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    El lugar de encuentro de los Catlicos en la redwww.es.catholic.net

    La Cristiada y los mrtires de Mxico 2o. ParteAutor: Jos Mara Iraburu

    SEGUNDA PARTE

    El curso de la guerra

    Jean Meyer, en el volumen I de su obra, describe al detalle las vicisitudes que corri al paso de los aos la guerra de laCristiada, que l divide en estas fases:

    -incubacin, de julio a diciembre de 1926;

    -explosin del alzamiento armado, desde enero de 1927;

    -consolidacin de las posiciones, de julio 1927 a julio de 1928, es decir, desde que el general Gorostieta asume la guade los cristeros hasta la muerte de Obregn.

    -prolongacin del conflicto, de agosto 1928 a febrero de 1929, tiempo en que el Gobierno comienza a entender que nopodr vencer militarmente a los cristeros;

    -apogeo del movimiento cristero, de marzo a junio de 1929;

    -licenciamiento de los cristeros, en junio 1929, cuando se producen los mal llamados Arreglos entre la Iglesia y elEstado.

    El ejrcito federal

    El ejrcito consustancial con el gobierno en el Mxico de entonces consideraba a la Iglesia como su adversariapersonal. Agente activo del anticlericalismo y de la lucha antirreligiosa, hizo su propia guerra, su guerra religiosa. Elgeneral Eulogio Ortiz mand fusilar a un soldado, en el cuello del cual vi un escapulario. Algunos oficiales llevaban sustropas al combate al grito de Viva Satn! (Meyer I,146).

    Cada arma reclutaba por su cuenta. El enganche deba ser voluntario y firmado al menos por tres aos, condicinque muchas veces se incumpla, tanto que se seguan utilizando las cuerdas para atar a los voluntarios. Se echabamano de cualquiera: condenados de derecho comn, obreros sin trabajo, campesinos, y sobre todo delsubproletariado rural y de los indios, vencidos o no (149-150). La brutalidad y la indisciplina de esta tropa es apenasdescriptible.

    Al no haber servicio de intendencia, el avituallamiento estaba a cargo de las compaeras de los soldados, las famosassoldaderas, que marchaban al lado del ejrcito y que, como la langosta, caan sobre las granjas y los pueblos... Ladesercin, frecuente en tiempo de paz, llegaba a ser masiva en tiempo de guerra (152). El general Amaro, jefe delejrcito federal, no consegua poner en lnea ms de 70.000 hombres, aunque se pasaba el tiempo reclutando:20.000 desertores al ao, de 70.000 soldados! (153). Este general famoso, el indio Amaro, hijo de un pen deZacatecas, hombre inteligente, implacable y sanguinario, el que mand a su aviacin bombardear en el cerro delCubilete el monumento a Cristo Rey, lleg a ser muy culto, y se reconcili con la Iglesia varios aos antes de sumuerte.

    Los federales, malos jinetes, eran peores soldados, que disparaban de lejos, gastaban mucha municin, perdan lasarmas con facilidad, y no conocan bien el terreno por donde andaban. Eso explica que los cristeros, cuyascaractersticas de lucha eran las contrarias, les infligieran tantas bajas. Los callistas, eso s, eran muy crueles, pero ladureza de la represin, la ejecucin de todos los prisioneros, la matanza de los civiles, el saqueo, la violacin, el

    incendio de los pueblos y de las cosechas, dejaban en la estela de los federales otros tantos nuevos levantamientos engermen (I, 194).

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    La guerra se haca tambin en la prensa del gobierno, ocultando la magnitud del conflicto o dando siempre la victoriapor inminente. Unida a la lucha militar, el general Amaro propugnaba una campaa de desfanatizacin, como aqullapor la que dio orden al gobernador de Jalisco de cambiar los nombres de todos los lugares que llevaban nombres desantos (I,178). Todos los medios valan, tambin el soborno. As, en una ocasin, el gobierno trat de comprar a un jefecristero llamado el 14, el cual respondi: Que a m ni me den nada, que noms arreglen eso de los padrecitos y de

    las iglesias, y yo me estoy en paz, pero mientras no lo arreglen que no piensen que con dinero me van a comprar(177).

    La desesperacin del gobierno se iba acrecentando a medida que pasaban los meses, y se vea incapaz de vencer -enpalabras del gobernador de Colima-las hordas episcopales de fanticos que engaados por la patraa clerical se hanlanzado a la loca aventura de restaurar el predominio de los curas (189).

    Balance de la guerra

    A mediados de 1928 los cristeros, unos 25.000 hombres en armas, no podan ya ser vencidos, dice Meyer, lo cualconstitua una gran victoria; pero el gobierno, sostenido por la fuerza norteamericana, no pareca a punto de caer (I,248). En realidad, la posicin de los cristeros era a mediados de 1929 mejor que la de los federales, pues, combatiendo

    por una Causa absoluta, tenan mejor moral y disciplina, y operando en pequeos grupos que golpeaban y huan-piquihuye-, sufran muchas menos bajas que los soldados callistas. Despus de tres aos de guerra, se calcula que enella murieron 25.000 o 30.000 cristeros, por 60.000 soldados federales.

    En enero de 1929, el embajador norteamericano Morrow -que insista al gobierno y a la prensa para que no hablasende cristeros sino de bandidos (I,301)- estimaba improbable pacificar el Estado antes de que se solucione la cuestinreligiosa. En febrero los mismos polticos vean el panorama muy oscuro, y un senador deca en un discurso a suscolegas: Es que nuestros soldados no saben combatir rancheros, o no se quiere que se acabe la rebelin? Puesdgase de una vez y no estemos echando ms lea. No se olviden ustedes de que con tres Estados ms que selevanten de veras, cuidado con el Poder Pblico, seores! (I,285).

    A mediados de 1929 se vea ya claramente que, al menos a corto plazo, ni unos ni otros podan vencer. Sin embargo,en este empate haba una gran diferencia: en tanto que los cristeros estaban dispuestos a seguir luchando el tiempo

    que fuera necesario hasta obtener la derogacin de las leyes que perseguan a la Iglesia, el gobierno, vindose enbancarrota tanto en economa como en prestigio ante las naciones, tena extremada urgencia de terminar el conflictocuanto antes. Eran, pues, stas unas favorables condiciones para negociar el reconocimiento de los derechos de laIglesia...

    Rumores de un posible arreglo

    Desde mediados de 1927 estuvo al mando supremo de los cristeros el general Gorostieta, militar de carrera, a quieniban llegando de cuando en cuando rumores de posibles arreglos entre la Iglesia y el Estado, a espaldas de la GuardiaNacional cristera. Como estos rumores iban en aumento, el 16 de mayo de 1929 escribi a los Obispos mexicanos unalarga carta, de la que citamos algn fragmento:

    Desde que comenz nuestra lucha, no ha dejado de ocuparse peridicamente la prensa nacional, y aun la extranjera,de posibles arreglos entre el llamado gobierno y algn miembro sealado del Episcopado mexicano, para terminar elproblema religioso. Siempre que tal noticia ha aparecido han sentido los hombres en lucha que un escalofro de muertelos invade, peor mil veces que todos los peligros que se han decidido a arrostrar. Cada vez que la prensa nos dice deun obispo posible parlamentario con el callismo, sentimos como una bofetada en pleno rostro, tanto ms dolorosacuanto que viene de quien podramos esperar un consuelo, una palabra de aliento en nuestra lucha; aliento y consueloque con una sola honorabilsima excepcin [Mons. Martnez y Zrate, obispo de Huejutla, 17 aos desterrado] de nadiehemos recibido...

    Si los obispos al presentarse a tratar con el gobierno aprueban la actitud de la Guardia Nacional, si estn de acuerdoen que era ya la nica digna que nos dejaba el dspota, tendrn que consultar nuestro modo de pensar y atendernuestras exigencias; nada tenemos que decir en este caso...

    Si los obispos al tratar con el gobierno desaprueban nuestra actitud, si no toman en cuenta a la Guardia Nacional ytratan de dar solucin al conflicto independientemente de lo que nosotros anhelamos...; si se olvidan de nuestrosmuertos, si no se toman en consideracin nuestros miles de viudas y hurfanos, entonces... rechazaremos tal actitudcomo indigna y como traidora... 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados Pgina 2/10

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    Muchas y de muy diversa ndole son las razones que creemos tener para que la Guardia Nacional, y no elEpiscopado, sea quien resuelva esta situacin. Desde luego el problema no es puramente religioso, es ste un casointegral de libertad, y la Guardia Nacional se ha constituido de hecho en defensora de todas las libertades y en lagenuina representacin del pueblo, pues el apoyo que el pueblo nos imparte es lo que nos ha hecho subsistir...

    Como ltima razn creemos tener derecho a que se nos oiga, si no por otra causa, por ser parte constitutiva de laIglesia catlica de Mxico, precisamente por ser parte importantsima de la Institucin que gobiernan los obisposmexicanos (+Meyer I,316-320)

    El 2 de junio de 1929 el general Gorostieta fue asesinado en una emboscada por los callistas, y le sucedi al frente dela Guardia Nacional el general Degollado.

    Los mal llamados Arreglos (21-6-1929)

    La historia de los Arreglos alcanzados en junio de 1929 es tan triste que haremos de ella una referencia muy breve,atenindonos sobre todo a la documentada informacin que Lpez Beltrn ha dado recientemente del asunto. Mons.

    Ruiz y Flores, Delegado Apostlico ad referendum, escogi como secretario para negociar a Mons. Pascual Daz yBarreto, el nico Obispo que haba mostrado decidido empeo en lograr una transaccin con los callistas (Lpz.Beltrn 499).

    Ambos fueron trados de los Estados Unidos a Mxico, incomunicados en un vagn de tren, por el embajadornorteamericano Dwight Whitney Morrow, banquero y diplomtico, protestante y masn, cmplice de Calles y delpresidente Portes Gil. Ya en la ciudad de Mxico continuaron incomunicados en la lujosa residencia del banqueroAgustn Legorreta. No recibieron ni a los Obispos mexicanos ni a un enviado de la Liga. Tampoco quisieron recibier alObispo Miguel de la Mora, secretario del Subcomit Episcopal, que mand aviso a Mons. Flores de que tena grandesy urgentes cosas que comunicarle, y que no fuera a pactar nada sin antes orlo. Las puertas de aquella casa, en esosdas, slo estuvieron abiertas para Morrow, para los sacerdotes extranjeros: Wilfrid y Parsons y Edmundo Walsh, S.J.[experto en poltica internacional de la universidad de Georgetown], para Cruchaga Tocornal, el embajador de Chile, ypara otros extranjeros. Para los extraos. No para los mexicanos (Lpz. Beltrn 516).

    Puede afirmarse, pues, que los dos Obispos de los Arreglos con Portes Gil no cumplieron las Normas escritas que PoXI les haba dado, pues no tuvieron en cuenta el juicio de los Obispos, ni el de los cristeros o la Liga Nacional; tampococonsiguieron, ni de lejos, la derogacin de las leyes persecutorias de la Iglesia; y menos an obtuvieron garantasescritas que protegieran la suerte de los cristeros una vez depuestas las armas.

    Slamente consiguieron del Presidente unas palabras de conciliacin y buena voluntad, y unas Declaraciones escritasen las que, sin derogar ley alguna, se afirmaba el propsito de aplicarlas sin tendencia sectaria y sin perjuicio alguno.As las cosas, los dos Obispos, convencidos por el embajador norteamericano Morrow de que no era posible conseguirdel Presidente ms que tales Declaraciones, y aconsejados por Cruchaga y el padre Walsh, que las creansuficientes, aceptaron este documento redactado personalmente en ingls por el mismo Morrow:

    El Obispo Daz y yo hemos tenido varias conferencias con el C. Presidente de la Repblica... Me satisface manifestar

    que todas las conversaciones se han significado por un espritu de mutua buena voluntad y respeto. Comoconsecuencia de dichas Declaraciones hechas por el C. Presidente, el clero mexicano reanudar los serviciosreligiosos de acuerdo con las leyes vigentes. Yo abrigo la esperanza de que la reanudacin de los servicios religiosos[expresin protestante, propia de Morrow, su redactor] pueda conducir al Pueblo Mexicano, animado por un espritu debuena voluntad, a cooperar en todos los esfuerzos morales que se hagan para beneficio de todos los de la tierra denuestros mayores. Mxico, D.F. Junio 21 de 1929.-Leopoldo Ruiz, Arzobispo de Morelia y Delegado Apostlico (Lpz.Beltrn 527).

    Las leyes vigentes, por supuesto, eran aqullas que haban desencadenado la Cristiada. Para derogar aquellas leyesvigentes haban muerto intilmente veinte o treinta mil cristeros?...

    Frutos de la Cristiada

    Intilmente lucharon, con tan grandes prdidas y sufrimientos, los cristeros y sus familias? En 1929 el jesuita EduardoIglesias, bajo el pseudnimo Aquiles P. Moctezuma, en El conflicto religioso de 1926, escriba relativamente satisfecho:Terminadas felizmente las conferencias entre el Estado y la Iglesia... (441). No es sa la interpretacin hoy ms 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados Pgina 3/10

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    comn. Pero tambin hay actualmente quienes estiman que los Arreglos fueron los menos malos posibles dentro delas circunstancias. As lo cree, por ejemplo, Juan Landerreche Obregn, quien adems insiste en que los Arreglos.

    De ninguna manera significaron que el esfuerzo, el sacrificio y la sangre de los cristeros hayan sido intiles para lalibertad de la Iglesia Catlica y el respeto a la religin y a los fieles. Por el contrario, los cristeros demostraron al

    gobierno con sus sacrificios, sus esfuerzos y sus vidas, que en Mxico no se puede atacar impunemente a la religincatlica ni a la Iglesia... Y todo esto se demostr en forma tan convincente a los tiranos, que los oblig no slo a desistirde la persecucin religiosa, sino los ha obligado tambin a respetar la religin y la prctica y el desarrollo de la misma,a pesar de todas las disposiciones de la Constitucin [de 1917] que se oponen a ello, y que no se cumplen, porque nose pueden cumplir, porque el pueblo las rechaza... Los frutos [de la Cristiada] se han recogido y se siguen recogiendosesenta aos despus de su lucha y seguramente culminarn a su tiempo en la realizacin plena por la que lucharonquienes dieron ese testimonio (Prlogo a E. Mendoza, Testimonio 4,7-8).

    En 1993 el gobierno de Mxico concedi a la Iglesia un precario reconocimiento legal como asociacin religiosa, yreestableci sus relaciones diplomticas con la Santa Sede.

    Un triunfo de la masonera

    Unos das despus de los Arreglos logrados sobre todo por los masones Morrow y Portes Gil, el 27 de junio de 1929,los masones dieron un gran banquete al presidente Portes Gil, el cual a los postres habl a sus reverendoshermanos:

    Mientras el clero fue rebelde a las Instituciones y a las Leyes, el Gobierno de la Repblica estuvo en el deber decombatirlo... Ahora, queridos hermanos, el clero ha reconocido plenamente al Estado. Y ha declarado sin tapujos: quese somete estrictamente a las Leyes (aplausos). Y yo no poda negar a los catlicos el derecho que tienen desometerse a las Leyes... La lucha [sin embargo] es eterna. La lucha se inici hace veinte siglos. Yo protesto ante lamasonera que, mientras yo est en el Gobierno, se cumplir estrictamente con esa legislacin (aplausos).

    En Mxico, el Estado y la masonera, en los ltimos aos, han sido una misma cosa: dos entidades que marchanaparejadas, porque los hombres que en los ltimos aos han estado en el poder, han sabido siempre solidarizarse con

    los principios revolucionarios de la masonera (+Lpz. Beltrn 540-541).

    Alude a la misma revolucin que asesin a Garca Moreno, y que tantas victorias ha logrado en los siglos XIX y XX enla Amrica hispana con el apoyo de la masonera local y norteamericana. Portes Gil ms tarde, en su libro La luchaentre el Poder Civil y el Clero, dej bien claro que su aparente capitulacin [de los Obispos] a la que dieron el nombrede un arreglo con el Gobierno, no fue otra cosa que someterse incondicionalmente a la ley (547). En 1958, ajeno a laIglesia, muri en Mixcoac, y en la esquela publicada por la Muy Respetable Gran Logia Valle de Mxico se le citabacomo Miembro Activo y Gran Capitn de Guardias de este Supremo Consejo del Grado 33 (546).

    Licenciamiento de los cristeros

    El Jefe supremo de la Guardia Nacional, general Jess Degollado Guzar, dirigi a todos los cristeros, a pesar de que

    se nos desgarra el alma, un pattico mensaje de licenciamiento, del que entresacamos el ltimo prrafo:La Guardia Nacional desaparece, no vencida por nuestros enemigos, sino, en realidad, abandonada por aquellos quedeban recibir, los primeros, el fruto valioso de sus sacrificios y abnegacin. AVE, CRISTO! Los que por Ti vamos a lahumillacin, al destierro, tal vez a la muerte gloriosa, vctimas de nuestros enemigos, con el ms fervoroso de nuestrosamores, te saludamos y, una vez ms, te aclamamos.

    REY DE NUESTRA PATRIA.

    VIVA CRISTO REY!

    VIVA SANTA MARIA DE GUADALUPE!

    Dios, Patria y Libertad.Tal vez a la muerte gloriosa... En efecto, poco despus de los Arreglos, el Gobierno, mostrando el espritu de buenavoluntad y respeto asegurado a los Obispos negociadores, comenz a travs de siniestros agentes el asesinato 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados Pgina 4/10

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    sistemtico y premeditado de los cristeros que haban depuesto sus armas, con el fin de impedir cualquierreanudacin del movimiento... La caza del hombre fue eficaz y seria, ya que se puede aventurar, apoyndose enpruebas, la cifra de 1.500 vctimas, de las cuales 500 jefes, desde el grado de teniente al de general.

    Tambin hay que decir, y esto honra a aquellos hombres, que ms de un general federal advirti a los cristeros del

    peligro que los amenazaba (Meyer I, 344-346). De todos modos, an con esto, ms jefes cristeros fueron muertosdespus de los Arreglos que durante la guerra.

    Esto supuso una larga y dursima prueba para la fe de los cristeros, que sin embargo se mantuvieron fieles a la Iglesiacon la ayuda sobre todo de los mismos sacerdotes que durante la guerra les haban asistido.

    Despus de los Arreglos

    El capelln de los cristeros de Colima, padre Enrique de Jess Ochoa, en Los cristeros del volcn de Colima, cuentaque llor de verdad el mismo Seor Ruiz y Flores cuando se vi burlado, cuando mir el fracaso de aquellos Arreglos,'si arreglos pueden llamarse', segn l mismo dijo, escribiendo de su puo y letra (el 1 de agosto de 1929).

    Y aade: Yo mismo he visto llorar al Papa [Po XI] cuando trata el asunto de los arreglos de Mxico: Lho vedutopingere, deca el Cardenal Boggiani al vicepresidente de la Liga Nacional, don Miguel Palomar y Vizcarra; y al queesto escribe, en Roma el ao 1930 (+Lpz. Beltrn 517).

    La verdad es que los dos obispos de los Arreglos, y especialmente Mons. Pascual Daz, sufrieron mucho en los aosposteriores, y al menos por parte de algunos sectores, padecieron un verdadero linchamiento moral.

    Recientemente publicaba la revista 30 das (1993, n.66) una entrevista con la pintora mexicana Dolores Ortega, de85 aos, que vivi de cerca la Cristiada con su marido, Carlos Dez de Sollano, uno de los responsables de la LigaNacional. A la pregunta por qu los obispos firmaron los acuerdos?, responde: Estaban confundidos y los engaaron.Despus de los arreglos, convidamos a cenar a monseor Daz, arzobispo de Mxico. Estbamos comiendo y miesposo le dice: 'Oigame, Ilustrsima, qu me dice usted de los arreglos?' Baj los ojos, casi se le saltaron las lgrimasy le dice: 'Mira Carlitos, ese asunto no me lo toques, me causa mucho dolor. Nos engaaron'. Y contina el periodista:

    Tambin ustedes cayeron en el engao. A lo que contesta la seora Ortega: 'No, de ningn modo. Nosotros sabamosque era una trampa, que el Gobierno no respetara nunca los arreglos. Lo sabamos todos, los de la Liga y loscristeros'. Saban ustedes que era un engao, que entregando las armas y dejando la clandestinidad la muerte erasegura. Por qu lo hicieron, entonces? 'Porque lo mandaba la Iglesia. Por fidelidad, por obediencia a la Iglesia'.

    Crnica de los mrtires y beatos en la persecucin

    As fue. Y an hoy, pocos pueblos catlicos, como el mexicano, quieren tanto a sus Obispos y sacerdotes. Perohagamos crnica de los mrtires, lo ms importante de todo cuanto ocurri en torno a la Cristiada.

    Los mrtires cristeros -en el sentido estricto de la palabra- fueron muchsimos, aunque como es lgico slo algunossern reconocidos y canonizados por la Iglesia como tales. No es fcil, pues, entre tantos hroes destacar a algunos,

    pero vamos a hacerlo con Anacleto Gonzlez Flores, el que organiz la Unin Popular en Jalisco, impuls la AsociacinCatlica de la Juventud Mexicana, y se distingui como profesor, orador y escritor catlico. El Maestro Cleto, comosolan decirle con respeto y afecto, era un cristiano muy piadoso, como lo muestra el siguiente dato:

    Al final del Rosario, los cristeros de Jalisco aadan esta oracin compuesta por Anacleto Gonzlez Flores: 'Jessmisericordioso! Mis pecados son ms que las gotas de sangre que derramaste por m. No merezco pertenecer alejrcito que defiende los derechos de tu Iglesia y que lucha por ti. Quisiera nunca haber pecado para que mi vida fuerauna ofrenda agradable a tus ojos. Lvame de mis iniquidades y lmpiame de mis pecados. Por tu santa Cruz, por miMadre Santsima de Guadalupe, perdname, no he sabido hacer penitencia de mis pecados; por eso quiero recibir lamuerte como un castigo merecido por ellos. No quiero pelear, ni vivir ni morir, sino por ti y por tu Iglesia. Madre Santade Guadalupe!, acompaa en su agona a este pobre pecador. Concdeme que mi ltimo grito en la tierra y mi primercntico en el cielo sea Viva Cristo Rey!' (Meyer III,280).

    Pues bien, el 1 de abril de 1927 fue apresado con tres muchachos colaboradores suyos, los hermanos Vargas, Ramn,Jorge y Florentino. Si me buscan, dijo, aqu estoy; pero dejen en paz a los dems. Fue intil su peticin, y los cuatro,con Luis Padilla Gmez, presidente local de la A.C.J.M., fueron internados en un cuartel de Guadalajara. Allinterrogaron sobre todo al Maestro Cleto, pidindole nombres y datos de la Liga y de los cristeros, as como el lugar 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados Pgina 5/10

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    En 1937: Pedro de Jess Maldonado (11-2), en una persecucin desatada en Chihuahua, en tiempo del presidenteLzaro Crdenas, otro general (1934-40).

    La solemnidad de hoy [Cristo Rey], destacaba Juan Pablo II en la ceremonia de beatificacin, instituida por el papaPo XI precisamente cuando ms arreciaba la persecucin religiosa de Mxico, penetr muy hondo en aquellas

    comunidades eclesiales y dio una fuerza particular a estos mrtires, de manera que al morir muchos gritaban: VivaCristo Rey!

    A todos ellos ha de aadirse el nombre del padre jesuita Miguel Agustn Pro Jurez, beatificado por el papa Juan PabloII el 25 de setiembre de 1988. A diferencia de los sacerdotes antes recordados, l estaba en la ciudad de Mxico, pororden de sus superiores, dedicndose ocultamente al apostolado. Con ocasin de un atentado contra el presidenteObregn, fueron apresados y ejecutados los autores del golpe, y con ellos fueron tambin eliminados el padre Pro y suhermano Humberto, que eran inocentes (23-11-1927) (+Rafael Ramrez Torres, Miguel Agustn Pro; y Luis Butera, Unmrtir alegre. Vida del P. Miguel Pro).

    El espritu de los cristeros

    Pero volvamos a los cristeros, a aquellos catlicos que se alzaron en armas, echndose al monte para defender a suDios, a su Religin, a su Madre, que es la Santa Iglesia. Traeremos sobre ellos algunos datos y observaciones,siguiendo principalmente a Jean Meyer, que estudi largamente la Cristiada, y entrevist durante cuatro aos a muchosantiguos cristeros. Dos avisos previos:

    1.-Ntese que los datos reflejan un tiempo, hacia 1970, en que el pueblo mexicano llevaba siglo y medio independientede Espaa, y un siglo sometido a persecucin religiosa continua por parte de los gobiernos liberales, a partir de Jurez.

    Recordemos que en 1917 la Constitucin establece la educacin laica. En 1934 se impone al pueblo la educacinsocialista, y Calles proclama indispensable que la Revolucin se apodere de las conciencias de la niez y de lajuventud, porque ambas deben pertenecer a la Revolucin (352) -a la revolucin liberal o a la socialista, viene a serlo mismo-. Y en 1946 se vuelve a la educacin arreligiosa. Pero siempre y en todo caso ha sido constante la actitudque supone que es el Estado el que tiene el derecho de educar, derecho negado expresamente a la Iglesia y no

    reconocido a los padres de familia (Acevedo 357).

    2.-Advirtase tambin que la inmensa mayora de los cristeros eran rancheros modestos, gente de pueblo, aunquetambin se unieron a ella algunos estudiantes, licenciados o profesionales. Los ricos catlicos, dicho sea de paso,apenas les ayudaron nunca, aunque lo necesitaban siempre, sobre todo para comprar armas y parque. Pues bien, loscuestionarios muestran que entre los cristeros cerca del 60 % no haban ido jams a la escuela, aunque no todosellos eran analfabetos, pues bastantes haban aprendido a leer en su casa (III,272).

    Muestran sin embargo una sorprendente cultura, y ms concretamente, una profunda cultura cristiana. Ya conocemos,por ejemplo, la voz de Ezequiel Mendoza Barragn, campesino michoacano de Coalcomn, que nunca fue a la escuela,y que lleg a ser coronel famoso de cristeros. Jean Meyer, que conoci a Mendoza cuando ste tena ya 75 aos,confiesa: qued deslumbrado, fascinado, por la misteriosa energa que irradiaba de l (prl. Testimonio). Y en otrolugar dice que todas las entrevistas confirman el carcter representativo de Ezequiel Mendoza, aunque es cierto que

    su lengua era especialmente clara y bella (III,289).Espiritualidad catlica. -En entrevistas, crnicas y cartas de cristeros causa admiracin comprobar la calidad doctrinal,bblica y potica de sus expresiones. Todo lo cual contradice abiertamente el menosprecio de algunos pedantes acercade la veracidad del cristianismo entre los indgenas de Amrica. Los cristeros, concretamente, tenan en s toda lafuerza de quien sabe estar haciendo la voluntad de Dios. Conscientes de hacer la voluntad de Dios, dice Meyer, loscristeros podan resistir todos los descalabros militares, todas las desdichas espirituales y hasta la ms terrible detodas: los arreglos y el poco apoyo clerical (289). Esa fidelidad a la voluntad de Dios providente les hacainquebrantables.

    Ezequiel Mendoza, por ejemplo, deca a su gente: No, muchachos, acurdense que aqu pedimos a Dios lo que msnos conviniera y por eso no digamos desatinados 'ya ven que las cosas cambian de un momento a otro'; 'la hoja delrbol no se mueve sin la gran voluntad de Dios', paciencia y resignacin (289). En cierta ocasin, segn l mismo

    refiere, arengaba as a los suyos: No queremos compaeros que traigan fines torcidos, queremos hombres que detodo corazn quieran agradar a Dios en todo, sin otro inters que defender a su Iglesia nuestra Madre; ya que susferoces enemigos la quieren exterminar, aunque no lo conseguirn, porque fue dicho por Nuestro Seor Jesucristo que'las puertas del infierno no prevalecern contra ella'; y lo que Cristo ofreci lo cumple; tambin dijo que 'pasarn los 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados Pgina 7/10

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    cielos y la tierra, pero sus palabras no pasarn'. Adems tenemos nuestra Reina y Madre la Virgen de Guadalupe, ellanos recomendar con su Padre, con su Hijo, y con su esposo, el Espritu Santo. Todava ms contamos con todos lossantos y santas del Cielo y de la tierra para que ellos rueguen a Dios por nosotros en todo tiempo y lugar, y si Dios estcon nosotros no tengamos miedo de morir en defensa de la Iglesia y de la Patria, seremos mrtires e iremos al cielopara siempre (Testimonio 31).

    Por su parte, Aurelio Acevedo, un simple ranchero de Zacatecas, animaba as a su tropa: Vosotros, valientes sintacha, siempre pensad que vais en camino del Calvario; pensad que vais al martirio cumbre donde se entra al Cielo dela Paz y eterno regocijo. Todo redentor debe ser crucificado para fin de que triunfe y sea glorificado. No olvidis queesta leccin es ms clara que el sol que nos alumbra: recordad a Jess! (Meyer III,275).

    Y otro jefe, Pedro Quintanar, deca a sus tropas: Todo lo bueno que en vosotros hay es slo de Dios y... todo lo maloque en vuestro regimiento hay es vuestro. A Dios hay que atribuir todo lo bueno y toda la gloria y todo triunfo, puesvosotros sois instrumentos viles (289).

    Prcticas religiosas. -La guerra fue para muchos cristeros como unos ejercicios espirituales continuados. La misa sobretodo era, cuando haba sacerdote, lo ms apreciado por los cristeros, el centro de todo, cada da. Ms an, en loscampamentos cristeros, cuando esto era posible, el Santsimo Sacramento estaba expuesto, y los soldados, por grupos

    de quince o veinte, practicaban la adoracin perpetua. La comunin frecuente era la regla... Los sacerdotes quepermanecan con los cristeros se pasaban el tiempo confesando, bautizando, casando, organizando ejerciciosespirituales y haciendo misiones (III,278).

    Pero era frecuente que no hubiese ya sacerdote, y entonces un seglar tomaba la direccin de la vida religiosa, comoCecilio Valtierra, el cual todas las maanas lea el Oficio de la Iglesia, en presencia de los fieles, y todas las tardesllevaba el Rosario. Estas misas blancas iban acompaadas de otras innovaciones (III,277). Los cnticos y el Rosarioacompaaban todos los instantes de la vida, en la marcha o en el campamento. Los cristeros oraban y cantaban a altashoras de la noche, rezando colectivamente el Rosario, de rodillas, y cantando los laudes a la Virgen o a Cristo, entre lasdecenas (III,279).

    Es indudable que de su fe cristiana sacaban los cristeros toda su abnegacin y valor para la guerra. No eran unosvalientes a pesar de ser unos hombres piadosos, sino que ms bien porque eran piadosos eran valientes.

    Slo un ejemplo: en cierta ocasin en que los cristeros haban sufrido varias bajas y estaban tristes, el generalDegollado les hizo rezar el rosario, tras de lo cual los areng: 'Porque Cristo Rey se llev a los nuestros ya ustedes seacobardaron, ya se les olvid que al enlistarse en las filas de Su ejrcito le ofrecieron sus servicios y sus vidas?...Dios, sin necesidad de usar de combates, dispone de nuestras vidas cuando a l le place... Dejen sus armas al pie delaltar, que yo nunca ser jefe de cobardes'. Las tropas lloraban y gritaban: 'No, mi general! Seguiremos siendo losvalientes de Cristo Rey, y si no, pnganos a prueba' (Meyer I,232).

    Idea del gobierno y de la guerra. -Los cristeros tenan de la guerra, y de la persecucin que la caus, una idea muchoms teolgica que poltica. En las entrevistas, algunas veces tambin, se refleja una cierta visin poltica del conflicto.Por ejemplo, para los cristeros, el turco Calles, vendido a la masonera internacional, representaba al extranjero yankiy protestante, deseoso de terminar su obra destructora (la anexin de 1848 es conocida de todos, y la situacin desubhombres de los chicanos de Texas y Nuevo Mxico...), descatolizando el pas (III,285).

    Sin embargo, prevaleca con mucho la visin teolgica de la guerra. Conocan bien, en primer lugar, el deber moral deobedecer a las autoridades civiles, pues toda autoridad procede de Dios, pero tambin saban que hay queobedecer a Dios antes que a los hombres, cuando stos hacen la guerra a Dios. Vean claramente en la persecucindel gobierno una accin poderosa del Maligno.

    Ezequiel Mendoza, por ejemplo, consideraba a los gobernantes de su patria endiablados callistas, masones yprotestantes malos, que slo buscan las comodidades del cuerpo y la satisfaccin de sus caprichos en este mundoengaador y no creen que los espera un infierno de tormentos eternos, pobres murcilagos que se creen aves y sonratones (III,283). Y deca, ay de los tiranos que persiguen a Cristo Rey, bestias rumanas de las que nos habla elApocalipsis! Todos debemos tener muy presentes las bienaventuranzas de que nos habla Nuestro Seor Jesucristo:pobreza de espritu, lgrimas de contricin, justa mansedumbre, hambre y sed de justicia, misericordiosos, los de limpiocorazn, los pacificadores, los buenos cuando son perseguidos por los malos, como nos aprietan los Calles ahora,

    dizque porque somos muy malos, que andamos tercos queriendo defender la honra y gloria de Aquel que muridesnudo en la cruz ms alta y en medio de dos ladrones, por ser l el ms malo de todos los humanos, que no quisosometerse al supremo de la tierra. Es lo que dicen ellos, porque les falta un domingo y los redobles de tambor, peronosotros se los daremos con ayuda de quien resucit de los muertos el tercer da y que, porque nos ama, nos dej por 2007 Catholic.net Inc. - Todos los derechos reservados Pgina 8/10

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    Madre su propia Madre (III,287).

    Este tono profundamente bblico era el de la Cristiada. Es la visin del Apocalipsis: Satn, el dragn infernal, la antiguaserpiente, da su fuerza a la Bestia, poder maligno intramundano, que hace la guerra a los santos y a cuantos guardanel testimonio de Jess. En este sentido, los cristeros estaban indeciblemente ms cerca del Apocalipsis del apstol San

    Juan que de la teologa de la liberacin moderna.

    Con toda razn el Cardenal Ratzinger afirmaba que la teologa de la liberacin, en sus formas conexas con elmarxismo, no es ciertamente un producto autctono, indgena, de Amrica Latina o de otras zonas subdesarrolladas,en las que habra nacido y crecido casi espontneamente, por obra del pueblo. Se trata en realidad, al menos en suorigen, de una creacin de intelectuales; y de intelectuales nacidos o formados en el Occidente opulento (Informesobre la fe, 207). La espiritualidad popular real es la de Ezequiel Mendoza y sus compaeros, llena de resonancias dela Biblia y del catecismo.

    El martirio. -La teologa del martirio en los cristeros no es menos rica que la de las Passiones de los primeros siglos,aunque muchas veces vaya en clave de humor. Qu fcil est el cielo ahorita, mam!, deca el joven HonorioLamas, que fue ejecutado con su padre (III,299). Hay que ganar el cielo ahora que est barato, deca otro (298).Norberto Lpez, que rechaz el perdn que le ofrecan si se alistaba con los federales, antes de ser fusilado, dijo:

    Desde que tom las armas hice el propsito de dar la vida por Cristo. No voy a perder el ayuno al cuarto para lasdoce (302).

    En Sahuayo asesinaron uno a uno a veintisiete cristeros, que uno a uno murieron dando vivas a Cristo Rey, peroperdonaron la vida a Claudio Becerra, por ser muy jovencito. Ms tarde, con gran tristeza, iba a pedir junto al sepulcrode sus compaeros martirizados: Compaeros, pdanle a Dios me vaya al cielo a acompaarlos. Beba entoncesdemasiado, y cuando el cura le reproch, l dijo: Me emborracho, padre, porque me da sentimiento que Dios no mequiso para mrtir (Lpz. Beltrn 66-70)...

    Una vez ms la voz del patriarca Mendoza: Ustedes y yo lamentamos de corazn el fallecimiento de esos hombresque de buena fe ofrendaron sus vidas, familia y dems intereses terrenales, derramaron su sangre por Dios y pornuestra querida patria, como lo hacen los verdaderos mrtires cristianos; pues su sangre, unida con la de NuestroSeor Jesucristo y con la de todos los mrtires del Espritu Santo, nos alcanzar de Dios Padre los bienes que

    esperamos en la tierra y en el Cielo. Dichosos los que mueren por el amor al Dios que hizo los cielos y la tierra, y entodo est por esencia, presencia y potencia, no como los dioses falsos de Plutarco Elas Calles y de otros locosdesviados por Satans, que les ofrece los bueyes y la carreta de esta vida y despus los hace birria caliente y gorda enel infierno de los tormentos (III,299).

    La muerte tranquila de los cristeros, con frecuencia despus de terribles tormentos, impresionaba siempre a losfederales. Moran perdonando y gritando Viva Cristo Rey! Y el pueblo guardaba sus palabras, recoga su sangre,enterraba sus cuerpos, acuda en masa a sus funerales, cuando eran posibles, en protesta silenciosa y confesin de fe.

    Alegra. -La alegra estaba tambin siempre presente, como es lgico, en estos hombres que se estaban jugando lavida por Cristo, pasando indecibles miserias y penalidades. En crnicas y escritos siempre hay huellas de alegra y dehumor. Cuenta Ezequiel Mendoza que su pap, en una ocasin, jugndose la vida, se qued sosteniendo una puertade campo, para que escapara un grupo de cristeros. Los federales le disparaban una y otra vez, sin atinarle. As que l,

    sin soltar la puerta, como enojado volvi su cara y rega al enemigo, dijo: 'Pendejos, tirar para ac, parece que noven gente' (Testimonio 37). De stas hay innumerables ancdotas cristeras.

    Espiritualidad bblica y tradicional del Mxico catlico

    Siendo la Biblia y la Tradicin eclesial las fuentes permanentes de la espiritualidad cristiana, el calificativo detradicional, en su sentido ms genuino, es tan precioso como el de bblico. Pues bien, la espiritualidad de los cristeroses netamente bblica y tradicional. Jean Meyer subraya con fuerza ambas notas: Hemos quedado asombrados por elnmero y la exactitud de las citas bblicas. La idea de un pueblo catlico ignorante de la Biblia no es vlida para elcampesino mexicano de esta poca. En los caseros lejanos de la parroquia se la lea de pie, o ms bien se formabacrculo en torno de aquel que saba leer (307).

    No hay, tampoco, mariolatra en la devocin a la Virgen: El culto de la Virgen guadalupana no es distinto del querecibe en Rusia (800 lugares de peregrinacin marianos!), en Polonia o en Francia (309). Meyer afirma una y otra vezla indiscutible catolicidad de la fe mexicana (309).

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    La religin de los cristeros era, salvo excepcin, la religin catlica romana tradicional, fuertemente enraizada en laEdad Media hispnica. El catecismo del P. Ripalda, sabido de memoria, y la prctica del Rosario, notable pedagogaque ensea a meditar diariamente sobre todos los misterios de la religin, de la cual suministra as un conocimientoglobal, dotaron a ese pueblo de un conocimiento teolgico fundamental asombrosamente vivo. A Cristo conocido en suvida humana y en sus dolores, con los cuales puede el fiel identificarse con frecuencia, amado en el grupo humano que

    lo rodea: la Virgen, el patriarca San Jos, patrono de la Buena Muerte, y todos los santos que ocupan un lugar muygrande, completamente ortodoxo, en la vida comn, se le adora en el misterio de la Trinidad. Esta religin prxima alfiel la califican de supersticin los misioneros norteamericanos (protestantes y catlicos) y los catlicos europeos no lajuzgan de manera distinta (307). Sin embargo, el cristianismo mexicano, lejos de estar deformado o ser superficial,est slida y exactamente fundamentado en Cristo, es mariolgico a causa de Cristo, y sacramental por consiguiente,orientado hacia la salvacin, la vida eterna y el Reino. Durante la guerra, los santos se retraen notablemente hasta supropio lugar, mientras se manifiesta el deseo ardiente del cielo (310).

    La profundidad de la evangelizacin realizada en Mxico durante siglos qued absolutamente probada cuando,despus de ms de un siglo de continuas persecuciones liberales, socialistas y revolucionarias, los cristeros ofrecieronal mundo este testimonio formidable de espiritualidad y de martirio.

    Volvamos, pues, al principio, y oigamos la voz franciscana de uno de los primeros evangelizadores, Fray Toribio de

    Benavente, Motolina. Lo que l dice de Mxico, lo diremos aqu, para terminar nuestra historia; y lo diremos pensandoen toda la Amrica hispana:

    Oh, Mxico que tales montes te cercan y coronan! Ahora con razn volar tu fama, porque en ti resplandece la fe yevangelio de Jesucristo! T que antes eras maestra de pecados, ahora eres enseadora de verdad; y t que antesestabas en tinieblas y oscuridad, ahora das resplandor de doctrina y cristiandad (H de los indios III,6, 339). Puesconcluyendo, digo: quin no se espantar viendo las nuevas maravillas y misericordias que Dios hace con estagente?... Estos conquistadores y todos los cristianos amigos de Dios se deben mucho alegrar de ver una cristiandadtan cumplida en tan poco tiempo, e inclinada a toda virtud y bondad. Por tanto ruego a todos los que esto leyeren quealaben y glorifiquen a Dios con lo ntimo de sus entraas; digan estas alabanzas que se siguen, segn SanBuenaventura: 'Alabanza y bendiciones, engrandecimientos y confesiones, gracias y glorificaciones, sobrealzamientos,adoraciones y satisfacciones sean a vos, Altsimo Seor Dios Nuestro, por las misericordias hechas con estos indiosnuevos convertidos a vuestra santa fe. Amn, Amn, Amn' (II, 11, 283).

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