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JUSTICIALISTAMENTE Todos notamos la importancia de los valores doctrinarios cuando intentamos ejecutar acuerdos políticos. Si buscáramos las causas de las diferencia entendería- mos mucho más acerca de los pilares sobre los que se puede concebir la unidad del peronismo. No hacerlo es abrir la puerta para la llegada de otras alianzas y a la vez abortar las defensas que debemos construir para lograr que nuestro movimiento resulte ganador en esta gestión electoral. No hace falta tener encuestas en la mano para darse cuenta de que la actual divi- sión entre peronistas, nos resta posibilidades de triunfar en las próximas eleccio- nes. Si finalmente deciden ir por fuera quienes hoy disienten con la conducción del Partido, no sólo se perderá irremisiblemente, sino además serán eventualmente responsables del triunfo de una reedición de la malograda gestión de Cambiemos. Sin pretender minimizar las diferencias existentes entre nosotros, en los hechos unos y otros actuamos como si fuera preferible repetir una presidencia de Macri, una gobernación de Vidal o una intendencia de Nedela, antes que la de un peronis- ta de un sector diferente. Los llamados "referentes” tienden a dar importancia a las diferencias ideológicas cuando se refieren a los opositores, pero hacen la vista gorda con sus propias segundas líneas, se tientan con acuerdos de cúpula no leyendo la voz popular de diciembre de 2015. Asombra además que en afán de diferenciarnos se hagan acuerdos y pronuncien frases que enajenan a muchos compañeros. Parecemos olvidar que si tenemos alguna oportunidad de ganar las elecciones necesariamente va a ser con todos los votos y con los mejores candidatos. Ahorrémonos las especulaciones que suelen hacerse sobre una eventual segun- da vuelta. Aspirar a ganar por un voto no sólo es riesgoso, sino también supone consagrar la postura de que es preferible arriesgar todo, antes que buscar acuer- dos, que se asimila más a un aforismo radical o trotskista que a la tradición peronis- ta. Se puede entender esa disposición en una apuesta personal cuando sólo hay un lugar a ocupar -cargo ejecutivo- y varios postulantes, pero no es cuando las elec- ciones son del Poder Legislativo. El ejemplo de 2015 no es el único válido para reflexionar sobre el presente. Tam- bién la experiencia de 1989 y 1999 puede servir para recordar que a veces la defen- sa a ultranza de la unidad puede llevar a abandonar nuestros principios más elementales. Por eso no pretendemos sugerir que la solución sea simplemente celebrar unas PASO alegres y entre todos, porque ella no garantizaría, a quien pierda, que el ganador tome en cuenta sus propuestas, ni que el perdedor continúe en el espacio. Es indispensable, pero no suficiente. LA UNIDAD DEL PERONISMO NO SIGNIFICA, NECESARIAMENTE, UNA LISTA DE UNIDAD 3 de abril de 2017

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JUSTICIALISTAMENTE

Todos notamos la importancia de los valores doctrinarios cuando intentamos ejecutar acuerdos políticos. Si buscáramos las causas de las diferencia entendería-mos mucho más acerca de los pilares sobre los que se puede concebir la unidad del peronismo. No hacerlo es abrir la puerta para la llegada de otras alianzas y a la vez abortar las defensas que debemos construir para lograr que nuestro movimiento resulte ganador en esta gestión electoral.

No hace falta tener encuestas en la mano para darse cuenta de que la actual divi-sión entre peronistas, nos resta posibilidades de triunfar en las próximas eleccio-nes. Si finalmente deciden ir por fuera quienes hoy disienten con la conducción del Partido, no sólo se perderá irremisiblemente, sino además serán eventualmente responsables del triunfo de una reedición de la malograda gestión de Cambiemos. Sin pretender minimizar las diferencias existentes entre nosotros, en los hechos unos y otros actuamos como si fuera preferible repetir una presidencia de Macri, una gobernación de Vidal o una intendencia de Nedela, antes que la de un peronis-ta de un sector diferente.

Los llamados "referentes” tienden a dar importancia a las diferencias ideológicas cuando se refieren a los opositores, pero hacen la vista gorda con sus propias segundas líneas, se tientan con acuerdos de cúpula no leyendo la voz popular de diciembre de 2015.

Asombra además que en afán de diferenciarnos se hagan acuerdos y pronuncien frases que enajenan a muchos compañeros. Parecemos olvidar que si tenemos alguna oportunidad de ganar las elecciones necesariamente va a ser con todos los votos y con los mejores candidatos.

Ahorrémonos las especulaciones que suelen hacerse sobre una eventual segun-da vuelta. Aspirar a ganar por un voto no sólo es riesgoso, sino también supone consagrar la postura de que es preferible arriesgar todo, antes que buscar acuer-dos, que se asimila más a un aforismo radical o trotskista que a la tradición peronis-ta. Se puede entender esa disposición en una apuesta personal cuando sólo hay un lugar a ocupar -cargo ejecutivo- y varios postulantes, pero no es cuando las elec-ciones son del Poder Legislativo.

El ejemplo de 2015 no es el único válido para reflexionar sobre el presente. Tam-bién la experiencia de 1989 y 1999 puede servir para recordar que a veces la defen-sa a ultranza de la unidad puede llevar a abandonar nuestros principios más elementales. Por eso no pretendemos sugerir que la solución sea simplemente celebrar unas PASO alegres y entre todos, porque ella no garantizaría, a quien pierda, que el ganador tome en cuenta sus propuestas, ni que el perdedor continúe en el espacio. Es indispensable, pero no suficiente.

LA UNIDAD DEL PERONISMO NO SIGNIFICA, NECESARIAMENTE, UNA LISTA DE UNIDAD

3 de abril de 2017

Para que la interna sea un puente hacia la unidad tiene que ser indiscutiblemente transparente:

- Con acuerdo de compromisos doctrinarios y metodológicos previamente firma-dos que incluyan el acompañamiento al eventual ganador;

- Confirmando el protagonismo popular, para evitar que el rumbo del peronismo se dirima en negociaciones entre cúpulas más o menos iluminadas;

- Con formación de listas con compañeros de conducta política y ética inobjetable, acordes al momento histórico que vivimos y a la lógica de la campaña electoral que se avecina.

Es mucho más lo que la mayoría de los peronistas tenemos en común, que lo que nos diferencia. Hay compañeros que no se sienten representados por el Partido Jus-ticialista de Berisso, pero bien podrían apuntalarlo en los momentos decisivos, si éste hiciera un esfuerzo por entender que el apoyo crítico también suma.

Juan Domingo Perón decía que la unidad del Justicialismo sólo se puede lograr gracias a una concepción común acerca de la validez de la doctrina “la unidad de concepción es el origen de la unidad de acción”. El único fundamento de la unidad políticamente efectiva y éticamente justificable, es la afirmación de ideales comparti-dos. Esta es la solución para resolver a la vez las dos crisis crónicas del peronismo: la de unidad y la de identidad.

Perón diferencia tres niveles para esa unidad de concepción:

- LA DOCTRINA, que es el conjunto básico de valores: la ética política, la dignidad de la persona humana, el valor del trabajo, la solidaridad, la justicia social, la libertad y el bien común;

- La TEORÍA, que son los mecanismos de selección de compañeros que asuman las formas de organización para tomar decisiones colectivas;

- Las FORMAS DE EJECUCIÓN, que indican las líneas políticas principales de cada acción acordada, para persuadir al ciudadano de a pie.

Para que haya unidad se requiere que haya acuerdo en todas y cada una de estas dimensiones. El ideal de unidad peronista, por tanto, no debe dar lugar a nostalgias, sino a un esfuerzo por superar aquello que la obstaculiza: el vacío doctrinario. Debe-mos concertar sobre la doctrina y a la teoría y permitirnos debatir sobre las formas de ejecución.

Por eso, la solución, una vez más, es la política, que no consiste en convencernos de que tenemos razón hablando entre nosotros, sino en debatir con quienes –a pesar de las diferencias– compartimos una base política común y fundamentalmente, en una acción programada hacia nuestros vecinos para obtener su aprobación y conse-cuentemente, su voto. Como dice Perón: “el motor impulsivo de la organización peronista debe ser la persuasión”.

AGRUPACION

Poder Popular

AGRUP.GERMAN ABDALA

BERISSOA G R U P A C I O N

Marechal