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  • 8/6/2019 Lazzarato, Maurizio - Por una Poltica Menor; Acontecimiento y poltica en las sociedades de control

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    Traficantes de Sueos no es una casa editorial, ni siquiera unaeditorial independiente que contempla la publicacin de unacoleccin variable de textos crticos. Es, por el contrario, unproyecto, en el sentido estricto de apuesta, que se dirige acartografiar las lneas constituyentes de otras formas de vida.La construccin terica y prctica de la caja de herramientasque, con palabras propias, puede componer el ciclo de luchasde las prximas dcadas

    Sin complacencias con la arcaica sacralidad del libro, sin con-cesiones con el narcisismo literario, sin lealtad alguna a losusurpadores del saber, TdS adopta sin ambages la libertad deacceso al conocimiento. Queda, por tanto, permitida y abiertala reproduccin total o parcial de los textos publicados, encualquier formato imaginable, salvo por explcita voluntad del

    autor o de la autora y slo en el caso de las ediciones connimo de lucro.

    Omnia sunt communia!

    traficantes de sueos

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    mapas 15

    Mapas. Cartas para orientarse en la geografa variable de lanueva composicin del trabajo, de la movilidad entre fronteras,de las transformaciones urbanas. Mutaciones veloces que exi-gen la introduccin de lneas de fuerza a travs de las discusio-nes de mayor potencia en el horizonte global.

    Mapas recoge y traduce algunos ensayos, que con lucidez y unagran fuerza expresiva han sabido reconocer las posibilidadespolticas contenidas en el relieve sinuoso y controvertido de losnuevos planos de la existencia.

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    Por una poltica menorAcontecimiento y poltica

    en las sociedades de control

    Maurizio Lazzarato

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    L I C E N C I A C R E A T I V E C O M M O N SReconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 2.5 Espaa

    Usted es libre de:* copiar, distribuir y comunicar pblicamente la obra

    Reconocimiento. Debe reconocer los crditos de la obra de la manera especificada por el autor o el licen-ciador.

    No comercial. No puede utilizar esta obra para fines comerciales.

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    * Al reutilizar o distribuir la obra, tiene que dejar bien claro los trminos de la licencia de esta obra.* Alguna de estas condiciones puede no aplicarse si se obtiene el permiso del titular de los derechos de autor

    Los derechos derivados de usos legtimos u otras limitaciones reconocidas por ley no se ven afectados por lo anterior..

    2004, Maurizio Lazzarato 2006, De la edicin Traficantes de Sueos 2006, De la entrevista Colectivo Situaciones y Mauricio Lazzarato

    1 edicin: 1000 ejemplaresMayo de 2006Ttulo:Por una poltica menor. Acontecimientoy poltica en las sociedades de controlTraduccin:Pablo RodrguezMaquetacin y diseo de cubierta:

    Traficantes de Sueos.Edicin:Traficantes de SueosC\Emajadores 3528012 Madrid. Tfno.: 915320928e-mail:[email protected]://traficantes.netImpresin:Queimada Grficas.

    C\. Salitre, 15 28012, MadridTfno.: 915305211

    ISBN-10: 84-96453-12-XISBN-13: 978-84-96453-12-XDepsito legal: M-22927-2006

    creativecommonsCC

    =

    Esta edicin se realiza con permiso de la Universidad de CalabriaPrimera edicin en francs:Les rvolutions du capitalisme, Pars, Les empcheurs de penser en rond, 2004.

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    traficantes de sueos

    mapas

    Por una poltica menorAcontecimiento y poltica

    en las sociedades de control

    Maurizio Lazzarato

    Traduccin:

    Pablo Rodrguez

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    ndice

    Introduccin. Multiplicidad, totalidad y poltica 17

    Las relaciones son interiores o exteriores a los trminos? 18El punto de vista distributivo y el punto de vista colectivo 22La unin y la desunin de las cosas 24

    El marxismo como poltica de la totalidad 28El pragmatismo y el capitalismo 30

    1. El acontecimiento y la poltica 35

    Neomonadologa / nomadologa 47De la clausura a la captura 53La seleccin de los mundos posibles 56La crtica de lo colectivo 59

    Los todos distributivos y los todos colectivos 64Naturaleza y sociedad 68El monstruo 71

    2. Los conceptos de vida y vivo en lassociedades de control 73

    Lo que est encerrado es el afuera 79De las sociedades disciplinarias a las sociedades de control

    83Masas, clases y pblicos 86La vida y lo vivo 89El movimiento obrero y las sociedades disciplinarias 95

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    3. Empresa y neomonadologa 99La comunicacin / consumo 101El trabajo y la produccin de los posibles 107El capital-clientela 109La autonoma y la responsabilidad de la mnada-trabajador 110El mundo financiero y las mquinas de expresin 113La empresa y la cooperacin entre cerebros 116El concepto de produccin 123Las modalidades de accin y de cooperacin

    de la unin de cerebros 126Los productos de la cooperacin entre cerebros:los bienes comunes 129Medida y fuera de medida 131Las luchas sobre los bienes comunes 133El capitalismo y los modos de vida innobles 137

    4. Expresin versus comunicacin 143

    La conversacin y la opinin pblica 147La televisin 152Conversacin y nacionalismo 154Las tecnologas del tiempo 157La net 161La palabra autoritaria y persuasiva 166La poltica de la diferencia de Mijail Bajtin 168

    Nota filosfica / El dialogismo como ontologa 173La poltica de la diferencia de Mijail Bajtin 168

    5. Resistencia y creacin en los movimientos postsocialistas 179El trabajo asalariado como patrn mayoritario 206Mayora / minoras 212Lo vivo, resistencia y poder 216El rgimen de guerra 220

    A modo de Eplogo. Entrevista a Maurizio Lazzaratopor el Colectivo Situaciones 229

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    A mi hermana Susy

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    AgradecimientosMis agradecimientos van para Franois Fine, TatianaRoque, Brian Holmes y Anne Querrien, que han ledotodo o una parte del manuscrito, y cuyas sugerencias ycrticas me permitieron enriquecer y llevar a trminoeste trabajo.

    Este libro, publicado por Rubbetiro Editore en 2004, esel resultado de cinco seminarios brindados en laUniversit della Calabria, en el marco del Doctorado deCiencia, Tecnologa y Sociedad.

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    Introduccin.Multiplicidad, totalidad y poltica

    Siempre me he sentido empirista, es decir, pluralista.

    Gilles Deleuze

    El movimiento de Seattle abri la posibilidad de una polticade la multiplicidad. El xito del libro de Negri y Hardt,

    Multitud , seguramente est relacionado con esta direccin,indicada no sin ambigedad: salir del concepto de pueblo entanto que categora que presupone y apunta a lo uno, rei-vindicando al mismo tiempo una fundacin marxista deesta transicin. Hay que comprender que el marxismo esuna filosofa de la multitud? Que el concepto de clase es unacategora de la multiplicidad?

    Para Paolo Virno, el concepto de clase es sin ningunaduda sinnimo de multitud. Para Toni Negri, el concepto

    de Multitud debe reactualizar el proyecto marxiano de lalucha de clases, de manera que la multitud es un concep-to de clase.

    La accin de las fuerzas polticas y sindicales que se reco-nocen en el marxismo nos recuerdan, por el contrario, quelas categoras de clase (pero tambin las de capital, trabajo,etctera) son categoras ontolgicas y no simplemente

    socioeconmicas, que funcionan y tienen sentido slo enrelacin con la totalidad. Estos conceptos implican moda-lidades de accin que privilegian siempre el todo contra lamultiplicidad, la universalidad contra la singularidad.

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    La tradicin poltica occidental se constituy como polticade la totalidad y de la universalidad. El marxismo, aunquese pretenda crtica radical, no supo crear las condicionestericas ni prcticas para salir de esta lgica. Por el contrario,frecuentemente por no decir siempre, amplific esta aspira-cin al todo y a lo universal. Se trata aqu de un problematerico-poltico fundamental, porque estoy convencido deque una recuperacin de la iniciativa poltica y el desarrollode movimientos no se puede hacer sino sobre la base de una

    poltica de la multiplicidad y de la singularidad. El refern-dum sobre la Constitucin europea ha demostrado una vezms que, para las fuerzas polticas y sindicales de orientacinmarxista, sean reformistas o revolucionarias, el llamamiento aun espacio de soberana donde se pueden construir supuestostodos, absolutos y completos (se trate del pueblo, del tra-

    bajo, del Estado-nacin, de la clase), parece irresistible.

    Esta voluntad de conducir la singularidad y de superarlaen direccin a la totalidad y lo universal, que se repite siste-mticamente en la historia del marxismo, debe tener racesprofundas en su teora. El marxismo contemporneo contri-

    buye ampliamente a producir otro bloqueo fundamental enel desarrollo de los movimientos polticos: al limitarse adefender los logros, abandona la gestin de la innova-cin a los patrones y al Estado. Me parece que lo que le hacefalta (de forma angustiosa) a la poltica marxista es una teo-ra de la produccin de lo nuevo.

    Ambos problemas, como veremos, estn estrictamenteimbricados y remiten a la ontologa de la relacin en el propioMarx. Esto es lo que trataremos de analizar partiendo de lafilosofa de la multiplicidad que le es prcticamente coetnea.

    Las relaciones son interiores o exteriores a los trminos?

    En su ltimo libro, Qu es la filosofa? , Gilles Deleuze yFlix Guattari nos recuerdan que en el viraje decisivo delltimo siglo, el socialismo y el pragmatismo, el proletario y

    el emigrante, encarnan dos maneras diferentes de aprehen-der y de practicar la nueva sociedad de los hermanos y delos camaradas.

    Por una poltica menor18

    sepermitelacopia

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    Vamos a aceptar la pequea provocacin deleuziana de colo-car al pragmatismo y al socialismo en el mismo plano, por-que nos permite enfrentarnos a la herencia hegeliana delmarxismo y a los estragos que ha provocado y contina pro-vocando en los movimientos polticos.

    La pregunta que plantea el pragmatismo parece que tieneslo implicaciones filosficas: Se trata de saber si todas lasrelaciones posibles de un ser con los dems estn primitiva-mente encerradas en su naturaleza intrnseca y entran en su

    esencia.1 En realidad, la gran pregunta sobre si son posibleslas relaciones externas tiene un enorme alcance poltico.La teora de la exterioridad de las relaciones implica a

    la vez que las relaciones son ampliamente independientesde los trminos que las efectan y que los trminos pue-den tener mltiples relaciones al mismo tiempo. Es decirque pueden estar a la vez en un sistema y en otro, que

    pueden cambiar algunas de sus relaciones sin cambiarlastodas. Alrededor de la existencia de las relaciones exterio-res a los trminos, de la independencia de los trminos delas relaciones vinculadas con la totalidad, se juega la posi-

    bilidad o la imposibilidad de una poltica de la multiplici-dad (o de la multitud).

    Esta teora de las relaciones exteriores, flotantes,

    variadas, fluidas, nos hace salir del universo de la tota-lidad y entrar en el mundo del pluralismo y de la singulari-dad, donde las conjunciones y las disyunciones entre lascosas son en cada momento contingentes, especficas y par-ticulares y no remiten a ninguna esencia, sustancia o estruc-tura profunda que las pudiesen fundar.

    Al ser una teora de las relaciones, la filosofa de Marxniega la posibilidad de las relaciones exteriores. Como en latradicin idealista y racionalista, las relaciones son aprehen-didas a partir de la diferencia entre esencia y fenmeno. ParaMarx, el individuo, lo singular y lo particular, no es ms queun hecho emprico, un fenmeno. Lo que es real no es el indi-viduo emprico, es decir el trmino, sino el individuo social, osea, las relaciones en las cuales est apresado. Para captar loreal hay que remontarse a la esencia que est constituida por

    el conjunto de las relaciones sociales.

    Multiplicidad, totalidad y poltica 19

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    1 William James, Philosophie de lexprience, Pars, Flammarion, 1910, p. 76.

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    El saber inmediato y emprico que se concentra sobre losparticulares es un saber fenomnico que hace abstraccinde sus vnculos y relaciones. Por el contrario, la teora revo-lucionaria, sin negar los particulares, debe elevarlos hacia eltodo en el cual desarrollan su vnculo.

    El hecho emprico, el individuo, lo inmediato son abs-tractos. Lo que es concreto es la totalidad de las relacionesen la cual el individuo, el hecho y lo emprico existen. El fil-sofo italiano Giovanni Gentile nos hace observar, en un texto

    sobre la filosofa de Marx de 1899,2

    an inigualable en clari-dad y precisin, que hasta aqu lo nico que hay es Hegel. Lanica diferencia con la filosofa hegeliana es que las relacio-nes no son un hecho del pensamiento, sino de la actividadhumana sensible. La unidad, la totalidad, el vnculo entre lascosas no es el resultado de la praxis de la idea, sino de lapraxis de lo sensible. Al ser esta ltima un hacer aliena-do, el todo, la totalidad y lo entero no estn constituidos porel conjunto de relaciones sociales, sino por las relacionesde produccin (la relacin capital-trabajo).

    Si en la filosofa de Hegel es la potencia de unificacinde la idea lo que subsume al mundo, en Marx es lapotencia de la relacin capital-trabajo lo que lo unifica y losubordina a su lgica.

    tienne Balibar ofrece una interpretacin de la ontologade la relacin en Marx que no remite a la totalidad, sino a laindeterminacin de lo transindividual.3 Sin entrar en unadiscusin filolgica, podemos afirmar que, de todas mane-ras, seguramente esta ontologa de la relacin no es lo queestuvo en el fundamento de la prctica terica y poltica dela tradicin comunista.

    Por una poltica menor20

    sepermitelacopia

    2 Giovanni Gentile, La philosophie de Marx, ditions T.E.R., 1995.3 La interpretacin del concepto de transindividual, tanto en Balibar comoen Virno, es ms que sorprendente. Apartir de los textos de Simondon, pare-ce imposible interpretar los conceptos de preindividual y transindivi-dual como lenguaje, relaciones de produccin o relaciones sociales. En losdos casos se trata de potenciales, de reservas de ser, de equilibriosmetaestables que permiten la individuacin, tanto la biolgica como

    la social. Confundir el potencial no estructurado (que no es nisocial ni vital) con la estructuracin del lenguaje, de las relacionessociales y de las relaciones de produccin me parece una interpreta-cin ms que problemtica.

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    Si se quiere encontrar el fundamento terico de un pensa-miento que haya influido profundamente en la poltica delsiglo que acaba de terminar, hay que volver a Historia y con-ciencia de clase de Lukacs, que pregona la pretensin de tra-ducir los logros polticos de la revolucin sovitica en cues-tiones tericas y de hacerlas jugar contra las antinomias delpensamiento burgus. En este libro formidable por su cohe-rencia y fidelidad al pensamiento filosfico de Marx, los con-ceptos de totalidad, de todo y de entero vuelven como

    ritornelos a cada pgina.Segn Lukacs, el marxismo debe captar con claridad y

    precisin la diferencia entre la existencia emprica de loshechos y su ncleo estructural interno, es decir, su esencia.Desde este punto de vista, Lukacs sigue de manera muy pre-cisa el pensamiento de Marx, para quien, si la esencia de lascosas y su existencia en tanto que fenmeno coinciden,

    entonces toda ciencia es intil.Para esta metodologa, las relaciones son internas a lostrminos. No hay exterioridad, no hay independencia, nohay autonoma posible de los trminos ni de las relaciones:Los elementos y los momentos particulares de la totalidadcontienen en s la estructura de lo entero, del todo.4

    Lo real es relacin, pero las relaciones remiten a una

    sustancia, a una esencia, a una estructura. De este modolas partes, los trminos, los elementos encuentran su ver-dad y su posibilidad de accin slo en la relacin con eltodo, con lo entero, es decir, en el caso del marxismo, conla relacin de Capital.

    Es ms, como en Hegel, la realidad no es lo que es, sinolo que deviene. La realidad es movimiento, tendencia, evo-

    lucin. Pero la aprehensin de la realidad como proceso slopermite descubrir la esencia del fenmeno realizndola. Deesta manera, los devenires, las tendencias, los procesos, no seabren a la indeterminacin de la actualizacin de las relacio-nes, sino a su movimiento ininterrumpido hacia la totalidad(las relaciones de produccin), hacia la realizacin de laesencia (la necesidad del desarrollo de la relacin de capital,

    Multiplicidad, totalidad y poltica 21

    sepermitelacopia

    4 Georg Lukacs, Histoire et conscience de classe, Pars, Les ditions de Minuit,1960 [ed. cast.: Historia y conciencia de clase, 2 vol. Madrid, Orbis, 1986].

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    y de ah a la de la clase y a la de la revolucin). El marxismointegra as otra condicin de la poltica moderna. Para abarcarel conocimiento de lo real en su globalidad y para poder actuaren el nivel de la totalidad, hace falta un sujeto universal.

    Todos los marxismos (incluido el marxismo de la dcadade 1960: althusserismo, obrerismo, situacionismo) son fielesa esta lgica, incluso si no est especficamente tematizada,porque est implicada en los conceptos de trabajo, de capi-tal, de clase, etctera.

    El punto de vista distributivo y el punto de vista colectivo

    El pragmatismo es una creacin larga y articulada de losconceptos, con el fin de oponerse, a este modo de pensar y

    de actuar a partir y en busca de la totalidad, contra estemodo de remitir las relaciones a algo que las funde.La realidad existe distributiva o colectivamente?, se pre-

    gunta William James. PUEDE SER que la realidad exista bajo unaspecto distributivo, bajo el aspecto, no de un todo, sino de unaserie de formas que tienen, cada una, su individualidad.5

    En toda su obra, James insiste sistemticamente en la

    diferencia entre el punto de vista distributivo y el punto devista colectivo. El primero se identifica con el pluralismo y lamultiplicidad, el segundo se identifica con la lgica de latotalidad y de lo universal. Percibiremos, pienso, de mane-ra cada vez ms clara, que la existencia de las cosas, una poruna, es independiente de la posibilidad de reunirlas todas ala vez, y que un cierto nmero de hechos existe al menos

    nicamente bajo la forma distributiva de un conjunto decada unos, de cada unos en plural que, incluso si existenen nmero infinito, no necesitan en ningn sentido inteligi-

    ble ni experimentarse a s mismos, ni ser experimentadospor otro ser en tanto que miembros de una totalidad.6

    Por una poltica menor22

    sepermitelacopia

    5 William James, Introduction la philosophie , Pars, Marcel Rivire,1914, p. 123.6 Ibdem, p. 221.

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    La posibilidad de pensar el universo bajo la forma cada(eaches, everys, anys) y ya no bajo la forma de la unidad colec-tiva, la posibilidad de una doctrina que admite la multiplici-dad y el pluralismo significa simplemente que las diversaspartes de la realidadpueden mantener relaciones exteriores.7

    De este modo, las relaciones estn libres de todo funda-mento, de toda sustancia, de toda atribucin esencial, y lostrminos pueden ser independientes de las relaciones.

    Las cosas se relacionan unas con otras de mil modos,pero no hay una relacin que las encierre a todas, no hayun ser que contenga a todos los dems. Cada relacinexpresa slo uno de los aspectos, de las caractersticas, delas funciones de una cosa. En este sentido Deleuze hablarde una esencia operatoria, para distinguirla del conceptoclsico de esencia, como aquello que se desprende de unacosa al terminar un cierto tipo de operacin y hace surgiras una diferencia.

    Sin perder su identidad, una cosa puede adjuntarse aotra o dejarla partir, puede entrar en una composicin, enuna unidad, sin por ello estar completamente determinadapor esta unidad, por esta composicin.

    Antes que una forma de organizacin poltica, el federa-

    lismo es una modalidad de organizacin del universo. En eluniverso pluralista, el federalismo expresa la imposibilidadde totalizar las singularidades en una unidad absoluta ycompleta, porque siempre hay algo que permanece afuera.

    De este modo, el mundo de pluralismo se asemeja ms a unarepblica federal que a un imperio o a un reino. Por ms enor-

    me que sea cualquier porcin que usted conduzca a la unidad,relacionndola con cualquier centro real de conciencia o deaccin donde se constate como presente, hay otra cosa que siguesiendo autnoma, que se constata como ausente del centro encuestin, y que usted no ha reducido a esta unidad. 8

    Multiplicidad, totalidad y poltica 23

    sepermitelacopia

    7 William James, Philosophie..., cit., p. 309.8 Ibdem, p. 310.

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    La existencia de las relaciones externas, variadas, flotantes,hace posible la relacin. En la forma todo, las partes estnco-implicadas esencialmente y su continuidad y cohesinestn aseguradas por la totalidad. En la forma cada hay dis-continuidades y disyunciones reales y en consecuencia siem-pre hay algo que se escapa, dice James. Lo que se escapa eslo que hace el movimiento, lo que crea, lo que innova.

    La existencia bajo una forma individual hace posible para unacosa el ser relacionada, mediante cosas intermedias, con otracon la que no tiene relaciones inmediatas o esenciales. As, entrelas cosas siempre son posibles numerosas relaciones que noestn necesariamente realizadas en un momento determinado.9

    En la teora de las relaciones exteriores no hay esencia, no haysustancia. Detrs de los fenmenos no hay nada, dir James.De esta manera, las relaciones remiten a la indeterminacin delo virtual, a la posibilidad de la novedad y no a la realiza-cin de la esencia. El pragmatismo cree en una reserva deposibilidades ajenas a nuestra experiencia actual.

    En el marxismo no existe la posibilidad de las creacionesabsolutas, intempestivas, imprevisibles, porque ya estndadas o implicadas en la estructura, en la que derivan de la

    esencia. El marxismo no puede tener una teora de la pro-duccin de lo nuevo, porque su ontologa encierra la posibi-lidad de la novedad (y de los sujetos) en una relacin pre-constituida (en realidad, el capital y el trabajo detentan elmonopolio de la invencin y de los procesos de subjetivacin).

    La unin y la desunin de las cosas

    La ontologa pluralista implica una nueva forma de apre-hender la poltica, porque describe las modalidades porlas que las singularidades se componen y se descompo-nen, se unen y se separan, remitiendo a lgicas que, con ellenguaje de Deleuze y Guattari, podemos llamar mayori-

    tarias y minoritarias.

    Por una poltica menor24

    sepermitelacopia

    9 Ibdem, p. 313.

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    El pluralismo no niega los procesos de unificacin y de com-posicin sino que, al reconocer que las vas por las que se rea-liza la continuidad de las cosas son innumerables y contin-gentes, se plantea las siguientes preguntas: El mundo es uno:pero, de qu manera es uno? Que especie de unidad posee?Y qu valor prctico tiene su unidad para nosotros? 10

    Para William James, el problema de la unidad y de ladiversidad no puede ser resuelto por una argumentacin a

    priori. El mundo tendr tantas unidades como diversidadesconstatemos en l. El empirismo formula el mundo en pro-posiciones hipotticas, el racionalismo (y el marxismo con l)en proposiciones categricas.

    De la misma manera en que hay una multiplicidad de rela-ciones, tambin hay una multiplicidad de modalidades de uni-ficacin, diferentes grados de unidad, maneras heterogneas

    de ser uno y una multiplicidad de maneras de realizarlas.Podemos tener una unidad que se detiene ante elemen-tos no conductores; una unidad que se hace simplementepoco a poco en lugar de hacerse de un solo golpe, en bloque;una unidad que se reduce, en muchos casos, a una simpleproximidad exterior; una unidad, finalmente, que no es sinoun concatenamiento.11 La humanidad opera cotidianamen-

    te procesos de unificacin, pero estos procesos son siemprecontingentes, empricos, parciales.

    Nosotros mismos creamos constantemente conexiones nuevasentre las cosas, organizando grupos de trabajadores, establecien-do sistemas postales, consulares, comerciales, redes de vas frreas,de telgrafos, de uniones coloniales y otras organizaciones que

    nos vinculan y nos unen a las cosas por medio de una red cuyaamplitud se extiende a medida que se estrechan sus mallas.12

    Multiplicidad, totalidad y poltica 25

    sepermitelacopia

    10 William James, Le pragmatisme, Paris, Flammarion, 1917, p. 128 [ed. cast.:

    Pragmatismo: un nuevo nombre para antiguos modos de pensar, Barcelona, Folio,2003].11 Ibdem, p. 144.12 William James, Introduction..., cit., p.159.

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    La unificacin se hace a partir de la forma red y los siste-mas constituyen un nmero incalculable de redes que sesuperponen unas con otras. El modo de unin descrito por

    James es muy diferente de la unidad perfecta, absoluta,implicada en la forma todo.

    En el universo de la multiplicidad, las diferentes manerasde ser uno implican una multiplicidad de modalidades atravs de las cuales se practican estas unificaciones. Cmose mantienen juntas las cosas, cmo hacen cohesin lasredes, cmo se construye el mundo?

    Las cosas pueden tener consistencia, ser coherentes, demuchas formas diferentes.13 Entre las innumerables espe-cies de vnculos, James distingue la unin por concatena-miento interrumpido, que se despliega poco a poco, que seconstruye mediante piezas y pedazos y que implica tiempo,de la unin absoluta, que se hace instantneamente porconvergencia universal, por fusin o por subsuncin, parahablar con el lenguaje hegeliano-marxista.

    El conocimiento, que es para James una de las partes msdinmicas de la realidad, no obtiene validez de su facultadde abarcar el todo, lo universal (o sea, la pretensin de losmarxismos de proclamarse ciencias), sino de su capacidad

    de dirigirnos y mostrarnos una inmensa red de relacionesen busca de la produccin de algo nuevo y singular. El cono-cimiento tambin tiene un modo de constitucin pluralista,distributivo y temporal.

    Este conocimiento concatenado (concatenated), yendo poco apoco, difiere totalmente del conocimiento masivo (consolida-

    ted) que se supone que es el espritu absoluto.14

    De este modo, el universo pluralista se construye por el con-catenamiento continuo de las cosas y por conocimientoconcatenado de los conceptos. Las redes establecen as cohe-siones, confluencias parciales, a travs de la conexin

    Por una poltica menor26

    sepermitelacopia

    13 William James, Philosophie..., cit., p. 71.14 William James, Introduction..., cit., p. 159.

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    entramada entre pedazos, partes y extremos del universo.Las partes componentes estn ligadas entre s por relacionesparticulares y especficas.

    De esto resultan, para las diversas partes del universo, innume-rables grupos pequeos que ingresan en agrupamientos msvastos, y constituyen ah innumerables mundos pequeos ()Cada sistema representa tal tipo o grado de unidad, sus partescomponentes estn ligadas entre s segn tal relacin de una

    especie particular; y una misma parte puede figurar en nume-rosos sistemas diferentes.15

    Por lo tanto, no es imposible imaginar mundos que se opo-nen entre s a partir de diferentes modalidades de conexin,de maneras heterogneas de mantener unidos los elementos.

    As, el mundo es uno exactamente en la medida en que laexperiencia nos muestra un concatenamiento de los fenme-nos uno en relacin con los vnculos definidos que se nosaparecen, y solamente en relacin con ellos. Y entonces, en lamedida en que se encuentran disyunciones definidas, elmundo no es uno. 16

    Estudiar las diversas formas particulares de unidad queenvuelve el universo significa tambin afirmar que cadauna parece que coexiste con ciertas maneras de multiplicidadque suponen una separacin que no sera menos real. 17

    En lugar de tener un Universo-bloque, con sus trmi-nos y sus relaciones implicadas entre s, y todos en relacin

    con la totalidad, tenemos un Universo-mosaico, unUniverso-patchwork , un Universo-archipilago, es decir, ununiverso incompletamente sistematizado, un mundoparcialmente algico o irracional donde hay una multipli-cidad posible y contingente de junciones y disyunciones, deunificaciones y de separaciones.

    Multiplicidad, totalidad y poltica 27

    sepermitelacopia

    15 William James, Le pragmatisme..., cit., p. 132.16 Ibdem, p. 143.17 William James, Le pragmatisme, p. 155

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    Jean Wahl reuni algunos de estos trminos a travs de loscuales James define lo universal pluralista: Arbitrario, llenode baches, discontinuo, rebosante, embrollado, cenagoso,pesado, fragmentario, partido.18

    Tenemos entonces un universo irrealizado e irrealizable,un universo incompleto cuya realidad y conocimiento sehace poco a poco, por adicin, por coleccin de las partes yde los pedazos. Un universo donde la composicin debeseguir la cartografa de las singularidades, de los pequeos

    mundos, de los diferentes grados de unidad que lo animan.Un mundo aditivo donde el total no est jams hecho y

    que crece aqu y all, no gracias a la accin de un sujetouniversal, sino a la contribucin de singularidades esparci-das. En este mundo de lo incompleto, de lo posible, donde lanovedad y el conocimiento se producen por medio de man-chas, de sitios, de placas, los individuos y las singularidades

    pueden actuar realmente (y no slo los sujetos colectivos ouniversales) y conocer.19

    Podemos ahora responder a la pregunta pragmtica: quconsecuencias prcticas entraa la idea de unidad, segn seaconsiderada en su concepcin absolutista o pluralista?

    Las modalidades de unificacin absolutas y completasy las modalidades de composicin pluralista remiten a las

    lgicas mayoritaria y minoritaria con las que Deleuze yGuattari definen la poltica en las sociedades modernas.

    El marxismo como poltica de la totalidad

    El pragmatismo nos permite comprender cmo la ontolo-ga de la relacin en Marx est profundamente vinculada,todava, a la filosofa idealista del siglo XIX y de estemodo nos permite captar los lmites ontolgicos de lapoltica marxista.

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    18 Jean Wahl, Les philosophies pluralistes dAngleterre et dAmrique,Pars, Les empcheurs de penser en rond, 2004.19 Esta descripcin de la constitucin ontolgica coincide con la cons-titucin de lo social en Gabriel Tarde.

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    El marxismo se encuentra ante la imposibilidad de pensar lasrelaciones que son puras exterioridades, relaciones puras,relaciones sin fundamento en la totalidad de la relacin decapital. Por el contrario, las modalidades de accin y de cono-cimiento de los movimientos que se desarrollaron despus dela Segunda Guerra Mundial expresan relaciones que no sededucen de los trminos adems de trminos que pueden serindependientes de las relaciones. Al practicar y aspirar a unapoltica de la multiplicidad, los movimientos slo encuentran

    en los marxismos aliados ms que ambiguos.Tomemos el ejemplo de los movimientos de las mujeres

    (pero podramos haber tomado cualquier otra minora, cual-quier pieza o pedazo del universo-mosaico, para hablarcomo James). El marxismo siempre se ve en una gran difi-cultad frente a la expresin de movimientos que no remitendirecta o exclusivamente a la relacin de clase. No puede

    pensarlos en su autonoma e independencia, no puede pen-sarlos como novedad radical ya que, segn el mtodo mar-xiano, su verdad no es inmanente a los movimientos mismos,y esta verdad no se considera vinculada a las posibilidades devida que abren sus luchas, sino a la relacin capital-trabajo.Estos movimientos no representan ms que fenmenos cuyaesencia est en la relacin de relaciones. Como en el racio-nalismo, en el marxismo no hay, finalmente, ms que unacosa. El mundo es uno a priori, o debe serlo.

    En efecto, el marxismo piensa los movimientos de lasmujeres de diferentes maneras, pero todas remiten a la esen-cia. Los movimientos de mujeres son aprehendidos comomovimientos por el salario, por el trabajo domstico, comodivisin sexual de la divisin del trabajo en la fbrica o enla sociedad, o incluso como devenir mujer del trabajo.

    En el modo distributivo, en la diseminacin, la divisin,la fragmentacin de las piezas y los pedazos por medio dela cual se lleva a cabo la produccin y el conocimiento deluniverso, el marxismo no ve sino una dispersin, simplesdisyunciones, una multiplicidad sin conexin.

    La imposibilidad de las relaciones exteriores, la imposi-bilidad de una novedad absoluta, la imposibilidad de unaaprehensin del universo como multiplicidad, conducir alconcepto de clase a competir con la soberana del Estado enel mismo terreno de la unificacin absoluta y completa,

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    operando una depuracin, incluso fsica, de todo lo que se leescapa. La clase, como toda totalidad, no puede jams impli-car todo en un universo mosaico. Por enorme que sea cual-quier porcin que la clase pueda conducir a la unidad,siempre habr algo que queda afuera, que permanece inde-pendiente y autnomo, que para el socialismo fue y siguesiendo una pesadilla. Al presuponer que el mundo del capi-tal es uno (o lo que es lo mismo, dividido en dos), el mar-xismo ha contribuido de forma potente a la construccin de

    su unidad absoluta y completa, haciendo pagar un preciomuy alto a todo lo que se sustrae o lo desborda.

    El pragmatismo y el capitalismo

    No es necesario demostrar la filiacin pragmtica del pensa-miento de Gilles Deleuze, porque l mismo la reivindicaabiertamente. Pero es Michel Foucault, quien a pesar de que

    jams reclam para s esta tradicin, quien mejor la ha actua-lizado en el anlisis del hecho poltico y en la reconstruccinde la genealoga de los saberes.

    En Qu es la filosofa? , Gilles Deleuze y Flix Guattari

    afirman que el mercado es el nico y verdadero universal delcapitalismo. Foucault agrega una consideracin fundamen-tal a esta constatacin cuando demuestra, en sus ltimoscursos publicados,20 que este universal, como cualquier uni-versal, es una construccin pragmtica.

    La relacin capital / trabajo no tiene la espontaneidaddinmica que le otorga el marxismo. Es, en cambio, el resul-

    tado de una estrategia que utiliza, para hacerla existir, unamultiplicidad de dispositivos de poder.Foucault sustituye el principio totalizante del marxismo

    por la proliferacin de los dispositivos que constituyen otrastantas composiciones, sistemas de consistencia, grados deunidad contingentes. Estos dispositivos no son slo mlti-ples, sino tambin diferentes, porque estn caracterizados

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    sepermitelacopia

    20 Me permito remitirme a mi resea de los dos seminarios deFoucault, publicada en el nmero 21 de la revistaMultitudes.

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    por modalidades de vnculo ms o menos laxas. Lamanera de ser uno, el modo de garantizar la cohesin delas partes, de asegurar la continuidad y la discontinuidadde los pedazos, de implicar la autonoma y la independen-cia de los elementos, no es la misma en los dispositivos deseguridad y en los dispositivos disciplinarios, en los dis-positivos polticos y en los dispositivos econmicos. Y lossujetos de los derechos no son los mismos que los sujetoseconmicos y stos ltimos se distinguen por su parte de

    los sujetos sociales.Segn Foucault, la centralidad de la relacin capital-tra-

    bajo debe ser buscada en el hecho de que se ha reveladocomo la ms pragmticamente eficaz para controlar, domi-nar y apropiarse de la exterioridad de las relaciones y de supotencia de produccin de lo nuevo. Al capitalismo, entanto que estrategia de construccin de los universales, se

    le puede aplicar perfectamente esta observacin de James:Habla de lo que l llama la Unidad de las cosas, al mismotiempo que no deja de pensar en la posibilidad de su unifi-cacin emprica.21 La deconstruccin de los universales, lacrtica de la relacin de Capital como relacin de relacio-nes, est practicada y argumentada desde un punto devista que coincide perfectamente con el mtodo pragmatis-ta: las diversas maneras de ser uno necesitan, para suverificacin precisa, de otros tantos programas distintosen el trabajo cientfico. 22

    Esta es la metodologa que Deleuze reconoce en el traba- jo de Foucault y es en este sentido que define su filosofacomo pragmatista y pluralista. El uno, el Todo, la Verdad,el objeto y el sujeto, no son universales, sino procesos singu-lares de unificacin, de totalizacin, de verificacin, de obje-

    tivacin, de subjetivacin inmanentes a cada dispositivo.Tambin cada dispositivo es una multiplicidad, en la cualoperan estos procesos en devenir, diferentes de los que ope-ran en otro dispositivo.23

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    21William James, Le pragmatisme..., cit., p. 252.22 Ibdem, p. 143.

    23 Gilles Deleuze, Deux rgimes des fous, Pars, Les ditions de Minuit,2003, p. 320.

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    La teora pluralista del conocimiento de James encuentrauna continuacin sorprendente en la genealoga foucaultia-na de los saberes locales, menores, situados, discontinuos.Mientras la tradicin marxista desafa a la ciencia en su pro-pio terreno, Foucault propone hacer jugar estos saberes con-tra la instancia unitaria, los efectos de poder centraliza-dores que pueden estar ligados a la institucin, pero tam-

    bin a un aparato terico, como en el caso del marxismo.24

    Y finalmente, quizs lo ms importante. Esta ontologa

    pragmatista, al trazar otras relaciones posibles entre lascosas que las relaciones de las partes respecto del todo,puede ser de gran utilidad para describir las modalidadesdel ser conjunto y del estar contra que estn experimen-tando los movimientos post-socialistas.25

    Un movimiento, como todo elemento, puede participarde varios sistemas a la vez, tener varias relaciones, experi-

    mentar diferentes funciones; por ejemplo, estar al mismotiempo en el interior y en el exterior de la relacin de capital,estar dentro y fuera. Esto entraa estrategias polticas quepermanecen completamente opacas a las fuerzas polticas ysindicales, precisamente porque estas ltimas consideran launidad de las cosas como superiores a su multiplicidad.

    Filosofa de los siglos XVII y XIX

    Para terminar quisiera volver sobre la importancia de la reno-vacin de la ontologa que se produce en Occidente entre laComuna de Pars y la Primera Guerra Mundial mediante el

    pragmatismo en Norteamrica y el trabajo de Nietzsche, Tardey Bergson, entre otros, en Europa. En sus cursos sobre Spinoza,Deleuze apunta una diferencia fundamental entre la filosofadel siglo XVII y la de los autores que acabamos de citar.

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    24 Michel Foucault, Il faut dfendre la socit , Pars, GallimardSeuil,1997 [ed. cast.: Hay que defender la sociedad: curso del Collge de France,

    Madrid, Akal, 2003].25 Me permito remitirme al captulo 5 de este libro, donde esbozo unacartografa de estas nuevas dinmicas. Pero en este terreno todo estpor hacerse.

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    Para Deleuze, la filosofa del siglo XVII es tambin una filo-sofa de las relaciones, de los vnculos, en la que estas rela-ciones son ampliamente independientes de los trminos.En la filosofa de Spinoza, por ejemplo, los trminos efectanvnculos, pero estos ltimos no se reducen a los primeros.Los vnculos siguen siendo actuales incluso si no son efec-tuados. La teora de la eternidad de Spinoza est fundadaprecisamente en la independencia de las relaciones respec-to de los trminos. En efecto, la muerte no impide las rela-

    ciones. Afecta slo a los trminos, mientras las relacionesque caracterizan una singularidad, incluso si no son efec-tuadas, son eternas.

    Sin embargo, a diferencia de lo que acabamos de ver, enel siglo XVII las relaciones necesitan an de un fundamento,de una sustancia, de una esencia. En Spinoza, las relacionesdeben superarse hacia algo que es. Hace falta que las rela-

    ciones sean interiores a algo. La filosofa del siglo XVII nopuede pensar las relaciones que son puras exterioridades,puras relaciones. Estas ltimas no pueden ser pensadascompletamente solas. Hace falta un ser ms profundo quelas relaciones, hace falta un fundamento de todas las com-posiciones, de todas las relaciones, nos dice Deleuze. Encambio, la filosofa del siglo XIX ya no tiene necesidad deeste fundamento ltimo, porque las relaciones remiten alacontecimiento. En la filosofa del acontecimiento, la esen-cia es el accidente, la esencia es lo que pasa, dice nueva-mente Deleuze.

    A finales del siglo XIX el problema ha cambiado. Lo quees importante, lo que es notable, ya no son las condiciones

    bajo las cuales podemos alcanzar lo eterno o lo universal,sino las condiciones bajo las cuales hay produccin de lo

    nuevo (Tarde, Bergson) o la posibilidad de la novedad(James, Whitehead).

    Se da aqu un viraje fundamental, que ha sido completa-mente suprimido por el advenimiento de la lgica de guerra,como he dicho en otra parte, y que ha sido redescubierto yreactualizado nicamente por la filosofa de la diferencia, yfundamentalmente por Deleuze en los aos sesenta.

    Historia y conciencia de clase fue escrito por Lukacs sim-plemente como si este renacimiento del concepto de multi-plicidad (con todas las notables novedades que introduce

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    respecto al siglo XVII) no hubiera tenido lugar. As, el mar-xismo ha vuelto a sumergirse de pleno en el siglo XIX, delcual en realidad no ha salido nunca. El trabajo sobre el con-cepto de multiplicidad, emprendido a fines del siglo XIX, esuna de las etapas fundamentales para salir de estos impasses.

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    Cada vez hay ms interferencias de la imagen y del lenguaje. Puede

    decirse que, en el extremo, vivir en sociedad hoy es vivir prcticamenteen un enorme dibujo animado. Sin embargo, el lenguaje en tanto quetal no basta para determinar la imagen con precisin [...] Por ejemplo,cmo dar cuenta de los acontecimientos? Cmo mostrar o decir que

    esta tarde, hacia las 16:10, Juliette y Marianne vinieron a un garaje dela Porte des Ternes, donde trabaja el marido de Juliette?

    Sentido y sinsentido [...] S, cmo decir lo que pas? [...] Porqu todos esos signos que estn entre nosotros terminan por hacerme

    dudar del lenguaje y me inundan de significacin ahogando lo real enlugar de liberarlo de lo imaginario?

    Jean-Luc Godard

    Lo virtual tiene la realidad de una tarea a cumplir como la de un pro-blema a resolver: es el problema que orienta, condiciona, engendra lassoluciones, pero stas no se asemejan a las condiciones del problema.

    Gilles Deleuze

    Las jornadas de Seattle han sido un verdadero aconteci-miento poltico que, como todo acontecimiento, ha produci-do en primer lugar una mutacin de la subjetividad, es decir,de la manera de sentir: ya no se soporta lo que se soportaba

    anteriormente, el reparto de los deseos ha cambiado en el

    1 Gilles Deleuze y Flix Guattari, Deux rgimes de fous, Minuit, 2003, p. 216.

    1. El acontecimiento y la poltica

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    alma. La consigna otro mundo es posible es sintomtica deesta metamorfosis. En relacin con otros acontecimientos pol-ticos del siglo que acaba de terminar, el desfase es radical.Esta consigna ya no remite, por ejemplo, a la lucha de clases ya la necesaria toma del poder. No se refiere al sujeto de laHistoria (la Clase obrera), a su enemigo (el Capital), ni a lalucha mortal que los opone. Se limita a anunciar que ha sidocreado algo en el orden de lo posible, que se han expresadonuevas posibilidades de vida y que se trata de llevarlas a cabo.

    Ha surgido la posibilidad de otro mundo, pero permanececomo tarea a cumplir. De este modo hemos entrado en unanueva atmsfera intelectual, en otra constelacin conceptual.

    Lejos de m est pensar que los que inventaron este enun-ciado tenan en mente que mundo y posible eran con-ceptos fundamentales de la filosofa de Leibniz. Pero laexpresin vagamente leibniziana de este enunciado existe e

    insiste en cada manifestacin, en cada panfleto...Con las jornadas de Seattle se ha creado un nuevo campode lo posible (no exista antes del acontecimiento, lleg conl). El acontecimiento da a ver lo que una poca tiene de into-lerable, pero tambin hace emerger nuevas posibilidades devida. Esta nueva distribucin de los posibles y de los deseosabre a su vez un proceso de experimentacin y de creacin.Hay que experimentar lo que implica la mutacin de la sub-

    jetividad y crear los agenciamientos, dispositivos e institu-ciones que sean capaces de desplegar nuevas posibilidadesde vida, recibiendo los valores que una nueva generacin(que ha crecido despus de la cada del Muro, en el curso deuna fase de expansin norteamericana y de nacimiento de lanueva economa) ha sabido crear: nuevas relaciones con laeconoma y con la poltica-mundo, una manera diferente de

    vivir el tiempo, el cuerpo, el trabajo, la comunicacin, nue-vas maneras de estar juntos y de estar contra, etctera.Deleuze y Guattari decan, respecto de Mayo del 68, que

    se haba desplegado completamente esta dinmica del acon-tecimiento poltico: Es necesario que la sociedad sea capazde formar agenciamientos colectivos que correspondan a lanueva subjetividad, de manera que sta desee la mutacin.1

    El Mayo francs no fue la consecuencia de una crisis ni lareaccin a la crisis. Contrariamente a las creencias economicis-tas del marxismo y de la economa poltica, esa crisis derivams bien de un cambio en el orden del sentido.

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    Efectuar los posibles que un acontecimiento ha hechoemerger es entonces abrir otro proceso imprevisible, arries-gado, imposible de predecir: es operar una reconversinsubjetiva a nivel colectivo.2

    Al considerar la accin poltica a la luz del acontecimien-to, nos confrontamos a una doble creacin, a una doble indi-viduacin, a un doble devenir (la creacin de un posible y suefectuacin) que se enfrentan a los valores dominantes. Es eneste punto donde puede ser definido el conflicto con lo que

    existe. Estas nuevas posibilidades de vida se enfrentan enprimer trmino a la organizacin de los poderes estableci-dos, pero tambin a la efectuacin de esta misma aperturaconstituyente que estos ltimos quieren organizar.

    El modo del acontecimiento es la problemtica. Un acon-tecimiento no es la solucin de un problema, sino la apertu-ra de posibles. As, para el filsofo ruso Mijail Bajtin, el acon-

    tecimiento revela la naturaleza del ser como pregunta ocomo problema, de manera que la esfera del ser es la esferade las respuestas y las preguntas. En oposicin a lo quepensaba Marx, para quien la humanidad se plantea nica-mente los problemas que puede resolver, el problema que sepuede construir a partir del acontecimiento no contiene impl-citamente sus soluciones, que en cambio deben ser creadas. El

    enunciado otro mundo es posible designa menos una afir-macin que una interrogacin, un cuestionamiento.Trataremos de aportar una contribucin a este conjunto

    de interrogantes que definen la naturaleza del ser comoacontecimiento, siguiendo el motivo leibniziano que pareceresonar en este enunciado.

    Se ha subrayado frecuentemente la importancia del reco-

    rrido leibniziano para la filosofa de la diferencia y delacontecimiento a lo largo del siglo XX, de Whitehead aDeleuze. A partir de 1870, en Francia, esta filosofa dio susprimeros paseos siguiendo las huellas de la monadologadel filsofo alemn. El socilogo Gabriel Tarde, inspirndo-se en los trabajos de Maine de Biran y de Cournot sobreLeibniz, escribe sus primeros artculos, con ttulos comoLa diferencia universal (1870), Los posibles (1874),

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    2 Ibdem.

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    Las mnadas y la ciencia social (1893). A partir deTarde, todas las relecturas de la filosofa de Leibniz bus-carn en los conceptos leibnizianos modalidades parasalir de la filosofa del sujeto.

    De Kant a Husserl, pasando por Hegel y Marx, todosexplican la constitucin del mundo y de s mismo a travs dela ontologa de la relacin sujeto/objeto y de su variacinintersubjetiva. Peter Sloterdijk ha subrayado el rol centralque estas filosofas del sujeto han jugado en la modernidad

    y muestra cmo se reconducen a las teoras del trabajo.Sabemos que son sobre todo Hegel y Marx quienes le daneste giro a la filosofa del sujeto, leyndola a la luz de la lec-cin de la economa poltica inglesa.

    Para Hegel, el hombre supera su animalidad y la uni-versalidad se aplica por medio del trabajo y del intercam-

    bio. En el sistema de las necesidades, el ser singular busca su

    satisfaccin subjetiva por medio del trabajo, que es a la vezrelacin con la naturaleza y con la necesidad del otro. El tra-bajo es al mismo tiempo accin y diferenciacin y actividadde mediacin por la cual el egosmo subjetivo se transformaen contribucin a la satisfaccin de los deseos de los dems.La dialctica de lo Singular y lo Universal se realiza en ladivisin del trabajo.

    Pero es Marx quien hace del trabajo la actividad consti-tutiva del mundo. El trabajo no es una simple actividad eco-nmica determinada, sino que es praxis, es decir, produccindel mundo y de s, actividad genrica no slo del obrero,sino del hombre en general. Cuando se trata de definir elcapitalismo, Marx evoca el advenimiento de una subjetivi-dad global y genrica que capitaliza todos los procesos desubjetivacin, todas las actividades sin distincin, la activi-dad productiva en general. Este Sujeto nico se expresaahora en un Objeto cualquiera.3 A la universalidad abstrac-ta del sujeto se opone la universalidad igualmente abstractadel objeto. Las variantes subjetivistas, estructuralistas o sis-tmicas del marxismo se alimentan siempre en una ontolo-ga de la relacin sujeto/objeto.

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    3 Deleuze y Guattari,Mille Plateaux, d. de Minuit, 1980, p. 565 [ed. cast.:Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia II, Valencia, Pre-textos, 1997].

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    La constitucin del mundo es pensada como produccin,como un hacer, como exteriorizacin del sujeto en el objeto,como transformacin y dominacin de la naturaleza y del otropor medio de la objetivacin de las relaciones subjetivas.

    Hay tambin una extraa convergencia de la lgica delcapitalismo y de la lgica del marxismo alrededor del con-cepto de trabajo. Por un lado, el capital de define como lapotencia de subordinacin de todas las actividades a suvalorizacin por medio del trabajo; por otro, la praxis, la

    accin del sujeto que se expresa en el objeto, define la formagenrica de las actividades humanas, a las que contienecompletamente. Bajo su forma capitalista (trabajo subordi-nado y explotacin) o bajo su forma socialista (trabajo entanto que manifestacin de s y de la relacin con el otro),hay una expansin sin lmites de la categora de trabajo. Unconcepto que ni siquiera exista en el comienzo de lamodernidad se convierte bajo el impulso del desarrollocapitalista en una categora totalizante y universal.

    La sociologa, que quiere superar los lmites de la econo-ma poltica, ser a su vez deudora de la filosofa del sujeto.La sociologa de Weber, o ms an la de Durkheim, piensa lasociedad, lo social, como el resultado de la accin subjetiva(individual) que se cristaliza en una objetividad (lo colecti-vo) que acta como restriccin sobre los individuos que la

    han producido. Al considerar lo social como una cosa,invierten sujeto y objeto, reifican las relaciones subjetivas, enlo que Marx haba descrito en el fetichismo de la mercan-ca. Las sociologas contemporneas (fundamentalmente elconstructivismo social) tambin deben mucho a la filosofadel sujeto en la medida en que, al igual que la filosofa hus-serliana de la intersubjetividad, piensan la constitucin delmundo y de s a travs de la relacin entre los sujetos.

    Hannah Arendt ha hecho un buen intento de sustraer lavariedad y la mutiplicidad de las actividades a la categora teri-ca y poltica de trabajo, al distinguir trabajo, labor y accin. Perosu tentativa ha permanecido muy limitada: no ha hecho ms queaadirlas a una situacin completamente nueva, en la que tienenpoco sentido las distinciones que se remontan a la democraciaateniense, en la cual trabajo y poltica estaban separados.

    A la inversa, la filosofa del acontecimiento hace posi-ble desarrollos completamente distintos. Define un proce-so de constitucin del mundo y de la subjetividad que no

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    parte del sujeto (o del trabajo), sino del acontecimiento.Comencemos por su definicin ms acabada, la de GillesDeleuze, para dirigirnos luego hacia el gesto inicial deGabriel Tarde que inaugura, en ms de un sentido, la lec-tura de Leibniz en el siglo XX.

    Deleuze retoma la gran ecuacin de dos niveles o en dospisos de Leibniz, segn la cual el mundo es un posible que seactualiza en las almas (el piso de arriba) y se encarna en el

    cuerpo (el piso de abajo). Al rehacerla completamente, hace dela ecuacin la piedra angular de su filosofa. Para Deleuze, elmundo es un virtual, una multiplicidad de relaciones y deacontecimientos que se expresan en agenciamientos colectivosde enunciacin (en las almas) que crean lo posible. Lo posibleno existe desde el comienzo como en la filosofa de Leibniz; yano est dado, sino que hace falta crearlo. Estas nuevas posibi-

    lidades son completamente reales, pero, al no existir fuera delo que las expresa (signos, lenguajes, gestos), deben cumplir-se despus o efectuarse en agenciamientos maqunicos (en loscuerpos). Cumplir o efectuar es desarrollar lo que lo posibleenvuelve, es explicar lo que implica.

    Hay dos maneras diferentes de pensar y practicar lo posi-ble, dos regmenes de la posibilidad. Segn una inspiracin

    bergsoniana, Deleuze opone el par conceptual creacin delos posibles / consumacin, al par posible / realizacin.

    Si se piensa la posibilidad bajo el rgimen posible / reali-zacin, la distribucin de los posibles est dada de antemano

    bajo la forma de alternativas binarias (hombre / mujer, capita-listas / obreros, naturaleza / sociedad, trabajo / ocio, adulto /nio, intelectual / manual, etc.), de tal modo que nuestras per-cepciones, gustos, afectos, deseos, roles, funciones estn yacontenidos en los lmites de estas oposiciones dicotmicasactualizadas. Con el par posible / realizacin, poseemos deantemano una imagen de lo real, que se trata solamente derealizar. El pasaje de lo posible a lo real no agrega nada nuevoal mundo, ya que implica un simple salto en la existencia dealgo que ya est ah, idealmente.

    En cambio, si se piensa la posibilidad bajo el rgimen de lacreacin de lo posible y de su consumacin, lo posible no orien-ta el pensamiento y la accin segn alternativas preconcebidas

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    (capitalistas / obreros, hombres / mujeres, trabajo / ocio,etctera), sino que debe ser creado. Un nuevo campo deposibles, una nueva distribucin de potencialidades surgeny desplazan las oposiciones binarias expresando nuevasposibilidades de vida.

    Este posible es lo que Deleuze llama en otro parte, ysegn otro aparato categorial, lo virtual. Lo posible es de estemodo produccin de lo nuevo. Abrirse a lo posible es recibir,

    como cuando uno se enamora, la emergencia de una dis-continuidad en nuestra experiencia, y construir, a partir dela mutacin de la sensibilidad que el encuentro con el otroha creado, una nueva relacin, un nuevo agenciamiento.Uno se enamora menos de la persona que del mundo posi-

    ble que ella expresa; se capta en el otro menos su existen-cia actualizada que nuevas posibilidades de vidas que el

    encuentro ha hecho surgir. En el hecho amoroso encontra-mos tambin la doble creacin, la doble individuacin queel par creacin de posibles / consumacin lleva con l.Consumar, actualizar los posibles que uno ve expresarsecomo potencialidades en el encuentro con el otro, significaexplicar lo que implican los mundos posibles, las nuevasposibilidades de vida, desarrollar lo que encierran. Hay

    encuentros, flechazos efmeros, que no se realizan, que nose actualizan en una nueva vida.

    Estamos ms cerca de la poltica de lo que se cree. Entodo conflicto poltico encontramos estrictamente imbrica-dos estos dos regmenes diferentes de lo posible: el conflictocomo alternativa dentro de las condiciones dadas de posibi-lidad (capitalistas / obreros, hombres / mujeres, trabajo /

    ocio, etctera) y el conflicto como denegacin de esta asigna-cin de roles, de funciones, de percepciones, de afectos.

    No hay que comprender por denegacin una operacinde negacin (como Hegel o Marx), ni de destruccin, sinoms bien una operacin a partir de la cual se puede impug-nar la legitimidad de lo que es, de manera que lo que es sea

    afectado por una suerte de suspensin, de neutralizacinque corresponde a nosotros abrir, ms all de lo dado, haciaun nuevo horizonte no dado.

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    El movimiento obrero y la tradicin marxista siempre hanorganizado el conflicto neutralizando este segundo rgimende lo posible, subordinndolo a la poltica como realizacin deun proyecto, iluminado por la teora revolucionaria, cuyooperador principal es la toma de conciencia.4

    Las estrategias de los movimientos polticos post-socia-listas invierten este esquema y, sin perder de vista las alter-nativas actualizadas (capitalistas / obreros, hombres / muje-res, etctera) que estn frecuentemente en el origen de la

    lucha, subordinan la accin a la creacin de una bifurcacin,de una desviacin, de un estado inestable que, al suspendery neutralizar las oposiciones binarias, abren un nuevocampo de posibles. La accin poltica es una creacin dobleque a la vez recibe la nueva distribucin de los posibles ytrabaja para su consumacin en las instituciones, en losagenciamientos colectivos que corresponden a la nueva

    subjetividad que se ha expresado en el acontecimiento. Laconsumacin de los posibles es a su vez un proceso impre-visible, impredecible, abierto y arriesgado.

    Como veremos, consumar los posibles que un aconteci-miento ha creado implica modalidades de actuar y de pade-cer que son muy diferentes de la accin de un sujeto sobreun objeto o de un sujeto sobre otro sujeto. Actualizar y con-

    sumar no son actividades de transformacin (de la naturale-za y del otro) sino efectuaciones de mundos. La actualiza-cin de los posibles no remite a la produccin, a la exteriori-zacin de un sujeto en un objeto, sino a un proceso de dobleindividuacin, de doble creacin, de doble invencin quedesplaza completamente la categora de trabajo.

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    4 Para decirlo exactamente, el comunismo no est por venir, sino queest vigente desde ya mismo como tendencia inscrita en las contradiccio-nes de la situacin actual. Lo que autoriza a hablar del futuro, sin caer enprincipio en lo arbitrario, es entonces la posibilidad de descifrarlo en el pre-sente que est justamente ocurriendo. Pero de este modo la estructura de larealizacin aparece combatida insuficientemente: siempre se posee de ante-mano al futuro en imagen, gracias a la herramienta dialctica: lo realizableest solamente elevado a lo necesario , mientras que lo virtual conserva la

    forma anticipatoria de un objetivo (esta es la manera en la que el futuro con-tina anticipndose en el presente). Franois Zourabichvili, Deleuze et lepossible (de linvolontarisme en politique), en Gilles Deleuze, une vie philo-sophique, Pars, Les Empcheurs de penser en rond, 1998, p. 346.

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    Volvamos a las jornadas de Seattle a la luz de estas primerasconsideraciones de Deleuze sobre los dos regmenes de loposible. Me parece que las jornadas de Seattle han encarna-do en principio lo que Foucault anhelaba en el final de suvida: los movimientos polticos no deben slo resistir ydefenderse, sino afirmarse en tanto que fuerzas creativas.Esto podra constituir un cambio radical en relacin con latradicin del movimiento obrero, ya que el acontecimientopoltico define una asimetra en la dialctica con la cual se ha

    aprehendido, siguiendo al marxismo, el conflicto y la lucha.El no dirigido al poder ya no es el punto de partida de unalucha dialctica contra l, sino la apertura de un devenir.Decir no constituye la forma mnima de resistencia. Estaltima debe abrir un proceso de creacin, de transformacinde la situacin, de participacin activa en el proceso. Esto esresistir, segn Foucault.

    Las jornadas de Seattle han sido, por lo pronto, un agen-ciamiento corporal, una mezcla de cuerpos (con sus accionesy sus pasiones), compuesta de singularidades individuales ycolectivas (multiplicidad de individuos, organizaciones mar-xistas, ecologistas, sindicatos, trotskistas, mediactivistas,feministas, black bloc, etc.) que practican relaciones especficasde cofuncionamiento corporal (diversas maneras de estar jun-tos, de militar (los sindicatos no funcionan como los activistas

    mediticos o las feministas). Y las jornadas de Seattle han sidotambin un agenciamiento de expresin constituido por unamultiplicidad de regmenes de enunciacin (los enunciadosde los marxistas no son los mismos que los de los activistasmediticos, los ecologistas o las feministas). Los dos agencia-mientos fueron construidos de este modo en un vnculo conrelaciones de poder y de deseo ya actualizadas.

    Adems, el acontecimiento se ha desviado de sus con-diciones histricas para crear algo nuevo: una nueva mez-cla de cuerpos (una nueva relacin posible del ser conjuntoque se expresa en nuevas modalidades de toma de deci-sin, de definicin de objetivos, etctera) y de nuevasexpresiones, de las cuales el enunciado otro mundo esposible es uno de los resultados. Otro mundo es posible es elefecto de esta mezcla corporal. Lo expresado no describe,no representa a los cuerpos, sino que manifiesta una nuevaexistencia, cuya eficacia se mide en el devenir de los cuer-pos que esta existencia hace actual.

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    El mundo posible existe, pero no existe todava fuera de loque lo expresa: los eslganes, las imgenes filmadas pordecenas de cmaras, las palabras que hacen circular lo quepas en los diarios, la net, los mviles como contagio vricosobre el planeta entero. El acontecimiento se expresa en lasalmas, en la medida en que produce un cambio en la sensibili-dad (transformacin incorprea) que a su vez crea una nuevaforma de evaluacin: la distribucin de los deseos ha cambia-do. Se ve entonces lo que nuestra poca tiene de intolerable y,

    simultneamente, nuevas posibilidades de vida (son los senti-dos de la mundializacin que la lucha ha hecho emerger).Al hablar, al comunicar, se otorga ya una cierta realidad al

    mundo posible. Pero ahora hay que consumar, efectuar, estarealidad, difundiendo y estructurando nuevos agenciamien-tos corporales en la sociedad. Y efectivamente se trata de otrainvencin, de un nuevo proceso imprevisible y arriesgado.

    El acontecimiento, que constituye la unidad, la fuente delos dos tipos de agenciamiento, distribuye las subjetividadesy las objetividades y trastorna las configuraciones de loscuerpos y los agenciamientos de signos.

    El acontecimiento de Seattle haba sido preparado poruna multiplicidad de pequeas y grandes invenciones denuevos dispositivos de hacer y decir la poltica, practicados

    por una multiplicidad de sujetos, ms o menos annimos, enmutacin. El Direct Action Network (DAN), nacido de lasmovilizaciones antinucleares, haba extrado todas las ense-anzas de la dcada de 1970, abandonando el discurso nor-mativo del marxismo. Los activistas mediticos que se pro-nunciaban por elfree speech y por el movimiento de Berkeleyhaban inventado nuevas formas de accin poltica, partici-pando activamente en el desarrollo de la cibercultura alre-dedor de la net e integrando la utilizacin de los diferentesmedios. El sindicato AFL-CIO, con su nueva direccin, tam-

    bin haba experimentado nuevas formas de lucha (como lahuelga de la UPS, empresa mundial de entrega a domicilio).Al mismo tiempo, el tercermundismo haba alcanzado unanueva transformacin iniciada con la organizacin de lasredes de solidaridad zapatistas.

    Pero nicamente el acontecimiento, al transfigurar lasexperimentaciones que lo haban preparado, las hizo apare-cer bajo una nueva evidencia. nicamente el acontecimiento

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    crea la posibilidad de un nuevo objeto (una nueva poltica-mundo, un nuevo transnacionalismo) y la posibilidad de unnuevo sujeto (que ya no es la clase obrera, pero que todavano es ms que una multiplicidad posible).

    Todo el mundo ha llegado a Seattle con sus mquinascorporales y sus mquinas de expresin y vuelve a casa conla necesidad de redefinirlas en relacin con lo que se hahecho y a lo que se ha dicho. Las formas de organizacinpoltica (de cofuncionamiento de los cuerpos) y las formas de

    enunciacin (las teoras y los enunciados sobre el capitalismo,los sujetos revolucionarios, las formas de explotacin, etcte-ra) tienen que mediar, relacionarse con el acontecimiento.

    Hasta los trotskistas estn obligados a plantearse estaspreguntas: qu ha pasado? Qu pasa? Qu va a pasar? Yde ahora en adelante estn obligados a relacionar lo quehacen (organizacin) y lo que dicen (el discurso que sostie-

    nen) con el acontecimiento.Aqu es donde el acontecimiento muestra su naturaleza

    problemtica. Todo el mundo est forzado a abrirse al acon-tecimiento, es decir, a la esfera de nuevas preguntas y denuevas respuestas. Los que ya tienen las respuestas prepara-das (y son muchos) dejan escapar el acontecimiento. Es eldrama poltico que ya hemos vivido despus de 1968. Tener

    respuestas ya hechas (maosmo, leninismo, trotskismo) fren-te a nuevos problemas es dejar escapar el acontecimiento.El acontecimiento insiste, es decir que contina actuan-

    do, produciendo sus efectos: las discusiones sobre qu es elcapitalismo y qu es un sujeto revolucionario hoy, a la luzdel acontecimiento, se aceleran en el mundo entero.

    Las teoras del acontecimiento definen y distribuyen de

    modo diferente las relaciones sujeto / objeto, sensible / inte-ligible, naturaleza / espritu, hasta el punto de hacerlas irre-conocibles para las teoras del sujeto. En efecto, en lugar delos dualismos clsicos tenemos dos formalizaciones no para-lelas: una formalizacin de expresin o de enunciado y unaformalizacin de contenido o de objetos; un agenciamientode expresin de lo posible y un agenciamiento maqunico (ocorporal) de efectuacin.

    El agenciamiento de expresin (o la leccin de los signos)no se reduce ni al sujeto, ni a sus formas de expresin, ni alas palabras, ni a los significantes, sino al conjunto de los

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    enunciados, a los diferentes regmenes de signos. El agen-ciamiento de enunciacin es una mquina de expresin quedesborda el sujeto y el lenguaje.

    El agenciamiento maqunico (la leccin de las cosas) noremite a un objeto o a una produccin de bienes como es elcaso de Marx, sino a un estado preciso de mezcla de los cuer-pos en una sociedad que comprende todas las atracciones yrepulsiones, las simpatas y las antipatas, las alteraciones y lasalianzas, las penetraciones y las expansiones que afectan a

    los cuerpos de todo tipo (dndole a la palabra cuerpo laextensin ms amplia, es decir, todo contenido formado),unos en relacin con otros.5 Este agenciamiento es unamquina social que excede a todo objeto.

    Los dos agenciamientos son multiplicidades que compor-tan muchos trminos heterogneos que no pueden ser atri-

    buidos ni pueden depender de un sujeto ni de un objeto. Estosdos agenciamientos no estn en una relacin de estructura asuperestructura, ya que los enunciados son piezas o ruedasdel agenciamiento, en el mismo sentido que los cuerpos.

    La unidad y la relacin entre los dos agenciamientosestn dadas por el acontecimiento que se expresa en losagenciamientos colectivos de enunciacin y que se efectaen los agenciamientos corporales. El acontecimiento crea unmundo posible que se expresa en los agenciamientos de

    enunciacin (en los enunciados, en los signos o en un rostro)y que se efecta en el cuerpo.Lo posible no es aqu una categora abstracta que desig-

    na algo que no existe: el mundo posible existe perfectamen-te pero no existe fuera de lo que lo expresa (enunciado, ros-tro o signo) en los agenciamientos colectivos de enunciacin.Se puede dar una cierta realidad a los posibles cuando sehabla, ya que el lenguaje es la realidad de lo posible en tantoque tal. Este mundo posible (o expresado) acta en primerlugar a nivel del alma en tanto que transformacin incorp-rea, modificando la manera de sentir, las modalidades deafectar o de ser afectado.

    El acontecimiento tiene as dos dimensiones, una espiritualy otra material, pero l mismo no es ni materia, ni espritu; nisujeto, ni objeto. Es ambos a la vez, de la misma manera en que

    es la contemporaneidad de los tiempos (pasado, presente y

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    5 Cf. Deleuze y Guattari,Mille Plateaux, op. cit., p. 114.

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    futuro a la vez). El acontecimiento insiste en los enunciados y nose dice y deja de decirse sino acerca de los cuerpos, pero no escontenido en los enunciados y nunca se actualiza tampoco demanera completa en los cuerpos (eternidad del acontecimiento).

    El mundo es redoblado por un devenir, por una realidadvirtual, por transformaciones incorpreas que son la fuentede la creatividad. El acontecimiento es lo que distribuye cadavez el sujeto y el objeto, lo material y lo espiritual.

    El lmite del marxismo, que representa la llegada a trmino

    de la teora del sujeto / trabajo, es el hecho de reducir el agen-ciamiento maqunico o corporal a la produccin (fundamental-mente, a la divisin del trabajo) y de remitir la expresin, lastransformaciones incorpreas, los acontecimientos, a la ideolo-ga. El marxismo recurre as a un milagro dialctico constan-te para transformar la materia en sentido, el contenido enexpresin, el proceso social en sistema significante. Durantetodo el siglo XX, el operador de este milagro se llam el Partido.

    La remisin de la expresin a la ideologa no slo haceprcticamente imposible la integracin del lenguaje, los reg-menes de signos y los enunciados en el proceso de constitu-cin, sino tambin reduce la creacin, el acontecimiento y ladiferencia a la contradiccin y al trabajo de lo negativo.

    Las teoras del sujeto / trabajo definen siempre la actividadcomo un hacer, mientras que la filosofa del acontecimiento

    agencia siempre lo que se hace y lo que se dice sobre la base delacontecimiento, de lo virtual, que no es un hacer ni un decir.

    Neomonadologa / nomadologa

    Lo que Leibniz no quiere es la idea de un nico mundoGilles Deleuze

    Cmo utiliza Gabriel Tarde la lgica acontecimiento deLeibniz? Es el primero en haber pensado el poder constitu-yente del socius6 sobre la base de la dinmica de la creacin de

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    6 ric Alliez, Tarde et le problme de la constitution, presentacin deGabriel Tarde,Monadologie et sociologie, Pars, Les Empcheurs de penseren rond, 1999, p. 25. Por socius hay que entender el mundo social.

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    los posibles y de su propagacin o consumacin. Ni la produc-cin de riqueza ni la produccin de lo social se pueden conce-

    bir sin una apertura diferenciante en las almas y sin su efectua-cin (propagacin) en los cuerpos. Tarde denomina diferenciay repeticin las modalidades generales de este proceso consti-tutivo de doble resorte. En el plano del mundo social, diferen-cia y repeticin se llaman invencin e imitacin.

    Este recorrido toma como blanco la teora del sujeto yfundamentalmente el trabajo del Espritu pensado por

    Hegel. Tarde ley a Hegel y a Leibniz prcticamente en elmismo momento de su formacin intelectual, a mediados dela dcada de 1860. A diferencia de Marx, que toma el con-cepto de praxis del idealismo hegeliano, Tarde est profunda-mente decepcionado con la manera con la que la dialcticaaprehende el proceso de constitucin del yo y delmundo a travs de la dialctica sujeto / objeto.

    Abordar la lectura del proceso de constitucin delsocius segn una perspectiva particular: la doble crtica delindividualismo y del holismo puesta en prctica por Tarde,y el nuevo concepto de cooperacin que se desprende deella. Este concepto se distingue radicalmente del empleadopor Adam Smith y por Marx: cooperacin de la multiplici-dad de mnadas, bajo las modalidades de la creacin y dela efectuacin de los mundos posibles, versus cooperacincomo divisin del trabajo, bajo las modalidades de la pro-duccin o de la praxis. Esta crtica es todava actual, ya quenos enfrentamos no slo a la crisis del concepto de clase, esdecir, a la crisis de la manera socialista de pensar lo colec-tivo, sino tambin a la crisis del concepto de individuoprocedente de las teoras liberales.

    En las teoras liberales se presupone a los individuos ya

    constituidos, libres y autnomos. En las teoras socialistas elcolectivo lleva una existencia separada de las individualida-des que lo han producido. Por el contrario, nos encontramosfrente a una situacin indita: las individualidades y loscolectivos no son el punto de partida, sino el punto de llega-da de un proceso abierto, imprevisible, arriesgado, que debecrearlos e inventarlos juntos.

    Durante todo este trabajo vamos a interrogar a dos onto-logas que remiten a sendos procesos de constitucin hetero-gneos y de all a dos polticas diferentes: un proceso de

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    constitucin fundado en la praxis, que rige una poltica dedualismos (de clases), y un proceso de constitucin fundadoen la creacin y efectuacin de los mundos que rigen unapoltica de la multiplicidad.

    Tarde emplea la filosofa de Leibniz para cuestionar elabismo separativo7 profundizado a partir de Descartesentre sujeto y objeto, y tambin entre naturaleza y sociedad,sensible e inteligible, alma y cuerpo. Retoma la idea leibni-ziana de mnada para designar lo que constituye elmundo. Leibniz haba forjado el trmino mnada paradesignar las fuerzas constitutivas de las cosas, que no sonms atmicas que antropomrficas. Cada mnada (sin dis-tincin entre inerte, vivo o humano) posee, en mayor omenor grado, fuerzas fsicas (deseo, creencia, percepcin,memoria, etctera).

    El universo no es el resultado de una composicin demovimientos mecnicos, sino de un vitalismo inmanente dela naturaleza. Es sobre la base de este materialismo espiri-tualizado sobre la que hay que comprender que toda cosaes una sociedad, es decir, que todo individuo (fsico, vital,humano) es una composicin de una infinidad de otros indi-viduos que se mantienen juntos, segn sus formas polticassingulares, fundadas sobre deseos y sobre creencias.

    Toda cosa es una sociedad (incluso la ms pequeaclula es una fbrica) significa que el mundo no est hechode objetos y de sujetos, sino de un tejido de relaciones (fsi-cas, vitales, sociales) que se combinan segn las jerarquasconstituidas por la captura de una mirada de otros indivi-duos (mnadas fsicas, vitales o humanas).

    Todo es poltica ya en la composicin de la menor part-

    cula, una poltica molecular que repercute sobre la propiasociedad para deshacer las formas de poder macroscpicas8

    (del Estado, pero tambin del sujeto y de sus relaciones con lanaturaleza, de la cual es amo y poseedor, y de sus relacio-nes con el otro, del cual tambin es el amo o el esclavo).

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    7 Hemos respetado el neologismo sparatif[N. del T.].8 Jean-Clet Martin, Tarde: une nouvelle monadologie,Multitudes, num. 7,Exils, 2001, p. 189.

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    Tarde explota la monadologa para desligar las entidadesmasivas: no para negar sus oposiciones compactas, sino paraliberar las potencias y las virtualidades sacrificadas a los dua-lismos metafsicos y sociales (sujeto / objeto, naturaleza / cultu-ra, alma / cuerpo, individuo / sociedad, capital / trabajo) y vol-ver a dar a cada mnada su propia potencia de invencin y deresistencia. De esta forma, la historia no es un camino ms omenos derecho, sino una red de caminos muy tortuosos y sem-

    brados de encrucijadas [...]. En cada paso al progreso se le ofre-

    ce una bifurcacin o una trifurcacin de vas diferentes. La ilu-sin de un evolucionismo estrecho, unilineal [...] es negar estagran verdad, bajo el pretexto del determinismo.9

    Tarde descubre as en la mnada la idea de una multiplici-dad de relaciones que no dependen ni del sujeto ni del objeto,sino que los constituyen, los generan, los hacen emerger.

    Las mnadas tardianas tienen dos caractersticas princi-

    pales: permiten concebir la actividad no como produccin,sino como creacin y efectuacin de los mundos siguiendo lalgica del acontecimiento, y permiten pensar la relacinentre singularidad y multiplicidad como alternativa a laoposicin entre individualismo y holismo.

    La mnada es a la vez singularidad y multiplicidad. Esuna multiplicidad porque contiene todas las relaciones que

    constituyen el mundo en el que est incluida. Es una singu-laridad ya que expresa claramente slo una parte de esteconjunto de relaciones (el resto constituye el fondo sombropero activo de su proceso de individuacin). Para decirlo convocabulario sociolgico, lo social est incluido, virtualmente,en el individuo, pero se expresa desde un punto de vista par-ticular (singularidad). La mnada es entonces ella mismauna sociedad, un espacio pblico.

    El modo de existencia de las mnadas es la diferencia:existir, para una mnada, es ser diferente de otra mnada. Lasmnadas son singularidades irreductibles, nombres propios(Adn, Csar, yo, usted, etctera). Si Leibniz conceba lasmnadas como sustancias individuales, Tarde subraya y pro-longa otro punto: Ntese bien esto, [son] diferentes. Segn

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    9 Gabriel Tarde, La Logique sociale, Pars, Les Empcheurs de penser enrond, 1999, p. 255-256.

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    l, para definir la existencia de una mnada no es necesarioreferirse a la idea de sustancia, sino que basta con recurrir a laidea de diferencia: existir es diferir. Retoma as y conduce a sutrmino la desustancializacin del ser comenzada por Leibniz.

    La monadologa de Tarde permite entonces pensar lasubjetividad cualquiera evocada por Marx. Marx noestaba en condiciones de comprender la subjetividadcualquiera en la medida en que la proyectaba, como laeconoma poltica, sobre el marco predefinido del sujeto

    econmico (el obrero) y de su trabajo. Ahora bien, si existela subjetividad cualquiera, no se puede alojar en unmarco predefinido. La idea de mnada permite precisa-mente pensar una actividad que no est definida de ante-mano: la actividad de la mnada no remite a un hacer, sinoa una creacin (o a la prolongacin de este comienzo queabre una cadena de acciones imprevisibles).

    La accin de la mnada concierne en primer lugar al sen-tir. Actuar significa modificar la manera de sentir juntos(segn las modalidades de la accin unilateral o recproca).Crear y efectuar mundos significa actuar primero sobre lascreencias y sobre los deseos, sobre las voluntades y las inte-ligencias, es decir, sobre los afectos.

    Si se enfoca la accin como creacin y efectuacin de mun-

    dos, la distincin jerrquica entre hacer y decir, entre produc-cin material e ideologa, entre sujeto y objeto, entre la cosa yel signo, no es operativa. Un mundo es una multiplicidad derelaciones que no dependen de una esencia sino de un aconte-cimiento. Las relaciones presuponen el acontecimiento que,como hemos visto, acta transformando el sentir, es decir, losdeseos, las creencias, los afectos de las mnadas.

    La creacin y la efectuacin de mundos no son entoncesreducibles a la concepcin y a la produccin de cosas mate-riales, ya que conciernen primero al sentir, y sin embargo tam-poco son ya asimilables a la elaboracin y la difusin de unaideologa, ya que las modificaciones de las maneras de sen-tir no nos ocultan el mundo real, sino que lo constituyen.

    La fuerza de actuar de la mnada es una potencia que

    tiene una causalidad y una modalidad de accin completa-mente especficas: la accin a distancia de un espritu sobreotro espritu.

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    Las modalidades de accin de la mnada no pueden ser cap-tadas de otro modo que partiendo de la relacin que lo virtualmantiene con lo actual. La mnada contiene en ella misma unelemento gentico ideal, una fuerza interna, que es la fuentede sus propias modificaciones, creacin de sus propias mane-ras de ser, de sus propios mundos. Cada mnada es en efectouna multiplicidad virtual que la hace una totalidad, una uni-dad especial. En cierta manera, esto vuelve, a colocar lasideas de Platn en los tomos de Epicuro, como dice Tarde.

    Por lo tanto, toda mnada no es solamente un mundo actual,sino tambin un mundo posible, un mundo virtual.En la neomonadologa de Tarde, lo virtual expresa la

    inclusin del espritu en el mundo de un modo radicalmen-te diferente al que lo haba pensado el idealismo hegeliano (ya partir de Hegel, Marx). El espritu (lo virtual) es inmanen-te al mundo, distinguindose asimismo realmente de lo

    actual. Lo virtual es la parte incorprea de nuestra realidad.Tomando prestada la lengua de Simondon, se podra decirque lo virtual determina en el ser un equilibrio metaestable,un diferencial de potencial que impide el ser igual a s mismo.Al contener en s una causa interna de diferenciacin, unadiferencia de potencial, el ser siempre es ms que una unidad.Como en Simondon, se podra hablar de relaciones transindivi-

    duales, ya que el fondo sombro de la mnada es el conjunto derelaciones que preceden y engendran la individualidad. ParaTarde, este diferencial de potencial remite siempre a la fuerzaafectiva, al sentir. La mnada es en efecto singularidad, dife-rencia, y la diferencia es sentir,pathos.

    La neomonadologa se distingue de la economa polticay del marxismo porque la cooperacin de subjetividadescualesquiera precede a la cooperacin de los obreros y loscapitalistas. Dicho de otro modo, la creacin y la efectuacinde los mundos (la creacin y consumacin de lo sensible)preceden y exceden la divisin del trabajo. La expresin y laconstitucin de las maneras de sentir, en lugar de dependerdel modo de produccin, son previas al funcionamiento dela economa. Esta es la precaucin con la que hay que leer laslneas que siguen, ya que a partir de esta concepcin de la

    cooperacin se puede pensar una economa de los afectos,una economa de lo sensible.

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    De la clausura a la captura

    Hemos visto, rpidamente, algunos conceptos que Tardetoma de la filosofa de Leibniz. Pero su neomonadologa sedistingue radicalmente de la monadologa leibniziana cuandose trata de describir el proceso de constitucin del mundo atravs de las mnadas, es decir, cuando se trata de pensar alser en su conjunto, la cooperacin y la coordinacin de lasacciones de la multiplicidad de las singularidades.