A lo largo del año, los cambios climáticos son máximos en las zonas frías y templadas y mínimos en las zonas tropicales, por lo que podemos distinguir ciertos períodos o estaciones climáticas con características parecidas.

Entonces, podemos hablar de cuatro estaciones climáticas:

Primavera. Verano. Otoño. Invierno.

Sin embargo, hay zonas de la Tierra donde sólo existen la estación seca y la húmeda.

Las estaciones se deben a los movimientos de rotación y traslación de la Tierra, pero sobretodo a la inclinación de su eje de rotación, lo que hace que las estaciones sigan un proceso cíclico todos los años.

Debido a la inclinación de la Tierra respecto al Sol, uno de los hemisferios (norte o sur) estará más orientado hacia el Sol, por lo que recibirá más directamente la radiación solar. Entonces, las estaciones estarán invertidas en relación a los hemisferios.

Si no hubiera inclinación, veríamos que el Sol tendría la

misma órbita siempre, los días y

las noches durarían lo mismo y no existirían las

estaciones que conocemos.

Los días son largos y las temperaturas se suavizan; hay lluvias abundantes; las aves que habían emigrado en otoño, regresan a sus nidos, y las plantas echan sus primeras hojas, flores y frutos.

Los días son muy largos y las noches cortas; las precipitaciones son en forma de tormenta y las temperaturas son elevadas. Los animales atienden a sus crías y las plantas están llenas de hojas y frutos.

Los días empiezan a ser más cortos, las temperaturas bajan y llueve mucho. Los animales empiezan a prepararse para el frío o emigran; las plantas pierden sus hojas y los hongos crecen.

Los días son muy cortos y las noches muy largas; las temperaturas muy frías y las precipitaciones en forma de nieve. Los animales y las plantas tienen poca actividad. En Invierno celebramos la Navidad.