las comunidades vegetales del chaco semiárido santiagueño · dirección: biblioteca central dr....

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Dirección: Dirección: Biblioteca Central Dr. Luis F. Leloir, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires. Intendente Güiraldes 2160 - C1428EGA - Tel. (++54 +11) 4789-9293 Contacto: Contacto: [email protected] Tesis de Posgrado Las comunidades vegetales del Las comunidades vegetales del Chaco semiárido santiagueño Chaco semiárido santiagueño Sarmiento, Guillermo 1963 Tesis presentada para obtener el grado de Doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires Este documento forma parte de la colección de tesis doctorales y de maestría de la Biblioteca Central Dr. Luis Federico Leloir, disponible en digital.bl.fcen.uba.ar. Su utilización debe ser acompañada por la cita bibliográfica con reconocimiento de la fuente. This document is part of the doctoral theses collection of the Central Library Dr. Luis Federico Leloir, available in digital.bl.fcen.uba.ar. It should be used accompanied by the corresponding citation acknowledging the source. Cita tipo APA: Sarmiento, Guillermo. (1963). Las comunidades vegetales del Chaco semiárido santiagueño. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires. http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/Tesis/Tesis_1243_Sarmiento.pdf Cita tipo Chicago: Sarmiento, Guillermo. "Las comunidades vegetales del Chaco semiárido santiagueño". Tesis de Doctor. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires. 1963. http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/Tesis/Tesis_1243_Sarmiento.pdf

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Di r ecci ó n:Di r ecci ó n: Biblioteca Central Dr. Luis F. Leloir, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires. Intendente Güiraldes 2160 - C1428EGA - Tel. (++54 +11) 4789-9293

Co nta cto :Co nta cto : [email protected]

Tesis de Posgrado

Las comunidades vegetales delLas comunidades vegetales delChaco semiárido santiagueñoChaco semiárido santiagueño

Sarmiento, Guillermo

1963

Tesis presentada para obtener el grado de Doctor en CienciasBiológicas de la Universidad de Buenos Aires

Este documento forma parte de la colección de tesis doctorales y de maestría de la BibliotecaCentral Dr. Luis Federico Leloir, disponible en digital.bl.fcen.uba.ar. Su utilización debe seracompañada por la cita bibliográfica con reconocimiento de la fuente.

This document is part of the doctoral theses collection of the Central Library Dr. Luis FedericoLeloir, available in digital.bl.fcen.uba.ar. It should be used accompanied by the correspondingcitation acknowledging the source.

Cita tipo APA:Sarmiento, Guillermo. (1963). Las comunidades vegetales del Chaco semiárido santiagueño.Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires.http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/Tesis/Tesis_1243_Sarmiento.pdf

Cita tipo Chicago:Sarmiento, Guillermo. "Las comunidades vegetales del Chaco semiárido santiagueño". Tesis deDoctor. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Buenos Aires. 1963.http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/Tesis/Tesis_1243_Sarmiento.pdf

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Guillermo Sarmiento4: a: aer

LAS COMUNIDADES VEGETALES

DEL

CHACO SEMIARIDO SANTIAGUEÑO.

Tests para optar al grado de Doctor mde 1a Universidad de Buenos Aires

- C u .¡. .. .4.

Padrino de Tesis: Dr. Jorge Morello.

Facultad de Ciencias Exactas y Naturales

Departamento de Ciencias Biológicas

Laboratorio de Ecología Vegetal.

Buenos Aires

1963

¿las 1243)Gaal!

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III.

IV.

V.

VI.

TEMARIO

INTRODUCCION.

A. Objetivo del trabajo.B. Estado actual del conocimiento de 1a vegetación de la zona.CARACTERIZACION DE LA REGION ESTUDIADA.

Localización geográfica.Geologia y geomorfologi'a.Suelos.

D. Clima.E. Economia.UBICACION DE LA VEGETACION ESTUDIADA DENTRO DELCUADRO GENERAL DE LA VEGETACION ARGENTINA.

A.B.C.

A.B.

Esquemas fitogeográficos existentes.Ensayo de caracterización en pequeña escala de la.vegetación chaquena.

METODO Y DATOS.A. Consideraciones sobre el método utilizado.B. Datos obtenidos.COMUNIDADES VEGETALES.A. Caracterización somera de cada comunidad.B. Clasificación de las comunidades.C. Integración de las comunidades en el paisaje.RELACIONES CON LA VEGETACION DE LAS REGIONESCIRC UNDANTES.

Bosque Chaqueñoserrano.Chaco semiárido salteño.Chaco árido.Semidesierto del monte.Comunidades de suelos arcillosos o salinos.

CONCLUSIONES.A.B.

Valor indicador de algunas especies y de los grupos de especies.Conclusiones generales y perspectivas futuras.

GLOSARIO DE NOMBRES VULGARES.

RESUMEN.

BIBLIOGRAFIA .

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I. INTRODUCCION

A. Objetivo del traba'Lo.

La finalidad del presente trabajo es reconocer y caracterizar las

comunidades vegetales de dos regiones naturales del chaco semiárido, a sa­

berzla zona de influencia serrana del Sud Oeste de la Provincia de Santiago

del Estero y áreaslimi’trofes de Catamarca,y la región llana que se extien­

de diagonalmente por aquella Provincia entre los ri’os Salado y Dulce. El in­

tere's en la vegetación chaqueña se justifica por la necesidad palpable que

.tiene esta. región de estudios ecológicos básicos y en la importancia que pue

den tener dichos estudios para nuestro país, considerando que el chaco ocu­

pa dentro de él una superficie enorme y se prolonga además en vastas áreas

de dos países vecinos: Bolivia y Paraguay.

El manejo de los recursos naturales, y muy especialmente del

agua, del suelo y de la vegetación, en una zona árida o semiárida, es el fun­

damento básico de su actividad económica. En estas zonas en que la agricul­

tura de secano sólo es posible en áreas restringidas y bajo condiciones espe

ciales,y que tienen pocas posibilidades inmediatas de riego, se presenta la

alternativa de dedicarlas a la explotación ganadera o forestal, o a una comb_i

nación de ambas. En cualquier caso el pilar de la econOmi’aes la vegetación

no plantada por el hombre, y a su vez, del buen uso que se haga de esta cu­

bierta vegetal, dependerá la conservación del suelo y el máximo aprovecha­

miento del agua.

El uso de este recurso vegetal debe ajustarse a procedimientos

fundados en un sólido conocimiento ecológico, única garantía de mantenimien

to de una productividad sostenida que sustente una economia estable y pro­

gresista. La explotación de los recursos naturales que ha soportado la zona

considerada durante los últimos 70-80 años ha conducido a una destrucción

inusitada de lo más valioso de sus recursos vegetales, especialmente desde

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la llegada del ferrocarril en la década del 80, que incorporó sus recursos fo­

restales al mercado nacional,comenzandouna destrucción acelerada e irra­

cional de sus bosques, para proveer los durmientes y el combustible que de­

mandaba la rápida extensión de las vias férreas. La secuela de esta falta de

planificación en el uso de un recurso teóricamente renovable se manifiesta

en la aguda pauperización de la población humana, con todas sus nefastas con

secuencias sociales.

Actualmente ya no se trata sólo de manejar sino de recuperar, y

para esto es imposible tomar otro punto de partida que no sea un conocimien

to profundo de los procesos naturales que influyen preponderantemente en la

dinámica de la vegetación y un análisis de los factores antropogénicos que

han degradado tan ostensiblemente la cubierta vegetal. Un estudio de las reg

puestas de cada comunidad al manejo actual o potencial servirá. de base pa­

ra la elaboración de normas prácticas y económicamente convenientes para

racionalizar el uso de la tierra.

La economia de la región que nos ocupa se ha sustentado de la ex­

tracción de madera y leña de sus bosques y en la ganaderia extensiva. Ambas

actividades, asi’encaradas, carecen actualmente de perspectivas,pues las es­

pecies forestales más valiosas, el quebracho colorado y el quebracho blanco,

han disminude drásticamente, quedandosólo relictos con posibilidades de e!

plotación económica,y además, el bosque bajo las actuales condiciones no se

regenera, haciendo dudoso el futuro forestal de 1a zona.A su vez los pastiza­

les naturales ya casi no existen, habiendo sido reemplazados por un matorral

de escaso valor tanto desde el punto de vista ganadero como forestal.

En consecuencia, la fisonomía preponderante en la vegetación ac­

tual es el fachinal o matorral espinoso, económicamente improductivo y re­

sultado directo del tipo de explotación a que ha estado sometida la cubierta

vegetal. Unahistoria similar fue admirablemente reconstruida por Morello

y Saravia (1959)con respecto a los bosques y pastizales del chaco salteño,

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y en lineas generales es aplicable al centro y sudoeste de Santiago del Este­

ro, con la circunstancia agravante de ser ésta una zona marginal, más lábil,;

cuyo equilibrio natural una vez roto, se desplaza aceleradamente hacia la de­

sertización.

Pero para un conocimiento profundo de la vegetación en sus aspeg

tos más dinámicos,el primer paso es caracterizar las distintas variantes de

la vegetación actual, o sea, establecer y delimitar las comunidades vegeta­

les existentes. Estas servirán comobase para la caracterización de los co­

rrespondientes ecosistemas o bioge‘cenosis,relacionando cada comunidadcon

las condiciones edáficas,topograficas y biótícas que la acompañan.Sin reco­

nocer las distintas unidades de vegetación existentes es imposible adquirir

una visión del efecto de los diferentes fenómenos del ambiente sobre ésta, ya

que la vegetación no es un conjunto homogéneo sino que está parcelada,divi­

dida en unidades con cierto grado de autonomía, que reflejan condiciones di­

ferentes del ambiente y responden de modo diverso a la acción conciente o

inconciente del hombre. Sóloposteriormente podrá intentarse establecer un

esquema causal que nos indique cuales son los factores Operativos decisivos

en la determinación de cada comunidad y que nos permita ligarlas entre si’

según su propia dinámica.

Es decir la secuencia es: caracterizar las comunidades,conocer

los factores que las determinan y esbozar el encadenamiento causal que las

relaciona. Entonces podrán extrapolarse los resultados no sólo hacia el pa­

sado reconstituyendo las condiciones primitivas de la vegetación, sino hacia

el futuro,permitiéndonos manejar realmente los recursos naturales. Existe

una cierta propensión a plantear directamente problemas de manejo y recu­

peración de vegetación natural sin el estudio fitosociológico previo, creyendo

que el uso indiscriminado de maquinaria para desmonte, o el recurrir a plan

taciones de forraj eras introducidas, o a la resiembra, o a cualquier otra

técnica, solucionará el problema práctico sin necesitar un fundamentoteóri­

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co previo. Como creemos que precisamente el camino apuesto es el correc­

to, se ha realizado el presente trabajo.

Ahora bien, la caracterización y delimitación de comunidades-tipo

y su clasificación puede hacerse de variadas maneras y aplicando metodolo­

gías y principios muy diferentes. Aunquepueda prevalecer cierta confusión

sobre si existe un único método justo de estudiar la vegetación,y sobre cúal

es este único método,nuestra actitud es considerar que todo método y toda

filosofia. subyacente, si está conceptualmente bien fundamentada,puede ser

aplicable, lo que implica automáticamente reconocer la validez del punto de

vista que confiere a los diferentes enfoques ecológicos sólo categoria gnoseg

lógica, es decir son eso: enfoques de una misma realidad que puede descri­

birse e interpretarse desde muchos ángulos diferentes; y por otra parte ad0p_

tamos un criterio pragmático,por cuanto creemos que la elección del enfoque

sólo se sustenta en consideraciones prácticas y circunstanciales, la conve­

niencia de seleccionar una metodología y su correspondiente fundamento teg

rico está restringida por ciertas condiciones.Por lo tanto, puede seleccio­

narse en principio cualquier método de estudio, teniendo presente solamente

que los atributos que se utilizarán para definir las comunidades se deberán

seleccionar de acuerdo con los propósitos perseguidos, la documentaciónya

existente y los medios de trabajo disponibles.

Los fines buscados están claros: sentar bases que permitan mane­

jar eficazmente la vegetación; la documentación botánica y ecológica existen

te, sin ser muy abundantenos permite saltearnos etapas ya realizadas; los

medios disponibles son modestos, exigen métodos de realización rápida y

económica. Se ha elegido para este estudio la metodología flori’stica de Zu­

rich; Montpellier o sistema de Braun Blanquet, hasta ahora poco utilizado en

Argentina,y se lo ha modificado según los métodos usados por Ellemberg

(1950) de establecer grupos ecológicos.

Según la experiencia europea, es un sistema que ha dado amplio

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resultado para estudiar vegetación profundamente afectada por el impacto hu­

mano, elaborada sobre una flora rica, en regiones con riqueza de ambientes

diferentes.A su vez permite una.caracterización de cemunidades más deta­

llada que los sistemas fis'onómicos de la escuela de Clements o de Tansley.

El trabajo de campo fue realizado por personal del Depto.de Cs.

Biológicas de la Facultad de Cs. Exactas y Naturales. Trabajaron en él, M.Mg

nasterio; L. Pizzini, y A.Okada, y resulta grato decir que sin su empeño y

entusiasmo este estudio no hubiera podido realizarse. Deboagradecer asi­

mismo los consejos y sugerencias del Dr. J. Morello, quien con su amplio

conocimiento del chaco, facilitó la resolución de muchos problemas. La.par­

te primera del trabajo de campo se efectuó en la Estancia El Salvador y a sus

propietarios, la familia Retondo, agradezco su exquisita gentileza y hospita­

lidad.

B. Estado actual del conocimiento de la vegetación de la zona.

La vegetación del chaco semiárido no ha sido estudiada hasta aho­

ra detalladamente en su conjunto; sin embargo, diferentes autores se han o­

cupado de alguno de sus aspectos, lo que hace posible tomarlos como punto

de partida de toda nueva investigación. Pero hagamos notar que aún hoy, vas

tas extensiones del chaco permanecen inexploradas, al menos botánicamen­

te, y que no se tendrá. una comprensión cabal de toda su vegetación mientras

no se reconozcan mucho mejor áreas claves en el proceso de origen y dife­

renciación de la flora chaqueña, como el chaco boliviano y paraguayo.

Sin contar las primeras descripciones existentes de los botánicos

que recorrieron el chaco durante el siglo pasado, donde se dan descripcio­

nes fisonómicas o listas flori'sticas, nos referiremos a los principales tra­

bajos que examinan con preferencia algún aspecto de la vegetación chaquefla.

El trabajo de Herzog (1900) describe sucintamente el chaco boliviano, al que

este autor denomina "formación de monte del gran chaco", estableciendo su

límite septentrional en la Sierra de Chiquitos, aunque algunos de sus elemeg

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tos, como Cogernicia, pasan esta serrani'a llegando hasta el Sur de los llanos

de Moxos. La lista flori’stica que da Herzog para el chaco boliviano en la Sie­

rra de Chiquitos, nos muestra cómo esta vegetación es muy similar en com­

posición al chaco de Salta y Formosa, sólo falta SchinOpsis, pero por la pre­

sencia de Bulnesia sarmientoi y de Aspidospermaiuebracho-blanco ( ó A.

triternatum?) vemos que se trata de un "palosantal", comunidad similar a 1a

que se encuentra en sitios bajos e inundables del Norte de Salta y Oeste de

Formosa. En el chaco boliviano esta formación alterna con la formación del

"pantanal': mucho más higrofi’tica, constituida en su mayor parte por elemen­

tos subtropicales,que ocupa suelos inundados durante un periodo prolongado

.del año. El trabajo de Herzog es útil entonces por contener algunas indicacig

nes sobre el limite norte del chaco, tan mal conocido y además para conocer

la composición del bosque Chaqueñoen Bolivia y sus relaciones ecológicas y

flori'sticas con las formaciones subtropicales.

Fiebrig (1933)da una visión 'general de las formaciones vegeta­

les del chaco paraguayo, con énfasis en la parte oriental húmeda más cono­

cida, cercana al rfo Paraguay; pero describe asimismo brevemente las for­

maciones del chaco occidental paraguayo o "chaco alto", es decir, la prolon­

gación en el vecino pai's de nuestro chaco. semiárido. Reconoce en la zona del

chaco alto dos formaciones de distinta fisonomía: los campos-parques y los

campos-espartillares. Los campos-parques están dominadospor Schinogsis

lorentzii y de la lista flori’stica que da este autor se desprende la similitud

de éstos con el bosque de quebracho de Salta y Formosa, aunque aquellos se

encuentran enriquecidos con numerosos elementos arbóreos característicos

de los bosques de transición hacia las selvas montanas occidentales: ¿5210­

Ïtím: Fagara,Calzcophzllum,Pterogvne,CM elementosa suvez comunes con las formaciones húmedas subtropicales orientales del Este

del ri'o Paraguay. Los campos-espartillares, sábanas dominadas por el es­

partillo Elionurus latiflora , alternan con el parque y el autor los asimila eco­

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lógica y morfológicainente, a los campos altos del Matto Grosso. Si bien no

se aclara si existe alguna relación genética entre estas dos formaciones, o

cuales son los factores ambientales responsables de la existencia de cada

una de ellas, el mayor interés de este trabajo es mostrarnos, por un lado,

las afinidades flori'sticas con nuestro chaco, tan estrechas que pueden con­

siderarse como integrantes de una misma comunidad;y por otro, la presen­

cia en esta zona mu)rpoco modificada por el hombre blanco de dos tipos de

vegetación diferentes: parque y campo limpio, tipos que.como veremos, ya

no se encuentran en nuestro pais.

Kanter (1936), realiza la monografía más completa que se tiene

hasta el momento del ambiente chaquefio en toda su extensión. Además del

valor intrínseco de la obra como geografia regional, da datos valiosos so­

bre flora y vegetación. El mapa que presenta con 1a distribución de algunas

especies características: palmeras, quebracho colorado, yuchán, no sólo

resulta útil para establecer los limites del gran chaco, sino también suges­

tivo para reflexionar sobre la historia de la flora chaqueña.

Pasemos ahora a considerar los estudios más recientes realizados

en nuestro pais.

Ragonese (1951), dedicó un estudio monográfico a la vegetación y

a la flora de las Salinas Grandes, reconociendo tres cinturones de vegetación

que rodean conce'ntricamente al desierto salina, a saber: la estepa de nanofa­

nerofitos suculentos o jumeal de Allenrolfea patagonica y Heterostacth ri­

tteriana; el matorral halófilo o cardonal de Cereus coryne, Geoffraea decor­

ticans y Maytenus vitis-ideae; y el quebrachal de Aspidosperma guebracho­

blancoI describiendo asimismo las fases de degradación de este último hacia

matorrales de distintas especies. En cada una de estas comunidades fisong

mico-flori'sticas realizó censos según el método de Zurich-Montpellierfpero

dichos censos no fueron utilizados para establecer asociaciones en el sentido

de esta escuela.

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Hueck (1953), describe y cartografia las comunidades vegetales

de la Provincia de Tucumán, de acuerdo a criterios fisonómico-flori'sticos.

Dentro de los bosques chaqueños considera tres comunidades: el bosque de

algarrobo, el de quebracho y el de tala-mistol. El bosque de algarrobo se

encuentra tanto fuera de la zona chaquefla, bajo clima árido,donde es mante­

nido por 1a humedad edáfica (Ver Morello-1958), como dentro del chaco en

Santiago y Catamarca,donde bordea suelos salinos, y en este caso pueden en­

trar en su composición ambos quebrachos. En el bosque de quebracho dis­

tingue tres variantes: el bosque normal, el de sequi'aextrema con Trithri­

nax campestris , y el de áreas montañosas con horco-quebracho y yuchán.

El bosque de tala-mistol es el más higrófilo de los tres tipos de bosques ch_a_

queños y está. caracterizado por estas dos especies,y además por el ceibo,

por Sapium haematospermum y Schinus molle. Bordea el bosque de quebra­

cho por el Oeste, pero en manchones discontinuos.

Hueck realizó también el mapa de vegetación de Salta y Jujuy (ho­

ja La Quiaca, escala 1:1.000.000, inédito), utilizando los mismos tres tipos

de bosques chaqueños. Varias observaciones pueden hacerse respecto a es­

tos trabajos, en primer lugar, es de hacer notar la falta de descripción y

caracterización precisa de cada una de las unidades mapeadas. Es inútil dar

detalles de la distribución de una comunidad en un mapa cuando ésta se en­

cuentra insuficientemente definiday caracterizada. Por otra parte el bosque

de algarrobo reune un conjunto de comunidades bien diferentes ecolo'gicamen

te, como pueden ser los algarrobales freatófitos de clima árido y los alga­

rrobales del chaco que, en muchos casos, son resultado de la destrucción

del quebracho! El bosque de quebracho a su vez está, como dijimos, vaga­

mente caracterizado; probablemente lo que Hueck denomina variante normal

sea el quebrachal flori'sticamente más rico de la zona norte del chaco semi­

árido, mientras que la variante de sequía sea el bosque de quebracho empo­

brecido, característico de la región meridional del chaco. Además creo que

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el bosque Chaqueñoserrano tiene diferencias tan significativas con el que­

brachal de llanura como para merecer un tipo aparte. Finalmente, el bos­

que de tala-mistol parece ser un quebrachal explotado en zonas de piede­

monte con humedad edáfica extra, es decir una variante menor del bosque

de quebracho de llanura de Salta y Tucumán.

Czajka y Vervoorst (1956), realizan distintos perfiles de vegeta­

ción que cruzan el Noroeste argentino, desde el chaco hasta 1a puna, donde

representan diferentes tipos fisonómicos. En el área chaquefla reconocen,

fuera de las unidades azonales, tres tipos fisonómicos: el bosque espinoso

o sabana espinosa, con sotobosque formado por Bromeliáceas y Cactáceas;

el algarrobal Chaqueño; y el bosque seco de quebracho o sabana seca. E1bos

que espinoso sería en parte climáxico, en la zona más seca del chaco, en par

te antrópico, producto de degradación del quebrachal. El algarrobal igual­

mente puede ser antrópico y derivado del quebrachal, o de origen edáfico, en

suelos con humedad extra. Estas unidades tienen un gran paralelismo con

las utilizadas por Hueck, sólo que estos autores consideran a1bosque de tala­

mistol como una variante edáfica del quebrachal y dividen los algarrobales

de Hueck en dos tipos diferentes. Estos dos enfoques fisonómico-flori'sticos

son de utilidad indudable como primer paso en 1a individualización de gran­

des unidades, pero no nos permiten ir muy lejos enla interpretación ecológi­

ca ni en el análisis de 1a dinámica de la vegetación.

Morello y Saravia (1959 a, 1959b), realizan el primer estudio de­

tallado de las comunidades vegetales del chaco semiárido y de las relaciones

entre vegetación primitiva, ganadería, explotación forestal y comunidades

actuales. Aunqueel trabajo fue realizado en el chaco saltefio, sus conclusio­

nes son válidas en líneas generales para todo el chaco semiárido. Las prin­

cipales conclusiones son realmente de gran significación para comprender

los agentes y sucesos decisivos en 1a historia reciente de la vegetación cha­

queña: la desaparición de los pastizales, 1a invasión de leñosas, el papel del

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fuego en ambos procesos, 1a acción del talado y del pastoreo sobre el bos­

que y la transformación de éste en comunidades secundarias. Puede criti­

carse este trabajo por las deficiencias metodológicas,principalmente en 1a

obtención de datos de campo y la realización de censos, lo que provoca en

ocasiones una generalización arriesgada, pero sin duda es el trabajo que ha

contribuido más al conocimiento de la vegetación chaquefia y de los agentes

que la condicionan.

Finalmente, citaremos el trabajo inédito de Sayago, "Esbozo fito­

geográfico y Ma de vegetación leñosa del norte de Córdoba", del cual sólo

conozco el resumen, Sayago (1963), y un mapa preliminar en escala 1: ­

250.000 realizado según el sistema fisonómico de Kuchler,donde se indican

además sobreimpresas, la presencia de especies características o raras. La

vegetación aparece dividida en cinco zonas de vegetación de llanura y tres pi­

sos de vegetación serrana. Mientras no aparezca el trabajo final, no será po­

sible apreciar los aciertos de este mapa, pero pueden aplicarse a él las con­

sideraciones válidas para todo el sistema de cartografiado fisonómico de

Kuchler, o sea, el ser útiles para un conocimiento general de la vegetación

de una región poco estudiada, pero presentar los inconvenientes de todo siste­

ma de descripción meramente fisonómico: ser inadecuado para una compren­

sión de la dinámica de 1a cubierta vegetal.

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II. -_ CARACTERIZACION DE LA REGION ESTUDIADA.

A. Localización geogáfica.

La zona cuya vegetación se estudió (Figura l a, b) se encuentra ub_i

cada en el centro-norte de la República Argentina, en las Provincias de San­

tiago del Estero y Catamarca, siendo sus limites el ri'o Salado en el Este has

ta la localidad de Pinto; las Sierras de Sumampay Ambargasta, y las Salinas

Grandes en el Sur y SudOeste; la Sierra del Alto o Ancasti en el Oeste;el li­

mite entre las Provincias de Santiago del Estero y Tucumán en el Oeste y

Nor Oeste, y el paralelo 27° latitud Sur en el Norte. Abarca una superficie

aproximada de 25. ooo km2.

No se ha recorrido toda la superficie comprendida dentro de los l_f

mites arriba indicados, pero en base al conocimiento exhaustivo de las comu

nidades vegetales de áreas caracteristicas reducidas y de reconocimiento ge­

nerales por el resto de la zona, y apoyándonosen consideraciones ecológicas,

tcpográficas, geomorfológicas y climáticas, pueden extrapolarse los datos re

cogidos a toda el área mencionada. No se tienen en cambio datos de campo

de la vegetación existente desde la margen izquierda del Salado hacia el Es­

te y Noreste, y no debe por consiguiente interpretarse este ri’ocomo límite

natural de ningún tipo de vegetación, sino sólo como frontera arbitraria de

la zona estudiada. Los otros límites en cambio pueden considerarse limites

naturales aproximados, más allá de los cuales las comunidades vegetales e­

xistentes difieren de las que habitan en la región considerada.

Fundamentalmente los grandes rasgos de la geografia fisica de la

zona podrian describirse separando dos tipos básicos de relieve: 1a llanura

y la sierra. La llanura no es sino el borde occidental de la gran llanura cha

quefia, con pendiente suavi'sima hacia el Sudeste que determina la dirección

de los dos ri’osprincipales que la cruzan, y altitudes sobre el nivel del mar

desde 100 hasta 300 metros. El ri'o Dulce, después de atravesar el amplio

valle que separa 1a Sierra de Guasayán de su prolongación hacia el Norte,

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tuerce su cauce hacia el Sudeste,y marca en este tramo el límite Oeste de la

llanura, pues su cauce se apoya sobre el piedemonte de la Sierra de Guasayán.

Bordeandola llanura existen tres zonas serranas pertenecientes a1sistema

de sierras pampeanas. La más importante por su extensión y altitud es la

Sierra de Ancasti, cordón longitudinal que separa la región considerada del

valle de Catamarca. Sus cumbres se elevan hasta 1. 800 mts. Al Este de la

Sierra de Ancasti, se extiende otro cordón longitudinal, mucho menos exten­

so y más bajo, la Sierra de Guasayán, cuyas cotas más elevadas no pasan

los 800 mts. Ambas sierras son montañas de falla, pero las fallas principa­

les en ambos sistemas están situadas en bordes opuestos, al Oeste del Alto

y al Este de Guasayán, de modo que las pendientes suaves de ambos siste­

mas serranos se enfrentan conformando un amplio valle longitudinal inter-mg

dio, con caracteristicas de bolsón. Por el eje de este bolsón pasa 1a li'nea fg

rrea que une Córdoba con Tucumán, que sirve asimismo de límite interpro­

vincial entre Catamarca y Santiago del Estero.

El faldeo Este de Guasayán se prolonga en las pequeñas elevacio­

nes de Ichagóny Los Cerrillos,terminando como ya hemos dicho sobre el

valle del ri'o Dulce. El tercer sistema serrano a que hemos hecho referen­

cia está constituido por las Sierras de Sumampay Ambargasta, que consti­

tuyen la prolongación más septentrional del sistema de sierras de Córdoba,

siendo en efecto la prolongación bifurcada de la Sierra del Norte o de San Pe­

dro. También estas sierras se prolongan en faldeos suaves hacia el Este hag

ta terminar en los varios cauces del ri'o Dulce.

Comoproducto de estos accidentes del relieve pueden reconocer­

se los siguientes ambientes geográficos dentro de esta región: los valles an­

chos y chatos de los ri'os Dulce, Saladillo y Salado; la zona mesopotámica,li­

geramente más elevada que separa estos cursos de agua; la Sierra de Guasa­

yan, su piedemonte oriental, y sus prolongaciones hacia el Norte y el Sur;el

bolsón alargado entre esta sierra y 1a de Ancasti; la Sierra de Ancasti y su

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(14

p iedemonte; la depresión ocupada por las Salinas Grandes;las Sierras de Su­

mampa y Ambargasta y sus piedemontes hacia el Oeste y Noreste. Los perfi­

les topográficos de las Figuras 2a,b, c, nos muestran las condiciones gene­

rales de pendiente, extensión y localización de cada una de estas unidades

geográficas. En este trabajo no se estudiará en detalle la vegetación de los

faldeos serranos, pero sf la de piedemontes y bolsones. Tampoco se consi­

derará la vegetación de los valles anegadizos de los ríos Salado y Dulce, ni

la de las Salinas, pero sf se analizarán las comunidades de la región mesopo­

támica más elevada. La razón para esta elección es simple: los faldeos se­

rranos tienen comunidades totalmente diferentes de las de la zona ondulada

donde afin se siente la influencia topográfica de éstas, pero sin aflorar el ba­

samento cristalino; y los terrenos bajos, inundables durante las grandes cre­

cidas, con suelos pesados y generalmente salinos, tienen vegetación también

característica, con mucho de común con la de las Salinas, diferente de la de

los suelos zonales de la región mesopotámica. Esta en cambio, es esencial­

mente similar a la pre-serrana. De modo que, en resumen, a pesar del gran

número de ambientes geográficos diferentes, los tipos fundamentales de ve­

getación son tres: serrano, de piedemonte y llanura no inundable, y de sue­

los anegadizos, de los cuales estudiaremos sólo el segundo.

B. Geologia y geomorfologi’a.

Geolo'gicamentepodemos considerar las siguientes unidades: el

basamento cristalino, grani'tico o metamórfico, que aflora sólo en los cordo­

nes montafiosos; los estratos sedimentarios del llamado "terciario subandino"

que forman franjas paralelas al relieve localizadas en los bordes de los ma­

cizos cristalinos; y los sedimentos cuartarios y recientes que cubren la gran

mayoría del relieve llano. Del trabajo de Beder (1928) se ha reproducido el

perfil geológico de la Figura 3.

El substrato geológicotiene importancia directa o indirecta, a tra­

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(16

vés del proceso pedogenetico, sobre la vegetación que lo cubre. Asi’cada vez

que aflora el basamento cristalino cambia radicalmente la naturaleza del bo_s_

que, siendo reemplazado el quebrachal semiárido por el bosque chaquefio se­

rrano. Los sedimentos terciarios ricos en yeso influyen poderosamente en

el ambiente superficial, no directamente sobre el tipo de comunidad que los

cubre, sino sobre el grado de erosión del suelo y de recuperación natural de

la vegetación cuando se rompe el equilibrio natural. Es asf como se observa

que los terrenos con afloramientos yesosos son los más lábiles, más facil­

mente erosionables y más difíciles de recuperar de toda la zona pre-serrana.

En cuanto a los sedimentos cuartarios, podemos dividirlos en dos

grandes grupos: los pleistocenos y los recientes. Aquellos, de tipo fluvio­

lacustre o loessico, presentan un material original sobre el cual se desa­

rrollan suelos permeables, muy favorables para la infiltración y almacena­

miento de agua. Los sedimentos recientes en cambio, de origen fluvial, pue­

den ser arenosos y permeables en el curso superior de los ri’os,pero apenas

estos salen a la llanura y pierden bruscamente pendiente, depositan sedimen

tos finos, arcillosos, a veces con muchas sales, que son la base de los sue­

los pesados del curso inferior del Dulce, Saladillo y del Salado. También en

este caso el tipo de sedimentos, y el sueldo que es consecuencia, influye de

cisivamente sobre la comunidad vegetal que lo habita, pues según sea un ca­

so u otro tendremos el bosque de quebracho de margen de ri’oy sus comuni­

dades derivadas, o las asociaciones de vinal, cordón, jume y otras halofitas.

Si pasamos ahora a las características fisiográficas de tercer or­

den que se desarrollan en cada tipo de relieve, veremos como en la región

interserrana y preserrana de piedemonte y de bolsón, 1atopografía es ondu­

lada formando un relieve de colinas suaves y redondeadas, con diferencias

de altitud máximas entre sus cimas y sus fondos del orden de los 20 o 30mts.

En la región mesopotámica entre el Salado y el curso principal del Dulce, el

relieve también es suavemente ondulado, mientras que en la isla que queda

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(.16

entre el Saladillo y el Dulce se encuentra un relieve totalmente plano, con di­

ferencias de cota que no pasan de un par de metros. Veremos luego como es­

tas pequeñas diferencias topográficas se traducen en la vegetación determi­

nando variaciones entre las comunidades de diferentes situaciones topográ­

ficas, variación que se hace más evidente en zonas extremas como los sue­

los salinos de 1a región llana recién mencionada, donde basta una diferencia

de nivel de un metro para que existan comunidades totalmente diferentes.

C. Suelos.

En el trabajo más reciente y completo sobre los suelos de Argen­

tina, realizado por Cappannini y Domínguez {1959), se consideran los suelos

zonales de la región estudiada como suelos Eedocálcicos rojizos. Son suelos

propios de regiones de lavado reducido, en clima cálido. Sus características

definitorias más importantes son: poseer acumulaciones calcáreas o yesosas

en el perfil, localizadas más bien en profundidad; reacción neutra a mediana

mente alcalina, y ausencia de sales solubles. Segúnla sexta aproximación

americana perteneceri’an al orden 7, de lavado moderado, con horizonte E

textural.

Según Kusnezov (1960), los suelos zonales en el chaco semiárido

santiagueño se han formado sobre limos loessicos amarillentos, y se carac­

terizan por un horizontei de color pardo, de 20-25 cms. , que pasa muy len­

tamente al ¿3_ de color pardo claro, y por fin a pardo amarillento a los 65­

70 cms. Los carbonatos empiezan a partir de los 70-80 cms.Para esta auto­

ra, que sigue las modernas clasificaciones rusas, los suelos desarrollados

bajo este tipo de bosque en clima subtropical semiárido, se denominan sue­

los "marrones", y se diferencian de los suelos castaños por desarrollarse

éstos bajo vegetación herbácea y aquellos en cambio en ambiente forestal, lo

que se traduce en una mayor profundidad de deposición de carbonatos y un

menor contenido en materia orgánica.

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(17

Los pocos análisis de campo que realizamos en suelos forestales

no degradados se ajustan a estas caracteristicas,ya que en ningúncaso se

encontró presencia de carbonatos en los primeros 30 cms; el pH débilmen­

te ácido en superficie, se neutraliza a los 15-20 cms. y luego se alcaliniza

levemente.

D. Clima.

Siguiendoel sistema de clasificación climática de Koeppen,la re­

giónconsideradase encuentra incluidaen el tipom, es decir de clima

seco semiárido subtropical. Sus caracteristicas principales son: 1) Preci­

pitaciones anuales escasas de 400-500 mm. , en promedio; 2) Grandes ex­

tremos de variación de las precipitaciones en un mismo lugar en distintos

años, asi’por ejemplo la localidad de Recreo presenta extremos de 170 y

825 mm; 3) Notables diferencias en las precipitaciones en un mismo ano en­

tre estaciones cercanas, hay por ejemplo diferencias de 150mm. , entre lo­

calidades situadas a 25 km. de distancia y sin ningún obstáculo intermedio;

4) El año está dividido netamente en dos estaciones casi de igual duración,

una seca,pra’cticamente sin lluvias, el invierno, y la otra relativamente llu

viosa, el verano; 5) La humedad relativa es constantemente baja; 6) La eva­

poración potencial es siempre mayor que la precipitación, siendo la evapo­

ración potencial anual promedio del 1. 050 a 1. 100 mm. (Según Burgos y Vi­

dal, 1951); 7) Existen netas diferencias de temperatura entre el invierno

frio y el verano cálido; 8) El periodo de heladas dura dos meses, de media­

dos de Junio a mediados de Agosto; 9) Las lluvias de verano tienen muchas

veces caracter torrencial, siendo frecuentes las precipitaciones de 50y aun

de 100 mm. en un solo dia.

En resumen, podemos decir que se manifiestan dos tendencias cli­

máticas fundamentales: una de sabanización, otra de continentalización. El

régimen climático en su significado directo para la vegetación puede visuali­

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(18

zarse mejor mediante gráficos que representen la marcha anual de las varia

bles climáticas más significativas. El diagrama ombroJérmico de Bagnouls

y Gaussen (1953)representa por ejemplo, temperaturas medias mensuales y

precipitaciones mensuales, usando una escala doble para las primeras. El

diagrama nos indica claramente entonces, la distribución, duración e intens_i

dad de los periodos de sequía. La Figura 4, es un diagrama de este tipo, tf­

pico para 1a zona considerada, ya que indica las condiciones idealizadas, abs­

trai'das de diagramas realizados para diferentes estaciones meteorológicas.

Vemos que si definimos como mes seco, aquel en que la precipitación men­

sual en milímetros es inferior al doble de la temperatura media mensual en

grandos centígrados, tenemos seis meses secos. lo que se ajusta bastante a

1a realidad. El diagrama de balance hi’drico de Thornthwaite (Figura 5) cons­

trude según las fórmulas dadas en Burgos y Vidal (1951), también nos mues­

tra como durante todo el año la evapotranspiración potencial es superior a la

precipitación, dandopor consiguiente como resultado una constante deficien­

cia de humedad.

Estas características de clima semiárido con lluvias torrenciales

concentradas en la estación cálida, hace que las condiciones de infiltración

del agua en el suelo tengan importancia crucial para el destino del agua de

lluvia, pues toda condición que disminuya la permeabilidad del horizonte su­

perior del suelo, aumentará enormemente el escurrimiento superficial,pro­

vocando en poco tiempo un grado considerable de erosión hídrica. De aqui’la

gran importancia que tiene en estos bosques el tapiz forestal de hojarasca

que mantiene permeable al horizonte A, frenando la acción compactadora

de las gotas de lluvia y' favoreciendo la infiltración del agua.

E. Economia.

Separemos en primer lugar las reducidas zonas con irrigación, li

mitadas a las márgenes del Dulce y el Salado, con su economía agrícola ce­

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realera, hortícola, fruti’cola o algodonera, del resto de 1a región con econo­

mia fundamentalmente ganadera y/o forestal.

En esta última 1a agricultura de secano tiene extensión e importa_n

cia limitada; constreñida a cultivos de verano, de ciclo corto, asume dos as

pectos diferentes: por un lado, la pequeña agricultura de subsistencia, sobre­

todo de maíz y unas pocas verduras de consumo familiar; por el otro, redu­

cidas extensiones de cultivos forrajeros, principalmente de sorgos.

Pasemos ahora a la ganadería y a la explotación forestal, que cong

tituyen las dos actividades básicas en la-vida económica de la región. En la

primera pueden distinguirse también dos modalidades bien diferentes. Por

una parte, la ganadería vacuna que está en manos de los estancieros, propig

tarios de la tierra y del ganado. Las estancias, cuya extensión se mide en

miles de hectáreas están explotadas en forma extensiva y poco tecnificada.

El ganado, en general rústico, recorre largos caminos en procura de pastos

o de aguadas. Las mejoras son escasas, faltan alambrados, bebederos, etc. ,

y pra'cticamente no existe manejo del campo. En verano puede haber exceso

de forraje, pero durante la larga estación seca, y principalmente en los últi­

mos meses de ésta, sólo existen pastos secos, impalatables, de modo que el

animal pasa por un periodo critico en su alimentación.

El número de cabezas vacunas en toda la Provincia de Santiago del

Estero ha oscilado en los últimos 75 años entre 580. 000 y 680.000; las dos

terceras partes de ganado criollo, repartidas fundamentalmente en el Sur y

Centro de la Provincia. Esta cifra nos indica que Santiago fue' a fines del si­

glo pasado 1amás importante de las Provincias ganaderas de la zona semi­

árida argentina, pero mientras que en otras provincias como el Chaco,Salta,

San Luis o La Pampa, esta actividad progresó hasta las primeras décadas de

este siglo, Santiago ha quedadopracticamente estancada. Catamarca, por

otra parte tiene un número de vacunos mucho menor, del orden de 150.000

en toda 1a Provincia, el 90%de ganado criollo.

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El otro tipo de ganaderia está representado por la cria de capri­

nos, y tiene una significación económica muy diferente; está en manos de

puesteros o encargados, para los cuales representa la principal fuente de

ingresos en todo el ano. Cada puesto tiene su majada, de alrededor de un '

centenar de animales que vagabundea diariamente por la vecindad, tocando­

se las áreas de las majadas vecinas, de modo que todo el territorio está ex­

puesto en mayor o menor grado a la presión del ramoneo.

La explotaciónforestal se hace tanto en tierras particulares co­

mo en lotes fiscales. Actualmente en esta zona del Sudoeste y Centro de San

tiago del Estero y Este de Catamarca, no existen aserraderos de importan­

cia por el estado deplorable de las masas forestales. Sólo los bosques cha­

queños serranos son explotados para madera. En cambio 1a fabricación de

carbón es intensiva y las baterias de hornos o carboneras, jalonan con su

presencia las etapas más degradadas de la vegetación leflosa. Mientras que

los aserraderos o las concesiones de lotes fiscales y particulares están en

manos de capitalistas madereros, los carboneros son el equivalente forestal

de los criadores de cabras, sin capital, sin medios, sólo constituyen otra

modalidad de economia de subsistencia.

En resumen, en 1a zona chaqueña semiárida no irrigada del Cen­

tro y Sudoeste de Santiago del Estero y Este de Catamarca, se muestran ola

ramente, tanto en su agricultura, como en la ganaderia o en la explotación

del bosque, dos economías superpuestas: una en manos de los propietarios

de la tierra o de capitalistas madereros, que concentra la gran mayoría del

valor de la producción; la o'tra casi de subsistencia, permite vegetar al res­

to de la población. Diri'amos que esta segunda es una economía residual, al

margen de la otra, o más bien subproducto de ella. Es sin duda la que más

seriamente degrada el ambiente, pero seri’a absurdo intentar extirpar este

apéndice sin curar el agente causal de esta dualidad económica, social y hum_a

na.

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De este panorama esquematizado diremos como conclusión que

en esta región se enriquecen todavía los pocos propietarios de la tierra y.

los concesionarios madereros, mientras que sólo vegetan en mi'seras con­

diciones de subsistencia el grueso de sus habitantes.

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HI. UBICACION DE LA VEGETACION ESTUDIADA DENTRO DEL

CUADRO GENERAL DE LA VEGETACION ARGENTINA.

A. Esquemas fitogeográficos existentes.

Las grandes regiones flori'sticas de nuestro pai’sfueron delinea­

das por Cabrera en su "Esquema Fitogeográfico de la República Argentina".

En ese trabajo se reconocen unidades de distinto nivel jerárquico que resul­

tan fundamentales para comprender el proceso de integración flori’stica de

la vegetación argentina. El Dominio Chagueño alli’definido y delimitado re­

presenta sin duda el resultado de un proceso histórico que condujo al mode­

lado de un linaje flori'stico.

Dado que un linaje flori'stico es el resultado actual de los aconteci­

mientos que han actuado sobre una determinada flora a lo largo de su histo­

ria, su definición precisa implicaría conocer su génesis, edad y desarrollo,

asi' como los factores ambientales climático-geológicos que lo modelaron.

Con nuestros conocimientos actuales no estamos en condiciones de cumplir

la mayor parte de estos requisitos, pero podemos intentar dar una primera

aproximación y considerar como linaje flori’stico Chaqueñoa aquel conjunto

de especies que se originó a partir de la flora neotropical terciaria, en el

Sur del cinturón tropical sudamericano, como respuesta a tendencias climé

ticas de sabanización creciente. (Para aclarar el concepto de sabanización,

ver Dansereau, 1957). Esta definición nos indica conjuntamente la geoflora

que le dió origen, el lapso geológico aproximado de su aparición y diferen­

_ciación, y el principal proceso climático-ambiental que la modeló.

A1Norte del cinturón selvático neotropical, también se diferenció

una flora peculiar como respuesta a condiciones de sabanización, pero ca­

racteristicas geográficas diferenciales entre los trópicos del Norte y del Sur

de Sudamérica, conjuntamente con el largo aislamiento evolutivo de las dos

floras, ha hecho que pocos elementos sean comunes al linaje florfstico cha­

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queñoy al linaje flori'stico sabánico de la zona septentrional de este continen­

te.

Parece conveniente recalcar que un linaje flori'stico no puede ser

caracterizado por un cierto género, sin considerar simultáneamente la his­

toria evolutiva de este género. Asi' Prosgpis es en América un género cuyo

mayor número de especies pertenecen al linaje flori'stico chaqueño,pero tiene

también especies que le son extrañas como P. juliflora. Una especie en cam

bio, por ser de origen monotópico, es siempre producto de cierto linaje flo­

rfstico, aunqueposteriormente pueda extender su área geográfica hasta terri­

torios muy alejados del centro de origen de su linaje.

Las unidades en los estudios flori’stico-históricos son, entonces,

grupos de especies resultantes de un modelado histórico común que ha actua­

do sobre una cierta flora original. Ahora bien, en cualquier territorio geo­

gráfico pueden coexistir diferentes linajes florísticos, ya sea por coloniza­

ciones sucesivas de elementos de origen diverso o por diferente velocidad evg

lutiva de especies de un mismo linaje, y en consecuencia, resulta totalmente

arbitrario intentar adjudicar a cada linaje flori'stico un área definida de la su­

perficie terrestre. Por ejemplo, es bien conocida la heterogeneidad, en cuan­

to a los elementos que constituyen su flora, de la vegetación pampeana, inte­

grada por lo menos por tres linajes florfsticos diferentes, uno austro-bras_i

lefio, otro Chaqueñoy otro andino. El colocar la pampa entonces como pro­

vincia fitogeográfica del dominio chaqueno, puede obscurecer el hecho del ori­

gen mixto de su flora, razón por lo cual resulta más eficaz considerar cada

unidad regional como integrada por uno o más linajes flori’sticos pero no como

perteneciente a un determinado territorio flori’stico.

Es decir los elementos flori’sticos constituyentes de un linaje son

especies que por su unidad de origen y de condiciones ambientales generales

en que se desarrolló su historia evolutiva durante un lapso de tiempo medido

en escala geológica, traducen con su presencia en un cierto territorio geográ­

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fico, información valiosa de caracter histórico, pero salvo. casos excepcio­

nales de territorios con flora muy uniforme, como podri’anser pequeñas is­

las aisladas durante gran parte de su historia geológica, ningúnterritorio

fisico podrá caracterizarse por la presencia de un único linaje flori'stico, de

modo que resulta inadecuado dividir la superficie terrestre en zonas flori’s­

ticas. Es por el contrario convenientecaracterizar los diferentes linajes,

catalogando los elementos que los integran y describiendo las condiciones

de su modelado histórico, e interpretar luego la flora de cada región del pla

neta como encuentro y superposición de diferentes linajes.

Si seguimos esta li'nea de pensamiento, podremos ver con mayor

claridad como el linaje flori'stico chaqueño se extiende por el dominio cha­

queño definido por Cabrera, es elemento fundamental en 1aflora de la pro­

vincia fitogeográfica chaquefla, y participa junto a otras líneas flori’sticas

en 1a integración de la flora de todas las provincias fitogeográficas pericha­

queñas, ya sea en la del monte, la del espinal o la subtropical, extendiéndose

incluso hasta la pampa o las sabanas austrobrasileflas.

En cada territorio la flora actual es resultado del encuentro de dis

tintos elementos flori'sticos. Asi’el bosque serrano de Piptadenia macrocarpa

y SchinOpsishaenkeana contiene elementos flori’sticos de las selvas subtro­

picales y del chaco; la vegetación de los faldeos áridos de las sierras pam­

peanas, ubicada por Morello en la provincia fitogeográfica del Monte, con­

tiene elementos andinos y chaquenos; los bosques de Schinogis balansae de

la Provincia de Santa Fe, presentan una conjunción de elementos chaqueños y

austrobrasileños.

De lo dicho se desprende que, establecer límites gográficos so­

bre la base de elementos flori’sticos, es más o menos convencional, lo que

no significa desconocer su utilidad como primera aproximación en 1a delimi­

tación de territorios cuya flora se labró bajo procesos ambientales comunes.

Pero si se desearan demarcar con exactitud los límites entre regiones flo­

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rfsticas nos encontrarfamos abocados a un irresoluble pseudoproblema.Vol­

viendo entonces al dominio chaqueño, repito que lo interpretaremos como el

área total en que se extienden en Argentina los elementos flori’sticos consti­

tuyentes del linaje Chaqueño.

La caracterización de unidades flori’sticas menores dentro del do­

minio chaquefio, constituye también un problema complejo. La división en

provincias fitogeográficas caracterizadas por el área de distribución de de­

terminadas especies, resulta no sólo arbitraria, sino también poco relevante.

La provincia del Monte, por ejemplo, es como hemos dicho área de conjun­

ción de lloras andinas y chaqueñas, y la lista de sus endemismos es hetero­

génea en cuanto a su origen. Sin duda los elementos chaqueflos de la provin­

cia del Monte son especies que han surgido como respuesta a condiciones cli­

máticas de sabanización extrema, es decir, de semidesertización y continen­

talización en una latitud subtropical. 0 sea que la tendencia climática básica,

no difiere de la.del chaco "sensu stricto" sino que es similar pero más acen­

tuada. Tratar de definir el Montepor sus endemismos, tropieza con la difi­

cultad básica de que no existe ningún endemismo, de cualquier origen que sea,

que se extienda por todo el territorio adjudicado a esta provincia fitogeográ­

fica, y esto sin considerar la acción perturbadora del hombre que puede mo­

dificar el área original de distribución de las especies.

Estas consideraciones bastan para indicarnos lo fútil que resulta

establecer unidades geográficas muy elaboradas con una base exclusivamen­

te florfstica. Podríamos adoptar también el criterio de considerar el Monte

como intersección de dos corrientes flori’sticas, pero esto no nos ayudaría

mucho para comprender los problemas que presenta la vegetación de este

territorÍO.

Lo dicho para el Monte vale con más razón aún para la provincia

del Espinal, que carece en grado superior al Monte de homogeneidad florfs­

tica. De modo que la división del dominio Chaqueñoen provincias según el

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esquema de Cabrera, no sólo es problemático por la falta de un núcleo im­

portante de especies que se limiten a cada una de las divisiones así estable­

cidas, sino que además las provincias definidas carecen de unidad incluso

desde el punto de vista histórico-flori'stico.

En base a estas consideraciones, creo que resulta más convenien­

te, no elaborar demasiados esquemas fitogeográficos meramente flori’sticos

y utilizar en cambio como unidades menores dentro de cada dominio florfsti­

co, unidades de vegetación o de vegetación y ambiente que tengan mayor sig­

nificado ecológico.

B. Ensayo de caracterización en pequeña escala de la vegetación chagena.

La provincia fitogeográfica chaqueña tiene según estas considera­

ciones poco sentido como unidad flori'stica. Cabrera en su esquema reco­

noce esta unidad por "el predominio de SchinOpsisy Aspidosperma", criterio

que para delimitar una unidad flori'stica de la magnitud del chaco, parece tan

convencionalo tan aceptable como cualquier otro. En este trabajo preferire­

mos hacer una sepración que refleje las condiciones ecológicas peculiares de

la vegetación en cada región, y con este objeto recurriremos en primer lugar

aun criterio fisonómico, estableciendo dentro del dominio chaqueño una pri­

mera división entre regiones con vegetación exclusivamente herbácea, de tipo

estépico, y las restantes regiones con vegetación de bosque, parque, sabana

con árboles o matorral. De este modo separamos del resto del dominio cha­

queño, la estepa pampeana y las estepas serranas de los faldeos elevados y

"pampas" de altura.

Esta separación fisonómica, tiene asimismo, además de un sentido

ecológico, un significado flori’stico, por ser ambas regiones muy afines en

este aspecto, siendo las zonas del dominio chaqueño en que el elemento flo ­

ral andino alcanza su máxima importancia. Los pastizales de altura de las

sierras de Aconquija, Ambato, Ancasti, Córdoba y San Luis presentan una

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(27 l

afinidad flori'stica tan estrecha con las estepas de llanura del sur de Córdoba

o del Oeste de Buenos Aires que hace surgir la idea expresada en la literatu­

ra de que "la pampa es un chaco sin árboles". Pero en este caso, lo fundameli

tal del elemento flori'stico común no es Chaqueño, sino andino, por lo que pa­

rece más correcto decir que "la pampa es un pastizal serrano en la llanura",

al menos en su porción occidental.

Para el resto del dominio chaquefloresulta dificil seguir empleando

criterios fisonómicos para separar unidades ecológicas interesantes, a una

escala intermedia entre el dominioy las comunidades vegetales locales,por

la prolongada alteración fisonómica que ha impreso el hombre. Desde el pug

to de vista flori’stico, sólo valdría 1apena señalar que, la flora chaqueña casi

libre de elementos extraños en el centro de su área, se mezcla hacia ambos

bordes con elementos distintos: andinos en el Oeste y Sur, y austrobrasile­

nos en el Norte y Este.

Por otra parte es útil considerar el gradiente de humedad que atra­

viesa el chaco de Este a Oeste, originando comunidades de muy diferente sig­

nificado ecológico en su borde oriental húmedo y en su margen occidental se­

midesértico. Este gradiente de humedad tiene dos segmentos de gran signi­

ficación como limites ecológicos y económicos de importancia trascendental

a saber: los que separan la zona agronomicamente húmeda de la semiárida y

ésta de la árida. Estos lfmites agronómicos, considerados aqui’no como li’neas

sobre un mapa, sino como franjas de espesor y localización variable de año a

año, se puedenutilizar para separar tres grandes zonas bioclimáticas en el

chaco: una oriental húmeda, una central semiárida y otra occidental árida.

Puede parecer incoherente utilizar un criterio agronómicopara es­

tablecer limites de vegetación natural, pero en la escala que consideramos y

para el objetivo que perseguimos, este criterio, convencional como cualquier

otro, nos es útil y significativo. Es más útil que un criterio climático, como

podrían ser los limites entre zonas húmedas, áridas y semiáridas estableci­

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das por el sistema de Koeppeno de Thorthwaite, porque estos limites tam­

poco coinciden con límites ecológicos en la vegetación natural, y son mucho

menos significativos para la finalidad perseguida y en la escala considerada

que los criterios agronómicos.

El limite de cosechas anuales garantizadas, de agricultura de se­

cano de éxito dudoso y de imposibilidad de cultivos, influirán poderosamente

sobre la actividad económica del hombre en cada región, y esta actividad in­

fluirá a su vez, sobre lo que el hombre pretenda obtener de la vegetación na­

tural y será por consiguiente uno de los factores decisivos para establecer

su acción directa o indirecta sobre ella.

Son estos los motivos por los que preferimos dividir el área cha­

quefia según criterios de aridez basados en la posibilidad de cultivo de ce­

reales. Cuando se conozcan con mayor detalle las comunidades vegetales de

todo el territorio Chaqueño, será posible tener un cuadro completo de su ve­

getación sin necesidad de recurrir a criterios de separación extraños a la

vegetación misma.

Estos limites agronómicos no coinciden con los límites estableci­

dos por los fitogeógrafos para sus unidades, ya sean establecidas con base

flori'stica o fisonómica. Tienen además sobre éstos la ventaja de ser de de­

terminación sencilla, mientras que los limites entre los distritos florfsticos,

fuera de la zona de relieve montañoso, y por consiguiente de transiciones ta­

jantes, son tan difusos que dejan amplias áreas ecotonales sin ubicación.

Veánse, por ejemplo, los ecotonos entre las provincias fitogeográficas del

Monte, Chaco y Espinal en Morello (1958), donde un mapa indica que la zona

de transición entre estas tres unidades abarca una superficie cercana a la

mitad de la superficie total del Monte.

Limitándonos ahora a nuestro objetivo particular de esbozar en sus

grandes lineamientos la vegetación de la región chaqueña semiárida y árida,

veremos como pueden establecerse dentro de ella unidades menores. No hay

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estudios que consideren con detalle la vegetación del chaco semiárido y ári­

do en su conjunto,de modo que basándonos en la bibliografía existente y en

el conocimientodirecto de la zona, trataremos de caracterizar algunas uni­

dades de significación ecológica evidente.

Sobre el margen oriental de la zona semiárida chaqueña.existen

dos tipos básicos de comunidades: los bosques y las sabanas. Los primeros

son los quebrachales de Schinopsis balansae; Schinopsis lorentzii, y Aspidos­

perma giebracho-blanco; las sabanas, con árboles aislados están dominadas

por Elionurus . Ambos tipos de vegetación han sido estudiados por Ragonese

y Covas (1940) y por Ragonese (1941).

Más hacia el Oeste, bien dentro de la zona semiárida, en la pro­

vincia de Santiago del Estero, desaparece SchinOpsisbalansae, y el tipo de

vegetación predominante es el bosque de Schinopsis lorentzii y Agidosperma

Eebracho-blanco , o quebrachal semiárido, bosque al que se le ha atribui’do

el caracter de climax en la zona. Sin entrar a discutir el muy debatido con­

cepto de clímax y su aplicabilidad al quebrachal semiárido, diremos que es­

ta comunidad se extendió primitivamente, antes que la persecución del hom­

bre redujera drásticamente su extensión, desde el chaco boliviano y paragua­

yo hasta el Norte de la Provincia de Córdoba, alcanzando en su extremo Sud­

Oeste la proximidad de las Salinas Grandes y el pie de la Sierra del Alto.

En el quebrachal semiárido se distinguen dos variantes que difie­

ren en la composiciónflori'stica de sus estratos inferiores. La primera de

ellas más rica en especies, abarca el área septentrional, más lluviosa y cá­

lida, del chaco semiárido, y podría denominarse giebrachal semiárido salteño.

Su límite meridional cruza el centro de la Provincia de Santiago del Estero a

la altura aproximada del parelelo 27°. El otro tipo de quebrachal semiárido,

que llamaremos santiaggeño , alcanza su máxima expansión en el centro y ­

SudOeste de esta Provincia. Aquí el clima es más seco y más fri’oen invier­

no, aunque fundamentalmente similar en su régimen al que prevalece en el

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quebrachal salteño. La siguiente lista de especies reúne algunas de las que

pueden ser utilizadas para diferenciar ambos tipos de bosque, ya que sólo

se encuentran presentes en el chaco salteño: Caesalpinia paraguariensis,

Achatocarpus praecox, Capparis retusa, C.tweediana, C. salicifolia, Ru­

prechtia triflora, R. apetala, Bulnesia bonariensis, B.foliosa, Bouganvilleae

campanulata, B. praecox, B. infesta, Chorisia ins1g3is, Pereskla sacharosa,

Quabentia pflanzii, Acantosyris falcata , todas estas leñosas, asi' como nume­

rosas herbáceas y enredaderas como Ruellia, Arrabidaea, etc.­

Ambos tipos de bosque son típicos y exclusivos de la llanura cha­

queña, el resto de ésta, estuvo ocupada por sabanas limpias o arboladas, hoy

practicamente desaparecidas, y por comunidades edáficas de suelos tempora­

riamente inundadas: palmares de Copernicia alba; bosques de Bulnesia sar­

mientoi (palosantales) 'en el norte del chaco salteño; vinalares y jumeales en

las depresiones de suelos pesados o salinos, etc.

Acercándonos a las Salinas Grandes, desaparece Schin0psis lorent­

Li, disminuyen las precipitaciones, aumentandoel número de meses secos,

y se continentaliza más el clima. La vegetación adquiere un caracter distin­

to, constituyendo otra comunidad de distinta fisonomía y composición, que

podria designarse como bosque bajo, abierto y espinoso (thorn forest). Ro­

dea este bosque al desierto salino, y se extiende hacia el sur y el oeste por

los Llanos de La Rioja, valle de Catamarca, alcanzando su limite meridional

en el centro de las Provincias de San Luis y Mendoza. Como hemos dicho, ha

sido considerado hasta ahora como un ecotono entre el chaco semiárido y el

monte, que comienza más al Oeste, pero por la gran extensión que ocupa, asi’

como por poseer caracteres ecológicos propios, es mejor considerarlo como

una comunidadpeculiar y caracteristica, que por encontrarse dentro de la zo­

na agronómicamente árida podríamos denominar quebrachal árido.

La falta de barreras geográficas que 1a separen del semidesierto

del monto, fuera de las cadenas montañosas que constituyen barreras climá­

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ticas netas; asf como la degradación ant ropogénica que ha padecido con la

consiguiente aridización ambiental, hace que haya sido sumamente variable

para diferentes autores la ubicación precisa de esta región dentro de sus

respectivos esquemas fitogeográficos (Ver en Morello, 1958), las variacig

nes en los límites de monte y chaco según distintos autores).

Pasando ahora a la zona montañosa, vemos que en los faldeos de

las sierras que bordean a1bosque chaqueño semiárido por el Oeste. asi’co­

mo en las Sierras de Córdoba que lo limitan por el Sur, se encuentra, en su

piso altitudinal inferior, un tipo de bosque dominado por Schinopsis haenkeana,

enriquecido hacia el Norte por elementos subtropicales como Piptadenia ma­

crocarpa y P. excelsa.

Este piso de bosque Chaqueñoserrano, tiene límites bien netos en

su porción meridional (Ancasti, Ambato,Sierra de los Llanos, Sierras de Cór­

doba), pero en cambio es mucho más difuso y extendido hacia el piedemonte

en el Norte (Sierra de Medina, del Campo, etc.) Aquí los cebiles se asocian

con los elementos chaqueños constituyendo una comunidad de transición flo­

rí‘stica entre el dominio chaqueño y el de las selvas subtropicales. Acompañan

al cebil en esta porción septentrional del chaco serrano, un conjunto de espe­

cies características del chaco semiárido salteño, como el guayacán, el palo

borracho, Ruprechtia apetala, R. triflorg Capparis tweediana, etc., elemen­

tos que se van perdiendo paulatinamente hacia el Sur a medida que se empo­

brece también el bosque serrano. El cebil termina en 1aSierra del Alto, el

horco quebracho llega hasta la Sierra de Comechingones en el Sur. y 1a Sierra

del Valle Fértil en el Sudoeste; el guayacán se encuentra sólo como relicto en

la Sierra de San Luis y de los Llanos (Ver Castellanos, 1944).

Es interesante constatar entonces como el bosque chaqueñoserra­

no tiene mayor afinidad florística con el bosque chaqueño semiárido de tipo

salteño, afinidad quese mantiene aun en su porción meridional donde está en

contacto directo con el tipo santiagueño. Cuando consideremos luego las comu­

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nidades serranas con mayor detalle, volveremos a insistir sobre estas nota­

bles conexiones flori'sticas.

Por encima de este piso de vegetación existe en las sierras pam­

peanas perichaqueñas otro piso de bosque donde ya no predominan los ele­

mentos flori’sticos del chaco sino una asociación de especies andinas y selva­

ticas: Fagara coco, Lithraea molleoides, Colletia spinosissima, Flourensia

spp, etc. , con elementos arbustivos chaquenos como componentes de los es­

tratos leñosos bajos: Acacia caven, Geoffraea decorticans, Condalia micro­

pl_1y_]¿l_a,etc. Este piso boscoso se diluye, al aumentar la altitud, en las este­

pas de altura.

Los pisos de vegetación serrana van desapareciendo hacia el Sur;

es asi’como en la más meridional de las sierras que bordean el chaco, la

Sierra de San Luis, el piso de chaco serrano es muy angosto y está constitui­

do por una sola especie arbórea, el quebracho blanco, y a éste sigue el piso

de bosque de Lithraea mollepides que se entremezcla con los pastizales de

Stipa y Festuca. Al terminar las sierras, el bosque de quebracho blanco se

prolonga sobre los médanos aislados en la llanura pampeana de Córdoba y

San Luis.

Si hicieramos una transección latitudinal mostrando los diferentes

pisos forestales que ocupan las sierras marginales al bosque Chaqueñoen la

Provincia de Salta (Ver como ejemplo las listas flori'sticas del trabajo de

de la Sota, 1957) tendriamos, yendo de Este a Oeste: en la. llanura el quebrg.

chal semiárido salteno, que va perdiendo paulatinamente a medida que nos

aproximamos a los cordones montañosos, el caracter de semiárido, enrique­

ciéndose con elementos selváticos como Piptadenia, Astronium, Tabebuia,

Fagara, Cordia, Chlorophora, etc. , siguiéndole luego sobre los faldeos se­

rranos bajos la selva basal y a medida que ascendemos los demás pisos de

selvas, bosques y estepas montanas. En los habitats más secos, correspon­

dientes en altitud con la selva basal, ya sean filos pedregosos o pendientes

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muy pronunciadas, aparece un tipo distinto de bosque, transición entre sel­

va y chaco e intrincada combinación flori’stica de ambos, con Piptadenia,

Astronium, Chorisis msm, Schinopsishaenkeana,Capparis retusa, El;

prechtia apetala, etc.

Unperfil equivalente realizado en la latitud de la Sierra del Alto,

nos mostrari’a, partiendo del piedemonte oriental hacia la sierra: el quebra­

chal semiárido santiaguefio, el bosque Chaqueñoserrano al subir por los fal­

deos, y por encima, el bosque de molle y coco y la estepa. Comparando am­

bas transecciones podemos equiparar el piSo de molle y coco con las selvas

montanas de más al Norte y el bosque Chaqueño-serrano con el quebrachal

salteño y el bosque de transición chaco-selva. Es decir, los pisos del per­

fil latitudinal más seco y fri’o, en Santiago y Catamarca están emparentados

por sus afinidades flori‘sticas, con los del perfil latitudinal más húmedoy cé

lido en Salta, formando lo que podriamos designar como series latitudinales

homólogas de pisos de vegetación, siguiendo un gradiente Norte-Sur de em­

pobrecimiento en elementos selváticos subtropicales.

El bosque bajo de llanura o quebrachal árido termina, como ya in­

dicamos, a la altura de la Ciudad de San Luis; desde alli' hacia el Sur se di­

ferencian dos grandes tipos de comunidades: el pastizal-caldenal hacia el Sur

y Sudeste, y el matorral espinoso hacia el Sudoeste. Este último no es sino

el extremo austral empobrecido del quebrachal árido, sin Aspidosperma, pe­

ro con muchos de sus compañeros de comunidad que se extienden hasta el

Sur de la Provincia de La Pampa, donde termina como una cuña entre la ve­

getación patagónica en el Oeste, y el caldenal en el Este. (Ver Monticelli, 1938).

El caldenal por otra parte puede considerarse como la prolongación meridio­

nal del bosque Chaqueño-serrano y de 1a estepa de altura, siendo a su vez un

centro secundario de especiación dentro del área chaquefla, con elementos

propios como Prosopis caldenia, P. alpataco, P. globosa, etc.

Continuando ahora con el gradiente de humedad que atraviesa el

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chaco de Este a Oeste, llegamos a su extremo Oeste .semidesértico, cuya ve­

getación integra 1a provincia fitogeográfica del Monte. Sin entrar a conside­

rar la validez de este distrito florfstico examinemos sus afinidades con la

vegetación chaqueña adyacente, considerando solamente la parte central y

septentr'nnaldel semidesierto, es decir, desde San Juan hacia el Norte. Re­

cordemos en primer lugar como, en condiciones hídricas tan extremas para

la vida vegetal, los factores topográficos y topoclimáticos adquieren una im­

portancia inusitada en la elaboración del paisaje y de su cubierta verde, de

modo que no puede hablarse de vegetación del monto en forma unitaria, sino

de las comunidades que viven en cada uno de los habitats especiales que aqui' .

se forman.

Los distintos ambientes y su correspondiente vegetación han sido

delineados en sus rasgos generales por Vervoorst (1954)y por Morello (1958)

de modo que aqui’sólo recalcaremos la estrecha afinidad flori’stica existente

entre las comunidades del semidesierto y las del chaco semiárido. Asi', por

ejemplo, los faldeos pedregosos de las sierras albergan una comunidad en

cuya composición entran tres clases de elementos flori’sticos: 1) Los elemen­

tos flori’sticos chaqueños; 2) Los elementos endémicos, que consideraremos

como chaqueños en origen, pero surgidos como respuesta a condiciones de

mayor aridez; 3) Las especies de linaje andino o puneno. Entre los primeros,

dominantes en número, tenemos: Larrea divaricata, Acacia furcatispina, Pro­

sgpis torquata, Ximenia americana, Bougainvillea spinosa, Mimosa farinosa,

Mimozyganthuscarinatus, Acacia aroma, etc. Entre los segundos se encuen­

tran: Bulnesia Schickendantzii,Plectrocgpa rougesii, Plectrocarpa tetracan­

gi, Mimosa ephedroides, Zuccagniapunctata, especies afines filogenetica­

mente a especies o géneros chaquefios vecinos. De los elementos andinos po­

driamos citar: Cercidium praecox, que se extiende también por todo el chaco,

Chuquiragaerinácea, Montteaaphylla, Cassia crassiramea, Trichocereus

spa, Adesmia spp, etc.

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Si examinamos ahora la comunidad considerada arquetípica del

monte, el jarillal, vemos que también puede ser interpretado como un tipo

extremo de comunidad chaqueña. En efecto, el jarillal tipico del monte, do­

minado por Larrea cuneifolia, se encuentra asimismo en zonas limitadas de

los Llanos de La Rioja, pero aqui'asociada 1ajarilla con Aspidosperma gue­

bracho-blanco, constituyendo quizás el tipo más pobre estructural y flori's­

ticamente de quebrachal Chaqueño. Si consideramos que esta comunidad es

primitiva dentro de la vegetación del chaco árido, vemos entonces que el ja­

rillal de Larrea cuneifolia del semidesierto es una comunidadchaquefiaem­

pobrecida, adaptada a este ambiente de sequi’aextrema.

Terminaremos este breve e incompleto esbozo de la vegetación

del Dominio Chaqueñoen sus porciones semiáridas y áridas, resumiendo

las conclusionesmás interesantes para destacar:

1. La división en provincias flori’sticas del Dominio Chaqueño no refleja ni

las relaciones ecológicas ni las afinidades flori’sticas estrechas entre las

comunidades existentes en cada una de estas provincias fitogeográficas.

2. Si en lugar de considerar territorios flori’sticos analizamos linajes, ve­

mos que pueden alcanzarse conclusiones valederas no sólo sobre las in­

terrelaciones flori’sticas de las diferentes comunidades, sino también de

la significación ecológica de cada elemento flori’stico.

3. Para dividir territorialmente el dominio Chaqueñoen una escala interme­

dia entre éste y las comunidades particulares de cada zona, lo más con­

veniente es recurrir a caracteres ecológicos y ambientales, como pueden

ser la fisonomía o los límites de sequía agronómica.

Dentro del cuadro delineado anteriormente, la zona estudiada en

este trabajo es la ocupada por el quebracha] semiárido santiagueño y por las

comunidadessabánicas relacionadas. Denominaremosa esta región M

semiárido santiagueño, teniendo claro que se usa este segundo adjetivo para

diferenciar este tipo de vegetación del chaco semiárido salteño , sin que

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implique darle connotación estrictamente geográfica, ya que en la Provin­

cia de Santiago del Estero se encuentran ambos tipos de bosque Chaqueño,

y el tipo santiagueño se extiende incluso por las provincias vecinas de Cór­

doba y Catamarca.

Haremos además, breves incursiones en el bosque Chaqueñose­

rrano, el chaco semiárido salteño, el chaco árido, el semidesierto del mon

te, y las diferentes comunidades de suelos arcillosos y salinos, sobre todo

con fines comparativos.

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IV. METODO Y DATOS.

A. Consideraciones sobre el método utilizado.

El método seguido en la recolección de datos de campo es el de la

escuela de Zurich-Montpellier. Se comienza realizando censos flori'sticos en

lugares elegidos concientemente, elección que se basa como es sabido en

ideas previas sobre la existencia de comunidades, o sea en considerar Iii;

ma facie a1 stand censado como florfsticamente homogéneo. La superficie

censada varia según el tipo de vegetación, oscilando en general entre 25m2.

para comunidades peridomésticas bajas y flori'sticamente pobres, hasta 100

m2. para stands forestales, áreas que resultan superiores al área minima

de las respectivas comunidades. En general, no se dió importancia a la del_i

mitación precisa de la superficie censada, sino que se comenzaba censando

una superficie del orden de magnitud anteriormente indicado y se continuaba

luego anotando las especies presentes en el resto del stand, cuidando bien de

no sobrepasar el limite del área florfsticamente homogénea. De este modo

se asegura un inventario completo en una muestra, pero no se omiten las es

pecies situadas fuera de ella que pueden encontrarse en un examen más rápi­

do del resto del stand.

En los censos sólo se eomputó para cada especie la estimación de

cobertura, según la escala de seis grados, anotando la vitalidad cuando esta

mostraba modificaciones evidentes. Las especies anotadas con indicación g

son las presentes en el stand fuera de la muestra censada. Se tuvo también

especial cuidado en anotar las características de la vegetación y del habitat

que parecian más significativas, de modo de poder integrar estos datos al

elaborar el cuadro de comunidades. En el invierno, 'en general, no se reali­

zaron censos con estimación del valor de cobertura, sino que simplemente

se confeccionaron listas de presencia, apareciendo en estos casos las espe­

cies en las tablas indicadas con un signo Á.

El trabajo de campo se comenzó en Enero de 1962, continúandolo

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durante ese verano hasta Marzo; se lo prosiguió en el invierno, con el obje­

to de analizar 1a vegetación en su periodo desfavorable, prosiguió durante el

verano de 1963y se tomaron los últimos datos en el invierno del mismo año.

La mayor dificultad práctica con que se tropieza es la identificación de las

especies, lo que requiere un conocimiento pleno de la flora regional, ya que

es necesario identificar todas las plantas, aunque se encuentren en estado

vegetativo o inclusive de plántulas. No existiendo ninguna flora completa de

la región, se hizo necesario un entrenamiento sistemático previo. Las deter­

minaciones sistemáticas fueron hechas en base a las monografias existentes

y para. aquellas familias no monografiadas, se recurrió a los distintos espe­

cialistas. *

Ño resultó posible identificar a algunas especies y en estos casos,

se añade una breve descripción que permite su individualización. Todas las

especies citadas han sido herborizadas y se conservan en el herbario del La­

boratorio de Ecologia Vegetal de la Facultad de Ciencias Exactas y Natura­

les.

El plan general de trabajo de campo fué comenzar analizando exhaus

tivamente la vegetación de una zona limitada, estudiando todos los stands que

aparentaban diferencias fisonómicas o flori’sticas. Para ello se eligió la Es­

tancia El Salvador, en el Departamento Choya, Provincia de Santiago del Es­

tero. Una vez censadas y conocidas las comunidades alli' presentes, se prosi-'

guió con el análisis de las comunidades del resto de la región. Este procedi­

miento facilitó la realización del trabajo, pues una vez familiarizados con to­

das las comunidades de un lugar que presentaba una gran variabilidad de ha­

bitats, resultaba fácil ubicar toda comunidad nueva que aparecía en el resto

de 1a región.

* Debo agradecer la colaboración de los siguientes especialistas:lng. L. Paro­di(Gramfneas);Ing.A. Burkart(Leguminosas);Dr. A.Cabrera(Compuestas);Dra.N.Troncoso de Burkart(Verbenáceas);Prof. N. Bacigalupo (Rubiáceas);lng. A.Krapovickas(_Malvacéas)

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Con los censos se confeccionaron tablas de acuerdo con el método

habitual de la escuela de Z-M,. y de las tablas se extraen los grupos de espe

cies que sirven para delimitar las unidades de la vegetación, siguiendo el

sistema de Ellemberg (1950).

B. Datos obtenidos.

La Tabla 1, reune todos los censos realizados tanto en la zona ­

principal de estudio como en las regiones circundantes. Las eSpecies están

dispuestas en un orden aproximado de constancia. A continuación se detallan

las descripciones y demás datos de interés de cada uno de los censos corres­

pondientes al chaco semiárido santiagueño. Se especifica el número del cen­

so, la fecha de realización, localidad, fisonomía de la vegetación, uso ac­

tual y estado del suelo. Se añaden datos de tipo de manejo o de vegetación an­

terior cuando se conocen. En cuanto a.1a fisonomía aclararemos el significa­

do de los términos empleados, algunos de los cuales son de uso popular y ­

otros fueron acuñados. Quebrachal designa cualquier tipo de bosque de que­

bracho colorado y blanco, o sólo de quebracho blanco, que aunque pueda es­

tar muy degradado aun conserva árboles adultos con densidad suficiente co­

mo para. formar un estrato arbóreo. Fachinal designa un matorral denso de

arbustos bajos yespinosos, de composición variada, pero cuyo rasgo fisonó­

mico característico es la carencia de visibilidad, es decir, un observador no

puede ver a distancia a través del matorral que lo rodea. Fachinal sabánico

designa un matorral poco denso, de modo que resulte posible ver a distancia

a través de él. Jarillal es una comunidad arbústiva en que domina exclusi­

vamente Larrea divaricata. Si tiene gran abundancia de cardones (Cereus

cogne) lo denominamos jarillal-cardonal. Los demás términos fisonómicos

usados son autoexplicativos y no requieren definición previa.

Censo 1 (18-1-62) Ea. El Salvador, fachinal alto y abierto en fondo de cuen­

ca, pastoreo, carboneras.

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(40

Censo 2 (19-1-62)Ea. El Salvador, jarillal en faldeo suave, vecino a un co­

rral de cabras, afloramiento de yeso, erosión avanzada.

Censo 3 (19-1-62) Ea. El Salvador, potrero de malva peridoméstico en fon­

do de cuenca: pastoreo, pisoteo y ramoneo de caprino, vacuno y porcino.

Censo 4 (19-1-62) Ea. El Salvador, quebrachal de relache en cumbre:pasto­

reo, erosión laminar, roedores.

Censo 5 (23-2-62) Ea. El Salvador, potrero de malva peridoméstico en fon­

do de cuenca; pastoreo, ramoneo y pisoteo de caprino, vacuno y porcino.

Censo 6 (23-2-62) Ea. El Salvador, potrero desmontado en fondo de cuenca;

dominanmalezas bajas; sobrepastoreo y pisoteo, vízcacheras.

Censo 7 (24-2-62) Ea. El Salvador, potrero de malva en fondo de cuenca:

pastoreo y pisoteo de ganado.

Censo 8 (24-2-62) Ea. El Salvador, cinturón al borde de una aguada, domi­

nado por Solanum argentinum.

Censo 9 (24-2-62) Ea. El Salvador, potrero desmontado en fondo de cuenca,

dominadopor malezas bajas; sobrepastoreo, vizcacheras

Censo 10 (24-2-62) Ea. El Salvador, fachinal bajo en cumbre y faldeo;erosión

muy avanzada; pastoreo, vecindad de corral de vacunos.

Censo 11 (25-2-62) Ea. El Salvador, fachinal-pichanal abierto y bajo en faldeo;

sobrepastoreo de vacunos,corral próximo; vizcacheras, afloramiento de yeso.

Censo 12 (25-2-62) Ea. El Salvador, pequeño stand de pastizal en fondo de cuen

ca dominadopor Digitaria insularis, rodeado por fachinal-algarrobal alto y

denso; no hay signos de pastoreo.

Censo 13 (25-2-62) Ea. El Salvador, fachinal-algarrobal y alto y denso, en fon­

do de cuenca, poco pastoreo.

Censo 14 (26-2-62) Ea. El Salvador,jari11al en cumbre;vecindad de corral de

cabras; erosión acentuada.

Censo 15 (26-2-62) Ea. E1 Salvador,jarilla1 en parte baja de un faldeo;vecin­

dad de corral de cabras; erosión acentuada; afloramiento de yeso.

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(41

Censo 16 (26-2-62) Ea. E1Salvador, jarillal-fachinal con árboles aislados en

cumbreznumerosos tocones de quebracho colorado y blanco;erosión;ramoneo.

Censo 17 y 18 (27-2-62) Ea. El Salvador, quebrachal de reahche en faldeo su_a

ve;sin ningúnpastoreo desde hace dos años; estrato bajo en mosaico, alter­

nando pastizal alto con suelo desnudo; abundante mantillo localizado.

Censo 19 (27-2-62) Ea. El Salvador, quebrachal de rehache en la parte alta

de un faldeo; pastoreo moderado; erosión laminar; poco mantillo.

Censo 20 (28-2-62) Ea. El Salvador, fachinal sabánico en faldeo alto; estrato

bajo dominado pOr Parthenium hysterophorus; signos de incendios pasados;

pastoreo.

Censo 21 (28-2-62) Ea. El Salvador, fachinal sabánico en faldeo; signos de

incendios pasados; ramoneo y pastoreo; isletas de chañaral puro coetáneo.

Censo 22 (28-2-62) Ea. El Salvador, fachinal denso y bajo en faldeo; pasto­

reo de vacunos y equinos; erosión moderada.

Censo 23 (28-2-62) Ea. El Salvador, fachinal sabánico en faldeo bajo;pasto,-.

reo, ramoneo y tránsito de ganado.

Censo 24 (28-2-62) Ea. El Salvador, fachinal con árboles de quebrachos blan­

co aislados, en faldeo suave, estrato bajo un mosaico; pastoreo, erosión.

Censo 25 y 26 (1-3-62) Ea. El Salvador, fachinal sabánico en fondo de cuenca;

estrato bajo un mosaico, alternando gramfneas y suelo desnudo;sin ningún

pastoreo desde hace dos años; rastros de incendios pasados.

Censo 27 (1-3-62) Ea. El Salvador, fondo de cuenca en vecindad de corral de

vacunos;vegetaciónherbácea, dominadapor malezas;talas y algarrobos blan­

cos dispersos;napa de agua a 7 m. de profundidad.

Censo 28 (2-3-62) Ea. El Salvador, relicto de quebrachal de rehache rodeado

de fachinal denso en faldeo suave; tránsito y sobrepastoreo de vacunos;ero­

sión; mucha repoblación vegetativa de quebracho blanco.

Censo 29 (3-3-62) Ea. El Salvador, fachinal-algarrobal denso y alto en fon­

do de cuenca;extracción de leña de algarrobo;pastoreo;erosión;vizcacheras.

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Censo 30 (5-3-62) Ea. E1 Salvador, jarillal con árboles aislados en faldeo;

erosión avanzada;vecindad de corral de cabras;en el lugar censado, quemado

hace poco,hay numerosas jarillas secas.

Censo 31 (5-3-62) Ea. El Salvador,jari]la1 con árboles aislados en faldeo de

pendiente marcada;erosión muy avanzada;ramoneo;restos de incendios pasa­

dos;afloramiento de yeso.

Censo 32 (14-1-63) Prov. de Catamarca, Ruta 64 km. 109, fachinal alto y denso

con árboles aislados, en topografía 11ana;estrato bajo en mosafc0;erosión 1a­

minar; poco pastoreo.

Censo 33 (14-1-63) Lavalle, terraplén del ferrocarril; fondo de una pequeña

depresión;tuscas quemadas con rebrotes basales.

Censo 34 (14-1-63) 3 km. al Norte de Lavalle, fachinal abierto y bajo en to­

pografía llana; estrato herbáceo irregular; signos de incendio.

Censo 35 (14-1-63) 2 Kms. al Norte de Lavalle, fachinal abierto y bajo en to­

pografía 11ana;pendienteapenas perceptible;estrato bajo en mosaico con man­

chones dominadospor Trichloris crinita, otros por Bouteloua lophostachya

y otros con suelo desnudo; pastoreo moderado; restos de incendio; carboneras.

Censo 36 (14-1-63) Lavalle, comunidad peridoméstica de malezas bajas;vecig

dad de corral de cabras y ovejas.

Censo 37 (15-1-63) entre Lavalle y Cortaderas,fachina1 alto y denso en topo­

grafía llana con pendiente apenas perceptible;pastoreo intenso;carboneras.

Censo 38 (15-1-63) entre Lavalle y Tres Cerros, potrero desmontado en 1a

vecindad de un puesto, dominan malezas bajas en mosaico;en los sitios más

bajos domina malva, sitios pocos centímetros más altos son dominados por

Parthenium hysterophorus ó BouteloualoMtachya; vizcacheras.

Censo 39 (16-1-63) entre Lavalle y Cortaderas, relicto de quebrachal rodea­

do de fachina1;fa1deode pendiente muy suave;pastoreo;carboneras cercanas.

Censo 40 (16-1-63) entre Lavalle y Tapso,fachinal bajo y abierto en topo­

grafía con pendiente apenas perceptible; estrato herbáceo en mosaico;pasto­

reo; erosión; carboneras.

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(43

Censo 41 (16-1-63) entre Lavalle y Tapso, fachinal denso y alto en topogra­

fía llana; erosión; pastoreo.

Censo 42 (17-1-63) Lavalle, potrero peridoméstico de malva.

Censo 43 (17-1-63) Frías, margen derecha del río Albigasta; potrero desmon­

tado dominadopor malezas bajas con arbustos dispersos; pastoreo intenso.

Censo 44 (18-1-63) Frías, orilla izquierda del río Albigasta, fachinal abier­

to;suelo aluvional arenoso casi desnudo; sobrepastoreo y pisoteo.

Censo 45 (19-1-63) Villa La Punta, quebrachal de rehache en piedemonte a

500 m. de la Sierra de Guasayán; tocones, sendas de ganado, cabras; napas

de agua poco profunda.

Censo 46 (21-1-63) Villa La Punta, jarillal-cardonal junto a1pueblo, en el pie­

demonte;pendiente marcada;erosión muy avanzada con formación de cárcavas

profundas; suelo duro y con grava suelta superficial; cabras.

Censo 47 (25-1-63) Guampacha, quebrachal poco explotado en e1 piedemonte

de 1a sierra de Guasayán; sotobosque impenetrable; sin pastoreo; repoblado

de ambos quebrachos.

Censo 48 (25-1-63) Prov. Santiago del Estero, Ruta 64, Km. 59, quebrachal

en el fondo de una depresión en topografía ondulada; poco pastoreo.

Censo 49 (3-3-62) Ea. El Salvador, fachinal en faldeo suave; pastoreo;erosión.

Censo 50 (3-3-62) Ea. E1 Salvador,.fachina1 en faldeo suave;poco pastoreo.

Censo 51 (3-3-62) Ea. El Salvador, fachinal denso en faldeo suave; abundante

jarilla; erosión; pastoreo.

Censo 52 (22-1-63) Santiago del Estero, jarillal suburbano; topografía llana;

suelo arenoso, muy pisoteado y pastoreado.

Censo 60 (21-7-63) entre Lavalle y Las Cañas, fachinal sabánico; topografía

llana; pastoreo.

Censo 61 (21-7-63) entre Lavalle y Las Cañas, fachinal sabánico bajo;topo­

grafía llana; pastoreo.

Censo 62 (22-7-63) entre Lavalle y San Pedro, fachinal sabánico; faldeo de

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pendiente suave; cobertura de gramfneas 60-70 %;pastoreo.

Censo 63 (22-7-63) entre Lavalle y San Pedro, fachinal-jarinalgfaldeo de

pendiente muy suave; vecindad de un puesto;erosión;muchos pimponos de

quebracho blanco.

Censo 64 (22-7-63) 2 Km. a1 Norte de Lavalle, fachinal bajo y abierto, con

estrato bajo dominadopor Aristida adscencionis; a1lado de una carbonera.

Censo 65 (23-7-63) Ea. El Salvador, quebrachal de rehachefin faldeo alto;

sin pastoreo desde hace tres años.

Censo 66 (24-7-63) Ea. El Salvador, fachinal en faldeo suave; árboles aisla­

dos de ambos quebrachos; pastoreo; erosión.

Censo 67 (25-7-63) Ea. El Salvador, fachinal sabánico en fondo de cuenca;sin

pastoreo desde hace tres años; cobertura de gramfneas 60-70 %; antiguos in­

cendios.

Censo 68 (26-7-63) entre Laprida y Loreto, fachinal sabánico bajo;pendiente

suave; restos de incendio; carboneras próximas.

Censo 70 (27-7-63) 10 Km. al Norte de Colonia Dora, fachinal con renoval de

quebracho blanco; suelo limoso-arcilloso; pastoreo.

Censo 7Í (27-7-63) 5 Kms. a1 Norte de Garza, quebrachal de rehache en fal­

deo de suelo arenoso;topografi'a ondulada;pastoreo y tránsito de ganado.

Censo 72 (27-7-63) 15 Kms. al Sur de La Banda, fachinal sabánico en topogra­

fi’a llana; suelo arenoso.

Censo 75 (8-8-63) entre La Aurora y Huyamampa, fachinal con quebrachos

aislados y palmas; suelo limoso-arcilloso, llano;pastoreo;vizcacheras;cabras.

Censo 76 (8-8-63) entre Abra Grande y Pozo Hondo,fachinal en pendiente muy

suave; pastoreo e intenso ramoneo; vizcacheras.

Censo 77 (8-8-63) entre Pozo Hondoy Retiro(Ruta 34),pa1mar en bajo de 1-2

ha. de extensión; suelo pesado; rastros de incendios; rodeado de fachinal con

quebrachos dispersos.

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(45

V. COMUNIDADES VEGETALES.

A. Caracterización somera de cada comunidad.

Con los censos anteriores se hizo la Tabla 2, o tabla parcial don­

de aparecen agrupadas las especies seleccionadas formando 10 grupos. A

cada grupo se le ha dado el nombre de una de sus especies más constantes

y de mayor importancia fisonómica. Según el método de Ellemberg, se han

reunido los censos que poseen los mismos grupos en común, y a1 conjunto

de censos definido por los mismos grupos comunes se lo ha considerado co­

mo una'comunidad. En la Table 3, se ve con mayor claridad el conjunto de

censos en que está presente cada grupo y el número de grupos que caracte­

riza a cada censo. Se indican asimismo en la Tabla, las diferentes comuni­

dades que quedan definidas, asi’como los censos intermedios o ecotonales

entre dos o varias de ellas. La Tabla 4, esquematiza la composición fitoso­

ciológica de cada comunidad; en ella se han eliminado para mayor claridad

los censos mixtos y los correspondientes a comunidades ruderales. Tene­

mos asf definidas fitosociológicamente diez unidades elementales de vegeta­

ción.

En cuanto al nombre dado a cada una de éstas, se ha preferido es­

cogerlo con un sentido práctico, indicando fisonomía o ambiente, y no asig­

narle denominacionesfitosociológicas, más correctas teoricamente, pero

engorrrosas para divulgar o recordar. Pasaremos seguidamente a conside­

rar por separado cada una de las comunidades establecidas.

1.-Quebracha1presserano:

Esta comunidad queda definida por la presencia de los grupos As­

pidosperma, Lycium, Schinopsis, Larrea y Acacia praecox, siendo éste úl­

timo exclusivo de ella. Se encuentran stands de este tipo de quebrachal en el

piedemonte oriental de las Sierras de Ancasti, Guasayán y Sumampa-Ambag

gasta, y también en el bolsón intermontano entre las dos primeras cadenas

mencionadas. En dicho bolsón, 1a comunidad se encuentra topográficamente

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localizada en las cimas y parte alta de los f‘aldeosde las colinas redondea­

das que caracterizan el relieve. En cambio, en el piedemonte serrano, los

stands se encuentran restringidos a una franja estrecha en el borde mismo

del afloramiento del basamento cristalino, pudiendo ocupar aquí tanto te­

rrenos altos como fondos de cuencas.

“­W._,Su fisonomíaes ladeunbosquebajoy abierto,codominado

por dos especies de árboles que-forman el estrato superior discontinuo de

12-15 m. de altura y 25-30 %de cobertura. Uno de los dominantes, Aspidos­

firma quebracho-blanco, es perennifolio, con hojas pequeñas y coriáceas,

terminadas en un ápice punzante; el otro codominante, Schinopsis lorentzii

es tardiamente caducifolio, ya que sólo pierde sus hojas pinadas durante un

mes, al finalizar la estación seca. Las copas de ambos quebrachos sobresa­

len del dosel más cerrado que forma el segundo estrato de árboles, compues­

to en general por árboles bajos espinosos de poco fuste, donde se mezcan

elementos perennifolios de hojas simples, pequeñas y coriáceas como el

atamisqui, el piquiyi’ny el molle, con otros caducifolios de hojas simples o

pinadas, como los algarrobos, el mistol, la brea, el garabato blanco, y el

tala. Larrea divaricata domina totalmente en el estrato arbustivo, alcanzan­

do un desarrollo exhuberante para esta especie, ya que tiene en promedio de

3 a 4 m, pero llega a veces hasta 5 m. de altura. Las cactáceas arbustivas

y arborescentes no son muy frecuentes. El estrato herbáceo presenta cober­

tura variable según el estado del stand, oscilando entre el 10 y el 50%. Hay

tapices de musgos localizados al pie de los elementos leñosos.

Una idea del microclima más húmedo y temperado que se forma

bajo el dosel de árboles,nos lo da 1a abundancia de distintas especies de

Tillandsia epifitas sobre ambos quebrachos, asi’como la profusión de lfqug

nes foliosos y fruticulosos que recubren los troncos de árboles y arbustos.

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Pasada la época de fructificación abundanen el suelo las semillas

de ambos dominantes, pero mientras las plántulas y ejemplares juveniles de

quebracho blanco son relativamente frecuentes, las del quebracho colorado

son raras, las pocas que se encuentran son en general de menos de un año,

faltando casi totalmente ejemplares juveniles de mayor edad.

El suelo del quebrachal semiárido preserrano es flojo, con textu­

ra del horizonte superficial de mediana a gruesa; debajo de los árboles, don­

deise acumula hojarasca, es esponjoso y de buenas características físicas

para 1a infiltración, pero en general existe un elevado porcentaje de suelo

totalmente desnudo, con una costra superficial compacta por el impacto di­

recto de la lluvia, lo que favorece el escurrimiento y la erosión laminar, 113

gando a quedar los árboles y arbustos sobre pequeños domos. Si la pendien­

te es relativamente grande, el bosque muy abierto, y el pastoreo excesivo,

la erosión progresa aun más, comenzando a excavarse correderos de agua.

Todos estos stands forestales han sido explotados, extrayendo

principalmente madera de ambos dominantes, por ser los productos fores­

tales de mayor valor comercial para durmientes de ferrocarril, postes pa­

ra construcción o para alambrado, o leña de ferrocarril o para consumo en

las ciudades próximas. En todos ha habido y hay actualmente un pastoreo

selectivo de vacunos y/o caprinos. Como "campo de pastoreo" el quebra­

chal es mediocre; las grami'neas tienen escasa cobertura, son bajas y mu­

chas de ellas poco palatables. Además en invierno se secan, no quedando

nada verde al alcance del vacuno. _Son comunes las prácticas de voltear ra­

mas de árboles, quebracho colorado, Maytenus viscifolia o ligas, para ali­

mentar al vacuno en este período critico, práctica analizada en detalle en

el trabajo de Morello y Saravia (1959 b) para el chaco salteño.

Las dos variantes topográficas del quebrachal preserrano, una

en el piedemonte, la otra en el bolsón interserrano, implican pequeñas di­

ferencias flori'sticas que pueden inducir a constituir dos divisiones fitoso­

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ciológicas menores. El piedemonte cuenta posiblern'entecon mayor humedad

edáfica, producto del escurrimiento superficial o subsuperficial de las llu­

vias en el faldeo serrano, y ésta es quizás la causa de la presencia aqui del

grupoProsgis alba.

El censo 47, fue realizado en el stand de esta fitocenosis que pre­

sentaba condiciones de alteración minimas dentro de toda la región estudia­

da. Se trata en efecto de un bosque casi virgen desde el punto de vista fores­

tal, ya que ha habido unicamente entresaca de árboles muertos o enfermos,

y además muy poco pastoreo. Es este el único stand en que parecen estar

bien representadas las distintas clases de edad de ambos quebrachos, resal­

tando además la abundancia con que se presentan las especies del grupo

Acacia praecox, que parecen tener gran sensibilidad frente a la modifica­

ción de las condiciones del bosque primitivo. Es asimismo muy difi'cil tran­

sitar a pie por este stand, por la gran profusión de arbustos espinosos bajos,

principalmente Mimosa detinens y Acacia praecox, que cierran el paso efi­

hcazmente. En cambio, cuando el bosque ha sido más raleado, el tránsito se

hace más fácil.

El censo 16 fue hecho en un stand que representa el otro extremo

dentrodala comunidad: un quebrachal talado casi totalmente hace poco tiem­

po y transitado diariamente por una majada de cabras. Su fisonomía y su

composición se acercan a las del jarillal, hacia el que evolucionará sin duda

en caso de persistir las actuales condiciones.

Resumiendo las caracteristicas de esta comunidad, podemos de­

cir que se evidencian en ella sintomas de desequilibrio, como la disminu­

ción en la repoblación natural de sus dominantes, considerable erosión la­

minar del suelo, alto porcentaje de suelo totalmente desnudo, localización

y disminución de 1a hojarasca, etc. Este desequilibrio es ocasionado por el

manejo forestal-ganadero, lo que nos indica que incluso la tala selectiva mo­

derada, seguida de pastoreo,provoca cambios floristicos y estructurales,

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que reflejan un deterioro en las condiciones del ambiente.

2. Quebrachal mesopotámico.

Queda definida esta fitocenosis por la presencia conjunta de los

grupos Aspidosperma, Lycium, Schinopsis, Larrea y Prosopis sericantha.

Se encuentran stand de esta comunidad en 1a región mesopotámica santiague­

ña; la mayor parte de la zona entre Garza y Santiago del Estero, y entre La

Aurora y Abra Grande está ocupada por este tipo de quebrachal.

Fisonomicamente esta comunidades similar al quebrachal pre­

serrano del que difiere fitosociologicamente por la ausencia del grupo éc_a:

cia praecox y la presencia en cambio del grupo Prosopis sericantha.( Ver

Foto 2). Se encuentran aqui ciertas especies que faltan en la zona pressrra­

na, comolas bromeliáceas terrestres de los géneros chkis y Bromelia,pe­

ro sin embargo la similitud flori'stica y fisonómica entre ambos tipos de que­

brachal es muy grande.

E1bosque presenta distintos grados de alteración con respecto a

su composición y fisonomía original, siendo posible ordenar los stands

según un gradiente de degradación creciente según la intensidad de los fac­

tores que han actuado apartando al quebrachal de esta región de su estructu­

ra original. Dos factores "demanejo han dejado su impronta determinante

sobre esta vegetación: la extracción continua de madera y leña, que llega

a exterminar la población adulta de los árboles dominantes, y el vagabundeo

continuo de distintos tipos de ganado que deja como consecuencia de su trán­

sito cotidiano numerosas sendas y huellas que, unido al compactamiento del

"suelo,crea condiciones óptimas para el escurrimiento y la erosión.

Llama la atención sin embargo, que con condiciones de explota­

ción tan poco conservacionistas, en esta zona mediterránea, el bosque se

mantiene o se recupera mejor que en la región preserrana. Es posible que

esto sea debido a una conjunción de factores edáficos favorables, como una

textura del horizonte superficial que facilita la infiltración, la ausencia de

sulfatos en el subsuelo, y el nivel freático a escasa profundidad.

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3. Jarillal preserran .

Comunidad definida e por la presencia conjunta de los grupos Aspi_

dosperma y Larrea, únicos grupos que la constituyen. Es una fitocenosis ca

racteri’stica.y de fácil reconocimiento por presentar siempre gran uniformi­

dad en su aspecto debido a.la dominancia fisonómica de Larrea divaricata

(Ver Fotos 5. 6 y 7). La estructura de la vegetación es muy simple, ya que

consiste en un estrato de arbustos perennifolios, compuesto casi exclusiva­

mente de jarilla, de dos a tres metros de altura promedio, que cubre el sue­

lo en un 20 a un 70%, con sus copas ramosas y difusas de follaje escaso,pe­

queñoy resinoso. Pocos elementos sobresalen de este estrato,al gún arbus­

to o árbol bajo, o más frecuentemente, cactáceas en candelabro muy ramifi­

cadas que pasan los 5 m. de altura (Cereus cogne). Son asimismo conspi­

cuas las cactáceas bajas, diversas especies de Opuntia, que generalmente son

los elementos más destacados del estrato inferior; en cambio las grami'neas

son escasas y están distribuidas irregularmente, predominandolas especies

anuales. Se forman asimismo cubiertas de musgos, de Selaginella o de Cia­

nofi'ceas al pie de los arbustos, pero 1a mayor parte del suelo queda total­

mente desnudo durante todo el año.

El jarillal se localiza en terreno ondulado, con pendientes de un 10

a un 20%, lo que unido a 1abaja cobertura del'estrato inferior, intensifica el

efecto erosiVo de las aguas de escurrimiento, favorecidas además por la fal­

ta casi total de una capa de mantillo que cubra el suelo. Como resultado de

este proceso erosivo, es común encontrar los arbustos elevados sobre domos

de más de 30 cm. de altura, y entre ellos excavados correderos de agua que,

de acentuarse el proceso erosivo, se transforman en surcos y barrancos mas

profundos. Como consecuencia la microtopografi’a se hace accidentada e irre­

gular.

Geograficamente este tipo de jarillal, está restringido al pie mismo

de la sierra, o a algunos faldeos altos de 1a zona interserrana. En el piede­

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monte de las sierras, forma el jarillal una franja angosta pero casi contínua,

como por ejemplo en todo el pie oriental de 1a Sierra de Guasayán, donde

forma una banda paralela a 1a sierra de pocos kilómetros de ancho. Igual

cosa sucede en el borde Este y Norte de la Sierra del Alto, asi‘ como en las

de Sumampa y Ambargasta.

La jarilla no alcanza aqui’alturas comparables a las que alcanza

en el quebrachal, pero sin embargo, parece perfectamente adaptada a este

habitat tan desfavorable, repoblándose bien, con abundante floración y fruc­

tificación durante todo el año, encontrándose siempre individuos en diferen­

tes estados de desarrollo.

La pobreza estructural y flori’stica del jarillal, asi’como su loca­

lización geográfica y topográfica y sus relaciones fitosociológicas con las

demás comunidades chaqueñas, nos sugieren que esta fitocenosis es una co­

munidad secundaria en la zona, de origen antrópico evidente. Representa el

resultado de la explotación maderera total del primitivo bosque de quebracho,

seguida de una coación biótica continua e intensa, sobretodo a través del ra­

moneo destructivo y persistente de la cabra.

Si nos referimos a su productividad en pai) o en madera, el jari­

llal constituye la vegetación más improductiva de 1a zona, sólo la cabra es

capaz de obtener algún alimento en esta fitocenosis. Vemos que fitosociolo­

gicamente el jarinal preserrano es un quebrachal preserrano empobrecido,

del que sólo han persistido las especies más resistentes o menos apetecidas

por el ganado o perseguidos por el hachero. Siendo una comunidad secunda­

ria, originada por efectos del impacto humano sobre 1a vegetación primitiva,

su estabilidad depende de 1a acción continuada e intensiva de los factores

disturbantes que 1amantienen. Poco puede decirse sobre la posible evolu­

ción que seguirán estos stands bajo condiciones de protección o de exclu­

sión del caprino. Sin embargo, sobre un suelo tan erosionado y en una situa­

ción topográfica desfavorable, resulta dificil concebir una recuperación na­

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(52

tural rápida hacia cualquier otra comunidadmás interesante economicamen­

te. Es probable que los stands de jarillal sólo puedan recuperarse a plazo

más o menos mediato, empleando métodos más costosos que la simple ex­

clusión del caprino. '

Cuando un bosque preserrano de quebracho es totalmente talado,

sea por una mal concebida explotación forestal o para fines agrícolas, y

luego se deja de cultivar, el jarillal se instala rapidamente, compitiendo los

primeros años con gramfneas anuales y perennes; pero como la jarilla crece

con suma rapidez, en cinco o seis años, según el grado de pastoreo, el stand

ya presentará la fisonomía característica de esta comunidad: un matorral

denso de jarilla. Pero bajo condiciones de presión biótica que no sean muy

extremas, y habiendo cerca portagranos de los constituyentes del bosque,

éste se recupera, y pronto los pimpollos de quebracho sobrepasan el dosel

de las jarillas. En condiciones favorables el quebrachal se regenera, y el

jarillal no es sino una etapa seral rapidamente superada. En cambio, si en

el desmonte, o cerca de él, existe o se instala un puesto de cabras, el jari­

llal perdura como etapa sucesional en equilibro con los factores fisicos y

bióticos del ambiente que lo condiciona.

Es necesario aclarar, que el considerar esta comunidad como una

vegetación antr0pogénica más o menos reciente, y no como integrante de la

vegetación primitiva, no significa que 1a especie que mejor la define y ca­

racteriza sea ajena a 1a vegetación original de la zona. Ha sido tendencia co­

mún hasta ahora, el considerar a Larrea divaricata como especie caracte­

ri'stica del semidesierto del monte, y que a partir de éste, avanzó sobre el

chaco, colonizando los habitats más modificados por la influencia humana,

una verdadera desertización acelerada. Estudiando la composición flori‘sti­

ca de los jarillales del monte, resulta claro que sus relaciones con los del

chaco son lejanas, y que por consiguiente la hipótesis de 1apenetración re­

ciente de la jarilla en Santiago del Estero, ya sea via Salinas Grandes o a

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\

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través de las sierras, carece de un fundamento adecuado. En efecto, el ja­

rillal tan típico de los bolsones intermontanos semidesérticos que aqui’en

el Noroeste constituyen el ambiente ocupado por el monte, está dominado

por Larrea cuneifolia y en él Larrea divaricata o está. ausente o es acciden­

tal. Existen sin embargo, en ciertos faldeos rocosos en este clima árido,

como en el faldeo Oeste del Ambato o del Aconquija, comunidades domina­

dad por Larrea divaricata, pero en este caso tanto 1acomposición floristi­

ca como el habitat son totalmente diferentes a la de los jarillales del chaco

preserrano. En este jarillal desértico, Larrea divaricata está acompañada

por especies serranas comoJatropha macrocarpa, gmntia paediophila,

Acacia furcatispina, Prosgpis torguata, etc. y podriamos denominar a esta

comunidad_"jari11a1pedregoso" en contraposición a1"jarillal árido" deï:

rrea cuneifolia de suelos arenosos. Aparece asimismo Larrea divaricata

bajo clima árido en las galerias de los cursos de agua junto con Prosopis

ia, Pros0pis chilensis, Atamisquedaemarginata, Acacia aroma, Maytenus

viscifolia, etc. Vemos por esta lista de especies como esta comunidad de

margen de ri'olse compone totalmente de elementos chaqueños. Por otra par­

te, también se encuentra Larrea cuneifolia en el chaco semiárido, pero li­

mitada a áreas perisalinas o peridomésticas en zonas de suelos pesados do­

minadas por jumeales. En consecuencia, Larrea divaricata sólo aparece en

el monte (al menos en la zona de bolsones que estamos considerando) en ha­

bitats favorables, edaficamente más húmedos, y Larrea cuneifolia ocupa en

el chaco los habi'tats más desfavorables, edaficamente más secos.

Volviendo entonces a1problema del origen de la jarilla en el cha­

co, resulta más acorde con los datos recogidos, el pensar que Larrea diva­

ricata fué constituyente normal de la vegetación del Sudoeste de Santiago del

Estero donde ahora se encuentra, probablemente como elemento del estrato

arbustivo del bosque de quebracho. La alteración y destrucción del bosque

provoco' la expansión de 1ajarilla y la formación de jarillales, es decir,

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lo nuevo en este lugar no es la especie sino la comunidad.Si recurrimos a

antiguas descripciones de 1a vegetación de Santiago del Estero, como la de

Hieronymus (1874) vernos que habla de L. divaricata como de un "arbusto

muy social" de destacada importancia fisonómica en el estrato bajo de su

"formación del quebracho" en las márgenes del Ri'oDulce al Norte de la

Ciudad de Santiago.

Si el jarillal representa entonces una avanzada etapa de destruc­

ción del quebrachal, podemos distinguir en el paisaje primitivo de la zona

el sitio que acupaba este tipo de bosque. Es asf como la vegetación de la r2

gión preserrana parece haber estado elaborada en base a comunidades que

ocupabanfranjas longitudinales paralelas a las cadenas serranas, situándo­

se el quebrachal preserrano en situación inmediatamente adyacente e infe­

rior al bosque serrano de Schinopsis haenkeana, esto por lo menos en 1a 1a­

dera oriental de las Sierras de Ancasti, Guasayán y Sumampa-Ambargasta.

El bosque preserrano se interdigitaba luego con sabanas de distinto tipo co­

mo veremos más adelante. El faldeo Oeste de Guasayán no tuvo en cambio

una franja boscosa continua,alternando sabanas, pastizales y pequeños bos­

ques. En resumen, donde antes existió el bosque primitivo de quebracho co­

lorado y blanco, ahora existe o el quebrachal preserrano o el jarillal.

4. Jarillal me50potámico.

Se caracteriza esta comunidadpor la presencia de los grupos As­

pidosperma, Larrea y Prosopia sericantha. Aunqueno se tengan suficien­

tes datos fitosociológicos sobre este tipo de comunidad, podemos decir que

el jarillal mesopotámico es al quebrachal mesopotámico lo que el jarillal

preserrano es al quebrachalpreserrano, es decir, representa una vegeta­

ción producto de 1a intensa explotación del bosque con su consiguiente degra­

dación.

En esta región mesopotámica, el jarillal sólo aparece en suelos

arenosos, estando totalmente ausente de las zonas bajas de suelos pesados.

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En la gran "isla" que queda entre los ri'os Saladillo y Dulce, alterna el ja­

rillal, que ocupa los terrenos más altos, con el jumeal, que se extiende por

los terrenos bajos. Pasando el rfo Dulce, entre éste y el Salado, sólo apa­

rece esta comunidad al Norte de la Estación Lugones, también sobre sue­

los livianos y en terreno algo ondulado, constituyendo entonces el paisaje

un mosaico de quebrachal y jarillal.

Hacia el Norte de 1a Provincia, se hace cada vez más escasa esta

fitocenosis, limitándose más bien a habitats peridomésticos. Es general, que

Larrea divaricata aparezca primero en los bordes de los caminos, luego se

la encuentre en los quebrachales o fachinales, y finalmente constituya jari­

llales. En su desaparición hacia el Norte ocurre lo mismo, se hacen raros

los jarillales, localizándose alrededor de las viviendaso caseríos,persis­

tiendo la jarilla como constituyente de otras comunidades, prolongándose lug

go por el borde de los caminos, hasta desaparecer totalmente más o menos

a 1a latitud del paralelo 27°.

Podemos sacar como conclusión entonces, que el paisaje primiti­

vo de la zona central de la Provincia de Santiago del Estero, estaba consti­

tuido.por dos tipos fundamentales de comunidades: bosques de quebracho en

los sitios más elevados y matorrales de jumes en los sitios más bajos.

5. Comunidades de margen de'ri'o.

Se ha analizado un stand ubicado en la tercera terraza del Rfo Al­

bigasta, en las cercanias de la Ciudad de Frias. En base a este único stand

hemos caracterizado provisoriamente una comunidaddefinida por la presen­

cia de los grupos Aspidosperma, Lycium, Schinopsis, Prosopis sericantha

y Prosopis alba. Se trata de un fachinal abierto dominado por tusca, tala y

algarrobo blanco, con árboles aislados de quebracho colorado, quebracho

blanco y mistol. El suelo aluvional es arenoso y húmedo, utilizándoselo para

cultivos de secano. El stand estaba muy sobrepastoreado y transitado por ell

vacuno, de modo que faltaban casi totalmente las grami’neas y quedaban vastas

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áreas de suelo desnudo. Predominan en el estrato bajo malezas de sitios

húmedos como Verbesina encelioides, Rivina humilis, Cestrum parque, So­

lanum argentinum, Solanum stuckertii, Portulaca lanceolata, Commelina,

etc.

Podemos interpretar esta comunidad suponiendo que en los suelos

aluvionales del margen de los ríos, en la zona de deposición de particulas

gruesas, es decir cuandotodavía conservan características juveniles de pen

diente, existia primitivamente una vegetación caracteristica determinada

fundamentalmente por las condiciones edáficas. Se trataba posiblemente de

un tipo de quebrachal, pero con tres dominantes, ya que además de ambos

quebrachos, el mistol alcanza agui', por su diámetro y corpulencia, caracte­

risticas de componente del primer estrato arbóreo. Hoydi'a lo único que que­

da de este bosque son algunos grandes mistoles dispersos y alguno que otro

quebracho que por deforme o enfermo se ha salvado del hacha.

No se tienen suficientes datos sobre las comunidades que han reem

plazado a1 quebrachal de margen de ri’o, pues aqui la variedad de tipos exis­

tentes es grande, ya que la aptitud de los suelos para 1a agricultura ha he­

cho que muchas parcelas fuesen desmontadas, originando asi' una gran varie­

dad de etapas subserales que no han sido analizadas. El stand estudiado nos

muestra en su composición y estructura el grado de destrucción del bosque

y la influencia determinante del vacuno.

6. Fachinal-quebrachal.

Las especies que definen esta. comunidad, son las de los grupos As­

pidosperma, Lycium, Schinopsis y Prosopis sericantha. Se encuentran stands

de este tipo en los faldeos occidentales de la Sierra de Guasayán, y en el cen­

tro del bolsón entre esta Sierra y la de Ancasti. Al Norte del Bío Dulce se

los encuentra alternando con quebrachales. Fisonomicamente es un fachinal

de densidad variable, cubriendo las leñosas de un 25 a un 70 %, y alcanzando

el estrato superior de árboles y arbustos un promedio de 5m. de altura. (Ver

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Foto 8) Las especies dominantes son tusca, tala, algarrobo negro, brea y

quebracho blanco, faltando casi totalmente el quebracho colorado. La cober­

tura del estrato herbáceo varía según el grado de pastoreo entre un 20 y un

40%. A pesar de encontrarse esta comunidad en lugares de poca pendiente,

se ha producido erosión laminar, quedandolos árboles y arbustos sobre do­

mos de 5 a 10 cm. de altura, a veces más, donde se localiza el único manti­

llo existente; el resto del suelo está casi desnudo, formando en algunas par­

tes una delgada cubierta superficial endurecida, que dificulta la penetración

del agua.

La repoblación del quebracho colorado es practicamente nula, no

encontrándose sino muy esporadicamente ejemplares juveniles; el quebracho

blanco en cambio, se repuebla, pero fundamentalmente en forma vegetativa,

por brotes radicales.

Es difícil interpretar el origen de esta comunidady los factores

ambientales que determinan su subsistencia, pero por su composición florfs­

tica y fitosociológica no parece tener relación directa con el quebrachal co­

mo lo indica sobretodo la ausencia del grupo Larrea. En efecto, si represeg

tara un quebrachal preserrano o mesopotámico degradado por tala y pasto­

reo, seri’a complicado poder explicar la ausencia del mencionado grupo de

especies, constituyente tanto de bosques menos degradados como de vegeta­

ción más alterada (los jarillales). Para formular una hipótesis más acorde

con los datos fitosociológicos, habría que postular que.esta comunidad se ori­

ginó a partir de otro tipo distinto de comunidad primitiva, un tipo de pastizal

o de sabana arbolada abierta, invadida luego, a causa del manejo a que esta­

ba sometida, por malezas leñosas primero, y por los dominantes del quebra­

chal luego, sobretodo por Aspidosperma. Es decir, la hipótesis nos conduce

a la conclusión de que el estado actual de evolución de cierto tipo de pastizal

o de sabana primitiva, alterada por efecto de la acción humana, converge, al

menos fisonomicamente, con tipos derivados del quebrachal primitivo, aunque

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nunca llega a constituir un bosque.

Cuáles son las causas de esta convergencia parcial en la sucesión

vegetal secundaria de dos tipos de vegetación diferente? Pueden esbozarse

varias explicaciones. 0 bien el factor predominante en los cambios de la

vegetación es el mismo para ambos tipos, de modo que su acción prolonga­

da y determinante pueda tender a obscurecer las diferencias iniciales, o sino

podemos suponer que el quebrachal y el pastizal no reflejaban ambientes ff­

sicos fundamentalmente distintos, y que por lo tanto las diversas etapas sub­

serales pueden tener cierto grado de convergencia.

Una forma de comprobar la validez de esta última hipótesis, serfa

probando que bajo ciertas condiciones de manejo, la presente comunidad pue­

de seguir evolucionando hacia el bosque, aunque éste por supuesto no sea

exactamente similar al quebrachal actual. Por otra parte, sostener que am­

bos tipos fisonómicos primitivos no reflejaban diferencias fundamentales de

ambiente, nos conduce directamente a la idea que los pastizales o sabanas,

debieron tener como factor determinante otra variable no asociada a la si­

tuación topográfica o edáfica, probablemente el fuego, que mantendría las

sabanas como un "fire-clímax". Sin embargo, y por lo menos en la zona pre­

serrana, el fachinal-quebrachal ocupa una zona particular de los faldeos que

nos hace pensar que el sólo efecto del fuego no puede haber sido causa única

en la localización de las sabanas primitivas.

7. Fachinal- algarrobal.

Se define fitosociologicamente esta unidad, por la presencia de

los grupos Aspidosperma, Lycium y Prosopis sericantha. Se encuentra en

las mismas zonas que la comunidad anterior y su fisonomía es la de un fa­

chinal de 3 a 6 m. de altura y cobertura variable del 25 a1 60%.(Ver Fotos,

15, 16, 17 y 18). Los dominantes del estrato arbustivo son algarrobo negro,

tala, mistol,brea y quebracho blanco. El estrato herbáceo es más denso que

en otras comunidades, variando un poco el valor de su cobertura según la in­

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tensidad del pastoreo, oscilando entre el 40 y el 80%. La vegetación del es­

trato herbáceo forma un mosaico bien visible, alternando tramos de suelo

desnudo con otros cubiertos por grami’neas bajas (Bouteloua), mientras que

otros manchones sustentan una buena cobertura de Trichloris crinita (Foto

15). En algunos stands en cambio, existe una cobertura uniforme de Aristida

adscencionis (Fotos 17, 18)

Esta unidad presenta evidentes similitudes fisonómicas, flori’sticas

y ambientales con la anterior y segúnnuestra interpretación estaria estre­

chamente vinculada con ella. En efecto, creemos que el fachinal-algarrobal

es un tipo de fachinal que como el fachinal-pastizal, se ha originado de un

pastizal o sabana primitiva, pero el factor de explotación que ha provocado

la diferenciación de esta comunidad ha sido la explotación de su vegetación

leñosa para fabricación de carbón, es decir, el factor controlante de la co­

munidad es el horno de carbón. Esta extracción total e indiscriminada de

los elementos lenosos, contribuyó a degradar más el ambiente, pero causó

asimismo, al disminuir la cobertura de arbustos, un mayor desarrollo del

estrato herbáceo. La composicióndel estrato inferior pasa por diferentes

etapas, siendo la primera, inmediatamenteposterior al talado total, el pas­

tizal de Aristida el que es reemplazado luego por gramfneas perennes como

Bouteloualophostachia y T. crinita, bajas y de escaso valor forrajero.

Es posible que esta comunidad sea una etapa seral más o menos

breve, y que de no repetirse la extracción de leña para fabricar carbón, evo­

lucione hacia el fachinal- quebrachal.

8. Fachinal -pastizal.

Unidadque tiene como grupos característicos a Aspidosperma, Prg

sopis sericantha y Digitaria insularis. Los censos realizados corresponden

a dos stands; uno en la Ea. El Salvador; el otro en las cercanía de Lavalle,

pero 1a comunidad ocupa importantes extensiones en el faldeo occidental de

la sierra de Guasayán. No se la ha encontrado en cambio, en la llanura del

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centro de la Provincia de Santiago.

Fisonomicamente es un fachinal sabánico, poco denso, (Ver Fo­

tos 10, 11, 12,13, 14) con visibilidad, que presenta generalmente dos estra­

tos de leñosas, el superior de 4-5 m. de altura, está. dominado por alga­

rrobo negro, brea, tusca y chañar, el inferior de 0, 70-2 m. de alto, está

dominado por poleo, tala, piquiyi’ny coronillo. El estrato de grami'neas es

denso y alto, constituido fundamentalmente por Setaria argentina y Tricholo­

ris pluriflora; cubre del40 al 80%del suelo y su altura promedio es de 60-80

cms. llegando al fructificar hasta 150cms. Los caracteres fisonómicos más

destacados de esta comunidad, que contrastan con todas las consideradas .

anteriormente son: La abundancia y altura de los pastos, y lo abierto del

soto, debido en parte a1distanciamiento entre los arbustos mayores y ade­

más a la escasa repoblación de las especies leñosas dominantes.

Los stands de fachinal-pastizal están ubicados en terrenos bajos,

donde despues de intensaslluvias se producen inundaciones por acumulación

de la escorrenti’a de una vasta zona circundante. Actualmente constituye es­

ta comunidad la mejor pastura de la, zona, tanto por el volumen de pastos,

como por su fácil transitabilidad, y en verano hay efectivamente abundan­

cia de forraje. En invierno, los pastos se secan y son entonces demasiado

duros para ser palatables. Es práctica generalizada quemar periodicamen­

te las matas secas, con lo que se consigue eliminar la paja acumulada, ase­

gurar que los rebrotes verdes estén directamente al alcance del vacuno, y

contener a los elementos lenosos.

Es dificil valorar el efecto de esta práctica de quemar sin poseer

datos controlados sobre la evolución de la vegetación en los años siguientes

a su fuego. Lo que se nota en un primer examen, es que las parcelas que­

madas tienen más pastos que las no quemada, en los primeros años siguien

tes a1 incendio, y que disminuye el número de arbustos debido a la mortan­

dad producida por el fuego,sobre todo entre los arbustos bajos. Pero también

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se nota que el fuego estimula la germinación o la brotación de raices gemi­

feras de ciertas plantas, como el chañar y la brea, formándose colonias

densas, puras y coetáneas de estos elementos indeseables y de rápido cre­

cimiento. Si un incendio posterior no los elimina antes de los tres o cuatro

años, se forman bosquecillos de estas especies.

E1 efecto de las inundaciones aperiódicas, que pueden ocurrir una

vez cada varios años, después de lluvias excepcionales, se manifiesta apa­

rentamente por la ausencia del quebracho blanco, muy sensible a-suelos i­

nundadas, incluso por corto tiempo. La presencia del grupo Digitaria insu­

laris, asi' como 1a abundancia de póleo, puede relacionarse también con la

existencia de mayor humedad edáfica. En resumen, puede decirse que esta

comunidadpropia de terrenos bajos, es mantenida por los incendios perió­

dicos.

9. Algarrobal.

Esta unidad queda definida por los grupos Aspidosperma, Digita­

ria insularis y Prosopis alba. Sonfachinales altos y densos dominados por

algarrobo negro, con cobertura arbórea del 70-80%, y 5-6 m. de altura.

Tienen además un estrato arbustivo muy abierto de tala, chañar y mistol,

y árboles muy aislados de quebracho blanco. E1 estrato herbáceo es muy

variable, pudiendofaltar totalmente o existir formando una cubierta densa

y alta (70-95%de cobertura y hasta 150cm. de altura) dominadapor gg:

taria insularis. También esta comunidades caracteristica de sitios bajos,

y está. ubicada en 1a vecindad de puestos o corrales, de modo que 1a influen­

cia del ganado parece haber sido determinante en su formación y manteni­

miento.

Otro factor adicional de disturbio, y muy destructivo, es la viz­

cacha, que construye sus cuevas en estas comunidades peridomésticas, eli­

minando totalmente de los alrededores de la vizcachera toda vegetación her­

bácea. E1peladar asi‘formado se convierte en foco erosivo y punto de par­

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tida de zurcos y cárcavas. El pisoteo del ganado contribuye a denudar el

suelo, compactándolo, de modo que cuando el tránsito de los animales es cg

tidiano, el stand toma un aspecto desolado, con el suelo practicamente des­

nudo y ausencia casi total de hierbas palatables. Si se ha instalado en cam_­

bio un pastizal de Digitaria insularis, sea en un desmonte o bajo los alga­

rrobos, el suelo queda protegido, y aunque no tiene valor forrajero, forma

una capa de paja y mantillo que impide la degradación.

El valor actual de estas parcelas para pastoreo es nulo, la única

explotación económica factible, es la extracción de leña de algarrobo o 1a

fabricación de carbón. Se tienen pocos datos sobre la historia de los stands

que hoy albergan esta comunidad. De manera imprecisa los pobladores h'a­

blan de la invasión del algarrobo negro como de un hecho reciente,producido'

en los últimos 30 años. Es indudable que las lefiosas en general, han ganado

muchoterreno, transformando pastizales en fachinales, pero también es ­

cierto que el algarrobo blanco existió siempre en los bajos. La hipótesis

más acorde con los datos conocidos es que el algarrobal se originó a partir

de una sabana dominada por Prosopis alba, con un estrato denso de grami­

neas. La concentración del ganado en estos bajos, por la vecindad con los cg

rrales y las aguadas, produjo el rápido deterioro y luego la eliminación de

todas las especies palatables, provocando a su vez la invasión del algarrobo

negro, con la consiguiente transformación de una fisonomía sabánica en fachi­

nal alto y denso. .

El ambiente sin embargo, conserva un valor potencial, al menos

en los stands en que no ha habido erosión violenta, como nos lo muestra el

desarrollo de exhiberantes pastizales de Digitaria insularis. Si este pasto no

sometido a la presión selectivas del ganadopuede constituir una considerable

masa verde, bien puede suponerse que un manejo adecuado restituiri‘a una

alta productividad en grami'neas palatables. Un obstáculo serio para la tarea

de recuperar la productividad económica, es el desconocimiento de la compo­

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sición del pastizal primitivo y la posible desaparición en esta zona de sus

especies dominantes. La comparación con comunidades equivalentes de o­

tra zona nos puede dar en este sentido indicaciones valiosas.

En lo que se refiere a las relaciones ecológicas y flori'sticas del

algarrobal con el resto de la vegetación, vemos que existe la mayor afini­

dad con el fachinal-pastizal, del que difiere fitosociológicamente por la au­

sencia de grupo Prosopis sericantha y la presencia en cambio del grupo Pro­

sopis alba. Son en efecto las únicas agrupaciones de la zona que comparten

el grupo Digitaria y ambas se encuentran además en terrenos bajos. Sin em­

bargo, las diferencias en la compdsición florfstica inicial se deben haber re­

flejado en el distinto manejo de ambos tipos de comunidad, es particularmen­

te en lo que se refiere al uso del fuego.

10. Pichanal-pastizal.

Los grupos Aspidosperma, Prosopia sericantha y Cassia aphylla

sirven para definir fitosociologicamente esta comunidad. El grupo Cassia aphx

lla en particular, _es exclusivo de ella. Se trata de un tipo de vegetación muy

localizado geograficamente, pues sólo se lo ha encontrado en áreas restrin­

gidas del faldeo occidental de la Sierra de Guasayán. Por su fisono_mi'a(Ver

Fotos 19,20,21) es un fachinal bajo y abierto, con una cobertura total de le­

ñosas que vari'a entre el 30 y el 70%. Existe un estrato superior de árboles

bajos, de unos 4m. de altura promedio, formado casi exclusivamente por

tusca, brea y chañar, y un segundo estrato más denso de arbustos bajos, de

l m. de altura, dominadopor pichana, coronillo y póleo. El estrato herba­

ceo está dominado por plantas anuales, de modo que en invierno el suelo que­

da casi desnudo y en verano se destaca por su dominancia Parthenium hzste­

rophorus. Las grami'neas perennes son muy escasas, pero es notable que las

pocas.especies que aparecen con cierta frecuencia sean pastos que se conser­

van verdes en invierno, como: Eragrostis longipila, Stipa ichu y Mophorum

mucronulatum. También es caracteristica la presencia de matorrales casi pu­

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ros de ciertas especies, como tusca, brea o chañar, constituidos por indi­

viduos coetáneos, que pueden alternar entre sf formando un mosaico de bos

quecillos de distinta extensión. Fuera de estas colonias coetáneas no se ve

repoblación de estos elementos.

La localización de estos stands en pendientes con cierto declive,

así como 1a ausencia casi total de protección del suelo, sea por una cubier­

ta permanente de hierbas o de paja y mantillo, ha acentuado la erosión larni­

nar, formando domos al pie de los elementos arbustivos. Estos caracteres

de la vegetación y del suelo, hacen que la presente comunidad sea una de la

más degradada e improductiva de la región, siendo su valor económico ac­

tual casi nulo.

Es posible observar aun en el pichanal-pastizal, rastros de incen­

dios pasados, como cenizas subsuperficiales en el suelo, ramas y postes

carbonizados, arbustos con copa seca y rebrotes basales, etc. Se tienen da­

tos sobre algunas parcelas que fueron hasta hace 20, 25 años, pastizales lim­

pios de "aibe" que eran quemados todos los años en invierno, pues los rebro­

tes tiernos de estos pastos constituíanel único forraje verde existente al final

de la estación seca. Actualmente no se encuentra en esta región un solo pas­

tizal puro de este tipo, y es lógico atribuir su desaparición al tipo de manejo

a que estuvieron sometidos. En efecto, el fuego seguido inmediatamente del

sobrepastoreo, resultó un método eficaz para exterminar las grami’neas.Se­

guramente se produjo una invasión paulatina de arbustos/resistentes a los in­

cendios a medida que se deterioraba el pastizal, traídos en parte por el mis­

mo ganado, pero no perseguidos por éste en su estado vegetativo. De este

modo disminuyó cada vez más el área basal de las grami'neas, hasta que se

hizo difícil quemar por la falta misma de combustible que asegurara la pro­

pagación del fuego. Una vez cesadas las quemas, entraron otras especies,

dando como resultado 1a comunidad actual.

Esta comunidadnos plantea un interesante problema interpretativo.

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Era un "clímax de fuego" mantenido por los incendios naturales primero y por

las quemas anuales de los ganaderos despues, o eran por el contrario reflejo

de condiciones edáficas particulares que favoreci'an el pastizal frente al bos­

que?

Segúnnuestra opinión, en la vegetación primitiva representaban un

tipo estable de comunidaddeterminada por caracteristicas edáfico-tOpográfi­

cas, y no un clímax de fuego. Esta hipótesis se base en el hecho que, en base.

al área que ocupan actualmente las comunidades derivadas del aibal, vernos

que su localización topográfica estaba restringida a la parte superior delipie­

demonte occidental de la Sierra de'Guasayán. Si hubieran sido pastizales de o.­

rigen pirógeno deberi’anencontrarse repartidos al azar por toda la región. ¡Los

aibales tienen según este punto de vista una relación ecológica estrecha con

las estepas serranas. Y en efecto, su composición flori'stica nos indica un ne­

to parentesco con ellas. No sabemos sin embargo cuales son los factores am­

bientales que determinan que en un piedemonte de la Sierra de Guasayán haya

habido primitivamente bosque‘de quebracho y en el otro'aibales y sabanas.

La composición de los aibales, únicas comunidades dominadas por

gramfneas de invierno, es decir que se mantienen verdes en la estación seca,

hizo que fueran particularmente perseguida por el ganadero, y se debe haber

generalizado la práctica de quemarlo para obtener mayor palatabilidad y pre­

cocidad, eliminando las vainas foliares duras de la. estación anterior y'permi­

tiendo un rebrote más temprano. Este fue sin duda el comienzo del fin del pas­

tizal.

En cuanto a sus posibilidades defi-ecuperación, no parece fácil obte­

ner resultados rápidos con el simple aislamiento. Los arbustos bajos indesea­

bles como Prosopis sericantha y Cassia aphylla, están muy extendidos ylas

matas de gramíneas portagranos constituyen verdaderos relictos, pues tanto

Elionurus trigsacoides como Stipa ichu, sólo se encuentran esporadicamente

bajo la protección de los arbustos espinosos o en el terraplén del ferrocarril.

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(66

Abundansin embargo en los faldeos pedregosos de las sierras vecinas, de

dondepodrían salir las semillas necesarias para recolonizar su antiguo do­

minio. Puede objetarse que pensar en restablecer un pastizal dominadopor

grami'neas tan poco nutritivas y '{palatables como éstas, no represente un ob­

jetivo economicamente ventajoso. Sin embargo, habri'a que tener en cuenta

que aun un pobre forraje de invierno, es precioso en esta zona, y si hay un

método de manejo que permita mantenerlo usándolo, creo que su reimplan­

tación se justifica, máxime cuando es difícil poder obtener otro tipo de co­

munidad que pueda reemplazarlo con ventaja en este tipo de ambiente y de

terreno.

11. Comunidades ruderales de potreros abandonados, corrales, caminos yterraplenes de ferrocarril.

Estas comunidades no han sido inclufdas en el esquema de clasi- '

ficación, pues es necesario contar para ello con censos realizados en stands

similares en otras regiones vecinas. Todas‘ellas se caracterizan por la pre­

sencia del grupo chycarpon suffruticosum.

Son comunidades herbáceas, de cobertura variable, dominadas

por distintas especies de malezas anuales o perennes. Se encuentran tanto

en potreros que fueron totalmente desmontados, cultivados y más tarde abali

donados, como en sitios peridomésticos de vecindad de viviendas, corrales

y aguada, y también en el terraplén del ferrocarril.

Las leñosas se encuentran aqui’solamente en ejemplares juveni­

les, indicándonoscuales son las especies pioneras en la invasión de parce­

las desmontadas: tusca, jarilla, algarrobo negro, piquiyi'n, quimil, poleo,

tala, mistolillo; pero aun en potreros que llevan más de cinco años de aban­

dono desde 1a última vez que fueron cultivados, ninguna de estas especies

lleñosas prospera, con la sóla excepción del poleo, lo que es debido a 1a vio­

lenta acción destructora del ganado, tanto vacuno como caprino o porcino,

que pisotea y ramonea continuamente aun las especies menos palatables.

Unaprimera clasificación no florfstica de estos stands, seria:

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a) Comunidadesdel terraplén del ferrocarril. Su composi­

ción varía según la topografía, siendo distinta en los bajos, donse se acu­

mula humedad, que en los faldeos o cumbres. Pero hay dos factores de ma

nejo que le confieren importancia a su composición: estar alambradas, y

por lo tanto relativamente libres de pastoreo, y ser quemadas periodica­

mente. Las leñosas que aquí prosperan son muy pocas; tusca, chañar,po­

leo, Prosopis campestris y algarrobo negro juvenil, y su cobertura es esca­

sa. Vemos asi’que el fuego mantiene el stand relativamente libre de arbus­

tos. El número de especies de gramfneas que se encuentran es alto, al

igual que su cobertura (Ver censo 33) y es interesante la presencia y la

abundancia de Elionurus tripsacoides, uno de los aibes, lo que nos confir­

ma la capacidad de esta grami'neapara resistir los incendios periódicos

cuando no es sobrepastoreada.

b) Comunidades de campos cultivados y abandonados. Estos

potreros desmontados están dominados por la malva (fiphaeralcea bonarien­

¿SJ (Ver Foto 24) y han sido cultivados en un tiempo, aprovechando la si­

tuación topográfica favorable que permitía la acuznü‘l‘aciónde las aguas deescurrimiento pluvial. Su abandonoposterior se a en parte al-fracaso de

las cosechas en años secos y en parte a desinterés o inercia. La estabili­

dad de la comunidadestá asegurada por el tránsito diario de las majadas

con su ramoneo destructor y por el pisoteo del vacuno. El valor económico

actual es nulo, pues no hay nada aprovechable como forraje, sin embargo

estos lugares son potencialmente los más aptos para una agricultura de

secano planificada, pues están libres de leñosas, lo que implica aprove­

char el gasto ya realizado en el desmonte. Sólo es necesario para evitar

un nuevofracaso elegir cuidadosamente las especies a sembrar y planifi­

car las técnicas de almacenamiento y conservación del agua en el suelo y

de laboreo agrícola. Posiblemente estos stands sean los primeros a los

que haya que recurrir para solucionar el problema, que representa el

verdadero cuello de botella de la ganadería en la zona, la provisión de fo­

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rraje en 1alarga estación seca.

c) Comunidadesruderales y pericorrales. Estas comunida­

des son las de vegetación más baja y flori'sticamente más pobre de toda la

zona (Ver Foto 23). En verano la cobertura es alta y 1a altura de las hier­

bas alcanza a 10 cms. de altura promedio, pero en invierno el suelo que­

da totalmente desnudo. Alternanthera pungens es 1a especie dominante.

d) Comunidades de borde de aguadas y banquinas de cami­

nos. Se encuentran aqui malezas más exigentes en cuanto a condiciones de

humedad del suelo y en general alcanzan más de 1m. de alto y una elevada

cobertura, por lo menos en verano. Las especies dominantes son:Solanum

argentinum, Verbesina encelioides y Zinnia peruviana.

e) Comunidades de vecindades de corrales de vacunos. En la

vecindad inmediata de estos corrales, que además están ubicados en gene­

ral en sitios bajos, se encuentran en grupos o bordeando caminos talas y

algarrobos blancos, en cuya sombra vegeta esta comunidad de latifoliadas

altas y nitrófila, dominada por Malvastrum coromandelianum y Ruellia

lorentziana. Está condicionadapor la sombra y por el pastoreo, pisoteo y

las deyecciones de los animales.

8. Clasificación de las comunidades.

Una vez delineadas las comunidades-tipo, debemos ensayar

clasificarlas según un sistema que nos sirva para recalcar los vínculos que

las relacionan entre sf. La escuela fitosociológica de Zurich-Montpellier

agrupa las unidades inferiores de vegetación, asociaciones, en una jerar­cOnSh'i'ugenáo

qui'abasado en la fidelidad de las especiesflagrupaciones cada vez más

amplios, uniendo asi’las asociaciones en alianzas. éstas en órdenes y lue­

go los órdenes en clases, quedandodefinida cada unidad por sus propias es­

pecies caracteristicas o diferenciales. Las unidades anteriormente descrip­

tas en este trabajo correspondería a las asociaciones de Z-M, aunqueno

creemos convenientedenominarlas así por no haber sido caracterizadas

en base a especies de alta fidelidad. Tampoco hemos intentado seguir orto­

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doxamente el sistema clasificatorio de Z-M, ya que para lograr hacerlo

con éxito es necesario tener un conocimiento más acabado de 1a vegeta­

ción en toda la región.

Ha parecido más adecuado por ahora, unir las comunidades

vinculadas geneticamente entre si’, es decir, agrupar en una unidad superior

que llamamos s_e_r_ie_a aquellas comunidades que han derivado de un mismo

tipo original de vegetación y que representan por lo tanto diferentes esta­

dos de degradación o de recuperación; en todo caso son tipos más o menos

modificados por 1a acción humana de un mismo stock original. Es decir, ca­

da serie es producto del impacto del hombre a través del manejo pasado y

actual sobre una determinada comunidad original. En este sentido se ase­

mejan a las series definidas por Gaussen (1954)y creo que tienen el mismo

significado de unidades dinámicas. Las comunidades cualitativamente distin­

tas que componencada serie pueden llamarse estadios.

De cada serie no existen en la actualidad stands que repre­

senten su estado primigenio, pero ello no nos impide para nada reconocer

como pertenecientes a la misma sus diferentes estados de alteración. No

debe interpretarse una serie simplemente como una sería, o una cadena su­

cesional simple, sino como un conjunto de eslabones entrelazados de una

manera más compleja, producto de avances y retrocesos múltiples, resul­

tado si' de un determinado tipo general de manejo, pero que varia infinita­

mente en sus detalles, de modo que puede decirse que cada stand tiene ma}:

cada su propia historia, diferente en general a otros de su misma comuni­

dad (estadio) y de su misma serie.

Cada uno de los estadios integrantes de una serie representa

una definida etapa cualitativa en su evolución, pero dentro de cada una de

estas comunidades pueden reconocerse stands que difieren cuantitativamen­

te entre si, y en este sentido es mejor ordenar los stands que integran un

estadio, según caracteristicas mensurables que nos indiquen el grado de

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apartamiento de una condición-tipo, o que nos permita ubicarlo dentro de

un gradiente que indique caracteristicas de la vegetación o del ambiente

que sean reflejo de condiciones de uso. Algo similar a éste es el sistema

utilizado por Soriano (1963), para su valoración de campos en la Patago­

nia subandina. Este trabajo de ordenación de stands, es posterior en todo

caso al de establecer las comunidades que integran cada serie y nosotros

no lo hemos realizado.

En resumen, los eslabones de una serie son estados suce­

sionales secundarios provocados fundamentalmente por el antropofactor,

mientras que las diferentes series reflejan tipos de vegetación condiciona­

dos por factores ambientales e históricos de otro tipo: edáficos, t0pográfi­

cos, climáticos, etc. Las series que hemos establecido, junto con las co­

munidades que las integran, se detallan a continuación:

1.­ Serie del Quebrachal-preserrano. Partiendo de la vegetación original,

esta serie está formada por: quebrachal primitivo preserrano - que

brachal preserrano - jarillal preserrano.

2.­

3.­

Serie del Quebrachal mesopotámico: quebrachal mesopotámico primig

vo - quebrachal mesopotámico - jarillal mesopotámico.

Serie del Quebrachal de margen de rfo: quebrachal primitivo de mar­

gen de ri’o - quebrachal de margen de ri'o - fachinal de margen de rfo.

serie de 1a sabana-quebrachal: Sabana-quebrachal primitiva-fachinal­

quebrachal - fachinal-algarrobal.

Serie de la sabana-algarrobal: sabana algarrobal primitiva - algarrg

bal.

Serie del pastizal de bajos: Pastizal primitivo de bajos - fachinal­

pastizal.

Serie del pastizal serrano o aibal: aibal primitivo - pichanal-pastizal.

Debemos hacer notar que en caso de producirse una recupe­

ración de la vegetación, los términos. sucesivos de evolución natural de ca­

da comunidad una vez eliminados los factores de disturbio, integrari’an las

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respectivas series, pero por supuesto los términos finales no serian igua­

les a los estadios primitivos anteriores a la degradación.

C. Integración de las c0munidades en emaisaje.

Para tener un panorama integrado del paisaje vegetal en la

región estudiada, es necesario indicar el lugar que cada comunidad ocupa

dentro del cuadro total de la vegetación regional. Lo ideal para este fin se

.ri'apoder trazar un mapa de vegetación que mostrara 1a localización preci­

sa de cada una de las comunidades, pero como no tenemos un conocimiento

total de la zona,necesario para mapearla en una escala adecuada, daremos

al menos una visión general de la importancia relativa de las diferentes fi­

tocenosis.

En 1a zona serrana, excluida la sierra misma, las comunida­

des se distribuyen de modo asimétrico con respecto al eje del cordón mon­E’fl e.o r'l'th'u.

tafioso.— unperfilesquemaftico,que— 1aSierradeGua­‘nwelicats-en

sayánen su porcióncentral, en el quese _ la posicióny extensiónre­odño.

lativa de cada comunidad,—Verse quela serie del quebrachalprese- .

rrano se localiza en una franja angosta en el piedemonte oriental de la sie­

rra. La mayor parte de esta franja está ocupadapor el jarillal, pero que­

dan sin embargo algunos stands de quebrachal preserrano. Continúa luego

una banda mucho más extensa de sabana- quebrachal que termina con un H­

mite bien neto en el Valle del Rio Dulce o del Saladillo. El valle del ri'o ten­

drá quebrachal de río o jumeal, según se trate de la zona aluvional de se­

dimentación de arenas o del valle inferior donde predominan los sedimen­mesc‘ao 1-113“;ch

tosfinos.¡Lazonaü sustentala seriedelquebrachalmedite­

rráneo hasta el valle del ri'o Salado, alternando con sabana- quebrachal en

las cercanías de la Ciudad de Santiago.

En el piedemonte Oeste de la Sierra de Guasayán, existe una

franja muy estrecha de aibal, que se repite al borde de cualquier aflora­

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miento del sustrato cristalino, como en la pequeña elevación de Tres Ce­

rros. E1resto del bolsón interserrano está ocupadofundamentamentepor

la sabana-quebrachal, salvo los bajos con'acumulación temporaria de agua

que tienen pastizal de bajos y sabana-algarrobal. A1llegar al borde del

faldeo oriental de la Sierra del Alto aparece otra franja de quebrachal.pre­

serrano que precede al bosque serrano de horco-quebracho y cebil.

En el piedemonte septentrional y oriental del sistema serra­

no de Sumampa-Ambargasta, se repite parcialmente este esquema, domi­

nando el quebrachal preserrano y 1a sabana- quebrachal, que terminan brus­

camente en los bajos salinos del valle del Saladillo. Entre este ri'o y el Dul­

ce, alternan como ya hemos dicho, las comunidades de suelos salinoszju­

meales, cardonales y vinalares, que ocupan las depresiones del terreno,

con el quebrachal mesopotámico, en general en el estadio de jarillal, que

ocupa las porciones ligeramente más elevadas.

Hacia el Noroeste de Guasayán, pasando el ri'o Dulce, hasta

el limite de la región estudiada, alternan el quebrachal mesopotámico con

la sabana- quebrachal, aunque no ha sido posible correlacionar en esta zo­

na 1a presencia de una u otra comunidad con factores del ambiente. En los

bajos aparece asimismo 1a sabana-algarrobal, pero esta comunidadestá

mucho más restringida arealmente que las otras dos. Lo distintivo de la

fisonomía de 1a sabana-quebrachal en esta zona, es 1apresencia de Tritri­

nax campestris , que puede alcanzar destacada importancia fisonómica.

Aproximadamente a la latitud del paralelo 27, desaparecen estas comuni­

dades, siendo reemplazadas por otras derivadas del quebrachal de tipo sal

tefio, pero formando un ecotono amplio.

Es necesario decir algo sobre el problema de los ecotonos

entre diferentes comunidades. La vegetación de esta zona, es relativamen­

te discontfnua, y se presta por lo tanto a la identificación de unidades dis­

cretas. Esto es debido en parte, a que el factor humano ha dejado su huella

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predominante, y a menudo ocurre que un alambrado que separa dos propie­

dades o dos potreros es a su vez límite de unidades de vegetación. Pero el

paisaje primitivo era probablemente más continuo, con áreas ecotonales

más bien amplias. Además, dentro de la discontinuidad actual podemos de­

tectar variaciones menores de tipo contínuo regidas para un mismo stand

por factores tales como distancia a una aguada, un camino o un corral. ’ Pe­

ro la discontinuidad básica de las comunidades no excluye la existencia en

determinados lugares de áreas ecotonales, donde 1a mezcla de dos o más

comunidades hace muy difícil interpretar la vegetación. Asi', mientras la

sabana-algarrobal tiene en general limites bien netos,, los del quebrachal

y de la sabana-quebrachal, suelen ser más difusos. También el aibal pue­

de entremezclarse con los dos tipos anteriores, formando asf una vegeta­

ción mixta por unión de tres tipos diferentes, aibal, quebrachal, y sabana­

quebracha. En la Tabla 3, se indican algunos de estos ecotonos. Afortuna­

damente los ecotonos son fáciles de identificar una vez que se está familia­

rizado con las unidades que lo integran, reconociendo el caracter heterogé­

neo de su vegetación.

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VI. RELACIONES CON LA VEGETACION DE LAS

REGIONES CIRC UNDANTES.

En esta sección trataremos algunas relaciones ecológicas y

fitosociológicas que se pueden establecer entre las comunidades estudiadas

y la vegetación de las regiones adyacentes. Por supuesto que nuestro cono­

cimiento de las zonas circundantes es fragmentario, sin embargo, resulta

suficiente como para permitirnos cumplir el objetivo enunciado.En cuanto a

la caracterización a grandes rasgos de estos tipos de vegetación referimos

al lector a la Sección III B. Con los censos realizados en estas regiones,

- . se confeccionó 1a Tabla 5, donde se dispusieron

¡los grupos de especies fundamentales del chaco semiárido santiagueño, agre­

gándose dos nuevos grupos inexistentes en la vegetación anteriormente con­

siderada. En base a estos datos y los que se encuentran en la bibliografia

examinaremos sucesivamente las conexiones con el bosque chaqueño serra­

no, el chaco semiárido salteño, el chaco árido, el monte y la vegetación de

suelos salinos . A1final de esta sección se encuentra 1a ubicación y breve

caracterización de los censos realizados en estas zonas.

A. Bosque Chaqueñoserrano.

Se tienen seis censos realizados en este tipo de bosque,

(55-79-59-54-85-97) en localidades muy alejadas entre sf, ubicadas en cua­

tro sistemas serranos diferentes: Guasayán, Ancasti, Ambato y Sierra de

Los Llanos. (Ver Tabla 5). Tres grupos fitosociológicos son comunes a los

seis stands: Aspidosperma, Lycium y Acacia praecox. El stand del Porte­

zuelo tiene además el grupo Larrea y los otros cinco el grupo Prosopis se­

ricantha.

Si comparamos esta comunidadcon el quebrachal preserra­

no notamos la ausencia del grupo Schinopsis, la presencia del grupo P. se­

ricantha y la presencia en ambos del grupo A.praecox. La presencia del gru­

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po Larrea en el faldeo Oeste de la Sierra de Ancasti, puede ser debida a que

este stand alberga una comunidad muy degradada, situada en la parte baja

del faldeo, en 1a vecindad de un jarillal que se extiende por el piedemonte,

y que además esta ladera occidental de Ancasti es el habitat más seco de tg

dos los ocupados por el bosque Chaqueñoserrano. La invasión por ambas es­

pecies de jar-illa, L. divaricata y L. cuneifolia, es manifiestamente reciente,

como se puede deducir del "pattern" de dispersiónzespecies dominantes en

los alrededores de viviendas, poblados y borde de caminos, van disminuyen

do en importancia a medida que nos alejamos hacia las partes más alejadas

y menos modificadas, disminuyendo asimismo a1 aumentar la elevación en el

faldeo. El grupo P. sericantha por otra parte, es propio de lugares abiertos

e iluminados, siendo en su mayor parte constituyente primitivo de los faldeos

pedregosos escarpados donde no se ha establecido el bosque. Es lógico pen­

sar que sus especies penetraran en el bosque cuando éste se clarea. Cree­

mos que su ausencia del censo 59 no es significativa, sino producto del azar,

en nuevos censos en esta localidad seguramente aparecerá. El grupo Schi­

nopsis falta porque su especie más caracteristica está reemplazada aqui'por

Schinopsis haenkeana y las demás constituyentes del grupo tienen fidelidad a

aquella especie faltando por consiguiente en esta comunidad serrana.

Como conclusiones preliminares del análisis de la composi­

ción fitosociológica de esta comunidad diríamos: 1) Presenta gran afinidad

flori’stica con el quebrachal preserrano, sin embargo difiere en su constitu­

ción fitosociológica en grupos clave como Schinopsis. 2) El bosque serrano

constituye una serie, en el sentido en que hemos definido anteriormente este

términoflos estadios de la serie más cercanos a las condiciones del bosque

no'alterado carecerán del grupo P. sericantha; en los estadios más degrada­

dos puede presentarse el grupo Larrea. 3) Existe además una variación gra­

dual en composición y características del bosque a medida que nos alejamos

hacia el Sur, empobreciéndose paulatinamente en sus especies ti'picas. 4)

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No se ha intentado, debido a falta de datos y a 1a existencia de este gradien­

te, constituir grupos fitosociológicos exclusivos de esta serie.

B. Chaco semiárido salteño.

Se tienen sólo dos censos de esta vegetación, uno en Tucumán

(78) y otro en Salta (80), pero los trabajos de Morello y Saravia (1959) nos

proveen abundante información para nuestros fines comparativos. Los dos

censos realizados están caracterizados por los grupos: Aspidosperma, Ly­

cium, Schinopsis y Acacia praecox, es decir los mismos grupos que indivi­

dualizan a1 quebrachal preserrano, salvo que en éste se encuentra además el

grupo Larrea. Es decir, el quebrachal salteño es un quebrachal preserrano

sin el grupo de 1ajarilla,pero su mayor riqueza florfstica nos hace suponer

además, que podrán individualizarse en esta vegetación nuevos grupos de es­

pecies que serán propios de sus diferentes comunidades. Creemos asimismo

que en estos grupos residirá precisamente 1a gran afinidad del quebrachal

salteño con el quebrachal serrano. De 1a lista de especies que dan Morello

y Saravia, como constituyentes del estrato arbustivo del quebrachal salteño

no pacido ni explotado para madera, vemos que: salvo cuatro especies de am­

plia distribución, las 15 restantes o integran el grupo Acacia praecox, común

a los tres tipos de quebracha1:sa1teño,preserrano y serrano, o son especies .

características sólo del quebrachal salteflo y serrano.

No podemos decir nada de las restantes comunidades que in­

tegran 1a vegetación del chaco semiárido salteño, pero si puede afirmarse que

el quebrachal salteño muestra 1a mayor afinidad fitosociológica con el bosque

Chaqueñoserrano, una afinidad menor con el quebrachal preserrano y menor

aun con el quebrachal mesopotámico que, sin embargo, lo limita directamente.

También puede verse, en base a los datos existentes en 1a li­

teratura, que el quebrachal saltefio presenta un gradiente de empobrecimien­

to paulatino en sus especies características a medida que nos alejamos de las

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sierras dirigiéndonos hacia el Este. Recién mucho más hacia el Este cuan­

do se entra en e1 chaco húmedo,comienza a enriquecerse nuevamente. Es co­

mo si un núcleo de especies chaqueñas relativamente'higrófilas encontrara

su óptimo en las laderas bajas de las sierras que bordean la llanura chaqug

ña en Salta y Tucumán, y luego fueran desapareciendo gradualmente en dos

direcciones: hacia el Sur, sin dejar nunca los faldeos, y hacia el Este, en

que se internan en 1allanura y se pierden lentamente. Algunas reaparecen

en el chaco húmedoy otras se prolongan por las galerías fluviales que sir­

ven de puente entre ambas áreas disyuntas.

Así, por ejemplo, Chorisia insigis vive en el quebrachal

salteño y en el bosque serrano, llegando por el Sur sólo hasta 1a Sierra del

Alto, faltando en los bosques serranos de Córdoba, San Luis y La Rioja.

Hacia el Este también desaparece pronto, no alejándose más de 150km. de

las estribaciones montañosas en el oriente de Salta, reapareciendo otras

vez dende el centro de Formosa hacia el Este.

C. Chaco árido.

De esta región se tienen ocho censos en las Provincias de

La Rioja y San Luis. (Ver Tabla 5). Con este pequeño número de censos se

hizo un esquema de comunidades, que puede servir de guia provisional, en

el que se reconocen cuatro tipos: quebrachal árido, quebrachal-algarrobal,

quebrachal árido serrano, y jarillal-quebrachal. Para individualizar estas

unidades se utilizaron además de los grupos ya conocidos, otros dos gru­

pos que aparecen por primera vez, a saber: los de Bulnesia retama y Pro­

sopis flexuosa. Consideraremos brevemente cada comunidad.

1) El quebrachal árido queda definido por los grupos Aspi­

dosperma, Lyc'ium, Larrea, P. sericantha y Bulnesia retama. Fisonomica­

mente es un fachinal de 3-4 m. de altura y cobertura variable, dominadopor

jarilla, quebrachoblanco, algarrobo negro, lata y Cassia rígida. El estrato

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herbáceo es muy pobre, siendo escasa la cobertura de grami'neas perennes.

Esta comunidad se encuentra en terrenos relativamente altos, de suelo muy

arenoso, y es utilizada para pastoreo de ganado mayor. El talado de los ár­

boles de mayor tamano y el uso ocasional del fuego son dos factores que de­

ben considerarse para interpretar la historia de los stands de quebrachal

árido.

Puede hablarse de una serie, cuyos términos primitivos pre­

sentaban mayor dominancia de quebracho blanco, pero que nunca formaron

una comunidad boscosa, ya que este árbol alcanza aqui'un desarrollo pobre

en comparación con Santiago del Estero, no encontrándose ejemplares mayo­

res de 6-8 m. de altura. El extremo de mayor alteración de la serie es un

jarillal similar a1jarillal mesopotámico, del que se diferencia por poseer

el grupo Bulnesia retama. La explotaciónmaderera el pastoreo, conjunta­

mente con las quemas, han producido los diferentes estadios-decis? serie.Su mayor afinidad fitosociológica es con el quebrachal lesopoka'flmd, del

que se diferencia por la ausencia del grupo Schinopsis y la presencia del gzli

po Bulnesia. Las diferencias climáticas, principalmente frio y sequía, son

responsables de estas variaciones.

2) El guebrachal-algarrobal se caracteriza por los grupos

Aspidosperma, Lycium, Larrea, Bulnesia y Prosopis flexuosa. Es un fachi­

nal de jarilla, algarrobo, tala, brea y quebracho blanco, bajo y abierto, con

un estrato herbáceo denso de grami'neas anuales o perennes. Se diferencia

topográficamente del quebrachal árido por ocupar sitios con mayor humedad

edáfica, lo que provoca la aparición de freatófitas como P.flexuosa y de una

cobertura herbácea densa. Tendrfamos entonces otra serie, cuyo término

original puede haber sido un tipo de sabana con quebracho blanco y algarrobo

(P. flexuosa) como árboles mayores. Fuego, talado y pacido provocan los di­

ferentes estadios, hasta terminar en un jarillal que es fisonomicamente dife­

rente de cualquier otra comunidaddominadapor Larrea divaricata por la co­

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bertura del suelo, constituida aqui’por hierbas anuales. Esta serie del que­

brachal-algarrobal no es comparable a ninguna serie del chaco santiagueño.

3) Quebrachal árido serrano. En las Sierras de San Luis, y

del Sur de La Rioja (Ulapes) que se encuentran en el limite meridional del

bOSquechaqueño serrano, esta comunidad ya muy empobrecida flori’stica­

mente adquiere asimismo una fisonomía distinta. El quebracho blanco es el

único árbol dominante, presentándose disperso desde el pie del faldeo hasta

unos 200-300 m. más arriba, tomando la comunidad un aspecto de sabana ar­

bolada con un estrato denso de gramfneas, constituido en su mayor parte por

especies que han descendido de las estepas serranas de las cumbres, pudién­

dose explicar de este modo la presencia del grupo P. sericantha, y de espe­

cies como Festuca hieronymii y diversas Stipa. Además del grupo Aspidos­

perma, puede formar parte de la comunidad el grupo Bulnesia retama, pero

el de Larrea divaricata, falta como es habitual en las comunidades de faldeos

serranos.

Puede considerarse entonces esta unidad fitosociológica co­

mo un estadio de la serie del bosque Chaqueñoserrano ubicada en el extre­

mo Sur de su gradiente de empobrecimiento, o también como integrante de

una serie propia con todas sus etapas de alteración,homóloga del quebrachal

serrano de más al Norte. La explotación del quebracho blanco puede provo­

car incluso su desaparición total, siendo entonces invadida la comunidadpor

arbustos espinosos bajos, principalmente Acacia furcatispina, Acacia caven

y Mimozyganthus carinatus; el censo 90 fue realizado en un stand de este ti­

po.

4) Jarillal-quebrachal árido. Esta es 1a comunidad más po­

bre, flori’stica, fisonómica y fitosociologicamente de todo el chaco árido. Dos

grupos de especies 1a definen: Aspidosperma y Bulnesia retama. Sonjarilla­

les bajos, un metro de altura promedio, de Larrea cuneifolia , con árboles

y arbustos dispersos que sobrepasan la cubierta de copas de 1ajarilla en uno

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o dos metros. Difiere fisonomicamente de los jarillales de Larrea divaricata

por su menor altura y la ausencia casi total de cactáceas arborescentes y ar­

bustivas. Su mayor similitud es con los jarillales del monte, del que difiere

principalmente por la presencia del grupo Aspidosperma, razón por la que

hemos denominado a esta comunidad como jarillal-quebrachal. Ocupa suelos

arenosos en todo el piedemonte oriental de la Sierra de Velazco, extendién­

dose hasta los bajos del Salado y del desagüe de Los Colorados, donde cam­

bia el tipo de suelo. Está. cortada por numerosos cauces temporarios que ba­

jan de la mencionada sierra y que presentan una angosta galería de Prosopis

M o P. chilensis.

Resultari’a prematuro adelantar una opinión sobre la posible

fisonomía y estructura primitiva de esta comunidad, Lo que puede verse ac­

tualmente es que Larrea cuneifolia forma una matriz contínua presente en ­

toda la extensión de la comunidad, mientras que la cobertura de árboles ma­

yores es muy variable de un lugar a otro, lo mismo que la de grami‘neas. En

pequeños monti’culosalgo más elevados que el resto del terreno dominan el

quebracho blanco y el retamo, pero no puede decirse si esto es exclusiva­

mente debido a la variación topográfica o si ésta a favorecido la conserva­

ción de estos bosquecillos relictos.

D. Semidesierto del monte.

Se realizanon tres censos en ambientes característicos de

los bolsones semidesérticos que se incluyen en 1aprovincia fitogeográfica

del Monte, a saber un faldeo montañoso, un cono de deyección y una baja­

da. Se tienen además los datos de Vervoorst (1954) que trae censos de dife­

rentes comunidades y de Morello (1958). La diferencia fitosociológica más

notable entre las comunidades del monte y las del chaco es la ausencia del

grupo aspidosperma, que no faltaba en ninguna comunidad chaqueña. Están

ausentes además los otros grupos que se encontraban en el chaco santiague­

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no, quedando solamente los grupos B ulnesia retama y Prosopia flex'uosa,

que relacionan estas comunidades con las del chaco árido. El jarillal-que_

brachal árido sería el eslabón entre el jarillal del monte y el quebrachal

árido.

De las tres comunidades analizadas, el jarillal es la más

pobre, pues sólo posee el grupo Bulnesia retama. Su localización topográfi­

ca y composición fueron estudiadas por Vervoorst (1954)por lo que no serán

consideradas aquí. El algarrobal fretófito de Prosopis flexuosa tiene este

grupo y el de la retama, siendo su afinidad mayor con el algarrobal-quebrg.

chal del chaco árido. La comunidad de faldeos pedregosos, se caracteriza

por el grupo Bulnesia retama, y posee además varias especies endémicas

que seguramente constituirfan un grupo fitosociológico exclusivo, c0mo ser:

Zuccag'niapunctata, Mimosa ephedroides, Bulnesia Schickendantzii, etc.

La presencia de especies distribuidas en todos los faldeos pedregosos le

confiere cierta afinidad flori'stica con el quebrachal serrano, particularmen­

te con el quebrachal serrano árido, con el que comparte por ejemplo especies

como: Acacia furcatispina, Prosopis torquata, Lycium chilense, etc.

Pero como ya dijimos en otra sección, consideramos a las

comunidades del monte, al menos en su parte septentrional, como un tipo

extremo de vegetación chaqueña, íntimamente ligada con ésta en su historia,

composición y estructura fitosociológica.

E. Comunidades de suelos arcillosos o salinos.

Las comunidades de estos habitats especializados son, como

es lógico esperar, las que presentan menos afinidades con el resto de la ve­

getación chaqueña. El trabajo de Ragonese (1951) trae abundante material

como para poder sacar conclusiones, y a él remitimos para una descrip­

ción de las mismas.

Podemos dividirlas en dos grupos: las de salinas propiamen­

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te dichas y las de suelos más o menos salinizados. Las primeras rodean al

desierto salino, y su composición ha sido estudiada por Ragonese (1951) en

las Salinas Grandes y por Vervoorst (1954), en el salar de Pipanaco. Sus es­

pecies más características son: Allenrolfea patagónica, Heterostachys ritte­

riana, Atriplex argentina, A. lampa, A. grisebachii, Suaeda divaricata, Ly­

cium pubescens, Grahamia bracteata, Alternanthera nodiferí, etc. En los

suelos salinos y pesados del centro de la Provincia de Santiago del Estero,

salinizados por las inundaciones periódicas de los ri'os.que depositan su car­

ga de sedimentos finos, se encuentran asimismo algunas de estas especies,

pero en general domina netamente Allenrolfea vaginata, el jume, arbusto de

color verde obscuro, y de 1, 50 a 2 m. de altura, que da fisonomía al paisa­

je, que por ello recibe el nombre popular de jumeal. Además del jume puede

ser conspfcuoel cardón, pero son escasos otros .elementos arbustivos dees­

ta altura. Si el suelo está aunque sea pocos centimetros más elevado, se

vuelven importantes además del jume, el vinal, quilfn, algarrobo negro, brea

y chafiar, y en caso de subir aun más el terreno aparece el quebracho blanco.

Existe por otra parte en la región meridional de 1amesopo­

tamia santiagueña, aproximadamente desde la latitud de Atamisqui y Herrera

hasta la mitad de camino entre Pinto y Malbrán, un tipo de fachinal que por

su composiciónpareceri’a formar parte de otra serie del quebrachal semiá­

rido, que podriamos denominar guebrachal-jumeal, pues el estrato arbustivo

bajo, que es el más cerrado, está dominado por Allenrolfea vaginata y Suaeda

divaricata, y el estrato arbóreo por quebracho blanco, brea, quimil, algarro­

bo negro, chañar y garabato colorado; el quebracho colorado no existe en la

partemeridional,apareciendopocoantesdePinto._

_—. Estaseriedelquebrachal-jumealocupalossueloslimo-arcillosos'del borde Sudoriental del quebrachal semiárido santiagueño,

constituyendo una transición entre el quebrachal mesopotámico que lo reem­

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plaza más al Norte, al hacerse los suelos más arenosos, y los jumeales sa­

linos que lo continúan hacia el Sudeste hasta el límite con la Provincia de

Santa Fe y hacia el Sur por la vasta cuenca cerrada de la laguna de Mar

Chaquita en la Provincia de Córdoba . Aparentemente la fisonomía primi­

tiva era más boscosa, transformándose en los fachinales que constituyen

los términos actuales de la serie, a medida que se explotaban ambos que­

brachos, aumentando concomitantemente la importancia de los jumes.

La única agrupación de especies ya conocida que perdura

en estas comunidades es el grupo Cassia aphylla, aunque este arbusto no

es muy frecuente, pero si lo es en cambio Prosopis reptans que puede lle­

gar a formar una cobertura densa de 30-40 cm. de altura. Es interesante

notar la presencia en estas comunidades de especies de arbustos comunes

con los faldeos serranos, como ser: Maytenus vitis-ideae, Mimozygan­

thus carinatus, Prosgfia torglata, chlolepis genistoides, Bulnesia bona­

riensis, Tabebuia nodosa, Plectrocarpa tetraeantha, etc. Seri’ainteresan­

te investigar por qué razones ecológicas estos arbustos que caracterizan

algunas comunidades de los faldeos serranos perdurán también en suelos

salinos.

También están dominadas por el jume las comunidades ve­

-getales de las zonas más bajas de los Llanos de La Rioja (Desagües del Rio

Salado, de los Colorados) y tanto aqui' como en Santiago el jumeal se expan­

de rapidamente cuando las comunidades que lo limitan son degradadas. Es

característico asimismo, ver los puestos o caseríos rodeados de un cintu­

rón de jumeal en áreas de quebrachal vecinas a esta comunidad, aunque ub_i

cadas fuera de ella.

Censos realizados en estas zonas.

En forma similar a lo que hemos hecho para el chaco semi­r

árido santiagueño, daremos a continuación algunas indicaciones útiles sobre

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cadaunodelos censosrealizadosen estas regionesmarginales,—

Censo 54 (2-8-62) Villa La Punta, faldeo rocoso de la sierra de Guasayán,frente mismo al pueblo; bosque serrano muy degradado dominado por R_u­prechtia triflora y R. apetala; horco-quebracho y yuchán dispersos: pen­diente 25-30 grados, cabras.Censo 55 (4-8-62) La Punta, pastizal-fachinal vecino al pueblo; topografía 'ondulada;pastos altos y secos con alta cobertura, arbustos y árboles bajosdispersos; sin signos de pastoreo; restos de incendios.Censo 59 (20-7-63) El Portezuelo (Catamarca) faldeo Oeste de la sierra delAlto; fachinal abierto en suelo pedregoso y de mucha pendiente; ramoneo;árboles muy aislados de horco-quebracho.Censo 78 (9-8-63) Tapia (Tucumán) faldeo pedregoso de mucha pendiente;bosque serrano muy alterado; pastoreo.Censo 79 (9-8-63) El Infiernillo (Salta, 40 Km. al S. de Rosario de la Fron­tera), pastizal casi puro en topografía ondulada; cobertura de gramíneas 90%pastos altos y secos; rastros de fuego; suelo negro, húmedo; stand rodeadode fachinal sabánico bajo y muy abierto.Censo 80 (10-8-63) 5 Kms. al Este de Balboa (Salta); fachinal denso y alto;en faldeo suave; suelo húmedo y algo pesado en la parte baja; en los cerrosvecinos domina el cebil.

Censo 81 (12-8-63) Andalgalá, jarillal en parte inferior de un cono de deyec­ción de pendiente suave, entrecortado por fiumares; suelo completamentearenoso.

Censo 82 (12-8-63) entre Mollecito y Colpes (Catamarca) algarrobal muydestruído, rodeado de médanos y jumeales; suelo muy arenoso.

Censo 83 (13-8-63) faldeo Oeste del Ambato al entrar a la quebrada de laSébila, topografía accidentada, suelo pedregoso; fachinal muy abierto conabundancia de cactáceas bajas y Trichocereus.Censo 84 (14-8-63) entre La Rioja y Patquía; jarillal en el piedemonte de lasierra de Velazco; numerosos fiumares; suelo muy arenoso, pastoreo.Censo 85 (15-8-63) Olta (La Rioja) faldeo serrano pedregoso; fachinal abier­to con árboles aislados de horco- quebracho; sedimentos rojizos.Censo 86 (16-8-63) Cruce de rutas nacionales 79 y 20 (La Rioja) jarillal­fachinal bajo y abierto; topografía suavemente ondulada; suelo arenoso;mu­cho vacuno; restos de incendios.

Censo 87 (16-8-63) 15 Kms. al Sur de Ulapes (La Rioja), fachinal bajo en to­pografía llana, pastoreo intenso; suelo arenoso; tocones de quebracho blan­co.

Censo 88 (16-8-63) 15 Kms. al Sur de La Candelaria (Sa, Luis), jarillal al­to; faldeo muy suave; tocones grandes (de quebracho o algarrobo?).

Censo 89 (16-8-63) 8 Kms. a1 Sur de Quines (San Luis) jarillal cOnmuchasgramíneas altas; tocones de algarrobo; pastoreo, fuego.

Censo 90 (17-8-63) pasando el río Socoscora (San Luis); fachinal serrano enfaldeo pedregoso; tocones de quebracho blanco.

Censo 92 (18-8-63) Ruta 8, Km. 704 (San Luis) médano con quebrachal de As­pidosperma rodeado de pastizales, en topografía suavemente onduladagbuenarepoblación del quebracho; dominan Stipa ichu y otras especies de Stipa queforman un estrato herbáceo denso.

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Censo 95 (17-8-63) pasando el Río Socoscora (San Luis), jarillal a1pie dela sierra... con densa cobertura de gramfneas;pastoreointenso.Censo 96 (16-8-63) 15 Ksm. a1 Sur de Ulapes (La Rioja), fachinal denso,topografía con variaciones muy suaves; pastoreo.Censo 97 (13-8-63) Quebrada de La Sébila, valle estrecho con cauce seed;bosque serrano muy alterado.

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VII.CONCLUSIONES

A. Valor indicador de las especies y grupos de especies.

Una vez analizadas y clasificadas las comunidades vegetales

veamos que conclusiones pueden extraerse sobre el valor indicador de los d_i

ferentes grupos de especies que nos sirvieron para definirlas. Con los datos

que se poseen actualmente no es posible precisar exactamente el papel de ca

da uno de los factores que determinan la presencia de un grupo en un cierto

stand, siendo necesario obtener más información, particularmente de carac­

ter hist Órico-económico, sobre la explotación pasada y reciente de las dis­

tintas parcelas, asi’como un conocimiento más completo del área de distri­

bución de las principales especies, considerando críticamente cada uno de

los factores operativos que influyen en la localización de los limites del área

de cada especie a lo largo de todo su contorno. Sin embargo, con los conoci­

mientos que se poseen de las diferentes comunidades pueden enunciarse a1­

gunos lineamientos de interés para la caracterización ecológica de las espe­

cies y grupos fitosociológicos.

l. - El grupo Aspidosperma desaparece al desmontar total­

mente y abandonar luego el stand a1 sobrepacido abusivo y al tránsito per­

manente de todo tipo de ganado; de modo que la mayor parte de las especies

que lo constituyen no se reinstalan bajo estas condiciones de intensa coac­

ción biótica; la excepción seria Prosopis nigra (Ver Foto 22), que invade

lentamente estos potreros, por lo que puede ser considerada como la espe­

cie arbórea más agresiva en su expansión y más tolerante a las condiciones

de pastoreo, sólo el fuego detiene su crecimiento. El grupo Aspidosperma

está. presente en todas las restantes comunidades del conjunto de la región

chaqueña árida y semiárida, faltando unicamente en las comunidades del

monte y de las salinas.

El quebracho blanco, codominante del bosque primitivo, es

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constante en los diferentes tipos actuales de quebrachal, haciéndose raro

en cambio en el jarillal y en la sabana-quebrachal. El mistol, componente

normal del quebrachal semiárido en todas sus variantes, prospera asimis­

mo en la sabana-quebrachal, siendo raro en el jarillal; no es una especie

agresiva, pues a pesar de que sus frutos son apetecidos y diseminados por

el ganado, no se establece en lugares desmontados. abiertos o sobrepaci­

dos. Por esta falta de expansividad puede suponerse que su presencia en la

sabana-quebrachal, traduce su condición de componente autóctono de esta

comunidad. La brea es un elemento de linaje flori’stico andino que penetra

en el chaco pasando por el monte. Penetra por los caminos o clareos, sien­

do en general indicio de disturbio, y aunque es muy ubicuista, falta en el al­

garrobal y alcanza en cambio su máxima importancia en la sabana-algaer

bal y en el aibal, donde forma a veces breales puros; su asociación con es­

tas comunidades en cuyo pasado figura como factor decisivo el fuego, denun­

cia su condición de pirófita. Castela cocci’nea se aproxima en su límite

Sudoeste al límite mismo del chaco, coincidiendo en esto con el mistol y el

quebracho blanco; mientras que el piquiyín se extiende más hacia. el Sur por

el caldenal, y el tala llega también a la Provincia de Buenos Aires.

En cuanto a las grami’neas y latifoladas bajas que integran

este grupo Urvillea uniloba. Ayenia cordobensis, Abutilon virgatum, Gouinia

paraguayensis, Tragia hieronymii y Evolvulus sericeus , presentan un área

de distribución incluída dentro del distrito flori’stico del chaco occidental,

mientres que Chloris polydactila y Setaria argentina, se extienden a las sa­

banas y pastizales limítrofes; caldenal, pampa y estepa serrana.

En conclusión, las especies que componen el grupo Aspidos­

perma son elementos autóctonos de la flora ch'aqueña; integraban sus comu­

nidades primitivas; en su distribución se limitan al chaco o sólo lo sobrepa­

san hacia el Sur y Sudeste; son de amplia tolerancia y por consiguiente poco

indicadoras de condiciones particulares del habitat.

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2. - El grupo Lycium tenuispinosum , está formado prepon­

derantemente por leñosas, salvo Tweedia brunonis que es un subfrútice vo­

lubre y Trixis pappillosa una camefita baja. La mayor parte de sus especies

tienen una distribución geográfica más amplia que las del grupo Aspidosper­

ma, llegando en su li’mite austral hasta el Norte de la Patagonia (Ri'oNegro)

como: L. teniuspinosum, Maytenus spinosa, Atamisguea emarginata, Ephedra

triandra, Trixis pappillosa y Tweediabrunonis. Las más restringidas en su

distribución son Beloperone scorpioides, Cleistocactus baumannii y Mimosa

detinens cuyo límite Sur no sobrepasa la Provincia de Córdoba, siendo ele­

mentos megatérmicos derivados de un linaje flori'stico subtropical-brasileño.

De todas las comunidades del chaco aqui’consideradas, este

grupo está ausente solamente en el algarrobal, sabana-algarrobal y aibal.

Sus componentes no son afectados negativamente por el pastoreo o ramoneb,

pues salvo Ephedra, ninguna de las demás especies es palatable;pero tampo­

co son elementos invasores, ni que se expanden en condiciones de disturbio,

con la excepción de Mimosa detinens. Es decir, es un grupo conservativo por

su permanencia en cierto tipo de comunidad; sensible a alteraciones grandes

del ambiente (desaparece en el jarillal); poco indicador sin embargo de con­

diciones de habitat por su vasta área de dispersión, excepto por su ausencia

de sitios bajos y de 10s ex-aibales.

3. - El grupo Schinopsis lorentzii tiene como integrantes,

además de esta especie a Wissadula densiflora, Setaria cordobensis y Justi­

cia sp. Estas dos últimas son finas indicadoras del grado de pastoreo, ya

que se cuentan entre las especies más apetecidas y perseguidas por el gana­

do. Wissadula densiflora parece además ser esciófila, limitándose al bos­

que o adonde eidste una buena cobertura de lefiosas. El grupo es sensible en

consecuencia a los factores de disturbio, explotación forestal o sobrepasto­

reo, limitándose por consiguiente a stands forestales o de matorral muy

próximo al bosque. Su distribución geográfica es más restringida que la de

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los grupos anteriores, coincidiendosu área con la del quebrachal preserra­

no y mesopotámico, llegando Wissadula hasta el quebrachal salteño.

4. - E1grupo Larrea divaricata, caracteriza a las series

del 'quebrachalpreserrano, mesopotámico, árido y quebrachal-algarrobal.

De los tipos de quebrachal falta en 1a serie del quebrachal serrano y en el

jarillal- quebrachal árido, es decir el más húmedoy el más seco de los bos­

ques de quebracho. Está ausente en todas las otras comunidades del chaco

santiagueño, asi' como en el chaco salteño. Es entonces un grupo bien carac­

terístico de ciertos tipos de vegetación primitiva y de sus comunidades de­

rivadas, mucho más limitado fitosociologicamente que los tres grupos ante­

riormente considerados. Es en cambio muy amplia el área de distribución

geográfica de las especies que lo componen:Larrea divaricata llega por el

Sur hasta Chubut y su distribución disyunta con el "desierto" de Sonora es

bien conocida. La presencia de esta especie en las comunidades que se ex­

tienden hacia el Sur del chaco, incluidas generalmente dentro del monte, en

las Provincias de San Juan, Mendoza, San Luis, La Pampa, Ri'oNegro, Neu­

quén y Chubut, nos permite considerar esta vegetación como una prolonga­

ción empobrecida de la vegetación chaquefia, aunque enriquecida a medida

que se avanza hacia el Sur por elementos andinos. También Talinum polyga­

loides se extiende por el chaco y el monte, mientras que Talinum panicula­

tum es pantropical. Pithecocteniumgynanchoides y quntia utkilio son den­

tro del grupo, las especies de distribución más restringida, pues no sobre­

pasan el chaco "sensu stricto".

5. - El grupo Prosopis sericantha, está formado por una so­

la especie arbustiva, 1a que le da el nombre, las restantes son subarbustos

como Buddleja mendozensis y.Stevia mercedensis; hierbas perennes corno

Mionandra comareoides, Galactia filiformis, Trichocline sinuata; grami'neas

perennes como Digitaria californica, Eragrostis longipila, Stipa ichu y Aris­

tida mendocina; y también integra este grupo 1a única palmera de 1a región: o

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Tritrinax campestris. Es éste sin duda un grupo heterogéneo, ya que P.

sericantha es un arbusto invasor, cuyo origen no resulta muy claro, que ha

ganado terreno notablemente en los últimos 20 años, mientras que las res­

tantes especies formaron parte de las comunidadesprimitivas de la zona,y

son más bien estáticas o se hallan en franca regresión. Sin embargo, a pe­

sar de esta heterogeneidad de origen, el grupo es uniforme ritosociologica­

mente en el área .estudiada, y su presencia está netamente restringida a

ciertas comunidades. I

Stipa íchu es una grami'nea en mata, dominante en las es­

tepas serranas. En la vegetaciónpreserrana y mes0potámica siempre es

poco frecuente, y carece-actualmente de toda importancia como forrajera.

Se trata como ya hemos visto de una especie en plena regresión, ya que

los aibales han desaparecido transformándose en matorrales. Su área de

distribución se extiende por la zona _desierras pampeanas desde su piede­

monte hasta más det-fi 2. 000 m. descendiendo en el Sur por la llanura are­

nosa de la pampa occidental. Aristida mendocina también es preponderan­

temente serrana, pero su área es mayor pues se extiende hasta las regio­

nes áridas del Oeste. Digitaria californica llega desde Arizona y Califor­

nia hasta La Pampa, siendo un elemento de muy amplia tolerancia. Eragros­

tis longl'pila abunda hoy di'a en los que fueron antiguos aibales. Mionandra

camareoides se restringe en su distribución a las sierras "chaqueñas" de

Catamarca, La Rioja, Córdoba y San Luis.

El grupo se encuentra en el quebrachal mesopotámico, sab_a_¿

na-quebrachal, aibal y sabana-algarrobal, y fuera de la zona estudiada en el

chaco serrano, chaco serrano árido, quebrachal árido y estepas serranas.

Falta en el pastizal de bajos, quebrachal de ri’o, quebrachal preserrano,

quebrachal-algarrobal, quebrachal saltefio, jarillal-quebrachal y en el mon­

te. Donde el grupo nos es de mayor utilidad es precisamente en 1a zona pre­

serrana donde diferencia la serie del quebrachal de las del aibal y las saba­

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nas. Las especies que lo forman son de sabanas y pastizales, de ahi' que no

entren al quebrachal preserrano; en el chaco serrano ocupan laderas roco­

sas escarpadas donde no se ha podido establecer el bosque. Lo que resulta

dificil explicar es su presencia en el quebrachal mesopotámico, sólo puede

concluirse que ésto indica que el quebrachal mesopot-ámicoes intermedio en

su composición fitosociológica entre el quebrachal preserrano y la sabana­

quebrachal, pero no puede saberse si esto es debido a condiciones edáficas

o a factores históricos.

6. - El grupo Cassia aphylla. Este pequeño grupo formado

por dos nanofanerofitas, está limitado al pichanal-pastizal y a las comuni­

dades de suelos salinos. Posiblemente en éstas sean elementos autóctonos,

mientras que en los ex-aibales son invasores. También pueden invadir el

quebrachal mesopotámico en las cercanías de los bajos salinos. La entrada

del grupo Cassia en una comunidad es indicio de condiciones muy extremas

de degradación, y posiblemente también de un mayor contenido de sales en

el suelo, sean cloruros o sulfatos.

7. - Mlpo Acaciapraecox, está constituidopor especies

autóctonas de los bosques serranos y preserranos, a saber: Ruprechtia

triflora, POrlieria microphylla, Benthamanthaglabrescens, Cordobia ar­

gentea, Ditaxis breviramea yC_apparis speciosa. En cuanto a Acacia prae­

c_ox es un elemento común a todos los tipos de quebrachal semiáridozserra­

no, preserrano, mesopotámico y salteño, y se encuentra además en el que­

brachal de Schinopsis balansae. Es decir, su distribución es más amplia

que la de sus compañeras de grupo, no obstante se la ha incluido en éste

porque en la zona preserrana es muy fiel al quebrachal y útil por lo tanto

para su delimitación. A diferencia de las anteriores que son estáticas o re­

gresivas, esta especie es agresiva dentro de su comunidad, pues aunque no

sale de ella, se expande y densifica con 1a menor alteración, siendo útil

por esto para correlacionar su densidad con el grado de explotación del bos­

que.

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8. - El grupo Digitaria insularia está formado por cuatro es­

pecies de gramineas y una dicotiledónea arbustiva. Prospera solamente en

sitios bajos, donde el suelo recibe humedad extra, pudiendo ocupar tanto

los fondos de cuenca como cualquier pequeña depresión donde se acumulan

temporariamente las aguas de escurrimiento. Fuera de Santiago del Estero,

en Tucumán y Salta, integra también pastizales de laderas, pero ya en luga­

res climáticamente más húmedos.

9. - El grupo Prosopis alba también caracteriza terrenos

bajos pero siempre con napa de agua poco profunda (5-10 m.) El algarrobo

blanco parece haber formado parte de tres comunidadesprimitivas diferen­

tes: la sabana-algarrobal, el quebrachal de margen de ri'o y el quebrachal

preserrano en stands de piedemonte. En las tres se conserva, aunque las

comunidades han cambiado profundamente, pero es una especie en retroce­

so, los ejemplares adultos son raros. Prosgpis alba es freqtófita e indica

en el chaco existencia de napa. Sus dos compañeras de grupo son subfrúti­

ces de sitios húmedos, sombri'os y ricos en deyecciones de ganado.

10.- Mmpo Polycarpon suffruticosum está compueSto

por un conjunto heterogéneo de malezas pantropicales o cosmopolitas de

muy diverso significado ecológico, y su presencia está limitada a comuni­

dades peridomésticas, dondeha desaparecido la cubierta original y más in­

tenso ha sido el impacto del ganado. Está formado por especies anuales o

perennes, bajas e impalatables, de fácil propagación y que en invierno de­

saparecen de la superficie dejando el suelo descubierto.

11. - Otras especies. Aunqueno presentan fidelidad a nin­

gún grupo hay varias especies que poseen cierto valor indicador por sus

preferencias por determinado tipo de ambiente o asociación con cierta ca­

racterísticas de manejo.

Acacia aroma es la indicadora defuego por excelencia en el chaco santiague­

ño, pues alcanza su máxima importancia en las comunidades en que el fuego

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ha sido factor preponderante, formando verdaderos tuscales o tuscales cha

ñarales-algarrobales. En el algarrobal es menos constante, en el jarillal

es rara, siendo totalmente extraña al quebrachal. También es pionera, jun­

to con el algarrobo negro, en la invasión de potreros abandonados.

Geoffraea decorticans es más amplia en su distribución que la tusca, pero

adquiere su máxima importancia en dos tipos bien definidos de comunidades:

Las que han sido manejadas con fuego y las de suelos salinos. Como su pro­

pagación vegetativa es explosiva y su crecimiento rápido, forma después de

los incendios verdaderos bosquecillos, como los que pueden verse en los te­

rraplenes del ferrocarril.

Lippia turbinata , aunque es bastante ubicuista y por ello no se la puede en­

casillar en ningún grupo, se hace elemento de significación fisonómica en

las comunidades de lugares bajos (algarrobal, fachinal-pastizal, desmontes)

o manejados con fuego (aibal, terraplenes de ferrocarril).

Parthenium hysterophorus es una maleza anual muy expandida en la región,

pero que se hace dominante en el estrato herbáceo del aibal, algarrobal y

jarillal y en potreros abandonadosy sobrepacidos, es decir en los habitats

más degradados de la zona, indicando entonces pisoteo, sobrepastoreo y

suelo erosionado y compactado.

Pappophorum mucronulatum es una grami'nea xeromorfa, que se conserva

verde todo el año; su máxima abundancia es en el aibal, fachinal-pastizal y

sabana-quebrachal, es resistente al fuego y a una elevada salinidad del suelo.

Trichloris pluriflora, Setaria argentina y Gouinialatifolia, son las tres es­

pecies de grami'neas de mayor parte y eventualmente más interesantes co­

mo forrajeras. Aunquede amplia tolerancia ecológica, estas especies se

hacen dominantes en las comunidades de fachinal-pastizal que son. quemadas

periodicamente y en los desmontes en el quebrachal, si son quemados y pas­

toreados moderadamente.

Elionurus tripsacoides y Elionurus viridulis son grami'neas serranas,y fue­

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ra de estas comunidades aparecen en el fachinal-pastizal y en el aibal, c_c_>

mo relictos, lo mismo que Bothryochloa barbinodis.

Arístida adscencionis, Boutelouaaristidoides, Eragrostis cilianensis, Tra­

gus berteronianus y Chloris vigata son grami'neas anuales, que se hacen

frecuentes en stands muy pastoreados. También es común que al año si­

guiente de quemar un fachinal-pastizal, aparezca una cobertura densa de

Aristida adscencionis , que es luego reemplazada por otra de gramfneas

perennes si el stand no es muy sobrecargado.

B. Conclusionesgenerales yjerspectivas futuras.

El método de estudio utilizado nos ha permitido individuali­

zar 10 comunidades a las que podrían asignársele categoría de asociaciones,

pero se prefirió denominarlas estadios y agruparlas en series, ya que el

vocablo estadio da idea de transitoriedad y el de ser'ie sugiere conjunto re­

gular de términos que pueden recorrerse en cualquier sentido. Además, se

hizo una delimitación preliminar de las comunidades ruderales. El recono­

cimiento superficial de los factores del ambiente físico, asf como los pocos

datos que se poseen sobre la historia de la utilización de algunas parcelas,

nos han hecho sugerir varias hipótesis sobre los factores determinantes en

el origen y mantenimiento de cada una de las comunidades.

Podemos sostener como hipótesis de trabajo, que la vegeta­

ción primitiva de esta zona estaba formada, por lo menos, por las diferen­

tes series reconocidas: quebrachal preserrano, quebrachal mesopotámico,

quebrachal de margen de ri'o, quebrachal-jumeal, sabana-quebrachal, saba

na-algarrobal,pastizal de bajos y aibal; es decir cuatro tipos diferentes de

bosques, dos de sabanas más o menos arboladas y dos de pastizales relati­

vamente puros.

La explotación conjunta forestal y ganadera llevó a los bos­

ques hacia jarillales o hacia jumeales, mientras que las sabanas y pastiza­

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les,ya sea por sobrepastoreo,por incendiosperiódicos,por errores de mane­

jo, o por los tres factores en conjunto,se transformaron en los distintos fa­

chinales que constituyen las restantes comunidades actuales. Para estudiar

las posibilidades de recuperación o de evolución posterior de la vegetación,

es necesario un trabajo experimental en clausuras, que implique el control

de los factores que mantienen a las actuales comunidades y la experimenta­

ción de diferentes formas de manejo, con el subsiguiente análisis de 1a evo­

lución de la vegetación y del suelo.

El esquema fitosociológico obtenido en este estudio, si bien

provisional, servirá para orientar el trabajo posterior de experimentación

en clausuras, ya que toda posibilidad de generalizar los resultados experi­

mentales depende del conocimiento que se tenga del tipo de comunidad sobre

el que se está actuando.

Para terminar plantearemos, a modode temario, las cues­

tiones esenciales que deben resolverse si se desea establecer una economía

que se base en la explotación productiva permanente de la cubierta vegetal.

1) Establecimiento de pasturas naturales. No existen en 1a

actualidad pastizales puros ni comunidades mixtas de herbáceas y leñosas

que puedan considerarse aceptables como base de una ganadería progresis­

ta. Debe plantearse entonces el problema de como reconstituir las comuni­

dades graminosas desaparecidas o como establecer en su lugar otras nuevas.

de mayor valor forrajero. La regeneración de 1a sabana en las comunidades

del pichanal y del fachinal-pastizal es posible teoricamente por la existen­

cia en el lugar de plantas y semillas de las especies primitivas y por no ha­

berse producido una desaparición irreversible del suelo; pero aun excluyen­

do todo tipo de ganado, sería sin duda sumamente lenta como para ser eco­

nomicamente recomendable. Debe pensarse entonces en cual es el medio

más barato y eficaz de acelerar el proceso, ya sea mediante eliminación

mecánica o manual del fachinal, o por resiembra de los pastos adecuados

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combinada con la exclusión temporaria del ganado, o pensar en manejar el

fuego como herramienta de trabajo. En los algarrobales el problema es

quizás más dificil por ser más raras en la zona, si es que todavía existen,

las grami'neas primitivas, y el fachinal mucho más denso y alto, pero en

compensación el habitat es muy favorable y el producto del desmonte más

valioso como para compensar el costo de la operación.

2) Conservación de las pasturas. Es decir, impedir que se

vuelva a repetir la historia de la invasión incontrolable de leñosas. Es en

este punto que resultan más útiles todos los datos y conocimientos que pue­

dan obtenerse sobre condiciones de mantenimiento y estabilidad de los an­

tiguos pastizales. Es seguro que un sistema conservacionista de manejo

implicará dividir mucho más los potreros y hacer más aguadas, pero es­

tas fuertes inversiones iniciales pueden amortizarse en pocos años si se

consigue una elevación vertical de la productividad.

3) Provisión de forraje en la estación seca. Este es como

dijimos, el cuello de botella de la explotación ganadera en esta zona con

seis meses de sequía. Además de las soluciones que impliquen el cultivo

en secano de forrajeras, en los sitios que lo permitan por su topografía fa­

vorable, que son muchos, debe pensarse en desarrollar dos recursos que

brinda la vegetación natural; los pastos invernales, representados en la

zona por varias especies, como los aibes por ejemplo, y 1autilización de

forrajeras arbóreas como Maytenus viscifolia o Schinopsis lorentzii o epí­

fitas como las ligas (distintas Lorantáceas)._

4) Una economia fundamentalmente forestal requeriría a su

vez la recuperación de los stands forestales cuya estructura haga economi­

camente factible esta operación. A primera vista esto es poco practicable

por el estado actual de los relictos forestales, su incapacidad de regene­

ración bajo presión ganadera y la dificultad de eliminar el pastoreo en los

bosques.

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Diremos para terminar, que será sin duda valioso comple­

tar paulatinamente el presente esquema fitosociológico, extendiéndolo en

primer lugar a las regiones semiáridas y áridas limítrofes, lo que permi­

tirá entre otras cosas, evaluar correctamente la jerarquía taxonómica que

corresponde a cada una de las unidades de vegetación establecidas, poder

relacionar mejor entre si’las diferentes series y enriquecer el conocimien­

to de los grupos indicadores. Es además importante para una interpreta­

ción más fina de los fenómenos de la vegetación, emprender un estudio de­

tallado del suelo, factor cuya influencia en la determinación de las distin­

tas asociaciones nos es casi totalmente desconocido.

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GLOSARIO DE NOMBRES VULGARES

Abriboca - Maztenus sRinosa

Afata - Solanum argentinum

Algarrobo blanco - Prosopis alba, Prosopis chilensis

Algarrobo negro - Prosopis nigra, Prosopis flexuosa

Aibe - Stipa ichu, Elionurus tripsacoides

Ancoche - Vallesia glabra

Arca - Acacia visco

Atamisqui - Atamisguea emarginata

Brea - Cercidium praecox

Caldén - ProsoBis caldenia.

Camalote - Digitaria insularis

Cardón - Cereus corxne

Cebil - Eptadenia macrocarpa

Coco - Fagara coco

Coronillo - Prosopis sericantha

Cucharero - Porlieria microphylla

Chaguar - Bromelia hieronymii, Dyckia chaguar

Chaguarillo - Deinacanthon urbanianum

Chañar - Geoffraea decorticans

Churquí - Acacia caven

Duraznillo - Rugechtia triflora, Ruprechtia apetala.

Espinillo - Mum tenuispinosum, Acacia caven

Garabato blanco - Acacia Eraecox

Garabato colorado - Acacia furcatisEina

Garabato pispe - Mimosa detinens

Guayacán - Caesalpinia paraguaríensis

Higuerilla —Jatropha macrocarpa

Horco-quebracho - Schinopsis haenkeana

Horco-cebil - Piptadenia excelsa

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(99

Iti'n - ProsoBiskuntzei N. H. O,’

Jaril-la - Larrea divaricata, Larrea cuneifolia g °" m ' ° ° u .

Jume - Allenrolfea vaginata, Suaeda dívaricata

Jumecillo - Allenrolfea patagonica, Heterostachys ritteriana

Lata - Mimozyganthus carinatus

Llora-tigre - guntia salmiana

Malva - fiphaeralcea bonariensis

Mistol - Zizzghus mistol

Mistolillo, mistol de zorro - Castela coccfnea

Molle - Schinus fasciculatus

Molle de beber. molle dulce - Lithraea molleoídes

Palán-palán - Nicotiana glauca

Palma - Trit‘orinax campestris

Palma blanca - Copernicia austrah’s

Palo cruz - Tabebuia nodosa

Palo azul - gyclolepis genistoides

Pasto crespo - Trichloris crinita

Pata - Ximenia americana

Peje - Jodina rhombifolia

Pichana, pichanilla - Cassía aphylla, Cassia rígida

Piquíyfn - Condalia microphylla

Poleo - LiBBiaturbinata

Quebracho blanco - Aspidosperma quebracho-blanco

Quebracho colorado - Schinopsis lorentzií

Quenti-taco - Prosogis torguata

Queyusisa - Verbesina encelioides

Quilfn - Prosopis nigra, Prosopis ruscifolia

Quimil - gguntia guimilo

Retamo - Bulnesia retama

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(100

Sacha-alfa - Justicia echegarazi, Justicia sp.

Sacha-membrillo - Capparis tweediana

Sacha limón, sacha-naranjo - Caggaris sEeciosa

Sacha-pera - Acanthosyris falcata

Sinqui - Mimosa farinosa

Sombra de toro - J odina rhombifolia

Suncho - Baccharis salicifolia

Tala - Celtis esEinosa

Tala negro - Celtis chichape

Tusca - Acacia aroma

Ucle - Cereus validus

Ulúa - Harrisia pomanensis

Uvilinche - Cleistocactus baumannii

Usillo - Trichomaria usillo

Vinal - Prosopis ruscifolia

Yuchán - Chorisia insigEÍS

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(101WSe analiza en este trabajo la vegetación de una región del

chaco semiárido ubicada en las Provincias de Santiago del Estero y Cata­

marca en el Centro-Norte de la Argentina. La vegetación primitiva de es­

ta región, bosques zerófilos y sabanas, ha sido profundamente modificada

por la actividad forestal y ganadera, de modo que las comunidades actua­

les, en su mayor parte matorrales espinosos, tienen escaso valor econó­

mico, y bajo las presentes condiciones de explotación se mantienen en equ_i

librio, no regenerándose la vegetación original.

Previo al estudio detallado de las comunidades vegetales,

se trata de ubicar la zona en el conjunto de la vegetación del centro-norte

del pai’s, reconociendo dentro del chaco occidental tres unidades flori’sticas

mayores: el chaco salteño, el chaco santiagueño, y el chaco árido.

Siguiendo e1método de Zurich-Montpellier se realizaron

67 censos en la zona, y en base a estos censos se constituyeron 10 grupos

de especies cuya presencia sirvió para definir las siguientes unidades de

vegetación: Quebrachalpreserrano, quebrachal mesopotámico, jarillal pre­

serrano, jarillal mesopotámico, quebrachal de margen de río, fachinal­

quebrachal, fachinal-algarrobal, fachinal-pastizal, algarrobal y pichanal­

pastizal. De cada una de estas comunidades se indica la estructura, locali­

zación, relaciones con las restantes y factores operativas que las condicio­

nan. Reuniendo estas unidades con un criterio genético se constituyen se­

ries que agrupan las comunidades que representan diferentes etapas de al­

teración de un mismo tipo de vegetación original.

Luego, en base a 20 censos realizados en los distintos ti­

pos de vegetación que rodean al chaco santiagueño, a observaciones de cam

po y a datos de la bibliografia, se analizan las relaciones ecológicas y flo­

ri'sticas entre las comunidades estudiadas y las del chaco salteño, bosque

Chaqueñoserrano, chaco árido, monte y comunidades de suelos salinos.

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(102

Se pone énfasis en la estrecha relación flori’stica y fitosociológica entre el

chaco y el monte, considerando a éste como una forma extrema de vegeta­

ción chaqueña.

Finalmente, se analiza el valor indicador de los grupos de

especies, recalcando cuales son los factores físicos o bióticos que más in­

fluyen en cada uno, caracterizando así especies o grupos indicadores de

suelos inundadas, uso frecuente del fuego, sobrepastoreo de vacunos, ra­

moneo intensivo de caprinos, extracción abusiva de leña para fabricación

de carbón, etc.

Como conclusión se plantean los principales problemas e­

cológicos que deben resolverse si se desea implantar una economía basada

en la explotación productiva permanente de la vegetación natural a saber:

establecimiento y conservación de pasturas naturales, provisión de forra­

je dúrante la estación seca, y recuperación forestal.

¿en

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(103.

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Foto 1.Vista del quebrachal preserrano en el piedemonte orien—tal de la sierra de Guasayán.Villa La Punta, 1-63.

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Foto 2.Quebrachal mesopotémico.Quebrachal de rehache con que­bracho colorado,blanco y mistol.Uenso 71,úarza,a1¿-63 .

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.

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Foto3.Vistadelquebrachalpreserranodeloscensos4y19.Sobresalenlascopasabier­ tasdelquebrachocolorado.Enprimerplanopastizalproductodeldesmontetotaldelque­ brachalseguidodeexclusióndelganado.LosarbustosobscurossondeLarreadivaricata.Ea.E1.Sa1vador,Clausura2,VII—63.

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Foto4.Elmismoquebrachaldelafotoanteriorvistomásdecerca.Elestratosu­ perioresmuyabierto,mientrasqueelsegundoestratoarbóreoesmáscerrado.VIl_4

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Foto 5.Jarillal preserrano,bajo y abierto,con escesLsimacobertura del suelo,constituída fundamentalmentepor di­cotiledóneas bajas.Censo 15,Íaldeo con afloramiento deyeso,en la vecindad de un corral de cabras.Ea.El‘Salva­dor,I-62.

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F01306°J=3T11131Presen9n028uelo desnudo y erosionado,conlos arbustos en domos.L-acabra es el único herbívoro do­méstico capaz de sustentarse en esta comunidad.Ea.El Sal­vador,VII-63.

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Foto 7.Jarillal preserrano,alto y denso,con especies re­lictos del quebrachal desaparecido,comoChori‘siainsigis.Censo 31,138. El Salvador,VII-62.Foto Pizzini.

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Foto8.Eachinal-quebrachalconquebrachoblanco,palma,quimilytusca.EstratoherbáceodominadoporTrichloriscrinita.Lavalle,

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Foto 9.Ehchinal-quebrachal en el stand del censo l9,dominadopor algarrobo negro,brea y quebracho blanco.Estrato herbáceoen mosaico,alternando suelo desnudo con manchones de gremi­¡leas bajas.Ea. El Salvador,VII-63

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Foto 10¡Fachinal-pastizal.Densa cobertura de Trichlorispluriflora,con arbustos aislados de Prosopis nigra,apa­rentemente quemadosen un incendio.Ea. El Salvador,VII­62.Foto Pizzini.

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Foto 11.Fbchinal-pastizal.Domina algarrobo negro y brea,con estrato arbustivo bajo de Prosopis sericantha.Este s­tand es transitado continuamente por el vacuno en su mar­cha hacia una aguada cercana,siendo el pisoteo y el sobre­pastoreo los causantes de la falta del estrato herbáceo,dela escasa cobertura del suelo y de la erosión muyintensa.Las raíces descubiertas del algarrobo que aparece en elprimer plano,nos indican lo recieñte del proceso erosivoque ha cavado la cércava.Ea. El Salvador,VII-62.

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Fotol2.Fachinal-pastiza1.E1fachinalabiertoybajo,estádominadoportusca, algarrobonegro,tala,piquiyinycoronillo.Sevengrandesquimilesdispersos.Apesardelintensopastoreolacoberturadegramíneasesalta,dominandoig;­ chlorisplgflfloramohayquebrachocoloradoniblanco.Ea.E1Salvador,VII-63.

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Foto 13.Fachinal-pastizal.Fachinal muyralo,producto deun incendio tres años atrás.Buena cobertura de gramíneasy abundancia de poleo.Ea. El Salvador,VII-63.

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Foto 14.Fachinal-pastizal;Fachinal denso,jóven y coetá­neo de 33950918 ggggg en el stand del censo 41.Estratoherbáceo en mosaico,alternando suelo desnudo con mancho­nes de gramíneas bajas.Lavalle,I-62.

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Foto 15.Fachinal -algarrobal.Estrato herbáceo dominadoporErichloris criniia.Lavalle,I-62.

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Foto16.Eachinal—algarrobalbajoyabierto,productodelaactividad deloscarboneros.Aparecenenlafoto:tusca,cardón,ucle,quimily palma.Lavalle,VII-63.

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Fotol7.Fachinal-algarrobal,standdelcenso62,conpalma,mistol, áuímïl,bieaytusca.ElestratoherbáceoestádominadoporAris­ tidnadscencionis.CercaníasdeLavalle,VII-63.

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Foto18.Pichanal-pastizal.Coloniacoetáneadebrea,conestrato 4árbustivodeCassiaaghyllayProsopis desnudo,matasdispersasde

sericantha.Muchosuelo

TrichloriscrinítgyAristidaads­

cencionis.Ea.ElSalvador,VII-63.

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Eoto 19.Pichanal-pastizal.Breal puro,con el estrato her­báceo abierto dominadopor Aristida adscencionis.Ea. EnSalvador,VII-63.

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Foto 20(Pichanal-pastizal.Colonia coetánea de chañar con ár­boles jóvenes diSpersos de quebracho bianco.El suelo estácasi desnudo y es posible observar aún rastros de incendiospasados. Ea. E1 Salvador,VI-62.Foto Pizzini.

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Foto 21.Un stand de la comunidad dominada por gpggeralceaponariensis.A1 fondo grupos de algarrobos negros y tuscss.Este potrero llevava al tomar la foto más de cinco años sincultivo.Bajo la acción de un fuerte pastoreo y pisoteo delganado la repoblación de arbustos es muyescass.Ea. El ¿al­vador,I-62.

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j chium tenuisginosum1Mimosa detinens

Maytenus spinosa

Ephedra triandraBeloperone scorpioides

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¿ Tweedia brunonisTrixis pappillosaSchinogsis lorentzii

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: ‘rosovis szeï'iCcmfhu.Níonendra camareoidesADigitarie californica¡Eragrostis longipila¿Galactia filiformis1Tríthrinax campestris¿Stipa ichu:Aristida mendocina,Buddleja mendozensis:Stev1a merceden51sÉTrichocline sinuata¡Acacia Braecox; uprechtia trifloreECordobia argentea

,2Por1ieria microphylla?Benthamentha glabrescens&GapparLs-speciosa‘Ditax;s4breyiremeaDigitagib insularis

. espa um elongetumPaspelum unispicatumHeimiasalíciroliasetariu geniculataBulnesia

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TABLA6

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Di r ecci ó n:Di r ecci ó n: Biblioteca Central Dr. Luis F. Leloir, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad de Buenos Aires. Intendente Güiraldes 2160 - C1428EGA - Tel. (++54 +11) 4789-9293

Co nta cto :Co nta cto : [email protected]

Tesis de Posgrado

Página no digitalizadaPágina no digitalizadaTipo de material: Tabla

Alto: 39

Ancho: 44

Descripción: tabla de vegetación

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