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LECTIO DIVINA Lectura orante de la Palabra de Dios SEPTIEMBRE 2012 Arzobispado de Santiago Vicaría Oeste

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LECTIO DIVINA Lectura orante de la Palabra de Dios

SEPTIEMBRE 2012

Arzobispado de Santiago Vicaría Oeste

PRESENTACIÓN

Septiembre es tiempo de innumerables festejos. La vida pastoral se viste de fondas y volantines; las familias y todos los ámbitos de nuestra vida social están impelidos a cumplir con el rito de las empanadas y el vino tinto. No se trata sólo del aniversario de los sucesos que nos dieron la independencia sino, mucho más, de la fiesta de nuestra identidad nacional. Los discípulos de Cristo no miramos esta historia como algo ajeno, sino como algo que nos es muy propio; nos sentimos gestores y responsables de la construcción de la Patria terrena que es camino hacia la celestial. La Iglesia Universal dedica también este mes a la Palabra de Dios. Desde el concilio Vaticano II se ha iniciado un camino de renovación bíblica en la Iglesia. Por diversos motivos el pueblo cristiano había sido privado del contacto más directo con las sagradas escrituras. En los últimos años hemos comenzado a hablar de una “animación bíblica de la Pastoral” para expresar el lugar que le compete a la Palabra de Dios en nuestro caminar de fe. Ella debe estar siempre al centro de la vida de la Iglesia. Ella es la fuente auténtica de nuestro discipulado. En la medida que nuestras comunidades se nutran mejor del pan de la Palabra estarán mucho mejor preparadas para ser el fermento que impulse la historia hacia la patria definitiva. El mismo Señor quiere abrir nuestros oídos “…para que todo el mundo, oyendo, crea el anuncio de la salvación; creyendo, espere, y esperando, ame.” (DV n° 1) Dios les bendiga.

Pbro. Galo Fernández Vicario Zona Oeste

LLAA PPAALLAABBRRAA DDEE DDIIOOSS,, RROOSSTTRROO YY PPRREESSEENNCCIIAA DDEE CCRRIISSTTOO VVIIVVOO Como sabemos, este año celebramos los 50 años del inicio del Concilio Vaticano II. De ahí que las acentuaciones pastorales nos inviten a profundizar en las 4 Constituciones Dogmáticas emanadas tras el Concilio: Lumen Gentium, Sacrosanctum Concilium, Dei Verbum y Gaudium et Spes. En el mes de Junio reflexionamos en torno a la Lumen Gentium con motivo de profundizar la línea pastoral de la vida comunitaria. Para este mes de Septiembre se nos invita a poner nuestra mirada en la Palabra de Dios -por ser el mes de la Biblia-. Por eso les proponemos reflexionar la constitución llamada: Dei Verbum, la misma que nos llevará a la Revelación del Padre a través de su Palabra.

“La Dei Verbum ha sido un documento de larga gestación. Desde el primer esquema hasta su redacción final hubo un recorrido en que el permanente afán por profundizar con fidelidad en temas tan densos se fue concretando hasta que se llegó finalmente a proponer la doctrina auténtica sobre la Revelación y su transmisión: para que todo el mundo, con el anuncio de la salvación, oyendo crea, y creyendo espere, y esperando ame.”

Aspectos generales:

Esta Constitución se refiere a la Divina Revelación, por tanto su tema fundamental es el de la Revelación y su transmisión. Obviamente, dentro de esta perspectiva, la Sagrada Escritura tiene un lugar fundamental. Esto se percibe con nitidez observando la disposición de los temas en la Constitución: luego de tratar en su primer capítulo de la Revelación en sí misma, en el segundo abordará el tema de su transmisión a través de la Sagrada Tradición y de la Sagrada Escritura. Será a partir del tercer capítulo, hasta el sexto, que tratará específicamente de la Sagrada Escritura, siempre enmarcada dentro del tema de la Revelación de Dios.

Ideas fuerzas del documento:

Expone la doctrina sobre la divina revelación y sobre su transmisión.

En esta parte nos recuerda la íntima relación que Dios mantiene con el hombre desde el principio de la creación, como fue preparando el camino para el evangelio.

Después que Dios habló muchas veces y de muchas maneras por los Profetas, envió a su Hijo Jesucristo y con la llegada del espíritu de la Verdad completa la revelación y confirma con el testimonio divino que vive en Dios con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y de la muerte y resucitarnos a la vida eterna.

Para que el Evangelio se conservara constantemente íntegro y vivo en la Iglesia, los Apóstoles dejaron como sucesores suyos a los Obispos.

La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y compenetradas. Porque surgen ambas de la misma divina fuente, están bajo la acción del Espíritu Santo, y contribuyen a la salvación de las almas.

Capítulos de la Constitución

Los Capítulos de la Dei Verbum son seis en total, aquí se mencionan, cuáles son sus temas:

Capítulo I: La Revelación en sí misma. Capítulo II: La transmisión de la Revelación divina. Capítulo III: La inspiración divina de la Sagrada Escritura y su interpretación. Capítulo IV: El Antiguo Testamento. Capítulo V: El Nuevo Testamento. Capítulo VI: La Sagrado Escritura en la Vida de la Iglesia.

Resumen de los Capítulos:

Capítulo I: Dios en su infinito amor, bondad y sabiduría quiso revelarse a los hombres mediante Jesucristo. Es por medio de Cristo hecho carne, que tenemos acceso al Padre en el Espíritu Santo haciéndonos partícipes de la naturaleza divina. Por tanto; toda la verdad profunda acerca de Dios y de nuestra salvación nos es revelada por Jesucristo, mediador entre Dios y los hombres, y portador de la plenitud de la revelación.

Capítulo II: Cristo mandó a los apóstoles predicar el Evangelio. Los Apóstoles transmitieron cuanto habían recibido con las palabras, los ejemplos y las enseñanzas, de esta forma algunos inspirados por el Espíritu Santo, pusieron por escrito el anuncio de la Salvación.

Capítulo III: La Iglesia considera inspirados por Dios todos los libros canónicos, que, aun estando escritos por hombres enseñan con certeza y sin error las verdades que Dios quiso revelarnos para nuestra Salvación.

Capítulo IV: Dios, al preparar la salvación humana, se reveló, por medio de los Profetas, al pueblo hebreo, que se había escogido y por esto las palabras contenidas en el Antiguo Testamento tienen valor eterno.

Capítulo V: La Palabra de Dios se manifiesta de modo eminente en el Nuevo Testamento; en el cual, Cristo manifestó a su Padre y asimismo a los Apóstoles, para que predicasen el Evangelio y congregasen la Iglesia.

Capítulo VI: La Iglesia ha venerado siempre la Sagrada Escritura, nutriéndose de ella, sobre todo en la Liturgia y considerándola juntamente con la Tradición, regla suprema de la Fe.

Algunos pasajes de la Dei Verbum (DV) sobre la Revelación y transmisión. DV N° 2: Quiso Dios, con su bondad y sabiduría, revelarse a sí mismo y manifestar el misterio de su

voluntad (cf Ef 1,9): por Cristo, la Palabra hecha carne, y con el Espíritu Santo, pueden los hombres llegar hasta el Padre y participar de la naturaleza divina (cf. Ef 2,18; 2Pe 1,4). En esta revelación, Dios invisible (cf Col 1,15; 1Tim 1,17), movido de amor, habla a los hombres como amigos (cf Ex 33,11; Jn 15,14-15), trata con Ellos (cf Bar 3,38) para invitarlos y recibirlos en su compañía. La revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas; las obras que Dios realiza en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y las realidades que las palabras significan; a su vez, las palabras proclaman las obras y explican su misterio. La

verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación.

DV N° 3: Dios, creando y conservando el universo por su Palabra (cf. Jn 1,3), ofrece a los hombres en la

creación un testimonio perenne de sí mismo (cf. Rom 1,19-20); queriendo además abrir el camino de la salvación sobrenatural, se reveló desde el principio a nuestros primeros padres. Después de su caída, los levantó a la esperanza de la salvación (cf. Gen 3,15), con la promesa de la redención; después cuidó continuamente del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras (cf. Rom 2, 6-7). Al llegar el momento, llamó a Abrahán para hacerlo padre de un gran pueblo (cf. Gen 12, 2-3). Después de la edad de los patriarcas, instruyó a dicho pueblo por medio de Moisés y los profetas, para que lo reconociera a Él como Dios único y verdadero, como Padre providente y justo juez; y para que esperara al Salvador prometido. De este modo fue preparando a través de los siglos el camino del Evangelio.

DV N° 4: Dios habló a nuestros padres en distintas ocasiones y de muchas maneras por los profetas.

Ahora, en esta etapa final nos ha hablado por el Hijo (Hebr 1,1-2). Pues envió a su Hijo, la Palabra eterna, que alumbra a todo hombre, para que habitara entre los hombres y les contara la intimidad de Dios (cf. Jn 1, 1-18). Jesucristo, Palabra hecha carne, "hombre enviado a los hombres" (3) habla las palabras de Dios (Jn 3,34) y realiza la obra de la salvación que el Padre le encargó (cf. Jn 5,36; 17,4). Por eso, quien ve a Jesucristo, ve al Padre (cf. Jn 14,9); Él, con su presencia y manifestación, con sus palabras y obras, signos y milagros, sobre todo con su muerte y gloriosa resurrección, con el envío del Espíritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelación y la confirma con testimonio divino; a saber, que Dios está con nosotros para librarnos de las tinieblas del pecado y la muerte y para hacernos resucitar a una vida eterna.

Hna. Yessenia León Religiosa Marianita

“Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre”.

Domingo Vigesimosegundo del Tiempo Ordinario LECTIO DIVINA

02 de septiembre de 2012- Ciclo B “Chile, una mesa para todos”

I.- PREPARÉMONOS PARA EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR

a. Comencemos desde nuestra vida: Una de las dimensiones un tanto olvidada en nuestra sociedad actual es la pureza del corazón. La persona “pura” es la que tiene el corazón puro, y tiene el corazón puro quien sigue la voluntad de Dios, voluntad que centra todas las decisiones del hombre en la motivación fundamental del amor. Piensa en tu experiencia: ¿por quiénes te sientes amado?, ¿a quiénes amas?, ¿qué impurezas ves en tu corazón y en la sociedad?, ¿cuál ha sido la decisión más importante de tu vida?

b. Oración Inicial comienza esta lectura orante con los siguientes versículos de dos salmos

“Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en interior un espíritu firme” (Salmo 51,12)

“Dios quiere el sacrificio de un espíritu contrito,

un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias” (Salmo 51,19).

c. Petición: Señor, has que mi corazón sea puro, para discernir tu voluntad y así centrar mis decisiones en tu amor

II.- OREMOS CON LA PALABRA DE DIOS: en el centro de la Lectio divina a. LECTURA (Lectio). ¿Qué dice la Palabra? El evangelio de hoy trata de la pureza del corazón.

Podemos sintetizarlo así: el hombre “puro” es el tiene el corazón puro, y tiene el corazón puro quien sigue la voluntad de Dios revelada en la Biblia, voluntad que centra todas las decisiones del hombre en la motivación fundamental del amor.

b. Lecturas: Lecturas: Primera Lectura: Deut 4, 1-2.6-8; Salmo responsorial: Sal 14, 2-5; Segunda

lectura: Sant. 1, 17-18.21b-22.27; Evangelio: Marcos 7, 1-8.14-15.21-23

Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar. Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras, de la vajilla de bronce y de las camas. Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?” Él les respondió: “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos”. Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”. Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del

hombre. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre”.

(Tomada del Leccionario Dominical)

c. Algunas preguntas que nos ayuden a reflexionar el Evangelio: Para profundizar, te

proponemos las siguientes preguntas. No es necesario que las respondas todas, y si el Espíritu Santo te propone otras interrogantes, sigue su moción.

Marca los verbos más importes, realiza lo mismo con los personajes. ¿Quiénes se acercan a Jesús y qué le preguntan? ¿Qué les dice Jesús a estas personas? ¿Qué quiere decir Jesús con la frase “lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre” ¿Cuáles son las situaciones que proceden del corazón del hombre y que son malas?

d. Claves del texto:

Podemos distinguir en el texto tres partes: (1) El planteamiento del problema (Mc 7,1-5), que se formula explícitamente en el versículo 5 y que viene de un grupo de fariseos y escribas escandalizados con el comportamiento extraño de los discípulos de Jesús. (2) La primera parte de la respuesta de Jesús (7,6-13), la cual enfoca la centralidad de la “Palabra de Dios”. Jesús se dirige con palabras fuertes a los fariseos y escribas que lo interpelaron. La frase central está en el versículo 8. (3) La segunda parte de la respuesta de Jesús (7,14-23), que invita a poner la atención en el “corazón” del hombre como fuente de contaminación. El auditorio está compuesto inicialmente de la multitud y luego, de manera privada, de los discípulos. La frase central está en el versículo 21.

En el tiempo de Jesús había muchas cosas y actividades que volvían impuras a las personas, imposibilitadas de ponerse delante de Dios: tocar un leproso, comer con publicanos, comer sin lavarse las manos, tocar la sangre o el cadáver y otras muchas. Todo esto volvía impura a las personas y el contacto con estas personas contaminaba a otros. Por esto, estas personas “impuras” debían ser evitadas. La gente vivía apartada, siempre temerosa de tantas cosas impuras que amenazaban su vida. Todos vivían bajo el miedo, asustados de todo y de todos. Ahora, con la venida de Jesús, de improviso, todo cambia.

Es así que se puede entender la reacción de escándalo que provoca Jesús cada vez que, en distintos pasajes del evangelio, y optando por el corazón del hombre, por salvar a los pecadores, estuvo con leprosos, resucitó muertos, comió con publicanos… etc. Es decir SU VIDA fue signo del amor incondicional de Dios. Por la fe en Jesús, era posible obtener la pureza y sentirse cómodo delante de Dios, sin que fuese necesario observar todas aquellas leyes y normas de la “tradición de los antiguos”. ¡Fue una verdadera y propia liberación! La Buena Noticia anunciada por Jesús hace salir al pueblo de la defensiva y fortalece sus ganas de vivir, la alegría de ser hijos de Dios, sin miedo a ser felices. MEDITACIÓN (Meditatio): ¿Qué me dice el texto? Para meditar el texto bíblico te proponemos las siguientes preguntas: 1.- ¿Cómo está tu corazón? 2.- ¿Oras con frecuencia la Palabra de Dios para descubrir en ella la voluntad de Dios? 3.- ¿Te sientes hijo(a) amado(a) por Dios?

ORACIÓN (Oratio): ¿Qué le digo a Dios con esta Palabra? Con confianza de hijo e hija, ora a tu Padre que te escuchará con atención. Deja descansar tu corazón para que Él lo tome y lo vuelva puro. CONTEMPLACIÓN (Contemplatio): Gusta a Dios internamente en tu corazón: Llegamos al momento en que Dios se entrega por completo a cada uno de nosotros con la única intención de mostrar su amor y susurrarnos al oído cuánto nos ama. Es el momento de dejarnos acariciar tiernamente por él. III.- CELEBREMOS EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR

a. Acción: ¿qué me hace vivir el Señor a partir de su Palabra? En el texto, Jesús establece dos principios fundamentales, la prioridad de la palabra y la centralidad del corazón, e invita a analizarlos a partir de casos concretos para hacerlos vida.

b. Signo para llevar a la vida:

Hemos descubierto que el amor es más potente respecto a las rigideces de nuestro corazón, que el perdón es más grande que el pecado. Que el Señor nos sana, nos muestra un camino que nos libera, mostrándonos que los criterios del Padre son distintos a los de los hombres.

Como signo te proponemos que puedas celebrar el sacramento de la Reconciliación. Para esto, prepárate haciendo un buen examen de conciencia y en oración buscar a un sacerdote para celebrar el sacramento.

c. Oración final: Finalizamos la lectio divina de este domingo con la siguiente oración

Hoy más que nunca vengo a pedirte VIDA, Señor; de mi corazón brota a borbotones,

con fuerza, incluso con ímpetu, como una vieja oración

que me acompaña desde hace mucho tiempo: ¡VIVIFÍCANOS!

Vivifícanos, Señor, y purifícanos de las obras muertas;

de los ritos que repetimos llenos de vaciedad y sinsentido; de las palabras que pronuncian nuestros labios pero no tienen vida;

de los gestos que articulamos pero no llevan pasión.

Vivifícanos, Señor. ¡Que nuestra vida esté repleta de Vida! ¡Que seamos seres humanos en plenitud! ¡Que no durmamos ante cada día nuevo!

¡Qué llenemos de vida y no de rutina nuestras jornadas!

¡VIVIFÍCANOS, Dios de la Vida, Dios de nuestras vidas,

Dios de mi vida!

“Y se abrieron sus oídos”.

Domingo Vigesimotercero del Tiempo Ordinario LECTIO DIVINA

09 de septiembre de 2012 – Ciclo B “Chile, una mesa para todos”

I.- PREPARÉMONOS PARA EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR

a. Comencemos desde nuestra vida: El saber escuchar en nuestro tiempo adquiere un sentido importante, sobre todo cuando la tecnología ha invadido los espacios de diálogo entre las personas. En base a esta idea te invitamos a pensar ¿cuándo fue la última vez que te sentaste a escuchar a alguien?, ¿qué produjo en ti la dinámica de la escucha?, ¿cómo se sintió la persona a la cual escuchaste?

b. Oración Inicial: Inicia esta lectura orante invocando al Espíritu Santo, aquel que nos ayuda a comprender lo que Dios nos quiere decir mediante su Palabra.

Espíritu Santo transfórmanos, has de nuestra vida, una vida nueva

Queremos ayudar a los demás, sembrar tu palabra, y extender el Reino.

Espíritu Santo anímanos, a buscar la santidad de nuestras vidas,

a caminar según tu proyecto de vida para mí y a ser testimonio entre mis hermanos.

Amén.

c. Petición: Señor, te pedimos la gracia de abrir nuestros oídos, para acoger tu Palabra con amor.

II.- OREMOS CON LA PALABRA DE DIOS: en el centro de la Lectio divina

a. LECTURA (Lectio). ¿Qué dice la Palabra? ““Se abrieron sus oídos”, esta es la experiencia que

iniciamos al leer la Palabra de Dios, hazlo entonces con un oído atento y humilde.

b. Lecturas: Primera Lectura: Is. 35, 4-7a; Salmo responsorial: 145, 7-10; Segunda Lectura: Stgo. 2, 1-7;

Evangelio: Marcos 7, 31-37

Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: “Efatá”, que significa: “Ábrete”. Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

(Tomada del Leccionario Dominical)

a. Algunas preguntas que nos ayuden a reflexionar el Evangelio: Para profundizar, te

proponemos las siguientes preguntas. No es necesario que las respondas todas, y si el Espíritu Santo te propone otras interrogantes, sigue su moción:

Marca los verbos más importes, realiza lo mismo con los personajes.

¿Qué lugares visita Jesús antes de llegar a Galilea?

¿Quién le presentan a Jesús?

¿Qué hace Jesús con la persona presentada?

¿Qué significa “Efatá”? Intenta profundizar en este término

¿Por qué la muchedumbre dice respecto de Jesús: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”?

b. Claves del texto: Podemos dividir el texto en tres partes que son los tiempos internos de este breve relato: (1) En primer lugar nos encontramos la descripción del mudo (31-32). (2)Luego los signos y los gestos de apertura de los oídos y del lenguaje de este hombre (33-34), (3) y finalmente las consecuencias del milagro en los versículos (35-37).

Aún cuando no estaba en su propia tierra, Jesús es conocido como uno que puede curar enfermos. Por esto el pueblo le lleva un hombre sordo que habla con dificultad. Se trata de una persona que no puede comunicarse con los otros. Es la imagen de muchas personas que hoy viven masificadas en las grandes ciudades en completa soledad, sin la posibilidad de comunicación.

El modo de curar es diferente. El pueblo deseaba que Jesús impusiese simplemente las manos sobre el enfermo. Pero Jesús va mucho más allá de la petición. Jesús lleva al hombre lejos de la gente, pone los dedos en los oídos y con la saliva le toca la lengua y miró al cielo, suspiró profundamente y dijo: «Effetá», que significa “¡Ábrete”!. El toque de la lengua con la saliva restablece en ella la facultad de hablar. En la opinión del pueblo de aquel tiempo, la saliva tenía un poder medicinal. La mirada hacia lo alto indica que la curación viene de Dios. El gemido es un modo de súplica. En el mismo instante, los oídos del sordo se abrieron, la lengua se soltó y el hombre comenzó a hablar correctamente. Este signo del Señor, también nos invita a cada uno de nosotros a actuar de la misma manera dar a conocer las maravillas que Dios obra en nuestras vidas.

La Iglesia ha empleado este milagro de Jesús para explicar los efectos del bautismo, y ha conservado el gesto de Jesús de tocar los oídos y la boca en los ritos explicativos posteriores al Bautismo. Con ello pretende indicar que el bautismo es curación de la sordera: da la capacidad de oír la Palabra de Dios, de captarla y de saborearla, y, de este modo, entrar en comunicación con Dios. Debemos ser conscientes del gran don que recibimos en nuestro Bautismo, Él nos dio la capacidad de escuchar la Palabra de Dios, todo lo que el Espíritu dice a la Iglesia en forma de conocimientos, exhortaciones y consuelos.

MEDITACIÓN (Meditatio): ¿Qué me dice el texto? Para profundizar el evangelio se proponen las siguientes preguntas:

1.- ¿Qué situaciones de tu vida necesitan tener un oído abierto? 2.- ¿Cómo es tu forma de comunicarte con las personas? 3.- ¿De qué manera dejas que el Señor realice su obra salvadora en ti?

ORACIÓN (Oratio): ¿Qué le digo a Dios con esta Palabra? “Se le soltó la lengua y comenzó a

hablar normalmente”… esta es la experiencia del sordomudo del Evangelio, sin embargo tiene que ver mucho con nuestra propia experiencia. En este momento intenta dialogar con el Señor, deposita tu corazón en su corazón.

CONTEMPLACIÓN (Contemplatio): Gusta a Dios internamente en tu corazón Expresión de la máxima admiración, decían: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”. Gusta de esta misma vivencia de las personas del tiempo de Jesús, admírate de la obra que Él ha hecho en ti. Deja que él te acaricie con su amor incondicional

III.- CELEBREMOS EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR

a. Acción: ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de su Palabra? Hoy la invitación fundamental ha sido abrir nuestros oídos para escuchar la Palabra de Dios y las realidades que acontecen en nuestra sociedad, en nuestros hermanos y además saber comunicar, dar a conocer las obras que el Señor hace en cada uno de nosotros.

b. Signo para llevar a la vida: (Tapones para oídos)

Como signo te proponemos lo siguiente:

Colócate los tapones de oídos.

Intenta escuchar los ruidos que hay en el lugar que te encuentras.

¿Qué sucede al desear escuchar?

Haz ahora la experiencia del texto bíblico: “Efatá”, que significa: “Ábrete”.

¿Cómo te sientes ahora?...

Dale gracias a Dios por oír.

Haz tu propia acción de gracias.

c. Oración final: Finaliza este momento repitiendo la oración de acción de gracias que hiciste en el signo.

“Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?”

Domingo Vigesimocuarto del Tiempo Ordinario LECTIO DIVINA

16 de septiembre de 2012 – Ciclo B “Chile, una mesa para todos”

I. PREPARÉMONOS PARA EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR

a. Comencemos desde nuestra vida: Estamos a poco tiempo de iniciar el año de la fe que ha propuesto el Papa Benedicto XVI, un año dedicado a profundizar en que creemos, en quien depositamos nuestra confianza. Por eso te invitamos a pensar ¿en qué o quién tengo depositada mi confianza?, ¿es importante creer, por qué?

b. Oración Inicial: le pedimos al Espíritu que nos acompañe y ayude, lo hacemos con la siguiente antífona

Espíritu Santo, amigo fiel, permítenos contemplar tus maravillas,

conocer tu poder, apreciar tu intervención, creer en tus carismas, para desearlos,

para pedirlos, para ponernos en tus manos con la humildad necesaria para que, si Tú lo quieres, nos tomes como instrumentos de tu poder,

con Jesús para la salvación del mundo. Amén

c. Petición: Señor, ayúdanos a decir con confianza que Tú eres el Mesías, el que le ha dado

sentido a mí vida.

II. OREMOS CON LA PALABRA DE DIOS: en el centro de la Lectio divina a. LECTURA (Lectio). ¿Qué dice la Palabra? En nuestro recorrido al interior del Evangelio de Marcos

en este año litúrgico, llegamos al corazón del Evangelio: el camino de Jesús y sus discípulos hacia Jerusalén, un camino en el cual Jesús se dedica a la formación de sus discípulos.

b. Lecturas: Primera Lectura: Isaías 50, 5-9a; Salmo responsorial: 114, 1-6. 8-9; Segunda Lectura:

Santiago 2, 14-18. Evangelio: Marcos 8, 27-35

Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy Yo?” Ellos le respondieron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas”. “Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?” Pedro respondió: “Tú eres el Mesías”. Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de Él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”. Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará”.

(Tomada del Leccionario dominical)

c. Algunas preguntas que nos ayuden a reflexionar el Evangelio: Para profundizar, te

proponemos las siguientes preguntas. No es necesario que las respondas todas, y si el Espíritu Santo te propone otras interrogantes, sigue su moción.

Marca los verbos más importes, realiza lo mismo con los personajes.

¿Qué pregunta Jesús a sus discípulos?

¿Cuál es la opinión de la gente y de Pedro sobre Jesús?

¿Por qué Pedro y la gente piensan de este modo?

¿Qué pide Jesús a aquéllos que lo quieren seguir?

d. Claves del texto

Una división del texto para ayudarnos en la lectura: (1) Marcos 8,27-28: La pregunta de Jesús sobre la opinión de la gente y la respuesta de los discípulos, (2) Marcos 8,29-30: La pregunta de Jesús y la opinión de sus discípulos, (3) Marcos 8,31-32ª: El primer anuncio de la pasión y muerte, (4) Marcos 8,32b-33: La conversación entre Pedro y Jesús.

El texto del evangelio de este domingo trae el primer anuncio de la Pasión y muerte de Jesús a los discípulos, el intento de Pedro de eliminar la cruz y la enseñanza de Jesús sobre las consecuencias de la cruz para ser sus discípulos. Pedro no entiende la propuesta de Jesús sobre la cruz y el sufrimiento. Él aceptaba a Jesús Mesías, pero no como Mesías sufriente. Pedro estaba condicionado por la idea del gobierno de la época que hablaba del Mesías sólo en términos de rey glorioso. Pedro parecía ciego. No entreveía nada y quería que Jesús fuese como él.

La comprensión total del seguimiento de Jesús no se obtiene por la instrucción teórica, sino por el testimonio, caminando con Él a lo largo del camino del servicio. Quien insista en mantener la idea de Pedro, o sea, la del Mesías glorioso sin la cruz, no entenderá y no alcanzará a asumir el comportamiento del verdadero discípulo. El camino del seguimiento es el camino de la dedicación, del abandono, del servicio, de la disponibilidad, de la aceptación del dolor, sabiendo que habrá resurrección. La cruz no es un accidente del recorrido, sino que forma parte del camino.

Es importante tener presente siempre la enseñanza de Jesús, porque nuestra tendencia espontánea nos inclina a buscar de una manera inmediata la felicidad y, por consiguiente, a introducirnos por la vía del egoísmo, que no conduce a la verdadera alegría. Debemos aceptar siempre perder nuestra vida, es decir, renunciar a nuestros intereses inmediatos, para buscar el reino de Dios, que es el reino del amor, de la paz y de la alegría. MEDITACIÓN (Meditatio): ¿Qué me dice el texto? La Palabra nos invita ante todo a reflexionar mediante las siguientes preguntas:

1. ¿Quién es para mí Jesús? 2.- Cuál es hoy la imagen más común que la gente tiene de Jesús? 3.- ¿Asumo la cruz del sufrimiento, del dolor, por causa de Jesús?

ORACIÓN (Oratio): ¿Qué le digo a Dios con esta Palabra? Ciertamente, el discipulado no es un camino fácil de hacer, Jesús así nos lo dice en el Evangelio. A pesar de esta verdad, la vida toma un sentido diferente, se encamina a la santidad. En este momento de íntima oración con el Señor, manifiéstale lo que hay en tu corazón respecto a esta Palabra leída y meditada.

CONTEMPLACIÓN (Contemplatio): Gusta a Dios internamente en tu corazón Recrea una

vez más la escena de los discípulos junto a Jesús se parte de la hermosa declaración de Pedro y de las Palabras de Jesús. Luego quédate en silencio para que Dios que es Amor pueda hablar a tu corazón.

III.- CELEBREMOS EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR

a. Acción: ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de su Palabra? Luego de este hermoso recorrido por la lectura orante, llega el momento de dar un paso fundamental: ¿De qué manera voy a hacer vida, la Palabra orada?, siempre es un desafío, hoy estás invitado a reconocer en Cristo al Mesías y darlo a conocer a los demás.

b. Signo para llevar a la vida: (una cruz, chinches y papeles)

Coloca en el centro del altar una cruz.

Piensa en las situaciones que te impiden seguir a Jesús con radicalidad.

Anótalas en un papel

Pégalas en la cruz.

Quédate por algunos segundos en silencio.

c. Oración final: terminamos este momento de lectio con el canto Perder la vida.

Perder la vida, tomar la cruz, seguir los pasos de Jesús,

amar con su forma de amar, perder la vida para ser luz.

1. Darse por el que nadie amó,

darse por el abandonado que espera ver amanecer. Prestar oído a su clamor, amar como un enamorado

a aquél que nadie quiere ver.

2. Gritar que Dios no está dormido y está dándonos su fuerza, que va sembrando libertad.

Gritar que el odio no ha vencido y la esperanza no está muerta,

y Dios invita a caminar.

3. Andar caminos aún no andados, saltar abismos y fronteras, ir donde nadie quiere ir.

Darle la mano al que está solo y que ya todo lo ha perdido,

darle la fuerza de vivir.

“El Hijo del hombre va a ser entregado. El que quiera ser el primero debe hacerse el servidor de todos”

Domingo Vigesimoquinto del Tiempo Ordinario LECTIO DIVINA

23 de septiembre de 2012 – Ciclo B “Chile, una mesa para todos”

I. PREPARÉMONOS PARA EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR

a. Comencemos desde nuestra vida: Buscamos muchas veces en forma inconsciente acceder a puestos importantes en el trabajo, en el barrio, en la comunidad parroquial, hasta muchas veces en nuestra propia familia, porque queremos ser reconocidos. ¿Qué experiencia tengo a partir de esa idea?, ¿cuándo he buscado ser reconocido (a)?, ¿qué acciones he realizado para ser reconocido (a)?

b. Oración Inicial: Nos preparamos para hacer la lectura orante con la siguiente oración:

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles

y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Envía, Señor, tu espíritu y renovarás la faz de la tierra.

Oh, Dios que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo,

haznos dóciles a las inspiraciones para que gustando siempre del bien

gocemos de sus consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

c. Petición: Señor, pido tu gracia para aprender a ser pequeño, a no evadir la cruz y para hacerme servidor de todos.

II. OREMOS CON LA PALABRA DE DIOS: en el centro de la Lectio divina a. LECTURA (Lectio). ¿Qué dice la Palabra? El evangelio nos muestra que los discípulos no comprenden el

mensaje sobre su pasión y no se comportan de un modo coherente a él.

b. Lecturas: Primera Lectura: Sabiduría 2, 12.17-20; Salmo responsorial: 53, 3-6.8; Segunda Lectura:

Santiago 3, 16—4,3; Evangelio: Marcos 9, 30-37

Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará”. Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: “¿De qué hablaban en el camino?” Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: “El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a Aquél que me ha enviado”.

(Tomada del Leccionario Dominical)

c. Algunas preguntas que nos ayuden a reflexionar el Evangelio: Para profundizar, te

proponemos las siguientes preguntas. No es necesario que las respondas todas, y si el Espíritu Santo te propone otras interrogantes, sigue su moción:

¿Cuál es la frase de este texto que más ha atraído mi atención? ¿Por qué?

¿Qué actitudes presentan los discípulos a lo largo del relato?

¿Por qué los discípulos callaron cuando Jesús les preguntó de qué hablaban en el camino? ¿Qué importancia tenía que hablaran sobre quién era el más grande?

¿Cuál es la enseñanza de Jesús ante cada situación presentada en el texto?

d. Claves del texto:

En el texto podemos encontrar dos partes importantes: la primera, cuando Jesús anuncia su pasión y, la segunda, cuando los discípulos discuten quién es el más grande. Los discípulos escuchan, pero no entienden, tampoco piden aclaraciones. ¡Quizás tienen miedo de que se les descubra su ignorancia!

Llegando a casa, Jesús les pregunta a los discípulos: ¿De qué hablaban en el camino? Ellos no responden. Es el silencio de los que sienten vergüenza, porque en el camino discutían sobre quién fuese el más grande; ellos sabían que Jesús no actúa ni piensa de ese modo. Ellos habían caído en la competitividad, en la búsqueda del prestigio, que tanto caracterizaba a la sociedad del Imperio Romano. ¡Aquí aparece el contraste! Mientras Jesús se preocupaba de ser el Mesías –Siervo, ellos piensan sólo en quién fuese el más grande. Jesús trata de descender, ellos de ascender. Jesús concluye la discusión mostrando discretamente su forma de vivir: ¡Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos! El último no gana nada. El poder no es para ascender o dominar, sino para descender y servir.

Jesús pone en medio de ellos a un niño, dando vuelta todo. Por eso dice: “Quien acoge a uno de estos niños en mi nombre, a mí me acoge; quien me acoge, no me acoge a mí, sino a Aquél que me ha enviado”. ¡Jesús se identifica con ellos, con los niños! ¡Quien acoge a los pequeños en nombre de Jesús, acoge a Dios mismo!

Esta enseñanza de Jesús es fuerte, exigente, pero es también muy necesaria y muy bella. Jesús nos pide que apreciemos no los honores, sino el servicio. Un siervo humilde siempre está atento a servir. En la sociedad prevalece continuamente la mentalidad contraria; nosotros, sin embargo, debemos ser capaces de rechazarla y valorar todas las cosas según este principio evangélico: “ Si uno aspira a ser el primero, sea el último y servidor de todos” MEDITACIÓN (Meditatio): ¿Qué me dice el texto? Meditemos la riqueza de este texto

1.- ¿Qué significado y qué consecuencias tiene la Pasión de Jesús en mi vida?

2.- ¿Busco ser reconocido por las personas? 3.- ¿Acojo a los pequeños en nombre de Jesús? ORACIÓN (Oratio): ¿Qué le digo a Dios con esta Palabra? Haz un momento de silencio orante para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar tu vida.

CONTEMPLACIÓN (Contemplatio) : Gusta a Dios internamente en tu corazón Recreando

nuevamente el texto, me quedo en silencio para que Dios hable a mi corazón y me conduzca por los caminos del servicio.

III.- CELEBREMOS EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR: a. ACCIÓN: ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de su Palabra? Cuáles son las invitaciones

que Jesús me realiza a través de su Palabra? ¿Cómo puedo concretizarlas? Pienso acciones concretas.

b. Signo para llevar a la vida: (dibujo de un niño y lápiz)

Me coloco frente al altar con un corazón humilde, dispuesto.

Pienso en las características que tiene un niño.

Anoto las características en los rectángulos que están en la figura del niño.

c. Oración final: Finaliza rezando la oración de entrega Padre, me pongo en tus manos,

haz de mí lo que quieras, sea lo que sea, te doy las gracias.

Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo,

con tal que tu voluntad se cumpla en mí, y en todas tus criaturas.

No deseo nada más, Padre. Te confío mi alma,

te la doy con todo el amor de que soy capaz, porque te amo.

Y necesito darme, ponerme en tus manos sin medida,

con una infinita confianza, porque Tú eres mi Padre.

“El que no está contra nosotros está con nosotros. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala”

Domingo Vigesimosexto del Tiempo Ordinario LECTIO DIVINA

30 de septiembre de 2012 – Ciclo B “Chile, una mesa para todos”

II. PREPARÉMONOS PARA EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR

a. Comencemos desde nuestra vida: Muchas veces en nuestra vida debemos “discernir” sobre diferentes aspectos. El discernimiento no siempre es fácil de realizar, son necesarios algunos elementos, sobre todo cuando a nivel de la fe debemos ser intransigentes o flexibles. ¿En mi vida, cómo vivo el discernimiento?, ¿tengo las herramientas necesarias para discernir?

b. Oración Inicial: Nos preparamos para hacer la lectura orante con la siguiente oración:

Oh Espíritu Santo, Amor del Padre, y del Hijo,

Inspírame siempre lo que debo pensar, lo que debo decir, cómo debo decirlo, lo que debo callar, cómo debo actuar, lo que debo hacer, para gloria de Dios, bien de las almas

y mi propia Santificación. Espíritu Santo,

Dame agudeza para entender, capacidad para retener,

método y facultad para aprender, sutileza para interpretar,

gracia y eficacia para hablar. Dame acierto al empezar

dirección al progresar y perfección al acabar.

Amén.

c. Petición: Señor, pido tu gracia para vivir unido(a) a Ti, para vivir en tu amor y en tu voluntad.

II. OREMOS CON LA PALABRA DE DIOS: en el centro de la Lectio divina a. LECTURA (Lectio). ¿Qué dice la Palabra? Jesús continúa la formación de los discípulos. Lo hace

con instrucciones precisas y prácticas en el llamado “discurso de Cafarnaúm”, del cual leímos el domingo pasado la primera parte: la regla del servicio.

b. Lecturas: Primera Lectura: Números 11, 16-17a. 24-29; Salmo responsorial: 18, 8. 10. 12-14; Segunda

Lectura: Santiago 5, 1-6; Evangelio: Marcos 9, 38-43.45.47-48

Juan dijo a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros”. Pero Jesús les dijo: “No se lo impidan, porque nadie puede

hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros. Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies al infierno. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”.

(Tomada del Leccionario Dominical)

c. Algunas preguntas que nos ayuden a reflexionar el Evangelio: Para profundizar, te

proponemos las siguientes preguntas. No es necesario que las respondas todas, y si el Espíritu Santo te propone otras interrogantes, sigue su moción:

Marca los verbos y los personajes del texto.

¿Cómo se relaciona la enseñanza de Jesús sobre el servicio con las enseñanzas de hoy?

¿Cómo actúan los discípulos con aquellos que no son de su comunidad?

¿Cómo debe ser el comportamiento hacia los pequeños de la comunidad?

¿Cómo debe actuar cada uno consigo mismo?, ¿cómo debe cuidarse?

d. Claves del texto:

En el texto podemos encontrar tres partes en su estructura. En la primera, se muestra cómo es la actitud de los discípulos ante aquellos que no son reconocidos como “uno de ellos” y también, lo que Jesús dice al respecto. En la segunda, vemos cómo Jesús sigue enseñando sobre el comportamiento que se ha de tener frente a los más pequeños. Y en la tercera parte, Jesús hace un llamado de atención al actuar que se ha de tener consigo mismo. Cada una de estas partes invita a participar en el Reino de Dios, incluso cuando las palabras de Jesús parezcan muy duras.

El pasaje comienza con un diálogo entre Juan y Jesús. A diferencia del relato del domingo anterior, los discípulos no se quedan callados ante Jesús sino que le cuentan lo que les ha causado preocupación –una persona que expulsaba demonios valiéndose del nombre de Jesús- y la manera como han resuelto el conflicto –se lo han prohibido-. El argumento que los discípulos dan para impedir que otra persona haga esto mismo es: “Porque no venía con nosotros”. Es decir, ellos piensan que solamente quien es discípulo de Jesús y pertenece a su grupo puede obrar en nombre de Jesús. La reacción de Jesús parece desconcertante, ya que desautoriza lo que han hecho los discípulos.

Por otra parte, Jesús cuida mucho a sus seguidores más “pequeños”: gente sencilla y vulnerable, los que tienen la fe más débil e insegura. Por eso muestra lo grave que es escandalizarlos, es decir, apartarlos de la fe en Jesús. La gravedad de la situación Jesús la ilustra con la imagen del castigo de una persona culpable: “Mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar” (9,42b). Sin duda que en las profundidades del mar una persona estará lejos de afectar a otros.

El discipulado es un camino hacia la vida en plenitud, una entrada en el Reino de Dios. Este es el sentido definitivo del “seguimiento” del camino de Jesús, y si no era para llegar hasta la plenitud, entonces no tendría sentido. Este camino exige tener conciencia clara de lo se cree, conocer a quien se sigue: Cristo, y estar dispuestos a sufrir si fuera necesario puesto que el seguimiento trae consecuencias que son distintas a las opciones del mundo pero que sin lugar a dudas nos regalan la alegría de ser cristianos

MEDITACIÓN (Meditatio): ¿Qué me dice el texto? Meditemos la riqueza de este texto

1.- ¿Mi comportamiento o mis palabras han llevado a alguna persona a alejarse de Jesús? 2.- ¿Qué cosas estoy dispuesta(o) a dejar o sacrificar para vivir más cerca de Dios? 3.- ¿Qué me producen las palabras “duras” que Jesús dice en el texto? ¿Por qué?

ORACIÓN (Oratio): ¿Qué le digo a Dios con esta Palabra? A partir de este texto que nos invita a recibir las gracias de Dios con apertura, con amor; dirígele tu mirada a Jesús y cuéntale lo que hay en tu interior.

CONTEMPLACIÓN (Contemplatio) : Gusta a Dios internamente en tu corazón Con una actitud de amor, de ternura, de dejarme guiar, hago silencio y escucho las palabras de Dios.

III.- CELEBREMOS EL ENCUENTRO CON EL SEÑOR:

a. ACCIÓN: ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de su Palabra? El discipulado es un camino hacia la vida, una entrada en el Reino. Este es el sentido definitivo del “seguimiento” del camino de Jesús y es para llegar hasta la plenitud, donde todo tiene sentido. ¿Qué haré para vivir este evangelio?

b. Signo para llevar a la vida: (un trozo de tronco en el cual se pueda escribir) Coloca el trozo de tronco en una mesa.

Discierne que camino vas a seguir para tener vida en Jesús

Escribe lo que has discernido.

Deposítalo en el altar.

c. Oración final: Finaliza cantando Jesús, estoy aquí

Jesús, estoy aquí, Jesús, que esperas de mí,

mis manos están vacías,¿qué puedo ofrecerte? Sólo sé que quiero ser diferente.

Jesús, estoy aquí, Jesús,¿qué esperas de mí?

Mis ojos temen al mirarte,quisiera poder enfrentarte.

Amar como tú amas, sentir como tú sientes,

mirar a través de tus ojos, Jesús.

Contigo mi camino es difícil,me exiges abrir un nuevo horizonte, en la soledad de mi noche,Jesús.

No, no puedo abandonarte; Jesús, en mí penetraste, me habitaste, triunfaste y hoy vives en mí.

Amar como tú amas...