelInstituto,enelmismísimocorazóndelEnclave,esdepositarmiconfianzaensusbuenasintenciones.Nomehagasarrepentirmedehaberconfiadoenti,GabrielLightwood.

Lassombrassehabíanalargadoenlabiblioteca.Tessasehallabasentadaenuncírculode luz juntoaunade lasventanas,al ladodeuna lámparadepantallaazul.Hacíavariashorasqueteníaunlibroabiertoenelregazo,perohabíasidoincapazdeconcentrarseenlalectura.Pasabalosojossobrelaspalabrasescritassinasimilarlas,yse encontró a menudo deteniéndose para tratar de recordar quiénes eran lospersonajesoporquéhacíanloqueestabanhaciendo.

Estabaapuntodecomenzardenuevoelcapítulocincocuandouncrujidodelasmaderasdel suelo laalertó;alzó lamiraday seencontróconWillanteella, conelcabellohúmedoylosguantesenlamano.

—Will.—Tessadejóellibroenelalféizarasulado—.Mehasasustado.—No pretendía interrumpirte—dijo él en voz baja—. Si estás leyendo…—Y

comenzóavolverse.—Noloestoy—respondióella;élsedetuvoygirólacabezaparamirarla—.No

puedoconcentrarmeenlaspalabras.Nopuedoquitarmelainquietuddelacabeza.—Yotampoco—repusoél,yacabódevolverse.Yanoteníasalpicadurasdesangre.Suropaestabalimpiaylapielsinmarcasen

su mayor parte, aunque Tessa podía notar las líneas rosadas de arañazos en lagarganta,quedesaparecíanbajoelcuellode lacamisae ibansanandograciasa losiratzes.

—¿Haynoticiasdemi…haynoticiasdeJem?

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—Nohaycambios—contestóWill;ellayalohabíasupuesto.Sihubierahabidoalgún cambio,Will nohabría estado ahí—.LosHermanos aúnnodejanquenadieentreenlahabitación,nisiquieraCharlotte.

—¿Yporquéestásaquí?—prosiguióél—.¿Sentadaenlaoscuridad?—Benedict escribió en la pared de su estudio —contestó ella en voz baja—.

Antesdeconvertirseenaquellacriatura,supongo,omientrasestabatransformándose.No lo sé. «Los Artefactos Infernales carecen de piedad. Los Artefactos Infernalescarecen de remordimientos. Los Artefactos Infernales carecen de número. LosArtefactosInfernalesnuncadejarándellegar».

—¿LosArtefactosInfernales?SupongoqueserefierealascriaturasmecánicasdeMortmain.Aunquehacemesesquenohemosvistoninguna.

—Esonosignificaquenovuelvanaaparecer—indicóTessa.Mirólamesadelabiblioteca, su arañadobarniz. ¿Cuántasvecesdebíandehaberse sentado juntos ahíWillyJem,estudiando,grabandosusiniciales,comohacíanlosescolaresaburridos,eneltablerodelamesa?—.Aquí,soyunpeligroparavosotros.

—Tessa, ya hemos hablado de eso. Tú no eres el peligro. Eres lo que quiereMortmain, de acuerdo, pero si no estuvieras aquí, protegida, te atraparía confacilidad, y ¿para qué clase de destrucción emplearía tus poderes?No lo sabemos;sólo sabemos que te quiere para algo, y que es mejor para nosotros mantenertealejada de su alcance. No es altruismo. Los cazadores de sombras no somosdesinteresados.

Ellalomiró.—Creoquetúeresmuyaltruista.—Aloírsubufidodedesacuerdo,ellaañadió

—:Seguroquesabesqueloquehacéisesejemplar.SíqueesciertoquelaClaveesbastante fría.«Somospolvoy sombras».Pero soiscomo loshéroesde los tiempospasados,comoAquilesyJasón.

—Aquiles murió por una flecha envenenada, y Jasón murió solo, lo mató supropiobarcopodrido.Taleseldestinodeloshéroes;elÁngelsabráporquéalguiendesearíaserlo.

Tessa lomiró.Teníaunas levesojerasbajo losojosazules,yse toqueteabaconlosdedoslateladelospuños,sinpensar,comosinosupieraqueloestabahaciendo.«Meses», pensó. Habían pasado meses desde que habían estado solos más de uninstante. Sólo se habían encontrado accidentalmente en los pasillos, en el patio,intercambiandotorpescortesías.Tessahabíaechadodemenossuschistes,loslibrosqueleprestaba,losdestellosdehumorensumirada.PerdidaenelrecuerdodelWillmásfácildelprincipio,Tessahablósinpensar:

—Nopuedoolvidaralgoquemedijisteunavez.Éllamirósorprendido.—¿Sí?¿Qué?

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—Queaveces,cuandonopuedesdecidirquéhacer,fingesserunpersonajedeunlibro,porqueesmásfácildecidirquéharíanellos.

—Nosoyalguiendequienhayaqueseguirsusconsejos—repusoWill—,siestásbuscandolafelicidad.

—No la felicidad.No exactamente.Quiero ayudar, hacer el bien…—Tessa seinterrumpióysuspiró—.Yheleídomuchoslibros,perosihayalgunaguíaenellos,no he sido capaz de encontrarla. Dijiste que eras como ese personaje deDickens,SydneyCarton…

Élhizounruido,ysedejócaerenunasillaenelladoopuestodelamesa.Bajólaspestañas,ocultandolosojos.

—Ysupongoqueséloqueesorepresentaparaelrestodenosotros—continuólachica—. Pero no quiero ser Lucie Manette, porque no hace nada para salvar aCharles;dejaqueSydneylohagatodo.Yescruelconél.

—¿ConCharles?—preguntóWill.—ConSydney—contestóTessa—.Éldesea serunhombremejor,peroellano

quiereayudarle.—Nopuede.EstáprometidaaCharlesDarney.—Aunasí,noesbuenaconél—insistióTessa.Will se levantó de la silla con lamisma rapidez con que se había sentado. Se

inclinó hacia adelante con lasmanos sobre lamesa. Sus ojos se veíanmuy azulesbajolaluzasimismoazuldelalámpara.

—Avecessedebeescogerentreserbuenooserhonorable—afirmó—.Avecesnosepuedeserambascosas.

—¿Cuálesmejor?—preguntóTessaenunsusurro.Willhizounamuecadeamargohumor.—Supongoquedependedellibro.Tessaechólacabezahaciaatrásparamirarlo.—Conocesesasensación—explicó—,cuandoestásleyendounlibroysabesque

vaaserunatragedia;cuandopuedesnotarcómoseacercaelfríoylaoscuridad,vercómolaredsevacerrandosobrelospersonajesquevivenyrespiranenlaspáginas.Peroestásatadoalahistoriacomosiestuvierasatadodetrásuncarruaje,ynopuedessoltarte ni cambiar el rumbo. —Vio los azules ojos de Will oscurecidos decomprensión;claroqueél locomprendería.Tessaseapresuróacontinuar—:Ahoramesientocomosipasaraeso, sóloquenoa lospersonajesdeun libro, sinoamispropios queridos amigos y compañeros. No quiero quedarme sentada mientras latragedia se cierne sobre nosotros. Quisiera alejarla, perome esfuerzo en vano pordescubrircómopodríahacerse.

—TienesmiedoporJem—aseveróWill.—Sí—contestóTessa—.Ytengomiedoportitambién.

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—No—replicóWillconvozronca—.Nolodesperdiciesenmí,Tess.Antes de que ella pudiera contestarle, se abrió la puerta de la biblioteca. Era

Charlotte,consumidayexhausta.Rápidamente,elchicosevolvióhaciaella.—¿CómoestáJem?—Despiertoyhablando—respondióCharlotte—.Hatomadounpocodeyinfen,

ylosHermanosSilenciososhanpodidoestabilizarloydetenerlahemorragiainterna.Almencionar«hemorragiainterna»,Willparecióestarapuntodevomitar;Tessa

supusoqueellanotendríamuchomejoraspecto.—Puedetenerunavisita—continuóCharlotte—.Lociertoesquelohapedido.WillyTessaintercambiaronunarápidamirada.Ellasupoloqueambosestaban

pensando:¿cuáldeellosseríaelvisitante?TessaeralaprometidadeJem,peroWillera su parabatai, lo que en sí ya era sagrado.Will comenzó a retroceder cuandoCharlottevolvióahablar,conunagotamientoabsoluto.

—Hapedidoquevayastú,Will.Éstepareciósorprendido.LanzóunamiradaaTessa.—Yo…Lachicanopudonegarelatisbodeciertasorpresaycelosquehabíasentidotras

lascostillasaloíraCharlotte,perolosaplastósinpiedad.AmabalosuficienteaJemparaquererparaélloqueélquisiera,yélsiempreteníasusrazones.

—Vetú—leindicóamable—.Claroquequiereverteati.Will comenzó a ir hacia la puerta conCharlotte.Amedio camino, se detuvo y

volviójuntoaTessa.—Tessa—ledijo—,mientrasestoyconJem,¿haríasalgopormí?Ellaalzólamiradaytragósaliva.Willestabademasiadocerca,demasiadocerca.

Todas las líneas, formasyángulosdeWillcubríansucampodevisiónmientras suvozlellenabalosoídos.

—Sí,claro—contestó—.¿Qué?

Para:EdmundyBranwenHerondaleRavenscarManorWestRiding,Yorkshire

Queridospapáymamá:Séquefueunacobardíapormipartemarcharmecomomefui,porlamañanatempranoantesdequeos

levantarais,dejandosólounanotaparaexplicarmiausencia.Nosoportabamiraros,sabiendoloquehabíadecididohaceryqueeralapeordelashijasdesobedientes.

¿Cómopuedoexplicarosladecisiónquetome,ycómolleguéaella?Inclusoahora,pareceunalocura.Dehecho,cadadíaesmáslocoqueelanterior.Nomentías,papá,cuandodijistequelavidadeuncazadordesombrasescomounsueñofebril…

Cecilypasólaplumilladelaplumaconrabiasobrelaslíneasquehabíaescrito,luegoarrugóelpapelyapoyólacabezaenelescritorio.

Muchísimas veces había comenzado esa carta, y aún no había llegado a una

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versión satisfactoria. Quizá no debería intentarlo en ese momento, pensó, cuandollevaba desde que había vuelto al Instituto intentando calmar sus nervios. Todo elmundohabíaestadopendientedeJem,yWill,despuésdeunasumariarevisióneneljardín en busca de heridas, casi ni le había vuelto a hablar. Henry había salidocorriendoparairjuntoaCharlotte,GideonhabíallevadoaunladoaGabriel,yCecilysehabíaencontradosubiendosolalaescaleraquedabaalInstituto.

Sehabíametidoensudormitorio,sinmolestarseenquitarseeltrajedecombate,ysehabíahechounovilloenlacamacondosel.Mientraspermanecíatumbadaenlaoscuridad,oyendolosamortiguadosruidosdeLondresenelexterior,elcorazónselehabíaencogidoconunarepentinaydolorosaañoranzadesuhogar.Habíapensadoenlas verdes colinas deGales, y en sumadrey su padre, y había saltadode la camacomounresorte;habíacorridoalescritorioparacogerpapelypluma,manchándoselosdedosdetintaconlaprisa.Ysinembargo,nolesalíanlaspalabrascorrectas.Sesentíacomosisusremordimientosysusoledadexudaranporcadaunodelosporosdelapiely,aunasí,noconseguíadarasussentimientosunaformaquesuspadrespudieranllegarasoportar.

En esemomento llamaron a la puerta.Cecily cogióun libroque tenía sobre elescritorioyloabriócomosihubieraestadoleyéndolo.

—Adelante—dijofinalmente.Era Tessa, que se quedó vacilando en la entrada. Ya no llevaba su vestido de

noviadestrozado,sinounosencillodemuselinaazul,perosísusdoscolgantes,querelucían en el cuello: el ángel mecánico y el pendiente de jade que había sido elregalodecompromisodeJem.Cecilylamiróconcuriosidad.Aunquelasdoschicasse llevaban bien, no eran tan íntimas como en otros tiempos. Tessa la trataba conciertacauteladelaqueCecilysospechabalarazónsinsercapazdeprobarla;ademásde eso, había algo sobrenatural y extraño en ella. Cecily sabía que Tessa podíacambiardeforma,podíatransformarseeneldobledecualquierpersona,yCecilynopodía librarse de la sensación de que eso era antinatural. ¿Cómo podía conocer elauténticorostrodealguien,silopodíacambiarcontantafacilidadcomosecambiabadevestido?

—¿Sí?—preguntóCecily—.¿SeñoritaGray?—Por favor, llámame Tessa —contestó la otra chica, y cerró la puerta a su

espalda.No era la primeravezque le había pedido aCecily que la llamarapor sunombre de pila, pero la costumbre y la perversidad impedían a ésta hacerlo—.Hevenidoaversiestásbienysinecesitasalgo.

—Ah.—Cecilynotóunapunzadadedecepción—.Estoymuybien.Tessaavanzóunpoco.—¿EsesoGrandesesperanzas?—Sí.—CecilynoleexplicóquehabíavistoaWillleyéndolo,ylohabíacogido

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para tratar de averiguar algo más sobre su modo de pensar. Sin embargo, por elmomento estaba terriblemente perdida. El protagonista, Pip, era morboso, y elpersonajedeEstellatanhorriblequeCecilylehabríadadounabuenatunda.

—Estella —dijo Tessa a media voz—. «Hasta la última hora de mi vida, nopuedessinoseguirsiendopartedemipersonaje,partedelopocobuenoquehayenmí,partedelamaldad».

—¿Asíque tú tambiénmemorizaspasajesde libros, igualqueWill?¿Oesésteunodetusfavoritos?

—NotengolamemoriadeWill—respondióTessa,avanzandounpocomás—.Odesurunamnemosyne.Peromeencantaestelibro.—RepasóelrostrodeCecilyconsusojosgrises—.¿Porquénotehasquitadoaúneltraje?

—Estaba pensando en subir a la sala de entrenamiento—contestó ésta—.Allípuedopensarmejor,ytampocoesqueanadieleimportesilohagoono.

—¿Más entrenamiento? ¡Cecily, acabas de regresar de una batalla!—protestóTessa—.Séqueavecessenecesitaaplicarlasrunasmásdeunavezparasanarporcompleto…Antesdeempezaraentrenar, tendríaque llamarteaalguien:Charlotte,o…

—¿OWill?—soltó Cecily—. Si a alguno de los dos le importara, ya habríanvenido.

Tessasedetuvojuntoalacama.—NopuedespensarqueaWillnoleimportas.—Noestáaquí,¿verdad?—Mehaenviadoamí—repusoTessa—,porqueélestáconJem—dijocomosi

eso loexplicara todo.Cecilysupusoque,enciertomodo,asíera.SabíaqueWillyJemeranamigosíntimos,perotambiénqueeranmásqueeso.Habíaleídosobrelosparabatai en elCódice, y sabía que el vínculo que los unía no existía entre losmundanos; era algo más que ser hermanos y mejor que la sangre—. Jem es suparabatai.Hajuradoestarconélenmomentoscomoéste.

—Estaríaconél,juramentoono.Estaríaahíparacualquieradevosotros.Peronisiquierahavenidoaversinecesitouniratze.

—Cecy…—comenzóTessa—.LamaldicióndeWill…—¡Noeraunamaldiciónreal!—¿Sabes?—repusoTessa pensativa—, en ciertomodo lo era.Creía que nadie

podíaquererle,yquesipermitíaquealguienloquisiera,esealguienmoriría.Poresoosabandonó.Osdejóparaqueestuvieraisasalvo,yaquíestástúahora;paraél,pordefinición,noasalvo.Nosoportaveniryvertusheridas,porqueparaélescomositelashubierainfligidoélmismo.

—Yoheelegidoserunacazadoradesombras.YnosóloporquequieraestarconWill.

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—Lo sé—repuso Tessa—. Pero también he estado sentada junto a él cuandodelirabaporhaberestadoexpuestoalasangredeunvampiroyseahogabaconaguabendita;séquénombredijo:eltuyo.

Cecilylamirósorprendida.—¿Willmellamó?—Oh,sí.—UnalevesonrisasedibujóenlabocadeTessa—.Noquisodecirme

quiéneras,claro,cuandoselopregunté,ymevolviómedioloca…—Seinterrumpióyapartólamirada.

—¿Porqué?—Curiosidad—contestóTessa, encogiéndose de hombros, aunque se le habían

sonrojadolasmejillas—.Esmipeorpecado.Encualquiercaso,éltequiere.SéqueconWill todoestápatasarribaydemedio lado,peroelhechodequenoestéaquísólo es una prueba más de lo importante que eres para él. Está acostumbrado acastigaratodoslosqueama,ycuantomásquiereaalguien,másdesesperadamenteintentanomostrarlo.

—Peronohayningunamaldición…—Lascostumbresdeañosnosepierdentanrápido—explicóTess,ysusojosla

miraron tristes—.Nocometasel errordecreerqueno tequiereporque juegaanohacerlo,Cecily.Enfréntateaélsilonecesitasyexígelelaverdad,peronocometaselerrordealejarteporquecreesqueesunacausaperdida.Noloalejesdetucorazón.Porquesilohaces,lolamentarás.

Para:MiembrosdelConsejoDe:CónsulJosiahWayland

Perdonen el retraso en contestar, caballeros. Quería asegurarme de que no les estaba haciendopartícipesdeunasopinionesformadasconprecipitación,sinoquemispalabraseranelresultadosólidoyrazonadodeunapacientereflexión.

Me temo que no puedo secundar su recomendación de nombrar a Charlotte Branwellmi sucesora.Aunque posee un buen corazón, es demasiado voluble, emocional, pasional y desobediente para tenermaderadeCónsul.Comosabemos,elbellosexotienesusdebilidades,quenocompartenloshombres,ytristemente, ella es presa de todas ellas. No, no puedo recomendarla. Les pido que consideren otrocandidato:mipropiosobrino,GeorgePenhallow,quecumplirálosveinticincoañosestenoviembre,yesun excelente cazador de sombras y un joven intachable. Considero que posee la seguridadmoral y lafuerzadecarácterparalideraraloscazadoresdesombrasenlanuevadécada.

EnelnombredeRaziel,CónsulJosiahWayland

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4

Porquesersabioyenamoradoexcedeelpoderdelhombre.

SHAKESPEARE,TroilusyCressida

—Pensabaque,comomínimo,haríasunacanciónsobreeso—dijoJem.Will observó a su parabatai con curiosidad. Aunque había pedido que fuera a

verlo,noparecíaestardemuybuenhumor.Sehallabasentadoensilencioenelbordedelacama,vestidoconunacamisayunospantalones limpios,aunquelacamisaleibamuygrandey lehacíaparecermásdelgadoquenunca.Todavía tenía restosdesangresecaalrededordelaclavícula,unaespeciedeespeluznantecollar.

—¿Hacerunacanciónsobrequé?Jemhizounamueca.—¿Sobre nuestra derrota del gusano?—propuso Jem—.Después de todos los

chistesquehashecho…—Estas últimas horas no he estado de humor para chistes —replicó Will; la

miradaselefuehacialosharaposensangrentadosquehabíaenlamesillajuntoalacama,ylapalanganamediollenadeunfluidorosado.

—Nomeagobies,Will—repusoJem—.Todoelmundohaestadoagobiándomeynolosoporto;queríaquevinierastúporque…porquetúnolohaces.Túmehacesreír.

Willalzólosbrazos.—Oh,muybien.¿Quétepareceesto?

Yano laboroenvanoporprobarque lavirueladeldemonioretuerceelcerebro.Yquealgusanohayamosmatadocelebro,yaqueacreerme,todososhabéisderesignar.

Jemrompióareír.—Bueno,esmalísimo.—¡Hasidoimprovisado!—Will,existealgollamadométrica.—Alcabodeuninstante,larisaseconvirtió

enunataquedetos.WillfuehaciaélmientrasJemsedoblabaendos,sacudiendolosdelgadoshombros.Lasangresalpicólacolchablanca.

—Jem…Conunamano,éstehizoungestohacialacajaqueestabaenlamesilla.Willla

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cogió; la mujer delicadamente tallada en la tapa, vertiendo agua de una jarra, leresultabaíntimamentefamiliar.Odiabaverla.

Abriólacajaysequedóhelado.Loqueparecíaunafinacapadeazúcarenpolvoplateadoapenascubríaelfondo.QuizáhubierahabidomáscantidadantesdequelosHermanos Silenciosos trataran a Jem; Will no lo sabía. Lo que sí sabía era quedeberíaquedarmuchomás.

—Jem—preguntóenunavozahogada—,¿cómoesquequedasóloesto?Jem había parado de toser. Tenía sangre en los labios, y mientras Will lo

observaba,demasiadoperplejoparamoverse,alzóelbrazoyselimpiólasangredelrostroconlamanga.Ellinosevolvióescarlataalinstante.Parecíafebrilylebrillabalapálidapiel,peronomostrabaningunaotraseñalexternadeagitación.

—Will—dijosuavemente.—Hacedosmeses—comenzóWill;sediocuentadequeestabaalzandolavozy

seforzóabajarla—.Hacedosmesescompréyinfensuficienteparatodounaño.HabíaunamezcladedesafíoytristezaenlamiradadeJem.—Heaceleradoelprocesotomándolo.—¿Acelerado?¿Cuánto?Jemnolomiróalosojos.—Heestadotomandoeldoble,quizáeltriple.—Pero el ritmo al que tomas la droga está ligado al deterioro de tu salud—

replicó Will, y cuando su parabatai no le contestó, alzó la voz en una simplepregunta—:¿Porqué?

—Noquierovivirmediavida…—¡Aesteritmonisiquieravasavivirlaquintapartedeuna!—gritóWill,ytragó

aire.LaexpresióndeJemhabíacambiado,yWilltuvoquedejarlacajaquesujetaba

dandoungolpesobrelamesillaparaevitarpegarleunpuñetazoalapared.Jemestabasentadoerguido,conlosojosenllamas.—Viviresmásquenomorir—dijo—.Miraelmodoenquetúvives,Will.Brillas

conelresplandordeunaestrella.Habíaestadotomandosóloladrogasuficienteparaseguirvivo,peronoparaestarbien.Unpocomásantesde lasbatallas,quizá,paradarmeenergía,perodeotromodo,mediavida,unocasogrisdevida…

—Peroahorahascambiadoladosis,¿no?¿Hasidodesdequeteprometiste?—exigiósaberWill—.¿EsporTessa?

—Nolapuedesculpardeesto.Fuemidecisión.Ellanolosabe.—Ellaquerríaquevivieras,James…—¡No voy a vivir!—Jem ya estaba de pie, con lasmejillas arreboladas;Will

pensóquenuncalohabíavistotanenfadado—.Novoyavivir,yprefierosertodoloquepuedaserporella,brillar tantoporellacomodeseeaunqueporuntiempomás

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corto,quehacerquecargueconalguiensólomediovivodurantemuchotiempo.Esmidecisión,William,ynolapuedestomarpormí.

—Quizásípuedo.Siemprehesidoyoelquetehacompradoelyinfen…ElcolordesapareciódelrostrodeJem.—Si te niegas a hacerlo, me lo compraré yo. Siempre he estado dispuesto a

hacerlo.Túdijistequequeríasserquienlocomprara.Yencuantoaeso…—SequitóelanillodelosCartairsdeldedoyselotendióaWill—.Cógelo.

Willmiróelanillo,yluegoclavólamiradaenelrostrodeJem.Selepasaronporlacabezaunadocenadecosashorriblesquepodíadecir,ohacer.Habíadescubiertoque uno no se desprendía tan rápido de un personaje. Durante tantos años habíafingidosercruelquetodavíaeraaesaficciónaloprimeroqueechabamano,comounhombrepodíadirigirsinpensarsucarruajehacialacasadondehabíavividotodasuvida,apesardehabersemudadorecientemente.

—¿Ahoraquierescasarteconmigo?—fueloquedijofinalmente.—Vende el anillo—dijo Jem—. Por el dinero. Te dije que no tenías por qué

pagarmelasdrogas;unavezpaguélastuyas,¿sabes?,yrecuerdolasensación.Noeraagradable.

Willhizounamuecadeangustia,yluegomiróelsímbolodelafamiliaCarstairsbrillando en la pálida palma cubierta de cicatrices de Jem. Le cogió lamano a suamigoconsuavidadylecerrólosdedossobreelanillo.

—¿Desde cuándo tú eres temerario y yo cauto? ¿Desde cuándo tengo queprotegertedetimismo?Siemprehassidotúquienmehaprotegidoamí.—EscrutóelrostrodeJemconlamirada—.Ayúdameaentenderte.

Jempermanecióinmóvil.—Al principio —repuso finalmente—, cuando me di cuenta de que amaba a

Tessa, pensé que quizá el amor me estuviera sentando bien. No había tenido unataqueenmuchotiempo.Ycuandolepedíquesecasaraconmigo,selodije.Queelamor me estaba sanando. Así que la primera vez que tuve… la primera vez quesucediódenuevo,despuésdeeso,nosoportabadecírselo,paraquenopensaraquesignificabaquemiamorporellahabíadisminuido.Tomémásdroga,paraalejarotraenfermedad. Pronto estuve tomandomás droga sólo paramantenerme en pie de laquesolía tomarparafuncionardurante todaunasemana.Novivirémásaños,Will.Quizá tampocomuchosmeses.Y no quiero queTessa lo sepa. Por favor, no se lodigas.Noporella,sinopormí.

Casicontrasupropiavoluntad,Willsupoqueloentendía;élhabríahecholoquefuera,habríadichocualquiermentira,parahacerqueTessaloamara.Habríahecho…

Casicualquiercosa,peronuncatraicionaraJem.Esoeraloúnicoquenoharía.Yahí estaba su parabatai, con la mano en la suya y pidiéndole su compasión, sucomprensión.¿Ycómonoibaélaentenderle?Serecordóasímismoenelsalónde

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Magnus,rogándolequeloenviaraalosreinosdelosdemonios,porquepreferíaesoavivirotrahora,otromomento,deunavidaqueyanopodíasoportar.

—Asíqueestásmuriendoporamor—repusoWillfinalmente,conunavozquelesonóahogadahastaasímismo.

—Muriendounpocomásrápidoporamor.Yhaycosaspeoresporlasquemorir.WillsoltólamanodeJem;éstemiróelanilloyluegoaWill,conunapreguntaen

losojos.—Will…—YoiréaWhitechapel—contestóéste—.Estanoche.Teconseguirétodoelyin

fenquehaya,todoelquepuedasnecesitar.Jemnegóconlacabeza.—Nopuedopedirtequehagasalgoquevacontratuconciencia.—Miconciencia…—susurróWill—.Túeresmiconciencia.Siemprelohassido,

JamesCarstairs.Loharéporti,peroprimeroquierounapromesa.—¿Quéclasedepromesa?—Mepedistehaceañosquedejaradebuscarunacuraparati—respondióWill—.

Quieroquemeliberesdeesapromesa.Libérameparaalmenosmirar.Libérameparapoderbuscar.

Jemlomiróasombrado.—Justo cuandopiensoque te conozcoperfectamente,mevuelves a sorprender.

Sí,telibero.Busca.Hazloquedebashacer.Nopuedoatartusmejoresintenciones;sólo resultaría cruel, y yo haría lo mismo por ti de estar en tu lugar. Lo sabes,¿verdad?

—Lo sé. —Will dio un paso al frente. Le puso las manos a Jem sobre loshombros,ynotólodelicadosqueeran,huesoscomolosdelasalasdeunpájaro—.Ésta no es una promesa vacía, James.Créeme, no hay nadie que sepamás que yosobreeldolordelafalsaesperanza.Buscaré.Sihayalgoqueencontrar,loencontraré.Perohastaentonces…tuvidaestuyaparavivirlacomoelijas.

Increíblemente,Jemsonrió.—Losé—repuso—,peroesmuyamabledetupartequemelorecuerdes.—Soylaamabilidadenpersona—bromeóWill.Recorrióel rostrodesuamigo

conlamirada—.Ysoyobstinado.Nomevasadejar.Nomientrasyoviva.Jemabriómucholosojos,peronodijonada.Nohabíanadamásquedecir.Will

dejócaerlasmanosdeloshombrosdesuparabataiyfuehacialapuerta.

Cecilysehallabadondehabíaestadoantesesemismodía,conuncuchilloenlamanoderecha.Apuntó,echóelbrazohaciaatrásylanzóelcuchillo.Seclavóenlapared,justofueradelcírculodibujado.

Su conversación con Tessa no le había calmado los nervios, sino que la había

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puestopeor.TessahabíamostradounairedetristezaresignadaquehabíahechoqueCecilysesintiera inquietayansiosa.Con todo loenfadadaqueestabaconWill,nopodía evitar sentir queTessa, en su corazón, albergaba cierto temor por él, algunaamenaza de la que no quería hablar, y ella ansiaba saber qué era. ¿Cómo podríaprotegerasuhermanosinosabíadequénecesitabaprotegerlo?

Despuésderecuperarelcuchillo,loalzóhastalaalturadelhombroylovolvióalanzar.Estavezseclavóaúnmáslejosdelcírculo,loquelahizoresoplarenfadada.

—Uffernnef!—mascullóengalés.Sumadresehabríahorrorizado,pero,claro,sumadrenoestabaallí.

—Cinco—dijounavozásperadesdeelpasillodefuera.Cecily se volvió sobresaltada.Había una sombra en el hueco de la puerta, una

sombra que, al avanzar, se convirtió en Gabriel Lightwood, todo cabello castañorevueltoyojosverdescortantescomoelcristal.EratanaltocomoWill,oquizámás,ymásdesgarbadoquesuhermano.

—Noentiendoloquequieredecir,señorLightwood.—Su tiro—aclaró él con un elegante movimiento del brazo—. Le doy cinco

puntos. Su habilidad y su técnica quizá requieran trabajo, pero sin duda hay untalentoinnato.Loquenecesitaespráctica.

—Willhaestadoentrenándome—aclaróellamientrasélseacercaba.Gabrielalzólacomisuradelabocaenunamediosonrisa.—Lodicho.—Supongoqueustedloharíamejor.Él se detuvo y arrancó el cuchillo de la pared. Éste destelló mientras le daba

vueltasentrelosdedos.—Podría—repuso—.Meentrenóelmejor,yheestadoentrenandoalaseñorita

CollinsyalaseñoritaGray…—Esoheoído.Hastaquesecansó.Noeselcompromisoquequizásebusqueen

untutor.—Cecilymantuvounavozfría;recordabaeltactodeGabrielcuandoéstelahabía ayudado a ponerse en pie enLightwoodHouse, pero sabía que aWill no leagradaba,ylasoberbiadesuvozresultabamolesta.

Gabriel tocó lapuntadelcuchillocon layemadeldedo.Salióuna rojagotadesangre.Teníadedoscallosos,yeldorsodelasmanossalpicadodepecas.

—Sehacambiadodetrajedecombate—observóél.—Estabacubiertodesangreeicor.—Cecilylomiródearribaabajo—.Veoque

ustedno.Porunmomento,unaextrañaexpresiónleatravesóelrostro.Luegodesapareció,

peroellahabíavistoasuhermanoocultarlasemocioneslasvecessuficientescomoparareconocerlasseñales.

—Notengomiropaaquí—explicóél—,ynosédóndeviviré.Podríaregresara

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unadelasresidenciasdelafamilia,pero…—¿Está pensando en quedarse en el Instituto?—preguntó Cecily sorprendida,

leyéndoseloenlacara—.¿YquédiceCharlotte?—Melopermitirá.—ElrostrodeGabrielcambióduranteuninstante;mostróuna

repentinavulnerabilidaddondeantes sólohabíahabidodureza—.Mihermanoestáaquí.

—Sí—corroboróCecily—.Elmíotambién.Gabrielsedetuvounmomento,casicomosiesonoselehubieraocurrido.—Will—dijo—.Se le parece ustedmucho.Es…desconcertante.—Sacudió la

cabeza, como si quisiera desprender las telarañas—. Acabo de ver a su hermano.BajandoatodogalopelaescaleradelanteradelInstitutocomosilosCuatroJinetesloestuvieranpersiguiendo.Supongoquenosabeporqué.

Propósito.ACecilylediounbrincoelcorazón.CogióelcuchillodelamanodeGabriel,sinhacercasodesuexclamacióndesorpresa.

—Enabsoluto—contestó—.Perotengolaintencióndeaveriguarlo.

Mientras que laCity deLondres parecía cerrarse sobre símisma al final de lajornada de trabajo, el East End estaba despertando a la vida. Will recorrió callesflanqueadasdepuestosquevendíanropayzapatosdesegundamano.Ropavejerosyafiladores empujaban sus carros por las aceras, anunciando sus servicios con vozronca. Carniceros, con los mandiles salpicados de sangre, se apoyaban en puertasabiertas,flanqueadasporescaparatesdondecolgabancarcasas.Mujeresquetendíanlacoladallamabanaotrasalotroladodelacalleconunacentocockneytanmarcadoque cualquiera que hubiera nacido fuera de la zona de Bow Bells pensaría quepodríanestarhablandoenruso.

Había comenzado a caer una fina llovizna, que le humedeció el cabello aWillmientraséstecruzabahastaunatiendadetabacoalpormayor,cerrada,ydoblabalaesquinaparameterseenunaestrechacalle.VeíalatorredelaiglesiadeWhitechapelenladistancia.Lassombrassecerníansobreella;lanieblaespesa,blandayconolorahierroybasura.Unestrechocanalóncorríaporelcentrodelacalzada,surcadoporaguaapestosa.Delantehabíaunapuerta,flanqueadaporsendaslámparasdecarruaje.Justo cuando estaba a punto de traspasarla, se volvió bruscamente y atrapó a unindividuo delgado y vestido de negro que lo seguía y que, al verse descubierto,profirió un grito:Cecily, con una capa de terciopelo echada a toda prisa sobre loshombrosencimadeluniforme.Eloscurocabelloseleescapabaporlosbordesdelacapucha,ylosojosazulesquetantoseparecíanalossuyosledevolvieronaWilllamirada,replicandoconfuria.

—¡Suéltame!—¿QuéestáshaciendosiguiéndomeporlascallejasdeLondres,pequeñaidiota?

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—Willlesacudióelbrazo.Ellalomiróentrecerrandolosojos.—¿Estamañanaera«cariad»,yahorasoy«idiota»?—Estascallessonpeligrosas—dijoWill—.Ynosabesnadadeellas.Nisiquiera

estásusandounarunadeglamour.Unacosaesafirmarquenotemesanadacuandovivesenelcampo,peroestoesLondres.

—NomedamiedoLondres—replicóCecily,desafiante.Willseleacercómás,casisiseándolealoído.—Fyddai’nwneudunrhywwrthychifyndadref?Cecilyrió.—No,noserviríadenadadecirmequemevayaacasa.Rwyttifymrawdacrwy

eisiaumyndefochi.Will escuchó sorprendido suspalabras.«Eresmihermanoyquiero ir contigo».

Eranpalabrasque estaba acostumbrado aoír debocade Jem,y aunqueCecily eradiferentedesuparabataiencualquierotroaspectoimaginable,compartíaconélunacualidad:unaabsolutaterquedad.CuandoCecilydecíaquequeríaalgo,noexpresabauncapricho,sinounadeterminacióndehierro.

—¿Teimportaacasoadóndevoy?—preguntóWill—.¿Ysifueraalinfierno?—Siemprehequeridoverel infierno—repusoCecilyconcalma—.¿Noquiere

todoelmundo?—Lamayoríadenosotrospasamoseltiempotratandodenoentrarenél—replicó

Will—. Voy a un antro ifrit, si quieres saberlo, para comprar drogas a renegadosviolentosydisolutos.Podríanecharteelojoydecidirvenderte.

—¿Ynoseloimpedirías?—Supongoquedependeríadecuántomedieran.Cecilymeneólacabeza.—Jemestuparabatai—dijo—.Estuhermano,elquelaClavetehadado.Pero

yosoytuhermanadesangre.¿Porquéharíascualquiercosaporél,perodemísóloquieresquevuelvaacasa?

—¿CómosabesquelasdrogassonparaJem?—Nosoyidiota,Will.—No,puesesunapena—mascullóWill—.Jem…Jemeslamejorpartedemí.

Noesperoqueloentiendas.Selodebo.—Entonces¿yoquésoy?—inquirióCecily.Willsoltóaire,demasiadoexasperadoparacontrolarse.—Túeresmidebilidad.—YTessa es tu corazón—añadió ella, no enfadada sino pensativa—.No soy

idiota, como te he dicho—añadió ante la expresión de sorpresa en el rostro de suhermano—.Séquelaamas.

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Will se llevó lamano a la cabeza, como si las palabras de Cecily le hubierancausadounpenetrantedolor.

—¿Se lo has dicho a alguien? No lo hagas, Cecily. Nadie lo sabe, y así debeseguirsiendo.

—Noselodiríaanadie.—No, supongo que no, ¿verdad?—Su voz se había vuelto dura—. Debes de

avergonzartedetuhermano…quealbergasentimientosilícitoshacialaprometidadesuparabatai.

—Nome avergüenzo de ti,Will. Sientas lo que sientas, no has hecho nada alrespecto,ysupongoquetodosqueremoscosasquenopodemostener.

—¡Oh!—exclamóWill—.¿Yquéquierestúquenopuedastener?—Que vuelvas a casa.—Unmechón de cabello negro se le había pegado a la

mejilla por la humedad, y hacía parecer que hubiera estado llorando, aunqueWillsabíaquenoeraasí.

—ElInstitutoesmicasa.—Willsuspiróyapoyólacabezaenelarcodepiedradela puerta—.No puedo quedarme aquí discutiendo contigo toda la noche, Cecy. Siestásdecididaaseguirmealinfierno,nopuedoimpedírtelo.

—Porfineresrazonable.Sabíaqueloserías;despuésdetodo,eresdemifamilia.Willseesforzóporcontenerlasganasdesacudirla,denuevo.—¿Estáslista?Ellaasintió,yWillalzólamanoparallamaralapuerta.

Lapuertaseabrió,yGideonaparecióenelumbraldesudormitorio,parpadeandocomosihubieraestadodurantemuchotiempoenunlugaroscuroyacabaradeverlaluz.Lospantalonesylacamisaestabanarrugados,yunodelostirantes,caído.

—¿Señor Lightwood? —dijo Sophie, vacilando en el umbral. Llevaba unabandeja en las manos, con pastelillos y té, lo suficientemente pesada para serincómoda—.Bridgetmehadichoquehabíapedidounabandeja…

—Sí.Claro, sí.Entra.—Comosi sedespertaradegolpe,Gideon se irguióy lahizopasar.Susbotasestabanolvidadasenunrincón.Todalahabitacióncarecíadesuacostumbrada pulcritud. Había ropa de combate sobre una silla de alto respaldo(Sophieseencogiópordentroalpensarcómosequedaríaeltapizado),unamanzanaamedio comer sobre lamesilla de noche y, tumbado enmedio de la cama, estabaGabrielLightwood,profundamentedormido.

Sin duda alguna llevaba la ropa de su hermano, porque le quedaba demasiadocorta en las muñecas y los tobillos. Dormido parecía más joven, sin la tensiónhabitualdesurostro.Conunamanoagarrabaunaalmohada,comoparaestarseguro.

—Nopodíadespertarle—sejustificóGideon,cogiéndosedeloscodosdeformainconsciente—.Tendríaquehaberlollevadoasuhabitación,pero…—Suspiró—.No

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mehevistocapaz.—¿Se va a quedar?—preguntó la sirvienta, mientras dejaba la bandeja en la

mesilladenoche—.EnelInstituto,merefiero.—N…nolosé.Creoquesí.Charlottelehadichoqueerabienvenido.Creoque

loaterroriza.—Gideonsonriómuylevemente.—¿LaseñoraBranwell?—Sophieseerizó,comosiemprelepasabacuandocreía

queestabancriticandoasuseñora—.Pero¡sieslaamabilidadenpersona!—Sí,poresocreoqueleaterra.Loabrazóyledijoquesepodíaquedaraquí,que

elincidenteconmipadreeracosadelpasado.Noestoysegurodeaquéincidenteconmi padre se refería—añadió Gideon muy seco—. Seguramente a cuando GabrielapoyósucampañaparahacerseconelInstituto.

—¿No cree que se estuviera refiriendo almás reciente?—Sophie se apartó unmechóndecabelloqueselehabíaescapadodelacofia—.Conel…

—¿Enormegusano?No,curiosamente,nolocreo.Peronovaconelcarácterdemi hermano esperar que le perdonen. Por nada. Sólo comprende la disciplinamásestricta.PuedepensarqueCharlotteestátratandodeengañarleconalgúntruco,oqueestá loca.Ella leenseñó lahabitacióndondepodíaquedarse,perocreoque todoelasunto lo ha asustado. Vino a hablarme de eso, y se quedó dormido. —Gideonsuspiró,yluegomiróaGabrielconunamezcladecariño,exasperaciónypena,quehizoqueaSophieelcorazónlelatieradecompasión.

—Suhermana…—comenzóésta.—Oh, a Tatiana ni se le ocurriría pensar en quedarse aquí ni un segundo—

explicóGideon—.HaidocorriendoacasadelosBlackthorn,sussuegros…Quelevayabien.Noesestúpida; en realidad seconsideraque tieneuna inteligenciamuysuperior, pero es engreída y superficial, y mi hermano y ella no se tienen muchocariño.Y él lleva días sin dormir, recuerda. Esperando en esa condenada casa, sinaccesoalabiblioteca,golpeandolapuertacuandomipadrenorespondía…

—Ustedsientequelotienequeproteger—observóSophie.—Claroquesí;esmihermanopequeño.—FuehastalacamaylepasóaGabriel

unamanoporelalborotadocabello;elchicosemovióehizounruidodeinquietud,peronosedespertó.

—Creíaquenoleibaaperdonarporirencontradesupadre—comentóSophie—.Usted ha dicho… que eso le atemorizaba. Que él consideraría las acciones deustedcomounatraiciónalnombredeLightwood.

—Creo que ha comenzado a cuestionarse el nombre Lightwood. Igual quemepasóamíenMadrid.—Gideonseapartódelacama.

Sophiebajólacabeza.—Losiento—confesó—.Sientolodesupadre.Diganloquedigandeél,ohaya

hecholoquehayahecho,erasupadre.

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Élsevolvióhaciaella.—Pero,Sophie…Ellanolecorrigióporusarsunombredepila.—Séquehizocosasdeplorables—añadió—.Pero,detodosmodos,usteddebería

poderllorarle.Nadiepuedearrebatarleeldolor;essuyoydenadiemás.Éllerozósuavementelamejillaconlapuntadelosdedos.—¿Sabesquetunombresignifica«sabiduría»?Telopusieronmuybien.Sophietragósaliva.—SeñorLightwood…Pero él había extendido la mano sobre su mejilla y se estaba inclinando para

besarla.—Sophie—susurró él, y luego sus labios se encontraron, en un leve roce que

aumentódepresiónal inclinarseél.Suaveydelicadamente, ella lepuso lasmanos(«tanásperas,gastadasdefregarycargar,defrotarrejillas,limpiarelpolvoypulir»,pensóellainquieta,aunqueaélnopareciómolestarle,oquizáni lonotó)sobreloshombros.

Luegoellaseacercóaél;tropezóconlaalfombrayensucaídaarrastróaGideon,que intentó sujetarla.El rostro deSophie se incendió de vergüenza;Dios, él podíapensar que ella lo había hecho caer a propósito, que era alguna especie de locacasquivana buscando pasión. Se le había soltado la cofia, y los oscuros rizos sedesplomaronsobreelrostro.Bajoella,laalfombraerablanca,yGideon,sobreella,estabasusurrandosunombre,preocupado.Sophievolviólacabezahaciaunlado,conlamejillasaúnardiendo,yseencontrómirandobajolacama.

—SeñorLightwood—dijomientrassealzabaapoyadaenloscodos—.¿Esoquehaybajosucamasonpastelillos?

Gideonsequedóinmóvil,parpadeando,comounconejoacorraladoporsabuesos.—¿Qué?—Ahí.—Sophieseñalólasamontonadasformasoscurasbajolacama—.Hayuna

auténticamontañadepastelillosbajosucama.¿Quépasa?GideonsesentóysemesóelrevueltocabellomientrasSophieseapartabadeél,

enmediodeunfrufrúdefaldas.—Eh…—Ha pedido esos pastelillos. Casi todos los días. Los ha pedido, señor

Lightwood.¿Porquélohacesinolosquiere?AGideonseleoscurecieronlasmejillasderubor.—Fue lo único que seme ocurrió para verte.No querías hablarme, no querías

escucharmecuandotehablaba…—¿Asíquehamentido?—Sophiesepusoenpiedespuésderecogerlacofia—.

¿Tiene idea de todo el trabajo que tengo, señor Lightwood?Cargar el carbón y el

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aguacaliente,quitarelpolvo,pulir,limpiardespuésdeustedydelosotros;ynomeimportanimequejo,pero¿cómoseatreveadarmetrabajoextra,ahacermecargarconpesadasbandejasdearribaabajoporlaescalera,sóloparatraerlealgoqueustednoquiere?

Gideonsepusoenpie,conlaropaaúnmásarrugada.—Perdóname—selamentó—.Nolohabíapensado.—No—repusoSophie,mientrassemetíafuriosamenteelcabellobajolacofia—.

Lagentecomoustednuncalohace,¿verdad?Ysemarchódelahabitación,dejandoalhombremirándolatristemente.—Muybienhecho,hermano—dijoGabrieldesde lacama,mirándoloconojos

adormilados.Gideonletiróunpastelillo.

—Henry.—Charlottecruzólacripta.Lasantorchasdeluzmágicabrillabancontal fuerzaquecasiparecíaque fueradedía, aunqueella sabíaque,en realidad,eracasimedianoche.Henry estaba encorvado sobre lamayor de las grandesmesas demadera que cubrían el centro de la estancia. Algo odioso estaba ardiendo en unmatraz en otra mesa, y soltaba grandes vaharadas de humo de color lavanda. Unenorme trozo de papel, del tipo que empleaban los carniceros para envolver susproductos,sehallabaextendidosobrelamesadeHenry,yélloestabacubriendocontodo tipode cifrasy cálculosmisteriosos,mascullandopara símientras escribía—.Henry,cariño,¿noestásagotado?Llevashorasaquíabajo.

Él se sobresaltó y alzó la mirada, luego se subió los anteojos que usaba paratrabajar.

—¡Charlotte!—Parecía atónito, aunque encantado, de verla; sóloHenry, pensóCharlotteconironía,sequedaríaperplejoalverasupropiaesposaensucasa—.¡Miángel!¿Quéestáshaciendoaquíabajo?Hacemuchofrío.Nopuedeserbuenoparaelbebé.

Charlotteseechóareír,peronoprotestócuandoHenrycorrióhaciaellaylediouncariñosoabrazo.DesdequeHenrysabíaqueibanatenerunhijo,lahabíaestadotratando como si fuera de porcelana fina. En ese momento le dio un beso en lacoronillaylaapartóparamirarleelrostro.

—Lociertoesqueparecesunpocoenferma.QuizáenvezdecenadeberíashacerqueSophietellevaraunreconstituyentecalditodecarneatuhabitación,¿nocrees?Iréyle…

—Henry.Hacehorasquedecidimosnocenar;todossehanllevadosándwichesalahabitación.Jemtodavíaestádemasiadomalparacomer,y loschicosLightwood,demasiadoafectados.YTessatambién,claro.Enrealidad,todalacasaestáyendoaladeriva.

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—¿Sándwiches?—preguntóHenry,queparecíahabercaptadoesocomolapartecentraldeloqueledecíaCharlotte,yparecíaesperanzado.

Charlottesonrió.—Tienes unos cuantos arriba, Henry, si consigues apartarte por un rato de tu

trabajo.Supongoquenodeberíareñirte;heestadomirandoporencimalosdiariosdeBenedictysonrealmentefascinantes;pero¿enquéestástrabajandotú?

—Un portal—contestó Henry animado—.Una forma de transporte. Algo quepueda llevar auncazadorde sombrasdeunpuntodelgloboaotro en cuestióndesegundos.LosanillosdeMortmainmedieronlaidea.

Charlottelomirósorprendida.—Pero,sinduda,losanillosdeMortmainempleanmagianegra…—Peroestono.Oh,yhayalgomás.Ven.EsparaBuford.Lamujerdejóquesuesposolacogieraporlamuñecaylallevaraalaotrapunta

delasala.—Telohedichocientosdeveces,Henry,ningúnhijomíosellamaráBuford.¡Por

elÁngel!¿Esoesunacuna?Henrysonriódeorejaaoreja.—¡Esmejor que una cuna!—anunció, mientras abría el brazo para señalar la

camitademaderayaspectorobusto,quecolgabaentredospalosparapodermecersedeunladoaotro.Charlottetuvoqueadmitirparasíqueeraunmueblemuybonito—.¡Esunacunaquesemecesola!

—¿Qué?—preguntóCharlotteamediavoz.—Mira. —Orgulloso, Henry avanzó un paso y apretó algún tipo de resorte

invisible.Lacunacomenzóamecersesuavementedeunladoaotro.Charlotteespiróaire,aliviada.—Esmuybonita,cariño.—¿Tegusta?—Henry sonrió complacido—.Mira, ahora semeceunpocomás

rápido.—Era cierto, pero lo hacía con un movimiento algo sincopado, que dio aCharlottelasensacióndeestaraladerivaenmediodeunmarrizado.

—Hum—exclamó finalmente—. Henry. Quiero hablar contigo de algo. Algoimportante.

—¿Másimportantequeel logrodequenuestrobebésemezasuavemente todaslasnochesparadormirse?

—LaClavehadecididoliberaraJessamine—explicóCharlotte—.VaaregresaralInstituto.Dentrodedosdías.

Henry se volvió hacia ella con unamirada de incredulidad. Tras él, la cuna semecíaaúnmásrápido.

—¿Vaavolveraquí?—Henry,notieneadóndemásir.

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El hombre abrió la boca para responder, pero antes de que surgiera ningunapalabra,seoyóunhorribleruidodealgoalromperse,ylacunasesoltódelospalosyvolóporlasalahastaestrellarsecontralapareddelfondo,dondeestallóenastillas.

Charlottesoltóungritoahogado,mientrasalzabalamanoparacubrirselaboca.Henryfruncióelcejo.

—Quizáconalgunosperfeccionamientosdeldiseño…—No,Henry—dijoCharlotteconfirmeza.—Pero…—Bajoningúnconcepto.—LavozdeCharlottecortabacomounadaga.Élsuspiró.—Muybien,cariño.

«LosArtefactosInfernalescarecendepiedad.LosArtefactosInfernalescarecende remordimientos. Los Artefactos Infernales carecen de número. Los ArtefactosInfernalesnuncadejarándellegar».

LaspalabrasescritasenlapareddelestudiodeBenedictleresonabanaTessaenlacabezamientraspermanecíasentadaenlacamadeJem,observándolodormir.Noestabaseguradequéhorasería;sinduda,«altashoras»comoBridgethabríadicho,yseguroquepasada lamedianoche.Suprometidoestabadespiertocuandoellahabíallegado,despuésdequesefueraWill;despierto,sentadoysuficientementebienparatomar un poco de té y tostadas, aunque estabamás falto de aliento de lo que ellahabríadeseado,ymáspálido.

Sophie había entradomás tarde para llevarse la bandeja de la comida, y habíasonreídoaTessa.

—Ahuéquele las almohadas—le había sugerido en un susurro, y ella lo habíahecho,aunqueaJemparecíandivertirletodossusdesvelos.Tessanuncahabíatenidomuchaexperienciaconenfermos.Cuidarasuhermanocuandollegababorrachoeralomáscercaquehabíaestadodehacerdeenfermera.NoleimportabacuidaraJem,no le importaba permanecer sentada cogiéndole la mano mientras él respirabasuavemente con los ojos medio cerrados y las pestañas agitándosele contra lasmejillas.

—Nomuyheroico—dijoderepentesinabrirlosojos,aunquesuvozerafirme.Tessasesobresaltóyseinclinóhaciaél.Anteslehabíaentrelazadolosdedos,y

susmanosunidasyacíanjuntoaélsobrelacama.LosdedosdeJemestabanfríos,yteníaelpulsolento.

—¿Quéquieresdecir?—Hoy—contestóélenvozbaja,ytosió—.Desplomarmeytosersangreportodo

LightwoodHouse…—Sólomejoróelaspectodellugar—bromeóTessa.

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—Ahora pareces Will. —Jem le dedicó una somnolienta sonrisa—. Y estáscambiandodetema,igualqueharíaél.

—Claroquecambiodetema.Comosifueraapensarpeordetiporestarenfermo;ya sabes que no.Y hoy has tenido un comportamientomuy heroico.AunqueWillestaba diciendo antes—añadió—que los héroes siempre acabanmal, y que no seimaginabaporquénadiedesearíaseruno.

—Ah.—Élleapretó lamanouninstante,y luegose lasoltó—.Bueno,Will lomira desde el punto de vista del héroe, ¿no? Pero para el resto de nosotros, larespuestaesfácil.

—¿Loes?—Claro.Loshéroeslosoportanporquelosnecesitamos.Noporsímismos.—Hablascomosinofuerasuno.—Leapartóelcabellode lafrente.Élsedejó

hacer,ycerrólosojos—.Jem…¿algunavezhas…?—Tessavaciló—.¿Haspensadoalgunavezenformasdeprolongartelavidaquenoseanmedianteladroga?

Aloírla,Jemabriólosojos.—¿Quéquieresdecir?TessapensóenWill,enelsuelodeldesván,ahogándoseconaguabendita.—Convertirteenvampiro.Viviríasparasiempre…Élseincorporódelasalmohadas.—Tessa,no.No…nopuedespensarasí.Ellaapartólosojosdeél.—¿Acasolaideadeconvertirteenunsubterráneoteresultatanhorrible?—Tessa…—Dejó escapar el aire—. Soy un cazador de sombras, un nefilim.

Comomispadresantesqueyo.Ésaeslaherenciaquereclamo,igualqueconsiderolaherenciademimadrecomopartedemí.Esonosignificaqueodieamipadre.Perohonroelregaloquemehicieron,lasangredelÁngel,laconfianzaquetuvieronenmí,losvotosquehe tomado.Tampococreoque fueraunbuenvampiro.Losvampirosnosdesprecian.Nosotrosllevamoseldíayelfuegodelosángelesennuestrasvenas,todoloqueellosodian.Meapartaríandeellos,ydelosnefilimtambién.DejaríadeserelparabataideWill,dejaríadeserbienvenidoenelInstituto.No,Tessa.Prefieromoriryrenacer,yvolveraverelsol,quevivirhastaelfindelmundosinverlaluzdeldía.

—UnHermanoSilencioso, entonces—insistióTessa—.ElCódice dice que lasrunas que se ponen encima son lo suficientemente poderosas para suspender sumortalidad.

—Los Hermanos Silenciosos no pueden casarse, Tessa.—Jem había alzado labarbilla.LachicahacíatiempoquesabíaquebajoladulzuradeJemseescondíaunaobstinación tan intensa como la deWill.En esemomento la podía ver: acero bajoseda.

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—Yasabesquepreferiríatenertevivoysincasarteconmigoque…—Nolesaliólapalabra.

LamiradadeJemsesuavizóligeramente.—ElcaminodelaHermandadSilenciosanomeestáabierto.Conelyinfenenla

sangre,contaminándola,nosobreviviríaalasrunasquedebenponerseenelcuerpo.Debería abstenerme de la droga hasta purgar mi sistema, y eso seguramente memataría.—DebiódeveralgoenlaexpresióndeTessa,porquemoderóeltonodesuvoz—. Y los Hermanos Silenciosos no tienen mucha vida; sombras y oscuridad,silencio y… nada de música. —Tragó saliva—. Y además, no deseo vivireternamente.

—Puedequeyovivaeternamente—repusoTessa.Laenormidaddeesoeraalgoque aún no llegaba a comprender. Resultaba tan difícil aceptar que la propia vidanuncaacabaríacomoloeraaceptarquesíloharía.

—Lo sé—repuso Jem—.Y lo siento, porque creo que es una carga que nadiedeberíasoportar.Yasabesquecreoquevolvemosavivir,Tessa.Regresaré,aunquenoenestecuerpo.Lasalmasqueseamanseatraenen las siguientesvidas.VeréaWill,amispadres,amistíos,aCharlotteyaHenry…

—Peronomeverásamí.—Noeralaprimeravezquelohabíapensado,aunquesolíaacallaresa ideacuandose leaparecíaen lamente.«Sisoy inmortal,entoncessólotengoesto,estaúnicavida.Nopasaréycambiarécomotú,James.NoteveréenelCielo,oenlasorillasdelgranrío,oencualquiervidaquehayamásalládeésta».

—Teveoahora.—Jemlepusolamanoenlamejilla,buscándolelosojosconlossuyos.

—Yyoteveoati—susurróTessa,yélsonriócansadamente,cerrandolosojos.Ella le cogió la mano y apoyó la mejilla en el hueco de la palma. Se quedó

sentada, en silencio, notando los fríos dedos de Jem contra la piel, hasta que larespiracióndeéstesehizomáslentaylosdedosperdieronfuerza;sehabíadormido.Conunatristesonrisa,lebajólamanoyseladejósobrelacolcha,asulado.

Seabriólapuertadeldormitorio;TessasevolvióenredondoenlasillayvioaWillenelumbral,aúnconelabrigoylosguantes.Unamiradaasurostro,severoyconsternado,lahizolevantarseyseguirlealpasillo.

Willyalorecorríaconlaprisadeunhombreperseguidoporeldiablo.Tessacerrólapuertadeldormitorioconcuidadoycorriótrasél.

—¿Quépasa,Will?¿Quéhapasado?—AcaboderegresardelEastEnd—explicóéste.Habíadolorensuvoz,undolor

comoelqueellano lehabíaoídodesdeaqueldía enel salóncuandoella lehabíadichoqueestabaprometidaaJem—.Heidoabuscarmásyinfen.Peronohaymás.

Tessacasisecayóalllegaralosescalones.—¿Quéquieresdecirconquenohaymás?Jemtieneunareserva,¿no?

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Willsevolvióhaciaellaysiguióbajandolaescaleradeespaldas.—Yano—contestóconsequedad—.Élnoqueríaque lo supieras,peronohay

forma de ocultarlo. Se ha acabado y no puedo encontrar más. Siempre se lo hecompradoyo.Yoteníalosdistribuidores,peroosehandesvanecidoonotienennada.Primeroheidoaaquelsitio;ellugardondemeencontrasteisJemytú.Noteníanyinfen.

—Entonces,enotro…—He ido a todas partes—replicóWill, y se dio la vuelta. Llegaron al pasillo

dondesehallabanlabibliotecayelsalón,ambosconlaspuertasabiertas,derramandoluz amarilla sobre el corredor—.A todas partes. En el último sitio que he estado,alguien me ha dicho que lo han comprado todo deliberadamente en las últimassemanas.Noquedanada.

—PeroJem…—dijoTessa,yelhorror laatravesócomoel fuego—.Sinelyinfen…

—Morirá.—Will sedetuvoun instantedelantede labiblioteca,y lamiróa losojos—.Estamismatardemehadadopermisoparabuscarunacura.Parainvestigar.Y ahora morirá porque no podré mantenerlo vivo el tiempo suficiente paraencontrarla.

—No—replicóTessa—.Nomorirá;noledejaremos.Will entró en la biblioteca, con Tessa siguiéndole, y pasó la mirada por los

conocidos libros, las mesas iluminadas por las lamparitas, los estantes de viejosvolúmenes.

—Había libros —continuó él como si ella no hubiera hablado—. Libros queestabaconsultando,volúmenessobreextrañosvenenos.—Seapartódeella,haciaunestantecercano,ypasófebrilmentelaenguantadamanosobrelostomosquehabíaenél—.Deesohaceaños,antesdequeJemnosprohibierabuscarmás.Heolvidado…

Tessafueasulado.—Will,para.—Tengoquerecordar.—Fueaotroestante,yluegoauntercero;sucuerpoaltoy

delgadoproyectabaunasombraquebradasobreelsuelo—.Tengoqueencontrar…—Will,nopuedesleeratiempotodosloslibrosdelabiblioteca.Para.—Sehabía

puesto tras él, lo suficientemente cerca para ver que tenía el cuello de la chaquetamojadoporlalluvia—.EsonovaaayudaraJem.

—Y entonces ¿qué? ¿Qué le ayudará?—Cogió otro libro, lomiró y lo tiró alsuelo;Tessapegóunbrinco.

—Para—repitió;locogióporlamangaylehizovolversehaciaella.Willestabarojo,sinaliento,conelbrazotensocomoelhierrobajolamanodeTessa—.Cuandobuscasteunacuraantes,nosabíasloquesabesahora.Noteníaslosaliadosquetienesahora. Iremos a preguntar aMagnusBane.Él tiene ojos y orejas en el submundo;

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conoce todos los tipos de magia. Te ayudó con tu maldición, puede ayudarnostambiénconesto.

—Nohabíaningunamaldición—replicóWill,comosirecitaralasfrasesdeunaobradeteatro;teníalosojosvidriosos.

—Will,escúchame.Porfavor.VamosaveraMagnus.Nosayudará.El chico cerró los ojos y dejó escapar aire. Tessa lomiró fijamente. No podía

evitarmirarlocuandosabíaqueélnolaveía:lasoscuraspestañascomofinaspatasdearañacontralospómulos,ellevetonoazuladodelospárpados…

—Sí —dijo él finalmente—. Sí. De acuerdo. Tessa… gracias. No lo habíapensado.

—Estabas demasiado afligido—repuso ella, y de repente se dio cuenta de queaúnlosujetabaporelbrazo,yqueestabantancercaquepodríahaberlebesadoenlamejillao rodeadoel cuello con losbrazospara consolarlo.Seapartóy lo soltó.Élabriólosojos—.Ypensabasquesiempreteprohibiríabuscarunacura.Yasabesqueamínuncamegustóeso.YahabíapensadoenMagnus.

Élleescrutóelrostroconlamirada.—Pero¿selohaspreguntado?Tessanegóconlacabeza.—Jemnoquería.Peroahora…Ahoratodohacambiado.—Sí.—Seapartódeellasindejardemirarla—.VoyabajoallamaraCyrilpara

queprepareelcarruaje.Reúneteconmigoenelpatio.

Para:CónsulJosiahWaylandDe:MiembrosdelConsejo

Apreciadoseñor:Nopodemosevitarexpresarnuestragraninquietudalrecibirsucarta.Éramosdelaimpresióndeque

CharlotteBranwelleraunaelecciónqueustedapoyaríadetodocorazón,yqueellahabíademostradoseruna líder adecuada del Instituto deLondres.Nuestro propio InquisidorWhitelawhabla en los términosmáselogiososdeellaydelaformaenquesecondujoduranteeldesafíoquerealizóBenedictLightwoodcontrasuautoridad.

EsnuestraopiniónconjuntaqueGeorgePenhallownoesunsucesorapropiadoparaocuparelcargodeCónsul.AdiferenciadelaseñoraBranwell,nohademostradosucapacidaddeliderazgo.EsciertoquelaseñoraBranwellesjovenyapasionada,peroelcargodeCónsulrequierepasión.Leurgimosaquedesechesus ideas sobre el señor Penhallow, que es demasiado joven e inmaduro para el cargo, y considere denuevolaposibilidaddequesealaseñoraBranwell.

SuyosenelnombredeRaziel,MiembrosdelConsejo

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UNCORAZÓNDIVIDIDOSí,aunqueDioslobuscasindescanso,nohaynadabuenoentodoello;aunquebusqueentodasmisvenas,no

encontraránadasanodentroexceptoamor.

LORDALFREDTENNYSON,ElPalaciodeArte

Para:MiembrosdelConsejoDe:JosiahWayland,Cónsul

Conpesarenel corazón tomo laplumaparaescribirles, caballeros.Muchosdeustedesmeconocendesdehaceunbuennúmerodeaños,ydurantemuchosdeelloslesheguiadodesdemicargodeCónsul.Creoque lesheguiadobien,yquehe servido alÁngel lomejorquehepodido.Sin embargo, errar eshumano,ycreoqueerréalnombraraCharlotteBranwelldirectoradelInstitutodeLondres.

Cuandolanombréparaelcargo,creíaqueseguiríalospasosdesupadreydemostraríaserunalíderfiel, obediente al gobierno de laClave.También creía que su esposo coartaría sus naturales tendenciasfemeninashacialaimpulsividadylairreflexión.Pordesgracia,nohasidoelcaso.HenryBranwellcarecedelafuerzadecarácternecesariaparadominarasuesposay,sinlarestriccióndelaobligaciónfemenina,hadejadolavirtuddelaobedienciamuyatrás.JustoelotrodíadescubríqueCharlottehabíadadoórdenespara que la espía Jessamine Lovelace regresara al Instituto después de su liberación de la CiudadSilenciosa,contramisexpresosdeseosdequefueraenviadaaIdris.Tambiénsospechoqueprestaciertaatención a aquellos que no son amigos de la causa nefilim y pueden, de hecho, estar en coalición conMortmain,comoseríaelcasodellicántropoWoolseyScott.

ElConsejonosirvealCónsul;siemprehasidoalainversa.SoyunsímbolodelpoderdelConsejoydelaClave.Cuandomiautoridadsesocavaporladesobediencia,sesocavalaautoridaddetodosnosotros.Mejortenerunjovenobediente,comomisobrino,cuyavalíaaúnestáporprobarse,queunapersonacuyavalíanohasuperadolaprueba.

EnnombredelÁngel,CónsulJosiahWayland

Willrecordó.Otrodía,hacíameses,eneldormitoriodeJem.La lluviagolpeaba lasventanas

delInstitutoysedeslizabaenformaderegueros.«¿Yesoestodo?—habíapreguntadoJem—.¿Esoeslatotalidad?¿Laverdad?»Habíaestadosentadoasuescritorio,conunapiernadobladasobrelasillabajoél;

parecíamuy joven.Suviolínapoyadocontra la silla.Habíaestado tocandocuandoWillhabíaentradoy,sinpreámbulos,habíaanunciadoqueeraelfindelfingimiento;teníaunaconfesiónquehacer,ypretendíahacerlaentonces.

EsohabíaacabadoconBach. Jemhabíadejadoelviolínsinapartar losojosdeWill,conlaansiedadfloreciendoensusojosplateadosmientrassuparabataiandabayhablaba,andabayhablaba,hastaquesehabíaquedadosinpalabras.

«Eso es todo —había dicho éste al acabar—. No te culpo si me odias. Loentenderé».

Se había hecho un largo silencio. La mirada de Jem no se había apartado del

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rostrodeWill,fijayplateadabajolaoscilanteluzdelfuego.«Nuncapodríaodiarte,William».Éstenotóqueseleretorcíaelestómagoahora,alrecordarotrorostro,unparde

ojosazulgrisáceomirándolefijamente.«Heintentadoodiarte,Will,peronuncaloheconseguido»,lehabíadichoella.En

aquel momento,Will había sido dolorosamente consciente de que lo que le habíadichoaJemnoera«latotalidad».Habíamásverdad.EstabasuamorporTessa.Peroésaerasucruz,no ladeJem.Eraalgoquedebíaquedarocultoparaquesuamigofuerafeliz.

«Memerezco tu odio—lehabía dichoWill a Jem, convozquebrada—.Tehepuestoenpeligro.Creíaestarmalditoyquetodoaquelquemequisieramoriría;mepermitíquererte,ypermitíquefuerasmihermano,poniéndoteenpeligro…»

«Nohabíapeligro».«Peroyocreíaquesí.Sitepusieraunrevólverenlacabeza,James,yapretarael

gatillo,¿realmenteimportaríaqueyonosupieraquenohabíabalasenlarecámara?»Jemlehabíamiradoconojosmuyabiertos,yluegohabíareídosuavemente.«¿Crees que no sabía que tenías un secreto?—había dicho—. ¿Pensabas que

iniciémiamistadcontigoconlosojoscerrados?Nosabíalanaturalezadelacruzconlaquecargabas.Perosabíaquehabíaunacruz.—Sehabíalevantado—.Sabíaqueteconsiderabasunvenenopara todos losque te rodeaban—habíaañadido—.Séquepensabasquehabíaalgunafuerzacorrosivaentuinteriorquemequebraría.Pretendíamostrartequenomeibaaquebrar,queelamornoeratanfrágil.¿Loconseguí?»

Will se había encogidodehombros, impotente.Casi había deseadoque Jem seenfadase con él. Habría sido más fácil. Nunca se había sentido tan pequeño pordentrocomocuandoseencontrabaconlaexpansivaamabilidaddeJem.PensóenelSatándeMilton.«AvergonzadosehallabaelDiablo /Ysintió lo terriblequees labondad».

«Mesalvastelavida»,habíadichoWill.Jem había sonreído; una sonrisa tan brillante como el sol alzándose sobre el

Támesis.«Esoestodoloquesiemprehequerido».—¿Will?—Unasuavevozlesacódesuensueño.Tessa,sentadafrenteaélenel

carruaje, sus ojos grises del color de la lluvia bajo la tenue luz—. ¿En qué estáspensando?

Haciendo un esfuerzo,Will se apartó de sus recuerdos con los ojos fijos en elrostro de Tessa. El rostro de Tessa; más ancho en los pómulos, ligeramentepuntiagudo en la barbilla. Ella no llevaba sombrero, y la capucha de su capa debrocadoestabaechadahaciaatrás.Estabapálida.Willpensóquenuncahabíavistounrostro que tuviera tanto poder de expresión: cada una de sus sonrisa dividía el

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corazóndeWillcomounrayopodríapartirunárbol,aligualquelohacíacadaunadesus miradas de tristeza. En ese momento, Tessa le miraba con una preocupaciónmelancólicaqueleencogióelcorazón.

—Jem—dijoélcontodasinceridad—.EstabapensandoensureaccióncuandolehablédelamaldicióndeMarbas.

—Sólo sintió tristeza por ti—repuso ella inmediatamente—. Lo sé, me lo hadicho.

—Tristeza, pero no compasión —replicó él—. Jem siempre me ha dadoexactamente loquenecesitabade la formaenque lonecesitaba, inclusocuandoyomismo no sabía lo que necesitaba. Todos los parabatai son entregados. Debemosserlo,paradar tantodenosotrosalotro, inclusoaunqueganemosfuerzaalhacerlo.PeroconJemesdiferente.Durante todosestosañoshenecesitadoqueviviera,yélmehamantenidovivo.Pensabaqueélnosabíaloqueestabahaciendo,peroquizásí.

—Quizá—repitióTessa—.Nuncaconsideraríaquehamalgastadoniuninstantedeeseesfuerzo.

—¿Tehadichoalgosobreestoalgunavez?Tessanegócon la cabeza.Apretaba lospuños, en losguantesblancos, sobreel

regazo.—Hablade tisóloconelmayororgullo,Will.Teadmiramásde loquepuedes

imaginar.Cuandoseenteródelamaldición,sufrióporti,perotambiéntuvo,casi,unaespeciede…

—¿Vindicación?Ellaasintió.—Élsiemprehabíacreídoquetúerasbueno.Yentoncessedemostró.—Oh,nolosé—repusoélconamargura—.Serbuenoyestarmalditonoes lo

mismo.Tessaseinclinóhaciaadelante,lecogiólamanoyselaapretóentrelassuyas.El

contactoleprodujoelmismoefectoqueunfuegoblancofluyendoporsusvenas.Nopodíanotarsupiel,sólolateladelosguantes,peronoimportaba.«Meavivaste,pilade cenizasque soy,hastaquehubo llamas».Algunavez,Will sehabíapreguntadopor qué el amor siempre se expresaba en términos relacionados con el fuego. Laconflagraciónensuspropiasvenas,enesemomento,lediolarespuesta.

—Eresbueno,Will—insistióella—.Nohaynadieenmejor lugarqueyoparasabercontotalseguridadlobuenoqueeresenrealidad.

—¿Sabes?—dijoéllentamente,sindesearqueellaapartaralasmanos—.Cuandoyoteníaquinceaños,Yanluo,eldemonioquematóalospadresdeJem,fueabatidofinalmente.EltíodeJemdecidiótrasladarsedeChinaaIdris,yloinvitóairavivirconél.Jemsenegó,pormí.Dijoquenosedejaalparabatai.Esoespartedeloquedice el juramento. «Tu gente será mi gente». Me pregunto si, de haber tenido la

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oportunidadderegresarconmifamilia,habríahecholomismoporél.—Loestáshaciendo—contestóTessa—.NopiensesquenoséqueCecilyquiere

quevuelvasacasaconella.YnopiensesquenoséquetequedasporJem.—Yporti—dijoélantesdedarsecuenta.Ellaapartólasmanos,yélmaldijoen

silencio,perosalvajemente.«¿Cómohepodidosertanimbécil?¿Cómohepodido,despuésdedosmeses?He

tenido tanto cuidado… Mi amor por ella sólo es una carga que ella soporta poreducación.Recuérdalo».

Pero Tessa sólo estaba apartando la cortina mientras el carruaje se detenía.Estabanentrandoenunacocherareconvertida,decuyaentradacolgabauncartel:

TODOSLOSCOCHEROSDEBENHACERCAMINARASUSCABALLOSALPASARPORESTEARCODEENTRADA.

—Yahemosllegado—anuncióTessa,comosiélnohubieradichonada.Talveznolohubierahecho,pensóWill.Quizánolohubieradichoenvozalta.

Igual sólo estaba perdiendo la cabeza.La verdad era que eso no era inimaginable,dadaslascircunstancias.

Cuandoseabriólapuertadelvehículo,llevóconsigounaráfagadelfríoairedeChelsea.WillvioaTessaalzarlacabezamientrasCyrillaayudabaabajar.Sereuniócon ella en los adoquines. El lugar olía al Támesis. Antes de que construyeran elEmbankment, el río fluía mucho más cerca de esa fila de casas, cuyos bordesquedabansuavizadosporlaluzdegasenmediodelaoscuridad.Enesostiempos,elcursoelríosehabíadesviado,peroaúnsepodíaolerlasal,lasuciedadyelhierrodelagua.

La fachadadel número16 era típicamentegeorgiana, hechade sencillo ladrillorojo, con un ventanal que sobresalía sobre la puerta principal. Había un patiopavimentadoyunjardíndetrásdeunaeleganteverjacongrancantidaddeelaboradasvolutas en hierro forjado. Estaba abierta. Tessa la atravesó, subió los escalones deentradayllamóalapuerta,conWillasólounospasospordetrás.

WoolseyScottabriólapuerta,ataviadoconunabatadebrocadodecoloramarillocanariosobrelospantalonesylacamisa.Llevabaunmonóculo,ylosmiróaambosconciertodesagrado.

—¡Vaya!—exclamó—. Habría hecho que os abriera el criado y os enviara apaseo,perohepensadoqueeraisotrapersona.

—¿Quién?—preguntóTessa,yaWillleparecióquenoteníanadaqueverconelasunto,peroellaeraasí:siempreestabahaciendopreguntas,hastaelpuntoquesisequedabasolaenunahabitación,noeraextrañoquecomenzaraahacerpreguntasalosmueblesylasplantas.

—Alguienconabsenta.

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—Siguetomándolayacabaráscreyendoquetúeresotrapersona—comentóWill—.EstamosbuscandoaMagnusBane;sinoestáaquí,dínosloynoterobaremosmástiempo.

Woolseysuspirócomosilehubieranconvencido.—Magnus—llamó—.Estuchicodelosojosazules.SeoyeronpasosenelpasillodetrásdeWoolsey,yaparecióMagnusvestidode

etiqueta,comosiacabaraderegresardeunbaile.Pecheraypuñosalmidonados,fracnegrodelargosfaldones,yelcabellocomounaquebradacrestadesedanegra.PasólosojosdeWillaTessa.

—¿Yaquédeboelhonor,aunahoratanavanzada?—Unfavor—contestóWill,ysecorrigiócuandovioaMagnusalzarlascejas—.

Unapregunta.Woolseysuspiróyseapartódelapuerta.—Muybien.Pasadalsalón.Nadie se ofreció a cogerles los sombreros o los abrigos, y cuando llegaron al

salón, Tessa se quitó los guantes y puso lasmanos ante el fuego de la chimenea,temblando levemente.Sucabelloeraunamasahúmedade rizosen lanuca,yWillapartólamiradadeellaantesdepoderrecordarlasensacióndepasarlasmanosporesecabelloynotarlosmechonesenredándoseleenlosdedos.EnelInstituto,conJemylosotrosparadistraerlo,leresultabamásfácilnoolvidarquenodebíarecordarasíaTessa.Allí,conlasensacióndeestarenfrentándosealmundoconellaasulado,conlasensacióndequeellaestabaallíporélenvezde,comodebíaser,porlasaluddesuprometido,leresultabacasiimposible.

Woolseysedejócaersobreunsillóndeflores.Sehabíasacadoelmonóculodelojoylobalanceabacolgadodeldedoporlalargacadena.

—Nopuedoesperarparasaberdequévatodoesto.Magnusfuealachimeneayseapoyóenlarepisa:eralavivaimagendeundandi.

La sala estaba pintada de un azul pálido y decorada con cuadros que mostrabangrandes extensiones de granito, brillantes mares azules, y hombres y mujeres convestidos de la época clásica.Will creyó reconocer una reproducción de un Alma-Tadema,porquedebíadeserunareproducción,¿ono?

—No mires boquiabierto las paredes, Will —lo reprendió Magnus—. Llevasmesesausente.¿Quétetraeaquíahora?

—No quería molestarte —masculló Will. Sólo era verdad en parte. Una vezMagnus había demostrado que la maldición queWill creía tener era falsa, éste lehabíaevitado,ynoporqueestuvieraenfadadoconelbrujo,oporquenolosiguieranecesitando,sinoporqueveraMagnuslecausabadolor.Lehabíaescritounabrevenota,diciéndoleloquehabíapasadoyquesusecretoyanoeratal.LehabíahabladodelcompromisodeJemyTessa.HabíapedidoaMagnusquenolecontestara—.Pero

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esto…estoesunacrisis.Magnusabriómuchosusojosdegato.—¿Quéclasedecrisis?—Essobreelyinfen—ledijoWill.—¡Cáspita!—exclamóWoolsey—.¿Nomedigasquemimanadavuelveatomar

eso?—No—negóWill—.Noquedanadaparatomar.Por la expresión de Magnus, vio que éste comenzaba a entenderlo y siguió

explicando la situación, lo mejor que pudo. Mientras Will hablaba, Magnus nocambió de expresión más de lo que lo hacía Iglesia cuando alguien le hablaba.MagnusselimitóaobservarleconsusojosverdedoradohastaqueWillconcluyó.

—¿Ysinelyinfen?—preguntóelbrujofinalmente.—Jem morirá —contestó Tessa mientras se ponía de espaldas a la chimenea.

Teníalasmejillasdecolorrosaclavel,peroWillnosupodecirsieraporelcalordelfuegooporelestrésde lasituación—.Noinmediatamente,pero…enunasemana.Sucuerponopuedemantenersesinesepolvo.

—¿Cómolotoma?—inquirióWoolsey.—Disueltoenagua,oinhalado.¿Yesoquétienequever?—quisosaberWill.—Nada—respondióWoolsey—.Sólomelopreguntaba.Lasdrogasdemoníacas

sonmuycuriosas.—Paranosotros,queloqueremos,esbastantemásquecurioso—replicóTessa.

Alzabalabarbilla,yWillrecordóloquelehabíadichoaellaunavez,sobresercomoBoadicea.Eravaliente,yél laadorabaporeso, inclusosiesevalor loempleabaendefensadesuamorporotrapersona.

—¿Yporquéhabéisvenidoamíconesto?—quisosaberMagnusamediavoz.—Noshasayudadoantes—explicóTessa—.Hemospensadoquequizápudieras

ayudarnosdenuevo.AyudasteconDeQuincey…,yaWill,consumaldición…—Noestoyavuestradisposiciónparacuandoseosantoje—aclaróMagnus—.

AyudéconDeQuinceyporqueCamillame lopidió, y aWill, unavez, porquemeofrecióunfavoracambio.Soyunbrujo.Ynosirvoa loscazadoresdesombrasdeformagratuita.

—Yyonosoyunacazadoradesombras—aseveróTessa.Sehizoelsilencio.—Hum —repuso Magnus después, mientras se alejaba de la chimenea—. Al

parecer,Tessa,hayquefelicitarte,¿no?—Yo…—PortucompromisoconJamesCarstairs.—Oh.—Lachicasesonrojó,yselefuelamanoalcuello,dondesiemprellevaba

elcolgantedelamadredeJem,queéllehabíaregalado—.Sí.Gracias.

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Willsintió,másquevio,losojosdeWoolseysobrelostres,Magnus,Tessayél,pasando de uno al otro, y a la mente tras esos ojos examinando, deduciendo ydisfrutando.

Willseirguió.—Estaré encantado de ofrecerte lo que sea —afirmó—. Otro favor, o lo que

quieras, a cambio del yin fen. Si es un pago, podría arreglarlo… es decir, podríaintentar…

—Quizá te haya ayudado antes—repusoMagnus—. Pero esto…—Suspiró—.Pensad,vosotrosdos.Sialguienestácomprandotodoelyinfendelpaís,entoncesesealguientieneunmotivo.¿Yquiéntieneunmotivoparahacereso?

—Mortmain—susurróTessaantesdequeWillpudieradecirlo.Ésteaúnpodíarecordarsupropiavoz:«LosagentesdeMortmainhanestadocomprandolaprovisióndeyinfendelEast

End. Lo he confirmado. Si te hubieras quedado sin y él fuera el único con uncargamento…».

«…Estaríamosensupoder—continuóJem—.Anoserqueestuvierasdispuestoadejarmemorir,claro,queéseseríaelcursodeacciónrazonable».

Pero con suficiente yin fen para docemeses,Will había pensado que no habíapeligro.Habíapensado tambiénqueMortmainbuscaríaotromododehostigarlosyatormentarlos, porque sin duda vería que ese plan no podía funcionar.Will no sehabíaesperadoquelareservadeunañodeladrogaseacabaraenochosemanas.

—No quieres ayudarnos —le espetó Will al brujo—. No quieres posicionartecomoenemigodeMortmain.

—Bueno,¿ypuedesculparle?—Woolseyselevantóenmediodeuntorbellinodesedaamarilla—.¿Quépuedestenerparaofrecerquehagaquelevalgalapenacorrereseriesgo?

—Tedaré lo que sea—contestóTessa en unavoz tangraveque resonó en loshuesosdeWill—.Cualquiercosaquequieras,sipuedesayudarnosahaceralgoporJem.

Magnusseagarróunpuñadodepelonegro.—¡Dios,vayapar!Puedohaceralgunasaveriguaciones.Rastrearalgunasde las

rutascomercialesmenoscorrientes.OldMolly…—Yaheidoavisitarla—informóWill—.Algolahaasustadotantoquenoquiere

niarrastrarsefueradesutumba.Woolseybufó.—¿Yesonotedicenada,pequeñocazadordesombras?¿Realmentevalelapena

todo esto sólo para alargar la vida de tu amigo unos pocosmesesmás, otro año?Morirádetodasformas.Ycuandoantesmuera,antespodrástenerasuprometida,dela que estás enamorado.—Lanzó unamirada divertida hacia Tessa—. En realidad

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deberíasestarcontandoconganaslosdíasquelefaltanparamorirse.Willnosupoloquepasódespuésdeeso;derepentetodosevolvióblanco,yel

monóculodeWoolseyvolóporlasala.Willsedioenlacabezaconalgodoloroso,yellicántropoestababajoél,pateandoymaldiciendo,yambosrodabanporencimadelaalfombra,ynotóunagudodoloren lamuñeca,dondeWoolsey lehabíaarañadocon las garras. El dolor le aclaró la cabeza, y se dio cuenta de que éste lo teníainmovilizadocontraelsuelo,conlosojosamarillosymostrandolosdientes,agudoscomocuchillos,dispuestoamorder.

—¡Parad,parad!—Tessa,juntoalachimenea,habíacogidounatizador.Willseahogaba;lepusounamanoaWoolseyenlacara,empujándolo.Éllanzó

un grito, y de repente su peso ya no estaba sobre el pecho deWill.Magnus habíaalzadoal licántropoy lohabía tiradohaciaun lado.Luegoagarrópor la espalda aWill,yésteseencontrósiendoarrastradofuerade lasala,conWoolseymirándolo,unamanoenelpómulo,dondeelanillodeplatadeWilllehabíaquemado.

—¡Suéltame,suéltame!—Willsedebatía,peroMagnusloaferrabaconmanodehierro.Lo llevóporelpasillohasta labibliotecamedio iluminada.El chicodiounúltimotirónjustocuandoMagnuslosoltaba,loqueresultóenuntambaleomuypocoeleganteque lo llevócontrael respaldodeun sofáde terciopelo rosa—.NopuedodejaraTessasolaconWoolsey…

—Su virtud no corre ningún peligro con él —replicó Magnus secamente—.Woolseysecomportará,queesmásdeloquepuedodecirdeti.

Willsevolvióconlentitudmientrasselimpiabalasangredelacara.—Meestásmirandomuyfijamente—dijoWillaMagnus—.TeparecesaIglesia

antesdemorderaalguien.—EmpezarunapeleaconellíderdelosPreatorLupus…—repusoelbrujocon

amargura—. Ya sabes lo que te haría su manada si les dieras la menor excusa.Quieresmorir,¿verdad?

—No—contestóWill,ysesorprendióunpocoasímismo.—Noséporquéteayudé.—Tegustanlascausasperdidas.Magnusdiodoszancadasenlasala;lecogióelrostroentresuslargosdedosyle

alzólabarbilla.—NoereselSydneyCartondelanoveladeDickens—dijo—.¿Dequéserviría

quemurierasporJamesCarstairscuando,detodasformas,éltambiénestámuriendo?—Porquesilosalvo,entonceshabrávalidolapena…—¡Dios!—exclamóMagnus,yentrecerrólosojos—.¿Quéhabrávalidolapena?

¿Quépuedevalerlapena?—¡Todoloqueheperdido!—gritóWill—.¡Tessa!Magnus le soltó el rostro. Dio varios pasos hacia atrás y respiró profunda y

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lentamente,comosiestuvieracontandoensilenciohastadiez.—Losiento—dijofinalmente—.PorloqueWoolseyhadicho.—SiJemmuere,nopodréestarconTessa—explicóWill—.Porqueseríacomosi

hubiera estado esperando que se muriera, o como si me alegrara en parte por sumuerte, porque me permitiría estar con Tessa. Y no seré esa persona. No meaprovecharé de su muerte. Así que debe vivir. —Bajó el brazo; la manga estabaensangrentada—.Eslaúnicamaneradequeestopuedateneralgúnsentido.Deotromodo,sólosería…

—¿Sufrimientoydolor innecesarioysinsentido?Nocreoque tesirvadenadaquetedigaqueasíeslavida.Elbiensufre,elmalflorece,ytodoloqueesmortalfenece.

—Quieromásqueeso—repusoWill—.Túhicistequequisieramásqueeso.Meenseñastequesóloestabamalditoporquehabíadecididocreerqueloestaba.Túmedijistequehabíaposibilidades,sentidos.Yahoraquieresdarlaespaldaaloquehascreado.

Magnussoltóunacarcajada.—Eresincorregible.—Esoyaloheoídodecir.—Willseapartódelsofá,conunamuecadedolor—.

Entonces¿meayudarás?—Teayudaré.—Delapecheradesucamisa,elbrujosacóalgoquecolgabade

una cadena, algo que brillaba con una suave luz roja.Una piedra cuadrada roja—.Cogeesto.

Selapusoenlapalmaylecerrólosdedos.Willlomiróconfundido.—EstoeradeCamille.—Seloregaléyo—comentóMagnus,conunamargogestodelacomisuradela

boca—.Elmes pasadomedevolvió todosmis regalos.Más te vale cogerlo.Avisacuando hay demonios cerca. Podría funcionar con esas creaciones mecánicas deMortmain.

—«El amor verdadero nomuere»—leyóWill, traduciendo la inscripción en lapartetraseradelapiedrabajolaluzdelpasillo—.Nopuedoponermeesto,Magnus,esdemasiadobonitoparaunhombre.

—Ytútambién.Veteacasaylávate.Tevisitaréencuantotengainformación.—Clavóenelchicounapenetrantemirada—.Ymientrastanto,haztodoloquepuedasparamerecermiayuda.

—Siteacercasamí,temachacarélacabezaconesteatizador—amenazóTessa,mientrasblandíaelinstrumentoentreellayWoolseycomosifueraunaespada.

—Nodudodequeloharías—repusoél,mientraslamirabaconunaespeciede

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reaciorespeto,yseenjugabalasangredelabarbillaconunpañueloconmonograma.Will también estaba manchado de sangre, la suya y la de Woolsey; sin duda seencontraba en otra habitación conMagnus, dejando rastros por todas partes.Willnunca se preocupabademasiadode la pulcritud, e inclusomenos cuando se dejaballevar por las emociones—.Ya veo que empiezas a parecerte a esos cazadores desombrasquepareces adorar tanto. ¿Qué te llevó a prometerte conunode ellos?Yademás,unoquesemuere.

Tessa sintió que le invadía la rabia, y se planteó golpear a Woolsey con elatizador,seacercaraono.PeroéstesehabíamovidoconunavelocidadendiabladacuandoluchabaconWill,yTessanocreíatenermuchasposibilidades.

—NoconocesaJamesCarstairs.Nohablesdeél.—Lo amas, ¿no? —El licántropo consiguió hacer que esa pregunta sonara

desagradable—.PerotambiénamasaWill.Tessa se quedó helada por dentro. Ya sabía que Magnus conocía lo que Will

sentíaporella,perolaideadetenerescritoenelrostroloqueellasentíaporélerademasiadoaterradoraparaimaginárselo.

—Esonoescierto.—Mentirosa—repusoWoolsey—.Laverdad,¿quédiferenciahaysimuereuno

deellos?Siempretendrásunabuenasegundaopción.Tessa pensó en Jem, en la forma de su rostro, en sus ojos cerrados para

concentrarsecuandotocabaelviolín,enlacurvadesubocacuandosonreía,ensusdedoscuidadosamentepuestossobre losdeella…todo loquequeríadeuna formainexpresable.

—Si tuvieras dos hijos—preguntó—, ¿dirías que no pasa nada porque uno semuera,yaqueaúntequedaelotro?

—Se puede querer a dos hijos. Pero el corazón sólo se puede entregar a unapersonaparaamar—contestóél—.AsíesEros,¿no?Esonoscuentan lasnovelas,aunqueyo,personalmente,nuncaloheexperimentado.

—Heacabadoentendiendoalgosobrelasnovelas—repusoTessa.—¿Yquées?—Quenosonciertas.Woolseyarqueóunaceja.—Eres bien curiosa —admitió—. Diría que puedo ver en ti lo que esos

muchachos ven, pero…—Se encogió de hombros. Su bata amarilla tenía un largocorteensangrentado—.Lasmujeressonalgoquenuncahellegadoaentender.

—¿Yquéesloqueencuentrastanmisteriosoenellas?—Quésentidotienen,básicamente.—Bueno,debesdetenerunamadre—replicóTessa.—Alguienmeparió,sí—respondióWoolseysindemasiadoentusiasmo—.Casi

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nolarecuerdo.—Quizá,peronoexistiríassinunamujer,¿no?Porpocousoquenosencuentres,

somosmásinteligentes,másresueltasymáspacientesqueloshombres.Loshombresseránmásfuertes,peroeslamujerlaqueaguanta.

—¿Esesoloqueestáshaciendo?¿Aguantar?Seguramente,unamujerprometidadebería sermás feliz.—La recorriócon susojosclaros—.Uncorazóndivididoendospartescontrariasnopuedeaguantar,comodices.Losamasalosdos,yesoteestádestrozando.

—Casa—locorrigióTessa.Élalzóunaceja.—¿Aquévieneeso?«Unacasadivididaendospartescontrariasnopuedeaguantar».EsodijoLincoln;

no un corazón. Quizá no deberías tratar de emplear citas si no las sabescorrectamente.

—Yquizá túdeberíasdejarde tenerte lástima—replicóél—.Lamayoríade lagenteseconsideraafortunadaportenerunsologranamorensuvida.Tútienesdos.

—Diceelhombrequenotieneninguno.—¡Oh!—Woolsey se llevó las manos al corazón y se tambaleó fingiendo un

desmayo—. La paloma tiene dientes. Muy bien, si no deseas discutir cuestionespersonales,entonces¿quizáalgomásgeneral?¿Tupropianaturaleza?Magnusparececonvencidodequeeresunabruja,peroyonoestoy tanseguro.Creoquedebesdeteneralgodesangredehada,porque¿cuáleslamagiadecambiardeformasinolamagiade la ilusión?¿Yquiénesson losmaestrosde lamagiay la ilusiónsino lashadas?

Tessa pensó en el hada de cabello azul en la fiesta de Benedict, que afirmabahaberconocidoasumadre,ylarespiraciónseleatoróenlagarganta.AntesdequepudieradecirlenadamásaWoolsey,MagnusyWillentraronporlapuerta;suamigo,comoeradeesperar,tanensangrentadocomoantesyconaspectodeestarenfadado.MiródeTessaaWoolseyysoltóunabrevecarcajada.

—Supongoqueteníasrazón,Magnus—dijo—.Tessanotienequetemernadadeél.Peronosepodríadecirlomismoalainversa.

—Tessa, cariño, deja el atizador —le pidió Magnus, extendiendo la mano—.Woolseypuedeserhorrible,perohaymejoresformasdeaguantarsumalhumor.

LachicalanzóunaúltimamiradaallicántropoyleentregóelatizadoraMagnus.Fue a buscar sus guantes y la chaqueta de Will, y en ese momento hubo unaconfusióndemovimientoyvoces,yluegooyóreíraWoolsey.Noestabaprestandocasiningunaatención;estabademasiadoconcentradaenWill.Porsuexpresión,podíasaberyaque, fuera loquefuesequeMagnusyélsehubierandichoenprivado,nohabíaresueltoelproblemadeladrogadeJem.Parecíaacosado,yunpocoletal,con

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lasangresalpicadaenlosaltospómulos,loquehacíaresaltarelazuldesusojos.Elbrujolosacompañódesdeelsalónhastalapuerta,dondeelairefríogolpeóa

Tessacomounaola.Sepusolosguantesysedespidiódeésteconunainclinacióndecabeza.Magnuscerrólapuerta,ylosdejóenlaoscuridaddelanoche.

ElTámesisdestellabamásalládelavegetación,lascalzadasyelEmbankment,ylas farolas de gas del puente de Battersea rielaban sobre el agua, un nocturno deazulesyoro.Lasombradelcarruajeeravisiblebajolosárbolesjuntoalaverja.Porencimadeellos,lalunaaparecíaydesaparecíaentrelosbancosdenubesgrises.

Willestabaabsolutamenteinmóvil.—Tessa—dijo.Suvozsonabapeculiar,rarayahogada.Tessaseapresuróallegarjuntoaél,yle

miró a la cara. El rostro deWill era tan cambiante como la propia luz de la luna;nuncalehabíavistounaexpresióntanfija.

—¿Hadichoqueteayudaría?—susurróella—.¿Magnus?—Lointentará,pero…porlaformaenquemehamirado…sentíalástimademí,

Tess. Eso significa que no hay esperanza, ¿verdad? Si hasta Magnus piensa quenuestrosesfuerzosestáncondenadosal fracaso,entoncesnopuedohacernadamás,¿no?

Tessalepusolamanoenelbrazo.Élnosemovió.Resultabatanextrañoestartancercadeél…,notarsupresenciaylasensacióntanfamiliarqueleproducía,cuandodurantemesessehabíanestadoevitandoycasinihabíanhablado.Élnisiquierahabíaqueridomirarlaalosojos.Yahíestabaél,oliendoajabón,lluvia,sangreyWill…

—Has hecho tanto…—le susurró ella—.Magnus intentará ayudar, y nosotrosseguiremosbuscandoyquizásalgaalgo.Nopuedesperderlaesperanza.

—Losé.Losé.Y,sinembargo,sientotantotemorenelcorazóncomosifueralaúltimahorademivida.Noes laprimeravezquesientodesesperación,Tessa,peronuncaheexperimentadotantomiedo.Y,aunasí,losabía…siemprelohesabido…

«QueJemmoriría».Tessanolodijo.Estabaentreellos,sinpronunciarlo.—¿Quién soy yo?—preguntó él en un susurro—.Durante años he fingido ser

quien no era, y entonces me alegro de poder regresar a mi verdadero yo y sólodescubroquenohayningúnverdaderoyoalque regresar.Eraunniñocorriente,yluegofuiunhombrenomuybueno,yahorayanosécómoserningunadeesasdoscosas. No sé lo que soy, y cuando Jem no esté, no habrá nadie queme lo puedamostrar.

—Yo séperfectamentequién eres.EresWillHerondale.—Eso fue todo lo queelladijo.

Y de repente él la había rodeado con los brazos y le apoyaba la cabeza en elhombro.Alprincipio,Tessasequedóinmóvildepuroasombro,yluego,lentamente,fue devolviéndole el abrazo, sujetándolomientras él temblaba.No estaba llorando;

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eraotracosa,unaespeciedeparoxismo,comosiseestuvieraahogando.Tessasabíaquenodebíatocarlo,noobstante,nopodíaimaginarquesuprometidoquisieraqueapartaraaWillenunmomentoasí.EllanopodíaserJemparaWill,pensó,nopodíaser subrújulaquesiempreapuntabaalnortepero,almenos,podíaaligerarelpesoconelquecargaba.

—¿Te gustaría quedarte con esa tabaquera tan horrorosa que alguien me haregalado?Esdeplata,asíquenopuedotocarla—dijoWoolsey.

Magnus, que se hallaba en el ventanal del salón, con la cortina abierta sólo lojustoparapoderveraWillyaTessaantesupuerta,aferrándoseunoalaotracomosisuvidadependieradeello,mascullóunarespuestaevasiva.

Woolseypusolosojosenblanco.—¿Aúnsiguenahífuera?—Esoparece.—Un lío, todo este asunto del amor romántico—comentóWoolsey—.Mucho

mejorcomolohacemosnosotros.Sóloimportalofísico.—Sinduda—convinoMagnus.WillyTessasehabíanseparadoporfin,aunque

aúnseguíancogidosdelamano.Lachicaparecíaestarconvenciéndolodequebajaralos escalones—. ¿Crees que te habrías casado, de no haber tenido sobrinos queperpetuaranelnombredelafamilia?

—Supongoquemehabríavistoobligadoahacerlo.¡PorDios,lossantos,lavacay el Preator Lupus!—Woolsey rió; se había servido una copa de vino tinto de labotella que estaba en el aparador, y lo removió mirando sus cambiantesprofundidades—.LehasdadoaWillelcollardeCamille—observó.

—¿Cómo lo sabes? —Magnus sólo prestaba atención a medias a esaconversación; la otra mitad estaba observando cómo Will y Tessa iban hacia sucarruaje.Dealgúnmodo,apesardeladiferenciadealturayconstitución,parecíaqueeraélquienseapoyabaenella.

—Lollevabascuandohassalidodelasalaconél,peronocuandohasregresado.Nocreoquelehayasdicholoquevale,¿verdad?¿QuellevaunrubíquecostaríamásquetodoelInstitutoentero?

—Noloquería—informóMagnus.—¿Untrágicorecuerdodelamorperdido?—Nohacejuegoconmipiel—replicóelbrujo.WillyTessayasehallabanenel

carruaje, y el cochero estaba sacudiendo las riendas—. ¿Crees que tiene algunaoportunidad?

—¿Quién?—WillHerondale.Deserfeliz.Woolseysuspiróprofundamenteydejólacopa.

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—¿Hayalgunaposibilidaddequetúseasfelizsiélnoloes?Nocontestó.—¿Estás enamorado de él? —insistió Woolsey, con curiosidad, no con celos.

Magnussepreguntócómosería teneruncorazónasí,omejor,no tenercorazónenabsoluto.

—No—contestóMagnus—.Me lo he preguntado, pero no. Es algo diferente.Sientoqueledeboalgo.Heoídodecirquecuandosalvasunavida,eresresponsablede esa vida.Me siento responsable de ese chico. Si nunca encuentra la felicidad,sentiréquelehefallado.Sinopuedomantenerasuparabataiconél,sentiréquelehefallado.

—Entonces,lefallarás—repusoWoolsey—.Mientrastanto,mientrastequejasybuscas yin fen, creo que voy a viajar. A ver el campo. En invierno, la ciudadmedeprime.

—Hazloquequieras.—Magnuscerrólacortina,porloquedejódevercómoelcarruajequetransportabaaWillyaTessadesaparecíaenelhorizonte.

Para:CónsulJosiahWaylandDe:InquisidorVictorWhitelaw

Josiah:MehepreocupadoprofundamentealconocertucartaalConsejosobreeltemadeCharlotteBranwell.

Comoviejosconocidosquesomos,habíaesperadoquepudierashablarmeconmáslibertadamídeloquelohashechoconellos. ¿Hayalgúnasunto relacionadoconellaque tepreocupe?Supadreeraunbuenamigodeambos,ynomeconstaqueellahayacometidoningúnactodeshonesto.

Tuyo,VictorWhitelaw

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6

QUÉLAOSCURIDADQueelamorsujetealdolorparaqueambosnosehundan,quelaoscuridadconservesulustredecuervo;ah,más

dulceestarborrachodepérdida,bailarconlamuerte,golpearelsuelo.

ALFRED,LORDTENNYSON,InMemoriamA.H.H.

Para:InquisidorVictorWhitelawDe:CónsulJosiahWayland

Esconciertaturbaciónqueteescriboestacarta,Victor,puestoquehaceyaañosquenosconocemos.Me siento un poco como la profetisaCasandra, condenada a saber la verdad y a que nadie la creyera.QuizáseamipecadodesoberbialoquepusoaCharlotteBranwellenelpuestoqueahoraocupaydesdeelcualmeatormenta.

Socavamiautoridadconstantemente,unainestabilidadquemetemoquepuedacausarenlaClaveunsevero…Loquedeberíahabersidoundesastreparaella—larevelacióndequealbergabaespíasbajosutecho,lacomplicidaddelachicaLovelaceconlosplanesdelMagíster—seharecreadocomountriunfo.QuenosehayavistoalMagísternisehayaoídohablardeélsehaadjudicadoalbuenjuiciodeCharlotte,ynoseve,comosospechoquees,comounaretiradatácticayunareagrupacióndefuerzasporsuparte.Aunque soy el Cónsul y guío a la Clave, me parece que éste pasará a la historia como el tiempo deCharlotteBranwell,yquemilegadoseperderá

Para:InquisidorVictorWhitelawDe:CónsulJosiahWayland

Victor:Aunqueapreciotuinterés,notengoningunaansiedadconrespectoaCharlotteBranwellquenoconste

enmicartaalConsejo.QuelafuerzadelÁngeltedévalorenestostiemposrevueltos,JosiahWayland

Alprincipio,eldesayunofuetranquilo.GideonyGabrielbajaronjuntos,amboscontenidos,Gabrielcasisindecirpalabra,apartedepedirleaHenryquelepasaralamantequilla.Cecilysehabíacolocadoenelextremomáslejanodelamesayestabaleyendo un libro mientras comía; Tessa ansiaba ver el título, pero Cecily habíacolocadoellibroenunánguloqueseloimpedía.LasojerasoscurasdeWill,frenteaTessa,evidenciabansufaltadesueño,unrecuerdodesuajetreadanoche; lamismaTessa removíaconel tenedorsinningúnentusiasmosudesayuno,ensilenciohastaquelapuertaseabrióyJementró.

Ella alzó la mirada sorprendida y con una sacudida de placer. Él se deslizóágilmenteenunasillajuntoalachica.

—Buenosdías.—Tienesmuchomejoraspecto,Jemmy—comentóCharlotte,encantada.

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¿«Jemmy»?TessamiróaJemdivertida;élseencogiódehombrosylelanzóunasonrisacomodedisculpa.

TessamiróporlamesayencontróaWillobservándolos.Susmiradasserozaron,sólounmomento,Tessaconunapreguntaenlosojos.¿Habíaalgunaposibilidaddeque, de algún modo, Will hubiera hallado yin fen desde su vuelta a casa y esamañana?Perono,élparecíatansorprendidocomoella.

—Estoybastantemejor—repusoJem—.LosHermanosSilenciososhansidodegran ayuda. —Se fue a servir una taza de té, y Tessa observó los huesos y lostendonesmoviéndoseensudelgadamuñeca,angustiosamentevisibles.CuandoJemdejólatetera,ellalebuscólamanopordebajodelamesa,yélselacogió.Enlazósusfinosdedosconlosdeella,tranquilizadores.

LavozdeBridgeflotódesdelacocina.

Fríosoplaelvientohoy,miamor,Fríassonlasgotasdelluvia;Elprimeramor que tuve, Muerto fue en el bosque verde. Haré tanto por mi amadoComocualquierjovendebe;SentadalloraréjuntoasutumbaDurantedocemesesyundía.

—¡PorelÁngel,quédeprimenteesestachica!—exclamóHenry,mientrasdejabaelperiódicojustoencimadesuplato,porloquesusbordesseempaparondeyemadehuevo.Charlotteabriólabocacomoparareñirle,perolacerródenuevo—.Todosoncorazonesrotos,muerteyamornocorrespondido.

—Bueno,esoesdeloquetratanlamayoríadelascanciones—comentóWill—.Elamorcorrespondidoesideal,peronosirvedemuchoparaunabalada.

Jemalzólamirada,peroantesdequepudieradecirnada,unagranreverberaciónresonó por todo el Instituto. Tessa ya estaba lo suficientemente acostumbrada a suhogarenLondresparasaberqueeraelsonidodelacampanadelapuerta.TodosenlamesamiraronalavezaCharlotte,comosituvieranlacabezasujetapormuelles.

Ésta,sobresaltada,dejóeltenedor.—¡Oh,vaya!—exclamó—.Hayalgoqueosteníaquedeciratodos,pero…—¿Señora?—Era Sophie, que entraba en la sala con una bandeja en lamano.

TessanopudoevitarnotarqueaunqueGideonlaestabamirando,ellaparecíaevitarapostasumirada,mientrasseruborizabalevemente—.ElcónsulWaylandestáabajoypidehablarconusted.

Charlottecogióelpapeldobladodelabandeja,lomiróysuspiró.—Muybien.Dilequesuba.Sophiedesaparecióenunremolinodefaldas.

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—¿Charlotte?—Henryparecíaperplejo—.¿Quéestápasando?—Eso.—Will dejó que sus cubiertos resonaran contra el plato—. ¿ElCónsul?

¿Interrumpiendonuestrodesayuno?¿Quévendrádespués?¿ElInquisidoratomarelté?¿PicnicsconlosHermanosSilenciosos?

—Tartas de pato en el parque —se mofó Jem por lo bajini, y Will y él sesonrieron,sólouninstante,antesdequelapuertaseabrierayentraraelcónsul.

El cónsul Wayland era un hombre corpulento, de poderoso pecho y brazosrobustos. Su túnica siempre parecía colgarle un poco rara de los anchos hombros.Tenía una barba rubia como un vikingo, y en ese momento su expresión eratormentosa.

—Charlotte—dijo sinningúnpreámbulo—,estoyaquíparahablardeBenedictLightwood.

Seoyóun leve roce;Gabriel había agarrado elmantel.Gideonpusounamanosobrelamuñecadesuhermano,parándolo,peroelCónsulyalosestabamirando.

—Gabriel—dijo—.PensabaqueiríasacasadelosBlackthorncontuhermana.Elaludidoaferróconfuerzaelasadesutaza.—EstánmuyafectadosporlamuertedeRupert—sejustificóél—.Nohecreído

quefueraunbuenmomentoparaentrometerse.—Aunque quizá podría ser bastante incómodo residir con tu hermana,

considerandoquehapuestounaquejacontratiporasesinato.Gabriel hizo un ruido como si alguien le hubiera echado agua hirviendo por

encima.Gideontirólaservilletasobrelamesaysepusoenpie.—¿QueTatianahahechoqué?—preguntó.—Yamehasoído—contestóelCónsul.—Nofueasesinato—puntualizóJem.—Esodicestú—replicóelCónsul—.Mehaninformadodequesílofue.—¿TambiénselehainformadodequeBenedictsehabíaconvertidoenungusano

gigantesco?—inquirióWill, yGabriel lomiró sorprendido, como si no se hubieraesperadoqueelchicoledefendiera.

—Will, por favor—medióCharlotte—.Cónsul, ayer te notifiqué queBenedictLightwoodhabíasidodescubiertoenlasúltimasfasesdeastriola…

—Me explicaste que hubo una batalla y que él resultó muerto—prosiguió elCónsul—.Peroloqueoigoquesediceesqueestabaenfermoconlaviruela,yquecomoresultado,fueperseguidoyasesinadoapesardenoofrecerresistencia.

Will,conlosojossospechosamentebrillantes,abriólaboca.Jemselatapóconlamano.

—No puedo entender —comenzó Jem, hablando por encima de las apagadasprotestasdeWill—cómopuedesaberqueBenedictLightwoodestámuerto,peronocómohaocurrido.Sinohayuncuerpoqueencontrar,esporquesehabíaconvertido

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enmásdemonioquehumano,y sedesvanecióalmorir, comohacen losdemonios.Peroloscriadosdesaparecidos,lamuertedelpropioesposodeTatiana…

ElCónsulparecíacansado.—TatianaBlackthorn dice que un grupo de cazadores de sombras del Instituto

asesinóasupadreyqueRupertresultómuertoenelaltercado.—¿Acasomencionóquesupadresehabíacomidoasuesposo?—inquirióHenry,

que por fin alzaba la vista del periódico—. Oh, sí. Se lo comió. Dejó una botaensangrentadaenel jardínparaquelaencontráramos.Habíamarcasdedientes.Meencantaríasabercómoesopuedehabersidounaccidente.

—Yodiríaqueesocuentacomoofrecerresistencia—aportóWill—.Comersealpropio yerno, me refiero. Aunque supongo que todas las familias tienen susaltercados.

—No estarás sugiriendo en serio —dijo Charlotte— que el gusano… queBenedictdeberíahabersidodominadoycontenido,¿verdad, Josiah? ¡Estabaen lasúltimasfasesdelaviruela!¡Sehabíavueltolocoyconvertidoengusano!

—También podría haberse convertido en un gusano y luego volverse loco—sugirióWillcondiplomacia—.Nopodemosestartotalmenteseguros.

—Tatiana está muy alterada —agregó el Cónsul—. Está pensando pedir unacompensación…

—Entonceslepagaré—exclamóGabriel,despuésdeapartarlasilladelamesayponerseenpie—.Ledaréamiridículahermanatodomisalarioduranteelrestodemividasiesloquedesea,peronoadmitiréquehuboalgoincorrecto,nipormiparteniporladeningunodenosotros.Sí,leclavéunaflechaenelojo.Aesacosa.Ylovolveríaahacer.Fueraloquefueseesacosa,yanoeramipadre.

Sehizoelsilencio.InclusoelCónsulnoparecíatenerunapalabraamano.CecilyhabíadejadoellibroypasabaunaseriamiradadeGabrielalCónsul.

—Leruegoquemedisculpe,Cónsul,perodigaloquedigaTatiana,noconocelaverdaddelasituación—continuóGabriel—.Sóloyoestabaenlacasaconmipadremientrasenfermaba.Yoestuvesoloconéldurantelasúltimasdossemanas,mientrassevolvíaloco.Alfinal,vineaquíyleroguéamihermanoquemeayudara.Charlotteme cedió amablemente la colaboración de sus cazadores de sombras. Cuandollegamosdevueltaa lacasa, lacosaquehabíasidomipadrehabíadespedazadoalmaridodemihermana.Seloaseguro,Cónsul,quenohabíaningunamaneradesalvaramipadre.Tuvimosquelucharpornuestrasvidas.

—Entonces¿porquéTatiana…?—Porquesesientehumillada—contestóTessa.Eraloprimeroquedecíadesdela

entrada delCónsul—.Me lo dijo.Creía que sería unamancha en el nombre de lafamiliasisesabíalodelaviruelademoníaca;supongoqueestátratandodepresentaruna historia alternativa esperando que usted se la repita al Consejo. Pero no está

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diciendolaverdad.—Realmente,Cónsul—intervinoGideon—.¿Quétienemássentido?¿Quetodos

nosvolvimoslocosyasesinamosamipadre,yquesushijosloestánencubriendo,oqueTatianamiente?Ellanuncapiensalascosas;yalosabeusted.

Gabrielestabadepieconlamanoenelrespaldodelasilladesuhermano.—Si usted me cree capaz de cometer parricidio alegremente, mándeme a la

CiudadSilenciosaparaquemeinterroguen.—Ésaseríalasoluciónmássensata—repusoelCónsul.Cecily dejó su taza de té con un fuerte golpe que hizo que todos en la mesa

pegaranunbote.—Eso no es justo —protestó—. Está diciendo la verdad. Todos decimos la

verdad.Usteddebesaberlo.El Cónsul le lanzó unamirada larga y especulativa, luego se volvió de nuevo

haciaCharlotte.—¿Esperasmiconfianza?—dijo—.Ysinembargomeocultastusacciones.Las

accionestienenconsecuencias,Charlotte.—Josiah, te informé de lo que pasó en Lightwood House en cuanto todos

regresaronymeasegurédequeestabanbien…—Deberíashabérmelodichoantes—replicóelCónsul secamente—.Encuanto

Gabriel llegó. No era una misión rutinaria. Así las cosas, te has puesto en unaposiciónenlaquedebodefenderte,apesardequehasdesobedecidoelprotocoloyhasemprendidounamisiónsinlaaprobacióndelConsejo.

—Nohabíatiempo…—Yabasta—la interrumpióelCónsulenun tonoque implicabacualquiercosa

menosqueyabastaba—.GideonyGabriel,vendréisconmigoalaCiudadSilenciosaparaserinterrogados.—Charlottefueaprotestar,peroelCónsulalzólamano—.QuelosHermanosverifiquenqueloqueellosdicenesrutinario;evitarácualquierlíoymepermitirárechazarrápidamentelapeticióndecompensacióndeTatiana.Vosotrosdos.—ElCónsul sevolvióhacia losLightwood—. Id abajo ami carruajey esperadmeallí. Los tres iremos a la Ciudad Silenciosa; cuando los Hermanos acaben convosotros,sinoencuentrannadainteresante,ostraeremosdevuelta.

—Si no encuentran nada —repitió Gideon en un tono enfadado. Cogió a suhermano por los hombros y lo hizo salir del comedor.MientrasGideon cerraba lapuerta a su espalda, Tessa notó que algo destellaba en sumano: volvía a llevar elanillodelosLightwood.

—Muy bien—dijo el Cónsul a Charlotte—. ¿Por qué nome informaste en elmismomomentoquetuscazadoresdesombrasregresaronytedijeronqueBenedictestabamuerto?

Charlotteclavólamiradaensuté.Teníaloslabiosapretadosenunafinalínea.

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—Quería proteger a los chicos—contestó—. Quería que tuvieran un poco detranquilidad.Unrespiro,despuésdeverasupadremorirantesusojos,antesdequecomenzarasahacerlespreguntas,Josiah.

—Esonopuedesertodo—continuóelCónsul,sinprestaratenciónalaexpresiónde Charlotte—. Los papeles y los libros de Benedict. Tatiana nos habló de ellos.Registramos la casa, pero sus diarios habían desaparecido y su escritorio estabavacío.Éstanoestuinvestigación,Charlotte,esospapelespertenecenalaClave.

—¿Quéestáisbuscandoenellos?—preguntóHenry,mientrassacabaelperiódicodesuplato.Parecíaestarpocointeresadoenlarespuesta,perohabíaunbrilloduroensusojosquetraicionabaeseaparentedesinterés.

—Información sobre su conexión con Mortmain. Información sobre otrosmiembrosde laClavequepuedanhaber tenidounaconexiónconMortmain.Pistasdelparaderodeéste…

—¿Ydesusartefactos?—preguntóHenry.ElCónsulparóamediafrase.—¿Susartefactos?—LosArtefactosInfernales.Suejércitodeautómatas.Esunejércitocreadocon

el propósito de destruir a los cazadores de sombras, y él pretende lanzarlo contranosotros—explicóCharlotte,aparentementerecuperada,mientrasdejabalaservilleta—.LociertoesquesilasnotasdeBenedict,cadavezmásininteligibles,sepuedencreer,elmomentollegarámásprontoquetarde.

—Asíquesícogistelasnotasylosdiarios.ElInquisidorestabaconvencido.—ElCónsulsepasóeldorsodelamanoporlosojos.

—Claro que las cogí. Y claro que te las daré. Tenía pensado hacerlo desde elprincipio.—Sumamentedigna,lamujercogiólacampanitadeplataqueteníajuntoal plato y la hizo sonar; cuando apareció Sophie, le susurró algo y la sirvienta,despuésdehacerunareverenciaalCónsul,saliódelcomedor.

—Deberías haber dejado los papeles donde estaban, Charlotte. Es elprocedimiento—lerecriminóelCónsul.

—Nohabíaningunarazónparaquenolosrevisara…—Debesconfiarenmijuicio,yeneldelaLey.ProtegeraloschicosLightwood

no es prioritario con respecto a descubrir el paradero deMortmain, Charlotte. Nodiriges la Clave. Eres parte del Enclave, y tienes que informarme. ¿Ha quedadoclaro?

—Sí,Cónsul—contestóCharlottemientrasSophievolvíaaentrarenelcomedorconunfajodepapeles,queofreciósilenciosamentealCónsul—.Lapróximavezqueuno de nuestros estimados miembros se convierta en gusano y se coma a otroestimadomiembro,teinformaremosinmediatamente.

ElCónsulapretólosdientes.

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—Tupadreeramiamigo—dijo—.Confiabaenél,yporesoheconfiadoenti.No hagas que lamente haberte nombrado, o haberte apoyado contra BenedictLightwoodcuandocuestionótucargo.

—¡LeseguisteeljuegoaBenedict!—exclamóCharlotte—.¡Cuandopropusoquesemedieransóloquincedíasparacompletarunamisiónimposible,loaceptaste!¡Nodijisteniunapalabraenmidefensa!Sinofueraunamujer,notehabríascomportadoasí.

—Sinofuerasunamujer—replicóelCónsul—,nohabríatenidoquehacerlo.Ydichoesto,sefue,enunrevuelodetúnicasoscurasyrunasdebrilloapagado.

Encuantolapuertasecerróasuespalda,Willnoaguantómás.—¿Cómo has podido darle los papeles? —siseó entre dientes—. Necesitamos

la…—Will—lofrenóCharlotte,quesehabíadejadocaersobresusilla,conlosojos

cerrados—.Mehepasadolanocheenvelacopiandolaspartesrelevantes.Granparteera…

—¿Ungalimatías?—sugirióJem.—¿Pornografía? —soltó Will al mismo tiempo—. Podría ser ambas cosas —

continuó—.¿Nuncahasoídohablardelosgalimatíaspornográficos?Jemsonrió,yCharlotteapoyóelrostroentrelasmanos.—Habíamásdeloprimeroquedelosegundo,siquieressaberlo—explicóella

—.Hecopiado todo loquehepodido, con la inestimable asistenciadeSophie.—Alzó la mirada—. Will, tienes que recordarlo. Esto ya no es nuestra obligación.MortmainesunproblemadelaClave,oalmenosasíescomolovenellos.HubountiempoenquenosotroséramoslosresponsablesexclusivosdeMortmain,pero…

—¡SomosresponsablesdeprotegeraTessa!—replicóWillconuntonocortantequeasombróinclusoaésta.Willpalideciólevementealdarsecuentadequetodoslomiraban sorprendidos, pero, de todas formas, prosiguió—. Mortmain todavía laquiere. No podemos suponer que se ha rendido. Puede que venga con autómatas,puedequevengaconbrujería,fuegoytraición,perovendrá.

—ClaroqueprotegeremosaTessa—aseguróCharlotte—.Nohacefaltaquenoslo recuerdes,Will.Esunade losnuestros.Yhablandode losnuestros…—Bajó lamiradahaciaelplato—.Jessaminevuelveconnosotrosmañana.

—¿Qué?—Willvolcósutaza,yelmantelseempapóconeltévertido.Seoyóunzumbidopor todalamesa,aunqueCecilysólosequedómirando,confusa,yTessa,despuésdecogerairedegolpe,permanecióensilencio.Seacordóde laúltimavezque había visto a Jessamine, en la Ciudad Silenciosa, pálida y con los ojos rojos,llorando aterrorizada…—.Trató de traicionarnos, Charlotte. ¿Y tú le permites quevuelvasinmás?

—No tiene otra familia, y la Clave le ha confiscado su fortuna; además no se

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halla en un estado que le permita vivir sola. Dos meses de interrogatorios en laCiudad de Hueso la han vuelto casi loca. No creo que represente un peligro paraningunodenosotros.

—Tampoco pensábamos antes que pudiera representar peligro alguno—apuntóJem,enuntonomásdurodeloqueTessasehabríaesperadodeél—y,sinembargo,elrumboquedecidiótomarcasipusoaTessaenmanosdeMortmain,yalrestodenosotrosenunasituacióndeshonrosa.

Charlottenegóconlacabeza.—Aquíhacefaltaclemenciaypiedad.Jessaminenoesloqueera,comosabríais

silahubieraisvisitadoenlaCiudadSilenciosa.—Notengoningunasganasdevisitara traidores—replicóWillconfrialdad—.

¿AúnsoltabatonteríassobrequeMortmainestabaenIdris?—Sí, y por eso los Hermanos Silenciosos finalmente la dejaron en paz; no

conseguían sacar nadade ella que tuviera sentido.No tiene secretos, no sabenadaquevalgalapena.Yellaloentiende.Sesientesinningúnvalor.Siospudieraismeterensupiel…

—Oh,nodudodequeteharepresentadotodoelespectáculo,Charlotte,llorandoyrasgándoselasvestiduras…

—Bueno,siseestárasgandolasvestiduras…—dijoJem,y le lanzóunarápidasonrisa a su parabatai—. Ya sabes lo mucho que a Jessamine le gustan susvestiduras.

La sonrisa que le devolvió Will era reacia pero genuina. Charlotte vio suoportunidadparaobtenerventaja.

—Nilareconoceréiscuandolaveáis,osloprometo—aseguró—.Probemosunasemana,unasolasemana,ysiningunosoportatenerlaaquí,loarreglaréparaenviarlaaIdris.—Apartósuplato—.YahoraarevisarmiscopiasdelospapelesdeBenedict.¿Quiénquiereayudarme?

Para:CónsulJosiahWaylandDe:ElConsejo

Apreciadoseñor:Hastaelrecibodesuúltimacarta,habíamosconsideradoquenuestrasdiferenciasrespectoaltemade

Charlotte Branwell eran una cuestión de opinión. Aunque usted puede no haber otorgado el permisoexpreso para el traslado de Jessamine Lovelace al Instituto, la Hermandad, que está al cargo de estosasuntos, le otorgó su aprobación. Nos pareció el gesto de un corazón generoso permitir que la chicaregresaraalúnicohogarquehaconocido,apesardesucrimen.EncuantoaWoolseyScott,esellíderdelPreatorLupus,unaorganizacióndelaquenosconsideramosaliadosdesdehacetiempo.

SuinsinuacióndequelaseñoraBranwellpuedehaberprestadoatenciónaaquellosquenodeseanlomejorpara laClaveesprofundamentepreocupante.Noobstante, sinpruebas, somos reaciosaprocedermásalláteniendocomobasesóloestainformación.

EnelnombredeRaziel,LosMiembrosdelConsejoNefilim

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ElcarruajedelCónsuleraunlandóconcincoventanasqueportabalascuatrocesdelaClaveenelcostado;estabatiradoporunpardeimpecablesgarañonesgrises.Eldía era húmedoy caía una fina llovizna; el cochero estaba en el asientodelantero,oculto casi completamente por un sombrero y una capa de lona impermeable. ElCónsul,quenohabíadichoniunapalabradesdequehabíansalidodelcomedordelInstituto, hizo entrar aGideony aGabriel en el carruaje, subiódespuésde ellosycerrólaportezuelatrasdesí.

Mientras el vehículo se alejaba traqueteando de la antigua iglesia, Gabriel sevolvióparamirarporlaventanilla.Notabaunaligerapresiónardientetraslosojosyen el estómago.La había sentido de forma intermitente desde el día anterior, y enalgunasocasioneshabíasidotanintensaquehabíacreídoestarapuntodevomitar.

«Ungusanogigantesco…lasúltimasfasesdeastriola…laviruelademoníaca».CuandoCharlotte y el resto habían acusado a su padre por primera vez, él no

había querido creerlo. La deserción de Gideon le había parecido una locura, unatraición tan monstruosa que sólo la demencia podía explicar. Su padre le habíaprometido que Gideon reflexionaría acerca de su decisión, que regresaría paraayudarlosconlacasayconserunLightwood.Peronohabíaregresadoy,mientras,los días se habían ido volviendomás cortos y oscuros, yGabriel había ido viendocada vezmenos a su padre, había comenzado a hacerse preguntas y luego a tenermiedo.

«Benedictfueperseguidoyasesinado».Perseguidoyasesinado.Gabriellediovueltasenlacabezaaesaspalabras,pero

nolesencontrósentido.Habíamatadoaunmonstruo,queeraparaloquelehabíanentrenadodesdepequeño,peroaquelmonstruonohabíasidosupadre.Supadreaúnestabavivoenalgunapartey,encualquiermomento,Gabrielmiraríaporlaventanadelacasayloveríaacercándoseporelcamino,conellargoabrigogrisaleteandoalvientoylosafiladoscontornosdesusrasgosrecortadoscontraelcielo.

—Gabriel.—Eralavozdesuhermano,queatravesabalaniebladelrecuerdoyelensueño—.Gabriel,elCónsultehahechounapregunta.

Gabrielalzólamirada.ElCónsulloobservabaconojososcurosyexpectantes.Elcarruaje avanzaba por Fleet Street; reporteros, abogados y vendedores ambulantescorríandeaquíparaallíentreeltráfico.

—Tehepreguntado—dijoelCónsul—siteencuentrasagustoenelInstituto.Gabriellomiróparpadeando.Pocodestacabadeentrelanieblaquelorodeabalos

últimosdías.Charlotte, abrazándolo.Gideon, lavándose la sangrede lasmanos.ElrostrodeCecilycomounaflorbrillanteyrabiosa.

—Supongoqueestábien—respondióenunavozoxidada—.Noesmicasa.—Bueno, Lightwood House es magnífica —comentó el Cónsul—. Construida

sobresangreysaqueo,claro.

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Gabrielseloquedómirandosincomprender.Gideonmirabaporlaventana,conunaexpresiónlevementeasqueada.

—PensabaquenosqueríahablardeTatiana—dijoéste.—Conozco aTatiana—repuso elCónsul—.Nadade la inteligencia de vuestro

padreynadadelagentilezadevuestramadre.Metemoquenohasalidomuybienparada.Supeticióndecompensaciónserádesestimada,naturalmente.

Gideonsevolvióensuasientoylomiróconincredulidad.—Siledatanpococréditoasuversión,¿porquéestamosaquí?—Parapoderhablarconvosotrosasolas—contestóelhombre—.Veréis,cuando

le entregué el Instituto a Charlotte, al principio pensaba, en parte, que un toquefemeninoleiríabien.GranvilleFairchilderaunodeloshombresmásestrictosqueheconocido, y aunque dirigía el Instituto según la Ley, era un lugar frío y nadaacogedor.Aquí,enLondres,lamayorciudaddelmundo,uncazadordesombrasnose podía sentir en casa. —Se encogió de hombros—. Pensé que entregar laadministraciónaCharlottepodríaayudar.

—ACharlotteyaHenry—corrigióGideon.—Henry era una cifra…—repuso el Cónsul—. Todos sabemos, como dice el

proverbio,queenesematrimoniolayeguagriseselmejorcaballo.LaintencióneraqueHenrynointerfiriera,ynolohace.PerotampocoloteníaquehacerCharlotte.Sesuponíaqueseríadócilyobedeceríamisdeseos.Enesesentidomehadecepcionadoprofundamente.

—Laapoyócontranuestropadre—soltóGabriel,yal instante lamentóhaberlohecho.

Gideonlelanzóunamiradaparaquesecalmara,yelpequeñodelosLightwoodcruzólasenguantadasmanossobreelregazoyapretóloslabios.

ElCónsulalzólascejas.—¿Porquetupadrehabríasidodócil?—replicóirónico—.Erantalparacual,y

escogíalmejor.Aúnteníaesperanzasdecontrolarla.Peroahora…—Señor—lecortóGideonconsuvozmáseducada—.¿Porquénosestádiciendo

todoesto?—¡Ah!—exclamó el Cónsul, mirando por la ventanilla salpicada de lluvia—.

Hemos llegado.—Golpeó con los nudillos la ventanilla del carruaje—. ¡Richard!DeténelcarruajeanteelArgentRooms.

Gabrielmiróasuhermano,queseencogiódehombrosdesconcertado.ElArgentRooms era un famoso teatro de variedades y un club de caballeros en PiccadillyCircus.Damasdemalareputaciónfrecuentabanellugar,ycorríanrumoresdequeelnegocioerapropiedaddesubterráneosyque,algunasnoches,enlos«espectáculosdemagia»,seempleabamagiaauténtica.

—Solía venir aquí con vuestro padre —explicó el Cónsul, cuando los tres

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estuvieronsobrelaacera.Atravésdelallovizna,GideonyGabrielestabanmirandola fachada, carentedegusto,deun teatrodeestilo italiano,que, sinduda, sehabíainjertadosobrelosedificiosmásmodestosquehabíanestadoallíconanterioridad.Enellaseveíaunatriplegaleríayunapinturaazulmuychillona—.Unavez,lapolicíarevocó la licencia del Alhambra porque los propietarios habían permitido que sebailaraelcancánenél.Peroclaro,lospropietariosdelAlhambrasonmundanos.Estoestámuchomejor.¿Entramos?

Su tono no permitía una negativa. Gabriel le siguió por un soportal, donde eldinero cambió demanos y se compró una entrada para cada uno.Gideonmiró suentradaconciertaperplejidad.Tenía la formadeunanuncio,yprometía ¡EL MEJOR

ENTRETENIMIENTODELONDRES!—«¡Hazañas de fuerza!»—le leyó a Gideon mientras avanzaban por el largo

pasillo—.«Animalesamaestrados,mujeres forzudas,acróbatas,númerosdecircoycantantescómicos».

Gideonmascullabaparasí.—Ycontorsionistas—añadióGabrielanimado—.Parecequehayunamujerque

puedeponerseelpiesobrela…—PorelÁngel,estelugarnoesmuchomejorqueunaferiadebarrio—exclamó

Gideon—.Gabriel,nomiresnadaanoserquetedigaquepuedes.Éstepusolosojosenblancomientrassuhermanoloagarrabaconfirmezaporel

codo y lo empujaba hacia lo que, evidentemente, era el gran salón: una estanciaenormecon el techopintado con reproduccionesde losgrandesmaestros italianos,incluido elNacimiento de Venus de Botticelli, ya bastante manchado de humo ynecesitadodereparación.Lámparasdegascolgabandelasdoradasmoldurasdeyesoeiluminabanlasalaconunaluzamarillenta.

Junto a las paredes se alineaban bancos de terciopelo, donde se acurrucabanoscurassiluetas:loscaballerosrodeabanadamasconvestidosdemasiadobrillantesyrisas demasiado escandalosas. La música manaba del escenario que se hallaba alfondodelasala.ElCónsulfuehaciaél,sonriendo.Unamujerconunsombrerodecopayfracsemovíaporelescenario,cantandounacancióntituladaEstámal,peroesigual.Alvolverseésta,losojosledestellaronverdesbajolaluzdegas.

«Licántropo»,pensóGideon.—Esperadme aquí un momento, chicos—les indicó el Cónsul, y desapareció

entrelagente.—Encantador—dijoGideonentredientes,yseacercómásasuhermanocuando

unamujer conunvestidode saténconel corpiñomuyajustadopasó juntoa ellos.Olía a ginebra y a algo más bajo eso, algo oscuro y dulce, parecido al aroma deazúcarquemadodeJamesCarstairs.

—¿Quién ibaadecirqueelCónsul fuera tan juerguista?—comentóGabriel—.

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¿NopodríahaberesperadoestohastaquehubiéramossalidodelaCiudadSilenciosa?—No nos va a llevar a la Ciudad Silenciosa—aseveró Gideon con los labios

tensos.—¿No?—Noseastonto,Gabriel.Claroqueno.Quierealgodiferentedenosotros.Yaún

noséqué.Noshatraídoaquíparadescolocarnos,ynolohabríahechosinoestuvierasegurodeque tienealgo sobrenosotrosquenos impedirá contarle aCharlotte, o aquiensea,dóndehemosestado.

—Quizásíquesolíaveniraquíconpadre.—Quizá,peronoesporesoporloqueestamosaquíahora—afirmóGideoncon

rotundidad.Cogió con más fuerza el brazo de su hermano cuando reapareció el Cónsul;

llevabaunabotellitadeloqueparecíasifón,peroque,supusoGabriel,debíadellevaralmenosunosdospeniquesdelicor.

—¿Qué, para nosotros nada?—preguntóGabriel; suhermano lomirómal y elCónsullededicóunasonrisaagria.GabrielsepercatójustoeneseinstantedequenoteníaniideadesielCónsulteníaunafamiliaohijos.SóloeraelCónsul.

—Chicos,¿tenéisideadelpeligroquecorréis?—preguntóéste.—¿Peligro?¿Porpartedequién,Charlotte?—Gideonparecíaincrédulo.—No…—ElCónsul losmiró a ambos—.Vuestro padre no sólo ha violado la

Ley; ha blasfemado. No sólo se trataba con demonios; yacía con ellos. Sois losLightwood, todo loquequedade losLightwood.No tenéisprimos,ni tías, ni tíos.Podría hacer que borraran a toda vuestra familia de los registros de los nefilim, yecharos a vosotros y a vuestra hermana a la calle para que paséis hambre omendiguéisunavidaentrelosmundanos,ynorebasaríalosderechosdelaClaveyelConsejo.¿Yquiéncreéisqueosapoyaría?¿Quiénhablaríaenvuestradefensa?

Gideonhabíapalidecido,yteníalosnudillosblancosdelamanoconqueagarrabaaGabriel.

—Eso no es justo—protestó—. No lo sabíamos.Mi hermano confiaba en mipadre.Nopuedeconsiderárseleresponsable…

—¿Confiabaenél?Ledioelgolpedegracia,¿no?—preguntóelCónsul—.Oh,todoscontribuisteis,perofuesuflechalaquematóatupadre,loqueindicaquesabíaexactamenteloqueeratupadre.

Gabrielsabíaquesuhermanoloestabamirandopreocupado.ElairedelArgentRoomseracargadoycaliente,ynoledejabarespirar.Enesemomento,lamujerdelescenariocantabaunacancióntituladaSatisfaceraunadama,eibadeunladoaotro,golpeandoelescenariocon lapuntadeunbastóndepaseo, loquehacía temblarelsuelo.

—Lospecadosdelospadres,chicos.Podéissercastigadosporsuscrímenes,ylo

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seréis,siyolodecido.¿Quéharías,Gideon,mientrasatuhermanoyaTatianaselesquemanlasrunas?¿Tequedaríasquietomirando?

LamanoderechadeGabrielsesacudió;estabasegurodequeselehabríatiradoalcuelloalCónsulsiGideonnolehubieracogidoantesporlamuñeca.

—¿Qué quiere de nosotros?—preguntó éste con voz controlada—.No nos hatraídoaquísóloparaamenazarnos,anoserquequieraalgoacambio.Ysifueraalgoque pudiera pedirnos con facilidad o legalmente, lo habría hecho en la CiudadSilenciosa.

—Chicolisto—repusoelCónsul—.Quieroquehagasalgopormí.Hazloymeencargaré,aunqueLightwoodHouseresulteconfiscada,dequemantengáiselhonoryelnombre,vuestrastierrasenIdrisyvuestrolugarentreloscazadoresdesombras.

—¿Quéquierequehagamos?—Quieroqueobservéis aCharlotte.En concreto, su correspondencia.Decidme

quécartasrecibeyenvía,sobretodosucorrespondenciaconIdris.—Quierequelaespiemos—concluyóGideonconvozneutra.—No deseo más sorpresas como la de tu padre —se justificó el Cónsul—.

Charlotte nunca debería haberme mantenido en secreto la enfermedad de vuestropadre.

—Tuvoquehacerlo—explicóGideon—.Fueunadelascondicionesdelacuerdoalquellegaron…

ElCónsulapretóloslabios.—CharlotteBranwellnotienederechoallegaraacuerdosdeesaenvergadurasin

consultarme.Soysusuperior.Nopuedeynodebeprescindirdemídeesemodo.Ellay ese grupo del Instituto se comportan como si fueran un país propio con leyespropias.MiraloquepasóconJessamineLovelace.Nostraicionóatodos,casihastadestruirnos.JamesCarstairsesunadictoqueseestámuriendo.LachicaGrayesunacambianteounabruja,ynodeberíaestarenelInstituto,yconesemalditonoviazgo.YWill Herondale…Will Herondale es un crío mentiroso y mimado que acabarásiendo un criminal, si alguna vez llega a adulto.—El Cónsul calló un momento;respirabapesadamente—.Charlottedirigeesesitiocomosifuerasufeudo,peronoloes.EsunInstitutoydebeobedeceralCónsul.Igualquevosotros.

—Charlotte no ha hecho nada para merecer que yo la traicione así —replicóGideon.

ElCónsulloseñalóconeldedo.—Esoes justamentede loquehablo.Tu lealtadno tieneque serhacia ella,no

puedeserhaciaella.Debeserhaciamí.¿Loentiendes?—¿Ysidigoqueno?—Entonces lo perderás todo. La casa, las tierras, el nombre, el linaje, el

propósito.

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—Lo haremos —lo interrumpió Gabriel adelantándose a Gideon—. Lavigilaremosparati.

—Gabriel…—comenzóGideon.Éstesevolvióhaciasuhermano.—No—dijo—. Es demasiado. No quieres ser unmentiroso, lo entiendo. Pero

nuestralealtaddebeserprimeroparalafamilia.LosBlackthornecharíanaTatianaalacalle,yellanoduraríaniunmomentoahí;ellaysuhijo…

Gideonpalideció.—¿Tatianavaatenerunhijo?Apesardelhorrordelasituación,Gabrielsintióunmomentodesatisfacciónpor

saberalgodeloquesuhermanonoteníaconocimiento.—Sí—contestó—.Lohabríassabidosiaúnfueraspartedelafamilia.Gideonpaseó lamiradapor la estancia como si buscara algún rostro conocido,

luegovolvióamirarasuhermanoyalCónsul,impotente.—Yo…ElcónsulWaylandsonrióconfrialdadaGabrielyluegoasuhermano.—¿Hemosllegadoaunacuerdo,caballeros?Despuésdeunosminutos,Gideonasintió.AGabrielno le ibaaser fácilolvidar laexpresióndel rostrodelCónsulenese

momento.Eradesatisfacción,peronoparecíaenabsolutosorprendido.Eraevidentequenoesperabanadamás,ninadamejor,deloschicosLightwood.

—¿Pastelillos?—preguntóTessaincrédula.SedibujólentamenteunasonrisaenlabocadeSophie.Estabaarrodilladadelante

delachimenea,conuntrapoyuncubodeaguajabonosa.—Mepodríahabercaídomuerta,desorprendidaqueestaba—confirmóésta—.

Docenasdepastelillos.Bajolacama,todosduroscomopiedras.—¡Puesvaya!—exclamóTessa;sesentóenelbordedelacamayechólasmanos

para apoyarse. Siempre que Sophie limpiaba en su habitación, Tessa tenía quecontenerseparanocorreraayudaralaotrachicaconeltrapodelpolvoolacajadelas yescas. Lo había intentado algunas veces, pero después de que Sophie hubierarechazado su ayuda, con amabilidad y firmeza, por cuarta vez, Tessa se habíarendido.

—¿Yteenfadaste?—preguntóTessa.—¡Claroquesí!Cargándomecontodoesetrabajoextra,subirybajarlaescalera

con los pastelillos, y luego para que los escondiera así; no me sorprendería queacabáramosteniendoratasesteotoño.

Tessaasintió,reconociendoelpeligrodelosroedores.—Pero¿noesunpocohalagadorquellegaraahacertodoesosóloparaverte?

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Sophieenderezólaespalda.—Noeshalagador.Nopiensa.Esuncazadordesombrasyyosoymundana.No

puedoesperarnadadeél.Enelmejordeloscasos,podríaofrecermesersuqueridamientrassecasaconunadelassuyas.

A Tessa se le hizo un nudo en la garganta al recordar a Will en el tejado,ofreciéndolejustoeso,ofreciéndolelavergüenzaylaperdición,ylohumilladaquesehabíasentido,lobarata.Habíasidomentira,peroelrecuerdoaúnledolía.

—No—continuóSophie,mirándoselasmanosrojasycallosas—.Esmejorquenilopiense.Deesamaneranohabrádecepciones.

—CreoquelosLightwoodsonmejorqueeso—leconfesóTessa.Sophie se apartó el cabello de la cara; los dedos le rozaron la cicatriz que le

surcabalamejilla.—Avecespiensoquenohaymejoreshombresqueeso.

NiGideonniGabrielhablaronmientraselcarruajetraqueteabaporlascallesdelWestEndcaminodelInstituto.EstaballoviendoylalluviagolpeabacontalfuerzaelcarruajequeGabrieldudabadequealguienlooyerasidecíaalgo.

Gideon se estaba contemplando los zapatos, y no alzó la mirada al llegar alInstituto.Cuandoeledificiosehizovisibleentrela lluvia,elCónsulestiróelbrazopordelantedeGabrielyabriólapuertaparaquesalieran.

—Confío en vosotros, chicos—dijo—.Ahora id y haced queCharlotte confíetambién en vosotros. Y no habléis a nadie de nuestra charla. Esta tarde la habéispasadoconlosHermanos.

Gideonbajódelcarruajesindecirnada,yGabriellesiguió.Ellandódiolavueltaydesaparecióenlagristardelondinense.Elcieloestabanegroyamarillo,lasgotasdelluviatanpesadascomobalinesdeplomo.LanieblatandensaqueGabrielcasinipodíaverlaverjadelInstituto,quesecerrabadetrásdelcarruaje.Ysindudanoviolas manos de su hermano, que lo agarraron por el cuello de la chaqueta y loarrastraronhaciaunladodeledificio.

CasisecayócuandoGideonloempujócontraunodelosmurosdepiedradelaantiguaiglesia.Sehallabancercadelosestablos,medioocultosporloscontrafuertes,peronoprotegidosdelaguacero.FríasgotasimpactabanenlacabezayelcuellodeGabriel,yseledeslizabanpordentrodelacamisa.

—Gideon…—protestó,resbalandosobrelaslosasembarradas.—Nohagasruido.—Losojosdesuhermanoseveíanenormesygrisesbajo la

tenueluz,consólountoquedeverde.—Tienesrazón.—Gabrielbajólavoz—.Deberíamosorganizarnuestrahistoria.

Cuando nos pregunten qué hemos hecho esta tarde, debemos estar totalmente deacuerdoenlarespuesta,onoserácreíble…

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—Hedichoquenohagasruido.—Gideonempujóasuhermanocontralapared,con fuerza suficiente para que éste lanzara un grito ahogado—. No vamos aexplicarle a Charlotte nuestra conversación con el Cónsul, pero tampoco vamos aespiarla.Gabriel,eresmihermanoy tequiero.Haríacualquiercosaporprotegerte,peronovenderétualmanilamía.

Gabrielmiróasuhermano.Lalluvialehabíaempapadoelcabelloyselecolabaporelcuellodelabrigo.

—PodríamosmorirenlascallessinosnegamosahacerloquequiereelCónsul.—NovoyamentirleaCharlotte—afirmóGideon.—Gideon…—¿Has visto la expresión en el rostro del Cónsul? —lo interrumpió éste—.

¿Cuandohemosaccedidoaespiarparaél, a traicionar lagenerosidaddequiennosacoge?Nosehasorprendidoenabsoluto.Nohadudadodenosotrosniuninstante.DelosLightwoodsóloesperatraición.Éseesnuestroderechodenacimiento.—Leapretómáselbrazo—.Tenemoshonor,somosnefilim.Sinosquitaeso,entoncesnotendremosnada.

—¿Porqué?—preguntóGabriel—.¿PorquéestástansegurodequeelbandodeCharlotteeselbueno?

—Porquenuestropadrenoestabaenél—respondióGideon—.PorqueconozcoaCharlotte. Porque he vivido con esta gente durante meses y son buenos. PorqueCharlotteBranwellsiemprehasidomuyamableconmigo.YporqueSophielaadora.

—YtúadorasaSophie.Gideontensólaboca.—Esunamundanayunacriada—repusoGabriel—.Noséquéesperasquesalga

detodoesto,Gideon.—Nada—replicó éste con aspereza—.No espero nada. Pero que tú creas que

espero algomuestra que nuestro padre nos ha enseñado a creer que sólo debemosobrarbiensiconelloconseguimosalgunarecompensa.Notraicionarélapalabraquele di a Charlotte; ésta es la situación, Gabriel. Si no quieres ser parte de esto, teenviaréavivirconTatianaylosBlackthorn.Estoysegurodequeteacogerán.PeronopiensomentiraCharlotte.

—Sí, sí que lo harás —lo contradijo Gabriel—. Ambos vamos a mentir aCharlotte.PerotambiénvamosamentiralCónsul.

Gideonentrecerrólosojos.Delaspestañaslecaíangotasdelluvia.—¿Quéquieresdecir?—Haremos lo que nos ha dicho el Cónsul y leeremos la correspondencia de

Charlotte.Luegoleinformaremos,perolosinformesseránfalsos.—Sivamosadarleinformesfalsos,entonces¿paraquéleerlacorrespondencia?—Parasaberquénodecir—contestóGabriel.Notabaelaguaen laboca;sabía

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comosihubieracaídodeltejadodelInstituto,amargaysucia—.Paraevitardecirlelaverdadaccidentalmente.

—Sinosdescubren,nosenfrentamosalasmásseverasconsecuencias.Gabrielescupióagua.—Entonces,túdirás:¿nosarriesgaremosaesasconsecuenciasporlosocupantes

delInstitutoono?Porque…hagoestoporti,yporque…—¿Porqué?—Porquemeequivoqué.Meequivoquéconnuestropadre.Lecreíynodebería

haberlohecho.—Gabriel respiróhondo—.Meequivoqué,ybusco remediarlo,ysidebopagaralgúnprecio,lopagaré.

Gideonlomiróduranteunbuenrato.—¿Eraéstetuplandesdeelprincipio?¿Cuandohasaccedidoalasexigenciasdel

Cónsul,enlasArgentRooms,eraéstetuplan?Gabrielapartólamiradadesuhermano,ymiróelpatiomojado.Ensucabezalos

veía a los dos, mucho más jóvenes, donde el Támesis pasaba por el borde de lapropiedad, yGideon le enseñaba los senderos practicables que surcaban el terrenopantanoso. Su hermano siempre había sido el que le había enseñado los caminosseguros.Hubountiempoenquehabíanconfiadoplenamenteelunoenelotro,ynosabíacuándohabíaacabadoeso,peroelcorazónledolíaporesapérdidamásqueporladesupadre.

—¿Me creerías —preguntó con amargura— si te dijera que sí? Porque es laverdad.

Gideonsequedó inmóvildurantemuchorato.LuegoGabriel seviopropulsadohaciaadelante; su rostrosehundióen la lanamojadadelabrigodeGideoncuandoésteloabrazóconfuerza.

—Muybien,hermanito.Todosaldrábien—lesusurrómientraslemecíabajolalluvia.

Para:MiembrosdelConsejoDe:CónsulJosiahWayland

Muy bien, caballeros. En ese caso, sólo les pido paciencia y que no actúen precipitadamente. Siquierenpruebas,yoselasmostraré.

Lesescribiréprontosobreesteasunto.EnelnombredeRazielyendefensadesuhonor,CónsulJosiahWayland

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7

OSARÍADESEARSielpasadoañosemeofrecieradenuevo,yentreelbienyelmalsemedieraaelegir,

¿aceptaríaelplacerconeldoloruosaríadesearnohabernosconocido?

ISABELLAAUGUSTA,LADYGREGORY,«Sielpasadoañosemeofrecieradenuevo»

Para:CónsulWaylandDe:GabrielyGideonLightwood

Apreciadoseñor:LeagradecemosquenoshayaasignadolatareadeobservarelcomportamientodelaseñoraBranwell.

Lasmujeres,comosabemos,necesitanqueselasvigiledecercaparaquenosesalgandelcaminorecto.Lamentamoscomunicarlequetenemossorprendentesnoticiasdelasqueinformar.

Laobligaciónprincipaldeunamujereselgobiernodesucasa,yunadesusmejoresvirtudeses lafrugalidad. Sin embargo, la señoraBranwell parece adicta a los gastos y lo único que le importa es lavulgarexhibición.

Aunquepuedavestirconsencillezcuandoselavisita,nosentristeceinformarqueensushorasdeocioseatavíaconlassedasmásfinasylasjoyasmáscostosas.Ustednospidióquelohiciéramos,yaunquenonos agrade invadir la intimidad de una dama, lo hicimos. Le copiaríamos los detalles de la carta a sumodista,perotememosqueustedseescandalizaría.Bastecondecirqueeldineroentregadorivalizaconelingresoanualdeunagranheredadodeunpequeñopaís.Nollegamosacomprendercómounamujertanmenudanecesitatantossombreros.Nopareceprobablequeescondacabezasadicionalesensupersona.

Somosdemasiadocaballerososparahablarsobreelvestuariodeunadama,exceptoporelefectoquetienesobresusobligaciones.Escatimaenlasnecesidadesdelacasahastaextremosinimaginables.Todaslasnochesnossentamosparacenargachasmientrasellasesientacargadadegemasy fruslerías.Comobien puede pensar, ésta no es una ración de combate para los valientes cazadores de sombras. NossentimostandébilesquecasinosderrotaundemonioBehemothelmartespasado,yesascriaturasestáncompuestasprincipalmentedesustanciasviscosas.Alimentadosdeformacorrecta,cualquieradenosotrosseríacapazdeaplastarconeltalónunadocenadedemoniosBehemothalavez.

Esperamosqueustedseacapazdeprestarnosayudaenesteasunto,yqueeldesembolsoquelaseñoraBranwellrealizaensombrerosyenotrosartículosdelenceríafemeninaquenuestradelicadezanosimpidemencionar,secompruebe.

Atentamentesuyos,GideonyGabrielLightwood

—¿Quéesuna fruslería?—preguntóGabrielmientrascontemplabaconaspectode lechuza laepístolaqueacababadeayudara redactar.En realidad,Gideonhabíadictado lamayorparte;Gabriel sehabía limitadoamover laplumasobreelpapel.Estabacomenzandoasospecharquetraselaspectoseverodesuhermanoseocultabaungeniocómico.

Gideonagitóunamanoindolente.—Noimporta.SellaelsobreyselodaremosaCyrilparaquesalgaconelcorreo

delamañana.

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Habíanpasadovariosdíasdesdelabatallaconelgusano,yCecilyvolvíaaestarenlasaladeentrenamiento.Estabacomenzandoapreguntarsesideberíafacilitarselaviday trasladarsucamayotrosmueblesaeseespacio,yaqueparecíapasarahí lamayor parte del tiempo. El dormitorio queCharlotte le había asignado estaba casidespojadodedecoraciónodecualquiercosaquepudierarecordarlesuhogar.YellanosehabíallevadocasinadapersonaldeGales,porquenohabíaplaneadoquedarsepormuchotiempo.

Al menos ahí, en la sala de armas, se sentía segura. Quizá porque no habíaninguna sala igual donde ella había crecido; era un lugar que ni pintado para loscazadoresdesombras.Nadaenellalepodíaproducirañoranza.Lasparedesestabancubiertaspordocenasdearmas.Suprimera lecciónconWill,cuandoélaúnestabafuriosoporqueellaestuvieraallí,habíaconsistidoenmemorizartodoslosnombresylo que hacían.Katanas de Japón, espadones de doblemano,misericordias de hojamuy fina, estrellas matutinas y mazas, curvados sables turcos, ballestas, hondas ypequeñas flautas que lanzaban dardos envenados. Le recordaba escupiendo laspalabrascomosifueranveneno.

«Enfádate tanto como quieras, hermanomayor—había pensado ella—. Puedofingirquedeseoserunacazadoradesombras,porqueesonotedejamáselecciónqueaguantarmeaquí.Perotemostraréqueestagentenoestufamilia.Tellevaréacasa».

Descolgóunaespadadelaparedylasostuvoconcuidadoenlasmanos.Willlehabíaexplicadoqueelmododesujetarunespadóndedosmanoserajustopordebajode lacaja torácica,apuntandodirectohaciaafuera.Laspiernasdebíanequilibrarelpeso repartido por igual, y la espada debía blandirse desde los hombros, no losbrazos,paraponertodalafuerzaenelgolpemortal.

«Un golpe mortal». Llevaba muchos años enfadada con su hermano porabandonarlosparaunirsealoscazadoresdesombrasdeLondres,porentregarsealoquesumadrehabíacalificadocomounavidadeirracionalasesinato,armas,sangreymuerte.¿QuélefaltabaenlasverdesmontañasdeGales?¿Dequécarecíasufamilia?¿Porquédarlaespaldaalmásazuldelosmares,poralgotanvacíocomoaquello?

Y, sin embargo, ahí estaba ella, prefiriendo pasar el rato sola en la sala deentrenamiento con una silenciosa colección de armas. El peso de la espada en lasmanos le resultaba reconfortante, casi como si sirviera de barrera entre ella y sussentimientos.

Willyellahabíanestadorondandoporlaciudadunasnochesatrás,defumaderosdeopioagaritosdejuegooguaridasdeifrits,unamanchadecolor,oloresyluz.Noeraqueélsehubieracomportadodeunmodomuyamistoso,peroCecilysabíaque,para Will, permitirle acompañarlo en una misión tan delicada había sido todo ungesto.

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Esa noche, Cecily había disfrutado de su compañerismo. Había sido comorecuperar a su hermano. Pero a lo largo de la noche,Will cada vez había habladomenos,yalregresaralInstituto,sehabíaalejado,conelclarodeseodequedarsesolo,y la había dejado con nada que hacer excepto regresar a su dormitorio y quedarsetumbadadespierta,mirandoaltecho,hastalallegadadelalba.

Dealgúnmodo,habíapensadomientrasplaneabairalInstitutoqueloslazosqueuníanaWillconéstenopodíansertanfuertes.Sucariñoporesagentenoseríatangrandecomoelcariñoporsufamilia.Peroalolargodelanoche,cuandoellahabíasidotestigodesuesperanzayluegodesudecepciónencadanuevoestablecimientoalpreguntarporelyinfensóloparaquelesinformarandequenohabía,Cecilyhabíacomprendido(oh,selohabíandichoantes,lohabíasabidoantes,peroesonoeralomismoquecomprenderlo)que los lazosque lo ligabanal Instituto eran tan fuertescomocualquierlazodesangre.

Estaba cansada, y aunque cogía la espada comoWill le había enseñado, con lamanoderechabajoelguardamanoylamanoizquierdaenelpomo,seleescapó,selecayóhaciaadelanteyseleclavódepuntaenelsuelo.

—¡Oh,vaya!—exclamóunavozdesdelapuerta—.Metemoqueaeseesfuerzosólolepuedodaruntres.Quizáuncuatro,siestuvierainclinadoadarlepuntosextrasporpracticarconlaespadaenvestidodetarde.

Cecily,quenosehabíamolestadoencambiarse,echólacabezahaciaatrásymirófijamenteaGabrielLightwood,quehabíaaparecidoenelumbralcomounaespeciedediablilloperverso.

—Quizánoestéinteresadaensuopinión,señor.—Quizá.—Éstediounpasodentrodelasala—.ElÁngelsabequesuhermano

nuncalohaestado.—Enesoestamosdeacuerdo—comentóCecilyydesclavólaespadadelsuelo.—Peronoenmuchomás.—Gabrielsepusodetrásdeella.Ambossereflejaban

enlosespejos;Gabrieleraunpalmomásaltoqueella,quepodíaverlelacabezaporencimadesuhombro.Teníaunodeesos raros rostrosdehuesosafilados:atractivodesde algunos ángulos, y peculiar e interesante desde otros. Lucía una pequeñacicatrizblancaen labarbilla,comosi lehubieranarañadoahíconunahoja fina—.¿Legustaríaquelemostraralamaneraadecuadadesujetarlaespada?

—Sidebehacerlo…Élnocontestó,perolarodeóconlosbrazosyleajustólasmanossobreelpomo.—Nunca debe sujetar la espada con la punta hacia abajo—explicó—.Sujétela

así,conlapuntahaciafuera,paraquesisuoponentecargacontrausted,seensarteenlahoja.

Cecilycogióelarmasegúnledecía.Lacabezaleibaatodavelocidad.Durantemucho tiempo había pensado que los cazadores de sombras eran monstruos,

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monstruosquehabíanraptadoasuhermano,yqueellaeraunaheroínaquenohabíadudadoencabalgarpararescatarlo,aunqueélnosupieraquenecesitaraserrescatado.Le había resultado raro, pero se había ido dando cuenta de lo humanos que eran.NotabaelcalorqueemanabadelcuerpodeGabriel,sualientosobresucabello,yoh,quéraroeraserconscientedetantascosassobreotrapersona:cómolonotaba,elrocedesupiel,suolor…

—Vi cómo luchó en Lightwood House —murmuró Gabriel Lightwood. Suscallosas manos le rozaron los dedos, y Cecily trató de contener un leveestremecimiento.

—¿Mal?—preguntóella,intentandoserirónica.—Con pasión. Hay quienes luchan porque es su obligación, y quienes luchan

porquelesgusta.Austedlegusta.—Yono…—comenzóadecirCecily,peroseinterrumpiócuandolapuertadela

salaseabriódandounfuertegolpe.EraWill,quellenabaelhuecodelapuertaconlosanchoshombrosyelcuerpo

larguirucho.Lamiradadesusojosazulespresagiabatormenta.—¿Quéestáshaciendoaquí?—quisosaber.Enesoquedabalapazquehabíanlogradolanocheanterior.—Estoy practicando —contestó Cecily—. Me dijiste que no mejoraría sin

practicar.—Tú, no. Gabriel Lightworm. —Will apuntó con la barbilla al otro chico—.

Perdón,Lightwood.Gabrielapartólentamentelosbrazos,conlosquerodeabaaCecily.—Quien haya estado entrenando a tu hermana en el uso de la espada le ha

contagiadomuchosmaloshábitos.Sólotratabadeayudarla.—Le he dicho que podía hacerlo—repusoCecily; no tenía ni idea de por qué

estaba defendiendo a Gabriel, excepto porque suponía que eso molestaría a suhermano.

Yasífue.Élentrecerrólosojos.—¿Y te ha dicho que lleva años tratando de vengarse de mí por lo que él

consideróuninsultoasuhermana?¿Yquémejorformaquepormediodeti?Cecily volvió la cabeza de golpe para mirar a Gabriel, que mostraba en su

expresiónunamezcladeenfadoydesafío.—¿Esesocierto?—lepreguntóella.GabrielnolecontestóaellasinoaWill.—Si vamos a vivir en la misma casa, Herondale, entonces tendremos que

aprenderatratarnosconcordialidad.¿Noestásdeacuerdo?—Mientrastepuedaromperelbrazoconlamismafacilidadconlaquetemiro,

noestarédeacuerdo.—Willdescolgóunfloretedelapared—.Yahora,saldeaquí,

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Gabriel.Dejaenpazamihermana.Conunamiradadedesprecio,GabrielpasójuntoaWillysaliódelaestancia.—¿Era eso absolutamente necesario, Will?—le preguntó Cecily en cuanto se

cerrólapuerta.—ConozcoaGabrielLightwoodytúno.Tesugieroquemedejesamíjuzgarsu

carácter.Deseautilizarteparaherirme…—¿Deverdadnopuedesimaginarquetengaalgúnmotivoquenoseastú?—Loconozco—repitióWill—.Hademostradoserunmentirosoyuntraidor…—Lagentecambia.—Notanto.—Tú lo has hecho—replicó Cecily mientras cruzaba la sala y dejaba caer el

espadónsobreunbanco,loqueprovocóungranestruendo.—Tútambién—repusoWill,sorprendiéndola.Ellasevolvióhaciaél.—¿Hecambiado?¿Cómohecambiado?—Cuando llegaste aquí —contestó Will—, hablabas sin parar sobre hacerme

volveracasa.Notegustabaentrenar.Fingíasquesí,peroyoloveía.Luegodejastelode «Will, debes volver a casa», y comenzó a ser «Will, escribe una carta». Yempezasteadisfrutardelentrenamiento.GabrielLightwoodesuncanalla,peroteníarazónenunacosa:disfrutasteluchandocontraelgrangusanoenLightwoodHouse.La sangre de cazador de sombras es como pólvora en tus venas, Cecy. Una vezencendida, no es fácil de apagar. Si permaneces aquí más tiempo, hay muchasposibilidadesdequeacabescomoyo,demasiadoatrapadaparamarcharte.

Cecilylemiródereojo.Élllevabaelcuellodelacamisaabierto,yalgoescarlataleparpadeabaenelhuecodelcuello.

—¿Acasollevasuncollardemujer,Will?Él se llevó unamano al cuello con unamirada sorprendida, pero antes de que

pudieraresponder,lapuertaseabriódenuevoyentróSophie,conunaexpresióndeinquietudensurostromarcado.

—SeñoritoWill,señoritaHerondale—dijo—.Loshevenidoabuscar.Charlotteha pedido que se reúnan todos en el salón inmediatamente; es un asunto de ciertaurgencia.

Cecily siemprehabía sidounaniñaunpoco solitaria.Resultabadifícilno serloteniendoaloshermanosmayoresmuertosodesaparecidos,ysinnadiedelamismaedadcercaaquienlospadresconsiderasenunacompañíaadecuada.Habíaaprendidoaentretenersesolaconsusobservacionessobrelagente,quenocompartíasinoqueguardabaparapoderrememorarlasmástardeyanalizarlasensoledad.

Lascostumbresdetodaunavidanoseperdíanconfacilidad,yaunqueCecilyyano estaba sola, desde que había llegado al Instituto ocho semanas antes, había

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convertidoa sushabitantesenelobjetode sudetalladoestudio.Erancazadoresdesombras,despuésdetodo;alprincipio,elenemigo,yluego,cuandocadavezmásésahabíadejadodesersuopinión,simplementeunobjetodefascinación.

En ese momento, los examinaba mientras entraba en el salón junto a Will.Primero estabaCharlotte, sentada ante su escritorio.Cecily nohacíamuchoque laconocía, y sin embargo, sabía que era la clase demujer quemantenía la calma enmomentos de presión. Era muy menuda, pero fuerte, un poco como la madre deCecily,aunqueconmenostendenciaamascullarengalés.

LuegoestabaHenry.TalvezhubierasidoélelprimeroenconvenceraCecilydeque, aunque los cazadores de sombras fueran diferentes, no eran peligrosamenteextraños.Nohabíanadaenélquepudieraasustar,todopiernasyángulosmientrasseapoyabaenelescritoriodeCharlotte.

Luego pasó la mirada sobre Gideon Lightwood, más bajo y robusto que suhermano;Gideon, cuyosojosverdegrisáceo solían seguir aSophiepor el Institutocomo un esperanzado perrito faldero. Se preguntó si los demás del Instituto sehabríanfijadoensucariñohacialacriada,yloquelapropiaSophiepensaríadeello.

YluegoestabaGabriel.LasideasdeCecilyrespectoaéleranconfusas.Teníalosojosbrillantes,elcuerpotensocomounmuelle,apoyadocontraelsillóndondeestabasuhermano.EnelsofádeterciopelooscurofrentealosLightwoodsesentabaJem,con Tessa a su lado. Él había mirado al abrirse la puerta, como siempre hacía, yparecía que se le hubiera iluminado el semblante al ver aWill. Era una cualidadpeculiardeambos,yCecilysepreguntósiseríaigualparatodoslosparabatai,osieran un caso único.En cualquier caso, debía de ser terrible estar tan ligado a otrapersona,sobretodoaunatanfrágilcomoJem.

Mientraslosobservaba,TessapusolamanosobreladeJem,yledijoalgoporlobajoquelohizosonreír.TessamirórápidamenteaWill,peroésteselimitóacruzarlasala, comohacía siempre,paraapoyarseen la repisade la chimenea.Cecilynuncahabíasidocapazdedecidirsilohacíaporquesiempreteníafríooporquepensabaqueseveíadeslumbranteantelaschisporroteantesllamas.

«Debesdeavergonzartedetuhermano,quealbergasentimientosilícitoshacialaprometida de su parabatai», le había dicho Will. De haber sido cualquier otrapersona,Cecilylehabríadichoquenoteníasentidoguardarsecretos.Finalmente,laverdadsaldríaalaluz.PeroenelcasodeWill,noestabatansegura.Asufavorteníalaprácticadeañosocultandoyfingiendo.Eraunactorconsumado.Denohabersidosu hermana, de no haberle visto el rostro en el momento en que Jem no miraba,Cecilycreíaqueellatampocosehabríadadocuenta.

Y luego había la terrible verdad de que no tendría que ocultar su secreto parasiempre. Sólo lo necesitaba esconder mientras Jem viviera. Si James Carstairs nofuerasiempretanamableybienintencionado,pensóCecily,talvezlohabríaodiado

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porsuhermano.NosóloseibaacasarconlachicadelaqueWillestabaenamorado,sinoquecuandomuriera, se temíaqueéstenunca se recuperaría.Perono sepodíaculparaalguienporestarmuriendo.Porirseapropósito,quizá,peronopormorirse,ya que el poder sobre ese hecho estaba seguramente más allá de la capacidad decualquiermortal.

—Mealegrodequeestéistodosaquí—empezóCharlotteconunavoztensaquehizoqueCecilyabandonarasuscavilaciones.Ladirectoradel Institutomirabamuyseriahacialapulidabandejaquehabíasobreelescritorio,enlaquehabíaunacartaabierta y un pequeño paquete envuelto con papel de cera—. He recibido unainquietantecarta.DelMagíster.

—¿DeMortmain?—Tessa se inclinó hacia adelante, y el ángel mecánico quesiempre llevaba al cuello colgó suelto, destellando bajo la luz del fuego—. ¿Te haescritoati?

—Noparapreguntarportusalud,esdepresumir—dijoWill—.¿Quéquiere?Charlotterespiróhondo.—Osvoyaleerlacarta.

MiqueridaseñoraBranwell:Perdónemepormolestarlaenloquedebedeserunmomentoalarmanteensuhogar.Lamenté,aunque

deboconfesarquenomesorprendió,enterarmedelagraveindisposicióndelseñorCarstairs.Creoqueesustedconocedoradequesoyelfelizposeedordeunagran(deberíadecirexclusivamente

grande)porciónde lamedicinaqueel señorCarstairs requiereparacontinuardisfrutandode salud.Asípues,noshallamosenunasituacióndelomásinteresante,queestoydeseosoderesolverasatisfaccióndeambos.Estaré encantadode realizarun intercambio.Si estádispuesta a confiar a la señoritaGreyamicuidado,lesproporcionaréunagrancantidaddeyinfen.

Envíounamuestrademibuenavoluntad.Porfavor,hágamesabersudecisiónporescrito.Sidicenamiautómatalasecuenciacorrectadenúmerosqueestánescritosalfinaldeestacarta,estoysegurodequelarecibiré.

Atentamentesuyo,AxelMortmain

—Estoestodo—concluyóCharlottemientrasdoblabalacartaporlamitadylavolvíaadejarsobre labandeja—.Hayinstruccionespara llamaralautómataalquedeseaque leconfiemos la respuesta,yestán losnúmerosde losquehabla,peronoaportanningunapistasobresulocalización.

Sehizounsilenciodeestupefacción.Cecily,quesehabíasentadoenunpequeñosillón floreado,miró aWill y lo vio apartar rápidamente lamirada para ocultar suexpresión.Jempalideció,ysurostrosevolviódelcolordelaceniza,yTessa…Tessasiguió sentada muy quieta, mientras la luz del fuego le lanzaba sombras sobre elrostro.

—Mortmainmequiereamí—dijoésta finalmente, rompiendoel silencio—.AcambiodelyinfendeJem.

—Es ridículo—exclamó su prometido—. Inaceptable. Deberíamos entregar la

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cartaalaClaveparaversiellospuedendiscerniralgosobresuparaderopormediodeella,peroesoestodo.

—No podrán localizarle —repuso Will a media voz—. Una y otra vez, elMagísterhademostradoserdemasiadolistoparaeso.

—Esonoesserlisto—replicóJem—,eslaformamásbajadechantaje.—Nodigoqueno—dijoWill—.Loquedigoesqueaceptemoselpaquetecomo

unabendición,unpuñadomásdeyinfenqueteayudará,yquenohagamoscasodelresto.

—Mortmainhaescritolacartasobremí—dijoTessa,interrumpiéndolosaambos—.Ladecisióndeberíasermía.—SeinclinóhaciaCharlotte—.Iré.

Sehizootropesadosilencio.Ladirectorateníamalacara;Cecilynotósuspropiasmanos resbaladizas de sudor mientras las retorcía sobre el regazo. Los hermanosLightwoodparecíanincreíblementeincómodos;Gabrieldabalasensacióndedesearestar en cualquier otro lugarmenos ahí.Cecilynopodía culparle.La tensión entreWill,JemyTessaeracomounbarrildepólvoraquesólonecesitabaunacerillaparaestallaryenviarlosatodosalmásallá.

—No—repusoJemfinalmente,mientrasseponíaenpie—.Tessa,nopuedesir.Ellasiguiósuejemploytambiénsepusoenpie.—Sí puedo. Eresmi prometido. No puedo permitir quemueras cuando podría

ayudarte,yMortmainnopretendehacermeningúndañofísico…—¡Nosabemosloquepretende!¡Nopodemosconfiarenél!—exclamóWillde

repente,yluegobajólacabeza,mientrasseaferrabaalarepisacontantafuerzaquelosdedosselepusieronblancos.Cecilynotóqueseestabaobligandoapermanecerensilencio.

—SiMortmaintequisieraati,irías—dijoTessa,mientraslelanzabaalhermanode Cecily una mirada cargada de significado que no dejaba espacio a lacontradicción.Willseencogióaloírla.

—No—intervinoJem—.Seloprohibiríaaéltambién.TessasevolvióhaciaJemconlaprimeraexpresióndeenfadohaciaélqueCecily

habíavistojamásensurostro.—Nopuedesprohibírmelo,comotampocoaWill…—Sípuedo—aseguró Jem—.Poruna sencilla razón.Ladroganoesunacura,

Tessa.Sólomealargalavida.Nopermitiréquetirestuvidaporlabordasóloporunrestodelamía.SitevasconMortmain,seráenbalde.Seguirésintomarmeladroga.

Willalzólacabeza.—James…PeroTessayJemseestabanmirandofijamentealosojos.—No harás eso —susurró Tessa—. No me insultarás tirándome a la cara el

sacrificioqueharíaporti.

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Jemcruzólasalaycogióelpaquete,ylacarta,delescritoriodeCharlotte.—Prefiero insultarte que perderte —repuso él, y antes de que nadie pudiera

moverseparadetenerlo,tiróambascosasalfuego.La sala estalló en gritos. Henry corrió hacia adelante, pero Will ya estaba

arrodilladoantelachimeneaymetíaambasmanosenelfuego.Cecilysaltódesusilla.—¡Will!—gritó,ycorrióhaciasuhermano.Locogióporloshombrosyloapartó

delfuego.Élsefuehaciaatrás,yelpaquete,aúnardiendo,selecayódelasmanos.Gideonllegóallíalinstante,yapagólaspequeñasllamas,conloquedejóunrevoltijodepapelquemadoypolvoplateadoenelsuelo.

Cecily miró hacia el fuego. La carta con las instrucciones para convocar alautómatadeMortmainhabíadesaparecido,reducidaacenizas.

—Will—dijoJem.Parecíaapuntodevomitar.CayóderodillascercadeCecily,queaúnagarrabaa suhermanopor loshombros,y sacóunaestelade la chaqueta.Willteníalasmanosencarnadas,deunblancolívidodelqueyaempezabanasurgirampollas, y manchadas de hollín. Cecily oía su respiración, áspera y punzante;gemidosdedolor,quesonabanigualquecuandosehabíacaídodeltejadodesucasaalosnueveañosysehabíarotoloshuesosdelbrazoizquierdo.

—Byddwchyniawn,Will—leaseguróellamientrasJemleaplicabalaestelaenelantebrazoydibujabaconrapidez—.Tepondrásbien.

—Will —dijo Jem a media voz—. Will, lo siento mucho. Lo siento mucho,Will…

La angustiada respiración de su parabatai se iba calmando mientras el iratzehacíaefecto,supielfuepalideciendohastarecuperarsucolornormal.

—Aúnquedaalgodeyinfenparaguardar—repusoWillysedejócaerhaciaatrássobreCecily.Olíaahumoyhierro.Ellanotabacómolelatíaelcorazónatravésdelaespalda—.Mejorlorecogemosantesdequenadamás…

—Toma.—EraTessa,quesearrodillaba;Cecilyfuemásomenosconscientedequelosotrosestabandepie,Charlotteconunamanosobrelabocaporlaimpresión.Tessateníaunpañueloenlamanoderecha,enelquequizáhubieraunpuñadodeyinfen, todoloqueWillhabíasalvadodelfuego—.Cogeesto—indicó,yselopusoaJem en la mano libre, la que no empuñaba la estela. Él pareció estar a punto dedecirle algo, pero ella ya se había incorporado. Totalmente destrozado, la observósalirdelasala.

—Oh,Will,¿quévamosahacercontigo?Éste se hallaba sentado, con cierta sensación de incongruencia, en el sillón

floreado del salón,mientras dejaba que Charlotte, sentada en un pequeño tabureteanteél,leextendierapomadaporlasmanos.Despuésdetresiratzes,yanoledolían

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mucho, y habían recuperado su color normal, pero Charlotte había insistido encurárselasigualmente.

Losotros,menosCecilyyJem,sehabíanido;lachicaestabasentadajuntoaél,sobreelbrazodelsillón,yJemsehallabaarrodilladosobrelaalfombraquemada,conlaestelaenlamano,sintocaraWill,perocercadeél.Sehabíannegadoamarcharse,inclusodespuésdequelosotroshubieranidosaliendoyCharlottehubieraenviadoaHenrydevueltaalsótanoatrabajar.Despuésdetodo,nohabíanadamásquehacer.Las instrucciones para contactar conMortmain habían sido destruidas, reducidas acenizas,ynohabíaningunadecisiónquetomar.

Charlotte había insistido en que Will se quedara para ponerle pomada en lasmanos,YCecilyyJemsehabíannegadoamarcharse.YWillteníaqueadmitirquelegustaba tener a su hermana allí, sentada en el brazo de su sillón; le gustaban lasferocesmiradas protectoras que lanzaba a cualquiera que se le acercara, incluso aCharlotte,dulceeinofensiva,consupomadaysusmaternalescuidados.YJem,asuspies, un poco apoyado contra su sillón, como había hecho tantas veces cuandocuraban a Will con vendas o iratzes de las heridas que había recibido en algunabatalla.

—¿Recuerdas la vez que Meliorn intentó saltarte los dientes por llamarleholgazándeorejaspuntiagudas?—preguntóJem.HabíatomadounpocodelyinfenqueMortmainhabíaenviado,yvolvíaatenercolorenlasmejillas.

Willsonrió,apesarde todo;nopudoevitarlo.Habíasidoloqueenlosúltimosañoslehabíahechosentirseafortunado:teníaalguienensuvidaqueloconocía,quesabíaloquepensabaantesdequedijeraalgo.

—Habría sido yo quien le hubiese saltado los dientes de vuelta—contestó—,pero cuando fui a buscarle, había emigrado aAmérica.Para escapar demi ira, sinduda.

—Hum—exclamóCharlotte, como siempre hacía cuando pensaba queWill seestabadandoaires—.Porloquesé,teníademasiadosenemigosenLondres.

—DydwIddimyngwybodpwyywunrhyeuno’rboblyrydychynsiaradamdano—dijoCecilyquejosa.

—Puedequetúnosepasdequiénestamoshablando,peronadiemássabeloqueestásdiciendo—lerecordóWill,aunquenohabíadesaprobaciónensutono.Oíaelcansancioensupropiavoz.Lafaltadesueñodelanocheanteriorseestabacobrandosuprecio—.Nohablesengalés,Cecy.

Charlotte se levantó, fue hasta el escritorio y dejó el tarro de pomada encima.CecilyletiróaWilldeunrizo.

—Déjamevertelasmanos.Éllasalzó.Recordabaelfuego,laardienteagoníay,sobretodo,lacaradeTessa.

Sabíaqueellaentenderíaporquéhabíahecholoquehabíahecho,porquénolohabía

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pensadodosveces,perolamiradaensusojos…comosise lerompieraelcorazónporél.

Sólodeseabaque ella estuviera aún allí.Era agradable estar con Jem,CecilyyCharlotte,estarrodeadodesuafecto,perosinellaallísiemprefaltaríaalgo,unaparteconformadeTessaarrancadadesucorazónyquenuncarecuperaría.

Cecilyletocólosdedos,queteníanyaunaspectobastantenormal,almargendelhollínbajolasuñas.

—Essorprendente—comentó,y luego lepalmeó lasmanosconcuidadodenollevarselapomada—.Willsiemprehatenidotendenciaahacersedaño—añadióenun tono cariñoso—.Ni puedo contar las veces que se rompió algo cuando éramosniños,ylasrascadas,lascicatrices…

Jemseacercómásalasillaymiróalfuego.—Ojaláfueranmismanos—dijo.Will negó con la cabeza. El agotamiento le estaba difuminando el contorno de

todoloquehabíaenlasala;lasfloresdelpapeldeparedsehabíanconvertidoenunaindistintamasadecolor.

—No.Tusmanosno.Necesitas lasmanosparaelviolín.¿Paraquénecesitoyolasmías?

—Debería haber sabido lo que ibas a hacer —continuó Jem en voz baja—.Siempre sé lo quevas a hacer.Debería haber sabidoquemeterías lasmanos en elfuego.

—Yyodeberíahabersabidoquetiraríaselpaqueteaél—repusoWillsinrencor—.Hasido…hasidoalgomuynoble.Entiendoporquélohashecho.

—EstabapensandoenTessa.—Jemdobló lasrodillasyapoyólabarbillasobreellas,luegoriósuavemente—.Locamentenoble.¿Nosesuponequeeresexpertoenesaárea?Derepente,yosoyelquehacecosasridículasy¿túmedicesquepare?

—¡Dios!—exclamóWill—.¿Cuándonoshemosintercambiado?Laluzdel fuegocreabareflejossobreel rostroyelcabellodeJemcuandoéste

negóconlacabeza.—Estarenamoradoesalgomuyextraño—contestó—.Tecambia.WillmiróaJem,yloquesintió,másquecelos,másquecualquierotracosa,fue

unextrañodeseodecompadecerasumejoramigo,dehablardelossentimientosquealbergabaensucorazón.Porque¿noeranlosmismossentimientos?¿Noamabandelamismamanera,alamismapersona?Pero…

—Desearíaquenotearriesgaras—fuetodoloquedijo.Jemsepusoenpie.—Siemprehepretendidoesodeti.Willalzólosojos,tancargadosdesueñoydelcansancioquecausabanlasrunas

curativasquesólopodíaveraJemcomounasiluetarecortadacontraunhalodeluz.

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—¿Tevas?—Sí, adormir.—Jem rozócon losdedos lasmanosde suparabatai—.Déjate

descansar,Will.Aésteyaselecerrabanlosojosmientrassuamigosevolvíaparamarcharse.No

oyólapuertacerrarsetrasél.Desdealgúnpuntodelpasillo,Bridgetcantaba,ysuvozse alzaba sobre el crepitar del fuego. Will no lo encontró tan molesto comoacostumbraba,sinomásbiencomounananaquesumadrelepodríahabercantado,parahacerledormir.

Oh,¿québrillamásquelaluz?¿Quéesmásnegroquelanoche?¿Quéesmásafiladoqueunahacha?¿Qué esmás suaveque la ceraderretida?Laverdad brilla más que la luz. La mentira es más negra que la noche. Lavenganzaesmásafiladaqueunahacha.Yelamoresmássuavequelaceraderretida.

—Unacancióndeadivinanzas—observóCecily,convozmediodormida,mediodespierta—.Siempremehangustado.¿Recuerdaslaquenossolíacantarmamá?

—Unpoco—admitióWill.Sinohubieraestadotancansado,quizánolohabríaadmitido.

Sumadresiemprecantaba,lamúsicallenabalosrinconesdelamansión;cantabamientrascaminabajuntoalasaguasdelestuariodeMawddach,oentrelosnarcisosdeljardín.Llawnyw’rcoedoddailablode,llawnogoriadmerchwyfinne.

—¿Recuerdas el mar? —preguntó Will con un tono que dejaba traslucir sucansancio—.¿EllagoenTal-y-Llyn?NohaynadatanazulenLondrescomoeso.

OyóqueCecilytragabaaire.—Claroquelorecuerdo.Pensabaquetúno.ImágenesdesueñossedibujaronenlosojosmediocerradosdeWill,conelsueño

arrastrándolocomounacorriente,apartándolodelailuminadaorilla.—Nocreoquepueda levantarmede este sillón,Cecily—murmuró—.Dormiré

aquíestanoche.Ellaalzólamano,buscóladeélyselacubrió.—Entonces,mequedaré contigo—repuso,y suvoz se convirtió enpartede la

corrientedesueñosqueloatraparonfinalmenteyloarrastraronconellos.

Para:GabrielyGideonLightwoodDe:CónsulJosiahWayland

Me sorprendió sobremanera recibir vuestra carta. No consigo entender cómo podría habermeexpresadoconmayorclaridad.Deseoquemecomuniquéislosdetallesdelacorrespondenciadelaseñora

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con sus parientes y amigos de Idris.No pedí ninguna tontería sobre los sombreros de la dama.Nimeimportasuformadevestirnilasnoticiasdeldíaadía.

Porfavor,enviadmeunacartaquecontengainformaciónrelevante.Esperofervientementequetalcartatambiénseamásdignadeunoscazadoresdesombrasymenosdeunoslocosdeatar.

EnelnombredeRaziel,CónsulWayland

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8

ESEFUEGODEFUEGOSLollamáisesperanza,¡esefuegodefuegos!Peronoesmásquelaagoníadeldeseo.

EDGARALLANPOE,«Tamerlane»

Tessaestabasentadaanteel tocador,cepillándosemecánicamenteelcabello.Elaireexterioreratempladoyhúmedo;parecíatransportarelaguadelTámesisyolíaahierro y ciudad sucia. Era la clase de tiempo que hacía que su cabello, espeso yondulado,seleenredaraenlaspuntas.Aunquenoeraqueestuvierapensandoensucabello; cepillárselo erauna simple acción repetitivaque lepermitía conservarunaespeciedeforzadacalma.

UnayotravezrememorabalasorpresadeJemcuandoCharlotteleíalacartadeMortmain, y las manos quemadas de Will, y lo poco de yin fen que ella habíaconseguido recoger del suelo. Veía los brazos de Cecily rodeando a Will, y laangustiadesuprometidomientraslepedíaperdónaWill.«Losiento,losiento».

Nohabíasidocapazdesoportarlo.Amboshabíanestadosufriendounaagonía,yellalosamabaalosdos.Eldolorhabíasidoporsuculpa;eraaellaaquienMortmainquería.EllaeralacausaporlaquenohabíayinfenparaJem,ydeladesesperacióndeWill.Cuandohabíasalidocorriendodelasala,habíasidoporquenohabíapodidosoportarlo más. ¿Cómo tres personas que se querían tanto podían infligirse tantodaño?

Dejóelcepilloysemiróenelespejo.Se laveíacansada,conojeras, igualqueWill durante todo el día mientras estaba con ella en la biblioteca y ayudaba aCharlotteconlospapelesdeBenedict,traduciendoalgunosdelospasajesqueestabanengriego, latínopurgático,deslizando laplumacon rapidezsobreelpapel,con laoscuracabezagacha.ErararoveraWillbajolaluzdeldíayrecordaralchicoquelahabía abrazado en los escalones de la casa deWoolsey como si ella fuera un botesalvavidas en medio de una tormenta. La cara de día deWill no era alegre, perotampocofrancaoacogedora.Nosehabíacomportadodeunmodoantipáticoofrío,ni había alzado la vista paramirarla ni le había sonreído desde el otro lado de lamesa, pero tampoco había hecho nada que indicara que los acontecimientos de lanocheanteriorhabíantenidolugar.

Ella había deseado llevarlo a un lado y preguntarle si había tenido noticias deMagnus, decirle: «Nadie entiende cómo te sientes excepto yo, y nadie comprendecómomesientoexceptotú,entonces¿porquénosentimosjuntos?».PerosiMagnussehubierapuestoencontactoconél,Willselohabríadicho;eramuyhonesto.Todoseranhonestos.Sinolohubieransido,pensómientrassemirabalasmanos,quizátodo

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noseríatanterrible.HabíasidoestúpidoofrecerseairseconMortmain;esolosabía,perola idease

habíaapoderadodeellacontantaferocidadcomounapasión.Nopodíaserlacausadetodaesainfelicidadynohaceralgoporaliviarla.SiellaseentregabaalMagíster,suprometidoviviríamástiempo,yJemyWillsetendríanelunoalotro,yseríacomosiellanuncahubieraidoalInstituto.

Pero en esemomento, en las frías horas de la tarde, sabía que nada de lo quepudierahacerharíaretrocedereltiempo,oborrarlossentimientosqueexistíanentretodos ellos. Se sentía vacía por dentro, como si le faltara un trozo y, sin embargo,tambiénsesentíaparalizada.EnpartequeríacorreralladodeWill,paraversiselehabíancuradolasmanosyparadecirlequeloentendía.Perodespuésqueríaatravesarelpasillopara ira lahabitacióndeJemyrogarleque laperdonara.Nuncaantessehabíanenfadado,ynosabíacómocomportarseanteunJemfurioso.¿Querríaromperel compromiso? ¿Le habría decepcionado? De algún modo, esa idea le resultabaasimismoinsoportable.

Cric. Miró por la habitación; un leve ruido. ¿Se lo habría imaginado? Estabacansada;talvezyafuerahoradellamaraSophieparaquelaayudaraconelvestido,y luego debiera meterse en la cama con un libro. Tenía a medias El Castillo deOtranto,yloencontrabaunadistracciónexcelente.

Se había levantado de la silla e iba a tocar la campana de los criados cuandovolvió a oír el ruido. Un cric, cric contra la puerta del dormitorio. Con ciertainquietud,atravesólasalayabriólapuerta.

Iglesia estaba acurrucado al otro lado, con el pelaje azul grisáceo erizado y laexpresiónfuriosa.Alrededordelcuellollevabaunlazodeencajeplateadoy,colgadodellazo,untrozodepapelenrollado.Tessasearrodilló,cogióellazoylodesató.Ellazocayóe,inmediatamente,elgatosaliódisparadoporelpasillo.

El papel se soltó del lazo, y Tessa lo cogió y lo desenrolló. Una caligrafíainclinadayconocidaatravesabalapágina.

Reúneteconmigoenlasalademúsica.

J.

—Aquínohaynada—dijoGabriel.Gideon y él se hallaban en el salón, con las cortinas echadas; si no hubieran

tenidosuslucesmágicas,elespaciohabríasidooscurocomobocadelobo.GabrielrevisabarápidamentelacorrespondenciadeCharlottequehabíaenelescritorio,porsegundavez.

—¿Qué quieres decir con nada? —preguntó su hermano pequeño, junto a la

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puerta—.Veounmontóndecartasahí.Sinduda,algunadeellasdebedeser…—Nada escandaloso —le interrumpió Gabriel, mientras cerraba el cajón del

escritorio—.Nisiquierainteresante.CorrespondenciaconuntíodeIdris.Alparecertienegota.

—Fascinante—murmuróGabriel.—Nopuedoevitarpreguntarmequéesexactamenteen loqueelCónsulpiensa

que estámetidaCharlotte. ¿Algún tipo de traición alConsejo?—Gabriel cogió unpuñado de cartas e hizo una mueca—. Podríamos asegurarle su inocencia sisupiéramosquéesloquesospecha.

—Ysicreyéramosqueélquiereque leasegurensu inocencia—repusoGideon—.Meparecemásqueesperapoderpillarlaenalgo.—Tendiólamano—.Dameesacarta.

—¿Ladeltío?—Gabrieldudó,perohizoloqueledecía.Alzólaluzmágicaparailuminarelescritoriomientrassuhermanose inclinabay,despuésdeapropiarsedeunadelasplumasdeCharlotte,comenzabaaredactarunamisivaparaelCónsul.

Gideonestabasoplandosobrela tintaparasecarlacuandolapuertadelsalónseabriódegolpe.Seincorporórápidamente.Unresplandoramarillopenetróenlasala,muchomás brillante que la tenue luzmágica;Gabriel, parpadeando, alzó lamanoparaprotegerselosojos.DeberíahabersepuestounarunadeVisiónNocturna,pensó,pero éstas tardaban en desdibujarse, y le había preocupado que alguien pudierapreguntarlealgo.

En el instante que su visión tardó en adaptarse oyó una exclamación de suhermano,horrorizado.

—¿Sophie?—Lehedichoquenomellameasí,señorLightwood—repusoellaconfrialdad.

Gabriel recuperó la visión y vio a la sirvienta en el hueco de la puerta, con unalámpara encendida en la mano. Guiñaba los ojos. Aún los entrecerró más cuandocayeronsobreGabriel,queteníalascartasdeCharlotteenlamano.

—¿Estánustedes…?¿EséstalacorrespondenciadelaseñoraBranwell?Comounresorte,Gabrieldejólascartassobrelamesa.—Yo…nosotros…—¿Hanestadoleyendosuscartas?—Sophieparecíafuriosa,comounaespeciede

ángel vengador, lámpara en mano. Gabriel miró a su hermano, pero éste parecíahabersequedadosinpalabras.

NuncaensuvidarecordabaGabrielhabervistoasuhermanomirarporsegundavezaunamujer,nialacazadoradesombrasmásbonita.Noobstante,mirabaaesamundana de la cicatriz como si fuera el sol naciente. Era incomprensible, perotambiéninnegable.VioelhorrorenelrostrodeGideonalvercómosedesvanecíalabuenaopiniónqueSophieteníadeél.

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—Sí—respondióGabriel—.Sí,estamosrevisandosucorrespondencia.Lachicadiounpasoatrás.—IréabuscaralaseñoraBranwellahoramismo…—No… —Gabriel alzó la mano—. No es lo que usted cree. Espere. —

Rápidamenteleexplicóporencimaloquehabíaocurrido:lasamenazasdelCónsul,suexigenciadequeespiaranaCharlotteysusoluciónalproblema—.Nuncahemostenidointenciónderevelarniunapalabradeloquerealmentehayescrito—concluyó—.Pretendíamosprotegerla.

LaexpresiónsuspicazdeSophienocambió.—¿Yporquédeberíacreermeniunasolapalabradetodoeso,señorLightwood?—SeñoritaCollins—dijoGideon, hablandopor fin—.Por favor. Sé quedesde

el… desafortunado incidente… de los pastelillos he perdido su aprecio, pero, porfavor, créame cuando le digo que nunca traicionaría la confianza queCharlotte hapuestoenmí,nilepagaríasuamabilidadconunadeslealtad.

Sophievacilóduranteunmomentoyluegobajólamirada.—Losiento,señorLightwood.Deseocreerle,peromilealtadesenprimerlugar

paralaseñoraBranwell.Gabrielcogiódelamesalacartaquesuhermanoacababaderedactar.—SeñoritaCollins—dijo—.Porfavor,leaestacarta.Eslaqueíbamosaenviaral

Cónsul.Si,despuésdeleerla,sucorazónaúnledicequedebeirabuscaralaseñoraBranwell,entoncesnoladetendremos.

SophiepasólamiradadeGabrielaGideon.Luego,conunaleveinclinacióndeasentimiento,seacercóydejólalámparasobrelamesa.CogiólacartadeGideon,ladesdoblóylaleyóenvozalta:

Para:CónsulJosiahWaylandDe:GideonyGabrielLightwood

Apreciadoseñor:Denuevohademostradosu inmensasabiduríaal indicarnosque leyéramoslacorrespondenciade la

señoraBranwellconIdris.HemoslogradoecharunvistazoenprivadoadichacorrespondenciayhemosobservadoquecasidiariamentesecomunicaconsutíoabueloRoderickFairchild.

Elcontenidodetalescartas,señor,lesorprenderíaydecepcionaríaalavez.Noshahechoperdergranpartedenuestraconfianzaenelsexodébil.

La señora Branwell muestra una actitud de lo más cruel, inhumana y poco femenina ante losnumerososmalesqueafligena su tío.Le recomienda laaplicacióndemenos licorparacurarse lagota,muestrainconfundiblesseñalesdereírsedesudolorosahidropesíaypasatotalmenteporaltolamenciónqueéllehacedeunasospechosasustanciaqueseleacumulaenlasorejasyotrosorificios.

Losindiciosdeltiernocuidadofemeninoqueseesperaríaqueunamujermostrarahaciasusparientesmasculinos, y el respeto que cualquier mujer relativamente joven debe tener a sus mayores, brillantotalmenteporsuausencia.LaseñoraBranwell,nostememos,haenloquecidodepoder.Debeserdetenidaantesdeque seademasiado tardeymuchosbravoscazadoresde sombrashayanquedadovaradosen lacunetaporfaltadecuidadosfemeninos.

Sinceramentesuyos,GideonyGabrielLightwood

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Cuando Sophie terminó de leer se hizo el silencio. Ésta se quedó por lo queparecióunaeternidadmirandoelpapelconlosojosmuyabiertos.

—¿Cuáldeustedeshaescritoesto?—preguntóalfinal.Gideoncarraspeó.—Yo.Ella lomiró.Apretaba los labios,pero le temblaban.Porunhorriblemomento,

Gabrielpensóqueestabaapuntodeecharseallorar.—¡Oh,quégracioso!—exclamó—.¿Yeséstalaprimera?—No,hahabidootra—admitióGabriel—.ErasobrelossombrerosdeCharlotte.—¿Los sombreros? —Una alegre carcajada se le escapó entre los labios, y

Gideonlamirócomosinuncahubieravistonadatanmaravilloso.Gabrieltuvoqueadmitirquelachicaresultabamuybonitacuandoreía,concicatrizosinella—.¿YelCónsulseenfureció?

—Comounperrorabioso—contestóGideon.—¿SelovaadeciralaseñoraBranwell?—preguntóGabriel,quenosoportabael

suspenseniunsolomomentomás.Sophiehabíadejadodereír.—No —respondió—. Porque no quiero comprometerles ante el Cónsul, y

tambiéncreoquetalnoticialeresultaríadolorosaalaseñoraBranwelly,total,paranada. ¡Espiarlaasí,quéhombremáshorrible!—Losojos le lanzabanchispas—.Sideseanayudaensuplandefrustrar lasmaquinacionesdelCónsul,estaréencantadade proporcionársela. Permítanme quedarme la carta y me aseguraré de que salgamañana.

LasalademúsicanoestabatanpolvorientacomoTessarecordaba;parecíahabersidoobjetodeunabuenalimpiezahacíapoco;lamaderadelosalféizaresydelsuelorelucía,igualqueelpianodecoladelrincón.Unfuegocrepitabaenlachimenea,yrecortaba la silueta de Jem cuando éste le dio la espalda y, al ver a Tessa, sonriónervioso.

Enlasala,todoparecíadesleídocomounaacuarela;laluzdelfuegodibujabalosinstrumentos como si fueran fantasmas cubiertos de sábanas blancas, y las llamasproducíanun leve reflejodoradoen loscristalesde lasventanas.TessapodíaveraJemyasímisma,unofrentealaotra;unachicaconunvestidoazulyundelgadísimochicoconelcabelloplateadoylachaquetanegraunpocodemasiadosueltasobresuesbeltasilueta.

Bajo lassombras,surostroreflejabavulnerabilidad,yhabíaansiedaden lafinacurvadeloslabios.

—Noestabasegurodequevinieras.Elladiounpasohaciaél,deseandoestrecharloentresusbrazos,perosedetuvo.

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Antesteníaquehablar.—Claro que he venido—dijo—. Jem, lo sientomucho,muchísimo.No puedo

explicarlo; ha sido como una locura. No podía soportar la idea de que acabarassufriendopormiculpa,porque,dealgúnmodo,estoyligadaaMortmain,yélamí.

—Esonoesculpatuya.Nuncaelegistequeasífuera…—Nopensabaconclaridad.Will tienerazón:nopodemosconfiarenMortmain.

Aunquemefueraconél,nohayningunagarantíadequecumplieraconsupartedeltrato.Yseríaponerunaarmaenmanosdenuestroenemigo.Noséparaquéquiereutilizarme,peronoparaelbiendeloscazadoresdesombras,deesopodemosestarseguros. Incluso podría ser que fuera yo misma, al final, quien os hiciera daño atodos. —Las lágrimas le escocían en los ojos, pero las contuvo a la fuerza—.Perdóname, Jem. No podemos desperdiciar el tiempo que estamos juntosenfadándonos.Entiendoporquéhicisteloquehiciste;yolohabríahechoporti.

—Zhe shi jie shang—susurró él, y susojos sevolvieron suavesyplateados alhablar—,wosinzuiainede.

Ellaloentendió.«Túeresloquemásamoenestemundo».—Jem…—Losabes;debessaberlo.Nuncapodríadejartemarchar,nohaciaelpeligro,no

mientrasseacapazderespirar.—Alzólamanoantesdequeellapudieraacercarseaél—.Espera.—Seinclinó,yalalzarse,teníaenlamanolacajadelviolínyelarco—.Ejem… Quería darte algo. Un regalo de boda, cuando nos casáramos. Pero megustaríadárteloahora,simelopermites.

—¿Unregalo?—preguntóella—.Después…Pero¡hemosdiscutido!Élsonrió,mostrólaencantadorasonrisaqueleiluminabaelrostroyhacíaolvidar

lodelgadoydemacradoqueestaba.—Una parte importante de la vida de casados, según me han dicho. Será una

buenapráctica.—Pero…—Tessa,¿creesquepuedeexistircualquierdiscusión,seriaono,quepuedahacer

quedejedeamarte?—Parecíasorprendido,yTessapensóderepenteenWill,enlosañosqueéstehabíapuestoapruebalalealtaddeJem,volviéndolelococonmentiras,escapadasytemeridadsuicida,yapesardetodoeso,elamordeJemporsuhermanodesangrenuncasehabíaresentido,nimuchomenosdesaparecido.

—Teníamiedo—contestóellaamediavoz—.Y…notengoningúnregaloparati.

—Sí,síquelotienes—rebatióélconsuavidadyfirmeza—.Siéntate,Tessa,porfavor.¿Recuerdascómonosconocimos?

Tessa se sentó en un sillón bajo con brazos dorados, las faldas arrugadas a sualrededor.

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—Memetídegolpeentudormitorioamedianochecomounaloca.Jemesbozóunamuecadivertida.—Tedeslizastegrácilmenteenmidormitorioymeencontrastetocandoelviolín.

—Estabaapretandoeltensordelarco;acabó,lodejóaunladoysacóconadoraciónelviolíndesufunda—.¿Teimportaríasitocaraparatiahora?

—Ya sabesqueme encanta oírte tocar.—Era cierto. Incluso le encantabaoírlehablardelviolín,aunqueentendierapoco.Podíaescucharledurantehorashablarsinpararsobrecolofonia,clavijas,volutas,posicionesdelosdedosylatendenciadelacuerdadellaaromperse,sinaburrirsenunca.

—Woweinixiede—repusoél;alzóelviolínsobreelhombroizquierdoyseloapoyóenlabarbilla.Lehabíacontadoquemuchosviolinistasusabanunamentonera,peroélno.Teníaunalevemarcaenelladodelcuello,comounmoradopermanente,dondeseapoyabaelviolín.

—¿Has…hechoalgoparamí?—Hecompuestoalgoparati—lecorrigióélconunasonrisa,ycomenzóatocar.Tessa lo observó asombrada. Él empezó con algo sencillo, suave, sujetando el

arcosinfuerza,yprodujounsonidoarmónicoyagradable.Lamelodíalaenvolvió,tanfrescaydulcecomoelagua,tanesperanzadayencantadoracomounamanecer.Fascinada, leobservó losdedosyunaexquisitanotamanódelviolín.El sonidosehizomásprofundomientraselarcosemovíaconmayorrapidez,elantebrazodeJemdeunladoaotro,eldelgadocuerpoenmovimientodesdeelhombro.Losdedosibande arriba abajo, y el tono de la música se hizo más grave, nubes de tormentacreciendo en un brillante horizonte, un río convertido en un torrente. Las notascayeronalospiesdeTessa,sealzaronpararodearla;todoelcuerpodeJemsemovíaalritmodelsonidoqueextraíadelinstrumento,aunqueellasabíaqueteníalospiesplantadosfirmementeenelsuelo.

El corazón se le aceleró para seguir el ritmo de lamúsica; Jem tenía los ojoscerrados, las comisuras de la boca hacia abajo, como en unamueca de dolor.UnapartedeTessaqueríaponerseenpieyestrecharloentre susbrazos;otra,noqueríahacer nada que detuviera lamúsica, su hermoso sonido. Era como si Jem hubieracogidoelarcoylohubieraempleadocomounpincelparacrearuncuadroenelquesemostrabasualma.Mientraslasúltimasnotassubíanysubían,alzándosehaciaelcielo,Tessanotóqueteníaelrostromojado,perosólocuandolosúltimosecosdelamelodíasehabíanapagadoyJembajóelviolín, sediocuentadequehabíaestadollorando.

Jemguardóel instrumentoen la fundaydejóel arco juntoa él.Se irguióy sevolvióhaciaTessa.Lamiróconunaexpresióntímida,aunqueteníalablancacamisaempapadaensudoryelpulsolelatíaconfuerzaenelcuello.

Tessaestabasinhabla.

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—¿Tehagustado?—preguntóél—.Habríapodidoregalarte…joyas,peroqueríaquefueraalgototalmentetuyo.Algoquenadiemáspudieraoíroposeer.Ynosemedanbienlaspalabras,asíqueheescritoconmúsicaloquesientoporti.—Callóuninstante—. ¿Te ha gustado?—repitió, y el descenso de su voz hacia el final de lapreguntaindicóqueesperabaunarespuestanegativa.

Tessaalzóelrostroparaqueéllevieralaslágrimas.—Jem.Élcayóderodillasanteella,conelrostrocontraídodepesar.—Nijuedetongman,ginaide?—No…no—respondióella,medio llorando,medioriendo—.Nomehahecho

daño.Nomehahechoinfeliz.Alcontrario.Jemesbozóunagransonrisaylosojosseleiluminarondeplacer.—Entonces,tehagustado.—Hasidocomositevieraelalmaenlasnotas.Ymuyhermoso.—Leacaricióel

rostrolevemente,lasuavepielsobreelduropómulo,elcontactodesucabellocomounaplumasobreeldorsodesumano—.Hevistoríos,botescomoflores,todosloscoloresdelcielonocturno…

Jemexhalóysedejócaerjuntoalsillóncomosisehubieraquedadosinfuerzas.—Esunamagiaextraña—dijo.Apoyólacabezacontraella,lamejillacontrasu

rodilla,yellasiguióacariciándoleelcabello,pasandolosdedosporsusuavetextura—. Mis padres amaban la música—explicó él de repente—. Mi padre tocaba elviolín,mimadre elqin. Yo elegí el violín, aunque podría haber aprendido a tocarcualquieradelosdos.Avecesmearrepiento,porquehaymelodíasenChinaquenopuedo tocar en el violín, y que amimadre le habría gustado que interpretara.Mecontaba la historia de Yu Boya, que era un gran intérprete de qin. Tenía un granamigo,un leñador llamadoZhongZiqi,y solía tocarparaél.DicenquecuandoYuBoya tocabaunacanciónsobreelagua, suamigosabía inmediatamentequeestabadescribiendo los rápidosríos,ycuando tocabaalgorelacionadoconmontañas,Ziqiveíasusaltospicos.YYuBoyadecía:«Esporquecomprendesmimúsica».—Jemmiró supropiamano,que reposaba levementecurvada sobre la rodilla—.Lagenteaúnusalaexpresión«zhiyin»paradecir«amigoíntimo»o«almasgemelas»,cuandoen realidad significa «comprender la música». —Le cogió la mano a Tessa—.Cuandotocaba,hasvistoloqueyohevisto.Comprendesmimúsica.

—Nosénadademúsica,Jem.Nopuedodistinguirunasonatadeunasuite…—No.—Sevolvióysepusoderodillasapoyadoenelbrazodelsillón.Estaban

tancercaqueTessaleveíaelcabellomojadodesudorenlassienesylanuca,podíacaptareloloracolofoniayazúcarquemado—.Nomerefieroaesetipodemúsica.Merefiero…—Hizounsonidodefrustración,lecogiólamano,selallevóalpechoyselaapretósobreelcorazón.Tessanotóelgolpeteodellatidoenlapalma—.Cada

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corazóntienesupropiamelodía—explicó—.Ytúconoceslamía.—¿Quélespasó?—susurróTessa—.¿Alleñadoryalmúsico?Jemesbozóunasonrisatriste.—ZhongZiqimurió,yYuBoyainterpretósuúltimamelodíasobrelatumbadesu

amigo.Luegorompiósuqinynuncavolvióatocar.Tessanotólaardientepresióndelaslágrimastraslospárpados,intentandoabrirse

paso.—¡Quéhistoriamástriste!—¿Loes?—ElcorazóndeJemdiounbrincoytrastabillóbajolosdedosdeTessa

—.Mientrasvivióyfueronamigos,YuBoyacompusopartedelamejormúsicaqueconocemos.¿Podríahaberlohechosolo?Nuestrocorazónnecesitaunespejo,Tessa.Nosvemosmejorenlosojosdeaquellosquenosaman.Yexisteunabellezaquesóloproporcionalabrevedad.—Bajólamiradayluegolaalzóparamirarlaalosojos—.Tedaríatodomiser.Tedaríamásendossemanasquelamayoríadeloshombresentodaunavida.

—Nohaynadaquenomehayasdadoya,nadaconloquenoestésatisfecha…—Yosí—replicóél—.Quieroestar casadocontigo.Teesperaríapara siempre,

pero…«Peronotenemosparasiempre».—Notengofamilia—dijoTessalentamente,conlosojosclavadosenlosdeél—.

Nitutor.Nadiequepudiera…ofenderse…porunabodamásinmediata.Jemabriólosojosunpocomás.—¿Lodices en serio?Noquerría que no tuvieras todo el tiempoque necesites

paraprepararte.—¿Yqué clase de preparación crees que puedo necesitar?—preguntóTessa, y

durante sóloesemomento, supensamientovolvióaWill, a cómohabíametido lasmanos en el fuego para salvar la droga de Jem y cómo, al verle, no había podidoevitarrecordaraqueldíaenelsalóncuandoéllehabíadichoquelaamaba,ycómo,cuandoélsehabíamarchado,ellahabíacerradolamanosobreelatizadorparaqueelardientedolorenlapielpudieraacallar,aunquefueraporunsegundo,eldolordesucorazón.

Will.Entonceslehabíamentido,sinoexactamenteconlaspalabras,síconloqueimplicaban. Recordarlo aún le dolía, pero no lo lamentaba. No había habido otraposibilidad.Conocíalosuficientealchicoparasaberque,aunqueellahubierarotosucompromisoconJem,élnolahabríaaceptado.Nohabríasoportadounamorquelecostaralafelicidadasuparabatai.YsihabíaunapartedesucorazónquepertenecíaaWillysóloaWill,ysiemprelahabría,entonces,noservíadenadadecirlo.Tambiénamaba a Jem; lo amaba incluso más en ese momento que cuando había aceptadocasarseconél.

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«Avecessedebeescogerentreserbuenooserhonorable—lehabíadichoWill—.Avecesnosepuedeserambascosas».

Quizádependieradel libro, pensóTessa.Pero en ése, en el librode suvida, elcaminodel deshonor solamente era lamaldad. Incluso si habíaherido aWill en elsalón, con el tiempo, a medida que sus sentimientos hacia ella se iban enfriando,llegaría a agradecerle que le hubiera dejado libre.Lo creía de verdad.Él no podíaamarlaeternamente.

Yahacíatiempoquehabíacomenzadoarecorreresecamino.Siteníaintencióndellegaralmessiguiente,entoncestendríaquellegaralpróximodía.SabíaqueamabaaJem,yaunquehabíaunapartedeellaquetambiénamabaaWill,elmejorregaloquepodíahaceraamboseraqueniWillniJemllegaranasaberlo.

—No sé—dijo Jem,mirándola desde el suelo, con una expresión en la que semezclaba laesperanzay la incredulidad—.ElConsejoaúnnohaaprobadonuestrapetición…ynotienesunvestido…

—NomeimportaelConsejo,nimeimportaloquemepongasiatitampoco.Lodigoenserio,Jem,mecasarécontigocuandotúquieras.

—Tessa—suspiróél.Labuscócomosiseestuvieraahogando,yellaagachólacabezaparatocarleloslabiosconlossuyos.Jemsepusoderodillas.Subocarozóladeella,una,dosveces,hastaqueTessaabrió los labiosynotósudulzordeazúcarquemado.

—Estásmuylejos—lesusurróél,yluegolarodeóconlosbrazos,yyanohuboespacioentreellos,yéllahizobajardelasilla,yambossearrodillaronjuntossobreelsuelo,abrazados.

Jemlaabrazóconfuerza,yellalerecorrióelrostroconlasmanos,losmarcadospómulos.

«Muymarcados,demasiadomarcados,loshuesosdelrostro,elpulsodemasiadopróximoalasuperficiedelapiel,laclavículatanduracomouncollardemetal».

Él le subió lasmanos de la cintura a los hombros; le rozó la clavícula con loslabios,elhuecodelcuello,mientrasellaletirabadelacamisayselasubíaparanotarla piel desnuda bajo lasmanos.Contra la luz de la chimenea, lo veía dibujado desombras y fuego; el sinuoso camino de las llamas le convertía en oro el cabelloblanco.

«Teamo—habíadichoél—.Eresloquemásamoenestemundo».Notó de nuevo la ardiente presiónde la boca de Jemen el huecodel cuello, y

luegomásabajo.Susbesosacababandondecomenzabaelvestido.Tessanotócómosucorazón latíabajo labocadeél,comosi trataradealcanzarla,comosipalpitarapor él. Notó la tímida mano de Jem irle hacia la espalda, donde los lazos leabrochabanelvestido…

Lapuertaseabrióconuncrujido,yambosseapartarondegolpe,jadeantes,como

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si hubieran estado corriendo.Tessa oyó su propia sangre golpeándole en los oídosmientrasmiraba hacia el vacío hueco de la puerta. A su lado, el jadeo de Jem seconvirtióenunacarcajada.

—¿Qué…?—comenzóella.—Iglesia —dijo él, y Tessa, al bajar la vista, vio al gato paseándose

tranquilamenteporlasalademúsica,despuésdehaberabiertolapuerta,totalmentesatisfechodesímismo.

—Nunca he visto a un gato tan ufano —comentó ella mientras Iglesia, sinprestarle lamásmínima atención, como siempre, llegaba hasta Jemy le empujabaconlacabeza.

—Cuando dije que podríamos necesitar una carabina, no era en esto en lo queestaba pensando—bromeó Jem, pero igualmente le acarició la cabeza al felino, ysonrió a Tessa demedio lado—. Tessa, ¿hablabas en serio? ¿Te casarías conmigomañana?

Ella alzó labarbillay lomiródirectamente a losojos.No soportaba la ideadeesperar,deperderseotroinstantedelavidadeJem.Derepente,deseabaferozmenteestarunidaaél,enlasaludyenlaenfermedad,enlariquezayenlapobreza,unidaaélporunapromesaycapazdedarlesupalabraysuamorsinningunareserva.

—Totalmenteenserio—leaseguró.

El comedor no estaba lleno, porque no todos habían bajado aún a desayunar,cuandoJemanunciólanoticia.

—Tessayyonosvamosacasar—reveló,conmuchacalma,mientrassecolocabalaservilletaenelregazo.

—¿Se supone que esto debía ser una sorpresa?—preguntóGabriel, que estabavestidodecombate,comosituvieralaintencióndeentrenarsedespuésdeldesayuno.Yahabía cogido todo el beiconde la bandeja, yHenry lomirabapesaroso—. ¿Noestabaisyaprometidos?

—Lafechadelabodaeraparadiciembre—explicóJem,mientraspordebajodelamesaledabaaTessauntranquilizadorapretóndemanos—.Perohemoscambiadodeopinión.Nosvamosacasarmañana.

El efecto fue galvánico.Henry se atragantó con el té, yCharlotte, que parecíahabersequedadosinpalabras,tuvoquepalmearlelaespada.Gideondejócaersutazasobreelplatocongranestruendo,einclusoGabrielsequedóparadoconeltenedoramediocaminodelaboca.Sophie,queacababadellegardelacocinaconunabandejadetostadas,soltóungritoahogado.

—¡Nopueden!—exclamó—.¡ElvestidodelaseñoritaGreyquedódestrozado,yelnuevonilohanempezado!

—Puedeponersecualquiervestido—repusoJem—.Noesnecesarioquelleveel

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dorado de los cazadores de sombras, porque no lo es. Tiene varios vestidos muybonitos;puedeelegirsufavorito.—InclinólacabezatímidamentehaciaTessa—.Esdecir,sitúestásdeacuerdo.

Éstanorespondió,porqueenesemomento,WillyCecilyacababandeentrarporlapuerta.

—Tengountirónenelcuello…—estabaexplicandoellaconunasonrisa—.Nopuedocreerqueconsiguieradormirmeenesaposición…

Secallóencuantoambosparecieronnotarelhumorqueserespirabaenlasala,ymiróalrededor.AWillnoseleveíamásdescansadoqueeldíaanterior,peroparecíacomplacidodequeCecilyestuvieraconél,aunqueesecautelosobuenhumorsefueevaporandorápidamentealverlasexpresionesdelosdemás.

—¿Quépasa?—preguntó—.¿Haocurridoalgo?—Tessayyohemosdecididoadelantarlaboda—contestóJem—.Sinomañana,

seráenlospróximosdías.Willnodijonada,nicambiódeexpresión,peropalideció.NomiróaTessa.—Jem, la Clave…—dijo Charlotte, mientras dejaba de palmear a Henry y se

erguíaconunamiradainquietaenelrostro—.Aúnnohanaprobadotumatrimonio.Nopuedesircontraellos…

—Nitampocopodemosesperar—replicóél—.Podríanpasarmeses, inclusounaño…,yasabesqueprefierendejarpasareltiempoantesdedarnosunarespuestaquetemenquenoteguste.

—Y tampoco es que nuestra boda sea lo más importante para ellos en estemomento —añadió Tessa—. Los papeles de Benedict Lightwood, buscar aMortmain…todoesotieneprioridad.Peroésteesunasuntopersonal.

—NohayasuntospersonalesparalaClave—repusoWill.Suvozsonabahuecayrara,comosillegaradeunagrandistancia.Unavenalepalpitabaenelcuello.Tessapensóeneldelicadoentendimientoquehabíancomenzadoaestablecerenlosúltimosdías,ysepreguntósiesanoticialodestruiría,siloharíatrizascomounobjetofrágilcontralasrocas—.Mimadreymipadre…

—Existen leyes sobre elmatrimonio conmundanos. No existen leyes sobre elmatrimoniodeunnefilimyloqueesTessa.Ysi tengoquehacerlo,al igualquetupadre,dejarédeseruncazadordesombrasparacasarme.

—James…—Habríapensadoquesobretodotúloentenderías—selamentóJem,ylamirada

quelanzóaWilleratantoheridacomodeperplejidad.—Nodigoquenoloentienda.Sóloteestoydiciendoquepienses…—Ya lo he pensado —le espetó Jem—. Tengo una licencia de matrimonio

mundana,conseguidayfirmadalegalmente.Podríamosentrarencualquieriglesiayque nos casaran hoy mismo. Aunque preferiría que todos vosotros estuvierais

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presentes,sinopodéis,loharemosigualmente.—Casarte con una chica sólo para convertirla en viuda —replicó Gabriel

Lightwood—.Muchosdiríanqueesonoesbondad.Jemsepuso rígido junto aTessa; lamanoque ledabaestaba tensa.Will fue a

avanzar,peroellayaestabadepie,lanzándoleunamiradaasesinaaGabriel.—No se atreva a hablar como si fuera Jem quien puede elegir y no yo—lo

amenazó,sinapartarlelosojosdelrostro—.Estecompromisonosemehaimpuesto,nitampocomehagoilusionessobrelasaluddeJem.Heelegidoestarconéldurantelosdíasominutosquesenosconcedan,ylosconsideraréunabendición.

LosojosdeGabrielerantanfríoscomoelmardelacostadeTerranova.—Sólomepreocupabasubienestar,señoritaGray.—Puesseríamejorquesepreocuparaporelsuyopropio—lesoltóTessa.Losojosverdesseentrecerraron.—¿Quéquieredecir?—Creoqueladamaserefiere—intervinoWill—aqueellanomatóasupropio

padre.¿Otehasrecuperadotanrápidodeesoquenotenemosporquépreocuparnosdetusensibilidad,Gabriel?

Cecily ahogóun grito.Gabriel se puso en pie y, en su expresión,Tessa vio denuevoalchicoquehabíadesafiadoaWillaunduelolaprimeravezqueellalohabíavisto,todoarrogancia,tirantezyodio.

—Sialgunavezosas…—comentóGabriel.—Parad—ordenóCharlotte, y calló de golpe al oír a través de las ventanas el

ruidode la oxidadaverja del Instituto abriéndosey el pataleode los cascosde loscaballossobreelpavimento.

—Oh,porelÁngel.Jessamine.—Charlottesepusoenpierápidamenteydejólaservilletasobreelplato—.Venid,debemosirabajoarecibirla.

Si no era una llegada bienvenida en otros aspectos, sí que demostró ser unadistracciónperfecta.Hubociertorevuelo,ymuchaperplejidadporpartedeGabrielyCecily,yaqueningunodeellosentendíaprecisamentequiéneraJessamineoelpapelque había desempeñado en la vida del Instituto. Avanzaron por el pasillodesordenadamente;Tessaseretrasóunpoco,sesentíasinaliento,comosillevaraelcorsédemasiadoapretado.Pensóenlanocheanterior,abrazadaaJemenlasalademúsicadondesebesaronyhablarondurantehorasentresusurrossobrelabodaqueibanacelebraryelmatrimonioqueleseguiría…comosituvierantodoeltiempodelmundo.Como si casarse le fuera a garantizar la inmortalidad a Jem, aunque sabíabienquenoseríaasí.

Mientrascorríapor laescalerahacia laentrada, tropezó,distraída.Unamanolasujetó.AlzólamiradayvioaWill.

Poruninstantesequedaroninmóvilescomoestatuas.Losdemásyaestabancasi

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enlospiesdelaescalera,ysusvocessealzabancomovolutasdehumo.WillcogíaaTessaconsuavidad,aunquesurostroeracasiinexpresivo,comograbadoengranito.

—Nopiensaslomismoquelosdemás,¿no?—lepreguntóellaconmásasperezadelaquepretendía—.QuenodeberíacasarmeconJem.Mepreguntastesiloamabalo suficiente para casarme con él y hacerlo feliz, y te dije que sí. No sé si podréhacerlecompletamentefeliz,perolointentaré.

—Sialguienpuede,ésaerestú—contestóélmirándolaalosojos.—Losdemáscreenquemehagoilusionessobresusalud.—Laesperanzanoesunailusión.Eran palabras de ánimo, pero había algo en la voz de él, algo lúgubre que la

asustó.—Will.—Locogióporlamuñeca—.¿Nomeabandonarásahora…nomedejará

elúnicoqueaúnbuscaunacura?Nopuedohacerlosinti.Élrespiróhondoymediocerrósussombríosojosazules.—Claroqueno.Nopienso rendirmeconél,ni contigo.Teayudaré.Loseguiré

haciendo.Sóloque…Callódegolpeyapartóelrostro.Laluzqueentrabaporunaventanasuperiorle

iluminólamejilla,labarbillaylacurvadelmentón.—¿Sóloquequé?—¿Recuerdasquémástedijeaqueldíaenelsalón?—preguntóWill—.Quiero

queseasfeliz,yqueélseafeliz.Y,aunasí,cuandovayashaciaelaltarparaunirosparasiempre,caminarássobreunsenderoinvisibleformadoconlosfragmentosdemicorazón,Tessa.Daríamividaporcualquierade losdos.Daríamividaporvuestrafelicidad.Creíaquetalvez,cuandomedijistequenomeamabas,missentimientosirían enfriándose y acabarían por desaparecer, pero no ha sido así. Han seguidocreciendodíaadía.Teamomásdesesperadamente,enestemomento,deloqueteheamadoantes,yenunahorateamaréaúnmás.Séquenoesjustodecirteesto,cuandotú no puedes hacer nada. —Inhaló estremeciéndose—. ¡Cuánto debes dedespreciarme!

Tessasesintiócomosisehubieraabiertoelsuelobajosuspies.Recordóloquesehabíadichoasímismalanocheanterior:queseguramentelossentimientosdeWillhaciaellasehabríandesvanecido.Quealolargodelosaños,eldolorqueélsentiríaseríamenorqueelsuyopropio.Selohabíacreído.Pero…

—Notedesprecio,Will.Siempretehascomportadodeunmodohonorable,máshonorabledeloquehabríapodidopedirte…

—No—replicóélconamargura—.Creoquenoesperabasnadademí.—Loheesperadotododeti,Will—lesusurró—.Másdeloquetúesperabasdeti

mismo. Pero me has dado aún más.—Le falló la voz—. Dicen que no se puededividirelcorazóny,sinembargo…

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—¡Will! ¡Tessa! —los llamó Charlotte desde el vestíbulo—. ¡Dejad deentreteneros! ¿Puede ir uno a buscar a Cyril? Tal vez necesitemos ayuda con elcarruajesilosHermanosSilenciososquierenquedarse.

TessamiróimpotenteaWill,peroelmomentohabíapasado;laexpresióndeéstevolvía a ser reservada; ladesesperaciónque lohabía impulsadounmomento anteshabíadesaparecido.Sehabíacerradocomosilossepararanmilpuertasconcandados.

—Bajatú.Yoiréenseguida—dijoélinflexible;sevolvióysubiócorriendolosescalones.

Tessaseapoyóenlaparedyacabódebajar losescalonescomoatontada.¿Quéhabíaestadoapuntodehacer?¿QuéeraloquecasilehabíadichoaWill?

«Ysinembargo,teamo».PorelDiosdel cielo, ¿dequé serviría eso?, ¿enquépodríanbeneficiar anadie

decir esas palabras?Sólo sería una terrible cargapara él, porque sabría lo que ellasentía,peronopodríahacernadaal respecto.Yeso loataría a ella,no lo liberaríaparapoderbuscaraotrapersonaalaqueamar,unaquenoestuvieraprometidaasumejoramigo.

«Otrapersonaalaqueamar».TessasalióalaescaleradelInstitutoconelvientoatravesándoleelvestidocomo

un cuchillo. Los demás estaban allí, reunidos ante el primer escalón, un pocoincómodos, sobre todo Gabriel y Cecily, que parecían preguntarse qué diablosestabanhaciendoahí.Tessacasinilosvio.Sentíaelcorazónpesado,ysabíaquenoeraporelfrío.EralaideadequeWillseenamoraradeotrapersona.

Era puro egoísmo. Si Will encontraba a quien querer, ella lo sufriría conpaciencia,mordiéndose el labio en silencio, como él había sufrido su compromisoconJem.Se lodebía,pensó,mientraseloscurocarruajeconducidoporunhombrevestidoconelhábitodepergaminodelosHermanosSilenciososatravesabalaverjaabierta.DebíaaWilluncomportamientotanhonorablecomoeldeél.

El vehículo se detuvo al pie de la escalera. Tessa notó queCharlotte semovíainquietatrasella.

—¿Otro carruaje?—dijo ésta, y la chica siguió sumiradahasta ver que sí quehabíaunsegundocarruaje,negroysinescudo,querodabaensilenciotraselprimero.

—Una escolta —sugirió Gabriel—. Quizá los Hermanos Silenciosos tenganmiedodequeintenteescapar.

—No—rebatióCharlotte,conunavozcargadadeasombro—.Jessamineno…ElHermanoSilenciosoqueconducíaelprimervehículodejólasriendas,bajóy

fue a la portezuela. En ese momento, el segundo carruaje se detuvo tras él, y elhermanosevolvió.Tessanopodíaversuexpresión,porqueteníaelrostroocultoporlacapucha,peroalgoenlaposicióndesucuerpoindicabasorpresa.Ellaentrecerrólos ojos; había algo raro en los caballos que arrastraban el segundo vehículo: les

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brillabaelcuerpo,peronocomoreluceelpelajedelosanimales,sinocomoelmetal,ysusmovimientoserandemasiadofluidosparasernaturales.

Elconductordeesesegundocochesaltódepescanteyaterrizóconunresonantegolpe,yTessavioelbrillodemetalcuandosellevólamanoalcuellodesutúnicadepergaminoyselaquitó.

Debajo había un reluciente cuerpo de metal bajo una cabeza ovoide, sin ojos;remaches de cobre sujetaban las articulaciones de los codos, las rodillas y loshombros.Elbrazoderecho,siselepodíallamarasí,acababaenunarudaballestadebronce.Loalzóenesemomentoyloflexionó.Unaflechadeacero,conplumasdemetalnegro,volóporelaireyseclavóenelpechodelprimerHermanoSilencioso;elimpacto lo elevó del suelo y lo lanzó a varios metros, antes de que cayera en elpavimentodelpatio,conlasangreempapandoelpechodelhábito.

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9

LABRARENMETALLamenalíquidadecantóenmoldespreparados;deellosforjóprimerosuspropiosútiles;luegolosqueservían

paraliquidarolabrarenmetal.

JOHNMILTON,Elparaísoperdido

LosHermanosSilenciosos,vioTessainmóvilporlaimpresión,teníanunasangretanrojacomoladecualquiermortal.

Oyó aCharlotte gritando órdenes y, luego, aHenry bajar corriendo la escalerahaciaelprimercarruaje.Abriólapuertadegolpe,yJessaminecayóentresusbrazos;tenía el cuerpo exánime y los ojosmedio cerrados. Llevaba el desgastado vestidoblanco que Tessa le había visto cuando la había visitado en la Ciudad Silenciosa,aunquellevabaelhermosocabellorubiocortadoalrape.

—Henry—sollozó de forma audible, y se le agarró a las solapas—.Ayúdame,Henry.LlévamedentrodelInstituto,porfavor…

Henry se alzó con Jessamine en brazos, justo cuando las puertas del segundocarruajeseabríanycomenzabanasalirautómatas,queseuníanalprimero.Parecíanirdesplegándosealirsaliendo,comomuñecosdepapel:un,dos,tres…Tessaperdiólacuentacuando loscazadoresdesombrassacaronarmasde loscinturones.VioeldestellodelmetalquedespedíalapuntadelaespadabastóndeJem,oyóelmurmulloenlatínmientrasloscuchillosserafinesseencendíanasualrededorcomouncírculodefuegobendito.

Ylosautómatasatacaron.UnodeelloscorrióhaciaHenryyJessamine,mientrasquelosotrossubieronlaescalera.TessaoyócomoJemlallamaba,ysediocuentadequeellano teníaningunaarma.Nohabíapensadoentrenaresedía.Miróalrededordesesperada, buscando algo, buscando una piedra pesada, o incluso un palo. En elvestíbulohabíaarmascolgandodelasparedes,comoadornos,perounaarmaeraunaarma.Corrió adentro y descolgó una espada de un clavo de la pared; luego dio lavueltayregresócorriendoafuera.

La escena que se encontró era un puro caos. Jessamine estaba en el suelo,agazapadacontraunaruedadesucarruaje,ysecubríaelrostroconlosbrazos.Henryestabaanteella,yblandíauncuchilloserafíndeunladoalotroparamantenerarayael autómataque tratabadepasar ante él, con susmanos acabadas enpinchos, paradirigirsehaciaJessamine.Elrestodelascriaturasmecánicassehabíanesparcidoporla escalera y estaban enzarzadas en combates individuales con los cazadores desombras.

MientrasTessaalzaba laespadaque teníaen lasmanos,mirópor todoelpatio.

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Esos autómatas eran diferentes de los que habían visto antes. Semovían conmásrapidez,conpasosmenossincopados,ylasarticulacionesdecobresedoblabanconsuavidad.

En el primer escalón,Gideon yGabriel estaban luchando furiosamente con unmonstruomecánicodetresmetros,quemovíasusmanosdepinchoscomomazas.

Gabrielyateníaunanchocorteenelhombro,delquemanabalasangre,perosuhermanoyélestabanhostigandoalacriatura,unopordelanteyotropordetrás.Jem,agachado, se alzó de repente y atravesó la cabeza de un autómata con su espadabastón.Lacriaturasacudióespasmódicamentelosbrazosytratódetirarhaciaatrás,peroteníalaespadaenterradaensucráneodemetal.Jemarrancóelarma,ycuandoel autómata fue a por él denuevo, la blandió contra las piernasy le cortóuna.Lacriaturasefuedeladoycayósobrelosadoquines.

MáscercadeTessa,el látigodeCharlotteatravesabaelairecomoun rayoy lecortóelbrazoballestaalaprimeracriatura;esonisiquieralaralentizó.Mientrasibaapor la directora con su segundo brazo, con forma de espátula y garra, Tessa seinterpuso y blandió la espada comoGideon le había enseñado, empleando todo elcuerpoparaaumentar lafuerzaygolpeandodesdearribaparaañadirelpoderde lagravedadalgolpe.

Lahojacayóysegóelsegundobrazodelacriatura.Esavezunfluidonegruzcosaliópropulsadodelaherida.Elautómatasiguiósucurso,yseagachóparagolpearaCharlotteconlacoronilla,delaquesalíaunacortahojaafilada.Ellalanzóungritocuando le alcanzó en el brazo. Luego chasqueó el látigo y el electrum plateadodoradolerodeóelcuelloalacriatura.Lamujerdiountirón,ylacabeza,seccionada,cayóaunlado;porfinlacriaturasedesplomó,mientrasunfluidooscurobombeabalentamenteporloscortesenelchasisdemetal.

Tessaahogóungritoytirólacabezahaciaatrás;elsudorlepegabaelcabelloalafrenteylassienes,peronecesitabaambasmanosparamanejarlapesadaespadaynopodíaapartárselo.Atravésdelosojos,quelepicabanporelsudor,vioqueGabrielyGideonteníanasuautómataenelsueloyloestabandestrozando;trasellos,Henryseagachó justo a tiempo de esquivar un tajo de la criatura que lo tenía arrinconadocontraelcarruaje.Lamanodemazaatravesólaventanilladelcarruaje,ylosvidrioscayeron sobre Jessamine, que gritó y se cubrió la cabeza. Henry alzó el cuchilloserafín y lo hundió en el torso del androide. Tessa estaba acostumbrada a ver loscuchillosserafinesatravesarardiendoalosdemonios,reduciéndolosanada,peroelautómatasólosetambaleóhaciaatrásyluegoatacódenuevo,conlahojahundidaenelpechoardiendocomounaantorcha.

Conungrito,Charlottecomenzóacorrerescalerasabajohaciasumarido.Tessamiróalrededor,ynovioaJem.Elcorazónlediounvuelco.Avanzóunpaso…

Unaoscurasiluetasealzóanteella,cubiertaconunhábitonegro.Unosguantes

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igualmentenegroslecubríanlasmanos,yunasbotasnegras,lospies.Tessapudoverun rostro blanco como la nieve rodeado de los pliegues de una capucha negra, unrostrotanconocidoyhorriblecomounapesadillarecurrente.

—Hola,señoritaGray—dijolaseñoraNegro.

Apesardemeterlacabezaentodaslashabitacionesenqueseleocurrió,WillnofuecapazdeencontraraCyril.Esoleirritó,yasuirritabilidadnoleibanadabiensuencuentro conTessa en la escalera.Después de dosmeses de ir con tanto cuidadocercadeellaqueeracomosicaminarasobreelfilodeuncuchillo,lehabíasoltadotodo lo que sentía como si fuera sangre manando de una herida abierta, y sóloCharlottehabíaevitadoqueesaestupidezporsuparteseconvirtieraenundesastre.

Aunasí, la respuestadeTessa ledabavueltasen la cabezamientras recorría elpasillo y pasaba ante la cocina. «Dicen que no se puede dividir el corazón, y sinembargo…»

Ysinembargo¿qué?¿Quéhabíaqueridodecir?La voz de Bridget salió cantarina del comedor, donde Sophie y ella estaban

limpiando.

Oh,madre,madre,hazmelacama,hazlamullidayestrecha.MiWilliammuriódeamorpormí,Yyomorirédepena.

Laenterraronenelviejopatiode la iglesiaLatumbadeldulceWilliamcercadeella,ydesdeesatumbanacióunrosaroja,rojaydeladeella,unespino.

Crecieron por la vieja torre de la iglesia hasta que no pudieron crecermás Y se entrelazaron, un nudo de amor verdadero, la rosa roja, roja y elespino.

Will se preguntaba cómo Sophie podía contenerse y no darle a Bridget en lacabezaconunabandeja,cuandosintióunasacudidaquefuecomosilegolpearanenel pecho. Se dejó caer contra la pared, falto de aliento, con lamano en el cuello.Notabaalgopalpitandoahí,comounsegundocorazónsobreelsuyo.Lacadenadelcolgante que Magnus le había regalado estaba fría al tacto, y él se la sacórápidamentededebajode la camisay lomiró: rojo intensoy latiendo conuna luzescarlatacomoelcentrodeunallama.

Se dio cuenta vagamente de que Bridget había dejado de cantar, y que ambas

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chicas se hallaban en la puerta de comedor, mirándolo anonadadas. Él soltó elcolganteylodejócaersobreelpecho.

—¿Quépasa,señoritoWill?—preguntóSophie.HabíadejadodellamarleseñorHerondaledesdequesehabíaconocidolaverdadsobresumaldición,aunqueelchicoaúnsepreguntabaavecessiaellalecaeríabienono—.¿Seencuentrabien?

—Nosoyyo—contestó él—.Debemos ir abajo, rápido.Algova terriblementemal.

—Peroestámuerta—dijoTessaboquiabierta,mientrasretrocedíaunescalón—.Lavimorir…

Gritócuandounoslargosbrazosdemetallarodearondesdeatráscomocorreas,alzándola del suelo. La espada repicó en el suelo cuando el autómata apretó losbrazos,ylaseñoraNegroesbozóunaterribleyfríasonrisa.

—Vamos,vamos,señoritaGray.¿Nosealegraniunpoquitodeverme?Despuésde todo, fui laprimeraendarle labienvenidaa Inglaterra.Aunquediríaquedesdeentonceshahechodeestosuhogar.

—¡Suélteme!—Tessa pateó con fuerza, pero el autómata le estrelló la cabezacontra la suya, lo que hizo que se mordiera el labio con fuerza. Se atragantó yescupió:salivaysangresalpicaronelrostrodelaseñoraNegro—.Prefieromorirairconusted…

LaHermanaOscuraselimpióconunguanteehizounamuecadedesagrado.—Pordesgracia,esonosepuedearreglar.Mortmaintequiereviva.—Chasqueó

losdedosalautómata—.Llévalaalcarruaje.Éste dio un paso, con Tessa entre los brazos… y se desplomó hacia adelante.

Tessa casi no tuvo ni tiempo de estirar los brazos para parar la caída, y se golpeócontra el suelo con la criatura mecánica encima. Un intenso dolor le atravesó lamuñeca derecha, pero se apoyó en ella igualmente; un grito se le escapó de lagargantamientrassetirabaaunladoyresbalabaporvariosescalones,conelgritodefrustracióndelaseñoraNegroresonándoleenlosoídos.

Miró hacia arriba un poco mareada. La señora Negro había desaparecido. ElautómataquehabíasujetadoaTessasearrastródeladosobrelosescalones,partedesucuerpodemetalestabaseccionada.Tessacaptóconunrápidovistazoloqueteníadentro: ruedas dentadas,mecanismos y tubos traslúcidos que bombeaban el fluidonegruzco.Jemsehallabasobreellapordetrás,respirandopesadamenteymanchadoconlasangreaceitosaynegradelandroide.Teníaelrostroblancoyserio.Lamiróuninstante,unarápidaojeadaparaasegurarsedequeestababien,ysaltólosescalonespara atacar a la criaturamecánica; le separó las piernas del torso. Ésta se sacudióespasmódicamente como una serpiente agonizante, y el brazo que le quedaba semovióconrapidez,agarróaJemporeltobilloydiounfuertetirón.

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Jemperdiópie,sefuealsueloyrodóescalerasabajo,enunespantosoabrazoconel monstruo demetal. El ruido que producía el metal sobre la piedra, mientras elautómataseescurríaporlosescalones,erahorrible.Cuandollegaronalsuelojuntos,lafuerzadelacaídalosseparó.Tessamiróhorrorizadacómosuprometidoseponíaen pie tambaleándose, y su sangre roja se mezclaba con el fluido negro que lemanchabalaropa.Jemnoteníasuespadabastón;sehallabaenunodelosescalones,dondelahabíadejadocaermientrasresbalaba.

—Jem—susurróTessa,mientrasseponíaderodillas.Tratódearrastrarseacuatropatas,perolamuñecalecedió;secayósobreloscodoseintentócogerelbastón…

Entoncesunosbrazoslarodearonylahicieronincorporar,yoyólasiseantevozdelaseñoraNegro.

—Noseresista,señoritaGray,oserápeorparausted,muchopeor.Tessaprobóarevolverse,peroalgoblandolecubriólanarizylaboca.Captóun

olordesagradablementedulzón,yluegolaoscuridadlecubriólosojosylaarrastróalainconsciencia.

Conuncuchilloserafínenlamano,WillsalióatodocorrerporlapuertaabiertadelInstitutoyviounaescenadecaos.

Automáticamente, buscó primero a Tessa, pero no la vio por ningún lado,afortunadamente.Debíadehaber tenidoelbuensentidodeesconderse.Uncarruajenegro sehallabadetenidoalpiede la escalera.Tiradacontraunade las ruedas, enmedio de un montón de cristales rotos, se hallaba Jessamine. Henry y Charlotteestaban uno a cada lado de ella. Henry con la espada y Charlotte con el látigo,mantenían a raya a tres autómatasdemetal con largaspiernas, brazosde espadaycabezas lisas y sin expresión. La espada bastón de Jem estaba en uno de losescalones, que estaban cubiertos de un fluido negro y viscoso.Cerca de la puerta,GabrielyGideonLightwoodluchabacontraotrosdosautómatasconlaexperienciade dos guerreros entrenados juntos durante años.Cecily estaba arrodillada junto alcuerpodeunHermanoSilencioso,cuyohábitoestabamanchadodesangreescarlata.

LaverjadelInstitutoestabaabierta,ylacruzabaunsegundocarruajenegro,quesealejabadelInstitutoatodavelocidad.PeroWillcasinipensóenél,porquealpiede la escalera vio a su hermano de sangre. Pálido como el papel, pero en pie,retrocedíaanteelataquedeotracriatura,quesetambaleabacomoborracha,conuntrozodecostadoyunbrazoseccionados.Jemestabadesarmado.

LafríaagudezadelabatallaseapoderódeWill,ytodoparecióirmáslentoasualrededor.SupoqueSophieyBridget,ambasarmadas,sehabíandispuestoaayudar;SophiehabíacorridojuntoaCecily,yBridget,enuntorbellinodecabellorojoytajosde espada, estaba ocupada en reducir a chatarra a un autómata sorprendentementegrandeconunaferocidadqueenotraocasiónlohabríaanonadado.Peroelmundode

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Will se había estrechado, se limitaba al autómata y a Jem, que, al verlo, alzó unamano.

Willsaltócuatroescalonesysedeslizódecostado; llegóhastalaespadabastóndeJem.Lacogióylalanzó.Suamigolaatrapóenelairejustocuandoelautómataselanzaba hacia él; lo partió limpiamente en dos. La parte superior cayó al suelo,aunque las piernas y la parte baja del torso, que bombeaban un exceso dedesagradablesfluidosdecolornegroyverdoso,continuóavanzandohaciaél.Jemsevolvió de lado y blandió la espada de nuevo; cortó a la cosa por las rodillas.Finalmente,éstacayó,mientraslostrozossueltosseguíanremoviéndose.

JemgirólacabezaymiróaWill.Porunmomento,susojosseencontraron,yéstelesonrió,peroJemnoledevolviólasonrisa;estabatanblancocomolasal,yWillnopudointerpretarsumirada.¿Sehabríaherido?EstabacubiertoentantoaceiteyfluidoqueWillnopodíaversisangraba.Laansiedadseapoderódeélycomenzóabajarlosescaloneshaciasuparabatai,peroantesdequepudierallegarabajo,éstehabíasalidocorriendohacialaverja.MientrasWillseloquedabamirando,lacruzóydesaparecióenlascallesdeLondres.

Will echó a correr, pero tuvo que detenerse al pie de la escalera cuando unautómatasedeslizóanteél,moviéndoseconsumarapidezygracilidad,ylebloqueóelpaso.Losbrazosleacababanenlargastijeras;Willseagachócuandounadeellaslefueacortarlacara,ylehundióelcuchilloserafínenelpecho.

Seoyósuchisporroteodemetalalderretirse,perolacriaturasóloretrocedióunpardepasosy luegose lanzódenuevocontraél.Will seagachóparaesquivar lasafiladasextremidadesysacóunadagadelcinturón.Serevolvióylesoltóuntajo,yentoncesvioquelacriatura,derepente,sedeshacíaentirasanteél,grandestrozosdemetal que se desprendían como si de la piel de una naranja se tratara. El fluidonegruzcohirvióylesalpicóalacaramientraslacosasedesplomabahechapedazos.

Will alzó la mirada. Bridget lo miró tranquilamente desde el otro lado deldestrozado autómata. Su cabello era unamasa esponjosa de rizos rojos, y tenía eldelantalblancocubiertodesangrenegra,perolemirabaimpasible.

—Deberíatenermáscuidado—ledijoella—.¿Nocree?Will se había quedado sin habla; por suerte, la chica no parecía esperar una

respuesta. Se chafó el cabello y fue hacia Henry, que estaba luchando con unautómata que tenía un aspecto especialmente temible, de al menos cuatro metros.Henry le había privado de un brazo, pero el otro, una monstruosidad larga y convariasarticulacionesqueacababaenunaespadacurvadacomounkindjal,aúnseguíaatacándole. Bridget se acercó por detrás con calma y le clavó la espada en laarticulación del torso. Saltaron chispas, y la criatura comenzó a trastabillar haciaadelante. Jessamine, aún agazapada contra la rueda del carruaje, soltó un grito ycomenzóaapartarsedeél,desplazándoseacuatropatashaciaWill.

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Éstelaobservóconunaanonadadasorpresaduranteuninstantemientrasellasehacía sangreen lasmanosy las rodillas sobre losvidrios rotosde laventana,peroseguía avanzando. Luego, como impelido por un resorte, Will avanzó, rodeó aBridgethasta llegara Jessie, lepasó lasmanospordebajoy laalzódel suelo.Ellasoltó un gritito ahogado (su nombre, le pareció a Will) y luego se dejó caer sinfuerzas,aunquemantuvolasmanosagarradasalassolapasdeél.

Will la alejó del carruaje, sin dejar de observar lo que ocurría por el patio.Charlotte había acabado con su autómata; Bridget yHenry estaban amedio hacerpedazos al otro. Sophie,Gideon,Gabriel y Cecily tenían dos criaturas en el sueloentre ellos, y los estaban trinchando como un pavo de Navidad. Jem no habíaregresado.

—Will—dijoJessieconunhilillodevoz—.Will,porfavor,déjameenelsuelo.—Tengoquellevarteadentro,Jessamine.—No.—Tosió,yWill,horrorizado,vioquelasangrelecorríaporlascomisuras

de la boca—. No sobreviviré tanto.Will, si alguna vezme tuviste cariño, aunquefuerasólounpoco,déjameenelsuelo.

ÉlsedejócaeralpiedelaescaleraconJessieenbrazos,tratandocomopodíadeacomodarle la cabeza en su hombro. Ella tenía sangre en el cuello y en la partedelantera del vestido blanco, que se le pegaba al cuerpo. Estaba terriblementedelgada; las clavículas le sobresalían y tenía las mejillas hundidas. Parecía unpaciente escapadodelmanicomioy no la hermosamuchacha que los había dejadohacíatansóloochosemanas.

—Jess—lepreguntóélsuavemente—.Jessie.¿Dóndetehanherido?Ella le dedicó una sonrisa bastante fantasmal. Tenía los dientesmanchados de

rojo.—Unade lasgarrasde la criatura semeha clavadoen la espalda—susurró, y

cuandoWillmiróhaciaabajo,vioqueteníalaparteposteriordelvestidoempapadadesangre.Lasangrelehabíamanchadolasmanos,lospantalonesylacamisa,ysuolormetálicolellenabalagarganta—.Mehaatravesadoelcorazón,lonoto.

—Uniratze…—comenzóWillmientrasbuscabalaestelaenelcinturón.—Ningúniratzemeayudaráahora—respondióconvozsegura.—Entonces,losHermanosSilenciosos…—Ni siquiera supoderpuede salvarme.Además, no soportaría quevolvieran a

tocarme.Preferiríamorir.Estoymuriendo,ymealegro.Will lamiró, perplejo. Recordaba la llegada de Jessie al Instituto, con catorce

añosytanpeligrosacomoungatoenfadadoconlasuñasfuera.Nuncalehabíacaídomuybien,niélaella,claroqueélnohabíasidoamableconnadieexceptoconJem,peroJessielehabíaahorradotenerquelamentarlo.Aunasí,laadmirabadeunmodoextraño;seasombrabadelaintensidaddesuodioylafuerzadesuvoluntad.

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—Jessie.—Lepusolamanoenlamejilla,ytorpementeleesparciólasangre.—Nohace falta.—Volvióa toser—.Que seas amable conmigo,me refiero.Sé

quemeodias.—Noteodio.—Nuncamehasvisitado en laCiudadSilenciosa.Todos losdemás sí.Tessay

Jem,HenryyCharlotte.Perotúno.Noperdonas,Will.—No—contestó,porqueeracierto.Yporquepartedelarazónporlaquenunca

lehabíagustadoJessamineeraporqueenciertossentidoslerecordabaasímismo—.Jemeselquesabeperdonar.

—Ysinembargo,siempretehepreferidoati.—Lerecorrióelrostroconlosojos,pensativa—.Oh,no,nodeesaforma.Creoqueno.Perolaformaenqueteodiabasatimismo…Eso lo entendía. Jem siempre quiso darme una oportunidad, igual queCharlotte.Peronoquieroregalosdecorazonesgenerosos.Quieroquemeveancomoloquesoy.Ycomotúnuncamehastenidolástima,séquesitepidoquehagasalgo,loharás.

Jessamineresolló.Lasangreleformababurbujitasenlaboca.Willsabíaloqueeso significaba: tenía una herida en los pulmones o se le estaban deshaciendo; seestabaahogandoensupropiasangre.

—¿Quées?—preguntóWillconurgencia—.¿Quéquieresquehaga?—Quelascuides—susurróella—.BabyJessieylasotras.Willtardóunmomentoendarsecuentadequeseestabarefiriendoasusmuñecas.—Nodejaréquedestruyannadatuyo,Jessamine.Ellaesbozóunalevesonrisa.—Hepensadoquequizá…noquisierannadaquelesrecuerdeamí.—No se te odia, Jessamine.En cualquiermundoque haya después de éste, no

entrespensandoeso.—Oh,¿no?—Selecerrabanlosojos—.Aunqueseguramentetodosmehabríais

queridomássioshubieradichodóndeestabaMortmain.Entonces,quizánohabríaperdidovuestroamor.

—Dímelo ahora—le urgióWill—. Dímelo, si puedes, y vuelve a ganarte eseamor…

—Idris—susurróella.—Jessamine,sabemosqueesonoescierto…Ellaabriólosojos.Elblancoestabatintadoderojo,comosangreenelagua.—Tú—dijoella—.Túentretodosdeberíashaberloentendido.—Tensólosdedos

derepente,espasmódicamente,sobrelasolapadeWill—.Eresungalésterrible—leespetó con voz gruesa. Y luego el pecho se le alzó, pero no volvió amoverse denuevo.Estabamuerta.

Teníalosojosabiertos,clavadosenelrostrodeWill.Éllebajólospárpadoscon

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cuidado,dejándoleimpresaslashuellasensangrentadasdelpulgaryelíndice.—Aveatquevale,JessamineLovelace.—¡No!—gritóCharlotte.Willmiró a través de unaneblina producida por la impresióny vio a los otros

reunirse a su alrededor: Charlotte, apoyada en Henry; Cecily con los ojos muyabiertos, y Bridget, que sujetaba dos espadas manchadas de aceite, inexpresiva.Detrás de ellos,Gideon se hallaba sentado en los escalones quedaban al Instituto,con su hermano y Sophie, uno a cada lado. Estaba apoyado por la espalda, muypálido, con la chaqueta rota; en una pierna tenía atada una tira de tela rasgada, yGabrielleestabadibujandoenelbrazoloqueseguramenteeraunarunacurativa.

Henry hundió el rostro en el cuello de Charlotte y le murmuró frasestranquilizadorasmientraslaslágrimassedeslizabanporelrostrodesuesposa.Willlosmiróaellosyluegoasuhermana.

—Jem—dijo,yelnombreeraunapregunta.—HaidodetrásdeTessa—contestóCecily.EstabamirandoaJessamine,conuna

expresiónenlaquesemezclabanlalástimayelhorror.Unaluzblancapareciódestellarenlosojosdelchico.—¿HaidodetrásdeTessa?¿Quéquieresdecir?—Uno… uno de los autómatas la ha agarrado y la ha metido dentro de un

carruaje —respondió su hermana, titubeando ante la fiereza del tono de Will—.Ninguno de nosotros la ha podido seguir. Las criaturas nos bloqueaban el paso.Luego,Jemhasalidocorriendo.Hesupuesto…

Will notó que había apretado las manos, de forma totalmente inconsciente,alrededorelbrazodeJessamine,dejándoleunasmarcaslívidasenlapiel.

—QuealguiencojaaJessamine—pidióconvozjadeante—.Deboirtrasellos.—Will,no…—comenzóCharlotte.—Charlotte.—Lapalabralesaliódelalma—.Deboir…Seoyóunclac:elruidodelaverjadelInstitutoalcerrarsedegolpe.Willalzóla

cabezayvioaJem.La verja se había cerrado justo tras él, y se aproximaba a ellos. Caminaba

lentamente,comosiestuvieraborrachooherido,yalacercarse,Willvioqueestabacubierto de sangre.La sangre negra de los autómatas, pero también unmontón desangreroja,enlacamisa,manchándolelacara,lasmanosyelpelo.

Llegójuntoaellosysedetuvodegolpe.TeníaelmismoaspectoquehabíatenidoThomas cuando Will lo había encontrado en la escalera que daba al Instituto,sangrandoycasimuerto.

—¿James?—preguntóWill.Esaúnicapalabralopreguntabatodo.—Se lahan llevado—contestóésteenun tononeutro—.Hecorridodetrásdel

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carruaje, pero iba ganando velocidad y no he logrado correr tan de prisa. Lo heperdido cerca de TempleBar.—Sumirada se posó en Jessamine, pero ni siquierapareció ver el cuerpo de la chica, o aWill sujetándola, o nadamás—. Si hubierapodidocorrermásrápido…—dijoyluegosedoblóporlamitadcomosilehubierangolpeado, mientras sufría un acceso de tos. Se desplomó sobre las rodillas y loscodos,salpicandodesangreelsueloquelorodeaba.Arañólapiedraconlosdedos.Luegorodósobrelaespaldaysequedóinmóvil.

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COMOAGUASOBRELAARENAPorquememaravilléqueotros,sujetosalamuerte,vivieran,yaqueaquelalqueyoamabacomosinuncadebieramorir,estabamuerto;ymemaravilléaúnmásdequeyo,queparaéleracomounsegundoyo,pudieravivir,habiendomuertoél.Biendijounodesusamigos:«Ereslamitaddemialma»;porquesentíaquesualmaymialmaeran«unalmaendoscuerpos»y,portanto,mividaseconvirtióenunhorrorparamí,porquenoqueríavivirsólo

amedias.Yalmismotiempotemíamorir,nofueraqueaquelalqueyotantoamabamurieraporentero.

SANAGUSTÍN,Confesiones,LibroIV

Cecily abrió la puerta del dormitorio de Jem con la punta de los dedos ymiróhaciaelinterior.

La habitación estaba en silencio, pero llena de movimiento. Dos HermanosSilenciosossehallabanjuntoal lecho,conCharlotteentreellos.Éstateníaelrostrotensoysurcadodelágrimas.Willestabaarrodilladojuntoalacama,aúnconlaropamanchada de sangre de la pelea en el patio. Apoyaba la cabeza sobre los brazoscruzados, y parecía estar rezando. Se lo veía joven, vulnerable y desesperado, y apesardesussentimientosencontrados,unapartedeCecilyansiabaentrarenlasalayconsolarlo.

Vio el cuerpo quieto y blanco que yacía en la cama, y se encogió asustada.Llevabaallímuypocotiempo;nosentíanadaexceptoqueseestabaentrometiendoeneldolorylapenadeloshabitantesdelInstituto.

PerodebíahablarconWill.Nopodíaevitarlo.Avanzó…Y notó una mano en el hombro que tiraba de ella hacia atrás. Se dio con la

espaldaenlapareddelpasillo,yGabrielLightwoodlasoltóalinstante.Ellalomirósorprendida.Seleveíaagotado,consombrasalrededordelosverdes

ojos y restos de sangre en el cabello y en los puños. Tenía el cuello de la camisahúmedo.Sindudaacababadesalirdelahabitacióndesuhermano.Lohabíanheridogravementeenlapierna,yaunquelosiratzeslehabíanayudado,sehabíapuestodemanifiesto que su poder curativo tenía un límite. Tanto Sophie como Gabriel lehabíanasistidoensuhabitación,aunqueélhabíaprotestadoconstantementediciendoquetodalaayudadisponibledebíadedicarseaJem.

—Noentreahí—dioGabrielaCecilyenvozbaja—.EstántratandodesalvaraJem.Suhermanonecesitaestarahíparaél.

—¿Estarahíparaél?¿Yquépuedehacer?Willnoesmédico.—Inclusoinconsciente,Jamessacaráfuerzasdesuparabatai.—NecesitohablarconWillsólounmomento.Gabrielsepasólamanoporelalborotadocabello.—Nollevamuchotiempoconloscazadoresdesombras—indicó—.Puedeque

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no lo entienda.Perder a tuparabatai…noes cualquier cosa.Lo consideramos tanserio como perder a un esposo, o a un hermano. Es como si fuera usted quienestuvieratendidaenesacama.

—AWillnoleimportaríatantosifuerayo.Gabrielresopló.—Su hermano no se habría preocupado tanto de alejarme de usted si no la

quisiera,señoritaHerondale.—No,no legustaustedmucho. ¿Porqué? ¿Yporquémeestádandoconsejos

sobreélahora?AustedtampocolegustaWill.—No—repusoGabriel—.Noesexactamenteasí.NomegustaWillHerondale.

Haceañosquenosaborrecemos.Lociertoesqueunavezmerompióelbrazo.—¿Deverdad?—Cecilyalzólascejassinquerer.—Y,sinembargo,estoycomenzandoaverquemuchascosasquesiemprepensé

que eran ciertas no lo son. YWill es una de ellas. Estaba seguro de que era uncanalla,peroGideonmehahabladodeél,yempiezoaentenderquetieneunsentidodelhonormuypeculiar.

—Yesosehaganadosurespeto.—Deseo respetarlo. Deseo comprenderlo. Y James Carstairs es uno de los

mejoresdenosotros;inclusosiodiaraaWill,querríaevitarleestedolor,porelbiendeJem.

—Loquetengoquedecirleamihermano—repusoCecily—,Jemhabríaqueridoqueselodijera.Esimportante.Ysóloseráunmomento.

Gabrielsefrotó lassienes.Era tanaltoqueparecíaalzarsecomouna torreanteCecily,aunqueeramuydelgado.Teníaunrostroanguloso,nomuyhermoso,perosíelegante,conellabioinferiorconlaformaexactadeunarco.

—Muybien—repusofinalmente—.Entraréylediréquesalga.—¿Porquéustedynoyo?—Siestáenfadado,siestácargadodedolor,esmejorqueloveayo,yqueélesté

furiosoconmigoynoconusted—explicóGabrielcomosinada—.Confíoenloquedice,señoritaHerondale,dequeloquetienequedecirleesimportante.Esperoquenomedecepcione.

Ella no contestó, se limitó a observar al chico Lightwood abrir la puerta de lahabitaciónyentrar.Ellaseapoyóenlapared,conelcorazónacelerado,mientrasunmurmullodevocessealzabaenelcuarto.OyóaCharlottedeciralgosobrelasrunasparareemplazarlasangre,quealparecereranpeligrosas,yluegoseabriólapuertaysalióGabriel.

Cecilyseirguió.—¿Willvaa…?Éllelanzóunabrevemiraday,unmomentodespués,suhermanoaparecióenel

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pasillo, casi detrás de Gabriel, y cerró la puerta firmemente a su espalda. GabrielsaludóaCecilyconunainclinacióndecabezaysemarchóporelpasillo,paradejarlaasolasconsuhermano.

Locierto eraqueCecily siempre sehabíapreguntadocómo sepodía estar solacon otra persona. Si en realidad estabas con alguien, ¿no estabas acompañado pordefinición?Peroenesemomento se sentíadel todo sola,porqueWillparecíaestarcompletamenteenotrolugar,aunquenoparecíaenfadado.Seapoyócontralaparedjuntoaellay,aunasí,seveíataninsustancialcomounfantasma.

—Will—comenzóella.Élnoparecíaoírla.Estabatemblando,lasmanosseleagitabandelesfuerzoyla

tensión.—GwilymOwain—dijoella,mássuavemente.Élvolviólacabezaparamirarla,aunquesusojoserantanazulesyfríoscomoel

aguadeLlynMwyngilenelabrigodelbosque.—Cuandolleguéaquí,teníadoceaños—dijoél.—Losé—repusoCecily,sorprendida.¿Acasocreíaquepodríahaberloolvidado?

¿PerderaEllaydespuésaWill,suqueridohermanomayor,encuestióndedías?PeroWillnisiquieraparecíaescucharla.

—Fue, para ser exactos, el diez de noviembre de ese año. Y todos los añosdespués,cuandollegaesedía,suelocaerenladesesperación.Eraesedía,yeldemicumpleaños,cuandorecordabamásamamáyapapá,yati.Sabíaqueestabasviva,queestabasahífuera,quequeríasqueyovolviera,yqueyonopodíair,nisiquierapodíaenviarteunacarta.Lasescribíadocenas,claro,ylasquemé.DebíasdeodiarmeyculparmedelamuertedeElla.

—Nuncateculpamos…—Pasado el primer año, y aunque aún temía que llegara el día, comencé a

encontrar que había algo que Jem tenía que hacer sin falta todos los diez denoviembre, algúnejerciciooalgunabúsquedaquenos llevaraa laotrapuntade laciudad bajo el tiempo frío y lluvioso. Y yo le insultaba por eso. A veces, el fríohúmedo lo hacía enfermar, o se olvidaba de tomar sus drogas y se ponía enfermoinmediatamente, al toser expulsaba sangre y acababa postrado en cama, y esotambién era una distracción. Y sólo después de que pasara tres veces, porque soyestúpido, Cecy, y sólo pienso en mí, me di cuenta de que claramente lo estabahaciendopormí.Sehabíafijadoenlafechaylohacíatodopormí,paraarrancarmedemimelancolía.

Cecilysequedóinmóvilcontemplándolo.Apesardelaspalabrasquelerepicabanen la cabeza para ser dichas, no pudo hablar, porque era como si un velo alzadoduranteañoshubieracaídoyestuvieraviendoasuhermanoporfin,comohabíasidodeniño,cuidándolatorpementecuandosehería,durmiéndoseenlaalfombraanteel

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fuego con un libro abierto sobre el pecho, saliendo del estanque riendo ysacudiéndoseel aguadelnegrocabello.Will, sinningúnmuroentreélyelmundoexterior.

Élserodeóconlosbrazoscomosituvierafrío.—Noséquiénsersinél—continuó—.Tessanoestá,ycadamomentoquefalta

escomouncuchilloquemeatraviesadesdedentro.Noestáynopuedolocalizarla,yno tengoni ideadeadónde iroquéhacer,y laúnicapersonaa laqueme imaginoexplicándolemi agonía es justo la personaqueno la puede saber. Incluso si no seestuvieramuriendo.

—Will.Will.—Le puso la mano sobre el brazo—. Escúchame, por favor. LoimportanteesencontraraTessa.CreoquesédóndeestáMortmain.

Éllamiróconlosojosmuyabiertos.—¿Ycómopuedessabertúeso?—EstabalosuficientementecercadetiparaoírloquetedijoJessamineantesde

morir—contestólachica,quenotabacómolasangrelebombeabaasuhermanoenlamano,bajolapiel.Elcorazónlegolpeabadentrodelpecho—.Dijoqueeresungalésterrible.

—¿Jessamine? —Will parecía perplejo, pero ella vio cómo entrecerrabalevemente los ojos. Quizá, de forma inconsciente, estaba comenzando a seguir lamismalíneadepensamientoqueella.

—Repetía queMortmain estaba en Idris. Pero la Clave sabe que no—añadióCecilyrápidamente—.NoconocíasaMortmaincuandoéstevivíaenGales,peroyosí.Conocemuybienelpaís.Yhubountiempoenquetútambién.Crecimosbajolasombradeunamontaña,Will.Piensa.

Lamirófijamente.—¿Nocreerás…CadairIdris?—Conocemos esasmontañas,Will—repusoCecily—.Y a él le pareceríamuy

divertido,unagranburlaatiyatodoslosnefilim.Élselahallevadoexactamenteallugardelquetúhuiste.Lahallevadoanuestracasa.

—¿Una tisana? —preguntó Gideon, mientras cogía el humeante tazón que leentregabaSophie—.Mesientocomounniñodenuevo.

—Llevaespeciasyvino.Leharábien.Esbuenopara lasangre.—Lasirvienta,sinmiraraGideondirectamente,dejólabandejaquellevabaenlamesilladenochejuntoalacama.Élestabasentadoconunadelaspernerasdelpantalóncortadapordebajo de la rodilla y la pierna vendada. Aún estaba despeinado por la pelea, yaunquesehabíapuestoropalimpia,seguíaoliendoasangreysudor.

—Esto es bueno para la sangre—replicó él, y lemostró el brazo, donde teníadibujadasdosrunasdesangrederepuesto,sangliers.

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—¿Debosuponerqueesosignificaquetampocolegustanlastisanas?—preguntóella,conlosbrazosenjarras.

Aúnrecordabalomuchoquesehabíaenfadadoporlospastelillos,perolehabíaperdonadocompletamentelanocheanterior,mientrasleíasucartaalCónsul(queaúnnohabíatenidooportunidaddeenviar;seguíaenelbolsillodesudelantalmanchadodesangre).Yesedía,cuandoelautómatalehabíahechountajoenlapiernaenlosescalonesdelInstitutoyélhabíacaído,conlasangremanandodelaheridaabierta,Sophiehabíasentidounterrorquehastalahabíasorprendido.

—A nadie le gustan las tisanas—contestó él con una leve sonrisa, totalmenteencantadora.

—¿Deboquedarmeyasegurarmedequese labebe,o lavaa tirardebajode lacama?Porqueluegotendremosratones.

Éltuvoladecenciadepareceravergonzado;aSophielehabríagustadoestarahícuandoBridgethabíaentradoeneldormitorioyhabíaanunciadoquehabía idoallípararetirarlospastelillosdedebajodelacama.

—Sophie—dijo Gideon, y cuando ella lo miró con severidad, él se tomó unrápido sorbo de tisana—. Señorita Collins. Aún no he tenido la oportunidad dedisculparmeadecuadamente,asíquepermítamehacerloahora.Porfavor,perdónemepor haberle jugado una mala pasada con los pastelillos. No pretendía faltarle alrespeto.Esperoquenosupongaquelatengoenmenorestimaporsuposiciónenlacasa, porque es usted una de las damasmejores ymás valientes que he tenido elplacerdeconocer.

Sophiebajólasmanosdelascaderas.—Bueno—contestó.Nomuchoscaballerospediríandisculpasaunacriada—.Es

unadisculpamuybonita.—Y estoy seguro de que los pastelillos eran muy buenos —añadió él

apresuradamente—.Peroesquenomegustanlospastelillos.Nuncamehangustadolospastelillos.Noesporsuspastelillos.

—Porfavor,señorLightwood,dejededecirlapalabra«pastelillo».—Muybien.—Ynoeranmispastelillos;loshabíahechoBridget.—Muybien.—Ynoseestábebiendosutisana.Élabrió laboca; luego lacerró rápidamenteyalzó la taza.Cuando lamirópor

encima del borde, ella suavizó la expresión y le sonrió. Los ojos de Gideon seiluminaron.

—Muybien—dijoSophie—.Nolegustanlospastelillos.¿Yquétalelbizcocho?

Eraelprincipiodelatarde,yundébilsolestabaenloaltodelcielo.Alrededorde

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unadocenadecazadoresdesombrasdelEnclaveyvariosHermanosSilenciosossehallaban repartidos por los terrenos del Instituto. Antes se habían llevado loscadáveres de Jessamine y del Hermano Silencioso cuyo nombre Cecily no habíallegado a saber.Oía voces en el patio, y el resonar delmetal,mientras el Enclaverebuscabaentrelosrestosdelosautómatasatacantes.

Enelsalón,sinembargo,elsonidomásfuerteeraeltictacdelrelojdepareddelrincón.Lascortinasestabanabiertas,ybajolapálidaluzdelsol,elCónsulfruncíaelcejo,conlosgruesosbrazoscruzadossobreelpecho.

—Esto es una locura,Charlotte—dijo—.Una locura absoluta, y basada en lasimaginacionesdeunaniña.

—Nosoyunaniña—replicóCecily.Sehallabasentadajuntoalachimenea,enelmismosillónenelqueWillsehabíaquedadodormidolanocheanterior;¿sólohabíapasadotanpoco tiempo?Willsehallaba juntoaella,echandochispas.Nosehabíacambiado de ropa. Henry estaba en el dormitorio de Jem con los HermanosSilenciosos; Jem no había recuperado la conciencia, y únicamente la llegada delCónsulhabía apartadoaCharlottey aWillde su lado—.Ymispadres conocíanaMortmain,comoustedbiensabe.NosdioRavenscarManorcuandomipadretuvo…cuandoperdimosnuestracasadeDolgellau.

—Escierto—aseguróCharlotte,quesehallabadetrásdelescritorio,convariospapelesesparcidosanteella—.Esteveranotehablédeeso,ydeloqueRagnorFellmehabíadichosobrelosHerondale.

WillsacóelpuñodelbolsillodelpantalónymirófuriosoalCónsul.—¡Darle esa casa ami familia fue una burla deMortmain! Jugó con nosotros.

¿Porquénoibaaproseguirconesaburladeestemodo?—Mira,Josiah—intervinoladirectora,yseñalóunodelospapelesqueteníaante

ellaenelescritorio.UnmapadeGales—.HayunLagoLynenIdris,yaquí,unlagoTal-y-Llyn,alpiedeCadairIdris…

—Llyn significa «lago» —explicó Cecily en un tono exasperado—. Y lellamamosLlynMwyngil,aunquealgunoslosllamanTaly-Llyn…

—YseguramentehayotroslugaresenelmundoconelnombredeIdris—replicóelCónsul,antesdeparecerdarsecuentadequeestabadiscutiendoconunachicadequinceañosysosegarse.

—Pero éste significa algo especial —insistió Will—. Dicen que los lagosalrededordelamontañanotienenfondo,quelapropiamontañaestáhuecaydentroduermenlosCˆwn,losSabuesosdelSubmundo.

—LaCaceríaSalvaje—dijoCharlotte.—Sí.—Willsepeinóhaciaatrásconlosdedos—.Somosnefilim.Creemosenlas

leyendas y los mitos. Todas las historias son ciertas. ¿Dónde mejor que en unamontañahuecayaasociadacon lamagianegray losportentosde lamuertepodría

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ocultarsecon susartefactos?Anadie le resultaría extraño si seoyeran ruidos rarosprocedentesde lamontaña,yningún lugareño iríaa investigar.¿Dóndemáspodríaestarporaquí?Siempremehepreguntadoporquésetomóuninterésparticularpormifamilia.Quizáfuerasimpleproximidad;laoportunidaddefastidiaraunafamilianefilim.Nohabríapodidoresistirse.

ElCónsulestabaapoyadoenelescritorio,conlosojosclavadosenelmapaqueCharlotteteníabajolamano.

—Noessuficiente.—¿Noessuficiente?Suficiente¡¿paraqué?!—gritóCecily.—Para convencer a la Clave. —El Cónsul se incorporó—. Charlotte, tú lo

entenderás.ParaenviarunafuerzacontraMortmainapartirdelasospechadequesehallaenGales,tendríamosqueconvocarunareunióndelConsejo.Nopodemosllevaruna pequeña fuerza y arriesgarnos a que nos superen en número, sobre todo esascriaturas…¿Cuántashabíaestamañanacuandoosatacaron?

—Seis o siete, sin contar la que se llevó a Tessa —respondió Charlotte—.Creemosque sepuedendoblar sobre símismasy,por tanto,pudieroncaberen losestrechosconfinesdelcarruaje.

—YcreoqueMortmainnoesperabaqueGabrielyGideonLightwoodestuvieranconvosotros,yportantocalculómalelnúmerodeautómatasquenecesitaría.Deotromodo,sospechoqueestaríaistodosmuertos.

—A la porra con los Lightwood —masculló Will—. Creo que infravaloró aBridget.TrinchóaesascriaturascomosifueranelpavodeNavidad.

ElCónsulalzólasmanos.—HemosleídolospapelesdeBenedictLightwood.Enellosafirmaqueelcuartel

generaldeMortmainestáalasafuerasdeLondres,yqueMortmainpretendeenviarunafuerzacontraelEnclave…

—Benedict Lightwood se estaba volviendo loco a pasos acelerados cuandoescribióeso—leinterrumpiólamujer—.¿PareceprobablequeMortmainleconfiarasusauténticosplanes?

—Benedictnoteníaningunarazónparamentirensuspropiosdiarios,Charlotte;los que, por cierto, no deberías haber leído.—La voz del Cónsul era agria, perotambiénterriblementefría—.Sinoestuvierastanconvencidadequedebessabermásque el Consejo, los habrías entregado inmediatamente. Tales muestras dedesobediencianomedisponenaconfiarenti.Sicreesquedebeshacerlo,llevaesteasuntodeGalesanteelConsejocuandonosreunamosdentrodequincedías…

—¿Quincedías?—Willalzó lavoz;estabapálido,conmanchas rojassobre lasmejillas—.ATessaselahanllevadohoy.Notienequincedías.

—ElMagísterlaqueríailesa.Losabes,Will—lerecordóCharlotteamediavoz.—¡Y también quiere desposarla! ¿No creéis que preferirá la muerte antes de

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convertirseensujuguete?Mañanapodríaestarcasada…—¡Yalinfiernosiloes!—exclamóelCónsul—.¡Unachica,quenisiquieraes

nefilim,noes,nopuedeser,nuestraprioridad!—¡Esmiprioridad!—gritóWill.Sehizoelsilencio.Cecilypudooírelruidodelaleñahúmedachisporroteandoen

lachimenea.Lanieblaqueseveíaatravésdelasventanaseradeunamarillooscuro,yelrostrodelCónsulquedabaentrelassombras.

—Pensabaqueera laprometidade tuparabatai—dijoelCónsul finalmente—,nolatuya.

Willalzólabarbilla.—SieslaprometidadeJem,entoncesesmiobligaciónprotegerlacomosifuera

lamía.Esoesloquesignificaserparabatai.—Oh, sí.—La voz del Cónsul estaba cargada de sarcasmo—.Tanta lealtad es

encomiable. —Meneó la cabeza—. Los Herondale. Tan tozudos como rocas.Recuerdo cuando tu padre quería casarse con tu madre. Nada podía disuadirlo,aunque ella no era una candidata para la Ascensión. Me había esperado másflexibilidadensushijos.

—Nosperdonarásamihermanayamípornoestardeacuerdo—replicóWill—,teniendoencuentaquesimipadrehubierasidomásflexible,comodices,nosotrosnoexistiríamos.

ElCónsulmeneódenuevolacabeza.—Estoeslaguerra—aseveró—.Nounrescate.—Yellanoesunasimplechica—replicóCharlotte—.Esunaarmaenmanosdel

enemigo.TedigoqueMortmainpretendeusarlacontranosotros.—¡Yabasta!—ElCónsulcogiósuabrigodelrespaldodeunasillayselopuso—.

Estoesunaconversacióninútil.Charlotte,ocúpatedetuscazadoresdesombras.—PaseólamiradaporWillyCecily—.Parecensobreexcitados.

—Yaveoquenopodemosforzartucooperación,Cónsul.—ElrostrodeCharlotteeraunapuratormenta—.Perorecuerdaquepondréporescritoqueteadvertídeestasituación.Sialfinaltenemosrazónyseproduceundesastreporesteretraso,túseráselresponsabledetodoloquesuceda.

Cecily esperaba que el Cónsul se enfadara, pero sólo se alzó la capucha,ocultandoelrostro.

—EsoesloquesignificaserCónsul,Charlotte.

Sangre.Sangreenlaslosasdelpatio.Sangremanchandolaescaleradelacasa.Sangreenlashojasdeljardín,losrestosdeloqueunavezhabíasidoelcuñadodeGabrielsobreespesoscharcosdesangremedioseca,calientessurtidoresdesangreque salpicaban el traje de Gabriel mientras la flecha que acababa de lanzar se

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clavabaenelojodesupadre…—¿LamentastudecisióndepermanecerenelInstituto,Gabriel?—Lavozfríay

conocidapenetróatravésdelospensamientosfebrilesdeéste,quienalzólamiradaconungritoahogado.

ElCónsul se hallaba sobre él, recortado contra la débil luzdel sol.Llevabaunpesadoabrigoyguantes,yporsuexpresiónparecíaqueLightwoodhabíahechoalgoparadivertirle.

—Yo…—Elchicotragóaireyseobligóahablarpausadamente—.No,claroqueno.

ElCónsulalzóunaceja.—Poresoestásagazapadoaquí,enelladodelaiglesia,conlaropamanchadade

sangre,aterrorizadodequealguienteencuentre.Gabrielsepusoenpierápidamente,agradecidodetenerunmurodepiedradetrás

quelesirvieradesustento.MirófijamentealCónsul.—¿Estásugiriendoquenoheluchado?¿Quehehuido?—No estoy sugiriendo tal cosa —replicó el Cónsul con suavidad—. Sé que

estuviste.Séquetuhermanoresultóherido…Gabrieltragóaire,yelCónsullomiróconojosentrecerrados.—Ah—dijo—.Asíqueeseso,¿no?Vistemorira tupadre,yhaspensadoque

tambiénveríasmoriratuhermano,¿no?Gabrielquisoarañarelmuroqueteníaalaespalda.QuisogolpearalCónsulensu

empalagoso rostro con esa expresión de falsa compasión. Quiso correr escalerasarribaytirarseenlacamadesuhermano,negarseamarcharse,comoWillsehabíanegadoadejaraJemhastaqueGabriellohabíaobligado.Willeraunmejorhermanopara Jemde loque él lo eraparaGideon, habíapensado con amargura, y ellosnocompartíanlasangre.EnparteeraesoloquelehabíahechosalirdelInstituto,parairasuescondrijodetrásdelosestablos.Sinduda,nadielobuscaríaahí,sehabíadicho.

Pero se había equivocado. Aunque se equivocaba tan a menudo que quéimportabaunavezmás.

—Hasvistosangraratuhermano—continuóelCónsul—.Yhasrecordado…—Yomatéamipadre—dijoGabriel—.Yoleclavéunaflechaenelojo,derramé

susangre.¿Creequenoséloqueesosignifica?Susangremellamarádesdelatierra,comolasangredeAbelllamóaCaín.Todoelmundodicequeyanoeramipadre,peroesoeratodoloquequedabadeél.HabíasidounLightwood.YGideonpodríahabermuertohoy.Perderletambién…

—¿Vesloquequeríadecir—repusoelCónsul—cuandotehablédeCharlotteydequeseniegaaobedecerlaLey?Elcosteenvidasquecomporta.Hoypodríahabersidolavidadetuhermanolasacrificadaacausadesuorgullodesmedido.

—Nomepareceorgullosa.

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—¿Por eso escribisteis esto? —El Cónsul sacó del bolsillo de la chaqueta laprimera cartaqueGabriel yGideon lehabían enviado.Lamiró condesprecioy ladejócaeralsuelo—.¿Estaridículamisiva,pensadaparamolestarme?

—¿Yfuncionó?Porunmomento,GabrielpensóqueelCónsulibaapegarle.Perolaexpresiónde

enfado seborró rápidamentedel rostrodelhombre; cuandovolvióahablar lohizoconcalma.

—SupongoquenodeberíahaberesperadoqueunLightwoodreaccionarabienalchantaje.Tupadrenolohabríahecho;confiesoquepenséqueestabashechodeunapastamásdébil.

—Sipretendeprobarapersuadirmeporotrocamino,nosemoleste—leadvirtióGabriel—.Noserviríadenada.

—¿Deverdad?¿ErestanlealaCharlotteBranwelldespuésdeloquesufamilialehizoalatuya?DeGideonmelohabríaesperado;separeceatumadre.Demasiadoconfiado por naturaleza. Pero tú no, Gabriel. De ti me esperaba más orgullo desangre.

Éstedejócaerlacabezacontralapared.—No había nada —explicó—. ¿Lo entiende? No había nada en la

correspondenciadeCharlottequepudierainteresarleausted,niinteresaranadie.Nosdijoquenosdestruiríatotalmentesinoleinformábamosdesusactividades,peronohabíanadadeloqueinformar.Nonosdejóelección.

—Podríashabermedicholaverdad.—Usted no quería oírla—replicó Gabriel—. No soy estúpido, y mi hermano

tampoco.QuierequeapartenaCharlottedeladireccióndelInstituto,peronoquierequequedemuyclaroqueseasumanolaquelaaparta.Desearíadescubrirqueestáinvolucradaenalgúnasuntoilegal.Perolaverdadesquenohaynadaquedescubrir.

—Laverdadesmaleable.Laverdadpuedeserdescubierta,cierto,perotambiénsepuedecrear.

GabrielmirórápidamentealCónsulalrostro.—¿Preferiríaquelehubieramentido?—Oh,no—contestóelhombre—.Noamí.—Lepusounamanoenelhombro

—. Los Lightwood siempre han tenido honor. Tu padre cometió errores. Tú nodeberíaspagarporellos.Déjamedevolverte loquehasperdido.DéjamedevolverteLightwood House, el buen nombre de tu familia. Podrías vivir en la casa con tuhermanoytuhermana.NonecesitaríasseguirdependiendodelacaridaddelEnclave.

«Caridad».Unapalabraamarga.GabrielpensóenlasangredesuhermanosobrelaslosasdelInstituto.SiCharlottenohubierasidotantonta,tandecididaaacogeralachicacambianteenelsenodelInstitutoapesardetodaslasobjecionesdelaClavey del Cónsul, elMagíster nunca habría enviado sus fuerzas contra el Instituto. La

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sangredeGideonnosehabríaderramado.«De hecho—le susurró una vocecilla en su interior—, de no haber sido por

Charlotte,elsecretodemipadrehabríacontinuadosiendosecreto».BenedictnosehabríavistoobligadoatraicionaralMagíster.Nohabríaperdidolafuentedeladrogaquemanteníaarayalaastriola.Talveznuncasehabríatransformado.Sushijosquizánuncahabríanconocido suspecados.LosLightwoodhabrían seguidoen labenditaignorancia.

—Gabriel—dijo elCónsul—.Esta oferta es sólo para ti.Debesmantenerla ensecretoatuhermano.Escomotumadre,demasiadoleal.LealaCharlotte.Suerrónealealtadpuedequedigamuchodeél,perononosayudaráanosotros.Dilequemehecansadodesusbromas;dilequeyanodeseoquehagáisnada.Sabesmentir—sonrióconacritud—,yestoysegurodequepuedesconvencerle.¿Quémedices?

Gabrielapretólosdientes.—¿Quéquierequehaga?

WillseremovióenelsillónjuntoalacamadeJem.Llevabahorasahí,yteníalaespaldaagarrotada,perosenegabaamoverse.SiempreexistíalaposibilidaddequeJemsedespertara,yesperaríaqueélestuvieraahí.

Almenos,nohacíafrío.Bridgethabíaencendidoelfuegoenlachimenea;laleñahúmedachisporroteabayrestallaba,ydevezencuandolanzabachispas.Alotroladode la ventana, la noche era oscura, sin rastro de azul o de nubes, sólo un negrouniformecomosielvidrioestuvierajuntoaél.

ElviolíndeJemestabaapoyadoalpiedelacama,ysubastón,aúnpringosodesangredelaescaramuzaenelpatio,sehallabajuntoaél.Jemyacíainmóvil,medioincorporadosobrelasalmohadas,sinnadadecolorenelrostro.Willsintiócomosiloestuviera viendo por primera vez después de una larga ausencia, en ese brevemomentoenquesenotanloscambiosenlosrostrosconocidosantesdequevuelvanaformarparte del escenariode la propiavida. Jemestaba tandelgado…¿CómoeraqueWillnolohabíanotado?Sinlamásmínimacarnesuperfluasobreloshuesosdelasmejillas,elmentónolafrente, todoélángulosyhuecos.Loscerradospárpadosteníanunlevebrilloazulado,igualquelaboca.Lasclavículasselecurvabancomolaproadeunbarco.

Will se regañó a símismo. ¿Cómono sehabíadadocuentadurante todos esosmesesdequeJemseestabamuriendo,tanrápido,tanpronto?¿Cómonohabíavistolaguadañaylassombras?

—Will.—Unsusurrodesde lapuerta.Él alzó lavistayvioaCharlotte, con lacabezaenelhueco—.Hay…alguienquehavenidoaverte.

WillparpadeómientrasCharlotteseretirabayMagnusBanepasabaasuladoyentrabaenlahabitación.Porunmomento,alchiconoseleocurriónadaquedecir.

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—Diceque lehas llamado—añadió ladirectora, nomuyconvencida.Magnus,conairede indiferencia, esperóvestidoconun trajegris ceniza.Seestaba sacandolentamente los guantes, de cabritilla de color gris oscuro, de sus delgadas manosmarrones.

—Sí que lo he llamado —confirmó Will, que se notaba como si acabara dedespertar—.Muchasgracias,Charlotte.

Ellalelanzóunamiradaquemezclabalacompasiónconelimplícitomensajede«Bajoturesponsabilidad,WillHerondale»,ysemarchódespuésdecerrarlapuertadeunmodomuysignificativo.

—Hasvenido—dijoWill,sabiendoquesonabaestúpido.Nuncalehabíagustadocuandolagentedecíaobviedadesenalto,yélloestabahaciendoenesemomento.Nose podía quitar de encima la sensación de total confusión. Ver a Magnus allí, enmedio del dormitorio de Jem, era como ver a un caballero hada en medio de losabogadosdeblancaspelucasdelOldBailey.

Magnusdejólosguantessobrelamesayfuehacialacama.SeapoyóconlamanoenunodelospostesmientrasmirabaaJem,taninmóvilyblancoquepodríahabersidounaestatuatalladasobreunatumba.

—JamesCarstairs—murmurópor lobajocomosiesaspalabras tuvieranalgúnpodermágico.

—Seestámuriendo—leinformóWill.—Esoesevidente.—Podríaparecerfrío,perohabíatodalatristezadelmundoen

lavozdeMagnus,una tristezaqueaWill le resultó sorprendentemente familiar—.Pensabaquecreíasquelequedabanunosdías,inclusoquizáunasemana.

—Noessólolafaltadedroga—explicóWillenunavozqueparecíaoxidada;seaclarólagarganta—.Lociertoesquetenemosunpocoyselahemosadministrado.Peroestatardehahabidounapelea;haperdidosangreysehadebilitado.Metemoquenotienefuerzassuficientespararecuperarse.

Magnus alzó lamano de Jem con gran cuidado. Teníamorados en los pálidosdedos,ylasvenasazulescorríancomounmapaderíosbajolatraslúcidapieldelamuñeca.

—¿Sufre?—Nolosé.—Quizá lo mejor sería dejarlo morir.—Magnus miró aWill, con ojos de un

oscurodoradoverdoso—.Todavidaesfinita,Will.Ysabías,cuandoloelegisteaél,quemoriríaantesquetú.

Will miró hacia el frente. Se sentía como si estuviera cayendo por un túneloscuro,sinfinal,sinparedesalasqueagarrarseparafrenarlacaída.

—Sicreesqueseríalomejorparaél…—Will.—LavozdeMagnuseraamable,perourgente—.¿Mehashechollamar

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porquepensabasquepodíaayudarle?Willlomirósinverlo.—Noséporqué tehe llamado—respondió—.Nocreoqueseaporquecreyera

quepodríashaceralgo.Meparecequemásbienhepensadoquetúseríaselúnicoquepodríaentenderlo.

Magnuspareciósorprendido.—¿Elúnicoquepodríaentenderlo?—Has vivido durante tanto tiempo…—contestóWill—.Debes de haber visto

morir a muchos, a mucha gente que querías. Y, sin embargo, has sobrevivido yseguidoadelante.

Magnusseguíamirándoloperplejo.—Mehasllamado…unbrujoenelInstituto,justodespuésdeunapeleaenlaque

casihabéismuertotodos…¿parahablar?—Meresultafácilhablarcontigo—respondióWill—.Noséporquérazón.Magnusmeneólacabezalentamente,yseapoyóenelpostedelacama.—Eres tan joven… —musitó—. Pero, claro, no creo que ningún cazador de

sombrasmehayallamadoantessóloparaqueleacompañeavelarporlanoche.—Noséquéhacer—confesóWill—.Mortmain seha llevadoaTessa, y ahora

creoquesédóndepuedeestar.Unapartedemísóloquiereirtrasella.PeronopuedodejaraJem.Hiceunjuramento.¿Ysisedespiertaynomeveaquí?—Seleveíatanperdido como a un bebé—. Creerá que lo he abandonado voluntariamente, sinimportarmequeseestuvieramuriendo.Nolosabrá.Y,noobstante,sipudierahablar,¿nomediríaquefueraabuscaraTessa?¿Noesesoloquequerría?—Willocultóelrostroentrelasmanos—.Nolosé,yesomeestádestrozandopordentro.

Elbrujolomiróensilencioduranteunlargomomento.—¿SabeélqueestásenamoradodeTessa?—No.—Will alzó la cabeza, sorprendido—.No.Nuncahedichonada.Noera

unacargaqueéltuvieraquellevar.Magnusrespiróhondo.—Will—ledijoconamabilidad—.Mehaspedidoconsejo,comoalguienqueha

vividodurantemuchasvidasyhaenterradoamuchosamantes.Puedodecirtequeelfinaldeunavidaeslasumadelamorquesehavivido,quesealoqueseaquecreasque has jurado, estar aquí al final de la vida de Jem no es lo importante. Loimportante ha sido estar aquí en cualquier otromomento.Desde que lo conociste,nuncalohasdejadoylohasamadosiempre.Esoesloqueimporta.

—¿Lo dices en serio?—preguntó Will, y luego—: ¿Por qué eres tan amableconmigo?Aúntedebounfavor,¿no?Lorecuerdo,¿sabes?,aunquenuncamelohasexigido.

—¿No?—sehizoelsorprendidoMagnus,yluegolesonrió—.Will,túmetratas

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comounserhumano,unapersonacomotú;raroeselcazadordesombrasquetrataasíaunbrujo.Nosoytancruelcomoparaexigirqueunmuchachoconelcorazónrotome devuelva un favor.Y unmuchacho que creo, por cierto, que será unmuybuen hombre algún día. Así que te diré una cosa. Me quedaré aquí cuando temarches,yvigilaréatuJemporti,ysisedespierta,lediréadóndehasidoyquehasido por él.Y haré lo que pueda paramantenerle con vida: no tengoyin fen, perotengomagia,yquizápuedaencontraralgoenalgúnunviejo librodehechizosquepuedaayudarle.

—Loconsideraréungranfavor—aseguróWill.Magnus sequedómirandoa Jem.Y la tristeza se lemarcó en el rostro, en ese

rostro que por lo general era tan alegre, o sarcástico, o indiferente; esa tristezasorprendióaWill.

—«Porque¿pordóndehapenetradoesaantiguapenacontantafacilidadhastalomás profundo, que he vertidomi alma sobre el polvo, al amar a alguien que debemorir?»—recitóMagnus.

Willlomiró.—¿Quéeseso?—Confesiones,desanAgustín—contestóMagnus—.Mehaspreguntadocómo,

siendo inmortal, he sobrevivido a tantas muertes. No hay ningún gran secreto.Soportasloinsoportable,yresistes.Esoestodo.—Seapartódelacama—.Tedejaréunmomentoasolasconél,paraqueledigasadióscomoquieras.Meencontrarásenlabiblioteca.

Willasintió,sinpalabras,mientrasMagnusrecogíalosguantes,ibaalapuertaysalía.AWillledabavueltaslacabeza.

MiródenuevoaJem,inmóvilenlacama.«Debo aceptar que esto es el fin —pensó, e incluso sus pensamientos le

resultaban huecos y distantes—. Debo aceptar que Jem nunca volverá a mirarme,nuncavolveráahablarme.Soportasloinsoportable,yresistes.Esoestodo».

Pero,aunasí,noleparecíareal;eracomounsueño.SepusoenpieyseinclinósobreJem.Acaricióconsuavidadlamejilladesuparabatai.Estabafría.

«Atque in perpetuum, frater, ave atque vale—susurró.Las palabras del poemanuncalehabíanparecidomásadecuadas—.Porsiemprejamás,mihermano,saludosyadiós».

Willcomenzóaincorporarse,adarlaespaldaalacama.Mientraslohacía,notóalgo que se le cerraba en la muñeca. Miró hacia abajo y vio la mano de Jemrodeándole la suya. Durante un momento se quedó demasiado impresionado parahacernadamásquemirar.

—Aúnnoestoymuerto,Will—dijoJemconunhilillodevoz, finoperofuertecomounalambre—.¿QuéqueríadecirMagnusalpreguntartesiyosabíaqueestás

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enamoradodeTessa?

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11

TEMEROSODELANOCHEAunquemialmasepongaentinieblas,sealzaráenperfectaluz;heamadomucholasestrellasparasertemeroso

delanoche.

SARAHWILLIAMS,«Elviejoastrónomo»

—¿Will?Despuésdetantoratodesilencio,desólooírlarespiracióndeJem,inhalandoy

espirandotrabajosamente,Willpensóporunmomentoqueestabaimaginandolavozde sumejor amigo hablándole desde la penumbra. Pero Jem le estaba soltando lamuñeca, yWill se dejó caer en el sillón junto a la cama. El corazón le golpeabadentrodelpecho,tantoporaliviocomoporunmiedoespantoso.

Jem volvió la cabeza hacia él, apoyada en la almohada. Tenía los ojososcurecidos,sucolorplataabsorbidoporelnegro.Porunmomento,losdosjóvenessemiraron. Era como la calma justo antes de la tempestad, pensóWill, cuando elpensamientodesaparecíaylainevitabilidadloreemplazaba.

—Will—repitió Jem, y tosió, llevándose lamano a la boca.Cuando la apartó,teníasangreenlosdedos—.¿Acasohe…heestadosoñando?

Suamigosepusorecto.LavozdeJemhabíasonadotanclara,tansegura.«¿QuéqueríadecirMagnusalpreguntartesiyosabíaqueestásenamoradodeTessa?»Peroeracomosiesemomentodefuerzahubieradesaparecido,ysóloparecieramareadoyconfuso.

¿RealmentehabríaoídoloquelehabíadichoMagnus?Yentalcaso,¿existíalaposibilidad de hacerlo pasar por un sueño, por una febril alucinación? Esa ideaprovocóenWillunamezcladealivioydecepción.

—¿Soñandoconqué?Jemsemirólamanoensangrentada,ylentamentelacerróenunpuño.—Lapeleaenelpatio.LamuertedeJessamine.Yselahanllevado,¿verdad?A

Tessa.—Sí—susurróWill,yrepitiólaspalabrasqueCharlottelehabíadichoantes—.

Sí,peronocreoquelehagandaño.Recuerda,Mortmainlaqueríailesa.—Debemos encontrarla. Lo sabes, Will. Debemos… —Jem se sentó

trabajosamente, y al instante comenzó a toser. La sangre salpicó la blanca colcha.WillsujetóaJemporlosfrágileshombroshastaqueacabóelacceso;luegocogióunade las toallitas húmedas de lamesilla de noche y comenzó a limpiarle lasmanos.Cuandofuealimpiarlelasangredelrostro,Jemlearrebatólatoallitadelamanoylomirómuyserio—.Nosoyunniño,Will.

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—Lo sé.—Will apartó lasmanos.No se las había lavadodesde la pelea en elpatio,ylasangresecadeJessamineselemezclóconlafrescadeJemenlosdedos.

Jemrespiróhondo.TantoWillcomoélesperaronaversiteníaotroataquedetos,ycuandonofueasí,habló:

—MagnushadichoqueestásenamoradodeTessa.¿Escierto?—Sí—contestóWill,conlasensacióndeestarcayendoporunbarranco—.Sí,es

cierto.LosojosdeJemseveíangrandesyluminososenlapenumbra.—¿Yellateama?—No.—AWillselequebrólavoz—.Ledijequelaamaba,yellanovacilóniun

momento.Esatiaquienama.Jemrelajólamanoconlaquehabíaestadoagarrandoconfuerzalacolcha.—Ledijistequeestabasenamoradodeella.—Jem…—¿Cuándofue,yaquéexcesosdedesesperacióntepodríahaberllevado?—Fueantesdequeosprometierais.Eldíaquedescubríquenoestabamaldito.—

Willhablabaatrompicones—.Fuiaverlayledijequelaamaba.Ellafuetanamablecomopudoaldecirmequeteamabaatiynoamí,yqueestabaisprometidos.—Willbajólamirada—.Nosésiestotesirvedealgo,Jem,perolaverdadesquenoteníaniidea de que tú la amabas. Estaba totalmente obsesionado con mis propiossentimientos.

Jemsemordisqueóellabioinferior,ysublancapielganóalgodecolor.—Y… perdóname por preguntártelo: ¿no es un enamoramiento pasajero, un

apreciotemporal?—SeinterrumpióalverelrostrodeWill—.No—murmuró—.Yaveoqueno.

—Laamotantoquecuandomeaseguróqueellaseríafelizcontigo,mejuréamímismoquenuncavolveríahablardeello,nuncaleexpresaríamiamornidepalabranideobra,nuncaniunaacciónniunafraseestropearíasufelicidad.Missentimientosnohancambiado,yosquierolosuficienteatiyaellacomoparanodecirnadaquepudieraamenazarloquehabíaisencontrado.—Laspalabraslebrotabandeloslabios;noparecíahaberningunarazónpararetenerlas.SiJemibaaodiarle,leodiaríaporlaverdad,noporunamentira.

Jemparecíaanonadado.—Losientotanto,Will…Losientomucho,mucho.Ojalalohubierasabido.Willsehundióenelsillón.—¿Yquéhabríashecho?—Podríahaberrotoelcompromiso…—¿Y romperos también el corazón a ambos? ¿En quéme habría beneficiado?

Erescomolamitaddemialma,Jem.Nopodríaserfelizsitúeresinfeliz.YTessa…

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teamaati.¿Quéclasedemonstruohorribleseríayo,sidisfrutaracausandoungrandoloralasdospersonasquemásamosóloparatenerlasatisfaccióndesaberquesiTessanopuedesermía,noseríadenadie?

—Peroeresmiparabatai.Sitúsufres,yoquieroevitarlo…—Esto—repusoWill—esunadelaspocascosasenlaquenomepuedesayudar.Jemnegóconlacabeza.—Pero¿cómonolohenotado?Tedijequeveíaquelosmurosqueterodeabanel

corazónestabancayendo.Pensé…penséquesabíaporqué;tedijequesiemprehabíacargadoconunpeso,ysabíaquehabíasidoaveraMagnus.Penséquequizáhabríasempleadosumagiapara librartedealgunaculpa imaginaria.Sihubiera sabidoqueeraporTessa,debessaberlo,Will,nuncalehabríadadoaconocermissentimientos.

—¿Ycómoibasaimaginártelo?—Aunquesesentíamuydesgraciado,tambiénsesentíalibre,comosisehubieraquitadoungranpesodeencima—.Hicetodoloquepude para ocultarlo y negarlo. Tú… tú nunca ocultas tus sentimientos. Enretrospectiva,eraevidentey,sinembargo,nolovinunca.MequedédepiedracuandoTessamedijoqueestabaisprometidos.Enmivida,siemprehassidolafuentedelobueno. Nunca pensé que podrías ser una fuente de dolor, y así, equivocadamente,nuncasemeocurriópensarentussentimientos.Yporesoestuvetanciego.

Jemcerrólosojos.Lospárpadosteníansombrasazuladas.—Sufroportudolor—admitió—.Peromealegrodequelaames.—¿Tealegras?—Lohacemásfácil—contestóJem—.Pedirtequehagasloquedeseoquehagas:

déjameyveabuscaraTessa.—¿Ahora?¿Así?Increíblemente,Jemsonrió.—¿Noeraloqueibasahacercuandotehecogidolamano?—Pero… no creía que recuperarías la conciencia. Esto es diferente. No puedo

dejarteasí,noparaqueteenfrentessoloaloqueseaquetengasqueenfrentarte…Jemalzólamanoy,porunmomento,Willpensóqueibaacogerlelasuya,pero

envezdeesoleagarróporlamanga.—Eresmiparabatai—dijo—.Hasdichoquetepodíapedirloquefuera.—Pero juré quedarme contigo. «Si algo excepto lamuerte nos separa a ti y a

mí…»—Lamuertenosseparará.—Sabesque lapalabrasdel juramento formanpartedeunpasajemás largo—

remarcóWill—: «Nome ruegues que te deje, o que regrese de buscarte; porque adondetúvayas,yoiré».

—¡Nopuedesiradondeyovoy!—gritóJemconlasfuerzasquelequedaban—.¡Niquerríaquelohicieras!

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—¡Tampocopuedomarcharmeydejartemorir!Por fin. Will ya lo había dicho, había dicho la palabra, había admitido la

posibilidad.Morir.—Nadiemáspuedeencargarsedeesto.—Jemtenía losojosbrillantes, febriles,

casienloquecidos—.¿Creesquenoséquesitúnovastrasellanadielohará?¿Creesquenomematanopoderir,oalmenos,acompañarte?—SeinclinóhaciaWill.Supiel estaba tan pálida como el nácar de la pantalla de la lámpara, e igual que lalámpara,laluzparecíabrillaratravésdeéldesdeunafuenteinterior.Deslizólamanosobrelacolcha—.Cógemelasmanos,Will.

Comoperdido,éstehizoloquelepedía.Seimaginóquepodíanotarunpequeñodolorenlarunadeparabataiqueteníaenelpecho,comosiéstasupieraloqueélnoy le estaba advirtiendo del dolor inminente, un dolor tan grande que no podíaimaginarsoportarloyvivir.«Jemesmigranpecado»,lehabíadichoaMagnus,yéseibaasersucastigo.HabíapensadoqueperderaTessaseríasupenitencia,nosehabíaplanteadocómoseríacuandoloshubieraperdidoalosdos.

—Will—hablóJem—,durantetodosestosañoshetratadodedarteloquetúnopodíasdarteatimismo.

Willapretólasmanosdesuamigo,tandelgadasquelerecordaronaunpuñadoderamitas.

—¿Yquées?—La fe—contestó Jem—, porque erasmejor de lo que creías ser. El perdón,

porquenoeranecesarioquetecastigaraseternamente.Siempretehequerido,Will,hicierasloquehicieses.Yahoranecesitoquehagaspormíloqueyonopuedohacer.Queseasmisojoscuandonolostenga.Queseasmismanoscuandonopuedausarlasmías.Queseasmicorazóncuandoelmíohayacesadodelatir.

—No—replicóWill,desesperado—.No,no,no.Noserénadadeeso.Tusojosverán,tusmanossentirán,tucorazóncontinuarálatiendo.

—Perosino,Will…—Sipudierapartirmeporlamitad,loharía;unamitadsequedaríaaquícontigoy

laotramitadseguiríaaTessa…—Lamitaddetinonosserviríaaningunodelosdos—repusoJem—.Nopuedo

confiarennadiemásparaquevayaabuscarla,nadiemásmedaríasuvida,comoyoloharía,porella.Tehabríapedidoquetehicierascargodeestamisióninclusosinohubiera conocido tus sentimientos, pero al estar segurodeque la amas tanto comoyo…Will,confíoentiporencimadetodo,ycreoentiporencimadetodo,yaqueséquetucorazónestáentrelazadoconelmíoenesteasunto.Womenshijiebaixiongdi;somosmásquehermanos,Will.Emprendeesteviajeyloharásnoportisolo,sinoporlosdos.

—Nopuedodejarteparaqueteenfrentessóloaunamuertesinrostro—susurró

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Will,perosabíaqueestabavencido;sehabíaagotadolaarenadesuvoluntad.Jem tocó la runaparabatai en el pecho deWill por encima de la fina tela del

pijama.—Noestoysolo—respondió—.Dondequieraqueestemos,somosuno.Willsepusoenpielentamente.Nopodíacreerloqueestabahaciendo,peroera

evidentequelohacía,tanevidentecomoelbordedoradoalrededordelosnegrosojosdeJem.

—Si existe una vida después de ésta —habló—, déjame encontrarte en ella,JamesCarstairs.

—Habrá otras vidas. —Jem le tendió la mano, y por un momento se lasestrecharon, como habían hecho durante el ritual de parabatai, atravesando dosanillosdefuegoparaentrelazarlosdedos—.Elmundoesunarueda—aseveróJem—.Cuandonosalcemosocaigamos,loharemosjuntos.

WillleapretólamanoaJem.—Bien—repusoconunnudoenlagarganta—,yaquedicesquehabráotravida

paramí,roguemosjuntosparaquenolafastidietancolosalmentecomoésta.Jemlesonrió,esasonrisaquesiempre,inclusoenlosdíasmásnegrosdeWill,le

habíatranquilizado.—Creoqueaúnhayalgunaesperanzaparati,WillHerondale.—Intentaréaprenderabuscarla,sintiparaenseñarme.—Tessa —dijo Jem—. Conoce la desesperación, y también la esperanza. Os

podéisenseñarmutuamente.Encuéntrala,Will,ydilequesiempre laheamado.Osbendigoalosdos,porloqueesopuedavaler.

Duranteunmomentosemiraronalosojos.Willnotuvocorazónparadespedirseniparanadaenabsoluto.Sóloapretó lamanodeJemunaúltimavezyse lasoltó;actoseguido,fuehacialapuertaysalió.

LoscaballosseguardabanenelestablodetrásdelInstituto;elterritoriodeCyrildurante el día, donde los demás pocas veces se aventuraban.El establo había sidoanteslaviejacasaparroquial,yelsueloeradepiedrasirregulares,siemprebarridodeformaescrupulosa.Loscompartimentossedisponíanenlosmuros,aunquesólohabíadosocupados:unoporBaliosyelotroporXanthos,ambosprofundamentedormidos,sacudiendolacolaunpoco,comosueñanlosequinos.Teníanloscomederosllenosdehenofresco,ybrillantesaperossealineabanenlasparedes,pulidoshastarelucir.Willdecidióquesiregresabavivodeesamisión,seaseguraríadequeCharlotteledijeraaCyrilqueestabahaciendountrabajoexcelente.

WilldespertóaBaliosconsuavesmurmullosylosacódesucompartimento.Depequeñolehabíanenseñadoaensillaruncaballoyponerlelabrida,inclusoantesdellegaralInstituto,asíquedejóquesumentevagaramientraslohacía,ajustandolos

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estribosconlascorreas,comprobandoambosladosdelasillaypasandolamanobajoelvientredelanimalparasujetarlacincha.

No había dejado ninguna nota tras él, ningúnmensaje para nadie del Instituto.Jem les diría adónde había ido, yWill había descubierto que, en esos momentos,cuandomáslasnecesitaba,laspalabras,quenormalmentelebrotabanconfacilidad,se levolvíanesquivas.Noacababadecreersequeestuvieradiciendoadiós,asíquerepasóunayotravezloquehabíaguardadoenlasalforjas:untrajedecombate,unacamisayuncuellolimpios(quiénsabíacuándonecesitaríapareceruncaballero),dosestelas, todas las armas que le habían cabido, pan, queso, fruta seca y dineromundano.

MientrasWillataba lacincha,Balios alzó lacabezay relinchó.Elchicovolviórápidamentelacabeza.Unasiluetapequeñayfemeninasehallabaenlapuertadelosestablos. Mientras Will la miraba, ésta alzó la mano derecha, y la luz mágica seencendióeiluminóelrostrodelamujer.

EraCecily,envueltaenunacapadeterciopeloazul,conelcabellosueltoylibrealrededordelrostro.Lospies,descalzos,lesobresalíanpordebajodelacapa.Willseirguió.

—Cecy,¿quéestáshaciendoaquí?Elladiounpasoalfrente,yluegosedetuvoenelumbral,mirándoselospies.—Yopodríapreguntartelomismo.—Megustahablar a los caballospor lanoche.Sonunabuenacompañía.Yno

deberías salir por ahí en camisón. Hay chicos Lightwood rondando por esoscorredores.

—Muy gracioso. ¿Adónde vas, Will? Si vas a buscar más yin fen, llévamecontigo.

—Novoyabuscarmásyinfen.Enlosojos,Willvioquehabíaadivinadolarespuesta.—VasabuscaraTessa.VasaCadairIdris.Suhermanoasintió.—Llévame—lerogóella—.Llévamecontigo,Will.Él no podía mirarla; fue a coger el bocado y la brida, aunque las manos le

temblabancuandolohizoyvolvióhaciaBalios.—No puedo llevarte.No puedesmontar aXanthos, no tienes el entrenamiento

necesario,yuncaballonormalsólonosharíairmáslentos.—Loscaballosdelcarruajesonautómatas.Nopuedesesperaralcanzarlos…—No lo espero. Balios puede ser el caballo más rápido de Inglaterra, pero

necesitadescansarydormir.Yame resigno.Noalcanzaré aTess enel camino.MiúnicaesperanzaesllegaraCadairIdrisantesdequeseademasiadotarde.

—Entonces,déjameirtrasdeti,ynotepreocupessiteadelantas…

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—¡Serazonable,Cecy!—¿Razonable?—se encendió la joven—. ¡Lo único que veo es ami hermano

marchándosedenuevo!¡Hanpasadoaños,Will!¡Años!VineaLondresabuscarte,yahoraquevolvemosaestarjuntos,¡tútemarchas!

BaliosseremovióinquietocuandoWillleajustóelbocadoylepasólasriendassobrelacabeza.ABaliosnolegustabanlosgritos.Willlotranquilizóconunamanoenelcuello.

—Will. —Cecily parecía peligrosa—. Mírame, o tendré que ir a casa paradetenerte.Tejuroqueloharé.

Will apoyó la cabezaenel cuellodel animaly cerró losojos.Notabaelolor aheno y caballos, a tela y sudor, y a algo del aroma del humo que aún seguíaimpregnadoensuropa,delachimeneadeJem.

—Cecily—dijo—,necesitosaberqueestásaquíytanasalvocomopuedesestar,onopodrémarcharme.NopuedoestarpadeciendoporTessadelanteyportidetrás,oeltemormeaplastará.Yahayenpeligrodemasiadaspersonasalasquequiero.

Se hizo un largo silencio.Will podía oír el latido del corazón deBalios en suoído, pero nada más. Se preguntó si su hermana se habría marchado mientras élhablaba,quizáparadespertaralosdelacasa.Alzólacabeza.

Perono,ellaseguíasinmoverse,conlaluzmágicaardiendoenlamano.—Tessa dijo que me llamaste una vez —lo informó ella—. Cuando estabas

enfermo.¿Porquéamí,Will?—Cecily—lapalabraeraunaespeciedesuspiro—,duranteañosfuistemi…mi

talismán. Pensaba que habíamatado aElla.AbandonéGales para que estuvieras asalvo.Mientras pudiera imaginarte feliz y contenta, el dolor de añorar amadre, apadreyativalíalapena.

—Nuncaentendíporquétemarchaste—reconocióCecily—.Ypensabaqueloscazadoresdesombraseranmonstruos.Nocomprendíaporquéteníasqueveniraquí,y pensé, siempre pensé, que cuando fuera lo suficientemente mayor, vendría yfingiríaquererserunacazadoradesombrashastaquepudieraconvencertedevolveracasa.Cuandomeenterédelodelamaldición,yanosupequépensar.Comprendíporquéhabíasvenido,peronoporquétehabíasquedado.

—Jem…—Peroinclusosimuere—prosiguióella,yélseencogió—,novolverásacasa

conmamá y papá, ¿verdad? Eres un cazador de sombras, de pies a cabeza. Padrenuncafueasí.Poresotehasobcecadotantoenlodenoescribirles.Nosabescómopedirlesperdónalmismotiempoquelesdicesquenovolverásacasa.

—Nopuedovolveracasa,Cecilyo,almenos,yanoesmicasa.Soyuncazadordesombras,lollevoenlasangre.

—Sabes que soy tu hermana, ¿no?—preguntó ella—. También lo llevo en la

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sangre.—Hasdichoqueestabas fingiendo.—Leescrutóel rostrounmomentoy luego

añadiólentamente—:Peronoescierto,¿verdad?Tehevisto,entrenando,luchando.Losientes igualqueyo.Comosielsuelodel Institutofuera laprimera tierrafirmebajo tus pies. Como si hubieras hallado tu verdadero lugar. Eres una cazadora desombras.

Cecilynodijonada.Willnotóqueseleformabaunasonrisademediolado.—Mealegro—continuó—.MealegrodequehayaunHerondaleenelInstituto,

aunqueyo…—¿Aunquetúnoregreses?Will,déjameircontigo,déjameayudarte…—No,Cecily.¿Noessuficientequeaceptequevasaescogerestavida,unavida

de lucha y peligro, aunque siempre haya deseado que estuvieras a salvo? No, nopuedodejartevenirconmigo,aunquemeodiesporeso.

Ellasuspiró.—No seas tan dramático,Will. ¿Siempre debes insistir en que la gente te odia

cuandoesevidentequeno?—Soy dramático —le concedió su hermano—. De no haber sido cazador de

sombras,habríahechocarreraenelescenario.Nodudodequemehabríanrecibidocongrandesaplausos.

Cecilynoparecióencontrarlodivertido.Élsupusoquenopodíaculparla.—Noestoy interesadaen tu interpretacióndeHamlet—replicóCecily—.Sino

me dejas ir contigo, entonces prométeme que si te vas ahora… prométeme quevolverás.

—Nopuedoprometértelo—repusoWill—.Perosipuedovolvercontigo,loharé.Ysivuelvo,escribiréapadreyamadre.Esosípuedoprometerlo.

—No—negó Cecily—. Nada de cartas. Prométeme que si vuelves, regresarásconmigo a ver amadre y a padre, y les explicarás por qué te fuiste, y que no losculpasaellos,yqueaúnlosquieres.Notepidoquetequedesencasa.Nitúniyovolveremosnuncamásacasaparaquedarnos,peroconsolarlosesmuypocopedir.Yno me digas que va contra las reglas, Will, porque sé muy bien que disfrutassaltándotelas.

—¿Loves?—dijoél—.Afindecuentas,síqueconocesunpocoatuhermano.Tedoymipalabra,silascondicionessecumplenharéloquemepides.

Cecily relajó el rostro y los hombros. Parecía pequeña e indefensa una vez sufuriasehuboextinguido,aunqueélsabíaquenoloera.

—YCecy—añadióélamediavoz—:antesdeirme,quierodartealgomás.Metió la mano dentro de la camisa y se sacó por la cabeza el colgante que

Magnuslehabíadado.Éstesebalanceó,emitiendodestellosdeunrojorubíbajolas

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tenueslucesdelosestablos.—¿Tu collar de mujer?—bromeó Cecily—. Bueno, confieso que no te sienta

muybien.Willseacercóasuhermanaylepasólabrillantecadenaporlacabeza.Elrubíle

cayósobreelcuellocomosiestuvierahechoparaella.LachicamiróaWillconojosserios.

—Llévalosiempre.Teavisarácuandoseacerquenlosdemonios—leexplicóéste—.Teayudaráamantenerte a salvo,quees loqueyoquiero,y tambiéna serunaguerrera,siesesoloquetúquieres.

Ellalepusolamanoenlamejilla.—Daboti,Gwilym.Byddafyndygollidi.—Yyoati—repusoél.Sinmirarladenuevo,sevolvióhaciaBaliosysubióala

silla.Ellaseapartómientrasélguiabaelcaballohacialapuertadelestabloy,conlacabezainclinadacontraelviento,sealejógalopandoenlanoche.

Entresueñosdesangreymonstruosdemetal,Tessasedespertósobresaltada.Yacía encogida como un bebé sobre el asiento de un carruaje grande, con las

ventanas cubiertas por completo por gruesas cortinas de terciopelo. El asiento eraduroeincómodo,conmuellesqueseleclavabanenloscostadosatravésdelateladelvestido,queestabamanchadoyroto.Selehabíasoltadoelcabelloylecaíaenlaciosmechonesalrededordelrostro.Frenteaella,acurrucadaenlaesquinaopuestadelcarruaje,sehallabaunafigurainmóvil,totalmentecubiertadeunagruesacapadeviajenegra,conlacapuchabajada.

Tessa trató trabajosamente de incorporarse, y tuvo que contener un acceso demareoynáuseas.Sellevólasmanosalvientreytratóderespirarhondo,aunqueelaire fétido del interior del vehículo hizo poco por calmarle el estómago. Alzó lasmanoshastaelpechoynotóqueelsudorleresbalababajoelcuerpodelvestido.

—No irás a vomitar, ¿verdad? —preguntó una voz oxidada—. A veces, elcloroformotieneeseefectosecundario.

Lacapuchasevolvióhaciaella,yTessavioelrostrodelaseñoraNegro.EnlaescaleradelInstitutosehabíaquedadodemasiadoimpresionadaparapoderobservarrealmente el rostro de su captora, pero en ese momento, al verlo de cerca, seestremeció.Lapielteníauntonoverdoso,losojosinyectadosdevenasnegrasyunoslabioscaídosquenoocultabansulenguagris.

—¿Adónde me llevas? —quiso saber Tessa. Siempre era lo primero quepreguntaban las heroínas de las novelas góticas cuando las raptaban, y siempre lehabíamolestado, pero en esemomento se dio cuenta de que tenía sentido.En unasituaciónasí,loprimeroquequeríassabereraadóndeibas.

—ConMortmain—contestólaseñoraNegro—.Yésaestodalainformaciónque

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mevasasacar,muchacha.Herecibidoórdenesmuyestrictas.NoeranadaqueTessanosehubieraesperado,perodetodosmodosnotóunnudo

enlagargantaylefaltóelaire.Deformaimpulsiva,seapoyólomáslejosposibledelaseñoraNegroyabriólacortinadelaventanilla.

Fuera estaba oscuro, con una luna medio escondida. El paisaje era sinuoso yangular,sinningúnpuntodeluzvisiblequesignificarahabitantes.Negrosmontonesderocassalpicabanelterreno.Contantodisimulocomopudo,Tessacogióelpomodelapuertayprobóaabrirla;estabacerradaconllave.

—No temolestes—dijo laHermanaOscura—.Nopuedes abrir la puerta, y sihuyes,teatraparé.Soymuchomásrápidaahoradeloquerecuerdas.

—¿Así fue como desapareciste en la escalera? —preguntó Tessa—. ¿En elInstituto?

LaseñoraNegroesbozóunasonrisadesuperioridad.—Desaparecí para ti; en realidad, sólo me aparté con rapidez y luego volví.

Mortmainmehaconcedidoesedon.—¿Poresoestáshaciendoesto?—lesoltóTessa—.¿PorgratitudaMortmain?Él

noteníaunagranopinióndeti.EnvióaJemyaWillparamatartecuandopensóqueibasainterponerteensucamino.

En el momento en que pronunció los nombres de los dos chicos palideció alrecordarlos.Selahabíanllevadomientrasloscazadoresdesombrasestabanluchandodesesperadamente en la escalera del Instituto. ¿Habrían conseguido vencer a losautómatas?¿Habríaresultadoalgunoherido,o,Diosnoloquisiera,muerto?Perosinduda,ellalosabría;seríacapazdenotarsialgolehubierapasadoaJemoaWill.Lossentíaaamboscomopartedesucorazón.

—No—contestó la señoraNegro—.Para responder lapreguntaquehayen tusojos, te diré quenonotarías si algunode losdos estuvieramuerto, algunode esosguaposcazadoresdesombrasquetantotegustan.Lagentesiempreimaginaquesí,pero a no ser que exista algún vínculo mágico como el de parabatai, sólo sonimaginaciones. Cuando me marché, estaban luchando por su vida. —Sonriómaliciosa,y losdientes le relucieron,metálicos, bajo la tenue luz—.SinohubieratenidoórdenesdeMortmaindellevartehastaélilesa,tehabríadejadoallíparaquetecortaranentrocitos.

—¿Porquéquierequemellevesilesa?—Tú y tus preguntas…Casime había olvidado de lomolesto que era. Existe

ciertainformaciónqueéldeseateneryquesólotúlepuedesdar.Yaúnquierecasarsecontigo. ¡Qué tonto! Pero por mí, puede dejar que le fastidies la vida entera; yoquieroloquequierodeél,yluegomemarcharé.

—¡NohaynadaqueyosepaquepuedainteresaraMortmain!LaseñoraNegroresopló.

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—Erestanjovenyestúpida…Noereshumana,señoritaGray,ynoentiendescasinada sobre lo que puedes hacer. Podríamos haberte enseñado más, pero erasobstinada.DescubrirásqueMortmainesuninstructormuchomenosindulgente.

—¿Indulgente?—replicóTessa—.Megolpeasteishastahacermesangrar.—Hay cosas peores que el dolor físico, señorita Gray. Mortmain tiene poca

piedad.—Justamente.—Tessaseinclinóhaciaadelante;ensuángelmecánicoresonaban

los latidos de su corazón—. ¿Por qué hacer lo que te pide? Sabes que no puedesconfiarenél,sabesquetedestruiríaalegremente…

—Necesitoloquepuededarme—contestólaseñoraNegro—.Yharéloqueseaparaconseguirlo.

—¿Yquées?—preguntóTess.OyóreíralaseñoraNegro,yluego,laHermanaOscurasebajólacapuchayse

desabrochóelcuellodelacapa.Enloslibrosdehistoria,Tessahabíaleídosobrelascabezasclavadasenpicasque

secolocabanenelPuentedeLondres,peronuncahabíaimaginadolohorrorosoquesería verlo. Resultaba evidente que cualquier descomposición que la señoraNegrohubierasufridodespuésdequelecortaranlacabezanohabíaremitido,demodoqueuna piel muerta y gris colgaba alrededor de la pica de metal en la que estabaempaladasucabeza.Noteníacuerpo,sólounalisacolumnademetaldelaquedosbrazos, como palos articulados, sobresalían. Los guantes grises de cabritilla quecubríanloquehabíansidolasmanosañadíanuntoquemacabro.

Tessagritó.

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FANTASMASENLACARRETERA¡Oh,siemprehermosa,siempreamable!,dime,

¿acasoamardemasiadobienes,enelcielo,uncrimen?¿Tenerelcorazóndemasiadotierno,odemasiadofirme?

¿Hacerelpapelderomanoodeamante?¿Nohayenelcielounarestituciónbrillante

paralosdemagníficopensamientoovalerosamuerte?

ALEXANDERPOPE,«Elegíaenmemoriadeunadesafortunadadama».

Will estaba en la cima de una suave colina, con las manos en los bolsillos,mirandoimpacienteelplácidopaisajedeBedfordshire.

HabíapartidodeLondrescabalgandoatodalavelocidadqueBaliosyélpodíanresistir, hacia la Carretera del Gran Norte. Salir con el alba tan próxima habíarepresentadoencontrarseconlascallesbastantevacíasmientrasatravesabaIslington,HollowayyHighgate;habíaadelantadoaunoscuantosvendedoresambulantesconsuscarrosyaunpeatónodos,peronohabíahabidomuchomásqueloretrasara,ycomoBalios no se cansaba comoun caballo corriente,Will prontohabía llegadoaBarnetyhabíapodidolanzarsealgalopeporSouthMimmsyLondonColney.

AWill le encantaba galopar pegado al cuello del caballo, con el viento en elcabello, y los cascos deBalios tragándose el camino. Ya fuera de Londres, sentíatantoundolordesgarradorcomounaextrañalibertad.Erararosentirambascosasalmismo tiempo, pero no podía evitarlo.Cerca deColney había estanques; tuvo quedetenerseparadardebeberaBaliosantesdeseguirelviaje.

Y en ese momento, a casi cincuenta kilómetros de Londres, no pudo evitarrecordarqueéseera,a la inversa,elcaminoquehabía recorridopara iral Institutotodos esos años atrás. Habíamontado uno de los caballos de sus padres parte delcaminodesdeGales,perolohabíavendidoenStaffordshire,cuandosediocuentadequeno teníadineroparapagar el peajede los caminos.Ahora sabíaque le habíantimado en el precio; también le había costadomucho despedirse deHerngroen, elcaballo que había montado durante toda su infancia, y aún le había costado másrecorrer a pie la distancia que todavía lo separaba de la capital. Había llegado alInstituto con lospies sangrando,y lasmanos también,por los arañazosdehabersecaídoenlacarretera.

En ese momento se miró las manos, con el recuerdo de aquellas otras manossobreponiéndosele.Manosdelgadasde largosdedos; todos losHerondale las teníanasí. Jem siempre había dicho que era una pena que Will careciera totalmente detalentopara lamúsica,porquesusmanosestabanhechasparaabarcar las teclasdel

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piano. Pensar en suparabatai le producía elmismo efecto que si le clavaran unaaguja;WillapartóelrecuerdoyvolvióconBalios.Sehabíadetenidoahínosóloparadar de beber al animal sino también para que comiera un puñado de avena, buenaparalavelocidadylaresistencia,yparadejarlodescansarunrato.Amenudohabíaoídohablardelcuerpodelacaballeríagalopandohastareventarasusmonturas,peropormuydesesperadoqueestuvieraporencontraraTessa,noseimaginabahaciendoalgotancruel.

El tráfico era bastante denso: carros, caballos de tiro con carromatos dedestilerías,carretasdeleche,inclusoalgúnqueotroómnibustiradoporcaballos.Laverdad, ¿toda esa gente tenía que ir de aquí para allá un miércoles, atestando loscaminos?Almenosnohabíasalteadores;eltren,loscaminosdepeajeyunapolicíaadecuadahabíanpuesto fina losasaltoshabitualesunasdécadasantes.Willhabríaodiadotenerqueperdereltiempomatandoaalguien.

Había bordeado SaintAlbans, y ni se habíamolestado en parar a comer en suprisaporllegaraWatlingStreet,laantiguavíaromanaqueenesostiempossedividíaen Wroxeter; una rama iba hacia Escocia y la otra atravesaba Inglaterra hasta elpuerto deHolyhead, enGales. Había fantasmas en la carretera; en el viento,Willcaptó murmullos en el antiguo idioma anglosajón, que llamaban a la carreteraWœcelingaStrœtyhablabandelaúltimaresistenciadelastropasdeBoadicea,alasquelosromanoshabíanderrotadoenesacarreteramuchosañosantes.

Enesemomento,conlasmanosenlosbolsillos,mirandoelpaisaje(eranlastresde la tardeyelcieloestabacomenzandoaoscurecerse, loquesignificabaqueWillpronto tendría que encontrar una posada donde alojarse, descansar el caballo ydormir),nopudoevitarrecordarlavezquelehabíadichoaTessaqueBoadiceahabíademostrado que las mujeres también podían ser guerreros. No le había dicho quehabíaleídosuscartas,queyaamabaelalmadeguerreraquehabíaenella,ocultatrasesostranquilosojosgrises.

Recordóunsueñoquehabíatenido,decielosazulesyTessasentadajuntoaélenunacolinaverde.«Siempreseráslaprimeraenmicorazón».Unaferozrabiaestallóensualma.¿CómoseatrevíaMortmainatocarla?Eraunadeellos.NopertenecíaaWill,erademasiadoellamismaparaperteneceranadie,nisiquieraaJem,peroaunasísulugarestabacontodosellos,yensilenciomaldijoalCónsulpornoverlo.

Laencontraría.Laencontraríaylallevaríadevueltaacasa,yaunqueellanuncalo amara, lo daría por bien empleado; había hecho eso por ella, por símismo. SevolvióhaciaBalios,quelomiróenfadado,ysubióalasilla.

—Vamos,viejoamigo—dijo—.El sol seestáponiendo,ydeberíamos llegaraHockliffeantesdelanoche,porqueparecequevaallover.—Leclavólostalonesenlos flancos,yel animal, comosihubieraentendidosuspalabras, saliódisparadoalgalope.

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—¿Seha ido aGales solo?—preguntóCharlotte—. ¿Cómohas podidodejarlehaceralgotan…tanestúpido?

Magnusseencogiódehombros.—No es mi responsabilidad, ni nunca será mi responsabilidad, controlar a

cazadoresdesombrasdescarriados.Laverdadesquenoestoysegurodeporquémeculpasamí.Mehepasadotodalanocheenlabiblioteca,esperandoenvanoaqueWill viniera a hablar conmigo.Al final,me he quedado dormido en la sección deRabiayLicantropía.Woolseyavecesmuerde,ymepreocupa.

Nadierespondióaesainformación,aunqueCharlottepareciómáspreocupadaquenunca.Habíasidoundesayunotranquilo,conunoscuantosausentesenlamesa.LaausenciadeWillnohabíaresultadosorprendente.Habíasupuestoqueestabaalladode suparabatai. Y así había sido hasta que Cyril había irrumpido en el comedor,jadeanteyacalorado,para informardequeBaliosnoestabaenelestablo;entonceshabíacomenzadolaalarma.

UnabúsquedaporelInstitutohallóaMagnusBanedormidoenunrincóndelabiblioteca.Charlottelohabíadespertado,yalpreguntarledóndecreíaquepodíaestarWill,elbrujohabíacontestadocontodainocenciaquesuponíaqueelchicoyahabríapartido hacia Gales, con la intención de encontrar a Tessa y llevarla de vuelta alInstituto, ya fuera de forma sigilosa o a pura fuerza bruta. Para su sorpresa, esainformaciónhabíahechoquealamujerleentraraelpánico,yhabíaconvocadounareunión en la biblioteca, a la que todos los cazadores del Instituto, excepto Jem,debían asistir, incluso Gideon, que había llegado cojeando y apoyándose en unbastón.

—¿Sabe alguien cuándo se hamarchadoWill?—preguntó la directora, que sehallabaalacabeceradeunalargamesadondelosdemásestabansentados.

Cecily,conlasmanosdescansandorecatadamenteenelregazo,derepentemostróungraninterésporeldibujodelaalfombra.

—Llevasunajoyamuybonita,Cecily—comentóCharlotte,mientrasmirabaconojos entrecerrados el rubí que colgaba del cuello de la chica—. No recuerdo quetuvierasesecollarayer.LaverdadesquerecuerdoaWillllevándolo.¿Cuándotelohadado?

Cecilycruzólosbrazossobreelpecho.—Nodirénada.LasdecisionesdeWillsonsuyas,yyahemostratadodeexplicar

alCónsulloquehayquehacer.ComolaClavenonosvaaayudar,mihermanohadecidido intervenir por su cuenta. No sé cómo podíais esperar que fuera de otraforma.

—No creía que fuera a dejar a Jem —explicó Charlotte, y luego pareciósorprendidadehaberlodicho—.Nisiquierapuedoimaginarmecómose lodiremos

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cuandosedespierte.—Jemyalosabe…—comenzóCecilyindignadapero,parasusorpresa,Gabriel

lainterrumpió.—Claroquelosabe—afirmóél—.Willsóloestácumpliendoconsudeberhacia

suparabatai.EstáhaciendoloqueJemharíasipudiera.Haidoenlugardeél.Esloqueunparabataidebehacer.

—¿Estás defendiendo aWill?—exclamóGideon—. ¿Después de cómo lo hastratadosiempre?¿DespuésdedeciraJemmilesdevecesqueteníaungustoterribleportenereseparabatai?

—Willpuedeserunapersonacensurablepero,almenos,noescensurablecomocazadordesombras—contestóGabriel,yluego,alverlamiradadeCecily,añadió—:Yquizátampocoseaunapersonacensurable.Nodeltodo.

—Unaafirmaciónmuymagnánima,Gideon—dijoMagnus.—SoyGabriel.Magnushizoungestodedisculpaconlamano.—Amí,todoslosLightwoodmepareceniguales…—Ejem—interrumpióGideon,antesdequesuhermanopudieracogeralgopara

tirárseloalbrujo—.ApartedelascualidadespersonalesdeWillodelaincapacidaddealgunosdediferenciaraunLightwooddeotro,lacuestiónsiguesiendolamisma:¿vamostrasél?

—Si Will hubiera querido ayuda, no se habría ido en mitad de la noche sindecírseloanadie—indicóCecily.

—Sí—repusoGideon—,porqueWillesbienconocidoporsureflexiónmesuradaysusprudentesdecisiones.

—Harobadoelcaballomásveloz—indicóHenry—.Esoindicadealgúnmodociertaplanificación.

—No podemos permitir que Will vaya solo a combatir a Mortmain. Lomasacrarán —replicó Gideon—. Si realmente se marchó en plena noche, aúnpodríamosalcanzarloenlacarretera.

—Elcaballomásrápido—recordóHenry,yMagnussoltóunresoplido.—Laverdad,noesunamuerteinevitable—repusoGabriel—.Podríamosirtras

Will,sinduda,perolaverdadesqueunafuerzaasí,contraelMagíster,senotarámásqueun solomuchacho a caballo.Lomejor quepuedeocurrirle aWill es quepasedesapercibido.Despuésde todo,nocabalgahacia laguerra.VaasalvaraTessa.Elsigiloyelsecretoesloquemáscuentaenunamisiónasí…

Charlottediounapalmadaenlamesacontalfuerzaqueelsonidoreverberóportodalasala.

—Callaos todos—ordenó,enun tono tanautoritarioquehastaMagnusparecióalarmarse—. Gabriel, Gideon, ambos tenéis razón. Es mejor para Will que no le

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sigamos, pero no podemos permitir que perezca uno de los nuestros. También escierto que el Magíster está fuera de nuestro alcance; el Consejo se reunirá paradecidirsobreeseasunto.Porahora,nopodemoshacernada.Por lo tanto,debemosdedicartodasnuestrasenergíasensalvaraJem.Seestámuriendo,peroaúnnoestámuerto.PartedelafuerzadeWilldependedeél,yesunodelosnuestros.Porfinnoshadadopermisoparabuscarunacuray,portanto,esoesloquedebemoshacer.

—Pero…—comenzóGabriel.—Silencio—loacallóCharlotte—.SoyladirectoradelInstituto;recuerdaquién

tesalvódetupadreymuéstramerespeto.—EsoesponeraGideonensulugar,sinduda—soltóMagnus,satisfecho.Lamujersevolvióhaciaélconlosojosenllamas.—Ytútambién,brujo;Willpuedehabertellamadoaquí,peropermanecespormi

buenavoluntad.Segúntengoentendido,porloquemehascontadoestamañana,hasprometidoaWillhacertodoloposibleporencontrarunacuraparaJemmientrasélno está. Les indicarás a Gabriel y a Cecily dónde se halla la tienda en la queprocurarselosingredientesquenecesites.Gideon,comoestásherido,tequedarásenlabibliotecaybuscarásloslibrosqueMagnusnecesite;siprecisasayuda,Sophieoyotelaprestaremos.Henry,quizáMagnuspuedausar tucriptacomolaboratorio,anoserquetengasalgúnproyectoentremanosqueloimpida.—Miróasumaridoconunacejaalzada.

—Lo tengo—informóHenry conuna ligera vacilación—,pero tambiénpodríaaplicarseparaayudaraJem,yagradeceríalacolaboracióndelseñorBane.Acambio,claroquepodráhacerusodemisaparatoscientíficos.

Magnuslomiróconcuriosidad.—¿Enquéestátrabajando,exactamente?—Bueno,señorBane,yasabequenosotrosnohacemosmagia—contestóHenry,

encantado de que alguien mostrara interés por sus experimentos—, pero estoytrabajandoenunartefactoqueseríaunpococomolaversióncientíficadeunhechizodetransporte.Abriráunapuertaencualquierlugarquesedesee…

—¿InclusoquizáenunalmacénllenodeyinfenenlaChina?—preguntóelbrujo,conlosojosbrillantes—.Esoparecemuyinteresante,muyinteresantedeverdad.

—No,noloparece—mascullóGabriel.Charlottelelanzóunamiradaasesina.—Ya basta, señor Lightwood. Creo que ya tienes tu misión asignada. Ve y

cúmplela.Nodeseooírnadamásdevosotroshastaquemetraigáisuninformedelosprogresosrealizados.EstaréconJem.—Y,actoseguido,saliódelabiblioteca.

—¡Quérespuestamássatisfactoria!—exclamólaseñoraNegro.Tessaselaquedómirando.Estabaagazapadaenelrincóndelcarruaje,tanlejos

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comoleeraposibledelaespantosavisióndelacriaturaqueenuntiempohabíasidolaseñoraNegro.Habíagritadoalverla,yaunquesehabíatapadolabocaconlamanorápidamente, había sido demasiado tarde. La señora Negro estaba de lo máscomplacidaconsuaterrorizadareacción.

—Tecortaronlacabeza—dijoTessa—.¿Cómopuedesestarviva?¿Así?—Magia—contestóella—.FuetuhermanoquiensugirióaMortmainque,enmi

formaactual,lepodríaserdeutilidad.Fuetuhermanoelquederramólasangrequehizoposiblecontinuarmiexistencia.Vidaspormivida.

Esbozó una horrible sonrisa, y Tessa pensó en su hermano, muriendo en susbrazos.«Nosabestodoloquehellegadoahacer,Tessie».Tragóbilis.Despuésdelamuertede suhermano,había tratadodeCambiar en él, paradescubrir informaciónsobreMortmainquepudierahallarensusrecuerdos,perosólohabíaencontradoungris torbellinoderabia,amargurayambición,nadasólido.SintióunrenovadoodiohaciaMortmain, que había descubierto las debilidades de su hermano y las habíaexplotado.ElMagíster,quereteníaelyinfendeJemenunintentocrueldequeloscazadoresdesombrasbailaranasuritmo.InclusolaseñoraNegro,enciertomodo,eraprisioneradesusmanipulaciones.

—EstásobedeciendoaMortmainporquecreesque tedaráuncuerpo—expusoTessa—.Noesa…esacosaquetienes,sinouncuerporeal,humano.

—Humano.—La señoraNegro lanzó una especie de carcajada—. Espero algomejorquehumano.Peromejorqueestotambién,algoquemepermitaestarentrelosmundanossinquesefijenenmíypracticarmiartedenuevo.EncuantoalMagíster,sé que tendrá el poder de hacerlo, gracias a ti. Pronto será omnipotente, y tú leayudarásalograrlo.

—Eresestúpidasiconfíasenqueterecompense.LaseñoraNegroremovióloslabiosalegremente.—Oh,lohará.Lohajurado,yyohehechotodoloqueleheprometido.Ylevoy

a entregar a su novia perfecta, ¡entrenada por mí! Por Azazel, recuerdo cuandobajaste del barco que te traía de América. Parecías tan simplemente mortal, tancompletamente inútil, que casi desesperé de poder entrenarte para que fueras dealguna utilidad. Pero con la suficiente brutalidad todo se puede arreglar.Ahora, leserásmuyútil.

—Notodoloqueesmortalesinútil.Unresoplidoburlón.—Lodicespor tuasociacióncon losnefilim.Llevasdemasiado tiempoestando

conellosenvezdeconlostuyos.—¿Quémíos?Notengomíos.Jessaminemedijoquemimadreeraunacazadora

desombras…—Ellaeraunacazadoradesombras—admitiólaseñoraNegro—.Perotupadre

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no.Tessanotóquelecorazóneldabaunbrinco.—¿Eraundemonio?—Noeraningúnángel—respondiólahorripilantedamaconunasonrisita—.El

Magísterteloexplicarátodo,ensumomento:loqueeres,porquévivesyparaquéfuistecreada.—Serecostóconuncrujidodesusarticulacionesmecánicas—.Tengoque decir que casime impresionó cuando te escapaste con aquel chico cazador desombras, ¿sabes?Demostraste tenermuchovalor.Lociertoesqueha resultado serunaventajaparaelMagísterquehayaspasado tanto tiempocon losnefilim.Ahoraconoces el submundo, y has demostrado ser digna de él. Te has visto obligada aemplear tu don en circunstancias difíciles.Las pruebas que yo habría podido crearparatinohabríanresultadoserundesafíoigualynotehabríandadoelmismogradodeconocimientosyconfianza.Puedoverqueeresdiferente.SerásunabuenanoviaparaelMagíster.

Tessahizounruidodeincredulidad.—¿Por qué? Me obliga a casarme. ¿Qué más dará si tengo valor o

conocimientos?¿QuélepuedeimportaralMagíster?—Oh,perovasasermásquesuesposa,señoritaGray.Vasaserlaruinadelos

nefilim.Por eso se te creó.Y cuantomejor los conozcas, cuantomás los aprecies,másefectivaseráscomoarmaparaaniquilarlos.

Tessasesintiócomosisehubieraquedadosinaire.—Nome importa lo que hagaMortmain. No cooperaré para hacer daño a los

cazadoresdesombras.Antesmoriréometorturarán.—Noimportaloquetúquieras.Descubrirásqueteseráimposibleejercerninguna

resistenciaasuvoluntadquetesirvadealgo.Además,nohacefaltaquehagasnadaparadestruiralosnefilim,bastaconloqueeres.YestarcasadaconMortmain,loquenorequiereningunaacciónportuparte.

—Estoyprometidaaotrapersona—soltóTessa—.JamesCarstairs.—Oh,vaya—exclamó la señoraNegro—.Me temoqueel compromisoconel

Magíster desbanca el otro. Además, James Carstairs ya estará muerto el martes.Mortmain ha comprado todo el yin fen de Inglaterra y ha impedido que lleguennuevos envíos. Quizá deberías haber pensado en esta clase de cosas antes deenamorarte de un adicto. Aunque yo pensaba que sería el de los ojos azules —comentó—.¿Laschicasnosuelenenamorarsedequienlasrescata?

ATessatodoaquelloleparecíairreal.Nopodíacreerqueestuvieraallí,atrapadaenesecarruajecon laseñoraNegro,yque labrujaparecierasatisfechadiscutiendolas tribulaciones románticas de Tessa. Ésta se volvió hacia la ventanilla. La lunaestabaenloalto,ylachicapodíaverqueavanzabanporunaestrechacarretera;veíasombrasalrededordelcarruaje,yabajo,unbarrancorocosocaíahacialaoscuridad.

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—Haymuchasformasdeserrescatada.—Bueno —repuso la señora Negro, y los dientes le destellaron al sonreír—.

Puedesestarseguradequeestaveznadievendráarescatarte.«Vasaserlaruinadelosnefilim».—Entonces, tendré que rescatarme sola —replicó Tessa. La bruja frunció las

cejas, confusa,mientras volvía la cabeza hacia la chica con un leve zumbido y unclic. Pero ésta ya estaba reuniendo toda su energía en las piernas y el cuerpo, delmodo que le habían enseñado, de forma que cuando se lanzó hacia la puerta delcarruaje,lohizocontodassusfuerzas.

Oyóquese rompía lacerradurade lapuerta,y laseñoraNegrogritó,unagudogemidoderabia.UnbrazodemetalarañóaTessaenlaespaldaylecogióelcuellodelvestido,queserompió,porloquepudoescapar.Derepente,seencontrócayendo,golpeándosecontralasrocasjuntoalacarretera,cayendo,resbalandoyrodandoporelbarrancorocosomientraselcarruajeseguíaavanzandoporlacarreteraylaseñoraNegro gritaba al cochero que se detuviera. El viento ululó en los oídos de Tessamientrascaía,sacudiendolosbrazoscomoaspasenelespaciovacíoquelarodeaba,yperdía cualquier esperanza de que el despeñadero fuera poco profundo o de quepudierasobreviviralacaída.Mientrasseprecipitaba,captóenelfondoelbrillodeunestrechotorrente,queseretorcíaentreserradasrocas,ysupoquesequebraríacontraelsuelocomofrágilporcelana.

Cerrólosojosydeseóqueelfinlellegasedeprisa.

Willsehallabaenlacrestadeunaaltacolinaverdeymirabahaciaelmar.Tantoelcielocomoelmarerandeunazultanintensoqueparecíanfundirseenuno,enunaausenciadehorizonte.Gaviotasycharranesrevoloteabanychillabansobreél,yunvientosaladolerevolvíaelcabello.Hacíatantocalorcomoenverano,ysuchaquetayacíaolvidadasobrelahierba;ibaenmangasdecamisaytirantes,yteníalasmanosbronceadasporelsol…

—¡Will!ÉstesevolvióalreconocerlavozyvioaTessasubiendoporlacolinahaciaél.

Había un pequeño sendero que recorría la pendiente de la colina, flanqueado deflores blancas que desconocía, y Tessa parecía también una flor, con un vestidoblanco como el que había llevado al baile la noche que él la había besado en elbalcóndeBenedictLightwood.Sulargocabellocastañoondeabaalviento.Sehabíaquitado el sombrero y lo sujetaba en una mano, que agitaba hacia él sonriendo,comosisealegraradeverloallí.Másquealegrarse.Comosiverlofueralamayorfelicidaddesucorazón.

Supropiocorazóndiounbrincoalverla.«Tess»,lallamó,yestirólamanocomosipudieratirardeellahaciasí.Peroellaaúnestabaamuchadistancia;parecíaal

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mismo tiempomuy cerca ymuy lejos.Will veía cada detalle de su hermoso rostroalzado,peronopodíatocarla,asíquesequedóesperandoydeseando,ysucorazónparecíabatirunasalasdentrodelpecho.

Finalmente,ellallegóallí,losuficientementecercaparaqueélpudieravercómolahierbaylasfloresseinclinabanbajosuspasos.Éltendiólasmanoshaciaella,yellahaciaél.Cuandoseaferraron,yporunmomentosesonrieron,élnotóelcalordelosdedosdeella.

«He estado esperándote», dijo Will, y ella lo miró con una sonrisa que sedesvaneció de su rostro cuando le resbalaron los pies y se fue hacia el borde delprecipicio.Lasmanossesoltarondelasdeély,derepente,Willestabacogiendoaireyellacaía,alejándose,caíaensilencio,unamanchablancacontraelhorizonteazul.

Willsesentóderepenteenlacama,conelcorazóngolpeándoledentrodelpecho.SuhabitaciónenelWhiteHorseestabamedio iluminadapor la luna,quedibujabaconclaridadlassiluetasdelosmueblesajenos:ellavamanos;lamesilladenocheconsucopiasintocardeSermonesparamujeresjóvenes,deFordyce;elsillóntapizadojuntoalachimenea,enlaquelasllamassehabíanreducidoaascuas.Lassábanasdelacamaeranfrías,peroélestabasudando;selevantóyfuealaventana.

Enelalféizar,habíauntiesoramodefloressecasenunjarrón.Loapartóysoltóelpestillode lahojacondedosentumecidos.Ledolía todoelcuerpo.Nuncahabíacabalgadotanlejosnicontantaintensidad,yestabacansadoydoloridodelasilla.Ibaanecesitarunosiratzesantesdeponerseencaminoalamañanasiguiente.

Laventana se abría hacia afuera, y el frío aire le golpeó el rostroy el cabello,enfriándolelapiel.Notabaundolorpordentro,bajolascostillas,quenoteníanadaqueverconcabalgar.PeronosupodecirsieradebidoasuseparacióndeJemoasuansiedadporencontraraTessa.Seguíaviéndolacaer,alejándosedeél,susmanosnoencontraban dónde agarrarse. Nunca había sido de los que creía que había algoproféticoen los sueñosy, sinembargo,no lograbadeshacerelnudo tensoygélidoqueteníaenelestómago,oregularsuagitadarespiración.

Eneloscurovidriodelaventanavioelreflejodesurostro.Rozóelvidrioconlosdedosyquedaronmarcasenlacondensación.SepreguntóquélediríaaTessacuandolaencontrara,cómoleibaaexplicarporquéeraélquienhabíaidoabuscarla,ynoJem. Si había piedad en el mundo, quizá al menos pudieran sufrir juntos. Si ellanunca llegaba a creerse realmente que él la amaba, si nunca le correspondía en suafecto,almenos,lapiedadpodríaconcederlescompartirlatristeza.Casiincapazdesoportar la ideade lomuchoquenecesitaba lasilenciosafuerzadeTessa,cerró losojosyapoyólafrenteenelfríocristal.

Mientras recorrían las intrincadascallesdelEastEnd,desdeLimehouseStationhasta Gill Street, Gabriel no podía evitar notar la presencia de Cecily a su lado.

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Estabanprotegidosporunglamour,locualresultabamuyútil,porquesuapariciónenesazonapobredeLondressindudahabríadespertadomuchoscomentarios,yquizásehabríanvistoobligadosaentrarenlatiendadealgúnintermediarioparamirarlasmercancíasqueofrecía.Detodasformas,Cecilysentíauna intensacuriosidad,ysedetenía amenudo para contemplar escaparates, y no sólo de los sombrereros, sinotambién de tiendas que vendían de todo, desde betún y libros hasta juguetes ysoldaditosdeplomo.Gabrielteníaquerecordarsequelajoveneradecampoyque,seguramente, nunca había visto un próspero mercado de ciudad, y menos de unacomoLondres.Deseó poder llevarla a algún lugar adecuado para una dama de suposición: las tiendas deBurlingtonArcade o Piccadilly, no esas callejas oscuras yestrechas.

No sabía qué esperar de la hermana de Will Herondale. ¿Que fuera tandesagradablecomoél?¿Queno tuvieraunparecido tandesconcertanteconély, almismotiempo,fueraextraordinariamentebonita?PocasveceshabíamiradoaWillalacarasinquerergolpearle,peroelrostrodeCecilyerainfinitamentefascinante.Seencontródeseandoescribirpoemassobrecómosusojosazuleserancomoelmaralatardecerysucabellooscurocomoelanochecer,porque«atardecer»y«anochecer»rimaban,peroteníalasensacióndequeelpoemanoresultaríamuybueno,ylociertoera queTatiana le había hecho perder el gusto por la poesía.Además, había cosasque,detodasformas,nosepodíanponerenunpoema,comolaformaenque,cuandociertachicacurvabalabocadeciertamanera,deseabasinclinartey…

—SeñorLightwood—Cecilylesacódesusensoñacioneshablándoleenuntonoimpaciente que indicaba que no era la primera vez que había tratado de captar laatencióndeGabriel—,creoqueyahemospasadolatienda.

Gabrielmaldijoporlobajoydiolavuelta.SíquehabíanpasadoelnúmeroqueMagnus les había dado; desanduvieron un trechohasta que se encontraron ante unestablecimiento oscuro y desagradable con las ventanas enturbiadas. A través delsuciocristal,Gabrielfuecapazdeverestantesenlosquereposabanunavariedaddeobjetospeculiares:tarrosenlosqueflotabanserpientesmuertas,conlosojosblancosyabiertos;muñecascuyacabezahabíasidocambiadaporpequeñasjaulasdoradas,ymontonesdebrazaleteshechosdedienteshumanos.

—¡Oh,vaya!—exclamóCecily—.¡Quédesagradable!—¿Noquiereentrar?—Gabrielsevolvióhaciaella—.Podríaentraryo…—¿Y dejarme esperando en la fría acera?Qué poco galante. Claro que no.—

Cogió el pomo y abrió la puerta, lo que hizo sonar una pequeña campanilla—.Despuésdemí,porfavor,señorLightwood.

Gabrielentrótrasella,parpadeandobajolatenueluzdelatienda.Elinteriornoresultabamásagradablequeel exterior.Losvidriosde lasventanasparecíanhabersidocubiertosporalgúnungüentooscuroqueimpedíaelpasoalamayorpartedela

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luzdelsol.Largasfilasdeestantespolvorientosllevabanhaciaunsombríomostradoral fondo. Esos mismos estantes eran una masa confusa: campanas de latón conmangos con forma de hueso, gruesas velas cuya cera estaba rellena de insectos yflores,unabonitacoronadoradaconunaformayundiámetrotanpeculiarquenuncapodíacolocarsesobreunacabezahumana.Tambiénhabíacuchillos,cuencosdecobrey piedras con curiosas manchas marrones. Había pilas de guantes de todos lostamaños, algunos con más de cinco dedos en cada mano. Un esqueleto humanocompletocolgabadeunfinocordónenlapartedelanteradelestablecimiento,girandoenelaire,aunquenohabíaningunabrisa.

GabrielmirórápidamenteaCecilyparaversisehabíaacobardado,peronoeraasí.Entodocaso,parecíairritada.

—Alguiendeberíaquitarelpolvo—anunció,y fuehaciael fondode la tienda,conlaspequeñasfloresdesusombrerobotando.Gabrielmeneólacabeza.

Laalcanzójustocuandoellabajabasuenguantadamanosobrelacampanilladelatónquehabíasobreelmostradorylahacíasonarimpacientemente.

—¿Hola?—llamó—.¿Hayalguien?—Directamentedelantedeusted—contestóunavozirritada,haciaabajoyhacia

laizquierda.TantoCecilycomoGabrielseinclinaronsobreelmostrador.Justobajoelbordevieronlacoronilladeunhombrecillo.No,nounhombreexactamente,pensóGabrielmientraselglamoursedesvanecía:unsátiro.Llevabachalecoypantalones,aunquenocamisa,yteníalaspezuñasyloscuernosretorcidosdeunacabra.Tambiénteníaunabarbarecortada,unabarbillapuntiagudaylosojosdepupilarectangulardeunacabra,medioocultostrasunosanteojos.

—Vaya—exclamóCecily—.UsteddebedeserelseñorSallows.—Nefilim—observóeldueñodelatiendatristemente—.Detestoalosnefilim.—Hum—repusoCecily—.Encantado,estoysegura.Gabrieldecidióqueeraelmomentodeintervenir.—¿Cómosabequesomoscazadoresdesombras?—soltó.Sallowsalzólascejas.—SusMarcas,señor,sevenclaramenteen lasmanosyelcuello—contestóél,

comosihablaraaunniño—,yencuantoalachica,esclavadaasuhermano.—¿Ycómoconoceustedamihermano?—preguntóella,alzandolavoz.—Por aquí no vienenmuchos de ustedes—contestó Sallows—.Es remarcable

cuandopasa.SuhermanoWillvinoamenudohaceunosdosmeses,haciendorecadosparaelbrujoMagnusBane.TambiénestuvoenelCrossBones,molestandoalaViejaMol. Will Herondale es bien conocido en el submundo, aunque no acostumbra ameterseenlíos.

—Ésaesunanoticiasorprendente—comentóGabriel.Cecilylomirómal.

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—Estamos aquí bajo la autoridad de Charlotte Branwell —anunció ella—.DirectoradelInstitutodeLondres.

Elsátiroagitóunamano.—Nomeimportanmucholasjerarquíasdeloscazadoresdesombras,¿saben?;a

ningunodelosseresmágicosnosimportan.Asíquedíganmequéquieren,ylesharéunpreciojusto.

GabrieldesenrollóelpapelqueMagnusleshabíadado.—Cuchillos, vinagre, raíz de cabeza de murciélago, belladona, angélica, hoja

damiana,escamasdesirenaenpolvoyseisclavosdelataúddeunavirgen.—Bueno—repusoSallows—.Poraquínonossuelenpedirmuchoesaclasede

cosas.Tendréquemirarenlatrastienda.—Bueno,sinolessuelenpedirmuchoesaclasedecosas,¿quélessuelenpedir?

—preguntóGabriel,perdiendolapaciencia—.Estonopareceserunafloristería.—SeñorLightwood—leriñóCecilyenvozbaja,peronotanbajacomoparaque

Sallowsnolaoyera,ysusanteojoslebotaronsobrelanariz.—¿SeñorLightwood?—inquirió—.¿ElhijodeBenedictLightwood?Gabrielnotóque la sangre le calentaba lasmejillas.Nohabíahabladoconcasi

nadiesobresupadredesdelamuertedeéste,yesoaceptandoquelacosaquehabíamuertoeneljardínitalianofuerasupadre.Enuntiempohabíansidoélysufamiliacontraelmundo,losLightwoodporencimadetodo,peroenesosmomentos…habíatanta vergüenza en el nombre de Lightwood como antes había habido orgullo, yGabrielnosabíacómohablardeeso.

—Sí—contestófinalmente—.SoyelhijodeBenedictLightwood.—Maravilloso. Tengo aquí algunos de los pedidos de su padre. Comenzaba a

preguntarmesialgunavezvendríaarecogerlos.—Elsátirocorrióhacialatrastienda,yGabriel sededicóaestudiar lapared.Habíadibujosdepaisajesymapas,peroalmirarconmáscuidado,noerannidibujosnimapasdeningúnlugarqueconociera.EstabaIdris,claro,conelBosquedeBrocelindyAlacantesobresucolina,perootromapamostrabacontinentesquenohabíavistoantes,¿yeraesoelMardePlata?¿LasMontañasEspinosas?¿Quéclasedepaísteníauncielolila?

—Gabriel—dijoCecilyasulado,envozbaja.Eralaprimeravezqueusabasunombredepilaparadirigirseaél,yGabrielcomenzabaavolversehaciaellacuandoSallows emergió de la trastienda. En una mano llevaba un paquete atado, que leentregó a Gabriel. Mostraba bastantes bultos, sin duda eran las botellas con losingredientesdeMagnus.Enlaotramano,Sallowssujetabaunapiladepapeles,quedejósobreelmostrador.

—Elpedidodesupadre—informóconunamueca.Gabrielmirólospapelesysequedóboquiabiertodehorror.—¡Cielos!—exclamóCecily—.Sindudaesonoesposible,¿no?

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Elsátirotorcióelcuelloparaverquéestabamirandolajoven.—Bueno,noconunapersona,peroconundemonioVetisyunacabra,sinduda.

—SevolvióhaciaGabriel—.Bien,¿tieneeldineroparaestoono?Supadreseharetrasado en los pagos, y no puede comprar a cuenta eternamente. ¿Qué va a ser,Lightwood?

—¿LehapreguntadoalgunavezCharlotte si ustedquerría seruna cazadoradesombras?—preguntóGideon.

A medio camino de la escalerilla, con un libro en la mano, Sophie se quedóhelada.Gideonestabasentadoaunadelaslargasmesasdelabiblioteca,cercadeunventanalquedabaalpatio.Había librosypapelesesparcidosanteél,ySophieyélhabían pasado varias horasmuy agradables buscando en ellos listas e historias dehechizos,detallessobreelyinfenypeculiaridadesde lashierbas.AunquelapiernadeGideonsanabacon rapidez, la teníaapoyadasobredossillas,ySophiesehabíaofrecidoalegrementeasubirybajardelaescaleraparallegaraloslibrosqueestabanmásaltos.EnesemomentosujetabaunollamadoPseudomonarchiaDaemonum,queteníaunacubiertaenaparienciapringosayqueellaestabadeseandodejar,aunquelapregunta de Gideon la había sorprendido lo suficiente como para detenerla unossegundosamediobajar.

—¿Quéquieredecir?—repusoella,mientrasreanudabaeldescenso—.¿PorquéibalaseñoraBranwellapreguntarmealgoasí?

Gideon estaba pálido, o quizá tan sólo fuera el reflejo de la luz mágica en elrostro.

—SeñoritaCollins—contestó—.Esustedunadelasmejoresluchadorasqueheentrenado, incluidos los nefilim. Por eso lo pregunto. Me parece una vergüenzadesperdiciartantotalento.Aunquequizánoquieraserlo.

Sophiedejó el libro sobre lamesay se sentó frente aGideon.Sabíaquedebíavacilar,parecerpensarselapregunta,perolarespuestaestabaensuslabiosantesdepoderdetenerla.

—Serunacazadoradesombrasesloquemáshequeridodesdesiempre.Gideon se inclinó hacia ella, y la luz mágica se le reflejó en los ojos,

arrebatándoleselcolor.—¿Y no le preocupa el peligro? Cuanto mayor es uno al Ascender, más

arriesgadoeselproceso.HeoídohablarsobrereduciracatorceoinclusoadoceañoslaedadmáximaparaAscender.

Sophiemeneólacabeza.—Nuncahetemidoalriesgo.Loasumiríaconalegría.Essóloquemetemo…me

temoquesilosolicitara,laseñoraBranwellconsideraríaquenoleagradezcotodoloquehahechopormí.Mesalvólavidaymecuidó.Medioseguridadyunhogar.No

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lepagaríatodoesoabandonandosuservicio.—No.—Gideonnegóconlacabeza—.Sophie…señoritaCollins…ustedesuna

criada libreenunhogardecazadoresdesombras.Tiene laVisión.Yasabe todo loquehayquesabersobreelsubmundoylosnefilim.EslacandidataperfectaparalaAscensión.—Colocó lasmanos sobre el libro de demonología—.Tengovoz en elConsejo.Podríahablarporusted.

—Nopuedo—replicóSophieconunhilillodevoz.¿Acasonoentendíaloqueleestabaofreciendo,latentación?—.Ysobretodonoahora.

—No,ahorano, claro, con James tanenfermo—seapresuróadecirGideon—.Pero¿yenelfuturo?¿Talvez?—Leescrutóelrostroconlamirada,yellanotóquecomenzaba a sonrojarse.Lamaneramáshabitual y evidente para queunmundanopudieraaccederalaAscensiónacazadordesombraseracontraermatrimonioconuncazadordesombras.Sepreguntóquésignificaríaqueélparecieratandecididoanomencionareso—.Cuandoselohepreguntado,mehacontestadocontantafirmeza…Hadichoque seruna cazadorade sombras era loque siemprehabíaquerido. ¿Porqué?Puedeserunavidabrutal.

—Toda vida puede ser brutal—respondió Sophie—.Mi vida antes de venir alInstitutonoeratampocoagradable.Supongoque,enparte,deseoserunacazadoradesombrasporquesialgúnotrohombresemeacercaconuncuchilloenlamano,comohizomiantiguoseñor,podrématarloallímismo.—Se tocó lamejillaalhablar,ungestoinconscientequenopudoevitar,ynotólarugosacicatrizbajolosdedos.

ViolaexpresióndeGideon,sorpresamezcladaconincomodidad,ybajólamano.—Nosabíaquefueraasícomoresultóustedherida—confesóél.Sophieapartólamirada.—Ahoradiráquenoestanfea,oquenisiquieralanota,oalgoporelestilo.—Laveo—admitióGideonenvozbaja—.Nosoyciego,ynosotrossomosgente

conmuchascicatrices.Laveo,peronoesfea.Esotrapartehermosadelamujermáshermosaquejamáshevisto.

EntoncesSophiesíquesesonrojó;notóqueleardíanlasmejillas,ymientraselchico se inclinaba sobre la mesa, con los ojos de un intenso verde bañado por latormenta,ellarespiróhondotomandounadecisión.Élnoeracomosuantiguoseñor.EraGideon.Estaveznoloalejaría.

Lapuertadelabibliotecaseabrió.Charlotteaparecióenelumbral,conaspectode estar exhausta; tenía manchas húmedas en su vestido azul pálido, y los ojosensombrecidos.Sophiesepusodepiealinstante.

—¿SeñoraBranwell?—Oh,Sophie—suspiró lamujer—.Esperabaquepudierassentarteunratocon

Jem.Nosehadespertado todavía,peroBridget tienequehacer lacena,ycreoquesushorriblescancionesledebendeestarprovocandopesadillasalenfermo.

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—Naturalmente.—Sophie se apresuró a ir hacia la puerta, sinmirar aGideon;aunquecuando lapuerta se cerró tras ella, estuvocasi seguradeque lohabíaoídomaldecircongranfrustraciónporlobajoenespañol.

—¿Sabe?—dijoCecily—,laverdadesquenoteníaporquétiraraesehombreporlaventana.

—No era un hombre—repuso Gabriel, mientras miraba ceñudo el montón deobjetosque llevabaen losbrazos.Había cogidoel paquete con los ingredientesdeMagnusqueSallowshabíahechoparaellos,yunoscuantosobjetosmás,conaspectodeserútiles,delosestantes.Significativamente,habíadejadotodoslospapelesquesupadrehabíapedidosobreelmostrador,dondeloshabíapuestoelsátiro;despuésGabriellohabíatiradoatravésdeunadelasventanasdeturbioscristales.Lehabíaresultado muy satisfactorio, con añicos por todas partes. La fuerza que habíaempleado incluso había tirado el esqueleto colgante, que se había desmontado enmedio de un estruendo de huesos revueltos—. Era un ser fantástico de la CorteUnseelie.Unodelosmalos.

—¿Poresolohaperseguidoporlacalle?—No tenía por qué enseñar imágenes como aquélla a una dama —masculló

Gabriel,aunqueseteníaquereconocerqueladamaencuestiónnihabíaparpadeado,y parecía más molesta con Gabriel por su reacción que impresionada por sucaballerosidad.

—Ycreoquehasidoexcesivotirarloalcanal.—Flotará.ACecilyletironeabanlascomisurasdelaboca.—Haestadomuymal.—Seestáustedriendo—exclamóGabriel,sorprendido.—Noes cierto.—Ella alzó la barbilla y volvió el rostro, perono antes de que

Gabriel viera como una sonrisa pícara se le dibujaba en la boca. Estaba perplejo.Despuésde todo el desdénque le habíamostrado, sudescaroy sus réplicas, habíaestadobastantesegurodequeeseúltimoarranquesuyoharíaqueCecilylefueraconelcuentoaCharlotteencuantoregresaranalInstituto.Peroenvezdeeso, la jovenparecía divertirse. Meneó la cabeza mientras regresaban a Garnet Street. NuncaentenderíaalosHerondale.

—¿Mepasaríaesevialqueestáallíenlarepisa,porfavor,señorBane?—pidióHenry.

Magnusasílohizo.SehallabaenmediodellaboratoriodeHenry,mirandotodoslosbrillantesobjetosquehabíaenlasmesasalrededor.

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—¿Quésontodosesosartilugios,sipuedopreguntar?Henry,quellevabadosparesdegafasprotectorasalmismotiempo,unosobrela

cabeza y otro sobre los ojos, pareció tan nervioso como satisfecho de que se lopreguntara.(Magnussuponíaquellevardosparesdegafasprotectoraserafrutodeundespiste,peroporsitalvezeraunacuestióndemoda,decidiónopreguntar).Henrycogióunobjetocuadradodelatónconmuchosbotones.

—Bueno, esto de aquí es un Sensor. Indica cuándo hay demonios cerca.—SeacercóaMagnus,yelSensoremitióunfuerteruidodealarma.

—¡Impresionante!—exclamóelbrujo,complacido.Alzóunaprendadetelaconungranpájaromuertocolgadoarriba—.¿Yquéesesto?

—ElSombreroLetal—contestóHenry.—¡Ah!—repusoMagnus—.Enmomentosdenecesidad,unadamapuedesacar

armasdeélconlasquederrotarasusenemigos.—Bueno, no —reconoció Henry—. Aunque eso parece una idea mejor. Me

gustaría que usted hubiera estado allí cuando semeocurrió la idea. Por desgracia,estesombreroseenredaenlacabezadelenemigoyloasfixia,suponiendo,claro,queloestéllevandoenesemomento.

—ImaginoquenoresultaríafácilconvenceraMortmainparaqueselopusiera—observóMagnus—.Aunqueesecolorlesentaríamuybien.

Henryseechóareír.—Muyagudo,señorBane.—Porfavor,llámameMagnus.—¡Loharé!—Tiróelsombreroporencimadelhombroycogióuntarroredondo

devidrioqueconteníaunasustanciachispeante—.Estoesunpolvoquecuandoselanzaalairehacequelosfantasmasresultenvisibles—explicó.

Magnus inclinó el tarro de contenido brillante ante la lámpara, admirándolo, ycuandoHenrysonrióanimándole,sacóeltapón.

—Meparecemuybien—dijo,yporimpulso,severtióunpocoenlamano.Lerecubrió laoscurapiel,y leenvolvió lamanoenunareluciente luminiscencia—.Yademásde losusosprácticos,parece teneruna funcióncosmética.Estepolvoharíaquelapielmebrillaraeternamente.

Henryfruncióelcejo.—Noeternamente—repuso,peroluegoseanimó—.Perotepodríaprepararotra

remesacuandoquisieras.—¡Podría brillar a voluntad! —Magnus sonrió al hombre—. Todo esto es

fascinante,señorBranwell.Ustedveelmundodeunaformadiferentequecualquierotro nefilim que haya conocido. Confieso que pensaba que a su gente le faltabaimaginación,aunquelessobrasedramapersonal,pero¡ustedmehahechocambiardeopinión completamente! Sin duda la comunidad de los cazadores de sombras debe

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honrarleytenerloenlamásaltaestimacomoauncaballeroquedeverdadhahechoavanzarasuraza.

—No —repuso Henry tristemente—. Sobre todo desearían que parara desugerirlesnuevasinvencionesydejaradeprenderfuegoalascosas.

—Pero ¡toda invención tiene un riesgo!—exclamóMagnus—. Yo he visto latransformación que ha causado al mundo el invento de la máquina de vapor y laproliferacióndelosmaterialesimpresos;lasfábricasylostelareshancambiadolafazdeInglaterra.Losmundanoshancogidoelmundoensusmanosylohanconvertidoen algo maravilloso. Durante los siglos, los brujos han ideado y perfeccionadodistintos hechizos para construirse un mundo diferente. ¿Serán los cazadores desombraslosúnicosquepermaneceránestancadoseinamoviblesy,portanto,estaráncondenados?¿Cómopuedenvolverlacabezaanteelgenioqueustedhademostrado?Escomovolversehacialassombrasyalejarsedelaluz.

Henrysepusoescarlata.Eraevidentequenuncanadie lehabíaalabadoporsusinventos,exceptoquizáCharlotte.

—Meadula,señorBane.—Magnus—le recordó el brujo—. Y ahora, ¿puedo ver su trabajo sobre ese

portalqueestabadescribiendo?¿Lainvenciónquetransportaseresvivosdeunlugaraotro?

—Claro. —Sacó una pesada pila de papeles con notas de una esquina de suatestadamesa,ylacolocóanteMagnus.Éstelacogióyfuepasandolaspáginasconinterés.Cadaunadeellasestabacubiertadeunaescriturapuntiagudaeinclinada,ydedocenasydocenasdeecuaciones,ymezclabalasmatemáticasylasrunasconunasorprendentearmonía.Elbrujonotóqueelcorazónseleacelerabaalirpasandolaspáginas:esoeragenial,realmentegenial.Sólohabíaunproblema.

—Veo lo que está tratando de hacer —dijo finalmente—. Y es casi perfecto,pero…

—Sí,casi.—Henrysepasólosdedosporelpelirrojocabello,haciendosaltarlasgafas—.Sepuedeabrir elportal, peronohay formadedirigirlo.Nohaymododesaber si alcanzarás el lugar de destino deseado en este mundo o en otrocompletamentediferente,oinclusoenelpropioinfierno.Esdemasiadoarriesgadoy,portanto,inútil.

—No puede hacerlo con esas runas —observó Magnus—. Necesita runasdiferentesdelasqueestáusando.

Henrynegóconlacabeza.—SólopodemosemplearlasrunasdelLibroGris.Cualquierotracosaesmagia.

Ylamagianoescosadelosnefilim.Esalgoquenopodemoshacer.MagnusmirópensativoaHenryduranteunlargorato.—Peroesalgoqueyopuedohacer—afirmó,yseacercómáslapiladepapeles.

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AlosseresfantásticosdelaCorteUnseelienolesgustabademasiadolaluz.Loprimero que había hecho Sallows (cuyo nombre real no era ése) al regresar a sutiendahabíasidocubrirconpapelenceradolaventanaqueelchiconefilimlehabíaroto.Tampocoteníalosanteojos,perdidosenlasaguasdelLimerhouseCut.Ynadie,al parecer, iba a pagarle los caros periódicos que había pedido para BenedictLightwood.Enconjuntohabíasidoundíamuymalo.

Alzólavistairritadocuandosonólacampanilladelatienda,avisándoledequelapuertaseabría,yfruncióelcejo.Pensabaquelahabíacerradoconllave.

—¿Hasvuelto,nefilim?—soltó—.¿Hasdecididotirarmealríonouna,sinodosveces?Tehagosaberquetengoamigospoderosos…

—Nodudodequelostengas,farsante.—Lafiguraaltayencapuchadaquehabíaenelumbralcerrólapuertatrasdesí—.Yestoymuyinteresadoensabermássobreellos.—Uncuchillodefríohierrodestellóenlapenumbra,yelsátiroseestremeciódeterror—.Quierohacerteunaspreguntas—dijoelhombredelapuerta—.Yyoquetúnointentaríahuir.Nosiquieresconservarlosdedoscomopartedelcuerpo…

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13

LAMENTETIENEMONTAÑAS¡Oh,lamente!Lamentetienemontañas;peñascosdecaídaespantosa,lisa,inimaginableparaelhombre.

Despreciarlospuedeelquenuncacolgódeallí.Niporlargoratonuestrapequeñaresistenciasoportaloempinadooprofundo.¡Aquí!,arrástrate,desgraciado,bajounconsueloescondidoenuntorbellino:todavidalamuerte

acabaytododíamuerealdormir.

GERARDMANLEYHOPKINS,«Nopeor,nolohay».

Tessanuncallegaríaarecordarsihabíagritadoalprecipitarse.Sólorecordabaunacaídalargaysilenciosa,elríoylasrocasqueseaproximaban,elcieloasuspies.Elviento legolpeabael rostroy el cabello,mientras se revolvía en el aire, ynotóunsecotirónenlagarganta.

Lasmanosselefueronhaciaarriba.Sucolgantedelángelleestabasubiendoporlacabeza,comosiunaenormemanohubierasurgidodelcieloparaquitárselo.Unadesenfocada mancha metálica la envolvía, un par de grandes alas se abrían comoverjas, y algo la cogió, deteniendo su caída. Abrió los ojos sorprendida; eraimposible, inimaginable, pero su ángel, su ángelmecánico, había crecido de algúnmodohastaalcanzareltamañodeunserhumanoyflotabasobreella,conlasgrandesalasmecánicascortandoelaire.Viounrostroimpasibleyhermoso,elrostrodeunaestatuahechademetal,taninexpresivocomosiempre;peroelángelteníamanos,tanarticuladas como las suyas propias, y con ellas la estaba sujetando, aguantándolamientras las alas batían, batían, batían, y ella caía lentamente, con suavidad, comounasemilladedientedeleónllevadaporelviento.

«Quizámeestoymuriendo—pensóTessay—:Estonopuedeser».Peroelángellasujetaba,y juntos fueronbajandoa tierra,elsuelose fuehaciendocadavezmásvisibleyenfocado.Pudodistinguirlasdiferentesrocasjuntoalaorilladeltorrente,lascorrientesdeéste,elreflejodelsolenelagua.LasombradelasalasserecortósobreelsueloysefuehaciendocadavezmásgrandemientrasTessacaíahaciaella,caíadentrodelasombra,yellayelángelbajaronjuntoshaciaelsueloyaterrizaronsobrelablandatierraylasrocasquesalpicabanlosmárgenesdeltorrente.

Tessaahogóungritoalaterrizar,másporlaimpresiónqueporelgolpe,yalzólasmanos, como si pudiera amortiguar la caída del ángel con su cuerpo; pero éste yaestaba encogiéndose, se hacía más y más pequeño, las alas se plegaban sobre símismas,hastaquediocontraelsueloasulado,denuevodeltamañodeunadorno.Tessa extendió unamano temblorosa y lo cogió. Estaba tumbada sobre pedruscosirregulares,mediodentro,mediofueradelaguahelada;éstayalehabíaempapadolasfaldas. Tessa cogió su colgante, acabó de subir la orilla del torrente con lo que lerestabade fuerzasy sedesplomópor fin sobre el suelo secoconel ángel apretado

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contraelpechoysufamiliartictaccontraelcorazón.

SophiesehallabasentadaenelsillónjuntoalacamadeJemquesiemprehabíasidoelsitiodeWill,yloobservabadormir.

Habíahabidoun tiempo,pensó,cuandocasihabríaagradecidoesaoportunidad,unaocasiónparaestarcercadeél,paraponerlecompresasfríasenlafrentecuandoseremovíaymurmuraba,ardiendodefiebre.Yaunqueyanoloamabacomoantes,deesa formacomoseamaaalguienquenoseconoce,conadmiraciónydistancia,elcorazónaúnseleencogíaalverloasí.

Unade laschicasdelpuebloenelquesehabíacriadoSophiehabíamuertodetuberculosis, y ella recordaba que todos habían dicho que la enfermedad la habíavueltomáshermosaantesdematarla, lahacíamáspálidayesbelta,y lecubría lasmejillas conunagitado rubor rosado.Enesemomento, Jem teníaesa fiebreen lasmejillas,mientrasseremovíacontralasalmohadas;sucabelloplateadoeracomolaescarcha,ysusdedossemovíansinpararsobrelacolcha.Devezencuando,hablaba,perolaspalabraseranenmandarín,yellanolasentendía.JemllamabaaTessa.«Woaini,Tessa.Bulurun,heqingkuangfasheng,womendouhuizaiyiqi».YtambiénaWill, «sheng si zhi jiao», de unmodoque hacía que la chica quisiera cogerle lamano y sujetársela, aunque cuando fue a tocarlo, él estaba ardiendo de fiebre ySophieseechóhaciaatrásenelsillón,chillandoypreguntándosesideberíallamaraCharlotte.

Éstaquerría saber si Jemestabaempeorando.Estabaapuntodeponerseenpiecuandoderepenteélahogóungritoyabriólosojos.Sophievolvióadejarsecaerenelsillón,mirándolofijamente.Losiriserandeunaplatatanclaraqueparecíancasiblancos.

—¿Will?—llamóJem—.¿Will,erestú?—No—contestólasirvienta,casitemerosademoverse—.SoySophie.Jemexhalósuavementeyvolviólacabezahaciaellasobrelaalmohada.Lachica

lovioenfocar lamiradaensurostroconunesfuerzo,y luego, increíblemente,Jemsonrió,esasonrisadegrandulzuraquefueloprimeroquesehabíaganadoelcorazóndeSophie.

—Claro—dijoél—.Sophie.Willnoestá…HehechoqueWillsefuera.—HaidoabuscaraTessa—explicóella.—Bien.—Las largasmanosdeJemagarraron lacolchaysecerraronenpuños

unavez,luegolasrelajó—.Me…mealegro.—Loechausteddemenos—dijoSophie.Jemasintiólentamente.—Lonoto…enladistancia,comouncordónenmiinteriormuy,muytenso.No

me esperaba eso. No nos habíamos separado desde que nos convertimos en

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parabatai.—Cecilyhadichoquelohaenviadousted.—Sí—contestó él—.Me ha costado convencerle. Creo que si él no estuviera

tambiénenamoradodeTessa,nohabríalogradohacerlemarchar.Sophiesequedóboquiabierta.—¿Ustedlosabía?—Nohacemucho—contestó Jem—.No, no habría sido tan cruel.De haberlo

sabido, nunca me habría declarado. Me habría contenido. No lo sabía. Y, sinembargo, ahora,mientras todo se alejademí, todo semeaparecebajouna luz tanclaraquecreoquelohabríallegadoasaber,inclusosinomelohabríadicho.Cuandoacabara todo, lohabríasabido.—Sonrió levementealver laexpresióncompungidadeSophie—.Mealegrodenohabertenidoqueesperarhastaelfinal.

—¿Noestáenfadado?—Estoycontento—contestóél—.Asípodráncuidarsemutuamentecuandoyoya

noesté,oalmenospuedoteneresaesperanza.Willdicequeellanoloama,pero…seguroquellegaráaamarloconeltiempo.EsfácilquereraWill,yéllehaentregadotodosucorazón.Loveo.Esperoqueellanoselorompa.

ASophie no se le ocurría nada que decir.No sabía qué se podía decir ante unamor así; tanta paciencia, tanto aguante, tanta esperanza… Durante esos últimosmeses,enmuchasocasioneshabíalamentadohaberpensadoalgunavezmaldeWillHerondale;sobretodocuandoveíacómosequedabaatrásypermitíaaTessayaJemserfelicesjuntos,yellasabíaelsufrimientoporelqueéstapasaba,juntoalaalegría,alserconscientedequeestabahiriendoaWill.SóloSophiesabíaqueTessaavecesllamabaaWillmientrasdormía;sóloellasabíaquelacicatrizqueteníalachicaenlapalma de la mano no era debida a un encuentro accidental con el atizador de lachimenea, sino una herida deliberada, que se había infligido para poder, de algúnmodo, igualar con dolor físico el dolor emocional que había sentido al rechazar aWill.SophiehabíasujetadoaTessamientraséstallorabaysearrancabadelcabellolasfloresqueerandelcolordelosojosdeWill,ytambiénlasirvientahabíacubiertoconpolvoslaspruebasdelaslágrimasylasnochesenvela.

¿Deberíadecírselo?Sophieselopreguntaba.¿Seríaunfavordecirle:«Sí,Tessatambién lo ama; ha tratadodequeno fuera así, pero lo es»? ¿Podía algúnhombrerealmentequereroíresodelamuchachaconlaqueseibaacasar?

—LaseñoritaGraytieneungranaprecioporelseñorHerondale,ycreoquenoquerría romperningúncorazón—dijofinalmente—.Peromegustaríaqueustednohablaracomosisumuertefuerainevitable,señorCarstairs.Inclusoahora,laseñoraBranwellylosdemástienenesperanzasdeencontrarunacura.CreoqueviviráparaenvejecerjuntoalaseñoritaGray,yambosseránmuyfelices.

Élsonriócomosisupieraalgoqueellanosabía.

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—Es muy amable por tu parte decir eso, Sophie. Sé que soy un cazador desombras, y nodejamos fácilmente esta vida.Luchamoshasta el final.Venimosdelreinodelosángelesy,noobstante,lotememos.Perocreoqueunopuedeenfrentarseal fin y no tenermiedo sin haber tenido que inclinarse ante lamuerte. Lamuertenuncamedominará.

Sophielomiróalgopreocupada;leparecíaqueJemdelirabaunpoco.—¿SeñorCarstairs?¿VoyabuscaraCharlotte?—Dentrodeunmomento,pero,Sophie…entuexpresión,justoantes,cuandote

hedicho…—Seinclinóhaciaella—.Entonces¿escierto?—¿Quéescierto?—preguntóellaconunhilillodevoz,perosabíacuálseríala

pregunta,ynopodíamentirleaJem.

Will estabade unhumor de perros.El día había amanecido cubierto de niebla,húmedo y horrible. Se había despertado con el estómago revuelto, y casi no habíasidocapazdetragarseloshuevosgomososyelbeiconquelaesposadelposaderolehabíaservidoenelsalóndeaireviciado;todosucuerpolepedíaregresaralcaminoycontinuarelviaje.

Varioschubascoslohabíandejadotemblandobajosuropaapesardelabundanteempleo de las runas de calor, y aBalios no le gustaba el barro, que le pegaba loscascosalsuelomientrastratabandeapresurarseporlacarretera,conWillpensandotorvamenteencómoeraposiblequelanieblaselepudieracondensarhastadentrodela ropa.Almenoshabía llegadoaNorthamptonshire, loqueya era algo,pero sólohabíacubiertounostreintakilómetrosysenegabaadetenerse,aunquesucaballolomiró como suplicante cuando atravesaban Towcester, como si le pidiera un lugarcálidoenunestabloyunpocodeavena,yWillestuvocasidispuestoadárselo.Unasensacióndeimpotencialecalabaloshuesosigualqueelfríoylarecurrentelluvia.¿Quécreíaestarhaciendo?¿RealmentecreíaqueencontraríaaTessadeesemodo?¿Acasoeraestúpido?

Además,enesemomentoestabanatravesandounadesagradablezona,dondeellodohacíaqueelrocosocaminoresultaramuytraicionero.Unagranpareddetierraseelevabaaunladodelcaminoytapabaelcielo.Alotrolado,elcaminodabaaunprecipicio tapizado con afiladas piedras. La distante agua de un torrente lodosobrillabatenuementeenelfondodelbarranco.WillmanteníalacabezadeBaliosbienapartada del despeñadero, pero el caballo aún parecía nervioso y temeroso de lacaída.Elchicoibaconlacabezagacha,resguardadatodoloposibleenelcuellodelachaquetaparaevitarlafríalluvia;fuesóloporcasualidadque,mirandounmomentohaciaellado,captóeldestellodealgoverdebrillanteydoradoenmediodelasrocasquebordeabanelcamino.

Al instante había detenido aBalios, y desmontaba con tal rapidez que casi se

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resbaló en el barro. La lluvia caía con más fuerza en ese momento, mientras seacercaba y se arrodillaba para examinar la cadena de oro que se había quedadoenganchadaenlaagudapuntadeunaroca.Lacogióconcuidado.Erauncolgantedejade,circular,concaracteresestampadosennegro.Sabíaperfectamentequédecían.

«Cuando dos personas son una en lo más profundo de su corazón, quiebraninclusolafuerzadelhierrooelbronce».

El regalode compromisoque Jem lehabíahechoaTessa.Will apretó lamanosobreél.Recordóestaranteellaenlaescalera;lacadenadelcolgantedejadeleenvióundestellodesdeelcuellodeTessacomouncruelrecordatoriodeJemmientrasellaledecía:«Dicenquenosepuededividirelcorazóny,sinembargo…».

—¡Tessa!—gritóderepente,ysuvozresonóentrelasrocas.«¡Tessa!».Duranteunmomentosequedóparado,estremeciéndose,albordedelcamino.No

sabía lo que había esperado… ¿una respuesta? Era difícil que pudiera estar ahí,escondidaentre lasescasas rocas.Sóloseoíael silencio,yel ruidodelvientoy lalluvia.Aunasí,sabíasin lamásmínimadudaqueéseeraelcolgantedesuamada.Quizá se lo hubiera arrancado del cuello y lo hubiera tirado por la ventana delcarruajeparamarcarleelcaminoaél,comoHanselyGretelcon lasmigasdepan.Eso sería loqueharíaunaheroínade libroy,por consiguiente, loqueharíaTessa.Quizáhabríamásseñales,siseguíaadelante.Porprimeravez,laesperanzalefluyóporlasvenas.

Conunnuevo ímpetu fuehaciaBalios y subió a la silla.Nopararía; llegaría aStaffordshireesanoche.Mientrasvolvíalacabezadesumonturahaciaelcamino,semetióelcolganteenelbolsillo,dondesuspalabrasdeamorycompromisoparecieronquemarlecomounhierrodemarcar.

Charlottenuncasehabíasentidotancansada.Elhijoqueesperabalaagotabamásde lo que había pensado al principio, y había estado despierta toda la noche ycorriendotodoeldía.TeníamanchasenelvestidodelacriptadeHenry,yledolíanlos tobillos de subir y bajar la escalera de la casa y las escalerillas demano de labiblioteca.Sinembargo, cuandoabrió lapuertadel cuartode Jemy loviono sólodespiertosinosentadoyhablandoconSophie,olvidótodosucansancioynotóqueseledibujabaenelrostrounasonrisadealivio.

—¡James! —exclamó—. Me preguntaba… digo, me alegro de que estésdespierto.

Lasirvienta,queestabacuriosamentesonrojada,sepusoenpie.—¿Deboirme,señoraBranwell?—Oh, sí, por favor, Sophie. Bridget tiene uno de sus días; dice que no puede

encontrarelBanMary,yyonotengonilamásremotaideadeloqueestáhablando.Sophiecasisonrió; lohabríahechosielcorazónno leestuviera latiendoa toda

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prisaporsaberquequizáacabaradehaceralgoterrible.—Elbain-marie—explicó—.Yoselobuscaré.—Fuehacialapuerta,sedetuvo

y le lanzó por encima del hombro una mirada muy peculiar a Jem, que volvía areposar sobre las almohadas,muy pálido, pero compuesto.Antes de queCharlottepudieradecirnada,ellayasehabíamarchado,yJemestabaindicandoaladirectoraqueseacercaraconunacansadasonrisa.

—Charlotte,sinoteimporta…¿podríastraermeelviolín?—Claro.—Fuealamesaquesehallabajuntoalaventana,dondeelviolínestaba

guardadoensufundadepalisandro,conelarcoyunacajitaredondaderesinaámbar.Locogióy lo llevóa lacama,dondeJemlo tomóconcuidado.Charlottesesentó,agradecida, en el sillón junto a él—.Oh…—exclamóunmomento después—.Losiento.Heolvidadoelarco.¿Queríastocar?

—Nopasanada.—Pulsóconsuavidad lascuerdascon losdedos,yprodujounsonido vibrante y agradable—. Eso es un pizzicato; lo primero que mi padre meenseñóahacercuandoaprendíaatocarelviolín.Merecuerdaacuandoeraniño.

«Y sigues siendo un niño», quiso decirCharlotte, pero no lo hizo.Después detodo,sólolefaltabanunassemanasparacumplirlosdieciochoaños,yaunquecuandoella lo miraba aún veía al niño de cabello negro que había llegado de Shangháiaferrandosuviolín,conunosojosenormesenunrostropálido,esonoqueríadecirquenohubieracrecido.

Cogiólacajadeyinfenqueestabaenlamesilladenoche.Sólohabíaunpálidorestoenelfondo,apenasunacucharaditadepostre.Intentótragarelnudoqueteníaenlagarganta,pusoelpolvoenelfondodeunvaso,vertióaguadelabotellaydejóque el polvo se disolviera como el azúcar. Cuando se lo pasó a Jem, él dejó elinstrumentoaunladoycogióelvaso.Lomirófijamenteconojospensativos.

—¿Esloúltimoquequeda?—preguntó.—Magnusestá trabajandopara lograrunacura—explicóCharlotte—.Todos lo

estamoshaciendo.GabrielyCecilyestáncomprandoingredientesparaunamedicinaquetemantendráfuerte,ySophie,Gideonyyohemosestadoinvestigando.Seestáhaciendotodoloposible.Todo.

Jempareciósorprendido.—Nolosabía.—Puesclaroqueloestamoshaciendo—insistióCharlotte—.Eresdelafamilia;

haríamos loque fuerapor ti.Por favor, nopierdas la esperanza. Jem,necesitoqueconserveslafuerza.

—Toda la fuerza que tengo es tuya —afirmó él crípticamente. Se tomó lasolucióndeyinfenyledevolvióelvasovacío—.¿Charlotte?

—¿Sí?—¿Yahasganadoladiscusiónsobrecómollamaralniño?

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Ella soltó una sorprendida carcajada. Parecía raro pensar en el niño en esemomento, pero ¿por qué no? «En la muerte, estamos vivos». Era algo en lo quepensardistintoalaenfermedad,oladesaparicióndeTessa,olapeligrosamisióndeWill.

—Aúnno—respondió—.HenryinsisteenllamarleBuford.—Ganarás tú—aseguróJem—.Siempre lohaces.SeríasunaCónsulexcelente,

Charlotte.Éstaarrugólanariz.—¿UnamujerCónsul?¡Despuésdetodosloslíosquehetenidosólopordirigirel

Instituto!—Siempre tienequehaberunaprimeravez—repuso Jem—.Noes fácil ser el

primero,ytampocoessiempresatisfactorio,peroesimportante.—Agachólacabeza—.Llevascontigounadelaspocascosasquelamento.

Lomiróconfusa.—Me gustaría haber visto al bebé.—Era un deseo simple, pero se le clavó a

Charlotteenelcorazóncomoun trozodecristal.Comenzóa llorar, las lágrimas lesurcabanlasmejillas.

—Charlotte—dijoJem,comotratandodeconsolarla—.Siempremehascuidado.Serásincreíblecuidandoaeseniño.Serásunamadremaravillosa.

—No puedes rendirte, Jem—imploró ella en una voz ahogada—. Cuando tetrajeronconmigo,alprincipiodijeronquesóloviviríasunañoodos.Yahasvividocasiseis.Porfavor,viveaunquesóloseanunosdíasmás.Unosdíasmáspormí.

Jemlamirómuyserio.—He vivido por ti—contestó—.Y he vivido porWill, y luego he vivido por

Tessa,ypormí,porquequeríaestar conella.Peronopuedovivir eternamenteporotras personas. Nadie puede decir que la muerte encontró en mí un camaradavoluntario,oquemefuisinluchar.Sidicesquemenecesitas,mequedarétodoloquepuedaporti.Viviréportiyporlostuyos,ymeiréluchandocontralamuertehastaquenoquededemímásquehuesosypellejo.Peronoserámielección.

—Entonces…—Charlottelomiróvacilante—.¿Cuálseríatuelección?Jemtragósaliva,ybajólamanoparatocarelviolín.—Hetomadounadecisión—respondió—.LatomécuandoledijeaWillquese

fuera.—Agachólacabezayluegolaalzóparamiraraladirectora;leclavólosojosen el rostro como si quisiera hacer que lo entendiera—.Quiero acabar. Dices quetodosestáisbuscandounacuraparamí.SéqueledipermisoaWill,peroquieroquedejéisdebuscar,Charlotte.Sehaacabado.

YaestabaoscureciendocuandoCecilyyGabrielllegaronalInstituto.EstarporlaciudadconalguienquenofueraCharlotteosuhermanohabíasidounaexperiencia

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excepcional para la chica, y estaba sorprendida de la buena compañía queGabrielLightwood había resultado ser. La había hecho reír, aunque ella había hecho loposible por disimularlo, y había cargado caballerosamente con todos los paquetes,aunqueellahabíaesperadoqueprotestaraporsertratadocomosifueraunmozodecarga.

Eraciertoque seguramentenodeberíahaber lanzadoaaquel sermágicopor laventana, o al canal de Limehouse después. Pero no podía culparle. Ella sabíaperfectamente bien que lo que le había encendido no era que el sátiro le hubieraenseñadoaellaimágenesinapropiadas,sinoquelerecordaraasupadre.

Resultaba extraño, pensó Cecily mientras subía los escalones de entrada delInstituto,lodiferentequeeradesuhermano.Gideonlehabíacaídobiendesdequelohabía conocido al llegar a Londres, pero lo encontraba callado y contenido. Nohablabamucho,yaunqueavecesayudabaaWillaentrenarla,semostrabadistanteyserio con todos excepto conSophie.Conella eraposibleverledestellosdehumor.Podría sacar un humor irónico cuando quería, y tenía un carácter observadorcompatibleconsualmatranquila.

Por las cosas que había oído a Tessa, a Will y a Charlotte, Cecily habíareconstruidolahistoriadelosLightwoodycomenzabaaentenderporquéGideoneratancallado.Enciertomodo,aligualqueWillyellamisma,habíadadolaespaldaasufamiliadeunaformadeliberada,ycargabaconeldolordeesapérdida.Laelecciónde Gabriel había sido diferente. Se había quedado al lado de su padre, y habíaobservado el lento deterioro de su cuerpo y mente. ¿Qué debía de haber pensadomientrasesoocurría?¿Enquémomentosehabíadadocuentadequehabíatomadoladecisiónincorrecta?

GabrielabriólapuertadelInstituto,yCecilyentró;losrecibiólavozdeBridgetbajandoporlaescalera.

Oh,¿novestúeseestrechosendero,cubiertodeespesasespinasyzarzas?Eselsenderodelavirtud,aunqueporélpocospreguntan.¿Ynovestúaquelcamino ancho, ancho, junto al lago de lirios? Es el camino de lamaldad,aunquealgunoslellamanelcaminoalCielo.

—Estácantando—dijoCecilymientrascomenzabaasubir—.Otravez.Gabriel,sujetandoágilmentelospaquetes,emitióunsonidodeecuanimidad.—Estoyhambriento.Mepreguntosimeconseguiráunpocodepollofríoypan

delacocinasiledigoquenomemolestansuscanciones.—Atodoelmundolemolestansuscanciones.—Cecilylomiródereojo;teníaun

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perfilencantador.Gideoneraguapotambién,peroGabrieleratodoángulos,barbillaypómulos, loqueCecilyconsiderabamáselegante—.Noesculpasuya,¿sabe?—soltóelladegolpe.

—¿Quenoesculpamía?—Torcierondesdelaescalerahaciaelpasillodelprimerpiso.ACecilyleparecióoscuro;laslucesmágicasestabanbajas.OíaaBridget,queseguíacantando.

Eraunanocheoscura,oscura,sinningunaestrella,yvadearonensangrerojahastalarodilla;porquetodalasangrequesederramaenlatierracorreporlosarroyosdeesepaís.

—Supadre—contestóCecily.Gabriel tensó el rostro. Por un momento, Cecily pensó que iba a replicarle

enfadado,peronofueasí.—Quizánoseaculpamía—fueloquedijo—,peroescogínoversuscrímenes.

Creíenélcuandoeraunerrorhacerlo,yélhahechoqueelnombredeLightwoodcaigaendesgracia.

Cecilypermanecióensilencioduranteunmomento.—Yovineaquíporquecreíaqueloscazadoresdesombraseranmonstruosquese

habían llevado a mi hermano. Lo creía porque mis padres lo creían. Pero seequivocaban.Nosomosnuestrospadres,Gabriel.Notenemosquecargarconelpesodesuserroresosuspecados.UstedpuedehacerqueelnombreLightwoodbrilledenuevo.

—Ésaesladiferenciaentreustedyyo—repusoél,conamargura—.Ustedeligióvenir aquí. A mí me echaron de mi casa, perseguido por un monstruo que en untiempofuemipadre.

—Bueno—dijoCecilyconamabilidad—,noperseguidohastaaquí.SólohastaChiswick,meparece.

—¿Qué…?Ellalesonrió.—Soy la hermana deWillHerondale.No puede esperar que esté seria todo el

rato.LaexpresióndeGabrielaloíresofuetancómicaquelachicasoltóunarisita;aún

estaba riendo cuando empujaron la puerta de la biblioteca y entraron, y ambos sequedaronparadosdegolpe.

Charlotte,HenryyGideonestabansentadosaunadelaslargasmesas.Magnussehallabaaciertadistancia,juntoalaventana,conlasmanosalaespalda.Estabarígido

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ytenso.Henryparecíademacradoycansado.Charlotteteníarastrosdelágrimas.ElrostrodeGideoneraunamáscara.

LarisadeCecilymurióensuslabios.—¿Quépasa?¿Hahabidonoticias?¿Willestá…?—NoesWill—respondióCharlotte—.EsJem.Cecilysemordióellabio,mientrassucorazónrecuperabasuritmonormalconun

alivio culpable. Primero había pensado en su hermano, pero claro que era suparabataielqueestabaenpeligroinminente.

—¿Jem?—susurró.—Aúnvive—repusoHenry,respondiendoalapreguntaquenohabíallegadoa

formularCecily.—Entonces, bien. Lo tenemos todo —anunció Gabriel mientras ponía los

paquetes sobre la mesa—. Todo lo queMagnus nos pidió: la damiana, la raíz decabezademurciélago…

—Gracias.—Elbrujohablódesdelaventana,sinvolverse.—Sí,gracias—repitióCharlotte—.Habéishechotodoloqueoshepedido,yos

lo agradezco.Perome temoqueel viajehabrá sido envano.—Miróel paquete, yluego volvió a alzar la vista. Resultaba evidente que le estaba costando un granesfuerzohablar—.Jemhatomadounadecisión—explicó—.Quierequedejemosdebuscarunacura.Sehabebidoloúltimoquequedabadeyinfen;nohaymás,yahoraescuestióndehoras.HellamadoalosHermanosSilenciosos.Hallegadoelmomentodedespedirnos.

Lasaladeentrenamientoestabaoscura.Lassombrassealargabansobreelsuelo,ylaluzdelalunaentrabaporlasaltasventanasdearco.Cecilyestabasentadaenunodelosgastadosbancosymirabalosdibujosqueéstacreabasobreelastilladosuelodemadera.

Sinpensarlo,con lamanoderechase toqueteabaelcolganterojoque llevabaalcuello. No podía evitar pensar en su hermano. Parte de su cabeza estaba en elInstituto, pero el resto estaba conWill: sobre el caballo, inclinado hacia el viento,cabalgandocomoalmaquellevaeldiabloporloscaminosqueseparabanLondresdeDolgellau.Sepreguntósitendríamiedo.Sepreguntósivolveríaaverlo.

Estaba tanperdidaensuspensamientosquesesobresaltóaloírelcrujidode lapuertaalabrirse.Unalargasombraseproyectósobreelsuelo,ycuandoCecilyalzólosojosvioaGabrielLightwoodmirándolasorprendido.

—¿Seestáescondiendoaquí?—preguntó—.Es…incómodo.—¿Por qué? —Cecily se sorprendió de lo normal que le sonaba la voz, casi

tranquila.—Porqueyotambiénteníalaintencióndeescondermeaquí.

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Cecily permaneció en silencio durante unmomento.Lo cierto era que el chicoparecía un poco inseguro; se le hacía extraño, por lo general era tan seguro de símismo… Aunque su confianza era más frágil que la de su hermano. Estabademasiado oscuro para verle el color de los ojos o del cabello, y por primera vez,Cecily pudo ver el parecido entre los dos Lightwood. Tenían la misma barbilladecidida,losmismosojosseparadosyelmismoporte.

—Puedeesconderseconmigo—concedióella—,siquiere.Él asintióy cruzó la sala hasta donde estaba ella, pero envezde acercarse fue

hacialaventanaymiróafuera.—ElcarruajedelosHermanosSilenciososestáaquí—informó.—Sí—contestóCecily.Sabía,de leerelCódice, que losHermanosSilenciosos

erantantolosmédicoscomolossacerdotesenelmundodeloscazadoresdesombras;eradeesperarencontrarlos juntoa losmoribundos, losenfermosy lasparturientas,porigual—.HepensadoquedeberíairaveraJem.PorWill.Perono…nohetenidovalor.Soyunacobarde—añadiócomosi se leacabaradeocurrir.Noeraalgoquehubierapensadoantesdesímisma.

—Entonces,yotambiénlosoy—replicóél.Laluzdelalunaleiluminabaunladodelrostro,porloquedabalaimpresióndellevarmediamáscara—.Sinceramente,hevenidoaquíparaestar solo,paraestar lejosde losHermanos,porquemeproducenescalofríos.Hepensadoquepodíahacerunsolitario.Perosiquieres,podemosjugaralabrisca.

—ComoPipyEstellaenGrandesEsperanzas—señalóCecilydivertida—.Pero,no…noséjugaralascartas.Mimadresiemprehaintentadoquenohubieranaipesen casa, porque mi padre… tenía cierta debilidad por ellos. —Miró a Gabriel—.¿Sabe?, en cierto modo somos iguales. Nuestros hermanos se marcharon, y nosquedamossolossinhermanosnihermanas,conunpadrequeestabadeteriorándose.ElmíosevolvióunpocolocodespuésdequeWillsemarcharayEllamuriera.Lecostócincoañosrecuperarse,ymientrastanto,perdimosnuestracasa.IgualqueustedhaperdidoChiswick.

—Chiswick nos lo han arrebatado—puntualizó Gabriel con ácido destello deamargura—. Y para ser sincero, me da pena y no lo hace. Mis recuerdos de eselugar…—Seestremeció—.Mipadre llevabaencerradodos semanas en su estudiocuando vine aquí a pedir ayuda. Debería haber venido antes, pero era demasiadoorgulloso. No quería admitir que me había equivocado con él. Durante esas dossemanascasinodormí.Golpeélapuertadelestudioyleroguéquesaliera,quemehablara,perosólooíaruidosinhumanos.Porlanochecerrabamipuertaconllaveypor lasmañanas solía haber sangre en la escalera.Me dije que los criados habíanhuido. Pero sabía que no. Así que no, no somos iguales, Cecily, porque tú temarchaste.Fuistevaliente.Yomequedéhastaquenotuvemásremedioqueirme.Me

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quedéinclusosabiendoqueeraunerror.—EresunLightwood—repusoCecily—.Tequedasteporqueeraslealalnombre

detufamilia.Esonoescobardía.—¿No?¿Acasolalealtadesunacualidadencomiablecuandovaenladirección

errónea?Cecilyabriólaboca,ylavolvióacerrar.Gabriellaestabamirando,conlosojos

brillantesporlaluzdelaluna.Parecíarealmentedesesperadoporoírsurespuesta.Sepreguntósiéltendríaalguienmásconquienhablar.Podíaentenderqueleaterrorizaraacudir aGideon con escrúpulosmorales; éste parecía tan firme, como si nunca sehubieracuestionadonadaentodasuvidaynopudieraentenderalosquelohacían.

—Creo—comenzóella,eligiendolaspalabrasconcuidado—quecualquierbuenimpulsopuederetorcerseparaqueseaalgomalo.MiraalMagíster.Haceloquehaceporqueodiaaloscazadoresdesombras,porlealtadasuspadres,quelocuidaronyalosquemataron.Noesalgoquenosepuedaalcanzaracomprender.Y,sinembargo,nadaexcusaelresultado.Creoquecuandotomamosunadecisión,ycadadecisiónesindependientedelasdecisionesquehemostomadoantes,debemosexaminarnosólonuestrasrazonesparatomarla,sinoquéresultadospuedetener,ysiharemosdañoagentebuenaconella.

Hubounsilencio.—Eresmuysabia,CecilyHerondale—concluyóGabrielfinalmente.—No lamentes demasiado las decisiones que tomaste en el pasado,Gabriel—

repuso ella, consciente de que se estaban tuteando desde hacía unmomento, peroincapaz de evitarlo—. Sólo toma las correctas en el futuro. Somos capaces decambiar,ycapacesdeserlomejorquepodemosser,siempre.

—Eso—replicóGabriel—noseríaserloquemipadrequeríaquefuera,yapesarde todo, me doy cuenta de que soy reacio a prescindir de la esperanza de suaprobación.

Cecilysuspiró.—Sólo podemos esforzarnos, Gabriel. Yo traté de ser la niña que mis padres

querían,lamujerquedeseabanquefuera.MemarchéparadevolverlesaWillporquepensé que era lo correcto. Sabía que les dolía que hubiera escogido un caminodiferente,peroeselcorrectoparaél,aunquellegaraaéldeunaformaextraña.Essucamino.Noelijaselcaminoquetupadrehabríaelegidooelcaminoquetuhermanoelegiría.Séelcazadordesombrasquedeseasser.

—¿Cómo sabes que voy a tomar la decisión correcta?—preguntó él y en esemomentopareciómuyjoven.

Al otro lado de la ventana, los cascos de los caballos resonaron sobre losadoquinesdelpatio.LosHermanosSilenciososmarchándose.«Jem»,pensóCecily,conunapunzadadedolorenelcorazón.Suhermanosiempre lohabíaconsiderado

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como una especie de estrella polar, una brújula que siempre indicaba la decisióncorrecta. Ella nunca había pensado antes en su hermano como una personaafortunada,ysindudanoesperabahacerloesedía,y,sinembargo…sinembargo,enciertosentido, lohabíasido.Tenersiemprealguienaquienpoderacudirparasaberdóndeestabaelnorte,ynopreocuparseconstantementedeestarmirandoalaestrellaequivocada.

Trató de que su voz fuera lomás fuerte y firme posible, por ellamisma tantocomoporelchicodelaventana.

—Quizá,GabrielLightwood,tengofeenti.

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14

PARABATAICallad,quenoestámuertonidormido;despertóyadelsueñodelavida.Perdidosenvisionestempestuosas,

sostenemoscontraespectrosunacontiendaestéril,yendelirioloco,elpuñaldelespírituclavamosenelvacíoinvulnerable.Decaemoscomocruelesdespojossepultos;eltemorylaangustianoscrispanyconsumendíaadía,

yfríasesperanzasserpenteancualgusanosenelbarroquesomos.

PERCYBYSSHESHELLEY,«Adonais:UnaelegíaporlamuertedeJohnKeats».

El patio del Green Man Inn era un lodazal pisoteado cuando Will detuvo suagotado caballo y descendió de su amplio lomo. Estaba cansado, agarrotado ydoloridodelasilla,yconelmalestadodeloscaminosylaextenuacióndeBaliosylasuya,habíapodidoavanzarmuypocoen lasúltimashoras.Yahabíaoscurecido,yWill se sintió aliviado al ver al mozo de cuadra corriendo hacia él, con las botassalpicadas de barro hasta la rodilla y una lámpara en la mano que proyectaba uncálidoresplandoramarillo.

—¡Vayaunanochehúmeda,señor!—exclamóelmozoalegrementemientrasseacercaba.Parecíaunmuchachohumanocorriente,perohabíaalgotraviesoyunpococomo de diablillo en él; la sangre de hada, a veces, pasada de generación engeneración, podía expresarse en humanos e incluso en cazadores de sombras en lacurvadeunojooenelbrillantefulgordeunapupila.Naturalmente,elmozoteníalaVisión. El Green Man era una parada bien conocida en el submundo.Will habíaesperadopoderllegarallíantesdequefueranochecerrada.Estabacansadodefingirdelantedemundanos,cansadoderodearsedeunglamour,cansadodeocultarse.

—¿Húmeda?¿Esocrees?—mascullóWillmientraselagualecaíadelcabelloyseleenganchabaenlaspestañas.Teníalamiradaclavadaenlapuertaprincipaldelaposada,porlaquesalíaunaacogedoraluzamarilla.Porencima,casitodalaluzhabíadesaparecidodel cielo.Nubesnegrasy amenazantes lo cubrían, con lapromesademáslluvia.

ElmozocogióaBaliosporlabrida.—Tieneunodeesoscaballosmágicos—exclamó.—Sí.—Will palmeó el costado del animal—.Necesita un buen cepillado, con

especialcuidado.Elchicoasintió.—Ustedesuncazadordesombras,¿no?Nonosvienenmuchosporaquí.Unono

hacedemasiado,peroeraviejoydesagradable…—Dime—preguntóWill—,¿hayhabitacioneslibres?—Noestoysegurodesiquedaalgunaindividual.—Bueno,puesvoy aquereruna individual, así que serámejorquehaya.Yun

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establo para el caballo durante la noche, y un baño y la cena. Vete y acomoda alcaballo,yyoveréloquetienequedecirtujefe.

El posadero fue de lo más servicial y, a diferencia del mozo, no hizo ningúncomentariosobrelasMarcasqueseleveíanaWillenlasmanosoelcuello,ysóloleformulólaspreguntasgeneralesderigor.

—¿Deseacenarenunsalónprivadooenlasalacomún,señor?¿Yquerráelbañoantesdelacenaodespués?

Will,quesenotabarebozadoenbarro,optóporbañarseprimero,aunqueaceptócenarenlasalacomún.Habíallevadoconélciertacantidaddedineromundano,perounsalónprivadoparacenareraungastoinnecesario,sobretodocuandonoimportabaloquesecomía.Losalimentoserancombustibleparaelviaje,nadamás.

Aunqueelposaderonoparecíahabersefijadodemasiadoenqueerauncazadordesombras,hubootrosenlasalacomúnquesílohicieron.Mientrasélseapoyabaenel mostrador, un grupo de licántropos jóvenes, que habían estado consumiendocervezabaratadurante todoel día,mascullaronentre sí cercade la chimenea.Willtrató de no fijarse en ellos mientras pedía botellas de agua caliente para él y unpreparadodesalvadoparaelcaballo,comocualquierjovencaballeroarrogante,peronotaba los ávidos ojos de los licántropos sobre él, fijándose en todos los detalles,desdesucabelloempapadoylasbotasllenasdebarrohastaelpesadoabrigoquenodejabaadivinarsillevabaelhabitualcinturóndearmasdelosnefilim.

—Tranquilos, chicos—dijo elmás alto del grupo.Estaba sentado apartado delfuego,conelrostrocubiertodepesadassombras,aunqueelfuegoledibujólasiluetadeloslargosdedosmientrassacabaunaelegantepitilleradeporcelanaydabaunospensativosgolpecitosalcierre—.Loconozco.

—¿Lo conoces?—preguntó incrédulo uno de los lobosmás jóvenes—. ¿A esenefilim?¿Esamigotuyo,Scott?

—Oh,amigono.Noexactamente.—WoolseyScottencendióelcigarroconunacerilla y observó al chico desde el otro lado de la sala por encima de la pequeñallama; una sonrisa le asomaba a la boca—.Pero esmuy interesante que esté aquí.Muyinteresante,sinduda.

—¡Tessa!—Lavozlereverberóeneloído,ungritodesgarrado.Seirguióhastasentarseenlaorilladeltorrenteconelcuerpotemblándole.

—¿Will?—Sepusoenpieymiróalrededor.La luna había pasado tras una nube. El cielo era como mármol gris oscuro,

atravesadodevenasnegras.El río corría ante ella, gris en lapenumbra,y almiraralrededorviosóloárbolesretorcidos,elescarpadobarrancoporelquehabíacaído,unampliopaisajequeseextendíaenlaotradirección,concamposyvallasdepiedra,yalguna que otra granja o casa distante.No podía vislumbrar nada semejante a una

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ciudadounpueblo,ni siquieraungrupode lucesquepudiera indicarunapequeñaaldea.

—Will—susurródenuevo,mientrasserodeabaconlosbrazos.Estabaseguradequehabíasidosuvoz laquehabíadichosunombre.Nohabíaotravozquesonaraigual.Peroera ridículo.Élnoestabaallí.Nopodíaestarlo.Talvez, igualqueJaneEyre,quehabíaoídolavozdeRochesterllamándolaporlospáramos,estaríamediosoñando.

Almenos era un sueño que la había sacado de la inconsciencia. El viento eracomouncuchillo fríoque leatravesaba la ropay lehelaba lapiel; sólo llevabaunfinovestidodeinterior,niabrigonisombrero.Teníalafaldaaúnmojadadelaguadelrío;elvestidoylasmediasrajadosymanchadosdesangre.Elángellehabíasalvadolavida,peronohabíaevitadoquesehiriera.

Lotocó,esperandoalgúntipodeguía,peroestabatanquietoysilenciosocomosiempre.Mientrasapartabalamanodelcuello,oyólavozdeWillensucabeza:«Aveces,cuandotengoquehaceralgoynoséquéhacer,imaginoquesoyunpersonajedeunlibro.Esmásfácilsaberquéharíanellos».

«El personaje de un libro—pensóTessa—,unobuenoy razonable, seguiría eltorrente.Unpersonajede librosabríaque las residenciashumanasy lospueblossesuelen construir cerca del agua, y buscaría ayuda en vez de adentrarse en losbosques».Decidida,seabrazóycomenzóacaminarríoabajo.

CuandoWill,yabañado,afeitadoyconunacamisayuncuellolimpio,volvióalasalacomúnparacenar,laestanciaestaballenadegente.

Bueno, no exactamente gente. Mientras lo acompañaban a una mesa, anduvoentreotrasenlasquelostrolsseapiñabansobrepintasdecerveza;podríanpasarporancianos resecos excepto por los colmillos que les sobresalían de la mandíbulainferior.Undelgadobrujoconelcabellocastañoyun tercerojoenelcentrode lafrente estaba dedicado a una chuleta de ternera. En una mesa junto al fuego seapiñaba un grupo: licántropos, notóWill, por su actitud demanada.La sala olía ahumedad,ascuasycomida,yaWilllerugióelestómago;nosehabíadadocuentadelohambrientoqueestaba.

EstudióunmapadeGalesmientrasbebía suvino (agrio,avinagrado),comía loquelehabíanservido(undurocortedevenadoconpatatas)yhacíaloquepodíaparaignorarlasmiradasdelosotrosclientes.Supusoqueelmozodeestabloteníarazón;no pasaban muchos nefilim por ahí. Se sentía como si las Marcas estuvieranbrillándole como sellos.Cuando le recogieron los platos, sacó papel y redactó unacarta.

Charlotte:

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LamentohaberdejadoelInstitutosintupermiso.Tepidoquemeperdones;meparecióquenohabíaotraopción.

Noobstante,noesporesoporloqueenvíoestacarta.JuntoalacarreteraheencontradopruebasdelpasodeTessa.Dealgúnmodohaconseguidotirarsucolgantedejadeporlaventanilladelcarruaje,creoque para que podamos seguirla. Ahora lo tengo conmigo. Es una prueba irrefutable de que nuestrassuposiciones sobre el paradero deMortmain eran correctas. Debe de estar en Cadair Idris. Tienes queescribiralCónsulyexigirqueenvíeunafuerzacompletaalamontaña.

WillHerondale

Despuésdesellarlacarta,Willllamóalposaderoyseaseguródeque,pormediacorona,elmozolallevaríaalcarruajenocturnodelcorreoparaquefueraentregada.Despuésdepagar,serecostóensuasiento,meditandosidebíaobligarseabeberotrovasodevinoparaestarsegurodedormir;enesemomento,notóundoloragudoquele atravesaba el pecho.Era como si lehubierandisparadouna flecha, y se sacudióhaciaatrás.Elvasodevinoseestrellócontraelsueloyserompió.Willsepusoenpiede un salto y apoyó ambas manos en la mesa. Era vagamente consciente de lasmiradas y de la ansiosa voz del posadero en el oído, pero el dolor era demasiadointensoparapensar,casitanintensoinclusocomopararespirar.

Laopresiónensupecho, laquehabíaconsideradocomoelextremodelcordónqueloatabaaJem,sehabíatensadotantoqueleestabaestrangulandoelcorazón.Setambaleó apartándose de la mesa, se abrió paso a empujones entre el montón declientescercadelbarycruzóhacialapuertaprincipaldelaposada.Sólopodíapensarenaire,enmeterseaireenlospulmonespararespirar.

Empujó la puerta para abrirla y saliómedio tambaleándose a la noche. Por uninstante, el dolor en el pechodisminuyó, yWill se desplomócontra la paredde laposada. Estaba cayendo una cortina de lluvia, que le empapó el cabello y la ropa.Ahogó un grito, mientras el corazón se le encogía con una mezcla de terror ydesesperación.¿ErasóloladistanciadeJemloqueleestabaafectando?Nuncahabíasentido nada parecido, incluso cuando su parabatai había estado en sus peoresmomentos,inclusocuandohabíaestadoheridoyWillsufríaporundolorsimpático.

Elcordónserompió.Porunossegundos,todoselevolvióblanco,comobañadoenácido.AWillsele

doblaronlasrodillasyvomitósucenaenelbarro.Cuandopasaronlosespasmos,sepuso en pie como pudo y se alejó a trompicones de la posada, como si estuvieratratandodecorrermásquesudolor.Fueadarcontralapareddelosestablos,juntoalabrevadero de los caballos. Se dejó caer de rodillas, metió las manos en el aguaheladayviosu reflejo.Veíasu rostro, tanblancocomo lamuerte, lacamisayunamancharojaqueseleibaextendiendopordelante.

Conlasmanosmojadas,secogió lacamisayse laabrió.Bajo la tenue luzquesalía de la posada, vio que su runa de parabatai, justo sobre el corazón, estabasangrando.

Teníalasmanoscubiertasdesangre,sangremezcladaconlluvia,lamismalluvia

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que hacía desaparecer la sangre del pecho y dejaba al descubierto la runa quecomenzaba a difuminarse, pasando del negro al plata, transformando todo lo quehabíatenidosentidoenlavidadeWillenunsinsentido.

Jemhabíamuerto.

Tessallevabahorascaminando,ylosfinoszapatosestabanrajadosporlasásperaspiedrasdellechodelrío.Habíacomenzadocasicorriendo,peroelagotamientoyelfrío habían podido con ella, y en ese momento cojeaba lentamente, aunque sinvacilar, ríoabajo.La telaempapadade las faldaseracomounaanclaque laestabaarrastrandoalfondodealgúnmarterrible.

Nohabíavistoniunaseñalderesidenciahumana,ycomenzabaadesesperardesuplan,cuandoseabrióunclaro.Habíaempezadoacaeruna ligera llovizna,peroinclusoa travésdeellapudover lasiluetadeunedificiobajodepiedra.Amedidaque se acercaba, vio lo queparecía ser una casita, con techodepaja y un senderollenodematojosquellevabaalapuerta.

Aceleróelpaso,casicorriendo,pensandoenunaamableparejadegranjeros,deltipoqueenloslibrosacogíanaunajovenylaayudabanacontactarconsufamilia,como los Rivers habían hecho por Jane en Jane Eyre. Sin embargo, al acercarse,captó la suciedad, las ventanas rotas y la hierba que crecía en el techode paja.Elcorazónselecayóalospies.Lacasaestabaabandonada.

Lapuertaestabayaentreabierta,lamaderahinchadaporlahumedad.Habíaalgoinquietanteenlacasavacía,peroTessanecesitabadesesperadamenteunlugardonderefugiarsede la lluviaydecualquierperseguidorqueMortmainpudieraenviar trasella.SeaferróalaesperanzadequelaseñoraNegropensaraquehabíamuertoenlacaída,perodudabadequeelMagísterpudieraperdersupistatanfácilmente.Despuésdetodo,sialguiensabíaloquepodíahacersuángelmecánico,eraél.

Lahierba crecía entre las losas del suelo del interior de la casa, y la chimeneaestabasucia,conuncalderorequemadoaúncolgandosobrelosrestosdeunfuegoylasparedesencaladas llenasdehollínevidenciabanelpasodel tiempo.Cercade lapuerta,habíaunrevoltijodeloqueparecíanherramientasdegranja.Unaparecíaunpalodemetalconunganchoal final,aúnafilado.Comosabíaquepodríanecesitaralgúnmediodedefensa,locogió;luegofuealaentradadelaotraúnicahabitaciónque tenía la casa: un pequeño dormitorio en el que vio, encantada, que había unamohosamantasobrelacama.

Semiróimpotenteelmojadovestido.TardaríamuchoenquitárselosinlaayudadeSophie,ynecesitabadesesperadamentecalor.Seenvolvióenlamanta,aúnconlaropamojada,yseacurrucóenelcolchónrellenodepunzanteheno.Olíaamohoyseguramentehabíaratonesviviendoenél,peroenesemomentoleparecióaTessalacamamáslujosaenlaquenuncasehabíatumbado.

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Sabíaquelomásinteligenteerapermanecerdespierta.Pero,apesardetodo,nopodíaresistirmáslasexigenciasdesucuerpo,golpeadoyexhausto.Conelarmademetalapretadacontraelpecho,sesumergióenelsueño.

—¿Asíqueeséste?¿Elnefilim?Willnosabíacuántotiempollevabasentadocontralapareddelestablo,cadavez

másempapado,cuandounavozrugientelellegódesdelaoscuridad.Alzólacabeza,demasiado tarde para esquivar la mano que iba a por él. En un segundo lo habíaagarradoporelcuellodelacamisayloobligabaaponerseenpie.

Miró a través de unos ojos cegados por la lluvia y el dolor a un grupo delicántroposquelorodeabanenunsemicírculo.Quizáfueranunoscinco,incluidoelque lo tenía sujeto contra la pared del establo, con un puño agarrándole la camisaensangrentada. Todos iban vestidos de un modo muy parecido, de un negro tanmojado por la lluvia que brillaba como lona encerada. Todos iban con la cabezadescubierta, y el cabello, largo como lo llevaban los licántropos, se les pegaba alcráneo.

—Sácamelasmanosdeencima—ordenóWill—.LosAcuerdosprohíbentocaraunnefilimsinquemedieprovocación…

—¿Sin provocación? —El licántropo que lo sujetaba lo tiró hacia adelante yluegolovolvióaestrellarcontra lapared.Encircunstanciasnormales,seguramenteesolehabríadolido,peroésasnoerancircunstanciasnormales.Eldolorfísicoquelehabíaprovocadolarunadeparabataihabíadesaparecido,perosentíatodoelcuerposecoyvacío,todoelsentidoextraídodesucentro—.Yodiríaqueesprovocado.Sinofueraporvosotros,nefilim,elMagísternuncahabríavenidotrasnosotrosconsusdrogasasquerosasysussuciasmentiras…

Willmiróaloslicántroposconunaemociónquerozabalahilaridad.¿Realmentecreíanquepodíanhacerledaño,despuésdeloqueacababadeperder?Durantecincoañoshabíasidosuverdadabsoluta.JemyWill.WillyJem.WillHerondalevive,portanto,JemCarstairs tambiénvive.Quoderatdemostrandum. Imaginabaqueperderunapiernaounbrazoseríadoloroso,peroperderlaverdadcentraldelavidaera…fatal.

—Drogasasquerosasysuciasmentiras—repitióWillarrastrandolaspalabras—.Esosuenadelomásantihigiénico.Aunque,dime,¿esciertoqueenvezdebañaros,loslicántropososlaméisunavezalaño?

Lamanoquelosujetabasetensóaúnmás.—Deberíasserunpocomásrespetuoso,cazadordesombras.—No—replicóWill—.Laverdadesqueno.—Hemosoídohablardeti,WillHerondale—hablóunodelosotroslicántropos

—.Siemprearrastrándoteantelossubterráneosenbuscadeayuda.Nosgustaríaverte

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arrastrándoteahora.—Entonces,tendréisquecortarmeporlasrodillas.—Eso—repusoelhombreloboquesujetabaaWill—podríaarreglarse.Willsepusoenacción.Estrellólacabezacontraelrostrodellicántropoquetenía

delante.Oyó y sintió el desagradable crujido de la nariz de éste al romperse, y lasangrecalientecomenzóacubrirleelrostromientraselhombrelobosetambaleabaporelpatioysedesplomabaderodillassobrelosadoquines.Seapretabaelrostroconlasmanos,tratandodecontenerlasangre.

Unamano le agarró por el hombro, las garras atravesaron la tela de lamojadacamisadeWill.Éstesevolvióparaenfrentarsealoslobosyvioenlamanodeestesegundo, plateado bajo la luna, el destello de un cuchillo. Los ojos de su atacantebrillabanbajolalluvia,verdedoradosyamenazadores.

«Nohansalidoaquíparaburlarsedemíoherirme—sediocuentaWill—.Hanvenidoparamatarme».

Poruntristemomento,Willestuvotentadodedejarlesquelohicieran.Laidealepareció un enorme alivio: el fin del dolor, el fin de la responsabilidad, una simplesumersión en lamuertey el olvido.Sequedó sinmoversemientras el cuchillo ibahacia él. Todo parecía estar sucediendo muy lentamente: el borde del cuchillo dehierromoviéndosehaciaél,elguiñodeburlaenelrostrodellicántropo,oscurecidoporlalluvia.

La imagenquehabía soñadoel día anterior se le apareció ante losojos:Tessa,corriendoporun senderoverdehacia él.Tessa.Automáticamente, alzó lamano, leagarrólamuñecaalhombrelobomientrasesquivabaelgolpeypasópordebajodelbrazo.Seloretorcióconfuerza,yelbrazoserompióenastillas.Ellicántropogritó,yun oscuro rayo de regocijo atravesó a Will. La daga cayó sobre los adoquinesmientrasWillledoblabalaspiernasasuoponenteyleclavabaelcodoenlasien.Ellobocayódesmadejadoynovolvióamoverse.

Willcogióladagaysevolvióparaenfrentarsealosdemás.Sóloquedabantresenpie,yparecíanmuchomenossegurosdesímismosqueantes.Willsonriódemediolado,fríoyterrible,ynotóelgustometálicodelalluviaylasangreenlaboca.

—Venid amatarme—los retó—.Venid amatarme si creéis que podéis.—Diounapatadaal lobo inconscientequeyacíaasuspies—.Tendréisquehacerlomejorquevuestrosamigos.

Se lanzaron sobre él, con las garras extendidas, y Will cayó sobre el suelo,golpeándose la cabeza contra los adoquines. Unas uñas corvas le arañaron en elhombro; él rodó hacia un lado bajo una lluvia de golpes y blandió la daga haciaarriba.Seoyóungañidodedolorqueacabóenungemido,yelpesoqueWillteníaencima,quesehabíaestadomoviendoydebatiendo,sequedósinfuerza.Willrodódeladoysepusoenpiedeunsaltomientrasdabalavuelta.

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Elloboalquehabíaapuñaladoyacíaconlosojosabiertos,muertoenmediodeuncharco cada vezmás grande de sangre y lluvia.Los dos licántropos que quedabanestabanponiéndoseenpie,cubiertosdelodoyempapadosdeagua.Willsangrabaenelhombro,dondeunodeelloslehabíaabiertounasprofundasheridasconlasgarras;eldoloreraglorioso.Rióentrelasangreyelbarromientraslalluvialelimpiabalasangredelahojadeladaga.

—Otra vez—dijo, y casi ni reconoció su propia voz, tensa, quebrada, letal—.Otravez.

Unode loshombres lobogiróenredondoysalióhuyendo.Will riódenuevoyfue hacia el último de ellos, que se había quedado paralizado, aunque el chico noestabasegurosieraporvaloropor terror,pero tampoco le importaba.Ladagaeracomounaextensióndesumuñeca,partedelbrazo.Unbuengolpeyuntirónhaciaarriba,ycortaríaelhuesoyelcartílago,atravesandoelcorazón…

—¡Deteneos!—Lavozeradura,autoritaria,conocida.Willmiróenladireccióndedondeprocedía.Atravesandoelpatio,conloshombrosencorvadoscontralalluviay una expresión de furia, estaba Woolsey Scott—. ¡Os ordeno, a ambos, que osdetengáisenestemismoinstante!

De inmediato, el licántropo dejó caer las manos y sus garras desaparecieron.Agachólacabezaenelclásicogestodesumisión.

—Maestro…Una oleada de rabia cubrió aWill, y le borró toda racionalidad, toda sensatez,

todoexceptolafuria.Agarróallicántropoylotiróhaciaél,lerodeóelcuelloconunbrazoy lepuso ladagaal cuello.Woolsey, a sólounospasos, sedetuvodegolpe,sacandochispasporlosojos.

—Acércatemás—amenazóWill—,ylecortaréelcuelloatulobezno.—Hedichoqueparéis—repusoellíderdelosPreatorLupusentonomesurado.

Llevaba,comosiempre,untrajeperfectamentecortado,conunachaquetademontardebrocadoencima,todobienempapadodelluvia.Sucabellorubio,pegadoalcuello,yelrostroparecíaincoloroacausadelomojadoqueestaba—.Ambos.

—Pero ¡yo no tengo por qué escucharte! —gritó Will—. ¡Estaba ganando!¡Ganando!—Mirópor elpatio a los tres cuerposde loshombres lobocon losquehabía luchado: dos inconscientes y uno muerto—. Tu manada me ha atacado sinprovocación. Han violado los Acuerdos. Me estaba defendiendo. ¡Han violado laLey!—Alzólavoz,duraeirreconocible—.Semedebesusangre,y¡latendré!

—Sí,sí,cubosdesangre—replicóWoolsey—.Y¿quéharíassilatuvieras?Eselicántroponoteimportanada.Déjaloir.

—No.—Almenossuéltaloparaquepuedalucharcontrati—insistióellíder.Willvaciló,luegosoltóalhombrelobo,quemiróasujefe,aterrorizado.Woolsey

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chasqueólosdedosendirecciónaél.—Corre,Conrad—leordenó—.Deprisa,yya.Ellicántropononecesitóqueselorepitiera;diolavuelta,salióatodavelocidady

desapareciódetrásdelosestablos.WillsevolvióhaciaWoolseyconunamuecaenelrostro.

—Así que los de tu manada son todos unos cobardes —sentenció—. ¿Cincocontrauncazadordesombras?¿Esasícomova?

—No les he dicho que salieran aquí a por ti. Son jóvenes. Y estúpidos eimpetuosos.Y lamitad de sumanadamurió por culpa deMortmain.Culpan a lostuyos.—Woolseyseacercóunpocomás;miróaWilldearribaabajo,tanfríocomohielo verde—. Entonces, supongo que tu parabatai ha muerto —añadió con unasorprendentenaturalidad.

Willnoestabapreparadoparaoíresaspalabras,nuncaestaríapreparado.Lapelealehabíaaclaradoeldolorde lacabezaporelmomento,peroahoraamenazabaconregresar, omnipresente y terrorífico. Ahogó un grito como si Woolsey le hubieragolpeado,ydiouninvoluntariopasoatrás.

—Ytúestásintentandoquetematenporeso,¿no,chiconefilim?¿Esoesloqueestápasando?

WillseapartóelcabellomojadodelacaraymiróaWoolseyconodio.—Quizásí.—¿Esasícomorespetassumemoria?—¿Qué importa?—replicó el otro—.Estámuerto.Nunca sabrá lo que hago o

dejodehacer.—Mihermanoestámuerto—explicóWoolsey—.Aúnmeesfuerzoporcumplir

susdeseos,porcontinuarelPreatorLupusensumemoria,yenvivircomoélhabríaqueridoqueviviese.¿Creesquesoylaclasedepersonaqueestaríaenunlugarcomoéste,comiendobazofiaybebiendovinagre,hastalasrodillasdebarro,contemplandocomo un tedioso niñato cazador de sombras destruye aún más mi ya menguadamanada,sinofueraporqueestoyalserviciodealgomásimportantequemispropiosdeseosypenas?Ytútambién,cazadordesombras.Tútambién.

—¡Oh,Dios!—LadagacayódelamanodeWillyaterrizóenelbarroasuspies—.¿Yquéhagoahora?—susurró.

NoteníaniideadeporquéseloestabapreguntandoaWoolsey,exceptoquenohabíanadiemásenelmundoaquienpreguntárselo.Ni siquieracuandocreíaestarmalditosehabíasentidotansolo.

Ellicántropolomirócomosinada.—Hazloquetuhermanohabríaqueridoquehicieras—contestó,yluegosefue

devueltahacialaposada.

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ESTRELLAS,OCULTADVUESTROFUEGOEstrellas,ocultadvuestrofuego.Nopermitáisqueningunaluzveamisoscurosyprofundosdeseos.

SHAKESPEARE,Macbeth

CónsulWayland:Leescribosobreunasuntodelamayorimportancia.UnodeloscazadoresdesombrasdemiInstituto,

WilliamHerondale,sehallaencaminohaciaCadairIdrismientrasescribo.Eneltrayectohadescubiertouna indicación inconfundibledel pasode la señoritaGray.Adjunto su cartaparaque la lea, pero estoyseguradequeustedestarádeacuerdoenqueelparaderodeMortmainresultaevidenteyque,atodaprisa,debemosreunir las fuerzasquepodamosymarchar inmediatamentesobreCadair Idris.Enelpasado,elMagísterhademostradouna remarcablehabilidadpara escaparde las redesque le tendemos.Debemosaprovechar laventajadeestemomentoyatacarcon toda la fuerzayprestezaposible.Esperosuprontarespuesta.

CharlotteBranwell

Hacía frío en la habitación. El fuego hacía rato que se había apagado en lachimenea, y el viento en el exterior aullaba por las esquinas del Instituto y hacíatemblarlosvidriosdelasventanas.Laluzdelalámparadelamesillaeratenue,yTessa temblaba en el sillón junto a la cama, a pesar del chal con el que se habíaenvueltoloshombros.

En la cama, Jem dormía, con la cabeza sobre la mano. Respiraba justo losuficiente para mover levemente las mantas, aunque su rostro estaba tan blancocomolaalmohada.

Tessa se puso en pie, y el chal se le cayó de los hombros. Llevaba puesto elcamisón,igualqueeldíaquelohabíaconocido,cuandoentróensudormitorioyloencontró tocando el violín junto a la ventana. «¿Will? —había preguntado él—.¿Will,erestú?»

Élseremovióymurmurómientrasellasemetíaen lacamaconél,y tapabaaamboscon lasmantas.Ella lecubrió lasmanoscon las suyasy lascolocóunidasentreambos.Cruzólospiesconlosdeélylebesóenlafríamejilla,calentándolelapiel con el aliento. Lentamente, notó que él se movía junto a ella, como si supresencialeestuvieraretornandoalavida.

Abrió losojosymiróen losdeella.Eranazules,dolorosamenteazules,elazuldelcielodondeseencuentraconelmar.

—¿Tessa?—dijoWill,yellasediocuentadequeeraWillquienestabaentresusbrazos,Willelqueestabamuriendo,Willexhalandosuúltimoaliento,yteníasangreenlacamisa,sobreelcorazón,unmancharojaqueseextendía…

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Tessasesentódegolpeenlacama,sinresuello.Porunmomento,miróalrededor,desorientada.Lapequeñahabitaciónoscura,lamantamohosaenvolviéndola,suropamojadaysucuerpomagulladoleparecíanajenosaella.Entonces,elrecuerdovolviódegolpe,yconél,lanáusea.

AñorabaelInstitutointensamente,deunmodoquenuncahabíaañoradosucasade Nueva York. Añoraba la voz mandona y cariñosa de Charlotte, el tratocomprensivo de Sophie, las cosillas que hacía Henry, y claro, sin poder evitarlo,añoraba a Jem y aWill. Estaba aterrorizada por su prometido, por su salud, perotambién temía por el otro. La batalla en el patio había sido sangrienta, cruel.Cualquieradeellospodíahaberresultadoheridoomuerto.¿Quésignificadotendríasusueño,JemconvirtiéndoseenWill?¿EstaríaJemenfermo,correríapeligrolavidadeWill?Rogóensilencioporquenolepasaranadaaningunodeellos.«Porfavor,prefieromorirantesdequenadamaloleocurraaningunodelosdos».

Un ruido la sacó de su ensoñación, un repentino roce seco que le produjo unviolentoescalofrío.Sequedóinmóvil.Seguramentenohabríasidomásqueunaramarascando contra la ventana. Pero, no; ahí estaba de nuevo. Un ruido de roce y dearrastre.

Tessasepusoenpiedeunsalto,aúnenvueltaenlamanta.Elterroreracomoalgomaterial en su interior. Todos los cuentos que había oído sobre monstruos en losdensosbosquesparecíanpelearseporconseguirunespacioensucabeza.Cerró losojos,respiróhondoyvioalosalargadosautómatasenlosescalonesdelInstituto,sussombraslargasygrotescas,comosereshumanosdeformados.

Se apretó más la manta sobre los hombros, y los dedos se le cerraronespasmódicamentesobrelatela.Losautómatashabíanidoaporellaenlosescalonesdel Instituto. Pero no eran muy inteligentes; podían obedecer órdenes sencillas,reconocer a ciertos sereshumanos.Aunasí, nopodíanpensarpor símismos.Eranmáquinas,yalasmáquinasselaspodíaengañar.

Lamantaestabahechadediferentesretales,comosilahubieracosidounamujer,unamujerquehubieravividoenesacasa.Tessatragóaireyse«introdujo»dentrodelamanta,buscandoalgunachispadesupropietaria,lafirmadecualquierespírituquela hubiera creado y poseído. Era comometer la mano en agua turbia y palpar enbusca de unobjeto.Después de lo que le pareció una eternidadbuscando, dio conello:unachispaenlaoscuridad,lasolidezdeunaalma.

Se concentró en eso; se envolvió en ello como en la manta. El Cambio ya leresultaba más fácil, menos doloroso. Vio sus dedos torcerse y cambiar; seconvirtieron en las manos gruesas y artríticas de una anciana. Le aparecieronmanchasdeedadenlapiel,seleencorvólaespaldayelvestidocomenzóacolgarledesuconsumidocuerpo.Cuandolecayóelcabelloantelosojos,erablanco.

Oyódenuevoel ruidode roce.Unavoz le resonóenel fondode lacabeza, la

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quejumbrosa voz de una anciana que exigía saber quién estaba en la casa. Tessacaminó torpemente hasta la puerta, falta de aliento, con el corazón sacudiéndoseledentrodelpecho,yfuealasala.

Durante un instante no vio nada. Tenía los ojos casi opacos, con cataratas: lasformas eran borrosas y distantes. Luego algo se alzó junto a la chimenea, yTessatuvoquecontenerungrito.

Era un autómata. Éste estaba construido para parecer casi humano. Tenía uncuerpogrueso,vestidoconuntrajegris,perolosbrazosquesobresalíanporlospuñoserandelgadoscomopalos,yacababanenmanosconformadeespátula,ylacabezaque se alzaba por encima del cuello de la camisa era plana y ovoide. Dos ojosbulbososseveíanenlacabeza,perolamáquinanoteníamásrasgos.

—¿Quién eres?—preguntóTessa con la vozde la anciana,mientras blandía elafiladopinchoquehabíacogidoantes—.¿Quéestáshaciendoenmicasa,monstruo?

La cosa hizo un ruido metálico, como un clic, evidentemente confusa. UnmomentodespuésseabriólapuertayentrólaseñoraNegro.Ibaenvueltaensucapanegra;elblancorostrobrillababajolacapucha.

—¿Quéestápasandoaquí?—preguntó—.¿Hasencontrado…?—Seinterrumpió,mirandoaTessa.

—¿Quéestápasando?—inquirióTessa,ylavozeraelquejidodelaanciana—.Yo debería preguntarle eso… entrar en la casa de la gente decente…—Parpadeó,comoparadejarclaroquenoveíamuybien—.Salgadeaquí,ylléveseasuamigoconusted.—Pinchóel aireconelobjetoque sujetaba («Ungancho limpiacascos»,dijolavozdelaancianaensucabeza,«seusaparalimpiarloscascosdeloscaballos,tonta»)—.Noencontraránnadaquevalgalapenarobar.

Porunmomento,Tessapensóquesutrucohabíafuncionado.LaseñoraNegrolamiróinexpresiva;luegodiounpasohaciaella.

—Nohabrávistoaunajovenporaquí,¿verdad?—preguntólaseñoraNegro—.Bien vestida, cabello castaño, ojos grises. Parecería perdida. Su gente la estábuscandoyofrecenunabuenarecompensa.

—Vaya una trola, buscar una chica desaparecida.—Tessa intentó sonar lomásmalhumoradaposible;noleresultódifícil.Teníalasensacióndequelaancianacuyorostroportabahabíasidoirascible—¡Hedichoquesevayan!

El autómata chirrió. De repente, la señora Negro apretó los labios, como siestuvieraconteniendolarisa.

—Yaveo—dijo—.¿Puedodecirlequellevauncolgantemuyelegante,vieja?Tessasellevólamanoalpecho,peroyaerademasiadotarde.Elángelmecánico

estabaahí,claramentevisible,consusutiltictac.—Cógela—ordenólaseñoraNegroconunavozaburrida,yelautómataavanzó

para coger a Tessa. Ésta dejó caer la manta y retrocedió, blandiendo su gancho.

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Consiguióabrirunalargabrechaenelautómata,peroéstelegolpeóenelbrazo.Laimprovisadaarmaresonócontraelsuelo,yTessagritódedolorjustocuandolapuertaseabríayuntorrentedeautómatasentrabanenlaestancia,conlosbrazostendidoshacia ella y lasmanosmetálicas cerrándose sobre su piel. Sabía que la superaban,sabíaquenoservíadenada,perofinalmentesepermitiógritar.

Will se despertó al notar el sol en la cara. Parpadeó y fue abriendo los ojoslentamente.

Cieloazul.Sevolvióyseestiróagarrotadohastaconseguirsentarse.Estabaenlaladerade

unacolinaverde,cercadelacarreteraqueibadeShrewsburyaWelshpool.Nopodíavernada alrededor excepto algunasgranjasdiseminadas en la distancia; sólohabíapasado unas cuantas aldeas pequeñas durante su enloquecida cabalgada desde elGreen Man, sin detenerse hasta que había resbalado del lomo de Balios por elagotamientoysehabíagolpeadocontraelsueloconfuerzasuficientepararomperselos huesos. Medio andando, medio arrastrándose, había dejado que su agotadocaballo loempujaraconelmorro fuerade lacarreterayaunpequeñohuecoenelsuelo,dondesehabíaacurrucadoysehabíadormido, sinnotar la fría lloviznaqueseguíacayendo.

Enalgúnmomentoentreentoncesysudespertar,elsolsehabíaalzado,ylehabíasecadolaropayelcabello,aunqueseguíaestandosucio,yteníalacamisacubiertadebarrosecoysangre.Sepusoenpiecontodoelcuerpodolorido.Lanocheanteriornosehabíamolestadoenponerseningúntipoderunacurativa.Habíavueltoalaposada,dejandounamarcadelluviaybarrotrasél,sóloparacogersuscosas;despuéshabíaregresadoalosestablosparasoltaraBaliosysalirdisparadoenmediodelanoche.Las heridas que había recibido en su pelea contra la manada de Woolsey aún ledolían, igual que el golpe que se había propinado al caerse del caballo. CojeóagarrotadohastadondeBaliosestabapastando,cercadelasombradeungranroble.Subúsquedaporlasalforjasleproporcionóunaestelayunpuñadodefrutaseca.Laprimera la empleó para dibujarse runas analgésicas y curativas mientras ibaconsumiendolasegunda.

Los acontecimientos de la noche anterior parecían haber quedado muy lejos.Recordaba haber luchado contra los lobos, el quebrar de huesos y el sabor de supropia sangre, el barro y la lluvia. Recordaba el dolor de la separación de Jem,aunqueyanolosentía.Enlugardedolorloquenotabaeravacío.Comosiunagranmanohubierabajadoyhubieraarrancadodesu interior todo loque loconvertíaenhumano,dejandosólounacáscarahueca.

Cuando acabó su desayuno, volvió a meter la estela en la alforja, se quitó ladestrozadacamisaysepusounalimpia.Alhacerlo,nopudoevitarmirarselarunade

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parabataiqueteníaenelpecho.Yanoeranegra,sinodeunblancoplateado,comounacicatrizantigua.Willoíala

voz de Jem en su cabeza, firme, seria y conocida: «“Y sucedió… que el alma deJonathan se entrelazó con el alma deDavid, y Jonathan lo amó como a su propiaalma…Luego, JonathanyDavidhicieronunpacto,porqueél loamabacomoasupropiaalma.”ErandosguerrerosysusalmasestabanentrelazadasporelCielo,ydeeso Jonathan Cazador de sombras sacó la idea de los parabatai, e incluyó laceremoniaenlaLey».

Duranteaños,esaMarcaylapresenciadeJemhabíansidotodoloqueWillhabíatenido en la vida para asegurarse de que alguien lo amaba.Todo lo que tenía parasaberqueerarealyexistía.Sepasólosdedossobreelbordedesudesvaídarunadeparabatai.Habíapensadoqueloodiaría,queodiaríalavisióndelsol,ysesorprendióal ver que no era así. Se alegraba de que la runa de parabatai no se hubieradesvanecido de su piel. Una Marca que indicaba una pérdida seguía siendo unaMarca,unrecuerdo.Nosepodíaperdernadaquenosehubieratenido.

SacódelaalforjaelcuchilloqueJemlehabíaregalado:unahojaestrechaconunmangodeplatadeintrincadatalla.Bajolasombradelroble,secortóenlapalmadela mano y observó cómo la sangre caía al suelo, empapando la tierra. Luego searrodilló y hundió la hoja en ese suelo ensangrentado. Arrodillado, vaciló unmomentoconunamanoenlaempuñadura.

—JamesCarstairs—dijoenvozalta,ytragósaliva.Siempreeraasí;cuandomásnecesitaba de las palabras era cuando menos podía encontrarlas. Las frases deljuramentobíblicodeparabatailevinieronalacabeza:«Nomerueguesquetedeje,oqueregresecuandoteestoysiguiendo,porqueadonde túvayas,yo iré,ydonde túhabites,yohabitaré.Tugenteserámigente,ytuDios,miDios.Dondemueras,yomoriré,yahíseréenterrado.ElÁngelmehagaesto,ymuchomás,sinadamásquelamuertenosseparaatiyamí».

Perono.Esoeraloquesedecíacuandoseunían,nocuandoserompíalaunión.David y Jonathan también fueron separados por la muerte. Separados pero nodivididos.

—Ya te lo había dicho, Jem, que no me dejarías —dijo Will, con la manoensangrentada en el mango de la daga—. Y aún estás conmigo. Cuando respire,pensaré en ti, porque sin ti hace años que estaría muerto. Cuandome despierte ycuandoduerma,cuandoalcelasmanosparadefendermeocuandoyazcaparamorir,túestarásconmigo.Dicesquenacemosunayotravez.Yodigoqueesunríoloquesepara a los muertos de los vivos. Lo que sé es que si nacemos de nuevo, teencontraréenesaotravida,yquesihayunrío,meesperarásenlaorillaaquelleguea ti, para que podamos cruzarlo juntos.—Will respiró hondo y soltó el cuchillo.Apartólamano.Elcorteyaestabacurándosearesultasdeladocenadeiratzesque

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llevaba en la piel—. ¿Mehas oído, JamesCarstairs?Estamos unidos, tú y yo, porencimade laseparaciónde lamuerte,por todas lasgeneracionesquepuedanvenir.Parasiempre.

Sepusoenpieymiróelcuchillo.ÉsteeradeJem,lasangreerasuya.Esepuntoen el suelo, tanto si podía volver a encontrarlo como si no, tanto si vivía paraintentarlocomosino,seríadelosdos.

FuecaminandohaciaBalios,haciaGalesyTessa.Nomiróatrás.

Para:CharlotteBranwellDe:CónsulJosiahWaylandEntregadaenmano

MiqueridaseñoraBranwell:Noestoysegurodehaberentendidobiensumisiva.Pareceincreíblequeunamujersensatacomousted

dé tanto crédito a la simple palabra de un chico tan sabidamente temerario y poco digno de confianzacomoWilliamHerondalehademostradoserenrepetidasocasiones.Yonotengointencióndehacerlo.Elseñor Herondale, como muestra su propia carta, se ha lanzado a una alocada persecución sin ponerlopreviamenteensuconocimiento.Esabsolutamentecapazdementirparabeneficiarsucausa.Noenviaréuna fuerza importante de mis cazadores de sombras por el capricho y la descuidada palabra de unmuchacho.

LeruegoquecesesusperentoriosgritosdellevarnosaCadairIdris.TratederecordarqueyosoyelCónsul.Yotengoelmandodelosejércitosdecazadoresdesombras,señora,nousted.Concentremejorsusesfuerzosentratardemantenerarayaasuscazadoresdesombras.

Suyo,JosiahWayland,Cónsul

—Hayunhombreaquíquedeseaverla,señoraBranwell.Charlotte miró con cansancio a Sophie, que se hallaba en la puerta. También

parecía cansada, como todos; el inconfundible rastro de las lágrimas bajo los ojos.Charlotteconocíalasseñales;lashabíavistoensupropioespejoesamismamañana.

Sehallaba sentada ante el escritoriodel salón,mirando la cartaque tenía en lamano.NosehabíaesperadoquealcónsulWaylandlecomplacieranlasnoticias,perotampoco ese claro desdén y esa rotunda negación. «Yo tengo el mando de losejércitosdecazadoresdesombras,señora,nousted.Concentremejorsusesfuerzosentratardemantenerarayaasuscazadoresdesombras».

«Mantenerlosaraya».Charlotteestabafuriosa.Comositodosfueranniños,yellanada mejor que su institutriz o su niñera, haciéndolos desfilar delante del Cónsulrecién lavadosyvestidos,yocultándolosenelcuartode juegosel restodel tiempoparaquenolomolestaran.Erancazadoresdesombras,yellatambién.YsiélnocreíaqueWill fuera de fiar, era un estúpido. Sabía lo de lamaldición; ellamisma se lohabía explicado. La locura deWill siempre había sido como la de Hamlet, mitadjuegoymitadtemeridad,ytododirigidohaciaunfinconcreto.

El fuego crepitaba en la chimenea; en el exterior, la lluvia caía a raudales ydibujabalíneasdeplataenloscristales.EsamañanahabíapasadoanteeldormitoriodeJem,lapuertaabierta,lacamasinsábanas,lasposesionesguardadas.Podríahaber

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sidolahabitacióndecualquiera.TodapruebadelosañosqueJemhabíapasadoallíhabíadesaparecidoconelgestodeunamano.Sehabíaapoyadocontralapareddelpasillo,conlafrentesudorosaylosojosardiendo.

«Raziel,¿hehecholocorrecto?»Enesemomento,sepasóunamanoporlosojos.—¿Justamenteahora?NoseráelcónsulWayland,¿verdad?—No, señora.—Sophie negó con la cabeza—.EsAloysiusStarkweather.Dice

queesunasuntodelamayorurgencia.—¿Aloysius Starkweather?—suspiró la directora. Había días que llevaban un

horrortrasotro—.Bueno,entonces,déjalopasar.DoblólacartaquehabíaescritocomorespuestaalCónsul,ylaacababadesellar

cuando la sirvienta regresóehizopasaraAloysiusStarkweatherantesde retirarse.Charlotte no se levantó de la silla. Starkweather estabamás omenos igual que laúltimavezquelohabíavisto.Parecíahabersecalcificado,comosiaunquenopudierarejuvenecer,tampocopudieraenvejecer.Surostroeraunmapadearrugas,enmarcadoen una barba y un cabello blancos. Tenía la ropa seca; Sophie debía de haberlecolgadoelabrigoabajo.Eltrajequellevabaestabaunosdiezañospasadodemoda,yélmismoolíalevementeanaftalina.

—Por favor, señor Starkweather, siéntese—dijo Charlotte con toda la cortesíaquepudoemplearconalguienquesabíaquenolaapreciabayquehabíaodiadoasupadre.

Peroélnose sentó.Se sujetaba lasmanosa laespalda,yalvolverse,mientrasrecorríaconlamiradalasala,Charlottevio,conciertaalarma,queteníaunodelospuñosdelachaquetasalpicadodesangre.

—Señor Starkweather —dijo Charlotte, y decidió levantarse—. ¿Está ustedherido?¿DebollamaralosHermanos?

—¿Herido?—ladróél—.¿Yporquéibaaestarherido?—Sumanga—señalóella.Élsacóelbrazoyselomiróantesdesoltarunasecacarcajada.—Noesmisangre—informó—.Anteshetenidounapelea.Élsehamolestado…—¿Sehamolestadoconqué?—Con que le cortara todos los dedos y luego le rebanara el cuello—contestó

Starkweather, mirándola a los ojos. Los suyos eran gris negruzco, del color de lapiedra.

—Aloysius. —La mujer prescindió de la cortesía—. Los Acuerdos prohíbenataquessinprovocaciónalossubterráneos.

—¿Sinprovocación?Yodiríaqueéstehasidoprovocado.Sugenteasesinóaminieta.Mihijacasimuriódepena.LacasadelosStarkweatherdestruida…

—¡Aloysius! —Charlotte estaba seriamente alarmada—. Tu casa no está

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destruida.AúnhayStarkweatherenIdris.Nopretendoquitarimportanciaatupena,porquealgunaspérdidasnosacompañansiempre.—«Jem»,pensó,inesperadamente,yeldolordelrecuerdolaempujódenuevoalasilla.Apoyóloscodossobrelamesa,elrostroentrelasmanos—.¿NohasvistolasrunasquehayenlapuertadelInstituto?Paranosotros,ésteesunmomentodegranpesar…

—¡Hevenidoadecírteloporqueesimportante!—Aloysiusseencendió—.TienequeverconMortmain,yTessaGrey.

Charlottebajólasmanos.—¿Quésabesdeella?Aloysiussehabíadadolavuelta.Sequedómirandoelfuego;sulargasombrase

proyectabasobrelaalfombrapersadelsuelo.—NosoyunhombrequetengaunagranopinióndelosAcuerdos—afirmó—.Ya

losabes;hasestadoenelConsejoconmigo.Mecriaronparacreerquetodolotocadopordemonioserasucioycorrupto.Queloscazadoresdesombrasteníanelderechodesangredemataraesascriaturasydequedarsesusposesionescomobotínytesoro.LasaladebotinesdelInstitutodeYorkquedóamicargo,ylamantuvellenahastaeldíaenqueaprobaronlanuevaLey.—Fruncióelcejo.

—Déjameadivinarlo—dijoCharlotte—.Notedetuvisteahí.—Claroqueno—replicóelanciano—.¿QuésonlasLeyesdeloshombrespara

los Ángeles? Sé cómo se deben hacer bien las cosas. Lo hacía sin que se notaramucho,peronocesédeapoderarmedebotines,odedestruiralossubterráneosquesecruzabanenmicamino.UnodeésosfueJohnShade.

—ElpadredeMortmain.—Losbrujosnopuedentenerhijos—gruñóStarkweather—.Algúnhumanoque

encontraron y entrenaron. Shade le enseñó sus sacrílegos manejos. Se ganó suconfianza.

—SeríararoquelosShadehubieranrobadoaMortmainasuspadres—consideróCharlotte—. Probablemente sería un niño que de otro modo habría muerto en unhospicio.

—Eraantinatural.Losbrujosnodebencriar ahijoshumanos.—Aloysiusmirólasrojasascuasdelfuego—.PoresoasaltamoslacasadeShade.Lomatamosaélyasu mujer. El chico escapó. El «príncipe mecánico» de Shade. —Bufó—. Nosllevamos varios objetos suyos de vuelta al Instituto, pero ninguno de nosotrospudimosencontrarlesnipiesnicabeza.Esoeratodoloquefue:unataquederutina.Todosegúnelplan.Esdecir,hastaquenacióminieta,Adele.

—Sé que murió en la ceremonia de su primera runa —dijo Charlotte, einconscientementesellevólamanoalvientre—.Losiento.Esunagranpenatenerunniñoenfermo…

—¡Ellanonacióenferma!—ladróAloysius—.Fueunbebésano.Hermosa,con

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losojosdemihijo.Todoelmundolaadoraba,hastaqueunamañana,minueranosdespertóalgritar.Insistíaenqueelbebéqueestabaenlacunanoerasuhija,aunqueeraexactamenteigual.Jurabaqueconocíaasuhija,yqueésanoera.Pensamosquesehabíavueltoloca.Inclusocuandolosojosdelbebécambiarondeazulesagrises;bueno,esopasamuchoalosbebés.NofuehastaquetratamosdedibujarlelaprimeraMarcacuandomedicuentadequeminuerahabíatenidorazón.Adele…Eldolorleresultóinsufrible.Gritóygritó,yseretorció.Lapielselequemabadondelaestelalatocaba.LosHermanosSilenciososhicieron todo loquepudieron,peroa lamañanasiguienteestabamuerta.

Aloysius calló y miró el fuego en silencio durante un largo rato, como si lefascinara.

—Minueracasisevolvióloca.NopodíasoportarquedarseenelInstituto.Yosílohice.Sabíaqueellahabíatenidorazón;Adelenoeraminieta.Oírumoresdehadasy otros subterráneos que alardeaban de haberse vengado de los Starkweather, dehabersellevadounodesusniñosyhaberloreemplazadoporunhumanoenfermizo.Ninguna de mis investigaciones reveló nada concreto, pero estaba decidido adescubriradóndehabíaidoapararminieta.—Seapoyóenlarepisadelachimenea—. Casi me había dado por vencido cuando Tessa Gray fue a mi Institutoacompañadapordosdetuscazadoresdesombras.Podríahabersidoelfantasmademinuera,porlomuchoqueseleparecía.Perosedecíaquenoteníaningunasangredecazadordesombras.Eraunmisterio,perounoqueinvestigué.

»Elhadaqueheinterrogadohoymehadadolasúltimaspiezasdelrompecabezas.Cuandoeraunbebé,minietafuecambiadaporunaniñahumanaalaqueraptaron,una criatura enfermiza quemurió cuando se le pusieron lasMarcas porque no eranefilim.—Lavozselequebró,unagrietaenlapiedra—.Aminietaladejaronconuna familia humana para que la criase; reemplazaron a su enfermiza Elizabeth,elegida porque tenía un parecido con Adele, con nuestra niña sana. Ésa fue lavenganzadelaCorte.Creíanqueyohabíamatadoalossuyos,asíquemataronalamía.—Susojoseran fríosalmiraraCharlotte—.Adele,Elizabeth, llegóaserunamujerenunafamiliamundana,sinsaberloqueera.Yluegosecasó.Conunhombremundano.SunombreeraRichard.RichardGray.

—¿Tu nieta —preguntó Charlotte muy despacio— era la madre de Tessa?¿ElizabethGray?¿LamadredeTessaeraunacazadoradesombras?

—Sí.—Esosoncrímenes,Aloysius.DeberíasllevarestoanteelConsejo…—AellosnolesimportaTessaGray—replicóélconaspereza—.Peroatisí.Y

poresovasaescucharmihistoria,yporesotalvezmeayudes.—Talvez—repusoCharlotte—,sieslocorrecto.Peroaúnnoentiendoquétiene

queverMortmainconestahistoria.

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Elancianosemovióinquieto.—Mortmain se enteró de lo que había pasado y decidió que usaría aElizabeth

Gray,unacazadoradesombrasquenosabíaqueloera.CreoqueMortmainseganóaRichardGraycuandoerasuempleadoparaconseguiraccesoaElizabeth.CreoqueaminietalaengañóllevándoleaundemonioEidolonconlaformadesumarido,yquelohizoparaquetuvieraaTessa.Ellafuesiempreelobjetivo.Lahijadeunacazadoradesombrasyundemonio.

—Pero la descendencia de demonios y cazadores de sombras siempre nacemuerta—repusoCharlotteautomáticamente.

—¿Inclusosielcazadordesombrasnosabequeloes?—sugirióStarkweather—.¿Inclusosinollevaningunaruna?

—Yo…—Charlottecerrólaboca.Noteníaniideadecuáleralarespuesta;porloque sabía, esa situación jamás se había dado. A los cazadores de sombras losmarcabandeniños,tantoalosvaronescomoalashembras,atodos.

PeronoaElizabethGray.—Séquelachicaesunacambiante—continuóStarkweather—.Perocreoqueno

esporesoporloquelaquiere.Hayalgomásquequieredeella.Algoquesóloellapuedehacer.Ellaeslaclave.

—¿Laclavedequé?—Fueron lasúltimaspalabrasquemedijoelhadaesta tarde.—Miró la sangre

que tenía en la manga—. Dijo: «Ella será nuestra venganza por todas vuestrasmuertes inútiles. Ella será la ruina de los nefilim, y Londres arderá, y cuando elMagíster gobierne en todo, no seréis más que ganado en un cercado». Aunque elCónsulnoquierairenbuscadeTessaporti,deberíanbuscarlaparaevitareso.

—Silocreen—repusoCharlotte.—Sisaledetuslabios,deberáncreerlo—afirmóStarkweather—.Silodigoyo,

sereirándemípensandoquenosoymásqueunviejo,comohanhechoduranteaños.—Oh,Aloysius.Sobrevaloras laconfianzaqueelCónsul tieneenmí.Diráque

soy unamujer tonta y crédula.Dirá que el hada te hamentido; bueno, no puedenmentir,perosíretorcerlaverdad,orepetirloquecreenqueeslaverdad.

Elancianoapartólamirada,moviendolaboca.—TessaGrayeslaclavedelplandeMortmain—aseveró—.Nosécómo,perolo

es.Esenpartedemonio.Recuerdo loqueenelpasadohiceacosasqueeranpartedemonioosobrenaturales.

—Tessa no es una cosa—replicó Charlotte—. Es una chica; la han raptado yseguramenteestáaterrorizada.¿Nocreesquesisemehubieraocurridounmododesalvarla,nolohabríahechoya?

—Enelpasado,heactuadomal—reconocióAloysius—.Quierohacerestobien.Misangrecorreporlasvenasdeesachica,inclusositambiénlohacelasangredeun

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demonio. Es mi bisnieta. —Alzó la barbilla; sus ojos pálidos y acuosos estabanenrojecidos—.Sólotepidounacosa,Charlotte.CuandoencuentresaTessaGray,ylaencontrarás,dilequeelnombredeStarkweatherledalabienvenida.

«Nomehagasarrepentirmedehaberconfiadoenti,GabrielLightwood».Gabrielestabasentadoalescritoriodesudormitorio,conlaplumaenlamanoy

papeldecartaextendidoanteél.Laslámparasdelcuartonoestabanencendidas,ylassombrasdelosrinconeseranespesasylargassobreelsuelo.

Para:CónsulJosiahWaylandDe:GabrielLightwood

HonorableCónsul:Hoypor fin le escribo con las noticias quemepidió.Había esperadoque llegarande Idris, pero la

casualidad ha querido que su fuente fuera mucho más próxima a casa. Hoy, Aloysius Starkweather,directordelInstitutodeYorkshire,havisitadoalaseñoraBranwell.

Gabriel dejó la pluma y respiró hondo. Había oído sonar la campanilla delInstituto,yhabíavistodesdelaescaleraaSophieacompañaralancianoporlacasahacia el salón. Después de eso, le había resultado fácil colocarse en la puerta yescuchartodoloquesedecíaenlasala.

Esunviejoenloquecidodepesar,ycomotalhacreadounaelaboradafantasíaenlaqueseexplicaasímismo su gran pérdida. Sin duda merece nuestra compasión, pero no que se le tome en serio: lasdecisionesdelConsejonosedebenbasarenlaspalabrasdelospocofiablesoloslocos.

Las tablas del suelo crujieron; Gabriel alzó la cabeza de golpe. El corazóncomenzóalatirleacelerado.SieraGideon…,Gideonsehorrorizaríaalsaberloqueestabahaciendo.Todosloharían.PensóenlamiradatraicionadaqueapareceríaenelpequeñorostrodeCharlottesilosupiera.EnlaperplejarabiadeHenry.Ysobretodopensó en un par de ojos azules en un rostro con forma de corazón, mirándolodecepcionados.

«Quizá,GabrielLightwood,tengafeenusted».Cuandovolvióaapoyar laplumaenlacarta, lohizocontantaferocidadquela

plumillaatravesóelpapel.

Lamentoinformarledeesto,perohablabandelConsejoydelCónsulconunagranfaltaderespeto.EsevidentequelaseñoraBranwellseresientedeloqueconsiderainterferenciasinnecesariasensusplanes.Se enfrentó a las absurdas afirmaciones de Starkweather, tales como que Mortmain ha hecho criar ademoniosdragonesycazadoresdesombras,contotalcredulidad.Alparecerustedteníarazón,yellaesdemasiadotercayfácilmenteinfluenciableparadirigirunInstitutodeformacorrecta.

GabrielsemordióellabioyseobligóanopensarenCecily;envezdeesopensóenLightwoodHouse;en laseguridaddesuhermanoysuhermana.Enrealidadno

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estaba haciendo daño a Charlotte. Sólo era una cuestión de su posición, no de suseguridad.ElConsejonoteníaningúnoscuroplanparaella.SindudaseríamásfelizenIdris,oenalgunacasitadecampo,vigilandoasusniñoscorrerporlaverdehierbaysinpreocuparseconstantementeporeldestinodeloscazadoresdesombras.

AunquelaseñoraBranwell leexhortaraaenviarunafuerzadecazadoresdesombrasaCadairIdris,cualquiera que toma la opinión de un loco histérico como la piedra angular de su política carece de laobjetividadnecesariaparaconfiarenella.

Desernecesario,juraréporlaEspadaMortalquetodoestoescierto.SuyoennombredeRaziel,GabrielLightwood

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LAPRINCESAMECÁNICA¡Oh,amor!,quelamentas

lafragilidaddetodaslascosas.¿Porquéeligeslamásfrágil

paratucuna,tucasaytuataúd?

PERCYBYSSHESHELLEY,«Líneas:Cuandoserompelalámpara».

Para:CónsulJosiahWaylandDe:CharlotteBranwell

QueridoCónsulWayland:Enestemismomomentoacabode recibirunasnoticiasquesonde lamayor importancia,yqueme

apresuroacomunicarle.Uninformante,cuyonombrenopuedorevelarenestemomento,perodelquedoyfedesufiabilidad,mehahechopartícipedeciertosdetallesquesugierenquelaseñoritaGraynoesunsimple capricho deMortmain, sino la clave de su principal objetivo: la destrucción absoluta de todosnosotros.

Mortmainplaneaconstruirunosartefactosdeunpodermayordecualquieradelosquehemosvisto,yme temo que las habilidades únicas de la señoritaGray le serán de gran ayuda para llevar a cabo susintenciones.Ellanuncaquerríadañarnosvoluntariamente,peronosabemosquéamenazaspuedellevaracabo Mortmain o a qué indignidades puede someterla. Es imperativo que se proceda a su rescateinmediatamente,tantoparaayudarlaaellacomoparasalvarnosnosotros.

A la luzdeestanueva información,denuevo le imploroque reúna las fuerzasquepuedaymarchesobreCadairIdris.

Suyaatentamente,yconauténticotemor,CharlotteBranwell

Tessasedespertólentamente,comosilaconcienciasehallaraalfinaldeunlargoyoscuropasilloyellacaminarahaciaélapasode tortuga,con lamanoextendida.Finalmente,loalcanzóyabriólapuertaparaver…

Unaluzcegadora.Eraunaluzdorada,nopálidacomolaluzmágica.Sesentóymiróalrededor.

Sehallabaenunasencillacamadelatón,conuncolchoncillodeplumascolocadosobre un segundo colchón y un pesado edredón encima. La habitación en la queestaba parecía haber sido tallada en una cueva. Había una cómoda alta y unlavamanosconunajarraazul;también,unarmario,conlaspuertaslosuficientementeentreabiertasparaqueTessapudieraverlasprendasderopacolgadas.Laestancianotenía ventanas, aunque sí una chimenea en la que ardía un alegre fuego.A ambosladosdeellacolgabanretratos.

Bajó de la cama e hizo una mueca cuando tocó la fría piedra con los piesdescalzos. Aunque no fue tan doloroso como se había esperado, dado su agotadoestado. Se miró a sí misma y tuvo dos rápidas sorpresas: la primera fue que nollevabanadamásqueunabatadesedanegra,quele ibagrande; lasegunda,quela

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mayoríadesuscortesymoradosparecíanhaberdesaparecido.Aúnsesentíaunpocodolorida,perolapiel,pálidacontralasedanegra,noteníamarcas.Setocóelcabelloynotóqueloteníalimpioysueltosobreloshombros,norevueltonihechounpegotedebarroysangre.

Eso planteaba la pregunta de quién la habría bañado, curado las heridas yacostado en esa cama.Tessano recordabanadamás alládehaberse resistido a losautómatas en la pequeña granjamientras la señoraNegro reía. Finalmente, uno deellos la había estrangulado hasta que perdió la conciencia y una misericordiosaoscuridadselatragó.Aunasí,laideadequelaseñoraNegrolahubieradesnudadoybañado le resultaba horrible, aunque quizá no tanto como que lo hubiera hecho elpropioMortmain.

Lamayor parte delmobiliario de la habitación estaba agrupado en un lado. Elotro lado estaba casi desnudo, aunque podía ver el negro rectángulo de una salidarecortadoenlapareddelfondo.Despuésdeecharunarápidamiradaalrededor,fuehaciaallí…

Peroamitaddecamino,algoladetuvoviolentamente.Setambaleóhaciaatrás,yse envolviómás en la bata, con la frente dolorida donde se había golpeado contraalgunacosa.Concuidado,extendiólamanoypalpóelairequeteníaenfrente.

Ynotóunadurezasólidaanteella,comosiuncristalperfectamentetransparentelasepararadelotroladodelahabitación.Apoyólasmanosplanassobreél.Podíaserinvisible,peroeraduroe implacable.Movió lasmanoshaciaarriba,preguntándosehastaquéalturallegaría…

—Yo no me molestaría—dijo una voz fría y conocida desde la puerta—. Laconfiguración abarca toda la cueva, de pared a pared y del suelo al techo. Estáscompletamenteencerradaenella.

Tessa había estado estirándose hacia arriba; al oír la voz, bajó y retrocedió unpaso.

Mortmain.Eraexactamentecomoellalorecordaba.Unhombrefibroso,noalto,conelrostro

curtidoyunabarbacuidadamenterecortada.Extraordinariamentecorriente,exceptoporlosojos, tanfríosygrisescomounaventiscadeinvierno.Llevabauntrajegrisclaro,nodemasiadodevestir,deltipoqueuncaballerollevaríaunatardeensuclub.Loszapatosestabanlustradoshastabrillar.

Tessa no dijo nada, sólo se cerró más aún la bata, que era voluminosa y leocultaba todoelcuerpo,perosin lacamisolayelcorsé, lasmediasyelpolisón,sesentíadesnudayexpuesta.

—Noseasuste—continuóMortmain—.Nopuedealcanzarmeatravésdelmuro,peroyotampocoausted.Nosindeshacerelhechizoquelohacreado,yesollevaríasutiempo.—Callóuninstante—.Megustaríaquesesintieramássegura.

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—Si desea queme sienta segura, debería haberme dejado en el Instituto.—EltonodeTessaeraglacial.

El Magíster no dijo nada, sólo inclinó la cabeza y la miró con los ojosentrecerrados,comounmarineromirandoelhorizonte.

—Mipésameporlamuertedesuhermano.Nuncaquisequeesoocurriera.Ellanotóquelabocaseleretorcíaenunamuecaterrible.Hacíayadosmesesque

Natehabíamuertoensusbrazos,peronolohabíaolvidado,niperdonado.—No quiero su compasión. O sus buenos deseos. Usted lo convirtió en un

instrumento de sus deseos y entoncesmurió. Fue culpa de usted, tanto como si lehubieradisparadoenplenacalle.

—Supongoquenoservirádemuchodecirlequefueélquienvinoabuscarme.—Erasólounmuchacho—replicóTessa.Queríadejarsecaerderodillas,quería

golpearlabarrerainvisibleconlospuños,perosemantuvotantiesayfríacomopudo—.Noteníaniveinteaños.

Mortmainmetiólasmanosenlosbolsillos.—¿Sabe cómo fue para mí, cuando era joven? —preguntó, en un tono tan

tranquilo como si estuviera sentado junto a ella en una cena y tuviera que darleconversación.

TessarecordólasimágenesquehabíavistoenlamentedeAloysiusStarkweather.Elhombreeraaltoydehombrosanchos…,yconunapieltanverdosacomolade

un lagarto. Tenía el cabello negro. El niño que cogía de la mano, en contraste,parecía tan normal como puede ser un niño: pequeño, de piel rosada y manosregordetas.

Tessasupoelnombredelhombre,porqueStarkweatherlosabía.JohnShade.Shadesesubióalniñoahombrosmientrasdelapuertadelacasasurgíanvarias

criaturasextrañas,comomuñecos infantilesarticulados,perode tamañohumanoycon la piel de brillante metal. No tenían rostro. Aunque, curiosamente, estabanvestidas, algunas con el bastomonode trabajode ungranjerodeYorkshire, otrascon sencillos vestidos de muselina. Los autómatas se cogieron de las manos ycomenzaronagirar,comosiejecutaranunadanzaenunbailedepueblo.Elniñoreíayaplaudía.

—Míralo bien, hijo—le indicó el hombre de piel verdosa—, porque algún díagobernaréunreinomecánicodecriaturasasí,ytúserássupríncipe.

—Sé que sus padres adoptivos eran brujos —comunicó Tessa—. Sé que lequerían. Sé que su padre inventó las criaturasmecánicas de las que está usted tanenamorado.

—Ysabeloquelesocurrió.…una habitación destrozada, ruedas dentadas, levas, engranajes y trozos de

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metalpor todaspartes; fluidogoteando tannegrocomo la sangre, y elhombredepielverdosaylamujerdecabelloazulmuertosentrelasruinas.

Tessaapartólamirada.—Déjemequelehabledemiinfancia—dijoMortmain—.Padresadoptivos,los

llama, pero eran más mis padres de lo que cualquier cantidad de sangre pudieracertificar.Mecriaronconcuidadoyamor,igualquelossuyos.—Hizoungestohaciala chimenea, y Tessa se dio cuenta con una vaga sorpresa de que los retratos quecolgabanaambosladosdelhogareranlosdesuspropiospadres:surubiamadre,ysupensativopadreconlosojoscastañosylacorbatatorcida—.Yentonceslosmataronlos cazadores de sombras. Mi padre quería crear esos hermosos autómatas, esascriaturas mecánicas, como usted las llama. Soñaban con que fueran las mejoresmáquinasjamásinventadas,yprotegeríanalossubterráneoscontraloscazadoresdesombras,quedemodorutinariolosmatabanylesrobaban.UstedvioelbotínenelInstituto de Starkweather. —Escupió el nombre—. Vio trozos de mis padres.Starkweatherguardólasangredemimadreenuntarro.

Ylosrestosdelosbrujos.Manosmomificadascongarras,comolasdelaseñoraNegro. Una calavera desnuda, totalmente carente de carne, con aspecto humanoexceptoporqueteníaunosdientesdemasiadoafilados.Vialesdesangreconaspectopastoso.

Tessatragósaliva.«Lasangredemimadreenuntarro».Nopodíadecirquenoentendierasurabia.Y,sinembargo…pensóenJem,ensuspadresmuriendoanteél,ensupropiavidadestruiday,aunasí,nuncahabíabuscadolavenganza.

—Sí,esofuehorrible—afirmóTessa—.Peronoexcusaloqueustedhahecho.Un destello de algo en lo profundo de los ojos de Mortmain: ira, controlada

rápidamente.—Déjeme que le diga lo que he hecho—dio él—. He creado un ejército. Un

ejército que, cuando la última pieza del rompecabezas esté en su lugar, seráinvencible.

—Ylapiezafinaldelrompecabezas…—Esusted—dijoMortmain.—Diceesounayotravezy,sinembargo,seniegaaexplicármelo—replicóTessa

—.Exigemicooperación,peronomecuentanada.Mehaencerradoaquí,señor,perono puede obligarme a hablar con usted o a tener buena disposición, si elijo nodársela…

—Esustedmediocazadoradesombras,mediodemonio—explicóMortmain—.Esoesloprimeroquedebesaber.

Tessa,queyaleestabadandolaespalda,sequedóparada.—Eso no es posible. Los descendientes de cazadores de sombras y demonios

nacenmuertos.

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—Sí,asíes—repusoMortmain—.Asíes.Lasangredeuncazadordesombrasylasrunasenelcuerpodeuncazadordesombrassonlamuerteparaelfetobrujoenelvientre.Pero¡sumadrenoteníaMarcas!

—¡Mi madre no era una cazadora de sombras! —Tessa miró desesperada elretratodeElizabethGrayquehabíasobrelachimenea—.¿Oestáusteddiciendoquemintióamipadre,quemintióatodosdurantetodasuvida…?

—No lo sabía—contestóMortmain—.Loscazadoresde sombrasno lo sabían.Nohabíanadiequepudieradecírselo.Mipadreconstruyóelángelmecánico. Ibaaserunregaloparamimadre.Contieneensuinteriorunpocodelespíritudeunángel,algo muy raro, algo que él había llevado consigo desde las Cruzadas. El propiomecanismodebíaestar en sintoníacon lavidademimadre,de formaque siemprequesuvidasevieraamenazada,elángel intervendríaparaprotegerla.Noobstante,mipadrenuncatuvolaoportunidaddeterminarlo.Loasesinaronantes.—Mortmaincomenzó a caminar de un lado a otro—. Es cierto que mis padres no fueronasesinados por un motivo especial. Starkweather y los de su calaña disfrutabanmatando a subterráneos y enriqueciéndose con el botín, y sólo hacía falta la másmínimaexcusaparaquecayeransobreellos.Porqueloqueodiabaeraalacomunidadde los subterráneos. Fueron las hadas del campo las que me ayudaron a escaparcuando mataron a mis padres, las que me ocultaron hasta que los cazadores desombras dejaron de buscarme. —Inspiró trémulamente—. Años después, cuandodecidieronvengarse, les ayudé.Los Institutosestánprotegidoscontra laentradadesubterráneos,peronocontraladelosmundanos,yno,claro,contralosautómatas.

Esbozóunasonrisaterrible.—Fuiyo,con laayudadeunode los inventosdemipadre,quiensecolóenel

Instituto de York y cambió el bebé en la cuna por uno mundano. La nieta deStarkweather,Adele.

—Adele—murmuróTessa—.Viunretratosuyo.Unaniñadelargocabellorubio,convestidoinfantilpasadodemodayunagran

cinta rodeándole la cabecita. Tenía el rostro delgado, pálido y enfermizo, pero losojoseranbrillantes.

—Muriócuando lepusieron lasprimeras runas—explicóMortmaincondeleite—.Murió gritando, como tantos subterráneos habíanmuerto antes amanos de loscazadores de sombras. Entonces, mataron a uno que había llegado a querer. Unaadecuadavenganza.

Tessalomiróhorrorizada.¿Cómopodíaalguienpensarquelahorriblemuertedeunaniñainocenteeraunavenganzaadecuada?PensóenJemdenuevo,ensussuavesmanossobreelviolín.

—Elizabeth,sumadre,creciósinsaberqueeraunacazadoradesombras.Noselepusoningunaruna.Seguísuprogreso,claro,ycuandosecasóconRichardGray,me

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aseguré de contratarlo. Creía que el que su madre no tuviera runas en el cuerposignificaba que podría dar a luz una criatura medio demonio, medio cazador desombras,yparaprobaresateoríaleenviéundemonioconlaformadesupadre.Nonotóladiferencia.

SóloelvacíoqueTessateníaenelestómagoleimpidióvomitar.—¿Hizo…qué…amimadre?¿Undemonio?¿Soymediodemonio?—EraunDemonioMayor,siesoleconsuela.Lamayoríadeellosfueronángeles

enun tiempo.Suaspecto realerabastanteagradable.—Mortmainsonriódemediolado—.Antesdeque sumadre sequedaraembarazada,yohabía trabajadoduranteañosparaacabarelángelmecánicodemipadre.Loacabé,ydespuésdeque fueraustedconcebida,losintonicéconsuvida.Mimayorinvención.

—Pero¿porquémimadreestabadispuestaallevarlo?—Parasalvarlaausted—contestóelMagíster—.Cuandosequedóembarazada,

sumadre se dio cuenta de que algo no iba bien. Llevar un feto de brujo no es lomismoquellevarunfetohumano.Entonces, lavisitéyledielángelmecánico.Ledije que llevarlo salvaría la vida de su bebé.Me creyó.Yo no lementía. Es ustedinmortal,jovencita,peronoinvulnerable.Selapuedematar.Elángelestásintonizadoa suvida; está diseñadopara salvarla si estámuriendo.Puedeque le haya salvadocientosdevecesantesdenacerusted,ylahasalvadodesdeentonces.Pienseentodaslas veces que ha estado cerca de lamuerte. Piense en elmodo en que el ángel haintervenido.

Tessa recordó: elmodoenqueel ángelhabíavoladocontra el autómataque laestabaestrangulando,enquehabíadesviado lasafiladashojasde lacriaturaque lahabíaatacadoenRavenscarManor,enquehabíaevitadoquesedestrozaracontralasrocasdeldespeñadero.

—Peronomesalvadelatortura,nidelasheridas.—No.Porqueésassonpartedelanaturalezahumana.—También lo es lamuerte—replicó Tessa—.No soy humana, y dejó que las

Hermanas Oscuras me torturaran. Nunca podré perdonarle eso. Incluso si meconvenciera de que la muerte de mi hermano fue por su propia culpa, de que lamuerte de Thomas estuvo justificada, de que su odio era razonable, nunca podréperdonarleeso.

Mortmain alzó una caja que tenía a los pies y la volcó. Se oyó un estrépitometálico cuando un montón de piezas cayeron de ella: ruedas dentadas, levas,engranajes y otros trozos salpicados de fluido negro, y al final, rebotando sobre elrestodelabasuracomolapelotarojadeunniño,unacabezacortada.

LadelaseñoraNegro.—La he destruido —dijo Mortmain—. Por usted. Deseo mostrarle que soy

sincero,señoritaGray.

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—¿Sinceroenqué?—preguntóTessa—.¿Porquéhahechotodoesto?¿Porquémecreó?

Los labios de Mortmain le tironearon ligeramente; no era una sonrisa, no deverdad.

—Pordosrazones.Laprimeraparaquepudieratenerhijos.—Perolosbrujosno…—No—admitióMortmain—.Peroustednoesunabrujacorriente.Enusted, la

sangredelosdemoniosylasangredelosángeleshanmantenidosupropialuchaenelCielo,ylosángeleshansalidovictoriosos.Noesunacazadoradesombras,perotampocounabruja.Esalgonuevo,algototalmentediferente.Cazadoresdesombras—escupió—.Todosloscazadoresdesombrasylosdemonioshíbridosmueren,ylosnefilimseenorgullecendeello,sealegrandequesusangrenuncapuedaensuciarse,dequesulinajenosemancilleconlamagia.Perousted…ustedpuedehacermagia.Puedetenerhijoscomocualquierotramujer.Aúntardaráunosaños,cuandoalcancesu total madurez. Los más grandes brujos vivos me lo han asegurado. Juntosiniciaremosunanuevaraza,conlabellezadeloscazadoresdesombrasysinmarcasdebrujo.Seráunarazaqueacabaráconlaarroganciadeloscazadoresdesombrasalreemplazarlosenestatierra.

ATessalefallaronlaspiernas.Sedesplomósobreelsuelo,conlabataalrededorcomouncharcodeaguanegra.

—¿Quie…quiereusarmeparaqueledéhijos?Denuevo,élesbozóunasonrisamaliciosa.—Nosoyunhombresinhonor—contestó—.Leofrezcoelmatrimonio.Siempre

hasidomiplan.—Hizoungestoseñalando la tristepilademetal rotoycarnequehabíasidolaseñoraNegro—.Sicuentoconsuparticipaciónvoluntaria,lopreferiré.Ypuedoprometerlequetrataréasíatodossusenemigos.

«Mis enemigos». Pensó enNate, sumano cerrándose sobre la de ellamientrasmoría, sangrando, en su regazo.Volvió a pensar en Jem, en cómo nunca se habíaquejado de su destino, sino que se había enfrentado a él con valentía; pensó enCharlotte,quehabíalloradolamuertedeJessamine,aunqueéstalahabíatraicionado,ypensóenWill,quehabíatendidosucorazónparaqueJemyellalopisaran,porquelesamabamásqueasímismo.

Había bondad humana en el mundo, pensó; escondida entre deseos y sueños,lamentosyamargura,resentimientoypoderes,perolahabía,aunqueMortmainjamáslavería.

—Ustednuncaloentenderá—dijoella—.Dicequeconstruye,queinventa,peroyoconozcoauninventor,HenryBranwell,yustednosepareceennadaaél.Éldavidaalascosas,ustedsólolasdestruye.Yahorametraeotrodemoniomuerto,comosifueranfloresynomásmuerte.Notienesentimientos,señorMortmain,niempatía

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hacianadie.Sinolohubierasabidoya,melohabríadejadoabsolutamenteclaroalusar laenfermedaddeJamesCarstairsparaobligarmeaveniraquí.Aunqueseestámuriendoporsuculpa,noqueríapermitirmevenir,nopensabaaceptarsuyinfen.Asídebiensecomportalagente.

Violamiradaensurostro.Decepción.Aunquesólolamostróunmomento,antesdedarpasoaunamiradaastuta.

—¿No le permitía venir?—preguntó—.Así que nome equivoqué al juzgarla;ustedlohabríahecho.Habríavenidoamí,aquí,poramor.

—Noporamorausted.—No—repuso él, pensativo—, no a mí.—Y sacó del bolsillo un objeto que

Tessareconocióalinstante.Miróalrelojqueletendíaél,colgandodelacadenadeoro.Seveíaquenotenía

cuerda. Las manecillas se habían detenido hacía mucho, como si el tiempo sehubieraquedadocongeladoamedianoche.TeníalasinicialesJ.T.S.grabadasenelreversoenunaeleganteletra.

—He dicho que la había creado por dos razones—prosiguió él—. Ésta es lasegunda. Hay cambiantes en elmundo: demonios ymagos que pueden adoptar laaparienciadeotros.Perosóloustedpuedeserotro.Esterelojerademipadre.JohnThaddeusShade.Lepidoque locojayCambieenmipadreparaquepuedahablarconélunavezmás.Silohace,enviarétodoelyinfenquetengoenmiposesión,yesunacantidadconsiderable,aJamesCarstairs.

—Nolocogeré—respondióTessainmediatamente.—¿Porquéno?—Su tono era razonable—.Yano es usteduna condiciónpara

obtener la droga. Es un regalo, que le doy voluntariamente. Sería una tonteríarechazarlo,ynoserviríaparanada.Mientrasquesihaceestacositapormí,podríasalvarlelavida.¿Quédiceaesto,TessaGray?

«Will.Will,despierta».EralavozdeTessa,inconfundible,ehizoqueWillseirguieraalinstantesobrela

silla. Agarró la crin de Balios para equilibrarse y miró alrededor con ojossomnolientos.

Verde,gris,azul.Elpaisajedelcampogalésseextendíaanteél.HabíapasadoporWelshpool y la frontera entre Gales e Inglaterra en algúnmomento del amanecer.Recordabapocodelviaje,sólounaprogresióncontinuaytortuosadelugares:Norton,Atcham,Emstrey,WeepingCross,desviarsedeShrewsburyyfinalmente,finalmente,la fronteray las colinasdeGales en la distancia.Bajo la luzdel amanecer, habíanparecido fantasmales, cubiertas por una neblina que se había ido disipandolentamenteamedidaqueelsolsealzaba.

SupusoqueestabaenalgúnlugarcercadeLlangadfan.Eraunabonitacarretera,

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sobreunaantiguavíaromana,peroestabacasideshabitada,exceptoporalgunaqueotragranja,yparecíaeternamentelarga,máslargaqueelcielogrisqueseextendíaenloalto.EnelhotelCannOfficesehabíaobligadoapararycomeralgo,perosólounrato.Elviajeeraloimportante.

YaenGales,podíanotarcómoellugardondehabíanacidotirabadesusangre.ApesardetodoloquehabíadichoCecily,élnohabíasentidoesaconexiónhastaeseinstante, respirando el aire de Gales, viendo los colores de Gales: el verde de lascolinas,elgrisdelapizarraydelcielo,lapalidezdelascasasdepiedraencaladas,los puntos marfileños de las ovejas entre la hierba. Pinos y robles eran oscurasesmeraldas en la distancia, en lo alto, pero cerca de la carretera la vegetación eraverdegrisáceayocre.

Al adentrarse en el corazón del país, las onduladas colinas verdes fuerontornándose más inhóspitas, el camino con mayor pendiente, y el sol comenzó aponersetraslacrestadelasdistantesmontañas.Willsupodóndeseencontraba,sabíaquehabíaentradoenelDifyValley,yquelasmontañasanteélsealzabaninhóspitasyquebradas.ElpicodeCarAfronquedabaasuizquierda,unrevueltodepizarragrisygravacomouna telaraña rota.Lacarreteraeraempinaday larga,ymientrasWillespoleabaaBalios para subirla, él sedejócaer en la sillay, contra suvoluntad, sequedódormido.SoñóconCecilyyEllacorriendodearribaabajoporcolinasnomuydiferentesdeésas,llamándolo:«¡Will!¡Venacorrerconnosotras,Will!».YsoñóconTessa,yella le tendió lasmanos,yél supoquenopodíaparar,nopodíadetenersehasta llegar a ella. Aunque ella nunca lo miraba así estando despierto, aunque ladulzura de su mirada fuera para otra persona. Y a veces, como en ese momento,inconscientemente,Willmetíalamanoenelbolsilloyagarrabaelcolgantedejade.

Algo le golpeó con fuerza desde el costado; soltó el colgante y cayó,dolorosamente,sobrelaspiedrasylahierbadelbordedelcamino.Undolorlesubióporelbrazo,yrodóhaciaunladojustoatiempodeevitarqueBalioscayerasobreél.Jadeante, tardó unos segundos en darse cuenta de que no los estaban atacando. Elcaballo,demasiadoagotadoparadarotropaso,sehabíadesplomadobajoél.

Will logró ponerse de rodillas y se arrastró hasta su negra montura. Estabacubiertadesudorysacabaespumaporlaboca;alzólosojostristementehaciaWillcuandoésteseleacercóylerodeóelcuelloconelbrazo.Comprobóconalivioqueelpulsodelcaballoerafirmeyfuerte.

—Balios,Balios—susurróWill,mientras le acariciaba la crin—.Lo siento; nodeberíahaberteforzadoasí.

RecordócuandoHenryhabíacompradoloscaballosyestabatratandodedecidircómo llamarlos. Había sido Will quien le había sugerido los nombres: Balios yXanthos,comoloscaballosinmortalesdeAquiles.«AmbospodemosvolartanrápidocomoCéfiro,quedicenqueeselvientomásvelozdetodos».

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Peroaquelloscaballoshabíansidoinmortales,yBaliosnoloera.Eramásfuertequeunocorriente,ymásrápido,pero todacriatura teníasus límites.Willse tumbóconlacabezadándolevueltas,ysequedómirandoelcielo,queeracomounasábanagristensada,salpicadaaquíyallíconrestosdenubesnegras.

Unavez,enelbreveintervaloentrequesehabíalibradodela«maldición»ysehabíaenteradodequeJemyTessaseacababandeprometer,habíapensadoenllevaraTessaaGalesyenseñarleloslugaresdondehabíaestadodeniño.HabíapensadoenllevarlahastaPembrokeshire,encaminaralrededordeSaintDavid’sHeadyverallílasfloresquecrecíanenloaltodelacantilado,contemplarelcieloazuldesdeTenbryybuscarconchasenlaplayaconlamareabaja.Enesemomento,todoesoleparecíanlos distantes sueños de unniño.Sólo existía el caminoque llevabahacia adelante,seguircabalgando,másagotamiento,yprobablementelamuertealfinaldetodoello.

Conotratranquilizadorapalmadaalcuellodelcaballo,Willsepusoderodillasyluegoenpie.Sesentíamareado;cojeóhastalacrestadelacolinaymiróhaciaabajo.

Ante él se abríaunpequeñovalle, y en su interior se acurrucabaunminúsculopueblo de piedra, pocomayor que una aldea.Will sacó la estela del cinturón y sedibujóunarunadeVisiónenlamuñecaizquierda.Lediosuficientepoderparaverqueelpueblo teníaunaplazayunapequeña iglesia.Sindudahabríaalgún tipodeestablecimientopúblicoenelquepodríadescansardurantelanoche.

Todoen su interior le gritabaque siguiera adelante, que«acabara con eso»; nopodían separarle más de unos treinta kilómetros de su objetivo, pero seguirsignificaríamataraBaliosy llegaraCadair Idrisenunestadoenelquenopodríapelear.Volviójuntoalanimaly,conunajuiciosacantidaddeinsistenciaypuñadosdeavena,logróquesepusieraenpie.Cogiólasriendasconlamanoy,mientrasmirabahaciaelocaso,comenzóaguiarlocolinaabajohaciaelpueblo.

La silla en la queTessa se hallaba sentada tenía un respaldo demadera alto ytallado, tachonado con enormes clavos, cuyos bordes romos le molestaban en laespalda.Anteellahabíaunamplioescritoriosobreelque,ademásdemuchoslibros,tambiénhabíaunahojadepapelenblanco,untinteroyunapluma.JuntoalpapelsehallabaelrelojdebolsillodeJohnShade.

A ambos lados de ella había dos enormes autómatas. Poco esfuerzo se habíarealizadoparahacerqueseparecieranaloshumanos.Amboserancasitriangulares,congruesosbrazosquepartíandelosladosdelcuerpo,ycadabrazoacabadoenunaafiladacuchilla.Dabanbastantemiedo,peroTessanopodíaevitarpensarque,siWillestuviera allí, habría comentado que parecían nabos, y quizá habría hecho algunacanciónconello.

—Cojaelreloj—dijoMortmain—.YCambie.Élestabasentadofrenteaella,enunasillasimilar,conelmismorespaldotallado.

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Sehallabanenotrahabitacióndelacueva,adondelahabíanllevadolosautómatas;laúnicaluzprocedíadeunaenormechimeneaencendida,dondesepodríaasarunavacaentera. El rostro de Mortmain quedaba entre las sombras, con los dedos bajo labarbilla.

Tessaalzóelreloj.Lonotabapesadoyfríoenlasmanos.Cerrólosojos.Sólo tenía la palabra de Mortmain de que enviaría el yin fen, pero le creía.

Después de todo, no tenía razón para no hacerlo. ¿Qué podía importarle si JemCarstairs vivía un pocomás? Únicamente había sido unamoneda de cambio paraatraparaTessa,yahíestabaella,conyinfenosinél.

OíalarespiracióndeMortmainsilbarleentrelosdientes,yapretólosdedossobreel reloj. De repente, pareció palpitar en su mano, del mismo modo que el ángelmecánicohacíaalgunasveces,comosituvieravidapropiaensuinterior.Notóquesele sacudía lamano y, de repente, elCambio le sobrevino, sin tener que forzarlo obuscarlocomosolíahacer.Undolorlesubióporelbrazo,ysoltóelreloj.Éstedioungolpe seco en el escritorio, pero el Cambio era imparable. Se le ensancharon loshombrosbajolabata,losdedosselevolvieronverdesyelcolorselefueextendiendoporelcuerpocomoelverdínsobreelcobre.

La cabeza se le alzó de golpe. Se notaba pesada, como si tuviera encima unacargaenorme.Almirarse,vioqueteníalosmusculososbrazosdeunhombre,lapieloscuraconuntonoverde,lasmanosgrandesycurvadas.Unasensacióndepánicosedespertó en su interior, pero era sólounapequeña chispa enmediodeun inmensogolfodeoscuridad.NuncaanteshabíaestadotanperdidadentrodeunCambio.

Mortmain estaba tieso en su asiento. La miraba fijamente, con los labiosapretadosylosojosbrillandoconunaluzoscura.

—Padre—dijo.Tessanocontestó.Nopudo.Lavozquesaliódesuinteriornoeralasuya;erala

deShade.—Mipríncipemecánico—repusoShade.LaluzenlosojosdeMortmainsehizomásintensa.Seinclinóhaciaadelantey

empujó,impaciente,lospapelesquehabíasobrelamesahaciaTessa.—Padre—repitió—.Necesitotuayuda,yenseguida.TengounaPyxis.Tengolos

medios para abrirla. Tengo los autómatas. Sólo necesito el hechizo que creaste, elhechizodesujeción.Escríbemeloytendrélaúltimapiezadelrompecabezas.

Lapequeñachispadepánicoestabacreciendoyextendiéndoseenel interiordeTessa.No era una emotiva reunión entre padre e hijo. Ese encuentro era algo queMortmainquería,quenecesitabadelbrujoJohnShade.Lachicacomenzóaresistirse,a tratar de salirse del Cambio, pero éste la sujetó como con una mano de acero.Nuncadesdeque lasHermanasOscuras la habían entrenadohabía sido incapazdesalirsedeunCambio,peroaunqueJohnShadeestabamuerto,Tessanotólavoluntad

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deacerodelbrujosometiéndola,aprisionándolaensupropiocuerpoyobligándoloamoverse.Horrorizada, vio su propiamano coger la pluma,mojar la plumilla en eltinteroycomenzaraescribir.

Laplumarascabaelpapel.Mortmainseinclinóhaciaadelante.Surespiraciónerajadeante,comosiestuvieracorriendo.Trasél,elfuegocrepitaba,altoynaranjaenlachimenea.

—Esoes—dijoMortmain,mientrassepasabalalenguaporel labioinferior—.Yaveocómopodríafuncionar,sí.Porfin.Esoesexactamente.

Tessamiró.Loquesalíadelaplumaqueellasujetabaleresultabaungalimatías.Denuevotratóderesistirse,ysóloconsiguiómancharelpapel.Lamanoquesujetabala pluma temblaba violentamente, pero los símbolos continuaron fluyendo. Tessacomenzóamorderseellabio,confuerza,luegoconaúnmásfuerza.Notóelsabordesangre en la boca. Un poco de sangre cayó sobre el papel. La pluma continuóescribiendoporencimayloembadurnóconelfluidoescarlata.

—Esoes—exclamóMortmain—.Padre…La plumilla se quebró, con un estruendo como un disparo, que resonó en las

paredes de la cueva.La pluma rota cayó de lamano deTessa, y ella se desplomósobreelrespaldodelasilla,exhausta.Elverdeestabadesapareciendodesupiel,elcuerpo estaba encogiéndosele, su propio cabello castaño le caía suelto sobre loshombros.Notabaelsabordelasangreenlaboca.

—No—jadeó,ytratódecogerlospapeles—.No…PeroeldoloryelCambiohacían lentos susmovimientos,yMortmain fuemás

rápido.Riendo,lequitólospapelesdedebajodelasmanosysepusoenpie.—Muy bien—dijo—. Gracias, mi pequeña brujita. Me has dado todo lo que

necesitaba.Autómatas,escoltadalaseñoritaGrayasuhabitación.UnamanodemetalsecerrósobreelcuellodelabatadeTessaylahizoponerse

enpie.Lacabezaledabavueltas,perollegóaveraMortmaincogiendoelrelojdeoro,quehabíacaídosobrelamesa.

Élsonrióhaciaella,unasonrisacruelyanimal.—Haréquetesientasorgullosodemí,padre—dijo—.Nolodudesnunca.Tessa,queyanosoportabamirar,cerrólosojos.«¿Qué he hecho? —pensó mientras los autómatas la empujaban hacia su

habitación—.Diosmío,¿quéhehecho?»

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17

SÓLONOBLESERBUENOComoseaquesea,mepareceamíqueessólonobleserbueno.Buencorazónmejorquecoronitas,ylafesimple

mejorquelasangrenormanda.

ALFRED,LORDTENNYSON,«LadyClaraVeredeVere»

Charlotte tenía la cabeza inclinada sobre una carta cuandoGabriel entró en elsalón.Hacíafrescoenlasala;elfuegosehabíaextinguidoenlachimenea.ElchicosepreguntóporquéSophienolohabríaalimentado;demasiadotiempoentrenando.Su padre no hubiera tenido paciencia con eso. Le gustaba que los sirvientesestuvieranentrenadospara luchar,peropreferíaqueadquirieranesosconocimientosantesdeentrarasuservicio.

Ladirectoraalzólamirada.—Gabriel—dijo.—¿Queríasverme?—Élhizo todo loquepudopormantener lavozneutra.No

podríaevitarsentirquelososcurosojosdelamujerpodíanveratravésdeél,comosiestuviera hecho de vidrio. La mirada se le fue hacia el papel que había sobre elescritorio—.¿Quéeseso?

Ellavacilóuninstante.—UnacartadelCónsul.—Teníaungestotensoeinfelizenlaboca.Miróelpapel

denuevoysuspiró—.LoúnicoquesiemprehequeridoeradirigiresteInstitutocomolo hizo mi padre. Nunca pensé que pudiera ser tan difícil. Le volveré a escribir,pero…—Seinterrumpió,conunasonrisatensayfalsa—.Peronotehellamadoparahablartedemí—dijo—.Gabriel,estosúltimosdíasparecesmuycansadoytenso.Séquetodosestamosalterados,ymetemoqueenmediodetodaestapreocupación,noshemosolvidadodetu…situación.

—¿Misituación?—Tu padre—aclaró ella, mientras se alzaba de la silla y se acercaba a él—.

Debesdeestardedueloporél.—¿YquéhaydeGideon?—preguntóGabriel—.Tambiénerasupadre.—Gideonyapasóeldueloportupadrehacetiempo—contestóella,yGabrielse

sorprendióalverla juntoaél—.Para ti,debedeser recienteydoloroso.Noqueríaquepensarasquemehabíaolvidado.

—Despuésdetodoloquehapasado—repuso,ycomenzóanotarunnudoenlagarganta de perplejidad, y de algo más en lo que no quería pensar demasiado—,despuésdeJem,yWill,yJessamine,yTessa;despuésdequetucasasehayaquedadoreducidacasialamitad,¿noquieresquepiensequetehasolvidadodemí?

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Ellalepusounamanosobreelbrazo.—Todasesaspérdidasnohacenquelatuyaseamenos…—Estonopuedeserasí—replicóél—.Nopuedesquererconsolarme.Mepediste

quedescubrierasiseguíasiendolealamipadre,oalInstituto…—Gabriel,no.Nadadeeso.—Nopuedodartelarespuestaquequieres—planteó—.Nopuedoolvidarqueél

se quedó conmigo.Mimadremurió, y Gideon semarchó, y Tatiana es una tontainútil,ynuncahubonadiemás,nadiemásquemeeducara,yyonoteníanada,sóloamipadre, losdossolos,yahora tú, túyGideon,esperáisque ledesprecie,peronopuedo.Eramipadreyyo…—Selequebrólavoz.

—Lequerías—concluyóCharlottecondulzura—.¿Sabes?,recuerdocuandoerassólounniño,y recuerdoa tumadre.También recuerdoa tuhermano, siemprea tulado.Ylamanode tupadreen tuhombro.Sisirvedealgo,creoqueél también tequería.

—Noimporta.Porqueyomatéamipadre—dijoGabrielconvoztrémula—.Leclavéunaflechaenelojo,derramésusangre.Parricidio…

—Nofueunparricidio.Yanoeratupadre.—Siesonoeramipadre,sinoacabéconlavidademipadre,entonces¿dónde

está? —susurró Gabriel—. ¿Dónde está mi padre? —Y notó que Charlotte loabrazaba,comoharíaunamadre,ylosujetabamientrasélseapoyabaensuhombro,conelsabordelaslágrimasenlagarganta,peroincapazdederramarlas—.¿Dóndeestámi padre?—repitió, y cuando ella le abrazómás fuerte, él notó su fuerza, lamanodehierroconquelosujetaba,ysepreguntócómohabíapodidopensaralgunavezqueesamujereradébil.

Para:CharlotteBranwellDe:CónsulJosiahWayland

MiqueridaseñoraBranwell:¿Uninformadordelque,enestemomento,nopuederevelarlaidentidad?Meatreveríaaaventurarque

noexistetalinformadoryquetodoestoesdesupropiainvención,unplanparaconvencermedequetienerazón.

Le rogaría que dejara de imitar a un loro, repitiendo sin sentido «Marchen sobre Cadair Idrisinmediatamente»atodashorasdeldía,ymuéstremeensulugarqueestácumpliendosusobligacionesdedirectoradelInstitutodeLondres.Deotromodo,metemoquedeberésuponerquenoescapazdecumpliresafunciónymeveréobligadoarelevarladesucargoinmediatamente.

Comopruebadesuconformidad,debopedirlequecesedehablardeesteasuntoporcompleto,yquenoimplorealosmiembrosdelEnclavequeseunanaustedensufútilintento.Sioigoquehasacadoestetemaantecualquierotronefilim,loconsideraréunagravedesobedienciayactuaréenconsecuencia.

JosiahWayland,CónsuldelaClave

SophielehabíallevadolacartaaCharlottealamesadeldesayuno.Éstalahabíaabierto con el cuchillo de la mantequilla, había roto el sello de Wayland (unaherraduraconelCdeCónsulabajo),ycasilarompióensuansiaporleerla.

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El resto la observó. Henry con la preocupación patente en su rostro franco ybrillante,mientras dos puntos rojos iban apareciendo lentamente en lasmejillas deCharlottealirpasandolavistaporlaspalabras.Losotrospermanecieronquietosensusasientos,sincomer,yCecilynopudoevitarpensarenloraroqueera,enciertosentido,veraungrupodehombrespendientesdelareaccióndeunamujer.

Aunqueeraungrupodehombresmenordeloquedeberíahabersido.LaausenciadeWillyJemeracomounaheridaabierta,uncorte limpioyblancoalqueaúnnohabíallegadolasangre,laimpresióntodavíademasiadorecientecomoparasentireldolor.

—¿Quéocurre?—preguntóHenry,inquieto—.Charlotte,querida…Éstaleyóenvozaltalaspalabrasdelmensajeconelritmocarentedeemociónde

unmetrónomo.Cuandoacabó,apartólacarta,sindejardemirarla.—Esquenopuedo…—comenzó—.Noloentiendo.Sumaridosehabíapuestorojobajolaspecas.—¿Cómo se atreve a escribirte así? —exclamó, con inesperada ferocidad—.

¿Cómoosadirigirseatideesamanera,quitartodovaloratuspreocupaciones…?—Quizátengarazón.Quizáestéloco.Quizátodosloestemos—repusoCharlotte.—¡No lo estamos!—exclamóCecily, rotunda, y vio queGabriel lamiraba de

reojo.Suexpresióneradifícildeinterpretar.Yaestabapálidoalentrarenelcomedor,y casi no había comido ni hablado; sólomiraba fijamente el mantel como si éstetuvieralarespuestaatodaslaspreguntasdeluniverso—.ElMagísterestáenCadairIdris.Estoysegura.

Gideonfruncíaelcejo.—Te creo—aseveró—. Todos te creemos, pero sin el Cónsul, el asunto no se

puedepresentaranteelConsejo,ysinelConsejo,nadienospuedeayudar.—El portal está casi listo para usarse—intervino Henry—. Cuando funcione,

podremostransportar tantoscazadoresdesombrascomonecesitemosaCadair Idrisenunmomento.

—Peronohabrácazadoresdesombrasalosquetransportar—replicósumujer—.Mira, elCónsulme prohíbe hablar de este asunto con el Enclave. Su autoridad essuperioralamía.Sicontravengounaordenasí…podríamosperderelInstituto.

—¿Y?—preguntóCecilyacalorada—.¿AcasoteimportamástupuestoqueWilloTessa?

—Señorita Herondale —comenzó Henry, pero Charlotte le hizo callar con ungesto.Parecíamuycansada.

—No,Cecily,noeseso.Peroel Institutonosbrindaprotección.Sinél,nuestracapacidadparaayudaraWillyaTessaseveseriamentecortada.ComodirectoradelInstituto, puedo proporcionarles la ayuda que me estaría vedada como simplecazadoradesombras…

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—No—replicó Gabriel. Había apartado su plato, y gesticulaba con sus finosdedos,tensosyblancos—.Nopuedes.

—¿Gabriel?—dijoGideonenuntonodepregunta.—Nomevoyacallar—repusoéste,ysepusoenpie,comosipretendieraobien

soltar un discurso o bien salir corriendo de lamesa.Volvió unamirada angustiadahaciaCharlotte—.EldíaqueelCónsulvinoaquí,cuandosenosllevóamihermanoyamíparainterrogarnos,nosamenazóhastaqueleprometimosespiarparaél.

Charlottepalideció.Henrycomenzóaalzarsedelamesa.Gideonalargólamanopidiendocalma.

—Charlotte—intervino—,nolohicimos.Nuncaledijimosnada.Almenos,nadaque fuera cierto —corrigió, mirando al resto de los ocupantes de la sala, que lomiraban fijamente a él—. Algunas mentiras. Pistas falsas. Dejó de preguntarnosdespuésdesólodoscartas.Sediocuentadequenoservíadenada.

—Escierto,señora—dijounavocecitadesdeelrincóndelasala.Sophie.Cecilycasinisehabíafijadoqueestabaallí,pálidabajosucofia.

—¡Sophie!—exclamóHenry, totalmenteasombrado—.¿Estabasalcorrientedeesto?

—Sí,pero…—Alasirvientaletemblabalavoz—.ElCónsulhabíaamenazadoaGideonyaGabrieldeunaformaespantosa,señoraBranwell.LesdijoqueborraríaalosLightwooddelosregistrosdeloscazadoresdesombras,queecharíaaTatianaalacalle.Y,aunasí,ellosnoledijeronnada.Cuandoéldejódepreguntarles,penséquesehabríapercatadodequenohabíanadaqueencontrarysehabríadadoporvencido.Losientomucho.Yosólo…

—Sophie no quería hacerte daño —clamó Gideon desesperado—. Por favor,Charlotte,noculpesaSophiedeesto.

—No la culpo —contestó Charlotte; sus oscuros ojos se movían rápidamenteentreGideon,Gabriel ySophie—.Perome imaginoque la historia no acaba aquí,¿verdad?

—Laverdadesqueesoestodo…—comenzóGideon.—No —le interrumpió Gabriel—. No lo es. Hermano, cuando te dije que el

CónsulyanoqueríaqueleinformáramossobreCharlotte,eramentira.—¿Qué?—Gideonparecíahorrorizado.—Mellevóaparte,eldíadelataquealInstituto—explicóGabriel—.Medijoque

sileayudabaadescubriralgunafaltaqueCharlottehubieracometido,nosdevolveríala casa de losLightwood, devolvería el honor a nuestro nombre, encubriría lo quehizonuestropadre…—Respiróhondo—.Yledijequeloharía.

—¡Gabriel! —rugió Gideon, y hundió el rostro entre las manos. Su hermanoparecía a punto de vomitar,moviéndose inquieto. Cecily no sabía si sentir pena uhorror, recordandolanocheen lasaladeentrenamiento,cuandolehabíadichoque

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teníafeenqueéltomaríalasdecisionescorrectas.—Poresoparecíastanasustadoestamañanacuandotellaméparahablarcontigo

—señaló Charlotte, mirando fijamente a Gabriel—. Pensabas que lo habíadescubierto.

Henrycomenzóaponerseenpie,surostrofrancoyagradableoscurecidoporunafuriaqueCecilynocreíahaberlevistonunca.

—GabrielLightwood—dijo—,miesposahasidosiempreamablecontigo,y¿asíselopagas?

Charlottelepusounamanoenelbrazoparadetenerlo.—Henry,espera—medióella—.Gabriel.¿Quéhashecho?—EscuchétuconversaciónconAloysiusStarkweather—contestóésteenunavoz

vacía—.DespuésescribíunacartaalCónsuldiciéndolequebasabas tupeticióndemarchar sobre Gales en las palabras de un loco, que eras crédula y demasiadoobstinada…

Los ojos de Charlotte parecieron clavarse en Gabriel. Cecily pensó que noquerría,nuncaensuvida,serlareceptoradeesamirada.

—Laescribiste—dijoésta—.Pero¿laenviaste?Gabrielrespirómuyhondo.—No—contestó,ysemetió lamanoen lamanga.Sacóunpapeldobladoy lo

tirósobrelamesa.Cecilylomiró.Estabamanoseadoycurvadoenlaspuntas,comosi lo hubiera doblado y desdobladomuchas veces—.No pude hacerlo. No le dijenadaenabsoluto.

Cecilydejóescaparelairequenosabíaquehabíaestadoconteniendo.Sophiehizounruidito;fuehaciaGideon,queparecíaestarrecuperándosedeun

puñetazoenelestómago.Charlottesiguiótanaparentementetranquilacomolohabíaestadodurantetodoelrato.Cogiólacarta,lamiróyluegolavolvióadejarsobrelamesa.

—¿Porquénolaenviaste?—preguntó.Gabriellamiró,yamboscompartieronunaextrañamiradaporuninstante.—Tuvemisrazonesparareconsiderarlo—respondió.—¿Por qué no acudiste a mí? —quiso saber Gideon—. Gabriel, eres mi

hermano…—No puedes tomar todas las decisiones por mí, Gideon. A veces, tengo que

tomar lasmías.Comocazadoresdesombras,sesuponequedebemosseraltruistas.Morirporlosmundanos,porelÁngel,ysobretodounosporotros.Ésossonnuestrosprincipios.Charlottebasasuvidaenellos;nuestropadrenuncalohizo.Medicuentadequemehabíaequivocadoalserlealamisangreporencimadenuestrosprincipios,porencimadetodo.YmedicuentadequeelCónsulseequivocaconCharlotte.—Gabrielcallódegolpe;teníaloslabiosapretadosformandounalíneafinayblanca—.

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Seequivocaba.—MiróaCharlotte—.Nopuedoborrarloquehehechoenelpasado,oloqueestuvepensandohacer.Séquenopuedocompensartepormisdudassobretuautoridadopormiingratitud.Loúnicoquepuedohaceresdecirteloquesé:quenopuedes esperar una aprobación del cónsul Wayland que nunca llegará. Él nuncamarchará sobre Cadair Idris por ti, Charlotte. No quiere aceptar ningún plan quetengatusellodeautoridad.DeseaechartedelInstituto.Reemplazarte.

—Perofueélquienmepusoaquí—replicóella—.Élmeapoyó…—Porque pensó que serías débil —explicó Gabriel—. Porque cree que las

mujeressondébilesyfácilesdemanipular,perotúhasdemostradoquenoloeres,ylehas estropeado todos susplanes.No sóloquieredesacreditarte; necesita hacerlo.Fue muy claro conmigo al decirme que si no podía descubrir nada que pudierarelacionarteconcualquierfalta,medabapermisoparainventarmecualquiermentiraquetecondenara.Mientrasfueraunaconvincente.

Charlotteapretóloslabios.—Entonces,nuncahatenidofeenmí—susurró—.Nunca.Henryleapretóelbrazo.—Pero debería haberla tenido —afirmó—. Te ha infravalorado, y eso no es

ningunatragedia.Quehayasdemostradosermejor,másinteligenteymásfuertedeloquecualquieraseesperaba,Charlotte…esuntriunfo.

Lamujertragósaliva,yCecilysepreguntó,sólounmomento,cómoseríateneraalguienquelamiraracomoHenrymirabaaCharlotte,comosifueraunamaravilladelanaturaleza.

—¿Quéhagoahora?—Loqueconsideresmejor,querida—contestósumarido.—TúereslalíderdelEnclave,ydelInstituto—dijoGabriel—.Tenemosfeenti,

aunquenolatengaelCónsul.—Agachólacabeza—.Tienestodamilealtaddehoyenadelante.Sitesirvedealgo.

—Mesirvedemucho—repusoCharlotte,yhabíaalgoensuvoz,unatranquilaautoridad que hizo que Cecily tuviera ganas de levantarse y proclamar su propialealtad,sóloparaganarseelbálsamodelaaprobacióndeesamujer.CecilynopodíaimaginarsentiresoporelCónsul.

«Y por eso elCónsul la odia—pensó—.Porque es unamujer y, sin embargo,sabecómoganarselalealtaddeunmodoqueélnuncapodría».

—Actuaremos como si el Cónsul no existiera—continuó Charlotte—. Si estádecidido a apartarme demi puesto aquí, entonces no tengo nada que proteger. Essimplemente cuestión de hacer lo que debemos hacer antes de que tenga laoportunidaddedetenernos.Henry,¿cuántotardarásenponerapuntotuinvento?

—Mañana—respondióelaludidoalinstante—.Trabajarétodalanoche…—Será la primera vez que se usa —señaló Gideon—. ¿No resulta un poco

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arriesgado?—NotenemosotromododellegaraGalesatiempo—contestóCharlotte—.En

cuantoenvíemimensaje,tendremosmuypocotiempoantesdequellegueelCónsulparaecharmedemicargo.

—¿Quémensaje?—preguntóCecily,perpleja.—VoyaenviarunmensajeatodoslosmiembrosdelaClave—revelóCharlotte

—.Ahoramismo.YnodelEnclave,sinodelaClave.—PerosóloelCónsultieneelpoder…—comenzóHenry,peroenseguidacerró

laboca—.Ah.—Lesexplicaré la situación talycomoes,y lespediré suayuda—continuó la

directora—.No estoy segura de qué respuesta podemos esperar, pero seguramentealgunosnosapoyarán.

—Yoosapoyaré—afirmóCecily.—Yyo,claro—aseveróGabriel.Suexpresióneraresignada,nerviosa,pensativa,

decidida.ACecilynuncalehabíagustadomás.—Yyo—sesumóGideon—,aunque…—sumirada,alpasarsobresuhermano,

eradepreocupación—,sóloseisdenosotros,yunocasisinentrenamiento,contralafuerzaquehareunidoMortmain…—PorunladoCecilysesintiómuycomplacidadeque la contara como a uno de ellos, pero le molestó que dijera que casi no teníaentrenamiento—.Podríaserunamisiónsuicida.

SeoyódenuevolasuavevozdeSophie:—Quizásólotenganseiscazadoresdesombrasdesuparte,peroalmenostienen

nueveluchadores.Yotambiéntengoentrenamiento,ymegustaríalucharconustedes.LomismodigoporBridgetyCyril.

Charlotteparecióentrecomplacidaysorprendida.—Pero,Sophie,sólohascomenzadotuentrenamiento…—LlevomástiempoentrenandoquelaseñoritaHerondale—replicólachica.—Cecilyesunacazadoradesombras…—La señorita Collins tiene un talento natural —intervino Gideon. Habló

despacio, con el conflictoque sentía visible en el rostro.Noquería aSophie en lalucha,enmediodelpeligro,sinembargo,noibaamentirrespectoasushabilidades—.DeberíaispermitirleAscenderyconvertirseencazadoradesombras.

—Gideon… —comenzó Sophie, sorprendida, pero Charlotte ya le estabaclavandounapenetrantemirada.

—¿Esesoloquequieres,Sophie,querida?¿Ascender?Éstatartamudeó.—Yo… es… es lo que siempre he querido, señora Branwell, pero no si eso

significa dejar su servicio. Ha sido tan buena conmigo que no quiero pagarleabandonándola…

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—Tonterías —exclamó Charlotte—. Puedo encontrar otra doncella, pero nopuedoencontrarotraSophie.Si serunacazadorade sombrases loquequieres,miniña,ojalámelohubierasdicho.PodríahaberidoalConsejoantesdeestaramalasconellos.Detodasformas,cuandovolvamos…

Seinterrumpió,yCecilyoyólafrasebajolaspalabras:«Sivolvemos».—Cuandovolvamos,tepresentaréparalaAscensión.—Y yo también hablaré en su favor—se ofrecióGideon—.Después de todo,

tengo el lugar de mi padre en el Consejo; sus amigos me escucharán, aún debenlealtadamifamilia,yademás,¿cómo,sino,podríamoscasarnos?

—¿Qué?—exclamóGabriel conunbruscomovimientoque lanzóelplatomáscercanoalsuelo,dondesehizoañicos.

—¿Casarse?—preguntóHenry—.¿TevasacasarconlosamigosdetupadreenelConsejo?¿Concuál?

Gideonsehabíapuestodeuncolorverdoso;eraevidentequenohabíapretendidoque se le escapara eso, y que no sabía qué hacer. Estaba mirando a Sophieaterrorizado, pero no parecía que ella pudiera ayudarle demasiado. Parecía tanperplejacomounpezqueseencontraraderepenteentierra.

Cecilysepusoenpieydejócaerlaservilletaenelplato.—Muybien—dijo,haciendo todo loposiblepara imitarel tonoautoritarioque

empleaba su madre cuando necesitaba que se hiciera algo en la casa—. Todo elmundofueradeaquí.

Charlotte,HenryyGideoncomenzaronalevantarse.Cecilyalzólasmanos.—Túno,GideonLightwood—dijo—.¡Laverdad!Perotú—señalóaGabriel—,

dejademirarasí.Yven.—Locogiópor lachaquetay lo sacómedioa rastrasdelcomedor,conHenryyCharlottepisándoleslostalones.

Elmomentoenquesalierondelcomedor,Charlottesefuedirectahaciaelsalóncon el propósito que había anunciado de preparar un mensaje para la Clave, conHenryasu lado. (Sedetuvoen laesquinadelpasilloparamiraraGabrielconunamuecadivertidaenelrostro,peroCecilysospechóqueélnolallegóaver).Detodosmodos, Cecily dejó de pensar en ella rápidamente. Estaba demasiado ocupada enponerlaorejacontralapuertadelcomedorparaoírloquepasabadentro.

Gabriel,despuésdeunmomento,seapoyóenlaparedjuntoalapuerta.Estabapálidoysonrojadoporigual,conlaspupilasdilatadasporlasorpresa.

—Nodeberíahacereso—dijofinalmente—.Escucharconversacionesajenasesuncomportamientomuyincorrecto,señoritaHerondale.

—Essuhermano—susurróCecily,conlaorejasobrelapuerta.Oíamurmullosenelinterior,peronadadefinitivo—.Meimaginabaquequerríasaberquépasa.

Él se pasó lasmanos por el cabello y exhaló como alguien que hubiera estado

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corriendo una larga distancia. Entonces, se volvió hacia ella y sacó una estela delbolsillodelchaleco.Sedibujóuna runaen lamuñeca, luegocolocó lamanoplanasobrelapuerta.

—Laverdadesquesí.LamiradadeCecilyfuedelamanodeGabrielasupensativaexpresión.—¿Lospuedeoír?—preguntóella—.¡Oh,esonoesjusto!—Todo esmuy romántico—comenzóGabriel, y luego frunció el cejo—.O lo

sería,simihermanopudieradecirunapalabrasinsonarcomounaranaafónica.Metemoquenopasaráalahistoriacomounodelosgrandescortejadoresdemujeres.

Cecilycruzólosbrazos,irritada.—Noséporquéseponeustedtandifícil—selamentó—.¿Olemolestaquesu

hermanoquieracasarseconunacriada?La expresión con la que la miró Gabriel fue feroz, y de repente la muchacha

lamentóhaberletomadoelpelodespuésdeloqueacababadepasar.—NosemeocurrenadaquepuedahacerGideonpeordeloquehizomipadre.Al

menos,legustanlasmujereshumanas.Y,sinembargo,eratandifícilnotomarleelpelo…Eratanpesado…—EsonoesdecirmuchodeunagranmujercomoSophie.Gabriel parecía estar a punto de replicarle con algún comentario cortante, pero

luegolopensómejor.—Noqueríadecireso.Esunagranchicayseráunabuenacazadoradesombras

cuandoAscienda.Honraránuestrafamilia,yelÁngelsabequelonecesitamos.—Puesyocreoqueustedtambiénhonraráasufamilia—apuntóCecilyamedia

voz—.Loqueacabadehacer,loquelehaconfesadoaCharlotte…hacefaltavalor.Élsequedóparadoduranteunsegundo.Luegoletendiólamano.—Cójamelamano—dijo—.Asítambiénpodráoírloquepasaenelcomedor,a

travésdemí,siquiere.Trasunmomentodevacilación,CecilylecogiólamanoaGabriel.Lanotócálida

y áspera en la suya.Notaba elmovimiento de la sangre bajo la piel, extrañamentereconfortante,ysí,atravésdeél,comosituvieralaorejacontralapuerta,podíaoírelmurmullobajodelaspalabras:lavozsuaveyvacilantedeGideonconladelicadadeSophie.Cecilycerrólosojosyescuchó.

—¡Oh!—exclamóSophiedébilmentemientrassesentabaenunadelassillas—.¡Oh,Dios!

No podía evitar sentarse; notaba las piernas como de mantequilla. Gideon,mientras tanto, estaba junto al aparador, con expresión de pánico. Tenía el rubiocabellomuyalborotado,comosisehubieraestadopasandolasmanosporél.

—MiqueridaseñoritaCollins—comenzó.

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—Esto es… —habló ella al mismo tiempo—. Yo no… Eso es de lo másinesperado.

—¿Lo es?—Gideon se alejó del aparador y se apoyó en la mesa; llevaba lacamisaunpocoarremangada,ySophieseencontrómirándolelasmuñecas,cubiertasdeun finovello rubioy señaladas con los blancos recuerdosde lasMarcas—.Sinduda habrá sido capaz de ver el respeto y el aprecio que siento por usted. Laadmiración.

—Bueno—repuso Sophie—. Admiración.—Consiguió que sonara como algomuypocoimportante.

Gideonsesonrojó.—MiqueridaseñoritaCollins—comenzódenuevo—.Esciertoqueloquesiento

porustedvamuchomásalládelaadmiración.Yolodescribiríacomoelafectomásardiente. Su bondad, su belleza, la generosidad de su corazón; todo esto me haconfundido, y es sólo a eso a lo que puedo achacar mi comportamiento de estamañana.Noséquémehaocurrido,paraexpresarenvozaltalosdeseosmáscercanosamicorazón.Porfavor,nosesientaobligadaaaceptarmipeticiónsóloporquehasidohechaenpúblico.Cualquierincomodidadquegenereesteasuntodebeseryseráparamí.

Sophie lo miró. El color le iba y venía de las mejillas, mostrando su claraagitación.

—Peroustednomelohapedido.Gideonpareciósobresaltarse.—Yo…¿Qué?—Usted no me ha pedido matrimonio —repuso Sophie con ecuanimidad—.

Ustedhaanunciadoatodoslospresentessuintencióndecasarseconmigo,peroesono es una petición. Eso es sólo una afirmación. Una petición será cuando me lopregunteamí.

—Bueno, eso sí que es poner a mi hermano en su lugar —dijo Gabriel, queparecía encantado de esamanera que los hermanos pequeños disfrutan cuando sushermanosohermanasrecibenunchasco.

—¡Oh,silencio!—susurróCecily,apretándolelamanoconfuerza—.¡QuierooírloquediceelseñorLightwood!

—Muy bien —repuso Gideon, del mismo modo decidido (y ligeramenteaterrorizado)quetendríasanJorgepartiendoparaenfrentarsealdragón—.Entoncesseráunapetición.

Sophie le siguió con lamiradamientras él cruzaba el comedory se arrodillabaante ella. La vida era algo incierto, y había algunos momentos que se deseabanrecordar, grabar en la memoria para poder recuperarlos más tarde, como una flor

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guardadaentrelaspáginasdeunlibro,parapoderadmiraryrememorardenuevo.SophiesabíaquenoquerríaolvidarlaformaenqueGideonlecogiólamanocon

lassuyastemblorosas,oelmodoenquesemordisqueóellabioantesdehablar.—Mi querida señorita Collins —comenzó otra vez—, perdóneme por mi

inadecuadoarrebato.Essencillamentequesiento tal…tal intensaestimación…no,no estimación, adoración, por usted que creo que debe brillar en mí en todos losmomentosdeldía.Desdequelleguéaestacasa,cadadíaquehapasadomehe idosintiendomás cautivado por su belleza, su valor y su nobleza. Sería un honor quenuncallegaréamerecer,peroalqueaspirocontodasmisfuerzas,siustedaceptarasermía…esdecir,siustedconsintieraconvertirseenmiesposa.

—¡Dios!—exclamóSophie, sorprendidamásalláde todo límite—.¿Haestadoustedpracticandoeso?

Gideonparpadeó.—Leaseguroquehasidototalmenteespontáneo.—Bueno,pueshasidomaravilloso.—Sophieleapretólasmanos—.Ysí.Sí,te

amo,ysí,mecasarécontigo,Gideon.Una brillante sonrisa iluminó el rostro del mayor de los Lightwood, y los

sorprendióaambosalzándoseybesándolaenlaboca.Ellaletomóelrostroentrelasmanosmientrassebesaban;élsabíalevementeahojasdeté,ysuslabioseransuaves,y el beso totalmente dulce. Sophie flotó en él, en el prisma de ese instante,sintiéndoseseguradelrestodelmundo.

HastaquelavozdeBridget,quellegabalúgubredesdelacocina,irrumpióensufelicidad.

Secasaronunmartesyelviernesestabanmuertosylosenterraronjuntosantelaiglesiaoh,miamor,ylosenterraronjuntosantelaiglesia.

Sophie se apartó de Gideon a regañadientes, se puso en pie y se sacudió elvestido.

—Por favor, perdóneme,mi querido señor Lightwood…, quiero decir, Gideon,perodeboiramataralacocinera.Regresaréenseguida.

—¡Oooh!—susurróCecilyemocionada—.¡Esohasidotanromántico…!Gabriel apartó lamanode la puerta y le sonrió. Su rostro cambiaba al sonreír:

todaslasmarcadaslíneassesuavizaban,ylosojospasabandeserdelcolordelhierroaldelashojasverdesbajoelsoldelverano.

—¿Estállorando,señoritaHerondale?

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Ellaparpadeóconlaspestañashúmedas,yderepentesediocuentadequeseguíateniendo la mano bajo la de él; podía notarle el firme pulso en la muñeca. Él seinclinóhaciaella,yCecilycaptóelolormatutinodeél:téyjabóndeafeitar…

Seapartórápidamentealmismotiempoquelesoltabalamano.—Graciasporpermitirmeescuchar—dijo—.Debo…tengoqueiralabiblioteca.

Hayalgoquehedehacerantesdemañana.Élarrugóelrostro,confuso.—Cecily…Peroellayasealejabaapresuradamenteporelpasillosinmiraratrás.

Para:EdmundyBranwenHerondaleRavenscarManorWestRiding,Yorkshire

Queridosmamáypapá:Hecomenzadoestacartamuchasveces,peronuncahellegadoaenviarla.Alprincipioeraporlaculpa.

Sabía que me había comportado como una niña caprichosa y desobediente al dejaros, y no podíaenfrentarmealapruebademimalcomportamientoenformadepalabrassobreunapágina.

Después fue la añoranza.Os echabamuchodemenos a los dos.Añoraba las colinas verdes que sealzandesdelacasa,yelbrezotanlilaenverano,yamamácantandoenel jardín.Aquíhacíafrío, todonegro,marrónygris;nieblacomosopadeguisantesyaireasfixiante.Penséquemoriríadesoledad,pero¿cómopodíacontaroseso?Afindecuentas,eraloqueyohabíaelegido.

Yluegovinolapena.HabíaplaneadoveniraquíyllevarmeaWilldevueltaconmigo,hacerlevercuálerasuobligaciónyregresarconélacasa.PeroWilltienesuspropiasideassobrelaobligaciónyelhonor,ylaspromesasquehahecho.Ylleguéaverquenopodíallevaralguienacasacuandoyaestabaencasa.Ynosabíacómoexplicaroseso.

Y luego fue la felicidad.Esoospuedeparecermuyextraño, comome lopareció amí, peronoeracapazderegresaracasaporqueaquímesentíasatisfecha.Mientrasmeentrenabaparaserunacazadoradesombras,notéque la sangreme tirabahaciaaquí, lamismasensaciónde laquemamásiemprehablabacuando,volviendodeWelshpool,veíamosyaDyfiValley.Conuncuchilloserafínenlamano,soymásqueCecilyHerondale,lapequeñadetreshermanos,lahijadeunosbuenospadres,quealgúndíaharíaunbuenmatrimonioytraeríahijosalmundo.SoyCecilyHerondale,cazadoradesombras,ylamíaesunaposiciónelevadaygloriosa.

«Gloria».Unapalabratanrara,algoquesesuponequelasmujeresnodebendesear,pero¿acasonoesnuestrareinatriunfante?¿NollamaronalareinaBess,Gloriana?

Pero¿cómopodíaexplicarosqueheelegido lagloriaporencimade lapaz?¿Unapaz tancaraque,parapoderofrecérmela,dejasteislaClave?¿Cómopodíadecirosqueerafelizcomocazadoradesombrassin causaros una gran infelicidad? Ésta es la vida de la que os apartasteis, la vida de cuyos peligrosquisisteisprotegernosaWill,aEllayamí.¿Quépodíadecirosquenoospartieraelcorazón?

Ahora…ahoraeslacomprensión.Hellegadoadarmecuentadeloquesignificaamaraalguienmásqueatimismo.Medoycuentaahoradequetodoloquesiemprequisisteisnoeraqueosquisiera,sinoquefuera feliz.Ymepermitisteis,nospermitisteis, elegir.Veoa losquehancrecidoen laClave,y losquenuncapudieronelegirloquequeríanser,yosagradezcoloquehicisteis.Haberelegidoestavidaesmuydiferentequehabernacidoenella.LavidadeJessamineLovelacemelohaenseñado.

En cuanto a Will, y lo de llevarlo a casa: lo sé, mamá, temías que los cazadores de sombras learrebatarantodoelamoratudulcemuchacho.Peroloamanyama.Nohacambiado.Ytambiénosama,igualqueyo.Recordadme,porqueyosiempreosrecordaré.

Vuestraamantehija,Cecily

Para:MiembrosdelaClavedelosnefilim

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De:CharlotteBranwell

Misqueridoshermanosyhermanasenarmas:Esmi triste deber relataros a todos que, a pesar de que he presentado al cónsulWayland pruebas

irrefutables,proporcionadasporunodemiscazadoresdesombras,dequeMortmain,lapeoramenazaalaque los nefilim sehan enfrentado ennuestro tiempo, reside enCadair Iris, enGales, nuestro apreciadoCónsul ha decidido misteriosamente no hacer caso de mi información. Yo considero que conocer lalocalizacióndenuestroenemigoytenerlaoportunidaddehacerfracasarsusplanesparadestruirnosesdelamayorimportancia.

Porunmedioquemehaproporcionadomiesposo,elreputadoinventorHenryBranwell,loscazadoresde sombras ami disposición en el Instituto de Londres vamos a proceder a trasladarnos con lamayorurgencia a Cadair Idris, donde arriesgaremos la vida tratando de detener aMortmain. LamentomuchodejarelInstitutosinprotección,perosielcónsulWaylandescapazdeiniciaralgúntipodeacción,seleagradeceráqueenvíeguardiasparadefenderunedificiodesierto.Sólosomosnueve,tresdeloscualesnisiquierasoncazadoresdesombras,sinovalientesmundanosentrenadospornosotrosenelInstituto,quesehanofrecidovoluntariosparalucharanuestrolado.Nopuedodecirquetengamosmuchasesperanzasdeéxito,perocreoquedebemosintentarlo.

Es evidente que no puedo obligar a nada a ninguno de vosotros. Como el cónsul Wayland se haencargadoderecordarme,enmiposición,nopuedodarórdenesalasfuerzasdeloscazadoresdesombras,pero me sentiría muy agradecida si los que estáis de acuerdo conmigo en que hay que luchar contraMortmain, y hay que luchar ya, acudierais al Instituto deLondresmañana almediodía para prestarnosvuestraayuda.

Sinceramentevuestra,CharlotteBranwell,directoradelInstitutodeLondres

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18

SÓLOPORESTOSóloporestosobrelamuertedescargolarabiaquealmacenamicorazón;haseparadotantonuestrasvidasqueya

nonosoímoshablar.

ALFRED,LORDTENNYSON,InMemoriamA.H.H.

Tessa se hallaba al borde de un precipicio en un lugar que desconocía. Lascolinaseranverdes,ycaíanbruscamente formandoacantiladosquedesembocabanen un mar azul. Las gaviotas volaban y graznaban sobre ella. Un sendero grisserpenteabaporelbordedelacantilado.Anteella,enelsendero,sehallabaWill.

Llevabauntrajedecombatenegro,ysobreélunlargoabrigode jinete,conelbajo salpicado de barro, como si hubiera recorrido un largo camino a pie. Nollevaba guantes, y el viento marino le había revuelto el oscuro cabello. El vientotambién le alzaba el cabello a Tessa, y llevaba el olor a sal y salmuera, a cosasmojadasquecrecíanenlaorilladelmar,unolorquelerecordabaasutravesíapormarenelMain.

—Will—llamó.Habíaalgotansolitarioensuaspecto,comoTristánobservandoelmardeIrlandaenesperadelbarcoqueledevolveríaaIsolda.Willnosevolvióaloírla,sóloalzólosbrazos,elabrigoagitándosealvientoanteélcomoalas.

El temor inundóelcorazóndeTessa. Isoldahabía llegadoenbuscadeTristán,perohabíasidodemasiadotarde.Élhabíamuertodepena.

—Will—llamódenuevo.Éldiounpasoadelante,haciaelvacío.Ellacorrióhastaelbordeymiróhacia

abajo, pero no había nada, sólo una profunda agua de color gris azul y espumablanca. Lamarea parecía llevarle la voz deWill con cada ola. «Despierta, Tessa.Despierta».

—Despierte,señoritaGray.¡SeñoritaGray!Tessaseincorporósobresaltada.Sehabíaquedadodormidaenlasillaquehabía

juntoalachimeneadesupequeñaprisión;unaásperamantablancalacubría,aunqueellanorecordabahaberlacogido.Lahabitaciónardíaconlaluzdelasantorchasyelfuegoestabareducidoabrasas.Eraimposiblesabersieradedíaodenoche.

Mortmain estaba ante ella, y junto a él habíaun autómata.Eraunode losmáshumanoidesqueTessahabíavisto.Inclusoestabavestido,cosaquenoerafrecuente,conunatúnicamilitarypantalones.Laropahacíaquelacabezaquesealzabasobreeltiesocuellofueraaúnmásinquietante,consusrasgosdemasiadofinosyelcráneo

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metálicosinpelo.Ylosojos,queTessasabíaqueerandevidrioycristal,conlosirisrojosbajolaluzdelhogar,seclavabanenelladeunamanera…

—Tienefrío—dijoMortmain.Tessadejóescaparelaire,yelalientolesaliócomounanubecillablanca.—Elcalordesuhospitalidaddejamuchoquedesear—replicóella.Élsonrió,conloslabiosapretados.—Muyocurrente.—Mortmainllevabaunpesadoabrigodeastracánsobreeltraje

gris, siempre el auténtico hombre de negocios—. Señorita Gray, no la despiertoporquesí.Hevenidoporquedeseoquevealoquesuamableayudaconlosrecuerdosdemipadremehapermitidolograr.—Hizounorgullosogestohaciaelautómataqueteníaallado.

—¿Otroautómata?—preguntóTessasininterés.—Qué descortesía por mi parte.—Mortmain miró un instante a la criatura—.

Preséntate.Éstaabriólaboca;Tessacaptóundestellodelatón.—SoyArmaros—dijo—.Durantemilmillonesdeañoshecabalgadolosvientos

delosgrandesabismosentrelosmundos.LuchécontraJonathanCazadordeSombrasenlasllanurasdeBrocelind.DurantemilañosmáspermanecíatrapadoenlaPyxis.Ahoramiamomehaliberado,yyolesirvo.

Tessa se puso en pie, y la manta se le resbaló hasta los pies sin que se dieracuenta.Elautómatalaobservaba.Susojos…susojosestabancargadosdeunaoscurainteligencia,unaconcienciaqueningúnandroidedelosmuchosquehabíavistoanteshabíaposeído.

—¿Quées?—preguntóenunsusurro.—Un cuerpo de autómata animado por el espíritu de un demonio. Los

subterráneosyateníanmodosdecapturarlasenergíasdemoníacasyemplearlas.Yolashabíausadoyaparaalimentaralosdemoniosmecánicosqueustedhaidoviendo.PeroArmarosysushermanossondiferentes.Sondemoniosconelcaparazóndelosautómatas. Pueden pensar y razonar. No es fácil sermás listo que ellos. Y cuestamuchomatarlos.

Armarossepasóunbrazoanteelcuerpo.Tessanotóquesemovíaconfluidez,sinlosmovimientos sincopadosde las criaturas quehabía visto antes.Semovía comouna persona. Desenfundó la espada que le colgaba al costado y se la entregó alMagíster. La hoja estaba cubierta con las runas con las que Tessa se habíafamiliarizado durante los últimos meses, las runas que decoraban las hojas de lasarmas de los cazadores de sombras. Las runas que eran letales para los demonios.Amaroscasinideberíapodermiraresahoja,muchomenossujetarla.

Selehizounnudoenelestómago.EldemonioleentrególaespadaaMortmain,quelacogióconlaprecisióndeloslargosañoscomooficialnaval.Blandiólaespada,

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lalanzóhaciaadelanteylahundióenelpechodeldemonio.Seoyóunruidocomodemetalalromperse.Tessaestabaacostumbradaavera

los autómatas desmoronarse cuando se les atacaba, o soltar fluido negro, otambalearse.Peroéstesemantuvoenpie,sinpestañearnimoverse,comounlagartoalsol.Mortmainretorcióelpuñosalvajemente,luegoarrancólaespada.

Lahojadelarmasedeshizocomocenizas,comounleñoconsumidoporelfuego.—¿Ve? —dijo Mortmain—. Son un ejército diseñado para destruir a los

cazadoresdesombras.ArmaroseraelúnicoautómataalqueTessahabíavistosonreír;sisiquierasabía

quesuscarastuvieranlacapacidaddecumplirtalpropósito.—Handestruido amuchos de losmíos—expuso el demonio—, será un placer

paramímatarlosatodos.Tessatragósalivaconfuerza,perotratódequeelMagísternoloviera.Ésteiba

pasando lamirada de ella al demonio autómata, y le resultó difícil decidir a quiénparecíamásencantadodever.Tuvoganasdegritar,detirarsesobreélyarañarleelrostro.Peroelmuroinvisiblesealzabaentreellos,conunleveresplandor,ysupoquenopodríallegaraél.

«Oh,perovaasermásquesuprometida,señoritaGray—lehabíadicholaseñoraNegro—.Serálaruinadelosnefilim.Poresolacrearon».

—Nopodrásacabarcon loscazadoresdesombras tan fácilmente—replicóella—.Loshevistohacerpedazosatusautómatas.Quizánopuedanderribarlosconsusarmasconrunas,perocualquierbuenahojapuedeatravesarelmetalycortarcables.

Mortmainseencogiódehombros.—Loscazadoresdesombrasnoestánacostumbradosalucharcontracriaturascon

las que sus armas con runas son inútiles. Los harámás lentos. Y hay incontablesautómatasdeéstos.Serácomotratardedetenerlamarea.—Inclinólacabezahaciaun lado—. ¿Ve ahora el genio de lo que he inventado? Pero debo agradecérselo austed,señoritaGray,poresaúltimapiezadelrompecabezas.Pensabaquequizáhastausted…admiraría…loquehemoscreadojuntos.

¿Admirar?Ellalomiróalosojosbuscandoalgodeburla,perosóloencontróunapregunta sincera, curiosidadmezcladacon frialdad.Tessapensóenel largo tiempoquedebíadehaberpasadodesdequeotroserhumanoloelogiara,yrespiróhondo.

—Sindudaesustedungraninventor—reconociófinalmente.Mortmainsonriósatisfecho.Tessanotabalamiradadeldemoniomecánicosobreella,sutensiónydisposición

alalucha,peronotabaaúnmásaMortmain.Elcorazónlegolpeabaconfuerzadentrodelpecho.Parecíaestar,igualqueensusueño,albordedeunprecipicio.HablaralMagísterasíeraarriesgado,ypodíaacabarcayendoovolando.Perodebíacorrereseriesgo.

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—Ya veo por quéme ha traído aquí—continuó—.Y no es sólo debido a lossecretosdesupadre.

Vio rabia en los ojos de su captor, pero también cierta confusión. Tessa no seestabacomportandocomoélesperaba.

—¿Quéquieredecir?—Sesienteustedsolo—contestóella—.Seharodeadodecriaturasquenoson

reales.Quenoviven.Vemosnuestrapropiaalmaenlosojosdelosdemás.¿Cuántotiempohapasadodesdequevioustedqueteníaalma?

Mortmainentrecerrólosojos.—Teníaalma.Seconsumióporaquelloaloquehededicadomivida:labúsqueda

delajusticiaylacompensación.—Nobusquevenganzaylallamejusticia.El demonio soltó una risita cargada de desdén, como si estuviera viendo los

juegosdeungatito.—¿Vaadejarquelehableasí,amo?—preguntó—.Lepuedocortarlalengua,si

asílodesea,silenciarlaparasiempre.—No serviría de nadamutilarla. Tiene poderes que tú desconoces—respondió

Mortmain, sinapartar losojosdeTessa—.EnChinahayunviejoproverbio,quizáustedloconozcaporsuqueridoprometido;dice:«Unhombrenopuedevivirbajoelmismocieloqueelasesinodesupadre».Yoborraréaloscazadoresdesombrasbajoeste cielo; no seguirán viviendo en laTierra.No trate de apelar a lomejor demí,Tessa,porquenoexiste.

La chica no pudo evitarlo: pensó en Historia de dos ciudades, cuando LucyManette tratabade apelar a lomejordeSydneyCarton.SiemprehabíapensadoenWillcomoSydney,consumidoporlaculpayladesesperaciónapesardeloquesabe,a pesar de sus propios deseos. PeroWill era un buen hombre, un hombremuchomejordeloqueCartonhubierasidonunca.YMortmaincasinieraunhombre.Noera a lo mejor de él a lo que ella apelaba sino a su vanidad: todos los hombrespensaban de símismos que eran buenos en el fondo; nadie querría ser un villano.Tessarespiróhondo.

—Sindudaesonoesasí;seguroquepodríaustedvolveraserbuenoynoble.Hahecholoquesehabíapropuestohacer.Lehadadolavidaylainteligenciaaesos…aesos Artefactos Infernales suyos. Ha creado aquello que puede destruir a loscazadores de sombras. Toda su vida ha buscado justicia porque creía que loscazadoresdesombraserancorruptosycrueles.Ahora,si frenalamano,conseguiráunagranvictoria.Mostraráqueesmejorqueellos.

Tessa escrutó el rostro de Mortmain con la mirada. ¿Seguro que había ciertavacilación?Sinduda los finos labios temblabancasi inapreciablemente.¿Eraciertoquesevislumbrabalatensióndeladudaensushombros?

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ElMagísteresbozóunatensasonrisa.—Entonces¿ustedcreequepuedoserunhombremejor?Ysihicieraloqueusted

dice y frenara mi mano, ¿me hará creer que usted se quedaría conmigo poradmiración,quenoregresaráconloscazadoresdesombras?

—Pues claro, señorMortmain.Lo juro.—Tessa tragó para calmar la amarguraquesentíaenlagarganta.SiteníaquequedarseconMortmainparasalvaraWillyaJem,parasalvaraCharlotte,aHenryyaSophie,entoncesloharía—.Creoquepuederecuperarlomejordeustedmismo;creoquetodospodemos.

LosfinoslabiosdeMortmainseelevaronenlascomisuras.—Ya es por la tarde, señorita Gray. No he querido despertarla antes. Venga

conmigo,fueradelamontaña.Vengaavereltrabajodeestedía,porquehayalgoquedeseomostrarle.

UndedoheladolerecorriólaespaldaaTessa.Seirguió.—¿Yquées?LasonrisadeMortmainsehizomásamplia.—Loqueheestadoesperando.

Para:CónsulJosiahWaylandDe:InquisidorVictorWhitelaw

Josiah:Perdonami informalidad,pero teescriboconprisas.Estoysegurodequeéstanoserá laúnicacarta

querecibassobreeltema;dehecho,posiblementenoseanilaprimera.Yomismoyaherecibidomuchas.Todastocanlamismacuestiónquemeinquieta:¿escorrectalainformacióndeCharlotteBranwell?Porqueentalcaso,meparecequeesmuchomásqueprobablequeelMagísterestéciertamenteenGales.SéquedudasdelaveracidaddeWilliamHerondale,peroambosconocimosasupadre.Unaalmaprecipitadaydemasiadoguiadaporsuspasiones,peroresultaríaimposibleencontrarunhombremáshonesto.NocreoqueeljovenHerondaleseaunembustero.

Detodosmodos,comoresultadodelmensajedeCharlotte,laClaveestásumidaenelcaos.Insistoenque debemos reunir alConsejo para tratar el tema inmediatamente.De no hacerlo, la confianza de loscazadoresdesombrasensuCónsulysuInquisidorresultaráirreparablementedañada.Dejoentusmanoselanunciodelareunión,peroestonoesunapetición.EnvíalallamadaalConsejo,odimitirédemicargoyharésaberelporqué.

VictorWhitelaw

AWillledespertaronlosgritos.Susañosdeentrenamientosehicieronpatentesalinstante:estabaenelsueloen

posicióndeataqueinclusoantesdeestardeltododespierto.Miróalrededoryvioqueenlapequeñahabitacióndelaposadasólosehallabaél,ylosmuebles(unaestrechacamayunasencillamesa,casiinvisibleentrelassombras)seguíandondesiempre.

Denuevoseoyerongritos,másfuertes.Proveníandelexteriordelaventana.Willsepusoenpie, cruzó lahabitación sinhacer ruidoyapartó ligeramenteunade lascortinasparamirarafuera.

Casinirecordabahaberllegadoaesepueblo,guiandoaBaliosporlasriendas,y

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éste caminando despacio por el agotamiento. Un pequeño pueblo galés, comocualquier otro pequeño pueblo galés, sin nada especial. Había encontrado confacilidad la posada y había entregado a Balios al cuidado del mozo de establo,pidiendoquelocepillaranyledierandecomerunapapillacalientedesalvadopararevivirlo.Quehablaragaléspareciótranquilizaralposadero,ydeinmediatolohabíanacompañado a una habitación privada, donde se había desplomado sobre la cama,totalmentevestido,yhabíadormidosinsueños.

Unabrillante lunaestabaen lo alto; suposición indicabaqueaúnnoera tarde.Unaneblinagrisparecíacolgarsobreelpueblo.Porunmomento,Willpensóqueeraniebla,peroluego,alinhalar,sediocuentadequesetratabadehumo.Manchasdeunrojo brillante se alzaban entre las casas del pueblo. Entrecerró los ojos. Entre lassombras,distinguiósiluetasquecorríandeunladoaotro.Másgritos;undestelloquesólopodíaserdeunacuchilla…

En menos de un segundo, ya salía por la puerta con las botas a medio atar,cuchilloserafínenmano.Bajóatodaprisalaescalerayentróenlasalaprincipaldela posada. Estaba oscura y fría; no había fuego en la chimenea, y varias ventanasestaban rotas, dejando entrar el frío aire de la noche. Los vidrios cubrían el suelocomotrozosdehielo.Lapuertaestabaabierta,ymientrasWilllacruzaba,vioquelosgoznes superiores estaban fuera de sitio, como si alguien hubiera tratado dearrancarla…

Salió afuera y rodeó la posada, hacia donde se hallaban los establos. El olor ahumoeraallímásintenso.Willcorrióhaciaadelante…,ytropezóconuncuerpoqueyacía en el suelo. Se dejó caer de rodillas. Era elmozo del establo, con el cuellorebanado; el suelo bajo él estaba empapado en sangre. Tenía los ojos abiertos,mirandoalanada,ylapielyafría.Willsetragólabilisyseincorporó.

Fue mecánicamente hacia los establos, mientras en su cabeza barajaba conrapidezlasposibilidades.¿Unataquededemonios?¿Ohabíacaídoenmediodealgonosobrenatural,algunariñaentregentesdelpueblo,oDiossabríaqué?Nadieparecíaestarlebuscandoaélenconcreto,esoresultabaevidente.

OyólosinquietosrelinchosdeBaliosalentrarenelestablo.Ésteparecíaintacto,desdeeltechoenyesadohastaelsuelodeadoquinesatravesadoporpequeñoscanalesdedrenaje.Nohabíaotroscaballosallíesanoche,loqueeraunasuerte,porqueenelmomento en que le abrió el compartimento, Balios salió a toda prisa, casiarrollándolo.Willsólotuvotiempodetirarseaunladomientraselcaballopasabaatodaprisajuntoaélysalíaporlapuerta.

—¡Balios!—Willrenegó,ysaliótrassumontura,corriendoporelcostadodelaposadahastalacalleprincipaldelpueblo.

Sequedódepiedra.Lacalleerauncaos.Habíacadáveresporelsuelo,tiradosaambos márgenes de la carretera como si fueran basura. Casas con las puertas

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arrancadas, las ventanas rotas.La gente corría de un lado a otro entre las sombrasdesordenadamente,gritandoyllamándoseunosaotros.Variascasasardían.MientrasWill contemplabahorrorizadoelpanorama,vioauna familia salirpor lapuertadeunadeellasenllamas;elpadreencamisón,tosiendoyahogándose;unamujerdetráscogíadelamanoaunaniñapequeña.

Casi ni había salido a la calle cuando unas formas emergieron de entre lassombras.Laluzdelalunadestellósobreelmetal.

Autómatas.Semovíanconfluidez,sinsacudidasnitambaleos.Ibanvestidos;unamezclade

uniformesmilitares, algunosqueWill reconoció, otrosno.Pero los rostros erandemetalliso,comolasmanos,quesujetabanespadasdelargahoja.Habíatres;uno,conunarasgadatúnicamilitarroja,fuepordelante,riendo(¿riendo?)mientraselpadredelafamiliatratabadeponerasuesposayasuhijatrasél,yavanzabantambaleantessobrelosensangrentadosadoquinesdelacalle.

Todo acabó enun instante, demasiado rápido inclusoparaWill.Undestello deespadas,ytrescadáveresmásseunieronalosmontonesdelascalles.

—Esoes—dijoelautómatadelatúnica—.Quemarlascasasyhacersaliralasratas con el humo.Matadlosmientras corren…—Alzó la cabeza y pareció ver alchico. Incluso a través del espacioque los separaba, éste notó la intensidadde esamirada.

Entoncesalzósucuchilloserafín.—Nakir.Labrillantehojaseencendióe iluminó lacalle,unrayode luzblancaentre las

llamasrojas.Atravésdelasangreyelfuego,Willvioalautómatadelatúnicarojairhaciaél.En lamanoizquierdaenarbolabauna largaespada.Lamanoerademetal,articulada;securvabasobrelaempuñaduradelaespadacomounamanohumana.

—Nefilim—hablólacriatura,mientrassedeteníaaunmetroescasodeél—.Noesperabaalosdetuespecieaquí.

—Evidentemente—repusoWill.Diounpasoyleclavóelcuchilloserafínenelpecho.

Seoyóuntenuechisporroteo,comodebeiconfriéndoseenunasartén.Mientraselautómatasemirabaelpechotranquilamente,Nakirsedeshacíaencenizas,ydejabaaWillagarrandounmangovacío.

El autómata soltó una risita y lo miró. Sus ojos estaban cargados de vida einteligencia.YWillsupo,mientrasselecaíaelcorazónalospies,queestabaviendoalgoquenuncaanteshabíavisto:nosólounacriaturaquepodíaconvertirencenizasuncuchilloserafín,sinounaclasedemáquinaqueteníalavoluntad,lainteligenciaylaestrategiasuficientesparaquemarunpueblohastaloscimientosyparamatarasushabitantesmientrashuían.

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—Yahorayaves—dijoeldemonio,porqueesoera,anteWill—.Nefilim,todosestosañosnoshabéisexpulsadodeestemundoconvuestrasarmasconrunas.Ahoratenemoscuerposenlosquenofuncionanvuestrasarmas,yestemundoseránuestro.

Elcazadordesombrastragóairecuandoeldemonioalzólalargaespada.Diounpasoatrás…Laespadasubióybajó…Laesquivó, justocuandoalgose lanzóasuladodesdelacarretera,algograndeynegro,quesealzó,coceóytiróalautómataalsuelo.

Balios.Willalzólamano,buscandoatientaslacrindelcaballo.Eldemonioselevantó

delbarroysaltóhaciaél,conlaespadaenalto,justocuandoBaliossalíadisparadoyWillsaltabaasulomo.Galoparonporlascalles,elchicoagachadosobresumontura,conelvientotirándoledelcabelloysecandolahumedaddesurostro;unahumedadquenosabíasieradelágrimasodesangre.

TessaestabasentadaenelsuelodelafortalezadeMortmain,mirandoelfuego.Lasllamasjugabansobresusmanosysobreelvestidoazulquellevaba.Unasy

otroestabanmanchadosdesangre.Nosabíacómohabíapasado; tenía lapielde lamuñeca rasgada, y recordaba vagamente que el autómata la había cogido por ahí,rasgándolelapielconsusafiladosdedosdemetalmientrasellatratabadeescaparse.

Nopodíaquitarsedelacabezalasimágenesquelapoblaban:losrecuerdosdeladestrucción del pueblo del valle. La habían llevado allí con los ojos vendados, enbrazosdelautómata,quelahabíadepositadosinceremoniassobreungrupoderocasgrisesdesdedondeseveíadirectamenteelpueblo.

—Mire—lehabíadichoMortmain,sinmirarla,sólodisfrutando—,mire,señoritaGray,yluegoháblemederedención.

Tessaestabaaprisionada;unautómatalacogíapordetrásyletapabalabocaconla mano. Mortmain murmuraba por lo bajo las cosas que le haría si se atrevía aapartar lamirada. Tuvo que contemplar impotente cómo los autómatasmarchabansobreelpueblo,matandoahombresyamujeresinocentesporlascalles.Lalunasehabía alzado teñida de rojo mientras el ejército mecánico había ido incendiandometódicamenteunacasatrasotra,ymasacrandoalasfamiliascuandosalíandeellasenmediodelaconfusiónyelterror.

YMortmainreía.—Ya lo ve —había dicho—. Esas criaturas, esas creaciones, son capaces de

pensar, razonar y planear.Como los humanos.Y, sin embargo, son indestructibles.Mire,allí,aeseestúpidoconunaescopeta.

Tessanohabíaqueridomirar,peronohabíatenidoelección.Habíavisto,seriaycon los ojos secos, a un hombre en la distancia que alzaba una escopeta paradefenderse.Eldisparohabía tiradoaalgunosautómatasal suelo,perono loshabía

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inutilizado.Habíanseguidoavanzandohaciaél, lehabíanarrebatadolaescopetadelasmanosylohabíanperseguidoporlacalle.

Despuéslohabíandespedazado.—Demonios —había murmurado Mortmain—. Son salvajes y les encanta la

destrucción.—Por favor—le rogóTessa con voz ahogada—.Por favor, ya basta, ya basta.

Haréloquedesee,pero,porfavor,dejeelpueblo.Mortmainsoltóunarisaseca.—Las criaturas mecánicas no tienen corazón, señorita Gray —aseveró—. No

tienenpiedad,nomásquelaquetieneelfuegooelagua.Eslomismoquesipidieraaunariadaoaunincendioquecesarasudestrucción.

—Noseloestoyrogandoaellos—dijoella.Conelrabillodelojoleparecióveruncaballonegrogalopandoporlascallesdelpueblo,conunjinetealaespalda.Rezóporquefueraalguienqueescapabadelacarnicería—.Seloruegoausted.

Élvolviólosfríosojoshaciaella,tanvacíoscomoelcielo.—Tampoco hay piedad en mi corazón. Usted ha apelado, tediosamente, a lo

mejordemí.Lahetraídoaquíparamostrarlelafutilidaddetalacto.Notengonadamejorenmíaloqueapelar;haceañosqueseconsumió.

—Pero yo he hecho lo que me pidió —replicó ella desesperada—. Esto esinnecesario,nopormí…

—Estonoesporusted—repusoélyapartólamiradadeella—.Teníaqueprobarlos autómatas antes de enviarlos a luchar. Esto es simple ciencia. Ahora tieneninteligencia.Estrategia.Nadapuededetenerlos.

—Entonces,sevolveráncontrausted.—Noloharán.Susvidasestánunidasalamía.Siyomuero,ellossedestruyen.

Debenprotegermeparamantenerse.—Sumiradaerafríaylejana—.Yabasta.Lahetraído aquí para mostrarle que soy lo que soy, y que usted lo aceptará. Su ángelmecánicoleprotegelavida,perolavidadeotrosinocentesestáenmismanos…ensusmanos.Nomepruebe,ynohabráunsegundopueblo.Noquierooírmástediosasprotestas.

«Suángelmecánicoleprotegelavida».Enesemomento,antelachimenea,Tessacubriósuángelconlamano,ynotóelfamiliartictacbajolosdedos.Cerrólosojos,perolasterriblesimágenesseguíanvivasenellos.Vioalosnefilimhuyendodelosautómatas como habían hecho los habitantes del pueblo; a Jem destrozado por losmonstruosderelojería;aWillatravesadoporcuchillasdemetal.HenryyCharlotteardiendo…

Apretólamanosalvajementealrededordelángel,seloarrancódelcuelloylotiróal irregular suelo de piedra justo cuando un leño caía en el fuego y se alzaba unacolumnadechispas.Conesailuminaciónseviolapalmadelamanoizquierda,sevio

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lacicatrizdelaquemaduraconlaquesehabíacastigadoeldíaquelehabíadichoaWillqueestabaprometidaaJem.

Comoentonces,sumanofuehaciaelatizador.Loalzóynotósupeso.Elfuegoestaba más alto. Vio el mundo a través del dorado resplandor mientas alzaba elatizadorylodescargabasobreelángelmecánico.

Aunque el atizador era de hierro, saltó hecho polvo de metal, una nube debrillantes filamentos que cayeron al suelo y cubrieron el ángel mecánico, quepermanecíaintactosobreelsueloantelasrodillasdeTessa.

Y luego el ángel comenzó a moverse y a cambiar. Las alas temblaron, y loscerrados párpados se abrieronmostrando trocitos de cuarzo blanquecino. De ellossalieronrayosdeunaluzblancuzca.ComoenlosdibujosdelaestrellasobreBelén,la luz se alzó y se alzó, radiando picas de luz. Lentamente comenzaron a cobrarforma,laformadeunángel.

Eraunamanchadeunaluztanbrillantequeresultabadifícilmirarlodirectamente.Tessavio,entrelaluz,latenuesiluetadealgoparecidoaunhombre.Vioojosquenotenían irisnipupila; trozosde cristal insertadosque relucíanbajo la luzdel fuego.Las alas del ángel eran amplias, y se le abrían desde los hombros, cada plumaacabadaenradiantemetal.Teníalasmanossobreelpomodeunaeleganteespada.

Losojosvacíosyresplandecienteslamiraron.¿Porquétratasdedestruirme?Suvozeradulce,yresonabadentrodesucabeza

comomúsica.Yoteprotejo.De repente,Tessapensó en Jem, apoyado en las almohadasde la cama, con el

rostropálidoyreluciente.«Haymásenlavidaquevivir».—Noesatiaquienbuscodestruir,sinoamímisma.¿Yporquéharíaseso?Lavidaesunregalo.—Tratodehacerlocorrecto—contestóTessa—.Almantenermeconvida,estás

permitiendoqueexistaunagranmaldad.Maldad.Lavozmusicalerapensativa.Llevotantotiempoenmicárcelmecánica

queheolvidadoelbienyelmal.—¿Cárcel mecánica? —susurró Tessa—. ¿Y cómo se puede encarcelar a un

ángel?FueJohnThaddeusShadequienmeencarceló.Atrapómialmaenunhechizoyla

encerróenestecuerpomecánico.—ComounaPyxis—comentóTessa—.Sóloquereteniendoaunángelenvezde

aundemonio.Soyunángeldelodivino,explicóelángel,flotandoanteella.Soyhermanodelos

Sijil,KurabiylosZurah,losFravashisyDakinis.—Y…¿eséstatuauténticaforma?¿Eséstetuaspecto?Aquí sólovesuna fracciónde loque soy.Enmiauténtica forma, soy lagloria

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mortal.MíaeralalibertaddelCielo,antesdeseratrapadoyligadoati.—Losiento—murmuróTessa.Túnoereslaculpable.Túnomeencarcelaste.Nuestrosespíritusestánligados,

esoescierto,peroinclusocuandoyateprotegíaenelvientredetumadre,sabíaqueatinopodíaculparte.

—Miángeldelaguarda.Pocospuedendecirquetienenunángelquelosguardasóloaellos.Túsí.—Yo no quiero tenerte—repuso Tessa—. Quiero morir a mi manera, no que

Mortmainmeobligueavivir.No puedo dejartemorir. La voz del ángel estaba cargada de pesar.A Tessa le

recordóelviolíndeJem,interpretandolamúsicadesuvida.Esmiencomienda.Tessaalzólacabeza.Laluzdelfuegoatravesabaelángelcomoelsoluncristal,y

proyectaba un color radiante contra las paredes de la cueva. Eso no era ningúnartefactomaligno;esoerabondad,retorcidaysometidaalavoluntaddeMortmain,perodenaturalezadivina.

—Cuandoerasunángel—preguntó—,¿quénombretenías?Minombre,contestóelángel,eraIthuriel.—Ithuriel —susurró Tessa, y tendió la mano hacia el ángel, como si pudiera

tocarlo,consolarlodealgúnmodo.Perosusdedossóloencontraronelvacío.Elángeldestellóysedesvaneció,dejandosólounbrillo,unaestrellafugazdeluzenlosojosdelachica.

Una ola gélida la cubrió, y la chica se incorporó de golpe, con los ojos muyabiertos.Estabamediotumbadasobreelfríosuelodepiedradelantedeunfuegocasiextinguido. La sala estaba oscura, apenas iluminada por las ascuas rojizas de lachimenea.Elatizadorestabadondeantes.Sellevólamanoalcuello,ytocóelángelmecánico.

«Unsueño».ATessaselecayóelcorazónalospies.Todohabíasidounsueño.No había ángel que la hubiera bañado en luz. Sólo estaban esa fría estancia, laoscuridadinvasorayelángelmecánico,quemarcabaconsutictaclosminutoshastaelfindetodoenelmundo.

WillsehallabaenloaltodeCadairIdris,conlasriendasdelcaballoenlamano.MientrascabalgabahaciaDolgellau,habíavistolaenormepareddeCadairIdris

sobreelestuariodeMawddach,ysehabíaquedadosinaliento;habíallegado.Habíasubidoaesamontañaantes,deniño,consupadre,yesosrecuerdossiguieronconélmientrasabandonaba lacarreteradeDinaMawddeyygalopabahacia lamontañaalomosdeBalios,queaúnparecíaestarhuyendodelasllamasdelpuebloquehabíandejado atrás. Había seguido por un lago de montaña lleno de algas, con el marplateadovisibleenunadirecciónyelpicodelSnowdonenlaotra,haciaelvallede

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NatCadair.ElpueblodeDolgellayabajo,salpicadodealgunasluces,eraunbonitopaisaje,peroWillnoestabacontemplandolasvistas.LarunadeVisiónNocturnaquesehabíadibujadolepermitíaseguirelrastrodelascriaturasmecánicas.Habíatantasqueelsueloestabamachacadoallípordondehabíanbajadolamontaña,yélsiguió,con el corazón latiéndole con fuerza, el sendero de destrucciónhacia el pico de lamontaña.

El rastro le llevó más allá de un desprendimiento de enormes peñascos, querecordabaquellamabanlamorrena.FormabanunamurallaparcialqueprotegíaCwnCau,unpequeñovalleenloaltodelamontaña,encuyocorazónsehallabaLlynCau,unlagoglacial.Elrastrodelejércitomecánicollegabaalbordedellago…

Ydesaparecía.Willsequedómirandolasaguasfíasyclaras.Duranteeldía,recordaba,esavista

era impresionante:LlynCaudeunazulpuro, rodeadodeunamasaverde,y el solacariciando losafiladospicosdeMynyddPencoed, losacantiladosquerodeabanellago.SesintióaunmillóndekilómetrosdeLondres.

El reflejo de la luna le lanzaba su resplandor desde el agua. Suspiró. El aguarozabasuavementelaorilladellago,peronopodíaborrarlasmarcasdelrastrodelosautómatas. Era evidente de dónde habían salido.Volvió hacia atrás y le palmeó elcuelloaBalios.

—Espérame aquí—le ordenó—. Y si no vuelvo, regresa solo al Instituto. Sealegrarándevolveraverte,viejoamigo.

El caballo relinchó con suavidad y lemordió lamanga, peroWill sólo respirólargamente y se metió en el Llyn Cau. El frío líquido le lamió las botas y lospantalones,empapándolosparahelarlelapiel.Ahogóungritoantelaimpresión.

—Otra vez mojado—dijo tristemente, y se lanzó al gélido lago. Éste parecióabsorberlo,comoarenasmovedizas;casinituvotiempodecogeraireantesdequelasheladasaguasloarrastraranhacialaoscuridad.

Para:CharlotteBranwellDe:CónsulWayland

SeñoraBranwell:SelerelevadesucargocomodirectoradelInstituto.Podríahablarledemidecepción,odelamutua

faltade fequesentimoselunoporelotro.Pero laspalabras,a lavistadeuna traiciónde talmagnitudcomolaquemehabrindado,soninútiles.AmillegadaaLondresmañana,esperoqueustedysuesposoyahayan abandonado el Instituto y retirado sus pertenencias. El incumplimiento de esta petición seresponderáconelcastigomásseveropermitidoporlaLey.

JosiahWayland,CónsuldelaClave

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YACERYARDERAhoratequemaréati,tequemaréalcompleto,aunquesememaldigaporello,ambosyaceremosyarderemos.

CHARLOTTEMEW,«InNunheadCemetery»

La oscuridad sólo duró un momento. El agua helada se tragó a Will, y deinmediato empezó a caer; se hizo un ovillo justo cuando el suelo se alzaba paragolpearle,dejándolosinaliento.

Tosióyrodósobreelestómago,yluegosepusoderodillas,conelcabelloylaropachorreándole.Fueasacarlaluzmágica,peroenseguidadejócaerlamano;noquería iluminarnada,puestoqueeso leharía llamar laatención.La runadeVisiónNocturnatendríaquebastarle.

Fue suficiente paramostrarle que se hallaba en una caverna rocosa. Simirabahaciaarriba,podíaverlasrevueltasaguasdellago,contenidascomoconuncristal,yun poco de luz de luna desenfocada. Había túneles que salían de la caverna, sinningunaseñalqueindicaraadóndepodíanconducir.Sepusoenpieyescogióaciegasel túnel más a la izquierda; comenzó a avanzar cuidadosamente hacia la sombríaoscuridad.

Lostúneleserananchos,consuelosplanosquenomostrabanningunamarcadelpasodelosautómatas.Lasparedeseranderocavolcánica.RecordóhabersubidoaCadair Idris con su padre, hacía años. Se contaban muchas leyendas sobre esamontaña:quehabíasidoelasientodeungigante,quesentadosobreélcontemplabalas estrellas; que el rey Arturo y sus caballeros dormían bajo ella, esperando elmomentoenqueGranBretañadespertaraylosnecesitaradenuevo;quecualquieraquepasabalanocheensuladerasedespertaríatransformadoenpoetaoenloco.

«Sisesupiera…—pensóWillmientrastorcíaporlacurvadeuntúnelysalíaaunacuevamásgrande—,loextrañaqueeralaverdad…»

Lacuevaeragrandeyseabríahaciaunespaciomayoralfondo,dondebrillabaunatenueluz.Aquíyallí,Willcaptóundestelloplateado,quepensóseríaaguaquefluía en torrentes por los negros muros, pero que al examinarlos más de cercaresultaronservetasdecuarzocristalizado.

Will fuehacia la tenue luz.Notóqueel corazón le latíamuy rápidodentrodelpecho,y tratóde respirarprofundamentepara tranquilizarse.Sabía loque leestabaacelerandoelpulso:Tessa.SiMortmainlatenía,entoncesestaríaahí,cerca.Enalgúnlugardeeselaberintodetúnelespodríaencontrarla.

Oyó la voz de Jem en la cabeza, como si su parabatai estuviera a su lado,aconsejándole.JemsiemprehabíadichoqueWillcorríahaciaelfinaldeunamisión

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envezdeprocederdeunmodomesurado,yquesedebíamirarelsiguientepasodelcamino,envezdelamontañaquehabíaenladistancia,onuncaselograríaalcanzarelobjetivo.Cerrólosojosuninstante.Sabíaquesuhermanodesangreteníarazón,peroeradifícilrecordarlocuandoelobjetivoquesebuscabaeralamujeramada.

Abriólosojosyfuehacialatenueluzalfondodelacaverna.Elsuelobajosuspieseraliso,sinrocasniguijarros,yveteadodemármol.Laluzseintensificó,yWillse detuvo de golpe; sólo los años de entrenamiento como cazador de sombrasevitaronqueselanzaradirectoalamuerte.

Porqueelsuelorocosoacababaderepenteanteunprofundoprecipicio.Sehallabaen un saliente rocoso, desde el que podía divisarse un anfiteatro. Estaba lleno deautómatas.Éstosestabanensilencio,inmóviles,comojuguetesmetálicosalosqueseleshubieraacabadolacuerda.Ibanvestidos,igualquelosdelpueblo,conrestosdeuniformesmilitares,y estabanalineadosunoanteotro, comosi fueran soldadosdeplomodetamañonatural.

En el centro del espacio se hallaba una plataforma de piedra, y sobre lamesayacíaotroautómata,comouncadáversobreunamesadeautopsias.Lacabezaerademetaldesnudo,perohabíaunapálidapielhumanaextendidatirantesobreelrestodelcuerpo,ysobrelapielhabíarunasdibujadas.

Mientrasmiraba,Will las fue reconociendo, una tras otra:Memoria, Agilidad,Velocidad, Visión Nocturna…Nunca servirían, claro, sobre un artilugio hecho demetal conpielhumana.Podría engañar auncazadorde sombrasa ciertadistancia,pero…

«Pero¿ysihausadolapieldeuncazadordesombras?—preguntóenunsusurrouna voz en la cabeza de Will—. Entonces ¿qué podría crear? ¿Cuán loco está ycuándosedetendrá?»

Esa idea, y ver las runas del Cielo inscritas sobre tan monstruosa criatura, leretorció el estómago; se apartó del borde del saliente y retrocedió tambaleándose,sujetándoseenlafríapareddepiedra,conlasmanoshúmedasdesudor.

Volvió a ver el pueblo, los cadáveres en las calles; oyó de nuevo elmecánicosiseodeldemonioautómatamientraslehablaba:

«Todosestosañosnoshabéisexpulsadodeestemundoconvuestrasarmasconrunas.Ahoratenemoscuerposenlosquenofuncionanvuestrasarmas,yestemundoseránuestro».

La rabia recorrió aWill como fuego en las venas. Se apartó de la pared y sedirigiódirectohaciaunestrechotúnel,alejándosedelacaverna.Mientrasavanzaba,creyóoírunruidoasuespalda,unchirrido,comosielmecanismodeunenormerelojestuvieracomenzandoamoverse,perocuandosevolvió,novionada,sólolaslisasparedesdelagrutaylasinmóvilessombras.

El túnel que estaba siguiendo se fue estrechando hasta que, al final, tuvo que

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pasardeladoporunsalientederocaveteadadecuarzo.Siseestrechabamás,tendríaque dar media vuelta y volver a la caverna; esa idea le hizo seguir adelante conrenovadaenergía,yseapretóparapasar;casicayócuandoeltúnelseabriódegolpeenuncorredormásamplio.

Era casi como un pasillo del Instituto, sólo que todo él de piedra lisa, conantorchasaintervaloscolocadassobresoportesdemetal.Juntoacadaantorchahabíauna puerta acabada en arco, también de piedra. Las dos primeras estaban abiertasmostrandohabitacionesoscurasyvacías.

DetrásdelatercerapuertasehallabaTessa.Willnolaviodeinmediatoalentrarenlahabitación.Lapuertadepiedrasecerró

parcialmentetrasél,perosediocuentadequenoestabaaoscuras.Habíaunalucecitaoscilante;lasúltimasllamasenunachimeneadepiedraalfondodeladependencia.Se sorprendió al ver que estaba amueblada como lahabitacióndeunaposada, conuna cama y un lavamanos, alfombras en el suelo, incluso cortinas en las paredes,aunquecolgabansobrelapiedradesnuda,nodeventanas.

Anteelfuegohabíaunadelgadasombra,agachadaenelsuelo.Automáticamente,Willllevólamanoalmangodeladagaqueportabaenlacintura;entonces,lasombrasevolvió,conelcabellocayéndolesobreloshombros,yélviosurostro.

Tessa.Apartó lamano de la dagamientras el corazón le saltaba en el pecho con una

fuerza imposible y dolorosa. Vio el cambio en la expresión de Tessa: curiosidad,asombro, incredulidad. Ella se puso en pie y las faldas cayeron a su alrededormientrasseincorporaba,yéllaviotenderlelamano.

—¿Will?—preguntó.Era como una llave girando en la cerradura de una puerta, liberándolo; Will

avanzó.Nuncahabíahabidomayordistanciade laque le separabadeTessaenesemomento. Era una estancia grande; la distancia entre Londres y Cadair Idris noparecía nada comparada con ésa. Él sintió un estremecimiento, como si atravesaraalgún tipo de resistencia, mientras cruzaba la habitación. Vio a Tessa tenderle lamano,formandolaspalabrasconlaboca,yluegoyaestabaentresusbrazos,ambossinalientoalchocarelunocontralaotra.

Ella estaba de puntillas, rodeándole el cuello con los brazos, susurrando sunombre: «Will, Will, Will…». Él hundió el rostro en su cuello, donde el espesocabelloserizaba;ellaolíaahumoyaguadevioletas.Laestrechóaúnconmásfuerzamientras ella le cogía por la nuca. Por un momento, el dolor que había estadoaferrando a Will como un puño de hierro desde la muerte de Jem parecióamortiguarse,ypudorespirar.

WillpensóenelinfiernoquehabíapasadodesdequehabíasalidodeLondres;losdíascabalgandosinparar, lasnochesenvela.Sangre,pérdida,dolory lucha.Todo

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parallevarlehastaahí.HastaTessa.—Will—repitiólachica,yéllemiróelrostromanchadodelágrimas.Tessatenía

unmoradoenelpómulo.Alguienlehabíapegadoahí,yelcorazóndeWillsehinchóderabia.Encontraríaaquienlohubierahechoylomataría.SihabíasidoMortmain,sólo lo mataría después de haber quemado hasta los cimientos de su monstruosolaboratorio,paraqueeselocopudieraverlaruinadetodasucreación—.Will—dijoella de nuevo, interrumpiendo sus pensamientos. Parecía casi sin aliento—. Will,idiota.

LasideasrománticasdeWillfrenaronensecocomouncochedealquilerenFleetStreet.

—Yo…¿qué?—Oh,Will—dijoella.Letemblabanloslabios;parecíanosabersireírollorar

—.¿Recuerdascuandomedijistequeelatractivojovenquetrataraderescatarmedeunterribledestinonuncaseequivocaría,aunquedijeraqueelcieloeralilayhechodeerizos?

—Laprimeravezquetevi.Sí.—Oh,miWill.—Ellaseapartóamablementedesuabrazo,mientrasseponíaun

mechóndecabellotraslaoreja.Susojospermanecieronclavadosenél—.Nopuedoimaginarmecómohasconseguidoencontrarme,lodifícilquedebedehabersido.Esincreíble.Pero…¿deverdadcreesqueMortmainmevaadejarsinvigilanciaenunasalaconlapuertaabierta?—Sediolavuelta,diounoscuantospasoshaciaadelanteysedetuvodegolpe—.Aquí—dijo,yalzólamanoconlosdedosabiertos—.Elaireestansólidocomounmuro.Estoesunaprisión,Will,yahoraestásdentroconmigo.

Élfueasulado,sabiendoloqueibaaencontrar.Recordólaresistenciaquehabíanotadoalcruzar la sala.Elaire seondeó levementecuandoél lo tocóconeldedo,peroeramásduroqueunlagohelado.

—Conozcoestaconfiguración—anunció—.LaClaveavecesusaunaversióndeella.—Cerró el puño y lo estrelló contra el aire sólido, con fuerza suficiente paramagullarse los nudillos—.Uffern gwasdlyn —maldijo en galés—. Cruzar todo elmalditopaísparallegarhastati,ynisiquierapuedohacerestobien.Encuantotehevisto,enloúnicoquehepensadohasidoencorreratulado.PorelÁngel,Tessa…

—¡Will!—Lo agarró del brazo—. No te atrevas a disculparte. ¿Sabes lo quesignificaparamíque estés aquí?Es comounmilagro, o la intervencióndelCielo,porqueheestadorezandoporverlosrostrosdelaspersonasalasquequieroantesdemorir.—Hablóconfranqueza,sinambages;eraunadelascosasqueaélsiemprelehabían gustado de Tessa, que no se ocultaba o disimulaba, sino que decía lo quepensabasinembellecerlo—.CuandoestabaenlaCasaOscura,nohabíanadieaquienyo le importara tanto como para buscarme. Cuando me encontraste, fue porcasualidad.Peroahora…

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—Ahora nos he condenado a ambos al mismo destino—se lamentó él en unsusurro.Sacóunadagadelcinturónyapuñalóelmuroinvisible.Lahojadeplataconrunassedestrozó;Willtirólaempuñaduraymaldijo,envozbaja.

Tessalepusolamanoenelhombro.—No estamos condenados —afirmó—. Seguro que no has venido solo, Will.

Henry,oJem,nosencontrarán.Desdeelotroladodelapared,nospuedenalimentar.HevistocómolohaceMortmain,y…

Will no supo lo que pasó entonces. Su expresión debió de cambiar al oírlamencionaraJem,porqueviocómoelcolorabandonabaelrostrodesuamada,yleapretabamáselbrazo.

—Tessa—dijoél—.Estoysolo.Lapalabra«solo»selequebró,comosipudieranotarlaamarguradelapérdida

enlalenguaytrataradehablaresquivándola.—¿Jem?—preguntóTessa.Eramásqueunapregunta.Willnodijonada;parecíahabersequedadosinvoz.

HabíapensadoensacarlarápidamentedeesesitioantesdehablarledeJem;sehabíapropuesto decírselo en algún lugar seguro, donde hubiera espacio y tiempo paraconsolarla.Enesemomentosupoquehabíasidounidiotaporpensarlo,porimaginarque loquehabíaperdidono se lenotaría en la cara.Elpococolorque lequedabadesapareciódelapieldeTessa;eracomoverunallamaparpadearyapagarse.

—No—susurróella.—Tessa…Ellaseapartódeél,negandoconlacabeza.—No,noesposible.Lohabríasabido;noesposible.Élletendiólamano.—Tessa…Éstahabíacomenzadoatemblarviolentamente.—No—insistió—.No,nolodigas.Sinolodices,noserácierto.Nopuedeser

cierto.Noesjusto.—Losiento—musitóél.El rostro de Tessa se descompuso, como un dique sometido a una presión

excesiva.Cayóde rodillas, y se dobló sobre símisma.Se rodeó el cuerpo con losbrazos.Sesujetabaconfuerza,comosiasípudieraevitarhacersepedazos.Willsintióuna nueva oleada de la agonía impotente que había experimentado en el patio delGreenMan.¿Quéhabíahecho?Habíaidoahíasalvarla,peroenvezdesalvarla,sólohabíaconseguidoinfligirleunespantososufrimiento.Eracomosideverdadestuvieramaldito,comosisólofueracapazdeproporcionarsufrimientoalosqueamaba.

—Lo siento—repitió, poniendo todo su corazón en las palabras—. Lo sientomuchísimo.Habríamuertoensulugarsihubierapodido.

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Aloíreso,ellaalzólamirada.Willsepreparóparaverunaacusaciónensusojos,pero no fue así.En vez de eso,Tessa le tendió lamano en silencio.Asombrado ysorprendido,él se lacogió,yella tiródeélhastaquesequedóde rodillas frenteaella.

ElrostrodeTessaestabamanchadodelágrimas,rodeadodelcabelloalborotado,recortadoenorocontraelfuegodelachimenea.

—Yotambién—dijoella—.Oh,Will.Todoestoesculpamía.Hatiradosuvidapor mí. Si hubiera tomado la droga con más mesura; si se hubiera permitidodescansaryestarenfermoenvezdefingirbuenasaludpormí…

—¡No!—Willlacogióporloshombrosylavolvióhaciaél—.Noesculpatuya.Nadiepodíaimaginarqueera…

Ellanegóconlacabeza.—¿Cómosoportastenermecerca?—preguntódesesperada—.Tehearrebatadoa

tuparabatai.Yahoraambosmoriremosaquí.Pormiculpa.—Tessa—susurróWill,anonadado.Nopodíarecordarlaúltimavezquehabían

estadoenesaposición,laúltimavezqueélhabíatenidoqueconsolaraalguienconelcorazónroto,yrealmentesehabíapermitidohacerlo,envezdeobligarseaalejarse.Sesentíatantorpecomodeniño,cuandoselecaíanloscuchillosdelasmanos,antesde que Jem le enseñara a usarlos. Se aclaró la garganta—. Tessa, ven aquí.—Laacercóasí,hastaqueélestuvosentadoenelsueloyellaapoyadaenél,conlacabezasobre suhombroyélpasándole losdedospor el cabello.Willnotabael cuerpodeTessatemblandocontraeldeél,peroellanoseapartó.Envezdeeso,seaferróaél,comosisupresenciarealmentelaconsolara.

Ysiélpensóenloagradablequeeratenerlaentresusbrazosoenlasensacióndesualientosobrelapiel,sólofueunmomento,ypudofingirquenohabíapasadoenabsoluto.

EldolordeTessa,comounatormenta,sefueextinguiendolentamentealolargodelashoras.Lloró,yWilllaabrazósindejarlair,exceptoporunavezqueselevantóyechómásleñaalfuego.Regresóenseguidaysesentójuntoaella,ambosapoyaronlaespaldaenelmuroinvisible.Ellaletocóellugarenelhombrodondesuslágrimaslehabíantraspasadolatela.

—Losiento—seexcusóella.Nopodíanicontarlacantidaddevecesdurantelasúltimashorasque le habíadichoque lo sentía,mientras compartíanhistorias de loqueleshabíapasadodesdesuseparaciónenelInstituto.ÉllecontósudespedidadeJemyCecily,sucabalgadaporelcampo,elmomentoenquesehabíadadocuentadequeJemhabíamuerto.Ella lehablóde loqueMortmainlehabíaexigidohacer,dequesehabíaCambiadoensupadreylehabíadadolaúltimapiezadelrompecabezasqueconvertíaasusautómatasenunejércitodeunafuerzaimparable.

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—Nodebessentirteculpabledenada,Tess—ledecíaWillenesemomento.Élmirabaelfuego,laúnicaluzenlasala.Loiluminabaconsombrasdoradasynegras.Las sombrasbajo losojoseranvioleta, el ángulode suspómulosyclavículasbiendibujado—.Hassufrido,igualqueyo.Veraquelpueblodestruido…

—Ambos estábamos allí al mismo tiempo —comentó ella, sorprendida—. Sihubierasabidoqueestabascerca…

—Si yo hubiera sabido que tú estabas cerca, habría hecho cargar a Baliosdirectamentecolinaarribahaciati.

—YtehabríanmatadolascriaturasdeMortmain.Eramejorquenolosupieras.—Siguió sumirada hasta el fuego—.Al finalme has encontrado, y eso es lo queimporta.

—Claroqueteheencontrado.LeprometíaJemqueteencontraría—recordóél—.Algunaspromesasnopuedenromperse.

Respirórápidamente.Ellalonotócontraelcostado:estabaacurrucadacontraél;sintió que las manos de él temblaban, de un modo casi imperceptible, al cogerla.Sabíavagamentequenodebíapermitirquelacogieraasíningúnchicoquenofuerasu hermano o su prometido, pero tanto su hermano como su prometido estabanmuertos,yaldíasiguiente,Mortmainlosencontraríayloscastigaría.Antetodoeso,noconseguíaqueleimportasedemasiadolacorrección.

—¿Quésentidoteníatodoesedolor?—planteó—.Loamabamucho,ynisiquieraestuveasuladocuandomurió.

Will le acarició la espalda, suavey rápidamente, comosi tuvieramiedodequeellaseapartara.

—Yo tampoco estaba—dijo él—. Estaba en el patio de una posada, a mediocaminodeGales, cuando lo supe.Lo sentí.Noté cómo se sesgaba el lazoquenosunía.Fuecomosiunasenormestijerasmecortaranelcorazónporlamitad.

—Will…—comentóTessa.El dolor del joven era tanpalpable…, semezclabacon el de ella para formar una aguda tristeza, más fácil de sobrellevar por sercompartida, aunque resultabadifícil decidir quién estaba consolandoaquién—.Túsiemprefuistetambiénlamitaddesucorazón.

—Yofuiquienlepidióquefueramiparabatai—explicóWill—.Élerareacio.Queríaqueyoentendieraquemeestabauniendoenloquedebíaserunlazoparatodalavidaconalguienquenoibaavivirmucho.Peroyoloquería,queríaciegamentealgunapruebadequenoestabasolo,algúnmododemostrarlequeéleramío.Yalfinal,élmeaceptóamablemente,talcomoyoquería.Comosiempre.

—Nodigaseso—replicóTessa—.Jemnoeraningúnmártir.Sertuparabatainoeraningúncastigopara él.Eras comounhermanopara él,mejorqueunhermano,porquetúlehabíaselegido.Cuandohablabadeti,erasiempreconlealtadyamor,sinlamenorsombradeduda.

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—Me enfrenté a él —continuó Will—. Cuando descubrí que había estadotomandomásyinfendelquedebía.Meenfadémucho.Leacusédedesperdiciarsuvida.Medijo:«Puedoelegirsertodoloquepuedaserporella,brillartantoporellacomodesee».

Tessahizounruiditogutural.—Fuesuelección,Tessa.Noalgoquetúleobligarasahacer.Nuncahabíasido

tanfelizcomocuandoestabacontigo.—Willnolamirabaaella,sinoalfuego—.Apesar de cualquier cosa que yo te haya dicho, sea lo que sea, me alegro de quepudierapasartiempocontigo.Tútambiéndeberíasalegrarte.

—Nosuenasmuyalegre.Will seguía mirando el fuego. Había tenido el cabello mojado al entrar en la

habitación,yselehabíasecadoformandorizossueltosporlasienylafrente.—Le decepcioné —prosiguió él—. Él me confió esta misión: seguirte,

encontrarteyllevarteacasasanaysalva.Yahora,fracasoenelúltimoobstáculo.—Finalmente se volvió para mirarla, pero sus ojos azules no veían—. No le habríadejado.Mehabríaquedadoconélsimelohubierapedido,hastaquemuriese.Habríacumplidomijuramento.Peroélmepidióquefueraabuscarte…

—Entonces,túsólohashecholoquetepidió.Nolehasdecepcionado.—Pero también era lo que estaba en mi corazón—repuso Will—. No puedo

separarelegoísmodelaltruismoahora.Cuandosoñabaconsalvarte,conlaformaenquememirarías…—Secallódegolpe—.Encualquiercaso,misoberbiaharecibidocastigo.

—Peroyorecibounarecompensa.—Tessalecogiódelamano.Notósuscalloscontrasupalma.Vioqueelpecholesaltabaporlasorpresa—.Porquenoestoysola;tetengoconmigo.Ynodebemosperderlaesperanza.AúnpuedequetengamosunaoportunidaddevenceraMortmain,odeescaparnossinquelonote.Sialguienpuedeencontrarlamaneradehacerlo,éseerestú.

Éllamiró.—Eresunamaravilla,TessaGray—dijo,ylaspestañasleensombrecíanlosojos

—.Tenertalfeenmí,aunquenohehechonadaparaganármela.—¿Nada?—Tessaalzólavoz—.¿Nadaparaganártela?Will,mesalvastedelas

HermanasOscuras,meempujasteparasalvarme,mehassalvadounayotravez.Eresunbuenhombre,unodelosmejoresqueheconocido.

Will lamiró tananonadadocomosi lehubieradadounempellón.Se lamió lossecoslabios.

—Megustaríaquenodijeraseso—susurró.Ella se inclinó hacia él. El rostro deWill era sólo sombras, ángulos y planos;

Tessadeseótocarle,recorrerlelacurvadelaboca,elarcoqueformabanlaspestañassobreelpómulo.Elfuegosereflejabaensusojos,puntitosdeluz.

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—Will—prosiguió—.Laprimeravezquetevi,penséqueerascomounhéroedenovela.BromeastediciendoqueerassirGalahad.¿Lorecuerdas?Ydurantemuchotiempointentéentendertedeesamanera;comosifueraselseñorDarcy,oLancelot,oelpobremiserableSydneyCarton,yesofueundesastre.Tardémuchoenentender,perolohiceylohagoahora,quenoeresunhéroesalidodeningúnlibro.

Willsoltóunacortacarcajadadeincredulidad.—Escierto—admitió—.Nosoyningúnhéroe.—No—concedió Tessa—. Eres una persona, igual que yo.—Él le escrutó el

rostroconlamirada,fascinado;ellaleentrelazólosdedosyselosapretó—.¿Noloves,Will?Eresunapersonacomoyo.Erescomoyo.Diceslascosasqueyopienso,peronuncadigoenvozalta.Leesloslibrosqueyoleo.Amaslapoesíaqueyoamo.Mehacesreírcontuscancionesridículasyconelmodoenqueveslaverdaddetodo.Sientoquepuedesverdentrodemí,yvertodoloquetengoderaroopococorrienteyacomodartucorazónaeso,porqueeresraroypococorrientedelamismamanera.—Conlamanoquesujetabaladeél,leacariciólamejilla—.Somoslomismo.

Willcerró losojos;ellanotósuspestañassobre losdedos.Cuandoélhabló, suvozeraquebrada,aunquelateníabajocontrol.

—Nodigasesascosas,Tessa.Nolasdigas.—¿Porquéno?—Dicesquesoyunbuenhombre—contestóél—.Peronosoytanbuenhombre.

Yestoy…estoycatastróficamenteenamoradodeti.—Will…—Teamotanto,tantísimo…—continuóél—,ycuandoestástancercademí,me

olvidodequiéneres.MeolvidodequeeresdeJem.Tengoqueserlapeorpersonadel mundo para pensar lo que estoy pensando en este momento. Pero lo estoypensando.

—YoamabaaJem—repusoella—.Aúnloamo,yélmeamaba,peronosoydenadie,Will.Micorazónesmío.Noestáentumanocontrolarlo.Noestáenmimanocontrolarlo.

Willmanteníalosojoscerrados.Elpecholesubíaylebajabaconrapidez,yTessapodía oír los fuertes latidos de su corazón, acelerados bajo la solidez de la cajatorácica.Notabaelcalordesucuerpocontraella,suvida,ypensóenlasfríasmanosdelosautómatassobreella,yenlosojosaúnmásfríosdeMortmain.Pensóenloqueocurriríasiellavivía,Mortmainconseguíaloquequeríayellaquedabaatadaaélporelrestodesuvida,atadaaunhombrequenoamabasinoquedespreciaba.

Pensó en la sensaciónde sus fríasmanos sobre ella, y si ésas serían las únicasmanosquevolveríanatocarla.

—¿Quécreesquevaapasarmañana,Will?—susurró—.CuandoMortmainnosencuentre.Dímelosinceramente.

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Willlepasólamanoconcuidado,casisinquerer,porelcabelloylaapoyóensunuca.Tessasepreguntósipodríanotarleelpulso,respondiendoaldeél.

—CreoqueMortmainmematará.Oparaserexactos,haráqueesascriaturasmematen. Soy un cazador de sombras decente, pero esos autómatas… es imposibledetenerlos.Conellos,lashojasconrunasnosonmejorquelasarmascorrientes,yloscuchillosserafinesnosirvenenabsoluto.

—Peronotienesmiedo.—Haymuchascosaspeoresquelamuerte—respondióél—.Noseramadoyno

sercapazdeamar.Ymorirluchandocomodebehaceruncazadordesombrasnoesningúndeshonor.Unamuertehonrosa;esloquesiemprehequerido.

Tessasintióunescalofrío.—Quierodoscosas—afirmóella,ylesorprendiólafirmezadesupropiavoz—.

Si creesqueMortmain tratarádematartemañana, entoncesquiero teneruna arma.Mequitaréelángelmecánicoy lucharéa tu lado,ysimorimos,moriremos juntos.Porqueyotambiéndeseounamuertehonrosa,comoBoadicea.

—Tess…—PrefieromoriraserlaherramientadelMagíster.Dameunaarma,Will.Tessanotóqueélseestremecíaasulado.—Eso puedo hacerlo —contestó al final, dándose por vencido—. ¿Qué es la

segundacosa?Ellatragósaliva.—Quierobesarteunaúltimavezantesdemorir.Élabriómucholosojos.Eranazules,azulescomoelmaryelcielodelsueñoen

elqueélcaíaalejándosedeella,azulescomolasfloresqueSophielehabíapuestoenelcabello.

—No…—…digasnadaqueno sientas—acabóellapor él—.Lo sé,yno lohago.Lo

digo en serio, Will. Sé que es totalmente inapropiado pedírtelo. Sé que debo deparecerunpocoloca.—Bajólamirada,yluegolaalzódenuevo,reuniendovalor—.Ysitúmedicesquepuedesmorirmañanasinquenuestroslabiosvuelvanatocarse,yqueno lo lamentarás, entoncesdímeloyno te lopediré,porque séqueno tengoningúnderecho…

Sufrasesequedóamedias,porqueéllacogióylaestrechócontrasí,yleaplastóloslabiosconlossuyos.Porunafraccióndesegundofuecasidoloroso,cargadodedesesperaciónyansiacasidescontrolada,yellanotóelsaborasal,yelcaloren laboca,ysualiento.Yentoncesélsesuavizó,conunafuerzadecontenciónqueellapudonotarpor todoelcuerpo,yelrocedelabiosobrelabio,el juegodelenguasydientes,cambiódedoloraplacerenunafraccióndesegundo.

EnelbalcóndelacasaLightwood,élhabíasidomuycuidadoso,peronoloeraen

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esosmomentos.Lepasó lamanoconbrusquedadpor laespalda,enredándolaenelcabello, agarrando la tela suelta en la parte trasera del vestido. La medio alzó deformaque sus cuerpos colisionaran: él estabapegadoa ella, toda la longitudde sucuerpo,duroyfrágilalmismotiempo.Ellainclinólacabezahaciaunladomientrasél le separaba los labios con los suyos, y ya no estuvieron tanto besándose comodevorándoseelunoalaotra.Tessaleagarróconímpetuelcabello,contantoímpetuquedebiódedolerle,yconlosdienteslearañóellabioinferior.Élgimióylaabrazóconmásfuerza;ellacasinopudorespirar.

—Will…—susurró; él sepusoenpiey laalzóenbrazos, sindejardebesarla.Ellaentrelazósushombrosconlosbrazosmientraséllallevabaalacamaylatendíaallí.Ellayaestabadescalza;élsequitólasbotasatodaprisayseestirójuntoaella.ElentrenamientoqueTessahabíarecibido incluíacómoquitar trajesdecombate,ymovió las manos con ligereza y rapidez sobre él, soltando los cierres ydesprendiéndoselocomosifuerauncaparazón.Éllaempujóaunladoimpaciente,ysepusoderodillasparasacarseelcinturóndearmas.

Ellaloobservó,tragandosaliva.Siibaadecirlequeparara,éseeraelmomento.Lasmarcadasmanos deWill eran ágiles, desabrochando las hebillas, y cuando sevolvióparadejarelcinturónjuntoalacama,lacamisa,húmedadesudorypegadaalcuerpo,selealzóylemostróaTessalacurvadelestómago,elhuesodelacadera.Ella siemprehabía pensadoqueWill era hermoso, sus ojos, sus labios y su rostro,peronuncahabíapensadoensucuerpodeesemodo.Perosuformaeraencantadora,como los planos y los ángulos delDavid deMiguel Ángel. Tendió la mano paraacariciarle,parapasarlelosdedos,contantasuavidadcomolasedadelaaraña,sobrelapielplanayduradelestómago.

LarespuestadeWillfueinmediataysorprendente.Tragóaireycerrólosojos;sequedómuy quieto. Ella le pasó los dedos por la cintura de los pantalones, con elcorazónacelerado,sinsabermuybienquéestabahaciendo;laguiabauninstintoqueellanopodíaniidentificarniexplicar.Cerrólamanosobrelacintura,elpulgarsobrelacadera,haciéndolobajar.

Élsepusosobreella,apoyandoloscodosunoacadaladodesushombros.Susojosseencontraron,sequedaronmirándosefijamente;suscuerpossetocaban,peroningunohabló.ATessaledolíalagarganta:adoraciónypenaenigualmedida.

—Bésame—dijo.Éldescendiólentamentesobreella,hastaquesuslabiossetocaron.Ellasearqueó

hacia arriba, deseando encontrar su boca con la suya, pero él se apartó, le rozó lamejillaconlanariz,luegolepusoloslabiosenlacomisuradelaboca,ydespuésporelmentónyelcuello,produciéndolepequeñosescalofríosdeatónitoplacerportodoelcuerpo.Ellasiemprehabíapensadoenlosbrazos, lasmanos,elcuello,elrostro,como elementos separados; no que su piel era lamisma delicada envoltura, y que

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podíasentirhastaenlaplantadelospiesunbesoenelcuello.—Will.—Tiródelacamisa,yéstaseabrió,rompiendolosbotones.Élsacudióla

cabezaparaquitársela,todoélunaoscuramelenarevuelta.SusmanosfueronmenossegurasconelvestidodeTessa,perotambiénconsiguieronsacárseloporlacabeza,yecharlo a un lado, lo que dejó a Tessa en camisola y corsé. Se quedó inmóvil,impresionadadeversedesnudadelantedealguienquenofueraSophie,yWilllanzóunamiradaalcorséquesóloeraenpartedeseo.

—¿Cómo…—preguntó—sequitaeso?Tessanopudoevitarlo;apesardetodo,rió.—Tienelazos—mustió—,enlaespalda…Yleguiólasmanoshastaqueselaspusosobrelascuerdasdelaprenda.Entonces

seestremeció,peronodefríosinodelaintimidaddelgesto.Willlalevantócontraél,consuavidad,ylabesóenelcuellodenuevo,yenelhombroquelacamisoladejabaal descubierto; su aliento era leve y cálido contra la piel hasta que ella estuvorespirando con la misma intensidad, y le acariciaba los hombros, los brazos, loscostados…LebesólascicatricesblancasquelasMarcaslehabíandejadoenlapiel,enredándoseenélhastaque fueronunardiente líodemiembros,yella tragaba losjadeosqueélrespirabaensuboca.

—Tess—susurróWill—.Tess…siquieresparar…Ella negó con la cabeza en silencio. El fuego en la chimenea casi se había

apagadodenuevo.Willeratodoángulos,sombrasypielsuaveyfuertecontraladeella.«No».

—¿Quieresesto?—preguntóélconvozronca.—Sí—contestóella—.¿Ytú?Letrazóelcontornodelabocaconeldedo.—Porestomecondenaríaparasiempre.Porestolodaríatodo.Ella notó un ardor en los ojos, la presión de las lágrimas, y parpadeó con las

pestañasmojadas.—Will…—Dw i’n dy garu di am byth—dijo él—. Te amo. Siempre.—Y le cubrió el

cuerpoconelsuyo.

Aaltashorasdelanocheoporlamañana,Tessasedespertó.Elfuegosehabíaextinguidodel todo,pero lacuevaestaba iluminadapor lapeculiar luzdeantorchaqueparecíaencenderseyapagarsesinningúnordenniconcierto.

Se alzó apoyada en un codo.Will estaba dormido junto a ella, encerrado en elinmóvil letargodelagotamiento.Peroparecíaestarenpaz,másde loquenunca lohabía visto. Su respiración era regular, y las pestañas se le movían levemente ensueños.

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Ella se había dormido con la cabeza apoyada en él, el ángel mecánico aún alcuello, apoyado en el hombro de él, justo hacia la izquierda de la clavícula. Alapartarse, el colgante se soltó y Tessa vio, sorprendida, que donde había estadoapoyadoenlapieldeWillhabíadejadounamarca,nomayorqueladeunamoneda,conlaformadeunaestrellablanca.

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LOSARTEFACTOSINFERNALESIgualqueautómatasguiadosporhilos,lassiluetasdesecosesqueletossedeslizabanenunalentacuadrilla,y

luego,tomadosdelamano,bailabanunamajestuosazarabanda;surisaeraunecoclaroyagudo.

OSCARWILDE,«Lacasadelaramera»

—Eshermoso—susurróHenry.Loscazadoresdesombrasdel InstitutodeLondres, juntoconMagnusBane, se

hallaban formando un amplio círculo en la cripta, mirando una de las desnudasparedes de piedra, o más exactamente, a algo que había aparecido en una de lasdesnudasparedesdepiedra.

Eraunaarcada,deunostresmetrosdealto,yquizálamitaddeancho.Noestabatallada en la piedra, sino que estaba hecha de runas resplandecientes que seentrelazabanunasconotrascomo lasviñasdeunemparrado.La runasnoerandelLibroGris,Gabriellashabríareconocidodehabersidoasí,sinorunasquenohabíavistonuncaantes.Teníanelaspectoextranjerodeotroidioma;sinembargo,cadaunaera distinta y hermosa, y susurraba una bella canción de viajes y espacios, de unespaciooscurorodante,ydeladistanciaentrelosmundos.

Brillabanverdesenlaoscuridad,pálidasyácidas.Enelespaciointeriorcerradopor las runas, la pared no era visible, sólo oscuridad, impenetrable, como un granpozooscuro.

—Esrealmenteasombroso—exclamóMagnus.Todos excepto el brujo iban vestidos con los trajes de combate y cargados de

armas;laespadafavoritadeGabriel,largaydedoblefilo,lecolgabaalaespalda,yestabaansiosoporponerlamanoenguantadaensuempuñadura.Aunquelegustabanelarcoylasflechas,habíasidoentrenadoenelusodelmandobleporuninstructorquepodíatrazarlalíneadesusmaestroshastaLichteneauer,yGabrielconsiderabaelmandoblesuespecialidad.Además,unarcoyflechasseríandemuchamenosutilidadcontralosautómatasqueunaarmaquepudieracortarlosensuspartescomponentes.

—Todo gracias a ti, Magnus—dijo Henry. Estaba radiante, o, pensó Gabriel,quizáfueraelreflejodelasrunasensurostro.

—En absoluto—repuso el licántropo—.De no ser por tu genio, esto nunca sehabríacreado.

—Aunquedisfrutoconesteintercambiodehalagos—bromeóGabriel,alverqueHenry estaba a punto de responder—, quedan unas cuantas cuestiones, muyimportantes,sobreesteinvento.

Henrylomirócomosinolocomprendiera.

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—¿Comocuáles?—Creo,Henry,queestápreguntandosiesta…puerta…—comenzóCharlotte.—LahemosllamadoPortal—explicóHenry.Quelapalabraibaconmayúscula

quedabaclaroporsutono.—…sifunciona—concluyóCharlotte—.¿Lahabéisprobado?Elinventorparecióabatido.—Bueno, no.No ha habido tiempo. Pero te aseguro que nuestros cálculos han

sidoperfectos.Todos,menosHenryyMagnus,miraronelPortalconunanuevaalarma.—Henry…—comenzóCharlotte.—Bueno,creoqueHenryyMagnusdebenirprimero—propusoGabriel—.Ellos

haninventadoestamalditacosa.Todossevolvieronhaciaél.—EscomosihubierareemplazadoaWill—observóGideon,alzandolascejas—.

Dicenlasmismascosas.—¡NosoycomoWill!—saltóGabriel.—Esperoqueno—repusoCecily, aunque tanbajoqueGabriel dudódeque la

hubieraoídonadiemásqueél.Cecilyestabaespecialmentebonitaesedía,aunqueélnoteníaniideadeporqué.

Ibavestida con elmismo sencillo trajenegrode combatequeCharlotte; el cabellorecogido y asegurado recatadamente en la nuca, y el colgante de rubí reluciéndolesobrelapieldelcuello.Sinembargo,Gabrielserecordóconfirmeza,yaquelomásseguro era que estuvieran a punto de dirigirse todos ellos a un peligromortal, quecavilaracercadesiCecilyerabonitano teníaquesersuprincipalpensamiento.Seordenópararinmediatamente.

—NomeparezcoennadaaWillHerondale—insistióGabriel.—Estoy totalmente dispuesto a ir primero —aseguró Magnus, con el aire de

sufrimientodeunmaestroenunaaulallenadealumnosrevoltosos—.Necesitounascuantascosas.EsperamosqueTessaestéallí;Willtambién.Megustaríaalgúnequipoyarmasextrasparallevarallí.Planeo,claro,esperarosenelotrolado,perosihubieraalguna…novedadinesperada,siemprevabienirpreparado.

Charlotteasintió.—Sí…claro.—Bajólavistaduranteunmomento—.Nopuedocreerquenadie

hayavenidoaayudarnos.Penséque,despuésdemicarta,almenosunoscuantos…—Seinterrumpióytragósaliva,luegoalzólabarbilla—.DéjamequellameaSophie.Ellapuedeprepararteloquenecesitas,Magnus.YCyril,Bridgetyellavanareunirseconnosotrosenbreve.—Desaparecióporlaescalera.Henryselaquedómirandoconpreocupadocariño.

Gabrielnopodíaculparle.Evidentemente,eraunfuertegolpeparaellaquenadie

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hubierarespondidoasullamadayhubierallegadoparaayudarlos,aunqueéllepodríahaberdichoquenoloharían.Lagenteeraintrínsecamenteegoísta,ymuchosodiabanyalaideadequeunamujerdirigieraelInstituto.Nosearriesgaríanporella.Hacíasólounaspocassemanas,élmismohabríadichoeso.Enesosmomentos,conociendoaCharlotte,sediocuenta,sorprendido,dequelaideadearriesgarseporellaparecíaunhonor,comoseríaparamuchosinglesesarriesgarseporlareina.

—¿Y cómo funciona el Portal?—preguntó Cecily,mientras observaba, con sucastañacabezainclinadahaciaunlado,larelucientearcadacomosifuerauncuadroenunmuseo.

—Tetransportaráalinstantedeunlugaraotro—contestóHenry—.Peroeltrucoes…bueno,esaparteesmagia.—Dijolapalabraconunligeronerviosismo.

—Necesitasestarvisualizandoellugaralquequieresir—explicóMagnus—.Noserviráparallevarteaunlugarenelquenuncahasestadoynopuedesimaginar.Eneste caso, para llegar aCadair Idris, vamos a necesitar aCecily.Cecily, ¿cómodecercadeCadairIdriscreesquenospuedesllevar?

—Alamismacima—respondió lachicaconseguridad—.Hayvariossenderosquellevanaloaltodelamontaña,yherecorridodosdeellosconmipadre.Puedorecordarlacimadelamontaña.

—¡Excelente! —celebró Henry—. Cecily, te pondrás delante del Portal yvisualizarásnuestrolugardedestino…

—Pero no va a ir primero, ¿verdad? —inquirió Gabriel. En cuanto acabó dedecirlo, se sorprendió.Nohabía queridohacerlo. «Ah, bueno, deperdidos, al río»,pensó—.Quierodecir, ella es la que tienemenos entrenamientode todos; no seríaseguro.

—Puedocruzarlaprimera—repusoCecily,quenoparecíaagradecerenabsolutoelapoyodeGabriel—.Noveoningunarazónparano…

—¡Henry!—gritóCharlotte,reapareciendoalpiedelaescalera.TrasellaestabanloscriadosdelInstituto,todoscontrajesdeentrenamiento;Bridget,comosifueraadarunpaseomatutino;Cyril,preparadoydecidido,ySophie,cargandoconunagranbolsadecuero.

Traselloshabíatreshombresmás.Hombresaltos,contúnicasdepergamino,quesemovíandeunmodomuypeculiar,comosisedeslizaran.

HermanosSilenciosos.Sin embargo, a diferencia de cualquier otro Hermano Silencioso que Gabriel

hubiera visto antes, éstos iban armados.Alrededor de la cintura, sobre los hábitos,llevabanatadoscinturonesdearmas,ydeelloscolgaban largasespadascurvas, lasempuñadurashechasderelucienteadamas,elmismomaterialqueseempleabaparalasestelasyloscuchillosserafines.

Henryapartólamirada,perplejo,yluegocomoculpable,delPortalymiróalos

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Hermanos.Surostropecosopalideció.—HermanoEnoch—exclamó—.Yo…¡Cálmate! La voz del Hermano Silencioso resonó en la cabeza de todos. No

hemos venido a advertirte de cualquier posible quebrantamiento de la Ley,HenryBranwell.Hemosvenidoalucharconvosotros.

—¿A luchar connosotros?—Gideonparecía asombrado—.Pero losHermanosSilenciososno…quierodecir,nosonguerreros…

Eso no es correcto. Fuimos cazadores de sombras y cazadores de sombrasseremos,inclusoCambiadosparadevenirHermanos.NosfundóelpropioJonathanCazadordeSombras,yaunquevivimosporellibro,podemosmorirporlaespadasitalelegimos.

Charlottesonreíaradiante.—Sehanenteradodemimensaje—dijo—.Hanvenido.ElhermanoEnoch,el

hermanoMicahyelhermanoZachariah.Los dos Hermanos detrás de Enoch inclinaron la cabeza en silencio. Gabriel

contuvounestremecimiento.LosHermanosSilenciosossiemprelehabíanresultadomuyinquietantes,aunquesabíaqueeranunaparteintegraldelavidadeloscazadoresdesombras.

—ElhermanoEnochtambiénmehaexplicadoporquénohavenidonadiemás—dijo Charlotte, y la sonrisa se le borró del rostro—. El cónsul Wayland haconvocadounareunióndelConsejoestamañana,aunquenonoshadichonada.LaasistenciadetodosloscazadoresdesombraseraobligadaporlaLey.

Henrysoltóunsiseoentredientes.—Esem…malhombre—replicó,conunarápidamiradaaCecily,quepusolos

ojosenblanco—.¿SobrequéeslareunióndelConsejo?—ParareemplazarnoscomodirectoresdelInstituto—contestóCharlotte—.Aún

creequeMortmainvaaatacarLondres,yqueaquí senecesitaun líder fuerteparalucharcontraelejércitomecánico.

—¡Señora Branwell!—Sophie, que estaba entregando a Magnus la bolsa quellevaba,casiladejócaer—.¡Nopuedenhacereso!

—Oh,síquepueden—repusoCharlotte.Miróalrededoralosrostrosdetodos,yalzó labarbilla.Enesemomento,apesarde su tamaño,Gabrielpensóqueparecíamás alta que elCónsul—.Todos sabíamos que esto iba a llegar—continuó—.Noimporta.Somoscazadoresdesombras,ynuestrodebereshacialosdemásyhacialoquecreemoscorrecto.CreemosaWillycreemosenWill.Lafenoshallevadohastaaquí; nos llevará aún un poco más lejos. El Ángel nos protege, y saldremosvictoriosos.

Todosguardaronsilencio.Gabrielmiró los rostrosde suscompañeros:decisiónen todos, e incluso Magnus parecía, si no conmovido o convencido, al menos

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consideradoyrespetuoso.—Charlotte—dijoGabriel finalmente—.Si el cónsulWayland no te considera

unalíderesqueesunimbécil.Charlotteinclinólacabezahaciaél.—Gracias—repuso—.Peronodebemosperdermástiempo;tenemosqueirnos,y

rápido,porqueesteasuntonopuedeesperarmás.Henrymiróduranteunmomentoasuesposa,yluegoaCecily.—¿Estáspreparada?LahermanadeWillasintióysepusodelantedelPortal.Laradianteluzdeéste

proyectólassombrasdelasdesconocidasrunassobresudecididorostro.—Visualiza—indicóMagnus—.Imagínatetantocomopuedasqueestásmirando

lacimadeCadairIdris.Lachicaapretó lospuñosen los costados.Mientrasmiraba fijamente, elPortal

comenzóamoverseylasrunasaondearyacambiar.Laoscuridaddelinteriordelaarcadaseiluminó.Derepente,Gabrielyanoviosombras.EstabamirandoeldibujodeunpaisajequepodríahaberestadopintadodentrodelPortal:laverdecurvadelacimadeunamontaña,unlagotanazulyprofundocomoelcielo.

Cecilyahogóungritoy,entonces,sinqueindicarannada,avanzóysedesvanecióal pasar a través de la arcada. Fue como ver borrarse un dibujo. Primero ledesaparecieronlasmanosdentrodelPortal,luegolosbrazosextendidosyfinalmenteelcuerpo.

Yyanoestaba.Charlottelanzóungritito.—¡Henry!Gabriel notó un pitido en los oídos. Oyó al inventor tranquilizar a su esposa,

diciéndolequeeraasícomodebíafuncionarelPortal,quenadaextrañohabíapasado,pero era como una canción que sonara en otra sala, las palabras a un ritmo sinsentido. Lo único que sabía era que Cecily, más valiente que todos ellos, habíaatravesadoladesconocidapuertayhabíadesaparecido.Yélnopodíadejarlairsola.

Avanzó.Oyóasuhermanollamarle,peronolehizocaso;loapartó,llegóanteelPortalylocruzó.

Duranteunmomentosólohubonegrura.Luegounaenormemanopareciósalirdelaoscuridadyagarrarle,yfuearrastradodentrodelnegrotorbellino.

LasaladelConsejoestaballenadegentegritando.Sobre el estrado del centro se hallaba el cónsulWayland,mirando a la ruidosa

muchedumbreconunaexpresióndefuriosaimpacienciaenelrostro.Susnegrosojosrecorríanaloscazadoresdesombrascongregadosanteél:GeorgePenhallowestabaenzarzado en una pelea a gritos con Sora Kadou, del Instituto de Tokio. Vijay

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MalhotrasleclavabaundelgadodedoenelpechoaJaphethPangborn,queesosdíasinusualmentehabíadejadosumansiónenelcampodeIdris,yquesehabíapuestotanrojo como un tomate ante toda esa indignidad. Dos de los Blackwell habíanarrinconado a Amalia Morgenstern, que les replicaba en alemán. AloysiusStarkweather, vestido de negro, estaba junto a uno de los bancos de madera, susenjutas extremidades casi dobladas hasta las orejas mientras miraba fijamente alpodioconpenetrantesojosviejos.

ElInquisidor,juntoalcónsulWayland,golpeóelsueloconsubastóndemaderaconfuerzasuficientepararomperlo.

—¡YABASTA!—rugió—.Todos vais a guardar silencio, y lo vais a guardar ya.¡SENTAOS!

Una oleada de sorpresa recorrió la sala, y ante el evidente pasmo del Cónsul,todossesentaron.Noensilencio,perosesentaron,almenoslosqueteníansitioparahacerlo. La cámara estaba llena a rebosar; tantos cazadores de sombras raramenteaparecíanenunareunión.HabíarepresentantesdetodoslosInstitutos:NuevaYork,Bangkok,Ginebra,Bombay,Kioto,BuenosAires.SóloloscazadoresdesombrasdeLondres,CharlotteBranwellysuséquito,estabanausentes.

Alfinal,únicamenteAloysiusStarkweatherpermanecióenpie,conlaviejacapabatiéndoseanteélcomolasalasdeuncuervo.

—¿DóndeestáCharlotteBranwell?—exigiósaber—.Elmensajequeenviasteisdaba a entender que ella estaría aquí para explicar el contenido de su mensaje alConsejo.

—Yo explicaré el contenido de su mensaje —dijo el Cónsul con los dientesapretados.

—Yopreferiríaoírlodeella—intervinoMalhotra,mientrasmirabaalCónsulyluegoalInquisidorconsuspenetrantesojosnegros.El inquisidorWhitelawparecíademacrado,comosiúltimamentehubierapasadomuchasnochesenvela;labocaseletensabaenlascomisuras.

—Charlotte Branwell ha tenido una reacción exagerada—afirmó el Cónsul—.AsumotodalaresponsabilidadporhaberlapuestoalmandodelInstitutodeLondres.Nuncadeberíahaberlohecho.Yahasidocesadadesucargo.

—He tenido la ocasión de reunirme y hablar con la señoraBranwell—expusoStarkweatherconsucerradotonodeYorkshire—.Nomeparecealguienqueexagereconfacilidad.

ElCónsulpareciórecordarporquésehabíaalegradotantodequeStarkweatherhubieradejadodeasistiralasreuniones.

—Estádelicada—replicóelCónsulconvoztensa—.Ycreoqueharesultado…sobrepasada.

Charla y confusión. El Inquisidor miró aWayland con disgusto. El Cónsul le

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devolvió la mirada con otra semejante. Era evidente que ambos hombres habíanestado discutiendo. El Cónsul estaba rojo de rabia, y la mirada que le lanzó alInquisidor estaba cargada de traición. Resultaba obvio queWhitelaw no estaba deacuerdoconlaspalabrasdelCónsul.

Unamujer se puso en pie entre los atestados bancos. Tenía el cabello blanco,recogido en alto sobre la cabeza, y una pose imperiosa. El Cónsul parecía estargruñendopordentro.CallidaFairchild,latíadeCharlotteBranwell.

—Si estás sugiriendo—dijo lamujer en un tonoglacial—quemi sobrina estátomando decisiones histéricas e irracionales porque está embarazada de uno de lasiguientegeneracióndecazadoresdesombras,Cónsul,teaconsejoquelopiensesdenuevo.

Ésterechinólosdientes.—No hay ninguna prueba de que la afirmación de Charlotte Branwell de que

MortmainsehallaenGalescontengaalgunaverdad—sedefendióelCónsul—.Todosurge de los informes de Will Herondale, que no sólo es un niño, sino unirresponsablealquehabríaquecastigar.Todaslaspruebas,incluyendolosdiariosdeBenedict Lightwood, apuntan a un ataque en Londres, y ahí es donde debemosconcentrarnuestrasfuerzas.

Unmurmullorecorriólasala,conlaspalabras«ataqueenLondres»repetidasunayotravez.AmaliaMorgensternseabanicóconunpañuelodeencaje,mientrasqueLilian Highsmith, que acariciaba el mango de una daga que le sobresalía de unguante,parecíaencantada.

—Pruebas—repusoCallida—.Lapalabrademisobrinaespruebasuficiente…Otromurmullo,yunajovensepusoenpie.Llevabaunbrillantevestidoverdey

mostrabaunaexpresióndesafiante.LaúltimavezqueelCónsullahabíavisto,habíasidosollozandoenesamismasala,pidiendojusticia.TatianaBlackthorn,Lightwooddesoltera.

—¡El Cónsul tiene razón sobre Charlotte Branwell! —exclamó—. ¡CharlotteBranwellyWillHerondalesonlarazónporlaquemiesposoestámuerto!

—¡Oh!—Era el InquisidorWhitelaw, en un tono cargado de sarcasmo—. ¿Yquiénmatóexactamenteasuesposo?¿FueWill?

Hubounmurmullodeperplejidad.Tatianaparecíaindignada.—Nofueculpademipadre…—Al contrario —la interrumpió el Inquisidor—. Esto se había mantenido en

secreto,señoraBlackthorn,peromeobligaadesvelarlo.Abrimosunainvestigaciónsobrelamuertedesuesposo,ysedeterminóquefuesupadreelculpable,ydelmodomás grave. De no ser por los actos de sus hermanos, y de William Herondale yCharlotte Branwell, junto con los demás del Instituto de Londres, el nombre deLightwoodhabríasidoborradodelosregistrosdeloscazadoresdesombrasyusted

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viviríaelrestodesuvidacomounamundanasinamigos.Tatianasepusorojacomountomateyapretólospuños.—WilliamHerondale ha…me ha insultado de unmodo imperdonable en una

dama…—Noveoporquéesoestárelacionadoconeltemaquenosocupa—observóel

Inquisidor—.Sepuedesergroseroenlavidapersonal,perotambiéncorrectocuandosetratadeasuntosmásamplios.

—¡Ustedsequedóconmicasa!—gritóTatiana—.Meveoobligadaaconfiarenlagenerosidaddelafamiliademiesposocomounapordioserahambrienta…

LosojosdeWhitelawbrillabantantocomolaspiedrasdesusanillos.—Su casa fue confiscada, señora Blackthorn, no robada. Registramos la casa

familiardelosLightwood—continuó,alzandolavoz—.Estabaplagadadepruebasde la conexión del señor Lightwood padre conMortmain, diarios detallando actosviles,suciose indecibles.ElCónsulcita losdiariosdeesehombrecomopruebadequehabráunataqueenLondres,peroparacuandoBenedictLightwoodmurió,estabaloco por la viruela demoníaca. No resulta probable que el Magíster le hubieraconfiadosusauténticosplanes,inclusosihubieraestadocuerdo.

ElcónsulWaylandleinterrumpió,conunaexpresióncasidedesesperación.—ElasuntodeBenedictLightwoodestácerradoy resulta irrelevante. ¡Estamos

aquí para discutir el asunto de Mortmain y el Instituto! Primero, como CharlotteBranwell ha sidodestituidade su cargoy la situación a la quenos enfrentamos secentra sobre todo enLondres, es necesariodesignar unnuevo líder delEnclavedeLondres.Dejolapuertaabiertaasugerencias.¿Alguiendeseapresentarseparaocuparelcargo?

Hubosusurrosymovimientos.GeorgePenhallowhabíacomenzadoalevantarsecuandoelInquisidorestallófurioso:

—Estoesridículo,Josiah.NoexisteaúnningunapruebadequeMortmainnoestédondediceCharlotte.Nisiquierahemosempezadoahablardeenviarrefuerzostrasella…

—¿Trasella?¿Quéquieresdecircon«trasella»?ElInquisidorseñalóalagentedibujandounarcoconelbrazo.—Noestáaquí.¿DóndecreesqueestánloshabitantesdelInstitutodeLondres?

Han ido a Cadair Idris, detrás delMagíster. Y, sin embargo, en vez de discutir sidebemos ayudarles, ¿convocamos una reunión para hablar del reemplazo deCharlotte?

ElCónsulperdiólosnervios.—¡Nohabráayuda!—bramó—.Nuncahabráayudaparalosque…PeroelConsejonuncasupoquiénestabadestinadoanotenerayuda,porqueen

esemomento,unahojadeacero,letalmenteafilada,cortóelairedetrásdelCónsuly

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leseparólimpiamentelacabezaelcuerpo.ElInquisidorsaltóhaciaatrás,ycogiósubastónmientraslasangrelesalpicaba;

el cadáver delCónsul cayó al suelo en dos partes: el cuerpo se desplomó sobre elsuelomanchandodesangreelestrado,mientrasquelacabezacortadarodabacomouna pelota. Al caer, dejó ver tras de sí a un autómata, tan descarnado como unesqueleto humano, vestido con los raídos restos de una túnicamilitar roja. Sonriócomounacalaveramientrasapartabasuespadaempapadaensangre,ymirabaa lasilenciosayanonadadamultituddecazadoresdesombras.

El único otro sonido en la sala partió de Aloysius Starkweather, que estabariendo,continuaysuavemente,alparecerparasí.

—Ellaoslodijo—resolló—.Ellaosdijoqueestopasaría…Uninstantedespués,elautómatahabíaavanzado,sugarradirectahaciaelcuello

deAloysius.Lasangremanódelcuellodelancianomientraslacriaturaloalzabadelsuelo,aúnsonriendo.Loscazadoresdesombrascomenzaronagritar,yentonceslaspuertasseabrieronyunariadadecriaturasmecánicasinundólaestancia.

—Bueno—dijounavozmuyanimada—.Estosíqueesinesperado.Tessa se sentó al instante, tapándose con la pesada colcha. A su lado,Will se

despertó,sealzósobreloshombrosyabriólosojoslentamente.—¿Qué…?Lahabitaciónestabamuyiluminada.Lasantorchasardíancontodasuintensidad,

yeracomosilaluzdeldíahubieraentrado.Tessavioeldesordenquehabíandejadoporlahabitación:suropaestabaesparcidaporelsueloylacama,laalfombradelantedelachimeneaestabahechaunboñigo,yellosseencontrabanentrelarevueltaropade cama. Al otro lado de la pared invisible se hallaba un conocido vestido en unelegantetraje,conelpulgarcolgadodelacinturadelospantalones.Susojosdegatobrillabanderegocijo.

MagnusBane.—Quizáqueráislevantaros—dijoelbrujo—.Todosestaránaquímuyprontopara

rescataros,ytalvezprefiráisestarvestidoscuandolleguen.—Seencogiódehombros—.Yoloprefería,peroclaro,yasesabequesoymuytímido.

Willsoltóunapalabrotaengalés.Yaestabasentado,conlasábanaporlacintura,yhabíahechotodoloposibleparaescudaraTessadelamiradadeMagnus.Ibasincamisa, por supuesto, y bajo la brillante luz Tessa vio dónde el bronceado de lasmanosyelrostrosefundíanconlapalidezdelpechoyloshombros.Lamarcablancaen forma de estrella del hombro le brillaba bajo la luz, y Tessa vio que Magnusdirigíalamiradahaciaellayentrecerrabalosojos.

—Interesante—comentó.Willhizounincoherentesonidodeprotesta.

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—¿Interesante?PorelÁngel,Magnus…El brujo le lanzó una mirada irónica. Había algo en ella… algo que hizo que

Tessapensaraqueélsabíaalgoqueellosno.—Si yo fuera otro, tendría muchísimo que decir en este momento—les hizo

saber.—Apreciotudiscreción.—Pronto no lo harás—replicóMagnus, cortante.Luego alzó lamano como si

fueraallamaraunapuertaydiounosgolpecitosalaparedinvisiblequehabíaentreellos.Fuecomoveraalguienmeter lamanoenelagua;se formaronondasquesepropagarondesdeelpuntoenelqueMagnuslohabíatocado,yderepentelaparedsedeslizóydesapareció,enmediodeunalluviadechispasazules.

—Tomad—dijoelbrujo,ylanzóunabolsadecueroatadaalpiedelacama—.Hetraídoequipo.Hepensadoquepodríaisnecesitaralgoderopa,peronosabíaquelaibaisanecesitartanto.

TessalomirófijamenteporencimadelhombrodeWill.—¿Cómo nos ha encontrado? ¿Cómo sabía… quiénes de los otros están con

usted?¿Seencuentranbien?—Sí. Unos cuantos están aquí, corriendo por este lugar, buscándote. Y ahora,

vestíos—lesordenó,ysepusodeespaldasparadarlesintimidad.Tessa,avergonzada,cogióelsaco,rebuscóenélhastaencontrarsutrajedecombateyluegosepusoenpieenvueltaen la sábanaycorriódetrásdeunbiombochinoque sehallabaenunrincóndelahabitación.

NomiróaWill;noseatrevía.¿Cómopodíamirarlesinpensarenloquehabíanhecho?Sepreguntósiélestaríahorrorizado;sinopodríacreerqueamboshubieranhechoesodespuésdequeJem…

Tiródeltrajeconrabia.Diograciasporqueeltrajedecombate,adiferenciadelosvestidos, se pudiera colocar sobre el cuerpo sin la ayuda de nadie. A través delbiombo,oyóaMagnusexplicaraWillqueHenryyélhabíanconseguido,pormediode una combinación demagia e invención, crear un Portal que los transportara deLondresaCadairIdris.Tessasólopodíadistinguirlassiluetas,perovioaWillasentiraliviadomientraselhombreledecíaquiénhabíallegadoconél:Henry,Charlotte,loshermanos Lightwood, Cecily, Cyril, Sophie, Bridget y un grupo de HermanosSilenciosos.

Aloírmencionarasuhermana,Willcomenzóaapresurarsemáscon la ropa,ycuandoTessasaliódedetrásdelbiombo,élyaestabatotalmentevestidoconeltrajedecombate, lasbotasatadasy lasmanosagarrandoelcinturóndearmas.Alverla,Willesbozóunainsegurasonrisa.

—Losotrossehanrepartidoporlostúnelesparabuscarte—explicóMagnus—.Sesuponequedebíamosbuscardurantemediahorayluegoreunirnosenlacámara

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central.Osdoyunmomentopara…serenaros.—Sonrióburlón,yseñalólapuerta—.Estaréenelpasillo.

Encuantoéstasecerró,TessaestuvoenbrazosdeWill,rodeándoleelcuelloconlasmanos.

—Oh,porelÁngel—exclamó—.Estohasidodelomásbochornoso.Elchicolepasólasmanosporelcabelloylabesó;lebesóenlospárpados,las

mejillasyluegoenlaboca,conrapidez,peroconfervoryconcentración,comosinohubieranadamásimportante.

—Escúchate—dijo—.Hasdicho«porelÁngel».Comouncazadordesombras.—Labesóenlacomisuradelaboca—.Teamo.Dios,teamo.

Ella lepuso lasmanossobre lacintura,sujetándolo,elmaterialdel trajeásperobajolosdedos.

—Will—preguntóvacilante—.¿Nolo…lamentas?—¿Lamentarlo?—Lamiró sin creerla—.Nageddim…Estás loca si crees que

puedo lamentarlo.—Le acarició lamejilla con el dorso de lamano—.Hay tanto,tantomásquequierodecirte…

—No—bromeóella—.¿Cómo?¿WillHerondaletienealgomásquedecir?Élnolehizocaso.—Peroahoranoeselmomento;noconMortmainadospasos, seguramente,y

Magnus al otro lado de la puerta. Ahora es elmomento de acabar con esto. Perocuando se acabe, Tess, te diré todo lo que siempre he querido decirte. Pero porahora…—Labesóenlasienylasoltómirándolafijamente—.Necesitosaberquemecreescuandodigoqueteamo.Esoestodo.

—Creotodoloquedices—respondióTessasonriendo,mientrasbajabalasmanosdesucinturahastaelcinturóndearmas.Cerrólamanosobreelmangodeunadaga,ylasacódelcinturón,sonriendomientraséllamirabasorprendido—.Despuésdetodo—añadióella—,nomentíassobreesetatuajedeldragóndeGales,¿verdad?

LasalarecordóaCecilyelinteriordelacúpuladeSaintPaul,queWilllehabíallevado a visitar en uno de sus díasmenos desagradables, después de su llegada aLondres.Eraeledificiomásgrandeenelquehabíaestado.Habíanprobadoelecodesus voces en el interior de laGalería de losSusurros y habían leído la inscripcióndejadaporChristopherWren:«Simonumentumrequiris,circumspice».«Sibuscasunmonumento,miraalrededor».

Will lehabíaexplicado loquesignificaba:queWrenpreferíaser recordadoporlasobrasquehabíaconstruidoenvezdeporcualquierlápida.Todalacatedraleraunmonumentoasuarte,como,enciertosentido,todoellaberintobajolamontaña,yesaestanciaenparticular,eraunmonumentoaldeMortmain.

Ahítambiénhabíaunacúpula,aunquenoventanas,sólounagujeroenlapiedra

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haciaarriba.Unagaleríacircularrodeabalapartesuperiordedichacúpula,yenellahabía una plataforma, desde la que, seguramente, se podía estar de pie ymirar alsuelo,queeradepiedralisa.

Ahítambiénhabíaunainscripciónenlapared.Cuatrofrases,grabadasenlapareddedestellantecuarzo:

LOSARTEFACTOSINFERNALESCARECENDEPIEDAD.LOSARTEFACTOSINFERNALESCARECENDEREMORDIMIENTOS.

LOSARTEFACTOSINFERNALESCARECENDENÚMERO.LOSARTEFACTOSINFERNALESNUNCADEJARÁNDELLEGAR.

Sobre el suelo de piedra, alineados en filas, había cientos de autómatas. Ibanvestidosconunamezcolanzadeuniformesmilitaresyestabantotalmenteinmóviles.Soldaditos de plomo, pensó Cecily, ampliados a tamaño humano. Los ArtefactosInfernales.LagrancreacióndeMortmain,unejércitocreadoparaserimparable,paraasesinaraloscazadoresdesombrasyseguiradelantesinremordimiento.

Sophie había sido la primera en descubrir esa sala; había gritado, y los otroshabíancorridoparaaveriguarporqué.Lahabíanencontradodepie, temblando,enmediodelainmóvilmasadecriaturasderelojería.Unodeellosestabatiradoasuspies;ellalehabíacortadolaspiernasconuntajodelaespada,yelartefactosehabíadesplomadocomountíterealquelehubierancortadolascuerdas.Losdemásnosehabíanmovidonidespertadoapesardeldestinodesusemejante,loquehabíadadoaloscazadoresdesombraslaosadíadeavanzarentreellos.

Henryestabaderodillas,juntoalacarcasadeunodelosinmóvilesautómatas;lehabíarajadoeluniformeyabiertoelpechodemetal,yestudiabaloquehabíaenelinterior.LosHermanosSilenciososestabanjuntoaél,aligualqueCharlotte,Sophiey Bridget. Gideon yGabriel habían regresado también, y su exploración no habíadado ningún fruto. Sólo faltaban por regresar Cyril y Magnus. Cecily no podíacontrolar su creciente inquietud, no por la presencia de los autómatas, sino por laausenciadesuhermano.Nadiehabíadadoconélaún.¿Podríaserquenoestuvieraahíparaencontrarlo?Sinembargo,nodijonada.Sehabíaprometidoasímismaque,comocazadoradesombras,nosequejaría,nigritaría,pasaraloquepasase.

—Miradesto—murmuróHenry.Dentrodelpechodelacriaturamecánicahabíaun líodecablesy loqueaCecily leparecióunacajademetal,de lasquepodríancontener tabaco. Grabado en el exterior de la caja podía verse el símbolo de laserpiente comiéndose la cola—. El uróboro. El símbolo de la contención de lasenergíasdemoníacas.

—ComoenlaPyxis—asintióCharlotte.—QueMortmainnosrobó—confirmóHenry—.Mepreocupabaquefueraestolo

queMortmainestabaintentando.—¿Quéeraloqueestabaintentando?—preguntóGabriel.Estabasonrojadoylos

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ojosverdeslebrillaban.Benditofuera,pensóCecily,porpreguntarsiemprejustoloqueellateníaenlacabeza.

—Animara losautómatas—contestóHenry,despistadomientras ibaacoger lacaja—.Darlesconciencia,inclusovoluntad…

Callócuando,al tocar lacajacon losdedos,éstadespidióuna intensa luz.Luz,comolailuminacióndeunapiedradeluzmágica,quesalíadelrecipienteatravésdeluróboro. Henry se echó hacia atrás con un grito, pero era demasiado tarde. Elautómatasesentó,velozcomounrayo,ylocogió.Charlottechillóyselanzóhaciaadelante, pero no fue lo suficientemente rápida.El autómata, con el pecho todavíacolgándolegrotescamente,cogióalinventorpordebajolosbrazosylosacudiócomosisucuerpofueraunlátigo.

Se oyó un horrible ruido de algo al quebrarse, y Henry se quedó inmóvil. Elautómatalotiróaunlado,sevolvióygolpeóbrutalmenteaCharlotteenlacara.ÉstasedesplomójuntoasuesposomientraslacriaturamecánicadabaunpasoadelanteyagarrabaalhermanoMicah.ElHermanoSilenciosolegolpeólamanoconelbastón,peroelautómatanipareciónotarlo.Conunruidodemaquinariaqueparecíaunarisa,extendiólamanoyleabrióelcuelloalHermanoSilencioso.

Lasangresaliódisparadaporlasala,yCecilyhizoexactamenteloquesehabíaprometidoquenoharía:gritó.

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21

OROARDIENTE¡Dadmemiarcodeoroardiente!¡Dadmemisflechasdedeseo!

¡Traedmilanza!¡Abríos,ohnubes!¡Traedmemicarrodellamas!

WILLIAMBLAKE,«Jerusalén»

ElentrenamientodeTessaenelInstitutonuncahabíatratadodelodifícilqueeracorrer con una arma colgando al costado. Con cada paso que daba, la daga legolpeabalapiernaylapuntalerascabalapiel.Sabíaquedebíadeestarenfundada,yseguramenteloestabaenelcinturóndeWill,peroyanoservíadenadapensarlo.WillyMagnuscorríanalaparporlosrocosospasadizosdelinteriordeCadairIdris,yellaestabahaciendotodoloquepodíaparamantenerseconellos.

EraMagnusquienguiaba,porqueparecíatenermejorideadeadóndesedirigían.Tessanohabíaidoaningúnladoentreelgrannúmeroderetorcidoscorredoressinlosojostapados,yWilladmitíarecordarpocodesusolitarioviajedelanocheanterior.

Lostúnelesseestrechabanyensanchabanalazarmientraslostrescorríanporellaberinto,sinordenniconciertoaparente.Alfinal,cuandoentraronenuntúnelmásancho,oyeronalgo:elsonidodeundistantegritodehorror.

Magnussetensó.Willalzólacabezadegolpe.—¡Cecily!—exclamó,ycomenzóacorrereldoblederápidoqueantes,tantocon

Magnus como con Tessa tratando de no quedarse atrás. Pasaron por extrañasestancias: una cuya puerta parecía manchada de sangre, otra que Tessa reconociócomo lasalaconelescritoriodondeMortmain lahabíaobligadoaCambiar,yotradondeunagrancelosíademetalycobreseagitababajounvientoinvisible.Mientrascorrían,el ruidodegritosy luchase fuehaciendomásfuerte,hastaquefinalmentesalieronaunaenormecámaracircular.

Estaba llena de autómatas. Filas y filas de autómatas, tantos como habíaninundado el pueblo la noche antes mientras Tessa los observaba impotente. Lamayoría estaban inmóviles, pero un grupo de ellos, en el centro de la estancia, semovían;semovíanyestabanenzarzadosenunaferozbatalla.EracomoverdenuevoloquehabíapasadojuntoalaescaleradelInstitutoeldíaquelahabíanraptado:loshermanos Lightwood luchando juntos, Cecily blandiendo un brillante cuchilloserafín, el cuerpo de un Hermano Silencioso caído en el suelo… Tessa captóvagamentequehabíaotrosdosHermanosSilenciososluchandojuntoaloscazadoresdesombras,anónimosbajosustúnicasdepergaminoconcapucha.Perosuatenciónno fue hacia ellos, sino hacia Henry, que yacía inmóvil en el suelo. Charlotte, de

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rodillas, lo rodeaba con los brazos como si pudiera protegerlo del combate que sedesarrollaba alrededor, peroTessa supo, por la palidez del rostro del inventor y suinmovilidad,queerademasiadotardeparaprotegeraHenrydenada.

Willselanzóhaciaadelante.—¡Nouséiscuchillosserafín!—gritó—.¡Usadotrasarmas!¡Loscuchillosdelos

ángelessoninútiles!Cecily,aloírle,seechóhaciaatrás,aunquesucuchilloserafínyahabíaalcanzado

alautómataconelquepeleaba,ysedeshizocomoescarchaseca,perdiendosufuego.Tuvolapresenciadeánimoparaagacharsebajoelbrazodelacriatura,esquivándolo,justoenelmomentoenqueCyrilyBridgetibanhaciaella,élarmadoconunpesadocayado.Elautómatasedesplomóbajosuasalto,mientrasBridget,unletaltorbellinodecabellorojoyhojasdeacero,seabríapasomásalládeCecilyhastallegarjuntoaCharlotte, cortándole los brazos a dos autómatas con su espada antes de girar yponersedando la espaldaaCharlotte, comosi tuviera la intencióndeproteger a ladirectoradelInstitutoconsuvida.

Derepente,WillagarróaTessaporlosbrazosconfuerza.Éstacaptóunvistazode su rostro pálido y decidido cuando él la empujó hacia Magnus, siseando:«¡Quédateconella!».Tessaibaaprotestar,peroelbrujolacogióylaapartómientrasWillselanzabaalamelé,luchandoporabrirsepasohastasuhermana.

Cecilyestabadefendiéndosedeunautómataenorme,conunpechodebarrilydosbrazosenelcostadoderecho.Alhaberabandonadoelcuchilloserafín,sóloteníaunacorta espada para defenderse. El cabello se le estaba soltando de las horquillasmientras se lanzaba al frente y acuchillaba a la criatura en el hombro, que bramócomo un toro, y Tessa se estremeció. Dios, esas criaturas hacían unos ruidoshorrorosos; antes de queMortmain los hubiera cambiado, habían sido silenciosos,habían sido cosas; en esosmomentos eran seres. Seresmalignos y asesinos. TessaquisocorrerhaciaelloscuandoelautómataqueluchabaconCecilyagarrólahojadesuespaday se laarrancóde lasmanos,haciéndolacaerhaciaadelante;oyóaWillgritarelnombredesuhermana…

PeroaCecilylacogióylaapartóunodelosHermanosSilenciosos.Enremolinodetúnicapergamino,éstesevolvióparaenfrentarsealacriatura,conelcayadoantesí.Cuandoelautómataselanzóhaciaél,elhermanoblandiólaimprovisadaarmacontalfuerzayvelocidadquetiróalautómataconunaabolladuraenelpecho.Éstetratóde avanzar de nuevo, pero tenía el cuerpo demasiado doblado. Soltó un furiosozumbido,yCecily,queseponíaenpie,gritóalarmada.

Otroautómatasehabíaalzadojuntoalprimero.MientraselHermanoSilenciososevolvía,elsegundoautómatalesacóelcayadodelamanodeungolpe,loalzódelsueloy lo rodeócon losbrazosmetálicosdesdeatrásenunaparodiadeabrazo.Alhermanoselecayólacapuchahaciaatrás,ysucabelloplateadobrillóenlastinieblas

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delacavernacomounaestrella.Tessasequedósinaireen lospulmonesal instante.ElHermanoSilenciosoera

Jem.

Jem.Fuecomosielmundosedetuviera.Todosparecieroninmovilizarse, incluso los

autómatas,paralizadoseneltiempo.TessamiróaJem,yéllamiróaella.Jem,conelhábito de pergamino de un Hermano Silencioso. Jem, cuyo cabello plateado,cayéndole sobre el rostro, tenía mechones negros. Jem, cuyas mejillas estabanmarcadascondoscortesrojosgemelos,unosobrecadamejilla.

Jem,quenoestabamuerto.TessasaliódesuparálisisaloíraMagnusdecirlealgo,alnotarquelacogíadel

brazo,peroellasesoltóycorrióhacialapelea.Elbrujoentonceslegritóalgo,perolo único que ella veía era a Jem; éste cogía el brazo del autómata por donde leenvolvíaelcuello,conlosdedosincapacesdeencontrarunpuntodeagarresobreellisometal.Lacriaturaapretósuabrazo,yelrostrodeJemcomenzóaenrojecer.Tessasacósudaga,ylablandióantesíparaabrirsepaso,perosupoqueeraimposible,quenuncallegaríahastaélatiempo…

El androide soltó un rugido y cayó hacia adelante. Le habían seccionado laspiernasdesdeatrásy,cuandosedesplomó,TessavioaWillalzándoseenarbolandounaespadadelargahoja.Tendiólamanohaciaelautómatacomosifueraacogerlo,aevitarsucaída,peroésteyasehabíaestrelladocontraelsuelo,enpartesobreJem,quehabíasoltadoelcayadoyestaba inmóvil,atrapadopor laenormemáquinaqueteníaencima.

Tessacorrióhaciaélyseagachóparaesquivarelbrazoextendidodeunacriaturamecánica. Oyó aMagnus gritarle algo desde atrás, pero no le prestó atención. Sipodía llegar hasta Jem antes de que sufriera una herida seria o que murieraaplastado…peromientrascorríaunasombraentróensucampodevisión.Frenódegolpe derrapando, y alzó la vista hacia el rostro de un autómata que sonreía conmaliciaytratabadealcanzarlaconunosdedoscomogarras.

LafuerzadelacaídayelpesodelacriaturasobrelaespaldadejaronaJemsinaireen lospulmonesalgolpearsecontrael suelocon fuerza.Porunmomento,vioestrellasbailando,ytratódetragaraire,conunespasmoenelpecho.

AntesdeconvertirseenunHermanoSilencioso,antesdequelehubieranaplicadosobrelapielelprimercuchilloritualylehubieranhecholoscortesenelrostroqueiniciarían el proceso de su transformación, la caída o la herida podrían haberlematado. En ese momento, mientras tragaba aire para llenarse los pulmones, se

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encontróvolviéndose,cogiendoelcayado,aunquelamanodelacriaturaselecerrarasobreelhombro…

Yun estremecimiento le recorrió el cuerpo, junto con el ruido demetal contrametal.Jemcogiósuarmaylaclavóhaciaarriba;ledioalautómataenlacabezaysela volvió hacia un lado;mientras tanto, ya estaban levantando de encima de él elcuerpodemetal.Apartómedianteunapatadaalpesoqueaúnteníasobrelaspiernas,yentoncessepercatódequeWillestabaderodillasjuntoaélenelsuelo.Elrostrodesuparabataiestabaceniciento.

—Jem—dijo.Alrededordeambossehizolacalma,unrespiroenlapelea,unextrañosilencio

atemporal. La voz de Will cargaba con el peso de mil sensaciones: incredulidad,asombro, alivio, traición. Jem comenzó a alzarse apoyado en los codos cuando laespadadesuamigo,manchadadeaceitenegroyconlahojamellada,resonóalcaeralsuelo.

—Estásmuerto—dijoWill—. Te sentímorir.—Y se llevó lamano al pecho,sobrelacamisamanchadadesangre,dondeteníasurunadeparabatai—.Aquí.

Jem buscó lamano deWill, se la cogió con la suya y apretó los dedos de suhermanodesangrecontrasupropiamuñeca.Tratódequesuparabatailoentendiera.

Notami pulso, y el latido de la sangre bajo la piel; losHermanos Silenciosostenemoscorazonesquelaten.

Willabriómucholosojos.—Nomorí.Cambié.Sihubierapodidodecírtelo,sihubierahabidounmodo…Will lo miró fijamente, con el pecho subiendo y bajando rápidamente. El

autómatalehabíaarañadoenunladodelacara.Sangrabadevarioscortesprofundos,pero no parecía notarlo. Liberó la mano de la de Jem y dejó escapar el airelentamente.

—Roeddwni’nmeddwldyfodwedimyndambyth—confesó.Hablóengaléssinpensar,pero suparabatai le entendió de todosmodos.Las runas de losHermanosSilenciososhacíanquenoexistieraningúnidiomaquelesfueradesconocido.

«Pensabaquetehabíasidoparasiempre».—Aúnsigoaquí—repusoJem,yentoncesechóunarápidamiradadereojoyse

apartó rápidamente hacia un lado.Unahacha demetal silbó al caer por el espaciodonde él acababa de estar, y resonó contra el suelo de piedra. Los autómatas loshabíanrodeado,unagudosonidoderechinarmetálico.

Ambosestabandepie,espaldacontraespalda,Willconunaespadaenlamano.—Nohayningunarunaquefuncionecontraellos—estabadiciendoWill—;hay

quehacerlospedazosabasedefuerzabruta…—Eso ya lo he captado. —Jem agarró su cayado y lo blandió con fuerza,

enviando un autómata contra la pared cercana. De su caparazón demetal saltaron

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chispas.Willatacóasuvezconlaespadaycortólasrodillasarticuladasdedoscriaturas.—Megustaesepalotuyo—comentó.—Es un cayado.—Jem lo hizo girar y lanzó de lado a otro autómata—. Está

hechoporlasHermanasdeHierro,paralosHermanosSilenciosos.Will lanzóunafinta,ycortó limpiamenteelcuellodeotroautómata.Lacabeza

rodóporelsuelo,yunamezcladeaceiteyvaporsurgiódelcuello.—Cualquierapuedeafilarunpalo.—Esuncayado—repitióJem,yviolasonrisaimprevisibledeWillconelrabillo

del ojo. Jem quiso devolverle la sonrisa; había habido un tiempo en que habríasonreídodeformanatural,perohabíaalgoenelCambioquehabíasufridoqueponíaloqueparecíaunadistanciadeañosentreélyesesimplegestomortal.

Laestanciaeraunamasadecuerposenmovimientoyarmasserpenteando;Jemnopodíaverclaramenteaningunodelosotroscazadoresdesombras.Eraconscientedelaproximidaddesuamigo,queadaptabasupasoaldeél,queloigualabagolpeagolpe.Mientras elmetal resonaba sobreelmetal, algodentrode Jem,algunapartequehabíaperdido sinni siquiera saberlo, sintióelplacerdeestar luchando juntoaWillunaúltimavez.

—Loquetúdigas,James—repusoWill—.Loquetúdigas.

Tessasevolvió,lanzóladagaylaclavóenelcaparazóndemetaldelacriatura.Lahojaloatravesóconundesagradablesonidoderasgado,seguidode(yelcorazónselecayóalospies)unarisagrave.

—SeñoritaGray—dijounavozprofunda,yellaalzólamiradahaciaellisorostrodeArmaros—. Sin duda sabe que eso es una tontería. Ninguna arma tan pequeñapuedehacermepedazosniustedtienelafuerzanecesaria.

Tessaabriólabocaparagritar,peroéllasujetóconsusgarras;lacogióenbrazosy le tapó la boca con lamanopara acallar sugrito.Enmediode la confusiónquereinabaenlasala,deldestellodeespadasymetal,TessavioaWillcortaralautómataquehabíacaídosobreJem.WillfueaapartarlojustocuandoArmaroslerugióenlaorejaaTessa:

—Puedo estar hecho de metal, pero tengo el corazón de un demonio, y micorazóndemonioansíadevorartucarne.

ComenzóallevarseaTessahaciaatrás,atravesandolapelea,apesardequeellase resistía dándole patadas con las botas. Él le empujó la cabeza a un lado, y susagudosdedoslecortaronlapieldelamejilla.

—Nopuedesmatarme—jadeóella—.Elángelquellevoprotegemivida…—Oh, no. Es cierto que no puedomatarte, pero puedo hacerte sufrir.Y puedo

hacertesufrirdelaformamásexquisita.Notengocarneconlaquesentirplacer,así

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que el único placer queme queda es causar dolor.Mientras el ángel que llevas alcuelloteproteja,igualquelohacenlasórdenesdelMagíster,debocontenermimano,perosielpoderdelángelfallara,sifallase,teharíapedazosconmisfaucesdemetal.

Estaba fuera del círculo de la pelea, y el demonio la llevaba hacia un recodoparcialmenteocultoporunacolumnadepiedra.

—Hazlo.PrefieromorirentusmanosquecasarmeconMortmain.—No te preocupes—repuso él, y aunque hablaba sin aliento, sus palabras aún

parecíanserunsusurrosobrelapieldeTessa,quelahizoestremecerdehorror.Fríosdedos demetal le rodearon los brazos amodo de grilletesmientras el demonio lametíaentrelassombras—.Measegurarédequeocurranambascosas.

Cecily vio a su hermano rebanar el cuello al autómata que atacaba al hermanoZachariah.Elestruendodelmetalcuandolacriaturasedesplomóhaciaadelante, lehiriólostímpanos.ComenzóairhaciaWill,mientrassacabaunadagadesucinturón,yluegocayódebocacuandoalgoselecerróeneltobilloyletiródelpie.

Segolpeólasrodillasyloscodoscontraelsuelo,yalvolversevioqueloquelahabíaagarradoeralamanosincuerpodeunautómata.Estabacortadaporlamuñeca,elfluidonegromanabadeloscablesqueaúncolgabandelrasgadometal,ylosdedosse leestabanclavandoenel traje.Cecilyseretorcióygiró;comenzóacortarhastaquelosdedosseaflojaronysepararon,ylamanocayóresonandoalsuelocomouncangrejomuerto,palpitandolevemente.

Gruñó de asco y se puso en pie, pero ya no pudo ver ni aWill ni al hermanoZachariah.Lasalaeraunacaóticamanchaimprecisademovimiento.Síquevio,encambio, a Gabriel, espalda contra espalda con su hermano, una pila de autómatasmuertos a suspies.El trajedeGabriel estaba rasgadoen el hombroy él sangraba.Cyrilyacíaenelsuelo.Sophiesehabíacolocadocercadeél,ydabatajosencírculoscon la espada; su cicatriz se veía lívida en su pálido rostro. Cecily no pudo ver aMagnus,pero sí el rastrodechispasazulesenel aireque indicaba supresencia.YluegoestabaBridget,visiblealgunosmomentosentreloscuerposenmovimientodelascriaturasmecánicas;suarmaeraunborróndifusoyelcabellorojosemejabaunabanderaflamígera.Yasuspies…

Cecilycomenzóaabrirsepasoentrelosautómatashaciasusamigos.Amitaddecaminotiróladagaycogióunahachadelargomangoqueunodelosandroideshabíadejadocaer.Lesorprendióloligeraqueresultabaensumano,ehizounruidomuysatisfactorio cuando la clavó en el pecho de un demoniomecánico que trataba decogerla,yloenviabahaciaatrásdandovueltas.

Yentoncesseencontrósaltandosobreuna filadeautómatascaídosapilados, lamayoría de los cuales estaban despedazados, con las extremidades esparcidas; sindudaéseeraelorigendelamanoquelahabíaagarradoporeltobillo.Alfinaldela

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fila se hallaba Bridget, yendo de un lado a otro mientras contenía la marea demonstruosqueamenazabaconavanzarsobreCharlotteyHenry.Bridget sólo lanzóunarápidamiradaaCecilymientraséstapasabarápidamenteasuladoysearrodillójuntoaladirectoradelInstituto.

—Charlotte—susurróCecily.Éstaalzólamirada.Teníaelrostropálidodelaimpresión,laspupilastanabiertas

queparecíanhabersetragadotodalaluzdesusojoscastaños.Sentadatrasél,rodeabaconlosbrazosaHenry,cuyacabezacolgabahaciaatrássobresufrágilhombro,ysecogíalasmanossobreelpechodeél.Henryparecíatotalmentedesmadejado.

—Charlotte—repitiólachica—.Nopodemosganar.Debemosretirarnos.—¡NopuedomoveraHenry!—Charlotte…élyanonecesitanuestraayuda.—No,noescierto—replicólamujerenloquecida—.Aúnlenotoelpulso.Cecilyletendiólamano.—Charlotte…—¡Noestoyloca!¡Estávivo!¡Estávivoynovoyadejarlesolo!—Charlotte,elbebé—lerecordóCecily—.Henryqueríaqueossalvaraislosdos.AlgoparpadeóenlosojosdeCharlotte;cogióaHenryconmásfuerza.—Sin él no podemos marcharnos —aseguró—. No podemos crear el Portal.

Estamosatrapadosenestamontaña.Cecilysoltóungrititoahogado.Nohabíapensadoeneso.Elcorazónlelanzóun

duromensaje a lasvenas: «Vamosamorir.Todosvamos amorir». ¿Porquéhabíaescogido eso? Dios, ¿qué había hecho? Alzó la cabeza, vio un destello de azul ynegro con el rabillo del ojo…¿Will?El azul le recordó a algo, las chispas que sealzabanporencimadelhumo…

—Bridget—llamó—.TraeaMagnus.Ladoncellanegóconlacabeza.—Silesdejo,estaránmuertosencincominutos—contestó.Ycomosifuerapara

demostrarloquedecía,diountajoaunautómatacomosiestuvieracortandoleña.Lacriaturacayóhaciaamboslados,cortadoporlamitadendospartesiguales.

—Noloentiendes—insistióCecily—.NecesitamosaMagnus.—Aquí estoy.—Y ahí estaba; apareció sobre Cecily tan de repente y de una

forma tansilenciosaqueella tuvoquecontenerungrito.Teníaun largocorteenelcuello,pocoprofundo,perosangrante.Alparecer,lasangredelosbrujoseratanrojacomo la de los humanos. Magnus miró a Henry, y una tristeza terrible einconmensurable le cruzóel rostro.Era la expresióndeunhombrequehabíavistomoriracientos,quehabíaperdido,yperdido,yperdido,yseenfrentabaaunanuevapérdida.

—Dios—susurró—.Eraunbuenhombre.

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—No—intervinoCharlotte—.Tedigoquelenotoelpulso;nohablesdeélcomosiyanoestuviera…

ElbrujosepusoderodillasytendiólamanoparatocarlelospárpadosaHenry.Cecilysepreguntósipensaríadecir«Aveatquevale»,ladespedidarequeridaparaloscazadoresdesombras,peroenvezdeesoechólamanohaciaatrásyentrecerrólosojos.Enunmomento,susdedosestabansobreelcuellodelhombre.MascullóalgoenunidiomaqueCecilynoentendió,luegoseacercómásyalzólamanoparasujetarleelmentón.

—Despacio —dijo, como para sí mismo—, despacio, pero su corazón estálatiendo.

Charlottesoltóundesgarradoaliento.—Telohedicho.Magnuslamiróunmomento.—Es cierto. Perdona por no escucharte.—De nuevo miró a Henry—. Ahora,

todos callados.—Alzó la mano que no tenía en el cuello de éste y chasqueó losdedos. Al instante, el aire que los rodeaba pareció espesarse y envolverlos comocristalviejo.Unacúpulasólidaapareciósobreellos,yencerróaHenry,aCharlotte,aCecilyyaMagnusenunabrillanteburbujadesilencio.Atravésdeella,Cecilyaúnpodía ver la sala que los rodeaba, los autómatas combatiendo, Bridget causandodestrozosaderechaeizquierdaconsuespadamanchadadenegro.Dentro,todoerasilencio.

LanzóunarápidamiradaaMagnus.—Hacreadounaparedprotectora.—Sí—respondióéste,conlaatenciónfijaenHenry—.Muybien.—¿No podría hacer una alrededor de todos y dejarnos dentro? ¿Dejarnos

protegidos?Elbrujonegóconlacabeza.—Lamagia requiereenergía,pequeña.Podríamantenerunaprotecciónasí sólo

unmomento,ycuandocayera,ellosseabalanzaríansobrenosotros.—Seinclinóalfrentemurmurandoalgo,yunachispaazulsaltódesusdedosalapieldelinventor.Elpálidofuegoazulparecióhundirseenella,yenvióunaespeciedefuegoporlasvenasdeéste, comosiMagnushubieraacercadounacerilla al extremodeun reguerodepólvora; rastros de fuego le ardieron por los brazos y le recorrieron el cuello y elrostro. Charlotte, que lo sujetaba, ahogó un gritomientras el cuerpo de sumaridosufríaunespasmoylacabezaseleibahaciaadelante.

Henryabriólosojos.Estabantintadosconelmismofuegoazulqueardíaporsusvenas.

—Yo…—Suvozeraáspera—.¿Quéhapasado?Charlotterompióallorar.

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—¡Henry!¡Oh,miqueridoHenry!—Leagarróconfuerzaylebesóconfrenesí,y él le hundió los dedos en el cabello y la sujetó así. TantoMagnus comoCecilyapartaronlamirada.

Cuando finalmente Charlotte soltó a su esposo, aún acariciándole el cabello ymurmurando,éltratódesentarse,perosecayóhaciaatrás.SusojosbuscaronlosdeMagnus.Ésteapartólamirada,bajólospárpadosconagotamientoyalgomás,algoquehizoqueaCecilyseleencogieraelcorazón.

—Henry—preguntóCharlotte,unpocoasustada—.¿Teduelemucho?¿Puedesponerteenpie?

—Casinomeduele—contestóél—.Peronopuedoponermeenpie.Nomenotolaspiernasenabsoluto.

Magnusseguíaconlacabezagacha.—Lo siento—se disculpó—.Hay algunas cosas que lamagia no puede hacer,

algunasheridasquenopuedetocar.LaexpresióndelrostrodeCharlotteerapenosadever.—Henry…—AúnpuedocrearelPortal—lainterrumpióéste.Unhilillodesangrelemanaba

porlacomisuradelaboca;selalimpióconlamanga—.Podemosescapardeaquí.Debemos retirarnos.—Trató de volverse, demirar alrededor e hizo unamueca dedolor,palideciendo—.¿Quéestápasando?

—Nossuperanmuchoennúmero—explicóCecily—.Todosestánluchandoporsuvida…

—¿Porsuvida,noparaganar?—preguntóHenry.Magnusnegóconlacabeza.—Nopodemosganar.Nohayningunaesperanza.Haydemasiados.—¿YTessayWill?—Willlahaencontrado—respondióCecily—.Estánaquíenestasala.Henrycerrólosojosyrespiróprofundamente;luegolosabrió.Eltonoazulhabía

comenzadoadesvanecerse.—Entonces, debemos crear el Portal. Pero primero debemos advertir a todos;

separarnosdelosautómatasparaquenoseanabsorbidostambiényacabemostodosenelInstituto.LoúltimoquequeremosesaesosArtefactosInfernalescorriendoporLondres.—Miróalbrujo—.Metelamanoenelbolsillodemiabrigo.

Mientras éste lo hacía, Cecily vio que la mano le temblaba ligeramente. Eraevidente que el esfuerzo de mantener la barrera de protección alrededor de ellosestabacomenzandoapasarlefactura.

Finalmente sacó lamanodel bolsillo deHenry.En ella tenía una pequeña cajaplateadasinningúngoznenimecanismodeaperturavisible.

Éstehablóconesfuerzo.

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—Cecily…cógela,porfavor.Cógelaytírala.Tanlejosyfuertecomopuedas.MagnuslepasólacajaaCecilycondedostemblorosos,quienlanotócalienteen

la mano, aunque no hubiera podido decir si era por algún calor que manaba delinteriorosimplementeelresultadodehaberestadoenelbolsillodeHenry.

MiróaMagnus;ésteteníaelrostromacilento.—Voyabajarlabarrera—anuncióéste—.Tírala,Cecily.Magnus alzó lamano. Saltaron chispas; la pared titiló y desapareció. La chica

echóelbrazohaciaatrásylanzólacaja.Duranteuninstantenoocurriónada.Luegohubounaimplosiónapagada,comosi

elsonidofueraengullido,comosi todoenlasalaestuvierasiendoengullidoporunenorme desagüe. Cecily notó un pequeño estallido en los oídos, y se dejó caer alsueloconlasmanosapretadascontralasorejas.Magnustambiénestabaderodillas,yelpequeñogruposeapiñómientrasloqueparecíaserunfuertevientobarríalasala.

Elvientorugió,yasusonidoseleunióelruidodelmetalcrujiendoyrajándosemientraslascriaturasmecánicascomenzaronatambalearseyacaer.CecilyviocomoGabriel se apartaba mientras un autómata caía a sus pies y empezaba a sacudirseconvulsivamente, con las extremidades de hierro agitándose en todas direccionescomosiestuvierasufriendounataqueepiléptico.LuegosusojosfueronaWillyalHermano Silencioso que luchaba a su lado, cuya capucha había caído hacia atrás.Incluso en medio de todo lo que estaba ocurriendo, Cecily sintió una fuerteimpresión.ElhermanoZachariahera…Jem.Habíasabido,todoshabíansabido,queJemsehabíaidoalaCiudadSilenciosaparaconvertirseenunHermanoSilenciosoomorirenelintento,peroqueestuvieraahíconellos,luchandojuntoaWillcomosolíahacer,quetuvieralafuerzanecesaria…

Seoyóunestruendocuandounmonstruode relojeríasedesplomóentreWillyJem, obligándolos a saltar uno hacia cada lado. El aire olía como antes de unatormenta.

—Henry…—El viento había bailar el cabello de Charlotte por delante de surostro.

Ésteteníaunatensaexpresióndedolor.—Esuna…especiedePyxis.Sesuponequeseparalasalmasdemoníacasdesus

cuerpos. Antes de morir. No he tenido tiempo de… perfeccionarla. Pero me haparecidoquevalíalapenaintentarlo.

Magnussepusoenpiecondificultad.Suvozsealzósobreelsonidodelmetalretorciéndoseylosgritosdelosdemonios.

—¡Venidaquí!¡Todos!¡Agrupaos,cazadoresdesombras!Bridget mantuvo su posición, aún luchaba contra dos autómatas, cuyos

movimientossehabíanvueltosincopadoseirregulares,perolosotroscomenzaronacorrerhaciaellos:Will,Jem,Gabriel…exceptoTessa.¿DóndeestabaTessa?Cecily

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vioqueWillsedabacuentadelaausenciadelamuchachaalmismotiempoqueella;sevolvió,conlamanosobreelbrazodeJem,yrecorriólasalaconlosojos.Cecilylevio formar lapalabra«Tessa»con los labios,aunquenopodíaoírnadaporencimadelcrecienteestruendodelviento,lassacudidasdelmetal…

—¡Basta!Unrayodeluzplateadadescendió,comounacentellabifurcada,desdeloaltode

lacúpula,yestallóenlasalacomolaschispasdeuncohetedeartificio.Elvientosecalmóyacabópordesaparecer,dejandolasalaenunresonantesilencio.

Cecilyalzó lamirada.En lagaleríaamediocaminode lacúpulasehallabaunhombreenuntrajeoscurodecorteimpecable,unhombrequereconocióalinstante.

Mortmain.

—¡Basta!Lavozresonóentodalacaverna,ehizoestremeceraTessa.Mortmain.Conocía

suformadehablar,suvoz,aunquenopudieravernadamásalládelpilardepiedraque ocultaba el recoveco hasta donde Amaros la había arrastrado. El demonioautómata la había estado sujetando firmemente, incluso cuando una apagadaexplosión había hecho estremecer el lugar, seguida de un feroz viento que habíasopladomásalládedondeellosseencontraban,pasándoloporalto.

Sehabíahechoelsilencio,yTessadeseódesesperadamentesoltarsedelosbrazosdemetalquelaretenían,correrhastalasalayversialgunodesusamigos,alosquequería,habíaresultadoherido,omuerto.Pero lucharconéleracomolucharcontrauna pared. De todas formas le dio varias patadas mientras la voz de Mortmainresonabadenuevoenlaestancia.

—¿DóndeestálaseñoritaGray?Traédmela.Armaroshizounruidosordoycomenzóamoverse.AlzóaTessaporlosbrazosy

lasacódelrecovecohacialasalaprincipal.Era una escena caótica. Los autómatas estaban inmóviles, mirando a su señor.

Muchosestabanhechospedazosotiradosporelsuelo,resbaladizoporunamezcladesangreyaceite.

Enelcentrodelasala,enuncírculo,sehallabanloscazadoresdesombrasysuscompañeros. Cyril estaba arrodillado, con un ensangrentado vendaje en la pierna.CercadeélsehallabaHenry,mediosentado,mediotumbadoenbrazosdeCharlotte.Estabapálido,muypálido…TessaencontrólamiradadeWillcuandoéstelevantólacabezaylavio.Unaexpresióndedesalientolecruzóelrostro,ycomenzóairhaciaella. Jemlecogiópor lamanga.Él tambiénmirabaaTessa,conojosdesorbitados,oscurosycargadosdehorror.

Ellaapartólamiradadeambos,yladirigióhaciaMortmain.Éstesehallabaenelbalcón de la galería sobre ellos, como un predicador en su púlpito, y sonrió

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desagradablemente.—SeñoritaGray—dijo—.Muyamableporsuparteelunirseanosotros.Tessaescupióynotósangreenlaboca,quelebajabadelarañazoqueelautómata

lehabíahechoenlamejilla.Mortmainalzólascejas.—Déjalaenelsuelo—ordenóaArmaros—.Ponlelasmanosenloshombros.Eldemonioobedecióconunagraverisita.Encuantolasbotasdelachicatocaron

elsuelo,seirguió,alzólabarbillaymiróconodioalMagíster.—Damalasuerteveralanoviaantesdeldíadelaboda—leadvirtió.—Sinduda—replicóMortmain—.Pero¿malasuerteparaquién?Ellanomiróalrededor.Vertantosautómatasyelheterogéneogrupodecazadores

desombras,queeratodoloqueseoponíaaellos,resultabademasiadodoloroso.—Losnefilimyahanpenetradoensufortaleza—anuncióTessa—.Habráotros

trasellos.Superaránasusautómatasylosdestruirán.Ríndaseyquizápuedasalvarlavida.

Mortmainechólacabezaatrásyrió.—Muy valiente, señorita —reconoció—. Está rodeada de derrota y exige mi

rendición.—No estamos derrotados…—empezóWill, y el hombre siseó con los dientes

apretados,muyaudible en la resonante sala.Alunísono, todos los autómatasde lasalavolvieronlacabezahaciaWill;unasincroníaaterradora.

—Niunapalabra,nefilim—ordenóMortmain—.Lapróximavezquehablesserálaúltimaquerespires.

—Déjelos marchar —le pidió Tessa—. Esto no tiene nada que ver con ellos.Déjelosmarcharyquédeseconmigo.

—Negociasinnadaenlasmanos—repusoMortmain—.Seequivocasicreequelosotroscazadoresde sombrasvendránaayudarlos.Enestemismomomento,unaparteimportantedemiejércitoestáhaciendotrizassuConsejo.—TessaoyóelgritoahogadodeCharlotte,unruidocortoyapagado—.Muyinteligenteporpartedelosnefilimreunirseenunsitio,paraqueyopuedaborrarlosdelmapadeunasolatacada.

—Por favor—insistióTessa—.Aparte sumanode ellos.Susquejas contra losnefilimsonjustas.Perosi todosestánmuertos,¿quiénaprenderádeestavenganza?¿Quiénpodráexpiaresaculpa?Sinoquedanadieparaaprenderdelpasado,entoncesnohaynadiequepueda traspasarsus lecciones.Déjelesvivir.Déjeles llevar loqueustedleshaenseñadohaciaelfuturo.Puedensersulegado.

Élasintiópensativo,comosiestuvieraconsiderandosuspalabras.—Les perdonaré la vida; los mantendré aquí, como nuestros prisioneros. Su

cautiverio hará que usted esté complacida y le hará ser obediente —su voz seendureció—, porque usted los ama, y si alguna vez trata de escapar, losmataré a

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todos.—Calló unmomento—. ¿Quéme dice, señorita Gray? He sido generoso yahoramedebeunagradecimiento.

LoúnicoqueTessaoíaenlagransalaeraelcrujirdelosautómatasysupropiasangre latiéndole en los oídos. En esemomento se dio cuenta de lo que la señoraNegrohabíaqueridodecirleenelcarruaje.«Ycuantomejorlosconozcas,cuantomáslos aprecies, más efectiva serás como arma para aniquilarlos». Tessa se habíaconvertidoenunodeloscazadoresdesombras,aunquenofueradeltodocomoellos.Le importaban y los quería, yMortmain iba a servirse de esa preocupación y esecariñoparaforzarlelamano.Alsalvaralosqueamaba,loscondenaríaatodos.Y,sinembargo,condenaraWillyJem,aCharlotteyaHenry,aCecilyyalosdemásalamuerteeraimpensable.

—Sí.—OyóaJem,¿oeraWill?,hacerunruidoahogado—.Sí.Aceptoesetrato.—Alzólamirada—.Dígalealdemonioquemesuelte,eiréconusted.

VioqueMortmainentrecerrabalosojos.—No—contestóése—.Armaros,tráemela.El demonio le apretó lasmanos en los brazos. Tessa semordió el labio por el

dolor.Comoporsimpatía,elángelmecánicodesucuellosemovió.«Pocospuedendecirquetienenunángelquelosguardasóloaellos.Túsí».La mano se le fue al cuello. Él ángel parecía latir bajo sus dedos, como si

respirara,comosiestuvieratratandodecomunicarlealgo.Apretómáslamanosobreél,laspuntasdelasalasrasgándolelapalma.Pensóensusueño.

«¿Eséstetuaspecto?»Aquísólovesunafraccióndeloquesoy.Enmiauténticaforma,soylagloria

mortal».ArmaroscerrólasmanossobrelosbrazosdeTessa.«Tuángelmecánicocontieneunpocodel espíritudeunángel», lehabíadicho

Mortmain. Pensó en la marca como una estrella blanca que el ángel mecánico lehabía dejado en el hombro aWill. Pensó en el hermoso rostro del ángel, suave eimpasible, las frías manos que la habían sujetado cuando había caído desde elcarruajedelaseñoraNegroalasrevueltasaguasdelfondodelbarranco.

Eldemoniocomenzóaalzarla.Tessapensóensusueño.Respiró hondo. No sabía si lo que estaba a punto de hacer era posible o pura

locura.MientrasArmaroslalevantabaconlasmanos,ellacerrólosojosybuscóconlamente,buscóenelinteriordelángelmecánico.Duranteunmomentodiotumbosporunespacionegro,y luegoporun limbogris, tratandodeencontraraquella luz,aquellachispadelespíritu,aquellavida…

Yahíestaba,unarepentina llamarada,unahoguera,másbrillantequecualquierchispaquehubieravistoantes.Fueaporella,seenvolvióenella,espiralesdefuego

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blancoqueleabrasabanlapiel.Gritóenalto…YCambió.Unfuegoblancolerecorriólasvenas.Comenzóacrecer,sutrajeserasgóycayó

enpedazos;laluzbrillantelarodeaba.Erafuego.Eraunaestrellaerrante.LosbrazosdeArmarosselesepararondelcuerpo;ensilencio,sederritióysedisolvió,abrasadoporelfuegocelestialqueardíaenTessa.

Estaba volando, volando hacia arriba. No, se estaba alzando, creciendo. Loshuesos se le estiraron, como un entramado que se extendiera hacia afuera y haciaarribamientrascrecíadeunmodoimposible.Lapielselehabíavueltodeoro,yseestiró y rompió mientras ella seguía creciendo como la mata de judías del viejocuento,ydondeselerasgabalapiel, icordoradomanabadelaherida.Rizoscomovirutasdemetalcalentadoalblancolebrotarondelacabeza,ylerodearonelrostro.Yde la espalda le surgieronalas,unasalasenormes,mayoresque lasdecualquierpájaro.

Supusoquedeberíaestaraterrorizada.Miróhaciaabajoyvioaloscazadoresdesombrasmirándolaboquiabiertos.Toda lasalaestabacubiertadeuna luzcegadora,unaluzquemanabadeella.SehabíaconvertidoenIthuriel.Elfuegodivinodelosángelesardíaenella,abrasándoleloshuesos,quemándolelosojos.Perosólosentíaunacalmaférrea.

Había alcanzado los seismetros. Estaba a la altura deMortmain, que se habíaquedado paralizado de terror, aferrando la baranda del balcón. El ángelmecánico,después de todo, había sido el regalo que él le había hecho a la madre de Tessa.Nuncadebíadehaberseimaginadoquesepodríaemplearasí.

—Noesposible—rugióconvozronca—.Noesposible…—HasencerradoaunángeldelCielo—dijoTessa,aunquenoerasuvozlaque

hablabasinoladeIthurielatravésdeella.Lavozresonóportodosucuerpocomoungong.Deunmododistante, sepreguntósi le latiríaelcorazón;¿losángeles teníancorazón?¿Lamataríaeso?Silohacía,habríavalidolapena—.Hastratadodecrearvida.LavidaessólocompetenciadelCielo.YalCielonolegustanlosusurpadores.

Mortmain se volvió para salir corriendo. Pero era lento, lento como todos loshumanos.Tessatendiólamano,lamanodeIthuriel,ylacerrórodeándolomientrascorría, alzándolo del suelo. El hombre gritó cuando la mano del ángel le quemó.Comenzóaretorcerse,quemándose,yTessahizomásfuerza,aplastándoleelcuerpohastadejarunamasadesangreescarlatayhuesosblancos.

Tessaabriólamano.ElcuerpoaplastadodeMortmaincayóyseestrellócontraelsueloentresuspropiosautómatas.Senotóunasacudida,ungrangritoquebradodemetal,comodeunedificioalderrumbarse,ylosautómatascomenzaronacaer,unoauno, al suelo, inertes al no tener alMagíster que los animara. Un jardín de floresmetálicas, marchitándose y muriendo una a una. Y los cazadores de sombras en

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mediodetodosellos,mirándosemaravillados.Yentonces,Tessasediocuentadequeaúnteníauncorazón,porquelesaltóde

alegríaalverlosvivosyasalvo.Noobstante,cuando tendióhaciaellossusmanosdoradas,unamanchadaderojo,lasangredeMortmainmezcladaconelicordoradodeIthuriel,ellosseapartarondelallamaradadeluzquelarodeaba.

«No,no—quisodecir—,nuncaosharíadaño».Perolaspalabrasnosalían.Nopodíahablar;elardorerademasiado intenso.Tratódeencontrarelcaminohacia símisma,deCambiardenuevoaTessa,peroestabaperdidaenelresplandordelfuego,comosihubieracaídoenelcorazóndelsol.Unaagoníadellamasexplotóenella,ynotóquecomenzabaacaermientraselángelmecánicosetornabaunlazoalrojovivoenelcuello.

«Porfavor»,pensó,perotodoerafuegoyardor,ycayó,inconsciente,hacialaluz.

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22

TRUENOENLATROMPETAPorquemientraseltruenoenlatrompetaesté,elalmasedividirádelcuerpo,perononosotrosunodeotro.

ALGERNONCHARLESSWINBURNE,«LausVeneris»

Criaturasmecánicasdesgarraban aTessadesdenieblasoscuras.Por la venas lecorría fuego, y cuando semiró, se vio la piel resquebrajada y ampollada, con icordoradocayéndolearaudalesporlosbrazos.ViolosinfinitoscamposdelCielo,vioelfirmamento constantemente en llamas con un fuego que habría cegado a cualquierhumano.Vionubesdeplataconbordescomocuchillas,ysintióelfríovacíoqueseencerrabaenloscorazonesdelosángeles.

—Tessa. —Era Will; habría reconocido su voz en cualquier parte—. Tessa,despierta,despierta.Tessa,porfavor.

Ellanotabaeldolorensuvozyqueríatocarle,perocuandoalzólosbrazos, lasllamascrecieronylerequemaronlosdedos.Lasmanosseleredujeronacenizasyunvientocalienteselasllevó.

Tessa se debatía en el lecho enmedio de un delirio de fiebre y pesadillas.Lassábanas, enrolladas en torno a su cuerpo, estaban empapadas de sudor, el cabellopegadoalassienes.Supiel,siemprepálida,eracasitraslúcida,ymostrabalasvenasbajolapiel,laformadeloshuesos.Elángelmecánicoseguíaensucuello;devezencuando lo agarraba, y entonces gritaba con una voz perdida, como si tocarlo ledoliera.

—Estásufriendomucho.—CharlottehundióunatoallaenaguafríayluegoselapusoaTessaenlaardientefrente.Lachicaemitióunsuaveruidodeprotestaanteelroce,peronoapartó lamanodeCharlotte.Aésta lehabríagustadopensarqueeraporquelastoallasfríaslaestabanayudando,perosabíaquelomásprobableeraqueTessaestuvierasimplementedemasiadocansada—.¿Podemoshaceralgomás?

Elfuegodelángelestáabandonandosucuerpo,dijoelhermanoEnoch,juntoaCharlotte,consu inquietantesusurroomnidireccional.Tardaráel tiempoque tarde.Estarálibrededolorcuandoloesté.

—Pero¿vivirá?Ha sobrevivido hasta ahora. El Hermano Silencioso sonaba trágico. El fuego

debería haberlamatado.Habríamatadoa cualquier humanonormal.Pero ella espartecazadoradesombrasypartedemonio,yestabaprotegidaporelángel,cuyofuego encendió. La protegió incluso en esos últimosmomentos mientras él mismo

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ardíaenllamasyquemabasupropiaformacorpórea.Charlotte no pudo evitar recordar la sala circular bajo Cadair Idris. Tessa

avanzandoy transformándose en llamas, ardiendo comouna columnade fuego, sucabelloconvirtiéndoseenzarcillosdechispas,laluzcegadorayterrible.Agachadaenel suelo junto al cuerpodeHenry,Charlotte sehabíapreguntadocómoeraque losángelespodíanarderasíyvivir.

Cuando el ángel había dejado a Tessa, ella se había desplomado; la ropa lecolgaba en jirones y tenía la piel cubierta demarcas como si se hubiera quemado.Varios cazadores de sombras habían corrido hacia ella entre los desmadejadosautómatas,aunqueparaCharlottehabíasidocomoalgodesenfocado;escenasvistasatravésdelatemblorosalentedesumiedoporHenry.WillcogióaTessaenbrazos;lafortaleza del Magíster comenzó a abatirse por sí sola tras ellos; las puertas secerraban mientras ellos corrían por los pasillos; el fuego azul de Magnus lesiluminaba el camino de la huida. La creación del segundo Portal. Más HermanosSilenciosos los esperaban en el Instituto, manos marcadas y rostros marcados;excluyeroninclusoaCharlottecuandoseencerraronconHenryyTessa.WillhablóaJem,conexpresióndedolor.Habíaqueridotocarasuparabatai.

—James—lehabíadicho—.Puedesaveriguar…quéleestánhaciendoaTess…sivivirá…

PeroelhermanoEnochsehabíainterpuestoentreellos.SunombrenoesJamesCarstairs,habíadicho.AhoraesZachariah.LamiradadeWill,laformaenquehabíabajadolamano.—Déjalehablarporsímismo.PeroJemsehabíadadolavuelta,ysehabíaalejadodetodosellos,saliendodel

Instituto;Will había contemplado cómo semarchaba con incredulidad, yCharlottehabíarecordadolaprimeravezquesehabíanvisto:«¿Deverdadteestásmuriendo?Losiento».

Había sido Will, aún con expresión perpleja e incrédula, el que les habíaexplicado a todos, con voz entrecortada, la historia de Tessa: la función del ángelmecánico,lahistoriadelosdesafortunadosStarkweatheryelmodopocoortodoxodesuconcepción.Aloysiushabíatenidorazón,pensóladirectora.Tessaerasubisnieta.Unadescendientealaquenuncaconocería,porquelohabíanmatadoenlamasacredelConsejo.

Charlottenopudoevitarimaginarsecómodebíadehabersidocuandolaspuertasde la sala del Consejo se abrieron y los autómatas entraron. Los miembros delConsejonoteníanporquéirdesarmados,peronoestabanpreparadosparaluchar.Ylamayoríade loscazadoresdesombrasnuncasehabíanenfrentadoaunautómata.Inclusoimaginarlamasacrelehelabalasangre.Estabasuperadaporlaenormidaddela pérdida en el mundo de los cazadores de sombras, aunque habría sido mucho

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mayorsiTessanosehubierasacrificadocomolohabíahecho.TodoslosautómatashabíancaídoalmorirMortmain,inclusolosqueestabanenlasaladelConsejo,ylamayoría de los cazadores de sombras habían sobrevivido, aunque había habidomuchasvíctimas,incluidoelCónsul.

—Parte demonio y parte cazadora de sombras —murmuró Charlotte en esemomento—.¿Enquélaconvierteeso?

Lasangrenefilimesdominante.Unnuevotipodecazadoradesombras.Nuevonosiempreesmalo,Charlotte.

Eradebidoalasangredenefilimquehabíanidotanlejoscomoparaprobarlasrunas curativas con Tessa, pero éstas simplemente se le hundían en la piel ydesaparecían,comoletrasenelagua.Charlottetocólaclavículadelachica,dondelehabíandibujadolaruna.Lapielestabacalientealtacto.

—Suángelmecánico—observóCharlotte—.Hadejadodesonar.La presencia del ángel la ha abandonado. Ithuriel está libre, y Tessa sin

protección,aunqueconlamuertedelMagíster,ycomoellaesnefilim,seguramenteestará a salvo.Mientras no trate de transformarse en ángel por segunda vez. Esoseguramentelamataría.

—Hayotrospeligros.Todosdebemosenfrentarnosapeligros,declaróelhermanoEnoch.Eralamisma

vozfríaytranquilaconlaquelehabíadichoqueHenrysesalvaría,peronovolveríaacaminar.

Enlacama,Tessaseremovióygritóconvozseca.Durmiendo,desdelabatalla,habíadichonombres.HabíallamadoaNate,asutíayaCharlotte.

—Jem—susurróenaquelmomentomientrasseaferrabaalacolcha.CharlottelediolaespaldaaEnoch,cogiólatoalladenuevoyselapusoaTessa

enlafrente.Sabíaquenodebíapreguntary,sinembargo…—¿Cómoestá?¿NuestroJem?¿Seestá…adaptandoalaHermandad?NotóelreprochedeEnoch.Sabes que no puedo decírtelo. Ya no es Jem. Ahora es el hermano Zachariah.

Debesolvidarle.—¿Olvidarle?Nopuedo olvidarle—replicóCharlotte—.No es como tus otros

Hermanos,Enoch;yalosabes.LosritualesqueconviertenenHermanoSilenciososonnuestromayorsecreto.—Noteestoypidiendoconocervuestrosrituales—replicóelladenuevo—.No

obstante,séquelamayoríadelosHermanosSilenciososcortantodossuslazosconsusvidasmortalesantesdeentrarenlaHermandad.PeroJemnopudohacerlo.Aúntiene loque leataaestemundo.—MiróaTessa,quemovía lospárpadosmientrasrespiraba trabajosamente—.Esuncordónqueata elunoalotro,y ano serque sedisuelvadeformaadecuada,metemoquepuededañaralosdos.

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—«Ellallega,micorazón,miamor;Sifueraunpasotanligero,Micorazónlaoiríaylatiría.Fueratierraenunlechoterrenal;Mipolvolaoiríaylatiría;Llevarayomuertocienaños;Medespertaríaytemblaríabajosuspies,Yfloreceríaenlilayrojo».

—Oh, por el amor de Dios —exclamó Henry, irritado, mientras se subía lasmangasmanchadasde tintade labata—.¿Nopuedes leeralgomenosdeprimente?Algoconunabuenabatalla.

—Es Tennyson—repusoWill, mientras bajaba los pies de la otomana que sehallabajuntoalfuego.Sehallabanenelsalón;lasilladeHenrycercadelfuegoyunblocdedibujoenelregazo.Aúnestabapálido,comolohabíaestadodesdelabatallade Cadair Idris, aunque estaba comenzando a recuperar el color—. Mejorará tumente.

Antesdequeel inventorpudiera responder, seabrió lapuertayentró sumujerconaspectocansado;lasmangasbordeadasdeencajedesuvestidoestabanmojadas.Al instante, Will dejó el libro, y Henry alzó la mirada, desde su bloc de dibujo,interrogante.

Charlottemiró aunoy luego aotro, y se fijó en el librode lamesilla junto alserviciodetédeplata.

—¿HasestadoleyendoaHenry,Will?—Sí,algohorrible, llenodepoesía.—Sumarido teníaun lápizenunamanoy

papelesportodalamantitaqueteníasobrelasrodillas.Había recibido con su fortaleza habitual la noticia de que ni siquiera los

HermanosSilenciosospodíanconseguirquevolvieraaandar.Ytenía laconviccióndequedebíaconstruirseélmismounasilla,comounaespeciedesilladeruedasperomejor,con ruedasautopropulsadasy todo tipodecomplementos.Estabadecididoapoderbajarysubirescaleras,parapoder llegarasus inventosde lacripta.Llevabahaciendo borradores de diseños para la silla toda la hora queWill le había estadoleyendo«Maud»,perolociertoeraqueaHenrylapoesíanuncalehabíainteresado.

—Bueno, se te releva de tus obligaciones,Will, y Henry, a ti se te releva desoportarmáspoesía—dijoCharlotte—.Siquieres,cariño,tepuedoayudarareunirtusnotas…—Sepusodetrásdelasilladesuesposoyseinclinósobresushombrosparaayudarlearecogerlosdesperdigadospapelesenunaordenadapila.Éllecogiólamuñecamientraslohacía,ylamiró;unamiradadetantaconfianzayadoraciónquealchicolehizosentircomosiminúsculospuñaleslecortaranlapiel.

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NoeraqueenvidiaselafelicidaddeCharlotteyHenry,nadamáslejos.PeronopodíaevitarpensarenTessa.En lasesperanzasquehabíaabrigadoenun tiempoyluegohabíatenidoquereprimir.Sepreguntósiellalehabríamiradoasíalgunavez.No lo creía. Él se había esforzado tanto por destruir la confianza que le tenía, yaunqueloúnicoquequeríaeratenerunaauténticaoportunidaddevolveraganársela,nopodíasinotemerque…

Apartóesostristespensamientosysepusoenpie,apuntodedecirquesedirigíaa ver a Tessa. Pero antes de que pudiera decir nada, llamaron a la puerta y entróSophie, inexplicablemente nerviosa. Un momento después, sus nervios quedaronjustificadoscuandoelInquisidorlasiguióentrandoenlasala.

Will, acostumbrado a verlo con sus túnicas ceremoniales en las reuniones delConsejo,casinoreconocióalhombredeaspectoseriovestidoconunabrigodecallegrisypantalonesoscuros.Teníaunalívidacicatrizenlamejillaquenohabíaestadoahíantes.

—InquisidorWhitelaw—exclamóCharlotte incorporándose, y se puso seria alinstante—.¿Aquédebemoselhonordetuvisita?

—Charlotte—comenzó el Inquisidor, y le tendió lamano. En ella llevaba unacarta,cerradaconelsellodelConsejo—.Tehetraídounmensaje.

Ellalomiróperpleja.—¿Ynopodíashaberloenviadosimplementeporcorreo?—Estacartaesdegranimportancia.Esimperativoquelaleasalinstante.Lentamente, la mujer la cogió. Tiró del sobre, luego frunció el cejo y fue al

escritorio para coger el abridor de cartas. Will aprovechó la oportunidad paraobservaral Inquisidordisimuladamente.ÉstemirabaaCharlotteconunceñoen lafrenteynohacíaningúncasoaWill,quenopudoevitarpreguntarsesilacicatrizenlamejilladelhombreeraunrecuerdodelabatallaenelConsejocontralosautómatasdeMortmain.

Willhabíaestadosegurodequetodosibanamorir,juntos,bajolamontaña,hastaque Tessa había resplandecido con toda la gloria del ángel y había acabado conMortmain como un rayo al caer sobre un árbol. Había sido una de las cosasmásmaravillosas que había visto jamás, pero su estupefacción se había convertido enterror cuando Tessa se había desplomado después del Cambio, sangrando einsensible,pormuchoqueintentarandespertarla.Magnus,albordedelagotamientototal,apenashabíasidocapazdeabrirunPortal,conlaayudadeHenry,paravolveral Instituto, y después de eso,Will sólo recordaba una confusión de agotamiento,sangreytemor,másHermanosSilenciososconvocadosparaatenderalosheridosylanoticiallegadadelConsejodetodoslosquehabíanmuertoenlabatallaantesdequelosautómatassedesmoronaranconlamuertedeMortmain.YTessa…Tessaincapazdehablar,sindespertarse,llevadaasuhabitaciónporlosHermanosSilenciosos,ya

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élquenolepermitíanestarconella.Alnosernisuhermanonisuesposo,sólopudoquedarseparadoymirarcómodesaparecíadetrásde lapuerta,apretando lospuñosensangrentados.Nuncaensuvidasehabíasentidomásimpotente.

YcuandohabíaidoabuscaraJem,paracompartirsumiedoconlaúnicapersonaenelmundoqueamabaaTessa tantocomoél,ésteyanoestaba;habíavueltoa laCiudad Silenciosa por órdenes de los Hermanos. Se había ido sin decirle ni unapalabradedespedida.

Aunque Cecily había tratado de calmarlo, Will se había enfadado; se habíaenfadado con Jem, con el Consejo y con los propiosHermanos, por permitir a suparabataiqueseconvirtieraenunHermanoSilencioso,aunquesabíaquenoestabasiendojusto,quehabíasidodecisióndeJemylaúnicamaneraqueéstehabíatenidode seguir vivo.Y, sin embargo, desde su regreso al Instituto,Will sehabía sentidoconstantementemareado; era como si hubiera estado en un barco anclado duranteañosylehubieracortadolasamarrasparaflotarconlasmareas,sintenerniideadeenquédirecciónfijarelrumbo.YTessa…

Elruidodelpapelalrasgarselesacódesuspensamientos.Charlotteabriólacartaylaleyó;elcolorseesfumódesurostro.AlzólosojosymiróalInquisidor.

—¿Esalgúntipodebroma?ElcejodeWhitelawsehizomáspronunciado.—Noesningunabroma,teloaseguro.¿Tienesunarespuesta?—Lottie —dijo Henry, que miraba a su esposa; incluso los mechones de su

cabellorojoradiabanansiedadyamor—.Lottie,¿quépasa?¿Algovamal?EllalomiróyluegovolvióaclavarlosojosenelInquisidor.—No—contestó—.Notengounarespuesta.Aúnno.—ElConsejonodesea…—comenzóelInquisidor,yluegopareciófijarseenla

presenciadeWill—.Sipudiéramoshablarenprivado,Charlotte.Éstasecuadródehombros.—NovoyahacersalirniaWillniaHenry.Los aludidos se miraron a los ojos. Will sabía que Henry lo miraba inquieto.

DespuésdeldesacuerdodeCharlotteconelCónsul,ylamuertedeéste,todoshabíanesperado en vilo a que el Consejo le impusiera algún tipo de castigo. No estabansegurosdesiibanamantenerelcontroldelInstituto.WilllodudóporeltemblorenlaspequeñasmanosdeCharlotteyelgestodelaboca.

DerepentedeseóqueJemoTessaestuvieranallí;teneralguienconquienpoderhablar,alguienaquienpreguntarlequédebíahacerporCharlotte,aquientantodebía.

—No pasa nada—dijo finalmentemientras se ponía en pie. Quería ir a ver aTessa,aunqueellanoabrieralosojosniloreconociera—.Detodasformasyameiba.

—Will…—protestólamujer.—Nopasanada,Charlotte—repitió,ypasójuntoalInquisidorparairalapuerta.

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Yaenelpasillo,seapoyóunmomentoenlaparedpararecuperarse.Recordósuspropiaspalabras…Dios,parecíaquehubieranpasadounmillóndeaños,yyahabíanperdidotodasugracia.

«¿El Cónsul? ¿Interrumpiéndonos durante el desayuno? ¿Qué vendrá después?¿ElInquisidoratomarelté?»

SilequitabanelInstitutoaCharlotte…Sitodosperdíansuhogar…SiTessa…Nopudoacabarlafrase.Tessaviviría,debíavivir.Mientrascomenzabaacaminar

por el pasillo, pensó en los azules, los verdes y los grises deGales. Quizá podríaregresarallí,conCecily,siperdíanelInstituto,crearseunavidaparaellosensulugardeorigen.Noseríaunavidadecazadoresdesombras,perosinCharlotte,sinHenry,sinJemoTessaoSophieoinclusolosmalditosLightwood,noqueríasercazadordesombras.Estabaconsufamilia,tanimportanteparaél;otraverdaddelaquesehabíadadocuentaderepenteyalavezdemasiadotarde.

—Tessa.Despierta.Porfavor,despierta.LavozdeSophie,atravesandolaoscuridad.Tessaluchóporabrirlosojosdurante

unafraccióndesegundo.ViosudormitorioenelInstituto, losmueblesdesiempre,lascortinasabiertas,undébilsolproyectandocuadradosdeluzsobreelsuelo.Tratóde aferrarse a todo eso. Era siempre así, breves períodos de lucidez entre fiebre ypesadillas,nuncasuficiente,nuncabastantetiempoparatenderlamano,parahablar.«Sophie», trató de susurrar, pero las palabras no pasaban por sus resecos labios.Relámpagoslenublabanlavisión,lerompíanelmundo.GritósinsonidocuandoelInstitutoselerompióentrozosysealejódeellahacialaoscuridad.

FueCyril elque finalmente ledijoaGabrielqueCecilyestabaen losestablos,despuésdeque el hermanopequeñode losLightwood sehubierapasado lamayorparte del día buscándola sin éxito, aunque esperaba que no hubiera resultadodemasiadoobvio,portodoelInstituto.

Estabacayendoelatardecer,y losestablosestaban iluminadospor lacálida luzamarilla de un farol y olían a caballo. Cecily se hallaba en el compartimento deBalios, con la cabeza contra el cuello del gran caballo negro. El cabello, casi delmismocolorquelabrea,lecaíasueltosobreloshombros.Cuandoellasevolvióparamirarlo,Gabrielcaptóeldestellodeunrubíalrededordelcuello.

Elrostrodelachicaseensombreciódepreocupación.—¿LehapasadoalgoaWill?—¿Will?—Gabrielsesorprendió.

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—He pensado… por su cara…—Suspiró—. Estos últimos días ha estado tandesconsolado.PorsinofuerapocoteneraTessaenfermayherida,saberloquesabedeJem…—Negóconlacabeza—.Heintentadohablarconél,peronodicenada.

—Confiesoquenosésuestadodeánimo—dijoGabriel—.Silodesea,puedo…—No—repusoCecilyenvozbaja;teníalosojosfijosenlalejanía—.Déjelo.Gabrielavanzóunospasos.Elsuaveresplandoramarillodelfarolquesehallabaa

lospiesdelachicaleproyectabaunbrillodoradosobrelapiel.Nollevabaguantes,ysusmanosseveíanmuyblancascontralanegrapieldelcaballo.

—Yo…—comenzóél—.Parecequeesecaballolegustamucho.Ensilencio,Gabriel semaldijo.Recordóa supadrediciendounavezquea las

mujeres, el sexo débil, les gustaba que las cortejaran con palabras encantadoras yfrasessucintas.Noestabamuysegurodeloqueeraunafrasesucinta,peronodudabaque«parecequeesecaballolegustamucho»nosecontaraentreellas.

A Cecily pareció importarle. Le dio una distraída palmada al caballo antes devolversehaciaGabriel.

—Baliossalvólavidaamihermano.—¿Tevasair?—preguntóGabrieldegolpe.Ellaabriómucholosojos.—¿Quédice,señorLightwood?—No.—Alzólasmanos—.NomellamesseñorLightwood.Somoscazadoresde

sombras.ParatisoyGabriel.LasmejillasdeCecilysevolvierondecolorrosa.—Gabriel,entonces.¿Porquémepreguntassimevoyair?—Viniste aquí para llevarte a tu hermano a casa —contestó Gabriel—. Pero

resultaevidentequeélnosevaair,¿no?EstáenamoradodeTessa.Sequedarádondeestéella.

—Quizáellanosequedeaquí—replicóCecilyconunaexpresiónindescifrable.—Creoquesí.Peroinclusosinolohace,éliráadondeestéella.YJem…Jemse

ha convertido en unHermano Silencioso. Aún es nefilim. SiWill espera volver averlo,y creoque lohace, sequedará.Losaños lehancambiado,Cecily.Ahora sufamiliaestáaquí.

—¿Creesestardiciéndomealgoquenoheobservadoya?ElcorazóndeWillestáaquí,noenYorkshire,enunacasaenlaquenuncahavivido,conunospadresquenohavistoenaños.

—Entonces,siélnopuedevolveracasa…hepensadoquequizátúlohicieras.—Paraquemispadresnoesténsolos.Sí.Veoporquésetehaocurrido.—Cecily

vaciló—.Naturalmente,sabesqueenunosañosseesperaríaquemecasarayque,detodasformas,dejaraamispadres.

—Peronoparanovolverahablarlesnunca.Sonexiliados,Cecily.Si tequedas

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aquí,tendrásquerompertotalmenteconellos.—Lodicescomosiquisierasquevolvieraacasa.—Lodigoporquemetemoqueloharás.—Laspalabrasseleescaparonantesde

poderatraparlas;loúnicoquepudohacerfuemirarlamientrasunruborlecubríalasmejillas.

Cecilydiounpasohaciaél.Susojosazules,abiertoscomoplatos,lomiraban.Sepreguntó cuándo habían dejado de recordarle a los deWill; eran sólo los ojos deCecily,deuntonodeazulqueélsóloasociabaconella.

—Cuandovineaquí—explicóella—,pensabaqueloscazadoresdesombraseranmonstruos.Pensabaqueteníaquerescataramihermano.Pensabaqueregresaríamosacasajuntos,yquemispadresestaríanorgullososdenosotros;quevolveríamosaserunafamilia.Luegomedicuenta…túmeayudasteadarmecuenta…

—¿Yoteayudé?¿Cómo?—Tupadrenotedejóelección—contestóella—.Élexigíaquefuerasloqueél

quería. Y esa exigencia separó a tu familia. Peromi padre…Él escogió dejar losnefilim y casarse con mi madre. Fue su elección, igual que quedarse con loscazadoresdesombrasesladeWill.Elegirelamorolaguerra:ambaseleccionessonduras,asumanera.Ynocreoquemispadreslereprochenamihermanosuelección.Porencimadetodo,loqueimportaesqueseafeliz.

—Pero ¿y tú?—preguntóGabriel, y en esemomento estabanmuy cerca, casitocándose—.Ahoratienesqueelegirtú,quedarteoregresar.

—Mequedaré—afirmóCecily—.Elijolaguerra.Gabrieldejóescaparunsuspiroquenosabíaqueestuvieraconteniendo.—¿Renunciarásatuhogar?—¿Unacasa llenadecorrientesdeaireenYorkshire?—bromeóCecily—.Esto

esLondres.—¿Yrenunciarásaloqueconoces?—Loqueconozcoesaburrido.—¿Yrenunciarásaveratuspadres?VacontralaLey…Ellasonrió,unalevesonrisa.—TodoelmundosesaltalaLey.—Cecy—dijoél,ycubrió lamínimadistanciaque los separaba;de repenteya

estaba besándola; sus manos torpes sobre los hombros de ella, al principio,resbalando sobre el tieso tafetán de su vestido antes de deslizarle los dedos por lanuca y hundirlos en el suave cabello.Ella se tensó, sorprendida, antes de relajarsecontra él, que separó los labios al notar el dulce sabor de su boca.Cuando ella seapartó,élsesintiócomomareado—¿Cecy?—dijoéldenuevoconvozronca.

—Cinco—repusoella.Teníaloslabiosylasmejillasruborizados,perosumiradaerafirme.

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—¿Cinco?—repitióélsincomprender.—Mivaloración—dijo,ylesonrió—.Tuhabilidadytécnicaquizárequieranun

pocodetrabajo,perosindudahayuntalentoinnato.Loquerequieresespráctica.—¿Yestásdispuestaasermimaestra?—Mesentiríaprofundamente insultadasiescogierasaotra—contestóella,y le

besódenuevo.

Cuando Will entró en el dormitorio de Tessa, Sophie estaba sentada junto allecho,murmurandoenvozbaja.Sevolvióaloírcerrarse lapuerta.Parecía tensaypreocupada.

—¿Cómoestá?—preguntóelchico,mientrashundíalasmanosenlosbolsillos.LedolíaveraTessaasí,ledolíacomosiuntémpanodehieloselehubieraalojadoentre las costillas y se le clavara en el corazón. Sophie le había trenzado la largamelenaaTessaparaquenoseleenredaracuandoledabapormoverlacabezasobrelaalmohada.Enesemomento,Tessarespirabaconrapidez;elpecholesubíaybajabaacelerado, los ojos se lemovían visiblemente bajo los pálidos párpados…Will sepreguntóquéestaríasoñando.

—Igual—contestóSophie, y sepuso enpie con agilidadpara cederle el sillónjuntoalacama—.Haestadollamandodenuevo.

—¿Aalguienenconcreto?—preguntóWill,yalinstantelamentóhaberlohecho.Sinduda,susmotivosresultaríanridículamentetransparentes.

LosojoscoloravellanadeSophieseapartarondeél.—A su hermano—respondió—. Si desea estar unos momentos a solas con la

señoritaTessa…—Sí,porfavor,Sophie.Ellasedetuvojuntoalapuerta.—SeñoritoWilliam—dijoentonces.Élacababadesentarsejuntoalacama,ylamiró.—Lamento haber pensado y habladomal de usted durante todos estos años—

prosiguióSophie—.Entiendoahoraquesóloestabahaciendoloquetodostratamosdehacer.Loquepodemos.

WillpusolasmanossobrelaizquierdadeTessa,quetirabafebrildelacolcha.—Gracias—contestó,incapazdemirardirectamentealadoncella;alcabodeun

instanteoyócerrarselapuerta.Miró aTessa.En esemomento estaba tranquila, y las pestañas se lemovían al

respirar.Teníaojerasdeunazuloscuro,ylasvenasformabanunadelicadafiligranaen las sienes y el interior de lasmuñecas.Cuando la recordaba resplandeciente degloria, era imposible creer que fuera frágil; sin embargo, ahí estaba. Le notaba lamanocalientebajolassuyas,ycuandolerozólamejillaconeldorso,lapielleardía.

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—Tess —susurró—. El infierno es frío. ¿Recuerdas cuando me lo dijiste?Estábamosen lossótanosde laCasaOscura.Cualquierotrapersonahabríasentidopánico,perotúestabastantranquilacomounainstitutriz,diciéndomequeelinfiernoestaba cubiertodehielo.Si loque te apartademí es el fuegodelCielo, qué cruelironíasería.

Ellainspiróprofundamente,yporunmomento,elcorazóndeWilldiounbrinco;¿lehabríaoído?Perosusojospermanecieroncerrados.

Élleapretólamano.—Vuelve—pidió—. Vuelve conmigo, Tessa. Henry dice que quizá, como has

tocado el alma de un ángel, estés soñando con elCielo, con campos de ángeles yfloresde fuego.Quizáseas felizenesossueños,pero te lopidoporpuroegoísmo.Vuelveconmigo.Porquenopuedosoportarperdertodomicorazón.

Ellavolviólentamentelacabezahaciaél,yseparóloslabioscomosiestuvieraapuntodehablar.Élseinclinóhaciaella,conelcorazónacelerado.

—¿Jem?—dijoella.Will se quedó inmóvil, su mano aún envolvía la de ella. Tessa abrió los ojos

parpadeando,tangrisescomoelcieloantesdelalluvia,tangrisescomolascolinasdepizarradeGales.Elcolordelaslágrimas.Lomiró,conunamiradaqueibamásalládeél,sinverloenabsoluto.

—Jem—repitióella—.Jem,losientotanto…Todoesculpamía.Will sevolvió a acercar, nopudoevitarlo.Ella estabahablando,ydeunmodo

comprensible,porprimeravezendías.Aunquenofueraaél.—Noestuculpa—latranquilizóelchico.Ellaledevolvióelapretónardiendo;cadaunodelosdedosparecióquemarlela

pielaWill.—Perosíloes—continuóella—.EspormíqueMortmaintedejósinyinfen.Es

pormíquetodosestuvisteisenpeligro.Sesuponequeyoteamaba,yloúnicoquehicefueacortartuvida.

Willrespiróentrecortadamente.Eltémpanodehielovolvíaaestarclavadoensucorazón,ysesintiócomosirespiraraalrededordeél.Y,sinembargo,noerancelos,sinounapenamásprofundae intensaquecualquierotraquehubierasentidoantes.PensóenSydneyCarton.«Piensedevezencuandoquehayunhombrequedaríasuvidaparaconservarunavidaqueustedama juntoausted».Sí,élhabríahechoesoporTessa;habríamuertoparaquelosqueellanecesitabasequedaranasulado,ylomismohabríahechoJemporéloporTessa,yella,pensó,tambiénporellosdos.Eraunlíocasi incomprensible,ellos tres,perounacosaeracierta:quenofaltabaamorentreellos.

«Soylosuficientementefuerteparaeso»,sedijoasímismomientrasalzabaconcuidadolamanodeTessa.

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—Vivirnoessólosobrevivir—aseveró—.Tambiénhaylafelicidad.ConocesaJames,Tessa.Sabesqueélhabríaescogidoelamorenvezdelosaños.

Peroellasólomoviólacabezadeunladoaotroencimadelaalmohada.—¿Dóndeestás, Jem?Tebuscoen laoscuridad,peronopuedoencontrarte.Tú

eresmiprometido;deberíamosestarunidosporlazosquenopudieranromperse.Y,noobstante,cuandoestabasmuriendo,yonoestabaallí.Notedijeadiós.

—¿Quéoscuridad?Tessa, ¿dónde estás?—Will le apretó lamano—.Dameunmododeencontrarte.

Ellasearqueóenlacamaderepente,lamanoseletensósobreladeWill.—¡Losiento!—selamentócasisinvoz—.Jem…losiento…teheofendido,te

heofendidohorriblemente…—¡Tessa! —Will se puso en pie de golpe, pero la muchacha ya se había

desplomadosinfuerzassobreelcolchón,jadeante.Willnopudoevitarlo.GritóllamandoaCharlottecomounniñoqueacabarade

despertarsedeunapesadilla,comonuncasehabíapermitidogritarcuandosíeraunniño y despertaba en el Instituto, que aún no conocía, y ansiaba que alguien leconsolara,perosabíaquenodebíahacerlo.

Charlotte llegó corriendo tras atravesar gran parte del Instituto, como él habíasabidosiemprequeellacorreríasiéllallamaba.Llegó,jadeanteyasustada;echóunamirada a Tessa en la cama, y aWill cogiéndole lamano, y él vio cómo el terrorabandonabasurostro,paraserreemplazadoporunainexpresablepena.

—Will…ÉstesoltósuavementelamanodeTessa,ysevolvióhacialapuerta.—Charlotte—dijo—.Nuncatehepedidoqueemplearastucargocomodirectora

delInstitutoparaayudarme…—MicargonopuedeayudaraTessa.—Sípuede.DebestraeraquíaJem.—Nopuedopedireso—repusoCharlotte—.Jemsólohacomenzadoaserviren

laCiudadSilenciosa.LosnuevosIniciadosnopuedensalirdeallíduranteelprimeraño…

—Vinoaluchar.Charlotte seapartóunmechóndel rostro.Avecesparecíamuy joven,comoen

esemomento,aunqueantes,delantedelInquisidor,enelsalón,no.—EsolodecidióelhermanoEnoch.El convencimiento hizo que Will se enderezara. Durante muchos años había

dudadodesupropiocorazón.Yano.—Tessa necesita a Jem—afirmó—. Conozco la Ley, sé que no puede venir,

pero…losHermanosSilenciososdebencortar todo loque losataalmundomortalantesdeunirsealaHermandad.ÉsatambiéneslaLey.ElvínculoentreTessayJem

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nohasidocortado.Entonces¿cómovaregresarellaalmundomortal,sinopuedeveraJemunaúltimavez?

Charlotteguardósilencioduranteunrato.Habíaunasombraensurostro,unaqueWillnopodíadefinir.Sinduda,ellaquerríahacerlo,porJem,porTessa,porambos.

—Muybien—respondiófinalmente—.Veréquépuedohacer.

Descabalgaron para beber en el torrente tan claro, y allí ella vio lasangrede subuen corazón corriendopor el arroyo, «Detente, detente, lordWilliam—dijo—,porquetemoqueosmaten»;«Sóloeseltintedemitúnicaescarlata,querelucesobreelarroyo».

—¡Oh,porelamordeDios!—mascullóSophiemientraspasabaantelacocina.¿DeverdadteníaBridgetquesertanmorbosaentodassuscanciones,yteníaademásque usar el nombre de Will? Como si el pobre chico no hubiera sufrido losuficiente…

Unasombrasematerializósaliendodelaoscuridad.—¿Sophie?Éstagritóycasidejócaerelcepillodelasalfombras.Unaluzmágicaseencendió

enelapagadocorredor,ylachicaviounosconocidosojosgrisverdoso.—¡Gideon!—exclamó—.Porelcielo,mehasdadounsustodemuerte.Élparecíaarrepentido.—Me disculpo. Sólo quería desearte buenas noches, y sonreías al caminar.He

creído…—EstabapensandoenelseñoritoWill—dijoella,yluegosonriódenuevoalver

ladesoladaexpresióndeGideon—.Hacesólounosaños,simehubierasdichoquealguienleestabaatormentando,mehabríaencantado,peroahoralocompadezco.Esoestodo.

Éllamirómuyserio.—Yotambiénlocompadezco.CadadíaqueTessanodespierta,seleveperderun

pocodevida.—SielseñoritoJemestuvieraaquí…—Sophiesuspiró—.Peronoestá.—Debemos aprender a vivir sinmuchas cosas estos días.—Gideon le acarició

suavementelamejillaconlosdedos.Losteníaásperos,callosos.Noeranlosdedosfinosdeuncaballero.Sophielesonrió.

—Nomehasmiradodurantelacena—lereprochóél,bajandolavoz.Eracierto;habían resuelto la cena rápidamente, con pollo asado frío y patatas.Nadie parecíatener mucho apetito, excepto Gabriel y Cecily, que habían comido como si se

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hubieranpasadoeldíaentrenando.Yquizálohubieranhecho.—He estado preocupada por la señora Branwell —confesó la doncella—. Ha

estadotaninquietaporelseñorBranwell,ytambiénporlaseñoritaTessa…seestáconsumiendo,yelbebé…—Semordióel labio—.Estoypreocupada—repitió.Noquería decir más. Era difícil perder las reticencias de toda una vida de servicio,inclusoestandoprometidaauncazadordesombras.

—Tu corazón es todo bondad—observóGideon, y le deslizó los dedos por lamejillahastaloslabios,quelerozócomosifueraelmáslevedelosbesos.Luegoseapartó—.HevistoaCharlotteentrarsolaenelsalón,hacesólounmomento.Quizápodríashablarledetuspreocupaciones,¿no?

—Nopodría…—Sophie—le recriminóGideon—,noeres sólo la criadadeCharlotte; eres su

amiga.Dehablarconalguien,serácontigo.

El salónestaba fríoyoscuro.Nohabía fuegoen lachimenea,yningunade laslámparasestabaencendidaparailuminarlanoche,quedejabalasalaentretinieblasysombras.Sophie tardóunmomentoendarsecuentadequeunade las sombraseraCharlotte,unasiluetapequeñasentadaenunsillóntraselescritorio.

—Señora Branwell—dijo, y una gran vergüenza la sobrecogió a pesar de losánimosdeGideon.Dosdíasantes,Charlotteyellahabían luchadocodoacodoenCadair Idris. Ahora volvía a ser una criada, que había entrado allí para limpiar larejillayelpolvodelahabitaciónparausarlaeldíasiguiente.Uncubodecarbónenuna mano, el yesquero en el bolsillo del delantal—. Perdone… no pretendíainterrumpirla.

—Nomeinterrumpes,Sophie.Noesnadaimportante.—LavozdeCharlotte,ladoncellanuncaselahabíaoídoasíantes,sonabatanpequeñaytanderrotada.

Sophie dejó el carbón junto al fuego y se acercó, vacilante, a su señora. Éstaestaba sentada con los codos apoyados en el escritorioy el rostro entre lasmanos.Habíaunacartasobrelamesa,conelsellodelConsejoroto.Derepente,aSophieseleaceleróelcorazón,alrecordarqueelCónsulleshabíaordenadoqueabandonaranelInstitutoantesdelabatalladeCadairIdris.Perosindudasehabíademostradoquetenían razón, ¿no?Seguro que derrotar aMortmain habría invalidado el edicto delCónsul,sobretodoyaqueestabamuerto,¿verdad?

—¿To…todobien,señora?Charlotteseñalóelpapel,conungestodesesperado.Sophiecorrióasulado,con

elcorazónhelado,ycogiólacartadelamesa.

SeñoraBranwell:Teniendo en cuenta el carácter de la correspondencia que envió a mi difunto colega, el cónsul

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Wayland, podría sorprenderse al recibir estamisiva.LaClave, sin embargo, se halla en la situación derequerirunnuevoCónsul,ycuandosehizolavotación,lapreferenciaentrenosotrosfueusted.

PuedoentenderqueestésatisfechadirigiendoelInstituto,yquenodeseeasumirlaresponsabilidaddeeste cargo, sobre todo después de las heridas sufridas por su esposo en su valiente batalla contra elMagíster. No obstante, creo que es mi deber ofrecerle esta oportunidad, no sólo porque es usted lapreferenciadelConsejo,sinotambiénporque,dadoloquesédeusted,creoqueseríaunodelosmejoresCónsulesconlosquehetenidoelprivilegiodeservir.

Conmimayorestima,suyosinceramente,InquisidorWhitelaw

—¡Cónsul! —exclamó Sophie, y el papel se le escapó de los dedos—. ¿LaquierennombrarCónsul?

—Esoparece.—LavozdeCharlotteeradesolada.—Yo…—Sophie buscó qué decir. La idea de que el Instituto de Londres no

estuviera dirigido por ella era horrible. Pero el cargo de Cónsul era un honor, elmayorquepodíaotorgarlaClave,yverqueCharlotterecibíaesehonorquesehabíaganadoatalprecio…—.Nadielomerecemásqueusted—dijofinalmente.

—Oh,Sophie,no.Yofui laquedecidióenviarosa todosaCadairIdris.PormiculpaHenrynovolveráacaminar.Yoselohice.

—Élnopuedeculparla.Élnolaculpa.—No, él no, pero yo sí me culpo. ¿Cómo puedo ser Cónsul y enviar a los

cazadoresdesombrasamorirluchando?Noquieroesaresponsabilidad.Sophielecogiólamanoyselaapretó.—Charlotte—comenzó—,nosetratadeenviaraloscazadoresaluchar;aveces

se trata de impedírselo. Usted tiene un corazón compasivo y unamente reflexiva.Durante años ha dirigido el Enclave. Claro que tiene el corazón roto por el señorBranwell, pero serCónsul no es sólo cuestión de arrebatar vidas, sino también desalvarlas.De no ser por usted, si sólo hubiera estado el cónsulWayland, ¿cuántoscazadoresdesombrashabríanmuertoamanosdelascriaturasdeMortmain?

CharlottemirólasmanosrojasyásperasdeSophiesobrelassuyas.—Sophie—repuso—.¿Cuándotehasvueltotansabia?Lachicasesonrojó.—Heaprendidodeusted,señora.—Oh, no—replicó Charlotte—.Hace unmomentome has llamado Charlotte.

Comofuturacazadoradesombras,Sophie,debes tutearmedeahoraenadelante.Ytraeremosaotradoncellaparaqueocupetupuesto,asítendrástiempoparaprepararteparalaAscensión.

—Gracias—susurróSophie—.¿Yvasaaceptarlaoferta?¿SerásCónsul?CharlottesesoltódelamanodeSophieycogiólapluma.—Sí—contestó—,contrescondiciones.—¿Cuáles?—La primera que seme permita dirigir laClave desde el Instituto, aquí, y no

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trasladarme conmi familia a Idris, almenosdurante los primeros años.Porquenoquiero dejaros, y además, quiero estar aquí para preparar aWill para que dirija elInstitutocuandoyomevaya.

—¿Will?—exclamóSophieatónita—.¿DirigirelInstituto?Charlottesonrió.—Claro—contestó—.Ésaeslasegundacondición.—¿Ylatercera?La sonrisa de Charlotte desapareció y fue reemplazada por una expresión de

determinación.—De ésa, verás los resultados mañana mismo, si la aceptan —respondió, e

inclinólacabezaparacomenzaraescribir.

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QUECUALQUIERMALVenid,partamos;tusmejillasestánpálidas;perodejolamitaddemividaatrás;creoquemiamigoestábien

consagrado;peroyomoriré;mitrabajofracasará…looigoahora,yunayotravez.Saludoseternosalosmuertos;y«Ave,Ave,Ave»,dice,«Adieu,adieu»parasiempre.

ALFRED,LORDTENNYSON,InMemoriamA.H.H.

Tessaseestremeció; la fríaaguacorríaalrededordeellaen laoscuridad.Pensóquepodríaestaryaciendoenelfondodeluniverso,dondeelríodelolvidodividíaelmundoendos,oquizáaúnsiguieraeneltorrentedondehabíacaídodespuésdesaltardel carruaje de lasHermanasOscuras, y todo lo que había ocurrido después habíasido un sueño. Cadair Idris, Mortmain, el ejército mecánico, los brazos de Willabrazándola…

Laculpabilidadylapenalaatravesaroncomounalanza,yarqueóelcuerpo,lasmanos rascaban en busca de una sujeción en la oscuridad.Le corría fuego por lasvenas,mil torrentesdeagonía.Tomóunabocanadadeaire,yde repente tuvoalgofrío contra los dientes, separándole los labios, y la boca se le llenó de una acritudhelada.Tragóconfuerza,atragantándose…

Y notó que el fuego de las venas se apagaba. El hilo la hizo estremecer alrecorrerla.Abrió los ojos a unmundoque daba vueltas y luego se enderezaba.Loprimeroqueviofueronunasmanospálidasydelgadasapartandounvial(«elfríoenlaboca,elsaboramargoenlalengua»),yluegoloscontornosdesuhabitaciónenelInstituto.

—Tessa—dijo una voz conocida—. Esto temantendrá lúcida durante un rato,peronodebespermitirtecaerdenuevoenlaoscuridadylossueños.

Sequedóinmóvil,sinatreverseamirar.—¿Jem?—susurró.Elruidodelvialalserdepositadosobrelamesilladenoche.Unsuspiro.—Sí—contestóél—.Tessa.¿Vasamirarme?Ellavolviólacabezaymiró.Yahogóungrito.EraJemynoeraJem.LlevabalatúnicapergaminodelosHermanosSilenciosos,abiertaenlagarganta,

dondeseveíaelcuellodeunacamisacorriente.Lacapuchaestababajada,ydejabaelrostroaldescubierto.Tessaveía los cambiosque sólohabíavislumbradoenmediodelruidoylaconfusióndelabatalladeCadairIdris.Losdelicadospómulosestabanmarcadosconlasrunasqueellahabíavistoantes,unaencadauno,largascicatricesquenoerancomolasrunascorrientesdeloscazadoresdesombras.Sucabelloyano

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eradeplatapura;teníamechonesdeunmarrónmuyoscuro,sindudaelcolorconelquehabríanacido.Laspestañas también se lehabíanvueltonegras.Parecían finoshilosdesedacontralapálidapiel;aunqueyanoeratanpálidacomoantes.

—¿Cómoesposible—preguntóTessaenunsusurro—queestésaquí?—ElConsejomehizovenir de laCiudadSilenciosa.—Suvoz tampoco era la

misma.Habíaalgo fríoenella, algoquenohabíaestadoantes—.La influenciadeCharlotte,semedioaentender.Semehapermitidoestarunahoracontigo,nomás.

—Unahora—repitióTessa,asombrada.Alzólamanoparaapartarseunmechóndelrostro.Debíadeestarhorrible,conelcamisónarrugado,elcabellocolgándoleentrenzasenredadas,yloslabiossecosycortados.Llevólamanoalángelmecánicoquelecolgabadelcuello;ungestohabitualyfamiliar,enbuscadeconsuelo,peroelángelyanoestabaallí—.Jem,penséquehabíasmuerto.

—Sí—repusoél,yhabíaalgoremotoensuvoz,unadistanciaquelerecordóaTessalosicebergsquehabíavistodesdeelMain,témpanosflotandoalolejosenelagua helada—. Lo siento. Lamento no haber podido, de algún modo… no haberpodidodecírtelo.

—Creía que estabas muerto—repitió Tessa—. No puedo creer que seas real,ahora.Hesoñadocontigo,unayotravez.Habíaunpasillooscuroytútealejabasdemí,ypormuchoquetellamara,nopodías,noquerías,volverteparamirarme.Quizáestoseasólootrosueño.

—Estono esun sueño.—Sepuso enpiey sequedóante ella, con lasblancasmanosentrelazadasantesí,yellanopudoolvidarquehabíasidoasícomoselehabíadeclarado:depie,mientrasellaestabasentadaenlacama,mirándolo,incrédula,igualqueenesemomento.

Élabriólasmanoslentamente,yenlaspalmas,comoenlasmejillas,ellavioqueteníaunasgrandesrunasnegrascortadas.NoestabatanfamiliarizadaconelCódicecomo para reconocerlas, pero supo instintivamente que no eran las runas de uncazadordesombrascorriente.Hablabandeunpodermuysuperior.

—Medijistequeeraimposible—susurróTessa—.QuenopodíasconvertirteenunHermanoSilencioso.

Éllediolaespalda.Habíaalgoenlaformademoversequeeradiferente,algodela suavidad con que se deslizaban los Hermanos Silenciosos. Era hermoso yescalofriante al mismo tiempo. ¿Y qué estaba haciendo? ¿Acaso no soportabamirarla?

—Tedijeloqueyocreía—contestóél,conelrostrovueltohacialaventana.Deperfil,Tessavioquepartede ladolorosadelgadezdesu rostrohabíadesaparecido.Los pómulos ya no eran tan pronunciados, los huecos de las sienes no eran tanoscuros—.Yloqueeracierto.Queelyinfenenmisangreimpedíaquemepudieranimponer las runas de laHermandad.—Tessa vio cómo le subía y bajaba el pecho

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bajolatúnicadepergamino,ycasilasorprendió:lanecesidadderespirarparecíatanhumana…—.Todos losesfuerzosquesehabíanhechoparaapartarmepocoapocodelyinfencasimehabíanmatado.Cuandocesédetomarporquenohabíamás,sentíquemicuerpocomenzabaaromperse,dedentroafuera.Ypenséquenoteníanadamásqueperder.—LaintensidadenlavozdeJemlahizomáscálida,¿habíauntonode humanidad en ella, una grieta en la armadura de laHermandad?—.Le rogué aCharlottequellamaraalosHermanosSilenciososylespidieraquemeimpusieranlasrunasdelaHermandadenelúltimomomentoposible,justocuandolavidaestuvieradejandomicuerpo.Sabíaquelasrunaspodíansignificarunamuertemuydolorosa,peroeralaúnicaopción.

—Dijiste quenoquerías convertirte enunHermanoSilencioso; quenoqueríasvivireternamente…

Él había dado varios pasos por el cuarto y estaba junto al tocador. Cogió algometálicoybrillantedelpequeñojoyero.Sorprendida,Tessasediocuentadequeerasuángelmecánico.

—Yanohacetictac—dijoél.Ellanopudointerpretarsuvoz;eradistante,tanlisayfríacomolapiedra.—Ha perdido su corazón. Cuando Cambié en el ángel, lo liberé de su prisión

mecánica.Yanovivedentro.Yanomeprotege.Élcerró lamanoalrededordelángel,y lasalasse leclavaronen lacarnede la

palma.—Debo decírtelo —comenzó él—. Cuando recibí la petición de Charlotte de

veniraquí,fueencontrademisdeseos.—¿Noqueríasverme?—No.Noqueríaquetúmemirarascomomeestásmirandoahora.—Jem…—Tessa tragó saliva, y notó la amargura de la tisana que él le había

dado.Untorbellinoderecuerdos,laoscuridadbajoCadairIdris,elpuebloenllamas,losbrazosdeWill rodeándola…Will.Perohabíacreídoque Jemestabamuerto—.Jem —dijo de nuevo—. Cuando te vi vivo, bajo Cadair Idris, pensé que estabasoñandooqueeramentira.Habíacreídoqueestabasmuerto.Fueelpeormomentodemivida.Créeme,porfavor,creequemialmasealegróalvertedenuevocuandocreíquenuncamásvolveríaahacerlo.Essóloque…

Élsoltóelángelmetálico,yellaleviolaslíneasdesangreenlamano,dondelaspuntasdelasalaslehabíancortado,arañazossobrelasrunasdelaspalmas.

—Teresultoextraño.Nohumano.—Paramísiempreseráshumano—susurróTessa—.Peronoacabodeverami

Jementi.Él cerró los ojos. Ella estaba acostumbrada a verle oscuras sombras sobre los

párpados,peroyanoestaban.

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—No tuveelección.Túnoestabasy, enmi lugar,Willhabía ido trasde ti.Notemía lamuerte, pero sí temía abandonaros a losdos.Éste fue, entonces,miúnicorecurso.Paravivir,paraalzarmeyluchar.

Unpocodecolortocósuvoz.HabíapasiónbajolafríadistanciadelosHermanosSilenciosos.

—Perosabíaloqueperdería—continuóél—.Hubountiempoenqueentendíasmimúsica.Ahoramemirascomosinomeconocieras.Comosinuncamehubierasamado.

Tessasaliódedebajodelassábanasysepusoenpie.Fueunerror.Derepente,lacabezalediovueltas,lasrodillasseledoblaron.TendiólamanoparacogerseaunodelospostesyenvezdeesoseencontróagarrandolatúnicapergaminodeJem.ÉlhabíacorridohaciaellaconelgrácilpasosilenciosodelosHermanosqueeracomohumoascendiendo,ylarodeabaconlosbrazos,sujetándola.

Ellasequedóinmóvilensusbrazos.Élestabacerca, lobastantecercaparaqueellapudieranotarelcalordesucuerpo,peronolonotaba.Suolorhabitualahumoyazúcarquemadohabíadesaparecido.Sóloquedabaelvagoaromadealgosecoyfríocomolapiedraviejaoelpapel.Lenotóelamortiguadolatidodelcorazón,levioelpulsoenelcuello.Lomirómaravillada,ymemorizó las líneasy losángulosdesurostro, las cicatrices de los pómulos, la áspera seda de las pestañas, el arco de loslabios.

—Tessa.—Lapalabralesaliócomoungemido,comosiellalehubieragolpeado.Habíaunlevísimocolorensusmejillas,sangrebajolanieve—.Oh,Dios—exclamó,y le hundió el rostro en la curva del cuello, donde comenzaba el hombro, con lamejillacontraelcabellodeella;lasmanosplanassobrelaespalda,apretándolacontraél.Tessalenotótemblar.

Porunmomento,ellasesintióliberadaporunintoxicantealivio,lasensacióndeJembajosusmanos.Quizánosecreíarealmenteenalgohastaquesetocaba.Yahíestabaél,alquehabíacreídomuerto,abrazándola,respirandoyvivo.

—Te noto igual —dijo ella—. Y, sin embargo, pareces tan diferente… Eresdiferente.

Él seapartódeella, conunesfuerzoque lehizomorderseel labioy tensar losmúsculos del cuello. La sujetó suavemente por los hombros y la hizo sentarse denuevoenelbordedelacama.Cuandolasoltó,apretólospuños.Diounpasoatrás.Ellaleviorespirar,vioelpulsopalpitándoleenelcuello.

—Soy diferente —afirmó él en voz baja—. He cambiado. Y no de un modoreversible.

—Peroaúnnoeres totalmenteunodeellos—repusoella—.Puedeshablar…yver…

Élsoltóairelentamente.Aúnmirabaelpostedelacamacomosicontuvieralos

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secretosdeluniverso.—Es un proceso.Una serie de rituales y trámites.No, aún no soy del todo un

HermanoSilencioso,peroprontoloseré.—Asíqueelyinfennoloevitó.—Casi.Hubo…dolorcuandorealicé la transición.Muchodolor,casimemató.

Hicieronloquepudieron,peronuncaserécomolosotrosHermanosSilenciosos.—Bajólavistaylaspestañaslevelaronlosojos—.Noseré…deltodocomoellos.Serémenospoderoso,porqueaúnhayalgunasrunasquenopuedosoportar.

—¿Ynopuedenesperarahoraaquetodoelyinfensalgadetucuerpo?—Nopasará.Micuerposehadetenidoenelestadoqueseencontrabacuandome

pusieronlasprimerasrunasaquí.—Indicólascicatricesdelrostro—.Debidoaeso,hay habilidades que no podré adquirir.Me costarámuchomás tiempo dominar suvisiónyelhablamental.

—¿Significaesoquenotesacaránlosojos,nitecoseránloslabios?—Nolosé.—Suvozerasuave,casitotalmentelavozdelJemqueellaconocía.

Había un ligero rubor en sus pómulos, y Tessa pensó en una columna hueca demármolque lentamentesefuera llenandodesangrehumana—.Metendrándurantemuchotiempo.Talvezparasiempre.Nopuedodecirquépasará.Meheentregadoaellos.Midestinoestáensusmanos.

—Sipudiéramosliberartedeellos…—Entonces,elyin fenquequedaenmívolveríaaarder,yvolveríaa sercomo

antes, un adicto, muriendo. Ésta es mi elección, Tessa, porque la alternativa es lamuerte.Sabesqueloes.Noquierodejarte.InclusosabiendoqueconvertirmeenunHermanoSilenciosomeasegurabalasupervivencia,luchécontraellocomosifuerauna sentencia de prisión. LosHermanos Silenciosos no se casan.No pueden tenerparabatai.SólopuedenvivirenlaCiudadSilenciosa.Noríen.Nointerpretanmúsica.

—¡Oh,Jem!—exclamóTessa—.QuizálosHermanosSilenciososnointerpretenmúsica, pero tampoco losmuertos. Si ésta es la única forma en que puedes vivir,entoncesmealegroenelalmaporti,aunquemicorazónestétriste.

—Teconozcodemasiadobienparacreerqueseríadeotramanera.—Yyoteconozcolosuficienteparasaberquetesientesoprimidoporlaculpa.

Pero¿porqué?Nohashechonadamalo.Élinclinólacabezahastaapoyarlafrenteenelpostedelacama.Cerrólosojos.—Poresonoqueríavenir.—Peronoestoyenfadada…—No creía que tú estuvieras enfadada—soltó Jem, y fue como si el hielo se

quebrara en una cascada helada, liberando un torrente—. Estábamos prometidos,Tessa. Un compromiso, un ofrecimiento de matrimonio, es una promesa. Unapromesadeamaraalguienyestarjuntossiempre.Nopretendíaromperlamía.Pero

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eraesoomorir.Queríaesperar,casarmecontigoyvivirjuntosduranteaños,peronoeraposible.Meestabamuriendodemasiadodeprisa.Lohabríadadotodoporestarcasadocontigoundía.Undíaquenuncahabríallegado.Mehacesrecordar,recordartodoloqueestoyperdiendo.Lavidaquenotendré.

—Dartuvidaporundíadematrimonionohabríavalidolapena—repusoella.Elcorazón le latía enviándole un mensaje que le hablaba de los brazos de Willrodeándola,desuslabiosenlossuyosenlacuevabajoCadairIdris.NosemerecíalaconfesióndeJem,supenitencia,osuanhelo—.Jem,debodecirtealgo.

Él la miró. Tessa le vio el negro en los ojos, hilos de negro junto a la plata,hermososyraros.

—EssobreWill.SobreWillyyo.—Teama—repusoél—.Séqueteama.Hablamosdeelloantesdequesefuera

de aquí.—Aunque la frialdad no había regresado a su voz, de repente casi estabateñidadeunatranquilidadantinatural.

Tessasesorprendió.—Nosabíaquehabíaishabladodeeso.Willnomelohadicho.—Ni tampoco me habló nunca de sus sentimientos, aunque tú lo sabías hacía

meses. Todos tenemos nuestros secretos que ocultamos porque no queremos hacerdañoalagentequenosama.—Habíaunaespeciedeadvertenciaensuvoz,¿oselaestabaimaginando?

—Ya no quiero ocultarte ningún secreto —repuso Tessa—. Creía que estabasmuerto.TantoWillcomoyolocreíamos.EnCadairIdris…

—¿Meamabas?—lainterrumpióél.Parecíaunapreguntaextrañay,sinembargo,lahizosinimplicaciónnihostilidad,yesperócalmadamentelarespuesta.

Ellalomiró,yrecordólaspalabrasdeWoolsey,comounsusurroounaplegaria.«Lamayoríadelagentenuncaencuentraungranamorensuvida.Tútieneslasuertedehaberencontradodos».Porunmomento,dejódeladosuconfesión.

—Sí.Teamaba.Aún teamo.TambiénamoaWill.Nopuedoexplicarlo.No losabíacuandoaceptécasarmecontigo.Teamo,aúnteamo,nuncateamémenosporamarleaél.Pareceunalocura,perosialguienpuedeentenderlo…

—Loentiendo—dijoél—.NohacefaltaquemedigasnadamássobreWillytú.Nohaynadaquepodáishaberhechoquemehagadejardeamarosalosdos.Willsoyyo,mipropiaalma,ysinovoyapodertenertucorazón,entoncesnohaynadiemásqueprefieraquetengaesehonor.Ycuandomehayaido,debesayudaraWill.Estoserá…seráduroparaél.

Tessa le escrutó el rostro con la mirada. La sangre le había abandonado lasmejillas;estabapálidoytranquilo.Teníaelmentónfirme.Esoledijotodoloqueellanecesitabaentender:«Nomecuentesmás,noquierosaberlo».

Algunossecretos,pensóTessa,eramejorcontarlos;otroseramejorquesiguieran

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siendoelpesodelqueloscargaba,quenocausarandoloraotros.PoresonolehabíaconfesadoaWillqueloamaba,cuandonohabíanadaqueningunodelosdospudierahacer.

Decidiónodecirloquehabíaestadopensandodecir.—Noséloqueharésinti—dijoensulugar.—Yome pregunto lomismo.No quiero dejarte.No puedo dejarte. Pero sime

quedo,moriréaquí.—No.Nodebesquedarte.Novasaquedarte,Jem.Prométemequete irás.Vea

ser unHermano Silencioso, y vive. Te diría que te odio si pensara queme ibas acreer,siesohicieraquetemarcharas.Quieroquevivas.Aunqueesosignifiquequenovolveréavertenunca.

—Meverás—aseveróélconcalma,alzando lacabeza—.Dehecho,existeunaposibilidad…sólounaposibilidad,pero…

—Pero¿qué?Élsecalló,vacilando,pareciótomarunadecisión.—Nada.Tonterías.—Jem.—Meverásdenuevo,peronoconfrecuencia.Sólohecomenzadomiviaje,yhay

muchasLeyesquegobiernanlaHermandad.Meiréalejandodemividaanterior.Nopuedodecirquécapacidadesoquécicatrices tendré.Nopuedodecircuándiferenteseré.Me temoquemeperderéamíyamimúsica.Me temoquemeconvertiréenalgoquenoescompletamentehumano.SéquenoserétuJem.

Tessasólopudomenearlacabeza.—PerolosHermanosSilenciosos…visitan…serelacionanconloscazadoresde

sombras…¿Nopuedes…?—Noduranteeltiempodeformación.Einclusocuandoacabe,raravez.Nosves

cuandoalguienestáenfermooagonizando,cuandonaceunniño,paralosritualesdelasprimerasrunasodeparabatai…peronovisitamosloshogaresdeloscazadoresdesombrassinquenosllamen.

—Entonces,Charlottepuedellamarte.—Me ha llamado esta vez, pero no puede hacerlo una y otra vez, Tessa. Un

cazadordesombrasnopuedellamaraunHermanoSilenciososinunarazón.—Peroyonosoyunacazadoradesombras—insistióTessa—.Nodeverdad.Huboun largo silenciomientras ambos semiraban.Ambos obstinados.Ambos

inmóviles.Finalmentefueélquienhabló.—¿TeacuerdascuandoestuvimosjuntosenelBlackfriarsBridge?—lepreguntó,

ysusojoserancomohabíansidoaquellanoche,negroyplata.—Claroquemeacuerdo.—Fueenesemomentocuandosupequeteamaba—explicóJem—.Tehagouna

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promesa. Todos los años, Tessa, un día,me reuniré contigo en ese puente.Vendrédesde laCiudadSilenciosa,meencontrarécontigoyestaremos juntos,aunquesóloduranteunahora.Peronodebesdecírseloanadie.

—Unahoracadaaño—susurróTessa—.Noesmucho.—Perose recompusoyrespiróhondo—.Perovivirás.Vivirás.Esoesloimportante.Notendréqueiravisitartutumba.

—No,nodurantemuchotiempo—aseguróél,yladistanciavolvíaaestarensuvoz.

—Entonces,estoesunmilagro—repusoella—.Ylosmilagrosnosecuestionan,ni se protesta porque no están hechos perfectamente de acuerdo con lo quequerríamos.—Sellevólamanoalcolgantedejadequependíadesucuello—.¿Debodevolverteesto?

—No—contestóél—.Novoyacasarmeconnadie.Ynomellevaréelregalodebodas demimadre a laCiudadSilenciosa.—Le acarició el rostro suavemente, unrocedepielsobrepiel—.Cuandoestéenlaoscuridad,quieropensarenélbajolaluz,contigo —dijo; se incorporó y fue hacia la puerta. La túnica pergamino de losHermanosSilenciosos semovióconél,yTessa sequedóobservándolo,paralizada,cada latido del corazón expresando las palabras que ella no podía decir: «Adiós.Adiós.Adiós».

Yélsefue.

SiWill cerraba los ojos, podía oír los ruidos del Instituto despertándose por lamañana, o al menos se los imaginaba: Sophie preparaba la mesa del desayuno;CharlotteyCyrilayudabanaHenryasentarseensusilla; loshermanosLightwoodbromeabanmediodormidosporlospasillos;Cecily,sinduda,lobuscabaaélensuhabitación, como llevaba varias mañanas haciendo, tratando, y no logrando, deocultarsupreocupación.

YenlahabitacióndeTessa,Jemyellahablaban.Sabía que Jem estaba allí, porque el carruaje de los Hermanos Silenciosos se

hallabaenelpatio.Lopodíaverdesdelaventanadelasaladeentrenamiento.Peroesonoeraalgoenloquepudierapensar.Eraloqueélhabíaquerido,loquelehabíapedido a Charlotte, aunque en esos momentos, cuando estaba teniendo lugar, fueconscientedequenosoportabapensardemasiadoenello.Asíquesehabíaidoalasalaalaquesiempreibacuandoteníademasiadascosasenlacabeza;llevabatirandocuchilloscontralapareddesdeelamanecer,yteníalacamisaempapadadesudorypegadaalaespalda.

Tunc,tunc,tunc.Loscuchillosseclavabanenlapared, todosenelcentrode ladiana.Recordabacuandoteníadoceañosyconseguirqueelcuchilloseclavaracercadel objetivo le había parecido un sueño imposible. Jem le había ayudado, le había

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enseñadocómosujetarlo,cómocolocarlapuntaylanzarlo.DetodoslosespaciosdelInstituto,lasaladeentrenamientoeraelquemásasociabaconJem,sincontarconeldormitorio de su amigo, y de él habían retirado todas sus pertenencias. En esemomento era otra habitación vacía en el Instituto, esperando a otro cazador desombrasparahabitarla.InclusoIglesianoparecíaquererentrar;avecessequedabaenlapuerta,comohacíanlosgatos,peroyanodormíaenlacamacomohabíahechocuandoJemvivíaallí.

Se estremeció; la sala de entrenamiento estaba fría a primeras horas de la grismañana;elfuegodelachimeneaestabacasiapagado,unaespinosasombraderojoydorado proyectada por coloridas ascuas.Will veía a los dos chicos, sentados en elsueloanteelfuegoenesamismaestancia,unoconcabellonegro,negro,yelotroconuncabellotanclarocomolanieve.LehabíaestadoenseñandoaJemajugaralecerteconunabarajadecartasquehabíarobadodelsalón.

Enunmomentodado,molestoporperder,Willhabíatiradolascartasalfuegoylashabíaobservado,fascinado,arderunaauna,mientraslasllamashacíanagujerosenelrelucientepapelblanco.Jemhabíareído.

—Nopuedesganarasí.—Aveces,eslaúnicamaneradeganar—lehabíacontestadoWill—.Quemarlo

todo.Fuearecogerloscuchillosdelapared,ceñudo.«Quemarlotodo».Aúnledolía

todo el cuerpo.Mientras arrancaba los puñales, vio que tenía hematomas de colorverdeazuladoenlosbrazos,apesardelosiratzes,ycicatricesdelabatalladeCadairIdrisquelequedaríanparasiempre.PensóenlucharjuntoaJemenesabatalla.Quizánolohabíaapreciadoenaquelmomento.Laúltima,últimavez.

Comounecodesuspensamientos,unasombraseproyectósobreelumbral.Willalzólamirada,ycasiselecayóelcuchilloqueteníaenlamano.

—¿Jem?—preguntó—.¿Erestú,James?—¿Yquiénsino?—Lavozdesuamigo.CuandoentróenlasalailuminadaWill

vioqueteníabajadalacapuchadesuhábitodepergamino,ylemirabadirectamente.Surostro,susojos,leresultabanmuyconocidos.PeroWillsiemprehabíasidocapazde sentir a Jem antes, notar su cercanía y su presencia. Que Jem le hubierasorprendido esa vez era un duro recordatorio del cambio que había sufrido suparabatai.

«Yanoestuparabatai»,ledijounavocecitaenlacabeza.JementróenlasalaconelpasocarentederuidodelosHermanosSilenciosos,y

cerró lapuerta trasél.Willnosemoviódedondeestaba.Nocreíapoder.Vera suhermano de sangre en Cadair Idris había sido una fuerte impresión que le habíaatravesado todo su interior como una incandescencia terrible y maravillosa: Jemestabavivo,perohabíacambiado;vivía,perolohabíaperdido.

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—Pero—dijoWill—estásaquíparaveraTessa.Él lomiró directamente.Sus ojos erande color grismuyoscuro, comopizarra

convetasdeobsidiana.—¿Y no crees que aprovecharé la oportunidad, cualquier oportunidad que se

presente,paravertetambiénati?—Nolosabía.Despuésdelabatalla,temarchastesindespedirte.Jemseadentrómásenlasala.Willnotóqueseletensabalaespalda.Habíaalgo

extraño,algoprofundoydiferenteenlamaneraenquesemovía;noeralagracilidaddeloscazadoresdesombrasqueWillhabíaaprendidoaimitarentrenándosedurantetantosaños,sinoalgoextraño,ajenoynuevo.

DebiódeveralgoenlaexpresióndeWill,porquesedetuvo.—¿Cómopodíadespedirmedeti?—preguntó.Willdejóqueelcuchillolecayeradelamano.Seclavóenlamaderadelsuelo.—¿Como lo hacen los cazadores de sombras?Aveatque vale. Y para siempre,

hermano,saludosyadiós.—Peroésasson laspalabrasde lamuerte.Cátulo lasdijosobre la tumbadesu

hermano,¿noescierto?«Multaspergentesetmultaperaequiravectusadveniohasmiseras,frater,asinferias…»

Willconocíaesaspalabras.«Muchasnacionesymuchosmarescrucé,hermano,paraveniratutristetumbay

dedicarte estos últimos ritos fúnebres. Para siempre, hermano, te saludo. Parasiempre,adiós».

—¿Memorizaste el poema en latín? Pero tú eras el que siempre memorizabamúsica,nopalabras…—Soltóunabrevecarcajada—.Noimporta.LosritualesdelaHermandadhabráncambiadoeso.—Sevolvióydiounospasos,luegosevolviódegolpehaciaJem—.Tuviolínestáenlasalademúsica.Penséquepodríasllevártelo,leteníastantocariño…

—No podemos llevarnos nada a la Ciudad Silenciosa, aparte del cuerpo y lamente—explicóJem—.Dejéelviolínaquíparaalgúnfuturocazadordesombrasquepuedadeseartocarlo.

—Noparamí,entonces.—Mesentiríahonradositúlocogierasylocuidaras.Peroatitedejéotracosa.

Entuhabitaciónestámicajadeyinfen.Penséquequerríastenerla.—Esopareceunregaloalgocruel—repusoWill—.Paraquenomeolvide…«Deloquetealejódemí.Deloquetehizosufrir.Deloquebusquéynopude

encontrar.Decómotefallé».—Will,no—dijoJem,que,comosiempre,loentendíasinqueelotrotuvieraque

explicarse—.Nosiemprefuelacajaqueconteníamidroga.Erademimadre.KwanYinesladiosaqueestádibujadaenlatapa.Sedicequecuandomurióyllegóalas

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verjas del paraíso, se detuvoy oyó los gritos de angustia delmundohumanoynopudodejarlo.Sequedóparaayudaralosmortalescuandoéstosnopuedenayudarseasímismos.Ellaeselconsuelodetodosloscorazonesquesufren.

—Unacajanovaaconsolarme.—ElCambionoesunapérdida,Will.Nosiempre.Éstesepasólasmanosporelhúmedocabello.—Oh,sí—repusoconamargura—.Quizáenalgunaotravida,másalládeésta,

cuandohayamospasadomásalládelrío,ohayamosdadounavueltaa laRueda,ocualquier tipo de palabras con las que quieras describir lamarcha de estemundo,encontraré de nuevo a mi amigo, mi parabatai. Pero ahora te he perdido, ahora,¡cuandotenecesitomásquenunca!

Jemcruzólaestancia,comounasombra,conlaluzdelosHermanosSilenciososenél,ysedetuvoanteel fuego.La luzdeéste le iluminóel rostro,yWillvioquealgoparecíabrillaratravésdeél:unaespeciedeluzquenohabíaestadoallíantes.Jemsiemprehabíabrillado,conunavidaferozyunabondadasimismofiera,peroesoeraalgodiferente.LaluzenJemparecíaarder;eraunaluzdistanteysolitaria,comolaluzdeunaestrella.

—Nomenecesitas,Will.Éstesemiróasímismo,conelcuchilloasuspies,yrecordóelquehabíaclavado

en la base del árbol en el camino de Shrewsbury aWelshpool, manchado con susangreyladeJem.

—Todamivida,desdequelleguéalInstituto,hassidoelespejodemialma.Vielmismobienquehabíadentrodemíenti.Sóloentusojosencontrélagracia.Cuandotehayasido,¿quiénmeveráasí?

Hubo un silencio. Jem estaba inmóvil como una estatua. Con la mirada, Willbuscó,yencontró,larunadeparabataienelhombrodelahoraHermanoSilencioso;aligualquelasuya,sehabíadescoloridoyeradeunblancopálido.

Finalmente,Jemvolvióahablar.Lafríadistanciahabíadesaparecidodesuvoz.Willrespiróhondomientrasrecordabalomuchoqueesavozhabíadadoformaalosaños en los que había crecido, su inquebrantable bondad como un faro en laoscuridad.

—Tenfeentimismo.Puedessertupropioespejo.—¿Y si no puedo?—susurró Will—. Ni siquiera sé cómo ser un cazador de

sombrassinti.Sóloheluchadocontigoamilado.Jemseacercó,yestavezWillnosemovióparadesanimarle.Seacercótantoque

podríahaberletocado,yWillpensódistraídamentequenuncahabíaestadotancercadeunHermanoSilencioso,que la teladelhábitodepergaminoestaba tejidadeunmaterialraro,duroypálidocomolacortezadeunárbol,yqueelfríoparecíaemanardelapieldeJemdelmismomodoqueunapiedrasemanteníafríainclusoenundía

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cálido.JemlepusoundedoaWillbajolabarbilla,obligándoloamirarledirectamente.

Sutactoerafrío.Willsemordióellabio.ÉsaeralaúltimavezqueJem,comoJem,lotocaría.Los

recuerdos le atravesaron cortantes comoun cuchillo: los años de Jempalmeándoleligeramenteelhombro,sumanoayudandoaWillcuandoéstecaía,JemsujetándolocuandoWill seponía furioso, suspropiasmanosen loshombrosdeél cuandoéstetosíasangre.

—Escúchame,mevoy,peroestoyvivo.Nomevoytotalmentedeti,Will.Cuandoluches, seguiré estandocontigo.Cuandocaminespor elmundo,yo seré la luz a tulado,elsuelofirmebajotuspies,lafuerzaquesujetalaespadaentumano.Estamosunidos,másalládecualquierjuramento.LasMarcasnocambiaroneso.Eljuramentonocambióeso.Sencillamentepusopalabrasaalgoqueyaexistía.

—Pero ¿y tú? —preguntó Will—. Dime qué puedo hacer, porque eres miparabatai,ynoquieroquevayassoloalassombrasdelaCiudadSilenciosa.

—No tengoelección.Perosi tepuedopediralgo,esqueseas feliz.Quieroquetengasuna familiayqueenvejezcas juntoa losqueamas.YsiquierescasarteconTessa,entoncesnodejesquemirecuerdoossepare.

—Quizáellanomequiera—planteóWill.Jemsonrióunbreveinstante.—Bueno,esotelodejoati,creo.Will ledevolviólasonrisay,porunmomento,volvieronasersóloJemyWill.

WillveíaaJem,perotambiénatravésdeél,haciaelpasado.Willlosrecordóalosdos, corriendopor las oscuras calles deLondres, saltandode tejado en tejado, consendoscuchillosserafinesbrillándolesenlamano;horasenlasaladeentrenamiento,empujándose el uno al otro a charcos llenos de barro, tirándole bolas de nieve aJessaminedesdedetrásdeunfuertedehieloenelpatio,durmiendocomoperritosenlaalfombrafrentealfuego.

«Aveatquevale—pensóWill—.Saludosyadiós».Nuncaanteshabíapensadomuchoenesaspalabras,nuncahabíapensadoporqué

no eran sólo una despedida, sino también un saludo. Todo encuentro tenía suseparación,yasísería,mientraslavidafueramortal.Entodoencuentrohabíaalgodela tristeza de la partida, pero en toda partida también había algo de la alegría delencuentro.

Noolvidaríaesaalegría.—Hemoshabladodecómodecirnosadiós—explicóJem—.CuandoJonathanse

despidió de David, le dijo: «Vete en paz, ya que los dos nos hemos hecho unjuramento diciendo que el Señor esté entre tú y yo para siempre».No volvieron averse, pero no se olvidaron. Y así será con nosotros. Cuando sea el hermano

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Zachariah,cuandoyanoveaelmundoconmisojoshumanos,aúnseréenalgúnlugarelJemquetúconoces,yteveréconlosojosdelcorazón.

—Wo men shi sheng si ji jiao —dijo Will, y vio que Jem abría los ojossorprendido,ylachispadediversiónenellos—.Veenpaz,JamesCarstairs.

Durante un largo momento se miraron, y luego Jem se levantó la capucha,ocultandosurostroenlassombras,ysevolvió.

Willcerrólosojos.NopodíaoíraJem,yano;noqueríasaberenquémomentosalíayélsequedabasolo;noqueríasabercuándoelprimerdíadesuvidadecazadordesombrassinsuparabataicomenzabarealmente.Ysienellugarsobreelcorazón,dondelarunadeparabataihabíaestado,sintióunrepentinodolorabrasadorcuandolapuertasecerrótrasJem,Willsedijoquesóloeraunaascuaquelehabíasaltadodesdeelfuego.

Se apoyóen lapared, luego sedejó caer lentamentehasta sentarse en el suelo,juntoalcuchillo.Nosupocuántotiempoestuvoallí,perooyóelruidodecaballosenel patio, el traqueteo del carruaje de losHermanos Silenciosos partiendo. El ruidometálicodelaverjaalcerrarse.«Somospolvoysombras».

—¿Will?—Alzólamirada;nohabíanotadolapequeñasiluetaenlaentradahastaque ésta habló. Charlotte dio un paso y le sonrió. Su sonrisa era amable, comosiempre, y él luchó por no cerrar los ojos y alejar los recuerdos: Charlotte en laentradadeesamismasala.

«¿Recuerdasloquetedijeayer,dequehoyíbamosarecibiraunreciénllegadoalInstituto?…JamesCarstairs».

—Will—dijodenuevo,enesemomento—.Teníasrazón.Élalzólacabeza,teníalasmanoscolgandoentrelasrodillas.—¿Razónenqué?—SobreJemyTessa—contestóella—.Sucompromisohaacabado.YTessaestá

despiertaybien,ypreguntaporti.

«Cuandoestéenlaoscuridad,quieropensarenélbajolaluz,contigo».Tessa se sentó apoyada en las almohadas que Sophie había preparado

cuidadosamente para ella (las dos chicas se habían abrazado, y Sophie le habíacepillado el enredado cabello mientras decía «bendita, bendita» tantas veces queTessaletuvoquepedirquepararaantesdequelasdosseecharanallorar)ymiróelcolgantedejadequeteníaenlamano.

Se sintió como si estuviera dividida en dos personas diferentes. Una estabaagradecidaunayotravezdequeJemestuvieravivo,quehubiera sobrevividoparaveralzarseelsoldenuevo,queladrogavenenosaquehabíatenidoquesufrirdurantetantotiempoyanofueraaquemarlelavidaenlasvenas.Laotra…

—¿Tess?—Oyó una suave voz en la puerta; ellamiró y vio aWill, recortado

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contralaluzdelpasillo.Will.PensóenelchicoquehabíaentradoensudormitoriodelaCasaOscurayla

habíadistraídodesuterrorcharlandodeTennyson,erizosytiposdeslumbrantesqueacudíanalrescate,ycómoéstosnuncaseequivocaban.Entonceslohabíaencontradoapuesto,peroahorapensabaenéldeuna forma totalmentediferente.EraWill,contoda su perfecta imperfección;Will, cuyo corazón era fácil de romper y almismotiempoestababienprotegido;Will,queamabanosabiaperosícompletamenteycontodoloquetenía.

—Tess—repitió él, vacilando ante su silencio, y entró, entrecerrando la puertatrasél—.Charlottemehadichoquequeríashablarconmigo…

—Will—exclamóella,y supoqueestabademasiadopálida,yque tenía lapielmanchadapor las lágrimas, losojosrojos,peronoimportaba,porqueeraWill,y letendió las manos, y él fue inmediatamente a cogérselas entre sus dedos cálidos ymarcados.

—¿Cómo te encuentras?—preguntó él, escrutándole el rostro con lamirada—.Debo hablar contigo, pero no quiero molestarte hasta que estés completamenterecuperada.

—Estoybien—contestó ella,mientras le apretaba lasmanos como él—.Ver aJemmehatranquilizado.¿Tehatranquilizadoati?

Élapartólosojosdeella,aunquenolesoltólasmanos.—Lohahecho—respondió—,ynolohahecho.—Tehatranquilizadolamente—repusoella—,peronoelcorazón.—Sí.Sí.Esoesexactamente.Meconocestanbien,Tess.—Sonriótristemente—.

Está vivo, y eso lo agradezco. Pero ha escogido un camino de gran soledad. LaHermandad;comensolos,caminansolos,selevantansolosyseenfrentansolosalanoche.Selohabríaevitadodehaberpodido.

—Yahasevitadotodoloquehaspodidoevitarle—remarcóTessarápidamente—.Y él te ha evitado cosas a ti, y todos hemos tratado tanto de evitar cosas para losotros…Alfinal,debemostomarnuestraspropiasdecisiones.

—¿Estásdiciendoquenodeberíaapenarme?—No.Apénate.Ambosloharemos.Sientelapena,peronoteculpes,porqueen

estonotienesningunaresponsabilidad.Élmiró susmanos unidas.Conmucha suavidad le acarició los nudillos con el

pulgar.—Quizá no —replicó—. Pero hay otras cosas de las que sí cargo con la

responsabilidad.Tessa tragóaire.Élhabíabajado lavoz,yhabíaunabrusquedadenellaque la

muchachanohabíaoídodesde…«Sualientosuaveycálidocontralapieldeellahastaqueellacomenzóarespirar

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igualdefuerte;leacaricióloshombros,losbrazos,loscostados…»Parpadeóyseparólasmanosdelasdeél.Nomirabaaljovenalqueamaba,sinoa

laluzdelfuegocontralasparedesdelacueva,yoíasuvozeneloído,ytodohabíaparecido un sueño entonces, instantes fuera de la vida real, como si estuvieransituadosenotromundo.Inclusoenesemomentolecostabacreerquehubierapasadorealmente.

—¿Tessa?—Suvozeravacilante;lasmanosaúnextendidas.Parte de ella quería cogérselas, hacer que se agachara junto a ella y besarlo,

olvidarseasímismaenWillcomoantes.Porqueéleramásefectivoquecualquierdroga.

YentoncesrecordólosojosdeWill,nubladosenelfumaderodeopio,lossueñosdefelicidadqueseconvertíanenruinasencuantosedisipabanlosefectosdelhumo.No.Algunascosassólosepodíanarreglarenfrentándoseaellas.Respiróhondoylomiró.

—Séloquequerríasdecir—afirmóTessa—.EstáspensandoenloquepasóentrenosotrosenCadairIdris,porquepensábamosqueJemestabamuerto,yquetambiénnosotrosíbamosamorir.Eresunhombrehonorable,Will,ysabesloquedebeshacer.Debesproponermeelmatrimonio.

Will,queestabainmóvil,demostróqueaúnpodíasorprenderla,yseechóareír.Unarisasuaveytriste.

—Noesperabaquefuerastandirecta,perosupongoquedeberíahaberlosabido.ConozcoamiTessa.

—SoytuTessa—repusoella—.Pero,Will,noquieroquedigasnadaahora.Nadadematrimonionidepromesaseternas…

Élsesentóenelbordedelacama.Llevabaeltrajedeentrenamiento,unaampliacamisaarremangada,conelcuelloabierto,yellaleviolascicatricesdelabatallaenlapiel,elblancorecuerdodelasrunascurativas.También,enlosojos,vioundolorincipiente.

—¿Lamentasloquepasóentrenosotros?—preguntóél.—¿Sepuedelamentaralgoque,aunqueinsensato,fuehermoso?—respondióella,

yeldolorqueveíaenlosojosdeWillcambióaconfusión.—Tessa.Sitemesqueseareacio,quemesientaobligado…—No.—Tessa alzó lasmanos—.Sólo es que creoque en el corazóndebesde

tener una mezcla de dolor y desesperación, y alivio, felicidad y confusión, y noquieroquedigasnadaenfirmemientrasestéstanabrumado.Ynomedigasquenoestás abrumado, porque puedo verlo, y yo tambiénme siento así. Ambos estamosabrumados,Will,ennuestroestadonopodemostomardecisiones.

Porunmomento,Willvaciló.Se llevó losdedoshaciael corazón,dondehabíatenidolarunadeparabatai,ylarozólevemente(Tessasepreguntósisiquierasería

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conscientedequelohacía).—Avecesmedamiedoqueseasdemasiadosabia,Tessa.—Bueno—replicóella—.Unodelosdostienequeserlo.—¿Nohaynadaquepuedahacer?—preguntóél—.Preferiríanoapartarmedeti,

anoserquetúquieras.La chica dejó caer lamirada sobre lamesilla de noche, donde se apilaban los

librosquehabíaestado leyendoantesdeque losautómatasatacaranel Instituto, loqueparecíahaberpasadohacíamilaños.

—Podríasleerme—contestóella—,sinoteimporta.Willseanimóysonrió.Eraunasonrisacrudayrara,peroerareal,yeradeWill.

Tessalesonriótambién.—Nomeimporta—respondióél—.Enabsoluto.Y por eso, como un cuarto de hora después,Will estaba sentado en un sillón,

leyendo David Copperfield en voz alta, cuando Charlotte abrió la puerta deldormitorioymiródentro.Nopudoevitarciertaansiedad;elchicohabíaparecidotandesesperado, tiradoenel suelode la saladeentrenamiento, tan solo,queCharlotterecordóelmiedoquesiemprehabía tenidodeque,si Jemlosdejaba,se llevaría lomejordeWillconél.YTessatambiénseguíatanfrágil…

LavozdeWill llenaba lahabitación, juntoconelsilenciosobrillode la luzdelfuego de la chimenea. Tessa estaba acostada de lado con el cabello castañodesparramado sobre la almohada, observando aWill, que tenía el rostro inclinadosobrelaspáginas,conunamiradadeternuraenlosojos,unaternuraquesereflejabaen la suavevozdeWill.Erauna ternura tan íntimayprofundaqueCharlotte salióinmediatamente,cerrandolapuertaensilenciotrasella.

LavozdeWilllasiguióporelpasillomientrassealejaba,habiéndoselibradodeungranpesodelcorazón.

—«…ynopuedovigilarlo,siesonoesdemasiadoatrevidodedecir,tandecercacomousted.Pero si esobjetodecualquier fraudeo traición,esperoqueel sencilloamorylaverdadvenzanalfinal.Esperoqueelamorauténticoylaverdadseanmásfuertesalfinalquecualquiermaldadodesgraciadelmundo…»

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24

LAMEDIDADELAMORLamedidadelamoresamarsinmedida.

AtribuidoaSANAGUSTÍN

LasaladelConsejoestabamuyiluminada.Ungrancírculodoblesehabíapintadosobre el estradoal frentede la sala, y en el espacio entre las circunferenciashabíarunas:runasdeunión,runasdesabiduría,runasdehabilidadydestreza,ylasrunasquesimbolizabanelnombredeSophie.Éstasehallabaarrodilladaenelcentrodeloscírculos.Llevabaeloscurocabellosueltoy lecaíahasta lacintura,unacascadaderizoscontrasutrajemásoscuro.Estabamuyhermosabajolaluzquesedesplomabadesdelasclaraboyasdelacúpula;lacicatrizdesumejillaerarojacomounarosa.

LaCónsulestabasobreella,conlasblancasmanosalzadas,laCopaMortalsujetaentre ellas. Charlotte vestía una sencilla túnica escarlata que le colgaba suelta. Surostroestabaserioymostrabaseveridad.

—CogelaCopa,SophieCollins—dijo,yenlasalasehizounsilenciodealientoscontenidos.

LasaladelConsejonoestaballena,peroenlafilaqueTessaocupaba,sentadaenel extremo, se hallabanGideonyGabriel,Cecily yHenry,Will y ella, todos en elbordedelasiento,ansiosos,esperandoaqueSophieAscendiera.Aambosextremosdel estrado había un Hermano Silencioso, con la cabeza gacha y sus hábitos depergaminocomosihubieransidotalladosenmármol.

CharlottebajólaCopayselatendióaSophie,quelacogióconcuidado.—¿Juras,SophieCollins,renunciaralmundodelosmundanosyseguirelcamino

deloscazadoresdesombras?¿Tomarásenti lasangredelÁngelRazielyhonrarásesta sangre? ¿Juras servir a laClave, obedecer laLey como lomarca laAlianzayobedecerlapalabradelConsejo?¿Defenderásloqueeshumanoymortal,sabiendoqueportuservicionohabrárecompensa,niagradecimiento,sinotansólohonor?

—Lojuro—contestóSophieconvozfirme.—¿Puedesserunescudoparaeldébil,unaluzenlaoscuridad,unaverdadentre

lasmentiras,unatorreenlacrecida,unojoqueveacuandolosdemásseanciegos?—Puedo.—Ycuandomueras,¿darás tucuerpoa losnefilimparaquemarloy tuscenizas

podránusarseparaconstruirlaCiudaddeHueso?—Lodaré.—Entonces,bebe—ordenóCharlotte.Tessa oyó aGideon tragar aire.Ésa era la parte peligrosa del ritual.Ésa era la

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partequepodíamataraloscarentesdepreparaciónodevalía.LachicainclinólacabezaysellevólaCopaaloslabios.Tessaseinclinóhacia

adelante,conelpechotensodeaprensión.NotóqueWilllecogíalamano,unpesocálidoyreconfortante.ElcuellodeSophiesemovíaaltragar.

ElcírculoquerodeabaaCharlotteyaellaseencendióunavezconunaluzfría,azul muy claro, y las ocultó a las dos. Cuando desapareció, Tessa se quedódeslumbrada. Parpadeó con rapidez y vio a Sophie sujetando la Copa. Un fulgorrodeóelrecipientemientrasellaseladevolvíaaCharlotte,quesonriósatisfecha.

—Ahora,eresnefilim—anuncióésta—.TellamarásSophieCazadordeSombras,delasangredeJonathanCazadordeSombras,hijadelosnefilim.Álzate,Sophie.

YSophiesealzó,enmediodelosvítoresdelosasistentes.LosvítoresdeGideonfueronlosmásfuertesdetodos.Sophiesonreía,todosurostroestabaradiantebajoelsol del invierno, que caía por la limpia claraboya.Unas sombras semovían por elsuelo,deun ladoaotro, rápidas.Tessa alzó lamiradamaravillada; lablancura ibacubriendolosvidrios,girandosuavementealotroladodelcristal.

—Nieve—ledijoWillaloído—.FelizNavidad,Tessa.

EsanocheeralanochedelafiestaanualdeNavidaddelEnclave.EralaprimeravezqueTessaveíaelgransalóndebailedelInstitutoabiertoy llenodegente.Losenormesventanalesbrillabanreflejandolaluz,queproyectabaunresplandordoradosobreelpulidosuelo.Alotroladodelososcuroscristales,sepodíavercaerlanieve,engrandescoposblancos,perodentro,elInstitutoeracálido,refulgenteyseguro.

LaNavidad entre los cazadores de sombras no era laNavidadqueTessa habíaconocido.Nohabíacoronasdeadviento,nisecantabanvillancicos.Habíaunárbol,peronoestabadecoradodelaformahabitual,eraunenormeabeto,quesealzabacasihastatocareltechoalfondodelsalóndebaile.(CuandoWilllepreguntóaCharlottecómo lo habían conseguido entrar, ella sólo agitó las manos y dijo algo sobreMagnus).Enlasramashabíavelasencendidas,aunqueTessanopodíavercómoseaguantaban.Proyectabanaúnmásluzdoradaalasala.

Atadasalasramasdelárbol,ycolgandodelassujecionesdeloscandelabrosdelaparedydelamesa,delospomosdelaspuertas,habíarelucientesrunascristalinas,cadaunatanclaracomoelcristalquerefractabanlaluzylanzabanbrillantesarcoírispor la sala. Las paredes estaban decoradas con coronas entrelazadas de acebo yhiedra, bayas rojas brillando entre las verdes hojas. Aquí y allí, había ramitos demuérdago con sus blancas bayas. Incluso había una atada al collar de Iglesia, queestabaescondidobajounadelasmesasmuyenfadado.

Tessa no creía haber visto nunca tanta comida. Las mesas estaban repletas depollo y pavo trinchado, de faisanes y liebres, jamones y tartas, finos sándwiches,helados,dulces,bizcochos,púdinesdenata,gelatinadecolores,pastelillosborrachos

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ypudinflambeadoconbrandy,sorbete,vinoconcanelacalienteygrandescuencoscon ponche. Había cuernos de la abundancia derramando dulces, y bolsas de SanNicolás,cadaunaconuntrozodecarbón,unpocodeazúcarounlimón,paraindicaral receptor si su comportamiento durante el año había sidomalo, dulce o amargo.AnteshabíahabidotéypresentessóloparalosocupantesdelInstituto,quesehabíanintercambiadoregalosantesdequellegaranlos invitados;CharlottesobreelregazodeHenry,sentadoensusilladeruedas,habíaabiertoregalotrasregaloparaelbebé,que llegaríaenabril. (Ycuyonombre, sehabíadecididopor fin, ibaa serCharles.«CharlesFairchild»,habíadichoCharlotteconorgullo,alzandolamantitaqueSophielehabíatejido,conlasinicialesC.F.enunextremo).

—CharlesBufordFairchild—habíacorregidoHenry.Sumujerhabíahechounamueca.—¿Fairchild?¿NoBranwell?—habíapreguntadoTessa,riendo.Charlottehabíasonreídoastutamente.—YosoylaCónsul.Sehadecididoque,enestecaso,elniñollevaráminombre.

AHenrynoleimporta,¿verdad,cariño?—En absoluto —había contestado él—. Sobre todo porque Charles Buford

Branwellhabríasonadobastante tonto,peroCharlesBufordFairchild tieneunalgoespecial.

—Henry…Tessasonrióalrecordaresaescena.Enesemomentosehallabacercadelárbolde

Navidad,observandoalosmiembrosdelEnclaveluciendosusgalas:lasmujeresenlosintensostonosenjoyadosdelinvierno,vestidosdesaténrojo,sedazafiroytafetándorado, y los hombres en elegantes trajes de etiqueta. Todos se paseaban y reían.SophieestabaconGideon,relucienteyrelajadaenunelegantevestidoverde;Cecilyiba de azul, corriendo de aquí para allá encantada de verlo todo, con Gabrielsiguiéndola, todo largas piernas, cabello alborotado y adoración entretenida. Unenormeleño,rodeadodecoronasdehiedrayacebo,quemabaenlaenormechimenea.Y colgando sobre ella había redes que contenían manzanas doradas, nueces,palomitas de colores y caramelos. También había música, suave y evocadora, yCharlotteparecíahaberhalladoporfinunusoparaelgustoporelcantodeBridget,porquesuvozsealzabasobreelsonidodelosinstrumentos,cantarinaydulce.

Oh,mi amor,mehieres al echarme condescortesía.Tanto tiempo te heamado disfrutando de tu compañía. Mangasverdes era mi alegría;Mangasverdeseramiplacer;Mangasverdeseramicorazóndorado,¿YquiénsinoMangasverdes?

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—«Que lluevanpatatasdelcielo—dijounavozdivertida—.Que trueneal sondelMangasverdes».

Tessa se volvió.Will había aparecido de repente a su lado, lo que lamolestó,porque llevababuscándolodesdequehabíaentradoenel salónynohabíavistonirastrodeél.Comosiempre,verloentrajedeetiqueta,azul,negroyblanco,ladejósinaliento,peroloocultóconunasonrisa.

—Shakespeare—dijoTessa—.LasalegrescomadresdeWindsor.—Nounadesusmejoresobras—comentóWill,entrecerrandolosojosmientras

lamiraba.Esanoche,lamuchachahabíaelegidounvestidodesedadecolorrosa,sinjoyassalvoporunacintadeterciopelo,queledabadosvueltasalcuelloylecaíaporla espalda. Sophie la había peinado, como un favor, no como doncella, y le habíaentrelazadopequeñasbayasblancas entre los rizos.Tessa se sentíamuyeleganteyllamativa—.Aunquetienesusmomentos.

—Siempre el crítico literario—suspiró; apartó lamiradade él y la pasópor elsalón, hasta donde Charlotte estaba conversando con un hombre alto y rubio queTessanoreconoció.

Willseinclinóhaciaella.Olíalevementeaalgoverdeeinvernal,abetoolimaociprés.

—Llevasbayasdemuérdagoenelcabello—comentóél,ysualientolerozólamejillaaTessa—.Técnicamente,creoquesignificaquecualquieratepuedebesarencualquiermomento.

Ellalomiróconlosojoscomoplatos.—¿Creesqueesposiblequelointenten?Éllerozólamejilla;llevabaguantesblancosdegamuza,peroellalosnotócomo

sifuerasupiel.—Mataríaacualquieraquelohiciera.—Bien—repuso ella—.Sería la primera vez que no hicieras algo escandaloso

porNavidad.Will se calló un momento y luego sonrió, con esa rara sonrisa suya que le

iluminaba el rostro y le cambiaba totalmente. Era una sonrisa que, en un tiempo,Tessapensabapreocupadaquehabíadesaparecidoparasiempre,perdidaconJemenlaoscuridaddelaCiudadSilenciosa.Jemnoestabamuerto,perountrozodeWillsehabía ido con él, un trozo arrancado de su corazón y enterrado entre los huesossusurrantes.YTessasehabía temido,duranteaquellaprimerasemanadespués,queWillnoserecuperaría,queseríaparasiempreunaespeciedefantasma,rondandoporel Instituto, sincomer, siemprevolviéndoseparahablaraalguienqueyanoestabaallí,conlaluzdesurostromuriendoalrecordar,yluegoelsilencio.

Peroellatomóunadecisión.Sucorazóntambiénsehabíaroto,peroestabaseguradeque reparareldeWill significaría,dealgúnmodo, repararel suyopropio.Yen

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cuantohabíatenidolasfuerzassuficientes,sehabíaocupadodellevarleeltéqueélnoquería,ylibrosquesí,ydehostigarlo,dentroyfueradelabiblioteca,ydepedirleayudaparaentrenar.LedijoaCharlottequedejaradetratarlocomosifueradevidrioy se fuera a romper, y que lo enviara a la ciudad a luchar, como lo había enviadoantes.ConGabrieloconGideon,envezdeJem.YCharlottelohabíahecho,nomuyconvencida,yWillhabíavueltoensangrentadoymagullado,peroconlosojosvivosyencendidos.

—Esoha sidomuy astuto—lehabía dichoCecily después, junto a la ventana,observandoaWillyasuamadoentrarenelpatio—.Sernefilimdasentidoalavidademihermano.Cazarsombraslerepararálasheridas.Cazarsombrasytú.

Tessa había dejado caer la cortina, pensativa.Nohabía hablado conWill de loocurridoenCadair Idris,de lanochequehabíanpasado juntos.Y lociertoeraqueparecía tan lejana como un sueño. Era como algo que le hubiera ocurrido a otrapersona,noaella,noaTessa.Nosabíasiélsentíalomismo.SabíaqueJemconocíaloocurrido,olohabíasupuesto,ylosperdonabaaambos,peroWillnoselehabíavueltoaacercar,nolehabíadichoquelaamaba,nolehabíapreguntadosiloamabadesdeeldíaqueJemsehabíamarchado.

Pareció como si hubiera pasado una eternidad, aunque sólo habían sido dossemanas,antesdequeWilllaencontrarasolaenlabibliotecaylepreguntara,deunmodo bastante brusco, si quería ir al día siguiente a dar una vuelta en el carruaje.Perpleja,ellaaceptó,yensuinteriorsehabíapreguntadosihabríaalgunaotrarazónpor laquequería su compañía. ¿Algúnmisterioque investigar? ¿Algunaconfesiónquehacer?

Perono,habíasidounsimplepaseoencarruajeporelparque.Eltiempoeracadavezmás frío,yelhielobordeaba losestanques.Las ramasdesnudasde losárboleseran tristesyencantadoras,yWill le fuehablandocortésmentedel tiempoyde loshitosde la ciudad.Parecíadecididoa continuar sueducación sobreLondresdondeJemlahabíadejado.FueronalMuseoBritánicoyalaGaleríaNacional,alosjardinesKewyalacatedraldeSanPablodonde,finalmente,Tessaperdiólosestribos.

HabíanestadovisitandolafamosaGaleríade losSusurros,Tessaapoyadaen labarandillaymirandohaciaabajo.Willletraducíalainscripciónenlatíndelapareddonde se hallaba enterrado Christopher Wren («si buscas un monumento, miraalrededor»),cuandoTessa,sinpensarlo,lefueacogerlamano.Inmediatamente,élseapartó,sonrojándose.

Ellalomirósorprendida.—¿Pasaalgo?—No—respondióél,demasiadodeprisa—.Sóloque…notehetraídoaquípara

aprovecharmedetienlaGaleríadelosSusurros.Tessaestalló.

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—¡Noteestoyincitandoaquelohagas!Pero,porelÁngel,¿quieresdejardesertancorrecto?

Éllamiróasombrado.—Pero¿nopreferirías…?—Nopreferiría.¡Noquieroqueseascorrecto!¡QuieroqueseasWill!¡Noquiero

quemeseñaleslospuntosdeinterésarquitectónicocomosifuerasunguíaturístico!Quiero que digas cosas horriblemente tontas y divertidas, que hagas canciones yseas…—«ElWilldelquemeenamoré»,estuvoapuntodedecir—.YseasWill—fueloquedijofinalmente—.Otegolpearéconlasombrilla.

—Estoytratandodecortejarte—replicóélexasperado—.Decortejartecomosedebe.Deesoibatodo.Losabes,¿no?

—ElseñorRochesternuncacortejóaJaneEyre—señalóTessa.—No,sevistiódemujeryledioalapobrechicaunsustodemuerte.¿Esesolo

quequieres?—Seríasunamujermuyfea.—Enabsoluto.Seríaarrebatadora.Tessarió.—Ahíestá—repuso—.AhíestáWill.¿Noesmejor?¿Nolocrees?—Nolosé—contestóéste,mirándoladereojo—.Temoresponderaeso.Heoído

que,cuandohablo,lasmujeresamericanasdeseanpegarmeconlasombrilla.Tessa rió denuevo, y luego rieron ambos, y sus apagadas carcajadas rebotaron

por las paredes de la Galería de los Susurros. Después de ese episodio, las cosasfueronmuchomejor entre ellos, y la sonrisa deWill, cuando la ayudó a bajar delcarruajealavuelta,erabrillanteyreal.

Esa noche, llamaron a la puerta de Tessa, y cuando fue a abrir, no encontró anadie,sólounlibrosobreelsuelodelpasillo.Historiadedosciudades.Uncuriosoregalo, pensó.Había una copia de ese libro en la biblioteca, y la podía leer tantasveces como quisiera, pero ésa era nueva, con un recibo de Hatchardmarcando lapáginadeltítulo.Sólocuandoselollevóalacamasediocuentadequeenlapáginadeltítulotambiénhabíaunescrito.

Tess,Tess,Tessa.¿Huboalgunavezunsonidomáshermosoquetunombre?Decirloenaltohacequemicorazóntintinee

comounacampanilla.Resulta raro imaginareso,¿no?¿Uncorazón tintineando?Perocuandome tocas,esoesloquesiento,yelcorazónmetintineadentrodelpecho,yelsonidomeestremecelasvenasymerompeloshuesosdealegría.

¿Porquéheescritoestaspalabrasenestelibro?Porti.Meenseñasteaamarestelibro,cuandoyolohabíadesdeñado.Cuandololeíporsegundavez,conlamenteyelcorazónabiertos,sentílamásabsolutadesesperaciónyenvidiaporSydneyCarton,sí,porSydney,porqueaunquenotuvieraningunaesperanzadesercorrespondidoporlamujerqueamaba,almenospodíaconfesarlesuamor.Almenospodíahaceralgoparademostrarsupasión,inclusosiesoeramorir.

Yohabríaaceptadolamuerteacambiodetenerlaoportunidaddedecirtelaverdad,Tessa,sihubieraestadosegurodequeesamuertehabríasidolamía.YporesoenvidiabaaSydney,porqueeralibre.

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Yahora,porfinsoylibre,yporfinpuedodecirte,sintemordeponerteenpeligro,todoloquesientoenelcorazón.

Ereselúltimosueñodemialma.Ereselprimersueño,elúnicosueñoquenuncapudeobligarmeadejardesoñar.Ereselprimersueño

demialma,ydeesesueño,esperoquenazcantodoslosotrossueños,todaunavidadesueños.Alfinconesperanza,WillHerondale

Despuésdeesosequedósentadadurantelargorato,sujetandoellibrosinleerlo,observando el amanecer extenderse sobre Londres. Por lamañana se vistió a todaprisa, antesde coger el libroy correr abajo conél.Encontró aWill saliendode sudormitorio,ysetirósobreél,loagarróporlasolapa,loacercóasíyhundióelrostroensupecho.Ellibrocayóalsueloentreambosmientraséllacogía,leacariciabaelcabelloylesusurraba:

—Tessa,¿quétienes,pasaalgomalo?¿Notehagustado…?—Nadienuncamehaescritoalgotanhermoso—dijoella,conelrostrocontrael

pecho deWill, oyendo el tenue latido de su corazón firme bajo la chaqueta y lacamisa—.Nunca.

—Loescribíjustodespuésdedescubrirquelamaldicióneraunengaño—explicóWill—. Tuve la intención de dártelo entonces, pero… —Tensó la mano que leacariciaba el cabello—. Cuando me enteré de que estabas prometida a Jem, loescondí. No sabía cuándo podría, y si debería, dártelo. Y entonces, ayer, cuandoquerías que fuera yomismo,me sentí con la suficiente esperanza comopara sacaresosviejossueños,limpiarleselpolvoydártelosati.

Ese día fueron al parque, aunque hacía tanto frío como sol, y no habíamuchagente.ElSerpentine seveíabrillantebajo el sol invernal, yWill le indicó el lugardonde Jem y él habían dado de comer pastel de pollo a los ánades reales. Fue laprimeravezqueTessaleviosonreírhablandodesumejoramigo.

Sabía que ella no podía ser Jem para Will. Nadie podía, pero lentamente losvacíos en el corazón se le fueron llenando.La presencia deCecily era una alegríaparaWill;Tessa lopodíavercuandosesentaban juntosanteel fuego,hablandoengalésenvozbaja,ylebrillabanlosojos;tambiénhabíallegadoaapreciaraGideonyaGabriel,yyaeranamigos.Aunquenadiepodíaserlo tantocomoJem.Yclaro,elamor de Charlotte y Henry era tan firme como siempre. La herida nuncadesaparecería, y Tessa lo sabía, ni para ella ni para Will, pero mientras el fríoarreciabayélsonreíamás,comíaconregularidadylamiradaperdidadesaparecíadesus ojos, Tessa comenzó a respirarmás tranquila, sabiendo que esamirada no eramortal.

—Hum—decíaWillenesemomento,balanceándosesobrelostalonesmientrasrecorría el salón de baile con la mirada—. Puede que tengas razón. Creo que fuealrededordeNavidadcuandomehiceeltatuajedeldragóngalés.

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Aloíreso,Tessatratódenosonrojarse.—¿Ycómoocurrió?Willhizoungestoairosoconlamano.—Estababorracho…—Tonterías.Nuncatehasemborrachadodeverdad.—Alcontrario,paraaprendercómofingirestarborracho,hayqueemborracharse

almenosunavez,comopuntodereferencia.NigelSeisdedoshabíaestadodándolealasidraespeciada…

—¿NodirásenserioqueexistaunNigelSeisdedos?—Claroqueexiste…—comenzóWill,conunasonrisatraviesaquesedesvaneció

derepente;estabamirandomásalládeTessa,fueradelsalóndebaile.EllasevolvióparaseguirlelamiradayvioalmismohombrealtoyrubioquehabíaestadohablandoconCharlotteantes,abriéndosepasohaciaellosentrelagente.

Era grueso, de unos treinta y muchos años, y con una cicatriz a lo largo delmentón.Cabelloalborotadoy fino,ojosazulesypielbronceadaporel sol.Parecíainclusomásoscuracontrasucamisaalmidonada.Habíaalgofamiliarenél,algoquelerondabaporlamemoriaaTessa.

Sedetuvoanteellos.MiróaWill.Susojoserandeunazulmásclaroqueeldelossuyos,casidelcolordelaciano.Lapieldealrededorestababronceadaymarcadaporlevespatasdegallo.

—¿EresWilliamHerondale?—preguntó.Willasintiósinhablar.—SoyEliasCarstairs—sepresentóelhombre—.JemCarstairseramisobrino.Elchicopalideció.YTessasediocuentadequéeraloqueleresultabafamiliaren

esehombre:teníaalgo,algoensuporteyenlaformadelasmanosquelerecordabaaJem.Willparecíaincapazdehablar.AsíquecontestóTessa.

—Sí,esWillHerondale.YyosoyTheresaGray.—Lachicacambiante—dijoelhombre…Elias,serecordóTessa;loscazadores

desombrasempleabanlosnombresdepila—.EstuvisteprometidaaJemantesdequeseconvirtieraenunHermanoSilencioso.

—Cierto—respondióTessa—.Loamabamucho.Élleechóunamirada,nohostilodesafiante,sólocuriosa.LuegomiróaWill.—¿Túerassuparabatai?Willencontrósuvoz.—Losigosiendo—replicó,yapretóelmentón,obstinado.—James me habló de ti —informó Elias—. Después de que dejara la China,

cuandoregreséaIdris,lepreguntésiqueríairavivirconmigo.Lehabíamosenviadolejos de Shanghái, porque considerábamos que no era seguro para él mientras loscolegasdeYanluoestuvieranlibres,aúnbuscandovenganza.Perocuandolepregunté

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siiríaconmigoaIdris,medijoqueno,quenopodía.Lepedíqueloreconsiderara.Ledije queyo era su familia, su sangre.Pero élme contestó quenopodía dejar a suparabatai,quehabíacosasmásimportantesquelasangre.—LosojosazulesdeEliaseran firmes—.Tehe traídoun regalo,WillHerondale.Algoque tenía intencióndedarleaél,cuandofueraadulto,porquesupadreyanovivíaparadárselo.

Willteníatodoelcuerpotenso,comounacuerdadearco.—Nohehechonadaparamerecerunregalo—repuso.—Creoquesílohashecho.—Eliassesacódelcinturónunaespadacortaconuna

vaina intrincadamente tallada.Se la tendióaWill,que,despuésdeunmomento, lacogió.Lavainaestabacubiertadeintrincadosdibujosdehojasyrunas,talladasconprimor, brillantes bajo la luz dorada. Con un gesto decidido Will desenvainó laespadaylaalzófrenteasí.

La empuñadura también estaba cubierta con elmismodibujo de runas y hojas,pero la hoja era simple y desnuda, excepto por una línea de palabras en el centro.Tessaseinclinóparaleerlas.

«SoyCortana,delmismoaceroytemplequeJoyeuseyDurendal».—JoyeuseeralaespadadeCarlomagno—explicóWill,conlavozaúntantensa

queTessasupoqueestabaconteniendo laemoción—.Durendal era ladeRolando.Estaespada…hanacidodeleyenda.

—Forjadaporelprimerarmerocazadordesombras,WaylandelHerrero.Tieneuna pluma del ala delÁngel en la empuñadura—señaló Elias—.Ha estado en lafamiliaCarstairsdesdehacecientosdeaños.ElpadredeJemmedio instruccionespara que se la diera cuando cumpliera los dieciocho años. Pero los HermanosSilenciosos no pueden aceptar regalos.—Miró aWill—. Tú eras su parabatai, túdebestenerla.

Willmetióconfuerzalaespadaenlavaina.—Nopuedoaceptarla.Noloharé.EltíodeJemparecióperplejo.—Perodebeshacerlo—insistió—.Erassuparabatai,yélteamaba…Will le tendió laespadaaEliasCarstairsparadevolvérsela, con laempuñadura

pordelante.Alcabodeunmomento,éste lacogió,yWillsealejó,desapareciendoentrelamultitud.

Eliaslomirótotalmenteasombrado.—Noteníaintencióndeofenderle.—Usted ha hablado de Jem en pasado —explicó Tessa—. Jem no está con

nosotros,peronoestámuerto.Will…nosoportaqueseconsideremuertoaJem,uolvidado.

—Noeramiintenciónolvidarle—aclaróElias—.SólodecíaquelosHermanosSilenciosos no tienen emociones como nosotros. No sienten como nosotros. Si

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aman…—JemaúnamaaWill—repusoTessa—.SeaonounHermanoSilencioso.Hay

cosasqueningunamagiapuededestruir,porquesonmágicasensímismas.Nuncaloshavistojuntos,peroyosí.

—Pretendíadarle aCortana—se excusóElias—.No puedo dársela a Jem, asíquehepensadoquedebíatenerlasuparabatai.

—Ysuintenciónerabuena—reconocióTessa—.Peroperdonemiimpertinencia,señorCarstairs,¿nopiensatenerhijospropios?

Élabriólosojossorprendido.—Nohabíapensado…Tessamiró la reluciente hoja, y luego al hombre que la sujetaba. Podía ver un

poco de Jem en él, como si estuvieramirando a un reflejo de lo que había amadosobrelasondasdelagua.Eseamor,recordadoypresente,hizoquesuvozfueradulcealhablar.

—Si no está seguro—dijo—, entonces, guárdela.Guárdela para sus herederos.Willpreferiríaeso.PorquenonecesitaningunaespadapararecordaraJem,pormuyilustrequeseasulinaje.

EnlosescalonesdeentradaalInstitutohacíafrío,unfríoenelqueWillsehallabaenvueltosinabrigonisombrero,mirandoalanochecubiertadeescarcha.Elvientoleenviabapequeñasráfagasdenievecontralasmejillasylasmanosdesnudas,yoyó,comosiempre,lavozdeJemdentrodelacabeza,diciéndolequenofueratonto,quevolvieraaentrarantesdequepillaraunapulmonía.

AWill, el invierno siempre le había parecido la estaciónmás pura; incluso elhumoylasuciedaddeLondresquedabanatrapadosporelfrío,heladosylimpios.Esamañanahabíarotounacapadehieloquesehabíaformadoensujarradeagua,antesdesalpicarseelgélidofluidosobreelrostroyestremecersemirandoalespejo.Conelmojadocabellopintandosurostroconrayasnegras.

«PrimeramañanadeNavidadsinJemenseisaños».Elfríomáspurodespertándoleeldolormáspuro.Will.Lavozeraunsusurro,deunaclaseconocida.Volviólacabeza,conunaimagen

delaViejaMollyenlacabeza,perolosfantasmaspocasvecessealejabandellugardesumuerteosuentierro,yademás,¿quépodíaquererdeélahora?

Unamiradaseencontróconlasuya,oscurayfirme.Elrestodeellanoeratantotransparentecomounbordeplateado:elcabellorubio,elrostrodemuñeca,elvestidoblancoenelquehabíamuerto.Sangre,rojacomounaflor,ensupecho.

—Jessamine—dijoWill.—FelizNavidad,Will.

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Elcorazóndelchico,quesehabíadetenidouninstante,comenzóalatirdenuevo,ylasangrelecorriórápidaporlasvenas.

—Jessamine,¿porqué…?¿Quéestáshaciendoaquí?Ellahizounpequeñopuchero.—Estoy aquí porque morí aquí —contestó ella, con una voz que ganaba en

fuerza.Noerararoqueunfantasmaconsiguieramayorsolidezypoderdeaudicióncuandoestabacercadeunhumano,sobretodounoquepodíaoírle.Jessamineseñalóelpatioasuspies,dondeWilllahabíasostenidodurantesusúltimosmomentos,conlasangredelajovencayendosobrelaslosasdelsuelo—.¿Notealegrasdeverme,Will?

—¿Debería? —repuso él—. Jessie, por lo general, cuando veo fantasmas, esporquehayalgúnasuntosinresolveroalgunapenaquelosataaestemundo.

Ellaalzólacabeza,mirandolanieve.Aunquecaíaalrededor,nolatocaba,comosiestuvierabajounacampanadecristal.

—Y si tuviera una pena, ¿me ayudarías a curarla? En vida, nunca te importémucho.

—Noescierto—lacontradijo—.Ylamentomuchositedilaimpresióndequenomeimportabasnada,oqueteodiaba,Jessamine.Creoquemerecordabasmásamímismodeloquequeríaadmitiry,portanto,tejuzgabaconlamismadurezaconquemehabríajuzgadoamímismo.

Ellalomiróaloírle.—Vaya,¿esestofranqueza,Will?¡Cuántohascambiado!—Diounpasoatrás,y

Willvioquesuspiesnodejabanningunahuellaenlanieveenpolvodelescalón—.Estoy aquí porque en vida no quise ser una cazadora de sombras, cuidar de losnefilim.Ahora semeha encargadoqueguarde el Instituto, por tanto tiempocomonecesiteserguardado.

—¿Y no te importa?—inquirió él—. Estar aquí, con nosotros, cuando podríashaberpasadoalotrolado…

Ellaarrugólanariz.—No teníaganasdepasar al otro lado.Envida semeexigiómucho, elÁngel

sabeloquepuedeserdespués.No,soyfelizaquí,observándoos,callada,vagandoysinservista.—SucabelloplateadobrillóbajolalunacuandoinclinólacabezahaciaWill—.Sinembargo,túestásapuntodevolvermeloca.

—¿Yo?—Sinduda.Siempredijequeseríasunterriblepretendiente,Will,yestásapunto

dedemostrarlo.—¿Deverdad?—preguntóél—.¿Hasvueltodelamuerte,comoelfantasmadel

viejoMarley,sóloparadarmelalatasobremisexpectativassentimentales?—¿Qué expectativas?Has llevado aTessa a dar tantas vueltas en carruaje, que

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apuesto algo a que podría dibujarte el plano deLondres dememoria, pero ¿te hasdeclarado? No. Una dama no puede declararse a sí misma,William, y ¡no puededecirtequeteamasinolemuestrastusintenciones!

Willnegóconlacabeza.—Jessamine,eresincorregible.—Ytambiéntengorazón—señaló—.¿Dequétienesmiedo?—Dequesimuestromisintenciones,elladiráquenomecorresponde,quenome

amacomoamabaaJem.—No te amará como amaba a Jem. Te amará como te ama a ti, Will, a una

personatotalmentediferente.¿DesearíasquenohubieraamadoaJem?—No,perotampocoquierocasarmeconalguienquenomeama.—Deberás preguntárselo para averiguarlo —indicó Jessamine—. La vida está

llenaderiesgos.Lamuerteesmuchomássencilla.—¿Cómoesquenotehevistoantesdehoy,sihasestadoaquítodoestetiempo?

—preguntóél.—Aúnnopuedoentrarenel Institutoy,cuandoestásenelpatio,siempreestás

con alguna otra persona. He intentado atravesar las puertas, pero una especie defuerzameloimpide.Esmejordeloqueera.Alprincipiosólopodíasubirunospocosescalones.Ahorayaestoydondemeves.—Indicósuposiciónenlaescalera—.Undíapodréentraradentro.

—Ycuandolohagas,encontrarásquetuhabitaciónsigueigualquesiempre,hastacontusmuñecas—leinformóWill.

Jessamine esbozó esa sonrisa que hacía que el chico se preguntase si siemprehabía estado tan triste, o si la muerte la había cambiado más de lo que él habíapensadoquepodíancambiarlosfantasmas.Noobstante,antesdequepudieradecirnadamás,unamiradadealarmacruzóelrostrodeJessamineysedesvanecióenunremolinodenieve.

Willsevolvióparaverquélahabíaasustado.LaspuertasdelInstitutosehabíanabierto,yhabíasalidoMagnus.Llevabaungranabrigodelanadeastracán,ysualtachisteradesedayaestabasalpicadaporloscoposdenievecaídos.

—Debería haber sabido que te encontraría aquí fuera, haciendo todo lo quepuedesparaconvertirteenuntémpano—hablóMagnus;descendiólaescalerahastaquedarjuntoaWill,ymiróelpatio.

El chico no quiso mencionar a Jessamine. De algún modo, pensó que ella nohabríaqueridoquelohiciera.

—¿Temarchasdelafiestaosólomeestásbuscando?—Ambascosas—contestóMagnus,mientras seponíaunpardeguantes—.Lo

ciertoesquedejoLondres.—¿DejasLondres?—repitióWillconsternado—.Nopuedesdecirloenserio.

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—¿Yporquéno?—Elbrujomovióeldedohaciauncopodenieveerrante.Éstesoltóunachispaazulydesapareció—.Nosoylondinense,Will.HehechounaparadaconWoolsey durante un tiempo, pero su hogar no esmi hogar, yWoolsey yo noshartamosdenuestramutuacompañíadespuésdenodemasiadotiempo.

—¿Adóndevasair?—NuevaYork.¡ElNuevoMundo!Unavidanueva,uncontinentenuevo.—Alzó

lasmanos—.Hastapuedequemellevetugatoconmigo.CharlottedicequehaestadomuymustiodesdequeJemsefue.

—Bueno,arañaatodoelmundo.Teloregalo.¿CreesquelegustaráNuevaYork?—¿Quién sabe? Lo descubriremos juntos. Lo inesperado es lo que me evita

estancarme.—Alosquenovivimoseternamentequizánonosgustetantoelcambiocomoa

losquesí.Estoycansadodeperderagente—comentóWill.—Yyo—concedióelbrujo—.Peroescomotedije,¿no?Aprendesasoportarlo.—Heoídoavecesqueloshombresquepierdenunbrazoounapiernaaúnsienten

dolorenesaextremidad.AvecespuedosentiraJemconmigo,aunquenoesté,yescomosimefaltaraunapartedemí.

—Peronoesasí—replicóMagnus—.Jemnoestámuerto,Will.Viveporquetúle dejastemarchar.Él se habría quedado contigo y habríamuerto si se lo hubieraspedido, pero lo amabas lo bastante para preferir que viviera, aunque sea una vidaseparadadelatuya.YesomásquenadademuestraquenoeresSydneyCarton,Will,queel tuyonoes laclasedeamorquesólopuederedimirsecondestrucción.Es loquevien ti, loquesiemprehevistoen ti, loquemehizoquererayudarte.Quenodesesperas, que tienes una infinita capacidad para la alegría. —Le puso unaenguantadamanobajolabarbillaylealzóelrostro.NohabíamuchaspersonasconlasqueWilltuvieraquelevantarlacabezaparamirarlesalosojos,peroMagnuserauna de ellas—. Estrella brillante—continuó, y sus ojos eran pensativos, como siestuviera recordando algo o a alguien—. Los que sois mortales, ardéis con tantaferocidad…Ytúeresmásferozquelamayoría,Will.Nuncateolvidaré.

—Niyoati—respondióéste—.Tedebomucho.Rompistemimaldición.—Noestabasmaldito.—Sí,loestaba—repusoWill—.Loestaba.Gracias,Magnus,portodoloquehas

hechopormí.Sinolohedichoantes,telodigoahora.Muchísimasgracias.Elbrujodejócaerlamano.—Nocreoqueningúncazadordesombrasmehayadadolasgraciasantes.Elmuchachosonriódemediolado.—Yoque tú intentaríanoacostumbrarmedemasiado.Nosomosunagentemuy

agradecida.—No—rióMagnus—.No,nomeacostumbraré.—Susbrillantesojosdegatose

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entrecerraron—.Creoquetedejoenbuenasmanos,WillHerondale.—TerefieresaTessa.—Sí.¿Ovasanegarquetienetucorazón?—Comenzóadescenderlosescalones;

sedetuvoymiróalchico.—No—contestóWill—.Pero seapenarádeque tehayas ido sindespedirtede

ella.—¡Oh!—repuso Magnus, y se volvió al final de la escalera con una curiosa

sonrisaenelrostro—.Nocreoqueesoseanecesario.Dilequenosvolveremosaver.Willasintió.Magnuslediolaespalda,conlasmanosenlosbolsillosdelabrigo,y

comenzóacaminarhacialaverjadelInstituto.Elcazadordesombraslocontemplóhastaqueseperdióentrelablancuradelanieve.

Tessahabíasalidodelsalóndebailesinquenadielonotara.Inclusolosatentosojos de Charlotte estaban distraídos, sentada junto a Henry en su silla de ruedas,cogiéndolelamanoysonriendoporlaspayasadasdelosmúsicos.

Tessa no tardó en encontrar aWill. Había supuesto dónde se hallaría, y no sehabía equivocado: en los escalones de entrada al Instituto, sin abrigo ni sombrero,dejandoque lanieve lecayerasobre lacabezay loshombros.Todoelpatioestabatapizadodeblanco,comoazúcarglasé,quecubríalafiladecarruajesqueesperabanallí, lasverjasnegras, las losasdel suelo sobre lasquehabíamuerto Jessamine.Elchicoestabamirandofijamentehaciaadelante,comositrataradediscerniralgoentreloscoposquecaían.

—Will—lollamóTessa,yélsevolvióparamirarla.Ellahabíacogidounchaldeseda,peronadamásgrueso,ynotabaelfríopinchazodeloscoposdenievesobreladesnudapieldelcuelloyloshombros.

—DeberíahabersidomáseducadoconEliasCarstairs—selamentóWillamodode contestación. Estaba mirando al cielo, donde una pálida luna creciente pasabaentregruesasnubesyniebla.Coposdenieveblancalehabíancaídosobreelcabello.Teníalasmejillasyloslabiosenrojecidosporelfrío.Estabamásguapodeloqueellarecordabahaberlovisto—.Envezdeeso,mehecomportadocomolohabríahecho…antes.

Tessasabíaloquequeríadecir.ParaWillsólohabíaunantesyundespués.—Se te permite tener mal humor—le recordó—. Ya te lo he dicho antes, no

quieroqueseasperfecto.SóloséWill.—Quiennuncaseráperfecto.—Perfectoesaburrido—repusoTessa,quebajóelúltimoescalónparaponersea

su lado—.Dentro están jugando a «completa la cita poética». Podrías haber dadotodounespectáculo.Nocreoquehayanadieahíquepudieraigualartuconocimientodelaliteratura.

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—Apartedeti.—Es cierto que yo sería una competencia difícil. Quizá pudiéramos ser una

especiedeequipo,yrepartirnoslasganancias.—Esonosería justo—sequejóWilldistraído,mientrasechaba lacabezahacia

atrás. La nieve se arremolinaba entre ellos, como si estuvieran en el ojo de untorbellino—.Hoy,cuandoSophiehaAscendido…

—¿Sí?—Eso es algo que habría querido. —Se volvió para mirarla, caían copos de

blancanievesobresusoscuraspestañas—.Parati.—Sabesqueparamínoesposible,Will.Soyunabruja.Oalmenos, esoes lo

másparecidoaloquesoy.Ynopuedosertotalmentenefilim.—Losé.—Élsemirólasmanos,yabriólosdedosparadejarqueseposaranlos

copos de nieve, derritiéndosele sobre la palma—. Pero en Cadair Idris dijiste queesperabas ser una cazadora de sombras, que Mortmain había acabado con esaesperanza…

—En esemomento lo sentía así—admitió ella—.Pero cuandome convertí enIthuriel,cuandoCambiéydestruíaMortmain…¿cómopuedoodiaralgoquemehapermitidoprotegeralagentequequiero?Noesfácilserdiferente,yaúnmenosserúnica.Peroempiezoapensarqueyonoestoyhechaparauncaminofácil.

Willrió.—¿Elcaminofácil?No,noesparati,miTessa.—¿Soy tuTessa?—Seapretómásel chal sobre loshombros, fingiendoque se

estremecíasólodefrío—.¿Temolestaloquesoy,Will?¿Quenoseacomotú?Laspalabrasquedaronentreellos,sindecirse:«Nohayfuturoparauncazadorde

sombrasquetonteaconbrujos».Willpalideció.—Loquedijeeneltejado,hacetantotiempo…túsabesquenoeraenserio.—Losé…—Noquieroqueseasdiferentedeloqueeres,Tessa.Eresloqueeres,yteamo.

NoamosólolaspartesdetiquecuentanconlaaprobacióndelaClave…Lachicaalzólascejas.—¿Estásdispuestoasoportarelresto?Élsepasóunamanoporeloscurocabello,húmedodenieve.—No. Lo estoy expresandomal. No hay nada de ti que pueda imaginarme no

amar.¿Deverdadcreesqueestanimportanteparamíqueseasnefilim?Mimadrenoesuna cazadorade sombras.Ycuando teviCambiarte en el ángel…cuando teviarderconelfuegodelCielo,fueglorioso,Tess.—Diounpasohaciaella—.Loqueeres,loquepuedeshacer,escomoungranmilagrodelatierra,comoelfuegoolasfloressalvajesolaamplituddelmar.Eresúnicaenelmundo,igualqueeresúnicaen

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micorazón,ynuncahabráunmomentocuandonoteame.Teamaríasinotuvierasnadadecazadoradesombras…

Ellaesbozóunasonrisatrémula.—Peromealegrodeserlo,aunquesóloloseaamedias—admitióella—,yaque

esosignificaquepuedoquedarmecontigo,aquí,enelInstituto.Quelafamiliaquehehallado puede seguir siendomi familia. Charlotte dijo que si así lo quiero, puedodejardeserGrayyadoptarelnombrequemimadredeberíahaber tenidoantesdecasarse.PodríaserunaStarkweather.Podría tenerunauténticonombredecazadoradesombras.

OyóqueWillsoltabaaire.Unavaharadablancaenelfrío.Susojoseranazules,grandesyclaros;estabanfijosenelrostrodeTessa.Teníalaexpresióndeunhombrequesehaendurecidoparahaceralgoterrible,ylohabíahecho.

—Claroquepuedestenerunauténticonombredecazadoradesombras—repusoWill—.Puedestenerelmío.

Ellaseloquedómirando,todoélblancoynegrocontraelblancoynegrodelapiedraylanieve.

—¿Tunombre?El chico dio otro paso hacia ella, y quedaron cara a cara.Entonces le cogió la

manoylesacóelguante,queseguardóenelbolsillo.Sujetólamanodesnudaenlasuya,conlosdedosentrelazados.Eracálidaycallosa,ysucontactohizoestremeceraTessa. Sus ojos eran firmes y azules; eran todo lo queWill era: sincero y tierno,agudoeingenioso,cariñosoyamable.

—Cásateconmigo,Tess.CásateconmigoyséTessaHerondale.OséTessaGray,o como quieras llamarte, pero cásate conmigo y quédate conmigo y no me dejesnunca,porquenopuedosoportarquepaseotrodíademividaenelquetúnoestés.

Lanievesearremolinabaalrededordeellos,blanca,fríayperfecta.Lasnubesenloaltoseabrieron,yentrelosresquiciosTessapudoverlasestrellas.

—JemmeexplicóloqueRagnorFellhabíadichosobremipadre—continuóWill—.Queparamipadresólohubosiempreunasolamujeralaqueamar,yqueparaéleraellaonada.Túeresesomismoparamí.Teamo,ysóloteamaréa tihastaquemuera…

—¡Will!Élsemordióellabio.Teníaelcabellollenodenieve,laspestañasestrelladasde

copos.—¿Hasidoesodemasiadoexagerado?¿Teheasustado?Yasabescómosoycon

laspalabras…—Oh,losé.—Recuerdoloquemedijisteunavez—prosiguióél—.Quelaspalabrastienenel

poderdecambiarnos.Tuspalabrasmehancambiado,Tess;mehanhechounhombre

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mejordeloquehabríasidodeotromodo.Lavidaesunlibro,yhaymilpáginasqueaúnnoheleído.Lasquerríaleercontigo,tantascomopueda,antesdemorir.

Tessalepusolamanosobreelpecho,sobreelcorazón,ynotósuslatidoscontralapalma,unafirmadetiempoúnicaqueeratodasuya.

—Sólomegustaría quenohablarasdemorir—puntualizó ella—.Pero inclusopor eso, sí, sé cómo eres con las palabras, yWill… las amo todas. Cada una quedices.Lastontas,lasabsurdas,lashermosas,ylasquesonsóloparamí.Lasamoyteamoati.

Willcomenzóahablar,peroTessaletapólabocaconlamano.—Me encantan tus palabras, mi Will, pero contenlas durante un momento—

repusoTessa,ylesonrióalosojos—.Piensaentodaslaspalabrasqueheguardadodentrotodoestetiempo,mientrasnosabíatusintenciones.Cuandovinistealsalónymedijistequemeamabas,dejarteirfuelomásduroquehehechonunca.Dijistequeamabaslaspalabrasdemicorazón,laformademialma.Lorecuerdo.Recuerdocadaunadelaspalabrasquemedijistedesdeesedíahastahoy.Nuncalasolvidaré.Haytantas palabras que querría decirte, y tantas que te quiero oír decir. Espero quetengamostodalavidaparadecírnoslasmutuamente.

—Entonces ¿te casarás conmigo? —preguntó Will, deslumbrado, como si noacabaradecreersubuenasuerte.

—Sí—contestóella;lapalabraúltima,mássencillaymásimportantedelmundo.YWill, que teníapalabraspara todas lasocasiones, abrió labocay la cerró en

silencio,yenvezdehablar,lacogióylaapretócontrasí.Ellanotóqueelchalselecaíaalaescalera,perolosbrazosdeWilllarodeaban,ysubocaestabasobreladeellamientrasélinclinabalacabezaparabesarla.Sabíaacoposdenieveyvino,comoelinviernoyWillyLondres.Notabalabocadeélsuavesobrelasuya,lasmanosensucabello,esparciendobayasblancassobrelosescalones.Tessaloabrazóconfuerzamientras la nieve se arremolinaba alrededor de ellos. A través de las ventanas delInstituto,podíaoírel tenuesonidodelamúsicadelsalóndebaile:elpianoforte,elcheloysobretodosellos,comochispassaltandohaciaelcielo, lasdulcesyalegresnotasdelviolín.

—No puedo creer que vayamos a casa —comentó Cecily. Tenía las manoscogidas ante sí, y saltaba en sus botas blancas de cabritilla. Estaba envuelta en unabrigorojo,lomásbrillanteenlaoscuracriptaexceptoporelpropioPortal,grande,plateadoyrelucienteenlapareddelfondo.

A través de él,Tessa podía entrever, como enun sueño, un cielo azul (el cielofueradelInstitutoeradeungrislondinense)ydecolinascubiertasdenieve.Willsehallaba a su lado, suhombro contra el de ella.Se leveíapálidoynervioso, y elladeseócogerlelamano.

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—Nos vamos a casa, Cecy—dijo él—. No para quedarnos. Vamos de visita.Quiero presentar a mi prometida a nuestros padres —y al decir eso su palidezdisminuyóunpocoycurvóloslabiosenunasonrisa—,paraqueconozcanalachicaconlaquemevoyacasar.

—Oh,vamos—replicóCecily—.¡PodemosusarelPortalparairaverlossiemprequequeramos!CharlotteeslaCónsul,asíquenopodemosmeternosenlíos.

Laaludidagruñó.—Cecily, ésta es una expedición extraordinaria.ElPortal no es un juguete.No

puedes usarlo cuando te venga en gana, y esta excursión debe quedar en secreto.Nadieexcepto losqueestamosaquípuedesaberquehas idoavisitara tuspadres,¡quetehepermitidoviolarlaLey!

—¡No se lo diré a nadie!—protestó Cecily—. Y Gabriel tampoco.—Miró alchicoqueteníaasulado—.Noloharás,¿verdad?

—Que alguien me recuerde, ¿por qué viene con nosotros? —inquirió Will almundoengeneralademásdeasuhermana.

Cecilypusolosbrazosenjarras.—¿PorquévieneTessa?—PorqueTessayyovamosacasarnos—contestóWill,y suprometidasonrió;

que su hermana pequeña pudiera poner nervioso a Will como nadie todavía ladivertía.

—Bueno,puesGabrielyyotalveznoscasemos—replicóCecily—.Algúndía.Éstehizounruidoahogadoysepusodeunalarmantecolorpúrpura.Willalzólasmanosalcielo.—¡Notepuedescasar,Cecily!¡Sólotienesquinceaños!¡Cuandomecase,tendré

dieciocho!¡Unadulto!Cecilynoparecióimpresionada.—Podríamos tenerun largonoviazgo—replicó—.Peronoséporquémeestás

aconsejandoquemecaseconunhombrealquemispadresnohanvistonunca.Willsaltó:—¡Noteestoyaconsejandoquetecasesconunhombrealquetuspadresnohan

vistonunca!—Entonces, estamos de acuerdo. Gabriel debe conocer a mamá y a papá. —

CecilysevolvióhaciaHenry—.¿EstálistoelPortal?TessaseinclinóhaciaWill.—Meencantaelmodoenquetemaneja—susurró—.Esmuyentretenidoverlo.—Esperahastaqueconozcasamimadre—repusoWill,ylacogiódelamano.

Tenía losdedosfríos;debíade tenerelcorazónacelerado.Tessasabíaquesehabíapasadotodalanocheenvela.Verasuspadresdespuésdetantosañosleresultabatanaterradorcomoalegre.Ellaconocíaesamezcladeesperanzay temor, infinitamente

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peorqueunasolacosa.—ElPortalestálisto—avisóHenry—.Yrecordad,enunahoralovolveréaabrir

paraquepodáisvolver.—Y comprended que esto es para una sola vez—insistió Charlotte ansiosa—.

Aunque yo sea la Cónsul, no puedo permitiros que visitéis a vuestra familiamundana…

—¿NisiquieraenNavidad?—preguntóCecily,poniendoojostrágicos.Charlotteseenternecióvisiblemente.—Bueno,quizáparaNavidad…—Yloscumpleaños—añadióTessa—.Loscumpleañossonespeciales.LaCónsulsecubrióelrostroconlasmanos.—Oh,porelÁngel.HenryrióehizoungestohaciaelPortal.—Pasad —indicó, y Cecily fue la primera; desapareció en el Portal como si

hubieratraspasadounacatarata.Gabriellasiguió,yluegoWillyTessa,cogidosdelamano. Tessa se concentró en el calor de lamano de su prometido, el latido de lasangreatravésdesupiel,mientraselfríoylaoscuridadlosatrapaban,yloshacíanrodar durante unosmomentos sin aire y sin tiempo.Unas luces estallaban tras suspárpados,yemergiódelaoscuridadderepente,parpadeandoytambaleándose.Willlacogióparaevitarquecayera.

SehallabanenelampliocaminodeentradacurvadodeRavenscarManor.Tessahabíavistoellugarsólodesdeloalto,cuandoJem,WillyellahabíanestadojuntosenYorkshire,sinsaberqueeralafamiliadeWilllaquehabitabaesacasa.Recordóquela mansión se hallaba en el centro de un valle, con colinas que se elevaban a sualrededor, cubiertas de aulaga y brezo, en ese momento salpicados de nieve. Losárboleshabíanestadoverdesenaquellaocasión;ahoraestabandesnudosydeloscurotejadodelacasacolgabantémpanosdehielo.

Lapuertaeraderobleoscuro,conunapesadaaldabadelatónenelcentro.Willmiróasuhermana,queasintióhaciaél;luegosecuadródehombros,cogiólaaldabaylasoltó.Elestruendoresultanteparecióreverberarportodoelvalle,yWilldijounapalabrotaporlobajo.

Tessalerozólamuñecaconlamano.—Tenvalor—loanimó—.Noesunpato,¿verdad?Éllesonrió,coneloscurocabellocayéndolesobrelosojos,enelinstanteenque

lapuertaseabrióyaparecióunapulcrasirvientavestidadenegroconcofiablanca.Echóunaojeadaalgrupoquesehallabaantelapuertaylosojosselesalierondelasórbitas.

—SeñoritaCecily—exclamó con voz ahogada, y luego sumirada se clavó enWill.Sellevóunamanoalaboca,sediolavueltayentrócorriendoenlacasa.

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—Oh,vaya—exclamóTessa.—Tengoeseefecto sobre lasmujeres—bromeóWill—.Probablementedebería

haberteavisadoantesdequeaceptarascasarteconmigo.—Aúnpuedocambiardeidea—replicóTessadulcemente.—Niteatrevasa…—comenzóél,conunacarcajadaahogada,yderepentehabía

gente en la puerta: un hombre alto y de anchas espaldas con unamasa de cabellorubio con canas, y ojos azul claro. Detrás de él había una mujer: delgada y muyhermosa, con el cabello negro de Will y Cecily y ojos azules tan oscuros comovioletas. Se le escapó un grito en cuanto vio a Will, y las manos se le alzaron,agitándosecomopajaritosespantadosporunaráfagadeviento.

Tessasoltó lamanodeWill.Ésteparecíaparalizado,comounzorroacorraladoporlosperros.

—Ve—ledijosuamadaenvozbaja,yélavanzóunpaso,yentoncessumadreyaloestabaabrazando.

—Sabíaquevolverías—leconfesaba—.Losabía.—Ylesiguióun torrentedegalés, en el que Tessa sólo pudo discernir el nombre de Will. Su padre estabaanonadado; sonreía tendiéndole losbrazosaCecily,quecorrióhaciaellosconmásganasdelasqueTessanuncalehabíavistohacernada.

Durante los minutos siguientes, Tessa y Gabriel esperaron incómodos en lapuerta, sin mirarse el uno a la otra, pero sin saber muy bien adónde más mirar.Pasados unos minutos, Will se apartó de su madre, palmeándole tiernamente elhombro.Éstarió,aunqueteníalosojoscargadosdelágrimas,ydijoalgoengalésqueTessasospechóqueerauncomentariosobrequeWillyaeramásaltoqueella.

—Pequeñamamá—bromeóélconafecto,confirmandolassospechasdeTessa,yseapartójustocuandolamiradadesumadrecaíasobreTessayluegosobreGabriel,sorprendiéndose—.Mamáypapá,éstaesTheresaGray.Estamosprometidosynoscasaremoselañoqueviene.

Lamadre deWill ahogó un grito, aunque, para alivio de la chica parecíamássorprendidaqueotracosa;elpadredelmuchachomiróinmediatamenteaGabriel,yluegoaCecily,entrecerrandolosojos.

—¿Yquiénesestecaballero?Willsonrióaúnmás.—Oh,él—dijo—.Ésteesel…amigodeCecily,elseñorGabrielLightworm.Gabriel,amediotenderlamanoparaestrechárselaalseñorHerondale,sequedó

paradodehorror.—Lightwood—barboteó—.GabrielLightwood…—¡Will! —protestó Cecily, mientras se soltaba de su padre para lanzarle una

miradaasesinaasuhermano.Willmiróasuprometidaconojosbrillantes.Ellaabriólabocaparareprenderle,

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paradecir«¡Will!»comoacababadehacerCecily,peroerademasiadotarde…yasehabíaechadoareír.

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EPÍLOGO

Digoquelatumbaquesobrelosmuertossecierraseabreenlapuertadelcielo;yloqueaquímetemosparaelfindelascosas,esdetodoselprimerpaso.

VICTORHUGO,«AtVillequier»

Londres,BlackfriarsBridge,2008

Elvientoeracortante,ytransportabaarenillaybasurasuelta:paquetesdepatatasfritas,hojasdeperiódicosueltas,recibosviejos…porelpavimento.Tessamiróaunoyotroladoparaversillegabaalgúncocheycruzócorriendoalotroladodelpuente.

Cualquieraquesefijaraenella,habríavistoaunachicacorrientedeunosveinteaños:lostejanosmetidosenlasbotas,unjerseydecachemiraquehabíaconseguidoamitad de precio en las rebajas de enero y una larga melena castaña, ligeramenterizada por la humedad, que le caía de cualquier manera por la espalda. Si elobservadortuvieraunojoespecialparalamoda,habríasupuestoquelabufandadecachemiraquellevabaeraunsaldoenvezdeunaoriginaldemásdecienaños,yqueelbrazaletequelerodeabalamuñecaeradealgunatiendavintage,ynounregaloquelehabíahechosumaridoensudecimoterceraniversariodebodas.

Tessaaminoróelpasoalllegaralbalcóndepiedraenlapareddelpuente.Habíanconstruido bancos de piedra, y era posible sentarse ymirar el agua verde gris quesalpicabalospilareselpuente,oSanPabloenladistancia.Laciudadestabavivadesonido;elruidodeltráfico:bocinassonando,elrugidodelosautobusesdedospisos,los tonos de llamada de docenas demóviles, la charla de los peatones, los tenuessonidosdemúsicaescapandodelosauricularesdeblancosiPods.

Tessasesentóenunbanco,con laspiernascruzadasbajoelcuerpo.Elaireerasorprendentemente limpio y claro; el humo y la polución que habían teñido deamarilloynegroelairecuandohabíaestadoallídejovenyanoestaban,yelcieloeradelcolordeunacanicaazulgrisáceo.ElhorrorquehabíasidoelpuentedeltrendeDoveryChathamtampocoestabaya;sólolospilaressobresalíanaúndelaguacomounextrañorecuerdodeloquehubounavez.Boyasamarillascabeceabanenelagua,y los botes de turistas resoplaban al pasar, con las voces amplificadasde los guíasturísticos resonando por los altavoces. Autobuses tan rojos como corazones decaramelopasabanrápidosporelpuente,yenviabanhojasmuertasvolandohasta laacera.

Tessamiró el reloj que llevaba en lamuñeca.Cincominutospara elmediodía.Habíallegadounpocopronto,perosiemprehacíalomismoparasuencuentroanual.Ledaba laoportunidaddepensar, depensaryde recordar, ynohabíamejor lugarpara hacer ambas cosas que allí, en Blackfriars Bridge, el primer lugar en el que

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habíanhabladodeverdad.Juntoalrelojllevabasiempreunbrazaletedeperlas.Nuncaseloquitaba.Willse

lo había regalado cuando llevaban treinta años de casados y sonriómientras se loabrochaba.Entonces,élya teníacanasenelcabello;ella losabíaaunquenuncalashabíavistorealmente.Comosisuamorlehubieradadoaélsupropiacapacidaddecambiardeforma,pormuchotiempoquepasara,cuandoella lomiraba,siempreloveíacomoelmuchachoalocadodecabellonegrodelquesehabíaenamorado.

Aveces,aúnleresultabaincreíblequehubieranconseguidoenvejecerjuntos,ellayWillHerondale, de quienGabrielLightwoodhabía dicho enunaocasiónquenoviviríamásalládelosdiecinueve.ConlosLightwoodhabíanmantenidounabuenaamistaddurantetodosesosaños.ClaroqueWillnopodíanoseramigodelhombreque sehabía casado con suhermana.TantoCecily comoGabriel habíanvisitado aWilleldíadesumuerte, igualqueSophie,aunqueGideonhabíamuertounosañosantes.

Tessa recordabaesedía con todaclaridad, eldíaque losHermanosSilenciososhabíandichoquenopodíanhacernadamásparamantenervivoaWill.Yaentonces,él no podía dejar la cama. Tessa se había cuadrado y se había ido a comunicar lanoticiaasufamiliayamigos, tratandodemantenerlacalmaporelloslomejorquepodía,aunquesesentíacomosileestuvieranarrancandoelcorazóndelpecho.

Había sido en junio; el brillante y cálido verano de 1937, y con las cortinasabiertas, la luzdelsolhabía inundadoeldormitorio,elsoly loshijosdeWillydeella,susnietos,sussobrinosysobrinas: loschicosdeojosazulesdeCecily,altosyapuestos,ylasdoschicasdeGideonydeSophie;ademásdelosqueerancomodelafamilia: Charlotte, canosa y recta, y los hijos e hijas Fairchild, con su cabellopelirrojorizado,comohabíasidoeldeHenry.

Durantetodoaqueldía,TessahabíaestadosentadaenlacamaconWillasulado,apoyadoensuhombro.Aotros,elpanoramalespodríahaberresultadoextraño:unajoven sosteniendo con amor a un hombre lo suficientemente mayor para ser suabuelo,conlasmanosdeambosentrelazadas,peroparalafamiliaeralonormal:sóloeranTessayWill.YcomoeranTessayWill, losdemás fueronyvinierondurantetodoeldía,comohacíanloscazadoresdesombrascuandoalguienestabamuriendoensucama;explicabanhistoriasdelavidadeWillydetodaslascosasqueTessayélhabíanhechodurantesulargavidajuntos.

Los hijos había hablado con cariño de cómo Will siempre había amado a sumadre,ferozydevotamente;decómonuncahabíatenidoojosparanadiemás,ydecómosupadreleshabíadadounmodelodeltipodeamorqueelloshabíanesperadoencontrarensupropiavida.Hablabandesugustoporloslibros,ydecómoleshabíaenseñado a todos a quererlos también, a respetar la página impresa y a querer lashistoriasqueesaspáginascontaban.Hablabandequeaúnmaldecíaengaléscuando

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selecaíaalgo,aunquepocasvecesusabaeseidioma,ydequeaunquesuprosaeraexcelente y, al jubilarse, había escrito varias historias de los cazadores de sombrasquehabían tenidomuybuenacrítica, supoesía siemprehabía sido terrible, aunqueesonuncalehabíaimpedidorecitarla.

Suhijomayor,James,habíahabladoriendosobreelmiedoqueWill teníaa lospatos y de su continua batalla por mantenerlos alejados del estanque de la casafamiliarenYorkshire.

Susnietos lehabíanrecordado lacanciónsobre laviruelademoníacaqueél leshabíaenseñado(cuandoerandemasiadopequeños,enopinióndeTessa)yquetodoshabíanmemorizado.Lacantarontodosjuntos,desafinando,escandalizandoaSophie.

Conlágrimascorriéndoleporlasmejillas,CecilylehabíarecordadoelmomentodesubodaconGabrielenelqueélhabíahechounbonitodiscursoalabandoalnovio,yalfinalhabíadicho:«Diossanto,pensabaqueseestabacasandoconGideon.Retirotodolodicho»,irritandoasínosóloaCecilyyaGabriel,sinotambiénaSophie.Willdemasiado cansado para reír, había sonreído a su hermana y le había apretado lamano.

Todos habían reído con su costumbre de llevar a Tessa a «unas vacaciones»románticasalugaressacadosdenovelasgóticas,incluidounhorrorosopáramodondehabíamuerto alguien, un frío castillo conun fantasmay, naturalmente, la plaza deParísdondehabíadecididoquehabíanguillotinadoaSydneyCarton,ydondeWillhabíaaterrorizadoalospeatonesgritando:«¡Puedoverlasangreenlosadoquines!»,enfrancés.

Alfinaldeldía,mientraselcieloseoscurecía,lafamiliasehabíareunidojuntoallechodeWillylehabíanidobesandoantesdemarcharseunoauno,hastaqueésteyTessasequedaronsolos.Tessasehabíatumbadojuntoaél,lehabíacogidoylehabíaapoyadolacabezaenelpecho.Yentrelassombras,habíansusurrado,recordándoseunoaotralashistoriasquesóloellossabían.Ladelachicaquehabíagolpeadoenlacabezaconla jarradelaguaalchicoquehabía idoarescatarla,ycómoélsehabíaenamorado de ella al instante. La de un salón de baile y un balcón, y la lunanavegandocomounbarcoaladerivaporelcielo.Ladelaleteodelángelmecánico.Ladelaguabenditaylasangre.

Cerca de lamedianoche, la puerta se había abierto y había entrado Jem. TessasupusoquedeberíapensaryaenélcomohermanoZachariah,peroniWillniellalollamabanasí.Élhabíaentradocomounasombraataviadosuhábitoblanco,yTessahabía respirado hondo al verlo, porque sabía que eso era lo queWill había estadoesperando,yquelahorahabíallegado.

JemnofuedirectohaciaWill,sinoquecruzólasalahastaunacajadepalosantoquehabíasobrelacómoda.HabíanguardadosiempreelviolíndeJemparaél,comoWilllehabíaprometido.Lomanteníanlimpioyafinado,ylasbisagrasdelacajano

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crujieroncuandoelHermanoSilenciosolaabrióysacóelinstrumento.Leobservaronmientras aplicaba resina en el arco con sus delgados dedos de siempre; las pálidasmuñecasdesaparecíanbajolatelaaúnmásblancadeloshábitosdepergaminodelosHermanos.

Sellevóelviolínalhombroyalzóelarco.Ytocó.Zhin yin. Jem le había dicho en una ocasión que eso significaba entender la

música,ytambiénunvínculoqueeramásprofundoquelaamistad.Jemtocó,ytocólosañosdelavidadeWillcomoélloshabíavisto.Tocólosdosniñosenlasaladeentrenamiento,unoenseñandoalotroalanzarcuchillos,ytocóelritualdeparabatai:elfuego,losvotosylasardientesrunas.TocódosjóvenescorriendoporlascallesdeLondresenlaoscuridad,parándoseparaapoyarseenunaparedyreír.TocóeldíaenlabibliotecacuandoWillyélhabíanbromeadoconTessasobrepatos,ytocóeltrendeYorkshireenelqueJemhabíadichoquelosparabataidebíanamarseunoalotrocomoamabanasupropiaalma.Tocóeseamor,ytocóelamordeambosporTessayel de ellapor ellos, y tocó aWill diciendo:«En tusojos siemprehe encontrado lagracia».Y tocó las demasiado pocas veces que los había visto desde que se habíaunidoalaHermandad;losbrevesencuentrosenelInstituto;lavezqueundemonioShaxhabíamordidoaWillycasilohabíamatado,yJemhabíaidodesdelaCiudadSilenciosaysehabíasentadoconél,arriesgándoseaserdescubiertoycastigado.Ytocó el nacimiento de su primer hijo, y de la ceremonia de protección que habíancelebradoparaelniñoenlaCiudadSilenciosa.WillnohabíaqueridoqueningúnotroHermanoSilenciosolallevaraacabo.YJemtocólaformacomosehabíacubiertoelmarcado rostro con las manos y se había dado la vuelta cuando descubrió que elnombredelniñoeraJames.

Tocóelamor, lapérdiday losañosdesilencio, laspalabrasnuncadichasy losvotos no realizados, y todos los espacios entre su corazón y el de ellos; y cuandoacabó,ydespuésdedejarelviolínenlacaja,losojosdeWillestabancerrados,perolos de Tessa estaban cargados de lágrimas. Jem dejó el arco y fue hacia la cama,mientras se bajaba la capucha, y ella vio sus ojos cerrados y las cicatrices de surostro.YélsesentójuntoaellosenlacamaycogiólamanodeWill,laqueTessanosujetaba;losdosmiembrosdelmatrimoniooyeronlavozdeJemenlacabeza.

Tesujetolamano,hermano,paraquepuedasirenpaz.Willabriólosojos,quenuncahabíanperdidosucolorazulalolargodelosaños,

ymiróaJemyluegoaTessa,ysonrió,ymurió,conlacabezadesumujersobreelhombroylamanoenladeJem.

Nunca le había dejado de doler, recordar la muerte deWill. Cuando él ya noestuvo,Tessa sehabía ido.Sushijosyaeranmayores, teníanhijospropios; ella sedijoquenolanecesitabanyocultóenelfondodesumentelaideaquelaperseguía:no podía soportar quedarse y verlos envejecer más que ella. Una cosa había sido

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sobreviviralamuertedesuesposo.Sobreviviralamuertedesushijos…nopodíaquedarsesentadaparaverlo.Sucedería,teníaquesuceder,peroellanoestaríaallí.

Yademás,habíaalgoqueWilllehabíapedidoquehiciera.ElcaminoquellevabadeShrewburyaWelshpoolnoeramáslargodeloquelo

había sido cuando él lo había atravesado cabalgando en una carrera enloquecida ytemeraria para salvarla de Mortmain. Will había dejado instrucciones, detalles,descripciones de pueblos, de cierto roble. Tessa había recorrido varias veces lacarreteradearribaabajoensuMorrisMinorantesdeencontrarlo:elárbol,comolohabíadibujadoeneldiarioquelehabíadado,conlamanotemblándoleunpoco,peroelrecuerdoclaro.

Ladaga sehallaba entre las ramasdel árbol, quehabía crecido alrededorde laempuñadura.Tuvoquecortarvarias,yexcavarenlatierraylasrocasconunapala,parapodersacarla.LadagadeJem,manchadaporelclimayelpasodeltiempo.

Eseaño,se lahabía llevadoaJemalpuente.Era1937,yelBlitzaúnnohabíallegadoparadestruirlosedificiosalrededordeSanPablo,parabombardearconfuegoyquemarlosmurosdelaciudadqueTessaamaba.Aunasí,habíaunasombrasobreelmundo,laseñaldeunaoscuridadacercándose.

—Sematanentreellosysematanentreellos,ynopodemoshacernada—habíadicho Tessa, con las manos sobre la gastada piedra de la balaustrada del puente.EstabapensandoenlaGranGuerra, laprimeraguerramundial,eneldespilfarrodevidas. No era una guerra de cazadores de sombras, pero de la sangre y la guerranacían demonios, y era la responsabilidad de los nefilim evitar que los demonioscrearanaúnmayordestrucción.

Nopodemos salvarles de símismos, había contestado Jem.Llevaba la capuchaalzada,peroelvientoselabajó,mostrandoaTessaelbordedesumarcadamejilla.

—Algoestáviniendo.UnhorrorqueMortmainsólopodíaimaginar.Losientoenloshuesos.

Nadiepuedelibraralmundodetodoelmal,Tessa.Y cuando sacó del bolsillo del abrigo la daga, envuelta en seda, aún sucia y

manchadaporlatierraylasangredeWill,yselaentregó,élagachólacabezayselaacercó, encorvando los hombros sobre ella, como si se protegiera una herida en elcorazón.

—Willqueríaquelavieras—dijoTessa—,peronotelapuedesllevar.Guárdamela.Puedellegarundía.Ella no le preguntó a qué se refería, pero la guardó. La guardó cuando dejó

Inglaterra, losblancos acantiladosdeDover alejándose comonubes en la distanciamientrascruzabaelCanal.EnParísencontróaMagnus,quevivíaenunabuhardillaypintaba,unaocupaciónparalaquenoteníalamásmínimaaptitud.Ladejódormirenuncolchón juntoa laventana,ypor lanoche,cuandoellasedespertó llorandopor

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Will,élseacercóylaabrazó,oliendoatrementina.—Elprimeroessiempreelmásdifícil—afirmóél.—¿Elprimero?—Elprimeroalqueamasymuere—respondióél—.Sevahaciendomásfácil,

después.CuandolaguerrallegóaParís,sefueronjuntosaNuevaYork,yelbrujolevolvió

a dar a conocer la ciudad en la que ella había nacido: una metrópoli ajetreada,brillante, vibrante que ella casi no reconoció.Donde los coches llenaban las callescomohormigasy los trenespasabansilbandoporplataformaselevadas.EseañonovioaJem,porquelaLuftwaffeestababombardeandoLondresconfuego,yélhabíaconsideradoqueerademasiadopeligrosoencontrarse,peroenlosañossiguientes…

—¿Tessa?Elcorazónseledetuvo.La cabeza le dio vueltas,mareada, y por unmomento se preguntó si se estaba

volviendoloca,sidespuésdetantosaños,elpasadoyelpresenteselehabíanunidoenelrecuerdohastanopoderdistinguirladiferencia.Porquelavozqueoíanoeralavoz suave, silenciosa y «en la cabeza» del hermano Zachariah, la voz que habíaresonadoensuinteriorunavezalañodurantelospasadoscientotreintaaños.

Ésta era una voz que le despertaba recuerdos desgastados por años derememorarlos,comounpapeldobladoydesdobladodemasiadasveces.Unavozquele despertaba, como una ola, el recuerdo de otra vez en ese puente, una noche dehacíatantotiempo,todonegroyplata,yelríocorriendoasuspies…

Elcorazónle latíacontantafuerzaquecreyóquele ibaareventar lascostillas.Lentamente,sevolvió,apartándosedelabalaustrada.Ymiró.

Élsehallabaenlaacerafrenteaella,sonriendocontimidez,conlasmanosenlosbolsillosdeunosvaquerosmodernos.Llevabaunjerseydealgodónazulremangadohastaloscodos.Tenuescicatricesblancasledecorabanlosantebrazoscomoencaje.Tessavio la formade la runadelSilencio,quehabía sido tannegray fuerte en supiel,ysehabíadesvanecidohastaserunlevetrazodeplata.

—¿Jem?—susurró,ysediocuentadeporquénolohabíavistocuandolohabíaestado buscando con la mirada entre la gente. Había estado buscando al hermanoZachariah, envuelto en su hábito blanco de pergamino, moviéndose sin ser visto,entreelgentíodelacapital.PeroésenoeraelhermanoZachariah.

ÉseeraJem.Nopodíaapartarlosojosdeél.SiemprehabíapensadoqueJemeraguapo.Enese

momento,paraellanoeramenosguapo.Enuntiempo,sucabellohabíasidoblancoplata, y se rizaba ligeramente con el aire húmedo, y tenía ojos castaño oscuro contoquesdoradosenlosiris.Enuntiempo,supielhabíasidopálida;ahorateníacolor.Donde su rostro no había tenido marcas antes de convertirse en un Hermano

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Silencioso, había dos oscuras cicatrices, las primeras runas de la Hermandad, quedestacabanclaramenteenelarcodecadapómulo.

DondeelcuellodesujerseyhacíaunapequeñaV,Tessavioladelicadaformadelarunadeparabataique,enuntiempo,lohabíaunidoaWill.Quequizálosunieratodavía,siseconsiderabaquelasalmaspodíanestarunidassobrelaseparacióndelamuerte.

—Jem—susurróelladenuevo.Aprimeravista,parecíatenerunosdiecinueveoveinte años, un pocomayor de lo que había sido cuando se convirtió enHermanoSilencioso. Cuando Tessa lomirómejor, vio a un hombre: largos años de dolor ysabiduría en el fondo de los ojos; incluso la forma de moverse hablaba de laimportancia del sacrificio callado—. ¿Eres…? —La voz se le alzó con una locaesperanza—.¿Espermanente?¿YanoestásligadoalosHermanosSilenciosos?

—No—contestó él.Hubo un rápido salto en su respiración; la estabamirandocomosinotuvieraniideadecómoibaareaccionarasurepentinaaparición—.Noloestoy.

—Lacura…¿lahasencontrado?—Nolaencontréyo—contestóéllentamente—.Sehaencontrado.—ViaMagnusenAlacantehacesólounosmeses.Hablamosdeti.Nomedijo…—Nolosabía—repusoJem—.Hasidounañodifícil,unañomuyoscuro,para

loscazadoresdesombras.Peroentrelasangreyelfuego,lapérdidaylatristeza,hannacido algunos grandes cambios nuevos. —Se señaló a sí mismo, sin ningunavanidad,yconciertoasombroenlavoz,añadió—:Yomismohecambiado.

—¿Cómo…?—Tecontaré toda lahistoria.Otrahistoriade familiasLightwood,Herondaley

Fairchild.Peroesollevarámásdeunahora,ydebesdetenerfrío.—Seacercó,comosifueraatocarleelhombro;luegopareciórecordarquiéneraydejócaerlamano.

—Yo…—Tessasehabíaquedadosinpalabras.Aúnestababajolaimpresióndeverle así, al natural. Sí, lo había visto todos los años, en ese mismo lugar, en elpuente.Peronofuehastaesemomentocuandosediocuentadelomuchoquehabíavisto cambiar a Jem. Pero eso… eso era como caer en el pasado, todo un sigloborrado, y se sintiómareada, exultante y aterrorizada—. Pero… ¿después de hoy?¿Adóndevasair?¿AIdris?

Duranteunossegundos,élpareciógenuinamenteanonadado,yapesardeloviejoqueellasabíaqueera,muyjoven.

—No lo sé —respondió él—. Nunca había tenido una vida por delante paraplanear.

—Entonces…¿otroInstituto?«Notevayas—lequisodecirTessa—.Porfavor,quédate».—NocreoquevayaaIdris,oaunInstitutodeningunaparte—dijoéldespuésde

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un largo silencio—.No sé cómo vivir en elmundo como cazador de sombras sinWill. Creo que ni siquiera quiero intentarlo. Aún soy un parabatai, pero mi otramitad ya no está. Si fuera a algún Instituto y les pidiera queme acogieran, nuncaolvidaríaeso.Nuncamesentiríacompleto.

—Entonces¿qué…?—Esodependedeti.—¿Demí?—Unaespeciedeterrorseapoderódeella.Sabíaloquequeríaqueél

dijera, pero parecía imposible.Durante todo el tiempo que lo había estado viendo,desdequesehabíaconvertidoenunHermanoSilencioso,élhabíaparecidoremoto.Nobrusconidesalmado,perocomosihubieraunacampanadevidrio separándolodelmundo.Tessarecordóalchicoquehabíaconocido,quehabíadadosuamortanlibrementecomorespiraba,peroésenoeraelhombreconelquesehabíavistounavezalañodurantemásdeunsiglo.Ellasabíalomuchoqueeltiempocontenidoentreese pasado y el presente la había cambiado a ella. ¿Cuánto más podría haberlecambiadoaél?Tessanosabíaquéqueríaélensunuevavida,omásdirectamente,deella. Le quería decir lo que él quisiera oír, quería cogerlo y sujetarlo, tomarle lasmanosyasegurarsedesuforma,peronoseatrevía.Nosinsaberloqueélqueríadeella.Habíanpasadodemasiadosaños.¿Cómopodíasuponerqueélaúnsentíaloquehabíasentidounavez?

—Yo…—Élsemirólasdelgadasmanos,aferrándosealcementodelpuente—.Durantecientotreintaañoscadaunadelashorasdemividahasidoprogramada.Amenudopensabaquéharíacuandofueralibre,sialgunavezseencontrabaunacura.Pensé que saldría corriendo inmediatamente, como un pájaro al que sueltan de lajaula. No me había imaginado que emergería y me encontraría el mundo tancambiado,tandesesperado.Comprendidoenfuegoysangre.Queríasobrevivir,perosóloporunarazón.Deseaba…

—¿Quédeseabas?Élnocontestó.Envezdeesoletocóelbrazaletecondedosligeros.—Estubrazaletedeltrigésimoaniversario—observó—.Aúnlollevas.Tessatragósaliva.Lecosquilleabalapiel,elpulsoseleaceleraba.Sediocuenta

dequenohabíasentidoeso,esetipoconcretodeexcitaciónnerviosa,entantosañosquecasilohabíaolvidado.

—Sí.—DespuésdeWill,¿hasamadoaalguienmás?—¿Acasonosabeslarespuesta?—Nomerefierodelmodoenqueamasatushijos,odelmodoenqueamasatus

amigos.Tessa,yasabesaloquerefiero.—Nolosé—repusoella—.Creoquenecesitoquemelodigas.—Unavezíbamosacasarnos—dijoél—.Yyoteheamadotodoestetiempo,un

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sigloymedio.YséquetúamabasaWill.Osvijuntosduranteesosaños.Yséqueeseamoreratangrandequedebedehaberhechoqueotrosamores,inclusoelquenostuvimos cuando ambos éramos tan jóvenes, parezcan pequeños y sin importancia.Tuvistetodaunavidadeamorconél,Tessa.Tantosaños…Hijos.Recuerdoquenopuedoesperar…—Seinterrumpióconunafuertesacudida.

»No —lo silenció, y dejó caer la muñeca—. No puedo hacerlo. He sido unestúpidoalpensar…Tessa,perdóname—lepidió;sealejódeellaysemetióentrelagentequepasabaporelpuente.

Tessasequedóunmomentoparadapor lasorpresa; fuesólounmomento,perosuficiente para que él desapareciera entre la gente.Se agarrópara estabilizarse.Lapiedradelpuenteestabafríabajosusdedos;fría,igualquelohabíaestadolanochequehabíanidoaeselugarporprimeravez,cuandohabíanhabladoporprimeravez.Élhabíasidolaprimerapersonaalaqueellalehabíaconfesadosumayormiedo:quesu poder la hiciera algo ajeno, algo que no fuera humano. «Eres humana—habíadichoél—.Enelsentidoenelqueimporta».

Lo recordaba a él, recordaba el encantador muchacho que se moría, y que sehabía tomadoel tiempodeconsolaraunaasustadachicaa laquenoconocía,ynohabíadichonadasobresupropiomiedo.Claroquelehabíadejadolamarcadesusdedosenelcorazón.¿Cómopodríaserdeotromodo?

Recordólavezquelehabíaofrecidoelcolgantedejadedesumadre,tendidoensu mano temblorosa. Recordó besos en un carruaje, y el chico plateado ante laventana,extrayendomúsicamáshermosaqueeldeseodelviolínqueteníaentrelasmanos.

«Will—habíadicho—,¿erestú,Will?».Will.Porunmomento,sucorazónvaciló.RecordólamuertedeWill;loquehabía

sufrido después: las largas noches sola, tocando el otro lado de la cama todas lasmañanas al despertar durante años, esperando encontrarle allí, y sólo irseacostumbrandolentamenteaqueeseladodelacamasiempreestaríavacío.Lasvecesquealgolehabíahechograciaysehabíavueltoparacompartirlabromaconél,sóloparaquedarsesorprendidadenuevodequeélnoestuvieraahí.Lospeoresmomentos,cuando,sentadasoladuranteeldesayuno,sehabíadadocuentadequehabíaolvidadodelcolorexactodesusojosodelcarizdesurisa;que,comoelsonidodelviolíndeJem,sehabíanperdidoenladistanciadondelosrecuerdosguardansilencio.

Jemeramortaldenuevo.EnvejeceríacomoWill,ycomoél,moriría,yellanosabíacómopodríasoportarlootravez.

Otravez.«Lamayoríade lagentenuncaencuentraungranamorensuvida.Tútienes la

suertedehaberencontradodos».De repente, los pies la estaban llevando, casi por propia voluntad. Estaba

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corriendohacialagente,empujandoadesconocidos,murmurandodisculpasalpisarapeatones o golpearles con los codos. No le importaba. Corrió todo el puente y sedetuvodegolpeenelextremo,dondeunaseriedeestrechosescalonesbajabanhastalasaguasdelTámesis.

Losbajódedos endos, casi resbalando sobre lahúmedapiedra.Al final de laescalera,habíaunpequeñomuelledecemento,rodeadodeunabarandillademetal.Elríoibaaltoysalpicabaentrelosespaciosdelmetal,llenandoelpequeñolugarconeloloralimoyaguafluvial.

Jemestabaenlabarandilla,mirandohaciaelagua.Teníalasmanosmetidashastael fondo de los bolsillos, y los hombros encorvados como si resistiera un fuerteviento.Mirabahaciaadelantecasisinver,ycon tal intensidadquenoparecióoírlacuandoellaseleacercóporlaespalda.Ellalecogióporlamangaylehizovolversecaraaella.

—¿Qué?—preguntósinaliento—.¿Quéibasapreguntarme,Jem?Él abriómucho los ojos. Tenía lasmejillas sonrojadas, aunque Tessa no podía

estarseguradesieraporcorreroporelairefrío.Jemlamirócomosiellafueraalgúntipodeplantaextrañaquehubieracrecidoderepente,asombrándolo.

—Tessa…¿mehasseguido?—Claroqueteheseguido.¡Hassalidocorriendoamediafrase!—Noeraunafrasemuybuena.—Bajólamirada,yluegolamiródenuevoaella,

conunasonrisa,tanfamiliarparaellacomosuspropiosrecuerdos,tironeándoledelacomisuradelaboca.Entoncesellarecuperóunrecuerdoperdidoperonoolvidado:lasonrisadeJemsiemprehabíasidocomolaluzdelsol—.Nuncafuialqueseledabanbien las palabras—admitió él—. Si tuviera mi violín, podría tocar para ti lo quequeríadecirte.

—Inténtalo.—No…noestoysegurodepoder.Teníaseisosietediscursospreparados,yme

losestabacargandotodos.Tenía lasmanosmetidas hasta el fondo de los bolsillos de los vaqueros. Tessa

tendiólasmanosylocogiósuavementeporlasmuñecas.—Bueno,amísí semedanbien laspalabras—replicóella—.Asíquedéjame

quetepregunte.Élsacólasmanosdelosbolsillosyledejócerrarlosdedossobresusmuñecas.Se

quedaron ahí, Jem mirándola desde debajo de su cabello negro, que el viento levolaba sobre la cara. Aún le quedaba un mechón de plata, contrastando contra elnegro.

—Mehas preguntado si he amado a alguien aparte deWill—dijo ella—.Y larespuestaessí.Teheamadoati.Siempreteheamadoysiempreteamaré.

Leoyó tragar aire.Elpulso le latía en el cuello, visiblebajo lapálidapiel aún

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marcadaporlastenueslíneasblancasdelasrunasdelaHermandad.—Dicen que no se puede amar a dos personas por igual al mismo tiempo—

continuóTessa—.Yquizáseaasíparaotros.PeroWillytú…nosoisdospersonascorrientes, dos personas que podrían tener celos la una de la otra, o que fueran aimaginarquemiamorporunodeellosrestabademiamorporelotro.Cuandoeraisniñosunisteisvuestrasalmas.Nopodríahaberamado tantoaWill sino tehubieraamadoatitambién,ynopodíaamartecomoteamosinohubieraamadoaWillcomoleamé.

Le rodeaba las muñecas con los dedos suavemente, justo bajo los puños deljersey.Tocarleasí…resultabatanextrañoy,sinembargo,lehacíaquerertocarlomás.Casihabíaolvidadolomuchoqueechabademenostocaraalguienaquienamaba.

De todosmodos seobligóa soltarlo,y se llevó lamanoal collarde la camisa.Concuidado,cogiólacadenaquelecolgabadelcuelloylaalzóparaqueélpudieraver, en el extremo de ella, el colgante de jade que le había regalado hacía tantotiempo.Lainscripcióneneldorsoaúnbrillabacomosifueranuevo:

«Cuando dos personas son una en lo más profundo de su corazón, quiebraninclusolafuerzadelhierrooelbronce».

—¿Recuerdasquemelodejasteamí?—preguntó—.Nuncamelohequitado.Élcerrólosojos.Laspestañassobrelospómulos,largasyfinas.—Todosestosaños—dijoél,ysuvozeraunsusurro,ynoeralavozdelchico

quehabíasidoantes,peroeraunavozqueTessaaúnamaba—.Todosestosaños,¿lollevabas?Nolosabía.

—Me parecía que sólo sería una carga para ti, cuando eras un HermanoSilencioso.Temíaquepudieraspensarquellevarlosignificabaqueteníaalgúntipodeexpectativasobreti.Unaexpectativaquetúnopodíascumplir.

Duranteun largo rato, élmantuvo silencio.Tessaoía el ríogolpear laorilla, eltráficoenladistancia.Leparecióquepodíaoírlasnubesmoverseenelcielo.Todoslos nervios de su cuerpo gritaban pidiendo que él hablara, pero esperó; esperómientrasunaexpresiónsucedíaaotraenelrostrodeJem,yporfinhabló.

—SerunHermanoSilenciosoesvertodoynadaalmismotiempo.Podíaverelgranmapadelavida,extendidoantemí.Podíaverlascorrientesdelosmundos.Ylavida humana comenzó a parecer una especie de obra de teatro, representada en ladistancia.Cuandomesacaronlasrunas,cuandoapartaronelmantodelaHermandad,fuecomosimehubieradespertadodeunlargosueño,ocomosisehubierarotounacampana de cristal que me rodeara. Lo sentí todo, todo al mismo tiempo,apresurándose sobremí.Toda lahumanidadque loshechizosde laHermandadmehabíanarrebatado.Yyoteníatantahumanidadpararecuperar…Esoesporti.Sinotehubieratenidoati,Tessa,sinohubieratenidoesasreunionesanualescomopuntodeanclajeyguía,nosésipodríahaberregresado.

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Habíaluzensusoscurosojos,yelcorazóndeTessaseleelevódentrodelpecho.Sólohabíaamadoadoshombresensuvida,yhabíacreídoquenuncavolveríaaverelrostrodeningunodeellos.

—Perolohashecho—susurróella—.Yesunmilagro.Yrecuerdaloquetedijeunavezsobrelosmilagros.

Élsonrióaloírla.—«Los milagros no se cuestionan, ni se protesta porque no están hechos

perfectamentedeacuerdocon loquequerríamos».Supongoqueescierto.Desearíahaberpodidovolveratuladoantes.Desearíaserelmismochicoqueeracuandotúmeamabas,entonces.Metemoquelosañosmehantransformadoenotrapersona.

Tessaleescrutóelrostroconlamirada.Enladistanciapodíaoírpasareltráfico,peroahí,en laorilladel río,casipodía imaginarsequevolvíaaser joven,yqueelaireestabacargadodenieblayhumo,queelferrocarriltraqueteabaenladistancia…

—Losañostambiénmehancambiado—confesó—.Hesidomadreyabuela;hevistomorir a los que amaba y he visto nacer a otros.Hablas de las corrientes delmundo. Y también las he visto. Si fuera aún la misma chica que era cuando meconociste,nohabríasidocapazdedecirteloquesientocontantalibertadcomolohehechoahora.Ynoseríacapazdepedirteloqueestoyapuntodepedirte.

Él alzó lamano y le cubrió lamejilla. Tessa vio la esperanza en su expresión,naciendolentamente.

—¿Yquées?—Ven conmigo —contestó ella—. Quédate conmigo. Sé conmigo. Ve todo

conmigo.Heviajadoportodoelmundoyhevistomucho,perohaymuchomás,ynohaynadiemásconquienprefieraverlo. Iría a cualquierparteyaningunacontigo,JemCarstairs.

Él le pasó el pulgar por el arco del pómulo. Ella se estremeció. Había pasadotantotiempodesdequealguienlahabíamiradoasí,comosifueralamayormaravilladelmundo.Yellasabíaqueloestabamirandoaélasítambién.

—Parece irreal —dijo él con una voz apagada—. Hace tanto que te amo…¿Cómopuedeserestocierto?

—Es una de las grandes verdades de mi vida—respondió Tessa—. ¿Vendrásconmigo?Porquenopuedoesperarparacompartirelmundocontigo,Jem.Haytantoquever…

Tessanoestuvoseguradequiénsemovióprimero,peroalcabodeunmomento,ellaestabaentresusbrazosyéllesusurraba:«Sí,claro,sí»,contraelcabello.Éllebuscólabocainseguro;ellapodíanotarsusuavetensión,elpesodetantosañosentreelúltimobesoyése.Ellalepusolamanoenlanucaylehizoinclinarse,susurrando:«Biezhaoji.Notepreocupes,notepreocupes».Lebesóenlamejilla,enlacomisurade laboca,y finalmente en laboca.Lapresiónde los labiosde él sobre los suyos

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intensaygloriosa,y«Oh,loslatidosdesucorazón,elsabordesuboca,elritmodesurespiración».LossentidosdeTessasemezclaronconelrecuerdo:lodelgadoqueélhabíasido,lasensacióndelosomoplatosafiladoscomocuchillosbajoelfinolinode lascamisasquehabía llevado.Enesemomentonotómúsculo sólidoy fuertealabrazarle;elresonardelavidaporsucuerpodondeseapretabacontraeldeella,elsuavealgodóndesujerseyentresusdedos.

Tessa sabía que sobre su pequeño embarcadero, la gente aún caminaba por elpuente, que el tráfico seguía pasando, que los peatones seguramente los estaríanmirando,perono le importaba;con losañosseaprendía loqueera importantey loqueno.Yesoeraimportante:Jem,lavelocidadyelritmodesucorazón,lagraciadesusdelicadasmanosalsujetarleelrostro,lasuavidaddesuslabiossobrelosdeellamientras trazaba el contorno de su boca con la de él. Su realidad, cálida, sólida ydefinitiva.Porprimeravezenmuchoslargosaños,Tessasintióelcorazónabierto,ysintióelamorcomomásqueunrecuerdo.

No, lo último que le importaba era si la gente estabanmirando al chico y a lachica que se besaban junto al río, mientras Londres, sus barrios, torres, iglesias,puentesycalles, rodabanalrededorcomoel recuerdodeunsueño.YsielTámesisque corría junto a ellos, seguro y plateado bajo la luz de la tarde, recordaba unanoche,hacíamucho tiempo, cuando la lunahabíabrillado tanto comounamonedasobre estamisma joven pareja, o si las piedras de Blackfriars conocían su paso ypensaban para sí: «Al fin, la rueda ha completado el círculo», y mantenían susilencio.

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NOTASOBRELAGRANBRETAÑADETESSA

ComoenÁngelmecánicoyPríncipemecánico,elLondresyelGalesdePrincesamecánica es, tanto como he podido hacerlo, una mezcla de lo real y lo irreal, loconocido y lo olvidado. La casa de la familia Lightwood se basa en la ChiswickHouse, que aún se puede visitar. En cuanto al número 16 deCheyneWalk, dondereside Woolsey Scott, en aquel tiempo estaba alquilado a Algernon CharlesSwinburne, Dante Gabriel Rossetti y George Meredith. Eran miembros delmovimiento estético, igual que Woolsey. Aunque ninguno fue nunca (de formaprobada) un hombre lobo.LasArgentRooms se basan en las escandalosasArgyleRooms.

EncuantoaladesesperadacabalgatadeWillporelcampo,desdeLondreshastaelPaísdeGales,estoyendeudaconClaryBooker,quemeayudóadiseñarlaruta,encontrarlasposadasenlasqueWillhabríapernoctadoyespeculósobreeltiempo.Hetratadodemencionarcaminosyposadasquerealmenteexistieron.(Lacarreterade Shrewsbury aWelshpool es ahora laA458.)He estado enCadair Idris y lo hesubido,hevisitadoDolgellayyTaly-Llyn,yhevistoLlynCau,aunquenohesaltadodentroparaveradóndemellevaba.

ElBlackfriarsBridgeexiste,evidentemente,entoncesyahora,ysudescripciónenel epílogo es tan similar a lo que he visto de él como he podido hacerlo. LosArtefactos InfernalescomienzanconunaensoñacióndeJemyTessaenBlackfriarsBridge,ycreoqueloadecuadoesquefinalicetambiénahí.

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AGRADECIMIENTOS

Unas gracias muy especiales a Cindy y a Margaret Pon por ayudarme con elchinomandarín;aClaryBookerporeldiseñodelviajedeWilldesdeLondreshastaCadair Idris; a Emily-Jo Thomas por ayudarme con el galés de Will y Cecily; aAspasiaDiafa,PatrickOltmanyWayneMillerporecharmeunamanoconellatínyelgriegoclásicos.GraciasaMoritzWiestporescaneartodoelmanuscritoparaquepudieraentregarloduranteelhuracánSandy.

Muchasgraciasporelapoyofamiliardemispadres,ytambiéndeJimHillyKateConnor;Nao,Tim.DavidyBen;Melanie,JonathanyHelenLewis;FlorenceyJoyce.Ygraciasalosqueleyeron,criticaroneindicaronanacronismos:SarahSmith,DeliaSherman, Holly Black, Kelly Link, Ellen Kushner, Clary Booker; montones degracias.Ygraciasalosqueconsussonrisasysuscomentariosmeayudaronaseguirun día más: Elka Cloke, Holly Black, Robin Wasserman, Emily Houk, MaureenJohnson,LibbaBrayySarahReesBrennan.Migratitudeternaamiagente,RussellGalen; amieditor,KarenWojtyla;ya losequiposdeSimon&SchusteryWalkerBooksporhacerquetodollegaraaser.Yfinalmente,miagradecimientoaJosh,quemetrajotéygatosmientrasyotrabajaba.

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CASSANDRACLARE.Nacióel27dejuliode1973esunaescritorairaní.VivióenSuiza,InglaterrayFrancia.EnsusañosdeinstitutovivióenLosÁngelesyenNuevaYork, donde trabajó envarias revistas de entretenimiento.Empezó a trabajar en sunovelaCiudaddehuesoenelaño2004,inspiradaenunviajeurbanoporManhattan.La autora es mundialmente reconocida por ser la autora de la saga de librosCazadoresdesombras,delacualtambiénsaldráunapelícula.

AntesdelapublicacióndeCiudaddehuesos,ClareeraconocidacomoescritoradefanfictionbajoelseudónimodeCassandraClaire,muyparecidoalqueusaenlaactualidad. Sus obras principales fueronLa trilogía deDraco, que trata sobre unabiografía del personaje ficticio deDracoMalfoy, perteneciente a la serie de librosHarryPotteryElDiariomuysecreto,basadaenlahistoriadeElseñordelosanillos.ClairefueconsideradaunagranfanáticaentrelacomunidaddeseguidoresdeHarryPotteryfuereconocidaenvariosperiódicos,perotambiénhasidoacusadadeplagio.

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