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263 Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad Vol.VIII. No. 24 Mayo / Agosto de 2002 Patricia Arias Ofelia Woo Morales, Las mujeres también nos vamos al Norte, Guadalajara, Universi- dad de Guadalajara, 2001, 143 pp. Las mujeres también nos vamos al Norte, de Ofelia Woo Morales En este libro, Ofelia Woo nos ofrece los resultados de su más reciente trabajo sobre un tema que ella bien conoce, al que le ha dedicado muchas horas de investigación y análisis: la emigración Mpéxico- Estados Unidos. De acuerdo con la propia autora, fue precisamente su trabajo como coordinadora del Proyecto Cañón Zapata sobre emigración indocumentada en la frontera Norte, el que le per - mitió captar los importantes cambios que ya se manifestaban en la dinámica migratoria, entre los que destacaba una incipiente, pero creciente e imparable, migración femenina. La metodología aplicada en el proyecto Cañón Zapata le permitió obtener información actual y de primera mano sobre los desplazamientos femeni- nos, pero Ofelia quería ir más allá, y lo logró. Pen- saba que era urgente indagar acerca de las muje- res que se incorporaban, sin prisa, pero sin pausa, a esa corriente migratoria laboral tradicionalmen- te masculina. Sólo que esta vez buscó hacerlo con un formato de investigación distinto. En el presen- te estudio, Ofelia Woo ha privilegiado la informa- ción cualitativa sobre la cuantitativa; es decir, hizo observaciones y entrevis- tó, una y otra vez, a mu- jeres que habían sido o eran aún migrantes. Co- Profesora investigadora del Centro de estudios Estratégicos de la Universidad de Guadalajara.

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263Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad Vol. VIII. No. 24 ❑ Mayo / Agosto de 2002

Patricia Arias◆

Ofelia Woo Morales, Las mujeres tambiénnos vamos al Norte, Guadalajara, Universi-dad de Guadalajara, 2001, 143 pp.

Las mujeres también nos vamos al Norte,de Ofelia Woo Morales

En este libro, Ofelia Woo nos ofrece los resultadosde su más reciente trabajo sobre un tema que ellabien conoce, al que le ha dedicado muchas horasde investigación y análisis: la emigración Mpéxico-Estados Unidos. De acuerdo con la propia autora,fue precisamente su trabajo como coordinadora delProyecto Cañón Zapata sobre emigraciónindocumentada en la frontera Norte, el que le per-mitió captar los importantes cambios que ya semanifestaban en la dinámica migratoria, entre losque destacaba una incipiente, pero creciente eimparable, migración femenina.

La metodología aplicada en el proyecto CañónZapata le permitió obtener información actual y deprimera mano sobre los desplazamientos femeni-nos, pero Ofelia quería ir más allá, y lo logró. Pen-saba que era urgente indagar acerca de las muje-res que se incorporaban, sin prisa, pero sin pausa,a esa corriente migratoria laboral tradicionalmen-te masculina. Sólo que esta vez buscó hacerlo conun formato de investigación distinto. En el presen-te estudio, Ofelia Woo ha privilegiado la informa-ción cualitativa sobre la cuantitativa; es decir, hizoobservaciones y entrevis-tó, una y otra vez, a mu-jeres que habían sido oeran aún migrantes. Co-

◆ Profesorainvestigadora delCentro de estudiosEstratégicos de laUniversidad deGuadalajara.

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noció sus historias y vicisitudes tanto en su lugar deorigen, en México, como en Estados Unidos, su des-tino. Los resultados de este trabajo, realizado enambos lados de la frontera entre 1993 y 1994, loscontiene Las mujeres también nos vamos al Norte,cuidada edición a cargo de la Universidad de Guada-lajara.

Tres interrogantes centrales guían y tejen la tra-ma mediante la cual se organizan los seis capítulosde la obra: ¿cómo, por qué y cómo viven su situaciónde migrantes las mujeres que se desplazan a Esta-dos Unidos? De esta manera, el lector encontraráen el capítulo I una revisión, actualizada y bien de-limitada, de los autores, de México y de EstadosUnidos, que, con diferentes enfoques, han ayudadoa conocer, informar, entender y contribuir a que seentienda la emigración, añosa y actual, de trabaja-dores mexicanos a Estados Unidos. Ofelia lleva larevisión y la discusión hasta las dos líneas de análi-sis que ha escogido, las más pertinentes para orien-tar y desarrollar su propia exploración: las perspec-tivas del actor social y de género.

La manera de abordar el tema es doblementenovedosa. Ofelia ha querido estudiar los dos ladosde la frontera, es decir, el lugar de origen y el desti-no de las emigrantes, y ha seleccionado un área yunas emigrantes urbanas, en vez de ámbitos y mu-jeres rurales, como ha sido lo más usual, hasta aho-ra, en los estudios migratorios. De este modo, Ofeliaha buscado y entrevistado a mujeres emigrantes deCiudad Guzmán, epicentro histórico del sur de Ja-lisco, pero región bastante nueva en cuanto a flujode emigrantes hacia Estados Unidos. Es decir, setrata del estudio de mujeres citadinas, procedentesde una ciudad media de México, que se desplazan a

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un área urbana en Estados Unidos: el enorme y com-plejo condado de Los Ángeles. Pero, como bien expo-ne nuestra autora, se trata de ciudades tan distan-tes como distintas.

Ofelia Woo ha constatado, sin duda, la recienteincorporación de Ciudad Guzmán, la tercera urbemás poblada de Jalisco, a las filas de las localidadesque envían gente a Estados Unidos. Quizá no es paramenos. La capital sureña, razona la autora, ha per-dido una tras otra casi todas las actividadesagroindustriales que dinamizaban el empleo regio-nal y local sin que hayan aparecido quehaceres quelas reemplacen. Así las cosas, en el modelo de desa-rrollo en el que vivimos, Ciudad Guzmán parece unaciudad “perdedora” o, si se quiere, es ahora un espa-cio urbano incapaz de ubicarse en los impulsos quepropone o impone la globalización. Frente a esta si-tuación, la emigración internacional, esa añosa tra-dición laboral del campo, parece que dio un salto, seintrodujo y se insertó en un mundo urbano escasoen opciones de empleo.

El condado de Los Ángeles aparece como uno másde los conglomerados urbanos, en plena reestructu-ración económica y productiva. Ahí, las actividadesque organizan los nuevos mercados de trabajo si-guen dos líneas principales: una tendencia a la in-formalidad de los quehaceres, y la subcontratacióny nivel de salario cada vez más precario de los em-pleos formales. En uno y otro, nos dice Ofelia, seubican muy bien los trabajadores migrantes, sobretodo mujeres y hombres que pasan al otro lado sindocumentos.

Quizá las cosas habrían sido de otro modo, enEstados Unidos al menos, de no entrar en escenaun cambio fundamental en la dinámica migratoria:

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la puesta en marcha de la Ley Simpson-Rodino, dela amnistía de 1986, que legalizó la residencia de2’300,000 trabajadores mexicanos ilegales en Esta-dos Unidos. Hay que decir que la proporción másimportante de legalizados fue de jaliscienses: alre-dedor de cuatrocientas mil personas que represen-tan entre 18 y 20 por ciento del total de amnistiados.Esto, como lo informa Ofelia en su texto, ha modifi-cado radicalmente el patrón migratorio tradicional,ha desatado una dinámica, con seguridad imprevi-sible, quizá también inevitable, de nuevos emigran-tes indocumentados.

Jorge Durand, otro estudioso de la emigraciónMéxico-Estados Unidos, ha mostrado cómo la am-nistía permitió que los emigrantes salieran de losespacios y actividades tradicionales de su condiciónilegal y, con indiscutibles papeles en mano, empeza-ran a desplazarse por la geografía estadounidenseen busca de mejores condiciones de vida. El resulta-do fue inmediato: los trabajadores legalizados co-menzaron a dejar el mundo rural y las tareas agrí-colas; se desplazaron a las ciudades, donde hanpodido empezar actividades por su cuenta, se hanconvertido en pequeños empresarios independien-tes y subcontratistas. Ha surgido así una nueva seg-mentación del mercado laboral, mecanismo impres-cindible para garantizar la reproducción de manode obra de bajo costo.

De este modo, y como bien dice Ofelia, la ley deamnistía no detuvo el flujo de trabajadores ilegales;más bien lo potenció y le agregó contingentes, entrelos que destacan las mujeres y los jóvenes. Así, hoydía tenemos dos flujos de emigrantes íntimamenterelacionados: de un lado, los indocumentados que,guiados y apoyados por viejas redes sociales, han lle-

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gado a cubrir los puestos de trabajo abandonados porlos migrantes legales, en especial en las tareas delcampo. Del otro lado, los trabajadores legales que, ensus condiciones actuales de vida y trabajo, requierende nuevos contingentes de indocumentados que losayuden a mejorar su inserción en la economía y so-ciedad de Estados Unidos. Esta dinámica hace llegara Los Ángeles, día con día, un flujo inagotable deindocumentadas que, con su trabajo doméstico, conel cuidado de niños, hacen posible que hermanas,cuñadas, paisanas, puedan incorporarse a mejoresempleos y condiciones de trabajo.

Este es el nuevo momento y contexto en los que seubican las mujeres que ha estudiado Ofelia. El de lasemigrantes de Ciudad Guzmán que se han desplaza-do a Estados Unidos siguiendo diversos y, puede de-cirse, sucesivos impulsos: en el caso de las casadas,la reunificación familiar impuesta por los maridos yla ayuda conyugal para un mejor y más pronto re-greso al terruño. Pero ella encuentra que son cadavez más también solteras las que, apelando a discur-sos inusitados, y hablando incluso de conflictos do-mésticos, de desacuerdos generacionales, buscan lle-gar al otro lado. Algunas se quedan, otras no.

Uno de los mejores aciertos del trabajo de Ofeliatiene que ver precisamente con las maneras en quelas migrantes han aprendido a utilizar, con un nue-vo significado, los códigos femeninos asignados yesperados por la cultura tradicional: ellas, aludien-do a la “reunificación familiar”, la ayuda, la obedien-cia al marido, han comenzado a introducir, poco apoco, sus propios intereses: sus deseos de irse deCiudad Guzmán, sus razones para permanecer enLos Ángeles, sus motivos para buscar el retorno asu tierra.

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Por lo anterior, la lectura de esta obra en impres-cindible para quienes deseen conocer las transicio-nes que se viven en Jalisco, sus espacios, sus fami-lias, sus mujeres. Se trata de una investigaciónpionera que da cuenta de la vida, itinerario y losargumentos de unas mujeres que, con su ir y venir,construyen de manera paulatina el Jalisco de hoy yde mañana; de unos emigrantes, hombres y muje-res jaliscienses, inmersos de forma irremediable enun mundo de mil modos globalizado.

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Jorge Alonso◆

Rodríguez Lapuente, Manuel, Historia deTeziutlán. Una exploración a través de 400años. Editorial Ducere, Teziutlán, 2001.

Historia de Teziutlán,de Manuel Rodríguez Lapuente

La portada está basada en un acrílico del artistaDiego Lapuente. Contiene catorce fotos históricas.El formato es muy original: 19.5 centímetros de lar-go, por 18 de alto. Se trata de uno de esos librosescritos con agilidad, simpatía y agudeza que, con-tando lo que pasó en un sitio concreto, son prototipode lo que aconteció en muchos más lugares duranteun largo tiempo. Da cuenta de las transformacionesy de las cosas perdurables. Se trata de procesos y desus causas, en un contexto cuyos los sujetos concre-tos se encuentran presentes y actuantes. Se hallantambién los relatos de infinidad de lugareños quepertenecen tanto a la historia local como a la vidacotidiana.

El autor, un importante jurista, filósofo y poli-tólogo, acomete la labor de historiador con buenasbases y mejor pluma. De entrada nos dice por quéadopta el oficio de historiar: porque la historia sir-ve para saber quiénes somos, porque el presentees el resultado de la construcción de un largo tiem-po. Artífice de una buena narrativa cuya lecturaresulta muy entretenida, el autor logró asimismolo que se propuso: comprender los acontecimientosindagando causas y pon-derando sus efectos.

Combina los hechosmás trascendentes con las

◆ Ciesas Occidente

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situaciones de la cotidianidad, las proezas humanascon la indagación acerca de costumbres, ideas, creen-cias, contradicciones, luchas, organizaciones e ins-tituciones. Por cuatro siglos, Teziutlán consiguemantener una continuidad con variaciones.

A través de esta obra cuyo autor está atento alcontexto mundial, nacional y regional, los lectoresconocerán el devenir de la ciudad y de la región enla que se encuentra. Bastante cuidadoso en dar cuen-ta de la población indígena, de sus barrios, de susfiestas, de su organización, el autor nos permite en-tender la trama de la vida local que fueron tejiendomestizos, criollos y una gran variedad de extranje-ros. Entre todos construyeron un intrincado trans-curso de existencias y de relaciones sociales que elautor fue sacando del fondo del olvido. Una consta-tación importante del lugar es que no se dio propia-mente una explotación de la mano de obra indíge-na, aunque opresión, sí la hubo, pues de otra formano se explican las esporádicas rebeliones indígenas.

Una vez expuesto el complejo entorno social, elautor aborda la fundación del asentamiento, en elque, dice, los accidentes geográficos no permitieronque se formaran grandes propiedades. A vuelta depágina nos enteramos de quiénes fueron los prime-ros vecinos, cuáles las primeras ermitas, qué hicie-ron los primeros clérigos. A grandes rasgos sabre-mos cuál fue la colonia en esa zona, para adentrarnosluego en los pormenores relacionados con la inte-gración del pueblo. El autor articula poco a poco le-yendas y realidades que convergen o se entrelazancon las construcciones que fueron emergiendo. Paraentender el proceso histórico y evolución de Teziutlánes necesario profundizar en su vocación comercial.El autor indaga en los viejos padrones, y su investi-

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gación vuelve comprensible y familiar el crecimien-to de la población en Teziutlán y, paralelo a ello, losavances en la educación. Su desglose avanza por laturbulenta vida independiente, hasta llegar la in-tervención de los franceses, para quienes esta re-gión tenía un extraordinario valor estratégico porsu ubicación. Problemas, construcciones, relacionespolíticas y militares pasan como imágenes propiasde una película de suspenso por la mente de los lec-tores. Las relaciones entre el gobierno poblano y elcentral con la población son escudriñadas conmeticulosidad. Una suma de fuerzas e intereses en-contrados configuran un ambiente convulsionado.Las manifestaciones de autodeterminación que sur-gen y que son rechazadas por las autoridades, sonsolucionadas por éstas de manera acomodaticia alnombrar personas aceptables para los vecinos. Lalucha contra los invasores les valió a los serranosteziutlecos mostrar su valentía. En lo político, sefortalecieron y crearon el “partido de la montaña”,que compitió en Puebla con el “partido de las llanu-ras”. Los conflictos abundaron. En la sierra se pre-sentaron la anarquía y el bandolerismo hasta quellegó la paz porfiriana. El autor examina con cuida-do también la importancia de esa sierra poblana parala región veracruzana de Tierra Caliente. Durantemucho tiempo sirvió de enlace de la zona de Papantlacon el centro del país. Por cuestiones climáticas, loshacendados de Tierra Caliente preferían que susfamilias vivieran en la fresca Teziutlán. Se dan lasrazones por las cuales a finales del siglo XIX huboun importante desarrollo económico local sustenta-do en el comercio. Se construyeron edificios impor-tantes, se le dio una nueva nomenclatura a las ca-lles (como sucedió en todo el país), llegaron las

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innovaciones de la técnica como el telégrafo, el telé-fono y el ferrocarril. En la ciudad se empleaban lostranvías tirados por mulas; llegan los primeros au-tomóviles, y después los autobuses que desplazarona los viejos tranvías. Todo esto va siendo narradocon precisión y sentido crítico. Llegó también la elec-tricidad. Las construcciones transformaron el pai-saje urbano: se construyeron hospitales, se renovóla parroquia, se hizo un casino, se acondicionó elPalacio Municipal, y apareció el mercado junto a laplaza principal. Aumentaron las escuelas y sus alum-nos. Una base económica importante fue la mina LaAurora, pero también hubo una cigarrera, y llega-ron los bancos. El autor refuta el estereotipo de queen los pueblos lluviosos y fríos la gente es muy re-traída. En Teziutlán había muchas fiestas, habíateatro y llegó el cine. Por temporadas los lugareñosgozaban de funciones de circo y de corridas de toros.A la revolución se unieron algunos teziutlecos. Lainfluencia socialista marcó parte de Teziutlán. Laciudad se dividió económica e ideológicamente. Conel asesinato de Madero y el ascenso de Huerta, lasituación fue calamitosa para Teziutlán. Las fuer-zas federales se apoderaron de la plaza y fueron ase-diadas por los revolucionarios, hasta que triunfa-ron estos últimos. El autor constata las divisionesentre los triunfadores y sus implicaciones en la re-gión. Algo similar había sucedido en el siglo ante-rior. En 1915, por un día Teziutlán fue la capital delpaís, cuando en su huida Carranza se asentó en di-cha ciudad.

Los problemas económicos de la mina repercutie-ron en la localidad. La influenza española cobró másvidas que la revolución. Muchas familias se fuerona vivir a Puebla y a México. No obstante, la locali-

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dad se defendía. Se editaba ahí un periódico, y laemigración fue compensada por la inmigración decomerciantes. La polarización local siguió. La tur-bulencia política no cesaba. En un solo año hubo ochopresidentes municipales.

Grandes personajes de la vida nacional nacieron ovivieron en Teziutlán. A lo largo del libro el autor dacuenta de los grandes y de los no tan renombrados.Entre los primeros, se puede contar al padre de Cla-vijero, y al padre de Santa Ana. Entre los destacadosdel siglo XX se encuentran Vicente Lombardo Tole-dano y los hermanos Ávila Camacho. A cada uno elautor los sitúa en su época y en su influencia en lalocalidad. Con gran detalle sabemos de los conflictosteziutlecos que dieron pie a la caída de un goberna-dor poblano. También nos enteramos de las medidasreales y simbólicas para diluir el encono entre laspartes que correspondían a sentimientos clasistas.El conflicto religioso también se dejó sentir en Teziu-tlán, pero aún más la denominada segunda cristia-da. El autor cuenta cómo se pudo volver a la paz.También ofrece una síntesis de la organización ecle-siástica que se fortalece cuando se hace la diócesisde Papantla, cuya sede se erige en Teziutlán. En laobra también se da cuenta de elementos culturalescomo obras de teatro, revistas literarias y la música.Lo relacionado con la estructuración económica, ysus altibajos son también puntualmente estudiados.El autor explica cómo se construyó el modelo quedenomina hacendado-comerciante-financiero. Pesea sus quebrantos por el conflicto armado, vuelve atener oportunidades en la década de los treinta. Enesto influyó el mejoramiento de la infraestructurade carreteras y la combinación de los créditos ofreci-dos por los bancos y las viejas prácticas de financia-

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miento entre particulares. Nos quedamos con lasganas de que se exploraran las relaciones usureras.Una buena coyuntura para la recuperación fue queen la segunda guerra el capital financiero buscó re-fugio en México. La región se impulsó con la produc-ción de vainilla, azúcar, café, tabaco y ganado. Peroesto era más bien de la zona caliente, a cuya clasepudiente Teziutlán le ofrecía resguardo habitacio-nal. Con el mejoramiento de campañas sanitarias ynuevas técnicas, esto ya no fue necesario; las comu-nicaciones por carretera cambiaron de rumbo, yTeziutlán resultó afectado. Un cuidadoso recuentodel lento crecimiento de la población ofrece la expli-cación de que la localidad era más bien expulsora demano de obra. Aunque a mediados del siglo XXTeziutlán parecía condenado un simple centro co-mercial secundario, vino una nueva generación deempresarios que se insertaron en la dinámica de laglobalización.

Los grandes aciertos del relato histórico son laagudeza con la que el escritor muestra las relacio-nes sociales y sus contradicciones, un estudio de lar-go aliento que no pierde de vista a los actores con-cretos, todo lo cual hace de este libro un magníficoejemplo de cómo combinar las mejores tradicionesen el quehacer de la historia.

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Jaime Preciado Coronado◆

De la Torre Reneé y Juan Manuel RamírezSaíz , La ciudadanización de la política enJalisco. ITESO, Guadalajara, 2001.

Redescubriendo al ciudadanoen la arena pública

En la tragedia humana y en la resistencia frente ala impunidad, descubrimos una sociedad civil ac-tuante y a ciudadanos portadores de demandasantiautoritarias. Los últimos quince años del sigloXX mexicano dejaron ver nuevas formas de solida-ridad humana en los temblores de la ciudad deMéxico, tanto como exigencias sobre la rendiciónde cuentas de autoridades que no estuvieron a laaltura de las circunstancias trágicas de aquel 19de septiembre, y que tampoco cuidaron la aplica-ción de las normas técnicas en la construcción deviviendas y edificios, particularmente en los cons-truidos por el sector público, que mucho habríancontribuido a contrarrestar los efectos mortales deldesastroso temblor. Siete años después, el 22 deabril, en Jalisco redescubrimos al ciudadano soli-dario en el dolor y exigente en el deslinde de res-ponsabilidades; en esta ocasión fallan las autori-dades locales: no oyen las recomendaciones técnicasque sugerían el desalojo de los habitantes del sec-tor Reforma amenazados por la presencia de gaso-lina en los colectores del drenaje y no aceptan susresponsabilidades en ello. Lejos de asumirlas, creanredes de complicidad conel gobierno federal que nohan permitido aún la ple-na y definitiva solución de

◆ ProfesorInvestigador delDepartamento deEstudios Ibéricos yLatinoamericanos dela Universidad deGuadalajara

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las demandas de los afectados por la explosión, apesar de los esfuerzos de autoridades que ganaronen 1995 una legítima alternancia.

En esa alternancia y en la democratización delsistema político y de instituciones públicas, tambiénhemos redescubierto al ciudadano que, rompiendoel coto de los intereses privados, actúa en la esferade lo que identifica como intereses generales. En1988, diversas instancias ciudadanas acompañan lasdemandas democratizadoras sostenidas por la opo-sición —de izquierda y derecha— al régimen de par-tido de Estado. Es así como una oposición partidis-ta, vitalizada por ciudadanos inconformes con lasexpresiones autoritarias del fraude electoral y queluchan por la defensa del voto, empieza a modificarel mapa político del país con la alternancia en losgobiernos locales, hasta llegar a la presidencia de larepública. Esta vinculación entre ciudadano y polí-tica descubre su fuerza en la arena pública, la cualse traduce en esfuerzos organizativos de grupos cí-vicos; unos de ellos se desdibujan al cumplir sus ob-jetivos; otros se institucionalizan o institucionalizanuna mirada ciudadana en diversos organismos pú-blicos estatales y no estatales.

De aquí surge una pregunta, cuyas repercusio-nes aún no terminamos de encontrar: ¿Cómo haninfluido las iglesias, particularmente la católica, esaarena pública de la ciudadanía? ¿Cómo se han vistoinfluidas por esas demandas ciudadanas? El nuevomarco de las relaciones entre Estado e iglesias esinexplicable sin que redescubramos la irrupción deestas últimas en la sociedad civil: en la democraciaelectoral, en la reorientación de su pastoral social,en la defensa pública de sus valores e ideología.

El crimen y la impunidad también han contribui-

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do al redescubrimiento del ciudadano activo deman-dante de justicia, del esclarecimiento de los hechosy auténticamente preocupado por la vigencia delEstado de derecho. La vinculación de los gobiernospriistas con cientos de asesinatos políticos de mili-tantes de organizaciones civiles y partidistas, asícomo con presuntos crímenes de Estado en el casode jerarcas políticos y del cardenal Posadas, originóel surgimiento de organismos no gubernamentales,defensores de derechos humanos y de múltiples vo-ces colectivas —particularmente destacadas en elcaso de Jalisco— que demandan procuración de jus-ticia frente a asesinatos no debidamente aclarados.

En menor grado, pero no por ello menos impor-tante, la esfera de la ciudadanía se descubre en laresistencia contra las injusticias del mercado, comola pobreza y la desigualdad social, y en la fundaciónde utopías que se proponen crear alternativas alneoliberalismo en el ámbito del gobierno, de la ren-dición de cuentas, del ejercicio deliberativo de lademocracia que tiene relación con la vida cotidiana,tanto como con el sentido de futuro, el combate de ladesigualdad social y la equidad de género.

El redescubrimiento de esas nuevas dimensionesde la arena pública en que actúa el ciudadanojalisciense es una de las contribuciones del libro La

ciudadanización de la política en Jalisco, coordina-do por Renée de la Torre y Juan Manuel RamírezSaiz. Esta obra, que agrupa la contribución de di-versos académicos, un periodista y un político pro-fesional, podría caracterizarse por ser testimonial,pues los autores —destaca Renée como la únicamujer entre ellos— han sido protagonistas de lasexperiencias que analizan. A pesar de estarinvolucrados en el tema, pero también gracias a ello,

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sus reflexiones son honestas y bien documentadas;están escritas con rigor y en apego a los hechos queanalizan. En ellas se combinan la narración amenay el análisis reflexivo, en su mayoría hacen un ba-lance crítico del aspecto estudiado.

Aunque el aparato teórico con el que construye sucapítulo cada autor es desigual —unos lo explicitan,en otros aparece de manera subyacente—, los coor-dinadores de la obra se encargan de darle una di-mensión teórica y metodológica coherente al conjun-to de los trabajos presentados. En la Introducción allibro, registran las contribuciones ciudadanas alcambio operado en la cultura corporativista y clien-telar del régimen político, constatan el relativo plu-ralismo alcanzado mediante el respeto al voto y elsometimiento de la representatividad a las fuentesde legitimidad que otorgan los ciudadanos, en lasque destacan esos “pequeños procesos cotidianos”que están más allá de las grandes políticas o de lasposturas partidistas. Reconocen que el triunfo de lademocracia electoral abre nuevas esperanzas a lademocracia participativa; un triunfo que, sin embar-go, no es definitivo, pues Jorge Alonso nos pone enguardia sobre la persistencia de la compra y la coac-ción al voto, que está vinculada a la falta de supervi-sión eficaz de las autoridades electorales, en el capí-tulo dedicado a la ciudadanización de los organismoselectorales.

Con el objetivo de aclarar el sentido del libro res-pecto de los proyectos, esfuerzos y acciones ciuda-danas emprendidas para la democratización políti-ca en Jalisco, los coordinadores hacen una definicióndocumentada del concepto de ciudadanía: “Formade acción colectiva, que se caracteriza por deman-dar una cultura política democrática y antiauto-

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ritaria” (Olvera); individuos que “se organizan demanera libre y con autonomía del Estado y el mer-cado” (Cohen y Arato). Los rostros múltiples de ciu-dadanía que proponen identificar Renée y JuanManuel, se refieren a la democracia participativa,igualitaria tolerante e inclusiva en la recreación delpoder. Un poder ciudadano que “está íntimamenteligado a la cultura de los derechos humanos, quetiene su base en la defensa de los intereses básicos(políticos, individuales, culturales y sociales) de losciudadanos frente al abuso del poder de las autori-dades”, que se propone invertir la concepción tradi-cional de la arena política, al ofrecer “la perspectivade los gobernados y no la de los gobernantes, y valo-ra la acción política del derecho y no la del deber”,siguiendo a Bobbio.

La estructura del libro está organizada en trespartes: la primera: “Experiencias locales de ciudada-nización política”, aborda el ámbito rural y urbanode la ciudadanía; una se refiere a la construcción dela Organización Campesina Independiente de Ja-lisco Manuel Ramírez y su incidencia en la apropia-ción del proceso productivo, su evolución hacia elámbito político que llega a conquistar el gobiernomunicipal de Cuquío, desde 1992 hasta la actuali-dad, bajo las siglas del PRD, y sus logros y desafíosen torno al proceso de organización social. IgnacioGonzález y Guillermo Díaz, académicos y a la vezasesores de esa organización campesina, a travésde ACCEDE, una ONG promotora del desarrollo y dela democracia participativa, analizan la configura-ción de lo que podríamos llamar una identidad deproyecto, a través de la influencia cultural y religio-sa y el papel de los asesores externos en la forma-ción y capacitación para apropiarse colectivamente

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el proceso productivo, la incidencia en el gobiernomunicipal mediante alianzas con el PRD y la neutra-lización del cacicazgo priista, así como la recreaciónde entidades ciudadanas que acompañen la formu-lación, ejercicio y evaluación de las políticas muni-cipales.

En el ámbito urbano, David Velasco trata el casociudadano de resistencia frente a los efectosempobrecedores del neoliberalismo, ilustrando lamanera en que la lucha por un terreno se convierteen eje organizativo que desemboca en la arena pú-blica: la defensa del voto, la participación en la elec-ción de puestos representativos y la gestión de losintereses ciudadanos que agrupa la Unión de Colo-nos Independientes del Cerro del Cuatro. Su análi-sis se centra en la lucha contra las experiencias derelación clientelar y corporativa que ha impuesto elPRI en el medio urbano popular, el declive deliderazgos tradicionales y el relevo que significa lapresencia de jóvenes que van adquiriendo concien-cia ciudadana. Destaca los efectos contradictoriosdel Pronasol entre el PRI local y el proyecto salinistarefuncionalizador del respaldo popular, así como lainconsistencia de las políticas urbanas del gobiernomunicipal panista en la promoción de comités departicipación ciudadana, que no logran desterrarprácticas corporativas.

La segunda parte del libro Redes ciudadanas y

organismos bisagra prodemocráticos, reúne el estu-dio de la trayectoria seguida por cuatro organismosde inspiración ciudadana y el caso de tres mujeresque han desempeñado un papel relevante en la de-mocratización política jalisciense. Varias discusio-nes que actualmente son decisivas para el futuro

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democrático en la región y en el país, atraviesan estaparte de la obra:

La vinculación entre la democracia y la defensadel voto es documentada en la reconstrucción delproceso de constitución de la Asamblea por la De-fensa del Sufragio Efectivo, Sección Jalisco, porDiego Petersen, de una manera ágil y amena; des-taca la búsqueda de un centro político inclusivo quefue capaz de reunir a ciudadanos pertenecientes alas oposiciones de izquierda y derecha en el país yen la región, alrededor de un proyecto común de tran-sición del régimen de partido de estado a un siste-ma de partidos competitivo; al papel de los mediosimpresos y particularmente de la radio. Esta asam-blea logró tener un cómputo independiente de losresultados electorales de 1988, y se convirtió en es-pacio de denuncia de irregularidades en la jornadaelectoral. El FDN convocó entonces a 22 por cientodel electorado, y el PAN conquistó los municipios me-tropolitanos. Había condiciones para crear esta con-vergencia, de fugaz aparición e irrepetible experien-cia.

Ligar la democracia electoral con la utopía delcambio político y las demandas de justicia y equi-dad social es un tema analizado por Jorge Narro enel caso del Movimiento Ciudadano Jalisciense. Laapuesta por un proyecto de centro izquierda en laregión es propiciada por la demanda compartidaentre un movimiento nacional de ciudadanos queinspira a diversos intelectuales y organismos civi-les de Jalisco que se venían ciudadanizando al calorde nuevas formas asociativas: el Foro Académico,donde se reunieron destacados universitarios; diver-sos grupos ligados con el 22 de abril, las comunida-des eclesiales de base y distintos proyectos de edu-

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cación popular, encabezados por el IMDEC. Aunquese concibió un proyecto plural, incitador de formasdemocráticas participativas, y se trató de construirnuevos canales de comunicación entre ciudadanos ygobierno, este movimiento se desdibujó al arribo delgobierno de alternancia.

La construcción de la ciudadanía política en elmarco de la reconversión de la izquierda a los valo-res democráticos electorales propició un aporte ciu-dadano en la lucha por la defensa del voto, a travésde la observación electoral y la capacitación cívica.Alberto Chávez analiza la experiencia de AlianzaCívica en Jalisco y el enriquecimiento de la demo-cracia participativa que ella propicia a través de con-sultas ciudadanas sobre temas estratégicos en lascoyunturas electorales, o a través del Referéndumde la Libertad, o de programas que llaman a la ren-dición de cuentas y contra la corrupción, como fue el“adopte un funcionario”. Se trató de rebasar la meradimensión política de los ciudadanos en beneficio deuna ciudadanía multidimensional.

Fernando Guzmán, fundador del DHIAC en Jalis-co, hace una reconstrucción cronológica de esta aso-ciación. Entre los temas que trata surgen varias delas preguntas cuya respuesta nos ayuda a entendermejor al Jalisco y al país actuales: democráticos enlo electoral, conservadores en su cultura política ydeficitarios en la dimensión social de la ciudadanía.Pero, también nos permite revalorizar el aporte de-mocrático de la derecha, y los rasgos de la nuevarelación entre ciudadanos y gobierno. No podemosexplicarnos la liberalización política de México sinla desobediencia civil que este organismo, en coope-ración con otras manifestaciones ciudadanas de de-recha, levantó en los cambios de gobierno mediante

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elecciones. Tampoco podemos entender elneopanismo y la irrupción de candidatos empresa-rios a puestos de elección —incluyendo el fenómeno¿ciudadano? que representan los amigos de Fox—,sin comprender su influencia sobre el sistema polí-tico que se construye en el México actual.

Un debate central del libro está planteado en elcapítulo al alimón de Renée de la Torre y Juan Ma-nuel Ramírez en torno a la trayectoria de tres muje-res: Conchita, una anciana de Acción Católica queimpulsa contenidos democráticos en el proyectoneopanista de inspiración social cristiano; Ana Ma-ría Arias, fundadora del Grupo Cívico Apoyo al Cam-bio, que proviene de experiencias de denuncia con-tra la impunidad, como las Damas de Negro, o UnaSola Voz, que señalaron temas de inseguridad pú-blica y se pronunciaron por el esclarecimiento delasesinato del cardenal Posadas; una mujer que tie-ne activa participación en la defensa del gobiernocardenista en Jalisco, y Marisela Moguel, candidataal gobierno de Jalisco en 2000, que tiene una activaparticipación en el Círculo de Mujeres por México ypara México, fundado para apoyar la campaña deColosio y que sigue actuando en capacitación cívicay formación de opinión ciudadana. Los límites entreconservadurismo y liberalismo; entre ética, moral ydemocracia, dan elementos para problematizar lasmúltiples ciudadanías en las que actúan y le dan aldebate sobre género una dimensión particular.

Por último, en la tercera parte del libroInstitucionalización de los esfuerzos ciudadanos,Jorge Alonso hace un detallado estado de la evolu-ción de las instituciones responsables de las eleccio-nes y recoge los aportes de la ciudadanización de losorganismos electorales; sin negar los efectos perver-

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sos de la “partidocracia” que ha repartido por cuo-tas la designación de los ciudadanos Consejeros, hoytransformados en consejeros electorales, y las limi-taciones impuestas por la concentración de los con-troles políticos en alguna figura de los gobiernos lo-cales. Víctor Ramos trata el caso de los talleres porla democracia organizados por el arzobispado deGuadalajara en distintas fechas electorales. Su tra-bajo muestra los débiles límites entre la labor“iluminadora” de la realidad temporal y el condicio-namiento del voto que puede ejercer una institucióntan poderosa como la Iglesia católica. Asimismo, ilus-tra el grado de institucionalización que una visión,potencialmente ciudadana, ha seguido en el pasadoreciente: de la simpatía por un proyecto que enfatizala justicia social, como sucedió entre 1988 y 1992, ala empatía por un proyecto político que enfatice ladoctrina social de la Iglesia, sobre todo en su dimen-sión axiológica.

¿Hacia dónde apuntarían otras reflexiones queabre este libro? Si bien en Jalisco tuvimos una Co-misión Estatal de Derechos Humanos que cuidó susintonía con las demandas ciudadanas, los aportesregionales de los organismos no gubernamentalesdedicados a la promoción y respeto de esos derechosfalta por documentar. Por otra parte, sigue faltandoun balance crítico de los eventuales aportes y limi-taciones abiertas al debate ciudadano por el grupoUniversidad de Guadalajara. Otra dimensión queapenas aparece en el libro es sintomática del pocopeso que los ciudadanos otorgan a la dimensión in-ternacional; más allá de las consideraciones que haceFernando Guzmán sobre la necesaria interna-cionalización de los derechos humanos, en la Comi-sión Interamericana, y de la lucha democrática

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mundial —que, por cierto, llevó a su agrupación aprestar un activo apoyo al Talibán antisoviético—sólo encontramos una mención sobre la resistenciaactiva del campesinado frente al impacto empobre-cedor del TLC, en el caso de la OCIJ.

La ciudanización de la política en Jalisco es unlibro que hace reflexionar profundamente sobre elasalto de los ciudadanos a la esfera pública y sobresus contribuciones para la democratización. La ins-titucionalización de la ciudadanía y la ciudadani-zación de las instituciones ha sido soportada por al-gunos organismos que hoy ya no existen, porquecumplieron con su misión o porque sólo sabían viviren la oposición. Sin embargo, persisten la resisten-cia, los proyectos y los ciudadanos que buscan inte-grar la ciudadanía múltiple con sentidos y valorescompartidos.