lauburu!
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13 Piezas escritas por A.D.García Orellana y Javier BergerTRANSCRIPT
LAUBURU!Desfile de terror para clowns
de
Javier Berger
Antonio D. Orellana
1
0.
Pongámonos narices negras,
metamos dedos en las llagas
abiertas del pueblo,
ciegos y sin sonrisas.
Hombres y mujeres
salpicados por el terror y la miseria
de este siglo.
Visiones miradas con lupas
gigantescas
frente a la VERDAD mayúscula
que no existe,
que vuela bajo,
que genera muertos
con muecas de un país confuso,
una multitud con alma de infantes,
una ventolera terrorífica
para payasos atrevidos.
Prismas,
aristas de una misma geografía.
Escenas mágicas para la historia
que nos cuentan cada día las crónicas,
que serían cómicas si no fueran trágicas.
2
ERRORES, HORRORES:
1. MAL HUMOR
2. PETANCA
3. CLÁSICOS DE CINE
4. NUESTRAS PRIMAVERAS
5. DULCE INFANCIA
6. EL INTERVENTOR
7. BROTE DE VENGANZA
8. OLENTZERO
9. PLANETAS
10. BOCATA- BOMBA
11. LA VOZ DEL CONCEJAL
12. ESPIRAL DE VENGANZA
13. PÁJAROS
DEDICATORIAS
A todos los partidos políticos.
A los dogmáticos.
Al poderoso caballero Don.
Y a mi perro, que muerde.
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GLOSARIO DE USO
Ikurriña: Bandera del País Vasco.
Kalimotxo: Combinado compuesto por Tinto y bebida de Cola.
Lauburu: Literalmente, cuatro (lau) cabezas (burua). Símbolo vasco.
Maketo: Extranjero.
Olentzero: Personaje popular navideño, que al igual que Papa Nöel,
trae regalos a los niños.
Txalaparta: Instrumento de percusión.
Txalapartari: Músico que toca la txalaparta.
Txirimiri: Lluvia menuda.
Xixa: Seta autóctona vasca.
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1. MAL HUMOR
Chistes
que no son
gracias,
vidas
que no son
chistes.
Bilbao, 2002. Bar. Semana grande de Bilbao. Dos amigos en
una barra de acero frente a sendos katxis de kalimotxo. De fondo
Rock radical.
AMIGO 1: ¿Sabes qué es un guardia civil en una noche oscura, en una
calle desierta de Hernani, bajo una farola?
AMIGO 2: Un blanco perfecto. ¿Qué es un etarra que le explota una
bomba en las manos?
AMIGO 1: Un buen comienzo. ¿Sabéis cuál es el río más largo de
España?
AMIGO 2: Ha dicho España, ha dicho España....
AMIGO 1: El Guardiacivil . Porque nace en Andalucía y muere en el
País Vasco.
AMIGO 2: ¿Sabes ese del terrorista que va por un bosque con un
secuestrado a la hora de las brujas y éste dice: “Qué bosque más
oscuro, y frío, y perdido, y lúgubre y...
AMIGO 1: Calla, le corta el encapuchado, que luego tengo que volver
solo.
AMIGO 2: ¿Qué hizo Ortega Lara cuando lo liberaron?
AMIGO 1: Ampliar el armario empotrado.
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AMIGO 2: ¿Sabes por qué hay abertzales y por qué ratas? Porque las
ratas escogieron primero.
AMIGO 1: ¿Sabes qué es todo esto?
AMIGO 2: Mal humor.
AMIGO 1: Chistes malos.
AMIGO 2: Mala baba.
AMIGO 1: Malas ideas
AMIGO 2: Se te calienta el kalimotxo.
AMIGO 1: ¡Salud!
AMIGO 2: Osasun!
AMIGOS: Osasun kontrako!
Brindan y beben. Entra el dueño del bar con dos mandos a
distancia. Acciona uno y apaga la música. Pulsa en el otro y enciende
un televisor. Silencio.
TELEVISIÓN: Dos presuntos etarras mueren por sus propias bombas al
estallar la dinamita que llevaban en una mochila cuando circulaban
por el barrio bilbaíno de Basurto. Los cuerpos, debido a la explosión,
permanecen sin identificar. Más información en próximos boletines
informativos.
La gente permanece en silencio. Beben, apuran la copa. Quizá
el tiempo que dure un cigarrillo.
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2. P E T A N C A
Como en un juego de naipes.
¡No, de petanca!
¡No, de ajedrez!
¡No, de parchís!
No, un juego de vivos,
sin conciencia.
Y muertos a conciencia.
San Sebastián, 2005. Campo de petanca, en un mástil ondea
suavemente una ikurriña. Dos hombres de unos sesenta años juegan.
Se oye una voz procedente de una radio mal sintonizada.
POLÍTICO 1: Ni a ti ni a mí.
POLÍTICO 2: ¿Cuánto tiempo ha sido?
POLÍTICO 1: No nos ha ido mal del todo.
POLÍTICO 2: Menuda faena si ahora se arreglara todo.
POLÍTICO 1: Eso es imposible.
POLÍTICO 2: Van de farol.
El político 1 lanza una bola con poco estilo.
POLÍTICO 1: Se me da fatal este juego.
POLÍTICO 2: Espera a llegar a viejo.
POLÍTICO 1: Eso es lo que deseo.
POLÍTICO 2: Con un buen plan de pensiones. Un pellizco aquí, otro de
allí.
POLÍTICO 1: Y un poco de suerte para evitar las listas.
POLÍTICO 2: Gajes del oficio.
POLÍTICO 1: Un arancel que hay que pagar para que sigan sembrando
el pánico.
POLÍTICO 2: Pero ahora salen con esas, con que lo van a arreglar.
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POLÍTICO 1: Sí, en dos patadas. ¡Como si fuera fácil!
POLÍTICO 2: Además, que no les vamos a dejar, hostias.
POLÍTICO 1: Ni a ti, ni a mí nos conviene.
POLÍTICO 2: Correcto, ni a vosotros, ni a nosotros.
POLÍTICO 1: Con lo bonito que me salen los discursos hablando de la
unidad del país.
POLÍTICO 2: Y a mí sobre maketos y hordas invasoras. Rentan mis
buenos votos.
El viento del Cantábrico sopla. Sube el volumen de la radio.
RADIO: Quizá son dictados todos los discursos por una misma
persona. ¿Se dicta la paz?
POLÍTICO 1: No te reconozco.
POLÍTICO 2: Yo no he dicho eso.
POLÍTICO 1: Ahora no me vendrás con mala conciencia. Olvidas que la
única forma de hacer política deja al margen a Pepito Grillo. Un buen
puñado tenemos en nuestro lado, pocos en el vuestro.
POLÍTICO 2: Sabes que nosotros, no...
POLÍTICO 1: Lo sé. Pero si consiguen lo que proponen, se acabó para
los dos el juego.
POLÍTICO 2: ¡Van de farol! No puede ser, no sin nosotros.
POLÍTICO 1: ¡Os apuntareis el tanto!
POLÍTICO 2: No, hombre. A nosotros no nos ayuda. Nos echan,
dejamos de contar, un punto aparte, se acabó hacerse la víctima,
jugar a dos bandas. Y vosotros no rentaréis votos por...
RADIO: En este punto, alguien se olvida de los muertos.
POLÍTICO 1: ¡Quieres dejarlo ya!
POLÍTICO 2: No he dicho nada.
POLÍTICO 1: He perdido muchos compañeros.
POLÍTICO 2: Terminemos la partida, no te preocupes. Siempre hubo
conversaciones, van de farol.
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El Político 2 lanza una bola, se detiene a medio camino. El
viento irrumpe y se lleva la pelota pequeña del juego.
RADIO: ¿Y el futuro? ¿De quién depende el futuro de este país? ¿No
has perdido tú un amigo? ¿Crees que todos van de farol? Acaso no se
quiere terminar con esto.
POLÍTICO 1: Por hoy es suficiente.
POLÍTICO 2: Gero arte! (hasta luego).
POLÍTICO 1: Adiós.
POLÍTICO 2: Agur.
Salen. Un ruido ensordecedor, es la ikurriña que ondea
fuertemente, como desbocada, grita, apunto de desatarse.
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3. CLÁSICOS DE CINE
En la penumbra el juego
de los ojos y las manos.
En la oscuridad la espera
del momento oportuno.
Es un dulce la muerte,
y la muerte es dulce.
Miranda de Ebro, 2001. Entra una pareja. La película está
empezada. Proyectan “Lo que el viento se llevó”. Se sientan delante
de otra pareja, muy juntita.
ELLA (en voz baja): ¡Vaya golpe me ha dado!
ÉL: Tendría prisa.
ELLA: Pues me ha dolido.
ÉL: Gente maleducada. No es nada, cariño. Esta es nuestra fila.
Se acomodan en sus butacas.
ÉL: ¿Quieres un caramelo?
ELLA: Vale.
ÉL: Toma.
ELLA: Se me ha caído.
Él: Espera, ya lo cojo.
ELLA: ¡Qué frío hace aquí!
Él: Lo termino de abrir, sin hacer ruido, y... Abre la boca.
ELLA: Gracias... Este caramelo me sabe a sangre.
Él: ¡Qué tonterías dices!
ELLA: Digo que me sabe a sangre. (lo escupe). Mira, tienes sangre en
los dedos.
ÉL: Es verdad. ¡Qué asco! Es del suelo. ¿Qué es esto?
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ELLA: Cariño, ¿qué pasa?
ÉL (a la pareja de atrás): Disculpen, ¿va todo...
Descubren que la pareja de atrás ha sido asesinada con sendos
tiros en la nuca. Salen gritando.
ÉL: Se los han cargado. ¡Se los han cargado!
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4. NUESTRAS PRIMAVERAS
Tú traerás un vino viejo,
tú la sidra de las reinas,
tú el pan de leña que nos gusta,
tú, tú tráete a ti mismo,
todo de ti, con vida,
con todas tus primaveras.
Legorreta, 2000. Cocina de una sociedad gastronómica. Un
cocinero cincuentón y su ayudante ultiman los preparativos para una
cena.
COCINERO: Espero que vengan los treinta. Por tus cumpleaños
siempre viene toda la cuadrilla.
AYUDANTE: Hay comida para todos.
COCINERO: Entre la sopa de pescado y la cazuela del jabalí.
AYUDANTE: Txomin, ¿le bajo el fuego al jabalí?
COCINERO: Un poco. ¿Están limpias las xixas?
AYUDANTE: Sí. Las he puesto allí junto a los huevos para el revuelto.
COCINERO: Abriré los botes de los espárragos.
AYUDANTE: ¡Qué bien huele esto! ¿Preparo las cuajadas?
COCINERO: Dos gotitas solamente de coagulante en cada cuenco.
Pronto no tendremos esa leche. Las ovejas subirán al monte.
AYUDANTE: Se nos van las primaveras.
COCINERO: ¡Je, je, no lo sabes tú bien!
Suena un teléfono.
AYUDANTE: Txomin, tu móvil.
COCINERO: Voy, voy. (Descuelga y escucha. Aparte) ¡Hostias! De
acuerdo. ... Está aquí conmigo... Yo se lo diré (Cuelga). Hoy no se
cena. ¡Me cago en dios! No puede ser...
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AYUDANTE: Otro para el hoyo.
COCINERO: Idoia, deja eso.
AYUDANTE: ¿Por qué? Ha pasado otras veces y no hemos dejado de
comer.
COCINERO: Es tu hermano.
Idoia se deja caer en una silla. Abre su bolso y enciende un
cigarro.
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5. DULCE INFANCIA
Lo único útil de esta vida inútil
es no hacer nada con sentido,
sin sentido del humor.
Y recordar que esto es un juego
con sólo una regla: esto no es un juego,
es algo muy serio.
Zumárraga, 2001. Paseo. Una niña arrastra un carrito azul con
las ruedas rotas. Se para.
NIÑA: ¡Maldito seas! De dos patadas te ponía a funcionar. Si es que
parece que os gusta que me enfade con vosotros. ¡Funciona bien,
funciona! Claro que es una orden, yo no doy otra cosa que órdenes.
Soy vuestra superiora y a vuestra superiora la tenéis que obedecer.
Cuando en la dirección se da una orden no es para que hagamos con
ella lo que nos venga en gana ¿Es cierto o no, Arantxa?
Saca a una muñeca calva y vieja del carrito.
¡Conteste cuando le pregunten! Así me gusta, no quiero ver
falta de “displicina”... “dismici...” “miciplina” ¡No quiero ver faltas!
Más brío. Póngase firme cuando le hablo. (Juega con la muñeca como
si fuera un soldado). Nuestro carrito de asalto tiene dificultades en su
automoción, en sus ruedas tractoras... ¿Alguna sugerencia para
resolver este altercado que nos impide continuar nuestras
maniobras? Me parece gran idea soldado, digo, sargento oficial,
Arantxa.
Se tumba en el suelo bajo el carrito como si fuera un mecánico.
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Veamos esas ruedas... Trasera izquierda: correcta. Trasera
derecha: correcta. Delantera izquierda: correcta. Delantera derecha:
corr... ¡Oh, qué veo aquí! ¡Qué suerte hemos tenido! Podríamos haber
saltado por los aires, Arantxa. Lo sé, yo también creía que este
modelo de bomba lapa con ventosas ya no se usaba. ¿Sabrás
hacerlo? No lo dudo, Arantxa. Ten cuidado.
Manipula la muñeca y desactiva la bomba lapa imaginaria.
NIÑA: Mi niña es la mejor artificiera del mundo. Un beso, guapa.
VOZ MADRE: ¡Arantxa, que llegamos tarde!
NIÑA: Nos llama la sargento mayor. ¡A sus órdenes!
Sale. Suena una enorme explosión. Restos de un carburador y
un tubo de escape calcinados caen en medio de la escena.
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6. EL INTERVENTOR
A través del cristal veo el paisaje,
las montañas están ahí colgadas
con una chincheta de nieve
como un almanaque perpetuo.
Es de noche, son montañas oscuras
en las que la imaginación se pierde
como una rata entre los matojos.
Intercity, 2001. Vagón de segunda clase. Un niño de unos once
años mira por la ventanilla, frente a él, su abuela, dormida. Entra el
interventor y pide los billetes a los pasajeros.
INTERVENTOR: Billete.
NIÑO: ¡Sssss! El mío y el de mi abuela.
El Interventor los pica y se los devuelve.
INTERVENTOR: Buen viaje.
NIÑO: Hasta luego, Iván.
INTERVENTOR: ¡Feliz cumpleaños!
NIÑO: Si no es mi cumpleaños.
INTERVENTOR: Ya, era una broma. Es que no me gusta que la gente
vaya seria.
NIÑO: ¡Ah, vale! Hasta luego.
INTERVENTOR: (bromeando) ¡Qué bien te sientan los treinta. Ja, Ja.
NIÑO: (comprendiendo) Gracias.
Sale el interventor a otro vagón. Pasan por un túnel. La abuela
se despierta.
ABUELA: ¿Hemos llegado ya?
NIÑO: Falta mucho.
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ABUELA: Anda, duérmete un poco... ¿Estás mejor?
NIÑO: Sí. Bueno, no.
ABUELA: Lo de tus padres ha sido una desgracia.
NIÑO: Cuando me explote una bomba a mí podré verlos.
ABUELA: Eso no va a pasar.
NIÑO: ¿Y tú qué sabes?
La abuela vuelve a dormirse. El niño mira por la ventana. Se
pone nervioso. Corre a un lado y a otro del vagón. El interventor
aparece al instante, como de la nada, y se sienta a su lado.
NIÑO (aceleradamente, casi sin aire): ¡No debe pasar de cien por
hora!
INTERVENTOR (confirmando): No debe pasar de cien por hora.
NIÑO: El radio de las curvas no lo permite.
INTERVENTOR: Justo.
NIÑO: ¡En esta zona existen pasos a nivel!
INTERVENTOR: Cierto... Existen pasos a nivel.
NIÑO: ¡No debe pasar de cien por hora!
INTERVENTOR: Eso es.
NIÑO: No debe pasar de cien... ¿Y si alguien coloca una bomba en un
paso a nivel?
INTERVENTOR: ¿Por qué va a ocurrir eso?
NIÑO (miente): Lo escuché hace tres estaciones, dos hombres con
maletín y chaqueta.
INTERVENTOR: ¿Te has parado a escuchar los sonidos que hace este
tren? De noche son curiosísimos... Escucha...
NIÑO: Nos estrellaremos.
INTERVENTOR: Oye eso... ¿No parece una ventisca? ¿No parece eso
otro un caballo trotando en medio de la ventisca?
NIÑO: Suena como una txalaparta.
INTERVENTOR: Ahora pasaremos por un túnel. Suena como el rugido
de un león. A ver si te parece también un león.
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NIÑO: ¿Y el caballo? ¿Dónde está el caballo?
El niño escucha atentamente y se duerme despacio...
tutuf-tutuf ...
tutuf-tutuf...
ventisca...
tutuf-tutuf...
tutuf-tutuf...
caballo...
tutuf-tutuf...
tutuf-tutuf...
tutuf-tutuf...
tutuf-tutuf...
txalapartas...
tutuf-tutuf...
tutuf-tutuf...
tutuf-tutuf...
tutuf-tutuf...
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león...
ABUELA (abriendo los ojos): Gracias. Está así desde hace meses. Es
como si quisiera morirse.
INTERVENTOR: Pero si es un niño.
ABUELA: Le gustan mucho los trenes. Su padre trabajaba en el museo
de R.E.N.F.E.
INTERVENTOR: Lo sé. Yo conocía a su hijo. Lo siento. Lamento mucho
su pérdida. ... ¡Viene otro túnel!
tutuf-tutuf...
túnel oscuro...
tutuf-tutuf...
El Interventor muestra al niño un libro grande. La abuela se
duerme de nuevo.
NIÑO: ¿Qué es el ténder? Aquí pone ténder.
INTERVENTOR: Era el vagón que iba detrás de las locomotoras, con el
repuesto de carbón y agua para proveerlas... Mira esta vía de esta
fotografía...
NIÑO: ¿Cuánto mide un ancho de vía?
INTERVENTOR: Más que tú. Las españolas miden...
NIÑO: 1,676 metros.
INTERVENTOR (Mostrando una fotografía): A ver, ¿Cuál es ésta?
NIÑO: Una fotografía de la locomotora Beuth, construida por Borsig en
Berlín para los ferrocarriles prusianos.
INTERVENTOR: ¡Guau! ¡Exacto! ¿En qué año?
NIÑO: En 1844.
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INTERVENTOR: Muy bien, llegarás a ser un erudito de los trenes. ¿Y
ésta, señorito repelente?
NIÑO: Una fotografía de una Adler, usada en 1835 para la primera
línea ferroviaria alemana entre Nuremberg y Frutz.
INTERVENTOR: Te pareces mucho a tu abuelo.
NIÑO, contundente: El abuelo se quitó la vida.
INTERVENTOR: Si tu padre te oyera.
NIÑO: No puede oírme porque está muerto. Se mató. Llevaba una
bomba con mi madre y les explotó.
INTERVENTOR: Ángel, ¿qué quieres ser de mayor?
NIÑO: No llegaré a ser mayor.
INTERVENTOR: Todos llegamos.
NIÑO: Yo no. Me voy a morir primero.
ABUELA (despertándose): Perdone, ¿hemos llegado ya?
NIÑO: Pronto llegaremos, abuela. La avisaremos.
ABUELA (durmiéndose): No quiero quedarme en el tren. No vaya a ser
que vuelva.
NIÑO (en voz baja): Iván, ¿puedo decirte algo?
INTERVENTOR: Por supuesto. ¿Qué?
NIÑO: ¿Cuidarás de la abuela cuando yo me muera?
tutuf-tutuf...
león..
tutuf-tutuf...
Tras pasar el túnel. Vemos al interventor sentado junto a la
abuela. El niño no está. Ambos visten de negro. Ella apoya la cabeza
en el hombro del interventor.
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7. BROTE DE VENGANZA
Brote de violencia,
Brote de matanzas,
Brote de odio,
el ciclo de la venganza
que muge y araña
la tierra sin sembrar.
Zarautz, 2000. Cocina. Una mujer de unos treinta y cinco años,
le sirve la merienda a su hijo de seis.
HIJO: ¿Amatxo?
MADRE: Dime.
HIJO: ¿Cómo se llevaron al aita?
MADRE: Tómate la leche, anda.
HIJO: ¿Entre cuántos lo hicieron?
MADRE: Con las galletas...
HIJO: ¿Le acuchillaron?
MADRE: No...
HIJO: Dime, ¿fue en el trabajo, en la calle, en...?
MADRE: Cuando salía del aparcamiento.
HIJO: ¿Se lo llevaron porque era malo?
MADRE: Era una bella persona. Y aunque fuera un perdido, un salvaje,
un diablo; aunque lo odien mil personas, no es motivo para llevárselo
por la fuerza y encerrarlo.
HIJO: Yo los mataré.
MADRE: Hijo, calla, no sabes lo que dices. (Lo abraza).
HIJO: Uno a uno.
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8. O L E N T Z E R O
Eres lo que respiras, niño,
lo que tragas, niño,
lo que conoces y bailas,
lo que lanzan al eco,
lo que crees que crees,
lo que decides..
Guernika, 2004. Un niño lee en voz alta una carta junto a un
saco enorme.
NIÑO: Querido Olentzero:
Año 2002. Me he portado muy bien este año, entonces quiero
una caja llena de coches de goma, dos, mejor dos; una bomba de
chocolate y una pistola de pan con salchichón. Respuesta: unos
calcetines y una camisa.
Año 2003. (Saca otra carta y lee) Querido Olentzero: Este año
me he portado mejor que bien y espero que me traigas un coche de
bomberos y un robot artificiero. Respuesta: unos calcetines y una
camisa.
Le da una patada al saco y éste se mueve.
NIÑO (lee): Ahora la de este año. Año 2004: Querido Olentzero: Me lo
he pasado en grande este año, me la suda lo que hagas y pienses,
tráeme lo que te dé la real gana, creo que este es el último año no
me he portado bien, y a partir de ahora menos, así que aprovecha.
Respuesta: En espera. Una pena porque ya no te escribiré más cartas.
(Otra patada). Lo siento por todos los niños del mundo, quiero al
Olentzero para mí.
(Abre un poco el saco). ¿Aún respiras, viejo? Me sorprende lo duro
que eres. Así todos los niños estaremos en igualdad de condiciones.
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Año tras año sin hacerme caso, no está bien. Pero esto va a cambiar,
¿sabes? Nada para mí, nada para nadie. Si no haces lo que te digo
juro que te meteré un cóctel molotov por el culo. Imagínate
repartiendo caramelos por la calle o cantando villancicos y tú con tu
gordo culo con la botella ardiendo. Así que ándate con ojo, Olentzerito
de los cojones. Así la gastamos aquí. No se nos puede tomar el pelo.
Entra la Madre, mujer joven y atractiva de treinta y pocos.
MADRE: Anda, Javier, acuéstate.
NIÑO: ¡Mi nombre es Xabi!
MADRE: Como quieras Xabi, acuéstate que mañana hay que
levantarse e ir al cole.
NIÑO: No pienso volver a ese centro de lavadores de cerebro.
MADRE: Es el último día, la fiesta de Navidad.
NIÑO: Este año el Olentzero no irá.
MADRE: Qué tonterías dices.
NIÑO: Está secuestrado.
MADRE: Sí, muy bien. No olvides pedir un rescate.
NIÑO: Claro, esa es la razón del secuestro.
MADRE: Anda, pon el edredón sobre la cama.
NIÑO: ¡No!
La Madre recoge el saco, en realidad un edredón nórdico, lo
desdobla y extiende sobre la cama. En él hay una enorme mancha de
sangre.
MADRE: ¿Estás bien, Xabi, estás bien? ¿De dónde ha salido toda esta
sangre?
NIÑO: Es del Olentzero, mamá, se resistía, y lo tuve que hacer. Es un
precio que hay que pagar.
MADRE: No hables así, Xabi. No hables así.
NIÑO: El Olentzero ha muerto.
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MADRE: Se acabó el juego. ¿Qué es esto?
NIÑO: El Olentzero... (llora).
La madre lo mira atónita.
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9. P L A N E T A S
Y cuando me preguntas a la cara,
pretendo sonreír y me sale
una especie de mueca extraña
entre miedo y asco.
Entonces me voy con las nubes,
con los astros, con los dioses.
Ibarra, 2001. Habitación de una casa. Un joven consulta cosas
frente a un ordenador. Se abre la puerta, es su hermana.
HERMANA: Dime, por lo que más quieras, que tú no has tenido nada
que ver con lo de ayer.
HERMANO (ríe): ¡Ese es bueno! Me gustaría que llamaras a la puerta
antes de entrar.
HERMANA: Mamá la ha encontrado bajo tu colchón.
HERMANO: ¿A qué viene eso? Es de papá (cambiando de tema)
¿Sabes cuánto pesas en la Luna?
HERMANA: No... Arkaitz, insisto, cuéntamelo.
HERMANO: Pues si tienes un peso en la Tierra de setenta y dos kilos...
un momento... 11,9 kilos. ¿Y en Júpiter?
HERMANA: No me interesa eso.
HERMANO: Júpiter es genial... 182,3 kilos. A ver si adelgazas... vamos
a ver en Marte...
HERMANA: ¿Por qué evitas una pregunta tan sencilla?
HERMANO: Sólo 27, 2 kilos... Ya has adelgazado.
HERMANA: ¡Arkaitz!
HERMANO: Ese es mi nombre. Puedo calcular tu peso en Venus, en
Urano, en el satélite Io, en Ganymedes, Callisto, Europa...
HERMANA: ¿Y tú cuántas toneladas pesas?
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HERMANO: Tienes que decirme un planeta.
HERMANA: Mira en tu planeta, el planeta Estúpido.
Sale de la habitación cerrando la puerta fuertemente. El joven
coge un teléfono móvil y marca un número.
HERMANO: Debajo del colchón no era un buen sitio. Te lo dije... Mamá
lo sabe. Y la hermana también... ¿Cuándo la van a recoger? Que sea
la última vez.
El joven sale de la habitación, deja la puerta abierta. Dentro se
oye su voz.
VOZ DEL HERMANO: ¡Ama, papá al teléfono, dice que te pongas!
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10. BOCATA BOMBA
Escuchar los pálpitos del miedo
como quien escucha la lluvia,
malentender la brisa olvidada,
el viento de los confiados,
la galerna fría de la duda
en el pan nuestro de cada día
Irún, 2003. Oscurece. En un lateral un taxi acordonado. Focos
de la policía y agentes que interrumpen el tráfico de circulación y
peatonal. Se acerca un anciano con un perro.
AGENTE: Señor, por aquí no se puede pasar.
ANCIANO: ¡A ver por qué no si la calle es de todos! ¡Quieto, Gorka!
AGENTE: Hasta que no sepamos el contenido de un paquete
sospechoso que hay en ese taxi.
ANCIANO: Si yo vivo ahí mismo.
AGENTE: Hay orden expresa de que no pase nadie.
ANCIANO: Ya no puede uno ni bajar a que respire el perro. Me cago en
....
Un ertzaina toma notas en una libreta al taxista con gesto
disgustado.
TAXISTA: Yo sospeché de él en el momento que se subió. Demasiado
joven para coger un taxi. Con esos pelos, esas pintas, con ese pelado
de ... usted me entiende, ¿no? Así rapadito por los lados, la melenita
detrás, y unos cuantos pendientes. Llevaba una camiseta de un grupo
radical, no me dio buena espina, pero yo no soy un hombre que se
deje llevar por los prejuicios, así que le dejé que se montara. Conozco
Alemania, ¿sabe? y allí, a los españoles nos señalaban los putos nazis
por la calle, faltaba que nos echaran cacahuetes. Nos necesitaban,
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pero en el fondo nos odiaban. Y no me iba a comportar como esos
come-chucrut. ¿Lo ha probado alguna vez? Qué cosa más
repugnante, y qué gases da eso.
ERTXAINA: No se desvíe. ¿A qué hora se subió ese cliente?
TAXISTA: En Alemania trabajaba en una fábrica de tornillos para la
Mercedes, no conducía todavía un taxi, aunque hubiera sido un lío
con esas calles: Heidenburgeen, Sachsenhausen, Wagner, Bertolt
Brecht.
ERTXAINA: ¿A qué hora subió el cliente?
TAXISTA: Yo que sé, ¿usted cree que controlo a todos mis clientes?
Soy un hombre de mundo, para mí Europa es como mi casa de tanto
como he viajado. Me he casado dos veces, pero habré vivido con al
menos doce mujeres. Ahora tengo una niña de trece años. Sí, como lo
oye. Menudo tipo dirá. A la madre la conocí con diecisiete años. Un
bombón con un tío de sesenta. Pero ya le digo, que estoy fuerte como
un roble, después de doce horas de taxi me voy al club de tenis
cuatro horas, duermo un poco, le doy un repaso a mi querida y de
nuevo al taxi; yo con dormir tres horas estoy hecho un tigre, toque,
toque.
ERTZAINA: Haga el favor de contestar. ¿Sería capaz de distinguir al
sospechoso por una fotografía?
TAXISTA: Soy bueno, fisionómicamente hablando, enséñeme esas
fotos.
Un artificiero situado a veinticinco metros de distancia del
vehículo, guía a control remoto con un mando a distancia un robot
artificiero.
ARTIFICIERO: Orientación del Tedax hacia el objetivo. ... Locomoción
correcta.
El robot se dirige hacia el taxi.
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TAXISTA: Dios, qué cara de cabrones tienen todos. Un momento...
este de aquí... no, no puede ser... aunque se le parece tanto... ¡Joder!
A esos dos de ahí les he hecho el servicio más de una vez...
ERTZAINA: Tomo nota.
TAXISTA: Quiero decir, que han sido clientes, no se confunda. Se
parecen tanto... Pero en cuanto lo vea, lo reconoceré. A mí el ojo del
retrovisor no me engaña. ¡Eh! Juraría que este cantaba conmigo en el
orfeón de Tolosa. Era un bajo de primera, qué voz, dejó de venir hace
unos años... ¿Esta foto es antigua, no? ¿A que me encuentro aquí a mi
hijo? Perdón, era una broma de mal gusto. Muy bien que busquen al
niñato ese. A mí, es que con las pintas y los pendientes me parecen
todos iguales. Aún así, diría que es este de aquí.
ERTZAINA: ¿Está usted seguro?
TAXISTA: Ya le digo que todos me parecen iguales. Pero es seguro
este.
ERTZAINA: Es extraño, según nuestros informes se encuentra en
Francia.
TAXISTA: Con esos no se sabe.
ERTZAINA: Es importante que recuerde cuándo se subió a su taxi,
dónde le pidió que le llevara...
TAXISTA: Le pregunté por el olor del coche. Verá, se acababa de subir
una vieja con problemas de incontinencia, y en una curva que tomé a
demasiada velocidad pues se ve que la señora se aflojó y me meó
todo el asiento trasero. La muy bruja no dijo nada, se apeó y hala con
todo el mortero allí; que cuando el calor dijo aquí esto yo, tuve que
parar a un auto-lavado a que le dieran un viaje a fondo. Eso fue una
hora, ¿sabe lo que es perder una hora en el taxi? Yo si no lo trabajo
no cobro, no soy un funcionario que recibe el dinero haga o no haga,
con todos mis respetos a ustedes que se juegan la vida.
ERTZAINA: Y después se subió el sospechoso, sea concreto, por favor.
Es una información vital.
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ARTIFICIERO: Activando iluminación. ... Visión correcta en cámara. ...
Procedo a abrir la puerta trasera derecha del vehículo...Acción
ejecutada... Acercando brazo telescópico al objeto sospechoso. ...
Lo hace con el brazo mecánico del robot.
TAXISTA: ¿Ese robot no estropeará el coche? Aún no lo he pagado y el
seguro se desentiende de estos “accidentes”.
ERTZAINA: Al grano.
TAXISTA: Sí, después se subió el chaval ese moreno alto, hablándome
en euskera. Perdona, chaval, aquí en español, soy extremeño y
ciudadano del mundo, así que no me vaciles, le dije. Al barrio viejo,
contestó. Fueron 3,50 la carrera. Y va y dice: “Cóbrese cuatro y
hágame una nota por seis” ¿Cómo?. “¿Usted no engaña a su mujer?”
Quién se ha creído que soy, me enfrenté a él. “Déjelo entonces”. Y se
fue. Después se subió la vieja.
ERTZAINA: ¿No me dijo que la señora mayor fue antes?
TAXISTA: Me lié. Fue después, así que con la carrera y la limpiada de
coche, hará una hora y media que se bajó el sospechoso.
ERTZAINA: ¿Dónde?
TAXISTA: En la puerta del cine principal.
ERTZAINA: ¿Le esperaba alguien?
TAXISTA: No. Me pagó, le di el cambio y se fue. ¿Le queda mucho?
ERTZAINA: Es todo. Le llamaremos desde comisaría por si recuerda
algo nuevo y útil. Gracias por su colaboración tan detallada.
TAXISTA: A sus pies, agente. Es un placer colaborar con las fuerzas
del orden. Esperemos que puedan patear a esos indeseables de esta
tierra.
ARTIFICIERO: Extracción del paquete sospechoso con el brazo
mecánico completada. Procedo a manipularlo con las pinzas
metálicas del Tedax. Parece que la superficie del objeto es de poco
grosor. ... Voy a hacerlo estallar con cartuchos de agua. ... Acercando
escopeta. (Dispara varias veces).
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Negativo. El objeto sospechoso no activa ninguna detonación. Repito,
no activa ninguna detonación.
El perro del anciano se acerca al robot y le quita el paquete
sospechoso. Alboroto. Descubre un bocadillo. El perro se lo come
tranquilamente.
ANCIANO: ¡No dejes huella, Gorka! Si te dirían que te zamparías un
bocata de jamón. Je, je, je.
TAXISTA: Y del bueno, que huele desde aquí. Y yo soy de Cáceres.
ANCIANO (al artificiero, con humor): ¡Oiga! ¡Le puede decir al robot
ese que mire en el taxi por si hay dentro otro bocata de queso, o de
jamón!
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11. LA VOZ DEL CONCEJAL
Si voy
enfado a ellos.
Si callo
muere mi corazón.
Soy
ante todo un hombre,
he de gritar fuerte el dolor,
amigo. No hay nada
que escude el llanto de mi alma
Sí, me arrepiento,
más ideas,
no más balas.
Sangüesa 2005. 7:30h, fuera llueve. Un hombre mira sin interés
un partido de cesta-punta en la E.T.B. Dentro suena un teléfono.
Alguien contesta. Murmullos de conversación inaudible. Mira,
intranquilo, en esa dirección. Entra su Mujer, él disimula mirando la
tele.
MUJER: Izaskun de nuevo.
HOMBRE: ¡Dejadme ver el partido en paz!
MUJER: Quieren saber. ¿Qué vas a hacer?
HOMBRE: Ya se lo dije.
MUJER: Han pasado dos días. ¿Mikel?
HOMBRE: Y cien días más si fuera necesario.
MUJER: Te vas a quedar viendo la caja tonta como si nada.
HOMBRE: ¡No me digas lo que tengo que hacer, hostias!
MUJER: Tú mismo.
HOMBRE: ¿Quieres comer algo? Yo no tengo hambre, quizás te
apetezca un revuelto de ajetes o un poco de atún.
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MUJER: Bacalao al pil-pil.
HOMBRE: ¿Tan temprano? Además a mí el bacalao...
MUJER: No te sale bien, siempre lo hacía él.
HOMBRE: Mujer, no hurgues más en la herida.
MUJER: Ahí va a seguir, justo ahí, no se va a cerrar cascando huevos.
Suena el teléfono.
HOMBRE: Llaman.
MUJER: Mikel, ¿qué le digo si es Julia?
HOMBRE: No va a llamar.
MUJER: Debe estar destrozada.
HOMBRE: Cógelo, es mejor.
MUJER: Serán de nuevo ellos. (Sale)
HOMBRE, a su mujer: ¡Por el amor de Dios! ¡Que me dejen tranquilo!
Hice lo que me pidieron. ¿Oyes? ¡Déjalo descolgado!
Anota unas palabras en una libreta. Sigue mirando la tele. La
mujer vuelve.
HOMBRE: Itzaskun, ¿no?.
MUJER: Como portavoz te da las gracias por no haber asistido.
HOMBRE: Como otras veces.
MUJER: Esta no es igual.
HOMBRE: Una pequeña diferencia.
MUJER: Lo conocías.
HOMBRE: No me lo recuerdes.
MUJER: Jugabais a pelota juntos.
HOMBRE: Tenía un saque increíble.
MUJER: Su hijo vino al cumpleaños de la pequeña Leire.
HOMBRE: Se empachó de chocolate. El pobre terminó vomitando, lo
llevamos al médico y allí estaban sus padres esperándolo. ¡Qué
atracón! Un susto, éramos tan inexpertos...
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MUJER: Igual que tus amigos.
Pausa.
HOMBRE: Tú sabes que nunca he estado de acuerdo con...
MUJER: Pero sigues dentro.
HOMBRE: Carajo, porque creo en la capacidad de este pueblo, en la
lucha sin violencia por nuestra autodeterminación.
MUJER: A mí no me tienes que convencer. Díselo a todos, al carnicero,
a los de la ikastola, al ayuntamiento, a tu partido.
HOMBRE: Ya sabes lo que pasaría.
MUJER: ¿Por defender lo mismo que ellos defienden? ¿Por querer lo
mejor para tu pueblo? ¿Porque han matado a un amigo tuyo que no
pensaba igual que tú? ¡Hasta cuándo, dime, hasta cuándo!
HOMBRE: No seré el mono de feria que saquen por televisión y que
me usen para su discurso, para enfrentar a mi partido.
MUJER: ¿Y dejar de oír a tu ética, a tu corazón, y a Patxi? Tu
compañero nunca más irá los domingos al frontón, ni veréis partidos
juntos, no irá a más cenas a la Sociedad, ni ya estará en los bares de
siempre contigo.
Suena el télefono de nuevo.
HOMBRE: ¡Te dije que descolgaras el puto teléfono! No lo cojas, que
se quede afónico.
MUJER: Serán tus compañeros de partido. ¿Qué hay en sus estatutos
sobre el dolor? Pregúntales , ¿acaso te van a devolver a tu amigo?
Condena el atentado, por favor, sé que estás en contra de toda esta
locura. No has ido al pleno, muy bien, pero aún estás a tiempo. ¿No
querrás que te señalen como el vecino que no fue capaz de plantar
cara frente a una muerte injusta, al asesinato? Mírame a los ojos y
dime que lo vas a hacer. ¡Mikel, por Dios, mírame! Sécate esas
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lágrimas, abre tu corazón, y olvida las consignas de partido, que
hable la maravillosa persona de la que estoy enamorada.
HOMBRE: No puedo hablar delante de nadie como si fuera un héroe.
MUJER: Hace más de setenta años de la guerra civil y aquí todavía se
sabe quién fusilaba y quién era fusilado. ¿Quieres que recuerden a
nuestra familia por esto? (Llora) Está bien, llevaremos toda la vida
esa soga al cuello.
HOMBRE: ¿Y enfrentarme a la directiva no hará que la lleve?
MUJER: Pues que te expulsen de ese partido si no comprende tu
sufrimiento. Nos hemos convertido en los mismos contra los que
luchamos.
HOMBRE: Estoy muy cansado.
El teléfono ha dejado de sonar.
HOMBRE: ¿Has hablado con Julia? ¿Quién les atiende?
MUJER: Llámala luego y lo compruebas tú mismo.
HOMBRE: No sabría qué decirle. ¡Cómo han podido! Aquí, en este
pueblo, sin violencia en las calles, sin ruidos. Aquí.
MUJER: ¿Qué más da donde pase?
HOMBRE: Hasta que uno no ve la guadaña que ha tocado en la puerta
de enfrente... Joder, pobre Patxi. ¡Mierda!
Suena el teléfono. Sale la mujer. Toma de nuevo la libreta, anota
algo.
HOMBRE: ( A público) Los vecinos me hieren con la mirada... por no
hablar, por ser cómplice de algo que no estoy de acuerdo... mi
conciencia dispara sus dardos venenosos que incesante obliga a mi
ser a revolverse contra la sinrazón y, mientras, mis compañeros de
partido me instan a que todo siga igual, que siga su curso... Me río de
Hamlet.
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Vuelve la mujer con un tazón en las manos.
MUJER: Toma. Bebe un poco de leche caliente.
HOMBRE: Está bien, haré lo que es justo. La crueldad toma las riendas
de la cordura de muchos, no las mías. Necesito descansar.
MUJER: Te quiero Mikel.
HOMBRE: Lo sé.
Oscuro. Mikel solo, iluminado con un papel en las manos.
MIKEL (lee): La violencia, el dolor y la muerte están siendo,
lamentablemente, los protagonistas de nuestro pueblo. La
responsabilidad de este atentado corresponde a sus autores. Este
concejal ni ampara, ni justifica, ni defiende acción de violencia
alguna. Actos de esta naturaleza no contribuyen al desarrollo de
nada. Ningún proyecto político es legítimo si ha de imponerse con
violencia a los demás. Exigimos, todos los hombres y mujeres de esta
preciosa tierra, construir nuestro futuro sin violencia, en paz y
libertad. Afirmo todos mis postulados ideológicos y parto de mi
defensa de todos los derechos individuales y colectivos, según la ley
que nos ampara, y así unirme al sentir de mis vecinos, de mi gente,
del dolor por perder a un buen hombre, un buen padre y un buen
amigo. Eso no hay política que lo pueda reparar. Estas son las gentes
que me votaron, por ellos denuncio esta violación de los derechos
humanos y rechazo públicamente cualquier acto de violencia. Apelo a
todos mis compañeros abertzales, a unos planteamientos de unidad,
trabajo y lucha por la libre determinación en unas condiciones de no
violencia.
¡Gora Euskadi!
(Fragmento basado en un comunicado de un concejal de Batasuna).
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12. ESPIRAL DE VENGANZA
Adquiere su primer arma.
Sólo solo. Matará.
Como a él le mataron.
Vacío, sin sangre, contrapartida.
No es tan fácil apretar
el gatillo y segar una vida.
Zarautz, 2005. Una calle desierta. Cae el txirimiri. Un hombre
espera solo. Se abre una tapa de alcantarilla y aparece un brazo que
le entrega una pistola. El hombre saluda y la tapa se cierra. El
hombre mira su nueva adquisición, la besa y la guarda en su
chaqueta. Pasea.
HOMBRE: Todo está de mi parte. Este tres de noviembre no lo
olvidaré, ese imbécil caerá. Se acabaron las risas. Terminaré lo que la
justicia no hizo.
Suena el móvil del chaval, lo descuelga.
Todo perfecto. ¿Ha salido ya? Bien, irá a por el periódico, y después a
la cafetería que te dije, que disfrute de su último desayuno. Un beso.
Te quiero. Sí, estamos haciendo lo correcto. ... No tardo.
Sale, confiado por la venganza próxima. Entra el hombre por el
lado contrario. Espera. Se abre la tapa de la alcantarilla. Aparece el
brazo y entrega una pistola.
HOMBRE: Todo está de mi parte. Este tres de noviembre no lo
olvidaré. Terminaré lo que la justicia no hizo. (Suena el móvil del
chaval, lo descuelga). Sí, estamos haciendo lo correcto.
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Sale, confiado por la venganza próxima. Entra el hombre por el
lado contrario. Espera. Se abre la tapa de la alcantarilla. Aparece el
brazo y entrega una pistola.
HOMBRE: Todo está de mi parte. Terminaré lo que... Sí, estoy
haciendo lo correcto.
Sale, confiado por la venganza próxima. Entra el hombre por el
lado contrario. Espera. Se abre la tapa de la alcantarilla. El hombre se
mete en su interior y la cierra.
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13. PÁ J A R O S
Txakum... txakum...
Caballos libres del alma
por los montes,
cerca de las sidrerías
y los hombres
que guardan silencio y lloran.
Balearain, 2003. Cementerio, azotado por un fuerte viento.
Alrededor de una tumba abierta de la que sobresale un ataúd
sencillo, familiares y amigos del difunto. A un lado una txalaparta. Un
amigo coloca una ikurriña encima del féretro.
VIUDA: Quita eso de ahí.
AMIGO 1: Zergaitik? (¿Por qué?)
VIUDA: No le servirá donde esté. ¿Me oyes?
AMIGO 2: Llévate eso.
AMIGO 1: Ez! (No!)
AMIGO 2: Es su mujer.
AMIGO 1: ... (Era).
VIUDA (quitando la ikurriña): Tú no escuchas, te escuchas. ¿Y tú te
llamas amigo?
La viuda tira la bandera al viento y una ráfaga se la lleva por los
aires.
VIUDA: Así se ha marchado, igual. Lo dejé libre en el viento de los que
pierden la cabeza por cosas que no ayudan a nadie. ¡Que ese trozo de
tela cubra a los que quieran morir por un trozo de tela, que esconda
bajo sus colores la vergüenza del que está en silencio con un arma en
el bolsillo, que ondee en el mundo de los muertos! Ella se llevó al
padre de mis hijos.
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La viuda se retira seguida de sus hijos. Pausa. Los amigos se
preparan para tocar la txalaparta. Los dos hijos regresan, cómplices,
y echan algo al hueco de la tierra sin que los vea la madre.
HIJO 1: Para que mates a los demonios.
HIJO 2: Para que te defiendas de los ángeles.
Salen. Cesa la ventolera. Los txalapartaris tocan una pieza
fúnebre. Los recovecos del monte devuelven los ecos, como siempre
lo han hecho, a solas. Una ráfaga de aire trae la ikurriña, abierta,
solemne, y la deja caer suavemente en el hueco donde descansa el
muerto.
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