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LAS PRIMERAS INSTRUCCIONES CIENTIFICAS FRANCESAS PARA EL ESTUDIO DEL PERU PREHISPANICO (SIGLOS XVIII Y XIX) En: Bulletin de l'Institut Francais d'Ètudes Andines, Lima, 2000, Tomo 29, Nº 1. Pascal Riviale Obra suministrada por el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA)

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  • LAS PRIMERAS INSTRUCCIONES CIENTIFICAS

    FRANCESAS PARA EL ESTUDIO DEL PERU

    PREHISPANICO (SIGLOS XVIII Y XIX)

    En: Bulletin de l'Institut Francais d'tudes Andines, Lima, 2000, Tomo 29, N 1.

    Pascal Riviale

    Obra suministrada por el Instituto Francs de Estudios Andinos (IFEA)

  • 29SIGLOS XVIII Y XIX: ESTUDIO DEL PER PREHISPNICO POR FRANCESESBull. Inst. fr. tudes andines

    2000, 29 (1): 29-61

    LAS PRIMERAS INSTRUCCIONES CIENTFICASFRANCESAS PARA EL ESTUDIO DEL PER

    PREHISPNICO (SIGLOS XVIII Y XIX)

    Pascal RIVIALE *

    ResumenMientras los vestigios del Per prehispnico fascinaron a los coleccionstas y a los sabios

    europeos desde los primeros tiempos de la Conquista, su estudio cientfico no empez antes delsiglo XVIII. Francia particip de este movimiento organizando desde este perodo numerosasexpediciones cientficas al Per. Para guiar a los viajeros en sus investigaciones, los sabiosconcibieron una serie de cuestionarios previstos tericamente para ser utilizados por cualquierpersona, sin ninguna preparacin especfica. El anlisis de esas instrucciones indica al contrariosu dificultad de comprensin y de uso y su frecuente ignorancia de las realidades del campo.Adems, algunos de esos cuestionarios ilustran la brecha que fue creciendo entre los medioscientficos franceses de la segunda mitad del siglo XIX, entre las aproximaciones culturales ynaturalistas de las sociedades extraeuropeas.

    Palabras claves: Per, arqueologa, antropologa, instrucciones cientficas, viajeros franceses,siglo XVIIIsiglo XIX.

    LES PREMIRES INSTRUCTIONS SCIENTIFIQUES FRANAISES POURLTUDE DU PROU PRHISPANIQUE (XVIIIME ET XIXME SICLES)

    RsumSi les vestiges matriels du Prou indigne ont fascin les collectionneurs et les savants

    europens ds les premiers temps de la Conqute, leur tude scientifique ne remontevritablement quau XVIIIe sicle. La France contribua largement cette dynamique enorganisant ds cette priode une succession dexpditions scientifiques. Pour guider les voyageursdans leurs recherches, les savants de cabinet produisirent au XVIIIe et au XIXe sicle une sriede questionnaires, censs pouvoir tre utiliss par nimporte qui, sans formation pralable.Lanalyse de ces recueils dinstructions montre au contraire leur complexit de comprhensionet demploi et leur trop frquente ignorance des difficults lies aux ralits du terrain. En outre,certains de ces documents illustrent le foss qui sest particulirement dvelopp dans les milieuxscientifiques franais dans la seconde moiti du XIXe sicle, entre les approches culturelles etnaturalistes des socits extra-europennes.

    Mots cls: Prou, archologie, anthropologie, instructions scientifiques, voyageurs franais,XVIIIe sicleXIXe sicle.

    * Muse dOrsay, 62, rue de Lille 75007 Paris. E-mail: [email protected]

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    THE FIRST FRENCH SCIENTIFIC INSTRUSTIONS FOR THE STUDY OFPREHISPANIC PERU ((XVIIITH AND XIXTH CENTURIES)

    AbstractWhile Peruvian archaeological remains have been fascinating European collectors and

    scholars since the Spanish Conquest, their scientific study actually began in the XVIIIthcentury. France contributed to this movement by organizing many scientific expeditions in Peru.In order to guide travelers through their investigations, armchair scholars prepared surveyswhich, theoretically, could be used by those without any preparation. In fact, these instructionswere difficult to understand and to use, and often they show and ignorance of the realities of thefield work. Furthermore, some of these inquiries illustrate the gap which increased in Frenchscientific circles during the second half of the XIXth century between cultural and naturalapproaches to non-European societies.

    Key words: Peru, archaeology, anthropology, scientific instructions, French travelers, XVIIIthcenturyXIXth century.

    En el transcurso de su toma de posesin progresiva del continente sudamericano,los espaoles revelaron al Viejo Mundo civilizaciones autctonas cuyo desarrollo nocoincida con la percepcin del mundo que tradicionalmente prevaleca en Europa. Alos informes enviados por los primeros conquistadores, luego por los funcionarioscoloniales, se mezclaron en seguida reseas tan maravillosas como imaginarias sobrelo que eran esas tierras lejanas y sus habitantes. Desde aquel entonces los eruditosfranceses slo dispusieron, durante largo tiempo, de una documentacin dispersa,indirecta, poco fiable, pero cuyo cuestionamiento llegara tardamente. En efecto, puedeconsiderarse que hasta el siglo XVIII no haban otras fuentes, aparte de estas crnicas,para evocar el Per de los incas. No obstante, fue a partir de ese perodo cuando losvestigios materiales comenzaron a aparecer, ya no como curiosidades representativasde un mundo difcil de concebir, sino como documentos histricos susceptibles de serledos e interpretados; as fue como, paulatinamente, adquirieron un status de objeto deestudio. Tal actitud, definitivamente reconocida en el siglo XIX, iba a arrastrar, en unfrenes de recoleccin cada vez ms sistemtica de estos vestigios, a hombres deciencias, aventureros o simples curiosos. Con el propsito de orientar a esos pionerosde la ciencia, se recurri a eruditos e instituciones cientficas, tanto en el siglo XVIIIcomo en el siglo XIX, a fin de elaborar programas de estudios y redactar instruccionesespecficas destinadas a algunos de estos hombres que partan hacia el Nuevo Mundo.Estos textos son de gran valor para comprender cmo se ha desarrollado la arqueologaprecolombina, porque proporcionan al historiador de las ciencias una serie de indiciosmuy tiles, referentes en particular al estado de los conocimientos que los autores detales instrucciones tenan a su disposicin (cules eran las fuentes utilizadas y cmo selas interpretaba), y tambin a las orientaciones en la investigacin que ellos privilegiaron.Por lo tanto, lo que nos proponemos aqu es establecer un panorama que contribuir auna mejor comprensin de algunos de los avances y tambin estancamientos quepresent la investigacin arqueolgica francesa, tal como se la consideraba hastaprincipios de nuestro siglo. Por otra parte, estos diversos discursos cientficos tuvieron

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    cierta influencia en las actividades y reflexiones de la comunidad erudita peruana delsiglo pasado; por ello nos pareci an ms til presentar al lector peruano un enfoquehistoriogrfico, ciertamente extranjero, pero que concierne tambin a su historianacional.

    En Francia, el inters por los pueblos amerindios, sus costumbres y su industria(empleando un trmino usado hasta fines del siglo XIX) se remonta a los primerosdescubrimientos del Renacimiento y no hizo sino aumentar con la expansin colonialfrancesa de los siglos XVII y XVIII, principalmente en Canad, Antillas/Guyanas y, enmenor grado, en Luisiana (1). Este entusiasmo por las curiosidades de los salvajes estclaramente atestiguado por los inventarios y catlogos de venta de numerosos gabinetesde curiosidades. Los vestigios de las grandes civilizaciones de Mjico y Per, seguramentehabran ganado tambin la preferencia de estos coleccionistas si no hubiera sido tandifcil procurarse tales objetos. En efecto, la celosa proteccin de Espaa sobre suimperio de ultramar no favoreca la venida de viajeros extranjeros a tierras de Centro oSudamrica y, en consecuencia, fueron relativamente pocas las antigedades quellegaron hasta Francia antes de la Independencia de las colonias espaolas (Riviale,1993). Por lo tanto, al presentarse una ocasin excepcional de abordar estos territoriostan mal conocidos, corresponda a los viajeros aprovecharla lo mejor posible y regresarcon una buena cantidad de informacin y documentos relacionados a los ms diversoscampos, motivados para ello por las splicas, recomendaciones, consejos... oinstrucciones.

    1. LAS INSTRUCCIONES EN EL SIGLO XVIII

    La misin geodsica y astronmica de los acadmicos Bouguer, Godin y LaCondamine en Ecuador (iniciada en 1735) fue para los medios cientficos franceses (yhasta europeos) una suerte inesperada, por lo mucho que haba por conocer en estasignotas tierras. En el estado actual de nuestros conocimientos, resulta imposibledeterminar si ellos recibieron instrucciones especficas relativas al estudio de losvestigios indgenas. Nos inclinamos a dudar de ello, en razn de que en esa poca sesaba tan pocas cosas sobre las culturas andinas, que resulta difcil imaginar que losexploradores hayan recibido algo ms que recomendaciones muy generales. Sinembargo, cabe recalcar que esta misin s dio resultados en el plano arqueolgico, ya queLouis Godin, Joseph de Jussieu (y tal vez Charles de La Condamine) llevaron a Franciacolecciones de objetos sacados de las sepulturas antiguas (Riviale, 1993: 42).

    Cuando treinta aos despus de su regreso el botnico Joseph Dombey fuesolicitado para acompaar al Per a un equipo cientfico espaol (dirigido por HiplitoRuiz) se benefici de la experiencia adquirida por sus antecesores, as como de las

    (1) El desarrollo del mercado de las curiosidades de Pars en el siglo XVIII (que lleg aconvertirse en una de las principales plazas de ventas pblicas de Europa) estimul la circulacin deestos objetos etnogrficos, tan preciados para algunos aficionados: en Francia, el origen geogrfico delos objetos mencionados en los catlogos corresponde claramente a las posesiones coloniales a las quenos hemos referido (Riviale, 1993: 38).

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    nuevas interrogantes suscitadas por sus recolecciones y observaciones (2). Antes de supartida, Dombey recibi instrucciones cientficas destinadas a orientar sus investigacionesen funcin de las preguntas especficas que se formulaban algunos cientficos (3), entreellos Seguier, quien le envi en 1777 un cuestionario, principalmente sobre mineraloga,botnica y zoologa. Sin embargo, el ltimo prrafo invitaba a Dombey a que seinteresase por los pueblos indgenas, su entronque con los pueblos prehispnicos, ascomo por la eventualidad de la supervivencia de tradiciones antiguas (Hamy, 1905:322). Pero, es sobre todo en las instrucciones redactadas por el abate Barthlmy en 1776que el estudio de los vestigios arqueolgicos y de los documentos etnogrficos aparececlaramente como modo de aproximacin crtica al Per prehispnico.

    Jean-Jacques Barthlmy, custodio del Gabinete real de Medallas y miembro delAcadmie royale des Inscriptions et Belles-Lettres, era uno de los anticuarios msconocidos de su poca. Particularmente versado en antigedades clsicas (romanas,egipcias, levantinas) tena adems un espritu curioso, abierto a todo. Fue entonces porsu conocida y slida fama de erudito por lo que el Ministro Bertin pidi en 1776 aBarthlmy que compusiera instrucciones arqueolgicas para el viaje de Dombey. Elautor conoca bien a Caylus, con quien haba colaborado para redactar su famosoRecueil des Antiquits: quiz fue a travs de ste que Barthlmy tuvo conocimiento delas antigudades tradas del Per y Ecuador por Jussieu y Godin (4) (a las cuales serefiere de modo implcito en sus instrucciones). De no ser as, sus funciones en elGabinete de Medallas, as como la red de sus relaciones en el medio de los coleccionistas,pudieron brindarle la oportunidad de ver algunas curiosidades indgenas de Amrica yde preguntarse cules eran su origen y su funcin. De todas formas, Barthlmy diomuestras, en esta ocasin, de una indudable cultura americanista (5).

    Estas instrucciones constan de tres partes referentes a: monumentos, objetos,lenguas y escrituras. En la primera parte, Barthlmy expresa su deseo de contar con unainformacin ms precisa sobre la arquitectura peruana antes de la llegada de losespaoles:

    Si el Sr. Dombey tiene con l a un dibujante, podra encargarle quedibujara varios monumentos que quedan de los antiguos peruanos, y quebastaran para dar una idea de su arquitectura. (Barthlmy, 1821-1822:432)

    (2) As fue como una serie de objetos enviados desde Per por Joseph de Jussieu a sushermanos, sirvi de material de referencia para un estudio realizado por el Conde de Caylus (uno delos ms famosos anticuarios de su poca) sobre ciertas piedras volcnicas utilizadas en la Antigedad(Caylus, 1764).

    (3) En una carta dirigida a Andr Thouin (encargado del Jardn del Rey), Dombey declara:Los Sres. de la Tomette y Rast, de Haller, Sguier, el ministro Bertin y el Conde de Mellet su sobrino,Costa de Perpignan, el abate Rozier, de La Lande y varios otros tuvieron a bien honrarme con susconsejos y opiniones. De todos recib instrucciones muy necesarias que aprovechar durante mi viaje(Madrid, 25 de agosto de 1777, citado in: Hamy, 1905: 27).

    (4) Ver la nota (2) a propsito de Caylus.

    (5) Las fuentes citadas por el autor son las siguientes: Garcilaso de la Vega, Acosta, el relatode viaje de Antonio de Ulloa y, probablemente, los testimonios de los acadmicos franceses,compaeros de Ulloa.

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    Luego, hace mencin de algunos sitios de los que ha oido hablar y que deberanmerecer la atencin de los viajeros:

    Don Ulloa hizo dibujar algunos de ellos y, entre otros, una especie depalacio de los reyes de Quito llamado Callo [...]. Pero no nos informsobre las proporciones, omisin que sera fcil de reparar.Los monumentos del Cusco son los que ms atencin merecen. Puedenverse los restos de un templo del Sol y otros edificios cuyas piedras sontan enormes que, no obstante la perfeccin de la mecnica, resultara muydifcil moverlas en nuestros das. Habra que conseguir dibujos exactosde estos edificios, as como las proporciones de estas piedras, e informarsesobre si fueron extradas de alguna cantera prxima, pues quiz es paraaumentar lo maravilloso por lo que se supone que fueron transportadasdesde muy lejos. (Barthlmy, 1821-1822: 432)El autor mencionaba igualmente los sitios de Pachacamac, Tomebamba y

    Huamanga, pero sin darles tanta importancia como a los primeros; slo se refera a ellosa ttulo de informacin, en caso de que Dombey tuviera la oportunidad de pasar por suproximidad. Conclua esta parte precisando que sus recomendaciones valan paratodos los monumentos de alguna importancia situados en los lugares adonde susinvestigaciones lo llevaran naturalmente. (Barthlmy, 1821-1822: 433)

    En la segunda parte de sus instrucciones, Barthlmy aborda la cuestin de losartefactos, insistiendo en el valor documental que podran tener, a fin de conocer mejora los antiguos pueblos del Per:

    Es comn encontrar en las tumbas hachas de cobre, espejos de piedra,vasos de arcilla, agujas y otros pequeos objetos que se enterraban juntocon los muertos (6). Llegaron algunos a Francia y a los diferentes gabinetesde Europa. Los vasos de arcilla no deben tener gran valor, pero comorepresentan generalmente una cabeza de indio, sera bueno disponer dedos o tres para tener una idea general sobre la manera de dibujar de estospueblos. (Barthlmy, 1821-1822: 433)

    Las referencias a las riquezas de la orfebrera prehispnica tambin eran motivopara que el autor se preguntase sobre las tcnicas empleadas por los artesanos indgenas:

    En las mismas tumbas se han descubierto pequeas figuras de divinidadesen oro y plata cuyo trabajo es sorprendente: son huecas, de una sola piezay sin la menor soldadura; adems, el oro y la plata, delgados como unahoja de papel, parece tan frgil que no se entiende cmo pudieron servaciadas o coladas en un molde. Habra que tratar de adquirir una o dosde estas figuras. (Barthlmy, 1821-1822: 433)Finalmente, esta seccin tambin conclua por una recomendacin global:

    (6) Barthlmy se refera a las descripciones de material funerario hechas por Juan & Ulloa ensu Relacin histrica... (1978[1748], I: 618-622): algunas alusiones (las cermicas que representanuna cabeza de indio, por ejemplo) constituyen pruebas evidentes de ello. Tal vez haba tenido tambinla oportunidad de observar las colecciones del gabinete de curiosidades de Pedro Franco Dvila,vendidas en Pars en 1767 (sobre estas colecciones ver Riviale, 1993 : 42-43).

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    En general, no hay que desdear ninguna de las pequeas obras quedemuestran la inteligencia e industria de los antiguos peruanos. (Barthlmy,1821-1822: 433)La tercera parte trataba sobre las lenguas y supuestas formas de escritura. En

    primer lugar, el autor quera que el viajero recogiera elementos de vocabulariosautctonos, as como cantos indgenas a los cuales atribua un autntico valor documentale histrico. Este es un aspecto de la curiosidad de Barthlmy que cabe resaltar muyparticularmente, en la medida en que daba muestras de su inters por un saber popular,no escrito pero sin embargo portador de una antigua tradicin y por lo tanto revelador,en estos pueblos indios, de una filiacin cultural directa entre aquel pasado suntuosopero concluido y el presente colonial:

    Sera importante tener muchas palabras de sus antiguas lenguas y sobretodo la que llaman quicheca [quechua], la lengua de los Incas. Hay quedistinguir los pueblos que hablan estas diferentes lenguas y observar conatencin cmo pronuncian las palabras. Nos han trado algunas de suscanciones; habra que multiplicar su nmero porque sera posible hallaren ellas ciertos elementos caractersticos de la historia de estos pueblosdel Per o de su mitologa, ya que algunos de ellos tenan un cultodiferente al culto del Sol. (Barthlmy, 1821-1822: 433)Este tema de las lenguas era muy importante para Barthlmy, porque consideraba

    que era mediante el estudio comparado de los diversos idiomas locales cmo quiz unda podra descubrirse el misterio del origen de estos pueblos indgenas. Por elloexpresaba el deseo que se efectuara una recopilacin de las diferentes lenguas vernacularesde Amrica a las cuales sera conveniente, como lo sealaba, aadir los idiomasrecientemente descubiertos de los habitantes de las islas de Oceana. As como el sigloXVI dio lugar al descubrimiento de los amerindios, las expediciones decircumnavegacin del siglo XVIII trajeron una cantidad de descubrimientos geogrficosy humanos (en particular en el Pacfico) que ponan en tela de juicio varias ideasestablecidas sobre la humanidad, su diversidad y organizacin. Por lo tanto, era crucialeste interrogante acerca del origen de los pueblos del Nuevo Mundo y su importanciano hara ms que aumentar, tal como lo veremos pronto...

    Si bien parta del postulado segn el cual los antiguos peruanos no conocan laescritura, Barthlmy no desechaba la eventualidad de una sustitucin por otrossistemas, ya fuera a travs de pinturas, similares a las que se observan en los cdicesmexicanos, o mediante los quipus, cuyo uso no era bien conocido de los europeos. Segnl, la comprensin de este sistema constitua un medio posible para captar mejor la formade pensar de los indgenas:

    Son muy pocos los indios que conocen perfectamente su mecanismo yslo al final de su vida lo revelan a sus hijos. Si fuera posible robarleseste secreto, estaramos en mejores condiciones para juzgar el alcance desu mente y de las combinaciones de que es capaz. (Barthlmy, 1821-1822: 433)Como conclusin a este libro de instrucciones, cabe precisar que si bien Joseph

    Dombey trajo a Francia, cumplida su misin, una abundante cosecha de objetos

  • 35SIGLOS XVIII Y XIX: ESTUDIO DEL PER PREHISPNICO POR FRANCESES

    arqueolgicos y etnogrficos provenientes del Per (Riviale, 1993), no se puedeasegurar que el viajero haya aplicado las recomendaciones de Barthlmy. En efecto,sujeto tal como lo estaba a la autoridad colonial espaola y gozando de unaindependencia bastante limitada (Hamy, 1905), es probable que Dombey no estuvieseen condiciones de contestar las preguntas de Barthlmy. A pesar de todo, este textorepresenta un documento esencial para la historia de la arqueologa peruana, ya quehasta ahora es el cuestionario ms antiguo que conocemos en este campo (7). Por otraparte, estas instrucciones revelan el saber no despreciable de un erudito que, hasta eseentonces, poco se haba ocupado del mundo amerindio (8), as como cierta originalidadque no es superfluo subrayar. Cuando, por ejemplo, el autor se pregunta cul podra serla procedencia de los materiales utilizados para la construccin de los monumentosincas del Cuzco, sobrentiende que los testimonios escritos disponibles en ese entonces(las crnicas, principalmente) quiz no sean de una fiabilidad a toda prueba. Cuandopide al viajero que traiga algunos testimonios de la industria indgena no es solamentepor curiosidad, sino que considera que son un elemento documental susceptible demejorar nuestro conocimiento del pasado. Finalmente, el recurrir a la tradicin oral parael estudio de las civilizaciones desaparecidas nos parece bastante innovador, en unapoca en que se confiaba mucho en los escritos de los autores antiguos, conocidos poridentificar y contextualizar las antigedades tradas de Grecia o Italia.

    En el siglo XIX, con la intensificacin del trfico martimo (de mercaderas yviajeros), el dominio tecnolgico, la expansin comercial y en algunos casoscolonial de Europa, el nmero de actores voluntarios de la investigacin cientfica seiba a incrementar considerablemente. A falta de medios econmicos importantessusceptibles de ser dedicados a sectores de actividad tales como la arqueologa, laantropologa o la etnografa, no tardara en generalizarse el recurso a esta mano de obra,a menudo tan nefita como llena de buena voluntad. Esta prctica fue, en cierto modo,oficializada y sistematizada por intermedio de las instrucciones generales puntualizadaspor las principales instituciones cientficas francesas: Musum dHistoire naturelle deParis, Socit Ethnologique, Socit dAnthropologie de Paris, Socit de Gographiede Paris (Riviale, 1996).

    Al margen de estas instrucciones generales, estas mismas instituciones elaboraroninstrucciones ms puntuales y especficas para satisfacer las demandas decorrespondientes extranjeros o de viajeros a punto de partir.

    En el campo de la arqueologa peruana, las instrucciones redactadas en Franciaen el curso del siglo XIX y que hemos podido redescubrir son las siguientes: lasinstrucciones publicadas por la Socit de Gographie de Paris para un tal Vasseur en1828, luego para Laurent de Saint-Cricq en 1854; las de lAcadmie des Inscriptions etBelles-Lettres para Maximilien Mimey en 1853; y las de la Socit dAnthropologie deParis para los Drs Calonge y Len y Alba en 1861.

    (7) Cabello Caro (1989: 60-62) menciona algunas ordenanzas reales para la recoleccin deobjetos destinados al Gabinete de la Corona de Espaa, promulgadas durante el siglo XVIII, pero setrata de instrucciones muy generales.

    (8) Previamente, fue el autor de Rflexions sur quelques peintures mexicaines, escritas en1771, a propsito de los cdices que recientemente haban llegado a Europa.

  • 36 Pascal RIVIALE

    Es probable que se elaboraron otras instrucciones para otros viajeros [pensamosen particular a dOrbigny (9)], pero como no se les dio publicidad alguna, es verosmilque estas hipotticas recomendaciones no tuvieran sino una aplicacin limitadanicamente a sus destinatarios. En efecto, el particular inters de los cuestionarios queacabamos de mencionar radica en que la mayora de ellos fueron publicados, lo que lesdispensaba una audiencia relativamente amplia y por lo tanto nuevas posibilidades deser utilizadas por otros viajeros. Sin embargo, algunos de ellos no tenan sino unreducido alcance cientfico, en la medida en que las recomendaciones dadas erandemasiado generales para ser de mucha utilidad, como no fuera para recordar a losvoluntarios unas cuantas orientaciones principales para la investigacin, ms o menosvlidas durante todo el siglo XIX. Es el caso, en particular, de las instruccionesredactadas por la Sociedad de Geografa que slo evocaremos aqu rpidamente.

    2. LAS INSTRUCCIONES DE LA SOCIT DE GOGRAPHIE DE PARIS

    A fines del ao 1827 lleg a la Socit de Gographie la Relation dun voyagedArica Potos, efectuado el ao anterior por un tal P.J.B. Vasseur. De inmediato setom la decisin de enviar al autor una serie de preguntas relativas al Bajo y al Alto Per.Estas ltimas no fueron publicadas en el boletn de la Sociedad (como se hacafrecuentemente); no obstante, conocemos el tenor de este cuestionario gracias a unacopia que hemos podido encontrar en los archivos de la institucin (10). Los autores deestas preguntas eran dos personalidades, los Srs Coquebert de Montbret y Cadet deMetz. El primero dirigi a Vasseur una serie de preguntas extremadamente variadas quese referan a los ms diversos temas: meteorologa, geografa, mineraloga, botnica,zoologa. La etnografa y la antropologa no se abordaban sino a travs de dosrecomendaciones:

    Enviar a la Sociedad diccionarios y gramticas de las principales lenguasde los indgenas del Per, tales como el Quichua o lengua del Inca y elAymara. Tratar de obtener retratos fieles de los individuos ms caractersticosde cada raza indgena pura.

    El segundo autor, por su parte, insista un poco ms en los aspectos estrictamentearqueolgicos e histricos:

    Buscar los restos, si an existen, de los monumentos de los antiguosperuanos tales como edificios, templos, dolos, estatuas, monedas, tumbas,instrumentos. Tambin recoger informaciones sobre los diversos pueblos,sus lenguajes, costumbres civiles y ceremonias religiosas, como peregrinacine historia. [...] dar informacin sobre el resultado de las averiguacionesque se hicieron, segn se dice, para localizar los monumentos, estatuas,etc. que los indgenas quisieron sustraer a los conquistadores espaoles.

    (9) Pensamos especialmente en los pedidos de cermicas antiguas y modernas de Amricadel Sur hechos por Alexandre Brongniart (en esa poca director del Museo de la Manufactura deCermicas de Svres) antes de la partida de Alcide dOrbigny, en 1826 (ver Riviale, 1996: 29).

    (10) Manuscritos de la Sociedad de Geografa de Pars. Paquete n 3 bis (preguntas remitidasa los viajeros); carpeta Vasseur.

  • 37SIGLOS XVIII Y XIX: ESTUDIO DEL PER PREHISPNICO POR FRANCESES

    Un cuarto de siglo ms tarde, la Sociedad tuvo por segunda vez la oportunidadde redactar instrucciones para el Per. En 1853, a su retorno de una larga estada enAmrica del Sur, Laurent de Saint-Cricq (artista, aventurero y naturalista en sus ratosperdidos, ms conocido a travs de sus publicaciones con el seudnimo de Paul Marcoy)fue a presentar ante la Sociedad de Geografa de Pars el resultado de sus investigacionesy a exponer su nuevo proyecto de exploracin del ro Amazonas y de algunos de susafluentes. En esa ocasin, propuso a la Sociedad que le confiara instrucciones cientficas.Obviamente, teniendo en cuenta el proyecto del viajero, estas instrucciones (publicadasal ao siguiente) ataen principalmente a la hidrografa, pero conocida la inclinacin deSaint-Cricq hacia la arqueologa y la etnografa, el documento terminaba con estassimples palabras:

    Es superfluo adems, insistir en el inters que [la Sociedad] encontraren los detalles precisos referentes a la etnografa, arqueologa peruana,lenguas... (Cortambert, 1854: 406)

    Como vemos, el aporte de la Socit de Gographie de Paris fue a este respectoextremadamente reducido, pero es comprensible, ya que esta institucin tena unavocacin relativamente general y no inclua en sus preocupaciones disciplinas talescomo la etnografa o la antropologa sino en la medida en que podan servir a la causade la geografa, en particular a travs del estudio histrico, cultural y fsico de las razasy de las sociedades humanas de la tierra. Por el contrario, los cuestionarios elaboradospor lAcadmie des Inscriptions et Belles-Lettres y la Socit dAnthropologie de Paris,respectivamente, son mucho ms detallados. Tambin revelan orientaciones deinvestigacin especficas, al ilustrar la formacin de un antagonismo cientfico quetendra, en la segunda mitad del siglo XIX, una influencia muy fuerte en el campo de lasciencias humanas: la separacin raza/cultura. Por esta razn nos detendremos ms enestos dos ltimos libros de instrucciones.

    3. LAS INSTRUCCIONES DE LACADMIE DES INSCRIPTIONS ET BELLES-LETTRES

    Ms orientada hacia la Antigedad clsica y la arqueologa nacional, lAcadmiedes Inscriptions et Belles-Lettres parece haber manifestado en general un inters muymoderado por el estudio de las sociedades precolombinas del Nuevo Mundo (por lomenos es lo que se desprende de la lectura de las actas de las reuniones). Sin embargo,y curiosamente, una de las guas de investigacin ms completas escritas sobre el Perde antes de la Conquista proviene de esta institucin.

    En efecto, con motivo de la partida hacia Lima de Maximilien Mimey (contratadoen calidad de arquitecto del gobierno peruano), se encarg a los acadmicos queelaboraran instrucciones susceptibles de ser aplicadas por el arquitecto durante suestada en el Per. Es interesante sealar que con excepcin de Edme Jomard (11),

    (11) Fue uno de los primeros alumnos formados en la Escuela Politcnica. Particip en laexpedicin cientfica a Egipto enviada por Bonaparte. Ms tarde, nombrado conservador deldepartamento de Geografa de la Biblioteca Real, demostr a lo largo de su carrera un gran inters porla etnografa y particularmente por la etnografa americana.

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    ninguno de los miembros de la comisin nombrada con este fin (los Sres. Raoul-Rochette, Guigniaut, de Saulcy, Laboulaye, Lenormant y Naudet) formaba realmenteparte del crculo an limitado de los eruditos versados en estudios americanistas loque no impeda que diesen muestras de slidos conocimientos sobre el Per prehispnico,como lo indican los numerosos detalles y comentarios contenidos en el informe (queconsta de no menos de 24 pginas) ledo por Edme Jomard en la reunin de la Academiadel 2 de septiembre de 1853.

    Con el probable propsito de asegurar una audiencia ms amplia a estasinstrucciones, el informe que en definitiva no iba dirigido nicamente a Mimey, sinotambin a cualquier viajero curioso (12) fue publicado en los Mmoires de laAcademia.

    Las fuentes que los miembros de la comisin utilizaron para componer sucuestionario son de tres tipos:

    cronistas de la poca de la conquista y de la colonia (Jerez, Balboa, Herrera,Cieza de Len, Velasco, Montesinos, Garcilaso de la Vega);

    viajeros (C. de La Condamine, A. de Ulloa, A. von Humboldt, J.B. Pentland,E. Poeppig, A. dOrbigny, L. Angrand, H. Weddell, F. de Castelnau, E. de Rivero y J.J.Tschudi);

    cientficos de gabinete (S.G. Morton, W. Prescott).Como lo subraya Jomard, los acadmicos centraron su atencin en las sociedades

    existentes en el Per antes de la conquista:

    Dejando de lado la historia de esta nacin, sobre la cual abundan lasinformaciones [...] slo nos dedicaremos aqu a lo que atae a losmonumentos ms singulares de la industria peruana, a las antigedadesde toda clase que se observan en el Per, [...] y tambin a algunasinstituciones dignas de la atencin de los cientficos (Jomard, 1853: 66-67).

    Probablemente llevada por la legtima preocupacin de abordar un gran nmerode puntos hasta entonces no dilucidados, la exposicin que Jomard hizo ante sushomlogos muestra cierta confusin en su presentacin: en efecto, la disposicin de laspreguntas escogidas por el autor no facilita la comprensin del lector, debido a sudispersin a lo largo del informe y a la ausencia de cualquier ordenamiento geogrficode los sitios mencionados. Es posible sin embargo, agrupar las numerosas preguntasformuladas por los acadmicos alrededor de tres temas:

    1) los vestigios materiales;2) los sistemas de numeracin y de escritura, lenguaje;

    3) las caractersticas distintivas de las razas existentes antes de la conquista.

    (12) Eso se advierte claramente en la conclusin de estas instrucciones: Tal es el conjunto denociones sobre las cuales sera deseable que los viajeros pudiesen traer nuevas luces (Jomard, 1853:90).

  • 39SIGLOS XVIII Y XIX: ESTUDIO DEL PER PREHISPNICO POR FRANCESES

    3. 1. Los vestigios materiales

    Luego de afirmar la especificidad cultural del Per (con relacin a las demsregiones de Amrica y con mayor razn al Viejo Mundo) el relator de la comisinsealaba que tal vez era posible atribuir esos vestigios materiales a dos pocas sucesivas:un perodo preincaico dominado por la raza aymara; despus, el perodo Inca (13).

    Esta distincin cronolgica haba sido sustentada poco antes por Rivero &Tschudi (1851) al parecer en base a criterios de orden arquitectnico pero tambinpor Morton (quien se fundaba en las diferencias morfolgicas de los crneos y en lascapacidades intelectuales inducidas de esta morfologa: cf. Morton, 1839: 97 y sig.; 125y sig.), sin que por ello los autores se pusiesen de acuerdo sobre la distribucingeogrfica de los sitios correspondientes a cada una de esas pocas. Veremos que lacuestin de la determinacin de las dos pocas ser objeto del ltimo punto de estasinstrucciones.

    3. 1. 1. Los vestigios del perodo primitivo

    Jomard consideraba que las obras dejadas por la raza aymara eran de un estiloantiguo, bastante fcil de reconocer (Jomard, 1853: 67). Sin embargo, dada lainsuficiencia de informaciones sobre esa fase preincaica, el relator slo estaba encondiciones de proporcionar algunos nombres de sitios que le correspondan por suarquitectura (Tiahuanaco; Hatun Coenar [Hatuncolla]; Ollantaytambo; algunasedificaciones del Cuzco, Curumba, Pachacamac, Jauja, Tchimu [Chan-Chan]), o bienindicaciones geogrficas aproximativas (en Lambayeque; el pas de losChachapoyas), insistiendo en la necesidad de recoger datos ms seguros: ... lo quehace falta son medidas, detalles precisos, planos exactos (Jomard, 1853: 70).

    La referencia a la industria primitiva era an ms breve. A falta de datosconcretos, Jomard mencionaba nicamente los restos de una antigua fbrica dealfarera que habra sido advertida entre las ruinas de Tiahuanaco. Por lo tanto, al invitara los arquelogos a que buscasen vestigios materiales de esa fase preincaica, Jomardconclua la primera seccin de sus instrucciones con estas palabras:

    Podemos recordar aqu otras localidades de donde los viajeros trajeronobjetos curiosos, tales como instrumentos, utensilios, vasos, que datan dela primera poca. Slo citaremos sus nombres, a partir del catlogo delSr. de Longprier (14): Motchi [Moche], Guantchaco [Huanchaco], Lurin,Arica, Tiguina, Copa-Cabana, etc. Estos lugares mereceran la atencinde los observadores (Jomard, 1853: 72).

    (13) La existencia de dos fases sucesivas en el proceso de civilizacin del Antiguo Perexpuesta y popularizada a travs de los escritos de Cieza de Len y Garcilaso de la Vega eraampliamente aceptada por los eruditos desde haca un buen tiempo; no obstante, los trminos de estadistincin no estaban establecidos claramente y fueron objeto de acalorados debates a lo largo del sigloXIX.

    (14) Jomard se refera al catlogo del Museo Americano, abierto en el Palacio del Louvre en1850 y dirigido por Adrien de Longprier. Las procedencias topogrficas mencionadas aqucorrespondan a objetos obsequiados al Louvre por el consul Lonce Angrand.

  • 40 Pascal RIVIALE

    Las informaciones referentes a la segunda poca, la de los incas, parecannetamente ms abundantes, lo que permitira que Jomard propusiera un ordenamientoms detallado y matizado de su informe: as, las instrucciones relativas al estudio de losvestigios materiales incas estaban divididas en dos secciones, la arquitectura y laindustria.

    3. 1. 2. La arquitectura inca

    Con el propsito de dar una orientacin a Mimey o a cualquier otro viajeropara sus investigaciones, Jomard haca un estudio de los principales monumentosdignos de inters, agrupndolos en categoras funcionales: en primer lugar venan lospalacios; luego las fortalezas, carreteras y puentes seguidos por las prisiones,termas y hosteleras; y finalmente las casas y construcciones diversas. Para cada unade estas categoras el relator daba algunos ejemplos tpicos (extrados de las crnicas ode las observaciones de los viajeros); luego expona los interrogantes que estos vestigiospodan suscitar (dimensiones, plano, significado, modo de construccin, tcnicas yherramientas utilizadas, etc.). Este modo de presentacin se pareca al que Rivero &Tschudi haban utilizado dos aos antes para su obra titulada Antigedades Peruanas(15): en un captulo titulado Estado de las Artes de los Antiguos peruanos, estos dosautores repertoriaban los principales monumentos conocidos, agrupndolos segn sufuncin: presentaban as las hosteleras reales, los almacenes reales, los baos,los palacios reales, los templos, etc.

    No nos debe extraar la notable influencia que tuvieron estas AntigedadesPeruanas en los americanistas europeos de la poca: el libro de Rivero & Tschudi era,a mediados del siglo XIX, una de las primeras obras sintticas sobre las civilizacionesprehispnicas del Per, redactadas no slo segn las crnicas espaolas sino tambin apartir de datos arqueolgicos. Al igual que los escritos de Morton (1839) o de dOrbigny(1839) que constituan obras de referencia esenciales para los que se interesaban en eltema de los tipos morfolgicos atestiguados en el Nuevo Mundo, la publicacin de laobra de Rivero & Tschudi fue un acontecimiento particularmente destacado en losmedios eruditos versados en el estudio de los temas etnogrficos.

    Para orientar a los viajeros en sus investigaciones, Jomard mencionaba varioslugares conocidos por la importancia histrica de sus vestigios incaicos: en primer lugaren Cuzco (16), en Hatun Colla, Vilcashuaman, Tomebamba, Cajamarca, Chulucanas(17). Las referencias eran mucho ms detalladas que las de la primera poca, en lamedida en que Jomard poda basarse en los escritos de los cronistas (Jerez y Balboa eneste caso).

    (15) Publicado en su versin original en espaol, en 1851 en Viena, esta obra tuvo granresonancia en los medios cientficos, beneficindose as de una amplia difusin; fue traducida al inglsen 1855, luego al francs en 1859.

    (16) Remita a un plano levantado por el consul britnico Pentland cuando pas por la reginen 1827.

    (17) La referencia a los baos del Inca en Chulucanas podra haber sido tomada deHumboldt, quien los menciona en sus Sites des Cordillres et monuments des peuples indignesdAmrique (Pars, Schoel, 1810).

  • 41SIGLOS XVIII Y XIX: ESTUDIO DEL PER PREHISPNICO POR FRANCESES

    En la ltima parte de esta seccin dedicada a las diferentes formas de arquitecturade la poca inca, Jomard mostraba un particular inters por que se estudiasecientficamente las tcnicas de construccin empleadas por los incas: mtodos deextraccin de los materiales, modos de transporte y de levantamiento de estos enormesbloques de piedra descritos por los cronistas y viajeros; etc.

    3. 1. 3. La industria peruana

    Hasta aqu, las instrucciones de Jomard incluan solamente observaciones desuperficie (reconocimiento de monumentos, levantamiento de planos, etc.); en estenuevo rubro dedicado a la industria peruana, el relator abordaba el tema de lasexcavaciones y la recoleccin de objetos:

    Hemos hablado de la costumbre que tenan los peruanos de conservarlos cuerpos de sus antepasados en estado de momia. [...]. Las guacas ohipogeos donde se los puede encontrar hasta nuestros das estn llenos deun gran nmero de objetos muy curiosos, porque nos instruyen sobre elgrado en el que esta nacin haba puesto ciertas artes, y tambin sobre ellujo de la civilizacin. Abundan los vasos de toda clase, las herramientas,los instrumentos. (Jomard, 1853: 85)

    A travs de esta frase de introduccin donde recalcaba la importancia de losobjetos para el estudio cientfico de las sociedades humanas, Jomard expresabaimplcitamente la idea de que la mejor manera de procurarse testimonios de ese pasadoera abrir las tumbas de los indios. Tumbas adems tan numerosas que no vala la penaproporcionar nombres de lugares particulares (18). En cambio, la comisin describa lasdiversas facetas de las habilidades de los indios quechuas a fin de indicar a los viajeroslos objetos ms dignos de inters:

    Como es posible que los futuros viajeros descubran algunos de estascuriosas obras del arte peruano, todava escondidas por los indgenas, nonos parece intil dar una descripcin de un pequeo nmero de ellas,segn los historiadores de la conquista. (Jomard, 1853: 86)

    Desde luego, el relator describa en primer lugar algunas de estas realizacionesque haban suscitado la admiracin de los conquistadores espaoles y seguan hacindolocon los etngrafos europeos: los trabajos de orfebrera, las telas multicolores, losjarrones de barro cocido, etc. A travs de algunos de sus comentarios, Jomard noocultaba su fascinacin por estas obras:

    (18) Sin embargo, algunas pginas antes, cuando se trataba de los sitios donde se encontrabanlos edificios que sera interesante estudiar, Jomard aada: Habra que volver a explorar las ruinas dedonde fueron sacados objetos materiales, interesantes para el estudio de las costumbres y la industriade los peruanos, objetos atribuidos a la poca de los Incas pero que bien podran remontarse a msatrs. (Jomard, 1853: 73); mencionaba como nota Surco, Malgarejo, Tchougon, Yucay, Angostura,Oruco, Quilia [Quilca], Bodegn [la Bodega], Huatquiga [Huadquia]. Todos estos sitios nos remitennuevamente o los objetos obsequiados al Museo del Louvre por Angrand, en 1839 y 1850 (Riviale,1996: 361).

  • 42 Pascal RIVIALE

    Los historiadores describen fuentes de oro, [...]. Se hace mencin [...] dedos barreos tan grandes que en cada una cabra una res entera cortadaen trozos. (Jomard, 1853: 86-87)

    No obstante el inters de los acadmicos por la industria de los antiguosperuanos, ste no se limitaba nicamente a estos objetos cuyo carcter elitista o sagradono se le poda escapar a nadie; en consecuencia, Jomard abordaba a continuacin todala gama de objetos de aseo, las armas, utensilios de pesca y de tejido, herramientas, etc.,en resumen, todo lo que poda dar testimonio de la vida cotidiana de estos pueblosdesaparecidos.

    Si bien Jomard insista en la importancia de no despreciar ningn objeto,podemos notar sin embargo que las motivaciones cientficas que justificaran labsqueda de estas antigedades casi nunca fueron claramente expuestas: el concepto deprofundidad cronolgica apenas si comenzaba a ser aceptado para su aplicacin a lassociedades precolombinas (y veremos ms adelante que este punto preocupaba a losacadmicos); la mayora de los eruditos an atribuan los vestigios peruanos msdestacados nicamente a la civilizacin inca. Por esto, se admita generalmente que todainformacin recogida en el terreno deba contribuir un poco ms al conocimiento delmismo y nico horizonte cultural. De esta manera, pese a que el relator aceptaba la ideaque los objetos atribuidos a la poca de los Incas [pudiesen] remontarse a ms atrs(Jomard, 1853: 73), no haca referencia alguna a la posibilidad de establecer unadistincin cronolgica entre los artefactos recolectados. A falta de responder acualquier problemtica de orden cronolgico, se buscaban antigedades ante todo porsu carcter documental: en este sentido, esta exposicin le daba a Jomard laoportunidad de expresar algunas preocupaciones especficas en particular las referidasa las tcnicas de fabricacin (Jomard, 1853: 77) o al sistema de medidas de masa(Jomard, 1853: 88). Esta clase de preguntas no era completamente nueva, ya quefiguraba en algunos libros de instrucciones generales como los de la Socit desObservateurs de lHomme (19) (de Gerando, 1800), o de la Socit Ethnologique (20)(1841): sin embargo, cabe recalcar que estas preguntas se aplicaban a sociedadeshumanas desaparecidas y no a sociedades contemporneas (ya fueran civilizadas oprimitivas).

    Esta focalizacin, un tanto restrictiva, en la funcin documental de las antigedadesautorizaba y hasta impona su seleccin por parte de los arquelogos: si bien sedaba la mayor importancia al objeto etnogrfico (en la medida en que era ilustrativo deuna caracterstica de alguna sociedad), a la inversa se consideraba que era intil surepetitividad en una coleccin; lo que a su vez justificaba la prctica comn delimitar la seleccin de las piezas a las que, segn ellos, eran ms representativas. Por

    (19) Integrada por filntropos, filsofos, naturalistas, mdicos y oficiales de la marina, estasociedad, fundada en Francia en 1799, es probablemente una de las ms antiguas en su gnero: adems,se la considera a menudo como una precursora de la antropologa cultural moderna.

    (20) Fundada en Pars en 1839 por el naturalista William Edwards con la finalidad dedesarrollar los estudios sobre las civilizaciones, tomando en cuenta conjuntamente los caracteresfsicos, intelectuales y culturales de los individuos (en particular para identificar pueblos histricamentedocumentados).

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    esta razn, Jomard conclua este rubro dedicado a la industria peruana con lassiguientes palabras:

    Esta larga enumeracin dista mucho de ser completa, pero bastar paraayudar a los viajeros a seleccionar los objetos que deben traer para enriquecernuestros museos. (Jomard, 1853: 89)

    En este sentido, se vea el museo como una suerte de conservatorio de lahumanidad: con este propsito fue ideada la seccin etnogrfica del Museo Naval delLouvre (Frussac, 1831); tambin fue as como Jomard imaginaba lo que debi ser suDepsito de Geografa en la Biblioteca Real (Jomard, 1831; 1845). En efecto, el museono poda ser un simple lugar de depsito donde los objetos estuvieran expuestos a lacuriosidad del pblico, sino que ms bien deba constituir un inmenso laboratorio detrabajo en el cual las colecciones (representativas de las ms diversas sociedadeshumanas) estaran a disposicin de los investigadores.

    Esta parte del informe, dedicada a la arquitectura y otros vestigios materiales, essin duda la ms extensa. Sin embargo, muchos otros aspectos de esas sociedadesprecolombinas excitaban la curiosidad de los acadmicos: en el sexto punto, tituladoAlgunas instituciones de los peruanos, nociones que posean, lenguajes y razas,Jomard abordaba cuestiones muy diversas que podran agruparse dentro de dos rubrostemticos principales: en primer lugar lo que se refiere a los modos para contar, escribiry los lenguajes; en segundo lugar, lo que permitira distinguir entre ellos los pueblos queocuparon el Per antes de la conquista.

    3. 2. Sistemas de numeracin y de escritura; lenguajes

    Al iniciar este sexto punto, Jomard era de lo ms escptico en cuanto a laposibilidad de emprender estudios arqueolgicos provechosos referentes a la Historiadel Per antiguo o a las antiguas religiones:

    Detalles sobre la historia y las tradiciones de los peruanos, sus religionesy sus prcticas, se encuentran por doquier. Es improbable que nuevasinvestigaciones puedan traer sobre estos temas an oscuros otras lucesque las que se deben a los historiadores de la conquista. [...]; por estarazn no pediremos que los viajeros hagan investigaciones que pudieranconciliar a los escritores entre ellos... (Jomard, 1853: 78)

    Esto significaba instaurar severos lmites a la arqueologa; pero poda ser de otromodo, en la mitad de ese siglo XIX, cuando esta disciplina apenas estaba en sus albores?Al descubrir el secreto de los jeroglficos unas dcadas antes, Champollion habaasentado mpliamente la primaca de la escritura para el estudio del pasado. Atribuyendoentonces varias preguntas al papel tradicional de la disciplina histrica (la cronologa delos soberanos por ejemplo), Jomard orientaba a los viajeros hacia la resolucin de otrosinterrogantes. Recordando quizs la hazaa de Champollion (o sus propios trabajossobre los jeroglficos), el relator se preguntaba si los quipus eran solamente un modo denumeracin, o si bien se trataba de una forma de escritura, tal como algunos cientficosvenan sosteniendo:

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    Un tema de lo ms curioso para la historia de la mente humana sera elestudio de los quipos; y quin sabe si alguna circunstancia inesperadano revelara un da su misterio? (Jomard, 1853: 80)

    La cuestin de la existencia o no de una escritura inca segua pendiente paraJomard, quien refera la afirmacin del cronista Montesinos segn la cual los incashabran tenido en los primeros tiempos del Imperio un sistema de escritura muydesarrollado, que luego habran abandonado, aconsejados por los sacerdotes. Adems,es posible que segn la concepcin clsica que se tena de la civilizacin Jomard hayaconsiderado casi una aberracin el hecho de que un pueblo tan avanzado como los incasno hubiera tenido una escritura, a semejanza de todas las grandes civilizaciones antiguastanto del Mediterrneo como del Cercano o Lejano Oriente.

    Es interesante notar que estas preguntas relativas a la escritura, a los mtodos paracontar y en trminos ms generales a todo lo que tiene que ver con la memoria colectiva,dieron a los acadmicos la oportunidad de examinar la posibilidad de utilizar los datosetnogrficos de los pueblos modernos a fin de entender mejor el pasado. De ah lasiguientes indicaciones de Jomard:

    ... La manera actual en que los indgenas cuentan merece ser examinada,sin tener en cuenta lo que import la civilizacin espaola. (Jomard,1853: 81)

    y tambin:

    ... como existen tradiciones, se puede admitir que deben subsistir todavarestos de los antiguos cantos peruanos. (Jomard, 1853: 83)Estas recomendaciones son interesantes en razn de que el recurso a la

    investigacin etnogrfica con objeto de completar datos histricos an era pocofrecuente (21). Por otra parte, ello remite de modo implcito a la cuestin de la hilacinentre las civilizaciones que se derrumbaron en el momento de la conquista espaola ylos indios actuales. En efecto, en sus relatos, la mayora de los viajeros usaban trminospoco halageos para referirse a los indios contemporneos, que consideraban apticos,sin cultura y de poca inteligencia: otros tantos argumentos utilizados por los tericos dela degeneracin de las razas, o por autores deseosos de probar que los pueblos indgenasque se tena a la vista no tenan ningn vnculo con la raza civilizadora y haban sidosolamente una mano de obra servil sometida a una lite inca.

    El ltimo punto tocado en este rubro concerna al lenguaje: el relator de lacomisin invitaba aqu a los viajeros a recoger informacin adicional sobre losdiferentes idiomas citados por los autores:

    Las dos pocas de la historia peruana de las que hemos habladocorresponden a naciones y a lenguas distintas; la nacin y la lenguaaymara, la nacin y la lengua quichua. Se hace mencin de una lengua

    (21)Sin embargo, no hay que exagerar la modernidad de algunas de las preguntas: en susinstrucciones para el viaje al Per de Joseph Dombey, el abate Barthlmy escriba en 1776: Nos hantrado algunas de sus canciones. Habra que multiplicar su nmero porque sera posible encontrar enellas algunos hechos caractersticos de la historia de estos pueblos o de su mitologa (Barthlmy,1821-1822, IV: 434).

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    muy poco conocida que se habla en Lambayeque y que llaman Yunga(22). [...]. Hay adems un pequeo grupo de individuos de una razaintermedia entre los Aymaras y los hombres de Chile, y que habla unalengua propia. (Jomard, 1853: 84)

    Este tema dio a Jomard la oportunidad de volver a tratar una cuestin abordadaal principio de su informe: la de la ocupacin del suelo peruano por varias poblacionessucesivas.

    3. 3. Caractersticas distinctivas de las razas peruanas

    A fin de lograr establecer las supuestas distinciones cronolgicas y culturales alinterior de la civilizacin peruana, los acadmicos proponan algunas pistas para guiara los viajeros en sus investigaciones. Hemos visto anteriormente que Jomard parta delpostulado segn el cual el Per haba sido ocupado antes de la conquista por dos pueblosdistintos: los aymaras y luego los incas o quichuas. Veremos, con las instrucciones dela Sociedad Antropolgica, que en realidad no haba unanimidad sobre la cuestin, eincluso era objeto de un animado debate. El relator expona aqu algunas de lascaractersticas de cada uno de estos pueblos, basndose principalmente en datosarquitectnicos:

    ... en preciso dedicarse sobre todo a diferenciar las obras del arte antiguoo primitivo de las que slo se remontan a la poca de los incas; en ellasse nota un carcter de originalidad que no hay que desconocer. Uno delos distintivos del estilo antiguo es la complicacin de los adornos, en losdetalles innumerables [...] de la escultura arquitectnica. En las obrasms recientes, no obstante una construccin muy esmerada, la decoracines mucho ms sencilla. (Jomard, 1853: 78)Por otra parte, Jomard planteaba la cuestin del origen mesoamericano de

    algunos pueblos civilizadores del Per: refirindose a construcciones de forma piramidalobservadas en el Per, se preguntaba si haba que atribuir a los toltecas la construccinde las pirmides peruanas (Jomard, 1853: 77). Esta hiptesis no es nueva ni propia delautor de este cuestionario: la idea de una colonizacin de los Andes por grupos llegadosde Mxico (y en particular por los toltecas) es comn en la literatura americanista delsiglo XIX y hasta del siglo XX. En su Lettre sur les antiquits de Tiaguanaco,Angrand (1867) pensaba adems que haba probado definitivamente el origen tolteca deTiahuanaco.

    Para alimentar el debate, Jomard indicaba que el Dr. Morton, de Filadelfia, creyhaber reconocido en los crneos de los antiguos aymaras los restos de un pueblo toltecallegado de Mxico hacia el ao 1050, en poca de la invasin de los aztecas (Jomard,1853: 84-85); sin embargo, se apresuraba a expresar sus dudas en cuanto a estaafirmacin, sealando que los monumentos no confirman esta opinin (Jomard, 1853:

    (22) Jomard cita aqu a Balboa, pero conoca quizs el libro Arte de la lengua Yunga, escritopor Fernando de la Carrera en el siglo XVII, obra rarsima de la que el biblifilo francs Ternaux-Compans posea un ejemplar (adquirido en 1842 en la venta pblica de la coleccin del diplomticoChaumette des Fosss).

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    85). Hay que recalcar que sta es la nica referencia a los datos proporcionados por laantropologa fsica: luego, ya no se mencionar ms ni se har a los viajeros, en el marcode este cuestionario, ninguna recomendacin relativa a la recoleccin de crneos u otrosvestigios humanos.

    En resumen, cules son las principales caractersticas de estas instrucciones?Ante todo, cabe sealar la gran erudicin demostrada por los acadmicos: recordemosque, con excepcin de Jomard, ninguno de los miembros de la comisin sobresalijams por su produccin de estudios americanistas. Sin embargo, no es un hechoexcepcional, por lo contrario: tal espritu de curiosidad universal correspondeperfectamente a la poca en que fue escrito este cuestionario. El ejemplo de lapublicacin en Pars de las Antiquits mexicaines de Guillermo Dupaix (1834-1836)(23) muestra cmo personalidades provenientes de medios muy diversos de la erudicineran capaces de movilizarse alrededor de un proyecto innovador y desempear un papelmuy activo, por poco que se sintiesen implicados en el contenido de la obra. Alcomponer este extenso volumen de instrucciones, los acadmicos demostraban sucapacidad de reflexin en una materia muy alejada de sus preocupaciones habituales.En algunos casos incluso, dieron muestras de originalidad y perspicacia, en particularcuando mencionaban la posibilidad de recurrir a la toponimia o a las investigacionesetnogrficas para completar los datos histricos, o cuando prevenan a los viajeroscontra una confianza exagerada en lo que decan los cronistas espaoles y contra lascomparaciones apresuradas entre el Viejo y el Nuevo Mundo:

    Al concluir este informe, debemos precaver a los viajeros que leern losrelatos de los historiadores contra la exageracin de sus narraciones. Slohemos tomado de ellos lo que la crtica acord reconocer como real.Tambin haremos una observacin ms importante: es preciso cuidarsede comparaciones arriesgadas, como las que se hicieron entre losmonumentos y las artes del nuevo mundo y las realizaciones del mundooriental, comparaciones que no tienen otra base que similitudes ycoincidencias fortuitas. (Jomard, 1853: 90)Si bien puede advertirse que la mejor parte se la llevaba la recoleccin de las

    antigedades y el estudio de los monumentos, cabe sealar sin embargo que estasinstrucciones abarcaban varios campos: los acadmicos manifestaron as su voluntad deenfocar esas sociedades desaparecidas de una manera global, es decir, interesndose porlos ms diversos aspectos que caracterizan una civilizacin. Nos parece que la mismadisposicin de nimo debo prevalecer en algunos animadores de la futura Socit

    (23) El Capitn Dupaix haba recibido del rey de Espaa Carlos IV el encargo de exploraralgunas ruinas de Mxico descubiertas en el siglo XVIII. Los papeles y documentos reunidos porDupaix durante sus exploraciones (entre 1805 y 1808) fueron encontrados 20 aos despus por el abateBaradre y llevados a Francia. Se reconoci de inmediato la importancia cientfica de estos documentos,lo que suscit un movimiento de intensa emulacin en ciertos medios eruditos (en particular en laSocit royale des Antiquaires de France y en la Socit de Gographie de Paris), los cuales sejuntaron para proceder a una publicacin anotada y comentada de los documentos de Dupaix yCastaeda. Si bien algunos de los comentaristas eran personalidades ya renombradas por su conocimientodel Nuevo Mundo (Warden, Humboldt), otros eran ante todo especialistas de las antigedades clsicaso nacionales (Farcy, Lenoir).

  • 47SIGLOS XVIII Y XIX: ESTUDIO DEL PER PREHISPNICO POR FRANCESES

    dEthnographie Orientale et Amricaine (de la que formaran parte algunos miembrosde la presente comisin, tales como de Saulcy, Lenormant et Jomard). Hablaremos unpoco ms sobre esta sociedad en nuestras conclusiones.

    No obstante, si bien estas instrucciones dan muestras de una notable erudicin yde una gran diversidad temtica, nos parece que pecan por ausencia de problemtica ytambin porque descuidan los aspectos prcticos de la investigacin: ms que unarespuesta a preguntas precisas, lo que se esperaba de los viajeros a quienes iban dirigidosestos textos era una recoleccin de objetos y datos de lo ms variados. Los objetivosfinales de este programa no aparecen muy claramente: de qu manera tenan que serutilizados los datos recogidos en el lugar mismo? en definitiva, de lo que se tratabaprincipalmente no era de llenar las vitrinas de los museos? Nuestra apreciacin esciertamente severa, ya que lo que los acadmicos tenan en mente era en primer lugarjuntar el mximo de datos sobre comarcas y pocas de las que se saba muy poco: loscomentarios que se pueden recoger sobre proyectos de exploracin en Amrica Centraly del Sur, formulados en la primera mitad del siglo XIX, concuerdan en describir esasregiones como tierras vrgenes, de las que no se saba nada desde el punto de vistacientfico y donde todo estaba por hacer.

    Cabe recordar, adems, que Jomard era uno de los primeros tericos de laetnografa material: haba expresado, ya en el primer cuarto del siglo XIX, la importanciaque era preciso atribuir a los objetos ms usuales para comprender a los hombres quelos haban producido (24). Para l, el objeto tena por lo tanto un papel didctico: si lostestimonios de la industria humana ayudan al cientfico a comprender las sociedades dedonde provienen, pueden tambin reflejar, para el visitante de museos, una imagensinttica de esta sociedad, de su nivel de civilizacin y de su sitio en la escalahumanapor poco que estos vestigios estn tilmente ordenados. Tambin en estafase debe intervenir el hombre de estudio; durante toda su vida Jomard abog a favorde la utilidad de un museo etnogrfico y en varias ocasiones pudo exponer sus puntosde vista personales acerca de este tipo de museo y del ordenamiento de las coleccionesque requiere:

    Es en funcin de la naturaleza de las cosas, es decir, su uso y destino,cmo habra que distribuirlas, y no de acuerdo al orden de los lugares yla clase de material. Se colocaran entonces unos a continuacin de otroslos objetos del mismo gnero usados por los diversos pueblos, subdivididosstos segn un orden geogrfico constante. (Jomard, 1831: 23)Con este modo de presentacin el espectador entendera el uso y el destino [de

    los objetos], mejor que slo con el discurso; los usos, hbitos y costumbres de lospueblos son as ms fciles de entender. (Jomard, 1831: 31)

    Se percibe de inmediato el impase en que iba a caer este tipo de etnografa: losestudios realizados por Jomard y todos sus contemporneos se fundaban en

    (24) Hamy (1989: 39) se refiere a un informe redactado en 1818 por Jomard para defender lacausa de la museografa etnogrfica; sin embargo, no fue l el nico en pronunciarse en este sentido:su primer proyecto se enmarc ms bien en un movimiento de reflexin iniciado unos aos antes,durante el cual el Barn de Frussac, Blosseville y Jomard iban a intercambiar ideas por intermediode peridicos.

  • 48 Pascal RIVIALE

    vestigios separados de su contexto de origen, sin datar (puesto que, en la mejor de lashiptesis, se consideraban dos pocas en la civilizacin peruana, cuyas extensionescronolgicas respectivas seguan siendo muy oscuras) y acompaados de datosgeneralmente errneos (25). Los etnlogos y anticuarios de la poca crean posiblereconstruir el pasado de un pueblo con slo tener ante los ojos algunos de sus vestigiosmateriales, como si stos encerrasen secretos que bastara descifrar para que la historiao las creencias de los hombres que los haban producido se revelasen a los cientficosde gabinete que los estaban estudiando. En el contexto de recoleccin de datos queacabamos de mencionar, el resultado desemboca generalmente en una dudosainterpretacin de vestigios sumamente diversos (tanto por su origen o su poca como porsu funcin), la mayora de las veces sin ninguna relacin entre ellos. Adems, laconfianza ciega que manifestaban los acadmicos en cuanto a las capacidades de losarquelogos de campo para seleccionar los objetos ms significativos contribuyetambin a explicar las divagaciones y los sinsabores de esta protoarqueologa americanista.

    Cul fue la suerte de estas instrucciones? En lo que se refiere a su destinatarioinicial, Maximilien Mimey, los resultados cientficos de su estada parecen haber sidonulos. Prueba de ello es el desagrado manifestado por Jomard 8 aos ms tarde, en unareunin de la Socit dEthnographie Orientale et Amricaine en 1861, en la quedeclar: ... hasta ahora, no nos ha llegado nada de estos resultados (Jomard, 1862:133). Sin embargo, la presencia del arquitecto en el Per est confirmada: permaneciall en cuatro oportunidades, entre 1853 y 1888 y particip en diversas realizacionesimportantes en Lima. No le conocemos ningn trabajo especfico en el campo de laarqueologa del Per.

    En cuanto a la aplicacin que podra haberse hecho de estas instrucciones porparte de otros viajeros, queda en el campo de las conjeturas: en realidad, el carcterdemasiado general de la mayora de las recomendaciones hace imposible cualquiervinculacin directa con investigaciones arqueolgicas emprendidas posteriormente a supublicacin por lAcadmie des Inscriptions et Belles-Lettres.

    4. LAS INSTRUCCIONES DE LA SOCIT DANTHROPOLOGIE DE PARIS

    Las instrucciones publicadas en 1861 por la Socit dAnthropologie de Parisson fruto de un enfoque cientfico radicalmente diferente. Ya en sus inicios, la Sociedad(fundada en 1859 por el Dr. Broca) fue solicitada por algunos viajeros en busca de unadireccin cientfica. A menos de diez aos de fundada la Sociedad ya haba publicadoinstrucciones especiales para Sicilia, Senegal, Shara y Sudn, el litoral del Mar Rojo,La Reunin, Brasil, Mxico, Chile y Per.

    Fue en 1861 cuando las instrucciones para el Per fueron compuestas a pedidode dos correspondientes extranjeros de la Sociedad, el Dr. Belisario Calonge, deTrujillo y el Dr. Telesforo Len y Alba, de Lima.

    (25) La mayor parte de los viajeros no recolectaban las antigedades haciendo excavacionesellos mismos, sino que, ms cmodamente, las compraban a vendedores que inventaban algun cuentode acuerdo al precio pagado... Referente a este aspecto de la arqueologa andina, ver Riviale, 1996.

  • 49SIGLOS XVIII Y XIX: ESTUDIO DEL PER PREHISPNICO POR FRANCESES

    A pesar de que fueron tres las personas encargadas oficialmente de redactar estasinstrucciones (los Srs Martin de Moussy, Le Bret y Gosse), parece que son, en gran parte,obra de este ltimo: Louis-Andr Gosse era un mdico ginebrino que participaba en lostrabajos de la Sociedad de Antropologa de Pars en calidad de miembro asociadoextranjero (desde febrero de 1860). Se ignoran las razones por las cuales Gosse estabaparticularmente interesado en la Amrica precolombina; no obstante, hay que reconocerla solidez de sus conocimientos sobre esta parte del mundo (26). Los otros dosprotagonistas de esta comisin no eran, empero, nefitas en materia de americanismo:Martin de Moussy (27) se haba hecho famoso en el mundo de la erudicin a raz de sulargo viaje de estudio a Amrica del Sur (en particular a Argentina y a la regin de LaPlata); en cuanto al Dr. Le Bret, haba demostrado ya su inters por los pueblos de laAmrica precolombina al publicar, unos aos antes, un artculo sobre la deformacinartificial del crneo en Amrica (Le Bret, 1853).

    Las instrucciones para el Per que public la sociedad de antropologa ilustranun episodio del largo debate que moviliz a los antroplogos alrededor de la cuestindel poblamiento del Nuevo Mundo y, en trminos ms generales, de algunos puntostericos defendidos por diversas escuelas. La reconstitucin del contexto cientfico enel cual se enmarcan estas instrucciones nos parece importante, ya que nos va a aclararsobre las circunstancias que motivaron la mayora de las preguntas circunstancias querara vez son explicitadas en el texto redactado por Gosse.

    En efecto, la concepcin de este cuestionario aparece bajo un aspecto diferentesi se toman en consideracin dos textos que el Dr. Gosse escribi unos aos antes: elprimero, titulado Essai sur les dformations artificielles du crne (publicado en 1855),el segundo, Dissertation sur les races qui composaient la population antique du Prou(publicado en las Mmoires de la Socit dAnthropologie en 1861). El propsito deGosse en estos dos textos era impugnar las tesis emitidas por Morton, de un lado, y porRivero y Tschudi, de otro lado, en cuanto a la identificacin de las razas que ocuparonel Per antes de la conquista, a fin de demostrar la veracidad de sus propias teoras: Gosseafirmaba la existencia de una primera poblacin civilizadora de origen asitico (loschinchas, en lugar de los aymaras de Morton), antes de la llegada de los incas, de origentolteca. Igualmente, Gosse sostena que las variedades observadas en las formas de loscrneos eran, antes que nada, consecuencia de deformaciones artificiales y no lailustracin de razas distintas.

    Las instrucciones que los Drs Calonge y Len y Alba pidieron representaron paraGosse una ocasin inesperada de verificar sus tesis. En realidad, el cuestionario constade dos partes distintas: las preguntas etnolgicas y fisiolgicas, y las preguntasmdicas y patolgicas.

    (26) Esta impresin est corroborada por una de sus cartas, dirigida al americanista LonceAngrand, conservada en la Biblioteca nacional de Francia (legado Angrand).

    (27) Su verdadero nombre era: Jean-Antoine-Victor Martin, llamado de Moussy (por referenciaal lugar donde naci). Fue tal vez por su calidad de mdico por lo que entr primeramente a la SocitdAnthropologie, antes de pasar en 1864 al Comit dArchologie Amricaine (la seccin americanistade la Socit dEthnographie Amricaine et Orientale). Antes de emprender el gran viaje a La Plataque le hizo famoso, ejerci la medicina durante varios aos en Brasil y Paraguay.

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    Nos interesaremos solamente en la primera parte. Las preguntas etnolgicascaban en catorce puntos; los nueve primeros se referan a los pueblos prehispnicos ylos otros cinco a los pueblos actuales. Nos ocuparemos ms en particular de los nueveprimeros puntos, empezando por los que corresponden a la antropologa fsica, seguidospor los que tratan ms propiamente sobre los aspectos culturales (28).

    Las fuentes utilizadas (29) por los autores de este cuestionario son de tres tipos:

    - cronistas de la poca de la conquista y de la colonia (Acosta, Balboa, Zrate,Cieza de Len, Garcilaso de la Vega);

    - viajeros (L. Angrand, J.B. Pentland, F.J. Meyen, W. Bollaert, A. dOrbigny, E.de Rivero y J.J. von Tschudi, F. de Castelnau);

    - cientficos de gabinete, autores de artculos u obras sintticas (F. Denis, E.Desjardins, S.G. Morton, P.F. Bellamy, A. Retzius).

    4. 1. La identificacin de las razas indgenas del Per

    4. 1. 1. Origen de la raza civilizadora de Tiahuanaco

    Las tradiciones y los estudios de los arquelogos concordaban en hacer remontarlos impresionantes vestigios de Tiahuanaco (cerca del lago Titicaca) a una pocaanterior a la de la dominacin inca, dando a entender que hubo una primera razacivilizadora mucho antes de los incas. DOrbigny, Pentland y Morton atribuan estosmonumentos a una raza especficamente americana (los aymaras); Gosse, por su parte,se haba empeado en demostrar en los textos mencionados arriba (Gosse, 1855; 1861a)que esta raza civilizadora era la de los chinchas, de origen asitico. En sus instrucciones,Gosse notaba que varios viajeros haban sealado la existencia, al sur del Per, deestatuas que representaban personajes de crneos braquicfalos y ojos oblicuos, y en lascuales vea el retrato de los primeros civilizadores:

    Todos estos caracteres nos recuerdan los bajos relieves toltecas (30) delYucatn y Guatemala; nos parece que presentan ms analoga con elcrneo de los antiguos Chinchas e incluso de los japoneses modernos,que es braquicfalo, [...] que con el de los quichuas o los aymaras antiguosy modernos, que es dolicocfalo (Gosse, 1861b: 89).

    Peda entonces que se buscasen en los alrededores de Tiahuanaco otras estatuassusceptibles de aclarar este punto. Adems, conclua esta primera pregunta recalcando

    (28) Cabe sealar que no siempre hemos respetado el orden de las preguntas, sino quepreferimos agruparlas por temas a fin de entender mejor el contenido global de estas instrucciones.

    (29) Aunque algunos de estos autores no se mencionan claramente en el cuestionario, setraslucen implcitamente a travs de ciertas alusiones de Gosse. Corrobora esta impresin el hecho deque Gosse cita a estos mismos autores en sus escritos anteriores: se trata de Cieza de Len, Pentland,Morton, Retzius y Bellamy.

    (30) En otro texto, sin embargo, Gosse (1855: 115) deca que la forma del crneo de los incasse pareca a la de los toltecas. Es un ejemplo de las incoherencias en la argumentacin queencontramos a veces en los escritos de Gosse y que hace que para un lector de hoy resulte difcilentender su lgica.

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    la importancia documental de este sitio: es todo un museo etnolgico (31) que estenterrado bajo las ruinas de Tiahuanaco y que slo espera ser explotado. (Gosse,1861b: 90)

    4. 1. 2. Origen y caracteres fsicos de la familia de los incas

    Al referirse a Morton (1839) Gosse, en su Essai sur les dformations artificielles,haba asociado la forma del crneo de los incas a la de los toltecas. Posteriormente, laautenticidad incaica de los crneos ilustrados por Morton fue cuestionada por Rivero& Tschudi (1859: 48), quienes sostenan que las nicas momias de estirpe real conocidashaban sido enterradas en el patio de un hospital de Lima (San Andrs) (32). Turbadopor esta acotacin, Gosse finalmente pens que la verdadera forma del crneo de losincas an no se conoca y recomend a los mdicos que hicieran excavaciones en elhospital mencionado por Rivero:

    Es por lo tanto muy deseable que se inicien investigaciones, asegurndosepreviamente del lugar donde fueron enterradas las momias reales y luegohaciendo excavaciones en trincheras, en diversos puntos de este sitio.(Gosse, 1861b: 91)

    4. 1. 3. Bsqueda de crneos representativos de la poblacin presente enel Cuzco en el momento de la llegada de los incas

    De igual modo, en el tercer punto, Gosse invitaba a los mdicos a buscar crneosrepresentativos de la antigua poblacin de la regin del Cuzco colonizada por los incas:segn las observaciones hechas por Meyen (un viajero alemn) sobre un crneoencontrado en el Cuzco, se trataba de una raza cuyo crneo caucasiano y dolicoceflicono slo se diferenciaba claramente de las dems formas encontradas en el Per, sino quepareca aproximarse a las formas del crneo rabe (Gosse, 1861b: 91). Gosse daba lamayor importancia al estudio de esta raza, pues tena la esperanza de encontrar ah laclave de las tradiciones ancestrales y observaciones hechas sobre algunas esculturas,que hacan suponer la existencia de individuos barbudos en esta regin. Teniendo encuenta que una sola muestra no basta para sacar conclusiones relativas al resto de lapoblacin (Gosse, 1861b: 91), se peda, por una parte, recoger varios especmenes deeste tipo normal de la raza que viva en las mesetas en el momento de la llegada de losIncas (Gosse, 1861b: 92) y, por otra parte, hacer una copia o mejor an una fotografade estas esculturas que representan a hombres barbudos, vistos por Castelnau en la Callede los Triunfos, en el Cuzco. (Gosse, 1861b)

    (31) El adjetivo es empleado aqu en el sentido francs del trmino etnologa, tal como loera generalmente en el siglo XIX, es decir ciencia de las razas, distinto por lo tanto de la acepcinactual de la palabra (antropologa cultural).

    (32) Resulta interesante sealar que la polmica sera reactivada 15 aos ms tarde, despusdel descubrimiento en 1876 de varios esqueletos en las paredes de este hospital, descubrimiento queiba a dar mucho que hablar en la prensa peruana de la poca (La Patria; La Opinin Nacional; El Siglo;El Ferrocarril del Cuzco; etc.): Jos Toribio Polo y Teodorico Olaechea son algunos de los eruditosperuanos que opinaron sobre el tema.

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    4. 2. Especificidad de las razas peruanas? Estudio de sus anomalasde conformacin: estado natural o herencia de caracteres accidentales?

    A continuacin de estas tres preguntas referentes a la identificacin de lasprincipales razas del Per prehispnico, otras tres preguntas tambin de ordenantropolgico colocaban el debate a un nivel a la vez ms tcnico y ms terico.

    4. 2. 1. Herencia de las deformaciones craneanas

    En su obra sinttica sobre las antigedades peruanas Rivero & Tschudi quisierondemostrar la especificidad de las razas peruanas, fundamentando su demostracin endos argumentos: primero, el origen natural de la mayora de las formas de crneosobservadas en el Per (y no debido a deformacin artificial); segundo, la existencia deuna sutura transversal en la regin occipital de los crneos peruanos. Para sustentar suprimera asercin, estos dos autores alegaban que la prctica de las deformacionesartificiales estaba prohibida y abandonada desde haca 300 aos y que, a pesar de ello,se observaban las mismas formas de crneos en algunas regiones del Per.

    Por su parte, el Dr. Gosse estaba convencido de la importancia del papel de lasdeformaciones intencionales en las formas de los crneos: en su Dissertation sur lesraces... du Prou, haba tratado de explicar esta hipottica permanencia de particularidadesperuanas por la transformacin de caractersticas accidentales (causadas por lasdeformaciones) en caracteres hereditarios (Gosse, 1861a: 162). Cuando expuso su ideaante la Socit dAnthropologie (en diciembre de 1860), Gosse fue atacado enrgicamentepor Broca, Gratiolet y Prier conjuntamente, por la debilidad de sus argumentos: Pierre-Louis Gratiolet, en particular, haba refutado esta tesis de la herencia al declarar que lamisma pona en tela de juicio el concepto de permanencia de los caracteres especficosde cada raza (uno de los dogmas directivos del poligenismo) ya que las deformacionesintencionales hubieran podido, segn Gosse, enmarcarse en lo que llamaba el plan delorganismo (33) (Gosse, 1860: 554). En su Anatomie compare du systme nerveux,Gratiolet ya se haba opuesto a la teora hereditaria de Gosse, al emitir la idea segn lacual la mayora de las deformaciones artificiales del crneo tienen la finalidad dedestacar algunos caracteres propios de la raza y por lo tanto admirados por ella(Gratiolet, 1839-1857: 319).

    Gosse se haba defendido entonces, sealando que en muchas sociedades slo loshombres eran objeto de deformaciones craneanas: ahora bien, sostena que, para que loscaracteres accidentales se conviertan en hereditarios, las deformaciones tenan que serpracticadas tanto en hombres como en mujeres; lo que habra sido el caso en el Per,segn lo afirmaba l. Fue a raz de esta polmica que Gosse hizo una doble recomendacina sus correspondientes: en primer lugar, determinar con exactitud la naturaleza de lasdeformaciones observadas en los crneos extrados de las tumbas antiguas (Gosseindicaba algunos lugares particularmente propicios para estas recolecciones (34) yluego, verificar si estas deformaciones eran practicadas solamente en individuos de sexo

    (33) Como diramos hoy inscribirse en los genes.

    (34) Trujillo; Lurn; el altiplano del sur del Per.

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    masculino; en segundo lugar, verificar si las mismas deformaciones especficas delcrneo se observaban en los descendientes actuales de estas antiguas razas (chinchas;aymaras; conibos), y cerciorarse de que la costumbre de deformar los crneos de losrecin nacidos no exista an. Con esta finalidad, Gosse adjuntaba un ejemplar de suQuestionnaire relatif aux dformations artificielles du crne el mismo que habacomunicado en 1855 a la Socit de Gographie de Paris.

    4. 2. 2. Observaciones de las suturas craneanas

    El segundo argumento utilizado por Rivero & Tschudi para probar la especificidadde las razas peruanas consista, como hemos visto, en afirmar la existencia sistemticade un hueso intraparietal distinto, ocasionando una sutura occipital imperfecta (Gosse,1861a: 154). Una vez ms Gosse haba refutado, ante los miembros de la sociedad, elcarcter natural de esta anomala osteolgica, afirmando que era otra consecuencia delas deformaciones artificiales. El Dr. Broca se haba preguntado entonces cul era lafrecuencia de esta anomala: en el caso de que hubiera una repetitividad comprobada delfenmeno entre los peruanos, ello constituira un hecho significativo que probara elcarcter distintivo de estas poblaciones; en consecuencia, el secretario general de lasociedad haba manifestado su desaprobacin a Gosse por minimizar la importancia dela cuestin (35). Se entiende mejor por lo tanto por qu el mdico ginebrino recomendabaa sus colegas peruanos que procedieran a un examen minucioso del occipucio de lasmomias y esqueletos antiguos, a fin de comprobar la existencia de esta sutura. A estepedido Gosse aada esta advertencia expresa: tendrn cuidado de sealar, en unnmero dado de crneos, cuntas veces se presenta el fenmeno. (Gosse, 1861b: 99)

    4. 3. Interpretaciones de los hechos culturales

    Si bien los interrogantes tocantes especficamente a la antropologa fsica sellevaban la mejor parte de este cuestionario, la etnografa, sin embargo, no fue por elloolvidada: en efecto, algunas de las preguntas formuladas por el Dr. Gosse recurran a lainterpretacin de hechos culturales.

    4. 3. 1. Estudio de los distintos modos de inhumacin

    Entre los medios seleccionados para identificar las diversas poblaciones queocuparon el Per antes de la conquista, las observaciones que algunos viajeros hicieronreferente a los modos de inhumacin parecan constituir una pista interesante; ya en suDissertation sur les races... du Prou, Gosse citaba el viajero alemn Meyen quienaseveraba que:

    (35) Esta cuestin del hueso epactal sera tratada nuevamente unos aos ms tarde por el Dr.Jacquart, naturalista ayudante del Musum dHistoire naturelle de Paris, quien demostrara, despusde estudiar las colecciones craneolgicas del museo, que este hueso, adems de ser muy infrecuente,no era de ningn modo especfico de los sujetos peruanos: de 2000 crneos analizados slo lo observen 16 de ellos, de los cuales uno solo era peruano (Bulletin de la Socit dAnthropologie de Pars,1865: 721).

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    ... las momias del altiplano tenan la cabeza volteada hacia el mar Atlnticoy su modo de conservacin corresponda al de los guanches [de las islasCanarias], mientras que al oeste de los Andes, la cabeza de las momiasestaba volteada del lado del mar Pacfico. (Gosse, 1861a: 161)

    Hay que sealar que fue probablemente en esta misma observacin etnogrficaen la que Retzius se haba apoyado para establecer una relacin entre americanosdolicocfalos y Guanches, por una parte, y por otra, entre braquicfalos de Amrica,Asia y los mares del Sur (Retzius, 1860: 264-267). Sin embargo, Gosse adverta a losarquelogos contra las interpretaciones apresuradas, haciendo hincapi en el hecho deque las tumbas antiguas pudieron ser reutilizadas en varias pocas: a fin de ... distinguirlo que pertenece a los constructores [...] de los despojos de los que, ms tarde, usurparonel domicilio (Gosse, 1861b: 94). Recordaba entonces que para establecer esta distincin:... no hay que despreciar ningn indicio, ni siquiera los ms insignificantes y sobre todotomar en consideracin las telas, utensilios, adornos o amuletos propios de cada poca.(Gosse, 1861b: 95); citaba como ejemplo la manera merced a la cual el cnsul LonceAngrand pudo determinar la presencia de objetos posteriores a la conquista, al interiorde una tumba antigua: Haba encontrado pedazitos de paos de lana cuya tela indicabaun origen europeo... (Gosse, 1861b). Esta advertencia no era una simple precaucin deorden metodolgico: en efecto, fue con esa tesis del reempleo de las tumbas como Gossehaba reforzado su idea, en su Essai sur les dformations artificielles du crne, segnla cual los Aymaras raza brbara, de crneo deformado hacia atrs no eran losarquitectos de las imponentes tumbas observadas en las inmediaciones del lago Titicaca(tumbas que fueron construidas, segn l, por individuos de cabeza normal o achatadaen la parte posterior; cf. Gosse, 1855: 117-118). Gosse sostena la idea segn la cuallas deformaciones craneanas tenan una incidencia en las capacidades intelectuales; porlo tanto, estaba seguro de que los individuos (los aymaras) de crneo deprimido, frenteinclinada hacia atrs, hubieran sido incapaces de realizar tales obras arquitectnicas.

    4. 3. 2. Modo de conservacin de los cuerpos

    De la misma manera, el estudio de los modos de preparacin de los cadveres,con el propsito de asegurar su conservacin, poda representar un medio paraestablecer distinciones sociales dentro de una misma poblacin: algunos autores (36)aseveraban que slo los altos dignatarios y sacerdotes eran objeto de un embalsamamiento,mientras que en la mayora de los casos la conservacin de los tejidos humanos se debaa una desecacin natural de los cuerpos. Por lo tanto, Gosse recomendaba que seasegurasen del hecho, procediendo a un minucioso anlisis de las momias encontradasdurante las excavaciones: las excavaciones del valle de Lurn, cerca del templo dePachacamac, son las que nos parecen ofrecer ms posibilidades de xito. (Gosse,1861b: 96)

    (36) No precisa sus fuentes.

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    4. 3. 3. Lenguaje y escritura

    La ltima pregunta de orden etnogrfico formulada por el Dr. Gosse tena porobjeto interesarse por el lenguaje y los hipotticos modos de escritura utilizados por losantiguos peruanos. Tampoco aqu su inters por el tema era gratuito, ya que lo reubicabaen funcin a sus propias preocupaciones etnolgicas:

    Las lenguas, y sobre todo las lenguas escritas, ofrecen a menudo unvalioso recurso que permite establecer vinculaciones entre pueblos o razasmuy distantes los unos de los otros. En el Per, hasta ahora, no se hapodido aplicar est mtodo de investigacin por falta de documentos grficosduraderos... (Gosse, 1861b: 104).

    Gosse indicaba algunas orientaciones de investigacin tomadas de los cronistas(dAcosta; Balboa) y de observaciones de viajeros (Rivero & Tschudi, Bollaert):

    la existencia o inexistencia de relieves jeroglficos en los monumentos:

    Los monumentos de la costa norte del Per y de Tiahuanaco, a pesar deque presentan analogas arquitectnicas sorprendentes con los monumentosde Centro Amrica, y en particular con los del Yucatn y Guatemala,parecen diferenciarse de ellos por la ausencia de jeroglficos en relieve,por lo menos en las partes descubiertas hasta ahora. Quizs tal ausenciadeba atribuirse a excavaciones ejecutadas superficialmente y con otrafinalidad, o bien a la naturaleza de los materiales empleados en lasconstrucciones. (Gosse, 1861b: 104-105) referencia a cilindros de madera utilizados como soportes de textos escritos por

    los incas:

    No se sabe cul fue el destino de este documento curioso, pero es posibleque se llegue a descubrir otros iguales en algn subterrneo del templo,palacio o fortaleza del Cuzco, o bien en alguna huaca desconocida, ysemejante descubrimiento podra conducir al origen de esta familia. (Gosse,1861b: 106)

    signos grabados sobre las rocas al sur del Per, que hacen recordar lasinscripciones figuradas y toscas, como las hay en varias partes del mundo, entre lasnaciones salvajes de la antigedad (Gosse, 1861b: 105). El estudio de estos signos eramuy importante para Gosse, ms an porque podra tal vez llevar a la solucin delproblema etnolgico, es decir: el origen polinesio u oriental y septentrional de laspoblaciones primitivas de esta regin (Gosse, 1861b: 106) lo que, desde luego,contribuira a probar las teorias migracionistas propuestas por el mdico ginebrino...

    Dieron resultados las recomendaciones arqueolgicas y antropolgicas del DrGosse? Habra motivos para dudar de ello en razn de que en ningn boletn posteriorde la Sociedad se hizo referencia a eventuales resultados, ni siquiera a la aplicacin deestas instrucciones por parte de sus destinatarios peruanos. Juan Comas, quien reeditestas instrucciones, manifiesta que no pudo averiguar si haba en el Per documentosreferentes a cualquier actividad arqueolgica de estos dos mdicos (Comas, 1960: 361).Por nuestra parte, no hemos encontrado an indicios susceptibles de informarnos sobresus actividades en esta materia. Slo sabemos que poco tiempo despus de su retorno

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    al Per, el Dr. Len y Alba realiz en Paita una operacin audaz (segn el peridicoEl Sol de Piura del 10 de octubre de 1861), para luego instalarse definitivamente en estaciudad; en cuanto a su colega, el Dr. Calonge, no se sabe casi nada de l.

    Empero, resulta instructivo sealar que en 1875, cuando el ministerio deInstruccin Pblica encarg de una misin arqueolgica para el Per a Paul Pradier-Fodr (37), Alexandre Bertrand encargado de proponerle algunas orientaciones deinvestigacin remiti este ltimo a la lectura de las instrucciones etnolgicas del Dr.Gosse poniendo especial nfasis en las preguntas de orden etnogrfico (esculturas deTiahuanaco; petroglifos del Sur del Per; etc.). Nos parece que esta ancdota ilustraa la vez la discontinuidad que se puede constatar entre 1860 y 1875 en las investigacionesarqueolgicas emprendidas oficialmente por Francia en el Per, y la ausencia derenovacin de las problemticas antropolgicas y etnogrficas relativas al rea andina,hasta el ltimo cuarto del siglo XIX. Adems, no es acaso lo que haba declarado, enrespuesta a la solicitud de instrucciones que le haca el ministerio?: Por lo tanto esimposible darle ms indicaciones que no sean generales. Por otra parte, para entrar endetalles se necesitara un conocimiento de las antigedades del Per que muy pocaspersonas poseen en Francia. (38)

    5. CONCLUSIN

    La lectura de estas diversas instrucciones cientficas redactadas sucesivamenteentre los siglos XVIII y XIX, nos da una idea de la evolucin de la imagen que en Franciase tena del Per prehispnico, de las preguntas planteadas y de los diferentes mediosconsiderados para contestarlas. Las primeras instrucciones del siglo XVIII y del iniciodel siglo XIX nos dejan entrever claramente las lagunas abismales en el conocimientoque se poda tener de la historia del Per de antes de la conquista, al mismo tiempo queexpresan la necesidad de saber ms sobre el tema, as como los grandes interrogantesa los que los cientficos de la poca se vean confrontados: vemos por ejemplo cmo enlas instrucciones de Barthlmy se asoma la duda crtica hacia las fuentes espaoles ocriollas que el estudio cientfico (por medio de mediciones, levantamiento de planos,etc.) y razonado (por la observacin) podra subsanar. Aunque Barthlmy y Jomardpertenecen a dos generaciones distintas, nos sentimos llevados a pensar que existe ciertoparentesco entre las preocupaciones y el tipo de preguntas de ambos: ser acaso porquepertenecan a una misma tradicin erudita? tradicin que, a mediados del siglo XIX, sevea confrontada por lo menos en algunos campos de la ciencia humana con latradicin naturalista, cuya influencia en la prctica de algunas disciplinas cientficashaba crecido considerablemente. Esta discrepancia est claramente sobrentendida enlos dos ltimos libros de instrucciones mencionados en el presente artculo. En efecto,no hay duda de que sus contenidos respectivos corresponden a una organizacin y a