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60 SIGLO NUEVO Angélica López / / / / Twitter: @lopgan NUESTRO MUNDO Las otras pasiones E l amor y otras pasiones de Arthur Schopenhauer (1788-1860) es un libro de ensayos que inicialmente puede resultar molesto debido a las grandes dosis de mi- soginia que hay en él. Frases como: ...el hombre propen- de por naturaleza a la inconstancia en el amor y la mujer a la fidelidad. [...] para el hombre parece que cualquier otra mujer tiene más atractivo que la que posee; aspira siempre al cambio”. De allí que una mujer, al leer esto, piense que Schopenhauer no escuchó jamás los pensa- mientos o sentimientos de una novia, esposa, madre. ¿A quién se le ocurre asegurar que “Resulta que la fidelidad en el matrimonio es artificial para el hombre y natural en la mujer”? En el libro abundan este tipo de sentencias. Él autor alemán asegura queEl amor no se trata más que de una cosa muy sencilla: de que cada macho se ayunte con su hembra”; considera que el único fin de la unión hombre-mujer es la procreación; opina que el amor es un trabajo en pro de la especie y no del individuo. Desde luego, los pronunciamientos hechos por el filósofo sobre el habitante del corazón no dejan de ser interesantes, sin embargo resultan muy ofensivos para el sexo femenino. Hay que tratar de tener una mirada más abierta y profunda a la vez, quitarse de prejuicios aunque se esté en desacuerdo con las sentencias del filósofo. Uno lee para aprender y dudar, no para hacerse uno con los auto- res. Habrá que cultivar un pensamiento crítico, reflexio- nar y extraer conclusiones. Por ejemplo: ¿no es Madame Butterfly una ópera -como muchas- absurda y cursi en su historia? No importa. No importa porque la música y sus arias son bellísimas. ¿No son algunos sonetos de Sor Jua- na unos verdaderos monumentos al servilismo cuando escribe los romances “Ilustrísimo don Payo” o “Grande Marqués, mi Señor”? Eso resulta poco relevante ya que la adulación excesiva se presenta en poesías hermosas, además de perfectas. En El amor y otras pasiones se pueden hacer a un lado los conceptos relativos a la mujer mas nunca podre- mos despreciar las reflexiones sobre la muerte, el dolor, la música, la moral, la política, la religión y la sociedad. Schopenhauer ha pasado a la historia como un gran pesimista. Aseguraba que la vida transcurría entre el te- dio y la frustración y que la única salida para soportarla era el arte. El pesimismo del autor se hace presente a cada página. Al hablar de la muerte afirma: “Exigir la in- mortalidad del individuo es querer perpetuar un error hasta el infinito. En el fondo toda individualidad es un error especial, una equivocación, algo que no debería de existir, y el verdadero objetivo de la vida es libe- rarnos de él”. El dolor, a ojos del alemán, es algo positivo: “En todo tiempo necesita cada cual cierta cantidad de cuidados, de dolores o de miserias como necesita lastre el buque para sostenerse a plomo y navegar derecho”. Sólo el su- frimiento es real; la felicidad, en cambio, es una quimera. A propósito de una frase, “Muchas gentes serían capaces de matar a un hombre para coger la grasa del muerto y untarse con ella las botas”, el propio Schopen- hauer se preguntaba si acaso no había exagerado. Por estos días sabemos que Hitler y otros más le han dado la razón. Sobre el artístico atenuante de la condición humana queda la admiración que sentía el autor por la música: “Una sinfonía de Beethoven nos descubre un orden mara- villoso bajo un desorden aparente. Es como un combate encarnizado que un instante después se resuelve en un hermoso acorde”. El amor y otras pasiones, no es un libro para delei- tarse. Sirve para remover los conceptos esperanzadores y optimistas concernientes a la humanidad. Schopenhauer ha pasado a la historia como un gran pesimista. Aseguraba que la vida transcurría entre el tedio y la frustración y que la única salida para soportarla era el arte.

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60 • S I G L O N U E V O

Angélica López ///// / / Twitter: @lopgan

NUESTRO MUNDO

Las otras pasiones

El amor y otras pasionesEl amor y otras pasionesE de Arthur Schopenhauer (1788-1860) es un libro de ensayos que inicialmente E(1788-1860) es un libro de ensayos que inicialmente E

puede resultar molesto debido a las grandes dosis de mi-soginia que hay en él. Frases como: “...el hombre propen-de por naturaleza a la inconstancia en el amor y la mujer a la fi delidad. [...] para el hombre parece que cualquier otra mujer tiene más atractivo que la que posee; aspira siempre al cambio”. De allí que una mujer, al leer esto, piense que Schopenhauer no escuchó jamás los pensa-mientos o sentimientos de una novia, esposa, madre. ¿A quién se le ocurre asegurar que “Resulta que la fi delidad en el matrimonio es artifi cial para el hombre y natural en la mujer”? En el libro abundan este tipo de sentencias. Él autor alemán asegura que“El amor no se trata más que de una cosa muy sencilla: de que cada macho se ayunte con su hembra”; considera que el único fi n de la unión hombre-mujer es la procreación; opina que el amor es un trabajo en pro de la especie y no del individuo. Desde luego, los pronunciamientos hechos por el fi lósofo sobre el habitante del corazón no dejan de ser interesantes, sin embargo resultan muy ofensivos para el sexo femenino.

Hay que tratar de tener una mirada más abierta y profunda a la vez, quitarse de prejuicios aunque se esté en desacuerdo con las sentencias del fi lósofo. Uno lee para aprender y dudar, no para hacerse uno con los auto-res. Habrá que cultivar un pensamiento crítico, refl exio-nar y extraer conclusiones. Por ejemplo: ¿no es Madame Butterfl y una ópera -como muchas- absurda y cursi en su historia? No importa. No importa porque la música y sus arias son bellísimas. ¿No son algunos sonetos de Sor Jua-na unos verdaderos monumentos al servilismo cuando escribe los romances “Ilustrísimo don Payo” o “Grande Marqués, mi Señor”? Eso resulta poco relevante ya que la adulación excesiva se presenta en poesías hermosas, además de perfectas.

En El amor y otras pasiones se pueden hacer a un lado los conceptos relativos a la mujer mas nunca podre-mos despreciar las refl exiones sobre la muerte, el dolor, la música, la moral, la política, la religión y la sociedad.

Schopenhauer ha pasado a la historia como un gran pesimista. Aseguraba que la vida transcurría entre el te-dio y la frustración y que la única salida para soportarla era el arte.

El pesimismo del autor se hace presente a cada página. Al hablar de la muerte afi rma: “Exigir la in-mortalidad del individuo es querer perpetuar un error hasta el infi nito. En el fondo toda individualidad es un error especial, una equivocación, algo que no debería de existir, y el verdadero objetivo de la vida es libe-rarnos de él”.

El dolor, a ojos del alemán, es algo positivo: “En todo tiempo necesita cada cual cierta cantidad de cuidados, de dolores o de miserias como necesita lastre el buque para sostenerse a plomo y navegar derecho”. Sólo el su-frimiento es real; la felicidad, en cambio, es una quimera.

A propósito de una frase, “Muchas gentes serían capaces de matar a un hombre para coger la grasa del muerto y untarse con ella las botas”, el propio Schopen-hauer se preguntaba si acaso no había exagerado. Por estos días sabemos que Hitler y otros más le han dado la razón.

Sobre el artístico atenuante de la condición humana queda la admiración que sentía el autor por la música:

“Una sinfonía de Beethoven nos descubre un orden mara-villoso bajo un desorden aparente. Es como un combate encarnizado que un instante después se resuelve en un hermoso acorde”.

El amor y otras pasiones, no es un libro para delei-tarse. Sirve para remover los conceptos esperanzadores y optimistas concernientes a la humanidad.

Schopenhauer ha pasado a la historia como un gran pesimista. Aseguraba que la vida transcurría entre el tedio y la frustración y que la única salida para soportarla era el arte.