las bendiciones del rey jesus para las naciones un

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REVISTA del CRISTIANISMO GLOBAL 1.1 (2015) 79 LAS BENDICIONES DEL REY JESUS PARA LAS NACIONES UN ENTENDIMIENTO MISIOLÓGICO DE MATEO 1:1 Dieudonné Tamfu Dieudonné Tamfu tiene un doctorado en Estudios Bíblicos del Southern Baptist Theological Seminary, Louisville, KY. RESUMEN En este artículo se argumenta que Mateo 1:1 y Mateo 28: 18-20 engloban el evangelio de Mateo. Ambos textos retratan a Jesús como la verdadera simiente de Abraham y el verdadero hijo de David. Como Hijo de David, Jesús tiene toda la autoridad real en el cielo y en la tierra, y como la descendencia de Abraham; Jesús es el único medio por el cual Dios cumple su promesa a Abraham, que a través de la descendencia de Abraham todas las familias de la tierra serían bendecidas. Ahora, Jesús, con toda su autoridad de rey, bendice a todos los pueblos con la salvación, mientras la Iglesia hace discípulos de todas las naciones. En su introducción (Mateo 1:1), 1 Mateo presenta una ascendencia doble de Cristo Jesús como el Hijo de David y el Hijo de Abraham. Los dos vínculos ancestrales de Jesús se convierten en temas centrales que Mateo desarrolla a lo largo del libro. Mateo 28:18-20 es el clímax de estos temas y su aplicación misiológica. Mi objetivo es demostrar que el epílogo de Mateo (28:18-20) es la suma y cenit de la ascendencia doble de Cristo, mientras que las naciones son bendecidas con el evangelio a través de la descendencia divina de David y Abraham. 2 1 Our main focus here is on Matthew 1:1. This article does not aim to discuss the extent of Matthew’s prologue. For a good discussion on this, see Edgar Krentz, “The Extent of Matthew’s Prologue: Toward the Structure of the First Gospel,” JBL 83, no. 4 (1964): 409–414. 2 Mounce observes that Matthew’s beginning establishes two significant points about Jesus’ family history when he, Matthew, says Jesus is the Son of David and Son of Abraham, but Mounce does not show how this first verse is developed and how it relates to 28:18–20 (Robert H. Mounce, Matthew, vol. 1, Understand the Bible Commentary Series [Grand Rapids, MI: Baker Books, 1991], 7). Blomberg also shows that Jesus as son of David is King and as son of Abraham he blesses the nations, but does not relate Matthew’s opening verse to his conclusion (Craig L. Blomberg, G. K. Beale, and D. A. Carson, “Matthew,” in Commentary on the New Testament Use of the Old Testament [Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2007], 3, 100).

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REVISTA del CRISTIANISMO GLOBAL 1.1 (2015)

79  

LAS BENDICIONES DEL REY JESUS PARA LAS NACIONES UN ENTENDIMIENTO MISIOLÓGICO DE MATEO 1:1

Dieudonné Tamfu

Dieudonné Tamfu tiene un doctorado en Estudios Bíblicos del Southern Baptist Theological Seminary, Louisville, KY.

RESUMEN

En este artículo se argumenta que Mateo 1:1 y Mateo 28: 18-20 engloban el evangelio de Mateo. Ambos textos retratan a Jesús como la verdadera simiente de Abraham y el verdadero hijo de David. Como Hijo de David, Jesús tiene toda la autoridad real en el cielo y en la tierra, y como la descendencia de Abraham; Jesús es el único medio por el cual Dios cumple su promesa a Abraham, que a través de la descendencia de Abraham todas las familias de la tierra serían bendecidas. Ahora, Jesús, con toda su autoridad de rey, bendice a todos los pueblos con la salvación, mientras la Iglesia hace discípulos de todas las naciones.

En su introducción (Mateo 1:1),1 Mateo presenta una ascendencia doble de Cristo Jesús

como el Hijo de David y el Hijo de Abraham. Los dos vínculos ancestrales de Jesús se convierten en temas centrales que Mateo desarrolla a lo largo del libro. Mateo 28:18-20 es el clímax de estos temas y su aplicación misiológica. Mi objetivo es demostrar que el epílogo de Mateo (28:18-20) es la suma y cenit de la ascendencia doble de Cristo, mientras que las naciones son bendecidas con el evangelio a través de la descendencia divina de David y Abraham.2

                                                                                                               1Our main focus here is on Matthew 1:1. This article does not aim to discuss the extent of

Matthew’s prologue. For a good discussion on this, see Edgar Krentz, “The Extent of Matthew’s Prologue: Toward the Structure of the First Gospel,” JBL 83, no. 4 (1964): 409–414.

2Mounce observes that Matthew’s beginning establishes two significant points about Jesus’ family history when he, Matthew, says Jesus is the Son of David and Son of Abraham, but Mounce does not show how this first verse is developed and how it relates to 28:18–20 (Robert H. Mounce, Matthew, vol. 1, Understand the Bible Commentary Series [Grand Rapids, MI: Baker Books, 1991], 7). Blomberg also shows that Jesus as son of David is King and as son of Abraham he blesses the nations, but does not relate Matthew’s opening verse to his conclusion (Craig L. Blomberg, G. K. Beale, and D. A. Carson, “Matthew,” in Commentary on the New Testament Use of the Old Testament [Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2007], 3, 100).

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Para probar esto, debo demostrar que Mateo 1:1 corresponde a Mateo 28:18-20, que Mateo concluye (28:18-20) donde comenzó (1:1), mostrando a Cristo como el único Hijo de Abraham y divino Hijo de David a través del cual las naciones son bendecidas.3 Para hacer esa conexión, primero examinaremos cómo Mateo desarrolla el tema de la identidad ancestral de Jesús, comenzando con la genealogía de Cristo:

Primera observación: Tenga en cuenta que la genealogía comienza (1:1) y termina (1:17) con un enfoque intencional en David y Abraham como las figuras claves. La genealogía se extiende desde Abraham hasta David, al exilio y luego al Cristo (1:17), que es tanto de la simiente de Abraham como el Hijo de David (1:1).4 En primer lugar, Mateo quiere que entendamos que Cristo es el único en el que Dios cumple sus promesas a Abraham y a David.

Dios llamó a Abraham de Ur de los caldeos y le prometió que lo iba a bendecir y le sería una bendición (Génesis 12:1-3). A través de Abraham todas las familias de la tierra serán bendecidas (Génesis 12:3). Después de que Abraham mostró su disposición a ofrecer a Isaac como sacrificio a Dios, Dios renovó su pacto con Abraham, diciendo: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz (Génesis 22:18).” Después de la muerte de Abraham, Dios repitió esta promesa a Isaac (Génesis 26:4) y a Jacob (Génesis 28:14), lo que implica que hay una descendencia futura aún por nacer.

Los hijos de Jacob vivieron en Egipto, afligidos por cuatrocientos años (Génesis 15:13; Hechos 7:6-7). Dios, por medio de Moisés (Éxodo 3), los rescató y los llevó a la tierra prometida a causa de su pacto con Abraham (Génesis 15:16; Éxodo 2:24). Mientras estaban en la Tierra Prometida, Dios levantó jueces que lideraron a Israel (Jueces 2:16-23), hasta que Israel pidió un rey, Saúl (1 Samuel 8). A causa de los pecados y la desobediencia de Saúl a Dios, Dios rechazó a Saúl como rey de su pueblo, quitó la dinastía de su casa (1 Samuel 15:10ss), y escogió a David para gobernar a Israel (1 Samuel 16:1; Hechos 13:22). En su reinado, David quiso edificar una casa para que en ésta habitara Dios y Dios hizo un pacto con él, prometiendo, “yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino (2 Samuel 7:12-13).” Después                                                                                                                

3 Volschenk argues for a chiastic structure for the Gospel of Matthew. After showing the preeminence of chiasm in the Gospel of Matthew, from a theological perspective, he considers the meaning of the house, the land, and topology in Matthew and concludes that the chiastic structure of Matthew and the topological movement of its plot have very close ties (G. J. Volschenk, “Die Plek En Funksie van Topologie as Teologiese Belangeruimte in Die Struktuur van Die Matteus-Evangelie,” HTS 59, no. 3 [2003]: 1007–1030).

4 For a discussion of these titles from the perspective of second temple Judaism, see Daniel J. Harrington, “‘Jesus, the Son of David, the Son of Abraham . . .’  : Christology and Second Temple Judaism,” ITQ 57, no. 3 (1991): 185–195.

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de la muerte de David, el reino fue dividido (1 Reyes 12), tanto Israel como Judá fueron al exilio a causa del pecado (2 Reyes 17:7-18; 25:1-30). Dios continuó hablando a través de los profetas, prometiendo que iba a restaurar a su pueblo y David reinaría sobre ellos (cf. Ezequiel 34:23; 37:24; Isaías 16:5). Dios prometió levantar un nuevo rey al trono de David (Jeremías 23:5; 33:15). Isaías identificó este rey como un niño divino que reinaría en el trono de David para siempre (Isaías 9:6-7). En la concepción de Cristo, el ángel de Dios identificó a Jesús como el hijo de David, cuyo reinado será eterno (Lucas 1:32-33). Mateo llama a Cristo el hijo de Abraham y el hijo de David.5

Segunda observación: Contra todo razonamiento humano, a través de mujeres como Tamar (1:3), una mujer de carácter cuestionable (Génesis 38:12-19), Rahab, una prostituta (Mateo 1:5; Josué 2:1; 6:17), Rut, una gentil (Mateo 1:5; Rut 1:4), Betsabé, una mujer adúltera (Mateo 1:6; 2 Samuel 11:3-4),6 y María, una virgen (1:16), Dios trae a su Hijo, del linaje de David y Abraham. Dios nos muestra su gloriosa libertad de trabajar todas las cosas según el designio de su voluntad. La presencia de gentiles (Rahab, Rut, Betsabé, Tamar) en el pedigrí de Jesús lo muestra como el Salvador que incluye a todos; Jesús salva tanto a los judíos como a los gentiles.

Debido a que la promesa de Dios a Abraham no podía fallar, la deportación a Babilonia no frustró sus planes (1:11-12). Tampoco el fracaso de una cabeza del pacto—el adulterio de David con la alianza a la mujer de Urías de la cual surgió Salomón (1:6).7 Nada detiene a Dios para cumplir sus promesas a Abraham y David.

Tercera observación: Aparte de la genealogía en Lucas, Mateo 1:1-17 es la única genealogía en el Nuevo Testamento. No hay genealogías en el Nuevo Testamento,

                                                                                                               5For careful studies of the relationship between the Abrahamic and David covenants and all the

covenants of the OT and NT, see Scott W. Hahn, Kinship by Covenant: A Canonical Approach to the Fulfillment of God’s Saving Promises (New Haven: Yale University Press, 2009); Peter John Gentry and Stephen J. Wellum, Kingdom through Covenant: A Biblical-Theological Understanding of the Covenants (Wheaton, Ill: Crossway, 2012); Sandra L. Richter, The Epic of Eden: A Christian Entry into the Old Testament (Downers Grove, Ill: IVP Academic, 2008). Although these authors approach their studies of the covenants slightly differently, they all show how all the six key covenants of the OT (Adamic, Noahic, Abrahamic, Mosaic, Davidic, and the promised new covenant) relate to one another and find their ultimate fulfillment in the new covenant, in Christ.

6 The inclusion of these women does not mean that God condoned or approves of the moral situations of these women in question. Rather, their inclusion highlights the mercy of God. By his mercy, God sanctifies and uses vessels that were once dirty and useless. The same is true of our salvation. We were once like these women, gentiles, adulterous and even dead in our trespasses and sins, but God, being rich in mercy, saved us by his grace so that we may be to the praise of his glorious grace (Eph 2).

7God shows that he does not condone David’s sins by killing the son that was born from that adulterous relationship. “The LORD afflicted the child that Uriah’s wife bore to David, and he became sick. David therefore sought God on behalf of the child. And David fasted and went in and lay all night on the ground. And the elders of his house stood beside him, to raise him from the ground, but he would not, nor did he eat food with them. On the seventh day the child died” (2 Sam 12:15–18).

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excepto las de Mateo y Lucas, porque todas las genealogías del Antiguo Testamento fueron trazando la línea de la simiente prometida, que ha encontrado su cumplimiento final en Cristo, la simiente de Abraham y el hijo de David.8

1. Jesucristo, el Hijo de David

Durante el reinado de David sobre Israel, Jehová le da reposo de todos sus enemigos vecinos. David entonces quiere construir un templo para Jehová (2 Samuel 7:1-3). A través del profeta Natán, Jehová le dice a David que no va a construir tal templo, sino su hijo porque las manos de David están ensangrentadas (2 Samuel 7:4-11). Jehová hace un pacto con David:

Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David. (2 Samuel 7:12-17).

Salomón, el hijo de David concebido de Betsabé (1 Reyes 1:11; Mateo 12:42), construye un templo para Dios y gobierna sobre Israel, cumpliendo parcialmente el pacto con David (2 Samuel 7:13). Sin embargo, él no puede ser el hijo que reina para siempre porque él peca, se casa con 700 esposas, tiene 300 concubinas y hace acuerdos con las naciones en contra de la palabra de Moisés en Deuteronomio 17:14-20. Por otra parte, en el 580 D.C., Nabucodonosor saquea Judá. Toma a los judíos cautivos y el reino y el templo de Salomón se quedan en ruinas. Después del exilio, el reino nunca será completamente restaurado.

Más tarde, a través de Hageo, Dios promete que hará a Zorobabel, que también aparece en la genealogía de Mateo (1:12), un anillo de sello—que es, Zorobabel, uno de la línea de David, se convertirá en el representante autorizado de Jehová en la tierra

                                                                                                               8I owe this insight to Miles Van Pelts lectures, “Seams in the Canonical and Covenantal structure,”

https://www.biblicaltraining.org/seams-canonical-and-covenantal-structure/biblical-theology (accessed March 12, 2014). The genealogy sums up and culminates the entire OT and, as Weber observes, “in them are the seeds from which the New Testament plan will grow. The long-awaited, promised Messiah, the restorer of God’s kingdom and the redeemer of his people, is Jesus himself. This is Matthew’s central message, his purpose for writing his book” (Stuart K. Weber, Matthew, ed. Max Anders, vol. 1, Holman New Testament Commentary [Nashville, TN: B & H Publishing Group, 2000], 16).

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(Hageo 2:23).9 Como Salomón, Zorobabel muere y las promesas del pacto davídico esperan cumplimiento.

Después del exilio, cuando el escritor de Crónicas narra el pacto con David, él prevé un hijo de David que será libre de pecado y por lo tanto intencionalmente deja fuera la frase en 2 Samuel que dice “Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres.” El cronista dice:

Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente. Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti; sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre. Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David. (1 Crónicas 17:11-15).

Otros profetas también prevén que Dios levantará un nuevo Hijo de David que se sentará en el trono de David (cf. Isaías 9:7; 16:5; Jeremías 33:17; 19-26). Después de que David y Salomón han pasado de la escena de la historia de Israel, todavía hay una expectativa de un nuevo Hijo de David, que será el pastor del pueblo de Dios, será un príncipe sobre ellos (cf. Ezequiel 34:23-24), reinará por los siglos y hará que caminen en los estatutos de Jehová para que disfruten de la tierra prometida para siempre (cf. Ezequiel 37:24-25).

1.1. Él es Rey El hijo de David iba a reinar sobre el pueblo de Dios (2 Samuel 7:12-17) como su rey. De principio a fin, Mateo presenta a Jesús como el Rey. Jesús nace como el Rey de los Judíos (Mateo 2:2) y muere como el Rey de los Judíos (Mateo 27:37). El reino que ha carecido de un rey desde la deportación a Babilonia ahora tiene el rey prometido, Cristo. Con la venida de Jesús, las esperanzas y las profecías de Ezequiel se cumplen (cf. Ezequiel 34; 37).

Cuando los hombres sabios del este (posiblemente Babilonia)10 vienen a Belén, proclaman a Cristo como el Rey de los Judíos (Mateo 2:2). El hecho de que los gentiles sean los primeros en reconocer su realeza puede hacer alusión al cumplimiento del pacto                                                                                                                

9 Ralph Smith, Micah-Malachi, vol. 32, Word Biblical Commentary (Waco, TX: Word Books, 1984), 163.

10 Morris observes, “Wise men are not people endowed with wisdom in general, but students of the stars: “a (Persian . . . then also Babylonian) wise man and priest, who was expert in astrology, interpretation of dreams and various other secret arts” (BAGD). REB renders the term “astrologers.” From the East is very general; many interpreters hold that these wise men came from Babylon, and they may have done so, but we cannot be sure. Their study of the stars had led them to believe that a great leader had been born in Judea. Therefore they directed their steps to the capital city of Jerusalem,. These men would have been Gentiles, but Matthew gives this no emphasis” Leon Morris, The Gospel According to Matthew, PNTC (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1992), 35–36.

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de Abraham (Génesis 12:3; 28:14). Las uniones de Mateo, “el Rey de los Judíos” (Mateo 2:2) y “su estrella” (Mateo 2:2), son una reminiscencia de Números 24:17, que dice: “saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel” (Números 24:17).11 Jesús es la estrella que ha surgido de Jacob, y el cetro, Rey de los Judíos, que ha nacido de Israel.12

Aunque la muerte significaba que ni Salomón ni Zorobabel fueron el rey prometido, Mateo resalta la realeza de Jesús aún más en su muerte que en su nacimiento. La frase “el Rey de los Judíos” aparece cuatro veces en Mateo, una vez en la narración de su nacimiento (Mateo 2:2) y tres veces en el relato de su muerte (Mateo 27:11, 29, 37). Él es burlado como Rey de los Judíos (Mateo 27:28-30) y asesinado a causa de esta afirmación (Mateo 27:11-12), y en su cruz está escrito: “Este es el Rey de los Judíos” (Mateo 27:36-38). La forma en que Mateo coloca estratégicamente esta frase, “Rey de los Judíos,” al principio y final del Evangelio da a entender que ayuda a definir su libro alrededor de la realeza de Jesús, un tema que comienza desde el primer versículo, cuando Jesús es llamado el hijo de David.

1.2. Él tiene autoridad sobre todas las cosas Jesús, el hijo de David, ejerce dominio sobre padecimientos, enfermedades y demonios.13 Su autoridad y su reinado no conocen límites. Su gobierno no se limita a los judíos; él gobierna sobre todas las cosas—demonios, Satanás y todo bajo el sol.

La frase “Hijo de David”, aparte de su primera aparición en 1:1, se produce otras nueve veces en Mateo. El título parece utilizarse de tres maneras, que nos da una idea de la comprensión judía de quién es Jesús como el Hijo de David. En primer lugar, como Hijo de David, Jesús es el Señor (Mateo 15:22, 25; 20:30, 31). En segundo lugar, él es misericordioso (Mateo 9:27; 31). “Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!” (Mateo 20:30).14 En tercer lugar, como Hijo de David, Jesús                                                                                                                

11 Similarly, Blomberg, Beale, and Carson, “Matthew,” 5. 12The promise of a king, a scepter, goes far back to creation when God created Adam to rule (Gen

1:26, 28); back to Abraham from whom God said kings would come (Gen 17:16); back to Jacob’s blessing on Judah (Gen 49:10); back to Moses promise that Israel will have a King (Deut 17:14–20).

13 Baxter examines the ways that Matthew links the Messianic title “Son of David” with Jesus’ healing ministry and rightly argues that the he based this connection on the Davidic Shepherd of Ezekiel 34 (Wayne Baxter, “Healing and the ‘Son of David’: Matthew’s Warrant,” NovT 48, no. 1 [2006]: 36–50).

14 Jimenez examines prayers such as “have mercy on me” to Jesus in miracle stories, and argues that these prayers can be interpreted not merely as appeals to a miracle worker for physical healing but as prayers to Jesus Christ to bring about an integral salvation beyond physical healing or rescue (E. C. Jimenez, “‘Jesus, Son of David, Have Mercy on Me!’ Prayers to Jesus in the Miracle Narratives,” Landas 16, no. 1 [2002]: 51–64).

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tiene autoridad para sanar todo tipo de enfermedades (Mateo 9:27-29; 20:29-34) y liberar a la gente de la opresión demoníaca (Mateo 12:22; 15:21-28).15

Cuando Jesús muestra su autoridad sobre los demonios y las enfermedades, “Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David?” (Mateo 12:22-23). Esto demuestra una vez más que las personas todavía están esperando que el Hijo de David aparezca después de que Salomón ha salido de la escena. Además, esperan que el reinado del Hijo de David se extienda más allá de Israel al reino espiritual, incluso sobre los demonios.

Como dijo Jesús (Mateo 12:42), algo más grande que Salomón está aquí. Jesús, el Hijo de David por excelencia, no sólo es mayor en autoridad, sino también más sabio que Salomón cuya sabiduría asombró al mundo y atrajo a la reina de Sabá y otros (Mateo 12:42). Él es la sabiduría de Dios (1 Corintios 1:30), que atrae a todas las naciones a sí mismo.

1.3. Él representa a David y a Yahveh

La ascensión de Jesús al Monte de los Olivos, mientras se mueve hacia la cruz, posiblemente hace eco de 2 Samuel 15:30. France observa, “Si bien la ruta sobre el Monte de los Olivos era la ruta normal desde el este, el uso del burro de Jesús en ese punto también pudo haber sido con intención de recordar a los peregrinos del regreso pacífico pero triunfal del rey David de nuevo sobre el Monte de los Olivos por el cual había huido durante la rebelión de Absalón (2 Samuel 15:30), cuando él también, presumiblemente, montó en un burro (2 Samuel 16:1-2).”16 Si Mateo tiene la intención de evocar 2 Samuel 15:30, entonces Jesús va al Monte de los Olivos en su tiempo de dificultades—frente a la crisis delante de él en Jerusalén—igual que su padre David según la carne (Romanos 1:2; Mateo 21:1; 24:3; 26:30). Mateo 21:1 no sólo evoca 2 Samuel 15:30, pero también evoca la profecía mesiánica de Zacarías 14:4.17

El profeta Zacarías profetiza que en el próximo día de Yahveh, “se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente;                                                                                                                

15Paffenroth examines anointing, Jesus’ healing ministry, and the title Son of David in Matthew and concludes that Matthew emphasizes and relates these three aspects of Jesus’ ministry so as to represent the Christ as the uniquely anointed Messiah, the Son of David who has authority over all diseases and heals them as he pleases (K. Paffenroth, “Jesus as Anointed and Healing Son of David in the Gospel of Matthew,” Bib 80, no. 4 [1999]: 547–554).

16 R. T. France, Matthew: An Introduction and Commentary, vol. 1, TNTC (Downers Grove, Ill: IVP Academic, 2008), 300. This connection may be further supported by Nolland’s argument that Matthew puts extra weight on geographical markers (John Nolland, The Gospel of Matthew: A Commentary on the Greek Text, NIGTC [Grand Rapids, MI: W.B. Eerdmans, 2005], 832).

17Similarly, Blomberg, Beale, and Carson, “Matthew,” 63; Craig L. Blomberg, Matthew, vol. 22, NAC (Nashville, TN: Broadman & Holman, 1992), 311.

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y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur” (Zacarías 14:4). “El valle recién formado servirá como una vía de escape para el remanente en Jerusalén y como una forma de victoria procesional de Yahveh a Sión.” 18 La metáfora de Zacarías, un valle que ofrece escape, es una reminiscencia del valle que Dios formó para su pueblo para cruzar el Mar Rojo en el día de su redención. Zacarías prevé un día en que el Señor revelará su poder al asolar a todos los pueblos con plagas, como lo hizo cuando peleó contra Egipto en el Éxodo (Zacarías 14:12ss; Éxodo 15), y “agua viva” saldrá de Jerusalén (Zacarías 14:8; cf. Juan 4:10; Apocalipsis 22:1). Entonces, “Yahveh será rey sobre toda la tierra. En aquel día Yahveh será uno, y uno su nombre” (Zacarías 14:9).

Estas profecías encuentran cumplimiento penúltimo en la primera venida de Jesús y cumplimiento final en su segunda venida. En Mateo, Jesús se encuentra en el Monte de los Olivos, combate contra poderes demoníacos para su pueblo, triunfa sobre ellos en la cruz, crea el camino para un nuevo éxodo (la redención del pueblo de Dios del pecado),19 y se entrega a sí mismo como “agua viva” para los suyos (Juan 4:10). Este Jesús y Yahveh son uno.

La adoración connota también la deidad de Jesús en el libro de Mateo. Jesús recibe adoración en su nacimiento, pues los gentiles lo adoraban (Mateo 2:11), y en la ciudad de Jerusalén, mientras los niños clamaban, "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito aquel que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!"(Mateo 21:9, cf. v.15). Después de la resurrección de Jesús, sus seguidores le vieron y le adoraron (Mateo 28:9,17). Jesús es el Hijo de David según la carne, y el Espíritu Santo lo declara el Hijo de Dios con poder (Romanos 1:3-4) por causa de su resurrección de entre los muertos. Él es el divino Hijo de David, digno de adoración al igual que su Padre. Como el Hijo de David, Jesús tiene toda la autoridad, comparte la divinidad con Dios, y reina sobre todas las cosas como Rey de reyes.

2. Jesucristo, el Hijo de Abraham

Cuando Dios llama a Abram, le promete a Abram una bendición y le promete que todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de él (Génesis 12:1-3). Más tarde, cuando Abraham demuestra su temor a Jehová por medio del sacrificio de su hijo Isaac, Dios le dice a Abraham que será a través de su descendencia que Él bendecirá a todas las

                                                                                                               18 Smith, Micah-Malachi, 32:285. 19Luke 9:30 euphemistically calls Jesus’ death, the exodus (tēn exodon). Christ’s death is the

exodus par-excellence.

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familias de la tierra (Génesis 22:17-18). La línea de descendencia de Abraham continúa desde Isaac a Jacob cuyos hijos se convierten en toda una nación—Israel (Éxodo 4:22-23). Israel, simiente corporativa de Abraham, no media la bendición de Abraham a las naciones. En cambio, debido a su desobediencia, son expulsados de la tierra prometida, así como Adán fue expulsado del Edén (Génesis 3:23).

Dios le promete a Abraham tierra, la simiente, y bendición. No sólo Abraham, sin embargo, será bendecido; todos los grupos de personas del mundo serían bendecidas a través de él. Dios le confirmó esta promesa a Isaac y Jacob (Génesis 26:3-5; 28:13-15; 35:9-12). Isaac y Jacob cumplen parcialmente la promesa de la simiente. La multiplicación de la simiente comienza con los hijos de Jacob, la nación de Israel, en Egipto. Por medio de Moisés, Dios rescata la simiente multiplicada de Abraham, Israel, y los lleva a la Tierra Prometida. En la tierra, Saúl se convierte en rey de Israel, pero Dios lo rechaza a causa del pecado y escoge a David. Después de David, Salomón reina pero el reino se divide después de él, y los dos reinos luego son exiliados (2 Reyes 17:7-41; 25:1-26). Los profetas amenazan con juicio, pero también tienen la esperanza de un nuevo pacto (Jeremías 31:31-34; Ezequiel 36:26-27) y una bendición universal (Isaías 9:2-7; 19:16-25; 55:3-5; Miqueas 4:1-5; 5:2-4; Salmo 22:27), a través de un futuro hijo de David (Isaías 9:2-7; Miqueas 5:2-4). En el Nuevo Testamento, Jesús se presenta como el hijo de David y el hijo de Abraham, quien media las bendiciones universales prometidas a Abraham (Génesis 12:3) y a David (Isaías 55:3-5).20

Jesucristo, el verdadero y perfecto Hijo de Abraham, viene y triunfa donde Israel fracasó. Lo hace, mientras representa la nación de Israel. Después de su nacimiento, Jesús baja a Egipto y es “exiliado” fuera de Egipto. Fuera de Egipto Dios llama a su Hijo, tal como lo hizo con Israel (Mateo 2:13-15; Oseas 11:1). Continuando en su éxodo, Jesús atraviesa las aguas en su bautismo como la simiente corporativa antigua en el Mar Rojo (Mateo 3:16; Éxodo 14; 1 Corintios 10:1-4). En el bautismo de Jesús, Dios declara desde el cielo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17), haciéndose eco de su declaración ante el faraón, “Israel es mi hijo primogénito” (Éxodo 4:22).

Así como Dios guía a Israel en el desierto (Deuteronomio 8:2-3), así el Espíritu impulsa a Jesús al desierto durante cuarenta días y cuarenta noches inmediatamente después de su bautismo (Mateo 4:1-2; Deuteronomio 9:9).21 Jesús lucha contra la

                                                                                                               20This is a very brief summary of the OT. For an indebt study see, N. T. Wright, The New

Testament and the People of God, vol. 1, Christian Origins and the Question of God (Minneapolis: Fortress, 1992), 147–338. Schreiner’s brief summary of the OT is also very insightful: Thomas R. Schreiner, Paul, Apostle of God’s Glory in Christ: A Pauline Theology (Downers Grove, Ill: IVP Academic, 2006), 73–85.

21For more on the Exodus typology of Matthew 4 see, Blomberg, Beale, and Carson, “Matthew,” 14–18.

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tentación cuando el diablo le tienta en el desierto, al igual que la simiente corporativa de Abraham (Israel) (Mateo 4:1-11, Salmo 106:14; Hebreos 3:8,17). A diferencia de Israel, sin embargo, él tiene éxito en esta tentación, ya que no se prestó a la seducción del diablo.22

Aunque Jesús representa a Israel y mantiene la ley de Dios vigente, Mateo demuestra que Jesús tiene la intención de salvar no sólo a Israel, sino las naciones también. Mateo incluye varias mujeres gentiles en la genealogía de Jesús: Tamar, Rahab, Rut y Betsabé. Esto demuestra la bondad de Dios hacia los gentiles. En Mateo 2, gentiles (hombres sabios del este) son los primeros en adorar a Jesús. En el capítulo cuatro, después de su tentación en el desierto, Jesús visita tierras de los gentiles para que las palabras de los profetas se cumplan los cuales dijo: “Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles, el pueblo asentado en tinieblas vio gran luz, y a los asentados en región de sombra de muerte, luz le resplandeció” (Mateo 4:15-16). Aunque Jesús le pide a sus discípulos que no le prediquen a los gentiles (Mateo 10:5), da indicios de una misión a los gentiles cuando dice: “y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles” (Mateo 10:18). Poco después, Mateo revela que Jesús es el Siervo de Jehová quien proclamará justicia a los gentiles (Mateo 12:18; Isaías 42:1), y que en su nombre los gentiles pondrán su esperanza (Mateo 12:21; Isaías 42:4; cf. Romanos 15:12). Jesús bendice a la cananea con la sanación (Mateo 15:21-26; cf. Mateo 8) y sana a la gente en Jericó (Mateo 20:29-34). El reino de Dios está abierto a los recaudadores de impuestos, prostitutas (Mateo 21:31), y todos los que deseen venir (Mateo 22:9-10). Por lo tanto, el evangelio de Jesús debe ser predicado a todas las naciones, Israel y todos los gentiles (Mateo 24:14; Hechos 1:8).

                                                                                                               22Jesus constantly quotes from Deuteronomy as he resists the devil in the wilderness (cf. Matt 4:4;

Deut 8:3; Matt 4:7: Deut 6:16; Matt 4:10; Deut 6:13). In Deuteronomy 6:16, the words refer to the incident at Massa, where Israel grumbled against God because they did not have water, testing God (Exod 17:2). Whereas Israel tested God by demanding water, Jesus denies making the same demand. Jesus would rather trust his Father than demand from him to intervene miraculously. Morris rightly observes, “The servants of God cannot demand that God should keep on intervening with miraculous provision for their needs. To jump from a height and then look to God to avert the natural consequences of such an act is just such an offense. Furthermore, it is worse than what happened at Massah, for at least the people there were in real need of water. What Satan is suggesting is that Jesus should needlessly thrust himself into danger; he would be creating a hazard where none previously existed. And for what? To compel God to save him miraculously. It is a temptation to manipulate God, to create a situation not of God’s choosing in which God would be required to act as Jesus dictated. Jesus rejects the suggestion with decision. He prefers the way of quiet trust in the heavenly Father, a trust that needs no test, and a ready acceptance of his will. He refuses to demand a miracle even if from the perspective of someone on earth that might seem desirable, even compelling” (Morris, The Gospel According to Matthew, 76). For an excellent discussion of the temptations of Jesus, see Theodore J. Jansma, “The Temptation of Jesus,” WTJ 5, no. 2 (1943): 166–181.

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3. Cómo Mateo 1:1 se correlaciona con 28:18b–20

Jesús es verdaderamente el Hijo de David, el hijo de Abraham. Como Hijo de David, que gobierna sobre todas las cosas y como Hijo de Abraham que bendice a las naciones, Jesús proclama:

Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:18-20).

En este momento, Jesús declara lo que Mateo había anunciado en el primer versículo: “El libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham” (Mateo 1:1). Él no es sólo un hijo, sino el hijo esperado que cumple el pacto davídico y el pacto de Abraham. Ya que Mateo ha establecido que Cristo es el hijo de David y el hijo de Abraham, quien tiene autoridad sobre todas las cosas, cuando Jesús habla en Mateo 28:18-20, los lectores de Mateo ya conocen su identidad. Jesús es el hijo de Abraham, a través de quien las bendiciones universales de Abraham serán llevadas a todas las familias de la tierra; y el hijo de David, quien tiene autoridad sobre todas las cosas.

Cuando Mateo cita las palabras de Jesús, “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”, el pasivo “dado” (ἐδόθη) es un pasivo divino, reconociendo a Dios el Padre como su sujeto; Dios ha puesto todas las cosas bajo el señorío de Cristo. Si Dios comparte toda autoridad con Jesús, se asume que Jesús es Dios.23 Dios le da autoridad a Cristo sobre todas las cosas, porque él es el Rey quien comparte la divinidad con el Padre y hereda el prometido reino eterno del Hijo de David.24                                                                                                                

23Klassen–Wiebe astutely argues that Matthew 1:18-25 depicts Jesus as both the Son of God and the Son of David. She maintains that there is a danger in tracing Jesus’ lineage to David because it can be misconstrued that he was born of a human sexual relation. She argues that according to Matthew, Jesus was conceived of the Holy Spirit and that Jesus’ roots were in God and that he was simply adopted into the Davidic lineage (Sheila Klassen-Wiebe, “Matthew 1:18-25,” Int 46, no. 4 [1992]: 392–394.).

24For different approaches to the structure of Matthew, see Warren Carter, “Kernels and Narrative Blocks  : The Structure of Matthew’s Gospel,” CBQ 54, no. 3 (1992): 463–481; Christopher R. Smith, “Literary Evidences of a Fivefold Structure in the Gospel of Matthew,” NTS 43, no. 04 (1997): 540–551; Nils Wilhelm Lund, “The Influence of Chiasmus upon the Structure of the Gospel according to Matthew,” ATR 13, no. 4 (1931): 405–433; David E. Garland, “The Structure of Matthew’s Gospel: A Study in Literary Design,” Int 44, no. 1 (1990): 89–89; H J B. Combrink, “The Structure of the Gospel of Matthew as Narrative,” TynBul 34 (January 1, 1983): 61–90; B. R. Doyle, “Matthew’s Intention as Discerned by His Structure,” RB 95, no. 1 (1988): 34–54. Doyle view is a slight modification of Bacon’s, who argues that the Gospel of Matthew has a prologue (chap 1–2) and an epilogue (chaps 26:3–28:20). In between the prologue and the epilogue, he argues, Matthew has five unites analogous to the five books of the Pentateuch. These five unites are marked by the formulaic saying, “And when Jesus finished . . .” (Matt 7:28–29; 11:1; 13:53; 19:1; 26:1) (see B. W. Bacon, “The ‘Five Books’ of Matthew against the Jews,” Exp 15 [1918]: 56–66). In examining the structure of Matthew, Kingsbury finds the basic formula in 4:17 and 16:21: “From that time Jesus began....” as significant. This formula, he argues, divides the gospel into three main sections which “set forth (a) the genesis and significance of the person of Jesus, (b) the nature and effect of his

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Mateo 1: 1 y 28: 18b-20

Mateo 1:1 Matthew 28:18b–20 Hijo de David Jesús comparte soberanía con el Padre. “Toda potestad me es

dada en el cielo y en la tierra.” Jesús tiene un nombre con el Padre: “bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.” Jesús es omnipresente, tal como el Padre: “Estoy con vosotros todos los días.”

Hijo de Abraham En él todas las naciones son bendecidas: “haced discípulos a todas las naciones.”

Como el Hijo de David, Jesús tiene toda autoridad real en el cielo y en la tierra, y

como el Hijo de Abraham, él tiene la intención de bendecir a las naciones a través de la iglesia en la proclamación del evangelio. La resurrección de Jesús es central en esta revelación. Esta misión universal que comisiona Cristo es validada por la resurrección, lo cual demuestra su completa autoridad.25 Debido a que Jesús resucitó de entre los muertos y conquistó a la muerte, la muerte no tiene poder sobre él (Romanos 6:9). Ahora exaltado en el cielo, Jesús dice: “Yo soy el primero y el último, y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apocalipsis 1:17-18). Por causa de la victoria de Jesús sobre el pecado y la muerte, sólo él puede librarnos del poder del pecado y la muerte y darnos la vida eterna.

4. Implicaciones Misiológicas de Jesús como el Hijo de David e Hijo de Abraham

Al igual que Israel, todos nos hemos quedado cortos de la gloria de Dios. Para ser una bendición para las naciones, Jesús tuvo que morir, cargando sobre si nuestra deuda y la paga de nuestro pecado. Cristo Jesús se convirtió en maldito para librarnos de la maldición de la ley “para que en [él] la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe” (Gálatas 3:13-14). La bendición de Abraham viene a las naciones, cuando nosotros, la iglesia, obedecemos el

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         proclamation, and (c) the reason and finality of his suffering, death and resurrection” (Jack Dean Kingsbury, Matthew: Structure, Christology, Kingdom [Philadelphia: Fortress Press, 1975], 36). Thus Mathew’s structure highlights his Christology.

25Nolland, The Gospel of Matthew, 1266.

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mandato del Rey Jesús de hacer discípulos de todas las naciones y las naciones ponen su confianza en él.26

La bendición de Abraham que la Iglesia entrega a través del discipulado no son mejorías materiales y físicas; en el presente, es primordialmente el don de la salvación, la vida eterna, acompañado por el don del Espíritu Santo (cf. Gálatas 3:14). En el corazón de la bendición del pacto Abrahámico está la intimidad entre Dios y los que tienen la fe de Abraham. “Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Génesis 17:7-8). Los creyentes hoy en día gozan de comunión con Dios y de paz con él a través de la sangre derramada de Cristo. Los componentes físicos y materiales de la bendición de Abraham están aún por venir. Los que comparten la fe con Abraham se convertirán, en el futuro, herederos del mundo (Romanos 4:13) y disfrutarán de descanso perfecto (Hebreos 4). Debemos esperar el cumplimiento último y escatológico de la promesa de Dios a Abraham, lo cual incluye bendiciones materiales y físicas para todos los redimidos, mientras que ahora nos alegramos en que hemos recibido toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús (Efesios 1:3).27

Jesús quiere que la iglesia discipule por medio de “enseñar todo lo que yo os he mandado.” Sin una adecuada comprensión y gozo de quién es Cristo, la enseñanza de Cristo no puede ser obedecida; “El desarrollo de carácter no sucederá sin conocimiento.”28 Central a la tarea de enseñar todo lo que él había mandado es enseñar la grandeza de Jesús. “Jesucristo está en el centro de todo lo que los seres humanos pueden saber o vivir, y desde ese centro exaltado proclama: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin” (Apocalipsis 22:13).”29 Las personas deben conocer y atesorar a Cristo como la simiente de Abraham e Hijo de David para obedecer al Rey Jesús. La educación teológica sirve para este propósito entrenando la mente y alimentando el alma con una cristología bíblica para la transformación de la persona en su totalidad. El carácter cristiano y el crecimiento espiritual dependen principalmente del conocimiento y el amor por Cristo. Así, la educación teológica es indispensable para el progreso del evangelio y la obediencia a Cristo.                                                                                                                

26“All nation” in Matthew refers to all the tribes of the world, all of humanity (cf. Matt 24:9, 14; 25:32; 28:19).

27This is contra the prosperity gospel, which advocates for physical and material blessings now as part of the Abrahamic blessing. The prosperity gospel advocates an over-realized eschatology, asserting blessings of the future for the present.

28 Ellen T. Charry, By the Renewing of Your Minds: The Pastoral Function of Christian Doctrine (New York: Oxford University, 1999), 43. Charry examines key classical theologians, beginning with Paul and other New Testament writers. She select theologians from the patristic period, the medieval and the seventeenth century reformation periods and shows that all of them believed that knowing God is the foundation of Christian character.

29 Duane Litfin, Conceiving the Christian College (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans, 2004), 43.

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Conocer la identidad de Jesús, los que son llamados a predicar deben levantarlo como la figura central en la historia de la redención. Todo el Antiguo Testamento y todas las promesas de Dios encuentran su conclusión perfecta en Cristo (Juan 5:35; 2 Corintios 2:10). Jesús debe ser el fundamento, el contenido, y el objetivo de nuestra predicación. Debemos predicar de tal manera que muestre nuestra dependencia en la autoridad de Cristo, para que otros puedan ver el poder de Dios en Cristo y ser salvos (1 Corintios 2:1-5), convirtiéndose así en los hijos de Abraham (Gálatas 3:29). Si predicamos desde el Antiguo Testamento o desde el Nuevo Testamento, Jesús debe ser proclamado como el único medio a través de quien todas las naciones puedan encontrar y disfrutar de las bendiciones prometidas a Abraham (cf. Gálatas 3:9). La predicación que no tiene al Rey Jesús como el tema principal no es predicación cristiana. “El punto central y de referencia para el significado de toda la Escritura es la persona y obra de Jesús de Nazaret, el Cristo de Dios.”30

Puesto que Jesús es el hijo de Abraham y de David, gobernando y bendiciendo todas las naciones, todos debemos ser audaces y valientes para predicar el evangelio a las naciones no alcanzadas del mundo, sabiendo que el que prometió estar con nosotros es el Cristo resucitado que gobierna y ejerce autoridad sobre todas las cosas. No hay grupo de gente musulmana que nuestro Cristo no pueda penetrar con el evangelio del reino; no hay país cerrado para Cristo. Con su autoridad divina ilimitada, Cristo puede penetrar en cualquier nación y establecer su reino, bendiciendo a las personas con las bendiciones de Abraham a través de nuestros esfuerzos evangelísticos. ¡Con valentía levantémonos! Vamos con confianza, vamos a ir y hacer discípulos porque nuestro Cristo gobierna sobre todo y ciertamente bendecirá las naciones con su evangelio a través de nosotros.

                                                                                                               30 Graeme Goldsworthy, Preaching the Whole Bible as Christian Scripture (Grand Rapids, MI:

Wm. B. Eerdmans, 2000), 16. Helpful works on preaching Christ from all of the Scriptures include, Sidney Greidanus, Preaching Christ from the Old Testament: A Contemporary Hermeneutical Method (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1999); Edmund P. Clowney, Preaching Christ in All of Scripture (Wheaton, Ill: Crossway, 2003).