la venus del espejo

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Escuela Nacional de Artes plásticas Experimentación visual- fotografía Cita: “la Venus del Espejo” Jesica Itzel Pérez Garrido

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es una ciuta del pintor velaZQUEZ

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Escuela Nacional de Artes plásticas Experimentación visual- fotografía Cita: “la Venus del Espejo”

Jesica Itzel Pérez Garrido

“La Venus del espejo" tambien llamada “venus y cupido” de Diego Velázquez. Pintura barroca española. 1648. The National Gallery of London. Óleo sobre lienzo. 122'5 x 177 cm. Género: es un cuadro mitológico: Venus recostada; tema iniciado por la pintura veneciana del siglo XVI (Venus dormida de Giorgione y Venus de Urbino o Venus recreándose con la música de Tiziano) pero que Velázquez aborda con prodigiosa naturalidad y originalidad. Tema: Recostada en unas ricas sábanas de color gris sobre un lecho protegido por una cortina carmesí, una mujer desnuda, de espaldas, se observa en un espejo, absorta en la contemplación de su propio rostro. El espejo es sostenido por un niño alado, desnudo, apoyado en la misma cama. Los personajes son presumiblemente Venus, diosa de la belleza, y su hijo Cupido, dios del amor. El espejo permite al espectador atisbar el rostro de la diosa que en un principio estaba oculto. Composición: el cuerpo femenino, en primer plano, atraviesa horizontalmente el cuadro. Desde el pie izquierdo de la Venus comienzan su recorrido líneas que siguen los contornos del cuerpo femenino y remarcan su sensualidad repitiendo sus curvas en los tejidos que le rodean; hacia la derecha, deslizándose por los pliegues de la colcha y los contornos del cuerpo recostado, y hacia arriba hasta alcanzar los bordes del cortinaje rojo. La figura del cupido cierra la composición verticalmente y la equilibra. El espacio contenido en el cuadro es reducido y aún lo parece más al cerrarse el fondo con el cortinaje -no hay escapatoria posible-, con esta manera de componer Velázquez ha acrecentado la sensación de intimidad y cercanía. Luz: cálida, luminosa, envuelve el cuerpo marfileño de la Venus en un dominio perfecto de la perspectiva aérea.

Color: predominan el blanco, el negro y el rojo, aunque en una extraordinaria gama de matices. Apreciamos también algún toque de ocre y el rosa de la cinta. La gran mancha roja del cortinaje diferencia el fondo del cuadro con el espacio en el que se desarrolla la acción, y la sábana gris destaca el cuerpo nacarado de la diosa. Dibujo: los contornos son claros. La pincelada es nítida, suelta pero con poca mancha. Estilo: características propias del Barroco: composición con predominio de líneas diagonales y curvas; uso de un color predominante para dar unidad al cuadro; falta de claridad en el significado. Pero con el clasicismo de Velázquez (equilibrio de líneas, magistral uso del color, sutileza lumínica, pincelada delicada, original acercamiento al tema...)

Significado: la interpretación del cuadro es compleja como corresponde al gusto barroco, así como a la manera en que el propio Velázquez aborda la pintura mitológica, humanizando el mito. En principio todo apunta a una escena de tocador de Venus, lo cual no es frecuente, ya que la diosa no solía ser representada en la intimidad. Pero ciertos elementos nos extrañan; en primer lugar la naturalidad es tal que nos parece contemplar, no a una diosa, sino a una mujer que permanece ajena a la intromisión del pintor-espectador. ¿Es el tema mitológico una excusa para hacer un desnudo femenino esquivando la férrea censura? Es una buena explicación hasta que descubrimos que la sensual belleza del cuerpo se contradice con la vulgaridad real del rostro, expuesta cruelmente por el espejo cuyo significado simbólico es dual: la Verdad y la Vanidad. Así, magistralmente, Velázquez nos vuelve a situar en el plano de lo simbólico. En este sentido, el modo en que Cupido sostiene el espejo, con las manos cruzadas y la cinta rosa sobre ellas, nos sugiere que se trata de un "prisionero voluntario" y simboliza la manera en que el Amor permanece junto a la Belleza. Amor, Belleza, Verdad, Vanidad... esta es la reflexión que se nos plantea. Influencia: la forma en que Velázquez aborda este tema clásico permitirá a pintores posteriores realizar desnudos con mayor libertad, sin las limitaciones temáticas que el autor barroco tuvo que esquivar; en el s. XVIII, Goya en La Maja desnuda pinta ya a una mujer, y Monet, en el s. XIX, muestra en Olimpia el desnudo franco de una prostituta.

El pintor y su época: A pesar de la crisis económica y política, España en el s. XVII vive un periodo de esplendor cultural y artístico ("Siglo de Oro"). La clientela de los pintores son las iglesias y conventos, ya que los nobles y la Corte prefieren a artistas extranjeros. Por ello, la mayor parte de la producción artística es pintura religiosa contra reformista, retratos y bodegones, siendo escaso el paisaje y casi inexistentes la pintura mitológica e histórica. Los desnudos eran encargos de coleccionistas (aristócratas y reyes) y requerían de una excusa temática para no ser considerados pecaminosos. Diego Velázquez (1599-1660) es el mejor pintor del Barroco en España y cumbre del arte universal. En su primera etapa sevillana, "tenebrista", realiza bodegones de gran realismo (La vieja friendo huevos y El aguador). Se traslada a Madrid en 1623 como pintor de cámara de Felipe IV. Realiza dos viajes a Italia (en 1629 y en 1648), dónde completa su formación. Pinta retratos del rey y su familia (Felipe IV, Conde-Duque de Olivares, Príncipe Baltasar Carlos), a caballo o de caza, y retratos de bufones (Niño de Vallecas). Su obra maestra es Las Meninas, retrato colectivo de la familia de Felipe IV. También pinta cuadros mitológicos (Los borrachos, La fragua de Vulcano, la Venus del Espejo, Las Hilanderas) e históricos (La rendición de Breda), así como paisajes (Villa Médicis), lo que significa una novedad en el panorama

Venus: Se sabe que Velázquez pintó más de una mujer desnuda en sus cuadros, pero éste sería el único que conservamos. Utiliza el tema mitológico para atenuarlo, dado que en la época no era bien visto el retratar a una mujer desnuda sino era por ser una diosa. Venus se encuentra recostada sobre unas sábanas, despaldas al espectador, que era una posición con connotaciones eróticas en la Antigüedad, y su fisonomía es la de una mujer normal, quitándole todos los elementos mitológicos tradicionales ya que Velásquez solía utilizar los mitos como excusa representándolos como personas normales. Sólo puede verse su rostro distorsionado en un espejo que sostiene Cupido, representado por un niño alado desnudo. Color: Velázquez utiliza en general unos tonos pardos, como era lo habitual en la pintura barroca, con un gran cortinaje al fondo de color rojo para destacar y aumentando el carácter teatral de la imagen. Técnica: Utiliza una pincelada suelta, donde los contornos quedan difuminados. Además, usa una composición de dos líneas perpendiculares, la que forma horizontalmente el cuerpo de Venus y la vertical del cuerpo de Cupido. También hay una serie de líneas curvas, como la que forma el cortinaje o las sábanas, que dan movimiento a la escena, que en general se caracteriza por su carácter calmado.

Encargo: Según un inventario que se descubrió en 1651, Gaspar de Haro y Guzmán, marqués del Carpio, fue el particular que tenía en su posesión este cuadro por lo que se deduce que fue él quien se lo encargó a Velásquez. Era habitual que marqueses de la época encargaran obras de este tipo para su disfrute y, sobre todo, era habitual que encargaran desnudos utilizando la temática mitológica como excusa para no ser acusados de pecadores. Gracias a este inventario y a otros estudios posteriores, se descubrió que anterior a Haro fue adquirido por el pintor Domingo Guerra Coronel que lo vendió posteriormente a Haro. Por este efecto, se ha producido una discusión acerca de qué año fue realizado, estimándose entre 1640-1650 para muchos teóricos. Simbolismo: Se han atribuido al cuadro numerosas connotaciones. Unos teóricos afirman que sería la belleza contra el amor, como si Venus estuviera esclavizada a su belleza ya que se mira al espejo. También se ha querido ver como una representación genérica de la belleza, ya que el rostro de la diosa no se refleja en el espejo, sino simplemente es un borrón porque no quiere identificarse con alguien en particular sino puede ser cualquier tipo de belleza. Espejo: El espejo es un elemento con el que Velásquez juega continuamente en sus cuadros, para jugar con el espectador y con el espacio.

Arrepentimientos: . Los arrepentimientos se denominan a los cambios de parecer del artista en cuanto a la posición de los elementos de sus cuadros. Así, aquí encontramos varios arrepentimientos como pueden verse por ejemplo en el brazo flexionado de la diosa o en la parte izquierda, en el pie de la diosa.

Peter Paul Rubens: Venus del espejo, h. 1614–15, muestra a la diosa con su pelo tradicionalmente rubio. Como la Venus de Velázquez, la imagen reflejada de la diosa no encaja esa porción de su cara visible sobre el lienzo. En contraste con la exquisita y «redondeada» forma ideal de Rubens, Velázquez pintó una figura femenina más delgada.

Giorgione, Venus dormida, h. 1510. Giorgione muestra a Venus durmiendo sobre finas telas en una ambientación exterior con un paisaje suntuoso.[. Como la Venus de Velázquez, la de Giorgione es, en contra de la tradición, morena.

ESTATUARIA CLASICA

Desnudo reclinado en un paisaje. Esta pintura del siglo XVI de la escuela veneciana fue emparejada con la Venus del espejo en la colección Haro, y quizá ya antes.

Tiziano: Venus con un espejo, h. 1555, es un temprano ejemplo de Venus representada en su baño con Cupido. En esta pintura, Venus se sienta recta