las increíbles aventuras de sami y sofi ii
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7/26/2019 Las Increbles Aventuras de Sami y Sofi II
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LAS INCREBLES AVENTURAS DE SAMI Y SOFI
Cuento de: Bernardo Hernndez
Iu!tra"#one!: $atr#"#a Hernndez
Samiiba corriendo, senta como el viento mova sus cabellos y le zumbaba en las orejas,poda or los jadeos de su abuelo, un poco ms atrs, casi pisndole los talones. Se senta
feliz, siempre le alegraba cuando sus abuelos lo visitaban, como esta vez; volte levemente
la cara y se sonri con el viejo, que ahora lo estaba pasando, dejndolo un poco atrasado,
pero en la esquina lo volvi a rebasar y ahora s, con un impulso final, lo dej atrs.
Sami era feliz en muchos aspectos, tena solo siete aos pero pareca mucho mayor, era un
atleta perfecto, su padre lo haba entrenado desde pequeo, primero con una canasta de
baloncesto que fue creciendo en la medida que !l creca, adems, jugaba mucho con !l y
siempre lo alentaba a mantenerse en movimiento, los balones de f"tbol nunca faltaban en su
casa, y el baloncesto era su pasin.
#ero lo que ms le gustaba era estar con su abuelo, siempre que pensaba en eso, una clida
emocin le llenaba el pecho y entonces se senta feliz, era su abuelo $pensaba% despu!s de
su padre, la persona ms importante para !l, claro, su mam, sus otros abuelos y sus tos
tambi!n lo eran, pero si le preguntaban qui!n era la mejor persona para !l, siempre deca,
mi abuelo. &so ya estaba decidido y se lo aceptaban, a veces con renuencia, pero, 'qui!n
mandaba en sus sentimientos( )esde que tena uso de razn estaba su abuelo all, como
ahorita, mientras lo vea acercarse a !l, disimulando su cansancio.
Siguieron caminando por la calle en silencio, dando tiempo a que su abuelo se recuperara, aveces no hablaban, casi no haba necesidad, se entendan a la perfeccin y solo con verse a
los ojos ya saban cada uno sus pensamientos, podra jurar que su abuelo estaba pensando
en Sofa y los colibres, pero desech el pensamiento y empez a interrogarlo.
)espu!s de haber hablado de los indios, de los dinosaurios, de los planetas, Sami se fij en
un papagayo que estaba colgado del tendido el!ctrico. *n papagayo era una especie de
cometa o de volantn que los chicos hacan con varilla y papel de seda, o de bolsas
plsticas, a Sami no le gustaban las bolsas plsticas, saba que eran muy dainas para el
medio ambiente, su abuelo le haba enseado unos videos que hablaban de la segunda
generacin de la humanidad y el problema del plstico, un material casi indestructible que,lamentablemente estaba presente en mil cosas, en las computadoras, en los tel!fonos, en el
hogar y en la industria, un mal muy necesario, pero irritante, como deca su abuelo; as que
decidi fabricar un papagayo pero usara papel de seda, no plstico.
&mpezaron a buscar, en un bosquecito cercano, algunas varillas para hacer la armazn, pero
lo que consiguieron fue una pelota verde, de tenis, estaba nuevecita como si nadie la
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hubiera usado todava. Sami levant la vista, buscando alg"n propietario que le empaara
su descubrimiento, no vio a ning"n nio en las cercanas y levant la pelota, contento de su
hallazgo y con la certeza de que si no tena dueo, su abuelo le dejara conservarla. +a
pelota estaba etraamente clida, pero Sami pens que era por la larga eposicin al sol y
no le dio mayor importancia. +a lanz varias veces al aire y la atrap con gran destreza,
despu!s empezaron a lanzrsela entre s, su abuelo era gil todava y lo haca correr hacia
atrs con cada lanzamiento, uno de ellos fue muy fuerte y lo rebas, la pelota cay cerca de
una cancha de arena, rebot dos veces y luego se desliz por el terreno.
-uando Sami lleg a donde estaba la pelota verde, not cierta singularidad en el dibujo que
traz la pelota en la arena, era un diseo perfecto de un rombo dentro de un cuadrado, pero
su lgica le dijo que no podra ser y no le dijo nada al viejo. ugaron un rato tirndola
contra un paredn y corriendo a atraparla, hasta que el fuerte sol les hizo buscar una
sombra, decidieron de com"n acuerdo dejar la fabricacin del papagayo para otro da y
jugar un poco al ajedrez. &n eso era estricto el abuelo, !l le enseaba de juegos, como !ste,
que deca que era un juego%ciencia y su abuela, le enseaba matemticas, materia
imprescindible para ganarle alg"n da a su querido abuelo.
/a en la tarde sus abuelos se despidieron, vivan en una ciudad que estaba a unos 012 3m.
de su casa y no les gustaba viajar de noche, as que quedaron de verse en el primo fin de
semana, les dio un beso a cada uno y los vio alejarse en el viejo carro rojo de nombre
-amacaro, este era un cuento que no tena muy claro, pero saba que as se llamaba el
pequeo auto. )espu!s de arreglar el maletn que llevara al colegio en la maana siguiente,
Sami se fue a su habitacin, llevaba la pelota en la mano y observ etraado que estaba
muy limpia, como nueva, sin que ning"n golpe contra el suelo o contra el paredn le
hubiera hecho mella, le gust la tetura que tena, haba una calidez consoladora en su
superficie y la conserv en la mano hasta que el sueo lo venci, su brazo se desliz hasta
el borde de la cama y la pelota cay al suelo, rod hasta el centro de la habitacin y all se
detuvo, como un pequeo planeta verde en la oscuridad del universo.
4ing"n ruido lo despert, pero abri los ojos algo asustado, desde pequeo tema a la
oscuridad, pero su abuelo le haba enseado a controlar el impulso de salir corriendo
cuando, por ejemplo se iba la luz, adems, le haba regalado un pequea linterna roja, de
bombillos led, que siempre le acompaaba, pero, 5ay6, ahora se acord que se le haban
agotado las bateras y no las haba repuesto, as que opt, controlando los latidos de su
corazn, en utilizar el otro m!todo, el de emergencia. Su abuelo le haba enseado una
palabra mgica, un mantra, como !l deca, que lo protegera de todo peligro y en toda
circunstancia, y empez a murmurar, 7m, 7m, 7m, plegando la lengua hacia atrs, en el
paladar y sosteniendo la slaba, algo as como ommmmmm, se sinti ms tranquilo y
empez a ver su habitacin en la oscuridad, slo destacaba la pelota verde en el medio de la
nada. Sami sigui con el mantra y se dio cuenta que cada vez que lo deca la pelota se
iluminaba tenuemente.
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'&ra eso posible o estaba soando( 8olvi a murmurar la palabra mgica y vio como la
pelota se despegaba unos centmetros del suelo, mientras aumentaba su resplandor verdoso,
Sami sinti que se le erizaba el brazo y lo escondi debajo de la cobija, pens en que tena
que contarle a su prima Sofa eso tan maravilloso que estaba viendo cuando se qued
dormido.
&n la maana siguiente Sami, con la premura de la escuela, olvid momentneamente lo
que haba pasado en la noche y no lo record hasta en la tarde, cuando regres a su casa y
vio la pelota olvidada en la habitacin, la tom en su mano y la not un poco ms clida
que el da anterior, entonces tom una lupa y se sent en su escritorio, prendi una
lamparita y empez a eaminarla. +e dio vueltas por todos lados, lo primero que not fue la
limpieza total de su superficie, la calidez iba en aumento, sigui escudrindola con la lupa
y not dos pequesimos puntos negros que no haba visto, tom un alfiler de una cajita y
empez a raspar los puntos, primero uno y luego el otro, y vio con asombro que algo sala y
volva a esconderse de los dos puntos. 9sustado, tir la pelota en el escritorio y se qued
pensando, los latidos de su corazn se aceleraron y pens en llamar a su a abuelo, para
contarle la etraa situacin. &n su cabeza son la voz del viejo que le deca: Piensa con
lgica, averigua primero. 8olvi a tomar la pelota, agarr el alfiler con la otra mano y
empuj el puntico negro. )e inmediato una escalerita pequesima se despleg ante sus
asombrados ojos, pareca la de un avin en miniatura, era como de aluminio y se le vean
sus peldaos perfectamente. Sami coloc la pelota de nuevo en el escritorio mientras
pensaba, %si pienso con lgica esto no debera estar sucediendo, abuelo-, volvi a tocar el
otro punto mientras la pelota estaba en el escritorio, ya no se atrevi a sostenerla en su
mano, y vio con asombro como se abra una puertecita justo en donde haba aparecido la
diminuta escalera, mientras una luz blanqusima sala de lo que era, presuntamente, unagujero.
Sami se asust tanto que dej caer alfiler y lupa, mientras entonaba en silencio la mantra
salvadora, vio que algo se mova en el agujero y observ una figura pequeita que se
asomaba, Qu es esto, un insecto? $pens Sami, mientras agarraba la lupa con mano
temblorosa. 4o, no era un insecto, 5era un hombrecito6 Un hombrecito, me estar
volviendo loco?#ens. continuarcandado>, vesta todo de verde pero la blusa era algo ms clara
que el pantaln. )etrs estaban dos preciosas mujercitas, rubia una y pelirroja la otra, con
pelo corto y minifaldas azules, unas botas a media pierna completaban su atuendo.
Sami no se mova, no hablaba, pero la sorpresa fue sustituida por curiosidad, quien carrizo
eran estas personas( como si su pensamiento fuese escuchado, sinti, ms que oy una vozen su cabeza, > 4o temas Sami, no te haremos dao, soy el comandante &rher y ellos son
mis compaeros, el capitn ?ranfran y las sargentos @slaber y #atriber, venimos de un
planeta que esta detrs de su sat!lite, gira en posicin geoestacionaria a la misma velocidad
que su +una, adems es muy pequeo y pasa inadvertido. Aenemos un gran desarrollo
tecnolgico y hemos conocido su evolucin durante miles de aos, has visto hoy una
muestra de ello, nuestro crecimiento lo indujo esa tecnologa, tuvimos un crecimiento
molecular voluntario para que nos puedas ver bien. Au planeta est en peligro y
necesitamos tu ayuda para salvarlo>. Aodo esto lo percibi Sami en su mente, adems
>sinti> perfectamente que no corra peligro, ms bien, sinti un sentimiento de bienestar
que le agrado, tendra que decirle a su abuelo, pens
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afortunadamente< se baj a eaminar aquello y vio un diminuto pjaro casi aplastado por la
rueda delantera, se agach y levant del suelo un diminuto colibr casi muerto, pues estaba
desmadejado y sin fuerzas en su mano. +legaron rpidamente a la casa y le dieron, con un
gotero diminuto, una mezcla muy diluida de leche y miel, que el pajarito chup con avidez,
sacando una largusima lengua parecida a una flechita. Sofi mientras tanto observaba toda
la escena con atencin, calladita en su cochecito, como si entendiera la misin de
salvamento.
9l poco rato el colibr se vea mejor, agarrado con sus paticas al dedo indice del abuelo,
mova sus alitas con una rapidez inusitada, cosa que provocaba un estallido de risas de Sofi,
pas un rato como probando sus alas y en un momento se elev en el aire, dio unas vueltas
por la habitacin, como un pequeo helicptero de juguete, se acerc a Sofa, le cosquilleo
en la nariz, y sali como una ehalacin por la ventana. Aodos aplaudieron la maravilla que
acababan de ver, mientras Sofa rea sin cesar. 9s fue como se hizo una relacin entre los
colibres y Sofa, primero apareci uno todas las tardes, que revoloteaba encima de la nia
cuando sala a pasear por la plaza con su mam, luego, en la medida que ella creca, iban
apareciendo no uno, sino decenas de ellos donde estaba la nia, otras veces, la esperaban en
la plaza para acompaarla cuando, ms grande, sala a caminar. &sto era visto, al principio
como algo etrao pero luego la familia se fue acostumbrando, no as los otros familiares y
vecinos, que vean con etraeza la situacin, que para Sofi era de lo ms normal.
Aodo esto lo pens Sami en segundos, mientras continuaba viendo las figuritas frente a !l,