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MENCIÓN HONORÍFICA
Las luchas por la liberación, la emancipación y la independencia como luchas revolucionarias de
los pueblos
Autor(a): Lenin Vladimir Contreras Piña
Seudónimo: Lenin
1. A manera de introducción:
Las construcciones o reflexiones teóricas acerca de las luchas sociales tienen por lo menos la
posibilidad de encontrarse con dos grandes problemas; el primero se expresa en algunos sistemas
teóricos que solo son reflexiones de academia, propuestas de elites del conocimiento que se
encuentran separados de las acciones y practicas políticas del pueblo que buscan la emancipación,
independencia y liberación. El segundo problema se encuentra en las construcciones de manuales
teóricos sobre la correcta práctica política, esto refiere a los planteamientos teóricos que a falta de un
pensamiento critico, a falta de un arduo proceso de auto-critica y de un aprendizaje del error, imitan
recetas practicas como si la historia se repitiera.
En el primer caso, los actores se esfuerza en construir grandes dilucidaciones teóricas, pero estas se
encuentran desligadas de cualquier acción política real, y de quienes en sus discursos eruditos, son
protagonistas de la historia, en términos roquedaltianos: “los teóricos del pueblo que escriben para el
pueblo, pues es este el protagonista de la historia, pero que olvidan que el pueblo no sabe leer ni
escribir”1. Las reflexiones teóricas, son pues construcciones concienzudas de doctos teóricos y
cientistas sociales, que se quedan, en el mejor de los casos, en las jaulas de cristal universitarias,
parafraseando a Marx son “críticos críticos”2. Esta teoría esta completamente alejada de la práctica
política.
1 Dalton, Roque. Los intelectuales y la sociedad, México siglo XXI editores, 1969, p. 15. 2 Crítica del joven Marx a los hegelianos de izquierda, que pretendían transformar la sociedad solo con la acción de la crítica, la respuesta de Marx a esta posición contemplativa del mundo se desarrolla en la obra la Sagrada Familia.
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El segundo caso, es la clara expresión de la pereza mental y el privilegio casi religioso del que goza el
pragmatismo disfrazado de posiciones críticas. En este caso, la voluntad política, expresada en
prácticas que dicen ser transformadoras, es opacada por el principio de intentar insertar a la realidad
en esquemas teóricos previamente definidos, la práctica política es construida a partir de la simpatía
hacia tal o cual protagonista de la historia y las escuelas representantes de su pensamiento, Leninismo,
trotskismo, maoísmo, guevarismo o stalinismo, por mencionar solo algunos pocos ejemplos, pero que
su receta de transformación carece de un serio análisis concreto de la realidad objetiva. Son pues
idealistas revolucionarios, es la expresión del dogmatismo político causado por la falta de pensamiento
crítico.
La una y la otra tienen algo en común; no reconocer la totalidad que engloba la lucha política por la
emancipación de los pueblo, y por lo tanto, comparten el principio de dicotomizar la lucha social en
pura teoría critica por un lado y practica dogmática por otro. Sin embargo, el uno y el otro expresan
puntos de partida importantes; el primer caso, goza del principio de intentar conocer científicamente
mundo, el segundo caso expresa la voluntad política de transformarlo. Esto lo diría mejor Lenin
cuando expresa que “sin teoría revolucionaria no existe práctica revolucionaria”3. Empero, quizás a
Lenin le falto explicitar que sin práctica revolucionaria no podría haber teoría revolucionaria, la vida
de este argumenta y explica su obra teórica, así como su obra teórica explica la práctica política de su
vida. Si intentamos resumir lo anterior, decimos que es necesario el conocimiento de la realidad social
como guía de la acción revolucionaria, pero que el conocimiento de la táctica y estrategia política
revolucionaria solo es posible mediante la práctica política.
Aquí surge una pregunta de trascendental importancia; las búsquedas de emancipación,
autodeterminación e independencia ¿Que relación guardan con las luchas revolucionarias?
La premisa de este ensayo es intentar identificar las luchas por la liberación, la emancipación y la
independencia como practicas políticas revolucionarias de carácter histórico, si pretendemos que estas
sean exitosas. Así, se torna necesario comprender las luchas en México en el siglo XXI como luchas
conjuntas de los pueblos latinoamericanos, ya que somos pueblos insertados en un sistema mundial,
bajo las mismas funciones y condiciones de explotados, oprimidos y subordinados; así, la búsqueda 3 Ilich, Lenin V. Que hacer, Buenos Aires Argentina, editorial Anteo, 1974, p. 61.
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de libertad, emancipación e independencia, es y debe ser en un principio una búsqueda que siembre sus
raíces en nuestra historia común, en la historia de la lucha de clases en la sociedad capitalista
latinoamericana. También es necesario considerar las diversas formas que revisten estas luchas en la
actualidad, los alcances, concepciones, limitaciones y expectativas. Este ensayo es un modesto intento
de reflexión, sobre los principios de las prácticas políticas que contribuyan a la búsqueda de
emancipación de los pueblos, pues creo que la teoría debe de ser una guía para la práctica política, por
tanto, es necesario someter a prueba de acierto y error en la práctica política nuestros planteamientos
teóricos.
2. Breve intento de contextualización histórica.
“América Latina nació para obedecer al mercado mundial, cuando todavía el mercado mundial no
se llamaba así, y mal que bien seguimos atados al deber de obediencia”.
Eduardo Galeano.4
El neoliberalismo se encuentra hoy como la bandera contra la que se levanta el movimiento social, es
la rebeldía contra la globalización neoliberal la que llena el discurso de los sujetos colectivos que
luchan por un mundo más justo, democrático y libre.
En las búsquedas de los pueblos por la independencia, la libertad y la emancipación, se han
emprendido luchas y movimientos sociales que se caracterizan por su gran diversidad; ora por
soberanía alimentaria y política, ora por el respeto de la multiculturalidad y la etno-diversidad, por la
defensa de la educación pública, por el respeto a la naturaleza, por la reivindicación de los derechos de
la mujer o movimientos feministas, por los derechos de las personas homosexuales; estas
reivindicaciones son expresiones de resistencia social, que sin duda alguna son legitimas y que
suscriben la inconformidad contra una sociedad cada ves mas atroz, inhumana y despiadada, pero que
a pesar de su legitimidad, estas luchas sociales, alter-mundistas, que cuestionan la lógica de la
globalización neoliberal, sus embates son como quijotes contra molinos de viento.
4 Galeano, Eduardo. Salvavidas de plomo, en www.rebelion.org, agosto 2006
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El neoliberalismo a mistificado sus raíces y por tanto las raíces de los problema que nos agobian, la
globalización neoliberal se desdibuja históricamente, se presenta como una mala política económica o
como una mala política de gobierno, y no como una consecuencia de la extensión, expansión y
reproducción de las relaciones mercantiles capitalistas, o mejor dicho, como una necesidad del
imperialismo capitalista. El neoliberalismo disimula y vela las contradicciones más importantes del
capitalismo y del imperialismo.
Sin duda alguna, la brutal envestida del neoliberalismo contra los pueblos generó un acenso en la
inconformidad popular y con ello las luchas sociales contra la globalización neoliberal, estas se
presentan como una respuesta clara a las consecuencias de desocupación, deterioro ambiental, super-
explotación del trabajo, de saqueo de los pueblos periféricos, de destrucción del estado nacional, así
como la perdida de la identidad cultural nacional, producto del “libre mercado” mundial, y sus
implicaciones transculturales. Estas luchas encuentran al enemigo en el mercado mundial y las
empresas multinacionales o transnacionales, que circulan sin restricciones por todo el mundo. Las
luchas sociales critican y cuestionan los nuevos nichos del mercado, que ahora se encuentra en los
lugares que antes eran impensados: la seguridad social, alimentaria, la educación, los sectores
estratégicos de la economía y los recursos estratégicos que antes resguardaba el estado de bienestar,
pero que ahora son nuevas mercancías y nuevos mercados. Estos derechos, que inclusive en décadas
atrás algunas democracias burguesas otorgaban a los pueblo, ahora se han esfumado. Entonces;
¿podría entenderse que el problema que deben atender las luchas sociales, es el rescatar los derechos
que el neoliberalismo nos ha arrebatado en las pasadas décadas?
Pienso que esto no es suficiente. Debemos contextualizar históricamente al neoliberalismo y darle por
tanto un carácter histórico a las luchas que han surgido contra él, dotarnos de las armas teóricas
necesarias y acabar, no solo con la globalización neoliberal, sino con el capitalismo y por ende con la
sociedad de clases. La pregunta cabe aquí de nuevo ¿Qué relación debe de existir entre las luchas por
la liberación, la emancipación, la independencia y las luchas históricas revolucionarias anticapitalistas?
y ¿Por que decimos que debemos de contextualizar históricamente el neoliberalismo? Por que en el
mundo de hoy, adquiere fundamental importancia que el capitalismo no se ha propagado por la tierra
de forma homogénea, las naciones avanzadas no ponen ni pondrán un espejo delante de las naciones
atrasadas, el desarrollo capitalista a diferenciado el desarrollo de los países del norte, de los países del
sur, a diferenciado entre países explotadores y países explotados. Esto es de trascendental importancia
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para nuestro pueblo que busca soberanía, independencia y emancipación, por que identifica quienes
deben ser soberanos, de quien y como hay que independizarse y cual es el significado verdadero de la
emancipación. Entendernos como un pueblo sometido, dependiente y dominado, parte de reconocer
nuestra historia en la sociedad capitalista. Es por eso que esta breve contextualización del capitalismo
latinoamericano en el siglo XX intenta identificarnos ahora en el siglo XXI, como lo que somos y por
lo que luchamos.
Contextualización.
La exportación de capital de los centros imperialistas, a finales de siglo XIX y principios del XX,
aceleró el desarrollo capitalista5 en nuestra América. En nuestro país, las contradicciones generadas
por este proceso confrontan abiertamente a la burguesía nacional, constituida fundamentalmente por
terratenientes, con los intereses del capital extranjero –norteamericano, ingles y francés- que encontró
en el régimen porfirista puertas abiertas para abastecerse de los recursos naturales que les permitieran
su desarrollo. Aunque el desarrollo de las relaciones capitalistas en nuestro país, en la segunda mitad
del siglo XIX, se pueden ubicar fundamentalmente en la desamortización y nacionalización de los
bienes eclesiásticos, producto de Las Leyes de Reforma dictadas en 1859, y las leyes sobre la
colonización de terrenos baldíos en 18836. El desarrollo de las relaciones imperialistas a nivel
mundial, profundiza el desarrollo capitalista en nuestro país con la modernización de la industria
minera, ferroviaria y petrolera.
La transformación de nuestro país, de un régimen colonial que permitió la producción de plusvalía
extraordinaria a las metrópolis capitalistas7, a un capitalismo dependiente importador de capital, fue
posible solo mediante un proceso de acumulación originaria8, que al igual que en Europea fue todo
menos idílica. Las grandes concentraciones agrarias, por parte de los hacendados y compañías
extrajeras, no solo despojaron a las comunidades indígenas de sus tierras, sino también despojaron al 5 Ilich, Lenin V. El imperialismo fase superior del capitalismo, Moscú, editorial progreso, 1981, p. 98-99. 6 Visgunova, I. La situación de la clase obrera en México, México, ediciones de cultura popular, 1978. p13. 7 Mauro Marini, Ruy. Dialéctica de la dependencia, México, serie popular era, quinta edición. 1981, p.26. 8 Bartra, Roger. Estructura agraria y clases sociales en el campo, 4ª edi. México, serie popular era, 1979, p 22.
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campesino generando su proletarización. El despojo y la concentración agraria fueron a sangre y
fuego. Las pugnas interburguesas y el descontento del sector campesino, gestaron las revueltas
campesinas y populares en México de 1910. Así la revolución mexicana es producto de las políticas
antipopulares características del Porfiriato, al igual que de la influencia y el dominio del capital
extranjero en nuestro país, exportado por el desarrollo imperialista de los países centrales. Mas sin
embargo, las fracciones triunfantes de la revolución, la burguesía terrateniente carranzista, no solo no
rompen con la dependencia hacia el exterior, sino que con el modelo primario exportador la
dependencia se acentúa. Este modelo retrasó el proceso de desarrollo de los sectores industriales
estratégicos y permitió además, el monopolio de la industria petrolera a manos de capital extranjero,
concedida y firmada por Obregón en 1923 en el pacto de Bucareli. Las verdaderas reformas
democráticas en el país no son posibles sino hasta el periodo cardenistas, que se fundamenta en la idea
de la construcción de un estado con un fuerte arraigo nacional, y que da origen al periodo del estado de
bienestar en nuestro país.
La gran influencia de la revolución bolchevique de 1917 en todo el siglo XX, la gran crisis
imperialista del 29, y las guerras de conquista interimperialistas del 1914 y 1939, agudizaron la
contradicción entre los interés de las masas populares y las burguesías nacionales e internacionales. La
respuesta de las clases dominantes para evitar estallidos revolucionarios, fue la construcción, en todo
Latinoamérica, de estados keynesianos o estados de bienestar, fundados en el desarrollo de las
democracias burguesas. El reconocimiento de los derechos democráticos a los pueblos
latinoamericanos, por parte del imperialismo, incluyendo México, es bajo la premisa de combatir el
internacionalismo proletario y la atracción de los países de nuestra región a la influencia de la Unión
Soviética. Así este modelo, que se afianza en el periodo de la postguerra, intenta conciliar las
crecientes contradicciones entre la clase trabajadora y las clases dirigentes, con derechos democráticos
para el pueblo que más que concesiones de la burguesía, fueron conquistas y logros del primero.
La vertiginosa crisis de capital a mediados de la década de los 70´s9, condicionan a los gobiernos a
disminuir los gastos públicos e incrementar la austeridad de las clases populares. Este adelgazamiento
del Estado, no solo es un fenómeno transitorio o coyuntural, sino que expresa un nuevo modelo de
acumulación de capital, que condiciona a todos los pueblos de América latina, a insertarse al 9 Mandel, Ernest. La crisis; 1974-1980, México, serie popular era, primera edición en español 1980. p 18.
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imperialismo, no solo como proveedor de materias primas, sino también como proveedor de mano de
obra barata.10 La austeridad o adelgazamiento del Estado, propia del neoliberalismo, es la expresión de
la aniquilación del Estado “benefactor”, donde los servicio públicos como; construcción de vivienda
popular, educación, servicio de seguridad social son reducidos a su mínima expresión. El intento de
conciliar la contradicción entre la democracia y la lógica de acumulación de capital, llega a su fin.
El neoliberalismo es la respuesta a la necesidad de la burguesía imperialista de salir de la crisis del
1974 y 1975, crisis que redujo la producción industrial de los países imperialistas en un 20 por
ciento.11 La búsqueda por recuperar la acumulación de capital de los países imperialistas obliga a
América latina, por medio del Fondo Monetario Internacional, a destinar gran parte de su ingreso
nacional al pago de la deuda externa, acosta de la austeridad de las clases populares. El
adelgazamiento del Estado, no solo implica la reducción de la intervención del Estado en la política
social, sino también implica la reducción de su participación en los sectores de la economía. El
traspaso de la actividad económica estratégica de las empresas paraestatales, que fortalecían estos
sectores y permitían una relativa soberanía nacional, que ahora están en manos de las empresas
transnacionales, destruye toda posibilidad de autodeterminación nacional. La política de privatización,
que supone la salida del estancamiento económico, incremento escandalosamente la desocupación de
1980 a 1987 en un 82 por ciento12, la sobre oferta de mano de obra incrementa la competencia entre los
trabajadores y posibilita la reducción del salario, bien lo menciona Marx: “la acumulación de capital
descansa en el trabajo asalariado, y el trabajo asalariado, por su parte, descansa exclusivamente en
la competencia de los obreros entre si”.13 En 1989, el salario real en México representaba menos de la
mitad del poder adquisitivo de 10 años atrás14. De esta forma se construye una nueva división
internacional del trabajo capitalista (DITC), que se fundamenta en la búsqueda de abaratar el costo de
la mano de obra, para posibilitar la super-explotación del trabajo y salir de la crisis. La nueva DITC,
transforma a América latina de una región exportadora de materias primas a una exportadora de
capitales. La embestida imperialista, en América Latina en el ultimo cuarto del siglo XX, implico, no
solo apoderarse de nuevos mercados y de fuentes de materias primas y recursos naturales, sino también 10 Cueva, Agustín. El desarrollo del capitalismo en América latina, México, siglo XXI editores, 2003. p 224. 11 Cueva, A, óp. cit., p. 239. 12 Cueva, A. óp. cit., p. 269. 13 Marx C. y Engels F, Manifiesto comunista, Moscú, editorial progreso, 1978, p. 43. 14 Cueva, A óp. cit., p.269.
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la posibilidad de supe-explotar el trabajo y desmantelar las organizaciones de los trabajadores. El
neoliberalismo obliga a borrar las conquistas democráticas de las clases populares. La única forma de
vencer a un pueblo con una larga tradición de lucha solo es posible mediante la instauración de
regímenes autoritarios y las intervenciones militares imperialistas a las naciones de centro y sur
América. De esta manera, la contradicción entre democracia y acumulación de capital es resuelta por
las oligarquías internacionales, por medio de los gobiernos antidemocráticos, en su origen y ejercicio,
como es en el caso de México y de los regímenes militares en la mayor parte del cono sur.
En 1990, el consenso de Washington proponía solucionar el problema de la mala distribución de la
riqueza en el mundo -en otras palabras la pauperización de la mitad de la población producto de las
recetas económicas del FMI y BM- con la búsqueda de cuentas nacionales sanas, distribución
eficiente de los recursos, inyecciones de inversión, el aprovechamiento de las ventajas comparativas y
leyes antimonopolios, todo esto mediante la firma de tratados de libre comercio como el TLCAN y el
ALCA, es decir, las oligarquías internacionales intentan solucionar los problemas del libre mercado
con más libre mercado. Los tratados de libre comercio, parafraseando al movimiento zapatista, son la
firma del tratado de muerte para los pueblos indios y el pueblo latinoamericano en general, ya no solo
las empresas imperialistas se apropiarían de los sectores de la economía y recursos naturales
explotados en el pasado, sino que también ahora se apropian de lo que hacia falta por explotar. La
guerra de conquista se tendió sobre los recursos naturales latinoamericanos como el agua, la tierra, el
petróleo, etc. Los acuerdos comerciales que suponían la libre competencia fueron y son un total
engaño, los estados imperialistas nunca dejaron de subsidiar a sus débiles productores agrícolas,
textiles y acereros, pero condenaron los apoyos de los países dependientes a sus productores locales.
Así, el neoliberalismo es selectivo en la esfera de la producción, pues solo abarca las esferas donde
predominan los intereses de los países metrópolis, los acuerdos comerciales son administrados por la
Organización Internacional del Comercio, privilegiando este organismo a los países centrales15.
La propuesta del BM y el FMI para solucionar los problemas, engendrados por el neoliberalismo –
como la desocupación masificada, la disparidad abrumadora de la repartición de la riqueza, la
pauperización de la población, no solo de América latina sino en el mundo entero- fue, como lo
15 Ferrer, Aldo. La globalización, la crisis financiera y América latina, conferencia dictada en el Centro de Internacional de educación y Desarrollo (CIED) de petróleos venezolanos, Caracas 20 de octubre del 1998. p.89.
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señalamos arriba, incrementar la apertura comercial. Las añejas recetas liberales no alcanzaron ni
siquiera los objetivos fijados por sus criterios tecnocráticos. En México, después de 21 años de
hegemonía de políticas neoliberales (1982-2003), el PIB percapita incrementó solo un mísero 0.3 por
ciento, y eso considerando que en este periodo 10 millones de personas abandonaron el país, los
intentos fallaron y la distribución de la riqueza se polarizó mas aun y se ahondo en la injusticia
social16.
La precarización de la vida, la pauperización, la masiva proletarización y desocupación, muestran la
condición de sobre explotación de los pueblos latinoamericanos, no mencionando el robo y los saqueos
de los que somos victimas, estas miserias se contrastan con los negocios del capital que van de viento
en popa. Dos ejemplos claros nos bastaran para ejemplificar las dos décadas y media del
neoliberalismo; el primero de estos es Monsanto17, la agroindustria que envenena nuestros cuerpos y
nuestras tierras con sus semillas transgénicas, informó que obtuvo ganancias por 334 millones de
dólares, en el tercer trimestre fiscal de este año, frente a los 47 millones de dólares de un año antes. Las
ventas netas de Monsanto, cuyas semillas son resistentes a los pesticidas y a los herbicidas, que
además destruyen y alteran los ecosistemas, subieron a 2,350 millones de dólares, desde los 2,040
millones del mismo periodo del año anterior. El otro ejemplo, la compañía agroindustrial
estadounidense Cargrill, empresa que procesa el maíz, trigo, soja, y otros productos para la
alimentación en combustible y etanol, cuyos procesos de procesamiento emiten residuos tóxicos
mortales para el medio ambiente18, experimentó un incremento de 68 por cieno en sus ganancias
correspondientes al cuarto trimestre de este año. Esta firma de servicios para la agricultura, insumos de
alimentos y aplicaciones, reportó una ganancia neta de mil 050 millones de dólares, frente a los 628
millones de dólares del mismo período del año anterior19. Sin incluir una ganancia extraordinaria de
310 millones de dólares. Mientras estas compañías saquean y roban nuestros pueblos, además de
envenenarlos, el incremento del precio de los alimentos arrastra a la indigencia a 15 millones de
16 Boron, Atilio. La renovada presencia de la izquierda en la vida política de América latina, en www.rebelion.org, 2005 17 Actualmente, de todas las semillas transgénicas que se plantan comercialmente en el mundo casi 90 por ciento son controladas por Monsanto. la jornada 29 de marzo 2008. 18 Andrea Samulon, La lucha global contra Cargill Ecoportal net 24-03-08, 19Tomado de El financiero, 19 de agosto 2008.
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latinoamericanos en este año, que sumados a los 69 millones que ya existen, alcanzaría la cifra de 84
millones de indigentes en América Latina20.
El recuento podría ser más dramático he indignante, pero no es este el sentido, sino argumentar que las
políticas neoliberales son un mecanismo de acumulación de capital y que por tanto las luchas por la
liberación, la emancipación y la independencia en el Siglo XXI, si es que pretenden ser verdaderas y
triunfantes, deben ser luchas contra el imperialismo capitalistas, solucionando radicalmente sus
contradicciones, erradicando por tanto al capitalismo y con ello a la sociedad de clase de la tierra.
Ubicar históricamente los fantasmas que agobian a nuestro pueblo y abonar a la lucha contra estos, es
posible si leemos y recordamos triunfos pasados. Mencionaba Lenin21 que la fase imperialista del
capitalismo se caracteriza básicamente por la exportación de capitales en lugar de mercancías, el
dominio del capital financiero sobre el industrial, el monopolio capitalista que suprime la libre
competencia y la política colonial mundial que reparte el mundo y los mercados de forma definitiva.
A casi 100 años de la publicación del Imperialismo Fase Superior del Capitalismo, las tesis
fundamentales siguen siendo vigentes, en este sentido, el entendimiento de la opresión, subordinación
y dependencia de los pueblos latinoamericanos se funda en dilucidar las contradicciones de la fase
imperialista del capitalismo, y la liberación de los pueblos en solucionar radicalmente sus
contradicciones. Si el imperialismo planta sus raíces en nuestro país a principios del siglo XX y sus
consecuencias nos condenaros al saqueo, robo, despojo y pauperización durante todo lo largo de este
siglo, la solución de estas penurias debe plantear la solución en la destrucción de las raíces mismas de
este.
Es importante señalar lo que Atilio Boron señala: “El imperialismo de hoy no es el mismo de hace
treinta años. Ha cambiado, y en algunos aspectos el cambio ha sido muy importante. Pero no se ha
transformado en su contrario, como nos propone la mistificación neoliberal, dando lugar a una
economía "global" donde todos somos "interdependientes", sigue existiendo la pugna antiimperialista,
sigue existiendo y oprimiendo a pueblos y naciones, y sembrando a su paso dolor, destrucción y
20 Cepal. Reporte de sobre la indigencia en América latina, mayo 2008. 21 Ilich, Lenin V. El imperialismo fase superior del capitalismo, Moscú, editorial progreso, 1981. P. 68.
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muerte. Pese a los cambios conserva su identidad y estructura, y sigue desempeñando su función
histórica en la lógica de la acumulación mundial del capital”.22
3. Las luchas por la liberación, la emancipación y la independencia y las luchas
antiimperialistas y anticapitalistas.
Aunque los movimientos y las luchas sociales tienen jaqueado al neoliberalismo -y la influencia de
estos se dibuja desde el movimiento zapatista de 1994 en México, los piqueteros en argentina en el
2001, y los derrocamientos de los gobiernos neoliberales; como es el caso de Ecuador en el en 1997 y
el 2000, en el Perú que acabo con la autocracia fujimorista en el 2000, en Argentina en el 2001 y en
Bolivia 200323- la espontaneidad de las masas que pudieron, y buen logro fue, tirar a gobiernos
impopulares o impulsar protesta y resistencias internaciones como las de Porto Alegre o Seattle, no
pudieron construir en todos los casos propuestas alternativas reales. Aunque los movimientos de
masas en las calles son importantes, no solo por las protestas contra la injusticia, el autoritarismo o la
falta de democracia, sino también por la mediana educación política que adquieren, estas son
insuficientes; a pesar del gran apoyo y la movilización de miles, el desarrollo del neoliberalismo y de
la acumulación de capital continúo. Pero ¿por qué no se construyo una opción verdadera?
En mi humilde opinión, la falta de un pueblo educado políticamente es la gran limitante, como
mencionamos arriba, el neoliberalismo se mistifica, al igual que la sociedad de clases, las relaciones de
explotación y las contradicciones capitalistas. No basta por tanto la movilización o la voluntad política
de la transformación social, es necesario el conocimiento científico y el pensamiento critico de la
sociedad apropiada por las masas populares.
Si nosotros observamos los movimientos populares, como los que señalamos24, en nuestro país y en
Latinoamérica, se pueden entenderse como procesos coyunturales que expresan un conflicto entre las
22Boron, Atilio. Imperio e imperialismo, La Habana Cuba, Fondo de Cultura ALBA, 2006. p. 27. 23Boron, Atilio. La renovada presencia de la izquierda en la vida política de América latina, en www.rebelion.org, 2005. 24 La excepción a este comentario es el movimiento zapatista que con la sexta declaración de la otra campaña llama a la construcción de un programa nacional de lucha anticapitalista, en el 2006.
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clases subalternas y las clases dirigentes25, pero que no expresan explícitamente las luchas de intereses
de clase, aunque estos conflictos se deriven directamente o indirectamente de esta lucha. Es decir, las
luchas populares no cuestionan las relaciones de producción y de poder político capitalistas, ni el
carácter hegemónico de estas, como premisa de la situación en conflicto de intereses, solo cuestiona el
producto de estas relaciones y no su origen. Así, la antiglobalización, el altermundismo o las
autonombradas luchas antisistémicas, cuando no logran dilucidar mas allá de los fenómenos
aparenciales de la sociedad de clases no generan la posibilidad del conocimiento del capitalismo, sus
contradicciones y las leyes por las cuales este se rige, y por tanto la posibilidad de acabar con esa
situación desde la raíz. Esto sin duda puede implicar una posible salida relativa al conflicto, que por
supuesto, no es nada desdeñables si se traduce en una mejoría de la vida para las grandes mayorías,
pero que por su contenido solo reforma el sistema y encuentra en el mejor de los casos una salida
temporal al problema.
Cabe aquí señalar que no nos referimos a la condición de algunos individuos o grupos minúsculos, que
han tenido la posibilidad de entender la sociedad de clases de forma científica, si no al conjunto del
movimiento, que llegada la coyuntura tienen poca formación teórica–política, lo cual incide
directamente en los alcances limitados de estas luchas. En la coyuntura, dice Lenin, refiriéndose a las
periódicas crisis políticas y económicas del sistema, es imposible construir una organización
revolucionaria, esta debe de estar preparada previamente26. Esto es verdad si creemos que el pueblo27
es el sujeto histórico y que este es el que debe de estar preparado política y teóricamente para enfrentar
no solo las luchas coyunturales sino también las luchas estructurales.
La posibilidad de pasar de las reivindicaciones inmediatas a las reivindicaciones historicas –la lucha
por la destrucción de la sociedad de clases- solo es posible si el pueblo se convierte en síntesis de su
25 Gramci, Antonio. Análisis de la situación y relación de fuerza, cuadernos de la cárcel numero 13, en www.marxist.org 26 Ilich, Lenin V. Por donde empezar, en Que hacer, Buenos Aires Argentina, editorial anteo, 1974, p. 25. 27 El concepto de pueblo, implica el conocimiento de la formación económica-social, y las clases que actúan en ella como clases subalternas, ya que el capitalismo no se expresa como un modo de producción puro, las clases explotadas y oprimidas, se abren más allá de las fronteras del trabajador asalariado. Un ejemplo, de clase subalterna, es el campesino pobre, que aunque es un pequeño propietario, juega un papel histórico en alianza con el proletariado, para la destrucción del capitalismo, esta alianza se puede expresar como una alianza popular.
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historia, en el sujeto político con la posibilidad de revolucionar la sociedad de clases. Esto sin duda,
solo es posible si existe una educación política científica en las grandes masas. Develar las
contradicciones capitalistas permite que las batallas de los pueblos dejen de ser batallas contra molinos
de viento. El reconocimiento del pueblo como sujeto histórico implica la construcción de una
verdadera conciencia de clase28, es el proceso de la transformación de clase en si a clase para si, esto
solo se logra con el conocimiento y reconocimiento del sujeto con su posición dentro de las relaciones
capitalistas de producción y relaciones de poder político. La adquisición de la conciencia de clase
permite el reconocerse como sujeto explotado, subordinado y oprimido, pero también como sujeto
político capas de transformar esas condiciones. Así, las reivindicaciones de las grandes masas
adquieren carácter histórico no solo al reconocerse como tales, sino también en la defensa política de
sus intereses de clases.
La lucha popular y los movimientos social deben ser, parafraseando a Marx, una lucha por superar la
prehistoria de la humanidad o en otras palabras, un batalla por superar la historia de la explotación de
una clase por otra, es decir, superar la historia del capital, la supremacía de los objetos sobre los
sujetos, del pasado sobre el presente, del capital sobre el hombre, superar la sociedad de clases, y así
la búsqueda de las luchas emancipadoras, son luchas por la humanidad. Las luchas del presente sobre
el pasado29.
Aunque pareciera mas poético que político, las implicaciones del anterior párrafo marcan el punto de
partida de las batallas verdaderas por la emancipación e independencia. La lucha por la humanidad
adquiere un carácter histórico si identificamos a la sociedad de clases como el primer enemigo y a sus
premisas como las contradicciones a superar. Así, la ciencia de la historia o el marxismo es el mas
grande humanismo, si compartimos que el primero es el único que le permite a las luchas de los
pueblos tener una dimensión histórica del problema, y por tanto el conocimiento de las condiciones y
bases de la sociedad que pretende ser destruidas. Así resaltamos dos elementos importantes; primero, 28 La conciencia de clase, son los interés de clases, “los verdaderos interés de clase”. El intereses de la burguesía, es que siga el capitalismo, no en niveles históricos, si no en términos inmediatos, la obtención de ganancia. Los interés de la clases obrera son los interés universales en cuanto a tales, por que son interés de las mayorías. La concia de clase proletaria, es la compresión de que la emancipación del proletariado y la liberación de la sociedad exigen el derrocamiento del capitalismo. Es la conciencia revolucionario. La conciencia revolucionaria, es una compresión de la naturaleza del orden social de lo que es necesario hacer. Miliban Ralp, Marxismo y Política, México, siglo XXI editores, 1978. 29 Marx C. y Engels F, Manifiesto comunista, Moscú, editorial progreso, 1978. P. 46.
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las luchas por la liberación, la emancipación y la independencia, deben insertarse en la lucha social
como luchas anticapitalistas y antiimperialistas y por tanto, las luchas por la soberanía –de cualquier
índole; alimentaria, política, tecnológica- deben de traducirse en luchas contra la división internacional
capitalista del trabajo, condición necesaria para la acumulación capitalista. Así, las luchas contra la
dependencia y su dialéctica deben de eliminar los términos de intercambio desigual en que
Latinoamérica se inserto en el mercado mundial.30 De esta manera las luchas por la emancipación
acabarían con la explotación de unas naciones por otras, explotación que como lo mencionamos, inca
sus raíces en la división internacional capitalista del trabajo, empero, la lucha anticapitalistas por su
contenido, dice Marx31, son internacionales más por su forma son nacionales.
Segundo, la búsqueda por la eliminación de la sociedad capitalista, en términos nacionales e
internacionales, incita a la reflexión y solución de las contradicciones estructurales capitalistas. Marx
no se equivoca al decir que la lucha de los comunistas del mundo, y por tanto la lucha por la
humanidad, se resumía en la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción; quizás
el problema de muchos en esta frase fue el no leer a Marx como un proceso y un sistema teórico que
se expande más allá del manifiesto comunista.
La eliminación de la propiedad privada como premisa para la eliminación de la explotación y
dominación de unas clases sobre otras -esto es tan valido hoy como cuando Marx lo enuncia en el
manifiesto comunista hace 160 años- implica y supone la construcción del poder político del
proletario y las clases subalternas, pero dado los dolorosos errores en la historia es necesaria la lectura
mas detallada de este enunciado. Ya en la ideología alemana, tres años antes de redactar el manifiesto,
Marx y Engels pusieron al descubierto que el surgimiento de la propiedad privada de los medios de
producción es también el surgimiento de la división social del trabajo (DST en adelante) y con ello la
división entre trabajo intelectual y trabajo físico32. Dice Marx y Engels, “resultan igualmente
expresiones idénticas división del trabajo y propiedad privada; la primera se relaciona con la
actividad, la segunda con su producto”33. ¿Que implicaciones tiene esta consideración? Que la
eliminación de la contradicción del carácter social del trabajo y el carácter privado de su apropiación
30 Mauro M. óp. cit., p. 24 31 Marx C. y Engels F, ibíd. .p.50. 32 Lans R. Carlos. La vigencia del marxismo critico en la construcción socialista, Venezuela, 2007, en www.aporrea.org 33Marx, Carlos. La ideología alemana, México, ediciones de cultura popular, 1974, p. 49.
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no es la única implicación de la eliminación de la propiedad privada, pues sin la eliminación de la
DST el carácter de la propiedad cambia jurídicamente –en términos de derecho positivo- pero no
realmente –en términos de relaciones de poder-34. La eliminación de DST implica el control y la
administración socialmente real de la producción, pero aun más, si la propiedad privada implica la
enajenación del trabajo, el extrañamiento del producto del trabajo del productor directo, la enajenación
material, la DST implica la enajenación espiritual del trabajo, ya que la única y verdadera DST es la
división entre trabajo físico e intelectual. El surgimiento de la propiedad privada, más a allá de los
medios de producción, implica también la propiedad privada del conocimiento, la ciencia, el arte y la
cultura; es por esto que la enajenación del producto del trabajador no solo es en términos materiales
sino también espirituales, es decir, la propiedad privada no solo roba la posibilidad de la apropiación
directa del trabajador, sino también le roba la posibilidad de construir una conciencia propia. Esto es la
base para lo que Gramci expresaría mejor en el concepto de hegemonía cultural, cuando dice que la
dominación ideológica, la dominación cultural, imposibilita el cuestionamiento de las relaciones
sociales de producción, su justeza, su dinámica y condiciones.35
En el capitalismo la división social del trabajo y sus implicaciones subsume todas las potencialidades
humanas, subordina el carácter humano del sujeto al carácter técnico del capital36, deshumaniza al
trabajador asalariado en primera instancia, y el carácter hegemónico de la producción capitalista
deshumaniza a toda la sociedad en segunda instancia. La especialización del proceso de trabajo,
expresado en la producción capitalista, atrofia al obrero al convertirlo en un simple engranaje del
proceso de producción; la acumulación capitalista sustentada en la división social del trabajo, como
condición y producto, empobrece al obrero al convertirlo en maquina37. Así, el capitalismo no
reproduce a las clases subalternas y al proletariado como hombre, sino como explotados y oprimidos,
de igual modo no perpetua a la humanidad, sino a las clases subordinadas38.
34Marx, Carlos. Manuscritos económico-filosóficos del 1844, en www.marxist.org 35Gramci, A. óp. Cit. 36 Carlos Marx. Critica de la Economía Política, libro I. sección cuarta, producción de plusvalía relativa, México, Siglo XXI editores. 1974. 37 Marx, Carlos. Manuscritos económico-filosóficos del 1844, en www.marxist.org 38 Marx, C. ibid.
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Esta lectura, sobre las implicaciones de la existencia de la propiedad privada, nos obliga no solo a la
eliminación de la propiedad privada de los medios de producción, si no también a la eliminación de la
propiedad privada del conocimiento científico y del poder político que encierra la DST.39
El monopolio de la propiedad de los medios de producción, del conocimiento científico, del ejercicio
de la violencia, son pues, productos de la sociedad de clases, por lo que la luchas por la emancipación,
y la independencia, deben de ser luchas anticapitalista que al carácter privado de la propiedad opongan
el carácter social de esta, es decir, que opongan la sociabilización de los medios de producción, la
sociabilización del conocimiento y la cultura, así como la sociabilización del poder político sobre el
monopolio de la violencia, la cultura y la explotación capitalista.
En el primer caso, la sociabilización de los medios de producción supone superar la contradicción
entre el carácter social de la producción y su apropiación privada, y con ello la supremacía del valor
de cambio sobre el valor de uso y por tanto superar la anarquía de la producción, la lógica de
acumulación de la sociedad, la extracción de plusvalor y cualquier forma de apropiación privada del
excedente social, es decir debe de eliminar el carácter enajenante del trabajo40.
En el segundo caso, la sociabilización del conocimiento científico y la cultura debe de superar la
división social entre trabajo manual y trabajo intelectual41, ya que esta es inherente a la propiedad
privada. La enajenación del excedente del producto del trabajo y la enajenación ideológica son un
mismo e indisoluble proceso, la eliminación de la DST elimina la deshumanización del proceso de
producción, elimina la enajenación espiritual del trabajador al darle la posibilidad de comprender no
solo la forma en que se crea la riqueza social sino también la forma en que se apropia. No es, y solo
para aclarar posibles confusiones, una idealización de la aldea primitiva y sus condición de retrasó de
las fuerzas productivas respecto a las sociedades modernas, sino que se refiere a una cambio del
carácter de la utilidad social de estas; es decir, el superar y destruir el privilegio del sujeto
instrumentalizado sobre el sujeto humanizado que supone el proceso de producción de la sociedad de
39 Lans R. Carlos. La vigencia del marxismo critico en la construcción socialista, Venezuela, 2007, en www.aporrea.org 40 Lans R. Carlos. La vigencia del marxismo critico en la construcción socialista, Venezuela, 2007, en www.aporrea.org 41 Ibíd.
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clases. Así, la especialización humanizante puede entenderse como el desarrollo de todas las
potencialidades humanas en cada sujeto, es la construcción de los sujetos como síntesis de su historia.
Tercero, como afirma Marx, el poder político no es otra cosa más que la organización de una clase
para oprimir a otra42. El carácter antagónico de los intereses de clase supone la existencia del estado y
el ejercicio monopólico del poder político43, al igual que la hegemonía cultural de las clases
dominantes, que se sustenta el doble carácter de la enajenación del trabajo44. La sociabilización del
poder implica la destrucción del monopolio del ejercicio de este y por lo tanto la destrucción del estado
burgués, es decir, la democracia popular defiende los verdaderos intereses de clase45, lo que implica
la compresión de que la emancipación del proletariado y las clases subalternas solo es posible con el
derrocamiento del capitalismo, es pues la conciencia revolucionario adquirida por el pueblo. Esta
conciencia se expresa en la compresión de la naturaleza del orden social y de lo que es necesario hacer
para transformarlo46. El reconocimiento de las clases subalternas como sujeto histórico implica la
construcción del poder popular y el ejercicio de este, construyendo así su propia hegemonía cultural.
La destrucción del monopolio del poder es superado por el poder sociabilizado por las clases
subalternas organizadas para defender sus intereses. La construcción de la conciencia de clase, o lo que
es lo mismo el transito de clase en si a clase para si, solo es posible mediante la educación política de
los pueblos, lo que implica la sociabilización del conocimiento científico que desmistifica la sociedad
de clases entre las clases subalternas. Esto implica la eliminación del carácter enajénate del trabajo y la
destrucción de las fronteras entre trabajo físico y trabajo intelectual47.
En resumen, la explotación de una clase por otra supone, por un lado la extracción y enajenación de
excedente y por otro la extracción de la conciencia de clase, de extrañamiento de las situación real de
la condición y poción de clase de los sujeto explotado y oprimido; y por tanto la posibilidad de la
42 Marx C. y Engels F, Manifiesto comunista, Moscú, editorial progreso, 1978. P. 43 Ilich, Lenin. El estado y la revolución, 44Enajenación material y enajenación espiritual. Marx, Carlos. Manuscritos económico-filosóficos del 1844, en www.marxist.org 45La conciencia de clase, son los interés de clases, “los verdaderos interés de clase”. Los interés de la clases obrera son los interés universales en cuanto a tales, por que son interés de las mayorías, El intereses de la burguesía, es que siga el capitalismo, no en niveles históricos, si no en términos inmediatos, es decir en la obtención de la ganancia. Miliban Ralp, Marxismo y Política, México, siglo XXI editores, 1978 46 Miliban R. Óp. Cit. 47 Lans R. Óp. Cit.
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dominación de una clase sobre otra. La transformación de clase en si en clase para si, la toma de
conciencia de clase, es un proceso que no comienza con la expropiación de los expropiadores, es
decir, el reconocimiento consciente de las clases subalternas como tales -explotadas, dominadas,
excluidas- y su papel critico y transformador en la sociedad capitalista es el punto de partida y no de
llegada de los procesos revolucionarios. La posibilidad de reconocerse como tales permite el
identificar al enemigo como enemigo de clase, como dominador y dirigente de interés contrarios, cuya
hegemonía debe ser combatida por una contra hegemonía popular, por la construcción de la
hegemonía de las clases subalternas, explotadas y oprimidas.
El reconocimiento del mismo interés de clase entre las clases subalternas por destruir las condiciones
de explotación, domino y enajenación, es el principio de la construcción de la hegemonía popular. Así,
la construcción de una conciencia colectiva que muestra a la sociedad de clases como una que funda
sus bases en relaciones sociales de explotación, enajenación, subordinación y opresión, es el principio
de esta hegemonía.
La trasformación de clase en si a clase para si solo es posible mediante la educación política del
pueblo, empero, es necesario reconocer que la educación política no se genera de forma libresca o
academicistamente, sino que solo es posible en la lucha política; por la tanto, la educación política
construye al sujeto histórico con la capacidad de transformar el mundo, solo en la transformación
misma del mundo.
4. Identidad histórica popular y revolución social.
La explicación histórica del neoliberalismo, como necesaria consecuencia de la expansión capitalista,
es el primer pasó para desmistificar al enemigo y plantear la estrategia para las luchas verdaderamente
emancipadoras y liberadoras, por lo tanto se torna necesario el retomar la importancia de la lucha de
clases como premisa y punto de partida de estas búsquedas dignificadoras de los pueblos. Así, la
reivindicación histórica mediante la educación política de nuestros pueblos es un arma para su
liberación.
Sin embargo, esto no es nada fácil, el modelo económico neoliberal, además de que apabulló las
conquistas y los logros históricos de los pueblos y los trabajadores, trastocó en lo más profundo las
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identidades culturales y con ello recorto la posibilidad de reconocimiento de los pueblos con su
historia, su lenguaje, sus tradicionales y más. La expansión y agudización del imperialismo en
América latina desfiguró las identidades nacionales y buscó poner fin a la historia, atento contra
nuestro lenguaje resignificándolo como mecanismo de legitimizar el capitalismo y sus guerras de
conquista, además insertó en toda la cotidianidad de la vida las relaciones mercantiles intentando
negar cualquier rastro de solidaridad, fraternidad y colectividad entre los pueblos. De esta forma el
imperialismo, mediante procesos de transculturización, intenta que los pueblos saqueados y ultrajados
así como las clases explotadas y oprimidas no adquieran la posibilidad de reconocerse como tales.
El encuentro de los pueblos con su historia es una ardua tarea, pero de vital importancia si se pretende
realmente la emancipación, liberación y la independencia. Así, el que la historia le sea significativa al
pueblo permite la generación y construcción de la conciencia de clase, y por tanto, la construcción del
sujeto histórico. Se torna de vital importancia aquí la discusión acerca de la organización
revolucionaria, del partido revolucionario y sus tareas organizativas y politizadoras, pero debido al
carácter reflexivo de este artículo, solo haremos un comentario; considerando todo lo antes
mencionado, si el partido reconoce en las masas de campesinos pobres, en el pueblo oprimido y en los
trabajadores asalariados, al sujeto protagonista de la historia, debe de plantearse como primera tarea
la educación política de este y el encuentro del pueblo con su historia como principio de su
emancipación.
En una critica importante de David Fernbach al programa del manifiesto comunista y sus expectativas
históricas dice que el manifiesto, pese a que sintetizaba los intereses reales de la clase obrera, no
representaba un programa inmediato de lucha, esto influyó para que las posiciones políticas de Marx
fueran menguadas en los movimientos revolucionario del 48, que se propagaron por toda Europa48.
Las reivindicaciones históricas pueden parecer muy lejanas y es cierto que esto puede traer problemas
en la táctica revolucionaria inmediata, pero creo que la propuesta de la democratización del
conocimiento científico en las masas polares, la educación política del pueblo, es una tarea que se
puede comenzar desde ahora, esto implica que las demandas del programa revolucionario nazcan
desde el pueblo y sean verdaderamente sentidas por este. Si el pueblo es educado políticamente en el
48 Ferbach, David, Marx; una lectura política, México, serie popular era, 1979. p. 43-45.
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pensamiento critico y en la lucha política, logrará trasformar las demandas inmediatas en demandas
históricas de independencia, emancipación y liberación.
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18. Marx Carlos “la ideología alemana” México, ediciones de cultura popular, 1974,
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20. Carlos Marx. “Critica de la Economía Política”, libro I. sección cuarta, producción de plusvalía relativa,
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