las tendencias mundiales y sus impactos en las grandes...
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Las tendencias mundiales y sus impactos en las
grandes metrópolis
Informe de la Comisión de Prospectiva
del Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona
Barcelona, enero de 2012
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Autoras del informe:
Isabel Carreras Baquer, arquitecta y máster en Regional and Urban Planning Studies (LSE).
Anna Puiggròs Xirinachs, geógrafa y máster en Contemporary Urbanism (LSE).
Supervisión de:
Andrés Rodríguez-Pose, profesor de Geografía Económica de la London School of Economics (LSE),
investigador de IMDEA y vicepresidente de la Asociación Europea de Ciencia Regional.
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ÍNDICE
Presentación ......................................................................................... 4
Preámbulo ............................................................................................. 5
Resumen ejecutivo ................................................................................ 7
Esquema guía ........................................................................................ 10
Parte 1: Tendencias de cambios actuales ............................................... 11
1. La explosión de la metrópolis, montañas en crecimiento ........ 12
2. De la urbe urbanizada a la civitas pensada ............................. 21
3. Geopolítica y nuevas rutas de la seda ..................................... 34
Parte 2. Tendencias diferenciales de futuro ............................................ 42
4. Conocimiento y capital humano, las bases del futuro ............. 43
5. Tecnología y modelos de innovación integrada ...................... 50
6. La calidad, sinónimo de sostenibilidad .................................... 59
7. Gobernanza, la ágora de crecimiento del futuro ..................... 71
Conclusión: smart city o smart citizens? ................................................. 78
Anexos .................................................................................................... 81
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Presentación
Este informe ofrece una visión de lo que está pasando en el mundo. Hechos que una gran metrópolis
como Barcelona debe conocer para aprovechar las oportunidades que puedan darse y evitar o reducir
los posibles riesgos.
Es, por lo tanto, una herramienta de gran valor para la oficina encargada de la planificación estratégica,
que debe saber captar, en todo momento, las olas de cambio, que son el marco en el que el Plan se
mueve.
Así, este no es ni quiere ser un informe de prospectiva. Los escenarios y los objetivos ya se plantearon
en su día en el Plan Visión 2020, que ahora se implantará con los correspondientes proyectos que nos
propone la Comisión Estratégica del Plan.
En un mundo cambiante como el nuestro se producen una infinidad de tendencias, unas más evidentes
que otras. Así pues, la perspectiva y la visión de los autores del informe es un dato que hay que tener
presente.
En este caso, las autoras son dos profesionales jóvenes y con una notable preparación. Quiero remarcar
este adjetivo –jóvenes– porque sus aportaciones pienso que responden a una visión que no
necesariamente tiene que coincidir con la de expertos más experimentados. Este aspecto es positivo y,
seguramente, enriquecedor.
Espero que la lectura les resulte provechosa, a la vez que interesante. Para el equipo del Plan ha sido
una experiencia de trabajo muy positiva.
Quiero agradecer las aportaciones de todas aquellas personas que han colaborado con sus ideas y
sugerencias a lo largo de las numerosas entrevistas que las autoras han mantenido. De una forma muy
especial, nuestro agradecimiento al Dr. Andrés Rodríguez-Pose, profesor de la London School of
Economics, que con una extraordinaria sensibilidad y sentido común nos ha ayudado, en todo momento,
en la preparación y elaboración final.
Espero, finalmente, que con la base de este informe –con sus ideas, que son muchas– se puedan
celebrar debates y sesiones específicas de trabajo que contribuyan a enriquecer todo aquello que las
autoras enmarcan en el concepto de “la ciudad que aprende”.
Francesc Santacana i Martorell
Coordinador general del Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona
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Preámbulo
En el mes de febrero de 1992 Barcelona estaba en la cresta de la ola. Después de unos años frenéticos,
la ciudad se había transformado, se había abierto al mar y estaba a punto de celebrar unos juegos
olímpicos que marcarían su imagen hasta la actualidad. Barcelona se consideraba una ciudad ideal para
hacer negocios y para muchos era la ciudad con mejor calidad de vida. Barcelona era la ciudad de
referencia en un mundo en que solo contaban Europa, América del Norte y Japón.
Pero no hay que olvidar que en febrero de 1992 los teléfonos móviles tenían la dimensión de un ladrillo,
Internet era poco más que un juguete para unos pocos científicos y la idea de comprar a través de un
ordenador o de las redes sociales era una entelequia. En febrero de 1992, China e India apenas
esbozaban su apertura a la economía mundial, la Europa central y oriental todavía se estaba lamiendo
las heridas de más de cuatro décadas de socialismo real, América Latina no conseguía emerger de su
crisis de deuda y África era considerada como un caso perdido.
Veinte largos años han pasado desde aquel lejano 1992 y los teléfonos móviles hoy son teléfonos
inteligentes (smartphones), Internet y las redes sociales han revolucionado nuestras vidas y, sobre todo,
el resto del mundo cuenta. No solo China e India se han convertido en actores clave para la economía
mundial, sino que también el resto de Asia, América Latina y África se han incorporado, con más o
menos fuerza, al proceso de globalización.
En febrero de 2012 Barcelona sigue siendo una ciudad con muy buena calidad de vida, pero su ola se ha
difuminado en un mar cada vez más embravecido. Según citypopulation.de –uno de los principales
lugares de seguimiento de las aglomeraciones urbanas a escala mundial–, en el año 2012 Barcelona y
su área de influencia, con 4,55 millones de habitantes, representa la 81 aglomeración del mundo, justo
detrás de Abiyán, en Costa de Marfil, o Shantou, en China, y por delante de Harbin, en China, o Nairobi,
en Kenia. Solo en China hay trece aglomeraciones de mayor tamaño que Barcelona, y otras nueve en
India. Y el problema para Barcelona es que estas ciudades no son meras aglomeraciones de población.
Nombres como Shenzhén, Wuhan, Shenyang, Chengdu, Chongqing o Xi’an, en China, seguramente
suenan extraños para muchos barceloneses, y muy pocos saben localizar Chennai, Bangalore,
Hyderabad o Ahmadabad en un mapa. Sin embargo, cada una de estas ciudades está ahora mismo en
la cresta de su ola. Shenzhen, por ejemplo, que no hace ni treinta años solo era un pueblecito de la
provincia de Guangdong, ahora tiene casi 10 millones de habitantes y se considera el taller del mundo. Y
la competencia no se limita a la producción de manufacturas. Ciudades como Bangalore o Hyderabad,
en India, o Tianjin o Wuhan, en China –por no hablar de aglomeraciones más grandes como Delhi o
Bombay, o Pequín y Shanghái– son hoy sin duda importantes polos de atracción de talento y capital.
Estos dos aspectos –talento y capital– determinan y determinarán la prosperidad futura de las ciudades y
la sostenibilidad de su calidad de vida y su modelo de bienestar.
Además de las ciudades chinas e indias, cada vez hay más ciudades emergentes en el mundo que están
ganando terreno a Barcelona y al resto de ciudades europeas. Incluso en Europa, Barcelona es vista
cada vez más como una ciudad que está perdiendo terreno. Un reciente informe del Centro de
Globalización y Ciudades Globales de la Universidad de Loughborough –uno de los principales centros
para el estudio de las aglomeraciones mundiales– situaba Barcelona al mismo nivel que Bucarest y Kiev,
y por debajo de Budapest, Lisboa, Ginebra, Varsovia o Viena, entre muchas otras, en las estrategias de
las empresas de producción avanzada de servicios.
Barcelona se enfrenta pues al reto de encontrar otra ola. Una ola que, primero, la despierte del relativo
sopor en el que se ha sumido en las dos últimas décadas y que, luego, le dé el impulso necesario para
abrirse a un mundo que es radicalmente distinto al de 1992. Un impulso que provoque que deje de
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mirarse en el espejo de 1992, en el de Madrid o en el de otras ciudades europeas, y la meta de lleno en
la competencia global por conocimiento, capital humano e inversión. Competir con Madrid o con Milán en
fútbol está bien; obsesionarse con este tipo de competencia en aspectos socioeconómicos es
contraproducente, particularmente en un mundo en el que los retos a los que se enfrentan las ciudades
europeas de tamaño similar al de Barcelona son prácticamente idénticos y en el que, dada la crisis que
envuelve a la mayoría de Europa, es difícil que las soluciones vengan de otras partes del continente.
Así pues, es preciso abrirse a las nuevas tendencias mundiales, aceptarlas y utilizarlas para repensar
Barcelona. Es dentro de este ámbito de reflexión que se enmarca el informe Las tendencias mundiales y
sus impactos en las grandes metrópolis, comisionado por el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona
y elaborado por Isabel Carreras Baquer y Anna Puiggròs Xirinachs, y al que yo he tenido el placer de
aportar mi pequeño granito de arena.
En el informe se presentan las tendencias de cambio actuales a nivel mundial y los retos de futuro que
tendrá que afrontar Barcelona. Retos que implican una mayor apuesta por el conocimiento y el capital
humano, por la tecnología y los modelos de innovación integrada, por la calidad como sinónimo de
sostenibilidad y por la mejora de la gobernanza. Se trata de retos interdependientes –sin una clara
apuesta por el conocimiento y el talento no se mejora la calidad de vida y sin una buena calidad de vida
no se genera o se atrae más conocimiento y talento– que Barcelona tiene que abrazar si no quiere
perder su lugar en el mundo.
El informe es, ante todo, una llamada a la acción. Si Barcelona quiere seguir siendo la Barcelona que
conocemos y amamos, si quiere mantener su calidad y nivel de vida, debe actuar como el Príncipe de
Salina en el Gatopardo, ya que “si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.
La inacción llevaría solo al declive y a la irrelevancia, a morir en la orilla como una ola que rompió hace
ya tiempo.
Andrés Rodríguez-Pose
London School of Economics e IMDEA Ciencias Sociales
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Resumen ejecutivo
Este informe, impulsado y dirigido por el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona con la supervisión
de Andrés Rodríguez-Pose, pone de relieve las principales tendencias socioeconómicas que impactan
en las metrópolis. El informe se ha elaborado a través de la atenta observación de las discusiones que
se están llevando a cabo tanto en el ámbito académico, como en el ámbito institucional, social,
empresarial y periodístico. Dentro de este marco, el informe se divide en dos bloques: un primer bloque
en el que se discuten las tendencias que están cambiando la estructura y el rol de las metrópolis en la
actualidad; y un segundo bloque donde se exponen las tendencias diferenciales que impulsarán las
metrópolis en un futuro próximo.
Ante las amenazas y las oportunidades que estas presentan, se entiende que el futuro pasa por
estrategias de planeamiento y de crecimiento transversales que integren disciplinas y dinamicen los
múltiples agentes urbanos, con el objetivo de obtener un mejor nivel de eficiencia del legado
infraestructural, social e institucional, entre otros. Estrategias que apuesten por enriquecer, en primera
instancia, el sustrato humano que constituye la ciudad y que añade valor a todos los elementos de un
territorio. Por tanto, las posibilidades y oportunidades que se ofrezcan a sus ciudadanos, ya sea en el
Área Metropolitana de Barcelona o en cualquier otro lugar del planeta, serán determinantes a la hora de
afrontar posibles períodos de decrecimiento de una ciudad. Es el momento de pasar de smart cities a
smart citizens.
En el decurso del estudio se han identificado las siguientes tendencias:
PARTE 1: TENDENCIAS DE CAMBIO ACTUALES
1. La explosión de la metrópolis
El mundo se seguirá aglomerando. Surgirán nuevas ciudades y muchas aglomeraciones urbanas
jóvenes se estabilizarán y llegarán a ser más competitivas.
Las aglomeraciones urbanas serán la clave del futuro socioeconómico global. Emergerán nuevas
conformaciones territoriales.
El tamaño y la densidad de estas urbes será esencial para predecir su éxito económico.
Las conexiones internacionales, las pipelines, catalizarán procesos de crecimiento
socioeconómico.
El buzz local y el territorio tomarán protagonismo y dinamizarán la base económica local.
Las tendencias de implosión y regresión urbana no se detienen; por tanto, será necesario
prevenirlas.
2. De la urbe urbanizada a la civitas planificada
La urbanización aumenta a escala global; es decir, el mundo será claramente urbano.
Las ciudades medianas y pequeñas ganan importancia y se consideran elementos clave para un
desarrollo cohesionado y sostenible.
Las megaciudades representarán los retos urbanos del siglo XXI más importantes.
La suburbanización se consolida como tendencia de masas. Su expansión seguirá generando una
fuerte fragmentación social y espacial.
El giro hacia el planeamiento urbano integrado marcará el éxito de las políticas urbanas, tanto en
los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo.
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3. Geopolítica y nuevas rutas de la seda
La geopolítica marca el futuro. La variable distancia (física, cultural, social, institucional y cultural)
toma relevancia como elemento de análisis y aporta un grado superior de realismo a la idea de
globalización.
El mundo se reequilibra y el capital se mueve hacia nuevos territorios, desplazando el centro de
gravedad económico a las metrópolis y megaregiones emergentes de Oriente.
Aparecen nuevas rutas comerciales vinculadas a los centros portuarios o aeroportuarios capaces
de ofrecer precios competitivos y conectar economías potentes orientadas a la exportación.
Las economías emergentes hacen acto de presencia, a la vez que entran en el mercado global
nuevos territorios denominados “mercados frontera”.
Se plantean nuevas vías de financiación y de análisis para incrementar la eficiencia de cualquier
línea de actuación metropolitana.
PARTE 2: TENDENCIAS DIFERENCIALES DE FUTURO
4. Conocimiento y capital humano: las bases del futuro
El capital humano desencadenará potencial de crecimiento en las ciudades de Occidente. Ha
llegado la hora de la economía del conocimiento.
El grado de apertura y de diversidad de oportunidades de una ciudad dependerá de su sustrato de
capital humano.
Aquellas ciudades que sean suficientemente audaces para adaptarse y reinventarse serán las que
florecerán socioeconómicamente.
Vivimos un proceso de fuga de cerebros, que puede invertirse a medio plazo si las metrópolis se
suben al tren del conocimiento.
El concepto smart se vinculará fuertemente a la economía del conocimiento para no caer en la
paradoja de generar “ciudadanos estúpidos” en vez de “ciudades inteligentes”.
5. Tecnología y modelos de innovación integrada
El factor tecnológico seguirá acentuando y modificando los procesos de aglomeración.
La tecnología permite predecir una nueva revolución industrial y amenaza a las economías de
escala. Aparecerán nuevas industrias y nuevos modelos de negocio.
Las nubes de conexión virtual vinculadas a la ciudad abrirán la puerta a múltiples procesos de
innovación.
La tecnología proporcionará poder al ciudadano otorgándole mayor grado de libertad y mayor
capacidad de influencia.
La innovación será vista desde una perspectiva que integre factores más allá de la inversión en
I+D.
Los filtros sociales marcarán la capacidad innovadora de las metrópolis.
6. La calidad, sinónimo de sostenibilidad
La calidad de vida será el elemento diferencial de las ciudades a la hora de competir por atraer
capital humano.
El desarrollo local no se entenderá sin un concepto de sostenibilidad integral que agrupe visiones
socioeconómicas y ambientales.
Las ciudades europeas serán las mejor posicionadas en la carrera por alcanzar unos niveles de
calidad de vida más altos.
Los modelos urbanos de sostenibilidad ambiental buscarán superar los retos referentes al cambio
climático aplicando, principalmente, medidas de reducción y eficiencia energética.
La sostenibilidad social se equiparará en importancia a la sostenibilidad ambiental.
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7. Gobernanza, el ágora de crecimiento del futuro
La gobernanza metropolitana deberá enfocarse en clave de resiliencia urbana.
Los modelos de trabajo urbano implicarán más cooperación, más participación y menos
competencia.
Se apostará por un modelo en red horizontal en detrimento de modelos lineales y verticales.
Las redes sociales favorecerán la participación de todos los agentes urbanos y su capacidad de
actuación conjunta será el motor de cambio.
La valoración de todos los conocimientos diferenciales que aporta un colectivo permitirá aplicar
medidas más eficientes y más perdurables en el tiempo.
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PARTE 1 Tendencias de cambio actuales
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1. La explosión de la metrópolis, montañas en crecimiento
Las aglomeraciones del planeta evolucionan socioeconómicamente. El mundo abre las puertas a nuevos
protagonistas urbanos y deja atrás antiguos sistemas económicos. En este marco, destacamos las
siguientes tendencias:
El mundo continuará aglomerándose (será montañoso). Surgirán nuevas ciudades (habrá más
picos) y muchas aglomeraciones urbanas jóvenes se estabilizarán y serán más competitivas.
Las aglomeraciones urbanas serán la clave del futuro socioeconómico global. Surgirán nuevas
conformaciones territoriales.
El tamaño, la densidad de las urbes y la distancia entre ellas serán clave para predecir su éxito
económico.
Las conexiones internacionales, las pipelines, permitirán que las cimas sean más altas.
El buzz, o dinámica local, y el territorio adquirirán protagonismo y permitirán que estas
montañas sean más competitivas.
Las tendencias de implosión y regresión urbana no se detienen. Será necesario prevenirlas,
pero se pueden sacar buenas lecciones de las mismas.
Ya hace tiempo que se habla de la ventaja que implica la aglomeración económica y de cómo esta ha
comportado la creación de un mundo montañoso representado por grandes conurbaciones urbanas.
“Mountains in a flat world”, publicado por Rodríguez-Pose y Crescenzi (2008), remarcaba esta idea,
poniendo en duda el famoso The world is flat de Friedman (2005). Recientemente, el Banco Mundial
también ha anunciado que “the world is not flat” y ha dedicado un informe entero al análisis de esta
tendencia, que se titula Reshaping Economic Geography (WB, 2009). El documento del Banco Mundial
analiza cómo los procesos de desarrollo económico van ligados a los procesos de aglomeración y
concentración de actividad en zonas específicas del planeta. Esto ya se detecta con fuerza en todas las
economías emergentes, ya que las tasas de crecimiento medio de población urbana en Europa son
inferiores al 1,2%, pero en el resto del mundo llegan al 3,5%, entre el 2000 y el 2010 (WB, 2011). El
Banco Mundial también remarca que las economías de escala se ven favorecidas por la densidad que
aportan las aglomeraciones urbanas –lo que se traduce en un incremento de la productividad–, pero sus
beneficios se ven atenuados por la distancia (WB, 2009:135). Este último hecho lo discuten Leamer y
Storper (2001) cuando hablan de la fuerza gravitacional que existe entre dos economías. Según ellos, a
mayor distancia, menor intensidad de intercambio comercial y, por lo tanto, menores economías de
escala posibles. En definitiva, según el Banco Mundial, el tamaño de las urbes, la distancia entre ellas
y su densidad importan en el momento de predecir su éxito económico futuro.
Visto esto, en este capítulo argumentamos que la tendencia provoca un cambio en el paisaje urbano
global y un cambio en el rol de esta creciente aglomeración económica. También se discuten las fuerzas
que catalizarán este cambio: el buzz y las pipelines. Y, finalmente, se analizan algunas tendencias de
decrecimiento urbano que pueden desequilibrar el desarrollo de un territorio haciéndole perder
relevancia económica y demográfica. Todo ello comporta amenazas y oportunidades para Barcelona.
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Nuevas conformaciones, nuevos picos y más peso económico
Con respecto al paisaje urbano global, el mundo verá nacer más picos; es decir, verá nacer nuevas
ciudades y nuevas conformaciones urbanas, tal y como confirman los gráficos 1 y 2 que se muestran
a continuación. El McKinsey Global Institute (2011) corrobora la tendencia concretando que hacia el
2025 aparecerán 136 nuevas ciudades (todas ellas en economías emergentes), de las cuales 100
estarán en China, y continúa diciendo que “en este nuevo paisaje de poder económico, Shanghái y Pekín
sobrepasarán a Los Ángeles y París, y Delhi y Bangkok sobrepasarán a Detroit y Barcelona” (MGI,
2011:28). El mundo, pues, continuará aglomerándose. La historia parece demostrar que altos grados de
urbanización, de movilidad y de integración económica aceleran el desarrollo. Por lo tanto, el Banco
Mundial recomienda que esta tendencia se impulse en otras zonas del planeta para poder promover el
crecimiento.
Figura 1. Emergencia de nuevos picos, aglomeraciones urbanas superiores a 10 M de habitantes (elaboración propia según datos de la ONU)
El gráfico 1 muestra la emergencia de aglomeraciones urbanas de más de 10 millones de habitantes.
Había 16 el 2000, 21 el 2010, y habrá 29 el 2025. Nuevamente, el número de picos más poblados se
acumulará en América Central y del Sur y, sobretodo, en Asia. África ira in crescendo, en cambio Europa
y América del Norte muestran muy poca variación a lo largo de los años. La urbe más poblada del
planeta es y será Tokio, con 34, 36 y 37 millones de habitantes respectivamente. En Europa, destacan
Moscú en el 2000, y París a partir del 2010.
Figura 2. Emergencia de nuevos picos, el reto de Barcelona aumenta (elaboración propia según datos de la ONU)
Este gráfico sitúa la Región Metropolitana de Barcelona (RMB) en el inicio de cada barra y cuantifica el
número de aglomeraciones urbanas que había en el mundo por encima de la dimensión de la RMB en
número de habitantes en los años 2000 y 2010, y cuántas habrá en el 2025 según predicciones de la
ONU. Queda claro que el número de picos se incrementa notablemente y que, además, lo hará de forma
destacada en África y en Asia. En cambio, en Europa el numero de picos tiende a disminuir, pasando de
cinco (Moscú, París, Londres, Madrid, San Petersburgo) a cuatro (Moscú, París, Londres y Madrid). La
RMB se enfrenta a un reto cada vez mayor: en el 2000 había 49 aglomeraciones urbanas más pobladas;
en el 2010, 52, y en el 2025, 67.
En relación con el rol de los territorios urbanizados, las aglomeraciones urbanas ya no serán un
elemento más de una economía, sino la clave del futuro socioeconómico global (Katz, 2011). Según
la Brookings Institution (2012) “en casi cada región del mundo, las áreas metropolitanas han sido
responsables de porcentajes desproporcionados de crecimiento nacional en términos de producción y de
ocupación”. De hecho, tal y como apunta UN-Habitat (2010:55), “la investigación reciente indica que las
cuarenta megaregiones más grandes cubren una fracción muy pequeña del planeta y acogen menos del
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18% de la población mundial, aunque suponen el 66% de la actividad económica global y un 85% de la
innovación científica y tecnológica [...]; estas nuevas configuraciones urbanas –ciudades en clusters,
corredores o regiones– se están convirtiendo en los nuevos motores de las economías globales y
regionales”. Además, el tamaño y la densidad seguirán siendo factores importantes para el
crecimiento de estas montañas y para su cambio de rol como motores económicos globales, pero,
como contrapartida, densidades excesivas llevarán asociadas numerosas externalidades negativas a las
que habrá que hacer frente con políticas de urbanización inteligentes (WB, 2009). Además, muchas
urbes ganarán protagonismo, estabilizarán su influencia, se construirán una reputación y serán
capaces de renovarse para continuar siendo líderes. Shanghái podría ser un ejemplo de ello.
Ahora bien, según Glaeser (2011:2), “the world isn’t flat, it’s paved” y, de hecho, queda claro que el ser
humano muestra una preferencia por vivir en lugares pavimentados (The Economist, 2011). Pero ¿qué
formas adoptan estas nuevas configuraciones urbanas “pavimentadas” de las que habla UN-Habitat?
Según Florida, Gulden y Mellader (2007) o Trullén, Galletto, Boix y Marull (2010) ya se puede hablar con
firmeza de la emergencia de nuevas configuraciones urbanas. Ya sea a través de estudios lumínicos
o de observaciones por satélite, quedan confirmadas tipologías de aglomeraciones diferentes que ahora
reclaman la atención por su nueva dimensión. La importancia de ello radica en la capacidad que estas
nuevas conformaciones pueden tener para influir, distorsionar o cambiar el funcionamiento
socioeconómico de un territorio cambiando las dinámicas de los mercados de trabajo, de ocio, de la
vivienda, etc. La metrópolis, efectivamente, atraviesa un período de explosión que afecta a vastas
extensiones de territorio y población.
Basándonos en UN-Habitat (2010), Florida et ál. (2008) y Trullén et ál. (2010) destacaremos tres
conformaciones emergentes:
1. Megaregiones. Clusters urbanos policéntricos rodeados de extensiones territoriales de baja
densidad que conforman una unidad económica natural. Se convierten en una realidad en tanto en
cuanto convergen con otros fenómenos como, por ejemplo, un crecimiento demográfico superior al
crecimiento estatal, alta concentración de población, gran capacidad económica, gran capacidad
innovadora, grandes mercados y alta concentración de capital humano. De hecho, según Florida et
ál. (2007:5) “... a mega-region is a polycentric agglomeration of cities and their lower-density
hinterlands. It represents the new, natural economic unit that emerges as metropolitan regions not
only grow upward and become denser but grow outward and into one another. Just as a city is not
simply a large neighborhood, a mega-region is not simply a large city – it is an ‘emergent’ entity with
characteristics that are qualitatively different from those of its constituent cities”.
2. Corredores urbanos. Destacan como estructuras lineales asociadas a líneas de transporte y, por lo
tanto, estrechamente vinculadas a fenómenos de crecimiento económico. Este fenómeno impacta en
el desarrollo de nuevos negocios y mercados inmobiliarios por allí por donde pasa, creando nuevas
formas de interdependencia y promoviendo crecimiento económico regional muy extremo y
concentrado versus una tipología más difusa de desarrollo territorial.
3. Ciudades región. Las ciudades región, en cambio, propulsadas por las economías de aglomeración,
definen aquellas conformaciones que, partiendo de una metrópolis, se extienden por el territorio
fagocitando ciudades menores e incorporando zonas rurales.
Estas nuevas conformaciones corroboran la explosión que sufrirá la metrópolis y permiten intuir cómo
crecerá su peso económico, a la vez que lo hace su huella territorial. Una noticia reciente de The
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Guardian (2010) hace referencia a esta tendencia hablando de las “ciudades infinitas” (endless cities o
never-ending cities). Las “ciudades infinitas” son aglomeraciones urbanas que ocuparán
centenares de kilómetros de un territorio en ambas direcciones y acogerán más de 100 millones
de personas. Poco a poco, el mundo se aproxima a nuevos escenarios que sobrepasan fronteras y
conforman nuevas estructuras socioeconómicas y físicas que requieren nuevas herramientas de
actuación política y de gobierno.
Figura 3. Comparativa a escala entre diferentes conformaciones urbanas (elaboración propia según Google Earth, Idescat [2008], Ayuntamiento de Barcelona [2011], PWC [2009], UN-Habitat [2010], Oizumi [2011] y The Guardian [2010])
Buzz y territorio, las montañas serán más dinámicas
Teniendo en cuenta las tendencias anunciadas anteriormente se puede intuir que las ciudades más
dinámicas serán las más productivas. Esto se pone de manifiesto cuando se analiza la importancia que
tiene el local buzz o “ruido local” para el crecimiento económico de una ciudad, tal y como lo define
Bathelt et ál. (2004:38): “El buzz hace referencia a la ecología de comunicación de información creada
por contactos cara a cara, colocalización de personas y empresas dentro de la misma región [donde] los
actores constituyen y se benefician continuamente de la difusión de información [...] simplemente
‘estando allí’”.
El buzz, pues, consiste en aquella red de comunicación que permite el intercambio de información
entre agentes económicos, dinamizando así el tejido productivo. Ahora bien, hablando en clave de
tendencia, la dinámica interna o buzz toma fuerza a causa de la importancia que tiene para los
responsables públicos el elaborar políticas que capitalicen en los recursos más cercanos. Diversos
baches económicos han evidenciado que hay que organizar los recursos disponibles localmente para
alcanzar un desarrollo socioeconómico real y profundo. Podemos afirmar, pues, que las ciudades
incrementan su dinámica interna y requieren una mayor organización para incorporar con más facilidad
cualquier inversión encaminada a promocionar la innovación y, en definitiva, el crecimiento económico.
Esto implica la alineación de agentes económicos y la coordinación de diferentes sectores para que los
intercambios de información se produzcan con facilidad y para que los canales de comunicación
permanezcan siempre abiertos. Por lo tanto, no queda tan claro que el buzz funcione simplemente por
generación espontánea, por pura colocalización o proximidad geográfica, como anuncia Bathelt. De
hecho, la tendencia indica que no solo será importante estar cerca geográficamente hablando, sino que,
para promover el buzz y prosperar, será necesario estar cerca cognitivamente, socialmente,
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institucionalmente y organizativamente. La creación reciente de nuevos entes administrativos (como
el AMB) lo demuestra, ya que pone de relieve el esfuerzo de aproximar la realidad de la administración y
la realidad del territorio. Será necesario que haya una proximidad en muchas esferas para que la
actividad fructifique y, además, se tendrá que calibrar estas proximidades de manera que no se vuelvan
ni demasiado exigentes, ni demasiado laxas (Boschma, 2005). De hecho, el buzz local no siempre
funciona como debe. Se pueden dar situaciones en las que la transmisión de información se ve
bloqueada por falta de confianza entre diferentes agentes, o en otras ocasiones se entra en un proceso
repetitivo en el que la información es siempre la misma, las discusiones similares y las soluciones se
vuelven obsoletas (Bathelt et ál., 2004). El buzz es, pues, un factor de crecimiento que hay que saber
aplicar en la justa medida.
A todo esto podemos añadirle otra tendencia que va de la mano del buzz local: la emergencia del
territorio. Partiendo de las afirmaciones planteadas por Trullén (23-11-2011), podemos argumentar que
será justamente este territorio el que dará una ventaja comparativa absoluta a una región. Para explicarlo,
Trullén hace uso del modelo de Solow1. En este escenario, el territorio es una constante que se
incorpora al modelo de la misma manera que lo hace la tecnología, impactando directamente en el
crecimiento de una economía. De hecho, se confirma el argumento cuando se piensa en términos de
organización industrial y se dice que “hay rendimientos crecientes asociados no al tamaño de la empresa,
sino a la forma con que la empresa se localiza en el territorio” (Trullén et ál., 2010:54). Por lo tanto,
cuanto más pensado y planeado sea este territorio, más aportará al crecimiento económico total.
Efectivamente, Trullén continúa diciendo que “... en la economía actual no compiten tanto las empresas
entre ellas, sino los territorios”, dejando claro que un territorio bien gobernado, bien gestionado y bien
capitalizado aportará la punta necesaria para dinamizar las cimas y las bases de estas montañas. Se
intuye, pues, que los territorios se podrían asimilar a una empresa en su modelo de gestión, ya que las
decisiones que los condicionan tienen un sustrato de pensamiento empresarial (salvando las distancias,
que según algunos son demasiado grandes). En resumen, serán aquellas ciudades capaces de engranar
mejor su dinámica interna y su territorio las que triunfarán socioeconómicamente.
Pipelines, las cimas serán más altas
Sin embargo, queda claro que vamos hacia un mundo más interdependiente y globalizado. La crisis
actual y sus ramificaciones han puesto de manifiesto canales que interconectan todas las economías del
planeta. Queda pues confirmado que los agentes económicos y sociales de las metrópolis transitan estas
conexiones internacionales enriqueciendo el propio tejido productivo local gracias al intercambio de
información. Bathelt et ál. (2004:40) hacen referencia a las “redes sociales de innovación interregionales”
o a los “links extralocales”, que son los responsables de generar crecimiento. Son las llamadas pipelines,
es decir, aquellos “canales utilizados para establecer interacciones en la distancia” que marcan el camino
hacia la creación de valor añadido y, por lo tanto, la aparición de cimas más altas. Un ejemplo sería el
que explica Saxenian (2006) cuando habla de los beneficios que aportan los inmigrantes altamente
formados que se desplazan de la India hacia Silicon Valley y viceversa. Estos agentes portadores de
conocimiento y capital intelectual se han convertido en vínculos fundamentales para dinamizar el tejido
emprendedor en sus ciudades de origen:
Actualmente, comunidades de ingenieros inmigrantes educados en Estados Unidos transfieren de forma rutinaria
información actualizada y know-how para ayudar a sus economías de origen a participar en la revolución de las
TIC. Capitalizando en su experiencia y en el apoyo de redes profesionales, estos nuevos argonautas pueden
identificar rápidamente nuevas oportunidades de mercado prometedoras, encontrar capital, construir equipos de
gestión y establecer asociaciones con productores especializados situados a gran distancia. (Saxenian, 2006:5)
1 Y=A f(K·L) ; donde Y es la producción, A una constante que depende del nivel de tecnología, K el capital total y L el trabajo total.
17
Como han destacado Trullén et ál. (2010:55), también se podría decir que esta tendencia hacia la
conexión de carácter internacional favorece a las economías de red, o sea “economías que consiguen
hacer surgir ventajas derivadas de la localización en ciudades o espacios no contiguos”. A pesar de todo,
las pipelines, a diferencia del buzz local, requieren establecer sistemas conscientes y premeditados para
que salgan a la luz. Según Bathelt et ál. (2004:41), “construirlas quita tiempo e implica costes”. Además,
la incapacidad de difundir los beneficios económicos que llegan a través de las pipelines al territorio
subyacente puede llevar hacia un futuro donde la ciudad se eleva de su contexto local quedando
totalmente desconectada de la realidad imperante, creando una economía ficticia, una burbuja o una
segmentación territorial. Efectivamente, se ha observado que estos procesos pueden llevar a realzar la
importancia de los central business districts urbanos descuidando el resto del territorio que lo sustenta e
imponiendo las “economías de archipiélago”, tal y como anunciaba Peter Veltz en 1996. O sea, “un
mundo donde las conexiones entre ciudades con funciones y poderes relativamente similares dentro de
la economía mundial están altamente desarrolladas, sin tener en cuenta la distancia, hasta el punto de
desconectarse más y más de su contexto nacional y regional” (Rodríguez-Pose y Crescenzi, 2008).
Peter Taylor y el equipo de Globalization and World Cities Research Network2, para entender mejor los
procesos de globalización y de interconexión entre ciudades, estudian qué patrones de
globalización siguen 175 empresas de producción de servicios avanzados y cómo estas conexiones
permiten agregar 138 ciudades del planeta creando regiones y conexiones extraregionales con
denominadores comunes propios. Estos estudios de regionalización también permiten evaluar el grado
de interconexión de ciudades y territorios, y, como consecuencia, evidencian la existencia o no de
pipelines. En el último estudio de Taylor et ál. (2011) resulta interesante ver la situación actual de Europa
y en concreto la situación de Barcelona. La capital catalana muestra menos grado de interconexión que
Madrid y Lisboa.
2 http://www.lboro.ac.uk/gawc.
Figura 4. Representación del concepto de buzz y pipeline
Se observa la idea de dinamismo
socioeconómico que aportan el buzz y
las pipelines dentro de las urbes y
entre diferentes aglomeraciones
urbanas y los riesgos de declive si no
se explotan.
18
Interrelaciones
Dicho esto, es necesario destacar que el incremento de buzz local y de pipelines internacionales como
fuerzas capaces de hacer que los picos de aglomeración urbana sean más altos y más dinámicos no va
por separado. Las pipelines facilitan el buzz o dinámica local y, a la vez, el dinamismo local ayuda a
encontrar nuevas pipelines y permite, de esta manera, crear una espiral virtuosa de crecimiento
socioeconómico (Bathelt et ál., 2004). Por lo tanto, las pipelines y el buzz se refuerzan mutuamente y
evitan caer en fenómenos de segmentación territorial o lock-in, o sea, situaciones de aislamiento por
exceso de pipelines, o de cierre por exceso de buzz de poca calidad. Estas circunstancias pueden llevar
a una aglomeración urbana a ser incapaz de interaccionar con el territorio subyacente por aislamiento, o
a bloquear su economía a causa de la imposibilidad de acceder a nuevos mercados, más grandes o más
innovadores, y, por lo tanto, a caer en una situación de estancamiento. En definitiva, podríamos
resumirlo de la siguiente forma:
1·BUZZ + 0· PIPELINES = CIERRE
0·BUZZ + 1· PIPELINES = SEGMENTACIÓN TERRITORIAL
1·BUZZ + 1· PIPELINES = ALTO POTENCIAL INNOVADOR Y DE CRECIMIENTO
Tabla 1. Riesgos y potencialidades del buzz y las pipelines (elaboración propia a partir de conceptos de Bathelt [2004])
Shrinking cities y las tendencias de implosión urbana
Ahora bien, en todo el planeta no todo son historias de éxito. No podemos olvidar que en todos los
tiempos y épocas grandes imperios han caído y grandes ciudades han desaparecido. En el mundo del
futuro la historia se repetirá, y ya se viene notando en algunos asentamientos del planeta.
Encontramos ciudades que no son capaces de conectar ni localmente ni internacionalmente y que, como
consecuencia, pierden puestos de trabajo, pierden calidad de vida, pierden oportunidades y, en definitiva,
acaban perdiendo población y peso económico. Detroit, Cleveland, Glasgow, Belfast, Leipzig, Łodz, etc.,
son ciudades que en el transcurso de pocos años han visto su población reducida a la mitad o poco más
de la mitad: Detroit, en un 58% entre 1950 y 2008 (The Economist, 2011).
Los riesgos asociados a esta tendencia son reales y las fuerzas de implosión son muy difíciles de invertir,
tal y como insiste el profesor Glaeser en Triumph of the city (2011). Otros autores, sin embargo,
consideran que el shrinkage o la contracción urbana es ya un fenómeno en auge y que, por lo tanto, es
necesario verlo como una oportunidad de innovar:
... dado el hecho de que el paisaje urbano está caracterizado de manera creciente por el declive y el
decrecimiento, el planeamiento urbano como disciplina tendría que imponerse a la aversión de estos términos y
“recontextualizar el declive en una oportunidad: la oportunidad de encontrar visiones renovadas para las
ciudades y explorar aproximaciones nuevas para su crecimiento en un momento en que las ciudades lo
necesitan desesperadamente” [Hollander, Pallagst, Schwarz y Popper, 2009:5]. (Van Soerland, 2010)
De hecho, Glaeser explica el ejemplo de Detroit dejando claro que la ciudad pasó de ser cuna para gente
altamente cualificada con un tejido emprendedor muy vivo a ser una ciudad de una sola industria con un
paisaje homogenizado de trabajadores con poca formación. Además, cayó en la trampa de querer
recuperar impulso construyendo más oficinas, zonas deportivas y redes de transporte que morían antes
de nacer por falta de usuarios (The Economist, 2011). ¿Todo esto no suena peligrosamente familiar?
Glaeser avisa:
19
... en última instancia, el cometido de un gobierno urbano no es financiar edificios o líneas de tren que no serán
capaces de cubrir sus propios costes, sino preocuparse de los ciudadanos de sus ciudades. Un alcalde que
puede educar mejor los hijos de las ciudades, de manera que puedan encontrar oportunidades al otro lado del
globo, está triunfando, aunque su ciudad se esté volviendo más pequeña. (Glaeser, 2011:9)
Conclusión
La tendencia indica que los núcleos urbanos aumentarán y que las urbes serán los motores económicos
de una economía globalizada. Las fuerzas tectónicas de desarrollo territorial (buzz y pipelines) llevan a
pensar que, por un lado, la interconexión global hará crecer las cimas urbanas, que superarán su marca
actual, y por otro lado, la dinámica local y territorial dinamizará su base y permitirá absorber mejor los
inputs externos. Además, como ya hemos comentado, las pipelines facilitan el buzz o dinámica local y, a
la vez, el dinamismo local ayuda a encontrar nuevas pipelines, lo que permite crear una espiral virtuosa
de crecimiento socioeconómico (Bathelt et ál., 2004).
Comenzábamos este capítulo hablando de montañas en crecimiento y subrayábamos la explosión de la
metrópolis, ya que, además de todo lo que se ha dicho, su área de influencia aumenta y la relación con
el territorio varía. Estos hechos harán que las nuevas dinámicas socioeconómicas se extiendan por el
territorio reequilibrando las lógicas del mercado laboral urbano, del ocio de la ciudadanía, de la vivienda y
de los desplazamientos. Las ciudades crecerán y se transformarán, y si no se actúa en consecuencia se
corre el riesgo de entrar en declive, perder la oportunidad de competir entre los mejores, y, sobre todo,
de perder la ocasión de dar oportunidades reales a los ciudadanos que las habitan.
Referencias
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21
2. De la urbe urbanizada a la civitas pensada
El crecimiento urbano marca los retos de las ciudades contemporáneas. La aparición de nuevas formas
de urbanizar conlleva que el planeamiento y la gestión urbana sean esenciales. El mundo, cada vez más
urbano, ve la necesidad de conectar el mundo físico con el social, el cultural y el económico. El paso
hacia la civitas viene marcado por las siguientes tendencias:
La urbanización aumenta globalmente, el mundo será claramente urbano.
Las pequeñas y medianas ciudades ganan importancia y se consideran elementos clave para
un desarrollo cohesionado y sostenible.
Las megaciudades representarán los retos urbanos del siglo XXI más importantes.
La suburbanización se consolida como tendencia de masas. Su expansión seguirá generando
una gran fragmentación social y espacial.
El giro hacia el planeamiento urbano integrado marcará el éxito de las políticas urbanas tanto
en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo.
Urbanización global sin freno
Uno de los capítulos más importantes de la historia mundial de las últimas décadas es sin duda el
fenómeno de la urbanización. Actualmente nos encontramos en la primera década de la historia en la
que la población urbana es superior a la población rural. Según las predicciones de Naciones Unidas,
la población urbana seguirá aumentando, y experimentará un crecimiento vertiginoso en África y Asia
(figura 5). La urbanización acelerada de estas últimas décadas se caracteriza por ser un fenómeno
global que comporta, y comportará, una importante reconfiguración de las estructuras sociales y
espaciales, y generará nuevas formas de entender y percibir el territorio. Las ciudades dejan de ser
espacios acotados y singulares para convertirse en espacios dispersos e hiperconectados altamente
heterogéneos.
Figura 5. Porcentaje de población urbana por regiones, período 1950-2050 (elaboración propia según datos de la ONU)
0
20
40
60
80
100
19
50
19
55
19
60
19
65
19
70
19
75
19
80
19
85
19
90
19
95
20
00
20
05
20
10
20
15
20
20
20
25
20
30
20
35
20
40
20
45
20
50
%
África Ásia Europa
América Latina y Caribe Oceanía América del Norte
Global
50% población urbana
22
Desde una perspectiva occidental, la urbanización se ha entendido como un proceso vinculado a la
industrialización. A lo largo de la historia, las grandes áreas urbanas han crecido en consonancia con su
modelo de producción industrial. Así, la expansión urbana de este último siglo se explica a través de dos
períodos de producción y consumo diferenciados: un primer período ligado a un modelo industrial
fordista, en el que el crecimiento de las ciudades respondía a economías de escala y aglomeración, y un
segundo caracterizado por una producción especializada, segmentada y flexible, conocido como
postfordismo (Muñoz, 2008; Soja, 2000). La imagen más visible de lo que hoy llamamos urbanización se
ajusta principalmente a este último modelo: un territorio segmentado y flexible sin límites urbanos
definidos, con ciudades sin confines (Nel·lo, 2001) y donde predominan unas dinámicas de dispersión
metropolitanas aceleradas por la globalización. Con todo, tal y como apunta el geógrafo Francesc Muñoz,
las grandes regiones metropolitanas son fruto de ambos modelos, es decir, del binomio centralidad-
difusión. Los procesos urbanizadores se integran en un mundo global y aparecen en territorios que
hasta ahora quedaban excluidos de estos procesos. Por otro lado, la hiperconectividad de las
aglomeraciones urbanas con cualquier parte del mundo y la no necesidad de estar conectadas
físicamente ha ocasionado que se dibujen territorios fragmentados y descohesionados; son
precisamente estos los que configuran los grandes retos de futuro.
La urbanización contemporánea es un hecho global que dibuja, sin embargo, realidades territoriales
diferenciadas en función del legado histórico y la coyuntura actual de cada región. Así, UN-Habitat alerta
de la rapidez de los grandes crecimientos urbanos en el continente africano, y muchos de ellos no están
asociados a ningún tipo de industrialización. Se trata de ciudades que crecen debido a la fuerte
emigración que reciben del campo, a pesar de que desgraciadamente no haya una demanda real de
trabajo, lo que se traduce en una expansión descontrolada de asentamientos informales. Por el contrario,
el continente asiático está viviendo un rápido crecimiento urbano que responde claramente a la
interacción entre industrialización, urbanización y globalización. Tal y como apunta UN-Habitat (2010:4),
las ciudades de la región de Asia-Pacífico son altamente productivas y creativas: el 42,2% de su
población contribuye en el 80% del producto doméstico bruto de la región, y consecuentemente a
la expansión de las aglomeraciones urbanas. En cambio, el crecimiento urbano disminuirá en Europa,
que dejará de ser la cuna de las grandes ciudades para convertirse en un continente de medianas y
pequeñas ciudades.
El fenómeno urbano actual ha alcanzado una complejidad tan elevada que es difícil pronosticar hacia
dónde irá. La constante y rápida deconstrucción y reconstrucción a que se ven sometidos los territorios
urbanos, y la superación de las formas estandarizadas del siglo pasado, llevan a pensar que estamos
inmersos en una nueva revolución urbana. Tomando prestado el concepto de Edward Soja (2000),
estamos ante un nuevo paisaje urbano que ya no responde a la metrópolis conocida, sino a un paisaje
postmetropolitano.
Las megaciudades, centros de gravedad
El aumento de las megaciudades es y será una de las tendencias más importantes de la urbanización
del siglo XXI. Se trata de grandes extensiones urbanas que concentran más de 10 millones de
habitantes y que, tal y como argumentábamos en el capítulo 1, se están convirtiendo en los principales
mecanismos de crecimiento económico del planeta. La superación de su escala urbana ha comportado
que sean consideradas un fenómeno regional y que tengamos que hablar de megaregiones. La
agencia de las Naciones Unidas UN-Habitat alerta del importante número de retos de futuro que
generarán estas constelaciones urbanas, especialmente en materia de medio ambiente y gobernanza.
Sus consecuencias y su impacto social, ambiental y político todavía no se han descrito con profundidad,
ni tampoco de qué manera deben regularse. Sin embargo, se prevé que su gran huella ecológica no
23
solamente ocasionará que haya un cambio en materia de medio ambiente y de usos del suelo, sino que
dará lugar a nuevos patrones sociales entre sus habitantes (Xu e Yeh, 2011). De esta forma, será
necesario que las megaregiones se sostengan sobre un planeamiento adecuado, ya que este será el
elemento esencial para garantizar su equilibrio. Será indispensable que las políticas económicas,
tanto nacionales como locales, se vinculen directamente con el planeamiento espacial, la inversión en
infraestructuras y la gobernanza a escala regional (Xu e Yeh, 2011). Garantizar el equilibrio de las
megaregiones será especialmente necesario en África, debido a su falta de infraestructuras básicas y de
planeamiento. El principal reto de África será pasar de aglomeraciones a ciudades (Clos, 2011). Por
otro lado, Asia marcará tendencia en el desarrollo de megaregiones: de cara al año 2025, Naciones
Unidas prevé que el continente albergue dieciséis aglomeraciones urbanas de más de 10 millones de
habitantes. Sin embargo, tendrán que demostrar su resiliencia si quieren salir airosas de ello.
Suburbanización y dispersión; fractura socioeconómica
El crecimiento de las megaregiones se ha visto acompañado de una suburbanización a escala global sin
precedentes. Este fenómeno, conocido también como dispersión urbana (urban sprawl) o expansión
horizontal (horizontal spreading), es una de las tendencias más consolidadas y tendrá continuidad en
los próximos años. Aunque se trata de un fenómeno intrínseco de la historia de las ciudades
(Glaeser, 2011; Bruegmann, 2005), para entender este fenómeno hay que buscar sus inicios a principios
del siglo XX en América del Norte, si bien fue en la segunda mitad del siglo XX cuando este fenómeno
tomó más fuerza. La dispersión urbana se ha caracterizado por dibujar extensas zonas residenciales de
baja densidad y dependientes del automóvil, destinadas a ser habitadas por grupos sociales con una
renta media-alta. Más allá de sus características morfológicas, la dispersión urbana se ha tratado como
un fenómeno asociado a la fragmentación social y espacial del territorio, que ha tomado forma de áreas
extensas monofuncionales (Couch et ál., 2004).
Si bien no se trata de un fenómeno nuevo, hay que destacar que en las últimas décadas ha sufrido un
cambio sustancial, ya que se ha convertido en un fenómeno masivo extendido a nivel mundial.
Académicos como Francesc Muñoz (2008) hablan de la “urbanalización” del territorio, es decir, la
reproducción en masa de zonas residenciales repletas de viviendas unifamiliares, que están más
condicionadas por las normas del mercado que por una necesidad real. Su desterritorialización e
idéntica reproducción en otras partes del mundo acaba convirtiendo estas zonas en espacios banales,
espacios que podrían situarse indiferentemente aquí o en otra parte del mundo, en “paisajes para llevar”
(Muñoz, 2010).
Cabe remarcar que la suburbanización ha dejado de ser un fenómeno únicamente norteamericano y
europeo para pasar a ser una realidad global. UN-Habitat (2008) remarca su impacto especialmente en
los países en vías de desarrollo. De todas formas, aunque el patrón físico es muy similar al
norteamericano, el modelo social que se desarrolla va más allá de querer adoptar un estilo de vida
suburbano. Más aún, estos enclaves en el territorio acostumbran a ser oasis de lujo que agravan la
polarización socioeconómica de las grandes regiones urbanas de estos países. Por otro lado, como
comentábamos antes, el paisaje postmetropolitano está adoptando nuevas morfologías urbanas. Uno de
los outputs postmetropolitanos que más ha proliferado, especialmente en América del Sur, son las
denominadas comunidades cerradas (gated communities): zonas residenciales amuralladas, de entrada
restringida y vigiladas por diversos sistemas de seguridad. Las comunidades cerradas son fruto de tres
factores clave: la dispersión urbana, la polarización socioeconómica y el miedo hacia el otro (Puiggròs
Xirinachs, 2008). Estas piezas urbanas no solo agravan la fractura socioeconómica del territorio (que ya
debe ser importante para haber llegado a este extremo), sino que generan importantes patrones de
exclusión social.
24
Por último, hay que incidir en la nueva consideración que se está haciendo del concepto de dispersión
urbana. Según UN-Habitat (2008), el urban sprawl ya no se ajusta únicamente a modelos residenciales
de baja densidad, sino que engloba la creciente periferización de la ciudad. Es decir: zonas
generalmente deprimidas que ocupan grandes extensiones en las periferias de las ciudades, y que se
conocen como favelas, slums y bidon-villes. Su falta de planeamiento previo, una gobernanza
inadecuada, así como la inexistencia de servicios básicos conforman uno de los principales retos del
siglo XXI, especialmente en los países en vías de desarrollo.
25
Mapa 1. Crecimiento de la urbanización en el AMB, período 1987-2004 (elaboración propia según datos del Departamento de
Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Catalunya, el Instituto Cartográfico de Cataluña y el Instituto de Estadística de
Cataluña)
Usos del suelo
zones industrials i comercials
nuclis urbans
urbanització dispersa
infraestructures
1987
2004
zonas industriales y comerciales
núcleos urbanos
urbanización dispersa
infraestructuras
26
CASO 1. El modelo de urbanización de la RMB (1987-2004)
La urbanización dispersa también ha conformado uno de los modelos de urbanización predominantes de
las últimas décadas en la RMB. En los dos mapas anteriores se puede apreciar claramente la expansión
de este fenómeno, que ha dibujado extensas áreas residenciales de baja densidad (que aquí conocemos
como urbanizaciones). También, al igual que en el modelo americano, la mejora y expansión de
infraestructuras viarias ha sido el detonante de su crecimiento. Es importante señalar como gran parte de
las urbanizaciones construidas se encuentran cerca de los ejes viarios de comunicación más importantes.
Tal y como se aprecia en los mapas, el eje del Llobregat y la autopista E-9, que conectan Barcelona con
su área metropolitana más inmediata, son dos de las zonas donde más ha aumentado la urbanización
dispersa. Su réplica en todo el conjunto de la RMB no solo ha creado un nuevo mosaico territorial más
segmentado, sino que ha generado nuevas formas de habitarlo. La movilidad obligada cotidiana de los
habitantes de las urbanizaciones pasa a ser, forzosamente, de escala metropolitana, con
desplazamientos a diferentes espacios en función de la actividad o necesidad. Así, el estilo de vida
“suburbano” no solo se caracteriza por disponer de una casa grande a mejor precio y rodeada de
naturaleza, sino que también lleva asociado el uso obligado del vehículo privado. Se trata de un modelo
residencial poco sostenible, que genera un fuerte impacto en el medio ambiente y un gasto económico
elevado en los municipios, puesto que las zonas residenciales de baja densidad requieren los mismos
servicios básicos que cualquier núcleo urbano –alumbrado, recogida de basura, etc.–, pero dada su
extensión son mucho más costosos.
Pequeñas y medianas ciudades en alza, modelos clave para el desarrollo
Aunque las megaciudades representan el elemento de cambio más importante en el modelo de
urbanización contemporáneo, tanto por su crecimiento acelerado como por los retos que comportarán en
un futuro próximo, es importante destacar que más del 60% de la población urbana mundial vive en
ciudades de menos de 1 millón de habitantes (UN-Habitat, 2011). El reparto de la población urbana
se completa con el conjunto de ciudades que tienen entre 10 y 5 millones de habitantes, o entre 5 y 1
millón de habitantes, que cuentan con más del 20% de la población urbana total, y es donde podemos
situar la ciudad de Barcelona (figura 6).
0
10
20
30
40
50
60
> 10.000.000 de 10.000.000a 5.000.000
de 5.000.000a 1.000.000
de 1.000.000a 500.000
de 100.000 a 500.000
%
habitantes
2000
2010
2020
Figura 6. Porcentaje de aglomeraciones urbanas/ciudades según población, en los años 2000, 2010 y 2020 (elaboración propia según datos de la ONU)
27
El gráfico muestra como las pequeñas ciudades, es decir aquellas entre 100.000 y 500.000 habitantes,
son las más numerosas, y como continuarán siendo los núcleos urbanos predominantes a escala global,
a pesar de su ligera disminución. Las ciudades medianas, definidas por la ONU como las que tienen
entre 500.000 y 1 millón de habitantes, se sitúan muy por debajo. Sin embargo, es interesante remarcar
que la definición de ciudad mediana no es igual para todos los organismos internacionales. La Unión
Europea las define como las ciudades que comprenden una población entre 20.000 y 500.000 habitantes,
mientras que el Banco Mundial sitúa la franja entre 20.000 y 1 millón de habitantes (Bellet y Llop, 2002).
Entre otros organismos, Eurotowns denomina ciudades medianas a las que tienen una población entre
50.000 y 250.000 habitantes, y la Féderation Villes Moyennes considera que lo son aquellas entre 20.000
y 100.000 habitantes. Así, parece difícil definir una ciudad mediana teniendo en cuenta solamente su
población (aunque parece ser que hay consenso en que no pueden superar 1 millón de habitantes), y se
tendrían que incorporar más variables en función del contexto de cada territorio.
Más allá de su definición, este apartado quiere destacar el importante papel de las ciudades pequeñas y
medianas en las regiones urbanas. Por su tamaño y extensión son las que están en mejor posición para
planear eficientemente un crecimiento ordenado, y las que más posibilidades tienen de adaptarse a los
retos urbanos del futuro (Banco Interamericano del Desarrollo). En efecto, estos tipos de asentamientos
suelen tener una relación más equilibrada y sostenible con el conjunto del territorio, ya que tienen una
capacidad de actuación más inmediata. A su vez, generalmente gozan de estructuras administrativas
menos jerarquizadas y más cercanas a la ciudadanía, que pueden facilitar una mayor participación
ciudadana y, por tanto, la aplicación de modelos de gobernanza que impliquen al conjunto de todos los
agentes urbanos que configuran la ciudad (véase capítulo 7).
En los países en vías de desarrollo, las ciudades pequeñas y medianas son elementos indispensables
para amortiguar el éxodo rural, y actúan de filtros de las migraciones rurales antes de que lleguen a las
grandes ciudades. Además, serán las que más capacidad de planeamiento y gestión tendrán, y, por
tanto, las que podrán alcanzar un mejor modelo de desarrollo. Las ciudades de este tipo ubicadas en los
países más desarrollados se convertirán en elementos diferenciales del territorio, ya que gracias a su
tamaño y concentración de población podrán diseñar e incorporar con mucha más facilidad patrones
distintivos de eficiencia y calidad. Europa podrá posicionarse como la gran triunfadora de las ciudades
medianas y pequeñas, siempre y cuando encuentre la fórmula para competir con las grandes
megaciudades. Su reto será ser innovadoras y resilientes para atraer mano de obra cualificada que
mantenga las cuotas de mercado y, en consecuencia, el distintivo de calidad de vida (véase capítulo 6).
A pesar de ello, la dificultad de estos asentamientos para competir directamente con las megaciudades
comporta que tengan que reposicionarse dentro de los sistemas urbanos actuales. Así, podemos
observar como en los últimos años no han parado de proliferar redes de cooperación y actuación entre
numerosas ciudades de estas características, especialmente en el continente europeo. A modo de
ejemplo, encontramos la Nordic City Network, una red formada por ciudades medianas de Noruega,
Suecia y Dinamarca que quieren desarrollarse como ciudades del conocimiento; Eurotowns, una red
europea que entiende las medianas ciudades como catalizadoras de la innovación urbana, la creatividad
y la renovación (entre ellas, está Sabadell); o la Féderation Villes Moyennes, una red francesa que actúa
como plataforma de trabajo e intercambio de todas sus ciudades miembro. De esta forma, las redes de
cooperación actúan de enlaces indispensables, estableciendo relaciones de complementariedad entre
sus ciudades miembro que ayudan a posicionarlas firmemente ante las fuerzas centrípetas de las
grandes ciudades.
Las ciudades pequeñas y medianas, a diferencia de las megaciudades, no podrán basar su economía
principalmente en flujos globales, sino que será necesario que se sostengan sobre el capital local que les
ofrece el territorio; es decir, que sean capaces de aprovechar sus recursos endógenos (Kunzmann, 2010;
28
Bellet y Llop, 2002). Además, por su estrecha vinculación con el territorio, tienen una gran capacidad de
crear identidades propias y la posibilidad de ser grandes dinamizadoras sociales, económicas y
culturales. Además, las ciudades pequeñas y medianas serán piezas indispensables para el buen
funcionamiento de las regiones metropolitanas y los corredores urbanos, ya que serán capaces de dotar
al territorio de valor y ordenar su crecimiento urbano. Su posición dentro de los sistemas urbanos
será la de nodos de intermediación entre la realidad global y local, garantizando la conexión entre el buzz
y las pipelines (véase capítulo 1). El reto principal de las ciudades medianas será pasar a ser ciudades
intermedias, es decir, ciudades con funciones de intermediación (Bellet y Llop, 2002) que faciliten la
generación de un territorio metropolitano más sostenible y cohesionado.
Mapa 2. Municipios con más de 20.000 habitantes en la RMB y el AMB (elaboración propia)
Habitantes
de 20.000 a 50.000
de 50.000 a 100.000
de 100.000 a 500.000
més de 500.000
de 20.000 a 50.000
de 50.000 a 100.000
de 100.000 a 500.000
más de 500.000
29
CASO 2. AMB, territorio de ciudades pequeñas y medianas
El Área Metropolitana de Barcelona es un territorio formado por treinta y seis municipios, de los cuales
veintidós tienen una población superior a 20.000 habitantes (mapa 2). Teniendo en cuenta la definición
de ciudad mediana antes expuesta, y que la Generalitat de Catalunya otorga el título de ciudad a todas
las poblaciones a partir de 20.000 habitantes (Ley municipal y de régimen local de Cataluña, 2003),
hemos considerado conveniente clasificar como ciudades pequeñas o medianas todas aquellas
poblaciones entre 20.000 y 500.000 habitantes. De esta manera, y ajustándonos al contexto territorial de
la región metropolitana, hemos determinado que aquellos municipios con una población entre 20.000 y
50.000 habitantes reciban la etiqueta de ciudades pequeñas, mientras que los municipios con una
población entre 50.000 y 500.000 habitantes correspondan a ciudades medianas. Para ser más precisos
a la hora de clasificar este último grupo, hemos creído oportuno distinguir dos niveles de ciudades
medianas: un primer nivel con una población entre 50.000 y 100.000 habitantes y un segundo nivel que
oscila entre 100.000 y 500.000 habitantes. A partir de 500.000 habitantes las poblaciones reciben el título
de ciudad grande.
Si bien el conjunto de la RMB todavía presenta muchas poblaciones inferiores a 20.000 habitantes, el
AMB está formada principalmente por ciudades pequeñas y medianas. En total, encontramos once
ciudades pequeñas y siete ciudades medianas de nivel 1. Las ciudades con más de 100.000 habitantes
suman un total de tres, mientras que Barcelona es la única ciudad que supera los 500.000 habitantes. Se
trata, pues, de un territorio conformado por más de la mitad de ciudades pequeñas y medianas.
Municipios con entidad propia que actúan como elementos vertebradores de la metrópolis barcelonesa.
Con todo, una metrópolis cohesionada y sostenible solo se podrá garantizar a través del trabajo en red
de estos municipios conjuntamente con Barcelona. Sus relaciones de complementariedad serán
indispensables para planificar de manera integrada y eficiente el conjunto del área metropolitana.
El planeamiento urbano transversal, la herramienta indispensable
Durante la década de los ochenta el planeamiento urbano estratégico a escala global experimentó un
descenso importante. Los cambios de modelos de producción y consumo (explicados en apartados
anteriores) establecieron un nuevo modo de entender el desarrollo urbano. El progreso socioeconómico
se entendía como algo que no se podía planear, sino que debía avanzar sin intervención del Estado. De
hecho, los gobiernos dejaron de lado el planeamiento urbano y regional para dedicarse a promover
proyectos puntuales en las ciudades (Albrechts, 2004:743).
No obstante, la complejidad de las regiones urbanas contemporáneas y su crecimiento acelerado
obligan a volver a un planeamiento integral del territorio (incluyendo reflexiones físicas, socioeconómicas
y políticas, entre otras). La urbanización sin visión de conjunto está generando un crecimiento
desordenado que comporta muchas externalidades negativas en las ciudades.
Tal y como hemos ido explicando en los últimos apartados, tan solo perdurarán aquellas ciudades que
sean resilientes; es decir, ciudades que sean capaces de perdurar de forma sostenible en el tiempo. Por
tanto, la tendencia indica que el desarrollo urbano de las metrópolis deberá ir más allá de actuaciones
puntuales y ver multidimensionalmente el conjunto de la ciudad.
30
CASO 3. Del diseño urbano al planeamiento integral
Como decíamos, el ciclo que se termina venía regido por un modelo basado en el concepto del buen
diseño urbano y arquitectónico como promotor del desarrollo económico de la ciudad. En el caso de
Barcelona, por ejemplo, la reconstrucción urbana y metropolitana desde los años ochenta ha centrado
su atención en la producción de gran cantidad de espacios públicos de calidad. Sin embargo, las
estrategias de desarrollo urbano basadas únicamente en el diseño físico, o bien han sido excesivas, o
bien ya han satisfecho la demanda. Por tanto, los argumentos que apoyan la reproducción de un
modelo de desarrollo urbano basado únicamente en el diseño de calidad están agotados
actualmente en muchas ciudades de Occidente. Hoy en día, la provisión de estrategias de desarrollo
que integren visiones económicas y de diseño territorial simultáneamente está subofertada.
Figura 7. Equilibrio entre diseño urbano y planeamiento urbano (elaboración propia)
Este gráfico teoriza y esquematiza la situación actual del mercado de estrategias de desarrollo urbano
en Barcelona. La línea 1 explica el espacio de mercado que queda actualmente entre la oferta de
estrategias territoriales transversales (que incluyan el estrato físico y el estrato económico que soporta
este territorio). La línea 3, en cambio, indica el agotamiento del mercado en cuanto a estrategias de
desarrollo territorial basadas exclusivamente en el diseño urbano. (Siendo V = valor, Q = cantidad, O =
oferta, D = demanda).
Hay que aprovechar, por tanto, el momento de transición que implica la introducción de un nuevo modelo
de gobernanza metropolitana, como el que anuncia el AMB, para cuestionar y definir la relación entre la
promoción económica de la ciudad y su desarrollo y planeamiento físico. El AMB debería entenderse
como una nueva oportunidad de generar una nueva gestión del territorio, basada en un modelo de
gobernanza efectivo y un planeamiento territorial integrado.
El paso del diseño urbano al planteamiento urbano integrado es, por tanto, indispensable. Tal y como
apuntan Michael Gunder o Emilty Talen (2011), el diseño urbano es una parte más del planteamiento. Si
consideramos el diseño de manera aislada, veremos que faltan herramientas de reflexión crítica. Es decir,
herramientas que permitan entender los procesos socioeconómicos y políticos que rigen la formación de
la ciudad más allá de su realidad física, que son propias del planeamiento. El planeamiento urbano
entiende de manera integral la ciudad y la dibuja más allá de su morfología infraestructural, considerando
todas sus dimensiones (social, económica y cultural). Se trata de concebir la ciudad de manera holística
con el objetivo de planear espacios para sus ciudadanos, de tener en cuenta todas las variables que
afectan a la vida de las ciudades para hacerlas más resilientes y perdurables en el tiempo. Así pues, hay
que replantear el rol que el planeamiento urbano y el planeamiento económico estratégico pueden tener
para el futuro desarrollo físico y económico de la ciudad. Es necesario integrar urgentemente ambas
visiones y coordinar ambas disciplinas. Pasar de la urbe a la civitas (tal y como se explica en el
Espacio de mercado para la demanda de
visiones que integren desarrollo
urbano físico y socioeconómico
Situación de equilibrio de mercado entre demanda y oferta de una visión segregada del urbanismo y la proyección económica
D
O
V
1 3
Situación de desequilibrio actual
2
Q
31
capítulo de gobernanza) será la clave para entender la dirección que tomará el planeamiento
urbano del futuro.
Por tanto, el planeamiento estratégico vuelve a emerger como una herramienta indispensable, que en
palabras de Albrechts (2004) queda explicado como sigue: “La complejidad creciente (de las ciudades),
el aumento de la preocupación por el desarrollo rápido y aparentemente aleatorio (del territorio) (Breheny,
1991), los problemas de fragmentación, un crecimiento dramático del interés (en todos los niveles, desde
el local hasta el global) en temas medioambientales (Breheny, 1991), […] la revalorización de la
necesidad de pensar a largo plazo (Friedman, 2004; Newman y Thornley, 1996) y el objetivo de volver a
un método (de planeamiento urbano) más realista y efectivo colaboran a ensanchar la agenda (del
planeamiento urbano del futuro)”.
CASO 4. Consecuencias de una falta de planeamiento integral
En el mes de enero del 2012 el programa 30 minuts (30 minutos) emitía el documental “La festa del cel”
(La fiesta del cielo). El documental ponía de manifiesto el gasto que se había realizado para dotar al
territorio español de infraestructuras aeroportuarias y su actual insolvencia. España tiene actualmente 52
aeropuertos comerciales, una cifra desorbitada si la comparamos con los 28 que tiene Alemania o los 24
que tiene Francia. Esta cifra quizá tendría sentido si estuviéramos en un territorio altamente poblado,
pero España solo tiene 46 millones de habitantes, en contraste con los 81 millones de habitantes de
Alemania.
Entre los aeropuertos mencionados en el documental estaba el de Alguaire. Mantener este aeropuerto le
cuesta 5 millones de euros anuales a la Administración catalana; un gasto demasiado caro. La fuga
progresiva de aerolíneas por falta de solvencia está vaciando un aeropuerto que ha llegado a funcionar
bien poco. “Su insolvencia responde a la falta de una mesa estratégica y de un plan de negocio”,
afirmaba el consejero Lluís Recoder. Actualmente, la rentabilidad del aeropuerto se tendrá que buscar a
través de nuevas funciones que no se parecen, ni de largo, a las proyectadas en un principio. A esto en
Cataluña le decimos “empezar la casa por el tejado”; es decir, construir antes de planear, sin tener en
cuenta ni el gasto ni el beneficio. La falta de un planeamiento integral adecuado y de un análisis coste-
beneficio bien hecho no solamente ha malbaratado recursos económicos, sino que ha comprometido el
territorio en todas sus dimensiones.
Pero la falta de un planeamiento integral va más allá de los aeropuertos y se extiende a autovías por las
que no circulan coches, líneas de alta velocidad sin pasajeros, urbanizaciones fantasmas o campos de
golf sin agua para regarlos. El territorio se ha estado dilapidando sin entender que es un recurso finito, y
uno de los elementos de competición más preciados de cada ciudad y metrópolis del mundo.
Desgraciadamente, en Cataluña, al igual que en el resto de España, el territorio se ha visto como un bien
de compra-venta para obtener ganancias inmediatas. La RMB no queda excluida de esta dinámica. Si la
metrópolis barcelonesa quiere posicionarse entre una de las mejores a escala global, tendrá que adoptar
un modelo de planificación integral que incorpore todas las dimensiones que conforman su territorio:
social, cultural, económica, ambiental, etc., y que además tenga en cuenta la opinión de todos los
agentes implicados en su construcción.
Conclusión
Si el capítulo anterior nos ha permitido constatar el importante papel que tienen las ciudades en el siglo
XXI, este capítulo ratifica su posicionamiento reflexionando sobre el proceso de urbanización. El mundo
es urbano y las aglomeraciones urbanas han pasado a ser los principales puntos de mira a nivel global.
Los diferentes capítulos de urbanización que está viendo el mundo delatan que estamos ante modelos
32
de urbanizar globalizados, que adoptan nuevas formas y entidades (megaregiones, corredores urbanos,
etc.). No obstante, a pesar de los instrumentos económicos que representan estas grandes
aglomeraciones urbanas, el mundo está constituido por más de un 60% de ciudades medianas y
pequeñas que no sobrepasan el millón de habitantes. Ciudades que serán elementos clave en el
planeamiento estratégico de las metrópolis, y que al mismo tiempo se distinguirán de las megaciudades
por su eficiencia y calidad de vida. Tal y como hemos visto, las ciudades medianas y pequeñas son las
que más facilidad tendrán para adaptarse a los cambios gracias a su capacidad de actuación más
inmediata, y se mostrarán, por tanto, más resilientes.
Para acabar, destaca la importancia de aplicar un planeamiento urbano transversal en las metrópolis. El
territorio no se puede ir construyendo a base de estructuras desconectadas: hay que tener en cuenta de
manera integral todos los factores sociales, ambientales, económicos, etc., que lo conforman. Nos
encontramos, por tanto, ante un “planeta ciudad” (Muñoz, 2008) que pide una nueva manera de ser
entendido y de ser planificado.
Referencias
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Design, 31(5): 743-758.
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34
3. Geopolítica y nuevas rutas de la seda
La geopolítica del planeta cambia. La globalización ya no es lo que nos pensábamos. Vivimos, pues, un
proceso de convergencia económica global que viene marcado por las siguientes tendencias:
La geopolítica marca el futuro. La variable distancia (física, cultural, social, institucional y
cultural) toma relevancia como elemento de análisis y aporta un grado superior de realismo a la
idea de globalización.
El mundo se reequilibra y el capital se mueve hacia nuevos territorios, desplazando el centro
de gravedad económico a las metrópolis y megaregiones emergentes de Oriente.
Aparecen nuevas rutas comerciales ligadas a centros portuarios o aeroportuarios capaces
de ofrecer precios competitivos y conectar economías potentes orientadas a la exportación.
Las economías emergentes hacen acto de presencia, a la vez que entran en el mercado
global nuevos territorios denominados “mercados frontera”.
Se plantean nuevas vías de financiación y de análisis para incrementar la eficiencia de
cualquier línea de actuación metropolitana.
¿Globalización 3.0?
Para empezar, pondremos encima de la mesa la globalización y su tendencia actual. Es decir,
argumentaremos que la distancia importa y afecta a las relaciones comerciales, modela el entorno
socioeconómico e impacta sobre la globalización, que no es tan profunda como se cree. La geopolítica,
pues, se sitúa nuevamente en el mapa mental de los estudiosos y analistas.
En el primer capítulo se argumentaba que el mundo no era plano como anunciaba Friedman, sino que el
comercio internacional más que allanar el mundo implicaba la aparición de grandes aglomeraciones
urbanas que representaban montañas en una llanura. Este hecho confirmaba la importancia de la
distancia como factor clave para entender estos impactos. De hecho, según Leamer y Storper (2001)
queda comprobado que el “modelo de gravedad” de Newton también funciona en economía, y
consideran que el comercio entre dos países con un PIB dado es inversamente proporcional a la
distancia que los separa, es decir, el comercio disminuye de manera lineal a medida que aumenta la
distancia, tal y como se comenta en el capítulo 1. Esta regularidad empírica permite deducir que la
globalización no es tan globalizada como muchos se imaginan, sino que, como dice Ghemawat
(2011), el mundo se sitúa y va hacia la “semiglobalización”, a no ser que se apueste por otro camino (de
mayor o menor apertura). Esto se puede resumir en la tabla que se muestra a continuación:
100% GLOBALIZACIÓN = DESREGULACIÓN + INTEGRACIÓN DE MERCADOS
0% GLOBALIZACIÓN =
REGULACIÓN + FRONTERAS NACIONALES FUERTES
SEMIGLOBALIZACIÓN = REGULACIÓN + INTEGRACIÓN DE MERCADOS
Tabla 2. Diferentes visiones del mundo que han marcado tendencia (elaboración propia a partir de conceptos y datos de Ghemawat [2011:30-31])
La tabla 2 explica textualmente y visualmente como el concepto de “semiglobalización” lleva hacia un
mundo en el que se combinan la regulación estatal y la integración de mercados y fronteras basándose
35
en los niveles reales de integración comercial entre fronteras, la geografía y otras distancias que en el
mundo supuestamente 100% globalizado ni siquiera se consideraban; todo lo contrario, se hablaba de la
“muerte de la distancia”. Efectivamente, desde que Krugman en 1991 introdujo la discusión de la
distancia en su estudio sobre geografía y comercio, este concepto ha ido tomando fuerza y ampliando su
alcance hasta marcar una clara tendencia. La tabla 3 lo demuestra comparando dos estudios recientes
sobre el tema. Uno explica que hay diversas distancias (también entendidas como barreras o diferencias)
que previenen la integración de países, mercados y territorios hablando de la distancia cultural,
administrativa, geográfica y económica; y el otro habla de diferentes tipos de proximidades (o
semejanzas) para explicar el desarrollo de un territorio: la proximidad cognitiva, institucional, geográfica,
social y organizacional. Todas ellas permiten superar el concepto de distancia o proximidad meramente
geográfica y añaden matices esenciales para comprender que el mundo es “semiglobal”.
DISTANCIA
(Ghemawat)
Cultural Administrativa Geográfica Económica
Implica:
o Idiomas
o Etnias
o Religiones
o Sistema
laboral
o Valores
Implica:
o Vínculos
coloniales
o Bloque regional
de comercio
o Moneda común
o Sistemas
legales
o Corrupción
o Conflictividad
social
o Grado control
del gobierno
Implica:
o Distancia
o Fronteras
o Clima
o Horarios
o Salida al
mar
o Tamaño
o Lejanía
Implica:
o Nivel de
ingresos
o Recursos
humanos
o Recursos
financieros
o Recursos
naturales
o Infraestructuras
PROXIMIDAD
(Boschma)
Cognitiva
Institucional
Organizacional
Geográfica
Social
Implica
aprendizaje
gracias a una
interacción
efectiva
Implica hábitos
comunes, normas,
leyes que regulan
las interacciones
entre individuos
Implica culturas
organizativas
similares para
acercar diferentes
empresas y facilitar
intercambios
Implica
distancia física
Implica confianza,
amistad,
relaciones
familiares,
experiencia...
Tabla 3. Comparativa del concepto de distancia visto por varios expertos (elaboración propia a partir de datos de Ghemawat [2011] y Boschma [2005])
Por tanto, lo que aquí queremos argumentar, basándonos en los estudios de numerosos especialistas
(Leamer y Storper, 2001; World Bank, 2009; Krugman, 1991; Boschma, 2005; Ghemawat, 2011) es que
la globalización no es tan absoluta ni tan nociva como se piensa. La distancia/proximidad, en su
concepto más amplio, sigue teniendo un papel fundamental, distorsiona la superficie plana que
defiende Friedman y dibuja un mundo más diverso y más complejo. El mundo no es aespacial ni
equidistante y la geopolítica es, por tanto, extremadamente relevante para analizar el planeta. De
una manera u otra, esto significa que, introduciendo una nueva variable, como el concepto de distancia,
se introduce un factor más de complejidad y, por tanto, un grado más de realidad que puede permitir
encontrar soluciones más adecuadas a problemas más complejos.
Desplazamiento del centro de gravedad (CdG) económico
A nivel global, también destacan otros fenómenos. Podemos decir que el mundo ha entrado en un
proceso de convergencia (más o menos) global que marca tendencia de manera destacada. De hecho,
36
si observamos qué factores son los impulsan la disparidad de crecimiento regional –el progreso
tecnológico, el crecimiento del stock de capital y el crecimiento de la fuerza de trabajo–, tal y como
enumeran Pike et ál. (2006), hay motivos para creer que estos factores han impulsado la economía de
ciertos territorios desencadenando el proceso de convergencia y reequilibrio actual. Por tanto, parece ser
que las estimaciones sobre crecimiento que hacen Barro y Sala-i-Martín son fidedignas y que lo único
que queda por ver es hasta dónde llegará este proceso de convergencia. Los países podrían
aproximarse hasta equipararse en cuanto al nivel económico o podrían situarse en puntos de equilibrio
diferentes. Teniendo en cuenta lo que se discutía anteriormente sobre globalización, distancia y
geopolítica, todo hace pensar que la paridad no existirá nunca y que siempre habrá factores de
tipología diversa que dificultarán la homogeneización económica.
Todo esto lleva a considerar que el proceso de convergencia está desplazando el centro de
gravedad económico del planeta hacia Oriente. Efectivamente, algunos estudios indican que en el
2008 el CdG económico se situaba entre Helsinki y Bucarest y que hacia el 2050 el CdG estará situado
justamente entre India y China (Quah, 2011). Según cálculos de algunos expertos, el CdG económico del
planeta cruzará la frontera de Asia en el 2030 por algún punto impreciso de la península de Yamal, en
Rusia (Grether y Mathys, 2008). El McKinsey Global Institute (2011) insiste en ello afirmando que
“durante los próximos quince años, el centro de gravedad del mundo urbano se moverá hacia el sur y
más decididamente hacia el este”. Por tanto, se confirma que las grandes megaregiones de Oriente tiran
del carro del desarrollo en detrimento de las metrópolis y megaregiones de Occidente.
Nuevas rutas de la seda
El fenómeno de convergencia y desplazamiento del CdG económico está reconfigurando las autopistas
de comercio del planeta y abre las puertas a un futuro diferente. Todo lleva a pensar que no solamente
nos encontramos ante países emergentes –que analizaremos más adelante–, sino que a largo plazo nos
encontraremos ante regiones emergentes enteras que reconfigurarán la actividad de vastas zonas del
planeta. En este caso podemos hacer referencia al bloque que representa el África subsahariana y a la
zona que engloba todo el Polo Norte, es decir, el norte de Estados Unidos, Rusia, Canadá y los países
escandinavos (Smith, 2010:253). El progresivo cambio climático del planeta puede permitir dibujar un
mundo en el que los territorios que delimitan el Polo Norte se convertirán en más propicios para vivir en
ellos. Según los estudios de Laurence C. Smith (2011), estas regiones serán más cálidas, estarán muy
despobladas y, por lo tanto, ofrecerán mucho espacio libre. Todos estos factores, sumados a la
posibilidad de desplazar mercancías a través de unos mares más benignos, permitirán desarrollar
nuevas rutas comerciales y nuevas oportunidades de desarrollo socioeconómico desencadenando
migraciones en dirección al Polo.
Visto en una perspectiva de corto plazo y de alcance más cercano, el Mediterráneo se visualiza como la
puerta de entrada a Europa y a África de los mercados asiáticos (Ulied, 5-10-2011; Estapé, 12-12-2011).
Esta cuenca, cargada de infraestructuras, es considerada por un gran número de inversores asiáticos
como una excelente puerta de acceso a los mercados del norte (hacia Europa) y a los mercados del sur
(hacia África). Por tanto, este hecho, sumado al despertar del norte de África y del África subsahariana,
según algunos, podría llegar a desplazar el CdG económico europeo hacia el Mediterráneo y crear un
nuevo foco económico potente en esta zona.
Finalmente, la tendencia indica que las rutas que circulaban por el Atlántico están perdiendo
protagonismo y, en cambio, se intensifican las conexiones comerciales que circulan por el océano
Pacífico, donde la costa oeste de Estados Unidos representa un recibidor de entrada y de salida hacia
Asia.
37
Mapa 3. Nuevas rutas de la seda. Mapa que señala de manera simbólica el incremento de intercambios en el Pacífico, el Mediterráneo como puerta de entrada de inversiones asiáticas y el despertar del Polo Norte en un futuro lejano (elaboración propia)
Economías emergentes y mercados frontera
Estas nuevas rutas de la seda también variarán a causa de las megaregiones situadas en el este de
Europa, que están en la base de algunas de las principales economías emergentes (BRIC), en las que,
muy pronto, la suma del comercio, la importación y la exportación de bienes y servicios será más
voluminosa que en muchos de los países de la OCDE (Woodall, 2011). Ahora bien, esto no hay que
verlo solamente como amenaza, sino que se puede ver como oportunidad y como tendencia. El
crecimiento de la capacidad adquisitiva de las economías emergentes y su progresiva integración
comercial permitirá incrementar beneficios a las empresas de Occidente debido al aumento de la
demanda de bienes extranjeros. De hecho, se dice que hacia el 2012 las exportaciones americanas que
van hacia los mercados emergentes se duplicarán respecto al 1990 y representarán un 60% de las
exportaciones totales (Woodall, 2011). Ligado a estas observaciones, se detecta que las antiguas
conexiones coloniales también permiten explotar canales internacionales (o pipelines) de intercambio, de
negocio y de comercio para recolonizar económicamente los antiguos imperios. En este aspecto, The
Economist (2011) destaca una importante tendencia recolonizadora a través de la absorción de
empresas inglesas con dificultades por parte de empresas indias; y La Vanguardia (2012) lo confirma
con un tono más negativo anunciando que “la crisis de la deuda y la caída del euro abaratan las
empresas de la Eurozona, en un mercado en recesión. Muchas de ellas acabarán en manos de capital
de fuera de la Eurozona y a bajo precio”.
Veamos, pues, hacia dónde se desplazan las inversiones y hacia dónde va el dinero en la actualidad.
El mapa esquemático del mundo que se muestra a continuación representa la diferencia positiva o
negativa entre el PIB del 2010 y del 2007 en diversas áreas del planeta (en miles de billones). Así pues,
indica el crecimiento o decrecimiento que se ha experimentado entre estos años clave de la historia. Esto
lleva a destacar dos aspectos (el segundo de estos lo analizaremos en el siguiente subapartado):
38
Figura 8. ¿Hacia dónde va el dinero? Mapa inversor del mundo donde se ponen de manifiesto las tendencias actuales en cuanto a flujos de capital físico y capital humano. Se ha calculado la variación del PIB en términos absolutos y en billones de diversas regiones del planeta entre los años 2007 y 2010 (elaboración propia a partir de datos del Banco Mundial y la OCDE) Figura 9. ¿Hacia dónde va el dinero? Superposición de la variación de PIB de las diferentes regiones del planeta en billones (elaboración propia a partir de datos del Banco Mundial y la OCDE)
En primer lugar, este gráfico nos permite observar que no solamente son los BRIC los que crecen,
sino que hay una serie de regiones del mundo que también lo están haciendo. Es el caso de los
mercados frontera que destaca el economista y prospectivista Àlex Ruiz (27-10-2011). Este término
designa aquel grupo de economías que presentan un desarrollo incipiente de su sector financiero y que
muestran potencial para obtener compensaciones muy altas, pero que, a pesar de ello, todavía
presentan impedimentos para poder desarrollar toda su capacidad de crecimiento (IMF, 2011). Algunos
dicen que podrían equipararse a los BRIC de hace quince años, pero que ya son una realidad en cuanto
a opciones inversoras (Ei, 2011; Nellor, 2008). Es el caso de muchos países del Oriente Medio, del Asia
Central y del África subsahariana, como, por ejemplo, Kenia y Ghana, que últimamente representa uno
de los países más estables del África Occidental, o Nigeria, que además de sus recursos naturales es
uno de los países más poblados del mundo, después de China, India y Brasil, con más de 150 millones
de habitantes, y la segunda economía del continente, según datos del Banco Mundial. Estos indicadores
representan una fuerza latente que, con el tiempo, puede catalizar un desarrollo explosivo y puede
39
representar el último reducto del planeta de crecimiento real y, por lo tanto, de posibilidad de inversión
con compensaciones más elevadas a largo plazo. De hecho, ya hoy en día hay innumerables informes y
notas de prensa que hablan de la facilidad de hacer negocio en mercados frontera como los que hemos
mencionado anteriormente.
Crisis y fuga
Pero el gráfico anterior también pone de manifiesto un segundo aspecto: Europa ha desaparecido del
mapa inversor, ya que la diferencia del PIB entre 2010 y 2007 es negativa. Ello indica que el dinero no
se dirige hacia Europa, sino que sale de Europa y emigra hacia otros territorios. Allí se invierte, da
rendimientos muy elevados y se vuelve a invertir (y suponemos que alguna fracción más o menos
significativa vuelve a Europa). Lo mismo que decimos del capital físico pasa con el capital humano. Este
sale de Europa, activa su fuerza vital de trabajo dinamizando nuevos territorios. Todo esto impacta
directamente en todas las ciudades y metrópolis del planeta, ya que es allí donde se concentra la mayor
parte del capital físico y del capital humano. En un panorama de estas características resulta esencial
plantearse qué podrá hacer la metrópolis de Barcelona para no verse excesivamente afectada por esta
tendencia a corto y largo plazo. Aquí, uno de los elementos competitivos más importantes que en un
futuro pueden tener las ciudades aeroportuarias del mundo es el de ofrecer infraestructuras y, sobre todo,
que se haga una gestión de las mismas que abarate costes y dinamice cualquier oportunidad comercial o
inversora. Barcelona, por tanto, tendría que ser capaz de aprovechar sus “nuevísimas” infraestructuras y
no perder cuota respecto a puertos tan cercanos como los de Valencia o Marsella, que, aprovechando el
dinamismo de ciudades como Madrid, están cogiendo más impulso.
CASO 5. Otras herramientas de evaluación y financiación de proyectos
¿Cómo se pueden valorar futuras inversiones para que supongan una ganancia socioeconómica para la
metrópolis y no un despilfarro de recursos? Esta pregunta ha llevado a detectar otras tendencias de tipo
financiero y de tipo analítico que deberían marcar el futuro en nuestro país. En concreto, destacamos
tres de ellas:
1. El análisis coste-beneficio (ACB): es una herramienta que permite captar de manera sistemática
los costes y los beneficios de un determinado proyecto. Incluye tanto temas económicos como temas
de equidad o distribución y considera que los beneficios o las ganancias en bienestar humano deben
superar los costes o las pérdidas (Atkinson y Mourato, 2008). En su faceta urbana, el ACB se dedica
a estudiar los impactos socioeconómicos y ambientales de cualquier proyecto. Es potente porque
permite llevar a cabo estimaciones de futuro fidedignas incorporando a todos los afectados y
captando todas las externalidades para así actuar en consecuencia y valorar la eficiencia, la
distribución y la equidad real que se deriva de una propuesta. En el ámbito de las actuaciones
públicas urbanas no está nada claro si una operación merece la pena o no teniendo solo en cuenta
las ganancias políticas, las estéticas o las ganancias obvias en bienestar general. Un manual del
Banco Mundial lo deja bien claro poniendo ejemplos que ahora ya nos quedan bien cerca: “…
muchos magníficos hospitales han quedado vacios por falta de fondos para pagar a médicos,
personal de enfermería, medicamentos y otros utensilios de trabajo. A veces, proyectos que
pretendían beneficiar a la sociedad no logran cumplir plenamente con sus objetivos porque imponen
costes muy altos a un grupo específico que al final acaba oponiéndose al proyecto. Los analistas,
por tanto, tienen que tener en cuenta no tan solo la contribución de un proyecto al bienestar de un
país, sino que también han de tener en cuenta la distribución de sus costes y sus beneficios, por
razones tanto de equidad como de sostenibilidad” (Belli et ál., 2001). Desgraciadamente, las
instituciones estatales, autonómicas y metropolitanas, deslumbradas por un futuro de crecimiento
40
ininterrumpido, no han utilizado suficientemente esta herramienta. Dado que la tendencia expansiva
ha llegado a su fin, de cara al futuro esta herramienta será clave. Se cree que su influencia será tal
que su auge llevará a la creación de nuevos conceptos empresariales, nuevos puestos de trabajo y
nuevas asignaturas o postgrados relacionados con este tema.
2. Las alianzas público-privadas y la creatividad popular: la mengua del sector público está
reclamando la intervención del sector privado para cubrir las necesidades de muchos servicios
ciudadanos. Se cree que en un contexto como este la creatividad popular y la emprendeduría
privada también jugarán un papel fundamental. Las nuevas generaciones tienen mucho que decir
sobre esto y recientemente ya se han observado casos muy representativos. Es el caso de dos
estudiantes universitarios que han conseguido revender tiques de metro a mitad de precio
financiando parte de su coste a través de la incorporación de flyers publicitarios (El Periódico, 2011).
Con ello quedan claras las carencias del sector público, la necesidad de movilidad urbana sostenible,
la potencia creativa de las generaciones más jóvenes, que utilizan las nuevas tecnologías, y la
intervención del sector privado. Todos estos elementos juntos podrían ser una combinación win-win
ideal para reactivar la economía y la sociedad en conjunto.
3. Micromecenazgo o financiación en masa: estos conceptos, que provienen de crowdsourcing o
crowdfunding en inglés, en una de sus definiciones, expresan la capacidad que pueden tener las
nuevas tecnologías para llegar a grandes colectivos y afrontar necesidades de capital. Son muy
comunes en proyectos humanitarios, pero se extienden a muchos otros sectores. Un buen ejemplo
es la iniciativa de la plataforma de Internet Kiva3, que consigue financiar pequeños proyectos
empresariales en cualquier lugar del mundo obteniendo recursos de cualquier persona del planeta.
Esto permite activar las redes de colaboración locales o globales, la emprendeduría social y la
actividad económica a costes muy bajos. Este concepto también se discute en el Institute for the
Future (2011), donde se habla de crowdsourced public services, lo que permite intuir que en el futuro
esto podría ayudar a afrontar crisis presupuestarias.
Conclusión
Así pues, la globalización, al considerarse menos extendida de lo que se pensaba, ofrece la oportunidad
de explorar nuevas vías de crecimiento y de intercambio entre territorios. Todavía hay mucho camino por
recorrer. Por otro lado, el proceso de convergencia, el desplazamiento de la actividad económica del
planeta y la emergencia de nuevos territorios pueden ayudar a profundizar en el proceso de globalización
y generar efectos contradictorios. Para empezar, queda claro que la convergencia y el catch-up de los
países en desarrollo brinda la oportunidad a millones de personas de salir de la pobreza y engrosar una
clase media débil o inexistente en muchos países. Además, el capital se desplaza hacia nuevos
territorios y colabora en su proceso de crecimiento ayudándolos a salir del olvido y de la pobreza. Pero
no se sabe a ciencia cierta en qué momento su crecimiento se estabilizará.
A nivel urbano, en cambio, las balanzas fiscales positivas permitirán desarrollar nuevos modelos de
gestión urbana que mejorarán el nivel de vida de las megaregiones del planeta e incrementarán su cuota
de servicios. Sin embargo, las tendencias que destacábamos al principio de este párrafo y de este
apartado también señalan un estancamiento de las economías occidentales y el declive de un modelo
económico y financiero. Esto, ya ahora, lleva a un empobrecimiento generalizado que marca la aparición
de desequilibrios sociales en los países desarrollados. Se tendrá que hacer más con menos,
reinventarse, adaptarse o emigrar. Aquello que sí que hace tiempo que emigra de Europa son los flujos
inversores, tal y como reflejan las figuras 8 y 9. Esto, sumado al incremento de la deuda soberana,
3 http://www.kiva.org.
41
presenta retos que, a nivel urbano, se pueden traducir en polarización social, fisuras interurbanas y un
fuerte aumento de la competencia entre ciudades por la captación de recursos.
Así pues, los efectos son positivos y negativos, pero la adopción de nuevos modelos de financiación que
apuesten por un análisis en profundidad de los impactos socioeconómicos, la intervención del sector
privado, la creatividad y el uso de nuevas tecnologías de manera inteligente, podrían marcar espirales de
crecimiento positivas.
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42
PARTE 2
Tendencias diferenciales de futuro
43
4. Conocimiento y capital humano, las bases del futuro
El conocimiento y el capital humano son la plataforma de futuro que tienen las ciudades para poder
acceder a las redes de buzz (o dinamismo) local y de pipelines (o conexiones) internacionales y, así,
poder crecer de manera sostenible. Este hecho lleva a destacar las siguientes tendencias:
El capital humano desencadenará potencial de crecimiento en las ciudades de Occidente. Ha
llegado la hora de la economía del conocimiento.
El grado de apertura y de diversidad de oportunidades de una ciudad dependerá de su
sustrato de capital humano.
Aquellas ciudades que sean suficientemente ingeniosas para adaptarse y reinventarse serán
las que florecerán socioeconómicamente.
Vivimos un proceso de fuga de cerebros, que puede invertirse a medio plazo si las metrópolis
se suben al tren del conocimiento.
El concepto smart se vinculará fuertemente a la economía del conocimiento para no caer en la
paradoja de generar “ciudadanos estúpidos” en vez de “ciudades inteligentes”.
Efectivamente, no es de extrañar que las últimas discusiones en el ámbito periodístico subrayen
continuamente la importancia del conocimiento y el capital humano como base del desarrollo, la
creación de puestos de trabajo, el crecimiento sostenible, la innovación, la tecnología y, por último, la
libertad de acción y la calidad de vida. Así, en las últimas ediciones de La Vanguardia (2012), tanto en
portada como en contraportada, de El País (2012) o en reportajes especiales en TV3, se pone en debate
la fuerza del crecimiento que engloba el conocimiento y el capital humano. El ejemplo más sorprendente
es el de Corea del Sur, en el que se explica que la enorme presión para mejorar la educación del país lo
ha catapultado de la pobreza absoluta a los más altos niveles de desarrollo en tan solo cincuenta años.
También cabe destacar un artículo publicado recientemente por Le Monde (2011) en el que se afirma
literalmente que “el [nuevo] concepto de ‘la ciudad que aprende’ se encuentra en el centro de un número
creciente de estrategias de desarrollo económico, y es más que probable que sea la principal
característica de la ciudad del futuro y de su capital humano, social e inmaterial”.
Por tanto, en este capítulo argumentaremos en pro del conocimiento, la economía del conocimiento y la
capacidad que tiene de atraer talento, inversión, además de generar dinamismo y crecimiento económico.
Visto esto, también se expondrá el concepto smart, que tanta popularidad tiene actualmente en los
medios.
Este capítulo representa la base del segundo bloque de este informe y se argumenta a través del prisma
de las ciudades de Occidente. En los tres siguientes capítulos se discutirán aquellas tendencias que
complementan al conocimiento. Es decir, se hablará de tecnología, innovación, calidad de vida,
sostenibilidad y gobernanza. La idea principal, tal y como expone el esquema inicial de la página 6, es
que el conocimiento es la base que da impulso al resto de fuerzas de bienestar y desarrollo. Solos, estos
otros aspectos (tecnología, innovación, calidad y gobernanza), pueden resultar insuficientes para
desencadenar ciudades prósperas con crecimientos sostenibles.
44
La economía y la sociedad del conocimiento
El conocimiento, según Döring y Schnellenbach (2006:377), consiste en todas aquellas “habilidades que
los individuos utilizan para solucionar problemas, tomar decisiones y entender nueva información [...]; se
entiende como una herramienta que puede ser usada consciente o inconscientemente por los individuos
[...]; no es estático (sino acumulativo) [...] y su evolución depende de las condiciones de frontera, como
puede ser un marco institucional”. Según otros autores, estas habilidades permiten desarrollar
capacidades de adaptación que ayudan a zonas en declive a remontar y entrar en espirales de
crecimiento urbano (Schultz, 1964, en Glaeser y Saiz, 2003).
La economía del conocimiento, o la economía basada en el conocimiento, incorpora el conocimiento
como herramienta para crear beneficios sociales y económicos. De hecho, diversas teorías del
crecimiento sitúan el conocimiento –y la educación– como uno de los pilares del desarrollo
económico. Es el caso de la “teoría del crecimiento endógeno”, que incorpora el capital humano, la
innovación y el conocimiento y todas las externalidades positivas para entender los procesos de
dinamismo socioeconómico. Actualmente es muy utilizada para marcar futuro. En Canadá, uno de los
países más desarrollados del planeta, algunos think tanks del país consideran que es necesario fomentar
la economía del conocimiento mejorando los vínculos de la universidad con la sociedad, evitando
actitudes excesivamente protectoras hacia las patentes e incentivando la apertura y el intercambio
internacional con la finalidad de desencadenar un proceso de renovación y crecimiento socioeconómico
(Howitt, 2007). Por tanto, todo está basado en el valor añadido que aporta el conocimiento y en la
capacidad que este proporciona de adaptación y reinvención.
Queda claro, pues, que el conocimiento y el capital humano son fuerzas directas para promover la
prosperidad de una región en el presente y en el futuro. Sin embargo, indirectamente también hay
fuerzas que condicionan la cantidad de conocimiento y de talento de una ciudad. Richard Florida (2004)
argumenta que esta fuerza indirecta corresponde al grado de apertura y de diversidad de oferta de
una ciudad. De hecho, esta observación encaja con la idea de las pipelines y de cómo estas pueden
impulsar socioeconómicamente cualquier aglomeración urbana y hacer que incremente su PIB. No
obstante, en defensa del capital humano, se considera que esta no es una fuerza indirecta, sino una
posible consecuencia directa del incremento de capital humano.
Además, podríamos decir que esta capacidad de ofrecer diversidad, tanto de tipologías de barrios, de
familias, de servicios, personas, etc., es mucho más asequible para conurbaciones urbanas con grandes
superficies y gran capacidad de financiación que para ciudades medianas, pequeñas o económicamente
dependientes. Ya sabemos que las metrópolis o megaregiones lo tienen más fácil para evitar situaciones
de declive, pero esto no puede desmoralizar a las pequeñas o medianas ciudades, y sobre todo no tiene
que llevarlas a apostar por grandes proyectos económicamente aberrantes. Es decir, hay que generar
sistemas más eficientes de gestión de grandes infraestructuras existentes y apostar por las
personas y su creciente valor añadido en forma de capital humano. Esto es mucho más relevante
para generar oportunidades para los ciudadanos a largo plazo que no la acumulación de infraestructuras
excesivamente diversificadas.
45
CASO 6. El Área Metropolitana de Barcelona, Cataluña y el conocimiento
Recientemente, en este sentido, destaca la entrevista a Andrés Rodríguez-Pose en la Universidad de
Barcelona. El profesor Rodríguez-Pose ponía de relieve que el conocimiento era clave para la
competitividad futura y que Cataluña estaba especialmente bien posicionada al respecto. Según
Rodríguez-Pose, Cataluña es líder en captación y producción científica en España.
“Una de las ventajas y de las principales áreas en las que Cataluña sigue siendo líder en España (porque
el resto está cada vez más concentrado en Madrid) es en capacitación y producción científica. Las
universidades y los centros de investigación catalanes siguen siendo líderes en España. Cataluña cuenta
con centros de investigación de nivel europeo y mundial, y una capacidad para generar mano de obra de
alto nivel de cualificación. Hay que hacer una apuesta seria, y que los recortes no afecten a este tipo de
actividades, porque es lo que puede sentar las bases de una futura mayor competitividad y de una
economía más basada en el conocimiento”.
Con esto, se refuerza la idea del valor que tiene el capital humano y permite confirmar que la emergencia
de centros de prestigio internacional vinculados a la economía real será clave para hacer realidad una
sociedad urbana de futuro inteligente, abierta y competitiva, capaz de tener éxitos en un marco local,
pero también en un marco internacional.
http://www.ub.edu/web/ub/es/menu_eines/noticies/2011/Entrevistes/andresrodriguez.html
De hecho, lo podemos resumir entendiendo que este vector diferencial –el capital humano–
desencadena espirales virtuosas de crecimiento que permiten sobrepasar muchas barreras y alcanzar
mayores grados de bienestar individual y colectivo. Lo que queremos argumentar aquí es, por tanto, que
el capital humano y el conocimiento impulsan la creatividad y llevan a mayores grados de apertura, visión
crítica, independencia individual y tolerancia. Esto permite que cualquier innovación externa o interna
(sea tecnológica o socioeconómica) pueda ser asimilada con más facilidad y, por lo tanto, incorporada
por los ciudadanos dentro de las dinámicas urbanas. Estos hechos representan factores de atracción de
talento y de nuevas inversiones que a su vez aportan mayor competencia y desencadenan el paso final
hacia niveles de vida y de bienestar social más altos. Esta espiral se resume como sigue, sin tener la
ambición de marcar un orden de causalidad estricto:
+conocimiento +capital humano +creatividad +apertura +tolerancia +asimilación +innovación
+atracción +talento +inversión +competencia +bienestar social
Por tanto, solamente aquellas ciudades capaces de apostar por una economía basada en el
conocimiento y que sean suficientemente ingeniosas para adaptarse y reinventarse
constantemente serán las que florecerán socioeconómicamente.
Emigración, capital humano y educación
Con referencia a las espirales virtuosas de crecimiento y al desarrollo local, se dice que la buena salud
de una economía local se puede testar calculando el porcentaje de licenciados que son capaces de
incorporarse al mercado laboral en el que se inscribe su universidad (Cheshire y Magrini, 2002). En
cambio, la tendencia indica que actualmente se va en sentido opuesto. Se habla de una fuga de
46
cerebros, temporal, según algunos expertos (Cabré 5-10-2011, Ulied 5-10-2011)4. De hecho, el Instituto
Nacional de Estadística anuncia que el saldo migratorio del 2011 en Cataluña ha sido negativo por
primera vez en diez años, y además indica que, hacia el 2010, el crecimiento natural de la población en
España será negativo (El Punt, 2012; INE, 2010).
Para darle la vuelta a esta proyección, es necesario aprovechar este momento para modificar la base
económica de las urbes y hacerla nuevamente atractiva para el talento local o internacional. El regreso
de este talento dará la oportunidad de aplicar aquello aprendido fuera y, en consecuencia, permitirá
activar numerosas pipelines y dinamizar el buzz local, tal y como decía Saxenian con su teoría sobre los
“nuevos argonautas” (véase capítulo 1). Ahora bien, todos los esfuerzos de los jóvenes emigrantes
(temporales) resultarán inútiles e infructíferos si, al regresar, el conocimiento y la experiencia acumulada
no pudieran tomar valor en su ciudad de origen. Esto se haría realidad en tres casos:
1. En el caso de que en un futuro cercano no se hubiera tomado partido por la tendencia que apuesta
por el capital humano y se hubiera mantenido una ciudad basada en trabajos de poco valor añadido,
rutinarios y fácilmente codificables y, en consecuencia, con poca capacidad de asimilación, de
innovación, de cambio y de apertura.
2. El primer caso se vería reforzado si no se hubiera emprendido un relevo generacional serio y
meditado en todos los ámbitos e instituciones que permitiría abrir las puertas, internamente, a la
juventud más cualificada que ha tenido la sociedad actual y que, además, acumula largas
experiencias en el extranjero. Si no se emprende este cambio de ciclo generacional, nos
encontraremos con un segmento de población que aquí clasificamos como “Peter Pan obligados”; es
decir, jóvenes que quieren crecer pero a los que se les cierra el paso, lo que está directamente
ligado a las necesidades URGENTES de reforma del mercado laboral de países como España.
Desgraciadamente, las metrópolis poco pueden hacer en este aspecto. Pero aquí está en juego
capital humano, innovación latente y fuerza vital de millones de ciudadanos que quedarán
desaprovechados y olvidados. En definitiva, un retroceso para una ciudad, una metrópolis y una
región entera que puede afectar a varias generaciones.
3. Finalmente, se presenta el riesgo de encontrarnos en una sociedad donde los que realmente han
podido crecer y procrear habrán sido mayoritariamente aquellos con un espíritu más pragmático y
más poco informado, que habrán tenido acceso a trabajos de poco valor añadido, pero con una
estabilidad y un rendimiento económico altos. Con ello se corre el riesgo de premiar a los sectores
de población menos inquietos y más conformistas y acomodados. La gente con más inquietudes se
habrá tenido que marchar. Así pues, el riesgo que corre Barcelona, en este ámbito, es convertirse en
una ciudad del “mínimo esfuerzo”.
Por tanto, la fuga de cerebros es real, y quizá mayor que la calculada por el INE, si tenemos en
cuenta a aquella gente que marcha de forma aparentemente temporal, pero se mantiene registrada en el
censo local. Esto permite reflexionar sobre la importancia de ir hacia una sociedad del conocimiento y de
replantearse, entre otras cosas, hacia dónde va la educación en general y dónde se sitúan los incentivos
sociales.
Sobre este último aspecto educativo, exponemos una tabla elaborada por Subirats en el año 2009 que
permite incidir en la tendencia de futuro en cuanto a la educación en todos los niveles. Pensamos que,
en gran parte, es la cultura que deriva de una determinada manera de educar la que permite adoptar
actitudes más o menos abiertas, innovadoras, críticas y emprendedoras. La tabla expone un modelo de
4 Incluso circulan chistes que hacen hincapié en ello diciendo que, hoy en día, cuando terminas una carrera existen tres salidas
posibles: ¡por tierra, por mar o por aire!
47
desarrollo humano que se basa en la idea de que el entorno inmediato ya es la mejor herramienta de
aprendizaje. Una visión que, además, reclama una organización menos jerárquica, más participativa y
más inclusiva, y que, por lo tanto, se fundamenta en la interacción constante y transversal entre diversas
disciplinas: la pluridisciplinariedad y transversalidad destacan en la misma. Además, consideramos que
este nuevo modelo no es necesario pensarlo como modelo centrado exclusivamente en la educación
primaria o secundaria –que ya ha quedado suficientemente desvirtuada y sacudida debido a la
vinculación excesiva que mantiene con la política (véase La Vanguardia, 2012a)–, sino que se extiende a
la educación universitaria, a la educación profesional y a cualquier otro sector de conocimiento. La tabla
permite hacer eco en las propias palabras de Subirats (2009), que dice: “Todos educamos, y lo hacemos
con nuestro ‘ruido’ (con nuestra actitud, con nuestros actos) y no con nuestras palabras”.
Modelo TRADICIONAL Modelo DE FUTURO
Educación = escuela Educación = “todo educa”
Tiempo limitado Educación continua
Lejanía Proximidad
Jerárquico Participativo
Sectorizado Pluridisciplinar
Tabla 4. Elaboración a partir del cuadro de Joan Subirats titulado “Canvis en la concepció de l’educació”, publicado en la revista Guix, núm. 356-357, julio-agosto 2009
Por tanto, en un futuro, invertir los flujos migratorios y especialmente invertir aquellos flujos que
involucran la captación o pérdida de talento pasa, entre otras cosas, por reformular aspectos que
pertenecen a la educación y a la capacidad que tiene de generar valor, apertura, visión crítica,
adaptabilidad, participación, transversalidad e innovación.
Smart: más allá del branding y la tecnología
Ha llegado el momento de definir smart, ya que actualmente hay gran cantidad de simposios,
conferencias, informes, artículos y páginas web que utilizan este término insistentemente. De hecho, en
el ámbito urbano se habla de smart como todas aquellas aplicaciones tecnológicas que permiten agilizar
el funcionamiento de una ciudad, y tiene especial relevancia en los sectores del transporte, el agua y los
residuos. Aquí se defiende que smart y todos los términos que incluyen smart deben ser
conceptualizados como algo más allá de la tecnología y tienen que poderse integrar dentro de la idea de
conocimiento. En efecto, en este informe se habla de smart como parte intrínseca de la economía del
conocimiento y no como un subgrupo que se caracteriza por el uso de la tecnología, tal y como nos
indicaba Trullén (23-11-2011). Smart, pues, forma parte de aquella capacidad ligada a la resolución de
problemas y la asimilación de nueva información.
Con el fin de evitar el riesgo de crear ciudadanos estúpidos y no ciudades inteligentes (o smart), es
necesario subrayar que smart tiene que pasar por entender que también hay un nivel de conocimiento
inherente e intangible que hace prosperar a las ciudades. Es la idea de conocimiento entendido como
aquellas acciones humanas que derivan del comportamiento agregado de millones de ciudadanos y que
acaban definiendo una sociedad entera. Se trata de un conocimiento que impregna todas las maneras de
hacer y de proceder y que puede distorsionar procesos de manera positiva o negativa, facilitando o
dificultando el desarrollo conjunto de un colectivo.
48
Así pues, smart no debe ser ni una estrategia de branding, ni una visión positivista de la tecnología, ni
una simple estrategia de negocio. Smart debe ser una actitud abierta, crítica y responsable de los
ciudadanos de una metrópolis.
CASO 7. Smart, educación y crecimiento sostenible
Con la tabla que se muestra a continuación se pretende enfatizar que la idea de smart city basada en el
concepto de ciudad del conocimiento no puede aplicarse en todos los lugares por igual. Este
conocimiento se distribuye de forma diferente en el espacio. Por tanto, estrategias aptas para ciertas
regiones del planeta pueden resultar inadecuadas para otras a causa de los niveles diferenciales de
educación de sus habitantes. Además, como indica la OCDE (2011), “tener una buena educación
incrementa de manera significativa la probabilidad de encontrar trabajo [...]. Los hombres con carreras
universitarias tienen un 16% más de oportunidades de encontrar trabajo, y las mujeres un 30%”. La
OCDE destaca que no solamente es importante tener o no tener un grado universitario, sino que la
calidad de este título también es un factor a valorar. En definitiva, la educación y su calidad son factores
cruciales para definir el futuro de una sociedad. Así pues, los datos de esta tabla son preocupantes, dado
que no solamente es bajo el porcentaje de población con estudios secundarios entre 25-64 años en
España, sino que también lo es el porcentaje entre los de 25-34 años. Estos últimos son un buen
indicador de cara al futuro.
% de población con estudios secundarios entre:
Países 25-64 años 25-34 años PISA1 (sobre 600)
Media OCDE 73 80 493
Suecia 85 91 497
Polonia 87 93 500
Corea 79 98 539
Canadá 87 92 524
Chile 682 85 449
España 51 65 481
1. Program for International Student Assesment. Se trata de un conjunto de exámenes para analizar el rendimiento de los estudiantes y compararlo entre diferentes países. 2. Los valores en grana y negrita se sitúan por debajo de la media de la OCDE.
Tabla 5. Niveles de educación en diferentes países y media de la OCDE (elaboración propia según datos de la OCDE Better Life Index [2011], http://oecdbetterlifeindex.org/)
Conclusión
En resumen, la importancia del conocimiento como base del desarrollo está ampliamente discutida y
contrastada por ámbitos académicos y periodísticos, entre otros. Todos coinciden en opinar que el futuro
de nuestras ciudades pasa por un cambio de perspectiva que establezca las bases para una economía
del conocimiento. Este modelo de futuro desencadena espirales virtuosas de crecimiento que provocan
un mayor bienestar social y niveles de vida más altos. Por otro lado, esta apuesta de futuro también
cataliza poderosos efectos de atracción de talento, que actualmente tiende a alejarse de los crecimientos
en decrecimiento (falta de trabajo, de oportunidades de desarrollo personal y colectivo, etc.). Es decir,
territorios que no muestran suficiente capacidad de reacción y adaptación por una carencia estructural de
capital humano, además de una carencia de capacidad para retenerlo y aprovecharse del mismo. Entre
otras cosas, se impone de forma urgente la necesidad de empezar un relevo generacional y una
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flexibilización del mercado laboral y, así, inventar nuevos modelos de crecimiento urbano. Estos, si
quieren basarse en el concepto smart, tienen que entender esta idea en alza como sinónimo de
inteligencia y reflexión crítica, de conocimiento y capital humano, y no tanto como una intervención de
marketing urbano o de negocio tecnológico. Los riesgos podrían ser los de ver prosperar ciudadanos
estúpidos y no ciudades inteligentes.
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5. Tecnología y modelos de innovación integrada
La irrupción tecnológica actual encamina las ciudades hacia un futuro cada vez más mecanizado y
sensorizado, pero la ciudad del futuro será inteligente e innovadora o no será. Por tanto, se detecta que
las tendencias más destacadas en el ámbito de la tecnología y la innovación son las siguientes:
El factor tecnológico continuará acentuando y modificando los procesos de aglomeración.
La tecnología permite predecir una nueva revolución industrial y amenaza las economías de
escala. Aparecerán nuevas industrias y nuevos modelos de negocio.
La nube de conexiones virtuales vinculadas a la ciudad abrirá la puerta a múltiples procesos
de innovación.
La tecnología favorecerá el apoderamiento del ciudadano proporcionándole mayor grado de
libertad y mayor capacidad de influencia.
La innovación será vista desde una perspectiva que integre la comprensión de factores más
allá de la inversión en I+D.
Los filtros sociales marcarán la capacidad innovadora de las metrópolis.
T e c n o l o g í a
¡Más aglomeración!
En efecto, las nuevas tecnologías no han sido capaces de allanar la superficie terrestre haciendo
desaparecer la ciudad tal y como argumentaban Friedman (2005) y todos los partidarios de una
globalización radical que permitiera desregular mercados, integrar fronteras y hacer desaparecer espacio
y distancia. De hecho, todo indica que las revoluciones tecnológicas que se acercan no harán más
que reforzar esta tendencia hacia la aglomeración, favoreciendo intercambios de volúmenes mayores
de información y, por lo tanto, incrementando la necesidad de comunicación a niveles todavía más
elevados. Tal y como Storper y Venables (2004) y Leamer y Storper (2001) subrayan, la información no
codificada, o sea, que no es posible transmitir vía correo electrónico, WhatsApp, SMS, Facebook, Twitter,
etc., hace necesarios los encuentros cara a cara (face to face) y, según la tendencia actual, el
incremento de comunicación gracias a nuevos avances tecnológicos ocasionará que los “cara a cara”
sean aún más frecuentes. De hecho, las nuevas tecnologías ya están desencadenando cambios en
regiones del mundo como África, donde la introducción masiva de la telefonía móvil está revolucionando
el continente entero. El caso es que, para saber qué patrones de desarrollo recorrerá la tecnología del
futuro y cómo impactará en las ciudades, también será necesario poner atención en Asia. Según Andreu
Ulied (5-10-2011), China, que no está supeditada a las grandes empresas de Occidente, podrá
desarrollar y comercializar tecnologías aplicadas a grandes densidades de manera inminente. Los
sistemas que pueden desarrollar para cubrir estas necesidades pueden oscilar entre tecnologías de
producción de energía masiva en grandes fábricas de carbón hasta sistemas descentralizados y
compactados para servir a un automóvil. Su enfoque, de momento, es muy incierto.
51
CASO 8. Tecnología y patrones de urbanización en África
En el África subsahariana la agilización de la información a través de los dispositivos móviles ha
incrementado de manera substancial las posibilidades de supervivencia de millones de personas (más
de 500, según The Guardian), porque ha permitido poner en marcha negocios de todo tipo y se ha
convertido en un modus vivendi real. Además, también está cambiando los patrones de urbanización.
La falta de servicios, de perspectivas de trabajo y de oportunidades en las zonas rurales, así como la
falta de infraestructuras, las barreras de movilidad, la ineficiencia en la gestión de recursos, la lentitud de
todos los procesos y la inseguridad generalizada de la zona, son algunos de los factores que impulsan a
la gente a buscar oportunidades en la ciudad, pero también son factores que han permitido que la
introducción del teléfono móvil barriera el mercado, ya que permite contrarrestar todas estas deficiencias.
Hemos detectado que uno de los principales sectores en los que ha incidido el móvil es el sistema
bancario. Actualmente, MTN (a través del sistema MobileMoney) o Safaricom (a través de M-Pesa)
ofrecen servicios de “banca móvil” a sus clientes. Es decir, permiten pagar bienes y servicios o realizar
transferencias simplemente enviando un mensaje de texto. Una vez enviado, el receptor puede
convertirlo en líquido en la oficina local de M-Pesa. Algunos expertos en el tema se aventuran a decir
que “África es el Silicon Valley de la banca. El futuro de la banca se está definiendo allí..., y cambiará el
mundo” (Carol Realini en Fox, 2011). A pesar de los retos que la introducción de la tecnología móvil
representa en cuanto a la aparición de fracturas digitales, problemas de cobertura y de electricidad, este
artilugio también está dinamizando los sectores de la salud, la agricultura y la educación creando
eficiencias en estos ámbitos, ya sean sociales o económicas. Además, estas tecnologías, siguiendo los
patrones de intercambio de información y de dinero, refuerzan los procesos de aglomeración y de
urbanización, pero de manera positiva, dado que actúan descongestionando las megalópolis del
continente y propiciando la generación de oportunidades en ciudades medianas de zonas rurales más
aisladas, resaltando la tendencia que se apuntaba en el capítulo 2. Un estudio de la London Business
School detectó que el incremento de diez teléfonos móviles por cada cien personas en un país en
desarrollo representaba un incremento del 0,5% de su PIB. Así pues, la tecnología puede hacer variar en
un futuro patrones de urbanización y de desarrollo socioeconómico. No cabe la menor duda de ello.
http://www.guardian.co.uk/technology/2011/jul/24/mobile-phones-africa-microfinance-farming.
http://www.nytimes.com/2009/10/06/science/06uganda.html.
Nuevas industrias y nuevos modelos de negocio
Podríamos argumentar, por tanto, que la tecnología del futuro impulsará la creación de nuevas industrias
que muy posiblemente tendrán un origen urbano. Ya hemos visto las oportunidades que ofrecía la
tecnología móvil, pero también hay que destacar otros caminos. Recientemente, The Economist (2011)
anunciaba: “The manufacturing technology that will change the world”, una tecnología de impresión en
3D, denominada también manufactura aditiva, que ofrece suficientes argumentos como para pronosticar
un cambio similar al de la invención de la máquina de vapor en 1750. Con esta nueva tecnología se llega
a presagiar que, al igual que la Revolución Industrial hizo posible la producción en masa creando las
famosas economías de escala, esta nueva tecnología manufacturera las anulará. Afirma que “la
impresión digital tridimensional hace que sea tan barato producir una única unidad como producir miles,
y, por lo tanto, socaba las economías de escala” (The Economist, 2011:11). Pero no se termina aquí.
Algunos se suben al tren de Friedman prediciendo una descentralización exacerbada del mundo
asociada a un proceso inverso de urbanización. Ya no serán necesarias las fábricas que conocemos
actualmente, ni las líneas de producción que las acompañan, y, por tanto, desaparecerán las fuerzas de
aglomeración industrial. Cada asentamiento podrá tener su propio “fabricador” para todo tipo de
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productos. Esto, de hecho, encaja con la discusión presentada por Àlex Ruiz (27-10-2011) en la que se
consideraba que el modelo del futuro pasa por pequeños emprendedores autónomos. Una tecnología de
estas características reforzaría esta tendencia poniendo al alcance una herramienta ideal para poner en
marcha un negocio único e individual.
Si esto será o no será así está por ver, pero sí que ya hay una tendencia muy clara que apunta a la
creación de nuevos modelos de negocio gracias a esta revolución tecnológica ligada a la ciudad. Robin
Ried, del World Economic Forum, argumentaba en una sesión de la Smart City Expo 2011 que, en el
futuro, las empresas se lo jugarán todo en términos urbanos. Y ya ahora sectores empresariales
previamente alejados del discurso urbano empiezan a cambiar sus productos y su modelo de negocio
para adaptarse al concepto de ciudad inteligente que ya se entrevé con claridad en el horizonte
(ofreciendo servicios relacionados con la movilidad, el medio ambiente, el agua y la energía, entre otros).
En efecto, la demanda potencial se concentra en las metrópolis y los nuevos modelos de negocio irán
asociados a las mismas. Como dice un artículo publicado recientemente en Barcelona Metròpolis: “Ahora
podemos, una vez más, hacer de la necesidad virtud. Las mismas tecnologías que necesitamos para
hacer ciudades inteligentes y sostenibles pueden contribuir a reindustrializarlas, ofreciendo al mismo
tiempo oportunidades económicas y soluciones a los problemas urbanos” (Sanromà, 2011).
Ciudades nube y ciudadanos 4.0
Además, el avance tecnológico actual nos lleva a sospechar que las ciudades del futuro colgarán de
aquello que llamamos “la nube” y se crearán ciudades virtuales o cloud cities que podrán establecer
patrones de coordinación y eficiencia con el objetivo de abastecer a los ciudadanos de mejores servicios.
Las smart grids, como redes energéticas o redes de servicios digitales, se impondrán sobre el tejido
urbano e interaccionarán con las emergentes redes sociales. El horizonte de este escenario es
inescrutable y la imaginación de los agentes que lo conformen tendrá un papel clave. A pesar de estas
incertidumbres, queda muy claro que se impondrá un urbanismo 3.0 vinculado a procesos constantes de
feedback asociados a las TIC. Bien utilizada, esta nube de conexiones no espaciales puede afectar
positivamente sectores muy diversos, pasando por grupos de investigación e innovación, grupos sociales
específicos, movimientos ciudadanos de base, grupos empresariales, grupos industriales,
administraciones públicas, etc. De hecho, algunos consideran que la cloud city será una fuerza
democratizadora.
El ciudadano, a través de estas nuevas tecnologías, puede tener la oportunidad de ganar poder de
decisión y ganar un grado de libertad para participar en la vida pública. Todos estos cambios pronostican
una información creciente de las relaciones sociales promovida justamente por estas nuevas tecnologías,
contraponiendo el concepto de “informal” a conceptos como “jerárquico”, “burocrático” o “top-down”.
Ahora bien, se podría argumentar que esto, por un lado, dependerá del uso que la administración pública
haga de estas nuevas tecnologías y del grado de imaginación que aplique. Por otro lado, estos cambios
también están sujetos a la capacidad creativa de la propia ciudadanía y del sector privado. En definitiva,
lo que sí que está claro es que se abren las puertas para que una revolución de cariz democratizador se
haga realidad, ocasionando que el ciudadano pase por un proceso de apoderamiento con miras de futuro.
Como nos recuerda Glaeser (2011), la principal preocupación de un alcalde tiene que ser la de velar por
hacer posible el apoderamiento de sus ciudadanos, tanto si la ciudad está en proceso expansivo o
recesivo. La tecnología actual puede ser una excelente herramienta para hacerlo posible ya que, tal y
como dice Sanromà (2011), permitirá imaginar “una concepción integral de la ciudad donde ésta y sus
habitantes son el eje conductor y no los receptores pasivos de un alud de tecnología”.
53
CASO 9. Ciudadanía 4.0
Esta iniciativa pretende dar voz a todos aquellos actos de emprendeduría ciudadana vinculados a las
nuevas tecnologías de la información. Se trata de ciudadanos que emprenden cuando se ven expuestos
a situaciones en las que la administración pública u otras empresas no han tenido la capacidad de actuar
y cubrir una necesidad. Una iniciativa de estas características pone de manifiesto los nuevos procesos
bottom-up que pueden desencadenarse a partir del uso colectivo de las nuevas tecnologías. Estas
tecnologías permitirán el apoderamiento del ciudadano, ofrecer nuevos servicios y dinamizar el tejido
socioeconómico a partir de la creación de nuevos modelos de negocio.
http://ciutadania40.cat/info/home.
CASO 10. Nuevos cartógrafos
En otras regiones del mundo, la tecnología está ofreciendo mejores servicios a ciudadanos que quedan
completamente desprotegidos por sus administraciones. Se trata también de tecnologías que permiten
facilitar operaciones de rescate en situación de catástrofe natural en entornos urbanos. El primer caso se
refiere a la posibilidad de informar a la población de la localización de un servicio ciudadano a través de
sistemas de mapificación en GPS para facilitar su uso y el acceso. Esta se ha desarrollado gracias a
recursos del Banco Mundial en diversas zonas del planeta. En el segundo caso, se hace referencia a los
ejemplos que ofrecen organizaciones sin ánimo de lucro (non-profit tech companies) como Ushahidi, que
permiten mapear las necesidades de recursos básicos en zonas específicas de la ciudad después de
una catástrofe. Este fue el caso de Puerto Príncipe después del terremoto de magnitud 7.0 de la escala
de Richter que sacudió la zona y dejó centenares de millones de personas debajo de los escombros en
el año 2010.
http://web.worldbank.org/WBSITE/EXTERNAL/NEWS/0,,contentMDK:23087410~pagePK:64257043~piPK:437376~theSitePK:4607,
00.html ; http://ushahidi.com.
I n n o v a c i ó n
La innovación será fundamental para la ciudad del futuro ya que “la capacidad de conexión y crecimiento
de una ciudad depende de su capacidad de ofrecer valor añadido en un mercado cada vez más
integrado y competitivo, y esto, en última instancia, depende de su capacidad de innovación” (Rodríguez-
Pose, 22-12-2011).
Modelos de futuro
Según los expertos, “la innovación es aquel proceso de aprendizaje colectivo en un entorno social
determinado que depende fundamentalmente de la transmisión y asimilación de conocimiento tácito (no
codificado) y de interdependencias no sustituibles o intercambiables” (Crescenzi, 2005:472).Tomando
esta definición como base, los elementos que conforman el modelo integrado de innovación de futuro
que se discuten a continuación son los siguientes: inversiones en I+D, sistemas y estructuras de
innovación regional, spillovers, filtros sociales, tecnologías de transmisión de conocimiento tácito,
innovación y crecimiento socioeconómico; basándose en los estudios de Rodríguez-Pose (1999), Storper
y Venables (2004), Crescenzi (2005) y Rodríguez-Pose y Crescenzi (2009).
54
Dicho esto, a la hora de hablar de innovación, hay que entender que en un futuro “semiglobalizado”
donde las distancias espacial, institucional y cultural adquieren relevancia (véase capítulo 1), la
acumulación o el acceso a información codificada ya no marcará diferencia ni tendencia, ya que la
tecnología existente posibilita un acceso inmediato y casi infinito a este tipo de información. La única
tecnología que permite transmitir conocimiento tácito y no codificable y generar innovación es
aquella que implica la coincidencia en espacio y tiempo y que pasa por los encuentros cara a cara.
Esta tecnología –el cara a cara– permite dinamizar la comunicación y la transmisión de conocimiento en
tanto que refuerza la confianza, los incentivos mutuos, la motivación y la socialización. Estos últimos
dependen de las normas culturales e institucionales de un territorio, entre otros aspectos. Por tanto, las
características intrínsecas de un territorio (ya sean espaciales, socioeconómicas, culturales o
institucionales) son las que ofrecerán una ventaja comparativa respecto de otros territorios, permitiendo o
imposibilitando el intercambio tácito de conocimiento. Así pues, la innovación dependerá de la capacidad
de interaccionar de manera compleja (no lineal) de los diferentes agentes innovadores de un territorio:
centros de investigación y universidades, por un lado, y su entorno inmediato definido por una estructura
socioeconómica e institucional, por otro.
Lo más interesante de todo esto es que la tendencia en el ámbito de la innovación urbana marca una
integración de las diferentes esferas sociales e institucionales que, con sus interacciones, son
capaces de dinamizar el buzz local. Ya no solo se puede pensar en innovación hablando de inversión
directa en I+D, sino que hay que pensar en innovación como algo que depende también de otros ámbitos,
como los ligados a las mismas instituciones de una región o una ciudad. Para entender este concepto,
Rodríguez-Pose (1999) utiliza la idea de “filtro social” y otros el concepto complementario de “sistemas
de innovación regional”. El “filtro social” hace referencia a las condiciones socioeconómicas de un
territorio que determinan la capacidad de construir estructuras y sistemas para la innovación. Aunque los
determinantes institucionales son difíciles de medir, sí que se ha podido evaluar la permeabilidad o
impermeabilidad de un “filtro social” teniendo en cuenta aspectos educativos, el paro, el porcentaje de
recursos humanos productivos, la estructura demográfica y los procesos de relevo generacional en una
región concreta. Los “sistemas de innovación regional” son los que, de manera cualitativa, recogen los
aspectos institucionales, políticos, legales y las sinergias entre todos ellos.
La capacidad innovadora de un territorio deberá integrar, por tanto, los esfuerzos dirigidos a I+D de los
departamentos de investigación de las empresas y las universidades, pero también tendrá que incidir en
los sistemas de innovación regional y los spillovers de conocimiento. Todo esto, sobrepuesto al filtro
social de cada región (que incluye el paro, los hábitos de trabajo, la dinámica del mercado laboral,
la estructura demográfica y los grados de educación, entre otros), dictará la capacidad de
innovación y, en última instancia, la posibilidad de crecimiento de este territorio. Así pues, la
tendencia marca la aparición de nuevos modelos de innovación que pasan por una visión más holística
de la sociedad. El siguiente gráfico permite resumir visualmente los elementos básicos de este modelo
de futuro y ofrecer tres posibles escenarios.
55
Figura 10. Elementos que intervienen en el modelo de innovación integrada con sus posibles variaciones y sus consiguientes resultados (elaboración propia basada directamente en los conceptos de Rodríguez-Pose [1999], Crescenzi [2005] y Crescenzi y Rodríguez-Pose [2009])
El escenario 1 hace referencia a regiones que invertirán en I+D, pero no tomarán en consideración ni los
sistemas de innovación regional basados en los factores institucionales de dinamización ni los filtros
sociales de base socioeconómica. Estos territorios se encontrarán con que las políticas de innovación
tienen poco o ningún efecto en la innovación y el crecimiento. Además, si el filtro social es poco
permeable, los spillovers de regiones próximas que sean innovadores tampoco serán significativos. No
habrá capacidad de absorción.
El escenario 2 se refiere a aglomeraciones aisladas, sin territorios innovadores en la cercanía y que, por
lo tanto, no disfrutan de spillovers externos de conocimiento o de innovación. Pero estos territorios,
además de invertir en I+D, también invierten en habilitar estructuras institucionales y sociales de
innovación que logran permeabilizar los “filtros sociales” y generar innovación. Esto se debe a la
repercusión que los sistemas de innovación regional pueden tener para permeabilizar los filtros
propiamente socioeconómicos, que subsecuentemente llevan a conectar innovación y crecimiento.
Por último, el escenario 3 hace referencia a territorios oportunistas con un filtro social muy permeable,
óptimo para generar innovación, pero que en vez de invertir en I+D generan sistemas dinámicos de
innovación regional, captan los spillovers de conocimiento de regiones contiguas y asimilan las
tecnologías innovadoras que acaban generando crecimiento económico.
En resumen, se pretende decir que, en el futuro, apostar de forma segmentaria por I+D no asegura
ningún crecimiento. Sí que puede llegar a generar innovación, pero no crecimiento ni retorno de las
inversiones. En cambio, apostar por dinamizar aspectos socioeconómicos e institucionales puede
generar procesos de innovación y de crecimiento más allá de las inversiones específicas en I+D. Por
tanto, las metrópolis que apuesten por una visión integral de los procesos que llevan a la innovación y al
crecimiento socioeconómico –que incluyen aspectos socioeconómicos, institucionales y de sinergias
locales e internacionales– dibujarán el nuevo modelo de innovación integrado de futuro. Estas, a su vez,
incrementarán su capacidad de conexión y de crecimiento sostenible.
Ciudad e innovación: ¿un vínculo subexplotado?
Ahora bien, parece ser que entre la ciudad y la innovación se ha perdido un eslabón que podría catalizar
más innovación. Cuando nos paramos a pensar qué diferencia Europa del resto del mundo, encontramos
Escenario
1
Escenario
2
Escenario
3
56
que parte de la diferencia radica en las ciudades. Las ciudades europeas muestran una compacidad de
su tejido urbano muy característica. Además, cumplen con gran parte de los requisitos necesarios para
exacerbar los efectos positivos de los cara a cara y parte de los factores que Jane Jacobs (1992)
destaca de aquellas ciudades óptimas para el desarrollo humano: compacidad, mixticidad de usos,
mucha actividad en planta baja –lo que las hace más seguras– y una mezcla equilibrada de viejos y
nuevos elementos. Así, Europa tiene una red muy característica de ciudades que, en muchas ocasiones,
se sitúan a muy poca distancia unas de otras, lo que aumenta el carácter urbano del continente (Konvitz,
2011). Todos estos factores, tal y como decíamos anteriormente, son importantes a la hora de
determinar la innovación de un territorio. De hecho, según Crescenzi y Rodríguez-Pose (2009), la
combinación de geografía física, comunicación, infraestructura de transportes y patrones de urbanización
determina la facilidad o la dificultad y la densidad de las interacciones humanas (cara a cara) que pueden
desencadenar procesos de innovación. Estas interacciones son la manera como el espacio, la geografía
y, por tanto, las aglomeraciones urbanas influyen en los procesos de innovación. En Europa, sin
embargo, aunque se tienen factores espacialmente favorables para la innovación, parecer ser que se
está perdiendo terreno en el campo de la investigación y la innovación a favor de otros territorios.
Por tanto, “hay un vínculo mal aprovechado entre las características sociales y espaciales de las
ciudades europeas y la actividad innovadora” (Konvitz, 2011:7). Esto lleva a pensar que, actualmente,
gran parte de este vínculo perdido debe encontrarse en las características socioeconómicas,
culturales e institucionales que definen cualquier aglomeración urbana y no tanto en sus
características espaciales. De nuevo, la gestión de todos los elementos urbanos toma una relevancia
especial ante la construcción de nuevos elementos o infraestructuras metropolitanas.
Tiempo necesario
para iniciar un negocio
(días)
Tiempo necesario para
iniciar un negocio (ranking)
Negocios consecutivos factibles/mes
(30 días)
Facilidad de hacer negocio
Procedimientos Coste (% de ingresos per
cápita)
Capital mínimo a pagar (% de los
ingresos per cápita)
Media OCDE
13 - 2,3 - 5 4,7 14,1
Nueva Zelanda
1 1 30 3 1 0,4 0
Singapur 3 4 10 1 3 0,7 0
Sudáfrica 19 74 1,5 36 5 0.3 0
España 28 133 1 45 10 4,7 13,2
Tabla 6. Tiempo y recursos necesarios para emprender un negocio en diversos lugares del mundo (elaboración propia a partir de datos del Banco Mundial y la Corporación Internacional de Finanzas [2012], www.doingbusiness.org/rankings)
Aquí se expone un “filtro social” relacionado con las barreras institucionales, cuya permeabilidad define la
mejor o peor capacidad de innovar de un determinado territorio del planeta; en otras palabras, la facilidad
de poner en marcha negocios. En este caso se observa que en España se tarda más del doble en abrir
un negocio respecto de la media de la OCDE y que allí donde se empiezan treinta negocios consecutivos
en un mes, en España tan solo se puede poner en marcha uno. Es decir, en Nueva Zelanda van treinta
veces más rápidos en probar y descartar ideas. Además, el coste de iniciar un negocio (tanto en relación
con el tiempo como con el dinero) en España es ligeramente superior o igual que en la OCDE, pero es
mucho más costoso que en el resto de países identificados en esta tabla. Los países que muestran más
capacidad de emprendeduría no necesitan ningún capital mínimo para empezar. Este último
requerimiento es clave, dado que puede favorecer o desfavorecer innecesariamente a amplios sectores
de la sociedad. En la siguiente tabla, en cambio, se observan los cinco mejores países de cada región
con el filtro social más estrecho para la emprendeduría. España queda en la posición 133, por debajo de
57
países como Canadá y Estados Unidos, pero también por debajo de Kenia, Nicaragua, Camerún, Sudán,
Nigeria, Burundi, Nepal (por nombrar algunos bastante sorprendentes).
Facilidad de hacer negocio
América Asia y Pacífico Europa Oriente Medio y África
Estados Unidos (4ª) Singapur (1ª) Dinamarca (5ª) Arabia Saudita (12ª)
Canadá (13ª) Hong Kong (2ª) Noruega (6ª) Em. Árabes Unidos (33ª)
Chile (39ª) Nueva Zelanda (3ª) Reino Unido (7ª) Israel (34ª)
Perú (40ª) Corea, Rep. (8ª) Islandia (9ª) Sudáfrica (35ª)
Colombia (41ª) Australia (15ª) Irlanda (10ª) Qatar (36ª)
Tabla 7. Los cinco países que tienen mejores condiciones para poner en marcha negocios con su posición en el ranking (elaboración propia según datos del Banco Mundial y la Corporación Internacional de Finanzas [2012], www.doingbusiness.org/rankings)
Conclusión Así pues, teniendo ante nosotros una inminente digitalización de nuestro espacio urbano, no podemos
olvidar las implicaciones que esto comportará a corto y a largo plazo. Parece ser que las nuevas
agendas tecnológicas favorecerán patrones de aglomeración y urbanización diversos en todo el planeta,
y en particular cabe destacar los efectos de la telefonía móvil en África. En otras zonas del planeta, otras
tecnologías permitirán imaginar ciudades en las que habrán desaparecido las economías de escala y las
fuerzas de aglomeración industrial. Todo ello impulsará la creación de espacios de negocio y de
emprendeduría ciudadana totalmente nuevos y revolucionarios. Estas y otras invenciones también llevan
a imaginar ciudades completamente vinculadas a la red (la nube) que interaccionarán con el tejido
urbano dinamizando los servicios urbanos y el bienestar de los ciudadanos. Este proceso de
digitalización urbana, bien adaptado a las capacidades de la población, dará apoderamiento al ciudadano
y le dará voz propia para actuar y cambiar procesos urbanos desde una perspectiva bottom-up, más
flexible e integradora. Así, la visión crítica y educada de la ciudadanía, su capital humano y su
conocimiento tecnológico serán clave para incorporar todos los beneficios de estos cambios inminentes y
para evitar generar ciudades de primera, generadoras de tecnología, y ciudades de segunda, seguidoras.
Por tanto, para poder ser ciudades generadoras, será necesario seguir la tendencia que marcan los
nuevos modelos de innovación integrada en los que los esfuerzos en I+D van acompañados de reformas
de los sistemas de innovación locales y de mejoras en la captación de spillovers; y hacer más
permeables los filtros sociales de un territorio.
Referencias
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Glaeser, E. (2011) Triumph of the city. Macmillan, Londres.
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58
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Sanromà, Manel (2011) “La revolució TIC: el model Barcelona”, Barcelona Metròpolis,
http://www.barcelonametropolis.cat.
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Geography, vol. 4: 351-370.
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transparent world”, Banco Mundial, Washington, http://www.doingbusiness.org/rankings.
59
6. La calidad, sinónimo de sostenibilidad
La calidad marca el rasgo distintivo de las ciudades. Su capacidad para crear, ofrecer y mantener
entornos saludables, cohesionados, seguros y atractivos es sin duda la clave de éxito de una metrópolis.
En este contexto cabe destacar las siguientes tendencias:
La calidad de vida será el elemento diferencial de las ciudades a la hora de competir por atraer
capital humano.
Las ciudades europeas serán las mejor posicionadas en la carrera por alcanzar los más altos
niveles de calidad de vida.
El desarrollo local no se entenderá sin un concepto de sostenibilidad integral que agrupe
visiones socioeconómicas y ambientales.
Los modelos urbanos de sostenibilidad ambiental buscarán superar los retos referentes al
cambio climático aplicando, principalmente, medidas de reducción y eficiencia energética.
La sostenibilidad social se equiparará en importancia a la sostenibilidad ambiental.
Según la European Foundation for the Improvement of Living and Working Conditions (2005) la calidad
de vida hace referencia al bienestar de la población desde un sentido multidimensional. Es el resultado
de una serie de factores endógenos y exógenos (clima, cultura, diseño, energía, alimentación, seguridad,
vivienda, paisaje, etc.) que afectan a todos los niveles de la ciudad y tienen un impacto directo sobre la
base competitiva, así como sobre el bienestar de las personas. La calidad de vida es el elemento común
que enmarca las necesidades de los ciudadanos, los inversores y los visitantes de una ciudad (Clark y
Moonen, 2011).
A lo largo de la historia, las ciudades han competido por la atracción de capital humano cualificado como
requisito indispensable para su prosperidad (Glaeser, 2011). Si bien el poder económico concentrado en
determinadas ciudades ha actuado como el principal factor de atracción de población, durante las últimas
décadas se observa como el aumento del poder económico en un número importante de ciudades ha
provocado que este ya no sea el principal elemento diferencial de competición. Según la OCDE (2001),
actualmente las ciudades se preocupan más por la calidad de su crecimiento económico y la mejora del
bienestar de la población, lo que posiciona el nivel de calidad de vida como un elemento de
competición diferencial.
Esto queda bien reflejado en el aumento de estudios y rankings dedicados a evaluar exclusivamente la
calidad de vida en las ciudades. A modo de ejemplo hemos querido exponer los resultados del ranking
de calidad de vida de la consultora Mercer para el año 2011 (véase la tabla 8). El estudio, que compara
diversos parámetros5 de 221 ciudades del mundo, destaca el predominio de las ciudades europeas en la
cabecera del ranking y, al mismo tiempo, sitúa las ciudades africanas y del Oriente Medio en las
posiciones más bajas del ranking (por ejemplo, la ciudad mejor valorada de Oriente Medio, Dubái, no
aparece hasta la posición 74). Y Barcelona ocupa la posición número 40 de la lista, por debajo de Lion,
Múnich o Berna.
5 Los parámetros estudiados se enmarcan en diez categorías: economía, factores sociopolíticos, factores socioculturales, factores
medioambientales, educación, salud, transporte y servicios públicos, ocio, consumo y vivienda.
60
América
Asia y Pacífico
Europa
Oriente Medio y África
Vancouver (6
a)
Ottawa (14a)
Toronto (15a)
Montreal (22a)
Honolulu (29a)
Auckland (3
a)
Sídney (11a)
Wellington (13a)
Melbourne (18a)
Perth (21a)
Viena (1
a)
Zúrich (2a)
Múnich (4a)
Düsseldorf (5a)
Frankfurt (7a)
Dubái (74
a)
Abu Dabi (78a)
Port Louis (82a)
Ciudad del Cabo (88a)
Johannesburgo (94a)
Tabla 8. Las cinco ciudades con más calidad de vida según región geográfica con su posición en el ranking (elaboración propia según datos de Mercer, http://www.mercer.com/qualityofliving#top5)
Sin embargo, la calidad de vida tan solo se alcanzará a través de modelos urbanos sostenibles; es
decir, modelos capaces de “satisfacer las necesidades de la generación actual sin comprometer la
capacidad para satisfacer las necesidades de las generaciones futuras” (Naciones Unidas, 1987). La
introducción del concepto de sostenibilidad dentro de las políticas urbanas genera un giro importante a la
hora de enfocar las estrategias de desarrollo local. Actualmente, cada vez encontramos más gobiernos
locales y regionales que se basan en principios de sostenibilidad social y ambiental a la hora de diseñar
y aplicar líneas de actuación para sus ciudades. Este es el caso de la región de Australia Oeste, donde
entienden la sostenibilidad como el pilar de futuro de la región, y un elemento con el que proyectar la
calidad de vida (Government of Western Australia, 2003).
De esta forma, y entendiendo la sostenibilidad como una pieza indispensable para garantizar la calidad
de vida en las ciudades, los siguientes puntos tratarán sus retos de futuro en clave de sostenibilidad
ambiental y social. Ambos puntos han sido desarrollados en referencia a los factores más destacados
por los diferentes estudios y rankings analizados a la hora de determinar las tendencias de futuro que
marcarán la calidad de vida de una ciudad.
Sostenibilidad ambiental
Las ciudades que quieran atraer recursos humanos y financieros para promover puestos de trabajo y
prosperidad tendrán que frenar la contaminación del aire y asegurar un medio ambiente saludable
(Banco Mundial, 2010). Con estas palabras, el Banco Mundial alerta de que el nivel de emisiones de CO2
y el nivel de contaminación en las ciudades son y serán determinantes para su calidad de vida, a la vez
que destaca el importante papel de las ciudades para afrontar el cambio climático de manera efectiva e
inmediata.
Desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo celebrada en Río de
Janeiro en el año 1992 (donde por primera vez se enfocó la lucha contra el cambio climático desde una
perspectiva local) hasta el día de hoy, las ciudades han ganado protagonismo en la lucha contra el
cambio climático. Su capacidad de comunicación y movilización para responder a un reto global a
través de soluciones locales, así como su facilidad de hacer partícipe al conjunto de la ciudadanía en
este cometido a través de acciones cotidianas, han comportado que las ciudades sean los primeros
referentes cuando se habla de sostenibilidad. Dentro de la Unión Europea, el difícil cumplimiento por
parte de sus estados miembros de reducir las emisiones de CO2, y el convencimiento de que la lucha
contra el cambio climático tiene un carácter regional y local, ha ocasionado que se desarrollarán diversas
iniciativas enfocadas directamente a las ciudades. Entre estas es importante destacar la Iniciativa
61
Europea sobre Ciudades Inteligentes6, cuyo objetivo es reducir en un 40% las emisiones de gas
invernadero a través de la producción y el uso sostenible de la energía en las ciudades, pero sobre todo
su principal objetivo es involucrar la ciudadanía y las administraciones locales en la lucha contra el
cambio climático.
La sostenibilidad ambiental, entendida como factor indispensable de calidad de vida, lleva a repensar
muchas de las políticas de actuación existentes, que se dirigirán principalmente hacia los siguientes
aspectos:
1. Edificación inteligente: nuevos conceptos de edificios. La ciudad sostenible es capaz de optimizar
los recursos tradicionales para crear un modelo urbano más inteligente que implemente mejoras
energéticas y medidas de racionalización de los recursos en los edificios. Se trata de implementar
sistemas de captura de agua para uso sanitario, mejoras de aislamiento térmico, diversificación de la
obtención de energía eléctrica, etc., no tan solo en los nuevos edificios, sino en el parque de
viviendas existente (Encarna Baras, 28-11-2011). El programa Smart Cities7 de la Comisión Europea
define dos líneas de actuación en función de si se trata de edificios de obra nueva o no. En cuanto a
los nuevos edificios, requiere que, de cara al 2015, tengan un balance 0 de energía; es decir, tengan
una emisión 0 de CO2 (requisito que puede anticiparse para los edificios de obra nueva públicos para
el 2012). Y en cuanto al parque de viviendas existente, pide aumentar su nivel de eficiencia
energética haciendo hincapié en diferentes sistemas de aislamiento tanto para el frío como para el
calor.
2. Suficiencia energética: las energías renovables forman parte del modelo energético urbano. La
sostenibilidad de la ciudad y su calidad de vida mejoran gracias a su adaptación energética hacia un
modelo más respetuoso. Un modelo basado en redes descentralizadas con compra-venta de energía
para cada agente de la red y con mayor grado de inteligencia. Este último capacita la generación de
eficiencias cotidianas y una mayor resiliencia ante choques externos propios de los países más
fuertemente desarrollados (Ulied 5-10-2011). Desde el programa Smart Cities de la Comisión
Europea se prevén modelos energéticos híbridos que combinen energía renovable –biomasa, solar y
geotérmica– con energía no renovable, a la vez que tiene por objetivo instalar sistemas de
calefacción y refrigeración urbana (district heating and cooling) de alta eficiencia, cogeneración o
trigeneración. Por otro lado, también hace énfasis en la aplicación de redes de distribución eléctrica
inteligentes (smart grid) que optimizan la producción y la distribución de electricidad y regulan la
oferta y la demanda de las mismas.
3. Movilidad y transporte: entrada en funcionamiento de una gestión de la movilidad inteligente,
también llamada e-mobility, que revolucionará los medios de transporte. La optimización de los
transportes públicos y el predominio de vehículos eléctricos permitirá que las ciudades mejoren su
eficiencia energética y reduzcan el índice de CO2 en el aire, mejorando su calidad. El programa de
Smart Cities de la Comisión Europea prevé la implementación (primero a través de programas piloto)
de vehículos eléctricos, vehículos con baterías de hidrógeno, vehículos con gas natural, entre otros,
en las flotas de transporte público municipal, así como de sus puntos de recarga. Por otro lado,
también quiere incorporar programas enfocados a una movilidad sostenible del transporte público
que incluyan aplicaciones inteligentes de venta de tiques, una eficiente gestión del tránsito, así como
sistemas de información en tiempo real de los transportes.
6 European Initiative on Smart Cities. Comisión Europea.
7 En la última década han emergido una cantidad importante de iniciativas en materia de medio ambiente y tecnología que se
agrupan bajo el concepto de smart city. Sin embargo, tal y como argumentaremos en el último capítulo, entendemos que la “ciudad smart” no contempla únicamente elementos de carácter medioambiental y tecnológico, sino que incorpora de manera transversal otros elementos clave como la gobernanza y la ciudadanía activa. Hemos considerado importante mencionarlos aquí para evidenciar que aunque se enumeren algunas iniciativas con la terminología de smart city, estas no responden a nuestra definición de smart city.
62
4. Alimentación de proximidad y nuevos valores alimentarios: la agricultura avanza hacia un
modelo social y medioambiental más respetuoso. Se valoran los alimentos de calidad y de
proximidad (agricultura periurbana y de kilómetro 0). El movimiento bio gana fuerza y se reivindica a
nivel local la producción y el consumo de alimentos sostenibles. Se trata de nuevos valores
alimentarios que se integran en un sistema de consumo soberano, saludable y socialmente justo.
Por otro lado, la agricultura entra en la ciudad a través de nuevos patrones de cultivo en forma de
huertos urbanos (cultivos de pequeño formato en los balcones, en solares en desuso o en jardines
públicos), que modifican el paisaje de la ciudad, a la vez que generan nuevas iniciativas. Más allá de
la agricultura urbana de subsistencia, hay abierto un debate acerca de la agricultura vertical en la
ciudad, es decir, el cultivo en rascacielos o edificios de varias plantas dedicados a una agricultura
intensiva de mercado.
5. Paisaje y medio natural: espacios verdes de excelencia. El medio natural entra en el espacio
urbano. Los espacios verdes se consideran piezas clave para el desarrollo humano en las ciudades,
a la vez que actúan como grandes configuradores del paisaje urbano de calidad. Su revalorización
en la ciudad ocasionará que sean elementos clave en el metabolismo de la ciudad (absorción de
CO2, cortinas acústicas, etc.), del mismo modo que actuarán como piezas clave del espacio público.
Así pues, las ciudades se encaminarán hacia un modelo de ciudad frugal, es decir, un modelo de
ciudad que busque satisfacer las necesidades de sus ciudadanos con el uso de menos recursos
(Haëntjens, 2011). Pero, ¿de qué depende lograr un modelo de ciudad sostenible? Según el estudio The
Green City Index8 financiado por Siemens (2011) sobre la sostenibilidad ambiental en diferentes
ciudades, hay una correlación directa entre el nivel de riqueza de una ciudad y su grado de sostenibilidad
ambiental. Sin embargo, esta correlación es más fuerte en las ciudades europeas y asiáticas que en las
de América del Norte, y es casi inexistente en las ciudades latinoamericanas. Esto nos revela que la
sostenibilidad ambiental, y, en consecuencia, el grado de calidad de vida de una ciudad, no depende
únicamente del PIB de la ciudad, sino también de muchos otros factores como la capacidad de
actuación en política ambiental o la consciencia social colectiva.
En Europa, el estudio destaca que, aunque no hay una correlación directa entre el número de habitantes
de una ciudad y su grado de sostenibilidad, las ciudades con más éxito en materia de sostenibilidad
ambiental tienden a tener una población inferior al millón de habitantes, y sitúa las ciudades nórdicas en
la cabecera del ranking. Por tanto, podemos observar como en esta carrera hacia la sostenibilidad,
Europa lleva ventaja, ya sea por la estructura y densidad de sus ciudades que han permitido una mejor
gestión de los recursos naturales, ya sea por la aplicación de medidas colectivas por parte de los
gobiernos y la ciudadanía. De este modo, las ciudades europeas consumen, a día de hoy, diez veces
menos energía que las ciudades norteamericanas (Haëntjens, 2011). Si llevamos a cabo una
comparativa entre las ciudades de Barcelona9 y Atlanta
10 vemos que, aunque Barcelona alberga un
número muy superior de población, el consumo energético de los desplazamientos de sus habitantes es,
en Atlanta, diez veces superior que en Barcelona (Sueur, 2011). Esto está directamente relacionado con
la extensión de superficie que ocupa cada ciudad, mucho más elevado en Atlanta que en Barcelona.
8 The Green City Index es un estudio financiado por Siemens y elaborado por The Economist Intelligence Unit que mide una serie
de indicadores ambientales referentes a la energía, el transporte, el agua y la calidad del aire, entre otros, en varias ciudades, a nivel global. El estudio se divide en cinco volúmenes, según área geográfica: Europa, América Latina, Estados Unidos y Canadá, Asia y África. 9 En el año 2009 Barcelona contaba con 1.621.537 habitantes. Fuente: Idescat. Padrón municipal de habitantes. Recuento del 2009.
10 En el año 2009 Atlanta contaba con 515.843 habitantes. Fuente: U.S. Census Bureau, 2005-2009 American Community Survey.
63
CASO 11. Recopilación de indicadores locales de sostenibilidad de Barcelona (2010)
Con el objetivo de diagnosticar y mejorar la sostenibilidad ambiental de Barcelona, la Agenda 21 de la
ciudad elabora un documento de referencia anual donde se analiza una serie completa de indicadores
ambientales. Esta iniciativa responde al Compromiso Ciudadano por la Sostenibilidad, en el que se
definen diez objetivos a cumplir para el período 2002-2012. A continuación se exponen tres ejemplos de
indicadores que muestran el estado ambiental de Barcelona en el 2010.
0
25
50
75
100
125
150
175
200
225
250
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Litr
os
po
r h
ab
ita
nte
y d
ía
Consumo total por habitante Consumo doméstico por habitante
Figura 11. Consumo de agua por habitante (elaboración propia según Indicadores 21. Indicadores locales de sostenibilidad de Barcelona [datos 2010] del Ayuntamiento de Barcelona)
15,00
15,50
16,00
16,50
17,00
17,50
18,00
18,50
19,00
19,50
20,00
27,00
27,20
27,40
27,60
27,80
28,00
28,20
28,40
28,60
28,80
29,00
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Su
pe
rfic
ie v
erd
e p
or
ha
bit
an
te -
m2/h
ab
.
Su
pe
rfic
ie v
erd
e -
km2
Superficie verde Superficie verde por habitante
Figura 12. Superficie verde por habitante (elaboración propia según Indicadores 21. Indicadores locales de sostenibilidad de Barcelona [datos 2010] del Ayuntamiento de Barcelona)
64
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
%
A pie y en bicicleta Transporte público Vehículo privado
Figura 13. Modo de desplazamiento de la población (elaboración propia según Indicadores 21. Indicadores locales de sostenibilidad de Barcelona [datos 2010] del Ayuntamiento de Barcelona)
Si bien para determinar la calidad ambiental de la ciudad sería necesario exponer una serie de
indicadores más extensa (tal y como se incluye en el estudio Indicadores 21. Indicadores locales de
sostenibilidad de Barcelona), estos tres gráficos nos ofrecen una primera imagen de hacia dónde va
Barcelona en materia de sostenibilidad ambiental. En dicho informe se observa como la ciudad se orienta
hacia un modelo de ciudad verde, lo que se constata tanto en la reducción del consumo total de agua por
habitante, como en el aumento de la superficie verde de la ciudad. En cuanto al modo de desplazamiento
de los ciudadanos de Barcelona, se aprecia un ligero descenso en el uso del vehículo privado, así como
del transporte público, que contrasta con el aumento de desplazamientos a pie y en bicicleta. La
eficiencia energética de los medios de transporte y la reducción de emisiones de CO2 será sin duda uno
de los principales retos de la ciudad.
Sostenibilidad social
Más allá de los factores medioambientales, la calidad de vida en las ciudades se verá condicionada por
su sostenibilidad social; es decir, por su capacidad de ofrecer un entorno que garantice la equidad, la
inclusión social, la diversidad y la seguridad a sus ciudadanos, tanto a título personal como
colectivo. El análisis de diferentes estudios y rankings, como el de la ciudad de Vancouver, constata que
la sostenibilidad social de una ciudad solo se entiende si garantiza tres componentes: necesidades
básicas (trabajo, vivienda, atención primaria, etc.), capacidad individual y capacidad social o de
comunidad (Gates, R. y Lee, M., 2005). Otros estudios ven la calidad social de una ciudad como la
convergencia de cuatro factores: la seguridad socioeconómica, la cohesión social, la inclusión social y el
apoderamiento social (Boskic, R. et ál., 2005). En cambio, los principales rankings sobre calidad de vida
se sostienen sobre indicadores relacionados directamente con la cultura, la vivienda, la educación, la
atención primaria y la seguridad.
65
Todos ellos nos llevan a determinar que la seguridad, la cultura y la oportunidad de los ciudadanos de
desarrollarse tanto individualmente (trabajo, vivienda, etc.) como colectivamente (asociacionismo, etc.)
constituyen los elementos cruciales para alcanzar un elevado nivel de calidad de vida en la ciudad.
La seguridad es un elemento de la calidad de vida que está en alza. Actualmente, es inconcebible
pensar en una ciudad que tenga un buen nivel de calidad de vida con un índice de inseguridad elevado.
Estudios como el de la consultora Mercer sobre calidad de vida (2011) lo ratifican, mostrando como las
ciudades europeas se sitúan, de nuevo, en la cabecera del ranking en materia de seguridad.
Pero, ¿por qué la seguridad se ha convertido en un factor tan importante durante esta última década? El
aumento de la seguridad está directamente relacionado con la percepción de los ciudadanos. En una
sociedad cada vez más fragmentada, la seguridad pasa de ser un hecho social asumido a ser un
hecho individual. En palabras de Robert Putman (2000) estamos ante una sociedad cada vez más
individualizada, una sociedad que prefiere avanzar en solitario (bowling alone) que en equipo. Sin
embargo, Putman alerta de que una sociedad caracterizada por la desconfianza hacia el otro es mucho
menos efectiva que la caracterizada por una reciprocidad generalizada. Dicho de otro modo, la
inseguridad está directamente relacionada con la ignorancia hacia el otro.
Así pues, el aumento de la percepción de inseguridad en las grandes ciudades ha provocado que la
seguridad tenga una presencia primordial en todas las agendas de los gobiernos locales y no es de
extrañar que una de las principales tendencias de las últimas décadas haya sido el aumento de la
securitización; es decir, la tendencia a ver algo desde el punto de vista de sus riesgos hacia la sociedad
(Arango, 2011). Este hecho ha comportado tender a reforzar los poderes represivos en detrimento de la
implantación de soluciones basadas en el diálogo, la tolerancia y la convivencia (Curbet, 2007), lo que
implica un empobrecimiento del compromiso social y de la responsabilidad colectiva y, en palabras de
Putman (2000), la pérdida de capital social.
Otra tendencia importante en materia de seguridad es el aumento de sistemas de vigilancia y de
personal de seguridad. Según datos del Bureau of Labor Statistics de Estados Unidos, se prevé que la
cantidad de guardias de seguridad en Estados Unidos aumente un 14% en el período 2008-2018. Por
otro lado, los sistemas de seguridad CCTV han entrado por la puerta grande en las ciudades, y han
generado un importante debate entre los partidarios de la vigilancia 24 horas y aquellos que reclaman el
derecho a la intimidad. Con todo, hay que tener cuidado de no sobrecargar el peso de la seguridad en el
discurso de la calidad de vida, porque, tal y como apunta Jordi Borja (2010), “en las sociedades urbanas
acomodadas se ha generalizado un miedo permanente y exagerado, y las autoridades y los medios de
comunicación han legitimado un discurso securitario y una práctica de represión preventiva que ha
llevado a multiplicar las exclusiones sociales y a aumentar la psicopatología colectiva”.
En consecuencia, se puede decir que la clave para garantizar la seguridad y favorecer un buen nivel de
calidad de vida radica en promover una vigilancia participativa, es decir, en la capacidad colectiva de
generar entornos seguros e inclusivos.
66
CASO 12. Seguridad ciudadana en la Región Metropolitana de Barcelona (2006-2010)
Durante esta última década la seguridad ciudadana ha tenido un peso importante en las políticas de
calidad de vida de la ciudad de Barcelona y del conjunto de la RMB. Su especial consideración se pone
de manifiesto cuando observamos el incremento de efectivos policiales en el territorio. En estos últimos
cinco años el aumento de policía se ha traducido en un crecimiento de más del 45% en el caso de los
Mossos d’Esquadra y de más del 10% en el caso de la policía local. El crecimiento más importante se
produjo del 2005 al 2006: en números absolutos representa el paso de 4.788 a 6.048 agentes de los
Mossos d’Esquadra, y de 6.808 a 7.844 policías locales.
Un crecimiento tan importante del cuerpo de policías nos lleva a pensar que quizá el crecimiento de la
población ha sido considerable; sin embargo, si se observa el crecimiento acumulado de la población de
la RMB para este mismo período, se puede apreciar como tan solo aumenta algo más del 5%.
6.0
48
7.1
07
7.0
55 7.6
30
8.0
25
7.8
44
7.8
44
7.9
46
8.0
02
7.8
58
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
2006 2007 2008 2009 2010
%
Mossos d'esquadra Policía local Población
Figura 14. Crecimiento acumulativo de policía y población en la RMB durante el período 2006-2010 (elaboración propia según el
IDESCAT, Departamento de Interior [Dirección General de Seguridad Ciudadana] y los padrones municipales)
Más allá de representar el crecimiento del cuerpo policial en estos últimos cinco años, hemos querido ver
cuál es la proporción de habitantes para cada uno de los policías de la RMB, y la percepción de la
población en materia de seguridad ciudadana. La tabla inferior muestra como la presencia de más
policías autonómicos y locales se ajusta a una mejora de la percepción de la seguridad ciudadana.
2006 2007 2008 2009 2010
Núm. hab. para 1 policía (RMB)
349 325 329 319 316
Percepción nivel
seguridad (de 0 a 10)
Barcelona
5,2 5,3 5,6 5,7 5,6
RMB 6,1 6,2 6,3 6,3 6,4
Tabla 9. Percepción de la seguridad ciudadana (elaboración propia según el Informe 2006, 2007, 2008, 2009 y 2010 sobre la seguridad en Cataluña)
El aumento de más del 45% de agentes de la policía autonómica y del 10% de la policía local supone, a
efectos prácticos, una reducción de 33 ciudadanos por policía, unas cifras que parecen poco
significativas en comparación con el gasto realizado para incrementar el cuerpo policial. Aunque se
necesitarían más factores de análisis determinantes, valdría la pena repensar una política de seguridad
menos represiva y con más vigilancia participativa por parte de la ciudadanía. De esta forma
seguramente se obtendrían unos niveles de percepción de la seguridad más altos.
67
La cultura ha representado a lo largo de la historia un pilar esencial para la sostenibilidad de las
ciudades. Se trata de uno de los canales de comunicación más directos que tienen los ciudadanos para
manifestarse, a la vez que se convierte en un elemento de expresión colectiva indispensable. La
globalización ha facilitado la expansión cultural dibujando nuevos modelos de ciudades culturalmente
complejas. La tendencia predominante durante estas últimas décadas ha sido la configuración de
ciudades multiculturales. Sin embargo, la entrada de nuevas culturas en la ciudad no siempre ha
supuesto un camino de rosas. Si bien es cierto que las ciudades históricamente más abiertas a la
inmigración internacional han generado ambientes multiculturales de calidad (Nueva York, Toronto, San
Francisco, etc.), también es cierto que en otras ciudades con un patrimonio cultural local (y en muchos
casos nacional) muy arraigado la entrada de nuevos grupos culturales ha generado choques importantes.
La cultura es, por lo tanto, un factor de transformación social y urbana importante que requiere
políticas culturales adecuadas para garantizar la cohesión social de la población.
Por otro lado, la consideración de la cultura como un bien de consumo ha marcado uno de los principales
retos de las ciudades de estas últimas décadas. Desde los escritos de Theodor Adorno (1991) que
critican la masificación de la cultura y su consecuente banalización, hasta el último informe mundial de la
UNESCO (2009) que alerta de que el consumismo cultural afecta gravemente a la vida de las culturas
locales, las ciudades deberán velar constantemente por su equilibrio. La cultura tiene que ser el
resultado de un hecho participativo de todos los actores urbanos que construyen la ciudad. Así, no
solamente se garantiza un sustrato cultural más rico, sino también una mayor inclusión de todos los
colectivos. Es importante que la cultura no se ajuste a un modelo contemplativo de ciudad, sino que se
ajuste a un modelo activo de ciudad vinculado con la libertad, la democracia y la creatividad.
Para lograr todos estos objetivos será necesario que los gobiernos locales apuesten firmemente por el
desarrollo de políticas culturales. Así pues, tal y como expone la Agenda 21 de la Cultura (2004:3): “Las
políticas culturales deben encontrar un punto de equilibrio entre interés público y privado,
vocación pública e institucionalización de la cultura. Una institucionalización excesiva, o la
prevalencia excesiva del mercado como único asignador de recursos culturales comporta riesgos y
obstaculiza el desarrollo dinámico de los sistemas culturales. La iniciativa autónoma de los ciudadanos,
individualmente o reunidos en entidades y movimientos sociales, es la base de la libertad cultural”.
La cultura refleja el sistema de valores de una ciudad, la aptitud de sus ciudadanos y la transmisión del
conocimiento de una generación a otra. El buen estado de la cultura será un elemento clave para
garantizar la calidad de vida en la ciudad.
Por último, acabamos este capítulo señalando que la calidad de vida en las ciudades no puede
entenderse si estas no ofrecen un amplio abanico de oportunidades a sus ciudadanos. La capacidad
de las ciudades para atraer población estará directamente relacionada con el grado de
oportunidades de que se disponga para encontrar un puesto de trabajo y una vivienda dignos, así como
con la posibilidad de participar democráticamente en la toma de decisiones.
Cabe resaltar que todas aquellas ciudades que se encaminen hacia la sostenibilidad social y ambiental
generarán nuevas oportunidades laborales basadas en la tecnología verde y los servicios sociales
(Huerga, 22-11-2011), fruto de una población cada vez más envejecida y de un aumento de la
consciencia ambiental. Por otro lado, la actual crisis económica favorecerá la generación de nuevos
patrones laborales que se basarán principalmente en las nuevas tecnologías y sistemas de
comunicación. Por tanto, será importante que las ciudades sepan canalizar todas estas oportunidades.
Para acabar, las ciudades deberán cuidar que todo el mundo tenga acceso a la vivienda. Este hecho se
constata con viviendas más económicas para los jóvenes que se emancipan, edificios reformados que
68
facilitan el acceso y desplazamiento de las personas mayores, una bolsa de alquiler más amplia, etc. La
autonomía individual de las personas es una garantía para reducir costes a largo plazo (Subirats, 05-01-
2012). Así pues, garantizar el acceso a la vivienda será un reto importante para las ciudades, ante el
aumento de la vivienda de propiedad como tendencia global (Anna Cabré, 05-10-2011). Los gobiernos
locales serán los principales agentes para fijar la población en la ciudad, gracias a la implementación de
políticas de vivienda que satisfagan las necesidades propias de la coyuntura socioeconómica actual.
Finalmente, aquellas ciudades que quieran garantizar la cohesión social de su territorio tendrán que
ofrecer la posibilidad de participar democráticamente en su toma de decisiones. Las ciudades que
tengan una ciudadanía con apoderamiento y participativa serán más resilientes y se adaptarán mejor a
los cambios (véase el capítulo 7). Las oportunidades que ofrezca una ciudad ayudarán a fijar su
población en el territorio, una población que, ahora más que nunca, se mueve y se moverá en función de
sus necesidades, fundamentadas por una gran incertidumbre (Anna Cabré, 05-10-2011).
Conclusión
Este capítulo ha tratado sobre la calidad de vida desde la sostenibilidad ambiental y social, entendiendo
que no se puede alcanzar calidad de vida si no se cumplen ambas condiciones. Así pues, entender la
calidad de vida desde el paradigma de la sostenibilidad es indispensable para asegurar la resiliencia de
las ciudades. Su capacidad de adaptación a todo tipo de cambios determinará su éxito. Además, será
crucial que las ciudades se sostengan sobre un modelo que se pueda perpetuar en el tiempo, sin
perjudicar a las próximas generaciones.
La ciudad es un espacio colectivo que pertenece a todos sus habitantes, que tienen derecho a encontrar en ella
las condiciones para su realización política, social y ecológica, lo que comporta asumir también deberes de
solidaridad. (Artículo I. Derecho en la ciudad. Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la
Ciudad. Diputación de Barcelona, 2008)
A lo largo del estudio hemos puesto énfasis en el rol de la educación y el conocimiento. En materia de
sostenibilidad ambiental y social serán determinantes. El conocimiento inherente transmitido por la propia
convivencia será el que determinará una parte importante de la calidad de vida, puesto que definirá la
aptitud y acciones de la ciudadanía. Así, los ciudadanos de las próximas décadas no tendrán que
plantearse ser ecologistas, por ejemplo; lo serán por definición, como un valor adquirido fruto de una
ciudad donde impera la calidad de vida.
CASO 13. Barcelona, ciudad de 7,5 “En la encuesta de servicios municipales del año 2010 los barceloneses otorgaron una puntuación de 7,5 a su
grado de satisfacción de vivir en la ciudad. La serie histórica de las últimas encuestas realizadas desde 1998
muestra que la media del grado de satisfacción de vivir en la ciudad de Barcelona se mantiene alta, aunque se ha
reducido medio punto.
En la última evaluación de 2010, los problemas más destacados por parte de los ciudadanos fueron la inseguridad
ciudadana, el paro y las condiciones de trabajo, la circulación, la limpieza, los problemas económicos y los
problemas asociados a la inmigración.
En general, las encuestas evidencian que la población catalana tiene un mayor nivel de exigencia en cuanto a los
servicios que presta la administración local, mientras que la población inmigrante recién llegada expresa un nivel de
satisfacción más elevado”.
Fuente: Indicadores 21. Indicadores locales de sostenibilidad de Barcelona (datos 2010) del Ayuntamiento de Barcelona
69
Más allá del rendimiento económico de cada ciudad, la calidad de vida determinará su distinción en un
mundo regido por grandes aglomeraciones urbanas. En este aspecto, las pequeñas y medianas
ciudades con capacidad de invertir en modelos de sostenibilidad social y ambiental son las que tienen
más puntos para convertirse en hubs de calidad de vida.
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71
7. Gobernanza, el ágora de crecimiento del futuro
La capacidad de actuación de las ciudades quedará determinada por su gobernanza. Aquellas ciudades
que garanticen un equilibrio entre todos sus agentes urbanos, y sean capaces de generar un sistema
recíproco de relaciones, tendrán más facilidad de adaptarse a los cambios de futuro. El paso hacia la
gobernanza, entendida como un mecanismo de diálogo entre todos los actores que confluyen en la
ciudad, marcará la continuidad de la civitas.
La gobernanza metropolitana deberá enfocarse en clave de resiliencia urbana.
Los modelos de trabajo urbano implicarán más cooperación, más participación y menos
competencia.
Se apostará por un modelo en red horizontal en detrimento de modelos lineales y verticales.
Las redes sociales favorecerán la participación de todos los agentes urbanos y su capacidad
de actuación conjunta será el motor de cambio.
La valoración de todos los conocimientos diferenciales que aporta un colectivo permitirá
aplicar medidas más eficientes y más perdurables en el tiempo.
El concepto gobernanza ha recibido varias definiciones a lo largo de estas últimas décadas. Tal y como
manifiesta Rhodes (1996), se trata de un concepto popular pero impreciso que es necesario concretar
cada vez que se hace referencia al mismo. De los diversos significados que ha recibido, este capítulo se
referirá al término gobernanza entendido como red interorganizacional (interorganizational network) que
se caracteriza por sistemas de confianza y adaptación conjunta entre diferentes actores urbanos
(Rhodes, 1996); es decir, como la capacidad colectiva de afrontar problemas comunes fuera del
ámbito de gobierno (Subirats, 05-01-2012).
De la urbs a la civitas, repensar la ciudad desde el diálogo
En la época clásica los romanos diferenciaban la urbs de la civitas. Por urbs entendían el espacio
construido, mientras que civitas era la realidad social constituida por los ciudadanos de una ciudad
(Capel, 2003). Si bien ambos elementos han conformado lo que hoy en día entendemos por ciudad, la
coyuntura de diferentes procesos sociales, económicos y políticos de las últimas décadas ha provocado
un déficit de civitas. La ciudad se ha ido convirtiendo en un espacio cada vez más fragmentado
(socialmente, económicamente y espacialmente), donde la falta de conexión, diálogo e intercambio de
todos sus agentes urbanos ha debilitado su capacidad de actuación conjunta.
La atomización de los procesos vitales de la ciudad se ha visto agravada, a su vez, por la sustitución de
mecanismos que fomenten el debate, la disensión y el desacuerdo (Swyngedouw, 2007). Por otro lado,
la adopción de un modelo gerencial enfocado a alcanzar las tres E (economía, eficiencia y eficacia),
basado en la productividad (Pascual i Esteve, 2008) aún ha debilitado más el rol del ciudadano en la
construcción de la ciudad, puesto que, tal y como explica Burns (2000), la participación del ciudadano se
ha entendido más como la de cliente o consumidor que no como la de ciudadano.
72
La gobernanza nace como respuesta a esta realidad, con el objetivo de construir la ciudad desde un
punto de vista participativo que englobe todos sus actores urbanos para crear estrategias de futuro y
políticas consensuadas. Por tanto, entendemos que solo se podrá volver a la civitas con la
involucración de la población, su participación activa en la ciudad los hará ciudadanos (Burns, 2000).
De la línea a la red
La ciudad entendida como un proceso jerárquico de decisiones que se plasman en el espacio está en
transición. Tal y como apuntan Blanco y Gomà (2002), estamos ante una nueva estructura de ciudad
que se configura a través del binomio espacio-red (véase el concepto de cloud cities en el capítulo 5) y
combina simultáneamente elementos de conectividad (espacio virtual) y elementos de proximidad
(espacio material). La ciudad se encamina hacia estructuras de actuación horizontales. La rigidez y
verticalidad de las líneas de decisión marcadas en las ciudades se han traducido en un aumento de las
tensiones sociales y espaciales, lo que ha fomentado la desigualdad y la exclusión social. Ante esta
realidad, la gobernanza apuesta por un modelo en red horizontal; es decir, un modelo de actuación
donde todas las voces tengan visibilidad. Un modelo basado en la heterarquía en detrimento de la
jerarquía o la anarquía de los procesos (Jessop, 2000). En este aspecto, la emergencia y divulgación
de las redes sociales ha representado un hecho crucial, ya que el 82% de la población mundial con
conexión a Internet participa en alguna red social11
. Su fácil acceso y su rápida divulgación generan
espacios de encuentro virtuales, tanto o más fuertes que los espacios físicos. Las redes sociales se
convierten en las nuevas ágoras de debate e intercambio de las ciudades, en las que los ciudadanos
pueden participar activamente en su construcción.
Por tanto, nos encontramos ante una sociedad red, concepto especialmente trabajado por el sociólogo
Manuel Castells (2003), que se configura a través de un conjunto de nodos (personas) interconectados y
se relacionan por medio del uso de la tecnología de la información. A pesar del peso diferencial de cada
nodo en la red, medido según su actividad y el grado de información que aporta, todos ellos son
indispensables.
No obstante, tal y como alertan Blanco y Gomà (2002), las redes participativas plantean retos
importantes, especialmente en cuanto a la gestión de las interacciones internas y a su estructura.
Además, su falta de institucionalidad puede generar una falta de concreción real de las propuestas. Es
por ello que será necesario asegurar el correcto equilibrio de actores, ya que “aquellos actores mejor
organizados y que controlen un mayor número de recursos tendrán mayor capacidad de incidencia que
los demás” (Alfama i Guillén et ál., 2007).
A modo de resumen, y en palabras de Francesc Morata, “la gobernanza en red implica la proactividad de
un conjunto diverso de actores involucrados en un mismo tema. De esta manera, la gobernanza en red
expresa la idea de responsabilidades compartidas que se esconden detrás de este objetivo. En un
contexto de interdependencias en el que los diferentes actores públicos y privados tienen que negociar a
través de redes, la calidad de las relaciones entre niveles y competencias se convierte en un factor
clave”.
11
Datos extraidos del artículo “El 82% de la población mundial conectada a internet participa ya en alguna red social”, Puro Marketing Diario Digital Líder de Marketing, Publicidad y Social Media, 26-12-2011.
73
CASO 14. Fractura digital: presencia de TIC* en la RMB
Tal y como explicábamos en el capítulo 5, las ciudades del futuro acabarán colgando de la “nube”, al
mismo tiempo que estamos ante ciudadanos 4.0. Sin embargo, aparece una importante dicotomía entre
el aumento de las redes sociales como elementos de inclusión social y el ensanchamiento de la fractura
digital, que aún genera más exclusión social. La sociedad en red presentará unos niveles de
democratización más elevados siempre y cuando sea capaz de controlar su fractura digital. Por tanto,
prevenir la fractura digital, es decir, garantizar que el máximo de población tenga acceso a Internet,
deberá formar parte de las líneas de actuación de las ciudades. Solamente con la garantía de la inclusión
digital de su población se podrán alcanzar buenos niveles de gobernanza.
A continuación se presenta la evolución de las TIC en la Región Metropolitana de Barcelona (RMB).
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
2005 2006 2007 2008 2009 2010
%
Posesión de ordenador Conexión a Internet Teléfono móvil Banda ancha
Figura 15. Equipamiento TIC en los hogares de la RMB. Porcentaje sobre el total de hogares con algún miembro de 16 a 74 años
(elaboración propia a partir de datos del IDESCAT)
El gráfico nos muestra una clara democratización del teléfono móvil: en más de un 90% de hogares hay
algún miembro que lo utiliza. En cambio, la conexión a la red a través de Internet no supera el 70%. Esta
cifra nos delata que un número importante de personas no tienen acceso a ninguna red social desde su
casa y, por lo tanto, quedan excluidas de participar en las mismas. Asegurar puntos de acceso públicos a
la red será crucial para garantizar la inclusión de todos los colectivos.
*TIC: Tecnología de la información y la comunicación.
El conocimiento compartido
El proceso de participación implícito en la sociedad red genera una democratización del conocimiento.
Tal y como explican Baud et ál. (2011), la ciudadanía cada vez confía menos en la toma de decisiones
del propio gobierno y es más consciente de los problemas que le rodean. Este hecho generalizado
comporta que se genere un proceso social de construcción del conocimiento que recibe todo tipo de
fuentes, pero que valora principalmente todas aquellas “narrativas” elaboradas por la propia ciudadanía.
Tomando el concepto de Doreen Massey (2005), el conocimiento del espacio cotidiano adquiere un peso
importante a la hora de construir la ciudad. Así, la gobernanza no solo incorpora el conocimiento
74
profesional, sino que revaloriza el conocimiento de base, entendiendo este como un elemento esencial
para dibujar líneas de actuación eficientes que perduren en el futuro, ya que se habrán tenido en cuenta
muchas más variables que podrían afectar su desarrollo. Se trata de incorporar el mayor número de
atributos cognitivos posible con el objetivo de acercarse al máximo a la realidad de una situación:
atributos únicos y muy valiosos a la hora de dibujar líneas de actuación.
Sin embargo, en Cataluña gran parte del conocimiento de base tan solo ha sido capaz de ver la luz a
través de movimientos populares. La imposibilidad de la sociedad civil de intervenir formalmente en la
toma de decisiones de la administración pública se ha traducido en una disputa entre ambos actores.
Esto, que la administración pública se lo ha tomado como un obstáculo para sacar adelante
determinadas actuaciones, ha recibido el nombre de “cultura del no”. En palabras de Jordi Pujol al diario
Avui: “Esta cultura del no, que ha llegado a ser muy potente en nuestra casa, se ha convertido en una
amenaza para el progreso de nuestro país. Desde un punto de vista económico y también social” (28-05-
2005). La gobernanza asume que la participación de todos los colectivos afectados por un tema en
común hace que sea más fácil la aplicación de una solución satisfactoria y perdurable (Subirats, 05-01-
2012). Dicho de otro modo, el tiempo destinado a dialogar con todos los agentes implicados no ha
de verse como algo negativo que ralentiza una actuación, sino como una inversión de futuro para
alcanzar el máximo de excelencia.
Por otro lado, si trasladamos las lógicas de la gobernanza al ámbito de la educación, se apunta hacia
una educación participativa. Tal y como habíamos comentado en el capítulo 4, la educación que formará
smart citizens será aquella que sea capaz de incorporar un aprendizaje social; es decir, una serie de
conocimientos que parten de múltiples actores y que no solamente se adquieren en la escuela, sino
también en el barrio, en la calle o en casa. La gobernanza y la educación son dos elementos que
dibujarán líneas muy paralelas y que se vincularán a través del conocimiento compartido; factor clave
en las ciudades que quieran pasar de tener habitantes a tener ciudadanos. Así, tal y como expone
Subirats (2009), “nos educamos ejerciendo de ciudadanos, participando en compromisos colectivos,
responsabilizándonos de aquello que ocurre más allá de nuestra esfera privada”.
Del gobierno a la gobernanza La ecuación “población-territorio-gobierno” (Subirats, 2003) en la que se basaba tradicionalmente la
ciudad está en crisis. Su constante fragmentación se traduce en una ciudad cada vez más estratificada,
donde aparecen numerosos ejes de desigualdad que delatan como la conexión entre la política y el
espacio físico va dejando de funcionar. La superación de la crisis del gobierno tradicional pasará por
repensar esta ecuación y generar nuevos vínculos y formas de gobernar. En este sentido, la gobernanza
emerge como “un mecanismo de gestión gubernamental” (Pascual i Esteve, 2008) que incorpora nuevos
elementos en la ecuación como el de espacio-red.
No obstante, este cambio de paradigma no será inmediato. Si bien ya tenemos muchos de los elementos
de cambio en marcha (TIC, redes sociales, aumento de la participación ciudadana, etc.), esta nueva
forma de gobernar se solapará, y a la vez se complementará, con el paradigma existente. Su
coexistencia en el espacio-tiempo generará tensiones que será necesario resolver. El aprendizaje
colectivo será uno de los elementos clave de transición. Esto es: “La gobernanza participativa y de
proximidad solo podrá avanzar a la vez que también lo haga culturalmente su dimensión normativa, ética
[...]; esta transición solo se producirá si sus diferentes actores se muestran dispuestos y capacitados
para adoptar los nuevos roles que este nuevo escenario exige” (Blanco y Gomà, 2002).
Para entender los cambios que comporta la gobernanza, es interesante llevar a cabo un repaso general
de los modelos de gobernación que han esgrimido las principales líneas de actuación en las ciudades.
75
Desde la Diputación de Barcelona (Pascual i Esteve, 2008) se realizó un interesante estudio donde se
resumían las variables de tres modelos diferentes de gobernación: burocrático, gerencial y relacional
(tabla 10). El paso hacia un modelo relacional está marcado por una reestructuración en la manera de
gestionar los recursos y la normativa legal, en la que se prioriza la participación ciudadana, la
cooperación con la sociedad civil y la colaboración intergubernamental (Pascual i Esteve, 2008). De este
modo, la nueva sociedad en red o sociedad del conocimiento asume un papel clave en la construcción
de la ciudad, que construye a través de relaciones horizontales que no se basan tanto en el conocimiento
como en la adopción de determinados valores: confianza, compromiso y colaboración.
Modelos de gobernación
Modelo burocrático
Modelo gerencial
Modelo relacional (gobernanza)
Va
ria
ble
s
Función o dimensión estructuradora de actividad del gobierno
Normativa/legal Provisión y gestión de infraestructuras y servicios
Relacional
Tipo de gestión predominante
Gestión por procedimientos
Gestión empresarial por productividad o resultados
Gestión de redes sociales o relacionales (construcción colectiva del desarrollo humano)
Principales valores de gobernación
Legalidad de autonomía de la sociedad civil Neutralidad
Economía, eficacia y eficiencia
Confianza, compromiso y colaboración
Visión de la calidad en ejercicio de gobierno
Fiabilidad y confiabilidad de los procedimientos
Satisfacción del cliente y usuario
Fiabilidad y confiabilidad de la organización de las interdependencias
Rol del ciudadano Peticionario administrativo
Demandante pasivo: cliente o usuario
Demandante activo: cooperador y corresponsable
Rol de asociaciones y empresas
Reivindicativo Reivindicativo contratista externo
Reivindicativo contratista externo corresponsable
Rol del político Representante electoral Electo/gestor Líder de la construcción social (organizador colectivo)
Tabla 10. Modelos de gobernación en democracia. Principales características (elaboración propia según Pascual i Esteve, J. M. [2008] Govern relacional i cohesió social. Nou lideratge polític local per a la governança de ciutats inclusives, Diputación de Barcelona, Barcelona)
Uno de los cambios importantes que todavía no hemos comentado es el paso de un modelo competitivo
a un modelo de cooperación. En efecto, la gobernanza busca resolver los problemas desde una base
cooperativa, ya que las lógicas competitivas han demostrado que acaban generando todavía más
desequilibrios en las ciudades. Sin embargo, Jessop (2000) alerta de que este modelo necesita una muy
buena coordinación, puesto que la falta de transparencia y diálogo puede llevar fácilmente al fracaso de
una acción concreta.
76
CASO 15: ¿Gobierno o gobernanza metropolitana?
El 21 de julio del 2011 tuvo lugar la constitución del Área Metropolitana de Barcelona (AMB). El hecho de
que su presidencia esté a cargo del alcalde de Barcelona ha provocado uno de los debates más
importantes a nivel metropolitano. El temor de que Barcelona establezca un poder jerárquico y lineal
sobre el resto de municipios que configuran el AMB es una de las cuestiones más importantes que el
nuevo gobierno metropolitano tendrá sobre la mesa. En efecto, uno de los principales retos será el de
lograr un AMB cohesionada y con todos sus municipios plenamente integrados. Desde este aspecto, la
gobernanza aparece como un mecanismo muy útil para construir una metrópolis en red y heterárquica,
que mantenga unas relaciones entre los municipios que la constituyen basadas en la cooperación y no
en la competición.
En una entrevista con Joan Subirats (05-01-2012) sobre el futuro del AMB, Subirats hacía hincapié en la
necesidad de dar apoderamiento al sistema de gobernanza actual en detrimento de generar nuevas
estructuras de gobierno. A partir de la perspectiva del consenso y el diálogo municipal, hablaba de
establecer estructuras de gobernanza metropolitana desde la lógica de los problemas y no desde la
estructura de gobierno. En este aspecto, apuntaba más a reforzar las estructuras existentes, como la
Entidad del Medio Ambiente, que no a dar el salto a un gobierno metropolitano.
El AMB tiene que garantizar por encima de todo una gobernanza efectiva que dé voz a todos los
municipios y que actúe más allá de las lógicas de poder de las ciudades más grandes que la conforman.
Si se crea desconfianza entre sus integrantes, el AMB no podrá desarrollarse con plenitud, ni solucionar
los principales retos globales que impactan en ella.
Conclusión
Estas dos últimas décadas se han caracterizado por un cambio en el encaje gobierno-territorio. Como ya
hemos comentado antes, la fragmentación urbana en todos los niveles (físico, social, económico, cultural
e incluso temporal) ha roto los puentes que daban sentido a la ecuación “población-territorio-gobierno”.
La multiplicidad y complejidad de elementos y actores que intervienen en la creación del espacio urbano
actual y su falta de dialéctica hacen necesario un cambio de paradigma del modelo de gobernación.
Teniendo en cuenta esta situación, la gobernanza emerge como un nuevo modelo de gobernación
basado en la proximidad, que tiene capacidad colectiva de afrontar problemas comunes más allá del
ámbito de gobierno, “parte de la difuminación de la frontera que hay entre las esferas pública y privada”
(Subirats, 2009) y se construye a través de cuatro factores:
Una diagnosis común del problema que hay que resolver.
El sentido de interdependencia entre todos los actores.
Una interdependencia continuada en el tiempo, de carácter estructural.
Formas de afrontar los problemas con sistemas horizontales y en red.
La gobernanza se establece como un mecanismo que pretende dar apoderamiento al ciudadano y hacer
más transparente el sistema de decisiones. Busca construir la ciudad desde el diálogo y el consenso,
entendiéndola como un espacio construido a partir de su estructura física y su realidad social. Apuesta
por la flexibilidad y las relaciones multinivel, con el objetivo de construir ciudades más resilientes y
adaptables a los rápidos cambios globales. Pero, sobre todo, entiende la participación de todos los
actores como el elemento indispensable para generar civitas.
77
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78
Conclusión: ¿smart city o smart citizens?
En el decurso de este informe se han identificado tendencias, discusiones, seminarios y congresos,
indicadores, modelos y estudios que permiten detectar aquellos impactos que serán determinantes para
el futuro de las aglomeraciones urbanas del planeta. Para organizar estas grandes tendencias, el informe
se ha dividido en dos grandes apartados.
Hay un primer bloque en el que se discuten las tendencias socioeconómicas, físicas y geopolíticas que
permiten entrever cambios en el rol y en la estructura interna de las metrópolis en la actualidad y/o en un
futuro próximo. Aquí destaca la aparición de nuevas conformaciones urbanas de escala desconocida
hasta ahora, la potencia económica que estas representan, y se subraya la creciente competencia a la
que las ciudades se verán expuestas. Asimismo se identifican también dinámicas internas (buzz) y
conexiones externas (pipelines) como los elementos que las harán más competitivas, contrarrestando
tendencias de implosión y recesión urbana. Pero está claro que el éxito futuro de estas urbes pasa, por
encima de todo, por la capacidad de ofrecer oportunidades a sus ciudadanos, independientemente del
ciclo económico que esté atravesando la metrópolis. También se discute la relevancia de su estructura y
vinculación territorial, tanto de grandes metrópolis como de ciudades medianas y pequeñas, y se pone
de manifiesto que las tendencias que definirán el planeamiento urbano del futuro son fundamentales en
este contexto. Así pues, el planeamiento será una herramienta espacial y socioeconómica indispensable.
Finalmente, se analizan los grandes cambios en cuanto a la inversión, el reequilibrio económico global y
en las nuevas rutas comerciales, todos ellos son procesos que se vincularán de forma intrínseca con las
grandes ciudades portuarias o aeroportuarias del planeta. En este contexto, causa alarma la
desaparición de Europa del mapa inversor y sus necesidades financieras, pero llena de esperanza la
aparición de nuevos mercados frontera.
El segundo bloque se ha centrado en exponer discusiones que identifican aquellas tendencias
diferenciales que permitirán a las ciudades del futuro sobresalir en su ámbito de competitividad. El
conocimiento y el capital humano como fundamentos para cualquier desarrollo futuro permiten identificar
la economía del conocimiento y sus derivados como tendencia básica. Entre estos derivados destaca el
grado de apertura de una ciudad, su capacidad de adaptación y su capacidad de reinvención constante
para afrontar los choques externos que se presenten. Además, destaca el proceso actual de fuga de
cerebros como una amenaza real. La pérdida de capital humano de alto nivel supondrá un lastre al
crecimiento socioeconómico metropolitano. Finalmente, clarifica la discusión actual en referencia al
concepto smart, entendiendo que este no tiene que implicar visiones puramente tecnológicas, sino que
tiene que referenciarse de acuerdo con su significado real en términos de capacidad humana; es decir,
inteligencia, rapidez de pensamiento y perspicacia. Palabras –todas estas– que hacen referencia al
capital humano y al conocimiento, y no a la tecnología. Los demás capítulos ponen énfasis en el impacto
que la tecnología puede desencadenar en el ámbito urbano y ciudadano, y destacan nuevos modelos de
innovación territorial integrada basándose en estudios de expertos en crecimiento regional, como el
profesor Rodríguez-Pose. El capítulo dedicado a la calidad hace hincapié en la sostenibilidad, tanto
desde el punto de vista ambiental (fundamental para el legado futuro de nuestro planeta) como desde el
punto de vista social. Este último enfoque –el social– pasa a tener más relevancia, igualándose a las
inquietudes de tipo ecológico. Finalmente, la gobernanza cierra el documento: se resumen las
tendencias de futuro en el ámbito de la gestión de los problemas colectivos, y se considera, la
gobernanza, un elemento clave para el avance de las ciudades y las organizaciones sociales del planeta.
Para entender mejor la importancia de este segundo bloque, se expone un gráfico que explica la
complejidad creciente de los problemas a los que se verán expuestas las urbes del planeta. Por tanto,
las metrópolis y sus ciudadanos necesitan agudizar visiones e integrar disciplinas, ámbitos de acción y
políticas, para innovar, crecer y progresar ofreciendo mejores servicios, mejores oportunidades de
79
desarrollo y mayores grados de libertad para todos sus habitantes. Como se observa en el gráfico 7, la
existencia de un buen poso de conocimiento será clave para capacitar a los ciudadanos de las
metrópolis y ofrecer oportunidades reales de crecimiento en todos los territorios. Sin una buena base en
capital humano, cualquier estrategia resultará difícilmente exitosa.
Gráfico 7. Factores clave y complementarios para un crecimiento urbano sostenible y capacidades reales de desarrollo
(elaboración propia a partir de discusiones con Andrés Rodríguez-Pose)
A lo largo de este recorrido cabe destacar algunos temas que se han repetido de manera recurrente y
que transmiten una idea más allá de sus ámbitos específicos. Primero de todo, se ha tomado partido por
una visión determinada de la smart city, un concepto que aparece de forma iterativa en informes,
congresos, seminarios y páginas web, entre otros. Según este informe, la smart city debe impregnarse
de todos los factores clave y complementarios de crecimiento urbano sostenible que se exponen en el
gráfico anterior (conocimiento, tecnología, capacidad innovadora, calidad, sostenibilidad y gobernanza) y
debe alejarse de la visión puramente tecnológica. Además, hay que ir con cuidado y preguntarse qué tipo
de smart city queremos o quieren las metrópolis de cada territorio. Los índices de educación, de acceso
a las TIC y, por lo tanto, de capital humano varían en el espacio y pueden reclamar encajes diversos. Por
otro lado, el informe destila otros pensamientos que ponen de relieve la tendencia creciente a canalizar
80
energías y recursos hacia las personas y la actividad que estas ejercen sobre el territorio, y no sobre el
territorio exclusivamente. Esto implica una mirada renovada hacia las interrelaciones entre personas y
territorio y subraya la necesidad de integración en muchos campos que afectan de forma directa al
desarrollo urbano. Así pues, destaca un proceso de reequilibrio, no solamente económico (como se
decía en el tercer capítulo), sino también conceptual. Para empezar se imponen la gestión de recursos
frente a la construcción de nuevos recursos; el capital humano ante el capital físico; la transversalidad, la
pluridisciplinariedad y la red contra la linealidad; la integración de disciplinas y departamentos contra la
segmentación; el debate contra el silencio; la visión del planeamiento urbano de manera transversal y
horizontal frente a la visión encapsulada y vertical. Se habla, por tanto, de la importancia que tendrá en el
futuro utilizar el diseño urbano como herramienta que impulse la correcta asignación de recursos y la
corrección de errores de mercado y otras externalidades (propios del planeamiento socioeconómico). Es
decir, se reclama más fertilización cruzada y más visiones integradas tanto en relación con el
planeamiento, como con la innovación, la sostenibilidad o la gobernanza. En otras palabras, se impone la
complejidad de una nueva realidad cada vez más interdependiente que debe luchar por formar
ciudadanos más críticos, más inquietos, más libres y, por tanto, más sabios, que puedan crecer y
desarrollarse con éxito en su ciudad o en cualquier otro rincón del planeta, sea cual sea el ciclo
económico al que se vea sometida su ciudad de origen.
En definitiva, ¡la tendencia son los smart citizens y no las smart cities!
Isabel Carreras Baquer y Anna Puiggròs Xirinachs
Barcelona, enero de 2012
81
ANEXOS
82
Metodología
Este informe quiere ofrecer una visión sintética y de calidad de las principales tendencias
socioeconómicas que impactan en las metrópolis a escala mundial. Se trata de un análisis minucioso que
parte de la recopilación y vaciado de visiones, lecturas, informes, artículos y documentos de referencia
que actualmente tienen un peso importante en el panorama internacional a la hora de guiar las diversas
políticas de actuación. Asimismo, también incorpora el tratamiento estadístico y gráfico de los datos que
pueden resultar más relevantes o complementarios.
La metodología de investigación se ha enfocado principalmente desde una perspectiva cualitativa,
aunque también se han utilizado puntualmente herramientas cuantitativas. Ambas metodologías han
permitido un análisis y un enfoque más reales y consistentes gracias a su complementariedad. A
continuación se explica con detalle la justificación y aplicación de los enfoques utilizados en el estudio.
La metodología de trabajo del informe ofrece la posibilidad de generar un proceso interactivo continuo
marcado por el desarrollo de la investigación, que se ajusta perfectamente al volumen y a la diversidad
de fuentes analizadas y a su dificultad de comparación mediante patrones generales. Así, el enfoque
cualitativo ofrece una relación mucho más flexible entre las fuentes básicas de trabajo y la producción, lo
que permite que el cuerpo del estudio vaya tomando forma a través de aportaciones variadas que el
propio investigador considera significativas.
Para llevar a cabo el análisis cualitativo del estudio se han utilizado metodologías diversas en diferentes
proporciones que han definido, a su vez, las fases de ejecución del trabajo. De esta manera se ha
realizado el vaciado de documentos escritos de diferente tipo como principal metodología, seguido del
instrumento clásico de carácter cualitativo: la entrevista en profundidad.
En cuanto al vaciado de datos estadísticos para confeccionar tablas, mapas y gráficos, se ha garantizado
una recopilación de información estructurada y sistemática que ha permitido interpretar hechos objetivos
sometidos a patrones generales. La batería de datos obtenida ha posibilitado una comparación fiable y
minuciosa de diferentes aspectos socioeconómicos.
A continuación se exponen las diversas fases utilizadas en el análisis cualitativo.
Fase I
Detección inicial de las principales tendencias socioeconómicas de las metrópolis a escala mundial a
través de documentos e informes elaborados por agencias internacionales.
Análisis cualitativo de las principales temáticas tratadas en los congresos como indicadores de
tendencias actuales. Se seleccionaron un total de nueve congresos internacionales de temática
urbana celebrados a lo largo del año 2010-11 que trataban grandes temas socioeconómicos
contemporáneos, cuyas temáticas se agruparon en dieciséis grupos conceptuales.
Selección de rankings internacionales sobre ciudades. Se llevó a cabo gracias al estudio previo
elaborado por Greg Clark The Business of Cities: City Indexes and Rankings, que detectaba cuatro
grandes estudios sobre ciudades a escala global. Se analizaron los temas tratados de cada estudio y
se agruparon según categorías conceptuales. En total se detectaron ocho grupos conceptuales.
Fase II
Una vez detectados los temas socioeconómicos que más se tratan a escala global, se procedió a realizar
la extracción de conceptos; es decir, agrupar todos los temas detectados y sus correspondientes
categorías conceptuales en quince grupos de análisis más maniobrables y menos abstractos. De esta
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manera se encajaron todos los conceptos e ideas en quince cajetines: economía, producción, finanzas,
energía, comportamiento, smart, innovación, población/demografía, sociedad, medio ambiente, movilidad,
alimentación, gobernanza, universidad, well-being. La agrupación de conceptos en estas grandes áreas
de fácil comprensión fue la base para elaborar la serie de preguntas orientada a un conjunto de expertos
en diferentes materias.
Fase III
Una vez llevada a cabo la selección y agrupación de conceptos se elaboró la lista concreta de preguntas
para cada experto seleccionado. Las preguntas se dividieron en dos grandes bloques: uno más general
donde se discutían los quince bloques temáticos resultantes, y un segundo más específico relacionado
con la materia de cada experto. Las entrevistas tenían un objetivo claro: ratificar o rectificar los conceptos
y tendencias detectadas hasta el momento valorando su viabilidad como futura tendencia.
En total se celebraron trece entrevistas a los siguientes expertos:
Jordi Alberich, director general del Círculo de Economía (11-11-2011).
Encarna Baras, directora de Desarrollo Corporativo y Transferencia de Tecnología, IREC (28-11-
2011).
Anna Cabré, directora del Centro de Estudios Demográficos, UAB (05-10-2011).
Albert Carreras, secretario de Economía y Finanzas, Departamento de Economía y
Conocimiento, Generalitat de Catalunya (24-09-2011).
Salvador Estapé, director general de Asuntos Económicos, Generalitat de Catalunya (12-12-
2011).
Aurora Huerga, secretaria de Políticas Sociales de CCOO (22-11-2011).
Carlos Losada, profesor titular del Departamento de Política de Empresa, ESADE (25-11-2011).
Josep Roig, director de Metròpolis, CGLU (27-10-2011).
Àlex Ruiz, economista del Servicio de Estudios de “la Caixa” (27-10-2011).
Joan Trullén, director del Instituto de Estudios Metropolitanos de Barcelona (23-11-2011).
Andreu Ulied, director de MCRIT (05-10-2011).
Andrés Rodríguez-Pose, profesor de Geografía Económica de la LSE (4-11-2011 y 22-12-2011).
Joan Subirats, catedrático de Ciencia Política de la UAB (24-09-2011).
Es importante remarcar que el estudio se iba modificando y perfilando a medida que se entrevistaba a
cada experto. Por tanto, en cada entrevista se planteaban nuevas preguntas fruto de la constante
evolución del informe.
Fase IV
La siguiente fase del informe consistió en agrupar los quince bloques temáticos en seis grandes
tendencias que afectaban globalmente a las metrópolis. A partir de esta fase se empezó a construir una
estructura sólida y consensuada. Por otro lado, se inició la elaboración de indicadores estadísticos que
ayudaran a dar soporte y explicar estas seis tendencias.
Fase V
Con una estructura del informe ya más definida y con argumentos y datos que lo sostenían, iniciamos el
trabajo con el profesor Andrés Rodríguez-Pose, que asumió el cargo de supervisor. En total se
celebraron dos encuentros de estudio en Madrid. En esta fase se definieron las siete tendencias que
configuran el actual informe y se cerró finalmente la estructura interna del presente informe.
Todas estas fases fueron debidamente consensuadas con los miembros del Plan Estratégico
Metropolitano de Barcelona, que de una manera periódica (mensualmente) nos fueron aportando sus
visiones y posibles mejoras.
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Expertos entrevistados
Jordi Alberich [11-11-2011]
Director general del Círculo de Economía
Encarna Baras [28-11-2011]
Directora de Desarrollo Corporativo y Transferencia de Tecnología, IREC
Anna Cabré [05-10-2011]
Directora del Centro de Estudios Demográficos, UAB
Albert Carreras [24-09-2011]
Secretario de Economía y Finanzas, Departamento de Economía y Conocimiento, Generalitat de
Catalunya
Salvador Estapé [12-12-2011]
Director general de Asuntos Económicos, Generalitat de Catalunya
Aurora Huerga [22-11-2011]
Secretaria de Políticas Sociales de CCOO
Carlos Losada [25-11-2011]
Profesor titular del Departamento de Política de Empresa, ESADE
Josep Roig [27-10-2011]
Director de Metròpolis, CGLU
Àlex Ruiz [27-10-2011]
Economista y experto en estudios de prospectiva
Joan Trullén [23-11-2011]
Director del Instituto de Estudios Metropolitanos de Barcelona
Andreu Ulied [05-10-2011]
Director de MCRIT
Andrés Rodríguez-Pose [4-11-2011 y 22-12-2011]
Profesor de Geografía Económica de la LSE
Joan Subirats [24-09-2011]
Catedrático de Ciencia Política de la UAB
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Relación de casos, mapas, figuras y tablas
CASO 1. El modelo de urbanización de la RMB (1987-2004) ................................................................... 26
CASO 2. AMB, territorio de ciudades pequeñas y medianas .................................................................... 29
CASO 3. Del diseño urbano al planeamiento integral ................................................................................ 30
CASO 4. Consecuencias de una falta de planeamiento integral ............................................................... 31
CASO 5. Otras herramientas de evaluación y financiación de proyectos ................................................. 39
CASO 6. El Área Metropolitana de Barcelona, Cataluña y el conocimiento .............................................. 45
CASO 7. Smart, educación y crecimiento sostenible ................................................................................. 48
CASO 8. Tecnología y patrones de urbanización en África ....................................................................... 51
CASO 9. Ciudadanía 4.0 ............................................................................................................................ 53
CASO 10. Nuevos cartógrafos ................................................................................................................... 53
CASO 11. Recopilación de indicadores locales de sostenibilidad de Barcelona (2010) ........................... 63
CASO 12. Seguridad ciudadana en la Región Metropolitana de Barcelona (2006-2010) ......................... 66
CASO 13. Barcelona, ciudad de 7,5 .......................................................................................................... 64
CASO 14. Fractura digital: presencia de TIC* en la RMB .......................................................................... 73
CASO 15: ¿Gobierno o gobernanza metropolitana? ................................................................................. 76
Mapa 1. Crecimiento de la urbanización en la AMB, período 1987-2004. ................................................. 25
Mapa 2. Municipios con más de 200.000 habitantes en la RMB y el AMB. ............................................... 28
Mapa 3. Nuevas rutas de la seda. .............................................................................................................. 37
Figura 1. Emergencia de nuevos picos, aglomeraciones urbanas superiores a 10 M de habitantes........ 13
Figura 2. Emergencia de nuevos picos, el reto de Barcelona aumenta .................................................... 13
Figura 3. Comparativa a escala entre diferentes conformaciones urbanas ............................................... 15
Figura 5. Porcentaje de población urbana según regiones, período 1950-2050 ....................................... 21
Figura 6. Porcentaje de aglomeraciones urbanas/ciudades según población, años 2000, 2010 y 2020.. 26
Figura 7. Equilibrio entre diseño urbano y planeamiento urbano............................................................... 30
Figura 8. ¿Hacia dónde va el dinero? ........................................................................................................ 38
Figura 9. ¿Hacia dónde va el dinero? . ...................................................................................................... 38
Figura 10. Elementos que intervienen en el modelo de innovación integrada .......................................... 55
Figura 11. Consumo de agua por habitante .............................................................................................. 63
Figura 12. Superficie verde por habitante .................................................................................................. 63
Figura 13. Modo de desplazamiento de la población ................................................................................. 64
Figura 14. Crecimiento acumulativo de policía y población en la RMB durante el período 2006-2010 .... 66
Figura 15. Equipamiento TIC en los hogares de la RMB ........................................................................... 73
Tabla 1. Riesgos y potencialidades del buzz y las pipelines . ................................................................... 18
Tabla 2. Diferentes visiones del mundo que han marcado tendencia ....................................................... 34
Tabla 3. Comparativa del concepto de distancia visto por diferentes expertos ......................................... 35
Tabla 4. Cambios en la concepción de la educación ................................................................................. 47
Tabla 5. Niveles de educación en diferentes países y media de la OCDE ................................................ 48
Tabla 6. Tiempo y recursos necesarios para emprender un negocio en diversos lugares del mundo ..... 56
Tabla 7. Los cinco países que tienen mejores condiciones para iniciar negocios..................................... 57
Tabla 8. Las cinco ciudades con más calidad de vida según región geográfica ....................................... 60
Tabla 9. Percepción de la seguridad ciudadana ........................................................................................ 66
Tabla 10. Modelos de gobernación en democracia. Principales características ....................................... 75
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Presentación del informe
El 6 de febrero del 2012 se hizo la presentación pública de este informe, en el Círculo de Economía.
El informe fue presentado por:
Jordi Alberich, director general del Círculo de Economía.
Joan Trullén, vicepresidente de Planificación Estratégica del Área Metropolitana de Barcelona.
Andrés Rodríguez-Pose, profesor de Geografía Económica de la London School of Economics (LSE), investigador de IMDEA y vicepresidente de la Asociación Europea de Ciencia Regional. Supervisor del informe.
Isabel Carreras, arquitecta y máster en Regional and Urban Planning Studies (LSE). Autora del
informe.
Anna Puiggròs, geógrafa y máster en Contemporary Urbanism (Cities, Space and Society)
(LSE). Autora del informe.
Aportaciones de los miembros de la mesa redonda
La última parte del acto de presentación contó con las intervenciones de una serie de expertos y
expertas, con la finalidad de valorar, validar y refutar las tendencias expuestas en el informe. Los cinco
expertos invitados enfocaron sus intervenciones hacia los temas de metrópolis y planeamiento,
conocimiento e innovación, calidad de vida y gobernanza; temas que la mayoría de ellos trataron de
forma transversal.
Participantes:
Marc Bonavia. Emprendedor, empresario e innovador. Cofundador de la empresa SITmobile.
Vicepresidente de la Asociación Independiente de Jóvenes Empresarios de Cataluña.
Anna Molero. Directora ejecutiva de Barcelona Activa (Ayuntamiento de Barcelona).
Josep Joan Moreso. Rector de la Universidad Pompeu Fabra.
Josep Roig. Secretario general de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos.
Gemma Sendra. Directora del Recinto Histórico de la Fundación Hospital de la Santa Creu i
Sant Pau.
A lo largo del debate, conducido por el profesor Andrés Rodríguez-Pose, se realizaron una serie de
aportaciones excelentes que no solo ayudaron a matizar el informe, sino que plantearon nuevos retos de
futuro a todos los asistentes.
Los miembros de la mesa trataron los siguientes temas:
Metrópolis y planeamiento
Se cuestionó cómo se podía pasar de las pipelines al buzz local, puesto que a los gobiernos locales, en
general, les cuesta llevar a cabo este proceso de apertura. También se hizo referencia al papel de las
ciudades como grandes centros de consumo, más allá de centros de producción, y se propuso analizar
las ciudades desde sus tasas de consumo en detrimento de su producción o su tasa de paro.
También se incidió en la dificultad de definir las fronteras de las metrópolis actuales, ya que si se
elaborara un mapa del mundo según los territorios que ocupan las grandes metrópolis, seguramente
tendríamos una nueva configuración que no se correspondería con la actual, basada en conceptos
político-administrativos. Finalmente, se remarcó que la ciudad justo en estos momentos está
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reconsiderando e integrando determinados espacios, como los constituidos por favelas, como una parte
más de la misma.
Conocimiento e innovación
En cuanto a este tema, se hizo referencia a la capacidad de innovar de los jóvenes, poniendo énfasis en
la emprendeduría como elemento indispensable: “es necesario salir e ir a buscar oportunidades fuera”.
Asimismo se remarcó la necesidad que tiene una ciudad de “encontrar nuevos héroes” que la hagan
avanzar y encontrar nuevas visiones.
También se dieron diferentes apuntes sobre la educación, y muy especialmente se enfatizó la necesidad
de saber inglés, una herramienta clave para poder generar vínculos a nivel global y ser más competitivos.
Se remarcó el conocimiento como principal eje vertebrador, y especialmente la relación que tiene la
universidad con la ciudad, dado que la opinión es que “esta no ha sido demasiado cómoda”. Se incidió
en el hecho de que la gente no relaciona Barcelona con una universidad de calidad, a pesar de que los
dos lugares del Mediterráneo donde más se impulsa la investigación son Barcelona y Tel Aviv /
Jerusalén. En otras palabras: “Se necesita una capacidad para retener el capital humano. Estudiantes de
postgrados y de doctorado extranjeros”.
También se aseguró que apostar por el conocimiento superior no solo genera más calidad de vida en las
ciudades, sino que es sinónimo de una mejor democracia. Elementos que hacen una sociedad civil más
robusta.
Se puso énfasis en la necesidad de que todo el mundo forme parte del conocimiento, poniendo en valor
el concepto de serendipia (descubrimientos y encuentros casuales) que ofrece “oportunidades no
esperadas o mejores de lo que se esperaba”.
Asimismo se remarcó la carencia que tiene Barcelona a la hora de asumir el riesgo y se hizo un
llamamiento a la necesidad de escuchar el “ruido” (de los jóvenes) fuera de los círculos de gobierno. En
este punto las administraciones públicas deben hacer posibles sus conexiones, deben ser generadoras
de buzz. Finalmente, se habló de la fuga de cerebros: “la gente está”, ya que todos aquellos que están
en el extranjero “son nuestras pipelines directas”.
Calidad de vida
Se insistió en que “el cambio de las ciudades no se producirá hasta que no se encuentre una fuente de
energía barata”, y que facilite el cambio de modelo energético.
Gobernanza
Se destacó la interconexión y la democratización y se hizo también un llamamiento a la gobernanza; al
apoderamiento del individuo, a que este asuma su rol en la toma de decisiones en vez de ser un factor
exclusivo de la empresa.
Por otro lado, se destacaron dos retos importantes de las ciudades:
“Asumir la importancia de la masa crítica”, es necesario que las personas participen para generar
dinámicas propias de la ciudad.
“Si el centro de decisiones es el individuo, como ciudad, tenemos que plantearnos qué
situaciones son más óptimas para crear e innovar”. Por tanto, “las ciudades tienen que crear las
condiciones” para poder sacar adelante proyectos y tienen que ser capaces de ofrecer
oportunidades de desarrollo personal y profesional que conviertan la ciudad en una ciudad
friendly.
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Alcanzar el concepto de smart pasa por apostar, anticipar y competir.
También se afirmó que actualmente “el ruido está fuera de los espacios gubernamentales” y que el
propio gobierno impide el avance de Barcelona. En este aspecto, se remarcó la necesidad de trabajar
mejor la gobernanza con el objetivo de que oriente estrategias y oportunidades y marque “líneas de
fuerza”, ya que parece ser que identidad y prosperidad no saben convivir. Así mismo, se puso énfasis en
que es necesario sumar las diferentes capas de la ciudad con el objetivo de generar un crecimiento
exponencial y no una disputa constante.
Intervenciones de los asistentes
Uno de los debates más importantes que se mantuvieron una vez finalizado el acto de presentación fue
el que hace referencia al papel de la industria en la ciudad. Se cuestionó si se tenía que considerar la
industria como una parte indispensable de la economía de una metrópolis. El debate partió de la
siguiente pregunta: La manufactura y la industria ¿tienen cabida en las ciudades del futuro?
Por un lado, se sugirió que la industria no era un sector indispensable de las metrópolis del futuro, pero
sí que lo era la existencia de un sector industrial potente vinculado a centros de dirección y de innovación.
Este vínculo, colocalizado en el territorio, permitiría que la deslocalización fuese mucho menos probable.
Por tanto, no era necesario que hubiera todas las líneas de producción en una misma región, pero valía
la pena luchar por la combinación creación-innovación-producción, como es el caso de los clusters en
Noruega y Dinamarca. En caso contrario, está claro que la entrada en el mercado global de nuevos
territorios con sectores industriales altamente competitivos ha comportado que incluso los territorios
tradicionalmente industriales perdieran cuota de mercado al no ser capaces de adaptarse rápidamente a
las nuevas necesidades de costes y de producción. De esta manera, se defendía la configuración de un
modelo productivo distinto para la metrópolis barcelonesa que se basara en la economía del
conocimiento.
A su vez, también se defendió la manufactura como base económica indispensable para la metrópolis
del futuro, poniendo como ejemplo la economía industrial de Alemania. Se consideraba, por tanto, que el
retorno de la industria era indispensable. En nuestro caso, el peso de la industria debería sustituir a otros
sectores, como el de la construcción, que hasta el día de hoy han sostenido una parte considerable de la
producción española.