latorturante belleza … · quiere cobrar una nueva victoria. aquí la descripción de la...

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LIBROS EN EL CINE LA TORTURANTE BELLEZA DECHODERLOSDELACLOS Dichosamente, el T.P.B. ha repuesto las mejores películas del año pasa- do. Las relaciones peligrosas y La misa terminó, que enseguida reseña- ré, hacen parte de la selección re-vis- ta. Naturalmente, uno no espera mucho de una adaptación. O mejor dicho: una cosa es un libro y otra un filme. Se afirma que los dos pueden existir paralelamente, que ambos se- rían, acaso, bellos. No es fácil tradu- cir un libro para el cine; no es fácil hacer bello cine con un bello libro. Hay un ejemplo admirable de esta difícil convivencia entre film y litera- tura: Diario de un cura de aldea. Las relaciones peligrosas, la ex- traordinaria novela epistolar de Choderlos de Laclos, es libro tan perverso, tan racional, tan inquie- tante que quien lo ha leído puede imaginar inevitable, imprescindible (?), la cinta. El guión procede de una adaptación de la novela. Los actores centrales son Glenn Close, John Malkovich, Michelle Pfeiffer. La di- rección es de Stephen Frears. La len- gua inglesa de la película es menos útil que el francés en el cual el amor se dice mejor. Notablemente, elli- bro de Choderlos de Laclos es una excelente introducción a un arte amatoria amoral, cortesana. Es, también, un libro apasionado, un li- bro tramado con eficacia y con gra- cia. El argumento de Las relaciones peligrosas, me refiero al filme, es in- significante: una mujer de clase alta, una aristócrata, pacta una venganza con un hombre joven de su clase, un hombre de mujeres, un seductor. Importante para la trama es la edad y el estado de salud de la mujer. POLICARPO VARON Aquél, pide ésta, debe seducir a una jovencita, por lo cual la madura dama se le entregará (se han amado ya). El noble emprende su dura ta- rea, su gozosa tarea. La película des- cribe el arte espléndido del persona- je, describe las reacciones y la edu- cación erótica de la muchacha, des- cribe la placentera constatación que los dos libertinos maduros hacen de su victoria, dramatiza la religiosidad crédula, imbécil de la madre de la adolescente, la intriga de los amigos en acuerdo. Media aquí una mujer más madura y más deseable que la adolescente. El pérfido noble, por una necesidad argumental, pero también por circunstancia epocal, quiere cobrar una nueva victoria. Aquí la descripción de la seducción, de la astucia, de la técnica del con- quistador es, otra vez, visualizada claramente. Choderlos de Laclos es- cribió, seguramente, una novela en la cual es ejemplar, es muy realista y objetiva, la poetización del erotismo dieciochesco ... Pero no es bella la psicología de esta mujer seducida, no es bello el rostro convulso a la vista del seduc- tor, no es bello el paroxismo del de- seo. En las fotografías que toman la reacción y el cuerpo de las mujeres derrotadas por el arte seductora, en las imágenes de la mujer vencida, la novela y la película conciertan. Pues aquélla, se dijo, es el libro de un li- bertino que no desconocía su sujeto. La fotografía es, pues, muy exper- ta. El director permite, sin embargo, el gesto excesivo (de los dos nobles, de la casada infiel, de la jovencita), permite que las reacciones actorales afecten psicológicamente al públi- co ... La actuación es excelente por lo que tiene de realista, de vivencia auténtica de la intriga amorosa del 82 siglo dieciocho... Obviamente, se trata de un arte anacrónico. El es- pectador, que en la adolescencia amó al maestro de la seducción, constata en el filme la pesadez y el recargo en los atuendos, es espacio amplio pero abarrotado, profuso de colorido, de tonos primarios y subi- dos. Sin esperanza, el público, el dis- cípulo secreto del vizconde implaca- ble, observa la ineptitud de la moral, la grosería, la tontería y la triste creencia del seductor... El destino del hombre de mujeres es miseran- do. Se han mezclado al recuento del argumento observaciones morales, juicios sobre decorado y trabajo de los actores y del director... Posible- mente la secuencia inicial, en la cual los nobles son vestidos por sus cria- dos, dicen vivamente atributos esen- ciales de la época de Choderlos ... El final no es menos significativo pues el argumento previsiblemente con- duce al noble, al vizconde seductor a un duelo por desencanto, por honor, por arrepentimiento. Lo central en este final se deja presentir en el he- cho de que el seductor pueda sentar cabeza, abandonar los trabajos per- didos de la seducción y tomar el duro camino del amor... Ignoro si estos dos pormenores corresponden a la novela; quizás la producción de la película vería en ellos, como siem- pre, una buena inversión. El rasgo secreto de la protagonista aristocrá- tica, que la ha llevado a tramar su venganza, su maligno juego -la le- pra-, apenas es sugerido en las últi- mas imágenes de la cinta. Se dijo ya que la conducta de estos dos nobles, son la conducta de la se- ducción amoral. Choderlos era un hombre del siglo XVIII y quizás usa en la conquista la razón, se sirve del

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LIBROS EN EL CINE

LA TORTURANTE BELLEZADECHODERLOSDELACLOS

Dichosamente, el T.P.B. ha repuestolas mejores películas del año pasa-do. Las relaciones peligrosas y Lamisa terminó, que enseguida reseña-ré, hacen parte de la selección re-vis-ta.

Naturalmente, uno no esperamucho de una adaptación. O mejordicho: una cosa es un libro y otra unfilme. Se afirma que los dos puedenexistir paralelamente, que ambos se-rían, acaso, bellos. No es fácil tradu-cir un libro para el cine; no es fácilhacer bello cine con un bello libro.Hay un ejemplo admirable de estadifícil convivencia entre film y litera-tura: Diario de un cura de aldea.

Las relaciones peligrosas, la ex-traordinaria novela epistolar deChoderlos de Laclos, es libro tanperverso, tan racional, tan inquie-tante que quien lo ha leído puedeimaginar inevitable, imprescindible(?), la cinta. El guión procede de unaadaptación de la novela. Los actorescentrales son Glenn Close, JohnMalkovich, Michelle Pfeiffer. La di-rección es de Stephen Frears. La len-gua inglesa de la película es menosútil que el francés en el cual el amorse dice mejor. Notablemente, elli-bro de Choderlos de Laclos es unaexcelente introducción a un arteamatoria amoral, cortesana. Es,también, un libro apasionado, un li-bro tramado con eficacia y con gra-cia.

El argumento de Las relacionespeligrosas, me refiero al filme, es in-significante: una mujer de clase alta,una aristócrata, pacta una venganzacon un hombre joven de su clase, unhombre de mujeres, un seductor.Importante para la trama es la edady el estado de salud de la mujer.

POLICARPO VARON

Aquél, pide ésta, debe seducir a unajovencita, por lo cual la maduradama se le entregará (se han amadoya). El noble emprende su dura ta-rea, su gozosa tarea. La película des-cribe el arte espléndido del persona-je, describe las reacciones y la edu-cación erótica de la muchacha, des-cribe la placentera constatación quelos dos libertinos maduros hacen desu victoria, dramatiza la religiosidadcrédula, imbécil de la madre de laadolescente, la intriga de los amigosen acuerdo. Media aquí una mujermás madura y más deseable que laadolescente. El pérfido noble, poruna necesidad argumental, perotambién por circunstancia epocal,quiere cobrar una nueva victoria.Aquí la descripción de la seducción,de la astucia, de la técnica del con-quistador es, otra vez, visualizadaclaramente. Choderlos de Laclos es-cribió, seguramente, una novela enla cual es ejemplar, es muy realista yobjetiva, la poetización del erotismodieciochesco ...

Pero no es bella la psicología deesta mujer seducida, no es bello elrostro convulso a la vista del seduc-tor, no es bello el paroxismo del de-seo. En las fotografías que toman lareacción y el cuerpo de las mujeresderrotadas por el arte seductora, enlas imágenes de la mujer vencida, lanovela y la película conciertan. Puesaquélla, se dijo, es el libro de un li-bertino que no desconocía su sujeto.

La fotografía es, pues, muy exper-ta. El director permite, sin embargo,el gesto excesivo (de los dos nobles,de la casada infiel, de la jovencita),permite que las reacciones actoralesafecten psicológicamente al públi-co ... La actuación es excelente porlo que tiene de realista, de vivenciaauténtica de la intriga amorosa del

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siglo dieciocho... Obviamente, setrata de un arte anacrónico. El es-pectador, que en la adolescenciaamó al maestro de la seducción,constata en el filme la pesadez y elrecargo en los atuendos, es espacioamplio pero abarrotado, profuso decolorido, de tonos primarios y subi-dos. Sin esperanza, el público, el dis-cípulo secreto del vizconde implaca-ble, observa la ineptitud de la moral,la grosería, la tontería y la tristecreencia del seductor... El destinodel hombre de mujeres es miseran-do.

Se han mezclado al recuento delargumento observaciones morales,juicios sobre decorado y trabajo delos actores y del director... Posible-mente la secuencia inicial, en la cuallos nobles son vestidos por sus cria-dos, dicen vivamente atributos esen-ciales de la época de Choderlos ... Elfinal no es menos significativo puesel argumento previsiblemente con-duce al noble, al vizconde seductor aun duelo por desencanto, por honor,por arrepentimiento. Lo central eneste final se deja presentir en el he-cho de que el seductor pueda sentarcabeza, abandonar los trabajos per-didos de la seducción y tomar el durocamino del amor... Ignoro si estosdos pormenores corresponden a lanovela; quizás la producción de lapelícula vería en ellos, como siem-pre, una buena inversión. El rasgosecreto de la protagonista aristocrá-tica, que la ha llevado a tramar suvenganza, su maligno juego -la le-pra-, apenas es sugerido en las últi-mas imágenes de la cinta.

Se dijo ya que la conducta de estosdos nobles, son la conducta de la se-ducción amoral. Choderlos era unhombre del siglo XVIII y quizás usaen la conquista la razón, se sirve del

cálculo y de la lógica. Sabían la no-ble y el seductor como reaccionabanlas mujeres ante el Don Juan ... Elli-bertino emplea una matemática in-falible; el libertino, sigue en esto lapelícula a Laclos, carece de escrúpu-los, es cínico, es inhumano. Para untiempo en que la mujer es considera-da divinamente respetable, en que lafranqueza (debida a la psicología y ala filosofía) han, acaso, abolido lassombras en el amor, en que una go-zosa y física genitalidad es de uso ge-neral, los principios de este nobledieciochesco son realmente repro-chables ... La conducta del vizconde,pues, es inadmisible para el especta-dor enterado de hoy.

De esta última observación puedeel público derivar la objeción centralcontra el film: el vestuario espléndi-do y profuso de colores, las artesamatorias dieciochescas, el decora-do verdadero, realista, exacto, porlo que recuerda del tiempo del rela-to, los gestos repetidos de la seduc-ción son excesivos en esta magníficaadaptación de Las relaciones peli-grosas ... El espectador, el ojo atentoque mira con discernimiento quizáperciba la esencial motonía, lo frag-mentario de las imágenes y del argu-mento, la falta casi obvia de maticesy de contrastes.

ILUSIONES Y MISERIADE LA AUTENTICIDAD

El campo en las primeras imágenesde La misa termin6 es muy vasto. Unhombre salta al agua y'gana la orillaopuesta. Un recodo de costa, unalinda bahía ... supongo que todos he-mos querido alguna vez saltar alagua y abolir el abismo ... Esta se-cuencia inicial no da la atmósfera ge-neral de la película, es meramenteadjetiva. Hay un segundo momentodel argumento, hay un gag casi in-mediato en el cual el sacerdote, es, alparecer, el mismo personaje que hanadado antes, desemboca en unacancha donde juegan niños y muy es-pontáneamente se mezcla en el jue-go, trata de gambetear y cae, y la cá-mara lo toma precario, cuan largoes, muy humano, casi humillado, so-bre el polvo.

Nanni Moretti es el director deeste filme. Sus felicidades inicialessuscitan la ilusión del juego, de la be-lleza, de una forma de pureza, de in-tegridad ... El argumento, muy pre-sumiblemente, describe los dolores,los problemas, los actos difíciles y lainterioridad inquieta, ansiosa, inde-cisa de un sacerdote de provincia.

Para quien desee ver y oir conflic-tos psicológicos, sociales, de rela-ción, de compromiso; para quienquiera observar el razonamiento, unpermanente razonamiento sobre laacción y la conducta del hombre, Lamisa termin6 es recomendable. Esmuy notorio el volumen de conflic-tos que el guión, que el argumento,que la dirección o la producción car-gan sobre el carácter y la tarea del sa-cerdote.

Es casi obvio el reproche aquí,pues inmisericordemente el prota-gonista encara -quienes imaginaronel film, mejor- innúmeros miedos,ansiedades, vacilaciones, sufrimien-

. tos de conciencia.Ejemplos: el sacerdote tiene unos

amigos; uno de ellos ha sido encarce-lado por activismo político; el curaes llamado a declarar; su sinceridad,su valor al buscar la verdad o la justi-cia entran en contradicción con eljuez, con el acusado ... Al final de lapelícula el acusado ha sido absuelto,

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busca a su amigo, busca refugio,conversación, solicitud: el sacerdotelo rechaza. El psiquismo del sacer-dote es visible en las dos ocasiones;su conciencia no logra fijarse, unaconducta buscada y su palabra cho-can, el deseo y el acto se enfrentan.

Naturalmente, esta cinta es mu-cho menos apasionada, mucho me-nos bella y suscitativa, mucho menossolitaria que la novela de Bernanos,que describe el alma de un sacerdptepueblerino: Diario de un cura de al-dea.

Desde luego, la familia del prota-gonista es considerada por la inven-ción del argumentista: la madre, elpadre, una hermana: un grupo per-fecto, burgués o pequeño-burgués ...Las imágenes son plácidas: fotogra-fía del hogar, comidas, intimidad,felicidad, una gran biblioteca, con-cierto. Dos veces, sin embargo, elorden estalla: el padre se ha enamo-rado, la hermana ha quedado emba-razada. Aquel busca al hijo, éste hade juzgarlo, absolverlo; la cámaramuestra al sacerdote sentado, refu-giado en el confesionario, llorandoen el momento en que el viejo entraa la iglesia ... Cumbre de esta serie,casi inagotable, de pruebas, de abis-mos de conciencia y de conductas so-ciales e íntimas, es la secuencia en lacual hermano y hermana discuten elaborto. Vemos al sacerdote exacer-bado, violento; formula su vieja sa-biduría sobre la verdad de la vida, lagrita; violenta, golpea, sacude a suhermana ... Esto no es suficiente;aborda al amante de la joven, lo en-cara, lo juzga, examina, desde sucredo, la situación de los amantes.

Imposible enumerar la proble-.mática de familia, de amigos, de losfeligreses. Estos son descritos de di-versas maneras: en familia, en eltemplo, en diversiones, en la hora dela doctrina, a la hora atroz del desho-nor, o de la miseria interna o de rela-ción ... Todos sufren el malestar, yde las muchas, de las casi innumera-bles formas en que se vulgariza alhombre y su tragedia, en que el malse hace visible, afectan la vida, la de-cisión, la acción del sacerdote.

Uno diría: pero este argumento esun anacronismo, pero este sacerdote

sólo es posible en edades crédulas,en épocas morales. Digamos en laColombia de hace cuarenta años,cincuenta años, proclive al fanatis-mo, a la ortodoxia, a la superstición,a la intransigencia, al sentimientodel pecado... No ... , esa geografíamoral, ese espacio corresponden aun país educado, civilizado.

Es sabido que una historia comoesta es ociosa en un tiempo en quetodo está permitido y en el que elsentido, la verdad, son actos indivi-duales, son reacciones privadas o enel que la acción es administrada, oimpartida a la masa por el individuoque proyecta y que, es el anonimatodel desorden, no es enjuiciado, nijuzgado. El anacronismo consistiríaen esa ociosidad esencial de la fic-ción.

Tal vez en un momento en queuna observación como la precedentecarece de utilidad, es tonto hacerla,es charro señalarla ... Hay, en cam-bio, objeciones a la estética de la cin-ta de Morettí...: la más locaIizablediría que el argumento está tan aba-rrotado de problemas de conducta,de ambigüedades de conciencia quefatiga al público. Otra, que hay exce-so, que hay sobreactuación; que lapalabra es enfática, que el gesto esviolento; que la imagen es percibidapor lo bizarra, como patética; acasoque hay una obvia fealdad en una pe-lícula en la que la verdad de lo huma-no es mostrada con una crudeza bru-tal, sin sutileza.

Es buena la imagen a veces, comoes propia del realismo italiano. Haybelleza en las fisonomías humanas,

hay gracia y juego en algunas se-cuencias, hay una bella intención dehacer una película seria; pero el her-moso propósito se malogra al errarla imaginación del argumento y alPerder lo esencial del verdadero pro-blema humano.

Las relaciones peligrosas y Lamisa termin6, se dijo, son los títulosde estos dos filmes. En los cuales laabundancia de nuestra época es físi-camente visible en lo interno, en loexterno; época en la cual el cine rei-tera que no tenemos puerta, que nodebemos pensar en la esperanza ...Los difíciles tiempos del desconcier-to, del caos, han llevado al arte, yala poesía a hacer sentir el malestar,la náusea y el en vano ...

P.V.

l'-.~••",~••• \\"'~"

n plano cubieno de mariposas blancas ..Un no que arrastra novecientos violines.Un cello aplastado por máquinas de guerra.Unos dedos defonne,s que acarician un libro.(Así te sueño, así te sufro en el insomnioaterido por esU1Jendos lejanos).

y hago que mis hijos tecomo quien escucha pasotirado por caballos enfermoEstoy hano de todo, Robertde esta urbe pesarosa de torrentes plomizos,de este bello país de pordioseros y ladronesdonde el amor es mierda de perros policías

. dad un tiro en parietal de niño ..sica, que se desprende

ca ·~e la demencia,por mis venas sus alcoholes benéficos

ta n lis ligamentos y mis huesos. de los PUCrti;<cuando el ciclón se acerca,

tro que en mí se desesperaso canto de un guerrero vencido.

S.M.D

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