las tarjetas de crédito y el problema económico en nicaragua
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Las Tarjetas de Crédito y el problema económico en Nicaragua.
Managua, 25 de octubre del 2005
Varios de mis lectores y amigos me han solicitado que escriba un
comentario sobre el problema económico y me reclaman expresando que
este es un aspecto fundamental del que nadie puede evadirse en
Nicaragua. Ellos me lo exigen dada mis pretensiones de ser un
comentarista que, desde una perspectiva vital, pretende aclarar (en un
mundo retorcido por concepciones decadentes) los aspectos centrales de
la problemática nicaragüense. Estos apreciados amigos y lectores no
dejan de tener razón y, desde luego, el tema económico es y ha sido
para mi uno de los objetos más importantes de observación y estudio.
Pero, necesario decirlo, cuando veo la incapacidad de los funcionarios
políticos y técnicos de Nicaragua (y aun los internacionales –basta
leer cualquier recomendación de los burócratas del FMI o del BM) para
abordar este problema, siquiera para acercarse a él, me entra una
terrible decepción y, porque no decirlo, un asco que ha venido
interactuando como un obstáculo para que le de un espacio en las
reflexiones que les envío a mi número reducido de amigos y lectores
selectos, entre los cuales cuento con adversarios y simpatizantes.
Dentro de los especialistas económicos solo existe una honrosa
excepción que ha venido abordando el problema económico con seriedad y
profundidad, mi apreciado maestro José Luis Medal. Solamente él, con
la timidez que le caracteriza, lo que es un defecto en las
circunstancias actuales, ha planteado con meridiana claridad que el
problema de Nicaragua consiste en que las principales instituciones,
empresas, grupos (Bancos, gobierno, grupos políticos de presión),
donde se determinan las principales decisiones, impulsan políticas que
promocionan el consumo en detrimento de la producción; todo ello en
aras de obtener (todos obtienen, pues participan como accionistas)
ganancias extraordinarias de manera segura y rápida. Por sencillo que
parezca este razonamiento (del maestro Medal) en la práctica descrita
en él se encuentra la base del desbarajuste económico que vive el
país.
Me imagino que muchos vieron un reportaje de La Prensa la semana
pasada, llamado “La Banca Palpita”. Un reportaje con un contenido
bastante cínico o ingenuo (no se como calificarlo) pero con unas
gráficas y con unos datos que expresan toda la irracionalidad de
nuestra economía actual. Hay un gráfico de barras en donde salen los
diferentes sectores económicos y una de las barras (creo que de color
lila o morado) que representa al sector financiero, supera en creces,
casi triplicando al sector que le sigue, que creo es el comercio (otro
sector especulativo), La pobre producción industrial y agropecuaria
apenas se perciben. Ese es el crecimiento que con el pecho inflamado
de orgullo el anciano presidente expresa en sus informes y dice
ingenua o cínicamente (como el reportaje de La Prensa): “vamos bien”.
A diferencia de él, los pobres campesinos, antaño columna vertebral de
nuestra economía, los ganaderos, los cafetaleros, los artesanos, los
dueños de talleres de torno, la industria nacional en su conjunto con
el pecho desinflado y llenos de aflicción dicen al unísono: “vamos
mal”.
Indudablemente que las dos percepciones son acertadas, dan en el
clavo. Los banqueros (ahora disfrazados inclusives de periodistas) y
sus compañero accionista van bien, crecen, “palpitan”. Los productores
languidecen, sus actividades económicas están en una profunda crisis,
obviamente, “van mal”.
Yo estoy seguro, estimado lectores, que la mayoría de ustedes se
ubican al lado de los banqueros que, con sus instrumentos ideológicos,
con los que crean “verdades”, sus verdades (hay un artículo de Freddy
Quezada muy bueno sobre este papel de los medios de comunicación) les
han inoculado en sus cerebritos que el problema económico en el país
es el pacto entre Daniel Ortega y Arnoldo Alemán que no dejan venir la
inversión extranjera. Y como vivimos en un circo político en gran
medida alimentado y estimulado por estos medios de comunicación, la
interrelación lógica entre crisis económica y pacto Ortega-Alemán es
facilísima y se nos presenta como verdad indiscutible.
Sin embargo, a disgusto de quienes les gustan las “verdades” fáciles
de digerir y en abundante oferta (construidas malintencionadamente por
un grupo de bandidos que controlan y manipulan los medios de
comunicación) la verdad es otra. Si Alemán y Ortega y sus seguidores
tienen culpa en esta crisis no es por el pacto, es simplemente por
incapacidad, por estupidez, por no estar a la altura de los papeles
que dicen representar.
Pido perdón a mis lectores por estarme extendiendo demasiado sin
haber entrado de lleno al tema que nos ocupa, así que… entremos en el
tema.
Quiero comenzar con el abc del funcionamiento y papel de los
principales actores de la crisis económica y el atrazo en nuestro
país: Los Bancos. Estas instituciones tienen su origen en el
prestamista, el usurero de pueblo o aldea que todos conocemos y que
jugó un papel fundamental en el desarrollo del capitalismo, sistema
económico que nos ha proporcionado todo el confort del que hoy algunos
sectores sociales estamos habituados. El usurero pudo concentrar
importantes recursos dispersos y orientarlos hacia la producción,
hacia la industria y la agricultura en gran escala, expropiando y
acumulando recursos de quienes se veían obligados a recurrir a sus
“servicios”. De manera tal, que los usureros no son tan nefastos como
nos los presentan las religiones o los moralistas y han sido uno de
los actores mas importantes para que exista el nivel de
desarrollo de la técnica y la industria actuales.
Los Bancos son los herederos del viejo usurero en el proceso de
facilitar recursos monetarios a quien lo necesita a cambio de cobrar
un interés o una ganancia por el servicio prestado (en términos
técnicos a esto se la llama tasas de interés activas). Además los
Bancos (en esto superaron al usurero) se volvieron los depositarios
del ahorro de una nación, dado que disponen, además del capital
propio, del capital de sus ahorrantes (figura que surgió y creció
entre la población pudiente ante las necesidades de seguridad en la
salvaguarda de su dinero en instituciones especializadas). Por tanto,
para captar mayor cantidad de ahorrantes y tener mayor disponibilidad
de dinero para prestar, los bancos establecieron políticas para
atraer el ahorro a sus arcas, que consisten en proveer una utilidad al
ahorrante en correspondencia con el dinero depositado (las tasas
de interés pasivas). El grueso de las utilidades de los bancos
provienen de la diferencia entre la tasa de interés activas y las
tasas de interés pasivas (como pueden apreciar ABC, me disculpan los
especialistas pero lo creo necesario para que nos entendamos).
Los Bancos han jugado un papel increíblemente poderoso en el
desarrollo de la industria, la agricultura, la técnica, la
investigación científica y hasta en el desarrollo de la guerra, de eso
no tenemos la menor duda. En el caso nacional, cuando este país tuvo
crecimientos económicos elevados (cifras de hasta dos dígitos en el
crecimiento del PIB) los bancos jugaron un papel determinante, pues
ese gran estratega económico que era Somoza Debayle (con las
deficiencias políticas que lo tienen donde está en la historia
nacional y en el cementerio) les configuró el papel de proveer crédito
al sector algodonero y a otros sectores dinámicos de la economía como
eran el de la “construcción” la “producción cafetalera y ganadera.
En el mundo moderno no se puede concebir desarrollo económico sin la
utilización de esa palanca imprescindible que es la banca como columna
vertebral del sector financiero.
Pero en nuestro país, como ha sucedido con todo, el papel de la banca
se ha pervertido. De ser promotores del desarrollo se han convertido
en promotores de la crisis, el atrazo y la improductividad.
Veamos como ha sucedido esto: los banqueros, en especial ese chupa
sangre que es Pellas, se dieron cuenta que los políticos, que creen
que controlar y dirigir el país, no son mas que un grupo de
charlatanees incapaces (característica muy peculiar que se asemeja a
la luz verde del semáforo para realizar actividades especulativas a
gran escala utilizando procedimientos legales). Por ello percibieron,
comenzaron con un tanteo tímido, que existían facilidades para
operativizar una cierta cantidad de capital especulativo y obtener
ganancias extraordinarias en poco tiempo. Se dieron cuenta que,
ante la necesidad del sector pudiente de colocar sus recursos
financieros en depósitos seguros que solo los bancos pueden
proporcionar, podían jugar con una tasa de interés pasiva (repito la
tasa de interés para los ahorrantes) ) baja, muy baja (3% anual en el
mejor de los casos); que además, ante la inexistencia de la banca
estatal, en sus arcas se depositarían millonarias cantidades de dinero
provenientes de la cooperación internacional por lo cual cobrarían
comisión y podrían utilizarla a discrecionalidad para las actividades
que considerasen mas rentables. Es decir, los bancos contaban con dos
importantes fuentes de recursos financieros muy baratos: los
ahorrantes nacionales y la cooperación internacional. Pero a la vez
los banqueros percibieron que podían colocar este dinero en ciertas
áreas (consumo y comercio) con tasas de interés activas muy elevadas
(30-40% en comercio y 100% o más en consumo, principalmente a través
de las tarjetas de crédito). De esta diferencia entre el dinero que
obtienen y el que prestan los bancos obtienen ganancias fabulosas que
es la fuente de ese palpitar que el diario de los periodistas-
banqueros describe con tanta emoción.
Ya se pueden imaginar queridos lectores como se frotan las manos los
banqueros cuando revisan sus estados financieros. Obtienen dinero
regalado o muy barato a cantidades considerables y lo ofrecen caro,
en actividades que nadie regula y nadie ve, pues la nación entera
tiene un circo político del que ocuparse.
El BCIE, el Banco Mundial y otras entidades financieras traen millones
de dólares para promocionar, fortalecer y empujar determinadas
actividades económicas, tales como la pequeña y mediana producción
industrial (para mencionar un caso). Pero el pequeño industrial
recurre al banco (podría ser el “Banco de la Producción”) y se
encuentra con una serie de trabas burocráticas e institucionales cuyo
fin es impedir su acceso a ese crédito, pues el Banco de la Producción
está utilizando ese dinero para cubrir sus necesidades de
liquidez para pagar a los establecimientos donde miles de usuarios
compraron con su tarjeta de crédito.
El pobre pequeño empresario, base fundamental de nuestra economía,
regresa cabizbajo confundido pero sobre todo sin recursos financieros
para mejorar su actividad económica, para potenciarse y potenciar el
país, pues el dinero que se le debía prestar se está utilizando en un
carnaval desproporcionado e irracional de consumo.
Como va a estar interesado un banquero en colocar recursos financieros
en la ganadería con tasas de interés del 10% y el 12% como máximo,
(pues tasas mas altas la volverían irrentable) cuando tiene un
ejército de 600 mil tarjetas habientes que le pagan intereses del 60%
que se eleva al 120% con las comisiones de las empresas donde compran
estos tarjetas habientes y se elevan todavía más con otras comisiones,
y los intereses moratorios que casi todo mundo se ve obligado a pagar.
Indudablemente que los Pellas, los Hollman, los Motealegre, los
miembros del Estado Mayor del Ejército, Bayardo Arce, etc. no se
inmutarán en lo más mínimo a la hora de tomar la decisión del como
deben usarse los recursos financieros que proporciona el ahorro
nacional y la cooperación internacional y dirán al unísono:
“usémoslo para la tarjeta de crédito a través de la cual obtenemos
ganancias extraordinarias rápidas y seguras”.
Seguramente Ud., querido lector, habrá sido objeto del acoso de los
vendedores de tarjetas los cuales, como las cucarachas, se han
reproducido espectacularmente superando con creces a los vendedores de
cigarrillo como muestra fehaciente de que esta actividad es la
mas lucrativa en Nicaragua.
En estas condiciones es más fácil lograr que un burro cante una
melodía al mejor estilo de Pavarotti que los Pellas, los Hollman y
compañía de bandidos utilicen los recursos financieros para dinamizar
y reactivar la producción en el país.
Quiero aclara a mis lectores que este problema, el de las tarjetas de
crédito, ha sido debatido por los medios de prensa e intelectuales en
los otros países centroamericanos; que existen importantes estudios
que han dimensionado el impacto negativo en las economías
nacionales de la famosa libertad de mercado para las tasas de interés
en las tarjetas de crédito. Aquí con la mordaza de los Hollman (La
Prensa) y los Sacasa (Canal 2) y contando con la complicidad de la
estupidez característica de nuestros economistas que, con la excepción
del maestro Medal, nunca aciertan en algo que valga la pena, el
problema del famoso dinero plástico sigue haciendo unos estragos
inconmensurables volviéndonos un país exportador de fuerza de trabajo
con una gran cantidad de recursos ociosos. Un país donde lo que
campea es el parasitismo desmedido, la aniquilación de la clase media
y la asfixia lenta pero segura de su capacidad productiva.
Hubo un momento en que los diputados parecieron darse cuenta del
problema. Wilfredo Navarro (un pobre hombre, es decir un poco bobo) se
hizo eco de algunas denuncias de tarjetas habientes alarmados con sus
exorbitantes deudas y levantó con la firmeza de un castillo de arena
la necesidad de regular las tasas de interés del famoso dinero
plástico. Inmediatamente se metió en el pleito Bayardo Arce con el
propósito de enredar el asunto, los bancos movilizaron recursos
humanos y financieros para moldear conciencias y hasta el ejército
ejerció presión sobre los diputados para que no afectaran el “libre
mercado” de las tasas de interés de las tarjetas de crédito. “Libre
mercado” que en nada se diferencia del “libre mercado” con el
que operan las petroleras para imponer los precios de la gasolina y el
diesel. Un libre mercado en que cuatro monopolios se distribuyen el
país como un pastelito rico que devoraran al mejor estilo de
cualquier glotón. Indudablemente que los resultados de la
fanfarronería de Navarro no quedó en nada, y nos presentó como gran
logro (La Prensa lo sacó hasta en primera plana) el que los contratos
entre las partes que tienen que ver con el dinero plástico ya no se
harían en letra menuda sino en letras grandes. La charlatanería e
incapacidad de estos políticos tiene ribetes olímpicos, a veces pienso
que es producto de la bandidencia de algún dios juguetón para
disfrutar a carcajadas la estupidez convertida en espectáculo.
Para terminar este extenso comentario (precisamente por eso me negaba
a elaborarlo) quiero atacar dos mentiras que se nos repiten más que
los mandamientos de la Ley de Dios:
Primera mentira: “La base del desarrollo de Nicaragua va a ser
la inversión extranjera”. ¡Nada mas falso! El crecimiento económico
de todos los países del mundo solo se ha logrado mediante el
fortalecimiento de su capital nacional, no hay otra manera. El capital
externo drena, explota, extrae, por eso es externo. La única manera de
crecer económicamente es orientar el ahorro nacional y los recursos de
la cooperación internacional (en manos de los bancos) hacia la
producción de bienes y la explotación racional de nuestros recursos de
parte de nuestros empresarios actuales o potenciales.
Segunda mentira: “afectar el libre mercado es inconveniente, en
economía las regulaciones son malas per se” ¡Super falso! Solo los
imbéciles no regulan y creen (al estilo del anciano presidente
nuestro) todas esas mentiras piadosas sobre un mercado irrestricto.
Los europeos, los gringos, los chinos, los coreanos, los japoneses,
los rusos, los mas inteligentes regulan, orientan, mediante
regulaciones, recursos a sectores que consideran estratégicos. Aun
los centroamericanos, los guatemaltecos y los salvadoreños por
ejemplo, regulan y ya procedieron, aunque tímidamente a regular las
tasas de interés de las tarjetas de crédito con el fin de hacer que
los recursos financieros se orienten principalmente hacia la
producción y en menor medida hacia el consumo. Es imprescindible que
Nicaragua siga sus pasos. Con los políticos y técnicos actuales ello
parece ser…. “Misión Imposible”.