las frases célebres de luis alberto spinetta
DESCRIPTION
frasesTRANSCRIPT
Las frases célebres de Luis Alberto Spinetta
Un repaso por algunas de las declaraciones más emblemáticas del "Flaco" a lo largo de su carrera.
Imperdible.
Fotos (1)
1
de
1
Por Agencia Télam 08/02/2012 20:00
Luis Alberto Spinetta, artista esencial del rock argentino, capaz de reinventarse a partir de una
obra inmensa atravesada por la belleza, esgrimió a lo largo de su vida frases que merecen el
recuerdo y que dan cuenta de su mirada poética y lúcida que tuvo sobre las cosas.
Con la intención de acercar su cosmovisión del mundo, aquí pueden leerse algunas frases y
declaraciones que el "Flaco" dio a lo largo de su vida en diferentes charlas y entrevistas, que
fueron compiladas en un par de libros.
- "El talento es el hombre en libertad, nace en cualquier persona que se sienta capaz de volar con
sus ideas".
- "La música es un lenguaje que está en el cosmos como todo lo que nos rodea. El músico que se
pone en contacto con el cosmos, que sabe indagarlo con amor, que consigue la comunicación con
otros ser y con dios...ese hombre músico podrá apoderarse y utilizar ese lenguaje como si leyera
una clave que pareciera indescifrable y hará su música, sin detenerse jamás."
- "Sé que mi misión es hacer buenos discos. Mi misión la tengo que fundamentar con mi propia
existencia".
- "La canción ya luchó contra todo lo que pudo haberla detenido hasta llegar. Tiene algo de
esperamatozoide que atraviesa el alma y también la realidad de uno. Es como un óvulo fecundado
por una nueva canción."
- "No por intentar ir por lo estético estoy apartado de la mirada de la gente. Es imposible. Es viable
poner, sutilmente, ciertos elementos en un tema, que luego no se conviertan solo en una canción
de protesta".
- "No me gusta que la gente me vea como un ideal o una cosa ficticia, por eso también escondo un
poco la trucha".
- "La música se parece más a un animal que al hombre. Es como si la música fuera una medusa o
una mariposa. Tiene una animalidad, una cosa indomable. Por más que le escribimos o le
combinemos lo que sea siempre abarca mucho más".
- "Ustedes vieron que los paisajes pueden alterarse no solamente por una maniobra del cielo, sino
por una maniobra que aunque también es del cielo porque de ahí venimos, es una maniobra de
nosotros los seres humanos. Las ciudades se desvanecen, se pueden destruir, se pueden sepultar.
Pero hay algo que es inefablemente no cambiante, que es nacer".
- "Mientras encuentro ese acorde que busco me siento como un buzo que se sumergen y al
colocarme las antiparras veo todo con claridad. O como si estuviera en la nieve y me dieran esas
lentes ahumadas para poder verlo todo, no solamente el resplandor".
- "La voz puede decir una sola nota a la vez, pero la cabeza es polifónica".
- "No soy de esos músicos que viven para estar tocando su intrumento todos los días. Lo que sí, mi
música está influída por mi experiencia de vida, eso es innegable. Está amarrada a lo que vivo.
Muchas canciones no las puedo volver a cantar por lo que significaron para mí y para no sentir esa
emoción dispuesta de otra manera.
- "...cuando me veo a mí mismo veo a un flaco que tiene que bajar la panza de tanta cerveza que
toma y que a veces es medio tarado..."
- "En la época en que empezamos con Almendra, Piazzolla y Los Beatles eran para nosotros
verdaderos guías."
- "La gran desventaja para algunos es hacer música por ambición, casi como por obligación, para
enriquecerse, o para figurar. A los dos compases sabés qué tipo de trabajo y artista estás oyendo,
y ante quién se agacha y para qué."
- "Un cana también es un ser humano, como un loco o un drogadicto. La raíz del mal está en
aquellos cuyo vicio es el sufirmiento de los otros."
Un mundo aparte
Spinetta revisitó parte de su carrera solista y de sus antiguas agrupaciones. Fue en el Orfeo, ante
dos mil personas.
Fotos (1)
Spinetta y su inseparable Stratocaster (Archivo).
1
de
1
Por Germán Arrascaeta 03/07/2010 03:49
Nada mejor para abstraerse de las ansiedades mundialistas que el show de un artista insular como
Spinetta. Nada mejor que un músico que establece sus propias reglas y te obliga a subsumirte a un
mundo de no tan fácil escucha para hacer de cuenta que Sudáfrica es una alucinación. Es que
Spinetta te obliga a escuchar música, a comulgar con ella, a consustanciarte, a que el afuera no
importe. Y si no fuiste a eso, es tu problema, baby. Y si no te cabe el solo de Claudio Cardone en el
promedio, bautizado in situ Cortinas de mimbre, andá al baño o pedite un pancho.
Esa premisa “inclusiva” dominó el show del “Flaco” en el Orfeo, el viernes a la noche y ante unas
dos mil personas. No era un show más. Se trataba de uno que sucedía a la experiencia
retrospectiva de Las Bandas Eternas, esa maratón de cinco horas en la que Spinetta no sólo reunió
a sus bandas sino que también homenajeó a contemporáneos, sucedáneos y a su propio presente;
ése que a su vez alucina Un mañana. Así, la expectativa pasaba por ver cómo afectaba a la lista
actual ese espiral revisionista.
Y la afectó. De hecho, el segundo tema es Sombra en los álamos, y el primero después del break
“bambinezco” de Cardone, Alma de diamante, ambos del disco homónimo de Jade. Más adelante,
Luis reinterpretó Filosofía barata y zapatos de goma, de Charly. Todos gestos transportados desde
la histórica noche de Vélez para ser tocados con esta banda sin nombre que lleva varios años de
respaldo: el ya citado Cardone (teclados), Nerina Nicotra (bajo) y Sergio Verdinelli (batería).
El resto fue una revisión por diferentes momentos que, a decir verdad, tuvo versiones ya
transitadas en conciertos previos al del 4 de diciembre de 2009. Por caso, Viaje y epílogo (Bajo
Belgrano, Jade), Un viento celeste (Los niños que escriben en el cielo, Jade), Cementerio
club (Artaud, Pescado Rabioso aunque es un disco solista), Asilo en tu corazón (La La La) y Rutas
argentinas(Almendra). Invisible y Pescado Rabioso quedaron sin su correspondiente
reivindicación. En esta oportunidad, al menos.
Más allá de cuestiones de repertorio, y de vivisecciones propias de spinettólogos, resultó curioso
en el concierto el continuismo de cierta prédica del solista contra la cierta “naturalización” de las
muertes absurdas. Es que revisó La bengala perdida (Téster de violencia, 1998), donde la muerte
de un hincha en la cancha de Boca fue coartada para clamar “no quiero un valle de catacumbas,
no quiero que me llenen de cal”, y luego aireó su ya conocido compromiso con la causa
Conduciendo a conciencia. Coronó su discurso con la canción que compuso con León Gieco para la
movida que, según aclaró, no se convirtió en una ONG: 8 de octubre.
Coronaron la noche algunos chistes cifrados (“¿vieron la marca de embutidos Paladini? Bueno, yo
soy Caladini”, en alusión a las caladas de tabaco que le negaron un agudo), la solicitud de un
aplauso para una Pyme cordobesa que hace remeras (Rayosan) y la inclusión al cierre del
tremendo violero Baltasar Comotto. Arriesguemos un cierre antojadizo: sólo una estampida de
buena música puede con la vuvuzelas.
Sin imágenes. Luis Alberto Spinetta le ordenó a la producción que no dejara entrar a ningún
fotógrafo ni camarógrafo al recinto. Por ello resultó imposible tomar alguna instantánea del
concierto
Spinetta, prócer récord
La celebración de sus 40 años con la música consistió en un show de cinco horas y más de 50
temas, en el que reunió a sus grupos emblemáticos y homenajeó a artistas contemporáneos.
Fotos (1)
EL FLACO EN SU ELEMENTO. Spinetta ofreció un show emocionante, monumental y bello.
1
de
1
Por Germán Arrascaeta 05/12/2009 04:45
Nada hacía presagiar que el Luis Alberto Spinetta hermético de los últimos tiempos aceptara
revisar su pasado de modo tan exhaustivo. Nada hacía presagiar que el artista que siempre
pregonó eso de “mañana es mejor” se subiera al tren de los regresos y los (auto) homenajes. Y
nada hacia presagiar que el Spinetta vanguardista y sugerente de los últimos tiempos llenara un
estadio.
Pero todo sucedió el viernes a la noche en Vélez, a pocos meses de que un pequeño productor
convenciera al prócer de que su obra es un bien social de valor incalculable, que debía ser revisada
al detalle y con los socios que lo acompañaron en cada tiempo.
Así fue que se animó esa idea loca y alucinante de reunir en una misma noche a Invisible, Pescado
Rabioso y Almendra. Leyó bien, Invisible, Pescado Rabioso y Almendra. Y no sólo eso, también
hubo una versión de Los Socios del Desierto (con Javier Malosetti en batería reemplazando al
fallecido Daniel Wirtz), retazos de Spinetta Jade (con reivindicaciones de sus tecladistas clave) y
reconstrucciones de páginas solistas. Más aún, el presente (y la proyección hacia Un mañana) se
defendió con la actual banda y el homenajeado se permitió interpretar una buena cantidad de
canciones de terceros. Algunos de ellos, estelares por cierto, fueron mimados por Luis en el mismo
escenario, y en este orden: Fito Páez (Las cosas tienen movimiento del rosarino, y Asilo en tu
corazónde autoría conjunta), Gustavo Cerati (Té para tres de Soda y Bajande Artaud) y Charly
García (Filosofía barata y zapatos de goma del bicolor y Rezo por vos firmada por ambos).
Claro, para poder desarrollar semejante espectáculo, Spinetta necesitó de cinco horas, del abuso
de la palabra “genio” ante cada presentación y de una lista sábana de más de 50 canciones. Una
verdadera proeza tanto para él como para un espectador promedio. Pero en este caso, el
promedio no existió porque se trató de más de 30 mil “spinettólogos” ávidos por apreciar a “las
bandas eternas” de nuevo (en el caso de los sesentones o cincuentones largos) o por vez primera
(cuarentones hacia abajo). Y ya no hubo hambre o frío que torciera la voluntad de asimilarlo todo.
¿Cómo explicarlo? A ver. Si alguien no pudo ver a Invisible en vivo, y se comió los relatos de
amigos-hermanos-primos mayores sobre lo tremendo que fue el concierto del trío en Juniors allá
por el 70 y pico, y de repente lo tiene ahí, corporizado y con Spinetta interpretando algo tan
conmovedor como Perdonado, ¿cómo reaccionaría? O a Pescado Rabioso lo asimiló sólo por
discos y a los pocos minutos observa incrédulo cómo repta la psicodelia de La serpiente viaja por
la sal, con una formación que abraza a todos, de Cutaia al “Bocón” Frascino, previo paso por Lebón
y Black Amaya... O si nunca imaginó un directo de Almendra y sin mayores rodeos los tiene a Del
Guercio, García y Molinari armonizando vocalmente un Muchachas ojos de papel con Spinetta…
Convengamos que es algo que ni el sueño más perfecto podría haber acercado.
El concierto comenzó 50 minutos más tarde de lo pautado. A las 21.50, Luis Alberto se apersonó
portando un papel donde tenía escritos los nombres de los músicos que a él le hubiera gustado
tener en su noche y que, por diferentes motivos, no pudieron estar. Pedro Aznar, Litto Nebbia,
Nico Ibarburu, Frank Ojstersek, Guille Arromk, Sartén Asaresi, entre otros. Y luego, sorprendió
nombrando a autores a los que tenía en mente interpretar pero no le dio el tiempo: Indio Solari,
Andrés Calamaro, Hugo Fattoruso y Moris. Una vez que terminó la alocución, el supuesto show
retro se amparó en el presente: Mi elemento, de su último disco Un mañana.
Sintetizando
El primer enlace con el pasado llegó con el tecladista Diego Rapoport, quien acompañó a Spinetta
en Ella también (del solista Kamikaze) y El umbral (de Los niños que escriben en el cielo, de Jade).
Más tarde, fue el turno del Mono Fontana para recrear Fina ropa blanca(Don Lucero) y La bengala
perdida (Téster de violencia). Lo de Juan del Barrio, otro tecladista de Jade, fue conmovedor:
introdujo con pompa siniestra a Alma de diamante y tiró el marco progresivo para Sombras en los
álamos. Leo Sujatovich cerró el desfile de hombres de sintetizadores tocando el piano en Era de
Uranio yMaribel. Spinetta Jade no fue reunido sino recreado por sus deslumbrantes hombres de
blanco y negro.
El bloque de versiones tuvo de todo. Mariposas de madera de Miguel Abuelo (“le robé todo para
hacer Muchacha”, confesó Luis), El rey lloró de Litto Nebbia (para el que fue invitado el uruguayo
Beto Satragni), Adónde está la libertad de Pappo y con Juanse como vocalista, Necesito un
amor de Javier Martínez con Dante y Valentino. En fin, Spinetta en versión generosa aceptando la
influencia de colegas de los primeros años.
A la hora de las bandas, la revisión se hizo de adelante para atrás. Primero fue Los Socios del
Desierto (con sentidas palabras para Wirzt, el baterista que más tiempo acompañó al “Flaco”) y un
mini set que incluyó San Cristóforo, Bosnia y Nasty People. Segundo, un monumental Invisible
(excelsa base la de Machi Rufino y Pomo) que completó su set con Jugo de lúcuma, Durazno
Sangrando y una versión de Amor de primavera, de Tanguito. Tercero, Pescado Rabioso con
banca popular y una lista que largó con Poseído del alba y terminó con Post crucifixión. Y por
último, Almendra conColor Humano, Fermín, A estos hombres tristes.
Demasiadas emociones, demasiada música, demasiadas contrastaciones de que Spinetta es
monumental por lo bello, sinuoso y desconcertante de su obra. En marzo, este concierto puede
recrearse en Córdoba. Ojalá suceda. Eso sí, a prepararse para escuchar música, un hábito que está
debilitado y que Luis pretende fortalecer.
La última entrevista de Luis Alberto Spinetta a La Voz del Interior
"Sólo nos salva la verdad", decía Spinetta en 2005 en la previa de su show en La Vieja Usina y tras
la muerte de Pappo. La entrevista completa.
Fotos (1)
1
de
1
Por Germán Arrascaeta 08/02/2012 21:05
Entrevista publicada el miércoles 24 de agosto de 2005
Luis Alberto Spinetta participa a su modo de la inmensa oferta del rock de hoy. Toca en vivo con
asiduidad y hasta le pone el cuerpo a la experiencia “festivales”, en la que enfrenta públicos
juveniles con el oído atento a otra cosa. De todos modos, a él nadie le pierde el respeto.
Vaya a saber si es por consejo paterno o qué, pero los púberes se relajan y escuchan con gesto
devocional a un Spinetta que no ofrece entrevistas vía telefónica (sólo las concede vía correo
electrónico) y que hace un tiempito cambió de banda y reflotó clásicos que no venía tocando. Pero
la cita de mañana, prevista a las 22 y en La Vieja Usina, está reservada para sus incondicionales,
para los que ya se han acostumbrado a descifrar sus enigmas líricos y sus desplazamientos
estilísticos. Claro que puede ir el que quiera.
Luis Alberto Spinetta presentará Camalotus, un lanzamiento bajo el formato EP/DVD, en el que
contempló tres canciones que no entraron en Para los árboles, el disco precedente, y parte de su
filmografía. “Estos temas están dirigidos a ciudades y sujetos y los del disco anterior no estaban
dirigidos a nada en particular”, le explicó “el Flaco” a Mario Pergolini.
En Camalotus, no obstante, sobrevive la canción Agua de la miseria, uno de los puntos más altos
de Para los árboles, pero en versión remix. En esa pieza, Spinetta alude a una necesaria “gestión”
del corazón de cada uno para generar algo positivo.
–¿Sos de lo que piensan que cambiando uno se cambia el todo? ¿Creés en ese tipo de revolución
gradual? Esa toma de posición espiritual, ¿te convierte en alguien ascético políticamente?
–Creo que Agua de la miseria alude a la fe. Y pone de manifiesto la urgencia de un cambio desde
adentro. Justamente se trata de la necesidad de confiar en el otro y darle el lugar que merece su
atención. La solidaridad no se crea disfrazándote de revolucionario, sino haciendo de abajo una
obra imaginativa, una verdadera creación, no un bodrio pancartista. Cuando a la gente se le da
algo bueno, responde con amor... Por otro lado, ¿por qué pensás que lo gradual es el cambio
cuando en realidad lo gradual es su efecto en uno? Yo creo que el cambio es instantáneo, y
acostumbrarse a su posibilidad es lo que realmente tarda. ¿Decimos ascético o decimos escéptico?
Te lo pregunto porque la política es fuerza; sólo es política cuando obtiene la fuerza de vencer al
oponente. Por suerte, en la música en sí no existe la conspiración. Eso queda reservado para los
productores.
–Si tuvieras que fundamentar los zigzagueos estilísticos de tu carrera ¿qué dirías?
–Honestamente... En la lírica, es decir, en las letras de los diferentes cambios “estilísticos”, como
vos decís, está la respuesta. Allí están los puntos de unión que son mi marca, y de esa manera
podés planchar el zigzag y ver una línea más fluida... Por otro lado, esos cambios son muy
necesarios para no acostumbrarme a un sólo tipo de música y así poder ver más.
–Desde que tenés tu nueva banda tocás canciones que en tu etapa inmediatamente anterior
resultaban impensables. Por caso, “Durazno sangrando”, “La herida de París”, “Ludmila”,
“Resumen porteño”, “Era de uranio”. ¿A qué responde?
–A Ludmila, por ejemplo, la toqué en el Colón, en formato electroacústico, y no hace mucho, así
que lo impensable no habita en mi elección particular de repertorios. Apunto a que haya cambios,
que aunque parezcan demasiado sorprendentes, son partes de mi música. Por lo tanto, me
parecen naturales y absolutamente convincentes. Es decir, responde a que toco el material que
realmente deseo tocar.
–¿Con qué sensación te encontrás en los festivales masivos? ¿No te molesta que sean
sponsorizados?
–¿Vos decís que me molesta, como le puede molestar a Bono, compartir una conferencia con
Blair? ¿O como le puede molestar a un cantautor hacer una propaganda de calditos? Porque en lo
que respecta a la gente, me encanta que haya mucha. Por eso es lindo, a veces, tocar en festivales.
–¿Cómo te llevás con la presión de representar algo tan importante para tanta gente?
–La “responsabilidad” de continuar haciendo buena música y buenas letras no te ata a ninguna
presión sino que es el elemento más importante de tu libertad. Además, eso te da mucha
confianza y fe porque genera el amor del público.
Tiemblan estatuas
–Hace unos meses tocaste en Casa Rosada y conociste al presidente. ¿Qué podés decir del
encuentro? ¿Te resultó confiable Kirchner?
–Fui invitado por la presidencia y acepté. Me gustó tocar allí, aunque no es el ámbito ideal por
razones acústicas. Me encantó hacer vibrar a la estatua anorgásmica de la república que estaba a
mis espaldas. El presidente me hizo sentir de igual a igual. Aunque yo no soy justicialista ni nada, él
me expresó su dedicación férrea a no apartarse del camino que trazó para su mandato. Suena
bárbaro, así que hay que tener confianza en que transitará un sendero recto.
–Camalotus viene con la edición complementaria de un DVD. ¿Qué entidad le das al clip en el
contexto de tu trayectoria? ¿Qué ves cuando te ves en ellos?
–Los videoclips son una parte importante en la presentación del producto discográfico porque
aportan una difusión que puede ser muy creativa, si se tienen las ideas y la guita como para
realizarlos... Casi siempre laburé con Dylan Martí, quien es mi mejor amigo y un tremendo
fotógrafo, así que siempre es una experiencia positiva...
–Tsunami, Cromañón, Londres... ¿Cuál creés, finalmente, que es el antídoto contra todos los
males de este mundo?
–Justamente tengo un fragmento de una letra nueva que dice: “¿cómo es que no puedes ver a los
hombres en su lucha cruel, y además contener la ira del mar?” Se lo pregunto a los hombres que
se sienten Dios sobre la tierra, se creen los dueños de todas las vidas. En cuanto a Cromañón, es
muy triste que la gente haya creado su propia tumba al llevar pirotecnia a un lugar cerrado y, por
otro lado, el que bloqueó las puertas de emergencia tiene la misma cabeza que aquél que quiere
llevarse a los otros por delante. La verdad nos defiende de la mayoría de los males que creamos,
aunque los males que ocasiona la naturaleza por sí misma, no pueden ser controlados por
nosotros.
–¿Cómo te pegó la muerte de Pappo?
–Es una gran pérdida para la guitarra eléctrica, para el rock y el blues. Es irreparable, siempre lo
tengo presente y me pongo melancólico. Me acuerdo de muchas anécdotas muy vívidas. Todos los
violeros estamos sufriendo... Lo lamento en el alma... Sí.
Datos útiles
Spinetta actuará mañana en La Vieja Usina (Costanera y Rodríguez Peña). Desde las 22 y para
presentar Camalotus, un lanzamiento en formato EP/DVD. Las entradas cuestan $ 8 (sin numerar),
$ 20, $ 22, $ 25 y $ 30. Se pueden pagar con Tarjeta Cordobesa, en seis pagos sin interés. Se
venden en Edén y Patio Olmos.