lauren barnholdt traducido en dark guardians · que le seguían diciendo al personaje de anne...

Lauren Barnholdt Traducido en Dark Guardians

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Sinopsis

La estudiante de último año de instituto y de diecisiete años de edad,

Shannon Card, necesita dinero. Y mucho de él. Ha sido admitida en Wellesly, pero su papá perdió su trabajo, y de alguna forma ella tiene que surgir con un año de matrícula por sí misma. Pero el sueño de Shannon de hacer mucho dinero como camarera del casino local, el Collosio, desaparece más rápido que la racha de buena suerte de un jugador. Su jefe es un tirano, su compañero de trabajo es un loco y sus posibilidades de equilibrar una bandeja llena de bebidas, mientras usa zapatos de tacón alto son escasas a ninguna. Peor aún, el tiempo se acaba, y Shannon no ha hecho ni la mitad del dinero que había esperado.

Cuando Shannon recibe una misteriosa invitación para unirse a Aces Up,

una red secreta de jugadores universitarios de póquer, al principio piensa de NINGUNA manera. Tiene bastante de qué preocuparse: conservar su trabajo, ganar la codiciada beca de matemáticas en la escuela, y la tutoría de su amor secreto, Max.

Pero cuando Shannon reúne el valor para besar a Max y él no reacciona en

absoluto, el atractivo de Aces Up y su sexy líder de dieciocho años, Cole, es repentinamente muy poderoso para ignorarlo.

Pronto Shannon estará atrapada en una red de mentiras y engaños que hace

que preocuparse por el dinero de la matrícula o un amor de instituto parezcan cosas de niños. Sin embargo, cuando el dinero es tan bueno, ¿es el miedo a ser atrapada razón suficiente para replegarse?


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Traducido por verittoo Corregido por Danny_DD

No voy a enloquecer, no voy enloquecer, no voy enloquecer. Es sólo un

vestido. Un débil pedazo de tela totalmente elástica. Un débil pedazo de tela totalmente elástica que no se mueve por encima de mi cadera, pero da igual, no es gran cosa. De hecho, estoy segura que pasan cosas así todo el tiempo. Sólo voy a salir de aquí, dirigirme a la oficina de mi nueva jefa, Adrienne, y explicarle calmadamente que el uniforme que me dieron simplemente no me queda. Quiero decir, indiqué en mi solicitud que soy talla ocho, y ya que ellos de alguna manera decidieron darme un uniforme talla dos, entonces realmente deberían ser los que se disculpen conmigo. ¿No es eso una clase de tallismo? (Tallismo: como racismo, sólo contra personas que no son talla dos o cuatro.) Probablemente estarán tan nerviosos de que los demande por discriminación que voy a tener algún tipo de beneficio o algo. Ya sabes, así mantendré la boca cerrada. Empiezo a sacarme el vestido, pero antes de que pueda sacármelo, alguien golpea la puerta del cambiador en la sala de empleados, donde estoy acurrucada con el vestido atorado a la mitad de mis caderas. — ¿Quién está dentro?— demanda una voz. Una voz mandona, nasal y muy fuerte. Mi jefa, Adrienne. —Um, soy yo. — digo. —Shannon. — Mi voz sale toda estrangulada, y me aclaro la garganta y trato de sonar normal. ¿Tal vez sólo necesito que alguien me suba el cierre? O necesito acostarme en una cama en algún lado, como lo hago cuando mis vaqueros recién salen de la secadora. Por supuesto, no hay cama aquí, ellos no pondrían una cama en un cambiador, eso sería un poco ridículo. Y definitivamente no hay espacio suficiente para


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acostarme en el suelo, pero tal vez si cambio a un ángulo un poco mejor, podría echarme hacia atrás y después… — ¿Quién? — — ¡Shannon!— digo, más fuerte esta vez. Quizás el uniforme está mal clasificado, entonces su dos es en realidad un seis, como hacen en Gap. Le doy al vestido un buen tirón, y se mueve lentamente un poco más sobre mis caderas. Mmm... Le doy otro tirón, esta vez tan fuerte como puedo. Riiiiip. El sonido de tela rasgándose hace eco a través del cambiador cuando un lado de la costura del vestido se divide en dos. Ups. — ¿Qué demonios fue eso?— más golpes. — ¡Hay clientes esperando ser atendidos! — Um, bueno, — digo, tirando de mi sudadera por mi cabeza y abriendo la puerta hacia el puesto. Mi rostro está ardiendo de vergüenza, y estoy segura de que hay dos grandes manchas en mis mejillas. — La cosa es, — le digo a Adrienne. —es que tengo un problema con mi uniforme. No me queda. — Lo doy una sonrisa optimista.

— ¿Lo rasgaste? — pregunta Adrienne, viéndose incrédula. Estira la mano y toquetea al material. — Bueno, no apropósito, nunca haría algo así apropósito. —Ella me mira inexpresivamente. — Pensé que estaba mal clasificado. —explico, aún tratando de mantenerme positiva. — ¿Trataste de meterte en él, y lo rompiste? — Bueno, no meter, exactamente, fue más como… calzar. —Adrienne es unos pocos años mayor que yo, y muy, muy aterradora. Tiene pelo corto y negro con un grueso flequillo, y una boca rojo oscuro. Usa mucho delineador y estoy bastante segura de que sus pechos son falsos. En mí entrevista la semana pasada, cuando me preguntó por qué quería el trabajo, le dije que me encantaba interactuar con la gente, y ella se rió, como si pensara que estaba bromeando. Realmente no lo estaba haciendo, pero no quiero que Adrienne me odie o piense que iba a causar cualquier tipo de


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problemas, así que me reí también. Si descubre que sólo tengo diecisiete, me despediría inmediatamente. Tienes que tener veintiuno para trabajar como camarera en el Casino Collosio, pero yo realmente, realmente necesito este trabajo. A mi papá lo despidieron de su trabajo hace cuatro meses, y si no hago mi propio dinero, de ninguna manera seré capaz de ir a Wellesley en el otoño. Y como ya he sido aceptada por admisión temprana, lo que significa que no tengo permitido aplicar para cualquier otro lado, esto es un poco problemático. (Lo estoy llamando un “poco problemático” así no enloquezco demasiado. La verdad es que un “poco problemático” tiene el potencial para convertirse en un “desastre muy malo.” Sin dinero para Wellesley = no universidad.) Así que le compré una identificación falsa a este chico llamado Chris Harmon, que está en mi salón de estudio del quinto periodo y aquí estoy. Además, pronto tendré veintiuno. Bueno, en, como, cuatro años. — Era muy pequeño. — digo, sosteniendo el vestido frente a mí, como para demostrar su estado, demasiado pequeño. Adrienne está poniéndome nerviosa, y las luces del techo caen a plomo sobre mí. Saco mi largo cabello castaño fuera de mi rostro y espero no empezar a sudar. —Estoy tan, tan apenada. Pensé que había anotado en mi solicitud que soy talla ocho, pero aparentemente resultó ser que… Adrienne suspira y frota sus sienes, después me mira como si fuera una niña a la que está cuidando. Ella pone su lápiz en su portapapeles. — ¿Qué hora es, Shannon? Um, ¿Es una pregunta capciosa? — ¿Cinco en punto?— intento. — Correcto. ¿Y qué pasa a las cinco en punto? — ¿Empiezo a trabajar? — Correcto. Y si vienes al trabajo sin estar lista para empezar a trabajar, entonces, ¿qué pasa a las cinco en punto? — Um, ¿no empiezo a trabajar?


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— Exactamente. — Lo siento. — digo otra vez. — Pero anoté en la solicitud que me diste que soy talla… Adrienne levanta una mano. — Mira. — dice, sus ojos azules se estrechan. Huele a algún tipo de perfume de violetas. — ¿Puedes aguantar o no? Porque hay un montón de chicas que matarían por este trabajo. — No estoy segura de lo que significa ¿Puedes aguantar?, pero tengo la sensación de que debe ser respondido afirmativamente y no involucra tener una situación con el uniforme en el día uno. También estoy muy cautelosa ahora que ella dijo: “Hay un montón de chicas que matarían por este trabajo.” Eso es lo que le seguían diciendo al personaje de Anne Hathaway en la película El Diablo se Viste a la Moda, y las cosas no fueron bien para ella. — Sí—digo, cuadrando mis hombros y tratando de lucir horrorizada, como si no pudiera creer que me estuviera haciendo una pregunta tan loca. Ruedo los ojos. —Por supuesto, por supuesto que puedo aguantar. — Por diez dólares la hora más propinas, definitivamente puedo aguantar, cien por ciento aguantando. — Entonces ve a conseguir otro uniforme del closet de uniformes. — dice Adrienne, apuntando hacia una puerta en el otro lado del cuarto. Arrebata el arruinado uniforme de mis manos. — Este tendrá que salir de tu cheque. Y después vuelve aquí y empezaremos con tu entrenamiento. —Agita su mano y sus uñas acrílicas con puntas negras, echándome. Quince minutos después, estoy en mi nuevo uniforme (me queda, pero me hace ver como una salchicha. Es de tela negra elasticada, recogida en la cintura, y un sujetador incorporado que junta tus pechos: no es un buen look para nadie), parada en el área del bar con Mackenzie. Mackenzie es la camarera que me está entrenando. Luce como una Miss Hawaiian Tropic y definitivamente no tiene problema cerrando su uniforme. — Básicamente las propinas es de todo lo que tienes preocuparte. — está diciendo. — Tienes que tomar tantas órdenes como sean posibles, y


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entregar las bebidas tan rápido como sea posible. Ella mueve su largo cabello rubio por encima de su hombro. Yo soy su sombra, lo cual, puedo decir, básicamente significa que la voy a seguir por el casino toda la noche, viendo lo que hace. Por esta vez, voy a ganar mis diez dólares por hora, sin propinas. Pero como sea. Veo todo cerca del panorama general. Una vez que me acostumbre estaré por mi cuenta, y entonces estoy segura que estaré haciendo toneladas. — Bien. — digo. Trabajo en practicar lo que aprendí de El Secreto, ese libro que dice que lo que sea que pienses verdaderamente se convertirá en tu realidad, y evoco una imagen de mí en Wellesley, caminando en el campus con un bolso lleno de libros escolares recién comprados en una mano y un latte de menta grande en la otra. Sintiéndome animada por mi imagen mental, saco un pequeño cuaderno gris de mi bolsillo y escribo, “tantas bebidas como sean posibles, hacerlas salir rápido.” — ¿Qué estás haciendo? — pregunta Mackenzie. Está usando una sombra de ojos brillante, y algo de ésta ha caído en su mejilla, dándole un brillante resplandor. — Estoy escribiendo lo que me dijiste. — ¿No puedes recordar servir tantas bebidas como sean posibles? — luce como si acabara de decir que no puedo recordar cual es mi nombre, o lo que se supone que debo comer. — Bueno, probablemente podría, técnicamente, ser capaz de recordarlo. — digo. Es verdad, tengo una muy buena memoria. — Pero si lo escribo, entonces estaré definitivamente segura. Ella me mira inexpresivamente, y entonces lo entendiendo. Mackenzie es una de esas chicas que nunca, jamás escriben las cosas, probablemente se aparece en sus clases sin cuadernos o lápices y es esa persona molesta que siempre pide prestadas las hojas sueltas a todos.


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— ¿Qué es eso? — pregunta, mirando fijamente mi cuaderno. Está mirando la hoja contraria, donde he hecho un minucioso cálculo de mi situación financiera y cuánto voy a necesitar para Wellesley. Está todo separado en subgrupos, como tipos de ayuda financiera, tipos de costo, año académico. Después hay un resumen al final. Por ejemplo, el resumen de mi primer año se ve así: Costo total por matrícula, habitación, y hospedaje = $48.786 Total créditos = $3.245 Beca = $18.141 Suma total de ayuda financiera = $21.386 Suma total necesaria = $27.400 — Oh, eso. — digo. — Eso es sólo un análisis de cuanto dinero necesito para pagar mi matrícula. — Entonces me doy cuenta de que se supone que ya estoy en la universidad, así que me apresuro. — Para todos mis otros años de escuela. — Ella me mira inexpresivamente otra vez, así que le muestro la página. — ¿Ves? Por ejemplo, todavía necesito veinte mil dólares para pagar mi matrícula. Ahora, ellos tienen planes de pago, pero si no pagas, pueden retener totalmente tus expedientes y créditos. — Me muerdo el labio. — Al menos, creo que pueden. Lo escuché de una de las amigas de mi hermana. Su madre perdió su trabajo y entonces sus créditos fueron… — Como sea. — dice Mackenzie, levantando sus manos como si yo necesitara parar de hablar. De repente, sospecho de ella. Cualquiera que se vea así de bien en el uniforme de camarera del Casino Collosio y que también cuestiona la validez de tomar abundantes notas y hacer diagramas y organigramas no puede ser de confianza. ¿Ese talla doble-cero que vi en el closet de


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uniformes? Definitivamente es de ella. — Agarra esa bandeja. — instruye, apuntando a una vacía en la cocina cerca del bar. Genial, ahora es mandona. La levanto y veo como ella empieza a cargar mi bandeja con las pequeñas copas de plástico ya llenas del bar. — Esto, — dice, — es con lo que llenas tu bandeja. Agua, refresco, cerveza. Son las bebidas más comunes que quiere la gente, pero necesitas mantener un bloc contigo en caso de que necesites tomar órdenes especiales. Bien. Lo escribo. — Llenar bandeja con H2O, refresco, cerveza. Tener un cuaderno para órdenes especiales. — Mira, deja de escribir mierdas. — dice Mackenzie. Las luces del techo rebotan contra sus dientes perfectamente blancos y derechos. — No tenemos tiempo. Sigue llenando tu bandeja. Hago lo que ella dice, y cuando termino, la bandeja pesa cerca de mil trescientos kilos. Entonces se espera que pueda levantarla sobre mi cabeza y seguir a Mackenzie a través del bar y hacia la sala de póker. Inmediatamente me siento como si me hubiera lastimado un músculo. Mackenzie alza su bandeja sobre su cabeza como si fuera una pluma y empieza a hacer su camino entre las mesas. La sala de póker en el Collosio es enorme, es la sala de póker más grande de los Estados Unidos. Uno pensaría que la sala de póker más grande estaría en algún lado en Las Vegas o Atlantic City, pero nop, está justo aquí en Connecticut. Hay más de cien mesas llenas de gente jugando a las cartas, e incluso más gente está parada alrededor, esperando entrar en un juego. Una de las mejores cosas de trabajar en la sala de póker es que es silenciosa comparada con el resto del casino, sin gritonas tragamonedas. Y está libre de humo. Es jueves por la noche, así que supuse que el lugar estaría muerto, pero hay tanta gente que me pregunto incluso como vamos a ser capaces de caminar, mucho menos hacerlo con estas bandejas. Trato de evitar tropezar mientras hago mi camino entre las mesas. No soy muy buena en tacos altos, y Adrienne no me dejará usar las zapatillas que traje puestas (zapatillas Adidas negras de gimnasia, que mi hermana mayor,


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Robin, compró el año pasado e inmediatamente dejó de usar cuando se hicieron “no-geniales” unos pocos meses después) y me hizo usar tacones negros que tomó prestados de otra camarera llamada Nancy, que tenía un par extra. (Muy turbio, usar los zapatos de alguien más, por los hongos del pie, infecciones bacteriales, etc.) — ¡Mackenzie! — grito, tratando de hacer que vaya más lento. Piso el pie de un tipo, un hombre de mediana edad con barba gris sentado en una mesa de póker. — ¡Oye! — grita él. — ¡Fíjate! — Mi bandeja es empujada, amenazando con derramar mis copas de plástico llenas de líquido por toda la alfombra del piso del casino. — Lo siento. — digo, pero él ya volvió a sus cartas. Esto definitivamente no es parte de lo que tengo que “aguantar”. Tomo una respiración profunda, tratando de practicar la respiración de yoga que aprendí en el grupo de Jóvenes Meditadores en el que estuve el año pasado. (Línea de la página Web de Wellesley bajo “requisitos de admisión”: “Estudiantes potenciales deberían estar rellenos con una variedad de extracurriculares.” Lo que es tan yo, completamente rellena con una variedad de extra-curriculares. Y ahora tengo un trabajo. ¡Yay!) — ¿Qué estás haciendo?— Mackenzie está a unos pasos por delante de mi, mirando hacia atrás con exasperación. — No te detuviste para escribir algo, ¿verdad? — Eh, no. — digo, abandonando mi respiración. — Sólo estoy teniendo problemas para caminar en estos zapatos. — Mantengo mi pierna arriba para demostrar lo loco de tener que llevar pesadas bandejas en tacos altos. — Te acostumbrarás, — dice, sin sonar para nada simpática. Pone una mano en su cadera, sus dedos curvándose alrededor de su delgada cintura. — Ahora, vamos. — La sigo obedientemente. — Bebidas. — grita Mackenzie, pasando como un rayo entre las mesas de póker. — ¿Bebidas? — ¿Bebidas? — digo titubeante, sosteniendo mi bandeja y siguiéndola lo mejor que puedo. — ¿Bebiiidaaass?


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Un hombre usando una camisa azul de franela me da una mirada sucia. Dios. No son muy amistosos por aquí, ¿no? Pero tal vez es porque ellos toman muy en serio al póker. Yo también lo haría, si estuviera arriesgando cientos de dólares. Por supuesto, yo no estaría arriesgando cientos de dólares, eso sólo parece estúpido. — No tienes que gritar. — sisea Mackenzie. Le entrega a alguien un refresco y toma la ficha que él le entrega. Le da al tipo una enorme sonrisa y la deja caer en su copa de propinas. — Gracias, cariño. — dice ella. — Gracias, cariño. — repito, probándolo y poniendo un poco de contorneo en mis caderas. Mackenzie rueda sus ojos. — Menos coqueteo y más concentración en mantener levantada tu bandeja. Vas a tirarla. — Oh, vamos. — digo. — No soy tan mala. — Si, la bandeja es pesada, pero soy totalmente coordinada. En segundo grado tomé gimnasia artística, aprendimos a hacer vueltas laterales e hicimos un baile sincronizado. — Solía estar en gimnasia artística. — le explico a Mackenzie. — Si, Bueno, ya no estás en Kansas. — Esto no tiene sentido, y estoy contemplando lo que quiso decir con eso (¿Qué estoy fuera de mi elemento? ¿Qué estaré desesperada por llegar a casa después de trabajar aquí?), cuando tropiezo y caigo, derramando la bandeja entera de bebidas en un repartidor de cartas. Ups.

♥ ♠ ♣ ♦

Él fue perfectamente amable con respecto a eso. El repartidor, quiero decir. Dijo que ni siquiera era su camisa de trabajo buena. Pero aún así, que bochornoso; sin mencionar que uno de los clientes sentados en la mesa estaba totalmente molesto, y puedo decir que Mackenzie no está muy complacida conmigo.


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— Shannon derramó algunas bebidas. — le dijo inmediatamente a Adrienne durante nuestro descanso. Estamos en la sala de empleados, donde Mackenzie ha sacado alguna clase de yogurt aparentemente de la nada. Nadie me dijo que debería traer algo para cenar, e incluso aunque hay una pequeña cafetería en el casino, justo a la vuelta de la esquina de la sala de póker, no estoy segura de tener permitido salir de la vista de Mackenzie. Sin contar que probablemente no debería gastar siete dólares en un sándwich. ¿Por qué no recordé traer algo para comer? Andar hambrienta definitivamente no puede ser bueno para mi estado de trabajo. De hecho, creo que estoy empezando a sentirme un poco mareada. Ya sabes, por todo el levantamiento de bandejas pesadas y el estrés. — Encantador, — dice Adrienne, escribiendo algo en su portapapeles — ¿Cómo hiciste eso? — Me tropecé, — digo, queriendo culpar a los zapatos que ella me dio, pero no queriendo parecer molesta. Me pregunto si me despedirá ya. Pero todo lo que dice es: — Bueno, no tropieces. Y tráeme una copia de tu certificado de nacimiento, necesito una forma de identificación de respaldo. — ¡Claro! — fuerzo mi voz para que suene brillante y animada. No tengo un certificado de nacimiento falso. Me pregunto si podré conseguir uno. Las identificaciones falsas son una cosa (todos las necesitan para beber), pero ¿certificados de nacimientos falsos? Sólo he oído de ellos en películas, cuando la gente va a algún callejón oscuro y consigue papeles falsos para secretas misiones espías. Yo no soy una espía, y le tengo miedo a los callejones oscuros. Resumen de la noche hasta ahora: Número de veces que Mackenzie me gritó: Diecisiete. Número de bebidas servidas: ocho millones. Número de bebidas derramadas: ocho bebidas de una vez.


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Número de veces de trasero pellizcado por jugadores de póker borrachos: dos. Número de veces que me pidieron conseguir un certificado de nacimiento falso, posiblemente causando que me de despidan, tener que encontrar un callejón oscuro y ser arrestada: una. Por toda esta molestia, al final de mi turno de cinco horas, habré hecho cincuenta dólares. Después de los impuestos, ¿resultará cerca de cuarenta dólares, tal vez? Todo este trabajo por cuarenta dólares, que farsa. Los libros de la universidad pueden costar ciento noventa dólares cada uno. Así que habré hecho cerca de un cuarto de libro. Ni siquiera eso, cuando tomas en cuenta el costo del uniforme que desgarré. Probablemente todavía les debería dinero a ellos. Adrienne sale del cuarto, hacia el área del bar, murmurando algo acerca del costo de la comida, así que me doy vuelta para preguntarle a Mackenzie despreocupadamente si todos tienen que tener su certificado de nacimiento archivado (¿derramar bebidas me ha hecho parecer sospechosa?), pero ella ya se fue y ¡está de nuevo en la pista! ¡Grosera! Número de nuevos amigos hechos en el trabajo: cero. Suspiro.

♥ ♠ ♣ ♦ Para el final de mi turno, mi espalda está adolorida. No me estoy volviendo mejor en caminar con tacones, y aunque me las arreglo para no derramar ninguna otra bebida sobre personas, sí derramé una bebida por todo el suelo en el área del bar y casi causo que una de las otras camareras, una chica llamada Tansy, se resbalase y se cayera y se matara. (George, el barman, la atrapó a tiempo, justo antes de que cayera. Ella gritó: “¡OH DIOS MIO, CASI ME ROMPO EL TOBILLO!” yo me disculpé por diez minutos, pero ella no me perdonó para nada. Sé esto porque ella me lo dijo. Dijo, “Lo siento, pero no te perdonaré para nada.”) Mackenzie está tan molesta conmigo que decidió que iríamos a marcar la hora de salida tres minutos antes.


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—Sabes, conseguirás mejores propinas si consigues una nueva actitud, — dice ella, mientras desliza su tarjeta por la máquina de marcar la salida. —No lo sé. —le digo, deslizando mi tarjeta. — ¿Recuerdas más temprano cuando intenté coquetear? Tú me gritaste y entonces derramé una gran bandeja de bebidas encima de ese hombre. — Podrías aprender, — dice. Saca sus propinas de su copa de propinas, se sienta en una de las mesas en el área de descanso, y empieza a contarlas. Las fichas chasquean mientras las apila. — Y si no quieres coquetear, sólo pregúntales sobre su juego de póker, ellos aman eso. — No sé nada de póker. — Suspiro. Estoy mirando la página de mi cuaderno que tiene mis cálculos de Wellesley. Le resto los cuarenta dólares que hice esta noche, dejando el total del dinero que todavía necesito para mi primer año en $27.360. Me digo a mi misma que está bien, que empezaré a hacer más una vez que pueda quedarme con mis propinas. Pero, ¿cómo voy a hacer esto Cada Noche? ¿Es esto a lo que la gente se refiere cuando hablan acerca del mundo real? Si es así, definitivamente no estoy lista para esto. — Como sea, — Mackenzie dice, comprobando su BlackBerry por algún mensaje texto y después deslizándolo de vuelta en su bolso. — Me tengo que ir. Lance se encontrará conmigo e iremos al concierto de arriba. Al principio no me molesto en preguntar quién es Lance, probablemente es su novio. Después me doy cuenta de que está es la razón de porque soy tan horrible haciendo amigos, porque no me intereso en la vida de otras personas. — ¿Quién es Lance? — pregunto cortésmente. — ¿Y de quién es el concierto? — The Killers, — dice, ignorando mi pregunta sobre Lance. Parece como si estuviera por decir algo mas, pero sólo sacude su cabeza y me da otra mirada, como “OMG, wow, estás desesperada,” y después se gira en sus tacones y se va. Decido preocuparme por ella después, ya que estoy exhausta y tengo dos horas de tarea esperándome en casa.


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Me fuerzo a levantarme de la mesa hacia mi casillero del otro lado del cuarto, donde dejo gentilmente mis zapatos prestados en el suelo, alineando los dedos de los pies contra la pared. Espero que su dueña los encuentre, no puedo permitirme comprarle unos nuevos después del pago de los cuarenta dólares de hoy. Parece que perdí el papel que Adrienne me dio con la combinación de mi casillero, y definitivamente no voy a pedirle otro, así que la combinación me toma seis intentos, y cuando la puerta finalmente se abre, un sobre color crema claro se cae. “Shannon” está escrito en el frente en letra roja cursiva. Está sellado, y la parte de atrás está estampada con una imagen de dos cartas, el as de espadas y el as de corazones. La doy vuelta en mi mano, rezando por que sea alguna clase de orientación-para-empleados o información de cómo cobrar mi cheque. Entonces tengo un horrible pensamiento: ¿Una carta de despido? Deslizo fuera el papel—una hoja—y estoy aliviada de que es blanca. Creo que las cartas de despido en realidad son rosas. Querida Shannon, Por favor ven inmediatamente a la habitación 2123 en el Hotel Grand Mahnan Tower en el Casino Collosio, para discutir un asunto extremadamente importante. Si eliges ignorar este pedido, NUEVAS MEDIDAS SERAN TOMADAS. Miro alrededor, esperando encontrar a una de las camareras escondidas detrás de una mesa, con una mano sobre su boca para cubrir las risitas, pero estoy completamente sola. Miro la carta otra vez, esperando no estar en problemas. No hay manera de que hayan descubierto que estaba trabajando aquí ilegalmente, ¿o si? Quiero decir, la carta ni siquiera está firmada y escribieron mal mi nombre. Si descubrieron que era menor de edad, no tendría que verse toda oficial y firmada por alguien con un título que suene aterrador, como ¿Jefe del Casino o Director de Seguridad? Estoy tentada de sólo ignorarlo, porque de verdad estoy exhausta y desesperada por ir a casa. Pero si es algo importante, no quiero ser acusada de saltearme una reunión en mi primer día. Ya no he dejado la mejor


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impresión con el derramamiento de bebidas y mis caderas destruyendo uno de sus uniformes. Así que suspiro, meto mi ropa de calle en mi bolso, y entonces me dirijo hacia el elevador y al Hotel Grand Mahnan Tower.


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Traducido por verittooo Corregido por Maja

Hay un chico guapo en el elevador, así que casi espero por el siguiente,

mayormente porque no soy tan buena alrededor de chicos, especialmente con los guapos. No he tenido mucha experiencia con ellos, y con los que he tenido alguna experiencia, no me han dejado exactamente con los mejores antecedentes. Pero entonces las puertas del elevador empiezan a cerrarse y Chico Guapo saca su brazo y hace que se detenga, lo que es algo sexy, quiero decir, su brazo pudo ser cortado por la mitad. Yo totalmente vi algo como eso en Discovery Health. Y después él dice, “¿Vas a subir?” y no tengo más opción que entrar, digo, porque si no me haría ver como una completa perdedora o una lunática. ¿Por qué no querría subir al ascensor cuando clara y absolutamente me esperando? — Gracias, —digo. — No hay problema, — dice él. Tiene su celular en la mano, y está leyendo sus mensajes. Le hecho una mirada por el rabillo de mi ojo. Suave cabello oscuro, holgados vaqueros, una chaqueta de cuero sobre una desgastada camiseta gris con el nombre de alguna banda que nunca escuché nombrar. Su rostro es desaliñado, y está sosteniendo un par de lentes de sol oscuros en una mano, y su celular en la otra. No decimos nada al principio, lo que es algo incómodo, al menos lo es para mí. Probablemente para él no, no se ve como la clase de chico que se siente incómodo por estas cosas. Estoy contemplando si debería decir algo, o al menos fingir que veo mis propios textos, pero entonces, cerca del


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séptimo piso, él se ríe fuertemente de algo en su teléfono. — ¿Mensaje gracioso? —digo, porque parece como si tal vez él quisiera que comentara sobre eso, y también porque, ya sabes, cualquier cosa es mejor que el silencio. — No tienes idea, —dice él, todavía leyendo. No ofrece más información. De acuerdo entonces. Los números en el elevador están subiendo súper lento, avanzando lentamente su camino al veintiuno. Diez, once… En serio. ¿Qué pasa con este ascensor? Espero que no esté roto. No creo que lo haga muy bien estando atrapada aquí. — Soy Cole, —dice el chico finalmente, estirando su mano. — Shannon —digo, tomándola. Wow. Tiene manos grandes, la mía queda totalmente envuelta por la suya, y digo una rápida plegaria para no tener las palmas sudadas o asquerosas por todas las bebidas que serví esta noche. — Así que, ¿qué estás haciendo esta noche, Shannon? —pregunta, pero ya está de vuelta mirando su celular, ahora leyendo algo que parecen ser sus e-mails. Algo me dice que Um, nada no es probablemente la respuesta más genial, ni lo es: Tengo que ir a casa, porque mis padres no saben que estoy trabajando en el casino. Y aunque él es sólo un chico lindo en el elevador que probablemente no volveré a ver, no quiero que piense que soy una perdedora, así que sólo sonrío y digo: — De camino a casa. “De camino a casa” puede significar cualquier cosa. Puede significar que estoy yendo a casa para poder cambiarme y salir a clubes; puede significar “de camino a casa para llamar a mi ardiente novio”; puede significar “de camino a casa a mi fabuloso apartamento, donde vivo sola y arrojar toneladas de ropa interior” o puede significar “de camino a casa para…” — ¿Entonces por qué estás subiendo en el ascensor? —pregunta, desliza su celular en el bolsillo de su chaqueta y me mira. Oh, cierto. —Tengo una, eh, reunión de negocios, —digo, un poco más a la defensiva de lo que intentaba. Pero honestamente, ¿qué onda con las veinte


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preguntas? Quiero decir, quien es él, ¿la Policía del Elevador? — ¿A la habitación 2123? —Pregunta—. Si, ahí es donde estoy yendo también. — ¿Tú trabajas aquí? —le pregunto, sorprendida. La mayoría de los repartidores de cartas que vi esta noche son viejos. El chico que vi que remotamente aparentaba mi edad estaba usando medias rosas, tenía un piercing doble en la oreja, y hablaba casi nada de Inglés. Pero quizás Cole no es un repartidor, tal vez es mesero en uno de los restaurantes, o tal vez trabaja en seguridad. — No tienes idea, —dice otra vez, y sonríe como si dijera, “¿No es este lugar una locura?” Él tiene una agradable sonrisa, dientes agradables, blancos y derechos. Yo le devuelvo la sonrisa. Número de potenciales amigos nuevos en el trabajo: uno. Un chico muy guapo, que podría contar como dos en realidad. Al menos uno y medio, definitivamente. ¡Yay! El ascensor se detiene en el piso veintiuno, y los dos salimos. — Así que donde… —empiezo, pero antes de que pueda terminar, sus manos están de repente en mi espalda, duras y fuertes, y él está empujándome rudamente hacia la habitación al otro lado del pasillo. La puerta del cuarto se mantiene abierta por algo, y la empuja con su mano libre, llevándome con él. — ¿Qué diablos? —digo, sin estar segura de lo que está pasando. Él me empuja otra vez, y vislumbro una placa que dice “2123” fuera de la puerta, y entonces estoy tropezando y trastabillando dentro de la habitación, totalmente sin equilibrio. Miro alrededor, rezando que esto sea alguna clase de broma pesada del trabajo, pero cuando mis ojos se ajustan a la oscuridad —y al humo— del vacío cuarto de hotel, sólo me toma segundos darme cuenta que no es una broma, y que seguir una nota anónima dejada en mi casillero no fue definitivamente una de mis ideas más inteligentes.


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Y entonces escucho el sonido de Cole cerrando la puerta detrás de mí. Está bien, pienso, no entres en pánico. Mi corazón empieza a bombear en mi pecho y doy la vuelta para tratar de salir de allí. Pero Cole está bloqueando mi camino, y el clic del pestillo hace eco por la habitación. — Relájate, —dice él—. Sólo quiero hablar contigo. En las películas, cuando alguien sólo quiere hablar contigo, quiere decir que sólo quiere secuestrarte, matarte, o violarte. O tal vez venderte a la esclavitud. Así que abro mi boca, lleno mis plumones, y grito. Incluso me sorprendo a mí misma con lo fuerte que es. — Whoa, whoa, —dice Cole. Estira la mano hacia atrás, destraba la puerta y levanta sus manos—. Relájate, relájate, no voy a lastimarte. Busco en mi bolso y saco una lata de spray para el pelo. Envuelvo mi mano en la base y la giro hacia él. — ¡Detente! —digo—. Tengo gas de pimienta. — Eso es spray para el cabello, —dice Cole, esquivándome cuando me pasa, adentrándose más en la habitación. Mi salvaje giro ni siquiera hace contacto. — No lo es, —digo—. Es gas de pimienta. —Pero mi voz falla. Cole se sienta en la cama, después se quita la chaqueta y la arroja sobre una silla en la esquina. —Tranquilízate, —dice él. Saca un cigarrillo de detrás de su oreja, agarra un encendedor de la mesa cerca de la cama, y lo enciende. Toma una larga calada y después sopla aros de humo al aire. Estrecho mis ojos hacia él y le echo un vistazo ahora al despejado camino hacia la puerta. Tomo mi teléfono y lo abro, sólo en caso de que necesite marcar al 911, y busco alrededor del cuarto por algo que pueda usar como arma. ¿Por qué, oh, por qué no tomé clases de defensa personal en vez de los estúpidos Jóvenes Meditadores? Pero ahora que el camino hacia la puerta está libre, el ritmo de mi corazón empieza a descender sólo un poco.


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— En serio, Shannon Card, —dice Cole, estudiándome—. Necesitas aprender como relajarte. — ¿Relajarme? —Prácticamente grito—. ¿Me empujas a tu cuarto de hotel y ahora quieres que me relaje? — ¿No ve 48 Hours Mystery? Siempre empiezan en algún lugar improvisado, como un casino o una habitación de hotel; una habitación de hotel en un casino es como un doble contratiempo—. Y, ¿cómo sabes mi apellido? —Me cruzo de brazos en lo que espero sea una forma amenazante. — No te empuje hacia adentro, —dice, rueda sus ojos como si pensara que estoy siendo súper-dramática. Tú sabes, como si fuera una loca chica enloqueciendo sobre su novio que quiere pasar el rato con sus amigos un sábado por la noche o algo en vez del hecho que un chico loco está intentando secuestrarla—. Entraste por tu cuenta. — No, no lo hice, —digo—. Tú me agarraste en el pasillo y me empujaste hacia adentro. —Yo abro la puerta y compruebo el cartel de afuera. Sip. Habitación 2123—. Tú, —digo—, me estabas esperando en el elevador. — Nadie te forzó a seguir mi nota, —dice él. Se recuesta más en la cama y sopla otro aro de humo hacia el techo. — ¡Pensé que era alguna clase de reunión de empleados! —digo—. ¡No sabía que eras un psicópata que quiere matarme! —No quiero matarte, —dice él. — Quieres venderme a la esclavitud, entonces —digo. — ¿Es eso lo que piensas? —Pregunta—. ¿Qué quiero que seas una esclava? Él clava su cigarrillo en el cenicero de la mesa a su lado y me da una engreída sonrisa como “Oh Dios mío, eres tan ingenua y graciosa.” — Como sea, —digo, girando la perilla de la puerta otra vez y volviéndola a abrir.


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— Oye, espera, espera, —dice, parándose—. Lo siento, lo siento. Me detengo, pero mantengo una mano en la perilla. — ¡No, —digo—, te acerques más! —Saco el spray para el cabello. Puede no ser gas de pimienta, pero definitivamente le puedo pegar con él en la cabeza. O al menos rociárselo en los ojos hasta que esté retorciéndose en el suelo del dolor. — Está bien, está bien, —dice él, levantando las manos. Da un paso hacia atrás—. Escucha, no quiero matarte o lastimarte o venderte a la esclavitud. — ¿Entonces qué quieres? —pregunto. — ¿Esta eres tú, verdad? —Él saca un arrugado pedazo de papel de su bolsillo. Todavía está a unos pasos de distancia, pero puedo decir lo que es. Es la impresión de un artículo de nuestro periódico local, el Whitinsville Eagle. “ESTUDIANTE DE SECUNDARIA GANA A LO GRANDE EN DECATLON MATEMATICO”, dice. Está acompañado de una imagen mía sonriéndole a la cámara y viéndome un poco bizca. También, estoy usando una camiseta blanca, que tiene el desafortunado efecto de hacer que parezca como si mi cabeza está flotando en el aire. Uh-oh. ¿Es esto alguna clase de trampa? ¿En realidad Cole es de seguridad del casino, tratando de engañarme para que admita que solo tengo diecisiete? Cuadro mis hombros y finjo no tener idea de lo que está hablando. — No, —digo, centrando mis ojos en la foto y esperando lucir súper-confundida—. Nunca he visto a esa chica en mi vida. — Dice tu nombre debajo, —apunta Cole. Maldición. — ¿Qué quieres? —pregunto otra vez, dejando ir la puerta. Se cierra detrás de mí—. Si estás tratando de chantajearme, buena suerte con eso. Tengo diecisiete dólares a mi nombre, así que si quieres pasar por todo este problema por eso, entonces ¡yo invito! —Abro mi cartera y agito mi dinero


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al suelo en una patética tormenta de cinco y unos. Estaba tratando de sonar altanera, pero no salió muy bien—. ¿Y de donde sacaste esa información, de todas formas? —Te Googlee, —dice. — ¿Por qué estabas Googleándome? —pregunto desconfiadamente. —Nosotros le hacemos una verificación de antecedentes estándar a todos los nuevos empleados. — ¿Nosotros? — Aces Up. — ¿Qué es “Aces up”? —pregunto, sonando definitivamente sospechosa. — Es una sociedad de póker, —dice—. Y queremos que te nos unas. Frunzo el ceño. — ¿Una sociedad de póker? Yo no sé nada acerca del póker. — Queremos enseñarte. —Él me mira intensamente, sus ojos oscuros son serios—. Creemos que con tus habilidades matemáticas serías capaz de ganar un montón de dinero. — ¿Cuánto? —pregunto a pesar de mí misma. Quiero decir, nunca apostaré por dinero: a) No puedo arriesgarme a perder nada. b) Apostar es turbio. Y c) Soy menor de edad. Mentir para conseguir un trabajo es una cosa, mentir para apostar es completamente otra. Pero aun así. Ahora que Cole no parece tan peligroso, y mi camino a la puerta está despejado, estoy ligeramente intrigada. — Mucho. —En esta luz, se parece un poquito a Casey Affleck1. Pero no voy a ser persuadida por su cabello sexy y hoyuelos. Especialmente cuando soy lo suficientemente inteligente como para saber que nada es gratis,

1 Es un actor estadounidense, conocido por su papel de Virgin Malloy en la trilogía Ocean.


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especialmente el dinero. — Sí, bueno. ¿Asaltándome fuera del ascensor? No es la manera de hacer que me una a tu estúpida sociedad —digo. — Aces Up es secreto, —dice él, moviendo la mano como si tuviera mucho sentido—. Tenemos que tener cuidado con quien nos vea juntos. — No quiero ser una jugadora de póker, —digo. Abro la puerta otra vez, y mi pie se hunde en la suave alfombra del pasillo—. No quiero ser una apostadora de ninguna clase. Y así que me voy. — Doy un paso hacia fuera, esperando que me llame o al menos que me amenace con decir que soy menor de edad. — ¿No vas a intentar detenerme? —pregunto, dándome la vuelta. — Nop, —dice. Y entonces me mira de arriba a abajo, como si estuviera clasificándome, pero no de la manera en la que los chicos lo hacen usualmente, como si estuvieran tratando de descifrar si quieren ligar contigo, es más como si me estuviera dando una prueba o algo así. De hecho, es como… sexy. Mucho más sexy que la otra clase de clasificación. Pero entonces recuerdo que no hay nada sexy en acosarme en el elevador y acorralarme en un cuarto de hotel. Y entonces me doy cuenta. Él está fingiendo que no me necesita, así yo estaré toda. “¡Quiero ser una famosa jugadora de póker, oh, por favor, por favor, por favor!” ¡Ja! Obviamente no sabe con quién se está metiendo—. Me voy, —digo otra vez, vigorosamente está vez. — Está bien. —Se encoge de hombros, molesto. — Bueno, —digo—. Adiós. —Hago todo el camino hacia el pasillo entonces. — Adiós, Shannon, — dice él, mientras la puerta se cierra detrás de mi. Pero algo en la manera en que lo dice implica que piensa que voy a volver.


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Traducido por verittooo Corregido por maweyumi

Durante todo el camino a casa, mi cabeza está girando. Esta es

definitivamente la cosa más loca que alguna vez me ha pasado. ¿Debería estar asustada? ¿Halagada? ¿Debería llamar a la policía? Quiero decir, ¿ser acosada en un elevador? Siempre escuchas acerca de ese tipo de cosas en Historias Reales de la Patrulla de Caminos. Bueno, tal vez no en ese programa exactamente, porque obviamente la patrulla de caminos no estaría patrullando el casino, ellos patrullan carreteras. Pero algún programa como ese. (¿Historias Reales de la Seguridad del Casino?)

De todos modos, ¿Qué les diría? A la policía, me refiero. ¿Que un chico dejó una espeluznante nota en mi casillero, me secuestró, y después me dejó ir sin lastimarme? Tendría que darles una declaración seguramente, y como soy menor, definitivamente tienen que involucrar a mis padres. Todos descubrirán que soy menor de edad, y todo será un gran lío. Todavía, sin embargo. Si se trata de una elección entre ser atrapada en el casino y conseguir que me maten, estoy a favor de que me atrapen. Estoy tan preocupada que al principio no noto que la luz de la cocina de mi casa está encendida, brillando a través del azul y amarillo de las cortinas escocesas. Uh-oh. ¿Quién estaría en la cocina tan tarde? Mi mamá ha estado trabajando en Starbucks para hacer dinero extra, y tiene que estar allí cada mañana a eso de las cuatro, así que usualmente está en la cama para las diez por lo menos. Mi papá está tratando de mantener su “reloj interno en un buen horario” yéndose a dormir temprano y levantándose temprano para buscar trabajo, y mi hermana, Robyn, nunca anda por la cocina, prefiriendo estar en su cuarto, mandando mensajes instantáneos o hablando por teléfono con su novio, Leonardo. Mierda, mierda, mierda. Probablemente están todos


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despiertos, teniendo alguna gran reunión familiar acerca de mí y mis mentiras. Torturo mi cerebro por alguna buena excusa de cómo o por qué estaba en el casino esta noche. ¿Recogiendo a un amigo? ¿Haciendo una investigación encubierta para una asignación de la escuela? ¡Si! ¡Haciendo una investigación encubierta! Para un trabajo para mi clase de comportamiento humano. Estudiando el comportamiento. De humanos. En el casino. Acelero, ansiosa de terminar con toda la escena. Pero mientras me acerco, me doy cuenta de que hay un auto con luces intermitentes en nuestro camino de entrada. ¡Ohdiosmio! ¡La policía está aquí! El casino probablemente ha llamado a la policía, ¡y ahora voy a ser arrestada! Pero cuando me detengo en la entrada, veo que no es un auto de policía, para nada, sino una grúa, sus luces naranjas girando alrededor y rebotando la negrura de la calzada. Estaciono mi auto al lado y apago el motor. — ¿Qué está pasando?— demando, saliendo del coche. Un tipo usando un overol azul con el nombre Butch pegado en el bolsillo, está cargando el BMW coupe de mi papá en la parte de atrás del camión. Entonces noto a mi hermana, Robyn, parada en el porche. Su largo cabello está en su rostro, y ella está abrazando su cuerpo. Sus ojos están hinchados, y sus mejillas están sonrojadas, como si tal vez hubiera estado llorando. Y entonces lo entiendo. Robyn tomó el auto de mi papá (probablemente sin su permiso, para alguna clase de fiesta, lo que es conocida por hacer— (hola, ¿Quién no querría llevar un BMW a una fiesta?), y ahora lo ha chocado y está totalmente en problemas. — ¿Estás bien?— le pregunto a Robyn, abandonando a Butch y apresurándome hacia mi hermana. — ¿Te lastimaste?— la escaneo por chichones, moretones y rasguños. Pero su cara está limpia y sin defectos, como siempre. Suspiro de alivio, ahora que sé que está bien, empiezo a pensar que toda esta cosa de coche-estrellado podría no ser tan mala. Quiero decir, a mis padres definitivamente no les va a importar que llegue a casa un poco más tarde de lo previsto si Robyn estrelló el coche. Eso es


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mucho más escandaloso. — ¿Lastimarme?— pregunta Robyn. — ¿Por qué me lastimaría?— está usando una de las viejas sudaderas de Harvard de mi papá, y las grandes mangas marrones caen pesadamente alrededor de su esbelto cuerpo. —Porque chocaste el auto, — digo. Miro su rostro para evaluar si tenemos que hacer cualquier percepción extrasensorial de hermana. Usualmente somos bastante buenas descifrando cosas sin siquiera hablar, como la vez que Robyn se perdió los SATs porque dormía durante ellos y yo completamente la cubrí sin siquiera saber la historia. —No choqué el auto, — dice ella. — ¿Cuál es la historia? — pregunto, inclinándome hacia ella. Mejor aclararlo ahora, antes de que vaya adentro, así mis padres no pueden bombardearme con ninguna pregunta sorpresa. — ¿La historia?— repite. —Si, la historia, ¿Qué les contarás a ellos de cómo pasó? Ella me agarra por los hombros. —Shannon. Yo. No. Choqué. El. Auto. — ¿Entonces quién?— ¿Es posible que mi papá lo haya estrellado? Eso parece totalmente improbable, ya que mi papá es seriamente el conductor más lento de la historia. Una vez nos tomó una hora llegar a la casa de mi abuela a veinte minutos. Mi papá ni siquiera es tan viejo, pero por alguna razón, él ama ir quince kilómetros por debajo del límite de velocidad. —Nadie, — dice ella. —El auto está bien. —Entonces, ¿por qué está siendo cargado por una grúa en medio de la noche?— Me giro y veo como Butch lentamente sujeta las ruedas del coche a la grúa. Lo miro de cerca y me doy cuenta que se ve bien. Ni un rasguño o una abolladura en él. Hmmm. Butch no se ve muy amistoso, tiene una muy gruñona expresión en su rostro, y casi espero que tenga un garfio donde debería tener su mano.


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—Están llevándoselo, — dice Robyn. Le doy una mirada en blanco, ella suspira. — Lo están embargando. — ¡Embargándolo!— digo, un poco más alto de lo que pretendía. Butch levanta la mirada por un segundo, me mira, y después vuelve a cargar el auto. Wow. Muchas cosas intimidantes están pasando esta noche. Bajo mi voz. — ¿Qué quieres decir con embargándolo? —Se lo están llevando, — dice otra vez. Desliza una banda para el cabello de su muñeca, entonces agarra su oscuro cabello en una cola de caballo. —Pero, ¿a dónde? — pregunto. —Y, ¿por qué? —Lejos de aquí, — dice ella. —Y porque, tú sabes, mamá y papá ya no pueden seguir pagándolo. —Lejos de aquí, — repito, imaginando al lindo auto nuevo de mi papá siendo enviado a algún… no lo sé, lote de autos en alguna parte, con un montón de otros autos que la gente no pudo pagar. Un nudo sube por mi garganta, y lo trago. Obviamente sabía que a mis padres no les estaba yendo tan bien, desde que mi papá perdió su trabajo; pero no tenía idea de que personas estaban a punto de empezar a tomar cosas de nosotros, eso es horrible. — ¿Por qué lo están haciendo a las once de la noche? — pregunto. —Es cuando lo hacen, — dice Robyn. —Yo justo estaba llegando a casa en mi auto y me encontré con él. — ¿Dónde estabas? — pregunto. —En casa de Leonardo, — dice. —Estuvimos peleando otra vez, acerca de los pantalones. —Lo siento, — digo, buscando y apretando su mano.


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Robyn y su novio tienen esta continua disputa sobre pantalones de cuero. Hace aproximadamente un mes, Robyn y Leonardo estaban viendo un video musical en MTV (en nuestro salón familiar, debo agregar, mientras yo intentaba usar la única computadora disponible para mi en la casa para escribir un ensayo de Inglés) en el que una chica estaba usando este súper-ajustado pantalón de cuero. Leonardo declaró que el pantalón era extremadamente ardiente. Al día siguiente, mi hermana tomó prestado de su amiga Stacy un par similar para usarlos para esta fiesta a la que ellos estaban yendo. Desgraciadamente, a pesar de que él era un gran fan de ellos en la chica del video, Leonardo parecía pensar que los pantalones de Robyn eran de una “zorra.” Robyn entonces decidió que Leonardo quería mantenerla cubierta como alguna clase de mujer del Medio Oriente, y le dijo que ellos estaba en América y ella podía usar lo que ella quisiera, y no, no iba ponerse vaqueros y suéteres. Ahora cada vez que empiezan a pelear, los pantalones salen a flote, lo que no tiene mucho sentido, pero como sea. — ¿Cómo estuvo tú primera noche de trabajo? — pregunta Robyn. Puedo decir que quiere cambiar de tema. —Um, estuvo bien, — digo. —Un poco estresante, ¿sabes? — subestimación. — ¿Qué, — dice ella, sus ojos ampliándose, —estás usando? Oh. Ups. Todavía estoy usando mi uniforme de camarera de cócteles. Después de encontrar esa nota en mi casillero, estaba tan apurada por llegar arriba que no tomé el tiempo para cambiarme. No pensé que importaría, ya que no esperaba a nadie levantado cuando llegara a casa. Obviamente no estaba contando con una situación de embargo-de-auto arrojando a la casa a un estado de actividad. —Oh, um, — digo. —Este es mi uniforme de trabajo. — le doy una sonrisa, como “¿No es tan lindo?” Los ojos de Robyn se agrandan cuando ve el bajo escote, el armado sostén, y la ajustada cintura. Algo bueno haber dejado los tacones en el trabajo.


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— ¿Te hacen usar eso en una cafetería? — pregunta. —Eso parece un poco… picante, ¿no? — Robyn y mis padres creen que estoy trabajando en el Rusty Nail, una cafetería abierta las veinticuatro horas que está a media hora de aquí. —No realmente, — digo. —Es, eh, tú sabes, en Stamford. — Ruedo mis ojos, como si no pudiéramos entender las modalidades de gente de gran ciudad en Stamford, pero mi hermana se ve escéptica, y mi estómago se ata a sí mismo en un nudo lleno de culpa, lo cual es un horrible, horrible sentimiento. Nunca le he ocultado nada a mi hermana antes. Nunca. Pero hay muchas razones por las que no le puedo contar acerca de trabajar en el Collosio: a) Realmente no quiero poner a Robyn en la posición de tener que ocultarle algo a mis padres. Cubrir a alguien por una noche mientras está en alguna fiesta es una cosa, pero ¿un engaño que podría durar meses, sobre algo que es totalmente ilegal? No tan bien. b) Se suponía que Robyn iría a UConn antes de que mi papá perdiera su trabajo, pero ahora ella está pasando su primer semestre de escuela en la universidad comunitaria. No sería muy lindo si le dijera que estaba tratando de hacer dinero para Wellesley cuando ella no puede ir a la universidad que quiere. Me siento ligeramente culpable por mantener el dinero que estoy haciendo para usarlo en la escuela, ¡especialmente ahora que nos están quitando las cosas! Quiero decir, ¿no debería estar ayudando a mi familia? Espero que para el momento en que la escuela esté cerca, mis padres estén de vuelta en la pista. Aún así, de repente parece totalmente egoísta. —Realmente no parece que deberían esperar que uses algo como eso, — dice Robyn, aún centrada en mi uniforme. — ¿Tu jefe es hombre? —Um, no, — digo. Busco en mi bolso, saco el suéter que estaba usando antes, y lo tiro sobre mi uniforme. Ahora sólo parece que estoy usando un suéter con una falda negra. —Es una mujer, ella sólo…— Intento pensar una razón por la que cualquier mujer en su sano juicio haría a alguien usar


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algo como esto. —Ella solía trabajar en el circo, y así que está súper metida en los disfraces. — ¿Ella trabajaba en dónde? — pregunta Robyn, frunciendo el ceño. La puerta del frente de la casa se abre, y mi papá saca su cabeza, salvándome de más preguntas. Digo una plegaria en silencio en agradecimiento por haberme puesto mi suéter antes de que mis padres notaran mi atuendo. — ¿Chicas, — dice él, —quieren venir adentro así podemos hablar de esto? Caminamos penosamente hacia la cocina. Mi mamá está en la mesa, una taza de té frente a ella. Me siento en la silla al lado de ella, y Robyn se alza sobre el mostrador. —Ahora, — dice mi papá. —No quiero que nadie se preocupe. El BMW era un auto que no necesitamos, y el hecho de que se haya ido no va a afectar a nuestra familia en lo más mínimo. — Um, incluso yo sé que esto no es exactamente cierto. Quiero decir, sí, supongo que nadie necesita un BMW, pero era el auto de mi papá. ¿Cómo va a desplazarse? Como si estuviera leyendo mi mente, mi papá dice, —yo puedo llevar a su madre al trabajo en las mañanas, y después recogerla por las tardes. De esa manera, seré capaz de usar el auto durante el día para algunas entrevistas, citas, etcétera, que podría tener. Robyn y yo nos miramos la una a la otra, y puedo decir que estábamos pensando lo mismo, pero es Robyn quien tiene el coraje de decirlo en voz alta. —Estamos… — Robyn juguetea con uno de sus anillos y desvía la mirada. — ¿Qué pasa con la casa? —No estamos, — dice mi mamá firmemente, —perdiendo nuestra casa. Mi papá asiente con la cabeza. Pero honestamente, ¿quién sabe si nos están diciendo la verdad? Si estuviéramos perdiendo la casa, no hay manera de que nos lo dijeran. Quiero decir, hasta hace unos meses, si me decías que


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vendría a casa para encontrar a un tipo llamado Butch cargando nuestro auto en su camión, hubiera pensado que estabas loco. —Chicas, — dice mi papá. —Realmente, no quiero que se preocupen. Mis padres pasan los próximos diez minutos tratando de reasegurarnos que todo está bien, y que de verdad no deberíamos preocuparnos, y que mi papá tiene gran ventaja en un trabajo por su amigo Hank Blumenthal en el Banco Farber, y que todas las familias tienen momentos duros, y bla, bla, bla. Ellos sólo están llegando a la parte de lo orgullosos que están de nosotras por economizar en cosas sin quejarnos cuando el celular de Robyn empieza a sonar. —Es Leonardo, — dice ella después de comprobar la pantalla. —Yo, eh, voy a atenderlo. Pero no te preocupes, papá, en serio, porque no estoy preocupada. —Le da a él y a mi mamá un beso en la mejilla a cada uno y después se dirige hacia arriba, a su cuarto. No me engaña, está totalmente preocupada, lo que es la razón por la que toma la llamada telefónica. Si no estuviera preocupada, se quedaría aquí hablando acerca de ello. —Así que, — dice mi mamá alegremente. —Ahora que estamos todos despiertos, ¿qué tal si hago más té y podemos hablar de tu primera noche de trabajo? —Um, bueno, — digo. —No hay mucho que contar. — Esta puede ser la mentira más grande que he dicho hasta ahora, quizás incluso en toda mi vida. Trato de pensar en algo que pueda extraer de la noche que sea apropiado para padres. —Quiero decir, fue interesante. — No es una mentira para nada. —Le derramé una bebida a un hombre. — Tampoco es una mentira. —Oh, cariño. — Mi mamá pone dos tazas de té, una frente a mi, una frente a mi papá. Elijo una bolsa de descafeinado del tazón en el medio de la mesa. Mis nervios están muy disparados para la cafeína. —Está bien, fue sólo tu primera noche. Sabes, cuando era camarera, yo…— Ella para de hablar entonces, una confusa mirada pasa por su rostro, y por un segundo me asusto, pensando que tal vez de alguna manera, ella sabe mi secreto.


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Pero entonces lo oigo. Los gritos llegan del cuarto de Robyn en lo alto de las escaleras. — ¡Bueno, si no fueras tan idiota! — Robyn está chillando. Su voz suena como una de esas personas en videos de YouTube de mal karaoke que pasan por todo Internet. Un silencio llega a la cocina mientras mis padres tratan de escuchar sobre qué están peleando Robyn y Leonardo. —En realidad, no deberíamos estar escuchando esto, — digo. —Es espiar. — De repente, estoy hambrienta, y me levanto y me dirijo a la alacena para agarrar un bocadillo. Esta ha sido una noche completamente loca, y me merezco algo de comida chatarra, sin mencionar que ni siquiera tuve alguna cena. — ¡No, eso es verdad! — La voz de Robyn viene disparada por las escaleras. — ¡Porque tú dijiste que esos pantalones eran de zorra! Las cejas de mi padre se disparan hacia arriba, y sus ojos verdes destellan con entusiasmo. Yo suspiro. Mi papá está tan obviamente esperanzado de que Robyn y Leonardo se separen. Es como uno de esos fanáticos del deporte que pintan sus caras de los colores del equipo y escriben “VAMOS PANTERAS” en sus pechos, incluso cuando el otro equipo esté favorecido por un billón de puntos. Aún así, no puedo culparlo por no gustarle Leonardo. Quiero decir, él no es un personaje agradable. Come con la boca abierta, y entra en tu casa sin siquiera tocar el timbre y después empieza, “¿Hola? ¿Holaaaaa?” como si hubiera estado tocando por horas. Una vez él entró mientras yo estaba recostada en el sillón solamente con una camiseta y ropa interior. (Nadie más estaba en casa) No estoy segura de lo que fue más vergonzoso: ser atrapada sin pantalones, o que él ni siquiera trató de echar un vistazo. —Ellos no van a romper, papá, — digo, empujando un puñado de papas en mi boca. —Cariño, ¿por qué no tomas algo de los ziti al horno del refrigerador? — pregunta mi mamá. —Deberías comer algo más que sólo papitas. — Mi


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mamá se confunde por la idea de tomar bocadillos. Ella no entiende porque la gente opta por bocadillos en vez de una buena comida. Probablemente tenga razón de que las papas no son la mejor cena tardía, sin embargo. Yo desgarré una costura en el trabajo esta noche. — ¿Comiste en el Rusty Nail? — pregunta. —Nooooo, — digo sinceramente. De repente mi garganta se siente tensa, y pongo la papa que estoy sosteniendo devuelta en la bolsa. — ¿Qué tal un sándwich de queso a la parrilla? — mi mamá presiona. — ¿Te gustaría uno de esos? —Estoy bien, mamá, — le digo. Bueno, lo estaba, hasta que un tipo loco me acosó y se llevaron el auto de mi papá, todo en una noche. — ¿Por qué estás tan segura de que no van a separarse? — me pregunta mi papá, sus pobladas cejas uniéndose en confusión. —Están peleando por los pantalones de nuevo. Mi pobre papá no entiende que las relaciones (especialmente las relaciones entre adolescentes) no siguen la lógica. Definitivamente es más del tipo de hombre de números/datos irrefutables, por lo que es tan triste que haya perdido su trabajo, ya que era perfecto para él. Estaría tan feliz de tomar el tren todas las mañanas hacia Nueva York, donde pasaría sus días trabajando como un banquero inversionista, jugando con números y acciones y todo lo que los banqueros inversores hacen. Hasta que toda su compañía se fue abajo, y mi papá perdió su trabajo y la mayoría de nuestros ahorros, que estaban atados a acciones de la compañía. Lo extraño era que, incluso cuando estamos esencialmente en bancarrota, mi papá todavía tiene algunas acciones, y el valor de nuestra casa es todavía tan alto (incluso cuando no está ni cerca de lo que pagamos por ella) que no voy a ser capaz de conseguir la ayuda financiera que necesito para la universidad. La cual es otra razón por la que no les puedo decir a mis padres que estoy trabajando en el Collosio. Mi papá se sentirá súper-mal si supiera que mi libertinaje es en parte porque él no puede conseguir un trabajo.


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—Si, — le digo ahora, tratando de ser amable. —Y ellos han estado hablando acerca del pantalón por cuanto, ¿semanas? —Si, pero tal vez ella se hartará de eso, como si fuera la última vez, — dice mi papá esperanzadamente. —Tal vez, — digo, incluso cuando no lo creo, pero tengo que ser amable con él, porque mi papá tiene una noche difícil, y todo lo que puedo hacer para darle esperanza es importante. El sonido de algo pesado golpeando el piso llega desde la habitación de Robyn. Mi papá mira hacia el techo, su cara volviéndose incluso más esperanzadora cuando se hace evidente que Robyn está o pisando fuerte o arrojando cosas. —No, no puedes venir, — grita Robyn. —Es medianoche y acaban de embargar el auto de mi papá y necesito irme. A. ¡Dormir! Lo sé, lo sé. … Te amo, también, ¡pero es tarde en la noche! Mi papá suspira y le agrega dos grandes cucharadas de azúcar a su té. —Ella está diciendo ‘Te amo,’ — dice tristemente. —Y él quiere venir. —Está bien, — digo. —Tal vez la próxima vez. — Y le doy una palmadita en la mano. —No lo sé, — dice mi papá abatido. —Las cosas podrían seguir así por un tiempo. — Y yo no estoy segura si está hablando de Robyn y Leonardo o de todo lo demás.

♥ ♠ ♣ ♦ La mañana siguiente, escuela. Estoy esperando a Chis Harmon en su casillero antes del primer periodo, ya que necesito pedirle que me consiga un certificado de nacimiento falso. Son las 7:56, y la campana va a sonar en diez minutos. Me apuré para llegar aquí temprano, mirando por mi espejo retrovisor todo el tiempo para asegurarme que nadie me estuviera


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siguiendo, ya sea a) queriendo embargar mi auto o b) haciendo un segundo intento para que me una a alguna turbia sociedad de póker. Aunque sí me sentí un poco mejor después de haber pasado más de una hora anoche Googleando “Aces Up.” No había mucha información, pero por lo que pude entender, Cole estaba diciendo la verdad. Ellos son un club secreto de póker que tiene células por todo el país, y sus miembros aparentemente se juntan y reúnen su dinero en un esfuerzo por ganar a lo grande. No había nada de que mataran gente o atrajeran a inocentes hacia habitaciones de hotel. Pero aún así, nunca puedes ser muy cuidadoso. Tú pensarías que llegar temprano a la escuela me daría un montón de tiempo para preguntarle a Chris sobre el certificado de nacimiento, quiero decir, la conversación debería ir algo así: Yo: Chris, ¿haces certificados de nacimiento falsos? Chris: No. Yo: Okay, gracias de todos modos. (Me voy para enloquecer y romper en urticaria.) O alternativamente: Yo: Chris, ¿haces certificados de nacimiento falsos? Chris: Si, ¿para cuándo lo necesitas? Yo: Cuanto antes, mejor. Chris: Okay, eso será x dólares y te lo daré para el x. Yo: Gracias. (Hago el baile feliz por el pasillo.) Pero las conversaciones con Chris nunca son de esa manera, realmente. No que haya tenido muchas. Prácticamente la única vez que interactuamos fue cuando obtuve mi identificación falsa. (Bueno, si no cuentas las veces en el


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salón de estudio en séptimo grado cuando él solía tirar de mi sostén de entrenamiento y reírse como si fuera la cosa más graciosa desde Best Week Ever.) De todos modos, durante nuestra conversación por la identificación falsa, Chris tuvo un duro momento para envolver su cabeza con el hecho de que quería la identificación para un trabajo. Él seguía preguntándome a que bar quería ir, y yo seguía diciéndole que era para un trabajo, pero aún así, no lo entendía. (“¿Un trabajo? ¿Quieres decir como un… trabajo de stripper?”) Finalmente, cuando le dije que era para el casino, él rodó sus ojos y dijo, “¿Por qué no me dijiste que simplemente querías apostar? Jesús, no es como si le fuera a decir a alguien.” Compruebo mi reloj: 8:57. Vamos, Chris, pienso, trae aquí tu trasero. Y entonces veo a Max Heller andando a paso cómodo por el pasillo, hacia mí. Oh. Dios. Mio. ¿Cómo pude olvidar que el casillero de Max está justo al lado del de Chris Harmon? De todas las mañanas en las que podría tener un encuentro con Max Heller, esta tenía que ser la peor. Mi cabello no está peinado, estoy usando un pantalón azul claro de lana y una camiseta blanca, y me olvidé de ponerme calcetines. No pude dormir mucho anoche (probablemente por el extraño encuentro que tuve con el guapo matón/jugador de póker y la comprensión de que mis padres están en GRANDES PROBLEMAS y toda mi familia está a un paso de ser personas sin hogar), y como resultado, mi cabello es un desastre, mis ropas están arrugadas, y probablemente voy a tener ampollas debido al calzado inadecuado. Miro alrededor buscando alguna puerta en la que pueda deslizarme, o un pasillo en el que pueda zambullirme, pero es demasiado tarde. Max está parado en frente mío antes de que pueda salir de allí. —Hey, — dice Max.


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—Oh, — digo. —Hola, estoy esperando a Chris Harmon, tengo que preguntarle algo. — Cambio mi bolso de un brazo al otro y miro hacia el suelo. —Genial, — dice él, sonando ligeramente incómodo. —Tengo que preguntarle algo sobre un certificado de nacimiento, — digo, decidiendo ser más específica. No quiero que haya ninguna duda en la cabeza de Max acerca de a quien estoy esperando, es decir, no quiero que piense que estoy esperándolo a él. Esto es porque Max Heller y yo tenemos un poco de… historia, supongo que podrías llamarlo así. Max y yo solíamos ser Mejores Amigos. El año pasado, cuando yo era una estudiante de tercer año, tuvimos esta gran amistad. Nos divertíamos y nos contábamos todo el uno al otro, e incluso cuando pasamos la mayoría de nuestro tiempo juntos, no había nada de esa rara vibra de “empezarán o no empezarán a salir juntos” que parece impregnar cada drama adolescente en The CW. Éramos amigos solamente. Pero entonces, en la última noche del verano, estábamos los dos en una fiesta (los amigos de Robyn la estaba dando, y como yo era su hermana pequeña, la pude seguir y llevé a Max conmigo), y de alguna manera Max y yo terminamos solos en el porche de atrás, y ni siquiera recuerdo de lo que estábamos hablando o como pasó, pero de repente había esta… electricidad en el aire, y nos seguimos acercando más y más el uno al otro, y justo al final de la noche, pensé que iba a besarme, pero no lo hizo, y pasé todo el viaje a casa en el auto de Robyn tratando de convencerme a mí misma que lo había imaginado, y que Max y yo de verdad éramos sólo amigos. Pero entonces Max me mandó un mensaje tarde esa noche, alrededor de las dos de la mañana y fue como, “Realmente fue una noche divertida, definitivamente debería haberte besado,” y yo le escribí de vuelta: “¿Por qué no lo hiciste?” y él dijo: “¿Querías que lo hiciera?” y yo dije, “Si,” y entonces él dijo, “La próxima vez.”


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No pude dormir en toda la noche, y pasé como cinco horas preparándome para el primer día de escuela al día siguiente, y cuando aparecí, fue súper-incómodo y Max me dijo hola pero después actuó como si yo no existiera. Desde entonces, um, no hemos hablado en realidad. —Genial, — dice Max ahora, se encoje de hombros, pero también se ve un poco alarmado, como si tuviera miedo de que esté aquí para confrontarlo y volverme una psicópata, despotricando sobre como él nunca me llamó o habló conmigo. (Confesión completa: he estado tentada de hacer eso, de verdad. Pero tengo un poco de orgullo, así que, soy totalmente capaz de resistirlo. Bueno, puede haber habido unas pocas ocasiones en las que Robyn tuvo que pasar horas haciéndome cambiar de opinión sobre confrontarlo, y una vez en la que mi teléfono me tuvo que ser quitado y encerrado en el baúl de su auto. Pero eso sólo pasó una vez, o dos.) Max empieza a abrir su casillero, y yo me giro y miro por el pasillo. Maldición, ¿qué se supone que debo hacer ahora? No puedo simplemente irme, porque sabrá que me estoy yendo porque él está aquí. Y además, realmente necesito el certificado de nacimiento. Pero si me quedo, voy a tener que conversar con él, y honestamente, ¿De qué podríamos hablar? Algo como “¿Cómo has estado?” no parece que pudiera funcionar. Tampoco, “¿Qué pasó con ese beso que ibas a darme?” o “Hey, ¿recuerdas cuando éramos amigos?” Dios. Realmente, realmente desearía haber cepillado mi cabello. —Así que, — dice Max, — ¿estás, eh… estás haciendo esa cosa de tutoría?— todavía suena un poco preocupado. — ¿Qué cosa de tutoría? — pregunto, mi cabeza girando por su cercanía, lo que no tiene ningún sentido, ya que hasta esa noche el último verano, nunca lo consideré nada más que un amigo. Pero ahora aparentemente todo cambió y no puedo evitar notar lo guapo que es. —Está esta cosa de tutoría, — dice. Está usando una sudadera con capucha azul con una gran M amarilla en ella. Parece el logo de una escuela. ¿Michigan, tal vez? Su corto cabello oscuro está un poco mojado, pero no como por gel. Más como si recién saliera de la ducha. Pensar sobre Max en


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la ducha me hace sonrojar, y me acuerdo de la vez el año pasado cuando Robyn, Max, y yo fuimos a nadar a la piscina de Leonardo. Max tiene abdominales. Tomo una respiración profunda y fuerzo a mis pensamientos lejos de un Max sin camiseta. Pero aún así no puedo evitar notar lo guapo que está. Profundos ojos avellana, un diente premolar torcido, que es totalmente sexy, como Matthew Fox de Lost. Sus antebrazos lucen bronceados y fuertes mientras toma de su casillero los libros que necesita para la mañana. —La Sra. Kellogg está pidiendo algunos tutores voluntarios para ayudar a quienes están teniendo problemas. — ¿Vas a dar clases particulares? — pregunto cortésmente. —No, um, estoy buscando un tutor, — dice él. — ¿Estás teniendo problemas en cálculo? — pregunto, un poco sorprendida. Max es muy inteligente. —Algo, — dice. Mira hacia el suelo, como si estuviera avergonzado. Es extraño que después de haber sido tan cercanos se sienta avergonzado al decirme que está teniendo problemas en cálculo. Me pone triste, y por un segundo, no digo nada. —Yo, eh, sólo quiero asegurarme al menos una B, así no arruino mi expediente. — La campana suena, señalando el comienzo del primer periodo, y Max cierra de golpe la puerta de su casillero. —Eh, no creo que Chris venga, — dice. —Yo tampoco, — digo tristemente. Maldición, ¿qué le voy a decir a Adrienne ahora? Ella no parece ser del tipo que fácilmente te quitas de encima con excusas. Estamos caminando juntos por el pasillo ahora. Max y yo. Caminando. Juntos. Por primera vez en meses. Aunque como que no tenemos opción. Estamos en el mismo primer periodo de matemática, así que a menos que uno de nosotros quiera tomar el camino largo y arriesgarse a llegar tarde, tenemos que caminar juntos. Quiero decir, supongo que uno de nosotros podría haber inventado alguna excusa, como tenemos que usar el baño, o que olvidamos algo en…


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—En fin, — dice Max. —Así que, eh, ¿alguna vez… alguna vez pensarías en darme clases particulares? — ¿Darte clases? — repito tontamente. Oh. Dios. Mío. Max Heller me está pidiendo que sea su TUTORA. ¿Está un poco loco? ¿No recuerda lo que pasó entre nosotros? ¿Max y yo vamos a olvidar nuestro pasado y tal vez hacernos amigos otra vez? Hasta que un día, en unas semanas, cuando estemos viendo algunas ecuaciones, yo me inclinaré y Max dirá, “Me gusta la forma en que dices ‘x.’ Yo siempre pensé que era realmente sexy, siempre desde tercer año.” Y entonces yo diría, ¿Quieres decir así? ‘Equisssss,’” y entonces Max se inclinará y… Espera un minuto. —Espera un minuto, — digo. ¿Qué pasa con Parvati? — ¿Qué pasa con Parvati? — Parvati Carlson es la novia de Max. También es mi archienemiga matemática. — ¿Qué pasa con ella? — pregunta Max, frunciendo el ceño, como si Parvati fuera la última cosa en su mente. Lo cual no tiene sentido, ya que ellos han estado saliendo por dos meses. Sip, Max se puso a salir con Parvati cerca de dos semanas después de nuestro casi-beso, la cual es una razón por la que nunca me moleste en preguntarle sobre lo que pasó entre nosotros. Quiero decir, cuando un tipo casi te besa y luego empieza a salir con alguien más, está un poco claro como se siente. Digo calmadamente, — ¿Por qué no le pides a ella que sea tu tutora? —Pensé en eso, — dice él. —Pero probablemente no conseguiríamos hacer mucho. Oh, cierto. Por supuesto que él no le pedirá a su novia que sea su tutora, probablemente se dejen llevar y empiecen a besarse. O incluso tener relaciones. Mi estómago se retuerce mientras pienso en otra cosa. ¿Si él no puede tener como tutora a Parvati porque ellos inmediatamente empezarán a tener sexo, significa que quiere que yo sea su tutora porque no quiere tener sexo conmigo? ¿Es por eso que no me besó el verano pasado? ¿Porque soy inbesable e insexoble?


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Bueno, puede olvidarse, no soy la tutora para no-tener-sexo de nadie. No soy la tutora tú-no-me-tientas-así-que-está-bien-salir-contigo de nadie. Max Heller puede suspender en matemática por lo que me importa. De hecho, espero que suspenda matemática y que después fracase totalmente en la universidad. Y termine en las calles, y entonces alguien le preguntará donde todo salió mal y él estará como, “Esperaba que Shannon Card fuera mi tutora tú-no-me-tientas-así-que-está-bien-salir-contigo y ella me rechazó y ahora estoy arruinado.” —Así que, ¿Qué dices? — Max Heller me mira con sus hermosos ojos avellana bajo sus largas pestañas y me sonríe con su torcido diente premolar. Yo suspiro. —Okay. —Genial, — dice. — Hoy hay una reunión después de la escuela, cualquiera que esté interesado se supone que debe ir. —Bueno, — digo. —Eh, ¿cuánto dura la reunión? — Tengo que estar en el trabajo a las tres, y no puedo darme el lujo de llegar tarde el segundo día. —Probablemente sólo una hora o algo así, — dice él. Estamos en el salón de clases ahora, y se detiene y se recuesta en la pared de afuera. —Parvati dice que esas cosas no duran tanto tiempo, usualmente. Ugh. ¿Cómo lo sabe Parvati? Esta es la primera vez que tenemos una reunión informativa sobre tutorías, y en mi experiencia, las reuniones informativas siempre se alargan y son aburridas. En la reunión informativa de Jóvenes Meditadores, meditamos por media hora después de que toda la información haya sido dada. Una total pérdida de tiempo. —Um, bueno, — digo, —podría tener que llamar a mi jefe y preguntarle si está bien si llego un poco tarde al trabajo. — ¿Tienes trabajo? — Él frunce el ceño. —Si, — digo, y decido no ofrecer más información. Él no es el único que anda por ahí creando toda una vida nueva para sí mismo. Yo tengo un


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trabajo del que él no sabe nada. Me pregunto que pensaría si supiera que fui invitada a unirme a una sociedad de póker clandestina. Probablemente se sorprendería. No estoy segura si lo imagino, pero creo ver una mirada de tristeza relampaguear por el rostro de Max. Estamos parados demasiado cerca ahora, y puedo oler su shampoo de menta y jabón de lavandería. Tiemblo.

1. ¿Tienes frío? — pregunta Max, frunciendo el ceño otra vez. —Um, no, — digo brillantemente. — ¿Y tú? —No, — dice. —En realidad tengo un poco de calor. — Oh, Dios. Estoy empezando a sentir mareos. — ¡Hola! — Parvati Carlson saca de pronto su cabeza del salón de matemáticas. Max luce alarmado. —Oh, — dice él. —Eh, hola. — Ella se acerca y enlaza sus brazos con los de Max. Al menos él tiene la decencia de lucir ligeramente incómodo. Cosas importantes a saber acerca de Parvati:

1. Ella siempre encaja. Como en, sus ropas, sus accesorios, sus zapatos… Nunca la atraparás llevando un bolso negro con un atuendo azul marino. Hoy está usando un polo verde, una falda suelta a rayas verdes y rosas, una cinta para la cabeza verde, y zapatillas blancas.

2. Tiene una manera extraña de hacerte sentir mal contigo misma: presumiendo sobre sus logros y, al mismo tiempo, fingiendo estar totalmente avergonzada sobre ellos.

3. No importa que tipo de noticias tengas, o cuanto tiempo hayas estado hablando con ella, siempre gira la conversación de nuevo en torno a ella.

— ¿Estás lista para el examen? — Pregunta Parvati, sonríe dulcemente. Parvati también es una gran fanática del doble sentido. Como ella fingirá ser


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tu amiga, pero tú tienes que buscar profundamente en lo que está diciendo para descubrirlo. Por ejemplo, “¿Estás lista para el examen?” suena completamente inocente, ¿cierto? Pero no lo es, realmente quiere decir que quiere que suspenda miserablemente. —Eso espero, — digo. Esto no es verdad, realmente pienso que voy a clavar la cosa (mi brillante capacidad para las matemáticas más mis horas de estudio y mi habilidad de concentrarme bajo inmensa presión), pero no puedo dejar que ella sepa eso. Quienquiera que obtenga el más alto grado en cálculo este año, recibe una beca por cinco mil dólares para la universidad de su elección, cortesía de Arthur Peabody, un tipo rico que solía venir aquí. Parvati y yo estamos prácticamente cabeza a cabeza por la beca, así que hacemos esta cosa en la que yo minimizo lo bien que me está yendo y Parvati intenta meterse en mi cabeza presumiendo acerca de lo bien que a ella le está yendo. Es completamente infantil, pero de alguna manera necesaria. (Lo extraño es que ni siquiera me gustan las matemáticas, quiero especializarme en inglés y escritura creativa, pero mi mejor materia es matemática, así que la Beca Peabody es mi oportunidad de anotar un poco de dinero extra para Wellesley donde seré libre de escribir historias cortas del contenido de mi corazón y dejar mi calculadora gráfica en casa en mi cajón de calcetines, si así lo deseo.) —Okay, así que, como…, — dice Parvati. Estudia sus perfectamente cuidadas uñas, se inclina más cerca. —Creo que me va a ir muy, muy bien en él. —Bien por ti, — digo. Parvati no necesita una beca. Parvati tiene dos casas, lecciones privadas de tenis, tres perros pequeños y usa un nuevo par de zapatos todos los días. Sin embargo, su familia está totalmente interesada en que obtenga la beca, porque ellos quieren el “prestigio.” Su palabra, no mía. —También, — dice ella, — ¿La Sra. Kellogg? Ella me apartó a un lado esta mañana y fue como, ‘Parvati, tienes que unirte al programa de tutorías, porque eres una de las mejores estudiantes que tenemos.’ — Alisa la parte inferior de su cabello y después desliza su otra mano hacia arriba y abajo


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de la correa de su bolso mensajero verde. —Me está dando a dos personas. — Parvati dice “dos personas” como si estuviera completamente avergonzada de que la Sra. Kellogg le pidiera ser tutora para empezar, e incluso más sorprendida que ella le pidiera darle clases a dos estudiantes. —Eso es estupendo, — digo. Porque esa es la cosa acerca de Parvati, realmente no puedes ser mala con ella cuando está haciendo toda su “aw, apesta” rutina. De otra manera, eres tú quien termina viéndose como un idiota. — ¿Max habló contigo sobre hacerlo? — pregunta. Ella le sonríe, su rostro brillando. Ugh. —Uh, si, — dice Max. —Acabo de preguntarle, y ella, eh, ella dijo que si. — Al menos él está tartamudeando, no puedo evitar sentirme feliz porque él esté incomodo. —Eso es tan genial, — dice ella. —Lo he estado molestando para que lo haga. Tú eres en la única en la que voy a confiar, Shannon. — Ella sonríe como si estuviera siendo amable, pero es obvio lo que quiere decir: no quiere que él pase el tiempo con ninguna de las chicas guapas en la clase, como Abby Marsh, que usa ropa interior de chicos como ropa de gimnasia. Obviamente no sabe sobre nuestro casi-beso. —Así que, ¿estarás en la reunión? —Si, — digo. —Siempre y cuando mi jefe diga que puedo llegar tarde al trabajo. Ella asiente con la cabeza, como si tuviera sentido que necesite trabajo. — ¿Cómo va la búsqueda de trabajo de tu papá? —Bien, — miento. No tengo idea de cómo sabe que mi papá perdió su trabajo. ¿Tal vez Max se lo dijo? Nosotros todavía éramos amigos cuando pasó. Yo lo miro, pero su cara está en blanco. —Es sólo tan horrible, toda esta cosa financiera, — dice Parvati. —Estoy tan estresada por ello. Apenas puedo comer, como, mi talla cuatro simplemente se me está cayendo. — Parvati viene de familia de dinero; es del tipo de


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rico que asegura que incluso si su familia tiene un gran golpe, aún así estará más que bien. Resisto la urgencia de apuñalarla con mi lápiz. —Así que, ah, supongo que voy a llamar a mi jefe ahora, — digo en un esfuerzo de enfocar mis pensamientos. —Ya saben, para asegurarme que esté bien que vaya a la reunión. —Okay, — dice Max. Él toma el brazo de Parvati y trata de dirigirla hacia el salón de clases. — ¡Te veo luego, Shannon! — ella grita por sobre su hombro. —Totalmente, — digo, dándole una enorme sonrisa falsa. Me dirijo al baño para llamar a Adrienne, ya que no debemos estar al teléfono en la escuela. Tampoco quiero que Adrienne escuche cualquier sonido de fondo que pueda asociar con la escuela, como casilleros cerrándose de golpe o campanas sonando. Me atrinchero en un cubículo y me deslizo a través de mi teléfono hasta que encuentro el número celular de Adrienne, el que me dio en mi entrevista hace dos semanas. (“¡Vas a usar este número sólo para reportarte enferma! ¡SÓLO PARA REPORTARTE ENFERMA, Y NO SI TIENES UNA PREGUNTA RELACIONADA CON EL TRABAJO QUE PUEDA ESPERAR HASTA QUE ME VEAS!”) —Oh, buenos días, Adrienne, — digo cuando responde. —Esta es Shannon Card llamando. — ¿Quién? — Ella suena como si recién se hubiera levantado. Lo cual, ahora que lo pienso, es probablemente cierto, trabaja de noche, así que ¿por qué estaría levantada tan temprano? Whoops. —Shannon Card, — digo. —Ya sabes, ¿tu nueva camarera estrella? — Estoy tratando de ser graciosa (obvio), pero Adrienne no parece apreciar la broma, realmente. — ¿Por qué me estás llamando a esta hora? —demanda. Oigo un crujido en el otro lado de la línea, como si estuviera rodando, y luego un profundo


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gemido. Asqueroso. —Estoy llamando, — digo, —porque me he dado cuenta que no voy a poder llegar al trabajo esta noche hasta las cuatro. — Por favor no me preguntes por qué, por favor no me preguntes por qué, por favor no me… —Bien, — dice ella, su voz aún grave. — ¿Eso es todo? —Um, si, — digo. —Eso es todo. — ¿Eso es? Mucho más fácil de lo que esperaba. —No olvides tu certificado de nacimiento. — Y entonces la línea muere. Cierto. Al menos si me despiden, no tendré que preocuparme sobre mi tutoría interfiriendo con mi horario de trabajo.


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Traducido por Flor_18 Corregido por Mely

Cuando me fui de la escuela, seguía sin escuchar de Chris Harmon. No

pienso que sea una buena persona de negocios, haciendo negocios donde ni siquiera puedes ponerte en contacto con él. Si hubiera una página web donde pudieras puntear a la persona que te consiguió tu identificación falsa, definitivamente le dejaría una mala calificación. En serio, esta no es manera de hacer negocios. La próxima vez conseguiré mis documentos falsos en otro lado, tenlo por seguro. No que conozca a ningún otro que haga documentos falsos, pero él no puede ser el único proveedor de documentos falsos en el lugar; eso sería ridículo. De todas formas, ahora voy a tener que pasarme la noche evitando a Adrienne. La buena noticia es que no tuve ni siquiera que preocuparme por llegar tarde al trabajo, porque Parvati estaba en lo correcto: la reunión duró unos quince minutos, y fue una total pérdida de tiempo. La Sra. Kellogg fue más allá de las expectativas y todos tuvimos que firmar una hoja diciendo quien seriamos tutores. Y eso fue todo. Aunque una cosa súper embarazosa si pasó. Cuando la reunión comenzó, la Sra. Kellogg dijo: — Oh, Shannon, aquí tengo tus camisas. — Y me dio dos remeras que decían “PUEDES CONTAR CONMIGO—SOY UN MATEMÁTICO”. Las gané hace algunas semanas durante un sorteo para el club de matemáticas. Pero si no sabías eso, parece que he comprado unas bobas remeras sobre matemáticas. Ugh. Cuando llegué al trabajo, me apresuré hacia el vestidor. Estaba esperando que tuviera un par de minutos antes de que el trabajo empezara para hablar con Mackenzie, quería preguntarle sobre Cole y Aces Up.


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Pero cuando llego al vestidor, Mackenzie está parada frente al espejo en el área común, mirándose a sí misma y poniéndose rímel. Y sentado en el lavabo, mirándola, hay un chico, un muy lindo chico, uno de esos chicos con pinta de estoy-en-una-banda-y-tus-padres-probablemente-me-odiarían. Pero aún así. Hay un chico. En el vestidor de mujeres. — Oh. – Digo. — Um… Mackenzie pone los ojos en blanco ante mi obvia incomodidad, como si no pudiera lo totalmente inmadura que soy por pensar que es extraño que haya un chico aquí. — No tienes que volverte loca, Shannon. — Dice. — Sólo es Lance. Como si sólo siendo Lance hiciera menos superficial que hubiera un chico en el vestidor de mujeres. Quiero decir, ni siquiera lo conozco. No que Lance pudiera verme cambiándome ni nada, tenemos cubículos separados para eso. Pero aún así, ¿cómo voy a preguntarle a Mackenzie sobre Cole ahora? Por no mencionar que si Adrienne lo encuentra aquí se pondrá como loca. — No me estoy volviendo loca. — Digo calmadamente, fingiendo que todo está bien. — Yo2. — Dice Lance, dándome un pequeño saludo. Lleva anillos plateados en todos los dedos. Genial. — Yo. — Le contesto, porque parece apropiado. Entonces sólo me quedo allí. No estoy realmente segura de si debería ir y cambiarme o si debería esperar a que Lance se fuera. Camino hasta el lavabo y comienzo a lavarme las manos, principalmente porque tengo que hacer algo. — Entonces, ese es el por qué creo que deberíamos ir. — Dice Mackenzie. — Todos van a estar ahí, y la hermana de Krista definitivamente será capaz de hacernos entrar. — Se inclina hacia delante haciendo pucheros a sí misma en el espejo.

2 En inglés es otra forma de decir hola.


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— Cariño, ¿cómo vamos a costear eso? — Dice él. Está leyendo una revista, parece Rolling Stone o algo y pasa las páginas rápidamente, apenas mirándolas. — Sabes que sólo los tragos van a costar por lo menos cien mangos. — No te preocupes. — Dice Mackenzie. Tira hacia abajo del frente de su uniforme, exponiendo una enorme cantidad de escote, junto con una pequeña y centellante mariposa tatuada sobre uno de sus pechos. — Trabajaré en tener propinas extras esta noche. Saco una toalla de papel del dispensador y seco mis manos. Me pregunto que es lo que pensará Lance de que Mackenzie exponga sus pechos así. — Genial. — dice él, y tira de ella hacia el, dándole un gran beso en los labios. Bueno. Supongo que eso contesta la pregunta. Eww. — Entonces, supongo que iré a cambiarme ahora. — Anuncio en voz alta una vez que ellos se separan y Mackenzie vuelve a aplicarse su maquillaje. Tiro mi toalla de papel en la basura con gesto triunfal. — ¿Sabes, Shannon? — Dice Mackenzie, dándole la espalda al espejo para mirarme pensativa. — No te lastimaría mostrar algo de escote también. — Ella me mira de arriba abajo. — Obtendrías propinas mucho mejores, ¿estás de acuerdo, Lance? — Se da la vuelta y lo mira, esperando por el veredicto. Lance asiente. No tengo tiempo para pensar que tan apropiado (o inapropiado) es que el novio de alguna otra chica decida si debo mostrar más escote, porque Mackenzie ha sacado un sujetador de su bolso. Un muy acolchado, muy sexy, sujetador rojo. — Esto. — Ella declara, sosteniéndolo de sus tirantes — Es lo que deberías usar. No hago notar que no quiero seguir consejos de moda de Mackenzie, ya que justo ahora lleva brillantes zapatos negros con tacos de cinco centímetros y tiras que se cruzan sobre sus tobillos, sus pechos cuelgan de su vestido y tiene tres kilos de maquillaje puesto. No digo que ella no luzca bien, pues lo hace. Pero también parece que va camino a una noche amateur o a Pussycat: las audiciones para la Próxima Muñeca.3

3 Se refiere al reality show donde buscaban a la próxima Pussycat Doll.


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— Gracias. — Digo. — Lo tendré en cuenta. — Le dedico una sonrisa como si en verdad lo dijera en serio, y espero que ese sea el fin de la conversación. Sostiene el sujetador hacia mí. — Tómalo. — Me ordena. — ¿Quieres que use este? ¿Ahora? — Oh, vamos Shannon, está limpio. — Dice. No era de lo que me estaba preocupando, pero es bueno saberlo. — Realmente deberías. — Dice Lance, lamiendo sus labios. Tiene un piercing en la lengua y la tachuela brilla con la luz. — Te verías totalmente sexy. Mackenzie asiente. — Pero no tan sexy como yo, ¿verdad cariño? — No, nadie es tan sexy como tú. — Declara Lance. Entonces se inclina hacia delante y le da una palmada en el trasero. No estoy segura de si debería sentirme insultada, pero decido que no ya que a) ella es su novia y b) ella es más sexy que yo. Suspiro y tomo el rojo sujetador de encaje y reviso la talla: 34B. Gracias a Dios. Yo soy 36B. — Este es el talle incorrecto. — Digo, encogiéndome de hombros como diciendo “Oh, bueno, lo intentamos, suerte la próxima, jaja”. — No importa. — Dice ella. Se inclina más cerca del espejo y esparce algo de sombra púrpura sobre sus párpados. — Todavía los empujará hacia arriba, y será mucho mejor que esa cosa de abuela que llevas ahora. — Encoge la nariz de disgusto. ¿Cómo es que sabe que llevo una cosa de abuela? ¿Es tan obvio? ¿Podía Max decir que llevaba un sujetador de abuela? ¿Podía Parvati? ¿Están mis pechos cayéndose? Estiro mi camisa más tirante y me miro en el espejo. Hmm. Supongo que me veo un poco… desaliñada.


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Suspiro y me llevo el sujetador a uno de los cambiadores. Me saco la ropa, haciéndola una bola en mi bolso, me pongo el sujetador y luego me cubro con el uniforme. Wow. Esto realmente empuja tus pechos hacia arriba y no es tan incómodo. Entonces me doy cuenta de que no hay espejo aquí, lo que significa que si quiero ver como me veo, tendré que aventurarme afuera. Tal vez después de que Mackenzie y Lance se vayan. Sí, esa es una buena idea. Sólo me quedaré en el vestidor hasta que se vayan. Cinco minutos después estoy aún en el vestidor mientras ellos dos hablan de una letanía de cosas (el clima, el nuevo vestido de Mackenzie, que consiguió en una oferta por cuarenta dólares, y alguna situación que involucra a un auto robado y a un amigo que, por lo que puedo decir, es llamado Gallina). Este es un plan horrible. — ¿Qué es lo que te está tomando tanto tiempo? — demanda Mackenzie, finalmente. — Eso, queremos ver cómo te queda. — Lance se mete en la conversación. Oh, Jesús. — No me entra. — Trato. — Buen intento. — Dice Mackenzie, llevándome a creer que es más inteligente de lo que pensé anteriormente. Suspiro y abro la puerta. Capto brevemente mi reflejo en el espejo sobre el lavabo. No tan mal como esperaba. Mis pechos definitivamente están empujados hacia arriba y afuera, pero no al punto amenazante de darles a todos la oportunidad de echar una miradita. — Caliente. — Dice Mackenzie. — Está bien. — Lance se encoge de hombros y vuelve a su revista. — Gracias. — Le digo poniendo mis ojos en blanco.


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— Pero necesitas algo de maquillaje. — Dice Mackenzie. Diez minutos después voy camino al piso, con mi cabello cepillado, mis pechos afuera, delineador aplicado y brillo en los labios. — Ahí estas. — Dice Adrienne. — Te he estado buscando por todos lados. — Oh, hola. — Digo. Maldición. Parece que tendré que meterme de lleno en el trabajo. Tomo mi bandeja de la mesa y empiezo a llenarla de bebidas. — Te ves bien. — Me dice. — Gracias. — A pesar de que no estoy segura de que eso sea algo bueno. Si Adrienne y Mackenzie piensan que me veo bien, ¿quiere decir que no es así? Hoy Adrienne viste calzas negras ajustadas, una corta y entallada falda negra y una estrecha remera negra que se zambulle tan abajo que siento que casi puedo ver su ombligo. El atuendo no está tan mal, supongo, pero llevaba pintalabios negro. Y delineador negro. Y sus uñas están pintadas de negro también. Muy tenebroso al estilo de Elvira. Aunque creo que Elvira tenía los labios rojos. De todas formas, el punto es que si estas dos piensan que me veo bien, ¿significa que me veo bien? ¿O que me veo, como diría Lance, atractiva? — De todas formas. — Dice Adrienne, obviamente terminando con lo de ser amable. — Necesito tu certificado de nacimiento. — Oh, cierto. — Digo, como si me hubiera olvidado totalmente sobre eso. Me inclino para tomar unas copas más de agua para mi bandeja, y la parte de arriba de mi push-up se asoma por mi vestido. Ups. Lo meto de nuevo con una sola mano. — ¿Entonces, dónde está? — Demanda Adrienne. — Eh, está en mi casillero. — Digo. — ¿Está bien si te lo doy al final de la noche? No quiero dejar a Mackenzie en nuestra sección toda sola. — Bien. — Me dice. — Pero no te olvides. — Y entonces desaparece.


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— Hey, Mackenzie. — Digo una vez que Adrienne se ha ido y casi hemos terminado de llenar nuestras bandejas. — ¿Puedo preguntarte algo? Ella asiente, pero ya está caminado por el pasillo hasta el salón de póker. Me apresuro para alcanzarla, siendo cuidadosa para no volcar mi bandeja. Una rápida caminadora, Mackenzie, es como una especie de acróbata en sus tacones. — ¿Conoces a un tipo llamado Cole? — Trato de mantener mi bandeja equilibrada. Una mini botella de agua se cae, y rápidamente la recupero, agradecida de que tenga una tapa. Ella frunce el entrecejo. — ¿Cole qué? Buena pregunta. — Um, sólo este tipo, Cole. — Digo. — Él debe tener como dieciocho o diecinueve, me parece que se la pasa mucho por aquí, como que se parece a Casey Affleck. Parece confundida por un momento, pero finalmente dice, — Me parece que le enseñé a él y a sus amigos mi tatuaje una vez. — Tira de su vestido, mostrando la centellante mariposa. — ¿Les mostraste tu tatuaje? — Le pregunto, confusa. — ¿Así que los conoces? — Claro. — Dice, moviendo su mano como si no fuera nada. — Quiero decir, no, no los conozco de conocerlos, pero están mucho por aquí, así que los he visto por aquí. — Me mira y arquea su ceja falsa. Bueno, al menos pienso que es falsa, luce como si se las hubiera dibujado con un lápiz. Nunca he tenido las agallas de hacer eso. ¿Qué pasa si no tuviste tiempo de dibujártelas un día? ¿O si llueve y tus cejas empiezan a chorrearse? Con un poco de suerte su lápiz será a prueba de agua. — ¿Por qué? ¿Te gusta uno de ellos? El que es desaliñado, ¿cuál es su nombre? — Cole. — Contesto. — Y no, no me gusta. Yo sólo… — Considero el decirle lo que pasó anoche, ella podría saber algo que yo no. Pero no estoy segura de si puedo confiar en ella, y además, ¿y si me hace decirle a Adrienne? Lo último que necesito es que un grupo de personas me hagan


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un montón de preguntas, y realmente no quiero ver a Adrienne esta noche si puedo evitarlo. — No es nada. Y entonces saco a Cole y las locuras ocurridas anoche de mi cabeza y me obligo a concentrarme en mi turno.


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Traducido por sandriux_19 y Flor_18 Corregido por maweyumi

Tan rápido como termina mi trabajo, me cambio el uniforme y salgo

corriendo del casino, voy al estacionamiento antes que Adrienne tenga oportunidad de preguntarme sobre mi certificado de nacimiento de nuevo. Y cuando digo que corro, quiero decir que corro. Literalmente. Así que estoy casi sin aliento para cuando llego al estacionamiento y mis dedos tiemblan mientras marco el número celular de Chis Harmon. Para mi sorpresa, contesta al primer timbre. Lo he estado buscando todo el día y ahora contesta. Aparentemente no es fan de las horas normales de trabajo. —Buenas— dice él. — ¿quien anda? ¿Quien anda? Jesús. —Um, hola, Chris. Soy Shannon Card— silencio. Bueno, entonces decido acabar con eso y decirlo. —Necesito un, eh… necesito un documento— estoy sentada en mi carro, mis ojos escaneando las puertas del elevador que dirigen al casino, solo en caso de que Adrienne decida seguirme. Poco probable, pero, más vale prevenir que lamentar. —Lo sé— dice Chris, sonando aburrido. —Max me lo dijo. — ¿Lo hizo?— mi corazón salta. ¡Max mencionó mi certificado de nacimiento! Lo que significa que él cree en mí totalmente, esta mañana cuando le dije que estaba buscando a Chris! Me pregunto que pensará Max de para qué lo necesito. ¿Se preocupa Max por mí? ¿Habrá estado preguntando por mí? ¿Está tratando de sacar información acerca de lo que


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he estado haciendo? —Que agradable de su parte— digo, tratando de sonar indiferente. — ¿te dijo para que lo necesitaba? —Max no hace mi trabajo— dice Chris, sonando alterado de que yo siquiera hubiera insinuado eso. —Yo lo hago. —Oh, por supuesto que no— esperando que no se moleste, él es el único vínculo que tengo para conseguir una identificación falsa. —Yo nunca pensé que Max hiciera ningún trabajo para ti. —De todos modos, lo tengo. — ¿Tienes mi certificado de nacimiento falso? — alivio corre a través de mi cuerpo. —Shh — dice, bajando el sonido de su voz hasta hacerlo un susurro. —Escucha, probablemente no deberíamos de hablar de esto por teléfono. —Está bien—digo, poniéndome nerviosa de que pueda colgarme y nunca más tenga la posibilidad de ponerme en contacto con él de nuevo. —Pero en serio yo… — ¿Puedes venir a verme? — ¿Ahora mismo? —Sí, estoy en el IHOP cerca de la escuela, estoy desayunando—. Como para demostrarlo, empieza a masticar algo ruidosamente. ¿Quién desayuna a las 10 de la noche? ¿Acaso recién está empezando su día? —Bueno— digo antes de pensarlo o que él cambie de parecer. —Llego ahí en 20 minutos — luego decido que es mejor aclararlo. —Y, um… ¿tienes mi certificado de nacimiento, no? —Siempre— dice sabiamente, —mantengo las cosas conmigo. Y luego me cuelga sin despedirse. Wow. En serio tiene una personalidad brillante, ese Chris Harmon. Miro la hora: 10:07. Bueno veinte minutos


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hasta IHOP, cinco minutos para recoger el certificado de nacimiento y luego 10 minutos a casa. Debería esta en casa a las once, dándome el suficiente tiempo para estudiar para mi examen de matemática de mañana. Pero cuando intento encender mi carro, el motor no enciende, giro la llave una vez más y sigo intentándolo, una y otra vez, pero el carro solo chisporrotea y luego muere. Cada. Vez. Mierda, mierda, mierda. Tomo un profundo respiro y me apoyo en el respaldo de mi asiento. OK. Piensa. ¿A quién puedo llamar? Mi familia por supuesto está fuera de ello, ya que ellos no saben que estoy haciendo en el casino. ¿Una triple A? excepto que no tengo una. Dejé que mi membrecía expirara después de 6 meses sin usarla. Pensé que era una pérdida de dinero, pero justo ahora la necesito. Así es como funciona siempre. Lo mismo pasó con mi laptop. No contraté el seguro y unos días después se me cayó y agrieté la pantalla, no pude comprarme otra, así que ahora ya no tengo laptop. Ugh. Empiezo a considerar volver al casino para ver si Mackenzie aún está ahí, cuando alguien toca la ventana de mi carro. Salto. Oh. Mi Dios. Es Cole. Cole está fuera, en el estacionamiento, tocando la ventana de mi carro. Haciéndome señas para que baje el vidrio y aún así hay un sentimiento de inquietud dentro de mí. Así que eso es lo que hago. —Hola— me dice, mostrando una gran sonrisa. —Hola— digo cautelosamente. — ¿Me extrañaste?— pregunta, aún sonriendo. —No— le digo. —Apenas te vi ayer, cuando me arrastraste hasta tu cuarto de hotel—. Pone una mirada enfurruñada en su rostro y agarra la parte superior del marco de la ventana para apoyarse y acercarse. Huele a humo de cigarrillo, empiezo a hacer un movimiento para empezar a subir la ventana pero el pone sus dedos entre el vidrio y el marco. Creo que esa es la única ventaja no tener vidrios automáticos: puedes aplastarle los dedos a pesar de que el auto no encienda.


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—Oye, oye, oye— dice sacando sus dedos de entre el vidrio y el marco. —Cálmate, sólo quería ver si necesitabas ayuda. —No— miento, más que todo porque aún sigo un poco asustada y quiero que se vaya. —Parece que tu auto no enciende. —Eso no es cierto— digo. —Mi carro está bien. — ¿Entonces por qué no te estás yendo a alguna parte? —Sólo estaba sentada aquí un minuto, esperando que mi… eh, que mi cabeza se despeje antes de seguir mi camino— le muestro mi sonrisa más encantadora. El me mira dudoso. — ¿Esperando a que tu cabeza se aclare? —Sí— le digo rápidamente. —Mi trabajo es muy estresante. —Entonces deberías venir a trabajar para nosotros. —No, gracias— le digo mirando hacia adelante. Cole espera un minuto, luego se aleja, desparece entre los autos. Fiu. Eso estuvo cerca. Quiero decir, él esta obviamente loco. Y de nuevo, ¿no lo son todos los jugadores? Todos ellos siempre tratando de deshacerse de sus deudas de juego, cocinando algún loco plan, y muchos de ellos a un paso de perderlo todo. Recuerdo haber leído todo acerca de las adicciones de juego ayer en la noche mientras estaba navegando por Internet, buscando “Aces up”. Saco mi celular de mi mochila y pienso que sería buen momento para llamar a la policía. Quiero decir, ¿tocar la ventana de mi carro así? Eso es demasiado espeluznante. Pero de nuevo, ¿qué les podría decir? ¿Un chico estaba caminando por el estacionamiento y se ofreció a ayudarme a encender mi auto? Todo esto es demasiado extraño.


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Luego veo una camioneta Ford negra estacionándose detrás de mi auto por los espejos retrovisores y cuando volteo a verlo, Cole está saliendo de ella. Muy bien, respira profundamente. ¿Qué fue lo que nos enseñaron en la clase de defensa personal en educación física? ¿Ataca a los ojos? ¿O era a la garganta? Cole toca la ventana de nuevo y dice: —Abre el capot— Su voz no se entiende bien a través del vidrio, así que bajo la ventana un poco para poder oírlo. —Te voy a darle un golpe de electricidad para que encienda. Oh. Bueno. Mi teléfono empieza a vibrar en mi mano antes de decidir qué hacer, el número del celular de mi mamá aparece en el identificador de pantalla. Mierda. Considero dejar que la llamada pase al buzón de voz, pero si no contesto ella es capaz de hacer algo estúpido como manejar hasta Stamford y subirse al Rusty Nail buscándome. — ¿Hola?— le digo por teléfono. —Hola, cariño— me dice alegremente. — ¡Sólo llamaba para estar segura de que estuvieras en camino a casa de tu trabajo antes de que irme a dormir!— Oh, Dios. —Sip— Digo. —Justo de camino a casa desde el trabajo— Hago todo lo posible por mostrarle mi tono más feliz. Cole camina hacia la parte delantera de mi carro y toca el capot. — ¡Ábrelo! Y abre el maletero para poder poner los cables de arranque. — ¿Quién es?— demanda mi madre. — ¿Qué está diciendo? —Oh, es sólo un chico con el que trabajo— digo, lo que en realidad no es una mentira total. Cole pasa demasiado tiempo en el casino y yo trabajo en el casino, así que nosotros hacemos un tipo de trabajo juntos. Busco alrededor hasta que encuentro la palanca que abre el capot y luego la jalo. — ¿Qué es lo que está haciendo?— mi mamá quiere saber.


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—Um, el sólo… él está tratando de mantener el gabinete abierto, el que tiene los condimentos. — Alejo el teléfono de mi boca un momento y digo —Oh, sí, bien Bob. Me estaba preguntando dónde estaba el Ketchup. Mi mamá no es estúpida así que dice, —No te creo— Y luego dice, —Ponlo en el teléfono. Oh, por el amor de Dios. —Él no puede hablar contigo, está ocupado. Lo que se supone yo debería de estar haciendo si no quiero perder mi trabajo. —Pensé que habías dicho que estabas de camino a casa— dice ella. —Bueno, no lo dije literalmente, como si estuviera realmente manejando. Estoy por terminar para irme. — ¿Con quién estás hablando? — pregunta Cole acercándose a la ventana. —Estoy tratando de empujarlo, así que necesito tus cables de arranque. — ¿Estas teniendo problemas con el auto?— dice mamá, con un chillido. — ¡Voy para allá ahora mismo! —Mamá, ¡no!, quiero decir… mi amigo Bob está aquí y me está ayudando— Cole levanta sus cejas. — ¿No es así, Bob?— digo débilmente. —Oh, sí. — dice hacia el teléfono. —Bob está ayudando ahora mismo. —Déjame hablar con él— dice mi mamá de nuevo. —No— le digo. —Mamá, mira, está bien, estaré en casa pronto. Lo prometo. —Está bien— finalmente dice. —Pero si no está en casa en 20 minutos… —Estaré ahí— le digo y cuelgo antes de que pueda decirme algo más.


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Cole tiene el capot abierto ahora, y está parado al lado del auto, mirándome a través del parabrisas con una mirada muy divertida en su cara. — ¿Tu mamá?— pregunta. —Eso— digo —no te importa—. Mantengo mi teléfono en mi mano, sólo por si acaso. —Mira, — digo, —gracias por tu ayuda pero puedo arreglármelas desde aquí. — ¿Tienes los cables?—, pregunta, ignorándome. —No—, digo. Me mira incrédulo. — ¿No tienes los cables? —No, — digo desafiantes. — ¿Y tú? —Yo no soy el que maneja el auto que está a dos pasos del depósito de chatarra—. Jadeo. Qué idiota. — ¿Al menos tienes Triple A?— pregunta. Considero mentir, pero entonces me doy cuenta de que si no dejo que Cole me ayude, me quedaré varada aquí. —No— digo miserablemente, y espero a que él haga algún comentario sobre lo horrible que es mi auto. Pero Cole sólo camina al frente del auto y baja el capot. Mete la mano en el bolsillo de sus jeans y saca un cigarrillo, lo prende y aspira lentamente, el humo flota perezoso hacia el techo. Alcanza su bolsillo de nuevo y saca su celular. Marca un número y dice: —Hola, estoy teniendo un pequeño problema con el auto y necesito un empujón—. Hace una pausa, luego me mira. —Es un… —Un Corolla de 1997— le digo. Termina la llamada y cierra su teléfono. —Gracias— digo.


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—No hay problema—. Hay un incómodo silencio. Suspiro y finalmente salgo del auto, y me paro inquietamente al lado de la puerta del conductor. —Así que, ya te puedes ir—, digo. —Estoy bien aquí, de verdad. No me importa esperar. —Tengo que quedarme hasta que lleguen— dice él. —Porque soy el que tiene la tarjeta de Triple A. — Sopla una larga columna de humo hacia el techo, luego se sube al capot de mi auto. —Siéntete libre—, digo, tratando de hacerlo sentir mal por haberse sentado en mi auto sin preguntarme si estaba bien, pero él sólo sonríe. Suspiro de nuevo y me siento en el capot junto a él y trato de consolarme con el hecho de que si él hubiera querido matarme, lo hubiera hecho anoche cuando me tuvo sola en su habitación de hotel. Sin mencionar que hay cámaras por todo el lugar, incluyendo el estacionamiento, así que sería muy tonto de su parte intentar algo. —Van a pasar dos horas antes de que ellos lleguen aquí—, dice. — ¿Dos horas? ¿De dónde demonios están viniendo? ¿Arabia Saudita? Él se encoge de hombros. —Supongo que están ocupados. La puerta del estacionamiento se abre y un montón de chicas salen del elevador riéndose como tontas. Se ven como si estuvieran medias borrachas, cayéndose las unas sobre las otras. —Hola, Cole— dice una de ellas, mientras pasa caminando. Cole le da una larga mirada, sus ojos subiendo por su cuerpo. —Hola, Marissa, — dice él. Por un segundo parece que ella va a decir algo más, pero entonces sigue caminando. Inexplicablemente me siento celosa. — ¿Quién era esa?, — pregunto. —Sólo una amiga, — dice suavemente, entonces me guiña un ojo.


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—Sabes…— digo, saltando del capot y enfrentándolo. Cruzo mis brazos y lo miro. —Eres un cretino. Finge estar shockeado y luego herido. Pone sus manos sobre su corazón por encima de su chaqueta de cuero. Sus dedos están sucios por tratar de mirar debajo del capot de mi auto. — ¿Lo soy?— pregunta. —No puedes—, digo, —simplemente ir por ahí siguiendo a las personas hasta sus autos—. En serio ¿qué está mal con él?’ —Pensé que te estaba ayudando—dice —Y no te seguí, este es un estacionamiento público. Considero mencionar que es totalmente asqueroso repasar a chicas que están deambulando por el estacionamiento con ropa que apenas las cubre, pero no lo hago. Reviso mi celular por la hora: 10:23, lo que significa que sólo hemos estado esperando por unos siete minutos. Sólo faltan ciento trece. Suspiro. No hay manera de que pueda encontrarme con Chris Harmon ahora, así que le mando un mensaje de texto y le pido que nos encontremos antes de clases el lunes. En realidad, se lo ordeno: le digo que lo veré en su casillero antes de la primera campana. Espero que Cole piense que le estoy escribiendo a mi novio, algún tipo súper grande que juega futbol universitario y está viniendo para ocuparse de él y asegurarse de que no se meta conmigo de nuevo. Luego le escribo a Robyn y le digo que mi auto no enciende y estoy esperando a Triple A con un tipo con el que trabajo, y le pido que se ocupe de mamá. Ella responde: “No hay problema” con una carita sonriente. Gracias a Dios por las hermanas. Cole alcanza un bolsillo de su chaqueta y saca un mazo de cartas. Empieza a barajarlas, sus manos moviéndose de atrás hacia delante. Lleva un anillo de plata en su pulgar y las luces del techo rebotan en él mientras sus manos se mueven expertamente por el mazo. Él me ve mirándolo, así que me comporto altaneramente. —Si estás tratando de seducirme para que entre en tu mundo del juego de las cartas,


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no va a funcionar. Él no contesta, sólo me acerca el cigarrillo y me ofrece fumar. —No, gracias— digo. ¿Está loco? ¿No sabe que fumar es asqueroso y causa muchas clases de enfermedades horribles, sin mencionar que te hace oler y te pone los dientes amarillos? Por supuesto, Cole no tiene los dientes amarillos, tiene dientes muy blancos. Pero no demasiado blancos, no como “me hice blanquear los dientes”. Odio eso. Y el humo en él no huele repulsivo. Huele como… oscuro, si eso tiene algún sentido. Peligroso, pero casi en un buen sentido. Cole da otra lenta pitada a su cigarrillo. —No estoy tratando de seducirte para hacer nada— dice, y entonces me mira directamente. —Para entrar al mundo de las cartas o para otra cosa. —Gracioso— digo. Pongo mis ojos en blanco porque realmente no puedo pensar en una buena respuesta. Siento frío, así que voy a mi auto y saco una sudadera. Cole está repartiendo las cartas ahora, poniendo cinco pilas de dos cartas en un círculo en el capot. — ¿Qué estás haciendo?— pregunto. —Jugando póker—dice. — ¿Contigo mismo? —Practico— dice —llevo diferentes combinaciones en mi cabeza y veo si puedo ganar o no. — Me mira. —Es matemática— dice. Observo mientras sus manos mueven las cartas de un lado al otro, dándolas vuelta, metiéndolas de nuevo en el mazo, trabajando con ellas cara arriba sobre el capot. — ¿Quieres que te enseñe cómo jugar?— pregunta, sin levantar la vista. — ¿Qué te hace pensar que no sé jugar?— Hablando de comportarse como un macho. Entonces recuerdo que anoche le dije que no sabía. Así que agrego rápidamente, —Tal vez sólo lo dije para despistarte.


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— ¿Sabes jugar? —Sí, — digo. —Lo he visto por TV antes—. Esto no es exactamente verdad, quiero decir, he visto póker por TV unas pocas veces, cuando de casualidad estaba puesto de fondo o cuando Leonardo de alguna manera tomaba posesión de nuestro control remoto y no quería devolverlo. Sé qué le gana a qué, y los tipos de manos (pareja, color, etc.). No tengo ni idea de cómo funciona el juego en realidad. Pero Cole sólo arquea sus cejas, ignora lo que acabo de decir y me explica el juego. Así es como funciona: A cada persona en la mesa le reparten dos cartas. Una ronda de apuestas comienza en donde cada persona puede o retirar su mano o quedarse en el pozo poniendo fichas. Después de que todos tienen oportunidad de retirarse o apostar, el repartidor coloca tres cartas cara arriba en el centro de la mesa. Estas tres cartas son llamadas el Flop, y son cartas comunitarias; todos pueden usarlas. Así que, por ejemplo, tienes un dos en tu mano, y otro dos en la mesa, tendrás dos dos. Basados en estas nuevas cartas, todos los que todavía están en el juego apuestan, pasan o se retiran. El repartidor pone otra carta comunitaria cara arriba en el centro de la mesa. Esta es llamada el Turn. Otra ronda de apuestas y luego la última carta comunitaria, llamada el river, es repartida. Todos los que aún están en el juego apuestan o se retiran, y entonces quienquiera que tenga la mejor mano de cinco cartas, usando cualquier combinación de las cinco en la mesa y las dos en su mano, gana. —Muy bien— dice Cole cuando termina de darme la explicación general. Se baja del auto. Entonces alcanza el bolsillo de su pantalón y saca un fajo de dinero. Separa cinco billetes de cien dólares de arriba y me los ofrece. —Aquí tienes— dice. Lo miro incrédulamente. — ¿Para qué es eso? —Tómalo y juega— dice —Tenemos un par de horas. — ¿Allí dentro?— pregunto. Ahora sé que está realmente loco. Los tipos en las mesas de póker dan miedo. Ellos toman y gritan y se quedan allí por


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horas, y a veces parece que quieren matar a alguien. Son, obviamente, muy inestables, apostando miles de dólares sin más. No hay manera de que vaya adentro y realmente juegue; especialmente cuando no lo he hecho antes. —La mejor manera de aprender a jugar— dice él—es simplemente entrando allí y hacerlo. — Arquea sus cejas de nuevo, desafiándome. — ¿Cuál es la trampa?— pregunto, desconfiada. —No hay trampa— dice —.Lo que sea que ganes al final de la noche, te lo quedas—. Dudo, podría en realidad usar el dinero, especialmente porque sólo Dios sabe que está mal con mi auto y lo que costará arreglarlo; pero no tengo ni idea de lo que estoy haciendo, y toda la cosa es completa y totalmente sospechosa. Aún así, no es como si estuviera usando mi propio dinero, y podría ser mejor que estar parada aquí con Cole por dos horas. —También es un buena forma de averiguar si tienes lo que se necesita— dice Cole. —Si realmente eres tan buena como creemos que eres. Bueno, eso lo decide. Le arranco los billetes de cien dólares de su mano y empiezo a caminar hacia el ascensor, Cole siguiéndome detrás.

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Trato de ganar tiempo deteniéndome en el baño, y trato de ganar más tiempo aún comprando una botella de agua en uno de los puestos cerca de los negocios, pero Cole insiste en que voy a jugar, y cuando entramos al casino, él susurra: “No juegues nada más alto de tres-seis” y luego desaparece, literalmente desaparece. ¡Antes de que pueda preguntarle lo que eso significa! Lo que no está bien para nada, quiero decir, ¿no debería haber algún tipo de programa de entrenamiento o algo? ¿Dónde él se sienta a mi lado y me aconseja por lo menos durante la primera mano? Nadie nunca te dejaría sólo por tus propios medios en el primer día de un verdadero trabajo. Me dirijo al cajero y le entrego los quinientos dólares, mis manos tiemblan. —Sólo unas fichas de un dólar, por favor— digo. —Y, um, supongo que algunas de cinco—. No tengo ni idea de si esto está bien, pero me imagino que no puedes equivocarte con fichas de un dólar. Son como billetes de un dólar, sirven en todos


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lados. La cajera, una mujer mayor con abundante cabello negro, cuya etiqueta identificadora dice ‘Flo’, toma mi dinero sin decir palabra, lo cuenta apilándolo, y entonces desliza hacia mí una enorme bandeja con fichas. La tomo y hago mi camino a través de las mesas hasta el escritorio de inscripciones, donde vas para que te asignen una mesa de póker. —Oh, hola— digo con toda tranquilidad al supervisor de mesas que atiende el escritorio. Espero que él mire hacia arriba y diga algo como “Wow, ¿no eres una mesera aquí?”. Pero él ni siquiera me reconoce. O si lo hace, no dice nada, tal vez esté acostumbrado. Los empleados del Collosio tienen permiso para jugar sólo bingo y póker aquí, así que tal vez no es algo tan fuera de lo común como para resaltarlo. — ¿Puedo ayudarte?— pregunta, sonando aburrido. Wow. Tal vez debería señalarle esto a Adrianne, la atención al cliente en este lugar brilla por su ausencia. —Si— digo — Me gustaría entrar en un juego de tres-seis, por favor. — Trato de sonar confiada, como si hiciera esto todo el tiempo. —Um, pero sólo por curiosidad— digo — ¿qué es exactamente un juego de tres-seis? —Tiene que ver con las apuestas— dice el supervisor. —Sólo puedes apostar tres dólares después de repartir y del Flop, y luego seis dólares después del Turn y del River. —Oh, bien— digo, eso tiene sentido. —Es que lo olvidé por un segundo, já já. — El tipo me mira por encima de sus lentes de marco grueso, y por un segundo, me preocupa que vaya a pedirme mi identificación… y lo hace. — ¿Puedo ver tu identificación, por favor?— pregunta. — Eh, claro—. Busco en mi bolso y saco mi licencia falsa de mi billetera. El tipo la estudia por un minuto, luego me la devuelve. —Puedes sentarte en la mesa cuarenta y siete— dice.


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—Oh— digo —Oh, ¿no hay espera? Porque en serio no estoy apurada ni nada. No tengo que... —Mesa cuarenta y siete— repite, más contundente esta vez. Muy bien, entonces. Recojo mis fichas y camino entre las mesas hasta la número cuarenta y siete. La mesa no está llena; sólo hay cuatro o cinco tipos sentados allí, así que sólo escojo un lugar y me dejo caer allí. No estoy acostumbrada a cargar una enorme bandeja de fichas y me siento un poco demasiado fuerte (los asientos son bajos), y las fichas se desparraman por la mesa. Ups. —Oh, lo siento— digo recogiéndolas y poniéndolas de vuelta en mi bandeja. — ¡Supongo que no estoy acostumbrada a esto, já já!— Recojo algunas fichas que cayeron al suelo y cuando me enderezo, un tipo que lleva una franela al final de la mesa me dedica una sonrisa de oreja a oreja. En realidad, creo que conozco a este tipo, me parece muy familiar. Oh mi dios. ¡Él estaba aquí anoche cuando tiré mi bandeja de bebidas! ¡Estaba totalmente enojado! Él dijo que ahora iba a apestar a alcohol y a su esposa no le gustaba que bebiera en noches de semana, así que le dije si no podía ser honesto con ella y decirle que una mesera le había tirado las bebidas encima, y entonces él dijo que obviamente no conocía a su esposa, y yo dije que no, no la conocía, pero... —Ciega grande—, dice el repartidor, mirándome. Um, ¿qué? Me quedo mirando en blanco, sin tener ni idea de lo que está hablando. —Tres dólares— dice el repartidor, suspirando. —Oh, claro— digo, y lanzo una gran risa como si no pudiera creer que lo hubiera olvidado. Lanzo tres fichas de un dólar al medio de la mesa. Entiendo rápido que las ciegas son apuestas forzadas, dinero que tienes que poner en el pozo para que continúe. Como una apuesta inicial, sólo que no debes ponerlo todas las veces. Rotan, dependiendo de dónde está el botón. El botón es este pequeño disco de plástico que esta sobre la mesa, y sé, por verlo en TV, que se mueve de persona en persona después de cada mano. Así que si estás sentado a la izquierda del botón, tienes que poner la pequeña ciega (que en este juego es un dólar), y la persona a la izquierda de la apuesta ciega debe poner


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la ciega grande (que en este juego son tres dólares). Por supuesto Cole nunca mencionó nada sobre botones o apuestas o algo, ya sabes, importante como eso. Imagínate, quiero decir, el tipo es un completo cretino; probablemente está acechando por los alrededores justo ahora, observándome para ver como lo hago, si estoy descolocada por el hecho de que él olvidó mencionar dos importantes partes del juego. Pero no estoy nerviosa. El repartidor pone dos cartas frente a mí y levanto lentamente los bordes de ellas y miro, con cuidado para que nadie vea qué son. No hay manera de que quiera que alguien sepa lo que tengo; sé que algunas personas en este casino son muy turbias, y tratarán de echarle una mirada a tus cartas sin importar nada. Los he visto en acción, de primera mano. Hmm. Una reina y un rey. “Paso”, digo alegremente cuando me toca. — ¿Quieres decir ‘check4?— pregunta el repartidor, suspira de nuevo y mira hacia arriba hacia el techo, como si no pudiera creer que me quedé atascada en su mesa. Es en serio lo de la atención al cliente en este lugar. ¿No deberían hacer sentir a los nuevos jugadores bienvenidos? —Correcto— digo. —Sí, definitivamente, check—. Eso es cierto. En póker, si quieres que juegue el que sigue, dices ‘check’. Las tres cartas que el repartidor lanza al medio, el Flop, es un dos, tres, siete, todos de diferentes pintas. Ninguna me sirve, así que cuando es mi turno, me retiro. Aburrido. La segunda mano está un poco mejor, me reparten dos sietes, y el Flop es siete, rey, reina. Todas de corazones, lo que significa que alguien podría tener un color (cinco cartas de la misma pinta, que vencerían a mis tres sietes) y calculo los porcentajes en mi cabeza, resolviendo que hay trece corazones en el mazo. Con tres de ellos en la mesa, lo que deja diez en el mazo, y alguien debería tener dos de esos diez para tener un color.

4 Abstenerse de apostar cuando al llegarle el turno al jugador todavía no se ha subido el bote. Tiene la opción de Ir o Subir si alguien apuesta detrás de él.


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El Turn es un tres de diamantes, y a estas alturas, todos están fuera de la mano excepto el tipo de la franela y yo. El River es el dos de espada. Apuesto, lanzando mis fichas al pozo. El tipo de la franela aumenta mi apuesta. ¡Ese idiota! Sé que no se supone que debas dejar a tus emociones involucrarse en el póker, pero aún así, quiero decir, ¿cómo se atreve? Igualo su apuesta, y cuando damos vuelta las cartas, el tiene un par de reyes. Gano un pozo de casi cuarenta dólares. ¡Cuarenta dólares! ¡Por diez minutos de trabajo! El repartidor empuja el pozo hacia mí, y yo chillo con deleite. “¡Cuarenta dólares! ¡Yay!”. No puedo evitarlo. ¿Puedes imaginar si hubiera jugado una apuesta mayor? ¿Cómo quinientos dólares o algo así? ¡Hubiera hecho miles! Wow. El póker es divertido. —Un lindo pozo, cariño— me dice el tipo de al lado mío, me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa. El tipo de la franela me dedica una mirada sucia. Wow. Como sea, quiero decir, qué manera de ser un mal perdedor. Una hora y media más tarde, estoy arriba por doscientos dólares. ¡Doscientos dólares! Jugando tres-seis, que es como la más baja apuesta que puedes hacer. Realmente estoy empezando a agarrarle la mano, y es muy, muy divertido. ¡Además todos en mi mesa son muy amigables! Hasta ahora me hecho amiga de tres jugadores: un amable hombre de negocios de Nueva York, un chico universitario, llamado Stuart, que está estudiando política y es muy inteligente (pero es un poco nerd para mi gusto, y tiene novia), y un perfectamente amable pero posiblemente turbio que siempre dice “¡Booyah!” cada vez que gana el pozo. —Estás de racha ¿no, Shannon?— dice Stuart cuando gano veinte dólares más. —Debe ser suerte del principiante— digo. Quiero decir, se supone que ellos deben creer que soy ingenua y alocada. En realidad, creo que ellos de verdad piensan que soy ingenua y alocada, porque un par de veces cuando hacía ciertas igualaciones y apuestas, los atrapaba a todos mirándome a mí y entre ellos con sorpresa. Y el tipo de la franela está definitivamente molesto conmigo cada vez que tomo su dinero. Oh, bueno, si no puedes con la presión no te sientes en la


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mesa, ¿no crees? Estoy por poner la pequeña ciega cuando escucho a alguien en la mesa de detrás de mi gritar “¡Esta bebida es sólo una salsa floja!”, en una voz alta y familiar. La voz familiar de alguien que podría meterme en muchos problemas. Trago fuerte. Muy bien, pienso, no entres en pánico, no sabes con seguridad si es él. Tomo aire profundamente, me inclino hacia Stuart, que está sentado a mi derecha, y susurro, —Discúlpame, Stuart. — ¿Si?—, dice él. No debes susurrar a otros jugadores durante una mano, pero como todavía no hemos visto nuestras cartas, creo que está bien. Además, esto es una total emergencia. — ¿Escuchas a ese tipo, el que está detrás de nosotros, hablando de que su bebida está my floja y quiere devolverla y que no tiene por qué apostar aquí y que podría hacerlo en otro lado? — ¿El que acaba de gritar, ‘¡Aces, bebé, sí!’ como un tonto?— pregunta Stuart alegremente. —Si— digo. — ¿Podrías… um…podrías sólo… darte vuelta y decirme como es? Stuart, gracias a Dios, no hace peguntas, él sólo se da la vuelta y de nuevo hacia mi. —Tiene barba de chivo, cabello castaño corto y lleva un sombrero celta. Cierro mis ojos y suspiro —Gracias, Stuart —No hay problema. —Um, una cosa más— digo. — ¿Puedes decirme si está mirando hacia acá?” Stuart hecha un vistazo, —Nop— dice. Hago mi cuello hacia atrás lentamente y miro. Sip, ahí está: Leonardo, sentado con una gran copa de algo con alcohol, hablando alto, y actuando alocado y básicamente arruinando toda mi noche con su presencia.


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Tomo un profundo respiro y empiezo a recoger mis fichas. —Gracias chicos— digo, —pero tengo que irme. Ninguno protesta, lo que hiere mis sentimientos un poco, porque pensé que éramos todos amigos. Levanto mis fichas y me dirijo hacia Flo para cambiarlas. Me devuelve setecientos dólares en billetes, todos tiesos y perfectos. Puede ser mi imaginación, o el hecho de que estoy de mejor humor, pero parece más amigable esta vez. —Gracias— digo, sosteniendo lo billetes en mi mano y admirando su pulcrosidad. Resisto la repentina necesidad de olerlos. Definitivamente estoy empezando a comprender como la gente puede volverse tan loca por el dinero. Me doy la vuelta y casi choco contra Cole. —Cielos—, digo. — ¡Deja de hacer eso! — ¿Qué estás haciendo?—, pregunta. — ¿Por qué te levantaste? —Porque el novio de mi hermana se sentó en la mesa detrás de mi, y no quería que me viera. De todas formas, probablemente fue bueno que me levantara, — digo. Sacudo los billetes frente a él. —Porque gané doscientos dólares. Él toma el dinero de mi mano y lo estudia. —Sí, lo sé—, dice. —Te estaba mirando — ¿Lo estabas?— pregunto. — ¿Desde dónde?— Miro a mí alrededor, preguntándome donde puede haber estado posiblemente. —No importa—dice. —Tenemos que irnos de todas formas. El tipo de la Triple A llamó, la camioneta casi está aquí. —De todas formas— digo, siguiéndolo cuando empieza a caminar fuera de la sala de póker. — ¿Te diste cuenta de que fue natural? ¿De qué sabía exactamente lo que estaba pasando, de que entendí las cosas así?— Hice sonar mis dedos, en caso de que el necesitara una imagen visual de cuán rápido entendí las cosas. —Sí— coincide Cole. —Lo hiciste realmente bien, tienes algunas cosas que aprender, pero lo hiciste muy bien para ser tu primera noche.


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Está caminando rápido ahora, a través del casino y hacia la salida que conduce al ascensor. Me apresuro para alcanzarlo. —Lo sé, — digo. —Lo hice, totalmente. ¡Gané doscientos dólares! ¡En una mesa de tres-seis! En mi primera noche y sin ninguna clase de ayuda. Realmente es muy malo que no vaya a suceder de nuevo. Empiezo a sentirme triste sobre eso; quiero decir, este es definitivamente el dinero más fácil que he hecho. —Estoy contento de que te divirtiera— dice Cole. Estamos en el ascensor ahora y pulsa el botón del estacionamiento. El ascensor comienza a moverse, y él está mirando los números que se iluminan a medida que hacemos nuestro descenso, y él parece casi… aburrido. Mi estómago da un vuelco. Ahora que le he probado el gusto a esto de apostar, medio como que quiero hacerlo más. Uh-oh. ¿Debería preocuparme? Sí, fue divertido; sí, gané doscientos dólares, pero el hecho de que cambiara mi opinión sobre que apostar es turbio, que tomó sólo un poco más de una hora para que me drogara con la gloria y me sintiera ansiosa por hacerlo de nuevo… da como miedo. ¿Ya soy una adicta al juego? ¿Y qué pasó con Cole que no dice nada sobre volvernos a encontrar? Quiero decir, sé que no puedo hacer esto de nuevo, demasiado arriesgado, pero uno pensaría que él al menos me preguntaría si quiero hacerlo. ¿Es Aces Up como un chico? ¿Los quiero sólo porque ellos no me quieren a mí? La puerta del ascensor se abre y Cole pasa con mucha tranquilidad por delante de mí. ¿Qué pasó con las damas primero? Mi espíritu decae un poco. Camino a duras penas detrás de él cuando él va hacia su camioneta. —Justo a tiempo—, dice Cole mientras una camioneta de Triple A se detiene detrás de mi auto. Cole se sienta conmigo mientras el tipo le da un golpe eléctrico al motor. Una vez que enciende, espero que él finalmente diga algo sobre encontrarnos de nuevo, pero no lo hace. En cambio, sólo me entrega doscientos dólares del montón que yo le di. Y entonces se sube a su camioneta y se va.


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Traducido por gaby828 Corregido por anvi15

El siguiente día es sábado, y cuando mi despertador suena a las 8 a.m., ya

estoy despierta, acostada en mi cama y pensando en los locos acontecimientos de anoche. Me deslizo de la cama, me pongo un par de pantalones y un suéter verde suave, luego cepillo mis dientes y arreglo mi cabello hacia atrás en una cola de caballo. Mi plan es conseguir un inicio muy temprano en mi tarea para la semana. Y, um, ponerme al día con la semana pasada. La casa está silenciosa, pero cuando llego al piso de abajo, encuentro a Leonardo sentado en nuestra cocina, comiendo un tazón de Honey Nut Cheerios y leyendo una revista. —Oh— digo. No esperaba ver a Leonardo aquí. Por supuesto, tampoco esperaba verlo anoche en el casino, solamente está apareciendo por todas partes de improviso. Ugh. Bien, Shannon, me digo a mí misma, serénate, actúa natural, piensa en lo que le dirías si se tratara de cualquier otra mañana. Probablemente algo inteligente, fuerzo la arrogancia en mi tono y digo: —No sabía que podías leer. —Oh, sí, — dice Leonardo, obviamente sin percibir el sarcasmo. —Me encanta leer. — Está usando pantalones cargo y una camiseta marrón, y su pierna está rebotando debajo de la mesa. Leonardo siempre es bastante… inquieto. — ¿Qué haces levantado tan temprano?— Pregunto. Especialmente ya que estuviste fuera tan tarde anoche, quiero añadir, pero no lo hago. —Robyn y yo vamos a una excursión, — dice —Pero no me levanté temprano. Todavía no he estado en la cama. — Me mira expectante. —


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Estuve fuera anoche, ¿recuerdas?— Mi corazón empieza a latir muy rápido, abro el refrigerador y saco la leche. Ni siquiera quiero leche, pero necesito hacer algo para darle la espalda así no puede ver lo roja que está mi cara. —Um, no, no recuerdo, — digo, tratando de mantener mi voz uniforme. Pongo la leche en el mostrador y luego me doy cuenta de que ahora en realidad tengo que, tú sabes, hacer algo con ella, así que me sirvo un vaso, luego agarro una barra de Nutri-Grain de la alacena. Definitivamente es el momento de tomar mi desayuno para llevar. Pero luego me doy cuenta de que va a parecer extraño si me sirvo un vaso de leche y lo dejo sin beber, así que empiezo a tragarlo lo más rápido que puedo. —Pero te vi, — dice Leonardo. Toma una grande y ruidosa cucharada de cereal. —Anoche. — Ugh. Estúpido y tonto Leonardo y su estúpido y tonto juego de póker. —Um, no, — digo, riendo. —Anoche estaba trabajando. ¿Entraste al Rusty Nail?— Arreglo mis facciones en lo que espero sea una mirada inocente. Nada que ver aquí, simplemente todo está cada vez mejor, la, la, la. —No, — dice, frunciendo el ceño. —Estabas en el Collosio, ¿verdad? Yo también estaba ahí, en las mesas de póker. — Mi corazón empieza a bombear sangre más rápidamente a través de mi cuerpo, y puedo oír un sonido de soplido en mi cabeza; se siente como si estuviera entrando en pánico, así que tomo una larga, profunda respiración y espero que no se muestre en mi cara. —No, — digo lenta y cuidadosamente. —Estaba en el trabajo. ¿Qué estaría haciendo en el casino? ¡Ni siquiera tengo veintiuno!— Trato de mantener mi voz ligera, como —Jaja, ¿no es gracioso que pensaras que estaba en el casino?—. Por supuesto, Leonardo tampoco tiene veintiún años, pero de alguna manera no necesito esforzarme mucho para imaginarlo con una identificación falsa. Frunce el ceño. —Es extraño, — dice. —Lo juro por Dios, se parecía a ti. Estabas sentada en las mesas de póker, y parecía que tenías una buena noche.


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Pone sus manos unos cuantos centímetros encima de la mesa para indicar una pila de fichas. —Tenías una pila enorme de fichas de póker. —Sí, bueno, tengo una apariencia muy común, — digo. —La gente siempre piensa que me vio en algún lado cuando en realidad no es así. De hecho, justo el otro día, estaba afuera y esta chica en la calle pensó que yo era su prima. Se acercó y me abrazó y todo. Leonardo frunce el ceño, sus cejas uniéndose. Se sirve un poco más de cereal de la caja en la mesa. — ¿En serio?— Pregunta. —Totalmente, — tomo otro sorbo de leche, forzándome a mí misma a no derramar el resto del vaso por el lavabo. —Y ni siquiera me hagas empezar con la vez que este chico siguió insistiendo que yo era la chica del campamento con la que había ligado hace dos veranos. Aparentemente ella le había dado algún tipo de enfermedad, fue completamente… Mi papá escoge ese momento para entrar en la cocina. Está silbando, pero se detiene cuando ve a Leonardo. —Oh, — dice con cautela. —Eres tú. —Hey, papá, — dice Leonardo. Se levanta y da palmadas en la espalda de mi padre. Lo extraño sobre la relación entre Leonardo y mi papá es que Leonardo ama a papá. Cree que es el mejor gato por ahí. (Sus palabras, obviamente, no mías.) — ¿Cómo entraste?— pregunta mi papá. Me dispara una mirada, como si creyera que soy la responsable, pero pongo mis manos en alto en señal de rendición y me encojo de hombros como si dijera, “No me culpes, nunca lo dejaría entrar.” —Robyn me dejó entrar, — dice Leonardo. — ¿Y dónde está Robyn ahora?— Pregunta papá. —Está arriba, preparándose, — dice Leonardo. Agarra una taza de la alacena y afanosamente sirve una taza de café para mi papá. —Necesita un


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poco de café, papá. — Lo dice como una orden. Bien. Leonardo nunca me ofreció café, todo lo que hizo fue decirme que me vio en el casino y tratar de arruinar mi vida. —Gracias, — dice mi papá. Pone su computadora portátil en la mesa y la prende. Cuando papá perdió su empleo, tuvimos que cancelar nuestra suscripción al periódico, por lo que ahora obtiene todas sus noticias en línea. Hay un silencio, y me asusto, pensando que tal vez Leonardo va a sacar a relucir la cosa del casino a mi papá. —Robyn y Leonardo van a una excursión, — digo rápidamente. —Su idea, — dice Leonardo con tristeza. —No mía. —Si, conoces a Robyn, — digo. — ¡Siempre tratando de llevarte a las excursiones con ella!— Ahora estoy balbuceando, así que vierto el resto del pote de café en una de las tazas Starbucks de viaje de mi mamá. Definitivamente es momento de irme de aquí. Y entonces mi teléfono empieza a repicar en mi bolsillo. ¿Quién estaría llamando tan temprano? Saco mi teléfono y compruebo la pantalla. Oh Dios Mío. ¡Es Max! ¡Max me está llamando! ¡El nombre Max parpadea directamente sobre mi pantalla de identificación de llamadas! No sé qué hacer. Contesto, no contesto. Contesto, no contesto. Mi dedo se mueve sobre el botón verde de mi teléfono, para adelante y para atrás, para adelante y para atrás. Si respondo, voy a estar sometida a hablar con él delante de mi papá y Leonardo. Si no le respondo, voy a preguntarme lo que quería. ¿Y si no deja un mensaje? Entonces no sabré si se supone que le tengo que devolver la llamada. Quiero decir, algunas personas creen que si ves una llamada perdida de ellos, deberías saber que se supone que les tienes que devolver la llamada, pero otras personas figuran que si no dejan un mensaje, no es necesario devolver la llamada. ¿Por qué no sólo me envía un


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mensaje de texto, como una persona normal? ¡Mensaje de texto! Tal vez le debería enviar un mensaje. Eso estaría bien, incluso si no dejó un mensaje. Sólo un amistoso mensaje, diciendo… — ¿Vas a responder eso?— Pregunta Leonardo. Toma otra cucharada llena de cereal. —Ese tono de llamada me está volviendo loco. Ugh. Así que contesto. — ¿Hola?— Digo. Mmm. Tal vez debí haber dicho, —Hey, Max. — Obviamente él sabe que sé quién es porque vi el identificador de llamadas. Pero tal vez ahora crea que borré su número de mi celular. ¿Quiero que crea eso? ¿Debería fingir que no sé quién es? Porque entonces… —Oh, hey, — dice sonando sorprendido. —Es Max. —Oh, — digo. —Hey. Mi hermana entra corriendo en la cocina, usando pantalones cortos color caqui y una franelilla rosada. — ¡Estoy lista!— Grita. — ¡Lista para la excursión! —No pensé que fueras a contestar, — está diciendo Max. —Iba a dejar un mensaje. —Entonces ¿por qué llamaste?— Pregunto, confusa. ¿No quería hablar conmigo? ¿Estaba esperando que no contestara, sólo para que pudiera dejarme un mensaje y no estar sometido a hacer frente a tener una verdadera conversación conmigo? ¿Vamos a ser una pareja de tutoría que no hacen nada excepto acordar citas por teléfono? Que. Mal. —Quería fijar un momento para la tutoría, — dice. Estrecho mis ojos y me empiezo a sentir molesta. — ¿Con quién estás hablando?— Pregunta Robyn. Pasa más allá de mí y saca una caja de granola de la alacena. —Ugh, — dice. — ¿Quién dejo la leche afuera? Se va a poner asquerosa.


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— ¿Estás ahí?— Pregunta Max. Su voz suena rasposa, como si se acabara de levantar. Muy sexy. Me lo imagino acostado en la cama, usando sólo sus calzoncillos y una camiseta. Su rostro tiene un poco de vello facial, y su cabello está todo desarreglado. Imagino su cuerpo estando caliente, y su camiseta se levanta un poco cuando alcanza el teléfono de la mesita de noche para llamarme y… Respiro profundamente. Esta definitivamente no es la manera de seguir enojada con él. —Sí, — digo. —Estoy aquí. — ¿Así que puedes reunirte esta noche?— Pregunta. — ¿Esta noche?— Repito. —Si, — dice. — ¿Tal vez a las siete más o menos? Dilema: Admito que no tengo planes para el sábado en la noche y hago la tutoría con Max, o inventar algo que me haga parecer genial y atrayente, pero a cambio, renuncio a la oportunidad de salir con él. —Creo que podría funcionar, — digo. —No tengo ninguna salida definida. —Nada definido— está bien. “Nada definido” significa que yo como que tenía planes pero no se confirmaron. ¿Cómo se me ocurrió eso bajo presión? Dios, soy una zalamera. — ¿Con quién estás hablando?— Pregunta Robyn de nuevo. En la mesa, papá y Leonardo están teniendo una discusión acalorada sobre la economía y cómo arreglarla, y por lo que puedo distinguir, Leonardo está, sorprendentemente, manteniéndose firme. —Entonces, um, ¿a las siete en Barnes and Noble?— Le digo a Max. —Creo que eso debería encargarse de los por menores. — Oh, Dios. ¿Por menores? Nunca he usado la palabra “por menores” en mi vida. Oí a Mackenzie decírselo a alguien la otra noche, y debo haberlo recogido. ¿Cómo es posible? ¿Que haya escuchado algo una vez y ahora lo haya internalizado? Mi vocabulario se ha convertido de alguna manera en un papel matamoscas, aparentemente cada palabra loca se está pegando.


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—Bien, — dice Max. —Te veo más tarde, cuando estés más despierta. — ¿Qué quieres decir, cuando esté más despierta?— Estoy perfectamente despierta. Estoy a punto de empezar a estudiar, por amor de Dios. Incluso ya he tenido un completo mini-drama, involucrando al novio de mi hermana y un juego de póker ilegal. —Oh, — dice Max, sonando sorprendido. —Nada, solo… Quiero decir, pensé que tal vez te acababas de levantar o algo así. Desde que es tan temprano. Y, uh, porque suenas como frenética. — ¿CON QUIÉN ESTÁS HABLANDO?— Robyn prácticamente grita. —Te llamo más tarde, — le digo a Max, y cuelgo antes de que pueda decir otra cosa. —Max, — le digo a Robyn. Sólo decir su nombre hace que me ruborice, y los ojos de Robyn se amplíen. —Lo sé, — digo. —Le estoy enseñando matemática. — De repente estoy muy ocupada vertiendo crema y azúcar en mi café. — ¿Estás haciendo qué?— Grita Robyn. Papá levanta la vista del ordenador, de donde está sacando algún artículo para mostrárselo a Leonardo. —Le estoy dando clases particulares. — ¿Quién es Max?— Dice Leonardo, frunciendo el ceño. —Nadie, — digo firmemente. —Sólo alguien a quien le estoy enseñando matemática. — Veo a Robyn directamente a los ojos. —Nos vamos a reunir esta noche. —Él no es sólo un chico al que le está enseñando matemática, — informa Robyn. —Es el chico que totalmente le rompió el corazón el año pasado. Casi la besó y nunca llamó otra vez. ¡Casi la besó y la abandonó! —Ese bastardo, — dice Leonardo, lo que de algún modo me hace amarlo un poco, pero no lo suficiente para dejar de estar enojada con él por estar


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en el casino; lo que no tiene sentido, ya que yo era la que estaba haciendo algo incorrecto, no él. Todo esto se está complicando demasiado. — ¿Por qué no me dijiste?— Pregunta Robyn. Se muerde el labio y salta de un pie a otro, su cola de caballo balanceándose. A diferencia de mí, la cola de Robyn es perfectamente lisa, excepto que está un poco suelta lo que hace que se vea aún más linda. —Me acabo de enterar, — digo. —Lo siento. —Está bien, — dice, y aprieta mi brazo. —Aunque, ¿estás bien con eso? —Si, — digo. —Estoy totalmente de acuerdo con eso. —No te preocupes, — susurra, inclinándose cerca para que mi papá y Leonardo no la oigan. —Hablaremos de ello cuando llegue a casa, y encontraremos el atuendo perfecto para la tutoría. Soy una hermana horrible.

♥ ♠ ♣ ♦

Más tarde esa noche: Barnes and Noble. Estoy sentada en la cafetería, esperando que Max vuelva a nuestra mesa con las bebidas. Mi libro de matemáticas está abierto delante de mí, y estoy tratando de concentrarme en unos problemas de muestra, pero es difícil hacerlo, ya que a) el hecho de que estoy pasando tiempo con Max me está poniendo muy nerviosa, y b) hay una niña fastidiosa en la esquina que sigue gritando sobre este tonto libro de ballet que quiere. Mi hermana, fiel a su palabra, pasó más de una hora ayudándome a encontrar el perfecto atuendo para la tutoría: un ligero suéter de algodón azul con cuello en V que muestra suficiente escote para ser sexy pero no suficiente de modo que se vea que estoy disfrazada; mis mejores jeans, y un par de potas negras con tacón de Robyn. Tengo puesto brillo de labios y dos capas de rímel, y mi cabello es brillante y cae por mi espalda. Gracias


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al secador de Robyn y un tratamiento de acondicionamiento profundo (Ambas sus ideas). Afortunadamente, la excursión de Robyn y Leonardo tomó más tiempo de lo que debería, así que no tuvimos mucho tiempo para meternos en todo el asunto de Max. Y hasta lo que sé, Leonardo nunca le mencionó que creyó verme en el casino. —Gracias, — digo cuando Max regresa a la mesa y me entrega una humeante taza de café. Insistió en ordenar bebidas para ambos cuando llegó, lo que fue bastante dulce. A pesar de todo, esto es incómodo. Quiero decir, ¿cómo se supone que debo actuar? ¿Vamos a tener que tener una gran charla sobre lo que pasó antes de que podamos empezar a trabajar? ¿Simplemente no hablaremos de ello? ¿Tenemos que mantener las cosas profesionales, hablar sólo de matemática? ¿O también hablaremos de otras cosas? —No hay problema, — dice Max, y yo tomo un sorbo. Ay. Caliente. Resisto la urgencia de escupir café por toda la mesa, y trato de fingir que no me he quemado la lengua. —Um, ¿cuánto fue?— Meto la mano en mi bolso y saco un par de dólares, pero Max hace un gesto con la mano. —No te preocupes, — dice, y toma un sorbo de su propio café. Lo está bebiendo negro, lo que encuentro muy sexy. Es como si fuera fuerte y no necesitara diluir su café con azúcar y crema, puede tomarlo. Yo, por el contrario, vierto unos nueve sobres de azúcar y dos toneladas de crema, lo que totalmente recordó, porque hizo mi café exactamente como me gusta. —No, en serio, — digo empujando el dinero hacia él. —Tómalo. —De ninguna manera, — dice Max. —No voy a ser ese chico. — Nuestras manos se tocan cuando empuja el dinero hacia mí, y mi cabeza se siente inestable por un minuto. Luego me recuerdo a mí misma de que a pesar de que ahora está siendo agradable, en el fondo es un imbécil, y no debería enamorarme de su supuesta caballerosidad.


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— ¿Qué chico?— Pregunto. —El chico que toma acepta dólares de ti para el café. — ¿Cómo sabes que serías ese chico?— Digo, deslizando el dinero en mi cartera y luego deslizando mi cartera en mi bolso. Y además, ¿por qué Max se preocuparía sobre ser el chico que acepta dos dólares de mí para el café, pero no por ser el chico que me abandonó después de casi besarme? No digo esto, sin embargo. De hecho, fuerzo mi voz para que suene ligera. —Tal vez serías el chico al que le di tutoría, todo el trayecto de mi último año. — O el que me abandonó después de casi besarme y nunca explicó por qué. Sonríe, su sonrisa toda torcida y linda, y tengo el impulso de extender un brazo a través de la mesa y pasar un dedo sobre sus labios. Mal, mal impulso. Me distraigo soplando mi café, y un poquito de él vuela en el aire. Maldición. ¿Por qué ordené un café aburrido y viejo? Debí haber ordenado algo como… No sé, té Chai. Un té Chai de vainilla. Eso suena sofisticado y moderno, como que cuando Max y yo dejamos de ser amigos, cambié mi bebida preferida de café a té Chai de vainilla. Como que ahora yo soy demasiado cool para él, y no al revés. Me pregunto cuánta cafeína hay en el té, cualquiera sea la cantidad que haya en el café sin duda no es bueno para mis nervios, porque cuando mi teléfono vibra en la mesa con un nuevo mensaje de texto, casi salto de la silla. Es un número que no reconozco. —Es Cole, ¿llegaste bien a casa anoche?— Dice, seguido por un emoticono. Um. He estado tratando de no pensar en Cole durante todo el día. He llegado a la conclusión de que lo que pasó anoche fue cosa de una sola vez, algo con lo que definitivamente no debo involucrarme. Quiero decir, casi soy atrapada por Leonardo en mi primera noche. Sólo puedo imaginarme en cuántas otras cosas horribles podría meterme si sigo con esto. Sé que no debería responder el mensaje. Pero por alguna razón


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inexplicable, como que quiero. Y Max me está viendo, y si no respondo, va a creer que él es tan importante que simplemente puedo poner mi vida en espera por él, que definitivamente no es el mensaje que quiero enviar. —Estoy bien, — le envío de vuelta, — ¿Cómo conseguiste este número? — ¿Nada importante?— Pregunta Max. —Eh, no, — digo cerrando mi teléfono. —Entonces, ¿deberíamos ponernos a trabajar?— Tengo que pensar en números para impedir que mi mente piense en… otras cosas. Como Cole. Y Max estando tan cerca. —Bien, — dice Max. Vacila y parece que está a punto de decir algo, y luego se inclina sobre la mesa y baja la voz. —Pero, ¿te puedo preguntar algo primero? Trago saliva. —Seguro, — digo. Tomo otro sorbo de mi café y deseo haber obtenido uno descafeinado. Max se inclina aún más cerca, y puedo ver la pequeña cicatriz en la parte superior de su labio, la que obtuvo patinando cuando tenía trece. —Mira, sé que este no es mi asunto, — dice, —pero ¿por qué necesitabas esa identificación falsa y ese certificado de nacimiento? ¿En serio eres una loca jugadora?— Tanto para la Escuela Chris Harmon de Confidencialidad. —Oh, — digo. Trago fuerte, tratando de dejar atrás la decepción de su no exposición sobre lo que pasó durante el verano. —No, yo sólo…— estoy a punto de inventar una excusa, pero mi teléfono vibra otra vez. —Lo conseguí de Mackenzie, — escribe Cole de vuelta. Ugh. Maldita lista de teléfono de empleados. —Sólo las necesité para algo, — digo sin convicción. Max me mira con escepticismo. Después desliza algo de entre las páginas de su libro de matemáticas y lo sostiene delante de mí. ¡Mi certificado de nacimiento falso! Parece real y perfecto, mi nombre escrito claramente en la parte superior. Aunque, si estoy leyendo bien, parece que Chris Harmon


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decidió que el nombre de mi papá debió ser Mard Card. Lo que no tiene mucho sentido. Pero ¡lo que sea! ¡Mi certificado de nacimiento falso! ¿Pero que está haciendo Max con él? — ¿De dónde sacaste eso?— Demando. —De Chris, — dice mientras estiro la mano por la mesa y trato de agarrarlo. —Uh-uh, — dice, poniéndolo fuera de mi alcance. —Primero me tienes que decir por qué lo necesitabas. Trato de agarrarlo otra vez, esta vez casi derribando toda la mesa. La niña de la esquina que estaba molesta sobre su libro de ballet hace unos minutos nos ve y grita, —LOS JUEGOS BRUSCOS NO ESTÁN PERMITIDOS EN LA LIBRERÍA. MAMI ELLOS ESTÁN JUGANDO BRUSCAMENTE. Max y yo nos miramos y nos echamos a reír. Y tal vez es porque como que quiero decirle a alguien, o tal vez porque me sentí tan mal todo el día mintiéndole a mí hermana, o tal vez solo quiero tener un secreto con él, tener un tipo de conexión de nuevo, o tal vez es simplemente porque realmente quiero ese certificado de nacimiento, pero lo siguiente que sé es que digo bruscamente, “tengo un trabajo de camarera en el casino y tienes que tener veintiún años para trabajar ahí, así que tuve que mentir sobre mi edad.” Max se ve sorprendido. No dice nada por un minuto, y al principio temo que tal vez se vaya a molestar y darme algún tipo de gran sermón. Pero luego se ríe, lo suficientemente alto que hace eco a través de la cafetería y causa que un par de personas miren. —Eso es, — dice, —impresionante. — Desliza el certificado de nacimiento encima de la mesa, yo lo recojo y lo deslizo en mi bolso. — ¿Lo es?— Digo, sonriendo. Decido no decirle sobre la otra cosa sospechosa que está pasando, ya que estoy segura de que pensará que soy decididamente menos impresionante. —Si, — dice. —Nunca lo hubiera adivinado. — Su voz se vuelve suave en esa última parte, y no estoy segura si lo estoy imaginando, pero parece que


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está triste porque no lo sabía. —Sí, bueno, — digo, me encojo de hombros. La ligereza de la atmósfera de hace un segundo se ha ido, y tomo otro sorbo de café para distraerme. —Creo que es genial que hayas tomado el asunto con tus propias manos, — dice. —Desearía poder hacer algo como eso. No hago casi nada en la gasolinera. — ¿Trabajas en una gasolinera?— Pregunto. ¿Qué gasolinera? ¿Dónde? Y ¿Cómo es que no sabía sobre esto? Bueno, obviamente es porque ya no somos amigos. Y en realidad, probablemente es bueno que no lo supiera. Demasiada tentación de acoso, podría estar tentada de poner gasolina ahí todo el tiempo. Tomo otro sorbo de café y trato de no parecer que soy el tipo de chica que acosaría a alguien en su lugar de trabajo. —Si, — dice. —La de la calle Holcum. Desde que despidieron a mi mamá el mes pasado. —Wow, — digo. —No sabía eso. — Siempre me ha agradado la mamá de Max. Tiene loco cabello rizado de color rojo, y cada vez que iba allí, siempre me estaba ofreciendo comida. Lo genial era que nunca eran galletas que acababa de hornear o algo así; siempre era comida comprada en una tienda, lo que de alguna manera era mejor, como si ella quisiera que yo estuviera a gusto en su casa, pero no estuviera poniendo una fachada. Me pregunto qué piensa Parvati sobre Max teniendo que trabajar en una gasolinera, apuesto a que no le gusta. A menos que piense que es como una película, donde ella está durmiendo con el chico de la piscina o algo así, y todos en su familia verán el potencial de Max, y él terminará elevándose a la cima de la compañía de su padre, y tendrán un montón de niños que poseerán dientes perfectos, cabello perfecto y perfectas notas en matemática. Ugh. —Entonces, um, de todos modos, — digo, decidiendo que es suficiente compartiendo secretos por ahora, sobre todo porque me está haciendo sentir muy triste. —Tal vez deberíamos trabajar en los primeros tres problemas de la tarea, y luego vamos a repasarlos. De esa manera, voy a ser


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capaz de ver dónde estás teniendo el problema. —Suena bien, — dice Max. Estoy a la mitad del segundo problema (y Max está solo a un tercio del primer problema, uh-oh) cuando mi teléfono empieza a repicar. Mi corazón se detiene por un momento, porque al principio creo que puede ser Cole llamándome para preguntarme por qué no respondí su mensaje. Pero no es él. Es Mackenzie; Adrienne me hizo programar su número en mi celular la primera noche de trabajo. ¿Por qué Mackenzie me está llamando? A menos que quiera que yo trabaje esta noche. Bueno, puede olvidarlo, de ninguna manera voy a renunciar a mi sesión de tutoría con Max sólo para hacer un turno en el trabajo. Aunque si necesito el dinero, también necesito estudiar. Si mis notas caen, podría perder mi estatus de admisión temprana con Wellesley. — ¿Vas a responder eso?— Pregunta Max. Toma otro sorbo de su café negro, ni siquiera hace una mueca. Tal vez está acostumbrado a ello de todas esas mañanas en la gasolinera, cuando tiene que salir corriendo de la cama y agarrar un poco de café fuerte tan pronto como llega ahí. Luego cambia al agua en la tarde, después de ponerse todo caliente y sudoroso por trabajar con coches todo el día. Y luego va a la parte posterior y se quita la camisa para que pueda... —Hola, — dice Max, agarrando mi teléfono de la mesa y me lo entrega. —Está repicando. — ¡Oh!— Digo. —Oh, cierto. Es, eh, alguien del trabajo. — Trato de actuar como si no lo estuviera contestando a propósito, no como si estuviera distraída por mi ensueño en el cual Max se transformaba del Amistoso Vecino Asistente de la Gasolinera a Atractivo, Sexy Mecánico Sin Camisa. Envío la llamada de Mackenzie al buzón de voz, y cinco segundos después, recibo un mensaje de texto. —NO TE VOY A PEDIR QUE TRABAJES, — dice. —¡¡¡AHORA CONTESTA TU MALDITO TELEFONO!!!— Inmediatamente empieza a repicar otra vez. —Wow, — dice Max. —Es posible que tengas un acosador del trabajo.


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—Discúlpame sólo un segundo, — digo. — ¿Hola? — ¡Finalmente!, — grita Mackenzie en mi oído. —He estado tratando de llamarte por siempre. —Has estado tratando de llamarme por dos minutos, — digo. —Lo que sea, — dice Mackenzie. —Entonces, escucha, vamos a salir esta noche. — ¿Quiénes van a salir esta noche? —Tú y yo, — dice. —Hay una fiesta en la Universidad de Connecticut, y tengo que ir. — ¿Quieres que vaya contigo a una fiesta universitaria?— Digo con incredulidad. No puedo simplemente irme a una fiesta universitaria con ella, tengo que enseñarle a Max; y además, Mackenzie es la última persona con la que quiero ir a una fiesta universitaria, está un poco loca. Luego recuerdo que Mackenzie no sabe que no estoy en la universidad, así que probablemente no debí haber utilizado las palabras “fiesta universitaria”, porque si estoy en la universidad, ¿a qué otro tipo de fiesta voy a ir? —Quiero decir, ¿quieres que vaya contigo a una fiesta de fraternidad? —Sí, — dice, si se dio cuenta de mi desliz, no dice nada. —Necesito averiguar si Lance va a ir. — ¿Por qué no lo llamas, le preguntas si va a ir a la fiesta, y si va a ir, simplemente puedes encontrarte con él ahí?— En serio, ¿es así de tonta? Sonrío a Max disculpándome y le doy una mirada como “Locos compañeros de trabajo, ¿qué puedo hacer?” —Porque, — dice ella. —Se supone que Lance va a estudiar esta noche. — ¿Entonces por qué estaría en la fiesta?— Dios, esto es confuso. — ¿No lo entiendes?— Grita Mackenzie.


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—No, — digo. —Lance dijo que se iba a quedar estudiando, — dice. —pero luego leí en la página de Facebook de alguien que iba a haber una gran fiesta de fraternidad esta noche, así que tengo que ir. —Quieres ir a la fiesta para ver si te está mintiendo, — digo cuando su terrible plan finalmente se hace evidente. — ¡Sí!— Dice. —Y quiero ver si esa perra del Facebook está ahí. — ¿Cuál perra del Facebook?— Pregunto. Max eleva sus cejas hacia mí. —Te recogeré en media hora, — dice Mackenzie, ignorando mi pregunta. —No puedo, — digo. —Yo, eh… tengo planes. —Está bien, — dice Max. —Si tienes que irte… — ¿Quién es ese?— Demanda Mackenzie. —Es Max, — digo antes de darme cuenta de que puede que no sea la mejor idea decirle su nombre. — ¿Max quién?— Demanda. —No lo conoces. —Bueno, él también puede venir, — dice. —Ambos pueden venir. Los recogeré, ¿dónde vives? —Estoy dentro, — dice Max, cerrando su libro. Mackenzie está hablando tan alto que él puede oírla a través del teléfono. —Tiene que ser mejor que trabajar con límites, ¿no?


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Oh, Jesús.

♥ ♠ ♣ ♦

Dos horas más tarde, estoy sentada en el asiento delantero del coche de Mackenzie, preocupándome de que este pudiera ser el error más grande de mi vida. ¿Conoces esos especiales de Dateline NBC5 que siempre están pasando, sobre adolescentes que terminan en graves accidentes de tráfico y/o se emborrachan en fiestas y les meten rohypnol6 en sus bebidas? Así es como se siente, como si estuviéramos en camino a un lugar donde, en cualquier segundo, todo está a punto de ir mal. — ¿No aman los Big Gulps7?— Pregunta Mackenzie a medida que salimos de la autopista. Tan pronto como entramos en el carro, Mackenzie nos avisó que íbamos a detenernos por gasolina y Big Gulps. Hizo que Max y yo compráramos unos, unos Big Gulp, quiero decir. Compré uno de Sprite, Max compró uno de Dr. Pepper, y Mackenzie compró uno de Coca-Cola Light. Supongo que debo estar contenta porque no le echara alcohol ni nada, pero la cafeína la está poniendo extra histérica. Yo no, el hielo en mi bebida está todo derretido, haciendo que mi gaseosa esté aguada, así que más que nada he estado deslizando mi pajilla por ella y deseando todavía estar bebiendo el café que tuve que abandonar en Barnes and Noble. Todo el camino a la Universidad de Connecticut, Mackenzie ha estado hablando a mil por minuto, principalmente sobre Lance y alguna chica con la que él ha estado hablando por Facebook. Aparentemente la descubrió siguiendo algún tipo de rastro de fotos etiquetadas. Y ahora ella ha (por supuesto) decidido que Lance es una completa y total mierda. Consiguió que Max estuviera de su lado rápidamente. Había dicho algo como “¡Y creo que él le ha estado respondiendo los mensajes por otro lado!” y Max jadeó y fue todo simpático. Tengo ganas de sacar a relucir el hecho de que Max es tan idiota como Lance, pero eso es algo en lo que en realidad no me quiero meter, mucho menos en frente de Mackenzie. Aún. Hablando sobre 5 Es una revista semanal de televisión transmitida por la cadena NBC. 6 Es una droga que usan para cometer violaciones, ya que es una especie de hipnótico. 7 Es una bebida legendaria de 7-Eleven.


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ser una hipócrita. — ¿No, Shannon?— Presiona Mackenzie mientras gira el coche hacia una calle lateral. — ¿No, qué?— Pregunto con cautela. — ¡Amas los Big Gulps!— dice Mackenzie como si no pudiera creer que no haya estado escuchando. —Sí, amo los Big Gulps, — miento, porque, tú sabes, es más fácil de esa manera. Ahora estamos entrando en el campus de la Universidad de Connecticut, y Mackenzie está estudiando su GPS y mirando hacia las casas, tratando de encontrar el mejor lugar para estacionarse. Desde el asiento trasero, Max se extiende y tira de mi cabello. Me doy la vuelta, y me sonríe. Oh. Dios. Mío. ¡Max está tirando de mi cabello! ¡Y sonriéndome! Es casi suficiente para compensar el hecho de que estoy bastante segura de que nada bueno puede salir de este paseo. Pero también activa un montón de alarmas en mi cabeza. ¿Max cree que somos amigos otra vez? ¿Quiero ser amiga de Max otra vez? ¿Todavía me gusta Max? —Aquí estamos, — dice Mackenzie, retrocediendo y deslizándose en un puesto detrás de un Toyota Corolla con una etiqueta de Vamos Huskies. Ella baja el espejo retrovisor y echa un vistazo a sus dientes en busca de lápiz labial. —Esto, — declara, —va a ser una locura. —Si, — digo. —Totalmente loco. — Salgo del coche a regañadientes. —Sabes, — digo, —no es muy tarde para que cambies de idea sobre esto. Quiero decir, a fin de cuentas Lance parece digno de confianza, ¿no es así, Max? —En realidad no, — dice Max, saliendo del coche y cerrando su puerta. —Quiero decir, ¿no oíste lo que ella dijo sobre cómo él solía apagar su celular en la noche entonces ella no podría ponerse en contacto con él? Eso no suena muy digno de confianza para mí.


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Suspiro. —Si, — digo. —Pero eso fue antes de conseguirle esos pendientes de Tiffany, ¿no fue así, Mackenzie?— Ahora ella está caminando por la acera, hacia el fuerte sonido de la fiesta, el que podemos oír procediendo de un par de casas a la distancia. —No, — dice Mackenzie. —Eso no fue antes de que me diera esos pendientes de Tiffany. — Ella suspira. —Geez, Shannon, ¿no estabas escuchando la historia? En realidad no. Quiero decir, ¿quién le podría mantener el ritmo? Era demasiada información, y ella seguía hablando y hablando y hablando… ups. Estoy caminando un poco demasiado rápido y accidentalmente piso la parte de atrás de los zapatos de Mackenzie. —Lo siento, — digo, pero ella sólo me hace un gesto y sigue caminando. Wow. Realmente está en una misión. En realidad le tengo un poco de miedo. Mi teléfono vibra en mi bolso, y lo abro. Un nuevo mensaje. — ¿Estás lista para jugar de nuevo mañana, Shannon Card?— dice. Tal vez debería decirle a Mackenzie sobre Cole. Cierro mi teléfono y lo deslizo de nuevo en mi bolso, porque ahora mismo no puedo lidiar con eso, teniendo en cuenta que estoy intentando no rezagarme con lo que está pasando aquí. Aunque darle prioridad al drama de Mackenzie con Lance y mi propio drama con Max por encima de las posibles relaciones con el juego ilegal probablemente no sea una buena idea. Marchamos hasta el frente de la casa donde la fiesta se está llevando a cabo, y Mackenzie abre la puerta y entra directamente, se abre paso a través del mar de gente pasando el rato en la escalera, sentándose en los sofás de la sala de estar, y jugando beer pong8 en la cocina. El aire está lleno de los olores de sudor y alcohol, y sigo a Mackenzie, principalmente porque no se que más hacer. Damos una vuelta alrededor y finalmente terminamos en la cubierta trasera

8 Es un juego en el que ponen vasos de cerveza en una mesa de ping pong e intentan derribarlos con la pelota. Si la pelota del oponente cae dentro de un vaso, el jugador tiene que beber de ahí.


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de la casa, donde está un poco más fresco y mucho menos concurrido. — ¿Lo viste?— Pregunta Mackenzie ansiosamente. Se pone de puntillas y trata de mirar a través de las puertas dobles que conducen a la casa. No sé lo que está buscando, yodo lo que puedes ver es un montón de sombras; ahí está demasiado oscuro y lejos como para ser capaz de reconocer a alguien. —Eh, no, — digo sinceramente. —No lo vi. — Lo que no significa que él no está aquí, sólo significa que no lo vi. Pero estoy esperando que Mackenzie piense que él no está en la fiesta y podamos irnos de aquí. — ¿Tú lo viste?— Le pregunta a Max. —No sé como se ve, — dice Max. Mackenzie suspira, busca en su bolso, y saca su celular. Se desplaza a través de las fotos y luego pone la pantalla en la cara de Max. —Se ve así, — dice ella. —Entonces, no, no lo he visto, — dice Max seriamente. Me muerdo el labio y trato de no reír. — ¿La has visto a ella?— Pregunta Mackenzie, empujándole otra vez el teléfono. — ¿Quién es esa?— Pregunta Max, viendo la pantalla un poco más cerca. —Esa, — dice Mackenzie, —es Ashley King, la perra que está detrás de mi novio. — ¿Descubriste su nombre?— Digo con incredulidad. —Tienes todo la razón de que lo hice, — dice Mackenzie. Desliza su teléfono de vuelta a su bolso. — ¿Cómo lo hiciste?— Pregunto.


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— ¿Ashley King?— Repite Max. —Parece estrella porno. —Ella sí que parece una estrella porno, — dice Mackenzie. Parece que le gusta esto. —Una vulgar estrella porno. Y no fue tan difícil averiguar su nombre, Shannon, estaba etiquetada en todas las fotos de Facebook. — Levanta el top rojo que lleva puesto, y sus pechos amenazan con escaparse. —Ahora ustedes dos quédense aquí, — ella ordena, —volveré enseguida. Desaparece dentro de la casa, dejándonos a Max y a mí solos en la cubierta. —Entonces, — digo una vez que Mackenzie ha aclarado la zona, — ¿es mejor que hacer problemas de matemática?— Estupendo. Muy suave, muy buena línea de partida, Shannon. No es que esté tratando de tener éxito con él ni nada así, porque Max y yo sólo somos amigos. Tal vez ni siquiera amigos, tal vez sólo ex amigos; tal vez sólo profesora y alumno. De hecho, ni siquiera estamos realmente pasando el rato, él sólo se vio arrastrado en esta loca misión conmigo. Y entonces me doy cuenta de que debo ser una terrible tutora. ¿Llevando a mi estudiante a una fiesta en vez de enseñarle? Wellesley definitivamente no va a aprobar esto. —Mucho mejor que hacer problemas de matemática, — dice Max. Se sienta en una de los sillones balanceantes de mimbre esparcidos en la cubierta, y luego golpea el asiento a su lado. Me siento, hundiéndome en el rayado cojín turquesa, y trato de evitar obsesionarme acerca de qué tan cerca estamos sentados. — ¿Dónde está Parvati esta noche?— Pregunto. No me puedo resistir, es como si tuviera que excavar en el tema. —Se fue parte del fin de semana, — dice. —Con su familia. —Oh, — digo. —Divertido. — Podemos oír el débil sonido de la música y las voces de gente hablando y riendo a través de las puertas de vidrio deslizantes. Simplemente nos sentamos ahí por un tiempo, sin decir nada, de vez en cuando Max levanta sus pies de la cubierta y nos balanceamos de un lado a otro perezosamente. Ahora que no estamos hablando de


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matemática, no estoy segura de qué otra cosa hablar. ¿Escuela? Aburrido. ¿Su trabajo? Aburrido. ¿Que todavía estoy secretamente enamorada de él y no sé qué nos pasó y que lo extraño demasiado? Aburrido, aburrido, aburrido. — ¿Quieres una bebida?— pregunta Max finalmente. —Seguro, — digo, más que nada porque estoy desesperada por hacer algo. Él desaparece dentro de la casa y vuelve un minuto más tarde, sosteniendo dos botellas de cerveza. —Gracias, — digo. De repente mi garganta está muy seca, y tomo un gran trago del líquido, dejándolo correr por mi garganta. Usualmente no me gusta la cerveza, pero debo estar muy sedienta, porque esta vez sabe bien, y tengo que resistir el impulso de bebérmela de un trago. Lo último que necesito es terminar borracha. No es una buena idea por algunas razonas, entre las cuales destaca que alguien tiene que vigilar a Mackenzie. —Entonces, ¿crees que lo va a encontrar?— Pregunta Max. — ¿A Lance? No sé. Max se inclina totalmente hacia atrás y apoya su cabeza en el sillón. — ¿Qué crees que va a hacer?— Pregunta. — ¿Si lo encuentra, quiero decir? —No estoy segura, — digo. —Probablemente algo ilegal. Entonces su teléfono suena, y lo busca en su bolsillo, mira la pantalla, y lo desliza de nuevo sin responder. ¿Era Parvati? Tomo otro trago de cerveza y me digo a mí misma que no me importa. —Entonces, dime más del casino, — dice Max. Se vuelve hacia mí, y yo me inclino hacia atrás y también me vuelvo hacia él. Tomo otro trago de mi cerveza y cierro mis ojos, dejando que la cálida briza se mueva por mi piel. —No hay nada que decir, — digo, encogiéndome de hombros. —Necesito el dinero para la universidad.


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— ¿Y no podías obtener un trabajo de camarera en un restaurante, como una persona normal? —No sería suficiente, — digo. —Wellesley, ¿recuerdas? Es bastante costoso. Incluso con algunos prestamos y cosas, voy a tener que hacer la diferencia. Entré en admisión temprana, así que en realidad no tengo opción. — Mi señalamiento de que debería recordar dónde quiero ir a la universidad es la primera vez que le he incluso remotamente insinuado el hecho de que solíamos ser amigos, que solíamos conocer cosas sobre la vida del otro. Si se da cuenta de eso, no reacciona. — ¿El premio de matemática no va a ser suficiente para cubrirlo? —Sólo son cinco mil dólares, — digo. De repente estoy muy consciente de que estamos solos aquí. Quiero decir, hay cientos de personas en la casa, pero ¿aquí afuera? ESTAMOS SOLOS. SOLOS. Sin nadie alrededor. Me recuerda la última vez que estuvimos juntos, en la misma situación, solos en una fiesta y… Tomo otro trago y empujo esa noche fuera de mis pensamientos. —Es una mierda, — dice Max. —Pero está bien, porque tú vas a estar bien. Vas a ir a la universidad, y luego te convertirás en una loca escritora famosa, y harás toneladas de dinero, y mirarás atrás al momento en que trabajabas en el casino y te reirás de ello. — ¿Lo haré? —Totalmente. — ¿Y lo usaré en un libro?— Le pregunto. —Totalmente, — dice otra vez, sonriendo, y por un segundo, creo que va a decir otra cosa. Parece casi nostálgico, pero luego su sonrisa cambia sólo un poco y todo lo que dice es, —totalmente lo utilizarás en un libro. Nos sentamos en la mecedora por los próximos cuarenta y cinco minutos, poniéndonos al día y hablando sobre todo. Escuela, nuestras familias, universidad. Todo excepto nosotros y lo que pasó durante el verano y cómo


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dejamos de ser amigos. Termino bebiendo dos cervezas y media, y me estoy empezando a sentir mareada y bien, y esa es probablemente la razón por la que finalmente digo, —Entonces, ¿qué es lo pasa entre Parvati y tú? — ¿Qué quieres decir?— Pregunta Max. — ¿Te vas a casar con ella?— Trato de hacer que mi voz suene ligera, como si estuviera bromeando, pero Max frunce el ceño. Está usando un suéter azul marino y pienso en lo que sería poner mi cabeza en su hombro y enterrar mi cara en su suavidad. —Solo tengo diecisiete, — dice. —Casi dieciocho, — le recuerdo. —Aun así, — dice. —Soy demasiado joven para casarme. Pero no le digas eso a Parvati, ha estado planeando su boda desde que tenía cinco. — ¿Desde que tenía cinco?— Una imagen de Parvati a los cinco años coleccionando recortes de vestidos blancos con accesorios a juego pasa a través de mi cabeza, y es bastante preocupante. —Si. — Él toma otro sorbo de su cerveza. — ¿No todas las chicas hacen eso? Algo sobre él agrupándome en la misma categoría de Parvati me molesta. —Yo no, — digo, y sale con más dureza de lo que pretendía. —Bueno, tú eres diferente, — dice, y hay algo en la manera en que lo dice y la cerveza y lo de estar solos afuera y la brisa y la luna, y él está tan cerca de mí y pienso sobre esa noche y me pregunto qué hubiera pasado si lo hubiera llamado después, si hubiera hecho algo, si lo hubiera confrontado y le hubiera dicho cómo me sentía, si tal vez las cosas serían diferentes, y antes de que lo sepa, me estoy moviendo hacia él y luego estamos muy, muy cerca y sus labios están justo ahí, y antes de que pueda detenerlo, estoy rozando mis labios contra los suyos.


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Parece sorprendido por un segundo, y sus ojos se amplían, pero luego roza sus labios contra los míos. Yo me aparto, pero luego estamos juntos otra vez, besándonos. Estoy. Besando. A. Max. Heller. Sus labios son suaves y perfectamente húmedos, y su rostro es suave contra el mío, y todo de él es familiar, bueno e increíble, y el beso se prolonga por lo que parece tal vez para siempre y al mismo tiempo tal vez es sólo una fracción de segundo. Luego él se aparta. —Shannon, — dice, y sé por la manera en que dice mi nombre que lo que sea que está a punto de decir no puede ser bueno. —Yo— Empiezo a decir algo sobre el alcohol jugando con mi cabeza y, Oh. Dios. Mío. No fue tan divertido y no le digamos a nadie, jajaja, pero todavía estoy fuera de balance por el beso y la cerveza, y me está tomando un segundo encontrar las palabras. Y entonces Mackenzie sale volando desde la casa antes de que pueda decir nada, sus ojos son salvajes y su cabello rubio un desastre. —Tenemos que salir de aquí. Max salta del sillón como si él estuviera en llamas; o como si el sillón estuviera en llamas; o como si yo estuviera en llamas. El punto es que en serio quiere alejarse de mí. — ¿Qué pasó?— pregunta. ”Muchas cosas,” quiero decir pero no lo hago. —Están aquí, — dice Mackenzie. Baja por las escaleras de la cubierta y camina en el jardín trasero, sus tacones hundiéndose en el césped. —Lance y Ashley King. — Dice el nombre de Ashley King de la manera en que dirías —Angelina Jolie— o algo así, como si fuera famosa. —Y, eh, como que hice un escena. — ¿Qué quieres decir, hiciste una escena?— Pregunto, tratando de mantenerme a su paso. Max está detrás de mí, haciendo lo mismo. —Bueno, no fue exactamente una escena, — dice a la defensiva. —En realidad es lo que cualquier persona normal haría si descubriera a su novio con otra chica en una fiesta.


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0 — ¿Como qué? — Pregunta Max. Ahora hemos alcanzado el jardín delantero, y Mackenzie mira hacia la casa nerviosamente. —Eh, mejor nos apuramos, — dice. Se agacha desliza las correas de sus zapatos sobre sus talones, luego se los quita y los pone dentro del gran bolso que sostiene. Y luego empieza a correr. Max y yo nos miramos y luego corremos detrás de ella. Pero todavía tengo mis zapatos puestos, y a pesar de que no son tacones, como los de Mackenzie, no son exactamente zapatos deportivos, tampoco. Así que me resbalo y casi caigo, pero Max me agarra desde atrás. —Gracias, — digo, pero ya estoy alejando sus manos de mi cuerpo. No lo necesito para que me haga favores, muchas gracias. Wow. Estoy un poco borracha por las cervezas y la carrera, y casi me caigo otra vez, pero esta vez me enderezo inmediatamente. — ¿Por qué estamos corriendo?— Pregunta Max. —Porque, — dice Mackenzie. —Les dije, como que hice una escena. Ahora estamos en el coche, gracias a Dios, estoy un poco más estable en mis pies, pero no mucho. — ¿Qué hiciste?— Pregunto, no segura de si quiero saber. Aunque si hizo algo realmente malo, tal vez me vaya a hacer sentir mejor sobre el beso con Max. —Podría haber golpeado a alguien, — dice Mackenzie. Aprieta un botón de su llavero, y el coche emite un sonido cuando las cerraduras automáticas se desbloquean. Todos nos subimos. — ¿Podrías haber hecho qué?— Pregunto, mientras sostengo el asiento de pasajero para que Max pueda entrar al asiento trasero. Trato de darle una sonrisa cuando pasa, ese tipo de expresión como: “Eso está bien, amigo, estás en el asiento trasero,” pero ni siquiera me está viendo.


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1 —Oh, relájate, — dice Mackenzie mientras se pone su cinturón de seguridad. —Apenas fue algo. De hecho, fue más un roce. —Oh, Dios, — gimo, apoyando mi cabeza contra el asiento. — ¿Por qué hiciste eso? —Porque, — dice Mackenzie, entrando a la carretera. Espero que no se exalte y empiece a manejar toda loca. Su alto nivel de cafeína inducido por el Big Gulp era mucho mejor que esto. Gracias a Dios que no ha estado bebiendo. Al menos, no creo que lo haya estado haciendo. — ¿Has estado bebiendo?— Pregunto. — ¿Cuándo habría tenido tiempo para beber algo?— pregunta. — ¡He estado corriendo toda la noche, tratando de atrapar a mi novio en un acto de infidelidad! Además, no podía hacer eso con mis facultades comprometidas. — Agarra el volante con fuerza y me mira de cerca. — ¿Por qué, tu sí? — ¿Sí qué? — ¿Has estado bebiendo? —Un poco, — admito. —Oh, magnifico, — dice ella. —estoy teniendo una gran crisis personal, y tú estás fuera emborrachándote. —No está borracha, — empieza a hablar Max desde el asiento trasero. — ¿Cómo sabes?— Pregunto. Qué molesto que él piense que sabe si estoy borracha. Quiero decir, obviamente lo debo estar. Nunca lo hubiera besado si no estuviera obviamente fuera de mi mente, borracha y loca. —Solo bebiste dos cervezas, — dice. —Dos y media, — digo. —Y eran botellas, y soy un peso ligero. Estoy


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2 definitivamente borracha. De hecho, ¡nunca he estado tan borracha!— No es verdad, pero cuando lo digo, casi empiezo a creerlo. Mi cabeza definitivamente se siente tambaleante, y mi corazón está latiendo rápidamente, y mi cara se siente enrojecida. —Bueno, eso es simplemente fabuloso, — dice Mackenzie, sonando molesta. —Será mejor que no te enfermes en mi carro. —No lo haré, — digo. —Pero si te quieres preocupar por alguien enfermándose, deberías preocuparte por Max allá atrás. Esto en realidad no tiene sentido, pero Max entiende el mensaje. Siendo el mensaje, tú sabes, que se callara. Y Mackenzie debe de haberlo recibido, también, porque todos están callados el resto del viaje. Mackenzie me deja primero, ya que Max vive más cerca de ella. —Adiós, — digo, cerrando la puerta del coche y corriendo por la acera, porque eso es lo único que queda por hacer.


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Traducido por verittooo Corregido por Gяaςэ

El lunes por la mañana me levanto con un terrible dolor de cabeza, y no

tengo muchas ganas de ir a la escuela. Especialmente cuando Max no me llamó o intentó ponerse en contacto conmigo en todo el domingo. Pasé todo el día haciendo mi tarea y, por supuesto, obsesionada con mi teléfono. También hice una lista de temas para mi iPod llamada ‘Los Chicos Apestan’. Es un compilado de un montón de chicas roqueras, todo desde Christina Aguilera a Tori Amos. (No que tenga a Tori Amos en mi computadora, no soy tan genial; pero Robyn tiene mucho de ella, y compartimos bibliotecas). Me imaginé que Max al menos querría hablar conmigo sobre eso. Toda la cosa del beso. O no-beso. O beso que empezó como un beso y terminó en un empujón. Quiero decir, él sabe que nos veremos en la escuela. ¿No quiere sacar algo de la potencial incomodidad del camino? Aparentemente no, ya que, como dije, él no llamó. Finalmente, en la noche del domingo, tuve que llevar mi celular a mi auto y encerrarlo en la maletera. Lo que es una desgracia, ya que parece estar ligeramente congelado ahora, y algunas de las llaves están pegadas. En fin, es lunes ahora, e incluso cuando estoy súper-cansada y mi cabeza está latiendo (los dos Excedrin que tomé aparentemente no hicieron efecto), estoy en la escuela. No sólo eso, sino que estoy aquí media hora antes. Esto es porque he decidido que no voy a tomar nada de esto sin rechistar. Así que, ¿y qué si Max no me llamó? Tengo cosas mucho más importantes que hacer—por ejemplo, preguntarle a la Srta. Kellogg sobre si puedo hacer créditos extra y así poder mantener mi transcripción en excelente forma para Wellesley. Estoy demasiado ocupada y soy demasiado importante para preocuparme sobre un chico tonto y su estupidez, estúpido que no me llama.

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4 Cuando llego al ala de matemática, puedo ver a la Srta. Kellogg por la banda de cristal en la puerta. Ella está en su escritorio, bebiendo de una taza y mirando algunos papeles. Golpeo, y es sólo cuando ella me hace una seña cuando me doy cuenta que acabo de entrar en mi peor pesadilla. Max está sentado en uno de los escritorios cercanos al frente del salón, trabajando en lo que parece un test de carácter. Y como si esto no fuera suficientemente una completa y total farsa, Parvati está sentada cerca del frente del salón, también, un montón de papeles desparramados por todo su escritorio. ―Oh, ―digo, meditando en la escena y ya tratando de encontrar una manera de salir de ahí―. Um, puedo volver. ―No, no, está bien. ―dice la Srta. Kellogg. ―Hola, Shannon, ―dice Parvati, rompiendo en una gran sonrisa. Ella luce muy como-Parvati hoy, en una falda azul claro, una blusa blanca de encaje, y unos zapatos de charol azul y blanco, que me es incluso más molesto que lo usual. Por supuesto, mi molestia probablemente tiene menos que ver con su atuendo y más que ver con el hecho de que hace menos de cuarenta y ocho horas, mis labios estaban en los de su novio. ―Hola ―digo cautelosamente, sin hacer contacto visual con ella. ¿Sabe ella que besé a Max? ¿Sabe ella que con cierto modo él me devolvió el beso? ¿Max le dijo sobre el empujón? ¿Quiere pelear conmigo? ¿Podría con ella en mi comprometido estado? Aunque si ella sabía algo de lo que pasó el sábado, probablemente no estaría actuando tan feliz de verme. Miro a Max por alguna clase de pista, pero él mantiene sus ojos en su examen y no dice nada. ― ¿Qué pasa? ―pregunta la Srta. Kellogg. Se ve como si ella podría ser la hermana mayor de Parvati, con una camisa de encaje rosa, una falda rosa crema, y unos tacones rosa con una banda crema. Ugh. ―Um, yo sólo… me estaba preguntando si hay algún crédito extra que


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5 pueda hacer a parte de las tutorías ―digo―. Realmente estoy tratando de mantener mis calificaciones altas para Wellesley. La Srta. Kellogg y Parvati se miran la una a la otra y se echan a reír. Dios. Hablando de cómo agregar sal a la herida. ― ¿Qué es tan gracioso? ―pregunto. ―Estaba aquí por Wellesley, también ―dice Parvati―. Le estaba preguntando a la Srta. Kellogg si me escribiría una recomendación. ―Ella levanta uno de los papeles en su escritorio y lo sacude en el aire. En la parte superior dice “Formulario de Admisión de Pregrado.” Oh. No sabía que Parvati quería ir a Wellesley. ―No sabía que querías ir a Wellesley. ―digo. Tengo una visión de mi carta de “Bienvenida a Wellesley, y tu compañera de cuarto es” en el correo, con el nombre de Parvati en él. Eso será incomodo. ¿Qué vamos a hacer cuando Max venga de visita por el fin de semana? Sin mencionar que Parvati podría ser, tú sabes, la chica más molesta en el planeta. Además definitivamente necesitaremos un gran cuarto para que pueda poner todos sus zapatos. ―No lo hago, en realidad ―dice ella―. Lo que realmente quiero es Harvard. ―Sus ojos brillan cuando dice “Harvard,” como si no pudiera contener su entusiasmo―. Pero Max me dijo en la cena el otro día que él estaba pensando en la Universidad de Boston, así que se me ocurrió que debería tener un respaldo cercano, ¿sabes? ―Ella se muerde el labio y luce pensativa. Estrecho mis ojos y miro a Max, incluso cuando él está mirando atentamente su trabajo. Aparentemente mientras yo estaba teniendo que recurrir a esconder mi celular en mi maletero, Max estaba fuera con Parvati, cortejándola y planeando sus futuros. Siento lágrimas picarme un poco los ojos, pero honestamente, ¿qué esperaba? Max me rechazó una vez; ¿por qué pensé que no lo haría otra vez? ―De todos modos, esto es tan geniiialll ―dice Parvati―. ¡Totalmente podemos hacer créditos extra para Wellesley juntas! ―La forma en que lo dice es como “Nosotras sabemos que yo no lo necesito tanto como tú, pero


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6 finjamos.” ― ¡Muy emocionante! ―dice la Srta. Kellogg―. ¡Mis dos mejores estudiantes, tal vez terminen en la misma universidad! ―Si, tal vez. ―digo. Max todavía está inclinado sobre su trabajo, sin decir nada. ―Bueno, debería irme ―dice Parvati―. Tengo que estar en la oficina del anuario. ―Ella agarra todos sus papeles, entonces le da un beso en la mejilla a Max y desaparece por la puerta en una nube de perfume caro. ―Así que, ―dice la Srta. Kellogg una vez que Parvati se ha ido― sin duda puedes hacer algún crédito extra. Vamos a tratar de encontrar algo, ¿de acuerdo? ―Pasamos un par de minutos repasando algunas posibilidades, y entonces, gracias a Dios, estoy fuera de allí. Estaba totalmente incómoda con Max en el cuarto todo el tiempo. Me siento un poco mejor una vez que dejo el salón de clases, pero cuando estoy un par de pasos por el pasillo, escucho a alguien llamándome. Max. Yo sólo sigo caminando, mis entrenados ojos al frente. Cuadro mis hombros y finjo que soy Rosa Parks o Gloria Steinem u otra mujer importante y honorable que no acepta ningún tipo de mierda de los chicos o de nadie más. Lo que es completamente sobre-dramático, lo sé, pero como que me ayuda a sentirme mejor. ―Shannon, ―dice él cuando finalmente me alcanza―. Escucha, siento eso. No quería decir nada enfrente de… quiero decir, nosotros deberíamos probablemente… ―No, ―digo―. Nosotros probablemente no deberíamos. ―Retomo mi camino, mis pasos haciendo eco airadamente por el pasillo vacío. ― ¡Shannon! ―dice, corriendo detrás de mí y después parándose enfrente de mí, bloqueando mi camino. ― ¿Qué? ―digo, cruzando los brazos sobre mi pecho.


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7 ―No lo sé, ―dice―. Yo… quiero hablar acerca de lo que pasó. ―Él mueve los libros que está sosteniendo de una mano a la otra y me mira intensamente. ―Oh, ―digo, riendo incrédulamente―. ¿Ahora quieres hablar de lo que pasó? ―Es como si toda la ira de los últimos meses esté burbujeando, y antes de que lo sepa, lo estoy dejando salir. ― ¿Quieres decir lo que pasó este fin de semana? ¿Cuándo me devolviste el beso incluso cuando tienes novia? ¿O lo que pasó en el verano? ¿Cuándo no me besaste y después dejaste de ser mi amigo? Estoy gritando ahora, y Max se ve un poco sorprendido. Probablemente porque nunca mencioné nada de esto antes, y también porque no soy la clase de chica que enloquece y tiene confrontaciones en el pasillo. Bueno, hasta ahora, aparentemente. ―Shannon, ―dice Max. Él se ve nervioso―. Mira, podemos… tal vez después de la escuela podríamos hablar, podríamos… ―Si tenías tantas ganas de hablar ―digo―. Entonces, ¿por qué no me llamaste ayer? ―Quería hacerlo. ―dice―. En serio. Yo sólo… ―Y por un segundo, pienso que si me dice que estaba con Parvati, si me dice que es complicado pero que aún así él quiere hablar sobre eso, entonces tal vez, sólo tal vez, diré que sí. Porque por lo menos sabré que está siendo honesto conmigo. Y todo parece estar congelado por un segundo, pero entonces todo lo que él dice es― Yo sólo… no lo hice. Así que me giro y me alejo. Él grita mi nombre, pero lo ignoro, y él no viene detrás de mí, así que yo sólo sigo caminando. Porque honestamente, ¿qué nos queda por hablar? ¿De cómo me humillé la otra noche? ¿De cómo él está enamorado de Parvati? ¿De cómo él probablemente no piense que sea buena idea que siga siendo su tutora? ¿De cómo yo fui tan estúpida para pensar que podíamos ser amigos otra vez? ¿De cómo yo debería haber escuchado a mis instintos, y a mi hermana (quien, a propósito, siempre tiene razón sobre estas cosas), y nunca haber empezado a darle clases en primer lugar? Quiero decir, ¡hola! ¿Qué tan estúpida puedo ser?


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8 Así que solamente sigo caminado. Y con cada paso, me voy hartando más y más de todo. Harta de ser la que tiene que ser rechazada por el chico que le gusta. Harta de ser la que le tiene que mentir a sus padres y romperse el culo trabajando sólo para hacer cien dólares a la semana. Harta de ser la que no puede ir a la escuela de sus sueños por el dinero. Y casi antes de incluso darme cuenta de lo estoy haciendo, busco en mi bolso y saco mi celular. Me desplazo por los mensajes de texto hasta que encuentro el que estoy buscando, y entonces le escribo un mensaje a Cole. ―Hey, ―digo―. Quiero jugar esta noche. ¿Estás dentro?

♥ ♠ ♣ ♦

Cuando llego a casa de la escuela, hay un hombre parado en nuestro camino de entrada. Él es como de la edad de mi papá, tiene el cabello corto y oscuro, y está usando pantalones cortos caqui y un suéter azul. Por un segundo, tengo miedo de salir del auto, porque a) desde que empecé a infringir la ley, estoy totalmente desconfiada de hombres extraños, y b) la última vez que llegue a casa para encontrar a un tipo en nuestro camino de entrada (alias Butch), no eran buenas noticias. ―Oh, hola. ―me dice el hombre, su bronceado rostro feliz y brillante. ―Hola ―digo yo cautelosamente―. Um, ¿puedo ayudarte? ―Si ―dice el hombre―. Yo… Mi papá sale animado de la casa. ― ¡Lo siento mucho, lo siento mucho! ―dice él―. Tú debes ser Fred, soy David Card. Veo que has conocido a mi hija Shannon. Puedo decir por la forma en que mi papá está actuando que este no es el momento para hacer preguntas, así que sólo digo ―Okay, te dejo con él. ―Y me dirijo adentro. ¡Tal vez es una entrevista de trabajo! Como una


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9 visita a domicilio cuando llegan a la segunda ronda o algo. ― ¿Quién es el tipo de allá afuera con papá? ―le pregunto a Robyn cuando llego adentro. Ella está sentada en la mesa de la cocina, comiendo un gran trozo de pastel con cubierta de vainilla y mirando a través de un montón de papeles. Dejo caer mi bolso en una silla y le hecho una mirada al reloj sobre el microondas. Tengo cerca de veinte minutos antes de irme al trabajo, y eso incluye tiempo de ducha. ―Vino a hablar sobre el bote. ―dice Robyn. ― ¿El bote? ―Frunzo el ceño―. Oh, ¿está aquí para almacenarlo para la temporada? ―Mi papá tiene un bote. Sólo uno pequeño, utilizó su bonificación de hace algunos años para comprarlo. Justo ahora está en nuestro garaje, sin embargo, porque no podía costear el sacarlo para el verano. Mi mamá lo ha estado molestando para que lo almacene en algún lugar antes de que llegue el invierno. ―No. ―dice Robyn―. Papá lo está vendiendo. ―Ella me pasa un pedazo de papel de la mesa. Es una impresión digital mostrando nuestro bote junto con todas las características, como que tan grande es y cuanto quiere por él. ―Lo puso online esta mañana y aparentemente ya tiene interesados. ― ¿Él está vendiendo el bote? ―pregunto incrédulamente. El bote es como el… no se de mi papá. El auto es una cosa. Pero el bote… En el verano, en los fines de semana, no puedes sacarlo de esa cosa. Nosotros tenemos muchos recuerdos familiares realmente buenos con la participación de ese bote―. ¡Pero él ama ese bote! ―digo. ―Si ―dice Robyn, suspira―. Pero Hank Blumenthal fue despedido hoy del Banco Farber. Genial. La conexión de Hank Blumenthal era más o menos la mejor oportunidad de mi papá de un nuevo trabajo. Dios, ¿puede éste día ponerse peor? Abro la puerta del refrigerador y escaneo el contenido antes de decidir seguir el ejemplo de Robyn e ir por el pastel. Siento como si me lo


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0 hubiera ganado después del día que tuve. Me corto un enorme pedazo, sirvo un gran vaso de leche, y me siento en la mesa, lista para regodearme. ― ¿Y qué estás haciendo? ―le pregunto a Robyn. Echo una gran cucharada de pastel en mi boca y me deleito con el glaseado de azúcar. ―Solicitudes de becas ―dice ella―. De otra manera no sé como vamos a pagar incluso por la universidad comunitaria el próximo semestre. Después de eso estoy muy deprimida para comer. Considero arrojar mi plato entero de pastel a la basura, pero entonces me doy cuenta que sería una total perdida de dinero, así que en vez de eso, lo envuelvo en papel plástico para después. Entonces me arrastro a mí misma por las escaleras y hacia la ducha. Mientras estoy ahí, el agua caliente deslizándose por mi cuerpo, mi celular suena. Mi corazón salta a mi garganta en un segundo, y extiendo una mano a tientas por el suelo del baño y en el bolsillo de mis vaqueros, donde está mi teléfono. Podría ser Max, pero no lo es: es Cole. ―Hola ―digo. Él nunca respondió mi mensaje hoy, lo que está bien conmigo. Quiero decir, obviamente lo envié en un momento de demencia y locura. Yo no quiero jugar póker de nuevo, ni siquiera quiero pensar sobre póker otra vez. Sólo estaba molesta con un tipo, nada más. Bueno, tal vez un poco más. Como si pudiera haber estado teniendo una completa y total crisis. ―Así que quieres jugar esta noche, ¿eh? ―pregunta Cole. Por lo que puedo oír en el fondo, suena como si él ya estuviera en el casino. Sostengo mi teléfono contra mi hombro y trato de evitar que se moje. ―Ignora ese mensaje ―digo―. No estaba pensando. ―La botella de shampoo se cae dentro de la bañera, así que me inclino y la agarro. ― ¿En serio? ―Su tono es oscuro y serio, y de repente, no sé si lo digo en serio. Quiero decir, no hay nada realmente malo en ello, ¿cierto? ¿Apostar? Si lo haces en el casino, es totalmente legal. Y si, soy menor de edad, pero no por mucho.


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1 Y además, ¿no es apostar más o menos lo que todos en la empresa de papá están haciendo? El sistema de finanzas completo es como una gran apuesta—apostando en personas para ser capaces de hacer sus pagos, apostando en la bolsa de valores y esperando hacer dinero, apostando con tus inversiones y esperando que pongas tus bienes en el lugar correcto. ―Si, en serio. ―digo. Pero sueno menos segura esta vez. Veo un poco del agua jabonosa hacer círculos alrededor del drenaje―. No quiero apostar. ―Póker no es apostar. ―dice él―. Es un juego a basado en habilidades. Y si no querías jugar, ¿entonces por qué me enviaste ese mensaje? ―Tuve una mala mañana. ―digo. ― ¿Estás en la ducha? ―pregunta. ―No. ―miento. ― ¿Entonces qué es todo ese ruido de agua? ―No sé de qué estás hablando. ―digo. Me doy la vuelta y me enjuago el cabello rápidamente, después cierro el agua. ―Como sea. ―dice él―. Así que, ¿no te veré esta noche? ―Dudo por un segundo. Pienso en mi papá allá afuera, tratando de convencer a un extraño para que compre su bote; mi hermana en la mesa de la cocina, rellenando solicitudes de becas; y mi mamá trabajando, tomando un turno extra para ayudar con las cuentas. ― ¿Cuánto podría ganar? ―pregunto―. Quiero decir, eh, ¿sólo por curiosidad? ― ¿Cuánto quieres? ―pregunta él en esa forma irritantemente arrogante suya. ―Cien mil. ―Estoy tratando de sorprenderlo, pero él no suena sorprendido. Solamente se ríe como si yo fuera una niña pequeña a la que le han dicho


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2 que puedo tener cualquier dulce de la confitería y ha elegido un chupetín. ―Oh, Shannon Card, ―dice él―. Voy a divertirme contigo. Apoyo mi cabeza contra el azulejo y pienso por un segundo. ―Okay. ―digo, decidida―. Te veré después de que salga del trabajo a las diez. ―Genial. ―dice―. Estaré en mi habitación. Y asegúrate de usar algo sexy. ―Al principio, estoy segura de que no lo he oído bien. ¿Usar algo sexy? ¿Quién dice eso? ― ¿Perdón? ―digo, incrédula―. No me vestiré sexy sólo para que tú puedas… “pasar un muy buen rato.” ― ¿“Pasar un muy buen rato”? ―Cole suena divertido. Agarro una toalla del estante y me envuelvo en ella, después salgo de la ducha. ―Sí, ―digo―. Sabes lo que “pasar un muy buen rato” significa, ¿no? ―Oh, sé lo que significa, ―dice él―. Por eso es que me estoy riendo. ―Ugh, ―digo―. ¿Sabes qué? Realmente no… ―Mira, ―dice―, no es para mí. No me importa lo que lleves puesto. Pero podría ser mejor que uses algo un poco revelador. ― ¿Por qué? ―Porque si puedes jugar con toda la cosa ‘Soy una chica y no sé nada sobre póker,’ tienes una mejor oportunidad de sacarles dinero a los otros jugadores. Oh. Bueno. Parte de mí definitivamente está ofendida. ¿Mostrar mis pechos así puedo obtener más dinero? ¿Qué pasa con todo el mundo últimamente? ¿Mackenzie instándome a usar un sostén con push-up, Cole tratando de hacer que use algo revelador para que esos tipos piensen que soy estúpida? Pero otra parte de mí está pensando que si esos tipos quieren subestimarme, ¿por qué no debería hacer lo que pueda para maximizar mis oportunidades? Es como mí papá; siempre esperaba a que una empresa lanzara sus reportes de ganancias, y si eran buenos, por supuesto que compraba la mercancía.


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3 Haces lo que puedes para darte las mejores posibilidades. ―Bien. ―digo―. Te veré a las diez en punto. ―Corto la llamada y me preparo para asaltar el closet de Robyn por algo apropiadamente revelador.

♥ ♠ ♣ ♦

Cuando llego al trabajo, me doy cuenta rápidamente que Mackenzie no está de buen humor. ― ¡Hola! ―dice ella en cuanto camino hacia la sala de descanso―. ¡Gracias por llamarme ayer! ―Cruza sus brazos sobre su pecho y golpea su zapato en la alfombra, sus ojos acusadores. Frunzo el ceño. ―Lo siento, ―digo―. ¿Teníamos planes? ―Torturo mi cerebro, tratando de recordar. Estaba tan deprimida por la cosa con Max del sábado por la noche que no recuerdo mucho sobre la conversación (o la falta de esta) que tomó lugar de camino a casa. Es totalmente posible que Mackenzie hubiera intentado hacer planes y yo me olvidara de ellos. Pero si ella los hizo y yo no me presenté, entonces, ¿por qué no me llamó o mandó un mensaje? ― ¿Trataste de llamarme? ―pregunto―. Tuve que poner mi teléfono en el maletero, y se congeló. Su boca se abrió. ― ¿Planes? ―pregunta―. No, no teníamos planes. Deberíamos haber tenido planes, tú deberías haberme llevado a desayunar o almorzar o a un bar o algo, ayudarme a reparar mi corazón roto. ― Sorbe por la nariz―. Tuve que pasar todo el día sola viendo Project Runway. ―Oh, ―digo, aún sin entender―. Lo siento, realmente no sabía que teníamos planes. ―Shannon, ―dice ella. Me agarra por los hombros y me mira a los ojos―. Nosotras. No. Teníamos. Planes. Pero tú podrías haberme llamado para ver como estaba, eso es lo que hacen los amigos.


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4 ―Oh, ―repito. Um, no sabía que Mackenzie y yo éramos amigas. De otra manera hubiera estado feliz de llamarla. Tal vez no para llevarla a un bar (aparentemente beber no es algo bueno para mí), pero definitivamente sí para almorzar. Me habría venido bien un almuerzo ayer, quizás huevos Benedict y tostadas Francesas con mucho jarabe―. No sabía que éramos amigas. ―Intento ― ¡Por supuesto que lo somos! ―dice ella―. ¿Por qué crees que te invite a ti para que fueras conmigo para ver si Lance me estaba engañando? ― ¿Por qué no tenías a nadie más con quien ir? ―pregunto. Paso a su lado de camino a mi casillero en la esquina y meto mi bolso en él. Mis zapatos caen y hacen ruido contra el piso, y yo los recojo y los meto devuelta. En serio se necesitan casilleros más grandes por aquí. Uno pensaría que con todo el dinero que hacen cada noche, podrían emplearlo para tratar a sus trabajadores un poco mejor. ―Bueno, ―dice Mackenzie―, eso es verdad. Que no tenía a nadie más con quien ir, pero aún así quería ir contigo. Quiero decir, podría haber ido sola. ―Okay, ―digo―. Así que somos amigas. Gracias por aclarar eso, y la próxima vez, me aseguraré de llevarte a almorzar. Yo pago, incluso. ― ¿Por qué no? Quiero decir, estoy apunto de ser rica, ¿no? ―Shannon, ―espeta Mackenzie―, ahora que somos Mejores Amigas, se supone que nos tenemos que apoyar la una a la otra, especialmente cuando se trata de chicos. Hmmm. ― ¿No tienes ya una Mejor Amiga? ―pregunto. ―No. ―dice ella, suspirando―. Pensarías que la tengo, pero honestamente, no le agrado a la mayoría de las chicas. ―Sorpresa, sorpresa. ―Mira, no necesitas a Lance, ―digo, tratando de recompensar mi falta de apoyo de ayer. Mejor tarde que nunca, ¿no?― ¡Tú eres mucho mejor que Lance, con sus tontos tatuajes y su tonta billetera con cadena! Quiero decir,


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5 ¿Qué tan del 1999 puedes ser? ―Con suerte ellos no se arreglarán. Nunca podría juntarme con Lance otra vez después de hablar mal de él. Demasiado incómodo. ― ¿En serio? ―Mackenzie se anima un poco. ―Totalmente, ―digo―. Quiero decir, tienes toneladas de tipos coqueteando contigo todas las noches. Podrías tener al tipo que quieras. Lance va a arrepentirse del día en que terminó contigo por esa ridícula… ―Busco por un término que le guste oír a Mackenzie para aplicarle a Ashley King, y me decido por― puta barata. ―Es sorprendentemente fácil de pronunciar. ―Bueno, ―dice Mackenzie, ladeando la cabeza hacia un costado y pensando sobre eso―, sí conocí a un chico en la fiesta antes de encontrar a Lance arriba con la puta barata. ― ¿En serio? ―pregunto, complacida de que considere mi término lo suficientemente digno para agregarlo a su vocabulario. ―Sí, ―dice ella―. ¿Qué creías que me estaba tomando tanto tiempo? ―No estaba segura, ―digo sinceramente, sin mencionar que en realidad no me importaba ya que yo estaba disfrutando tener a Max todo para mí. ―En fin, su nombre es Filipe, y él parece realmente agradable. ―Ella arruga su pequeña nariz―. Definitivamente no es un tramposo. Nos estuvimos mandando mensajes todo el día. ― ¡Ahí tienes! ―digo―. ¿Ves? ¡Ya estás devuelta en el juego! Mackenzie me abraza. ―Gracias, Shannon. ―De nada. ―digo en su cabello.

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6 El. Trabajo. Pasa. Tan. Lentamente. Estoy completamente desparramada y desconcentrada. Derramé dos bebidas y me olvidé de ponerle el alcohol a una de las Cocas dietéticas de los jugadores. Y él no está feliz, para nada. ― ¿Cómo pudiste olvidarte del ron? ¡El ron es lo que me mantiene en pie! ¿Dónde hay una tarjeta de observaciones? ¡Creo que necesito llenar una tarjeta de observaciones! Pero para cuando mi turno está terminado, ni siquiera me importa que mis pies me estén matando y que Adrienne haya estado detrás de mí toda la noche. (― ¡Muévete, Shannon, esto no es un hogar de ancianos! ― ¡Shannon, mi abuela se puede mover mejor que tú! ― ¡Shannon, dónde están las bebidas para la mesa once!) Honestamente, está al borde del abuso verbal. Además, cuando le di mi certificado de nacimiento falso, ella actuó como si ni siquiera le importara, como si no me hubiera estado prácticamente acosando por él. Pero como dije, ni siquiera me importa. Estoy demasiado nerviosa por el hecho de que voy a estar devuelta en las mesas pronto. ―Voy a salir con Filipe esta noche, ―Mackenzie ofrece cuando estamos en el vestuario después de nuestro turno―. Me mandó un mensaje y me preguntó si quería tener una cena tardía. – ― ¿En serio? ―digo―. Eso es genial. Abro mi bolso e inspecciono su contenido. Esto es lo que empaqué:

• Vestido rojo de Robyn que es muy grande para ella, así que podría quedarme • Pantalones negros ajustados • Camisa blanca ajustada • Vestido negro con falda suelta, también tomado del closet de Robyn, también muy grande para ella. • Rizador • Plancha alisadora (Obviamente no puedo decidir como quiero llevar mi cabello.)


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7 • Botas negras • Todo lo que pude encontrar en mi cajón de maquillaje

Miro al desastre y contemplo si debería solamente volver a ponerme mis vaqueros y sudadera con capucha rosa. Sé que Cole dijo que me vistiera sexy, pero no puede realmente hacer alguna diferencia, ¿o si? Va a depender de que tan bien juegue, no como me veo. Decido que no quiero ganar porque los tipos me subestimen, de todos modos. Quiero ganar por mis propios méritos. Con mis propias habilidades. Además, ¿no se verá raro que si termino en el piso toda vestida y lista para jugar? ¿Qué pensarán las personas con las que trabajo? Sin embargo, ellos probablemente ni siquiera lo noten, ya que ninguna otra camarera aparte de Mackenzie ha hablado conmigo nunca, y cuando jugué la otra noche, el supervisor del casino ni siquiera me reconoció. Suspiro. Y entonces una imagen de Parvati pasa por mi mente, y ella está en Wellesley, hablando con un montón de chicas, y ellas están decidiendo a que sociedad literaria unirse (porque sabes que ella es de ese tipo), y Max está ahí por el fin de semana y ella está tan feliz de verlo, y yo estoy cruzando por las mesas en el Collosio, todavía trabajando aquí así para hacer dinero para gasolina para ir y volver de la universidad comunitaria. Por lo que decido que necesito cualquier ventaja que pueda tener. ―Así que dije, ‘Bueno, nunca he estado en ese restaurante,’ y entonces él dijo, ‘Bueno, una hermosa chica como tú definitivamente necesita ir allí.’ ¿No es eso muy dulce? ―Me doy cuenta que Mackenzie ha estado hablándome todo este tiempo, su voz llegando por la puerta del área privada del vestuario en el que estaba yo. No he escuchado una palabra. Realmente necesito hacer un mejor trabajo para ser una buena Mejor Amiga. ―Eso es realmente dulce, ―digo, abriendo la puerta―. Escucha, Mackenzie, ―digo―. Necesito algunos consejos. Mackenzie pone una seria mirada en su rostro, agarra mis hombros, me empuja a la pequeña área para sentarse en la esquina, y me desploma pesadamente en una silla. ― ¿Es sobre Max? ―pregunta―. Escupe.


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8 ―Eh, no, ―digo―. No es sobre Max. ―Oh, ―el rostro de Mackenzie se cae―. ¿Entonces de que se trata? ―Um, bueno, es en cierto modo sobre moda, ―digo. Abro mi bolso y le muestro su contenido―. ¿Si quisieras ser, ue, sexy y reveladora, qué usarías de estas cosas? Mackenzie inspecciona el contenido de cerca y frunce el ceño. ―Shannon, realmente no deberías tratar a tus ropas así. Si las dejas todas amontonadas, van a… ¡OHDIOSMIO, TIENES BOTAS PRADA! ―Ella grita y las levanta. Después se saca a patadas los zapatos que está usando, un par de tacones plateados, y mete sus pies en las botas―. ¿De donde sacaste estas? ―Un regalo de navidad de mi tía, ―digo―. Y no son auténticas, son imitaciones. ―Oh, ―el rostro de Mackenzie decae otra vez, y se saca las botas. ―Siguen siendo buenas, ―digo a la defensiva―. Ni siquiera pudiste darte cuenta de que eran falsas. ―Por supuesto que siguen siendo buenas, ―dice Mackenzie tranquilizadoramente, y palmea mi cabeza. Yo suspiro. Espero no tener que vestirme reveladoramente para siempre, sólo hasta que me vuelva una magnifica jugadora de póker y la gente aprenda a no meterse conmigo. ―Así que, eh, ¿qué piensas de estas cosas? Ella inspecciona mis pertenencias. ―Bueno, ―dice―. Yo usaría esto ―levanta el vestido negro―, con las botas, por supuesto. Y deberías inflar tu cabello liso con un cepillo redondo para darle volumen en la parte inferior, y también los ojos difuminados con labio desnudo. Ella me perdió con el labio desnudo. ―Okaaay, ―digo lentamente―. Pero ¿Qué si necesito, tú sabes, meterme en estas cosas ahora, y no tengo ningún cepillo redondo o labio desnudo?


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9 ―Entonces lo tomas prestado de mí, ―dice ella, frunciendo el ceño―. Tengo todo ese tipo de cosas en mi casillero para cuando yo salgo después del… ¡Espera un minuto! ¡Shannon! ¿A dónde iras a esta hora y por qué te estás poniendo toda seductora? ― ¿Seductora? No me estoy poniendo toda seductora, sólo estoy tratando de… ― ¿Vas a salir con él, no? ―dice ella. Se inclina sobre la mesa y está tan cerca de mí que puedo ver brillos en sus mejillas que se han salpicado de su sombra de ojos. ― ¿Quién? ―Por favor no digas Cole, por favor no digas Cole, por favor no… ― ¡Max! ―ella suspira―. Shannon, estoy un poco enojada que no me lo hayas dicho. ―Oh, no, ―digo. Estoy tan aliviada de que no sepa que voy a salir con Cole que casi no me importa que haya mencionado el nombre de Max―. Te lo dije, solamente somos amigos. Yo, um… voy a salir con otro chico. ―Ooh, ―dice ella―. Las dos tenemos noches de diversión planeadas, justo como deberíamos. ―Asiente con la cabeza―. Te ayudaré a prepararte. ―La sigo obedientemente al otro lado del salón, donde ella busca en su bolso y saca un par de medias de nailon. ―Tú, ―declara―, vas a verte ardiente como el infierno. Ahora, cuéntame todo sobre este chico.

♥ ♠ ♣ ♦ Veinte minutos después, me doy cuenta que Mackenzie tiene razón. Sí me veo ardiente como el infierno. Estoy usando el vestido negro de Robyn (que me queda un poco ajustado, pero de una buena manera, porque muestra un gran escote y parece que fuera apretado apropósito), un par de medias estampadas negras, y las botas falsas Prada. Mi cabello está libre y fluyendo alrededor de mis hombros, y mis ojos están ahumados y difuminados con


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0 algo de sombra gris y negra de Mackenzie, junto con tres capas de mascara. Mis labios están cubiertos con brillo rosa claro, haciendo resaltar incluso más a mis ojos, y Mackenzie espolvoreó mis hombros con un polvo brillante, y a mi rostro con un bronceador. Nunca me he visto tan bien en mi vida. ―Tú, ―dice Mackenzie―, vas a sorprender totalmente a este chico, quienquiera que sea. ―Me da un beso en la mejilla―. Diviértete. ―dice―. Mándame un mensaje si necesitas algo. Ella es amable, pienso mientras camino fuera del vestuario. Hago una nota mental para mandarle un mensaje más tarde y preguntar como le fue en su cita. Y después me dirijo al costado del casino y tomo el elevador hacia la habitación 2123.


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Traducido por Flor_18 Corregido por maja

Golpeo la puerta de la habitación de Cole. Nada. Golpeo de nuevo.

Todavía nada. ¿Hay algún tipo de clave secreta? ¿O una contraseña que deba decir en voz alta? Trato de golpear un pequeño ritmo en la puerta, un golpe, espero, dos golpes, espero. Todavía nada. Estoy debatiéndome si debo llamarlo con mi celular para averiguar qué está pasando cuando la puerta finalmente se abre y Cole está parado ahí vistiendo solamente una toalla. Una TOALLA. Alrededor de su cintura. Y nada más. Él está… muy trabajado. Tiene los abdominales marcados. Trato de apartar mis ojos, pero es difícil. — ¿Por qué tardaste tanto? —pregunto altaneramente, tratando de fingir que es algo de todos los días que un tipo medio desnudo me abra la puerta de su habitación de hotel. —Perdón, —dice—. Estaba en la ducha—. Obviamente. Me mira de arriba abajo, y de repente, mi sexy atuendo, que parecía una buena idea en el vestidor, parece ridículo. ¿Qué estaba pensando? Esta no soy yo, no soy sexy. Uso jeans y buzos con capuchas o tal vez un jersey con cuello en V si me siento audaz. Cole se inclina para acercarse a mí. —Te ves realmente sexy, —susurra. Su aliento es cálido en mi oído, y huele a algo oscuro y dulce. Quizás ron. Mi primera inclinación es alejarme, porque su cercanía me está haciendo


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2 sentir débil, pero en cambio, sólo digo: —Gracias. —Y entro en la habitación pasando por su lado. Mi estómago dio una vuelta, y la vieja sensación familiar de estar en un lugar raro con un tipo superficial que apenas conozco me invade. Tomo un profundo respiro. Todo está bien, me digo a mi misma. Si él quisiera matarme y/o mutilarme, ya ha tenido montones de oportunidades para hacerlo. Cole entra en el baño y reaparece unos minutos después, vistiendo jeans y una camiseta negra. Su cabello todavía está mojado y cae sobre su frente. —Entonces, —dice, se sienta a la mesa de la habitación y señala el asiento al otro lado de él, y me siento—. ¿Realmente estás dentro? — ¿Qué quieres decir? —pregunto, repentinamente nerviosa. —Quiero decir —dice—, que no puedes sólo aparecerte cada vez que tengas ganas de actuar como mala, o cuando necesites un poco de dinero extra. O estás dentro o estás fuera. —Estoy aquí, ¿no? —digo, tratando de sonar más segura de lo que me siento. Quiero decir, esto es bastante serio. ¿Decidir unirme a una sociedad secreta de póker? Muy importante. —Entonces te convencí, — dice Cole. Pone una enorme sonrisa de oreja a oreja. —Tú no me convenciste, —digo—. Lo decidí todo sola, —lo que es verdad. Él no me convenció para hacer nada. De hecho, si algo hizo, fue presionarme para no unirme, actuando tan sospechoso. —Porque te convencí. —Nooo, —digo—. Porque decidí todo sola. —La manera en que me está mirando me está haciendo sentir incómoda, así que aparto mis ojos de su mirada y me concentro en la pared detrás de él.


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3 —Entonces, ¿qué pasó? — ¿Qué quieres decir? —Por lo general cuando la gente dice que no quiere unirse a Aces Up y luego dice que si quieren, es por algo que en sus circunstancias ha cambiado. —Nada en mis circunstancias ha cambiado; —digo. No es técnicamente una mentira. Sólo porque me enteré de que Parvati quiere ir a Wellesley y traté de besar a Max y él no me respondió y mi papá está apurado por vender todas nuestras posesiones, no significa que mis circunstancias hayan cambiado. Digo, todavía estoy trabajando en el casino. Tengo exactamente la misma situación financiera que tenía antes. —No tienes que decirme. —Cole se encoge de hombros y se estira por un mazo de cartas que estaba en la mesa. Comienza a barajarlo rápido, adelante y atrás de mano a mano. —Te lo dije, no hay nada que decir, —digo. Se encoge de hombros de nuevo. —Realmente no me importa de todas formas. —Baraja, baraja—. Sabes, generalmente no dejamos entrar a personas que han dicho que no primero, —dice—. Pero nos caes bien. —Gracias, —digo—. ¿Quién es ese “nos” del que hablas de todas formas? ¿Dónde están los demás? —Esperaba que hubiera reuniones de grupo. Tú sabes, presentaciones en Power Point, quizás cenas afuera… como en esa película 21 blackjack9. —Están cerca, —dice—. Pero mayormente estarás tratando conmigo. —Todavía está barajando—. Jugaremos todas las noches y te entrenaré cada

9 21 blackjack (21 en inglés) es una película de 2008 de Columbia Pictures. Está protagonizada por Jim Sturgess, Kevin Spacey, Kate Bosworth, y Laurence Fishburne. El film está inspirado en una historia real MIT Blackjack Team(Equipo de Blackjack del Instituto Tecnológico de Massachusetts).


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4 noche aquí en la habitación. — ¿Entrenarme? —Suena a… trabajo. Además creí que lo mío era innato—. Pensé que dijiste que lo mío era innato. —Eres buena, —dice—. Eres excelente llevando algunos de los números en tu cabeza. Pero la intuición es importante también y además necesitas entender la importancia de las probabilidades del pozo, —se sienta derecho—. Necesitas aprender a calcular todas las probabilidades en tu cabeza, no sólo las de ganar, sino también de lo que estás arriesgando para hacer tal cosa, para así poder combinar eso con tu intuición y la combinación de cartas. Se levanta y se desploma sobre la cama, donde baraja las cartas y reparte dos manos sobre el mullido edredón blanco. Me mira, claramente indicando que debería sentarme al lado de él. Dudo. Ni siquiera debería estar en este hotel, mucho menos sentada en la cama con él. Pero me siento de todas formas, y pasamos la siguiente hora y media viendo porcentajes y probabilidades. Él está en lo correcto en que hay mucho más de lo que pensé originalmente. No sólo debo tener en consideración lo que tengo en mi mano y balancearlo con lo que hay en la mesa y con lo que las otras personas podrían tener, también debo prestar atención a lo que está en el pozo. Si estoy casi segura de que alguien me ha ganado pero ya he invertido un montón de fichas, a veces vale la pena echar un poco más en la posibilidad de que pudiera ganar un pozo mayor. Todo es sobre riesgo versus recompensa. La buena noticia es que soy rápida como la luz sacando las cuentas en mi cabeza, así que no me toma mucho mirar la mano, mirar la mesa, mirar el pozo y calcular las probabilidades. La parte difícil es tratar de adivinar las probabilidades de las otras personas basándome en lo que ellos están haciendo. Especialmente cuando tienes que tomar decisiones bastante rápidas y pueden haber ocho personas más en la mesa. Estoy tan metida en lo que Cole me está enseñando que cuando finalmente levanto la vista, ya casi era medianoche.


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5 —Maldita sea, —digo, mirando el reloj de la mesa cerca de la cama—. Ya son las doce. — ¿Se pasó tu toque de queda? — pregunta Cole, sonriendo. Estoy a punto de decir “Um, si”, pero entonces me doy cuenta de que esa no es, probablemente la mejor manera de deshacerme de mi reputación de ingenua y aniñada. Empiezo a preocuparme un poco, pero entonces pienso que si mis padres realmente estuvieran buscándome, hubieran tratado de llamarme al celular. Además, deben, definitivamente de estar los dos en la cama a esta hora, y desde esa noche en que mi auto se rompió mi madre no ha estado vigilándome. Justo como pensaba, mi teléfono sólo tiene un mensaje de texto, de Mackenzie. Dice “¡Diviértete! No hagas nada que yo no haría, no puedo esperar para escucharlo todo”, seguido por una carita sonriente y como seis millones de Xs y Os. — ¿Estás lista para bajar al salón de póker? —pregunta Cole. Está recogiendo las cartas, y una de ellas se cae del montón hacia la cama, y se estira para alcanzarla, su mano rosa mi brazo. Él está muy cerca ahora, y cuando se hace hacia atrás, mantiene su cara cerca de la mía. —Sí, —digo, tratando de sonar calmada. Él está tan cerca que puedo sentir su respiración en mi cara, y sus labios están como a dos centímetros de los míos. Comienzo a ponerme nerviosa, calculando que si puedo ver sus labios, entonces él puede ver los míos, y me pregunto si él puede ver si mis labios están agrietados, porque mis labios tienden a agrietarse muy fácilmente, y por lo general pongo manteca de cacao en ellos, pero no pude esta vez porque ya me la puse toda, y me estoy preguntando por qué me preocupa, ya que ni siquiera me gusta Cole, y entonces, de repente, él se mueve más cerca y sus labios están sobre los míos. Y luego su boca se abre ligeramente y su lengua está en mi boca, nos recostamos en la cama, nos estamos besando, sus manos están en mi espalda y puedo sentir que mi cuerpo está respondiendo al suyo. Me separo primero, no porque quiera, sino porque es lo correcto. Quiero decir, es una locura besar a Cole. No tiene sentido, me gusta Max. En realidad, no, no me gusta Max; no me gusta nadie. Me gusta estar sola,


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6 muchas gracias. Soltera y libre de drama. Además, ¿no es Cole algo así como mi jefe, ahora? No creo que sea la mejor idea ligar con tu jefe, nada bueno puede salir de eso. —Deberíamos irnos —digo, sentándome. Me arreglo el cabello y miro al piso—. Abajo. Así puedo poner lo que me enseñaste en acción. —Claro —dice, sonriéndome—. Apuesto a que no puedes esperar para poner todo lo que te enseñé en acción. —Deja de ser tan idiota, —digo. Me pongo de pie y Cole me sigue hacia fuera, a los elevadores. —Voy a sentarme contigo, —dice cuando las puertas se cierran. Observo como los números empiezan a descender, y me pongo más ansiosa a medida que nos acercamos al salón de póker—. En la misma mesa, quiero decir. —Está bien —digo, repentinamente nerviosa. No quiero que se siente conmigo, se siente como demasiado escrutinio. La otra noche cuando quería que se sentara conmigo, él no quería. Ahora, de la nada, quiere sacarme ahí—. ¿Pero, por qué? —Para que puedas verme, —dice—. Y yo pueda verte a ti. Genial. Mi corazón empieza a latir a más o menos cuatrocientos kilómetros por minuto. Nos metemos en una mesa de tres-seis. Y por una vez tengo que consentir que Cole puede estar en lo correcto sobre mi atuendo. Los hombres en la mesa reaccionan ante mí en forma diferente a como los otros hombres lo hicieron la otra noche. No me toman en serio, pero al mismo tiempo, actúan como aturdidos a mí alrededor, como si todo fuera diferente ahora que una chica en un atuendo sensual está sentada en su mesa. Cole se sienta unos minutos después de mí, y fingimos que no nos conocemos.


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7 Él arquea las cejas, me lanza breves miradas y señales que me hacen tranquilizarme, pensar y llevar todos los números en mi cabeza. Y cuando el tipo de al lado mío pide una copa de vino tinto. Sigo su ejemplo y hago lo mismo. Así que así es como paso la noche, bebiendo un poco de vino, jugando póker, mirando a Cole y sintiéndome sofisticada y eufórica. Cada vez que otra pila de fichas es empujada hacia mí desde el otro lado de la mesa, mi corazón late rápido; y cada vez que tengo que bajar una mano, mi corazón se hunde y espero impaciente hasta que puedo jugar otra. Es una total y completa carrera, amo la sensación de las cartas bajo mis dedos, la emoción en el aire, y el saber que todo puede pasar. Para el final de la noche he ganado trescientos dólares. Y para cuando me voy del casino, son las cinco treinta de la mañana.


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Traducido por verittooo Corregido por Mely

Una vez que estoy de camino a casa, los trescientos dólares bien

escondidos en mi bolso, mi subidón empieza a desvanecerse. Rápido. Uno, no sólo me he besado con Cole, sino dos, he estado fuera toda la noche. Jugando póker. Lo que significa que tengo que encontrar la manera de entrar a escondida a mi casa, prepararme para la escuela, y salir sin que nadie se de cuenta. Por supuesto, estaré yendo a la escuela prácticamente sin dormir, pero si puedo pasar la mañana, creo que podría ser capaz de saltarme mis clases de la tarde fingiendo estar enferma, después venir a casa y tomar una siesta antes del trabajo. Estoy bastante confiada de mi plan de entrar-y-salir-de-la-escuela-a-hurtadillas, hasta que abro la puerta de mi casa y encuentro a Robyn sentada en la mesa, un libro abierto delante de ella. — Oh, hola. — Dice ella, mirándome. — Oh, hola. — Digo. Siento mi boca seca, y mi cara se pone caliente. Mentirle a Leonardo es una cosa, pero engañar a mi hermana… nunca lo he hecho antes de toda esta cosa del casino, realmente. Y no estoy segura de poder hacerlo. —Sólo estaba, um, afuera tomando una caminata antes de la escuela. — Le doy una gran sonrisa, como “¿No es genial el estado físico?” Ella levanta sus cejas. — ¿Vestida así?— Miro hacia abajo al vestido que estoy usando, el que robé de su closet. Está totalmente desarreglado por todo el, um, tiempo que estaba pasando en la cama de Cole, y huele a la asquerosidad general que está en el aire del casino. — Bien. — Digo, decidiendo darle información limitada. — Estaba afuera,


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9 pero si le dices a mamá o a papá, voy a matarte. — ¿Afuera haciendo qué? — Pregunta, entusiasmada. Cierra su libro de golpe y parece que está lista para sentarse por una conversación de hermana-a-hermana. — Sólo, tú sabes. — Digo. — Afuera. — Me imagino que eso es suficiente, ya que yo nunca le pregunto a Robyn donde ha ido cuando ella está fuera hasta tarde y me necesita para cubrirla. Lo que, por cierto, he hecho un montón de veces. Por supuesto, es bastante sabido que ella siempre está fuera con Leonardo, así que no es como si lo que haya hecho o dónde haya estado fuera un gran secreto. Yo, por otro lado, nunca he entrado a hurtadillas tarde en la noche después de haber estado afuera con un chico, así que esto es como una gran cosa. — ¿Con un chico? — Pregunta Robyn. Su voz es toda cantarina. — Sí. — Digo. No es una mentira. — ¿Con Max? — Ella sonríe, y yo me siento mal, porque no le quiero mentir, pero no le puedo decir la verdad ahora, ¿no? Así que sólo sonrío en lo que espero es de una manera misteriosa que ella tomará como un “si” pero no es técnicamente una respuesta, y entonces digo: — ¿Qué estás haciendo levantada tan temprano, de todas formas? — Tengo clase a las ocho. — Dice. — Y tenemos un examen, así que decidí tener un poco de estudio temprano-en-la-mañana. — Ella le lanza una mirada al reloj y frunce el ceño. — En realidad, se suponía que Leonardo ya debería estar aquí para llevarme a la biblioteca. — Estoy segura de que estará aquí pronto. — Digo. Agarro un batido de proteínas del refrigerador (son de mi papá, pero me imagino que voy a necesitar algún tipo de aumento de energía si voy a pasar la mañana) y me dirijo arriba, donde lavo mi rostro, cepillo mis dientes, y paso un cepillo por mi cabello. Me cambio en unos jeans y un suéter, después de nuevo a la puerta hacia la escuela.


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0 Ni siquiera veo a mi mamá o a mi papá, y llego a la escuela media hora antes. Y ni siquiera me siento cansada. ¿Es posible que esto pueda ser así de fácil? ¿Qué voy a ser capaz de salirme con la mía jugando póker todas las noches, que voy a ser capaz de hacer cientos de dólares y detenerme cuando tenga lo suficiente para Wellesley, y que no me voy a meter en problemas? Quiero decir, parece completamente improbable e injusto, pero hasta ahora tan bueno. Estoy tan ocupada reflexionando las posibilidades de este largo primer periodo que no me doy cuenta que Parvati me a seguido después de matemáticas. Estoy en mi casillero, sacando mis libros para mi siguiente clase (y tratando de resistir el impulso de comprobar mi teléfono para ver si Cole me ha mandado un mensaje), cuando ella finalmente se me acerca. — Hooolaaa, Shannon. — Dice, apoyándose contra el casillero que le sigue al mío. Yo salto. — Oh. — Digo. — Hola. — Realmente no estoy de humor para escuchar sobre ella y Max, o ella y Wellesley, o ella y la beca de matemática, o ella y [inserte a cualquiera aquí]. Así que doy lo mejor de mí en tratar e ignorarla, incluso cuando sé que es inútil. Parvati no toma indirectas. Pero entonces ella se acerca y cierra la puerta de mi casillero de golpe incluso antes de que haya terminado con mis libros. — Hey. — Digo. — ¡No había terminado! — ¿Qué, — Demanda, cruzando los brazos en su pecho — pasó entre tú y Max? Oh. Dios. Mío. Okay. Respira profundamente. No hay necesidad de entrar en pánico. Quiero decir, no hay manera de que ella sepa sobre Max y yo, ¿cierto? Dios, ¿y si ella sabe sobre Max y yo? ¿Y si Max le contó? ¿Por qué se lo contaría Max? ¿Qué chico es tan estúpido? A menos que él sea uno de esos tipos con toneladas de integridad, ugh. Espera un minuto. ¿Si Max le contó a Parvati lo que pasó, por qué me estaría preguntando a mí lo que pasó? Ella ya lo sabría. Probablemente, ella escuchó sobre algo pasando y ahora está tratando de


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1 averiguarlo. — Um. — Digo, para ganar tiempo e información. — ¿Qué quieres decir? — Quiero decir. — Dice. — Que fuiste vista teniendo una pelea con él en el pasillo ayer. Ella aprieta su dedo en mi pecho, y doy un paso atrás. ¿Fuimos vistos? ¿Por quién? Fue temprano en la mañana; los pasillos estaban completamente desiertos. Aunque supongo que estábamos siendo bastante ruidosos, y ahora que lo pienso, recuerdo haber visto a unos cuantos chicos vagando por ahí. Pero pensé que eran sólo algunos estudiantes de primer año caminando. — Oh, eso. — Digo. — Eso no fue nada. — Le doy una risita y muevo la mano con desdén. — Ni siquiera estábamos peleando, en realidad. Todo lo que hicimos fue tener un poco de gritos. Ni siquiera un grito. Fue más como levantar la voz. — Parvati no parece convencida. — No fue nada. — Repito débilmente. — ¿Qué no fue nada? — Demanda Parvati, y de repente se ve como… salvaje. Su cabello está todo parado (el pelo de Parvati está usualmente muy liso), y sus ojos tienen esta mirada de locura en ellos. Nunca la he visto así, y estoy empezando a sentirme un poco asustada, incluso cuando ella mide un metro cincuenta y cinco. — Lo que pasó en el pasillo. — Susurro. — ¿Qué SUCEDIÓ EN EL PASILLO?— Parvati está gritando un poco en este momento, y ahora ella está bastante cerca de mi cara. Tengo la mala sensación de que si no le doy la respuesta correcta, ella podría simplemente enloquecer. Quizás incluso golpearme. — Ahora, — Dice. — Será mejor que me digas, y que me lo digas bien. — ¿Decírselo bien? Wow. Eso es un poco… extremo. — Mira. — Digo. — Nosotros estábamos, eh, teniendo un pelea sobre las tutorías. Max pensó que yo no estaba dando lo mejor de mí, y así que él se enojó un poco conmigo. — Suspiro y me alejo el pelo del rostro. Ruedo mis ojos como dijera, “Tú sabes cómo es Max sobre sus matemáticas.”


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2 Ella estrecha sus ojos. — No te creo. — Dice finalmente. — Um, ¿no lo haces? — No. — Dice. Ella me estudia de arriba abajo y entonces cruza los brazos sobre su camisa polo verde. — Porque si ustedes dos solamente estaba peleando sobre las tutorías, entonces, ¿por qué él rompió conmigo? — ¿Por qué él hizo qué? — Pregunto. ¿Parvati y Max se separaron? Mi corazón late un poco más rápido cuando me pregunto si tal vez tuvo algo que ver conmigo. — ¿POR QUÉ ROMPIÓ CONMIGO? — Grita Parvati. Varias personas se giran para ver. — Camina. — digo, agarrando su camisa y empujándola por el pasillo conmigo. La llevo a la sala junto a las escaleras. — Escucha. — Digo. — No sé por qué rompió contigo. — Y entonces, de repente, la pelea parece drenarse de ella. Todo su rostro se arruga como papel de seda, y lo siguiente que sé, ella está llorando. — Yo no lo sé, tampoco. — Dice. — Yo sólo… sólo deseo… Wow. Esto es realmente incómodo, tener un momento emocional con tu archienemiga de matemáticas, la ex-novia del chico del que solías estar enamorada, en una sala dónde la gente usualmente va para besuquearse. — Yo sólo deseo… — Parvati sorbe por la nariz. — ¿Sólo deseas qué? — Digo. Me acerco así la puedo escuchar, pero Parvati parece pensar que eso significa que quiero abrazarla, y ella se me acerca. Ubico mis brazos torpemente alrededor de su espalda. Oh, Dios. — Sólo deseo que no hubiera pasado. — Dice. — Quiero decir, éramos tan felices juntos. Incluso tuvimos un gran fin de semana. — ¿Qué dijo él exactamente? — Pregunto, preguntándome si me hace una horrible persona que de verdad esté esperando que su separación tenga


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3 algo que ver conmigo. — Él no me dio una buena razón. — Dice ella, sorbiéndose la nariz otra vez. — Sólo seguía diciendo que necesitaba espacio. — Está bien. — Le digo. Trato de alisarle el cabello en la espalda. — ¿Lo está? — Pregunta ella. — Lo está. — Digo. — Todo se solucionará de una manera o de la otra. — ¿Lo hará? — Pregunta. — Sí. — Digo. La alejo de mí, y busco dentro de mi bolso y le paso un pañuelo de papel. Ella se suena la nariz obedientemente. — Aquí, toma esto. — Saco mi iPod y lo pongo en sus manos. — Escucha la lista de temas llamada Los Chicos Apestan. Ella me mira sin comprender. — ¿Los Chicos Apestan? — Repite. — Sí. — Digo. — Sé que no es tan original, pero creo que te gustará. — Gracias. — Dice, deslizándose los auriculares en las orejas y recorriendo las canciones. — Y, Parvati. — Digo. — Si quieres saber por qué Max rompió contigo, entonces deberías preguntarle a él. Te mereces una explicación.

♥ ♠ ♣ ♦

Sé que Max tiene el segundo periodo libre, y que normalmente lo pasa en la biblioteca. Sé esto porque una vez (okay, dos veces), accidentalmente tal vez a propósito lo seguí. Pero ese fue a principio de año, cuando yo todavía seguía manteniendo la esperanza de que pudiéramos ser amigos otra vez. Pero como sea. Si justo pasaba que yo estaba en la biblioteca en el segundo periodo, y si justo pasaba que veía a Max esperando en la cola para


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4 chequear un libro, y si justo pasaba que caminaba hacia él, está totalmente bien, ya que:

a) Ya ni siquiera me gusta. Quiero decir, yo acabo de besar a alguien más anoche. Aun así. Aliso mi cabello conscientemente y espero que no note los círculos oscuros bajo mis ojos. b) Necesito decirle que hable con Parvati y que le diga que no está pasando nada entre nosotros dos, antes de que yo termine en el medio de todo su drama.

— Tenemos que hablar. — Digo, caminando hacia él en la cola de pago de la biblioteca. — Oh, ahora quieres hablar. — Dice él, repitiendo mis palabras de ayer. Al frente de la cola, un estudiante trabajador de aspecto agobiado está tratando de echarle un vistazo a la gente. ¿Por qué es la cola tan larga, de todos modos? ¿Quién busca libros en la biblioteca de la escuela todavía? —Mira. — Digo. — Tienes que hablar con Parvati, tienes que darle una razón de por qué rompiste con ella, porque ella piensa que tiene algo que ver conmigo. Hay algunos segundos de silencio, y por un momento, estoy casi pensando (tengo la esperanza) que va a decir que tiene algo que ver conmigo, pero entonces él dice: — ¿Por qué me mentiste sobre tu identificación falsa? — Estoy desconcertada por el cambio de tema. — ¿De qué estás hablando? — Pregunto, frunciendo el ceño. — Me dijiste que estabas usando la identificación falsa para poder conseguir un trabajo en el casino para pagar Wellesley. —Lo estaba. — Digo. —Quiero decir, lo hice. — Cielos. ¿Qué onda con tantas preguntas? Yo soy la que vino aquí a confrontarlo a él, a decirle que es mejor que empiece a ser honesto con su novia.


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5 Yo no le debo nada. ¡Él ni siquiera es mi amigo! Es sólo un chico que solía ser mi amigo, a quien accidentalmente besé, y alguien que de cierto modo me sigue gustando. ¡No! Quiero decir, quien de cierto modo no me sigue gustando. No, quien definitivamente no me sigue gustando, porque… — ¿Entonces cómo es que Chris Harmon te vio en el casino anoche, jugando póker con un montón de tipos? —Eso. — Digo altivamente. — No es asunto tuyo. — Además, ¿Cómo es que todos están en el casino todo el tiempo? Primero Leonardo, ahora Chris Harmon. En serio, el lugar tiene que conseguir un mejor sistema de identificación de personas. No sé por qué estaba tan nerviosa sobre mi certificado de nacimiento falso; ellos obviamente están dejando entrar a cualquiera. Si yo no estuviera entrando con una identificación falsa, totalmente llamaría a las noticias para avisarles sobre ellos. — Estás… Shannon, ¿tienes una adicción al juego?— Él me está mirando seriamente, y yo lo miro boquiabierta. ¿Está bromeando? — ¿Estás bromeando? — Le pregunto. Una estudiante de segundo año enfrente nuestro en la cola se da vuelta y nos hace callar. — Lo siento. — Digo. Me giro devuelta hacia Max. — ¿Estás bromeando? — Susurro. — No, yo sólo… — No tengo una adicción al juego. — Digo. — Y no que sea algo de tu incumbencia, pero para que sepas, sí, estaba en el casino jugando al póker. ¿A quién le importa? Mucha gente juega al póker. — Bien. — dice Max. —No es la gran cosa, solamente estaba preocupado por ti, eso es todo. — Él está al frente de la cola ahora, y pone su libro enfrente del estudiante, que abre el libro y lo escanea. Mi corazón se contrae en mi pecho. ¿Max estaba preocupado por mí? Pero entonces recuerdo que Max tiene mi número, y si él estaba tan preocupado por mí,


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6 podría haberme llamado. — ¿Estabas preocupado por mí? — Pregunto. — ¿Así de repente? — No. — Dice. — No de repente. Tú eres mi amiga. Lo miro incrédulamente. — ¿Nosotros somos amigos? — Pregunto. — Porque esas son noticias para mí. Los amigos se llaman entre ellos. Los amigos hablan entre ellos y pasan tiempo, juntos. ¡Y los amigos no se besan y después nunca vuelven a hablar! — ¿Max Heller? — El estudiante dice, mirando entre nosotros dos nerviosamente. — Um, tienes un libro vencido. — Oh, Jesús. — Dice Max. — ¿Qué libro es? — The Stand. — Dice el trabajador. — ¿Stephen King? — Sí, sé quién lo escribió. — Dice Max, sonando molesto. Él saca su billetera. — ¿Puedo simplemente pagar por él? — Y además. — digo, enojándome. —no tienes que preocuparte por mí. Porque estaba allí con un chico. — ¿Un chico?— Max frunce el ceño. —Sí. — Digo. — Mi nuevo novio. — Hecho, eso es un poco exagerado. Incluso yo sé que un beso no lo hace mi novio. Pero no le voy a decir eso a Max. — Estaba allí con mi el chico con el salgo. — Definitivamente no tiene el mismo impacto. — ¿Tú nuevo novio? — Max me mira incrédulamente. — ¿Tienes un nuevo novio después de que me besaste la otra noche? — Estaba. Borracha. — Siseo. — Y tú me besaste, también. — ¿Estabas borracha? — Pregunta, ignorando la parte sobre él besándome, también. — ¿Así que tus labios solamente se cayeron sobre los míos? — Su


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7 voz un poco alta ahora, y el estudiante, cuya etiqueta dice “Ron,” empieza a verse súper-nervioso. — Sí, puedes pagar por él. — Dice Ron. — Veintisiete noventa y cinco. — No se cayeron sobre los tuyos. — Digo. — Estaba medio ebria. No puedo ser responsable de lo hice la otra noche. No fue nada, fue sólo— muevo mi mano —un error de borracha. — Las palabras casi se quedan en mi garganta, pero soy capaz de hacerlas salir. — Bien. — Dice Max. No estoy segura si está hablándome a mí o a Ron. — ¿Bien? — Bien que tengas novio ahora, y bien, pagaré veintisiete noventa y cinto por el estúpido libro. — Él saca dos de veinte de su billetera y los tira al mostrador. — Tendré que conseguirte algo de cambio. — Dice Ron. La idea parece darle un poco de pánico. — Y. — Le digo a Max. — No tienes que preocuparte por eso, porque esas cosas pasan. Como el último verano, cuando no me besaste y después tenías una novia un par de semanas más tarde. Él me mira por un largo segundo, y por un momento, pienso que va a decir algo más. Él quiere decir algo más, creo, pero entonces esa mirada deja su rostro, y se da vuelta y se aleja caminando, dejando su dinero y su libro en el mostrador. Y yo me giro y camino hacia la puerta en el otro lado de la biblioteca, conteniendo las lágrimas.


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Traducido por *S*O*F*I* Corregido por Gяaςэ

― Esto es tan bueno, ―dice Mackenzie. Estamos en nuestro descanso en

el trabajo esa noche, comiendo sándwiches en la cafetería. Un sándwich BTL y papas fritas para ella, y un sándwich de pollo de casa para mí, aunque en realidad no tengo tanta hambre y he gastado la mayor parte del tiempo bebiendo mi refresco y empujando mis papitas alrededor del plato―. De hecho, este podría ser el mejor sándwich del mundo. ― Mmmm, ―digo, tratando de resistir el impulso de poner mi cabeza en la mesa y cerrar mis ojos. Me salté las clases por la tarde y me colé en casa para tomar una siesta, pero aparentemente las cuatro horas que pasé durmiendo en realidad no ayudaron. Además no puedo dejar de pensar en Max y nuestro altercado en la librería, su rompimiento con Parvati y lo que eso significa. Lo que es totalmente estúpido. Ahora tengo a Cole. Cole, quien es muy sexy en esa manera de chico malo. Cole, quien me tuvo en su cama anoche, me besó, y ni siquiera intentó nada. Espera. ¿Por qué no intentó hacer nada? ― Hey, Mackenzie, ―digo―. Si te estuvieras besando con un chico, y él no intenta nada, ¿estarías molesta? ― ¿Qué quieres decir? ―Frunce el ceño y toma un sorbo de su té helado. Su lápiz labial color rosa claro permanece perfectamente aplicado. ― Quiero decir, digamos que estabas en la cama de un chico, y se besaron, pero luego te alejaste, y él ni siquiera trató de detenerte. Mackenzie parece sorprendida. ―Eso no pasaría, ―dice, sacudiendo su cabeza rubia con vehemencia―. Los chicos no hacen eso. ―Ella toma un



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9 mordisco grande de su sándwich y mastica ruidosamente. ― Pero ¿qué pasa si uno de ellos lo hizo? ―Persisto. ― Pensaría que es gay, ―ella dice, y luego se encoje de hombros. Hmmm―. ¿Te vas a comer eso? ―Señala el resto de pollo en pan de trigo posado en mi bandeja. ― No, ―digo, empujándolo en su dirección―. Tómalo. ―Estoy demasiado ansiosa para comer. No he escuchado de Cole en todo el día, así que no tengo idea si nos vamos a reunir esta noche. Y de ninguna manera lo voy a llamar, porque, tú sabes, nos besamos anoche. Suspiro y saco mi teléfono otra vez y lo reviso. Mackenzie agarra mi sándwich, quita la parte superior del pan, y se pone a trabajar apretando alrededor de cinco paquetes de mayonesa sobre él. ― ¿Por qué estás obsesionada con el teléfono? ―Pregunta. ― No lo estoy. ―digo. ― Ooh, lo entiendo, ―dice―. Te besaste con quien sea que te ibas a encontrar anoche, y ahora estás esperando que te envíe un mensaje. ― Algo así. ―digo. ― ¿Quién es el chico? ― Sólo este chico. ―digo. ― Bueno, yo no me preocuparía si no oyes de él esta noche, ―ella dice―. ¿No has oído de la regla de tres días? ― No. ―digo. ― Básicamente es esta regla donde si le das tu número a un chico, o sales con un chico, entonces se supone que él va a esperar tres días para llamarte, así no parece desesperado.


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0 ― Eso es tonto. ―digo. No le digo que será mejor que Cole no se tome tres días, ya que soy parte de su sociedad clandestina de póker y eso realmente estropearía mi plan de ganar mucho dinero esta noche. Sin mencionar que no quiero ser borrada después de besarme con él. ― Es totalmente tonto, ―Mackenzie está de acuerdo―. Lo que es la razón por la que es tan bueno que Filipe me llamara esta mañana, a pesar de que sólo salimos anoche. ―Toma un mordisco de mi sándwich, y un poco de mayonesa chorrea por el otro extremo del pan. ―Vamos totalmente por el buen camino. Mackenzie lo pasó muy bien en su cita con Filipe anoche. Lo sé porque ella ha estado hablando sobre eso sin parar desde que llegó al trabajo. Él la llevó a una cena (y pagó, lo que supongo es una gran cosa, ya que Lance nunca pagó) y luego al cine (―Lance siempre odiaba las películas, y ni siquiera iba conmigo, y eso definitivamente es no comprometerse) y luego a la librería (―Filipe ama leer, así que compramos capuchinos y él miró los libros y yo leí Us Weekly. Fue tan divertido ser capaz de salir y no estar en un club o algo así, ¿sabes?). Él la llevó a casa, le dio un beso de buenas noches y la llamó esta mañana, y de acuerdo a ella, está enamorada. ― Es muy caballeroso, ―digo. En realidad no me importa que Mackenzie esté hablando mucho sobre su cita. Me hace feliz verla feliz, a pesar de que ella está de algún modo, a medio camino, un poco sin intensión, insultando a Cole por no llamarme hoy. Pero, lo que sea. No me sorprendería si nunca vuelvo a escuchar de él; es bastante bueno desapareciendo. Pero al final de mi turno, Cole me está esperando. Y me lleva a un lado del casino, donde nadie del trabajo está viendo, y me besa. Sus labios saben a cerezas y alcohol, y el beso es increíble. ― Hey. ―respiro. ― Hey, ―dice, alejándose y mirándome―. Entonces ¿estás lista para jugar?

♥ ♠ ♣ ♦


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1 Me cambio a un par de pantalones realmente ajustados y una camisa roja que tiene una espalda muy baja y un escote muy bajo. Hago lo que puedo para replicar el maquillaje y cabello que Mackenzie me dio, y luego deslizo mis pies en unos zapatos de plata con dedos descubiertos. Mi traje es cortesía del closet de Robyn. Todo va igual que ayer en la noche. Me siento en una mesa con Cole, y otra vez, fingimos que no nos conocemos mientras me ayuda dándome pequeñas señales. Me pongo un poco nerviosa cuando parece que uno de los otros chicos de la mesa nos ve mirándonos, así que inicio una conversación falsa con Cole, y por si acaso coqueteo con el chico sospechoso. Muy pronto, estamos riendo y actuando como amigos. Más tarde en la noche, tengo una extraña sensación de que tal vez es una estafa tener a Cole dándome miradas insinuantes. Quiero decir, ¿por qué debería ser ayudada cuando nadie más está siendo ayudado? Además, a un punto siento que tal vez él dobla su mano para que yo pueda ganar, pero me digo que eso es loco. Cole sólo me está ayudando a aprender a leer a la gente y enseñándome más sobre las importantes estadísticas y a calcular las probabilidades de negocio. Y no es como si tuviéramos un sistema oficial elaborado o algo así. Simplemente hay momentos cuando me doy cuenta de que él quiere que piense en una decisión antes de tomarla. Y él no lo va a hacer para siempre, sólo hasta que esté lista para estar por mi propia cuenta. A las dos de la mañana, decido irme, y me dirijo a un lado del casino para entregar mis fichas. He ganado otros doscientos dólares esta noche. ― Hey, ―dice Cole, corriendo hacia mí mientras espero el elevador―. Buena noche. ― Gracias, ―digo―. Buenas noches para ti, también. ―Entro en el elevador y aprieto el botón para el garaje, pero Cole me sigue y aprieta el botón para el hotel.


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2 ― No, no buenas noche, ―dice―. Quiero decir que tuviste una buena noche. En las mesas. ― Tú también, ―digo. Cole ganó unos quinientos dólares. Se encoje de hombros, como si no fuera la gran cosa. ― ¿A dónde vas? ―Pregunta, sus ojos oscuros mirándome de arriba abajo. Recuerdo la noche que nos conocimos y qué raro fue estar en el elevador con él. No estoy segura si es el traje o si sólo me sentía en control en las mesas, pero ahora ya no me siento extraña. ― Casa, ―digo―. Es tarde. Pero cuando el elevador llega al garaje, Cole cierra la puerta antes de que pueda salir. Cuando las puertas se cierran otra vez y el elevador empieza a subir a su cuarto, me apoyo contra la pared hasta que él se me acerca. ― Hola. ―dice. Y luego sus labios están en los míos.

♥ ♠ ♣ ♦ Así es como sigue. Por las próximas tres semanas, mi vida es escuela, casino, póker, escuela, casino, póker. Tengo un par de noches duras, cuando no lo hago muy bien, y un par de noches buenas, cuando lo hago muy, muy bien. Al final de cada noche Cole me da mi dinero del juego, en efectivo. Y en tres semanas, he hecho ocho mil dólares. Ocho. Mil. Dólares. A este ritmo, tendré el dinero que necesito en sólo unos meses, y podré renunciar al póker para siempre. ― ¿Qué estás haciendo con tu dinero, Shannon Card? ―Me pregunta Cole una noche cuando estamos acostados en su cama del hotel después de una noche particularmente buena en las mesas. ― Guardándolo. ―murmuro en su cabello.


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3 ― ¿Todo? ―Suena sorprendido. Gira un mechón de mi cabello en su dedo. Cole y yo pasamos mucho tiempo aquí, en su habitación de hotel, viendo televisión, ordenando servicio de habitación, y besándonos. Usualmente termino durmiendo un poco y luego entrando a escondidas a casa por algunas horas de sueño antes de tener que ir a la escuela. Los fines de semana, no veo a Cole ni voy al casino, así que me pongo al día con mi sueño, y con mi tarea; esa es la única desventaja de esto. Mis notas han estado bajando, y necesito hacer un mejor trabajo concentrándome en mi trabajo. De otro modo no importará que esté haciendo toneladas de dinero, porque no seré admitida en Wellesley. Es tan difícil permanecer concentrada. Parece como si cada noche me hiciera una promesa de que sólo voy a jugar por una hora, y termino en las mesas toda la noche. Estoy mejorando, ahora por mi propia cuenta, sin Cole sentado a mi lado, y no quiero perder ese impulso. ― Lo necesito, ―digo ahora―. Para la universidad.―Cole me besa en la frente y no presiona. En realidad, excepto cuando se trata de cosas de póker, Cole no presiona para nada. Sobre nada. Nunca me ha preguntado sobre mi familia, o sobre mis amigos, o sobre si me gusta mi trabajo. Jugamos póker, hablamos sobre póker, ordenamos servicio de habitación, y nos besamos. ― Hey. ―digo, apoyándome en un codo―. ¿Cómo es que no he conocido a ninguno de los miembros de Aces Up? ― Lo harás. ―dice. Busca detrás de él, agarra el control remoto de la mesa, y lo apunta hacia la televisión. GSN aparece en la pantalla. Están pasando una repetición de High-Stakes Poker. ― Vamos a ver Real World. ―sugiero―. Están haciendo un maratón. Me ve como si estuviera loca.―Pero este es el episodio más reciente. ―dice. ― Sí, pero ya lo hemos visto cinco veces. Cole me aprieta más cerca. ―Tienes que estudiar, Shannon Card. ―me


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4 dice. Por alguna razón esto me pone de mal humor. Todo lo que hacemos es ver póker. En realidad, todo lo que hacemos es acostarnos en su cama. No salimos a cenar ni al cine ni a nada. El nuevo novio de Mackenzie, Filipe, la ha estado llevando por toda la ciudad, llevándola a cenar, a obras, a conocer a sus padres. Incluso le compró este realmente bonito collar de cuentas en una feria a la que fueron. ¡Una feria! ¿Qué tan lindo y divertido suena eso? Ni siquiera he ido al dormitorio de Cole. Prefiere quedarse en el hotel del casino, y paga por el cuarto por el mes. Hemos pasado de “sólo besarnos” a territorio de tercera base. Uno pensaría que eso al menos garantizaría salir los fines de semana. Suspiro y cierro mis ojos, y muy rápido, la televisión me arrulla para dormir.

♥ ♠ ♣ ♦

Soy despertada por el repique de mi celular, y fuerzo mis ojos para que se concentren en el reloj al lado de la cama. Siete a.m. Demonios. Se supone que ya debería estar fuera, en mi camino a casa para poder dormir un poco antes de ir a la escuela. Siempre ajusto la alarma para que suene a las cuatro, pero debió de haberse apagado por alguna razón. Voy a llegar tarde a la escuela, sin mencionar que mis padres o Robyn podrían estarse preguntando dónde estoy. Mi teléfono deja de sonar y luego empieza otra vez. Robyn. ― ¿Hola? ―Digo. Agarro mis pantalones del suelo y fuerzo a mis piernas a entrar por ellos, casi cayéndome en el proceso. ― ¿Dónde diablos estás? ―Demanda. ― Um, lo siento. ―digo tratando de susurrar así no despierto a Cole―. Fui a la casa de mi amiga Mackenzie después del trabajo, y me quedé dormida ahí. ―La mentira suena falsa, incluso para mi, y en la cama, Cole da la vuelta en su sueño. ― Sí, bueno, mamá y papá están volviéndose locos ―ella dice. Baja la voz,


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5 asumo para que ellos no puedan oírla―. Saben que nunca viniste a casa anoche. Mamá ni siquiera fue al trabajo, está tan preocupada. Mi corazón se siente como si hubiera parado de latir. Y luego, un segundo después, empieza a latir muy rápido. ― ¿Qué tan molestos están? ―Digo―. Como, en escala del uno al diez, uno siendo un poco enojados y diez siendo que pronto yo podría estar viviendo en la calle. ―Busco alrededor del cuarto la camisa que usé anoche, pero no están en ningún sitio. ― Están preocupados. ― dice―. Y yo también. Shannon, Leonardo te vio en el casino anoche. Dijo que estabas jugando póker hasta muy tarde, y luego te fuiste con un chico. Mi aliento se queda en mi pecho, y trato de tragar. ―Eso es loco. ―digo, forzando una risa―. Estaba trabajando en el Rusty Nail, y luego fui a la casa de mi amiga Mackenzie, te dije. ―Me siento mal por mentir a mi hermana, pero me sorprende que no me sienta tan mal como probablemente debería. Recojo una de las sudaderas de Cole del piso, tiro de ella sobre mi cabeza, y meto mis brazos a través de las mangas. ― Entonces ¿no estabas en el casino? ―Pregunta―. ¿Con un chico? ¿Usando una falda negra muy corta? ― ¡No! ―Digo. Cole se agita de nuevo en la cama y luego se sienta y me ve. ― ¿Qué hora es? ―Él masculla, parpadeando soñolientamente. ― Mira, ―le digo rápidamente a Robyn―. Me tengo que ir, voy a llegar tarde a la escuela. ― Bien. ―dice Robyn, suspirando―. Pero, Shannon, deberías llamar a mamá.


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♥ ♠ ♣ ♦ Veinte minutos después, estoy entrando en el estacionamiento de la escuela, habiendo calmado a mamá (― ¡Estábamos a punto de llamar a la policía, Shannon, no tienes idea de lo preocupados que estábamos!) y de alguna manera haberla convencido de no estar molesta. Bueno, está un poco molesta, sólo que no loca molesta. Seré capaz de hablar con ella más tarde y arreglar las cosas. Pero aun así, esa estuvo cerca. Y honestamente bastante estúpido de mi parte. Quiero decir, hasta este punto, es casi un milagro que no haya sido atrapada. Sólo era cuestión de tiempo que algo así sucediera, y no puedo dejar que pase otra vez. Como si todo este estrés no fuera suficiente, cuando llego al colegio, Parvati está en mi casillero con mi iPod. En realidad no hemos hablado desde ese día en el hueco de la escalera, y para decir verdad, he estado tan ocupada que olvidé que ella todavía lo tenía. ― Hey, ―dice―. Quería devolverte esto. Siento habérmelo quedado por tanto tiempo. ― No hay problema. ―digo. Levanto los audífonos y lo deslizo en mi bolso―. ¿Te ayudó? ― Sí ―dice. Nos quedamos ahí torpemente por un momento. ―Entonces, eh, ¿cómo te va? ―Pregunto. Se ve mucho mejor que hace unas semanas. Su cabello está recogido en una cola de caballo, y está usando una blazer marrón, pantalones vaqueros, y zapatos de tacón bajo marrones a juego. Sus uñas están pintadas de un rosado muy oscuro, y ha perdido la loca mirada de sus ojos. ― Estoy bien. ―dice―. Mucho mejor. Hablé con Max, y él me dijo lo que pasó. ― ¿Lo hizo? ―Uh-Oh. Así que esa es la razón por la que decidió esperarme


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7 esta mañana. Estoy agradecida de tener mi iPod de nuevo, ya que la puedo ver totalmente queriéndome estrangular con el cable. Trago y espero que se vuelva loca. Quiero decir, traté de besar a su novio. Esto definitivamente es un acto: el fingimiento de Parvati de que está bien, y sólo esperando golpearme o jalar mi cabello o empezar a gritarme o crear una escena. ― Sí ―dice. Reajusta su bolso en su hombro―. Así que te quería decir gracias. ― ¿Gracias? ―Pregunto con cautela, esperando que lo termine con “por ser una puta vulgar” o “por que puedo hacer esto” seguido por una buena patada en las espinillas. ― Sí. ―ella dice, viendo el suelo―. Tú sabes, por no devolverle el beso. ¿Qué? ¿De qué está hablando? ¡Por supuesto que le devolví el beso! Quiero decir, no, no le devolví el beso, yo inicié el beso. Y si él lo hubiera iniciado, por supuesto yo le hubiera devuelto el beso. Además, iniciar el beso es mucho peor que no devolverle el beso. O devolverle el beso. Estoy confundida. No sé qué decir, así que me decido por ― ¿Oh? ― Me dijo que trató de besarte, y tú no le devolviste el beso, y en serio aprecio eso. ― Bueno, de nada. ―digo. Me siento horrible. Soy una horrible, horrible mentirosa. Parvati no está siendo nada excepto amable conmigo, y yo sólo estoy mintiendo. Una y otra vez. Justo en su cara. Por supuesto, técnicamente no estoy mintiendo, porque Max es el que empezó la mentira, pero yo la estoy continuando. Es como mentir por omisión, lo que es igual de malo. Lo vi en Tyra. ― Estoy tan emocionada por que salgan las notas del trimestre, ―dice Parvati, su cara de repente brillando―. Sé que salí muy bien en matemática. ―Revisa su reloj―. Bueno, llego tarde para encontrarme con Josh, me va a ayudar con matemática. Obtuvo un cinco en su examen AP, y es mi tutor privado. Va a Yale el año que viene, así que sería difícil si entro


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8 en Wellesley. ―Ella suspira y juega con la correa de su bolso―. Probablemente tenga que obtener un choche nuevo, uno al que la gasolina le rinda. ―Y luego camina por el pasillo sin ni siquiera decir adiós o preguntar sobre mis notas de matemática. Probablemente porque sabe lo horrible que me está yendo (tres pruebas reprobadas y una nota no muy buena en un examen) y le encanta que pueda implicar que ni siquiera soy una amenaza. Bien, entonces tal vez no me siento tan mal por mentirle.

♥ ♠ ♣ ♦

No. Debo. Enviarle. Un. Mensaje. A. Max. En matemática, miro la parte posterior de su cuello desde mi asiento en la fila de al lado y tres hacia atrás. Y totalmente quiero enviarle un mensaje, sólo para poder decir: ya sabes, gracias por no arrojarme debajo del autobús. Un pequeño mensaje. Eso no heriría a nadie, ¿o sí? Solo un diminuto mensaje. Incluso sería educado. Lo que hay que hacer. Y últimamente no he estado haciendo cosas correctas, así que este podría ser un buen comienzo. Pasando la hoja, si se quiere. Además, no hemos hablado desde ese día en la librería, y tal vez sería agradable suavizar las cosas. No perdonarlo ni nada (eso sería ridículo), sino dejar en claro que no deberíamos odiarnos. Alcanzo mi bolso y saco mi teléfono, escondiéndolo debajo de mi escritorio mientras envío el mensaje. ―Gracias por no decirle a Parvati lo que en realidad pasó, ―digo―. Me salvaste de un golpe J. Crew en el trasero. ―Presiono enviar y espero que crea que es divertido. Un segundo después, lo veo revisar su teléfono a través del bolsillo de su sudadera. Frunce el ceño, y luego sus dedos van volando sobre el teclado. ― No hay problema. ―dice su mensaje. Estoy a punto de devolverle el


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9 mensaje, pero luego lo veo mientras apaga su teléfono y lo pone en su bolso. Bien, entonces.

♥ ♠ ♣ ♦ Al salir de matemática, la Sra. Kellogg me mueve a un lado y me pregunta si puede hablar conmigo. Nunca es algo bueno cuando tu profesora te pide quedarte después de clases. Desafortunadamente, ni si quiera me doy el lujo de ser capaz de enloquecer averiguando lo que ella pueda querer hablar conmigo. He reprobado mis últimas tres pruebas, y mi última nota fue un sesenta y siete. ― Siéntate, Shannon, ―dice. Uh-oh. Nunca antes me habían pedido que me sentara en la clase de Sra. Kellogg. Usualmente cuando vengo a hablar con ella, tenemos pequeñas charlas agradables, donde éramos más como amigas que profesora y estudiante. Una vez, al principio del año, incluso la dejé tomar prestada mi Us Weekly. (Era la que tenia los rumores del engaño de Tony Parker y Eva Longoria) Pero justo ahora no parece muy amistosa o como si estuviera pensando en chismes de celebridades. ― ¿Qué pasa? ―pregunto, poniendo una sonrisa en mi cara. Mi acabado-de-pensar y más reciente plan es fingir que algunas malas notas no son la gran cosa. Que no lo son, en realidad, cuando piensas en ello. Mucha gente tiene malas notas. Bill Gates ni siquiera fue a la universidad. Por supuesto, esta toda la cosa de “si no mantengo mis notas altas, mi admisión a Wellesley será revocada,” pero no han caído tan bajo. Quiero decir, sólo son algunas pruebas. Y un examen. Y ella dijo que yo podía hacer crédito extra. ― Creo que sabes que tus notas no han sido lo que he llegado a esperar de ti. ―Se inclina sobre su escritorio, y su blusa se hunde, dándome un vistazo del encaje negro del sujetador que está utilizando debajo. No es de extrañar que los chicos no se puedan concentrar en esta clase. ― Lo sé, ―digo, asintiendo seriamente―. Y lo siento. Es totalmente diferente de mí. Pero sólo han sido un par de pruebas, y estoy segura de que


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0 puedo darles la vuelta. ―Le doy una sonrisa. Si hay algo que el póker me ha enseñado, es que todo es sobre el leguaje corporal. ― Fueron tres pruebas ― dice ella ―. Y un examen. ―Manera de tener memoria perfecta. Geez. ― Bueno, voy a mejorar. ―digo, infundiendo mi voz con confianza. ― Shannon, ¿por qué no me dijiste que dejaste de trabajar con Max? ―Dice, aparentemente decidiendo arrojarme una curva. Se reclina en su silla, cruza los brazos, y espera. ― Um, no estamos exactamente… Quiero decir… ―Algo me dice que “casi nos besamos y luego fue incómodo” no va a funcionar aquí. Finalmente me conformo con― Um, no sabía que le tenía que decir. ― Bueno, obtienes crédito extra por dar clases, así que si dejaste de hacerlo, probablemente debiste haberme dicho. De otro modo estás obteniendo créditos extras por nada, lo que es como hacer trampas. ―Sus ojos son serios. Nunca he visto a la Sra. Kellogg así. De repente, es la maestra dura en vez de mi amiga. Es… un poco escalofriante. ― No tenía la intención de hacer trampa. ―digo, horrorizada de que ella pensara eso―. Simplemente no sabía que necesitaba, um, alertarle enseguida, o definitivamente lo hubiera hecho. ―Y es verdad, le hubiera dicho inmediatamente si hubiera sabido que era tan importante. ― Bien. ―Parece decepcionada, y trago fuerte. De repente, siento que quiero salir de aquí, como si fuera claustrofóbica y no pudiera soportar estar en este salón por un segundo más. ― ¿Eso es todo? ―Pregunto, levantándome. ― Sí. ― dice. Pero me está mirando seriamente, y luego su expresión se suaviza―. Shannon, si alguna vez necesitas hablar con alguien… ― Estoy bien. ―digo―. Le dije, sólo he estado enferma y tuve un par de malas pruebas. Voy a voltearlo, lo prometo. ―Y luego salgo del salón antes


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1 de empezar a llorar.

♥ ♠ ♣ ♦

Esa noche después del trabajo, Cole me lleva a cenar a este lugar de mariscos muy costoso en el casino. Esto es completamente inesperado, ya que Cole y yo no hacemos lo de la cena, en realidad. (― ¿No te lleva a ningún lado? ―chilló Mackenzie más temprano. No podía hacerle saber que él ha estado haciendo suficiente enseñándome cómo hacer decenas de miles de dólares, y para el momento que terminamos de jugar póker, estamos demasiado cansados como para hacer algo excepto acostarnos en su cama. Además, no podía razonar con ella, porque desde que empezó a salir con Filipe, ella es como un cartel andante de qué deberías querer en una relación. Honestamente, su autoestima ha subido a niveles ridículamente altos. Da un poco de miedo.) ― ¿Puedo ordenar lo que quiera? ―Le pregunto a Cole, mis ojos escaneando el menú. Luego recuerdo que Cole conduce una Escalade y probablemente no va a estar herido si ordeno langosta. No que lo hiciera. Ordenar langosta, quiero decir. Pero eso es porque en realidad no me gusta la langosta, demasiado trabajo y desastre. ― Por supuesto que puedes. ―dice Cole, extendiéndose y agarrando mi mano. Sonrío. ¿Ves? ¿Quién necesita al tonto de Max Heller? Cole está perfectamente bien. Cole es un caballero. Cole me está llevando a cenar y dejándome ordenar lo que yo quiera. Cole es un hombre. Max Heller es un chico que trabaja en una gasolinera. No que haya algo malo con trabajar en una gasolinera. A decir verdad, lo encuentro un poco… sexy. Max, por ahí trabajando con sus manos, asegurándose de que todos los carros estén funcionando correctamente. Max en una franelilla, todo sudado, rodando debajo de algún carro y levantándose, sosteniendo muchas… herramientas.


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2 Sacudo mi cabeza y empujo la imagen fuera de mi mente. Me digo que la única razón por la que estoy pensando en Max es porque Parvati trajo el tema hoy. Por las últimas semanas, he estado bien, viviendo una existencia libre de Max y siendo perfectamente feliz sobre ello. Ordeno abadejo a la parrilla, a pesar de que en serio quiero el pescado y papas, porque esto me parece la clase de lugar donde es mal visto. Como que si estás en un agradable restaurante de mariscos, entonces no deberías arruinarlo pidiendo pescado frito, el cual puedes conseguir en cualquier lado. Creo que es comparable a poner salsa de tomate en la carne. Está bien, sin embargo, quiero decir, probablemente me debería acostumbrar a ello, ya que estoy bien con el dinero, voy a tener que empezar a comer con un poco más de clase. Cole ordena langosta horneada. ― Entonces ¿cómo estuvo la universidad hoy? ―Le pregunto una vez que la camarera despeja la zona. Imagino que estamos en nuestra primera cita “verdadera”, y deberíamos hablar sobre lo que las personas hablan cuando están en citas. Y eso definitivamente no incluye lo que usualmente hablamos, que es póker. Y dinero. Y dinero. Y póker. ― Bien. ―dice. ― ¿Sólo bien? ―Digo―. ¿Nada interesante o emocionante? ¿De qué fueron tus clases? ― ¿A quién le importa? ―Pregunta Cole, reclinándose en su silla y sonriéndome―. No voy a usar mi título, de todas formas. ― ¿Quieres decir porque el noventa por ciento de los universitarios graduados terminan en un campo que está completamente no relacionado con sus estudios? ―No estoy segura de dónde oí esa estadística. Creo que tal vez la leí en algún lado. No, fue una de esas cosas que algún reclutador de universidad me dijo en un esfuerzo para que yo aplicara en su universidad de segundo nivel que tenía un horrible departamento de Inglés. Yo fui más lista que él diciéndole que prefería un título de Wellesley que no


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3 estuviera usando que un título de esta escuela estúpida que no estuviera usando. No lo dije exactamente así, pero lo suficientemente cerca. ― No, Shannon Card. ―dice Cole. Toma un sorbo del vino tinto que la camarera acaba de poner en nuestra mesa―. Porque voy a jugar póker. Frunzo el ceño. ― ¿Incluso después de que termines la universidad? ―En realidad nunca consideré eso como una posibilidad. Me imaginé que una vez que Cole tuviera su título, terminaría con toda la cosa del póker. Quiero decir, ¿quién quiere ser un jugador de póker? Eso no es, como, una meta. ¿O sí? ― Sí. ―dice―. Lo mismo que estoy haciendo ahora mismo.―Toma otro sorbo de vino y luego vierte más en su vaso. ― Oh. ―digo―. Solamente imaginé… ― Estoy haciendo mucho más haciendo esto que lo que haré en cualquier otro tonto trabajo de oficina. ―Me ve y sonríe―. Sin mencionar que es más divertido. ― Eso está bien. ―digo. Pero hay una extraña sensación en mi estómago. Asumí que Cole miraba Aces Up de la misma manera que yo, como algo que estaba haciendo hasta hacer suficiente dinero hasta no tener que hacer más. Pero ahora que sé que esta es su selección para su trayectoria profesional, toda la cosa parece mucho más… No sé, turbio. Me digo que sólo es porque casi me atrapan hoy y mis notas han estado bajando, y que no tiene que ver con Cole y sí conmigo. Me hago una promesa privada de que sí voy a mejorar, reducir la cantidad de tiempo que paso jugando, asegurarme de que estoy en casa la mayoría de las noches, mantenerme al día con mi tarea. Pero para el momento que las ensaladas llegan a nuestra mesa, todavía no me siento mejor. Muevo mi lechuga alrededor del plato. ― Entonces, dime de tu familia. ―Digo, sobre todo porque no me siento con ganas de hablar sobre póker―. En realidad nunca hablas sobre ellos. ― Una mirada de sorpresa y algo más (¿preocupación?) cruza la cara de Cole,


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4 pero se ha ido tan rápido que pienso que tal vez lo imaginé. ― Honestamente, no creo que debamos preocuparnos sobre conocer a nuestros padres justo ahora, Shannon Card. ―Me da una sonrisa, luego moja un pedazo de pan en su aderezo para ensalada y toma un gran mordisco. ― No quería decir… ― Está bien. ―dice, levantando su mano. Se inclina sobre la mesa y hace un gesto para que me acerque. Obedientemente me levanto un poco de la silla y me inclino hacia él―. ¿Quieres saber un secreto? ―Susurra en mi oído. ― Siempre. ―digo. ― Tú y yo, ―dice―, estamos a punto de volvernos ricos. ―Eso en realidad no es un secreto. ―digo―. De hecho, es más o menos de lo único que hablamos. Hace un gesto para que me acerque. ― Eso es porque no sabes el plan. ―Su aliento está en mi oído, y yo vuelvo a todas las noche que hemos pasado acostados en su cama, besándonos y… sí. Respiro profundamente y trato de detener los movimientos que están pasando en mi estómago. ― ¿Qué plan? ―Pregunto. ― Te voy a decir, ―dice―. Esta noche. Y luego vuelve a comer, como si no pasara nada.


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Traducido por gaby828 Corregido por Sofi.r.o

Me imaginé que volveríamos a la habitación del hotel antes de la cena, así

él podría incluirme en su gran plan, pero en un movimiento que no tiene sentido, me invita a la casa de su amigo Logan. Estoy confundida, pero ya que es la primera vez que he sido invitada a algún lugar a conocer a alguno de los amigos de Cole, salto ante esa oportunidad. ― No puedo quedarme afuera hasta muy tarde ― le recuerdo mientras caminamos por la escalera hacia el apartamento de Logan. Llamé a mi mamá para decirle que llegaría tarde, pero no me puedo quedar hasta muy tarde. Desde que todo sucedió con mis padres enloqueciendo, tengo que llegar temprano a casa por lo menos una semana o así. ― Sí, lo sé― dice. ―Shannon Card, ¿sabes como siempre estás molestándome para conocer a los otros miembros de Aces Up? ― Si― digo. De hecho, eso no es exactamente verdad. Solía molestarlo mucho, pero me he dado cuenta de que es mejor no molestarlo, él no toma amablemente que lo molesten. No es que se vuelva malvado o algo, sólo me ignora. Además, eventualmente han dejado de importarme los otros miembros de Aces. Estoy bastante ocupada saliendo con Cole, y mientras estoy haciendo dinero no necesito un círculo de mejores amigos jugadores de póker. De hecho, he decidido hace algún tiempo que es probablemente mejor si no los tengo como mejores amigos. ―Bueno, prepárate para conocerlos―, dice. Él abre la puerta del apartamento, y ahí, en la sala, hay dos chicos y una chica. Los chicos están sentados en un mullido sillón verde, jugando un


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6 videojuego, y la chica está descansando de lado en una butaca, sus largas piernas colgando de un lado. ― ¡Idiota! ― dice uno de los chicos ― ¡Sabes que es un movimiento ilegal! ― Ese movimiento ― dice el otro chico ― no es ilegal. ¡Solo porque tenía que saber el código secreto!―. Se pone de pie y hace un pequeño baile, como los que hacen los jugadores de fútbol realmente molestos cuando hacen un touchdown10. ― Hey, Cole ― dice la chica. Está usando una gorra de béisbol camuflada combinada con un capri de camuflaje. No me dice nada, sólo vuelve a ver el techo. ― Hey ― dice Cole. Se saca su chaqueta de cuero y la cuelga en el estante junto a la puerta. ― Esta es Shannon. ― Hola ― dicen los chicos en coro, sus ojos nunca se mueven de la pantalla. Me parecen familiares, seguramente porque los he visto jugar cartas en el casino. La chica sigue sin decir nada, sólo se mueve en la silla. Me parece familiar también, quizás porque luce como todas las estereotípicas chicas populares en CW11. Cole camina hacia la cocina dejándome sola en la sala. ¿Estos son los otros miembros de Aces Up? Hmmmm. No son muy amigables, ¿o sí? Además, me imaginaba que serían mayores, y que lucirían como jefes de la mafia o algo. Pero no, lucen como… estudiantes de universidad regulares. Pero yo también. Bueno, una estudiante de secundaria regular, por lo menos. Me dirijo hacia una silla y me siento. Siguen sin hablarme. ―Entonces, ¿de que se trata el videojuego?― pregunto, decidiendo intentar ser cortés.

10 Un touchdown es la forma básica de anotar en el fútbol americano y canadiense, donde el jugador que acarrea el balón cruza el plano de la zona de anotación; o cuando un receptor captura el pase en la zona de anotación. 11 CW es un canal en estados unidos.


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7 Obviamente esto es algo estúpido para preguntar porque Chico Número Dos dice “es una crisis epiléptica” lo que realmente no responde a mi pregunta. De lo que puedo decir, el juego consiste en ellos dos sacándose la mierda el uno al otro, así que tal vez se explica por si mismo. Como si estuvieran tratando de dar el uno al otro una crisis epiléptica. Cole regresa de la cocina, llevando un six-pack de cerveza, el cual deja en la mesa en frente de todos. Yo tomo una, mayormente porque no sé que hacer conmigo misma. ― ¿Podría alguno de ustedes apagar eso?― pregunta ― necesitamos comenzar. Uno de los chicos agarra el control remoto y apaga la televisión. ― ¿Se presentaron a Shannon?― Pregunta Cole. ―Estábamos a punto de hacerlo, ― dice Chico Número Dos, rodando sus ojos, Él es el que conocía el código secreto. Está usando una sudadera negra con cremallera y capucha y una pulsera de cáñamo en su muñeca. ― Soy Joe ― dice, dándome un saludo fingido. ― Y yo soy Logan ― dice el otro. Tiene el cabello rubio y puntiagudo y un tatuaje de código de barras en la parte de atrás de su cuello. ― Michelle ― dice la chica, se sienta en la silla y mira directamente a Cole. ― Y ella, ― dice Cole de nuevo, ― es Shannon ―. Esta vez lo dice como si fuera su mejor secreto guardando o algo, y me hace sonrojar un poco. ― Entonces tú eres la que hizo esa sorprendente apuesta la otra noche, ― dice Joe; luce impresionado. ― ¿Qué apuesta? ― Pregunto ceñuda. ― Tu apostaste tus dos pares contra un tipo que estaba totalmente


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8 fanfarroneando― dice. ― Cole me contó todo acerca de eso ― frunzo el ceño. Recuerdo la apuesta y la mano de la que habla (fue hace unas pocas noches, yo tenia tres seises y aposté cuando había dos aces en la borda, solo porque lo presentí), pero no tenía idea de que Cole me estuviera viendo. ― Ordenaré pizza ― anuncia Michelle. Rueda sus ojos. ¿Por qué? ¿Por qué está rodando sus ojos? ¿Está ella... está ella rodando sus ojos por mi apuesta? ¡Esa fue una apuesta genial! Estrecho mis ojos hacia ella y la miro mientras se levanta y agarra el teléfono de Cole del bolsillo de su chaqueta. ― ¿Qué es lo que quieren? ― Pepperoni ― dice Logan ― Hongos y salchicha ― dice Joe, ― y queso extra. ― Todo ― dice Cole ―menos piña. Ninguno me pregunta que quiero, pero lo que sea. Digo, no estoy tan hambrienta después de haber estado afuera para la cena. Y además, estoy segura de que puedo compartir con alguien. Estoy segura. Cole por supuesto, compartirá la pizza conmigo. Aunque parece un poco, eh, distraído ahora mismo. ―Entonces, ― dice Cole, ―Hemos decidido que nosotros cinco jugaremos en el Campeonato Nacional de póker. ― ¡Sí! ―dice Logan, impulsando su puño. ― Es impresionante ― digo. Michelle me mira con disgusto. En espera con la pizzería, sostiene el teléfono de Cole contra hombro. ¿Por qué no podía usar su propio teléfono? Si está tratando de probar que es más cercana a él que yo, pues, es ridículo. Digo, anoche estuvimos prácticamente desnudos en los brazos del otro. Creo que eso es un poco mejor que usar el tonto teléfono de alguien. Y además, ¿quién es ella? Si fuera remotamente


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9 importante para él, hubiese escuchado sobre ella. ¿De verdad? Una pequeña voz dice en mi cabeza. ¿De verdad habrías escuchado sobre ella? Pero la alejo. Tengo cosas más importantes en que pensar, como el Campeonato Nacional de Póker, ¡en el que aparentemente participaré! El Campeonato Nacional de Póker es el mayor torneo que tiene sólo una vez al año, y este año acontece en el Collosio. Cuesta cien dólares entrar. Pero el ganador se lo lleva todo, es un día de torneo, y el gran premio pueden ser millones, dependiendo de cuantas entradas obtengan. Este año están proyectando trece millones de dólares. TRECE MILLONES DE DOLARES. ¿Puedes imaginar que haría yo con trece millones de dólares? Podría definitivamente pagar por Wellesley. Podría conseguir un apartamento fuera del campus, el cual ha sido mi sueño desde que la pesadilla de tener a Parvati como compañera de habitación se convirtió en una posibilidad. Podría comprar la casa de mis padres y comprarle a Robyn toneladas de zapatos nuevos o cualquier cosa que quiera y pagar su matricula en cualquier universidad del mundo. ― Entonces, ¿cuál es el plan?― pregunta Joe. La TV ha sido encendida otra vez, y un nuevo juego ha sido cargado en el Wii, y ahora está jugando algún tipo de juego de deportes, moviendo su cuerpo por todas partes. Luce como si algunos aliens trataran de agarrarlo mientras juega básquetbol. No estoy segura. Cole se levanta del sofá y apaga el juego. ― ¡Hey! ― protesta Logan. ― Ni siquiera hemos guardado eso. ― Si, bueno, esto es un poco más importante, ― dice Cole. ― Totalmente importante, ― dice Michelle, lanzándome una mirada de muerte. ¿Cuál es su problema? Estoy escuchando. ― ¿Vamos con la señalización y la idea del dumping12? ― Pregunta Logan.

12 Práctica de un jugador que pierde deliberadamente sus fichas contra un oponente con la intención de trasferir así sus fichas a otro jugador.


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0 Cole vuelve a descansar en el sofá y saca un cigarrillo de la caja que está en frente de él. ―No es una idea, ― dice ― y no nos quiero subestimando cuan difícil va a ser, tampoco. ― No lo estaba ― dice Logan, luciendo nervioso. ― Solo quería hacer una pregunta. ― Sí, bueno, un poco más de atención, y menos preguntas―. Vaya. Cole está de mal humor esta noche, pero supongo que tienes que estarlo cuando estás a cargo. ― Está bien ― dice Joe, ― estamos escuchando. ― Si ― dice Michelle, ― Estoy escuchando ― Saca un mechero de alguna parte, y se acerca más a Cole para darle fuego. Él se inclina sobre sus dedos, enciende su cigarrillo, y sopla humo perezosamente hacia el techo. ― Gracias, ― dice Cole, lanzándole una sonrisa sexy. Hmmm. ― De nada ― dice ella, radiante por la atención. ― ¿Señalización y dumping qué? ― pregunto. Michelle rueda sus ojos sin contestarme. ― ¿Entonces sólo vamos a ser nosotros? ― pregunta Joe, también ignorándome. ― Porque si vamos a tener a JC y Carey envueltos, creo que debemos esperar hasta hablar con ellos. Me pregunto si Carey será más agradable que Michelle. ― No Carey ― dice Cole, ― él tiene una gran boca y es incluso peor que Carter ― Oh, entonces Carey es un chico. Demasiado para la vinculación de una chica. ― Y JC estará en Las Vegas ― se acerca y golpea el cigarrillo contra el cenicero. Michelle alcanza uno del paquete y lo prende, también. No tengo nada que hacer con mis manos, así que resuelvo ponerlas sobre


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1 mi regazo. Me siento como una niña pequeña a la que le permitieron sentarse en la mesa de los adultos y está esperando a que alguien le permita entrar en la conversación. ― Entonces ¿qué hacemos? ― pregunto, más fuerte esta vez, haciendo mi mejor intento para entrar en la conversación. ― Arreglar el torneo ― dice Joe. Debe notar la confusión en mi cara porque se inclina hacia delante y dice ― Mierda Cole, pensé que habías dicho que ella era genial. ― Lo es, ― dice Cole. Se mueve a la otra esquina del sofá, y toca mi cuello. ― ¿No lo eres, Shannon Card? ― Oh, si ― digo ― Soy genial―. Ellos no pueden estar hablando en serio acerca de arreglar el torneo, ¿o sí? Digo, es ridículo. Primero, no puedes solo arreglar el torneo, necesitas corromper distribuidores o a alguien que esté dentro. Eso es lo que sucede siempre en las películas, de todas formas; los policías siempre están pasando y pasando tratando de averiguar cuales son los perpetradores que están adentro. ― Entonces estamos todos dentro― dice Cole. ― Y van a ser un par de semanas duras, recibiendo las señales y encontrando la manera de volcarlo.― Todos lo miran seriamente ahora, y él parece disfrutar de ser el centro de atención. Él nos mira a cada uno cuidadosamente. ―Será un trabajo duro y no quiero a ninguno dando cualquier cosa por sentado. ― Esperen― digo tontamente, ― ¿están hablando en serio acerca de arreglar el torneo? ―Bueno, no exactamente, ― dice Cole. Todavía está frotando mi cuello. ―Es imposible arreglar el torneo sin tener a alguien trabajando para ti adentro― Aha! Lo sabía. Le lanzo a Michelle una mirada triunfante, aunque ella no puede pensar que es lo que estaba pensando. Más posibilidades de que ella supiera sobre el adentro. ― Pero te puedes dar las mejores posibilidades―, dijo Cole, ―Puedes doblar las posibilidades a tu favor.


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2 ― ¿Cómo?― pregunto. ― Haciendo dumping a las fichas de otras personas, ― dice Logan. ―Y señalizando a otra persona lo que tienes. ―Y aun así, ― dice Cole, ―tenemos que mantener el ingenio con nosotros y asegurarnos de que todos quedemos hasta que estemos en la misma mesa. Y allí habrán otras personas, otras personas que estarán trabajando con nosotros, aunque pensamos que es mejor que no sepas quienes son esas personas hasta después. Comienzo a entenderlo. Usando el sistema de señalización entre nosotros para decirnos que cartas tenemos, seremos capaces de averiguar que podría entrar a la mesa y el tiempo en que deberíamos retirarnos o quedarnos en la mano. Si estamos jugando en la misma mesa (lo que probablemente no pasará hasta tarde en el torneo), perderemos a propósito y arrojamos todas nuestras fichas a una persona entonces esa persona tendrá una buena posibilidad de ganar. Y al final todos dividimos el dinero. ―Así que espera, ― digo, ― ¿Cuántas personas estarán jugando por Aces Up? ― No te preocupes, Shannon Card, ― dice Cole ―Si uno de nosotros gana el gran premio, tendrás garantizado al menos cincuenta de los grandes. ¿Cincuenta de los grandes? Um, eso es genial y todo (no me malinterpreten, cincuenta de los grandes es asombroso, de hecho), pero si lo ponen contra el hecho de que el gran premio son trece millones de dólares, parece una pequeña parte. ¿Que pasa con “tengo un secreto, tú y yo vamos a ser muy ricos”? ―De hecho, ― digo, ―si no les importa, creo que me gustaría tomar mis posibilidades por mi misma. Todos se quedan mirándome. ― Shannon, no puedes sólo elegir cuando vas a estar en Aces, ― dice


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3 Cole. ―Estamos pagando tu parte del torneo, así que estás dentro o estás fuera. ― Oh ―, digo, ―Lo siento, entonces estoy adentro, definitivamente adentro.― Él se relaja visiblemente, y todos comienzan a hablar y a semi argumentar quien seria la mejor persona para arrojar las fichas. Y entonces me doy cuenta de por qué no había conocido a ningún miembro hasta ahora. Es fácil para ellos salirse con la trampa si no se ven juntos, de esa manera nadie puede probar si están todos conectados y trabajando juntos. Un temor frío se eleva dentro de mí. ―Um, Cole, ― digo, ― ¿Puedo hablarte por un momento? ―Por supuesto, ― dice. Estira la mano y roza mi pierna otra vez, solo que esta vez se siente un poco... equivocado. Está mirándome expectante, y me doy cuenta que quiere que hable en frente de todos. ―Uh, ― digo, ― ¿podemos ir afuera un segundo? ―Seguro, ― sonríe. Una vez que la puerta se cierra detrás de nosotros y estamos fuera en el pasillo, me empuja cerca de él, y por un segundo, casi me convenzo de que todo podría estar bien. ― Escucha, ― digo entre la suavidad de su sudadera, ―de verdad pienso que deberíamos hacer esto por nuestra cuenta. Piensa sobre los millones que podríamos hacer. ― Shannon, ― dice, acariciando mi cabello, ―no estás lista. ― Quizás no, ―digo. ―Pero quiero intentarlo. Estoy mejorando y tú estas definitivamente listo. ― Eso no es lo que se ha decidido, ― dice simplemente. Lo alejo y lo miro. ― ¿No es lo que se ha decidido?― pregunto incrédula.


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4 ― ¿Qué eres, una persona de grupos? ― No, ― dice. ― Soy un miembro de Aces up, lo que se supone que tu eres. ― Lo soy, ― digo. ―Yo sólo... no estoy segura de si es lo que tiene más sentido. ¿Cincuenta mil dólares? ¿No es realmente mucho dinero? ― Es por lo menos un año completo de escuela― dice. ―Sin ayuda financiera― Me acerca de nuevo y dice, ―es linda la manera en que haces muchas preguntas. Pero honestamente Shannon Card, sólo necesitas relajarte, y confiar en mí. Sé que está intentando hacerme sentir mejor, y usualmente encuentro su vibra misteriosa un poco sexy. Pero esta vez, parece un poco, bueno... espeluznante. ― Entonces, ¿estás dentro?― pregunta Cole. Dudo por un segundo, porque honestamente, no estoy segura. Y luego, antes de que pueda detenerlo, Cole abre la puerta y da unos pasos dentro del apartamento. ―Llámame cuando te decidas.― Cierra la puerta, dejándome afuera en el pasillo.

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Bueno, supongo que era de esperarse. Me refiero a que todas las parejas pasan por los dolores del crecimiento, ¿verdad? Es inevitable. Aunque usualmente esas peleas suceden porque el chico no quiere comprometerse, o una foto vaga o comentarios en la página de facebook de alguien. No porque tu novio quiere arreglar uno de los torneos de póker más grande del mundo y tú estás tratando de convencerlo de que no lo haga. ¿Qué está mal con él, de todas maneras? Pienso mientras manejo a casa. Me refiero a que, además de que está totalmente mal, ¿qué pasa si nos atrapan? Tienen cámaras por todo el casino. Durante mi orientación vi videos que básicamente transmitían “NUNCA LLEGARAS LEJOS CON LOS ENGAÑOS, ASÍ QUE NO LO INTENTES O TERMINARAS EN PRISIÓN.”


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5 Había este realmente triste tipo sacudiendo su cabeza y diciendo “¡No sé porque lo hice! Arruiné mi vida, y perdí mi trabajo y mis amigos.” Entonces enseñan un puñado de empleados del casino saliendo y divirtiéndose, y por supuesto el tipo triste no pudo unírseles más, porque no estaba ahí y básicamente estaba muerto para sus amigos. Si atrapan a Aces up... De hecho, tacha eso, si me atrapan, no me aceptarán en Wellesley. Podría ir a prisión. ¡Tendré antecedentes penales! Mis padres tendrán que sacarme bajo fianza. O quizás, solo me dejen en la cárcel hasta que sea el juicio, probablemente tendré dieciocho. ¿Puedes imaginarlo? ¿Yo en prisión por fraude en juegos de azar? Estoy tan atrapada en imaginar las sanciones legales por lo que Aces Up está hablando de hacer, que cuando llego a casa no me doy cuenta de que todas las luces están encendidas. Y me toma un tiempo procesar el hecho de que cuando llego a casa toda mi familia está despierta, y los encuentro a todos en la cocina, esperándome. ―Oh, Dios, ― digo cuando veo la expresión afectada de mi madre. ― ¿Qué pasa?― Alguien murió, lo sé. Gracias a Dios veo a Robyn y a mi papá allí; de otra manera podría haber asumido que era uno de ellos. ―Es... ¿Es la abuela Card?― Susurro. Mi abuela no está bien de salud. Físicamente está bien, pero mentalmente no tanto. Como que termina caminando por la calle en bata de baño o llama y ordena muchas cosas de los infomerciales y luego confusa acusa a otra persona de haber tomado su tarjeta de crédito cuando las cosas llegan. ―Shannon, ― dice mi mamá, ―creo que deberías sentarte. ―Y luego veo la cara de mi hermana. Está de pie, apoyándose en el refrigerador, sus brazos cruzados y su largo cabello cuelga escondiendo su cara. Y entonces lo se: ella les dijo. Que he estado afuera toda la noche, que piensa que estaba mintiendo acerca de estar en lo de Mackenzie, y que Leonardo me vio en el casino. ― ¿Les dijiste?― Demando. Espero que mire hacia arriba y diga, “¿Decirles que? No sé de qué estás hablando, esta es una reunión por las finanzas de la familia,” o algo como eso, pero todo lo que ella hace es mirar hacia


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6 arriba y morder su labio. ―Lo siento, ― dice. ― Pero ellos averiguaron que no estabas en el Rusty Nail, y ellos.... Shannon, estaba preocupada.― ¡Preocupada! ¿Ella estaba preocupada? No puedo creerlo. Todas esas horas que ella se escapaba en el medio de la noche para ver a Leonardo, todas esas noches que ella vino a casa ebria y mantuve a mamá en su habitación... y ahora Robyn está preocupada, y ¿me delata? Está bien. No puedo dejarme quedar atrapada en ese tipo de pensamientos. No haré nada, excepto agitarme, y además, habrá suficientes escenarios para vengarme después. Aun así, siento que grito. ― ¿Quieres decirnos que está pasando?― pregunta mi papá. ― ¿Puedo tomar algo de té primero?― pregunto, buscando evasivas. ¿Cómo demonios todo se convirtió en un completo y total desastre en el espacio de un par de horas? Mi papá se levanta de la mesa y empieza a llenar la tetera. ―Habla mientras se calienta, ― ordena. Demasiado para las evasivas. Miro a mi mamá y le doy una sonrisa tentativa, pero no la devuelve. Ha estado en silencio, lo que en este momento es algo espantoso. Gritar seria definitivamente mejor. Así podría gritar de vuelta, podríamos sacarlo todo y luego reconciliarnos. ― Bueno, ― digo, ― como supongo que deben haber averiguado por la información suministrada por Robyn, ― Lanzo una mirada mordaz a Robyn. ―No he estado trabajando en el Rusty Nail. ― ¿Y donde has estado trabajando?― pregunta mamá. Su voz es bastante... acerada. ― Bueno, ― digo. ― He estado siendo camarera, pero no en el Rusty Nail. ― ¿Y donde has estado siendo camarera?― quiso saber mi mamá.


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7 ―Um, bueno, ― digo, ― he estado siendo mesera en el Collosio. Deliberadamente dejo fuera la parte del casino porque no creo que eso sea relevante. Mi papá deja la tetera en el fuego y se queda parado con los brazos cruzados. La cocina está muy callada, lo que se siente muy mal por el hecho de que estoy en problemas, por lo tanto deberían estar gritando. ― Shannon, tienes que tener veintiuno para trabajar ahí. ― Bueno, sí, técnicamente, ― digo. ―Pero ustedes chicos siempre me enseñaron a no dejar que los obstáculos se interpusieran en mi camino para cumplir mis sueños. ― Esto es totalmente verdad. De hecho, cuando le dije a mi mamá que Parvati iba a ganar el premio de matemática porque era más inteligente que yo, mamá me dijo que no era verdad y sólo necesitaba trabajar más duro. Es irónico que no tomara su consejo entonces y ahora voy a perder el premio de matemática, mientras que su consejo se volvió muy útil cuando trataba de conseguir un trabajo ilegal. ―No dejar que ningún obstáculo se interponga en tu camino es muy diferente a hacer algo ilegal, ― dice mi mamá. Mi papá y mi hermana siguen callados. ―Obtener un empleo para el que eres muy pequeña es una cosa. Jugar es otra. ― ¡No estoy jugando!― la mentira sale fácilmente, antes de siquiera poder pensar en ello. ―Robyn, ― demando, ― ¿qué les dijiste? ―La verdad, ― dice Robyn. ―Que Leonardo te vio en el casino, tarde en la noche, varias veces, toda vestida, y jugando póker. ― Suena como un reporte policial. Mi boca se abre por el shock. ― ¿Le vas a creer a Leonardo sobre mi?― le pregunto a mi papá. ― ¿Después de todo lo que te ha hecho?― Leonardo en realidad no le ha hecho nada a mi papá, excepto molestarlo, pero no importa. Tomar la palabra de Leonardo sobre la de su propia hija es inaceptable. Papá se queda en silencio. La tetera escoge ese momento para estallar, así que él alcanza la tetera y saca una taza, suelta una bolsa de té, y la llena de agua hirviendo. La pone frente a mí, y envuelvo mis dedos alrededor,


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8 dejando que el calor llene mis manos. ―Miren, ― digo, decidiendo ir por la verdad, o al menos parte de ella ―. Lamento haberles mentido sobre el trabajo. Pero saben que entré en Wellesley y no hay manera de que podamos permitírnoslo. Estaba siendo proactiva, estaba tomando el control de mi propio destino. ―Mentiste, ― dice mi mamá, simplemente. ―Nos mentiste sobre donde estabas y que hacías, y luego te quedabas toda la noche jugando. ― No estaba jugando, ― digo. ―El póker es un juego basado en habilidades.― Decido que es mejor no mencionar que el dinero que uso me lo da Aces up. No creo que mis padres lo vean como algo positivo. Tomo un sorbo de mi té, y está amargo, porque con todo el drama se me olvido echarle azúcar. Alcanzo el tazón que está en medio de la mesa y vuelco unas cucharadas llenas. ―Es jugar, ― dice mamá. ―Y mentiste. ―Es casi lo mismo que jugar al mercado de valores, ― digo, sacando mi as bajo la manga. Trato de que mi voz suene clara, pero mi mano tiembla mientras devuelvo la cuchara al tazón. ― ¿No es lo que siempre dices, papá? ¿Qué el mercado de valores es una gran apuesta? ―No es lo mismo, ― dice papá. ―Y eres menor de edad. Veo de mal humor a mi té. Mis ojos se llenan de lágrimas, y parpadeo. De repente, me siento totalmente humillada. Mis padres están actuando como si fuera una especie de delincuente, y no había visto a mi papá tan callado y deprimido desde que perdió su trabajo. Intento forzar una sonrisa, pero una pequeña voz en la parte de atrás de mi cabeza comienza a hablar. Y esa voz dice que quizás no sea tan buena idea. Que es genial que haga dinero para la escuela, pero que quizás estoy muy metida en esto, y quizás mis padres tienen razón. Digo, recapitulemos, ¿de acuerdo? He usado una ID falsa y un certificado de nacimiento falso para conseguir


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9 trabajo en el casino, lo que es ilegal y un poco turbio. No sé nada, en realidad, sobre el chico con él que estoy saliendo. El chico que me acaba de decir que va a arreglar el torneo. ¡Arreglar! ¡Como engañar! Y entonces comienzo a enfadarme. Realmente, realmente enfadarme. Mis padres son los que me pusieron en esta situación. Podrías pensar que ellos tienen agradables, pero no riesgosos fondos para mi universidad para mí para cuando tuviera la oportunidad. Se que deberían tenerla, porque una vez, después de que mi papa perdió su empleo, lo escuché decir, “Deberíamos poner nuestro dinero en un agradable, pero no riesgoso fondo para la universidad.” La gente lo hace, toman unos pocos cientos de dólares y los ponen en una cuenta y le agregan como cincuenta dólares mensuales por veinte años, y se torna suficiente para poder pagar la universidad. Aprendí sobre eso en estudios sociales en séptimo grado. ―Bueno, ― digo, mi puño se aprieta alrededor de la taza de té, ―quizás no estaría en esta situación si algunas personas hubiesen sido mas cuidadosas con su dinero. ―Sale mas agudo de lo que intentaba, y mi papá luce como si lo hubiesen abofeteado. Por un segundo quiero retirarlo, pero no lo hago, no puedo. Cruzo mis brazos y veo a mi mamá. ―Entonces, ¿cuál es mi castigo? ― pregunto. ―No puedes salir, ― dice mi mamá simplemente. Mi papá mira al piso, y mi hermana hace lo mismo, ―y tienes que dejar tu trabajo inmediatamente. ― ¿Dejar mi trabajo?― chillo. ― ¿Qué se supone que voy a hacer para conseguir dinero? ―Tienes permiso para buscar otro trabajo, dice mi madre. Pero no puedes volver al casino en ninguna circunstancia.― No digo nada. Y luego mi mamá sale de la cocina, y mi papá y mi hermana hacen fila detrás de ella.


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Traducido por verittooo Corregido por Helectra

Cuando subo a mi habitación, mis manos están temblando tanto que me

toma muchísimo tiempo desabrochar la camisa que estoy usando y cambiar mi atuendo por un par de pantalones de pijama y una camiseta. Okay, me digo, sólo cálmate. Piensa. Todo lo que necesito es un plan. Paso uno, llamar a Cole y tratar de hacerlo cambiar de opinión sobre esta ridícula idea de arreglar el torneo. Paso dos, encontrar una forma de jugar en el torneo y ganar, así puedo pagar por Wellesley. Paso tres, renunciar. Y cuando digo renunciar, quiero decir a todo: Aces Up, jugar al póker, y el trabajo de camarera. Aunque el trabajo va a tener que ser probablemente lo antes posible. Adrienne no va a estar muy feliz por no darle ningún aviso, pero supongo que a la larga va a ser mejor, ya que incluso cuando ella no lo sepa, no se estará arriesgando a meterse en problemas por emplear a una menor. Voy a subir mis notas, trabajaré realmente duro en matemáticas; y una vez que mis padres vean que no estoy a dos segundos de caer en el turbio y clandestino mundo de las apuestas y el libertinaje, todo volverá a la normalidad. Marco el número de Cole, sintiendo como si esto tal vez pudiera funcionar. — ¿Si?— responde él. Hay un montón de voces en el fondo, puedo oír la risita de Michelle. Ugh. —Hey, — digo. —Soy yo. —Hola, — dice. Él no suena muy amistoso o feliz de escucharme. Uno


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1 pensaría que lo estaría, ya que acabamos de tener nuestra primera pelea oficial. —Um, ¿qué estás haciendo? —Hablando, — dice él. En el fondo, una chica grita agudamente, “¡Deja de hacer eso con las alas de pollo!” y después hay una enorme ronda de risas. Risas que incluyen voces femeninas. — ¿Con quién?— pregunto, esperando que suene como si quisiera saber con quién está hablando, cuando en realidad quiero saber que chicas están allí. —Con todos, — dice. —Bueno, um, — digo, —sólo estaba llamando porque quería estar segura que estábamos bien, tú sabes, y no peleados. —No estamos peleados, — dice él. —Oh, bien, — digo, alivio inundando mi cuerpo. Me recuesto en mi cama y me acurruco en mi almohada. —Porque no quiero que nosotros… —Yo no peleo con la gente, — dice Cole. —El rencor no es lo mío. —Oh. — Todo bien entonces. ¿El rencor no es lo suyo? ¿Qué se supone que significa eso? — Así que estamos bien, ¿entonces?— pregunto. —Estamos bien, — dice Cole. —Siempre y cuando hagas lo correcto. — Su tono es frío y aterrador, y no tengo que preguntarle qué quiere decir por “hacer lo correcto.” Significa continuar con su loco plan. Y puedo decir que él quiere decir que si no lo hago, habremos terminado y quien sabe que más. De repente, me siento asustada. Como muy, muy asustada. —Sí, — susurro, —voy a hacer lo correcto. —Bien, — dice. —Te llamaré más tarde, Shannon Card. — Él corta sin decir adiós, y yo miro el teléfono por un segundo. Okay, Shannon. Piensa.


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2 ¿A quién puedo llamar para hablar de esto? Robyn, que es mi confidente usual en todo, está fuera de la cuestión por obvias razones. Así que le marco a Mackenzie. — ¿Hola?— dice ella. — ¡Ya era hora! — ¿Qué quieres decir, "ya era hora"?— pregunto. —Pensé que ibas a llamarme tan pronto como hablaras con ella, para ver que dijo, — dice Mackenzie. — ¿Enloqueció? No tengo idea de lo que está hablando. ¿Quién enloqueció? ¿Mi mamá? ¿Mackenzie sabe mi secreto? Y entonces recuerdo. Adrienne. Mackenzie iba a reportarse enferma esta noche en el trabajo para poder salir con Filipe. Pero ella quería que yo le dijera a Adrienne, ya que ella dijo que es horrible en conseguir que la gente le crea que está realmente enferma. Técnicamente, no hay ninguna regla de que tú tengas que llamar para reportarte enferma, así que Mackenzie supuso que yo podría hacerlo, ya que yo iba a estar en el trabajo de todos modos. Pero lo olvidé completamente. —Oh, no, — digo, mi estómago cayendo. —No me mates. — ¿Por qué te mataría?— pregunta Mackenzie. —Si ella se enojó, no es tu culpa. — Filipe le dice algo en el fondo que yo no llego a descifrar, y Mackenzie se ríe. —Bueno, ella no estaba enojada, — digo. —Pero eso es porque se me olvidó decirle. Hay una pausa del otro lado de la línea, y entonces Mackenzie rompe en una risa. —Oh Dios mío, Shannon, — dice ella. —Por un segundo realmente pensé que estabas hablando en serio. —Lo siento mucho, — digo. —La llamaré ahora mismo, le dejaré un mensaje en su celular y en el trabajo, le diré que es mi culpa, me encargaré totalmente de esto, lo prometo.


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3 Silencio. Entonces — ¿No notaste que no estaba en el trabajo? ¿Cómo pudiste olvidar algo como eso? ¿Porque estaba entretenida con Cole, y una gran operación ilegal de apuestas, mi padres, y Max, y matemáticas, y soy una horrible amiga y no estaba pensando sobre eso? —No lo sé, — susurro. —Como sea, — dice Mackenzie. —Sabes, últimamente has estado actuando realmente egoísta. — Y después ella corta. Miro el teléfono en estado de shock. ¡Ella me cortó! ¡La segunda persona en tan pocos minutos que me corta! Y mi familia hizo lo mismo al irse de la cocina, así que ella es como la quinta. Si tantas personas te están cortando en tan pocos minutos, especialmente tus amigos y tus padres y tu hermana, definitivamente algo está mal. Siento lágrimas empezar a picar en mis ojos. ¿Cómo todo se volvió tan complicado? Sólo hace unos meses atrás, estaba caminando sin rumbo, tratando de ganarle a Parvati la beca de matemáticas, deseando secretamente a Max, con el corazón roto, pero libre de drama, y solamente viviendo mi vida. Ahora repentinamente todo es un gran enredo. Mis padres me odian, Robyn me odia, Mackenzie me odia, Max me odia, y Cole quiere que haga algo que en el mejor de los casos es completa y totalmente malo moralmente, y en el peor de los casos podría mandarme a prisión. Antes de que pueda detenerme, estoy agarrando mi teléfono y desplazándome por él hasta que encuentro el número de Max. En el cuarto timbrazo, me doy cuenta de que él no va a atender, lo que está bien, porque honestamente, ¿qué voy a decir? Supongo que simplemente puedo dejar un mensaje diciéndole que lamento que lo de las tutorías no haya funcionado, y que le deseo lo mejor. Eso está bien, ¿no? Aunque no sé por qué lo estaría llamando a mitad de la noche para decir eso. No tiene mucho sentido. O sólo podría decir, “Oh, lo siento, debo haber marcado mal el número en mi teléfono. Estaba tratando de buscar a mi novio,” pero de nuevo, eso parece un poco increíble. Tal vez sólo voy a cortar y dejar que


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4 se pregunte por qué lo llamé tan tarde en la noche y si tal vez… — ¿Hola?— Su voz suena ronca pero no dormida, como si tal vez estuviera en la computadora o mirando TV y simplemente no haya hablando en un tiempo. Me lo imagino todo desgreñado en una sudadera, y el corazón me salta a la garganta, y no puedo hablar. — ¿Shannon?— dice él justo cuando estoy apunto de colgar el teléfono. ¡Te maldigo, identificador de llamadas! —Oh, — digo. —Hey. Um, pensé que estabas durmiendo. — Entonces, ¿por qué me llamaste?— Él suena animado, quizás incluso un poco feliz de oír de mí, lo que es un cambio de la última vez que hablé con él y de las otras personas con las que he estado en contacto esta noche. —Iba a dejarte un mensaje, — digo. — ¿Así que no querías hablar conmigo? —No, — digo. —Sí, quiero decir, sí quería hablar contigo, pero cuando no atendiste enseguida, pensé en dejar un mensaje. — Tiro de un hilo perdido que se salió del forro de mi almohada, envolviéndolo alrededor de mi dedo. — ¿Qué iba a decir el mensaje? —No lo sé, — digo. —Me imaginé que tendría uno o dos timbrazos más para inventarme algo lindo. — ¿Querías que piense que fuiste linda? No. Si. —No lo sé. — ¿Estamos peleados?— me pregunta. —Sí, — digo. —Estamos peleados. — ¿Así que estás llamándome para arreglar las cosas? —No lo sé, — digo. —Porque ni siquiera estoy segura exactamente de por


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5 qué estamos peleando. —Por muchas cosas, — dice él. —Besos, apuestas, tu novio, lo que pasó en el verano, lo imbécil que soy…— Él se corta, y yo no digo nada. Mi corazón duele, porque de repente, lo extraño mucho. No sólo a él, físicamente, sino cómo solíamos ser, cómo podía decirle todo y cómo él entendía, cómo podía llamarlo en cualquier momento, día o noche, y él estaba ahí. Me lastima tanto que hace que todo mi pecho duela. —Hablando de tu novio…, — dice. — ¿Aprobaría una llamada tan tarde en la noche? —No estoy segura, — digo. —Estamos como peleados, también. — ¿Sobre qué?— pregunta. —Es… complicado, — digo. Y entonces tengo una idea. — ¿Qué estás haciendo ahora mismo? —Estoy en medio de un muy animado torneo de vídeo juego online con Chris Harmon, — dice él. —Oh, — digo. —No, entiendo. Yo sólo… Mi horario de sueño está arruinado últimamente, así que algunas veces realmente tengo ganas de salir con alguien, tú sabes, tarde por la noche, y todos mis otros amigos están ocupados o durmiendo, sabes, como la gente normal, así que yo sólo pensé —Shannon, — dice Max, cortando lo que estaba diciendo. — ¿Si? —Estaba bromeando. — ¿No estás jugando vídeo juegos online? —Oh, no, lo estoy, — dice él. —Pero no es algo de lo que no pueda salirme, — Hay una pausa, y sostengo el aliento. — ¿Quieres encontrarte conmigo en IHOP? — pregunta. — ¿Veinte minutos?


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6 Pienso en que el hecho de que estoy castigada, y que salirme a escondidas no es definitivamente la mejor idea. Y entonces pienso en Max, y lo mucho que quiero verlo. —Seguro, — digo, con la esperanza de sonar más calmada de lo que me siento.


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Traducido por gaby828 Corregido por Rox!e

Cuando llego a IHOP, Max ya está ahí, sentado en una cabina y sorbiendo

algo de café. Mira hacia arriba, y me acerco a él. — Hey— dice. — Hey — digo, de repente sintiéndome torpe mientras me deslizo en la cabina. — Te esperé para ordenar— dice Max deslizando el menú hacia mí. Y no sé por qué, quizás porque eso fue una cosa muy considerada, o quizás porque estoy muy sensible, o quizás es porque todavía sigo echándolo de menos; pero la siguiente cosa que sé, es que rompo a llorar. Max se queda en shock por un momento pero se recobra rápidamente. — Whoa, whoa, whoa—, dice. Se levanta y desliza a mi lado en la cabina. Pone sus brazos a mí alrededor, y lloro en su camisa, mis lágrimas dejando pequeñas líneas en su chaqueta. — Debes pensar que soy estúpida—, digo. Me entrega una servilleta y me sueno la nariz. — Gritándote en la biblioteca, y luego llamándote y ahora... ahora...— Estoy llorando demasiado para terminar. — No creo que seas estúpida...— dice Max, empujando mi cabello fuera de mi cara. La mesera, quien obviamente no está prestando atención al hecho de que hay un completo y total colapso mental sucediendo en nuestra cabina, viene y nos pregunta qué queremos ordenar. —Necesitamos un minuto—, le dice Max, — Le dejaremos saber cuándo estemos listos.


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8 — No— dije sentándome y limpiando mis lágrimas con otra servilleta. — Sé lo que quiero. Pastel de Chocolate. — ¿Y algunos hash browns para compartir? — pregunta Max, esperanzado. — No— digo. — Papas fritas con salsa. Él sonríe. — Y otro café. — La mesera escribe nuestra orden y luego se va. — ¿Estás bien?— pregunta Max. — Si— digo sorbiendo mi nariz una vez más. Ugh. Asqueroso. Max vuelve al otro lado de la cabina, y por un segundo considero pedirle que se quedae en mi lado, pero no lo hago. — Escucha, lamento haber sido una idiota contigo —, digo. — Cuando querías hablar, digo. Era demasiado con lo que lidiar, con el asunto de los besos y Parvati y... — Lo lamento también—, dice Max. — El que juegues póker no es mi problema. Y lamento haberle dicho a Ms. Kellogg que dejaste de ser mi tutora, no estuvo bien de mi parte, porque honestamente, ambos fallamos. — No—, digo suspirando. — Fue mi culpa. Trataste de hablar conmigo, y seguía alejándote—. Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que fue bastante mierda de mi parte. Max estaba tratando de hablarme y yo sólo lo ignoré. — Además, no debí... tu sabes, tratar de, eh, besarte—. Mi cara está ardiendo, y espero que no se dé cuenta de cuan embarazoso es esto para mí. — Como sea, — dice Max. — Realmente no importa. ¿No?, — ¿No? — No, —dice, mirándome. Él está haciendo bola la envoltura de la pajilla en sus manos y girándola en sus dedos. — Lo que importa es la razón por la que te alejé en el verano.


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9 Contengo la respiración. — Shannon, lo siento—, dice. Se estira por la mesa y toma mi mano, y electricidad brota de mis brazos. — Yo sólo... enloquecí. Éramos amigos y me asusté y en realidad no sabía cómo lidiar con eso. Por un segundo, la ira brota de mí, pero luego se apaga a sí misma. — Podrías haberme llamado, podríamos haber hablado. No tenía que ser una gran cosa. Pero por supuesto era algo grande. — Sé eso ahora—, dice. — Pero me importabas demasiado, eras la única cosa que tenía en mi vida que se sentía tan real y tan bien, y luego pensé, ‘Oh, Dios. ¿Qué pasará si echamos todo a perder al besarnos y esas cosas?’ Y enloquecí—. El mira abajo a la mesa. — Sólo necesitaba un tiempo para pensar. Pero después, de alguna manera te perdí del todo, y no sabía qué hacer para recuperarte. Hay un nudo en mi garganta, y trato de hablar, pero las palabras no vienen. — De todas maneras—, dice, liberando mis manos, — ya no importa. — ¿No?— pregunto. — No—, dice él, — porque tienes novio. — Oh—, digo, — cierto—. Considero mencionar que Cole técnicamente no es mi novio, pero luego decido que no, porque no estoy lista para ir hacia allá. La comida llega y comenzamos a hablar del colegio y personas que conocemos, y deportes y todo lo demás. Y él cuenta acerca de la ruptura con Parvati, acerca de cómo él había estado alejándose y cómo ella ya estaba saliendo con otro chico. Y es divertido sólo hablar. Por primera vez en un tiempo, no estoy


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0 corriendo a través de diferentes combos de cartas en mi cabeza, o cabeceando en la clase de inglés o preocupándome de que mis padres irán arriba y encontrarán mi cama vacía. (Bueno, estoy un poco preocupada acerca de eso último porque sí me escapé de casa). No estoy nerviosa acerca de si voy a ser capaz de encontrar a Cole esta noche, o si Adrienne va a marchar y despedirme porque ella sabe que estoy mintiendo sobre mi edad. Sólo soy yo. Y se siente bien, y relajante y real. Cuando la mesera viene a checarnos, ordeno un batido de leche blanco y negro, y Max luce impresionado, y luego ordena lo mismo. — Olvidé—, dice, — lo buena que eres ordenando. La mayoría de las chicas no saben cómo ordenar. Me ruborizo. — Entonces, — él dice — ¿es serio?— él me mira debajo de sus cejas y recuerdo cuan cerca estuvimos aquella noche en la fiesta y tengo la inexplicable urgencia de ir al otro lado de la cabina y deslizarme junto a él. — ¿Que es serio?— pregunto. — La cosa con ese chico, — él dice, —Tu relación, ¿es seria? — No, — digo mirándolo directamente a los ojos. —Y después de esta noche, es incluso menos seria. — Oh —dice. Puedo ver la esperanza en sus ojos, y creo que debe pensar que es por él. Y en parte lo es, pero parte también es por todas las otras cosas. — Nosotros, eh, tuvimos una noche extraña, — digo. Y luego le cuento todo a Max. Acerca de Adrienne, acerca de Mackenzie siendo mala conmigo, acerca de Aces Up, acerca de Cole queriendo sólo besuquearse conmigo en su habitación (lo cual es de hecho un poco embarazoso de decir en voz alta, pero Max es totalmente comprensivo y tiene esa ‘Oh mi Dios, no puedo creer qué tan cabrones pueden ser los chicos, incluso cuando yo soy un chico’ mirada en su cara. Y acerca de lo que él quiere


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1 hacer con el torneo. Cuando le digo eso, Max se ve sorprendido. — Entonces, ¿qué van a hacer? — pregunta. — No lo sé, — digo, retorciéndome en mi asiento. — Digo, nunca había estado en esta situación. Y en realidad, ¿es tan malo? Lo que están haciendo, me refiero. — Por supuesto, ya se lo que va a decir. — Um, sep. Dejo salir un gran suspiro, porque sé que él tenía razón. — Lo sé, — digo. — Sé que lo es, ¿pero qué puedo hacer? Si no lo hago... en el mejor de los casos, me entregarán por ser menor de edad, en el peor, bueno... no lo sé. Sin mencionar que ya tengo muchos problemas con mis padres, y ellos ni siquiera saben la peor parte. Él me mira, y luego se pone serio y baja la voz. — Entonces derrótalos, —dice. — ¿Derrótalos? — lo miro incrédula. — ¿A qué te refieres con ‘derrótalos’? — Véncelos a todos, — dice. — Sólo entra sola en el torneo, y no vayas con su tonta señalización, o lo que sea, y solo... véncelos. — Oh, Max, — digo, mirándolo afectuosamente. — Definitivamente no estás en el póker. — ¿Te refieres a que no lo entiendo? — Sí, — digo. — No lo entiendes—. La mesera vuelve con nuestros batidos, tomo un gran sorbo y dejo al frío extenderse por mi cuerpo. Tan. Bueno. — Quizás no lo entiendo, — dice Max, — Pero sí sé de esa vez que vi a Chris sentarse en una mesa y ganar quinientos mil dólares de algún chico en cincuenta minutos. Y si Chris Harmon puede hacer eso, entonces tú definitivamente puedes vencer a algunos chicos lerdos de universidad. — Excepto, — digo, — que ellos no son unos lerdos chicos de universidad.


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2 Son los mejores jugadores de póker de alrededor. — ¿Alrededor de dónde? —pregunta, luciendo escéptico. — Tú sabes, alrededor, — digo. — Es metafórico—. Tomo otro sorbo de mi batido. — Si son tan buenos, —dice, — entonces, ¿por qué no están en Las Vegas? — Porque van a la universidad aquí—, digo. — Si son tan buenos, — dice, — entonces, ¿por qué tienen que ir a la universidad? — Porque, — digo, — ¿quieren? — él levanta sus cejas otra vez. — Deja de verme con cejas escépticas— digo. — Mira, les estás dando mucho crédito, — dice. — Los estás mirando de la forma en que se presentan, en vez de como son en realidad. — ¿Así que piensas que están poniendo un paño sobre mis ojos?— digo, un poco interesada. Eso definitivamente podría ser verdad. Digo, además del tiempo que he jugado con Cole en su habitación y el tiempo que se sentó en mi mesa, no lo he visto jugar realmente, y nunca lo he visto en un torneo. Realmente no sé cuan buen jugador es, sólo pienso que lo es porque él me lo dijo. — Sí, — dice Max. Se inclina hacia delante en la cabina y me mira a los ojos. —Y sé que puedes vencerlos. — Pero incluso si pudiera, — digo, —no va a importar. Te lo dije, si no voy con su plan, ellos definitivamente me entregarán por ser menor de edad. Especialmente si los dejo comprar mi boleto. — ¿Cuánto cuesta?— pregunta. —Diez mil dólares— digo.


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3 Max está boquiabierto, creo que está un poco impresionado. Eso me da crédito. — ¿Tienes tanto? — pregunta. — ¿Para entrar por tu cuenta? — Eh, no, — digo. —De hecho, eso no es verdad, tengo casi esa cantidad, y quizás podría tenerlo para el tiempo en que el torneo empieza, en dos semanas, pero necesito ese dinero para la universidad. — Entonces tendrás que ir con ello, — dice Max, serio. — Un torneo. Ve sólo con eso, y luego sal. — Pero si me atrapan, podría estar en muchos problemas. — Digo. Toda la situación es tan esperanzadora que casi comienzo a llorar otra vez. Max viene a mi lado de la mesa y pone sus brazos a mí alrededor. — Entonces asegúrate de que no te atrapen.

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Está bien, nuevo plan. Finjo ir con lo que Aces up está haciendo, pero no hacer trampa en realidad. De esa manera si ellos son atrapados, puedo estar así como, ‘Oh, no estaba involucrada’. Esto tomará algunas artimañas de mi parte: intentar ser eliminada tan pronto como sea posible, fingir haber olvidado las señales, etc., pero puedo hacerlo. Puedo hacerlo totalmente. Puedo llamar a Cole y convencerlo de que estoy a bordo en el plan, no soy tan mala actriz. En séptimo grado incluso obtuve una me llamaron de vuelta para You’re a good man, Charlie Brown, así que probablemente el no podrá decir que estoy mintiendo. No obstante, no llamé a Cole cuando salí de IHOP, como le dije a Max que haría. No lo llamé cuando llegué a casa. No lo llamé el día después antes de ir a la escuela. Y a la hora en que estoy en la biblioteca, tratando de atiborrarme


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4 de los estudios de ciencias sociales antes del primer periodo, sigo sin llamarlo. LLAMADA TELEFÓNICA FALLIDA. — ¿Ya lo llamaste?— pregunta Max, apareciendo detrás de mí. Grito y tiro mi libro de historia al suelo. Dos personas desconocidas sentadas al otro lado, me dirigen una mirada fea. — No, — digo, —te acerques así. ¿No sabes que podría ser usada en cualquier momento para jugar con la más poderosa sociedad de póker del país? — Me olvidé, — dice Max. Baja su voz. — ¿Podría hablar en una especie de código, tal vez?— Está usando un suéter negro y jeans, y su cabello está mojado por la ducha, como todas las mañanas. — Quizás, — digo, recogiendo mi mochila, —han puesto un micrófono en mi bolso o algo—. Miro sospechosamente a los chicos que me callaron. — O podrían tener espías—. Se siente bien bromear un poco. — Contesta mi pregunta, — dice Max. Empuja la silla que está a mi lado y se sienta. Sus piernas se frotan contra las mías y las alejo, no porque quiera, sino porque siento que mis piernas se queman. — No, — digo, — no he llamado. Max alcanza mi bolso y saca mi teléfono. — Llama, — dice. — Estoy asustada, — me quejo. — ¿Qué pasa si…? — Max pone sus dedos sobre mis labios, y mi pulso se acelera a millones de kilómetros por minuto. — Bien, — digo, mayormente para distraerme de mi reacción a su cercanía. Tomo el teléfono de sus manos y nuestros dedos se tocan. ¡Ahhh! Con todo el contacto es bueno que ya haya terminado con Cole. O cerca de hacerlo. Incluso cuando no hemos oficialmente terminando, estoy noventa y nueve por ciento segura de que mintiéndole al chico con el que sales, tomando diez mil dólares de él, y engañándolo para que piense que estás en su loca idea de arreglar el Campeonato Nacional de Póker constituye una ruptura


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5 deportiva. Marco el número, mis dedos sacudiéndose. De hecho, no están sacudiéndose como podrían, porque (Max no lo sabe) no hay manera de que Cole esté despierto tan temprano. Digo, ni siquiera son las ocho aún. Cole es un ave nocturna, le gusta quedarse despierto hasta tarde, jugando póker, haciendo planes, y de fiesta toda la noche. Y saliendo conmigo, aunque creo que eso podría cambiar ahora. ¿Todavía tendré que besarlo? ¿Tengo que esperar hasta después del torneo para terminar con él? ¿Tengo que ser, como, su novia falsa? El pensamiento hace que mi estómago se revuelva. Eso sería— ¿Hola? — ¿Qué pasa con las personas contestando sus teléfonos cuando deberían estar durmiendo o afuera? En serio, ¿ya nadie ve la pantalla? — Hey, — digo, — Soy yo. — Oh, —dice. Wow, totalmente antipático. — De todas maneras, quería, eh, pedir disculpas por lo que pasó ayer. — Espero a que él diga que lo siente también, pero no lo hace. Y entonces escucho voces en el fondo. Está él... ¿podría estar Cole en clases? ¿O en la biblioteca estudiando? Esa sería la primera vez. Y entonces me doy cuenta. Cole está despierto tan temprano porque nunca se fue a dormir. ¡Se quedó toda la noche divirtiéndose, ni siquiera preocupándose por mí o que estaba haciendo! Y concedido, no es como si estuviera en mi casa llorando o algo, pero él no sabe eso. Que idiota. Pero luego Cole cambia la marcha. — Yo también, — dice, su voz va bajando. — No quería molestarte, y debería haberte hablado antes de saltar sobre ti—. Suspira, y si no lo supiera mejor, pensaría que de verdad lo lamenta. — ¿Vas a venir esta noche, Shannon Card?— pregunta, su voz suena esperanzada. — Eh, no lo sé, — digo. — Estoy en problemas con mis padres. — Espero que puedas, — dice. — Necesitamos hablar de todo.


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6 — Está bien, — digo inciertamente. Max me está mirando, haciendo señas con las manos como si debiera continuar, seguir hablando, pero empiezo a ponerme nerviosa. Demasiado para mis geniales habilidades de actuación. — Y quiero que sepas que estoy en ello. En todo. De hecho estoy emocionada. — Impresionante, — dice Cole. — Y, ¿Shannon?— su voz suena ahumada. — ¿Si? — susurro. — Te extraño—. Cuelga el teléfono antes de que tenga tiempo de responder. Y gracias a Dios, también, porque ¿Hola? ¿Cómo se supone que voy a responder eso con Max sentado junto a mí? — ¿Entonces? — demanda Max mientras cierro mi teléfono y lo deslizo en mi bolso. — ¿Qué está pasando? ¿Qué dijo? — Él dijo, eh... él dijo que quería que estuviéramos juntos y hablar. — ¿Hablar? — de nuevo con las cejas escépticas. — Sí, — digo, más firme. — Hablar—. No hay nada malo con hablar. Hablar está perfectamente bien. Hablar es lo que las personas hacen todos los días. — Así que básicamente quiere asegurarse de que en realidad estás adentro, — susurra Max. — Sí, — digo. — Va a tratar de hablarme dulce, pero lo que sea. Me refiero a que le dije que iba a estar en ello, y entonces le voy a dejar pensar que el me ganó completamente, y que haré cualquier cosa que él quiera. — Exaaaaacto, — dice Max. — Excepto que tienes que asegurarte de que él no te gane, y en realidad no ir con ello. — ¡Max! — digo sorprendida. — ¿Realmente piensas que soy tan débil?


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7 ¿Que él podría hacerme ir con su tonto plan de engaño? — ¿Crees que eres tan débil? — Bueno, él dijo que me extrañaba, — digo, sólo para molestarlo un poco. Max golpea con la cabeza la mesa frente a él. — Mmmmmmmmm, — dice. — Lo sabía, está intentando jugar contigo. — ¡Pero no voy a caer en ello! — digo. — En serio. ¡No lo haré! Estoy asustada de él ahora. Tengo miedo de que pueda ser un súper-asesino-psicópata; no hay manera de que yo sea empujada por él. En todo caso, estoy asustada de estar sola con él. Sólo tengo que hacerlo pensar que todo está bien por un rato. Max me mira serio. — ¿Eso significa que aun tienes que ligar con él? — No estoy segura, — digo, mirando al piso. Ninguno de los dos dice algo por un minuto. — ¿Quieres que vaya contigo cuando vayas a verlo? — pregunta Max finalmente, rompiendo el silencio. — Podría esperarte afuera del casino o algo, me aseguraré de que no nos vean juntos. — Demasiado arriesgado, — digo. — Además, tengo una tremenda fuerza de voluntad. — ¿La tienes? — Totalmente, — digo. Y luego lo miro directamente a los ojos. — De alguna manera puedo impedirme besarte, ¿no? — La campana suena, así que calmadamente agarro mis cosas y salgo de la biblioteca.

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8 Oh-por-Dios. No puedo creer que haya dicho eso. Me refiero a que, ¿de dónde vino eso? ¿Soy una zorra? ¿Soy una clase de diosa del coqueteo y no lo sabía? Probablemente no, más como que fue suerte. Me refiero a que, la campana sonó en el momento exacto; de otra manera hubiese sido muy incómodo. De esa manera, fui capaz de recoger mis cosas y salir de ahí sin tener que hablar de eso. De hecho, puedo fingir que nunca sucedió. Excepto cuando Parvati comienza a deambular hacia mi escritorio en matemáticas. — Oh, — digo — Um, hola—. Max no está en el salón aún. (Quizás está de vuelta en la biblioteca abanicándose antes de poder verme en matemáticas; eso o el tenía que parar en su casillero). — Te vi a ti y a Max en la biblioteca, — dice Parvati, —Y no te voy a mentir, Shannon, no lo vi bien—. Hace girar una hebra de cabello alrededor de su dedo y luce triste. — Ustedes parecían muy amistosos—. La Parvati que ha tenido una ruptura ha vuelto a donde sea que venía, y la vieja Parvati está de regreso. —Me refiero a que, no quiero creerlo pero... no lo sé, ¿qué pensarías si ves lo que yo vi? — Eh, — digo. — Me refiero a que, estábamos en la biblioteca, pero no estábamos, eh, amistosos—. Abro mi libro de matemáticas y finjo que estoy resolviendo unos problemas, entonces ella se irá. Pero no lo hace. — Lo vi amistoso, — dice, y tengo miedo de que la loca Parvati comience a salir. — No lo era, — digo. —Así era como lucía, — dice. — No lo era, — repito. Por alguna razón no podía salir con nada mejor, y supongo que estoy esperando que de tanto decirlo ella me crea. — Bueno, lucía amistoso, — dice de nuevo. Aparentemente Parvati está usando la misma técnica que yo. Veo a Max entrar al salón por la esquina


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9 de mi ojo, y cuando me ve hablando con Parvati, sus ojos se dilatan y igue caminando hacia su asiento. — ¿Ves? — digo. — ¿De verdad piensas que si estuviéramos siendo amistosos, él se habría dirigido a su asiento sin hablar conmigo? — Obviamente, — dice, — ya que estoy aquí hablando contigo, y soy la persona de quien la amabilidad debe ser escondida —, tiende su mano. —Dame tu teléfono, —demanda. — ¿Qué? — estoy segura de que he oído mal. — Estoy segura de que he oído mal. — No, no lo hiciste, — dice. — Sólo déjame ver tu teléfono. — ¡No te voy a dar mi teléfono! — Digo. — ¿Porque haría algo así? — Así podría ver si hay alguna llamada entre tú y Max—. Dice. Cruza sus brazos y comienza a dar golpecitos con su pie. — Eso no es tu problema, — digo. — E incluso si lo fuera, no te daría mi teléfono, porque ahora mismo estas actuando como una loca y, ¿quién sabe qué harías con él? — Pero somos amigas, — dice Parvati, luce sorprendida. — Y las amigas no se guardan secretos entre ellas—. Quiero decirle que no somos realmente amigas, pero Parvati ya está de camino a su asiento, gritando sobre su hombro, — Ya sabes, pensé que habías cambiado después que me prestaras tu iPod. Y entonces por supuesto comienzo a sentirme un poco mal. Porque hicimos del tipo de conexión entre chicas en el pasillo aquel día y acabo de mentirle. E incluso cuando no hay absolutamente nada pasando entre Max y yo, sigo sintiéndome mal. Me siento mal durante toda la clase de matemáticas, y realmente estoy pensando en hablar con Parvati después de clases y disculparme. Pero


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0 entonces, unos minutos antes que la campana suene, Ms Kelloggs se pone de pie y nos mira a todos. — Clase, — dice, — tengo un anuncio especial que hacer. Todos volteamos a verla, y rezo para que no anuncie que tenemos otro examen sorpresa, no estoy preparada para hacerlo. — El beneficiario del premio de matemáticas para este año ha sido escogido—. Puedo decir que la mayoría de los alumnos dejan de prestar atención, porque a) no están en la competencia, y b) no les importa. Pero yo me anime, porque a) Me importa, y b) es muy temprano para que den el premio de matemáticas. Usualmente ellos lo hacen al final del año. Pero quizás algo pasó y decidieron hacerlo temprano este año, entonces mis no-tan-buenas notas no van a contar, y ganaré la beca de matemáticas. Presto atención y me incorporo en mi silla. Pero la Sra. Kelloggs dice, — Después de una cuidadosa revisión, ha sido determinado que ahora es estadísticamente imposible para cualquier otro que el beneficiario de este año gane este premio. Así que todos por favor feliciten a Parvati Carlson por su grandioso trabajo este año. Algunas personas aplauden, y un chico llamado Tyler Mansoon grita, “Camino a seguir, Parvati, ¡trabaja esa matemática, chica!” pero a los demás no parece importarles, excepto a mí. Es raro, porque no es como que si en realidad esperara ganar. De hecho, en el fondo, como que sabía que no tenía mucha oportunidad. Pero ahora, escuchando como lo alejan de mí, yo como que... siento como que me decepcioné. — Ahora, Parvati está muy emocionada por esto, y espero que todos ustedes le den el reconocimiento que se merece y usen su ejemplo y ética de trabajo como algo para luchar—. No estoy segura, pero la última podría ser para mí. Genial, agrega a Ms. Kellogg a la lista de personas que he decepcionado, justo después de Mackenzie, mis padres y mi hermana.


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1 — Gracias, — dice Parvati, poniéndose de pie. Ms Kellogg luce un poco sorprendida, ya que pronto se hace evidente que Parvati tiene la intención de dar alguna clase de discurso, como si pensara que ganó un Grammy o un Oscar o algo. — Realmente no podría haberlo logrado sin el apoyo de mis padres, y Ms Kellogg aquí, y mi nuevo novio, Josh—. Nos sonríe a nosotros. — Cuando Ms Kellogg me dijo que gané esta mañana, estaba tan emocionada. Finalmente voy a ser capaz de pagar el coche que quiero, y espero seguir en contacto con ustedes cuando esté en Harvard o en Wellesley el próximo año. Ella sonríe y luego se sienta delicadamente en su silla. Así que ella sabía, sabía que había ganado, todo el tiempo ella estaba jodiéndome acerca de estar en la biblioteca con Max. Y luego Parvati se da la vuelta y me dirige una gran sonrisa. Está bien, quizás ya no me siento tan mal después de todo.

♥ ♠ ♣ ♦ Cuando llego a trabajar, Mackenzie está sentada en la estancia de los empleados, comiéndose una ensalada de aceitunas y queso de cabra. — Hey, — digo. Me detuve en la oficina de Adrienne antes de venir aquí y le dije que se suponía que tenía que haberle dicho que Mackenzie no pudo venir a trabajar ayer. Adrienne fue sorprendentemente genial acerca de eso, creo que principalmente porque ayer estuvo como muerto aquí, así que no fue tan importante. También podría ser porque la ausencia de Mackenzie ayer fue la menor de sus preocupaciones hasta que le dije que tenía que irme inmediatamente por una ‘emergencia familiar’. Ella estaba más concentrada en estar molesta que en Mackenzie. — Hola, — Mackenzie sorbe por la nariz. Toma un gran bocado de ensalada y la empuja en su boca. — Podría ofrecerte de mí ensalada, pero


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2 sé cuánto odias el queso de cabra—. No lo dice como en ‘quiero reconciliarme contigo aparte de ofrecerte ensalada’, pienso. Es más como un ‘intencionalmente ordené mi comida con queso de cabra porque sé que lo odias’. — Está bien, — digo. Me siento a su lado. — Pero, um, escucha, hablé con Adrienne, y está bien, está genial, no le importa que no estuvieses aquí. — Bien, — dice Mackenzie, no levanta la vista de su revista. — ¿Eso es todo? — pregunto. — ¿Bien? — Sí, —dice. — Está bien, — tomo un pequeño respiro e intento pensar en una manera de decirle a Mackenzie que no voy a trabajar más aquí. — Sabes, — dice Mackenzie antes de que pueda pensar en algo más que ‘emergencia familiar’. Ella cierra la revista de un golpe. — Podrías por lo menos haber dicho que lo sentías. — Yo dije que lo sentía, — respondo, moviéndome ligeramente en mi asiento. —Lo siento tanto, en serio, lo hago. Pero a Adrienne no le importa, ¡ni siquiera está molesta! — ¿Crees que me importa Adrienne? — pregunta Mackenzie. Ella lanza sus manos al aire exasperada y me mira a través de la mesa, sus ojos azules brillando. — ¿Desde cuándo me ha importado lo que piense Adrienne? Frunzo el ceño. —No lo entiendo, — digo. — ¿No estabas molesta porque olvidé decirle a Adrienne que no venías a trabajar, de esa forma poniendo tu trabajo en peligro? — ¿Crees que me importa este trabajo? — sisea Mackenzie. — Bueno, sí — digo. — Estaba molesta, — dice Mackenzie, — porque se supone que somos


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3 amigas, y no viniste por mí, y heriste mis sentimientos. Oh. De repente, me siento como una total y completa idiota. Y un poco halagada, también. Me refiero a que, cuando comencé a trabajar aquí, sentía que Mackenzie me odiaba y ahora ella está más preocupada por mi hiriendo sus sentimientos que por su trabajo. — Lo lamento tanto, — digo, tomo un pequeño respiro. — He estado un poco rara últimamente. — Um, ¿en serio? — ella dice. — ¿Esto es por el chico al que has estado viendo? Porque, honestamente Shannon, no deberías ignorar a tus chicas por un chico—. Ella arruga su nariz. — Y realmente, yo debería saber, porque yo hice eso con Lance. — Mira, — le digo, apoyándome más cerca de ella, — ¿puedes guardar un secreto? — Y luego le cuento toda la historia.

♥ ♠ ♣ ♦ Cuando llego a casa, hay música saliendo del cuarto de mis padres, lo cual es extraño. Mis padres no escuchan música. Ellos no tienen un iPod, nunca han escuchado de iTunes, y tienen una muy limitada colección de CD’s y un viejo boombox que a veces sacan cuando tienen una fiesta de navidad o algo. Pero ahora algún Billy Joel está tocando en su habitación. Suena como “Only the Good Die Young”. Lo tomo como una buena señal, como que quizás decidieron que incluso cuando hice algo malo, ellos necesitan dejarme vivir mi vida al máximo. — Hey, — digo, pasando a su habitación. — ¿Que está pasando? — Mi mamá está de pie frente al espejo en un largo y fluido vestido negro. Está deslizando unos grandes aros de plata en sus orejas. Mi papá saca su cabeza del clóset. Está usando pantalones de vestir y una camisa de botones con corbata.


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4 — Hoy, — Anuncia mi mamá orgullosamente, — tu hermana recibió una beca para Umass13. ¡Será transferida el año que viene! — Wow, — digo. — Es increíble—. Por un segundo, es como si todo hubiese vuelto a la normalidad, pero luego me doy cuenta que todos siguen molestos conmigo. Y mi hermana está haciendo todo bien, trabajando duro y obteniendo becas escolares, y yo soy como una tipo de perdedora quien ha roto la ley y jugado y mirado atajos para salir adelante. — ¡Estoy lista! — dice Robyn, apareciendo en el camino a la puerta. Está usando un vestido gris escarchado corto y tacones de tiras brillantes, y su cabello esta suelto y ondea sobre sus hombros. — ¡Listos para la fiestaaaaaaaaaaa! — ella da un pequeño giro alrededor de la habitación. — Oh, — ella dice, deteniéndose cuando me ve. — Shannon, ¿qué estás haciendo aquí? — Tuve que renunciar a mi trabajo, ¿recuerdas? — digo. — Así que lo hice y vine a casa. ¿Por qué están todos tan elegantes? — Saldremos a celebrar, — dice mamá. — Hice reservaciones en Anthony Jacks. Sólo la hice para tres, pero puedo llamar de nuevo y cambiarla para cuatro si quieres venir—. Miro a mamá y a papá mirarse el uno al otro, y todo el asunto de repente es incómodo. — Eh, no, — digo. — Está bien, tengo un montón de tarea que hacer—. La verdad me gustaría celebrar el logro de mi hermana, sólo no creo que pueda sentarme y fingir que todo está bien, y estoy segura que no es mi imaginación que mi familia luce aliviada. 13 Universidad de Massachusetts.


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Traducido por Nerii Belikov Corregido por lovevampires

A la mañana siguiente me pongo una camiseta y unos pantalones de pista,

y me dirijo al encuentro con Cole antes de la escuela. Me llamó anoche cuando me preparaba para ir a la cama y me preguntó dónde estaba, le dije que había dejado mi trabajo y que mis padres habían enloquecido, y yo tenía que estar tranquila las próximas noches. No pareció tan molesto ni sospechoso, por lo que le pedí encontrarme con él antes de ir a la escuela, me imagino que debo verlo en persona para convencerlo de que estoy realmente preparada para ganar el torneo. — ¿Mala Noche, Shannon Card? — pregunta en cuanto me ve, estamos en el estacionamiento de Starbucks, él apoyado contra la espalda de su Escalade. Cole, quien definitivamente sé que ha pasado casi toda la noche despierto, luce fresco como una rosa. Lleva puesta una camiseta gris, unos vaqueros y su chaqueta de cuero. Su rostro está sin afeitar, y aunque sé que es sólo porque no ha tenido tiempo de afeitarse, parece intencional, como si estuviera cultivando esa desaliñada mirada sexy. Y realmente se ve sexy todo desaliñado, con el pelo salvaje y colgando en su cara. —No realmente —le digo—. Pero oye, quiero decirte en persona que estoy dentro. Del plan, quiero decir. Al cien por cien. Él sonríe ampliamente —Sabía que vendrías, —dice tomando un sorbo de su café. Cole llegó antes que yo aquí, y ni siquiera me esperó, ni me preguntó si quería tomar algo. Quiero decir, honestamente, necesita mejores modales. Aunque supongo que sus modales deben ser la menor de mis preocupaciones, debería estar más preocupada por su inclinación a actividades ilegales.


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6 — ¿En serio? — Sí —dice—. Eres una chica inteligente Shannon, y creo que tienes mucho potencial—. Resisto la tentación de rodar mis ojos. — Así que escucha —dice mirando su reloj—. Me tengo que ir, pero ¿te veré más tarde? ¿Quieres jugar esta noche? — No estoy segura —le digo molesta de que esté tratando de deshacerse de mí, probablemente está cansado y necesita volver a su habitación de hotel. En serio, qué idiota. —Probablemente podría escaparme si realmente quisiera, pero… —Me interrumpo, esperando que no pille mi farol. Después de que lo desafié esa noche en Logan’s, algo ha cambiado entre nosotros, y no creo que quiera pasar el rato conmigo más de lo que yo quiero pasarlo con él. Pero Cole no puede dejarme saberlo, porque soy otra persona que él tiene en su funcionamiento durante el torneo, y no quiere perderme. — Está bien —dice—. Pienso que probablemente deberíamos tomar un descanso hasta el torneo en un par de semanas—. Extiende su mano y quita mi cabello de mi cara. —Simplemente relájate un poco. — Buena idea —le respondo. — Yo probablemente debería descansar tras haber ido a dormir tarde muchas noches —me dice—. Debo concentrarme en la escuela, pero te llamaré y te diré qué sucede—. Y entonces me guiña un ojo. Es totalmente obvio que me está echando, y aun más obvio que él cree que yo estoy comprando toda su mierda, pero sé que tengo que jugar, por lo que sólo sonrío y finjo creerle.

♥ ♠ ♣ ♦


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7 Para cuando llego a la escuela estoy TAN enojada. Max está aparcando al mismo tiempo que yo, así que aparco a su lado. Entonces me bajo de mi coche y me subo al asiento del copiloto de Max. — Así va esto —digo, cerrando la puerta con todas mis fuerzas. — Whoa —Max dice—. Enfríate, este coche no se está haciendo más joven—. Pero él se ríe. — Lo siento —lo miro avergonzada—. Estoy tan enojada, acabo de llegar de ver a Cole y me dijo…— Miro a Max— ¿Estás listo para esto? — Sí —dice, asintiendo con la cabeza muy en serio—. Estoy listo para esto. — Me dijo que debía “descansar tras haber ido a dormir tarde muchas noches”—. Utilizo comillas en el aire para mostrar cuando completamente ridículo creo que es. — Wow —dice Max—. Una manera de echarte. — ¡Ya lo sé! —digo—. ¡Y después de quedarme totalmente fuera de nuestra cena familiar la noche anterior de la gran celebración de mi hermana! — ¿Qué quieres decir? —pregunta. Así que le informo sobre cómo todo el mundo salió sin mí, cómo me quede en mi cuarto tratando de conciliar el sueño, hasta que los oí llegar a casa, riendo y hablando de la comida y la diversión, cómo sacaron helado del congelador, aunque al parecer ya habían comido el postre en el restaurante. Y de repente mis ojos se llenan de lágrimas, e inclino mi cabeza contra el apoyacabezas en el coche de Max. — Hey, hey —dice—. Todo va a estar bien—. Pone su brazo alrededor mío, rodeándome y acercándome a él, y es agradable, huele a jabón y shampoo de manzana. — Lo siento —le digo, alejándolo—. Todo lo que estoy haciendo últimamente es llorar sobre ti. —Tengo miedo de mirar hacia él, porque


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8 entonces nuestros labios estarán muy cerca, y no estoy segura de si confiar en mí misma. — Está bien —dice—. De alguna manera me gusta. Mi teléfono móvil da pitidos: Un mensaje de Cole. Tal vez deberíamos pasar el rato esta noche, después de todo. — ¡Oh Dios mío! —digo, mostrándoselo a Max—. ¡Totalmente una llamada para sexo! — Totalmente —dice Max. — Él —digo entrecerrando los ojos—, está cayendo tan bajo. Durante las próximas semanas, ocurre lo siguiente:

1. Me convierto en una actriz muy buena. Esto es porque ahora estoy jugando dos papeles difíciles: a) El de la novia que es demasiado estúpida para darse cuenta que su novio está pasando de ella y, posiblemente, ligando con Michelle, y b) la de una chica que va junto con el plan de Aces Up para arreglar el torneo de póquer, a pesar de que está totalmente contra esto. 2. Me junto en dos reuniones con Aces Up, donde aprendemos las señales que vamos a utilizar para el torneo. Nada grande, básicamente, sólo cosas como pequeños estirones y empujones para dejar saber a la gente cuando apostar o doblar o algo así. Lo busqué en Internet, y lo que ellos hacen se llama confabulación y es bastante serio. 3. Aparte de hacer furtivamente estas reuniones con los Aces, estoy siendo una hija modelo y una estudiante perfecta. Me voy a casa a hacer mi tarea, y luego pasar el resto de mi tiempo en la cama, hablando por el teléfono móvil con Max o escuchando música. Por supuesto, mis padres aún no tienen idea sobre el torneo, pero honestamente, no puedo decirles. Ellos no me dejarían hacerlo,


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9 tendría que dejar Aces, y definitivamente podría tener problemas después. Adiós Wellesley. Probablemente no voy a tener el dinero para ir a Wellesley ahora de todos modos, pero prefiero tener que retrasar mi ingreso debido a razones financieras que porque fui revocada. Además de que realmente no creo que pueda soportar decepcionar a mis padres, incluso más de lo que ya lo he hecho. 4. Max y yo, no nos besamos otra vez. Y a pesar de que hemos coqueteado un poco algunas veces, a veces, no puedo dejar de pensar que tal vez realmente sólo me gusta como amigo. Y está bien, porque estoy contenta de tenerlo de vuelta, de cualquier manera que pueda.

La noche antes del Campeonato Nacional de Póker, voy de puntillas a la puerta del cuarto de Robyn y llamo en voz baja. Puedo oír como escribe sobre el ordenador, así que supongo que está trabajando en un documento o tal vez mandándose mensajes instantáneos con Leonardo. — Entra —dice. Abro la puerta para entrar en su espacio y la cierro tras de mí. — Hola —le digo. — Oh —dice ella—. Hey. — Parece sorprendida de que sea yo, y no la culpo. Realmente no hemos hablado desde que les contó a mis padres lo que pasó. Lo cual es horrible cuando se piensa en ello. Quiero decir, ella es mi mejor amiga, al menos espero que todavía lo sea. — Um, yo solamente quería decir hola —digo sin convicción—. Y devolver esto—. Tengo una camiseta que tomé prestada de ella hace un par de semanas atrás y nunca la devolví. Robyn mira hacia adelante y hacia atrás, de mí a la camisa. — ¿Es en serio? —pregunta extendiendo su mano para tocar la tela. — Um, sí —le digo—. Sé que era blanca, pero estaba en el fondo de mi


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0 bolsa de ropa sucia y no me di cuenta hasta ahora. Y entonces Robyn se echa a llorar, justo delante de su ordenador. — Hey, hey, hey —le digo—. ¿Por qué lloras? — ¿Es mi hermana quien llora por una camiseta? Wow. Realmente debería haberla devuelto mucho más pronto, no tenía idea que la ropa la hiciera tan sentimental. — Porque —dice, sollozando—. Porque te delaté totalmente, rompí nuestra confianza de hermandad, y sólo porque estaba preocupada por ti, pero aún no sé realmente por qué lo hice… y solamente me siento horrible y ahora nos odiamos mutuamente. — ¿Tú me odias? —le pregunto. — Noooo —llora—. Pero tú me odias, así que estaba fingiendo que te estaba haciendo caso omiso para no tener que lidiar con el hecho de que me estabas haciendo caso omiso. — ¿Entonces estabas fingiendo que me estabas ignorando? — Sí —dice sacando un pañuelo de la caja en su escritorio y sonándose la nariz. Robyn siempre tiene pañuelos porque cuando estás saliendo con Leonardo, uno nunca sabe cuándo va a tener un buen llanto. — Bueno, funcionó —le digo—. Realmente pensaba que me estabas haciendo caso omiso, pero estoy muy contenta de que no fuera así. Ella me sonríe entre lágrimas. — Shannon, ¿qué diablos está pasando? Quiero decir, ¿por qué no me hablas?, ¿por qué no... ? Así que respiro profundamente y le cuento todo, como le conté a Max, y como le conté Mackenzie. Acerca de Cole, sobre el póker, sobre el plan de Cole, y acerca de mi plan. Y acerca de Max, y Wellesley. —Wow —dice cuando he terminado—. Sólo wow. — Lo sé, ¿vale? —le digo—. Quiero decir, nada como esto me ha pasado a


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1 mí, ¿sabes? — Um, nada como esto nunca le ocurre a nadie —dice—. ¿Así que ahora tienes que estar de acuerdo con su plan? — Sí —le digo—. Sólo por este torneo, y luego termina todo, lo juro. —Robyn vacila un segundo, como si quisiera decir alguna otra cosa, y durante un momento horrible me temo en que va a insistir en que les diga a mis padres. Pero finalmente sólo asiente con la cabeza. —Y, ¿Robyn? —le digo—. Hiciste lo correcto diciéndole a mamá y papá. Te quiero. —Y entonces la abrazo.

♥ ♠ ♣ ♦ La mañana del torneo amanece brillante y clara, y lo tomo como una buena señal, siempre estoy mejor cuando el sol brilla. Me pongo mis vaqueros y una sudadera azul cielo con capucha y cremallera. Que se joda Cole y su “tienes que parecer sexy para jugar sexy” o la que sea su teoría estúpida. Yo creo que se tiene que vestir cómodamente para jugar bien. O por lo menos para, ya sabes, engañar a tu sociedad de póker clandestino para que no piensen que eres una tramposa. Cuando salgo a la entrada de mi casa, hay un coche aparcado junto al mío. No es de Robyn, ni de Leonardo, ni de Mackenzie, ni de mis padres. Es un coche que no reconozco. Oh Dios mío. ¿Qué pasa si Cole envió a alguien aquí para acompañarme al torneo? ¿Qué pasa si se enteró de mi plan, y envió a alguien aquí para asegurarse de que coopere? Estoy cerca de dos segundos de gritar cuando Max asoma la cabeza por la ventana del lado del conductor. —Hey —dice—. Pensé que podríamos ir juntos.

♥ ♠ ♣ ♦


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2 ¡Él me trajo un café! Un café de Starbucks con jarabe de canela sin azúcar, que es mi café favorito, ¡y se acordó! Estaba prestando atención y escuchando, me trajo un café, y eso es tan súper-dulce. Hasta tuvo que pedir prestado el coche de su madre, ya que el suyo está en el taller, consiguiendo nuevos neumáticos. Salió totalmente de su camino por mí. Sé que no significa necesariamente algo. Puedo obtener cafés de Robyn todo el tiempo. Estoy segura de que sólo estaba siendo amable. Lo sé por leer A Él No Le Gustas Tanto, que si un chico no te besa, ya sabes, no le gustas tanto. Aún. Secretamente le escribo un mensaje a Mackenzie en el camino hacia el torneo: Max me trajo el café por la mañana y recordaba totalmente lo que me gustaba, ¿Qué piensas sobre eso? La respuesta llega de inmediato: "¡¡¡Totalmente te quiere!!!!” Mi cara se vuelve roja, y espero que Max no se dé cuenta. Estamos viajando juntos. Él insistió. Me dijo que yo lo necesitaba para que en el viaje en coche aclarara y descomprimiera mi mente. Lo que no sabe es que estoy más nerviosa por viajar de nuevo con él, porque ahora todo lo que puedo pensar es que me trajo el café, y que Mackenzie dice que me quiere. No es que yo crea que ella quisiera decir que él quiere tener sexo conmigo, sino que está interesado en mí. ¿No? ¡Oh, Dios! Tal vez quiere decir que sólo quiere tener sexo. Eso no sería tan fantástico. Ya he tenido suficiente de individuos que sólo querían tener sexo conmigo. No es que Cole sólo me quisiera para el sexo, pero definitivamente sólo quería ligar. Todo esto es muy confuso. Estoy pensando si enviarle a Mackenzie otro mensaje para que me aclare, pero estamos entrando en el garaje del casino, así que hago una nota mental para preguntarle más tarde.


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3 — ¿Estás lista? — pregunta Max. — ¡Lista! — Pero estoy muy nerviosa. El torneo va a ser dentro de una hora ¡Una Hora! ¿Qué pasa si no funciona? ¿Y si saben lo que estoy haciendo? ¿Y si me arrestan por ser menor de edad? ¿Y si me matan? ¿Y si…? — Puedes hacer esto —dice Max. Pone su mano en mi hombro y frota suavemente. —De acuerdo —hablo con voz ahogada. —Piensa en ello —dice—. En unas horas, todo esto habrá terminado. —Max… —digo y luego trago. Pero Max se encuentra fuera del coche y otra vez a mi lado, para abrir la puerta para mí. Salgo, y no sé si todo es la cafeína o qué, pero estoy un poco tambaleante. — ¡Holaaaa! ¡Espérenme, espérenme! —La voz de Robyn llega a través del garaje de estacionamiento, seguido por ella misma, quien lleva un vestido largo negro y tacones altos, lo que está haciendo ruidos de taconeo mientras corre. — ¿Por qué no me dijiste que te ibas? — Dice sin aliento luego de la carrera—. Oí el coche ponerse en marcha, y te seguí hasta aquí. —Pone una mueca en su rostro. — ¡Tuve que hacer mi maquillaje en el coche! — No sabía que querías venir —le digo. Mis padres se fueron esta mañana a visitar a mi abuela Card, y dejaron a Robyn a cargo. No dijeron eso exactamente, pero es totalmente lo que querían decir. Me dijeron que podía salir de la casa, siempre y cuando Robyn estuviera conmigo, así que imaginé que Robyn me cubriría diciéndoles que estuvimos juntas durante el día, pero yo no tenía idea de que había decidido venir al torneo conmigo. —Por supuesto que quería venir —dice—. ¿Pensaste que no estaría aquí? —Ella aprieta mi brazo, y la abrazo fuertemente. — ¡Eh! —Max le dice a Robyn mientras vamos hacia los ascensores. — Hey Max —dice Robyn—. Es bueno verte.


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4 — A ti también —dice Max. Y luego, cuando él no está mirando, ella me codea y yo sonrío ampliamente. Robyn y yo estamos definitivamente de vuelta a la normalidad.


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Traducido por sol_tb Corregido por roxi1219

Cuando entramos al salón del torneo, Robyn y Max salen pitando hacia el

carro de los refrescos, y encuentro a Cole, que está apoyado contra la pared, luciendo aburrido. El torneo empieza en media hora.

—Hey, — le digo, empujándolo con el hombro.

—Hey, Shannon Card, — dice perezosamente. Mmm. Sus ojos lucen un poco raros, definitivamente podría tener resaca. No es la mejor forma de empezar un torneo, pero como sea. Quizás es como uno de esos artistas que necesitan emborracharse para hacer mejor su trabajo. —Me gusta lo que traes puesto, — dice sarcásticamente.

—Gracias, — digo, ignorando el sarcasmo.

Me imagino que cuanta más estúpida lo convenza de que soy, mejor. No que importe realmente. Todo va a acabar pronto, de todos modos. Tomo una respiración profunda y trato de calmar mi corazón palpitante.

— ¿Estás emocionada? — pregunta.

—Totalmente. — Y luego lo beso en la mejilla, me doy vuelta y me dirijo a mi silla.

El torneo empieza algo aburrido. Por las primeras horas, no me tocan muy buenas cartas, y hay mucha gente todavía dentro, y no acabo en la mesa de ninguno de los miembros de Aces Up. Me está yendo bien con mi número de fichas, gané algunos premios, pero honestamente, no estoy viendo mucha acción, lo que está bien. Cuantas menos fichas acumule mejor. De


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6 hecho, si yo no pensara que parecería demasiado obvio, me desharía de todas mis fichas inmediatamente.

Tenemos pocos descansos, en los que como sándwiches y tomo café y voy al baño. Necesito permanecer concentrada, así que no le hablo ni a Robyn ni a Max, quienes están sentados contra la pared, juntos. Espero que mi hermana no esté diciendo nada embarazoso (como “¿Cuales son tus intenciones con mi hermana?” y “¿Qué piensas del matrimonio?”), pero no puedo preocuparme por eso en este momento.

Finalmente, alrededor de las dos en punto, mezclan las mesas de nuevo, y termino en le mesa con Michelle. Básicamente, si estamos en una mano juntos, una de los dos debería doblar, y si no, deberíamos señalarnos que hacer. En las primeras manos, ninguna de las dos vemos acción. Y luego, finalmente, me reparten una reina y un rey.

Apuesto en el montón, y el flop sale rey, nueve y cinco.

Michelle me indica que no apueste. Eso quiere decir que ella tiene algo y quiere que me mantenga fuera del pozo, así no competimos entre nosotras y asustamos a la gente. Pero normalmente, debería apostar ahora, su seña es tan clara que creo que si alguien viera las cintas después, se darían cuenta. Así que apuesto. Veo como Michelle frunce el ceño y rueda sus ojos y me mira con disgusto. Puedo decir que por la expresión de su cara cree que he olvidado las señas. Pienso que está bien que ella me odie; ella ya piensa que soy tonta, y así no va a sospechar mucho.

Efectivamente, cuando nos levantamos para el descanso, me da un golpe en un costado en su camino al baño.

—Estás malinterpretando las señas, — dice, y me da una mirada como si creyera que soy estúpida. —Te dije que te fueras.

—Oh, — digo, pestañando muy rápido. —Perdón, pensé que dijiste que apostara. Pensé que se suponía que deberías tomar mis fichas. — Me encojo de hombros, ella rueda sus ojos y se va. Me giro sobre mis tacones y


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7 salgo a buscar a Max y a Robyn.

♥ ♠ ♣ ♦

—OK— dice Robyn, —solo respira. Honestamente, todo va a estar bien.

—No, no va a ser así, — digo. Estamos en un pasillo de atrás, fuera del salón de baile donde se está llevando a cabo el torneo. Estoy sentada en una de las sillas plegables que hay contra la pared, y Robyn esta parada cerca de mí. Ella me ata el pelo en una cola de caballo, y empieza a abanicarme la parte de atrás del cuello con su mano. Como ya dije, hasta este punto, he estado evitando a Max y Robyn, ya que a) necesito mantener mi concentración, y b) no quiero que Cole imagine nada cuando vea que he traído amigos conmigo. Pero esto era mucho para manejar sola.

—Se van a dar cuenta. — Me inclino hacia delante en mi silla y trato de no desmayarme.

— ¿Qué quieres decir?— pregunta Max, ceñudo.

—Quiero decir, — digo, —que se van a dar cuenta de que estoy fingiendo estar de acuerdo, pero que en realidad no lo estoy.

—No, sé que eso es lo que querías decir, — dice Max. Él se sienta en la silla junto a mí y me agarra la mano, frotando mi antebrazo. —Lo que quería decir es: ¿qué te hace pensar específicamente que se van a dar cuenta?

—Son idiotas, — digo, —pero desafortunadamente no estúpidos. Al final, no voy a ser capaz de seguir fingiendo. — Le cuento lo que pasó con Michelle.

Max me estudia por un largo momento, y luego asiente.

— ¿Te creyó ella cuando le dijiste que habías malinterpretado las señas?

—Creo que si, — digo. —pero no creo que lo haga por mucho más tiempo.


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8 — ¡Llego tarde!— alguien grita, rasgando entre la multitud. Levanto la vista para ver a Mackenzie, vestida con su uniforme de trabajo.

— ¡Se suponía que debía trabajar en este torneo y llego tarde!— su cara esta toda enrojecida, y sus altos tacones están resbalándose y deslizándose en la alfombra de felpa. —Tuve una larga noche, — explica, y luego me guiña el ojo. Puedo imaginarme que significa eso.

—Hola, — dice, estirando su mano hacia Max. — ¿Como estás Max?

—Estoy bien, — dice él.

Luego Mackenzie se gira hacia Robyn. —Y tú, — dice, estrechando sus ojos, —debes ser la hermana.

—Si, — dice Robyn. — ¿Cómo lo supiste?

—Tuve un presentimiento, — dice Mackenzie. Ella y Robyn se miran la una a la otra por un segundo, y se lo que están pensando. Robyn se está preguntando como Mackenzie pudo haber trabajado conmigo todo este tiempo y haberme dejado caer en tan peligrosa situación, Mackenzie se está preguntando por qué Robyn se hace tanto problema sobre mí por algo tan tonto como apostar.

Pero no tengo tiempo para quedar atrapada en ningún drama.

—Chicos, — siseo. — ¿Qué debo hacer?

—Relájate, — dice Max, alcanzándome y apretando mi mano. —Vas a estar bien. — Y luego… Él. No. Saca. Su. Mano. Max Heller está sosteniendo mi mano. En frente de todos aquí, en frente de cientos de personas, está sosteniendo mi mano como si no fuera gran cosa. Y luego hay un golpecito en mi hombro.

Me giro. Cole.


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9 — ¡Oh, hola!— Mackenzie dice brillantemente. Suelto la mano de Max como si estuviera envenenada o algo así.

—Necesito hablar contigo, — dice Cole, ignorándola.

—Seguro, — digo confiadamente. Lo sigo hasta un costado del casino.

— ¿Que diablos está pasando?

Wow. Está realmente enojado, nunca lo había visto así de enojado. —Wow, — digo. —Nunca te vi así de enojado.

—Si, bueno, quizás sea porque nunca hiciste nada así de estúpido. — Y luego veo que algo cambia en su cara. Es como, si fuera de lo que está sintiendo realmente, (ira y como si quisiera retorcer mi cuello) a algún modo en el que se da cuenta de que ese no es el camino para conseguir lo que quiere de mí. —Perdón, — dice, alcanzándome y subiendo su mano por mi brazo. Me estremezco y no de una buena forma. Luego su cara vuelve a cambiar. —Mira, — dice, — ¿Qué estás haciendo?

Tomo una respiración profunda y armo mi respuesta.

—Jugar al póker, — digo.

—Michelle dijo que no estabas escuchando sus señales, — dice él. Está sonriendo, pero sus ojos son fríos.

—No puedes escuchar las señas, — digo. —No son auditivas. — Wow. Ni siquiera sabía que supiera esa palabra. No auditivas, suena a algo que diría una persona muy inteligente, alguien a quien tener en cuenta.

—Sabes lo que quiero decir, — dice, continua subiendo y bajando su mano por mi brazo, así que me acerco a él.

—No realmente, — digo. —Solo me confundí. — Le doy una mirada suplicante. —Había tantas cosas para recordar, y no pude ir a las últimas reuniones. — Hago un puchero con mis labios y trato de parecer como si lo


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0 hubiera extrañado estas últimas semanas.

Por un segundo, me mira con escepticismo, y estoy segura que va a decirme que sabe que no soy estúpida. Pero luego su cara se suaviza. —Ooh... así que es por eso. — Rompe en una sonrisa arrogante y se apoya en la pared.

Frunzo el ceño. — ¿Que qué es por eso?

—Estás celosa.

— ¿Celosa? ¿De qué?

—De Michelle, — dice Cole. —Mira, no hay nada entre ella y yo.

Oh mi Dios. ¡No puedo creerlo! Él cree que yo no estaba prestándole atención a las señas de Michelle porque estaba tratando de vengarme de ella por coquetear o algo igual de ridículo. Estoy tan en shock, que por un segundo no puedo hablar, y Cole toma mi silencio de “Estás tan loco que no sé como responder” como una afirmación a su estúpida teoría.

— ¿Te contó Logan que nos acostamos?

— ¿Quienes se acostaron?— esto se está tornando confuso.

—Michelle y yo, — dice Cole. —Nos acostamos, pero fue hace mucho.

Oh mi Dios. No es que sea una sorpresa. Quiero decir, desde el principio, era obvio que los dos tenían algún tipo de historia, y en realidad, es probable que tengan una en el presente, también.

Mi sangre empieza a hervir y quiero hacer algo malo. Como darle una cachetada o algo así. O tirarle una bebida en la cara, como hacen en las películas. Pero todo lo que hago es decir, —Bueno, hubiera sido amable de su parte que me lo hubieran dicho, no quería escucharlo de Logan.

—No te enojes, Shannon Card. — Me da su sonrisa de “Tú sabes que me amas”, y esta vez no me encanta, pero finjo que lo hace.


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1 —No estoy enojada, — digo, sonriendo. —No estoy enojada para nada.

—Bien, — dice, visiblemente relajado. —Así que volvemos a la misma página.

—Si, — digo. —Totalmente. Realmente lo siento, haber dejado que mi problema personal con Michelle interfiriera con mi juego. — Él estira sus brazos y le doy un abrazo, y luego volvemos a las mesas.

♥ ♠ ♣ ♦

— ¿Él cree que puede jugar contigo? — Pregunta Mackenzie. — ¿Él cree que puede METERSE CON ESTO?

Mackenzie, Robyn, y yo estamos en el baño durante el siguiente descanso del torneo, y yo acabo de contarles lo que pasó. Max esta esperando afuera, porque, hola, él no puede entrar al baño de damas y yo realmente tenía que haces pis. Mackenzie sigue trayéndome Cocas dietéticas, y se rehúsa a tomar propina. (“Pero no le llevaré a esa chica ninguna bebida, ni tampoco a Cole, ese asqueroso imbécil.”)

— ¿Que quieres decir? — Le pregunto, frunciendo el ceño.

—Quiero decir, — dice, —que él cree que puede meterse contigo de esa forma, que sólo puede decir “Oh, tú estás celosa de una puta, y no te preocupes, nada sucede entre nosotros.”

—Oh, — digo. —Entonces sí, lo hace. Cree que puede meterse con esto, creo. — Por “esto”, estoy asumiendo que ella se refiere a mí, o a nosotras. Lo que es algo bueno, aunque no se realmente por qué ella parece tan sorprendida, ya que un chico que está tratando de arreglar un gran torneo de póker probablemente no se preocupe de decir una pequeña mentira sobre con quien se acuesta.


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2 —Bueno, está a punto de tener un duro despertar. — Dice Robyn. Me da una palmadita en la espalda, pero no parece estar muy segura. Mackenzie, sin embargo, está totalmente enfurecida, y asiente, luego se acerca y hace chocar los cinco con Robyn. Después de un duro comienzo, aparentemente Robyn y Mackenzie se han unido por el poder femenino, y me gusta pensar que también por su amor hacia mí.

—Sólo sigue haciendo lo que estas haciendo, — dice Robyn, frotando mi espalda. —Lo estás haciendo muy bien.

—Eso es porque realmente no he tenido que hacer nada todavía. — Digo. Lo que es verdad. Ha habido mucha espera y no he estado en la mesa de Cole todavía, pero eso va a cambiar pronto, ya que el número de mesas se está achicando porque la gente está siendo eliminada.

—Hey, chicas, — grita Max desde afuera. —Empiezan en dos minutos.

—Genial, — digo—. Simplemente genial. — Me lavo las manos rápidamente en el lavabo. —Cuéntenle por mi, ¿si?

—Por supuesto— dice Robyn.

♥ ♠ ♣ ♦

Cuarenta y cinco minutos más tarde es cuando todo realmente comienza a calentarse. Solo quedan quince personas en el torneo, y finalmente, me ponen en una mesa con Cole. Michelle ha sido eliminada del torneo, y asumo que le ha dejado caer sus fichas a Cole, junto con unas cuantas personas, ya que él es el jugador con mas fichas. Logan sigue en el torneo, y hay otro universitario que está usando las mismas señas que nosotros. Asumo que es parte de esto, pero era alguien con quien no teníamos permitido contactarnos, sólo en caso de que nos descubran.

La primera mano en mi nueva mesa, me toca una mano buena para empezar—as, jota—y en el flop sale jota, ocho, ocho. Cole apuesta, y todos


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3 excepto él, yo, y otra persona se retiran. Basado en lo que hemos hablado, se supone que ahora es cuando tengo que apostar, luego Cole pasa falsamente, y yo apuesto. El punto es aparentar que ambos tenemos muy buenas manos así el otro jugador se asusta, y al final Cole acaba con las fichas de ambos. Pero no es lo que hago. En su lugar, después de su turno, yo paso.

El tipo al final de la mesa se lanza con una gran apuesta. Cole duda. Finalmente, la iguala. Yo me retiro. Y cuando la ultima carta sale, la escalera de Cole pierde contra el full del otro tipo.

El repartidor empuja la gran pila de fichas al final de la mesa, y le doy una mirada a Cole como diciendo “¿Que estás haciendo?”. Como que tal vez es su culpa y que es él el que está jugando mal, no yo. Pero esta vez me doy cuenta que no se lo cree.

♥ ♠ ♣ ♦

En el siguiente descanso, no tengo la posibilidad de llegar hasta Robyn y Max antes de que Cole me agarre del brazo y me empuje fuera del salón.

— ¿Que mierda estás haciendo? — dice.

— ¿Qué quieres decir? — le pregunto. Trato de jugar a la tonta otra vez y gracias a Dios que no hay cámaras por todo el casino. Mi corazón está latiendo muy rápido, y estoy asustada. Por el rabillo de mi ojo, veo a Max levantarse de su silla desde el otro lado del salón y cruzarlo a grandes zancadas. Trato de avisarle de que se calme, de que yo puedo manejarlo. Pero Max no me escucha. Um, eso o él no parece entender lo que estoy tratando de decirlo.

—Lo que dije, — dice con enojado. —Lo estas haciendo a propósito.

—No, — digo. —Me confundí. Creo que las señales son…


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4 —Eso es ridículo, — dice él. —No te confundiste, estás siendo estúpida, y lo estás haciendo a propósito, y quiero que me digas QUE. DEMONIOS. ESTA. PASANDO.

—Hey, — dice Max desde detrás de nosotros, agarra a Cole de la manga de su chaqueta de cuero y lo da vuelta. —No le hables así.

—Oh, ¿y quien eres tú? — pregunta Cole. — ¿El chico nuevo? Que lindo. No pierdas tu tiempo, si sabes a lo que me refiero. — Jadeo. ¡Él fue el que no quiso pasar de la tercera base! Mackenzie dijo incluso que creía que era gay! Max jadea también, y luego agarra a Cole del cuello.

—Dije, — repite Max, —que no le hables así.

—Le voy a hablar, — dice Cole, —como me de la gana— sus oscuros ojos están brillando ahora.

—No, — dice Max. —No lo harás. — Se están mirando el uno al otro, y por un segundo, creo que Max va a golpear a Cole. Pero luego un guardia de seguridad del casino viene y dice, — ¡Hey! ¿Hay algún problema?

Ninguno de los dos se mueve y es muy aterrador, porque creo que quizás va a haber un gran lío aquí, pero luego Cole se relaja y gira hacia el guardia. —No— dice. —No hay ningún problema. — Él se aleja hasta que Max lo deja ir. El guardia les echa una mirada más y se va. Cole vuelve a poner su sonrisa arrogante, pero puedo decir que está nervioso, y vi la mirada de pánico que cruzó por su cara. Wow. Cole tiene miedo de ser atrapado. Todo el tiempo, pensé que era completamente ese chico aterrador, con el grupo detrás de él o algo así. Pero él es en realidad… patético.

Luego Cole hace justo lo que temí que hiciera.

Él mira a Max y luego a mí.


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5 Y dice, —adelante, trata de ganar. No importa de todas formas, porque les diré que eres menor de edad.

—Si, — digo —si les dices que soy menor de edad, les diré lo que estás haciendo.

Por un segundo, parece inseguro, y pienso que puedo haberlo asustado para que me deje ir. Pero luego su sonrisa vuelve, y me mira directo a los ojos y dice:

—Quieres decir lo que estamos haciendo— y pasa empujándonos, de vuelta al salón de juego.

—Shannon, — dice Max. — ¿Estás bien?

—Si, — digo. —Estoy bien. — Pero siento mis rodillas débiles e inestables, y todo lo que quiero hacer es irme a casa. En serio, volver a ese salón parece una tarea insuperable. Por que la cosa es que, Cole tiene razón.

Nosotros estamos haciendo esto. Sé lo que ellos están haciendo, y estoy fingiendo estar de acuerdo para salvar mi trasero, cuando en realidad no lo estoy haciendo. Pero no importa que técnicamente no haya hecho trampa. Conozco el plan, se supone que soy parte del plan. Si los delatara, yo también estaría en problemas. Hay horas y más horas de mí y de Cole juntos en las cintas de seguridad del casino, no sólo de hoy, sino de varias semanas atrás. Sería mi palabra contra la de ellos. Fui ingenua acerca de todo esto, pensé que podía salir impune, pero honestamente, no va a funcionar así.

—Shannon…

No llego a escuchar lo que Max va a decirme porque el torneo está por continuar, y tengo que ocupar mi lugar en la mesa. Y Cole esta allí, y él esta mirándome todo zalamero, como si pensara que va a ser capaz de lograr una victoria sobre mí. En ese segundo, como que lo odio. Tomo una profunda respiración y trato de calmar mis pensamientos. Y luego veo claro lo que tengo que hacer.


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6 Entregarme, así puedo entregarlos a ellos.

De otro modo voy a tener que seguir con su plan, y todavía podría ser atrapada. Si no lo hago, ¿quien sabe que me harán? He tomado diez mil dólares de ellos y no creo que se lo vayan a tomar tan a la ligera.

Así que eso es todo. Se terminó. Todo. Wellesley va a desaparecer. Mis padres van a enojarse de nuevo. Y, ¿quien sabe que otras cosas horribles pasen?

Es como un alivio, la verdad, de saber que toda esta cosa va a acabar. Pero primero voy a ganarles a estos idiotas. Me deslizo en mi asiento y me preparo para jugar.

♥ ♠ ♣ ♦

Después de eso, estoy como en piloto automático. Juego y ejecuto los porcentajes en mi cabeza y hago las jugadas que se supone debo hacer. Y comienzo a eliminar uno a uno a los jugadores de Aces Up. En realidad, eso no es del todo cierto. Recibo casi todas las fichas de Logan en una mano grande en la que seguramente él no debería haber jugado y luego Joe da el resto de sus fichas a Cole.

Jugamos por horas. Son casi las dos de la mañana, y estoy empezando a pensar que no se va a acabar nunca. Robyn, Max, y Mackenzie se han quedado conmigo todo el tiempo. Robyn llama a nuestros padres y les dice que nos vamos a quedar a pasar la noche en la casa de su amiga Nicole. Mackenzie sigue trayéndome bebidas, y Max sigue viniendo a mi mesa y me frota la espalda (!!!)

Finalmente, solo quedan cuatro personas. Yo, Cole, y otros dos chicos que definitivamente no son de Aces Up. Son viejos, y no los he agarrado usando las señas que acordamos nosotros.


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7 Me reparten un tres y un siete, pero tengo la Ciega Grande, y nadie aumenta, así que puedo ver el flop gratis.

En el flop salen tres, jota, jota, dándome dos pares. Cole pasa, yo apuesto, y los otros dos se retiran. Cole me mira directo a los ojos mientras iguala mi apuesta. Cielos, que imbécil. En serio, está a un paso de amenazarme o de abuchearme o algo así. Extraño.

La siguiente carta girada, es un rey. Cole sube la apuesta, y tengo que pensar sobre ello. La jugada más inteligente sería retirarme. Tengo dos pares, pero definitivamente hay una oportunidad de que Cole tenga una jota en su mano, dándole un trío, o podría tener un rey y una jota, lo que le daría un full. Para empeorar las cosas, hay tres cartas de corazones en la mesa, lo que significa que Cole podría tener color. Y aunque él tuviera una sola carta de corazones en su mano, hay una posibilidad de que otro corazón salga en la última carta, permitiéndole hacer color.

Todo a nuestro alrededor, el casino está silencioso mientras reviso las opciones en mi cabeza. Hay tantas posibilidades diferentes y variables en esta mano en particular que se hace muy difícil.

Tomo una respiración profunda y me preparo a retirarme. Creo que lo más sensato es salirme de la mano. Sólo tengo que esperar a que haya mejores lugares y tiempos para eliminar a Cole. Sólo tengo que ser un poco más paciente. Tomo otra respiración profunda y me preparo para irme al mazo. Pero luego veo los ojos de Max al otro lado del casino, y me doy cuenta que a veces no todo tiene que tener sentido. Miro a Cole luego, realmente estudiando su cara, y trato de ver si puedo captar algo. Algo me dice que no tiene nada. Así que igualo su apuesta. En la última carta sale el cinco de pica, lo que quiere decir que si Cole tiene un rey, una jota, un cinco, estoy definitivamente jodida.

Él apuesta, una pequeña apuesta para trata de hacerme caer. O al menos, eso es lo que quiere que piense. Pero en realidad esta fanfarroneando, así que subo la apuesta.


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8 —Me juego todo, — dice Cole, mirando directo a mi. Y por un segundo, vacilo. ¿Y si realmente tiene algo? Pero luego dice, —Que vas a hacer, Shannon Card? — y cuando escucho el tono arrogante en su voz, todo se aclara. Cole ha sido puras palabras todo el tiempo. Sobre todo. ¿Porque habría de cambiar ahora?

—Lo igualo, — digo. Y antes de poder detenerme, empujo todas mis fichas al medio de la mesa.

♥ ♠ ♣ ♦ Se siente como una de esas películas donde todos están esperando la gran revelación y todo sucede en cámara lenta. Doy vuelta mis cartas, mostrándole a Cole que tengo dos pares.

Cole da vuelta las suyas. El as de diamante y la reina de trébol. Cole no tiene nada. Todo se detiene por un momento, y Cole esta sólo sentado allí, mirando a la mesa como si no pudiera creerlo.

Max, Mackenzie y Robyn vienen y están gritando y saltando, y Robyn esta abrazándome, como si yo fuera una estrella de rock o algo así. Y cuando me doy vuelta Cole se ha ido.

Y luego Max me sostiene cerca de él, y por un segundo, me puedo olvidar de que nada de esto importa porque estoy a punto de meterme en un buen, buen lío. Pero luego la realidad de la situación golpea de nuevo. Cuando Max me susurra,

— ¿Quieres que vaya contigo?— dice en mi oído, sacudo mi cabeza. Me alejo y lo miro. — ¿Como lo supiste? — pregunto.

El se encoje de hombros. —Sólo lo supe. — Y luego sonríe, y yo le devuelvo la sonrisa.


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9 ♥ ♠ ♣ ♦

Pierdo a propósito en las siguientes manos. Trato de distribuir mis fichas entre los dos chicos que quedan, y en la mayor parte, funciona. Claro, todos están confundidos sobre que está sucediendo, y la repartidora parece estar pensando que estoy bajo efectos de crack o algo así.

Una vez que soy eliminada, me levanto tranquilamente de mi silla y camino hacia la mesa de recepción. Y luego le digo al supervisor de las mesas.

—Discúlpeme, ¿Señor? Me gustaría entregarme.

♥ ♠ ♣ ♦

Me llevan a un cuarto en la parte de atrás y me hacen esperar mientras llaman a Adrienne, la jefa de los supervisores de mesas, y la cabeza de las operaciones. Toman mi teléfono móvil, creo que para que no pueda llamar a nadie y para que no pueda armar una historia. Me dan una pequeña botella de agua, la que vacío en un minuto, y luego sólo me quedo sentada en el cuarto, en una silla muy incómoda, tratando de evitar que mi corazón se salga de mi pecho.

Estoy tan asustada. No tengo idea de lo que me van a hacer. Definitivamente voy a estar en problemas con mi familia, y a estas alturas, Wellesley ya no importa, porque estoy segura de que no aceptan delincuentes.

Finalmente, después de lo que parece una eternidad aunque seguramente solo fueron quince minutos, la puerta del cuarto cruje al abrirse, y dos aterradores hombres siguen a Adrienne dentro del cuarto.

— ¿Shannon Card? — pregunta uno de lo aterradores hombres.

—Si, — digo, parándome y estirando mi mano. Porque, oh, ¿porque estoy usando una sudadera y jeans? Definitivamente no es el atuendo apropiado


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0 cuando estás tratando de convencer a alguien de que no te arreste. Él estrecha mi mano, e incluso su mano se siente aterradora.

—Rich Benton, — dice. —Director de operaciones del casino.

—Shannon Card, — digo. Estoy a punto de agregar —mesera— pero me arrepiento, ya no trabajo más aquí.

—Siéntate, — dice el Sr. Benton, y me siento. Lo mismo hace Adrienne, pero mientras ella se sienta, me echa una mirada mortífera.

—Este es Clyde Marris, — dice el Sr. Benton, —el jefe con el que hablaste recién.

Le doy media sonrisa, pero Clyde no me devuelve la sonrisa.

— ¿Es verdad lo que le has contado? — pregunta el Sr. Benton. — ¿Que entraste al Campeonato Nacional de póker y que estuviste participando en una confabulación y otras actividades que son consideradas ilegales?

—Si. — Susurro. —Pero yo no estaba realmente… quiero decir, técnicamente no hice nada, pero era parte del plan, si.

—Y entiendes, Shannon, que lo que hiciste fue ilegal, y que si quisiéramos, ¿podríamos procesarte con todo el rigor de la ley?

—Si, — susurro otra vez. Visiones de mi misma en un traje naranja de prisioneros bailan en mi mente. En realidad, probablemente termine en una correccional juvenil. A no ser que me procesen como un adulto. Empiezo a sentir nauseas y trato de tomar otro trago de mi agua cuando me doy cuenta de que esta vacía.

—Bien, — dice el Sr. Benton. —Ahora tenemos que discutir las consecuencias de que seas menor de edad. Uno de los participantes del torneo, un hombre llamado Cole Porter, te acusa de tener solo diecisiete. — ¡Así que me delató! Se molestó porque le gané, y por eso me entregó,


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1 creyendo que yo nunca los delataría, porque me metería en problemas, también. No es que me sorprenda, pero igual.

—Si, — digo. —Es verdad, también.

El comienza a hablar otra vez, pero mi cabeza da tantas vueltas que no sé qué es exactamente lo que está diciendo, pero estoy segura de que las consecuencias a discutir son muchas, y la siguiente cosa que sé es que todo el cuarto se está volviendo un poco inestable. —Creo, — digo despacio, —que necesito un poco más de agua.

Debo lucir como si estuviera por vomitar, porque los ojos de Adrienne se abren de par en par y dice, — ¡Tráiganle un poco de agua, necesita agua! — y luego Clyde corre fuera y vuelve un minuto mas tarde con una botella de agua. Tomo unos sorbos y empiezo a sentirme mejor.

—Ahora, — dice el Sr. Benton. — ¿Estás bien?

—Si, — digo. —Me siento mejor.

—Podríamos, — dice, —pasar por alto el asuntito de tu edad y llegar a un acuerdo. Si nos dices más sobre la trampa que estaba sucediendo aquí en el Collosio.

— ¿La trampa?

—Si, — dice el Sr. Benton. Se inclina sobre su escritorio. —No nos gustan los tramposos aquí.

—Claro que no, — digo. — ¿A quien le gustan los tramposos?

—Así que ¿estás dispuesta a hacerlo?— dice él.

Lo miro. —Me está diciendo que si entrego a la gente que estaba haciendo trampa, y les digo como lo estaban haciendo, y cual era su plan, ¿podríamos llegar a un arreglo?


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2 —Si, — dice el Sr. Benton. Se reclina en su silla, deja caer sus manos en frente de él, y espera que yo hable.

—Um, ¿puedo tenerlo por escrito? — pregunto.

♥ ♠ ♣ ♦

En mi camino fuera de la oficina, veo a uno de los guardias de seguridad empujando a Cole. Cole me da una sucia mirada mientras paso, pero yo sigo caminando. No puedo creer que me haya enrollado cada noche con este chico. Eww.

Cuando llego al lobby cerca del área del torneo, Robyn, Mackenzie y Max me están esperando.

—Oh Dios mío, — grita Mackenzie, y corre hacia mí. Ella me toma en un gran abrazo, casi golpeándome hacia atrás. —Max nos contó lo que pasó. ¡Estábamos tan preocupados!

—Lo sé, — digo. De repente, estoy exhausta, no se si es por falta de sueño, o estrés, o ambas, pero todo lo que quiero hacer es recostarme y cerrar mis ojos.

— ¿Que está pasando? — pregunta Robyn. — ¡Vimos a Cole ser arrestado por la policía!

—No era la policía, — digo. —Era la seguridad del casino, y lo estaban llevando para interrogarlo.

Los ojos de Robyn se abren de par en par. — ¿Interrogarlo?

—Si, — digo. —Pero esta metido en muchos problemas, y probablemente vaya a ser arrestado.


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3 — ¡Oh Dios mío! — grita Mackenzie.

— ¿Estás tu metida en muchos problemas? — pregunta Robyn, mordiéndose el labio.

—Algo así, — digo. —Quiero decir, dijeron que probablemente pudieran concederme algún tipo de arreglo si les cuento todo lo que sé. Pero voy a necesitar un abogado, y definitivamente necesito contarle a mamá y a papá.

Robyn asiente. —Lo haré contigo, — dice ella.

—Gracias, — digo. —Pero realmente pienso que necesito hacer esto sola.

—No puedo creer que te estuvieras enrollando con ese tipo, — dice

Mackenzie. —Es un completo y total maldito bastardo.

— ¿Maldito bastardo? — y no puedo evitarlo. Me echo a reír.

Lo mismo hacen todos los demás.

♥ ♠ ♣ ♦ Robyn se va a casa en su coche, y luego Mackenzie se va en su coche después de que le prometo llamarla mas tarde para contarle como me fue con mis padres.

Así que, sólo quedamos Max y yo, y no estoy lista para ir a casa todavía, porque es muy… no lo sé. Siento que necesito un poco mas de tiempo antes de ir a casa a enfrentar a mis padres y tratar con todo lo que ello significa. Son la cuatro de la mañana, y se que cuando Robyn llegue a casa sin mi, ellos van a volverse locos. Así que Max me lleva a un Wendy’s que está abierto las veinticuatro horas y ordenamos Frostys de chocolate y papas fritas y nos sentamos en el estacionamiento a comer.

— ¿Que día de locos no? — dice él.


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4 — Si, — digo. Tomo una papa y me la meto en la boca. Estoy sorprendida de que pueda comer, pero de alguna manera durante el torneo estaba muy ansiosa para tener hambre, ahora de repente estoy muy hambrienta y resistiendo la tentación de meter sólo papas en mi boca.

—Lo hiciste muy bien, — dice. Se acerca, agarra mi mano, y dibuja pequeños círculos con su pulgar.

— ¿Lo hice?— digo. — Si.

— Pero no tengo el dinero para Wellesley, — digo. —Y no tengo trabajo.

—Lo resolverás, — dice simplemente.

— ¿Como lo sabes? — digo. Me mira y dice — Porque lo sé.

—No lo sé, — digo. —Estoy…— me doy vuelta y miro fuera por la ventana del automóvil, pensando sobre todo lo que ha pasado el último par de meses. ¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Cómo pude perderme tanto que acabe atrapada en cosas tan malas? ¿Qué van a pensar mis padres cuando les diga que les he mentido de nuevo? ¿Soy realmente tan mala juzgando a las personas? Y si es así, ¿cómo puedo saber que todo va a estar bien?

—Hey — dice Max, y se acerca y tira de mi barbilla hacia él. Como si estuviera leyendo mi mente, dice, —Déjame que te lo pruebe— y luego me besa, y él sabe a chocolate y papas fritas, y todo lo bueno, y sólo por un segundo, tiene razón. Me olvido de todo lo demás y finjo que todo esta bien.


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5 DE LA SOLICITUD DE TRASPASO PARA LA UNIVERSIDAD DE WELLESLEY, PÁGINA 4: Por favor explique cualquier circunstancia que pueda ayudarnos a tomar una decisión sobre el traspaso. Por favor incluya cualquier información que piense sea aplicable al proceso de admisión.

El año pasado, mi temprano estado de admisión a Wellesley fue revocado cuando me pusieron en libertad condicional debido a apuestas ilegales en el Casino Collosio de Connecticut. Adicionalmente, mi último año de secundaria mis notas cayeron sustancialmente, y estas dos cosas me hicieron inadecuada para Wellesley.

Tomé algunas horribles decisiones durante ese tiempo y me alejé de muchas de las personas cercanas a mí. Sin embargo, estoy feliz de decir que la relación con mi familia y mis amigos está ahora mejor que nunca. Mis padres, quienes siempre me apoyaron, están impresionados con la manera en que cambié las cosas y la actitud positiva que he demostrado en la Universidad del Estado Central de Connecticut.

Mi hermana y yo nunca hemos sido más cercanas, y puedo decir honestamente que es mi mejor amiga.

Mi amiga Mackenzie estuvo conmigo en los momentos difíciles, ella y su novio Filipe han sido responsables de mantener mi espíritu en alto este año que pasó cuando estaba desilusionada por no ser capaz de asistir a Wellesley.

Mi novio, Max, ha sido asombroso, y sólo estar con él me inspira a ser una mejor persona.

Además, los amigos con lo que confabulé en el casino han sido eliminados de mi vida completamente, y su líder, Cole Porter, está a la espera de un juicio.

En este año, he hecho lo mejor que pude para aprender del ejemplo de determinación e integridad de mis padres (mi padre, quien fue despedido el año pasado, recientemente obtuvo un trabajo en una pequeña compañía,


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6 por menos dinero, pero tiene esperanza de que se vaya abriendo camino a medida que la economía se fortalezca, y mi madre ha vuelto recientemente a trabajar a tiempo completo después de un largo mes de buscar trabajo, así que mi hermana y yo podemos asistir a la escuela de nuestra elección), y me he dado cuenta de que no hay atajos cuando se trata de lograr las cosas que uno quiere.

Y mientras estoy ciertamente disfrutando mi experiencia aquí en la Estado Central de Connecticut, estoy segura de que Wellesley es el lugar para mí, para crecer realmente y expandir lo mejor de mis habilidades académicas. Estoy muy familiarizada con Massachusetts (mi novio está asistiendo a la Universidad de Boston) y con Wellesley en particular (mi amiga Parvati es una de sus estudiantes y me manda frecuentemente mails con las actualizaciones llenas de detalles sobre que gran universidad es esta).

Como pueden ver, las notas de mi secundaria son impecables (excepto por el desliz de esos meses durante mi ultimo año), y he mantenido un promedio de 4.0 aquí en Central. Lo he hecho mientras mantenía un trabajo de medio tiempo para ayudar a mis padres a pagar mi matrícula.

A demás, mi libertad condicional acabó el año pasado cuando cumplí los dieciocho, y he tenido un expediente limpio desde entonces.

Estoy disponible para una entrevista a su conveniencia y espero con mucho interés una pronta respuesta.

Sinceramente,

Shannon Card


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Traductora a cargo ♥ Annae

Traductoras ♠ veritooo ♣ Flor_18 ♦ sandriux_19 ♠*S*O*F*I* ♣ gaby828 ♦ Nerii Belikov ♠ sol_tb

Diseño

♥ Pamee

Correctoras ♠ Danny_DD ♣ Maja ♦ maweyumi ♠ Mely ♣ anvi15 ♦ Gяaςэ ♠ Sofi.r.o ♣ Helectra ♦ Rox!e ♠ lovevampires ♣ roxi1219

Revisión final

♥ Annae ♥ Pamee



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Sigue esta y otras traducciones en Foro Dark Guardians

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