la verdad del arte

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Groys

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    La verdad del arte Boris Groys

    La pregunta central que hay que hacerse sobre arte es esta: el arte, es capaz

    de ser un medio de la verdad? El interrogante es fundamental para la existencia

    y supervivencia del arte ya que si no puede ser un medio de la verdad, entonces

    es slo una cuestin de gusto. Tenemos que aceptar la verdad incluso si no nos

    gusta, pero si el arte es slo cuestin de gusto, el espectador de una obra es

    ms importante que su productor. En este caso el arte debera abordarse solo

    sociolgicamente o en trminos de mercado. No tiene independencia, carece de

    poder. Se vuelve igual al diseo. Ahora bien, hay diferentes formas en las que

    podemos hablar del arte como medio de la verdad. Permtanme considerar una

    de ellas. Al menos desde la poca de la vanguardia histrica cada objeto

    particular incluso el ms ordinario poda considerarse una obra de arte. Y por

    lo tanto, el artista dejaba de percibirse como una figura excepcional dotada por

    Dios o lo naturaleza con un extraordinario poder creativo. El hecho de que en

    nuestra poca la obra sea slo una cosa entre otras cosas ordinarias y que el

    artista sea solamente un ser humano entre muchos otros seres humanos puede

    ser visto como una fuente de frustracin. Pero no es el caso. Si el artista es uno

    ms en la multitud, deja de ser extraordinario pero se vuelve paradigmtico y

    representativo. Es ms, hoy en da el arte es el nico lugar en el que puede

    manifestarse la verdad de la existencia humana individual. Nuestro mudo est

    dominado por los colectivos: Estados, partidos polticos, corporaciones,

    comunidades cientficas, etc. Dentro de estas colectividades los individuos no

    pueden experimentar las posibilidades y las limitaciones de su propias acciones,

    ellas quedan absorbidas por las actividades del colectivo. Sin embargo, nuestro

    sistema esttico se basa en la presuposicin de que la responsabilidad de

    producir tal o cual objeto de arte o de llevar a cabo tal o cual accin esttica

    pertenece nicamente a un artista individual. As, en el mundo contemporneo,

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    el arte es el nico campo reconocido de responsabilidad personal. Hay por

    supuesto, un campo no reconocido de la responsabilidad personal: el campo de

    lo delictivo. La analoga entre el arte y el delito tiene una larga historia en la que

    no voy a entrar. Hoy preferira plantear la siguiente pregunta: en qu medida y

    de qu manera las personas pueden aspirar a cambiar el mundo en que viven?

    Ahora echemos un vistazo al arte como un campo en el que se llevan a cabo

    regularmente ciertos intentos de cambiar el mundo y veamos cmo funcionan

    estos intentos. En el marco de esta charla no estoy tan interesado en los

    resultados de estos intentos como las estrategias que los artistas utilizan para

    llevarlos a cabo.

    Es ms, si los artistas quieren cambiar el mundo, surge la siguiente

    pregunta: de qu manera el arte es capaz de influenciar el mundo en el que

    vivimos. Hay dos respuestas posibles a esta pregunta. La primera: el arte puede

    captura la imaginacin y cambiar la conciencia de la gente. Si la conciencia de la

    gente cambia, entonces esa gente transformada cambiar tambin el mundo en

    el que vive. Ac el arte se entiende como una suerte de lenguaje que permite a

    los artistas, enviar un mensaje. Y se supone que este mensaje penetra en las

    almas de sus destinatarios, alterando sensibilidades, actitudes, posiciones

    ticas. Digamos que es una concepcin idealista del arte, semejante a la

    concepcin que tenemos de la religin y su impacto en el mundo.

    La segunda respuesta es bastante distinta. Aqu en arte no se concibe

    como produccin de mensajes sino de cosas. Al ser un tipo especfico de

    tecnologa, el arte no tiene como objetivo cambiar el alma del espectador. En

    lugar de eso, transforma el mundo en el que esos espectadores viven realmente,

    y al tratar de adaptarse a las nuevas condiciones del entorno, cambian sus

    actitudes y sensibilidades. Para ponerlo en trminos marxistas: el arte puede ser

    considerado parte de la superestructura o parte de la base material. O, en otras

    palabras, el arte puede ser pensado como ideologa o como tecnologa. Ambas

    concepciones tienen una larga tradicin en nuestra cultura. Y nuestra actitud

    contempornea respecto del arte est determinada por una mezcla un poco

    confusa y contradictoria de ambas concepciones.

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    Para poder enviar mensajes, los artistas tienen que compartir la lengua

    que habla su pblico. En los templos antiguos, se consideraba a las estatuas

    como encarnaciones de los dioses: se las veneraba, uno se arrodillaba ante

    ellas en oracin y ruego, se esperaba de ellas ayuda y se teman su ira y la

    posibilidad de recibir un castigo. Del mismo modo, la veneracin de los conos

    tiene una larga historia dentro del cristianismo, incluso cuando se considerara

    que Dios era invisible. Aqu el lenguaje comn tiene su origen en la tradicin

    religiosa compartida.

    Sin embargo, ningn artista moderno puede esperar que alguien se

    arrodille frente a su obra para rezarle, ni espere de ella ayuda prctica o la use

    para evitar el peligro. Por eso, muchos artistas modernos y contemporneos han

    tratado de recuperar ese lenguaje compartido con el pblico por medio de algn

    tipo de compromiso poltico o ideolgico. Por lo tanto, la comunidad religiosa fue

    reemplazada por un movimiento poltico en el que participan tanto los artistas

    como el pblico.

    El arte participativo contemporneo construye un terreno comn entre los

    artistas y el pblico, no tanto a nivel religioso o poltico, sino ms bien, a un nivel

    mucho ms ntimo, a nivel de la produccin artstica misma. Durante las ltimas

    dcadas la prctica esttica se volvi algo tan extendido como antes lo era slo

    la religin y la poltica. Hoy en da, vivimos en los tiempos de la produccin

    masiva de arte ms que en los tiempos del consumo masivo de arte. Los medios

    contemporneos de produccin de imgenes, tales como las cmaras de fotos y

    de video, son relativamente baratos y universalmente accesibles. Las redes

    sociales contemporneas como Facebook, You Tube, e Instagram les dan a las

    poblaciones globales, la posibilidad de que sus fotos, videos y textos sean

    universalmente accesibles de control, eludiendo el control y la censura de las

    instituciones tradicionales. A su vez, el diseo contemporneo hace que esas

    mismas poblaciones puedan modelar y experimentar sus viviendas o lugares de

    trabajo como si fueran instalaciones artsticas. La nutricin, el fitness y la ciruga

    esttica les permiten fabricarse un cuerpo como piezas de arte. En nuestra

    poca casi todo el mundo toma fotografas, hace videos, escribe textos,

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    documenta sus actividades personales (y sube esa documentacin a internet).

    Es lo que tambin hace el arte participativo contemporneo: involucra

    potencialmente a todos en proyectos artsticos, performance y acciones

    estticas (y luego documenta esas actividades). Bajo las condiciones de la

    modernidad, el artista era una figura extraa, rara; hoy no hay nadie que no est

    involucrado en actividades artsticas de algn tipo.

    As que hoy el arte puede construir comunidades a partir de afinidades. Y

    puede construirlas en su propio terreno sin necesidad de recurrir a una religin

    o una ideologa poltica. Sin embargo, la comunidad construida sobre la base de

    coincidencias en la valoracin de ciertos proyectos artsticos, no es

    necesariamente una comunidad transformadora, una comunidad que puede

    cambiar el mundo. Sabemos que para ser considerada realmente buena

    (innovadora, radical, con un pie en el futuro) la obra de arte supuestamente debe

    ser rechazada por sus contemporneos; de lo contrario se sospecha que la obra

    sea convencional, banal, meramente comercial. Es por eso que los artistas

    contemporneos desconfan del gusto del pblico. Y el pblico contemporneo,

    en realidad, tambin desconfa de su propio gusto. Tendemos a pensar que el

    hecho de que nos guste una obra podra significar que esa obra no es lo

    suficientemente buena; y el hecho de que no nos guste una obra podra decir

    que esta obra de arte es realmente buena. Kazimir Malevich crea que el mayor

    enemigo del artista es la sinceridad: los artistas nunca deben hacer lo que

    sinceramente les guste porque muy probablemente les guste algo que es banal

    y artsticamente irrelevante.

    Es ms, las vanguardia estticas no queran gustar. Y, lo que es incluso

    ms importante, no queran ser comprendidas, no queran compartir el lenguaje

    del pblico. Del mismo modo, las vanguardias fueron extremadamente

    escpticas respecto de la posibilidad de influenciar el alma del pblico y construir

    una comunidad de la que ser parte. En lugar de eso, queran crear nuevos

    entornos que transformaran a la gente que llegaran a habitarlos. En su forma

    ms radical, esta idea fue En su forma ms radical de este concepto fue un

    objetivo central para los movimientos de vanguardia de la dcada de 1920: el

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    constructivismo ruso, la Bauhaus, De Stijl. Estos movimientos soaban con el

    Hombre Nuevo, un hombre con una nueva sensibilidad y un nuevo gusto, el

    hombre que apreciara el arte de vanguardia. Pero crean que para producir ese

    Hombre Nuevo o, ms bien, un nuevo pblico, haba que poner a esos hombres

    bajo nuevas condiciones de vida. El arte de vanguardia no buscaba ser

    apreciado por el pblico tal y como era; la vanguardia quera crear un nuevo

    pblico para su arte. De hecho, si a uno lo hacen vivir en un entorno visual

    nuevo, uno empieza a adaptar su propia sensibilidad a ese entorno y en cierto

    momento aprende a apreciarlo. Los artistas de vanguardia tambin queran

    construir una comunidad, pero no se vean a s mismos como parte de esa

    comunidad. Creaban cosas, no mensajes. Con sus pblicos, compartan el

    mundo, no un lenguaje.

    Por supuesto, la vanguardia histrica fue una reaccin a la tecnologa

    moderna que cambiaba constantemente y an lo hace nuestro entorno. Esta

    reaccin adopt diferentes formas. El arte reflejaba la actitud negativa hacia el

    cambio tecnolgico, articulaba nuestra resistencia a aceptarlo y amoldarnos a l.

    Tal fue el caso del Suprematismo ruso o del Dad. Los artistas hacan uso

    incorrecto de las cosas, sobre todo de los objetos tecnolgicos, los destruan, los

    transformaban en cosas disfuncionales y producan estados caticos e los que

    cualquier actividad tecnolgica organizada se volva imposible. Uno recuerda

    aqu la famosa frase de Walter Benjamin acerca de que la revolucin no es la

    locomotora del progreso sino su freno. Pero el arte tambin trat de dar al

    progreso tecnolgico un determinado objetivo y direccin. (Marshall McLuhan:

    desde la torre de marfil a la torre de control). Este objetivo era la sociedad

    poltica y estticamente perfecta la sociedad utpica, si uno ya est listo para

    usar esta palabra. Tal era el caso de la Bauhaus, De Stijl, o el constructivismo

    ruso. Ellos no reaccionaron contra el progreso tecnolgico como tal, sino ms

    bien, en contra de su falta de propsito final. Sin embargo, histricamente estas

    utopas tecnolgicas tambin se convirtieron en una cosa del pasado. Y, por lo

    tanto, lo mismo ocurri con las cosas artsticas, con las obras de arte.

    Entonces, qu es el Arte? El arte es un tipo de tecnologa, pero el uso

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    artstico de la tecnologa es diferente de su uso no artstico. El progreso

    tecnolgico se basa en la sustitucin permanente de las cosas viejas, obsoletas,

    con cosas nuevas. La tecnologa artstica, por lo tanto, es una tecnologa de

    conservacin y restauracin de lo viejo, una tecnologa que lleva los restos del

    pasado y del presente hacia el futuro. Estos restos pueden ser cosas ordinarias

    u objetos lingsticos. De hecho, el arte utiliza el lenguaje como material para

    producir cosas, para producir obras. Este proceso fue muy bien estudiado por

    los formalistas rusos. Roman Jacobson identific la funcin potica de la lengua

    que consiste en la desconexin respecto de su funcin comunicativa. Si la

    funcin comunicativa de la lengua se desactiva, el lenguaje se convierte en una

    cosa y deviene algo a utilizar como objeto: las obras se exhiben, los poemas se

    publican y leen etc. Para un profano, la transformacin de la lengua en una cosa,

    por lo general se experimenta como un acto de estetizacin. As, se supone que

    el visitante del museo sale espiritualmente de la realidad cotidiana y se deja

    tomar por la contemplacin esttica del arte. La condicin para tal contemplacin

    esttica es el ocultamiento del marco material, tecnolgico, institucional que la

    hace posible. Y, de hecho, el visitante del museo ve las obras como algo

    separado de la vida diaria y profana, pero el personal del museo nunca

    experimenta las obras de este modo sacralizado. El personal del museo no

    contempla obras sino que regula el nivel de temperatura y humedad en los

    espacios del museo, restaura estas obras, les saca el polvo, las limpia. Tratar

    con las obras implica una perspectiva como la del visitante del museo, as como

    tambin existe la perspectiva de la seora de la limpieza, que asea el espacio

    del museo del mismo modo en que limpiara cualquier otro espacio. Las

    tecnologas de conservacin, restauracin y encuadre son tecnologas profanas

    incluso si producen los objetos de contemplacin esttica. Hay una vida

    profana el interior del museo y es precisamente esta vida profana y las prcticas

    que involucra, las que permiten que las piezas de museo funcionen como

    objetos estticos. El museo no necesita ningn profanacin adicional ya es

    profano hasta la mdula.

    Por supuesto, al menos desde el comienzo del siglo XX, la vanguardia

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    histrica intent tematizar y revelar la dimensin factual, material y profana de la

    produccin artstica. Sin embargo, la vanguardia nunca triunf por completo en

    su bsqueda de lo real, porque la realidad del arte el costado material que las

    vanguardias intentaban tematizar result permanentemente re-estetizado.

    Estas tematizaciones tenan lugar bajo las condiciones normales del arte la

    representacin. Lo mismo se puede decir de la crtica institucional que tambin

    trat de tematizar la dimensin profana y fctica de las instituciones del arte. Sin

    embargo, la situacin ha cambiado desde el surgimiento de internet. Es ms,

    durante las ltimas dcadas, internet se convirti en el lugar principal para la

    circulacin del arte. Obviamente, ese pasaje desde los espacios de arte

    tradicionales hacia internet es experimentado por muchos artistas como

    liberador, porque internet es menos selectivo que, digamos, el museo tradicional

    de arte. Pero este cambio conduce tambin a un cambio fundamental en nuestra

    relacin con el arte.

    Internet funciona bajo la presuposicin de que se refiere a una realidad

    off-line. Uno habla de internet como un medio de informacin, pero la

    informacin es siempre informacin sobre algo. Y ese algo est siempre situado

    fuera de internet, es decir, off-line. Si no fuera as, todas las transacciones

    econmicas en internet seran imposibles. O las militares. O la vigilancia. Y lo

    ms importante: en internet, el arte no adquiere un marco fijo e institucional

    como ocurre en el mundo analgico: aqu la fbrica, all el teatro, aqu la bolsa

    de valores, ms all el museo. Google muestra, entre muchas otras cosas, que

    en internet no hay barreras. Google muestra, entre muchas otras cosas, que en

    internet no hay barreras. Por supuesto que hay blogs y pginas especializadas

    en arte. Pero abordarlas implica hacer clic en ellas, para enmarcarlas en la

    superficie de la computadora, el iPad o el celular. El usuario no puede obviar el

    marco porque lo ha creado. El marco y la operacin de producirlo se han

    vuelto algo explcito, algo que se mantiene as en la experiencia de contemplar

    arte en internet. Ese ocultamiento del marco que ha definido nuestra experiencia

    de contemplacin esttica encuentra su fin aqu. El usuario de internet no pasa

    del uso cotidiano de las cosas a su contemplacin desinteresada; ese usuario

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    opera con la documentacin digitalizada del arte del mismo modo en que usa la

    informacin que concierne al resto de las cosas del mundo. Es como si todos

    nos convirtiramos en parte del personal del museo o de la galera; as se ubica

    el arte en el espacio unificado y profano de internet.

    Ahora bien, uno puede decir que en internet no hay arte sino informacin

    sobre arte (junto con otra informacin sobre otras reas de la actividad humana.

    Por ejemplo, las obras de un artista particular se encuentran en internet cuando

    uno googlea el nombre del artista. Ah las vemos junto con la informacin que

    encontramos sobre ese artista: su biografa, otras obras, sus actividades

    polticas, reseas crticas, detalles de su vida privada, etc. Aqu la obra se vuelve

    real porque se integra a la informacin sobre su autor en tanto persona real. A

    travs de internet, el impulso de vanguardia que ha motorizado al arte desde

    comienzos del siglo XX, encuentra su realizacin, su telos. El arte se presenta

    en internet como un tipo particular de realidad: como un verdadero working

    process que tiene lugar en al mundo real, en el mundo off-line. Sin embargo, en

    este caso la cuestin no atae al arte al arte como objeto de contemplacin,

    sino al diseo de la informacin a la presentacin esttica de la documentacin

    sobre acontecimientos estticos reales.

    Ac la palabra documentacin es crucial. Durante las ltimas dcadas,

    cada vez ms exhibiciones y museos de arte incluyen, junto con las obras, su

    documentacin. Pero esta vecindad es siempre muy problemtica. Las obras

    son arte, ellas inmediatamente se revelan como arte que, por lo tanto, puede ser

    admirado, experimentado emocionalmente, etc. Pero la documentacin artstica

    no es arte, es una mera referencia a un acontecimiento esttico, una exhibicin,

    instalacin o proyecto que, asumimos, tuvo lugar realmente. La documentacin

    artstica se refiere al arte pero no es arte. Por eso puede Es por eso que la

    documentacin puede reformatearse, reescribirse, extenderse, acortarse, etc.

    Podemos someter la documentacin esttica a todas estas operaciones, que

    estn prohibidas para una obra porque cambiaran su forma. Y la forma de la

    obra est garantizada institucionalmente porque slo la forma garantiza su

    reproductibilidad e identidad. Por el contrario, la documentacin puede

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    cambiarse a voluntad porque su identidad y reproductibilidad estn garantizadas

    por su referente externo y real y no por su forma. Pero incluso si la emergencia

    de la documentacin precede a la emergencia de internet como medio del arte,

    fue la introduccin de internet lo que le ha dado su legtimo lugar a la

    documentacin. (Aqu repetimos lo que ya advirti Benjamin: el montaje en el

    arte y en el cine).

    Al mismo tiempo, las instituciones de arte empiezan a usar internet como

    un espacio fundamental para su auto-representacin. Los museos ponen sus

    colecciones visibles en internet. Y, por supuesto, los depsitos digitales de las

    imgenes de arte son mucho ms compactos y ms fciles de mantener que los

    museos tradicionales de arte. As, el museo tiene la posibilidad de presentar

    cierta parte de la coleccin que habitualmente se mantiene en el depsito. Se

    puede decir lo mismo de las pginas web de artistas individuales: uno puede

    encontrar all la representacin completa de lo que estn haciendo. Se trata de

    lo que hoy en da, el artista le muestra a un visitante a su estudio: si uno va al

    estudio a ver el trabajo de un artista en particular, el artista en general coloca su

    laptop sobre la mesa y muestra la documentacin de sus actividades incluyendo

    la produccin de sus obras pero tambin su participacin en proyectos de largo

    plazo, instalaciones temporarias, intervenciones urbanas, acciones polticas,

    etc.. Internet le da a los artistas la posibilidad de que su arte sea accesible para

    casi todo el mundo y al mismo tiempo, les permite crear un archivo personal con

    la propia produccin.

    Internet conduce a la globalizacin del autor, de la persona del autor. Aqu

    nuevamente no me refiero al sujeto autoral y ficcional que supuestamente inviste

    la obra de sus intenciones y sentidos que sern hermenuticamente descifrados

    y revelados. Este sujeto autoral ya ha sido deconstruido y proclamado muerto

    varias veces. Me refiero aqu, a la persona real que existe en la realidad offline a

    la que se refiere internet. Ese autor no usa internet slo para producir arte, sino

    tambin para comprar entradas, hacer reservas en un restaurante, llevar

    adelante emprendimientos comerciales, etc. Todas estas actividades tienen

    lugar en el mismo espacio integrado de internet y todas ellas son potencialmente

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    accesibles a otros usuarios de internet.

    Los autores, al igual que los individuos y las organizaciones tratan, por

    supuesto, de escapar de esta visibilidad total creando sistemas sofisticados de

    claves y proteccin de informacin. Hoy la subjetividad es una construccin

    tcnica: el sujeto contemporneo se define como dueo de una serie de claves

    que conoce y los dems no. El sujeto contemporneo es, fundamentalmente,

    alguien que guarda un secreto. En cierto modo, es una definicin de sujeto muy

    tradicional: el sujeto siempre se defini como el que conoce algo sobre s que

    nadie excepto Dios quizs pueden conocer justamente porque los dems

    estn ontolgicamente incapacitados para leernos los pensamientos. Sin

    embargo, hoy en da, nos las vemos con secretos, que no estn

    ontolgicamente sino tcnicamente protegidos. Internet es el lugar en el que el

    sujeto se constituye originalmente como transparente, observable y slo

    despus empieza a estar tcnicamente protegido para ocultar el secreto

    revelado originalmente. Sin embargo, toda proteccin tcnica puede eliminarse.

    Hoy en da, el hermeneutiker se vuelve hacker. Internet es el lugar de las

    guerras cibernticas en las que el trofeo es el secreto. Conocerlo implica tener

    bajo control al sujeto que se constituye a partir de ese secreto; las guerras

    cibernticas son guerras de subjetivacin y de-subjetivacin. Sin embargo, estas

    guerras pueden tener lugar slo porque internet es originalmente el lugar de la

    transparencia y la referencialidad.

    De todas maneras, los as llamados proveedores de contenidos se quejan

    con frecuencia de que sus producciones se hunden en el ocano de informacin

    que circula en internet. De hecho, internet se presenta como un gran basurero

    en el que todo desaparece y nunca logra alcanzar el nivel de atencin pblica

    que uno esperaba obtener. A fin de cuentas, todos buscan en internet

    informacin sobre los propios amigos y conocidos. Uno sigue ciertos blogs,

    ciertas pginas, revistas electrnicas y espacios de informacin, e ignora todo lo

    dems. Por lo tanto, la trayectoria tpica de un autor contemporneo no va de lo

    local a lo global sino de lo global a lo local. Tradicionalmente, la carrera de un

    autor ya sea un escritor o un artista se mova de lo local a lo global. Uno tena

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    que ser conocido a nivel local para despus poder establecerse a nivel mundial.

    Actualmente, se empieza por la auto-globalizacin. Subir un texto o una obra a

    internet significa abordar directamente a la audiencia global, evitando cualquier

    mediacin local. Aqu lo personal deviene global y lo global se vuelve personal.

    Al mismo tiempo, internet ofrece la oportunidad de cuantificar el xito global de

    un autor porque internet es una enorme mquina de homologar lectores y

    lecturas. Funciona de acuerdo a la regla una lectura, un clic. Sin embargo, para

    poder sobrevivir en la cultura contempornea hay que capturar la atencin del

    pblico local y offline para alcanzar as exposicin global y volverse no slo

    globalmente presente sino tambin localmente familiar.

    Aqu surge una pregunta ms general: quin es el pblico de internet?

    No puede ser un ser humano porque una mirada humana no sera capaz de

    aprehender internet como totalidad. Tampoco puede ser la mirada de Dios

    porque la mirada divina es infinita pero internet es finita. Muchas veces

    pensamos en internet en trminos de flujo infinito de informacin que trasciende

    el lmite del control individual. Pero, de hecho, internet no es el lugar del flujo de

    informacin, es una mquina que detiene e invierte ese flujo. Internet est

    basada en un nmero definido de cables, terminales, computadoras, telfonos

    mviles y otros equipos. Su eficiencia se basa justamente en su finitud y por lo

    tanto, en su observabilidad. Los motores de bsqueda como Google as lo

    demuestran. Hoy en da, uno escucha mucho sobre el grado creciente de

    vigilancia, especialmente a travs de internet. Pero la vigilancia no es algo

    externo a internet o un uso tcnico especfico de internet. Internet es por

    definicin, una mquina de vigilancia; divide el flujo de informacin en

    operaciones pequeas, rastreables y reversibles y as, ubica a cada usuario bajo

    vigilancia real o posible. Internet crea un campo de total visibilidad, accesibilidad

    y transparencia. Permite rastrear la conducta de sus usuarios. La mirada que

    registra internet es una mirada algortmica.

    Ahora bien, qu significa esta transparencia original para los artistas? Me

    parece que el verdadero problema con internet no es internet como lugar de

    distribucin y exhibicin del arte sino internet como lugar de trabajo. Bajo el

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    rgimen del museo, el arte se produca en un lugar el atelier del artista, el

    estudio del escritor y se mostraba en otro el museo o la publicacin. El

    surgimiento de internet borr esta diferencia entre produccin y exhibicin del

    arte. En la medida en que involucra el uso de internet, el proceso de produccin

    esttica est siempre expuesto, de principio a fin. Antes, slo los trabajadores

    industriales actuaban bajo la mirada de otros bajo ese control constante que

    Michel Foucault describe de manera tan elocuente. Los artistas trabajaban

    retirados, ms all del panptico y el control pblico. Sin embargo, si los as

    llamados trabajadores creativos usan internet, estn sujetos al mismo grado de

    vigilancia, o incluso ms, que uno de los trabajadores foucaultianos.

    Los resultados de la vigilancia son vendidos por las corporaciones que

    controlan internet porque poseen los medios de produccin, las bases tcnicas y

    materiales de internet. Uno no debera olvidar que internet est en manos

    privadas y que el rdito que produce viene fundamentalmente de la publicidad

    dirigida. Aqu nos encontramos frente a un fenmeno interesante: la

    mercantilizacin de la hermenutica. La hermenutica clsica que buscaba al

    autor detrs del trabajo fue criticada por los tericos del estructuralismo y del

    close reading, que pensaban que no tena sentido ir a la caza de secretos

    ontolgicos que eran, por definicin, inaccesibles. Hoy en da, esta hermenutica

    tradicional renace como medio de explotacin econmica extra de los sujetos

    que operan internet, donde todos los secretos son originalmente revelados. Ac

    el sujeto no est escondido detrs de su trabajo. La plusvala que tal sujeto

    produce y que resulta apropiada por las corporaciones de internet es el valor

    hermenutico: el sujeto no slo hace algo en internet, tambin se revela a s

    mismo como ser humano con ciertos intereses, deseos y necesidades. La

    mercantilizacin de la hermenutica clsica es uno de los procesos ms

    interesantes con los que uno se confronta en el curso de las ltimas dcadas.

    Pero internet no es slo un espacio de produccin y exhibicin, tambin

    es un archivo. Y por eso me gustara cerrar este trabajo con una reflexin ms

    general sobre la relacin entre archivo y utopa. Empec esta charla sealando

    que el arte especialmente el arte contemporneo no slo disea sino que

  • 13

    tambin modifica el mundo. Ms all de lo que pueda decirse acerca de la

    eficacia de cada uno de estos intentos, el archivo le da al sujeto de este intento

    de cambio, la esperanza de sobrevivir a su propia contemporaneidad y llegar a

    ser un modelo o al menos una parte del futuro.

    Sin embargo, nuestros archivos se estructuran histricamente. As,

    tendemos a reinscribir pstumamente a los artistas en los contextos histricos

    de los que en realidad buscaban escapar, que deseaban cambiar. En este

    sentido, las colecciones de arte que preceden al historicismo del siglo XIX, las

    colecciones que queran ser colecciones de piezas de pura belleza, por ejemplo,

    slo a primera vista parecan ser inocentes. De hecho, ellas son ms fieles al

    impulso utpico original que sus contrapartes historicistas ms sofisticadas. Por

    eso, me parece que hoy empezamos a estar ms interesados en una

    aproximacin a nuestro pasado no historicista. Estamos ms interesados en la

    descontextualizacin y la reconstruccin de los fenmenos individuales del

    pasado que en su recontextualizacin; ms interesados en las aspiraciones

    utpicas que conducen a los artistas ms all de sus contextos histricos que en

    esos contextos mismos. Quizs el aspecto ms interesante de internet como

    archivo sea justamente la posibilidad de descontextualizacin y

    recontextualizacin a travs de las operaciones de cut & paste que internet le

    ofrece a sus usuarios. Y me parece que es un buen desarrollo porque fortalece

    el potencial utpico del archivo, ese potencial inherente a cualquier archivo ms

    all de cmo est estructurado.