las cuatro caras del phármakon y la “falta de juicio” en los textos cervantinos

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  • 8/4/2019 Las cuatro caras del phrmakon y la falta de juicio en los textos cervantinos

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    2011Vol. 1 No. 1:1

    doi: 10:3823/600

    Las cuatro caras del phrmakony lafalta de juicio en los textos cervantinos

    Resumen

    En el presente trabajo, hemos analizado los textos cervantinos desde la perspec-tiva de los frmacos psicotrpicos en diferentes escenas de uso; remedios teraputi-

    cos, agentes txicos y venenosos (filtros de amor, pcimas venenosas), compuestosalexifrmacos (cuerno de unicornio, piedras bezoares) y sustancias de abuso (ungen-tos de brujas). Las obras cervantinas en las que se hace referencia a estos preparadosson El Quijote, La Galatea, Viaje del Parnaso,La espaola inglesa, El licenciado Vidriera,El celoso extremeo, El coloquio de los perros, Pedro de Urdemalas yLa entretenida. En-tre los agentes de origen herbal citados por Cervantes en el contexto analizado seencuentran el beleo, tabaco, ruibarbo, romero, verbena y, de forma enmascarada, elopio. En relacin con otros preparados dotados de actividad psicotrpica, Cervantesno identifica sus ingredientes, aunque, a tenor de la sintomatologa descrita, podranser plantas de la familia de las solanceas, como el beleo, solano, datura, belladonao mandrgora.

    Palabras clave: Cervantes, frmacos psicotrpicos, venenos, antdotos, drogas deabuso, Renacimiento.

    The four faces of the phrmakonand thelack of judgment in the Cervantine texts

    Summary

    In this paper, we have analysed the Cervantine texts from the perspective of psy-chotropic substances in different scenes of use: therapeutical remedies, toxic and

    poisonous agents (love filters, poisonous potions), alexipharmic compounds (unicornhorn, bezoar stones) and abuse drugs (witches ointments). Cervantine works whichrefers to these preparations are Don Quixote, The Galatea, Voyage to Parnassus, TheSpanish-English lady, The licentiate of glass, The jealous Extremaduran, The colloquy ofthe dogs, Pedro de Urdemalasand The amusing woman. Agents of herbal origin men-tioned explicitly by Cervantes in the analyzed context include the henbane, tobacco,rhubarb, rosemary, vervain, and masked way, opium. In relation to other of prepara-tions endowed with psychotropic activity, Cervantes does not identify its ingredients,though, within the meaning of the symptoms described by the author, they could beplants of the Solanaceaefamily, as the henbane, nightshade, jimsonweed, belladonnaor mandrake.

    Key words:Cervantes, psychotropic drugs, poisons, antidotes, abuse drugs, Ren-aissance.

    Francisco Lpez-Muoz 1,2, Cecilio lamo1,Pilar Garca-Garca1

    1 Departamento de Farmacologa, Facultad deMedicina, Universidad de Alcal, Madrid.

    2 Facultad de Ciencias de la Salud, UniversidadCamilo Jos Cela, Madrid

    * Correspondencia:Dr. Francisco Lpez-Muoz,C/ Gasmetro, 11, portal 3, 2 A. 28005 Madrid.

    E-mail:[email protected]

    mailto:[email protected]:[email protected]
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    Introduccin

    Desde la visin cientfica actual, bajo el epgrafe de agentes

    psicotrpicos se englobaran todas aquellas sustancias con ca-pacidad para actuar directamente sobre el funcionalismo de lapsiquis o la mente, es decir sustancias capaces de modificar elestado de nimo, el comportamiento, etc., bien con un objeti-vo teraputico (psicofrmacos) o puramente recreativo (drogasde abuso). En este sentido, la psicofarmacologa constituye hoyen da una disciplina cientfica plenamente consolidada, concarta de naturaleza diferencial dentro del marco de la farmaco-loga. Sin embargo, resultara completamente errneo aplicarlos parmetros cientficos que rigen esta disciplina al anlisishistrico, en general, y al de la sociedad europea tardorrena-centista (materia que nos ocupa), en particular, no slo en lo

    que concierne especficamente al frmaco, sino tambin, y loque es ms importante, al propio concepto de la enfermedadmental o de lo que hoy conocemos como trastorno por abusode sustancias.

    El Diccionario de la Lengua Espaola define el trmino locuracomo privacin del juicio o del uso de la razn. Sin embargo,esta definicin no se corresponde con los significados que laacepcin aludida ha tenido a lo largo de la historia e incluso,en un mismo tiempo, en diferentes entornos culturales. Dehecho, el significado comnmente aceptado en la actualidady en la cultura occidental, como sinnimo de enfermedad otrastorno mental, es relativamente reciente, y parte de finalesdel siglo XIX, con la introduccin clnica de la nosologa krae-peliana. Previamente, la locura siempre ha sido interpretadacomo una desviacin de las normas sociales (de lire ire, queen latn viene a significar desviado del surco recto), aunque,realmente, hasta el siglo XX nunca ha resultado fcil discernirla cualidad o la intensidad de estas desviaciones para podercatalogar a un sujeto como loco, gracias, en gran medida,a la obra de Emil Kraepelin (1856-1926) y su nosologa [1]. Aspues, los criterios histricos empleados en medicina para eldiagnstico de la locura han sido muy imprecisos, e inclusocontradictorios, al igual que el trasfondo etiolgico de la mis-ma, que fue evolucionando desde la influencia sobrenatural o

    la posesin demonaca en la Antigedad, al castigo divino enel Medioevo. Finalmente, seran las corrientes humanistas delRenacimiento las que enlazaran los conceptos de locura y derazn, y aportaran las primeras aproximaciones cientficas alcontexto de la alteracin mental.

    Algo parecido ha sucedido con el recurso al frmaco. Etimo-lgicamente, el trmino frmaco procede del griego phr-makon (), acepcin que aparece en La Iliaday que secaracteriza por sus mltiples significados, entre los que desta-can cuatro de nuestro inters: remedio, veneno, antdotoy droga. Por tanto, un frmaco, atenindonos a su concepto

    original, englobara no slo a aquellas sustancias empleadasen el tratamiento y la prevencin de enfermedades, sino tam-bin a aquellas no vinculadas a la cura de las mismas y que po-dran ocasionar efectos lesivos al ser administradas accidentalo intencionalmente, as como a las usadas en la neutralizacin

    de dichos efectos. Finalmente, bajo este paraguas tambin seencontraran todas las sustancias consumidas de forma socialcon el objetivo de modificar el estado de nimo e incluso las

    consumidas en eventos de orientacin mgica o heterodoxa.En cualquier caso, los lmites entre estas cuatro caras del phr-makonno estn, incluso hoy da, totalmente perfilados, de for-ma que la diferencia entre medicamentos y venenos estriba enla dosis administrada, en la susceptibilidad individual o en elproceso diferencial de acumulacin orgnica. Baste recordar,en este sentido, las palabras de Paracelso (Theophrastus Philli-ppus Aureolus Bombastus von Hohenheim) (1493-1541) en suobra Defensiones(1537-38): Alle Dinge sind ein Gift Allein dieDosis macht, da ein Ding kein Gift ist (Todo es veneno... Slola dosis hace el veneno) [2]. Incluso el propio Andrs Laguna(1494-1560) lo aclara mucho mejor: El veneno en griego se lla-ma pharmaco, el cual nombre es comn as a las medicinas

    santas y salutferas, como a las malignas y perniciosas: y puesno hay veneno tan pestilente, que no pueda servir en algo aluso de la medicina [3].

    El Renacimiento, en su vertiente mdica, supuso un autnticocambio de mentalidad en la forma de entender al ser humano,sus comportamientos y sus padecimientos. Este movimientocultural, impulsado por la fuerza vital que imprima el Huma-nismo, se caracteriz por una gran atraccin hacia las cultu-ras clsicas y un vivo deseo de poseer, de primera mano, y nomediatizado por las traducciones efectuadas por los rabes opor los representantes de las escuelas escolsticas medievales

    (consideradas plagadas de prejuicios y limitaciones), los cono-cimientos generados en stas. Adicionalmente, la introduccinde la imprenta desde 1440 permiti una amplia difusin delos conocimientos cientficos en general, y del saber mdicoen particular. Finalmente, el descubrimiento del Nuevo Mun-do y la expansin comercial hacia Oriente permiti ampliar elarmamentariumteraputico disponible por los galenos euro-peos [4]. Baste recordar, en este sentido, las ediciones crticasy comentadas de los escritos mdicos de la Antigedad clsica,destacando las famosas ediciones del Dioscrides,realizadas porPietro Andrea Mattioli (1500-1577) y Andrs Laguna [5], o la publi-cacin de nuevos tratados teraputicos relativos a los remedios

    procedentes de las Indias, como la obra de Nicols Monardes(1507-1588)Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestrasIndias Occidentales que sirven en Medicina (1565). Sin embargo,durante este periodo, incluso en su fase ms tarda, pervivieroncreencias y conductas propias de pocas pretritas, enmarcadasen la irracionalidad de la magia, la brujera o la presencia del ma-ligno, y tambin se manejaron, con objetivos extrateraputicos,una gran cantidad de sustancias dotadas de propiedades txicas.En este sentido, hay que resaltar que muchas de las sustanciasque formaban parte del arsenal teraputico de la medicina du-rante el Renacimiento tambin eran empleadas, en el entornomgico de la poca, como venenos o agentes recreativos enel mbito de las prcticas de hechicera y brujera, como, por

    ejemplo, los famosos ungentos de brujas.

    Todos estos usos de los agentes psicotrpicos y venenos queafectan a la cordura, as como el manejo de productos txicospor parte de colectivos marginales, pueden apreciarse en las

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    obras literarias del mximo exponente de la literatura espao-la, Miguel de Cervantes (1547-1616) (Fig. 1), que constituyen,sin duda, un magnfico espejo en el que observar todos losentramados sociales, usos y costumbres de la Espaa tardo-rrenacentista. Precisamente, una de las constantes de los tex-

    tos cervantinos reside en la continua aparicin de personajesmarginales y marginados, incluidos los locos, en un afn de suautor de efectuar una aguda y sagaz crtica a la sociedad enque vivi. La prueba ms evidente de ello se encuentra en losnumerosos personajes de sus Novelas Ejemplares(1613), comolas brujas o las hechiceras, muy relacionadas con el ejercicioheterodoxo de la medicina y muy vinculadas, en el imaginarioespaol de la poca, con individuos de procedencia moriscao juda [6].

    De donde proceden los amplios conocimientosde Cervantes en materia de frmacos y venenos?

    La dificultad para determinar los autnticos conocimientos deCervantes en materia mdica, en general, y teraputica/toxico-lgica, en particular, ha sido puesta de manifiesto en diversosestudios [7-9]. Hay que tener presente, en este sentido, que

    Cervantes era partcipe, como hijo de cirujano-sangrador (Ro-drigo de Cervantes, 1509-1585), hermano de enfermera (An-drea de Cervantes, 1545?-1609) y bisnieto de bachiller mdico

    (Juan Daz de Torreblanca (-1512), de ciertos conocimientosdel arte de la medicina, conocimientos que pudo haber trans-fundido a sus creaciones literarias. Adems, los mdicos tam-bin se encontraban entre sus amistades ms ntimas, comoFrancisco Daz (1527-1590), para cuyo tratado de urologa es-cribi un soneto preliminar, o los vallisoletanos Alonso Lpezel Pinciano (1547-1627), reconocido poeta y tambin crticoliterario, y Antonio Ponce de Santa Cruz (1561-1632), catedrti-co de la Universidad de Valladolid [10]. Incluso algunos autoreshan llegado a postular que el autor de El Quijote (El IngeniosoHidalgo Don Quijote de La Mancha, 1605) tal vez podra habercursado especficamente algunas materias mdicas [11]. Ade-ms, Cervantes vivi durante un periodo en el que la medicina

    espaola experiment un gran avance [12-14], destacando, eneste sentido, los autores que se ocuparon de la medicina de lamente, como Oliva Sabuco de Nantes Barrera (1562-?), AntonioGmez Pereira (1500-1558), Juan Lus Vives (1492-1540) o JuanHuarte de San Juan (1529-1588), el autor espaol de mayor pro-yeccin internacional de su poca, y en cuya una nica obra(Examen de ingenios para las ciencias, 1575) se ha querido veruna influencia directa en la concepcin de El Quijote [14-15].Todos estos autores, y sus obras, dan fe del gran inters susci-tado en Espaa durante el siglo XVI por los trastornos mentalesy el papel jugado por la mente en la estabilizacin de la orga-nicidad. Por otra parte, y especficamente en relacin con los

    enfermos mentales, Cervantes tambin pudo haber obtenidoinformacin de primera mano, tanto clnica como teraputica,de su contacto directo con los enfermos internados en el Hos-pital Psiquitrico de Sevilla [16].

    Por otra parte, en la biblioteca particular de Cervantes se hanidentificado varios tratados de materia mdica muy conocidosen su poca. Los textos mdicos recopilados por Eisenberg [17]en su minucioso estudio de reconstruccin de la biblioteca cer-vantina son el Libro de las quatro enfermedades cortesanas queson catarro, gota arthtica, scitica, mal de piedra y de riones

    e hijada, e mal de bas (1544), de Luis Lobera de vila (1480?-

    1551), la Prctica y therica de ciruga en romance y latn (1584),de Dionisio Daza Chacn (1513-1596), la Practica in Arte Chirur-gica Copiosa, de Giovanni de Vigo (1450-1525) y traduccin deMiguel Juan Pascual (1537), el Tratado nuevamente impressso detodas las enfermedades de los riones, vexiga, y carnosidades de

    la verga(1586) de Francisco Daz, elExamen de ingenios para lasciencias(1575) de Juan Huarte de San Juan y, lo que es ms im-portante en el tema que nos concierne, el Dioscridescomen-tado e ilustrado por Andrs Laguna, que si corresponde, comoindica el investigador, al legado paterno, deba correspondera la edicin salmantina de 1563, o una de sus reimpresionesde 1566 o 1570, ya que Rodrigo de Cervantes falleci en 1585.

    As pues, el amplio conocimiento de las plantas y de otros re-cursos teraputicos que exhibe Cervantes [18-20] posiblemen-te proceda de la lectura y de la consulta de obras tcnicas,como la famosa edicin del Dioscrides editada por Laguna.En este sentido, como resalta Eisenberg [17], Cervantes era

    FIGURA 1. Visin alegrica de Miguel de Cervantes, segnun dibujo de Charles Monnet, grabado por PierreDuflos, para el frontispicio de la edicin de Gabri-el de Sancha de El ingenioso hidalgo Don Quixotede la Mancha(Madrid, 1797-1798).

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    muy aficionado a mencionar, comentar e incluso criticar ensus obras literarias muchos de los libros y manuscritos de losque dispona en su biblioteca particular, y, siguiendo esta l-

    nea argumentaria, el Dioscrideses la nica obra de carctercientfico-mdico que cita el novelista en toda su produccinliteraria, en concreto en El Quijote: Con todo respondi DonQuijote, tomara yo ahora ms aina un quartal de pan o una ho-gaza y dos cabezas de sardinas arenques, que cuantas yerbasdescribe Dioscrides, aunque fuera el ilustrado por el DoctorLaguna (I-XVIII) [21]. Por otro lado, hay que tener presente,segn postulan algunos autores [22], que Laguna redact suscomentarios al Dioscridesmediante un discurso universal enlengua castellana, de forma que pudiesen ser utilizados y en-tendidos, adems de por los profesionales de la medicina dela poca, por personas legas en materia teraputica, ya queevit recurrir a la tecnificacin del lenguaje vulgar [23]. De he-

    cho, al igual que Cervantes, otros reconocidos autores del Siglode Oro tambin citaron a Laguna en sus creaciones literarias,como el propio Flix Lope de Vega (1562-1635), en El acero deMadrid(1610) [24]. Incidiendo ms en este tema, nuestro grupoha constatado recientemente que las descripciones que haceCervantes del efecto de algunas plantas coinciden en granmanera con las aportadas por Laguna, como el caso del usode una frase literal del mdico segoviano, referida al ruibarbo,para narrar la necesidad de Don Quijote de purgar su excesode clera (I-VI) [21], las propiedades teraputicas del romeroen el tratamiento de heridas y traumatismos (El Quijote), losefectos txicos y alucingenos de los ungentos de brujas y el

    carcter galnico de frialdad de los mismos (El coloquio de losperros)o la descripcin de un cuadro de envenenamiento (Laespaola inglesa). Todos estos datos nos permitieron plantearla hiptesis de que la lectura del Dioscridesanotado por La-guna, pudo servir a Cervantes de fuente documental para suspasajes de carcter teraputico y/o toxicolgico [25-26].

    La lectura de otros textos farmacolgicos, aunque probable,es ciertamente ms difcil de demostrar, como en el caso de laobra de Monardes, a pesar de que Cervantes cita en sus obrasplantas y remedios descritos por el mdico sevillano y que nose recogen, o muy someramente, en la obra de Laguna, como

    la planta del tabaco o las piedras bezoares. En cualquier caso,Cervantes se traslad a la capital hispalense en 1587 en comi-sin como recaudador de trigo para la Armada Invencible, fe-cha en la que an viva Monardes, cuyo prestigio como mdico(y el de su obra cientfica) eran muy elevados. Curiosamente,Cervantes estuvo preso varios aos en la Crcel Real de Sevilla[27], ubicada al final de la calle de la Sierpe (mencionada en lacomedia El rufin dichoso, 1615), justo en la misma calle don-de Monardes posea un jardn botnico, en el que aclimat ycultiv, por primera vez en Europa, muchas plantas tradas delNuevo Mundo, incluido el tabaco, y donde tambin tena susede la Casa de Fernando Daz, impresor de la edicin com-pleta de la Historia Medicinal de 1580 [28].

    En cualquier caso, de lo que no cabe duda es que los cono-cimientos mdicos de Cervantes no eran superficiales [7,18-20,29], conocimientos extrapolables a los recursos propios de

    la teraputica oficial y a los preparados elaborados con reme-dios herbales por personajes situados al margen de la medici-na ortodoxa [30].

    La primera cara del phrmakon: el medicamento.Blsamos, purgantes y emticos para recobrar elentendimiento

    La forma de entender la locura durante el Renacimiento difi-ri poco de la conceptualizacin medieval. As, muchas de lasmanifestaciones de la enfermedad mental continuaron consi-derndose como un signo de intervencin diablica, en partedebido a las nefastas influencias de las guerras de religin queasolaron la Europa de la poca [31], aunque a lo largo de lossiglos XVI y XVII, como hemos comentado, se desarroll unlento proceso por parte de muchos mdicos, encaminado a

    desespiritualizar o desatanizar la enfermedad mental y los sn-tomas psiquitricos [32]. Entre estas dicotomas se encuentranlas obras cervantinas, que nos muestran de una forma muyaguda la visin que del loco o enajenado tena la sociedad es-paola de aquel entresiglos. De hecho, la figura del loco es unaconstante en muchas de las obras de Cervantes (Don Quijote,Cardenio el Roto, Anselmo el Rico, Basilio, el licenciado Vidriera,el celoso extremeo, los locos de Sevilla y de Crdoba, etc.)[10,16,33]. Sin embargo, hay que tener presente que la acep-cin loco podra significar, en el contexto cervantino, algocompletamente diferente a lo que en la actualidad se entiendepor enfermo psiquitrico [34]. Incluso, Cervantes pudiera haber

    implementado el recurso de la locura como estrategia literariapara soslayar la crudeza de su visin de una sociedad que lefue esquiva y ejercer una crtica velada de la misma.

    Las teoras imperantes durante el Renacimiento en el mbitode la medicina, en general, y de la teraputica, en particular,continuaron siendo aquellas basadas en las alteraciones de loshumores propuestas por Galeno, aunque la aplicacin prcticade los clsicos remedios teraputicos fue mejor sistematizaday completada con algunas nuevas incorporaciones. No obs-tante, estos remedios farmacolgicos eran muy escasos y decarcter eminentemente inespecfico (purgantes y evacuantes)

    [4]. El tratamiento fsico de los enfermos mentales, dirigido acontrarrestar la produccin de materia infirmitatis, se basaba enun adecuado rgimen de vida, sobre todo desde la perspecti-va diettica, y, cuando era preciso, una complementacin condiversos frmacos, fundamentalmente de origen herbal [35].De esta forma, se recurra bsicamente, adems de a las san-gras y sanguijuelas, al empleo de evacuantes, entre los quedestacaba el elboro (Helleborus nigerorVeratrum album), paradesviar o eliminar la bilis sobrante y los humores cidos [36].Las propiedades emticas de esta sustancia eran entendidas,en el contexto histrico que nos ocupa, como herramientasde catarsis, purificacin o purgacin. De esta forma, el vmitopermitira la recuperacin de la eukrasa, es decir, la correcta

    mezcla de humores en que se fundamenta la salud [31]. Otrassustancias de origen vegetal que formaron parte del arsenalteraputico de la medicina de las enfermedades mentales eranel beleo (Hyoscyamus albuso niger), la belladona (Atropa bella-

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    dona), la mandrgora (Mandragora officinarum), el estramonio(Datura stramonium) y la valeriana (Valeriana officinalis), agen-tes que durante la Edad Media se venan empleando tambin

    como venenos en el mbito de las prcticas de brujera, tra-dicin que perdurara durante el periodo renacentista, comose pone de manifiesto en algunas obras cervantinas. Tampocohay que olvidar el opio (Papaver somniferum), prototipo deagentes sedantes, ampliamente utilizado durante el periodomoderno para el tratamiento de los pacientes psiquitricos.Es preciso destacar tambin que todo el arsenal farmacotera-putico disponible en esta poca, independientemente de sucuestionada eficacia clnica, se vio incrementado con nuevosfrmacos y remedios procedentes de las especies botnicastradas del Nuevo Mundo, como los extractos de corteza dequina cinchona, usada como tnico en enfermos catalogadoscomo astnicos, o el tabaco (Nicotiana tabacum), utilizado

    como estimulante y descongestionante cerebral [37].

    Muchos de los diferentes preparados de botica y la farmaco-pea de la poca, basada, fundamentalmente, en la aplicacinde aceites, ungentos, blsamos, conservas, races, cortezas yjarabes eran conocidos por Cervantes [29]. Algunos de estos

    preparados, bien de carcter ficticio o de uso real, quedan re-flejados en las obras del literato alcalano. A ttulo de ejemplo,baste mencionar el famoso blsamo de Fierabrs, tan reiterado

    en El Quijote, los polvos de ruibarbo (raz de Rheum officinaleruibarbo chino- o Rumex alpinusruibarbo de los monjes-),uno de los agentes teraputicos purgantes ms empleadosen la poca renacentista [38], el ungento blanco o el aceitede Aparicio [18]. Nuestro grupo, en un trabajo previo [26], haencontrado en los textos cervantinos 10 plantas mencionadaspor sus hipotticas propiedades teraputicas, recreativas o no-civas para la salud: la achicoria (Cichorium intybus), la adelfa(Nerium oleander), el beleo, el opio, el romero (Rosmarinus offi-cinalis), el ruibarbo, el tabaco, el tamarisco (Tamarix gallica), eltrtago (Euphorbia lathyris) y la verbena (Verbena officinalis). Deellas, 6 (Fig. 2) son mencionadas en relacin a sus propiedadespsicotrpicas, segn se recoge en la Tabla 1. Sin embargo, de

    una detallada lectura mdica de las obras cervantinas se pue-de colegir que Cervantes no contempla habitualmente el usode agentes de accin psicofarmacolgica primaria, sino querecurre al uso de diferentes preparados de botica con efectospsicofarmacolgicos secundarios o diferidos, como ciertos bl-samos, purgantes o emticos.

    FIGURA 2. Ilustraciones botnicas de las

    obras de Laguna y Monar-des correspondientes a lasplantas citadas en los textoscervantinos en relacin a lamateria abordada en estetrabajo.

    A: Beleo (Hyoscyamus)*B: Papaver (Papaver Pithitis)*C: Romero (Rosmarinus Coro-narium)*D: Ruibarbo (Oxylaphatum)*E: Tabaco (Tabacum)**F: Verbena (Verbenaca)*

    * Andrs Laguna. Acerca dela materia medicinal y de losvenenos mortferos(Salaman-ca, 1563)** Nicols Monardes. Histo-

    ria medicinal de las cosasque se traen de nuestrasIndias Occidentales quesirven en Medicina(Se-villa, 1580).

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    En El Quijote, los remedios teraputicos por excelencia son losblsamos, medicamentos fabricados con sustancias arom-ticas y destinados a curar heridas y llagas, destacando entreellos, por las continuas y exitosas referencias a su uso, el deno-minado blsamo de Fierabrs, especie de panacea teraputi-ca para Don Quijote y perteneciente al conjunto de remediosmgicos de los que est plagada la literatura caballeresca me-dieval [39]. El salutfero y eficaz blsamo al que hace referenciaDon Quijote, administrado en este caso por va oral y dotado

    de la capacidad para sanar cualquier tipo de enfermedad, esta-ra compuesto por aceite, vino, sal y romero, siguiendo un pro-ceder habitual en la prctica de la farmacia de la poca, a saber,la mezcla de varios simples medicinales (tres de procedenciavegetal y uno mineral) para obtener un compuesto, al estilode las famosas triacas [39-40]. La elaboracin del blsamo esdescrita por Don Quijote; los cuatro componentes (simples)deben ponerse al fuego en una olla y cocer durante largo rato(Fig. 3), para finalmente el producto (compuesto) ser vertidoen una alcuza de hojalata. Posiblemente, la receta descrita porCervantes estuviese basada, como apunta Prieto [39], en for-mulaciones reales disponibles en su poca. De hecho, se atri-buye al mdico portugus Petrus Hispanus (1215-1277), futuropapa Juan XXI, la redaccin, a partir de 1272, de un libro titula-do Thesaurus pauperum, en el que se recoge una frmula muyparecida (coccin de romero en aceite de oliva) con los mismosfines; la obtencin de un ungento muy precioso y muy vir-

    tuoso [39,41]. Los efectos del blsamo de Fierabrs tambinson descritos por Cervantes: inicialmente un vmito intenso,seguido de gran sudor y fatiga y posteriormente un profundosueo. Al despertar (tres horas despus), el efecto reparadorera tan marcado que el hidalgo crey estar completamentecurado. Posiblemente, el verdadero efecto psicofarmacolgi-co del preparado estribase en su capacidad para inducir unprofundo sueo, responsable del posterior efecto reparador[42]. De hecho, desde el siglo XIX comenz a documentarse

    cientficamente como los enfermos psiquitricos, sobre todolos manacos y psicticos, obtenan una gran mejora y se en-contraban ms relajados los das posteriores a un adecuadodescanso. De los ingredientes del blsamo de Fierabrs, des-taca el romero como agente al que se le han atribuido abun-dantes propiedades teraputicas. Perteneciente a la familia delas Lamiaceae,el romero (Fig. 2C) es un conocido colertico,caracterstica que ha sido parcialmente confirmada en experi-mentacin animal, as como diurtico. Del mismo modo, se haindicado que podra presentar actividad espasmoltica, debidoa uno de sus componentes; el borneol. Tambin son manifies-tas sus propiedades estimulantes [43]. Durante el siglo XVI, elromero entr a formar parte de la composicin de numerosospreparados medicinales, como los blsamos de Opodeldoc,de Porras, de Aparicio o el blsamo tranquilo [41]. Del romero,escriba Andrs Laguna, en su adaptacin del Dioscrides: co-mida su flor en conserva, conforta el celebro, el corazn y el es-

    Planta Nombre cientfico FamiliaPropiedades teraputicas

    tradicionales*

    Propiedades descritas

    en los textos cervantinos

    Obra de Cervantes

    BeleoHyoscyamus albus/

    niger L.Solanaceae

    HipnticasAnalgsicas

    La Galatea

    Viaje del Parnaso

    Opio** Papaver somniferum L. PapaveraceaeHipnticas

    AnalgsicasAntitusivas

    El celoso extremeo

    Romero Rosmarinus officinalis L. Lamiaceae

    ColerticasDiurticas

    EspasmolticasVulnerarias

    Remedio universal***Antiinflamatorias

    El Quijote (I-XI)

    El Quijote (I-XIII)

    La gitanilla

    Ruibarbo

    Rheum officinale B.

    Rheum palmatum L.Rumex alpinus L.

    Polygonaceae

    Purgantes

    EmticasTnicas

    Purgantes El Quijote (I-VI)

    Tabaco Nicotiana tabacum L. SolanaceaePurgantes

    EstimulantesPsicoestimulantes Viaje del Parnaso

    Verbena Verbena officinalis L. Verbenaceae

    EspasmolticasTnicas

    AntipirticasAntiinflamatorias

    Propiedades mgicas Pedro de Urdemalas

    TABLA 1. Plantas mencionadas en las obras de Cervantes en relacin a sus efectos sobre el psiquismo.

    * Propiedades tradicionales , segn Font Quer [41].** Cervantes menciona un ungento alopiado (elaborado, entre otros ingredientes, con opio).*** Como ingrediente del Blsamo de Fierabrs.

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    tmago; aviva el entendimiento, restituye la memoria perdida,despierta el sentido, y, en suma, es saludable remedio contratodas las enfermedades fras de cabeza y de estmago [3].

    Los purgantes tambin son mencionados en la principal obracervantina, precisamente en el sentido que durante ese tiempose daba a estos agentes en el marco de la salud mental, estoes, como sustancias capaces de lograr la eliminacin de los hu-mores morbosos, permitiendo una purificacin espiritual. As,el seor cura del lugar del que Cervantes no quera acordarsecomenta, en relacin al hidalgo: tiene necesidad de un pocode ruibarbo para purgar la demasiada clera suya (I-VI) [21].El rizoma de ruibarbo de los monjes (Rumex alpinus yRumex

    patientia), planta que crece en el norte de Espaa, rico en ci-dos tnico y crisofnico, posee, como se ha comentado, pro-piedades purgantes y tnicas, y era empleado para purgar loshumores colrico y flemtico [38]. Esta especie de ruibarbo eracultivada habitualmente en los claustros de los monasterioscon destino a la botica monacal. El resto de ruibarbos (Rheumspp.), conocidos popularmente como ruibarbo chino tambinposeen las mismas propiedades laxantes [44], aunque su ex-

    tico origen (Oriente lejano) prcticamente imposibilitara suuso popular en la Espaa del siglo XVI. Por el contrario, en laPennsula Ibrica crecen abundantemente los lapatos (Fig. 2D)

    o acederas (Rumex acetosa), una planta vulgarmente llamadaromaza, y cuyo rizoma tambin es rico en cido crisofnico. Enrelacin con la raz de esta planta, Laguna comenta que porconocerse en ella una valerosa virtud laxativa, la administra-mos ordinariamente los mdicos, en lugar del ruibarbo, parapurgar la clera, por lo que muchos varones doctos la tienenpor verdadero ruibarbo [3]. Posiblemente, el comentario deCervantes al ruibarbo se refiera a cualquiera de estas plantasdel gnero Rumex,lo que reforzara an ms la hiptesis de lalectura del Dioscridespor parte del literato alcalano.

    La segunda cara del phrmakon: el veneno.Hechizos, pcimas venenosas y ltros de amor

    Hasta el Renacimiento, las sustancias venenosas y agentes txi-cos, procedentes en exclusividad de la misma naturaleza, eranrelativamente escasos. La mayor parte de ellos era de origenvegetal y muchos compartan uso teraputico, salvo ciertasexcepciones como la cicuta (Conium maculatum) o el acni-to (Aconitum napellus). Un nmero considerablemente menorestaba constituido por minerales, entre los que destacaba elarsnico, y el resto proceda del reino animal, especialmentetemido (venenos de serpientes y escorpiones, por ejemplo).Como hemos comentado, muchos de los remedios teraputi-cos utilizados por los fsicos de la poca tambin eran emplea-

    dos, al margen de la medicina, en la elaboracin de venenosy diversos filtros y pcimas, dado su carcter txico a dosisms elevadas, como, por ejemplo, el elboro. Tampoco hayque olvidar al opio, prototipo de agente analgsico y sedante[45], ampliamente utilizado tambin con fines ilcitos duranteel periodo moderno.

    El gran inters despertado por los venenos durante el Rena-cimiento se vio favorecido, en parte, por el desarrollo de lasdisciplinas alqumicas, bajo la influyente obra de Paracelso,por la introduccin de nuevos venenos y sustancias txicasprocedentes del Nuevo Mundo [4] y por las nuevas ediciones

    de las principales fuentes clsicas, como los dos tratados decontenido toxicolgico escritos en verso griego por Nicandrode Colofn (siglo II a.C.) (TheriakayAlexipharmak), que fueronreeditados primero en una edicin en griego original publi-cada en Venecia en 1499, y posteriormente en latn (Colonia,1531). Adicionalmente, el conocimiento de las propiedades delos venenos adquiri una gran trascendencia tambin por suutilidad criminal, poltica y militar [46]. Baste recordar la altacota de virtuosismo que el arte del envenenamiento con fi-nes polticos adquiri en este periodo, como en la corte papalde los Borgia (1455-1503) y de los cardenales florentinos [47].A esto hay que sumar la proliferacin de personajes vincula-dos a las prcticas mgicas, asociados en el sentir popular a

    las minoras religiosas de la poca, bsicamente a los judos, ydedicados a la elaboracin de los denominados hechizos, en-cantamientos o filtros de amor [48]. Estas prcticas llegaron aformar parte inseparable de la imaginacin colectiva europea

    FIGURA 3. Don Quijote prepara el blsamo de Fierabrs:ilustracin realizada por Hesiquio Iriarte parala edicin mexicana de Ignacio Cumplido deEl ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha(Mxico, 1842).

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    durante el siglo XVI, como qued plasmado en las obras lite-rarias de un gran nmero de autores.

    La trascendencia literaria de algunos de estos preparados, ela-borados por personas no cultivadas, ajenas a la materia mdi-

    ca y perseguidas por los responsables eclesisticos, es tal, queconstituyen el eje central del discurso narrativo de varias de lasNovelas Ejemplarescervantinas. No obstante, Cervantes recurrecon asiduidad en sus obras al trmino genrico veneno (ysus sinnimos), aunque generalmente lo suele hacer de formasimblica o metafrica. A ttulo de ejemplo, esta acepcin esempleada 7 veces en El Quijotey slo una de ellas como refe-rencia explcita al papel de estas sustancias: Lo que suelenhacer algunas mujercillas simples y algunos embusteros bella-cos, es algunas mixturas y venenos con que vuelven locos a loshombres, (I-XXII) [21]. El resto de referencias al veneno lo esen sentido completamente figurado.

    En el marco literario de las intoxicaciones de base amatoria Cer-vantes recurre al empleo de los venenos con fines homicidasy criminales [48] en La espaola inglesa. En este novela, la ca-marera protestante, por despecho, decide envenenar a Isabela(Fig. 4) al haber despreciado los amores de su hijo: Y fue su de-

    terminacin matar con tsigo a Isabela;... aquella misma tardeatosig a Isabela en una conserva que le dio, forzndola que latomase por ser buena contra las ansias de corazn que senta...

    a Isabela se le comenz a hinchar la lengua y la garganta, y aponrsele denegridos los labios, y a enronquecrsele la voz,turbrsele los ojos y apretrsele el pecho: todas conocidas se-ales de haberle dado veneno [21]. Ntese que el veneno fueadministrado en una conserva, es decir en un medicamentode consistencia blanda, integrado por una sustancia vegetaly azcar, de forma que el principio activo teraputico se con-servaba y se facilitaba su administracin. La acepcin tsigoprocede del latn toxicum y es referida en el Dioscridescomoun veneno que inflama la lengua y los labios e induce la locura.Laguna describe, de forma muy parecida (Tabla 2), los efectostxicos inducidos por el beleo (Fig. 2A): a los que tragaronel hyoscyamo blanco sobreviene gran relajacin de junturas,

    apostmaseles la lengua, hnchaseles la boca, inflmaseles yparceles turbios los ojos, estrchaseles el aliento, acdelessordedad con vguidos de cabeza, y una comezn de las en-cas, y en todo el cuerpo. Adems de esto, embtaseles el sen-tido, les viene borrachez... [3]. Sin embargo, otras sustanciastxicas tambin podran ocasionar la sintomatologa descritapor Cervantes. Precisamente en el captulo destinado al toxi-co, veneno que inflama la lengua y los labios, Laguna discutela naturaleza de esta sustancia mencionada por Dioscrides yde la que comenta que usaban los brbaros para emponzoarsus saetas. Por este motivo, postula la posibilidad del elboronegro, denominado en Castilla como hierba de los ballesteros,

    o del napelo (acnito), tambin usado por los rabes paraeste menester, ambos causantes de sntomas parecidos [3].

    Los agentes narcticos y sedantes, a pesar de su amplio empleoclnico, son escasamente mencionados por Cervantes en susobras literarias, posiblemente por su controvertido y despres-tigiado uso extrateraputico, muy criticado por las autoridadeseclesisticas. De hecho, el opio, prototipo de estas sustancias,no es citado expresamente en ninguna de ellas. Incluso en sunovela ms extensa, El Quijote, no aparece ninguna referenciaal empleo de este tipo de agentes. Sin embargo, existe una cu-riosa cita en la novela ejemplar El celoso extremeo, cuando la

    joven esposa Leonora aplica un preparado narctico (del queno se desvela su composicin) a su anciano marido Carrizales:... los polvos, o un ungento, de tal virtud que, untados lospulsos y las sienes con l, causaba un sueo profundo, sin quede l se pudiese despertar en dos das, si no era lavndosecon vinagre todas las partes que se haban untado... y asimis-mo le unt las ventanas de las narices... Poco espacio tardel alopiado ungento en dar manifiestas seales de su virtud,porque luego comenz a dar el viejo tan grandes ronquidos...El ungento con que estaba untado su seor tena tal virtudque, fuera de quitar la vida, pona a un hombre como muerto[21]. En este pasaje, Cervantes utiliza un adjetivo italianizado(alopiado) para dar cuenta de que el ungento (formulacin

    para su administracin tpica, elaborado con grasas, ceras oresinas) aplicado por la esposa est elaborado con opio. Se-gn Bucalo [49], esta acepcin, que no encuentra en ningnotro autor espaol de la poca, deriva del trmino alloppiato,que se vena utilizando en Italia desde el siglo XIV para de-

    FIGURA 4. Ilustracin de la novela La espaola inglesaatribuida a Josef Ximeno para la edicin de lasNovelas Exemplaresde Antonio Sancha (Madrid,1783), donde se muestran los efectos del enven-enamiento de la protagonista.

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    TABLA 2. Comparacin y concordancia entre diferentes pasajes de los textos literarios de Cervantes y prrafos extrados de las anotaciones de Laguna a suDioscrides, en relacin con los preparados psicotrpicos teraputicos, txicos (narcticos, alucingenos y psicodislpticos) y sus antdotos.

    Planta o preparado Cita de Cervantes Obra Cita de Laguna Captulo delDioscrides

    Romero1

    Y tomando algunas hojas de romero...,las masc y las mezcl con un pocode sal, y aplicndoselas a la oreja, se lavend muy bien, asegurndole que nohaba menester otra medicina

    El Quijote (Parte I,

    captulo XI)

    majadas las hojas [de romero] yaplicadas en forma de emplasto...mitigan las inflamaciones

    LXXXIII (Libro III)

    Ruibarbotiene necesidad de un poco deruibarbo para purgar la demasiadaclera suya

    El Quijote (Parte I,

    captulo VI)

    por donde cuando decimos que elreobrbaro purga la clera,

    II (Libro III)

    Unturas alopiadas2tena tal virtud que, fuera de quitar lavida, pona a un hombre como muerto

    El celoso extremeole har dormir in aeternum...adormece de un tan profundo sueoque no despierta jams

    LXVI (Libro IV)XVII (Libro VI)

    Filtros de amor3

    al momento comenz a herir de piey de mano como si tuviera alfereca,y sin volver en s estuvo muchashoras, al cabo de las cuales volvicomo atontado, con lengua turbaday tartamuda... Seis meses estuvo en lacama... slo le sanaron la enfermedaddel cuerpo, pero no de lo delentendimiento

    El licenciado Vidriera

    ofende principalmente al cerebropor cuanto luego emborrachan, danvguidos de cabeza, oscurecen lavista se sigue luego profundsimosueo y tan pertinaz porfa de dormir,que el tal accidente no difiere nadade la letargia

    LXXVII (Libro IV)XVI (Libro VI)

    Tsigos4

    se le comenz a hinchar la lengua yla garganta, y a ponrsele denegridoslos labios, y a enronquecrsele la voz,turbrsele los ojos y apretrsele elpecho

    La espaola inglesa

    apostmaseles la lengua, hnchaselesla boca, inflmaseles y parcelesturbios los ojos, estrchaseles elaliento... y una comezn de las encas,y en todo el cuerpo

    XV (Libro VI)

    Polvo de unicornio

    hizo dar cantidad de polvos deunicornio, con muchos otros antdotosque los grandes prncipes suelentener prevenidos para semejantesnecesidades

    La espaola inglesa

    de todas las medicinas preservativascontra pestilencia y veneno, alcuerno de unicornio se da la gloriaprimera... Mas esta cura slo sepuede administrar a Pontfices yEmperadores

    Prefacio (Libro VI)

    Ungentos de brujas5 jugos de yerbas en todo extremo fros El coloquio de los perroscompuesto de yerbas en ltimo

    grado fras

    LXXV (Libro IV)

    nos privan de todos los sentidos priva del entendimiento y sentido

    en la fantasa pasamos todo aquelloque nos parece pasar verdaderamente

    creen haber hecho despiertas todocuanto soaron durmiendo

    gozamos de los deleites que te dejo dedecir

    estaba rodeada de todos los placeresy deleites del mundo

    llegaron a hincarle alfileres... ni por esorecordaba la dormilona

    fue difcil despertarla, aun utilizandodiversos medios

    1 Como ingrediente del Blsamo de Fierabrs2 Papaverceas (opio)3 Solanceas (mandrgora o estramonio)4 Solanceas (beleo o Hyoscyamo)5 Solanceas (solano / beleo)

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    signar aquellas bebidas que contenan derivados opiceos. Ladescripcin de los efectos del ungento alopiado tambinconcuerda con las descripciones efectuadas por Laguna en su

    Dioscrides(Tabla 2). En relacin con el papaver hortense, so-bre todo la variedad llamadapithitis(Fig. 2B) o nigrum papaver,Laguna anota que: dada una onza de simiente a un hombre decomplexin delicada, le har dormir in aeternum... La lecherizade la simiente... hace dormir gravsimamente... Es tan grande lafrialdad del opio que quita el sentido a las partes, y ans ador-menta... En suma, el opio, enemigo del cuerpo humano, es unveneno sabroso, que de nuestro calor natural no puede ser,sino difcilmente, alterado [3].

    En relacin con las plantas dotadas de propiedades narcticas,la nica que es mencionada en sus obras por Cervantes es elbeleo (Fig. 2A), que es citado en La Galatearecordando pre-

    cisamente sus efectos hipnticos: Tu has quitado las fuerzasal beleo, / con que el amor ingrato / adormeca a mi virtuddoliente [21]. Tambin en Viaje del Parnaso(1614) aparece unabreve referencia a las propiedades de esta planta: Morfeo, eldios del sueo, por encanto / all se apareci, cuya corona /era de ramos de beleo santo [21]. El beleo, conocido a nivelpopular como hierba loca y flor de la muerte, es una planta,como el resto de las solanceas (belladona, mandrgora, estra-monio, etc.), rica en alcaloides dotados de una gran actividadsedante, como la hiosciamina y la escopolamina [43]. De hecho,un refrn popular espaol dice que al que come beleo, nole faltar sueo, y embelear viene a significar adormecer e

    incluso envenenar. De las flores de esta planta, denominadahyoscyamo por Laguna, dice el Dioscrides que engendransueos muy graves [3]. A nivel teraputico, las propiedadesnarcticas del beleo permitieron su empleo, desde el sigloXIV, como anestsico en intervenciones quirrgicas. Asimismo,el aceite de beleo, denominado usualmente blsamo tran-quilo, y elaborado a base de hojas secas de beleo, belladona,estramonio y adormidera, se usaba como preparado analgsi-co tpico [41,50]. Sin embargo, los usos txicos extramedici-nales han sido histricamente ms habituales. Desde la EdadMedia, el beleo se vena utilizando como integrante de laspcimas de hechiceros y brujas por sus efectos alucingenos

    [6,51], como despus comentaremos. El propio Paracelso, en suatribuida Botnica ocultacomentara como brujos malvadosaprovechan las propiedades malficas del beleo negro paraproducir la locura y a veces la muerte, obrando a distancia ycon toda impunidad. Esta planta forma parte de la pomada conque se untaban las brujas para asistir al aquelarre. Esta recetainfernal vale ms que permanezca ignorada. nicamente hasido publicada en el libro Pctum, afortunadamente hoy rar-simo [52].

    La elaboracin de pcimas y filtros de amor con remediosherbales (generalmente tambin compuestos de diferentessolanceas, como la datura, el solano que saca de tino, el be-

    leo, o la mandrgora) capaces de modificar los sentimientosy la voluntad de los consumidores, en el marco de la tradicinpopular relacionada con la hechicera [53], tambin es relatadaen algunas obras cervantinas, como en la novela El licenciadoVidriera: Y as, aconsejada de una morisca, en un membrillo

    toledano dio a Toms unos de estos que llaman hechizos, cre-yendo que le daba cosa que le forzase la voluntad a quererla:como si hubiese en el mundo yerbas, encantos ni palabras sufi-

    cientes a forzar el libre albedro; y as, las que dan estas bebidaso comidas amatorias se llaman veneficios; porque no es otracosa lo que hacen sino dar veneno a quien las toma, como lotiene mostrado la experiencia en muchas y diversas ocasio-nes [21]. La tradicional dedicacin del colectivo morisco a lamedicina, manifiesto an durante el periodo cervantino [54], ysus amplios conocimientos en el manejo de hierbas y plantashacen de la eleccin de esta hechicera una aproximacin muyverosmil al entorno de los conocedores de la botnica vulgaro popular en la Espaa del siglo XVI.

    Tambin describe Cervantes los efectos txicos de estos pre-parados a base de hierbas: Comi en tan mal punto Toms

    el membrillo, que al momento comenz a herir de pie y demano como si tuviera alfereca, y sin volver en s estuvo mu-chas horas, al cabo de las cuales volvi como atontado, y dijocon lengua turbada y tartamuda que un membrillo que habacomido le haba muerto... Seis meses estuvo en la cama Toms,... y aunque le hicieron los remedios posibles, slo le sanaronla enfermedad del cuerpo, pero no de lo del entendimiento,porque qued sano, y loco de la ms extraa locura que entrelas locuras hasta entonces se haba visto. Imaginose el desdi-chado que era todo hecho de vidrio [21]. Nos encontramos,pues, frente a un cuadro inicial de confusin mental onrica deevidente origen txico, que bien podra estar ocasionado por

    la mandrgora o por el estramonio. De la mandrgora (beren-jenilla o manzana de Satn), uno de cuyos efectos txicos esla induccin de crisis convulsivas, debido a su riqueza en atro-pina [55], dice Laguna que ofende principalmente al cerebro,templo y domicilio del nima por cuanto luego emborra-chan, dan vguidos de cabeza, oscurecen la vista y engendransudores fros, precursores de la muerte, ya vecina y cercanaTras la bebida mandrgora se sigue luego profundsimo sueoy tan pertinaz porfa de dormir, que el tal accidente no difierenada de la letargia [3]. Todo ello concuerda con los efectosdel veneficio administrado al licenciado Vidriera (Tabla 2). Noobstante, a la luz de los conocimientos actuales, tambin po-

    dra ser achacable al estramonio (higuera del infierno, higueraloca, berenjena del diablo, flor de trompeta o hierba de losbrujos), planta solancea cuyo alcaloide ms activo es la datu-rina [43], los efectos acontecidos a Toms. Esta planta era muyutilizada en la elaboracin de filtros destinados a modificar laconducta de los envenenados o eliminar el recuerdo de ciertoshechos acontecidos [51]. Tras su administracin sobreviene unperodo de gran excitacin nerviosa, con temblores, convulsio-nes y delirios, al que sigue un embotamiento de la sensibilidad,un debilitamiento del pulso y la respiracin y una progresivaparlisis, que desemboca en una prdida del conocimiento yla posibilidad de entrar en coma [55].

    La tercera cara del phrmakon: el antdoto.Sobre unicornios y piedras bezoares

    El recurso a los antdotos generales o panaceas para el tra-tamiento de los envenenamientos tambin fue una prctica

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    habitual en el periodo renacentista. Algunos de ellos eran re-medios de naturaleza simple y generalmente de procedenciamineral (tierra de Lemnia, hueso de corazn de ciervo, marfil

    o piedras preciosas, bsicamente el jacinto, las perlas y la es-meralda), mientras otros posean la consideracin de medicinascompuestas, como el mitridato (mithridaticus antidotus), que, ensus diferentes variantes, lleg a estar integrado hasta por 54 in-gredientes. Este preparado evolucionara posteriormente haciala famosa triaca (Theriaca) [47]. Sin embargo, los dos antdotosuniversales ms famosos desde la Antigedad hasta la pocacervantina fueron, sin duda, el cuerno de unicornio y las piedrasbezoares [47]. Estas ltimas (Lapis bezoardicus off) eran clculoscuyo tamao podra alcanzar incluso el de una castaa, engen-drados en cierta zona del estmago o en la vescula biliar de al-gunas especies de animales y ms frecuentemente en venadosy cabras, especialmente en la Capra aegagrus[56] y en la vicua

    americana. Monardes dedic un tratado mdico a sus virtudes,afirmando que en todo gnero de veneno [la piedra Bezaar]es el ms principal remedio que ahora sabemos Los efectosque hacen son admirables, porque es potentsima su virtudcontra veneno, y fiebres pestferas, y humores venenosos [57].De hecho, al conjunto de agentes alexifrmacos se les denomi-naba tambin medicinas bezarticas. Al igual que el cuerno deunicornio, las piedras bezoares eran consideradas un bien delujo, pulindose y engarzndose incluso en piezas de joyerade oro y plata, siendo su precio muy elevado [58]. Precisamen-te en este sentido las menciona Cervantes en su comedia Laentretenida (1615), cuando Muoz da instrucciones a Cardenio

    para que ste de pbulo a su personalidad fingida de influyenteindiano: Mas no dejes de traer / algunas piedras bezares, / yalgunas sartas de perlas, / y papagayos que hablen [21].

    En el caso del envenenamiento criminal de la novela ejemplarLa espaola inglesa, comentado previamente, Cervantes tam-bin hace mencin a algunos remedios teraputicos supues-tamente tiles, procedentes de la medicina medieval aunquean vigentes en la mentalidad renacentista, para el tratamientode dicho envenenamiento. As, Cervantes relata que, a Isabela,la reina hizo dar cantidad de polvos de unicornio, con muchosotros antdotos que los grandes prncipes suelen tener preve-

    nidos para semejantes necesidades [21]. Este pasaje tambinhace pensar en una supuesta lectura por parte del escritor dela obra de Laguna (Tabla 2). Segn el fsico segoviano, de to-das las medicinas preservativas contra pestilencia y veneno, alcuerno de unicornio se da la gloria primera... Prefiere el conci-liador a cualquier otro remedio, el polvo de esmeralda, del cualmanda dar dos dramas de vino. Mas esta cura slo se puedeadministrar a Pontfices y Emperadores, pues dos dramas deesmeraldas perfectas valen poco menos que dos ciudades [3].Enmarcado en la mitologa medieval, el unicornio fue asimila-do inicialmente al rinoceronte, como se pone de manifiestoen Las Etimologas (627-30) de Isidoro de Sevilla (c.556-636).Sin embargo, durante la Edad Media, las leyendas lo acabaron

    presentando como un estilizado caballo blanco, con patas deantlope y barba de chivo, que portaba en su frente un cuernolargo, recto y espiralado (Fig. 5). Este apndice, denominadoalicornio, administrado en forma de raspaduras constituira elms prestigioso antiveneno conocido. Por su parte, las perso-

    nas principales tambin lo utilizaban para construir copas yvasos, sobre cuyo contenido ninguna ponzoa podra ejercersu efecto [59]. Dejando al margen el cuadrpedo mitolgico,

    durante la poca en que vivi Cervantes comenz a capturar-se el narval, denominado unicornio marino, cuyo cuerno fueel que perpetu la tradicin alexifrmaca de esta sustancia.Aunque Paracelso desmont experimentalmente el mito deeste antdoto, las propiedades antivenenosas del cuerno deunicornio continuaron explotndose hasta el siglo XVIII, siendoconsiderado una medicina obligatoria en boticas y farmacias,aunque, en todo momento, las falsificaciones fueron una prc-tica habitual [60].

    Tambin numerosas plantas se utilizaron como antdotos es-pecficos contra algunos venenos, como el dictamo (Dictamnusalbus), la escorodonia (Teucrium scorodonia), la hierba escorzo-nera (Scorzonera hispanica), a la que Monardes dedic un trata-do especial de su Historia Medicinal, el glbano (Ferula galbani-flua), el vecentsigo (Cynanchum vincetoxicum), el opoponaco(Opopanax chironium) o la verbena. En su comedia teatral Pedrode Urdemalas(1615), Cervantes se refiere a la verbena (Fig. 2F),planta a la que se adjudicaban propiedades mgicas, inclusodurante la poca del barroco temprano: Aqu vers la verbena,/ de raras virtudes llena [21]. La verbena es una planta vulgar-mente conocida en aquella poca como hierba sagrada, porsu uso, en forma de ramilletes, en ceremonias religiosas de laAntigedad, o hierba de los hechizos (herba dos ensalmosen Galicia), lo que remarca su carcter mgico. De hecho, se

    recolectaba durante la noche de San Juan y sus flores eran muyusadas para la elaboracin de filtros de amor [41]. En un anti-guo grimorio atribuido a un dominico del siglo XIII conocidocomo Alberto el Grande (posiblemente San Alberto Magno)puede leerse: frotando las manos con el jugo de la verbena

    FIGURA 5. La Caza del Unicornio, grabado de Jan Collaert,sobre dibujos de Jan van der (Joannes Strada-nus), para la obra Venationes Ferarum, Avium,Piscium de Phillipus Gallaeus (Amsterdam, 1596).

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    y tocando luego a la persona que se desea enamorar, se des-pertar en el objeto de nuestro deseo un amor irresistible [61].Laguna comenta que llmanla hierba sagrada por ser til para

    purgar la casa de adversidades, colgndose de ella, y le davarios y diversos usos, como para el alivio de los dolores decabeza y del fuego de San Antn, fortalecimiento del cabe-llo, endurecimiento de los miembros inferiores, y antdotocontra los venenos [3]. Por su parte, Monardes comenta en suobra que utiliz experimentalmente la verbena procedente delPer en un criado al que le haban dado hechizos, y con elzumo de la verbena que tomo, ech por vmito muchas co-sas del estomago de diversos colores, que decan que eran loshechizos, y echados qued sano [57]. Incluso a nivel popular,en Ribadesella (Asturias) se cuenta un refrn que dice: quiencoja la verbena la maana de San Juan, no le picar culiebra

    ni bicho que le haga mal.

    La cuarta cara delphrmakon: la droga.Ungentos de brujas

    Desde el siglo XII, la proliferacin de brujas por toda Europaimpregn la cultura popular de toda una serie de leyendas[62], que acabaron convirtindose en una autntica realidad,combatida fieramente por las autoridades eclesisticas y civi-les, fundamentalmente a partir del IV Concilio de Letrn (1215-1216) [6]. Con la bula Ad abolendam, del papa Lucio III (1097-1185), se estableci la Inquisicin (Inquisitio Haereticae PravitatisSanctum Officium) en 1184, institucin encargada de perseguir

    duramente cualquier posibilidad de desviacin de la ortodo-xia catlica, incluyendo, por supuesto, las prcticas de brujera.Los procesos de hereja por brujera incoados por parte delTribunal de la Inquisicin alcanzaron su mxima expresin pre-cisamente en la poca en que vivi Cervantes, convirtindoseEuropa (aunque en menor medida en los pases mediterr-neos), entre 1550 y 1650, en una permanente hoguera, frutode la denominada caza de brujas. Los juicios inquisitorialesconfirmaron, sobre todo en el caso de las brujas propiamentedichas, el uso de pcimas y ungentos, elaborados habitual-mente con plantas alucingenas, como la dulcamara o hierbamora (Solanum nigrum), la mandrgora, el beleo, la belladona

    o el estramonio, que eran cocidas en sus famosos calderos jun-to con grasas y otras muchas sustancias (Fig. 6) [63]. Aunqueestos brebajes y ungentos se emplearon asiduamente duran-te la Edad Media [6,52], esta tradicin an perdurara en Espaadurante el periodo renacentista, como se pone de manifiestoen algunas obras cervantinas. Estas unturas se aplicaban en laregin genital y sus efectos eran casi inmediatos, al absorberserpidamente los principios activos alucingenos a travs de lamucosa vaginal [51]. Los ingredientes de estos ungentos pro-ducan alucinaciones en estado de vigilia (sensacin de trans-porte por el aire, fantasas sexuales, visiones de seres extraos,etc.). A continuacin, sobrevena un profundo sueo, en el cuallo soado, al despertar, se confunda con la realidad. A ttulo deejemplo, entre los efectos del beleo (denominado en las IslasBaleares como caramel de bruixa) se encuentra el de induciruna extraa sensacin de ligereza y de ingravidez, que puedeexplicar la vvida certeza de estar volando, como en el caso delos vuelos de las brujas en sus escobas [41]. Precisamente, La-

    guna pudo ser, en opinin de Rothman [64], el primer cientficoque demostr la correlacin existente entre el consumo de sus-

    tancias psicotrpicas (contenidas en las plantas de la familia delas Solanaceae) y la prctica de la brujera. En sus anotacionesdel Dioscrides,Laguna describe sus efectos y sensaciones pla-centeras (similares a las ocasionadas por el opio), pero, adems,fue capaz de demostrarlos experimentalmente, al aplicar estasunturas de brujas a sujetos normales (la mujer de un verdugomunicipal afecta de insomnio), concluyendo que estas drogas(races que engendran locura) ocasionan un incremento dela sugestibilidad, induciendo una especie de trastorno mentaltransitorio [3].

    Cervantes describe detalladamente los efectos de los ungen-

    tos de brujas en la novela ejemplar El coloquio de los perros,cuando el perro Berganza comenta las actividades de uno desus amos, una anciana conocida como la Caizares, integrantede una conocida comunidad de brujas de la localidad de Mon-tilla, que le confiesa la prctica de actos propios de brujera y elempleo de ungentos especficos de estas prcticas: ... en estode confeccionar las unturas con que las brujas nos untamos, aninguna diera ventaja, ni la dar a cuantas hoy siguen y guar-dan nuestras reglas... Este ungento con que las brujas nos un-tamos es compuesto de jugos de yerbas en todo extremo fros,y no es, como dice el vulgo, hecho con la sangre de los niosque ahogamos... volvamos a lo de las unturas, y digo que sontan fras, que nos privan de todos los sentidos en untndonoscon ellas, y quedamos tendidas y desnudas en el suelo, y en-tonces dicen que en la fantasa pasamos todo aquello que nosparece pasar verdaderamente. Otras veces, acabadas de untar,a nuestro parecer, mudamos forma, y convertidas en gallos,lechuzas o cuervos, vamos al lugar donde nuestro dueo nos

    FIGURA 6. Brujas cocinando el ungento que les permitiravolar hacia el lugar del aquelarre, segn unailustracin de la poca de Cervantes, realizadapor Abraham Saur para la obra Ein Kurtze TreueWarning (Frankfurt, 1585).

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    espera, y all cobramos nuestra primera forma y gozamos delos deleites que te dejo de decir... buenos ratos me dan mis un-turas... y el deleite mucho mayor es imaginado que gozado...

    [21]. Cervantes vuelve a insistir en esta temtica en Los trabajosde Persiles y Sigismunda(1617), cuando comenta las actividadesde Cenotia, una hechicera morisca experta en la elaboracinde ungentos a partir de hierbas diablicas y capaz de volarpor los aires [21,65]. Sin embargo, Cervantes se limita a glosarlas propiedades de estos preparados herbales, sin incidir ensu hipottica composicin. Esto posiblemente no se deba ala ignorancia del autor, que como hemos comentado no eraajeno a la materia mdica y teraputica, sino, como postulanvarios autores, a un exceso de celo frente a las autoridades dela Inquisicin. No debemos olvidar, en este punto, la especialvulnerabilidad del literato, que, cuestionado como cristianoviejo, deba dejar inmaculada de forma permanente su limpie-

    za de sangre.

    En el captulo correspondiente al solano que engendra locura(la que saca de tino y priva del entendimiento y sentido, enpalabras de Laguna) o hierba mora, una planta solancea simi-lar al estramonio, dotada de importantes efectos alucingenos[41], comenta Laguna en relacin a su consumo: representaciertas imgenes vanas, pero muy agradables, lo cual se hade entender entre sueos. Esta pues debe ser (segn pien-so) la virtud de aquellos ungentos, con que se suelen untarlas brujas: la grandsima frialdad de los cuales, de tal suertelas adormece, que por el diuturno y profundsimo sueo, las

    imprime en el cerebro tenazmente mil burlas y vanidades, desuerte que despus de despiertas confiesan lo que jams hi-cieron [3]. Estos apuntes de naturaleza toxicolgica abrieronuna nueva luz sobre la visin social de las brujas y hechiceras,que comenzaron a dejar de considerarse como posedas y serevaluadas desde la perspectiva de sujetos enajenados e intoxi-cados. De hecho, en mltiples ocasiones los ungentos eranelaborados, cercenando la excusa ritual o satnica, con finesevidentemente recreativos y ldicos. Como se puede compro-bar, existe una enorme semejanza entre los textos de Laguna,comentados previamente, y los de Cervantes (Tabla 2), quiendescribe magistralmente en su pasaje los efectos psicotrpi-

    cos de las mezclas de agentes alucingenos administradospor va tpica (viajes extracorpreos, alucinaciones visuales,sensaciones placenteras, etc.), lo que parece confirmar el usopor parte del literato de las anotaciones del cientfico [25-26].No obstante, Cervantes tambin pudo haberse inspirado en laconocida obra del profesor de Teologa tomista de la Universi-dad de Alcal, Pedro Ciruelo (1470-1548), titulada Reprobacinde las supersticiones y hechiceras, publicada inicialmente enAlcal de Henares en 1530, pero reimpresa hasta en 9 ocasio-nes antes de la primera edicin de las Novelas Ejemplares. Enrelacin con los ungentos de brujas comenta Ciruelo: ... Otrasde estas, en acabndose de untar y decir aquellas palabras, secaen en tierra como muertas, fras y sin sentido alguno, aunque

    las quemen o asierren no lo sienten. Y despus de dos o treshoras se levantan muy ligeramente y dicen muchas cosas deotras tierras y lugares adonde dicen que han ido... Esta ilusinacontece de dos maneras principales: que ora hay que ellas

    salen realmente de sus casas y el diablo las lleva por los aires aotras casas y lugares; otras veces ellas no salen de sus casas, yel diablo las priva de todos sus sentidos, y caen en tierra como

    muertas y fras, y les representa en sus fantasas que van a lasotras casas y lugares. Y nada de aquello es verdad, aunque ellaspiensen que todo es as como ellas lo han soado... [66].

    En relacin tambin con las sustancias destinadas al uso re-creativo, en su obra potica Viaje del Parnaso, Cervantes men-ciona el uso del tabaco (Fig. 2E). Esta planta, como muchsi-mas otras especies botnicas americanas, apenas acababade introducirse en Espaa en el momento en que Cervantespublic sus obras. La planta del tabaco, conocida inicialmen-te con distintos nombres, como hierba del diablo, hierba dela consolacin o hierba de todos los males, fue consideradacomo un gran remedio teraputico [67]. De hecho, Monardes

    la recomendaba en su obra hasta para 36 dolencias distintas,entre ellas los problemas articulares, hinchazones, fros, dolorde muelas, sabaones, apoplejas, picaduras y viejas llagas [68].Entre sus usos tradicionales tambin destac la aplicacin deenemas de infusin de hojas de esta planta como potente(aunque peligroso) laxante [41]. Curiosamente, Monardes tam-bin recomendaba el tabaco en el tratamiento de los enve-nenamientos: En venenos y heridas venenosas, tiene grandeexcelencia nuestro tabaco: lo cual se ha sabido de poco tiempoa esta parte [57]. En otro epgrafe de su obra, titulado Modocomo los sacerdotes de los indios usaban el tabaco, Monardesrefiere una cualidad txica de esta planta, coincidente con la

    resaltada por Cervantes en su texto potico; la capacidad deltabaco de estimular el cerebro y la imaginacin, sobre todo encasos de fatiga intelectual [41]. As, Monardes relata como lossacerdotes indgenas se intoxicaban con el humo del tabaco:El sacerdote tomaba unas hojas de tabaco y hechbalas en lalumbre, y reciba el humo de ellas por la boca y por las nari-ces, por un cauto Y cuando haba hecho la hierba su obra,recordaba y dbales las respuestas, conforme a los fantasmase ilusiones, que mientras estaba de aquella manera, vea [57].Y en otro punto de este tratado apunta: Usan los indios denuestras Indias Occidentales del tabaco, para quitar el cansan-cio, y para tomar alivio del trabajo [57]. Precisamente, esta pro-

    piedad psicoestimulante es a la que se refiere Cervantes, paracriticar a los poetas de escaso talento, cuando menciona estaplanta en Viaje del Parnaso: Esto que se recoge es el tabaco /que a los vguidos sirve de cabeza / de algn poeta de cele-bro flaco; / Urania de tal modo lo adereza, / que, puesto a lasnarices del doliente, / cobra salud y vuelve a su entereza. / Unpoco entonces arrugu la frente / ascos haciendo del remedioextrao, / tan de los ordinarios diferente. / Recibes, dijo Apolo,amigo, engao; / leyome el pensamiento: este remedio / delos vguidos cura, y sana el dao [21]. Seis aos ms tarde,en la primera obra teraputica especfica sobre esta planta,Historia de las virtudes i propiedades del Tabaco, i de los modos

    de tomarle para las partes intrnsecas i de aplicarle a las extrnse-

    cas(Crdoba, 1620), escrita por el boticario cordobs Juan deCastro Medinilla y Pabn (1594-?), ya se especifica literalmenteque el tabaco aguza el ingenio, aumenta la memoria y dapresteza a la lengua al hablar [69].

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    Conclusiones

    Miguel de Cervantes demuestra en sus obras tener amplios

    conocimientos de medicina, posiblemente procedentes desu entorno familiar y de amistades, as como de la lectura ymanejo de diversos tratados de esta materia, algunos de loscuales integraban su biblioteca particular, como el Dioscridescomentado por Andrs Laguna, nico libro de carcter mdicoque cita Cervantes en toda su produccin literaria (El Quijo-te). Recientemente, nuestro grupo ha planteado la hiptesisde que esta obra pudo servir de fuente documental para lospasajes de tinte farmacolgico y toxicolgico de las obras cer-vantinas. Asimismo, Cervantes comenta el uso de sustanciaspsicotrpicas en el contexto de la prctica de la brujera y delos fenmenos mgicos afines [65,70], materia que puede cons-

    tituir una mera extrapolacin del inters, tanto popular comoliterario, que por estos temas hubo durante el Siglo de Oroespaol [71], y describe detalladamente los efectos txicos deestas sustancias y preparados, fundamentalmente aquellos do-tados de la virtud de modificar la cordura y el entendimiento.En cualquier caso, Cervantes, habitualmente, evita dar datosconcretos sobre la composicin de los preparados de esta na-turaleza que cita en sus obras, ni suele especificar ninguno desus ingredientes, debido posiblemente a la precaucin que lecausaba los efectos censores y punitivos del Tribunal del SantoOficio. No obstante, la descripcin de los sntomas acontecidosa sus personajes nos permiten aventurar, desde un enfoquefarmacolgico, cuales podran haber sido los ingredientes dedichos preparados: el beleo, el solano o la belladona en elcaso de El coloquio de los perros, la mandrgora o la datura enEl licenciado Vidriera, el beleo en La espaola inglesa, y, porsupuesto, el opio en El celoso extremeo.En cualquier caso, po-demos concluir que los textos cervantinos, a pesar de no ser, enmodo alguno, tratados cientficos, nos permiten una acertadaaproximacin a los usos (y efectos) de las sustancias psicotr-picas en la Espaa tardorrenacentista y nos explican como ungrupo de frmacos podra presentar sus cuatro caras pirami-dales; medicamento, txico, contraveneno y droga de abuso.

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