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L a reciente aprobación de la Ley 39/2006 de Promoción de la Autono- mía personal y Atención a las perso- nas en situación de Dependencia (en adelan- te LAAD) ha despertado el interØs de la ciu- dadanía por conocer las necesidades de las personas que necesitan mucha ayuda para llevar una vida cotidiana digna. Es sobrada- mente conocido que la mayoría de ellas son personas de edad avanzada. Sin embargo, el auge del desarrollo de esta importante inicia- tiva legislativa no debería contribuir en ningœn caso a acrecentar esa perversa asocia- ción de la vejez a las situaciones de discapaci- dad, enfermedad, fragilidad o dependencia. QuizÆ por primera vez en la historia de la humanidad, estamos ante un numeroso gru- po de ciudadanos (siete millones y medio) que empieza a condicionar las decisiones políticas y las orientaciones económicas, que son obje- to de mucha atención como potenciales con- sumidores, sustituyendo aquellas represen- taciones sociales y grupales carentes del me- nor atractivo, por imÆgenes saludables, acti- vas y sobre todo heterogØneas. Un cambio radical realizado en algo menos de dos dØca- das. Abrimos este nœmero dedicado al enveje- cimiento y la dependencia, ofreciendo una breve panorÆmica sobre las personas mayo- res en Espaæa, para adentrarnos a continua- ción en cuestiones mÆs concretas relativas a aquellas que padecen situaciones de depen- dencia. Dedicamos una parte importante de esta aportación a analizar las respuestas que en este momento estÆn recibiendo a sus ne- cesidades, con especial Ønfasis en los recur- sos sociales disponibles a partir de los cuales ha de construirse la red de servicios del Sis- tema para la Autonomía y Atención a la De- pendencia (SAAD). Finalmente, se realizan algunos comentarios sobre conceptos y prin- cipios que estÆn presentes en esta iniciativa legislativa y que suponen retos importantes en el buen hacer cotidiano que el desarrollo de esta Ley debe suponer. 13 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 70 * Equipo Observatorio de Personas Mayores. IMSERSO. Las personas mayores y las situaciones de dependencia MAYTE SANCHO CASTIELLO, ROSA D˝AZ MART˝N, PENÉLOPE CASTEJÓN VILLAREJO, ELENA DEL BARRIO TRUCHADO*

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Page 1: Las personas mayores y las situaciones de dependencia€¦ · La esperanza de vida ha aumentado a lo largo del œltimo siglo de manera espectacu-lar. En Espaæa se estima que la esperanza

La reciente aprobación de la Ley 39/2006 de Promoción de la Autono-mía personal y Atención a las perso-

nas en situación de Dependencia (en adelan-te LAAD) ha despertado el interés de la ciu-dadanía por conocer las necesidades de laspersonas que necesitan mucha ayuda parallevar una vida cotidiana digna. Es sobrada-mente conocido que la mayoría de ellas sonpersonas de edad avanzada. Sin embargo, elauge del desarrollo de esta importante inicia-tiva legislativa no debería contribuir enningún caso a acrecentar esa perversa asocia-ción de la vejez a las situaciones de discapaci-dad, enfermedad, fragilidad o dependencia.

Quizá por primera vez en la historia de lahumanidad, estamos ante un numeroso gru-po de ciudadanos (siete millones y medio) queempieza a condicionar las decisiones políticasy las orientaciones económicas, que son obje-to de mucha atención como potenciales con-

sumidores, sustituyendo aquellas represen-taciones sociales y grupales carentes del me-nor atractivo, por imágenes saludables, acti-vas y sobre todo heterogéneas. Un cambioradical realizado en algo menos de dos déca-das.

Abrimos este número dedicado al enveje-cimiento y la dependencia, ofreciendo unabreve panorámica sobre las personas mayo-res en España, para adentrarnos a continua-ción en cuestiones más concretas relativas aaquellas que padecen situaciones de depen-dencia. Dedicamos una parte importante deesta aportación a analizar las respuestas queen este momento están recibiendo a sus ne-cesidades, con especial énfasis en los recur-sos sociales disponibles a partir de los cualesha de construirse la red de servicios del Sis-tema para la Autonomía y Atención a la De-pendencia (SAAD). Finalmente, se realizanalgunos comentarios sobre conceptos y prin-cipios que están presentes en esta iniciativalegislativa y que suponen retos importantesen el buen hacer cotidiano que el desarrollode esta Ley debe suponer.

13REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 70

* Equipo Observatorio de Personas Mayores.IMSERSO.

Las personas mayoresy las situaciones de dependencia

MAYTE SANCHO CASTIELLO, ROSA DÍAZ MARTÍN,

PENÉLOPE CASTEJÓN VILLAREJO,

ELENA DEL BARRIO TRUCHADO*

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1. LAS PERSONAS MAYORES ENESPAÑA: CONDICIONES DE VIDA DELAS PERSONAS MAYORES. INDICA-DORES DEMOGRÁFICOS, DE SALUD,ECONÓMICOS, NIVEL DEINSTRUCCIÓN Y OTROS

1.1. Demografía de la vejez: Población

El indicador demográfico sin precedentes,en este camino del envejecimiento, ha sidosin duda la extensión de la mayor esperanzade vida a toda la población, lo que se ha de-nominado como la «democratización de la ve-jez». La esperanza de vida ha aumentado a lolargo del último siglo de manera espectacu-lar. En España se estima que la esperanzade vida al nacer en 2002 en varones y muje-res era de 76,4 y 83,0 años, respectivamente(INE, 2006).

La población mayor comienza a ser unsegmento muy importante de nuestra socie-dad representando a un 16,7% del total de lapoblación. Según los datos del último PadrónMunicipal a 1 de enero de 2006, había conta-

bilizadas en España 7.484.392 personas quehan superado el umbral de los 65 años. Y enunos años, estos datos se elevarán desorbita-damente cuando la población nacida duranteel baby-boom1 llegue a esa etapa vital.

El año 2020 se configura como el próximohito histórico. Es el momento aproximado deentrada de las generaciones del baby-boomen edades de jubilación; la población mayorsuperará los 8,5 millones de personas, la ma-yoría de ellos habrán participado en el mer-cado de trabajo y adquirido derechos contri-butivos. Las proyecciones2 del InstitutoNacional de Estadística señalan que en elaño 2050 habrá en España 16.387.874 perso-nas mayores, lo que se corresponderá con el30,8% de la población total. En mitad de si-glo la población mayor alcanzará a ser untercio del total. Las proyecciones de pobla-ción de Naciones Unidas (2004) para 2050calculan que España será el tercer país másenvejecido del mundo con un 34.1% de pobla-ción mayor en ese año, estando por delanteJapón e Italia.

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1 Baby-boom: Periodo que se caracterizó por unfuerte aumento de la natalidad. En España entre el 1957y 1977.

2 Proyección del INE (Escenario 1) basada en el Cen-so de 2001, publicada en agosto de 2004.

GRÁFICO 1. POBLACIÓN SEGÚN SEXO Y EDAD, 2005 Y 2050

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Además de este aumento de población ma-yor, se está produciendo un evidente enveje-cimiento de las personas mayores de másedad, es decir, de las personas octogenarias,lo que se ha denominado como «envejeci-miento del envejecimiento». Las cifras abso-lutas muestran que, en 2006, había en Es-paña 1.974.823 personas de 80 y más años,representado el 4.4% de la población total yel 26.4% de la población mayor. En 2050, es-te porcentaje se habrá incrementado hasta el11.1% de la población total (casi 6 millonesde personas) y al 36% de la población mayor.

1.1.1. Hábitat

El proceso de envejecimiento, aunque esuna tendencia general en toda España, se ca-racteriza por diferencias interterritorialesentre comunidades autónomas, y entre losdiferentes hábitats. Los principales indica-dores demográficos son diferentes para cadacomunidad autónoma lo que se traduce enun desigual índice de envejecimiento en cadauna de ellas, por lo que existen comunidadesmás envejecidas y otras más jóvenes. Res-

pecto al hábitat, la mayor concentración depersonas mayores se produce en áreas urba-nas. El 71.7% de los mayores residen en mu-nicipios urbanos; el 17.3% en municipios ru-rales intermedios y el 11.0% en municipiospropiamente rurales. Este patrón de distri-bución de la población se repite en cualquierotro grupo de edad, en el que cada vez juegaun papel más relevante la población urbanay tiene un menor peso la rural. El lugar don-de residen las personas mayores condicionaclaramente el diseño de las políticas socialesy de planificación de servicios. En la ciudad,esta mayor concentración permite la existen-cia de una «red de seguridad» que permite alos planificadores de servicios obtener mayoreficiencia en el gasto social. Aun así, en nu-merosas ciudades existen servicios cercanosa las personas mayores que los necesitan, pe-ro de difícil acceso, ya sea por la escasa acce-sibilidad de los mismos edificios en los queviven, muchos de ellos sin ascensor, o por lasdificultades que impiden a una persona ma-yor moverse por su barrio, como la no accesi-bilidad del transporte o la no adaptabilidaddel entorno. En el medio rural el problema esla dispersión en núcleos pequeños y distan-

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GRÁFICO 2. PORCENTAJE DE PERSONAS MAYORES.COMUNIDADES AUTÓNOMAS, 2006

Fuente: INE: INEBASE: Revisión del Padrón Municipal de Habitantes a 1 de enero de 2006. INE 2006.

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tes lo que dificulta la prestación de servicios.Este es un asunto difícil de articular en co-marcas rurales, por lo que se necesitan nue-vos programas innovadores que superen estadificultad. En algunas Comunidades yaestán en este camino uniendo los serviciossociales a las nuevas tecnologías y dando im-pulso a los recursos domiciliarios.

1.1.2. Género

El género predominante en la vejez es fe-menino. Las mujeres tienen una mayor espe-ranza de vida, lo que condiciona una femini-

zación de esta etapa vital. El mayor númerode mujeres que de hombres en las edadesavanzadas es una característica mundial loque tiene implicaciones para la sociedad y lospropios individuos. La sex ratio3 evoluciona alo largo de la vida de las cohortes4. Nacenaproximadamente 106 niños por cada 100niñas, pero estas cifras se van equilibrandoen edades maduras. Por encima de los 85años hay 234 mujeres por cada 100 varones.Este triunfo femenino en la vejez supone, enrealidad, una victoria con un alto coste yaque esa esperanza de vida mayor no se tra-duce casi nunca en una mejor calidad de vi-da, como se indica más adelante el indicador

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3 Número de varones por cada cien mujeres.4 Cohortes de nacimiento: Conjunto de individuos

nacidos en un determinado período.

GRÁFICO 3. DIFERENCIA ENTRE MUJERES Y HOMBRESPOR GRUPOS DE EDAD, 2005

Fuente: INE: Revisión del Padrón Municipal de Habitantes a 1 de enero de 2005.

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esperanza de vida libre de incapacidad5 (EV-LI) muestra que las mujeres viven más años,pero los viven con un peor estado de salud(ver epígrafe 1.2. Estado de salud).

1.2. Estado de salud

La esperanza de vida es uno de los indica-dores más frecuentes de aproximación al es-tado de salud de la población. Los últimoscálculos para este indicador se encuentranen el Anuario Estadístico de España 2006del INE, donde se enuncia que para el año2002 era de 79.7 años, lo que representa unaevolución temporal ascendente pero no im-plica necesariamente, que todos los años enlos que se incrementa la vida sean años enbuen estado de salud.

Como hemos reflejado anteriormente, laesperanza de vida para las mujeres españo-las es de 83 años, casi 7 más que la de loshombres (76,4). La situación, a priori, másventajosa para las mujeres, queda matizadapor los datos que se ofrecen en Indicadoresde Salud 2005, elaborado por el Ministeriode Sanidad y Consumo; en dicho informe seincorpora el índice EVLI, ya mencionado (vernota al pie núm. 5), que sintetiza no sólo laduración, sino también la calidad de vida. LaEVLI al nacer en el año 2000 era 70.7 años(69.0 en hombres y 72.4 en mujeres) y a los65 años es para los varones de 11.7 y para lasmujeres de 12.6; es decir, para las personasde 65 años, ya sean hombres o mujeres, elbuen estado de salud se incrementará sólo 12años más. El resultado es una expectativa deaños vividos con incapacidad de 7.1 para loshombres y 10.4 para las mujeres (8.7 paraambos sexos).

Otra de las formas para conocer el estadode salud de la población es la evaluación queel propio individuo hace de su salud, conoci-da como estado de salud subjetivo que reflejael estado físico, las enfermedades padecidas,y también los factores sociales, económicos ydel entorno de la persona. Según los datos dela Encuesta de Condiciones de Vida de lasPersonas Mayores 2006 (IMSERSO-CIS), un46,5% de la población mayor manifiesta te-ner un estado de salud bueno o muy bueno,aunque con diferencias considerables segúnsexo: más de la mitad de los hombres (54.4%)lo definen así, mientras que en el caso de lasmujeres el porcentaje desciende hasta el40.6%. Por otro lado, el porcentaje de muje-res que consideran que su salud es mala omuy mala prácticamente duplica al de loshombres de la misma opinión (17,5 y 9,8 res-pectivamente).

El 22.2% de la población total españoladeclaró haber padecido alguna enfermedad(dolencia o impedimento) en los últimos docemeses, que la limitó en su actividad habitualdurante más de diez días (Encuesta Nacionalde Salud, INE 2003). Hasta los 24 años losvarones presentan porcentajes de enferme-dad algo más altos que las mujeres; de los 25en adelante la tendencia se invierte, y a ma-yor edad, mayor es la proporción de mujeresque enferman respecto a la de los hombres. Alos 75 años la diferencia entre sexos alcanzasu cota más alta, las mujeres de esa edad quedeclararon haber enfermado superan a loshombres en un 28%.

Casi un tercio de la población de personasmayores (31%) declara problemas osteoarti-culares, siendo este grupo de enfermedadeslas que de manera más frecuente dice pade-cer este grupo de edad. Las mujeres mani-fiestan tener esta dolencia en proporcionesmuy superiores a los varones; ellos señalanen mayor medida problemas de corazón yaparato respiratorio, afecciones asociadas ahábitos de vida no saludables.

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5 Esperanza de vida libre de incapacidad: Indicadorelaborado por el Ministerio de Sanidad y Consumo parasu informe: La salud de la población española en el con-texto europeo y el Sistema Nacional de Salud. Indicado-res de Salud, 2005.

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Cuando se pregunta por enfermedadescrónicas diagnosticadas las respuestas nopresentan incoherencias respecto a las auto-declaradas: cerca de la mitad de las personas

de 65 y más años tienen artrosis o problemasreumáticos; a continuación le sigue la hiper-tensión arterial (41,3%), y con porcentajesmenos elevados, la mala circulación (29,3%)

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GRÁFICO 4. ENFERMEDAD DECLARADA EN CADAGRUPO DE EDAD Y SEXO (%), 2003

Nota: en los últimos 12 meses.1) Se recogen las dolencias o enfermedades que hayan limitado la actividad habitual durante más de 10 días seguidos.Fuente: INE: INEBASE: Encuesta Nacional de Salud. Tablas nacionales, 2003. Estado de salud y accidentalidad. INE,2006.

GRÁFICO 5. DOLENCIAS DECLARADAS POR LA POBLACIÓN DE EDAD, 2003

Nota: Porcentajes verticales; multirrespuesta, la suma no da 100.Fuente: MSC-INE: Encuesta Nacional de Salud, 2003.

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y el colesterol elevado (23,4%). De las catorceenfermedades por las que se preguntó, tansólo en tres los porcentajes masculinos supe-ran a los femeninos.

La Encuesta de Morbilidad Hospitalaria(INE, 2004) muestra un panorama distinto,pues son los hombres los que presentan ma-yor número de altas en todos los tramos deedad, exceptuando las cohortes que van des-de los 14 a los 44 años y coincidiendo con laedad en la que las altas por parto hacen quela morbilidad femenina sea superior. A par-tir de los 65 años, las diferencias entre los se-xos se acentúan, y en el tramo de 74 a 84años el número de altas de los varones supe-ra en un 52% al de las mujeres.

Casi dos quintos (38,6%) de todas las al-tas hospitalarias correspondieron a perso-nas mayores; constituye el grupo de pobla-ción más significativo respecto del conjuntototal de hospitalizados. La distribución poredades de la morbilidad indica que el tramode 65 a 74 años es en el que mayor porcenta-je de ingresos se suceden (16,7%).

Los datos sobre defunciones según causasde muerte que ofrece el INE para el año2004, siguen esta misma línea al mostraruna mayor mortalidad entre los hombres de65 y más años (mueren 4.838 por cada100.000, frente a las 3.742 fallecidas por ca-da 100.000 mujeres). También muestran unahomogeneización del proceso de muerte: ca-da vez se muere más tarde, por lo que los fa-llecimientos se concentran en las edades máselevadas. Nueve de cada diez fallecidos porenfermedades del aparato circulatorio tienen65 o más años, ésta es la principal causa demuerte entre las personas mayores.

1.3. Posición económica. El sistema depensiones

La situación económica de las personasmayores viene determinada, principalmente,por la cuantía de las pensiones que reciben.Tanto las pensiones de jubilación por un la-do, como las pensiones de viudedad por otro.Estas últimas se han convertido en un meca-

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GRÁFICO 6. ENFERMEDAD CRÓNICA DIAGNOSTICADA, 2003

Nota: Diagnosticada por el médico. Fuente: INE-MSC: Encuesta Nacional de Salud, 2003.

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nismo de protección a la vejez, sobre todo a lavejez femenina, en la medida en que consti-tuyen la fuente principal de ingresos, si no laúnica, para un buen número de mujeres ma-yores en nuestro país (Pérez Ortiz, 2007).

El importe medio de las pensiones contri-butivas de la Seguridad Social, a 1 de enerode 2007, era de 668,16 euros/mes. Mientrasque la cuantía media de las pensión de jubi-lación asciende a 752,79, el importe medio de

la pensión de viudedad es de 495,86. Esta di-ferencia en la cuantía, se refleja en una desi-gualdad de disposición económica entre hom-bres y mujeres mayores. El importe de laspensiones recibidas por las mujeres, sin im-portar el tipo, es mayoritariamente menorque la media. Esto se agrava con la edad, re-sultando que el valor mínimo de las cuantíasde estas pensiones se sitúa entre las mujeresde 85 y más años (426,59 3 ).

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GRÁFICO 7. PENSIONES CONTRIBUTIVAS DEL SISTEMA DE LA SEGURIDADSOCIAL: PENSIONES MEDIAS MENSUALES POR EDAD Y SEXO

1 de enero de 2007

Fuente: INSS: Evolución mensual de las pensiones del Sistema de la Seguridad Social, 1 de enero de 2007.

Un aspecto muy importante que tambiéndetermina la posición económica de las per-sonas mayores, es la disposición de viviendaen propiedad. El 87.2% de las personas ma-yores tiene una vivienda en propiedad (INE,Censo 2001), lo que supone un alivio para lospresupuestos de los mayores y también unatractivo negocio para el sector inversor ybancario que, últimamente, oferta una granvariedad de productos en el ámbito de las hi-potecas inversas. Pero además de ser un re-curso importante como delimitador de la si-tuación económica, tiene especial relevancia

en relación con la calidad de vida y las opcio-nes para poder elegir el lugar de residencia,aún en condiciones de dependencia.

1.4. Nivel de instrucción

Un indicador a tener en cuenta en la des-cripción de las condiciones de vida de las per-sonas mayores es el nivel de formación, por es-tar directamente relacionado con numerososparámetros que determinan formas y hábitosde vida relacionados con la salud. Aunque el

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nivel educativo de las personas mayores haido en aumento en estos últimos años, todavíase mantiene una tasa considerable de perso-nas que se sitúan en el analfabetismo. El 8,1%de la población mayor es actualmente analfa-beta. Con una incidencia del 5,7% entre los va-rones y del 9,8% entre las mujeres, es decir,hay casi dos mujeres por cada hombre que nosaben leer ni escribir. Este porcentaje se eleva

a un 12,0% entre la población de 85 y másaños. (IMSERSO, ECVM 2006)

El nivel educativo de una población tieneincidencia en aspectos muy importantes dela vida de ese grupo. Un nivel educativo bajoresulta determinante en cuestiones tan des-tacadas como el bienestar, el estado de saludy las situaciones de discapacidad y depen-dencia. (Abellán y Esparza, 2006)

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GRÁFICO 8. NIVEL DE FORMACIÓN ALCANZADO POR LOS MAYORESDE 65 Y MÁS AÑOS

Fuente: Observatorio de personas mayores-IMSERSO. Encuesta condiciones de vida de las personas mayores.

1.5. Familia y convivencia

El envejecimiento de la población tienetambién consecuencias en la estructura y or-ganización de la familia. En la actualidad, ygracias al aumento de la longevidad, convi-ven en una misma época diferentes genera-ciones de una misma familia. La coexistenciade cuatro generaciones en un mismo momen-to es un hecho histórico, no sólo convivimoscon nuestros padres e hijos, sino que tam-bién se conforman familias con la presenciadel bisabuelo/a. Esta nueva organización fa-miliar de persistencia de varias generacio-nes, y por tanto, de familias «extensas», se

opone, por otro lado, al paso de la familia ex-tensa (muchos miembros cohabitando en lamisma vivienda) a la familia nuclear (hogarcompuesto por pocos miembros). Este cambioha afectado sustancialmente a los hogares delas personas mayores. La forma de conviven-cia mayoritaria de la población mayor es lapareja (41,7%), seguida de la soledad (21,4%)(IMSERSO, ECVM 2006).

El tamaño medio del hogar6 de las perso-nas mayores (2,3 personas) ha descendidosustancialmente en los últimos años, al igual

6 Número de personas que convive en el hogar.

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que en el resto de la población. Aunque latendencia sea la misma para la población deotras edades, los datos muestran que los ho-gares compuestos por personas mayores tie-nen un tamaño medio menor que el resto. Enla vejez se cohabita con un número más limi-tado de personas y está muy extendida la vi-da en soledad.

La soledad incide sobre todo en el génerofemenino. El 29% de las mujeres mayores vi-ve en esta situación, frente al 11% de los va-rones. Algunas de las causas son: la mayoresperanza de vida de las mujeres, el hechodiferencial de que la edad de contraer matri-monio es casi siempre mayor entre los hom-bres, y que, en el estado de viudedad, son lasmujeres las que prefieren seguir mantenien-do su autonomía residencial, al estar tradi-cionalmente más habituadas al ámbitodoméstico que los varones. El aumento delnúmero de personas mayores que viven solases un asunto muy abordado por las políticaspúblicas actuales, al estar vinculado a unamayor fragilidad, especialmente, en cuanto ala incidencia de dependencia.

Pero, aunque el hogar unipersonal sea al-go muy frecuente entre la población mayor, yla familia extensa se catalogue dentro de laextinción, estos cambios tan acelerados nohan supuesto que desaparezcan los lazos fa-

miliares tan característicos de nuestra socie-dad. La familia extensa ha derivado en la fa-milia «extensiva», en la que si bien ha dismi-nuido el grupo familiar en el hogar, ello noimplica que disminuya la importancia y elapoyo de la familia, sino solo se modifica enla forma. La familia sigue siendo central, nodesaparecen las relaciones familiares entregeneraciones, únicamente dejan de cohabitaren la misma vivienda; es lo que se ha deno-minado «intimidad a distancia».

Entre la población mayor, un 72,6% tienehijos/as que viven en su mismo barrio, pue-blo o ciudad, manteniendo contactos sema-nales el 79,8%. De esta manera se conformauna red cercana de apoyo social, instrumentomuy útil como sustento material y emocio-nal. El mantenimiento de contactos con elexterior, ya sea a través de la familia, amigoso vecinos, tiene un aspecto positivo muy im-portante tanto en el plano afectivo, el estadode ánimo y la salud, como en el de poder dis-poner de apoyo y ayuda en determinados mo-mentos. «La cantidad y calidad de las rela-ciones que tiene un individuo y que leproveen de ayuda, afecto y autoafirmaciónpersonal, tienen no sólo influencia en el fun-cionamiento social del individuo, sino quemedian en el mantenimiento de la autoesti-ma durante la vejez y tiene una posible fun-ción «amortiguadora» en relación con las pér-

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GRÁFICO 9. FORMAS DE CONVIVENCIA DE LAS PERSONAS MAYORES

Fuente: Observatorio de personas mayores-IMSERSO, Encuesta de Condiciones de Vida de los Mayores.

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didas». (Díaz-Veiga, 1987 en Yanguas Le-zaun, 2006).

1.6. Otros indicadores: estereotipos yuso del tiempo

Los estereotipos existentes y tan extendi-dos en nuestros días nos ofrecen una imagende las personas mayores asociada al gasto ya la carga social, impidiéndonos dar la im-portancia que se merece a las aportacionesque realizan. La cotidianidad de las personasmayores es característicamente activa y rea-lizan numerosas y continuadas aportacioneseconómicas y sociales a la colectividad, aun-que, demasiadas veces, resultan «invisibles»por estar fuera del mercado de trabajo. Sinembargo, en España las personas mayoresllevan a cabo su vida diaria realizando acti-vidades muy variadas, que pueden englobar-

se entre las que realizan para sí mismas, co-mo necesidades esenciales y de ocio, y lasque hacen para y por los demás, como las departicipación, voluntariado o ayuda a otroshogares. La actividad de la población mayores notablemente alta y su utilización deltiempo diversificada.

Algunas de las actividades a las que dedi-can su tiempo son las domésticas y familia-res; en esta etapa de la vida es en la que másse suavizan los roles de género y son, sobretodo las abuelas, un recurso muy utilizadopara el cuidado de niños/as, siendo su inter-vención decisiva para alcanzar la tan anhe-lada conciliación de la vida laboral y fami-liar. El trabajo voluntario y el apoyoinformal ocupan también a un porcentajedestacado de la población mayor que realizaesta tareas de modo continuo y desinteresa-do. (Barrio Truchado, 2007).

MAYTE SANCHO, ROSA DÍAZ, PENÉLOPE CASTEJÓN, ELENA DEL BARRIO

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GRÁFICO 10. RITMOS DE ACTIVIDAD DIARIAENTRE LAS PERSONAS MAYORES

Fuente: Uso del tiempo entre las personas mayores. Boletín sobre el envejecimiento "Perfiles y Tendencias", núm. 27.Observatorio de personas mayores-IMSERSO, marzo 2007.

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2. ENVEJECIMIENTO Y DEPENDENCIA.CARACTERÍSTICAS DEMOGRÁFICAS

Según las estimaciones realizadas en elLibro Blanco sobre la Atención a las perso-nas en situación de dependencia en España(2005), basadas en la explotación de la En-cuesta Nacional de Discapacidades, Deficien-cias y Estado de Salud (INE, IMSERSO, ON-CE, 1999), en 2005 había 1.125.190 personasen situación de dependencia grave o muygrave, que podrían ser beneficiarias de unsistema de protección a la dependencia. Deellas, 826.551 serían mayores de 65 años.

Es sobradamente conocido que existenmúltiples cuantificaciones sobre la poblaciónespañola en situación de dependencia condi-cionadas sobre todo, por el numero de activi-

dades de la vida diaria que se incluyen en loscálculos. Entre las personas mayores de 65años, un 21,5% son dependientes en algúngrado, de ellos un 14,9% declara una dificul-tad absoluta para la realización de activida-des de la vida diaria, grave un 29% y mode-rada el 56,1%, según su propia percepción deseveridad (INE. ENS: Encuesta nacional desalud, 2003, microdatos. En Abellán García,2006). En definitiva, el establecimiento deun sistema de protección a las personas quenecesitan mucha ayuda, pasa siempre por ladefinición de un «umbral de entrada» al sis-tema y de una formula de graduación de losniveles de dependencia que permita clasifi-car cada uno de ellos en grupos, asignándo-les las correspondientes cuantías en susprestaciones económicas e intensidades en laoferta de servicios (Libro Blanco, 2005).

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GRÁFICO 11. INCREMENTO DE LA POBLACIÓN MAYOR 2003-2006DE 65 Y DE 80 AÑOS SEGÚN COMUNIDAD AUTÓNOMA

Fuente: INE. Padrón municipal de habitantes 1 de Enero de 2003 y 1 de Enero de 2006

Recientemente ha sido aprobado el Marcode Cooperación Interadministrativa para eldesarrollo de la Ley, previsto en el artículo10, en el que se actualizan, utilizando los da-tos del padrón municipal de 2006, las cuanti-ficaciones de población potencialmente usua-ria a 1.173.764, de las cuales, 867.207 son

personas mayores. En consecuencia, a lo lar-go de este trabajo se utilizará siempre lacuantificación realizada para la puesta enmarcha de la Ley.

Durante los años 2007 y 2008 se realizaráuna nueva Encuesta de Discapacidad, Auto-

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nomía y Dependencia (EDAD) que, sin duda,aportará nuevas informaciones y datos másajustados a la realidad actual de las personasque necesitan ayuda. No obstante, se puedenavanzar algunas de las características másdestacadas de este grupo poblacional:

� Es norma general en todas las socieda-des desarrolladas que la prevalencia dela discapacidad se incremente con laedad. En España los mayores de 65años constituyen el 74% de la poblacióndependiente.

� Entre el grupo poblacional de edadesmás jóvenes la dependencia es mayoren varones que en mujeres. Esta ten-dencia se invierte, sin embargo, a partirde los 50 años. En ese momento el nú-mero de mujeres dependientes superaal de hombres. En la vejez la dependen-cia tiene un claro perfil femenino. Apartir de los 65 años el 68,5% de laspersonas dependientes son mujeres. Apartir de los 80 un 73%.

� El estado civil en el que se encuentra elmayor porcentaje de personas mayoresdependientes es la viudez, con tasas del32,2%, doblando la cifra de las personasque se encuentran casadas.

� El nivel de instrucción es uno de los fac-tores más determinantes de las situacio-nes de dependencia y discapacidad. Elriesgo de padecer discapacidad aumenta

a medida que desciende el nivel educati-vo. Entre las personas que no tienen es-tudios y son analfabetas el porcentaje dedependencia asciende a un 29,8%, mien-tras que entre las personas con estudiossuperiores es de un 13,1%.

� Como es lógico, las personas mayorescon alguna dependencia declaran unpeor estado de salud que la media deese mismo grupo de edad. Algo más dela mitad, el 51,1% autopercibe su saludcomo mala o muy mala, frente al 12,6%del resto.

� Las enfermedades más diagnosticadasentre este grupo son la artrosis y losproblemas osteoarticulares, lo que setraduce en que las discapacidades másextendidas son las concernientes a lamovilidad. Las personas dependientespadecen una media de casi cuatro en-fermedades, casi el doble que aquellasque no necesitan ayuda. (ENS, 2003)

� Existe amplia evidencia científica sobrela influencia de la actividad física en lasalud objetiva de los individuos. La rea-lización de prácticas sedentarias es tresveces superior entre las personas de-pendientes. El sedentarismo puede sercausa de dependencia, pero también escierto que ciertas enfermedades quecausan dependencia pueden ser el moti-vo de una menor movilidad.

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TABLA 1. PROYECCIONES DE POBLACIÓN DEPENDIENTE EN 2007

Fuente: Observatorio de personas mayores-IMSERSO, 2007. Elaboración propia.

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� La forma de convivencia cambia a lolargo del proceso de envejecimiento.Entre las personas dependientes el ciclomás frecuente se inicia en hogares conparejas, y se acaba, a edades elevadas,

en hogares multigeneracionales, habi-tualmente conviviendo con algún hijo,aumentando también la institucionali-zación y disminuyendo el número de ho-gares solitarios.

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TABLA 2. POBLACIÓN DEPENDIENTE (Estimación 2007)

Fuente: Observatorio de personas mayores-IMSERSO, 2007. Elaboración propia.

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3. LA RESPUESTA A LAS SITUACIONESDE DEPENDENCIA.

3.1. El sistema de apoyo informal

Como se viene constatando en distintasinvestigaciones del IMSERSO (ColectivoIOÉ/IMSERSO/CIS, 1995; IMSERSO/GFK,2005) la principal respuesta a las situacionesde dependencia, aun cuando requieran decuidados de larga duración, proviene del de-nominado sistema de apoyo informal; térmi-no amplio con el que se quiere hacer referen-cia a todos los cuidados y atenciones que noson dispensados por el sistema público, o porel mercado, pero que se acaba materializan-do, la mayor parte de las veces, en familiaresde sexo femenino.

En la Encuesta de Condiciones de Vida delas Personas Mayores 2006 (IMSERSO-CIS),se preguntó a las personas entrevistadasacerca de su capacidad para desempeñar unaserie de actividades de la vida diaria (inclu-yendo en la lista tareas básicas e instrumen-tales). También se les pidió que indicasen, encaso de no poder realizarlas, quién era lapersona que principalmente les proporcio-naba la ayuda. El 38,5% de las de las res-puestas dadas señala a las hijas; en segundolugar, con un peso porcentual del 22,2 apare-cen los esposos o esposas; los siguientes, aun-que a considerable distancia, son los hijos(10,2%), y a continuación las personas em-pleadas de hogar (9,2%) sucedidas por el res-to de categorías. Sin embargo, estos mismosdatos varían atendiendo al sexo de la perso-na que requiera la ayuda. Cuando son muje-res las que necesitan apoyo, la clasificaciónse mantiene pero los porcentajes cambian: laimportancia de las hijas entre las respuestasobtenidas aumenta a un 44% y los maridosbajan hasta un 15,4%. En el caso de ser hom-bres los necesitados de ayuda, las esposaspasan a ocupar el primer lugar con un pesoporcentual de 42, después las hijas (22.3%),los hijos (8,5%), empleadas/os de hogar (7,4)y demás respuestas.

Las pautas de cuidados que resultan de laexplotación de esta encuesta siguen apun-tando a un modelo tradicional en el que lasconstrucciones de género colocan a las muje-res como principales responsables de la dis-pensación de ayuda. La distinta situaciónconyugal y residencial con la que se encuen-tran hombres y mujeres al entrar en situa-ciones de dependencia vendría a explicar, enparte, la menor implicación de los esposos enlos trabajos de cuidado; los hombres casadosa menudo tienen mayor edad que sus espo-sas, por lo que, cuando son dependientes,pueden contar con ellas como cuidadoras po-tenciales, mientras que las mujeres, dada sumayor esperanza de vida, suelen estar viu-das cuando la discapacidad las limita. Porotra parte, al centrar la atención en la gene-ración posterior y observar la desigual parti-cipación de hijos e hijas en estas tareas, po-demos seguir pensando en la estructurasexo-género como la argumentación con máscapacidad explicativa.

El análisis de los distintos tipos de activi-dades para las que prestan apoyo los hijos ehijas señala a los roles de género como factoroperante. Las tareas en las que más presen-cia tienen los hijos son: hacer gestiones, ad-ministrar el dinero, ir al médico, utilizar eltransporte público, hacer compras�, todasellas, actividades instrumentales. En las de-finidas como básicas para la vida diaria esdonde menores porcentajes alcanzan. Por elcontrario, las tres actividades en las que lashijas obtienen más altos porcentajes son: co-mer, utilizar el WC y asearse/ arreglarse, re-lativas, por tanto, al cuidado personal.

En hogares compuestos por una parejamayor, la ayuda proviene en primer lugar delos cónyuges (59,5%). Cuando la persona ma-yor vive sola, la figura principal en la provi-sión de cuidados es la hija (35,6%). Especial-mente interesantes parecen las diferenciasentre las personas mayores que cohabitancon sus descendientes en su propia casa y lasque lo hacen en la casa de éstos; en este últi-mo caso, el peso porcentual de las hijas es

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TABLA 3. PERSONA QUE DISPENSA LOS CUIDADOS SEGÚN TIPO DE ACTIVIDADPorcentajes horizontales

Fuente: IMSERSO-CIS, Encuesta sobre Condiciones de Vida de las Personas Mayores, septiembre 2006.

Nota: no se incluyen todas las categorias de cuidadoresFuente: IMSERSO-CIS, Encuesta sobre Condiciones de Vida de las Personas Mayores, septiembre 2006.

GRÁFICO 12. CUIDADORES/AS SEGÚN TIPO DE HOGAR DONDE VIVE LA PERSONA MAYOR QUE RECIBE LA AYUDA.

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llamativamente alto (76,7%), por lo quepodría deducirse que �cuando la dependen-cia empuja a las personas mayores a salir desu casa e instalarse en la de un descendiente�será, con mucha probabilidad, en la de una hi-ja. Cuando estamos ante un hogar multigene-racional y la casa es propiedad de la personamayor que requiere los cuidados, las hijas si-guen siendo las primeras procuradoras, perotambién es la situación residencial donde ma-yor participación tienen los hijos (19,6%). Losdescendientes que permanecen en el hogar dela persona mayor podrían considerarse «noemancipados», siendo éste el contexto de con-vivencia que más propicia la participación delos hijos varones en el trabajo de cuidado.

3.2. Servicios Sociales

Sin entrar a analizar la breve historia delproceso de implantación de nuestro Sistemade Servicios Sociales, podemos afirmar que apartir de los años 80 es cuando se produce elauténtico desarrollo de un modelo público deatención a las personas mayores. En esosaños se intentaba dar respuesta a necesida-des asociadas no tanto a las situaciones dedependencia, como a las carencias de tipo so-cioeconómico que padecía, con especial inten-sidad, el grupo de los mayores de 65 años. Ladécada de los 90 ha supuesto la implantacióndefinitiva de un Sistema público de ServiciosSociales. De hecho, en un corto espacio detiempo, se ha puesto en marcha una ampliagama de servicios y programas que preten-den dar respuesta a un conjunto mucho másheterogéneo de necesidades.

La difusión del Plan Gerontológico en1993 no ha sido ajena a este proceso, impul-sando un cambio cualitativo en la concep-ción de la planificación y el abordaje de laatención a las personas mayores y convir-tiéndose en referente de múltiples planifica-ciones posteriores. Pero sobre todo, estePlan estableció las bases conceptuales delmodelo público de servicios sociales, adop-

tando a lo largo de todos sus contenidos el le-ma «envejecer en casa», que ya había sido di-fundido años antes por varios organismosinternacionales.

En definitiva, al menos aparentemente,hemos conseguido homogeneizar nuestro dis-curso sobre la vejez con los países más avan-zados en políticas sociales. Pero nuestra dis-tancia de más de veinte de años con granparte de Europa, no desapareció a la hora deponer en práctica este excelente diseño deplanificación. De hecho, su grado de ejecu-ción se ha valorado como bastante escaso,muy especialmente en cuanto al desarrollode servicios domiciliarios, que dieran cohe-rencia a sus planteamientos conceptuales. Elhecho de que el Plan Gerontológico no llega-ra a tener valor normativo, su escasa dota-ción presupuestaria y su coincidencia, en superiodo de desarrollo, con el proceso de des-centralización de competencias en esta mate-ria, sin duda han contribuido a que su aplica-ción no fuera la deseada. En definitiva, ladistancia con Europa y con los países de laOCDE era y sigue siendo importante, comose puede observar en el gráfico y tabla si-guientes.

La oferta de Servicios disponibles e inclu-so su desarrollo, previsto en muchas de lasplanificaciones gerontológicas, no respondeaún hoy a las recomendaciones de la IIAsamblea Mundial sobre el Envejecimiento yde otros organismos internacionales, ni a lasopiniones y preferencias de la ciudadanía(CIS, 2001). La opción de permanecer en eldomicilio habitual durante la vejez es la másdeseada, clara y contundente, para la pobla-ción española, sea cual sea la generación yedad del entrevistado. Sin embargo, el desa-rrollo de nuestros servicios domiciliarios yresidenciales no ha guardado relación con es-tas preferencias ni recomendaciones, la rea-lidad del desarrollo de los servicios domici-liarios ha sido escasa en relación con laevolución residencial y, en cualquier caso, in-suficiente.

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GRÁFICO 14. ESTRUCTURA DEL GASTO EN CUIDADOS DE LARGA DURACIÓNEN ALGUNOS PAÍSES DE LA OCDE, 2000

Fuente: OCDE, Proyecting OCDE health and long-term care expenditure, Economics Department Wor-king Papers, n. 447. Tomado de OPM-Alboma, «Servicios sociales para personas mayores en España»,Perfiles y tendencias, n. 22, abril 2006: 42.

GRÁFICO 13 RATIOS DE COBERTURA DEL SERVICIODE AYUDA A DOMICILIO Y DE RESIDENCIAS

Fuente: Observatorio de personas mayores-IMSERSO, 2007. Elaboración propia sobre varios textos procedentes deUE. y OCDE. Datos 2005-2006 según países.

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Como puede observarse, las expectativasde convivencia con otros, aunque sean los hi-jos, son muy poco deseadas y, significativa-mente, acudir a cualquier tipo de centro resi-dencial es una opción que se desea menosaún a cualquier edad y todavía menos a me-dida que se tienen más años.

3.2.1. Nuestra situación actual

Sin pretender un análisis detallado, para elque remitimos al realizado en el Libro Blancode atención a la dependencia, ofrecemos aquíunas breves notas sobre el desarrollo y actualsituación de los principales recursos que inter-vienen en la atención a las personas mayoresen situación de dependencia.

Los Servicios de atención domiciliaria:

Los SAD (Servicios de Atención Domicilia-ria) desde su comienzo, hace ya casi 30 años,

han experimentado una importante trans-formación. Hemos pasado de los escasos cen-tenares de usuarios de comienzos de los años80 a los 305.801, en enero 2006.

En lo que se refierE a las característicasterritoriales de este servicio, parece que ladesigualdad es el rasgo dominante.

A escala nacional, el índice de cobertura,definido como porcentaje de personas de 65 ymás años usuarias del servicio, se sitúa comomedia en 4,09. La Comunidad con mayor ín-dice de cobertura en el SAD es Extremadura,con un 9.82, cerca de seis puntos por encimade la media nacional. También destacanCastilla-La Mancha y Madrid con índices de6,37 y 6,29 respectivamente.

Sin embargo, no es el número de usuariosy su progresión cuantitativa lo que puede in-dicarnos qué tipo de servicio estamos ofre-ciendo; la intensidad horaria y otros paráme-tros cualitativos son determinantes en laesencia de la prestación de este recurso. En

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GRÁFICO 15 EXPECTATIVAS SOBRE LA FORMA DE RESIDENCIA DESEADAEN LA VEJEZ, SEGÚN LA EDAD DEL ENTREVISTADO, 2001

Fuente: CIS, noviembre 2001.

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enero de 2006, esta intensidad horaria, defi-nida como el número de horas de atenciónpor usuario al mes, se situaba como media en16,28 horas/ mes/ usuario, lo que supone po-cos minutos más de 4 horas a la semana.

La insuficiencia de este servicio para la

atención a personas dependientes y ayuda asus cuidadores es evidente. Si comparamosesta situación con las establecidas ya por elConsejo Territorial de la Dependencia parececlaro que éste será el servicio que tendrá querealizar un esfuerzo mayor para adaptarse ala nueva situación.

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GRÁFICO 16 ÍNDICE DE COBERTURA DE ALGUNOS SERVICIOS SOCIALESPARA PERSONAS MAYORES EN ESPAÑA (Enero 2006)

Fuente: Comunidades Autónomas, Cuidades Autónomas y Diputaciones Forales. INE (2006). Datos de Población.Padrón Municipal 01/01/2006. Elaboración Propia.

GRÁFICO 17 EVOLUCIÓN DE LA INTENSIDAD HORARIA EN AYUDAA DOMICILIO, 1991-2006

Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (2000,2002, 2005) Las Personas Mayores en España. Informes 2000,2002 y 2004; Comunidades Autónomas, Ciudades Autónomas y Diputaciones Forales. Elaboración propia

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Aún se dedica la mayor parte del tiempo alas tareas domésticas (10,31 horas), mientrasque bastante menos de la mitad de la intensi-dad horaria media es dedicada a cuidadospersonales (5,07 horas). Esta distribución, aligual que los demás indicadores no es unifor-me para todas las Comunidades Autónomas.Asimismo, hay que destacar su evolución a lolargo del período 1999-2006, siendo cada vezmás las Comunidades en las que la propor-

ción de tiempo dedicado al cuidado personaldel mayor supera al tiempo dedicado a tare-as domésticas.

Por otro lado, la disparidad territorialexistente en cuanto a los precios públicos/hora de los servicios domiciliarios aporta unaidea bastante realista sobre la desigualdaden la atención dispensada. El precio públicodel SAD se sitúa como media nacional en

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33REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 70

TABLA 4 INTENSIDAD DEL SERVICIO DE AYUDA A SOMICILIO

CUANTÍAS MÁXIMAS DE PRESTACIONES ECONÓMICAS, GRADO III

Fuente: Elaboración propia sobre los acuerdos del Consejo Territorial de la Dependencia. 2007.

Fuente: Comunidades Autónomas, Cuidades Autónomas y Diputaciones Forales. Elaboración Propia. Enero 2003.

GRÁFICO 18 SERVICIO PÚBLICO DE AYUDA A DOMICILIO.INTENSIDAD HORARIA (1 de enero 2006)

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12,12 euros/hora/usuario. Existiendo impor-tantes oscilaciones entre Comunidades: Na-varra y Melilla con un precio de 22,32 y 20,09euros/hora respectivamente, frente a Extre-madura y Cantabria, territorios con el preciopúblico más bajo: 6,18 y 7,30 euros/hora, res-pectivamente. Esta diferencia de más de un300% en el precio hora, evidencia distintaconcepción, naturaleza, tipología y calidaddel servicio que, sin lugar a dudas, trascien-de a las características socioeconómicas pro-pias de cada Comunidad.

Los servicios domiciliarios que incluyentambién acompañamiento y apoyo psicoso-cial y, en ocasiones, comidas o lavandería,deben reorientarse como servicio de apoyo alas familias cuidadoras y de provisión socio-sanitaria, integrada o coordinada con el Sis-tema Nacional de Salud, para la atención ala dependencia más grave.

Los SAD son innegablemente los serviciosque mayor transformación y desarrollo de-ben experimentar, si quieren dar respuestalas necesidades reales de las personas en si-tuación de dependencia. Sin duda alguna, es-te será uno de los retos más complejos al que

es necesario hacer frente en la aplicación dela LAAD.

Teleasistencia

La evolución de este servicio ha sido expo-nencial desde hace una década, que se tienenlos primeros datos sobre su cobertura. Se hapasado de 7.070 usuarios en 1995 a 261.433en enero de 2006, lo que supone un índice decobertura del 3,5 % sobre las personas mayo-res de 65 años y aproximadamente el 11% so-bre el total de personas mayores que vivensolas. A pesar de este enorme desarrollo, seha desaprovechado este servicio para avan-zar en la atención integral de las personasmayores con problemas de dependencia o so-ledad.

La Teleasistencia puede ser un elementoclave para la promoción de la autonomía per-sonal y el apoyo en el mantenimiento de lapersona dependiente en su entorno habitual,siempre que se contemple como un serviciocomplementario de la ayuda a domicilio.

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Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (2000,2002, 2005). Las Personas Mayores en España. Informe2000,2002 y 2004. Comunidades Autónomas, Ciudades Autónomas y Diputaciones Forales. Elaboración propia.

GRÁFICO 19 SERVICIO PÚBLICO DE TELEASISTENCIA .EVOLUCIÓNDEL NÚMERO DE USUARIOS (1999-2006)

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Los Centros de Día

Como servicios intermedios y de respirofamiliar son un recurso fundamental para elmantenimiento de la persona dependiente ensu entorno habitual y desempeñan un papelesencial en el apoyo a las familias cuidado-ras.

Es un recurso relativamente reciente,existe desde hace poco más de una década, yquizá por ello persisten aún diferencias deconceptualización e importantes desigualda-

des territoriales bajo esta misma denomina-ción. Tiene ya bastante demanda tanto por lafunción terapéutica que realiza con la perso-na dependiente como por hacer posible lacompatibilización de la vida familiar y labo-ral. Quizá se explique por ello el desarrolloexponencial del sector privado que gestionaya un 62% de las plazas, si bien la financia-ción predominante sigue siendo pública enun 60%.

Actualmente existen 47.624 usuarios, loque supone un índice de cobertura del 0,64%.

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GRÁFICO 20 CENTROS DE DÍA PARA PERSONAS MAYORES DEPENDIENTESDISTRIBUCIÓN DE CENTROS SEGÚN TITULARIDAD. Enero 2006

Fuente: Comunidades Autónomas, Ciudades Autónomas y Diputaciones Forales. Elaboración propia

Residencias

Es el servicio con más antigüedad y quemayor transformación ha experimentado enlos últimos años, tanto en cuanto a la organi-zación de la vida cotidiana de los residentes,como en la tipología de servicios que oferta.Ha evolucionado desde una concepción inicialplenamente asilar, pasando por un periodomarcadamente hotelero, hasta la actualidadque presenta una imagen de cobertura socio-sanitaria, que no siempre se corresponde conla realidad del quehacer cotidiano, ni de la ra-tio de profesionales involucrados.

El número total de plazas residenciales aenero 2006 era de 298.870, tanto públicas co-mo privadas. De ellas, todavía solo 156.973,el 52,5% de las plazas residenciales, son parapersonas dependientes y están distribuidasen 4.888 centros de los que 3.886 pertenecenal sector privado. Una vez más, las diferen-cias interautonómicas son excesivamenteacusadas, así como el claro predominio de lasplazas de financiación estrictamente priva-da, que evidencia el esfuerzo que las familiasespañolas deben hacer, cuando es necesarioque sus familiares mayores sean atendidosen un centro residencial.

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TABLA 5 CENTROS DE DIA PARA PERSONAS DEPENDIENTES EN ESPAÑANÚMERO TOTAL DE CENTROS Y PLAZAS (Enero 2006)

Fuente: Comunidades Autónomas, Ciudades Autónomas y Diputaciones Forales. INE (2006). Datos de Población.Padrón Municipal 01/01/2006. Elaboración propia.(1) Índice de Cobertura: (nº plazas/población >65)×100* Andalucía:dato referido a enero 2005.

GRÁFICO 21 CENTROS RESIDENCIALES.ÍNDICE DE COBERTURA PLAZAS (Enero 2006)

Fuente: Comunidades Autónomas, Ciudades Autónomas y Diputaciones Forales. INE (2006). Datos de Población.Padrón Municipal 01/01/2006. Elaboración propia.

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4. RETOS DE FUTURO ANTE EL NUEVODERECHO DE CIUDADANÍA.

4.1. Envejecimiento activo

Las sociedades modernas envejecidas de-berían aspirar hoy, más que nunca, a diso-ciar al máximo el binomio edad-dependenciay a conseguir que esta etapa de la vida se ca-racterice por la actividad, la consecución deproyectos nuevos, o todavía inacabados, y eldesarrollo de iniciativas útiles al conjunto dela sociedad (Sancho et al. 2007). Para ello,tanto desde las administraciones públicas co-mo desde la iniciativa social, deben empren-derse políticas y programas que promocionenun envejecimiento satisfactorio desde un do-ble aspecto: la mejoría de la calidad de vidade quien ya ha alcanzado la edad de jubila-ción e incluso la avanzada vejez y el aprendi-zaje de conocimientos, habilidades y actitu-des en las personas más jóvenes quegaranticen, en lo posible, la prolongación dela vida activa e independiente, hasta su lími-te máximo.

En coherencia con estos planteamientos,quizás, una de las más importantes contribu-ciones a la II Asamblea Mundial sobre el En-vejecimiento (2002) haya sido la realizadapor la OMS mediante el documento «Enve-jecimiento Activo: Un marco político».Aborda una serie de aspectos clave con rela-ción al envejecimiento, que lo ha convertidoya en un documento de referencia para laplanificación y toma de decisiones en cual-quier ámbito: técnico, profesional o político, ydefine el envejecimiento activo como «el pro-ceso de optimización de las oportunidades desalud, participación y seguridad con el fin demejorar la calidad de vida a medida que laspersonas envejecen.» Este concepto se con-vierte en el paradigma de la participación delos ciudadanos mayores en los procesos so-ciales y personales como clave de calidad devida y autonomía, cualquiera que sea la si-tuación de independencia o discapacidad deestas personas.

El afrontamiento del envejecimiento des-de el enfoque del ciclo vital lleva implícito elreconocimiento de la diferencia, la diversi-

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GRÁFICO 22 PLAZAS RESIDENCIALES. EVOLUCIÓN DEL ÍNDICE DECOBERTURA*. (1999-2006 )

Fuente: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (2000,2002,2005). Las Personas Mayores en España. Informe 2000,2002 y 2004. Comunidades Autónomas, Ciudades Autónomas y Diputaciones Forales. INE Inebase. Revisión PadrónMunicipal 1/01/1999 a 01/01/2006. Elaboración propia.* Índice de Cobertura: (NºPlazas/Pob>65)*100.

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dad y la falta de homogeneidad del denomi-nado colectivo de personas mayores. Ello su-pone la obligación de diseñar intervencionesy programas adaptados a las diferentes nece-sidades de este grupo de población así como atener en cuenta los contextos y factores am-bientales en que las personas envejecen.

Las personas mayores deben acceder anuevas oportunidades de información y for-mación que apoyen el aprendizaje a lo largode toda la vida. Todo ello en el marco del le-ma «Una sociedad para todas las edades» enel que la flexibilidad en las intervenciones yperiodos vitales, en los que estas se ponen enpráctica, han de presidir los proyectos geron-tológicos, contribuyendo así a ofrecer unaimagen del envejecimiento ajustada a la rea-lidad y libre de estereotipos negativos.

4.2. Prevención de la dependencia

Uno de los objetivos prioritarios del para-digma sobre el envejecimiento activo, es laprevención de la dependencia. Constitu-ye uno de los principios de nuestra Ley y detodas las que actualmente están en vigor enlos países desarrollados. Y es que existe sufi-ciente evidencia científica sobre la eficacia dela prevención en cualquiera de sus niveles:primaria, secundaria y terciaria (Fries, 1980Gómez et al. 2003, Ruipérez, 2004). Las ta-sas de envejecimiento tanto en el mundo de-sarrollado como en el que está en vías de ha-cerlo, no hacen sino aumentar, con especialrelevancia para el grupo de mayores de 80años que es el que crece de forma más inten-sa. Pero quizá el gran reto de este recién es-trenado siglo XXI resida en el cumplimientode la denominada hipótesis de la compresiónde la morbilidad (la reducción de la morbili-dad es superior a la reducción de la mortali-dad), que supone que no sólo vivamos másaños, sino que los podamos disfrutar libresde discapacidad. Las experiencias conocidasen algunos países como Reino Unido, Sueciay EEUU, (Manton, K. y Gu, X. 2001) abren

un horizonte optimista para el futuro próxi-mo. La prevención y la promoción de hábitossaludables constituyen el pilar fundamentalde esta deseable aspiración de las sociedadesmodernas.

Sin duda alguna, el éxito de la aplicaciónde la Ley dependerá, en gran parte, de lapuesta en marcha de programas eficaces deprevención de la dependencia, a través de in-tervenciones sociosanitarias coordinadas entodos los niveles de actuación.

4.3. Autonomía

La introducción del concepto de autonomíacon carácter transversal en la Ley, debe supo-ner una oportunidad en el abordaje de laatención a las personas mayores que necesi-tan mucha ayuda para desenvolverse en suvida cotidiana. Hasta ahora, la conceptuali-zación en torno a la autonomía parece que seasociaba al mundo de la discapacidad en laspersonas jóvenes o adultas, que luchan pormantener su capacidad de elección sobre susproyectos vitales y la independencia en su vi-da cotidiana. Sin embargo, la dependenciafuncional es un concepto asociado a la vejez,el deterioro, la asignación de recursos y tomade decisiones por otras personas del entornofamiliar o profesional. La importancia de quela capacidad de decisión de las personas sesitúe en el centro de las planificaciones e in-tervenciones con personas mayores en situa-ción de dependencia, es trascendental ya quedebe generar cambios sustanciales en los mo-delos de atención vigentes y en sus consi-guientes recursos y servicios.

4.4. Continuidad de cuidados

Concepto entendido como «el derecho quetienen las personas en situación de depen-dencia a recibir atención formal e informaladecuada». Para ello, ha de organizarse ydisponerse un conjunto diversificado de ser-

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vicios de proximidad �sociales y sanitarios�que puedan ser utilizados, consecutiva y si-multáneamente, y que puedan combinarsecon flexibilidad y eficacia para adaptarse a lasituación concreta de dependencia y a la evo-lución que experimente a lo largo del tiempo(Rodríguez P, 2006). Garantizar la continui-dad de los cuidados ha sido uno de los objeti-vos que ha generado la mayor parte de lasiniciativas de coordinación entre los sistemasanitario y social. También entre los diferen-tes niveles asistenciales de cada sistema, in-tentando en todos los casos establecer losadecuados circuitos y protocolos de deriva-ción que hicieran posible esta continuidad.Las experiencias españolas y europeas po-nen de manifiesto las dificultades de este ob-jetivo (proyecto PROCARE, acuerdos diver-sos de coordinación sociosanitaria en todoslos ámbitos de las administraciones públi-cas). Sin embargo, podemos constatar cómopaíses con experiencia en el desarrollo de le-yes de protección a la dependencia siguen in-tentando lograr esa integración de los cuida-dos desde cualquier sistema de procedencia.El desarrollo de los Centros Locales de Infor-mación y Coordinación franceses (CLIC) yestructuras parecidas, puestas en marcharecientemente en Alemania, son una buenamuestra de la necesidad de avanzar en estecomplejo reto.

4.5. Mantenimiento y atenciónen el entorno habitual

Hemos visto cómo la opinión de los ciuda-danos de cualquier grupo de edad y, muy es-pecialmente, de los mayores (Barómetro CIS,2004. ECDV, 2006) es rotunda acerca de có-mo y dónde prefieren recibir atenciones cuan-do necesiten ayuda. Sin embargo, y quizá poresa falta de «cultura de la autonomía» asocia-da a la vejez, la realidad de la oferta de servi-cios se aleja bastante de sus deseos. Una vezmás, la Ley nos ofrece la oportunidad de re-conducir el modelo de atención a las personasmayores dependientes en varios aspectos:

� Superando la tradicional dicotomía co-munitario-institucional en la oferta derecursos. Toda la red de atención deberátener la característica de proximidad ypor lo tanto, un enfoque comunitario queintegre todos los recursos necesarios, in-cluyendo los alojamientos de cualquiertipo. La disociación comunitario (gene-ral), especializado (institucional) ha per-dido coherencia en el ámbito de la de-pendencia, donde todos los servicios deuna u otra forma, son especializados. Pe-ro, sobre todo, en este momento en elque se produce un crecimiento impor-tante de todos los recursos, tenemos laoportunidad de planificar su uso y ofertade manera mucho más racional. La fór-mula «área sociosanitaria» en la quecoincidan territorialmente los serviciossociales y sanitarios parece la más cohe-rente, ágil y eficaz, para dar una res-puesta adecuada a las situaciones de de-pendencia (Sancho, 2000, 2006).

� Diseñando un modelo de atención acor-de a las necesidades y deseos de sus po-tenciales usuarios. Es necesario insistiren que la Ley regula un derecho de ciu-dadanía fundamental, pero no estable-ce el modelo de atención que garanticeeste derecho. Estamos una vez más an-te la oportunidad de ajustar el modelo alas necesidades emergentes, contandocon la participación de los interesados ysus familias, llevando a la práctica losprincipios comentados y la necesariacomplementariedad entre todos los ac-tores de este proceso: personas en si-tuación de dependencia, familiares,profesionales, administraciones públi-cas, proveedores de servicios... Y cómono, desarrollando decididamente servi-cios domiciliarios que den respuestaseficaces a sus necesidades.

4.6. Modelo centrado en la persona

Es necesario garantizar el protagonismode las personas en situación de dependencia

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en los diseños de los programas y en los pro-cesos de intervención.

Quizá este sea el reto más complejo a lo-grar con el desarrollo de esta Ley, pero tam-bién el más imprescindible. Se observa cadadía cómo las estructuras organizativas decualquiera de los servicios de atención se im-ponen sobre las necesidades y deseos de laspersonas: El tamaño y diseño de los servicioshacen prácticamente imposible la humaniza-ción de los mismos, los horarios de los profe-sionales no se corresponden con los de susclientes, la escasez de medios y personal obli-gan a olvidar los programas de intervenciónque no sean de estricta supervivencia, el res-peto a la intimidad se vulnera continuamen-te... En definitiva, padecemos un excesivoumbral de tolerancia a la hora de valorar laatención que dispensamos a las personasmayores.

La Ley abre un horizonte de esperanzapara las personas que necesitan ayuda y susfamilias. Pero también lo abre para los profe-sionales que cada día se ven obligados a darrespuestas no deseadas a las demandas delas personas, derivadas de la escasez de re-cursos y, en ocasiones, de la falta de forma-ción adecuada para las tareas que tienen enencomendadas. En definitiva, estamos anteuna oportunidad ilusionante que va a contarcon el esfuerzo, la motivación y, necesaria-mente, la comprensión de muchos ciudada-nos desde cualquiera que sea su implicaciónen este proceso, que elevará sin duda el bie-nestar de la ciudadanía española.

5. CONCLUSIONES

Acabamos de realizar una somera revisiónsobre algunas características de las personasmayores en España y, con más detalle, deaquellas que padecen situaciones de depen-dencia. También se han analizado las res-puestas que la sociedad, la familia y los po-deres públicos están ofreciendo actualmentea estas personas. Todo ello, como marco ex-

plicativo y punto de partida en la aplicaciónde la Ley recién aprobada, analizada en pro-fundidad en otros trabajos de esta revista.Para finalizar, se han realizado algunos co-mentarios de carácter conceptual que consi-deramos esenciales, no sólo en cuanto a lapuesta en marcha de esta Ley, sino tambiénen el necesario diseño de políticas sociales yprogramas de intervención, dirigidos al con-junto de la población mayor. La correcta re-solución de estos retos de futuro va a garan-tizar, sin duda alguna, una mejor calidad enla vida cotidiana de la ciudadanía española,con independencia de su edad.

La mayoría de la población en situaciónde dependencia, son personas muy mayoresy presentan múltiples carencias en la aten-ción que reciben. Junto a ellas está el llama-do «ejercito de protección social invisible»constituido por cientos de miles de familia-res, mujeres en su mayoría, ayudados porotro grupo aún mas invisible: las cuidadorasy cuidadores inmigrantes que en muchos ca-sos realizan su trabajo en condiciones indig-nas. Por ello, la puesta en marcha de estenuevo derecho de ciudadanía supone un hitoen la historia del bienestar español que abresu marco protector a los mas débiles.

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RESUMEN El presente trabajo ofrece en primer lugar, una panorámica general sobre el proceso deenvejecimiento y algunos de los indicadores más importantes para el análisis de las condi-ciones de vida de las personas mayores en nuestro país. A continuación se presentan lasúltimas estimaciones del número personas dependientes calculadas a partir del PadrónMunicipal de 2006 (INE) y la Encuesta Nacional de Discapacidades, Deficiencias y Estadode Salud (INE, IMSERSO, ONCE, 1999) y se indaga en las características concretas de lapoblación mayor que padece situaciones de dependencia. La principal respuesta a este tipode situaciones proviene del denominado sistema de apoyo informal; partiendo de los datosobtenidos en la Encuesta de Condiciones de Vida 2006 (IMSERSO-CIS), se dibuja un mapadel cuidado a personas mayores en los hogares españoles. Parte importante de este traba-jo se dedica al análisis los recursos sociales disponibles a partir de los cuales ha de cons-truirse la red de servicios del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia(SAAD). Para finalizar, se han realizado algunos comentarios de carácter conceptual esen-ciales para el diseño de políticas sociales y programas de intervención dirigidos a personasmayores y que han de estar presentes también en el proceso de puesta en marcha de la Ley39/2006 de Promoción de la Autonomía personal y Atención a las personas en situación deDependencia.