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Controversias de los primeros siglos de iglesia

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Leccin 6

LA CONTROVERSIA CRISTOLGICA

Desde sus inicios la iglesia de Cristo defendi tres aspectos bsicos sobre la persona del Salvador: (1) Su verdadera humanidad; (2) Su verdadera divinidad; y (3) la unidad de Su persona. Las controversias teolgicas en las que la iglesia estara envuelta hasta el siglo quinto habran de girar en torno a la relacin de la divinidad de Jesucristo con Su humanidad. Como veremos en un momento, las controversias en torno a la persona de Cristo comenzaron en la misma poca apostlica; sin embargo, cuando hablamos de controversia cristolgica nos referimos a las discusiones pos nicenas que surgieron de las afirmaciones dogmticas de los Credos.[footnoteRef:1] [1: JO; pg. 153.]

Como vimos anteriormente, en el Concilio de Nicea (en el 325 d.C.), y luego en el de Constantinopla (en el 381 d.C.), el arrianismo fue condenado en todas sus formas. Sin embargo, la frmula nicena no puso punto final a la controversia cristolgica. Como bien seala el telogo Robert L. Reymond, en un sentido, sta slo asegur que el debate continuara, ya que, aunque afirmaba que Cristo era verdadero Dios y que era Dios encarnado, no abordaba la cuestin de cmo es que l es tanto Dios como hombre.[footnoteRef:2] [2: Robert L. Reymond; A New Systematic Theology of the Christian Faith; pg. 602.]

I. PRINCIPALES HEREJAS CRISTOLGICAS:

A. Antecedentes:

Desde muy temprano, la iglesia de Cristo tuvo que enfrentar algunos ataques contra la persona del Salvador. Uno de los primeros fue el ataque de los docetitas quienes negaban la verdadera humanidad de Jesucristo. Esta palabra se deriva del trmino griego dokeo que significa apariencia o parecer. Segn los docetitas, el Cristo pareca ser humano, pero esto era slo una apariencia. Contra ellos escribi el apstol Juan, tanto en su evangelio como en sus cartas (Jn. 1:14; 1Jn. 1:1; 4:2; 5:6-9; 2Jn. 7). Entre los padres apostlicos vemos que las cartas que se le atribuyen a Ignacio enfatizan constantemente la humanidad corporal de Cristo as como Su resurreccin corporal.[footnoteRef:3] [3: Efesios 7; Trallianos 9, 10 y 11; Filadelfia 4; Esmirnenses 3, 6, y 7.]

En el otro extremo estaban los ebionitas, trmino que se deriva de una palabra hebrea que significa puro; estos afirmaban que Jesucristo fue un gran maestro de la pureza, pero que no era Dios.

Los cristianos de los primeros siglos rechazaron ambas herejas afirmando su conviccin de que Dios estaba en Cristo; sin embargo, no hicieron mucho esfuerzo por tratar de definir en una forma precisa cmo se una lo divino y lo humano en la nica persona de Jesucristo. Esta cuestin no tuvo mucha relevancia en la iglesia occidental porque desde haca mucho tiempo haban aceptado la frmula ofrecida por Tertuliano, quien haba afirmado que Jess posea dos naturalezas en una sustancia (esta frmula qued olvidada por un tiempo hasta que Agustn la rescat, viniendo a ser la posicin de los telogos occidentales).

Pero en la iglesia oriental la situacin era muy diferente. All competan dos perspectivas teolgicas, la alejandrina y la antioquea (por las ciudades de Alejandra y Antioqua), que pronto habran de enfrentarse en torno a la persona de Jesucristo y la unin de las dos naturalezas, divina y humana, en l. En Alejandra, donde predominaba un carcter idealista y especulativo, se enfatizaba el elemento divino de la persona de Jesucristo, al punto de poner en juego en ocasiones Su verdadera humanidad; segn la escuela de Alejandra la naturaleza divina del Salvador penetra en la humana como el fuego en una brasa encendida o en un trozo de lea ardiendo.[footnoteRef:4] En Antioqua, con una inclinacin ms racional, se enfatizaba ms el elemento humano, a la vez que tendan a diferenciar de tal manera lo divino de lo humano que algunos parecan decir que en Jess hubo dos seres separados. Justo L. Gonzles lo explica de esta manera: [4: JG; Vol. 1; pg. 155.]

En Alejandra, por lo menos desde tiempos de Clemente a fines del siglo segundo, los telogos cristianos haban interpretado su fe a la luz de la tradicin platnica. Para ellos, lo importante era descubrir las verdades eternas, de igual modo que Platn haba intentado conocer el mundo de las ideas inmutables. El cristianismo era ante todo la verdadera filosofa, superior al platonismo, no porque fuera distinto de l, sino porque lo superaba. La Biblia era un conjunto de alegoras en las que el lector avisado poda descubrir las verdades eternas. Desde este punto de vista, al tratar acerca de la persona de Jesucristo, lo que les importaba a los telogos alejandrinos era su funcin como maestro de verdades eternas, como revelacin del Padre inefable. Su humanidad no era sino el instrumento mediante el cual el Verbo divino se comunicaba con los seres humanos. Por lo tanto, los telogos alejandrinos subrayaban sobre todo la divinidad de Jesucristo.

En Antioqua, el cristianismo era visto de otro modo Las tierras en que Jess haba vivido y caminado estaban cerca, y por tanto no era posible prescindir del Jess histrico, o relegarlo a segundo plano. Adems, desde tiempos antiqusimos los intrpretes antioqueos haban visto la Biblia, no como un conjunto de alegoras, sino como una narracin que contaba las relaciones de Dios con su pueblo y su creacin. Para ellos, esto era ms importante que las verdades eternas. Lo que Jesucristo haba venido a hacer no era tanto revelarnos principios antes desconocidos, como iniciar una nueva era con una nueva humanidad: la iglesia. Siglos antes, Ireneo haba dicho que desde los mismos inicios de la creacin Dios haba tenido el propsito de unirse a la humanidad, y que ahora lo haba hecho en Jesucristo, para que todos sus seguidores pudisemos a nuestra vez unirnos a Dios. Desde esta perspectiva, al tratar acerca de la persona de Jesucristo, lo importante no era su funcin como maestro de verdades eternas, o como revelacin del Padre inefable, sino su realidad histrica, su humanidad como la nuestra. El mensaje cristiano consista precisamente en que ahora, en Jesucristo, Dios se haba unido a la humanidad. Por tanto, los telogos antioqueos se sentan obligados a rechazar toda interpretacin de la persona de Cristo que de un modo u otro negara u ocultara la realidad de su humanidad.[footnoteRef:5] [5: Gonzalez, Justo L.: Historia Del Cristianismo: Tomo 1. Miami, FL. : Editorial Unilit, 2003, S. 1:291-292]

Y ms adelante aade:

Luego, al comenzar estas controversias haba ciertos lmites trazados de antemano. Todos concordaban en que Jess era tanto divino como humano. Quien negara uno de estos dos elementos sencillamente sera declarado hereje, y no causara debate alguno. Las controversias tendran que ver, no con la cuestin de si Jess era divino o no, ni con el asunto de si era humano o no, sino ms bien con la cuestin de cmo o en qu sentido Jess era tanto humano como divino.[footnoteRef:6] [6: Ibd.;:292]

B. El Apolinarismo:

Apolinario, obispo de Laodicea en el 361, amigo de Atanasio y defensor de la fe nicena, era reconocido por su familiaridad con las Escrituras, su brillantez intelectual y su conocimiento de la cultura griega. Fue uno de los primeros telogos que intent dar una explicacin a la unidad de lo divino y lo humano en la persona de Jesucristo. Apolinario asuma la premisa, tomada del platonismo, de que los seres humanos son constituidos de cuerpo fsico, el alma sensible (el principio vital que da vida al cuerpo, no slo de los seres humanos, sino tambin de los animales y an de los vegetales) y el alma racional o intelectual (tambin llamada espritu o razn).

Sin embargo, en el caso particular de Jess, segn Apolinario, el Verbo ocupaba el lugar del espritu, de modo que en l un cuerpo y alma humanos se unieron a la razn divina... Cristo es humano porque su cuerpo y su alma o principio vital son humanos; pero es divino porque su razn es el Verbo mismo de Dios. Si en Cristo se uniese un hombre completo, con su propia personalidad y su propia razn, al Hijo de Dios, resultaran dos personas, y esto destruira la realidad de la encarnacin, que afirma que en Cristo Dios se uni al hombre. Luego, Apolinario no encuentra otra solucin que la de mutilar la naturaleza humana de Cristo, despojndola de sus facultades racionales, y colocando al Verbo en el sitio que stas deberan ocupar.[footnoteRef:7] [7: JLGHP; pg. 331.]

Orr lo explica de esta manera: El Hijo de Dios toma sobre si nuestra entera humanidad, excepto slo en aquello en que el hombre se constituye un yo. Pero el centro personal auto determinativo en el hombre es su alma racional. Esta, pues, se dice, Cristo no la puede asumir; pues de otro modo tendramos dos centros personales, o yos, en Cristo, lo cual es inadmisible... No poda ser de otro modo, pensaba l, si Cristo haba de ser elevado por encima de la mutabilidad, y no se introduca dualidad en su conciencia.[footnoteRef:8] [8: JO; pg. 153.]

Apolinario, por supuesto, no aceptaba que su teora amenazaba o pona en entredicho la verdadera humanidad de Cristo. Una vez ms, Orr nos ayuda a comprender su proceso de pensamiento: El Logos, sostena, no se haya aparte del hombre, como algo extrao a su esencia, sino que es l mismo el arquetipo de la humanidad tiene la potencia de la humanidad eternamente dentro de s. Al realizar, pues, esta determinacin eterna de su naturaleza, y pasar a ser hombre en Cristo, el Logos no ocupa simplemente el lugar de un alma humana; pasa a ser un alma humana es ms verdaderamente humana que cualquier individuo de la especie.[footnoteRef:9] A pesar de su defensa, lo cierto es que la doctrina de Apolinario atenta contra la verdadera humanidad de Jesucristo; no es lo mismo decir que el alma humana est basada en el Logos, a decir que el alma es reemplazada por el Logos en la persona de Jesucristo. [9: JO; pg. 154.]

Debido al prestigio de Apolinario como defensor de la fe nicena, muchos se abstuvieron de rebatir abiertamente sus doctrinas; pero estas comenzaron a ser propagadas, dando origen incluso a un grupo cismtico. Por tal razn, algunos obispos tuvieron que salirle al frente, sobre todo por las implicaciones soteriolgicas de sus enseanzas. Entre sus principales oponentes estaban los tres capadocianos e Hilario de Poitiers. Estos sostenan que si la naturaleza humana de Cristo no era completa, l no poda ser entonces nuestro perfecto Redentor.

Gregorio de Nacianzo dice al respecto: Si alguien cree en l [Jesucristo] como ser humano sin razn humana, el tal s carece de toda razn, y no es digno de la salvacin. Porque Jesucristo no ha salvado lo que no ha tomado. Lo que ha salvado es lo que tambin uni a su divinidad. Si slo la mitad de Adn cay, entonces es posible que lo que Cristo toma y salva sea slo la mitad. Pero si toda su naturaleza cay, es necesario que toda ella sea unida a la totalidad del Verbo a fin de ser salvada como un todo (Epstola 101).[footnoteRef:10] [10: Ibd.;1:292-293]

En el 377 el Papa Dmaso convoc un concilio en Roma donde el Apolinarismo fue condenado. Esa sentencia fue confirmada en dos snodos llevados a cabo en Alejandra y Antioqua, en el 378 y el 379 respectivamente, y luego por el Concilio de Constantinopla en el 381. La base para su condenacin puede resumirse en estos cinco puntos. En primer lugar, el apolinarismo fue considerado virtualmente como docetismo; en segundo lugar, la presuposicin de que era imposible que dos naturalezas completas coincidieran en la misma persona fue retada y descartada; en tercer lugar, una humanidad sin mente o alma racional fue considerada como monstruosa; en cuarto lugar, el rechazo de una psicologa humana normal se enfrenta al recuento de la vida de Jesucristo que encontramos en los Evangelios; y en quinto lugar, un Cristo que no posee un alma humana carece de una de las condiciones ms esenciales de la redencin. Era necesario que el Salvador fuese un hombre real para que pudiera redimir hombres reales.[footnoteRef:11] [11: SW; Vol. 2; pg. 67.]

En el Canon No. 1 del Concilio se acord: No rechazar la fe de los trescientos dieciocho Padres reunidos en Nicea de Bitinia, sino que permanezca firme y anatematizar toda hereja, y en particular la de los eunomianos o anomeos, la de los arrianos, la de los sabelianos, marcelianos, la de los fotinianos y a la de los apolinaristas.[footnoteRef:12] [12: JG; Vol. 1; pg. 144.]

El Credo Niceno-Constantinopolitano, llamado as porque no fue ms que una ampliacin del Credo Niceno, declara:

Creo en el nico Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra y de todo lo visible e invisible. Y en un solo Seor Jesucristo, Hijo Unignito de Dios, que naci del Padre antes de todos los siglos; Luz de Luz; Dios verdadero de Dios verdadero; nacido, no creado; consubstancial con el Padre, por quien todo fue hecho; Quien por nosotros los hombres y para nuestra salvacin, descendi de los cielos, se encarn del Espritu Santo y Mara Virgen, se hizo Hombre; fue crucificado por nosotros en tiempos de Poncio Pilatos; padeci, fue sepultado y al tercer da resucit conforme con las Escrituras. Y subi a los cielos, est sentado a la diestra del Padre; y vendr otra vez con gloria, a juzgar a los vivos y a los muertos, y Su reino no tendr fin. Y en el Espritu Santo, Seor vivificador, Quien procede del Padre, que con el Padre y el Hijo es juntamente adorado y glorificado, que habl por los profetas. Y en Una Iglesia que es Santa, Catlica y Apostlica. Confieso un solo bautismo para la remisin de los pecados. Espero la resurreccin de los muertos y la vida del siglo venidero. Amn.

De manera que en los dos concilios que se llevaron a cabo en siglo IV, fueron defendidos dos aspectos vitales de la persona de Jesucristo: el concilio de Nicea afirm Su divinidad; mientras el de Constantinopla reafirm Su divinidad, pero afirm tambin Su humanidad.

C. Nestorianismo:

La condena de Apolinario no le puso punto final a las controversias cristolgicas. La tensin entre los telogos alejandrinos y antioqueos continuaba, y an no se haba planteado una solucin satisfactoria para el dilema de la unin de lo divino y lo humano en la persona nica de Jesucristo. De hecho, los mismos capadocios que contribuyeron a la condena de Apolinario carecan de una cristologa adecuada.

Era cuestin de tiempo para que el debate se encendiera de nuevo, como de hecho ocurri, esta vez en torno a la figura del antioqueo Nestorio (386-451), patriarca de Constantinopla. El conflicto surgi cuando Nestorio se neg a usar el trmino theotokos para referirse a Mara (trmino que significa literalmente paridora de Dios, pero que ha sido traducido en ocasiones como madre de Dios hacindolo an ms confuso). Ahora bien, debemos resaltar que el debate en cuestin no era mariolgico en carcter, sino cristolgico; en otras palabras, lo que se debata no era el honor de Mara, sino la naturaleza de la Persona que haba nacido de ella.

Los antioqueos teman que, si se llegaba a hablar de una unin demasiado estrecha entre la humanidad y la divinidad de Jesucristo, esta ltima llegara a eclipsar la primera, de modo que se perdera el sentido de la verdadera y total humanidad del Salvador. Por tanto, Nestorio crea que haba ciertas cosas que deban decirse de la humanidad de Jesucristo, y otras que deban decirse de su divinidad, y que tales cosas no deban confundirse. Por tanto, cuando su capelln Anastasio atac el uso del trmino theotokos, diciendo que quien haba nacido de Mara no era Dios, sino la humanidad de Jess, Nestorio lo apoy. Lo que Anastasio y Nestorio estaban atacando no era una idea demasiado elevada de la Virgen Mara, sino la confusin entre divinidad y humanidad que pareca seguirse del trmino theotokos.

Al explicar su oposicin a este trmino, Nestorio deca que en Jesucristo Dios se ha unido a un ser humano. Puesto que Dios es una persona, y el ser humano es otra, en Cristo ha de haber, no slo dos naturalezas, sino tambin dos personas. Fue la persona y naturaleza humana la que naci de Mara, y no la divina. Por tanto, la Virgen es Christotokos (paridora de Cristo) y no theotokos (paridora de Dios). Entre estas dos personas, la unin que existe no es una confusin, sino una conjuncin, un acuerdo o una unin moral.[footnoteRef:13] [13: Justo L. Gonzles; Historia del Cristianismo; Tomo I; 1:293-294]

El principal oponente de Nestorio fue Cirilo, patriarca de Alejandra, cuya figura es presentada por los historiadores en trminos muy desfavorables; de l dice Jos Grau: Si un hombre hay en el santoral que menos merezca el calificativo de santo, ste es, sin duda, Cirilo, patriarca de Alejandra. Su historia es tan desagradable que hace ingrata hasta la tarea de su narracin.[footnoteRef:14] ste resenta la preeminencia que haba alcanzado la sede de Constantinopla, dnde se haba celebrado el famoso concilio en el 381 (resentimiento que comparta con Roma, que no vea con buenos ojos que la sede de Constantinopla haya sido elevada a nivel semejante al de Roma), aparte de ser un defensor convencido de la cristologa alejandrina. De manera que la enseanza de Nestorio fue una buena oportunidad para procurar un juicio condenatorio contra l. [14: JG; Vol. 1; pg. 156.]

En el 430 el papa Celestino y un snodo romano condenaron a Nestorio, a la vez que encargaron a Cirilo tratar de lograr de l una retractacin. Para tal fin Cirilo escribi una carta a Nestorio pidindole su retractacin, pero lo hizo de tal manera que a ste se le haca muy difcil aceptar. Luego de enviarle otra carta, le escribi una tercera conteniendo 12 anatemas que Nestorio deba aceptar; en estos anatemas, no solo se condenaba la doctrina de Nestorio, sino que tambin se expona la cristologa alejandrina como la nica doctrina ortodoxa. Nestorio respondi con otros 12 anatemas condenando a Cirilo.

Ante el revuelo creado por esta controversia, se convoc un concilio general que deba reunirse en Efeso el 7 de junio del 431. Pero cuando lleg la fecha sealada, slo haban llegado unos pocos partidarios de Nestorio, mientras que Cirilo tena de su parte una multitud de obispos. Finalmente, Cirilo decidi unilateralmente dar inicio a las sesiones del Concilio, el 22 de junio, logrando en pocas horas que Nestorio fuese condenado sin que se le hubiese dado la oportunidad de presentar su defensa. Luego de esto llegaron los legados del papa, quienes ratificaron la condena de Nestorio (Cirilo haba negociado con ellos condenar el pelagianismo, que era el asunto ms apremiante para el Papa de Roma en ese momento).

Pero esto no resolvi el problema; la iglesia de oriente estaba a punto de dividirse de forma irremediable, por lo que el emperador Teodosio decidi encarcelar a Cirilo y a Nestorio. Pero Cirilo hizo uso de sus habilidades diplomticas, logrando que el emperador llevara a cabo una reunin en Calcedonia para escuchar ambas facciones, reunin de la que sali vencedor: Nestorio fue destituido del patriarcado de Constantinopla, mientras que Cirilo regres a Alejandra tan pronto pudo, pues all le sera difcil al emperador hacer algo en su contra.

Pero el conflicto persista, slo que ahora el foco de atencin fueron los 12 anatemas de Cirilo. Algunos antioqueos de ortodoxia irreprochable afirmaban que el documento en cuestin era hertico.[footnoteRef:15] Otra vez el emperador tuvo que intervenir en la disputa, enviando a su legado Aristolao quien, luego de muchas negociaciones, lleg a un acuerdo entre ambas sedes. Cirilo no se retract de sus anatemas, pero escribi una explicacin que daba la impresin de hacerlo, al mismo tiempo que acept firmar una declaracin que fue llamada Frmula de Unin (433 d.C.) que reza de la siguiente manera: [15: JLGHP; pg. 341.]

Confesamos, por consiguiente, a nuestro Seor Jesucristo, Hijo nico de Dios, perfecto Dios y perfecto hombre con alma racional y cuerpo, nacido del Padre segn la divinidad antes de todos los siglos, y de Mara Virgen, segn la humanidad, por nosotros y por nuestra salvacin: consustancial al Padre en razn de la divinidad y consustancial a nosotros en razn de la humanidad. Porque se hizo la unin de la dos naturalezas. Por eso confesamos un solo Cristo, un solo Hijo, un solo Seor. Por esta nocin de la unin sin confusin, confesamos a la Santa Virgen por Madre de Dios, porque Dios Verbo se encarn y se hizo hombre y uni a s mismo desde el instante de su concepcin el templo que haba tomado de ella.

Unas palabras finales, antes de pasar al prximo punto: a pesar del carcter de Cirilo, y a pesar de que en sus primeros aos su cristologa se acercaba peligrosamente a la de Apolinario tendiendo a enfatizar de tal manera la unidad de la persona de Jesucristo que podra poner en juego Su ntegra humanidad, su entendimiento doctrinal era ms acertado que el de Nestorio. l fue el primero en emplear la expresin unin hiposttica para referirse a la unin de la divinidad y la humanidad en la persona nica de Jesucristo. En Cristo, la naturaleza divina se une a la humanidad en una sola hipstasis, es decir, en la hipstasis del Verbo. La naturaleza humana de Cristo carece de hipstasis propia; es anhiposttica, como dira el propio Cirilo.[footnoteRef:16] De esta manera Cirilo seala el hecho de que la naturaleza humana de Jesucristo no subsiste por s misma, sino que el principio de su subsistencia est en el Verbo.[footnoteRef:17] De ah su defensa de la expresin Madre de Dios para referirse a Mara, no porque en ella haya comenzado a existir la divinidad de Jesucristo, sino porque ella es la madre de una humanidad que slo subsiste en virtud de su unin al Verbo, y de la cual puede y debe decirse por tanto que es Dios.[footnoteRef:18] En el caso de Cristo, deca Cirilo, deban compartirse los predicados (esto es lo que los telogos llaman communicatio idiomatum), ya que en l haba un solo sujeto; todo lo que se dijese de l deba decirse de Su persona y no simplemente de una de sus naturalezas; de no ser as no podra decirse que Dios estuvo entre nosotros y haba sufrido por nosotros. [16: Ibd.; pg. 348.] [17: Ibd. ] [18: Ibd.; pg. 349.]

Tambin debemos aadir aqu que el concilio de Efeso puso la semilla que aos ms tarde habra de germinar en la mariologa de la Iglesia Catlica romana. Como bien seala Jos Grau, all se inici entonces una corriente teolgica que si bien por el momento apenas era perceptible no se daba todava culto pblico oficial a la Virgen en ningn lugar , y pareca afectar tan slo a un trmino tcnico de la especulacin religiosa, con el tiempo habra de dar lugar a la mariologa Todos los privilegios concedidos posteriormente a Mara arrancan de la divina maternidad que le fue conferida en Efeso.[footnoteRef:19] [19: JG; Vol. 1; pg. 176.]

D. El Eutiquianismo:

La condena de Nestorio y la frmula de la unin del 433 trajeron una breve tregua en la controversia cristolgica; pero volvi a estallar de nuevo menos de dos dcadas ms tarde, teniendo esta vez como protagonista a un monje llamado Eutiques (380-456), quien sostena una versin ms extremista de las enseanzas de Cirilo de Alejandra. No est del todo claro cul era la enseanza de Eutiques, pero tal parece que ste sostena que todos los componentes de un ser humano existieron en Jess solamente en conjuncin con lo divino; de manera que el Salvador haba sido una sola persona con una sola naturaleza (monos uno, y phycis naturaleza). Dado que los monofisitas decan ser seguidores de Cirilo, y ste haba afirmado las dos naturalezas de Cristo, era necesario plantear el asunto de tal manera que no contradijera las enseanzas de aquel; los monofisitas resolvieron el problema diciendo que Cristo era en efecto hombre y Dios, pero que est distincin slo poda hacerse en un plano intelectual antes de la encarnacin porque despus de la unin la humanidad haba sido absorbida de tal modo por la divinidad que ya no era posible hablar de ella como tal.[footnoteRef:20] [20: JLGHP; pg. 357.]

Esta controversia estuvo matizada, al igual que las anteriores, por muchas intrigas polticas y palaciegas en las que no nos vamos a detener. Los alejandrinos aprovecharon la debilidad del emperador de turno, Teodosio II, para convocar un concilio en el 449 en la ciudad de Efeso, en el cual se conden a los antioqueos como herejes sin permitrseles siquiera expresar sus opiniones y se impuso la hereja de Eutiques como ortodoxia. El papa Len I haba enviado una carta (conocida como Tomo as como Carta Dogmtica) condenando la hereja monofisita, pero no se permiti que fuera leda. Por tal razn este concilio fue catalogado por Len I como un snodo de ladrones (latrocinium).

Pero Teodosio II muri accidentalmente al caerse de su caballo, y le sucedi en el trono su hermana Pulquera, quien defenda la doctrina ortodoxa. Junto a su esposo Marciano convocaron un concilio que deba celebrarse el 17 de mayo del 451 en la ciudad de Nicea, pero que fue celebrado en realidad varios meses ms tarde del 8 de octubre al 1 de Noviembre en la ciudad de Calcedonia, cerca de Constantinopla (la moderna Estambul). A este concilio asistieron 520 obispos y una delegacin imperial compuesta por 18 oficiales. Fue el concilio ms numeroso celebrado hasta esa fecha.

II. LA CRISTOLOGA DE CALCEDONIA:

En este Cuarto Concilio Ecumnico todas las partes fueron escuchadas, a la vez que se le dio lectura a la carta enviada por el papa Len I unos meses antes (no deja de ser interesante notar de pasada que el concilio no asumi la declaracin del Papa Len I como el dogma de la Iglesia). El resultado de este concilio fue la famosa Definicin de Fe de Calcedonia, la cual no pretenda suplantar el credo niceno, sino ms bien condenar las herejas que haban surgido despus. Esta Definicin de Fe permanece hasta hoy como la piedra de toque de la ortodoxia cristolgica y la expresin suprema de una fe ortodoxa y bblica.[footnoteRef:21] Como bien seala James Orr, esta declaracin marca un punto decisivo en las controversias cristolgicas y ha mantenido su categora de autoridad ecumnica a lo largo de muchos siglos.[footnoteRef:22] La Definicin de Calcedonia reza as: [21: Robert Reymond; op. cit.; pg. 608.] [22: JO; pg. 162.]

Siguiendo pues a los santos Padres, enseamos todos a una voz que ha de confesarse uno y el mismo Hijo, nuestro Seor Jesucristo, el cual es perfecto en divinidad y perfecto en humanidad; verdadero Dios y verdadero hombre, de alma racional y cuerpo; consubstancial al Padre segn la divinidad, y asimismo consubstancial a nosotros segn la humanidad; semejante a nosotros en todo, pero sin pecado; engendrado del Padre antes de los siglos segn la divinidad, y en los ltimos das, y por nosotros y nuestra salvacin, de la Virgen Mara, la Madre de Dios [theotokos], segn la humanidad; uno y el mismo Cristo Hijo y Seor Unignito, en dos naturalezas, sin confusin (asynchutos), sin mutacin (atreptos), sin divisin (adiairetos), sin separacin (achoristos), y sin que desaparezca la diferencia de las naturalezas por razn de la unin, sino salvando las propiedades de cada naturaleza, y unindolas en una persona e hipstasis; no dividido o partido en dos personas, sino uno y el mismo Hijo Unignito, Dios Verbo y Seor Jesucristo, segn fue dicho acerca de l por los profetas de antao y nos ense el propio Jesucristo, y nos lo ha transmitido el Credo de los Padres.[footnoteRef:23] [23: Gonzalez, Justo L.: Historia Del Cristianismo: Tomo 1. Miami, FL. : Editorial Unilit, 2003, S. 1:297]

Como bien seala Robert L. Reymond, esta definicin tiene un marcado tono apologtico:

1. Contra los docetistas, declara que Jesucristo era consubstancial a nosotros segn la humanidad y nacido de la Virgen Mara.2. Contra los adopcionistas, seguidores de Pablo de Samosata, declara la subsistencia personal del Logos engendrado del Padre antes de los siglos segn la divinidad.3. Contra los sabelianos, distingue al Hijo del Padre.4. Contra los arrianos, afirma que el Seor Jesucristo era perfecto en Su deidad, verdadero Dios consubstancial al Padre segn la divinidad.5. Contra los apolinaristas, declara que Jess posea un alma racional.6. Contra los nestorianos, seala a Mara como theotokos, no para exaltar a Mara, sino para afirmar la verdadera deidad de la persona que se encarn en ella; de igual manera, declara que uno y el mismo Hijo, nuestro Seor Jesucristo, es perfecto en divinidad y en humanidad.7. Finalmente, contra los eutiquianos, confiesa que en Cristo hay dos naturalezas, sin confusin ni cambio, siendo preservadas sus propiedades en cada naturaleza sin divisin ni separacin.

Ha sido precisamente el nfasis apologtico de esta declaracin lo que tambin se le ha criticado ya que, segn algunos telogos, la definicin de Calcedonia slo indica los errores teolgicos que deben ser evitados, pero no nos ayuda a una solucin positiva del problema que implican. Pone los predicados uno tras otro, pero no muestra su compatibilidad y relacin mutuas.[footnoteRef:24] Aunque el mismo Orr dira ms adelante: Quiz fue mejor as; que se detuviera despus de parar los errores, y dejara los intentos de una construccin positiva de la teologa.[footnoteRef:25] [24: JO; Ibd.] [25: Ibd. ]

Sin embargo, los cierto es que la definicin de Calcedonia contiene varias enseanzas importantes con respecto a la persona de Jesucristo. Wayne Grudem dice al respecto:

La definicin en realidad ayud mucho a entender la enseanza bblica en forma correcta. Ense que Cristo definitivamente tiene dos naturalezas, una humana y otra divina. Ense que su naturaleza divina es exactamente igual a la del Padre (consubstancial con el Padre conforme a la divinidad). Y sostiene que la naturaleza humana es exactamente como la nuestra, pero sin pecado... Adems, afirma que en la persona de Cristo la naturaleza humana retiene sus caractersticas distintivas y que la naturaleza divina conserva sus caractersticas distintivas... Por ltimo, afirma que, ya sea que lo podamos entender uno, estas dos naturalezas estn unidas en la persona de Cristo.[footnoteRef:26] [26: W. Grudem; Teologa Sistemtica; pg. 584.]

III. DISCUSIONES SUBSECUENTES:

La declaracin de Calcedonia tampoco le puso punto final a las controversias, como bien explica James Orr:

Es ya evidente que la doctrina de las naturalezas no poda permanecer donde la haba dejado el Concilio de Calcedonia. El decir que hay unidad de Persona y dualidad de naturalezas deja un nmero de cuestiones vitales sin resolver. Porque, aparte del cmo de esta unin, queda todava sin determinar cunto hay incluido de la Persona y cuanto de la naturaleza. Pertenece, por ejemplo, la voluntad a la naturaleza o a la persona? Cmo es posible, por una parte, un agente voluntario sin personalidad? Si decimos que hay dos voluntades en Cristo, no implica esto que hay dos centros personales o egos, y no nos lleva esto una vez ms a una forma de Nestorianismo? Si, por otra parte, decimos que slo hay una voluntad en Cristo, a saber, la divina, no parece esto robar a Cristo de la verdadera volicin humana, y detraer de la integridad de su humanidad?[footnoteRef:27] Estas fueron algunas de las cuestiones debatidas durante la controversia monotelita. [27: JO; pg. 165-166.]

A. La Controversia Monotelita:

En esta controversia se trat de clarificar la frmula de Calcedonia en lo tocante a las dos naturalezas de Cristo en una sola persona. La interrogante planteada giraba en torno a la voluntad de Jesucristo, y ms especficamente si sta perteneca a la persona o si era un atributo de sus naturalezas. Orr lo explica de este modo:

Si tomamos la analoga de las dos corrientes, que proceden de manantiales separados, pero mezclan sus aguas durante su curso, podemos ver que es concebible una unin o confusin de energas u operaciones de la Persona divina y humana de Cristo, aunque stas procedan de dos fuentes o voluntades. Era esta idea de la unin de energas que defenda el emperador Heraclio, apoyado por los patriarcas de Constantinopla y Alejandra, y con ella se esforz por conquistar a los Monofisitas (630). Pero, en la lgica del caso, la controversia pronto se centr sobre la cuestin de una voluntad. Sergio de Constantinopla procur asegurarse el favor de Honorio, el obispo de Roma, para esta doctrina; y aqu llegamos a otro de los ejemplos curiosos de la luz que proyecta la historia del perodo sobre la doctrina de la Infalibilidad papal. Honorio pronunci su juicio de modo inequvoco en favor de la afirmacin de una sola voluntad en Cristo. Confesamos, dijo expresamente, una sola voluntad en nuestro Seor Jesucristo.[footnoteRef:28] Por esta declaracin Honorio fue condenado y excomulgado como hereje en los prximos tres concilios ecumnicos y por cada uno de los papas hasta el siglo once. Esto, por supuesto, no era otra cosa que el retorno del Monofisismo. [28: Ibd.; pg. 166-167.]

Luego de esto, el emperador public un edicto imperial conocido como la Echtesis (o Exposicin de la Fe), el cual afirma una sola voluntad en Cristo. El decreto fue respaldado, naturalmente, en Constantinopla, pero fue resistido denodadamente y condenado en el norte de frica y en Italia donde los sucesores de Honorio se negaron a dar su asentimiento. As qued la cosa hasta el ao 648, en que un nuevo emperador, Constancio II, sustituy la Echtesis por otro edicto llamado el Type,[footnoteRef:29] que recurra a la ftil idea de prohibir cualquier clase de discusin, ordenando que no deba ensearse ni la doctrina de una voluntad ni la de dos. Se decretaron severos castigos contra todo el que desobedeciera. El papa Martn se resisti y conden al monotelismo en Roma en el ao 649. Por esta ofensa fue llevado en cadenas a Constantinopla, unos aos ms tarde, y desterrado a Crimea, donde muri literalmente de hambre. A otro oponente principal, el anciano Mximo (82 aos), se le cort la lengua y la mano derecha (ao 622) y muri poco despus como resultado de esta crueldad.[footnoteRef:30] [29: Tambin conocido como Edicto de Typos (la regla).] [30: JO; pg. 167.]

Sin embargo, y a pesar de todas esas medidas barbricas, la controversia continu al punto que se interrumpi la comunin con Constantinopla. Esto llev al emperador Constantino Prognato a proponer la celebracin de un nuevo concilio, el sexto concilio ecumnico, el cual se llev a cabo en el 680 en Constantinopla. ste concilio no fue muy concurrido, pero los procedimientos se caracterizaron por ms decoro e imparcialidad que en los concilios previos sobre estas controversias. El resultado doctrinal fue una frmula breve, basada en una carta enviada por Agato[footnoteRef:31] al emperador, en la cual la clusula esencial es la afirmacin de dos voluntades naturales, y dos operaciones naturales (energas) en Cristo, sin divisin, cambio, separacin o confusin, aunque deba aadirse que la voluntad humana estaba invariablemente sometida a la divina.[footnoteRef:32] En este concilio el Papa Honorio fue condenado, algo que vendra a ser un escollo para la promulgacin del dogma, de la infalibilidad papal. El hecho de que un gran concilio, universalmente recibido luego sin vacilaciones, por toda la Iglesia, y presidido por legados papales, pronunciara su decisin dogmtica sobre un papa hereje, y lo anatematizara por un hombre como hereje, es una prueba, tan clara como la luz del medioda, de que cualquier nocin sobre alguna iluminacin peculiar o infalibilidad de los papas, era completamente desconocida por la Iglesia.[footnoteRef:33] [31: Tambin conocido como el Papa Agatn (678-681).] [32: Ibd.; pg. 168.] [33: Citado por JG; Vol. 1; pg. 222; nota (6).]

B. La Cristologa de Lutero:

Otra controversia cristolgica habra de surgir durante la Reforma en torno a la figura de Lutero. A pesar de que Lutero trat de mantenerse dentro de los lmites de la ortodoxia, tomando la declaracin de Calcedonia como punto de referencia, su cristologa tuvo un carcter distintivo. Segn Lutero, Jess retiene en Su persona sus propias y peculiares propiedades. No obstante, ellos [los luteranos] sostienen que los atributos de la primera naturaleza fueron comunicados a la segunda. Admiten una communio idiomatum en el sentido de que todo lo que es cierto de cada naturaleza es cierto de la persona. Pero adems de esto, insisten en que se trata de una communicatio naturarum Esta esencia divina es comunicada a la humana. La una interpenetra a la otra, que permanecen como dos; pero dnde est la una est la otra; lo que hace la una lo hace la otra. Lo humano es tan verdaderamente divino como la esencia eterna de la Deidad, excepto que no es divina ex se, sino por comunicacin Sin embargo, como sera menospreciativo de la naturaleza divina suponerla sujeta a las limitaciones y debilidades de la humanidad, se dice que esta comunicacin de atributos se limita a la naturaleza humana. sta recibe perfecciones divinas, pero la divina no reciben nada de la humana.[footnoteRef:34] [34: Charles Hodge; Teologa Sistemtica, Vol. II; pg. 102-103.]

Este aspecto de la doctrina de Lutero habra de jugar un papel importante en la controversia que sostuvo con otros reformadores sobre la presencia real de Cristo en la eucarista. Lutero objet tanto la doctrina como la prctica catlica con respecto a la cena del Seor, en su famoso tratado La Cautividad de Babilonia de la Iglesia. Segn Lutero, el sacramento de la eucarista se halla cautivo de la Iglesia de tres modos. El primero es negarles el cliz a los laicos; el segundo es la doctrina de la transubstanciacin, que ata al sacramento a la metafsica aristotlica; y el tercero es la doctrina segn la cual la misa es una buena obra y un sacrificio.[footnoteRef:35] Pero al mismo tiempo, no poda aceptar que la presencia de Cristo en la cena era meramente simblica o espiritual. Como bien seala Berkhof: su doctrina de la real presencia en la Santa Cena necesitaba la idea de que, despus de la Ascensin, la naturaleza humana de Cristo es omnipresente.[footnoteRef:36] En ese sentido, Lutero estaba convencido de que los catlicos se hallaban ms cerca del verdadero sentido de las Escrituras que sus adversarios entre los protestantes. Por ello deca que preferira comer el cuerpo de Cristo con los papistas que comer pan con los entusiastas.[footnoteRef:37] [35: JLGHP; Vol. 3; pg. 62-63.] [36: LBH; pg. 146. Entre los telogos luteranos se habla de la ubicuidad del cuerpo de Cristo (es decir, Su omnipresencia).] [37: JLGHP; Vol. 3 pg. 63.]

El telogo Charles Hodge presenta las siguientes objeciones a la doctrina de Lutero:

En primer lugar, es unilateral. Insiste en una comunicacin de las naturalezas y en una comunin de atributos. Los luteranos mantienen que Dios se hizo hombre tan verdaderamente cmo, y en el mismo sentido en que el hombre devino Dios. Sin embargo, niegan que la naturaleza divina recibiera nada de la humana, o que Dios quedara en absoluto sujeto a las limitaciones de la humanidad.

En segundo lugar, la doctrina de que tratamos carece de todo apoyo escriturario. Casi todos los argumentos derivados de las Escrituras que los luteranos apremian se encuentran en pasajes en los que la persona de Cristo es denominada por su naturaleza humana cuando se le adscriben atributos o prerrogativas divinas. As, por el hecho de que se dice: El Hijo del Hombre est en el cielo, se infiere que la naturaleza humana, esto es, el alma y el cuerpo de Cristo, estaban en el cielo mientras que l estaba en la tierra... Pero si el hecho de ser llamado Dios cuando se dice que compr la Iglesia con Su sangre no demuestra que la naturaleza divina sufri la muerte, tampoco demuestra la ubicuidad de Su humanidad el hecho de que sea llamado el Hijo del Hombre cuando se dice de l que est en el cielo.

En tercer lugar, la doctrina luterana destruye la integridad de la naturaleza humana de Cristo. Un cuerpo que lleven a la inmensidad no es un cuerpo humano. Un alma omnisciente, omnipresente y omnipotente no es un alma humana. El Cristo de la Biblia y del corazn humano se pierde si esta doctrina es cierta.[footnoteRef:38] [38: Hodge; op. cit.; pg. 109-110.]

IV. UNA EVALUACIN BBLICA:

Como hemos podido ver hasta aqu, en los primeros siglos del cristianismo la Iglesia luch por entender, y definir con precisin, la enseanza bblica sobre la deidad y humanidad de Jess. Finalmente, en el Siglo V, se lleg a la definicin de calcedonia que, a pesar de su ortodoxia, deja sin responder preguntas importantes sobre la persona del Seor Jesucristo. Estamos tratando asuntos sagrados, cosas que, a pesar de nuestros mejores esfuerzos de anlisis y formulacin, siguen desafiando nuestras capacidades finitas de comprensin, y nos incitan a cerrar la boca en silenciosa adoracin.[footnoteRef:39] [39: Donald A. Carson; Jess y Sus Amigos, Una Exposicin de Juan 14-17; Publicaciones Andamio, 1998; pg. 41.]

El telogo Wayne Grudem nos provee un resumen esclarecedor en lo tocante a la enseanza bblica sobre la unin de las dos naturalezas, divina y humana, en la Persona nica de Jess:[footnoteRef:40] [40: Teologa Sistemtica; pg. 584-590.]

A. Una naturaleza hace algunas cosas que la otra naturaleza no hace:

En la naturaleza humana, podemos decir que Jess ascendi al cielo y que ya no est en el mundo (Jn. 16:28; 17:11; Hch. 1:9-11). Pero con respecto a su naturaleza divina, podemos decir que Jess est presente en todas partes (Mt. 18:20; 28:20; Jn. 14:23). De manera que podemos decir que ambas cosas son ciertas de la persona de Cristo: l ha regresado al cielo y est presente con nosotros.[footnoteRef:41] [41: Ibd.; pg. 585.]

En Su naturaleza humana, Jess era dbil (Mt. 4:2; 8:24; Mr. 15:21; Jn. 4:6), pero en Su naturaleza divina era omnipotente (Mt. 8:26-27; Col. 1:17; He. 1:3). Es especialmente asombrosa la escena en el largo de Galilea donde Jess se encontraba durmiendo sobre la dura madera de la barca, supuestamente porque estaba cansado. Pero pudo despertarse del sueo y calmar el viento y las olas con una palabra. Cansado y, no obstante, omnipotente! Vemos aqu que la naturaleza humana dbil de Jess ocultaba completamente su omnipotencia hasta que su omnipotencia se manifestaba con una palabra soberana de parte del Seor del cielo y de la tierra.[footnoteRef:42] [42: Ibd.]

Lo mismo podemos decir de la muerte del Seor. Jess muri en su naturaleza humana (Lc. 23:46; 1Cor. 15:3), pero respecto a Su naturaleza divina no muri, sino que fue capaz de levantarse a s mismo de entre los muertos (Jn. 2:19; 10:17-18; He. 7:16).

No obstante, aqu debemos expresar una palabra de cautela: Es cierto que cuando Jess muri, su cuerpo fsico muri y su alma humana (o espritu) qued separada de su cuerpo y pas a la presencia de Dios el Padre en el cielo (Lc. 23:43, 46). De esta manera l experiment una muerte que es como la que experimentamos los creyentes si morimos antes del regreso de Cristo. Y no es correcto decir que la naturaleza divina de Jess muri, o poda morir, si morir significa el cese de la actividad, el cese de la conciencia de s mismo o una disminucin de poder. Sin embargo, en virtud de la unin con la naturaleza humana de Jess, su divina naturaleza de alguna manera sabore algo de lo que es pasar por la muerte. La persona de Cristo experiment la muerte. Adems, parece difcil de entender cmo la naturaleza humana de Jess sola poda soportar la ira de Dios en contra de los pecados de millones de personas. Parece que la naturaleza divina de Jess tena que participar de alguna manera en cargar con la ira de Dios en contra del pecado que nos corresponda a nosotros (aunque las Escrituras no afirman esto explcitamente en ninguna parte). Por tanto, aunque la naturaleza divina de Jess no muri en realidad, Jess pas por la experiencia de la muerte como una persona completa, y sus naturalezas humana y divina de alguna manera compartieron esa experiencia. Ms all de eso, las Escrituras no nos permiten decir ms.[footnoteRef:43] [43: Ibd.; pg. 586.]

Es a la luz de esta realidad que podemos entender las tentaciones de Jess. En Su naturaleza humana, l fue tentado en todo, pero sin pecar (He. 4:15). Pero no podemos decir lo mismo en cuanto a su naturaleza divina, porque Dios no puede ser tentado (Stg. 1:13). Esto slo puede ser posible si Jess tena dos voluntades distintas. Comentando acerca de la controversia que sigui al Concilio de Calcedonia, Charles Hodge dice: La controversia, despus de esto, gir especialmente acerca de la cuestin de si hay slo una voluntad, o dos voluntades en Cristo. Si slo haba una, entonces, tal como declaraban los ortodoxos, slo poda haber una naturaleza, porque la voluntad es uno de los elementos o facultades esenciales de una naturaleza racional. Negar una voluntad humana a Cristo era negar que l tuviera una naturaleza humana o que fuera verdaderamente hombre. Adems, impeda la posibilidad de que hubiera sido tentado, y por ello contradeca las Escrituras, y lo separaba de Su pueblo en el sentido de que no poda simpatizar con ellos en sus tentaciones.[footnoteRef:44] [44: Charles Hodge; Teologa Sistemtica, Vol. II; pg. 101.]

De manera que en Jess haba dos voluntades o dos centros de conciencia, lo que nos ayuda a comprender el hecho de que Jess conoca todas las cosas y an as tena la necesidad de aprender cosas (comp. Jn. 2:25; 16:30; 21:17 con Mr. 13:32; Lc. 2:52).

En cuanto a esto alguien podra objetar que si decimos que Jess tena dos centros de conciencia de s mismo y dos voluntades, eso requiere decir que era dos personas distintas, y es caer en el error de los nestorianos. Pero en respuesta, debemos afirmar simplemente que dos voluntades y dos centros de conciencia de s mismo no requieren que Jess sea dos personas distintas. Es slo una afirmacin sin prueba decir eso. Si alguien responde que no comprende como un Jess poda tener dos centros de conciencia de s mismo y a la vez ser una sola persona, eso es comprensible. Pero no entender algo no significa que es imposible, sino que nuestro entendimiento es limitado. La gran mayora de la iglesia a lo largo de su historia ha dicho que Jess tuvo dos voluntades y dos centros de conciencia, pero con todo era una sola persona. Una formulacin as no es imposible, sino sencillamente un misterio que no podemos comprender por completo. Adoptar cualquier otra solucin creara problemas mucho ms grandes: requerira tener que abandonar o bien la plena deidad o la plena humanidad de Cristo y eso no lo podemos hacer.[footnoteRef:45] [45: Wayne Grudem; op. cit.; pg. 588.]

B. Lo que haga cualquiera de sus naturalezas, la persona de Cristo lo hace:

Esto lo vemos claramente en las narraciones de los Evangelios, as como en el resto del Nuevo Testamento. El Seor Jesucristo pudo decir en Jn. 8:58: Antes que Abraham fuera, yo soy. El no dice: Antes de que Abraham naciera, mi naturaleza divina exista, sino que se refiere a S mismo como persona existiendo antes que Abraham. Por esto pudo decir: Sal del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre (Jn. 16:28); o: Y ya no estoy en el mundo; ms estos estn en el mundo, y yo voy a ti (Jn. 17:11); y al mismo tiempo decir: he aqu yo estoy con vosotros todos los das, hasta el fin del mundo (Mt. 28:20).

En el resumen que Pablo nos da del evangelio en 1Cor. 15:3-4, dice que Cristo muri por nuestros pecados. Aunque slo su cuerpo humano ces de existir y de funcionar, Cristo como persona fue el que muri por nuestros pecados. Esto es una forma de afirmar que cualquier cosa que se pueda decir de una naturaleza o de la otra se dice de la persona de Cristo.[footnoteRef:46] [46: Grudem; op. cit.; pg. 588.]

B. Ttulos que nos recuerdan que una naturaleza la puede usar la persona an cuando la accin fue hecha por la otra naturaleza:

Por ejemplo, Pablo dice en 1Cor. 2:8 que si los gobernantes de este mundo hubieran entendido la sabidura de Dios no habran crucificado al Seor de la gloria. De igual manera, vemos en Lc. 1:43 que Elisabet se refiere a Mara como la madre de mi Seor. Y en Lc. 2:11 el ngel anuncia a los pastores: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Seor. Un ejemplo a la inversa es el que encontramos en Marcos 13:32, donde Jess afirma que nadie conoce el tiempo de Su regreso, ni an los ngeles que estn en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. Esta expresin el Hijo hace referencia a la condicin eterna de la segunda persona de la Trinidad en su relacin con el Padre; sin embargo, aqu se usa para referirse a Su persona afirmando de ella algo que slo es cierto de Su naturaleza humana (comp. Jn. 3:13; Hch. 20:28).

Conclusin:

En ocasiones se ha dicho de Jess que sigui siendo lo que l era, se convirti en lo que no era. En otras palabras, sigui siendo divino (completamente divino), pero por amor a nosotros se hizo lo que no era, completamente humano. Jess no renunci a nada de Su deidad cuando se hizo hombre, pero s tom sobre S la humanidad que antes no haba tenido.[footnoteRef:47] [47: Ibd.; pg. 589.]