las patas negras

7/24/2019 Las Patas Negras.

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"La Bonaerense

Historia criminal de la Policia de la Pcia. de Buenos Aires

Carlos Dutil y Ricardo Ragendorfer.

LA POLITICA

Cada vez que se habla de seguridad en la Repblica Argentina, la gran mayora de sus crticosse refieren a la provincia de vbb que puede ser en determinados momentos. Sobre todo si sucv del tema. !n particular, de los mecanismos para hacerla efectiva.

"uhalde e#erci$ con habilidad el gobierno de %omas de &amora, uno de los partidos m'sconflictivos del ()A. fsdf

y en tiempos de transformaci$n y a#uste como el impuesto por el menemismo *del que"uhalde es un componente tan esencial como "omingo Cavallo, en los que inevitablemente

se agudizan las contradicciones sociales +con perd$n del setentismo, la -olica pasa de ser unresorte importante para gobernar a convertirse en un arma estratgica. y los -atas /egras,como los bautizaron sus pares de la 0ederal en despectiva alusi$n a las botas cortas quealguna vez lucieron en su uniforme, #am's fueron una fuerza f'cil de mane#ar para el poder

poltico. Si un federal no est' de acuerdo con una orden, te lo va a discutir hasta lainsubordinaci$n1 ya vos te queda claro que ese tipo no va a cumplir con lo que le mandaste,sino que va a tratar de que quedes como un idiota. !l bonaerense, en cambio, te va a decirsiempre 2s, doctor, lo que usted ordene2, de un modo a veces servil1 pero cuando diste lavuelta, te clav$ un pu3al por la espalda *grafic$ el secretario de un #uzgado federal

bonaerense.

Con efectivos mal equipados, mal pagados y, sobre todo, mal reclutados y peor instruidos,LaBonaerense convirti$ algunas de sus tareas en parte de su sistema de sobrevivencia4capitalistas de #uego y comerciantes irregulares traba#an desde hace dcadas en sociedadforzada con las cvzvcvvvvvvvvvvv particulares y campa3as electorales, complicidad enlos propios negocios turbios, mano de obra disponible, son razones de cvcv sea me#or quela otra, aunque s distintas.

!l militar genocida y cvb por el cual todava hoy se rige internamente es el mismo queimpusiera Camps all' por 5678.

y en 5679 !tchecolatz fue acusado de integrar una clula golpista #unto al hi#o del e generaly otros terroristas de !stado 2desocupados2, %a )onaerense resisti$ asimismo cada intento por

dar de ba#a al apropiador de dv2%a )onaerense es un nido de vboras imposible de gobernar. %os tipos que se formaron conCamps vzcv a diferencia de la 0ederalse caracteriza por el alineamiento poltico de suscpulas, el peronismo, en cambio, siempre tuvo un mayor rapport con sus #efes. Al fin y alcabo, fue durante vbcvb que la 2Revoluci$n 0usiladora2 de 5699 de#$ en pie. 0ue entoncescuando la -olica )onaerense se asdv intento por entablar otro tipo de relaci$n, el duhaldismosignific$ un asdfasdffff, Antonio Cafiero. %uis )runatti, el documentalista que el otrora #efede la Renovaci$n :usticialista nombr$ como ministro de (obierno, haba cometido el peor delos errores4 ladrar, cvbcv constantemente la falta de una 2poltica de seguridad2, el(obernador demostr$ tenerla1 y bien clara. %a fue eplicitando en la pr'ctica1 la puso en

marcha. cvc Andrs Antonietti, y su engendro apagaincendios. !l ministro Carlos Corachtodava busca con su proyecto concentrar en la cartera de ;nterior todas las fuerzas deseguridad de la /aci$n.


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!nviaba as un mensa#e claro cvbcvbcv del esc'ndalo provocado por el secuestro delempresario vbcvb para el (obernador, segua trat'ndose de casos aislados que %a)onaerense haba autodepurado. Como el de los narcopolicas de Euilmes.

-ero la investigaci$n de (aleano no s$lo comprometi$ a #efes de la ;nstituci$n en el peoratentado terrorista ocurrido en la Argentina, sino que epuso en detalle la perversa relaci$n dela -olica con el hampa y destap$ un estado de corrupci$n generalizado que permiti$, pore#emplo, que durante casi dos a3os un falso testigo *preparado por policas dentro de unidades

policialesdistra#era la investigaci$n #udicial de los policas implicados.

"os de ellos fueron piezas importantes en la primera fase de la pesquisa, y su #efe traba#$ en

la misma en el momento en que era comandada por un comisario de vie#a relaci$n con elprincipal 2testigo2 de la causa, el reducidor Carlos elleldn, el hombre que haba 2doblado2 laraffic que le sacaron cv #urdica, (aleano no descarta que sean tambin uniformados los


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que conforman el siguiente eslab$n de la cadena que llev$ a la camioneta a la puerta de laA


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esta vez, la purga lleg$1 pero de la mano de un funcionario #udicial a#eno a su entorno, distintodel que "uhalde haba elegido. /o quedaba mucho margen.

%a oposici$n que encontr$ "e %'zzari al poner en pr'ctica la %ey de -rescindibilidad eimpulsar realmente cambios cvcvcv duhaldistas la confirmaci$n de todas sus aprensiones.y para cualquier observador, un dato m's que preocupante.

Gna vez m's la -olica )onaerense de#$ sus huellas por todas partes4 en la organizaci$n ye#ecuci$n del crimen, en la destrucci$n de pruebas, en las zancadillas puestas a unainvestigaci$n que de tanto desviarse carece de un rumbo creble, en la preparaci$n de falsostestigos.

Gna vez m's el caso puso al descubierto la vinculaci$n de sus oficiales con el tr'fico dedrogas, el robo de autos, las vbcv internas polticas.

!l homicidio de Cabezas fue el m's brutal atentado contra el periodismo desde el retorno delpas al orden constitucional. Gn verdadero mensa#e mafioso, como el propio gobernadorresalt$. -or el lugar en que fue cometido y sus caractersticas de espanto, por su metodologaheredera de los a3os de maldito horror, fue un crimen poltico, como el atentado contra la

A


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Las atas negras.

cliente1 el nico que estaba era su marido, %ucio


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Rueda tuvo primero que encender el motor, poner marcha atr's y girar en 2G2. %a maniobra ledemand$ casi medio minuto.

Apenas habran pasado las nueve y media cuando las ambulancias llegaron a la calle )elgranocon las sirenas encendidas. %a que mane#aba Rau iba adelante, separada de la otra por unaveintena de metros. %as s#renas, gradualmente, de#aron de ulular. /o haba se3ales del


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!l mdico se incorpor$ con epresi$n sombra y fue directamente al grano. %o hizo sinpronunciar palabra alguna1 simplemente ba#$ un pulgar, meneando la cabeza.

%abarre reaccion$ con una mueca entre el pesar y la sorpresa. Como si le costara asimilar queel alma de su compa3ero estaba ya tomando sus primeras lecciones de arpa. Consard, encambio, tom$ la noticia con una especie de resignaci$n calculada. *-ero no muri$ recin.%leva muerto m's de quince minutos *aclar$ el mdico ante el silencio de ambos.

%os dos policas clavaron sus o#os en el cuerpo de su compa3ero muerto, acaso buscandoconvencerse de que todo aquello no era sino un mal sue3o. !l principal %abarre no tard$ en

pasar .

-or primera vez desde que se produ#o aquel funestodisparo, tomaba conciencia de que todohaba salido absolutamente mal. !l plan se les haba escapado como un #inete que ve ale#arsesu caballo en medio del desierto1 en vez de dar con los dos autos que pensaban 5ocalizar,terminaron con las manos vacas. y para colmo en un hospital, arrastrando un muerto de su

propia tropa.

!l doctor :uan Carlos


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%abarre y Consard todava no haban regresado ala esquina de la calle )elgrano cuando, traslos primeros golpes, el oficial que acababa de anoticiarlo de la condici$n policial del quecreyera un asaltante empu#$ a 0lores adentro de la "ucato.

Acto seguido, espos$ su tobillo izquierdo a la base met'lica de la butaca, le#os de quienes lohaban acompa3ado hasta all, que se encontraban esposados #unto a la ambulancia de Rau.Rueda se qued$ custodi'ndolo y no le daba tregua4 repeta una y otra vez que haba matado aun polica.

"e pronto, le tir$ una trompada que hizo blanco deba#o de la ore#a de 0lores. A ese golpesiguieron otros y otros dedos lo tomaron por la nuca, con el prop$sito de tirarlo al suelo delauto.

*P/o te me retobs, hi#o de putaQ *le gritaba el due3o de la mano que lo apretaba.

!n ese momento entr$ en escena otro polica, que acababa de llegar, y se meti$ en lacamioneta. Nesta de civil y repiti$ la que pareca ser la frase del da4 2


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!n la entrada haba otro patrullero. -erteneca a la comisara de "el Niso y su tripulaci$n sehaba constituido en la sala de (uardia cinco minutos antes. %a encabezaba el propiocomisario de "el Niso, Adolfo )iardo, secundado por un oficial principal y un sargento. Alltambin estaba el doctor


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Continuaron la marcha a paso de tortuga. A medida que avanzaban, !usebi pudo apreciar quehaba una persona separada del resto, que pareca inmovilizada #unto a la camioneta. "os delos hombres vestan uniformes policiales. !so les dio 'nimo para anunciarse de manera menossinuosa.

!n ese instante, uno de los tipos de civil corri$ hacia ellos. !staba transpirado y llevaba unarma en la cintura.


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!n ese instante sali$ a la calle %eticia Coronel, que viva #usto frente a la casa de 0lores1 sepropona ir al mercado. !l siguiente minuto la encontrara parada ante la ambulancia,apretando los dedos sobre la mani#a de un changuito vaco, con los o#os clavados en la pistola

plateada que yaca #unto al respaldo del asiento.

odos estaban inm$viles y epectantes, hasta que !usebi se adelant$*J Ne, se3oraK !sta esuna pistola. Ahora, en su presencia, vamos a proceder a requisarla. J!ntendidoK *di#o elsubcomisario con un tono did'ctico.

!l subinspector


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*Ninimos porque nos enteramos de que unos compa3eros nuestros haban tenido un problema*di#o el mayor de ellos, tras recuperar el aliento.

*S, en efecto, tuvieron un peque3o problema *replic$


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ignoraba lo ocurrido en la infausta esquina de )elgrano y la Ruta HB. -or alguna etra3a va,el comisario Ribelli lo supo mucho antes.

!se detalle, as como su inters casi obsesivo por los vehculos en cuesti$n, ya formaba partedel nudo que un balazo apresurado haba comenzado a desatar.

!I

%os problemas de Lscar 0lores comenzaron a gestarse mucho antes de aquel H7 de febrero de566B, el da que mat$ al inspector Sosa. -recisamente cuando sinti$ que daba un salto en sumete$rica carrera patrimonial4 se le haba metido entre ce#a y ce#a renovar su propio parqueautomotor. Corran los primeros das de #ulio del a3o anterior.

A la fecha, sin contar las ambulancias de la empresa, la flota personal del mdico estabaintegrada por un 0iat empra, un Corsa y una cup 0uego, por la cual alguien le habaofrecido diez mil pesos, la misma suma que haba pagado por ella. y se le ocurri$reemplazarla por un auto adquirido en condiciones m's venta#osas. %a idea lo tom$ por asalto

#unto con la determinaci$n de concretarla.

A ella no fue a#eno el chofer Adolfo "uarte, el mismo que lo acompa3ara ocho meses

despus en el confuso episodio que lo llev$ a la c'rcel.

*engo un primo que anda en la transa de autos. Si quers te lo presento *le di#o el (ordo sinmirarlo a los o#os, en un tono casi casual.

)ast$ esa frase para que 0lores se lanzara de lleno. !l encuentro tuvo lugar al da siguiente enun bar ubicado frente a la estaci$n de -ilar. Cuando 0lores lleg$, el primo de "uarte ya estabainstalado en una mesa. /o le cost$ reconocerlo1 su aspecto coincida con la descripci$n que lehaban dado4 2cuarent$n, morocho y de bigotes2, de una corpulencia traba#ada, como decomic.

!l tipo lo invit$ a tomar asiento con un gesto no eento de cierta marcialidad.

Ram$n Rivero no tard$ en revelar su verdadero oficio, dato que "uarte se haba empe3ado enobviar4 el hombre era suboficial principal de la -olica )onaerense, con veintid$s a3os deantigMedad. -or esos das, prestaba servicios en la Gnidad Regional de (eneral Sarmiento,con asiento en San


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Rivero sinti$ ansiedad por abordar el motivo concreto que los haba reunido4

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otro su#eto que pareca un empleado. "e hecho, el tipo se encarg$ de la parte burocr'tica delasunto, controlando la documentaci$n para etenderla a las partes a medida que completabalos datos.

0lores pag$ los cinco mil pesos que faltaban y recibi$ a cambio el boleto de compra*venta, unrecibo de pago y el certificado de responsabilidad civil. /ada m's.

*


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*u socio me de#$ de garpe. %a agencia no eiste m's y a 0lequillo no lo encuentro porninguna parte *di#o 0lores antes de ser interrumpido.

*J"e qu socio me est's hablandoK e aclar bien que en esta yo no iba prendido, que s$lo tepresentaba a un tipo que tena un coche para vender y nada m's.

*-ero tu amigo me cag$. /o tengo c$mo encontrarlo.

*JEu cres, que cerr$ la agencia para no darte los papeles a vosK */o s, pero necesito lospapeles. JEu pods hacerK Su tono fue m's conciliador. %a respuesta tambin.

*)ueno, dame unos das1 a :orge no lo veo desde que te vendi$ el auto. -ero qued'tetranquilo, fiera, porque ac' no hubo mala fe.

0lores respir$ aliviado. Daba vuelto a confiar en el primo de "uarte y pensaba que todo habasido resultado de la desproli#idad.

Rivero tambin se haba distendido. -ero adem's supo captar el efecto tranquilizador quee#erca sobre 0lores y decidi$ aprovecharlo. !l tipo deba tener cierto encanto, porque no s$loconvenci$ al mdico de que no haba nada turbio en relaci$n con el 0iat Gno, sino que le

bastaron unos minutos para interesarlo en una raffic modelo F6I que, al igual que el otrovehculo, era una verdadera pichincha.

!se da 0lores regres$ a su casa de la calle )elgrano sin la documentaci$n del 0iat y con otronegocio en puerta.

%os chicos ya estaban durmiendo y el mdico eligi$ el momento de la cena para revelar lahistoria secreta de sus tribulaciones con el auto que tena escondido en la cochera, incluida la

bsqueda de Rivero y su ltimo encuentro. Como broche, adelant$ la posibilidad de adquirirla raffic. Su esposa Claudia epuso su punto de vista desde la cocina4 *P Sos un boludo,LscarQ e van a cagar otra vez.

%a franqueza de la mu#er easper$ al mdico. !sa noche, los. vecinos escucharon sus alaridos,

los gritos de ella y el estrpito de platos rotos.

-ara 0lores, la pelea pas$ r'pidamente al olvido. !n su cerebro se haba enquistado como unagarrapata la tentaci$n de adquirir la raffic. %as condiciones eran inme#orables4 55.888 pesosen total, la mitad de lo que vala en el mercado, y se la poda llevar con @.988 pesos en lamano y el resto en tres cuotas. Rivero le entregara la documentaci$n a medida que lcancelaba la deuda.

Se embarc$ en ese nuevo affaire sin decir una palabra. Raurecin se enter$ de la compracuando su socio apareci$ en la empresa al volante de la camioneta. Al mes1 ya armada comoambulancia, la raffic comenz$ a circular sin la habilitaci$n del


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0lores se mostraba cada vez m's taciturno e intratable. , en vez de autos, empez$ comprararmas. Adem's de la aurus, en esos das adquiri$ una pistola 6 mm, una escopeta y variasca#as de proyectiles, algunos de ellos con puntas con estras longitudinales. :ustific$ talaprovisionamiento con la ecusa de la ola de asaltos.

!l conflicto se haba etendido a sus dos familias. il$metros de )uenos Aires. %a casa es unaedificaci$n de dos plantas, con ladrillos a la vista, #ardn y pileta, que supera ampliamente elh'bitat de un polica medio.

Daba sentido una verdadera obsesi$n por fi#ar domicilio en ese pueblo. Nedia no es m's queun casero de techos ba#os y cinco mil habitantes, perdido en los confines de la provincia de)uenos Aires. -ero all haba nacido y significaba el regreso a sus orgenes.

Daba pasado sus primeras dos dcadas de vida sin salir del pueblo y recin atraves$ eselmite geogr'fico en marzo de 567@, para ir a la !scuela de -olica :uan Nucetich.

!l contraste fue duro1 del cuarto en el que dorma #unto a sus hermanos, pas$ a habitar unpabell$n con otros setenta cadetes. "esde el alba hasta las nueve de la noche, cuando seapagaban todas las luces, era sometido al vrtigo de una lluvia de $rdenes, muchas de lascuales s$lo tenan por ob#eto 2ablandar2 a los recin ingresados. Daba que pagar derecho de

piso.

Sin embargo, con el paso de los das, Ricardo Sosa se fue adaptando al lugar, al punto de noimaginarse otro porvenir que no fuese el de polica.

"os a3os despus volvi$ a Nedia convertido en oficial ayudante de %a )onaerense. -arecaotro tipo1 su car'cter introvertido, casi monosil'bico, haba dado paso a una personalidadlocuaz. 0ue una visita de egresado, ya que inmediatamente tuvo que partir para prestar

servicios en la Comisara B7 de %a -lata. -ero le bast$ para comenzar a noviar con %aura)arra, la hi#a de un peque3o comerciante local.

Se casaron en enero de 567 y alquilaron una casa en la vecina localidad de )illinghurst. Alltuvieron dos hi#os y decidieron mudarse ala Capital, aun departamento de dos ambientes,tambin alquilado. Sosa recorri$ varias comisaras de la Regional de San


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nico espacio fsico que compartieron fue la puerta de entrada y el pasillo1 ninguno podaprever el eplogo letal de esa precaria relaci$n.

!se mismo a3o, Sosa recal$ en Sustracci$n de Automotores, entonces a cargo del famosocomisario


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palabras salan a borbotones, acompa3adas por un leve siseo. 0inalmente, termin$ sueposici$n con una pregunta4

*JGsted cree que es capaz de hacer este traba#oK *Creo que s contest$ Sosa, con un tono queno trasluca demasiada convicci$n.

A partir de ese instante, el oficial Sosa se convirti$ en 2agente encubierto2, al servicio del

:uzgado 0ederal / 5 de San ;sidro. Sobre ese hecho durante a3os pes$ un riguroso secreto.Recin en octubre de 5669, ito, como llaman al #uez sus ntimos, reconoci$ en una misivaenviada a =lodczy> haber tenido ba#o sus $rdenes a Sosa.

-ero en esa carta


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Rivero, por su parte, recal$ en la )rigada de (eneral Sarmiento, que asista a su poca de orocon el comisario Andrs Salguero a la cabeza. -ero ninguno de ellos olvid$ su lealtad haciaRibelli, quien para entonces desembarcaba en Nicente %$pez, sede de la :efatura deSustracci$n de Automotores.

Cada tanto, el #efe tuvo la deferencia de llamarlos por telfono1 a veces lo haca por algnasunto en especial, y otras, s$lo para estar al tanto de sus vidas. Su comunicaci$n se volvi$m's espaciada durante el corto lapso en que Ribelli y Rivero participaron de los operativoscomandados por Salguero contra la banda carapintada, a la cual pretendieron vincular con elatentado ala Avea una raffic y lloraba.

!III

!n el :uzgado / 5I de San ;sidro, la ma3ana del 5o de marzo de 566B transcurra entre loslmites de una rutina sofocante y la ansiedad por las diligencias motivadas por la muerte del

oficial Ricardo Sosa. !n el pasillo lindante con la oficina de atenci$n al pblico la sensaci$ntrmica era directamente proporcional al humor de la gente que formaba fila detr's de la


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puerta4 una heterognea mezcla de acusados por4 delitos menores, abogados, testigos trados arega3adientes, familiares de presos y vctimas de otros delitos.

!l due3o de casa, el #uez Carlos Llazar, rondaba los pasillos con su aspecto afable ysimp'tico. !l tipo tena una carrera #udicial de larga data. Reclutado con categora deempleado raso, subi$ todos los pelda3os de la escalera tribunalicia hasta que, durante casi unadcada, su destino pareci$ atascado en el escalaf$n de secretario de un #uzgado correccional.-ero en 567 separaron los fueros y, sin que l mismo lo esperara, lo nombraron titular delrecin creado :uzgado en lo Criminal y Correccional / 5I.

-or lo dem's, a lo largo de los a3os el magistrado ha hecho gala de un inalterable ba#o perfil4se define como uno de esos #ueces que 2hablan por sus fallos2. !so s, facilita ala prensa todoslos fallos de su cu3o que deseen fotocopiar. Su secretario, el doctor :orge Euadr$, es quienlleva buena parte de las tareas que el estilo abstrado del magistrado le delega. !sa ma3ana, elhombre no tuvo oportunidad de enfrascarse en la lectura de vie#os epedientes como era sucostumbre1 una curiosidad que gustaba despuntar a ,olas en su escritorio, de espaldas a unaimagen de la Nirgen de 0'tima, que pareca levitar encima de su cabeza.

!sa figura de yeso formaba parte de su otra debilidad4 un misticismo profundo, que lo llev$ aprotagonizar perodos verdaderamente picos, cuyas batallas an rebotan en su memoria.

Como aquella madrugada de noviembre de 5677, cuando sus muchachos irrumpieron en ladiscoteca %ate, de San s ala espera de un shoO de %os Nioladores.

Gn disparo al aire y el encendido de las luces sirvieron de presentaci$n para una docena detipos provistos de armas cortas que vociferaban $rdenes incomprensibles, lanzando golpes al

pblico y desparramando peque3os envoltorios de papel glac por el piso. %levaban puesto unbuzo negro con la leyenda 2-rolatn2 en el pecho.

-oco despus ingres$ la segunda turba, formada por policas uniformados y de civil quefueron agrupando ala gente a culatazo limpio.

Al frente del operativo de %a )onaerense, pero en un plano inusualmente discreto, estaba elentonces #uez federal de San ;sidro, Alberto -iotti. %o acompa3aba un hombre de ce#asespesas y retac$n, vestido con un tra#e gris que vio me#ores tiempos. !ra el doctor Euadr$,cuyo gesto de satisfacci$n contrastaba con la tensi$n reinante1 su tropa personal haba hechoun buen traba#o.

Daba comenzado a reclutarla un tiempo antes #unto a su 2gua espiritual2, el cura ioscos. -ero recibi$ un apoyo inesperado4 el comisario :uan Carlos Rebollo +a 2el %oco2 se

pleg$ a su cruzada. Relegado por entonces a la Comisara ST de )eccar, debido al sumarioque le instruyera el subsecretario de Seguridad de Antonio Cafiero, Lrlando Caporal, porsospecharlo vinculado a los delincuentes que deba combatir en la ya disuelta "irecci$n deoicomana, Rebollo vio en la banda de Euadr$ una causa #usta.

%a alianza t'ctica entre ambos le dio al grupo un motivo m's concreto para sus acciones. ano se trataba de ataques indiscriminados1 ahora tenan un prop$sito preciso4 detectar y sacarde circulaci$n a peque3os dealers que entorpecan los negocios del grupo. "e la noche a la

ma3ana, -rolatn transmut$ en una organizaci$n de punteros de cocana cuyo stoc> solaprovenir de algunos allanamientos efectuados por %a )onaerense.


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%a presencia de Rebollo en el politbur$ de esa liga cat$lica tra#o apare#ada la cobertura legalnecesaria4 el #uez -iotti, ntimo amigo del comisario, supo ponerse al frente de losallanamientos cuando, por razones de #urisdicci$n, Rebollo no poda participar. !l mtodo erasiempre el mismo4 irrupci$n de civiles armados luciendo distintivos de la organizaci$n,secundados por uniformados al mando de Rebollo u otro comisario amigo.

%a ltima gran farsa pblica de -rolatn tuvo lugar el H@ de enero de 5676, en medio delcopamiento del regimiento de %a ablada por parte del


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0lores antes de que fuera nuevamente esposado, en la primera conversaci$n a solas quepudieron mantener.

0lores s$lo alz$ los hombros1 no tuvo otra opini$n.

*%os vamos a correr con que los canas te fueron a apretar por izquierda, fuera de #urisdicci$ny sin orden #udicial. Eued'te tranquilo, porque les vamos a poner el punto ah *di#o, tratando

de sonar convincente.Sin dudas, esa pareca ser la clave del asunto. -ero -rez )odria no poda prever que leestaban escondiendo un naipe.

I

"urante los primeros das de marzo, los tr'mites procesales que alimentaron el epedientefueron poco benvolos con la situaci$n de 0lores. Rau y "uarte ya haban sido liberados, peroel mdico segua alo#ado en el pestilente calabozo de la seccional. -rez )odria lleg$ deimproviso1 se lo vea m's animado que la ltima vez y fue al grano4

*!l #uez lo cit$ a Rivero. "eclara ma3ana. FSi se hace cargo del coche que te trans$, o si por lo

menos admite conocer a ese :orge, est's con medio cuerpo afuera.!sa noche 0lores no pudo pegar un o#o. A la ma3ana siguiente el suboficial mayor Ram$nRivero lleg$ con puntualidad al #uzgado. !ra el I de marzo. Al abogado -rez )odria lehaban vedado el ingreso a la audiencia y no tuvo otra alternativa que esperar la versi$nmecanografiada de su declaraci$n.

!n el despacho del secretario, Rivero aport$ respuestas invariablemente monocordes. Con esamisma parsimonia respondi$ que 2srF, cuando Euadr$ le pregunt$ si conoca a un tal Lscar0lores.

*%o conoc en el hospital de San


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)odria qued$ de una sola pieza. /o saba ni por asomo a lo que se refera el #uez. /unca habaodo hablar de esa causa, fechada cuarenta y ocho horas antes de que Sosa pasara a me#orvida. -idi$ el epediente a la empleada que estaba detr's del mostrador. %a mu#er volvi$ diezminutos despus con el 2epediente24 un pu3ado de fo#as abrochadas, que bien podan caberen un sobre. !n la car'tula s$lo deca4 2Sosa, Ricardo. Su denuncia2.

!n ella el inspector, que ahora estaba muerto, aseguraba ba#o #uramento 2tener informaci$nfidedigna de dos vehculos de procedencia ilegal, que est'n en poder de un doctor, apellidado0lores2.

%os dichos de Sosa, sustentados all tambin por %abarre y Consard, parecan inob#etables.%as 2tareas de inteligencia desplegadas en tomo a esos dos automotores2 les haban permitidodetectar, segn decan, una ambulancia que sera el original de la 2melliza2 de


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ni3os, aterrados, comenzaron a llorar. Silvia amag$ un abrazo protector, pero el tipo impidi$ese acto apoy'ndole el ca3o deba#o del ment$n.

*/o se equivoque, se3ora. "me r'pido las llaves del auto y nos vamos *le orden$.

%a falta de tuteo le son$ por dem's inquietante. -ero el hombre cumpli$1 segundos despusdesapareca #unto a sus c$mplices, abordo del 0iat. !lla sigui$ creyendo que se trataba de

policas.


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de un vie#o edificio con detalles en bronce y ascensor de madera, la recepcionista lecomunic$4

*!l doctor ya la va a recibir. Silvia senta una ansiedad atroz. "esde que -rez )odria sedesvinculara del caso, haba tenido insatisfactorias entrevistas con varios abogados y buena

parte de sus esperanzas estaban depositadas en el hombre que la haba. citado all.

res horas despus, la esposa de 0lores sali$ radiante por la misma puerta4 el doctor


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de 5668. -recisamente all, con una enorme bandera argentina en ristre, fue apresado el cura


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*%a ambulancia estuvo ac' desde el H de marzo hasta el 9 de abril. %os muchachos vinieronpor esos das *precis$ con cierto orgullo.

!l mec'nico no lleg$ a comprender por qu los o#os del otro se encendan.

!l telfono celular de 0ragueiro 0ras comenz$ a sonar unos minutos despus. %a llamada losorprendi$ nuevamente en el 0lorida (arden1 provena de %a -lata. !l abogado percibi$

enseguida la ecitaci$n de su informante.*"octor, usted estaba en lo cierto. %o de las fotos es todo trucho. Noy para all' y le cuentoc$mo viene la mano *di#o antes de cortar.

%a corazonada haba dado sus frutos4 el inspector1 Ricardo Sosa, que pas$ a me#or vida el H7de febrero, #am's pudo haber sido quien tomara esas fotos afines de marzo. !l epedientelabrado en ocasi$n de su denuncia haba sido literalmente fabricado luego de su muerte.

-ero 0ragueiro encontrara otras perlas procesales que abonaron esa certidumbre.

Sorprendentemente, en el %ibro de !ntradas del #uzgado de Llazar, el inicio de las actuacionesdata del HI de febrero, en tanto que Sosa radico su denuncia el da HB. !s imposible eplicar

c$mo pudo ingresar ese sumario dos das antes de su iniciaci$n.!n se mismo libro estaba alterado con corrector el casillero correspondiente al nmero decausa, adem's de un salteo etra3o en fechas y fo#as del epediente. Como broche final,tampoco haba ningn parte preventivo de la Comisara @7 de


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!n tanto, el epediente del caso 0lores, hurfano de letrado por la parte querellante, fue aparar a la Sala ;; de la C'mara en lo Criminal y Correccional de San ;sidro.

0ragueiro 0ras haba apostado todas sus fichas a la recusaci$n de Llazar. !n circunstanciasnormales, el reemplazo del magistrado hubiese sido un nmero puesto. -ero el abogado del!studio Anzorregui saba que en los tribunales bonaerenses toda l$gica es incierta. ;gnoraba,sin embargo, hasta qu punto la composici$n de esa sala resultaba peculiar.

!mpezando por su presidente, el camarista :uan Carlos 0ugareta. !l hombre hizo toda sucarrera al frente de un #uzgado de menores, por lo que el universo penal no era precisamentesu especialidad. al es as que lleg$ a suscribir fallos tan ins$litos como la 2nulidad2 de lasentencia condenatoria de Anbal (ordon y sobreseer del cargo de 2apremios ilegales2 alcomisario %uis -atti.

:orge Nocerini, otro de los camaristas, no se quedaba atr's. Con una carrera #udicial de casicuatro dcadas, acumul$ que#as y denuncias de todo tipo. !ntre otras, fue acusado deregentear un estudio #urdico paralelo, que funcionaba arriba de una funeraria, en Llivos.

-ero quien se llevaba todos los laureles era el tercer integrante de la C'mara, el doctor

0ernando


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III

Gnos cuantos meses antes, en los primeros das de #ulio de 566B, el fallecimiento del inspectorRicardo Abel Sosa segua siendo un episodio oscuro, aun dentro de la misma 0uerza.

/o era un secreto que el polica haba sido baleado fuera de su #urisdiccion y encircunstancias por dem's dudosas. -or lo pronto, sus eequias carecieron de honores

policiales1 si bien asistieron algunos de sus compa3eros de armas, no estuvo presente=lodczy> ni ningn integrante de la plana mayor. %os familiares del desafortunado oficialtuvieron que sepultarlo sin recibir la gorra y la bandera que se estila entregar en esos casos.

!n aquel momento, nadie estaba dispuesto a #ugarse por la transparencia de esa muerte. %abatalla legal por incriminar a Lscar 0lores en el homicidio de Sosa estaba en una fase taninicial como incierta y no resultaba prudente blanquear pblicamente el traspi de los tres

policas de


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Rivero. Recin al final se arm$ de cora#e y disc$ aquel nmero que Sosa le haba dado envida.

%a viuda tard$ en atender1 cuando lo hizo, %abarre recit$ el asunto del cumplimiento deldeber sacudido por un incontrolable titubeo. %uego, call$. -or toda respuesta, la mu#er

permaneci$ en silencio, como esperando que el otro agregara algo m's. ras unos inc$modossegundos, el principal s$lo atin$ a decir4

*Se3ora, son muchos sueldos y el ascenso post mortem. .. *(racias. -ero se hubieran acordadoantes *di#o, sin hacer esfuerzos para ocultar su rencor.

y colg$. Casi un a3o despus de aquel gesto de indignaci$n de %eonor Sosa, el mdico que lomat$ sigue tras las re#as, en manos de Llazar y Euadr$, a la espera de que se fi#e fecha para el

#uicio oral.

%amentablemente, (onzalo Nillalobos no estar' para animarla. %a defensa de la memoria deloficial 2cado en cumplimiento del deber2 seguramente la asumir' la nueva :efatura.

Con ustedes, %a )onaerense


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!% R!CAG"A"LR

A pocos >il$metros de la Capital 0ederal, sobre la Ruta @, la ciudad de %obos es un enclave dela m's rancia derecha nacional, en cuyas inmediaciones alz$ su fastuosa residencia Sun


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/ost'lgico de sus a3os entre #ueces y abogados, =lodczy> no tuvo dudas de que acababa deencontrar al ladero ideal. !ra consciente de su escasa eperiencia operativa y, en la crecienteespecializaci$n de %a )onaerense, las brigadas pasaban a ser los brazos de la organizaci$n.

)razos de enorme alcance, con dos decenas de comisaras por manos y una infinita gama deactividades ilcitas que combatir, para lo cual era indispensable contar con su propia2inteligencia21 es decir, localizar los 2buches2 sin los cuales nada es posible dentro de lamentalidad policial. , por supuesto, generar las indispensables fuentes de financiamiento.

Ribelli no se hizo desear. Conoca las calles de la zona sur como pocos y llegaba a )roOn alfrente de su propio grupo operativo, trasladado #unto a l desde la "ivisi$n Domicidios de)anfield. %a red de informantes que instrument$ para su #efe tena la particularidad de nodescansar s$lo en los buchones habituales. !l tipo los articulaba h'bilmente con loscomerciantes de la zona, en particular las aseguradoras, las agencias de vehculos usados y lostalleres mec'nicos con que traba#aban.

ambin engrosaron esa n$mina propietarios de albergues transitorios, de bares y bolichesnocturnos y todo tipo de reducidores en general, quienes se mueven en la frontera del delito.!se fue su verdadero pilar.

!l circuito de informaci$n y dinero se cerraba con los capitalistas de #uego, los proenetas ylos distribuidores de drogas, una especie que por esos a3os s multiplicaba da a da. Nistagorda, protecci$n y algn que otro negocio, son una buena contraprestaci$n cuando laalternativa significa multas, clausuras, allanamientos, detenciones, aprietes, problemas.

!n 5677, cuando =lodczy> pas$ al frente como titular de la )rigada de Euilmes, se llev$consigo al muchacho, convertido ya en su mano derecha, y en el pr$spero propietario de unaagencia de automotores. All se les unira el Cu3ado, como segundo #efe de la brigada m's

buscada.

;;

A los policas bonaerenses, 566I les pareci$ un a3o bisiesto. Si !duardo -ettigiani renunci$ ala Secretara de Seguridad con el crtico informe sobre violaciones policacas a los derechoshumanos realizado por el "epartamento de !stado norteamericano como tel$n de fondo,Alberto -iotti asumi$ la sucesi$n con el repiqueteo de los H@6 disparos con que once -atas

/egras masacraron a cuatro personas indefensas en Vilde.

A las tres de la tarde del lunes 58 de enero, un remisero, sus dos pasa#eros y un librerocayeron ba#o las balas de la )rigada de %ans, cuyo #efe era nada menos que el comisarioL#eda, quien se vio obligado a poner la cara ante los medios de comunicaci$n porque susegundo, el subcomisario Csar C$rdoba, encabezaba la lista de acusados.

-ero su desconcierto se deba sobre todo a la ausencia de :uancito, #efe de Lperaciones de labrigada y verdadero referente de la 2patota2 detenida, quien ese da se encontraba casualmenteen


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para que el suboficial encontrara la puerta abierta haba sido Ribelli, alma mater de larepartici$n.

Como suele ocurrir en estos casos, el pr$fugo fue se3alado por los dem's involucrados comoel nico responsable del crimen. %a #ueza (onz'lez no se trag$ el sapo y proces$ a todos.

!l esc'ndalo eplot$ en la cara bronceada del flamante titular de la Secretara de Seguridad,

Alberto -iotti. !l e magistrado volvi$ a los tribunales, pero esta vez a los de %omas de&amora4 fue a hacer valer la prerrogativa policial de no permanecer detenidos #unto a losdelincuentes ci viles. Silvia (onz'lez hizo lugar al pedido, de#ando constancia de la visita enel epediente.

Sin embargo, no los deriv$ a ninguno de los pabellones habilitados para los presos con chapa4los diez reos fueron a dar con sus huesos alas cercanas dependencias de la )rigada deEuilmes, a cargo por entonces del comisario


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;;;

:uan :os Ribelli haba regresado en 566H a la brigada donde comenz$ su carrera deinvestigador. Daba realizado casi toda su trayectoria dentro de la ;nstituci$n en la zona surdel (ran )uenos Aires, algo poco usual en estos tiempos. Conoca al dedillo las bandas queoperaban en el 'rea1 sobre todo las de piratas del asfalto y 2cortadores2 de autos robados, su

especialidad.Daba llegado a formar un envidiable 2grupo de operaciones2 que lo acompa3aba en cadadestino, pero que estaba le#os de agotarse all4 ba#o su mando prosperaron hombres que, desdeotros destinos, mantuvieron su fidelidad. %a red de informantes y buchones, a travs de la cualsus hombres controlaban el mundo del hampa para sacarle provecho, no era menosimpactante.

A travs de esta organizaci$n, Ribelli se haba convertido en uno de los m's eficientesrecaudadores de %a )onaerense4 los das 9 de cada mes visitaba puntualmente la :efatura pararepartir divXdendos con 2%os -orongas2 +los mandam's.

Adem's del dinero de 2la legal2 o 2la hist$rica2 *es decir, el proveniente de quinieleros y

proenetas*, Ribelli cobraba 2pea#e2 en efectivo o en especias a narcotraficantes y todo tipo dedelincuentes, para permitirles operar en su zona de influencia.

-ero su fama creci$ con los 2arreglos2. Se trataba de etorsiones a delincuentes detenidos, conpedidos de captura o pescados con las manos en la masa. ambin a comerciantes oempresarios a quienes saba involucrados en alguna maniobra ilegal1 las variantes soninfinitas para los muchachos de la calle.

Su actividad comercial era el complemento perfecto para los bienes que reciba en pago.-roli#o, Ribelli reclamaba la documentaci$n del ob#eto en cuesti$n y haca firmar boletos decompra*venta para poder m's tarde comercializar esos bienes +generalmente automotores, atravs de sus negocios.

A esa altura, Ribelli mane#aba dos agencias de automotores en sociedad con un tipoapellidado C'nepa1 un civil que gastaba una credencial de %a )onaerense y sola hacerse

pasar por polica, participando incluso de algunos operativos. Con :uan ;onno, su amigo ycompadre de %ans, comparta una #oyera4 %os -adrinos, ubicada sobre la avenida -av$n, a

pocas cuadras de uno de sus departamentos, en el nmero B$ de la calle


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Su actividad era bien conocida por la polica, que cada tanto lo 2apretaba2 *Y4omo a muchosotrospara cobrarle pea#e. Narios de los mencionados en esta trama saban bien de susandanzas, como el mismo elleldn se ocup$ de de#ar en claro tiempo despus4 2-odra llenarvarias p'ginas de tu diario con la lista de mis amigos en la polica2, le di#o a dos periodistas de

Pginal12.

ambin Ribelli y sus muchachos lo conocan. !n aquellas circunstancias de recaudaci$nnecesaria, el -etiso elleldn era una tentaci$n irresistible. %as huestes de %ans salieron adarle caza no sin antes cumplimentar las ineludibles 2tareas de inteligencia2, denominaci$nque nuestros sagaces investigadores dan, invariablemente, a la vulgar batida.

!n febrero de 566I se produ#o un allanamiento ilegal en ellavadero de autos que el cordobsposea. "as despus, mientras se encontraba en la puerta del negocio, la presencia de un2ciego2 en la vereda de enfrente alert$ a elleldn, quien, oliendo los mtodos de las brigadas,desapareciW del lugar.

Sin embargo, los sabuesos lo tenan ubicado. !l 59 de marzo montaron un operativo a cargodel subcomisario Ral ;barra4 autos particulares y personal 2de confianza2. Gn grupo seapost$ frente ala casa de la calle Repblica / 58, en Nilla )allester, que supuestamenteelleldn habitaba #unto con su concubina Ana )oragni. !l otro lo esper$ en la puerta de la

parrilla !l )arril, en pleno centro de Llivos.

%as 2ba#as2 sufridas por la banda policial en el descalabro de Vilde haban obligado a Ribellia recurrir a varios 2suplentes24 ;barra tuvo que contentarse con dos suboficialesadministrativos y el sargento Nctor Cruz y su 0alcon verde, un efectivo que sufre el mal de-ar>inson y que se encontraba en 2disponibilidad2.

%a presa se les escap$. y no s$lo eso. %a incursi$n termin$ con un rems abollado y la piernarota del cabo


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novia suya, Sandra -etrucci, a la vista de varios comerciantes y vecinos, alrededor de las ochode la noche.

%legaron a la brigada a eso de las once. A la primera persona que vio fue al cabo Casas,rengueando todava a causa de la rodada ba#o las ruedas de su auto, en Llivos. Crey$ que se levena la noche1 pero Casas no reaccion$. Al rato, lo llevaron ante el -atr$n, cuyas palabrasfueron de una claridad meridiana4

*-on lo que tens que poner y te vas. A las doce lo vuelven a llevar a la oficina deLperaciones. ;barra le da un celular de Ribelli y le dice que consiga cien mil. !l cordobs sequera matar1 era un disparate de plata. %a tarifa que cobraba el subcomisario Ribelli paraarreglar a tipos con captura era de cincuenta mil pesos1 presos y sacapresos lo saban dememoria. Sus propios subordinados lo llamaban, cari3osamente, Cincuenta %ucas.

%a operaci$n Vilde haba duplicado los precios1 nq fuera cosa de tener que poner del propiobolsillo. "as antes, un tal "aniel )u#'n haba sido detenido por el doble homicidio deEuilmes, por negarse a pagar la misma suma para 2la causa de Vilde2.

A elleldn no le gust$ nada el asunto. %lam$ a Ana )oragni para que le consiga un abogado.

)oragni no perdi$ el tiempo y poco despus un vie#o conocido del -etiso, Alberto Spagnuolo,se entrevistaba con Ribelli. !l entrepreneur de %obos era ya por entonces bien conocido porlos sacapresos4 saba d$nde apretar y #am's largaba la presa. -ero cuando llegaba a un arreglo,lo respetaba. ;gual que los honorarios4 diez mil, en estos casos.

Ribelli saba que elleldn portaba un "/; mal confeccionado por el Registro /acional de las-ersonas, donde el doblador de autos robados apareca como 2eccedn21 lo usaba hasta parael videoclub. , claro est', tambin tena presente a los #ueces que reclamaban su captura.

;nform$ a Spagnuolo de los 2cargos2 contra su cliente4 documento falso y un auto 2mellizo2,el Renault 57 a bordo del cual fue detenido. "e acuerdo con ellos, la suma tambin le pareci$desproporcionada. A Ribelli no se le movi$ un pelo. 0iel a su estilo, le dio tiempo para que

constatara.Spagnuolo regres$ a la ma3ana siguiente para aconse#ar a elleldn que no pagara4 el "/; noera falso ni el vehculo registraba pedido de captura. -ero al cordobs le preocupaba su propiacaptura y la causa de Euilmes en la que lo haban involucrado los policas.

Adem's, le preocupaba Ribelli.,.. -or alguna raz$n, Spagnuolo no quiso seguir adelante yenvi$ a su socio (ustavo Semorile, habitual defensor de narcos de poca monta que ya lo habarepresentado en otros trances. elleldn pidi$ ayuda a su hermano !duardo, quien ba#$ deC$rdoba a )uenos Aires, donde se comunic$ con Semorile y se puso al tanto de los detalles. ,!duardo hizo algunos llamados y se encontr$ en una confitera de Q


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)urguette envi$ las fichas con las huellas digitales de la pare#a a %a -lata que, por supuesto,resultaron ilegibles.

-ero no estaban libres. Como garanta de que cumplira con su parte del trato, elleldn debi$firmar una constancia #udicial que fue agregada a la causa de Euilmes. -asaron casi dos mesessin contactos con los muchachos de %ans.

Ribelli prefiri$ controlarlo a travs de )arreda y del oficial inspector


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!l sargento (arca 2haca como que filmaba2 desde su pic>*up 0ord ro#a con ca#a de madera,estacionada a treinta metros de la puerta. %eal en el (alay y %asala en su 989, abollado porelleldn en su huida, se apostaron a unos cien metros. !speraron toda la tarde.

A eso de las nueve y media lleg$ Dugo -rez, otro e polica cordobs, socio y amigo del-etiso, que paraba circunstancialmente en la casa.

Dabl$ por telfono con elleldn, que lo puso al tanto de los ltimos acontecimientos y lepidi$ que saliera a la calle para ver si lo detenan. -rez camin$ hasta la agencia de remises dela esquina. All lo detuvieron.

A las diez menos cinco, -ino llam$ a Rago desde la casa de elleldn para comunicarle elcuadro de situaci$n y resolver la suerte de -rez. %eal y %asala le propinaron una soberana

paliza, pero el pobre cordobs desconoca d$nde se encontraba su comprovinciano.

-oco antes de la una y media de la madrugada dellS de #ulio, levantaron campamento y lodepositaron en los calabozos de la brigada. A (arca lo de#aron en la chata, por si las moscas.

A todo esto, elleldn se haba comunicado ya con )arreda, que le haba dicho que quienes lobuscaban eran los mismos muchachos de %ans y Nicente %$pez. )arreda se reuni$ con el

Dermano !duardo y le di#o que no se preocupara, que l 2hablara con un tal 0lores2. -ero fue)areiro quien le hizo saber que tendran a su amigo de rehn hasta que l cumpliera.

Al otro da, )arreda concert$ un encuentro entre Carlos elleldn y el abogado :uan Carlos)ottegal, enviado por los de Nicente %$pez para negociar. !l -etiso insisti$ con que no tenalos I8 mil que le pedan y ofreci$ la escritura de una isla que posea en el igre como garantade que cumplira. -ero a )ottegalle interes$ m's el crucero Gonzalo, que elleldn guardabaen el -arque /'utico %alos. )ottegalle garantiz$ que as no lo molestaran hasta queconsiguiera saldar la deuda.

!l cordobs llam$ a su hi#a essica para que le entregara los papeles del barco a )ottegal.

Cuando el abogado lleg$ a la casa de Nilla )allester, al promediar la tarde, el sargento (arcacabeceaba sentado en la cabina de su Chevrolet ro#a. !l nico movimiento en todo ese tiempohaba sido el arribo del e marido de la )oragni, :ulio Schiavone, que haba cado de visita.

los balinazos de los pibes. !sa ma3ana, desde el primer piso del nmero 58 , dos chicos seentretuvieron disparando una pistola de aire comprimido contra su camioneta1 los balinesrepicaban contra las chapas y la luneta. !ntre furioso y asustado, (arca toc$ el timbre de lacasa. %o atendi$ Schiavone.

*Nie#o, decle a los pibes que se de#en de #oder1 ime van a romper el lente de la c'maraQ*protest$, desdibu#ada totalmente su funci$n en el lugar.

"esde entonces, los de la casa se comportaron como vigilados que eran y l regres$ a su rolde espa. -or suerte, cuando )ottegal volvi$ a salir, a eso de las ocho de la noche, %eal leorden$ que levantara la capacha.

elleldn logr$ rescatar a su amigo -rez a las nueve y veinte de la noche. y gan$ unos das derespiro.

S$lo unos das. !l H de #ulio fue detenido en Aeroparque por agentes de la S;"! guiados por)arreda y )areiro4 el #uez :uan :os (aleano lo requera por el atentado contra la sede de laA


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N

Cualquiera que haya sido la cantidad recaudada por Ribelli a travs de 2arreglos2 como elalcanzado con elleldn, y el destino de ese dinero, pocos meses despus logr$ su cometido.

%a causa por la llamada


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*


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Adem's del reporte que le pasaba )areiro a travs de sus mu#eres, el cordobs tena noticiasdel tal Solari4 los hermanos )rizuela, tres paraguayos que haban estado detenidos con l enNicente %$pez ya quienes elleldn conoci$ en la c'rcel de Caseros, lo haban puesto al tantode los poco sutiles movimientos del histri$nico criminal.

Solari le cont$ acerca de su colaboraci$n con la -olica en el caso A


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%as cosas no estaban bien con %a )onaerense desde que se confirmaran, para la misma pocaen que apareci$ Solari, las 2relaciones carnales2 de )areiro y )arreda con elleldn,sospechadas desde un principio. Sin embargo, aquellos haban estado varios meses en elcoraz$n de la investigaci$n1 con Ner$n primero, y despus con los chicos de Anzorreguy.

Si (aleano no hubiera estado tan obsesionado por descubrir terroristas con turbante en losdas posteriores al atentado, las conversaciones telef$nicas de )areiro y )arreda con sussuperiores de las brigadas de San ,eigindoles avances en direcci$n de )areiro y )arreda, cuya participaci$n en el 2Lperativoraffic2 resultaba ya innegable.

-ero las declaraciones a la prensa efectuadas por elleldn y su abogado levantaban laapuesta. %a cumbre impostergable se realiz$ en la pomposa :efatura restaurada por =lodczy>.

!l titular de la A


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-ara ello se form$ un equipo especial4 Angel Roberto Salguero +a 2el /egro2 *aunque en elcolegio secundario lo llamaban el


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"ieguito, como llamaba )oragni al inspector "iego )arreda, comenzaba tardamente a temer2por su carrera2, y los esfuerzos de accedieron a detener a los oficialitos )areiro y )arreda, 2;os

pere#iles2, segn el -etiso. %a respuesta no se hizo esperar.

!n la segunda semana de noviembre, un hombre se acerc$ al burdel que regenteaba Ana)oragni y, como tantos otros, pag$ por sus servicios. Rato despus, mientras se vesta, le di#o4

*Nos sos Ana


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Gno de los eslabones clave surgi$, precisamente, de los dichos del -etiso a Riva Aramayo4 ladescripci$n del oficial que se llev$ la raffic #unto a -ino no s$lo coincida con la del policaque formulara aquel temerario anuncio al vecino de elleldn, sino que se parecaasombrosamente al subcomisario Ral ;barra.

Dacia all se dispona a avanzar el #uez, comenzando por tomarle declaraci$n al ya porentonces subcomisario lrineo %eal, el -ino mencionado por elleldn.

-ero apareci$ Salguero, con la que se dio en llamar 2la pista carapintada2.

!III

2;nformalmente, pero sin margen a dudas, Salguero ya haba de#ado claro que l no se meteracon sus compa3eros4 Fo no hago asuntos internosF, creo que fue la frase que utiliz$2, afirm$una fuente ligada a la investigaci$n. Al fin y al cabo, el /egro no hizo m's que poner en

palabras la que el resto de los -atas /egras demostraba con hechos.

!n contraposici$n, Salguero mostr$ un tez$n impar en perseguir antiguos amigos de elleldn

y vie#os conocidos suyos. /o otra cosa era la banda de traficantes de armas que, con centro enCampo de


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el allanamiento, habra violado los fueros parlamentarios de


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!sta, sin embargo, funcionaba en la agencia de la avenida -av$n, atendida por sus 2hombresde confianza21 entre ellos, el principal


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;ba siempre acompa3ado por el fiel /icolau quien, adem's de su chofer, pareca su valet4 altipo le tocaba cargar con los cuatro o cinco celulares a travs de los cuales el comisario dabainstrucciones a sus hombres y reciba de ellos informaci$n.

*J Niste, Rodrguez, el banquero, que le hicimos un encubrimientoK )ueno, anoche tra#o tresluquitas4 la cort con los muchachos y ac' tengo lo tuyo *le coment$ el urco


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*)ueno, y si lo quiere llamar a Calabr$ que lo llame, entonces. *S, no hay problema *di#o el-atr$n.


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*)ueno, los felicito, Namos a tener que comprar botas, JnoK y aprender a andar a caballo *serela#$ la mu#er, al fin y al cabo obsequiada con una nueva propiedad,

A Ribelli lo tena preocupado un 2convenio2 que se demoraba y una 2firma definitiva2 que noterminaba de aparecer.

!n abril de 566B, Ribelli firm$ una escritura por la cual recibi$ una 2donaci$n2 para la -olica

)onaerense de parte de la firma Setoc SA, consistente en 2la tecnologa desarrollada por estasociedad a fin de que . puedan fabricar las piezas y elementos para blindar autos policiales aun

costo muy reducido2, As reza al menos el 2 Acta / $ correspondiente a la Asamblea (eneralLrdinaria del 58 de abril de 566B2 firmada por :orge Adri'n !tcheber, director y presidente dela empresa, y su suplente, 0ernando And#ar, segn ley$ el propio Ribelli a la escribana conquien hablaba,

%uego de darle sus datos, Ribelli acord$ encontrarse al otro da, a las once, para la firma deldocumento.

*o lo hago en representaci$n de la -olica *record$ Ribelli, *Claro, bueno, yo voy aponerFque usted 2epresa hacerlo2 en representaci$n de la :efatura, porque no hay ningn acta

sobre eso, se ata#$ la escribana,

*!st' bien, lo que pasa es que en :efatura hay un epediente donde X te$ricamente meautorizan a m a recibir en donaci$n, pero eso no lo vamos a tener ma3ana *eplic$, comoquit'ndole importancia a la sutileza, *J!sto d$nde lo van a usar, este convenio, en algn lugaren Capital no, noK *quiso saber la mu#er, */o, todo lo que dice ah ya est' casi en la pr'ctica,se est'n blindando en este momento, esto es una forma de legalizarlo, porque ya donandefinitivamente a -olica, y no queremos darle demasiadas vueltas, no sea cosa que searrepientan,

!l que vena con demasiadas vueltas era otro negocio, al que uno de sus compinches calific$como 2


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!l 2Canales2 de la :efutura no era otro que el comisario Lscar Canales, secretario privado del-olaco =lodczy>, y Nillar, un puntero de la %ipebo, la agrupaci$n duhaldista del senador

provincial Lsvaldo


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%as carca#adas atronaron otra vez en el odo de los pesquisas federales.

"e este y otros negocios iba hablando Ribelli mientr's se diriga a %a -lata, sede de la:efatura, donde, segn la enorme mayora de los testimonios recogidos, los das 9 de cada meslos #efes operativos llevan 2la cuota2, el porcenta#e de 2la recaudaci$n2 que corresponde a %os-orongas.

*J Nos vas a la "irecci$nK *le pregunt$


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un via#e quX pensaban realizar #untos. 2!ntre nosotros2,


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$L %ATILLO

!l telfono particular de Alberto -iotti comenz$ a sonar a las siete en punto. Su primerareacci$n fue de#ar que siguiera sonando durante medio minuto. %uego, an adormilado,manote$ el auricular sin levantarse de la cama y tard$ unos segundos m's en llev'rselo a la

ore#a. !ntonces pudo reconocer la voz inconfundible que le hablaba del otro lado de la lnea.!ra )ernardo /eustadt, que lo estaba sacando al aire a travs de su programa radial.

!ntre ellos haba nacido una corriente de mutua simpata en la noche del @8 de octubre de566I, cuando el conductor llen$ el %una -ar> de uniformados bonaerenses y de la 0ederal,

ba#o la consigna4 2"erechos humanos para la polica2.

%a relaci$n entre ambos fue prosperando1 )ernie no perda ocasi$n para ponderar al secretariode Seguridad y ste satisfaca la requisitoria periodstica del otro a la hora que fuera.

!sa vez, con tono distendido, declar$4 *%a verdadera seguridad no nace del armamento, sinodel da en que me#ore la relaci$n de confianza entre la comunidad y su polica. !n eso,

)ernardo, estamos traba#ando. .Daca ya tiempo que, por todos los medios a su alcance, vena afirmando m's o menos lomismo. -ero en aquella ocasi$n, sus palabras tuvieron una resonancia diferente4 horasdespus, se producira en %a -lata la represi$n m's virulenta desde el fin de la dictadura.

!ra la ma3ana del H8 de febrero de 566B y mientras -iotti y /eustadt departan gentilmente enel ter, policas de civil abordo de autos sin patente recorran distintos puntos de la ciudad de2%a noche de los l'pices2 deteniendo ciudadanos con una nica consigna4 que fueran2sospechosos2. %as 2tareas de prevenci$n2, como las llamaran luego "uhalde y -iotti, tenancomo ob#etivo detener la manifestaci$n de protesta estudiantil contra la asamblea que buscabaaprobar la %ey de !ducaci$n, programada para ese da.

A media ma3ana, los #$venes concentrados se contaban por miles. Gn vallado de uniformadosles impeda el paso. ;ndignados, los manifestantes intentaron forzarlo y fueron reprimidos conviolencia. %os incidentes y los detenidos se multiplicaron.

-oco despus, frente al edificio de la temible (uardia de ;nfantera, los estudiantes sereagruparon para eigir la libertad de sus compa3eros presos. %a irrupci$n policial fue lo m's

parecido a una emboscada y uno de los costados del bosque platense se convirti$ en unanueva sucursal del infierno.

!ntre la humareda de los gases lacrim$genos emergi$ un uniformado corpulento y cincuent$nque disparaba una escopeta sin de#ar de gritar $rdenes. !ra el comisario inspector :ulio S'ezSaralegui, #efe de la (uardia de ;nfantera, poco antes trasladado desde la dura Comisara 67.

!l pico m's violento tuvo lugar, #ustamente, en los alrededores del cuartel. All fue atacado unequipo periodstico de elef y el camar$grafo de Canal 5@, Dern'n Ramos, recibi$ seis

balazos de goma en las piernas, gatillados por dos policas que intentaban impedir que filmarala brutal represi$n.

!l saldo fue de H@ detenidos, muchos de los cuales nada tenan que ver con la marchaestudiantil, y diez heridos. !ntre estos estuvo Debe de )onafini, presidenta de


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"uhalde haba mostrado sus garras para advertir a los bonaerenses que no tolerara estallidosde ninguna clase. y los -atas /egras vibraban

al comp's de un febrero negro. Al da siguiente de la represi$n estudiantil, dos efectivos de la)rigada de San


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y no tardaron en rebasar los lmites.


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"iez a3os m's tarde, %a )onaerense se convirti$ en un e#rcito formidable, cuya estructura,sin embargo sigue le#os de cumplir su cometido4 siete de cada diez homicidios no seesclarecen nunca, mientras que los muertos en manos de la -olica representan el H5 porciento del total de homicidios cometidos en el territorio provincial.

2!ntre 5665 y 5669 la producci$n de muertes a manos policiales se duplic$ respecto al lustroanterior, llegando a representar el 5$ por ciento del total de homicidios cometidos en elConurbano. -ero en ese 5669 la cifra trep$ aun escalofriante H9 por ciento. !l aumento no secompadece ni por asomo con el que pueda haber sufrido la actividad delictiva2, se3al$ el

periodista Anilcar Romero.

!l sesenta por ciento de las vctimas de los uniformados son menores de veinticinco a3os.

!l 2gatillo f'cil2 es tal vez el nico delito policial cometido sin fines de lucro. !ntre las causasde su auge se destacan el escaso entrenamiento de los uniformados en el uso de las armas ylas presiones del cuerpo y de buena parte de la sociedad, comenzando por las emanadas desdeel gobierno.

2Day valores aceptados por la ;nstituci$n y por sectores civiles que llevan a estimar como un

buen polica a quien tiene los calabozos llenos y es capaz de reprimir la delincuencia comnaun a costa de la tortura y la muerte2, sostiene un informe del Centro de !studios %egales ySociales.

!sa cultura posee su propia galera de pr$ceres. !l comisario !varisto


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!n esa poca, la unidad regional a la que pertenece la seccional involucrada en el asesinatoestaba a cargo nada menos que del comisario "omingo %ugos *-inocho para los amigos*, y elsegundo #efe era el comisario Adolfo Nitelli.

Segn la Comisi$n de 0amiliares de Nctimas ;ndefensas +CL0AN;, desde la poca de lamuerte de Sergio "ur'n eisten otras @98 denuncias por graves abusos policiales, incluyendoviolaci$n de menores y desaparecidos. -ero s$lo en diez casos hubo condena #udicial.

!ntre los desaparecidos, est' el caso de


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Algo parece haber de#ado de funcionar en la relaci$n. Algunas versiones apuntaban que lasuma que el -atr$n eiga a los narcos era demasiado elevada y estos habran de#ado de pagar.!l incumplimiento de las 2cuotas2 habra sellado el final de sus vidas.

!n el momento de morir, )ielsa y


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A esto se debe sumar la falta de preparaci$n del personal policial4 los agentes de %a)onaerense s$lo tienen tres meses de entrenamiento para salir a la calle mane#ando un arma.-or otra parte, numerosos testimonios dan cuenta del escaso cumplimiento real que tienen loscursos de capacitaci$n y las pr'cticas de tiro, supuestamente obligatorios.

!sa falla en el aprendiza#e del oficio propicia un tercer segmento4 la de quienes tuvieron laescasa fortuna de estar en la lnea de fuego de un enfrentamiento.

!se fue el caso de Sergio Schiavini, atravesado por un proyectil policial al ser tomado derehn por una banda que se tirote$ con la dotaci$n de nueve patrulleros. !l hecho ocurri$ el5H de agosto de 566H, en la confitera "al, de %omas de &amora. Su cad'ver qued$ tendido

#unto al de los asaltantes, en medio de las setecientas c'psulas servidas durante la refriega.

!se a3o, segn un informe de la Coordinadora Contra la Represi$n -olicial e ;nstitucional+CLRR!-;, el nmero de vctimas fatales de %a )onaerense lleg$ a 6I, todo un rcord frentea los 8 del a3o siguiente y los 7H de 566I. -ero fue en 5669 cuando la virulencia uniformadalleg$ a su cenit4 5H@ muertos. !n 566B, por su parte, la polica sembr$ un tendal de 586vctimas.

I;;;

Al filo de la tarde del H de marzo de 566B, el adolescente Christian Campos subi$ a unpatrullero con los brazos esposados por la espalda. ena pelo largo, mirada aindiada y eradescomunalmente alto para sus 5B a3os1 adem's, luca un tatua#e con la imagen de una dagaenvuelta por una serpiente que, en el lunfardo 2tumbero2, significa 2odio a la polica2.

%o haban levantado en el barrio Centenario, de


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!n algunos casos, incluso los relevos, le#os de implicar la separaci$n de sus protagonistas, seconvirtieron en un trampoln hacia el ascenso. 0ue el caso del -inocho %ugos quien, tras serreemplazado por el comisario Adolfo Nitelli, pas$ a la "irecci$n de Ciencia y cnica.


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y las vctimas, la vertical.


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$L &ILLO/ARIO

!n marzo de 5669 el pas estaba lanzado en la recta final de las elecciones presidenciales y eloficialismo no despreciaba ningn escenario para hacer campa3a. /i siquiera el entierro deCarlos ,el #uez federal de San


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*"ec que los tipos estaban cansados y se fueron adormir ...


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an seguro estaba /aldi de su presa que veinticuatro horas antes de que Suares Arau#o ledictara la prisi$n preventiva, l ya la haba anunciado a todos los medios.

Segn el (ordo, Sosa era una de las 2cerca de diez personas2 sobre cuyos pasos andaban sushombres y, ponindose por una vez en sintona con el #efe de sus pesquisas, Suares Arau#oafirm$4

*Day varias personas con orden de captura vinculadas a la conei$n argentina.

;;

!l HH de marzo, !duardo "uhalde presidi$ el acto en el cual fueron condecorados por suparticipaci$n en Caf )lanco veintid$s oficiales de %a )onaerense, con /aldi a la cabeza.-iotti consigui$ sumar ala condecoraci$n el ascenso y el (ordo se convirti$ en comisariomayor.

Doras despus, el (obernador inici$ la quema de la tonelada de cocana guardada hastaentonces en la b$veda de 2su2 )anco -rovincia, transportada hasta el cementerio de la

Chacarita en medio de un impresionante despliegue de vehculos y -atas /egras. "uhalderemarcaba as su paternidad sobre el disputado operativo.

Con la premura, el mandatario provincial buscaba diferenciarse del habitual incumplimientode los trminos legales para la incineraci$n de los estupefacientes en que suele incurrir la:usticia argentina. %os 97$ >ilos de la Lperaci$n %angostino, culminada en 5677, haban

permanecido 2en custodia2 dos largos a3os, dando pie a todas las sospechas.

"uhalde, /aldi y toda la comitiva oficial se retir$ poco despus de iniciada la quema, quedur$ horas. Si se hubieran quedado, podran haberse percatado de la maniobra de tres pcarossuboficiales de %a )onae

rense. Aprovechando el rela#amiento que tantas horas de insalubre plant$n provocaron en sus

#efes, los tres -atas /egras abrieron uno de los camiones depositados en el sector delcrematorio, levantaron con esfuerzo el cad'ver que se encontraba adentro y escondierondeba#o del cuerpo dos >ilos de cocana.

%os oportunistas saban que esa noche no podran llevarse el botn y por eso decidieronde#arlo a buen recaudo1 dos de ellos regresaran al da siguiente con alguna ecusa y se lollevaran para comercializarlo a travs de cualquiera de los punteros que suelen proteger los

policas.

A ninguno se le ocurri$ pensar que todos los fretros que se hallaban en el lugar tenan pordestino las llamas. Dasta que, al otro da, comprobaron que sus paquetitos haban corrido lamisma gnea suerte que .los otros noventa y ocho..

"esolados, regresaron al traba#o culp'ndose de su mutua estupidez.

;;;

A los I7 a3os y con m's de treinta como polica,


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del (ran )uenos Aires, para luego recalar en zona /orte, donde a3os despus alcanzararenombre4 San 0ernando, Capilla del Se3or, igre y, sobre todo, San


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Ambos integrantes de la troupe de ;nteligencia de la dictadura, el se; gundo era el tesorero del)atall$n B85, ba#o el mando del e general CarP los Su'rez . . ,

%enny escap$ de Suiza y se radic$ en


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-or otra parte, se haba vuelto a casar, ahora con


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argentina2 del Cartel de Cali en la Lperaci$n Caf )lanco, cuya captura haba ordenado el#uez Suares Arau#o, segn su anuncio del HH de marzo de 5669.

/i siquiera se conocieron las identidades de esos 2cerca de diez2 delincuentes mencionadospor el comisario /aldi. !n cambio, la verdadera historia de ilos de cocana #unto a los hombres para los cuales supuestamentetraba#aba.

*)ueno, l al principio se escapa y cuando todo est' tranquilo vuelve a su casa. Ah lotenemos *respondi$, para salir del paso.


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X-orque les faltaba el supuesto contacto argentino. !n Recreo fue detenido un hombre que sellamara


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Alvarez empez$ a gastar los dineros de la S;"! *donde haba comenzado a traba#ar !duardo,el mayor de los cinco hi#os del (ordocomprando parte de la infraestructura necesaria para laoperaci$n. Campos, departamentos, vehculos y hasta un cami$n, al que tcnicos colombianosle acondicionaron un compartimiento en el techo con capacidad para esconder hasta H.988>ilos de cocana.

-ero el HI de mayo del F6@, un episodio fortuito estuvo apunto de echar todo por la borda.

!se da, el oficial Dctor (abastou, de la -olica Aeron'utica, detuvo con H9 mil d$lares enbilletes de a H8 a Dumberto /i3o orres, miembro de la banda de narcos, a quien lo estabaesperando


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Alvarez ya haba comprado la estancia %os Gcles y alquilado la casa de Ascochinga que lesservira como base a Ana Dadad. Se instal$ en C$rdoba con su mu#er Ale#andra y su hi#aCandelaria y en febrero contrat$ el celular 98*HBII.

Sus facturas mostraron que se comunicaba con Colombia, con la casa que los sabuesos habanalquilado a pocos metros de la suya y con otros telfonos en Capital que perteneceran alaS;"!.

%os hombres de /aldi, con el apoyo de otros, designados por /arcotr'fico /orte, como elinspector "aniel "iamante y el cabo Antonio (erace, controlaban los movimientos de losnarcos en la base de Ascochinga. y realizaban improvisadas capachas ba#o el abrasador solcatamarque3o, en los montes de -alo )lanco, donde se encuentra %os Gcles.

0inalmente, el desembarco de la cocana en ese campo coincidi$ con la llegada a C$rdoba dela comitiva #udicial de Suares Arau#o, de la plana mayor de -iotti y de la -olica cordobesa,que se desayun$ entonces de que su provincia haba sido invadida.

Si lo conocan, ninguno de ellos vio a Alvarez. ampoco los testigos convocados por /aldipara los allanarnientos. Sin embargo, elH5 de marzo, (uillermo ilos y no 5.8882.

/aldi acus$ a los abogados de los colombianos de estar 2a sueldo del Cartel de Cali2.

*!sos van a tener que rendir cuentas al Cartel, no a m *di#o*. y adem's de #ustificar la prdidade los 5.888 >ilos y el avi$n, van a tener que eplicar los gastos de esta campa3a1 van aterminar en una zan#a.

-ara ese entonces, las versiones se haban multiplicado. Algunas llegaron a apuntar a !duardoAngeloz como frustrado destinatario de la cocana. Ltras, surgidas de las propias filas de %a)onaerense, sembraban dudas acerca de la eistencia de via#es anteriores realizados por loscolombianos.

Gn periodista, a quien le toc$ cubrir el allanamiento en Catamarca, discuta con un comisariode la zona /orte4

*o vi c$mo sacaron los paquetes de los pozos, los contaron adelante mo, los llevaron auncami$n *eplic$ el escriba. Z *S, en los pozos que te mostraron. J Nos podras asegurar que no

haba m's pozosK *pregunt$, insidioso, el uniformado. !ntre las mismas filas policiales creci$con fuerza otro rumor4 2%a merca de Caf )lanco se vendi$ en los F>ios>osF de %a


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%omas de &amora2. /o s$lo policas sino tambin varios #ueces insistieron en que, enrealidad, no hubo investigaci$n alguna4

*Caf )lanco fue lo que se llama una 2operaci$n llave en mano21 se la entreg$ la "!A a /aldien enero del F69, grafic$ un comisario retirado con muchos cursos y a3os de traba#ar con losnorteamericanos en diversos procedimientos.

Como si estos contratiempos fueran pocos, en los das posteriores a la detenci$n de Ribelli TCo. por su 2participaci$n necesaria2 en el atentado ala A


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!n su relato, el \o3o nunca terminaba de de#ar en claro cu'ndo se refera a la familia


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-ero estaba dolido y las manchas de sudor atravesaban su camisa rosa hasta llegar al sacobord$ y la corbata al tono que luca cuando no estaba en 2misi$n oficial2.

*%o que pasa es que yo salv gente importante yeso te abre puertas4 hace a3os que asesoroempresarios en temas de seguridad y tengo mi clientela de seguros, que la atiende mi se3ora. JNesK Dace diez a3os que traba#o con Lmega, porque yo lo salv de un secuestro a Carlos0ucito, el due3o de la compa3a y el tipo qued$ agradecido *puntualiz$ una vez.

y remat$4 *J Eu culpa tengo yo si la gente te presta su barco, te da su mansi$n en ;talia, tehace regalos, te invita a fiestasK -ara un tipo que acaba de salvarse de poner un palo verde,Jqu son cien lucasK eso que yo nunca ped nada, eh*confes$.

pidi$ discreci$n4

*/o queda bien Jsabes....


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$L &ATADOR

-oco despus de las ;; de la ma3ana del B de noviembre de 566B, la avenida 0rancisco-inovi, de -i3eiro, a escasos metros del puente Nalentn Alsina que une la Capital 0ederalcon ese barrio de Avellaneda, pareca una escena de un film de Sam -ec>inpah.

"iluviaba. Sobre el play$n de entrada d la playa de transportes de la empresa Andreani, unhombre y un muchacho yacan con el torso semidesnudo. A pocos pasos, un #oven oficial de%a )onaerense tena la cabeza destrozada por un balazo de 0A%.

Cerca de la garita de guardia, una raffic blanca y el 0iat Gno blindado de la agencia deseguridad "orsac se aseme#aban m's a una masa informe de hierro y plomo que a sus dise3osoriginales.

!scondida detr's de un 0iat 5I, una mu#er que minutos antes haba chocado contra elparagolpes de un vehculo policial no atinaba a moverse, aterrada.


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Cerca de medio millar de plomos cortaron la ma3ana. !n apenas minutos, m's de cuarentapolicas acribillaron aun nmero impreciso de ladroRes que, cercados, intentaron escapar abalazo limpio.

!l primer enfrentamiento tuvo lugar en el play$n de Andreani. !l segundo y definitivo, el m'scruento, frente al destacamento caminero de la esquina de !cuador y -inovi, cien metroshacia el sur. odas las construcciones y autom$viles del lugar mostraban huellas de la

balacera. %a -rovidencia impidi$ que no hubiera muertes de inocentes.

L casi. !ntre los gritos, todava se escuchaban algunos disparos. -ero el hombre es un animalcurioso y algunos osados comenzaron a asomar sus caras. :unto a los policas de uniforme, losde civil caminaban entre los cuerpos tendidos.

Gno de los vecinos di#o ver que tres de ellos, enfundados en in^tiles impermeables, seacercaron al delincuente herido delante de5I89. Sin mover el brazo que llevaba pegado alcuerpo, uno de los policas dispar$ tres veces sobre la cabeza del cado.

!n el otro etremo del dantesco escenario, #unto al pared$n de %a Lgena, uno de losasaltantes pareca querer incorporarse. -ero era m's un movimiento instintivo que un acto de

voluntad. Gn comisario se par$ #unto a l y apret$ una vez el gatillo de su 6 mm. !l tipo no sevolvi$ a mover.

!n ese momento, dos uniformados eaminaban con curiosidad el cad'ver que yaca sobre elplay$n de Andreani y etra#eron de sus ropas un "/; a nombre de


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al vez intua que la y con el delfn duhaldista Alberto -ierri pareca sostenerlo.Amn de la pblica admiraci$n que le profesaba -iotti.

!l primer cimbronazo lleg$ en 566@ de la mano de los dos atentados sufridos por el periodistaDem'n %$pez !chagMe, quien investigaba los vnculos de las patotas del


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-iotti consider$ 2poco seria2 la denuncia presentada por Storani y )ertoncello, por fundarseen un an$nimo. !se mismo da, el domicilio de Storani fue violado por un desconocido que noencontr$ lo que buscaba, ya que nada fue robado. %$pez !chagMe fue amenazadotelef$nicamente.

!l autor del otro reconoci$ a %eguizam$n como una de las personas que merodeaban sucasa en los das previos al primer atentado y que tambin haba visto en el )ingo momentosantes del segundo, pero no pudo identificarlo como uno de sus agresores porque s$lo alcanz$a ver el perfil de uno, que no era ribiln.

ambin reconoci$, aunque sin eactitud, algunas de las caras fotografiadas que le fueronense3adas en el #uzgado. %$pez !chagMe no lo supo entonces, pero esas caras integraban la)rigada de %a


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ambin, que la noche del crimen el #uez Nara se habra presentado en la dependencia policialy aconse#ado a los asesinos que 2desaparecieran2 el cuerpo4 2Si no hay cad'ver, no haydelito2, como afirm$ =lodczy>. %as pruebas reunidas por mpera demostraron a Nara loerrado de aquel primer comentario suyo y el #uez no tuvo m's alternativa que procesar a unadecena de policas, en marzo de 566I.

-ero la C'mara de Apelaciones presidida por el #uez -iombo afirm$ que los testigos erandelincuentes y, por ende, su testimonio careca de validez, revocando el procesamiento de losuniformados. %a Corte Suprema bonaerense desbarat$ el aberrante dictamen, pero paraentonces los acusados haban desaparecido de los lugares que solan frecuentar.

Dasta que, en un asado con sus amigos de la gorra en el oto3o de 5669, el #uez Nara pidi$ lacabeza de la abogada mpera, para lo cual lleg$ a ofrecer H8 mil pesos. Cuando un testigodio fe ante #ueces, polticos y abogados de esta conspiraci$n, a Nara no le qued$ otraalternativa que ecusarse de la causa y preparar su propia defensa.

Solcito, -iotti puso un patrullero en la puerta del domicilio de la abogada. %a mayora de lasveces sin nafta ni equipo de comunicaciones, la custodia nunca vio a los su#etos que en cincooportunidades intentaron ingresar en la casa.

Ricardo SzelagoOs>i +h fue el reemplazante de Nara en la instrucci$n de la causa /3ez. !nlos primeros das de agosto de ese 5669, mpera present$ ante el nuevo magistrado alsuboficial "aniel Ramos, uno de los imputados que haba decidido contar c$mo y d$ndehaban ocultado el cad'ver de /3ez.

Sus restos fueron hallados, calcinados, dentro de un tanque australiano en desuso, en uncampo cercano a la localidad de (eneral )elgrano, el pueblo natal de Chiche "uhalde, cuyoencargado era primo del pr$fugo oficial (erez "uhalde.

Cuando la :usticia lleg$ al lugar, el puestero brillaba por su ausencia, pero una circunstanciafortuita volvi$ a poner al magistrado sobre la pista del encubrimiento de los asesinos.

*#Eu andan haciendo ac'Q !ste campo es del comisario


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2Corchazo2 *como, segn l, lo llaman quienes conocen su punteradi#o que los hombresestuvieron una semana all y que la plata, la comida y los celulares con que se comunicabanlos aport$ Rodrguez. %os tipos haban llegado con uno al que llamaban 2el Cordobs2, quelos visitaba a menudo.

2Gn da llego y lo veo al muchacho, el m's #ovencito, muy nervioso, parado al borde de lapileta, con el fierro en la mano, que se quera pegar un tiro. %e pregunto a otro qu pasaba y sefue a consultar con i ni la abogada mpera otorgaron demasiadacredibilidad al testigo, sobre todo porque el due3o de la mencionada quinta desminti$ todo lonarrado por Corchazo.

-ero Avio comenz$ a recibir amenazas de un 2doctor Casal2 +el mismo apellido del abogadode los policas involucrados` y del Cordobs %azcano. !n una de ellas, este ltimo le habadicho que 2no sea boludo porque a ellos los est'n ayudando y que la C'mara estaba pordisponer la libertad de cuatro de los detenidos2.

A los pocos das, cuatro de los policas presos fueron liberados por la C'mara platense.SzelagoOs>i trag$ saliva y volvi$ a revisar las declaraciones de Avio.

%as noticias sobre la libre circulaci$n de (erez, -once y (onz'lez eran cotidianas en %a -lata,pero cada vez que los iban a buscar se haban ido diez minutos antes. -ara entonces, ! ;bampera haba comprobado

; que los pedidos de captura, si bien aparecan en la pantallas del edificio X de la Calle H, no2saltaban2 en las comisaras, y que las facturas de los , celulares que los pr$fugos utilizaban

eran remitidas a la :efatura.Cuando solicit$ la intervenci$n de esos telfonos, el :efe respondi$ sin inmutarse4 2%os estabadispuesto a defender al pariente de su amigo, el Chorizo, a cualquier precio. .

-or una cuesti$n de #urisdicci$n, SzelagoOs>i gir$ los dichos de Avio sobre lo ocurrido en laquinta de -ontevedra a los tribunales de


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!n #ulio del F6B, poco antes de que el comisario mayor -edro Costilla y los suboficiales "osSantos y -raga corroboraran las declaraciones de Avio acerca de la protecci$n brindada por


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Segn el sargento, %eguizam$n y Nargas no eran los nicos 2hombres de confianza2 delChorizo. !l comisario Derrera +a 2el /egro2, el comisario "elgado +2que tambin aguant$ a-once y (erez en su mansi$n de (eneral -acheco2, el comisario :ofr y el suboficial mayorCarmona integraran, segn Avio, el grupo m's cercano al comisario Rodrguez.

:os Alberto :ofr fue el segundo de 2


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sno los elementos que todo polca tene en su hogar4 sus unformes, su arma reglamentara,su credencal.

!tra3o porque la tenenca de estos ob#etos es una de las 2pruebas2 esgrimdas contra ufaro,adem's de unos reactvos que al da sguente el cabo supuestamente deba utlzar en elallanarnento planeado por el #uez federal de %omas, Carlos 0errero -ella, contra una bandade narcos que escondan 988 >los de marhuana.

!l otro elemento ncrimnante contra el subofical fueron unas escuchas telef$ncas que en el#uzgado de


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A principios de noviembre del F6B, con cincuenta y tres a3os vividos, el comisario mayor


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sido comunicadas por )ud$ en ninguno de sus contradictorios ;lamados*Pe parecan suficiente#ustificativo para que un tipo como Rodrguez se mostrara tan alterado.

Rodrguez y el comisario


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empapados en su interior4 estaba a pocas cuadras del lugar y el vehculo vena de esadirecci$n.

%a ferocidad de la banda, en la que tanto insisti$


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Gna versi$n maliciosa e interesada porque, segn constara en la causa contra la bandita de:orge "oppelgatz por la que est' detenido :acinto ufaro, ese $ de noviembre ambos policasse encontraban a cientos de >il$metros del lugar, en medio del Chaco, enviados en comisi$n

por la #ueza Raquel


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%a indagatoria tomada a lonno y /icolau por el propio Calabr$ era un insulto a la m's pobreinteligencia4 los tipos, que reconocieron sus voces y la famosa raffic como 2el vehculo2,afirmaron que la menci$n a 2la gente del igre2 haba sido 2un comentario ocasional2.

Calabr$ y =lodczy> rubricaron esas palabras, comentando que los dos su#etos le parecieron2sinceros, espont'neos2 y sus dichos, 2verosmiles2.

%e#os de #ustipreciar el verdadero alcance del terremoto, cebada por a3os de impunidad, la:efatura se recost$ sobre sus vie#as ma3as4 anunci$ m's eoneraciones y reformas, otra vezrinoscopas sorpresivas, rescat$ a la ;nstituci$n por sobre los hombres y relativiz$ los cargosque (aleano dispar$ contra Ribelli y su banda.

Sus camaradas libres descartaron cualquier vinculaci$n de :uancito con el atentado4 2-odr'ser un pcaro, pero no un terrorista2, decan, palabras m's o menos, coincidiendo con laapreciaci$n del :efe.

!l #uez tambin de#$ constancia de que las actuaciones ordenadas a raz de la denuncia deldiputado menemista


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)ianchi, de la zona Sur, Alberto Sosa *el mismo que haba llevado los [email protected] pesos2 a;barray Ral (onz'lez, de la /orte, fueron denunciados penalmente por (aleano.

Gna fuente cercana al cordobs afirm$ que el @8 de #ulio de 566B, a las de la ma3ana, unacomisi$n de supuestos efectivos del Servicio -enitenciario intent$ sacar a elleldn de sucelda con una orden, firmada por un #efe de turno apellidado Ro#as, que ni siquiera estaba deserviXio.

%a hora y la falta de aviso les result$ etra3a no s$lo al -etiso y sus compa3eros de desgracia,sino a los propios guardias, quienes tampoco reconocieron el cami$n como uno de los usadoshabitualmente. %os carceleros dieron parte a ;nteligencia del penal, que velozmente determin$que la f;rma no era la de Ro#as y abort$ la operaci$n.

!ra la primera de una serie de maniobras desesperadaS.

/o la pas$ me#or


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LO' $ALTADO' .

0altaban pocos minutos para la medianoche cuando los policas llegaron al edificio deAvenida del %ibertador / @9I8. /o tenan previsto patear puertas1 subieron al dcimo pisoacompa3ados por el portero, que traa las llaves. Saban que, por esos das, (uillermo

C$ppola no dorma all. !ra el 7 de octubre de 566B./o fue f'cil allanar los cuatrocientos metros cuadrados de ese piso con gimnasio, sauna, camasolar y un comedor para quince personas. !l departamento estaba ordenado al punto deresultar insulso1 pareca un stand de la eposici$n del mueble.

!so desorient$ a los sabuesos1 durante largos segundos no hicieron m's que mirar en derredory, luego, se lanzaron sobre la colecci$n de osos de peluche del representante de "iego


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C$ppola y


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"iamante se hizo clebre entre los periodistas de &'rate y Campana por una mana queconservara a lo largo de su carrera policial4 siempre avisaba a los medios antes de comenzarlos operativos.

!sa etravagancia pondra tempranamente al descubierto otra de sus fi#aciones4 la de 2plantar2evidencias. !n esos das, fue acusado por "aniel Colella de 2ponerle2 un paquete con

marihuana durante un procedimiento en su casa. !sa causa se tramita en el #uzgado federal de&'rate.

!ntre sus haza3as tambin se recuerda el caso Strachen>o. "iamante allan$ su departamentoen el barrio 0onavi. %e peg$ al tipo, rompi$ hasta los platos y lo detuvo #unto a su mu#er portenencia de drogas. Strachen>o sali$ al a3o por las irregularidades del procedimiento. -ero enla c'rcel se haba contagiado de SillA y muri$ poco despus.

-or esa constelaci$n de factores, el %oco fue nuevamente ale#ado de su aldea. 0ue aparar a lacasa matriz de /arcotr'fico /orte, en ilos de cocana pura, fraccionados en tres ladrillos.

, %os muchachos de Azzaro salan a batir la noche y, en ese tra#n, obtenan nuevas pistas,sobre las que no dudaban en lanzarse. /o perdan el tiempo. -ara ello, llevaban a )emasconi

pr'cticamente a cuestas1 el magistrado se haba convertido en una suerte de ependedorambulatorio de $rdenes de allanamiento.


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!sa temporada fue irrepetible1 en el sal$n N;- de la disco =u solan converger los hi#os de lasme#ores familias4 &ulemita y :unior, los hi#os de !duardo


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la carpa, pero no salan de ella, tal vez inmersos en el efecto del polvillo blanco queatesoraban en una bolsita de nylon. Cuando se desat$ el operativo propiamente dicho, al %ocole toc$ cargar bolsas en %os Gcles, mientras ony esposaba presos en Ascochinga.

"e regreso a )uenos Aires, los dos amigos fueron separados. A (erace lo trasladaron a unacomisara del %ans de


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#uego. )emasconi me acosaba. "iamante y (erace se hacan los buenitos. -ensaron que iba atraba#ar para ellos2, rememor$ el Cone#o tiempo despus.

-ero luego de aquel episodio, se produ#o tambin la primera detenci$n del agente derelaciones pblicas de la noche porte3a Dctor 2ayo2 Cozza. !l tipo estaba en su auto #unto asu novia Samantha 0ar#at, cuando fue interceptado por un grupo de policas, encabezados por"iamante. %es encontraron una m$dica cantidad de cocana y pasaron veinte das tras lasre#as. Ambos creen que el hilo conductor de ese procedimiento fue, precisamente, arantini.

)emasconi regres$ a las primeras planas elHl de febrero, anunciando el secuestro de nadamenos que 78 mil pastillas de tasis. Se trataba de un rcord mundial. Su guerra personalcontra la 2droga del amor2 lo catapultaba como el hroe de aquel verano. "iamante, (erace y($mez fueron los autores del procedimiento, y el detenido, Carlos 0azzari.

!stuvo preso tres semanas, hasta que el laboratorio de la Corte Suprema certific$ que laspastillas eran inocuas4 se trataba de remedios homeop'ticos.

-ara )emasconi concluy$ as la primera etapa de su enmara3ado proyecto en defensa de lasalud pblica. A partir de entonces, se sumergi$ en un inesperado ba#o perfil.

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res das despus, el crculo se cerrara sobre el destino de Alberto arantini.

*!l roedor est' viniendo para ac' *di#o una #oven voz femenina recortada por el p'nico. !ra:ulieta %a Nalle, amiga de Samantha 0ar#at, #unto a quien estaba en el departamento de unaamiga comn, /atalia "enegri. -or motivos tan confusos como sus mentes, las tresmuchachas, habitus de boliches y departamentos, se haban convertido en piezas clave en el


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armado del Lperativo Cielorraso. %a Nalle hablaba al celular de ayo Cozza, confiscado porel principal "iamante. 0ar#at

las patas negras

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