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La violencia del silencio Desplazados del campo a la ciudad. Flor Edilma Osorio Pérez Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, CODHES Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Santafé de Bogotá, Mayo de 1993.

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Page 1: La violencia del silencio...angustias y enseñándome valiosas lecciones de sabiduría para "volver a empezar". A quienes, en 1991, conformaban la Asociación Colombiana de Asistencia

La violencia del silencio

Desplazados del campo a la ciudad.

Flor Edilma Osorio Pérez

Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, CODHES Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas.

Santafé de Bogotá,

Mayo de 1993.

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AGRADECIMIENTOS

Muy especiales a Albeiro, Nancy, Ernesto, Pedro, Julia, Pablo, Rosa, Diana, Felipe, Lucía,

Carlos e Isaac cuyos nombres reales debemos ocultar por su seguridad y quienes encarnan la

situación de miles de personas en Colombia y América Latina. Desde su situación de desplazados

compartieron generosamente conmigo sus historias, superando sus propios temores, dolores y

angustias y enseñándome valiosas lecciones de sabiduría para "volver a empezar".

A quienes, en 1991, conformaban la Asociación Colombiana de Asistencia Social, ASCODAS y al

grupo de trabajo de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, CODHES,

particularmente a Jorge Enrique Rojas. Su confianza, apoyo y respeto por mi trabajo y mis

opciones personales, permitieron un espacio de diálogo amplio y enriquecedor. Sin duda alguna,

este trabajo hubiera sido mucho más difícil y menos articulado con la realidad, sin esas valiosas

contribuciones.

A los directivos y compañeros del Instituto de Estudios Rurales y la Maestría en Desarrollo Rural de

la Universidad Javeriana, especialmente a Juan Guillermo Ferro, por sus iniciativas y

sugerencias, aportadas en un espacio amable de diálogo y confrontación que permitió madurar

algunas ideas.

A Fabio por su amorosa compañía, su comprometido apoyo, su crítica y su dedicación en la edición

final del documento.

A Jenith y Rodolfo por su generosa comprensión de mis intereses y preocupaciones y su paciente

espera.

Finalmente, a Codhes y a la Universidad Javeriana por el ánimo y el apoyo económico brindado

para que ésta publicación se hiciera posible

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11.. AABBOORRDDAANNDDOO EELL DDEESSPPLLAAZZAAMMIIEENNTTOO

La migracio' n rural-urbana, es un fenómeno que ha tenido diversos ritmos e intensidades en la

vida colombiana. La bu' squeda de unas mejores condiciones de vida, la posibilidad de una ubicacio'

n laboral ante las restricciones que el campo ofrece, y el espejismo que la ciudad representa, han

propiciado la salida permanente de los campesinos hacia la ciudad. Adema' s de estas motivaciones,

feno'menos histo' rico-poli'ticos como la violencia, ubicada como constante de la realidad nacional,

han causado importantes impactos en la distribucio' n poblacional, con sus correspondientes efectos

para la ciudad y para el campo. Tal es el caso de la violencia bipartidista de la de' cada de los an~os

50, que incidió en transformaciones sociales, econo'micas y poli'ticas de gran importancia.

Articulada muy estrechamente a ese período, pero con manifestaciones y actores diferentes y, a la

vez, análogos, la violencia, desde la segunda mitad de la de' cada del 80, es una confusa mezcla de

acciones de las Fuerzas Armadas del Estado, la guerrilla, el narcotráfico y los paramilitares. El

proceso migratorio interno por razones políticas, que a la luz de los Derechos Humanos se identifica

como desplazamiento, adquiere entonces dimensiones y caracteri'sticas particulares.

Aunque se reconoce la cobertura nacional de los procesos de violencia, son significativas sus

expresiones en el escenario rural, donde se ubican la gran mayoría de la confrontaciones armadas,

con el consiguiente efecto para la población del campo que se encuentra presionada en medio de los

bandos en conflicto. La dispersión demográfica, la menor posibilidad de comunicación e

información, la mayor oportunidad para un manejo autónomo y localista del poder y de la fuerza

que genera mayor impunidad, determinan un ambiente más propicio para la dinamización de la

violencia socio-política. Su impacto ha exigido el desplazamiento colectivo, familiar y/o individual

de habitantes rurales1, siendo los más afectados, los minifundistas, aparceros, jornaleros y colonos,

en razo'n de sus precarias condiciones econo'micas a las que se suma el hecho de ser el blanco más

fácil de sospecha y persecución por parte de las diversas fuerzas armadas, especialmente las

estatales que, orientadas por la ideologi'a de la seguridad nacional, buscan acabar con la subversio'

n y sus posibles fuentes de apoyo, de alianza o de simple simpatía.

1 En este estudio se asume la denominación de habitante rural, al poblador de municipio rural quien ususalmente desempeña diversidad de actividades tanto agropecuarias como comerciales y de servicios. En estas zonas es difícil hacer una separación sustancial entre los núcleos o cascos urbanos y el campo, dadas las estrechas relaciones de tipo social, económico y político que articulan la vida local.

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El desplazamiento es una posibilidad de sobrevivencia, tal vez la única, ante la permanencia de

fuego cruzado, de episodios persecutorios, de grandes masacres, bombardeos y terrorismo, que han

sacudido la geografi'a nacional, con diferente intensidad y forma, pero con un común denominador,

la guerra sucia, que tiene implicaciones y dinámicas particulares y responde a una evolución propia

fruto de antecedentes locales y regionales de tipo histo' rico, geogra' fico, poli'tico, econo'mico y social.

Desde una perspectiva del desarrollo rural, el impacto de la violencia en las zonas agrarias, -

traducido en gran medida en los desplazamientos forzados de habitantes rurales, como alternativa

para la sobrevivencia física-, constituye un aspecto de obligado tratamiento para comprender la

dinámica y condiciones actuales del sector rural. El fenómeno del desplazamiento, como parte del

movimiento migratorio, se convierte además en un proceso articulador entre lo rural y lo urbano,

con efectos en ambos ámbitos.

Estas realidades hacían ver la necesidad de estudios al respecto y, por medio de este trabajo, se

pretendió contribuir al análisis del desplazamiento como efecto de la violencia política en Colombia

y como un factor importante en las dinámicas de la vida rural y urbana del país, en una época

determinada, a la vez que aportar en la denuncia social del desplazamiento como fenómeno que

conlleva la violación de múltiples y fundamentales Derechos Humanos.

¿Qué hacer?

Se planteó, entonces, la realización de este estudio, cuyo objetivo formal se fue definiendo hacia la

búsqueda de una aproximación al conocimiento de algunas características y efectos psicosociales,

económicos y políticos de los procesos de desplazamiento del Llano y de articulación con la ciudad

de Bogotá, por violencia poli'tica en la década del 80, a través de algunos estudios de caso. Para este

fin, se parte de la explicaci'on que, frente a la violencia vivenciada y a la interacción de los actores

involucrados, tienen algunos de los habitantes rurales migrantes. Se precisan, con ellos, tanto las

condiciones y situaciones del contexto general marcado por la violencia política, como los motivos y

situaciones coyunturales y locales que forzaron el éxodo hacia Bogotá. Igualmente, se reconocen

algunos de los recursos desarrollados y las tendencias de las expectativas actuales.

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El ejercicio mismo de la investigación fue planteándonos dos preguntas fundamentales y un

acercamiento a sus respuestas: ¿Qué se entiende por desplazados? y ¿Cómo realizar un estudio al

respecto?.

¿Quiénes son los desplazados y qué es el desplazamiento?

El desplazamiento en Colombia, aunque es fruto de la violencia política, se inscribe dentro de unas

estructuras económicas y sociales también violentas. El fenómeno, si bien, ha estado de la mano de

la violencia política en los diferentes momentos de la vida nacional, ha permanecido en el silencio,

quedando relegado al ámbito de la historia familiar. Esa historia que sólo se puede hacer pública

cuando hace parte ya de un pasado más o menos lejano. La necesidad de callar para proteger la

vida2, restringe las posibilidades de acceder a las experiencias en forma simultánea con los hechos,

contribuyendo al manto de la invisibilidad que acompaña al desplazamiento y a los desplazados.

Podría decirse que, a diferencia de otras manifestaciones de la violencia y de otras alternativas

como el refugio en países extranjeros, el éxodo interno ha pasado desapercibido y por lo tanto no es

reconocido como una de las situaciones donde se violan derechos humanos y libertades ciudadanas

fundamentales (VALENCIA VILLA, Hernando, 1990).

Para el presente estudio, la mayor parte de casos corresponden a militantes o simpatizantes del

Partido Comunista o la Unión Patriótica, lo cual no significa que se desconozca la diversidad de

sectores sociales y políticos que sufren el desplazamiento. Varias han sido las circunstancias que

han influido en ello. Por una parte, las pocas organizaciones relacionadas con el problema han sido

gestadas directa o indirectamente alrededor de la militancia política de izquierda y, dada su

tradición corporativa, han buscado alguna forma de asociación, vía que ha facilitado la relación y

ha permitido acceder a las historias de vida. Quienes no tienen este vínculo, se encuentran aislados

y es mucho más difícil la posibilidad de conocer sus experiencias. Por otro lado, es claro que dentro

del conflicto, la persecución se hace señalando como simpatizantes o miembros de las guerrillas, a

los miembros de los partidos de izquierda sometiéndolos a un grado de indefensión muy alto, aún

2 Prueba de ello es la necesidad de conservar el anonimato de los protagonistas de las historias de vida, quienes tienen temor de seguir siendo perseguidos en la ciudad. Uno de ellos, ante la inminencia de peligro, debió refugiarse en un país vecino, con su familia, donde se encuentra actualmente.

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en la ciudad, puesto que las formas de hostigamiento selectivo se vuelven soterradas, oscuras y

permanentes.

Sólo hasta hace muy poco, quienes salieron de su lugar de residencia, forzados por la violencia,

encontraron un vocablo con cierta especificidad, "desplazado", que designaba su situación especial

y los diferenciaba de los otros migrantes. Cierta identidad encontrada por esta vía, aparentemente

elemental, ha sido importante, dado que el desplazamiento provoca una desestructuración de

referentes sociales. Sin embargo, como en todas las denominaciones genéricas, el ser identificado

como "desplazado, afectado o víctima" conlleva una connotación de minusvalía, incapacidad,

dependencia, que puede ser contraproducente frente a la necesidad de autoestima, construcción y

reafirmación de su condición de ser humano con posibilidad de decidir. El reto estaría entonces en

buscar identidades que no clasifiquen, subordinen o discriminen, de manera que se rescate la

especifidad de su condición y situación para reconstruir opciones al futuro, desde la historia

presente, en el aquí y el ahora.

En esa búsqueda de identidad, hay que reconocerlo, han jugado un papel importante los

organismos de derechos humanos y el conocimiento y la relación con las experiencias de otros

países, particularmente de El Salvador y más recientemente el Perú. De ellas se pueden aprender y

comprender procesos importantes a los cuales hay que darles su justo lugar, sin pretender réplicas

ahistóricas y fuera de contexto.

El nombre genérico de desplazados, implica muchas veces un riesgo de homologación de todos

quienes entran en esa 'categoría'. Pareciera entonces, que se habla de los desplazados, como una

colectividad, como un ente homogéneo y ¿porqué no? un bloque humano con una misma identidad

y circunstancias. Pero no hay tal. Quienes están en situación de desplazamiento, corresponden a

una amplia gama de condiciones sociales, económicas y políticas, han atravesado por diferentes

circunstancias en ese éxodo, tienen historias bastantes diversas y por supuesto, tienen también,

diferentes aspiraciones.

La diversidad de condiciones y situaciones que tienen los desplazados, es entonces un hecho que es

importante registrar. A la vez, es necesario señalar algunas cosas que les son comunes: la forzosa

salida e improbable regreso a su nicho socio-económico y político, la angustia y el temor por su

seguridad física, es decir por su derecho a la vida, y el dolor humano que ha añadido a sus

historias un episodio dramático, altamente significativo en la orientación de su futuro.

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El parecido, se da dentro de las condiciones de dolor, de un dolor vivido muy privadamente o, de

pronto, dentro de un pequeño círculo de amigos, si cuentan con alguna suerte. El peso de la

persecución sea cual fuere su procedencia, obliga a ocultar y, sobretodo, obliga a eludir y a olvidar

cualquier posibilidad de organización o fuerza común. En tal sentido es lógico que no puede

contarse con un sentido de identidad y mucho menos de colectividad. Nuevamente aparece una de

las principales razones de gran peso en la invisibilidad del fenómeno: el miedo a ser visibles.

Más aún, el peso mismo del conflicto establece una estigmatización mortal de los desplazados. Las

fuerzas en conflicto que los obligaron a salir simultáneamente los ubican, como simpatizantes o

miembros del contrario, es decir del enemigo. Estas clasificaciones excluyentes se polarizan incluso

en los mismos organismos que quieren atender el problema dentro de la óptica de los derechos

humanos. La extensión del conflicto dentro de la población víctima, en una situación de crisis

socio-política, puede orientar más hacia la vía del peligro, que hacia la de las oportunidades. El

análisis maniqueo de buenos y malos, de legales e ilegales, que continúa siendo una forma común

de analizar el problema de la violencia política, se filtra obviamente a través de la experiencia

traumática vivida, del "dolor con el que se mire" y tiende a radicarse.

Esta situación amerita analizarse, especialmente, cuando urge un reconocimiento de la sociedad en

general y del Estado en particular, para proteger la vulnerabilidad de quienes están en tal

situación, manteniendo como referencia los acuerdos internacionales que regulan y amparan a

quienes salen de las fronteras nacionales por iguales motivos. En este sentido, y con miras a la

protección de los desplazados, se plantean algunas inquietudes como las siguientes: ¿Esta

condición incluiría solamente a la población civil y qué se entendería por tal? ¿Los beneficiarios

serían aquellos a quienes se les pueda comprobar su 'neutralidad' en el conflicto político? ¿O quizá,

quienes 'demuestren' estar de parte del bando que "detente" la legalidad? Yendo más al fondo, ¿la

protección debería ir, entonces, precedida de una investigación del desplazado o del cumplimiento

de condiciones que no se exigen para el caso de los refugiados?. Tales preguntas están imbricadas

en los argumentos jurídicos y en las discusiones necesarias para gestionar una propuesta concreta,

en la cual deben participar los organismos de derechos humanos, los diferentes intereses de los

desplazados y el Estado.

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En este sentido, y desde las reflexiones que esta investigación ha suscitado, parece necesaria una

mirada amplia de quienes están en la condición de desplazamiento, donde no haya privilegios o

descalificaciones por las alianzas, condición social, opciones ideológicas o situación de víctima de

uno u otro grupo. Así se podría responder al manejo del problema del desplazamiento con una

visión humanista. Las únicas condiciones estarían ligadas, fundamentalmente, a la permanencia y

dependencia que económica y socialmente tuviera el desplazado en su zona de origen y al grado de

vulnerabilidad que tenga en el sitio de llegada. Esta vía, un tanto simple, puede permitir asumir las

responsabilidades diversas que dentro del conflicto se tienen frente a la población civil, sin ahondar

mayores resquebrajamientos en ésta, ni competencias por poseer la "verdadera condición de

desplazado". Ello no significaría en modo alguno, eximir de las responsabilidades que atañen a

quienes están enfrentados, Estado y guerrillas, desde lo que cada uno representa para la sociedad

civil, y teniendo en cuenta, además, que ambos pretenden un proyecto político que busca la

legitimidad, lo cual implica la obligación de garantizar el respeto a los derechos humanos y,

básicamente, el derecho a la vida.

¿Cómo abordar el problema de los desplazados?

Aproximarnos a las características y efectos de tipo psico-social, económico y político de los

procesos de desplazamiento por violencia política, exige una mirada en profundidad, que no

esconda el dolor ni la experiencia de los afectados y que no reduzca la complejidad de la realidad a

cifras y leyes generales. Para ello, las historias de vida ofrecen una vía metodológica privilegiada. A

través del testimonio social que ellas aportan, se descubre al habitante rural como actor social

dentro de un complejo escenario de violencia y se identifican las diversas circunstancias que

rodean y orientan su insercio' n en un nuevo espacio, no menos violento: la ciudad.

La investigación se fundamenta en la reconstrucción de historias de vida con desplazados de

diferente género y edad, donde se conjugan tiempos y espacios: desde su condición pasada de

campesinos, su vida presente en la ciudad, hasta sus perspectivas e incertidumbres hacia el

futuro. Todo ello mirado en tres dimensiones que pretenden un abordaje integral: la psicosocial, la

económica y la política. Implica además un acercamiento a la explicación que tienen los propios

afectados sobre la violencia y de los actores allí involucrados, donde ellos están incluidos.

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A continuación, se explicitan algunas reflexiones que sobre la metodología de las historias de vida,

fueron produciéndose en el desarrollo de la investigación.

*Acceder a la información en general, y con mayor razón en temas como este, supone, más allá de

la preparación y disposición profesional, una verdadera actitud de escucha, de confianza y

respeto. Las circunstancias de quienes están en situación de desplazamiento son muy

difíciles y los dramas humanos que vivencian tienen una carga emocional muy intensa.

En este sentido, se validó la historia oral como un instrumento de catarsis y un medio que propicia

una posición y actitud diferente del habitante rural desplazado. Allí éste asume el papel

protagónico que ha ido perdiendo al convertirse en víctima impotente de la violencia; mira

sus luchas y logros, y redescubre sus propios valores. Si bien el propósito no ha sido el

tratamiento terapéutico, sí ha sido importante tener en cuenta las implicaciones

psicosociales del problema.

* El relato biogra' fico implica una perspectiva temporal en la que se ubica el narrador, desde la

posicio' n que ocupa actualmente en la vida social. Ello supone, generalmente, una reflexio' n

sobre el pasado, de acuerdo con valoraciones que se han ido incorporando en el proceso de

vida, vigentes para el momento del relato, pero no necesariamente en el momento de la

experiencia vital. La carga emocional derivada de una experiencia trauma' tica reciente y en

algunos casos vigente, es un aspecto que debe ser reconocido y comprendido.

* El ana' lisis del relato biogra' fico, además de interesar por la experiencia en si', tambie'n es

interesante en cuanto a la forma en que es elaborada por el narrador, pues dicha elaboracio'

n es la que le confiere direccio' n y sentido a la experiencia personal y grupal. El

desenvolvimiento de los conflictos, la explicacio' n de estos, la identificacio' n de su papel en

tales hechos y en el proceso de desplazamiento, las creaciones y nuevas formas de

conciencia de su realidad, constituyen claves destacables en la comprensio' n de la migracio' n

por violencia armada en Colombia.

* Las historias de vida corresponden a protagonistas de diferente género y edad. En ellas, se

confiere un papel significativo a la familia, dado que precisamente el grupo familiar motiva y

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fundamenta preferencialmente la búsqueda de estrategias de sobrevivencia social y

económica, tanto en el campo como en la ciudad.

*De otro lado, y a pesar de que el desplazamiento se identifique con el momento mismo de la salida

del lugar de residencia, las historias de éxodo tienen raíces que anteceden en el tiempo, en

las cuales es posible encontrar explicaciones que permitan comprender la génesis y el curso

de su causa fundamental: la violencia política. Es así como las historias de vida, se

constituyen en un recurso valioso, para entender el desplazamiento como un proceso,

donde la salida es sólo parte del mismo, ya que son las situaciones y condiciones previas y

posteriores las que le confieren una dinámica particular, que las diferencia de otros

procesos migratorios.

* Junto con las ventajas ya mencionadas, la historia de vida presentaría, frente al concepto

tradicional de "ciencia" , al cual corresponde la necesidad de generalizar, ciertas

limitaciones e inconvenientes, que tienen que ver, sobre todo, con el problema de la

representatividad. A este respecto, y a pesar de algunos "generalizaciones" que se pueden

inferir para comprender el problema del desplazamiento, es claro que este estudio no tiene

la pretensión de explicaciones o fórmulas de validez universal.

* Conocer las historias de vida, reconstruir un pasado cuando en el presente no hay mínimas

seguridades de subsistencia, se convierte en una dificultad de tipo ético. ¿Cómo asumir

responsablemente una labor investigativa, desconociendo la realidad dramática de las

personas?. El cuestionamiento personal frente al aporte concreto que es posible dar en la

resolución de esos casos urgentes y la impotencia que se vive como investigador llega a ser

traumática. Aquí, volvió a ser valiosa la relación con organizaciones y grupos de trabajo,

como ASCODAS inicialmente y luego CODHES3. Su posibilidad de atención a través de

programas de ayuda, permitió cierta "carta de presentación" frente a los desplazados.

Además del aporte que la investigación pueda hacer para la comprensión y conocimiento del

problema, también se estuvieron construyendo alternativas de sobrevivencia inmediatas.

3 ASCODAS: Asociación Colombiana de Asistencia Social. CODHES: Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento

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*En el abordaje del problema, surgen inquietudes sobre la viabilidad y limitantes que pueden

ofrecer las formas de estudio del problema, para hacer evidente el desplazamiento como

fenómeno social y masivo. La mirada a partir de los estudios de caso, por ejemplo, puede

tener el riesgo de restringir las posibilidades de evaluar el peso de los efectos que genera el

éxodo, tanto en las zonas geográficas y socio-económicas de salida, como de llegada. Surge

entonces el peligro de que se refuerce la comprensión del fenómeno del desplazamiento

como una situación esporádica, aislada y excepcional, que corresponde a una valoración

que lo sitúa como problema individual. Se hace, entonces, importante ubicar las historias

dentro del marco estructural de análisis nacional y regional, por cuyas vías se mantiene y

refuerza el problema, de manera que las vivencias particulares reflejen e ilustren una

realidad que atañe a las estructuras sociales en su conjunto.

* Finalmente, es necesario explicitar la limitación de la palabra escrita frente a la necesidad de

conservar y transmitir la intensidad de esas historias y de los sentimientos que están en su

transfondo. Es imposible reemplazar la vitalidad de los protagonistas, quienes son, en gran

medida, coautores de este estudio.

Además de las historias de vida, dentro de la experiencia del desarrollo de la investigación,

surgieron formas complementarias de aproximación a la realidad del campesino desplazado. Así,

por ejemplo, se participó en talleres con grupos de desplazados, lo cual, vinculado a los procesos

institucionales de las organizaciones ya mencionadas, facilitó mayor confianza con los desplazados,

relación con otros organismos de Derechos Humanos y ampliación del marco de referencia

respecto al desplazamiento, a nivel de fuentes secundarias y también de la dinámica organizativa

misma.

Otra característica metodológica fue suscitada por la realidad del desplazamiento en nuestro

territorio. En un país de regiones como el nuestro, cada zona presenta una dinámica particular en

el desplazamiento; aún dentro de una misma región los procesos locales tienen sus propias

tendencias. A pesar de esta diversidad de dinámicas, que corresponden a la variedad de contextos

regionales y locales, es posible y necesario, sin embargo, señalar que existen ejes conductores,

actores comunes, impactos y dramas humanos similares. Es decir, aun cuando se necesita

reconocer las diferencias y los procesos propios de cada región, se debe mantener el referente

nacional, pues es desde allí, que la situación de éxodo puede ser explicada y comprendida, en su

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génesis y en su mantenimiento cíclico. En síntesis, se optó por mirar el desplazamiento tanto,

desde una visión de la historia colombiana en su conjunto, como desde las historias regionales y

locales, pues su curso se retroalimenta y orienta desde todos estos ámbitos.

En este sentido, con miras a tener un contexto donde ubicar las características y efectos del

desplazamiento, este estudio se restringe a los migrantes de la zona de los Llanos Orientales,

particularmente del departamento del Meta, que se dirigen a Bogotá. La zona de procedencia fue

escogida en razón de factores de vigencia y relevancia del problema, importancia de la región en el

desarrollo rural nacional y la viabilidad de acercamiento a los desplazados a través de algunas

organizaciones. Bogotá, como una de las zonas de recepción, carece de estudios al respecto y

parece ser punto de llegada de desplazados aún de lugares bien alejados, precisamente por la

posibilidad del anonimato que brinda. La época, también delimitada, corresponde a la segunda

mitad de la década de los 80 y se extiende hasta mediados de 1992, tiempo en el cual se registra

una dinámica de violencia política y guerra sucia intensiva.

Un problema evidente dentro de la atención a los desplazados es la necesidad de tener una cifra

aproximada de su número para poder calcular recursos necesarios. Los estudios del

desplazamiento, tienen gran dificultad para cuantificarlo, entre otras razones, por las

circunstancias que lo motivan, por las modalidades de éxodo continuo pero disperso y por la

extensión territorial que lo puede hacer menos concentrado y evidente. Sin embargo, se va

tornando en exigencia y reto, la búsqueda de formas metodológicas para aproximarse

cuantitativamente al fenómeno, como una expresión complementaria que ayuda a sopesar su

impacto. Un avance puede ser el hecho de que para el censo nacional de población de 1993, habrá

una pregunta que se refiere al tema. Pero es necesario buscar otras, en las cuales las ONG's de

derechos humanos juegan un papel fundamental, ya que la sistematización de un registro de los

casos que atienden o conocen, puede ir consolidando una base de información preliminar sobre la

llegada. Así mismo, desde la zona de salida, personas o entidades con cierto interés social, como los

personeros municipales, los párrocos, organizaciones cívicas, etc, pueden ir levantando

informaciones básicas sobre la magnitud del problema. Estas y otras iniciativas pueden

adelantarse en aras de ofrecer elementos que faciliten la comprensión, valoración e intervención

para la atención del problema por parte del Estado y de la sociedad colombianos y también de la

comunidad internacional.

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2. CONTEXTO

En esta parte, a partir de la consulta de diferentes autores, nos detendremos en tres tópicos

particulares pero estrechamente articulados: el desplazamiento como fenómeno derivado de la

violencia política en Colombia y en otros países latinoamericanos; la dinámica de la violencia

política en Colombia en la década de los 80; y el contexto geográfico, socio-económico y político del

departamento del Meta, dentro del cual se enmarca el orígen del desplazamiento

22..11.. EELL DDEESSPPLLAAZZAAMMIIEENNTTOO

Dentro del marco de los movimientos migratorios de la población, el desplazamiento corresponde a

una de las formas que se genera básicamente por la violencia política4 y se realiza dentro del mismo

país de orígen. Estas son las dos características fundamentales que lo diferencian, por una parte,

de la migración tradicional o económica que se da por una violencia estructural y, por la otra, de

los refugiados, quienes traspasan la frontera nacional y están amparados por acuerdos

internacionales. Esta comprensión y diferenciación de la migración, es la que se propone desde los

derechos humanos. (INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS, 1991).

El carácter subterráneo e invisible del desplazamiento hace que sea un fenómeno desapercibido y

poco comprendido, desde todos los puntos de vista. En el orden legal, por ejemplo, mientras el

refugio cuenta con un derecho internacional, por el cual se delega a una agencia especializada, el

Alto Comisionado de Naciones Unidas para refugiados, ACNUR, para atender y proteger a quienes

crucen la frontera de su país, el problema del desplazamiento interno queda en absoluta

desprotección, a merced del propio Estado, quien en muchos casos es el que propicia tal

condición.(VALENCIA VILLA, Hernando. 1992)

Precisamente desde los derechos humanos, entendidos estos como orientadores de la construcción

de un orden social, en el cual los individuos puedan afirmarse como hombres libres e iguales, la

problemática del desplazamiento y de los desplazados encuentra un sentido particular. En opinión

4 Retomando la caracterización que al respecto hace el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, se entiende por violencia política "todo tipo de persecusión por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, así como amenzazas de vida, seguridad o libertad por perturbación grave del orden público, ocasionada por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias". (IIDH, Documento mimeografiado, Sept. 23 de 1991)

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de Hernando Valencia Villa, ninguna de las muchas violaciones resulta más insidiosa que aquella

que obliga a miles de personas y familias a abandonar sus tierras ancestrales, sus lugares de

residencia y trabajo habitual, para asentarse de mala manera en otros sectores del territorio

nacional, afectando "más derechos de más gentes, durante más tiempo, que cualquier otra

modalidad de desconocimiento de las libertades ciudadanas fundamentales". Todo esto, recibe la

indiferencia nacional y la posición elusiva de la comunidad internacional. Se ignora o no se

reconoce la gravedad del fenómeno o se considera imposible de controlar y castigar debido a su

carácter anónimo y masivo. (VALENCIA VILLA, Hernando. 1991)

Puede decirse entonces que el desplazamiento en Colombia es un fenómeno: grave, por el perjuicio

que causa a la población; nacional por la cobertura que alcanza tanto en zonas de expulsión como

de admisión; invisible porque pasa inadvertido en cuanto a atención, investigación y protección de

las víctimas, de derechos humanos porque es efecto de violaciones sistemáticas a la vida, la

libertad, la propiedad, etc. y exigible al Estado por la obligación que ha adquirido, a través de

convenios internacionales y de la misma constitución nacional, de respetar y garantizar los

derechos y libertades de sus ciudadanos. (VARGAS CASTAÑO, Alfredo. 1992)

22..11..11.. EEll tteemmaa ddeell ddeessppllaazzaammiieennttoo ddeessddee llaass OONNGGss.

Una de las mayores dificultades para evidenciar el problema y su magnitud, es la ausencia de

diagnósticos serios que, a nivel cuantitativo y cualitativo, describan y expliquen el problema

reconociendo la dinámica regional del mismo dentro del país. Además de revisar la literatura

existente en Colombia sobre el tema, se hace a continuación, una breve síntesis de la dinámica que

se ha manejado desde las ONGs interesadas en el problema5, ya que son ellas las de mayor

producción al respecto.

En Colombia, el problema del éxodo reciente se empieza a explicitar a partir de 1989 cuando se

realiza el primer congreso de damnificados por la guerra sucia. Allí, se señala la salida del lugar de

orígen, como uno de los problemas más relevantes, sin identificarlo aún como desplazamiento.

Organizaciones y acciones concomitantes como las creadas por REVIVIR en Córdoba, la

5 Esta información fué recogida en un Taller con diversas organizaciones interesadas y vinculadas con el problema del desplazamiento, realizada en CINEP, el 21 de Agosto de 1992. El objetivo de dicho taller era el de hacer un balance de las experiencias adelantadas y decidir la forma en que se podría manejar el reto de la Consulta Andina sobre desplazamiento, promovida por ICVA.

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Coordinadora de Derechos Humanos, Damnificados y Refugiados por la Guerra sucia,

CONADHEGS, creada a raíz del Congreso, La Asociación Colombiana de Asistencia Social,

ASCODAS, que inicialmente asociaba a desplazados del Llano y la creación del Albergue de

Barrancabermeja, empiezan a demostrar la urgencia de respuestas concretas a la crítica situación

de los desplazados.

Para 1990, la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz y la Liga Internacional por los

Derechos y la Liberación de los Pueblos, solicitaron la presencia del Consejo Internacional de

Agencias Voluntarias,ICVA. En 1991, se concretó la visita de la Misión 6 y se publicó el informe

respectivo. En este se recoge la información proveniente de algunas ONGs que habían trabajado el

problema y de las visitas a las áreas convulsionadas. Se muestra un contexto nacional

caracterizado por desigualdades sociales profundas, la limpieza social, la impunidad, las violaciones

del Derecho Internacional Humanitario, la ayuda militar de los Estados Unidos, el permanente

Estado de Sitio y la expectativa de una Asamblea Nacional Constituyente. Se analizan, así mismo,

las condiciones materiales de vida de los desplazados, la situación de empleo, de trauma, de

tenencia de la tierra y de organización comunitaria. Concluye, el informe citado, que el

desplazamiento "no puede separarse de la global situación social y política de Colombia y, en

consecuencia, que ésta es producto de graves desigualdades sociales y conflictos en este país" .

Señala también que, mientras "los instrumentos internacionales para hacer frente a los

movimientos de refugiados están bien desarrollados, el problema de las personas internamente

desplazadas, con todo el sufrimiento humano que se le asocia, no logra aún llamar la atención para

concretar la ayuda que ameritan". Sin duda alguna, la Misión logra recopilar, en forma afortunada,

una primera aproximación de tipo nacional al problema, reconociendo las particularidades

regionales.

Para Noviembre de 1991, se realizó el Primer Seminario Nacional sobre Desplazamiento Interno en

Colombia, que tuvo un trabajo previo e importante de talleres regionales con los afectados, cuyos

resultados que se desdibujaron en el momento del Seminario. Se evidencian allí, cierta falta de

experiencia en la síntesis, análisis y reflexión del problema, lo mismo que insuficiencia de

documentación y fuentes, lo que llevó a quedarse, en muchos casos, a nivel de denuncia. En

6 La Misión estuvo conformada por miembros de : Caritas Internationalis, Ayuda MUndial Luterana, Consejo Danés de Refugiados, Consulta Europea para Refugiados, Comité Intereclesial Canadiense para los Derechos Humanos en América Latina y representantes del Secretariado de ICVA en Ginebra, Suiza.

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síntesis, se reflejó el estado incipiente del trabajo y de la comprensión sobre el tema. Aunque hubo

un acercamiento entre organizaciones y grupos, no se generó sentido de equipo ni trabajo grupal.

La participación heterogénea de académicos, militantes y bases, si bien propició un aprendizaje

mutuo, registró una gran resistencia a la comprensión de los diferentes puntos de vista allí

expuestos. La evaluación explicitó vacíos y retos que se veía necesario abordar dentro del contexto

de una Consulta Andina sobre Desplazamiento, apoyada por la comunidad internacional y mediado

un proceso previo, autónomo y serio de diagnóstico a nivel nacional.

22..11..22.. PPrriinncciippaalleess zzoonnaass ddee ddeessppllaazzaammiieennttoo iinntteerrnnoo eenn CCoolloommbbiiaa

Los datos sobre la magnitud del desplazamiento en términos cuantitativos son de tal imprecisión

que pueden ir desde treinta mil hasta cerca de un millón de personas desplazadas, durante la

década del 80. Esta última cifra parecería no ser desproporcionada si se tiene en cuenta la

experiencia de la violencia de mediados del siglo.7

Algunos estudios preliminares 8 permiten identificar cierta regionalización del fenómeno del

desplazamiento. En ellos se ubican algunas zonas de salida y zonas de llegada. Las zonas de

salida, aunque cubren la mayoría del territorio nacional, corresponden a los espacios en que se

desarrollan combates y operativos militares contraguerrilla y contra narcotráfico, donde hay

presencia activa de fuerzas guerrilleras y donde accionan grupos paramilitares. Estos grupos

armados además de enfrentarse entre sí por el control del territorio, intervienen en el manejo de los

conflictos sociales, políticos y económicos de la región, involucrando, cada vez más, a la población

civil que no está armada.

Las zonas de llegada son básicamente centros urbanos en los cuales la densidad poblacional

puede reportar cierto anonimato y seguridad física.

7 Estas cifras las presenta Amanda Romero. La misma autora se inclina por validar la última cifra, apoyada en el cálculo que hace Paul Oquist quien considera que entre 1946 y 1966, se desplazaron alrededor de dos millones de personas por razones de violencia política.

8 Me refiero particularmente a la información presentada en el Informe de la Misión ICVA (1991), el documento de Amanda Romero de ILSA ( 1991), a la ponencia de Alejandro Valencia Villa, de la Comisión andina de Juristas (1992) y a la Ponencia de Alfredo Vargas Castaño, de la misma institución (1992).

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La división por regiones es diversa. Algún autor habla de cuatro zonas (VALENCIA VILLA,

Alejandro, 1992), otro de seis (VARGAS MEDINA, Alfredo. 1992) y otra de nueve (ROMERO,

Amanda. 1992). Se retoma aquí este último análisis por considerarlo mucho más amplio. (Ver Mapa

# 1).

- La región de Urabá que comprende la parte noroccidental de Antioquia y la zona nororiental del

Chocó, zona de plantación de banano para la exportación, ganadería y colonización campesina. El

éxodo se orienta hacia dos ciudades intermedias de la misma región: Apartadó y Turbo; hacia otros

departamentos como Córdoba, Bolívar, Sucre y Atlántico; y hacia una metrópoli: Medellín.

- El Nordeste de Antioquia, zona montañosa de explotación minera. El éxodo toma la dirección de la

ciudad de Medellín.

- Córdoba, en donde se mezcla, por una parte, la sangrienta represión militar, paramilitar y

terrateniente vinculada con el narcotráfico, y, al sur, el conflicto armado con la guerilla. Los

desplazados se han ubicado preferencialmente en Montería, la capital del departamento y también

en ciudades intermedias a lo largo del Sinú, confundiéndose con los numerosos damnificados de

las inundaciones de 1988.

- El Magdalena Medio, región que comprende seis departamentos9 bañados por el Río Magdalena.

Esta zona tiene una riqueza natural diversa que va desde productos como el petróleo y el carbón,

hasta la agricultura comercial y la ganadería. Barrancabermeja, es centro de afluencia principal,

pero también se identifican otras ciudades de llegada como Bucaramanga, Barranquilla y Bogotá.

- Meta y Guaviare zona de migración constante, agudizada a partir de 1990, dada la campaña

contrainsurgente contra las FARC. Se registran tres tipos de actividades económicas:

. Haciendas de ganadería extensiva.

. Plantaciones de coca y laboratorios de procesamiento.

. Economía de colonización campesina en áreas de bosques tropicales.

9 Los departamentos son: Cundinamarca, Boyacá, Antioquia, Caldas, Santander, Bolívar y Cesar.

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Los desplazados corresponden al tercer sector y huyen preferentemente hacia Villavicencio y

Bogotá; también hacia Huila o Tolima, de donde muchos son originarios e inclusive se han

internado en la zona Amazónica.

- Putumayo y Nariño. El primer departamento cuenta con una riqueza petrolera y recientemente se

ha visto vinculado al procesamiento de cocaína. Aquí se dan diferentes direcciones del

desplazamiento: Interna, hacia Pasto, la capital de Nariño, y aún hacia el Cauca y el Caquetá.

Hacia el Ecuador donde existen alrededor de 3000 refugiados, muchos de los cuales no se

reconocen como tales, incluyendo a comunidades indígenas que no tienen el concepto de 'frontera

internacional' y que se han internado en la selva.

- Nororiente. Zona con tradición de migración económica hacia Venezuela, sirve de corredor para

desplazados que buscan refugio en las ciudades capitales de la zona como Bucaramanga,

Valledupar o ciudades costeras, pero que pueden traspasar ilegalmente la frontera, sin que soliciten

su status de refugiados.

- Norte del Valle del Cauca. Región productora de caña de azúcar. Las poblaciones más afectadas

están en Trujillo, Riofrío y Tuluá. Los desplazados se dirigen a ciudades del mismo departamento

como Sevilla, Cartago y Cali, a capitales del Viejo Caldas o a Bogotá.

- Boyacá, particularmente de las provincias de Lengupá y Norte y Gutiérrez. Al parecer se dirigen

temporalmente a Tunja la capital departamental, para llegar luego a Bogotá.

Este bosquejo de zonas de salida y llegada constituye un importante esfuerzo en la comprensión del

desplazamiento interno y, a su vez, exige un estudio detenido y suficiente para caracterizar con

mayores elementos la dinámica del conflicto en cada región y los actores que intervienen.

22..11..33.. MMooddaalliiddaaddeess ddee ddeessppllaazzaammiieennttoo

Las modalidades de desplazamiento en Colombia corresponden a la dinámica de violencia que se

genera en cada zona, al tipo de hostigamiento y a las personas hacia quienes se dirige el mismo.

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Así por ejemplo, la intervención de las Fuerzas Armadas y los niveles de apropiación del territorio,

generan respuestas de desplazamiento diversas. Javier Giraldo S.J., señala a este respecto que,

ante los operativos militares transitorios, con presencia de brigadas móviles en tiempo no superior

a las 5 semanas, a veces iniciandos con bombardeos o ametrallamientos aéreos, campamentos,

'visitas domiciliarias' de amedrantamiento, destrucción y establecimiento de organizaciones

paramilitares que usan uniforme militar, se suceden éxodos temporales de tipo local. Cuando los

operativos añaden la persecusión sistemática de líderes y movimientos cívicos y políticos, los

desplazamientos se tornan indefinidos y van ubicándose en centros urbanos regionales.

Finalmente, cuando hay instalación permanente de grupos paramilitares o de bases militares en la

región, el desplazamiento se convierte en definitivo.(GIRALDO, Javier. 1991). Obviamente, estas

reacciones no suceden en forma mecánica, pues tienen que ver con el grado de organización

comunitaria existente, con la historia y posibilidades locales de manejo de la situación, entre otras.

A partir de éste y otros acercamientos preliminares, es posible, de alguna manera, aproximarnos a

una tipificación de las modalidades de desplazamiento que se registran en Colombia10. El sentido

de aventurarnos a la tipificación es el de permitir una mayor precisión de las circunstancias y

características del problema del desplazamiento, para identificar las implicaciones y posibilidades

que pueden representar para la atención y manejo actual y futuro de problema. Esta tipíficación no

se propone aquí como un objetivo de la investigación sino como un instrumento de caracter

pedagógico y operativo frente al problema del desplazamiento.

Según sitio de llegada: Suponiendo una salida de la zona rural, es posible que se dé un proceso de

reacomodación de acuerdo con las posibilidades de ubicación, pasando de las cabeceras de

municipios rurales a las ciudades intermedias y a las metrópolis. Así mismo es posible que se den

todas las combinaciones posibles haciendo escalas en espacios urbanos más complejos, o que se

hagan rutas directas campo-ciudad, así como también se pueden dar ciclos campo-ciudad-campo.

A manera de esquema podemos decir que los posibles sitios de admisión para los desplazados son:

10 Esta tipificación la propongo con base en el conocimiento que he ido teniendo del problema, de sus diversas formas y de sus similitudes. Creo que el estudio de la experiencia salvadoreña, enseña de alguna manera que la comprensión desde diferentes aproximaciones al problema, permite mantener una lectura abierta de las posibilidades y limitaciones que se tienen en el momento de un repoblamiento.

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* Las cabeceras de municipios rurales.

* Las ciudades intermedias.

* Las grandes ciudades.

* Otras áreas rurales.

* En las áreas de frontera ecuatoriana y venezolana se registra éxodos periódicos hacia los países

vecinos.

Según forma y organización del éxodo: corresponde a las formas de persecusión y hostigamiento

empleados y tiene que ver con las fortalezas y debilidades que histórica y coyunturalmente tenga la

población para su manejo.

* Salida espontánea, desorganizada que responde a una persecusión más selectiva:

- Desplazamiento solamente de jefes de familia, que permite su regreso a la zona de orígen, a

intervalos.

- Desplazamiento de toda la familia con carácter más permanente.

* Exodos organizados y masivos hacia centros administrativos para negociar con las autoridades;

permiten regresos también organizados que van consolidando una experiencia de manejo colectivo

y solidario del problema. Corresponde a hostigamientos más generalizados, como bombardeos,

ametrallamientos etc.

Según acciones o relaciones de organización en la ciudad:

* Desplazados albergados en refugios colectivos: el único caso corresponde, quizás, al Albergue de

Barrancabermeja, constituído para tal fin. Ha tenido sus crisis internas y se ha cerrado

temporalmente por el hostigamiento y persecusión de militares y paramilitares contra los

albergados y quienes los apoyaban

* Desplazados dispersos: corresponden a la generalidad de los desplazados. Aquí se pueden

identificar dos subgrupos:

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- Quienes se vinculan a alguna organización o reciben algún tipo de ayuda.

- Quienes deben acudir a sus propios recursos o los de sus familiares o amigos, sin generar ningún

ningún nexo organizativo como desplazados.

Según sector social afectado:11 Tiene una estrecha relación con las posibilidades de manejo

individual y colectivo del problema, con el grado diferente de vulnerabilidad que tienen los

desplazados. Los sectores los subdividimos en tres categorías que no necesariamente son

excluyentes:

* Propietarios independientes:

- Campesinos.

- Comerciantes.

- Hacendados.

* Líderes y trabajadores de base.

- Militantes políticos.

- Activistas de derechos humanos.

- Sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral.

- Dirigentes cívicos.

- Líderes indígenas.

- Líderes sindicales

* Empleados públicos.

- Maestros.

- Jueces y empleados de la rama judicial.

Según la presión ejercida desde las fuerzas en conflicto: En este sentido se pueden identificar tres

grandes grupos de desplazados:

11 Este aspecto está inspirado en la ponencia de Alfredo Vargas Medina quien no trae la clasificación propuesta, pero menciona algunos sectores sociales afectados.

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* Quienes salen por presiones directas de la guerrilla, pueden sentirse quizá cobijados dentro de la

legalidad del sistema y, por lo tanto, encuentran en la ciudad una posibilidad real de protección,

pues allí la guerrilla tiene un poder reducido.

* Quienes migran por la presión del Estado, pueden sentirse señalados por el estigma de la

ilegalidad, razón por la cual la ciudad continúa siendo un espacio de incertidumbre.

* Quienes sin sentir la presión marcada de una u otra fuerza, no resisten la fuerza del conflicto:

tienen una relativa ventaja con la salida, al no sentirse perseguidos particularmente.

Para todos, sin embargo, se mantiene una pesada carga a nivel psicosocial y económico en el

presente, y una gran incertidumbre sobre su futuro.

22..11..44..EEll SSaallvvaaddoorr yy eell PPeerrúú,, ddooss rreeffeerreenncciiaass ppaarraa eell ddeessppllaazzaammiieennttoo

Una de las referencias imprescindibles sobre el desplazamiento a nivel latinoamericano es el caso

del El Salvador, país con tradición de alta movilidad en su población, pero que adquiere un carácter

particular a partir de 1980 con la aprobación y aplicación de la reforma agraria y la militarización

derivada en una estrategia contrainsurgente. Hacia 1984, el 25% de la población salvadoreña

estaba desplazada (10%) o refugiada (15%). La guerra civil y la represión gubernamental de

contrainsurgencia, produjo un sector considerable de población desarraigada en la que se

identificaron cuatro grupos (SCHRADING, Roger, 1991):

* Los desplazados dispersos, el más grande, el más desorganizado y atomizado, quienes deseaban

volver a su lugar de orígen, pero fueron incapaces de organizarse para lograrlo.

* Los desplazados en refugios internos, con mejores condiciones de vida que los anteriores,

constituían islotes de protección en medio del terror. Se restringía a áreas muy pequeñas, pero la

posibilidad de reunirse, tratar sus problemas y educarse, ayudó a hacer más dignas sus

condiciones, aunque derivó hacia la conformación de un mundo un tanto artificial, aislado y con

tendencia al paternalismo.

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* Los refugiados en campos hondureños: constituyeron el núcleo de repoblación. Aunque parecían

más campos de prisioneros que de refugiados y en algunos casos fueron víctimas de hostigamiento

y amenazas de las fuerzas militares, lograron algunas formas elementales de democracia y de

organización social y económica, factor fundamental para el actual proceso de repoblamiento.

* Comunidades en constante desplazamiento: configurararon un espacio posible para el

movimiento de repoblación silencioso, retornando a su lugar de orígen y a luchar por los derechos

ciudadanos, con el deseo elemental de sobrevivir.

Esta rápida caracterización del fenómeno del desplazamiento y de repoblamiento salvadoreño,

aporta elementos muy interesantes para la comprensión del problema y de las alternativas para su

manejo, aunque es necesario tomarlas sólo como referencias en virtud de contextos diferentes. Sin

que se pueda decir que es un problema resuelto, el caso de El Salvador cumple un ciclo que

afortunadamente ha podido sistematizarse con el esfuerzo conjunto de universidades e

investigadores, gracias a lo cual es posible contar con una información suficientemente seria. La

atención de la comunidad internacional, la negociación de las fuerzas en conflicto donde la suerte

de la población civil se constituyó en un tema prioritario y el papel principal desempeñado por los

desplazados en un esfuerzo por retornar a sus lugares de orígen en forma individual y organizada,

es un desafío hacia la reconstrucción de un país devastado por la guerra.

El caso peruano, por su parte, muestra un proceso en ciernes dentro de un conflicto vigente, como

el que se vive actualmente en Colombia. "La guerra entre las fuerzas de seguridad y las guerrillas

de Sendero Luminoso en el Perú, es de 'baja intensidad', sólo para quienes no lo viven", dice Robin

Kirk en el documento que recoge un análisis del problema. Los desplazados se encuentran

atrapados en medio del autoritarismo de las guerrillas y la brutalidad del ejército. Se concentran en

las barriadas de las principales ciudades del Perú, un 60% de ellos en Lima. El desplazamiento se

registra en dos grandes olas: de 1983 a 1985 y de 1987 a 1991. Además de la pobreza, la dificultad

de lenguaje, el rechazo y hostilidad por su condición de una zona de guerrilla y la indocumentación,

complican aún más la ya crítica situación de los campesinos que huyen a la ciudad.( KIRK, Robin.

1991) En una situación de colapso económico, en medio de una guerra generalizada y con un

gobierno civil que no quiere ver la violencia de los militares porque requiere de su apoyo para

mantenerse en el cargo, el desplazamiento en el Perú, con sus propias condiciones, comparte

algunos aspectos comunes con la situación colombiana: las características de dispersión de los

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desplazados, la incertidumbre de la resolución del conflicto en el que se inscribe el éxodo y, por

ende, las dificultades para manejar y resolver el problema.

22..22..DDIINNAAMMIICCAA DDEE LLAA VVIIOOLLEENNCCIIAA PPOOLLIITTIICCAA EENN CCOOLLOOMMBBIIAA,, EENN LLAA DDEECCAADDAA DDEE LLOOSS 8800

El desplazamiento adquiere su especificidad en virtud de los factores de expulsión que

corresponden a la violencia política. Sin embargo, es conveniente tener en cuenta, según lo

muestran las experiencias históricas de violencia en nuestro país, que la persecusión política,

causante del desplazamiento, fácilmente se encuentra y cruza con motivaciones de tipo económico,

que refuerzan el problema.12

Conviene ahora, ubicar el problema del desplazamiento en el contexto de la violencia política

colombiana sucedido en la década del 80, haciendo una apretada lectura de este fenómeno y con la

advertencia que, dada la complejidad y diversidad de aproximaciones, se retomarán sólo unos

pocos autores. Así mismo, esta contextualización, se referirá exclusivamente a la visión del proceso

nacional, reconociendo sin abordarlas, las particularidades de las dinámicas regionales de esta

violencia.

22..22..11.. EEsscceennaarriioo ppoollííttiiccoo yy aaccttoorreess

La década de los 80 se inscribe dentro de la larga tradición de una cultura política caracterizada

por su estrechez, intolerancia, rigidez y dogmatismo, que manifiesta en los diversos conflictos de la

historia colombiana desde la invasión española. Específicamente, durante el Frente Nacional, se

había consolidado el monopolio bipartidista, en donde el recurso del clientelismo en forma

12 Tal es el caso de la guerra de los dos partidos tradicionales, entre 1946 y 1957, y con expresiones más localizadas entre 1958 y 1966, costó al país entre 200,000 y 300.000 muertos y causó la migración forzosa de más de 2 millones de personas, equivalente casi a una quinta parte de la población total, que para ese entonces alcanzaba los 11 millones. (Estimación de Carlos Lemoine en Oquist, 1978, citado por FUNDICEP, Aspectos económicos y sociopolíticos del desplazamiento en Colombia, 1991) Llama la atención, el enriquecimiento ilícito organizado en esa época de violencia y que también generó violencia; la situación fué tan obvia, que uno de los investigadores pioneros de ese momento afirmó:" En general, puede decirse que la violencia ocurrió en sitios donde la propiedad privada se buscó afanosamente por medios institucionales no aprobados". (Guzmán Campos, et.al, 1986). A la sombra del conflicto político, la violencia se desarrolló con motivaciones económicas en regiones pujantes (zona cafetera), lo cual explica que los volúmenes de exportación se mantuvieran y aún se incrementaran.Esta referencia histórica, permite un panorama de la dinámica causal de la violencia bipartidista, de sus efectos reforzadores y generadores de otras violencias y de su impacto socio-económico y político.

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generalizada para mediar con la población civil, reducía la legitimidad del Estado a la formalidad

electoral. Este sistema altamente funcional para los sectores dominantes, dejaba al margen a las

mayorías, quienes buscaban diversas formas de mediación con el Estado a través de organizaciones

y movimientos, que recibían como respuesta la represión oficial. Se presentaba una clara tendencia

a identificar como subversivas las reivindicaciones populares. La incapacidad de esta política y las

debilidades del Estado en su función de mediación y articulación de las relaciones de poder dentro

de la sociedad colombiana, provocaron una crisis de legitimidad del Estado y de los partidos

políticos tradicionales (LEAL BUITRAGO, Francisco. 1990).

Cabe resaltar, en este escenario, el papel creciente de las Fuerzas Armadas, las cuales pasaron con

el Frente Nacional, de una participación en el conflicto bipartidista, a cerrar filas ante la creciente

protesta social, la insurgencia armada, o cualquier alternativa política que amenazara el monopolio

del poder de los partidos tradicionales y la supuesta democracia allí conformada. Se desplaza

entonces el eje del conflicto, bajo la influencia de la Doctrina de Seguridad Nacional en la que se

"adoptan unos principios orientadores para el tratamiento de los problemas sociales considerados

subversivos". De esa doctrina quedan dos rezagos fundamentales: el anticomunismo radical, que

alimentado con el conservadurismo religioso se convierte en fanatismo, gracias a que se justifican

los excesos individuales e institucionales; y la concepción del 'enemigo interior' que, "dentro de

una compleja pluralidad que caracteriza a cualquier sociedad, induce posiciones polarizadas y

convierte los antagonistas en enemigos de muerte." (LEAL BUITRAGO, Francisco. 1992).

De acuerdo con la Comisión para la Superación de la Violencia, los principales factores que

permiten y propician las violaciones de los derechos humanos en las situaciones de conflicto se

refieren a: "la criminalización de la protesta social; las atribuciones inconvenientes concedidas a

autoridades militares y de policía en relación con civiles; la impunidad asociada con una laxa

interpretación del fuero militar; las prácticas ilegales realizadas en asocio con otros sectores o

estamentos sociales, que se expresan en la colaboración con paramilitares y en las campañas de

limpieza social; y (...) la ausencia de reacciones adecuadas del Ejecutivo, al no responsabilizar

políticamente a los mandos que han sido acusados por reiteradas violaciones en ciertas regiones y

localidades del país." (COMISION PARA LA SUPERACION DE LA VIOLENCIA, 1991)

La ausencia de claridad política para comprender y manejar el conflicto interno y la delegación del

manejo autónomo de los conflictos sociales y del 'orden público' a las Fuerzas Armadas, ha llevado

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a que el servicio estatal de la defensa se privatice protegiendo privilegios, en forma acelerada. "Los

militares despiertan desconfianza y temores en vastos sectores de la población, o amores y loas por

oficio o conveniencia en otros cuantos". (LEAL BUITRAGO, Francisco, 1991) Desafortunadamente,

el espacio generado por la Nueva Constitución, no modificó para nada el papel de la Fuerzas

Armadas, siendo uno de los sectores 'no tocados' por el nuevo orden.

En los actuales momentos, mayo de 1992, las Fuerzas Armadas tienen muy baja reputación y

confianza, debido principalmente a los excesos en el manejo del orden público, al apoyo de grupos

paramilitares, a la corrupción y soborno del narcotráfico, eventos que han puesto en mayor

evidencia la pérdida de prestigio y de legitimidad de la institución castrense. (RESTREPO,Luis

Alberto. 1992). Así mismo el reconocimiento que desde el mismo gobierno se ha hecho frente a la

violación de los Derechos Humanos, a través de la Procuraduría, donde se señala explícitamente el

peso de la violencia oficial, ha permitido que el tema salga del círculo de las organizaciones de

derechos humanos. Como parte de las políticas de la estrategia nacional contra la violencia en el

actual gobierno, la defensa y promoción de los derechos humanos supone un paso adelante, que

sin embargo, no implica per se, que la impunidad reinante sea eliminada. (RAMÍREZ TOBÓN,

William. 1991)

Las concepciones propias de la Doctrina de Seguridad Nacional, permearon en forma relevante

también a las clases dirigentes y sectores dominantes de la sociedad. De esta manera, se extendió

el 'síndrome de amenaza comunista' hacia la opinión pública a través de sectores tan influyentes

como los medios masivos de comunicación y algunos sectores de la Iglesia católica. En ese sentido,

la guerra sucia y el paramilitarismo, han sido consideradas, en muchos casos, estrategias efectivas

y justificadas para 'defender las instituciones y la democracia'.

*****

Las guerrillas, surgidas formalmente en los comienzos de la década del 60, significan, en opinión de

Gonzalo Sánchez, el paso de la desmilitarización del conflicto bipartidista a la militarización de la

polarización social. (SANCHEZ, Gonzalo. 1990) Para la década de los 80, se da la recomposición y

auge guerrillero, caracterizado por el surgimiento de nuevos grupos. Con diferentes tendencias,

áreas de cobertura, formas de acción y objetivos, los grupos guerrilleros, sin embargo, no han

logrado en Colombia, constituírse en opción real de poder, entre otras cosas por la emergencia de

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otros actores que impidieron la acumulación bipolar del conflicto guerrilla-Estado. (PIZARRO

LEONGÓMEZ, Eduardo. 1990).

En términos generales, puede decirse que algunas prácticas utilizadas por la guerrilla,

especialmente el secuestro y la extorsión, han diluído su proyecto político. Esto, sumado a la

búsqueda de seguridad y poder económico, ha influído para que se genere un proceso que va de la

militarización de la política a la bandolerización de la guerra, sin advertir que están derrotando su

propio proyecto político. Influye también la crisis actual de modelos socialistas internacionales, lo

que le resta apoyo político, logístico e ideológico a la lucha subversiva.(SÁNCHEZ, Gonzalo. 1990).

Hacia finales de la década del 80, se producen desmovilizaciones

por parte de algunos grupos guerrilleros,-Quintín Lame y Ejército Popular de Liberación, EPL,-

gracias a la sintonía entre las características de esas guerrillas y la disponibilidad de un gobierno

que dio algunos recursos administrativos y políticos.13 Sin embargo, las condiciones de reinserción

social, política y económica han sido insuficientes y en las negociaciones, especialmente en las de

Caracas, se ha perdido el horizonte de aclimatación de la paz y de superación de la violencia para

toda la población de las regiones afectadas. (COMISIÓN DE SUPERACIÓN DE LA VIOLENCIA.

1992)

Las dos organizaciones insurgentes restantes, FARC Y ELN, con una identidad ideológica del valor

de la lucha armada en la transformación de la sociedad, un gran poder desestabilizador por su

capacidad militar y terrorista, una disponibilidad financiera y la influencia importante en algunas

zonas del territorio nacional, exigen la búsqueda de alternativas diferentes en las que, además de

superar el problema coyuntural de la violencia, se hagan profundas reformas democráticas.

(RAMÍREZ TOBÓN, William. 1992)

*****

En esta década se generan también frentes políticos de los grupos guerrilleros, no sólo como

necesidad de extensión de su influencia, sino también motivadas por el surgimiento de importantes

movimientos sociales. Uno de los más relevantes es la Unión Patriótica, UP. Este movimiento

13 A este respecto William Ramírez Tobón ofrece una valiosa información cronológica y analítica de lo sucedido desde 1982, incluyendo los diálogos de Caracas y Tlaxcala. Ver Revista Análisis Político Nos 14 y 16.

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político nace como resultado de los Acuerdos de la Uribe, en 1984 y se caracteriza por la búsqueda

de autonomía frente al proyecto insurgente; está abierta a acuerdos locales y nacionales con los

otros sectores políticos y privilegia la acción de sus representantes electos. Surgida como iniciativa

de las FARC, tutelada por el Partido Comunista e integrada a una democracia difícil y

contradictoria, la UP afronta limitaciones internos y amenazas externas que la van debilitando por

un lado y aniquilando sistemáticamente, por el otro. (PIZARRO LEONGOMEZ, Eduardo. 1990)

*****

LA violencia política protagonizada por los dos actores principales mencionados, Fuerzas Armadas -

Guerrilla, alcanza ya un nivel inmanejable. El sabotaje militar al proceso de paz, el involucramiento

de militares en la violación sistemática de los derechos humanos y la peligrosa relación entre estas

con los sectores más reaccionarios, ofrecía un panorama bastante sombrío que se agravó con la

llegada de la mafia narcotraficante a las zonas rurales, espacio privilegiado del conflicto armado.

(ZAMOSC, León. 1990)

El narcotráfico se distingue de cualquier otra actividad económica por "la sanción social negativa

que, al definirlo como ilegal, impone al Estado la función de reprimirlo". Las prioridades de este

actor son, entonces, las de garantizar la seguridad y reproducción de su negocio, ganando

influencia política para defender sus intereses dentro del Estado y legitimando su status social. De

esta forma, incialmente a través del dinero para corromper y disuadir y posteriormente a través del

amedrantamiento y la violencia, logran penetrar y corromper las fuerzas policiales y de seguridad,

destruir la rama jurisdiccional y asesinar a decenas de funcionarios, políticos y

periodistas.(ZAMOSC, León. 1990)

El fuerte poder económico de los narcotraficantes les permite reforzar el poder militar

antisubversivo y anticomunista, a través de los grupos armados civiles o paramilitares, que "en el

último decenio se han ido convirtiendo en un elemento central de los conflictos políticos en

Colombia", en opinión de Jorge Orlando Melo. De acuerdo con el mismo autor, el aumento de este

fenómeno surge del debilitamiento del monopolio estatal de la fuerza y la consiguiente imposibilidad

del estado para garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Los grupos paramilitares no pueden

operar sino mediante el apoyo de grupos poderosos económicamente y con la protección, ayuda o

tolerancia de las Fuerzas Armadas. En un primer período (1983-1987) sus ataques se orientaron a

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los sectores dirigentes de grupos políticos de oposición y sus simpatizantes; pero en los tres años

finales de la década, han derivaron hacia el genocidio golpeando a la población civil en su

conjunto.(MELO, Jorge Orlando. 1990)

22..22..22.. CCaarraacctteerrííssttiiccaass ddee llaa ddiinnáámmiiccaa ddee llaa vviioolleenncciiaa ppoollííttiiccaa..

Tres son las características fundamentales que sobresalen en la dinámica de la violencia política en

la época que nos ocupa: la multiplicidad de actores y de alianzas, la modalidad de guerra sucia que

se impone y la impunidad que la acompaña.

La violencia política de la década del 80, que continúa vigente en los comienzos del 90, combina

características de etapas anteriores de conflicto, pero se distingue básicamente por la

multiplicidad de actores y de alianzas que se entrecruzan, con serias contradicciones de fondo,

que hacen frágiles y oportunistas tales alianzas, las cuales van conformando una "doble moral"

para todos los actores. Es importante tener en cuenta también, que aún cuando algunos actores

tienen definida una acción y un proyecto de cobertura nacional, las coaliciones tienen dinámicas

regionales diversas.

Haciendo una agrupación generalizada, encontramos fundamentalmente dos grupos enfrentados.

En el primero, se agrupa la clase económica tradicional, particularmente terratenientes y

ganaderos, la clase emergente, como podríamos llamar a los narcotraficantes y los sectores

oficiales en alianza con la clase dirigente que se mueve en una doble aspiración contradictoria: el

deseo de acumulación y la necesidad de legitimación. La alianza entre ellos se basa particularmente

en: la amenaza a intereses compatibles de tipo económico y político, que convergen en sectores con

identidad tradicional; el limitado poder militar que, en forma independiente, cada grupo ha tenido

para controlar dicha amenaza; y en las consiguientes ventajas que reporta la coalición: mientras

unos aportan su poder social y económico, otros contribuyen con su poder político y militar, para

dominar sobre territorios en beneficio propio. Esta alianza tiene sin embargo su talón de Aquiles en

la ilegalidad de los narcos y en la profunda enemistad con la política norteamericana y la amenaza

a su seguridad y negocio, en tanto que las clases dirigentes necesitan el respaldo económico y

político de los Estados Unidos. (RESTREPO, Luis Alberto. 1990)

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Para este grupo, el poder político y la inteligencia militar reside en las élites, en tanto que la

operación militar se delega al pueblo, pues es precisamente en las barriadas pobres de las grandes

ciudades y en los olvidados campos donde se reclutan los ejércitos sicariales. A cambio de un

beneficio económico rápido y que supera con creces cualquier posibilidad real dentro de la

legalidad, actúan dentro de un proyecto que no es el propio, pero que parece irse asumiendo dentro

de "la cultura de bandas y carteles".

Este grupo, con intereses comunes económicos y también políticos, se enfrenta con las guerrillas

insurgentes quienes tienen un proyecto político que pretende representar a los sectores populares

y dentro de ellos a los campesinos, pues el campo es el escenario privilegiado donde se enfrenta el

Estado, las guerrillas y las fuerzas paramilitares, apoyadas y financiadas por la mafia (GROSS,

Christian, 1992). En una coyuntura vacilante, las guerrillas entran en alianza con las mafias del

narcotráfico, sin compartir finalidades políticas, económicas o ideológicas, para mantener el control

del territorio y los considerables recursos económicos; sin embargo, esta alianza transitoria le

causó daños significativos al perfil político de las guerrillas, pues el concepto de "narcoguerrilla"

sirvió para desprestigiarlo y justificar el anticomunismo.

El análisis que Zamosc hace frente a la alianza guerrilla-campesinos, tampoco es optimista, en

razón de tres factores: en primer lugar, su reducido ascendiente sobre la población campesina. En

segundo término, el efecto contraproducente de la violencia política y específicamente de la

modalidad de guerra sucia, sobre la posibilidad de fortalecimiento de esa alianza, ya que al

convertirse las poblaciones en blanco de la represión y de los operativos contrainsurgentes, la

guerrilla empieza a ser vista como responsable del problema. Y, por último, la gran distancia que

existe entre el discurso formal de los insurgentes y sus prácticas concretas ante las aspiraciones

campesinas. En este sentido, el relativo éxito de las movilizaciones campesinas no compensan la

falta de una trabajo serio de formación política, el uso de métodos coercitivos para buscar apoyo y

el hecho de que movilicen a los grupos de base para escudar a la guerrilla frente a operativos

militares. (ZAMOSC, León. 1990).

Desde otro autor, se confirman las contradicciones de esta alianza. Parece evidente, afirma

Alejandro Reyes, que la presencia guerrillera contribuye a polarizar el conflicto social y radicaliza su

tratamiento, haciendo más vulnerable al campesino a las prácticas retaliatorias de las Fuerzas

Armadas y de los grupos paramilitares. Aunque en algunos momentos y en ciertas regiones las

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guerrillas sean una opción real para contribuír en la lucha de los intereses populares, el costo que

pagan es creciente ya que se criminalizan las luchas reivindicativas y se subordinan los

movimientos sociales a la lógica de la lucha guerrillera. (REYES, Alejandro. 1991)

La tendencia generalizada de trasladar el conflicto entre fuerzas armadas y guerrillas hacia un

conflicto más complejo entre aparatos armados y grupos populares, genera una lucha horizontal

entre bases populares, es decir propicia un enfrentamiento intraclase. La descomposición del

conflicto armado hacia la guerra sucia y el terrorismo, que sólo genera confusión y fragmentación

social. (REYES, Alejandro. 1989)

*****

La guerra sucia puede ser entendida como una modalidad de conflicto armado que compromete a

la población civil en el desarrollo de la guerra (MEDINA GALLEGO, Carlos. 1990). En esta forma no

se respetan ni cumplen los principios éticos generales que deben seguirse en una situación de

conflicto interno como la de Colombia y que corresponde a tres reglas fundamentales: prohibición

de hostilidades contra no combatientes, de armas de destrucción masiva e indiscriminada y de

procedimientos pérfidos o deshonrosos (VALENCIA VILLA, Hernando. 1992).

Es el producto de un largo accionar de la sociedad colombiana, caracterizado por la transferencia

permanente y cada vez mayor, en forma independiente y desproporcionada, del manejo del orden

público a las fuerzas armadas. La guerra sucia emerge de una sociedad civil que viene

militarizándose bajo el principio de la autodefensa, que permite la creación de ejércitos paralelos en

defensa de los intereses particulares14. La persecución y las hostilidades no se dirigen contra el otro

bando armado, a quien no se ha podido derrotar, sino hacia el exterminio sistemático de dirigentes

populares, militantes de izquierda, líderes, maestros, etc, considerados base social del enemigo.

Representa así la frustración ante la imposibilidad del establecimiento de manejar y controlar el

conflicto con la guerrilla convirtiéndose en una guerra informal de intimidación y exterminio contra

el pensamiento independiente (RESTREPO, Luis Alberto. 1988).

14 Con el piso legal de la ley 48 de 1968 que autoriza al Ministerio de defensa para "amparar, cuando lo estime conveniente, como propiedad particular, armas que están consideradas como de uso privativo de las fuerzas armadas", se crean a partir de 1981, numerosos grupos de autodefensa y escuadrones de la muerte, identificados con principios de 'seguridad nacional', 'lucha antisubversiva' y 'anticomunismo'.

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En opinión de Francisco Leal, "el Estado se convirtió en un factor más de violencia, castrando la

posibilidad de controlar este fenómeno. Sus instituciones militares pasaron a ser juez y parte de los

conflictos. El problema (...) no es de 'casos aislados', sino estructural". (LEAL BIUTRAGO,

Francisco. 1992)

*****

Los Crímenes de Guerra y Crímenes de Lesa Humanidad son juzgados por el Derecho Internacional

con tres medidas concretas: la culpabilidad plena, la imprescriptibilidad y la jurisdicción universal.

Sin embargo, estas medidas contra la impunidad se vuelven en la práctica 'letra muerta', entre

otras cosas por la complicidad de los Estados, la legitimación de los crímenes amparados en

'razones de Estado' y la 'defensa de las instituciones', los vacíos de la justicia, la omisión culpable

de todos los poderes y el papel manipulador de los medios de comunicación (GIRALDO, Javier.

1990). El reconocimiento del reciente informe de la Procuraduría General de la Nación, de 3161

casos reportados en un sólo año a la oficina delegada para los derechos humanos y de 5285

víctimas de distinto tipo de violaciones, donde se registran que los principales acusados por las

violaciones son los organismos del Estado, sin que se hayan seguido los procesos ejecutorios

respectivos, son una clara muestra de la responsabilidad del Estado y de la impunidad reinante.15

La variedad de mecanismos de impunidad, que van desde el propio modo de operación y de

encubrimiento, hasta la complicidad activa o pasiva de los funcionarios estatales, constituyen un

enmarañado poder que obstaculiza el ejercicio de la justicia, y que consagra la voluntad política de

la impunidad, desde los diferentes estamentos del Estado16. La impunidad condena a la población

civil amenazada, a la imposibilidad de su derecho a la denuncia y a la justicia; al desamparo frente

15 Las acusaciones registradas son: 622 contra las fuerzas militares, 1735 contra la policía nacional, 67 contra el DAS, 15 contra la Dirección Nacional de prisiones, 4 contra la Armada nacional, 47 contra la Policía técnica judicial, 48 contra otras instituciones y 623 casos por averiguar. (Revista Hoy X Hoy, Sep 24-30/91)

16 Los ocho casos de masacres que presenta en forma detallada El camino de la niebla, vol III,permite descubrir la existencia de complejas e intrincadas estructuras criminales en las que convergen importantes sectores de las Fuerzas Armadas, 'grupos de autodefensa' y organismos de inteligencia del Estado. Ese andamiaje criminal no ha nacido por generación espontánea, sino que proviene de directrices de los altos mandos castrenses, con una compleja organización que combina estructuras y elementos legales, ilegales y extralegales, constituyendo un cuerpo orgánico dentro del aparato del Estado y ajeno a cualquier forma de control y fiscalización. (Liga Internacional por los Derechos... Op.cit)

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al Estado, partícipe activo en las violaciones de los derechos humanos; y al temor a las represalias

y a la guerra sucia que genera impotencia y desesperanza. No queda, para las víctimas, otra salida

que la búsqueda de anonimato en la ciudad, el aislamiento y la marginación de actividades

políticas, como único recurso para salvar la vida. De la misma forma, se crea un efecto pernicioso

de repetición sistemática de estos hechos y se crean las condiciones para la justicia por mano

propia.

El marco de guerra irregular donde no cuenta ninguna normatividad para el conflicto, se ha ido

imponiendo cada vez más, cobijando en forma alarmante a la sociedad civil, en donde la violencia y

la ausencia de derecho que provienen del Estado o son encubiertas por él, "tienen por resultado

además de alimentar el fenómeno que pretenden combatir,(...) el de quitarle toda la legitimidad al

Estado cuando pretende defender una posición moral" (GROSS, Christian. 1992). Al mismo tiempo,

si la guerrilla aspira a algún tipo de legitimidad, esta sólo podría provenir de garantizar, mejor que

el Estado, la plena realización de los derechos humanos. En este sentido, tanto el Estado como las

guerrillas enfrentan el mismo reto: "el respeto y la promoción de los derechos de todos los

ciudadanos como condición esencial para la conquista de su propia legitimidad ética y legitimación

política" (RESTREPO, Luis Alberto. 1992)

22..33.. EELL MMEETTAA:: CCOONNTTEEXXTTOO SSOOCCIIOO--EECCOONNOOMMIICCOO YY PPOOLLIITTIICCOO..

La diversidad propia de cada región exige un acercamiento particular para conocer la dinámica

económica, social y política, donde se desarrolla la violencia que genera el desplazamiento. Para

este estudio tomaremos como referencia el departamento del Meta17, más que como jurisdicción

política, como territorio de colonización, particularmente en lo que se refiere a los ríos Guaviare,

Ariari y Guayabero, que se constituyeron en cauces de colonización y que correspoden al contexto

regional de donde proceden los casos de desplazamiento que sustentan la presente investigación.

(Ver Mapa # 2). 17 Cuenta con 23 municipios en los que se distribuye una población aproximada de 479.560 habitantes, 35% en las zonas rurales y 65% en las cabeceras municipales (DANE, censo de 1985). El Meta se ubica en un cuarto grupo de seis, en orden descendente, según la evaluación que hizo el DANE para clasificar regionalmente los grados de desarrollo, teniendo en cuenta la cobertura de servicios e ingresos per cápita. En el LLano, sin embargo, la tasa de viviendas con necesidades básicas insatisfechas supera el 80%. Por otra parte, la concentración de la tierra, de acuerdo con la última encuesta nacional agropecuaria en 1988, registra 3.310 propietarios poseedores del 77.5% de la tierra apta para cultivos o ganadería, en tanto que 11.906 familias poseen el 22.5% restante. ( DANE, UNICEF. 1990)

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22..33..11.. LLaa ccoolloonniizzaacciióónn

Una revisión de los estudios sobre los procesos de colonización en el Meta, nos permite señalar

algunas características que han influído en forma determinante en la generación de conflictos

sociales, políticos y económicos.

Una primera conclusión de estos estudios es la variedad de formas de colonización que se

sucedieron en la región y que para la zona que estudiamos corresponden, básicamente, a la

colonización armada y a la colonización campesina. La primera, llegó por el cauce del Guayabero.

En su génesis están las organizaciones de campesinos pobres llamados ligas y sindicatos agrarios,

quienes apoyados por Gaitán y por el Partido Comunista, conducen al desacato de la autoridad, la

toma de tierras y las denominadas 'colonias agrícolas'. Procedentes del oriente del Tolima y del Sur

de Cundinamarca, huyen de la persecusión suscitada a raíz de sus levantamientos contra "la

obligación", una relación servil con el régimen hacendatario, que se transforma luego en un desafío

a la propiedad de la tierra. Forzados por la presión militar del Estado y paramilitar de los

hacendados, huyen en un movimiento colonizador dirigido por una organización campesina de

autodefensa que desea conquistar en otras tierras el derecho a trabajar libremente. Se formó así en

el triángulo comprendido por Medellín del Ariari, el Alto Guayabero-Duda y la Serranía de la

Macarena, un territorio de colonización que se va expandiendo hacia el Ariari y el Guayabero, hacia

el Guaviare. Este tipo de colonización se caracterizó por una mayor organización colectiva del

trabajo, la existencia de una organización social que suple los servicios que debe prestar el Estado y

la presencia de una organización armada que preside el conjunto de las relaciones sociales

establecidas. Se reproduce así una organización político-militar ya experimentada en tierras altas,

basada en una agricultura de subsistencia (MOLANO, Alfredo. 1987).

La segunda ruta, la del Guayabero y del Ariari, se conforma básicamente con colonizadores

campesinos, que huyen de la violencia de mediados del siglo y llegan en forma paralela e

independiente. Por el primero, entran principalmente campesinos en forma organizada,

respondiendo a un mandato y a un propósito deliberado y común, y por el segundo, una

colonización más independiente, anárquica, que "acaricia sueños más difusos". Las dos vertientes

se funden sin mayores diferencias, reacomodándose con los viejos colonos dedicados básicamente a

la caza y la pesca y aportan una actividad despreciada:la agricultura (MOLANO, Alfredo. 1987).

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22..33..22.. AAccttoorreess eeccoonnóómmiiccooss yy ppoollííttiiccooss

El departamento del Meta, articula diversos actores económicos que a la vez que se complementan,

compiten por los recursos existentes, generándose conflictos explícitos y latentes.

A partir de su configuración geográfica y de sus condiciones físicas18, el departamento tiene una

vocación eminentemente agropecuaria, en la que sobresale la ganadería extensiva, por la cantidad

de espacio destinado. La agricultura mantiene dos líneas principales: cultivos de pancoger como el

plátano, la yuca, el maíz y cultivos comerciales, entre los que sobresalen el arroz, el sorgo y la

palma africana, los cuales están destinados a la agroindustria regional y nacional.

La coexistencia de estas diferentes actividades ha implicado históricamente una relación de

subordinación y transferencia de recursos desde los campesinos colonizadores, al latifundista

ganadero y/o al agricultor empresarial, quienes junto con los comerciantes, transportadores y

prestamistas (roles que frecuentemente son desempeñados por una misma persona) conforman un

monopolio que extrae en forma sistemática las pocas posibilidades de acumulación del campesino.

Las difíciles condiciones en que éste produce y el sistema de endeude con el comerciante, se

agudizan en los momentos en que por haber accedido al crédito privado u oficial, se ve en la

necesidad de vender a muy bajo precio su único excedente, la parcela mejorada. Esta pasa a manos

del latifundista quien va aumentando progresivamente y con poco esfuerzo sus propiedades.

(MOLANO, Alfredo. 1989)

18 El estudio de la URPA de 1985, identifica en el Meta 3 zonas teniendo en cuenta la importancia económica, el desarrollo tecnológico y la infraestructura de servicios, así: La zona I, es considerada marginal, sin infraestructura vial y de servicios y con un desarrollo agrícola y pecuario incipiente. Alberga el 12% de la población del departamento. La zona II, se localiza en el piedemonte, con suelos fértiles, un rápido desarrollo agrícola y pecuario y con mayor densidad poblacional, donde habita el 80.4% de la población. La zona III, se ubica en los llanos o sabanas ocupadas en ganadería extensiva, es agrícolamente improductiva y su fertilidad de suelos es menor, habita allí el 7.5% de la población. Mapa No. 2 En las tres zonas se desarrolla agricultura tradicional, en una extensión aproximada de 300.000 ha, que producen básicamente yuca, maíz, plátano y cacao. La agricultura moderna, está localizada en la zona II, ocupando cerca de 138.000 ha, en cultivos como el arroz, el sorgo, el maiz y la palma africana. La actividad agrícola ocupa solamente el 9% de la tierra. En cuanto a la ganadería, segunda actividad económica de la región que alcanza el 82 % del uso del suelo, se identifica para la zona I como incipiente, para la II en ceba y lechería y para la III de cría y levante. (URPA, 1985)

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Simultánemente, con el poder económico concentrado, se va configurando una "red autosostenida"

de poder político, merced a los acuerdos entre los líderes políticos, los administradores municipales,

el ejército y la policía, de manera que se mantiene y refuerza el sistema de injusticia ( MOLANO,

Alfredo. 1989). Es precisamente la impunidad, la ausencia para regular esas relaciones, fiel reflejo

de lo que sucede en la estructura nacional, el hecho que le hace perder mayor credibilidad al

Estado. Es ahí donde se evidencia lo que Pecaut señala como "la precariedad de un Estado, donde

se confunden los intereses públicos y privados". (PECAUT, 1989)

22..33..33.. GGuueerrrriillllaa yy ccooccaa:: iilleeggaalliiddaadd yy lleeggiittiimmiiddaadd..

La ausencia del Estado, de sus servicios y de su papel regulador de las relaciones de poder y el

hostigamiento del ejército ahogan las pretensiones de autonomía política y autogestión económica.

El colono "era gente que no creía en el Estado porque había sufrido en carne propia su partidismo

social y económico y descubierto el doble sistema de valores que las clases dominantes defienden".

(Molano, Alfredo. 1988). Se propicia, así, la presencia y consolidación de las guerrillas y en este

caso de la FARC, inicialmente como autodefensas y luego como brazo armado del Partido

Comunista, dentro de la estrategia de combinación de todas las formas de lucha (PIZARRO

LEONGOMEZ, Eduardo, 1991).

En los años setenta el gobierno incentivó programas de colonización para descongestionar la

presión sobre la tierra y como parte de una estrategia mal llamada de "reforma agraria", sin ningún

servicio de infraestructura de red vial y servicios que correspondiera a los esfuerzos del colono por

articularse activamente al mercado. La colonización de convierte en un producto de un proceso

más amplio de descomposición de la economía campesina que,al mismo tiempo, la prolonga y

reproduce (MOLANO, Alfredo, 1989).

Llega entonces el auge de la marihuana, de corta duración y más tarde el de la coca, que, por fin,

recompensa el trabajo de los colonos, hasta el momento de la crisis de sobreproducción y derrumbe

de los precios. La coca representa la posibilidad de impedir que la economía de colonización se

descomponga. Para las guerrillas, aunque supone muchas dificultades, constituye el recurso para

fortalecer su aparato militar, a través del tributo o "gramaje" y también de robustecer su poder

social, al convertirse en agente regulador de una economía corrupta. La guerrilla asentada en la

zona por su estrategia político-militar, suple en buena parte la ausencia estatal, brindando

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posibilidades de consolidación de los colonos y creando base social para sus objetivos políticos. Los

narcos, con objetivos económicos, se convierten en una alternativa de obtención de mayores

ingresos, lo cual acentúa los flujos migaratorios. Ambas fuerzas, consideradas ilegales, ganan

legitimidad por ser alternativas reales y cotidianas, a nivel económico y político, para una

comunidad que no encuentra canales de comunicación con el Estado, que representa lo legal pero

que pierde legitimidad por su ausencia (CORREDOR, Consuelo. 1990).

La difusa identidad entre guerrillas y narcos, se articula alrededor de la oposición al Estado. Pero

sólo se mantiene temporalmente. Las reglas del juego se rompen y la mafia opta por organizar su

propia fuerza militar, en contra de las guerrillas y de su prolongación civil y política.

La convergencia de culturas, intereses y condiciones, creó condiciones para prolongar y extender

un clima de alto conflicto.

Históricamente, entonces, la ampliación de la frontera ha estado marcada por dos dinámicas

impregnadas de violencia: la dinámica económica y la socio-política. Se podría afirmar, "que el

piedemonte llanero ha albergado a los hijos de la violencia, quienes parecen condenados a

reencontrarse siempre con ella" (CORREDOR, Consuelo. 1990)

22..33..44.. VViioolleenncciiaa ppoollííttiiccaa yy ddeessppllaazzaammiieennttoo eenn eell MMeettaa

Las condiciones particulares de refugio, recursos económicos, tradición de lucha social y existencia

de conflictos que ha tenido la región del Meta, confiere garantías y posibilidades para que germine y

prospere la presencia de guerrillas y particularmente de las FARC, que nacen precisamente como

autodefensas allí y se consolidan como poder local, legitimado en "la defensa de los intereses del

colono y alimentado con el resentemiento que deja a éste el acto de despojo violento" (MOLANO,

Alfredo. 1989). Su constitución como apoyo militar imprescindible del Partido Comunista, dentro de

la combinación de formas de lucha, termina por subordinar el proyecto político de la oposición.

La lógica cada vez más cerrada del Estado colombiano frente a la amenaza de partidos diferentes a

los tradicionales y la estrategia del Partido Comunista, en posiciones bastante radicales y poderosas

terminan por retroalimentarse. El círculo de "represalias y contrarepresalias" y la mutua

criminalización del adversario configuran un círculo vicioso que no genera salidas democráticas y

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que va involucrando en forma cada vez mayor a la población civil (PIZARRO LEONGOMEZ,

Eduardo. 1991).

A raíz de la primera tregua firmada entre las FARC y el gobierno en 1984 y como parte de la

iniciación del proceso de paz promovido por Belisario Betancur surge la Unión Patriótica, UP. Nace

en medio de la guerra y no supera su condición de ambiguedad frente al movimiento armado. Sus

dirigentes se convierten en blanco de la eliminación sistemática pero, a pesar de ello, dejan de

abogar por una solución política y negociada.

Además de las amenazas externas, la UP vivía una compleja situación interna. En su proyecto

estaba la conformación "de un frente político capaz de ampliar la representatividad de la izquierda

tradicional, particularmente del Partido Comunista". Las divergencias en torno a la estrategia de

combinación de formas de lucha, generan dos tendencias: una radical y ortodoxa y otra

renovadora. Esta última se debilita con la muerte de Bernardo Jaramillo, su impulsor. (GAITÁN DE

POMBO, Pilar. 1992)

En el Meta,"la guerra sucia hace su aparición como una estrategia para frenar la influencia de los

nuevos sectores de izquierda liderados por la Unión Patriótica.(...) El asesinato a dirigentes de

prestigio popular(...), las masacres indiscriminadas en zonas de alta influencia de la UP, el Partido

Comunista y la organización campesina, las desapariciones y las torturas, son parte del accionar de

los grupos paramilitares en el Meta" (RODRÍGUEZ, et.al, 1991). Más de 300 asesinatos fueron

registrados a partir de 1985, siendo difícil establecer la cifra exacta. La escalada de la guerra sucia

cumplió su cometido: en las elecciones de 1986, la UP alcanzó cerca del 25% de la votación total

para la Asamblea, obteniendo la mayor votación en en 7 municipios importantes, incluído

Villavicencio, su capital, y la segundo lugar en cinco poblaciones más. Para 1988, la UP reduce en

un 28% su votación para la Asamblea y obtiene 4 alcaldías: El Castillo, Vistahermosa, Lejanías y

Mesetas. En 1990, la votación de la UP se reduce a un 50% de la lograda en 1988 y mantiene dos

alcaldías: Mesetas y El Castillo. Para 1991, la UP logra sólo un 5% de lo que fuera su votación en

1986, en la Asamblea.

De esta forma, aparecen con claridad los móviles políticos de la violencia en el Meta, que

combinando la estrategia militar con la paramilitar, ha mantenido operaciones de hostigamiento a

la población campesina, frecuentes asesinatos, desapariciones y, en el caso del ejército, torturas.

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Este trato ha provocado éxodos de población campesina, y se ha informado la confiscación de

parcelas, por parte de los paramilitares, las cuales son entregadas a sus bases de apoyo,

registrándose la relación concurrente de la violencia política con los intereses económicos. (REYES,

Alejandro. 1991)

Hasta 1991, la investigación adelantada por ASCODAS sobre el desplazamiento en el Meta,

identificaba tres niveles:

* De la zona rural a la cabecera municipal; es característico de zonas con una organización popular

desarrollada, donde se mantiene la decisión del retorno una vez superadas las causas de la salida.

Este es el caso de El Castillo, Granada, Mesetas, La Macarena y en algunos momentos,

Vistahermosa.

* Hacia Villavicencio, la capital, donde se han agrupado en barrios marginales cerca de 120

familias, según el censo de la Fundación CEDAVIDA, seccional Meta.

* Hacia Bogotá, un número cercano a las 210 familias, de las cuales 120 están agrupadas en la

Asociación Colombiana de Asistencia Social, ASCODAS. A ellos hay que agregar numerosos casos

dispersos, no registrados por razones de seguridad, temor de los afectados o desinterés,

percibiéndose una tendencia al crecimiento de este desplazamiento, debido a la agudización del

conflicto armado en el Meta (RODRÍGUEZ, et.al, 1991).

La campaña militar iniciada en abril de 1990 denominada "Operación tricolor" que después devino

en la "Operación Centauro" en contra de la comandancia de la FARC en la Uribe, (ROMERO,

Amanda. 1992) ha icluído intensos bombardeos aéreos indiscriminados y ha provocado el

arreciamiento del hostigamiento y maltrato de la población civil, que se traduce en masacres,

atentados, desapariciones y muertes, de alguna manera denunciados y conocidos y también en

nuevos éxodos, que siguen pasando desapercibidos.

Las más recientes disposiciones sobre el estado de conmoción interna definidas por el gobierno en

Noviembre de 1992, con un respaldo significativo de sectores sociales, económicos y políticos,

plantea una situación que agrava el señalamiento y persecusión de la población civil, especialmente

con las sanciones que impone a quienes se consideren "auxiliadores" de las guerrillas, o a quienes

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de algunas manera se relacionen con estas. Los efectos de estas medidas no siempre serán

evidentes, ya que situaciones como el éxodo, seguirán quedando encubiertas.

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3. VOCES DESDE EL SILENCIO

Las historias transcritas a continuación han sido tomadas fielmente de las narraciones que, en

forma generosa y con gran entereza y disponibilidad, contaron personas muy concretas a quienes,

por protección de sus vidas, llamamos Albeiro, Nancy, Ernesto, Pablo, Julia, Pedro, Rosa, Felipe,

Lucía, Carlos e Isaac.

Igualmente se han cambiado los nombres de algunos lugares y suprimido referencias que pudiesen

identificar a otras personas. Así mismo, se ha hecho una labor de edición, excluyendo apartes que,

a nuestro juicio, ya estaban suficientemente ilustrados y que, en modo alguno, afectaban el

testimonio.

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ALBEIRO

Tiene cerca de 40 años. Algo desconfiado en un principio, permitió sin embargo, que la

conversación se fuera dando más fluídamente. De todas maneras, no quiso que se grabara,

por temor a comprometerse. Con su familia, se fue para el Llano a mediados de los años 70.

Después de trabajar, por un año, en el campo, se ubicó en el casco urbano con un negocio.

Desde entonces, alternaba ambas actividades económicas, dedicándole mayor tiempo a la

tienda hasta que a principios de 1992 debió desplazarse a Bogotá ante el temor por la

violencia generalizada. Se considera al margen de la actividad política, pero reconoce que es

simpatizante del partido liberal.

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* Pensábamos que por allá, por el Llano, era mejor.19

Soy de Cundinamarca. Vendimos la finca porque queríamos cambiar y pensábamos que por allá por el

Llano era mejor. Allá teníamos amigos y compramos una finca de cerca de 42 ha. Estabamos cinco

hermanos y trabajamos durante un año. Luego nos repartimos. Yo me fuí para el pueblo con tres de

ellos. Allá puse un negocio de billar, cerveza, gasesosa. Llevaba ya 14 años viviendo en el pueblo.

Cuando llegamos no había problemas de política, ni guerrilla. Eso era bueno. Hasta hace unos 8 años,

por ahí en el 84-85. Antes tampoco había carretera. Ahora ya hay y tiene una parte pavimentada. En

el pueblo había por ahí unas mil familias, eran ranchitos muy separados entre sí.

* El problema empezó lento

Yo he sido apartado de todo lo que ha pasado. Sólo he votado una vez, recién cumplidos los 21, que

mi papá me dijo que había que votar por Lopez Michelsen. No me gustan las reuniones para no tener

inconvenientes con las personas. El problema empezó lento. Nadie hablaba de política antes del 84, se

sabía que había mayoría liberal.

Fué con la creación de la UP que empezaron los problemas entre los liberales y conservadores con los

de la UP. Sólo ha habido un alcalde liberal, el primero. Los otros todos han sido de la UP.

Ahí empieza la rivalidad. El partido liberal no atemoriza para que la gente lo siga,en cambio la UP sí.

En los campos si uno era liberal y no votaba por la UP lo amenazaban. Hubo represión y la gente

hacía caso para no dejar las fincas. Los de la UP son liberales, lo que pasa es que tienen ideas

diferentes. LA UP quiere coger el mando y que todo el mundo piense como ellos. No se sabe qué idea y

qué camino buscan.

Ya no se mira al vecino liberal lo mismo. La idea cambia, ya no se pueden hablar de los mismos

temas y se rompe la relación. Hay contrariedad. Cada uno quiere convencer al otro, cada cual tiene su

idea. Pero no debemos obligar al otro a pensar como uno. Para vivir cada uno debe trabajar. Ser de

uno o de otro partido no le da a uno nada, no le da de comer. Eso es así, aquí o allá.

19 La historia se escribe en primera persona, aunque no es transcripción de grabación, pues Albeiro se negó a ello para no comprometerse.

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* Ambos se le recargan a uno.

Yo no estuve ni en uno ni en otro bando, pero ambos se le recargan a uno. En el negocio entran todos

y cada uno con su idea. Yo no aparecí en listas20. El vecino sí. Las listas salieron 8 días antes de las

elecciones del 92. Seguramente se dieron presiones por ser las elecciones para alcaldes. En la lista

había también un teniente que trasladaron para otro pueblo y allá lo mataron un mes después. Uno se

imagina que fué la guerrilla, pero yo nunca he sabido que los liberales amenacen y saquen listas

negras de la UP.

Allá no se sabe quien es guerrillero. Todo el mundo entraba al negocio y en un negocio a uno le

interesa es la plata y el cliente. Allá dicen que hay guerrilla. Yo iba cada 8 días a la finca y nunca me

encontré a la guerrilla, sólo encontré ejército. No sé si la guerrilla anda de civil o de militar.

* Eso crea mucha desconfianza.

El ejército tiene idea de quiénes son los de la UP y los presiona, porque los cree auxiliadores de la

guerrilla. Entonces como los liberales y los de la UP son enemigos, se crea también la alianza entre

ejército y liberales. Por eso dicen que hay sicarios del gobierno o paramilitares, que es lo mismo. Allá

mueren liberales y de la UP. Eso crea mucha desconfianza, así antes hayan sido compadres y

amigos. Si matan uno de la UP dicen que fueron los liberales y si matan a uno liberal le echan la culpa

a los de la UP.

Por ejemplo mataron un amigo mío liberal. No eramos amigos por política, pero me duele por la

persona. También me ha dolido la muerte de algunos de la UP. Nunca me dijo a mi nadie que votara

por uno u otro partido, ni he recibido presiones de nadie. Al vecino lo mataron a media cuadra de la

casa. Ël sí era político liberal y se había lanzado a la Asamblea y seguro por eso lo mataron. Era

compañero de un diputado de Villavicencio.

* Aquí en la ciudad es la misma cosa.

20 Se refiere a listas de personas amenazadas de muerte.

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Tenía una casa-lote en Bogotá. Yo ya había estado viviendo aquí un tiempo, como 1 año, pero luego

vendí lo que tenía y me volví a ir. Tengo 4 hijos, todos varones, el mayor de 14 años. Yo me preocupo

por ellos . Imagínese los jóvenes dándose cuenta de todas esas matanzas. Aunque aquí en la ciudad

es la misma cosa, lo que pasa es que no se ve ni se siente, uno no se dá cuenta de nada y nadie le

cuenta; eso puede ser más cómodo para uno. En cambio en el pueblo, uno apenas abre la puerta por

la mañana ya sabe los chismes, todo se sabe.

Yo salí del Llano a principios de Abril de este año. Salí normal, sin afanes o a escondidas, con mis 4

hijos y mi esposa. Dejé la casa en arriendo y me pagan $ 65.000. Aquí pago $80.000 de arriendo. Voy

a estarme uno o dos años. Aquí la vida es muy crítica. Allá se vive mejor porque la comida es más

barata. Allá no hay racionamiento, el clima es muy agradable y uno tiene muchos amigos. Allá es fácil

encontrar estudio para los niños en cualquier momento del año los reciben. Aquí aun cuando tengo

algunas amistades, son pocas y muy pasajeras. Son personas que conocí cuando viví aquí y que lo

saludan a uno, pero no más.

Todo es más complicado. No le he podido conseguir cupo a los niños y seguramente se van a quedar

todo el año sin estudiar. Yo pensaba que era lo mismo que allá, para las matrículas. Ya perdieron un

bimestre.

Allá la vivienda era en lo propio, aquí estoy pagando arriendo por una casa regular, incómoda. Yo me

amaño fácilmente en cualquier lado. Pero aquí la libertad de los muchachos es complicado, pues no

pueden salir solos y la señora tampoco. Se la pasan aburridos porque además no tienen estudio. Uno

sale y desaburre con un amigo. Pero ellos no. Si no les consigo colegio, estoy pensando en buscar un

pueblo para evitar que se queden sin estudio. Ellos, los niños, no quieren perder el año. De pronto en

un pueblo es más fácil conseguir propiedad.

* Si yo tuviera plata no estaría buscando crédito.

En Bogotá todo es al contado. Yo pensaba que era fácil un préstamo y he ido a Coopdesarrollo, pero

es muy complicado. Le ponen a uno mucho pero: que casa con escritura, fiadores con certificados

catastrales, y uno debe tener plata. Era lo que yo le decía al gerente: si yo tuviera plata no estaría

buscando un crédito, pero como no tengo por eso vengo aquí. Además aquí ¿quién lo va a fiar a uno?.

Si apenas si lo conocen.

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Yo estoy sin trabajo, sin hacer nada comiéndome la poca plata que tenía... Estoy pensando en montar

un negocio en un local, pero es muy difícil. Se necesita mucha plata.

Allá uno tomaba pura leche y veía que la daba la vaca. Aquí uno se la toma de una bolsa y no es lo

mismo. También allá se dá mucha fruta casi silvestre: naranja, piña, maracuyá, plátano. Aquí todo es

carísimo.

* Los que más sufren son los campesinos

Se tenían muchas expectativas sobre el proceso de paz, porque eso iba a ayudar para la tranquilidad,

para que lo dejen trabajar a uno. Los que más sufren son los campesinos, porque en el pueblo

amenazan a una persona y se sabe que no se la rebajan, pero no más. En cambio, en el campo se

sienten mal por la represión que hace el ejército, así uno sea liberal. Llega y lo ultraja y lo castiga,

porque no lo conocen; ni saben quién es quién y todos son sospechosos. El ejército anda presionando

a la UP en el campo, porque dice que son auxiliadores de la guerrilla.

Los liberales le tienen miedo a la guerrilla. Los guerrilleros piden comida y presionan. Además por

haber guerrilla es que hay bombardeos, como por ejemplo la vez de la toma de Casa Verde. Cuando

matan un tipo de la UP, todo el mundo siente temor. La policía no interviene en el conflicto. La cosa es

con el ejército aunque también maten agunos policías. En todo el tiempo que estuve viviendo allá,

nunca hubo una toma del pueblo por la guerrilla.

Ha salido mucha gente, pero es muy difícil calcular. Algunos venden. Otras veces, se vienen los

señores y dejan la finca en manos de la mujer y los hijos.

* Todos somos sospechosos.

En este conflicto todos somos sospechosos siempre y uno se llena de temor. Si uno es liberal es

problema, si es de la UP, también. Si, como yo, no estaba ni en uno u otro lado, peor porque podía ser

sospechoso de los dos grupos que podían pensar que yo era sapo o delator. Entonces, ¿uno qué

hace?.

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NN AA NN CC YY

Sus 47 años serían pocos para albergar tántas búsquedas y esperanzas, tanto dolor y tanta

fuerza. Su narracion mezcla, en forma muy especial, sus experiencias como hija, madre y

esposa, articulando hechos sociales y políticos, con los momentos de embarazo, nacimientos,

edades y enfermedades de sus hijos. En su rostro moreno y algo ajado por la fatiga, el dolor y

la angustia se va reflejando una gama de sentimientos que se mueven entre la alegría y

picardía de sus relaciones de noviazgo, y las lágrimas de nostalgia y pesar pos sus muertos y

por los hijos ausentes que tanto añora.

Quinceañera, se fué, junto con su familia, del Quindío para el Llano, en busca de tierra. Allá

se casó y estuvo en varios lugares, dentro del proceso de colonización. Se desplazó a Bogotá,

en 1988, a raíz del asesinato de su hija que era secretaria de la alcaldía y de las amenazas

contra su esposo. Luego de tres meses en Bogotá, su esposo fué asesinado. Actualmente,

vive en una casa que levantó con mucho esfuerzo, en un lote que le donaron en el suroriente

de la ciudad. Vive con sus tres hijos (Amanda de 30 años y Jorge y Julio de 15 y 17 años) y

cuatro nietos menores de 7 años, dos de ellos hijos de Amanda y los otros de la hija que

murió. La familia sobrevive con los ingresos que devenga Amanda en su trabajo como

aseadora.

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* Uno sin tierras por allá.

Yo soy del Tolima, pero nos criamos en el Valle. Nos sacó nuestra madre porque muy pequeñitos

quedamos huérfanos. Mi papá murió de males, de enfermedades y a mi madre también le tocó una

crisis tremenda con nosotros porque ella quedó con mucha familia. Nos criamos con mucho

sufrimiento. Al tiempo, mi hermano y mi hermana me trajeron para Bogotá: que para ayudarle un

poquito a mi madre. Yo tenía como 9 añitos, sí, entradita a 10. El poquito de estudio que conocí, me lo

dieron ellos. Me hicieron hacer la primera comunión. Y, así pues, pasé tres años aquí con ellos. Yo, ya

grandecita, fui pensando que me hacia falta mi madre (...) Vivíamos en este pueblo de Caldas, en

Salento, Quindío.

Al tiempo, mi madre y mi padrastro están con el viaje para el Llano: el asunto de la colonización por la

Caja Agraria. Uno sin tierras por allá, apenas vivir de agregados, por ahí trabajando. Los comentarios

eran que las tierras eran muy buenas en los Llanos Orientales...!Pues, vámonos!.

Ibamos como 16 personas. Venía mi madre, mi padrastro, los hermanos míos. Veníamos 4 pequeños y

un hijo del padrastro mío, y una hermana y la familia de ella, los hijos y mi cuñado. Todos salimos

para el Llano. Llegamos a donde una hermana que ya vivía en el Llano y ya entramos a aposarnos

ahí mientras la Caja nos daba la parcela (...). Eran muchísimas familias, hartísimas(...).

Bueno, la cosa fue que ahí estuvimos un tiempo esperando. Y ellos empezaron a trabajar por ahí, en lo

que les iba saliendo a los ancianos. Entonces, ya viendo eso, acosaron a la Caja para que entregara

las parcelas rápido. Como a los tres, o cuatro meses entregaron las parcelas... Y ahí fue cuando

comenzó la crisis tremenda que nos tocó. Porque habíamos sufrido, sí, y todo; pero no en comparación

como meterse a la selva allá a trabajar. Pero eso nos tocó lejísimos, cerca a las montañas. Eso había

tigre, había mucha fiera, animales de todo había. Y bueno, vamos a hacer el ranchito. Vamos a

comenzar a tumbar para sembrar nuestras maticas. La parcela de nosotros nos tocó en muy mala

parte porque nos tocó en un bajo: entonces crecían los ríos o los caños que llaman por allá y se nos

inundaba todo. Había que andar con el agua aquí en la cintura. Entonces mi padrastro hizo la

casita(...) Era de pura yaripa, esterilla de chuapo... Bueno y fiebres y fríos y males, males horribles.

Claro, en eso la Caja nos costeaba algo de alimentos. Ya comenzamos a tener animalitos, mamacita a

echar gallinitas por ahí, a conseguir de a pollito.(...)

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Todos enfermos: nos hinchábamos. El mismo mal de la montaña, sentía uno el helaje ¿si?. Y uno se

hinchaba y amarillo. Fiebre amarilla que le daba a uno cuando eso. Entonces, ya dijo: "Bueno mija,

salgámonos otra vez para el pueblito, mientras se tumba más el monte y se retira más esa montaña

para que no nos perjudique"(...) Eso es cerca del Ariari, pero que no se daba ni cosecha ni nada, lo que

sembraban, arroz y todo se llevaba el río. Entonces ella ya viendo eso, dijo: "No, esto no es vida para

nosotros. Así se pierda lo que se haya perdido, pero yo no estoy más aquí mijo".

Ya al año larguito, nos casamos las dos que quedábamos. Yo lo distinguí a él, pero tal vez el me

distinguió primero a mi. Porque como ellos también estaban afiliados a la Caja. El me contaba que nos

miraba cuando íbamos a mercar(...) Entonces ya aparecieron ellos, que fueron de cacería, por allá

había mucho animal para cazar(...) Llevaban unos animales para que arreglaran. "Pero muchachos

que son estas horas ustedes por acá", dijo mi madre, "que el tigre es muy peligroso". Pero ellos sí eran

conocedores de todo eso, porque ellos ya llevaban tiempo que estaban por ahí. Estaban haciéndose

los perdidos, ya les habían dicho que habían unas muchachas por ahí. Mi madre era muy atenta y

tenía un modo de ser muy bonito de atención a las personas(...) Siguieron volviendo con el cuento que

iban a ver si fundaba un pueblito, ahí en la sabana. Nosotros quedábamos ahí cerquitica de la

sabana.

Entonces nos salimos. Se hicieron los ranchitos.¡Figúrese: todos felices porque nos iban a sacar de la

montaña a la sabana!. Un primo mío hizo la casa. Y ya el señor Medina, que fue mi esposo, ya

también empezó a recoger toda la madera. Ya otro vecino también. Ya iban a ser 4 ranchitos. En un

diciembre (...) Fue cuando me propuso noviazgo, duramos tres meses un poquito más de novios, que

con palabra de matrimonio. Y el sobrino de él, con la hermana mía. Estaba para comenzar los 15

años y él tenía 24. Entonces me dijo mi hermana: "Yo lo único que digo Nancy es que 'A Santa Rosa o

al Charco'". Y le dije: "Pues ¿qué vamos hacer nosotros ahí?". Mi madre no nos podía dar un par de

zapatos y uno amigo de comprarse cosas. Entonces, ya nos casamos.

El fundo de él estaba ya más organizado y a lo menos había comida y todo. Me llevó de una vez.

Estaban en cosecha de arroz, y el entró de una vez a manejar trabajadores. Yo lloraba

tremendamente de sentirme sola en una casa. (...) El me colaboraba, de verme tan jovencitica. Se

levantaba por la mañana, ayudaba a moler esos pocos de maíz para arepas, o para moler choclo o

para lo que fuera mejor dicho. Me había dejado mi suegra un tanto de gallinas, pollos, "Pero no se los

coman, sino que es para que los adelanten". ¿Cómo me los iba a comer? ¡Yo con esa ilusión de tener

animales, sabiendo que eran míos! Fue un hogar que me duele. Me duele verdaderamente porque a

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pesar de que era probrecito, porque usted sabe que uno de pobre siempre tiene que sufrir, pero un

hombre comprensivo, un hombre respetuoso, creo que para mí fue un ejemplo. Tuve 8 hijos.

Como a los 3 meses de casados, quedé en embarazo. Tal vez uno por lo mismo tan ingenuo y todo, -

ahora los pelados saben más de la cuenta-, a mi me daba pena. Yo decía: "Yo creo que no soy capaz

de salir por ahí donde me vea la gente y los trabajadores". Y él me decía: "Mijita eso no es cosa del

otro mundo. Eso es de toda mujer que consigue su esposo"(...)El nunca ni maltratarme ni mucho

menos. El muy contento porque íbamos a tener "pinta" como decía él. Ya comenzó a comprar hartas

cositas y, al tiempo, tuve la niña, a María, la mamá de las monas.

* Vamos a hacer otra casita

Después, ya tenía la niña 5 meses, tal vez, cuando volví a quedar en embarazo. Yo ya que me moría

porque me daban muy duro los embarazos, supremamente horrible. Entonces me dijo: "Mijita vamos

hacer otra casita, la vamos hacer al lado de arriba que nos quede cerquita al caño": Como a mi me

fascinaba tanto el pescado. La felicidad, la entretención mía, era coger los anzuelos e irme para el

caño; como había tanto pescado cuando eso. La casita que teníamos era en esterillada, grande pero

esterillada toda. "La vamos hacer en bahareque y vamos a traer una madera para echarle piso y

todo. Para mejorar un poco. Sí". Yo más contenta...Eso hicimos un convite y por allá la gente muy

buena cuando eso. "Bueno cuando vayan a tapar la casa nos llaman a todos" y así fue. Todos los

vecinos fueron, eso se va gasto, pero se hace.

Ahí seguimos batallando. Entonces, en esas, el hermano de él y el sobrino le dijeron que vendiera

porque íbamos a fundar un pueblo. Lejísimos, eso es en Palo Blanco, nosotros estábamos bien acá al

pie de Canaguaro. De ahí nos tocaba pasar a San Juan y todos los pueblos de sabana. Ya fueron con

el cuento que había una meseta muy buena y, claro, usted sabe, cualquiera se ilusiona. Ya mi cuñado

le dijo: "Pues si quiere hacemos un viaje y usted se da cuenta de que esta muy buena para hacer un

caserío". Entonces ya dijo él : "Pues, ¡vamos a ver!". Organizaron y todo y se fueron. Y, cuando vino,

me dijo: "Mijita, ¿sí sabe que eso esta muy hermoso para formar un caserío?. ¿Usted qué dice?.

¿Vendemos aquí? Y claro yo con la ilusión de ellos: "Pues, sí mijo, venda". Sabe en cuanto vendimos

la parcela ? En cinco mil pesos. Tenía 50 hectáreas. Había más de tres en pasto. Había harta

sementera de plátano. Había muchos árboles y todo.

* Cada uno iba cogiendo los lotes

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Esta vez nos entramos otra vez a la vega del río Güejar(...)Una selva también. Yo iba en embarazo(...)

Un viaje largo... cogimos caballos y nos fuimos, a seguir con tragedias a otra montaña. Allá que es la

tierra muy buena(...) Se subieron a marcar los lotes para repartir. Cada uno iba cogiendo los lotes,

eran lotes grandísimos de 10 de 12 por 20 por 40, lo que fuera(...)El tercero ya fue la casita de

nosotros. El primer negocito que se puso allá fue el de nosotros. Se hizo las primeras reuniones,

llamando la gente. Diciéndoles cómo había que trabajar y la gente muy animada(...) El primer niño

nacido allá fue el mío. Bueno, entonces ya comenzaron a entrar los serradores, entró otra gente. Y yo

ya vendía almuercitos, porque llegaba gente de lejos echando pie desde San Juan. Hasta allá, eso

eran horas, por esa sabana. "Que véndame tal cosa". Como había mucha comida, y yo mantenía carne

de saino, de guagua, de todo eso, pescado y plátano y de todo. Eso fue en el año 64.

Estaba ya para alentarme del niño y, por el frío de la montaña, me hinché. Yo andaba hasta medio

día bien. Después ya no podía dar un paso, hinchada, yo decía me voy a morir. Y la niña esta ya

para morírseme también. Casi se me muere porque a ella se le paralizó todo un lado. Yo me acuerdo

de todo ese sufrimiento. Es que nadie sabe lo que me ha tocado. Yo tirada en una cama, la otra niña

ardía de la fiebre y la otra allá muriéndose en la otra cama. Le dije: "Mijo, esta niña se nos va a morir,

que se nos muera haciéndole algo" Y como él era muy precavido, el compraba inyecciones para una

cosa y otra, para picaduras inclusive de culebra, de lo que fuera. "Vamos a meterle estas inyecciones

sírvale o no le sirvan. Pero que se muera con algo de droga. No desamparada". Y así, a la ley de

nosotros, métale y métale droga.

Y así fue como, a los tres días, comenzó la niña, otra vez, a moverse. Y, a la otra, la fiebre se le quitó.

Entonces, yo viendo eso le dije: "Yo estoy muy enferma mijo y, si me hace la casita allá en Vista

Hermosa, yo me subo." Como estábamos en la vega del río... Entonces, me dijo: "Pues si quiere irse,

pues yo le hago el rancho" Y ya había cortado la madera y la hoja. Pues eso se techaba con hoja de

namo, una palma. Me subí, ahí me faltaba como un mes para esperar cama del niño (...).

* ¿Qué vamos a hacer?

Entonces me dijo: "Mijita, con lo que va a dar la cosechita vamos a poner la tiendita. Vamos a poner

una medio tiendita, a ver si usted se ayuda, mientras yo estoy trabajando en la vega". O sea que

subía cada día de por medio, era como a una hora y media a pie. Entonces ya me alenté del niño y ya

seguí bien. Ya se me quito el hinchazón. El me compró unos calcios, me compró unas vitaminas y ya la

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subida a la sabana nos sirvió. Había zancudo pero ni comparación. Bueno y todo, ¿para qué?(...) Raro

era el carro que bajaba. Cuando ya entraron 4 parejas de 'serradores'. Ahí si me dijo:"Mijita, creo que

se nos componga la situación para la traída de las cositas" Entonces el chofer, como él llegaba ahí y

uno tiene que ser amable con la gente, para uno ganarse como dicen...dijo: "Bueno, ustedes ¿cómo

hacen para poner esto aquí?", -mirando la tiendita-. Entonces le dije: "Eso lo trae él a la cabeza, de

San Juan". Dijo: "Pero cómo va a ser posible que todos los días cargando eso. Si Don Pablo gusta, me

da la lista y yo le sigo trayendo de Granada o de Villao las cositas". Claro, entonces me traía las

cosas de allá, más favorable.

Ya en esas le cogió a él otra vez la malaria. Eso que ya se moría mi viejo. ¡Ya se moría, Virgen

Santísima!. Entonces ya dije yo: "¿Qué vamos a hacer?". Entonces me dijo: "Mijita, estoy tan aburrido

que voy a ver como vendo esto y nos vamos. Nos vamos para donde mi suegra, o usted verá".

Trescientos pesos nos dieron por la casa del pueblito. Lo otro, él lo dejó votado y nos fuimos. Con eso

nos fuimos. Y ya llegamos a donde mis padres. Donde mis viejitos, ahí al pie de Canaguaro.

Estuvimos un tiempo ahí, porque ya sin tierra ni nada... El dijo: "Pues vámonos para Granada a ver

cómo nos va y si no, nos tocará volvernos para la montaña". Entonces nos fuimos para Granada y

estuvimos unos meses. Cuando ya le dijo mi cuñado: "Por qué no se van para la casa, para la finca

mía. Váyanse para allá, hacen un rancho y se están allá. Era ahí en lo que llaman "La Bodega". Eso

es de Canaguaro para arriba, entonces dijimos: "Pues si nos dejan hacer el ranchito, nos vamos". Nos

fuimos. Yo estaba ya bien piponcita del niño. Ahí nació mi hijito. Ya empezó a cosechar. Ya

compramos cualquier ropita. Ya el mercadito no faltaba, pero no salíamos de ahí. Claro, como la

cosecha había que echarla en compañía con mi cuñado. O sea que él era el que le daba la

alimentación para poder echar en compañía. Lo que llaman partija por allá en el Llano. Entonces me

dijo: "Uno estar empeñado con los demás y no salir adelante de nada...Nos volvemos otra vez para

Palo Blanco".

* Vamos a conseguir algo de nosotros.

Eso ya era un caserío grandísimo y todo, y mi niño ya caminaba. Yo le dije: "Si nos vamos a ir, vamos

a conseguir algo de nosotros. Que sea propiamente de nosotros. Aunque sea un rancho, pero eso no

vamos a seguir así de posada". Y así fue. Llegamos ahí y nos dejaron una casita para que viviéramos.

No teníamos que pagar arriendo ni nada, únicamente que tuviéramos limpio. Y el trabajaba en la vega,

donde el hermano de él. Yo le dije: "Yo no quiero estar aquí en el pueblo, porque aquí no puede tener

uno ni una gallina ni nada, me voy para allá para la finca". Entonces ya le dijo el hermano: "Allá en la

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banqueta de allá arriba, hagan su rancho y se vienen para ahí y si a Nancy le hacen falta los

animales, pues que eche gallinas, que eche maíz y me mantiene el maíz". Pues si señora. Ya mirando

eso, ya le dije yo: "Hágame el ranchito aparte". Y me hizo el rancho.

Había quedado yo en embarazo, en esos días, y yo no sabia. Ya tenía el niño como más de dos años.

Me tocaba que ir a canastiar o sea llevarles el almuerzo lejos, por allá en esos aserraderos y yo me

asoleaba mucho. Nos tocaba que pisar eso quemado. Pues tuve un aborto, yo si creía que me iba a

morir de verdaderamente. Me sacaron en guango o hamaca que llaman y me echaron para el caserío.

Pero no había ni quien aplicara una inyección ni que nada(...)Estuve un mes en cama, peor que si

hubiera tenido un niño. Yo miré que las cosas iban distintas, el miró también y le dije: "Sabe ¿qué

podemos hacer?. Me voy para el pueblo, pero con los animales y con lo que podamos. Compramos el

paroy y la maderita y me hace un ranchito allá".

Estando en eso le resultó fue la forma de ir a una empresa comunitaria, que era arribita de Palo

Blanco. Eso era de unos compañeros y de otra gente del partido. Pero como él no fue hombre de esos

de manejar ganado y encargarse de los animales, no pudo por eso estar allá. Ocho meses estuvimos.

Eso tiene que ser todo comunitario y todo. El dijo: "Yo no sirvo para esto,yo no soy para estar

galopeando en las sabanas arriando ganado. Yo más bien entrego". Y entregó.

Entonces ya mirando eso, había un rancho en el pueblo. "Yo me voy para allá y de alguna

manera...Hay que darle estudio a esta niña, porque los niños sin nada de estudio, no más". Entonces

me bajé, me hizo el ranchito, los compañeros me regalaron algo de madera y yo le dije: "Con lo de las

gallinas compro los toldillos, compro la estufita y compro la puntilla" Y así fue. Ya con la colaboración

de las muchachitas y mi persona levantamos el ranchito y ahí con tragedias el comenzó... Que por ahí

le salían contratitos de una cosa y otra, ya a limpiar el solar, que hacer aljibes, que todo eso, ya

comenzamos poco a poco. Los primeros ladrillitos de esa casa que tengo allá, los consiguieron los

muchachitos(...)"Yo voy a hacer mi rancho, vamos a trabajar, y vamos a lo que me toque, a amasar

barro". Pues hicimos qué ranchón.

El me dijo: "Mijita, parece que me va a resultar un trabajo" (...) Bueno, que ganaba poquito porque

cuando eso era poquito lo que ganaba, como que tres mil pesos mensual, una cosa así.(...)Eso hace 15

a años. La mayor ya salía de primaria y ya había bachillerato allá. Entonces (...) me decían los

muchachitos: "Mamacita, por qué no pone un lavadero de carros, que yo traigo los carros acá". Ya se

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fue componiendo la situación, por lo menos él ya trabajaba y traía buena remesa, me traía la

provisión, que panela, la caja de manteca, los galones de aceite, todo.

Amanda, no quiso hacer bachillerato(...) porque el papá le rogó mucho, que se superara, que estudiara.

Y, ahora, sí le pesa. Ella sólo hizo hasta quinto. O sea que son la finada y Amanda, de ahí siguen los

dos muchachos que se me fueron, de ahí sigue Tulia que tiene 20 años, estaba haciendo segundo

bachillerato cuando nos vinimos y Ximena que tiene 18. Y ahí sí, los otros dos muchachos, Jorge que

ya esta entrando a 16 y Arturo de 14 que es el único que está estudiando ahorita. Todos estaban

estudiando allá en Palo Blanco cuando el fracaso. Cuando se destapó la persecusión tan horrible, que

eso eran muertos por aquí y muertos por allá.

* Yo había oído nombrar el Partido

Bueno, por ejemplo, en mi caso, nosotros no conocíamos nada del Partido, a pesar de que él leía

mucho. El sabía mucho de todo lo que leía; yo había oído nombrar el Partido, que había un colectivo. Y

yo decía: ¿Pero que puede ser eso?. El colectivo era que se echaba una o dos hectáreas, arroz, maíz y

ahí iban a trabajar todos. El uno limpiando, el otro cogiendo, bueno y nosotros observábamos.

Entonces ya un cuñado y un sobrino, -que fue un dirigente muy capaz, que también fue asesinado-,

ya nos relacionaron con otros que iban llegando. Entonces, seguramente, en los trabajaderos, por allá

en los arrozales y en las maiceras, comenzaron hablarle a él, -porque como siempre había tanto

recelo-, de que sería muy bueno que el hiciera parte del Partido. Ya después hacían algo de reuniones,

no clandestinas, sino que ya llegaba el uno y ya le tomaban parecer.

En ese entonces, él era católico y dejó de ser católico por allá en el 69. Porque él hasta para comerse

una sopa, él primero daba gracias a Dios porque nos había dado ese alimento y tal. Entonces ya fue

conociendo, ya fue leyendo y le prestaban un libro que le podía gustar. Yo entendía muy poco. Desde

1969 él comenzó a conocer el partido. "Mijita me voy para tal parte", pero no me decía me voy a tal

parte ni a qué. El dejó de ser católico, porque ya analizaba de que no era solamente que si uno

trabajaba y no salía adelante no era porque solamente Dios le pudiera dar. Entonces, el analizó eso y

empezó a ver las cosas así. Ya mi suegra, que en paz descanse, decía: "Desde que se fue para donde

la familia de Nancy, ya usted se volvió como un animal, porque ya no cree ni en Dios, ya no cree en

nada". El le decía: "No madre, ya he analizado y he mirado las cosas como deben de ser; yo nunca le

perderé el respeto. Pero le voy a decir madre una cosa: que yo no me le vuelvo a arrodillar. La respeto

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y la hago respetar pero no me le vuelvo arrodillar. Y el día que usted se sienta irrespetada me dice

porque nunca los muchachos la van a ir a irrespetar, mucho menos a mi madre".

* Más o menos comprendí algo

Entonces ya cierta vez me llamaron a mí. Cuando yo me sentí como algo azorada, me dijo: "Mijita la

invitamos a cierta parte para que oiga una charla". Yo era una mujer que no me atrevía abrir la boca, a

contestar nada, me daba pena por todo, un complejo tremendo tenía. La gente me pedía cierta palabra

y yo sentía que el mundo como que se me caía. No acertaba a contestar. Bueno, mas sin embargo

algunas palabras contesté y, más o menos, comprendí algo. Hablamos del partido, de la situación en

que vivíamos, cómo nos tenía viviendo el gobierno. Claro que yo no he sido mujer, digamos, como se

dice, de arranque. Ya hice parte del UMD, que es Unión de Mujeres Demócratas, que allá todas las

mujeres participábamos en eso. Nosotras hacíamos brigadas. Si había un acto, pues se hacía alimento

para vender, se hacía..., bueno mucho trabajito para recoger fondos. Se reservaban así para una

enfermedad, para un compañero que saliera del campo, para muchas cosas; para droga que necesita

alguien, para un pasaje, por ejemplo, para Villavicencio, para acá para Bogotá.

Duré casi cerca de dos años de Tesorera. El comité se formaba de 30, de 15. Bueno si llegaban haber

tantas se dividían, en comité número 1, en comité No. 2 para visitar a la persona que estaba mal, por

ejemplo, colaborarles en un mercado. Poníamos cada una libra de arroz o una panela lo que fuera

entre todas y se le llevaba a esa persona o a esa familia. También se invitaban a compañeros a que

nos asesoraran, -la mayoría murieron ya-. Y pues se siente uno muy bien. Porque tanto sería que él no

le permitía a uno que saliera. Así podía ser a la casa siguiente, no le gustaba. Entonces, él ya

sabiendo que yo estaba en la organización y todo, pues el ya sabía que cuando no me encontraba era

porque estaba en trabajos. Inclusive, a veces, me decía: "Vamos a esta reunión; vamos para el otro

lado del río". Ya se relaciona uno, porque como le digo, ellos se sienten porque no lo encuentran a uno.

No les gusta. Claro que él no lo trataba a uno mal, nunca. Como ya sabía, entonces ya no ponía

problemas por nada. Tocaba que ir a recoger ladrillos, por ejemplo, para hacer la caseta sindical, del

sindicato de trabajadores agrícolas. Esa caseta la logramos hacer, ahí sí como se dice, con la unión.

Porque ahí pues a hacer una recolecta de ladrillo, nos íbamos para los tejares. Así fuera lejos, nos

conseguíamos un zorrero que nos colaboraba a recoger ladrillo y a cargar por ese borde de la sabana.

La cosa más importante del partido, es que haya la unidad, que haya esa, digamos, como una

hermandad, que no haya discriminación porque usted es esto o que tiene más. Claro que siempre hay

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errores de que la gente no comprenda bien. Digamos que tenga esa conciencia. Solamente esperando

un gobierno. Como nos pasa con el presidente que tenemos ahora. ¿Cierto?. Que siempre todos nos

meten el dedo, que este va a ser bueno y a la hora de la verdad, ninguno. Claro que por presidente no

llegué a votar. Yo he votado así en las elecciones que hubo cuando Pardo Leal. Votamos por

Concejales, los concejales que verdaderamente han sido quemados y que han sido gente que

verdaderamente se ha esmerado por el pueblo.

* Si viene el ejército, no les nieguen que nosotros estuvimos.

Mi familia trataron de conocer algo del Partido. Por ejemplo en la violencia del 46. Estaba yo muy

pequeñita. Yo recuerdo que ya la gente trabajaba en el Partido, pero eso era una cosa muy celosa,

muy tremendísima, según eso. Contaban que tenía que andar. Era andar horas, para poderse enterrar

en la montaña los que verdaderamente hacían parte y que nadie los fuera a localizar ni nada. Había

cierta idea. Por ejemplo, mis cuñados, ellos son del Tolima. Inclusive un cuñado que casualmente una

hermana fue de la guerrilla y se hizo matar. A ella la buscaban como aguja y resulta que cuando la

encontraron en un cafetal y ella con su canasto de café, recogiendo, cuando les llegó y se les enfrentó.

Fueron a quitarle el arma, y cuenta mi cuñado mío, que no se dejó. "Me matan pero el arma no". Mató

como a dos e hirió a dos y la mataron. A ella no la encontraron porque la tiraron por allá entre unas

rocas.

Ya se sabia que había un grupo guerrillero. Eso hace unos veinte años, tal vez un poquito más porque

fue cuando yo tenía a Diego pequeñito. Oía uno, por ejemplo, que decía la gente: "Me encontré a los

muchachos". Porque esa es siempre la costumbre por allá en el Llano. Entonces la gente ya sabe que

los muchachos eran los de la guerrilla. Claro que en ese entonces pasaba gente; pero uno no sabía si

eran guerrilleros o no eran. A no ser que dijera uno: "El tal y fulano son compañeros". De resto no. Pero

ahora último sí. A la edad que tiene este muchachito (15 años), uno ya comentaba. Por ejemplo la

primera vez que entraron al pueblo. Eso fue tremendisimo. Yo estaba esperando cama de Arturo. Eso

entraron 130 hombres. Yo no recuerdo cuántos policías... Habían como unos 12, tal vez más de doce.

Claro que ellos llegaron y atacaron fue al puesto. El centinela vio que venían y les disparó y fue

cuando se formó de una vez esa balacera. Yo sentí morirme, porque yo estaba andando en 8 meses

del niño. Yo sentía de todo: me dio vómito, me dio soltura, me dio escalofrío, me daba de todo. Yo

recuerdo que él me cogía de la mano y me decía: "Mijita no nos va a pasar nada. Eso no va a pasar

nada". No mataron sino a un centinela y a dos guerrilleros que se les explotó una granada, una bomba

de esas, y se murieron. Claro que a él también le sentía las manos yertas. Las dos niñas comenzaron

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con el cuento de: "Talamba, no. Talamba te van a matar. Talamba te van a matar". Como a cuadra y

media vivía un policía, ahí con la señora y la familia de él. Y eso le echaron granadas allá y todo eso,

y por eso decían los niños. Claro que él no se entrego, se les voló pero no se entregó. Pasaban esos

tiros así, cerquitica de la casa de él. Pasaban eran zumbando ahí. Y el ranchito de nosotros era

apenas, cubridito de paroy. En fin, era una pared que estaba en bahareque de tapia. Y nosotros

decíamos: "No esos nos van acabar. La mortandad es tremenda".

Bueno, eso fue la primera vez. Ya la segunda vez, que fue ahora último, eso fue ya en marzo o mayo

que entraron la segunda vez. Fue en la mañanita, hace como unos 7 años, 8 años. Estaba yo

sirviendo el desayuno, cuando llegó una niñita que era vecina de ahí de la casa mía, y dijo: "Señora

Nancy, mire que la policía está corriendo para lado y lado, atrincherados y todo. Y ¿qué sería? ¿qué

pasaría" Pensamos que eran los mafiosos que se daban plomo por ahí. No. Era la guerrilla que habían

atacado a San Juan y, en lugar de volarse, se bajaron en los carros. Entonces, ya los estaban

esperando. Cuando eso mataron 3 guerrilleros y ellos hirieron a un poco de policías, a unos soldados.

La mayoría eran muchachas. Claro que la mayoría se volaron. La tropa las encerró y ellas siempre les

aventaron bala. Eso sí a lo que pudieron; pero eso sí no las pudieron coger. Se fueron.

La gente sabía qué llegaban al puerto, si era policía o lo que fuera. La demora eran que supiera que

era la tropa y ahí mismo mandaban gente a avisar: "Viene el ejército". Le avisaban a la gente, a todos

los campesinos y a la gente también. Les avisaban que iba el ejército, que buscaran tener encuentros.

Porque ellos dejaban razón en tal parte: que no fueran a negar que ellos habían estado, que pasaban,

seguramente, para hacerles atajo por allá, para darse plomo. "Si pasa el ejército no les niegue que

nosotros estuvimos. Y si dicen que ¿cuántos habían?, póngale más." - Dizque les decían. ¿No se no?.

Usted sabe los comentarios. Lo que la gente decía.- Como salen son hartísimos, por grupos. Entonces

si eran 20: "Díganles que éramos 30 o 40" En tal parte que más o menos estaban. Y sí, muchas veces,

los esperaban. Pero había veces que el ejército si iban 20 soldados, entonces no entraban.

* Ese fue el problema de perseguirnos a nosotros.

Tulia y Ximena ya entran a la UP. Claro que Ximena no conoce casi nada. Más bien Tulia y Amanda y

los dos muchachos grandes. Ellos fueron siempre buenos hijos. Pero ellos sí estaban como muy

convencidos, porque ellos viendo las injusticias y viendo lo que hacia el gobierno y viendo lo que

hacían los militares con la gente (llanto). "Pero eso es una decisión de ustedes y a lo menos prefiero, -

yo les dije, como le estoy hablando a su merced-, prefiero que se vayan por allá y no se vayan a

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pagar servicio". Entonces, el uno salió a coger viaje para Bogotá y me dijo: "Si preguntan allá, digan

que yo me fui hacer un viaje". ¡No se cómo no me he muerto de pena moral!

Prácticamente nosotros en la casa, eso es la vida también. Ahora ya último nos traían enfermos, nos

traían muchachos enfermos. Que si nos hacen el favor de tenernos. O alguna cosa. Ya uno

conociendo... "De alguna manera, tráigalos. Lo que se pueda hacerse". Ya estuvo un compañero, otro.

Allá entraban. Ese fue el problema de perseguirnos a nosotros. Claro como había tanta gente de un

lado y otro y sabiendo quiénes eran los de por allá de otro lado. Todos los días entrando gente

distinta. Varios estuvieron ahí, un mes, dos meses tres meses. Ahí hasta que llegaban otros. Ahí, a lo

que podíamos. Uno sabía que estaban enfermos. Pues, conseguirles droga como fuera: fiada, lo que

fuera. Sí, o cualquiera decía "Bueno, yo voy a dar las inyecciones". Eso era lo mejor. Eso es lo

hermoso que haiga esa unidad.

En el pueblo, cómo le dijera yo, éramos como mitad y mitad, tal vez. La otra mitad eran liberales y

conservadores, pero lo más liberales. Resulta que uno de los que habíamos tenido ahí enfermos lo

cogieron. En el hospital lo cogieron. Estaba haciendo cola para que lo despachara el médico y lo

cogieron. Pero él no nos aventó. ¡Un verdadero compañero! Lo trajeron cerquitica de la casa en el carro,

en el taxi y dijo que él no se acordaba. Dijo que él había salido derecho para el hospital y no se

acordaba. Y mentiras, ahí a media cuadra estuvieron. Claro que el militar tenía sospecha de que sí era

más o menos ahí. Nos amenazaban porque esto, que porque tanto, que porque el otro. Ya más o menos

usted se lo puede imaginar. Entonces nos tocó suspender ya todo eso...

* Comenzaron a haber muertos.

En ese tiempo ese pueblito fue francamente, tan querido, mientras que no comenzó la mafia. Eso

pasaba uno la felicidad muy grande, que se miraba el ánimo de la gente. Ese trabajo de la gente

campesina. Esa alegría que sentía. Todo era como un florero, la plaza, todo... Cuando empezó a

raigarse la coca. Porque primero fue la marihuana. Eso estuvo en plena. Después comenzaron haber

muertos. Pues claro: el uno le robaba de noche, trayendo camiones de eso, se iban y se metían y

robaban. Entonces ya el otro se daba cuenta, siempre había quien se diera cuenta, ¿no?.

El Partido hacía caer en cuenta a la gente. Les llamaba la atención. Porque eso fue una cosa muy

bonita: que, por ejemplo, algún motivo. Por ejemplo, a 4 o 5 de la dirección, llamaban a la persona. Sí,

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le llamaban la atención. Directamente le decían: "¿Qué pasó?. Se sabe que usted hizo esto". Entonces,

bueno se llamaba a la persona. Y sí, la persona se moderaba.

Cuando ya se comenzó a poner mala la situación en el pueblo, cuando la persecución, era muy

secreto donde se tenían que hacer las reuniones. Entonces ya no invitaban tampoco a cualquiera. Yo

recuerdo que una sola vez a mí me invitaron a esa célula. Eso fue muy bien. Porque que los

compañeros fueran de la organización y la mujer por allá, en nada. Vinculaban la familia.

Cuando ya comenzó la mafia que le digo. Ya empezó la siembra de coca y todo eso. Dígame que

entraba gente desconocida. Ya comenzaron a aparecer robos. Ya pues que un patrón no le pagaba a

otro. O que sacaban esa vaina y se volaban con el producto de eso. Entonces, ya le echaban

inculpaciones al partido. Ya entraron averiguando acerca del partido. Que quién pertenecía al partido,

que quién era comunista y así, tratando de investigar. Entonces ya comenzaron las matazones, ya

comenzaron a haber discordias en el pueblito. Ya comenzaba la gente a tomar y, pues siempre

aparecía un compañero muerto. Siempre un compañero tenía que morir.

Lo que pasa es una cosa: hay que tener en cuenta los errores. Eso se dijo en varias asambleas. Por

ahí muchas veces ha venido el fracaso. Errores, por ejemplo, de malos entendidos entre el mismo

partido. ¿Cómo le explico?. Varias incomprensiones. Por ejemplo entraban paramilitares y la gente se

dejaba. Entonces, ya, las informaciones que tengo yo, ya se las iba a contar a otro. Entonces ya

sapos. Se daban cuenta que se estaba reuniendo o alguna cosa. Entonces ya le pasaba el informe al

ejército o la policía. Y, muchas veces, a caerle. Empezó a haber desconfianza. Ya eso se empezó a

dañar. Fué la época en que mataron muchos dirigentes allá.

* Entraba el ejército a hacer sochas y panochas.

Se hacían paros. Por ejemplo, cuando entraba el ejército hacer sochas y panochas por allá atras, a la

montaña: A matar los campesinos a maltratar la gente a aporriarlos. Porque eso era lo que hacía el

ejército. Se entraban por allá y cogían los trabajadores y cogían la gente y los aporriaban. Bueno, los

volvían miseria. Les robaban los animales. Le robaban la platica que tenía la gente. Sí, porque eso lo

hicieron. Eso llegaban, y por ejemplo, la cervecita que tenían por ahí, de su cosecha, su platica...

Cogían lo que encontraban... grabadoras. Todo se lo traían. Entonces se protestaba sobre eso. Yo me

acuerdo, a lo menos, de dos protestas que hubieron muy, muy buenas. Había caminatas hasta llegar

a Villavicencio a pie. Eso se gastaba siempre harto. Bueno, cuando los carros nos lograban llevar

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hasta Granada. De ahí, a echar a pie, hasta recolectar a la otra gente que salía de otros pueblos.

Porque eso era lo bonito, que cuando se dijo una cosa era porque todos salían.

Entonces, el ejército muchas veces los atajaba, a no dejarlos llegar. Y ellos rompían el cerco. Y varios

muertos. También hubieron, compañeros muertos: unos insolados, otros porque el ejército los maltrató,

los mató. Yo no fuí, para qué voy a decir, fueron mis hijas. De llegar con los piecitos ampollados de

caminar. Ampollas de sangre. Casi se les caen los dedos, de caminar. Quemada la cara, que parecía

cuando le quitan un pedazo de encerado. Muchas compañeras con niños. Aunque decían que no

sacaran niños. Pero usted sabe que el amor a los niños. Y no dejarlos solos tampoco en una finca, en

un destierro. Mientras ellos estaban por allá, nosotros mirando qué mandarle a la gente. Recolectando

plata, que arreglando carne para mandar. Ya carne arreglada, porque muchas veces el ejército no

dejaba pasar. Los compañeros que tenían una famita o algo, pues a pelar una res para llevarle a la

gente que estaba en el pueblo.

Allá la órden que daban era que auxiliar cada uno en las casas, los que pudiéramos, a las gentes de

las veredas que llegaban al pueblo. Se tendían cobijas, lo que fuera. Y yo llegué a tener hasta 18

compañeros ahí. Pero, claro que cada uno teníamos que hacerle aunque fuera una o dos comiditas en

el día.

* Cuando le toca a uno, le toca.

Ella, la finadita, hacía parte de eso de los campesinos, de la Asociación de Colonos. Esta foto me la

pidieron para la televisión. Esta la mostraron cuando la muerte de ella. A ella le gustaba siempre

trabajar. Ella hizo alfabetización y salió muy bien en eso. La llamaban a una cosa a otra. Estuvo de

secretaria de la UP como un año. De ahí la llamaron. Que si quería trabajar en la alcaldía. Inclusive no

había alcanzado a cumplir dieta de la segunda niña. Ya nombraron al Alcalde que era de la UP, el

primero. Y ya comenzó la gente, a poner letreros en las casas: que no querían alcalde guerrillero, que

renunciara. Ya comenzaron ese problemita y ya la gente bregando a ver como lo quemaban. Que los

que se estaba rodeando el Alcalde eran una partida de guerrilleros. Lo que era todas las muchachas

que mantenían allí, la hija mía y todo, que una partida de guerrilleros. Cuando, sí señor, ya mataban

un concejal, mataban el otro. Ya para salir de noche era un problema.

Cuando ya dijo María: "Papacito, yo estoy viendo que ha entrado gente muy maliciosa, muy extraña".

Le dijo: "Mijita no ande sola". "Qué puedo hacer, papá. Cuando le toca a uno le toca. El día que me

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toque pues me tocará. Porque yo no voy a dejar de salir ni a dejar de ir a mi trabajo". Entonces se

pasaba información que esto y el otro. Eso no había noche, no había día que no hubiera heridos, que

muertos. Que mire que atacaron anoche a Puerto López, que hubo un tiroteo, que hirieron a fulano, que

mire que fulano tuvo que perderse. Todas las noches esa cantaleta. Siempre me llevaba la niña la

grande. Al irse a trabajar se arreglaba y me dejaba la niña. Yo le tenía alguna cosa de desayuno o

ella hacía cualquier cosa. Esa mañanitica que subía, eso fue un domingo, vino y me dejo la niña. Y me

dijo: "Venían unos hombres como persiguiéndome y los mire con mucha malicia, y venían con arma".

Entonces, me dijo: "Déjeme ir a Arturo". Se fueron juntos. Cuando sí señor: ella que deja al niño, donde

ponen todos esos tendidos de mercancía, cuando él oyó los tiros. Sin mirar pues él ahí mismo dijo:

"Mataron a mi hermana, mataron a mi hermana". Entonces ya la gente comenzó a gritar. Ya las

vendedoras y todo comenzaron a gritar. Mi cuñado estaba cerquitica también. Claro cuando el vio, ahí

mismo se botó: "Ay hijue no se que tantas, mataron a mi sobrina". Cuenta la gente, que uno llevaba el

arma así en la mano. Porque ella, mirando que la iban persiguiendo que ya le disparaban, ella se

metió a un almacén y buscó meterse entre unos bultos de alambre y de malla que había. Y ahí se le

metieron. Unas señoras alzando las mesas de la mercancía. Otra gente corría para lado y lado. Y el

ejército regado ahí. Porque allá mantenían mucho ejército por las matazones y por todo eso. "¿Por qué

no los persiguen?" -la gente gritaba- "¡Ahí van, ahí van!". Se hicieron los bobos... Al momentico, dice la

gente, que los vieron. Entraron al puesto de policía.¡No los iban a conocer... dígame!.

Eso ya hace cuatro años. El pueblo tendría por ahí unos 13 mil habitantes. Y en el casco urbano,

siempre hartos, por ahí tres mil o más. Unos se salían, a pesar de que su amor a su trabajo, a su

parcela y todo. Otros, por ejemplo, si mataban a uno aquí en esta parte, se bregaba para irse a un

pueblo más adentro. Ya comenzó la gente fue a entrarse. Porque era que la guerrilla tenían que

acabarla y todo eso. Entonces ya a la gente comenzó a darle miedo. Ya el que podía bregar, se

compraba un ranchito ahí en el pueblo y se salía del campo. Sí porque el ejército entraba y les mataba

marranos. Mataba reses y comían, duraban por allá 15 o 20 días con esas comidas. Comiendo,

haciendo y metrallando y de todo. Entonces una vez entraron por allá y encontraron unos lotes de

coca, que estaban por allá un poco cogiendo y otros limpiando. Sí, informaron y fue un helicóptero y

hizo ametrallar a esa gente. Y unos corrían y de todo. Y les metieron candela a una de las casas. Y los

otros, por allá en la montaña, 3 días en el monte, sin poder salir porque los cogían.

Ya viendo esa situación así tan horrible que eso maten por ahí, maten por allá. Entraron paramilitares

y hicieron una matazón en un caserío grandecito; mataron 14 ese día. En una gallera, se metieron

buscando a los de la UP. La mayoría era de la UP, pero no todos. Donde hubiera estado la guerrilla

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por ahí cerca, eso hubiera sido tremendo, porque los hubiera salido a atajarlos y quién sabe cómo

hubiera sido. Unos compañeros siempre se enfrentaron por ahí con sus fierros y le quebraron las

patas a más de uno de los ejército. Contaban que unos se habían ido al río, y los otros el ejército los

sacó tendidos en el piso. Y les echaron de esa carpa por el encima y por los lados para que no los

conociera la gente y pasaron derecho. Y después es que la gente se dio cuenta de que los muertos los

habían sacado en los camiones.

* Nos sentíamos amenazados

Ya mi hija falleció y nos aconsejaron los amigos y los compañeros de que nos metieramos al centro, a

la montaña. Yo le dije : "Mijito usted sabrá, usted verá mijito, pero no podemos seguir así". Hubiera

sido preferible, -así me hubiera muerto por allá- que nos hubiéramos ido por allá, por la montaña. El

me dijo: "Mijita, ¿qué hacemos? ¿nos vamos?. Porque meter estos niños a la montaña... Si yo tuviera

cómo se defendiera usted, yo me metía solo a la montaña, me internaba por allá". Nos sentíamos

amenazados. A nosotros nos tiraban bombas a la casa. Decíamos con mi esposo, que tal vez porque

veían que llegaba gente de una y otra. Tal vez pensaban que seguramente explotándola de una vez,

morían muchos. La idea era meternos a la montaña, porque nosotros no queremos la ciudad.

Entonces decía, nos metemos para la montaña y de alguna manera a cosechar y con los animales ...

Pero, ya le habían dado los centavitos de lo que había trabajado que eran 800 mil pesos. Pero como

se debía y lo que se le metió a la casa allá. Entonces le dijeron: "Briéguese a salir con toda la familia.

Briegue a sacar la familia lo mejor que pueda". Y, desde eso, que estamos por acá sufriendo.

Entonces nos vinimos, al mes larguito de que mataron a la hija. Pensamos: "Si nos ven salir a todos,

con corotos y todo: eso es que nos vamos a ir. Y nos atajan más adelante". Entonces, un chofer de la

flota que es muy buena gente, muy tratable y todo, me dijo: "Si ustedes están verdaderamente con la

idea de irse, avíseme y yo me llevo un poco esta tarde. Hoy mismo que salgo". Nosotros, sin embargo,

no teníamos nada listo todavía. Pensábamos salir esa semana. "Alisten que yo salgo a las 2 de la

tarde. -Nos dijo como a las 11 del día- Tienen tiempo. Echen en costales o en lo que sea, que yo

vengo". Pues sí señora, se vino Amanda con Tulia y se trajo a las tres niñas y uno de los muchachitos

míos. Bendito Dios y salen estas criaturas. Claro, pues a cual más se fijaban. Sí, que por qué

echábamos los corotos. Pues no era nada, pero echábamos así lo que más podíamos. Entonces, "Que

si es que se van". "Sí es que nos vamos a ir para allá Villavicencio unos días", tocaba que decirles. La

policía se daba cuenta de todo. "Ay, con que se va la gordita". A las dos de la tarde salieron. Yo les

dije en nombre de Dios, de la bendita naturaleza que estas criaturas vayan bien. Ellos llegaron a las

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12 de la noche aquí a Bogotá y les tocó que dormir en parqueadero, en el bus. Eso dizque el uno

vomitaba, el otro también. Bueno, ya están mis hijos allá.

* Señor Medina, ¿se va de paseo ?

"Mijita, -me dijo él-, ¿quién sabe si nosotros podamos salir?. Vamos a ver si nos dejan salir o nos

bajaran allí más adelante". Ya no estábamos sino mi persona, Jorge, Ximena, no más habíamos

quedado. "Vamos a ver si nos dejar ir": porque como bajaban la gente y la mataban. Yo qué iba a

poder dormir esa noche pensando en las niñas y todo. ¡No quiero acordarme, mejor dicho!. Yo hablé

con el conductor y me dijo que lo echaba en la bodega. Entonces dijo, no hay de otra, hay que

arriesgarnos a ver. Nos levantamos a la madrugada, yo salí a las 5. Cuando ya empezaron a subir

todos los amigos y todo. "Señor Medina, ¿va a viajar?". "Si voy por allá a ver a mi familia". Entonces

ya se subieron los amigos y todo, y teníamos que pasar por donde vivíamos. Ahí al frente del puesto

de policía para revisar los buses. Entonces ya se subió la policía, dijimos: "Aquí fue, porque ya se

dieron cuenta de que habíamos alistado y todo". Se subió un desgraciado que ... ¡Ave María!. Ellos

habían hecho una matazon por allá en un punto y fue la misma policía. Se subieron tres: "Señor

Medina, ¿van de paseo?". Nosotros nos charlábamos, pero por hipocresía. Le dije: "Sí señor, vamos por

allá a ver los viejitos". Nosotros no llevábamos en la mano sino los maletines, que nos compró él

precisamente para eso. A cada uno nos compró un maletín. Entonces él me dijo: "Dése cuenta mijita

que ya se dieron cuenta, eso les informan a los arriba, un punto que se llama Llano Grande, un

caserío". Yo me hacía el corazón así, yo dije: "Bendito que de alguna manera nos dejen pasar".

Arrancó el bus... "Bueno que les vaya muy bien, mi señora que lleve un feliz paseo". Ya llegando a

Llano Grande y a nadie nos encontramos. Yo dije: "¡Ay Virgen Bendita!". Ahí sí se vuelve uno creyente

y de todo. Yo decía: "Cómo va a ser que mis hijos vayan a quedar huérfanos o que nos vayan a dejar

estos desgraciados por acá".

Seguimos por toda esa sabana - porque es sabana y monte la carretera-. Yo le dije: "Mijito querido,

hasta la presente, no va a ver problema en ninguna parte". Me dijo: "Mijita, estamos muy de buenas".

Ya se bajó un poco de gente y se subieron otros. Uno, eche ojo. Llegamos a un puerto del río Ariari.

"¡Bájese toda la gente!" gritó la policía. Pensamos que era que habían informado que nos detuvieran o

algo. Nos bajamos, que bajáramos maletas, nos requisaron. Le dijo aquí es pura ropa, vuelva súbase.

Yo dije: "Bendito Dios que no fue nada". Llegamos a Granada. Se bajo él, allá, y compró unos

paquetes de papitas y ya hasta Villavicencio. Ya llegando a Villavicencio me metí una mareada pero

tremenda. Yo creo que era por los mismos nervios, por la tensión y todo. Yo me atacaron como los

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nervios de la misma alegría que ya lo grave habíamos pasado y me pego vómito. De Villaviencio para

acá hay un puesto de policía grande: "Me hacen el favor señoras y señores todos se bajan". Una

comandante, una hembrota. "¿Ustedes para donde van?". "Vamos para Bogotá". "Abran los maletas"

Y, cada uno, con la ropita así. Dijo: "Esto me tiene harta, esta revisadera". Salimos de ahí, sí señora,

hasta que llegamos aquí a Bogotá al terminal. Yo le había dicho a Amanda que estuviera pendiente al

otro día. Que, si no nos pasaba nada, nosotros estábamos aquí en Bogotá, por ahí a las 2 de la tarde.

A estar pendiente, porque como yo no conocía, para que nos vayan a recoger. Y así fue, nosotros que

llegamos y al momentico nos encontramos con ella. Iba con mi hermana y ya pagamos un taxi de allá

a acá con las cositas que traíamos, dos jotos de costales y un cajón de la herramienta, y ese cajón con

la ropita. Ya ella nos dio posadita ahí mientras tanto. Muy mal porque dos piecitas apenas y toda la

familia de ella...

* Ahí fue la primera vez que llegó el enemigo.

Entonces ya dijimos hay que buscar una piecita o alguna cosa. Entonces aquí al lado de arriba por la

avenida nos arrendaron un apartamento. Nos valía 14 mil pesos. Duramos como un mes y medio ahí,

cuando ya dijo él vamos a ver que se hace. Y él por allá a ver que le salía y con otros compañeros de

aquí de Bogotá, en lo que podía, para que nos orientaran y todo. No pudo trabajar absolutamente

nada y los centavitos por ahí táselos. Bregábamos a comer lo que podíamos. Entonces ya me dijo un

sobrino que por qué no nos íbamos para la casa de él, que le pagábamos 12 mil pesos de arriendo, 2

mil pesitos menos pero que nos fuéramos para allá. Nos fuimos. Le dije, nos va a tocar es irnos otra

vez... Las muchachitas comenzaron a salir a buscar trabajo en el Terminal. Les tocaba unos turnos

muy largos, en una cafetería. La señora las apreció mucho allá y ya en esas ir pasando papeles en

una parte y otra. Entonces me dijo: "Mijita, como ya se estan ganando alguna cosa, yo me voy a poner

a pasar papeles también". Sacamos la casita independiente en arriendo. Nos la arrendaron por 14 mil

pesos; pero una casa grande, con teléfono y todo. Lo más de chévere la casita.

Ahí fue la primera vez que llego el enemigo. El comenzó a salir, mijita yo me voy para tal parte. Yo la

estoy llamando de donde sea. El me decía para dónde se iba, porque uno no sabe. Uno no se da

cuenta. Aquí lo desaparecen a uno. Llegó un tipo, el tipo había sido un concejal del pueblo, de la UP.

Un hombre con mucha confianza se le tenía.

Bueno ya viendo eso, ya me dijo mi viejo: "No mijita, así no podemos seguir. Nos quedamos sin cinco

centavos ni nada. Es preferible irnos a meternos a la montaña, porque así no podemos seguir,

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aguantando hambre, ya los centavitos se nos habían acabado. Estas muchachitas lloraban de

hambre. Llevábamos como tres meses no más. "Usted, ¿qué dice, nos vamos mijita?. Nos vamos, pero

así no podemos seguir". A él le agarraba un dolor de cabeza que se ponía casi para enloquecerse, la

altura le hacía tanto daño. El se ponía que ya se le estallaba la cabeza. Ya me dijo, de alguna manera

yo voy a ver como hago y aquí conseguimos para el pasaje pero nos vamos para dentro, nos metemos

por allá por la Uribe por allá y nos vamos. Cuando llegó el tipo, dijo: "Bueno, ¿ustedes qué han

pensado?". "No pues, como pueda yo me voy a bregar a ir porque yo no puedo seguir así. Yo no soy

hombre para aguantar aquí hambre y mis hijos llorándome de hambre y de todo. No se puede seguir

así". Me acuerdo que el desgraciado le dijo: "No tranquilo que a usted se le va a componer la situación.

A ustedes se les compone la situación. No se desespere". Pero ya estaba con los sicarios y todo, él se

estaba ganando sueldo.

El domingo se puso malo de esa cabeza. Yo le ponía era paños de vinagre y tajadas de limón, le daba

agua con limón. Ya por la nochecita, timbró el teléfono... cuando era el sujeto ese. Me dijo que Don

Medina. Le dije: "El está muy enfermo, esta muy malo de esa cabeza". Y le dije: "¿Como para qué

sería?... Pero así tan enfermo no puede salir". Dijo: "Bueno otro día". Y en la mañanitica, la primer

llamada que tuvimos ese día, el lunes, era él. Dijo: "¿Qué Medina?, ¿Cómo le va?". "No pues aquí

fregado que ya me enloquecía el dolor de cabeza". "No pues lo llamaba a ver si íbamos a dar una

vuelta". Quién sabe que fue lo que le dijo que iban a dónde. El le dijo: "No, yo estoy muy fregado, muy

jodido; pero va". Le puso cita, no sé en qué parte: si fue en el puente de Venecia, o en el Puente de San

Carlos. Entonces me dijo: "Vea mijita yo voy a ir a encontrarme con aquel y yo no me demoro, porque

yo no voy a ir donde él me dijo. Yo vengo para que vayamos donde el médico; pero briegue a estar

lista". Como estaba tan enferma yo, por la muerte de mi hija. Yo estaba como engarrotada. "Bueno

mijito yo estoy lista, inclusive había pensado hacer alguna cosa de almuercito para que no nos vamos

enteramente fregados de hambre. Porque no hay plata para comprar nada por allá". Se salió casi a las

7. Me dijo: "Por tarde estoy a las 11 aquí, yo no me paso de ahí". Llegaron las 12. "Su papá dijo que

por tarde a las 11 estaba aquí y no aparece". Llegaron las 2, las 3, las 5, las 7 y nada. Yo viendo que

ya llegó la tarde, yo comencé a marcar teléfonos de una parte y otra. Ya llamé a mis hermanas a ver

si ellas sabían algo, y nada. Las muchachas siempre se miraban esa novela del tal gallito. Era a las

10, cuando timbró el teléfono. Me tiré de la cama y corrí aquí a la otra piecita. El tipo que habló dijo

que si era el teléfono tal y tal y ella le dijo que sí. "Es de parte de don Pablo Medina" "Pregúntele que

con quién anda, con quién estaba, dónde está". "Eso no se puede decir". "Hágame el favor y me dice

¿con quién anda, en qué parte está?". Dijo, "Mañana lo sabrán". No más. Quedamos en las mismas. Y

de ahí en adelante Virgen Santísima. Les dije, "¿Qué vamos a hacer mijas queridas?". "Mamacita

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tenemos que ir a darnos cuenta". Entonces se llamó a los unos y a los otros. No, que ninguno sabía

nada. Llamé al noticiero. Llamé a Villavicencio y me informaran por La Voz del Llano o Ondas del

Meta para encontrarlo a él, porque yo pensaba que se había ido por allá, que se habían ido a traer

comida. Nada, tres días buscándolo y nada. Yo fui por allí a ese puesto de policía que hay por allí.

Entonces la policía dijo: "Vayan a buscarlo a los hospitales, que pueda que haya quedado sin habla, o

algún accidente o algo". Hasta el viernes por la noche se encontró. Y eso porque yo dije si alguna

razón o alguna información hágame el favor y me llaman a este teléfono. Y así fue. Al otro día por la

mañanitica me llamaron, que se habían dado cuenta de que en la morgue central habían unos

cadáveres y que si no lo reclamaban ese día lo echaban a fosa común. Entonces, las muchachitas me

llamaban, de una parte y otra me llamaban que yo que había sabido. Me dijo entonces nos vamos

para allá. Cuando llegó a la morgue central, uno de esos señores le dijo: "Le doy permiso a uno sólo

para que entre". Ella con el interés de bregar a reconocer al papá, por allá en un mesón y en otro. Eso

dizque son unas piezas grandísimas y ella reparaba en todos y nada. Le dijo, "No señor no he visto

nada. No lo encuentro. Le dijo camine para allí, camine abrimos esa nevera, y ahí lo tenían. Al otro día,

hacer los papeles para que lo entregaran. ¡Qué problema tan tremendo!. Lo habían encontrado por allá

en Choachí, a un kilómetro del caño, al pie del cerro Guadalupe. Por allá matan mucha gente.

Entonces ya dijeron los otros compañeros, no aquí no lo vaya a traer, eso vienen y nos hacen una bien

buena. Los compañeros se hicieron presentes y me ayudaron hacer el entierro. Me prestaron un salón

para velarlo ahí y al otro día lo enterramos. Un domingo fue el entierro de él. Yo creo que el partido fue

el que pagó eso allá, para meterlo en la bóveda, en el cementerio central.

* Yo había pensado devolverme para el LLano

Entonces ya dije :"No sé qué hacer". Los compañeros allá hicieron una recolecta precisamente ese día.

Me habían recolectado como 9 mil y pico. Me dijo eso aunque sea para alimento de esas criaturas. Yo

pensaba: "De alguna manera, aunque sea una sola comida, aunque sea una sopa, lo que sea, para

poder levantar algo con qué irnos. Yo me voy para el terminal, yo tengo muchos amigos allá de la

Empresa Macarena y así me toque que metérmele al Gerente que me colabore con los pasajes pero yo

me voy, yo me voy". Fue cuando los compañeros me dijeron: "Usted tiene que hablar aquí. Que les

ayuden para que les den una forma de donde vivir". Que para qué iba a seguir arriesgando la vida de

las chinas por allá y arriesgando que nos acabaran. Yo había pensado devolverme para el Llano, por

ejemplo para el Guaviare. Yo pensaba era meterme por allá. Me meto por allá, tengo muchos amigos

conocidos y compañeros y sé que de hambre no nos morimos.

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Entonces, nos salimos de la casita de allá porque yo con qué le iba a pagar arriendo a ese señor. Yo

no tengo forma de nada. Las muchachitas, como ellas gastaron toda esa semana buscando al papá,

entonces la señora las echó y acabamos de completar. Entonces comenzar a ir a PROVIVIENDA, a ver

como me daban una casita para que la fuéramos pagando. Yo no decía que nos regalaran, sino que

fuéramos pagando. Entonces yo quedé de pagar aquí una cuota de 10 mil pesos. Pero señora bendita,

¿si yo no tenía con qué darles un alimento a estos muchachos, de dónde iba a sacar 10 mil pesos?.

Entonces ya hablaron los compañeros y la señora del terreno acá dijo que ella iba a dar de lo ella.

Sabiendo de una familia que estaba mal de recursos y todo. Ella me donaba mi lotecito. Y ya empezó

el problema para que me entregaran esto. Que eso estaba en problemas. Ya dije: "Si no entregan esta

semana, nos vamos". De lo que les habían pagado a las muchachas en el terminal, les habían dado

como siete mil pesitos. Entonces les dije: "Así nos toque pasar más hambre de la que hemos pasado,

vamos a no gastar los centavos porque si me resulta el lotecito con qué vamos a comprar unos palitos".

* No tiene orden de construir.

Cuando me entregaron aquí, esto era una sola loma, y yo, aquí parada, me puse a llorar. Llamé a mi

hermano. Entonces me dijo: "Vamos subimos y lo vemos". "¿Usted que piensa?". "No, yo no voy a

recibir eso". Cómo seria el desespero mío, que yo mantenía era como boba. "No mija, vamos es hacer"

y de una vez me hizo traer pica y me hizo traer unos palos que me prestaron y nos agarramos de esa

loma. Ahora esto lo replanaron y lo organizaron pero esto daba era desconsuelo. Y nosotros con la

barriga casi pegada a las tripas. Y en esos resisterios de sol y hágale, pique tierra. Ahí sí me preguntó:

"¿Y usted cuanto tiene para levantar el rancho?". Yo le dije: "Con todo lo que cuento es con 8 mil

pesos". Me dijo mija: "Con eso no se compra nada". Yo le dije: "Pues así de alguna manera, cómo va

hacer que yo no pueda". Y ninguno de la familia, porque viéndome en la situación en que estaba, no

sean capaces de decir yo les voy a ayudar a ustedes. La única persona fue mi hermanito, fue el único.

Yo estoy muy agradecida.Con las dos muchachas, mientras que la una hacia hueco la otra iba

sacando tierra, la otra clave palos, y ir a buscar palos, por allá nos tocó por ese bosque ir a traer

palos, ir a comprar palos por allá, nosotras todas raspadas. Mis manos ampolladas de sangre, en mi

vida me había tocado así. Y así levantamos el ranchito. Llegó la policía: "A usted quién le dio orden de

construir". Me pare aquí en la loma y le dije: "Señor Agente, yo como tengo necesidad de construir y

como esto es mío, por eso estoy haciendo esto. Porque no tengo donde meterme, nos van a botar a la

calle y no tengo donde meterme". "Que salga que no tienen orden de construir". Le dije: "No tenemos

órden pero yo no tengo con qué pagar arriendo, yo estoy aguantando hambre con mis hijos y yo no

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puedo quedarme en la calle. Por eso estoy sometida, mire mis manos como las tengo". "No señora pero

usted tiene que parar esto, en todo caso no pueden construir". Y se fueron. Ellos que se van y

arrancamos nosotros a seguir, y mi hermano ayudándome. Le dije: "¡Váyase, retírese de aquí porque

la policía se lo lleva!". Ya se habían llevado a otro señor. "Yo me quedo haciendo aquí huecos y lo que

pueda". Ya nos estaba cogiendo la noche, nos vamos. Cuando la policía otra vez. "¿Cuáles son los que

están construyendo?". Le dije: "No señor, aquí nadie está construyendo". Y nos dijo: "Cuando sigan

construyendo nos avisan porque aquí no hay orden de construir". Yo dije, esta noche se me llevan los

palitos, ahí si peor, con qué yo voy a comprar más. Mi hermano dijo: "Mañana mañaniamos" Y nos

vinimos. Y estábamos clavando y bregando a enterrar otros palos, cuando la policía otra vez, las

motos y los caballos. "¿Quiénes son los que están construyendo?". "No señor aquí nadie esta

construyendo, este ranchito como que alguien lo estaba parando aquí pero no han vuelto". Eran ya

otros. Ya iba ser medio día cuando llegaron los otros. Me dijo: "Usted es la que esta construyendo

¿cierto?". Le dije: "Sí señor". Pero como muy tratable el hombre. "Es que me van a botar a la calle y yo

no tengo para donde meterme, tengo la familia en la calle y yo compre este lotecito y cómo no voy

hacer en lo mío". "Bueno, apenas nosotros nos vayamos apenas que voltiemos ahí, háganlo ligero,

pero hagan lo que más puedan ligero". Y eso con más amor, eso la una clavaba puntilla la otra

clavaba latas y por lado y lado y sí señor lo armamos. Cuando por la tarde otra vez, otra patrulla y

carros. "Esto es nuevo, ¿cierto?". "No señor esto ya tiene como 15 días". "Nada, nada, no me diga

mentiras, yo sé cuándo hacen los ranchos". Mientras tanto los muchachitos estaban trayendo las

camitas, los chécheres de abajo, los cajoncitos. Los agentes dijeron: "Esto hay que meterle candela".

Yo les dije: "Eso es cosa de ustedes, si ustedes ven que pueden meterle candela, métanla". Dijimos

"No hay que dejar esto solo porque le meten candela". Y entonces a venirse a quedar aquí en ese

ventarrón y sin tapar ni nada. Por ahí vinieron y la trataron mal esa noche. Y así fue, ahí estamos,

completamos 3 años. A los dos años vino que el lanzamiento, que todos esos ranchos los iban a

quemar. Yo dije: "Pues si los van a quemar, que nos quemen pero yo no voy a salir". Llego la policía, el

Inspector de Policía, eso vino el Alcalde, y hartisimo ejército y policía. Que porque esto era una

invasión, yo les dije no puede ser una invasión señores porque los que están invadiendo son los que

tienen cerrados los lotes. Yo compré primero esto. Que muestren los papeles, yo no he podido hacerle

las escrituras a esto, porque no he conseguido para hacer la escritura. Entonces ya viendo eso, nos

fueron dejando. Y a los que sí habían cogido lotes o sea a los que habían invadido, entonces sí les

arrancaron las cercas, y les tumbaron unos ranchos que habían hecho. Y hasta la presente, estamos

aquí. Dicen que va haber otra rebelión, ya corrieron el cuento que van hacer el lanzamiento. Mucho

después nos dieron, por la Presidencia, 300 mil pesos. ASCODAS me ayudó con los papeles.

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Se me vino toda la tierra aquí encima y todo. Estamos pasando hambre ¿no? Porque eso sí nos ha

tocado pasar hambre. Nos ha tocado tremendamente, entonces yo les dije a las muchachitas, esta

platica nos la dieron fue para mejorar el racho o para que nos vayamos. Vamos hacer aunque sea una

piecita. Para poder conseguir el techito. Yo tenía una cadenita que inclusive me la había dado mi

finadita, mi hija. Un sobrino me dijo, tía por qué no rifa esa cadena. Pero yo qué voy a saber de rifas y

aquí la gente dirá que esa cadena es robada y puede pasar algo. Bueno voy hacer la rifa, se le

hicieron 19 mil pesos, y el número no cayó. Ellos se fueron y me ayudaron. Para qué, eso fue lo único

que hicieron ellos. Esa fue la única ayuda. La cadena tocó que venderla cuando Amanda empezó

hacer papeles para entrar a trabajar. Por medio de ASCODAS, porque ellos que pasaron la razón,

como sabían que era un organización que estaba ayudando a damnificados, con puesto o en lo que

fuera. Entonces ahí logró entrar a una oficina oficial, para hacer aseos. En cuanto eso, yo estoy muy

agradecida de que al menos a nosotros nos han ayudado por lo menos a pasar papeles y las cartas

que me dio el partido y los del partido que me ayudaron para que me dieran esos centavitos.

La familia no me ha ayudado absolutamente para nada. Sabiendo ellas, que yo en la calle, sin

amparo de un peso para pagar arriendo, sin con que comer nada, y ellas con casas, arrendando

apartamentos, arrendando piezas y no sean capaces de ayudarme, o decir, "Vamos a dejarles una

pieza o alojarlos mientras ustedes se organizan, ninguna". Ellos no pertenecen al partido. De la familia

mía ninguno más. La familia de mi sobrino sí, sino que ellos sí están sentidos con el Partido porque

ellos estuvieron en la situación de que mataron a Silverio. Estuvieron en peligro los muchachos, como

sabían que ellos sí militaban, que hacían sus reuniones y por allá. Y resulta que los muchachos no

sabían cómo sacarlos ni nada, y dicen ellos que pidieron al Partido para que los ayudaran y que como

que no hizo nada de fundamento.

* Vamos a ver como nos dedicamos a salir adelante.

¿Ahora?, Sumercé pues seguir ahí ya con el proyecto que tenemos de poner la tiendita aquí. De hacer

lo posible, vamos a ver cómo nos dedicamos de salir adelante. Yo tengo deseo de vender esto acá

para salirme. Así puede ser uno de a barrio que se va uno bajando. Aunque sea poniendo ventas de

cualquier cosa y ahí resulta una vaina así. Ella (una conocida) me preguntó que cuanto pedía yo. Le

dije: "Deme millón y medio" Y entonces me dijo que sí, que hablábamos.... Pero no se que hacer.

Pero la idea de irme no se me quita, sumerce. No se me quita, aunque dicen que la vida en el campo es

tremenda. Yo sé que es tremendísima y que mucho sufrimiento. Por ejemplo le dije a los compañeros

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que me ayudaran a cambiar esto aunque fuera por un cuarto de tierra. Que yo sabía que la Cruz Roja

me iba a ayudar. Me dijeron que a la hora que me fuera a trasladar me ayudaban. Yo sí me iría. A mi

no me da miedo el campo, porque yo sé que uno va a sufrir. La que no quiere es Amanda, ella dice que

allá en el campo se necesita un hombre. Y que además aquí nos podemos ayudar juntas, que yo le

cuide los dos niños de ella y las dos huerfanitas. Los muchachitos dicen que ellos se van conmigo. Y

si no se van ellos, pues yo me voy aunque sea a negociar. Yo me los arrastraría a todos. Donde yo me

mueva, a ella le daría duro porque usted sabe que los viejos sufren sin los hijos. Un compañero que

está por allá en el Guaviare, me dijo "Si usted gusta, si usted esta muy desesperada, mándeme a

decir que yo hablo. Usted por vivienda ni por nada va a sufrir, allá le hacemos una casa y le

levantamos para el pasaje". Hay muchos conocidos, mucho amigo.

Yo por ejemplo esta semana pasada estuve lavando ropa, me gane 1000 pesitos. Yo no tenía qué

ponerme; esos zapatos que estaban asquerosos. Mire me gané para las chanclas. Yo briego a

ganarme cualquier centavo.

Uno, como con esa tendencia a su ley. Porque yo, inclusive muchos me decían que si tal vez era por lo

que había pasado con la familia mía, la situación que hemos tenido, que tal vez uno deja de creer. Lo

que pasa es una cosa, yo le digo la verdad. Lo cierto es que, a pesar de lo que nos ha pasado, yo no

voy a odiar, no voy a detestar al Partido. Ahora por ejemplo no estamos haciendo parte de nada.

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EERRNNEESSTTOO

Su rostro moreno y enjuto muestra afabilidad. Habla con facilidad y confianza aunque al

transitar por lugares públicos se mantine vigilante. Tiene cerca de 50 años. Salió para el

Llano con su familia hacia 1973. Luego de un trabajo en el campo con muchos esfuerzos y

sin posibilidades de salir adelante, se fue para el casco urbano de una pequeña población.

Allí se vinculó activamente al movimiento político de izquierda, alcanzando un liderazgo

significativo. Luego de amenazas repetidas, fue herido en un atentado. En los primeros

meses de 1991 emigra hacia Villavicencio y luego a Bogotá. Tiene 6 hijos, 4 de un primer

matrimonio y dos del segundo. Las entrevistas fueron hechas hacia mediados de 1991 y ya

en Noviembre debió salir del país con su esposa y sus hijos, ante las amenazas que le hacen

en la ciudad.

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* Cogidos de la lengua.

Nosotros somos de Quindío, Caldas, Risaralda, Valle... Mi papá fue supremamente pobre, todos

nosotros supremamente pobres, cogidos de la lengua y nunca tuvimos nada. Unicamente por ahí

llegamos del Quindío, nos trasladamos para Canaguaro. Eso queda adelante de Granada. Y ahí le

regalaron un lote y levantamos una casita. Cuando vendimos esa casita fue que nos trasladamos

para otro caserío cerca a Vallelindo. Ahí compró un poco de monte, ahí barato. Nosotros sufríamos

mucho, pues si nos íbamos a tumbar montaña, no teníamos con qué hacer provisión. Es decir, mercar.

Nosotros fuimos 16 hermanos; pero cuando llegamos allá unos pocos pequeñitos, otros ya con

obligaciones, entonces nos quedaba muy jodido. Mi papá con una enfermedad muy horrible. Y no

tuvimos qué hacer con él, por falta de recursos. Porque nosotros nos movimos mucho. Allá, cuando

nosotros entramos, no había ninguna clase de entidades del gobierno que prestaran para el agricultor,

por ejemplo, Incora, Ica,... todo eso. Bueno, entonces debido a ese factor no pudimos hacer finca. Yo

vivía en el Quindío, un tiempo fui jornalero. Nos la pasábamos en el Quindío y aquí en el Meta.

Recogíamos café.

Cuando llegué al caserío, me quedé 5 años, pero no había ni trabajo, ni nada qué hacer: no se podía

trabajar en el fundo, porque sin comida. Estuve trabajando en la tierra que era de mi papá; a cada

uno nos dio de a pedazo o sea la heriencia, desde en vida, para que la trabajáramos. La finca que me

dejó mi papá no era una finca, era un fundo. Porque una finca se entiende una finca ya montada: con

café, tienen plátano, que hay yuca, que hay fríjol, que hay maíz, que hay pastos... Fundo se llama

dentrarse uno a comprar uno sólo montaña. Eso fue lo que hizo mi papá. El llegó allá y compró 200 ha

de sola montaña. Lo que para nosotros fue un error, porque sin ningún recurso, únicamente con sola

montaña, era relativamente barata, hace unos 20 años y quedó sin 5 centavos. En el fundo, era mi

papá y 4 hermanos más con sus familias, o sea unos 12. Fuera de eso había unos 6 hermanos

menores(...) A uno de pobre le queda muy tremendo pa' tumbar montaña, y hacer finca y ver por la

obligación por ejemplo mujer e hijos.

Yo me salí para el pueblo. Entonces nos fuimos para Vallelindo en vista de que no pudimos hacer

finca. Todos nos fuimos. Mi papá se enfermó, se agravó mucho. Entonces, tocó sacarlo para el pueblo.

Yo llegué a trabajar en construcción como ayudante y me formé maestro.

* Ya me formé como dirigente.

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Mi padre, desde muy pequeño, me llevaba a las reuniones del partido. Y entonces fue allá, en

Vallelindo, donde empecé a ir al partido como allegado. Entonces ya me llamaron a que militara

dentro del partido. Por ejemplo, uno militar en el partido liberal o conservador, es lo mismo en el

partido comunista. Entonces orientan más la gente: le dan cursillos sobre cómo se puede trabajar

cooperativamente, mancomunadamente. Entonces, ya nació la UP y me vinculé al PC. Eso uno se

vuelve muy conocido y entonces le dicen: "Compañero, porqué no milita dentro del PC y toca afiliarse y

queda como militante".

En el pueblo me integré a la JAC, ya a la UP, al PC, fui concejal. Entonces ya me quedé en el pueblo y

llevaba más o menos 12 años, en el centro. Entonces ya me formé como dirigente. Eso era en el 84.

Trabajaba unos días para el sustento de la familia, y otros días me iba a visitar a la gente, porque la

gente tan pobre que no tienen orientación de ningún estamento del gobierno. Entonces yo los

orientaba: Que hay que ir a una oficina, que vamos al puesto de salud, que vamos a la alcaldía...

Mucha gente enferma.

La vida del campo es muy dura, muy horrible y hay campesinos que se joden hartísimo. Gente que no

saben hablar, que el gobierno no tiene creadas ningunas fuentes para ayudarle al campesinos, nada.

Por ejemplo, yo como dirigente en épocas de campañas electorales, uno sale al campo. El PC tiene sus

dirigentes y le asigna a uno zonas, veredas, a mi me tocaban 3 o 4 veredas, entonces uno se reúne

con la gente y ... por quién deben de votar y porqué esa política le sirve al campesinado. Todo eso,

orientarlos. Hay gente que a uno le da pesar. Uno llega a algunas partes donde mira la gente

supremamente pobres. Arrastrados en realidad, sin esperanzas de nada. Mira: niños enfermos

descalzos y uno le da esa lástima. Porque uno en la lucha de nosotros, se concientiza, uno toma

mucha conciencia, y uno llega a algunas partes donde piensa: no tener uno plata, buenos recursos

para ayudar esta gente. Entonces, al mismo tiempo, uno se acuerda, por ejemplo yo, que nosotros

vivimos la misma situación. De llegarse días que no había ni panela en la casa, de tener que correr por

allá donde un vecino a que le regale caña pa pelar caña, picarla y pilarla. Los pilones son unos de

palo, le hacen un hueco y uno la machuca para sacarle el jugo y ese jugo la pone a cocinar. Ver que a

uno le había tocado eso. Por eso es que es bueno uno haber vivido esas situaciones porque uno se

concientiza.

* Estaban deseando que naciera un partido diferente.

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Como nuevo dirigente fui fundador y me nombraron de tesorero de la UP. Empezaron las campañas

de la UP y yo salí como concejal. Allá el partido desde que nació la UP, tenemos la alcaldía, la

administración. Antes de la UP estaba el PC. El PC hace muchos años existía en Colombia y está

regado en toda parte, especialmente en los campos. Cuando nació la UP, el PC fue los que pusimos la

bandera, no como dice el gobierno o los militares que la UP está conformada por guerrilleros. No, la

cogimos totalmente los civiles, cogimos la bandera y la pusimos allá. Ni amnistiados, solamente los

civiles. Desde entonces mucha gente, los liberales, los conservadores, gente sin partido, se vincularon,

conformando un partido grande. Tenemos mucha gente: evangélicos, de todo, gente que no era

comunista y que querían el cambio. Aún cuando no fueran del PC, pero sí estaban deseando que

naciera un partido diferente de amplios proyectos. Nosotros no los mirábamos diferentes y les

dábamos la misma participación como si fuera comunista. Tenían escaños en el Concejo y también a

esa gente el gobierno y los militares los tildaban como guerrilleros. Mucha gente en esta guerra

fratricida que hay en Colombia, pues llevan muchos muertos.

Había más compromiso. Y ya empezó la guerra sucia contra el UP y el PC. Y todas las organizaciones

de campesinos lógico que nosotros no podíamos dejarlas solas. Teníamos que colaborarles en una u

otra forma. Me explico: ayudarles a conseguir comida en el comercio, ir al puesto de salud, salir a los

almacenes a conseguirles comida, zapatos, ropa ya fuera de primera o de segunda. Entonces la gente

fueron mirando todo eso: que nosotros nos estábamos ampliando mucho, que estábamos

conquistando mucha gente por la forma de nosotros trabajar, muy democrática, muy participativa.

Entonces ya empezó a haber las inconformidades de los sectores de los partidos tradicionales, que

son minoría; pero no aceptaron la derrota, como la estamos aceptando nosotros. Entonces, ellos eran

mayoría, en el momento en que nació la UP, quedaron minoría. No tuvieron otra forma sino crear los

grupos paramilitares y llevarlos a las partes donde había mayoría de la UP.

Por ejemplo, yo le ayudaba mucho a la gente pobre. Cuando yo era concejal, llegaba una persona

enferma donde mí, así fuera del partido que fuera o del credo religioso; yo no miraba eso sino que

miraba la necesidad y yo le conseguía la droga. Si a mí me tocaba que se fuera a formular a nombre

mío yo lo hacía. Entonces ya se creó entonces en el pueblo una cooperativa y pidieron asesoría al

Sindicato. Y como yo hacía parte ahí, entonces me llamaron a mí como delegado. Al Sindicato de

Trabajadores del Meta o sea de Sintragrim, se puede vincular cualquier persona, agricultor,

comerciante, de cualquier trabajo. Entonces yo llegué y en la segunda reunión que habían hecho, yo

los asesoré y les pareció bien la asesoría. Acordaron regalarme una acción para que yo quedara como

socio para que siguiera asesorándolos y poderme meter a la directiva. Porque yo no podía aparecer

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en la cooperativa sin ser socio. La fundamos y entonces a mi me nombraron de administrador,

secretario general y tesorero de la cooperativa. Yo podía desempeñar todos esos cargos, pues dentro

del régimen de cooperativas, uno puede hacerlo si está capacitado. Allí, entre la cooperativa, yo hacía

el mismo trabajo que cuando era concejal: de que todas las personas podían viajar, tuvieran o no

tuvieran plata. (...)

* No les gustó porque yo estaba ganado mucha influencia.

La gente fue mirando todo eso y no les gustó porque yo estaba ganado mucha influencia. Entonces

organizaron el operativo para matarme. Los partidos tradicionales, en derrota y viendo el avance de

la UP, optaron por acabarla allá, en Vallelindo. Y, entonces, es cuando empieza una racha de

atentados y hostigamiento contra mí, a partir de este año 91. Entonces es donde el ejército empieza a

rondarme la casa todas las noches. Yo tengo una casa esquinera, cerca a la base militar,

desafortunadamente en el barrio donde viven todos los dirigentes liberales reaccionarios. Le decían a

la gente que ese hijuetantas del Ernesto hay que sacarlo vivo o muerto de este barrio. Y este barrio

debe estar libre de comunistas. Desafortunadamente, yo era el único comunista, pues, que vivía en

ese barrio. Esa casa es mía y yo no podía salir corriendo. Yo lo único que estaba haciendo era bienes

y a la gente no le gustaba que uno trabaje en esa forma.

Entonces, abiertamente empieza hostigamiento de parte del ejército. El 9 de Enero, el ejército me hace

un allanamiento a la casa, a las 10 y media de la noche. Iban el teniente y unos 70 soldados. Iba el

sargento y el comandante de la policía y unos 15 policías, dándole patadas a la puerta y tocando

duro. Y yo asustado diciendo: Aquí nos van a matar. Llevaban una orden del juzgado y comenzaron:

nos hicieron levantar a todos, cogieron la ropa y los colchones y hicieron un montón. Entonces yo tenía

una pieza que había hecho para pieza, pero entonces la teníamos como cocina, con piso natural o sea

de tierra. Y eso hicieron sacar todo lo que teníamos en la cocina, estufa, loza, todo para el patio. Y el

teniente con una pica y una pala y me hondiaron todo el piso. Habían unas gallinas en la cocina y

durmiendo entonces el teniente decía al sargento: Aquí están las gallinas pero los huevos no los

encontramos, yo no sabía a qué se refería. Cuando ya huequiaron, dejaron todo ese piso arado, el

teniente me dice: "¿A dónde tiene los fusiles?". Yo le dije: "¿Cuáles fusiles?". Dijo: "Yo tengo

conocimiento que usted tiene enterrados fusiles aquí y que esta noche la guerrilla viene por ellos". "Mi

teniente, lo que ve aquí es lo que hay aquí. Que yo sea militante del PC y de la UP no quiere decir que

yo sea de la guerrilla. A usted se le debe borrársele esa mala imagen de que la UP".

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Entonces me dijo: "Abran esa puerta" - la puerta que daba al solar -. Cuando yo abrí, eso estaba lleno

de soldados. Ellos sí entraron sin permiso. Y había unos 6 o 7 soldados que tenían un montón de

varillas como de 2 o 3 metros. Y chuzando el patio, estaba todo lleno de rotos el patio que era de

tierra. Esa noche me iban a llevar en secreto y me iban a desaparecer. Pero, entonces, me dijeron: "Y

bueno, a usted ¿quién lo conoce?". Y yo le dije: "A mí me conoce toda la gente aquí en el centro". "No

sea mentiroso", me dijo. "Bueno y porqué todo el mundo lo conoce". "Porque, aquí en Vallelindo, yo

trabajé cuando estaban construyendo el alcantarillado. Pues estuve desde el primer tubo hasta el

último, casa por casa" . Entonces dijo el sargento: "Este se nos salvó, nos echó mucha carreta y nos

convenció". Entonces, el teniente me llevó pa' fuera y me dijo: "Si usted sabe alguna cosa de la

guerrilla o algo así, cuénteme, que conmigo se trabaja bien". Le dije: "Yo no sé nada. Ni de guerrilla yo

no sé nada. Yo entro a trabajar a las 5 y media de la mañana y salgo a las 6 de la tarde. Yo no se

nada, nada. Lo único que sé es que tengo que trabajar pa' sostenerme". De todas maneras, ya eran

las 11 y media de la noche cuando se fueron. Eso fue el 9 de Enero.

Una noche, estaba afuera en el andén oyendo las noticias, a las 7 de la noche, que se acaban las

noticias de la Super. Entonces yo me paré, en el anden y me entré. Yo que me entro, cuando me dan

una ráfaga con armas y tiros. Según parece, por los tiros que cayeron adentro, eran como de pistola.

Entonces, yo me metí detrás de la puerta y no me pasó nada. Pero casi me matan. No se supo quién

era, pero lo que si se supo fue que los tipos subían de la base militar. Yo fui al juzgado y me dicen:

"No, vaya ponga el denuncio en la inspección primera". Y yo fui y puse el denuncio. Al mes de este

año, me hicieron otro atentado en el centro de Vallelindo. Yo bajaba de la cooperativa a comprar unas

valeros para hacer recibos y arrimé a la dirección del Partido, a saludar a un diputado y a otro

concejal, cuando me agarraron a tiro y me tiraron una granada que me causó el mal. Entonces de ahí

para acá, me sacaron casi muerto (...) .

Tocó que me sacaran al otro día, porque se supo que había un sicario, en la carretera, esperando para

que me sacaran y acabarme de matar. Al otro día, me sacaron a Villabo, casi muerto. Y estuve 17 días

en el hospital y después un amigo me trajo para acá pa Bogotá. Aquí estoy desde abril, estoy de

posada con mi mujer y mis dos hijos. Yo tengo otros hijos, hay una niña de 15 años, de 13 años, de 9

y de 7 años, pero en otra señora.

* De arrimado, eso es muy duro.

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En este momento, como está en Vallelindo, la gente no dice nada por miedo a una cosa o a la otras. Y

como el pueblo ya está copado de sicarios y de grupos paramilitares, nadie dice nada. Asi miren las

personas sacando, nadie dice nada.

Cuando me sacaron herido a Villavicencio, conmigo se vino ella, con el niño más pequeñito y la niña la

dejamos donde un vecino. Ella estuvo conmigo, en Villavivencio, mientras yo estuve en el hospital. Mi

esposa a los dos meses de estar en Bogotá, fue por la niña. Encontró la casa toda escarbada, la

puerta abierta, no habían dejado nada de la casa. Nosotros vivíamos todo a lo pobre. Se llevaron los

colchones, los camas de cocina se llevaron todo, todo.

Me ha ayudado mucho un amigo. La UP me dió, una vez, $20.000 y el PC me dió dos veces de a

$20.000, o sea $40.000. Ya oí hablar de la organización de desplazados, entonces llegué allá. Una

organización pobre que apenas empezaba a vivir. Me dieron $30.000 y me llevaron a la Consejería

Presidencial para los Derechos Humanos. La doctora me dió $50.000 y una carta para que fuera al

Hospital San Juan de Dios, para lo que necesitara de asistencia médica. Allá me hicieron las

operaciones y la Consejería pagaba. Me dieron el aparato ortopédico para el pié y ahí terminó toda la

ayuda.

Para mí, es algo increíble que yo esté contando el cuento. Pues, en realidad, me sacaron de allá casi

muerto, herido por todo lado. La granada esa me cogió y me dejó inválido esta pierna y este brazo.

Perdí un testículo y estoy sin poder trabajar ni nada, de arrimado. Eso es muy duro. Pero al mismo

tiempo, yo me siento contento porque estoy contando el cuento.¡Aunque sea! Y esperando a ver qué

camino vamos a coger, otra vez. Porque yo no puedo seguir de posada. La situación tiene que cambiar

y a ver qué garantías me da el gobierno, para yo volver a Vallelindo o para ver qué empleo cojo. Aquí

en Bogotá he estado en recuperación.

* Había que ponerle mano dura a la UP.

El factor de la violencia, o sea guerra sucia en Colombia, nació hace unos 6 años, más o menos por

acá, en todo el país. Es un factor directamente de los partidos tradicionales, especialmente, parece del

partido liberal. Porque el primer año, cuando nació la UP, el primer año de elecciones, el partido liberal

perdió muchos escaños. ¿Cómo decir?. Senadores, representantes a la cámara, asamblea o sea

diputados y concejales y perdió muchas alcaldías. Entonces, debido a eso, hubieron grandes

reuniones con políticos muy famosos en Colombia. En especial liberales, que se reunieron en muchas

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partes. Una fué por ejemplo en Villa de Leiva. Se reunieron y hicieron el pacto o acordaron de que

había que acabar, había que ponerle mano dura a la UP, para volver a conquistar todos esos poderes

que tenían los partidos tradicionales, especialmente el Partido liberal. Y en muchas partes, en el país,

hubieron reuniones así: para acordar la guerra fratricida contra la izquierda. Y fué así donde

inmediatamente empezó la guerra sucia. Eso no es un secreto. Eso se ha demostrado públicamente

muchas veces: ante la Procuraduria General de la Nación, ante el Presidente de la República, ante el

Ministro de Gobierno, ante el Ministro de Defensa, los Derechos Humanos, a Amnistía Internacional

y... ahí va la guerra.

Bueno, esta guerra la patrocinan directamente industriales, ganaderos, narcotráfico y en especial, los

esmeralderos. O sea, toda esta gente, reune una cantidad de plata. Entonces se conversa con los

políticos interesados en la guerra sucia y le dicen, me da tanta plata, tantos millones para acabar a

tantos dirigentes de tal departamento y de tal otro departamento. Y luego cogen a algunos militares

pa'que ellos busquen aquellas personas que van a trabajar como sicarios o grupos paramilitares y el

ejército entonces adiestra los grupos. Por ejemplo, los organiza, les da la milicia militar, los arma y los

asesora y fuera de asesorarlos, pues entonces salen con ellos. Cuando ellos van a cometer sus actos

delictivos salen, con ellos. A patrullar con ellos, a protegerlos para que ellos maten al que vayan a

matar o hagan los atentados que vayan a hacer y están protegidos por el ejército. Esto es la guerra

sucia.

Bueno. Los partidos que tiene participación en la guerra sucia, son el partido liberal en sí, el partido

conservador en algunas partes. En cuanto al Partido Comunista no hace sino defender la clase pobre

y hacer de que cese la guerra sucia, que el gobierno le de garantías a los pobres, especialmente al

campesino. La UP hace lo mismo, juega el mismo papel que juega el PC, defender al campesino, al

pobre. Mas nunca salir en actos delictivos como armar gente, organizar gente. No. Lo único que ha

hecho la UP o el sindicato es las marchas, lo éxodos campesinos, que pues el gobierno ha salido a

responder haciendo masacres a esos campesinos.

* Andan lo mismo.

El campesino es el que más sufre, porque la verdad es que en las zonas de conflicto armado, el

campesino es el que sufre mucho porque está en el medio de dos fuerzas armadas que es el ejército

nacional y la guerrilla. Y si no sufre por un lado sufre por otro lado. Si no lo matan o lo desaparecen,

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pues tiene que salir de todo lo que tiene, finca, animales. Salir con la familia, muchas veces. Si puede,

otras veces tiene que dejar la familia botada. El campesino sufre lo peor de la guerra sucia.

Y la guerrilla yo no puedo decir nada, porque yo no estado con ellos. O sea que yo les desconozco la

actividad. Oigo por la radio y la prensa que hay enfrentamientos armados, que la guerrilla hizo una

emboscada. Que yo sepa directamente no. Conozco por la radio y la prensa. No puedo decir más nada

sobre eso. Es posible que uno viviendo en la zona, sin ser guerillero, conozca la guerrilla, porque

pasan pidiendo comida. Se les conoce y se les reconoce cierto poder en la zona. La impresión que

tengo es que es más legítimo el poder de la guerrilla, para los campesinos que el poder del ejército. La

guerrilla de alguna manera pone algunas normas de conducta, castiga por ejemplo a los que se roban

el ganado.

Uno puede dialogar con guerrilleros. Pero, como en ese momento estan de civil, bien vestidos, sin

armas, pues uno ignora que sean guerrilla. Lo otro es que el campesino, sí puede dar razón de ellos,

pero no todo campesino, algunos. Y que ellos van a la casa y cuando salen por allá a la finca ellos

piden que les vendan comida. Y les venden comidas. Ese es el problema porque entonces sufre

porque los militares dicen que son auxiliadores de la guerrilla. Pero ¿qué va a hacer un campesino si

llega la guerrila a la casa y le piden que les venda una gallina?. Un campesino bien necesitado, pues

¿cómo va a decir que no les vende la gallina, siendo que si uno no la vende a ellos que la pagan bien

paga, tiene que sacarla al pueblo y venderla más barato?. Los campesinos de la zona más alejada

del casco urbano, dicen: "Sí por aquí pasó la guerrilla", ... que iban más o menos cien, que doscientos,

que iban muy bien armados, que nos asustamos porque iban todos camuflados como el ejército. O

que, por ahí, pasó un poco de gente armada que no se sabe si es el ejército o la guerrilla, porque

últimamente el ejército también anda por todos esos campos. Entonces, muchos campesinos le

cuentan a uno: "¡Uy! Por aquí pasó, que día por la noche o a tales horas, un poco de gente armada que

no se sabe si era ejército o guerrilla porque andan lo mismo".

Los campesinos se sienten muy protegidos de parte de la guerilla. La guerrilla llega a una casa es

pidiendo favores que les venda: que les venda la comida, que les venda una gallina, que les den de

pronto la posada. El guerrillero llega a una casa y si hay enfermos les suministra droga, si no tienen

plata les da plata para que vayan donde el médico a que les haga una curacioncita. Mientras que el

ejército llega atropellando al campesino, violando a las jóvenes o a las mismas esposas de los colonos

y cogiendo a las malas los cerdos y las gallinas, quemando los ranchos y amenazando a los

campesinos. Ningún campesino va a tener buena idea del ejército en esa forma, porque si uno quiere

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darse a querer de la gente tiene que hacer cosas buenas, manejar bien la gente. Si uno llega a una

parte una casa así mismo tiene que manejarlo a uno. O si uno llega presentando la familia y eso da

reputación de ella, que reputación le va a dar de uno, si uno no ha sabido actuar.

Hay que ir a Derechos Humanos, a la misma Procuraduría general de la nación y verá que uno

encuentra miles y miles de denuncias contra los militares. Yo, como Concejal, allá cuando hacíamos

cabildos abiertos con el PNR, eso la mayoría de denuncias eran contra los militares: que torturas, que

malos tratos, que dasapariciones de herramientas, de plata, que de gallinas, que de ganado. El

ejército que va a la finca y decían vean que esa finca es de la guerrilla así le estuviera debiendo al

Banco Ganadero, a al Caja Agraria, o al Incora. No interesaba la situación del campesino.

Cuando nosotros llegamos, no se oía nada de guerrillas. Nosotros llegamos en el 73. Ya la guerrilla se

oyó cuando el mandato de Belisario Betancur: que entraron en un diá_ogo, que en un cese al fuego,

que en una negociación. Entonces ahí nace la UP. Ahí se viene a oir muy públicamente la guerrilla.

Inclusive algunos comandantes salían a hacer política. Salían a los pueblos. Por ejemplo, aquí en

Bogotá, Braulio Herrera. A Villavivencio, a Granada, a hacer actos públicos en muchas partes del país.

* Sigo pensando igual, pero no participo.

Mi esposa no le ha gustado la política y yo pienso que por culpa del partido liberal en especial y un

poco del partido conservador, es que estoy así. Ellos están manejando mal el país. Nosotros estamos

ayudando a la gente más pobre a los más desfavorecidos. Protestar contra la UP o contra el partido

comunista, ¡no!. Porque, ¿qué haría yo viendo que por culpa de los partidos tradicionales los que me

tienen como estoy renunciar al PC o a la UP?. Es imposible. Lo que sí, es que he renunciado es a estar

en reuniones o manifestaciones de la UP porque en gran medida me impide el cuerpo para estar allí.

Pero que sigo como militante eso sí.

Sigo pensando igual al proyecto político, sí. Pero no participo activamente. En las elecciones de ahora

no voy a votar porque no he inscrito mi cédula aquí en Bogotá. Pero mi idea sigue siendo la misma,

seguir luchando por las clases desfavorecidas. Que actualmente estoy desvinculado totalmente, pero

no olvidado.

Veo los diálogos muy difíciles. El problema no solo es la guerrilla, sino los paramilitares y el gobierno

es sabedor y cómplice de ellos. Y los paramilitares no están en el diálogo y son los que están

hostigando y maltratando a la población. Casi no hay violencia de la guerrilla. La guerrilla se

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concentra en algunas partes donde no haya ejército ni policía. Lo que es más difícil es que el gobierno

acabe con los paramilitares. No hay salida. Ya hubo la experiencia con Belisario Betancur. La guerrilla

se entregó y el gobierno creó los grupos paramilitares que acabaron con los amnistiados.

* La ciudad es bonita pero con plata, por eso al pobre no le sirve.

Vea lo más grave es la pérdida de algunas partes del cuerpo. Pérdida de salud. Otra grave, tener que

dejar botados 4 hijos por allá que yo tenía de mi primer matrimonio y que yo les ayudaba. Yo veía

también por mi mamá y una hermana menor. Ella quedó en poder de un hermano que es muy pobre

también y que tiene un reguero de hijos. Y otra pérdida es la de todos mis bienes, ya que no puedo

volver por allá. Ventajas no le encuentro porque uno de arrimado...

Vallelindo era un pueblo con 5000 habitantes en el casco urbano y el cambio con la ciudad es total.

Por ejemplo en salud, educación y entretenimiento es mejor la ciudad. Porque ya uno mira televisión,

se comunica por teléfono. Hay bus urbano hasta por una cuadra. La educación también es mejor, pero

se necesita tener plata para todo. Y eso es muy jodido. Pero en la ciudad todo es muy caro. En los

municipios pequeños sufre uno porque no hay bus, ni teléfono, ni vías de comunicación. La salud es

restringida. Pues aunque hay centros de salud, no hay médicos ni enfermeras. Si hay un paciente

grave, se muere porque no hay atención médica. Pero para vivir es mejor: el clima, tiene uno más

confianza, puede dejar salir a los niños a la calle. La ciudad es bonita pero con plata. Por eso al pobre

la ciudad no le sirve. En cambio el campesino cultiva la mayoría de cosas y compra muy poco. Se

sufre porque hay muchas necesidades y el gobierno tiene olvidadas a muchas zonas.

* Ella se pone a llorar y a culparme a mí.

Se ha sufrido mucho. He tenido muchos problemas. Nunca jamás habíamos vivido arrimados, de que

nos dieran la comida y hasta la cobija y la cama son prestadas. Y la mujer, no sólo la mía, sino todas

en general son orgullosas. Quieren vivir en su casa y mandar en todo. Mientras que uno de posada

tiene que esperar qué quiere hacer la dueña, qué lo manda hacer a uno. Y empieza a pedir: que mijo

deme plata para esto y lo otro. Y uno no tiene. Yo he tenido problemas con mi esposa por eso. Ya viví

la experiencia de que ella destragada por todo lo que sufre dijo: "Yo me voy para Vallelindo". Y se fué

con los dos niños. Pero no peliamos. Ya hace un mes de eso. Allá duró como mes y medio. Pero, en

seguida, la boletiaron, que tenía que desocupar el pueblo o que si no la mataban. Que la tenían en la

mira y que no la dejaban volar hasta que yo no apareciera. Ella tuvo que salir en una volqueta, con el

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niño y tapada con unos plásticos y dejar la niña donde unos vecinos. Los sicarios le decían que ella

estaba fichada y que para salvar la vida yo debía aparecer. Ella pudo volver aquí. Y ahí estamos sin

saber qué hacer... No hay forma de volver. Debemos olvidarnos de todo lo que dejamos allá y bregar a

ver cómo trabajamos y nos organizamos aquí.

Donde estamos viviendo, nos llevamos bien. Nosotros procuramos ayudar en la casa y hacer las

compras entre los cuatro. Yo procuro estar en la casa y ayudar y también estar con los niños. Yo

briego a no estar en la casa a ratos y salgo 2 o 3 horas al día con los niños. Eso hace más fáciles las

cosas porque uno se aburre encerrado. Ella, en cambio, sí tiene que estarse todo el día en la casa. No

sabe moverse por la ciudad. Por eso se pone aburrida y de mal genio. Imagínese todo el día adentro. A

veces hablamos de los problemas allá y de lo que vivimos ahora y qué podemos hacer.

Nosotros poco hablamos de los problemas, porque, cuando lo hacemos, ella se pone a llorar y a

culparme a mí. Entonces, yo le digo: "Mi amor, no hablemos de eso que usted no resiste hablar de eso,

olvidemos. Estamos viviendo mal, pero algún día podremos vivir mejor". Pero ella sí recuerda mucho

toda su vida de allá. Y habla con las vecinas: que del fundo, que mi niña por allá botada, que sin tener

trabajo, que mi esposo casi inválido. A mi me da mucha lástima de ella, pero yo ¿qué puedo hacer?.

Ahora ella piensa ponerse a trabajar. Pero el problema es entonces ¿qué hacemos con los niños?. Y

que aquí la vida en Bogotá es muy cara, los arriendos y todo. Y con lo que ganan las empleadas

domésticas no alcanza para nada. En última instancia, me tocaría a mí cuidar de los niños mientras

yo puedo trabajar.

Los niños como están pequeños poco dicen de lo sucedido. Extrañan la casa y sus juguetes. Otra cosa

es que en la ciudad hay muchos juguetes y ellos se provocan. Que papá una monareta, que una

muñeca grandota y uno no sabe qué hacer porque no se la puede dar. Ellos son muy antojados: que

papá un yoyo, que una gasesosa, que una paleta. Es como para uno enloquecerse. Pero uno tiene que

analizar, sacar conclusiones y mirar que son situaciones que tienen que ser así. Como uno ha sido

pobre siempre, tampoco le da duro. Claro que perder todo, todo lo que tenía es muy duro. Mi mujer

mantiene con dolor de cabeza, pero ¿qué se le va a hacer?.

* Hay que soportar...

Yo pienso que los bienes ya se perdieron totalmente porque la gente ya no va a la casa por temor que

los amencen si los ven administrando. ¿Vender? Nadie va a comprar en una región de esas tan

violenta. ¿Cuidar? Nadie se va a hacer cargo de eso. La tierra sí por ahí la trabajara la gente. Y la casa

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pues seguro por ahí los sicarios se adueñen de ella. Porque así ha pasado en esas regiones del país

donde ha habido guerra sucia. Donde ha habido desplazados por la guerra sucia, los sicarios se

apropian de los bienes que uno deja botados.

No sé qué irá a pasar conmigo. Yo no sé sinceramente. Le he echado cabeza y pienso ponerme a

trabajar en Bogotá. Lo que más he pensado es meterme de celador o también pienso administrar una

finca, cualquier finca. Son problemas muy grandes que uno sabe cómo resolver. Pero vea, uno tiene

que sortear las cosas. Si son buenas, pues vivirlas. Y si son malas, también. Porque, ¿qué hago yo con

ponerme de mal genio, o aburrido o grosero?. Uno tiene que mostrar la misma cara que cuando está

por las buenas y compartirlo ¿no?. Hay que soportar...

Ella habla con algunas vecinas, pero no de eso. Los únicos que saben de nuestra situación son los

señores de la casa. A los demás, les decimos que lo que a mí me pasó fué un accidente. Allá en la

casa, hay otra inquilina. Pero con los que convivimos no han tenido actitudes feas. Han sido

solidarios.

Yo le digo a ella que tenga cuidado con lo que dice. Porque alguna vez dijeron que éramos guerrilleros.

Porque la gente de aquí ignora muchas cosas. En la ciudad, no se conocen bien las cosas. Todo se

cree que es guerrilla, que la violencia es guerrilla. Pero no saben que hay paramilitares. Ojalá las

Fuerzas Militares asumieran la actitud que tiene la guerrilla en su trato con los campesinos.

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PABLO, JULIA, PEDRO, ROSA Y DIANA. UNA HISTORIA COLECTIVA DESDE LOS NIÑOS

Nos encontramos en el paradero de un barrio, de los últimos del suroriente de Bogotá. Eran

cinco niños de 6, 10, 11, 12 y 14 años. Muy animados, querían que jugáramos y se

interesaban por conocer cosas sobre mí.

El día anterior había conocido a uno de ellos, quien acompañaba a su papá a la oficina de

una organización para gestionar un proyecto de producción. Hablé por algunos momentos y

aunque fué muy amable, noté cierta desconfianza por comentarme las razones de su venida

del LLano. Una vez acordada la visita y ya en su casa, fué notable la diferencia en la

conversación. La relación era más abierta y se extendía a sus hermanos y primos.

Con el fin de lograr más intimidad, nos fuimos hacia la loma detrás de la casa y allá, en medio

de una mezcla de brisa y sol, empezamos a conversar. Sus caritas se animaban con las

preguntas. Obviamente, la grabadora fué una fuente de novedad y entusiamo. También

pintaron y, uno de ellos escribió, una carta, con lo que expresaron a través de otros medios,

su vivencia del problema de desplazamiento, en su pasado y en su presente.

Sus historias se mezclan pues en algún tiempo convivieron. Sus recuerdos comunes les

lllevaban con frecuencia a hablar al tiempo, a corregirse y a precisar hechos. Los mayores

fueron más calmados y tímidos para contar sus vivencias. Los menores, especialmente

Rosa, tomaba a veces la palabra para expresar, con énfasis y cierta mezcla de defensa y

heroismo, los hechos ocurridos.

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* Nos tocó irnos más pa'bajo...

Nosotros vivíamos todos juntos, pero hubo problemas políticos de mi papá y nos fuimos de ahí del

pueblo. Nos tocó irnos para más abajo. Entonces, en ese pueblo, supo el ejército que nosotros

estábamos ahí y nos tocó seguir más pa'bajo. Mi tía no quería echar más pa'abajo. Entonces se

vinieron para aquí, pa'Bogotá. Era en Kuikura, vivíamos ahí. Los problemas políticos pues era porque

mi papá era de la política,¿ya?. El era dirigente de la política, del Partido Comunista. Entonces el

militarismo llegó allá y tin. Entonces de una vez lo portiaron pa'matarlo. Entonces no quisimos vivir

más en ese pueblito y nos fuimos para más abajo, donde nos habían dado arriendo. Nos fuimos:

todos mis abuelitos, mis abuelitas y mis tíos. Es que nosotros, por lo regular toda la familia casi, ha

sido política, del Partido. Entonces por eso nos tocó irnos de ahí. De Kuikura, nos fuimos para una

finca que se llamaba Los Paranás y de ahí nos fuimos pa'abajo, pa'donde unos amigos que también

eran políticos como mi papá. Ahí nos estuvimos unos años; de ahí mi tía cogió y se vino para acá.

Entonces nosotros también nos recogimos y nos fuimos más pa'bajo, para el Riachuelo. Y entonces pa'

venirnos pa'acá, no podíamos salir a Nemqueteba, ni otra vuelta a Kuikura, ni a ninguna parte.

Entonces nos tocó irnos pa' Bacatá, allá abajo a coger el avión. Ahí duramos unos días pescando,

mientras cogáimos una tonelada de pescado. Después mi papá vendió el motor y vendió el pescado

pa' podernos venir.

Nosotros teníamos unos arrienditos. Mi papá y mi mamá tenían ganas de sacarnos de allá, porque

decían que criarnos en el monte como se criaron ellos era muy difícil. Entonces tocó regalar la finca,

venderla por lo mínimo, una finca grande !uff¡... Más o menos, tenía su platanito y yuquita. El solar sí

era bien grande, Tenía como una hectárea, más..., como dos. Ahí sembrábamos. Nosotros

ayudábamos a nuestros papás a pescar, para la comida, pues no había carne ni nada. Nos tocaba ir a

pescar con mi papá, a veces nos tocaba ayudarle a sembrar el plátano.

* Algunas vivencias de la violencia

Un día que mi papá se fué con mi tía y otros compañeros para Kuikura, y yo no sé... La policía los

atacó y mataron a dos, por problemas de la política. Hirieron a uno, porque el otro murió en efecto. Y

entonces, otro compañero que se llamaba Juan, se miró con las tripas afuera y, para no sufrir más, se

pegó un tiro en la cabeza y murió ahí. (...) A otro compañero, lo metieron en Villavicencio en la cárcel.

Ese mismo día para que no pudieran coger a nuestros padres, nos tocó salir corriendo. Cogimos cuatro

mudas de ropa para cada uno. Porque, nosotros del afán para que no nos cogieran, nos tocó dejar

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todo y salir a correr para una finca. Entonces ahí el ejército nos persiguió. Para asustarnos, eso

disparaban al aire. Nosotros llorábamos del miedo.

Otra noche, sufrimos mucho nosotros, porque llegaron dos soldados a la casa, a joder a mi papá.

Entonces, nosotros nos fuimos por allá para un cañito y nos tocó llevar la cama y todo, y dormir

pu'allá. Y, al otro día vinieron, y nosotros estábamos ahí. Y nos tocó subirnos al monte, y esa vez

querían bombardear, porque se bajaban y tocaban la chocita ahí donde nosotros vivíamos, con los

helicópteros y se bajaron allí en el internado donde nosotros estudiábamos. Se vinieron corriendo a

encontrar a mi papá, pero él ya no estaba ahí.

Nosotros estuvimos en un internado con profesores. Como teníamos la casa cerquita del internado,

entonces nosotros estudiábamos de día allá y luego íbamos a la casa. Casi todos los niños vivían

internos. Pero mi papá como estaba muy mal en ese tiempo - todos estábamos mal - entonces mi papá

no podía pagar el internado. Allá nos consideraban a nosotros. Ellos mismos miraron que como mi

papá era de "eso". Un día los persiguieron, hasta que por fin los cogieron y los encarcelaron en Cuzco.

A ellos los tienen en una lista dizque pa'jodelos.

A él le fueron cogiendo rabia desde una vez que mi papá se emborrachó y entonces se vino para la

casa. El tenía un revólver y entonces un poconón de policía se vino a quitárselo y mi papá no se dejó.

Entonces se tiró por la ventana y se metió a la pieza. Entonces la policía le fue cogiendo rabia a él y a

todos los compañeros que andaban con él.

Nosotros éramos muy pequeñitos, porque eso hace como cuatro años. A mi me dolía porque los

compañeros querían era ayudar a la gente. Entonces la policía empezó a bombardear y a perseguir

(...) Hasta, por último, tiraban esas granadas y sonaban, nosotros del miedo llorábamos. Eso era como

la película de Rambo. Bombardeaban con helicópteros, sí señora. Con esas armas grandes que se

llaman M60, botaban ráfagas sobre la tierra. A la gente que iba por el agua cruzando, eso le botaban

ráfagas a la otra orilla, para que no pudieran cruzar. Y le hablaban con un micrófono, que si cruzaban

que perdían la vida.

Inclusive a gente campesina que no tenía nada que ver, los mataron. Mataron como a siete, que

encontraron la canoa al otro día, flotando y fueron a ver y las personas ya estaban muertas.

Entonces, lo que nos duele a nosotros es por qué, por ese partido ayudar a los que necesitaban, los

querían destruir. Por eso nos tocó alejarnos del Llano. Por eso es que estamos resentidos con la

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policía. A toda la policía no, porque ellos no tuvieron la culpa, pero sí a los que fueron e hicieron eso,

les tengo como bronca. Porque, para qué, si mi mamá y todos los compañeros querían ayudar era a la

gente. Ahí mismo los cogieron a bala, entonces eso no es justo. Esa vez, por ejemplo, que hubo un

incendio, fueron a echarle agua y cogían canoas para echar agua y de una vez los encendieron a tiros.

Entonces por eso es que ya nadie quiere ayudar. Porque si encendieron a tiros a unas personas que

querían ayudar, entonces cómo será unos que no quieran ayudar.

La diferencia entre los que eran del Partido y los que no, era porque los del Partido se mantenían

perseguidos por la policía, para acabarlos. Sí, la policía siempre estaba persiguiendo a mi tía, a mi

mamá. Entonces era a toda la familia... Los del Partido son mucho más amigos, son mucho

amiguísimos con la gente del monte o sea de la guerrilla. Entonces por eso es que la policía le tiene

miedo.(...) Entonces a mi papá le tocaba hacerles mandados a ellos en el motor. Por lo menos, traerles

ropa para ellos. Sí, y ayudándolos cuando los herían también. Entonces, la policía les cogió rabia y

fué con ellos que se desquitaron cuando vinieron. Iban detrás de la guerrilla y mataban campesinos.

Los agarraban y los torturaban. Le decían que si no cantaban, es decir, si no hablaban de la guerrilla,

entonces les chuzaban los dedos.

Esa misma vez que nos encendieron a tiros, llegó la guerrilla y nos cogió a todos los niños y nos llevó

a la casa de ellos. Entonces, por eso era que la policía decía que todos los del Partido Comunista eran

unos guerrilleros. Por eso nos tenían odio. Llegaron y cogieron a la guerrilla y también la querían

matar; pero ellos nada más nos querían era ayudar. Porque ellos nos veían a nosotros llorando. En la

casa, había un chigüiro que era para la comida, y cuando la policía lo encontró llegó y lo apuñalió y le

echaron barro por dentro, le echaron de todo para que no lo pudiéramos comer. Cuando llegamos a la

casa no había nada. Entonces los guerrilleros nos llevaron gallinas para que matáramos y nos

alimentáramos. Porque todos estábamos llorando de hambre.

Después, llegó la noche y los del ejército empezaron, nuevamente, a encendernos a tiros. Y volvimos a

caer a los cafetales. Llegaron y sacaron el micrófono y decían que salieran de ahí parrandas de...

bueno, ya sabe qué... hijueputas. Nadie salía, todos estábamos en los matorrales. En eso, iban

bajando unos campesinos y empezaron a tratarlos mal. Los cogieron a bala y les tiraron granadas -al

agua,¿no?-, y cogieron una pistola y los mataron a todos. Llevaban un bebecito, casi recién nacido, y

lo mataron también.

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Por eso fue que nosotros nos salimos de ahí. Porque a nosotros y a los papás de nosotros, les daba

mucho miedo. Porque los soldados ese día dijeron que ellos -nosotros éramos los pequeños- tenían que

acabar con todos los huevitos, que eso no, que qué hijuemadre, que los pequeñitos no tienen la culpa.

Un señor que era comprensible dijo, no, pero por qué a los pequeños y también lo fusilaron . Y, otra

vez, sacaron el micrófono y dijeron que así estuvieran donde estuvieran nos iban a matar a todos (...)

Decían otra vez que nos iban a matar a todos, así fuéramos chiquitos. Entonces unos campesinos que

iban pasando, nos llevaron de comer de todo. Porque nosotros somos muy amigos de los campesinos.

Entonces desde allá, nos tocó dejar abandonado todo porque ellos casi nos lo incendian, y lo único

que pudimos sacar -ya le dije- cuatro mudas de ropa.

Los guerilleros eran muy amigos de nosotros. Por lo menos, el día que miraron que nos iban a

bombardiar la casa, entonces vinieron y nos echaron a todos en la canoa y nos llevaron. Y, ese día,

nos miraron mal de ropa y mandaron a unos de civil y nos trajeron ropita. Porque ellos son muy

buenos y hay que agradecerles. Ellos son personas buenas, porque nosotros cuando estábamos allá

en la finca, ellos llegaban y jugaban con nosotros a "las lleva". Cuando se iban los padres de

nosotros, ellos iban era a entretenernos porque lo que hacíamos era llorar. Porque, a cualquier

momento, de pronto esperábamos la muerte de mi padre o de nosotros. Ellos se compadecían de

nosotros, nos llevaban de comer. Y los guerrilleros cogió cada uno, mocharon sus pantalones por la

mitad y las camisas y nos abrigaron a todos, cogían sus sacos y nos lo ponían a nosotros.

Los del Partido lo que hacen es ayudar, no darnos por la cabeza. Por lo menos Gaviria, él solo es

promesas, promesas pero nada que cumple. Lo del apagón, yo creo que si fuera el Partido, ya nos

hubiera resolvido ese problema. Pero, claro, como cambiaron de presidente, ahora se la echan con las

petacas. También lo del horario. Por lo menos si le toca trabajar a gente a las cinco de la mañana, le

toca levantarse es a las cuatro, porque cuando son las cuatro ya son las cinco en la hora Gaviria.

* Lo que más extrañamos del LLano.

- Pablo: Por ejemplo aquí, si uno va a hacer una fiesta, ahorita que cumplió años mi tía, nosotros

fuimos a esa fiesta. Nos invitaron y estuvimos todos en esa fiesta. Si estuviéramos por allá en los

Llanos y mi papá tuviera los motores, y nos íbamos por allá a la playa a bañarnos y la pasábamos

bien chévere todo el día. Si señora. En cambio aquí, en Bogotá, ya no puede hacer uno lo mismo

porque no hay playas, no hay río, ni nada. Tocaría en el río Tunjuelito.

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- Pedro: Además uno aquí va a comprar un platanito: 100 pesos o 50. En cambio en el Llano "Mire

vecino, por qué no va y se trae unos cinco o siete racimitos de plátano" Y a uno no le costaba allá

porque el pescadito, el plátano y la yuca le rendía allá. Lo único que tenían que comprar era por ahí

media arrobita de arroz, así. Pero era muy fácil la vida allá, porque cuando no había carne iba y

pescaba al río; pero aquí le toca aguantar todo lo que uno quiera.

- Rosa: Lo que pasa es que a nosotros desde pequeños nos enseñaron a pescar, ¿cierto?. Entonces,

nosotros cogíamos siempre para ayudar. O sea, mi mamá se hacía a un lado y nosotros al otro.

Sacábamos bocachico, lo que encontráramos. Los campesinitos que tenían vaquitas nos daban leche.

- Julia: Yo lo que más me acuerdo es que, a pesar de ese tiempo que nosotros vivimos, a veces la

pasábamos muy chévere. O sea, jugábamos todos, grandes y pequeños y hacíamos unas rondas y

nos divertíamos.

- Rosa: Por lo menos, uno aquí no tiene tantos amigos. Aquí los amigos no van a dejar el trabajo

pa'recochar con los niños. En cambio por allá, los dos finaditos se reunían y se ponían a jugar con

nosotros, y nos llevaban a la playa. Y cuando los papaes de nosotros no estaban, hacían comida para

nosotros. Ellos eran del Partido y no de la guerrilla.

- Pedro: El Llano era bonito, animales sí había.

- Diana: Aquí no me siento contenta, hace mucho frío. Aquí, hay muchos rateros.

* La diferencia entre el Partido y la guerrilla

Pues que la guerrilla tiene que peliar con el ejército, en cambio el Partido también, pero no tampoco.

Porque es que la guerrilla tiene mucho más armamento que el Partido. Porque el Partido lo único que

dan es una pistolita. En cambio la guerrilla carga armamento de sobra, entonces ya le queda más fácil

cubrirse. Pero el Partido y la guerrilla son como aliados en contra del ejército.

* ¿Por qué pelea el ejército con la guerrilla o con el Partido?

- Pedro: La pelea es porque los soldados enemigos van al campo y a ellos no les importa agarrar la

finca y bombardiar. Un día un señor tenía una finca, una hectárea de maíz, la tenía ya pa'coger y era

pobre y le bombardiaron todo eso. La coca, todo eso lo bombardiaron. De ahí los guerrilleros dijeron

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que tenían que armar una pelea para defender, que no se iban a quedar callados y ahí fue que

tuvieron una pelea entre ellos dos.

- Pablo: Mi papá me explicó que era que cuando descubrieron a América, era que el ejército agarraba

a todos los campesinos y era a matarlos21. Que el ejército cogía los niños, les quitaban las cabezas y

las colocaban en palos. Entonces así dependió la guerrilla, dependió por ahí para defender a los

campesinos. Cuando la guerrilla fundó otro militarismo, entonces le paró tanta matadera de gente al

ejército.

- Rosa: El ejército quiere es solo para ellos, no para todo el mundo. Entonces el Partido y los

compañeros de nosotros quieren que Colombia tenga su parte. Yo creo que ellos pelean, bueno

peliamos ¿no?, porque el Partido construye y el ejército destruye. Por lo menos, ayudan a los demás, a

levantar por lo menos una casa. En cambio llega el ejército y en un momento acaban lo que ellos

hicieron.

- Pablo: Aquí en la ciudad eso no pasa porque es que aquí por lo menos llegan matar a un compañero

y se hace escándalo. En cambio, por allá en el Guaviare matan a uno y por allá al mes ya saben quien

lo mató, los soldados. Y cuando van, encuentran a la familia todos muertos. En cambio aquí le hacen

escándalo, le echan la culpa a los sicarios, que los sicarios comparten con los soldados. O tal vez por

lo que aquí es una ciudad, en cambio el campo es el campo. Por lo menos en el campo bombardean y

matan es animales. Aquí no pueden hacer lo mismo porque aquí si matan una cantidad de gente.

* ¿Cómo fué que nos vinimos?

* Nosotros primero vivimos en Kuikura. De ahí nos fuimos para Maracaibo. De ahí nos fuimos a una

finca y ahí el ejército se dió cuenta que estábamos ahí y entonces nosotros nos pasamos a otra finca.

Y ahí sí, se reunieron toda la familia y decidieron que mi tía se viniera para acá. Se vinieron para acá

y, después de ellos, un día, llegaron con la falca grande y embarcaron todo lo que tenía de trastiar y

se fueron para Cuzco y ahí está mi abuelita. Nosotros si seguimos pescando y pescando, hasta que

pescamos hartos y vendimos todo lo que teníamos y así nos pudimos venir. En ese mismo caso, hay

otro tío que está en la finca encerrado, no puede salir.

21 El niño, a partir de la explicación de su padre, hace una curiosa mezcla de dos acontecimientos históricos: La llegada española a América en el siglo XV y la violencia bipartidiosta de los años 50.

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Ya resolvimos venirnos. Nos vinimos en avión desde Bacatá. Teníamos $150.000 y el trasteo nos

costó $ 100.000 hasta Villavo. Llegamos a Villavo y de ahí, gracias a Dios, que no gastaron tanto.

Nosotros nos quedamos estudiando donde una tía. Después nos dijeron que mejor que nos

viniéramos, porque si íbamos a sufrir, sufríamos todos, como habíamos sufrido tanto. Entonces mi

papá todo asustado porque ya nos quedaban $20.000 y para la comida y todo, el estudio. Gracias a

una compañera que le buscó trabajo aquí, pero eso no le da tanto resultado. El lo único que hace es

celar y cien mil pesitos. Mirar que pasen los carros y nada más, tiene que estar pendiente de la otra

volqueta....

Trajimos unos platanitos, unos pescados para la familia de nosotros de aquí de Villavicencio, y ropa.

Poquita, porque no teníamos harta, pa'qué decir que teníamos harta. Nos tocó traer toda la locita,

porque todo lo mal que veníamos y pa'comprar loza, ahí si nos llevaba el diablo.

Nos vinimos porque un mismo tío quería matar a mi papá. Un mismo tío de él. No era enemigo, era un

sicario. Los soldados le daban un millón por la cabeza de mi papá. Sicarios. Porque lo que existe es

que el ejército hace tiempo está dando un millón por matar a mi papá. Entonces nadie se le ha querido

medir a ese trabajo. Entonces le dijeron a ese señor, el ejército no sabía que el señor era primo de mi

papá. Entonces él quiere matar a mi papá por la plata. Cada nada iba a la casa a preguntar por él. Mi

mamá un día le metió mentiras: "No, él está es en Cuzco". El se fue y convidó a mi mamá. Bueno,

váyase usted adelante que yo me voy a los tres días. Mi mamá pensó, si no lo encontraba se

desquitaba con ella. Un señor le salvó la vida a mi papá, porque él fue y embaló el motor y fue a

recoger a mi papá por allá arriba. Le tocó saltar alambres y todo.

Es que el ejército primero daba un millón de pesos y, como vieron que nadie, dos. Tampoco. Tres

millones de pesos y ahí sí se los dieron a él. Y por eso anda buscándolo. Aquí en Bogotá mi papá no

corre mucho peligro, es más fácil esconderse. En Villavo tenía un amigo de la guerrilla y se voltió,

ahora es soldado, por eso le tocó venirse de Villavo.

Nosotros llegamos primero donde mi tía allá en Villabo. Luego mi papá fue y nos recogió. Fue que mi

tía era muy mala con nosotros. Nos humillaba mucho. Es que nosotros teníamos una hermana por

parte de mi papá. Ella le dijo a mi mamá que nos dejara donde ella, pero ellos no quisieron y nos

dejaron donde esa tía y empezamos a sufrir más. Luego nos vinimos para acá. Aquí en Bogotá

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llegamos donde otra tía, pero sólo duramos un día. Mi papá consiguió rápido trabajo. Papá se quiere

salir de aquí porque eso lo humillan mucho.

* Nosotros nos venimos fue por el estudio. Entonces mi mamá se quiso venir por eso y por no sufrir

más. Nosotros somos cinco, tres hermanos, la mayor tiene 15 años. También porque, a mi mamá,

todos se reunían y le decían: "No, a usted la llegan a matar y ¿sus tres hijas?". Entonces nosotros nos

vinimos. Nos íbamos a venir en esos días. No nos podíamos venir porque teníamos ahí unas vainas

(corotos, trasteo), una cosecha para no aguantar acá hambre. Pero nos tocó quedarnos otra semana

ahí, porque el ejército fue y se paró en Nemqueteba, donde nosotros íbamos a coger el avión para

irnos. Entonces se paró dos semanas y nosotros nos quedamos dos semanas allá. Allá fueron y

sacaron los micrófonos y gritaban todas las vulgaridades que usted se imagina. Mi mamá decía: "No,

nosotros no nos podemos ir, porque ahí está el ejército". A las dos semanas cogimos la canoa, íbamos

con ellos, nos iban a acompañar. Nosotros que bajamos de la canoa y el ejército que nos enciende a

tiros. Entonces nos tocó otra vez caer a la canoa. Como siempre nosotros cargábamos ahí una vainita

de acero que se parece a una casa-camping, que nos servía a todos. Entonces nos tocó arrancar y allá

nos tocó esperar otro año porque el ejército siempre volaba en ese helicóptero y no podíamos prender

ni una luz ni en el día. "Parranda de hijueputas, los vamos a encender a tiros", nos gritaban así. A

todos, hasta a mi abuelito lo humillaban. Eramos como veinte. Los guerrilleros nos cubrían a nosotros.

Los papás nos gritaban: "Súbanse a los árboles", y se cubren. Como teníamos esa vainas de hierro

que parecían escudos, entonces nosotros nos subíamos con eso. Solo los niños. Ellos se quedaban

abajo frentiando. Y grítenos vulgaridades. A mí se me cayó el escudo y casi le pegó a un señor del

ejército.

Después nosotros cogimos un avión en Nemqueteba y llegamos a Villavicencio. Ahí duramos como un

mes. Nosotros entramos a estudiar por ahí como a medio año, en Bogotá. Empezamos a estudiar y ahí

fue que hice quinto. Nosotros llegamos aquí (Bogotá) donde un tío, un hermano de mi papá; pero no es

del Partido. Ellos son hermanos y se quieren mucho. No nos cobraba arriendo. No nos dejaba pagar

los servicios. Bueno, nos salimos de ahí de la pena, porque ellos no aceptaban que nosotros le

pagáramos. Duramos donde mi tío Pascual como un año. Después nos vinimos para donde mi tía,

para allá detrás de esa loma, hace como tres años. Pagamos arriendo $38.000 más servicios. Es una

parte del primer piso. Como tenemos un negocio, vendemos cerveza es una cigarrería. Sólo de la

tienda no podemos vivir, porque eso da muy poco. En estos momentos, mi papá no tiene empleo. El es

mecánico, conduce, le jala a lo que sea. Más o menos ha encontrado trabajo, ahora tiene un carro

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pa'arreglar. Mi mamá atiende el negocio. En el negocio no nos ha ido bien, eso casi no da. Todos

estamos estudiando. En tercero, en quinto y en octavo

¿Cómo nos sentimos en Bogotá?

* Estamos aburridos porque en Bogotá no es lo mismo como el Llano. Es que acá lo aburrido es que

roban. Pero a mi lo que me da ira es que en vez de pedir limosna se ponen a robar. Y en el Llano no

roban.

* En la ciudad uno lo pasa mal. Porque por lo menos mi papá nos manda a estudiar y en la semana se

gasta $ 3000. Son $600 diarios para el transporte y el recreo. Nosotros les ayudamos vendiendo

empanadas. Mi papá gana como celador $100.000. Estamos haciendo una casita y eso no más ya

metió lo del sueldo. La otra semana va a comenzar a trabajar y él va a hacer huecos y nosotros vamos

por la mañana a ayudarle a cargar arena, por ahí nos ganamos $200.

* Por lo menos en el Guaviare no nos afanábamos por la comida. Es que aquí es muy difícil ir a

conseguir comida. ¿Dónde? ¿En el río Tunjuelito lleno de basura?. En cambio nos íbamos todos niños

y adultos, no íbamos a pescar y sacábamos por lo menos 5 libras.

* Otra cosa jarta es la violencia. Tantas niñas violadas. Eso también es un martirio. Lo

emburundangan a uno y lo violan

* Lo jarto aquí es que uno no puede andar como en los Llanos, en otros solares, aquí todo tiene que ser

a bus.

* También es difícil tener amigos. Por lo menos los papaes le dan a uno para el recreo y uno por bueno

va y le presta 50 pesos. Cuando un día que el papá está mal, bueno mijito váyase y aguántese, y

cuando uno pide ahí si no le dan. Las amistades son muy interesadas. Hay amistades pero malas.

* Es que en el colegio hay niños y niñas que el papá les da harta plata y pasan junto a uno y lo

humillan. Que día, a mi me dio pesar con una niña que no le daban plata y la llevaban a pie hasta el

colegio. ¿Sabe que hacía?. Cogía los chicles del suelo y se los comía. Y a Yamile le daba tanto pesar

que sacaba los cien pesos y tome, váyase compre esto y esto. Y ¿cuándo hacen eso con uno?.

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* Con los vecinos nos llevamos bien, pero ellos no saben nuestra historia. Si uno se pone a contarle a

la persona eso no le creen

¿Cómo vemos el futuro?

* Es que en el Llano mi papá tiene muchos enemigos. Me gustaría irme para otra parte del Llano.

* Yo pienso que me gustaría vivir aquí, pero en una casita bien encerradita. Que mi papá consiga

trabajo. Que no tenga que sufrir tanto como aquí: que todas las noches aguantar frío.

* A mi me gustaría ser doctora y pertenecer al partido que pertenece mi mamá. Ayudar a toda la gente,

irme al Llano. A curar a la gente, pero en otra parte. Porque a mi Bogotá, que me guste, me guste, no.

* No nos gustaría ser de la guerrilla porque eso es muy sufrido. No puede bajar uno al pueblo.

* A mi no me gustaría prestar el servicio militar.

¿Cómo nos sentimos con todo lo que nos ha pasado?

* A veces tenemos pesadillas. Que habían cogido a mi tío y lo habían cercionado. Le habían quitado

todo del cuerpo, entonces lo habían colgado así. Yo una vez me soñé que un finadito había vuelto

(como en cuerpo ajeno), entonces llegó a Bogotá y nos encontró y nos apuñaló a todos. Yo lloro.

* Yo no lloro, sino que me da aburrimiento.

* Yo recordaba mucho en la finca de los waunanas cuando mataron a él, que era horrible, que con las

tripas afuera y con sangre ya en la boca. Yo me la mantenía llorando.

* Uno lo tiene en la mente, un pensamiento. Es como si uno mantuviera siempre la imagen ahí en la

cabeza.

* La única forma de desahogarme es a contarle a alguien.

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* Nuestros papás no nos explicaban mucho sobre esas cosas de la guerrilla. No tenían tiempo para

explicarnos, porque a ellos los perseguían. Ellos nos iban a explicar y ahí mismo llegaban disparando

y todo y ahí sí no podíamos.

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FELIPE

Bonachón, con sonrisa de buena gente, Felipe, un hombre menudo originario de Santander, va

conversando con fluidez. Es difícil relacionarlo con la dureza de los sucesos que relata: con la

dureza de las armas. A partir de toda su historia, una esperaría que no sonriera. Pero no se

nota amargura, ni resentimiento. Con él, fue posible tener una percepción clara y sincera, no

solo de los acontecimientos que rodearon el desplazamiento de los Llanos, sino de la

incidencia de los partidos políticos, en especial el Comunista, en la atención a los

desplazados. Se notaba honestidad y lucidez en los análisis que realizaba, fruto, sin lugar a

dudas, de una larga experiencia y reflexión. Al mismo tiempo, que el reconocimiento de la

fallas, brillaba, durante la entrevista, el ferviente deseo de que el PC, como fuerza política

volviera a tener auge y reconocimiento: la mezcla del desencanto y la imposibilidad de dejar

de creer en algo que ha sido toda la propia vida.

Felipe tiene cerca de 40 años. Es separado y tiene dos hijos, un niño y una niña. Actualmente

vive con su hija y se dedica a algunos negocios.

Salió, a los 15 años, de su casa, en un pueblito de Santander y migró al Quindío como

jornalero. Al mes, se va con un amigo para el LLano, donde está la familia de éste. Trabaja

luego en una hacienda como "mensual de finca". Se retira a los tres años. Siembra algo de

marihuana y coca, pero le va mal porque los socios le roban, lo estafan y el precio cae. Se

vincula más de lleno al Partido Comunista como dirigente regional y luego sale como concejal

de la UP.

En apoyo de una invasión, es atacado y herido en un enfrentamiento con el ejército y

apresado como supuesto guerrillero. Sale en libertad y se ubica en Bogotá, con la ayuda de

unos amigos. Posteriormente, viaja a la Unión Soviética a terapia y descanso, dentro de un

programa de cooperación con la Unión Soviética. Luego, se vincula a una organización de

desplazados que entra en conflicto con el PC. Finalmente se vinculó a un proyecto de

economía solidaria.

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* Arrancamos para el Llano.

Soy oriundo de Santander del Sur. De una familia bastante humilde, campesina. Nos criamos en el

campo, en una pobreza verraca; porque yo por ejemplo, me crié sin padre. Mi mamá y mis hermanos

mayores fueron los que nos levantaron a mí y a otro pequeño. Eramos 10 de los cuales ha muerto

uno; quedamos nueve, 4 hombres y 5 mujeres. Mi mamá no me pudo dar estudio. Yo estudié hasta

2o. de primaria y pues, ya cuando empecé a poder hacer algo, entonces me tocó empezar a trabajar.

Pero yo era de los más rebeldes en la casa, según me dicen (...).

Ya iba a cumplir 15 años, cuando decidí irme del todo de la casa. Pero ahí sí no me volé, sino fuí y le

dije a mi mamá que yo me iba. Entonces mi mamá se puso a llorar. Yo antes había estado en el

Quindío, por allá con unos familiares, con un tío. Y se me ocurrió, ya aburrido de la situación

económica en que estaba,irme a coger café. Y arranqué. Cogí un bus y vine aquí a Bogotá y luego para

Armenia. Allá me encontré con un muchacho del Llano, un muchacho llamado Mariano (...) y bueno

nos hicimos amigos. Dijo: "Hermano, si quiere vámonos para el Llano. Allá está mi papá, mi mamá,

mis hermanos y en fin y yo creo que ellos con usted la van a ir mucho". Duramos un mes. Cogimos

café para los pasajes y arrancamos para el Llano.

En el Llano, en esa época estaban en colonización. Eso fue en el 69. En esa época entraba carro hasta

San Juan. De ahí seguimos a pie. Nos pusimos a pescar en el río. Yo no conocía de pescado pero

sacamos mucho y la pasamos felices (...). Al tercer día, llegamos y entonces ahí estaba la familia de

Mariano.

El papá era un viejo huilense, amansador de bestias. Y a mi me ilusionaba mucho montar a caballo.

Allí había potros cerreros, pero yo como era afiebrado, él me decía móntese y me tenía el caballo y yo

me montaba, corcoveaba y me tumbaba y me caía y volvía y me subía. A él le gustaba porque no me

dejaba achantar. Me convertí en casi el mejor de los hijos. ¡Le gustaba el trago a ese hombre! Se iba

para el pueblo y yo con él. Entonces me convertí en el compañero de él. El viejo venía de las

tendencias de la violencia. Estuvo en la guerrilla liberal, pero era un tipo muy de avanzada. Me daba

muchos consejos, entonces él me decía que lo más importante para un ser humano era saberse hacer

respetar y respetar la gente, a todo mundo.

* Primero le echan a uno el cuento.

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Allá en San Jerónimo empecé a conocer el Partido aunque el fuerte estaba más abajo (...) El viejo me

recomendaba mucho: "Ese muchacho va a ser muy serio". Los planteamientos del Partido son muy

importantes, interesantísimos para uno. A mí me ilusionaba eso, porque ellos me empezaron a charlar

y después a pasarme documentos. Yo empecé a leer y a darme cuenta; a ir a reuniones con ellos y a

mi me entró mucho. Porque la filosofía del marxismo, a mí, me parece importante en su forma. Lo que

pasa es que de pronto en la situación que nosotros andamos... A mí me llamaba la atención, por

ejemplo, la unidad que debía haber entre el campesino y el obrero. Cuando empecé a conocer cómo

era la forma de militancia en el partido, me parecía importante porque uno se educaba en la base. Yo

tendría por ahí como 16 años o menos... No alcancé a durar un año en llegar allá y empecé a militar.

(...) En esa época, además en el campo, la militancia comunista con la guerrilla estaban muy unidos.

Eso es apenas lógico y en esa época mucho más. Ahorita es que ya uno de militante empieza a darse

cuenta que la cosa hay que tenerla distanciada. En esa época, no. Le revolvíamos una cosa con otra.

Primero le echan el cuento a uno del Partido Comunista. Lo mismo que un evángelico. Es coger a otro

cliente y decirle: "Mire el Señor es esto, esto y esto". (...) Luego, viene el programa, se lo explican;

además el programa ha sido siempre claro, se entiende muy fácil. El programa es cuál es el objetivo

del partido (...). El Partido Comunista es esto. Nació por la defensa de los obreros, la defensa de los

campesinos. Porque, en realidad sí, cuando por la vaina de la masacre de las bananeras, y toda esa

cosa, se vio la obligación de que hubiera un partido que defendiera la clase obrera. Hasta entonces no

había sino el partido liberal y el partido conservador y ellos defienden los mismos intereses.

Defienden el capitalismo y siempre es a buscar que los más pobres sean más pobres toda la vida.(...)

Pero a mí me fue como gustando más como el lado de lo militar. Además, después de coger confianza,

lo invitan a uno a andar por ahí con ellos, a dar vueltas... porque a mi me convidaban. De pronto...

decían, si quiere vámonos a la guerrilla. Entonces yo le comentaba al viejo y decía: "No mijo. Eso no.

Usted, como persona, como un militante comunista verdadero, sirve más. Puede hacer más trabajo por

fuera en el campo político que en el campo militar. Claro que eso hay que aprenderlo también. Pero no

le aconsejo", me decía. Claro, yo le creía mucho a él.

* La filosofía no ha cambiado, pero sí la forma de aplicarlo.

Para ser uno comunista, debe militar en una célula, y la célula del partido se conforma de tres

personas en adelante. La célula es el órgano de estudio de los militantes. Se reúnen periódicamente

para discutir, para evaluar la situación actual y la situación política. Eso es lo que la filosofía orienta,

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realmente. Pero después, últimamente se ha convertido en otras cosas... Bueno, pero hasta ahí era

así. Se nombra un secretario político dentro de esa célula y un secretario de organización, de

propaganda y finanzas. Pues la célula también debe trabajar en función de las finanzas para la

misma base: para mandar a un compañero a hacer un curso de cooperativa o sindical o político.

Entonces, la célula tiene que financiarlo. Además uno entra a militar y ya tiene que pagar un

porcentaje, una cuota, se llama cuota estatutaria, el 1% según consta en el estatuto. Además, pues no

es severo. Habla del 1% pero por ejemplo hay compañeros que que son ricos, tienen fincas, ganadería,

daban por ahí $ 500 mensual en ese tiempo. Yo no entré pagando, porque yo no tenía sueldo fijo, yo

vivía ahí en la casa. Entonces depende es de lo que uno devengue. Si uno está enfermo no paga, si

está desempleado no paga. El mismo estatuto dice.

(...) La esperanza era que el Partido tomara el poder en Colombia, por medio de la unidad entre la

clase social de los campesinos y los obreros. Eso me parecía muy importante. Porque según el

programa del partido luchaba en defensa, a todo momento, del obrero, del trabajador, de la clase

desprotegida. (...) Todavía la filosofía no ha cambiado, sino la forma de aplicarla. Ya no se aplica como

es.

Yo milité en la JUCO, más o menos tres años, en San Jerónimo. Pero ahí se revolvía mucho con la

militancia militar, porque se daban las condiciones. No había ejército, no había policía, no había

nada... Los guerrilleros llegaban por el pueblo, nosotros la pasábamos por el campo. Había algunas

escuelas, mandaban los profesores y el inspector de policía de Villavicencio. Ellos se adaptaban a la

cosa. Además en una zona de esas llega hoy un inspector y a la mañana lo llaman, de una vez. El

poder lo maneja el partido, por ejemplo, todos los casos le llegan a la dirección del Partido. Cualquier

cosa la tiene que resolver el Partido. Es el gobierno.

* Fue cuando empecé a tener sueldo fijo.

Una vez, nos dio la ventolera con Mariano, para un Año Nuevo. Estábamos enguayabados; ... Allá

trababajaba la compañía petrolera, y todo el mundo trabajaba en la petrolera. Así fuera un chino. Lo

único que exigía era la libreta militar. Yo no pude entrar a la compañía petrolera porque no tenía la

libreta. Mariano tampoco. Nosotros aburridos, porque sin trabajo, ni nada. Entonces dijimos: vámonos

para San Martín (...) No lo pensamos dos veces. Por ahí a las once de la mañana, nos fuímos y cuando

ya era casi la hora de posada, nos daban ganas de devolvernos. Pero seguimos... Por allá nos

metimos de mensual, es la persona que trabaja por meses o sea continuamente en la hacienda y

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desempeña el trabajo de rodear el ganado.(...) Los dueños casi nunca iban por allá. Nosotros

teníamos claro quiénes eran los propietarios de la tierra y nuestra posición como trabajadores. En esa

distancia, donde estábamos ya siendo mensuales, nosotros no hablábamos del Partido. No podíamos.

Entre otras cosas, porque, en ese entonces, todavía el partido comunista era como reservado. Uno ser

comunista como que se lo callaba. A pesar que no había tanto sicario en esa época en San Martín,

pero está uno dentro de los patrones, de los ricos. Si uno le decía yo soy comunista y como ellos son

enemigos del partido, pues de una vez lo iban rechazando. Y uno porque no lo rechazaran, tampoco se

ponía a hablar de eso. En esa época yo ya tenía 18 años. Allá fue cuando empecé a tener sueldo fijo.

Por allá me empecé a ganar $ 500 mensuales (...) Ahí duré como tres años.

Pero, en ese tiempo, nos encontramos con Mariano y nos presentamos al cuartel (...). Sacamos la

libreta y nos fuímos a seguir trabajando. Los dueños eran dos alemanes viejitos que en ese entonces

se fueron a vivir a la finca. El viejo me llamó y me dijo que si quería seguir como tractorista. Cuando

eso yo me estaba ganando como $ 1.800; en comparación con otras haciendas pagaban muy barato.

Pero alcanzaba más o menos. Además, no podía protestar tampoco porque uno sólo... Uno se retira un

poquito del ambiente político y le ilusiona como más el trabajo.

* Eso se está poniendo bueno.

En esa época, estaban empezando a sembrar marihuana, en el 75 más o menos. "¡Camine hermano

que eso se está poniendo bueno... está a no se cuánto la arroba!". Y yo: "Qué tal dejarme aquí robar

con mi trabajo. Yo voy y en un año me cuadro!". Y me fuí. Me puse a sembrar marihuana. La guerrilla

y el Partido aún no habían tomado ninguna posición sobre esto. Además era una zona, como por

ejemplo Uribe, no tenía entrada de nada, no había entrada de carro. Todo lo que se podía sacar en

avión, que era lo que daba la base, eran por ahí los marranos y fríjol. El maíz no daba la base para

llevarlo en avión. (...) Entonces llegó la vaina de la marihuana. Alguien llegó con la semillita. La

consiguieron, quién sabe cómo sería. Eso empezó como por ahí en el Ariari. Ya llegaban los

compradores. Eso se mantenía todavía un poquito en secreto, pero casi, pues no había ni autoridad ni

nada. Y me parece que estaba la arroba en esa época como a $ 3.000. Nos fuímos del río para abajo.

Tumbamos un poco de monte y echamos una cosecha.

Ahí fue donde ya me hice a un pedazo de tierra. Ahí cerquita de la finca del viejo. Uno simplemente

llegaba y miraba y decía desde aquí el fundo de fulano va hasta tal caño, de ese caño pa'llá cojo yo.

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Abre una trocha todo lo que uno quiera y allá marca un palo. Hasta ahí es lo de uno y se respeta.

Hasta ahí se respetaba.

* ¡Nos robó, robados!

Nos pusimos a sembrar marihuana. Poquitica, como un cuarto de hectárea(...) Pero imagínese en esa

época hacerse uno a $ 60.000. Claro que era en sociedad como entre 4 ó 5.(...) Entonces nos abrimos.

"Ahora sí, vamos a echar una grande". Nos fuimos más pa'bajo. Tumbamos cuatro hectáreas, en una

tierra impresionantemente buena y sembramos. Entonces, llegó un tipo (...) llevó estufas, llevó alcohol

por tambores, prensa y entonces nos propuso: "Yo pongo todo y ustedes ponen la marihuana y la

trabajamos en compañía". Nosotros no sabíamos a quién se le vendía. "Yo tengo el cliente, no es sino

tener listo ya, ir y entregársela y él nos da la plata". Claro, nos pegó la ilusionada del siglo pues

podíamos obtener más del triple. Nos pusimos a trabajar. Nos tocaba moler con molino porque no

teníamos motor. Como ocho molinos. Todo el mundo moliendo, día y noche para sacar rapidito eso. Y

sí, sacamos 90 kilos. Ya estaba todo. "Me voy a entregar eso", dijo el tipo. Nosotros vinimos hasta el

pueblo con las bestias a traerle eso. Y ahí, lo empacaron en un carro y se vino. Dijo que él llevaba el

resto del alcohol porque, con esa plata, la idea era comprarle al resto de gente que tenía por ahí, para

sacar una sola cantidad. Imagínese, los 90 kilos era un poconón de plata. Y el tipo ni más... Nos robó

todo. Nos dejó endeudados porque incluso habíamos sacado por ahí fiadas unas arrobitas a unos

vecinos. El tipo dejó unas estufas de gas, que las escondimos por allá en el monte y por allá se

pudrieron. ¡Nos robó, robados!

Bueno, pero nosotros aprendimos a eso, a hacer esa vaina(...). Y nos pusimos a moler unas libras y

sacamos un poquito. Nos vinimos con otro amigo para San Martín y nos cruzamos a pie en el Ariari

porque ahí estaba un puesto de policía y nos requisaban. Con una mochilita de tres kilos de achis

hasta llegar a San Martín y lo vendimos. Entonces un tipo nos dijo: "No sean bobos, ese tipo ya los

robó; pero ustedes saben eso. Vamos a trabajar, yo los voy a apoyar". Entonces ya nos hicimos dizque

otra cadena en San Martín con unos gringos. Yo nunca confié en los gringos. Fue un vivo ahí, que nos

salió. Que él tenía unos gringos que estaban en eso. Que para constar nos compraba ese poquito y que

para seguir trabajando. Y nos dio unos dólares y resulta que los dólares eran falsos.(...) Me metieron a

la cárcel (...). En fin, me dejaron libre...

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Después de la marihuana, yo me fuí y me metí en una hectárea de coca. Ahí tampoco es que me haya

ido muy bien. Pero me fue mejor, no me robaron. Perdí cuando ya no valió. Llegó una arremetida de

los antinarcóticos y me arrancaron tres hectáreas.

* Si está decidida diga a ver si nos vamos.

De regreso, fuí y me puse a tumbar monte (...). Así colectivamente hacíamos el trabajo. Yo tenía dos

novias: una china, hermana de un compañero, ella madura como de 22 años y Martha, que no

cumplía 14 años todavía. Era una china muy hacendosa o hasta determinado tiempo fue muy buena

gente. Entonces, yo me ponía a trabajar solo y me ponía a pensar: "Yo no soy ningún pendejo. Yo solo

trabajando acá. o voy a decirle a una de esas a ver si se viene conmigo". Pero me ponía a pensar: "A la

hermana del compañero no le puedo plantear eso, porque qué tal que me coja la caña (...)". Me parecía

que me tocaba hacer una cosa más formal, por el compañero. Ambos éramos de la Dirección en esa

época. Yo pensaba que tenía problemas, si me la volaba. En cambio la otra, pues yo tenía la entrada.

Pues yo había hablado con los viejos, pero ellos no eran militantes. Yo me la vuelo y a la hora de la

verdad, ellos verán qué hacen. Terminamos de tumbar el monte y me fuí pa'l pueblo (...) Nos poníamos

a pescar y nos iba bien. (...) Le dije, algún día a la china, si está decidida diga a ver si nos vamos....

piénselo bien. Dijo que sí, que listo, que nos íbamos. Por la noche fuí y le llevé un maletín y empacó la

ropita y al otro día embarcamos (...). Como a los 15 días, llegó una carta que le mandaba la mamá.

Que cuándo iban a venir, que por qué se habían ido así, que por qué no habían dicho. Como al mes

que sembramos nos vinimos. Los viejos nos recibieron bien (...). De una vez mandé a hacer la casita.

Yo ya había comprado el lote, por ahí con lo del pescado. Entonces, al mismo suegro, que era

constructor, le mandé a hacer la casa y ya contentos. Conmigo la iban muy bien.

* Me quemé una cosa impresionante.

Mientras estuve en la finca, yo no fuí funcionario. Yo seguí siendo trabajador. Le dedicaba el tiempo

que me quedaba, pero no era empleado todavía del Partido. Yo iba a la finca y trabajaba (...) Después

ya me metí de lleno, ya me pagaban. Era muy poco. Sinceramente, yo lo reconozco, empecé con

dificultades.

Me metí en serio al Partido... Pero entonces ya se empezó a que el Partido tenía que quedar al frente

de la organización, pero tenía que tener también su grupo de resistencia en caso de emergencia.

Entonces, el problema para mí serio, fue el haber aceptado un nombramiento en el cargo de

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seguridad. Porque me tocó más relacionarme con esa gente y entonces me quemé una cosa

impresionante. Llegó el momento en que a mí me tenían más como guerrillero. Me tocaba, muchas

veces, andar más con ellos. Me tocaba hacer travesías. Llegar a algunas partes, donde tenía que

llegar como militar y después aparecer como dirigente político (...). Salí electo concejal en el 86, por la

UP (...). Entonces, ya ellos decían: "Los guerrilleros vinieron a hacer política".

En el pueblo en sí, yo no estaba quemado. O, por ejemplo, la policía sabía que yo tenía de pronto

conexiones con la guerrilla... pero nunca se atrevían a decirme nada. Había policia, pero eso estaba

dominado. El gobierno lo ejercía el Partido. La policía no se metía mucho. Pero después, ya vino la

represión, ya se empezaron ellos a meter y ya tuvimos problemas (...). Nosotros los concejales

teníamos un convenio con el teniente. Porque ya estaban en las matanzas: nosotros podíamos andar

armados y tener quiénes nos acompañaran también. Bueno, eso estaba acordado. Sin embargo, nos

detuvieron, andábamos armados todos, con pistolas. Me llevaron allá, entonces ya todo el pueblo se

fue y hablaron: "Ellos tienen derecho a andar armados, mas ¿sí se dan de cuenta cómo nos están

acabando?". Lo que pasa es que habían cambiado al teniente. Entonces, ya hablamos con el nuevo. Y

ya se dijo que no había ningún problema. Pero no nos quiso entregar las armas.

* Empecé a pensar que había gato encerrado.

Ya vino el problema de los celos sin razón. Además ella no entendía. Eso era más grave. Ella decía

que yo me iba dos meses. Pero tampoco yo le contaba que yo estaba metido... Ella se daba cuenta

porque ellos llegaban al pueblo y llegaban a la casa... Y eso, para ella, era difícil de entender

también. Ella se sentía cansada por eso.(...) Por parte y parte, se fueron complicando estas

situaciones, pues ella me celaba mucho a mí. Dentro del grupo de defensa había muchachos y

muchachas. Ella también... empezó un conflicto fregado, con un muchacho de los mismos

compañeros... Eso me dijeron. Pero no se atrevían a decírmelo de frente. Pero como que me daban

puntaditas y la llamaron a ella y le dijeron "Si el compañero los llega a encontrar, hay las del diablo"

(...)

Yo empecé a pensar que había gato encerrado; pero yo no pensaba que era la china. Y entonces ya

vinieron más problemas. Y entonces yo fuí descubriendo que era cierto que ella tenía a alguien. Pero

no sabía quién. A mí me dio miedo, porque teníamos ya los dos pelados. Y qué tal que yo viniera a

cometer una locura.(...)

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En los primeros meses del 87 nos separamos (...). "Mientras yo pueda y yo esté le ayudo. Le paso algo

para los pelados y coja la casa eso es para ellos". Yo, de una vez, me fuí y, mientras tanto, ella

arrendó y se fue con los dos niños, por allá para San José donde un hermano. El peladito iba a tener

dos años cuando nos separamos. La niña cinco, estaba haciendo kinder.

* Yo me olvidé completamente de la familia

Me había quedado la casa y me compré una comioneta, en socia. Una Dodge. Y compré una planta y

un enfriador y monté una heladería en socia con mi suegro en el pueblo. Después, fuimos a liquidar y

mi suegro salió endeudado conmigo en un poco de plata(...) Entonces yo recogí la planta y el enfriador

y se lo alquilé a un compadre. Después, me salió cliente, pero para no fregar al compadre que era

ejecutivo de la zona, quedamos en que él me la compraba con algunas facilidades. Al principio pagó

algo pero se enfermó y lo trajeron pa' Bogotá. Después fue el problema mío y yo me vine. Aquí me lo

encontré y perdí los equipos pues se habían quemado y los intereses de todo ese tiempo...

(...) Yo me olvidé completamente de la familia. Yo le había cogido mucho afecto a la vaina del proceso

revolucionario y yo quería mucho lo militar. Me gustaba más entre otras cosas. Ese fue el delito más

grave o si no yo, a la hora de la verdad, no había tenido problemas. Ni problemas personales... y yo

hubiera conseguido, por ejemplo, un porvenir. Porque en esa época, cuando yo dejé esa vaina de la

marihuana, yo había conseguido pa'la casa, había comprado la camioneta, comprado la planta y todo,

yo me hubiera plantado, ... En el último corte me quedaron $ 500.000 libres, pagándole a los obreros,

pagando todo. Me hubiera dedicado a la finca. No hubiera perdido el hogar, porque no le hubiera dado

chance. Ni me hubiera metido en vainas.

* De todo ese trabajo quedaron muchas cosas.

Pero de todo ese trabajo quedaron muchas cosas. Nosotros, conformamos los comités de colonos.

Como la colonización era libre, vinieron los problemas. Por ejemplo, no se respetaban los límites de

los fundos. Entonces, de una vez venían donde nosotros, la Dirección del Partido, fueran o no

militantes. Creían a ciegas en el Partido, lo que les dijeran se hacía. Tenía mucho poder en una región

grandísima, de muchos habitantes. En voladora, se echan por el río, estando crecido, dos días,

andando.

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Fueron muchos los radios que se crearon. Pero la Dirección regional tenía que ir a orientar para que no

se cometieran errores. (...)La idea era que el comité de colonos organizara la colonización. Se

determinaban más o menos cuántas hectáreas para cada tipo. Ya no se aceptaba que cogieran lo que

quisieran, sino más o menos lo que pudieran trabajar, a un tipo le daban 40, 50 hectáreas. Si un tipo

iba y hacía una tumba y se iba y duraba dos años sin volver, entonces - depende del tiempo también -

, ya se le podía dar a otro. Porque ya ese tipo no necesitaba la tierra. También se reglamentó que cada

tipo, por cada dos hectáreas de coca que sembrara, tenía que tener una hectárea de comida. (...) Se

llegaba a una finca y no había nada que comer, nada absolutamente. Entonces se daba una crisis de

comida impresionante... Entonces, por obligación, quien sembraba coca tenía que sembrar comida o no

sembraba coca. Tenían que pagar el 10%, pero la gente no se rebelaba. Claro, que les quedaba, de

todas maneras les quedaba. Esa plata se la pagaban a la guerrilla y la guerrilla la compartía con el

Partido. (...) Nos encontrábamos frente a dos problemas: que ideológicamente no se debía permitir

cosechar eso, porque eso era ilícito. Había otra cosa,... sabemos que usted está consumiendo bazuco,

si lo continúa haciendo se va o se muere, le decíamos.(...) Porque se decía, bueno prohibámosle a los

colonos cosechar coca, que siembren maíz y ¿qué hacen con el maíz?. ¿De qué vive la gente?. El

Estado es el que tiene que responder por eso. Por eso hay que presionar al Estado para que meta vías

de comunicación, para que así puedan cosechar y vender. Mientras no haya vías de comunicación no

se les puede prohibir sembrar coca... Y, por ejemplo, con las grandes plantaciones, ya eran los

laboratorios grandes, ya se arreglaba directamente con los procesadores, con los exportadores. Por

ejemplo, para aceptarles que en la región o el perímetro donde uno tenía su mando, tocaba arreglar,

tenían que pagar un porcentaje. Ya era otro arreglo (...) Si se le aceptaba a unos que sembraran y se

les prohibía a otros que compraran, entonces se estaba en contravía (...). Antes se les prestaba un

apoyo (...) para que llegara la plata a los campesinos. Control para que el colono productor, no explote

a los trabajadores. Porque a unos los ponían a coger y a veces no les pagaban. Cuando ya vino la

crisis, que no valía nada. Entonces a la gente no le daba pa' pagarles y algunos se endeudaron con

los obreros una cosa impresionante. Tocaba intervenir en eso, porque ya los obreros, bravos con la

persona que no les pagaba y ver que el otro no tenía plata pa' pagarles. Teníamos que intervenir para

que efectivamente se arreglara la cosa... Antes de bajar la guerrilla a tomar el mando de toda esa

región, había problemas entre los obreros y patronos. A unos los mataban por no pagarles, a otros por

robarles una plata o así. Entonces bajó la guerrilla y acabó con eso. Cualquier anomalía la

comunicaban a la guerrilla o con la organización del Partido para que interviniera y arreglara eso. Era

la autoridad máxima...

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Cuando ya nació la Unión Patriótica, yo ya era viejo, yo ya había hecho escuela nacional del partido...

Funcionaban como dos partidos, pero la UP muy relacionada con el Partido Comunista. Uno se iba a

convocar una junta, juntas del partido, juntas de la Unión Patriótica, se llamaban, pero las organizaba

el Partido.(...) Por eso fue que uno se empezó a quemar. Porque uno llegaba, por ejemplo, a una región

donde había una junta patriótica y uno llegaba de una vez a hablar con los compañeros de la

directiva. Cuando llegaba al Partido pues hablaba con ellos, cuando llegaba la guerrilla, pues hablaba

con ellos. Y dentro de esa directiva, había gente nueva que se metió ahí para crecer el movimiento. Y

ellos estaban ahí era dándose cuenta de la relación que había entre el Partido y la guerrilla... Y se

dieron cuenta que eso era una sola cosa. Y entonces fue cuando vino la persecución. Del ejército había

gente metida en eso...

* Si nos cogen aquí nos joden.

(...) De una inundación que le tocó salir a toda la gente de las costas del río, entonces promovimos la

invasión de una sabana y formamos un barrio. Era de un terrateniente. Invadieron eso. Se formaron

cuadros. Después, el hombre apeló a nosotros: que cómo le iban a quitar la tierra. Acordamos que les

dejara unas doce hectáreas a la gente y que la gente le respetara el resto. Y así fue. Entonces iban a

hacer una junta de acción comunal para hacer una escuela comunitaria. (...). Cuando nos dimos

cuenta estábamos por la parte de abajo todos encerrados de policía contra-guerrilla. (...) Pero nosotros

estábamos como con seis muchachos de la defensa y todos armados... Y ahí sí ya no había ninguna

otra alternativa, ya que éstos no se pueden dejar coger. Y estando ellos con nosotros pues no

teníamos otra alternativa que admitir que éramos guerrilleros (...). De una vez nos dieron (...). A mí me

faltaban 40 ó 50 metros para llegar al monte. Después de llegar al monte, ya está uno a salvo. Tiene

uno que ser muy de malas. O ya puede parar y correr más rápido.(...) Eran como unos 25 los que

habían, nosotros éramos 8. Yo fuí a avanzar y sentí que no pude, sentí un corrientazo y me volteo a

mirar y despedazada la rodilla. En todos los ratos difíciles que yo había tenido, además en el campo

militar uno, la concepción es, si uno se tiene que agarrar con el enemigo y se ve mal, no se puede dejar

coger vivo(...). Yo me voy a matar. Y lo intenté, pero pensé de pronto, "Si me mato yo puedo ser más

cobarde".(...) De pronto me desmayé un rato. No recuerdo, porque hay gente que después me contaba

que me daban garrote. Yo me acuerdo cuando ya me tenían en el puro barrio, en una calle y habían

recogido un poco de gente y en una hamaca me tenían pa'echarme pa'l puesto (...). La idea era no

dejarme traer. Pero entonces la gente que se dio cuenta que estaba rodeado de guerrilla, algunos de

esos sapos también, arrancaron y le dijeron a la policía. Les informaron que el aeropuerto estaba

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minado de guerrilla. Y de una vez empezaron a comunicar y al ratico empezaron a llegar helicópteros

del ejército. (...) Ya dijeron "No, aquí ya no nos conviene quedarnos más".

Como a la una de la tarde, empezaron a llegar los refuerzos... Y ahí estuvo un coronel de Villavicencio.

(...) Yo había estado hablando en Apiay con ese viejo, y así sentados me había dicho: "Bueno, ¿usted

cuál es la idea de ser comunista?". "No esas son cosas que le nacen a uno.." Y ese día fue allá: "¿Con

usted habíamos estado hablando?". Le dije: Sí señor. "¿Cómo decía que no era guerrillero?". El

argumento era que la guerrilla se había metido y había atacado a la policía. Y que habían dos muertos

y que habían dos heridos, entre ellos un comandante (...). Llegaron a Villavo y no nos bajaron de la

avioneta, sino nos dejaron hasta las 7 de la noche ahí. Pensé: "Aquí sí nos matan, porque la idea de

dejarnos ahí es que se oscurezca para desaparecernos". Ahí pensé: "El error más grave fue haberme

dejado traer hasta acá". Me llevaron después al F-2. Allá me cogían de rastras la pierna. Un tipo me

llevaba en rastras jalándome pa' dentro y llegó uno del F-2. Le dijo a los que me estaban llevando:

"Cojan bien a ese tipo, llevenlo alzado". "¡Que alzado, eso es un perro... Como cuando a uno lo cogen

por ahí no tienen lástima!". Se emberracó ese otro (...).

En el hospital, duré desde noviembre del 87 hasta febrero del 88. Mientras me resolvieron el

problema jurídico. Entonces ya me levantaron la vigilancia y me sacaron del hospital(...). Me sacó el

abogado. Fuí declarado inocente. El abogado se pegó de que la policía nos había atacado

directamente. Y como el juzgado bajó hasta allá al sitio; hicieron la reconstrucción de toda la cosa y

con testigos, concluyeron que nosotros estábamos en el pueblo en una reunión y nos habían

atacado.(...) O sea que los policías, según ellos, eran los culpables; La jueza (...) me dijo: "Usted, lo que

estuvo fue de buenas, porque a usted lo iban era a matar". Lo cierto, fue que en enero o los primeros

días de febrero el juzgado me absolvió.

Entonces, unos amigos me trajeron acá para Bogotá. Por allá me metieron en una pieza(...) El

tratamiento aquí en el hospital lo pagué con mis ahorros. Con lo único que a mi me ayudaba el Partido

era con una enfermera. Tal vez me mandaron algunos $ 300.000 del partido por la regional del Meta.

Tuvimos un altercado con el Secretario de la organización. Yo vine ahí y puse en conocimiento que a

mí me habían quedado debiendo como 14 meses de funcionario allá, para que ellos me tramitaran

eso. El me dijo que esa zona estaba en la ruina(...) Entonces, le dije: "Pero a mí se me hace raro. Yo

soy secretario de organización de la zona de allá. Yo sé cómo está trabajando y la zona no debe un

solo peso.(...) Y menos ahora que se que montaron un bono cervecero de $ 5 por cerveza". Eso lo

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pagaban todas las personas que vendieran cerveza. Y ellos se lo cargaban al consumidor, que pagaba

$ 5 más en una cerveza.(...) La plata la iban mandando a la zona y ésta abría un fondo especial para

eso. Con un Tesorero y una Secretaria... Lo cierto del caso es que la plata se la cogieron ellos y ya en

esos días abrieron campaña política. (...) Entonces yo fuí a la 19 y eso se formó un escándalo y se les

formó un chanchullo allá cruel,... Lo cierto es que se los robaron. Fuera de eso, los 400 y pico de mil

que me debían de mi salario se perdieron.

* La solidaridad de la Unión Soviética.

En ese entonces había un convenio con la Unión Soviética. De todas maneras la solidaridad que la

Unión Soviética le prestaba a los pueblos en conflicto era en eso, en tratamientos médicos, todo eso,

estudios(...) Pero tengo entendido, no los voy a acusar así bien claro, pero parece que llegaban las

becas para ir a tratamiento y metían a otros.(...) Entonces yo me encontré con un amigo que había ido

varias veces por allá (...) Y él me dijo traigame los papeles. Como a los 15 días me llamaron (...) Ellos

cubrían todos los gastos. Estuve tres meses.(...) Estuve como un mes en el hospital y después ya me

mandaron a un balneario a descansar (...). A mí lo único de raro por allá, por ejemplo, el cambio de

estaciones. Yo me la pasé descansando y haciendo terapia y no más (...) Yo lo que quería ver era

cómo vivían los obreros de la ciudad. Pero, cuando yo me vine de allá, de los Montes del Caúcaso, al

otro día ya salía el vuelo para Colombia. Me llamó la atención que a los animales los alimentan con

puros concentrados, pasto seco (...). Los invernaderos los utilizan para las verduras. El maíz, la papa

y todo eso sí lo cosechan en el verano para los otros seis meses.

* Ellos ya me hacían muerto varias veces.

Yo tenía unos amigos que me iban a visitar y me sacaban a desaburrirme. (...) Ellos eran amigos

personales y, aquí en Bogotá, ellos me ayudaron mucho. A mí me sirvió la solidaridad particular.

Indudablemente. Yo no sabía de mi familia, ellos sabían por noticias que yo había tenido problemas,

pero no sabían dónde estaba (...) Entonces, un día pensé: Cuántas veces pasará uno por frente de su

familia y sin saber? (...) Entonces yo les propuse irnos un día hasta el pueblo (...). Así lo cuadramos y

nos fuímos. Llegamos al pueblo y (...) paramos preciso frente del almacén de un primo. Conseguí el

número de teléfono de mi mamá. Llegué y de una vez llamé. Dije que era un amigo y que tenía

noticias, que yo sabía dónde estaba(...). Bueno al otro día estaban todos mis hermanos listos porque

se iban para Villavicencio. Ellos creían que yo estaba allá. Llegamos y nos bajamos y me puse a

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hablar con mi mamá... Ellos no sabían que era yo (...). Y les eché argumentos hasta que ya no me

aguanté y les dije: "Miren yo soy". Ellos ya me hacían muerto, varias veces. (...) Yo iba donde mi

mamá a visitarla, pero yo me iba siempre a donde mis amigos. Me llegó el viaje a la Unión Soviética.

Me fuí y volví y llegué a donde mis amigos. Después ya habíamos hablado con un abogado amigo

sobre la cuestión de la niña. Entonces yo lo apoderé a él y él fue hasta el Llano a hablar con Martha,

por medio de Bienestar Familiar. Y llegaron a un acuerdo, que la posición mía no era quitarle la niña,

sino que me la dejara para estudiar, para ayudarle al estudio y que en vacaciones ella se la

llevara(...). Yo ya había venido de Moscú. Era ya el 90.

Cuando regresé, yo pensé dedicarme a las cosas personales. Ya tenía una lección. (...) Yo dije yo no

voy a volver a ser funcionario del partido, así me propongan.(...) Dentro de lo positivo que me quedó

del viaje, siempre pensé: "Yo no debía estar por acá, yo tenía mi finca, tenía mi casa". Entonces yo

después me puse a luchar sólo por rescatar a mi hija y tratar de trabajar. Yo tenía una planta y un

enfriador y eso lo vendí. Y con esa platica me puse a negociar en pescado, me puse a traer pescado

para vender acá. Después me asocié con un compadre, hasta que quebramos. Me quería tumbar.

También trabajé en lo de plásticos. Es bueno pero es muy costoso. Hasta ahí, empecé a trabajar por

cuenta mía, aquí en Bogotá. Yo pensé militar, pero como un militante de base. La idea era no dejarme

involucrar, ya con la cuestión de dirección (...) Llegué hasta a ser miembro de la dirección de radio y

ahí me di cuenta que volví a dejarme involucrar más de fondo.

* Surgió la idea de formar un comité de desplazados.

Después, ya me puse a trabajar con una organización de desplazados. Eso ya fue hace dos años (...).

Nos reunimos un grupo, gente así que nos habíamos desplazado de la región y, alguna vez, por ir a

visitar a un compañero, nos encontramos y entonces surgió la idea de formar un comité de

desplazados aquí. Para empezar a hablar y para mostrarle al partido que nosotros seguíamos en la

organización. Todos los que iniciaron éramos militantes del partido y nos unió mucho (...). Bueno, en

ese entonces, nos le pegábamos a los dirigentes, uno de ellos sacó un auxilio para la organización. En

esos días nació la idea de cambiarle el nombre, porque debíamos agrupar a gente de otras partes y

para que no nos ubicaran más fácil. Además nosotros estábamos muy asustados... Habían matado

ya a dos compañeros aquí en Bogotá(...) Entonces, la persecución era increíble(...). Nos reuníamos un

poco como clandestino, así nos sentíamos.

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Entonces le cambiamos el nombre. Un compañero fué por allá a Europa hizo unos contactos fue y

habló a nombre de los desplazados y le dijeron que mandara un Proyecto. Se vio la razón de sacarle

personería jurídica inmediatamente. Se elaboró un plan de trabajo y se envió por allá, a ver si nos

resultaba. Nosotros pensábamos en ese momento ayudarle al partido, de organizarnos para el

partido. (...) Pero la idea, era que la asociación de desplazados debía ser una asociación autónoma,

que compartieron con el partido y el partido nos orientara. Pero que no fuera la base del partido. Para

que fuéramos más amplios. Siempre decíamos eso, pero internamente la idea siempre de nosotros. La

vaina de la militancia y todo eso siempre eran las mismas tareas del partido.

(...) Hubo un cambio de directiva y me nombraron a mi como fiscal. Después, apareció otro compañero

que tenía experiencia en otras organizaciones y con entidades internacionales y gestionó una ayuda

para el funcionamiento. Alquilamos una oficina y ya compramos el fax y la máquina. También

logramos que otra entidad pagara un funcionario y luego apoyaron otro: uno era yo y el otro Roberto.

Pero a él lo mataron como a los 15 días, de que habíamos empezado a trabajar.(...)

En el momento pensé que no pagaba continuar con el trabajo. De todas maneras, nos matan. Ya le

dieron al funcionario. Nos van a matar.(...) Pero ya empezamos a hablar y a ver las cosas (...).

* La cuestión de los intereses políticos.

(...) Lo positivo de ese trabajo, fué, por ejemplo para nosotros, que empezamos a abrir espacio ya con

las organizaciones de Derechos Humanos y Nacionales e Internacionales, porque ya a través de

algunos compañeros que hicieron algunas investigaciones (sociales). Todo eso sirvió para poder

demostrar que, en Colombia, existía un fenómeno de desplazamiento, que nadie hablaba de eso.

Además, porque de pronto a uno mismo le da miedo hablar de eso porque uno es un perseguido

político. En una primera instancia nos daba miedo decir que teníamos la oficina y que la dirección era

esta. Si alguien nos decía denos su dirección, su número telefónico, pensábamos si se la dábamos o

no se la dábamos. Porque en todo momento, uno con la vaina de que quien sabe. En reuniones

amplias donde había mucha gente que uno no sabía, todavía uno con una idea, no sé, entre asustado

y entre sectario. No se como decir, no se explicárselo (...).

El trabajo de compañeros con experiencia fue imprescindible. Los contactos, ese cambio de nivel,

influyó porque de lo contrario hubiéramos seguido siendo un Sindicato de desplazados; pero yo creo

que en Colombia debe haber una organización de desplazados realmente constituida para hacer ver

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ese fenómeno. Yo creo que funciona, mientras no hayan intereses políticos. Por eso es que ya hay

varias, no esta solamente.(...) Pero en toda parte priman los intereses políticos y de una vez era a ver

cual ganaba, pero todos de izquierda. No eran sino tres grupos, pero todos con sus intereses.(...) Si

vamos a exigirle al gobierno, le estamos exigiendo las mismas reivindicaciones, pero no podemos

seguir solamente con la idea de liderar, llevar la bandera cada uno.

Cuando se habla de organización, cada cual quiere coger para un lado. Es como dice un compañero,

cuando llega plata hasta ahí va, porque cada uno quiere decir, yo soy el que maneja esto.(...) Entonces

se encierran en una guerra y las bases siguen lo mismo.

* El delito más grave fué que no se obedeció.

Lo que yo nunca me imaginaba, era que la militancia del campo fuera diferente a la de la ciudad;

porque es muy diferente. En el campo es con disciplina que se milita, no es como acá. En el campo,

puede ser el secretario político de la zona o el regional que sea, se puede criticar. Se le puede decir lo

que sea, lo mismo que a un compañero de base. Acá no, acá se encuentra uno con otras cosas. Hay

que pedir audiencia para hablar. En la 19 le cierran la puerta a uno (...) Nosotros nos atrevimos a

criticar muchas cosas y eso fue lo que nos pasó; pero no creo que sea para tanto.

Por ejemplo, en nuestra organización, primaba la posición del partido porque en realidad casi todos los

afiliados eran del partido, pero la idea de ellos también era de que nadie podía hablar cosas que no

fuera lo básico del partido. Y después por la vaina de las elecciones... ahí fue el despelote más grave.

Porque unos dijeron, yo voy a votar por tal así se haya abierto del partido. El delito más grave fué que

no se obedeció: "El candidato del partido es tal y el que no obedezca no esta cumpliendo las órdenes

del partido".

Cuando nuestra organización cogió un vuelo impresionante, el partido dijo, esta es una organización

para manejar nosotros los recursos. Dijeron "El Partido tiene que estar de lleno con eso" (...).

La toma22 se concretó porque desgraciadamente casi todos, en su gran mayoría éramos militantes, y

al partido, según el militante, hay que obedecer lo que diga.(...) Pensamos muchas cosas: pelear con el

partido, no dejarnos quitar esto. Pero podíamos caer en desgracia con el partido, ya no podríamos

22 Se refiere a la toma de la organización de desplazados por parte del Partido Comunista.

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trabajar en las regiones. Porque en la región la gente todavía cumple más. Porque según eso aquí

marcha a color de rosa. Entonces los compañeros de las bases creen realmente en la orientación de

aquí. ¿Por qué si la directiva de la organización, por ejemplo, convocó a tres miembros por seccional,

del Meta trajeron un bus? Porque el partido ordenó (...). Entonces sí fue una toma... Y, por ejemplo, la

gente que venía del Meta ya le habían dicho porque ellos llevaban una plancha ya lista, una lista de

quiénes eran los que iban a quedar en la directiva.(...) De los que venían del Meta, teníamos hartos

amigos; pero la situación era que venían guiados por estos (...).

Nosotros nos limitamos a no discutirles y aprobar todo lo que ellos dijeran. Mejor dicho cumplir la

orden. Nos reunimos varios días antes para la preparación de eso y allá nos decían: "Es que la idea es

que la gente no se de cuenta del despelote que hay". Lleguemos a un acuerdo(...). Era lo que decía un

compañero. Era como la gran familia que no podía ponerse a pelear. Había como un sentimiento de

gran familia. La realidad de la Asamblea fue esa.

Luego de eso, después de tres meses, nos reunimos con un poquito de personas y citamos a un

miembro del partido y de la organización. ¡Todo el mundo a reclamar! "Bueno son tres meses: ¿qué ha

pasado en estos tres meses?, ¿qué han hecho?. Lo que tenemos entendido es que están agarrados

entre sí. ¿Qué pasa? ¿Es cierto o es mentira?", les reclamaban los compañeros. Uno de ellos dijo que

sí, que el partido se había equivocado al tomar una decisión de esas. Lo dijo ante todos. La idea era

que él era la palabra oficial del partido, pero al parecer esta caído. Entonces él trataba de disculparse

(...). Lo otro era ya echarle el agua sucia a la antigua directiva: que los habían dejado sin un peso, que

la directiva se había puesto también a hablar a los organismos internacionales, dicendo que la

organización se había acabado; que nosotros estábamos haciendo una campaña contra la

organización para desprestigiarla, para acabarla y que por eso tampoco ellos podían hacer nada.

Yo calculo que habían por lo menos unas doscientas familias, digamos como unas mil personas de las

que fueron y que pasaron de pronto por la organización. Yo creo que en más del 99% eran

compañeros, en su gran mayoría eran del partido. ¿Por qué? Porque como primera medida, para llegar

a la organización era porque alguien les decía hay una organización así. (...) Siempre esa vaina de la

militancia une la gente(...). Además, por ejemplo, el hecho de ser todos del mismo partido(...) entonces

uno briega a ubicar a esa persona con ese sentido de solidaridad con el compañero.(...) Hay temas

comunes y así, entonces se hace uno una amistad inmediatamente. Sinceramente lo unen los ideales.

* Hoy en día tenemos que ser como más amplios.

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Desgraciadamente el partido, eso hay que decir, está en manos de 4 o 5 clientes. Que es lo que ellos

digan y si no se cumple ese tipo anda extraviado. Y dentro de esos 5 tipos, cada uno maneja una

cuota lo mismo que el partido liberal y el partido conservador. Aquí, en el Comité Central, el empleado

fulano de tal es cuota de uno. Sí yo entro como celador ahí; pero, a ver ¿quién me nombra?. Debo ser

cuota política de uno de ellos. Lo único es que claramente les toca votar por los mismos, pero es cuota

dentro de la administración. Cada uno se manejan sus intereses.

Yo lo que sí he sido claro es que al partido tiene que dársele un cambio. En todos los congresos se

habla de que al partido hay que ampliarlo, ser más democrático (...); Hay que distinguir lo que es el

movimiento del partido a lo que es, ... digamos como la organización y las direcciones del partido. Uno

puede hablar pestes de la dirección y puede diferenciar que el problema es como lo asumen los que

están dirigiendo, pero puede diferenciarse lo que es el partido, su filosofía, eso es otro cuento.

Hay que darle una nueva salida. No seguir diciendo que la forma de militancia, que la forma dentro

del partido tiene que ser la misma y tiene que usted cumplir con sus obligaciones de pago de cuota

estatutaria que tiene que reunirse cada quince días, que tiene que... ¡No! Lo importante es que si usted

es una persona de izquierda y quiere trabajar en pro de un cambio, no necesariamente tiene que estar

con su carnet en la mano. Y yo pienso que no fue por muy buenos manejos que se derrumbó la Unión

Soviética: tiene que haber algunas fallas. Yo sí creo que hubo totalitarismo allá. Y que también se

repite aquí. Además lo he sufrido en carne propia (...).

A ratos, me da ganas como de quedarme a la expectativa de ver que pasa con lo del partido, porque

así como estamos no vamos bien. Si esto no tiene cambio, yo me quedaré quieto mucho tiempo y

espero a ver en qué puedo ayudar. Pero que yo ya volver, bueno a una célula, que las reuniones son

cada ocho días y que la cuestión es que la campaña, que hay que ir a pegar afiches, olvídese.

(...)

* Nosotros no somos de nadie.

Nosotros nos propusimos sacar adelante un proyecto para trabajar (...). La idea es mantenernos con

cierta independencia pero afiliados. (...) Para participar en la directiva, si me llamaran, tendría que

haber un cambio total y poner las cartas sobre la mesa, con la dirección del partido. Sólo así, que el

partido diga, hagan ustedes todo el trabajo, con autonomía. Yo creo, por ejemplo, en la idea de hacer

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nosotros este grupo y trabajar... Ya empezamos a trabajar en proyectos con la gente y con apoyo de

otras instituciones. Entonces, una vez que nos encontramos, nos dijeron que ya éramos de otro grupo.

Entonces, les dijimos: "No, es que nosotros no somos de nadie. Nos citamos nosotros mismos. Porque

es que hace tres meses que se tomaron la dirección y nadie nos ha citado". La idea es de trabajar, de

hacer un trabajo de solidaridad y vamos a ver si lo podemos hacer.(...) Vamos a ganar espacio como

grupo aparte. Entonces vamos a ver qué hacen con nosotros. O más bien, qué hacemos nosotros con

nosotros mismos. Un poco más independientes. Yo pienso, Dios no lo quiera, que nos toque

conformarnos a nosotros en otro grupo. Yo no sé, pero en todas partes tendrán que darse problemas.

Pero yo creo que esa vaina del partidismo... hay que bregar a mantener independencia.

* A la hora de la verdad uno se siente arrimado.

Ahorita estoy bregando a vender antenas. Pero a veces se da, a veces no se da nada. Eso ya es una

cosa económica, un poco por salir del paso, pero no es la salida primordial. La situación está como

difícil(...) El único problema que tengo yo, es la situación económica. Es la que prima en esto, porque

yo, o mi deber y mi deseo entre otras cosas y la exigencia de mi hija a ratos, es que saquemos una

pieza o una parte donde vivamos solos. Después que rescaté a la niña viví con unos amigos. Ahorita

estoy viviendo con mi hermana, ya va a ser casi dos años. Ellos me dijeron que me fuera para allá.

Que no pagaba arriendo. "¡Qué va a dejar la niña por ahí sola!". Además, dos años atrás, cuando

tenía 8 años, ella no sabía hacer nada. Pero el problema, usted sabe, los dueños de la casa pues, de

todas maneras, son los dueños de la casa. Que esto y el otro, los arrimados son los otros. La mala es

la arrimada y los buenos son los dueños(...) A la hora de la verdad, uno se siente arrimado. Porque así

sea la familia, uno llega a la casa donde él es el patrón y ella la patrona y los hijos son los dueños... A

veces, nosotros nos vamos los sábados y domingos. A veces termino de vender antenas y nos vamos

por allá donde unos amigos. Donde los mismos con los que viví recién llegué a San Jerónimo. Ella la

va mucho con ellos y ellos con ella, la quieren muchísimo. Ella les dice tío a ellos. Son como hermanos

y a la anciana le dice abuelita y todo. Ella reconoce más como familia a ellos que a la abuelita de

verdad, es decir a mi mamá. Lo triste es (que) yo de pronto he sido mejor recibido donde algunos

amigos que a donde mi propia familia. Tal vez por esa vaina de lo distanciado que he vivido. Y

presiento que los familiares de uno, cuando le prestan un servicio y en cualquier momentico, en la

oportunidad le dicen: "Si no hubiera sido por mí, estuviera jodido". Le echan en cara las cosas más

rápido que un amigo.

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Mi hija claro que tiene algo de realidad de lo que me ha pasado. Ella sabe, por ejemplo, que yo soy de

la UP y me pregunta: "Papá y ¿por qué matan tanto la gente de la UP, si es la gente más buena?". De

las persecuciones, ella en determinado momento, ve que es peligroso ser uno de la UP, con toda esa

campaña que ve por la televisión, por la radio. Claro, ella conoce harto de eso, aunque no hablamos

mucho de eso(...) Ella tiene la idea de que a nosotros nos va mejor sacando una pieza(...) Ella dice, "A

nosotros nos va mejor, así nos toque pagar arriendo. Nosotros vamos a pagar arriendo poquito y ya la

remesa nos alcanza más. Gastamos menos plata." Claro que eso no es tan cierto porque si vamos a

pagar arriendo, puede salir una cosa con otra (...). Ella, ahora, lava su ropa y la plancha y todo; la mía

también a veces. Ella dice que nosotros en una casa tenemos nuestra estufa, que hacemos nuestra

remesa. Y yo le digo: "Y ¿cuando yo me vaya?; ¿que yo tenga que irme dos, tres o cuatro días?". "Pues

usted me hace la remesa y yo hago la comida". Eso lo piensa ella. Pero yo, por ejemplo, que tenga que

salir de Bogotá ... Por decir algo, que tenga que hacer una diligencia, eso pienso yo, ¿con quién la

dejo?. El estudio, por ejemplo(...) Pero ella sí, ilusionadísima que nosotros debemos salir.

* Si tuviera algunos intereses económicos en la región me iba.

Lo que me tiene más desubicado, es lo del trabajo. Claro, si yo tuviera un trabajo estable, la cosa sería

muy diferente. Pero como no he podido, toca una cosa y otra, salirle a lo que sea. ¿Qué pienso del

futuro? ¿Del retorno con dignidad?. Pues yo pienso que la ida no sería así... Si tuviera algunos

intereses económicos en la región, me iba. Pero de lo contrario no. Yo viendo que si uno se puede

ubicar acá, me quedaría acá. Ya pensando en el problema de la sardina, el estudio... Eso cuenta para

tomar una decisión. ¿Qué tal que me den una parcela por allá en el campo e irme, y ¿la pelada qué?.

Yo no la puedo dejar por acá, o pueda que si...Yo creo que uno consiguiendo, pudiéndose ubicar,

consiguiendo una forma de vida pues mejor aquí. Yo no me siento tan campesino. Más o menos,

revuelto de todo, yo creo que uno se habitúa a vivir donde sea. Claro que sí es más fácil vivir en la

ciudad, ya a estas alturas. Pero uno de joven... por ejemplo en mis años de joven para mi era mejor el

campo.

¿Pensar en volverme a casar? Eso sí había que verlo, pero no sería malo (...). Yo creo que, para vivir

los años, sí hay que bregar a tener alguien con quien compartir la vejez. Yo creo que tengo que esperar

mucho; yo no había pensado en eso, toca verlo bastante, pensarlo. Pero hoy día ya he tratado como de

pensar diferente.(...) Ella ya está grande, ya entiende; pero hay que estudiarlo muy bien. Porque el

problema no sería como por salir del paso, como se dice. Salirse de guatemala y meterse en

guatepeor.

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* Es como mirar el diablo.

En el campo uno se encuentra con la guerrilla, y yo no rechazo el movimiento guerrillero. No es que me

guste el campo armado, pero me parece de mucha más seriedad la dirigencia de la guerrilla, que la

misma dirigencia del partido comunista, no sé ahora... Los guerrilleros con los campesinos son muy

respetuosos, muy formales. (...) Ayudaban a la formación política. En ese entonces eran formados

políticamente. Ahora no, porque cuando, por ejemplo, yo me bajé hacia el Guaviare, ya iba cambiando

la situación. Pero cuando yo conocí eso, yo admiraba sinceramente el campo guerrillero.

Viéndolo bien, acá se vive de una forma y en el campo se vive de otra. No es tan cierto que la guerrilla

haya perdido toda su base política, o que la esté perdiendo. Aquí en la ciudad la campaña es negra,

pero que los campesinos se sienten mejor con la guerrilla que con ejército, eso sí es cierto. Además

porque de pronto, puede ser más familiar, de pronto lo político, uno de campesino, a la hora de la

verdad no es muy claro. Uno se habitúa a la situación, además un campesino mira el ejército y es

como mirar el diablo. Tienen la idea de que, por ejemplo, el ejército llega al campo y llega es acabar

con todo. Además llega a la casa de este y no es: "Oiga don fulano usted es el dueño de la finca,

venga y hablamos", sino que lo van cogiendo a garrote, lo amarran, lo torturan, y de todo. Que de

pronto sepan que por ahí ha pasado la guerrilla, mejor dicho si se escapa es muy de buenas. Llega la

guerrilla y ha pasado el ejército:"Compañero, qué le preguntaron", y se ponen hablar. Porque la

expresión entre la guerrilla y el campesino se entienden mucho más. Casi porque el idioma es casi el

mismo, el lenguaje. Casi la totalidad de guerrilleros son campesinos. La guerrilla es como una forma

de vida, de cambio de vida. No todos son militantes, les gusta la guerrilla. Además piensan que estar

en la guerrilla es una forma de defensa del campesino. Porque lo claro es que para el campesino el

ejército es un enemigo. Es más fácil que le digan a la guerrilla, mire el ejército viene por tal parte por

allá ya viene, que irle a decir al ejército la guerrilla está en tal parte. La guerrilla está es protegida con

los campesinos. Así estén cayendo bombas por encima, ellos están concientes que lo está haciendo es

el ejército. No la guerrilla.

Podemos decir que en algunos casos, o algunos guerrilleros también cometen abusos. También se da,

y de pronto no se está dando solo a nivel de un guerrillero individual. Sí porque claro que con ese

cuentico que todos están en los acuerdos de guerra: se puede levantar oleoductos, se puede tumbar

torres y todo eso, a la hora de la verdad el campesino está sufriendo. Aparentemente no sufre que

vuelen una torre porque el campesino lo está tomando como represión hacia el gobierno. Pero el resto

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de población, por ejemplo las ciudades, los pequeños comerciantes, esa gente pierde, y eso sí no van

a estar con cuentos de que fue el gobierno, y no van a decir es que ellos por represión hacia el

gobierno es que hacen eso. Ahora por ejemplo, los oleoductos, la cuestión de acabar con las especies,

con la fauna, con todo, pues eso es ir en contravía. No estoy de acuerdo con esa forma de acción.

Porque me parece, que si estamos pensando en que hay que cambiar esta vaina, estamos es con

ganas de rescatar algunas cosas que el Estado las tiene casi perdidas. Por ejemplo, si estamos

hablando del petróleo que se lo están llevando, pero si lo botamos, pues no estamos solamente

botándolo, sino que estamos acabando con otro poco de cosas. Yo pienso que habría otra forma, no se

como sería.

Allá en Llano sólo hay FARC. Ellos negocian los lugares. Una vez hubo una disidencia, un grupo del

EPL, tal vez, por ahí por Medellín del Ariari, en esa época eran enemigos con las FARC, no había

ningún acuerdo ni nada de eso(...) Entonces se agarraron, ellos acabaron con esa base. Eso fue un

encuentro terrible. Muchos muertos. Se acabaron con esa disidencia, todos los que habían por allá. Y

después fue cuando entraron al diálogo, entre las diferentes organizaciones donde debe llegar la

Coordinadora. Yo creo que también se desmandan, pero sí, en parte, yo creo que están algo de

acuerdo, por lo alto por ejemplo se cumplen las órdenes. Pero lo que pasa es que la misma base(...) de

pronto ellos no cumplen las ordenes de sus jefes(...)

Hay amigos liberales que se creen de izquierda, liberales de izquierda, entonces se entran a la UP.

Hay más cercanía de la UP con el partido liberal que con el partido conservador. La realidad es que yo

actualmente con la UP estoy casi desorientado en eso. Pero cuando el auge de la UP era mucho,

mucho más, o casi el 50% que no eran comunistas y eran de la UP. Era más amplia, entonces la

cuestión era que el sectarismo no era tan fuerte. Yo presiento que internamente, en el partido día tras

día han depurado. Es que ahora todos los de la UP son del partido, yo creo que ya hoy día son

contados los que son liberales. Para mí es que la UP ya se acabó. Es el mismo partido, con otro

nombre, para buscarle más opción, hacerlo mas amplio. Pero mentira, vino a caer en lo mismo. Eso le

dijimos, al compañero, el domingo de la reunión: es que con la organización de desplazados hicieron lo

mismo que con la UP: la cogió el partido. El Partido la cogió para él.

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LUCIA

Alta, espigada estaba arreglada con modestia pero con esmero. Mantiene actitud de la

liderazgo que forma parte de su ser. Empeñada en sus ideales, franca. Logramos establecer

una converzación agradable. Uno de us deseos es escribir su historia, así que habla con

facilidad y va descubriendo su amores y dolores. Lucía es una mujer de cerca de 45 años.

Militante del PC desde muy joven. Ha sido desplazada, por ello, desde Cundinamarca al

Llano y luego a Bogotá, en donde una vez viuda, vive con su hija.

Desafortunadamente, esta es una historia incompleta. Diversas razones impidieron

registrarla en su totalidad. Sin embargo, su mérito está en que muestra, por una parte, una

experiencia femenina de dirigencia política y, por otra, momentos de persecusión política de

principios de la década del 80.

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Desde que oí hablar de eso me gustó.

Soy natal de La Palma, pero los recuerdos de mi niñez están en Yacopí. Fué allí donde ingresé al PC,

en donde me sentía identificada con mis ideales políticos. Desde que oí hablar de eso me gustó. En

compañía de mis dos hermanos, me incorporé en la militancia del partido.

Fundamos un centro de la Juventud Comunista, hacia 1975. Pero cometimos un error, pues

estábamos militando tanto en el PC, como en la JUCO y eso no se puede. Un dirigente del Partido nos

visitó y llevó el caso a la dirección, quién determinó que era necesario que optáramos por un sólo

movimiento. Me insistieron para que me quedara en el Partido y así lo hice. Fué así como me convertí

en activista y llegué hasta a formar parte de la dirección.

Iniciamos una gira por la región, con un compañero que estaba en la clandestinidad. El partido era

clandestino y todo el que hablara o pensara diferente era perseguido a muerte. La vinculación con mi

compañero que era perseguido, también provocó mi persecusión. Debíamos andar con mucho cuidado

esquivando los caminos, metiéndonos por los potreros. Fué allí que una vez para evitar los disparos

de un cuidandero armado que nos creyó ladrones de ganado, nos escondimos en medio de un

charrasco, con tan mala fortuna, que caímos en un hormiguero. ¡Qué muenda que nos dieron las

hormigas!

Dentro de la clandestinidad, me encontré con el que sería mi esposo. Fué en una manifestación. Al

principio, la relación giró dentro de las actividades del partido, pero luego de un año de relación

decidimos organizarnos. Para ese entonces, dejé de ser perseguida y pude regresar a mi casa. Vivía

en una vereda con mi madre que estaba tullida desde mucho tiempo atrás, y dos hermanos varones,

uno mayor y otro menor que yo. Todos trabajábamos la finca que era de propiedad del mayor, pero

igual que si fuera de todos. Nos repartíamos el trabajo,las ganancias y cuidábamos a mamá.

Prisionera e incomunicada.

Al mes de habernos organizado con mi esposo, decidimos salir a trabajar políticamente y también a

trabajar para sostenernos cogiendo maíz en una finca. Eran las seis de la tarde de un día en que

había eclipse, lo recuerdo muy bien. Estábamos pasando por una montaña, cuando nos encontramos

con una patrulla militar. Mi compañero no se podía dejar encontrar poque lo asesinaban; así que

rápidamente se escondió. La patrulla me detuvo y le hicieron varias ráfagas a él.

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Quedé en manos de un grupo de 23 soldados armados. Me insultaron y me llevaron a un caserío.

Toda la noche estuve sentada en el suelo de la escuela y llevaron a la maestra, que era ex-novia de mi

marido, a que me requisara. Me interrogaban frecuentemente y me acusaron de formar parte del IV

frente de las FARC. Yo respondía que nada tenía que ver y les explicaba cuál era mi trabajo en el

campo. Me iban a soltar, pero el compañero de la maestra denunció mi relación con esposo, que era

conocido y perseguido.

Me dejaron, entonces, en manos de otro escuadrón y me llevaron a otro caserío. Me conducían hacia la

base superior del ejército, donde había 70 militares al mando de un capitán. En el trayecto, al pasar

un río me accidenté y me goLpeé en una pierna; fuí atendida y curada por el enfermero del grupo. A

las seis de la tarde llegamos. El comandante cuando me vió preguntó por qué me traían viva, si

debían haberme llevado muerta a lomo de mula. Me guindaron una hamaca debajo de una enramada

y querían obligarme a comer, pues yo no había recibido nada, ni a las buenas ni a las malas.

Decidieron mandarme un soldado al que yo le había gustado. Me dijo que lo escuchara, que él me

quería. Que sabía que me iban a matar y que era mejor que yo me escapara, que el me hacía cuarto.

Yo no le creí nada y así se lo dije: "Estoy detenida y merezco respeto. Déjeme dormir; ustedes verán

qué hacen conmigo, pues yo no me voy a volar" En esa base estuve cuatro días, sin bañarme, ni

cambiarme de ropa, sin saber de mi compañero ni de mi familia. Yo no sabía de nadie y nadie sabía

de mí. Comía muy poco. Era interrogada dos o tres veces en el día por dos o tres mlitares que usaban

técnicas diferentes. Unos eran amables, otros me amenazaban, otros me insistían en que dijera la

verdad de ellos. En fin, era una tortura psicológica. Luego de cuatro días en la base, el capitán ordenó

que me sacaran al casco urbano, a la base general de la región, que era comandada por un capitán

quien era, a la vez, el alcalde de Yacopí. Allí dure otros dos días en la misma situación, incomunicada

y siendo interrogada frecuentemente. Querían que yo aceptara los cargos que ellos me asignaban de

pertencer a las FARC. Como no lograban nada, uno se acercó a aconsejarme que cambiara de opinión,

pues iba a ser llevada a un Consejo de Guerra en la Brigada militar. También me ofreció llevarme al

médico. Yo rechacé todas sus ofertas.

Luego vino un tipo muy bien plantado, ofreciéndome dulces y galletas y proponiéndome matrimonio, si

yo decía la verdad. Le boté sus dulces lejos y le dije una frase histórica: " A mi no me gustan los

hombres com usted, me gustan los hombres trabajadores". El tipo se enojó mucho. Estábamos ya a

Domingo. El día Lunes, fuí llamada por el Capitán. Me preguntó qué hacía fuera de mi vereda. Le

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respondí que estaba conociendo el terreno, pues me iba a trabajar allá, pues era modista. El me

acusaba que estaba llevando información y propaganda de la guerrilla. "Hágase la guevona y la

marica, y verá que la voy a colgar", me dijo. Me preguntó por mi hermano menor, dijo que lo iba a

colgar y a meter candela a la casa que era un nido de guerrilleros.

Me metieron al calabozo, sin haber investigación ni denuncio. Allá duré 72 horas privada de

comunicación; seguía sin bañarme ni cambiarme. Estando en el calabozo, el comandante pasó por un

almacén y comentó que habían cogido a una mujer con equipos militares y que la iban a colgar junto

con todos los de la familia. En el almacén estaba un tipo que era sicario enemigo ideológico, pero

extráñamente amigo personal de mis hermanos. El tipo se fué hasta la casa y habló con un hermano

que vivía independiente. El se fué para la casa de mi mamá y allí acordaron con los otros mandar una

comisión de mujeres para preguntar por mí. Me dejaron verlas y también a mi hermano menor. Ellos le

solicitaron a la dirección Central del Partido para que me mandaran un abogado, pero éste nunca

llegó. Cumplidas las 72 horas, me pasaron al juzgado donde rendí indagatoria durante un día entero.

Me habían denunciado por participar en un asalto guerrillero contra una patrulla militar. Quedé por

cuenta del juzgado y fuí enviada a mi celda que era un cuartico donde no cabía el colchón.

Estando encarcelada, hubo una emboscada guerrillera en la vereda de Corriente y mataron unos

soldados. El ejército militarizó la zona y cogió a mi hermano mayor a quien responsabilizaron del

ataque. Fue llevado a la base militar esposado y amarrado. Mientras tanto, mi hermano menor se

había quedado sólo atendiendo a mi mamá y viendo por los dos presos.

Luego de 8 días de estar detenida en la cárcel, me llevaron nuevamente al juzgado. La juez me dijo

que me quería ayudar si decía la verdad. Yo le respondí que la verdad ya la había dicho. "Aquí estoy

doctora, mire a ver qué hace conmigo. No voy a poner abogado porque no tengo plata, ni soy culpable".

Llevaba entonces ya 15 días en todo el proceso, desde que me cogieron en la montaña. Eran ya las 5

de la tarde, cuando me dejaron en libertad condicional, advirtiéndome que sólo debía dirigirme a mi

casa y además debía presentarme cada tercer día. Yo firmé y me fuí para mi casa, cumpliendo con lo

prometido. Después me extendieron la presentación al despacho cada ocho días, lo cual estaba fuera

de la ley.

A los tres días de mi salida, me encontré con mi compañero. Decidimos que era conveniente presentar

un memorial solicitando el retiro de la presentación, al cual me respondieron que mi caso estaba en el

juzgado 16 de Paloquemao, en Bogotá y allí debía comparecer.

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Viajé entonces a Bogotá. Cuando llegué al juzgado, el juez iba a salir, pero me atendió por un

momento. Cuál no sería mi sorpresa al encontrarme con el Dr. Jaime Pardo Leal. Yo le expliqué mi

caso, buscaron el expediente y coincidió conmigo en que se trataba de una persecusión política. Me

acusaban de portar armas, cuando lo único que yo llevaba era una peinilla pequeña, que constaba

dentro de la descripción del sumario. "Ya sabemos que esos son unos hijueputas", me dijo. Para evitar

dificultades con el ejército, me dió una constancia del juzgado.

Yo regresé a Yacopí y seguí trabajando con mis hermanos, igual que antes. Mi vida conyugal era

clandestina y aunque en la vereda nos conocían a ambos, nadie sabía de nuestras relaciones. Tenía

muchos admiradores, pero ningún novio conocido.

La experiencia de la maternidad

A los dos meses de salir de la cárcel quedé embarazada. Todo el mundo se asombraba; pero yo seguí

trabajando en la finca y con el partido. Tenía ya siete meses de embarazo, cuando a mi compañero le

salió un viaje para la URSS. En un pleno del partido se discutió lo del viaje. Algunos pensaban en mi

situación, pero yo le dije a él que se fuera tranquilo. El viaje era por seis meses.

Cumplía yo los 27 años cuando fuí madre. Fué un parto muy difícil y casi me muero, porque el niño

estaba pasado de nacer. Pero, al fin, todo salió bien, con ayuda de mis hermanos. A los dos meses de

nacido mi hijo, hicieron un ataque cerca de la casa y los militares nos culparon a nosotros. El domingo,

tres días después del ataque guerrillero, llegó una patrulla. Requisaron, y ordenaron llevarnos a

todos: a un hermano que vivía en otra casa, a una sobrina, al bebé y a mí. Estuvimos hasta las 11 de

la noche en la base militar. Me preguntaban por el papá del niño y yo les dije que era fruto de un

aventura. No podía decir quién era.. Al fin nos dejaron salir. La zona siguió militarizada y recogían a

mucha gente, familias enteras, que eran llevadas a la base para indagarlas.

Un vecino nos avisó que el capitán había amenazado que nos iban a quemar a todos vivos. Así que

mandamos a mi hermano mayor para La Palma y nosotros nos quedamos en la finca con mi hermano

menor y mi mamá. Habíamos sembrado café caturra que ya íbamos a recoger, nos preocupaba la

cosecha. Ibamos a ver hasta dónde resistíamos. A los tres días, cogieron a mi hermano menor, y lo

mantuvieron amarrado y sentado en el piso, sin comida. Mis sobrinas hablaron con el capitán y hasta

le coquetearon, pidiéndole que lo dejaran ir. Al fin cedió y lo dejó salir por un día. Pero no podía

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dejarse encontrar, así que también lo despachamos para La Palma . Yo me quedé a cuidar a mi mamá

y pensaba que mi hijo podía ser un poco mi salvación.

El éxodo.

Desafortundamente un señor de la vereda dió a los militares el verdadero nombre del papá del niño.

Así que los militares aumentaron sus amenazas de muerte contra mí. A los dos días tuve que salirme.

Los militares rodearon la casa, armaron campamento, se comían los animales, arrancaban la yuca y

el plátano. Una sobrina quedó al cuidado de mi mamá. Pero finalmente también tuvieron que salir

porque las amenzaban frecuentemente. Yo salí con algunas mudas de mi hijo y como pude llegué a la

Palma, y unos días después llegó mi mamá.

Como había deudas con la Caja, una hermana (que vivía aparte) y mi sobrina estuvieron en la finca,

bucando algunas cosas para sacar y vender también viendo cómo era posible cosechar algo. Los

militares las cogieron , les vendaron lo ojos, las metieron entre el cafetal y les hacían muchas

preguntas. Después las soltaron y les dijeron que no podían volver por la finca. A mi sobrina cuando

le quitaron la venda le echaron un líquido en los ojos, que le hizo enfermarse.

En La Palma duramos 8 días, luego estuvimos en Villeta y finalmente pasamos a Albán, en donde

sacamos una casa en arriendo. Era fea, sin ventilación, se inundaba cuando llovía. Pasamos mucha

hambre y dormíamos en el suelo, en unos colchones que pudimos rescatar. Supimos por un amigo,

que la finca había sido tomada completamente por el ejército, y acabó con la casa que estábamos

contruyendo. Se llevó 70 tejas para un campamento. El capitán reunió a la gente de la vereda y los

mandó a coger el café regalado. Todo lo robaron y lo destruyeron.

Otro amigo, vino a vernos y a avisarnos que el ejército había puesto precio a nuestras cabezas, $

150.000.oo y que nos estaban buscando en la zona. El mismo nos aconsejó que nos viniéramos para

Bogotá y nos trajo en su carro. Llegamos a Las Cruces, donde una prima de mi esposo. Como salimos

tan rápido de Albán, no pude retirar una máquina de coser que ya habíamos pagado y con la que íba

a reemplazar la que me regaló mi esposo y que tuve que vender al salir.

En Bogotá, mi hermano mayor se desesperó y tomó la decisión de irse para el Meta. Allá teníamos otro

hermano. A los dos día de llegar se marchó y nos quedamos con mi mamá, mi sobrina, mi hermano

menor y mi hijo. Llevábamos ya 15 o 20 días en Bogotá, cuando regresó mi esposo de la URSS. El

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tenía algunas informaciones, pero desconocía todo lo que habíamos sufrido. Acordamos irnos todos

para el Meta. Yo me quedaría allá y él regresaría a Yacopí a cumpir los compromisos con el Partido.

Nos fuimos a conocer el Meta. Allí había encontrado un terreno que iba a arrendar para sembrar. A

través de los miembros del partido, nos relacionamos y nos quedamos en la finca de unos amigos.

Allá me quisieron mucho. Era una finca hermosa y la fuimos muy bien. Yo estaba a cargo de la casa y

a cambio me daban comida y alojamiento a mí y al bebé. Después me empezaron a pagar. La señora

se vino para Bogotá unos días y me dejó a cargo de la casa, con toda la confianza del caso.

Ya llevaba 20 días en el Meta, cuando me enteré que mi hermano menor que estaba en Bogotá, lo

habían secuestrado. Era la época de Turbay, de las torturas en las caballerizas, de ese famoso

caballo que cogía a la gente por el pelo. El estaba en una cafetería con unos amigos, cuando vino un

grupo de hombres armados que se lo llevó. Allá le dieron palo, le quitaron los papeles y la plata.

Finalmente, después de 2 días, lo soltaron a la una de la mañana, descalzo y sin cinco. El se fué

caminando de la estación del norte hasta Las Cruces a pié.

Apenas yo supe eso me salí de la finca desesperada: apagué las ollas y me vine a pié hasta el

pueblo. Don Efraín se puso bravo conmigo y se vino detrás en el caballo. En el pueblo llegué donde

una amiga y con otros compañeros me hicieron ver que con desesperarme no arreglaba nada y no

dejaron que yo viajara.

Entonces, todos los otros hermanos decidieron irse también para el Llano y se llevaron a mi mamá.

Allá en el terreno que habían arrendado, había un ranchito que ellos arreglaron, haciendo cosas de la

nada.. Mis hermanos son muy sociables y se abren camino con la gente, además son muy

trabajadores.

Yo seguía separada de mi compañero. Decidí salirme de donde Lubín y me fuí a coger café, mientras

mi hermana me cuidaba el niño. Pero los bichos me picaron y me tocó regresar. Como yo sé hacer

esteras de caña, un día, estando con otros amigos, me ofrecí a tejer algunas que necesitaban y que se

usan mucho en las casas. Claro que ese oficio le vuelve a uno una nada las manos. Luego iban a

celebrar las fiestas del pueblo y algunos compañeron me propusieron que pusiéramos una venta de

cerveza. A mí eso no me ha gustado mucho, pero me convencieron y las utilidades nos las repartíamos

por mitad. Ellos me acompañaban a ratos y yo dormía con el niño en la venta.

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Pasadas las ferias, me ofrecieron posada en el pueblo y allá me quedé vendiendo gasesosa y cerveza.

Al mes de estar en el pueblo, llegó mi compañero. !Qué sorpresa para él conocer la cantidad de

penurias que yo había pasado y, también, cómo las había afrontado!. Le solicitó traslado al Partido y

ellos aceptaron. Así que nos quedamos viviendo en el pueblito.

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CARLOS

Pensativo, respetuoso, afable, a veces taciturno, Carlos tiene alrededor de 40 años. Siendo

adolescente saióe con su familia de Cundinamarca para el Llano a buscar mejores tierras. Allí

se estableció y empezó su relación con el Partido, del cual fué miembro muy activo.

Sale de la zona por temor, ya que se entera que está en la "lista negra" y decide no esperar. En

Bogotá, en donde está desde hace dos años, su esposa lo abandona, quedando con sus tres

hijos varones a cargo. Ha buscado diversas maneras de establecerse económicamente, pero no

lo ha logrado.

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¿Volver al campo? ¡No!. La mayoría piensa en retornar, pero yo me quiero quedar aquí. Mis papás

todavía viven en el Llano. Nos escribimos, nos llamamos a veces y a veces también me mandan

comida de allá: yuca, plátano..

Yo tengo allá una finca de 45 ha. y en ganadería están ocupadas unas 30 has. Desde los 10 años

empecé a trabajar y a los 15 años compré una finca que en ese tiempo me costó $ 3000, era selva

total. Nací en La Mesa y a los 7 años mi hermano mayor se fué para el Llano y se consiguió una finca.

Entonces nos fuímos todos los hermanos varones que éramos 5; pues las dos hermanas mujeres, una

tenía trabajo y la otra era casada. Yo, en ese tiempo, estaba haciendo 2º de primaria. Allá nos

quedamos 7 años. La primera finca quedaba a tres horas del pueblo. Después mi papá compró otra

finca más arriba, como a unas 10 horas del pueblo. Era pura selva, lo que se llama un fundo. Bueno,

nosotros llegamos a la finca de mi hermano mayor y nos adaptamos muy bien, había mucha carne y

no sufríamos de hambre. Yo, que era el segundo de los hombre menores, fuí el más avispado.

Sembrábamos mucho arroz, se sacaban 30 o 50 cargas de arroz al año. Yo iba ahorrando platica. El

ganado era barato y mi papá me ayudaba. Así fuí trabajando poco a poco. Tumbé monte y iba

regando pasto. En el 79 ya estaba con cercas y había construído un rancho. A los 20 años conseguí

mujer y ella me ayudaba a trabajar. Nos aburrimos y nos fuimos para el Guaviare con mi esposa y

mis hijos23. Allá llegamos a organizar una finca y económicamente nos fué mejor. De allá mandaba

plata para arreglar la otra finca. Llegamos primero a donde un amigo, sembrábamos ajonjolí y

pescábamos. Esa era la época de la coca y se dañó la región. Yo alcancé a sembrar también. Llegó la

guerrilla, el ejército y se dañó la región para trabajar... Allá duré 5 años y me volví para el río

Guayabero. Allá nos conocimos con otros compañeros dirigentes sindicales.

Desde los 18 años, yo tuve la idea de trabajar con los campesinos. Mi familia no es militante, pero la

idea me surgió viendo que la gente se reunía y los sindicatos repartían tierras. Como era una región

muy organizada, se seleccionaba la gente. Para entrar al Ariari se necesitaba permiso. Eso lo

controlaban los sindicatos agrarios.

Fuí militante de la JUCO, lo que no me pesa porque me diferencio de otros de mi familia que son

tomatrago y se vuelven degenerados.. A través de la fomación política que he recibido, he aprendido a

23 Según el testimonio de más adelante, parece que la motivación de la migración al Guaviare tiene que ver con responsabilidades políticas.

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ser responsable y eso ha servido para mi superación. Algunos de mis hermanos también fueron

militantes, pero de nombre no de acción. Me formé como dirigente y a los 17 años estaba en la JUCO:

allí nos reuníamos 5 jóvenes. Así adquirí algún conocimiento y experiencia. Me llamaron a hacer parte

de la dirección de jóvenes; me gustaba mucho leer sobre economía y filosofía.. porque yo sólo tengo 2

de primaria. Ayudé a formar a muchos jóvenes, algunos son dirigentes buenos, a otros los mataron.

Julían Vélez, por ejemplo, que fué un diputado del Meta, fué reclutado por mí.

Trabajé en la JUCO hasta los 25 o 27 años y pasé directamente al partido. Me fuí para el Guaviare.

Allá había dos células del Partido y cuando me regresé había ya un comité regional conformado. En el

84 obtuvimos mayoría y derrotamos a los partidos tradicionales. Teníamos representación en el

Concejo Comisarial. Allá organizamos a la gente y todo el que entraba era llamado a hacer parte de la

organización. Había receptividad porque la gente quería estar y explotar la región. Pero hubo también

errores: no se dió un manejo adecuado; cuando se fundó la UP teníamos la mayoría pero se nos salió

de las manos a la dirigencia... se metió la guerrilla y manipuló el trabajo político. También hubo

infiltración de la inteligencia, se tomaron las direcciones y mataron a la gente. Ese trabajo se perdió.

Me llamó la atención la militancia del partido porque defiende la clase menos favorecida, al sector

pobre. No quiere la división de clases, ni la descomposición social. Además defiende los derechos

humanos. Había un apoyo en defensa de esos intereses. Mi esposa estaba también vinculada al

trabajo político y militaba activamente. Fué también dirigente. Con mis hijos, soy muy respetuoso de

sus creencias y no quiero imponerles ningunas ideas. Sólo les aconsejo que es mejor la defensa de los

más pobres.

En mi experiencia, las relaciones que pude apreciar con la guerrilla fueron fraternales. Se actuaba

políticamente en conjunto y se trataba de combinar formas de lucha para tomarnos el poder. Eso fué

entre el 75 y el 84; pero las cosas han cambiado mucho. Las relaciones se han vuelto más

independientes y se han separado de esas cuestiones. Las ideas sectarias... Las cosas han dado un

vuelco, aunque algún sector está aún aliado. Por allá sólo había presencia de las FARC, el ejército

llegaba a buscar no a la guerrilla sino a la dirigencia. Si el ejército entraba, se avisaba a la guerrilla

para que no hubiera conflicto. Procuraban que la guerrilla respetara la zona, pues una arremetida

militar los podía afectar.

Creo que la salida debe ser democrática y se necesita una negociación para que cese la violencia en el

país. Pero el problema de la violencia no es sólo de la guerrilla, pues el Estado tiene mucho que ver.

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Por eso la negociación debe ser muy cuidadosa y se deben depurar a las fuerzas armadas. No

comparto las ideas radicales de seguir la guerra. Las experiencias han demostrado que el modelo

socialista ha naufragado.

Me vine del Guaviare porque miré cosas desagradables. Cuando empezaron a matar era muy duro y

yo estaba incluído en la lista, entonces me vine. No me pesa ese trajinar de la vida, no estoy

arrepentido. Opté por estarme quieto. La mayoría hace eso, aunque siga convencido de sus ideales.

Quiero mucho esas cosas, pero no quiero meterme, sólo quiero meterme a sacar mis hijos adelante. La

salida es muy dura y ... ¿sabe? El perro que es tan importante en la vida de la finca se murió de

tristeza cuando nos salimos. ¡Cómo será uno!. Aquí en la ciudad uno tiene que cambiar el caballo por

el bus.

Nosotros trabajamos muy duro por el partido, hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance. Cuando

había manifestaciones traíamos 50 o 60 buses para las manifestaciones. Ahora, el partido no ha

querido responder por nosotros. Una cosa es querer al Partido y otra querer a sus dirigentes. Por eso

hemos organizado por nuestros propios medios esta organización. Allí revisamos temas y nos

enteramos de los problemas del diálogo de Caracas. Muchos de los desplazados se vienen y se

radican en el barrio Policarpa y allá los matan. Yo fuí fanático y me entregué de lleno a las cosas. Pero

ya no.

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ISAAC

Tiene una mirada inteligente y la piel curtida por la vida. Cuenta con facilidad su experiencias

recreándose especialmente en aquello que le es más satisfactorio: la pesca, el río, su trabajo.

Isaac está cercano a los cincuenta años. Es oriundo del LLano, pero ha tenido que desplazarse

por la región incluso hasta Venezuela. Se estableció más definitivamente como colono hacia los

años 70 y luego se vinculó activamente con el Partido Comunista.

LLegó en los primeros meses de 1992 a Bogotá, con su esposa y sus tres hijos de 12, 10 y 6

años. Su historia refleja lo que pudiera denominarse, un desplazado de toda la vida, donde se

articulan, estrechamente dos grandes momentos de la violencia política en el país.

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* Mirábamos como ardían los ranchitos.

Era el año de 1948. Salimos de Granada absolutamente sin nada. El que llevó mucho fue la cobija que

tenía tapándose esa noche. Con eso nos fuimos, el resto quedó ahí. Eramos una familia harto grande.

Más de veinte. Todos vivíamos en la misma vereda. Lo que pasa es que se anunciaba pues que venía

una invasión contra los liberales y que iban a matar a los cachiporros y ese palabrerió que se oía en

esa época. Entonces nos reunimos en la casa. La mayor parte de gente se reunió en la casa de mi

mamá, porque era donde estaba mi abuelita. Entonces los hijos llegaban a la casa, a mirar qué se

podía hacer por la mamá. Entre ellos estábamos nosotros.

Nosotros salimos corriendo y nos fue a amanecer plenamente por ahí a una media hora de lejos de la

casa donde vivíamos. Por ahí a las siete de la mañana mirábamos como ardían los ranchitos, con

todo, todo lo que teníamos. Yo tenía por ahí unos cuatro o cinco años. Entonces nos fuimos.

Conseguimos unas canoas y nos trasladamos a canalete para San José del Guaviare. Llegamos a un

sitio donde desemboca el Guayabero y el Ariari. Ahí nos quedamos trabajando donde unos familiares

de mi mamá. Ya a esa altura, íbamos más o menos unas 25 familias, más de cien personas,. Ahí

hicimos campamento y nos quedamos un tiempo proviniéndonos en comida, plátano, yuca;

cultivábamos arroz.

Después, ahí llegó una comisión de la policía de San José del Guaviare a llevarnos detenidos.

Entonces, nos llevaron hasta San José, allá vivían unos familiares de mi mamá y de mis tíos y

hablaron por nosotros. Ellos eran conocidos de ahí de San José y toda la cosa. Entonces, nos soltaron

y nos pusimos a trabajar en San José. Luego vino esa arremetida contra un líder guerrillero de esa

época, se llamaba Dúmar Aljure, porque él compró una finca y hizo su campamento cerca de San

José. Ahí se mantenía con su gente armada y toda la cosa.

* Nos recibieron como asilados políticos.

Entonces nos fuimos para Venezuela, desde San José del Guaviare, y nos acompañaron todas las

familias. Todas las familias con quienes habíamos salido de Granada, todas nos acompañaron. A

puro canalete, nos metimos 25 días río abajo. En una playa donde parquiaba una familia ahí

parquiábamos todos. Ahí dormíamos, al otro día madrugábamos a hacer el desayuno y seguíamos el

camino. Llegamos a Venezuela y allá nos asilamos políticamente. Nos recibieron como asilados

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políticos. Seguimos trabajando unos tres años ahí en Venezuela. Eso fue entre el 48 y el 51.

Exactamente hasta que cuando la Junta Militar tomó la presidencia de la República.

Entonces nos salimos de Venezuela. No las mismas familias. Ya cuando llegamos a Venezuela y

empezamos a trabajar ahí nos fuimos abriendo. Por ahí trabajábamos en ganadería, en albañilería,

cortando fibra o chiqui-chiqui lo llaman por allá. En eso más o menos es la forma de conseguir la vida

uno allá. Ya cuando montó Pinilla, que ya vino la entrega de armas del 52, vinieron a hacer algunas

reconquistas, podíamos llamarlas, del Estado a través de la Caja Agraria: préstamos al campesino,

digamos para retomar una vida nueva del campesinado, Entonces, nos regresamos a buscar lo que

habíamos dejado en Granada: la finca, la casita y el ganadito que de todas maneras estaba ahí.

* El nos ganó de mano.

Nos vinimos. Nos subió un señor en un motor, un 22 HP hasta el raudal de Macondo. Gastamos ocho

días subiendo Ariari arriba. Luego de ahí para arriba se nos acabó la platica. No hubo como pagarle

más, y nos tocó seguir nuevamente a canalete hasta San José. Subiendo hasta San José nos

gastamos 23 días. Llegamos a San José, ahí trabajamos un poco porque los escasos recursos que

teníamos apenas nos alcanzaban para el viaje. Entonces ahí nos pusimos a trabajar, mi mamá, mi

papá, porque nosotros todos pues estábamos pequeños. Entonces nos pusieron a estudiar.

Estudiamos un poco mientras ellos trabajaban. Luego mandaron a mi mamá pa' Granada a ver la

casa porque nos íbamos a trasladar para Granada. Había formas de su pasaje para viajar a Granada.

Pero, para no irnos ciegos de la cuestión, resolvieron primero mandar a mi mamá para que visitara

Granada, mirara y que dejara todo listo para cuando llegáramos nosotros. Pero dimos con la mala

suerte de que hay un tío de nosotros, que había andado con nosotros por allá también y conocía pues

todo lo que había ahí. Claro, imagínese, viviendo ahí mismo. Entonces él nos ganó de mano. Llegó

primero y vendió el ganadito, y vendió la casa del pueblo y se tomó esa cosa, todo eso. Entonces nos

dejó en la olla y nosotros no pudimos venirnos a Granada. La finquita la vendieron, la había vendido

él mismo, todo.

Nos tocó quedarnos trabajando en San José, hicimos una casita, nos hicimos a la idea de que ya

teníamos que vivir ahí. Seguimos viviendo allí años, estudiamos. Luego fue cuando ya vino fue lo del

piedemonte otra vez, lo de Aljure, porque él también se había replegado para otro lado. Como que nos

pusimos de acuerdo: cuando nosotros llegamos a San José, él ya había llegado. Entonces, pues

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nosotros trabajamos un poco y luego volvieron a seguir con los choques, de la guerrilla contra el

Estado. La guerrilla liberal, sí señora. Entonces, resolvimos regresarnos nuevamente para Venezuela.

Unos dos días de canalete a Venezuela. Ya nosotros estábamos grandes, yo me acuerdo que ya yo

trabajaba.

* Explíquenos, ¿por qué es que nosotros vamos a peliar?.

Yo estudié hasta la edad de doce años, mi mamá no me pudo dar más estudio porque no había con

qué. Yo hice hasta tercero de primaria. Bueno, pues yo me hice a la idea de que ya no podía estudiar

más, tenía que ponerme a trabajar para ayudar a mi mamá. Mi papá era un poco desinteresado,

digámolo así, en el hogar. Entonces mi hermano el mayor, Antonio, y yo teníamos que trabajar para

ayudarle. Había veces que la platica que se ganaba en la semana, se la gastaba y en la casa no había

remesa. Entonces nos pusimos a trabajar en Venezuela. Allá habíamos dejado algunas relaciones.

Volvimos a recordar los viejos amigos. Entramos a trabajar nuevamente en albañilería. Mi hermano

mayor se enfermó mucho.

Nosotros nos tocó volvernos a asilar políticamente. Porque en esa época sucedió una guerra pequeña

que hubo por allá de un levantamiento de algunos colonos. Ahí estaba entre ellos, ejemplo, el doctor

Tulio Bayer, quien dirigía esa revolución, y la gente la reclutaban era a las malas. Allá en la casa

donde nosotros estábamos, estábamos trabajando con un señor. Nosotros no sabíamos, pero él era

uno de los jefes de esa guerrilla.

Habíamos tenido que trasladar a mi mamá precisamente para San Fernando de Atabapo, en

Venezuela, en el Estado Amazónico, por cuestiones de salud. Entonces habíamos quedado ahí mi

hermano, mi papá y yo. Entonces llegaron y nos dijeron que teníamos que irnos a peliar o teníamos

que desocupar en seis horas el área o no respondían por la vida de nosotros. Entonces mi hermano se

puso a llorar y les dijo: "Miren, vamos a hacer una cosa. Pues mi hermano todavía no tiene cuerpo

pa'peliar, en caso de eso yo voy por ambos y deje que él se vaya para donde mi mamá, que le ayude

allá a la anciana y se va con mi papá".

Y así fue. Lo cogieron a él y nosotros nos fuimos a canalete, para Venezuela. De ahí gastábamos no

más día y medio a remo. Así fue que llegamos allá a Venezuela. Después se sucedió el rumor por todo

Colombia y Venezuela, de que había una gente por allá peliando a las malas, que había un

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levantamiento contra el Estado, que el Batallón Colombia le iba a plantar. Así fue que esta gente,

marcharon por espacio de tres días por sabana, unos ratos en carro y otros a pie. Hubo nueva

sublevación de personal, entonces decían: "Nosotros vamos a peliar contra el Estado, pero explíquenos

por qué, como primera medida. Como segunda medida, si vamos a peliar y nos llevan a un área

donde nosotros no conocemos, podemos peliar pero en el área nuestra, que conocemos y cuando haiga

por qué. Así no más irnos a peliar, que porque vamos a peliar por excelencia, no. No queremos y así no

vamos a ir". Entonces se rebeló el el antiguo patrón de nosotros y junto con él 120 hombres más.

Entonces ya eso fue noticia, dieron a conocer esa cuestión rápido y el Inspector de Policía de

Amanaven informó a Villavicencio. Y ya pues el Batallón llegó a reprimir pues lo que venían en pie de

pelea. Pero los que ya venían a entregarse, pues ellos antes iban era a prestarle auxilio, regresaron a

sus casa como tal. Así de esa manera regresó mi hermano y otro poconón de amigos. Entonces nos

pusimos a trabajar nuevamente.

* Vamos a frentiar nosotros el hogar, hermano.

Al cabo de unos dos años de estar allí nos salió un viaje para Colombia, con un señor colombiano pero

que estaba viviendo en Venezuela con una señora venezolana. Tenía negocios allá y toda esa

cuestión. Nos trasladamos, sí, para Colombia, a sacar una mancha de palo que llaman pendare o

chicle. Nosotros fuimos a cocinar eso. Nos llevaron por ahí a una maloca, lejísimos, eso nos

gastábamos por el caño adentro como cinco días a motor. Estábamos en el Vichada. Bueno allá nos

dejaron. Como a los dos meses de estar allá, hicieron falta algunas cosas y mi papá salió a

encontrarse con el patrón. Pasaron los cinco meses y el cucho no volvió tampoco, y nosotros allá. Se

nos empezó a agotar todo. Totalmente todo. Lo último que nos quedó fue sal. Nada más. Resolvimos:

¿cómo es posible que nos dejen por aquí? Pues tanto mi papá como el patrón nos dejen por aquí

tirados y al patrón no le importa ni la producción ni les importamos nosotros ni nada. Dejemos esa

vaina tirada y nos vamos. Así fue que nosotros dejamos eso tirado allá. Toda la producción que

habíamos sacado nos tocó dejarla tirada. Conseguirnos unos potrillos todos viejos, pequeños; unas

embarcacioncitas pequeñas, inclusive hasta rotas, con los indígenas. Y así fue que nos trasladamos

nuevamente para el Guaviare. Sin nada.

Entonces nosotros con mi hermano mayor nos hicimos a la idea de que posiblemente nosotros no le

importábamos, ni el hogar ya le importaba al cucho. Pues los hijos del hogar ya estábamos todos, los

que habemos a esta fecha. Entonces resolvimos pues vamos a frentiar nosotros el hogar hermano.

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Así fue que nosotros llegamos a las bocas de Caño, en el Guaviare, y nos fuimos para donde un

amigo. Un señor nos miró pues que íbamos con los potrillos ahí y nos trasladó. El hombre, buena

gente, nos recibió, nos dio posada. Nos dijo, aquí lo que hay en la finca, a eso hay que echarle mano,

eso es para ustedes. Eso fue en una época de julio, en agosto subió un comerciante amigo que vivía en

Amanaven. Estuvo conversando con nosotros y luego nos ofreció pues crédito para pescar. Claro,

hermano, sí usted nos da crédito para la pesca, nosotros pescamos y le pagamos lo que sea en

pescado. Hombre, muy fácil, no es sino que me hagan una lista y yo les traigo toda la mercancía que

necesiten. Entonces ya nosotros, ahí donde ese señor, nos habíamos hecho a una cuadrillita -podemos

decirlo- de 14 indígenas guayaberos. Entonces nosotros le manejábamos un poco el idioma a ellos.

Entonces ellos de eso se encariñaron de nosotros y se fueron para allá. Bueno, y con esa gente aquí

qué hacemos. No, pues ponerlos a trabajar. Entonces nos empezaron a salir contratos de limpia de

cacao, mientras llegaba la pesca nosotros limpiábamos cacao con esos indígenas. Nos íbamos a una

finca, de ahí nos trasladábamos a otra finca. De pronto nos salía la hechura de una casa, mientras

que pasó la temporada de invierno y vino la pesca. Entonces ya nos fuimos a pescar y eso nos sirvió

para comprar un motor. Pudimos movilizarnos mejor y en la próxima pesca. Pensamos de que

debíamos subirnos para San José nuevamente. Pero Caliche se nos quedaba sin estudio, porque no

habían escuelas. Se nos quedaba Rosa sin estudio, Carmen sin estudio y Tulia sin estudio y que,

entonces, pues para nada nos serviría, de pronto, conseguir cualquier dinero por allá, y dejar todos

estos hermanos aquí, pues, ... brutos.

Definimos: "No, pues ya con el motor, con más o menos lo que nosotros sabemos trabajar, podemos

irnos arriba a San José. Allá teníamos una finquita y podemos trabajar; y nos defendemos la comida

mientras que estos muchachos estudian". Así, de esa manera, nos trasladamos nuevamente para San

José. Ya ahí nosotros éramos hombrecitos, con mayor capacidad. Pues no llegamos bien, lo único que

llevábamos era la canoa, el motor y algunos pesitos para comer ahí mientras tanto. Un señor nos dejó

cuidando una casa grande, de moriche, ahí en el pueblo. A los pocos días nos dijo que más bien nos la

vendía. Nosotros le dijimos que sí: nosotros se la compramos. Luego nos fuimos a trabajar a la

finquita. Como la habíamos dejado, así estaba. Allá nos fuimos a sembrar maíz, a sembrar plátano, a

sembrar yuca, todo lo de agricultura.

* Salíamos a cazar caimanes.

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Para defendernos la comida para los estudiantes y para nosotros, pues no podíamos trabajar toda la

temporada en la finquita, entonces salíamos a cazar caimanes, a matar caimanes en el río. Como no

teníamos con que plantiarnos todos los materiales que necesitábamos para ello, entonces un amigo

nos dijo: "Miren, vamos a hacer una cosa. Yo les doy todo lo que necesiten y nosotros partimos las

ganancias. El ponía los materiales, nosotros poníamos el trabajo y partíamos la producción. Así de esa

manera fue que nos fuimos. Pues no conocíamos, ninguno de nosotros todavía no había matado el

primer caimán; pero teníamos la idea de como se hacía, porque habían dos tíos de nosotros que

estaban en eso. Nosotros nos fuimos, y sí, el primer viaje nos fue bien, matamos 1.200 piezas de

caimán.(...) Le sacábamos el cuero, todo el cuero, se salaba bien salado, sin que le vaya a dar el sol ni

el agua, y lo envolvíamos. Era un producto que echaban de Colombia para los Estados Unidos. La

carne se dejaba para los animales. Así nos valíamos. Entonces regresamos a San José. El señor muy

contento cuando miró la producción, muy contento, hasta nos emborrachó por cuenta de él. Ya se nos

llegó la época de volver a coger el maíz que habíamos sembrado, fuimos a recolectar la cosecha. Y

luego nos abrimos a trabajar.

* Vamos a hacer una sociedad entre todos.

Llegó un señor y nos dijo: "Hombre, ustedes como que tiene ganas de pescar. Yo les doy materiales

para que pesquen y me los pagan con la pesca. Comida, lo que necesiten. A nosotros siempre se nos

unía mucho muchacho que le gustaba producir para él mismo. Entonces se nos unía. Pues vamos a

hacer una sociedad entre todos. Y así de esa manera era que andábamos. Ya para esa fecha nos

juntamos como unos 25 y nos fuimos a pescar nuevamente (...) Siempre llevabámos entre 460, 480

arrobas de pescado seco.

Había mucho pescado, hartísimo. Eso es un modo de subsistencia por allá. Por ejemplo ahorita, en

esta época, por allá se puede vivir del pescado, se puede decir. Porque usted se va con una malla de

150 metros y malo, malo, malo, porque está muy mala la pesca, en la noche caza por ahí unas cinco o

seis arrobas, sí es que está muy mala. Si está regular, debe de arrimar con quince o veinte arrobas.(...)

Fuimos y pagamos, con la mitad del pescado, todas las cuentas que debíamos, nos quedó plata y

volvimos y nos pusimos en el negocio. Así fue que le alcanzamos a sacar unas 900 o mil arrobas de

pescado seco. No nos quedó debiendo ni le quedamos debiendo.

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De ahí en adelante ya seguimos trabajando por cuenta de nosotros: pesca, caimanes, cachirre, y la

agricultura, claro. El fundito no lo podíamos abandonar, porque él nos producía el plátano, la yuca, el

maíz, el arroz, el choclo. Entonces eso nos daba para el sustento prácticamente. Solo comprábamos lo

que era de almacén: panela, paara sostener gallinas, marranos. Así vivimos una larga vida en el

Guaviare, con pesca.

* Esto está bueno es pa' hacer un pueblo.

Luego, fuimos y fundamos un pueblito que se llama Macondo. Yo fui uno de los de la idea, porque,

habíamos varios colonos por ahí y teníamos que subir hasta San José para vender maíz o comprar

cualquier cuestión. Entonces, nos nació la idea un día charlando con estos amigos de que pues

podíamos hacer aunque fuera una bodega ahí. Al pie del río era la finca de una señora de los

Estados Unidos. Una hacienda grande. Traía camiones, para llevar mercado, para traer sal para el

ganado. Entonces, mirando eso, les dije, esa vaina queda tan buena ahí, que yo les voy a comprobar a

ustedes que no hay que subir a San José para vender el maíz, por aquí mismo sale el maíz. Entonces,

en esas bajó un camionero amigo. Le dije: "Hermano, usted trae el viaje para doña Frankie, pero no

tiene viaje de compensación. ¿A cómo me saca viaje a San Martín? y yo le doy carga." "¿Qué carga?".

"Maíz. Le voy a sacar a $40 carga". Hicimos el contrato por 380 cargas que hay. Empezamos a sacar

el maíz por ahí y los otros colonos decían: "Es la verdad, nace la necesidad de construir una bodega

allí.

Luego nos reunimos entre todos, formamos una junta de acción comunal así a la carrera e iniciamos

por ir a conseguir un pedazo de tierra y hacer una bodega. Llegó la señora dueña de la tierra a peliar

con nosotros. Le dijimos: "Vea señora, nosotros no queremos peliar con usted. Nosotros queremos

hacer una bodeguita aquí para sacar nuestra carga. No más, nosotros no necesitamos expropiarle el

terreno. Sí nos deja este pedacito aquí, ahí nosotros construimos una bodega.(...) Somos un poco de

colonos que estamos aquí reunidos a través de una Junta de Acción Comunal. Además nosotros no

tenemos con que comprarle. Además no va a ser para fruto, quizás, de nosotros los meros colonos que

estamos acá, sino que su finca también se va a beneficiar; porque si el camión viene hasta aquí a

sacarnos carga a nosotros y les trae a ustedes comida, sal, algo para su finca, entonces se le va

avaluar más su finca".

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Bueno, pasó el alegato. Luego vino un señor de San José, un amigo, y dijo: "No, esto está bueno es

pa'hacer un pueblo". "Bueno, si usted mira, hagamos un pueblo aquí". Hicieron un trazo ahí ligero de

pueblo y empezaron a construir su casita. Ya estábamos como unos cincuenta colonos. Entonces la

señora de una vez, volvió a peliarnos, nos demandó en San Martín. Entonces, el amigo nuestro que

había venido de San José, él tenía buenas conexiones y sabía cómo defender la situación. Y sí, llevó

al Secretario del Departamento, llevó a un promotor de acción departamental comunal y nos dio la

razón. No nos quiso dar el terreno porque no era de él, pero dijo que de todas maneras este pleito no

nos lo gana la señora. "Ustedes necesitan ese terreno y ella está sobrada de tierras". Imagínese si no

iba a estar sobrada si tenía, dentro del cálculo que le hizo el Incora, tenía 51 mil hectáreas entre

sabana y montaña y tenía 250 reses. Estaba muy sobrada. Así fue que él nos lo dijo. No en forma

directa, sino que debajo de cuerda, nos dijo el promotor de Acción Comunal síganle metiendo trabajo a

las casas y hagan las casas, y en eso paró el alegato. Lo último que nos dijo la señora era que

necesitaba el terreno para hacer una casaquinta para pasar vacaciones. Eso no era obstáculo:

"Señora, díganos dónde y le ayudamos". De esa manera, fundamos al pueblito.

* No me gustó ninguno de los dos.

Yo, por la derrota que nos habían hecho en Granada, cuando yo era un niño, en vez de cogerle amor o

cualquier cuestión a los partidos liberal o conservador, no me gustó ninguno de los dos. Había un

cura, que cuando yo estaba estudiando nos daba clases en la política de Colombia, y nos hablaba de

la violencia. Nos contaba cómo se había armado, por qué se había armado, quiénes eran los gestores,

por qué se había sucedido. Y encontramos que eran los mismos, liberales y conservadores que

tramaron esa violencia. Entonces yo les cogí odio. Ni ser liberal ni ser conservador no me gustó. En

ningún momento, en mi vida no me oyeron decir ¡Viva el partido liberal! o ¡Viva el partido

conservador!. A pesar de que mi cuna de mis viejos todos liberales totalmente. Pero yo no pude,

porque entendí que eso no me daba frutos. Eran los dueños de la ruina mía, puesto que habían hecho

dejar lo poco que teníamos en Granada, que yo era un niño botado e irnos para la montaña.

Entonces, surgió ahí un movimiento nuevo, decretado por el doctor Carlos Lleras Restrepo, donde nace

Usuarios Campesinos, la ANUC. Entonces me gustó la cuestión. Bajaron a una visita dirigentes de

ANUC, estuvimos hablando, hicieron una Asamblea y me nombraron presidente de ANUC del puerto.

Pues, me gustó mucho porque entraban a defender los intereses de los totalmente desprotegidos. Así

fue que un día cualquiera, en un invierno, se inundaron todas las fincas, una inundación tremenda del

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río Guaviare. Con mucha gente sin donde ocultarse. Entonces, nosotros miramos una cantidad de

terreno ocioso y orientamos a la gente a ubicarse ahí. Entonces nos topamos fue con la señora dueña

de la tierra. Ya tenía como unos dos años de estar funcionando el pueblito de Macondo. Y nosotros ya

habíamos pasado como cuatro memorandos solicitando el puesto de Policía, para el control del orden

público. De todas maneras, ya había cantinas y negocios, y no faltaba el borracho que le diera

machete a otro. Entonces, no nos habían querido dar el puesto de policía, porque, nos decía el

comandante de la policía, que no tenían personal. Pero cuando se dio la toma del terreno, entonces

bajaron diez unidades de la policía al mando de un cabo primero, paisano mío, buena gente. No

porque haya sido paisano mío, sino que se neutralizó con el problema. Bajaron para reunirnos y

hacernos desistir del terreno. Que teníamos que desocupar la finca.

Entonces yo, todavía no conocía mucho de política, como ahora, que tampoco conozco, pero tenía unos

conocimientos muy básicos. Yo mismo reuní a todos los campesinos. "Nos vamos a la reunión. No se

puede quedar ninguno" Y todos nos fuimos. Llegamos allá. Pues, que la gringa no sabía hablar

español. Entonces el inspector y el administrador de la finca que sí sabía hablar el español y el inglés.

Entonces nombraron al cabo comandante de la policía como vocero de la gringa. Por parte de los

campesinos que habían tomado tierra, el vocero era la ANUC. Le dije, todo eso se puede y nosotros

podemos ser voceros de los campesinos, pero lo que no podemos aceptar pues, es que el comandante

sea el vocero de la gringa. Entonces él se paró y dijo: "No, yo le agradezco mucho al inspector, pero yo

no puedo servir de vocero ni de los campesinos ni vocero de la gringa. Yo vine por el pueblo, para el

pueblo y con el pueblo. Yo vengo es a mediar que no vaya a haber un enfrentamiento. Ni lo uno con lo

uno, ni lo otro con lo otro."

Discutimos bastante. Luego, para ahondar un poco la discusión, me tomé el atrevimiento de decir

delante de todos los colonos: "Mire señora, yo me comprometo que los colonos le desocupan el área, le

desocupan sus tierras sí usted nos muestra un título por el Incora. Sí no lo tiene, entonces vamos a

hacer una cosa, como usted pretende esos terrenos que para nosotros son ociosos, y los campesinos

se están ahogando con todo y casas, cultivo y todo, entonces vamos a hacer una cosa: pongamos

parte de los campesinos y parte de la hacienda y vamos al Incora a que nos resuelvan este problema

porque ellos son los jueces de tierras. Hagamos eso". A lo último que dijeron fue que sí, que había que

hacer eso porque los títulos no los tenían ahí. Así quedamos. A los ocho días me mandaron en una

comisión para acá pa'Bogotá, con 11 compañeros, porque había once veredas más ahí pa'arriba

afectadas. Vinimos acá, planteamos la situación. En la Dirección Nacional del Incora, a mi me dijo el

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director que antes hacían falta eran familias para meterle a esa vaina, porque esa señora no tenía

porque tener esa cantidad de terreno. Nos ordenó para Villavicencio que se trasladaran cuatro

procuradores agrarios con nosotros. Nos fuimos nuevamente para allá. Llamamos la señora. Nos dijo:

"Mire, vamos a hacer esta cosa como amigos: yo los voy a dejar ahí, pero si ustedes no dejan meter

más colonos y por otra parte que me cuiden el ganado".

"No señora. Yo no puedo aceptar esa situación, ni meterse a cuidar toda la tierra que no se vayan a

meter otros campesinos, ni que se pongan a cuidar el ganado. Entonces todos seríamos empleados

suyos." Ahí quedó el problema. Quedó eso por cuenta de los campesinos, ella recogió un poco el área.

Por ahí como a los cinco años volvió y hubo otra invasión. Entonces ella, de cuenta de ella llevó el

Incora, y con más veras le invadieron porque ella no pudo titular sino por ahí tres veces más de lo que

necesitaba y siempre le sobró por ahí unas cuatro veces más. De ahí en adelante, entonces la gente

cogieron a llamarnos comunistas, a todos los de la dirección de la ANUC.

* Entré a hacer vida directa con el Partido.

En la ANUC nos daban unas escuelas de formación. Pero yo pienso que es esa época el Partido no

intervino mucho en esta organización de masas, ni le importó mucho. Porque yo fui dirigente de la

ANUC allá, y luego, estando como dirigente, conocí el Partido. Pero no porque me convidaran, sino

porque investigué. En las primeras veces, ahí en la ANUC, me orientaba un dirigente del Partido

Comunista. Me gustó mucho la amistad del tipo. Lo miraba muy solidario conmigo y con los demás.

Me daba folletos para que leyera, entonces conocí y me gustó. Ya en el 71 entré a ser parte de las filas

de los comunistas. Entré a hacer vida directa con el Partido. Seguí con la ANUC y en el Partido. Al poco

tiempo, se desbarató la ANUC. Se rompió. Hubo un problema de dirección nacional. Luego, una

invasión, un manejo allí: miembros del F2 se infiltraron en las direcciones para desbaratar la

organización campesina, y se dividió. Uno se llamó Sincelejo, lo otro la línea Armenia. Pues ya no

hubieron las mismas garantías que nos habían ofrecido. Ya les importó un carajo el Decreto de Ley. Lo

que nos pertenecía como movimiento agrario, quisieron desbaratar. Que el chiquito Lleras había

metido la pata. Que esto y lo otro.

Eso ya fué en el gobierno de Pastrana. Miraron que de todas maneras a mí me importaban las cosas

de la comunidad. Entonces, me mandaron en las Juntas Comunales. Conseguimos la primera escuela,

trabajando hombro a hombro con un dirigente liberal y amigo personal. Entonces, como amigos

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personales trabajábamos, él con su política y yo con la mía. Allá nació como movimiento político en esa

época, las primeras elecciones de allí fue la UNO. Yo ya como tenía enlace con los comunistas. No me

gustaba el partido liberal ni el partido conservador. No me gustaba sinceramente porque a ellos les

echo la culpa de mi marginamiento tan berriondo económico, en toda la familia. De haber tenido que

dejar todo tirado, sino nos habían matado.

Lo que más me atrae de la filosofía del partido es la soberanía del pueblo. Especialmente, la libertad

de expresión y la democracia, que no es una democracia restringida como la hay en este Estado.

Entonces, pues yo, ahí también quedé como dirigente en la UNO. Recolectamos más compañeros y

sacamos un Consejal. Seguimos trabajando, las otras elecciones yo fui en una suplencia al Consejo y

luego vino el Frente Democrático y salí para el Concejo.

* Me tocó la plaza pública.

Ya vino la UPA, la Unión Patriótica. Entonces yo ya tenía más conocimientos políticos, de lo que era la

vida política. Los partidos tradicionales, todo lo que conozco de ellos y algo que he conocido de los

comunistas. Entonces pues ya me tocaba, me tocó en la plaza pública. Salí en la campaña electoral y

me candidatizaron a cabeza de primer renglón en el Consejo. Y así fue que tuvimos una verdadera

votación en Macondo, votaron hasta los evangélicos, porque yo iba haciendo cabeza de lista.

Trabajábamos muy bien hasta que se empezó la violencia, la guerra sucia contra los miembros de la

UP. Ya eso era el 86, pues la UP nace en el 84, fruto de los acuerdos de La Uribe. Entonces, yo pienso

que a nosotros nos ha gustado la verdad, las cosas claras, lo único que nos ha gustado espeso es el

café y el chocolate. Yo entré a peliar. Lógicamente yo era nombrado y era Concejal por el puerto y

Macondo, yo tenía que mirar qué partidas habían llegado a esos pueblos y pedir para allá. Porque

hacía mucho tiempo no le había llegado una partida. Y allí nos aparece, en el Concejo, que el alcalde

había enviado 11 millones y medio de pesos de auxilios para Macondo, y sucede que no había

mandado ningunos 11 millones y medio de pesos. Eso no lo mandaron, eso se lo comieron allá.

Yo pienso que el error de nosotros fue el haber dicho, - en una entrevista de un periodista de Villabo,

cuando nos preguntaba de esa situación -, que pensábamos que nosotros teníamos que investigar esa

cuestión hasta las últimas consecuencias. Porque grabamos para La Voz del Llano y a los ocho días

fuimos a sesionar y ya encontramos, en cada uno de los escritorios de nosotros, una boleta de una

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organización llamada "La Mano Negra", donde nos decían que nos retiráramos, que renunciáramos o

que nos fuéramos porque no respondían por la vida de nosotros. Nosotros le planteamos al Regional

del Meta. Retiró algunos compañeros, y nos quedamos nosotros trabajando allí. Un día cualquiera -en

este momento se me escapa la fecha- yo estaba en Villavicencio, que allá nos bajábamos a sesionar

con una doctora, también pactante con nosotros, una coalición. Una liberal. Ibamos junto con ella y

volvíamos y nos subíamos en el mismo carro de ella, para Villavicencio. Entonces estábamos

esperando a un compañero en la casa del Partido. El subía, con su primo, que era el asesor jurídico de

nosotros en el Concejo. Entonces estábamos esparándolos en la casa del Partido, cuando de pronto

suena la noticia de que habían tiroteado a los dos compañeros. Así de esa manera nos tocó retirarnos

del Concejo.

Yo me fui para Macondo y me puse a trabajar allá con las bases. Sacamos otro auxilio en

Villavicencio. Cuando llegó la policía y nos agarró a tiros sin mediar más palabras. Ahí fue cuando

nos cercaron y nos prendieron a balazos. Yo salí corriendo y de buenas no me mataron. Mataron a

dos compañeros: uno lo hirieron mal herido y él mismo se mató, otro lo mataron ellos, los policías. A

otros dos les rompieron las piernas. De ahí salimos dos, el motorista y mi persona. Hubieron dos

muertos, dos heridos. La policía nos acusaba de guerrilleros.

* Ahí comenzó mi momento malo.

Yo pienso que ellos en parte han querido confundir la guerrilla con el partido. Precisamente por los

acuerdos de la Uribe, porque el embrión de la UP fue en el seno de las Farc, pero luego eso se fue a

manos de los civiles, a manos de una organización civil que empezó a manejar la UP y hubo guerrilla

de un lado y UP por otro lado. Participó en unos comicios electorales, con dirigentes inclusive en la

Cámara, en las Asambleas y en algunos Consejos en Colombia participaron los guerrilleros. Luego

salieron de allí y quedó solamente el personal civil en la UP. Pero de allí se parapetan las mentes mal

intencionadas para acabar con las dirigencias de las diferentes UP en Colombia.

Ahí empezó mi momento malo, porque ya, pues, desde antes venía la persecución. Porque, no me

acordaba que más antes, me detuvieron en San José por guerrillero, porque estábamos en un foro de

acción comunal. Fuimos a celebrar el 1º de Mayo y aprovechamos para hacer un foro de 22 JAC de la

zona. En el regreso, para Macondo nos detuvieron a tres Concejales y a un compañero, que por

guerrilleros. Nos tuvieron en la 7ª Brigada, hubieron torturas sicológicas, porque cuando pensaron

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hacer las torturas materiales, salió con la noticia: ¡Detenidos tres Concejales! Entonces el ejército no

pudo torturarnos, ya sabían que estábamos en manos de ellos, ni pudieron desaparecernos. Pienso

que haya sido eso lo que favoreció.

Mas, sin embargo, nos trajeron detenidos hasta Villavicencio, hubo un bombardeo allá tremendo:

liberales y hasta el diablo, y salimos. Otra vez resulté detenido por allá dizque por la muerte de un

señor, que nunca conocí a dónde lo mataron, ni dónde era la finca de él, y resultamos detenidos con

otro compañero. A los ocho días se dieron cuenta que yo no tenía velas en ese entierro. Que eramos

dirigentes de la UP, no de la guerrilla, ni, mucho menos, pistoleros a sueldo. Así fue que nos sacaron a

tiros, puedo decirlo, la policía de Macondo. Porque de esa manera fue que nos sacaron a los dos que

éramos los que frentiábamos la situación ahí. La Dirección no se componía solamente de nosotros dos,

pero trabajábamos de funcionarios ya y teníamos que mirar por todas las cuestiones orgánicas,

políticas y, a veces, meternos en lo social. Porque en las inundaciones teníamos que salir acá hasta

Bogotá, a pedir mercados para llevarle a la gente inundada. A la Cruz Roja, por todas esas partes

estuvimos, eso lo hicimos en el 86, ya a título de Concejal.

El partido y la UP han estado muy unidos. El partido pues, como Partido participaba en la UP, y la UP

era o es un movimiento amplio de convergencia donde integran todas las personas que sean

democráticas y que pugnen por buscar alguna salida a Colombia diferente de la guerra. Y algunas

soluciones pues a esta situación económica que, cada día, se hace más difícil. Imagínese que ahorita

pues, ya miramos el nuevo impuesto al IVA, y ese resto de inyecciones que se vienen y el pueblo sigue

en la miseria, con el jornal muy por debajo, muy por debajo del costo de la canasta familiar. Esa ha

sido mi vida. Corriendo, pescando...

* No me conviene estar más por acá.

... Yo vi que la situación se me puso complicada cuando ya los "amarillos"24 se me empezaron a

quedar del estudio, por allá en el monte, y que ya no podía salir ni a Macondo ni al puerto porque era

guerrillero. Cualquier producto que fuera a vender de los que producía la finquita, marranos, o maíz o

cualquier cuestión de esas, tenía que hacerlo a través de terceros porque no podía yo meterme allá.

Entonces dije, no me conviene ya más estar por acá. Yo me voy. Un día cualquiera, nos embarcamos

24 Los chinos, los hijos.

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con la familia en un botecito y nos bajamos hasta el puerto y ahí cogimos un avión de carga y fuimos

a parar a Villavicencio.

Fué muy dura la salida. Porque, imagínese usted, que uno estando acomodadito más o menos en lo de

uno, es una cosa y ya salir de ahí, llegar de arrimao... Nosotros salimos sabiendo de que lo que se

quedaba se quedaba, porque nosotros no podíamos regresar. Y sí teníamos el pasaje para venirnos,

pues no tendríamos para regresar. Es decir, regresamos pues a un área muy buena, muy productiva,

de muy buenas amistades, pero digamos que aquí en el Estado tiene muy mal concepto. Imagínese

que esa área la tienen como nido de guerrillas, y sinceramente en esa área, sí rondan 40 guerrilleros

no hay más. Y sí tiene una población aproximada a los dos mil habitantes.

Entonces imagínese, ¿Cómo van a morir dos mil habitantes en un bombardeo, un aniquilamiento de

los que se han dado por allá, como se dio hoy al pie de Puerto Asís, por cualquier 40 o 50 guerrilleros

que son ambulantes ? Se hacen a la idea de los nómadas, ellos no pierden paso. Y ellos están ahorita

aquí y por la tarde están cerca a Bogotá.

Eso de las relaciones entre la guerrilla y los campesinos, pues no podemos decir que son muy malas.

De todas maneras de los guerrilleros podemos decir algo, porque en ningún momento nunca llegaron a

atropellarnos, ni han atropellado a los campesinos. Y a la vista se ve no más que usted va a una área

campesina, de por allá de Guaviare, y le dice a la gente: vienen por el río doscientos guerrilleros, y

ninguno corre. En cambio vaya y dígales, ahí viene bajando un bote con cien soldados o cien policías y

verá que no se queda ninguno en la casa. Todo el mundo se esconde, corre.

La presencia del Estado está es en el ejército. Yo fui uno que a través de un sindicato de pequeños

agricultores, luchaba por eso, porque el Estado hiciera presencia con obras y no solamente con

represión. Si el ejército y la policía tratara al campesino, quizás como lo trata la guerrilla, la gente no

correría. Amarrados y torturados y hasta viejitos que se puede ver que no son capaces de meterse

como guerrilleros.

* Las mejores montañas para uno esconderse son las masas.

Salimos de a Villavivencio. Pero no podíamos quedarnos, porque de todas maneras en Villavicencio, la

Sijín y en la 7ª Brigada, no sé con que fin tienen unas fotos mías, y tienen unos cassettes grabados de

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lo que uno habla en los actos públicos. Sin condenar a nadie ni... Pues para cuando lo capturan a uno

decirle, mire eso fue lo que usted estaba hablando. Y como sí, así escuetamente yo lo he dicho. Y no

digo que el problema es con todos, pero sí hay unos. Y sí hay unos mandos medios y altos en el

Estado que están exclusivamente para desarrollar acciones de esa índole con los mandatos políticos,

porque eso lo hemos visto.

Me acuerdo mucho, que cuando principió la racha de violencia contra la UP, estuvieron reunidos (...)

todos los líderes liberales y conservadores del Llano, y en Villa de Leyva, en Bogotá dijeron tenían que

rescatar los acredenciales perdidos en el Llano, tocase al que le tocase, a sangre y fuego, pero que

tenían que respetar. Y viene la racha contra la UP, entonces qué podemos decir nosotros. Nosotros nos

descabezaron inclusive el regional del Meta. El primero que mataron fue Rafael Reyes Malagón,

miembro de la Asamblea Departamental y luego contra Eusebio Prada, a los poquitos días. Y siguieron

de ahí pa'allá hasta acabar con la dirigencia de la UP y del Partido de Villavicencio.

Villavicencio no era lugar seguro, no podía serlo. Aquí en Bogotá ya la cuestión funciona a otro precio.

Porque aquí se puede decir, como decía el Ché Guevara, que las mejores montañas para uno

esconderse es las masas, la multitud, el pueblo. Acá si se dan esas condiciones.

* La ley de la vida obliga.

Yo, la estadía más larga que había tenido aquí en Bogotá han sido dos meses, pero venía sin familia,

solo a cumplir algunas misiones del partido. No me preocupaba nada. Primero porque tenía la

habitación segura, salía por la mañanitica, estudiaba y regresaba por la tarde, y los viáticos que me

dieron para sostener el tiempo acá, pues me alcanzaron. Ya me tocó mirar más de cerca lo que es una

habitación, lo que es comida. Y siempre se enreda uno un poco, porque la habitación para tierra fría

tiene que ser un poco mejor. Esas latas se ponen como una nevera. De pronto trabajar en otras

condiciones y en otra casita, hacer costumbre donde vaya, o porque quiere o porque la ley de la vida

lo obliga. Para los niños también ha sido duro...

Yo pienso que sigo siendo parte del Partido, pues es que a mí, como le decía anteriormente, a mí me

ha gustado el Partido porque defiende los intereses de los más desprotegidos. Claro que esto a ratos

se mira un poco lejos. Pero yo sigo ahí luchando y pues acá, de pronto no dejarse quemar tan fácil,

porque ese es el problema. A pesar de que toda persona desde que tienda a defender los intereses de

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una clase, de la clase desprotegida, llámese comunista, maoista, llamen como la llamen, la estructura

del Estado busca los medios de quitarla del camino.

El partido no ha sido solidario con nosotros, eso sí tengo que decirlo. Estuve conversando con un

compañero en la regional, inclusive estuve en el Comité Central y, no. Eso no ha sido la solidaridad

como de pronto yo pensaba. Sinceramente no creo que haiga hecho mucho por el Partido. Pero sí

puedo decir de que la poca o mucha militancia que existe en esa zona, yo fui pionero de eso, fui

trochero de esa situación. La primer persona que entró a peliar por el Partido en toda esa área. De ahí

que yo llego a cualquier organismo, sea de la magnitud que sea en el Guaviare y allá tengo conocidos,

por todas esas organizaciones he pasado.

Lo que pasa es que yo no conozco realmente como anda la situación de lleno aquí en Bogotá. Por ahí

estuve hablando con unos compañeros de un Radio, y se nota como alguna crisis, parece que hace

falta como alimentar a los compañeros políticamente, hace falta como dinamizar más la situación del

partido. Yo los he visto muy flojos. ....

* Un partido mucho más elástico y mucho más inteligente.

Mire, compañera, yo pienso que nosotros, como Nicaragua y algotros estados, hemos pecado, quizás,

con la famosa Perestroika. Primero que todo, porque yo pienso que en Colombia no hay razón de decir

que vamos a hacer una estructura de perestroika, vamos a darle unos cambios; porque es que

Colombia no ha sido un país socialista. Colombia apenas tiene unos caminos hacia un socialismo.

Primero que todo, por ahí no cabe ninguna perestroika. Si de pronto venimos haciendo alguna cosas,

pues hombre, yo pienso que para eso son las asambleas del Partido, para eso son las conferencias y

para eso es el Congreso Nacional del Partido. Porque de pronto nosotros venimos a traer unas

cuestiones de Rusia a Colombia, que tienen una diferencia muy grande, como del cielo a la tierra.

Primero que todo, yo creo que Colombia debe de tener un Partido mucho más elástico y mucho más

inteligente que el ruso. ¿Por qué digo ésto? Porque es que en la época en que se liberó Rusia del yugo

capitalista, Rusia no era capitalista, desafortunadamente no era capitalista. Entonces en eso yo

pienso que no tenemos nada que atender.

Porque Colombia si tiene un capitalismo supremamente cerrado, violento y que no está en condiciones

de ceder ni un paso. Esa famosa perestroika que se dio en el mundo entero ha afectado al campo

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socialista en todos los espacios y se ve en varias partes que ha hecho cambiar de ideas, de óptica y

de política a varios compañeros. Pues, alguna cosa tendrá que haber. Yo pienso que el Partido va a

tener que meter en cintura una cantidad de cosas y, como dije anteriormente, tratar de dinamizar un

poquito más el Partido, porque hay un retroceso del Partido serio y hay mucha discrepancia. Se mira

pues, que parece que como que sigue pues la división del Comité Central. Es cierto que la historia

repite. (...). Bueno, vamos a mirar qué pasa allí.

* Empujan la gente y luego se quedan en la playa.

Yo no conocí, anteriormente bien la cuestión de la organización de desplazados en Bogotá; pero he

hablado con varios compañeros y me han dicho que más o menos estaba funcionando, a nivel

internacional y a nivel nacional. Según lo que yo conozco, de acuerdo a lo que ellos mismos me han

informado, me han dicho, es que el Partido llegó allí e implantó una situación de tal manera que quitó

los que estaban allí y puso a otros compañeros. Inicialmente que fue por los damnificados de la guerra

sucia, sino que fue un costo para el Partido. Yo no sé a nivel internacional cómo mirarán las cosas, de

pronto le quitan el respaldo total. Bueno, no se sabe, todo puede suceder. Otra cosa que está

sucediendo - y lo comentan por estos medios - que parece que algunos miembros de la Dirección

Nacional dicen que, o proponen acabar con la organización de desplazados. Yo no miro muy bien esta

situación. Yo era de los que me impondría por delante, porque si miramos compañera, los beneficiarios

precisamente, son gente desplazada de diferentes regiones y centros del Partido. Entonces si eso es

cierto, esos hombres del Ejecutivo Nacional están haciendo lo que capitán Araña, compañera, empujan

la gente y luego quedan en la playa.

Yo no sé si nos vayamos a quedar aquí en Bogotá. La idea de nosotros adquirimos un lotecito por allí,

de pronto nos echan de aquí y podemos ir a construir aunque sea una casa de cartón podemos hacer

allí. Pero estamos comunicándonos con otros compañeros porque parece que por los lados del Tolima

como que está buena la situación. Por ahí un compañero nos dice que nos ayuda para adquirir una

finquita en arriendo con otro compañero y que allá podíamos sembrar maíz, plátano, yuca. Si de

pronto se nos pone muy pesada la situación acá, pues yo pienso que podemos arrancar pa'allá. De

pronto, con el proyecto ese de los cerdos, allá podemos equipar, organizar algo y poder estirar ese

presupuesto, porque es corto, y trabajar algotras cosas.

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TODAVIA CANTAMOS

Todavía Cantamos, todavía pedimos

Todavía soñamos, todavía esperamos

A pesar de los golpes que asestó en nuestras vidas

El imperio del odio desterrando al olvido

A nuestros seres queridos.

Que nos digan a donde han escondido las flores

Que aromaron las calles persiguiendo un destino

Dónde, dónde se han ido.

Que nos den la esperanza de saber que es posible

Que el jardín se ilumine con la risa y el canto,

De los que amamos tanto.

Por un día distinto sin apremios ni ayunos,

Sin temor y sin llanto y porque vuelvan al nido

Nuestros seres queridos

Victor Heredia

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4. REFLEXIONES FINALES

Las historias de vida entregan mucho más que un testimonio estrictamente personal. Reflejan, de

una u otra forma, apartes de la historia del país y sobre todo, ilustran la historia local y regional y

la posición y contribución de los narradores, en este caso habitantes rurales, a esa historia. Son,

pues, un referente importante que permite articular elementos sobre los cuales se ha estado

construyendo en forma simultánea la vida colectiva y la vida individual. Precisamente esa

proyección de los testimonios personales posibilita al investigador una lectura del problema, en la

que, con la intención de identificar aquellas tendencias y características más relevantes, mezcla sus

propias percepciones y sesgos tanto sobre los procesos de desplazamiento en la ruta LLanos-

Bogotá, como sobre los efectos que genera este fenómeno.

Dicha lectura se concreta en estas reflexiones que tienen un carácter exploratorio y están basadas

en las historias de Ernesto, Albeiro, Nancy, Lucía, Felipe, Isaac, Carlos, Julia, Pablo, Rosa, Pedro y

Diana. En algunos momentos, es posible que ciertos análisis no parezcan evidentemente derivados

de dichas historias. Es allí donde se filtran otros relatos y tipos de información, recogidos durante

la investigación. Sin embargo, se mantiene permanentemente la intención de mirar el problema

desde las personas que están vivenciando la situación de desplazamiento.

4.1. LA MIGRACIÓN INTERNA.

Las historias reflejan un grado de movilidad relativa de los habitantes rurales en tres momentos

importantes con características particulares: la llegada a la zona, que señalamos como el encuentro

de los campesinos con una tierra añorada; en segundo término, un movimiento al interior del

Llano, dentro de un espacio sin fronteras y sin dueño; y, finalmente, la salida, el desplazamiento,

como única forma de sobreviviencia.

Los dos primeros momentos que comprenden el proceso de colonización, han sido tratados en toda

su complejidad, entre otros autores, por Alfredo Molano. Aquí los retomamos, destacando los

elementos que pueden significar mayores pérdidas y contrastes frente al éxodo en la ciudad y que

ayudan a explicar el problema de la violencia política. Las experiencias de esa colonización son muy

particulares y no generalizables, por lo tanto, a otros procesos de poblamiento y a otras

experiencias rurales. El tercer momento, el del desplazamiento, del cual nos ocuparemos

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fundamentalmente en todo el capítulo, es, por lo tanto, la continuidad de algunas de esas historias

de colonización.

Veamos, con algo de detenimiento, los tres momentos de migración interna, según las historias de

vida:

* Primer momento:El encuentro de campesinos empobrecidos con la tierra añorada.

La llegada al Llano refleja, por una parte el peso de unas estructuras económicas "violentas", que

expulsan a los habitantes rurales. La motivación de la migración en este caso, fué la búsqueda de

posibilidades que les eran negadas en su zona de orígen y, particularmente, de poder acceder a la

tierra, eje fundamental de la economía campesina. Por la vía de 'tomar la tierra, delimitar su

espacio y empezar a trabajarla' hecho que ya le confiere la propiedad, o por la vía de la compra a

precios muy bajos, fué posible acceder a la tierra. Las condiciones eran tan desfavorables, que

aventurarse en búsqueda de algo mejor podía ser relativamente fácil, pues lo que se arriesgaba era

poco. Tales son los casos, por ejemplo, de Felipe, de Nancy, de Albeiro, Ernesto y Carlos.

Por otra parte, la movilidad fué suscitada por la persecusión política surgida en la denominada

época de la "violencia". Tal es el caso de Isaac, quien no llega al Llano, sino que tiene más bien que

salir e iniciar un desplazamiento intrarregional que llega incluso a traspasar la frontera,

convirtiéndose en un desplazado "de toda la vida". El éxodo surge, también, como efecto de la

violencia más reciente, que coge fuerza durante el gobierno de Turbay, como es el caso de Lucía. Se

identifican así casos de desplazamiento propiamente dichos, que muestran el ciclo de conflicto-

migración-colonización al que se refiere Darío Fajardo. (Fajardo, 198?) De esta manera, se evidencia

el desplazamiento como un fenómeno que yendo a la par con la violencia política del país, tiene, al

igual que esta, una trayectoria histórica, una presencia constante que, sin embargo, se ha

mantenido ignorada.

En el trasfondo de los recuerdos de las historias de vida de estos pobladores del campo, se pueden

leer apartes de situaciones coyunturales y estructurales de la dinámica económica y política del

país. Así se ubican: el problema de la tenencia de la tierra y los programas de colonización

promovidos por el Estado para superar dicho problema, sin acudir a una verdadera reforma

agraria; las difíciles condiciones del campesino, con una prole numerosa, en parcelas poco

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productivas, que obligan a la salida de los jóvenes y de las familias recién conformadas en busca

de mejor futuro; la intolerancia política del bipartidismo; las guerrillas del Llano, las amnistías y

acuerdos; la persecusión y represión contra líderes de izquierda a finales del 70 y principios de la

década del 80.

Este primer momento, que marcó la llegada a la región, no siempre es la primer experiencia de

migración interna y su decisión estuvo influida por factores de tipo estructural, ya sea políticos. En

la orientación de la salida jugaron un papel importante algunos nexos con parientes y amigos que

ya habían migrado y que les informaron motivaron y proveyeron algunas seguridades mínimas. El

nuevo espacio rural, les permitió arraigarse a una tierra, hacerla suya no sólo legal y

económicamente, sino también apegarse a una cultura llanera con la cual se van identificando,

quizá más que con aquella de donde nacieron.

* Segundo momento: El LLano, un espacio sin fronteras y sin dueño.

Ya dentro de la región del Llano, las posibilidades parecen ilimitadas. Frente a las restricciones de

la región andina, el Llano es para los que llegan amplio en posibilidades económicas y políticas, en

virtud de que son ellos los pioneros. La presión por la tierra no existe. Tampoco el poder político de

partidos tradicionales está tan arraigado como en sus lugares de procedencia. La autoridad y

presencia del Estado, tampoco existen. Casi todo está por hacer.

El medio natural les exige sacrificios y pérdidas, pero no les niega lo fundamental: el alimento

básico. La migración intrarregional es un reto y una posibilidad real. El deseo de aventura y el

riesgo permanente que significa el cambio, se convierte en parte de la cultura del colono. Su único

"plante": su fuerza de trabajo. Su mayor seguridad: la riqueza de la tierra. Las demás necesidades

de casa, salud, educación, son importantes, pero lo mínimo está seguro: de hambre no se mueren.

Su sobrevivencia depende de su habilidad para articularse y manejar el medio natural y socio-

económico: la poliactividad propia de la economía campesina les permitió salir avantes y hasta les

posibilitó una relativa acumulación representada en una parcela, algunos animales y una casa

humilde.

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En sus historias, se mezcla el recuerdo de esas múltiples actividades económicas de las cuales

sobrevivieron: la agricultura, la ganadería, la pesca, la cacería, la construcción y el comercio, todo

ello como parte de sus estrategias de sobrevivencia, donde el papel de cada miembro de la familia

era fundamental. Combinaron también la explotación parcelaria con el jornaleo y algunos

accedieron a algunos empleos en la cabecera municipal, cuando se empezaron a crear

organizaciones o instituciones de servicios. La relación con el medio natural fué adquiriendo una

dimensión, más allá de la mera extracción de productos: se ama el Llano, se aprecia ese espacio

vital y las seguridades que reporta.

La llegada de otros intereses, como los del narcotráfico, atraviesan también sus historias. La

marihuana y la coca entraron a reforzar esa necesaria poliactividad. Algunos las sembraron,

aprendieron a procesarla, ganaron y perdieron... luego la dejaron. Era sólo una forma más de

sobrevivencia, una oportunidad que no se podía desaprovechar en sus circunstancias. Era el

momento de acceder a la posibilidad de acumular con certeza, pues el mayor riesgo, el del

mercadeo, estaba garantizado con ganancias importantes, que no poseían para los productos

agropecuarios tradicionales.

La lucha permanente, el reiniciar muchas veces de cero, va creando una visión del mundo

particular en donde, de alguna forma, sólo se cuenta con sus propias posibilidades para "volver a

empezar". Junto con el apego y cariño por la tierra, la fuerza de las circunstancias los lleva a andar

"ligeros de equipaje" y prestos al cambio. Si bien, desde estas historias el principio motivador de

esta movilidad está en cierto deseo de aventura y riesgo, autores como Molano, que tan bien se ha

aproximado a los procesos colonizadores, hacen referencia especial a la presión que ejercen los

poderes locales económicos - comerciantes y latifundistas - para dominar al colono, hasta el punto

de obligarlo a internarse en la montaña llegando, inclusive, a generar los denominados "colonos

profesionales". Pareciera entonces, que las condiciones y posibilidades estimulan cierto nomadismo.

Cada uno, siguiendo su propio ritmo, busca, cambia, vuelve a empezar, hasta que encuentra cierta

estabilidad, un espacio para establecerse. Esta decisión tiene que ver con los hijos y la necesidad de

estudio para ellos, con el cansancio de correr de un lado para otro, con la consolidación de una

economía propia en donde mezclan varias actividades, con la configuración de un espacio social

con algunos servicios básicos, con unas relaciones de vecindario y de ayuda mutua propias de los

municipios rurales, con la combinación de estos hechos que van "amañando".

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La zona del Llano presenta unas características particulares dentro del país que han incidido en

forma determinante en la dinámica de la violencia política. La precariedad en la presencia del

Estado permite que fuerzas políticas y militares diferentes, entren a reemplazarlo, ganando

legitimidad. Una vez ganado ese espacio real por las guerrillas de las FARC, quienes configuran un

cuasi-estado, se ha desenvuelto un conflicto que no se ha querido reconocer como guerra regular

en la que se puedan hacer vigentes algunos principios humanitarios con el enemigo. Ello ha estado

derivando hacia una guerra sucia que involucra cada vez más a la población civil, como

instrumento y objetivo de la agresión al contrincante.

Con el proceso colonizador del Llano, viene, para los protagonistas, la propuesta de organización de

masas y la militancia en el Partido Comunista, en medio de una total ausencia del aparato del

Estado. Esta propuesta fué acogida por muchos que encontraron un planteamiento diferente al de

los partidos tradicionales, los cuales se constituyeron para algunos en los responsables de su

situación de abandono, de intolerancia y de opresión. El Partido, como usualmente se le llama,

respondió a un interés particular dada su situación de abandono y una alternativa de organización

y poder, en defensa de sus necesidades prioritarias. Se van creando, paulatinamente, nexos con los

compañeros, que van generando redes de solidaridad, sentido de pertenencia a un grupo con un

proyecto social entendido por ellos como la búsqueda de igualdad, donde prima más la acción

concreta que la ideología en abstracto y que, de alguna manera, los vincula con una realidad

nacional que es cuestionada por sus injusticias.

Desde las experiencias narradas, pareciera que en general esta fué una época donde se hizo

concreta, de alguna manera, la esperanza de una vida mejor. Aún para quienes han sido ajenos a

la militancia al Partido, como es el caso de Albeiro, la vivencia de la colonización en un clima de

tranquilidad, es señalado como una característica de esa época. Se configura así un momento

donde la colonización propicia una cierta recampesinización, con incertidumbres y sinsabores,

pero también con alegrías y, sobretodo, con el disfrute de una relativa libertad para ejercer

voluntariamente sus propias inquietudes y posibilidades.

Es claro aquí, cómo la falta de alternativas económicas y la ausencia de un Estado que regule las

relaciones y proporcione beneficios, permite que alternativas económicas - como los cultivos de

marihuana y cocaína - y políticas, como el reconocimiento de la guerrilla, consideradas ambas

ilegales, ganen legitimidad en la medida en que responden a sus condiciones y realidades. En tanto,

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aquello que, desde otros actores y espacios, es mirado como legítimo, no obtiene allí dicho carácter

dada dado que no solo es extraño a los proceso que allí se viven, sino que se impone

arbitrariamente produciendo marginalidad, represión y muerte.

* Tercer momento:El desplazamiento, la única forma de sobrevivencia.

El acrecentamiento del conflicto político entre ejército y guerrillas, para este caso las FARC, se ha

manifestado en operativos indiscriminados y desproporcionados del ejército, acciones de la guerrilla

y enfrentamientos en escenarios rurales, que perjudican a la población civil. Pero lo más grave, es

la intervención de los paramilitares, quienes amparados en la impunidad, se han constituído en

una fuerza con un poder muy grande, que actúa en la persecusión selectiva de habitantes rurales

simpatizantes y líderes de izquierda. No es casual, por lo tanto, que los desplazados que contaron

sus historias, sean en su mayoría militantes de estas corrientes políticas. Bajo tales circunstancias,

el ciclo de migración recomienza bajo otras condiciones y con otras perspectivas.

La militancia en el Partido Comunista, donde las fronteras entre lo político y militar son difusas -

en aras de la combinación de todas las formas de lucha -, y dentro de un contexto de guerra sucia,

de intolerancia política y de búsqueda de control del territorio, se ha constituído en un factor de

persecusión y peligro. La impunidad que ampara los asesinatos, atentados, masacres, bombardeos

y abusos de autoridad, genera una impotencia tal, que obliga al éxodo a la ciudad, como único

recurso para preservar su vida. El conflicto pasa de un enfrentamiento entre militares de uno u

otro bando, a involucrar a toda la población. También quienes no están en la opción política

comunista sienten el peligro: "Yo no estuve en uno ni en otro bando -dice un desplazado de

tendencia liberal- pero ambos se le recargan a uno. En este conflicto, todos somos sospechosos y uno

se llena de temor".

Los que ayer buscaban mejor suerte, sólo protegen ahora su derecho mínimo: la vida. Heridos,

amenazados o atemorizados, en medio de grandes tensiones y angustias, salen hacia la ciudad

donde esperan encontrar refugio y sobre todo anonimato. Aunque muchos llegan a ciudades

intermedias como Villavicencio y allí estan algunos días, la ciudad es muy pequeña y fácilmente se

encuentran conocidos, amigos y enemigos... El mejor refugio es la gran ciudad, donde pueden

esconderse entre la multitud, porque muchos siguen siendo perseguidos. Unas veces solos, el

hombre adelante o quizá la pareja, mientras los niños se quedan con amigos o familiares. Luego se

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reunen. Hay que acudir a todas las posibilidades. Gran parte de su vida ha quedado invertida en el

Llano; allá también perdieron su salud por algún atentado o perdieron al esposo o al hijo; allá se

quedó también parte de su esperanza, su tierra, sus pocos bienes, sus amigos.

Esta vez, ese "volver a empezar" que ha caracterizado su vida de colono, ha perdido mucho el

optimismo. La ilusión que antes los acompañó para mejorar sus condiciones de vida, para hacerse

a algo propio, se cambia ahora por la frustración de verse forzados a salir; heridos, señalados o

atemorizados, no tienen otra alternativa que huir ante la fuerza incontrolable de una violencia que

tiene nombres y víctimas propios. Se ven obligados a reiniciar la búsqueda de subsistencia en la

ciudad, generalmente desde cero, o menos cero, por las pérdidas sufridas, en un estado anímico de

crisis y gran dolor, ya que, además, la fuerza de la violencia les impide la posibilidad de retornar

libremente a ese espacio que un día fué conquistado y hecho propio.

Se cierra así un proceso de migración interna que parece una constante en la vida de muchos de

los desplazados del Llano. En un primer momento, ellos buscan el espacio y la oportunidad, que

logran construir y fortalecer relativamente en el segundo momento, para, finalmente, perder la

totalidad de sus esfuerzos en aras de proteger la vida, en una salida de la sona ruaral que parece

definitiva. Puede apreciarse así, el deterioro en las posibilidades y en las condiciones integrales de

vida en que queda el habitante rural al término de tal ciclo, situación que mirada en forma

acumulativa, implica una incidencia seria para las estructuras socio-económicas tanto rurales

como urbanas.

Para estos casos y en esta zona, y muy seguramente para muchos otros del país, el desplazamiento

no puede considerarse solamente desde el momento mismo de la salida, pues la historia de su

llegada y establecimiento en la región, los procesos y condiciones que allí se dieron, permiten

explicar, en gran medida, los sucesos desencadenantes del éxodo por motivos políticos.

La diferenciación de las motivaciones económicas y políticas que han llevado a la migración interna,

no excluye una articulación de las mismas. Cuando la causa fundamental es la motivación de

encontrar mejores posibilidades y oportunidades económicas, los afanes se acompañan de

ilusiones. En el caso de la migración por motivos de violencia política, junto con la angustia, la

amargura y la urgencia de conservar la vida, está además la necesidad imperiosa de reconstruir su

actividad económica. Esta doble carga que asumen los desplazados, incide en forma determinante

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en la disposición anímica, en la manera en que se asumen las dificultades, en las huellas que deja

y en las implicaciones individuales y colectivas.

4.2. EXPLICANDO EL CONFLICTO POLÍTICO

Poniendo tiempo y distancia física, los desplazados analizan el conflicto político como algo que

supera el enfrentamiento entre guerrilla y ejército. El problema fundamental radica, según los

militantes y simpatizantes del partido, en la alianza de las fuerzas del Estado con paramilitares y

sicarios, para acabar con una base política y social reconocida como peligrosa para los intereses de

los partidos tradicionales. El Estado es ubicado como actor generador y potencializador de la

dinámica de guerra sucia que caracteriza el conflicto, ya sea por acción u omisión. Aún el

desplazado que se sitúa como neutral señala la persecución que hace el ejército a los militantes del

PC y de la UP y la conformación y alianza con grupos paramilitares para este fin. En sus

testimonios se puede entreleer también la lógica de la reflexión y la acción de las fuerzas armadas

oficiales y de los paramilitares: "Campesinos, entonces sospechosos de ser militantes de izquierda,

luego guerrilleros, luego eliminables". Este silogismo condujo la guerra sucia, el asesinato de los

seres queridos y el desplazamiento.

Resienten el trato de represión que desde el ejército se ha dado a los habitantes rurales para lograr

su adhesión o su información, en contra de los lazos de tradición y las condiciones en que se ha ido

generado y alimentado la relación con la guerilla. Ella ha sido, dentro de su historia de

colonización, gobernante, administradora de justicia, controladora del orden familiar y social y

defensora del campesino, cuando nadie más estaba presente. De ahí los nexos familiares y sociales

entre los pobladores y "los muchachos" y para muchos, el reconocimiento de mayor identidad con

ellos, que con un Estado que, cuando se hace presente, lo hace a través de la represión: "Ojalá las

Fuerzas Militares asumieran la actitud que tiene la guerrilla en su trato con los campesinos". El

conflicto entre lo legal que pierde legitimidad y lo ilegal que ha ganado legitimidad se hace entonces

evidente.

Sin embargo, estas "relaciones fraternales" no son limitante para señalar críticamente acciones de

la guerrilla que se consideran negativas, así como para analizar el efecto contradictorio que se

generó cuando se mezclaron el trabajo político y social con el militar.

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Las narraciones de los desplazados cuestionan igualmente los análisis que sobre el conflicto se

hacen en otros ámbitos: "En la ciudad no se conocen bien las cosas. Todo se cree que es guerrilla,

pero no se sabe que hay paramilitares."

Desde otra perspectiva, la rivalidad se explica en el conflicto por el poder local, entre dos partidos:

la UP y los liberales. La mutua intolerancia de las dos posiciones políticas, cada una de ellas

respaldada por una fuerza militar: guerrilla y ejército-paramilitares. El conflicto llega a tal punto

que aún una posición neutral se convierte en peligro, pues cualquier bando lo puede acusar de

informante del otro: "Cada uno quiere convencer al otro. Pero para poder vivir cada uno debe trabajar,

pues ser de uno o de otro partido no le da a uno nada, no le da de comer. Eso es lo mismo aquí o

allá"- comenta un desplazado no militante en la izquierda.

Para las nuevas generaciones el conflicto es explicado según sus propias vivencias. Las

explicaciones del mismo, no son otras que las del "dolor con que se mire y se sienta". Consideran

que hay una situación de persecusión injusta para sus padres, sus familias y para sí mismos.

¿Cual era la razón para recibir ese trato?. No hay una explicación suficiente para tal hecho. Desde

su propio razonamiento, la caracterización de los bandos en conflicto y su posición allí, es simple:

surgen enemigos no buscados, pero que se convierten en tales porque agreden sin razón. También

se estrechan lazos con quienes compartieron esos momentos de angustia. Aparece un gran

interrogante sobre las implicaciones que para estos niños y jóvenes tienen, no solamente los

traumas de esa violencia, sino también la comprensión y asimilación que elaboren del conflicto y

las posteriores implicaciones que ello pueda tener frente al ejercicio de su papel como miembros

activos de la sociedad colombiana.

La salida deseada por los desplazados para el conflicto, no es la guerra, es la negociación. Así como

comprenden que su problema es parte de una situación de orden nacional no resuelta, consideran

que la solución debe darse al mismo nivel. Por esta razón los diálogos que se efectuaron en Caracas

y luego en Tlaxcala, constituyeron una esperanza, aunque entienden la complejidad del problema.

Dudan de la voluntad política y de la acción efectiva del Estado; pero también temen la intervención

activa de fuerzas paramilitares, que no aparecen como parte de la negociación y en quienes

encuentran una de las mayores amenazas. Los paramilitares actúan clandestinamente, a ellos no

se les puede reclamar, ni denunciar directamente; se les relaciona con personal de las Fuerzas

Armadas en alianza con grupos que detentan el poder económico y político en la región.

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Son evidentes dentro de estas explicaciones, los riesgos y la desprotección que la población civil

corre en medio del conflicto armado y la violencia política. Es explícita también, la articulación

entre un conflicto de orden nacional y sus expresiones a nivel regional y local, en las que el

problema adquiere una dimensión personal, que los involucra como actores secundarios, que viven

los efectos de unas decisiones tomadas por los actores principales. La violencia se hace presente

para tocarlos directamente, el escenario se amplía cada vez más hasta llegar a los patios de sus

casas. La única forma de no participar en el libreto, es alejarse de ese escenario, en lo posible, para

siempre.

4.3. ALGUNOS EFECTOS DEL DESPLAZAMIENTO

El abordaje que desde este estudio se hizo a los procesos de desplazamiento, particularmente en la

vida personal y familiar, atendiendo a las dimensiones psicosocial, económica y política, permitió

identificar impactos de gran significado al interior de cada una de ellas, que en razón de su

estrecha articulación, adquieren un peso mayor. Las condiciones para el desarrollo de los grupos

familiares y de los individuos que las conforman, se ven seriamente traumatizadas, el espacio vital

se ve minado en sus más elementales derechos humanos y la calidad de vida se deteriora aún más.

El impacto de todo esto al futuro, es aún impredecible.

Desde la dinámica de desarrollo rural, y desde la óptica de los pobladores del campo que se han

visto obligados a migrar a la ciudad, es evidente que el desplazamiento se constituye en un factor

que está contribuyendo en gran medida a la descomposición de la economía campesina, a la vez

que engrosa la marginalidad urbana, con todos los efectos que ellos conllevan en materia de

seguridad alimentaria y de distribució_ poblacional no acorde con las posibilidades de absorción en

términos de servicios y empleo, que tienen hoy las grandes ciudades.

Sobre los efectos que tiene el desplazamiento en el conjunto social de salida y de llegada, quedan

incógnitas, muchas de las cuales sólo podrán apreciarse en la medida en que adquieran estabilidad

en el transcurso del tiempo. Una de ellas, por ejemplo, tiene que ver con el impacto del

desplazamiento en la estructura de propiedad de la tierra, y la dinámica económica en las zonas

salida. A semejanza de otras épocas de violencia política, es bueno recordar la transformación que

se dió en este aspecto en algunas regiones del país, y que sólo fué reconocida algunos lustros

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después de sucederse. Se evidencia así, una constante que ha acompañado los análisis de los

momentos de violencia política en el país, en la que dadas las presiones del conflicto, se restringe

su estudio en el momento mismo en que sucede, para posibilitarse sólo desde una mirada

retrospectiva.

Por otra parte, es de vital importancia señalar el impacto en el ámbito psicosocial que, también,

tiende a volverse invisible, pasando desapercibido dentro de las consecuencias y necesidades de

quienes sufren desplazamiento. Es importante recordar que todas las historias registran el dolor

por la pérdida de un ser querido cercano, pariente o no. A este hecho, hay que agregar otras

pérdidas, como las pocas posesiones en las que se ha invertido el esfuerzo personal y familiar, los

espacios de liderazgo, de vecindario, en síntesis, la pérdida de muchos de los referentes que daban

sentido a su vida. Aunque desde una valoración psicoterapéutica, la acumulación de pérdidas

puede superar, en muchos casos, los límites de manejo que puede tener un individuo (BRENSON,

Gilberto. 1986), es relevante señalar la capacidad de manejo propio que frente a ello han tenido

muchos de los desplazados y que, por lo menos en forma aparente, les ha permitido continuar

asumiendo los retos cotidianos. La pregunta aquí tiene que ver, nuevamente, con las repercusiones

que estos traumatismos puedan tener en el desarrollo vital de individuos, familias y colectividades.

El desplazamiento se constituye además en una forma importante de redefinir las estructuras de

poder local. Para los movimientos de izquierda, por ejemplo, la persecusión y hostigamiento de

carácter selectivo, explica, parcialmente, el descenso que han tenido en sus zonas de influencia,

tanto en votación, como en el ejercicio del liderazgo. Los que se ven obligados a salir por la presión

de las fuerzas del Estado, dejan de conformar la base social en sus zonas de orígen, las cuales van

siendo sustituídas, merced a la presión violenta que atemoriza a la población simpatizante que se

queda, tanto para pertenecer activamente, como para elegir a quienes, muy seguramente, serán

eliminados. Los espacios urbanos de llegada, tienen una dinámica política diferente donde priman

los partidos tradicionales. Esto, sumado al desencanto que resulta de una ausencia de respuesta

institucional partidista para atender sus problemas económicos y sociales, conlleva un

marginamiento relativo de la militancia política, que puede tornarse definitivo.

Veamos un poco más detalladamente, estas ideas sobre los impactos del desplazamiento.

4.3.1. Impacto a nivel personal y familiar

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- De una marginalidad rural a una marginalidad urbana.

Para los desplazados, es claro que en el campo sus condiciones eran de pobreza, que carecían de

muchos servicios y comodidades de la ciudad. Esas vivencias los hace más flexibles al cambio y

con mayores posibilidades de adaptarse a situaciones extrañas. "Como uno ha sido pobre siempre,

no le da muy duro, aunque perderlo todo, la salud y lo poco que tenía es muy duro".

Las responsabilidades económicas familiares, especialmente con los hijos, se vuelven insostenibles

en unas condiciones donde prima la monetarización de su subsistencia, sin que tengan acceso a

un salario. Su capacidad laboral está orientada hacia actividades que no pueden ejercer en la

ciudad: aquí no es útil un vaquero, un pescador o un agricultor, por más cualificados que sean sus

trabajos. El único espacio al que pueden entrar, es al de la llamada "economía informal", al

subempleo, en una competencia con otros miles de migrantes económicos, con los que se

confunden para el rebusque cotidiano de la subsistencia o "el machete"25, que implica una

habilidad de negociante para ofrecer lo que se necesita en el momento apropiado.

Han pasado, por razones de sobrevivencia, de una marginalidad rural a una marginalidad urbana.

Huyen de la inseguridad de un bombardeo, una masacre o un atentado, a la inseguridad de un

bocado diario que garantice su subsistencia. Su escenario ha cambiado y sus temores también,

aunque les aceche, por otros medios, la misma amenaza: la muerte.

- De líderes locales a citadinos anónimos.

Las estructuras de poder local conformadas dentro de un espacio físico, social, político y económico

aún inexplorado, favorecieron la dinámica militante dentro del Partido, ya que, efectivamente, era

posible tomar decisiones, ejercer el poder y el liderazgo... Eran pioneros y había espacio para

construir. La combinación de formas de lucha, garantizaba, por otro lado, la fuerza de tales

estructuras, que abarcaban todos los espacios vitales. La militancia articulaba socialmente las

familias, daba espacio a mujeres y niños en actividades diferentes, que les conferían un papel

activo en la vida local.

25 Este término escuchado a un desplazado, parece reflejar un lenguaje que se re-crea para denominar desde su propia experiencia rural, la lucha por el sustento diario en la ciudad.

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Los adultos, fueron activos conformadores de sindicatos agrarios en busca de reivindicaciones

estatales. También fueron fundadores de caseríos, que luego se convirtieron en poblaciones

importantes. Siendo foráneos, llegaron a convertirse y reconocerse como llaneros, reforzando unos

nexos de pertenencia regional, cada vez más fuertes. Esa vivencia especial, generó sentimientos de

gran autovaloración, que se constituyeron igualmente, en pérdidas de gran peso en la actual

situación de desplazamiento.

Los niños y jóvenes que allí nacieron y crecieron, también se articularon con estos procesos,

asumieron sus simpatías y su comprensión de los hechos, desde el marco de los adultos y de la

realidad circundante.

Todo estaba por hacerse y tenían que hacerlo ellos mismos. La pertenencia a un movimiento

político asumido, como una posibilidad real y como una estrategia de sobrevivencia y de búsqueda

de la solidaridad intraclase, generó expectativas y canalizó compromisos que se iban arraigando,

particularmente, en quienes asumieron responsabilidades y protagonismos. La casi ninguna

presencia de un liderazgo de los partidos tradicionales, permitió más fácilmente el acceso al poder

local y regional, hecho que retroalimentó las posibilidades de acción y el entusiasmo en su ideal. En

mayor o menor proporción, se fueron formando líderes reconocidos, que encontraron el espacio real

para su ejercicio.

Así mismo, dentro de la militancia, se fueron favoreciendo de alguna forma, nuevas relaciones entre

los géneros, donde la mujer iba ganando espacios de autonomía, dentro de una sociedad campesina

influída por la tradición patriarcal. Una de ellas, sin ser líder, señala que...: "Allá uno aprende a

hablar a opinar y deja la timidez, se relaciona con otras mujeres y el marido ya no lo puede regañar a

uno por estar fuera de la casa". Algunas mujeres vivieron más tangencialmente su militancia,

"porque a mí no me gusta y además no tenía tiempo, porque debía atender los niños. A él siempre le

ha gustado eso de la política". Otras más, decidieron involucrarse activamente en la militancia.

Algunos de los hombres militantes reconocen el papel "berraco de muchas compañeras" y también

las dificultades que se daban entre las parejas por las exigencias de tal militancia y el control

interno que dentro de la organización se daba para intervenir en los problemas familiares de sus

miembros. En muchos casos, las disposiciones de ir a tal o cual sitio por tiempos largos, hacían

exigente la participación femenina, debiendo relegar las expectativas de, por ejemplo, ser madres.

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El partido y las exigencias de la militancia cumplieron para los colonos, un papel importante en su

formación, la gran mayoría apenas con dos o tres grados de primaria. "No me pesa porque me

diferencio de otros de mi familia que son tomatrago y se vuelven degenerados... a través de la

formación política que he recibido, he aprendido a ser responsable y eso ha servido para mi

superación". En el ambiente de la organización política, muchos campesinos recibieron formación,

leyeron, discutieron, se organizaron en aras de un ideal que se identificaba con sus necesidades

reales, logrando, en alguna medida, la experiencia del ejercicio del poder social y político cotidiano.

Con la conformación de la Unión Patriótica y la posibilidad de acceder a las estructuras

democráticas, se formaliza el ejercicio de un poder y liderazgo ya vigente a nivel informal. El

desempeño como concejales o miembros de la administración municipal, es frecuente y obviamente

se recuerda con mucho afecto... "En el 84 obtuvimos mayoría y derrotamos a los partidos

tradicionales. Teníamos representación en el Concejo Comisarial". Realmente fué muy significativo el

paso de la ilegalidad al reconocimiento formal y la confirmación de que había un respaldo popular que

los llevaba a ganar curules, no solo locales sino regionales y nacionales. Era una alternativa al

bipartidismo tradicional.

El desplazamiento los ha llevado de líderes locales a citadinos anónimos. El anonimato que

proporciona la ciudad, viene acompañado de una pérdida de la autoestima, que es mayor en la

medida en que fué más relevante su experiencia de liderazgo. Allá eran personas reconocidas,

tenían un status social local importante. En la ciudad sólo son un habitante más, ignorados,

asustados e imposibilitados para "mantenerse". El espacio político ganado allá, ha desaparecido. Su

autoestima, para los militantes fundamentada en ese liderazgo, se golpea seriamente.... "Uno

acostumbrado a hacer política y ahora encerrado, se vuelve novelero, porque ¿con quién habla de las

cosas que le interesan?".

La estructura del partido en la ciudad difiere mucho de la urbana: las relaciones cara a cara, la

informalidad y simpleza de su estructura organizativa constrasta con la complejidad y burocracia

de la ciudad. Además, en ella, los espacios de poder real y formal de la izquierda, son mínimos.

También para el Partido, dados los múltiples casos de persecusión que tienen en sus filas,

difícilmente pueden ser tratados como caso especial. "Sigo creyendo en los ideales comunistas, pero

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no creo en sus dirigentes que es otra cosa". "Que actualmente estoy desvinculado totalmente, pero no

he olvidado".

Este proceso lleva a modificar también su posición frente a la militancia. Descubren que sigue

vigente su ideal de una sociedad justa y solidaria, pero reconocen también la existencia de una

estructura vertical de la organización citadina del Partido, que difiere significativamente de su

experiencia rural, creando una brecha para su articulación. Así mismo, redescubren en el drama

del desplazamiento, otras dimensiones de su vida como la familia, que habían sido relegadas por la

militancia. Hay otras prioridades para atender y no encuentran respuestas adecuadas, ni espacio

en las estructuras formales del Partido. Para algunos, dadas estas condiciones, la opción es

quedarse expectantes ante la evolución de una crisis de ideales aún confusa, en una situación que

pudiéramos llamar de militancia pasiva.

- Pérdidas, dolores y resentimientos

Aunque los dolores y resentimientos que han tenido quienes se encuentran desplazados,

corresponden específicamente a sus historias particulares, se perciben pérdidas que les son

comunes y que se expresan en diferentes espacios de su vida: en el aspecto material, en el aspecto

cultural, en sus relaciones familiares, etc.

. En el aspecto material:

Si bien el paso de una marginalidad rural a una marginalidad urbana, ha implicado una mayor

precariedad de sus condiciones de vida donde el problema más evidente es la pérdida de la

seguridad alimentaria, es importante señalar que en su salida han tenido que perder su tierra, su

rancho, sus animales, sus cosechas... Todo aquello que representaba los esfuerzos de muchos años

de trabajo. Han debido abandonar sus pocas posesiones o venderlas a muy bajo precio.

Se añora una tierra pródiga en recursos, donde era difícil morirse de hambre. En tanto, la ciudad

con el espejismo de abundancia en posibilidades, no les posibilita nada. "Uno en el campo hace un

ranchito de paroy y no se vive mal. Poco a poco va construyendo en madera y arreglando su casita.

Pero aquí viene uno a parar de arrimado o de inquilino en un cuarto chiquito, donde difícilmente

reciben niños y con unas incomodidades y humillaciones muy duras"

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"Allá se sufre mucho .... pero se vive mejor"

La dinámica de la economía campesina, donde todos contribuían al sostenimiento familiar de forma

activa, y de la que se recuerda el trabajo con gozo, se rompe, por lo menos, temporalmente. El

espacio urbano, aún cuando obliga a la estrategia de trabajo familiar del rebusque, en muchas

formas parecida a la estrategia de la economía campesina, no es fácil de aprender y de asimilar

cuando se proviene de una cultura de colonización campesina, pues son otras las habilidades y

exigencias que la ciudad plantea.

. En el aspecto cultural:

Algunas pérdidas no se reconocen, no se mencionan directamente, pero están ahí. Es la nostalgia

de la música, del paisaje. Por eso se busca mantener vivo ese espacio: "En esta oficina no falta un

cuatro"26 y también por eso cuando están reunidos, en forma muy espontánea se entonan

canciones llaneras. Las celebraciones, los agasajos se acompañen de este sabor que les trae gratos

recuerdos y mucha nostalgia. Los niños también evocan esta expresión del folclor con mucho

orgullo y en sus dibujos colocan notas muy dicientes " No olvido mi llano" o "El llano era muy bonito,

había mucha gente, muy buenos amigos con nosotros y además alimentos, como por ejemplo el

plátano, la yuca, el maíz, el frijol, etc... ".

Duele también, la pérdida de sus amigos, de sus vecinos y "compañeros", de esa red social que se

ha ido desgastando por la violencia. En sus recuerdos, hay a una larga lista de quienes han sido

asesinados y de muchos otros que, como ellos, se han ido. Duele además, el tener negado el

derecho a volver libremente, a la que consideran su patria chica.

Sin embargo, se reconoce que el problema de violencia supera su propia zona. Lo que pasa es que

"allá siente uno más cerquita el miedo" dice Albeiro. Los niños también hacen énfasis en que a pesar

de que Bogotá tiene sitios lindos "hay mucha violencia, por ejemplo, hay muchos ladrones, hay

personas sádicas, etc", expresa Andrea en una carta figurada a un amigo. Y termina así: "Te doy un

consejo Hermes no vengas. Haya (sic) la pasarás mejor"

26 Instrumento musical propio del folclor llanero.

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La llegada a la ciudad en condiciones forzosas implica sin lugar a dudas un choque cultural. Junto

con una expectativa de salvar la vida, se vislumbra todo el espejismo de la metrópoli: un paisaje

asfaltado, una movilización motorizada, una cantidad inmensa de mercancías de consumo que

dejan ver las vitrinas y una dinámica social donde el vecino no existe. La ciudad marca contrastes

importantes con sus recuerdos del campo: el verdor de las tierras y los árboles, los caminos y los

ríos, los animales, una oferta comercial restringida a lo básico y un vecindario real en el cual ellos

eran personas.

. En las relaciones familiares:

Un ámbito poco mirado, pero que realmente recibe el mayor efecto directo en todo el proceso del

desplazamiento, pues sirve de amortiguador y receptor de toda la tensión, es la dinámica familiar.

Desde el mismo momento en que el clima de zozobra, de temor e inseguridad se siente cerca,

empieza a sufrir la vida familiar. Y el sufrimiento aumenta con las experiencias directas de

atentados, bombardeos, asesinatos de parientes y amigos, persecusiones... hasta que la situación

se hace tan insostenible, que deben huir. Esta salida, como lo muestran diversos relatos, es otro

trauma difícil, en el que se mezcla el afán, el temor de poder escapar al peligro, la nostalgia de lo

que dejan y el temor por los que quedan, ya que en muchos casos no pueden salir todos al tiempo.

Una vez en la ciudad, precisamente en el núcleo familiar, se vive y sobrelleva la cotidianidad de la

pobreza, de la incertidumbre y la desesperanza.

En muchos casos, el grupo familiar se ha desorganizado y desintegrado. A veces por crisis propias

que ya venían gestándose, pero que se acentúan con la crisis del desplazamiento. A nivel de las

relaciones familiares, la situación puede volverse muy difícil de manejar. No es fácil para la pareja

de un militante comprender las cosas: "Nosotros poco hablamos de los problemas porque cuando lo

hacemos ella se pone a llorar y a culparme a mí".

La situación de dependencia que se genera de algún amigo generoso, de algún familiar tan pobre

como él, o quizá de alguna institución, se vuelve desesperante. Sienten que dejan de ser ellos

mismos, capaces, fuertes para tornarse muy vulnerables. Ello se vuelve mucho más duro para los

hombres... Estar de "arrimados" es una situación que mina su autovaloración. Tampoco pueden

demostrar abiertamente sus miedos y sus dolores, porque su tradición de género fuerte se lo limita.

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Así lo expresaron algunos hombres en una reunión en la que se pretendía organizar un grupo de

zapatería. "Uno, como un berraco y miembro del partido, piensa que cómo va a ponerse a llorar".

La desubicación laboral y la desubicación espacial, tiende a concentrar el poder y autoridad

familiar en aquellos miembros que accedan a algunos recursos económicos, por mínimos que sean.

Para algunos, aún después de 3 años de estancia en la ciudad, les es difícil tomar el bus y ubicarse.

Usualmente los jóvenes o el hombre, cuando es la familia completa, son los que entran a asumir las

relaciones extrahogar. Algunas veces las madres o abuelas quedan nuevamente asumiendo el

trabajo del hogar, pues no pueden movilizarse. Igualmente los niños deben reducir sus espacios de

juegos, de amistades que en el pueblo o la vereda eran abiertos amplios, para restringirse al espacio

del colegio o escuela - cuando han podido obtener un cupo - y al cuarto donde están viviendo. El

balance de la salida sólo deja como saldo favorable el salvar la vida.

La experiencias infantiles merecen una especial atención, dentro de esta mirada a los efectos en la

vida familiar. Son quizás los más vulnerables, dado que sufren los impactos directamente, sienten

el peso de unos cambios radicales en su entorno y sin embargo, generalmente, no cuentan dentro

de la toma de decisiones, ni dentro de las conversaciones y explicaciones que tienen los adultos.

Estos, se preocupan fundamentalmente por su vivienda, su comida, su educación, pero se

identifica un gran vacío en el espacio para compartir y expresar todos los sentimientos, emociones e

inquietudes que ha generado la violencia y el desplazamiento en estas nuevas generaciones.

Hechos muy traumáticos como la persecusión de sus padres y de ellos mismos, señalados "como

semillas que hay que acabar", marcan resentimientos contra sus agresores. Ernesto comentaba que

su hijo de cinco años "cuando ve a un policía, me dice: mire papá esos fueron los que lo mataron a

usted". Estas experiencias, generalmente poco atendidas frente a otros problemas más acuciantes y

evidentes, han sido miradas desde otras épocas de violencia, como un hilo conductor

intergeneracional que articula causas y efectos. Son los llamados "hijos de la violencia".

Las experiencias muestran una serie de situaciones de alto traumatismo individual y familiar: la

persecusión, la amenaza, el atentado, los bombardeos..."La muerte asociada al quehacer político

irrumpe como amenaza vital para el sujeto y como experiencia traumática para los familiares. La

represión (...) tiene un efecto disuasivo sobre las mayorías que se advierte en el silenciamiento, el

temor y en la inhibición de la participación social" (LIRA, Elizabeth y otros. 1989). Podría decirse

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que el desplazamiento es otra forma de represión y otro efecto de la violencia, que genera una serie

de rupturas y adaptaciones; si bien se mantienen dentro de su patria, en una supuesta identidad,

se da un desprendimiento agresivo con su lugar de procedencia, al cual no deben ni pueden volver.

Sin embargo, se mantiene, por lo menos aparentemente, una actitud mezcla de resignación y

optimismo, de dolor y de valor y de una expectativa en un futuro mejor. Pareciera que su condición

de pobreza permanente, de enfrentamiento a condiciones difíciles, les hubiera creado una serie de

mecanismos para asumir con sabiduría, los sinsabores y alegrías de la vida, que les anima a no

darse por vencidos. Los manejos de los múltiples duelos, son todavía un ámbito que no es posible

valorar suficientemente. Pero es un hecho, que la mayoría de quienes sufren el desplazamiento

forzado, no han tenido acceso a un apoyo psicosocial, ya sea por ausencia de información, de

recursos, o tal vez, por la poca atención que se le da a esta necesidad, frente a las otras muchas

que tienen en su cotidianidad y que son más evidentes. Sin embargo, han potencializado al máximo

sus recursos para el manejo del dolor. Son tantas las pérdidas que se dan simultáneamente, que es

bien significativo el manejo propio que de ellas se ha hecho para seguir sobreviviendo.

4.3.2. El impacto colectivo

El desplazamiento tiene, en medio del desarraigo que provoca, un carácter articulador entre

culturas, espacios e historias. Conlleva entonces un cúmulo de implicaciones para las zonas de

orígen y para las zonas de recepción. En las primeras, usualmente de carácter rural, el impacto en

la vida económica, social y política puede tener diversas manifestaciones: el cambio que puede

darse en la estructura de propiedad y de producción; las modificaciones en las relaciones sociales,

de vecindario, en los resentimientos y en los temores, en la definición de sus amigos y sus

enemigos; las variaciones en las redes de poder local, en sus alianzas, en sus intereses, en su

concepción del deber ser, en el manejo de los conflictos, en sus liderazgos y en sus proyectos. Las

zonas de salida se constituyen literalmente en "expulsoras" de sus habitantes, en las que la vida

pierde su valor y donde el sentido de justicia, la idea de desarrollo y la intención de convivencia, se

vuelven cada vez más ajenas y lejanas.

Para el caso de la zona de salida que se ha tenido como referencia en este estudio, los Llanos, tales

implicaciones se han estado señalando desde una percepción particular. El impacto económico, por

ejemplo, se ha estado valorando por referencias al número de hectáreas que se dejan de cultivar en

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la agricultura comercial, por las cifras en descenso que los hatos ganaderos están teniendo en el

mercado nacional e internacional, por el temor a las nuevas inversiones en proyectos de explotación

de hidrocarburos y otros indicadores económicos en el crecimiento regional, en los cuales no parece

relevante el papel que tiene la economía campesina. La valoración parece entonces, estar planteada

sólamente desde los actores que tienen el poder económico, desconociendo el peso que tiene, en la

seguridad alimentaria y en la dinámica económica, el aporte constante de muchos campesinos.

En la vida política, el impacto del desplazamiento tampoco ha sido una fuente de análisis. Es más

claro, por la vía del número de asesinatos y masacres, así como por la pérdida de espacios formales

de poder de los partidos de izquierda. La vigencia del conflicto armado, en virtud de la ubicación

que tienen las guerrillas de las FARC y los operativos de las fuerzas armadas oficiales,

eventualmente permite registrar éxodos masivos de población hacia los cascos urbanos y centros

administrativos. Pero el desplazamiento selectivo continúa en la invisibilidad. En este sentido,

tampoco se ha explorado en qué medida el desplazamiento es un mecanismo que está ayudando a

redefinir las estructuras locales de poder y a quién está beneficiando, esta reorganización.

Fuera de las implicaciones socio-económicas miradas en un contexto geográfico, es necesario mirar

los efectos para un colectividad política. El desplazamiento, dada la situación de desprotección, de

impotencia y de dispersión que provoca, puede considerarse como un fenómeno efectivo para minar

al "otro", como una forma de destruir un cuerpo social indeseable destruyendo y atomizando los

cuerpos individuales (ROZITCHNER, León citado por LIRA, Elizabeth y otros. 1989).

El acostumbramiento al horror, que se lee en cualquier conversación con los perseguidos políticos

desplazados, en la lista interminable y dolorosa de amigos muertos, de exiliados, se constituye en

un mecanismo de graves implicaciones, en donde sobresale un bloqueo importante a los afectos y a

las emociones. Puede considerarse, por lo tanto, como un atentado contra la salud mental,

entendida ésta en el sentido amplio, en el que se involucra al individuo como parte de un grupo

social y a toda la sociedad (DONOSO, Andres y Otros. 1989)

Es notorio entonces el vacío que se va configurando frente a la comprensión de la realidad del

desplazamiento como otro efecto de la violencia política, hecho que contribuye en forma

determinante a hacerlo imperceptible, especialmente para valorar sus efectos desde los campesinos

y pobladores rurales pobres que, por sus condiciones, son los más vulnerables.

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Para las zonas de llegada, de carácter urbano, los impactos se dan en los mismos ámbitos, pero

con diferentes características. Más que receptoras, son lugares que admiten en forma pasiva y

muchas veces agresiva, la llegada de los forasteros. Ubicados en Bogotá, la capital del país,

habituada en forma casi insensible a la llegada permanente de migrantes económicos, pareciera

que unos más que buscan refugio para proteger su vida, pasan desapercibidos. La gran ciudad

parece entonces sólo un espacio donde la lucha cotidiana por la sobrevivencia mantiene el reto de

una "colonización permanente" en la que la ley del más fuerte prima, en un proceso de

deshumanización creciente, que dificulta mucho más las posibilidades de atención y el manejo de

los múltiples problemas que aquejan a los desplazados.

En el ámbito socio-económico, el peso de nuevos residentes no esperados refuerza paulatinamente

la densidad de cinturones de miseria ya existentes y la creación de otros, al márgen de

posibilidades de servicios públicos, de acceso a vivienda, de posibilidades de trabajo y generación de

ingresos, de escasez de servicios sociales de salud y educación.

Estos nuevos habitantes cuya participación política no es posible, pues no creen en el Estado, no se

sienten parte, sino perseguidos del sistema, temerosos de configurar organizaciones nuevas o

continuar activamente en las que ya estaban.

Así las cosas, los efectos del desplazamiento para una zona de llegada como Bogotá, se tornan un

tanto imperceptibles en el corto plazo, dada su gran dispersión geográfica. Queda el interrogante,

sin embargo, sobre el impacto que en un tiempo determinado pueda tener este fenómeno para la

dinámica social, económica y política de la gran ciudad.

4.4. LOS RECURSOS Y POTENCIALIDADES PARA SUBSISTIR EN LA CIUDAD27

La mirada a los recursos y potencialidades con que cuentan los desplazados en la ciudad de

Bogotá, exige recordar que el éxodo se manifiesta en forma dispersa, tanto para su llegada como

27 La lectura de recursos y potencialidades se hace aquí retomando, además de las historias de vida, las impresiones y conversaciones informales con desplazados, miembros de organizaciones y grupos de derechos humanos. Sin embargo, es necesario aclarar que no corresponde a una información sistemática recogida. En este sentido se reconoce la necesidad de estudios, que permitan identificar y valorar el trabajo de las ONG's y de organismos del Estado, frente al problema del desplazamiento.

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para su asentamiento, lo cual corresponde, precisamente, a la necesidad imperiosa de pasar

inadvertidos para buscar la protección de su vida.

Veamos algunas de las instancias que han estado ofreciendo oportunidades reales y potenciales

para la atención de los desplazados:

* La persona y el grupo familiar desplazado.

La posibilidad de manejo de las situaciones en la ciudad, tiene que ver, en primer lugar, con

algunas características y recursos propios de los núcleos familiares. Algunos de los más relevantes

se refieren a la composición familiar, características de género y edad y la posibilidad de inserción

en algunas fuentes de trabajo. También a las condiciones de salud de los miembros de la familia y

las eventuales enfermedades o indisposiciones, que pueden llevarse sus pocos recursos, restar

tiempo para el rebusque y desgastar los esfuerzos familiares. Igualmente a las experiencias

ganadas en su vida en el campo y útiles en la ciudad como las habilidades para algún arte u oficio,

los nexos de amistad, etc.

En estas potencialidades, cuenta también la experiencia de salida, el grado de traumatismo

causado a nivel personal y familiar y el manejo que se le haya dado a las pérdidas allí generadas.

La pérdida de un padre proveedor y protector, por ejemplo, implica retos muy serios para el resto de

la familia. La desorganización o descomposición familiar suscitada simultáneamente con el éxodo,

exige una serie de esfuerzos adicionales de acomodación que pueden disminuir las energías de

todos los miembros del grupo familiar. Algunos hombres y mujeres deben asumir, entonces, la

responsabilidad total de los hijos, ante la separación o la desaparición de su pareja, requiriendo

una dinámica nueva que reorganice las relaciones familiares.

El grupo familiar desplazado siendo el fundamental, es el más vulnerable, especialmente en el

momento inicial. Si bien, de ellos depende el curso de su instalación y la construcción de su

presente y futuro, dentro de una sana lógica de autogestión, sus condiciones y su grado de

resistencia, usualmente se encuentran bastante disminuídos. Son múltiples los duelos que tienen

que manejar simultáneamente los miembros de la familia, además de las necesidades apremiantes

que urgen su esfuerzo. Sin embargo, es sorprendente su grado de resistencia y el valor que han

mostrado para continuar en sus luchas cotidianas, con la expectativa de que las cosas mejoren.

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Sería necesario, por lo tanto, propiciar suficientes, adecuadas y oportunas posibilidades de asesoría

y apoyo a la dinámica familiar, fortaleciendo los recursos existentes en ellos y generando espacios

de diálogo, de reflexión y de relacionamiento que respondan a las nuevas exigencias. Ello articulado

con la búsqueda de alternativas de tipo económico facilitaría el proceso de estabilización y

readecuación del grupo familiar a los retos de la vida en el ciudad. En este sentido, habría que

explorar modalidades de atención interdisciplinaria.

* Los amigos y compañeros.

Reunimos aquí estas dos instancias, que se relacionan con el espacio inmediato al núcleo familiar

desplazado. Su generación es espontánea y no exige ningún tipo de intermediación ni formalidad.

Se constituye en el nivel más simple de ayuda y está determinado también por las propias historias

individuales y familiares.

La selección de la gran ciudad como punto de llegada, depende, además del grado de peligro que se

tenga y se sienta, de algunas relaciones familiares o nexos de amistad que se posean y que

garanticen, aunque sea potencialmente, por lo menos dónde llegar. Estos nexos de amigos y

parientes que intervinieron en la orientación de su llegada al Llano, pesan muy significativamente

también en su llegada a la ciudad. En muchos casos los familiares de la ciudad son solidarios. Pero

también por la distancia que se ha establecido a través del tiempo o por el análisis urbano que se

hace de la situación del desplazado, pareciera que en otros casos, los nexos de amistad y militancia

pueden servir más que la propia familia.

La solidaridad proveniente de amigos y compañeros se hace evidente en muchos casos: se llaman,

se encuentran, se orientan. Cualquier ayuda en este sentido es invaluable para su reubicación, aún

cuando traiga consigo un sentimiento de dependencia que incomoda y que se vuelve insostenible en

la medida en que se prolonga.

Podríamos decir, entonces, que esta primera instancia de recursos externos al grupo familiar

directamente afectado por el desplazamiento, es imprescindible, particularemente en los primeros

momentos en la ciudad; pero continúa siendo básica después dentro de la configuración de nuevas

redes sociales cercanas y permanentes que permitan cierta seguridad y apoyo.

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* La organización de desplazados.

La organización de desplazados como grupo autónomo, se retoma aquí desde una experiencia

particular de personas provenientes del Llano, que buscan inicialmente un espacio de solidaridad a

partir de la identidad regional. Se mezcló, en esta iniciativa, la necesidad de una reivindicación

social y política, así como la gestión de recursos externos que permitiera el sostenimiento de

programas de ayuda para atender su situación de desplazados. Luego ampliaron la mirada hacia

otras regiones del país, en aras de articularse con otras personas y grupos en iguales condiciones,

con la expectativa de configurarse en una asociación que se fortaleciera nacionalmente. La

organización así concebida, fue sufriendo modificaciones en su interior. Surgieron crisis internas,

especialmente en su relación con el Partido, con el cual habían mantenido un nexo que no quería

ser dependiente, pero que dado el sentido de pertenencia de sus miembros, provocaba cierta

ambigüedad frente a algunas disposiciones con las que no había acuerdo.

El choque entre la búsqueda de autonomía como grupo y su identidad como miembros activos del

Partido, propició una situación que fué identificada desde éste como "insubordinación" y que llevó a

que la organización pasara formalmente a constituírse en una dependencia de la estructura del

Partido. Este proceso generó, por supuesto, muchos sentimientos contradictorios, insatisfacciones

en los gestores de la organización con respecto a las estructuras y decisiones del Partido y también

conflictos personales entre "compañeros" por las diferentes posiciones. Pero sobre todo, se resintió,

por parte de los gestores, como un atropello contra un espacio construído con esfuerzos y riesgos

propios, ya que en este proceso no participó el Partido en forma concreta, que le diera el derecho a

intervenir y a apropiarse de lo que quería ser una organización autónoma.

La crisis, sin embargo, junto con las dificultades ya mencionadas, permitió varias discusiones,

acercamientos y algunas concertaciones entre los grupos, que han ido incidiendo en una

comprensión mayor del problema del desplazamiento al interior del Partido, una relación más

amplia con otras organizaciones de derechos humanos y a una elevación paulatina del "perfil"

institucional de la asociación. La situación, por supuesto, aún no se ha resuelto totalmente, pues

es un proceso lento y fluctuante.

Esta experiencia ha mostrado que la tradición de militancia, de "compañeros", ha surgido como un

elemento articulador para generar redes de ayuda en momentos de crisis, redes que se van

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tornando cada vez más formales. El camino hacia la constitución de organizaciones en la ciudad,

no ha sido, ni es fácil. El temor a facilitar su ubicación y el asesinato de algunos de ellos aquí en la

ciudad, donde se suponían seguros, es un obstáculo significativo. Pero hay otros

condicionamientos. Su experiencia organizativa la han tenido en comunidades rurales y ha estado

unida a un movimiento partidista del que es difícil abstraerse. ¿Cómo hacerlo si en virtud de ese

compromiso han arriesgado su vida?. Los conflictos intestinos allí existentes, pueden deteriorar y

frenar procesos interesantes de búsqueda de alternativas. Se han encontrado, en algunos casos,

convertidos en objetos de manipulación política y también económica, pues a través de su drama es

posible encontrar recursos de la comunidad internacional ... "Pero ahora también el Partido la tomó

y se formó un conflicto muy serio pues no respetan la autonomía y es la hora que no han hecho nada

por nosotros". Sin embargo, la tradición y la necesidad de organización, de alguna manera se

mantiene y aglutina.

La organización conformada por los propios desplazados ha sido de mucha ayuda, especialmente

como fuente de apoyo social y de encuentro con otros compañeros. Ha sido la posibilidad de no

sentirse tan solos y la vía para construir un espacio propio. Económicamente, sin embargo, los

apoyos han sido de carácter puntual, para atender las emergencias. Además de las crisis

ideológicas que pueden surgir fácilmente, son frecuentes las crisis económicas, las cuales

corresponden a una situación de dependencia, desde su génesis, de agencias externas.

Para quienes han estado ajenos a la tradición de militancia política o de vinculación a

organizaciones comunitarias, la necesidad y disponibilidad para agruparse pareciera estar más

lejana, pues consideran que deben buscar individualmente las soluciones.

La búsqueda afanosa del anonimato por parte de todos los desplazados, militantes y no militantes,

puede conducir al aislamiento y marginamiento social y político. Prevalece el temor de identificarse

como tales, por la persecusión de que son objeto y por el miedo a ser identificados, como fácilmente

puede suceder, como guerrilleros o delincuentes. Este hecho ha restringido las posibilidades de la

auto-valoración de su nueva identidad individual y colectiva e imposibilita el reconocimiento social

de su problema, lo cual les frena el camino para adquirir protagonismo como actores sociales y

políticos, quedándose olvidados dentro de los migrantes que día a día llegan a la ciudad buscando

un mejor futuro.

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De cara a las alternativas de acción, el reconocimiento de la ausencia de un actor social que

represente a quienes sufren el desplazamiento, que pueda servir de interlocutor con el Estado, con

otros grupos y con la sociedad en general, es un punto de partida que no podemos soslayar. Las

condiciones de organización no son fáciles en situaciones "normales" y tampoco funcionan por

mandato. Son más bien una respuesta que nace de las circunstancias y se alimenta del proceso. Es

más un medio que se retroalimenta, en la medida en que es útil para los fines de quienes la

conforman. Como tal, es necesario tener en cuenta alternativas que permitan respetar los procesos

individuales y a la vez potenciar hacia lo colectivo, el empeño y las luchas diarias que aisladamente

se libran en la ciudad. Las opciones deben surgir con ellos mismos a partir de las cosas cotidianas,

de lo simple y de lo diverso.

Como en todo proceso social, es importante contar con las condiciones y posibilidades diferentes,

de los desplazados, reconociendo que a la vez que se hace presente el temor, la angustia, la

desesperanza, la pérdida de autoestima y confianza, también se cuenta con experiencias

importantes de liderazgo, con un gran valor para superar los escollos, con un deseo permanente de

salir adelante y con una urgencia seria por solucionar su subsistencia.

Estamos acostumbrados a valorar la organización, en la medida en que se complejizan sus

estructuras y que se formaliza su operatividad. El llamado es a estar atentos a la riqueza de las

relaciones informales, espontáneas en las que se define y re-crea la realidad diaria, en las que

decidimos hacer parte de algo y en las que nos vamos involucrando. Los pocos nexos comunes que

aún persisten, como la identidad regional, pueden ser factores aglutinadores que potencialicen la

generación de pequeños grupos, que se vayan fortaleciendo. Esa vía parece ser mucho más efectiva

que las grandes y masivas organizaciones donde se tiende a perder el valor individual.

La situación de dispersión en grandes ciudades como Bogotá, también hace difícil la convocatoria y

la conformación de grandes grupos, lo cual obliga a mirar otras estrategias barriales o zonales, sin

dejar de lado las posibilidades de integración o relación con los otros habitantes citadinos, que sin

tener la condición de desplazados, sufren condiciones similares de pobreza y marginalidad. Es

importante evitar la creación de grupos privilegiados, que se aislen de la problemática social general

que aqueja al contexto donde se ubiquen. Esto exige un equilibrio para buscar y mantener

simultáneamente su identidad y a la vez, su articulación paulatina con los demás movimientos

populares y organizaciones.

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* El Partido.

"Nosotros trabajamos muy duro por el partido, hicimos todo lo que pudimos, ahora el Partido no ha

querido responder por nosotros. Una cosa es querer al Partido y otra querer a sus dirigentes". Esta

frase, expresada en formas diferentes por algunos desplazados, muestra un resentimiento por

aquello que consideran una responsabilidad incumplida. La incapacidad de responder

permanentemente a la magnitud del problema frente a la expectativa personal de los desplazados

por encontrar una ayuda, ha acentuado la crisis en la relación entre el militante desplazado y la

organización partidista.

Al parecer, por algunas entrevistas y comentarios, una estrategia que el Partido y organizaciones

agrarias de izquierda implementaron para proteger a algunos de sus líderes, ha sido la de traerlos a

la ciudad y particularmente a Bogotá. Sin embargo, esta alternativa ha mostrado su agotamiento

dadas las dificultades de reubicación y atención de las personas y familias, en la medida en que se

aumenta el número de casos. Hacia la segunda mitad de la década del 80, parece que fue usual

también que algunos líderes perseguidos, amenazados y víctimas de atentados, salieran para la

Unión Soviética en plan de atención médica, recuperación y reposo.

Sin embargo, es notoria la gran cantidad de miembros de sus bases que han quedado totalmente

desprotegidos del apoyo del Partido en la ciudad. Muy seguramente, en ello ha contado el

desbordamiento mismo del problema y, también, la poca atención y experiencia para el manejo de

un fenómeno no evidente.

En general y teniendo en cuenta que los desplazados provienen de diferentes opciones políticas, los

partidos tienen en el país un papel importante en la búsqueda del reconocimiento del problema del

desplazamiento por parte del Estado y de influir en la legislación al respecto, para buscar que se

atienda el problema existente. A su vez, ellos pueden tener mucha influencia en la forma como se

enfrente el problema de la violencia política y se definan mecanismos para atenuarla o extinguirla.

Su intervención, sin embargo, se ubica en medio de una crisis política generalizada, vivienciada en

la cada vez menor credibilidad y aislamiento de la sociedad civil. Ello plantea a todos los

movimientos políticos un replantemiento de fondo de su papel, de sus acciones y de su estructura.

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Hace falta en el país, además, la diversificación de alternativas políticas, que permitan airear las

polaridades y que contribuyan a la construcción de un verdadero espacio democrático. Las

experiencias ganadas y el potencial de liderazgo existente en muchos militantes de izquierda, entre

los que se encuentran algunos desplazados, son recursos importantes para reiniciar la búsqueda

de opciones, de cara a una situación de evidente pobreza e injusticia social. Reconsiderar su

movimiento político, exige entre otras cosas, plantear con claridad sus opciones por la vía

democrática frente al país y al interior de su colectividad y donde pierdan vigencia los dogmas y las

estructuras centralistas y verticales, para dar paso al debate amplio y a la construcción de

alternativas desde nuestra propia realidad y proceso histórico.

* Las Organizaciones no gubernamentales

Al parecer, en Bogotá, la preocupación de ONG's por el problema del desplazamiento es muy

reciente, pero se descubre un interés cada vez mayor. Se han ido creando programas de ayuda con

cierta especificidad para este grupo de población, dentro de organizaciones preocupadas por los

derechos humanos. Las principales acciones a este respecto, tienen que ver con investigaciones

sobre el tema a nivel nacional y regional, la asesoría jurídica, la denuncia nacional e internacional,

la ayuda en casos de emergencia, algunos apoyos para capacitación y el apoyo para algunas

inciativas de producción.

Las limitantes y dificultades principales, que estas organizaciones han tenido, se pueden agrupar

en tres aspectos:

- Por una parte, el manejo de las diferentes tendencias y posiciones frente al problema, diferencias

que surgen de la historia misma de las organizaciones, su filosofía frente a la problemática de los

derechos humanos, su concepción de las responsabilidades que debe tener el Estado y las

propuestas frente a la situación. Un factor adicional, en estas divisiones, es cierta polarización de

ONG's que en forma implícita se ha ido haciendo: por un lado las instituciones de más trayectoria,

que les permiten ser interlocutores de la comunidad internacional con mayor facilidad y cuyo

trabajo no contempla la organización de los desplazados. Otras, que tienen en su génesis, el

impulso de personas que han sufrido directamente el peso del desplazamiento, que no es frecuente

entre los primeros, y se han orientado mucho más hacia la organización y trabajo con desplazados

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directamente. Esta especialización, que no necesariamente puede ser negativa, ha ido generando

algunos resentimientos y bloqueos en el ánimo de construir una fuerza mancomunada.

Sin desconocer ni demeritar los esfuerzos que se han realizado al respecto, como el Grupo de

Trabajo con Desplazados, las diferencias y rivalidades existentes por estos y otros factores, han

minado la posibilidad de ganar un espacio importante y conformarse en una fuerza social

significativa, para ejercer presión frente al Estado y ganar acceso a la sociedad civil en general.

- Otra limitante que han tenido las ONG's de derechos humanos y que vale la pena destacar, es el

señalamiento que desde el Estado y desded algunos medios de comunicación se les hace como

intermediarios, aliados y simpatizantes de la guerrilla, dada la insistencia con que se responsabiliza

a las fuerzas gubernamentales como responsables de las violaciones. Muchos son los líderes de

estos grupos y organismos, que han sido víctimas del sicariato y de los paramilitares.

- Por último, en su relación con los mismos afectados por la violencia y, particularmente con los

desplazados, han surgido dificultades para dar respuesta a las necesidades:

.Los recursos son escasos y las solicitudes son muchas.

.Las estrategias de acción, no siempre resultan. Tal es el caso de las ayudas para proyectos

productivos, que usualmente han estado condicionadas, con sana intención, a la existencia

de grupos asociativos, lo cual puede obligar a conformar organizaciones, sin mucha

convicción ni previo proceso, que son suceptibles fácilmente a sucumbir en las primeras

crisis.

.En el intento por consolidar grupos de desplazados autónomos, las ONG's transfieren cierta

ambigüedad a sus beneficiarios, manteniendo nexos de dependencia, por ejemplo, para la

toma de decisiones y manejo de recursos, lo cual aumenta fricciones y limita procesos de

autogestión.

.Así mismo, se ha producido en algunos momentos cierta fricción entre los estudiosos del tema y

directivos de organizaciones y algunos grupos organizados como bases y representantes

directos de los afectados. Las distancias y percepciones del problema, así como la

propuestas para su manejo, limitan un diálogo entre unos y otros.

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En fin, todas las tensiones y los retos que se tienen para generar y consolidar procesos de

desarrollo autogestionario en la ciudad, se hacen evidentes y se acentúan dadas las características

de la población desplazada y la poca experiencia que, en la ciudad y en el país en general, se tiene

para la atención particular de esta problema.

En síntesis, el recurso real y potencial de las ONG's en el problema de los desplazados, tiene que

mirarse a la luz del reciente reconocimiento e identificación del problema como otro efecto de la

violencia política, que es en sí mismo violento. También estas organizaciones están construyendo

mecanismos y alternativas para dar respuesta a un problema aparentemente nuevo. El papel de

estos organismos se vuelve cada vez más importante en la medida en que se constituyen en

interlocutores, gestores y canalizadores de recursos de la comunidad internacional, voceros ante la

misma para denunciar, aportar y contribuir en el manejo del problema del desplazamiento, y único

sector que, de alguna manera, está asumiendo la atención del problema.

Las dolorosas historias de su salida, las experiencias de organización, las potencialidades

individuales y colectivas, las amenazas reales existentes, los intereses y expectativas diversas,

implican una mirada diferenciada para el manejo de las condiciones actuales y de las perspectivas

de un futuro a mediano y largo plazo de los desplazados, donde el papel y la responsabilidad del

Estado son definitivos y no pueden delegarse exclusivamente a las Organizaciones No

Gubernamentales. Dado el conflicto existente y no resuelto estructuralmente a este nivel, y

alrededor del cual se mantiene y alimenta la falta de credibilidad del Estado como regulador y

defensor de los derechos ciudadanos, podría establecerse un manejo concertado del problema,

donde las ONG's pudieran servir de puente, para atender integralmente las múltiples necesidades

de quienes están en situación de desplazamiento, aunando recursos nacionales e internacionales y

superando la mera asistencia de emergencia, para entrar a proponer y experimentar alternativas.

Las ONG's tienen retos muy importantes en varios frentes: ganar la credibilidad frente al Estado en

su calidad de organizaciones interesadas en el bién común; consolidar su papel de interlocutor con

la comunidad internacional para informar con seriedad sobre el problema del desplazamiento, de

manera que se aumente el interés por la problemática colombiana; generar y reforzar la

articulación entre ellas mismas reconociendo y superando las dificultades que producen las

diferencias; y, finalmente, la responsabilidad de extender su cobertura y calidad en el apoyo y

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acompañamiento a los grupos, familias y personas desplazadas, para fortalecer su autogestión, su

organización y su libre opción, en condiciones dignas y humanas.

* El Estado

El papel del Estado como recurso en la atención del desplazamiento, exige mirar en primer término

que el fenómeno ha sido desconocido y negado permanentemente. Sólo muy recientemente, ha

habido un pronunciamiento sobre el fenómeno como un problema derivado de la violencia.

La estrategia nacional contra la Violencia, documento emitido hacia finales de 1991, hace una de

las únicas menciones al problema en los siguientes términos:

"En lo relativo al suministro de facilidades para la atención humanitaria a las personas que se

desplazan voluntariamente y en forma temporal28 por situaciones particularmente

agudas de violencia, los gobernadores y alcaldes coordinarán con las entidades pertinentes

y los organismos no gubernamentales las acciones necesarias. Para el efecto contarán con

el apoyo y asesoría de la Consejería Presidencial de Derechos Humanos. De igual forma, los

gobernadores y alcaldes asegurarán el retorno de la población civil desplazada por las

circunstancias descritas a sus lugares de vivienda y trabajo en condiciones de normalidad".

Del texto anterior se pueden hacer las siguientes consideraciones:

* La comprensión de un éxodo voluntario, implica que la salida se da en términos de decisiones

autónomas, por parte de los habitantes rurales, sin mayores presiones. Sin embargo entra en

incoherencia con el reconocimiento de una situación objetiva externa al mismo campesino, que

implica una amenaza y que por lo tanto crea condiciones forzoza de salir, ante el riesgo de perder la

vida.

* La percepción del desplazamiento visto como temporal, se refiere a aquellos casos que se han

dado en forma colectiva y que usualmente han terminado en retorno. Esta modalidad se sucede

cuando surge enfrentamiento entre ejércitos regulares, pero no es la única forma de

28 El subrayado es mío.

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desplazamiento, ni la de mayores consecuencias, ni mucho menos la más frecuente. Es aquí donde

se teje el manto de invisibilidad para los desplazamientos individuales y familiares que son los más

numerosos y para los cuales no hay garantía de retorno, ya que responden a una amenaza selectiva

y personal.

* Se sugiere que para el problema de los desplazados, se de un manejo desde los gobiernos

regionales y locales y dentro de este territorio. Ello no responde a la variedad de modalidades de

desplazamiento y, especialmente, no contempla la atención para el éxodo atomizado, interregional,

individual y/o familiar, que a pesar de su permanencia se queda encubierto, y dado su vigencia

acumulativa, va incidiendo tanto en las zonas de llegada como de salida.

* La orientación de las soluciones, encauzadas hacia el regreso a su lugar de vivienda y trabajo en

"condiciones de normalidad", exige que los habitantes rurales reciban una garantía de

"normalidad" en la problemática de violencia que los aqueja. Sin embargo, tal hecho no es posible,

en virtud de que es un problema de orden nacional, en donde las posibles alternativas de manejo

regional, han sido descartadas por el gobierno central.

Desde las experiencias concretas de las historias de vida, se identifica, en algunos casos, la ayuda

que el Estado ha prestado, especialmente para la atención de tratamientos médicos y ayudas de

emergencia, a través de un fondo creado para "víctimas de violencia", término genérico que sirvió

inicialmente para responder al problema de violencia urbana, surgido a partir de las acciones

narcoterroristas. Sin embargo, esta ayuda ha sido más bien excepcional.

Es claro entonces, el vacío estatal frente a la comprensión, reconocimiento y atención al problema

del desplazamiento, vacío que es concomitante con la complejidad e incertidumbre para el manejo

de la violencia política en el país, desde el Estado. Ello se agrava si se contempla la posibilidad de la

paz. En efecto, se ha generado una fuerza importante en la opinión pública inclinada porque el

problema de la violencia sea resuelto por la vía de potencializar la confrontación armada y de

castigo a quienes apoyen a las guerrillas.

Se hace urgente el reconocimiento serio y real del problema del desplazamiento por parte del

Estado y de la Sociedad en general. El dolor por las pérdidas sufridas exige además de la

elaboración individual, una elaboración colectiva, que es impedida por la invisibilidad del fenómeno

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del desplazamiento. Algunas entidades han estado atendiendo casos individuales29, cuya

proporción frente al número de afectados, parece ser muy pequeña. Pero es necesario, además,

sobrepasar la elaboración de duelos personales, con miras un reconocimiento de la sociedad que

permita reconciliar los ánimos y que rompa el círculo permanente de "los hijos de la violencia", que

atraviesa la dinámica de violencia del país. Podría decirse que, el reconocimiento de las fuerzas en

conflicto frente a su responsabilidad en la situación del desplazado, sería un elemento fundamental

para ayudar a manejar los duelos sociales, no solo porque ello permitiría asumir la responsabilidad

socio- económica, sino también por la responsabilidad política y moral que cabe al respecto.

Recordando a Ignacio Martín-Baró, es necesario reconocer que el daño que se está causando no es

simplemente a la vida personal, sino a las estructuras sociales mismas, a las normas que rigen la

convivencia, a las instituciones que regulan la vida de los ciudadanos, a los valores y a los

principios sociales en los cuales se está justificando la violencia política. (MARTÍN-BARÓ, Ignacio.

1989)

Sin embargo, es necesario evitar asumir la búsqueda del reconocimiento legal y social de los

desplazados, como meta exclusiva. Sin duda alguna que es vital dicha acción. Pero es una solución

para un hecho ya causado, que no frena sus causas y, por ende, no lleva directamente a su

disminución o extinción, y es posible, además, que pueda quedarse en un formulismo ganado que

no genere garantías efectivas. Se amerita, entonces, con urgencia, una acción continuada y

organizada desde la sociedad civil, para buscar y presionar por la vía de la concertación y del

diálogo, la solución de fondo al problema de la violencia política. Es necesario, que frente a la

tendencia que pretende ser generalizada, para ganar la paz por la vía de la guerra, se planteen con

vigor otras posibilidades menos costosas en vidas y en recursos.

Es indudable que un proceso por esta vía exige una voluntad política de las fuerzas en conflicto,

que evidencien su prioridad por el interés general de la sociedad. Sin embargo, son tantos los

factores que se entremezclan y complejizan la situación, que cada vez se hace menos probable la

existencia de un sector que sirva de mediador, con suficiente autoridad, pues la extensión de la

frontera del conflicto va involucrando más a la sociedad como aliado de uno u otro lado. Se hace

necesario acudir a otros entes mediadores a nivel internacional que entren, a servir de

concertadores o a regular una guerra, con las normas del derecho internacional humanitario. En

29 Esta área ha sido atendida de manera específica por la Corporación Avre.

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este último caso, los desplazados por el Estado, podrían acceder a una protección desde este

intermediario, que se asimilara al país que los asila, para el caso de los refugiados.

4.5. LAS INCERTIDUMBRES HACIA EL FUTURO.

Las incertidumbres que tienen hacia el futuro quienes están en situación de desplazamiento, se

pueden agrupar en dos grandes ámbitos: las de tipo estructural y las de tipo personal.

Las primeras, están orientadas hacia las posibilidades reales de que el problema de la violencia

política se resuelva. En este sentido, se destaca la inquietud por los diálogos de paz, donde las

fuerzas en conflicto: guerrillas, ejército y paramilitares, concerten y definan sus relaciones. Es

importante para los desplazados que, dentro de estos diálogos, se tenga en cuenta su situación y se

creen posibilidades reales para una libre toma de decisiones, en las cuales pueda caber el retorno al

Llano.

Las otras preocupaciones, que corresponden al ámbito personal y familiar, se enmarcan dentro de

las pocas alternativas que tienen en este momento: salir de la ciudad para otro sitio, rural o urbano

a probar suerte, o quedarse en ella a seguir luchando. En cualquiera de los casos, su "plante", al

igual que en el campo, continúa siendo su fuerza de trabajo individual y familiar, obviamente no

tan vital ni tan optimista. La inestabilidad que se genera sobre el mañana inmediato y el mañana

lejano, cuando no vivencian en su presente más que el golpe diario de la pobreza, del hambre, la

enfermedad y el desempleo, genera una desesperanza permanente.

Volver al campo, a "otro campo", es para algunos su mayor deseo, ya que no han podido

incorporarse a la vida en la ciudad ni económica ni socialmente. Otros insisten en que el campo les

daría mayores ventajas, pero hay que tener en cuenta otros factores: "quizá de pronto a una finca en

otro sitio, pero que sea calientico porque este frío de Bogotá si me tiene muy aburrida..."

Las nuevas generaciones se acomodan más fácilmente a la ciudad y empiezan a disfrutar las

ventajas de ese nuevo ambiente. Son más receptivos al atractivo de la urbe, pues ven aquí

oportunidades que no tenían en el campo. Las posibilidades, por ejemplo, de una mejor educación y

salud, y el peso de una cultura citadina considerada mejor, y que tiene que ver con la música, la

moda, la televisión, etc, van haciendo menos anhelado el retorno. Para los adultos, permanece más

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la nostalgia por su pasado como pobladores rurales. "Yo no es que esté en contra del campo, pero si

mi mamá decide irse tendremos que dividirnos las pocas cosas que tenemos y yo no puedo dejar mi

puesto aquí en Bogotá. Todo va a ser más difícil. Además uno en el campo necesita de un hombre y no

lo tenemos", dice una joven de 28 años, ante la insistencia desesperada de su madre por irse al

campo. Se abre así un conflicto potencial frente a las expectativas de los jóvenes y adultos

desplazados, donde es posible que prime el beneficio, por lo menos aparente que la ciudad puede

ofrecer en movilidad social, a las nuevas generaciones.

Por ahora, y para muchos, definitivamente, ha quedado totalmente descartada la posibilidad de

regresar al Llano. No sólo por el peligro que ello encierra y que ya lo han comprobado quienes lo

han intentado, como la esposa de Ernesto, sino también por el dolor de los recuerdos. Otros tienen

la certeza de que será difícil retornar a las mismas zonas, porque seguramente van a seguir siendo

perseguidos, como ha pasado en otros momentos históricos de acuerdos nacionales que no se

cumplen localmente. La credibilidad de que posibles acuerdos formales garanticen realmente un

retorno, es puesta en duda.

Todos, chicos y grandes, están en proceso de valoración de la ciudad, como espacio vital. Carecen

de alternativas o propuestas que les permitan medir, las oportunidades reales que se pueden

construir en otros lugares diferentes, rurales o urbanos. De alguna manera sienten que están solos

en este "volver a empezar" no buscado por ellos. Por eso, aún no pueden tomar decisiones

definitivas. Para todos el problema fundamental es la subsistencia actual ..." la ciudad es bonita,

pero no está hecha para los pobres, porque para disfrutar de todo lo bueno que tiene, se debe tener

plata y los pobres no la tenemos".

Ciertas experiencias de algunos desplazados y la insistencia de algunas familias de volver al campo,

pero no al mismo Llano sino a otra región rural del país, podrían suponer la posibilidad de

continuar el ciclo hacia una recampesinización para algunos de ellos. Sin embargo, el futuro está

por construirse y en esa construcción juega un papel muy importante las posibilidades reales de

escoger, de hacer opciones, de recuperar la autonomía. El problema aquí es la restricción en sus

opciones y decisiones sobre la orientación de su futuro.

Así como son diversas las experiencias, los traumas, sus manejos, sus potencialidades y

limitaciones, es necesario que las alternativas puedan ser igualmente diferentes. Para unos puede

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ser la ciudad, esta u otra, abandonando completamente la idea del regreso al campo. Para otros,

puede ser un espacio rural con similitudes al Llano, que les permita reiniciar su vida como

campesinos. Para algunos más, la idea del retorno al Llano guarda significación importante y, con

garantías suficientes, podrían y querrían hacerlo. En aras de un proyecto reivindicativo como grupo

social interesado en rescatar su espacio social, político y económico, la alternativa del retorno, es,

posiblemente, una de las más significativas. Sin embargo, su implementación exige tales

condiciones de normalización de la situación que pareciera cada vez menos probable como

alternativa cercana.

En tanto, hay que trabajar con las características y recursos del sitio de llegada: las seguridades

que represente, la posibilidad de comunicación y organización entre y con los desplazados, la

articulación y solidaridad con los pobladores e instituciones residentes, etc. Todos son factores

relevantes para la generación de espacios sociales que procuren respuestas a sus múltiples

necesidades cotidianas de las personas y familias en situación de desplazamiento.

A pesar de los triunfalismos de la vanidad guerrera, el dogmatismo y la burocracia, que se

empeñan en despojar y asesinar la vida, la resistencia de los desplazados, su terco ímpetu vital y su

cotidiana búsqueda, son lecciones incuestionables de que la utopía de una sociedad más equitativa

y fraterna, sigue siendo posible.

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Ante el Estado y la sociedad el fenómeno del desplazamiento ha permanecido en el silencio,

quedando relegado al ámbito de la historia familiar. Ello a pesar de haber marchado de la mano de

la violencia política en la vida colombiana y de haber sido para muchos una posibilidad de

sobrevivencia, tal vez la única, ante el fuego cruzado, la persecución, las masacres, los

bombardeos, el terrorismo y las demás expresiones de la guerra sucia que han sacudido la

geografía nacional, con diferente intensidad y forma.

La Violencia del Silencio presenta una aproximación a características y efectos económicos,

políticos y psicosociales, de los procesos de desplazamiento del Llano a Bogotá, a raíz de la violencia

política vivida en esa región en la década del 80. La autora, Trabajadora Social y Magistra en

Desarrollo Rural se fundamenta en la reconstrucción de historias de vida de desplazados de

diferente género y edad, en las cuales se confunden añoranzas y sueños, retos y esfuerzos

cotidianos para construir nuevos nichos vitales.