lecciones de la vida cristiana módulo 1 lección 4

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Página 15 L E C C I O N E S PARA LA V I D A C R I S T I A N A Ciclo 1: Puntos esenciales de su fe Curso A: Ahora que Usted cree Lección 4: Usted es Redimido Sección 1 Al terminar esta sección de la lección 4, usted debe estar en capacidad de: A. Reconocer en su totalidad el plan de Dios de la redención y familiarizarse con las referencias bíblicas en las que se apoya. B. Entender el significado de Jesucristo como nuestro redentor de la esclavitud del pecado. Lea Ef 1:3-7 En la lección anterior nos enfocamos sobre el perdón completo de nuestros pecados que se nos ha entregado por medio del Señor Jesucristo. Sin embargo es vital para nuestro crecimiento cristiano que nos consideremos no solo perdonados, sino redimidos. Este es un término que con frecuencia se utiliza en discusiones cristianas, pero, ¿en realidad sabemos qué quiere decir? Pasemos unos momentos examinando el concepto de la redención al esforzarnos por entender cómo es que el sacrificio de Cristo en la cruz afecta nuestras vidas en el presente. Mientras no entendamos el mensaje de la cruz no entenderemos quién es Dios ni cómo es. Antes del sacrificio de la cruz parecía haber un conflicto entre el amor de Dios y Su justicia. Su amor anhelaba brindar salvación incondicional a todos los pecadores y, al mismo tiempo, su justicia demandaba que el pecado fuera castigado. Aunque deseaba abrazar amorosamente a la humanidad, su justicia no le permitiría ignorar nuestro pecado. En la cruz, la justicia y el amor se convirtieron en uno al demostrar que Dios seguía siendo santo y aún así brindaba un medio para que el pecador, hombre o mujer, pudiera estar con Él para siempre. El plan de redención no se encuentra sólo en las páginas de los evangelios sino que se extiende por todas las Escrituras. En los primeros dos capítulos de Génesis, la creación de un paraíso terrenal y el primer hombre apuntan hacia el hecho de que Dios planeó nuestra redención. Varios de los siguientes capítulos de Génesis (3-11) describen la caída del hombre y revelan que la redención no fue una alternativa sino mas bien un requisito o necesidad para todo ser humano. El resto del Antiguo Testamento, que relata la historia de Israel y apunta hacia el redentor que vendría, demuestra que Dios nos preparó para Su plan de redención. Luego, en los Evangelios, la vida de Cristo sobre la tierra destaca la evidencia de que la redención del hombre por Dios es real y sigue vigente. En el libro de Hechos, cuando los discípulos van al mundo a extender las Buenas Nuevas, vemos el cumplimiento del plan de

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Cuarta lección de discipulado, "Usted es redimido"

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Page 1: Lecciones De La Vida Cristiana MóDulo 1 LeccióN 4

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L E C C I O N E S

PARA LA V I D A C R I S T I A N A

Ciclo 1: Puntos esenciales de su fe Curso A: Ahora que Usted cree Lección 4: Usted es Redimido

Sección 1

Al terminar esta sección de la lección 4, usted debe estar en capacidad de:

A. Reconocer en su totalidad el plan de Dios de la redención y familiarizarse con las referencias bíblicas en las que se apoya.

B. Entender el significado de Jesucristo como nuestro redentor de la esclavitud del pecado.

Lea Ef 1:3-7

En la lección anterior nos enfocamos sobre el perdón completo de nuestros pecados que se nos ha entregado por medio del Señor Jesucristo. Sin embargo es vital para nuestro crecimiento cristiano que nos consideremos no solo perdonados, sino redimidos. Este es un término que con frecuencia se utiliza en discusiones cristianas, pero, ¿en realidad sabemos qué quiere decir? Pasemos unos momentos examinando el concepto de la redención al esforzarnos por entender cómo es que el sacrificio de Cristo en la cruz afecta nuestras vidas en el presente.

Mientras no entendamos el mensaje de la cruz no entenderemos quién es Dios ni cómo es. Antes del sacrificio de la cruz parecía haber un conflicto entre el amor de Dios y Su justicia. Su amor anhelaba brindar salvación incondicional a todos los pecadores y, al mismo tiempo, su justicia demandaba que el pecado fuera castigado. Aunque deseaba abrazar amorosamente a la humanidad, su justicia no le permitiría ignorar nuestro pecado. En la cruz, la justicia y el amor se convirtieron en uno al demostrar que Dios seguía siendo santo y aún así brindaba un medio para que el pecador, hombre o mujer, pudiera estar con Él para siempre.

El plan de redención no se encuentra sólo en las páginas de los evangelios sino que se extiende por todas las Escrituras. En los primeros dos capítulos de Génesis, la creación de un paraíso terrenal y el primer hombre apuntan hacia el hecho de que Dios planeó nuestra redención. Varios de los siguientes capítulos de Génesis (3-11) describen la caída del hombre y revelan que la redención no fue una alternativa sino mas bien un requisito o necesidad para todo ser humano. El resto del Antiguo Testamento, que relata la historia de Israel y apunta hacia el redentor que vendría, demuestra que Dios nos preparó para Su plan de redención. Luego, en los Evangelios, la vida de Cristo sobre la tierra destaca la evidencia de que la redención del hombre por Dios es real y sigue vigente. En el libro de Hechos, cuando los discípulos van al mundo a extender las Buenas Nuevas, vemos el cumplimiento del plan de

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PARA LA V I D A C R I S T I A N A

Dios de compartir Su obra de redención con toda persona. Las epístolas han sido consignadas e incluidas en la Biblia para explicar lo que es la redención y, por fin, el Apocalipsis concluye el relato al llegar a cumplirse los planes, preparativos y actos redentores de Dios. Aunque los libros de la Biblia no se compilaron en orden cronológico, se acoplan uno con otro como piezas de un gran rompecabezas para presentar un solo relato: el amor redentor de Dios para usted, por mí y por todas las demás personas que han vivido y que vivirán.

Al examinar esta verdad a la luz de la Palabra de Dios, ¿qué pensamientos acuden a su mente y qué emociones se suscitan? Anótelas

En el Nuevo Testamento se usan dos palabras para describir la redención que ofrece Cristo. La primera se traduce como “rescate” e indica el precio pagado para obtener la libertad de alguna persona. La otra palabra es u término que se usaba en el antiguo de los negocios y se refiere a adquirir algo en el mercado. El concepto que se expresa en el Nuevo Testamento que muestra redención en Cristo, es muy parecida a la redención de un esclavo en el primer siglo de la era cristiana.

De vez en cuando un hombre rico llegaba a admirar o respetar a un esclavo y manifestaba el deseo de ayudarlo. Sin embargo, había una forma de obtener la libertad de esa persona: un hombre libre debía pagar lo que valía pagar lo que valía el esclavo, o comprarlo, y luego, cuando el esclavo estaba todavía en posesión del otro, el comprador tenía derecho a liberarlo. Podemos ver el significado de los dos términos en este cuadro: el comprador pagaba un rescate para comprar al esclavo, y así obtener su libertad.

Esto es lo que el Señor Jesucristo ha hecho por cada uno de nosotros. Y sea que nos diéramos cuenta de ello o no, nosotros estábamos bajo esclavitud total de nuestro pecado. Al hablar de redención, nos referimos al hecho de que se ha pagado un precio para liberarnos del mercado de esclavos del pecado. El pecado que se pagó (lo único que fue suficiente para obtener nuestra salvación) fue el sacrificio del Señor Jesucristo.

1: Elija todo lo que sea aplicable: Ser liberado de la esclavitud del pecado significa…

a. Que nosotros somos como esclavos en el mercado de esclavos, puestos en libertad.

b. Ya no somos “esclavos” de nuestros antiguos amos.

c. El precio de nuestra libertad, o de nuestra liberación, de la cautividad de hábitos y actitudes pecaminosas, ha sido pagado por otra persona, El Señor Jesucristo.

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Sección 2

Al terminar esta sección de la lección 4, usted debe estar en capacidad de:

a. Entender la diferencia entre ser redimido y experimentar la bendición de esa redención.

b. Identificar la redención no simplemente como perdón, sino como libertad, y examinar cómo es que su vida refleja su vida refleja su reacción a esta libertad y este perdón.

En el Antiguo Testamento, la ley judía declaraba que los pecados debían ser expiados con un sacrificio de sangre, por eso es que vemos tantos ejemplos de sacrificios de animales en aquellos días. Sin embargo, esos sacrificios necesitaban ser repetidos con frecuencia, tanto por los individuos como por todo el pueblo de Israel. En Juan 1:29, Juan el Bautista describe al Señor Jesús como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Por lo tanto, desde el principio del ministerio terrenal de Cristo, Él aparece como el último cordero del sacrificio, el único sacrificio que podía hacer la expiación por el pecado de una vez por todas. (Heb 9:11-14).

Ahora bien, retrocedamos por un momento y observemos este proceso en términos sencillos. ¿Quién debería haber pagado la deuda de nuestro pecado? Cada uno de nosotros. ¿Quién es el único que podía haber pagado la deuda de una vez por todas? Sólo Dios tenía poder para hacer eso. Así que la única solución posible era que Dios irrumpiera en la historia humana por medio del Señor Jesús, que fue verdadero Dios y verdadero hombre. Él sufrió nuestro castigo y nuestra muerte. Fue nuestro sustituto y, por consiguiente, el rescate que nos libertó de la esclavitud del pecado.

Es de vital importancia que nos demos cuenta de que este sacrificio fue muy personal. A veces vemos Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo”, y nos perdemos entre la inmensa multitud que abarca el término “mundo”. No obstante, una verdad que muchos ignoran es que Dios habría sacrificado a su Hijo Unigénito si usted fuera la única persona que existiera sobre la faz de la tierra. Dios quiso salvarlo a usted específicamente de su pecado, y por eso envió al Señor Jesús.

El otro lado de la moneda es que, aunque Dios actuó específicamente a favor de usted, también actuó a favor de todo individuo sobre la tierra. El Señor no murió sólo por los cristianos, sino por todos (Jn 3:16; 12:32; Mat 18:14). Desgraciadamente, no todos experimentarán la bendición de esa redención. A menos de que el hombre reciba la redención ofrecida por el Señor Jesús, no disfrutará de esa bendición. Cualquiera que rechaza al Redentor (Cristo) en efecto dice: “Yo no necesito de Cristo para que me redima; yo puedo redimirme por mi cuenta”. Como hemos visto, sin embargo, sólo Cristo estuvo capacitado para libertarnos de nuestro pecado. Por consiguiente, quienes rechazan la redención que ya ha sido establecida, se eliminan a sí mismos del plan de Dios para salvar a toda la humanidad.

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L E C C I O N E S

PARA LA V I D A C R I S T I A N A

2: ¿Falso o verdadero? Todos han sido redimidos por medio de Cristo, pero no toda persona ha decidido experimentar esa redención.

Nuestro perdón, la redención en sí, tuvo un costo muy alto. Si quedáramos a nuestras expensas, nosotros no podríamos ganar nuestra justicia. No obstante, podemos regocijarnos en que Dios tomó la iniciativa y Él mismo pagó el precio. Jamás podemos pagar ese acto de gracia, pero podemos dar gracias a Dios por él, esforzándonos por conocerlo mejor y viviendo de acuerdo con Su Palabra.

¿Cómo refleja nuestra vida diaria nuestra gratitud a Dios? Responda en su cuaderno.

En la siguiente lección, “Usted está reconciliado”, examinaremos la manera en que nuestra relación con Dios ha cambiado a la luz de nuestra unión con Cristo.

D3: Memorice Ef 1:7:

“En quién tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de Su gracia”