las pinturas polípticas famosas.pdf
TRANSCRIPT
Las pinturas polípticas famosas.
Políptico (del griego polu- "muchos" + ptychē "doblar") es un término de la historiografía
del arte para designar a una pintura dividida en múltiples secciones o paneles. El número de
sus paneles determina su denominación específica: "díptico", dos paneles; "tríptico", tres
paneles (otras denominaciones construidas de forma similar -"tetráptico" o "quadríptico",
"pentáptico", "hexáptico", "heptáptico", etc.- no tienen apenas uso).
Habitualmente los polípticos se construyen a partir de un "panel central" o principal al lado
del que se disponen los "paneles laterales" o "alas". A veces, como en el caso de los
polípticos de Gante e Isenheim, los paneles laterales pueden ser alterados en disposición
para mostrar diferentes perspectivas o "aperturas" de la obra.
Los polípticos fueron un tipo de obra
frecuente en la Baja Edad Media y el
Renacimiento. Habitualmente, aunque no
necesariamente, se utilizaban como retablos
(es decir, expuestos tras los altares de
iglesias y catedrales).
El Políptico de la Adoración del Cordero
Místico, también conocido como Políptico
de Gante o Altar de Gante, es un retablo
formado por 12 tablas pintadas al óleo por
ambos lados, obra de los hemanos Hubert y
Jan Van Eyck, para el altar mayor de la
Catedral de San Bavón de la ciudad de
Gante. Fue encargada a Hubert por el
burgomaestre de la ciudad, Jodocus Vijd,
guardián de la Iglesia de San Juan, y su
esposa Elisabeth Borluut. Cuando Hubert
murió en 1426 finalizó la obra su hermano,
Jan Van Eyck.
El altar de Gante es una de las obras
maestras de la pintura flamenca y significa
un gran cambio en la historia de la pintura: supuso el paso de las formas medievales al
moderno Renacimiento nórdico. El panel central del retablo abierto muestra la
representacion de la Eucaristía, el símbolo de Cristo. Se trata de la representación
iconográfica de la cita bíblica de la Adoración del Cordero [Apocalipsis 7, 9-10]: bajo el
Espíritu Santo en forma de paloma,
la sangre mana del pecho del
Cordero al Cáliz, para simbolizar el
sacrificio de la muerte de Cristo.
El políptico de la Misericordia es
una de las obras de Piero della
Francesca que mayores
controversias ha causado a lo largo
de la historia. A día de hoy ni su
datación ni la autografía de ciertas
partes del retablo están aún
esclarecidas; la obra fue realizada
siguiendo una técnica mixta de óleo y tempera sobre tabla. En realidad no resulta extraño
que apenas se conozcan datos sobre la obra ya que tampoco son demasiadas las noticias que
tenemos sobre el artista renacentista.
En esta ocasión el encargo fue realizado por la Compañía de la Misericordia del Borgo
de Sansepulcro en una de las ocasiones en las que el pintor volvió a su ciudad natal. El
retablo de enormes dimensiones – más de dos metros y medio de ancho y casi tres metros
de altura- debía decorar el altar de la capilla de esta cofradía siguiendo las directrices
tradicionales de los retablos góticos, estos es: un panel con la imagen central que articula el
resto del conjunto y figuras majestuosas recortadas sobre fondos dorados.
En el contrato se estipulaba como el artista debía terminar el trabajo en un plazo de tres
años y que ningún otros artista debía intervenir en la ejecución; ninguno de los dos
requisitos terminó por cumplirse. En cuanto a la datación parece ser que la ejecución se
dilató unos quince años, por lo que una datación aproximada podría darse entre 1445 y
1462.
Un total de quince paneles conforman el famoso retablo pero tan sólo cuatro pertenecen
con seguridad a la mano del artista; algunos de los demás paneles presentan una dudosa
autentificación mientras que en otros, los de la predela por ejemplo, es fácil identificar el
pincel de otro artista diferente.
De las obras de Piero destaca sobre todo la tabla central que representa a la Virgen
María acogiendo bajo su manto a algunos de los miembros de la cofradía. Aún se
observan algunos rasgos goticistas en la pintura del maestro, de manera que los personajes
que rodean a la Virgen son de menor tamaño que ésta debido a la ley jerárquica que otorga
una mayor tamaño en la representación al personaje más destacado. Los personajes se
disponen en torno a la Madre de Jesucristo de manera simétrica en dos grupos de cuatro y
en ellos se hace apreciable diferentes actitudes en sus rostros mientras ella observa desde lo
alto a sus protegidos.
Se observa la influencia de artistas como Masaccio en la corporalidad que della
Francesca ha otorgado a los personajes o de los estudios Brunelleschi en cuanto al uso de la
perspectiva. Además del fondo dorado tan típico de los retablos en la policromía podemos
observar un cierto contraste cromático.
La Visión del Más Allá es el tema de cuatro postigos que se conservan en el Palacio Ducal
de Venecia, realizados por el pintor flamenco El Bosco, ejecutado en óleo sobre tabla. Cada
uno de ellos mide 87 centímetros de alto por 40 cm. de ancho.
Se cree que son los postigos laterales de un tríptico perdido (según Tolnay, 1965), con los
paneles laterales superpuestos, colocados el Paraíso terrenal y la Ascensión a la izquierda,
uno sobre otro, y la Caída de los condenados y el Infierno a la derecha, también uno sobre
otro. Se ha aventurado igualmente la hipótesis de que se tratara de dos pequeños trípticos
relacionados entre sí. Entonces el Paraíso terrenal y la Ascensión al Empíreo enmarcarían
una tabla central con el tema de la Resurrección de la carne; y la Caída de los condenados
y el Infierno estarían a ambos lados de un Juicio Final.
Como el resto de obras del Bosco, no se sabe con certeza la fecha de realización.
Tradicionalmente se datan del periodo 1500-1504. La dendrocronología indica que es hacia
1490 o después.
Se cree que son las tablas (las llama "lienzos", denominación que se daba genéricamente a
toda obra pictórica) que Marcantonio Michiel menciona, en su Notizia d'opere del disegno
(1521) en la colección veneciana del cardenal Grimani.
Los temas de los postigos son:
El Paraíso terrenal.
Hombres y mujeres, acompañados por ángeles, miran hacia la fuente de la vida que está en
lo alto de una colina.
La Ascensión al Empíreo.
En esta tabla las almas están sostenidas por ángeles que las conducen hacia la luz divina a
través de un pasaje cilíndrico, más allá del cual deben proseguir solos, quizá aquí el artista
se refiere a una frase de El casamiento espiritual de Jan van Ruysbroeck, en el que habla de
la irradiación de Dios como un abismo inmenso de luz esencial. Es todo un hallazgo esa
entrada a través de un cilindro de franjas concéntricas, tomado quizás de la tradición de las
miniaturas de la Baja Edad Media, según Baldass.
La Caída de los condenados.
Es una pintura muy oscura, en la que sólo algunos bordes levemente iluminados dejan
entrever los contornos de las figuras. Los condenados se hunden, caen, en las tinieblas.
El Infierno.
A diferencia de otros infiernos representados por el Bosco en las tablas derechas de sus
trípticos más conocidos (Juicio Final de Viena, el Jardín de las Delicias, el Carro del
Heno) no hay aquí multitud de demonios atormentando a los pecadores de mil maneras
distintas, sino muy pocas figuras, casi con una sola como protagonista: el condenado en
primer plano que apoya la cabeza en la mano con gesto de desesperanza.
Detrás de él, una roca amenazadora está iluminada por los fuegos que arden detrás de ella,
con lo que se subraya más su perfil sombrío y espantoso; este tipo de iluminación nocturna
sí es muy habitual en sus representaciones del infierno. En los otros casos suelen ser
edificios incendiados en los que se ve que el fuego viene desde abajo, como inspirándose en
las entonces modernas armas de pólvora o explosiones, con lo que los infiernos que pinta el
Bosco acaban pareciendo lugares de confrontación militar.