las viudas de los jueves

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Las Viudas de los Jueves Claudia Piñeiro

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Claudia Piñeiro

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Page 1: Las Viudas de los Jueves

Las Viudas de los JuevesClaudia Piñeiro

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Claudia Piñeiro nace en 1960, en Burazco, provincia de Buenos Aires. Es

contadora, profesión que

ejerció durante diez años, escritora, dramaturga, y guionista de

televisión. Publicó las novelas "Tuya", "Las Viudas de los jueves" y "Elena

Sabe". Ha publicado también,

cuentos para chicos y obras de

teatro. Recibió, entre otros, el Premio Clarín Alfaguara de

Novela 2005, el Premo de literatura

infantil y juvenil Fundalectura-

Norma de Colombia, y el

premio ACE 2007 a la mejor obra de autor nacional.

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Las Viudasde los Jueves

Claudia Piñeiro

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A mis amigas, todas, porque sí.A Silvina Frydman y Laura Novoa,ellas y yo sabemos por qué.

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«Una novela ágil, escrita en un lenguaje perfectamente adecuado al tema, un análisis implacable de un

microcosmos social en acelerado proceso de decadencia» José Saramago

«Una novela coral, sólida y solvente, con un agudísimo retrato psicológico y social, no sólo de la Argentina de

hoy sino del mundo acomodado occidental» Rosa Montero

«Una historia atrapante, de ritmo cinematográfico, sobre una clase social a la cual desnuda sin piedad, con la contundencia del impacto en el estómago» Eduardo

Belgrano Rawson

«Sería una lástima que la espesura del bosque editorial dejara en sombra un libro tan importante como éste.»

Ernesto Calabuig, El Cultura

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INDICE

Capitulo 1..............................3

Capitulo 2............................35

Capitulo 3............................80

Capitulo 4..........................110

Pag.

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Claudia Piñeiro - Las Viudas De Los Jueves 1

Abrí la heladera, y me quedé así, descansando con la mano apoyada en la manija, frente a esaluz fríe que iluminaba los estantes, con la mente en blanco y la mirada inútil. Hasta que laalarma que indicaba que la puerta abierta dejaba escapar el frío empezó a sonar, y me recordó por qué estaba ahí, parada frente a la heladera. Busqué algo que comer. Junté en un plato algunassobras del día anterior, las calenté en el microondas y las llevé a la mesa. No puse mantelapenas un individual de rafia de aquellos que había traído hacía un par de años de Brasil, delas últimas vacaciones que pasamos los tres juntos. En familia, Me senté frente a la ventana,no era mi lugar habitual en la mesa, pero me gustaba comer mirando e] jardín cuando estabasola. Ronie esa noche, la noche en cuestión, cenaba en la casa del Tano Scaglia. Como todos los jueves. Aunque ese jueves fuera distinto. Un jueves de septiembre de 2001. Veintisiete deseptiembre de 2001. Ese jueves. Todavía seguíamos espantados por la caída de las TorresGemelas, yabríamos las cartas con guantes de goma por temor a encontrarnos con un polvo blanco. Juani había salido. No le había preguntado con quién ni adonde. AJuani no le gustabaque le preguntara. Pero igual yo sabía. O me imaginaba, y entonces creía que sabía.Casi no ensucié platos. Ya hacía unos años había aceptado que no podíamos pagar más personal doméstico de jornada completa, y sólo venía una mujer dos veces por semana ahacer el trabajo grueso. Desde entonces aprendí a ensuciar lo mínimo posible, aprendí a noarrugarme, a casi no desarmar la cama. No por la carga de la tarea en sí misma, sino porquelavar los platos, hacer las camas o planchar la ropa me recordaban lo que alguna vez habíatenido, y ya no tenía más.Pensé en salir a caminar, pero me detenía el temor de cruzarme con Juani y que él creyera quelo estaba espiando. Hacía calor, era una noche estrellada y luminosa.

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Claudia Piñeiro - Las Viudas De Los Jueves 1

No tenía ganas deacostarme y empezar a dar vueltas en la cama, sin sueño, pensando en alguna operacióninmobiliaria que no terminaba de poder concretar. Por aquel entonces parecía que todaslas operaciones estaban destinadas a caerse antes de que yo pudiera cobrar una comisión.Veníamos de varios meses de crisis económica, algunos lo disimulaban mejor que otros, pero a todos de una manera u otra nos había cambiado la vida. O nos estaba por cambiar.Fui a mi cuarto a buscar un cigarrillo, iba a salir a pesar de Juani, y me gustaba caminar fumando. Cuando pasé frente al dormitorio de mi hijo pensé en entrar y buscar ahí uncigarrillo. Pero sabía que no habría encontrado lo que buscaba, que hubiera sido sólo unaexcusa para entrar y mirar, y ya había estado mirando esa mañana cuando había hecho sucama y ordenado su cuarto, y tampoco entonces había encontrado lo que buscaba. Seguí, enmi mesa de luz teníaun atado nuevo, lo abrí, saqué un cigarrillo, lo prendí y bajé la escaleradispuesta a salir. En ese momento entró Ronie, y mis planes cambiaron. Esa noche todo fuedistinto de lo planeado. Ronie fue directo al bar. "Qué raro tan temprano...", le dije al pie dela escalera. "Sí", dijo él y subió con un vaso y la botella de whisky. Esperé un momento, parada ahí, y luego lo seguí. Pasé por nuestro dormitorio, pero no estaba. Tampoco en el baño. Había ido a la terraza y se había instalado ahí, en una reposera, dispuesto a beber. Meacerqué una silla, me senté junto a él, y esperé mirando en la misma dirección, callada.Quería que me contara algo. Nada importante, ni divertido, ni siquiera necesitaba que medijera algo con sentido, sólo que me hablara, que hiciera la parte que le correspondía en esacharla mínima en la que se habían convertido nuestras conversaciones con el paso deltiempo. Un pacto tácito de frases hechas encadenadas, palabras que iban llenando elsilencio, con el propósito de ni siquiera tener que hablar del silencio. Palabras huecas,caparazones de palabras.

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Claudia Piñeiro - Las Viudas De Los Jueves 1

Cuando me quejaba, Ronie argumentaba que hablábamos poco porque pasábamos demasiado tiempo juntos, que no podía haber mucho que contar si nonos separábamos durante buena parte del día. Y eso era así desde que Ronie se habíaquedado sin trabajo seis años atrás, y no había vuelto a tener otra ocupación, a excepción deun par de proyectos que nunca terminaban de concretarse. A mí no me importaba tantodescubrir por qué la relación se había ido descascarando de palabras, sino por qué yo reciénme di cuenta cuando el silencio se había instalado en la casa, como un pariente lejano al queno queda más remedio que hospedar y atender. Y por qué no me dolía. Tal vez porque el dolor fue ganando su lugar de a poco, en silencio. Igual que el silencio. "Me voy a buscar un vaso",dije. "Trae hielo, Virginia", me gritó Ronie cuando ya había salido.Fui a la cocina y mientras cargaba la hielera, especulé con distintas alternativas acerca del regresotemprano de Ronie. Me incliné por la alternativa de que habría discutido con alguien. Con elTano Scaglia, o con Gustavo seguramente. Con Martín Urovich no, Martín hacía rato que habíadejado de pelear con nadie, ni siquiera con él mismo. Cuando volví a la terraza se lo preguntédirectamente, no quería enterarme al día siguiente en un partido de tenis, y por la mujer deotro. Desde que se había quedado sin trabajo, Ronie guardaba cierto resentimiento que aflorabaen el momento menos oportuno. Ese mecanismo de adaptación social que hace que no digamoslo que no tenemos que decir, en mi marido hacía rato que fallaba. "No, no me peleé con nadie." "¿Y por qué volviste tan temprano? Nunca venís un jueves antes de las tres de la mañana." "Hoysí", dijo. Y ya no dijo otra cosa ni dejó lugar para que yo dijera. Se levantó y acomodó lareposera más cerca de la baranda, casi dándome la espalda. No fue un desaire sino la actitud deun espectador que está buscando el mejor lugar desde donde ver un escenario.

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Santillana Ediciones Generales S.LCalle Torrelaguna, 60 28043 Madrid.

Teléfono: 91 7449060. Fax:91 7449224.Mail: [email protected]

www.alfaguara.com

Diseño de Cubiert: Virginia Cermignani Chalfún1°Edición: Octubre de 2011

30.000 ejemplaresImpreso en Grafinor S.A

Lamadrid 1576, Villa Ballester,en el mes de Octubre 2011

Flia. tipográfica utilizada: Times New RomanGramaje papel : 90gr

IMPRESO EN LA ARGENTINAQueda hecho el depósito que proviene la ley 11.723

ISBN: 978-987-04-0987-8

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Claudia PiñeiroBibliografía

"Cuánto vale una heladera"- Obra de teatro Claudia Piñeiro - Antología 2002-2004 del ciclo Teatro X la identidad, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología

"Tuya", Novela - Claudia Piñeiro, ediciones Colihue, 2005.

"Un ladrón entre nosotros", Cuento infantil - Claudia Piñeiro, Antología editorial Norma Colombia, 2005.

"Las viudas de los jueves" - Novela - Claudia Piñeiro, Clarín Alfaguara 2005.

"Elena Sabe", Novela - Claudia Piñeiro, Clarín Alfaguara, 2007.

"Verona", Teatro - Claudia Piñeiro. Antología de Teatro de Humor Emilia de Zapala 2007.

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D etrás de las altas paredes perimetrales, más allá de los portones reforzados por barreras y flanqueados por garitas de vigilancia, se encuentra Altos de la Cascada. Afuera, la ruta, la barriada popular de Santa María de los Tigrecitos, la autopista, la ciudad, el resto del mundo.

En Altos de la Cascada viven familias que llevan un mismo estilo de vida y que quieren mantenerlo cueste lo que cueste. Allí, en el country, un grupo de amigos se reúne semanalmente lejos de las miradas de sus hijos, sus empleadas domésticas y sus esposas, quienes excluidas del encuentro varonil, se autodenominan, bromeando, «las viudas de los jueves».

Pero una noche la rutina se quiebra y ese hecho permite descubrir, en un país que se desmorona, el lado oscuro de una vida perfecta.