la trampa facebook
TRANSCRIPT
La fábrica de historiasJerome Bruner
LA CREACIÓN
NARRATIVA DEL YO
¿qué función cumple hablar de uno?
Nosotros construimos y reconstruimos continuamente un Yo, según lo requieran las situaciones que encontramos, con la guía de nuestros recuerdos del pasado y de nuestras experiencias y miedos para el futuro.
Hablar de nosotros a nosotros mismos es como inventar un relato acerca de quién y qué somos, qué sucedió y por qué hacemos lo que estamos haciendo.
La fábrica de historias
Con el tiempo, nuestras historias creadoras del Yo se acumulan, e incluso se dividen en géneros;
Las historias deben adapatarse a nuevas situaciones, nuevos amigos, nuevas iniciativas;
Los mismos recuerdos se vuelven víctimas de nuestras historias creadoras del Yo.
La creación de un Yo es un arte narrativo
La anomalía de la creación del Yo reside en: Un lado interior: memoria, sentimientos, ideas, creencias,
subjetividad. Un lado exterior: la aparente estima de los demás y las
innumerables expectativas que derivamos muy pronto, inclusive inconscientemente, a partir de la cultura en que estamos inmersos.
Los actos narrativos dirigidos a crear el Yo son guiados típicamente por modelos culturales tácitos e implícitos de lo que éste debería ser y de lo que no debe ser.
Todas las culturas ofrecen presupuestos y perspectivas sobre la identidad
Pero dejan amplio espectro para maniobrar: la creación
del Yo es el principal instrumento para afirmar
nuestra unicidad.
Hablar a los demás de nosotros no es cosa simple
Depende, en realidad, de cómo creemos nosotros que ellos piensan que
deberíamos estar hechos.
¿Por qué la narrativa? Definiciones del Yo
El Yo es teológico, lleno de deseos, intenciones, aspiraciones, siempre intentando perseguir objetivos.
Es sensible a los obstáculos. Responde a los que se consideran
sus éxitos o fracasos modificando sus aspiraciones y ambiciones y cambiando sus grupos de referencia.
Recurre a la memoria selectiva para adaptar el pasado a las exigencias del presente y las expectativas futuras.
“Grupos de referencia” y “personas importantes”:aportan los criterios culturales con los que se juzga a sí mismo.
Es posesivo y extensible, en cuanto adopta creencias, valores, devociones, y hasta objetos como aspectos de su propia identidad.
De todos modos, parece capaz de despojarse de estos valores y adquisiciones.
Es contínuo en sus experiencias más allá del tiempo y de las circunstancias.
Es sensible respecto de dónde y con quién se encuentra siendo en el mundo.
Puede dar el motivo y asumir la responsabilidad de las palabras con que se expresa, y siente fastidio si no encuentra las palabras.
Es caprichoso, emotivo, lábil y sensible a las situaciones.
Busca y defiende la coherencia.
La narración creadora del Yo como acto de balance
Por una parte, debe crear una convicción de autonomía,
hacernos creer que poseemos libertad de elección; a su vez
debe ponernos en relación con
un mundo de personas.
Pero, al entrar en relación con la alteridad, queda implícito un compromiso con los demás que obviamente limita nuestra autonomía.
La fábrica de historias
Creamos y recreamos la identidad mediante narrativa.
El yo es un producto de nuestros relatos y no una cierta esencia por descubrir cavando en
los confines de la subjetividad.
Sin la capacidad de contar historias sobre nosotros mismos no existiría una cosa
como la identidad.