las teorías literarias de lope de vega

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LAS TEORÍAS LITERARIAS DE LOPE DE VEGA: PROYECTO DE INVESTIGACIÓN Rocío Olivares Zorrilla abril 2002 D.R. © Rocío Olivares Zorrilla. Benito Juárez 56 B-302 México D.F. 03560. 2002.

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Page 1: Las Teorías Literarias de Lope de Vega

LAS TEORÍAS LITERARIAS DE LOPE DE VEGA: PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

Rocío Olivares Zorrilla

abril 2002

D.R. © Rocío Olivares Zorrilla. Benito Juárez 56 B-302 México D.F. 03560. 2002.

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1. RESPONSABLE DEL PROYECTO: Rocío Olivares Zorrilla. TÍTULO DEL PROYECTO: Las teorías literarias de Lope de Vega. FECHA: 1º. de abril, 2002. 2. ÍNDICE: 1. Sustitución canónica en la literatura española de los siglos XVI y XVII. 1.1. Interacción social y cultural en tiempos de Lope de Vega. 1.2. Difusión de las estéticas manierista y barroca en España. 1.3. Formación del canon teatral de la nueva comedia. 2. El influjo de los géneros italianos en la comedia española. 2.1.Vida cultural de las sociedades portuarias mediterráneas en tiempos de Lope. 2.2.La novella boccaciana. 2.3.La commedia dell'arte. 3. Características del nuevo canon. 3.1. El principio de verosimilitud y el problema del realismo. 3.2. La tragicomedia. Historia de un término genérico. 3.3. El gusto popular: dialogismo y monologismo en el teatro de Lope. 3.4. La figura del donaire como inteligencia activa. 4. Del teatro a otros géneros. 4.1. La dicotomía ficción/realidad como rasgo manierista. 4.2. La narrativa de Lope de Vega y la geminación fabulística. 5. Los distintos cánones. 5.1. Polémica entre aristotélicos y antiaristotélicos. 5.2. La Spongia y su respuesta crítica. 5.3. Polémica con el culteranismo. 5.4. El problema de la oscuridad poética. 3. INTRODUCCIÓN: El universo de la crítica en torno a Lope de Vega ha contado con figuras de todas las

dimensiones y ha abarcado una gran diversidad de temáticas referentes tanto a su obra y los

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distintos géneros en la que ésta se distribuye, como a su vida y su tiempo. A lo largo de siglos, la

crítica misma ha atravesado por distintos momentos condicionados tanto por los enfoques

filosóficos prevalecientes como por los intereses culturales y sociales de cada época. La crítica

contemporánea al poeta y dramaturgo forma parte del interés del presente proyecto, enfocado

sobre todo en el establecimiento del canon de la nueva dramaturgia española del siglo XVII. En

siglos posteriores, los críticos de la obra de Lope de Vega y su significación pasaron por la

atmósfera de su propio entorno histórico y cultural. El último representante de una etapa

marcadamente idealista de la crítica literaria lopista fue Marcelino Menéndez Pelayo, siempre

admirable sistematizador de la cultura y literatura españolas, de raigambre católica y orientación

historicista. Sus sucesores, los críticos del siglo XX, han abierto numerosas vías para la crítica

actual, que hasta el momento se ha venido centrando en cuatro problemáticas fundamentales

referentes a la obra de Lope de Vega: el contexto cultural, el contexto social, los cánones

literarios y estéticos y las fuentes de Lope.

Entre los múltiples ajustes que se han ido haciendo a las aseveraciones críticas sobre la obra

y la figura de Lope de Vega, los más importantes han sido la recuperación de la historicidad de

Lope de Vega con su dialéctica inherente entre tradición y actualidad, sin idealizaciones ni

romanticismos nacionalistas, por un lado; por otro, a través de dicha recuperación de su contexto

cultural y social, la relativización de sus particulares innovaciones y propuestas a la vista de las

obras de sus contemporáneos y precursores, como lo ha emprendido ya Amado Alonso al

explorar las fuentes de su obra. También la etapa estructural-funcionalista y la siempre presente

consideración retórica de los textos literarios auriseculares rindieron sus propios frutos al

explorar las valencias y la interacción de los elementos dramáticos y poéticos de la obra de

Lope, coadyuvando con sus propios hallazgos a una revaloración integral y desde muy variadas

perspectivas de la obra de Lope, expresión artística de la España imperial de los Austrias.

Es así como Rinaldo Froldi, por ejemplo señala el mito de la doble personalidad de Lope, el

culto y el popular, postulada por Menéndez Pelayo, quien calificó el Arte nuevo de hacer

comedias en este tiempo de palinodia o retractación ante los académicos madrileños al captar

sesgadamente el contenido del poema descriptivo. Después de éste último, Menéndez Pidal

considera a su vez el paradigma popular de Lope, su interés por lo natural, como trasunto de un

neoplatonismo filosófico. Sin embargo, críticos posteriores, ya fuesen Karl Vossler, José. F.

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Montesinos o el propio Froldi, han desechado esos y otros juicios ideologizados y han

reconceptualizado las características que definen la obra lopesca. Ha sido así con la categoría de

"naturaleza", tan cara a Lope y sus contemporáneos, así como con el carácter real del Arte… y

su parodia del preceptismo. El aparente desprecio del vulgo al que se le tiene que "hablar en

necio", se revela como una ironía y un guiño a ese propio vulgo, principal destinatario del arte

lopesco. También habría que mencionar el fácil calificativo de antiaristotelismo del Arte…,

cuando un análisis más profundo ha descubierto el aristotelismo inmanente de las propuestas de

Lope y su participación, a la vez, de la serie horaciana.

Dada la vastedad de la obra de Lope y las enorme abundancia de piezas teatrales con que

cuenta su corpus, todo un ejército de críticos literarios se ha ocupado de sus obras en análisis

aislados que arrojan, cada uno a su manera y en distinto grado, rayos de luz sobre la

interpretación conjunta de la creación lopesca. Habría que mencionar cómo algunos de los

primeros y más destacados análisis de obras concretas, después de Menéndez Pelayo, son los de

Fuenteovejuna, de Joaquín Casalduero y Leo Spitzer. A ellos siguieron otros muchos, como los

de Charles Aubrun y Montesinos sobre Peribáñez, los de Bataillon sobre El caballero de

Olmedo o El villano en su rincón, todos los cuales, además de ser imposible de citar en este

trabajo, han demostrado que la crítica de personalidades creadores como Lope de Vega ha de ser

constructivista, concreta y, a la vez, totalizadora; asimismo debe afinarse al conjunto sinfónico

ofreciendo sus propias innovaciones críticas y particulares iluminaciones.

La crítica más reciente se ha dedicado ya sea a las técnicas literarias de las distintas etapas

artísticas de Lope, la relación de su obra con géneros y obras del legado clásico, la incursión

biográfica que, al parecer, sigue dando frutos, la exploración de los temas predilectos de Lope o

los sustratos que inspiraron su creación literaria.1

En la presente investigación se pretende ampliar el estudio cronológico y contextual de la

teorización literaria de Lope de Vega, considerando fundamentalmente que no sólo en el Arte

nuevo… se pueden encontrar sus postulados estéticos, sino que éstos se encuentran dispersos en

toda su obra, y que es precisamente por este motivo que se hace necesaria la contextualización

puntual, microhistórica, hasta donde lo permita una investigación documental, de cada avance y

1 Gavela García, 217-218.

Page 5: Las Teorías Literarias de Lope de Vega

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cada afirmación teórica de Lope. Miguel Romera-Navarro inició este camino con su formidable

paseo a lo largo de la obra de Lope y su autorreflexión. Joaquín Entrambasaguas nos ha legado

un extraordinario estudio sobre la guerra literaria en tiempos de Lope. Por otra parte, Rinaldo

Froldi, con sus observaciones sobre el contexto manierista del joven Lope, ha inspirado también

la presente propuesta indagatoria.

4. JUSTIFICACIÓN: Los estudios sobre Lope de Vega han explorado prolijamente diversas zonas de la creación y

significación de la obra de esta personalidad literaria. Es difícil en nuestros días encontrar un

terreno virgen acerca del Fénix de los Ingenios, y toda acometida crítica debe tener en cuenta los

avances que ya se tienen con respecto a los temas de interés específicos que pretendan tratarse.

Incursionando en el universo de la crítica lopista, sin embargo, a veces se encuentran dibujados

senderos que aún hace falta definir y prolongar. Tal sucede con el problema de la sustitución

canónica que significó la obra de Lope. Los datos apuntados críticos de la primera mitad del

siglo XX no han sido siempre continuados como merecieran, y tal es el caso de Miguel Romera-

Navarro y de Joaquín Entrambasaguas. La cronología crítica de Lope de Vega, que conforma a

retazos su teoría literaria, y la polémica entre él y sus contemporáneos, son dignas de una

aproximación más detallada y relacionada con su momento cultural y con las preceptivas aún

vigentes en su tiempo.

5. OBJETIVOS: a) Trazar un mapa canónico del arte y la literatura españoles entre los siglos XVI y XVII mediante el cual sea posible contextualizar la teoría literaria de Lope de Vega. b) Definir las principales características del nuevo canon literario establecido por Lope en diversas obras suyas y su función con el contexto social y cultural. c) Explorar las diversas polémicas entre Lope y los lopistas con aristotelistas y culteranos con el fin de hacer un juicio totalizador de la canonicidad vivida en tiempos de Lope. 6. PLANTEAMIENTO CENTRAL: El Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo es un texto representativo del momento

crucial por el que atravesaba la sociedad renacentista española, en el cual se vivía una

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paulatina y aleatoria sustitución de cánones sociales y estéticos, a la vez que se respondía a

un ordenamiento vertical en un intento de abarcar el amplio proceso de avances orientados

horizontalmente tanto entre las clases sociales como en la interacción cultural dentro y fuera

de las naciones y la experimentación artística en la que géneros, tonos y estilos se

confrontaban y dialogaban.

Como característica propia del Manierismo estético y filosófico en el que desembocaron

las recodificaciones culturales del humanismo renacentista, entre los ilustrados -ya artistas, ya

preceptistas- había una gran preocupación por sistematizar de nuevo los campos de

producción cultural en directa relación con lo que se consideraba una espiritualidad

excepcional,2 asentada ésta sobre una realidad cada vez más cambiante y demandante. La

sentida necesidad de diálogo, de retroalimentación de los valores, así como la evidente

función del arte como vehículo de los códigos éticos, se aunaban a la necesidad, por parte de

esa misma comunidad artístico-cultural, de contar con una teoría ajustada a la experiencia

creativa, teoría más coherente y funcional que las doctrinas aprendidas directamente de las

fuentes clásicas y sus derivaciones más o menos fieles hasta el Renacimiento; una teoría,

también, que ordenase las experiencias artísticas en su constante y creciente reacomodo.

Son de especial interés las múltiples y complejas relaciones entre los planteamientos

estéticos de Lope, volcados sobre el interés popular en su teatro, y los cánones manieristas

que sustentan buena parte de sus postulados, dispersos aquí y allá en su obra y no solamente

en el Arte… -el fundamento filosófico del arte, la geminación de la fábula en la fábula, la

dicotomía ficción/realidad, la variedad multiplicadora como principio-, todo ello articulado

con un interés en la canonicidad establecida por el público mismo, que irá transformando una

estética más bien intelectualizada en un arte de enorme potencia vital, sostenido por el

público, alimentado por él y a él dirigido: la nueva comedia española. ¿Cuáles son los

reflejos, contrastes y paralelos de Lope como teorizador literario en los terrenos no sólo de la

preceptiva (López Pinciano, Cascales, Jáuregui), sino de la creación de otros poetas, como

Góngora o Quevedo, y de otros dramaturgos, como Tirso de Molina o Ruiz de Alarcón?

¿Cuáles son los antecedentes filosóficos que tiñen este afán de nombrar los resortes de la

propia creación artística, su historicidad y su adecuación cambiante a las realidades artísticas?

2 Froldi, 93.

Page 7: Las Teorías Literarias de Lope de Vega

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La dialéctica entre aristotelismo y antiaristotelismo es el ritmo fundamental de este

proceso. A través de ella confirmamos la permanencia de la plataforma aristotélica en lo que

se refiere tanto a la unidad de acción, en el drama, y a los procedimientos retóricos como

herramientas cuya utilidad seguía probándose a través de los cambios y con ellos mismos.

Juan Manuel Rozas,3 en este sentido, ha puntualizado cómo la retórica antigua sigue siendo

puente entre dramaturgo y comedia en el Arte… de Lope. Más aún, la relación entre el artista

y su objeto mantiene, para Lope, la relación mimética de la teoría aristotélica. En el Arte…,

lo verosímil es entendido por Lope como decoro horaciano y, a la vez, como imitación de las

acciones humanas. El principio de imitación como espejo de la naturaleza, sin embargo, ha

sufrido una transformación básica a estas alturas: se ha descubierto su diacronicidad, y mejor

que descubierto, nombrado y teorizado, puesto que dicha diacronicidad ya se realizaba sin

mayor miramiento doctrinal y bajo el supuesto de guardar siempre el precepto clásico tal

cual. Pero las demandas del público que pagaba por ver eran tan insoslayables como

determinante era el mandato autoritario de persuadir a la conducta noble y cristiana.

Nuevamente, la cuestión de la teoría aristotélica estaba íntimamente ligada a la horaciana:

enseñar y deleitar fue siempre el propósito a la vista cuando el público se iba convirtiendo en

verdadero paradigma estético, y el "gusto" de éste se convertiría a la vez en la válvula que

abriría el arte dramático del siglo XVI a la nueva comedia española.

La opción decidida por la variedad ya había sido, también, teorizada por los italianos

antes de que Lope escribiese su Arte…Los géneros borraron sus fronteras a través de los

gestos que transmutaron la novela de Boccaccio en espectáculo vivo, aun cuando fuese

esquematizando al máximo, incluso burdamente, en la commedia dell'arte los tipos

fundamentales de la narrativa del Decamerón. Con la tipología de la "novella"4 trasladada a la

commedia (el comerciante Pantaleón, el Doctor Gratiano, los amantes, el zanni o sirviente, el

capitán, siempre español para los italianos y personaje que en España seguiría siendo

ridiculizado), la comedia española y, en concreto, el teatro de Lope, heredan un conjunto de

subtemas y características microestructurales, como sería, por ejemplo, la distribución

tripartita de elementos narrativos: tres cartas, tres días, tres encuentros, etc. El entremés del

teatro prelopesco, su acopio del legado medieval de la mascarada o mojiganga, su eclosión en 3 Rozas, 275. 4 D'Antuono, 127-128.

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los pasos de Lope de Rueda -todo lo cual sería calificado y reconocido por Lope como

"comedia antigua" en el Arte…- recibe la influencia de los lazzi desembarazados que

apiñaban al público ávido de gesticulaciones hilarantes, público al que ya se va dirigiendo

con mayor intención la pluma dramatúrgica, cobrando así el diálogo una importancia que no

tenía en la commedia dell'arte. Sobre todo en España, tragedia y comedia tuvieron que

fusionarse en ese poderoso afán por hacer de la vida materia del arte. Jesús Pérez Magallón5

diferencia tres niveles en los que el drama se transforma bajo el antiaristotelismo reinante en

el mundo teatral de Lope: los temas, los tonos y los estilos. De los tres, el nivel más

importante es el temático, siendo la variedad de tonos (de lo grave a lo ridículo) y de estilos

(entrelazamiento de lo sentencioso y lo burlesco), lo que sostiene una diversidad temática, en

la cual destacan como temas predilectos la dualidad ficción/realidad y la figura del donaire.

En Los amantes sin amor, por ejemplo, el personaje de Octavia, quien simula caer en la

trampa que le tienden su galán y el amigo de éste, se transforma de pretendida víctima en

verdadera victimaria, engañando y mintiendo hipócritamente para aleccionar a sus

engañadores. Octavia evidenciará la comedia como una mesa de trucos,6 un trompe l'oeil que

recrea la realidad a su capricho.

Es en este sentido que los recursos manieristas, los efectos visuales y compositivos, la

ekphrasis en la que se entrecruzan codificaciones que pretenden iluminar al espectador sobre

las relaciones entre lo real y lo aparente, son lo que caracteriza el tránsito de las teorías

literarias de Lope de Vega por una canonicidad en vivo coloquio, multivalente y maleable.

"Idem opus operatur fictio quod veritas" aseverará Lope en Los amantes sin amor. "Engañar

con la verdad" es materia del Arte…, y con este engaño sincero la ilusión de lo real trasunta

un orden católico que se afirma en la ficción dentro de la ficción. Nada de esto que vemos es

tan real como lo que no vemos, el reino de lo eterno, que nos pareciera en primera instancia

lejano o irreal pero que al cabo prueba ser lo único confiable. La metaficción como estética se

contagia a los terrenos metateatrales, y éstos a su vez se dejan contagiar: todo es

representación y escenografía en el arte manierista.

5 Pérez Magallón, 209. 6 Vélez Quiñones, 45.

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La figura del donaire, por otro lado, cuajada a través de todos los bobos y zanni del teatro

prelopeso y la commedia dell'arte, comprueba todo su poder. Bajtín7 nos dice de qué modo,

más que personaje concreto, el bufón, el loco, es una potencia vital. Desde sus orígenes

italianos, el zanni gesticulante (pícaro, cobarde, fanfarrón, glotón, interesado, como ya lo

caracteriza Montesinos)8se desdobla, en un momento dado y por exigencias dramáticas

limitadas por la trama amorosa, en dos bufones que llenan el tiempo y el espacio teatrales,

uno listo y otro tonto, y aún, poco más tarde, en la sirvienta coqueta, 9 origen de la Papagena

mozartiana. De tal suerte, el gracioso inteligente del teatro de Calderón no es obra exclusiva

del Barroco asentado sobre una sociedad cada vez más decadente y una nobleza sin norte ni

más guía, al parecer, que los designios de su servidumbre. El gracioso como inteligencia

activa está ya en el teatro italiano y prelopesco y surge en el momento en que se enfrenta al

amor neoplatónico de su amo. Encarnación del buen sentido, en la naciente comedia española

imita a su amo porque hay una determinación poderosa que así lo obliga indefectiblemente: la

ejemplaridad de las clases dominantes. Pero también tiene el poder de contrastar con él

cuando su delirio filosófico pervierte el erotismo directo que requiere la condición humana; el

Tristán de El perro del hortelano es una de estas encarnaciones del donaire. Mentiroso,

fabulador, logra con sus edificaciones verbales sustituir lo real por lo fingido y subvertir el

orden social en que su amo, Teodoro, secretario de Diana, cortesana celosa que no quiere

rebajarse a amar a un criado pero rehúsa verlo en brazos de Marcela, es víctima de las

manipulaciones de aquélla para retenerlo y, a la vez, contenerlo. Tristán vendrá a la carga con

sus propias invenciones y, con ellas, trocando a Teodoro en el hijo perdido del conde

Ludovico, recodificará los valores sociales por obra y gracia del lenguaje.10 En el proceso,

Teodoro se transfigura realmente, y su vanidad y ambición se vuelven honradez y nobleza;

mientras tanto, Diana quedará atrapada en los múltiples reflejos de la apariencia y la realidad.

El enorme poder de la figura del donaire, aun sujeto a la no menos determinante

convención de los valores de la nobleza y la rectitud encarnados por su amo, está cargado de

la herencia cultural carnavalesca. Contenida y regulada, esa fuerza subversiva es uno de los

vectores principales de la comedia de Lope. La expresión verbal de su empuje es diez veces

más poderosa que su expresión gestual, derivada de los lazzi de la commedia dell'arte. Es así 7 Bakhtine, 1970, 16. 8 Montesinos, 18-29. 9 D'Antuono, 128. 10 Friedman, 16.

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como la comedia lopesca supera la máscara italiana de raigambre medieval, a través del

diálogo, de la apelación al sentido del público, del cuestionamiento de los códigos y,

paradójicamente, irónicamente, de su preservación bajo una ley superior al artificio de la

trama. La versión inteligente del gracioso y su carácter siempre activo, parecen equiparar a

esta figura con la inteligencia activa del yo creador del Manierismo en su tránsito al Barroco,

salvadas las diferencias. Pero aun en las diferencias parece haber cierta armonía, pues la

determinaciones del gracioso, el superego encarnado por el galán, su amo, son equiparables a

su vez con la gravitación de las autoridades real y eclesiástica sobre la creación teatral.

También las limitaciones del bobo, bien miradas, son las que lo hacen simpático al público; la

inteligencia artística se congracia a su vez con los espectadores al disminuirse al tamaño de

ellos y departir con su lenguaje, "en necio", como dirá Lope en el Arte… Es precisamente

esta habilidad lo que mantiene abierta la válvula que da paso al poder subversivo de la visión

carnavalesca del mundo, uno de los secretos del gran éxito de la comedia.

La dialéctica entre aristotelismo y antiaristotelismo parece responder, así, a una dialéctica

más profunda entre la tradición y la modernidad. La máscara carnavalesca de la tradición

popular de la Edad Media, que el teatro de las sociedades portuarias del Mediterráneo utiliza

para aproximar la literatura al público popular, más inquieto y demandante en medio del

trajín comercial, cultural, internacional e interétnico de Nápoles, Sicilia, Valencia o Sevilla,

se va convirtiendo en la máscara de la máscara de lo real. Dicho de otro modo, la antigua

máscara parece diluirse en la comedia española cuando, en realidad, está depositada en las

acciones engañosas, las falsas palabras, los afanes indignos y las trampas del intercambio

social. El equívoco se hace norma mientras el discurso dramático suplanta el esquematismo

caleidoscópico y formulístico de la antigua comedia; la comedia, por así decirlo, cómica. Es

la fusión tragicómica, entonces, la llamada a simbolizar a la sociedad española en la que Lope

vivió: intensa, dinámica, cambiante, antisolemne y, al mismo tiempo, conservadora y

respetuosa de la autoridad superior.

Las teorías narrativas de Lope corresponden, por su parte, a esta liberación de la comedia

de las normas precedentes. La desdicha por la honra, de las tres novelas que contiene La

Circe, es fiel al precepto de variedad que preconiza el Arte… de Lope. Las novelas a Marcia

Leonarda también pretenden enseñar y deleitar. La novella como pasatiempo y diversión, que

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Lope retomaba no sólo de Boccaccio o Bandello, sino sobre todo de su compatriota

Cervantes, con quien entablaba a la sazón una celosa y particular relación dialógica tanto

artística como teórica, contiene también diversas válvulas. Como muchos dramas de Lope, el

recurso metaficcional del "mise en abyme", o libro dentro del libro, comienza por amplificar

el espacio narrativo como terreno sobre todo ficcional. La fusión del yo narrador y del yo de

Lope, que también encontramos en Cervantes, acentúa el papel lúdico de la novela, en la cual

todo parece ser pretexto para fabular;11 las digresiones de Marcia Leonarda subvierten las

convenciones retóricas de unidad, comentando contrapuntísticamente al narrador como en el

diálogo humanista conversaban, por ejemplo, la Sofía y el Filón de León Hebreo, pero aún

más, dotando a la narración de una armadura arquitectónica compleja que hace de la ficción

también metalenguaje, algo ausente en las Novelas ejemplares. De igual modo la variedad

temática retomada de Boccaccio y del relato árabe medieval, su transmisión conversacional,

con ese tono medio y familiar del Decamerón, y el estilo paródico con que se sostienen

mutuamente lo "vivido" y lo declaradamente fabulado, con el correspondiente disfraz de

turco, hermano del disfraz varonil del teatro lopesco, le dan a la novela de Lope poderes

similares a los del drama, liberadores del canon precedente y fundadores de su particular

estética de la transgresión.

Las teorías literarias de Lope se presentan de tal modo que se vuelve imperativa su

contextualización con los condicionamientos estilísticos del Manierismo, pero no sólo de una

estética manierista que ya había avanzado y evolucionado a principios del siglo XVII, sino de

una estética barroca en franco camino a su plenitud, sostenida sobre todo en el paradigma

popular del gusto literario rector, algo que los manieristas del siglo XVI hubiesen tomado con

bastante cautela. No obstante, Lope, a diferencia de los preceptistas del Manierismo que

sobrevaloraban el carácter intelectual de la creación artística, reconoce el gran impulso

transformador del público masivo de sus comedias. Es precisamente esta orientación popular

la distinción que suele hacerse entre ambos estilos hermanos. No obstante, la evolución hacia

el Barroco está ya germinalmente en la preceptiva manierista. Rinaldo Froldi enumera una

serie de condiciones típicas de la etapa manierista que apuntalan el Arte… de Lope: un

11 Redondo, 164.

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11

"sentido más vivo de la realidad", "la necesidad de una más amplia comunicación" y "la

conciencia de los valores éticos del arte."12

La compleja relación entre Lope y Góngora es otra de las líneas argumentales de la teoría

literaria lopesca. Su decidida opción por la ausencia de oscuridad en la poesía y por la pureza

del castellano no sólo lo opusieron al cordobés, sino que formaron parte de toda una batalla

campal en la que se confrontaban aristotélicos, lopistas y culteranos. Partiendo de su crítica a

los poetas afectados y la latinización del castellano en la Epístola a Barrionuevo (1602),

Lope pasará varios años sin responder directamente a los picones de Góngora, aunque ya en

1609, el Arte…, previene contra los "vocablos exquisitos". Pero terminará por confrontar

ferozmente, desde La Filomela (1621) y a lo largo de mucho tiempo, el uso del hipérbaton,

de barbarismos y de cultismos por parte de Góngora pero, sobre todo, de sus seguidores.

Preconizará el lenguaje castizo, claro y lleno de contenido recto. La insinceridad del

culteranismo será siempre reprobada con tintes ya morales, y dirá con los manieristas que la

filosofía es el fundamento de todo arte. Sin embargo, la crítica de Lope parece gravitar sobre

todo en la extranjerización del idioma, fuese latina o de otra índole. La defensa de la lengua

romance sobre el latín fue una de las revoluciones culturales que se propuso abiertamente

desde la publicación de la Parte Catorze de sus comedias en 1620. En su reprobación del

culteranismo lo acompañará Jáuregui, así como Tirso, Cascales, Quevedo y muchos más. Y

aunque acepta el ingenio metafórico de Góngora, sobre todo cuando éste ya había muerto, es

decir, en el Laurel de Apolo (1630), hasta el final Lope combate la oscuridad, los enigmas, el

énfasis y el rebuscamiento. En sus múltiples argumentaciones a lo largo de las obras

enlistadas en el índice de este proyecto de investigación,13 Lope defiende a los "antiguos", en

este caso Garcilaso y Boscán, como los verdaderamente "cultos" por lo ajustado y no

enigmático de sus metáforas. Pero el hecho es que tanto Garcilaso en su tiempo, como López

Pinciano, están a favor de la oscuridad erudita, aunque reprueben la léxica y sintáctica. Es

decir, defienden la alegorización que alcanza un sentido anagógico o teologal. Que Lope no

hubiese hecho comentario alguno sobre este tipo de oscuridad es un hecho interesante y

sintomático. Interesa porque hace evidente la existencia de dos y hasta más estéticas paralelas

en el siglo XVII, y es síntoma de que, al parecer, Lope no fue sensible desde ningún punto de

vista a la necesidad de otros poetas de colocarse por encima del conocimiento común del 12 Froldi, p. 93. 13 Ver Romera-Navarro, 147-282.

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público. Por otro lado, la condena de superabundancia verbal y la difícil comprensión de

ciertas metáforas gongorinas era compensada, a veces, por la admiración de Lope, quien llega

a reconocer en La Dorotea (1632) el encanto de decir "cítara de pluma" por "ave", pero sin

dejar de repelar por el rodeo, calificándolo de innecesario y confuso (pregunta al lector si

habrá que llamar a la cítara "ave de madera").

Joaquín Entrambasaguas14 ha rescatado y reunido para nosotros materiales de inmenso

valor para estudiar los cambios de canonicidad que se dieron en la época de Lope. Me refiero

específicamente a su vitriólica disputa con los aristotelistas, cuya fama no existiría (con la

sola excepción del gigante Cervantes, quien poco después se puso del lado de Lope) si no

fuese precisamente por su arremetida feroz contra la nueva comedia y su creador. Comienza

Entrambasaguas por describirnos el momento y las circunstancias en que, azuzado por el Dr.

Suárez de Figueroa, acendrado enemigo de Lope, Pedro Torres de Rámila publicó un libelo

titulado Spongia, presumiblemente en Alcalá de Henares, en 1617. Todos los ejemplares de

dicho documento fueron concienzudamente destruidos por Lope y sus amigos, por lo cual

hasta la fecha no se tiene noticia de alguno que haya sobrevivido. Sin embargo, gracias al

conservado manuscrito de 1628, una Poética aristotélica de Juan Pablo Mártir Rizo,

partidario de la Spongia, se pueden estudiar algunas de las críticas de Torres de Rámila en

contra de la nueva comedia, teñidas de toda la mala leche que produce el pecho de la envidia.

Unos cuantos meses después circuló un cartel firmado por un tal Franciscus

Antididascalicus, presumiblemente el mismo Lope de Vega. Se trata de otro libelo

compensatorio con varias conclusiones gramaticales de carácter teórico en que se desbarata al

contrincante con lujo de ironías ingeniosas y desprecios brutales. En él se cita a los

universitarios complutenses a discutir en vivo el asunto en la Academia Literaria Matritense.

Ya para entonces Lope y sus partidarios preparaban un libro que salió a la luz en 1618 con el

título de Expostulatio Spongiae, firmado por "Julio Columbario". En él continúa defendiendo

la nueva estética teatral y apuñalando a Torres Rámila; le sigue inmediatamente un relato

titulado Oneiropaegnion en el cual se satiriza a los contrincantes. Sigue un Appendix

Expostulationem Spongiae firmado por Sánchez de Moratalla, quien defiende de manera

firme y contundente el arte nuevo de hacer comedias. A la luz de estos textos es clara la

necesidad de continuar el estudio de Entrambasaguas, y hacer un cotejo y una

14 Entrambasaguas, 1946.

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contextualización de esta disputa no sólo con el auge de la nueva comedia, sino con la

polémica contra el culteranismo.

Un crítico actual, Wendell Harris,15 afirma que los cánones se construyen a través de los

textos leídos, no abstraídos de su realidad comunicativa. La multivalencia de sus significados,

la naturaleza coloquial de su enjuiciamiento, las circunstancias concretas de su defensa, de su

patrocinación y su respuesta a ciertas necesidades, todo ello confluye en la creación de un

canon, y en el diálogo o tertulia canonística de un determinado momento cultural. El

momento cultural de Lope es crucial para entender la polivalencia de sus teorías literarias, los

derroteros que va tomando lo que asimila y recrea de sus fuentes, los artificios con los cuales

satisface las disyuntivas en que lo colocan sus múltiples determinantes, las opciones, en fin,

que hacen del canon de Lope representativo de lo que debe ser la canonicidad literaria y

artística, no un fósil escritural sino un consenso susceptible de remodelación, revisión y

renovación.

7. MARCO CONCEPTUAL: Karl Vossler fue uno de los primeros críticos en señalar la importancia de la tradición del

teatro valenciano en la comedia de Lope de Vega. De igual modo, fue quien puso sobre la mesa

de la crítica la cuestión de su formación jesuita, lo que deja abierta la puerta a la definición de la

estética lopesca a la luz de la Retórica aristotélica y de la cultura emblemática16 de la ratio

studiorum. También a Vossler se debe el cuestionamiento de los precedentes críticos de

románticos e historicistas que desvirtuaban el carácter del Arte nuevo de hacer comedias en este

tiempo considerándolo un tratado teórico y didáctico, devolviéndole definitivamente su

condición de texto festivo, epístola horaciana y pieza oratoria de testimonio picaresco-poético.17

La representación de los misterios medievales, común a Italia, Francia y España, tuvo, explica

Vossler, distinta evolución en cada cultura. Si en Francia se convirtió en un espectáculo fastuoso

y acartonado de los valores autoritarios y en Italia evolucionó a través del aspecto musical hacia

la ópera, en España se optó decididamente por la acción a través de personajes populares,18

como sucede en Armelina de Lope de Rueda, que es mencionada en el Arte… de Lope de Vega.

15 "Canonicity", PMLA 106 (1991): 110-121. Cit. por Soufas, 320. 16 Ver Martínez. 17 Vossler, 144. 18 Ibid., 235.

Page 15: Las Teorías Literarias de Lope de Vega

14

Para éste último, había en el legado teatral español tres géneros: el auto sacramental, la comedia

de capa y espada y la comedia de cuerpo o alegórica. Desde luego, las preferencias de Lope

estaban centradas en la comedia de capa y espada, llamada también comedia de ingenio, donde

no había manifestaciones sobrenaturales sino el puro juego de la inteligencia a través de la trama

y el diálogo. De Juan de la Cueva, afirma Vossler, Lope retoma el uso de los temas históricos en

el drama. El papel de las comparaciones míticas es considerado un obstáculo dramático o lastre

erudito por muchos críticos de distintas épocas, entre ellos, al parecer, el propio Vossler, pero es

revalorado por otros como elementos semiológicos que responde a la armonía textual y a su

construcción arquitectónica.19 La mención de la figura del donaire que hace Vossler enfatizando

la fusión lopesca entre lo serio y lo festivo será, poco después, desarrollada magistralmente por

José F. Montesinos.

Si Vossler se centra sobre todo en el contexto cultural de Lope de Vega, toda una línea de

interés de la crítica lopista, de igual modo Montesinos explora la subversión que hace Lope, a

través del drama y del gracioso, de los condicionamientos petrarquistas de la tradición

renacentista.20 También sienta las bases de una consideración intratextual de los elementos de la

comedia de Lope, considerando la figura del donaire como constructiva, lo que lo hace coincidir

con el legado carnavalesco del que habla Bajtin. Asimismo señala el carácter armónico del

gracioso como complemento del caballero noble, a veces tan perdido en su elevación que

resulta desorganizador, caótico, y cuyo contrapeso sólo puede encontrarse en el criado, que si

bien hace recordar todas las miserias de la vida, mientras que el amo recuerda todas sus

excelencias, también otorga equilibrio al conjunto dramático, a tal punto, que su voz es casi

operística. Montesinos transita de los temas críticos sobre el contexto cultural a los del contexto

social al señalar cómo las clases sociales, en sus mutuos intercambios e interdependencias,

también se ven reflejadas en la comedia lopesca.

Contribución admirable fue la de Miguel Romera-Navarro, quien exploró la naturaleza

canónica de la obra de Lope. La descripción que hace de la evolución teórica del poeta es uno de

los andamios en los que se apoya este proyecto de investigación. Fue Romera-Navarro quien

señaló, a través de los juicios contemporáneos a Lope de Saavedra Fajardo, que la naturaleza es

el centro del gusto del pueblo español. Este señalamiento desmiente, en efecto, la consideración 19 Romojaro, 20 Montesinos, 30-34.

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15

filosófica que había hecho Menéndez Pidal de la naturaleza como categoría neoplatónica en el

teatro de Lope. El término por él empleado se refiere, en efecto, a la inmediatez de lo cotidiano y

vivencial, al enamoramiento de su propia abundancia, como lo pondría Saavedra Fajardo en su

República literaria.21 Romera-Navarro también remonta el antiaristotelismo de que hace gala

Lope en su Arte.. al propio Luis Vives, quien ya en 1530, en su De ratione dicendi, rechaza la

veneración de los antiguos y la soberbia con que humillan a los modernos. Observa cómo

Cascales, por el contrario, reafirma los preceptos aristotélicos en un afán conservador fustigando

a los heterodoxos, mientras que Marino, más cercano a la realidad artística, corrobora la

superioridad del público sobre las reglas, misma que apoyan todos los autores prelopistas en

España. Como única preocupación en la Poética de Aristóteles sobre las tres unidades, la unidad

de acción es llamada por López Pinciano unidad de argumento, y el consejo que Lope da en su

Arte… de evitar los episodios, es relativizado por el preceptista, quien concede que, mientras

estén subordinados a la unidad general de la acción, puede haber episodios en el argumento.

Pero es sobre todo el precepto de la verosimilitud el que destaca entre todos como el fundamento

teórico del Arte… de Lope. De raigambre aristotélica, este principio lo convierte Lope en la

característica de la nueva comedia de imitar las acciones de los hombres. Es, en otras palabras, el

principio de imitación o mímesis aristotélico, que Cascales llamaba "pintura en vivo".22

Igualmente establece el preceptista que en este principio reside la esencia de la poesía. La

coetaneidad exacta entre la teorización de Cascales y la de Lope es sintomática de un momento

especial por el que atravesaba la canonicidad literaria y estética en la España de principios del

siglo XVII. En López Pinciano, por ejemplo, prevalece el punto de vista platónico al sostener

que la fábula sólo es imitación de la realidad, pero no la realidad misma. Para Cascales (en sus

Tablas poéticas, de 1617), lo verosímil es lo verdadero, y en eso precisamente radica la fuerza

de la verosimilitud. Pero lo verdadero no es necesariamente lo sucedido, el referente real. Lo

verosímil, "debaxo del argumento fingido nos pone un espejo, una imagen de la realidad".23 De

tal suerte, coincide Cascales con López Pinciano en que lo verosímil es fingido y no lo real, pero

señala la característica de la verosimilitud de reflejar la realidad como espejo o imagen de ella,

en lo que radicaría su excelencia artística. Este es el punto de vista compartido por Lope, y

Romera-Navarro nos remite al prólogo dialogístico de la Parte Diecinueve de sus comedias.

Este dato viene a corroborar la orientación básicamente aristotélica del Arte…, que ya han

21 Romera-Navarro, 24. 22 Romera-Navarro, 67. 23 Cit. por ibid, p. 69.

Page 17: Las Teorías Literarias de Lope de Vega

16

observado críticos más recientes como Juan Manuel Rozas y Emilio Orozco. Nuevamente, nos

topamos con una de las características de la estética manierista: el arte, al reflejarla a través de

una imagen pergeñada por el poeta, es capaz de perfeccionar la naturaleza. Al hacer ostensible la

realidad a través del intelecto, el arte ya la está mejorando, pues la hace también inteligible. Más

allá del tinte platónico o aristotélico de las ideas, el Manierismo estético representa una etapa

particular de la concepción idealista del mundo real: es la inteligencia activa lo que le imprime

sentido a la realidad. Es así como el realismo del Barroco tiene lugar y nace en la concha del mar

idealista del Renacimiento. El paradigma del gusto popular, presente en el Arte…, atraviesa

también por este concepto, pues no es lo popular en sí mismo lo que interesa en el arte, sino lo

popular a través del tamiz de la sensibilidad y de la inteligencia artísticas.

Es explicable además de curioso, entonces, ver cómo Lope recomienda en su Arte… escribir

el drama primero en prosa y luego en verso. Romera-Navarro observa ya la extrañeza de este

consejo en alguien que vivía tan vertiginosamente como Lope. Sin embargo por ello es

doblemente notable que el poeta recomiende la creación de un borrador previo en prosa, pues

aunque la poesía sea para él y sus contemporáneos un discurso superior a la prosa, nos

percatamos a través de esta técnica de cómo era importante conservar, hasta donde lo permitiera

el aliento poético, el tono conversacional de los versos dramáticos. Asimismo, es notable cómo

de manera explícita Lope asienta que la esencia de la poesía no radica en el metro y la rima, sino

que medida y proporción son sólo un atributo de la poesía, sin ser la poesía misma. Esta

preocupación de Lope coincide con los momentos más álgidos de sus disputas con los

culteranos. Exasperado, quizás, dirigió sus baterías a la reflexión sobre la naturaleza misma de la

poesía, y la colocó por encima de la medida y la proporción. En ella se trasluce, desde luego, la

reflexión teológica sobre los atributos divinos.

Rinaldo Froldi es, entre los críticos recientes de Lope de Vega, uno de los más interesantes y

agudos. Entre las primeras observaciones que hace está la de que, en tiempos de Lope, Marino

afirmó, prácticamente, que en arte las reglas existían para ser rotas. Esta afirmación que define el

arte como la violación de la norma es idéntico al postulado por Jan Mukarovsky en su propuesta

estética y semiótica del arte a partir de los postulados de los formalistas rusos. De igual modo

nos informa Froldi de una hecho que viene a complementar lo ya señalado por Vossler respecto

a la formación jesuita de Lope: que la ratio studiorum daba clara preferencia a la Retórica de

Page 18: Las Teorías Literarias de Lope de Vega

17

Aristóteles sobre su Poética, y que las técnicas de la persuasión a través del libre discurso eran

más importantes, a la sazón, que la fidelidad a los principios de unidad textual. También

amplifica Froldi lo observado por Vossler en el sentido del carácter no palinódico, sino irónico y

burlesco del Arte… de Lope. El planteamiento central de Froldi es hasta qué punto el contexto

cultural y teatral valenciano es el caldo de cultivo de la comedia de Lope de Vega. A través de

un análisis de las características de las obras, desde luego, del sevillano Lope de Rueda, cuyos

pasos son el hilo conductor de la commedia dell'arte a la comedia moderna de Lope, pero

también de otros dramaturgos valencianos menos conocidos, como Virués (asentado

definitivamente, tanto por Lope como por Froldi, como el inspirador de la división en tres actos),

Timoneda (en quien el gusto popular es determinante), o Tárrega (a quien Froldi atribuye la

creación de la primera comedia propiamente española en el sentido moderno: El prado de

Valencia), Froldi nos va haciendo una pintura del ambiente social, cultural y teatral de Valencia.

Observa su tradición petrarquista desde Ausías March hasta Gil Polo; su riqueza en academias

literarias y juegos florales, evidentemente derivados de los viejos consistorios del gay saber que

ya nos había descrito Menéndez Pelayo de la corte aragonesa de Juan II; su ambiente portuario y

comercial de gran intercambio y movimiento humanos; lo antiaristocrático de su orientación y la

presencia del tema morisco, justo como el de Nápoles y Sicilia, de donde llegaban las troupes

teatrales de compañías italianas de la commedia dell'arte; la preferencia de su público por la

fábula celestinesca de Fernando de Rojas, las vicisitudes de los amantes y la pintura de

personajes populares; el privilegio valenciano de contar con uno de los grandes retóricos

españoles del siglo XVI, contemporáneo de los prelopistas, Palmyreno. En fin, Froldi consigue

evidenciar el papel valenciano en la creación de la comedia española y, a la vez, propone una de

las preocupaciones centrales de la presente investigación: la ingerencia de los conceptos

manieristas en la teoría literaria de Lope.

Juan Manuel Rozas, por su parte, logra cuajar ciertos puntos importantes en relación con el

Arte… En primer lugar, que es el concepto de relatividad lo que Lope y sus contemporáneos

introducen en la doctrina aristotélica del arte dramático. Seguidamente, Rozas reconceptualiza el

Arte… mismo a través de su análisis como obra poética, y no bajo la convención, usual en la

crítica anterior, de considerarlo un tratado teórico y didáctico. Los avances que en este sentido

ya habían hecho Vossler y Froldi al subrayar el carácter festivo e irónico del Arte… se ven

complementados magistralmente con su división estructural en tres partes fundamentales:

Page 19: Las Teorías Literarias de Lope de Vega

18

prologal, doctrinal y epilogal. A la luz de dicha descripción en partes estructurales con sus

propias características retóricas, Rozas evidencia cómo lo que se había llegado a considerar una

exposición lopista de la estética antigua opuesta a la moderna, es sólo un recurso retórico, la

captatio benevolentiae, con que Lope busca la anuencia de la Academia de Madrid para

exponer, ya en la parte central de su Arte…, la verdadera doctrina que anima su obra teatral. De

igual modo, Rozas remite a la división de la Rhetorica clásica la sucesión temática de la parte

doctrinal del Arte…, que pasa de aspectos de la compositio, a los de la elocutio y, finalmente, a

los de la inventio, en el orden que le imponía su propio ritmo creativo. También alude Rozas a

las tres fuerzas que animan el Arte…, la ironía (materializada en los pareados al final de cada

segmento o estrofa), la erudición (presente sobre todo en la parte prologal) y la experiencia

(carne y sustento de la parte doctrinal, siendo la epilogal sólo una repetición de la prologal).

Rozas divide asimismo en diez los temas tratados en la parte central y doctrinal del Arte…: 1.

Concepto de tragicomedia; 2. Las unidades; 3. División del drama; 4. Lenguaje; 5. Métrica; 6.

Las figuras retóricas; 7. Temática; 8. Duración de la comedia; 9. Uso de la sátira:

intencionalidad; 10. Sobre la representación.24 Rozas no se detiene ahí, sino que ennumera cinco

características estilísticas del Arte… como obra poética: la función múltiple de los pareados, la

ecuación pareado = aforismo, la presencia continua del yo, la flexibilidad de los cambios de tono

y la asociación de ideas.25 Este estudio es completado con amplitud por Emilio Orozco poco

después. Como una de sus propuestas fundamentales, Rozas determina el carácter aristotélico

del contenido del Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, así como el carácter horaciano

de su forma, es decir, de su estructura (tripartita, como la de la Epistola ad Pisones), su tono

(adecuado y grave) y su género (epistolar y oratorio).26

8. METODOLOGÍA: En sus Escritos de Estética y semiótica del arte, Jan Mukarovsky define tres vectores de

la creación artística: la función, la norma y el valor estéticos. Acorde con sus raíces

saussurianas, caracteriza a la función estética en relación con otras funciones comunicativas

no estéticas. La norma estética es para él el fundamente de la estética misma, que estudia la

normatividad de las creaciones artísticas. Al relacionar la norma con la organización social,

Mukarovsky aborda el problema de la valoración del objeto artístico, su objetividad o 24 Rozas, p. 274. 25 Ibid., pp. 282-286. 26 Ibid., pp. 280-281.

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19

subjetividad, en el entendido de que el valor estético es intrínsecamente variable; no es un

estado (ergon), sino un proceso (energeia). Entonces, a pesar de la intención de la norma

estética de permanecer estática, nunca puede lograr la validez de una ley natural. La norma

tiene una potencia meramente reguladora, orientativa, e implica la posibilidad de su

violación. La antinomia dialéctica entre la obligatoriedad y la negación de la norma estética

se inclina decididamente hacia la negación. La violación de la norma es uno de los recursos

principales del arte, y es intencional. Asevera que la coexistencia de varios cánones diferentes

no es de ninguna manera pacífica, pues la norma estética pretende tener una validez

incondicional. En la jerarquía de cánones, dice Mukarovsky, el que está en la cumbre es el

más reciente, el menos mecanizado. Y la jerarquía de cánones suele coincidir con las clases

sociales, aunque no siempre sea así. Igualmente, Mukarovsky asienta que las normas estéticas

no son herméticas, sino que pueden transformarse en normas éticas, prácticas o

comunicativas.

Respecto a la relación de la norma con otras normas en competencia, Mukarovsky

observa: "La norma es violada incesantemente. Sin embargo, es necesario señalar que

examinando, en adelante, el aspecto evolutivo de la norma estética, utilizamos la palabra

violación… como relación entre la norma temporalmente precedente y la norma nueva,

distinta de aquélla, y que se halla en proceso de formación."27 Hasta aquí, los postulados del

filósofo checo se ajustan con toda precisión a las intenciones de la presente investigación: la

modificación del canon teatral de Lope de Vega, su deuda con sus precursores y su rechazo

de la antigua norma. Asimismo, su relación competitiva con Cervantes. Más adelante

Mukarovsky asevera: "La historia del arte, vista desde la perspectiva de la norma estética,

aparece como una historia de revueltas contra las normas dominantes. De aquí se desprende

el rasgo especial del arte auténtico, que consiste en el hecho de que, en la sensación que

provoca, el placer estético se confunde con el desagrado."28 En efecto, la incomodidad de

Lope y buena parte de sus contemporáneos ante la poesía de Góngora, y la de los

aristotelistas con respecto a la nueva comedia, se pueden explicar satisfactoriamente a la luz

de esta teoría, fruto del postformalismo ruso y del Círculo de Praga. Finalmente citaré un

pasaje que levanta muchas interrogantes sobre el sentido que toma el debate canónico en

tiempos de Lope: "Resulta que la manera de abordar el problema de la norma estética desde 27 Mukarovsky, 65. 28 Ibid., 66.

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20

el punto de vista sociológico no es sólo una de las formas posibles, o incluso laterales, sino

que se trata, junto con el aspecto noético del problema, de una necesidad fundamental,

puesto que posibilita averiguar en detalle la contradicción dialéctica entre la variabilidad y

la multiplicidad de la norma estética, y su pretensión de invariabilidad incondicional."29 La

respuesta a dichas interrogantes serán en gran medida el cuerpo mismo de la investigación:

los cambios culturales que requirieron del arte un acercamiento menos intelectualizado y más

inmediato, el círculo cercano a Góngora, perteneciente a la nobleza, el gran éxito de la

comedia de Lope y su vertiginosa fama, la multiplicación de las valoraciones estéticas de las

obras de arte, todo ello participa en una explicación del fenómeno que nos ocupa.

En los textos recogidos en el libro Estética de la creación verbal, Míjail Bajtín señala

ciertas cuestiones que vienen muy bien con la problemática del gracioso en el teatro lopesco

y la significación del elemento cómico en la teoría literaria de Lope. Dice Bajtín: "El libre

albedrío y la actividad son incompatibles con el ritmo… La libertad y la actividad crean el

ritmo para un ser éticamente no libre y pasivo. El creador es libre y activo, lo creado no es

libre y es pasivo. Es cierto que la no-libertad, la necesidad de una vida marcada por el ritmo,

no es una necesidad cognoscitiva mala e indiferente respecto al valor, sino una necesidad

bella y dominada por el amor."30 La totalidad del sentido del héroe, pues, selecciona los

momentos semánticos del acontecer que le corresponden. Una de esas formas de totalidad

semántica del héroe es el acto y la confesión. El teatro de Lope puede ser explicado desde

esta perspectiva, así como el sentido de sus héroes y antihéroes, su diferencia y su

interacción. En su libro sobre Rabelais, Bajtín describe la tradición medieval del carnaval, su

origen en las saturnales y su valor como traslado a la edad de oro, al lugar de la renovación

universal. Lo carnavalesco en las culturas europeas, asevera, es la huida provisional del modo

de vida ordinario y oficial. El bufón es así una potencia y un acto, no un actor con un rol fijo:

"Dans toutes les circonstances de la vie, ils demeuraient bouffons et fous. En tant que tels, ils

incarnaient une forme particulière de la vie, à la foi effective et idéale. Ils se situaient à la

frontière de la vie et de l'art (dans une sorte de sphère intermédiaire): pas plus personnages

excentriques ou stupides qu'acteurs comiques."31 En ese espacio limítrofe, el gracioso

encarna la parodia renovadora, no negativa, sino constructiva que caracteriza el mundo teatral

29 Ibid., 79. 30 Bajtín,1982, 108. 31 Bakhtine, 1970, 16.

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21

de Lope. Esa característica paródica la vemos extenderse a sus consideraciones anticulteranas

sobre la poesía e incluso rige, en buena medida, la propia confección de su Arte… La

potencia carnavalesca del arte de Lope, si no logra subvertir nunca por entero su mundo bien

ordenado (orden que propicia todos sus "casos de honor"), sí permanece como una fuerza

inmanente, como proceso constante y energía sólo explicable a la luz de una teoría sobre el

afán de penetrar el reino de lo utópico, de la libertad, de la igualdad y de la abundancia.32 La

vida española, sobre todo en la región valenciana, fue, en efecto, un contexto en el cual se

abrieron las válvulas recodificadoras del discurso dialógico tal como lo concibe Bajtín.

Erwin Panofsky, por su parte, en su obra Idea…, ofrece una exhaustiva conceptualización

de las determinantes y características del manierismo estético, sus relaciones renovadas con

la filosofía aristotélica y el pensamiento neoplatónico, su relación con la naturaleza y con el

arte mismo, su diferenciación del clasicismo renacentista y del barroco pleno. Más que

ningún otro teorizador de esta particular etapa del arte renacentista, Panofsky hace una

exposición teorética precisa, estricta e iluminadora de los hechos culturales y artísticos que

caracterizaron la consolidación del absolutismo monárquico y la contrarreforma católica,

describiendo con gran rigor filosófico sus orientaciones particulares y la proliferación de

propuestas estilísticas bajo los nuevos cánones estéticos.

9. BIBLIOGRAFÍA:

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