la tierra como negocio (manos unidas, 2010)

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  • 8/9/2019 La tierra como negocio (Manos Unidas, 2010)

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    El pasado mes de febrero, el programa de televisin Historiasdel Mileniose apoy en el siguiente relato: Pedro Caballero es unlder campesino que lucha por una tierra de cultivo para su comuni-dad, San Pedro. En Paraguay los grandes latifundios de la soja trans-gnica se han apoderado del 70% de las fincas y han desplaado alos agricultores tradicionales. Pedro se enfrenta a la burocracia paralograr la titularidad de 800 hectreas donde planea cultivar yerbamate. Su sueo es crear una cooperativa de la que podrn benefi-ciarse 52 familias empobrecidas. En Paraguay la lucha campesinapor la tierra es un combate desigual, pero Pedro se mantiene firme,la supervivencia de su comunidad depende de la tierra prometida.

    La historia de Pedro y de su comunidad es la historia de millo-

    nes de personas en frica, Amrica latina y el Caribe y Asia que lu-chan por tener acceso a un poco de tierra, agua y semillas de lascuales sacar el sustento. La posesin de la tierra es la base de suvida.

    Manos Unidas conoce y acoge miles de historias de vida comostas. Muchos de los proyectos que apoya incluyen la adquisiciny la distribucin de pequeas hectreas de tierra de cultivo para fa-milias, pequeos agricultores, cooperativas de mujeres, comunida-des indgenas y jvenes agricultores. Esta decisin se ha mostradoefica como objetivo o recurso imprescindible para garantiar la se-guridad y la soberana alimentarias y el desarrollo sostenible de lascomunidades. La Tierra es el cuerpo que nos alberga y nosotrossomos su conciencia(Alex Rovira).

    1. POR QU SE INTERESA MANOS UNIDASPOR EL FENMENO CRECIENTE DE LA APROPIACIN

    Y LA CONCENTRACIN DE LAS TIERRAS?No es la primera ve que Manos Unidas se ocupa de estudiar y

    denunciar este fenmeno. Hay tierra para dar y tomar. Bienesmal repartidos es elttulo del Folleto Informativo n 10, publicado

    Javier Cuadrado.

    Las tierras como negocio

    La concentracin de las tierras de cultivo en pocas manos amenaa las condiciones de vida de muchas personas.

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    en el ao 2000, dentro de la celebracin del Jubileo y bajo el lemadel deber de restitucin de las tierras.

    Este ao, dentro de la campaa Contra el hambre, defiende laTierra, la cuestin interesa por varios motivos: primero, porque lapobrea y el hambre afectan a la vida de ms de 2.000 millones de

    personas que dependen en su mayora de pequeas parcelas de

    tierra; segundo, porque la tierra est siendo sobreexplotada y mal-tratada a causa de un tipo de desarrollo agroindustrial basado en lautiliacin no sostenible de tierras cultivables; y tercero, porque, enlas ltimas dcadas, Estados y particulares de pases ricos han in-crementado la compra y el arrendamiento especulativo de las tie-rras en los pases pobres.

    Por otra parte, hoy, creyentes y no creyentes estn de acuerdoen que la tierra es esencialmente una herencia comn, cuyos frutosdeben ser para beneficio de todos. El Concilio Vaticano II traduceeste principio diciendo que Dios ha destinado la tierra y cuanto ellacontiene para uso de todo el gnero humano1. Juan Pablo II lo comen-ta y afirma: Es injusto que pocos privilegiados sigan acumulandobienes superfluos, despilfarrando los recursos disponibles, cuando

    una gran multitud de personas vive en condiciones de miseria, enel ms bajo nivel de supervivencia. Y es la misma dimensin dra-mtica del desequilibrio ecolgico la que nos ensea ahora cmola avide y el egosmo, individual y colectivo, son contrarios al ordende la creacin, que implica tambin la mutua interdependencia2.

    El proceso de concentracin de la tierra debe jugarse como unescndalo porque niega a una gran parte de la humanidad los be-neficios de los frutos de la tierra. En consecuencia, el fenmenoactual de la lucha por la tierra interpela nuestra responsabilidadmoral y le hacemos frente como un servicio a la dignidad de los po-bres y de los que pasan hambre.

    2. ALGUNOS HECHOS

    La utiliacin de la tierra como mercanca ha estado siemprepresente en mayor o menor grado a lo largo de la Historia de la Hu-manidad. En los ltimos aos, la compra o arrendamiento de tierrasfrtiles en naciones pobres, principalmente de frica, por parte depases ricos, se ha incrementado por varias raones, pero, funda-mentalmente, para asegurarse el suministro de alimentos. La es-case de agua, la subida de los precios de los productos bsicos, elcrecimiento de la poblacin y el alto coste de la energa estn detrsde unas operaciones que, sin ser nuevas, estn adquiriendo gran-des proporciones y tienen consecuencias econmicas, sociales ypolticas cada ve ms profundas.

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    Hoy, creyentes y no creyentes estn de

    acuerdo en que la tierra es esencialmente

    una herencia comn cuyos frutos deben

    ser para beneficio de todos.

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    1 CONCILIO VATICANO II, Constitucin Gaudium et spes,sobre la Iglesia en el mundo actual, 69.

    2 JUAN PABLO II, Paz con Dios Creador, Paz con toda la Creacin.Mensaje para la celebracin de la Jornada Mundial de la Pa, 1 enero 1990, n. 8.

    Manos Unidas/Javier MrmolEn Burkina Faso, muchas onas de cultivo son gestionadas por sus propios habitantes, usndolas para su propio desarrollo.

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    Segn un estudio publicado en mayo de 2009 por el InstitutoInternacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo, un organismode investigacin radicado en Londres (IIED, sus siglas en ingls)3,la apropiacin de tierras es un fenmeno en ascenso que comportael riesgo de que campesinos pobres acaben siendo expulsados de

    sus tierras o pierdan el acceso al agua y a otros recursos. Este in-cremento se debe al nerviosismo de los pases importadores de ali-mentos ante la subida de los precios en los mercados mundiales.Adems, estas operaciones pueden ser tambin un buen negocio,pues todo indica que el precio de las tierras cultivables va a subir alargo plao.

    Inversiones de los Estados

    En unos casos los compradores son los Estados. China, India yCorea del Sur encabean la lista. China, que comen hace dieaos el arrendamiento de tierras para cultivar en Cuba y Mxico,est permanentemente en busca de contratos para garantiar el su-ministro a sus ms de 1.300 millones de habitantes.

    A los gigantes asiticos les siguen de cerca pases del golfo Pr-sico como Arabia Saud, Emiratos rabes Unidos y Qatar, que tie-nen dinero para comprar alimentos en el mercado mundial, perocuya escase de agua les impide producirlos.

    En todos los casos, se estn dedicando a arrendar o comprargrandes extensiones de tierra cultivable en pases como Rusia,Ucrania, Brasil, Pakistn, Filipinas, Indonesia, Sudn, Moambiquey otros africanos, para conseguir alimentos bsicos (ma, trigo,arro) o materias primas para agrocombustibles. Segn el Instituto

    Internacional de Investigacin de Poltica Alimentaria (IFPRI, sus si-glas en ingls), entre 15 y 20 millones de hectreas de pases po-bres han cambiado de manos desde 2006 en este tipo de opera-ciones, con un valor conjunto que oscila entre 20.000 y 30.000 mi-llones de dlares.

    En Sudn, pas tradicionalmente conocido como el granero delmundo rabe, con un 19,6% de ndice Global de Hambre (IGH) yms de seis millones de personas asistidas por el Programa Mun-dial de Alimentos (PMA), empresas surcoreanas han firmado acuer-dos para cultivar 700.000 hectreas de trigo; los Emiratos rabesUnidos han adquirido 400.000 hectreas.

    En Mal, con un 19,5% de IGH y casi 400.000 personas asisti-das por el PMA, el Gobierno libio va a cultivar 100.000 hectreasde arro.

    Y el emirato de Qatar ha arrendado 40.000 hectreas, en Kenia,con un 20,2% de IGH y ms de dos millones y medio de personasasistidas por el PMA, para producir frutas y verduras a cambio deinvertir 2.300 millones de dlares en la construccin de un nuevopuerto.

    Inversiones de capitales privadosEn otros casos, la compra de tierras se hace directamente por

    capitales privados multinacionales que no trabajan para ningn go-bierno, sino para su exclusivo negocio (el fondo de inversin brit-nico Emergent Asset Management). Incluso llegando a acuerdos

    con movimientos guerrilleros que controlan el territorio, como la es-tadounidense Jarch Capital en el sur del Sudn. Uno de los casosms significativos fue el de la adquisicin, en noviembre de 2008,por parte de la multinacional coreana Daewoo Logistics, de unaplantacin en la isla de Madagascar de 1,3 millones de hectreas,destinada a plantar principalmente ma para la exportacin, con elobjetivo de producir unas 10.000 toneladas en 2010. Dicha compa-a ha adquirido tambin tierras en otros pases, como Indonesia,con el objetivo de desarrollar los cultivos en un plao de 15 aos,para producir la mitad de la demanda actual de Corea del Sur, unas5.000.000 de toneladas anuales, el 5% del comercio mundial. EnParaguay, el 70% de la superficie cultivable se encuentra en ma-nos de grandes latifundistas (muchos de ellos, grandes empresasbrasileas) que cultivan la soja transgnica para la exportacin y quehan desplaado a los pequeos agricultores tradicionales, quienesse ven amenaados e impotentes ante estos grandes interesesempresariales.

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    El fenmeno actual de la lucha por

    la tierra interpela nuestra responsabilidadmoral y le hacemos frente como

    un servicio a la dignidad de los pobres

    y de los que pasan hambre.

    3 Loreno Cotula, Sonja Vermeulen, Instituto Internacional parael Medio Ambiente y el Desarrollo (IIED), Apropiacin de tierras en frica.Septiembre de 2009.

    Campesino vietnamita trabajando en su propio huerto.

    CIDSE.

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    3. CULES SON LAS CONSECUENCIAS DEESTAS COMPRAS DE TIERRAS PARA LOS PASESEMPOBRECIDOS, PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA YPARA LA AGRICULTURA LOCAL?Segn la FAO, ms de mil millones de personas pasan hambre

    en el mundo, la cifra ms alta de la Historia. De ellas, 100 millonescomo consecuencia de la crisis financiera y econmica y las subidasde los precios de los alimentos de estos aos. Es decir, una de cadaseis personas pasa hambre, de las cuales 642 millones viven enAsia, 265 millones en el frica subsahariana y todava cerca de 15

    millones en los pases desarrollados. La apropiacin y concentracinde tierras de cultivo en pocas manos amenaa an ms las deterio-radas condiciones de subsistencia de millones de familias. La ocu-pacin y la apropiacin de las tierras para dedicarlas a la produccin

    de alimentos y a otros fines, han dejado a las poblaciones despo-sedas, alteradas sus condiciones de supervivencia, destruidas sucultura y su vida.l La atribucin de la tierra por parte de los Estados se realia mu-

    chas veces en unas condiciones poco transparentes, dando lugara la corrupcin y al incumplimiento de obligaciones por parte delos nuevos dueos en perjuicio de los agricultores locales.

    l En muchos lugares de frica, la propiedad de la tierra se rige porcostumbres y tradiciones de siglos, sin documentos ni registrosde la propiedad; en muchos casos, los gobiernos se sienten au-

    toriados para expropiar las tierras y arrendarlas o venderlas almejor postor.

    l El destino de las tierras para una agricultura industrialiada y me-caniada tiende a desalojar a los agricultores locales y a despla-

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    TIERRAS ADQUIRIDAS ENTRE 2006 y 2009(Por Estados y capitales privados extranjeros)

    MAL100.000

    BRASIL

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    arlos, o incluso a sustituirlos por trabajadores del pas que ex-plota las tierras.

    l Las explotaciones de la agroindustria, al buscar grandes rendi-mientos en rgimen de latifundio, tienden a acaparar el agua dis-ponible, llegando a afectar incluso a los campesinos que siguenconservando su tierra en las proximidades y dependen de los roso de las mismas aguas subterrneas.

    l La sustitucin de la agricultura tradicional por la agroindustria con-lleva cambios en las formas de la propiedad de la tierra, pero tam-bin, en muchos casos, da lugar a prcticas poco respetuosas

    con el cuidado de la tierra y del medioambiente, que se derivandel uso de pesticidas y fertiliantes.

    l En estos pases, que, en general, tienen graves problemas paraabastecer de alimentos a sus habitantes, las dificultades se agra-

    van al destinar la produccin agroindustrial a la exportacin paraalimentara automviles con agrocombustibles o engordar rpi-damente al ganado vacuno; mientras, se priva de recursos a loscampesinos locales que tienen dificultades incluso para produciry vender sus propios productos.

    l Existen riesgos serios de que los especuladores y los traficantescampen a sus anchas, dedicados a la compra y explotacin detierras de cultivo, generen un dficit de oferta, provoquen, en mu-chos pases, un aumento notable del precio de la tierra y dificultensu adquisicin a los campesinos.

    La enseana social de la Iglesia denuncia las injusticias intole-rables provocadas por las formas de apropiacin indebida de la tierrapor parte de propietarios o empresas nacionales e internacionales,en algunos casos apoyadas por instituciones del Estado, que piso-

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    SUDN

    1.500.000

    RUSIA569.000

    PAKISTN324.000

    LAOS100.000 FILIPINAS

    110.000

    CAMBOYA100.000

    UCRANIA387.000

    IA0

    MERN0.000

    ETIOPA18.000

    R.D.CONGO2.800.000

    ANGOLA25.000

    TANZANIA2.000.000

    ZAMBIA2.000.000 MADAGASCAR

    Dato no disponible

    INDONESIADato no disponible

    MOZAMBIQUE110.000

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    Fuente: Internacional Food Policy Research Institute.

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    tean todo derecho adquirido y, a menudo, incluso los mismos ttuloslegales de posesin del suelo, despojando a los pequeos agricul-tores y a los pueblos indgenas de sus tierras. Se trata de formasde apropiacin muy graves que incrementan las desigualdades enla distribucin de los bienes de la tierra y empobrecen a toda la hu-

    manidad. Adems crean formas de explotacin de la tierra que que-brantan los equilibrios construidos durante siglos entre el hombrey el medio ambiente y causan un gran deterioro medioambiental4.

    4. ES POSIBLE REGULAR Y CONOCER CONTRANSPARENCIA LAS OPERACIONES DECOMPRA Y ARRENDAMIENTO DE TIERRAS?

    A la pregunta anterior hay que aadir otra: Se puede hacer queel arrendamiento o la compra de tierras sea una oportunidad parael desarrollo en ve de un problema para los empobrecidos? Si te-nemos en cuenta algunas iniciativas y pronunciamientos, pareceque algo se mueve en la direccin deseada.

    La Directriz 8B de la FAOEl Consejo de la FAO en su 127 perodo de sesiones, en no-

    viembre de 2004, aprob la Directri 8B de las Directrices Volunta-rias en apoyo de la realizacin progresiva del derecho a una alimen-tacin adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional,que establece: 8.1 Los Estados deberan facilitar el acceso a losrecursos y su utiliacin de manera sostenible, no discriminatoria ysegura de acuerdo con su legislacin nacional y con el Derecho in-ternacional y deberan proteger los bienes que son importantes parala subsistencia de la poblacin. Los Estados deberan respetar yproteger los derechos individuales relativos a los recursos como latierra, el agua, los bosques, la pesca y el ganado sin discriminacin

    de ningn tipo. Cuando sea necesario y apropiado, los Estados de-beran emprender una reforma agraria as como otras reformas depolticas en consonancia con sus obligaciones en materia de dere-chos humanos y de conformidad con el Estado de Derecho a fin deasegurar un acceso efica y equitativo a las tierras y reforar el cre-cimiento en favor de los pobres. Se podra prestar especial atencina grupos como los pastores nmadas y los pueblos indgenas y surelacin con los recursos naturales.

    Este texto contiene un conjunto de intenciones que merecenser apoyadas y exigido su cumplimiento. Alexander Mueller, res-ponsable de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la FAO, opinaque sera til desarrollar directrices para el buen gobierno de la tie-

    rra, o un cdigo que regule las inversiones internacionales con elfin de facilitar la toma de decisiones y las negociaciones. La FAOest trabajando en la elaboracin de esas directrices.

    Necesidad de acuerdos e instrumentos de garantas

    Ruth Meinen-Dick, del IFPRI (The International Food Policy Re-search Institute), apunta la conveniencia de adoptar varias medidas:garantiar que haya transparencia en las negociaciones, que se res-petan los derechos existentes sobre las tierras afectadas, inclu-yendo la costumbre, y que los beneficios se repartan entre com-pradores y campesinos locales.

    Sonja Vermeulen, coautora del estudio del IIED (The Interna-tional Institute for Environment and Development), considera quelos cdigos de conducta internacionales son insuficientes, y apuntaque es necesaria una regulacin estricta que tenga en cuenta el im-

    pacto de la adquisicin de tierras en la poblacin local, as como lasostenibilidad medioambiental y el cumplimiento de las normas delcomercio internacional. Adems, recomienda analiar el fenmenocon prudencia, porque, aunque se han firmado muchos acuerdos,la inmensa mayora no se han puesto en prctica todava, por lo que

    resulta prematuro aventurar cul ser su impacto en las poblacioneslocales. Para los expertos del IIED, que la compra de tierras acabesiendo una oportunidad para el desarrollo en lugar de un problema,depender de las condiciones de los acuerdos, de la forma en quese compartan los costes y los beneficios, y de quin y cmo decidasobre estas cuestiones.

    Un renovado sentido de la responsabilidad global

    La Iglesia catlica y sus organiaciones de desarrollo han levan-tado la vo y actuado, en repetidas ocasiones, contra la apropiacin

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    Se puede hacer que el arrendamientoo la compra de tierras sea una oportunidad

    para el desarrollo en vez de un problema

    para los empobrecidos?

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    4 CONSEJO PONTIFICIO JUSTICIA Y PAz, Para una mejor distribucinde la Tierra. El reto de la reforma agraria. 1997.

    China

    Corea del Sur

    Emiratos rabes Unidos

    Arabia Saud

    Qatar

    LOS CINCO PASES MAYORES COMPRADORES DE TIERRAS

    0 250.000 500.000 750.000 1.000.000 1.250.000 1.500.000 1.750.000 2.000.000 2.250.000 2.500.000 2.750.000 3.000.000

    Fuente: Internacional Food Policy Research Institute.

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    y concentracin indebida de la tierra: Dios ha destinado la tierra ycuanto ella contiene al uso de todos los pueblos (Concilio Vaticano II,Gaudium et Spes); La tierra ha sido dada para todo el mundo y no so-lamente para los ricos, escribi Pablo VI en Populorum Progressio.

    Benedicto XVI, en Caritas in veritatesobre el desarrollo humano

    integral, advierte que hoy las cuestiones de la tierra estn relacio-nadas con los problemas energticos(49), que se trata de una res-ponsabilidad global, porque concierne a toda la creacin, para nodejarla a las nuevas generaciones empobrecida en sus recursos. Yproclama: En nuestra tierra hay lugar para todos: en ella toda la fa-milia humana debe encontrar los recursos necesarios para vivir dig-namente, con la ayuda de la naturalea misma, don de Dios a sushijos, con el tesn del propio trabajo y de la propia inventiva. Perodebemos considerar un deber muy grave el dejar la tierra a las nue-vas generaciones en un estado en el que puedan habitarla digna-mente y seguir cultivndola.

    Adems, apunta algunas orientaciones prcticas: que la comu-nidad internacional y cada gobierno sepan contrarrestar los modosnocivos de utiliar la tierra; que los costes econmicos y sociales

    que se derivan del uso de los recursos ambientales comunes se re-conocan de manera transparente y sean sufragados totalmentepor aquellos que se benefician, y no por otros o por las futuras ge-neraciones; que todos los responsables internacionales acten con-juntamente y de buena fe, respeten la ley y la solidaridad con lasregiones ms dbiles y hagan un uso efica de los recursos, no elabuso (50).

    5. QU MEDIDAS ESTRATGICAS PUEDEN FRENAR ESTAAVIDEZ DE APROPIACIN DE LA TIERRA DE LOS POBRES?

    Ms agricultura a pequea escala, ms promocin

    de las agriculturas familiares y, por tanto, reforma agrariaLa revolucin verde de mediados de los aos 60 del siglo pa-

    sado logr aumentar el nmero de cosechas anuales y sus rendi-mientos: con nuevas variedades de cereales, el monocultivo engrandes extensiones, el riego con gran cantidad de agua, fertilian-tes qumicos y plaguicidas (insecticidas, herbicidas) Este modelode agricultura a gran escala est pasando factura a la salud de la tie-rra y dejando a la intemperie a millones de campesinos de todo elmundo. Por otro lado, los alimentos transgnicos no son la solucinalimentaria que se necesita.

    La nueva revolucin verde que puede frenar la avide de la apro-piacin de la tierra pasa por garantiar el acceso a la tierra y por sudistribucin de la misma entre pequeos agricultores, familias, j-venes, comunidades indgenas y, por tanto, por ms reforma agra-ria. Este modelo econmico basado en el campo y en la familia, te-niendo como eje central a la mujer rural, es una estrategia fundamen-tal para el desarrollo humano sostenible e integral de las naciones.

    Ms transparencia y control de las decisiones polticasTodo ello remite a las decisiones polticas, a los intereses de

    quienes detentan el poder. La apropiacin de tierras por parte deentidades extranjeras puede hipotecar y poner en riesgo la sobera-na territorial de los Estados pobres. Cunto reciben algunos Esta-dos a cambio de la venta o arrendamiento de tierras? El pueblo sebeneficia de estas transacciones? Algunos Gobiernos estn to-mando nota de los peligros que acarrea la apropiacin de tierras.

    Tailandia recha a finales de junio de 2009 una oferta de variospases rabes para invertir en el cultivo de arro y en la ganadera.

    En cumplimiento de nuestras leyes, los extranjeros o las compa-as extranjeras tienen prohibido alquilar o comprar tierras para cul-tivar arro o cualquier tipo de alimento, incluyendo el ganado, en Tai-landia, afirm el primer ministro, Abhisit Vejjajiva. El negocio estrestringido a los tailandeses. En Filipinas, el Gobierno ha bloqueadola adquisicin de ms de 1,2 millones de hectreas por parte de unconsorcio chino con participacin pblica y privada.

    En Madagascar, el Gobierno de Marc Ravalomanana firm uncontrato con la multinacional surcoreana Daewoo que le otorgabalos derechos de explotacin de 1,3 millones de hectreas para cul-tivar ma durante los prximos 99 aos. Tras cuatro meses de ma-nifestaciones y 135 muertos, en maro de 2009, la revuelta popular,con el apoyo del ejrcito, derroc al Gobierno, y el nuevo rompi elacuerdo con Daewoo. Quin se beneficia realmente con este cam-bio? Existen fundadas sospechas de que los beneficiarios son otros,los nicos que han puesto los muertos que les han dado la victoriahan sido los indgenas de Madagascar.

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    En nuestra tierra hay lugar para todos:en ella toda familia humana debe

    encontrar los recursos necesarios

    para vivir dignamente, con la ayuda

    de la naturaleza misma.

    ManosUnidas/JavierMrmol

    Muchos campos de Madagascar son regados manualmente.

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    5 International Land Coalition y Corporacin Regional PROCASUR (RitaBohrque y Lorena Ardito), Informe de investigacin: Experiencias activasde acceso a la tierra: estrategias de empoderamiento y aseguramiento dederechos desarrolladas por organizaciones de mujeres campesinas eindgenas rurales. Santiago de Chile, diciembre de 2009.

    Ms toma de conciencia y organizacin de los campesinos y

    movilizacin de la sociedadLa informacin y la denuncia de los desmanes de los nuevosmercaderes de la tierra son fundamentales para crear una concienciacrtica, organiar y moviliar a los campesinos y a la sociedad civil.

    En Mozambique, la poblacin local se resisti a que miles detrabajadores chinos cultivaran las tierras arrendadas por su pas, loque hubiera limitado la participacin de campesinos moambique-os en el proyecto y en sus beneficios. Segn algunos clculos,hasta un milln de chinos trabajan actualmente tierras en frica.Slo en Moambique, China ha invertido 800 millones de dlares paraincrementar la produccin de arro de 100.000 a 500.000 toneladas.

    Las esperanas de los campesinos y del mundo rural no estnen ser expulsados del campo a la miseria del chabolismo o de las

    favelas de la periferia de las grandes ciudades, sino en recuperar latierra como propietarios o arrendatarios. Hay ejemplos muy espe-ranadores. En Brasil, la Comisin de la Pastoral de la Tierra acom-paa campamentos de Movimento dos sem terra (MST) que ocu-pan tierras improductivas de grandes haciendas. Por su parte, elConsejo Indigenista Misionero (CIMI) acompaa a las comunida-des indgenas en la reclamacin de sus tierras tradicionales.

    Ms seguridad en la posesin de la tierra, eliminandoobstculos para mejorar el acceso de la mujer a la misma

    En muchos pases pobres, la vinculacin de la mujer a la tierraes muy grande, pero la titularidad, por lo general, corresponde al

    varn. Aunque las leyes pueden contribuir a resolver problemas decarcter institucional y cultural para mejorar el acceso de la mujer ala tierra, no es suficiente con introducir cambios jurdicos; urge laderogacin de las leyes injustas y abolir las costumbres que tam-

    bin lo sean y, as, disminuir la brecha existente entre la ley y la

    prctica5

    . El Informe sobre experiencias de acceso a la tierra desa-rrolladas por organiaciones de mujeres campesinas e indgenas ru-rales en Amrica Latina hace referencia a algunos: el control dequin ostenta la propiedad conyugal y el del registro de ttulos,puesto que el reconocimiento exclusivo del marido como adminis-trador de las propiedades del matrimonio excluye a la mujer de lasdecisiones que se adopten al respecto; la regulacin de la herencia,que constituye la principal forma de acceso a la tierra para las mu-jeres en Amrica Latina, y causa de su discriminacin en los proce-sos de redistribucin de la tierra.

    CONCLUSIN

    Para muchos millones de personas en los pases en desarrollo,

    la tierra es fundamental. Su dependencia de la agricultura y de losrecursos naturales convierte a la tierra en la fuente de su vida, labase de su seguridad alimentaria, incluso en el vnculo ms fuertede su identidad. En Manos Unidas entendemos que el fenmenocreciente de la adquisicin y concentracin de tierras es complejoy no puede ser abordado desde una postura simplista; para el desa-rrollo puede ser un arma de doble filo. Pero, ante un conflicto de in-tereses, debe prevalecer, ante todo, la finalidad original de la tierra:ha sido dada para todo el mundo, de modo que no hay ningunaran para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia ne-cesidad cuando a los dems les falta lo necesario (Pablo VI).

    Departamento de Estudios y Documentacin de Manos Unidas

    Escaes.Para muchos millones de familias en los pases en desarrollo, la tierra es fundamental para vivir.